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Tesis 15: El Misterio Pascual de Jesucristo 1

TESIS 15: EL MISTERIO PASCUAL DE JESUCRISTO

Esquema sintético de la tesis

1. Conexión entre muerte y resurrección


2. Aspecto histórico, teológico-fundamental y dogmático de la
resurrección 3. Carácter pascual de la espiritualidad

Introducción
Conexión entre muerte y resurrección. Aspecto histórico, teológico-fundamental y
dogmático de la resurrección. Carácter pascual de la espiritualidad

La muerte da sentido a la vida y una vida da sentido a la muerte. La resurrección: es el


acontecimiento fundante de una nueva realidad en Cristo, en Dios, en el mundo. Piedra de
toque del cristianismo, si Cristo no ha resucitado, vacía es nuestra predicación y fe. El cristiano
puede vivir así una Vida Nueva, dejando al hombre viejo y revistiéndose del Señor,
participando de su misma vida divina y ofreciendo la Verdad a los hombres y mujeres que le
acompañan en el camino.

1. Conexión entre muerte y resurrección


1. La muerte de Jesús constituyó la negación de todas las pretensiones mesiánicas
unidas a su persona como mediador escatológico del Reino de Dios. Sin Jesús, su
movimiento y su mensaje no tenían capacidad de continuar.
• La primitiva Iglesia tardó tiempo y recorrió largo camino hasta que encontró una
respuesta teórica a lo impensable: la muerte del Mesías. Los creyentes en él la
vieron prevista en el plan divino de salvación.
• El origen de la fe pascual y el desencadenante del Kerygma y confesión de los
discípulos está en:
 La experiencia de que Jesús vive junto a Dios y que, por la resurrección
realizada por Dios Padre, ha sido Confirmado como el “Hijo de Dios”,
introduciéndolo en su propia vida eterna.
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 El Autotestimonio de Jesús. A la luz de la Escritura, de ciertas palabras del


Maestro y de los gestos realizados en la última noche, fueron descubriendo un
sentido positivo en ese final trágico.
2. Podríamos distinguir cuatro intentos o fases en la identificación de la pasión de Jesús
desde los modelos judíos, de los que la primitiva Iglesia pudo echar mano para
interpretar la muerte de Jesús:
• La muerte del Justo. Jesús muere como el justo que sufre a manos de los
malvados, y rechazado por una sociedad cerrada sobre sí misma (Salmos,
Sabiduría). Jesús ha participado en nuestros sufrimientos, para poder ayudar a los
que sufren la prueba y la injusticia (Heb. 2, 17-18; 4, 15; 2 Cor. 5, 21). Pero la
muerte no ha sido estéril. La resurrección ha revelado su fecundidad.
• La muerte del Siervo. Él cargó con nuestros pecados e intercedió por los
pecadores. Esto se entiende desde: El Pecado como un poder dominador que sólo
Dios puede destruir, reconstruyendo el orden del ser deshecho por la culpa. La
Solidaridad de la existencia humana religa a los hombres con sus cabezas y a éstas
con el grupo humano. Adán y Cristo cabezas naturales de la humanidad en el
orden de la naturaleza y de la gracia. Tales personalidades corporativas implican y
explican el destino de todos.
• La muerte del Profeta. Jesús fue considerado en vida como profeta (Mc. 6, 15). Él
mismo comparó su destino con el de los profetas y se dirigió a Jerusalén para
acreditar su misión. Además era esperado un profeta escatológico y fue planteada
la pregunta de si sería profeta. Jesús compartió el destino de esos profetas, y en el
momento final exhortó al pueblo a no repetir con él lo que habían hecho con los
demás.
• La muerte del Mesías y la muerte del Hijo. Es la comprensión definitiva, en la
unión de teología y soteriología: el amor de Cristo a cada hombre refleja en el
tiempo el amor del Padre. Su pasión y muerte, cuya fecundidad se desvela en la
resurrección, son la victoria del amor del Padre y de su Hijo sobre el pecado, la
instauración de la justicia en cada hombre (Jn. 3, 16; Rm. 4, 24-25; Gál. 2, 20).

3. La muerte de Jesús permite así tres lecturas:


• La muerte de un Judío, se sitúa en la historia de su pueblo como un individuo
concreto en un marco particular.
• La muerte del Mesías, que realiza su destino en la clara conciencia y decidida
libertad.
• La muerte del Hijo en la que Dios como Padre está implicado, compartiendo el
destino de la criatura desde ella misma; Dios no puede experimentar la muerte
como poder aniquilador, pero sí tiene capacidad de compartir lo que es el hecho
físico del humano morir: “y descendió a los infiernos”.
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4. El Sentido definitivo de la muerte de Jesús: Dios ha muerto con nosotros y por


nosotros. Encarnación, pasión y resurrección son acciones de Dios “por mí”, “por
nosotros”, “por cada uno”.

5. Es en la conexión entre muerte y resurrección donde la revelación del Dios- Trinidad


encuentra su culminación. “En la cruz erigida sobre el Gólgota se nos ha
manifestado el corazón eterno de la Trinidad” (Moltmann).
6. Si la muerte significó la negación de las pretensiones mesiánicas, la resurrección
significa la negación de la muerte y la devolución de todas las esperanzas que Jesús
había suscitado en los hombres.

** Sin la resurrección, el mensaje del Reino habría quedado como una insignificancia
literaria o social y la muerte de Jesús como un capítulo más entre los miles de
crucificados. Reino, muerte y resurrección constituyen el triángulo hermenéutico
desde el que hay que comprender el destino y la persona de Jesús (cristología), así
como su significación para nosotros (soteriología)

2. Aspecto histórico, teológico-fundamental y dogmático de la


resurrección
2.1. El aspecto histórico de la resurrección se basa en dos datos:
1. Las apariciones del Resucitado Expresan el realismo de la resurrección para no ser
malinterpretadas como una reanimación, o un estado de ánimo subjetivo de los
discípulos. El Sujeto es el propio Jesús, que se Autorrevela. (se dejó ver). El hecho es
percibido como resultado de un Encuentro con Jesús como viniendo de la Vida propia
de Dios. Los Destinatarios son personas o grupos concretos (Pedro, Santiago, Pablo,
los Doce, quinientos hermanos), algunos de los cuales pueden todavía verificar el
anuncio apostólico por estar vivos. Tienen una Dimensión Comunitaria y una
intencionalidad Misionera.

2. La tumba vacía. La ausencia del cadáver es un Signo, pero no una prueba automática.
Es narrada como algo que puede ser verificado por los judíos. En un contexto semita
con una antropología no dualista la resurrección hubiera sido absolutamente
inaceptable si se hubiera encontrado el cadáver. También para nosotros, pues nuestro
cuerpo constituye al hombre y éste ni ha sido ni será al margen de esa materia.

2.2. Aspecto teológico-fundamental


La resurrección es la Revelación última y también la última de las Gestas salvíficas de
Dios, por esto, tiene un valor fundamental y fundante, creadora de la fe en Jesús, reconocido
definitivamente como el Mesías o Cristo de Dios.
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1. Dios Se Revela en la resurrección del Hijo como “Diosy Padre de nuestro Señor
Jesucristo ” (2 Cor. 1, 3) penetrando en la historia en la persona de Jesús y puede salir
a nuestro encuentro en ella. Él es el Mesías prometido y el Kyrios portador del Reino
divino.

2. La resurrección es el Supremo Milagro hecho por Dios para con Jesús. Y esto en doble
perspectiva: 1) como signo de Dios que invita a los hombres a confrontarse con Jesús, a
reconocer en él al mensajero de Dios y, finalmente, a creer en él; y 2) como realización
parcial de lo que el Reino promete.
2.3. Aspecto dogmático
1. Contenido cristológico: el sujeto sobre el que recae la acción de Dios es Jesús:
• Constitutivo: Dios lleva al Hijo a su definitiva constitución encarnativa y queda
constituido como: Mesías, Señor, Hijo. Frente a una filiación divina previa de
Jesús respecto de Dios y la lectura estrictamente adopcionista, la iglesia
comprendió la resurrección como la plenificación encarnativa de la filiación
eterna. El hombre Jesús, definitivamente constituido Mesías, Señor, Hijo en la
resurrección por la acción del Espíritu es ya el Reino en persona, la Alianza en
persona, la Salvación en persona.
• Acreditativo: Dios da razón a Jesús frente a sus jueces mostrando que había
hablado bien de él y no fue blasfemo. El mensaje de Jesús adquiere validez divina.
Sus palabras son las del mensajero del Padre.
• Hermenéutico: la resurrección declara que esa exégesis del AT, de la tradición
sapiencial y rabínica eran verdaderas. El AT pierde su vigencia absoluta. Es
pedagogo hacia el Evangelio. Su sentido último hay que descubrirlo ya desde
Cristo, en el que se han realizado todas las profecías y esperanzas del AT.
• Epifánico: la resurrección desvela a la conciencia de los apóstoles la identidad de
Jesús. Al período de ocultamiento y humillación sigue el periodo de manifestación
y glorificación que el Padre sigue haciendo del Hijo hasta hoy. La resurrección de
Jesús por Dios es constituyente de realidad nueva para él y de conciencia de los
apóstoles respecto de él (1 Pe. 1, 8; Gál. 1, 16).

2. Contenido apostólico
• Fue necesario un Proceso de iluminación y conformación de los apóstoles por Dios
para que pudieran reconocer a Jesús en el Resucitado y acogerlo como aquél en
quien el Reino estaba siendo realizado.
• El Predicador se convirtió en el Predicado: Ya no hablaron del Reino que Jesús
había predicado sino que le predicaron a él como el Reino realizado en su
persona.
• La resurrección pasó de ser un escándalo a ser Transformadora de la vida de los
apóstoles. Dios alumbraba el corazón de los oyentes para poder conocer y amar,
anunciar e interpretar al Resucitado y constituirse en comunidad.
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3. Contenido soteriológico
• La Triple Solidaridad: en la creación destino y relación con Dios, entre Cristo y
nosotros, funda la salvación cristiana, como promesa para nosotros y tarea que
hemos de llevar a cabo.
• Jesús resucitado es ya para la humanidad Realización Anticipada, pues es:
“Primicia resucitada y resucitadora de los muertos» (1 Cor. 15, 20), «Espíritu que
confiere Vida ” (1 Cor. 15, 45), “Cumplimiento de la esperanza de la resurrección
de los muertos”.
• La resurrección afecta a Jesús como: Cabeza y Primogénito de la nueva humanad;
por eso repercute sobre todos nosotros. En él está dada ya la resurrección como
fuerza y promesa para todos los miembros del cuerpo.
4. Contenido escatológico
• La resurrección es la Consumación de la historia por Dios en la que Él se da de
manera absoluta e irreversible a su creatura, y Anticipación de su final para todos
en la resurrección, de la cual Jesús es signo, causa y anticipo.
5. Contenido eclesiológico
• La resurrección Convierte a los dispersos y negadores en comunidad afirmativa y
misionera, que recordando al Jesús predicador hace de su persona y mensaje el
contenido de la predicación propia.
• La palabra de Jesús y el kerigma de la Iglesia se funden para formar en adelante el
Único Evangelio de tal forma que existe un solo signo de la verdad de la
revelación cristiana: Cristo en la Iglesia.

3. Carácter pascual de la espiritualidad


La espiritualidad cristiana es un estilo de “vida en Cristo” y “en el Espíritu” que se
acepta por la fe, se espera por el amor y en esperanza, es conducida a la vida dentro de la
comunidad eclesial.

Siendo el misterio pascual el centro de la fe cristiana, es evidente que su espiritualidad


ha de estar teñida por este acontecimiento y sus significados. La existencia cristiana es
asociación al destino de muerte propio de Cristo, para participar en su destino de resurrección.

3.1. Una espiritualidad pascual, que afronte la Cruz.


1. El ser humano sólo se realiza en Autodonación desinteresada y apertura dialogal es
decir, a través del amor. Y la cruz es la epifanía del amor no un sacrificio inútil o un
mal entendido espíritu de renuncia.
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2. El cristiano Muere con Jesús en la cruz cuando reconoce su debilidad, su pecado, su


finitud. Cristo adquirió la salvación aceptando su propia debilidad de hombre hasta la
suprema impotencia de la muerte.

3. En la existencia del cristiano la debilidad Se Convierte en fortaleza (2 Cor. 12, 9), el


fracaso en éxito la muerte en vida (2 Tim. 2, 11). Ya no habrá más muerte, ni luto, ni
clamor, ni pena, pues Dios mismo enjugará toda lágrima (Ap. 21, 4). En su promesa
esperamos nuevos cielos y nueva tierra en los que habite la justicia (2 Pe. 3, 13).
Mientras tanto trabajamos junto a los hermanos en la construcción del Reino.

4. Es cierto que la victoria y la resurrección de Cristo no anulan la vida y la muerte, pero


sí las Integran y Trascienden. Conformado a Cristo, el hombre puede vivir1as como
tránsitopasión hacia la vida; es decir, como pascua. La experiencia de la cruz arroja
un rayo de luz sobre el misterio del sufrimiento humano en todas sus formas y de
modo particular el de los inocentes. El hombre tiene a Dios como Compañero de
destino en la muerte, condenación, injusticia. El sufrimiento no es la Última palabra y
que la muerte no vencerá.
La renuncia, penitencia, abnegación cristiana encuentran aquí su verdadero sentido.

3.2. Una espiritualidad pascual, propia del Testigo


El Espíritu transforma a los hombres resucitados en testigos de la experiencia pascual
en el mundo, como descubrimos en la primera comunidad cristiana nacida de la Pascua, que
nos ofrece un retrato de los testigos de la resurrección: la alegría (agalliásis), la franqueza
(parresía), la paciencia (hypomoné).

1. Alegría: Ha de ser un estado de ánimo habitual de los cristianos tras el encuentro con
el Resucitado «se llenaron de alegría» (Jn. 20). La liturgia la recoge en el tiempo
pascual («Exulte» en la Vigilia Pascual).

2. Franqueza: Ante la persecución hay que actuar con franqueza como Pedro y Juan ante
el Sanedrín, y Esteban. Pablo, habla no sólo de parresía para hablar claramente ante
los hombres, sino también ante y desde Dios, es decir, confianza gozosa en Él, de
quien proceden la valentía, la libertad, la fortaleza de ánimo.

3. Paciencia: Es la manera propia de sufrir del cristiano. Es aguante activo, resistencia


sin reacción agresiva; pero no pura resignación, pues la distingue la esperanza.
Siempre con el deseo de abrir al Reino de Dios que viene. No es energía personal, sino
en el sentido de confianza en Cristo, asociándose a la fe y al amor.

** La alegría, la franqueza y la paciencia pueden y deben ser el más elocuente de los


testimonios, en cuanto se produce exteriorización de la fe e interpelación a los
hombres.
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3.3. Una espiritualidad pascual, Vivencia del Dios Trinitario


1. La memoria del pasado, la conciencia del presente y la esperanza en el futuro de la
historia y de la propia vida son releídos bajo la luz de la Pascua. Ahora son una
memoria, una conciencia y una esperanza trinitarias.

2. La existencia cristiana consiste en la filiación divina, participación en la esencia y la


imagen de su Hijo y en el don del Espíritu a los corazones de los hombres que hace
gritar. .«¡Abba, Padre!» Es la inhabitación y divinización. El “ser en Cristo” (1 Cor.
1, 30) y “-vivir en Cristo”, (Gál. 2, 20): participar de su misma filiación divina en el
Espíritu e invitar a otros a hacer lo mismo, siguiendo el mandato del Señor (Mt. 28,
19).

“Esa vida trinitaria así asumida es la espiritualidad cristiana, porque no hay otra
espiritualidad ni otra vida divina para el hombre que la que se nos ha dado en la vida, muerte y
resurrección de Jesús cuya vida seguimos porque vivimos en su Espíritu” (I. Ellacuría).

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