Desde el punto de vista científico teórico la Criminología es una ciencia empírica, institucionalmente se halla instalada en el orbe del Derecho y de las disciplinas jurídicas, dependencia que alcanza su expresión en los países socialistas. La Criminología norteamericana se autodefinió desde un principio como subcapítulo de la Sociología, ajeno e independiente de la ciencia del Derecho. Detrás del aspecto institucional está una “discusión de roles”, un forcejeo entre objetivos de la investigación criminológica y la política social que, en definitiva, explica la existencia de los tres “modelos” que se detallan: a) El modelo europeo occidental. b) El otrora modelo “socialista”. c) El modelo “angloamericano” a) El modelo europeo occidental
Implica una dependencia orgánica y funcional más o menos estrecha
de la Criminología respecto a las disciplinas jurídicas e instituciones del Derecho. Dicha posición subordinada de la Criminología, propia más de las disciplinas “auxiliares”, no puede atribuirse al proverbial e injustificado recelo hacia lo empírico, como tampoco a actitudes soberbias o defensivas de muchos juristas. Sus raíces son complejas y más profundas. b) El otrora modelo “socialista”
En la aún mayor dependencia o sometimiento de la Criminología
del otrora modelo socialista intervienen factores específicos, sobre todo, uno de naturaleza ideológica: la férrea vinculación de aquella al “marxismo leninismo”, con todas sus consecuencias.
Se resalta su función instrumental al servicio de una ambiciosa
y arrolladora política criminal consolidadora y guardián del sistema. . c) El modelo “angloamericano” Muy distinto es, por último, el modelo angloamericano. En el “vasto laboratorio” criminológico que son los Estados Unidos, la Criminología nace y se establece entre las ciencias sociales y sociológicas, con clara independencia de las disciplinas jurídicas, desde un principio, logrando un reconocimiento y estabilidad institucional en todos los ámbitos del que careció en Europa. Razones de un éxito tan espectacular tal vez puedan ser tres: su rápida sintonización con los problemas reales que preocupaban a la sociedad americana, la credibilidad y rigor del método empírico e interdisciplinario utilizado en las investigaciones y la ausencia de una polémica o confrontación radical entre criminólogos y juristas como la acaecida en Europa. La Criminología norteamericana surge, se consolida y progresa en el marco de la Sociología; y nace básicamente para dar explicación científica a los problemas que en verdad interesaban a la sociedad – los social problemas-: las múltiples facetas del crimen como hecho individual y colectivo, el funcionamiento real de la maquinaria judicial y la evolución de los principales programas preventivos. Enfoque sociológico éste que, además de justificarse por sus resultados, se aviene a la visión “optimista” de la vida que profesan los norteamericanos, al concebir el delito más como producto de unas fuerzas sociales “corregibles” que precipitado de factores “endógenos”. d) Respecto a la Criminología en el nuevo continente, de lengua hispana, no cabe hablar de un modelo único y definido, sino de una evolución que responde a claves propias. ZAFFARONI refiriéndose a Latinoamérica “La Criminología es un campo plagado de dudas, poblado de preguntas que se reproducen con increíble ferocidad y se hallan pocas respuestas. Las preguntas se multiplican quizá con mayor rapidez que en el centro, porque no se generan en el seno de grupos de trabajadores del pensamiento, pagados para pensar, sino que emergen de las tragedias, y su velocidad de reproducción se halla en relación inversa al adormecimiento del asombro que puede producir lo cotidiano… (lo que) hace que la Criminología en América Latina ejerza la desafiante fascinación de su intensa vitalidad…”
Sus pioneros beben en las fuentes del positivismo criminológico italiano,
con vínculos ideológicos muy definidos. Gira, después, hacia planteamientos “etiológicos”, siempre en el marco del positivismo criminológico biologicista, para cumplir una función auxiliar y legitimadora del Derecho Penal, recibiendo un impulso teórico poderoso en la década de los ochenta gracias a la Criminología crítica y radical de la “reacción social” Por ello, advierte ZAFFARONI que la Criminología “etiológica” latinoamericana fue, primero, racista (discurso a la medida de las minorías proconsulares de las repúblicas oligárquicas que entran en crisis a partir de la revolución mexicana) y luego, sin abandonar el marco positivista, se convirtió en el complemento ideal de un Derecho Penal neokantiano, legitimando con su toque de cientifismo, la actuación selectiva y discriminatoria de éste. “La Criminología se ocupaba de la etiología de las acciones de las personas seleccionadas por el poder del sistema penal”.
Desde la década de los ochenta, por tanto, el análisis crítico y radical goza de gran predicamento.
Etiología: “Estudio sobre las causas de las cosas”