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Argentina.

Eduardo Lucita: La
necesidad de un amplio
Frente de Resistencia para
enfrentar al gobierno
ultraderechista
By Resumen Latinoamericano on 10 mayo, 2024

Por Jorge Muracciole, Resumen Latinoamericano, 10 de mayo de


2024. ¡

A cinco meses de la asunción de Javier Milei a la presidencia de la


Nación ¿cuáles serían para vos los rasgos generales que definen la
situación?
Lo que veo como principal rasgo es que estamos ante una situación
inédita a escala mundial. Tanto porque se trata del primer presidente
anarco-capitalista en la historia, tanto como por el ajuste fiscal que por
su profundidad, extensión y rapidez de ejecución no tiene precedentes. A
esto agregaría que el proyecto Milei va más allá de la sola administración
de la crisis capitalista local, sino que viene a resolver esa crisis en
términos históricos con una reformulación completa del país en términos
económicos, sociales y políticos, lo que lleva implícito un fuerte cambio
en las relaciones sociales a favor del capital.

El presidente lo dejó muy claro en la reunión con los grandes magnates


de la Argentina, los que detentan el poder real. Les dijo, yo vengo a
ordenarles la macro, el resto lo tienen que hacer Uds. Esos magnates
encarnan los mercados que para la concepción de Milei, no solo son el
mejor asignador de recursos sino la medida de valor de todos los valores.
El resultado será un país sometido al capital financiero y a las grandes
corporaciones, especialmente las que tengan que ver con el
extractivismo. Un país más competitivo, más individualista, más
sometido a la ley de la ganancia, más desigual de lo que ya es. Es lo que
está en juego con la ley de Bases y el paquete financiero que tratará el
Senado en los próximos días. Hay que rodear el Congreso para que no se
aprueben

Todo tiene su correlato en lo que ahora algunos llaman una nueva época
en las relaciones internacionales.

El realineamiento total con EEUU e Israel, a los que ven como aliados
estratégicos casi excluyentes. ¿Las nuevas relaciones carnales?
Si claro es un realineamiento global. La visita de la generala Richardson,
jefa del Comando Sur de EEUU, que fue recibida casi como un jefe de
Estado y que el presidente Milei viajó de madrugada a Ushuaia para
reunirse con ella es más que simbólico. Allí la generala no enfatizó en la
defensa de “nuestros” recursos naturales como lo hizo en visitas
anteriores, sino que puso en el eje en una visión geopolítica. Cuestionó la
base china instalada en Neuquén que, como fue comprobado numerosas
veces y ahora lo ratificó la canciller Mondino, tiene objetivos científicos y
no militares y al mismo tiempo planteó el interés en construir una base
en el sur que llaman “integrada”. Base que tendría funciones de logística,
de aprovisionamiento y también militar. En tiempos del kirchnerismo
nuestra marina pensaba construir esa base que sería financiada por los
chinos, pero la presión de EE. UU. la bloqueó. Es que lo que está en juego
es el control del movimiento naval en el sur, el pasaje del atlántico al
pacífico. EE. UU. piensa en términos estratégicos, se cubre por si hay
problemas futuros con el canal de Panamá. Hay que recordar que
también que por presión de EE. UU. se están desactivando varios
proyectos (Atucha III, las represas y otros menores) que tenían
financiación de la República Popular.

EE. UU. quiere conjurar el “peligro chino” sacándolo del sur. Incluso el
rechazo a integrarse a los BRICS va en esta línea. Cuando hay una gran
tensión geopolítica entre las dos grandes potencias del período el
gobierno Milei coloca al país de un lado de esa confrontación, sin medir
las consecuencias. Algo similar podría decirse de las relaciones con
Israel. El presidente ha apoyado todas las atrocidades de las Fuerzas de
Defensa Israelíes en Gaza y las justificó Pareciera desconocer que aquí
hubo un atentado a la AMIA como respuesta a movidas internacionales
del menemismo. Es muy irresponsable.

¿De qué depende que este proyecto de reorganización del país se


concrete?
Depende de que el gobierno pase el Rubicón del ajuste y logre estabilizar
la economía. Para esto han desenvuelto una política de shock
materializada en un programa monetario y fiscal. Se supone una fase
previa al plan de estabilización que impondría levantar el cepo y unificar
los tipos de cambio. Objetivos inmediatos: reducir a cero la emisión
monetaria, lograr un nuevo equilibrio de los precios relativos de la
economía (tipo de cambio, tarifas, precios, salarios) y mejorar el balance
del Banco Central.

El gobierno muestra como un éxito el logro de superávits fiscal primario y


total (después del pago de intereses), que el Banco Central continuara
comprando dólares, que licuara sus pasivos remunerados, que bajaran
los tipos de cambios financieros y se achicara la brecha cambiaria. Todo
habría redundado en una desaceleración de la inflación, que presentan
como un sendero descendente, pero los precios por ahora siguen
subiendo. Menos que antes, pero subiendo.

Pero la economía se está hundiendo


La contrapartida de este brutal ajuste es la caída de la actividad
económica. Caída que es mayor a la que se estimaba al principio del
gobierno. En cuatro meses los salarios cayeron un 20/25 % -el promedio
salarial de los trabajadores formales por primera vez perforó la línea de
pobreza- y las jubilaciones un 30%, las obras públicas casi se
paralizaron, las ventas se desplomaron a niveles de pandemia, el crédito
es casi inexistente. La menor actividad afecta a la recaudación que pone
en dudas el déficit fiscal cero para fin de año. Se esperaba que marzo y
abril fueran los meses más duros, esa premonición ahora se ha
desplazado a mayo junio, mientras que la falta de dólares pone en dudas
cuándo se podrán levantar las regulaciones (cepo), condición impuesta
por el presidente para recuperar la actividad, que ahora se espera para el
último trimestre del año. De todas maneras, el FMI calcula una baja del
PBI para este año del 2.8%, mientras que cálculos privados la estiman en
más del 3%.

Sin embargo, hay muchas dudas en cuanto a la sustentabilidad del


ajuste.
Este ajustazo está compuesto por el impacto inflacionario sobre partidas
presupuestarias congeladas (jubilaciones, pensiones, salarios públicos y
planes sociales), es la licuadora que explica poco más del 50% del
ajuste. Por la suspensión de gran parte de la obra pública, el recorte de
transferencias a las provincias y bajas de contratos y subsidios, es la
motosierra, y por pagos no realizados el resto.

El efecto licuadora tiende a diluirse, no puede mantenerse en el tiempo


mientras que los pagos no realizados son deudas que en algún momento
hay que saldarlas. Está en duda si el tipo de cambio puede sostenerse sin
una nueva devaluación, si la caída de la demanda no arrastrará caída
también de los ingresos fiscales con lo que se necesitaría un segundo
shock ajustador, también que si bien el central compra dólares hay
deudas pendientes por importaciones impagas, por lo tanto, la cosecha
neta de reservas es magra y no cubre las necesidades para levantar el
cepo. De ahí las giras mendicantes del ministro Caputo para conseguir
15.000 millones de dólares.

En fin, que el programa tiene muchas inconsistencias que en algún


momento pueden cortocircuitar, pero la economía no es una ciencia
exacta, juegan elementos políticos y sociales.

¿Qué implicancias tienen la nueva Ley de Bases y el paquete fiscal que


se están discutiendo ahora en el Senado, luego de la media sanción en
Diputados?
El gobierno está apostando todo a la aprobación de la Ley de Bases y el
paquete fiscal, que le cedería funciones legislativas por un año y le
permitiría modificar leyes, avanzar sobre la relación capital-trabajo,
reponer el impuesto a las ganancias para la 4ta. categoría, cambiar la
estructura del Estado, darles grandes facilidades a los capitalistas e
iniciar una nueva oleada de desnacionalizaciones. Es la base para un
cambio profundo en la matriz económica-social. Esperemos ver qué pasa
en el Senado. Si se aprobara el sesgo ideológico que tomaría el país sería
dramático y de difícil reversión.

Juegan elementos políticos y sociales. Me das pie para preguntarte


¿cómo ves la reacción social y sus perspectivas ante todo esto?
La reacción inicial fue muy tibia. Tiendo a pensar que hubo desconcierto
ante el ataque tan duro y rápido al pueblo trabajador, pero también que
desde sectores del peronismo se le dio tiempo al ajuste, lo que podría
entenderse como una continuidad de sus anteriores gobiernos que
desalentaron las movilizaciones. Es conocido, cuando un músculo no se
ejercita se debilita. Por otra parte, desde sus primeros días el gobierno
Milei buscó disciplinar la protesta social y meter miedo en la gente, tanto
desde la violencia oral del propio presidente, como desde el Ministerio de
Seguridad con el protocolo antipiquetes de Bullrich. No descarto algo de
resignación: no podemos hacer nada en lo inmediato pensemos en el
mediano plazo, elecciones, programas etc.

Ahora eso fue el inicio. En los últimos cuatro meses asistimos a una
seguidilla de marchas concentraciones, paros parciales y generales, que
crecen en volumen y en definiciones políticas, una tras otra. En paralelo
son múltiples los conflictos sindicales. No me refiero tanto al 8M o al
24M que este año se superaron en asistencia y fueron más políticos, pero
son fechas ya instaladas en la agenda popular. Me refiero
particularmente a la marcha del 23A en defensa de la universidad y la
educación públicas, que tuvo un carácter federal y convocó más de un
millón de personas en todo el país. Veremos cómo continúa el conflicto,
pero puede ser un punto de inflexión en la situación general, de donde
surja un nuevo sujeto social. Al mismo tiempo que eso sucedía en
diputados se tejían los últimos acuerdos para dar media sanción a la Ley
de Bases, lo que muestra lo alejado que están “los representantes del
pueblo” de la sociedad real. Conviene registrar que un hecho político de
esa magnitud fue un llamado de atención para el gobierno que no lo
esperaba, pero que no modificó su agenda. Tampoco pudo ser
capitalizado por la oposición. Por ahora las expectativas de futuro
alimentan la adhesión al gobierno, que parece sigue siendo alta.

Pero quisiera poner énfasis en los acontecimientos que tuvieron de


protagonista a la CGT y por lo tanto a miles de trabajadores/as. El 24E la
central convocó a un paro nacional con movilización. Una acción inédita
por la amplitud de la convocatoria (las dos CTA’s, movimientos de DDHH,
de mujeres, ambientalistas, de minorías sexuales y el regreso de las
asambleas barriales). Mientras que el 1° de Mayo convocó una multitud
de trabajadores y trabajadoras, se estima más de 300.000, con un
documento totalmente crítico del gobierno y ratificando el segundo paro
nacional que está en curso en este mismo momento. Todas las
informaciones que circulan indican que es más contundente y abarcativo
que el anterior, y no solo porque no hubo transporte. Sino que la caída en
la actividad económica es tal que ya se teme el paso de la recesión a una
depresión, en la Sec. de Trabajo crecen los pedidos empresario por
adscribirse a los Programas Preventivos de Crisis. En espejo también
crece entre los trabajadores/as el temor a perder el empleo.

La contrapartida es la fuerte fragmentación de las representaciones


políticas en el parlamento y las luchas intestinas al interior de las
distintas formaciones políticas. Inexplicablemente la izquierda se dividió
en la concentración del 1° de Mayo. Un sector decidió aislarse en Plaza
de Mayo, mientras que otro, afortunadamente, o tal vez por eso, el que
más inserción sindical y territorial tiene, participó del movimiento real
con sus propias consignas en un claro ejercicio de unidad de acción. (yo
comparto esta actitud política).

Pareciera que depositas demasiadas expectativas en la CGT. ¿Hasta


dónde crees que podría avanzar teniendo en cuenta sus antecedentes
más que cuestionables?
Primero una aclaración: la CGT es su conducción, también los sindicatos
que la integran y también los millones de trabajadores/as en los que
radica su fuerza real. Estos componentes no siempre piensan igual.

Ahora, parto de los datos de la realidad. Por lo que trascendió la mayoría


automática que conduce la central (Gordos e Independientes) dudaban
de llamar a paros y movilizaciones, más aún diría que la mayoría
rechazaba esas propuestas. Sin embargo, fue la presión de algunos
gremios nacionales y de las regionales del interior lo que los empujó a
movilizarse cuando su forma preferida es la negociación. Esto fue
acompañado por algunas actitudes inéditas –que el acto del 24E fuera
cerrado por una Madre de Plaza de Mayo; que la central participara con
una columna importante el 24M; que diera apoyo a la marcha por la
educación pública. Agreguemos la movilización del 1°M que hace años no
se realizaba. Señales que algo está pasando.
En ese algo que está pasando, con sus aciertos y contradicciones, es
donde creo hay que intervenir políticamente. Puede, no es nada seguro,
que esos actos y movilizaciones sirvan a manera de plataforma para la
reorganización del movimiento popular (yo apostaría a eso) en un amplio
Frente de Resistencia al proyecto ultraderechista del capital financiero y
los monopolios. Frente que debiera marcar un camino de salida a la
crisis. Frente que debiera tener como centro al movimiento obrero
organizado, que ha dado muestras que puede asumirse como el caudillo
del conjunto de los explotados, oprimidos y excluidos. Es un debate que
hay que dar ahí. Tal vez estemos en los inicios de un nuevo ciclo de la
lucha de clases y en esto la izquierda puede jugar un papel más que
destacado, siempre que le dé prioridad a la unidad de la clase por sobre
sus necesidades de autoconstrucción.

Contestando entonces tu pregunta. Parto de una convicción: sigue


presente la centralidad del trabajo en la sociedad del capital. Habiendo
caracterizado el estado de situación y las implicancias del proyecto
estratégico de Milei, tanto para la Nación como para las clases
subalternas, creo que hasta dónde puede llegar el movimiento depende
mucho de nosotros. De tener la capacidad de comprender este proceso y
sus riesgos, de sacarnos de encima tabúes y prejuicios sin ceder nada
estratégico, y forjar las alianzas tácticas necesarias para cambiar la
relación de fuerzas a favor del pueblo trabajador. Es el futuro lo que está
en juego.

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