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1ª parte
LEGISLACIÓN SANITARIA Y
SERVICIOS SOCIALES
EL INTRUSISMO PROFESIONAL
b) Si el culpable ejerciere los actos a los que se refiere el apartado anterior en un local o
establecimiento abierto al público en el que se anunciare la prestación de servicios propios de
aquella profesión.
Por acto propio, según la Jurisprudencia del Tribunal Supremo (Sentencia
41/2002, de 22 de enero) debe entenderse aquel o aquellos que forman parte
de la actividad profesional amparado por el título y que por eso mismo
exigen una lex artis o específica capacitación.
LEGISLACIÓN CONSOLIDADA
Artículo 50 CE:
“Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y
periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos
durante la tercera edad. Asimismo, y con independencia de las obligaciones
familiares, promoverán su bienestar mediante un sistema de servicios sociales
que atenderán sus problemas específicos de salud, vivienda, cultura y ocio”.
CONCEPTO DE DEPENDENCIA
En la Recomendación del Consejo de Europa se define la dependencia como
“la necesidad de ayuda o asistencia importante para las actividades de la vida
cotidiana”,
o, de manera más precisa, como
“un estado en el que se encuentran las personas que por razones ligadas a la falta o
la pérdida de autonomía física, psíquica o intelectual, tienen necesidad de
asistencia y/o ayudas importantes a fin de realizar los actos corrientes de la vida
diaria y, de modo particular, los referentes al cuidado personal”.
A esta definición le falta la alusión al factor quizá más importante, junto con la
discapacidad, que causa la dependencia: la edad. De hecho, edad y discapacidad se
hallan estrechamente vinculadas. El porcentaje de personas mayores de 65 años con
discapacidad es muy superior al de los menores de 65 años (discapacidad
sobrevenida).
El artículo 2.2 de la Ley de Dependencia define la dependencia como:
“el estado de carácter permanente en que se encuentran las personas que, por
razones derivadas de la edad, la enfermedad o la discapacidad, y ligadas a la
falta o a la pérdida de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, precisan
de la atención de otra u otras personas o ayudas importantes para realizar
actividades básicas de la vida diaria o, en el caso de las personas con
discapacidad intelectual o enfermedad mental, de otros apoyos para su
autonomía personal”.