Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
EPISTEMOLOGÍA:
La rama de la Filosofía que se encarga de estudiar el conocimiento se denomina Epistemología o teoría
del conocimiento. En ella se estudia todo lo referente a dicho concepto: qué se entiende por conocimiento,
cuáles son las herramientas de que disponemos para adquirirlo y qué grado de fiabilidad nos ofrece cada una
de ellas, así como de qué manera podemos clasificar los distintos tipos de conocimientos y si existen límites
o no para el mismo.
Se plantea cuestiones como: ¿Se puede alcanzar un saber verdadero? ¿Cómo podemos distinguirlo de las
opiniones cambiantes y poco fiables? ¿De qué forma puedo obtener un conocimiento seguro? ¿Cuál es el
origen del conocimiento? ¿Qué herramientas nos permiten conocer? ¿Cuál de estas herramientas me
permiten obtener certeza y fiabilidad? ¿Cuál es el límite del conocimiento?
LA PERCEPCIÓN, que nos pone en contacto con la realidad y nos permite construir representaciones de
ésta a partir de los datos que nos proporcionan nuestros sentidos. La percepción organiza e interpreta los
datos sensoriales, configurando así una imagen unitaria y coherente del supuesto objeto externo. Esto es de
1
esto modo, pues no percibimos sensaciones aisladas, sino que construimos una imagen total, la cual agrupa y
combina lo que serían datos simples, como olores, colores, tactos, etc.
LA MEMORIA nos permite retener y recordar en el futuro las imágenes que la percepción nos proporciona.
Esta capacidad para retener experiencias del pasado posibilita el aprendizaje así como nuestra identidad y
continuidad como personas. No obstante, el tiempo puede ir diluyendo la huella que dejan nuestras
experiencias produciendo el olvido, o incapacidad para recuperar información almacenada en la memoria.
2
4.- LA BASE DEL CONOCIMIENTO
Los filósofos discuten, no obstante, si hay que situar la base del conocimiento en los datos que nos aportan
los sentidos, o si, por el contrario, el fundamento del saber humano ha de recaer más bien en la razón.
Los llamados empiristas entienden que la razón es clave para desarrollar el conocimiento, pero defienden
que el conocimiento racional debe partir siempre de los datos aportados por los sentidos y apoyarse en ellos,
si no quiere perderse en elucubraciones y fantasías. En cambio, los racionalistas argumentan que, como los
sentidos no son siempre fiables (en muchas ocasiones nos engañan), es la razón y no la experiencia sensorial
la única que puede constituirse legítimamente como una base sólida para el conocimiento.
– La epistemología kantiana:
Con la intención de superar el antagonismo entre ambas posiciones, en el último tercio del siglo
XVIII Immanuel Kant trató de formular una explicación del proceso de conocimiento que recogiera
los aspectos que le parecieron más válidos tanto de los racionalistas como de los empiristas. Las
teorías epistemológicas formuladas después de Kant la han tomado como referencia y han entrado
en discusión con ella. De ahí su importancia. Según Kant, en el proceso de conocimiento participan
simultáneamente tres facultades humanas: sensibilidad, entendimiento y razón.
LA SENSIBILIDAD
Para poder alcanzar conocimiento necesitamos recibir datos externos. Sin estos no descubrimos nada nuevo
y, por tanto, no podemos lograr conocimiento alguno (pues podemos decir que conocer es alcanzar una
información nueva, algo que estaba oculto para nosotros. Esta capacidad humana de recibir sensaciones que
proceden del exterior, y de captarlas y retenerlas con vistas a descubrir verdades nuevas, se llama
sensibilidad. Ahora bien: cualquier percepción que, por medio de los sentidos, nos llega desde el exterior de
nuestra mente es de algo que se halla localizado en un punto del espacio y ubicado en un momento exacto de
la línea del tiempo. El espacio y el tiempo son, así, los recipientes en los cuales nuestra sensibilidad recoge
los datos que se hallan fuera de nuestra mente. Sin una posición espacial y un valor temporal nada puede ser
procesado por nuestra mente. Así, la sensibilidad es una facultad que:
● Recoge los datos externos
● Ubica esos datos en un lugar y un momento concretos
(Según Kant, el espacio y el tiempo no son propiedades de las cosas, sino que son las condiciones subjetivas
que hacen posible la experiencia: son algo “puesto” por la sensibilidad en el acto de conocer. Fuera del
sujeto, el espacio y el tiempo no son nada)
EL ENTENDIMIENTO
Los datos percibidos que capta nuestra sensibilidad son inconexos. Al percibir, por ejemplo, una mesa roja,
la sensibilidad recibe, en una ubicación espacial y en un momento temporal, muchos estímulos
simultáneamente: los materiales de los que está hecha, las formas y tamaños de estos, la unión entre ellos, su
color, etc. Es necesaria, por tanto, otra facultad que pueda crear una síntesis, es decir, reunir y ordenar esa
diversidad caótica de percepciones. Y la facultad encargada de “realizar” esa unión es el entendimiento
humano. Esta capacidad del entendimiento de ordenar los datos que proceden de la experiencia y generar
3
dicha síntesis es posible debido a que trabaja mediante unos conceptos predeterminados que ya tenemos
incorporados desde que nacemos y que compartimos con todos los seres humanos: las llamadas categorías.
Las categorías son conceptos o estructuras innatas, es decir, que no hemos aprendido (a diferencia de otros
conceptos, los empíricos, que son generalizaciones tomadas de la experiencia, como “árbol”, “casa”, “perro”,
etc), sino que forman parte de nosotros desde el nacimiento y nos sirven para estructurarlas informaciones
que recogen nuestros sentidos. Por ejemplo, una de estas categorías (son 12 en total) es la de sustancia.
Gracias a ella, según Kant, percibimos la realidad como algo constituido por objetos, pues dicha categoría es
la responsable de que agrupemos varias sensaciones como manifestaciones de una misma realidad o
sustancia. Asimismo, el establecimiento de relaciones de causa y efecto entre los distintos fenómenos viene
dada por la categoría de causalidad: ella posibilita que podamos conectar unos fenómenos con otros en
determinadas condiciones. Sin las categorías nuestra imagen del mundo resultaría completamente diferente:
de hecho, no podemos ni imaginarnos cómo sería, pues ellas también establecen el modo como opera nuestra
imaginación.
LA RAZÓN
En Kant la palabra razón tiene un significado específico: si la sensibilidad sitúa todo lo que llega
bajo unas coordenadas espaciotemporales, y el entendimiento lo estructura según unas determinadas
categorías, la razón nos lleva a pensar sobre los fundamentos o los primeros principios de lo que
experimentamos.
La razón es aquello que nos induce a plantearnos el porqué de las cosas de manera incesante. Así,
a cada respuesta que obtenemos de por qué sucede esto o lo otro, la razón nos invita a preguntarnos
nuevamente cuál es la explicación de la causa que hemos encontrado. Como la cadena de sucesivos
“porqués” tiende a hacerse infinita, y nuestra razón no puede pensar la infinitud, eso la lleva a
generar lo que Kant llama las “ideas metafísicas” (las ideas son tres: Alma -unifica nuestra
experiencia interna-, Mundo -unifica nuestra experiencia externa- y Dios -ambas esferas se reducen
a una mediante la idea de Dios-). Las ideas metafísicas no tienen su origen en la experiencia, pero el
ser humano recurre inevitablemente a ellas para explicarse la realidad.
Dichas ideas metafísicas responden a la necesidad de la razón de contestar a las siguientes
preguntas: 1. ¿En qué medida tenemos libertad a la hora de actuar?
2. ¿Qué sentido le podemos encontrar al mundo? ¿Existe algún futuro para mí tras la muerte?
3. ¿Hay una entidad universal o realidad cósmica que otorgue unidad a todo lo que existe?
Sin embargo, según Kant, a pesar de que la razón construye las ideas metafísicas, cuando tratamos
de emplear nuestro entendimiento para demostrar alguna cosa sobre ellas nos topamos siempre con
una dificultad: al intentar aplicar las categorías del entendimiento sobre dichas ideas, como estas se
refieren a entidades que no están situadas en el espacio y en el tiempo, es decir, como quedan al
margen de la facultad de la sensibilidad, resulta que las categorías no pueden funcionar
adecuadamente y acaban demostrándonos tanto una cosa como su contraria; es decir, generan
contradicción y no aportan conocimiento.
De este modo, Kant llega a la conclusión de que no puede haber conocimiento sobre las entidades
metafísicas, pues la razón no puede ni afirmar ni negar su existencia, por más que sea inevitable
pensar en ellas cuando nos planteamos las preguntas fundamentales. Por supuesto, podemos pensar
(considerar estas ideas en la mente) en las grandes cuestiones metafísicas -Dios, el alma, el mundo
(su origen, su finalidad…)-, pero nada podemos conocer acerca de ellas. Lo que más cabe aquí es la
creencia, no el conocimiento. La crítica de Kant a la metafísica fue, como se ve, demoledora. De
alguna manera, racionalistas y empiristas acertaban y se equivocaban a la vez: sin experiencia no
hay conocimiento (empiristas), pero sin las categorías (conceptos innatos del entendimiento) este
tampoco es posible.
4
TEORÍAS DEL CONOCIMIENTO
Llamaba reminiscencia al proceso mediante el cual podemos captar las Ideas con ayuda del
diálogo filosófico. Para Platón el conocimiento, realmente es el recuerdo de las ideas. Por lo
que conocer es recordar.
Mundo sensible
El tipo de conocimiento que podemos adquirir en el mundo sensible es: Opinión o Doxa, este tipo
de conocimiento posee dos grados: 1º grado es la imaginación: da lugar a las conjeturas que
Platón relaciona con mitos, historia, literatura...estos conocimientos son un reflejo de una realidad
vivida. El 2º grado son las creencias: son enunciados que me conducen a falsedad o error. Platón
incluye aquí a la Física, porque ésta estudia objetos reales del mundo sensible y como estos son una
copia imperfecta de la verdadera realidad, los enunciados que hagamos serán falsos.
El paso del mundo sensible al mundo inteligible lo hace el alma mediante la razón.
Mundo inteligible:
Representa el uso de la razón.
5
Ideas: inteligencia intuitiva, la observación de la verdadera realidad.
Tipos de conocimiento: Ciencia o “Episteme”, conocimiento universal que conducen a la verdad.
¿Cómo conocemos según Platón? ¿Cómo adquirimos conocimientos verdaderos? Una vez que
nuestra alma consigue conocer la idea de Bien (mediante la dialéctica: proceso por el cual el
filósofo accede al mundo inteligible), los sentidos nos servirán para evocar el recuerdo (la
reminiscencia) de las ideas, obteniendo así el conocimiento.
6
3.- TEORÍAS DEL CONOCIMIENTO EN LA FILOSOFÍA MODERNA
A partir del siglo XVII el tema del conocimiento se convirtió en una de las preocupaciones
centrales de la filosofía. El problema que ocupaba a los pensadores de la época era el del origen, la
validez y los límites del conocimiento humano.
En general, la mayor parte de los filósofos de la Edad Moderna se pueden situar en dos grandes
corrientes: RACIONALISMO Y EMPRIRISMO. Junto a ellas aparece una nueva corriente que
intenta unificar a ambas y que ha pasado a la historia con el nombre de IDEALISMO
TRASCENDENTAL
Ambas corrientes compartían una visión parecida sobre el contenido de lo que conocemos.
Conocer, para estos pensadores, consiste en tener contenidos mentales. De acuerdo con esta
visión, las ideas que tenemos en la conciencia son representaciones mentales de la realidad. La
diferencia entre ellas surgirá a la hora aclarar cómo obtenemos las ideas. ¿de dónde surgen nuestras
representaciones mentales? Los racionalistas consideran que para alcanzar un conocimiento seguro
debe partirse de la razón. En cambio, los empiristas piensan que la única manera de conseguir
conocimientos válidos es a partir de la experiencia.
3.1.- EL RACIONALISMO
El racionalismo es una corriente filosófica según la cual la razón debe ser el punto de partida
para alcanzar conocimientos seguros.
La mayor parte de los filósofos racionalistas vivieron en el continente europeo durante los siglos
XVII y XVIII. Algunos destacados racionalistas son Descartes, Leibniz y Spinoza.
Los racionalistas creen, en general, que los sentidos no son fiables porque pueden engañarnos.
La razón en cambio sí puede proporcionarnos conocimientos fiables, porque existen algunas
verdades innatas que todos tenemos desde nuestro nacimiento y que son absolutamente seguras.
(semejanza con Platón). La verdad no proviene de la experiencia, sino que se capta de manera
inmediata mediante la intuición.
El modelo de conocimiento en el que se inspiran los racionalistas son las matemáticas (el
conocimiento se fundamenta en unas pocas verdades que se consideran incuestionables y que se
denominan axiomas. A partir de los axiomas, los matemáticos obtienen otras verdades mediante un
proceso de deducción). Deducción: procedimiento que permite pasar de unas verdades generales a
otras particulares. Las matemáticas utilizan procedimientos deductivos cuando demuestran un
teorema a partir de ciertos axiomas.
El objetivo de los racionalistas era extender este procedimiento deductivo a todo el campo del
conocimiento humano. Creían que era posible construir un saber completo partiendo de las verdades
evidentes e innatas de la razón. Para lograrlo era imprescindible seguir un método adecuado, un
camino que permitiese descubrir la verdad y evitar el error. Tanto Descartes como Leibniz aspiraban
a sentar las bases de una “ciencia universal”. Pretendían obtener el conocimiento de una verdad
atemporal, al margen de toda consideración concreta (histórica, social o personal), una verdad
eterna e inmutable que nos ofreciera la esencia de la realidad, proponiendo un claro alejamiento de
lo concreto, de lo personal, de lo vital.
3.2.- EL EMPIRISMO
Mientras en el continente europeo se desarrollaba el racionalismo, en las islas británicas surgió
una corriente filosófica denominada empirismo. Los principales representantes son: Hobbes, Locke,
Berkeley y Hume. El enfoque de éstos es totalmente diferente a los racionalistas. Para los empiristas
la única fuente de conocimiento válida es la experiencia. Todo lo que conocemos proviene de la
experiencia. A partir de las experiencias elaboramos nuestras ideas y todo cuanto sabemos. De
acuerdo con esta concepción niegan la existencia de ideas innatas. Al nacer no tenemos ninguna
7
idea, porque todas las ideas sin excepción provienen de la experiencia.
El modelo de conocimiento en el que se inspiran los empiristas es el de las ciencias naturales,
como la física o la química. Estas ciencias se basan en la experimentación y, según los empiristas,
elaboran sus leyes mediante la inducción. Los empiristas confían en este método para construir el
conocimiento.
La experiencia es el origen, pero también el límite del conocimiento. Por eso los empiristas
cuestionaron que se pudiese conocer aquello que de lo que no tenemos experiencia: la vida tras la
muerte, Dios, o bien, cualquier hecho futuro.
Inducción: Procedimiento que parte de verdades particulares para obtener resultados universales
mediante el proceso de generalización.
EL IDEALISMO TRASCENDENTAL
Enmanuel Kant, filósofo alemán de la época de la Ilustración, consideraba que todo pensamiento
era un intento de responder a tres preguntas: ¿qué puedo conocer? ¿qué debo hacer? ¿qué me cabe
esperar?
En cuanto a lo que al conocimiento se refiere (la respuesta a la primera pregunta), Kant,
impresionado por los avances científicos de su tiempo trató de investigar el fundamento que hacía
posible la ciencia. Se planteó si lo que le permitía a las matemáticas y a la física progresar tanto
tenía algo que ver con la forma en que la mente humana conoce la realidad.
Su teoría del conocimiento se conoce como IDEALISMO TRASCENDENTAL, pero la
innovación de esta teoría en lo que se ha conocido como “GIRO COPERNICANO”, pues sitúa al
sujeto y no al objeto de la experiencia en el centro del conocimiento. Lo explicamos a
continuación:
Con la intención de superar el antagonismo entre el empirismo y el racionalismo, recogerá ambas
influencias, para afirmar que sin la experiencia no hay conocimiento (da la razón a los empiristas),
pero sin las categorías (conceptos o estructuras innatas) del entendimiento, tampoco es posible
construirlo(racionalismo). Pensaba que la razón humana también tenía un papel importante, como
afirmaban los racionalistas, en la construcción del conocimiento.
Kant mantiene que la experiencia nos proporciona el contenido o materia de nuestros
conocimientos, pero es la razón del sujeto la que se encarga de organizar estos contenidos
dándoles forma.
Basándonos en esto, en su libro “Crítica de la Razón Pura” (1781), trata de averiguar cuáles son
los límites del conocimiento humano, estudiando para ello en detalle el funcionamiento de nuestras
facultades: la sensibilidad, el entendimiento y la razón. Afirma que ellas son las encargadas de
que los seres humanos podamos conocer la realidad. Explica cómo hace nuestra mente con la
caótica información que nos llega a través de los sentidos.
La sensibilidad: es la capacidad humana de recibir sensaciones que proceden del exterior,
captarlas y retenerlas. Las sensaciones irrumpen en mi mente de forma caótica, pero yo soy
capaz de ordenarlas gracias a mis estructuras a priori (espacio-tiempo). Pues sin una
posición espacial y un valor temporal mi mente no puede procesar nada.
La sensibilidad se encargará de recoger los datos del exterior y ubicarlos en un espacio tiempo.
Es el sujeto el que introduce el espacio y el tiempo en las percepciones. Ambos son anteriores a la
experiencia por eso los denomina “formas a priori”.
El entendimiento: Los datos de la sensibilidad son inconexos. Es necesario ordenar los
estímulos que me llegan por separado (sabor, color, textura, aroma...). Al ordenarlos se
construye lo que Kant llama “fenómeno empírico” ( sería el objeto tal como se nos aparece,
la realidad que se muestra a mis sentidos). El entendimiento se encarga de construirlo.
8
¿Cómo lo hace? Lo hace gracias a unos conceptos predeterminados que ya tenemos
incorporados desde que nacemos “las categorías a priori”. Son conceptos o estructuras
innatas, que no hemos aprendido y que nos sirven para estructurar la información que
recogen los sentidos. Al aplicar la categoría ya soy capaz de crear un concepto.
¿Cómo surgen los conceptos del entendimiento? Kant creía que en el proceso intervienen dos
elementos. El contenido de los conceptos son los datos de la sensibilidad. En cambio, la forma que
permite organizar esos datos y darles sentido no procede de la experiencia, sino que la aporta mi
propia mente.
Creía que ciertos conceptos fundamentales o categorías, tales como el de sustancia o el de
causalidad, eran categorías del entendimiento. Esto quiere decir que la causa o sustancia no forman
parte de la realidad externa, sino que son elementos aportados por el sujeto para dar sentido a lo que
percibimos. (Innatas).
La razón: es la capacidad de pensar. Una vez creados los conceptos, intento establecer
relaciones más generales y puedo explicar mayor número de fenómenos e intento crear
universales. Esta aspira a establecer conocimientos generales partiendo de los conceptos
elaborados por el entendimiento. Según Kant, los seres humanos tenemos la tendencia
natural a buscar grandes explicaciones para todo lo que sucede, por eso nuestra razón tiende
a sintetizar los conceptos del entendimiento.
El estudio realizado en su obra Crítica de la Razón Pura, permitió a Kant establecer qué es lo
que podemos conocer, cuál es el límite de nuestro conocimiento. Según afirma no podemos
conocer lo que está más allá de la experiencia. Sólo podemos captar lo que se nos muestra, de
acuerdo a la forma en que funcionan nuestros sentidos y nuestra mente. Llama fenómeno a esta
realidad que aparece ante nosotros. Insiste en que no podemos captar la realidad en sí misma,
porque sólo podemos captar los fenómenos. El noúmeno, la realidad en sí misma no está a nuestro
alcance, así pues, nuestro conocimiento está limitado.
Su teoría del conocimiento también es importante porque estableció que el sujeto juega un papel
relevante en el conocimiento. La realidad nos ofrece el contenido de lo que conocemos, pero somos
nosotros quienes aportamos el espacio, el tiempo y las categorías que incluyen la de la sustancia o
de causa.
Este cambio de perspectiva inaugurado por Kant tuvo una gran repercusión en la filosofía
posterior. Los filósofos anteriores habían considerado que nuestro conocimiento dependía
enteramente de los objetos que percibimos. Kant, en cambio, consideró que la clave para
comprender cómo conocemos está en el propio sujeto y en los elementos que nuestra mente aporta
al conocimiento. El propio Kant señaló la importancia de este radical cambio de perspectiva,
comparando su propia teoría con la forma en que Copérnico había cambiado el punto de vista en la
astronomía.
EL CONOCIMIENTO Y LA VERDAD
CRITERIOS DE VERDAD.
¿Te has preguntado alguna vez cómo puedes distinguir lo verdadero de lo falso? Si lo piensas el
problema es más difícil de lo que parece.
En ciertas sociedades suele considerarse verdad aquello que afirma alguien que goza de cierto
prestigio dentro de ella (criterio de autoridad). También se aceptan como verdaderas aquella
9
creencia que han perdurado por tradición a lo largo de los años y que siempre se han transmitido de
generación en generación.
Esta interpretación no admite críticas ni cuestionamientos racionales, pero la filosofía se
caracteriza por emplear la razón, y ha tratado de encontrar otras formas de acercarse a la verdad.
Intenta ir más allá de las apariencias. Esto nos lleva a hablar de la Metafísica.
Si queremos diferenciar lo verdadero de lo falso, necesitaremos aplicar algún modo de juzgar
que nos permita determinar qué es la verdad. En la historia del pensamiento se han usado diferentes
procedimientos para determinar qué es verdadero y qué es falso. A estos procedimientos los
denominamos CRITERIOS DE VERDAD.
En base a este criterio se establece que algo es verdadero si existe una correspondencia entre lo
que se afirma en la proposición y la realidad, y sólo se puede determinar su validez por
contraposición con la experiencia. Comprobamos la verdad contrastando con los hechos y las
observaciones. Esta teoría, fue expuesta por Aristóteles (s. IV a.C.), sitúa la verdad en acuerdo o
adecuación entre el pensamiento y la realidad. Parece algo de sentido común, pero está
presuponiendo dos premisas fundamentales:
Ej.: tengo una bandera en mi casa. Esta mesa es verde. Cuando llueve cae agua.
Tenemos también la afirmación de Aristóteles en su Metafísica: “Decir de lo que es que no
es, o de lo que no es que es, es falso, mientras que decir de lo que es que es, y de lo que no
es que no es, es verdadero”.
René Descartes, filósofo francés, pensaba que el criterio de verdad adecuado no podía ser el de
correspondencia. La aplicación de su método: la duda metódica, lo llevó a desconfiar hasta de la
existencia de lo que lo rodeaba. ¿Y si las cosas que veía y lo rodeaban eran producto de un sueño?
Lo mejor sería buscar una verdad absolutamente cierta e indudable, algo para lo cual no valía el
criterio de correspondencia. Pensaba que el criterio de verdad adecuado era el de evidencia, pues
la verdad debe ser evidente e indudable. Será verdadero aquello que no contenga el más
mínimo motivo de duda.
Ej.: Por dos puntos cualesquiera sólo puede pasar una recta.
Principios lógicos como “No es posible que se den A y no A al mismo tiempo”
10
adecuadamente con el resto de las afirmaciones que consideramos válidas. Lo contrario no es
pensable.
Ej.: “El número 17 es primo”. Sabemos que los números primos son aquellos que son
divisibles por 1 y por ellos mismos. Como el número 17 cumple con esta condición,
resulta que esta afirmación es coherente con nuestro saber matemático. Por eso
decimos que es verdad.
La teoría consensual de la verdad tiene a su principal defensor en Habermas, filósofo alemán del
siglo XX. Este criterio tiene una clara inspiración política y democrática. Afirma que la verdad es el
acuerdo de una mayoría tras un diálogo en el que todos estén en igualdad de condiciones a la hora
de decidir.
Según este filósofo, el fundamento para afirmar que algo es verdadero está en el acuerdo
resultante de un proceso de diálogo.
ACTIVIDAD:
Indica el criterio de verdad que se utiliza en los siguientes argumentos:
“Hasta hace poco los científicos consideraban que no había habido apareamientos entre los
neandertales y los humanos modernos. En la actualidad la comunidad científica mantiene
que sí que los ha habido y que un 4% de nuestro ADN proviene de los neandertales”.
“Todos los veranos suben las temperaturas, entonces todos los veranos hace más calor”.
“Según Adolf Hitler la raza aria es superior a todas las demás, lo que justifica la política de
higiene racial”.
“Al observar Saturno con el telescopio comprobó que era verdad que estaba rodeado por
anillos”
El descubrimiento de ese fármaco fue muy discutido hasta que se confirmó que combatía
11
parcialmente el virus”.
“En la actualidad pocos son los científicos que considera que el desarrollo científico
vinculado al desarrollo tecnológico no supone un problema ético”.
● “La caza de ballenas debe seguir realizándose porque no solo su carne es demandada, sino
que posibilita el estudio científico.
POSIBILIDAD DE CONOCIMIENTO
Para los pensadores críticos el conocimiento es posible; sin embargo, este no es incuestionable y
definitivo, sino que debe ser revisado y criticado continuamente para detectar posibles
falsificaciones y errores. Aunque prácticamente no ha habido ningún filósofo que no haya ejercido
la crítica, ésta se convierte en actitud predominante a partir del siglo XVIII, gracias a Hume y Kant.
Criticar es para Kant “llevar ante el tribunal de la razón”. Esto significa que la razón es la guía
última – el juez supremo- del ser humano. Que, por tanto, es preciso que el ser humano se atreva a
pensar y no crea sino aquello que racionalmente (conforme a pruebas o razones) piense que puede
creer. Renunciar al uso de la propia razón sólo puede deberse a la inaceptable pereza o cobardía.
Escepticismo y Dogmatismo
Los criterios de verdad nos permiten determinar qué es lo que distingue lo verdadero de lo falso.
Sin embargo, los filósofos también se han planteado si es posible conocer la verdad con certeza.
¿Somos los seres humanos capaces de alcanzar la verdad?
En el Renacimiento aparecen otros autores como Montaigne (1533-1592) que afirman que
el conocimiento y especialmente el relativo a asuntos humanos, es demasiado cambiante
para defender algo con absoluta seguridad.
*un dogma es un principio firme y cierto sobre el que se puede construir el conocimiento.
12
Relativismo y subjetivismo
Tratando de buscar la verdad, sobre cualquier tema, nos podemos encontrar con todo tipo de
opiniones, a menudo incluso contradictorias. Ante esta situación resulta muy difícil tratar de
encontrar una verdad única y común para todos. ¿Acaso la verdad absoluta no existe?
Llamamos relativismo a la teoría que afirma que no existe una verdad universal y absoluta. Los
defensores de esta postura creen que lo que consideramos verdadero o falso es relativo, porque
depende del punto de vista, así como del momento y del lugar en el que nos situamos. Por eso no
podemos afirmar que haya una única verdad para todo el mundo. Según los relativistas cada cual
tiene su verdad, y es tan válida como la de cualquier otro.
El sofista Protágoras es uno de los primeros relativistas de los que tenemos noticia. Creía que las
propiedades que le atribuimos a las cosas no están en ellas mismas, sino que son producto de
nuestra valoración. Por ejemplo: una misma bebida puede parecer a unos amarga y a otros dulces,
a unos fría y a otros caliente. Es por ello que Protágoras decía que “el hombre es la medida de
todas las cosas”, ya que en su opinión todo lo que afirmamos sobre la realidad depende de
nuestro particular punto de vista.
Los relativistas suelen considerar que la interpretación de la verdad depende de la cultura, las
costumbres, la educación y las creencias generalmente aceptadas en un tiempo y un lugar
determinado.
Lamamos relativismo a la teoría según la cual no existe ninguna verdad universal y absoluta. Existe
a la verdad, pero tiene una validez limitada, no es una verdad única, objetiva. No se trata de tener opiniones
diversas, el relativismo aparece cuando decimos que esas opiniones son verdaderas y nos atrevemos a
calificar de erróneas al resto.
Para Los subjetivistas, cada uno de nosotros tiene su propia verdad personal, por lo que resulta
imposible encontrar verdades eternas y universales.
A menudo el escepticismo suele ser ligado al relativismo. Pero cuidado, para un escéptico, lo
recomendable es suspender el juicio, absteniéndose de hacer afirmaciones rotundas y limitándose a
ofrecer nuestra opinión, que puede estar equivocada. Los relativistas, en cambio, afirman que las
cosas que consideramos verdaderas o falsas dependen de las creencias y opiniones entendidas en
nuestro entorno. El relativismo considera que la verdad depende del momento y del lugar, por lo
que algunas cosas que para nosotros son verdad podrían ser mentira para otras personas en otro
lugar u otro tiempo.
El Perspectivismo
Defienden que el hecho de que la verdad presente aspectos variables según las personas, los
momentos o lugares, no quiere decir que la verdad no exista, ni que cada uno tenga la suya. Para
un filósofo perspectivista sí que existe la verdad, pero ésta solo puede contemplarse desde una
perspectiva concreta, que condiciona la forma en que la percibimos. La verdad se da siempre
desde las circunstancias en las que yo me veo inmerso, desde mi propia vida. La realidad es
siempre captada desde las circunstancias en las que se halla inmerso el yo. Un ejemplo que pone
Ortega y Gasset puede ayudar a entenderlo de un modo muy gráfico:
(…) “Mirada la sierra desde Madrid no es lo mismo que mirada desde Segovia. ¿Cuál es la mirada
verdadera, la visión verdadera? No tiene sentido esta pregunta, como si se pretendiera tener una visión
13
"única" de las dos vertientes que no es posible bajo ninguna consideración. Quien mira la sierra desde
Madrid tiene una visión tan verdadera de ella como quien la ve desde Segovia, por lo que las dos
perspectivas de la sierra son verdaderas. Sin embargo, dice Ortega, las dos miradas, las dos
perspectivas, se complementan, siendo cada una de ellas distinta e insustituible. Es precisamente esa
complementariedad de las perspectivas lo que aleja la posición perspectivista de Ortega del relativismo
y el escepticismo. (...)”
El perspectivismo pretende resolver el conflicto, admitiendo el carácter múltiple y cambiante de
la realidad de la que es posible tener, pues, múltiples perspectivas, pero considerando también que
esa multiplicidad puede ser "unificada" mediante algún principio rector, al que se refiere Ortega al
hablar de la complementariedad de las perspectivas. La verdad será, pues, el resultado progresivo de
la unificación de las perspectivas.
14