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Potter entendía la bioética como Global bioethics, a saber, una ética de la vida entendida

en sentido amplio, que comprendiera no sólo los actos del hombre sobre la vida
humana, sino también sobre aquella animal y medioambiental. Posteriormente se redujo
la bioética a la dimensión médico-sanitaria. Hoy en día asistimos a la recuperación del
concepto de bioética entendida como bioética global, más adecuada a todos los
problemas que se plantean, pensemos por ejemplo en las catástrofes naturales debidas a
la contaminación ambiental o a la negligencia humana. En otros escritos Potter llamó a la
bioética wisdom of science, sabiduría de la ciencia, intuyendo que la dimensión técnico-
instrumental debía ir unida a la filosófico-sapiencial y que todo científico debía recuperar
la dimensión sapiencial como algo intrínseco a su profesión.

A lo largo de estos treinta años han sido elaboradas numerosas definiciones, por


ejemplo, en la primera edición de la Enciclopedia de Bioética se la definió como «el
estudio sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias de la vida y de la
salud, examinadas a la luz de los valores y de los principios
morales»2. Posteriormente, en la segunda edición, la definición se cambió debido a las
críticas que hubo alrededor de la expresión «los valores y los principios
morales». Potter, V. Reich, Encyclopedia of Bioethics, Mac Millan, New York
1978. Posteriormente han sido ofrecidas numerosas definiciones por parte de autores
dedicados a esta disciplina.

Bioética en la Universidad del Sacro Cuore La finalidad de la bioética no es sólo


reflexionar sino fundamentalmente encontrar criterios, normas o principios que guíen el
obrar del hombre respecto a la vida y elaborar leyes adecuadas que permitan el desarrollo
y el progreso de la humanidad. El método de la bioética es un método interdisciplinar y
triangular. Interdisciplinar porque en ella intervienen elementos que provienen de la
ciencia, de la filosofía, del derecho, de la economía y de otras ciencias. En este sentido
siempre hemos admirado la llamada «unidad del saber» y al mismo tiempo la «autonomía
de las ciencias».

Dicho método, aplicado ya por numerosos autores, y enriquecido con aportaciones que


ofrecen matices, se ha demostrado eficaz, ordenado y respetuoso de todos los ámbitos
del saber. Por ejemplo, si tenemos que estudiar las técnicas de reproducción artificial
analizaremos las distintas técnicas, medios utilizados, la técnica en sí misma, sus
resultados y estadísticas. En un segundo momento reflexionamos acerca de las
implicaciones antropológicas y éticas, es decir, lo que esa determinada técnica supone
para el hombre y para las generaciones futuras. El primer ámbito, la bioética fundamental
estudia la definición y las cuestiones epistemológicas relativas a la bioética, su
fundamentación antropológica y ética y las distintas corrientes de bioética.

En tercer lugar, la bioética clínica o biojurídica estudia la bioética aplicada a casos clínicos
concretos o a leyes concretas buscando soluciones prácticas. Tengo que señalar que la
biojurídica tiene a su vez una parte de fundamentación que entronca con la filosofía del
derecho y con la bioética fundamental con otros matices.
Fundamentación antropológica y ética en bioética

Suponemos que después de las reflexiones anteriores el lector perciba la necesidad de la


reflexión filosófica en bioética. Existen algunas corrientes que prescinden de esta y
reducen la bioética a mero cálculo utilitarista, costobeneficio, o a una ética
procedimental. En nuestra opinión, la bioética, en cuanto rama de la ética aplicada tiene
una raíz filosófica fundamental que hace de ella una verdadera ciencia humana. Esa raíz
filosófica tiene dos vertientes, una antropológica y otra estrictamente ética.

González, «Claves fundamentales de bioética», en Cuadernos de bioética, 6 Tesis que


sostienen que hay una separación entre el cuerpo y la dimensión personal. Según estas
se afirma que el cuerpo no expresa la persona sino que en algunos momentos este es
sólo material biológico. Según esta teoría, el ser humano empieza a existir con un
«cuerpo biológico» que después deviene persona, y paralelamente, primero deja de existir
como persona y después como ser biológico u organismo viviente . Según esta teoría el
embrión sería un «ser biológico de nuestra especie» que deviene persona
posteriormente, y al mismo tiempo, puede dejar de existir la persona y quedarse como ser
biológico que dejaría de existir posteriormente.

Para algunos es en el momento de la anidación, para otros cuando comienza a tener las


estructuras neuronales, para otros cuando tiene conciencia o uso de razón. Todas estas
posiciones en las que hay una «reificación» o cosificación del cuerpo biológico en las
fases iniciales, finales o marginales de la existencia humana , nos hablan de una visión
cientifista de la corporeidad. Esta visión piensa que la perspectiva descriptiva de la ciencia
es la única y excluye todo lo que no sea constatado científicamente. Se ha reducido el
cuerpo a una dimensión cuantitativa y la persona es una calificación resultado de una
cantidad que puede existir o no existir según la evolución de ese cuerpo humano.

Así mismo hace la visión funcionalista de la subjetividad que afirma que son personas
aquellas que se relacionan, que sienten, que razonan, que son conscientes. Tanto el
funcionalismo como el cientifismo tienen en su raíz la escisión cartesiana entre cuerpo-
objeto y persona-sujeto Tesis que identifican el cuerpo y la persona y afirman que la
dimensión biológico- corpórea es ya una manifestación de la persona. Esta tesis, a la que
me adhiero, explica que el cuerpo del hombre, y por tanto de la persona, comienza a
existir en el momento en el que se produce la fecundación entre dos gametos. Es en ese
momento cuando comienza el individuo biológico, a saber la persona.

Para esta segunda tesis remito a la obra de R. Trataré de reflexionar sobre la primera, es
decir, sobre la identidad cuerpo biológico humano y persona. Si la ciencia se limita
exclusivamente al estudio cuantitativo y pone entre paréntesis las esencias, esto no
significa, ontológicamente que la realidad es sólo materia o mecanicismo, reductible a la
extensión y al movimiento, es decir, que no existan cualidades y esencias no
mensurables. La persona posee una dimensión, unida inseparablemente al cuerpo, que
es la dimensión inmaterial. Si se distinguieran cuerpos humanos vivos y personas se
enchufaría la máquina de las discriminaciones.

El dualismo cuerpo-persona plantearía serias objeciones a los derechos humanos. El


cuerpo humano, cualquiera que sea su fase de desarrollo, manifestación, etc. debe ser
protegido, tutelado, como «lugar» donde vive la persona y como fuente de normatividad y
responsabilidad. La bioética tiene el deber de defender la igualdad entre hombres
cualquiera que sea su cuerpo ya que introducir diferencias sería el desmoronarse del
edificio de una convivencia pacífica. La tutela del cuerpo, que al principio es imperceptible
y al final es débil por parte de la comunidad de personas, es el fundamento de toda
posibilidad de una ética y de un derecho.

En síntesis, la corporeidad debe ser considerada además de relacionalidad


originaria, como una unidad somática e integral con una organicidad entre sus partes y
una direccionalidad intrínseca, como categoría fundamental en todo ser humano. Para su
comprensión última no basta la interpretación fenomenológica de la misma sino que es
necesario afirmar unos principios metafísicos intrínsecos a toda corporeidad como son la
unidad del ser vivo, el acto y la potencia de sus funciones, la existencia de cambios
accidentales y funcionales y la permanencia de la sustancia.
En la bioética contemporánea encontramos una amplia gama de teorías que varían
debido a razones circunstanciales, a tradiciones filosóficas distintas o simplemente a
intereses económicos. Beauchamp y J. Informe Belmont, hablaron por primera vez de los
principios que debían regir la toma de decisiones en bioética en su volumen Principles of
biomedical ethics. «Un principio de respeto a la autonomía requiere que las personas
estén capacitadas para ordenar sus valores y creencias y para actuar sin intervenciones
controladoras de otros. Incluso si existe un riesgo que a los demás les pueda parecer
temerario, este principio exige la no interferencia y el respeto a las opciones autónomas
de otras personas. »

La propuesta de Beauchamp y Childress predominó hasta los años noventa en que


Clousert y Gert publicaron un artículo en el que criticaban el principialismo. La razón
fundamental de la crítica era que no ofrecían una tabla de principios jerárquica y
convincente. No obstante, les han dirigido otras críticas, como por ejemplo, la ausencia de
una teoría antropológica que sustente los principios y que ofrezca una posible vía de
solución en caso de conflicto entre dos principios.

Universidad Complutense de Madrid, es el que más influencia ha tenido en

Considera que es bueno aquello que produce el mayor bienestar y beneficio para el
mayor número de personas. Singer el fundamento del ser persona es la capacidad de
tener conciencia, por lo tanto, hay una distinción entre ser humano y persona. Sería ser
humano todo ser vivo de la especie homo sapiens sapiens, mientras que sería persona
sólo aquel ser humano capaz de realizar actos de razón. Esto significa que ni el
embrión, ni el feto, ni el anencéfalo, ni el individuo en coma, ni el enfermo con grave
discapacidad, son personas.

8 Beauchamp TL.

En el seno de esta corriente se viene desarrollando en los últimos diez años un


pensamiento específico, que comparte muchas de las premisas del

En nuestro país, la autora más importante de esta corriente es Adela Cortina en la


Universidad de.
Valencia, con ella Victoria Camps en la Universidad Autónoma de Barcelona y

En nuestra opinión, uno de los límites de esta posición es el de reducir la ética a


política, es más, sustituir la ética con la política haciendo que la ética permanezca en el
ámbito de lo privado y la política Que todos los conocimientos adquiridos se usen para
beneficio de la persona, entendida como corporeidad individual vivida.

Prácticas transnacionales

Los Estados, las instituciones públicas y privadas y los profesionales asociados a


actividades transnacionales deberían procurar velar por que sea conforme a los principios
enunciados en la presente Declaración toda actividad que entre en el ámbito de ésta y
haya sido realizada, financiada o llevada a cabo de cualquier otra manera, en su totalidad
o en parte, en distintos Estados. Ese examen debería basarse en normas éticas y
jurídicas que sean compatibles con los principios enunciados en la presente Declaración.

Función de los Estados

Los Estados deberían adoptar todas las disposiciones adecuadas, tanto de carácter


legislativo como administrativo o de otra índole, para poner en práctica los principios
enunciados en la presente Declaración, conforme al derecho internacional relativo a los
derechos humanos.

La UNESCO deberá promover y difundir los principios enunciados en la presente

Intergubernamental de Bioética y del Comité Internacional de Bioética .

Interrelación y complementariedad de los principios

La presente Declaración debe entenderse como un todo y los principios deben entenderse
como complementarios y relacionados unos con otros.

Polonia por parte de Alemania, sin olvidar la repartición también por parte de Rusia en
manos de Stalin, dejando de manifiesto todo lo banal a lo que la vida de un ser humano
podía ser sometida por los juegos, también humanos, del poder y la supuesta gloria . Los
años 40 se van a caracterizar en sus inicios por una Europa occidental ocupada y librando
una guerra que adquiere connotaciones transcontinentales cuando los EE.

Corriendo el comienzo de la década de los años 60 el mundo occidental sufre grandes y


profundos cambios. Venimos de la revolución de los 50 con la introducción de los
plásticos, que indudables ventajas trajo, pero que inició el peligroso proceso de la
contaminación de unos polímeros que tardan hasta 100 años para ser degradados. El
mundo se encuentra enfrascado en el peligroso juego de una llamada «Guerra Fría»
donde dos grandes potencias se miran mostrándose los dientes y el mundo tiembla ante
la posibilidad de que el apretar de un botón «rojo» haga saltar en mil pedazos este
planeta que como hogar nos correspondió.
Amazonia desaparecerá de la faz del planeta destruida por el granizo, y la era del rock y
de los corazones trasplantados estará de regreso a su infancia glacial. Los pocos seres
humanos que sobrevivan al primer espanto, y los que hubieran tenido el privilegio de un
refugio seguro a las tres de la tarde del lunes aciago de la catástrofe magna, solo habrán
salvado la vida para morir después por el horror de sus recuerdos. En el caos final de la
humedad y las noches eternas, el único vestigio de lo que fue la vida serán las
cucarachas . Eric Hobsbawm afirme que el corto siglo XX solo son 77 años comprendidos
entre 1914 y 1991, por lo que se hablará incluso del «suicidio de la razón», toda vez que
mientras la ciencia ofrecía grandes desafíos y sufría grandes «revoluciones
científicas», unos cambios que llevaron a pensar y a hablar más de una revolución tecno-
científica que de una revolución científica simplemente, también se ponía en riesgo la
supervivencia en el planeta, al conjugarse estos avances con intereses político-militares.

El desarrollo de la Bioética, como lo conocemos en Occidente, nace y se va a desarrollar


durante mucho tiempo en el ámbito de las así llamadas «Ciencias de la
Salud», específicamente muy ligada al desarrollo tanto epistemológico como
práctico/clínico de la medicina. Y como hasta finales de los años ochenta va a estar muy
ligada únicamente al área de la medicina por eso en cierta forma va a ser
minusvalorada, porque se piensa que si es una cosa de los médicos o de las ciencias de
la salud, obviamente, que se entiendan ellos con eso. Con el transcurrir del tiempo
empezamos a encontrar que el problema que la ocupaba no era solamente de las
ciencias de la salud, que haLa aparición de la bioética y el porqué de la misma bía un
problema serio con el medio ambiente y que había un problema entre el derecho y los
adelantos tecno-científicos, y que a eso también había que darle algún tipo de
respuesta, que había un problema con el futuro de la vida en este planeta y con el futuro
de la humanidad, en otras palabras, que había problemas que no eran única y
exclusivamente de las ciencias de la salud. Estudia primero Bioquímica y después de
terminar sus estudios de bioquímica encontró que su vocación era la de ser médico.

Termina sus estudios de Medicina y se especializa en Cancerología lo que hoy en día


llamamos Oncología, término que nos obligamos a cambiar porque la palabra cáncer tiene
una connotación peyorativa, negativa, muy fuerte. Cuando una persona acude donde su
médico y este le pide un concepto por parte de un cancerólogo, además de entender la
gravedad de su situación y del pánico generado a partir de esa comprensión, el paciente
no sabe si seguir adelante con la petición de la consulta o si renovar su seguro exequial
por el desenlace fatídico de su enfermedad, al menos como él lo entiende. El problema
del ejercicio de la práctica médica. Potter es formado en un modelo de relación médico-
paciente que todavía es actual hoy en día, un poco más disminuido, que es el modelo de
relación llamado paternalista.

Ese modelo tiene origen en Hipócrates, el padre de la Medicina en Occidente. En sus


escritos Hipócrates expresa que el enfermo, debido a su condición, es un niño ético
incapaz de tomar decisiones por él mismo. Este pensamiento obviamente responde al
modelo ético del mandato y la obediencia, al modelo ético aristotélico, al fin y al cabo son
griegos ambos . Usted trata de motivar al niño diciéndole que no le va a doler, que eso no
va a saber tan horrible, que eso va a ser para su bien pero, se dé el desenlace que
sea , usted le hace poner la vacuna.

La aparición de la bioética y el porqué de la misma

En cuanto a esto último, los costos en los servicios en salud se dispararon por razones no
siempre suficientemente válidas. Otro ejemplo, ese médico prescribe unos
medicamentos. Pero si no es costoso o termina no consiguiéndolo o si lo consigue no
termina la medicación completa, y siempre termina dudando de la capacidad e idoneidad
del médico que lo ha prescrito. Esto lleva a que algunos médicos solo prescriban
medicamentos costosos cuando medicamentos menos costosos tendrían la misma
función de recuperación para el paciente, pero, -desafortunadamente-, también tienen
menos confianza por parte de él.

A eso se suma la cada más creciente desconfianza con relación a la atención médica y el
acompañamiento de lo jurídico, representado en la persona del abogado, como
intermediario entre el médico y el paciente. Ante esta problemática, nueva, Potter recurre
a sus principios éticos, morales y deontológicos sin encontrar respuestas satisfactorias
para resolverlos. Unidos salen como la potencia socio/político/ económica y militar que
hoy conocemos, sin olvidar su hegemonía durante mucho tiempo en lo tecnológico, que
hoy comparte con otras latitudes del planeta.

En esta «guerra fría» a alguien se le ocurrió que en una tercera guerra mundial no
se podía repetir el error del costo económico cometido durante la

Segunda Guerra Mundial, es decir, si costó más la reconstrucción de Europa que la


misma guerra esto no debía repetirse. Lo que se consideró como una especie de
«genialidad militar» fue concebir la así llamada «guerra biológica o bacteriológica o
bioquímica». Y sin entrar a hablar de las denuncias que sobre las llamadas «nuevas
enfermedades o nuevos medicamentos» para enfermedades o las enfermedades
huérfanas con miles de millones de dólares solo para combatir esas enfermedades
cuando el rango de población que se beneficiaría de esos medicamentos es muy pequeño
y cuando estamos hablando de enfermedades tan raras y de tan poca presencia que
plantean un problema complicado de justicia .

ctores precursores de la bioética

Pero la problemática de Potter, que podría pasar simplemente como una problemática de


índole personal, y que lo llevó a pensar seriamente en eso que él llamó la «disciplina de la
bioética», también tuvo unas acontecimientos que podríamos llamar «precursores» o
«desencadenantes» de la bioética. Desafortunadamente este paradigma del laboratorio y
la investigación / experimentación tuvo un punto de quiebre con los abusos coLa aparición
de la bioética y el porqué de la misma metidos durante el tercer Reich, es decir, los
experimentos realizados en los campos de concentración nazis, juzgados en su momento
en el Juicio de Núremberg y que dio origen al primer Código sobre la investigación En el
año 1967 se da el primer trasplante de corazón. se le advierte que si lo llega a realizar
puede terminar sometido a un proceso tanto jurídico-penal como ético, debido a la
interpretación de los criterios de «muerte» existentes hasta el momento. La pregunta
básica que nace es por la determinación del momento mismo de la muerte, ya que no
existe una distinción clara entre lo que hoy llamamos «muerte clínica» y «muerte cerebral
o neurológica».

Hasta ese momento se puede decir que prácticamente se considera que un individuo ha
muerto cuando su cuerpo ha comenzado un proceso de
descomposición. Afortunadamente para tantos necesitados de trasplantes este criterio de
diferenciar muerte clínica de muerte neurológica terminó abriéndose pasó y fue
reconocido no solo por las asociaciones médicas y científicas sino también por las
legislaciones de la gran mayoría de los países actuales.

Juicio de Núremberg, las directrices para investigar con sujetos humanos del


mismo Código de

Sus padres solicitan a la institución hospitalaria donde se encuentra que sea


desconectada del respirador para poder llevársela a la casa. La institución se niega pues
nadie, hasta ese momento, tiene claridad en el sentido de si es posible, ética y
jurídicamente hablando, cumplir con el requerimiento de los padres de esa joven. Es
trasladada a su casa donde a los diez años después de haber sido desconectada fallece
sin haber recuperado nunca su vida consciente.

El nacimiento de las Unidades de Cuidados

Intensivos, si bien han sido de gran beneficio para detener el proceso del morir
conducente a la muerte mientras se toman decisiones necesarias o se clarifican
situaciones confusas, también ha creado problemáticas nuevas. Como expresaba un
expresidente en nuestro país, aquejado por una enfermedad terminal y en los últimos
momentos de su existencia, que lo que a él le daba miedo no era la muerte sino «la
moridera». Todos idealizamos nuestra muerte y la queremos de una forma rápida e
indolora, casi inconsciente. En segundo lugar piden que la muerte les dé tiempo de
despedirse de los suyos y de recoger sus cosas materiales.

Los cursos, las diplomaturas y los estudios tanto de pregrado como de postgrado que
incluyeran a la bioética o estuvieran centrados en ella eran no solamente bien recibidos
sino que también reportaban unas ganancias o entradas extras con las cuales no se
contaba. No importaba que las temáticas se redujeran a unas pocas y que al ir de
institución en institución, de fundación en fundación u organismo de más alto nivel
siempre se encontraran las mismas temáticas aunque el enfoque pudiera variar en algún
pequeño sentido o en algún expositor.

La aparición de la bioética y el porqué de la misma crece con mayor consciencia y


seriedad la convicción de que la bioética debe ser aquel puente que nos permita el
diálogo desinteresado pero productivo entre las ciencias y las éticas que se
preocupan de los desafíos que la tecno-ciencia nos impone y la creciente necesidad
de interesarnos por la supervivencia de la

Vida en este planeta, pues es en último término preocuparnos por crear lo que García
Márquez llamaba «una cultura de la paz» *, que nos ayude a dejar de lado la idea de que
nuestro planeta vaya a ser «el infierno de otros planetas» . Y tal vez esta sea una de las
finalidades más importantes que hoy en día pueda recordarnos y ofrecernos la
bioética. Desde la aparición de la vida visible en la Tierra debieron transcurrir trescientos
ochenta millones de años para que una mariposa aprendiera a volar, otros ciento ochenta
millones de años para fabricar una rosa sin otro compromiso que el de ser hermosa, y
cuatro eras geológicas para que los seres humanos –a diferencia del bisabuelo
Pitecántropo– fueran capaces de cantar mejor que los pájaros y de morirse de amor. Y
cuando hablamos de la bioética no podemos olvidar que aunque fracasen nuestros
esfuerzos y empeños por hacer de este mundo el mejor de los mundos habitables, la vida
siempre se abre paso y nuestra labor es dejar que eso suceda.

García Márquez

Dentro de millones de millones de milenios después de la explosión, una salamandra


triunfal que habrá vuelto a recorrer la escala completa de las especies, será quizás
coronada como la mujer más hermosa de la nueva creación. De nosotros
depende, hombres y mujeres de ciencia, hombres y mujeres de las artes y las
letras, hombres y mujeres de la inteligencia y la paz, de todos nosotros depende que los
invitados a esa coronación quimérica no vayan a su fiesta con nuestros mismos terrores
de hoy.

La finalidad de la bioética no es sólo reflexionar sino fundamentalmente encontrar criterios,


normas o principios que guíen el obrar del hombre respecto a la vida y elaborar leyes adecuadas
que permitan el desarrollo y el progreso de la humanidad.

estudia el problema teniendo en consideración lo aspectos científicos y médicos

reflexionamos acerca de las implicaciones antropológicas y éticas

encontrar una solución práctica

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