El 28 de marzo, el periódico Tribuna de La Habana publicó en la sección "El lector
desde las redes", la carta de una lectora bajo el título: "¿Quién nos defenderá de las Mipymes?". En dicha carta, la redactora relataba la negativa experiencia que padeció en una de las Mipymes que hoy pululan en Cuba. La autora identifica la empresa y su dirección en La Habana (la cual no registré en mi memoria) y cuenta que fue a comprar pan porque no había otro lugar donde conseguirlo. El pan salía 300 pesos y estaba duro como un ladrillo. Por esa razón le preguntó a la dependiente, con agudeza irónica cubana: "¿Este pan es de esta semana o al menos de este mes?". La dependiente le dijo que era del día. La clienta no le creyó, pero no tenía opción. Sabía que, de cualquier manera, debía tostarlo para que fuera comestible. El punto es que luego de pagar, guardar el pan en su bolsa y caminar en dirección a la puerta del comercio, el dueño del mismo la interceptó y le dijo: "¿A usted le parece que puede hacer ese tipo de preguntas delante de los demás clientes?". A lo cual, la clienta y redactora de la carta a Tribuna de La Habana, respondió: "Claro, es mi derecho decir aquello que pienso". El dueño del comercio le respondió: "No vuelva a hacer eso o no la dejaré entrar de nuevo a comprar". La clienta no se amilanó y subió la apuesta: "Si usted no me deja entrar a comprar, llamaré a la policía y lo denunciaré por discriminación". Por todo esto es que la redactora de la carta la envió a Tribuna de La Habana y por eso es por lo que la misma fue titulada por ella o los editores en términos de: "¿Quién nos defenderá de las Mipymes?". Hoy, tres días después quise compartir la carta en Tribuna de La Habana con una compañera, como muestra de las cosas que pasan bajo el "Régimen Mipyme" y lo positivo de que Tribuna de La Habana se hiciera eco y publicara la denuncia de esta lectora. Con tristeza descubrí que la carta de esta lectora ya no estaba en el sitio en Internet. Supongo que Olga Rodríguez, gestora de redes sociales, o algún editor, aprobó esta publicación. Pero luego, Chelsea del Sol, la jefa de la redacción digital, o Raúl San Miguel, el subdirector de Tribuna de La Habana, o Marta Jiménez Sánchez, su directora, o Alpidio Alonso Grau, el ministro de cultura, o Rogelio Polanco Fuentes, el jefe del departamento ideológico del PCC, o Díaz Canel, el primer secretario del PCC y presidente de la república, decidió que esa carta debía ser eliminada. Qué pena. "Ellos" no entienden nada en verdad. "Ellos" no saben lo que es bueno. No para "Ellos", para la Revolución. La razón es clara. Las Mipymes son el invento de moda de la estrategia económica del gobierno cubano. No se lo debe criticar. No importa que no produzcan ni pinga en la mayoría de los casos. No lo digo yo. Lo dijo Esteban Lazo, el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el 3 de agosto de 2023. Sus palabras exactas fueron: "De las más de 8,500 y tantas Mipymes que nosotros tenemos, la mayoría son comercializadoras, es decir, que no crean riqueza en el país". Ahora son más de 11,000. Pero si una lectora dice que el propietario de una Mipyme intentó acallar sus críticas del producto que vende y es objeto de amenazas de excluirla como compradora, es un drama. Y alguien de "Ellos" dice: "Quiten eso. Está mal". En todo el mundo hay entidades que defienden los derechos de los consumidores. En Cuba no existen y una cliente que ejerce su derecho a la queja, es amenazada y su carta a Tribuna de La Habana, es borrada. ¿Qué dejamos entonces para los trabajadores empleados por las Mipymes? ¿Cuánto podrán defender sus derechos a condiciones de contrato, trabajo, salarios y derechos sociales dignos? Sin lugar a duda Cuba padece el criminal bloqueo yankee. Pero como dicen los vecinos de mi reparto, Cuba también padece el bloqueo interno. En este caso, el bloqueo de la crítica de las prácticas empresariales abusivas. La pequeña burguesía de propietarios de Mipymes (los nuevos NEPmen) no pueden hacer lo que quieren y cómo quieren. El Estado cubano, las organizaciones de masas y los medios de prensa, deben hacerse eco y expresar el sentir de la población sobre lo que las Mipymes hacen mal. Sin lugar a duda, Cuba sufre una guerra mediática. Todo lo malo que sucede en Cuba es amplificado hasta el infinito y toda protesta, aunque sea por corriente y comida, como semanas atrás en Santiago y Bayamo, son convertidas en levantamientos contrarrevolucionarios, cuando no lo son. Son sólo luchas como las que ocurren en cualquier país donde todo está de pinga por las cosas que la gente necesita y demanda. Lo peor es que el Partido y el Estado se creen el relato del imperialismo y la gusanera. Y piensan que son contrarrevolucionarias. La política de censurar las críticas y las protestas en la prensa oficial, como en el caso citado de Tribuna de La Habana, sólo le hace el juego al imperialismo, la gusanera y la naciente pequeña burguesía de Mipymes. Le entregan el papel de portavoz de las críticas, las protestas y la posibilidad de poder manipularlas a su antojo. Los dinosaurios del Partido, el Estado y los medios oficiales cubanos deben desaparecer. Es lo mejor para lo que queda de la Revolución...