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En la misma sentencia, se hace aclaració n expresa de las vías por las cuales la Corte
estableció que se protege el derecho a la salud, haciendo énfasis en su carácter fundamental,
respecto de lo cual se señ ala lo siguiente:
1 Trabajo efectuado por Cristian Darío Bello Guio, estudiante de la Esp. En Seguridad Social.
El articulo 49 C.N. señ ala que se le garantiza a todas las personas el acceso a los servicios de
promoció n, protecció n y recuperació n de la salud,
(…)
El cará cter fundamental autó nomo del derecho a la salud. La Organizació n de Naciones
Unidas (ONU) a través de la Organizació n Mundial de la Salud, establece que “la salud es
un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de
afecciones o enfermedades, ergo, el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr
es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano sin distinció n de raza, religió n,
ideología política o condició n econó mica o social se considerada como una condició n
fundamental para lograr la paz y la seguridad.”
Así mismo, la Declaració n Universal de Derechos Humanos, dispone que toda persona
tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y
el bienestar, y en especial la alimentació n, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y
los servicios sociales necesarios.
“Al definirse los contenidos precisos del derecho a la salud, se genera un derecho subjetivo a
favor de quienes pertenecen a cada uno de los regímenes, contributivo y subsidiado. Por lo
tanto, cuando las entidades prestadoras de los servicios de salud, se niegan a suministrar
tratamientos, medicamentos o procedimientos incluidos en el POS o POS-S, vulneran el
derecho a la salud, el cual como se ha reiterado adquiere la condición de derecho
fundamental autónomo y éste puede ser protegido por la acción de tutela”.
“La jurisprudencia de esta Corporació n ha señ alado de manera enfá tica que el
servicio de salud debe prestarse de manera continua y sin interrupciones. En
virtud del principio de continuidad, las EPS está n constitucionalmente obligadas a
prestar los servicios de salud requeridos de manera ininterrumpida, sin importar
que la relació n jurídica con el paciente haya concluido. En efecto, el principio de
continuidad busca que los servicios en salud requeridos, que deben suministrarse
por un período prolongado de tiempo, no se terminen por razones distintas a las
médicas y dejen a los pacientes carentes de protecció n con las consecuencias que ello
conlleva en sus vidas e integridad.”
“La Corte Constitucional ha identificado las hipó tesis en donde una EPS vulnera el
derecho fundamental a la salud de una persona cuando interrumpe la prestació n
de los servicios de salud que ha venido suministrando anteriormente, a saber:
(iv) Cuando, a criterio de la EPS, el reclamante nunca reunió los requisitos para
haber sido inscrita, a pesar de haberla afiliado previamente;
Por lo anterior, es menester indicar que dichos principios debe inferirse el derecho a la
continuació n de la prestació n del servicio, pues “constituye una regresió n del derecho a la
salud la expulsió n de una persona que se encuentra vinculada a la seguridad social,
cuando sin atender los principios constitucionales de universalidad, solidaridad y
progresividad y sin tener en cuenta condiciones especiales de protecció n constitucional
reforzada (tercera edad, situaciones de debilidad manifiesta, grave riesgo a la vida,
garantía de una vida digna), se acude a una interpretació n restrictiva (no incluyente o
positiva) de los criterios que permiten la vinculació n y permanencia de las personas en el
sistema de salud”
De esta manera, existen obligaciones consistentes en prestar el servicio de salud de
manera continua, así como brindarlo sin restricciones de orden administrativo y/o
reglamentario a grupos de especial protecció n constitucional. De dichas obligaciones se
desprende la prohibició n de desafiliació n del sistema cuando esta situació n implique, (i)
no respetar la continuidad en la aplicació n de algú n tratamiento o medicamento, o (ii)
dejar sin servicio de salud a una persona perteneciente a un grupo de especial protecció n
constitucional.