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1) La resurrección de Jesús es un misterio que contradice nuestra experiencia de la muerte como irreversible. Aunque nadie presenció la resurrección, los discípulos testificaron que Jesús resucitó y se les apareció.
2) La resurrección marcó el abandono de la condición mortal de Jesús para entrar en el mundo de Dios, no fue una simple reanimación del cuerpo. Aunque no hay pruebas empíricas, hay tres razones para creer históricamente en la resurrección.
3) La resurrección da esperanza
1) La resurrección de Jesús es un misterio que contradice nuestra experiencia de la muerte como irreversible. Aunque nadie presenció la resurrección, los discípulos testificaron que Jesús resucitó y se les apareció.
2) La resurrección marcó el abandono de la condición mortal de Jesús para entrar en el mundo de Dios, no fue una simple reanimación del cuerpo. Aunque no hay pruebas empíricas, hay tres razones para creer históricamente en la resurrección.
3) La resurrección da esperanza
1) La resurrección de Jesús es un misterio que contradice nuestra experiencia de la muerte como irreversible. Aunque nadie presenció la resurrección, los discípulos testificaron que Jesús resucitó y se les apareció.
2) La resurrección marcó el abandono de la condición mortal de Jesús para entrar en el mundo de Dios, no fue una simple reanimación del cuerpo. Aunque no hay pruebas empíricas, hay tres razones para creer históricamente en la resurrección.
3) La resurrección da esperanza
Al cristiano se le puede definir como el que cree en Cristo resucitado de entre los muertos. Esto tiene un carácter provocador, dado que esto contradice nuestra experiencia de lo irreversible de la muerte. A pesar de que solemos decir que «nadie ha vuelto del otro lado», refiriendo a después de la muerte, nuestra fe nos dice que Cristo si lo hizo y su resurrección la hacemos promesa de la nuestra.
1. Historicidad de la resurrección
Sobre la historicidad de la resurrección, contrasta que mientras la
pasión y muerte de Cristo fue pública, su resurrección se anunció públicamente a través de sus discípulos como un testimonio de fe, ya que nadie estuvo de testigo en el momento mismo de la resurrección, así, este anuncio se presenta como un movimiento trascendente de Cristo que escapa a la continuidad de nuestro espacio-tiempo. En este sentido esto resulta para nosotros un misterio. Una consecuencia de la discontinuidad espacio-temporal, es que el modo de relacionarse de Jesús con sus discípulos cambia, se manifiesta y desaparece según su libre iniciativa, porque vive en “otro” mundo, en el mundo de Dios mismo. Por lo que se puede definir la resurrección como un abandono de nuestra condición mortal para entrar en el mundo propio de Dios. Esto descarta la resurrección como una reanimación del cuerpo o una vuelta a la vida para volver a morir después. Sobre las pruebas históricas de la resurrección de Jesús, Sesboue responde primero que no las hay, porque Jesús salió de la historia con su cuerpo cuando resucitó para entrar al mundo de Dios. Es por ello que se da una anarquía de testimonios, porque el relato de la resurrección pertenece a un orden distinto de los demás y la metodología histórica, limitada por el continuo espacio-tiempo, no puede medir lo que está fuera de la historia, no puede dar cuenta y razón de ello. La resurrección es transhistórica. Esto no significa que no sea un acontecimiento real, ya que aconteció en la persona de Cristo, un hombre que pertenece a nuestra historia. Sesboue, después del no, responde sí a la existencia de pruebas históricas por tres motivos: por los testimonios de los que han creído en la resurrección, porque es un suceso anclado en la historia desde su antes, el cual presenta una fecha y un lugar, y por las huellas duraderas que ha dejado en la historia después de veinte siglos. TEOLOGÍA FUNDAMENTAL ANTONIO DEL RIO MENA
Con todo esto, podemos decir que la resurrección de Cristo no es una
constatación empírica, sino una expresión de un acto de fe, el cual no es posible sin el testimonio dado por la Iglesia en su conjunto.
2. El cuerpo humano
Nuestro cuerpo obedece a todas las leyes de la biología y las rebasa
por su conciencia reflexiva, por su racionalidad, capacidad de lenguaje. Con el cuerpo entramos en contacto con nuestro entorno y somos capaces de transformarlo, también con él amamos y sufrimos y según avanzamos en años cargamos con las heridas físicas y morales vividas. Nuestro cuerpo es un cuerpo humano y por tanto, un cuerpo espiritual. Percibimos la muerte como una destrucción de nosotros mismos, el cuerpo se convierte en cadáver y es enterrado. Pero el mismo hecho de una respetuosa sepultura deja entrever que hay esperanza de que no es el final, así lo podemos ver en diferentes culturas con momificaciones, embalsamamientos, etc. La resurrección del cuerpo es punto y aparte, no tiene que ver con el estado de conservación de un cadáver, la Iglesia afirma que es mantener una cierta continuidad en la discontinuidad del tiempo y el espacio, de lo cual solo tenemos algunos signos relatados en los Evangelios. Como nadie ha resucitado, es una realidad de fe y esperanza.
3. Fe en la resurrección
Análisis recientes de la esperanza humana afirman que la vida más
allá de la muerte no puede ser concebida ya bajo la forma de la inmortalidad del alma, sino solo como otra forma de existencia del hombre entero.
4. El mensaje de la resurrección de Jesús
Los discípulos de Jesús recibieron el testimonio de la resurrección
por medio de tres signos: la tumba vacía, el mensaje del ángel y las apariciones de Jesús. TEOLOGÍA FUNDAMENTAL ANTONIO DEL RIO MENA
4.1 La tumba vacía
Los Evangelios relatan con detalle el momento de la sepultura de Cristo. El significado de estas escenas es muy importante porque nos dicen que Jesús, al ser enterrado, verdaderamente murió y además pasó un tiempo entre su muerte y resurrección. En las tradiciones sobre la tumba vacía hay una variante importante, el descubrimiento de la tumba vacía por Pedro (Lc24,12), el cual no le lleva en sí a creer, es toda la historia santa y del itinerario de Jesús el que le permite llegar a la fe. Así, el sepulcro vacío es signo generador de fe no una prueba en sí misma de la resurrección. 4.2 El mensaje del ángel Las mujeres fueron las primeras destinatarias del mensaje de la resurrección. Esto choca con la ley judía, en la cual el testimonio de las mujeres no era admisible, por eso sus palabras provocaron incredulidad y no fueron tomadas en serio. La relevancia del papel que juegan las mujeres y que ocupen el primer lugar en la recepción del mensaje, frente a lo que marcaba la ley, es reconocida como criterio de historicidad. 4.3 Las apariciones Jesús se apareció en varias ocasiones a sus discípulos, llevándolos a la fe a pesar de las dificultades manifestadas en los Evangelios. Lo hizo por iniciativa propia y de forma inesperada, pero sus discípulos nunca le reconocieron a primeras, debido a su cuerpo glorioso frente al de ellos, no resucitados. El medió a través de los sentidos corporales, dejándose ver, comió y bebió, pero fue reconocido sino por la fe y su palabra. Por ello también no se manifestó a la multitud, porque no conociendo suficientemente a Jesús, no estaban preparados para recibirlo. Cristo optó por el testimonio que se transmite. Una vez que los apóstoles reciben el Espíritu Santo es cuando salen a proclamar la buena noticia (kerygma) «...Jesús ha resucitado, todos nosotros somos testigos...».
5. Testimonio de Pablo
Pablo, que no conoció a Jesús, pretende ser también su testigo de la
resurrección tras su aparición camino de Damasco. Discute en sus cartas con los corintios que no creen en la resurrección de los muertos, explicándoles que sin la resurrección el mensaje apostólico se queda vacío de contenido y con él la fe cristiana, los testigos sería falsos y el don de la TEOLOGÍA FUNDAMENTAL ANTONIO DEL RIO MENA
salvación nunca habría tenido lugar. Para explicar la resurrección recurre a
la imagen de un grano de trigo que muere en la tierra para dar origen a una planta generosa.
6. El sentido del mensaje
Jesús, antes de su resurrección usaba nuestro lenguaje y hacía lo
posible por ser entendido, después de la resurrección es un lenguaje distinto, que no podríamos entenderlo si no lo contextualizamos en el itinerario de Jesús, es decir, su resurrección adquiere valor de rúbrica divina en el itinerario humano de Jesús. Para la Iglesia, la resurrección es la gran prueba de la divinidad de Jesús. Dios quiso que Jesús resucitara para que todo hombre viva. La resurrección es pues, la victoria de la vida sobre la muerte, nos da la imagen de lo que estamos llamados a ser. Se abre entonces un porvenir de esperanza nueva.