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RONALD ROY RIVERA RAMOS

LIC. PSICOLOGÍA
¿Qué es Ego?

Ego, del latín, significa ‘yo’. En psicología y filosofía, ego se ha


adoptado para designar la conciencia del individuo, entendida
ésta como su capacidad para percibir la realidad.
Por otro lado, en el vocabulario coloquial ego puede designar
el exceso de valoración que alguien tiene de sí mismo. Como tal,
es sinónimo de inmodestia, arrogancia, presunción o soberbia.
Por ejemplo: “Tiene un ego tan grande que no le permite ver la
realidad”.
De ego también derivan en español otras
palabras, como:
 eglatría, o que es el culto o la adoración de una persona
por sí misma;
 egoísmo, que es la tendencia de las personas a profesar un
excesivo amor por sí mismas olvidándose de los demás, y
 egocentrismo, que es una exagerada tendencia a la
exaltación de la propia personalidad.
Ego en Psicología

 En la disciplina del psicoanálisis, Sigmund Freud


concebía el ego como la instancia psíquica en la cual se
reconoce el yo. El ego, en este sentido, vendría a ser la
instancia encargada de mediar entre el Ello y el
Superyó, así como de controlar y equilibrar los
instintos y las necesidades del Ello con los ideales y
aspiraciones del Superyó de cara al mundo exterior.
El exceso de ego y sus efectos catastróficos en la
toma de decisiones
 En el 2007 la Unidad de Inteligencia de The Economist,
parte del grupo británico The Economist, publicó un
estudio donde afirmaba que el 61% de los principales
ejecutivos ingleses admitía que la toma de decisiones en
las empresas era moderadamente eficiente o mala.
Además, ellos atribuían que el ego de los gerentes era
un factor determinante en esta equivocada mirada de
la compañía.
 “El ego excesivo, así como su inexistencia, perturban con
igual intensidad la sana marcha de los negocios. Saber qué
aspectos del comportamiento lo condicionan sirve para
mantenerlo en la dosis justa que un equipo ganador
necesita para la toma de decisiones”, sostiene Juan Pauna,
director de Tandem Chile.
 “El exceso de ego lleva muchas veces a tomar malas
decisiones, por eso se ha convertido en una barrera a
superar. Sobre todo en pymes o empresas familiares
(independiente del tamaño que tengan), donde el dueño es
quien impone su forma de llevar adelante el negocio. Por
otro lado, si el ego es muy bajo no se confiará en ninguna
idea. De esta manera, es crucial establecer una estrategia
de equilibrio en ese sentido.” agrega el ejecutivo de
Tandem.
Pero, ¿cuándo deberíamos comenzar a prestarle atención al
ego? Juan Pauna menciona tres señales que deberían
alertarnos sobre esta cuestión: 
 1. Exceso de competitividad. Todos somos competitivos
en el ambiente laboral, es una forma de mejorar
personalmente y de hacer mostrar nuestras competencias y
resultados. Sin embargo, cuando ser competitivo se
convierte en vivir a costa de los demás, esto es síntoma de
que el ego te está ganando.
 2. La búsqueda de aceptación por los demás. El que habla
al último en las reuniones –sin tener que hacerlo–, el que
está buscando ser aceptado o querido por los demás o esas
personas que siempre están buscando ser vistas, están
siendo afectadas por el ego. Para estas personas,
complacer a los demás se convierte en algo más
importante que confiar en sí mismos, tomando decisiones
y dando opiniones basadas en lo que los demás necesitan,
no en los que ellos realmente creen. Esta es una señal de
que el ego está por debajo del punto de equilibro
recomendable.
 3. Estar a la defensiva. Te comentan algo y te enojas, te
dan un punto de vista y los regañas; opinan distinto a ti y
crees que te están diciendo que eres tonto; no confías en lo
que los demás te dicen y actúas de manera negativa. Estar
siempre a la defensiva con los demás, puede ser síntoma
de exceso de ego.
GRACIAS

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