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”
También fórmulas de “muerte y resurrección” (1Cor 15,3; 1Pe 1,21) y
resúmenes de la Pasión.
2) La tradición narrativa más reciente, formada por historias del sepulcro vacío (Mc 16,1-13; Mt 28,1-20; Lc
24,1-53) y de apariciones o cristofanías, que se presentan como historias de conversión, historias de mandato y
relatos de reconocimiento.
Los diferentes lenguajes de la resurrección de Jesús:
a) Profesiones y fórmulas de fe = “despertar” – “levantar” (que salió vivo de entre los muertos)
b) Himnos y proclamaciones = elevación del Señor (lenguaje de la elevación; exaltación, glorificación)
La mediación entre los dos lenguajes: “El Señor se hizo o se dejó ver”
a) Dos perspectivas del mismo evento
b) Punto de convergencia
Etapas sobre el debate pascual
o Tomás de Aquino constata que nadie vio a Cristo con sus propios ojos en el momento de la resurrección, porque
Cristo “al levantarse de nuevo, no regresó a la vida común de todos los días, sino a una vida inmortal, en
conformidad con la de Dios” (III, q55 a2).
o Esta vida gloriosa trasciende el conocimiento común de los hombres: razón por la que los ángeles anunciaron a los
hombres la resurrección de Jesús.
o Si los apóstoles vieron al Cristo vivo después de la resurrección, no fue gracias a cualquier ojo, sino –y se
nota la novedad de la formulación- gracias a la “fe que tiene ojos” o “a la fe que ve” (oculata fidei).
o Es una fórmula que nos hace comprender cómo entiende Tomás la relación entre la revelación y los signos de
la resurrección: de hecho, es la revelación de Dios la que tiene prioridad y hace posible la 'fe' pascual, y es
esto lo que, a su vez, da la capacidad de 'ver' ('tener ojos') los signos históricos como propios de la
resurrección.
La resurrección no es irracional, pero no es fácil ver y reconocer al resucitado de manera
indiferente: el encuentro con Cristo resucitado cambia radicalmente, no es una evidencia
simple. “Ver-saber-reconocer” – uno puede ver y sin embargo sin reconocer (como los
discípulos de Emaús en la primera etapa).
Es decisiva para la TF, en el sentido que compromete a encontrar la conexión intrínseca entre el evento y la
confesión de fe pascual.