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Capítulo 12

Neuropsicología infantil
 La
conducta humana adulta es el resultado de un largo,
complejo y variable proceso
 demaduración cerebral en el que intervienen tanto factores
genéticos como ambientales.
 Perolos rasgos comportamentales y cognoscitivos de la
infancia no son sólo etapas intermedias de ese proceso de
desarrollo, es decir, el cerebro del niño no es el de un adulto
inmaduro, pues tiene sus propias características. Para
entender la relación entre cerebro y conducta en cada etapa
de maduración es necesario analizar la ontogenia del sistema
nervioso.
 MADURACIÓN CEREBRAL
 La formación del sistema nervioso, ya sea el central o el periférico, ocurre de manera
 progresiva durante la gestación e incluso después del nacimiento, siguiendo una
 secuencia precisa de eventos. Este proceso evolutivo se inicia en el embrión con la
 división celular y llega hasta la adolescencia con el fin del proceso de mielinización
 axonal (Kolb y Fantie, 1989).
 El desarrollo del sistema nervioso se inicia aproximadamente 18 días después de
 la fertilización. En el cigoto se diferencian el ectodermo y el endodermo, y en medio
 de ambos, el mesodermo. El sistema nervioso central (SNC) se desarrolla a partir de
 la placa medular del ectodermo, que en principio forma la placa neural y que poco a
 poco se va cerrando para convertirse, hacia el final de la cuarta semana de gestación,
 en el tubo neural, que dará origen tanto al cerebro como a la medula espinal. El desarrollo
 cerebral prenatal incluye la proliferación neuronal y la posterior migración
 celular, además del desarrollo axonal, dendrítico y sináptico.
 La proliferación neuronal comienza con la multiplicación de los neuroblastos,
 células inmaduras no diferenciadas que poco a poco se convierten en neuronas especializadas
 con axones y dendritas.
 CONDUCTA MOTORA Y DESARROLLO CEREBRAL
 Los movimientos corporales del feto se registran durante la gestación, e incluso
 antes de que se registren respuestas a estímulos sensoriales, lo que sugiere que el
 sistema motor se desarrolla primero. Antes del nacimiento, los movimientos del feto
 son masivos. La mayoría de las respuestas motoras del neonato son reflejas y tienen
 sus correlatos cerebrales en estructuras subcorticales. Poco a poco se presentan
 respuestas motoras más elaboradas, como resultado de la integración de estas respuestas
 reflejas a las demandas del medio ambiente (Kolb y Fantie, 1997). Existe una secuencia establecida en los movimientos, común a la
mayoría de los
 niños, aunque en ocasiones varía entre diferentes individuos (Spreen et al., 1995).
 Esta secuencia en el desarrollo motor estaría determinada genéticamente. Después
 del nacimiento, el niño puede levantar la cabeza y mantenerla erguida, y flexionar las
 articulaciones de los brazos y las piernas; a partir de entonces, se inicia el desarrollo
 de la conducta motora y el niño muestra un número mayor de movimientos voluntarios,
 mejor capacidad de locomoción y mayor habilidad para manipular objetos del
 medio ambiente. Así, por ejemplo, a los tres meses dirige la mano hacia los objetos
 y los agarra, y entre los ocho y los once meses desarrolla el agarre con pinza y es
 capaz de coger los objetos utilizando de manera independiente el dedo índice y el
 pulgar. El desarrollo integrado de los sistemas motores piramidales y extrapiramidales
 y de sus conexiones corticales explica la presencia progresiva de una conducta
 motora cada vez más compleja.
 DESARROLLO DEL LENGUAJE
 El desarrollo del lenguaje resulta de una interacción entre el desarrollo neural normal
 y la adecuada estimulación ambiental. Es evidente que si el niño no está expuesto
 al lenguaje, no lo adquiere. También hay evidencia del factor biológico en el
 desarrollo del lenguaje. Así, por ejemplo, parece existir un factor biológico predeterminante
 de la secuencia en la que se desarrolla el lenguaje, lo que explicaría las
 semejanzas entre los niños de diferentes culturas y diferentes sistemas lingüísticos.
 La iniciación del lenguaje se produce de manera gradual, entre los dos y tres
 años de vida, aunque al año ya se elaboren algunas palabras y haya cierto nivel de
 comprensión verbal. Sin embargo, se estima que entre los dos y los tres años se
 adquiere cerca de 50% del lenguaje que se poseerá durante la adultez. Como ya se
 mencionó, hay un desarrollo paralelo del lenguaje y el comportamiento motor. Sin
 embargo, para Lenenberg (1967) uno y otro son independientes, pues el desarrollo
 motor de la lengua y los labios se alcanza mucho antes que el control motor de los
 dedos y de la mano. Cuando el niño es capaz de pronunciar unas cuantas palabras,
 existe un desarrollo motor suficiente para producir otras más; sin embargo, el proceso
 de adquisición del vocabulario es lento y difícil.
 La etapa preverbal del niño se extiende desde el nacimiento hasta el inicio del
 lenguaje. Durante los primeros tres meses sólo produce llanto como una forma de
 expresar desagrado. Del segundo al tercer mes se presenta la etapa de balbuceo,
 caracterizada por la aparición de sonidos que el niño repite y practica espontáneamente.
 Esta etapa se relaciona con la activación de estructuras subcorticales
 (Lecours, 1975), pues a los dos meses de edad todavía no se han establecido las
 conexiones cortico-subcorticales que llevan la información sensorial a la corteza
 cerebral; por otro lado, la respuesta verbal imitativa que se observa entre los cuatro
 y los siete meses parece reflejar la activación de las conexiones corticales del sistema
 auditivo (Spreen et al., 1995).
 Al cabo de un año, el niño comienza a producir sonidos de manera secuencial. En
 este tiempo se inicia la verdadera etapa verbal. Entre los 12 y los 24 meses se producen
 las primeras palabras, que en general se refieren a nombres de objetos. La
 estructura de frase comienza a desarrollarse entre los 18 y los 36 meses. A partir de
 entonces el lenguaje se desarrolla con rapidez y en poco tiempo se convierte en la
 herramienta de comunicación más eficiente.
 El desarrollo del lenguaje en el niño también se relaciona con el grado de lateralización
 de las funciones del lenguaje en el hemisferio izquierdo. Es decir, mientras
 más complejo sea el lenguaje, mayor será la participación del hemisferio
 izquierdo en procesos lingüísticos y mayor la del hemisferio derecho en aspectos
 paralingüísticos. En general, se cree en la mayoría de los diestros, e incluso de los
 zurdos, el lenguaje está controlado por el hemisferio izquierdo tanto en niños como
 en adultos (Word et al., 2004). Esta lateralización del lenguaje es un proceso dinámico
 que se incrementa entre los cinco y los 29 años, presenta una meseta entre los 20
 y los 25, y tiende a decrecer entre los 25 y los 70.
 Esta lateralización parece estar biológicamente determinada, en parte al menos
 (Anneken et al., 2004), pues existen asimetrías estructurales (por ejemplo, el tamaño
 mayor del planum temporale del hemisferio izquierdo) desde antes del nacimiento.
 Las lesiones en el hemisferio izquierdo en adultos y adolescentes producen
 alteraciones permanentes en el lenguaje, lo cual no sucede cuando el daño ocurre
 en etapa prenatal o en la infancia (Lidzba y Krageloh-Mann, 2005).
 DESARROLLO DE LAS FUNCIONES EJECUTIVAS
 Éstas se refieren a una serie de funciones cognoscitivas que ayudan a mantener un
 plan coherente y consistente de conducta para el logro de metas específicas. Entre
 estas funciones se incluyen la habilidad para planear y organizar información, la flexibilidad
 de pensamiento y la capacidad de controlar impulsos (Lezak, 2004). Por
 esta razón, el control del comportamiento propio es una de las principales funciones
 ejecutivas. De acuerdo con Anderson et al., (2005), las funciones ejecutivas se pueden
 clasificar en tres categorías: el control atencional (atención selectiva y mantenida); la
 flexibilidad cognoscitiva (memoria de trabajo, cambios en la atención, autocontrol y
 transferencia conceptual), y el establecimiento de metas (iniciación, planeación, solución
 de problemas y estrategias comportamentales).
 Las funciones ejecutivas comienzan a desarrollarse en la infancia, cuando el niño
 puede controlar su conducta usando información previa, y se consolidan con la edad.
 Poco a poco, desarrolla una mayor capacidad para resolver problemas complejos y
 para utilizar estrategias metacognoscitivas. Este proceso de maduración coincide
 con la aparición gradual de conexiones neuronales en los lóbulos frontales
 (Anderson, 2001; Nagy et al., 2004; Powell y Voeller, 2004; Bell y Fox, 1992).
 LA ESPECIALIZACIÓN HEMISFÉRICA EN EL NIÑO
 En el momento del nacimiento, el cerebro humano no ha asumido las funciones para
 las cuales está diseñado: las va adquiriendo en forma paralela con la maduración
 cerebral. Se considera que la asimetría cerebral es un indicador de esa maduración.
 Se ha propuesto la equipontencialidad funcional de los dos hemisferios en el niño
 pequeño, y luego el desarrollo progresivo de la especialización hemisférica con la
 edad. Es decir, en el niño, los dos hemisferios tendrían el potencial para desarrollar
 el lenguaje, pero a medida que avanza su desarrollo la representación lingüística se
 carga al hemisferio izquierdo (Hiscock, 1988). De acuerdo con Lenenberg (1967), la
 asimetría hemisférica se desarrolla junto con la adquisición del lenguaje. Otros autores
 sugieren que la asimetría hemisférica está presente desde el nacimiento y permanece
 así durante el desarrollo (Kinsbourne, 1997).
 Se sabe que hay cierta asimetría cerebral en registros eléctricos de niños de sólo
 unas semanas de nacidos. En estos niños, la amplitud de los potenciales evocados
 auditivos ante estímulos verbales registrados en el hemisferio izquierdo es mayor
 que la registrada en el hemisferio derecho; lo contrario se observa con los potenciales
 evocados auditivos desencadenados por notas musicales. Estas diferencias disminuyen
 con la edad (Molfese y Betz, 1988).
 ESTÍMULOS VISUALES
 El método de presentación taquistoscópica (véase capítulo 3: Asimetría cerebral) ha
 permitido determinar las diferencias hemisféricas en el análisis de estímulos visuales
 verbales y no verbales.
 Así, mediante la utilización de caras como estímulo visual, se observa que su
 reconocimiento es superior en el campo visual izquierdo en niños a la edad de siete
 años (Marcel y Rajan, 1975; Chiang et al., 2000). La lateralización del procesamiento
 visual de rostros en el hemisferio derecho parece establecerse desde los cinco
 años (Young y Ellis, 1976). La magnitud de esta asimetría, sin embargo, no parece
 modificarse mucho en edades superiores, pero se encuentra ausente cuando el niño,
 antes de los cinco años, tiene que parear rostros de acuerdo con su expresión emocional
 (Saxby y Bryden, 1985).
 En niños de cinco a 12 años se advierte asimetría en el reconocimiento de puntos,
 pero hay un número menor de errores cuando los estímulos se presentan en el
 campo visual izquierdo (Hiscock, 1988), lo cual sugiere que el hemisferio derecho
 tiene superioridad sobre el izquierdo en el análisis de este tipo de tareas.
 ESTÍMULOS AUDITIVOS
 El uso de la técnica de audición dicótica por Kimura para el estudio de la asimetría
 cerebral de estímulos auditivos permitió mostrar la superioridad del oído derecho en
 la discriminación de estímulos auditivos verbales, a partir de los dos años y medio
 (Kraft, 1984). La gran mayoría de los estudios encontró un grado equivalente de asimetría
 auditiva entre niños de diversas edades (Bryden y Allard, 1981). Otros estudios,
 sin embargo, señalan que la ventaja del oído derecho es más común o más
 pronunciada con la edad (Larsen, 1984).
 Saxby y Bryden (1984) descubrieron que la asimetría en la audición dicótica
 varía según la calidad del estímulo. Las tareas de tipo emocional (reconocimiento de
 tonos emocionales en la voz) generan una ventaja del oído izquierdo, mientras que
 las tareas verbales (contenido semántico de la frase) generan una ventaja del oído
 derecho. Esta asimetría aparece de manera constante en niños entre los cinco y los
 14 años. Más aún, las lesiones tempranas del hemisferio izquierdo alteran la ventaja
 del oído derecho (hemisferio izquierdo) para estímulos verbales (Korkman et al.,
 2004). Dennis y Hopyan (2001) encontraron que los niños con lobectomías temporales
 del hemisferio derecho tienen más dificultades para discriminar melodías que
 los niños con lobectomías en el hemisferio contrario.
 ESTÍMULOS TÁCTILES
 En contraste con las técnicas utilizadas en la modalidad visual y auditiva, las empleadas
 en la modalidad táctil analizan sobre todo información no verbal. En los adultos,
 la mano izquierda parece ser más precisa que la mano derecha en ciertas formas de
 reconocimiento táctil. Este patrón parece desarrollarse con ciertas diferencias en
 niños y niñas (Hiscock, 1988).
 Los resultados logrados en el estudio de reconocimiento de letras Braille son
 contradictorios. Algunos autores encuentran una superioridad de la mano derecha
 en los niños más pequeños, y de la mano izquierda en los niños mayores. La superioridad
 de la mano izquierda sólo parece observarse, sin embargo, en niños mayores
 de 11 años (Hiscock, 1988).
 Rose (1984) descubrió que la mano izquierda es mejor para el reconocimiento
 táctil en niños de dos a cinco años, sin que hubiese diferencias entre niños y niñas.
 Mediante técnicas de reconocimiento diháptico (reconocer dos objetos colocados
 simultáneamente en ambas manos), Witelson (1976) demostró la superioridad de la
 mano izquierda para el reconocimiento de formas en niños de seis a 13 años.
 SECUELAS COGNOSCITIVAS DE LESIONES FOCALES
 Otro método utilizado para estudiar la ontogenia de la asimetría cerebral es el análisis
 de las alteraciones en las funciones cognoscitivas en niños con lesiones cerebrales
 unilaterales. Se han utilizado tres poblaciones de niños: 1) los que presentan
 lesiones focales, adquiridas antes y después de haber desarrollado lenguaje; 2) aquellos
 a los cuales se les ha practicado una hemisferectomía, 3) los que padecen hemiplejía
 y aquellos a los cuales se les ha practicado una hemisferectomía.
 Al igual que en los adultos, en los niños es frecuente encontrar afasia por lesiones
 del hemisferio izquierdo. Se estima que aproximadamente 70% de los que presentan
 lesiones del hemisferio izquierdo padecen afasia, mientras que ésta se
 observa en 7 a 20% de los niños con lesiones del hemisferio derecho (Woods y
 Teuber 1978). Aquéllos con lesiones unilaterales del hemisferio izquierdo presentan,
 una recuperación inferior (Kinsbourne, 1989). Por lo general, la afasia infantil
 tiene las características de una afasia motora o global, y a menudo se asocia con un
 cuadro de mutismo inicial (Woods, 1985a). Las alteraciones en la lectura, la memoria
 auditiva y el deletreo aparecen con más frecuencia en niños con lesiones unilaterales
 izquierdas (Aram y Whitaker, 1988).
 CARACTERÍSTICAS COGNOSCITIVAS ASOCIADAS CON DISFUNCIONES
 GLOBALES: RETARDO MENTAL
 El retardo mental al que también se conoce como retraso cognoscitivo generalizado,
 se refiere a “un funcionamiento intelectual por debajo del promedio de la población,
 que se manifiesta durante el periodo del desarrollo (hasta antes de los 18 años)
 y que se asocia con desadaptación en el comportamiento social” (Pirozzolo, 1985;
 Baroff y Olley, 1999). El retardo mental no es entonces una enfermedad, sino una
 alteración cognoscitiva y comportamental que puede resultar de múltiples etiologías:
 metabólicas, infecciosas, cromosómicas e incluso culturales. De hecho, se reconocen
 dos tipos de factores etiológicos: por un lado está el retardo mental que deriva
 de factores familiares y socioculturales, el cual se observa en hijos de padres de poca
 inteligencia, a menudo desarrollados en ambientes muy pobres, y que constituyen
 75% de la población con retardo mental; por el otro está el retardo mental orgánico
 debido a factores accidentales (defectos cromosómicos, infecciosos, metabólicos,
 trauma perinatal, etc.), asociado por lo general con defectos de tipo motor y sensorial.
 Estos niños, al contrario de los del primer grupo, suelen presentar defectos físicos
 y constituyen aproximadamente 25% de la población con retardo mental. En este
 último grupo estarían los niños con síndrome de Down (aproximadamente 10% del
 grupo con retardo mental, y 1/1000 de la población general) y los niños con fenilcetonuria
 (de 1/13000 a 1/20000 de la población general).

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