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Sch.
INTRODUCCION.- Los trastornos del sueño son problemas relacionados
con dormir. Estos incluyen dificultades para conciliar el sueño o
permanecer dormido, quedarse dormido en momentos inapropiados,
dormir demasiado y conductas anormales durante el sueño.
El interés de los trastornos del sueño y del ciclo sueño-vigilia en
psiquiatría (aparte de su elevada prevalencia) se debe a que: los
factores psicopatológicos son importantes en la etiopatogenia de
algunos de ellos; forman parte del cuadro clínico de diversas
entidades psiquiátricas; sus secuelas implican a funciones
psíquicas (cognitivas y emocionales) y comportamentales; afectan
negativamente a las esferas relacional y ocupacional del enfermo.
INSOMNIO.- El insomnio se caracteriza por manifestaciones clínicas
nocturnas y diurnas.
Nocturnas (aisladas o asociadas entre sí): dificultad de iniciación
del sueño (DIS); de su mantenimiento (DMS); despertar final
adelantado (DFA); sueño no reparador.
Diurnas: fatiga; déficit cognitivos (de atención, concentración y
memoria); alteraciones del humor (frecuente irritabilidad);
disminución de motivación y energía.
síntomas somáticos (cefaleas, gastrointestinales, etc.); tendencia
a cometer más errores y a tener más accidentes y problemas
ocupacionales y relacionales.
Se considera que el insomnio es clínicamente significativo si se
repite tres o más días a la semana. Si dura menos de un mes se
considera transitorio, entre uno y seis meses (subagudo) y más
de seis meses, crónico.
Diagnostico.- La historia clínica, usando información del
paciente y de la persona con la que duerme es la base del
diagnóstico, junto con la exploración somática, la del estado
mental y las pruebas complementarias.
El llamado insomnio secundario/comórbido es el que se da en el
contexto de otros cuadros clínicos, así como asociado al uso o
abstinencia de fármacos o sustancias estimulantes o depresoras,
respectivamente.
El llamado insomnio primario es aquel que es motivo único, o principal, de
consulta, y, en apariencia, no se asocia con ninguno de dichos factores.
Sería preferible en vez de insomnio secundario hablar de alteraciones o
dificultades con el sueño asociadas a otros cuadros clínicos, cuando
durante el día no hay dificultad para quedarse dormido.
Así, el término insomnio debería reservarse para un estado que curse con
dificultades para dormir de noche y de día, lo que corresponde a un estado
de hiperactivación psicofisiológica que afecta a ambos periodos.
Estudios neuroendocrinos, neurofisiológicos y de neuroimagen han
demostrado una hiperactividad del sistema de respuesta al estrés en
el insomnio
Las situaciones estresantes suelen estar en el origen del
insomnio transitorio; en el caso del insomnio persistente, las
situaciones estresantes (factores precipitantes) en interacción
con mecanismos inadecuados de afronta- miento del estrés
(factores predisponentes o vulnerabilidad) de los que el más
importante es la internalización de la emoción, dan como resul
tado el mencionado estado de hiperactivación. Una vez que
comienza el insomnio, factores cognitivos y comportamentales
(miedo aprendido, creencias disfuncionales y hábitos erróneos)
contribuyen a perpetuarlo en forma de círculo vicioso.
El insomnio es mucho más común en personas con trastornos
psiquiátricos, siendo los más frecuentes: trastornos del humor
(distímico, depresivo mayor y del espectro bipolar), trastornos de
ansiedad; trastornos por abuso de sustancias; trastornos de la
personalidad (límite y obsesivo- compulsivo).
El insomnio puede ser la primera manifestación del trastorno
psiquiátrico y el enfermo puede atribuir éste al mal sueño.
Tratamiento.-El tratamiento del insomnio transitorio suele
basarse en las técnicas propias de la intervención en crisis. El
del insomnio crónico requiere medidas que actúen en los tres
tipos de factores (predisponentes, precipitantes y perpetuantes)
y es no-farmacológico y farmacológico
El primero incluye la psicoterapia, que puede ser específica de un trastorno
psiquiátrico en particular o dirigida a mitigar la vulnerabilidad.
La terapia cognitivo-conductual se dirige fundamentalmente a los factores
perpetuanes, usando técnicas cognitivas (p. ej. reestructuración cognitiva) y
comportamentales (p. ej. control del estímulo, restricción del tiempo en
cama).
Las medidas higiénicas (cambio de malos hábitos por otros adaptativos)
actúan sobre factores predisponentes y perpetuanes.
El aspecto farmacológico del tratamiento del insomnio persistente con
frecuencia empieza por deshabituar al enfermo de fármacos de los que
depende.
Los fármacos comercializados para el tratamiento sintomático del insomnio
(hipnóticos) son agonistas del complejo supramolecular receptor GABA-
benzodiazepínico (ARGB)
La evolución de estos ha sido de benzodiazepinas con semivida
de eliminación larga y baja potencia, a fármacos con semivida
cada vez más corta y mayor potencia3, siendo las últimas
generaciones de ARGB los no benzodiazepínicos
(ciclopirrolonas; imidazopiridinas; pirazolopirimidinas.
. La relación beneficio/riesgo ha ido disminuyendo con las su
cesivas generaciones. Los antidepresivos (además de su uso
como tales) se usan a dosis bajas como hipnóticos.
TRASTORNOS DE EXCESIVA SOMNOLENCIA
La excesiva somnolencia diurna (ESD) es un síntoma común en
psiquiatría siendo necesario distinguirla de la fatiga.
La primera es una sensación subjetiva de cansancio físico y mental, con
aumento de la tendencia a dormirse (confirmable con pruebas objetivas); la
fatiga es una sensación subjetiva de cansancio físico o mental, sin aumento
de la tendencia a dormirse.
La fatiga es una sensación subjetiva de cansancio físico o mental, sin
aumento de la tendencia a dormirse.
3.1- Síndrome del Apnea- Hipoapnea del Sueño