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UNIVERSIDAD DE LA SIERRA SUR

LIC. EN ENFERMERÍA
BIOÉTICA

MSP. Gloria Verónica Alba Alba


Unidad 5. Bioética clínica

5.1. Dignidad humana y derechos humanos


5.2. Respeto a la vulnerabilidad humana e integridad personal
5.3. No discriminación y no estigmatización
5.4. Consentimiento
5.5. Privacidad y confidencialidad
5.6. Respeto a la diversidad cultural y pluralismo
5.7. Igualdad, justicia y equidad
5.8. Cultura ética en el campo de la salud
Artículo
Dignidad humana y bioética. Un enfoque filosófico crítico
Este texto se inspira en el libro “Dignidad y diversidad de los seres humanos”, el cual se
originó en un proyecto de investigación sobre la dignidad humana.

La esperanza al inicio de esta empresa era encontrar en la noción de dignidad humana,


que se suponía, auténticamente universal: “Descubrimos de manera repetida que la
evidencia histórica no autoriza una visión consensual y optimista en torno al concepto
de dignidad humana”.

El conjunto de esta vasta empresa habrá manifestado la inmensa extensión y la muy


rica comprensión, del campo semántico de la dignidad.

El análisis filosófico crítico del uso de la noción de dignidad en los discursos bioéticos
que propone el autor, es el siguiente:
1. Un uso limitado, diverso y controversial
de la dignidad.
El uso de la noción de dignidad en las argumentaciones bioéticas está lejos de estar
expandida universalmente.

La dignidad es una referencia importante y corriente en una parte considerable de la


bioética europea-continental, en cambio, esta noción es escasa en la bioética anglo-
sajona que prefiere invocar las nociones de “persona”, de autonomía o de “sacralidad
de la vida humana”.

La dignidad no tiene lugar en el principialismo, sistematización clásica de la bioética


norteamericana.

Las críticas más frecuentes al uso de la noción de “dignidad” en bioética son su


carácter vago, indefinido, ambiguo, plurívoco, contradictorio, incoherente, -tanto de su
extensión como de su comprensión.
En cuanto a la extensión del concepto:
a. la dignidad puede aplicarse al ser humano, en todos sus estados (desde el embrión
hasta el individuo con muerte cerebral, incluso el cadáver)
b. En totalidad y en todas sus partes (el cuerpo, los órganos, las células somáticas,
los gametos, los genes…)
c. Ttanto a individuos como a colectividades o comunidades
d. La dignidad también puede aplicarse a actividades (deportiva, por ejemplo)
e. A comportamientos (trato a los pacientes)
f. A procesos y a la manera de asumirlos (la concepción, el nacimiento, el morir…)…
Pero, algunos eticistas discuten el monopolio de aplicación de la dignidad sólo para los
humanos: algunos quieren aplicarla a los animales, incluso a todo lo viviente.
En resumen, las referencias a la dignidad son especialmente frecuentes, pero siempre
problemáticas, a propósito de los siguientes campos bioéticos: experimentación con
seres humanos; reproducción asistida médicamente; eutanasia; eugenesia; toma de
órganos y estatus del cuerpo humano; relación con los vivientes no humanos y
especulaciones transhumanistas y poshumanistas .
Algunas opiniones de bioeticistas.

a. R. Junquera de Estéfani

Señala que la dignidad está relacionada con el reconocimiento social y es típica de las
sociedades jerarquizadas en las cuales la dignidad más elevada expresa la
superioridad social y la autoridad. A ella se opone la concepción onto-teológica que
identifica dignidad y valor en sí de todo ser humano, por Naturaleza, por Esencia o por
Dios. Estima que la dignidad inherente y universal del ser humano requiere del
reconocimiento social, no para existir sino con el fin de ser garantizada y respetada.

Algunos señalan que la existencia de un valor sin reconocimiento no tiene sentido o


sólo tiene un sentido restringido: la realidad inherente de la dignidad sólo existe, en
efecto, para quienes creen en ella y la declaran como tal. Por supuesto, no es suficiente
afirmar la existencia de un valor en sí para hacerlo existir a los ojos de los que no creen
en él.
Algunas opiniones de bioeticistas.

b. Max Charlesworth

Critica la expresión “morir con dignidad”; es mejor decir: morir con autonomía. Otros
estiman que la expresión “morir con dignidad”, como apoyo del derecho a la eutanasia
o al suicidio asistido en situaciones de miseria, confunde la exigencia de dignidad con
la exigencia de “calidad de vida”. Una interpretación matizada de la expresión “derecho
a morir con dignidad” permite, no obstante, una referencia triple: a la calidad de vida, a
la autonomía y a la dignidad.

El individuo debe ser libre (es la autonomía) de estimar que en ciertas circunstancias
(es la calidad de vida) su vida, a su manera de ver, ya no puede ser vivida con
suficiente dignidad (autoestima) y a la manera de ver de los otros (tal y como percibe la
mirada de los otros)las antinomias constitutivas de la noción de dignidad: la dignidad
como realidad y valor psicosociales y la dignidad onto-teológica asociada al carácter
sagrado, intangible de la vida humana, que se debe preservar incluso cuando se
reduce a una supervivencia simplemente biológica.
Algunas opiniones de bioeticistas.

b. Peter Singer

En “All Animals are equal” critica la noción de dignidad porque eleva a la especie
humana por encima de las otras en nombre de su valor intrínseco superior. La
aplicación exclusivamente humana de la dignidad sería una operación retórica
especiecista que tiene consecuencias para el trato que les concedemos a los vivientes
no humanos.

A propósito de lo anterior, Suiza introdujo en su Constitución la noción de «dignidad de


la criatura» y muchos desean inscribir la dignidad humana en el seno de una dignidad
más amplia: la “dignidad de la Creación”.
2. La dignidad plural en Europa

Los “Basic Principles in European Bioethics and Law”, coordinados por Peter Kemp y
Jacob Rentdorff, aparecen como una respuesta bioética europea al principialismo
norteamericano que ignora el principio de dignidad. El estudio europeo mantiene,
también, cuatro principios fundamentales en bioética: autonomía, dignidad, integridad y
vulnerabilidad. El único principio explícitamente común a los dos principialismos –
norteamericano y europeo – es el principio de autonomía.

Se estima que conviene proteger a los individuos y a las colectividades contra


amenazas y vulneraciones a la ‘dignidad’ del ser humano a pesar de ellos e, incluso,
contra su propia voluntad, todas las limitaciones se hacen posibles en nombre de los
‘verdaderos valores’. El peligro es que una fracción de la sociedad (o de la humanidad;
por ejemplo, una comunidad religiosa o una tendencia ideológica) defina e imponga a
los demás su concepto de dignidad del ser humano.”
3. ¿Es la dignidad un «concepto inútil»?

Al cabo de la descripción de los usos vagos, divergentes y contradictorios del término


dignidad, ¿no sería razonable ver en esta noción un concepto inútil, incluso
contraproducente, para la claridad de los debates bioéticos y biojurídicos? A esta
conclusión llega Ruth Macklin en un breve editorial del British Medical Journal titulado
Dignity is a useless concept. Macklin subraya la abundancia de las menciones a la
dignidad, en particular en los textos jurídicos internacionales.

Pero, sólo ve un término vago que repite nociones más precisas como el respeto de la
persona en su autonomía, su vida privada y la protección contra las prácticas abusivas
o discriminatorias o que se limita a un eslogan. La noción de dignidad habría emergido
en los años 1970 en el marco del “derecho de morir con dignidad”

Pero, en realidad no necesitamos recurrir a nociones altamente metafísicas y ponernos


de acuerdo sobre el fundamento teórico último de la dignidad humana para reconocerla
en la práctica de la vida social.”
4. Crítica al uso abusivo de la dignidad desde un punto de
vista filosófico
Varios autores que utilizan la noción de dignidad reconocen que se debe distinguir
entre: (a) la dignidad como valor social y culturalmente definido y (b) la dignidad como
valor intrínseco.

Se recurre a la noción de dignidad casi exclusivamente para deducir o asociar


obligaciones y prohibiciones universales, categóricas, fundamentadas en el valor
intrínseco de la dignidad.

En bioética, la dignidad intrínseca, su contenido y sus implicaciones, dependen


prioritariamente de la tradición cristiana y de posiciones filosóficas espiritualistas
emparentadas con esta tradición.

En resumen, el recurso a la noción de dignidad como valor intrínseco universal y


absoluto es criticable formal y sustancialmente porque este recurso transmite
contenidos metafísicos, antropológicos y cosmológicos determinados con los cuales no
todo el mundo está necesariamente de acuerdo.
Artículo
Igualdad, equidad y justicia en la salud a la luz
Unidad 6. La Bioética en la investigación

6.1. Análisis de riesgos y beneficios


6.2. Pautas nacionales e internacionales en la investigación
6.2.1. Experimentación con animales
6.2.2. Investigación en células madre
6.2.3. Investigación farmacológica
6.2.4. Ensayos clínicos
6.2.5. Investigación epidemiológica
6.3. Comités éticos: institucional, docente, asistencial e investigación
Artículo
Ética de la investigación en modelos animales de
enfermedades humanas

Los modelos animales de enfermedades humanas han sido utilizados desde hace
muchos años en distintas áreas de la investigación, constituyendo uno de los pasos
fundamentales en la biomedicina. Se requieren tanto para proyectos de investigación
como en pruebas diagnósticas y terapéuticas y en los controles de productos
farmacológicos. Este avance, sin embargo, debe ir asociado al cumplimiento de normas
éticas.
Los experimentos con animales tienen su fundamento en el hecho de considerar a otras
especies animales como modelos en miniatura de los problemas humanos. Se realizan
experimentos con animales básicamente en tres campos: la docencia, la industria y la
investigación.
En docencia, las prácticas con animales tienen como objetivo aprender ciertos procesos
fisiológicos, características anatómicas o adquirir habilidades clínicas y quirúrgicas
como forma de entrenamiento.
En la industria, la biotecnología animal ha experimentado un gran desarrollo en las
últimas décadas con el uso de tecnologías reproductivas, la creación de organismos
genéticamente modificados, la producción masiva de moléculas de interés y la prueba
de productos de consumo para probar que no son dañinos.

En investigación, se han desarrollado modelos de animales para evaluar enfermedades


genéticas humanas y producir drogas o vacunas, y como fuente donante de células y
órganos, así como proteínas sanguíneas o anticuerpos.

Para los defensores de animales es esencial saber cuál es la necesidad de usar


modelos animales cuando existen métodos alternativos, tales como los modelos
matemáticos de simulaciones de computación y los cultivos celulares. Sin embargo,
estos procedimientos pueden servir para reducir el número de animales en
experimentación, pero no pueden predecir con fiabilidad el efecto de un producto
químico en los sistemas de órganos combinados del cuerpo con toda la complejidad
requerida; se utilizan para examinar y determinar el potencial tóxico de una sustancia
en fases iniciales de investigación, reduciendo así el número total de animales
requerido, pero el examen final debe realizarse en un sistema completo y vivo. La más
sofisticada tecnología no puede imitar las complicadas interacciones entre células,
tejidos y órganos que se dan en humanos y animales
Los resultados de la investigación con modelos animales proporcionan información
necesaria para diseñar pruebas humanas que también deben completarse para la
aprobación legal de nuevos dispositivos, fármacos y procedimientos con carácter
terapéutico y de diagnóstico. Es necesario conocer cómo un nuevo fármaco o
procedimiento afectará a un sistema biológico completo antes de usarlo en humanos.
Esto es crítico, tanto por razones científicas como éticas, para no sobrecargar en
exceso al ser humano.

En efecto, en los códigos de ética para la investigación biomédica los ensayos con
animales es una obligación. Según el Código de Nuremberg, cualquier experimento
hecho en seres humanos “debe ser diseñado y basado en los resultados de
investigación animal”. La Declaración de Helsinki, adoptada en 1964 por la XIII
Asamblea Médica Mundial y revisada en cinco ocasiones, cita también que la
investigación médica en sujetos humanos “debe estar basada en pruebas de laboratorio
adecuadamente realizadas y en experimentación con aminales.
Artículo
Generalidades y aplicaciones de las células madre

Aplicaciones clínicas de las células madre


La primera es la de vehículo terapéutico de genes, en el caso de enfermedades
monogénicas o incluso como vehículo de terapias antitumorales o antiangiogénicas. La
segunda y principal aplicación es la que se les ha dado aprovechando su potencial de
diferenciación en el uso de la regeneración de tejidos destruidos o dañados, como
terapia de reemplazo celular o medicina regenerativa. En esta área se están
desarrollando trabajos de investigación donde se busca reemplazar células dañadas
por células funcionales que restituyan la función normal de los tejidos u órganos en
enfermedades debilitantes, tales como: diabetes mellitus, enfermedades
cardiovasculares, enfermedad de Parkinson y enfermedades de células sanguíneas.
Actualmente existen muchas investigaciones enfocadas a descubrir células
progenitoras que sirvan como banco de células para usos terapéuticos, habiéndose
evaluado varias estrategias, las que incluyen a) terapias celulares derivadas de células
autólogas, y b) terapias celulares derivadas de líneas celulares establecidas desde una
variedad de CM que incluyen MO, cordón umbilical, CME, así como células de tejidos y
órganos de animales genéticamente modificados. Actualmente la principal aplicación de
las CM es con la MO, la cual es un recurso celular propio, accesible y abundante para
la terapia celular de CM autólogas.
Artículo
Bioética, medicamentos, conflicto de intereses y control de
calidad

La publicidad farmacéutica
La publicidad farmacéutica viola ciertos principios éticos cuando transmite afirmaciones
falsas sobre los fármacos, suprime u olvida informaciones sobre los riesgos y efectos
secundarios, proporciona beneficios materiales (viajes, regalos, etcétera) o financieros
a los médicos para que los prescriban, y utiliza la información sobre las enfermedades
para promover los medicamentos y no para promover la salud.
Es evidente que esta situación no es uniforme, sino que ella varía de país en país, con
un denominador común: las mayores anomalías se dan en los países en desarrollo
En 1985, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció una serie de normas
para la promoción ética de los medicamentos, pero estos criterios no tienen una
obligación legal. Según la OMS, la promoción de medicamentos debe ser precisa, veraz
y demostrable, y no debe dar lugar a una utilización incorrecta o implicar riesgos
innecesarios. La información sobre los medicamentos dirigida a los profesionales de la
salud debe ser compatible con las pruebas y los resultados científicos demostrados y
aprobados, y la información proporcionada al paciente debe ser redactada en términos
comprensibles y reflejar adecuadamente los conocimientos médico-farmacológicos de
acuerdo con las normas éticas.
En ciertos países europeos, la propia industria se autorregula porque los gobiernos no
son muy activos para controlar los abusos. En algunos países de Asia, América Latina y
África, este tipo de control es aún modesto, a causa de la corrupción y de los malos
gobiernos. A pesar de que, tanto a nivel internacional y regional, como nacional, la
industria farmacéutica ha establecido normas para hacer frente a estas actividades, en
la práctica, las mismas no son aplicadas.

Los visitadores médicos


En la mayoría de los países, 80 a 95% de los médicos reciben a los visitadores médicos
sin tener en cuenta que la información que proporcionan es excesivamente favorable a
los medicamentos y que generalmente no brindan información sobre los efectos
secundarios de los fármacos. En resumen, la visita médica propone generalmente una
información parcial e incompleta13. Además, existe una correlación significativa entre la
frecuencia de las visitas y la prescripción irracional, por lo que creemos que este tipo de
actividad no contribuye a una mejor atención médica, ya que su única razón de existir
es la de vender medicamentos. La información parcializada facilitada a los médicos por
la industria farmacéutica debe necesariamente ser equilibrada por otra independiente
proporcionada por las autoridades sanitarias a través de mecanismos que permitan el
fácil acceso a dicha información por parte del cuerpo médico.
Si la publicidad farmacéutica (incluyendo la visita médica) manipula, esconde o modifica
la información sobre los medicamentos, ella está creando las condiciones necesarias
para un uso no racional del medicamento. Sin embargo, la responsabilidad referente a
la prescripción de medicamentos recae directamente sobre el médico.

Los medicamentos y el riesgo


En materia de riesgo, no se puede aceptar bajo ningún pretexto que un medicamento
siga siendo comercializado si los resultados de los estudios demuestran que dicho
medicamento tiene efectos nocivos graves para la salud. Es evidente que dicho
fármaco deber ser inmediatamente retirado del mercado en cumplimiento con el
principio de no maleficencia.

El acceso a los medicamentos


El principio de justicia defiende la distribución y el acceso equitativo a los recursos
sanitarios. Sin embargo, estamos aún lejos de satisfacer las necesidades de la
población en términos de acceso y de calidad de los medicamentos. Tenemos aún
dificultades de acceso por razones geográficas y económicas.
El precio prohibitivo de ciertos medicamentos, sobre todo de los nuevos, es un
obstáculo mayor, difícil de resolver en una economía de libre mercado.

Sin embargo, el medicamento no es un bien exclusivamente comercial, sino también


social y humano, porque participa en la recuperación de la salud y la prevención de la
enfermedad individuales y colectivas. Esta dimensión social y humana es más que
suficiente para que los insumos médicos, particularmente los medicamentos, sean
tratados de forma diferente.

En otras palabras, los precios de los medicamentos deben calcularse teniendo en


cuenta no solamente el costo de investigación y desarrollo, sino también el beneficio
terapéutico para el paciente. Muchas veces los costos de investigación y desarrollo de
los nuevos medicamentos son exagerados, porque se incluye en dichos costos la fase
de los ensayos clínicos que sirve fundamentalmente para vender el medicamento.

La industria farmacéutica justifica los precios elevados de los medicamentos aduciendo


que los costos de investigación y desarrollo son muy altos.
La práctica terapéutica
Desde el punto de vista ético, la práctica terapéutica debe guiarse por los principios
fundamentales de beneficencia, de no maleficencia, de autonomía, de consentimiento y
de justicia. La noción de beneficencia aplicada a los medicamentos supone que todo
tratamiento debería potenciar al máximo los beneficios directos e indirectos para los
pacientes, tratando de reducir lo más posible el riesgo de efectos nocivos. Sin embargo,
los medicamentos pueden producir efectos adversos.

El principio de autonomía defiende el deber de respetar la autodeterminación del


paciente. Este concepto es dependiente del consentimiento informado, ya que el
paciente no podrá tomar una decisión justa y eficaz si no ha recibido la información
adecuada y necesaria. En un gran número de países, esta práctica no está desarrollada
y los pacientes no son informados por los profesionales de salud sobre los efectos
nocivos de los medicamentos. Además, estos efectos son sistemáticamente ocultados
por los visitadores médicos, y en algunos casos, las propias firmas farmacéuticas
disimulan durante un cierto tiempo los efectos nocivos graves de ciertos medicamentos.
Conflictos de intereses
Se define como un conjunto de condiciones y circunstancias que pueden influenciar
indebidamente el juicio profesional con relación al interés primario (bienestar y
tratamiento del paciente, validez de la investigación) por un interés secundario
(provecho económico, afán de notoriedad, prestigio, reconocimiento y promoción
profesional).

El conflicto de intereses se refiere sobre todo a una «situación» y no necesariamente a


un «comportamiento». Por esta razón, difiere esencialmente de la «falta científica»
(plagio, invención o distorsión de resultados, publicaciones redundantes, etcétera), la
cual afecta la seriedad y calidad científica.

Existe pues, conflicto de intereses cuando una persona tiene la obligación moral de
actuar en nombre de otros y esta acción se ve comprometida por los estrechos vínculos
que tiene con un tercero.

En los países donde no existen reglamentos sobre el tema, los conflictos de intereses
en materia biomédica pueden ser de diversas formas:
– regalos directos e indirectos
– patrocinio de actividades culturales y científicas
– formación continuada (seminarios, mesas redondas, conferencias) financiada por la
industria farmacéutica
– posesión de acciones o títulos financieros
– investigación financiada por la industria farmacéutica
– financiamiento de cátedras académicas o de asociaciones de profesionales
– actividades de consultor
– redacción por parte de terceros de artículos «científicos»

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