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◦ “Y también lo más raro es mayor bien que lo abundante, como el oro y el hierro,
aunque es más útil; pero su posesión es mayor bien porque es más difícil. De otra
manera, es lo abundante mejor que lo raro, porque su utilidad excede, pues
muchas veces excede a pocas, de donde se dice: "lo mejor es el agua”.
◦ “… hay poco acuerdo entre la elección de un hombre que tiene verdadera necesidad
de un objeto y del que ansía su posesión solamente por placer.”
◦ “Yo mismo conozco a un hombre a quien se le ofreció un libro; vio que el vendedor
desconocía su verdadero valor, y por eso pedía tan poco por él y, sin embargo, ese
hombre dio al vendedor, ignorante como estaba, el justo precio, que era muchísimo
mayor. Hemos conocido a personas que, movidas por motivos humanitarios, han
vendido barato a sus conciudadanos trigo por el que habían pagado un alto precio.”
San Alberto Magno. El justo medio del precio de las cosas que no
fue aclarado o definido por Aristóteles está determinado por el
costo de la producción.
◦ “De acuerdo con este análisis, el carpintero debe recibir el producto del
curtidor y, a su vez, dar a éste lo que conforme a un intercambio justo le
pertenece [...], y cuando no se conserva esta igualdad no se mantiene la
Comunidad, ya que no se restituye trabajo y costo… todo podría venirse
abajo si el que hace un contrato por tantas mercancías de tal tipo no recibe
una cantidad y calidad similar, ya que no se puede construir un Estado con un
solo tipo de trabajadores… el cambio no se hace propiamente de modo
absoluto, sino comparando su valor de acuerdo con su uso y necesidad: de
otra forma no sería un intercambio.”
Tomás de Aquino: los deseos de los hombres constituyen
fines particulares que se dirigen a un último o único fin; el
bien común y la contemplación divina, dios como el fin de los
fines.
◦ “Dice [Aristóteles] que todas las cosas pueden igualarse porque pueden
medirse por medio de algo, como se ha dicho. Ese algo que las mide a todas
según la verdad de las cosas es la indigencia, que contiene a todas las cosas
que pueden conmutarse, en cuanto todas se refieren a la indigencia humana,
pues no son evaluadas según la dignidad de su naturaleza, de otro modo un
ratón -que es un animal sensible- tendría un precio mayor que una perla -
que es una cosa inanimada-, sino que el precio de las cosas se impone según
la indigencia que de su uso tengan los hombres.”
◦ [...] el valor de una cosa destinada al uso del hombre se mide por el precio a ella asignado, a
cuyo fin se ha inventado la moneda, como Aristóteles señala. Por consiguiente, si el precio
excede el valor de la cosa, o, por el contrario, la cosa excede el valor del precio, no existiría
ya igualdad de justicia. Por tanto, vender una cosa más cara o comprarla más barata de lo
que realmente vale es en sí mismo injusto e ilícito.
Existen dos tipos de comercio: natural o necesario “cuando una persona entrega
algo que posee y no necesita a cambio de otra cosa que necesita” y lucrativo
“consiste en comprar y vender mercancías para obtener un lucro.”
◦ [...] el lucro, que es el fin del tráfico mercantil, aunque en su esencia no entrañe algún
elemento honesto o necesario, tampoco implica nada vicioso o contrario a la virtud. Por
consiguiente, no hay obstáculo alguno a que este lucro sea ordenado a un fin necesario o
aun honesto, y entonces la negociación resultará lícita. Así ocurre cuando un hombre destina
el moderado lucro que adquiere comerciando al sustento de su familia o también a socorrer
a los necesitados, o cuando alguien se dedica al comercio para servir al interés público; esto
es para que no falte a la vida de la patria las cosas necesarias, pues entonces no busca el
lucro como un fin, sino como una remuneración de su trabajo.25 [Las cursivas están
agregadas.]
San Antonino de Florencia. El valor de un artículo se encuentra determinado por
las siguientes consideraciones:
◦ “una parte no pequeña del valor de los objetos vendibles surge del placer de la voluntad en
obtener mayor o menor satisfacción en el uso de esto o de aquello. Un caballo resulta más
agradable a una persona que a otra, y un adorno agrada más a ésta que a aquélla.”
Los márgenes para determinar los límites de los precios, son
los siguientes: la ley, la costumbre y el juicio práctico.
◦ “se vende un caballo por oro; según su naturaleza no hay ninguna equivalencia
entre ambos porque el caballo es más perfecto y difiere en especie del oro.
También el siervo se vende por oro y es más perfecto que él y ningún oro puede
igualar su perfección; queda pues que el precio de la cosa ha de ser buscado en la
común estimación de los hombres.”