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VERDAD
Jonathan Ortiz
Brayan Martínez
1. LA BÚSQUEDA
DE LA VERDAD.
Corresponde a la teleología de la
inteligencia. No nace del
aislamiento originario de la
mente, sino que el intelecto
entrevé el horizonte del ser en el
mundo y el los actos personales.
Desde el principio, estamos en
dialogo cuando aprendemos un
lenguaje.
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a.) APRENDER: es la primera ganancia de la inteligencia.
Aprendemos de manera inconsciente. Lo primero que
aprendemos es el aprendizaje de la lengua y adquirimos las
Buscamos la primeras nociones, gracias a otras personas y por medio de la
confianza hacia los adultos. En el aprendizaje crece la
verdad así: memoria, se adquieren hábitos cognitivos, se adquiere la
visión del mundo, se aprende a escuchar, se aprende a
preguntar, se organizan las idea y, en definitiva, utilizar la razón
para progresar en conocimiento.
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Pese a sus errores, la humanidad ha avanzado mucho en el
conocimiento de la verdad. Hoy sabemos mucho mas que nuestros
antepasados. Notemos, en primer lugar, que el progreso en las
ciencias no esta sin mas garantizado. Esto se refiere a la ciencia en
sentido amplio, incluyendo la filosofía, la teología, las ciencias
naturales y humanas y los saberes lógico-formales. Para que se
produzca un progreso científico duradero e estas áreas, se han de
cumplir una serie de condiciones epistémicas y sociales.
a) Condiciones epistémicas: gracias a la ciencia, el hombre
puede progresar de modo sistemático en el conocimiento de
la realidad.
b. Condiciones sociales: la sociedad tiene que reconocer
institucionalmente el valor de la ciencia (valor teórico, practico,
educativo y social. La sociedad política y académica debe
estimular la libre investigación de la verdad en medio del
pluralismo de las opiniones, sin presiones ideológicas ni
cerrazones.
La libertad, como condición para el progreso científico no significa
que la sociedad no pueda ejercer algún tipo de control sobre el
desenvolvimiento de las ciencias. La ciencia es hecha por hombres
falibles: algunas orientaciones de científicos y educadores aparte de
que hay también pseudociencias, pueden adolecer de serios defectos
e incluso, ser nocivas a la sociedad.
El saber filosófico y ético, es decir, sapiencial, no es capaz de
promover un consenso masivo entre los hombres, justamente
porque apunta a la interpretación de los últimos principios de la
realidad y la vida humana. Los hombres concuerdan de modo natural
y vivido en los primeros principios y llegan fácilmente a un consenso
en principios particulares, sobre todo, en matemáticas y en las
ciencias empíricas.
La disparidad de visiones en el campo filosófico, religioso y ético no
significa que los conocimientos científicos y técnicos sean superiores,
pues el uso humano de los resultados científicos y técnicos depende
de la orientación moral de las personas.
5. Verdad y
libertad
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• El conocimiento de la verdad abre espacio a la libertad: el hombre, si está
afectado por ignorancia y errores, se encuentra desorientado en el
mundo. Sin conocimiento, la persona esta despojada de medios para
afrontar la vida y así se ve fácilmente reducida a la miseria.
En teoría todos aceptan algo tan obvio. Pero, cuando se trata de las verdades
sapienciales (por ejemplo, éticas), a muchos les cuesta aceptar que la verdad
objetiva sea el fundamento de la libertad.
La libertad sin trascendencia, es decir, cuando se pone como fuente radical
de verdad, acaba por ser algo vacío, perdiéndose en la multiplicación
ilimitada de las veleidades humanas.
La degradación social a que conduce esta visión sirve como argumento para
comprender la importancia de la verdad trascendente. Solo con ella, la
libertad puede recibir sentido y misión. En esta perspectiva se entiende mas
a fondo la afirmación del evangelio <<la verdad os hará libres>>.
• El amor al bien hace mas plenamente libres y así predispone a
la sabiduría: hay como una circularidad dinámica entre el amor,
la libertad y la comprensión de la verdad. El amor, en el que
radica el sentido profundo de la libertad, refuerza a la
inteligencia y la hace más idóneo en sus actos cognitivos. La
contemplación de la verdad orienta la libertad y el amor. No es
posible comprender existencialmente un valor, una finalidad o
una persona sin amarlos, al menos implícitamente.
La sabiduría, en conclusión, nace del amor: los dos aspectos, amor
y saber sapiencial, son complementarios. Como la intervención de
la persona es el punto fundamental del dinamismo del espíritu, lo
decisivo es el compromiso de nuestra libertad.
GRACIAS