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LOS ÁRABES Y EL PASO DE LA CIENCIA GRIEGA AL OCCIDENTE

MEDIEVAL

Alejandro Oval Méndez

Haciendo alusión a la situación cultural y científica de los cristianos del


Occidente latino, cabe destacar que esta había experimentado un claro bajón en
lo que se refiere a adquirir nuevos conocimientos. Según cuenta el autor, a partir
del siglo IX-X, tanto en la Península Ibérica como en el sur de Italia, y
precisamente por el mero contacto de estas zonas con la cultura árabe, los
cristianos mostraron un gran interés por la misma y, decididos, llevaron a cabo
una asimilación de su cultura y de su ciencia, ocasionando así que muchos de los
textos estudiados fueran traducidos al latín. La transmisión de estas traducciones
supuso, de aquí en adelante, un auge de la filosofía y de la ciencia de la Baja
Edad Media.

Es digna de mención la figura de Gerardo de Cremona, el cual, según el


autor, tuvo un papel fundamental en la España del siglo XII, pues dedicó parte de
su vida a la traducción de textos científicos de la lengua árabe al latín. En estas
traducciones se muestra el claro proceso por el cual los textos griegos, para llegar
al Occidente latino, tuvieron que ser manejados por los propios árabes.

Asimismo, cabe mencionar que los árabes, poco a poco, recibirían los
principios fundamentales de la cultura, la filosofía y la ciencia griega. A través
del helenismo, los árabes se comienzan a desarrollar en estos ámbitos y llevarán
consigo todo este conocimiento adquirido a los países que posteriormente
conquistarán.

Antes de este proceso, citado anteriormente, se llevó a cabo la ardua labor


de traducir textos griegos a la lengua siríaca, los cuales, más adelante, serán
traducidos al árabe. Así, se recogerán una serie de traducciones de autores muy
relevantes: Aristóteles, Porfirio, Teofrasto o Casiano Baso. Algo muy similar
tuvo lugar en el mundo latino, pues Boecio, un distinguido filósofo de origen
romano, tradujo una serie de textos de autores griegos a su misma lengua;
traducciones posteriormente serán reconocidas por el rey Teodorico. Además,
cabe destacar que este proceso fue impulsado por las relaciones comerciales y
culturales que existían entre las ciudades del sur de Italia con la corte de
Bizancio.

Entre los siglos VIII y IX, los califas de la dinastía Abasí de Bagdad,
según cuenta el autor, emprendieron una segunda etapa de recopilación y
traducción de los textos científicos y filosóficos griegos, es decir, aquellos que
aportaban conocimientos, en mayor medida, a la ciencia árabe. Así, el gobierno

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del imperio incitó a los califas para disponer de una serie de funcionarios y
personas cualificadas para que, reunidas en la Casa de la Sabiduría de Bagdad,
llevaran a cabo el inmenso trabajo que supone la traducción. Estos emplearon dos
métodos o procedimientos para esta labor: por un lado, el método de Yuhanna b.
al-Bitriq y otros, en el que el especialista estudiaba cada una de las palabras
griegas, seleccionando así una palabra de la lengua árabe cuyo significado fuera
similar o exacto al término griego. Según el autor de este artículo, este método no
es correcto, pues es imposible encontrar términos de origen arábigo que
coincidan con todas las palabras griegas del texto, así como las estructuras
sintácticas, que no son iguales en ambas lenguas. Por otro lado, el método de
Hunayn b. Ishaq y otros, en el que el traductor tiene una visión más periférica,
analizando de forma conjunta oraciones y párrafos. De esta manera, teniendo ya
un mayor conocimiento acerca del contexto, podría traducir el texto a la lengua
árabe de una forma más correcta. Según nuestro autor, las obras que hayan
seguido este procedimiento no necesitarán ser mejoradas o corregidas. Estas
aludían, fundamentalmente, a temas de medicina, lógica y filosofía natural, entre
otros.

Sin embargo, este sistema no se limitaba únicamente a la traducción, pues


muchos de los especialistas que trabajaban con las obras griegas comentaban y
corregían los textos, apareciendo, de esta manera, una serie de críticas a los
autores clásicos griegos, como por ejemplo a Galeno, Ptolomeo o incluso a
Aristóteles.

Si se hace alusión a la difusión de la ciencia árabe con respecto al


Occidente latino, cabe mencionar que desde los inicios de esta, tuvo un gran
desarrollo en los pueblos con los mantuvo relación. Así, entre los siglos X y XIII,
tuvo lugar el momento fundamental de paso de la cultura griega al Occidente
latino, principalmente a través de las traducciones que se realizaron desde la
lengua árabe al latín; unas traducciones que se elaboraron en torno al ámbito de
la Península Ibérica, pues, como ya se sabe, los árabes también formaron parte de
este territorio.

En el primer período del momento citado anteriormente, existen


traductores de gran relevancia como Juan Hispano. Sin embargo, la nómina de
las obras traducidas es muy amplia, realizada, en su mayoría, por autores
anónimos. Estas obras abarcan temas astronómicos, astrológicos, o médicos,
aludiendo, de nuevo, a Ptolomeo, Hipócrates o incluso Aristóteles.

Finalmente, en el último tercio del siglo XIII, también se publican una


serie de obras científicas de temas que abarcan la astronomía y la filosofía natural
de Aristóteles, impulsando así un Studium Arabicum et Latinum, un tratado en el
que se pueden encontrar diversas traducciones latinas de obras de medicina u
otros ámbitos.

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