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1. INTRODUCCIÓN DE LA UNIDAD
Pablo les escribe a los Corintios diciéndoles que si Cristo no hubiera resucitado
vana sería nuestra predicación y vana también nuestra fe. A pesar de ello,
conozco a algunos “cristianos” que dudan de la resurrección y se deleitan
leyendo “reportajes” y viendo películas que elucubran sobre este tema.
Nosotros afirmamos con certeza que Jesús ha resucitado verdaderamente, que
ese ha sido el hecho más importante de la historia y que es el cimiento de
nuestra fe. ¡Cristo ha vencido a la muerte!
Esta Unidad completa el recorrido de todo el curso. La resurrección, tal vez hubiera
tenido que ser el capítulo primero, no obstante, la elección por presentar la
cronología que siguen los evangelios nos ha llevado a desarrollar esta temática
como la última. A pesar de la lógica que usamos en la estructuración del curso,
queda abierto el desafío que Jesús nos hace de seguirlo y de construir el Reino ya
en esta vida.
La muerte de Jesús fue real y ha tenido como testigos a Pilato, los guardias, sus
enemigos y también a sus amigos. Todas las fuentes la confirman. Hoy en día su
muerte no la niega nadie. “En Jn 19, 33ss los soldados comprueban
expresamente la muerte de Jesús: abren el costado de Jesús muerto con una
lanza y ven que sale sangre y agua. Además, se dice que a los crucificados con
él les quebraron las piernas, una medida para acelerar el proceso de la muerte;
esta medida ya no era necesaria en el caso de Jesús en el momento en cuestión,
porque él ya estaba muerto.” (Youcat 103)
Los cuatro evangelios subrayan el hecho del sepulcro vacío, aunque existen
diferencias secundarias. Su sepulcro, como sabemos, fue excavado en la roca y
cerrado con una enorme piedra circular difícil de mover: se necesitaba de varias
personas para hacerlo. Las mujeres son las que encuentran el sepulcro vacío el
primer día de la semana. Por otra parte, los enemigos de Jesús nunca han
negado el hecho del sepulcro vacío, solo se han preocupado por encontrar una
explicación de carácter natural. (Mt 28, 11-15).
Nadie ha visto a Jesús mientras resucitaba. Pero muchos afirman haberlo visto
resucitado. El momento de la resurrección no ha tenido ningún testigo, eso es
parte del misterio de Jesús: no representa un hecho histórico. Lo que sí es
histórico es el testimonio de aquellos que lo han encontrado: los discípulos.
Aquello que constituye para ellos el objeto de una constatación sensible, son las
manifestaciones de uno que se presenta sin que lo reconozcan en un primer
momento. Solo cuando pronuncia ciertas palabras o realiza determinados
gestos, lo reconocen: es Jesús su maestro que les habla como en aquellos días.
No olvidemos que los discípulos estaban escondidos con las puertas bien cerradas
por miedo a los judíos (Jn 20, 19).
Después del acontecimiento pascual que había cambiado sus vidas, los primeros
discípulos procuraron dejar por escrito sus testimonios utilizando un lenguaje
bíblico. Su gran pregunta fue: ¿cómo expresar lo inexpresable? De esta manera,
han tenido que adaptar sus pensamientos para traducir una experiencia
inefable.
El texto más antiguo y tal vez el más completo que testimonia la resurrección y
que fue uno de los primeros credos cristianos, lo recogió Pablo alrededor del
año 40 y fue publicado en la Primera carta a los Corintios:
“Ahora, hermanos, quiero que se acuerden del evangelio que les he predicado.
Este es el evangelio que ustedes aceptaron, y en el cual están firmes. También
por medio de este evangelio se salvarán, si se mantienen firmes en él, tal como
yo se lo anuncié; de lo contrario, habrán creído en vano.
En primer lugar les he enseñado la misma tradición que yo recibí, a saber, que
Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que lo sepultaron y que
resucitó al tercer día, también según las Escrituras; y que se apareció a Cefas, y
luego a los doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la
mayoría de los cuales vive todavía, aunque algunos ya han muerto. Después se
apareció a Santiago, y luego a todos los apóstoles.
Por último, se me apareció también a mí, que soy como un niño nacido
anormalmente.” (1Cor 15, 1-8)
• Cristo murió.
• Por nuestros pecados, según las Escrituras.
• Fue sepultado.
• Ha resucitado.
• Se apareció.
De igual manera, las primeras comunidades cristianas compusieron algunos
cánticos o himnos que expresaban la celebración del misterio pascual:
“No hay duda de que la verdad revelada de nuestra religión es algo muy
grande:
y le concedió el “Nombre-sobre-todo-nombre”;
Han logrado resumir en pocas escenas todo aquello que los testigos del
resucitado habían experimentado durante sus apariciones, poniendo en
evidencia que el hombre de Nazaret, con el que los discípulos han vivido, era el
mismo que se les aparecía después de su muerte: el crucificado es el resucitado.
Es Jesús quien toma la iniciativa: se hace ver, sale al encuentro de los discípulos.
Dios le ha permitido a Jesús hacerse ver después de su muerte.
Después de la resurrección, Jesús les dio una promesa a sus discípulos: “Yo
estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”; y también les dio una
tarea “Vayan a todo el mundo y bauticen en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo”.
Jesús está presente en medio nuestro a través de signos, de señales que nos
permiten reconocerlo. Los pobres y oprimidos del mundo, son un signo de la
presencia de Cristo, en ellos y en todos los que sufren el dolor y la injusticia,
Jesús se hace presente. También aquellas personas solidarias que entregan su
vida por el servicio de los demás, son un signo de la presencia de Jesús. Pero el
signo más importante, es la Comunidad Cristiana, la Iglesia, dentro de la que
podemos hacer vida la palabra de Jesús y al mismo tiempo recibir el amor de
nuestros hermanos. Es nuestro espacio de salvación y el lugar favorito de la
actuación trinitaria. Jesús resucitado se hace presente en medio de la
comunidad.
ORACIÓN
Haz, Señor, que tenga limpias las manos, limpia la lengua y limpio el corazón.
Que sea capaz de ayudar a los otros, también cuando me fastidia hacerlo.
Padre, dame ocasión de hacer el bien cada día, para que así pueda estar más
cerca de Jesús.