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Grupo HCT01
Doctrinas Políticas y Sociales III
A partir del análisis de esta lectura, es posible detectar con claridad a lo que nos
referimos como dinero, y lo que es el dinero como capital. A través de la historia,
hemos concebido que por medio del dinero podemos ser acreedores de mercancías
y, o, servicios, tantos de lo que nuestra riqueza monetaria pueda alcanzar; o bien,
simplemente resguardar nuestro dinero como una forma de atesoramiento. Pero
interpretar al dinero como capital es la expresión más desarrollada y compleja en la
que lo vemos actuar.
Fue así que, por medio del comercio, el dinero se fue convirtiendo en capital: es
decir, en un medio de enriquecimiento, desafortunadamente, mediante la
explotación del trabajo del asalariado, a quien ya no se le paga todo lo que produce.
Esto es el dueño del dinero compra el trabajo del obrero, como una mercancía, al
precio más bajo posible, procurando obtener, del producto que el obrero constituye,
de vuelta su inversión y además la plusvalía (que es aquí donde el capitalista se
Adrian Alberto Escudero Ramírez
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Doctrinas Políticas y Sociales III
enriquece). De este modo, el dueño del dinero también al poseer los medios de
producción lograba que el obrero al no tener ningún otro medio de subsistencia se
convirtiera en su asalariado.
Bajo este supuesto, la fuerza de trabajo, como mercancía, sólo puede aparecer en
el mercado en la medida y por el hecho de que su propio poseedor, la ofrezca y
venda como mercancía. Para que perdure esta relación es necesario que el
poseedor de la fuerza de trabajo la venda siempre por un tiempo determinado y
nada más ya que, si la vende toda junta de una vez y para siempre, se vende a sí
mismo, se transforma de hombre libre a esclavo, de poseedor de mercancía en
simple mercancía.
Los campesinos y artesanos que empleaban los recursos de sus tierras para la
cosecha y elaboración de productos para el autoconsumo ahora son obreros
asalariados que han sido despojados de sus tierras y de sus medios de producción
para formar parte de la manufactura capitalista. El resultado del trabajo del
campesinado convertido al proletariado no es beneficio para éste, sino para el
capitalista propietario de los nuevos medios de producción y arrendatario de
extensiones de tierra. Así como la minoría de capitalistas usurpadores de tierras
han expropiado al campesinado de sus tierras y han hecho de ellas, junto con los
medios de producción manufacturero, una propiedad privada individual, los mismos
capitalistas pueden ser víctimas de su propio régimen, ya que las masas obreras
pueden hacer rebelión y destruir los medios de producción e incluso, expropiar al
capitalista de sus propiedades privadas.