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Marie-LouisevonFranz

ELPUER
AETERNUS
TraduccióndeIsabel Núñez

K1
editorial UTairós
Numancia, 117-121
08029 Barcelona
www.editorialkairos.com
O2000 by Stiftungfiir Jung’sche Psychologie
&Emmanuel Kennedy. All rights reserved
Ode la edición en castellano:
2006 byEditorial Kairós, SA.
Primera edición: Junio2006
I.SJ3.N.: 84-7245-619-6
Depósitolegal: B-16.938/2006
Fotocomposición: Grafime. Mallorca 1.08014 Barcelona
Impresión y encuademación: índice. Pluvia, 81-87.08019 Barcelona
SUMARIO
Agradecimientos....................................................................7
Notade la editorial ...............................................................9
Conferencias 1-8:
Elprincipito deAntoine Saint-Exupéry........................11
Conferencias 9-12:
El reinosinespaciodeBrunoGoetz .......................263
Bibliografía....................................................................411
índice..............................................................................415
AGRADECIMIENTOS
La materia de estos capítulos se presentó en forma de
doceconferencias enel Cari G. JungInstitute deZúrich, du­
rante el semestre deinviernode 1959-1960.
Quiero agradecer a UnaThomas sufiel transcripción, en
laquesebasael textorevisado. Mi gratitudtambiénparaPa­
tricia Berry yValerie Donleavy por la forma final en la que
aparece escritoeste seminario.
Ma r ie -Louise vo n Fr a nz
Zúrich, enerode 1970
NOTADELAEDITORIAL
Deacuerdoconlos deseos deMarie-LouisevonFranz, el
contenido de esta edición de Puer aeternus sigue fielmente
ala edición original de 1970enSpringPublications, deZú-
rich. Los errores tipográficos sehan corregido, yseha aña­
didolabibliografía yel índice. IntemCityquiere agradecer
a Alison Kappes su investigación para recopilar la biblio­
grafía.
Personalmente, puedo decir que este libro me salvó la
vida, pues me abrió los ojos a la psicologíapersonal enuna
época en que yo estaba de rodillas. El análisis de la doctora
VonFranz sobre el hombre atado a sumadre mellegó al co­
razón. Pormuyduros quefueran, sus convincentes comenta­
rios sobre algunos hombres que me recordaban sospechosa­
mente a mí, y por muy devastadores que fueran para mi
autoimagen, ofrecíanuna alternativaimplícita ami suicidio.
Obviamente, yo asumí esa alternativa y empecé mi análisis.
Durante años, he albergado el sueño de incluir Puer ae­
ternus enesta serie de «Estudios depsicologíajunguiana» a
cargo de analistas junguianos. Yahora, gracias a aconteci­
mientos fortuitos, lohe logrado.
Da r yl Sha r p
CONFERENCIAS1-8:
ELPRINCIPITO
DEANTOINESAMT-EXUPÉRY
CONFERENCIA1
Puer aeternus es el nombre de un dios de laAntigüedad.
Laspalabras vienendelasMetamorfosis de¡Ovidioyaquí se
aplicanal dios niñode los misterios eleusinos. Ovidiohabla
del dios niñoYaco, llamándolepuer aeternus y elogiándole
por supapel enesos misterios. Posteriormente, el dios niño
fueidentificado conDioniso y conel dios Eros. Es el joven
divino que nace en la noche en ese característico misterio
eleusino de culto a la madre y constituye una especie de re­
dentor. Es undios dela vegetaciónylaresurrección, el dios
deladivinajuventud, ycorrespondeadivinidades orientales
comoTammuz, Atis yAdonis. El títuloPueraeternus signi­
fica, pues, eternajuventud, pero tambiénloutilizamos ave­
cesparadesignaraciertotipodejovenconunmarcadocom­
plejo materno y que, por tanto, se comporta de maneras
determinadas queme gustaríacaracterizar comosigue.
En general, el hombre identificado con el arquetipo del
pueraeternusmantienedemasiadotiempounaconductapsi­
cológicaadolescente. Es decir, quetodas aquellas caracterís­
ticas que resultan normales en unjoven de diecisiete o die­
ciochoaños seprolonganensuvidaposterior, enlamayoría
delos casos, acompañadas de una excesiva dependencia de
la madre. Las dos alteraciones típicas de unhombre conun
marcadocomplejomaternoson, comoseñalaJung, lahomo­
sexualidadyel donjuanismofEnel primer caso, lalibidohe­
terosexual sigue vinculada a la madre, qué es realmente el
único objeto amoroso, con el resultado de que el sexo no
puede experimentarse con otra mujer. Esto convertiría a di­
chamujerenrival delamadre, ypor eso, las necesidades se­
xuales se satisfacen sólo con un miembro del mismo sexo.
Generalmente, a estos hombres les falta masculinidad y la
buscanensupareja.
°E1 donjuanismo es otra forma característica de la misma
alteración. Enestecaso, laimagendelamadre-la imagende
lamujerperfectaqueledarátodoaunhombreyquenotiene
defectos- sebusca encadamujer. Estehombrebuscala dio­
sa madre, de modo que cada vez que siente fascinaciónpor
unamujer, más tarde descubre que setrata deunser humano
ordinario. Una vez entra encontactoíntimo conella, toda su
fascinación desaparece y él se aleja decepcionado, sólopara
proyectar de nuevo la misma imagen enuna mujer tras otra.
Anhela eternamente la mujer maternal que le envolverá en
sus brazos y satisfará todas sus necesidades. Esto suele ir
acompañado de la actitud romántica del adolescente. Gene­
ralmente, seexperimentaunagrandificultadenlaadaptación
ala situación social, y en algunos casos, hay una especie de
falsoindividualismo: dadoqueesteindividuoseconsideraal­
guienmuyespecial,notienepor quéadaptarse,pues seríaim­
posible paraun genioescondido, etc. Además, suelemostrar
una actitud arrogante hacialos demás, debida aun complejo
de inferioridad y al mismo tiempo a falsos sentimientos de
superioridad. Estas personas suelen tener muchas dificulta­
des para encontrar el trabajo adecuado, porque lo que en­
cuentrannuncalesparecebienonuncaes exactamenteloque
esperaban. Siemprehay“unpeloenla sopa”.Paraestehom­
bre, la mujer tampoco es nuncala adecuada, está bien como
novia, pero... Siemprehayun“pero”queimpideel matrimo­
nioocualquier clase de compromiso definitivo.
Todoestollevaaunaformadeneurosis queH.G.Baynes
ha descrito como la “vida provisional”, es decir, la extraña
actitud y sensación de alguien que aún no está en la vida
real.1Por el momento, el individuohace estooaquello, pero
ya se trate de una pareja o un trabajo, todavía no es lo que
realmente deseaba, y siempre alberga la fantasía de que en
algún momento-del futuro llegará lo real. Si esta actitud se
prolonga, implica un rechazo constante a implicarse en el
momento. Estosuele ir acompañado, enmayor omenor gra­
do, de un complejo de salvador, ode Mesías, con la secreta
convicción de que un día podrá salvar al mundo, de que en­
contrará la última palabra en filosofía, religión, política o
arte o cualquier otra cosa. Puede llegar al extremo de con­
vertirseenunatípicamegalomaníapatológica, opuedehaber
leves indicios de ella enla idea de que sumomento“aúnno
hallegado”.Loquemás teme unindividuoasí es estar atado
aloque sea. Sienteunmiedoterroríficodeser definido, fija­
do, de entrar completamente en el tiempo y el espacio y de
ser el ser humano singular que cadaunoes. Siempre alberga
el miedo de verse atrapadoenuna situaciónde la quele sea
imposible escabullirse. Cualquier situación“tal como es” le
parece un infierno. Al mismo tiempo, suele alimentar una
fascinaciónmuysimbólicapor los deportes deriesgo-sobre
todovolar yescalar-, comosi quisierallegarlomás altopo­
sible, simbolizandolahuidade larealidad, delatierra, dela
vida normal. Si este tipo de complejo es muy acusado, mu­
chos deesoshombres muerenjóvenes enaccidentes deavión
ydemontaña.
En general, no les gustan los deportes que requieren pa­
cienciayunlargoentrenamiento, pues elpueraeternus, enel
sentidonegativo delapalabra, suele ser muyimpacientepor
disposición, de modo que esos esfuerzos no le atraen. Co­
1. Véase «The Provisional Life» en Analytical Psychology and the English Mind.
nozco a unjoven, el ejemplo clásico del puer aeternus, que
hizomuchomontañismo, perodetestabatantollevarunamo­
chila quepreferíaentrenarse inclusopara dormir bajolallu­
viaolanieve, yenvolverseenunimpermeablede seda. Con
unatécnicaderespiracióndeyoga, seacostumbróadormir a
la intemperie. También se entrenó para caminar práctica­
mente sin comida, simplemente para no tener que acarrear
ningúnpeso. Vagódurante añospor las montañas deEuropa
yotros continentes, durmiendobajolos árboles oenlanieve.
En cierto modo llevaba una existencia heroica, sólopara no
verse obligado abuscar una cabaña o acarrear una mochila.
Podríamos decir que era muy simbólico, porque en la vida
real, unjovenno quiere que le carguencon ningúnpeso. Se
niega absolutamente a asumir la responsabilidad de lo que
sea, oacargar conel pesodeunasituación.
Engeneral, la cualidadpositiva de esosjóvenes es cierta
clase de espiritualidad que viene de un contacto relativa­
menteestrechoconel inconsciente. Muchos tienenel encan­
todelajuventudyla chispa deunacopade champán. Suele
ser muy agradable hablar con los pueri aeterni. Amenudo
tienencosas interesantes que decir yproducenunefecto vi­
gorizante. No les gustan las situaciones convencionales;
planteanpreguntas profundas y van directos enbusca de la
verdad. Muchas veces persiguen la religión auténtica, una
búsqueda típica del final de la adolescencia. Generalmente,
el encantojuvenil delpuer aeternus seprolonga durante los
estadios posteriores de su vida, pero hay otro tipo depuer
que no exhibe el encanto de la eternajuventud, ni el brillo
del arquetipode la divinajuventud. Por el contrario, vive en
un continuo aturdimiento letárgico que también es caracte­
rístico de la adolescencia: lajuventud aletargada, indiscipli­
nada y de piernas largas que simplemente vagapor ahí, con
lamenteerrandodeformaindiscriminada, deformaqueuno
siente la inclinación de echarles un cubo de agua fría por la
cabeza. Peroel aturdimientoletárgicosóloes unaspectoex­
terior, y si se logra penetrar, se descubre la vida de intensa
fantasíaque albergaensuinterior.
Hasta ahora hemos dibujado una breve síntesis de los
principales rasgos deciertosjóvenes que sevenatrapados en
uncomplejomaterno, ydeestemodo, hemos identificadoel
arquetipo del puer. Yohe dado una visión negativa de esos
individuos, porque así es como se les ve superficialmente,
pero, como verán, no hemos explicado lo que de verdad es
importante. Mi conferencia se centra en la pregunta de por
quéel problemadeestetipo, eljovenatadoalamadre, seha
vuelto tan acusado. Como saben, la homosexualidad -no
creo que el donjuanismo esté tan extendido- se extiende
cada vez más; incluso entre los adolescentes. Parece que el
problemadelpueraeternus seestávolviendomuyactual. In­
dudablemente, las madres siempre han intentado retener a
sus hijos enel nido, y algunos hijos hantenido siempredifi­
cultades para liberarseyhanpreferidocontinuar disfrutando
de los placeres del nido. Pero no está tan claro por qué ese
problemanatural ensí tiene que convertirse enunproblema
delaépoca. Creoqueéstaes lapreguntamásprofundaeim­
portante que debemos planteamos, porque el resto es más o
menos evidente. Unhombre conuncomplejomaternosiem­
pre intentará luchar contra sutendencia a convertirse en un
puer aeternus. Podríamos preguntamos, ¿cuál es la cura? Si
unhombretieneuncomplejomaternoyesoes algoqueleha
ocurrido, que no ha provocado él mismo, pero suponiendo
queundíalodescubra, ¿quépuedehacer paraliberarse?
En Símbolos de transformación; Junghabló de una cura
-el trabajo- ydespués dedecirlodudóunmomentoypensó:
«¿Es tan simple como eso? ¿Es ésa la única cura? ¿Puedo
plantearlo así?». Pero el trabajo es la palabra desagradable
que ningúnpuer aeternus quiere oír, y Jung llegó a la con­
clusióndequeeralarespuestacorrecta. Mi experienciatam­
bién me ha mostrado que si un hombre puede liberarse de
esta especie de neurosis juvenil es mediante el trabajo. Sin
embargo, estarelaciónimplicavarios malentendidos, porque
el puer aetemus puede trabajar, como cualquier ser primiti­
voocualquierpersonaconundébil complejodel ego, mien­
tras esté fascinado o en un estado de gran entusiasmo. En­
tonces puede trabajar veinticuatro horas seguidas o incluso
más, hasta que caerendido. Lo que nopuede hacer es traba­
jar en una mañana lluviosa y deprimente, cuando el trabajo
es aburridoyhayqueobligarseahacerlo; esoesloúnicoque
elpuer aetemus nopuedelograryutilizarácualquier tipode
excusapara evitarlo. Yel análisis de unpuer aetemus tarde
o temprano llega a topar también con este problema, y sólo
cuandoel egosehayavistosuficientementereforzado, podrá
superarlo y ser regular en el esfuerzo y el trabajo. Natural­
mente, aunqueconozcamos el objetivo, cadacasoindividual
es distinto. Personalmente, he descubierto que sermonear a
la gente en el sentido de que deberían trabajar no funciona,
ya que sóloprovoca que seenfadeny sevayan.
Por loquehe visto, el inconsciente sueleintentar llegar a
un compromiso, a saber, indicar la dirección en la que de­
beríahaber algúnentusiasmoohaciadondefluiríadeforma
natural la energía psicológica, puesto que obviamente, es
más fácil entrenarse enuna dirección apoyadapor el instin­
to. Esto no resulta tan difícil como trabajar completamente
montaña arriba oponiéndose al propio flujo de energía. Sin
embargo, es aconsejable esperar unpoco ydescubrir dónde
reside el flujonatural deintereses yenergía eintentar llevar
a esa persona a trabajar allí. Pese a todo, encualquier cam­
po de trabajo siempre llegaunmomento enquehayque en­
frentarse a la rutina. Todo trabajo, incluso el trabajo creati­
vo, contiene ciertadosis derutinaaburridayahí es donde el
pueraetemus escapayllegadenuevo alaconclusión: «¡No
es esto!» En momentos así, si auno le apoya el inconscien­
te, suele haber sueños que muestran que unodebería empu­
jar para superar el obstáculoyque, si loconsigue, habrá ga­
nadola batalla.
Paraprofundizar más enel origendel problema, me gus­
taríainterpretar primero/?/principitodeAntoine Saint-Exu-
péry porque puede arrojar mucha luz sobre esta situación.
Como saben, ese hombre murió durante la Segunda Guerra
Mundial enunaccidentedeaviónymuestratodos losrasgos
típicos delpuer aeternus que, sinembargo, no alteranel he­
cho de que fuese un gran escritor ypoeta. Suvida es difícil
de explicar, lo cual ya resulta típico, porque cuandointenta­
mos seguir la biografía sólo logramos recopilar unos pocos
hechos aquí yallá, debidoaque, comoyahemos dejadocla­
ro, elpueraeternus nuncatocadel todoconlospies enlatie­
rra. Nunca acaba de comprometerse con ninguna situación
mundana, sino que revolotea por encima de la tierra, tocán­
dola de vez encuando, iluminando aquí y allí, de modoque
unosólopuede seguir esos rastros tal como son.
Saint-Exupéryprocedía deunafamilia aristocrática fran­
cesaycrecióenunahermosacasadecampoconsuatmósfe­
ratradicional. Decidióhacerse aviadorprofesional ydurante
un tiempo trabajó comopilotopara la CompagnieAeropos-
tale, que volaba entre Europa y Sudamérica. Hacia 1929,
Saint-ExupéryhacíalalíneaToulouse-Dakar-BuenosAiresy
contribuyó al establecimientodenuevas líneas enSudaméri­
ca. Más tarde dirigió durante bastante tiempoun aeródromo
enel desiertonorteafricano, Cape Julie. Sumisiónprincipal
allí consistía en rescatar pilotos que se hubieran estrellado,
salvarles de unamuerte enel desiertoodecaer enmanos de
las tribus árabes rebeldes. Ése erael tipode vidaquele gus­
taba a unhombre así: Saint-Exupéryprefería aquel desierto
aislado a ningúnotrolugar. En 1939, aprincipios dela gue­
rra, luchópor Francia comocapitándelas FuerzasAéreas, y
tras la caídadeFranciaintentóescaparaEgipto, peroporra­
zones técnicas, tuvo que abandonar su plan. Entonces fue
desmovilizadoysemarchóaNuevaYork, dondeacabósuli­
broPiloto deguerra.
Más tarde, cuando los aliados desembarcaron en África,
Saint-Exupéryquisovolver alasFuerzasAéreas, yaunquele
rechazaronpor suedad, utilizótodas las estratagemas imagi­
nables hasta que logró volver a volar. Enjulio de 1944, tras
dejarAlgiers consuaviónenunvuelodereconocimientoso­
breFrancia, desapareciósindejarrastrodesucuerponi desu
avión. Más tarde -tiempo después de acabar la guerra-, un
jovenalemáninformóqueprobablementelehabíaderribado
enel marunaviónalemánFokker-Wolff. Deungrupodesie­
te aviones, un hombre dijo que habían derribado un avión
francés en el Mediterráneo, y por las indicaciones que dio,
podíamuybientratarse del de Saint-Exupéry.
Sumatrimoniofuemuydesgraciado. Al parecer, suespo­
saeraunamujer muytemperamental ydifícil yél nopasaba
conellamás deunasemanaodos seguidas. Cuandonolede­
jabanvolar se deprimía y se volvíairritable, ynoparaba de
andar arribayabajode suapartamento delamañanaalano­
che, desesperadoyfurioso. Perocuandopodíavolarrecobra­
ba su personalidad habitual y se sentía bien. Cuando tenía
quequedarse entierrayestar consumujer, opermanecer en
cualquier otra situación, se sumía en su humor sombrío, y
por eso siempre intentaba volver a volar. Sus demás libros
muestrancómolepreocupabanlosproblemas cotidianos yel
Weltanschauung de nuestra época. Aquellos de ustedes que
los hayanleídohabránobservadoque, comomuchos france­
ses, sobre todo los pertenecientes a la nobleza gala, tenía
ciertamentalidadnazi. Los.franceses sonfrancos, aveces lo
olvidamos por lo mucho que detestan a los alemanes, pero
las capas superiores de la sociedad son a menudo de linaje
alemán, familias queemigraronaFrancianohacetantotiem­
po. Desde un punto de vista histórico y especialmente en
círculos militares y entre la nobleza, puede decirse que hay
afinidades conlamentalidadprusiana.
Esto se refleja sin duda en algunos personajes de las no­
velas de Saint-Exupéry: por ejemplo, enRiviére, el autorin­
tenta dibujar el perfil típico del führer, el hombre frío que
manda a susjóvenes pilotos alamuertepor unametaeleva­
da. Sólo es parte del carácter local de suentorno ynoes re­
levantepara suproblema más profundo, que es unabúsque­
dade... ¿Quéesloquebusca?Noresponderéaestapregunta
ahora, sinoqueintentarébuscarlarespuestaconustedes.
Una de las obras más famosas de Saint-Exupéry, como
ustedes saben, es Elprincipito, que tuvoun éxito tremendo
y seconvirtió enbiblia y objeto de cultoparamucha gente.
Pero si les hablande ello, suelenadoptar unaactitudligera­
mente desafiante, insistiendoenque setrata deunlibroma­
ravilloso. Me he preguntado muchas veces por las razones
de esa actitud desafiante y la única explicación que se me
ocurre es que incluso sus admiradores tienenuninterrogan­
te en su mente y es una pregunta legítima -incluso para
ellos-, sobre el estilo ligeramente sentimental, un toque
emotivoque, si biencausaunciertomalestar, nodisminuye
suvalor en otros aspectos, ni impide disfrutar sobremanera
conel libro.
Pregunta: ¿Cómo explicaríaese matiz sentimental?
Engeneral, dondehaysentimentalismosuelehaber cierta
dosisdebrutalidad. Goeringseríaunmagníficoejemplo,por­
quepodíafirmarsinel menorreparounasentenciademuerte
paratrescientaspersonas, perosi selemoríaunodesuspája­
ros, aquel hombrecorpulentoseechabaallorar. ¡Esunejem­
ploclásico!Lafríabrutalidadsueleirrecubiertadesentimen­
talismo. SipiensanenlasfigurasdeRiviéreydéljequeenlos
libros de Saint-Exupéry, podránentender cómofuncionaesa
fríabrutalidadmasculina.
Cuandohayamos interpretadoElprincipito,veremos esto
conmás claridad, concretamente en el problema de la som­
bra delpuer aeternus. Ahí suelehaber unhombremuyfríoy
brutal en el fondo, que compensa la actitud poco real de la
conciencia y que el puer aeternus no puede asimilar, obien
sólo de un modo involuntario. Por ejemplo, en el tipo don­
juán, esa fría brutalidad surge cada vez que abandona a la
mujer. Una vez se evapora susentimiento, esa heladabruta­
lidad, quenocontieneningúnsentimientohumano, ytodosu
entusiasmo sentimental, se dirige hacia otra mujer. Esa bru­
talidad, obienlafría actitudrealista, aparecetambiénmuya
menudo en asuntos relacionados con el dinero. Como no
quiere adaptarse socialmente, ni asumir un trabajo regular,
pero necesita sacar dinero de alguna parte, el puer aeternus
suele lograr su objetivo por detrás, con la mano izquierda,
por decirloasí. Consigue el dinerodios sabe dóndeydefor­
mas bastante mezquinas. Si observamos ese problema de la
sombra, relativamente inconsciente, topamos con un com­
plejo, unareacciónemocional.
Observación: Muchos de los aspectos que ustedatribuye
al puer aeternus podrían asociarse también al psicópata.
¿Quédistinciónve ustedentre los dos?
Mucha. Pero yo no creo que lo dicho más arriba pueda
atribuirse al psicópata. Por ejemplo, el caso que expondré a
continuación, untipoenel límitedeloesquizoide, esotrava­
riedadmuy distinta. Mi experiencia es que enelpuer aeter­
nus hay unhombre que no es ni psicópata, ni esquizoide ni
histérico, en todo caso ligeramente neurótico, según el caso
individual y la forma adicional que adquiere el problema.
Digamos, por ejemplo, que alguien tiene un problema reli­
gioso. Es unproblema en sí mismo, pero además lapersona
puede adoptar unaactitudpsicopática, esquizoideohistérica
frente al problema. Lomismoseaplicaal problemadelaho-
mosexualidad, que puede combinarse libremente con otros
rasgos neuróticos ypuede asociarse al problematemporal de
modomás omenos estrecho. Cadavezmepareceunproble­
ma más primordial. Jung tenía una idea muy interesante al
respecto. Dijo que quizás es unacompensacióninconsciente
de la superpoblación, es decir, que la naturaleza impone esa
tendenciapara compensar la superpoblación, paraquecierto
número de personas no produzcan hijos. La naturaleza po­
dría emplear esa argucia y la superpoblación es ahora nues­
tro mayor problema. En otras épocas no había estadísticas,
así que difícilmente podríamos utilizarlas para demostrar
nadaenestecaso. Mi padre, queeraoficial del ejércitoregu­
lar enAustriayhablabadeforma abiertadeesas cuestiones,
decíaqueenaquellaépocahabíamuypocos casos enel ejér­
cito y que no llegaba a ser un problema, mientras que en la
actualidad, comosaben, particularmenteentrelasfuerzas aé­
reas, es unproblemareal ymuygeneralizado.
Observación: En Estados Unidos nos encontramos que
aproximadamente dos terceraspartes de todos lospacientes
jóvenes que tenemos sonhomosexuales;por lomenos ésaes
mi experiencia.
Las propias estadísticas presentan una gran dificultad.
Por ejemplo, los freudianos venhomosexualidadlatentepre­
senteentodas partes eincluiríanlasemihomosexualidadola
homosexualidad latente en muchos casos que yo no inclui­
ría. Segúnmi experiencia, unagranproporcióndeloquepa­
rece ser homosexualidad en las mujeres es más bien un
problemamadre-hija. Esas mujeres escenificanel mitodela
diosa madre Kore, el mito de Démeter-Perséfone, y si nos
adentramos ensus fantasías, descubriremos queporlogene­
ral una de ellas intentarenacer dentro de la otra. No se trata
tanto de una cuestión de lesbianismo, pues si le proponen a
una mujer que experimentauna transferenciahacia otra que
deje libre su fantasía sobre lo que le gustaría que hubiera
ocurrido, suele aparecerunaextrañafantasíaderenacimien­
to, unrenacimientoatravés delaotramujer, debidoaunex­
tremoinfantilismo. Por ejemplo, enel casoquecitaMargue-
rite Sechehaye en su libro La realización simbólica, que
algunos de ustedes habránleído, la paciente Renée tiene un
fuerte vínculo con la analista Sechehaye y la transferencia
adopta una forma que un freudiano calificaría de lésbica,
perosi examinamos el temamás decerca, veremos unarela­
ciónmadre-hija, una cuestiónderenacimiento. Así pues, las
estadísticas nonos danunpanoramafiable, pues dependede
cómolas clasifiquela persona quelas hace y si contaría ese
tipode casos comohomosexuales ono.
En general, podríamos decir simplemente que tanto el
problemadelahomosexualidadcomoel delpueraeternus se
están extendiendo y que, a mi juicio, eso tiene relación con
ciertos problemas religiosos actuales. No voy a anticiparlo
aquí, ya que prefiero extraer el material de un caso típico y
descubrir quéproblema subyaceenel fondo.
Observación: Ésteparece serel mismoconceptoquefor­
mulóStrakkerdespués de laSegundaGuerraMundial, enlo
que concierne al ejércitonorteamericano, donde el comple­
jo maternoprovocaba una incapacidadparafuncionar ade­
cuadamente en el serviciomilitar. Cientos de miles dejóve­
nes eran rechazados para el servicio porque no podían
adaptarse a las exigencias. Todos eran “niños de mamá”.
Sí, también en el Instituto Jung nos preguntaron oficial­
mente si podíamos enviar a alguien que pudiera hacer algo
ante el hecho deque lamayoríade aviadores noqueríavolar
al alcanzarlostreintaaños. Esunproblemaconsiderable,por­
que ocupa muchotiempo entrenar aunhombre para conver­
tirleenunbuenpiloto. Enrealidadalos treintaañoses cuan­
do llegan a ser realmente buenos pilotos expertos y justo
entonces, engeneral, es cuandollegalacrisis. Sufrenrepenti­
nos miedos neuróticos, o simplemente no quieren continuar
volandoyquierenrenunciar, ysi sevenforzados acontinuar,
se estrellan, por supropia resistencia. El problemaha alcan­
zado tales proporciones que incluso han pensado en pedir
ayuda a psicólogos y querían saber si podríamos hacer algo.
En Suiza tienen el mismo problema. Swissair no consigue
suficientes pilotos y actualmente contratan más extranjeros
que suizos, no porque no haya suficientes candidatos, pues
son numerosos, sino porque hay tests muy serios que de­
muestranque entreel 40yel 50%delosjóvenes quequieren
serpilotos sonindividuos neuróticos concomplejomaternoy
emplearlos implicaría unriesgopara la seguridad. Dado que
les atrae volar precisamente por su condición neurótica, o
biennoseríandefiar, obienabandonaríanmuyprontoel vue­
lo. Por tanto, en Suiza hacen tests extensivos y rechazan a
esos candidatos, conel resultadodequenotienensuficientes
pñotos. Si contratasenaesos hombres tendríanel mismopro­
blemaquelos americanos; es decir, esos hombres trabajarían
hasta los treinta y después abandonarían, justo cuando ya se
hubiera invertido todo el dinero y el tiempo en su entrena­
miento. De modoque setratadeunproblemareal denuestra
época, queafecta aasuntos prácticos.
Conozco a alguien que hace tests para los pilotos suizos,
yhandecididoqueintentehacer untest deasociacióndepa­
labras contodo el material del puer aetemus para descubrir
cómo seproduce la reacción del complejo, peropor desgra­
ciatodavíanosehahecho. Enpocos añospodrédecirles algo
delosresultados. Tal vezdeberíamos abordarel problemade
los pñotos de ese modo, aunque me parece que el panorama
yaestámuyclaro, asaber, queel complejomaternoinduce a
esos hombres a elegir un trabajo simbólico; quierenquedar­
seenel aire ynotocar latierra. Es el impulso simbólicopor
el que surgentodas las dificultades. De hecho, los america­
nos deberían estar contentos de que tantos de sus pilotos
quierandejar de volar a los treinta años. Eso demuestra que
a esa edad muchos de ellos se liberan de la actituddel puer
aeternus-, aunque seamaloparael ejército, es unbuensigno.
Yonuncame esforzaríaenintentar persuadir aesos hombres
dequecontinuaranvolando, porqueel hechodequenoquie­
ran podría ser un síntoma saludable. Si alguienpudiera dar­
meinformaciónrealmenteútil sobrelacuestión, megustaría
saber qué hacen los rusos al respecto, cómo se enfrentan al
problema, porqueno tengo ni idea.
Observación: Los pilotos espaciales que estamos entre­
nando en Estados Unidos son todos de treinta y muchos
años, pero los que entrenan los rusos tienenpor lo menos
cinco o tal vez diez años menos, asi queyo diríaque deben
de empezar el entrenamiento antes y hacerlo más intensivo
que nosotros, aunque sólo seaporque ellos hacen las cosas
deforma más intensiva.
Sí, no sé cómofuncionaengeneral enesepaís yseríain­
teresante saberlo.
Me hanpedido que diga algo sobre el problema delpuer
aeternus tal comoseveenel ánimus enlas mujeres. Noten­
go material sobre esto, excepto algunos sueños sueltos; es
decir, no tengomaterial coherente. Yocreo que es algo que
deberíamos discutir algunavez, perolacuestiónes si ustedes
querrían que lo hablásemos ahora o preferirían profundizar
primeroenlapsicologíamasculina. Sóloes cuestióndedeci­
dir si ahora omás tarde. [Por votación, se decide continuar
primero con el problema masculino.] Yodiría que tenemos
que seguir profundizando en esta línea, y, de este modo, lo
otroresultarámás convincente cuandolo abordemos. Puedo
decir en pocas palabras que en su estructura básica, el pro­
blema no es tan distinto. Es lo mismo pero una capa más
adentro. Podríamos decir que enuna mujer, el ánimus siem­
pre anticipaloqueellaharámás tardeenlarealidad. Poreso,
si tenemos el problemadelpuer aeternus paraaterrizar, para
poner los pies enlatierra, esoes loquelamente dela mujer
tendráquehacer más tarde; sóloes unpasomás allá, ynatu­
ralmente, el problema delpuer aeternus siempre estáligado
al problema creativo, que es esencial enla psicología feme­
nina. Si ellatieneunánimus depuer aeternus, generalmente
tiene unproblema creativo, ypor desgracia, la curapara las
mujeres es exactamentelamismaqueparaloshombres: tam­
bién consiste entrabajar.
¿Esacreatividadoese trabajo incluyen tenerhijos?
Sí, a veces ése es el final de unproblema depuer aeter­
nus. Recuerdoel casodeunamujer quenoqueríatenerhijos
ysiempresoñabaconfiguras deunánimus del tipopueryde
lanaturaleza sujetándolaenla tierra; los sueños le aconseja­
banque tuvierahijos. Ése es unode los caminos principales
para que una mujer ponga los pies enla tierra y se compro­
meta definitivamente con algo; entonces ya no puede seguir
jugando con esto y lo otro. Esto se aplica especialmente a
mujeres del tipo hétera, que tienen muchas relaciones con
una serie de hombres y no quieren comprometerse. Unhijo
hacequelas relaciones seanmás definidas. Demodoqueesa
es unavíaparalas mujeres. Tenerhijos suponemuchotraba­
jo, untrabajomuyregular yaveces aburrido.
Ahoravolvamos ala interpretacióndeElprincipito, yve­
rán que la historia se ajusta a partes muy claramente defini­
das, empezandoconunaintroduccióncontadapor Saint Exu-
péry en primera persona, como parte de una autobiografía
personal, tras lacual empiezalahistoriadel principitoprota­
gonista. Laparte autobiográficaempiezaasí:
Una vez, cuandotenía seis años, vi unaláminamaravillo­
sa en un librosobre la Selva Virgen que sellamabaHistorias
vividas. Representaba una boa que se tragaba a un animal salvaje.
Esto es una copia de aquel dibujo.

Enel librodecía: «Las boas devoran a sus presas enteras,


sin masticarlas. Luegonopuedenmoverseyduermenduran­
telos seis meses quedurala digestión».
Entoncespensémuchoenlas aventurasdelaselva, y ami
vez, logré esbozar mi primer dibujo con lápices de colores.
Mi dibujonúmero 1era así:

Enseñémi obramaestraalas personas mayores yles pre­


gunté si mi dibujoles asustaba.
Me contestaron: «¿Por qué iba a asustar un sombrero?»
Mi dibujono representaba un sombrero. Era una boa di-
giriendo un elefante. Entonces dibujé el interior de la boa
para que las personas mayores pudiesen comprender. Ellos
siemprenecesitan explicaciones. Mi dibujonúmero2eraasí:

Las personas mayores me aconsejaron que dejara los di­


bujos deboas abiertas o cerradas yquemeinteresaramás en
la geografía, la historia, el cálculo y la gramática. Yasí fue
como, a los seis años, abandoné una magnífica carrera de
pintor. Estaba desalentadopor el fracasodemi dibujonúme­
ro 1y mi dibujonúmero2. Las personas mayores nunca en­
tienden nada por sí solas y es agotador para los niños tener
que darles explicaciones una y otravez.
Entonces tuve que elegir otro oficio y aprendí a pilotar
aviones. Voléun poco por todoel mundo. Yes verdad que la
geografía me sirviódemucho. Aprendí a distinguir China de
Arizona al primer golpe de vista: es muyútil, si uno se pier­
depor la noche.
Así, en el transcurso de mi vida, tuve montones de con­
tactos con mucha gente seria. Viví mucho con personas ma­
yores. Pude observarlas muy de cerca. Yeso nomejoró mu­
chomi opinión.
Cuandoconocía a alguna persona mayor que meparecía
un poco lúcida, probaba con ella el experimento de mi dibu­
jo número 1, que siemprehe conservado. Quería saber si era
verdaderamente comprensiva. Pero siempre me respondía:
«Es unsombrero». Entonces yanolehablabamás deboas, ni
de selvas vírgenes, ni de estrellas. Meponía a su alcance. Le
hablaba debridge, degolf, depolítica ycorbatas. Yla perso­
na mayor se ponía muy contenta de haber conocido a un
hombretanrazonable.
Viví así, solo, sin nadie con quien hablar de verdad, has­
ta que tuve una avería en el desierto del Sáhara, hace seis
años. Algo sehabíarotoen el motor demi avión. Ycomo no
llevabamecániconi pasajeros, me disponía aintentar yo solo
unareparacióndifícil. Eracuestión devida omuerte.Apenas
tenía agua debeber para ochodías.
La primera noche dormí en la arena, a mil millas de toda
tierra habitada. Estaba más aislado que un náufrago en una
balsaenmitaddel océano. Imaginaosmi sorpresa,cuando, al
romper el día, me despertó una extraña vocecita que decía:
—Por favor... ¡dibújame uncordero!
-¿Eh?
Así conoce al principito. Ahora quiero pedirles qué con­
clusiones extraerían de esta primera parte. Contiene todo el
problemaenpocas palabras.
Comentario: Vemos unafalta de interés por el mundo
adultoy másfantasías infantiles.
Sí. Aquí vemos que nunca ha entrado realmente en el
mundo adulto. Habla de suvacuidad, suestupidez y sufalta
de significado. Es verdad que los adultos hablan de bridge,
políticaycorbatas, pero ésaes laclasedemundoadultoque
uno puede rechazar con razón, es el vacío del personaje so­
cial. YSaint-Exupéryomite otros aspectos delavida adulta.
Por el tonoemotivodeestaprimeraparte, vemos quepiensa
quelavidadelainfanciaes lavidadelafantasía, lavidadel
artista, yqueésaeslaverdaderavidayel restoes sóloel per­
sonajevacíoque correenpos del dinero, queintentadar una
impresiónprestigiosaenlos demás, cuandoyahaperdidosu
auténtica naturaleza, por decirlo así. Así es como él ve la
vidaadulta, porquenohaencontradounpuentepara conver­
tir lo que llamaríamos la auténtica vida envida adulta. Éste
es el gran problema, en mi opinión, en pocas palabras;
¿cómo puede salir uno de la vida de fantasía de sujuventud
y de la propia juventud sin perder su valor? ¿Cómo puede
unocrecer sinperder esa sensaciónde totalidad, de creativi­
dadydeestar realmente vivoque teníaensujuventud?
Podríamos decir cínicamente que no se puede tener todo
-que hayquesacrificar algo-, pero segúnmi experiencia, no
esverdad. Esjustificablenoquererrenunciar aeseotromun­
do.Lacuestiónes: ¿cómopuedeunocrecersinperderlo?Elprin­
cipalproblemaesquepodemos sacaralagentedeeseparaíso
yvidadefantasíadelainfancia, dondesehallabanenestrecha
conexiónconsuverdaderoyointernoaunnivel infantil, pero
entonces sevuelvencompletamentedesilusionadosycínicos.
Recuerdo que una vez tuve unpaciente que era untípico
pueraeternusyqueríaserescritor,perovivíaenunmundode
completa fantasía. Había venido de Estados Unidos con un
amigo, ylos dos habíanacordadoque el amigoharía unaná­
lisis freudianoyél unojunguianoyque al cabo deunañose
encontraríane intercambiaríannotas. Fueron apaíses distin­
tos y seencontrarontal comohabíanquedado, y el chicoque
habíahecho el análisis freudiano dijo que había superado su
problema y estaba curado y se volvía a casa. Todo iba bien,
habíaentendidosuactitudinfantilhacialavida; habíasupera­
dosucomplejomaternoyotras tonterías. Mi pacientelepre­
guntóquépensabahacer, yel otroledijoquenolosabía, que
tenía que ganar dinero y encontrar una mujer conla que ca­
sarse. Mi pacienteledijoqueélnoestabacuradoenabsoluto;
aún no sabía dónde ir. Sabía que quería ser escritor y había
empezadoaavanzarenesecamino, peronosabíadóndeesta­
blecerseni nada. Entonces el quehabíahechoel análisis freu­
dianodijo: «Bueno, es extraño; ¡mehanquitadoamis demo­
nios, pero a la vez tambiénhan ahuyentado amis ángeles!».
¡Yavencuál es el problema! Sepuede espantar ángeles y
demonios concluyendo que todo es infantil yparte del com­
plejomaternoy, medianteunanálisis completamentereducti-
vo, atribuirlotodo al sentimentalismoinfantil quedebesacri­
ficarse. Habría que objetar algo ante esto. Aquel hombre
estaba en cierto modo más cerca de la curación que mi pa­
ciente, pero, por otraparte, amímeparecequeunadecepción
tanterrible le hace auno preguntarse después si vale lapena
seguir viviendo. ¿Valelapenadedicarsesimplementeaganar
dineropor el restode tuvidaparaobtener pequeños placeres,
burgueses?Amí nomeparecerealmente satisfactorio. Porlo
menos, la tristeza con la que aquel hombre curado comentó
que consus demonios sehabíanllevado tambiéna sus ánge­
lesmehizosentirquenosesentíamuyfelizomuysatisfecho
desupropiacura. Teníael tonodeladesilusióncínica, queen
mi opiniónnoes unacura. Peroésees el problema.
Nohay que olvidar que la atmósferade unentornocomo
aquel en el que creció Saint-Exupéry era de desilusióny ci­
nismoy que él solíamoverse encírculos en los que las con­
versaciones sobre la vida se reducían a hablar de dinero,
bridge y cosas por el estilo. Por consiguiente, él, conrazón,
protesta contra eso y se aferra a suvisióninterior artísticay
total de la vida, y alberga un resentimiento revolucionario
contraesaclasedevidaadulta. Esfácil comprendercómo, de
unmodo sutil, seburla del mundo adultoyhasta qué punto.
Pero al mismo tiempo no sabe cómo salir de su mundo in­
fantil sincaerenladesilusióndeloqueve comoel únicova­
lor dela vida adulta. Si combinamos estoconel simbolismo
del dibujo, es todavía peor porque la boa constrictor es evi­
dentementeunaimagendelamadredevoradora, yenunsen­
tido más profundo, del aspecto devorador del inconsciente,
que ahoga la vida e impide desarrollarse al ser humano. Es
este aspecto devorador o regresivo del inconsciente, la ten­
dencia a mirar hacia atrás, lo que nos invade cuando el in­
consciente nos supera. Podríamos decir incluso que la boa
constrictor representaunapulsióndemuerte.
El animal engullido es un elefante, de modo que habría
que analizar su simbolismo. Dado que el elefante no se co­
nocía enlos países europeos hasta el final de laAntigüedad,
nodisponemos demuchomaterial mitológico. Sinembargo,
en laAntigüedad tardía, el elefante tuvo gran significación.
Cuando Alejandro Magno fue a la India descubrió los ele­
fantes yposteriormentelos llevóaEuropa. Más tardelos ro­
manos utilizaron elefantes del mismo modo en que los tan­
ques seusan enlamaquinaria de guerramoderna. Si leemos
lo que se ha escrito de ellos, veremos una notable dosis de
fantasía mitológica en tomo al elefante. Se dice que «son
muy castos, que sólo se aparean una vez en la vida y muy
discretamente, para tener sus crías y, por tanto -según un
cronista medieval-, constituyen una alegoría de la castidad
matrimonial. Comoel unicornio, el elefanteapreciaalas vír­
genes ysólosedejadomesticarpor ellas, ungestoqueapun­
ta ala encamaciónde Cristo». Se diceque el elefanterepre­
sentalafortalezainvencible aimagendel Cristo.
En laAntigüedad se creía que los elefantes eran terrible­
mente ambiciosos y que, si no se les concedían los honores
que merecían, morirían de decepción, ya que su sentido del
honor era muy elevado. Alas serpientes les gusta beberse la
sangrefresca de los elefantes; reptanbajoellos y les chupan
la sangre, y de pronto el elefante se desmorona. Por eso,
cuandoun elefante ve una serpiente va a por ella y suele in­
tentar matarla aplastándola con sus poderosas patas. En la
Edad Media, el elefante simbolizaba a un hombre generoso
peroinestabley de carácter lunático, ya que se decía queera
un animal generoso e inteligente, y por tantotaciturno, pero
que cuando le invadía la rabia ningún placer sensual podía
calmarlo, excepto la música.
Éste es un extracto de un libro muy divertido, Polyhistor
Simbolicus, escritoporunjesuita, Nikolaus Caussinus. Cuen­
ta historias muy graciosas sobre elefantes, recoge el legado
de la Antigüedad y le añade un poco de fantasía medieval.
«Los elefantes selavanmuyamenudo-continúa- yutilizan
flores para perfumarse. Por tanto, representa purificación,
castidadypiadosa adoraciónaDios.»Esto demuestraque lo
mismoles ocurría alos europeos que alos africanos cuando
topaban con un elefante por primera vez: proyectaban el ar­
quetipodel héroesobreeseanimal. EnÁfricaseconsideraun
granhonor si aunapersona sele dael título deleón, pero el
títulomás elevadoque puede darse a alguienes el de elefan­
te. Seconsideraqueel elefanteestámuypor encimadel león,
queeslaimagendeunhombrevalienteconlatipologíadeun
líder, ya que el elefante es el arquetipo del hombre de medi­
cina, que tienevalor, pero además, sabiduríayconocimiento
secreto. Por tanto, en sujerarquía, el elefante representa la
personalidadindividualizada.
Curiosamente, los europeos proyectaron de forma auto­
mática la misma simbología en el elefante y le invistieron
conla imagen del divino héroe, la imagende Cristo, por su
extraordinaria virtud, excepto por su carácter lunático y
su inclinación a los ataques de rabia. Esto es sorprendente,
pero ésas eran las dos cualidades más destacadas de Saint-
Exupéry, de modo que podría considerarse una imagen
exacta de supersonaje. Él era sutil, casto-hasta ciertopun­
to, en el sentido de sobriedad sentimental-, muy ambicioso
y muy sensible a todo lo que afectara a su honor. Estaba
siempre ala búsqueda dela satisfacciónreligiosa-no creía
en Dios, porque no lo había encontrado-, pero seguía bus­
cándolo. Era generoso, inteligente y taciturno, pero muy
irritableeinclinado ahumores terriblesyarrebatos derabia.
Así pues, enel elefante hay un autorretrato sorprendente, y
vemos lapautaarquetípicailustradaenunsimpleindividuo,
sin apenas diferencia. Puede decirse que el elefante es el
modelo de fantasía del héroe adulto, y esa fantasía de mo­
delo-la imagenen sualma deloque queríallegar a ser- es
engullida por la madre devoradora, y esta primera escena
muestra toda la tragedia. Muchas veces los sueños de la in­
fancia anticipan el destinointerior conveinte otreinta años
de antelación. La primera escena muestra que Saint-Exu­
péryteníaunaspectodehéroe, vivoyconstelado, yqueeste
aspecto nunca saldría a la luz, sino que sería devorado por
las tendencias regresivas del inconsciente y, como sabemos
por los acontecimientos posteriores, por la muerte.
El mito de la madre devoradora debería asociarse natu­
ralmente a su propia madre, pero dado que está viva y en
una posición en cierto modo muy pública, no quiero exce­
dermehablando de ella. Hace pocovi unafotografía de ella
en una revista, y mostraba que, al margen de sus otros ras­
gos de carácter, tiene una personalidad muy poderosa. Es
unamujer altayrobusta, yel artículodelarevistadecíaque
es tremendamente energética, le interesa toda clase de acti­
vidades y le gusta ejercitarse dibujando, pintando y escri­
biendo. Es una persona muy dinámica y, aunque ahora es
bastante anciana, sigue siendo muy fuerte. Evidentemente,
debe dehaber sidomuydifícil para unchicosensiblerelati-
vizar la influencia de una madre similar. También se dice
que ella siempre anticipabala muerte de suhijo. Varias ve­
ces pensóquehabíamuertoysevistiómuydramáticamente
conlargos velos negros como solíanhacer las mujeres fran­
cesas al quedarse viudas, ydespués tuvoquequitárselos, tal
vez decepcionadaal saber que nohabíamuerto. Así, lapau­
ta arquetípica de lo que llamamos la madre-muerte estaba
viva en la psique de ella. En nuestra sociedad, la madre-
muerte no es algo que se reconozca abiertamente, pero yo
sufríunauténticoshockcuandoviví laexperienciaque con­
taré acontinuación.
Teníaqueir aunsitioaencontrarmeconalguien, ylapro­
pietaria de la casa tenía un hijopuer aetemus al que había
devorado. Eran gente muy sencilla. Tenían una panadería y
el hijonotrabajaba, sinoque se dedicaba amontar acaballo
yeraundonjuántípico, muyelegante yconunachicanueva
cada cuatro días, pero yo sólolo sabía por los cotilleos que
corrían. Aquel joven fue una vez con su novia a bañarse al
lago de Zúrich, y en la situación clásica, halb zog sie ihn,
halb sank er hin («medio arrastrado por ella y medio hun­
diéndose él», comodiría Goethe), ambos sefueronal fondo.
La chica se salvó, pero él ya estaba muerto cuandolo saca­
ron. Yololeí enlosperiódicos, perocuandovolví aesacasa,
me encontré con la madre, que era viuda, y le expresé mis
condolencias, diciéndole cómolohabía sentidoal enterarme
del terrible accidente. Ellameinvitóapasarymellevóal sa­
lón, dondehabíaunagranfotografíadesuhijoensulechode
muerte, rodeado de flores y decorado como la tumba de un
héroe, y ella me dijo: «¡Míralo! Qué hermoso parece en la
muerte...». Yome mostré de acuerdo, yentonces ella sonrió
y dijo: «Bueno, prefiero tenerle así que entregárselo a otra
mujer».
Comentario: Sé de una mujer así en California. Tiene
unosochentaaños, y haceunmoldetrasotrodelacabezade
suhijo, quemurióharáunostreintay cincoaños. Unamujer
mayorlepreguntóporquésiempreestabahaciendoalgotan
morbosoy, con lágrimas rodándolepor las mejillas, ella le
contestó: «¡Mire, yoheperdidounhijo!». Yesquenolede­
jaba irse; loreproducíaconstantemente.
Sí, generanuncultoreligiosoentomoaél ydeestemodo,
él seconvierte en el Tammuz, Adonis oAtis muerto; sustitu­
yelaimagendeDios. Tambiénes el Cristocrucificadoyella
es laVirgenMaríallorandojuntoalacruz, ylagransatisfac­
ción es tener un sentido arquetípico en la propia vida. Una
deja de ser la señora Xque ha perdido a suhijo enun acci­
dente, paraconvertirseenlaGranMadre,laVirgenMaríaque
llora al pie de lacruz, yesoelevaala madreensí yconfiere
asupenaunsignificadomás profundo. Si lamadre lodistor­
siona, seconvierteeneso. Yomequedéestupefactaporloque
medijoaquellamujer, peroluegomedijequehabíatenidola
ingenuidaddedecirloquemuchas otrashanpensado. Siendo
una mujer simple, lo dijo directamente: «Prefiero tenerle así
queentregárselo aotramujer». ¡Ellaseconsiderabasuespo­
sa! Sóloreveló ese hecho al decirlo. Meparece que debióde
ocurrirlealgomuyparecidoalamadredeSaint-Exupérypor­
quesi no, ¿porquéibaaanticiparsumuerteyllevarvelosne­
gros antes de hora, como si siempre hubiera sabido que aca­
baría así? Probablemente ella no sólo lo sabía, sino que en
cierto modo lo deseaba, opodríamos decir que unaparte de
ellalodeseaba. Sólosabemos queesapautaterribleeimper­
sonal penetrótambiénenlavidapersonal deella.
Es interesante que Saint-Exupéry diga que siempre lleva
consigosudibujoyhacelapruebaconlagenteparahacerles
comprender. Es como si no estuviera condenado definitiva­
mente, comosi aúnhubieraesperanza, unatentativaenél de
encontrar cierto conocimiento. Se trataba de encontrar a al­
guienquelepreguntaraquédemonios estabadibujando, que
ledijeraqueaquelloerapeligrosoyquesignificabatal ocual
cosa. Él quena saber, pero no lo logró. Creo que si hubiera
entrado en contacto -y tal vez esto sea terriblemente opti­
mista-, perosi hubieraentradoencontactoconlapsicología,
podríahabersehechoalgoconsuproblema, porqueél estaba
muy cerca de encontrar la solución por sí mismo, pero en
ciertomodo, bastantetrágico, vivióenaquellaespeciede at­
mósfera ligera francesa donde aún no actuaba en absoluto
ningún conocimiento psicológico, y en un ambiente así re­
sultamuydifícil aproximarseal inconsciente. Lacivilización
francesamoderna, por distintasrazones locales ynacionales,
está especialmente desgajadadel inconsciente, demodo que
él probablemente nunca conoció a nadie que pudiera darle
unapistadelo quele estabaocurriendo.
Volvamos ahoraaElprincipito. Yales heleídoel párrafo
enel que el aviónde Saint-Exupéry seestrellaenel Sáhara,
donde conoce a supequeño camarada. Continuemos con el
texto. La voz dijo:
—Por favor, ¡dibújame uncordero!
Me puse depie deun salto, como si me hubiera alcanza­
dounrayo. Me frotélos ojos. Mirébien. Yvi unhombrecito
extraordinarioque me observaba gravemente. Éste es el me­
jor retratoquelogréhacer deél más tarde [lodibujacomoun
pequeñoNapoleón, por cierto, locual es unaidea graciosa ¡y
típicamente francesa!]. Pero seguramente mi dibujo es mu­
cho menos encantador que el modelo. No es culpa mía. Las
personas mayores medesalentaron demi carreradepintor...
[yluego sigue como antes].
Miré, pues, aaquellaapariciónconlosojosmuyabiertosde
asombro. No olvidéis que me encontraba a mil millas de toda
regiónhabitada. Encambio, el hombrecitonomeparecíani ex­
traviado, ni muerto de cansancio, ni muerto de hambre, ni
muertodesed, ni muertodemiedo. Notemaenabsolutolaapa­
rienciadeunniñoperdidoenmediodel desierto, amil millasde
toda región habitada. Cuando al fin logré hablar, le pregunté:
—Pero... ¿quéhaces aquí?
Yél repitió,muysuavemente, comosifueraalgomuyserio:
—Por favor, dibújameun cordero...
Cuandoel misterioes demasiadoimpresionante, nadiese
atreve a desobedecer. Por absurdo que me pareciese, a mil
millas de todo lugar habitado y en peligro de muerte, saqué
del bolsillo una hoja de papel y una estilográfica. Pero en­
tonces me acordé de que había estudiado sobre todo geogra­
fía, historia, cálculoy gramática, yle dijeal hombrecito (con
ciertomal humor) que nosabía dibujar. El me contestó:
—No importa. Dibújameun cordero.
Comonuncahabíadibujadoun cordero, rehiceunodelos
dos únicos dibujos que sabía hacer. El de la boa constrictor.
Mequedéestupefactocuandooí al hombrecitoresponderme:
—¡No! ¡No! No quiero un elefante dentro de una boa.
Unaboa es muypeligrosa yun elefanteresulta muyincómo­
do. Dondeyovivotodoes pequeño. Necesitoun cordero. Di­
bújame un cordero. .
Entonces lo dibujé.
Él loobservóatentamente. Luegodijo:
—¡No! Este corderoya está muyenfermo. Haz otro.
Yoseguía dibujando.

Mi amigosonrióamablemente, con indulgencia:


—Míralo bien... No es un cordero; es un camero. Tiene
cuernos...
Así que volví a hacer mi dibujo. Pero lo rechazó, como
los anteriores:

—Éstees demasiadoviejo. Yoquierouncorderoqueviva


mucho tiempo.
Entonces, impaciente, como tenía prisa por empezar a
desmontar el motor, garabateéestedibujo:
Yle solté:
—Ésta es la caja. El corderoque quieres está dentro.
Me quedérealmentesorprendidoal ver cómo seleilumi­
naba el rostroa mijovenjuez:
—¡Es exactamenteloquequena! ¿Crees queese cordero
necesitará mucha hierba?
—¿Por qué?
—Porquedondeyo vivo todoes pequeño...
—Seguro que bastará. Te he puesto un cordero muy pe­
queño.
Inclinóla cabeza hacia el dibujo.
—No tanpequeño... ¡Mira! Se ha dormido...
Yasí fue cómo conocí al principito.
Luego Saint-Exupéry dice que tardó mucho tiempo en
entender de dónde venía, porque él siemprelehacíapregun­
tas y el otro no le contestaba. Poco a poco descubre que el
hombrecito viene de las estrellas y que vive en un planeta
muypequeño.
El milagroso encuentro enel desierto va ligado encierto
modoalavidapersonal deSaint-Exupéry, porqueél seestre­
llóunavezenel desiertodel Sáhara. Entoncesnoestabasolo,
comoenellibro,sinoconsumecánico,Prevost,ytuvieronque
andarinterminablementeyestuvieronapuntodemorirdesed.
Yateníanalucinaciones yveíanespejismos yestabanprácti­
camenteagonizandocuandounárabelesencontróylesdiode
beber de suvasija decalabaza. Notardaronmuchoenresca­
tarles.Desdeluego,élutilizaeserecuerdoenestahistoria,pero
loalteracaracterísticamente: susombra, el mecánico, noestá
conél ynolerescatanenseguida, sinoquele sucedealgoso­
brenatural.Aquí vemos cómolafantasíaarquetípicavuelvea
lamemoria enla vidareal, enla situacióndesesperadaeim­
posible que entodos los mitos ycuentos dehadas, como sa­
ben,constituyelasituacióninicialenqueaparecenlosseresso­
brenaturales.Enmuchoscuentosdehadas,unhombresepierde
enel bosqueyencuentraunenano, yasí sucesivamente. Es tí­
pico que, cuando alguien sepierde enel bosque oenel mar,
aparezcaalgomágico. Muestralasituaciónpsicológicatípica
enquelapersonalidadconscientehallegado asulímite yya
nosabe cómoseguir. Unosesientecompletamentedesorien­
tado, sinobjetivoni perspectivade suvida. Enesos momen­
tos, laenergía, bloqueadaenel flujohacialavida, seacumu­
layporlogeneral pescaalgodel inconsciente, ypor esoesel
momento de apariciones sobrenaturales comola que vemos
aquí.
Amenudoocurre inclusoensituaciones concretas enque
la gente sufre alucinaciones de alguna clase si el conflicto y
el bloqueo llegan lo bastante lejos. Auna escala menor, la
vida onírica se activa engranmedidayla gente se ve forza­
daaprestar atenciónaella, yentonces vienenlas apariciones
dentrodelos sueños. Generalmenteestoocurrecuandolaan­
teriorformadevidaseharoto. Cuandotuvoel accidentecon
sumecánico, Saint-Exupéry ya estaba sufriendo la crisis de
suvida. Teníamás detreinta años, yvolar yanoleresultaba
satisfactorio, pero nolograbadedicarse aotraocupación. Ya
teníaesos accesos deirritabilidadynerviosismo, ylos supe­
raba aceptando otra misión de vuelo. Originalmente, volar
habíasidoparaél, unavocaciónreal, peropocoapocodevi­
no una evasión de algonuevo alo que no sabía cómo adap­
tarse. Muchas veces uno eligecierta actividadenlavidaque
enese momento es absolutamente correctaynopodría con­
siderarse una evasión de la auténtica vidapero de pronto, el
aguadela vida seretirade ellaypocoapocounosienteque
la libido quiere reorientarse hacia otro objetivo. Uno perse-
veraenla vieja actividadporquenopuede cambiar ala nue-
va, yenesas situaciones perseverar enla viejaactividadsig-
mfica regresión o vuelo y evasión del propio sentimiento
interno, quenos dictaquedebemos cambiar aotracosa. Uno
perseveraporquenosabecómo, ni quiere, avanzarenunadi­
rección distinta. CuandoSaint-Exupéryseestrelló, yaestaba
empezando a entrar en el estadio crítico de suvida de avia­
dor. La apariciónmuestra susignificado.
Hayunparalelismonotableconel encuentrodel príncipe
estrella de la tradición islámica. Creoqueincluso es posible
que, dadoqueviviótantotiempoenel Sáharaytuvoamistad
con varios beduinos, Saint-Exupéry podía conocer la histo­
ria. En el decimoctavo sutra del Corán seincluye la célebre
historia, queJunginterpretócondetalle, deMoisés enel de­
sierto con su sirviente Joseph, el hijo de Nun, que lleva una
cestaconpescado para su almuerzo. En cierto lugar, el pes­
cado desaparece y Moisés dice que se quedarán allí porque
algova a ocurrir, ydeprontoapareceKhidr (Khidr significa
“el verde”). Se le considera el primer ángel oel primer sier­
vodeAlá. Es unaespecie decompañeroinmortal quevacon
Moisés durante un tiempo, pero le dice que él (Moisés) no
podrá apoyarleydudaráde sus actos. Moisés le aseguraque
confiarálosuficienteparaacompañarle, perofracasamisera­
blemente.
La mayoría de ustedes conocerán la historia de cómo
Khidr llegaprimero aunpueblecito conbarcas enel agua y
leshaceunagujeroacadaunaparaquesehundan. Moisés se
loreprochaylepreguntacómohapodidohacer unacosaasí.
Khidrle dice queyale había avisadode quenole compren­
dería, perodespuésleexplicaquedenohaberlohecholosla­
drones habríanrobado las barcas, y que con esta calamidad
menor, al menos, los pescadores podránreparar sus barcas y
conservarlas, mientras quedeotromodolashabríanperdido.
Así pues, en realidad, Khidr les estaba haciendo un favor,
pero Moisés naturalmente había sido demasiado estúpido
para comprenderlo. De nuevo, Moisés promete que no vol­
verá a dudar ynotendrá reacciones racionales. Después en­
cuentran a unjoven y Khidr lo mata. Una vez más, Moisés
estallaylepreguntacómopuedehacer algoasí, yKhidr son­
ríe denuevoyle dice que yale había avisado de quenopo­
dríaseguirle. Luegole explicaqueeljoveniba amatar asus
padres y que era mejor que muriera antes que dejar que se
convirtiera en un criminal, y de este modo ha salvado su
alma. Esta vezMoisés realmente está dispuesto a aceptar la
explicación, peropor terceravez ocurre algo similar cuando
Khidr hace que unaparedse desmorone, revelando el secre­
to escondido que pertenecía a dos huérfanos. Como Moisés
vuelve arebelarse, Khidr tieneque dejarle.
La historia ilustra la incompatibilidad del ego racional
consciente conlafiguradel yoy sus objetivos. El egoracio­
nal, consus buenas intenciones ypensamientos, estáabsolu­
tamente desencaminado conrelación ala granpersonalidad
interna, ejemplificada por Khidr, y, naturalmente, esta céle­
brehistoriasirvepara contar alagente que deberíadudar de
su actitud consciente y esperar siempre que ocurriera algo
milagroso desde el inconsciente. Aquí tenemos lamisma si­
tuación, porque ocurre algo absolutamente contrario a las
ideas conscientes de Saint-Exupéry, que le dicen que tiene
quereparar el motor yquenodisponedetiempo. Quiere sal­
varse con el viejo avión y no está dispuesto a continuar el
juego infantil con el principito. Por otra parte, resulta muy
significativo que el principito sea el único que entienda el
dibujoal instante. Saint-Exupérydeberíaalegrarseyrecono­
cerle comola otraparte, la que le entiendedeverdad, el pri­
mer compañero que pertenece a su mundo. Pero está impa-
cíente y sólo lo ve como un estorbo y piensa que tiene que
arreglar sumotor. Yentonces ocurre algoabsolutamenteclá­
sico, el gesto de impaciencia. ¡Es típico del puer aeternusl
Cuandotiene que tomarse algoenserio, ya sea enel mundo
exterior oenel interior, efectúaunos pocos torpes intentos y
luego, presodelaimpaciencia, renuncia.
Segúnmi experiencia, noimporta, si analizas unhombre
de ese tipo, si lefuerzas atomarseel mundoexterior ointe­
rior en serio; no tiene importancia, aunque quizás dependa
del tipo. Lo importante es que debería centrarse en algo. Si
es el análisis, analizarse en serio, tomarse sus sueños ense­
rio, vivir de acuerdo con ellos o, si no, aceptar un trabajoy
vivirrealmente lavida exterior. Loimportante eshacer algo
a conciencia, sea lo que sea. Pero el gran peligro, oel pro­
blema neurótico, es que el puer aeternus, oel hombre atra­
pado en ese problema, tiende a hacer lo que Saint-Exupéry
en esa ocasión; ponerlo en una caja y cerrar la tapa conun
gesto de repentina impaciencia. Por eso, esos individuos
suelendecimos deprontoquetienenotros planes, quenoes
eso lo que estabanbuscando. Ysiempre lohacen enel mo­
mento en que las cosas se ponen difíciles. Es el perenne
desconectar y cambiar lo que resulta peligroso, no lo que
hacen, y aquí, por desgracia, Saint-Exupéry cambia en ese
momento crucial.
CONFERENCIA2
La últimavez que hablamos de la boa constrictor que se
comíael elefante yde cómoel pequeño Saint-Exupéryhizo
el dibujo y siempre estaba buscando a alguien que lo en­
tendieraynuncaencontróanadie, dijimos queestabrevein­
troducción anticipaba el trágico final del libro y de la vida
deSaint-Exupéry, pues nohabíalisis1.Enel mitoheroico, si
el héroe es devorado por el dragón o la gran serpiente o ei
monstruo marino oja ballena, tiene que cortar el corazón o
el estómagodesde dentro, obien danzadentro de k ballena
hasta que el monstmo muere o vomita al héroe devolvién-
dolo al exterior. Én nuestra historia, el héroe animal -inter­
pretamos al elefante comouna especie de anticipación sim­
bólicadel héroeal nivel animal- es devoradoyyanovuelve
a salir. Así pues, podemos tomar esta introducción, que ca­
recede lisis, simbólicamente, comounsueñodelainfancia,
y eso significaría que la fantasía infantil de Saint-Exupéry
no tiene lisis. Esto demuestra que hay algo básico débil o
roto en él desde el principio. Es algo que no puede escapar
al aspectofatal del inconsciente.
Saint-Exupéry, de un modo ligeramente irónico, bromea
sobreel mundo adultoylagenteadultaque setomaasí mis-
2. En griego, lisis significa “rotura”, “disolución”. (N. de la T.)
ma tan en serio y se ocupa de tales nimiedades. Pero en sus
biografías se demuestra claramente que él mismo tenía esas
cualidades. El general David, uno de sus superiores milita­
res, dice deél:
Era un hombre muy íntegro, aficionado a unos placeres
infantiles a veces sorprendentes ya menudotema accesos de
timidezcuandoseenfrentabaala obstinación administrativa;
ésa fue siempre su béte noire, subestia negra.
Otras biografías le describen como alguien un tanto de­
cepcionanteparala gentequeconoció, porque adoptabauna
pose; daba la impresión de estar siempre actuando y de no
tener una personalidad completamente genuina. Esta ten­
dencia a los placeres infantiles no es sólo un síntoma del
problema del puer aetemus, sino que también pertenece a
la personalidad creativa. La creatividadpresupone una tre-
menda capacidad de ser auténtico, de dejarse llevar, de ser
espontáneo -si no puedes ser espontáneo, no puedes ser
realmente creativo-, ypor tanto, lamayor parte deartistas y
otra gente creativa tienen una tendencia normal y auténtica
aí juego. Es también el granrelax y el medio de recobrarse
de un agotador esfuerzo creativo. Por tanto, no podemos
atribuir ese rasgo sólo a la naturaleza depuer aetemus de
Saint-Exupéry; tambiénpuedecorresponder al hechodeque
eraun artista.
El comentario del general David de que Saint-Exupéry
nuncasuperabasurabiacontralaobstinaciónadministrativa,
del Estado o del Ejército, y que, por otraparte, fueratímido
ytemerosodeaquellos concargos administrativos, es impor­
tante enrelación con el motivo del cordero, que ahora tene­
mos que analizar. Para el hombrede una oficina, las demás
personas soncorderos, y en cuanto nos enfrentamos con al­
guienenunaposiciónoficial, nos convertimos encorderos y
el funcionario es el pastor. Parael funcionario, nosotros sólo
somos el número X, y deformanatural los funcionarios nos
hacen sentimos así. Es el problema modernodel abrumador
poder del Estado, dela devaluacióndel individuo, que auna
escala menor es el problema de todopuer aeternus siempre
que tiene dificultades de adaptación, pero tambiénes el pro­
blema de nuestro tiempo. La rebeldía que siente la mayoría
degente al versereducidaal nivel deunaovejaenunrebaño
no se limita alpuer aeternus, pues hay algo genuinoyjusti-
ficabíe en ello. Todo aquel que no ha resuelto ese problema
en suinterior-a saber, hasta qué punto tenemos que aceptar
el hecho de ser sólounnúmero yhasta qué punto somos in­
dividuos conderecho arecibir untratoindividual- tiene esa
complejareaccióncontralo que Daviddescribecomoobsti­
naciónmilitar.
El problema no es sólo de Saint-Exupéry, sino que es el
granproblemadetoda la civilizacióncristiana. Contodo, en
Francia adoptaungiroespecífico, pues los franceses tienden
a mostrar un individualismo exagerado, una especie de
protesta contra toda administración, aunque en los últimos
tiempos, bajo el gobierno de De Gaulle, ha habido ciertos
cambios. Desde la Primera Guerra Mundial, ha habido una
tendenciaenFranciaarebelarseyrechazartodoloquesupu­
siera presiónpor parte del Estado, incluso hasta el grado de
que mucha gente votaba alos comunistas, no porque fueran
realmente simpatizantes comunistas en su Weltanschauung,
sino sólo como demostración contra el orden existente. Esa
gente declaraba que comonoles gustabanlos legisladores y
payasos que formaban el gobierno de París habíandecidido
votar comunista. Esto demuestrauna actitudcompletamente
infantil hacia el problema de la responsabilidad social y co­
lectiva. Es laactitudque ahoravemos explotar enlaconduc­
tadelos adolescentes que desafíanalapolicíaotumbanuna
hilera decoches ocualquier cosapor el estilocomoprotesta
contra la colectividad. Sin embargo, esto es comprensible
por parte de gente muyjoven que estalla así sinninguna re­
flexión, pero cuando los adultos se comportan de un modo
similar, cuando votan a los comunistas simplemente porque
no les gustan quienes gobiernan, hay que calificarlo de in­
madurez. Setratadeuncomplejomuygeneralizadoyqueto­
dos tenemos deunaformauotra, porquenohemos decidido
hastaquépuntodebemos aceptarserconducidos comounre­
bañopor el Estado y hasta qué punto podemos rechazar esa
presión colectiva y rebelamos contra ella. El puer aetemus
tiene naturalmente este problema de un modo aúnmás pro­
nunciado.
Antes de abordar el simbolismo del cordero, deberíamos
preguntamos por quéSaint-Exupéryseencuentraal principi­
toen el desierto. Al interpretar la historia, hemos tomado el
accidente de avióncomoilustrativo, enciertomodo, uninci­
dente de la vidapersonal de Saint-Exupéry, ypor otraparte,
una situación simbólica o arquetípica con la cual empieza
cualquier encuentroconel inconsciente, es decir, lacompleja
interrupción de las actividades anteriores, el objetivo en la
vida y, en cierto modo, el flujo de energía vital. De pronto,
todo se queda atascado; estamos bloqueados y atascados en
una situaciónneurótica, yenesemomentola energíavital se
ve afectada y generalmente abre camino a la revelación de
unaimagenarquetípica. Laúltimavez citélahistoriaislámi­
cadel decimoctavo suradel Corándonde, tras haber perdido
suúnicoalimento, el pescado, Moisés sellevóaKhidr, el pri­
mer ángel de Alá, consigo al desierto. No es inevitable que
tras un colapso similar emergiera la imagen de un niño; po­
dríaaparecercualquierotraclasedefiguraarquetípica. Debe­
ríamos pensar en el símbolo del dios-niño, yprimero quiero
leerles loquediceJung. Megustaríasubdividiresto, el mayor
símboloquehayenel libro, porqueparte deloquerepresen­
taenrealidadElprincipitosóloquedaclaromuchomás tarde
cuandosabemos más delahistoria. Ahoramelimitaré aleer,
comoperfil general, loqueJungdice del dios-niño:
Este arquetipo del “niño dios” está extremadamente ex­
tendido y vinculado en sentido íntimo con todos los demás
aspectos mitológicos del motivo infantil. No hace casi falta
aludir al “NiñoJesús” aúnviviente, que, en la leyenda desan
Cristóbal, también tiene el rasgotípicode ser “más pequeño
que pequeño y más grande que grande”. En la tradiciónpo­
pular, el motivodel niño aparece a guisa del enanoo del elfo
comopersonificaciones delas fuerzas ocultas dela naturale­
za.Aestaesfera tambiénperteneceel hombrecitodemetal de
la Antigüedad tardía [...] que, hasta la Edad Media, por una
parte habitaba en los huecos de las minas, y por otra, re­
presentaba los minerales alquímicos, y sobre todo Mercurio
renacido en perfecta forma (como el hermafrodita,/z/í'z<í sa-
pientiae, o infans noster). Gracias ala interpretaciónreligio­
sa del “niño”, nos han llegado muchas evidencias desde la
Edad Media que nos demuestran que el “niño” no era mera­
mente una figura tradicional, sino una visión experimentada
espontáneamente (como la llamada “irrupción del incons­
ciente”). Yo mencionaría la visión del maestro Eckhart del
“chico desnudo” y el sueño del hermano Eustachius. Tam­
bién encontramos interesantes relatos de esas experiencias
espontáneas en las historias inglesas de fantasmas, donde se
dice, por ejemplo, que la visión de un “niño radiante” se ha
producido en un lugar en el que hay minas romanas. Esta
aparición se consideraba demal augurio. Casi parecela pro­
pia figura del puer aeternus, que se hubiera vuelto desfavo­
rablemedianteuna “metamorfosis”, oen otraspalabras, que,
siguiendo el destino del mito clásico y de los dioses germá­
nicos, se hubiera convertido en el coco. El carácter místico
de la experiencia también se ve confirmado en la segunda
partedel Fausto de Goethe, dondeel propioFausto setrans­
forma en un niño y es admitido en el “coro de niños bien­
aventurados” y esto corresponde al “estado de crisálida” del
doctor Marianus.3
Nosési Goetheserefería, con estaideapeculiar, alos cu­
pidos sobre las lápidas antiguas. No es impensable. La figu­
radel cucullatus señala al encapuchado, es decir, el invisible,
el espíritu del difunto, quereapareceen losjuegos infantiles
de una nueva vida, rodeadopor las formas marinas de delfi­
nes ytritones. [Si puedointerrumpir la cita deJung, cuculla­
tus significa “el encapuchado” quelleva un abrigocon capu­
cha, y me parece extremadamente simbólico que Jean
Cocteau, quellevaba esa clasede abrigo, instituyerala moda
juvenil dellevar esos sobretodos con capucha. ¡Son lospue-
ri aeterni einclusollevan suatuendo! Mepreguntohastaqué
puntolosabía Cocteau.] El mar es el símbolofavoritoparael
inconsciente, lamadredetodaslasvidas. Igual queel “niño”,
en ciertas circunstancias (por ejemplo, en el caso deHermes
y los dáctilos), está estrechamente asociado al falo, símbolo
del engendrador, así vuelve aplantearsecon el falosepulcral,
símbolo deun engendramientorenovado.4
El gran problema al que nos enfrentamos en este perfil
general que traza Jung es el doble aspecto del arquetipo del
niñofSi enunsentidosignificarenovacióndevida, esponta­
neidadyuna nueva posibilidad que aparece repentinamente
yque cambiala situaciónpara siemprede formapositiva®el
dios-niño también tiene un aspecto negativo, destructivo; a
saber, cuando Jung alude a las apariciones de un “niño ra­
diante”ydice queprobablemente tiene quever conundios-
niñopaganoqueestácondenadoaaparecersóloenformane­
3. «Acerca de la psicología del arquetipo de niños»; Los arquetipos y lo incons­
ciente colectivo, tomo 9 de las Obras Completas de Cari Jung. Madrid: Trotta,
2003.
4. Ibíd., p.298.
gativa. El dios-niño negativo nos lleva a aguas muyprofun­
das, peropodemos decir sinriesgoaequivocamos que siem­
pre que aparece el motivo infantil nos enfrentamos al si­
guienteproblema.
Cuando aparece, el motivo del niño representa cierta es­
pontaneidad, y el granproblema-un problema ético indivi­
dual en cada caso- es decidir si es una sombra infantil que
hayquecortar yreprimir oalgocreativoque semuevehacia
unaposibilidadde vidafutura. El niño siempreestá detrás y
delante decadaunode nosotros. Detrás, es la sombrainfan­
til que debe sacrificarse, la que siempre tira de nosotros ha­
ciaatrás, nos llevaaserinfantiles ydependientes, perezosos,
ajugar yevadirlos problemas ylaresponsabilidadylavida.
Por otraparte, si el niño aparece ante nosotros, delante, sig­
nifica renovación, la posibilidad de juventud eterna, de es­
pontaneidadynuevas posibilidades, el flujo dela vidahacia
el futuro creativo. El gran problema es siempre decidir en
cada ocasión si se trata de unimpulsoinfantil que tirahacia
atrás odeunimpulsoquepareceinfantil alapropiaconcien­
cia pero que en realidad debería aceptarse y vivirse porque
conducehacia delante.
Aveces el contextodelos sueños muestramuyclaramen­
te el significado. Digamos que un tipo de hombrepuer ae­
ternus sueña conunniño pequeño; entonces, por la historia
del sueño, podremos decir si la aparición del niño tiene un
efectofatal, encuyocasoyolotratocomolasombrainfantil
que siguetirandohacia atrás. Pero si lamismafigura apare­
ce positiva, entonces podremos decir que pese a su aspecto
infantil ytontodebeaceptarseporquellevainherenteunapo­
sibilidaddenuevavida. Si siemprefueraasí, entoncesel aná­
lisis de esta clase de problema sería muy simple, pero por
desgracia, comotodos losproductos del inconsciente, el lado
destructivo yel constructivo, lafuerza que tirahacia atrás y
la que tira hacia adelante, se entremezclan estrechamente.
Tales figuras puedenser muydifíciles de discernir, yaveces
resultaprácticamente imposible hacerlo. Eso me parece una
parte de la situaciónnegativa que encontramos enestelibro
y enel problema de Saint-Exupéry, porque es difícil decidir
(al menosparamí) si tratarlafiguradel principitocomouna
sombrainfantil destructivacuya apariciónes fatal y anuncia
la muerte de Saint-Exupéry, o como la chispa divina de su
geniocreador.
Uno de nuestros estudiantes ha desarrollado la idea de
que existe algo como una personalidad defectiva, pues en
ciertaspersonas conundestinomuydesafortunadoel símbo­
lodelapersonalidadparecedefectivo, yeso significaríaque
esaspersonas notienenposibilidadesenlavidaporqueel nú­
cleodesupsiqueesincompletoydefectivo. Así, todoel pro­
ceso de individuaciónno puede desarrollarse apartir de ese
núcleo. Yono estoy de acuerdo con esta ideaporque nunca
hevisto esos símbolos deunapersonalidaddefectiva sinque
fueranacompañados deunaactituddefectiva-o defectuosa-
del ego. Estosignificaque allí dondeencontremosunsímbo­
lodelapersonalidaddefectiva, ambigua, incompletaypato­
lógica, siemprehay al mismotiempouna actitudincompleta
ypatológica del ego y, por tanto, nopuede afirmarse cientí­
ficamente que la causa de todo estribe en una personalidad
defectiva. Tambiénpodríadecirsequesi el egomantieneuna
actitud tan errónea es porque la personalidadno puede apa­
recerpositivamenteenescena. Si unapersonacomemuymal
y su estómago no reacciona bien, puede reaccionar de dos
maneras. Puede decidir que le pasa algo en el estómago, y
acudiralaconsultadevariosmédicos sindecirlesloqueestá
comiendo, encuyocaso, losmédicos concluirántrágicamen­
te que suestómago falla yno sepuede encontrar la causa, o
bienpuede concluir que si come todos los alimentos inade­
cuados, ono come, o come de formairregular, suestómago
no es el culpable de sus problemas digestivos. Así, laperso­
nalidad defectiva siempre va acompañada de un ego que no
funciona de la forma correcta y por tanto, naturalmente, la
personalidadtampocopuedefuncionar deunmodocorrecto.
Si el egoes perezoso, inflado, noes serio, nocumple los de­
beres del complejodel ego, entonces está claroquelaperso­
nalidadtampocopuede mostrarse positivamente.
Si ese hombre estuviera aquí hoy, objetaría diciendo:
«No, es al contrario, el egonopuedefuncionarporquelaper­
sonalidad es defectiva». Aquí nos enfrentamos con el anti­
guoproblemafilosóficodel librealbedrío: «¿Puedodesearlo
correcto?. Ése es el problema que el puer aeternus suele
planteamos. Nos diráquesabequetodolesalemal porquees
perezoso, pero ¡él no puede desear no serlo! Que quizás sea
ésa suneurosis, que es incapaz de luchar contrala pereza y,
portanto, es inútil tratarlecomoaungranujaporquetodoiría
bien si nofuera tanperezoso. ¡Nosé cuántas veces he escu­
chado esa argumentación! Yhasta cierto punto es cierta, ya
que el puer nopuede cambiar de idea y decidirse a trabajar,
demodoquepodemos decirquelapersonalidades defectiva,
que algofalla entodalaestructurayno tieneremedio.
Este problema se plantea en múltiples neurosis, no sólo
enladelpuer aeternus. Es muyprofundo, ymi actitudhacia
él es paradójica: en la medida que puedo, actúo como si el
otropudierarealmente cambiardeidea, porque ésaeslaúni­
ca opciónque puede salvarle. Si aun así el caso va mal, en­
tonces cambio y digo que las cosas no podían ser de otro
modo. Si no, caeríamos en una superioridad psicológica
errónea; a saber, si una persona empeora o muere como re­
sultadodeunaenfermedadoun accidentey concluimos que
esto ha ocurrido porque no se dio cuenta de su problema
-que sudestinoes culpa suya-, esa actitudno me gusta. No
tenemos derechoadecidir eso. Lanaturalezatiene supropia
manera de vengarse. Si un individuo no puede resolver sus
problemas, generalmente se ve horriblemente castigado con
enfermedades o accidentes infernales y no corresponde a
otros señalarloyconvertirloenunacuestiónmoral. Creoque
enesecasohabríaquepararseensecoyadoptarlaotrahipó­
tesis -que esapersonanopodíahacerlo, quelaestructuraera
defectivay,portanto, noeraposible-. Sinembargo, mientras
lacatástrofeno sehaproducido, es mejor adoptar la otra ac­
titud, intentando crear una atmósfera esperanzadora y creer
en la posibilidad de cierto grado de libre albedrío, porque
empíricamente sabemos quehaymuchos casos enlos quede
prontolagentecambiadeidea, luchacontrasuneurosis ylo­
gra superarla. Yuno puede llamarlo milagro o atribuirlo al
buenhacer de esa persona, comoprefiera, pero es lomismo
que en teología se llama estado de gracia. ¿Es nuestro buen
comportamiento lo que nos lleva a la salvación, oes la gra­
cia de Dios? En mi experiencia sólo podemos mantenemos
en la contradiccióny aferramos a la paradoja. Aquí nos en­
frentamos aeseproblemadeunmododeterminado, porquea
lo largo de la historia este interrogante trágico está en nues­
tras mentes. Algo va mal constantemente alolargodel libro
y no sabemos si es culpa de Saint-Exupéry o si él no podía
evitarlo. ¿Había algunarazóndesde el principio detodoque
leimpidieraresolver suproblema?
Comentario: PeroJungdice que nohay nadapatológico
en el inconsciente colectivoypor tanto, dado que el ego es
unarquetipo, noparecequepuedahabernadadefectuosoen
él.
Estoyde acuerdo. Creo que si parece defectivo, es a cau­
sadelaactituderróneadel ego. Objetivamente, ensí mismo,
nopuedeserdefectivo, ypor esonopuedoaceptarlaideadel
egodefectivo. Si el ego es capaz de cambiar, algomás cam­
bia; si la actitud del ego cambia, entonces los símbolos del
egosevuelvenmás positivos. Estoes algoqueexperimenta­
mos unayotravez. Si lapersonapuedelograr unaciertado-
sis de conocimiento, entonces cambia toda la constelación
inconsciente. Pero mis adversarios filosóficos dirían que el
hecho de queunhombrepuedacambiar no sedebe al ego, y
así entramos enuncírculo vicioso.
Así pues, concretamenteenestahistoria, yotrataríadein­
terpretarlafiguradel niñoenundoblesentido, comolasom­
brainfantil ycomoel ego. Luegointentaremos discernir cuál
es cuál. Eso significa que tendremos que interpretar todo el
material conunadoblevíaydeestemodoprocuraremos ave­
riguar más sobreesteproblema. Latesis deque el niñoeste­
larqueseencuentraSaint-Exupéryeslasombrainfantil pue­
de demostrarse con granfacilidad, ya que él es el único que
comprende la historia de la boa constrictor y el elefante. Se
trata de un vestigio de la infancia y tenemos una carta de
Saint-Exupéry a su madre escrita en 1935, poco antes de la
muerte del escritor, donde dice que sóloencuentraunafuen­
te refrescante en ciertos recuerdos de suinfancia, por ejem­
plo, el olor de las velas de Navidad. Enesos días suespíritu
seha desecadopor completoy seestámuriendo de sed. En­
tonces surgelanostalgiadelainfancia, ypodemos decir que
el principitorepresentaesemundodelainfanciay, portanto,
esla sombrainfantil. Resultacaracterísticoqueleescribaasí
a su madre; vemos realmente que sigue involucrado en su
complejomaterno. Por otraparte, puededecirsequeel hecho
dequeeseniñoaparezcaenlaTierranoes sólonegativo. No
es únicamente la aparición de la sombra infantil, porque,
como sabremos más tarde, el principitoha caído de una es­
trella, así que podría decirse que se ha producido un intere­
sante paralelismo. Saint-Exupéry se estrelló, y algo cayó de
las estrellas, porque el principito viene de otro planeta. Así,
por primera vez, en la Tierra se encuentran dos cosas que
hastaentonces estabanenel aire: el príncipeestrella, quees­
tabalejos enel cosmos, ySaint-Exupéry, queestabavolando
constantemente en el aire. El momento en que el principito
aterriza enla Tierra ya no es exactamente la sombra infantil
porque algoha tocadola realidad, ypor tanto ahora sehalla
en una posición ambigua. Si esto fuera posible, se converti­
ríaenpartedel futuro, enlugar deuntirónhaciaatrás. Yano
es sólo una sombra infantil, sino una forma de realización
quefuncionatodoel tiempo, yaque hacerse más consciente
significa, enlapráctica, adentrarse más ymás enlarealidad
delas cosas, significadesilusión.
La mayor dificultad que arrastramos con nosotros desde
la infancia es el sacodeilusiones que cargamos ala espalda
hastalavidaadulta. El problemasutil consisteenrenunciara
ciertas ilusiones sinconvertirse enun cínico. Hay gente que
se desilusiona muy pronto en la vida; lo ves cuando tienes
que analizar ahuérfanos de las capas muy bajas omuy altas
delasociedad, los quehoydíasellamanniños abandonados,
y esto significa o bien niños pobres de barrios conflictivos
con una vida familiar yun destinoterribles, oniños muyri­
cos quehan sufridotodas las penalidades exceptola falta de
dinero -padres divorciados, mal ambiente en casa, etc-, es
decir, dondeseha abandonadola atmósferasentimental, que
es tanimportanteparalos niños. Esos individuos suelencre­
cer más deprisa que los demás, porque enestadios muy pri­
marios sevuelvenmuyrealistas ydesilusionados, conunego
contenido, yenseguida sonindependientes -los rigores dela
vida les han forzado a ello-, pero generalmente, por su ex­
presiónmás bienamargayfalsamentemadura, puede detec­
tarse que algo salió mal. Fueron expulsados de la infancia
demasiadoprontoy seestrellaroncontralarealidad.
Si analizas a esas personas, descubres que nohanresuel­
to el problema de las ilusiones infantiles, sino que simple­
mentelohancortadoderaíz, convencidos dequesudeseode
amor y sus ideales les lastran como un saco de piedras a la
espalda, así que tienenque acabar conellos. Pero esoes una
decisióndel ego que no les ayuda en absoluto, y un análisis
másprofundodemuestraqueestáncompletamenteatrapados
enlasilusiones delainfancia. Suanhelodeunamadreaman­
te o de felicidad sigue estando ahí, pero en un estado repri­
mido, de modo que en realidad son mucho menos maduros
queotros, mientras quesimplementehanarrinconadoel pro­
blema. Entonces nos corresponde la horrible tarea de reavi­
var esas ilusiones porque la vida las ha fijado allí. Hay que
llevaralapersonahaciaatrás, haciaesas ilusiones yhacerlas
emergerdeunmodoadecuado. Esel problemaquesurgecon
lagentequedicequenopuedeamarni confiarennadie. Para
cualquierafijadoenunasituaciónasí, lavidayanotienenin­
gún sentido. Através de la transferencia empiezan a esperar
que quizás puedan volver a confiar o a amar, pero podemos
estar seguros de que el amor que surge de entrada serácom­
pletamente infantil, yel pacientemuyamenudo sabe loque
ocurrirá yque significará una nueva decepción yseráinútil.
Yestoes bastante cierto, porqueestas personas suelensacar
algotaninfantil que debe serrechazadopor el analistaopor
lapropiavida. Setratadepersonas taninmaduras ensus sen­
timientos que si, por ejemplo, el analista coge una gripe y
debeguardarcama, ellos lovivencomounaofensapersonal,
unchascoyunadecepciónterribles. Los individuos mayores
dicenque sabenqueesto es absolutamenteirracional yestú­
pido, pero que así es como sienten. Preguntan con bastante
razón: «¿Quépuedehacer unosi tiene aunniñoasí ensuin­
terior, unaespeciede infantilismoincorregible?» Sermonear
es tan inútil como lo sería hacerlo con un niño furioso, que
simplemente noescucha.
¿Cómoabordarese tremendoproblema? Si unoloaparca
como algo dificultoso en la vida, como fuente de ilusión y
conflicto, entonces deja de ser espontáneo, y se vuelve de­
cepcionado y adulto en un sentido erróneo, pero si uno lo
vive, resulta imposible y la realidad le golpea en la cabeza
todo el tiempo. Ése es el problema. Las personas que han
aparcadosus sentimientos, sus demandas haciaotros osuca­
pacidad de confiar no se sienten reales, ni espontáneas, ni
realmente ellas mismas. Se sientensólomediovivas ygene­
ralmentetampocoseconsideranreales. Aparcar al niñodivi­
nosignificanotomarsecompletamenteenserio. ¡Unoactúa!
Unopuede adaptarse alolargo dela vida, pero si es sincero
consigo mismo, sabe que está actuando. De otro modo se
comportaría de una manera taninfantil que nadie podría so­
portarlo. Entonces, ¿quépuedehacer?
Ese es el problema del niño divino cuando aparece en su
estadointermedio. Uno no sabe qué hacer. Teóricamente, la
situaciónestáclara: unodeberíasercapazdecortarderaízel
infantilismo y quedarse con la auténtica personalidad. Ha­
bríaque ser capaz dediscernir y separar ambas cosas, y si el
análisis va bien, eso es lo que ocurre poco a poco. Se logra
desenmarañar ydestruir loque es realmenteinfantil, salvan­
dolacreatividadylavidafutura. Peroenlapráctica, es algo
inmensamente sutil ydifícil deconseguir.
El niño divino, o príncipe estrella, al que Saint-Exupéry
encuentraenel desiertopide uncordero, ynos enteramos de
que ha venido a buscar un cordero para llevárselo con él.
Más tarde, enlahistoria, senos dicequeenel planetahayun
exceso de baobabs que brotan constantemente. El príncipe
estrella quiere un cordero para que se coma los brotes en
cuanto apareceny así no tener quepasarse la vidacortándo­
los. PeroestonoseloexplicaaSaint-Exupéry, yla auténtica
razónsólo surgemás tarde.
Antes que nada, habría que observar el simbolismo del
corderoenlapersonal vidadeSaint-Exupéryydespués enla
mitologíageneral. Enunodesus libros, el propioSaint-Exu­
péry dice:
Nohayunafatalidadexterna,sólounainterior.Llegaunmo­
mentoen que eres vulnerabley tuspropios errores se apode­
ran de ti y te arrastrancomo una especie de torbellino [natu­
ralmente, él utilizareferenciasdevuelo. Quieredecir queuno
no se estrella por azar: el accidentees el resultadodeunpro­
cesointernoyexterno].Nosonlosgrandesobstáculoslos que
máscuentan, sinolospequeños: tresárbolesnaranjasalborde
deuncampodeaviación,otreintaovejasquenovesenlahier­
bayqueemergenrepentinamenteentrelasruedasdetuavión.
Comosaben, enciertaépoca, enmuchos lugares, seutili­
zabanrebaños deovejasparaquepodaranlahierbadelos ae­
ródromos, ypodíaocurrirque, por error, unavióntoparacon
ellos. Podríamos decir que Saint-Exupéry proyecta en las
ovejas ese algofatídico que un día mata alpuer aetemus, o
eneste caso, así mismo. Es el enemigofatal.
El cordero tiene un nombre muyrevelador en griego. Se
llama probaton, que viene del verbo “ir hacia adelante”, y
significa “el animal que andahacia delante”. Es un nombre
maravilloso: ¡el animal no tiene otra opción ni otra función
que la capacidad de andar hacia delante! ¡Es lo único que
puede hacer! Los griegos son aún más ingeniosos, porque
hacenque el animal seaneutroylollaman“lo que andaha­
cia delante”.Esoilustrael aspectomás negativodela oveja,
que siempre sigue al camero guía allí donde vaya. Muchas
veces hemos leídoen los periódicos que si unlobo ounpe­
rro persigue al camero guía por un precipicio siempre hay
doscientas otrescientas ovejas quesaltantras él. Estoocurrió
haráunos diezaños enLenzerheide, enlosAlpes, cuandoun
perro lobo persiguió al camero sobre un precipicio y los
hombres tuvieronque ir conescopetas y cuchillos arematar
a doscientas ovejas. No estaban todas muertas, pero se ha­
bíanamontonadounas sobrelasotras. Poresodecimos deal­
guien que nos parece sin voluntad que es un “borrego”. El
instinto de andar y pegarse al rebaño es tan fuerte en ellas
quenopuedenresistirseni siquierapara salvar lavida.
Aquellos que hayan visto la producción de Walt Disney
Thewhitewildernesshabráncomprobadoquelomismoocu­
rre con los ratones de Noruega, que vagan por el mar. Una
vez atrapados enunmovimientotaninstintivo, el animal no
puede volver a salir. La ovejatiende aunaconductainstinti­
va similar y por tanto representa -cuando aparece en una
asociación negativa en los sueños- eso mismo entre noso­
tros, psicologíademasas, nuestratendenciaadejamos infec­
tar por movimientos de masas y no defender nuestro propio
criterio e impulsos. La oveja es el animal derebañopor ex­
celencia. Naturalmente, cadauno denosotros llevaen suin­
terior un hombre del rebaño. Por ejemplo, alguien les dice
que hay mucha gente en una conferencia y piensan: «Debe
de ser buena», oles dicen que alguienexpone enlaArt Ga-
lleryyvan, yles falta el valor para decir quelos cuadros les
parecenhorribles. Miran asualrededor yvenque otros, que
parecen expertos, los admiran, yno se atrevena expresar su
propiaopinión. Muchagentemiraprimero el nombredel ar­
tistaantes dedecirloquepiensan. Esas personas sonovejas.
Enlamitología, laovejatieneunaextrañarelaciónconel
mundodel niñodivino. Todosustedesrecordaránrepresenta­
ciones delaMadonna, muchas vecesjuntoconsupropiama­
dre y el Cristo y Juan Bautistajugando con un cordero, o a
veces sóloestá CristoyJuanBautista (suelendatar del siglo
xvi enadelante) jugando conel corderito. Oseve al Cristo-
niñoconuncordero, llevandounacruz, etc. Naturalmente, el
cordero es una representación del propio Cristo, pero en la
iconografía artística se exterioriza de forma separada. Él es
el cordero sacrificial, el agnus dei, pero enlaiconografía, el
cordero aparece como el compañero dejuego, lo que natu­
ralmente significa (como siempre que undios es representa­
do con el animal) que es su animal totémico, su naturaleza
animal. Esocuandoaparececomoanimal. Enel folcloreale­
mánhayunacreenciadequelas almas delos niños, antes de
nacer, vivencomoovejas enel reinodelaMadreHollé-una
especie de diosa madre-tierra-, yesas almas de niños nona­
tos sonidénticas aloquelos alemanes llamanLammerwdlk-
chen (borreguitos o nubes aborregadas) -en inglés,fleecy
clouds-. Los campesinos creenqueesasnubes “borreguitos”
eranlas almas de niños inocentes. Tambiénexistía la creen­
ciadeque muchas nubes deestetipoenel cieloel Díadelos
Inocentes, significaba la predicción de muerte para muchos
niños de sexomasculino.
Es más, si observamos las creencias tradicionales sobre
las ovejas, descubriremos quesimbolizanlainocencia, lain-
fluenciabilidad y la afectación del mal de ojo y la brujería.
Pueden ser hechizadas más fácilmente que casi ningún otro
animal y pueden morir mediante el mal de ojo. También se
atribuye a la oveja un sexto sentido, ya que se cree que con
su conducta puede predecir la muerte del propietario, etc.
Esto no me parece interesante porque muchas de estas cua­
lidades se atribuyen a múltiples animales domésticos. Teó­
ricamente, los caballos también tienen un sexto sentido, así
como las abejas, de modo que no es algo exclusivo de las
ovejas. Pero esafacilidadparaser embrujadas yperseguidas
porbrujas ylobos sí es específicadeestos animales enlatra­
diciónfolclórica.
Laleche, otrasustanciablanca, es tambiénunsímbolode
inocenciaypureza, peropuedehechizarse en cualquier oca­
sión. Unadelasprincipales actividades demagos ybrujas en
zonas rurales consiste en estropear la leche del vecino. Por
tanto, hayquetomar innumerables precauciones: nohayque
llevar leche por la calle después de las siete dela tarde, hay
que dar la vuelta al cubo antes de ordeñar la vaca, decir tres
Avemarias, etc. Nuestras precauciones higiénicas no son
nadacomparadas conlas precauciones contralabrujeríaque
sehacían antiguamente. Eranmuchomás complicadas, por­
que con sólo cruzarte con unabruja por la calle la leche del
cubo se volvía agria, o azul, inmediatamente. Si se echa un
mal deojocontraunestablo, laleche seráazuladaapartir de
entonces yhabrá que encontrar unexorcista paraneutralizar
el hechizo. Es interesante que los símbolos de algoespecial­
mente puro e inocente estén más expuestos que cualquier
otracosaalainfecciónoal ataquedel mal. Esto sedebe ala
atraccióndelos opuestos, al desafíoque suponeel bienpara
los poderes dela oscuridad.
Enlavidaprácticadelpueraeternus, es decir, del hombre
queno seha despegado del arquetipo de la eternajuventud,
vemos lomismo: unatendenciaacreeryalaingenuidadyel
idealismoy, por tanto, a atraer automáticamente a gente qué
les engañaráyestafará. Amenudohe observadoal analizar a
hombres de esa clase que les atraenfatalmente mujeres bas­
tante dudosas oescogenamigos quedanmalaespina. Parece
quesuingenuidadinexpertaysuequivocadoidealismoauto­
máticamente atraenlo opuesto, yes inútil avisar a esa gente
contra tales relaciones. Sólo servirápara que sospechen que
quienles avisatienecelos, oalgosimilar, ynoleescucharán.
Esa ingenuidad o inocencia infantil sólo puede curarse de
esas ilusiones através deladecepciónylas experiencias ne­
gativas. Las advertencias son inútiles; esas personas tienen
que aprender por experiencia, sino nunca despertarán de su
inocencia. Es comosi los lobos-es decir, los estafadores yla
gente destructiva- instintivamente vieran a esos corderos
como sus presas legítimas. Esto ahonda mucho más en el
problemadenuestratradiciónreligiosa.
Comosaben, Cristoes el pastor ynosotros somoslas ove­
jas. Ésta es una imagen muy clara en nuestra tradiciónreli­
giosa y ha producido un efecto muy destructivo, a saber,
comoCristoes el pastor ynosotros las ovejas, la Iglesianos
ha enseñado anopensar, anotener nuestras propias opinio­
nes, sinoacreer simplemente. Si nopodemos comprenderla
resurreccióndel cuerpo-un misterioquenadiepodríaenten­
der-, entonces tenemos queaceptarlo. Todanuestratradición
religiosa ha trabajado en esa dirección, con el resultado de
quesi ahora surge otro sistema, comoel comunismooel na­
zismo, nos transmitenque debemos cerrar los ojos ynopen­
sarpor nuestracuenta, que simplemente deberíamos creer al
führer oaKruschev. ¡Nos haneducadopara ser corderos!
Mientras el dirigente sea una persona responsable, o el
ideal dirigente seaunabuenacausa, todoirábien. Peroel in­
convenientedeestaeducaciónreligiosaestásurgiendoahora
muynegativamente, yaquelos individuos occidentales dela
civilización cristiana se ven mucho más fácilmente infecta­
dos por creencias de masas que los orientales. Estánpredis­
puestos acreer eneslóganes, pues siempreles handichoque
haymuchas cosas que nopuedencomprender yque simple­
mente deben creer para salvarse. Nos han educado para que
seamos como corderos. Hay una sombra aterradora de la
educación cristiana que ahora estamos pagando. La obra de
Saint-Exupéry demuestra que estaba poseído por esa idea.
En Ciudadeladice:
Construir la paz es construir un establo lo bastante gran­
decomoparaqueel rebañoenteropueda dormir en él. [¡Qué
ideal! ¡Poner a la humanidad a dormir!] Construir la paz es
lograr queDios prestesumantodepastor pararecibir atodos
los hombres en toda la extensión de su deseo.
Comoven, Saint-Exupéry seidentificaconDios. Él es el
Altísimoque aceptaalahumanidadbajo sumanto, lamega­
lomaníareligiosadelpuer aeternus. Yahorasurgeotrocom­
plejo:
Comola madre que ama a todos sus hijos, yuno es tími­
doy tierno, el otroardientede vida, y el otrotal vez esjoro­
bado, enclenque e inoportuno, pero todos en su diversidad
conmueven el corazón de la madre, y todos en la diversidad
de su amor sirven ala gloria.
Enfrancés es aúnmás sentimental eimpresionante:
Batir la paix, c’est batir l’étable assez grand pour que le
troupeau entier s’y endors. Batir la paix, c’est obtenir de
Dieu qu’il préte son manteau de berger pour recevoir les
hommes dans tout l’étendu deleur désir. Ainsi dela merequi
aime ses füs et celui-lá est timideet tendreet l’autreardent á
vivre, et l’autrepeut étrebossu, chétifet malvenu, mais tous,
dans leurs diversités eneuvent son coeur, et tous dans la di-
versité deleur amour servent la gloire.
Ya ven cómo la imagen religiosa del pastor divino y el
cordero se mezcla con el sentimentalismo del complejo ma­
terno de un modo muypeligroso. De pronto, la madre es el
pastor y los niños son las ovejas. Si viene el lobo y devora
al pastor y coge sumanto, ¡yaseimaginanlo que les ocurre
a las ovejas! ¡Sólo es una oportunidad excelente para un
lobo! Trasponiendo lo religioso, los lobos pueden ser los
grandes dictadores y líderes que tenemos ahora, ocualquier
clasedepersonaquemienteyhacetrampas enlavidapúbli­
ca. En la vida privada es el animus de la madre devoradora
quiendirige al hijocordero. Yluegoestánlos hijoshonrados
ydevotos que creenquedebenhonrar yser caballerosos con
sumadre, laancianaseñora, ynovenqueel animusdelama­
dreles ha devoradoysealimentade suinocencia. El animus
devorador de lamadrevive delainocenciaydelos mejores
y más devotos sentimientos filiales, y ahí también el pastor
ha devorado alas ovejas.
Así, el niñoestrelladenuestrahistoriaquiereunaovejay
nos enteramos de que la necesita para que se coma unos ár­
boles muyprolíficos, que son obviamente un símbolo de la
madre devoradora. Aprimera vista, querer una oveja parece
tenerunsignificadopositivo, yaqueel asteroideestáamena­
zadopor el crecimiento excesivo de la vegetación. Del mis­
mo modo que este crecimiento excesivo de árboles es un
símbolomaterno, laovejaseríaalgoque ayudaaluchar con­
tra el complejo materno. Ahorabien, podríamos interpretar­
lo en el sentido opuesto: la oveja sería parte del complejo
materno, y no el remedio adecuado contra ese crecimiento
excesivo. De nuevo me parece que nos enfrentamos a una
completa ambigüedad. ¿En qué sentido puede la oveja ayu­
daracombatirel complejomaterno?Después veremos cómo
coopera. Lahistoria dice que secome todos los nuevos bro­
tes, el excesodel complejomaterno, pero¿qué significapsi­
cológicamente? ¿Cómopuede el hombre delamultitudayu­
damos contrael complejomaterno?
Respuesta: La madre noparece tan devoradora cuando
él se rindeánte ella.
¿Quiere decir que si la oveja semete enlaboca del lobo,
entonces el lobosevuelve menos peligrosoporque estábien
alimentado?Yonocreoqueunhijoquesehaya entregadoal
deseodevorador desumadrehayalogradonuncamejorarlas
cosas. Ésanoha sidomi experiencia, ya que el principio de­
vorador generalmente engorda y crece a cada bocado que
consigue.
Respuesta: Yodiríaque todo el mundo tiene que liberar­
sede lamadre.
Sí,¿yquépuedeayudaraliberaralserhumanodesumadre?
Respuesta: Si unhombre sigue supropiapauta, es decir,
se libera de su madre, entonces está haciendo lo correcto.
¿Quiere decir que escuchaundichopsicologistasegúnel
cual tiene que liberarse de su madre? Si hace eso, enreali­
dad, adoptalamentalidaddela oveja, lohaceporque “dicen
quehayquehacerlo”ypor eso seliberade sumadre. Esoes
locorrecto. Podemos decir que normalmente muypocosjó­
venes tienenunaindividualidadlobastantefuertecomopara
alejarse de su madre por sí mismos; lo hacen a través de la
colectividad. Por ejemplo, ennuestropaís, es el serviciomi­
litar loque ayuda alosjóvenes asuperar sus complejos ma­
temos. Muchos mejoran oincluso se curande suapego a la
madremedianteel serviciomilitar. Es lamentalidadovina, el
hombre dela multitud, lo quelos empuja al serviciomilitar,
peroesta adaptacióncolectivapuede ser unaayudapara dis­
tanciarse, sobre todo aquí en Suiza. Enlas capas más igno­
rantes de la población, el servicio militar aún funciona en
granmedidacomolos rituales deiniciaciónmasculinaenlas
tribus primitivas; es el momento de dejar a la madre. Pode­
mos decir quetodas las adaptaciones colectivas muyhumil­
des, no individualistas, ayudan contra el complejo materno.
Como decíamos antes, desempeñar untrabajopropio, hacer
el servicio militar, intentando comportarse como todos los
demás, no cultivar esa clasede individualidadelaborada ca­
racterísticadel complejomaternodel hombreyabandonarla
ideade ser alguienespecial, todoesoayudacontrael veneno
del complejomaterno. Aceptarser sóloalguienonadie, enla
multitud, es hasta cierto punto una cura, aunque sólo sea
temporal y no se trate de una cura total. Es sólo un primer
pasoenla separaciónde lamadrepersonal.
Miren-similiasimilibuscurantur(losimilarcura)-quépe­
ligrosas situacionessesuelencurarmediantesituacionespeli­
grosas. Convertirse enunhombre delamultitudes algopsi­
cológicamentemuypeligroso,peroayudacontraelpeligrodel
falsoindividualismoquesedesarrolladentrodeuncomplejo
materno. Entonces hayqueprepararse contraotropeligro: la
medicinautilizadaenesecasoes peligrosa. Por tanto, que el
príncipeestrellaquierauncorderopuedeinterpretarsepositi­
vamente,porqueensuaislamientoideal,divino,quierelacom­
pañíadel espíritudelamultitud. Esoampliaríasuasteroidey
sumundo. Nohayanimalesarribaensumundodeestrellas, y
si llevauno, sellevaráunpocodel instintoterrestre. Estopa­
rece muypositivo. Perotambiénpodríamos interpretarlone­
gativamente,yaquenoesunarealizaciónconsciente, sinoque
sóloconsiste enenfrentar uninstintocontra otro. Suincons­
ciencianocambia.Uninstintosimplementenosseparadelotro,
yesoesloqueexpresalahistoria,ycreoquepartiendodeesto
podránllegaraunjuiciodefinitivoydecidirqueescompleta­
mentenegativa.
Comentario: ¡El corderoenlacaja!
Por añadidura. Yodiría que él quiere más bienelevar ala
oveja y no bajar hacia ella; quiere elevar el cordero a las
estrellas. Un cordero es un animal que camina por la tierra.
Así pues, si, paraconseguirlo, sequedaraenla tierra, el cor­
derole arrastraríaalarealidad. Del mismomodo, unhombre
sevedevuelto ala tierrasi hace el serviciomilitar ymuchas
otrasdolorosas adaptaciones. Perosi unosellevaalaovejaal
mundodefantasíadelainfancia, entonces yanoesunaadap­
tación a la realidad, sino una pseudoadaptación. Se trata de
una diferenciamuy sutil y creoque exclusiva de Saint-Exu­
péry o, por lomenos, nomuy extendidaenotros casos. Para
él, supone unpeligro particular, que sólopod.emosjuzgar si
conocemos su obra literaria. En ese caso veremos que hace
algomuyextraño. Porunaparteelogiael ponerlos pies enla
tierra, la adaptaciónsocial, la sumisiónal principioterrestre,
la aceptación de los lazos del amor, etc. Sin.embargo, él no
parece seguir latendenciaque elogia, sinoquela asimilain­
telectualmente yla devuelve a sumundoimaginario. Es una
trampaque utilizanmuchospueri aeternv, el descubrimiento
dequedeberíanadaptarsealarealidades unaideaintelectual
paraellos que cumplenenla fantasíapero noenlarealidad.
Laideasóloseejecutaamododereflexiónydeunaformafi­
losófica, peronuncalallevanalapráctica. Parece queloha­
yancomprendido, comosi tuvieranlaactitudcorrecta, como
si supieranlo que es importante y verdadero. Pero no lo ha­
cen. Si leenla obrade Saint-Exupéryme objetaránqueno es
unpuer aeternus. Miren al jeque de Ciudadela, un hombre
maduroqueasumelaresponsabilidadenlatierra. MirenaRi-
viéreenVuelonocturno; noes unpueraeternussinounhom­
bre que acepta sus responsabilidades. Es un hombre adulto,
masculino, no un tipo con complejo materno. Todo eso son
sus ideas, pero Saint-Exupéry nunca vivió al jeque ni a Ri~
viére; los imaginó, eransufantasía, laideadel hombre adul­
toconlospies enlatierra, peroél nuncaviviódeacuerdocon
esafantasía.
Éste es, en mi opinión, uno de los problemas más enga­
ñosos enesadeterminadaconstelaciónneurótica, queelpuer
aeternus siempre tiende a captar y comprender todo lo co­
rrecto, loquedeberíahaceryluegolollevaasumundoteóri­
codefantasía. Nopuede cruzar la simplefronteraque sepa­
rala fantasía dela acción. Tambiénhay una curvapeligrosa
enel análisis deesos individuos, pues amenos queel analis­
ta observe constantemente ese problema como un zorro
siempre alerta, el análisis progresará maravillosamente, el
puer aeternus loentenderátodo, integrarála sombrayel he­
cho de que tiene que trabajar y poner los pies en el suelo,
pero si no le vigila como un perro policía, no será más que
unafarsa. Todaesaintegracióntienelugar enel cieloynoen
latierra, noenla realidad, así que el analista seveforzado a
actuar como una institutriz y preguntarle si se ha levantado
esamañana, cuántas horas ha trabajadoesedía, yasí sucesi­
vamente. Es unatareatediosa, perotodosereduceaesopor­
que sino, con su ego fantaseador, puede engañar fácilmente
al terapeuta.
En este punto deberíamos considerar el significado del
cordero enla caja. Cuando asimilamos algointelectualmen­
te, loponemos enunacaja. Unconceptoes unacaja. Cuando
Saint-Exupéry, impaciente, pone el cordero en una caja,
acepta la idea, pero sólo como idea. Existe, pero sólo en su
caja cerebral. El principito cree que el dibujo le sirve igual
queuncorderodecarneyhueso. Todopermaneceenel mun­
dodela actividadmental.
Pregunta: Si Saint-Exupéry sehubieracuradodesuper­
sonalidad de puer aeternus, ¿habría continuado siendo un
artista?
“Curarse”deserunpuernoimplica“curarsedeserunar­
tista”.Pensemos por ejemploenGoethe; ensus primeros es­
critos hay evidencias de un complejo materno. Él también
sentíaque si abandonabalamentalidaddepuer nole queda­
ríanada. Perologró salir de sucrisis, yaunque elpuer ensu
libro Las desventuras del joven Werther se suicida, Goethe
sobrevivió.
Enlos más grandes artistas, siemprehayunpuer al princi­
pio,peropuedeirmásallá.Escuestióndevaloración.Siunhom­
bredejadeserartistacuandodejadeserpuer, esosignificaque
nuncafuerealmenteartista. Sielanálisisimpidequeesospseu-
doartistasseanartistas,¡muchomejor! ¡Saint-Exupéiypodríaha­
bersidounodeesoscasosdehaberseanalizado!Suobraesmuy
neurótica: escribeexteriorizandosuneurosis,ynocreoquefue­
raungranartista. Selehasobreestimado,perosuobradebería
versecomolaexpresióndelaneurosisdenuestrotiempo. Cier­
tamenteharepresentadoesasituaciónenlaliteratura,ylohahe­
chohermosamente; haplanteadolacuestión. Es untipodear­
tistaquenopuedehacerelcambiodeGoethe,yporesoteníaque
morir.Nopodemosdecirquenohayansidoartistas,peronoevo­
lucionaronparahaceresecambio.EnLasdesventurasdeljoven
Werther,Goethenoabordóelproblemadelpuerdeunmodode­
finitivo,ycontinuóenotrasobras.Enelpasosiguiente,ensudra­
maTorcuatoTasso, lorepresentócomounproblemaensímis­
mo. Simultáneamente, alobjetivaralpuerTassoyaAntonio,el
hombrequequierevivirconlospiesenlatierra,sedistanciódel
problema. Despuéslacuestiónseconvirtióenunconflictoque
ibamuchomásallá, enFausto. Podemospercibircuándoeles­
critorsesepara-ocuándono-deeseproblema.Objetivaralpuer
essóloel primerpaso.
Pregunta: ¿Puedematizar laafirmacióndeque lapereza
es una característicadel puer aeternus? Tanto Goethe como
Saint-Exupéiy trabajaronduramente ensuvida.
El puer aeternus tiene que aprender a soportar el trabajo
quenole gusta, noahacer sóloel trabajoquele entusiasma,
porque estoúltimolopodemos hacer todos. La gente primi­
tivayperezosapuedehacer eso, si algoles atrae soncapaces
de trabajar hasta el agotamiento. Yono consideraría eso tra­
bajar, sino dejarse llevar por unfestival de trabajo. El traba­
jo queresulta curativopara unpuer aeternus es aquel quele
obliga a salir de la cama a rastras en una mañana terrible y
soportar un esfuerzo tedioso una y otra vez mediante pura
fuerza de voluntad. Goethe asumió un cargo político-admi­
nistrativo en Weimar, y eso significaba ir a su despacho y
leer nimias solicitudes sobre impuestos y asuntos similares.
Loexperimentóen suobra, que enciertomodopertenecía a
suvida. Goethevivíalo que escribía. Pasaba las horas en su
oficina y se planteaba las más aburridas cuestiones, aunque
habríapreferidoestar encualquier otrolugar. Perocompren­
díaprofundamentelanecesidaddeesapartedelavida. El era
unindividuoemocional, ydeestemododesarrollósupensa­
mientoinferior, quesereflejaenel ladomás aburridoypoco
emocionante de sus máximas (sus conversaciones con Ec-
kermann sonbastante decepcionantes).
Comentario: Quizás eso aclara la afirmación de Rous­
seau de que el mayorfallo de su carácter era lapereza,
cuandotodoel mundosabe quetrabajabadelamañanaala
nochey que leyómontones de libros importantes.
Sí, perodebiódeahorrarse otraclasedetrabajo. La gente
puede engañarse trabajandohastala extenuaciónparaevitar
hacer loquedebería. Rousseauteníaquemeterlospies enun
barreñopara obligarseatrabajar; trabajabaenunestadocasi
de trance conlos baños de pies. ¡Tal vez sus Confesiones se
habríanceñidomás al temayhabríanresultadomenos senti­
mentales sinesos baños!
Comentario: Volviendoala ideade unautor que escribe
suneurosis, muchagente esfamosapor esoy suactividadse
interpretacomotalento.
Nocreoqueseconfundacontalento; esoes algoqueato­
dos nos gustaría poder hacer. Amí me encantaría ganar di­
nero con mis fallos neuróticos. Creo que el problema surge
después de haberlo escrito. Lo que uno escribe concierne al
propio problema -de no ser así, la escritura se seca-, pero
cuandoyahas escrito el problema, omientras lo estás escri­
biendo, tienes que vivirlo. Siempre que abordo esto en una
conferencia, después vuelve amí. He observado que conin­
dividuos sensitivos ocurre locontrario: primerovivenydes­
pués escriben. Cuando escribes sobre un problema, suelen
ocurrir acontecimientos sincrónicos que te obligan a vivirlo
simultáneamente. Jung me contó que cuando estaba escri­
biendo sobre unproblema determinado lellegaban cartas de
todaspartes, deAustraliaydedondefuera, queplanteabanla
cuestión sobre la que estaba escribiendo. Si abordas unpro­
blema propio importante y vital, suele ocurrir eso, a veces
detrás yotras veces por delantedeti. Ésaes ladiferenciaen­
tre escribir simplemente detuneurosis oir más allá. El pro­
blema siempreestáatado ati, y si lovives al mismotiempo,
loque escribes después ya estáunpasopor delante. De otro
modo, volverás aescribir del mismoproblema, quees loque
le ocurrió aSaint-Exupéry. Esos escritores siempreponenel
mismo disco en el gramófono, mientras que cuando uno lo
vive, lo siguiente que escribereflejaunprogreso.
Goethe vivía lo que escribía, y lo que escribió después
siempreeraunpasomás adelante. Los poetas románticos se
repetíanmuchomás. Avanzabanencírculoporquenovivían
o no podían vivir al mismo tiempo. No pretendo formular
acusaciones, pero uno debería estar dispuesto a que lo que
escribe pueda someterse a un análisis. Muchos artistas no
quierenque se analice suobraporque tementener que vivir­
la, yésa es lapseudorresistenciaque muchos de ellos tienen
contra el psicoanálisis, pretenden que sucreatividad se anu­
laría, perola auténticacreatividades tanterriblementefuerte
que ni el terapeuta más dotado del mundo podría borrarla.
Esaresistenciaasometer lapropiaobraapruebaes, por tan­
to, muy sospechosa.
CONFERENCIA3
Mehanconsultadoenprivadosobre el problemadel cor­
dero en la caja. La persona que lo ha hecho piensa que he
sidodemasiadoduraconSaint-Exupéry, quienensuvidade­
mostrógranvalor yuna capacidaddereacciónconsiderable,
yquenoselepuede acusar deintentar escapar delarealidad
o, por lo menos, no de ese modo. Yo creo que esto sólo de­
muestraquenomehe explicadoconsuficienteclaridad.
Poner el cordero en una caja no es un gesto de evasión,
pero surge de loque podríamos calificar de cierta debilidad
nerviosa, una debilidadenla saludylafuerza. Necesitamos
cierta fuerza vital para poder superar un conflicto. Saint-
Exupéryquierevolver atrabajar ensumotor, yel principito,
enlugar de dejarle dibujar rápidamente unaoveja, le moles­
ta, le dice que sudibujo no está bien, que estono, estotam­
poco. De modo que Saint-Exupéry se ve dividido entre el
niño -cuya importancia comprende perfectamente y que le
fastidia deunmodo típicamente infantil, porque está seguro
dequeaunquedibujeotrocordero, nuncaestarábien, oplan­
tearámuchos interrogantes- ylanecesidadurgente derepa­
rar su motor. Si lo interpretamos simbólicamente, significa
un conflicto entre las demandas del exterior y la vida inte­
rior, queplanteaunatremendatensión. ¿Cómosepuedensa­
tisfacer las demandas de la realidad exterior, que la razón
dice que son correctas, y las de la vida interior al mismo
tiempo?
La dificultadestriba en quelas demandas dela vidainte­
rior necesitantiempo. ¡Unonopuedededicarse alaimagina­
ciónactivacincominutosyluegosaliryhacerotrascosas!Si,
por ejemplo, estamos enanálisis, hayqueanotarlos sueños y
esosignificadoshoras detrabajo, sóloescribiendo, locual es
sóloel principio, y sinque esoimpliquehaber hechoningún
trabajoreal. Luegohay que reflexionar sobre ellos. Esto im­
plicaun trabajo a tiempo completo, pero muchas veces coe­
xisteconlasnecesidades urgentes delavidaexterior, yésaes
unadelas peores ymás difíciles tensiones que sepuedenso­
portar, ser capaz de dar a ambas realidades, enloposible, lo
quenecesitan. Lapersonalidaddébil -y nodigo“débil”como
críticamoral- implicaríanohaber nacidofísicamentefuerte.
Lapersonalidaddébil reaccionatomandounatajo, decideha­
cer una cosa y dejar la otra. Se trata de una incapacidad de
soportarlatensiónmás alládeciertamedida. Estoesrelativo,
yaquenadiepuedesoportarlatensiónmás alládeciertopun­
to, pero una personalidad débil tiene una reacción de im­
paciencia, mientras que una personalidad fuerte puede con­
tinuar más tiempo en tensión. En ese caso, vemos que
Saint-Exupéry, tras el tercer intento de dibujar el cordero,
abandonayseleocurreunatajo, unasoluciónrápidaparapo­
dervolverasumotor. Estoesunaindicacióndedebilidadque
muestraenotros elementos delahistoria. Por ejemplo, el pla­
neta del príncipe estrella es diminuto, él es muydelicado, o,
si pensamos en el primer sueño, el héroe no sale de la ser­
pientedevoradora, es decir, lamadre. Todoestoreflejafatali­
dadydebilidad. Si observanlasfotografíasdeSaint-Exupéry,
veránquetieneunacaramuyextraña, contradictoriao“divi­
dida”: la parte inferior parece pertenecer a un chico de siete
años, laexpresióndelabocaes completamenteinmadura; es
labocaingenuadeunniñopequeño, ylabarbillaesmuyfina,
mientras quelapartesuperiordelacaradalaimpresióndeun
hombre muyinteligenteymaduro. Hayenél algodébil ein­
fantil; ciertas tensiones quenopuedesoportar. Nointerpreten
mi comentario como una crítica, sino como la constatación
queharía unmédico, al decir que unapersonano es fuerte y
probablementenosobreviviráaunaneumonía. Noesunacrí­
tica, sinola constatacióndeunhechotrágico.
Hay otros hombres devorados por el problema del puer
aetemus quetienenfuerzasparasuperarmás conflictos,pero
que también reaccionan por pura impaciencia y no por una
trágica debilidad. Es unhecho sabidoen el complejo mater­
no que la víctima no quiere superar su situación. En Aion,
Jungdice, por ejemplo:
Hay en él undeseo detocar la realidad, de abrazar la tie­
rra y fructificar el campo del mundo. Pero no hace más que
una seriedeprincipios intermitentes, ya quesus iniciativas y
su capacidad deperseverar están paralizadas por el recuerdo
secreto de que sólo se puede acceder al mundo y a la felici­
dad mediante un don de la madre. El fragmento de mundo
que él, como cualquier otro hombre, debe encontrar una y
otravezynunca es el apropiado, ya quenocaeen su regazo,
ni le aborda a mitad de camino, sino que se le resiste, debe
ser conquistado, y sólo se sometepor la fuerza. Lehace de­
mandas a su masculinidad, a su ardor, por encima de todo a
su valor yresolución cuandollega el momentodeponer toda
la carneen el asador. Para eso, necesitaríaunEros infiel, ca­
paz de olvidar a su madre.3
Comoven, laimpacienciaes aveces unsíntomadel com­
plejomaterno. Creoqueenel casodeSaint-Exupérytambién
5. Jung, C.G., Aion: contribución a los simbolismos del si-mismo. Barcelona: Pai-
dós Ibérica, 1992.
es así, pero sobre todo, hayalgotrágico, es decir, unadebili­
dad innata por la que no puede hacérsele responsable. Esto
significa que supropiavitalidad estaba aplastadapor lama­
dre; es un destino trágico contra el que nada puede hacerse.
Pregunta: ¿Hadicho “unEros infiel”?
Sí. Significalacapacidaddedistanciarsedevezencuando
delasrelaciones.Estollevaríaaotrogranproblema,queelpuer
aeternus,enelsentidopeyorativodelapalabra,muchasveces
tiendeaserdemasiadoimpresionableydébil yahacerdema­
siadode “buenchico”ensus relaciones, sinunarápidareac­
cióndedefensadel egocuandohacefalta. Porejemplo, lein­
fluyedemasiadoelanimusdelasmujeresquelerodean. Siuna
deellas montaunaescena, yle culpabilizadeestooaquello,
él aceptademasiadoal principioyluego, depronto, undíase
hartayselarga, deunmodocompletamenteinsensatoycruel.
Podríamos decir que conscientemente es demasiado débil y
complaciente,ylasombrainconscienteesdemasiadocruel,in­
sensataeinfiel. Hevistoaalgunosquehanaceptadopráctica­
mentetododesusnovias (cuandosepodríaesperar queesta­
llasen mucho antes), y de pronto, un día, el puer aeternus
simplementeseapartayseacercaaotramujer, sinsiquierares­
ponder alaprimera. Nohayfasedetransición. El “buenchi­
co”quecede,elhombrequehacedemasiadasconcesiones, se
vesustituidodeprontoporlafríasombradel gángstersinnin­
gúnvínculohumano.
Lo mismo ocurre en el análisis: ellos lo aceptan todo,
nunca salen con resistencias ni afirman su propio punto de
vista contra el del analista, sino que de pronto, sin venir a
cuento, dicen que se van air aotro analista, oquehan deci­
dido abandonar el análisis, y uno se cae del guindo si hasta
ese momentono sehabía dado cuenta de lo que estaba ocu­
rriendo. Nodanni las gracias, nadadenada. Simplemente se
acaba. Al principio no había suficiente frialdad e indepen­
dencia, oagresividadmasculina, ydespués haydemasiaday
deunaformanegativa, inhumanaysinvenir acuento. Esoes
típicodemuchospueri aeterni. Serequieremuchamás fuer­
za y paciencia para lograr algo con alguien que cede dema­
siadodeprisayluego seva.
Continuando con nuestra historia, ahora viene una larga
conversación en la cual Saint-Exupéry se entera de que el
principito ha caído del cielo, del asteroide B-612, y de que
quiere el corderopara que se comalos baobabs de suplane­
ta. Yonuncahe descubiertocuál esla asociacióndel número
del asteroide: 612. Por el modoenque lodescribe, podemos
imaginar que Saint-Exupéry está jugando con su conoci­
miento astronómico y matemático y quiere expresar la idea
de una pequeña estrella X-Y. Si hay algún significado sim­
bólico, nosécuál puede ser o, por lomenos, nopuedo hacer
una afirmacióndefinitiva.
El granpeligroviene delos brotes del baobab quecrecen
en árboles gigantes y cuyas raíces, si se les permite crecer,
perforan el planeta. Por eso, el principito está siempre ocu­
pado arrancandolas plantitas antes de que crezcandemasia­
do. Ésaes suconstantepreocupación, ysuideaeraconseguir
un cordero delaTierra que se comalos brotes para aliviarle
dela lucha constante conlos baobabs. (Enalemán, estos ár­
boles se llaman Affenbrotbaum, el árbol pan-de-mono. Se
tratade árboles degrantamañoquecrecenenÁfrica.)
Saint-Exupéry dice que haría falta toda una manada de
elefantes para comerse esos árboles. El principito dice que
entonces tendría que ponerlos uno encima del otro, pues de
otro modo no cabrían en su planeta, y a partir de esos co­
mentarios Saint-Exupéry construyela situación. Haceundi­
bujopara dar suidea de cómo sería el planeta del principito
si pusieranunelefanteencimadeotro, yaqueenel asteroide
nohaybastanteespacioparaquesuficientes elefantes coman
suficientes árboles. Su dibujo muestra tres elefantes en un
lado, dos enotros dos lados, unoencimadel otro, pero dibu­
ja de espaldas a los dos elefantes del cuarto lado, de modo
quela cuartafunción sedesvíahaciaotra dirección.

Esinteresanteque, sinsabernadadepsicologíajunguiana,
Saint-Exupéryhagatresfuncionesigualesyunacuartainver­
tida. Los tres elefantes -la funciónprincipal ylas auxiliares-
sonunpocodemasiadogordos,ylacuartafunciónestáinver­
tidaymiraenlaotradirección. Saint-Exupérydice:
Así, según las indicaciones del principito, dibujé aquel
planeta. Nome gusta muchoadoptar un tonomoralista. Pero
el peligro delos baobabs es tanpoco conocido, ylos riesgos
que correría quien se extraviara en un asteroide son tan con­
siderables que, por una vez, hago una excepción a mi reser­
va. Ydigo: «¡Niños! ¡Cuidadocon los baobabs!».
Paraprevenir amis amigos de unpeligro que desdehace
tiempoles acecha, como a mí, sin saberlo, he trabajadotan­
to en este dibujo. La lección que he querido dar merece te­
nerse en cuenta. Quizás os preguntaréis: ¿por qué no hayen
este librootros dibujos tan grandiosos como el dibujodelos
baobabs?
Los dibujos queilustranel libro, quesondel propioSaint-
Exupéry, sonmuyligeros enel coloryenel trazo, peroel de
los baobabs tiene colores más intensos yestáhechoconmás
rigoryprecisión. El propioSaint-Exupérydicequehatraba­
jadomás enél, y seve enseguida, yaque nosólolos colores
sonmás fuertes, sino que se ve mucha mayor atención alos
detalles del árbol.
La respuesta es muy sencilla: he intentadohacerlos, pero
sin ningún éxito. Cuando dibujé los baobabs, me impulsaba
un sentimientodeurgencia.
Aquí tocamos el problemaprincipal. Saint-Exupéry dice
que cuandohizo este dibujode los baobabs sentía el peligro
terrible. Hay tres árboles grandes, pero también hay una
cuarta figura, un niño vestido de rojo con un hacha en la
mano. El principito le dice a Saint-Exupéryque temaunve­
cino en otro asteroide que era demasiado perezoso para
arrancar las pequeñas raíces del baobab, demodoquecrecie­
ronhasta el tamaño que seve enlailustraciónyentonces ya
era demasiado tarde. Ahí está con su hacha, pero no puede
cortarlos árboles ysuasteroidesedestruye. El dibujomues­
tralos enormes árboles yel chicoindefenso, ypor la peque­
ñahacha y el tamaño de los troncos de los árboles, ya se ve
queyanohayningunaposibilidaddequelos corte. Ese es el
dibujo“urgente”, el que Saint-Exupéryhizo conenorme es­
fuerzo.
Si examinamos primero el problema de los elefantes que
hay que apilar uno encima del otro en el asteroide, verán a
dóndemedirigíaantes. ¿Cuál diríanquees el problemaenel
dibujo?
Respuesta: El problema de la madre se acumula más y
más.
Sí, pero el elefante noes el problemamaterno. El proble­
ma es el héroe, la sustancia del héroe masculino, lo que de­
vora la serpiente, es decir, él mismo. El problema no es que
los elefantes sean demasiado grandes, sino que la Tierra no
es lo bastante fuerte para soportarlos. Los elefantes están
bien, peronohaysuficiente espacioparaellos. ¿Qué signifi­
caríaesto?
Respuesta: El egonoes lobastantefuerte.
No, no creo quepueda hablarse de ego aquí. Ése tal vez
sea el resultado. Bueno, muchas veces decimos de la gente
que les falta tierra -es una forma intuitiva de hablar-, pero
¿quéqueremos decir coneso?
Respuesta: Queno estánencontactoconlarealidad.
Sí, la tierra está ahí, pero ellos larehuyen, aunque esono
seamaloensí. Haygentequetienemuchatierra,peronoestá
encontactoconella, mientras queotrosnotienentierra, ono
suficiente, aunque esténencontactoconella, yeso significa
queles faltavitalidad. Naturalmente, es unconceptoirracio­
nal, intuitivo. Podríamos llamar tierra ala sustanciapsicoló­
gica. Vemos estouna yotra vez. Uno delos grandes proble­
mas en psicoterapia es cuánta sustancia tiene una persona.
Cuánta puede soportar. Sólo podemos deducirlo mediante
impresiones o sensaciones; tenemos una impresión al res­
pecto. No podemos sopesarlo científicamente, ya veces po­
demos malinterpretar la situación. A veces pensamos que
una persona notiene mucha sustancia, y cuando se produce
unconflictovital, deprontomuestraqueposeeunagrancan­
tidad, inesperadamente. Encambio, otras personas producen
la impresión de poder soportar mucha, pero entonces, ines­
peradamente, se derrumban. No tienen fuerza. Por tanto, es
algoque sólosevepor los resultados. Perosi unotienecier­
taexperienciaanalizando alagente, puedeadivinar sinequi­
vocarsemuchocuántasustanciapuede soportar alguien.
Como saben, en su teoría de la esquizofrenia, Jung;esta­
bleceunadiferenciaentreloqueél llamael tipoasténicoyel
tipo fuerte. En el tipo fuerte, el problema es que existe una
cantidadabrumadora de energía yfantasía en el inconscien­
te, conunegorelativamentedébil, yporesoesapersonapue­
de escindirse. Podemos decir que enel tipofuerte lopatoló­
gico es el exceso. En el tipoasténico, lopatológicoes el de­
fecto. En cierto modo, ni el ego ni el inconsciente tienen
suficiente ímpetu. La gente que sehalla en esa situación no
tiene sueños. En los momentos de mayor conflicto, cuando
sería previsible una reacción vital del inconsciente, los sue­
ños son anodinos y nimios, o simplemente no hay. Es como
si laNaturalezanoreaccionara.
Es muy importante tener esto en cuenta, porque natural­
mente, conel tipofuerte, podemos probar una especie dete­
rapiatemerariay, por ejemplo, confrontar alapersonaconel
problema y arriesgamos a que sufra una intensa crisis, una
crisis curativa, y que luego la supere. Con el tipo asténico
nunca se puede hacer eso. Enese caso hay que adoptar una
actituddeenfermera, practicandoconstantestransfusionesde
sangre, por decirloasí, noforzandonuncael problemani em­
pujando al paciente contralapared, porque esoles destroza­
ría. Es algoquenotenemos quedecidir nosotros; engeneral,
es el inconsciente el que decide. Enel tipo asténico, los pro­
pios sueños no imponen el problema. Muchas veces me ha
sorprendidoqueindividuos deestetipoque vivenunproble­
ma muy urgente tienen sueños que sólo hablan de éste o
aquel detalle y no abordan el problema principal. Entonces
me digo: «No se abordael problema; luegolaconfrontación
no seríaposible. El inconsciente lo sabe mejor que yoydice
que este problemanopuede tocarse. Está demasiado calien­
te; haría explotar a la persona». Entonces hay que trabajar
con los sueños aparentemente anodinos y seguir el consejo
que contienen. Con el tipo fuerte, por lo general vemos que
los.sueños apuntandirectamente al núcleodel problema, con
unapotenteestructuradramática, yya seve quetodosediri­
gehaciaunclímaxyunacrisiscurativa. Trasunasituaciónde
terrible conflicto, el asunto se decide para bien o para mal.
Lomismoocurrehastaciertopuntoenel carácter fisioló­
gicodealgunaspersonas, que, si contraenunaneumonía,por
ejemplo, reaccionan congranfuerza. Hayuna lucha entrela
vidaylamuerteconfiebremuyalta, perola superanysecu­
ran. Otros, yesto es mucho más misterioso, no tienenfiebre
enabsoluto, sólounas décimas detemperatura, ylaenferme­
dadsemantieneynollegaaunclímaxporquelareacciónvi­
tal enel cuerpono es lo suficientemente fuerte; nohaybas­
tantevitalidad. Aveces haycasos combinados. Por ejemplo,
puede haber personas fuertes que son fuertes y débiles al
mismotiempo, segúnlos aspectos, demodoquela situación
es ambivalente. Alguien puede tener un carácter vital que
pertenece al tipoexcesivoconel quepuedencontraerseries­
gos, peroenciertos aspectos desucarácteres del tipodefec­
tivo, tieneuncarácter escindido. Enese caso, la situaciónse
vuelveaúnmás difícil porqueel analistatienequeseguirdos
líneas, y poner mucho peso donde pueda resistirse, pero no
presionar nunca donde el punto débil requiere paciencia y
constantes cuidados de enfermera. Se trata de una combina­
ción muy frecuente en personalidades muy divididas. Hay
unacapacidadpara la vidapoco habitual, pero extremavul­
nerabilidadenunaspecto, quehayquevallar, proteger ycui­
dar en especial. Esos tipos combinados no son tan difíciles
enrealidad, porque si logramos simplemente que ellos mis­
mos comprendan la situación, ellos mismos pueden encar­
garse de sus puntos débiles. Esto significahacer que se den
cuentade suaspectopeligroso. Perohayquehacer el trabajo
deenfermeraconpaciencia, nopor la fuerza, yconatención
constantealpuntodébil, demodoquepuedarecuperarselen­
tamente.
Yo creo que Saint-Exupéry es un tipo mixto, ni débil ni
fuerte. Tiene una tremendafuerza, coraje, vitalidad, yla ca­
pacidad de alterar situaciones difíciles. Perohay un aspecto
desupersonalidadmuydébil yal quelefaltavitalidad, yeso
es loquepersonificaeseplaneta. Naturalmente, éste aspecto
es el aspectoesencial ensucaso, yesos síntomas denotener
reacciones vitales cuando sonimportantes estánpor todo el
libro. Podemos deducir que la voluntadde vivir es demasia­
do pequeña comparada con su genio y sus capacidades. La
tierrasignificalavoluntaddevivirylaaceptacióndelavida,
yése es supuntodébil. La incongruencia delapersonalidad
es el problema. Estonoilustratantoel problemadelpuerae­
ternus en general, sino que es un problema específico de
Saint-Exupéry, que amenudo secombinaconel otro. Mien­
tras la persona que tiene menos tierra de la necesaria puede
asimilarlo todo psicológicamente, tendrá grandes dificulta­
des para hacer cosas enlarealidad. Esa gente aceptalas co­
sas en el análisis con sinceridad y fuerza, pero cuando les
presionas para que hagan algo al respecto enlarealidad ex­
terior, les invade unpánico terrible. En ese momento, cuan­
do la comprensión interna tiene que aplicarse a la vida, la
fuerza se viene abajo, y nos encontramos frente a un niño
tembloroso, que exclama: «¡Ohno! ¡Nopuedo hacer eso!».
Estoes unailustraciónexageradadela actituddel introverti­
do, con gran fuerzapara aceptar las verdades internas, pero
conmuy poca fuerza cuando se trata de la vida real. Ahí es
cuando apareceel niñotembloroso.
Hemos examinadolos dosúnicos dibujos deelefantes que
hayentodoel libro, yes interesante compararlos. Represen­
tansituaciones inversas:®enel primero, el elefantees vencido
por la seipiente;senel segundo, el propio elefante es la ame­
naza, ynotiene suficientetierra, lo quemuestraquelasitua­
ciónpuede observarse desde dos ángulos: es decir, obienla
personalidadmás importante, el héroe, en Saint-Exupéryha
sidovencidapor el inconscientedevorador-el complejoma­
terno-, obienlapersonalidaddel héroeenSaint-Exupéryno
tiene fundamentos o estructura suficiente para hacerse real.
Sondos aspectos dela mismatragedia. Es interesante que el
propioprincipitodigaqueunaboaconstrictor es unacriatura
muy peligrosa y que un elefante es muy pesado y torpe.
Saint-Exupéryestáentrelaespadaylapared, porquenosabe
cómoaceptar sugrandezaosudebilidad. No sabecómoma­
nejarse conningunadelas dos.
Losbaobabsdel dibujosonenormesydanlaimpresiónde
invadir el astroconsucrecimientoexuberante, por tanto, po­
demos decirquelaMadreNaturalezaestáinvadiendoel cam­
podelaculturaylaconcienciahumanas. Si observanel dibu­
jo, veránquelasraícesdelosárbolesparecenserpientes.Creo
quenoespor azarqueenelprimerdibujoelijaunaboayque
llameaesos árboles baobabs. Parecehaberunjuegodepala­
bras.Parecehaberasociadoambosfactores: laboaconstrictor
ylosárbolessonincontenibles. Portanto,deberíamosampliar
los árboles más bienenel aspectonegativo. ¿Cómolos inter­
pretaríaneneste dibujo?Muchos deustedes estánasistiendo
alas conferencias deRivkahKluger.6
Respuesta: Gilgameshtuvoque cortar el cedro.
Sí, Gilgamesh tuvo que cortar el cedro en el bosque de
Ishtar, donde ese árbol representa el poder de Ishtar. Entre
otras cosas, ellaes la diosa-árbol queha nombrado aChum­
babaguardiánparadefender el árbol. Denuevovemos al ár­
bol asociado a la madre negativa. ¿Qué otras implicaciones
hay?
Respuesta: El árbol es unsímbolode vida.
Sí, si leen el ensayo de Jung, «El árbol filosófico», el ár­
bol seinterpretageneralmentecomosímbolodevida, decre­
cimiento interno, del proceso de individuación y madura­
ción, pero aquí noencaja.
6. Se refiere a las conferencias del doctor Kluger sobrela épica de Gilgamesh, que
se han publicado bajo el título de TheArchetypal Signifícame of Gilgamesh: A
ModemAncient Hero. (N. del E.)
Comentario: El árbol sueleasociarseadiosasmadre, no
sólo conIshtarsinoconIdunn enlamitología alemanay en
lagriegaconDémetery otras.
Sí, el árbol suele asociarse a la diosa madre, que incluso
suele ser adorada en forma de árbol, pero hay una relación
aúnmás estrecha: por ejemplo,Atis enel árbol, obienOsiris
con su féretro colgado de un árbol. En este caso, el árbol es
loqueenmitologíasuelellamarselamadre-muerte. El ataúd
enel árbol ymeteral muertoenel ataúdseinterpretabacomo
ser devuelto ala madre, devuelto al árbol, la madre-muerte.
En la festividad de Atis, en Roma, transportaban un abeto
conunaimagendeAtis enlacopa, generalmente sóloel tor­
so. En Símbolos de transformación, Jung cita un antiguo
poema que dice que la cruz cristiana se ha visto comola te­
rriblemadrastraquemató aCristo. Ésta seríalaprimeraaso­
ciación, es decir, que el árbol es la madre, el ataúd, y tiene
quever conlamuerte del dios delpueraetemus. ¿Cómopo­
demos intrepretar esto? Nos hallamos ante una contradic­
ción, ya que simbólicamente, el árbol suele representar el
proceso de individuación, pero aquí ese mismo símbolo se
identificaconlamuerte, unfactor destructivo.
Comentario: En el dibujo el árbol es monstruoso. Es de­
masiado grandepara laestrella, y eso indicaría que el pro­
blemamaterno es demasiadograndey devorador.
Sí, pero ¿cómo lo conecta con el proceso de individua­
ción? El procesodeindividuaciónes unproceso de desarro­
llointernoal queestamos ligados; nopodemos escapardeél.
Si nos negamos yno lo aceptamos, entonces sevuelve con­
tranosotros. Yes nuestrodesarrollointernoel quenos mata.
Si uno rechaza al crecimiento, eso lo mata, y eso significa
que si unapersonaes completamente infantil ynotiene otra
posibilidad, no ocurrirán muchas cosas. Pero si la persona
tiene unagranpersonalidaden suinterior-es decir, unapo­
sibilidaddedesarrollo-, seproduciráuna alteraciónpsicoló­
gica. Por eso siempre decimos queuna neurosis es en cierto
modo un síntoma positivo. Demuestra que algo quiere cre­
cer; demuestra que esa persona no está bien en su situación
presente y si el crecimiento no es aceptado se erige contra
ella, a sus expensas, yproduce loque podríamos llamar una
individuaciónnegativa. El proceso deindividuación, dema­
duraciónydesarrollointernos, continúainconscientementey
arruina la personalidad en lugar de curarla. Así se conectan
esencialmenteel árbol delamuerte, el árbol madre-muertey
el árbol de la vida. La posibilidad interna de desarrollo en
una persona puede ser peligrosa porque o se acepta y se va
adelante, oel proceso acabaconella. Nohayotraopción. Es
undestinoquehayque aceptar.
Si miramos el puer aeternus en sentido negativo, pode­
mos decir que no quiere superar el problema materno; no
quieresuperar sujuventud, peroel crecimientocontinúayle
destruye. El propiofactor de suespíritumedianteel cual ha­
bríasuperadosuproblemaes loquelemata. Si ensuvidaac­
tual tienen que luchar con un problema así, verán cómo la
gente seniega acrecer y amadurar y a abordar el problema,
y un inconsciente destructivo se va apilando una capa tras
otra. Entonces ustedes dirán; «PorDios, hazalgo, queel pro­
cesoseestávolviendo contrati ytevaadestruir», peropue­
dellegarunmomentoenque, comodiceelprincipitoenel li­
bro, seademasiadotarde, ya que el desarrollodestructivoha
aspiradotodalaenergía. El desarrolloexuberantees también
unaimagendeunaricavidadefantasía, deunariquezacrea­
tiva interna. Muchas veces encontramos en el puer una rica
vidade fantasía, peroesariquezadefantasíaestácondenada
ynopuedefluir haciala vidareal, porque el puer seniega a
aceptar larealidadtal comoes. Reprime suvidainterna.
Enlarealidad,porejemplo, selevantaalasdiezymediade
lamañana, haceel vagohastalahoradel almuerzoconunci­
garrilloenlaboca, dandoriendasueltaasusemocionesyfan­
tasías.Porlatardepretendetrabajarunpoco,peroprimerosale
consusamigosyluegoconunachica,yel anochecerselepasa
enuna largadiscusiónsobre el significadodelavida. Luego
sevaalacamaalauna, yeldíasiguienteesunarepeticióndel
anterior, ydeese modolacapacidadparalavidaylariqueza
interna se desperdician. Nopuedeninvolucrarse en algo sig­
nificativo,sinocubrirpocoapocolapersonalidadreal,demodo
queelindividuosepaseaenunanubedefantasíasqueensímis­
mas soninteresantes yestánllenas dericasposibilidades, lle­
nas devidanovivida. El analistapercibequeesapersonatie­
ne una tremenda riqueza y capacidad, pero no hay ninguna
posibilidaddeencontrarlos mediosparasurealización, yen­
toncesel árbol-lariquezainterior- sevuelvenegativo,yalfi­
nal acabamatandolapersonalidad. Por esoel árbol seasocia
frecuentemente conel símbolonegativode lamadre, porque
el complejomaternoentrañaesepeligro. Porqueelprocesode
individuaciónpuedevolversenegativo.
ExisteunparalelismoenlaobraépicafinlandesaKaleva-
la, quedescribe lalucha del niñodivinocontrael árbol:7
Un hombresurgiódel mar, unhéroedelas olas. Noera el
más grande de los grandes, ni el más pequeño de los peque­
ños: era tan grandecomo el pulgar de unhombre o el palmo
de una mujer. Llevaba un casco de cobre, botas de cobre en
los pies, guantes de cobreen las manos.
Váinamoinenle preguntó al héroe del mar qué pretendía
hacer, yél respondió:
-Soy un hombre, como ves, pequeño, pero un poderoso
héroedel agua. ¡Puedoderribar al robleyreducirloaastillas!
7. Véase Cari G. Jung y Cari Kerényi, Essays on a Science of Mythology, pág. 4,
nota al pie.
Vainamoinen, viejo y astuto, se burló:
-No, notienes tantafuerza, nuncaconseguirás derribar el
roblemágicoy hacerloastillas.
Peroel hombrecito cogió suhacha.
Golpeó el árbol con la afilada hoja de suhacha, una, dos,
y una tercera vez. Salieron chispas del hacha y las llamas
prendieron del roble mientras él intentaba doblegar el árbol
mágico a su antojo. Al tercer golpe, el roble se hizo astillas;
las cien ramas ya habían caído. El tronco se dirigió hacia el
este, la copa hacia el oeste, las hojas se desparramaronhacia
el sur y las ramas al norte... Una vez caído el roble y el or­
gulloso tronco vencido [ahora viene la parte importante], el
sol volvió a brillar y la querida luna relumbróhermosamen­
te, las nubes se expandieron y navegaron a lo lejos yun arco
iris cruzóel firmamento.
Aquí vemos que cuando el desarrollo interno erróneo de
fantasía es derribado e identificado simplemente como com­
plejomaternoapareceotra dimensióndeconciencia: vuelve a
verse el cielo, las nubes pueden expandirse y el sol y la luna
puedenbrillar. Noseestrechanlos horizontes, yaque derribar
esafantasíaexageradayerróneasignificaampliarel horizonte
humano. Creoqueesuntextoinfinitamenteimportanteporque
una de las objeciones que siempre plantea el puer aetemus
cuandointentasanimarleaderribarel árbolesquenoquierees­
trecharsushorizontes. ¿Quélequedaríasi tuvieraqueabando­
narsusfantasías ilusorias, susmasturbaciones,ycosasasí?Se­
ría sólo un pequeño burgués insignificante que trabaja en su
oficina. ¡Nopodríasoportar tal estrechez! ¡Peronoes verdad!
Si unotiene el valor de cortar ese equivocadoexcesointerno,
vuelveaél, perodeunaformamejor; el horizonteylavidase
ensanchan, noseestrechan. Creoqueestemito siempre debe­
ría contarse cuando el héroe tiene que cortar el árbol, porque
siempreesloquenoquierehacer, ocreer. Si supierahastaqué
puntoampliaríasuvidarenunciandoaesaerróneavidainterior,
quizáspodríahacerlo.
El asteroidedel principito aúnnoha sidodestruidopor el
baobab, cuyos brotes debería devorar el cordero, pero el as­
teroide de suvecino sí. ¿Cómointerpretaríaneste hecho? El
único dibujo mediante el cual Saint-Exupéry admite que le
impulsó “el sentido de la urgencia” es el que describe la si­
tuaciónperdida, donde ya no quedaesperanza. Enese dibu­
jo pone todosuamor yenergía. ¿Cómointerpretaríanpsico­
lógicamente la duplicidad de los asteroides? El que aún no
estáperdidoyel que sí.
Respuesta: Unoes lasombrade laestrella.
Sí, podríamos verlo así. El colega perezoso que dejó que
los árboles crecierandemasiadoes lasombradenuestroprin­
cipito, poresohablatannegativamentedeél,llamándoleveci­
noperezosoy acusándoledenohaber cortadolos árboles. ¡Y
ahoramirenlo quehapasado! Pero¿quésignificaestopsico­
lógicamente para Saint-Exupéry, si el motivo del niñodivino
seduplicaydivideentreunniñodivinoysusombra?
Respuesta: Unaparte ya ha sido devorada por el com­
plejo materno.
Exacto.Yahasidomediodevorado,peroesonosignificaría
aún sin esperanza. Al contrario, también podría acabar bien.
Comentario: Se trata de una advertencia muy seria, si
puede entenderla. Yse inclicyeasímismo enel dibujo.
Sí, pero yo quiero llegar a algoligeramente distinto. Pri­
mero, una cuestióngeneral. ¿Quésignificaqueunmotivo se
duplique enun sí yunno?
Respuesta: Quehayalgoal borde de laconciencia.
Sí, la duplicaciónes el síntomadeque algoempieza ato­
car el borde delaconciencia, pero¿por qué seseparaendos
opuestos?
Respuesta: Nosotros no podemos percibir los opuestos
unidos -como uno (el estado en el que se hallan en el in­
consciente)-, por eso, cuando los vemos simultáneamente,
losvemoscomodos. Luego, cuandoseacercanmásalacon­
ciencia, parece como si una parte retrocediera al incons­
cientey laotrase adelantase.
Sí, se adelanta si las cosas vanbien. ¿En qué forma pue­
den ahoraprobar esa teoría? ¿Cómo la aplicarían a este ma­
terial? ¿En qué sentido es el príncipe estrella un sí yun no,
antes de dividirse? ¿Qué es un sí yqué es unnoeneste niño
divino?
Respuesta: Un lado del niño es infantil y el otro unsím­
bolodel ego.
Sí, exactamente. Podríamos decirquelafiguradel prínci­
pe estrellaes la sombrainfantil, ounsímbolodel ego. Hasta
ahora, esa figura aparecía duplicada; nunca podíamos saber
en qué sentido entenderla, si negativamente, y llamarla la
sombrainfantil, opositivamente, yllamarlaego. Siemprete­
mamosproblemasparainterpretarlafiguradel niño: ¿erain­
fantilismooeralavidafutura?Eraambas cosas, yesorepre­
senta una terrible dificultad. Quiero que recuerden un
momento lo que Jung dice en su ensayo «Psicología del ar­
quetipodel niño»:
El “niño” [...] renatiis ennovaminfantiam[renaceenuna
nuevainfancia]. Es al mismotiempoprincipioyfin, unacria­
turainicial y terminal. La criaturainicial existía antes que el
hombre y la terminal llegará cuando ya no exista el hombre.
Psicológicamentehablando, estosignifica queel “niño” sim­
boliza la esencia preconscienteypostoonscientedel hombre.
Su esencia preconsciente es el estadoinconsciente dela pri­
mera infancia; su esencia postconsciente es una anticipación
por analogía dela vida después de la muerte. En esa idea de
laNaturalezaquetodoloabarcaseexpresala integridadoto­
talidadpsíquica. La totalidad nunca está incluida en la men­
teconsciente, ya quetambiéncomprendeel alcanceindefini­
do e indefinible del inconsciente [...]. [Yaquí viene la frase
más importante.] El “niñoeterno” en el hombrees unaexpe­
riencia indescriptible, unaincongruencia, un handicap y una
prerrogativa divina [enunlenguajemás poéticoymejor, que
expresa a dónde nos dirigimos, nuestra tendencia: la incon­
gruencia o el handicap es la sombra infantil y una prerroga­
tiva divina]; unimponderablequedeterminael valor o la va­
lía en última instancia de unapersonalidad.8
Está bastante claro que el genio de Saint-Exupéry es ese
niñodivinodesuinterior. Nohubierasidoel geniooel artis­
taquefue si nohubieratenidoesacapacidaddeser absoluta­
mentendifyespontáneo. Ésaes lafuentede sucreatividady
alavezlehacecorrerel riesgodeperder suvalía, devalúasu
personalidad, por eso enmi interpretaciónsiempre estoyos­
cilando entre una evaluación negativa y positiva. Es ambas
cosas enuna, ynosabemos muybiencómojuzgarlo. Nopo­
demosjuzgarlo, sinoque tenemos queinterpretarlocomoun
factor contradictorio, un imponderable. Aquí podríamos de­
cirquehayunintentodel inconscientedeseparar ambosmo­
tivos. Uno sería definitivamente la sombra infantil, el pere­
zosoque olvidalucharcontrael complejomaternohastaque
es demasiadotarde. El otro, el principito, seríael ego, quein­
tentaavanzarhaciael futuro, hacialaposibilidadderenacer,
de encontrar unanueva posibilidad de vida tras la crisis, de

8. Véase nota 3 pág. 52.


lograr unarenovación. Aquí, el inconsciente intentamostrar
ambos aspectos separadamente de modo que la conciencia
los comprenda, porque la conciencia es demasiado estúpida
para captar un mixtumcompositum. Generalmente necesita
verlos primero separadamente para volver a unirlos, porque
nuestra conciencia siempre necesita separar las cosas para
discernirlas.
Enmi primeraconferencia, hablédel problemadelaneu­
rosis dela vidaprovisional, es decir, la gente que vive enla
expectativa de poder un día (aúnno, algún día), lo que mu­
chas veces va asociadoal complejode salvador. René Mala-
mudme dio unacopia de undocumentodeErichteommen
el cual aborda este problema en detalle. Sólo citaré un ex­
tracto. Dice:
Si unocree en el Tiempo, entonces nocontará con la po­
sibilidad del cambiorepentino, hayunaexpectativa constan­
te de que “con el tiempo” todo seresolverá. Si unonose ve
capaz de resolver un conflicto, espera que “con el tiempo”
los conflictos se resolverán por sí solos, sin que uno tenga
que arriesgarsea tomar una decisión. Estoes muyfrecuente,
especialmente la fe en el Tiempo en la medida que afecta a
los propios logros. La gente se tranquiliza así, no sólo por­
que no hacen nada realmente, sino también para no prepa­
rarsepara lo que deberían hacer, porquehaymucho tiempo
para eso, y por esonohacefalta darseprisa. Esemecanismo
se ilustra con el caso de un escritor con mucho talento que
quería escribir un libro. Según él, iba a ser el libro más im­
portante de la literatura mundial, pero él sólo tenía unas po­
cas ideas sobre lo que escribiría y disfrutaba con la fantasía
del efecto que produciría su libro y les decía a sus amigos
que aúnnolohabía terminado. En realidad, nohabíaescrito
una sola línea, ni una sola palabra; pero, según él, llevaba
siete años trabajando en él. Cuanto más envejecemos, más
nos aferramos a la ilusión de que un día lo haremos. Algu­
nos, al llegar a cierta edad, generalmente a principios de los
cuarenta, experimentan unefectoaleccionador, demodoque
pueden empezar a utilizar sus propias fuerzas, obien sepro­
duceunarupturaneuróticabasadaen el hechodequeunono
puede vivir sin esa reconfortanteilusión del tiempo.9
Esunavividadescripcióndeloqueyointentabaexpresar.
H.G. Baynes escribiódeestohacemuchoensuensayosobre
lavidaprovisional, comoyahe mencionado.
Voy a analizar en detalle la siguiente parte del libro de
Saint-Exupéry.
¡Ah,principito!Pocoapoco,fuicomprendiendotupequeña
vidamelancólica.Durantemuchotiempo,tuúnicadistracción
habíasidoladulzuradelaspuestasdesol.Meenterédeesenue­
vodetalleenla mañanadel cuartodía, cuandomedijiste:
-Me encantanlas puestas de sol. Vamos a ver una puesta
desol...
-Pero habrá queesperar...
-¿Esperar qué?
-Esperar a que el sol seponga.
Alprincipioparecistemuysorprendido, luegotereistede
ti mismo. Yme dijiste:
-¡Siempre me creoque estoy en mi casa!
En efecto. Todo el mundo sabe que, cuando es mediodía
en Estados Unidos, el sol se pone en Francia. Bastaría ir a
Franciaen unminutopara asistir a la puesta del sol. Por des­
gracia, Francia está demasiadolejos. Peroen tupequeñopla­
neta, te bastaba con mover tu silla unos pasos. Ycontempla­
bas el crepúsculocada vez quelo deseabas.
-¡Un día vi ponerseel sol cuarentaveces...!

9. «ZumGefiihl der Ohnmacht»(Lasensacióndeser incapazdehacer nada),pág. 65.


Ypoco después añadiste:
-¿Sabes?, cuandoestástristedeverdad, laspuestas desol
tegustan muchomás...
-¿Entonces, deverdadestabas tan tristeel día delas cua­
renta ytres veces?
Peroel principitonorespondió.
¿Cómointerpretaríanesto?
Respuesta: ¿Es unaprefiguración de su muerteprecoz?
Sí, podríamos decirlo, consus simbólicos cuarentaycua­
tro días. Es una anticipación de su propia muerte, ¿y qué
más? Segúnlamentalidadromántica, la muerte debeprodu­
cirseenlaprimerajuventud. ¿Cómoconectaesoconel resto
del problema?
Respuesta: No hay nada realista en ello. Es una regre­
sión; ve lapuestadel sol unay otravez.
Sí, es unaformade egotismo, denarcisismo. Es el ánimo
queinvade ala gentecuandolavidano estáfluyendo, cuan­
doel tiempono estálleno, porque cuandoestás involucrado
en una aventura interna o externa, no tienes tiempo de con­
templar la puesta de sol, ypor otrolado, siempre podría ser
una serena y hermosa experiencia momentánea, tras un día
pleno, el momentoenquetellegalapazdel anochecer. Pero
entonces no suele entristecerte; la puesta de sol resulta her­
mosayapacible. Si tepone triste es porquenohaidoprece­
didadela suficiente aventura. Ydenuevocreoque tieneque
verconestatragediadejuventud. Lagente, sobretodolosjó­
venes, sesientenmuchasvecestorturadosporunaespeciede
aburrimiento. Yorecuerdoque entrelos catorceylos diecio­
cho años me aburrí muchas veces, pero después nunca más.
Al parecer, eraporquehabíaqueestar horas yhoras enclase
enlugar dehacer loquequeríamos. Encuantopudehacer lo
queme gustaba, el aburrimiento desapareció. Pero el aburri­
miento tiene raíces más profundas. Yohe visto que, por ex­
trañoqueparezca, muchas veces es unaenfermedadneuróti­
ca de la juventud que se mitiga al madurar. Va ligada al
hechodequelosjóvenes aúnnopuedenhacerloqueles gus­
taría hacer, pero siempre hay muchas cosas que no quieren
hacer. Por eso no se sienten vivos. El aburrimiento es sim­
plementeunasensaciónsubjetivadenoestarvivo. Noexiste
un aburrimiento real. En la universidad yo tenía que seguir
aguantando clases aburridas, pero entonces aprendí a diver­
tirme al mismo tiempo. Si inviertes lo suficiente, siempre
puedes evitar el aburrimiento, si sabes cómo situarte en la
realidad. Si ponemos la fantasía espontánea en la realidad,
entonces el aburrimiento desaparece para siempre. Entonces
la vida puede ser agradable o desagradable, emocionante o
no, peroyanovuelve a ser aburrida.
Por tanto, el aburrimientoes unsíntomadequelavidaes
reprimida, deque unonosabe cómotrasladarloque tieneen
su interior a la realidad. Si uno sabe cómojugar, el aburri­
mientose desvanece. Perohayniños, ytambiénadultos, que
no saben qué hacer, no saben cómo utilizar sus recursos in­
ternos.
En la juventud, esto no es un síntoma tan negativo por­
que, hasta cierto punto, es parte de la situación, porque los
jóvenes aúnnopuedenrealizarse.
El sufrimiento de los jóvenes normales consiste en parte
enel hechode queinternamente ya sonmuyeficaces, inteli­
gentes ymaduros, pero externamente no seles dala oportu­
nidadde utilizar esas capacidades. Soncontenidos por la so­
ciedad, yel resultadoesqueseaburren. Yohedadoclases en
escuelas, a alumnos que tenían entre catorce y dieciocho
años. Amenudohe visto que granparte de los problemas se
debía al hecho de quela mayoríaeran capaces deraciocinio
yeraninteriormentericos einteligentes, peroenla situación
exterior, tanto en casa como en la escuela, se les trataba
comoaniños ynoteníanopciones. De esemodosecondena
lavitalidad, locual causaunaespecie deresistenciaaburrida
contratodo, conmal humor yescasoesfuerzo. Generalmen­
te, si uno logra elevar a esos estudiantes a unnivel superior
dándoles más, ymás trabajointeligente, ymayorresponsabi­
lidad, estosecorrigepor sí solo. Si seles mantiene artificial­
mentepor debajo de sunivel, el resultado es que sobreviene
unmalhumoradoaburrimiento.
Así, unosiempredeberíadecir: «Comoestáis aburridos, y
comosois perezosos, ahoratendréis quehacer dobletrabajo,
¡perodel bueno!». ¡Esoacabaríaconel aburrimiento! Como
saben, entrelos dieciséisylos veinteaños, el suicidioesmuy
frecuenteyluegodisminuye.Aesaedad, losjóvenes muchas
veces se veninvadidos por esa extraña tristezamelancólica,
yse sientencomo si fueran viejos. Tienenuna expresiónen
sus rostros comosi lo supieran tododela vidayse sintieran
muy, muyviejos, ynovalieralapenajugar conotros, bailar
chicos y chicas. Se retiran de la vida adoptando una actitud
propia de abuelos. Éste es sólo un síntoma y simplemente
significa que no han encontrado la clave para el agua de la
vida, donde pudieran encontrar un tema por sí mismos, de
modoquevanaladeriva. Aesaedad, estécnicamentedifícil
para aquellos que son algo distintos de los demás encontrar
susposibilidades enlavida, ydeestemodolavidasevecon­
tenida. Obviamente, aquí setrata dela misma situación, con
el niño que contempla constantemente la puesta de sol con
tristeza.
Después nos enteramos de que la vida enel asteroide B-
612 no era tan aburrida como nos habíamos imaginado, ya
queel principitoleexplicaaSaint-Exupéryquehayunarosa
en el planeta, que un día la semilla deunarosa llegódel es­
pacio y aterrizó en su pequeño planeta y ha crecido lenta­
mente, hasta que una bonita rosa ha desplegado su belleza.
Saint-Exupéry lo descubre porque el principito de pronto
empieza a inquietarse terriblemente y le preguntavarias ve­
ces si las ovejas comen rosas. Porque si es así, entonces no
puedequedarselaovejaporqueenlugar decomerselos bao­
babs ¡secomeríalarosa! Así, indirectamente, a través deesa
ansiedad, el principito transmite el hecho de que tiene una
rosaen suplaneta. Luegosigueladescripción:
Peroel arbustodejóprontodecrecer, y empezó a engen­
drar unaflor. El principito, queobservabalaformacióndeun
capullo enorme, sentía que iba a surgir una aparición mila­
grosa, pero, protegidabajosucámaraverde, laflor noacaba­
ba nunca de ponerse más hermosa. Elegía con cuidado sus
colores. Se vestía lentamente y ajustaba sus pétalos uno a
uno. No quería salir toda arrugada como las amapolas. Sólo
quería aparecer con todoel resplandor de su belleza. ¡Ah, sí!
¡Eramuycoqueta! Sumisteriosoacicaladohabíaduradodías
ydías. Yhete aquí queunamañana,justoa lahora desalir el
sol, semostró.
Yella, quehabía trabajadocon tantaprecisión, dijo, bos­
tezando:
-¡Ah!, acabo de despertarme... Perdóname... Aún estoy
toda despeinada...
Entonces el principito no pudo contener su admiración:
-¡Qué hermosa eres!
-¿Verdad? -respondió suavemente la flor-. Yhe nacido
al mismotiempoqueel sol...
El principitoadivinóquenoerademasiadomodesta, pero
¡eratan conmovedora!
-Creo que ya es la hora del desayuno-añadió ella ense­
guida-. ¿Tendríasla bondadde acordartedemí?
Yel principito, muy confuso, fue a buscar una regadera
de agua fresca y sirvióala flor.
Así lo había atormentadomuy prontocon su vanidad un
poco sombría. Un día, por ejemplo, hablando de sus cuatro
espinas, le había dicho al principito:
-¡Ya pueden venir los tigres con sus garras!
-En mi planeta nohay tigres -había objetadoel principi-
to- y, además, los tigres nocomen hierba.
-Yo no soy una hierba -había respondido suavemente la
flor.
-Perdóname...
-No temo a los tigres, pero tengo horror a las corrientes
de aire. ¿No tendrías un biombo?
«Horror a las corrientes de aire... Pues qué mala suerte
para una planta -observó el principito-. Esta flor es bien
complicada...»
-Por la noche me meterás bajoun globo. Aquí hace mu­
chofrío. Haypocas comodidades. Allí, en el lugar de donde
vengo...
Pero se interrumpió. Había llegado en forma de semilla.
No había podido conocer nada de otros mundos. Humi­
llada por habersedejadosorprender en la preparacióndeuna
mentirataningenua, tosiódos otresveces, paraponer enevi­
dencia al principito.
-¿Yel biombo?
-Iba a buscarlo, perocomomeestabas hablando...
Entonces la flor forzó la tos para infligirle remordimien­
tos detodas formas.
Así, el principito, pese a la buena voluntad de su amor,
muyprontodudódeella. Había tomadoenseriopalabrassin
importancia y se sentía muydesgraciado.
-No tendría que haberla escuchado-me confió un día-,
no hay que escuchar nunca a las flores. Hay que mirarlas y
aspirar su aroma. La mía perfumaba mi planeta, pero yo no
supedisfrutarlo. La historiadelas garras, quetantome había
fastidiado, debiódeenternecerme...
Ymeconfió más:
-¡Entonces no supe entender nada! Tendría que haberla
juzgado por sus actos y nopor sus palabras. ¡Meperfumaba
y me iluminaba! ¡No tendría que haber huido jamás! ¡No
supe adivinar la ternura que ocultaban sus pobres argucias!
¡Lasflores sontancontradictorias! Peroyoerademasiadojo­
ven para saber amarla.
Vemos muy claro que aquí alude a su experiencia de la
mujer, a la primera proyección del ánima y a lo difícil que
era para él. Muestra el hecho de que no estaba preparado
paralavanidadylos caprichos delarosa, ni para suencanto
ysubelleza. Uno de los nombres de sumujer eraRosa, yél
se había casado con ella en un impulso muy romántico.
Como sufre demasiado conel humor caprichoso de la rosa,
decide irse del planeta, ycontemplandola migraciónde una
bandada de pájaros salvajes, se agarra a uno de ellos y se
deja llevar, y de ese modo llega a la Tierra. Yasí averigua­
mos bruscamente quehaido alaTierraporque nopodía so­
portar más a la flor. El mal humor y todas las dificultades
queponelaaltivaprincesaquees larosalehanalejadodesu
planeta. La rosa también está un tanto triste cuando él se
marcha, pero nolodemuestra. El libro dice:
La mañana de la partida, puso su planeta en orden. Des­
hollinó cuidadosamentelos volcanes en actividad. Tenía dos
volcanes activos. Eramuycómodopara calentar el desayuno
de la mañana. También tenía un volcán extinguido. Pero,
como él decía: «¡Nunca se sabe!». Así pues, deshollinó
igualmenteel volcánextinguido. Si estánbien deshollinados,
los volcanes ardensuaveyregularmente, sin erupciones. Las
erupciones volcánicas son como el fuego de la chimenea.
Naturalmente, en nuestraTierra, somos demasiadopequeños
paradeshollinar nuestrosvolcanes. Por esonos causan tantos
disgustos.
El principito arrancó también, con un poco de melanco­
lía, los últimos brotes de baobabs. Creía queno iba avolver
jamás. Pero todos aquellos trabajos cotidianos le parecieron
muy agradables aquella mañana. Ycuando regó por última
vez la flor, y fue a ponerla al abrigo de su globo, descubrió
quesentía ganas dellorar.
-Adiós -le dijoala flor.
Perola flor no le contestó.
-Adiós -repitió.
La flor tosió. Peronoera por el resfriado.
-He sido una tonta -le dijo al fin-. Te pido perdón. Pro­
cura ser feliz.
Aél le sorprendióla ausencia dereproches. Se quedó allí
desconcertado, coa el globo en la mano, sin comprender
aquella serena dulzura.
-Sí, sí, tequiero-prosiguióla flor-. Nolohas sabidopor
mi culpa. Notieneimportancia. Perohas sidotantontocomo
yo. Procura ser feliz... Deja el globoenpaz. Yanoloquiero.
-Pero el viento...
-No estoytanresfriadacomoparaeso... El airefrescode
la nocheme sentarábien. Soyuna flor.
-Pero los animales...
-Tendré que soportar dos o tres orugas sí quieroconocer
las mariposas. ¡Parece que es tan hermoso! Si no, ¿quién
vendrá a visitarme? Tú estarás muy lejos. En cuanto a los
animales grandes, noles temo. Tengomis garras.
Y mostróingenuamentesus cuatroespinas. Después aña­
dió:
-No tedemores más, es muymolesto. Has decididomar­
charte. Vete.
Noquena quela viese llorar. Eraunaflor tanorgullosa...
Es una descripciónabsolutamente perfecta de la relación
dedos enamorados cuandounotorturaal otro. Ambos sufren
en sufuerointerno, pero son demasiado orgullosos para ha­
cerungestodereconciliación, onosabencómo: el animusy
el ánima se oponen negativamente entre sí. Por esa falta de
sentimientos humanos y de experiencia de vida, muchos jó­
venesnosabencómosuperarlas dificultadesmomentáneasy
seseparanpor una disputapuntual. Ésees el sinodemuchas
historias amorosas precoces. Tambiénes unamagníficades­
cripcióndelavanidadyel mal humor característico del áni­
ma. -El ánima femenina generalmente tiene cierta dosis de
temperamentoinfantil, esa especie de conducta irracional, y
a los hombres muy masculinos les gusta ese tipo de mujer.
Deviene una compensación de la continuidad de su vida
consciente, pero implica un infantilismo intolerable en la
conducta. La rosa es aquí, a sumanera, taninfantil como el
principito, ypor esotienenquesepararse.
EnlaAntigüedad, larosa simbolizabael cultodeladiosa
Venus yde suniñodivinoEros (Cupido). Las rosas también
se utilizaban en los misterios dionisíacos, ya que Dionisos
también representa naturalmente la imagen de la juventud
quemuerepronto. Enel cultoaIsis, VenuseIsis sonlasprin­
cipales diosas. Enel cristianismo, el símbolodelarosasedi­
vidió en dos aspectos: se convirtió en símbolo de la Virgen
María y del amor celestial y, por otra parte, de la lujuria te­
rrestre, el aspecto venusino. Un autor medieval dice de las
espinas: «Así, a los placeres del amor nunca les falta un
amargo escozor». La asimilación cristiana del antiguo sím­
bologeneralmentesigueestadirección: sedivideendos, una
parte se adscribe al diablo yel aspectonegativo, y la otra al
aspectopositivo. Si enlaAntigüedadyenlaeraprecristiana,
los aspectos positivo y negativo estaban más estrechamente
asociados alaluzdelaconcienciacristiana, ambos sehanse­
parado. Por eso, lamayorpartede los símbolos enlos libros
medievales son contradictorios: el león es un símbolo del
diablo, perotambiénunsímbolode Cristo; larosasimboliza
alaVirgenMaría,perotambiénlalujuriaterrestre; lapaloma
es un símbolodel Espíritu Santo, perotambiénrepresentala
lujuria, etc.
Podemos recorrer todalalistade símbolos yencontrar los
opuestos en todos. Larosa tienecuatro espinas yla formade
unmandalay, por tanto, tambiénes unsímbolodel egoymu­
chasveces, enel simbolismomitológico, ellugardeunatrans­
formaciónmísticainterna. Peroaquí, comoel niñodel asteroi­
de, larosarepresentaunaspectodel ánimainsuficientemente
desarrolladoydemasiadoinfantil, yportantoambos debense­
pararseparamadurar. Enesemomentosólosonunaanticipa­
ción de la totalidad interna, no han llegado a surealización.
Hay muchos cuentos de hadas en los que un niño o una
parejadeniños sonperseguidospor unamadrastra. Estoocu­
rre en Blancanieves y Little Brother and Little Sister, entre
otros. Aveces, uno de los dos muere y setransformapor un
encantamiento, ysupareja leredime. El mismotipo demito
infantil aparece también en la mitología griega clásica. Por
ejemplo, lahistoriade los dos hijos de Néfele (nube). La se­
ñoraNube, por decirloasí, tiene dos hijos, FrixoyHele. Los
dos hijos de la nube se ven perseguidos por la madrastra, y
huyenvolandosobreuncamerodeoro, peroHelecaeal mar
ymuere. Suhermano, Frixo, escapay más tarde sacrifica el
camero, cuyalanaovellónqueda sujeto aun árbol. Se trata
del mito original del vellocino de oro. En la actualidad, los
miembros delaOrdendeMaltallevanel vellocinocomoca­
dena de oro,al cuello. El camero de orocuyalanafue clava­
daal árbol hasidocomparadoal Cristosacrificadoyclavado
alacruz, loque explicapor qué el vellocino de oro seinter­
pretaba cornosímbolo de Cristoypor quéllegó a desempe­
ñar unpapel tanespecial la OrdendeMalta.
Podríamos decir que todos esos motivos deunaparejade
niños, unhermanoyunahermana, que siempreresultanpar­
cialmente muertos y parcialmente resucitados a la vida, son
imágenes de la totalidadinterna del hombre que en su esta­
diodepreformacióninfantil tienequeser arrancadoparaque
puedamadurar laconcienciadel ego. Los dos sereúnenmás
tarde deunmodo más elevado, yeso explicapor quélarosa
ahuyenta al principito de su planeta. Si lo interpretamos
comoretrato de Saint-Exupéry, podemos decir que sugenio
interno (que correspondería al principito) estaba atormen­
tado por los humores caprichosos de su ánima, y que el ob­
jetivo de ese sufrimiento es madurar el núcleo demasiado
infantil de supersonalidad. Podría expresarlo aúnmás sim­
plemente diciendo que si alguienes infantil sufrirá terribles
cambios de humor emocional -bajadas y subidas-, que se
sentirá constantemente herido, y eso sería bueno, porque el
infantilismo sólo tiene una cura, la del sufrimiento. Cuando
unoha sufridosuficiente, sedesarrolla; nohayotromodode
enfocar este problema. El núcleo infantil se ve inevitable­
mentetorturado.
Pregunta:Si larosahubiera llorado, enlugarde ocultar
sus lágrimas al principito, ¿habría habido algunaposibili­
daddemaduraciónpara ambos?
Sí. Si hubieran podido hablar del problema e intercam­
biado sus pesares en lugar de ocultarlos por un absurdo or­
gullo, podríanhaber maduradojuntos. Perosi unonoes ma­
duro nopuede hablar. Unayotra vez, vemos que al tocar el
punto infantil, la gente llora. Durante años, la gente oculta
su lado infantil en el análisis, no por falta de sinceridad ni
porque lorepriman, pero cuando al final sale, dicenque sa­
bíanque empezaríanallorar, así queparaqué sirvemencio­
narlo, porque llorar termina cualquier conversación. Como
lo saben, aparcan el problema todo el tiempo, pero de ese
modono avanzan.
Ésaesla grandificultad, porquehasalidoalaluzesepun­
todoloridoyhayqueinfligirlemásdolor; eslaúnicaformaen
quepuede madurar. Es aúnmás peligroso cuando el ladoin­
fantil es amputado. Esa gente no lo muestra, pero con ellos
unosiempretienelasensacióndequenosondel todoauténti­
cos, y cuandohas establecidosuficiente contactoparahablar
conellos ypuedes decirles que nunca sonellos mismos, que
hay algo que no es auténtico, ¡entonces llegan las lágrimas!
Nosabenquéhacer al respecto, porque sólosonde verdadsi
lloran, ynaturalmentenoquierenllorar. Éstaesunadelasfor­
masenlasquesurgeel infantilismo, olasombrainfantil siem­
prehaceexageradas demandas sentimentales asupareja.
La represiónno resuelve el problema, ya que el niñore­
primido sigue llorando o continúa furioso enunrincón. Así
quehayquedejarlo. Habríaquepermanecer cercadeél yno
perder el contacto, porque ello significaríaperder el contac­
to con la auténtica personalidad propia. Pero tampoco se
puede expresar. Segúnmi experiencia, hay que someterlo a
cierta tortura, tiene que sufrir una y otra vez hasta que de
pronto madura. Si un hombre tiene un ánima infantil, tiene
que experimentar tremendos sentimientos y decepciones.
Cuandolos hasuperado, empiezaaconocer alasmujeres ya
sí mismo y entonces ya es emocionalmente adulto. Pero si
pretende serrazonableyreprime sus sentimientos infantiles,
noseproduceel desarrollo.Así quees muchomejor exponer
el propioinfantilismoydejar que seatorturadoquemostrar'
sedemasiadorazonableyocultarlo, porque sóloseconsigue
que se fije aún más. Vale más comportarse como un niño y
ser golpeadoenlacabezapor el entornoyporlagenteconla
que uno está en contacto constantemente, porque entonces
uno sufreylamateriaprima setransformapocoapoco. Ése
es el gran problema que plantea la sombra infantil -el niño
divino- acada uno.
Comentario: En The visions seminars, Jung expresó lo
mismo cuandodijo que laspersonas que tienendificultades
paraacercarseasucentrosólosesientenasímismas cuan­
dosufren;parasentirsuyoreal, nolespareceposiblellegar
deningunaotramanera.
Sí. Yo diría, por tanto, que el niño que el adultoUeva.en
suinterior es la fuente del sufrimiento; es la parte que sufre
porque con la parte adulta podemos tomamos la vida tal
comoes ypor eso no sufrimos tanto. Los sufrimientos de la
infancia son los peores -el de la infancia es el sufiimiento
real- aunque se deban a nimiedades, quizás porque el niño
tiene que irse a la cama cuando quisiera continuarjugando.
Todosrecordamos las catastróficas decepciones quetuvimos
depequeños. Vistas desde ahorapuedenparecer fútiles, pero
enlaniñez, enaquel momento, erauna agoníade sufrimien­
to, porque unniñoes un ser enteroytotal ensus reacciones.
Así, aunque sólo le quiten unjuguete, es como si el mundo
entero fuera destruido. Por suerte, la compensación es que
cinco minutos después, el niño puede distraerse y reírse de
nuevo, olvidando todo lo anterior. Pero en la infancia vivi­
mos tragedias terribles, que muestran que el niñointerior es
laparte auténtica, y laparte auténtica es la que sufre, la que
no puede soportar la realidad, o la que aún reacciona en la
personaadultacomounniño, diciendo: «Loquierotodo, ysi
noloconsigo, es el findel mundo. Todoestáperdido». Yasí
permanece el núcleo auténtico delapersona, que es lafuen­
tedesufrimiento.Así, podríamos decirquelapartedelaper­
sona que es genuina e ingenua como un niño constituye la
fuentedesufrimiento. Muchos adultos seseparandeesapar­
teysepierdenlaindividuación, porque sólosi unolaacepta
yel sufrimiento seleimpone, puedecontinuar el procesode
individuación.
Al parecer, la esposa de Saint-Exupéry era una persona
relativamentehistérica, conuncaráctertremendo,ysepelea­
ban tanto que el escritor la dejó durante un tiempo y vivió
con otra mujer que le introdujo en el opio. También resulta
notable, y arroja cierta luz, desde una perspectiva personal,
sobre latragediaque expresabaeneste libro, que a lamadre
de Saint-Exupéryle disgustara suesposayencambiole en­
cantara la mujer que le enseñó afumar opio. ¡Aunqueenve­
nenara a suhijo con opio, la madre la prefería a su esposa!
¡Resultabastanterevelador!
CONFERENCIA4
Hayunbreve intennezzoenel libroquenos damás infor­
mación sobre el asteroide B-612, enconcreto, que tiene tres
volcanes, dos activos y uno extinto. Todas las mañanas,
cuando se levanta, el principito deshollina los tres volcanes
porque, dice, «Nunca se sabe». En la ilustración está lim­
piando uno de los volcanes, mientras en otro, donde tiene
una cazuela con asa, se estáhaciendo el desayuno. También
aparecela flor bajo suurna de cristal, yenel volcánextinto
hay una especie de gorro puntiagudo, porque no funciona.
Así, haycuatrohitos ensuasteroide: tres volcanesyunaflor.
Es un mandala. ¿Cómo interpretarían ese volcán extinto? A
veces sedicede algunapersonaque es comounvolcán.
Respuesta: Tienenerupciones emocionales.
Sí, sería alguien inclinado a las erupciones emocionales,
alguienconuntemperamentoardienteymuchaemociónque
estallatodo el tiempo. Entonces, si uno de los volcanes está
extinguido, ¿cómolointerpretarían?
Respuesta: Quizás ha superado un aspecto de sus emo­
ciones.
¡Es muy optimista! Creo que si lo hubiera superado, no
tendríaesaapariencia. Cuandounvolcánsequedaextinto, se
haidodepositandounacapatras otraensuinterior, deforma
queel núcleo ardiente de laTierraestá cubiertode materiay
suactividad ya no prende como antes. Por tanto, eso no me
parece como algo superado, sino como si la posibilidad de
expresióny de emergenciadel fuegointernohubiera queda­
do cerrada. El fuego central del asteroide se ha apagado en
ese rincón particular. ¿Qué significaría eso en realidad? Es
unaescenacatastrófica.
Respuesta: ¡La libidoseha ido!
Sí, no hay ninguna vía para que salga la energía, ni si­
quierauna erupciónnegativa. Tambiénpodríamos decir que
laextincióndel volcándel astrosignificaqueel fuegocentral
se está apagandolentamente y desvaneciéndose, que la Tie­
rra sehallaenunprocesodeextinción oenfriamiento, yque
el proceso interno detransformación del material interior se
estáralentizandoyvolviéndose menos intenso. Creoque te­
nemos quemirarloenconjunciónconel tamañoreducidodel
planeta, la pequenez de la tierra enla que no caben los ele­
fantes depie. Denuevounainsinuacióndedebilidadvital, de
la vitalidadqueestá cediendoenalgúnaspecto, yconellala
capacidad deuna reacciónemocional directa. La imagende
unvolcánextintoapareceamenudoenmaterial psiquiátrico,
ilustrandoloquepodríadescribirsecomoestadopostpsicóti-
co. La gente que sufre psicosis tiene tremendas explosiones
emocionales y después sobreviene la restauraciónregresiva
delapersona,10yentonces sonliteralmentecomparables aun
volcánextinto. Sevuelvenrazonables, adaptados, devueltaa
lavida, peroel fuegohadesaparecido. Algosehaextinguido
con la anterior explosión destructiva. Si tratan esos casos
postpsicóticos, lo advertirán al tocar ciertos problemas real­
menteimportantes: nohayreacción. Engeneral, si el analista
10. Véase Two Essays onAnalytical Psychology, Complete works 7, notas 254,471.
se acerca al problemavital de lapersona, las cosas seponen
calientes: la gente se excita yse pone nerviosa, y empieza a
mentir, aruborizarse, osevuelveagresiva; hayalgúntipode
reacción emocional. En cambio, enun estadopostpsicótico,
es distinto, porquejusto cuando esperamos que las cosas se
ponganal rojo, muestrannaturalidad: «¡Sí, sí, yalosé!». No
hayreacciónexactamente cuandodebería ser muydoloroso.
Estoexpresótal vezSaint-Exupéryconel símil del fuegoex­
tinguido. La destrucciónha sido tan grande que el fuegoha
desaparecido. Los sueños pueden mostrar entonces un vol­
cánextinto, símbolode lasituaciónpostdestructiva.
Auna escala menor, uno experimenta lo mismo tras ex­
presar fuerte afecto. Probablemente todos ustedes hanexpe­
rimentadoel terriblebajónque sobreviene tras dejar salir un
efectomuyfuerte: fatiga eindiferencia. Todareacción seha
apagadoyel individuoseha extinguido. Aquí ladestrucción
es sólo parcial, ya que sólo una de las cuatro cosas, uno de
los tres volcanes, está extinto. Podríamos compararlos con
las cuatrofuncionesysignificaríaqueunafunciónhacedido.
La flor probablemente serefiera alos sentimientos, encuyo
casoel opuestoseríael pensamiento, donde el volcánes más
grande y está bien dibujado. Entonces nos queda descubrir
cuál de las otras funciones es el volcán extinguido. Por su
tipo, diría que probablemente es la percepciónyel contacto
conlarealidad. Pero nocreoque esa explicacióndelas fun­
ciones sea muy relevante. Probablemente alude a otro pro­
blema.
Saint-Exupéry tenía un hermano pequeño al que estaba
muyunidoyquemurió entrelos seis y siete años.11Esto su­
puso un gran trastorno para él, que nunca acabó de superar.
Ese niño serefleja claramente entodalahistoriadeElprin-

11. Enrealidad,Francois de Saint-Exupérymurióalos catorceañosdereumatismos


articulares, cuandoAntoine tenía 17. (N. de la T.)
cipito, ycreoqueSaint-Exupéryloteníaconscientementeen
mente cuandolo escribió. Para él, el niñoque llega alaTie­
rra y luego vuelve a irse estaba asociado al trauma de la
muertede suhermano, conquienhabíatenidomuybuenare­
lación y que murió. Probablemente este trastorno extinguió
parte de supersonalidady nunca serecuperó por completo.
Es como si una parte de su personalidad infantil hubiera
muerto con ese hermano. Después Saint-Exupéry sólo era
una mitad, de modo que el hermano muerto es un dibujo,
probablemente, deunapartede sumasculinidad, de sucapa­
cidaddereacción, quemurióconél. El principitosería,pues,
unaimagenexterior deloqueocurrióensuinterior, unapro­
yecciónde algomuertoydivididoenSaint-Exupéry.
Pregunta: ¿Cuántos años teníaSaint-Exupéry cuandosu
hermanomurió?
Saint-Exupéiymurióalos cuarentaycuatro años yhabía
nacido en 1900. Creo que tenía dos o tres años más que su
hermano, así que debía de tener ocho o nueve. Aún era un
niño, pero lo bastante mayor para comprender la catástrofe
de la muerte de su hermano, que probablemente sucumbió
bajolapresióndeunasituaciónfamiliardesfavorable. Desde
el puntodevistade Saint-Exupéry, él era el quenopodíaso­
portar la atmósfera y tenía que abandonar el planeta. El he­
cho de que el principito siempre desholline el volcán extin­
guido porque “nunca se sabe” demuestra que hay una leve
esperanzade quevuelva a activarse. Creoque estoconfirma
nuestraideadequehayunadebilidadvital básica, odestruc­
ción, enlas capasprofundas delatierrapsicológicaenSaint-
Exupéry, una debilidad en última instancia responsable de
que él no superase la crisis de la mediana edad, una incapa­
cidadmuynormal enelpuer aeternus.
El principitodejael asteroideB-612y, aferradoaunama­
nadadepájaros, viajapor el espacio. Nova alaTierradirec­
tamente, sinoquevisita seis asteroides vecinos, que explora.
Ésta no me parece una parte muy importante, de modo que
sólola trataré deformabreve. Enel primer asteroidehayun
rey que da unas órdenes estúpidas ycompletamente inefica­
ces, que nadie obedece. Para salvar la cara, descubre lo que
está a punto de ocurrir, como por ejemplo, cuándo va a po­
nerse el sol, y entonces le ordena al sol que se ponga (yo
hagolomismoconmi perro, quenuncameobedece; si quie­
ro demostrar lo obediente que es, le digo quehaga algo que
esté a punto de hacer y digo: «¡Mira cómo me obedece!»).
Esereyesmuylisto. Obviamente, Saint-Exupéryestáahí di­
virtiéndose dela ineficacia del complejo depoder y de esas
falsas pretensiones que contrastan con la realidad. Podría­
mos llamar aesas seis figuras que el principito encuentrafi­
guras desombra; sonalgunas delasposibilidades internas de
adaptación a la realidad de Saint-Exupéry, pero volveremos
aestomás tarde.
Enel siguienteplanetahayunhombrequesóloquieread­
miración; es la personificación de la vanidad. En el tercer
planeta hay un borracho que bebe porque siente vergüenza
deser unborrachoeintentaahogar así suspenas. Enel cuar­
to asteroide hay un hombre de negocios que no hace nada
salvocontar sus monedas de estrellas; las estrellas represen­
tan monedas para él y se pasa el día contándolas. El quinto
es, a mi juicio, el más interesante. Es un asteroide muy pe­
queño, y tiene un farolero que tiene que encender su farol
cada anochecer yapagarlopor lamañana, comoantes seha­
cía enlas grandes ciudades (enLondres acaban de anular la
partida presupuestaria para los faroleros -algo muy típica­
mente inglés- al descubrir hace poco que la asignación se­
guíavigente, ¡aunquehacíamuchos años quenoexistíanfa­
rolas que necesitaran encenderse!). Por una desdichada
evolución, eseparticularplanetasehareducidomuchoyrota
conmuchamayorrapidez, demodoquecuandoel principito
lo visita, el farolero tiene que encender y apagar la farola
cadaminuto. Enel sextoplanetahayun geógrafo quele ha­
bla al principitodelaTierrayle sugiere quelavisite.
La idea de que el principito debería visitar una serie de
planetas antes deir alaTierraesinteresanteporqueconstitu­
yeunavariantedeunmotivoarquetípico. Segúnalgunos sis­
temas filosóficos gnósticosinfluidospor el pensamientopla­
tónico, se creía que el alma era una chispa que vivía en el
cieloyque al nacer teníaquedescender por todas las esferas
de los planetas, cadauna delas cuales lainvestíaconalguna
cualidad. Después el alma nacía enun cuerpohumano enla
Tierra, donde vivía una vida terrenal con las disposiciones
afortunadas einfortunadas quehabíaheredadoyrecibidode
los planetas al descender. La idea iba ligada a la astrología,
yaqueenel cielolachispadel almaestabamás alládela as­
trología, y sólo durante su descenso hacia la Tierra el alma
humanaadquiríasuhoróscopo: deVenus unatributovenusi-
no encierta constelación, de Marte una cualidadde ese pla­
neta en cierta constelación, y así sucesivamente, con el re­
sultado de que al llegar a la Tierra cada humano tiene un
horóscopo específico. Conla muerte, el alma volvía arriba,
devolviendo las cualidades (a veces simbolizadas como
ropa) quehabíarecibido al bajar. Así, llegaba desnuda a las
puertas del cielo y volvía a la luz eterna. De este modo, el
alma, tras la muerte, tenía que liberarse de las influencias
planetarias.
Portanto,podemos decirquelachispadel almaesunsím­
bolodel egoylas distintas cualidadesplanetarias sonlas dis­
posicionespsicológicaseinstintivasheredadasconlasquenace
el serhumano, trasrecibirinstintos agresivos deMarteysen­
sualesdeVenus,entodos susaspectos,etc.,asícomocualida­
des psicológicas yespirituales. Más tarde, aportaréunmate­
rialenquelamismaideaapareceenlossueñosdeuntípicopuer
aeternusquetienequetocardepiesatierrayprimeroatravie­
salazonadelasestrellas.EstoilustralaideadequeSaint-Exu­
péryaúnnohaentradoenlamedidaexactadesupersonalidad,
sudisposiciónmás terrenal, sinoque semantiene adistancia
desupropiocuerpoysupropiadisposiciónemocional.Asípues,
noesrealmenteélmismoenel sentidomundanodelapalabra,
peroespiritualmenteesmás él mismo.
Así, podríamos interpretar al rey, al hombre vano, al bo­
rrachoyal hombredenegocios, creo, deformaparalelayca­
lificarlos como distintas posibilidades del futuro adulto.
Saint-Exupéry los describe de un modo bastante burlón, de
nuevoridiculizandolavidaadulta. Unolerezaal dinero, otro
aunpoder inexistenteyunterceroseentregaauna actividad
quijotesca, manteniendo viejos valores que ya no son váli­
dos. Podría decirse que el reyrepresenta algo que él podría
haber vivido, ylomismopuede aplicarse al hombre vanido­
so, yaque Saint-Exupéryloeramucho, comoconfirmanva­
rios reporteros que loconocieronysegúnlos cuales el escri­
tor adoptaba cierta pose -tenía un ego fuerte- que reflejaba
vanidad. También podría haberse dado a la bebida. Como
hombre denegocios no me loimagino, pero tampocoes im­
posible. Así, conlaexcepcióndel farolero, los distintos habi­
tantes delos planetasrepresentanposibilidades ordinarias de
hacerse adulto de un modo erróneo, o un esfuerzo por en­
contrar unpseudoestilodeexistenciaadulta.
El farolero me parece el más interesanteporque, si Saint-
Exupéry hubiera seguido la tradición familiar, podría haber
adquirido esa personalidadquijotesca. Haymuchos tipos así
enlaaltanoblezafrancesa; vivensimplementedelas pasadas
glorias deFrancia, fijados enel sigloxvmcontodos los idea­
les caballerescos yunasólidaformacióncatólica. Supeculia­
ridadles sitúafueradelugarrespectoalavidaactual. El poe­
taLavarande, un coetáneoy colegade Saint-Exupéry, sufrió
obviamente esesino. Escribiónovelas elogiandolos “buenos
tiempos de antaño” de caballería y nobleza. Pero creo que
Saint-Exupéryerademasiadosensibleeinteligentey, encier­
tomodo, demasiadomodernoparaaceptarunaformadevida
tanregresiva. Tal comodemuestraconel farolero, el ritmode
vidasehaaceleradodemasiadoyyanopermiteseguirel ideal
del caballero-granjero o del oficial-noble; esos roles se han
vueltoridículos eilusorios. Estodemuestralodifícil quees la
posicióndel poeta, quenopuedeencontrarningunaformade
vida adecuadaparaél yqueleofrezcaunapautacolectivaen
la quepuedaencajar. Unafiguramás positivaes el geógrafo.
Saint-Exupéryeramuyaficionadoalageografía, materiaque
cualquierpilotodebe dominar. Este geógrafopodríainterpre­
tarse psicológicamente como lafunción de orientación, una
capacidadpara encontrar y cartografiar sucamino enlaTie­
rra,portanto, esunafiguramáspositivaquelasdemás. El po­
der, el dinero, el aplausopúblicoylabebidasoncuatrocosas
queSaint-Exupérynopodíadivinizar, oalas quenopodíare­
zar. Queda el farolero, del cual dice; «Éste es el único de
quienpude haberme hecho amigo. Pero suplaneta es dema­
siado pequeño. No hay lugar para dos...». Le tentó por un
momento, pero lo rechazó también. Luego viene la figura
relativamentepositivadel geógrafo.
Lahistoriacontinúa:
Así pues, el séptimoplanetafue la Tierra.
¡La Tierra no es un planeta cualquiera! Se cuentan allí
ciento once reyes (sin olvidar, sin duda, a los reyes negros),
siete mil geógrafos, novecientos mil hombres de negocios,
sietemillones y medio deborrachos, trescientos oncemillo­
nes de vanidosos, es decir, alrededor de dos mil millones de
personas mayores.
Aquí manifiesta claramentelo quepiensa sobre los adul­
tos delaTierra, donde ahorallega. Loprimeroqueencuentra
es una serpiente.
Una vez en la Tierra, el principitose quedó muysorpren­
didoal nover a nadie. Ya empezaba a temer haberseequivo­
cado de planeta, cuando un anillo de color de luna se revol­
vió en la arena.
-Buenas noches -dijo el principitoal azar.
-Buenas noches -dijo la serpiente.
-¿En quéplaneta he caído? -preguntó el principito.
-En laTierra, en África-respondió la serpiente.
-¡Ah!... ¿Ynohaynadieen laTierra?
-Esto es el desierto. En los desiertos no hay nadie. La
Tierraes grande-dijo la serpiente.
El principito se sentó sobreuna piedra y levantó los ojos
hacia el cielo.
-Me pregunto -dijo- si las estrellas están encendidas
paraquecadaunopuedaencontrar la suya algúndía. Mirami
planeta. Estájusto sobre nosotros... Pero ¡quélejos está!
-Es bonito -dijo la serpiente-. ¿Qué has venido a hacer
aquí?
-Tengo problemas con unaflor -dijo el principito.
-¡Ah! -dijo la serpiente.
Yse quedaron en silencio.
-¿Dónde estánlos hombres?-prosiguióal fin el principi­
to-. Uno se sienteunpoco solo en el desierto.
-Con los hombres también te sientes solo -dijo la ser­
piente.
El principitola mirólargotiempo.
-Eres un animal muyraro-le dijoal fin-. Delgado como
un dedo...
-Pero soy más poderoso que el dedo de un rey -dijo la
serpiente.
El principito sonrió:
-No eres tanpoderoso... Ni siquiera tienespatas... ni si­
quierapuedes viajar...
-Puedollevartemás lejos queunbarco-dijo la serpiente.
Se enroscó alrededor del tobillo del principito como un
brazalete deoro:
-A quien toco, lo devuelvo a la tierra de donde salió
-añadió-. Perotúeres puroy vienes de unaestrella...
El principitonorespondiónada.
-Me das lástima, tú, tan débil sobre esta Tierra de grani­
to. Puedo ayudartesi algún día extrañas demasiadotuplane­
ta. Puedo...
-¡Oh! Tehe comprendido muy bien -dijo el principito-.
Pero¿por quéhablas siemprecon enigmas?
-Yo los resuelvo todos -dijo la serpiente.
Yse quedaron en silencio.
¿Cómointerpretaríanala serpientede oro? ¿Qué le ofre­
ce al principito?
Respuesta:Ayuda.
Sí. ¿Ydequéforma?
Respuesta: Lamuerte.
Sí, es la tentación de morir; le ofrece ayuda enforma de
uncaminode suicidio. La serpiente dice que puede enviar a
la gente devuelta alatierradela que vienen. Sugierequela
Tierraes demasiadoduraparael principito, quenopodráso­
portarla, peroqueella, la serpiente, puede ayudarle, querien­
dodecirquepuedemandarledevuelta. Laserpientediceque
puederesolver todos los enigmas, porquelamuerteresuelve
todos los problemas. Es una tentación de muerte; le ofrece
unavíaparasalirdelavida, unasolucióndefinitivaaunpro­
blemairresoluble. La oferta es bastante clara: la serpientele
mataráconsuveneno, quees loque ocurre al final del libro.
Antes de examinar lo que representa esta serpiente, comola
tentaciónde la muerte o ayuda de la muerte, veamos lo que
simbolizaengeneral.
Comotodos los animales, laserpienterepresentaunapar­
te de la psique instintiva, muy lejana dela conciencia. Jung
diceesto sobrela serpiente:
Losreptileshansidodesdetiempos antiguossímbolos fa­
voritos del sustratopsíquicocolectivo, queselocaliza anató­
micamenteen los centros subcortical, el cerebelo yla médu­
la espinal. Dichos órganos constituyen la serpiente. Los
sueños con serpientes son frecuentes, por tanto, cuando la
menteconsciente seestá desviandodesusbases instintivas.12
Soñar conunaserpienteesunaseñal dequelaconciencia
está muy lejos del instinto. Demuestra que la actitud cons­
cientenoesnatural yquehayunapersonalidaddual artificial
que parece, en cierto modo, demasiado bien adaptada y de­
masiado fascinadapor el mundo exterior y, en ciertomodo,
inclinada a fracasar irremisiblemente en momentos decisi­
vos. Entales casos, continúaJung, descubrimos que siempre
existe una especie de secreta atracción con el doble interno
quefalta, que uno teme y amacomoel elementoque le per­
mitiría recuperar su totalidad. Por eso, enmitología, la ser­
piente es esencialmente doble. Despiertamiedo, envenenay
trae la muerte; es una enemiga de la luz y al mismo tiempo
un salvador en forma animal; un símbolo del Logos y de
Cristo. Cuando aparece en esta última forma, representa la
posibilidaddevolverse conscienteyentero. Enlugar del co­
nocimiento intelectual, promete un conocimiento nacido,de
la experiencia interna inmediata: perspicacia, sabiduría se­
creta: gnosis.
Comopuedenver, ennuestrahistoria, la serpientetieneel
mismodoblerol. Seofreceamataralprincipitoyliberarledel
peso de la Tierra, lo cual puede interpretarse de dos formas,
12. Véase nota 3 pág. 52.
como suicidio, o como la buena fortuna de liberarse de la
vida. Es esaactitudfilosóficafinal segúnlacual lamuerteno
es una catástrofe ni una desdicha, sino la anheladaescapato­
riadeunarealidadintolerable, quepuedeversecomoalgosin
importancia, y sin embargo obstaculiza el ser más interno.
La serpiente aparecemuchas veces enlamitología clási­
ca combinada con el motivo del niño. Por ejemplo, el dios
mítico de los atenienses era el rey Erecteo, hijo de Atenea.
Depequeñologuardabanenunacestadondenadiepodíami­
rarlo, sólo seveíaunniñorodeado de serpientes. Su signifi­
cadonoestáclaro, peroenel sur deFranciasehanencontra­
docoffretsgnostiques (probablementedelaEdadMediayno
anteriores) enlos queniños desnudosjueganconserpientes.
Portanto, el niño-dios yel dios-serpiente secombinaname­
nudo. Tambiénel niño-dios es el arquetipodel envenenador,
por decirloasí.
Yasabenque enla mitología clásicaCupidollevaba una
flechamuyvenenosaconla quepodía someter-según dicen
los poetas- al poderosoZeus, pues si Cupidole hubieralan­
zado unaflecha, Zeus habría tenido que perseguir sin espe­
ranzaaunamujer terrenal, loquisiera ono. Por tanto, Cupi­
doteníalacapacidaddemanipular alagenteconsusflechas.
Muchos poemas de la Antigüedad tardía, llamados ana-
Jcreontika, seburlanalaligeradeeseniñoque, consuflecha
envenenada, puede dominar al mundo entero a su antojo. Si
Cupido te lanza una flecha y te enamoras, de que te guste o
nodependehastaciertopuntotupropiareacción. Si tegusta,
serásfelizydirás quetehas enamorado. Pero si no, entonces
dirás que te han envenenado, obligado a hacer algo que no
querías, forzado auna situaciónqueel egopercibe comoso­
metimiento o intoxicación. Por tanto, hay una secreta cone­
xiónentrela serpiente yel niñoeterno.
La serpiente es la sombra del propio principito, su lado
oscuro. Enciertomodo, pues, el ofrecimientodela serpiente
de envenenarle significa una integración de la sombra, pero
desgraciadamente se produce en el ego y no en Saint-Exu­
péry. Esto quiere decir que todo ocurre enel inconsciente y,
una vez más, aparta el núcleopsicológico de la realidad. Es
realmenteSaint-Exupéryquiendeberíahaber sidoenvenena­
do; eso le habría apartado del principito. Es probable que,
cuando murió suhermano, le dijeran que ahora suhermano
eraunángel enel cieloyque estaríafelizdenotenerquevi­
vir en la Tierra, etc., y Saint-Exupéry interiorizó esa idea,
pensandoquelamuerte sóloeraunadesgraciaenparte, ypo­
siblemente eso creóen él sudesapegada yfilosófica actitud
haciala vida.
Elpueraeternusmuestramuchas veces esaactitudmadu­
ra y desapegada hacia la vida, algonormal enla vejez, pero
que él adquiereprematuramente: laideade quelavidanolo
es todo, que el otro lado también es válido, que la vida es
sólopartede todala existencia. Aquí, la tentaciónde muerte
impide al principito ir directamente a laTierra. Antes de to­
carlasiquiera, llegalaserpienteyledice: «Si notegusta, co­
nozcolasalida». Así queantes debajarrealmentealaTierra,
ya tiene una oferta de muerte. He conocido a mucha gente
con una constelación comparable en dificultad y que hacen
eso: vivensólo“condicionalmente”,loquesignificaqueflir­
teanensecretoydeformaconstanteconlaideadel suicidio.
Acada paso de sus vidas, creen que intentarán una cosa u
otra, yquesi nofunciona, sematarán. Elpueraeternussiem­
pre conservael revólver enel bolsilloynodejadejugar con
laideade abandonar lavida si las cosas leresultandemasia­
do duras. El inconveniente de esa actitud es que la persona
nuncasecompromete del todoconla situacióncomoserhu­
mano; hayunaconstanteyjesuíticareservamental: «Meme­
teré en esto, pero me reservo el derecho como humano de
matarme si no puedo soportarlo más. No aguantaré toda la
experienciahasta el amargofinal si sevuelve demasiadoin­
sufrible, ysi es así, melibraré», ydeesemodolapersonano
llegaaser completa. Si serecortalaexperienciaynosevive
ensutotalidad, lapersonasefragmentaasímisma, yseque­
daescindida, porque latransformaciónsólopuedeproducir­
se si seentregacompletamente ala situación.
Aunaescalamenor, estoseproduce cuandolagentelleva
años analizándose, pero conmuchas reservas mentales meti­
das en el bolsillo del abrigo, que nunca pone sobre la mesa,
nuncalas sometealprocesoanalítico. Portanto, siempresigue
estando ahí un tanto condicionalmente, nunca del todo. Nos
preguntamos porquénoavanza. Engeneral, eselugarpegajo­
sosueleserproductodel animus enunamujerydel ánimaen
un hombre, que se guardan algo. Por ejemplo, «Oh, bueno,
esto es sólo análisis, perola vidaes algo distinto» o «Ésta es
una relación analítica. Hay que prestar atención a la transfe­
rencia, peronocuentacomorelación, es distintadelas otras»,
yasí sucesivamente. Esos secretos pensamientos distanciado-
res impiden quenada sea completo. El individuo desempeña
el rol del paciente o analizadoyviveel procesoconaparente
sinceridad,perohaysecretosqueseretienen,yenalgunos, eso
incluye la idea del suicidio. Hasta que esa idea no se revise
mediante algún proceso interno, nada será real. Si uno vive
conlaideadequepodríaescapar delavida, entonceslaposi­
bilidaddevivircompletamentequedacoja,pueshayquecom­
prometersepor enteroconlos propios sentimientos.
Laserpienteesmuylistaporque,justocuandoelprincipi-
tollegaalaTierraypodríacomprometerseconlarealidad,apa­
recefurtivamenteyledicequelavidaesduraymuysolitaria
enlaTierra, queellatieneunsecreto,quepuedeayudarleaes­
capar. Esmuyambiguo. Creoqueel aspectomásvenenosode
este,problemaes quenonos damoscuentadequetenemos tal
reservamental: latenemos; estamos poseídos por ella. Ave­
ces sólo podemos damos cuenta indirectamente si nos pre­
guntamos por qué no estamos viviendopor completo. «¿Por
quéestoyseparadodelavida?¿Porquénadaesnuncadeltodo
real?»Entonces podemos estar seguros dequeel animus oel
ánimahanpuestoalgoentrenosotrosylarealidaddeunafor­
mamuyhábil.Enunhombre,esgeneralmenteatravésdelcom­
plejomaterno,porqueescomounenvoltoriodeplásticoentre
él ylareaüdad, demodoquenuncaestárealmenteencontac­
to;nadacuentadeverdadenelmomentopresente. Conunamu­
jer, es el animusel quelesusurraalgoenel fondodesumen­
te, unaespeciedel comentariotipo“nada, excepto”.
Pregunta: ¿Cómoactúael animus enunamujer?
Supongaqueustedentraencontactoconunamujer hacia
la que alberga sentimientos cálidos, y a los que ella parece
corresponder, peroustedtienetodoel tiempolasensaciónde
que no puede acceder a sus sentimientos. Tal vez sea culpa
deusted, peroquizás sedécuentadequeno. Meresultadifí­
cil describirlo porque yo también soy una mujer, así que no
estoy en la situación de unhombre que corteja a una mujer.
Peropuede ocurrir que acudaamí unamujer que tengaapa­
rentemente una actitudpositiva. No parece mentir, sino que
me ofrece todo sumaterial ymuestra suconfianzaenmí. Y
sinembargo, todoel tiempotengolamisteriosaimpresiónde
que algo no encaja. Siento como si se avecinara una catás­
trofe, comosi esamujer pudiera derrumbarseocometer sui­
cidio, que -por expresarlo simbólicamente- no llegamos a
vinculamos una ala otra. Es el tipo depersonaque depron­
toenvía una notapara comunicarme que va ainterrumpir el
análisis por algunarazón-porque seva, opor falta de dine­
ro, ocualquier otrarazón, opseudorrazón-yte dejacomple­
tamenteperplejo.
Pregunta: Pero ¿cómo explicaeso?
Se trata del complejo paterno unido a una posesión por
parte del animus. Recuerdo el caso de unajoven con la que
habíatenidomuybuena conexión, peroundíavinoyme ata­
có de unmodo horrible. Cuando logré atravesar esabarrera,
ella se vino abajo y resultó que había decidido suicidarse y
aquello era una pelea de despedida. Quena matar su senti­
mientohacia mí para poder suicidarse. Yaquello sucedió de
unmodoabsolutamenteinesperado. El díaanteshabíamos te­
nidomuybuencontacto, nohabíaocurridonadaennuestrare­
lación, peropor algunarazónellasehabíahartadodesus difi­
cultades enla vida yhabía decidido secretamente suicidarse.
Yentonces pensó que sus sentimientos hacia mí se interpo­
níanentreellaysusuicidio, así quedecidiósermuydesagra­
dableconmigoparaqueyomehartarayasí ellaverselibrede
irse. Eraunaideaqueselehabíaocurridotanrepentinamente
comolamordeduradeunaserpiente.
Pregunta: Pero ¿eraconsciente de eso?
Yolahabíaavisado. Ellahabía tenidounsueñodondeun
hombre mayor iba por ahí merodeando en una bici roja de
niño. Aquel hombre era un borracho suicida. Así supe que
ella tenía una figura paterna, un animus vinculado a una
emocióninfantil -la bicicletarojadeniño- yquemerodeaba
por sucuentaenel fondo de supsique. Aunqueinterpreté el
sueñoyledijequehabía algoasí enella, ellanopudoenten­
derlo; memiróinexpresivamente, peroundíasalió. Esoeslo
queocurrecuandosetienensueños conserpientes. Entonces
hayqueesperar quelagente actúedeformainesperada.
Unhombrequeteníamuchossueñosdeserpientes,trasquin­
ceañosdematrimoniodecidiódivorciarserepentinamentede
sumujersinsiquierahaberhabladoconella. Esohubierasido
comprensibletrasunañodematrimonio, ¡peronodequince!
Yolehabíaconocidounasemanaantes, cuandotodoibabien,
¡yunasemanadespuésyasehabíanseparadoyconabogado!
Habíavividoconellaquinceaños, yapartedelproblemaani­
mus-ánima, quenoerapeor queenmuchosotros casos,había
idomuybien. ¡Perolehabitabalaserpiente! Yosiempreleha­
bíaavisadodequetuvieracuidadoconnodejarsellevarcuan­
doleinvadieranpensamientossuicidasodestructivos.Laser­
pienteindicalacapacidaddefríos ataques enlos queselleva
acabounaaccióninstintiva. Creoque,probablemente, enese
casoel divorcionoeraequivocadoensí o, por lomenos, era
unaposibilidadquedebíaserconsideradaenserio,peroloque
fueabsolutamenteinhumanofueaquelrepentinoarrebatofrío.
Laideanoselehabíaocurridoantes, ¡ydeprontosedecidió
yloarreglótodoconsuabogadoenveinticuatrohoras!Natu­
ralmente, sumujer teníarazón al quejarsedeque aquelloera
inhumano,porqueloera. Élpodríahaberlodiscutidoconella,
haberle dichoque sumatrimonio sehabía convertidoenuna
costumbresinningúnsignificado,oalgoporelestilo,yhaberla
preparadoasí emocionalmenteparael shock, peroel hombre
nohizosiquieraeso.
La chica que quería suicidarse había hecho algo más, por
lomenos habíapropiciadounapeleade despedida. Ella esta­
ba más implicada en la relación, no quiso irse y suicidarse
simplemente, sino que primero intentó arruinar nuestrarela­
ción; y aquelloeraungestodeimplicaciónenla relación. Si
alguien llama y dice: «Me voy a suicidar, pero quería decir
adiós»es humano; unapartedelapersonalidadsigueestando
fueradela serpiente. Lo que lepodíaerael viejoconlabici­
cletadeniño, ypor esohedichoqueenel casode unamujer,
setrata de algoasociadoal animus, y enaquel caso concreto
conla imagen del padre, que era muy negativa. El viejo de­
mostraba la incapacidad derelación. Iba merodeandopor su
cuentayellaestabahaciendolomismo. Le dijeque si sesui­
cidaba, su espíritu revolotearía sobre su cadáver ¡y sufriría
mucho! Habría sido un suicidio motivadopor una emoción.
Comentario:Esasituaciónplanteaelproblemadelavida
y lamuerte enlaconciencia, ypararesolverloseríanecesa­
rioel compromiso, ¿no?
Sí; si eso sale a la superficie, hay que tomar la decisión
conscientemente. Yonole dije ala mujer que no se suicida­
ra; le dije que no lo hiciera tan precipitadamente y bajo la
compulsión de una emoción. No era una decisión madura.
Teníaquepensarlomejor, y si realmentehabía decidido sui­
cidarse, podía esperar una semana, y suicidarse después de
haber analizado su situación y haber tomado una decisión
clara. Entonces seríauna decisiónrazonable ymadura, pero
nodebíahacerloenmediodeunaemociónylamentarlodes­
pués (¡si es queesoesposible!). Lainmadurezdeladecisión
repentina de autodestrucción era un error; postergar la deci­
siónunasemanalaayudaría acuestionarsesi deverdadque­
ríamorir ono.
Muchas personas viveninvoluntariamenteynuncasehan
planteadoesa cuestión; yeso es muypeligroso. Cuandotra­
tasaesagente, percibes unaconstanteysecretareservamen­
tal. Si selodices, nolocomprendenyselimitanamenear la
cabeza, porquees algocompletamente autónomo, quevapor
su cuenta. La persona nunca parece estar del todo presente.
Siempre hayalgo evasivo. En el casode la chica, cuandose
produjola crisis, ellayyo identificamos al hombre delabi­
cicleta. Él siempre había actuado en el fondo de su mente,
siempre haciendo que nada fuera del todo auténtico. En los
hombres, el complejomaternoproduce exactamente el mis­
mo efecto, exceptoque enciertomodo es aúnmás difícil de
captar porque no se forma en la mente del hombre como
idea. Lachicateníaunaideamuyclaradesuicidarseydeque
lavidanovalíalapena; eraunaespecie dereflexión. Perola
forma del complejo materno se manifiesta enun ánimo de­
presivo, unhumor tipo “nada excepto”, algocompletamente
vago e intangible. Lo sufren sobre todo los hombres conun
complejomaternonegativo, enespecial cuandoalgovabien
(encuentranunanoviaconlaquesesientenbienotienenéxi­
toensuvidaprofesional). Unoesperaría verles más conten­
tos, peroparecenmás pálidos ydicen: «Sí, pero...». Nopue­
denexpresar suánimoenpalabras. Hayunestadoinfantil de
insatisfacción constante consigo mismos yel conjunto de la
realidad. Es algomuydifícil decaptar, yes muycontagioso;
nos deprime ynonos deja siquierareaccionar. Es como una
mantamojada quelocubretodo.
Saint-Exupéry es un ejemplo de ese mal humor irritado.
Le invadía el mal humor y sepasaba un día entero andando
de unlado a otro de su casa, fumando un cigarrillo tras otro
ysintiéndoseaburrido, aburridoconsigomismoycontodoel
mundo.Así escómosemanifiestael complejomaternoenun
hombre, enesos malos humores oenpura depresión. Es una
reacción anti-vidaytiene quever conla madre.
Saint-Exupérytemaademás unainclinaciónatomaropio.
Comounasistenteaestaconferenciaacabadeseñalarme, toda
lapsicología del consumidor de drogas va asociadaalaidea
deflirtear conla muerte, evadirsedelarealidady sus aspec­
tos más duros. Generalmente, lagente quetomadrogas tiene
muchos sueños conserpientes. Las seipientes venenosas les
envenenan, porquenosabencómosalirdesuescisióndeotra
manera. El alcoholtambiénsueleacompañareseproblema,ya
quetambiénactúacomounadroga.Recordaránquelesdijeque
Saint-Exupéryteníaunarelaciónconunamujer que leense­
ñóafumaropioyqueasumadrelegustabaespecialmenteesa
mujer. Setratadeunarelacióndirectaentrelamadrenegativa
ylatendenciaaenvenenarse. ParaSaint-Exupéry, volar, olas
drogas,representabanposibilidadesdelibrarsedeaquelloshu­
mores irritadosydepresivos,peronuncaselos quitabadeen­
cima.Intentabasortearloscondrogasovolviendoavolar.Nun­
callegóal fondodel problema, alatendencia suicidadebida
asuprofundadebilidad, quenolograbasuperar.
El principito sigue avanzando y encuentra una serie de
cosas sorprendentes. Su primer descubrimiento es que hay
cientos de rosas exactas a la suya. Yse llena de tristeza. Su
flor lehabía dichoqueeraúnicaen su especieentodoel uni­
verso, ¡y allí había cinco mil, todas idénticas, en un solojar­
dín!
«Se ofendería muchísimo-se dijo- si viera esto... Segu­
roquetosería terriblemente, y fingiría que se estaba murien­
dopara nohacer el ridículo. Yyo tendría que hacer como si
la reanimara, porque si no, para humillarme, ella se dejaría
morir de verdad...»
Ycontinuócon sus reflexiones:
«Pensaba que era rico, que poseía una flor única en el
mundo; y sólo tengouna rosa ordinaria. Ytres volcanes que
me llegan a las rodillas, y uno de ellos quizás extinto para
siempre... Eso nome convierteen ungranpríncipe...»
Yhundiendoel rostroen la hierba, lloró.
Probablemente todos ustedes conocen ejemplos entre los
escritores románticos, como por ejemplo «El puchero de
oro»deE.T.A. Hoffinann, del queAnielaJafféha escritoun
magnífico ensayo, ola novelaAurelia de Gerard deNerval.
Muestranel granproblemaqueera, sobretodoparalos auto­
res románticos, aceptar la paradoja de que el ánima pudiera
ser una diosa y al mismo tiempo una persona corriente. De
hecho, GerarddeNerval seenamoródeunamodistillaenPa­
rís. Quizás el hecho de tener algo de sangre alemana fuera
responsabledequeal enamorarsesedejarallevarporhondos
yabrumadores sentimientos románticos, porque aquella chi­
cale parecíala mismísima diosay significabapara él por lo
menos lomismo que Beatrice había sidoparaDante. Estaba
completamente superado por sus sentimientos de amor ro­
mántico, no podía soportar su lado francés, más cínico, su
ladogalo, yaludíaaellacomounefemme ordinairedenotre
siécle, ¡unamujer ordinaria de nuestro siglo! Al final, huyó
de ellay después tuvoun sueño catastrófico, de que llegaba
a unjardín donde había una estatua de una hermosa mujer
quehabíacaídodesupedestal ysehabíarotoendos. El sue­
ño dice: si lajuzgas así, romperás la imagen de tu alma en
dos, unaparte superior yunainferior. Laparte superior es la
diosa romántica y la otra parte es sólo una mujer ordinaria
-cualquier otra chica serviría-, es una estatua y ya no está
viva.
Después sobrevino la evolucióncatastrófica de suesqui­
zofrenia, que acabó empujándole a ahorcarse con sus tiran­
tes. La catástrofe era que no podía soportar la paradoja de
que, para él, aquella mujer fuera divinay suamor único; su
personalidad racional le decía que sólo era una modistilla
guapaentre cientos demodistillas enParís, yél unjovenen­
amorado de ella, ¡y que había muchísimos otros también
comoél! Es laparadoja de ser humano: que somos unespé­
cimen entre tres billones de la misma especie, aunque cada
unodenosotros seaúnico.
Pensar deunomismodeunmodoestadísticoes muydes­
tructivoparael proceso de individuación, porquelorelativi-
zatodo. Jungdicequeel comunismoesmenospeligrosoque
el hecho de que cadaveznos penetramás ymás el hábitode
pensarennosotros estadísticamente. Creemos enestadísticas
científicas que nos dicenque enSuiza secasanal añotantas
parejas y no encuentran apartamento, o que hay tanta gente
sintrabajoental ciudad, etc. No nos damos cuentadel efec­
to tan negativo que nos produce leer estadísticas. Es un ve­
nenocompletamente destructivo, ylopeor es que no es ver­
dad; se trata de una imagen falsificada de la realidad. Si
empezamos a pensar estadísticamente, empezamos apensar
contra nuestra condición única. Pero no es sólopensar, sino
unaforma depensar. Si recorres la calle de arriba abajo, ves
todas esas caras estúpidas y entonces miras un escaparate y
entu reflejo te pareces tanestúpido como los demás, ¡si no
peor! Yentonces surgela ideade que si unabomba atómica
lo destruyera todo, ¿quién iba a sentirlo? ¡Gracias^a Dios,
esas vidas habrían terminado, incluyendo la mía! Ése es el
ánimoque crealaestadística, enel que nos abrumala multi­
plicidadyordinariedaddelavida. Es unerror, porquelas es­
tadísticas se construyen sobre la probabilidad, que es sólo
unaformadeexplicarlarealidad, ycomosabemos, lacondi­
ciónúnicayloirregular sonigualmenteimportantes.
El hecho de que esta mesa no levite, sino que se quede
donde está, es sóloporque los billones y billones y billones
de electrones que constituyen la mesa tienden estadística­
mente a comportarse así. Pero cada electrón por sí solopo­
dría hacer otra cosa. Obien, supongamos que ponemos un
leónenunahabitacióndonde al mismotiempointroducimos
a una persona. Venamos que cada individuo se comportaría
deforma distinta. Unose quedaríapetrificado yexclamaría:
«¡Oh!». Otroseprecipitaríafueradelahabitación, el tercero
no se asustaría, obientendría unareacciónmás lenta ydes­
pués diríaquehabíatardadoencreerloqueveía. Comoprue­
ba, sería bastante revelador, pues cada persona reaccionaría
típicaydistintamente. Perosi ahoratrajésemosunleónaesta
habitación, apuesto a que todoel mundoseretiraríahacia el
fondo, porque entonces prevalece la reacción única. Por eso
las estadísticas sólo sonuna verdad a medias. Ofrecen una
imagencompletamentefalsaporque sólodanlaprobabilidad
media. Cuando caminamos por el bosque encontramos una
serie dehormigas y caracoles y los matamos, pero si pudié­
ramos escribirlahistoriavital decadahormigaocaracol, ve­
ríamos que su muerte constituye un final muy significativo
enunmomentocaracterísticode suvida.
Éste era realmente el problema filosófico esencial que
Thomton Wilder planteó al escribir El puente de San Luis
Rey. El puente se hundió en un momento determinado y se
ahogaroncincopersonas. Unolee esas cosas undíaenel pe­
riódico, pero Thomton Wilder se preguntó si era sólo una
cuestióndeazar. Intentódemostrarquecadaunodeesos cin­
co había seguido una evolución interna característica en su
vida y que ahogarse cuando el puente se hundió era el final
de un momento muy significativo en la vida de cada uno.
Pero el estadístico diría que era bastante probable que esas
muertes sucedieran, yaquetodos los días haydoscientasper­
sonas que cruzan el puente, así que se cayera cuando se ca­
yera, siempre habría unos cinco que podían ahogarse, yque
estaríanallí por puro azar. Ésaes unavisiónfalsificadade la
realidad, pero estamos todos envenenados por ella. Es algo
quetenemos que considerar. GerarddeNerval, por ejemplo,
nopodíaencararel problemadequelamujer queamabafue­
raabsolutamenteúnicaparaél, porquesurazonamientoesta­
dísticoledecíaqueellaerasólounademuchosmiles,locual
en cierto modo era cierto, peroera una media verdad, yuna
media verdad es peor que una absoluta mentira. Esto es lo
que creatantadificultadparaelpuer aeternus ylarazónpor
la que no quiere ir a una oficina y desempeñar un trabajo
ordinario, o bien estar con una mujer, porque interiormente
siempreestájugandoconmiles deposibilidades devidayno
puede elegir sólo una. Le parece que eso implicaría una si­
tuación que se ajustaría a la media estadística. Reconocer el
hecho de que existenmiles de personas como uno y que no
haynadaespecial enesoimplicaunaclasedeperspicaciain­
telectual contrala que seoponelafunciónemocional.
La batalla interna entre el sentimiento de ser único y el
pensamiento estadístico es generalmente una batalla entre
el intelectualismoyla decisióndepermitir que el sentimien­
toolas emociones ocupensupropiolugar enlavida, porque
las emociones evalúan lo que es importante para mí, y mi
propia importancia es el contrapeso. Si uno tiene el senti­
mientoreal yla certeza de que setrata de unamujer ordina­
ria (ya que si la observamos andando por la calle no es muy
distintade cualquier otra), peroque paramí ellatiene el más
alto valor, el ego cambia para defender sus propios senti­
mientos sinnegar los otros aspectos: «Sí, eso podría ser así
desde el punto devista estadístico, peroenmi vidahaycier­
tos valores, yparamíesamujer tieneesevalor». Paraellose
requiereunactodelealtadhacialospropios sentimientos. De
otromodo, unoquedaría escindidopor el pensamiento esta­
dístico, que es la razón de que muchos intelectuales tiendan
haciael comunismoyesos modos depensar. Seapartandela
funciónemocional. Lafunciónemocional hacequetuviday
tus relaciones y actos parezcanúnicos yles danunvalor de­
finitivo.
Cuandolagenteempiezaapensardeformaestadística, es
que no tienen sentimiento, o sólo un sentimiento débil, o
tiendenatraicionar sus propios sentimientos. Podemos decir
que el hombre que no defiende sus propios sentimientos es
débil en el lado del Eros, es incapaz de asumir sus senti­
mientos yapoyarlos: «Así es comopretendovivir,porqueasí
es como siento». Hay que reconocer que es más difícil para
unhombrequeparaunamujer, yesoes loquequieroexpre­
sar al decir queel hombrees débil enel aspectodel Eros. Por
ejemplo, si ledices aunamadreque sushijos nosonúnicos,
que hay otros mocosos como ellos por todas partes, ella re­
plicará que para ella son únicos porque son sus niños. Una
mujer es más propicia atener una actitudpersonal.
El hombretienequepensarimpersonal yobjetivamentey,
si es un tipo moderno, también estadísticamente, y eso se
vuelvecontraél comounveneno. Estoseaplicasobretodoa
loshombres quetienenunacarreramilitarydebenfirmarpa­
peles que decidenla viday la muerte o el destino de mucha
gente. Unoficial dealtagraduacióntienequedecidir québa­
tallón enviar a cierto lugar, sabiendo que algunos de esos
hombres probablemente no volverán, que algunos tendrán
que ser sacrificados. Para actuar debe distanciarse de sus
sentimientos, porque si enunmomentoasípensaradeforma
individual encadaunode esos hombres del batallónque en­
víaalamuerteyensus sentimientoshaciaellos seríaincapaz
de hacer su trabajo. Lo mismo se aplica a un cirujano que,
cuandotiene quehacer una operación, no debepensar ni re­
cordar quién es esa persona a la que va a operar. Tiene que
ejecutar una operación técnica que resultará en la vida ola
muerte, ypor esolamayoríadecirujanos nooperanamiem­
bros desufamilia. Laexperienciahademostradoquees mu­
chomejor no hacerlo. Yo sé de muchos casos en los que ha
habido problemas (la torpeza de un cirujano que nunca co­
metía errores, hasta que tuvo que operar asupropiamujer o
a suhija), por eso es mejor que el colega en quienmás con­
fíe seencargue dellevar acabolaoperación.
Ser capaz dedistanciarse delos sentimientos es unaparte
esencial de la vida de unhombre, porque tiene que tener un
puntodevistafrío, científico, objetivo. Perosi noserelacio­
na conel ánima e intenta tratar con sus problemas del Eros,
entonces dividesualmaendos. Por eso, engeneral, loshom­
bres tienen más problemas con la psicologíajunguiana que
las mujeres. Porque con nuestra insistencia en la aceptación
del inconsciente, los hombres tienen que aceptar el senti­
miento y el apego -el Eros- y para un hombre eso resulta
desagradable; es como si apartir de ahora tuviera que dedi­
carseacuidarbebés. Así es comolo siente; algocontranatu­
ra. Perosiloshombres quierendesarrollarsemás-del mismo
modo que ahora las mujeres deben aprender a compartir el
mundomasculinohaciéndose más objetivas ymenos perso­
nales-, tienen que hacer el gesto contrario, asumir sus pro­
pios sentimientos y sus problemas del Eros más en serio. Es
unaparteinevitable del desarrollohumanoque tenemos que
integrar el otrolado-el ladosubdesarrollado-, ysi noloha­
cemos, nos atrapacontranuestravoluntad. Enefecto, cuanto
más enserio asume unhombre sus problemas del Eros, me­
nosafeminadosevuelve, aunqueaél puedaparecerlelocon­
trario. Si sepone rígidoynoselos tomaenserio, sevolverá
involuntariamente afeminado. Engeneral, puede decirseque
el puer que tiene una tendencia a volverse afeminado tiene
unaopciónmejor si setomaenseriosuparteemocional yno
cae en la trampa del pensamiento estadístico, y piensa de
pronto: «¡Dios mío! ¡Cientos, miles, yyo soyunomás!»
La historia tiene una continuación muy lógica. La si­
guiente criatura que encuentra el principito es un zorro, que
le diceque quiere que lodomestique.
Entonces aparecióel zorro.
-Buenos días -dijo el zorro.
-Buenos días -respondió cortésmente el principito, que
se dio la vuelta, peronovio nada.
-Estoy aquí-dijo la voz-, bajoel manzano...
-¿Quién eres tú? -dijo el principito-. Eres muybonito...
-Soy un zorro-dijo el zorro.
-Ven ajugar conmigo -le propuso el principito-. ¡Estoy
tan triste!
-No puedojugar contigo -dijo el zorro-. No estoy do­
mesticado.
-¡Ah! Perdón-dijo el principito.
Pero, tras reflexionar un momento, añadió:
-¿Qué significa “domesticar”?
-Tú noeres de aquí -dijo el zorro-, ¿Québuscas?
-Busco a los hombres -dijo el principito- ¿Quésignifica
“domesticar”?
-Los hombres -repuso el zorro- tienen fusiles y cazan.
Es muymolesto. Tambiéncríangallinas. Es suúnicointerés.
¿Buscas gallinas?
-No -dijo el principito-. Busco amigos.
¡Como ven, Saint-Exupéry sabe lo que significa proyec­
ción!
-¿Qué significa “domesticar”?
-Es una cosa demasiado olvidada -dijo el zorro-. Signi­
fica “crear lazos”.
-¿Crear lazos?
-Sí -dijo el zorro-. Para mí noeres más queun chico se­
mejante a cien mil chicos.
Ahoranos va adecir cómo salir del pensamiento estadís­
tico.
-Yo no te necesito. Tú tampocome necesitas. Para ti, no
soy más que un zorro, parecido a otros cien mil zorros. Pero
si me domesticas, nos necesitaremos unoal otro. Para mí, tú
serásúnicoenel mundo.Parati,yoseréúnicoenel mundo...
-Empiezo a comprender -dijo el principito-. Hay una
flor... Creoqueme ha domesticado.
-Es posible-dijo el zorro- ¡Enla Tierrase ven tantas co­
sas!
-¡Oh, noes en la Tieira! -dijo el principito.
El zorropareciómuyintrigado.
-¿En otroplaneta?
-Sí.
-¿Hay cazadores en eseplaneta?
-No.
-¡Qué interesante! ¿Ygallinas?
-No.
-Nada es perfecto-suspiró el zorro.
Perovolvió a su idea:
-Mi vida es muy monótona -dijo-. Cazo gallinas, los
hombres mecazan amí. Todas las gallinas separecenytodos
los hombres se parecen. Así que me aburroun poco. Pero si
me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré unruido
de pasos que será distinto de todos los demás. Los otros pa­
sos mehacen escondermebajola tierra. Los tuyos mellama­
rán fuera de la madriguera, como una música. Y además,
¡mira!, ¿ves, allí, los campos detrigo?Yonocomopan. Para
mí, el trigo es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan
nada. ¡Es muytriste! Perotú tienes el pelo del color del oro.
Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo
doradomerecordaráati. Yamaréel ruidodel vientoenel tri­
go...
El zorro se quedó calladoy miró largo tiempo al princi­
pito.
-Por favor, ¡domestícame! -dijo.
-Me gustaría -respondió el principito-, pero no tengo
muchotiempo.
Perounpocomás tarde lepregunta:
-¿Qué hay quehacer?
-Hay que tener mucha paciencia -respondió el zorro-.
Primerote sentarás unpoco lejos de mí, así, en la hierba. Yo
temirarédereojoy túnodirásnada. El lenguajees fuentede
muchos malentendidos. Pero cada día podrás sentarte un
pocomás cerca...
De este modo, se hacen más amigos, y cuando llega la
hora de lamarcha del principito, el zorrole cuenta susecre­
to, comolehabíaprometido.
-Éste es mi secreto. Es muysimple: sólosevebienconel
corazón. Loesencial es invisible a los ojos.
-Lo esencial es invisible a los ojos -repitió el principito
para acordarse.
-El tiempoqueperdistepor turosa es loquehace quetu
rosa sea tanimportante.
-El tiempoqueperdípor mi rosa... - repitióel principito
para acordarse.
-Los hombres han olvidado esa verdad -dijo el zorro-.
Perotúnodebes olvidarla. Eresresponsablepara siemprede
lo quehas domesticado. Eresresponsable deturosa...
-Soy responsable demi rosa... -repitió el principitopara
acordarse.
Podríamos decirqueel zorroleenseñaal principitoel im­
portante valor del aquí yahora, y depaso, el valor del senti­
miento. El sentimiento da valor al presente, pues sin él no
tendríamos relación con el aquí y ahora, y con ello viene la
responsabilidad, yasí surgeel individuoformado. Aquí vol­
vemos aver el motivofrecuente del animal servicial queen­
señaal hombreavolversehumanoo, enotraspalabras, leen­
señael procesodeindividuación.
En su artículo «The Primordial Child en Primordial Ti­
mes», el profesor Kerényi cita un poema tártaro que dice
así:
Once upon a time, long ago,
there lived an orphanboy,
createdof God,
created of Pajana.
Without food toeat,
without clothes to wear:
sohelived.
No woman tomarryhim.
Afoxcarne;
thefox told totheyouth:
«Howwill you get tobe a man?», he said.
And theboy said:
«I don’t knowmyself howI shail get tobe aman!».13
13. (Una vez, hacemuchotiempo/ vivióunchicohuérfano/ creadoporDios, / crea­
dopor Pajana. / Sin nadaquecomer / sin ropacon quevestirse. / Asf vivía. / Nin­
guna mujer para casarse. / Vrnoun zorro; / el zorrole dijo aljoven: / «¿Cómo te
Yentonces, exactamentecomoel zorrodenuestrahistoria,
este zorro le enseña al huérfano cómo convertirse enun hu­
mano adulto. Podemos decir, pues, que como la serpiente, el
zorro representa un poder instintivo que está en el propio
hombre, y aunque serepresentacomoun animal, enrealidad
pertenece a la humanidad. En mitología y tambiénen alego­
rías medievales, el zorro desempeñaunpapel muyparadóji­
co. Por ejemplo, Picinellus dice en su Mundus simbolicus:
«El zorrorepresentala astucia yla crueldad; es unhalagador
malvado. Representa la codicia. Es extremadamente cauto y
se mueve por caminos sinuosos». San Gregorio el Grande
dice: «Los zoixos sonanimales falsos, siempreusancaminos
retorcidosyrepresentanaastutosytaimadosdemonios». Esto
encaja con el hecho de que en el sur deAlemania, Austria y
Suiza, los zorrosrepresentanalmasdebrujas. Ennuestrosmi­
tos locales, secree que cuandounabruja sale sucuerpoyace
enlacamainanimadoysuespírituadoptalaformadezorroy
causa daño. Hay muchas historias enlas que un cazador en­
cuentraunzorroqueprovocaunatormenta, demodoquetodo
el henoque habíanreunido se vavolandooalgoparecido. O
hay un zorro cerca de una avalanchay cae la avalanchay el
cazador dispara pero sólo hiere al zorro, y a la mañana si­
guiente, cuandoatraviesael poblado, veaunaviejacojeando,
oconunbrazovendadoysedice: «¡Ajá! ¡Éseerael zorro!».
Curiosamente, enChinayJapónexistelamismacreencia
dequeunzorroes laformaque adoptael espíritudelabruja
ola mujerhistérica, ytambiénes lacausadelahisteriaylos
problemas psicológicos enlasmujeres. Unpsiquiatraalemán
llamado Baelz estaba en Tokio hacia 1910 y presenció un
casodesíndromedel zorroylodescribiósinsabernadadela
mitología que les he contado. Lo que ocurriófue que le lle-

harás un hombre?» / Yel chico contestó: / «No tengo ni idea». Jungy Kerényi,
Essays on a Science of mythology, pág. 29.
varón a una campesinajaponesa que tenía ciertos ataques.
Cuando estaba normal, ella era absolutamente estúpida, una
mujergordasininteligencianinguna, bastanteatontada. Pero
empezóasufrir loque llamaban“ataques dezorro”ysevol­
viómuydistintá. Ellamismaledijoque sentíaundolor enel
pechoyqueteníaunanecesidadnerviosa deaullaryaullaba
como un zorro. Después, contaba Baelz, entraba en una es­
pecie de trance y se volvía clarividente. Ella les contó a los
psiquiatras deguardiacosas desusvidasprivadas quenopo­
díasaberyleshablódesusproblemasmatrimonialesycosas
así. Simplemente, la mujer era médium. En esos momentos
sevolvíamuy ingeniosa e inteligente, ymuyastuta. Al cabo
de un rato, se cansaba, empalidecía y aullaba de nuevo un
poco, y después se quedaba dormida. Al despertar, volvía a
ser la mujer estúpida de siempre. Era un caso típico de per­
sonalidaddual: era la bruja-zorro, obien era una campesina
idiota. Si la asociamos conlacreenciade esepaís de quelos
zorros son espíritus de brujas, lahistoriaresulta muyintere­
sante.
Enel simbolismomedieval, el zorronosólotieneesesig­
nificado negativo, sino que es además un animal del dios
Dionisos, que tiene, entre otros, el nombre de Bassareus,
asociadoalapalabra“zorro”.Enlaalegoríacristiana, laidea
continuaba. Como dice Picinellus: «El zorro es un símbolo
de fe y visión de futuro porque un zorro investiga las cosas
con el oído, y un cristiano sólopuede percibir los misterios
divinos con los oídos; no puede penetrarlos con los ojos».
Aquí es el zorroel queconoceloinvisible. Estoes interesan­
te porque en nuestra historia (de forma independiente, por­
que dudo que Saint-Exupéry leyera algo tan extraño como
Picinellus) el zorro también dice que sólo las cosas que se
venconel corazónyque soninvisibles por fuerasonreales.
El zorrocreeenloquenoes obvioyespercibidoconel sen­
timiento, que es loopuestoalarealidadestadística.
Si el principitohubieracomprendido loque dijoel zorro,
si lohubiera comprendido de verdadyno sehubiera limita­
doarepetirlomecánicamente, al parecer sincaptarlo, ¿quéle
habríaocurrido? Deprontocomprendepor quélarosa de su
planeta es significativa, porque dice: «El tiempo que heper­
didopor mi rosaes loque lahace tanimportante... Soyres­
ponsable demi rosa...». Ese descubrimientodalaimpresión
dequehayacomprendido al zorro, pero¿quéfalta?
Respuesta: Quiere volverasuplaneta.
Esole ayudará a volver conlarosa, quizás a optar por la
muerte, peronosedacuentadequetieneunamigoensupla­
neta, la rosa, ¡y un amigo en la Tierra, el zorro! Si hubiera
comprendido de verdad, no sólohabría decidido volver con
larosa, sino que habría entrado enconflictoyse habríapre­
guntadoquéhacer. Ahoratenía al zorroallí, enlaTierra, yla
amistad debía prolongarse para que tuviera sentido, pero
ahora el zorrole había hecho darse cuenta al mismo tiempo
de que teníauna obligaciónpara conlarosa. ¡Denuevo una
constelaciónfatal! Nodeberíahaber concluidoqueteníaque
volver conlarosa; deberíahaber entradoenconflictoporque
ahorateníaunamigoencadaunodelos dosplanetas. Peroni
siquiera sele ocurre que el zorrole plantea un conflicto. Su
únicaconclusiónes quetiene quevolver consurosa.
Así, la enseñanzadel zorro, querealmentepodría seruna
formadeatarlealaTierra, actúajustoal contrarioenél: leli­
beradelaTierraylehace sentirnostalgiadel asteroide. Esto
muestra qué profunda y fatal es la pulsión de muerte en
Saint-Exupéry. Habría significado un conflicto si sehubiera
dado cuenta de que tenía que decirle que sí al zorro, que es­
taba aquí, y también ala rosa, que estaba allí. ¿Yentonces?
Habría entrado en un estadio psicológico adulto en el que
unoseencuentraconstantementeconeseconflicto, conobli­
gaciones hacia las figuras del más allá, es decir, del incons-
ciente, y obligaciones hacia la realidad humana, del aquí y
ahora.
Por ejemplo, si un hombre tiene una obligación con su
ánimaytambiénconla mujer conla quehaentablado amis­
tadosehacasado, entraenlatípicasituacióndevidadedua­
lidadquesiempreimplicaunconflictorealyunadobleatrac­
ción, y siempre está dividido entre las obligaciones de este
lado de la vida ydel otro, el interno. Esto implicaría el des­
cubrimiento (o la crucifixión) de la verdad esencial de la
vida, dequelavidaes doble eimplicaunadobleobligación.
Lavida ensí es un conflictoporque siempre significala co­
lisión de dos tendencias. Eso es lo que compensa la vida,
peroese descubrimiento sele escapacompletamente al prin­
cipito, o bien él escapa del descubrimiento. Es uno más de
esos pequeños pero fatales giros en la historia que apuntan
haciael trágicofinal.
CONFERENCIA5
Nos habíamos quedado con el problema del zorro, en
concreto, cuando el zorro le enseña al principito que la fun­
ciónemocional establece lazos ycambia el pensamiento es­
tadístico(porqueel sentimientoconviertelapropia situación
y las propias relaciones en únicas y rompe el hechizo del
pensamientoestadístico, que trabajacontrauno), yentonces
el principito decide inmediatamente volver con la rosa sin
pensar que ahorateníatambiénunvínculoconel zorro. Más
tarde le dice aSaint-Exupéry:
-Ahora tienes quetrabajar. Tienes que volver atumáqui­
na. Te espero aquí. Vuelve mañanapor la tarde...
Peroyo noestaba muytranquilo. Me acordaba del zorro.
Si unose dejadomesticar, correel riesgodellorar unpoco...
Como ven, él sólo siente un leve pesar al dejar al zorro.
No se le ocurre, como he señalado antes, quepodría entrar
enconflictoytomárselo enserio, preguntándose a quiénes­
taba ahora atado. La decisiónpropicia unretomo ala rosay
el más allá.
Luego sigue uno de los episodios más poéticos del übro.
Saint-Exupéry empieza a sufrir de sedy se adentraenel de­
sierto. El principito va con él y le hace encontrar de pronto
unpozo imaginario con aguarefrescante que le llenade ale­
gría: es unafata morgana. Andan sin parar, y el principito
dice que siempre hay un pozo oculto en alguna parte y en­
tonces ven uno. Saint-Exupéry empieza a dudar si aquello
puede ser verdad, ya que sabe que donde hay unpozo en el
desierto [no un simple agujero en el suelo, sino un pozo
construido] tambiénhayunpueblo, peroallí nohayninguno,
así que está lleno de dudas. Pero el principito corre hacia el
pozo, hace girar la noriaylos dos beben de ese pozoimagi­
nario. En Tierradehombres, otra desus novelas, Saint-Exu­
pérydice del agua:
Oh, agua, notienes color ni sabor. Eres indefinible. Pode­
mos paladeartesinconocerte. Nos penetras conunadichaque
los sentidos no pueden explicar. Con tu bendición, todas las
fuentessecasdenuestrocorazónvuelven amanar. Eresel ma­
yor tesoroqueexiste sobrela Tierra. No sufres ninguna mez­
cla ni toleras ninguna alteración. Eres una oscura divinidad,
peroproduces unafelicidad infinitamentesimple.
Este episodio del libronos devuelve al tiempoenque es­
taba perdido con su mecánico, Prevost. Tras andar y andar,
experimentaronunafata morgana, yluego, por fin, comoles
decíaantes, enel últimominutoencontraronunbeduinoque
les dio a beber agua de subotella yles salvó. En aquel mo­
mento, probablemente tuvo la experiencia que describió en
Tierra de hombres, y aquí volvió a ello. Fue una de sus vi­
vencias más profundas ypor eso serepiteensus libros.
Dado que el niño divino, al que el principito representa,
es unsímbolodel ego, tambiénes fuente devida. Comomu­
chos salvadores míticos, o niños-dioses, posee la fuente.
¿Cómo pueden explicarlo? ¿Por qué el motivo de la fuente
de vida, el agua de la vida, se combina tan amenudo conel
motivodel niñodivino? ¿Cuáles sonlos vínculos prácticos?
Respuesta: El ninoposee lafuerza de renovacióny es el
símbolodel ego.
Sí, pero ¿cómo funciona eso en la vida, en lo práctico?
¿Por quéel ladoinfantil representael flujodelavidaylapo­
sibilidadderenovación?
Respuesta: Porque el niño tiene unavisióningenua.
Sí, porqueel niñotieneunavisióningenuadelavida, yla
infancia, tal como ustedes recordarán, es la época en la que
uno está intensamente vivo. El niño, si no es neurótico, está
constantemente interesado en algo. Sufra lo que sufra un
niño, nosuelesufrir dealejamientodelavida-esto sóloocu­
rresi estámuyenvenenadoporlasneurosis desuspadres-.El
niñoestáplenamente vivo, ypor esola gente, cuandopiensa
en su propia infancia, añora aquella vitalidad ingenua que
perdieron al volverse adultos. El niño es una posibilidadin­
terna, laposibilidadderenovación, pero¿cómoencajaesoen
lavidareal ypresentedeunadulto?¿Quésignifica, porejem­
plo, que unapersona adultatenga sueños enlos quevuelve a
ser unniñoounaniña? ¿Qué significaenlapráctica?
Respuesta: Unanuevaaventuraounanuevarelación.
Unanuevarelación, quizás. Yosimplementediríaqueuna
nueva aventura al nivel de esas funciones quehanpermane­
cido enla ingenuidad. Tiene que ver conlafuncióninferior,
através de la cual surge la renovación, que sigue siendoin­
fantil y completamente ingenua, inocente. Por tanto, confie­
re una visión y una experiencia de vida nuevas cuando la
gastada función superior llega a su fin. Genera todos esos
placeres ingenuos que uno ha perdido con la infancia. Por
esotenemos queaprenderajugar otravez, peroenlalíneade
lacuarta funciónodeuna inferior. No ayudaque, por ejem­
plo, unintelectual inicie algúntipodejuegointelectual. Que
un tipo pensante cite la Biblia, diciendo que sólo si somos
como niños entraremos en el reino de los cielos y luego se
vaya aunclubajugar al ajedreznosirve denada, porque si­
gue implicandola funciónprincipal. Sentimos una granten­
tación de hacer eso, es decir, de aceptar la idea dejuego y
abrimos hacia algo más, algo no comprometido, pero ha­
ciéndolo dentro del campo de la funciónprincipal. Amenu­
dohe visto tipos emocionales cuyafunción emocional seha
agotado, pero si les digoque tienenquehacer algo sinobje­
tivo, algolúdico, entonces proponenir atrabajar aunparvu­
lario, o algo así. Yeso no tiene sentido, porque seguiría es­
tando en el lado emocional, sería uña aceptación a medio
caminoyal mismotiempounaescapatoria.
Lorealmentedifícil esvolversedirectamente alafunción
inferior yjugar allí. Paraeso, el egotiene querenunciar a su
control. Si tocamos la función inferior, ésta decidirá el tipo
de juego, nosotros no podemos decidirlo. La función infe­
rior, comounniño obstinado, insistirá en que quierejugar a
unacosauotra, aunqueunosedigaquenoes lo queconvie­
neyqueno saldrábien. Por ejemplo, enunintuitivo, lafun­
cióninferior puede quererjugar conbarrocuandolapersona
vive enunhotel ypreferiría algomás limpioporque eso su­
pone ensuciar mucho lahabitación de unhotel. ¡Ynopode­
mos dictar nada a la función inferior! Si una persona es in­
tuitivay sufuncióninferior quierejugar conpiedras obarro,
ellatendráqueesforzarseenencontrarunsitiodondeesosea
posible. Ésaes exactamente ladificultad; el egosiempretie­
ne miles de objeciones para no volverse al lado inferior.
Siempre es muydifícil resolverloenlapráctica.
Lafuncióninferiores unfastidioreal, comolosonlos ni­
ños, porque no podemos ponerla enuna caja y abrirlacuan­
donos vaya bien. Se trata de una entidad viva con sus pro­
pias demandas, yfastidia al ego, que quierehacer las cosas a
sumanera. La media concesión de dar algo al enemigopara
que nos deje en paz, que muchos intentan cuando ven que
tienenquevolverse alafuncióninferior, siempre merecuer­
da a los griegos que ibanpor ahí con los bolsillos llenos de
pastelillos de miel. Siempre que veían un abismo, o una
sima, oalgoparecido, rápidamentearrojabanunpastelillode
miel, porque si se arroja algo ala oscuridad, los poderes ne­
gativos dejan en paz a la persona, una especie de compra,
arrojandounsacrificio. O, por ejemplo, enel descensoal in-
framundo, los héroes griegos siempre tenían pastelillos de
miel para arrojarle aCerberoyque sequedaradormidopara
así poder ellos deslizarse dentro. Esopuede funcionar a ve­
ces, pero no sirve para el conflicto principal. No podemos
apaciguar esas demandas arrojándoles algo. Ahora bien, si
aceptamos la experiencia humillante que obliga al ego a so­
meterse a las demandas de la parte inferior o infantil de la
personalidad, entonces el niño divino se convierte enfuente
de vida. Entonces la vida tiene un nuevo rostro y descubri­
mos nuevas experiencias. Todo cambia. También, natural­
mente, el niñoes un símbolodeunidad, quereúne las partes
separadas odisociadas delapersonalidad, yestotambiéntie­
ne que ver con la ingenuidad o inocencia como calidad. Si
confío enmi reaccióninocente, entonces estoyentero, com­
pleto, enla situaciónyenlavida. Perolamayoríadela gen­
te nose atreve ahacerloporque implicaexponerse demasia­
do. Sin embargo, sólo se necesita tener el valor, el coraje,
siendo sagaz al mismo tiempo, de modo que uno no se ex­
pongaantelagentequenopuedecomprenderlo. Hayqueser
inteligente, no sóloinfantil.
Cuando empezamos ajugar conla funcióninferior, acce­
demos alacondiciónúnica, ¡laqueestáenel fondodetodos
los tests! Enel test del árbol, el test deRorschach, ledecimos
alagente quehagaloquelevengaala cabeza, yellos seen­
tregan al momento, porque el juego es genuino y, por tanto,
tambiénúnico. Por esolos terapeutas infantiles dejanjugar a
los niños, y en dos minutos, ellos revelan todo suproblema,
porque de ese modo sonellos mismos. Yoamenudo sugiero
a los tipos emocionales que escojan algún motivo sorpren­
dente de unsueño, unmotivomisterioso, eintentenpensarlo
en serio, nobuscandoenel índice delos libros deJung, sino
intentandorealmente averiguar qué piensan sobre esos sím­
bolos. Y,entonces, muchas veces sevuelvenbastanteapasio­
nados de pronto y tienen los pensamientos más sorprenden­
tes, los que auntipocerebral lepareceríanmuyingenuos.
Amenudoheadvertidoquecuandolostipossentimentales
empiezanapensarlohacenexactamentecomolosprimerosfi­
lósofosgriegos,lospresocráticos.TienenideasparecidasaHe-
ráclitooDemócrito, yestántanentusiasmadospor esasideas
comolos primeros filósofos griegos. Si leenaEmpédocles o
Heráclito, veránqueensuformadepensarhayunaeternaju­
ventud, ypor esoles gustantanto. Hoynos pareceutópicoel
pensamientomitológicoynomuycientífico. Porejemplo,las
teorías atómicas deDemócritosondelomás ingenuas según
lateoríamoderna,perohayenellasunaglobalidadyunentu­
siasmo,juntoconlaideadequeal finsecaptatodalaescena.
Naturalmente, el material estállenodeproyecciones simbóli­
cas del ego, yunoseentusiasmaalleerlo. Hayunaespeciede
primavera del espíritu; la filosofía griega presocrática es
comoel florecimientodelafilosofía. Muchasveces si untipo
emocional seadentraensuspropiospensamientosllegaáesa
clasedeexperiencia. Cuandoestoocurre,eltiporeflexivodebe
retirarse a supropiolugar ynodecirseque eso sesabíahace
veintemil años. Lomismoseaplicaal tiporeflexivosi consi­
guen alguna vez que exprese un sentimiento inocente de un
modoreal,nocomoalgoorganizado.Porlogeneral,eltipore­
flexivoloestantoquellegaaorganizarsus sentimientos ade­
cuadamente, ycomonoentraencontactoconsusverdaderos
sentimientos, que soninadaptados, suele tener unapseudoa-
daptaciónalos sentimientos.
Yodiríaque loprincipal para captar lolúdico delas fun­
cionesinferioresesarrancarlapseudoadaptaciónconlaqueto­
doscubrimoslafuncióninferior. El tipoemocional,porejem­
plo, suele estar llenode teorías eruditas yuniversitarias y se
imaginaquesonsuspropiospensamientos. Peronoloson; son
adaptacionespseudorreflexivasparaocultarelhechodequesu
pensamientorealesmuyembrionarioynaíf.Lomismoseapli­
caaltiporeflexivo,quesólotienesentimientosmuyingenuos,
del estilo“tequiero, teodio”.Si fueseporel mundodiciendo
sólocosas así alagente, como“notesoporto”, ¡puedenima­
ginarselosproblemasquetendría! ¡Nadieleaguantaríani dos
minutos! ¡Ni siquieraenel colegiopuedes decirleatuprofe­
sorquenolosoportas!Yomismasoydeltiporeflexivoyado­
raba aunos profesores yodiabaaotros. Nuncapude disimu­
larmissentimientoslosuficienteysiempremostréloquesentía,
aunque sabíaquehabría sidomuchomás diplomáticonode­
mostrarclaramentehastaquépuntodespreciabaaciertopro­
fesor, perosiemprefuebastanteobvio.
Cuando te haces adulto, aprendes a ocultar esas reaccio­
nes yasí adquieres unpseudosentimientodeadaptación. Los
tipos cerebrales oreflexivos suelenserbastante simpáticos y
parecen haber equilibrado sus reacciones emotivas, ¡pero
nuncahay que fiarse! Sóloes una pseudoadaptaciónporque
lodemás es tandoloroso, indefensoeinfantil queno sepue­
demostrar. Perosi tienenquetratarconuntipoasí, debenes­
carbar en esaingenuidadde supensamiento osusentimien­
toyarrancarlacostrade lapseudoadaptación.
Muchas veces los intuitivos no tienen relación con el
cuerpo y suelen vestirse mal o van sucios o desaliñados.
Como ven que eso no funciona, aprenden a lavarse y a po­
nerse ropa adecuada, pero aunque parezcan correctamente
vestidos, no tienen estilo personal. Si escarbaran hasta su
sensaciónreal, sugusto seríaartístico, peroraroyfueradelo
ordinario. Los intuitivos queahondanensus sentimientos no
puedencomprarropaconfeccionada; necesitanqueleshagan
las cosas a medida. Tampoco les gusta la comida de hotel;
necesitan un cocinero o bien cocinar ellos, y tiene que ser
una comida muy especial. Les produce muchos problemas
descubrir que estoes así, yloque es peor, les resultaunfas­
tidioyles salecaroendineroytiempo. Sepuedetener sastre
ycocinero, peronoes algomuyhabitual, osepuederecurrir
a la funcióninferior, pero es algo que requiere mucho tiem­
poporque es unproceso lentoyprimitivo.
Como saben, enlos países primitivos es imposible lograr
quelagente seapresure. Si viajanaEgipto, nohayquepedir
el cocheparalasnuevedelamañanaycreerquealasdiezvas
aestarnavegandoporelNiloollegandoalaTumbadelosRe­
yes. Todos los queviajanaOrientesabenquehayqueasumir
quellegaránsiempredosotreshorastarde, quenuncallegarán
atiempocomoenEuropa. Perounavezselogralaadaptación,
lavidaesmuchomás agradableporquesetienenexperiencias
detodaclase: el cocheseestropeayresultadivertido,yenvez
dellegaralaTumbadelosReyes,acabaseneldesiertosudando
muchísimo... ¡Peroesotambiénes la vida! Nopodemos or­
ganizar lafuncióninferior. Resultamuycostosoyexigemu­
chotiempo, yésaesunadelasrazones porlas quegeneratan
grandes conflictos ennuestras vidas, porquenosvuelvecom­
pletamenteineficacessiintentamosactuar.Necesitadomingos
enterosytardesenterasynopasanada,exceptoquelafunción
inferiorvuelvealavida.Yéseeselpuntoesencial.Untipoemo­
cional sólopensarápor sucuentasi empiezaapensarenalgo
quenopuedautilizarenestemundo, niparaexámenesni para
estudiar, sinoalgoqueleintereseensí mismo, así seponeen
marchaporquenosepuede vincularla aptituddejuegoinfe­
rior amotivos utilitarios.
Laesencia deljuego es queno significanadaynoes útil.
Yolediríaaltipoemocionalqueaprendieradememorialoque
necesitaparalos exámenes yquenointentarapensar, porque
de otro modo no lo conseguirá. Debería hacer pseudoadap-
taciones, ysiuntipopensanteseencuentraenunasituaciónen
laquetienequecomportarse-porejemplo,unfuneral-,entonces
deningúnmododebebasarseensus sentimientos personales.
Debecomportarseyseguirlasconvencionescomprandoflores
ydandolas condolencias; ésaes lapseudoadaptacióncorrec­
ta. Paraabordar susentimientoreal, el tiporeflexivodebeen­
contrarseenunasituaciónenlaquepuedajugar,yentoncestodo
será bastante distinto. Así, lo primero que hay que hacer es
apartarse del campo de adaptación y mantener la pseudo­
adaptaciónenlos casos enque seanecesario. Creoque nadie
puededesarrollarrealmentelafuncióninferior antes dehaber
creadoprimerountemenos, unsantuario, unbosque sagrado,
unlugarocultodondejugar. Loprimeroesencontrarunlugar
derecreoparaRobinsonCrusoe, yuna vezliberadodetodos
losespectadores, ¡puedenempezar! Comolosniños, necesita­
mosuntiempoyunlugarsininterferenciasdel públicoadulto.
Volviendo a nuestro libro-tras el clímax de felicidad en
queencuentranel pozo-, el trágicofinal seacercaconrelati­
varapidez. El principitolepide aSaint-Exupéryqueledibu­
je unbozal para quela ovejanopuedacomerselarosade su
asteroide, yentonces Saint-Exupéry comprende que el prin-
cipito piensa abandonar de nuevo la Tierra. Saint-Exupéry
continúa trabajando en la reparación del motor de su avión,
ycuando al anochecerpor finlogra arreglarlo, oye al princi­
pitoconcertando una cita nocturna conalguieny corre a ver
conquiénestáhablando.
Al ladodel pozohabíaunaruinadeunviejomurodepie­
dra. Cuandovolví de mi trabajo, la tarde siguiente, vi de le­
jos al principitosentadoallí arriba, con las piernas colgando.
Yoí quehablaba:
-¿No te acuerdas? -decía-. ¡Noes exactamente aquí!
Otra voz debió deresponderle, porqueél replicó:
-¡Sí, sí! El día sí, peroéstenoes el sitio...
Yo continué mi camino hacia el muro. Seguía sin ver ni
oír a nadie. Peroel principitoreplicó denuevo:
-... Claro. Verás dónde empieza mi rastro en la arena.
Sólotienes queesperarme. Estaré allí esta noche.
Yoestaba a veintemetros del muroy seguía sin ver nada.
El principitodijoaún, después deun silencio:
-¿Tienes un buen veneno? ¿Estás segura de que no me
harás sufrir muchotiempo?
Me detuve, con el corazón encogido, pero seguía sin
comprender.
-Ahora vete-dijo-. ¡Quierovolver a bajar!
Entonces bajéyotambiénlos ojos hacia el pie del muroy
¡di un salto! Allí estaba, erguida hacia el principito, una de
esas serpientes amarillas queteejecutan en treinta segundos.
Mientras me hurgaba en el bolsillo buscando el revólver,
eché acorrer, peroal oír el ruidoquehicela serpientese dejó
deslizar suavemente por la arena, como un chorro de agua
quemuere, y sin apresurarsedemasiado, se escurrióentrelas
piedras con unleve rumor metálico.
Llegué al murojusto atiempopararecibir en brazos a mi
hombrecito, pálidocomola nieve.
-¿Qué historia es ésa? ¿Ahora hablas con las serpientes?
Le aflojé su sempiterna bufanda dorada. Lemojé las sie­
nes y le hice beber. Yno me atreví a preguntarle nada más.
Memirógravementeymerodeóel cuelloconlos brazos. Yo
sentía latir su corazón comoel deunpájaroquemuere, heri­
dopor una carabina. Me dijo:
-Estoy contento de quehayas encontradolo que le falta­
ba a tumáquina. Vas apoder volver a tu casa...
-¿Cómo lo sabes?
Precisamente venía a anunciarle que, contra toda espe­
ranza, había tenidoéxito en mi trabajo.
Él norespondiónada ami pregunta, peroañadió:
-Yo también vuelvo a casa hoy...
Yluego, melancólico:
-Está muchomás lejos... Es muchomás difícil...
Yo sentía que estaba ocurriendo algo extraordinario. Lo
estreché en mis brazos como a un niño, pero notaba que se
escurría verticalmente hacia un abismo, sin que yo pudiera
hacer nadapor retenerlo...
Tenía unamirada seria, perdida a lo lejos.
-Tengotucordero. Ytengola cajaparael cordero. Yten­
go el bozal...
Sonriócon melancolía.
Esperé largo rato. Sentía que él volvía a entrar en calor
poco a poco.
-Has pasadomiedo, hombrecito.
Había pasado miedo, sin duda. Pero se rió suavemente.
-Tendrémuchomás miedoesta noche...
Denuevomesentíheladopor lasensacióndeloirreparable.
El principito tiembla cuando Saint-Exupéry corre hacía
él, lo abraza y lo regaña. Pero Saint-Exupéry siente que no
puede retenerlo, que es demasiado tarde y nada podrá ayu­
darle. La experiencia de la impotencia, de nopoder salvar a
alguiende lamuerte, sele ha quedado impresa conlamuer­
tedesuhermanopequeño. Hepodidocomprobarlaedadala
quemuriósuhermano. Yopensabaquehabíasidocuandote­
nía seis o siete, pero fue mucho más tarde, ya que Francois
murió a los quince años. Saint-Exupéry tenía diecisiete en
aquel momento, no hay duda de que experimentó la muerte
de su hermano conscientemente y de que la experiencia le
conmovió en un sentido profundo. En sus novelas, cuando
alude a la muerte de alguien, siempre describe ese terrible
sentimientodeimpotencia. Estar allí conla sensacióndeque
esapersonacercanaestádesapareciendo, quesealejaflotan­
do, yque eres enúltimainstanciaimpotente ynopuedes ha­
cer nada. Nopuedes retener aesapersona. Es laexperiencia
quevemos aquí, porqueel narradorcomprendequeel princi­
pitoha concertadounencuentro conla serpiente para que le
envenene, pero siente que nopuedehacer nada.
Luego el principito intentatranquilizarle enlugar de que
Saint-Exupéryle tranquilice ole ayude aél. Yledice:
-Las estrellas no son las mismas para todos. Para unos,
los queviajan, las estrellas son guías. Paraotros, sólo son lu-
cecitas lejanas. Para otros, que son sabios, son problemas.
Para mi hombre de negocios eran oro. Pero todas esas estre­
llas son silenciosas. Tú tendrás estrellas comonadie las ha...
_¿Qué quieres decir?
-Cuando mires al cielo, por la noche, como yo habitaré
en una de ellas, como me estarériendo en una de ellas, para
ti será como si serierantodas las estrellas. ¡Tú tendrás estre­
llas que sabránreírse!
Yvolvió areírse.
-Y cuando te hayas consolado (uno siempre acaba por
consolarse), tealegrarás dehabermeconocido. Siempreserás
mi amigo. Tendrásganasdereírteconmigo. Yabrirásaveces
la ventana, por puroplacer... Ytus amigos se asombrarán al
verte reír mirando al cielo. Ytú les dirás: «Sí, las estrellas
siempremehacen reír», yellos tetomaránpor loco. Tehabré
jugadouna mala pasada...
Yvolvió areírse.
-Será como si, en lugar de estrellas, te hubiera dado un
montón decascabelitos que saben reír...
Yvolvió a reírse. Después se puso serio:
-Esta noche..., ¿sabes?, mejor novengas.
-No te dejaré.
-Parecerá que sufro... Parecerá unpococomo si me mu­
riera. Es así. No vengas a verlo, no vale la pena...
-No tedejaré.
Peroél estaba inquieto.
-Te lo digo... también por la serpiente. No debe morder­
te. .. Las serpientes son malas. Pueden morder por puropla­
cer. ..
-No te dejaré.
Perohuboalgoque lo tranquilizó:
-Aunque es verdad que no les queda veneno para el se­
gundomordisco...
Saint-Exupéry promete no dejar al principito, y anhela
irse conél. El textosigue:
Aquella nochenolevi ponerseen camino. Sehabíaesca­
padosin hacer ruido. Cuandologré darlealcance, iba andan­
docon pasorápidoy decidido. Sólo me dijo:
-¡Ah! Estás ahí...
Yme cogió la mano. Peroseguía atormentándose:
-No deberías haber venido. Esto te hará sufrir. Parecerá
como si estuviera muertoy no seráverdad...
Yoseguí callado.
-Compréndelo. Estádemasiadolejos. Nopuedollevarme
este cuerpohasta allí. Pesa demasiado.
Yoseguí callado.
-Sólo será como una vieja corteza abandonada. Las cor­
tezas viejas no son tristes...
Yo seguí callado.
Él sedesanimóunpoco. Perovolvió ahacer unesfuerzo:
-Será bonito, ¿sabes?Yotambiénmirarélas estrellas. To­
das las estrellas seránpozos conunanoriaoxidada. Todas las
estrellas medarán agua debeber...
Yo seguí callado.
-¡Será muy divertido! Tendrás quinientos millones de
cascabeles, yyo tendréquinientos millones defuentes...
Yél también se quedó callado, porque estaba llorando...
-Es aquí. Déjame dar unpasoyo solo.
Yse sentó, porque teníamiedo.
Luego dijo:
-¿Sabes? Mi flor... Yosoyresponsabledeella. ¡Yella es
tandébil! ¡Es taningenua! Sólo tiene cuatroespinas de nada
paraprotegerse del mundo...
Yotambiénme senté, porqueya nopodía tenermeenpie.
Él dijo:
-Bueno... Se acabó...
Titubeó aún un momento, luego se levantó. Dio un paso.
Yonopodía moverme.
Saint-Exupéry sequedósentado, ydeprontoel principito
se levantó y diounpaso adelante, y ahoraviene la frase de­
cisiva: «Yonopodía moverme». Saint-Exupérynopuedeha­
cer nada. Sequeda sentado.
Sólohuboun destello ámbar juntoa su tobillo. Él se que­
dó un instante inmóvil. No gritó. Cayó suavemente, como
caeun árbol. Ni siquiera hizoruido, lo apagóla arena.
Al cabodeunrato, Saint-Exupéiyrecuerdaconhorrorque
ha olvidadodibujar lacorreadel bozal dela oveja, así queel
principitonuncapodráabrochárselo,yapartirdeesemomento
miralasestrellaspreocupado, pensandoquelaovejasehabrá
comidoalaflor. Luegosiguelaúltimailustración. Ydice:
Éste es, para mí, el paisaje más hermoso y más triste del
mundo... Aquí fuedondeel principitoaparecióenlaTierray
luego desapareció.
Mirad atentamenteestepaisajepara estar seguros de que
lo reconoceréis, si algún día viajáis a África, por el desierto.
Ysi pasáis por allí, os lo suplico, no os apresuréis, ¡esperad
unmomento,justo debajodela estrella! Si se acerca a voso­
tros un niño, si se ríe, si tiene los cabellos de oro, si no con­
testa cuando se le interroga, sabréis que es él. ¡Sed amables!
Ynomedejéis quesiga tantriste: escribidmeenseguidayde­
cidme que el principitoha vuelto...

Tenemos que analizar esta parte extensivamente porque


estállena de simbolismo. Primerohayque decir queel prin­
cipitotiene que morir comoun ser humanomortal para vol­
ver a su asteroide. Dice que sucuerpo pesa demasiado para
transportarlohastaallí. Es unmotivomuyextrañoporque, si
pensamos enel principitocomofigurainterna, unafigurain­
terna psicológica, un símbolo del ego que habita a Saint-
Exupéry, entonces ciertamente no necesitaría verse privado
de sucuerpo. Yaestaría enel reinopsicológicoypodría vol­
ver siempre que quisiera-podría ir alaTierrayvolver al as­
teroide-. Habíavenidoconunabandadadepájaros, yenton­
ces ya tenía cuerpo. No podía volar por el aire o caer a la
Tierra, necesitabala ayudadelos pájaros. Es extrañoque no
sele ocurriera la misma ideapara volver, pero el únicopun­
to que quiero subrayar es que él está formado de psique y
cuerpo. ¿Yesoqué demuestra?
Respuesta: Ha entradoenel reinohumano.
Sí, hasta ciertopuntoseha encamado. No es el contenido
del inconscienteloque sehaquedadoenel más allá, enel in­
consciente.Yasehaencamadoenelreinohumano; sehavuel­
to físicamente real, por decirlo así, y muestra en pocas pala­
bras que ese símbolo es una mezcla de sombra infantil y un
aspectodel ego. Ésaes laimpurezadel símbolo. El principito
es unsímboloimpuro; es decir, es enpartela sombrainfantil,
que ya seha encamado, yes un símbolo del ego, queno está
encamado. Como símbolo del ego, está en el más allá y es
eterno, dondenoexistelamuerte; setratasimplementedeapa­
recer y desaparecer de ese reino, viene a nosotros como una
simple experienciadel egoyluego loperdemos denuevo. Si
loobservamos desdéel ego, significaqueavecestocael reino
de nuestra concienciahumana ydespués desaparece. Pero en
la medida en queposee un cuerpo, seha encamado ennoso­
tros, ennuestroreino. Esosignificaquesehavueltoaudibley
visibleatravés denuestros actos; sehaconvertidoenunapar­
te denosotros, y entonces el problemaes difícil. La serpiente
matalasombra, yaquesólopuedeenvenenaresecuerpoypor
tanto liberar el símbolo del ego otra vez a partir de que ese
cuerpoerróneosehayainfiltrado. Laotraposibilidadseríaque
la encamaciónhubiera continuado, yentonces el símbolo del
principitohabríaevolucionado, aunnivel más adultoydistin­
to, peroenesasituaciónintermediael desarrollosevebrusca­
menteinterrumpidopor el venenodela serpiente.
Saint-Exupéry describe la coincidencia muy artística­
mente. Enel precisomomentoenquelograreparar sumotor
ypuede volver al mundo conlos demás humanos, el princi­
pito se decide a marcharse. Saint-Exupéry se marcha hacia
unmundohumanoyel principitosevaal más allá. Dadoque
desdeel principioestahistoriaes unamezclade simbolismo
negativoypositivo, en ese momento no sabemos si esapar­
tida de los dos supone realmente un avance, algo positivo.
Podría decirse que en ese momento, tras esa experiencia del
ego y el más allá, Saint-Exupéry puede volver a su adapta­
ción normal en este mundo, y el símbolo del ego, que sólo
pretendíaenfrentarle aesemomentocrucial, puedevolver al
lugar de donde venía. Sería un aspecto positivo de este mo­
mento trágico, pero al mismotiempo, enciertomodo, senti­
mos que hay algo negativo, enla medida en que Saint-Exu-
péry, en su propia vida, no volvió a su adaptación a este
mundo, sino quepoco después siguió al principito en suca­
minoal más allá. Por eso, podemos decirquelapartidanoha
ocurridorealmente, que nollega aproducirse; que nollegan
a separarse. Lapartehumana, es decir, Saint-Exupéry, sigue
a la otra, y así la marcha del principito se convierte en una
anticipación de la muerte de Saint-Exupéry. Esto se une al
hechodequeel escritornoaceptaselamarchadel principito,
comopuede verseenlas últimas palabras:
Si se acerca avosotros unniño, si seríe, si tienelos cabe­
llos de oro, si nocontesta cuando se le interroga, sabréis que
es él. ¡Sed amables! Ynomedejéis que siga tantriste: escri­
bidme enseguida y decidme que el principitoha vuelto...
Saint-Exupéry no renunció. No podía aceptar la partida
comotal, aunqueparecieraimprobable queel principitovol­
vieraalgunavez. Nosacrificólarelación. Ése es otroindicio
fatal porque, si uno no sacrifica una experiencia así tras ha­
berlavivido, entonces quedaunaconstantepulsióndemuer­
teyunaconcienciadela esperanzadel reencuentro.
Es una experiencia muy peligrosa y típica. Arraiga en la
neurosis delpuer aeternus que, generalmente, comoestátan
cercadel inconsciente, vive experiencias abrumadoras que le
comunicanun sentimientovital positivo. Pero nopuede sol­
tarlas, dejarlasir. Sequedaallísentado, esperandoqueesaex­
perienciavuelva, ycuantomás espera, menos puede acercar­
se de nuevo a la conciencia porque la esencia de esas
experiencias es que siemprevuelvenenunanuevaforma. La
experienciadel egonoserepite, perosuelereaparecerenesos
momentos desesperados en que uno no se lo espera. Parece
quetodovayacompletamenteenotradirecciónydeprontose
te presenta de una forma distinta. Como se trata dela vida y
larenovacióndelapropiavidayel flujodelavida, nopuede
repetirse. Sería una contradicción de su propia esencia. Por
tanto, si setienealgunavez unaexperienciadel ego, el único
mododenoenvenenarseynotomarel caminoequivocadoes
soltarla, volversehacia otrolado, concentrarse enel siguien­
te deber e inclusointentar olvidarla. Cuantomás se afierrael
ego a ella y más desea que vuelva, más se queda la persona
atrapadaconel deseodel ego. Ocurrelomismo, porejemplo,
conlas experienciasamorosas oafectivaspositivas. Merefie­
roaaquellos que hacendemandas infantiles aotros cadavez
que viven una experiencia amorosa o sentimental positiva
conotroser humano; siemprequierenperpetuarla, forzarque
serepita del mismomodo. Dicen: «Hagamos el mismoviaje
enbarcode aquel domingomágico, porquefue muybonito».
Pueden estar seguros de que eso conducirá al más absoluto
fracaso. Pueden intentarlo, sólo para demostrar que no fun­
ciona. Nunca funciona. Siempre se demuestra que el indivi­
duo noha sidocapaz de asumir la experienciadel ego de un
modoadulto, sinoque sehadespertadoalgoparecidoalaco­
dicia infantil. La experiencia positiva ha atraído esa actitud
infantil deque ¡setratadeuntesoroquehayquepreservar! Si
setiene esareacción, es necesario ahuyentarlapara siempre,
así nunca más volverá. Cuantomás la anhelenymás la bus­
quen, ymás seadentrenenunestrechoestadodedeseocons­
ciente, más imposible será.
Lomismoseaplicaalaobradeunartistacuando, através
de una inspiración del inconsciente, produce algo extraordi­
nariamente bueno, y se empeña enseguir conel mismo esti­
lo. Hasidounéxitoyel públicoha admiradolaobra, yel ar­
tista siente quepor finloha conseguidoyhaproducido algo
de valor. Quiererepetirlo, repintarlo oreescribirlodela mis­
ma manera, ¡pero se ha desvanecido! El segundo, tercer y
cuartointentonosonnada, laesenciadivinahadesaparecido,
el espíritu se ha escapado de la botella y ya no puede repo­
nerlo. Suele ocurrir que artistas jóvenes produzcan algo que
se convierteenun granéxitoyluego sequedenestériles du­
rante largo tiempo, porque no pueden volver; la codicia del
ego se ha implicado, y ésa es la caída del Wunderkinder (el
niñoprodigio), los niños superdotados que sevuelvenestéri­
les porque no logransuperar esa dificultad. Laúnica manera
es desviar la vistayno mirar atrás ni unminuto. Pero Saint-
Exupérymirahacia atrás cuandodice «escribidmeenseguida
ydecidme quehavuelto», comosi estuvieraesperandocons­
tantementevolver acapturarlaexperiencia. Esoes fatal.
La serpiente muerde al principito en el talón, que es
obviamente el lugar donde mordería una serpiente. Esto es
también unmotivomitológico. Todos conocerán el mitodel
talón deAquiles, el únicolugar dondeAquiles podía ser he­
rido, ymuchos otros dioses salvadores sonamenudoheridos
enlos pies. Por ejemplo, Filoctetes, dequienescribíaKerén-
yi en su ensayo «Heros Iatros», que significa el héroe cura­
dor osanador. Esetextorecogetodoel material griegosobre
dioses y demonios que curan: Asclepius, Quirón, etc., todos
los cuales son, deacuerdoconciertasversiones, heridos, yse
convierten en sanadores. Es necesario ser herido para con­
vertirseensanador. Éstaes laimagenlocal deunmotivomi­
tológicouniversal que sedescribeenel librodeEliade sobre
la iniciación demédicos y chamanes. Nadie se convierte en
médico ochamánsinhaber resultadoheridoprimero; obien
el iniciador hace al iniciadounaincisiónparainsertarleunas
piedras mágicas enel cuerpo, obienlehaceunaheridaenel
cuello conuna espada o algo similar. Generalmente, las ex­
periencias son extáticas -estrellas o espíritus, que les gol­
peanocortan-, perosiempretienenque sufrir uncorteuori­
ficioantes deconvertirseensanadores, pues así adquierenla
capacidadde curar aotros. ¿Cómo interpretaríanestopsico­
lógicamente?
Respuesta:Así conoceríantodoelproceso del sufrimien­
to, laheriday lacuración.
Sí, pero mucha gente tiene la experiencia de sufrimiento
yno se convierte ensanador. Todoel mundopodría conver­
tirse en sanador si sólo dependiera de la experiencia del su­
frimiento, porque todos hemos sufrido. En un grado u otro,
todos seríamos chamanes.
Respuesta: Sólosuperando el sufrimiento después de ser
heridos.
Sí, los nativos de las regiones circumpolares, por ejem­
plo, dicenqueladiferenciaentreunapersonanormal quesu­
freyel sanador es queéste encuentraunamanerade superar
y salir de su problema sin ayuda especializada o técnica.
Puede superar su propio sufrimiento; encuentra la salida
creativa, yeso significaquehallasupropia cura, quees úni­
ca. Eliade habla de un cazador de renos, muy hábil, que
comoproveedor dealimentoestabamuybienconsideradoen
su tribu, y que no tenía ninguna intención de convertirse en
chamán. Sinembargo, contrajounaenfermedadnerviosaque
leimpedíasalir acazar, ydescubrióquesi aprendíaatocarel
tambor como un chamán, su enfermedad desaparecía. En
cuantoempezóa“chamanizarse”tocandoel tambor, llaman­
do a los espíritus y haciendo curas, se puso bien. Pero una
vez curado, se cansó de ser chamán y volvió a la caza. En­
tonces denuevoleinvadiólaenfermedad. Así, al final, acep­
tódemalaganaysehizo sanador, yaque eralaúnicamane­
rademantenersesano. Contrasudeseoysuvoluntad, lacaza
derenos se terminópara siempre. Es una sorprendente ilus­
traciónde unhombreque tiene que encontrar supropia cura
tras verse atacadopor una enfermedadneuróticayforzado a
practicar una actividad terapéutica. Naturalmente, al princi­
pio, cuando sufríala enfermedad, recurrió aunchamánpara
que le curara, pero ni ése ni ningúnotropudohacerlo. Tuvo
que curarse él solo; tuvo que chamanizarse, y entonces se
curó. Por tanto, el héroe sanador es aquel que encuentrauna
salidacreativa, unaformaaúndesconocida, yquenoseajus­
ta a los esquemas. La gente ordinaria, cuando está enferma,
se ajusta a los esquemas ordinarios, pero el chamánnopue­
de curarse mediante los métodos usuales de curación. Tiene
que encontrar la vía única, la que sólo puede aplicarse a él.
La personalidadcreativa que puede hacerlo se convierte en
sanadorayes reconocidacomotal por sus colegas.
Creo que ésta es la explicación más convincente de este
motivoytambiénlamás simple. Perotambiénpodemos ver­
lo de distinto modo, tal como aparece en nuestra historia.
Cuando la personalidad y el ego entran en contacto, ¿quién
resulta herido? Ambos se hieren en ese contacto porque, al
tocarla, el propio egoejerce undañoparcial enla personali­
dad, igual quetambiénel egosufre undañoparcial al entrar
en contacto con la personalidad. Ninguno de los dos puede
tocarse sin hacerse daño mutuamente. Porque la personali­
dad, enlugar de ser una totalidadpotencial, se convierte en
unarealidadparcial; enparte sevuelvereal enel interior de
lapersonaindividualizada, enlos actos ypalabras quereali­
zaesa persona. Esto supone unarestricciónparala persona­
lidady sus posibilidades. Sinembargo, el egoresultaherido
porque algo más grande entra en su vida. Generalmente
pensamos conesaparte, ypor esodiceJungque significaun
sufrimiento tremendo entrar en contacto con el proceso de
individuación. Causa una gran herida porque, por decirlo
simplemente, senos usurpa la capacidad de organizamos la
vida segúnnuestros propios deseos.
Si nos tomamos en serio el inconsciente y el proceso de
individuación, no podemos organizamos la vida a nuestro
gusto. Por ejemplo, pensamos que nos gustaría ir a determi­
nadolugaryel sueñodice: «no», así quetenemos querenun­
ciar a esa idea. Aveces está bien, pero otras esas decisiones
son muyfastidiosas. Verseprivado de una noche fuera o de
unviajenoesparatanto, perohayasuntos más serios enque
deseamos de verdad algo que el inconsciente veta brusca­
mente. Nos sentimos apaleados y crucificados, atrapados o
encarcelados, clavados a la cruz. Uno desea hacer algo con
todo su corazón y su pensamiento, y el inconsciente nos lo
veta. En esos momentos seproduce naturalmente una expe­
riencia de intensosufrimiento, que se debe al encuentro con
la personalidad o el ser, pero el ser sufre igual porque se ve
repentinamente atrapado enel presente de una vidahumana
ordinaria.
Por eso, enestesentido, Jungaludealas palabras deCris­
to en los Hechos de San Juan, en los Evangelios apócrifos:
Cristo sehalla enmediodelos apóstoles que danzany dice,
«Es vuestro sufrimientohumano el que quiero sufrir». Es la
formamás sencilladedecirlo. Si noes encontactoconunser
humano,lafiguradivinanoexperimentasufrimiento.Anhela
la experiencia del sufrimiento humano, no sólo la anhela,
sinoquelaprovoca. El hombrenosufriríasi noestuvieraco­
nectado a algo más grande, obien sufriría como un animal:
aceptaríasimplemente susinoymoriríapor sucausa. Si nos
rindiéramos aloquenospasacomolos animales, nosufriría­
mos tanintensamente, sinode unmodo sordo. Los animales
aceptanlas cosas tal comovienen: serompenunapataenun
accidente, y renquean sobre tres patas; se quedan ciegos, e
intentan seguir adelante sin ojos yprobablemente se acaban
muriendodehambre. Esoocurretodoel tiempoenlanatura­
leza, perolos sereshumanos sientenloqueles ocurre. Tienen
mayor capacidad para el sufrimiento porque son más cons­
cientes. Si aunapersonale cortanunapiernaosequedacie­
ga, el sentimientoes más hondoymás intensoporque inter­
viene el ego, y eso implica mayor capacidad de rebelarse
contra el destino. Si alguna vez han encontrado a gente que
hasufridoundestinohorrible, habráncomprobadolaterrible
rebelión que eso provoca. Esas personas dicen: «¡Nopuedo
aceptarlo! ¡Nopuedo! ¿Por qué me está pasando esto a mí?
¡Aunqueseairreversible, nopuedoaceptarlo!». El animal no
muestra esa intensidad de sufrimiento. Intenta sobrellevarlo
hasta que muere; aunque se le paralicen las patas, intenta
moverse, y al final acaba siendo devorado, un rápido y pia­
doso final. Para nosotros es peor, porque con la medicina
modernaun ser humano nomuererápidamente. Nos preser­
vanenlos hospitales, yahí seplanteael problema: ¿qué sig­
nificaesto?, ¿por quétengoqueseguirviviendo?Enesos ca­
sos, el sufrimiento se intensifica hasta extremos terribles y
constituyeun auténticoproblemareligioso.
Podríamos decir, por tanto, que nosotros estamos más
abiertos al sufrimientoreal e intenso, y estova ligado a que
algo en nuestro interior piensa que no debería ser así; si es
unaparte demi viday es ineludible, entonces yodeberíasa­
ber quésignifica. Si entiendosusentido, podré aceptarel su­
frimiento, pero si no lo entiendo, entonces no podré. Yohe
vistogentequepodíaaceptarloquelehabíapasadoconcier­
ta compostura cuando le veían un sentido. Aunque el sufri­
mientonodesapareciera, teníanunaespecie deislatranquila
en su interior porque sentían el alivio de saber por qué su­
frían. Pero para descubrir la razón de ese sufrimiento tene­
mos que seguir el caminodenuestropropioprocesodeindi­
viduación porque la razón es única y distinta en cada
individuo (nohay un significado general), ypor tanto, cada
unotiene que encontrar ese sentidoúnico. Por eso, al buscar
el sentido de nuestro sufrimiento buscamos el sentido de
nuestra vida. Buscamos la granpauta de nuestra existencia,
que indicapor qué el sanador herido es el arquetipo del ego
-uno de sus rasgos más generalizados- yestáenel fondode
todos los auténticos procedimientos decuración.
Pregunta: ¿Diríaque el sufrimiento, si es aceptado, pue­
de convertirse enunmedio de comunicaciónconel ego?
Esodepende de si se acepta del modo correcto, porque si
se acepta conresignación, nofunciona. Mucha gente acepta
su sufrimiento, pero con un matiz de resignación. Adoptan
una actitudresignada y eso no les ayuda. Tiene que ser una
aceptaciónpositiva, yyodiría que sólopuedes captar el sig­
nificado si lo aceptas. Por eso, enrealidad, sueleproducirse
unalucha interminable yluego unmomento de gracia, don­
de de pronto la persona puede aceptarlo y el significado se
abre paso en su mente. Ni siquiera puede decirse qué es lo
quesurgeprimero. Aveces es el significadoyluegola acep­
tación, obien se cambia de opiniónpara aceptarlo que ocu­
rreyenesemomentoel significadosevuelveclaro. Peroestá
extrañamente entrelazado.
Comentario: Los cristianos tienenlaideadeque el sufri­
miento tiene un valor, pero como regla implica demasiada
resignación, ¿no cree?
Eso es lo que intentaba describir. Si tienen una fe viva,
entonces aceptan el sufrimiento sin resignación porque ya
tienenconocimiento, comprensión, yentonces todova bien.
Pero si unotieneunafe muyestrecha, comola gente quein­
tenta creer diciéndose: «Tengo que creer porque Cristo su­
frióenlacruz. Debo aceptarese sufrimiento»-que es loque
les predican, lo que les han enseñado-, eso no les ayuda en
absoluto. La persona sólo está predicando a su propia con­
ciencia, ycomonohayunaexperiencia, noayuda.
¿Cómo interpreta el hecho de que esa última ilustración
deElprincipito, que es lamás trágicadetodas, notengaco­
lor?¿Puedeanalizarla?Nohaynadamás quela estrellaylas
dos líneas.
Respuesta: Es una imagen sin vida. La vida se retira, se
aleja.
La experiencia emocional, sí, la participación emocional
seretira. Ahorabien, ¿qué significa?¿Enquéformaseretira
lavida?
Respuesta: Cuando el principitoy Saint-Exupéry se reu­
nían, había unaposibilidaddeque ocurrieraalgo real.
Sí. Yosóloquierosaber: ¿dequé seretiralavida?Alprin­
cipiohabíailustraciones conmuchocolorido, estabaaquella
en la que Saint-Exupéry decía que le había impulsado “el
sentidodelaurgencia”.Eraundibujodelos baobabs, quese­
gúnél ha dibujadomuchomejor yque tienemuchomás co­
lor. Yahoravemos este otro, casi sincolor.
Respuesta: Es unailustracióndesumicrocosmosdel mo­
mento, unaespecie de marídala.
No. Yo diría que es una ilustración de la soledad que
queda después de la partida. Muestra el punto de cruce de
dos dunas de arena y allí está la estrella. La idea es que el
príncipe volvió a ese asteroide. Es una ilustración de la so­
ledad y falta de vida que queda, pero ¿qué es lo realmente
malo? Sería normal sentirse solo y sin vida cuando el prin­
cipito semarcha; es lonatural.
Respuesta: Es un desierto y no hay vida en él, no crece
nada.
Sí, pero la cuestión es cómo se siente. Si la divinidad se
fuera, nos sentiríamos exactamente así. Yodiríaqueel dibu­
joexpresasudecepción, yquesutristezayvacíosonnatura­
les, sóloobjetaríaqueladecepciónnoseamás intensa. Es un
dibujopobreeinadecuadodeladecepciónyla soledad. Hay
quepensarlo; es difícil captarel sentimientoqueexpresa. In­
tenten imaginar cómo se sienten cuando les abandonan los
dioses; intentendibujarlo, yverán, oeso esperopor ustedes,
que suimaginacióncorre deformamás vividaque el dibujo.
Hace falta cierto esfuerzo artístico -pero, al fin y al cabo,
Saint-Exupéry era un artista- para pintar la soledad del de­
sierto. Se tratade dibujar unainmensaplanicie, darlela sen­
sación y la atmósfera adecuada, la impresión de vacío, de
nada, eintentarexpresarlatristefrialdaddeuncieloquesólo
tieneunaestrellaconquemiraralaTierra, consuluzhelada.
Todos habrán visto cuadros de extravío, de desesperación,
que nos encogenel corazón, enlos que sentimos todala so­
ledad, el vacíoyladesesperanza, peroaquínoocurreasí. Te­
nemos que imaginar lo que él está intentando expresar. Su­
ponemos que se trata de soledad, pero no nos golpea ni nos
encoge el corazón, porque nohaycolor. ¿Por qué no lohizo
todo gris? Si lohubierapintado de untriste gris, tal vez nos
habría transmitido el sentimiento. ¿Por qué no hacer así el
cielo, comouninmensoorbeheladoahí arriba, deformaque
nos dieraunescalofrío al mirarlo?Aquí no sentimos tristeza
ni frío. Tenemos quesustituiresareacciónpornuestropropio
pensamiento. Yademás falta algo.
Comentario: Estámuerto.
Sí, estámuerto. ¡Ni siquieraes una decepción! Ni siquie­
raexpresatristeza.
Comentario: ¡Pero la descripción del libro está llenade
nostalgia!
Sí, la descripción sí, pero no el dibujo, y a través de la
descripciónse transmite la nostalgia, es muyinfantil. La es­
peranza de volver: «escribidme enseguida». Sugiere una
postal, los medios más baratos, sóloayudapública-comoun
anuncioradiofónicodeunapersonadesaparecida-, unapeti­
ciónde queinformenenla comisaríamás cercana. Pero, ex­
cepto enla codicia del niño que quiere que le devuelvansu
juguete y lapobre expresióndel dibujo, es unfinal muy dé­
bil.
Comentario: Quizás él no se daba cuenta de que era un
dios. De haberlo hecho, ¡nuncahabríapedido que le escri­
bieranavisándolesi veíanalprincipito!
¡Exacto! Una caprichosa apelación al mundopara que te
avisen“si encontráis ami dios.
Comentario: Puedeverse laincongruenciaentresuspen­
samientosy sus emociones.
Sí, de nuevonos enfrentamos aunvolcánextinto. La in­
tensidad emocional no es lo bastante grande, y eso es peli­
groso. Es típico de la persona que enesas situaciones trági­
cas simplemente reacciona diciendo: «¡Oh, sí, sí!». Aveces
es unapose, undisimulo. Pretendenno sentir emoción, pero
susmanos frías yotros síntomas nos demuestranquelaemo­
ción está ahí, y eso no tiene importancia, es sólo una ocul­
tación. Perosi deverdadnosientenemoción-cuandoel vol­
cánestá extinguido-, entonces sí es peligroso.
Comentario: Creo que el propio Saint-Exupéry era bas­
tante intuitivoypensóque aquel episodiohabía tocadoasu
fin, como cuandose estrellóenel desierto. Alolargodel li­
bro tienes la impresión de que la experiencia sólopretende
duraruncortotiempoy luegoseacabará, y lamonotoníade
esedibujo,juntoconlaexperienciaensí, medicequenohay
decepciónporque él sabía que llegaría asufin y quenopo­
díahacer nadapara evitarlo.
Estosignificaatribuirdemasiadopesoalintelecto.Creoque
tienerazón,peroesunareacciónmorbosa,patológica. Suponga
quealguienqueustedamamueredeunaenfermedadincura­
ble, ¡suintelectotambiénlosabe! Sabequelaexperiencialle­
gará asufin, larelación seterminará, el médico seloha ad­
vertido, le ha dicho que el paciente no durará más de tres
semanas, peroesonosignificaqueustednovayaatener otra
reacción. Aunque sepa que esa relación ha llegado inexo­
rablementeasufin, esonofrenasussentimientos. ¡Esexacta­
menteasí!EstáclaroqueunaexperienciacomoladeSaint-Exu­
péryenel desiertoconelprincipitoteníaquellegarasufin; es
inherente alapropiaexperiencia. Peroésaes exactamentela
debilidaddeunapersonalidadcomola de Saint-Exupéry. La
gente que seaparta de sus propios sentimientos y sedespoja
desucapaemocional paraevitarel sufrimiento, oporqueson
incapaces de sentir yde sufrir, loreemplazantodopor lare­
flexión; simplementedicen: «Bueno, seamosprácticos,estote­
níaqueacabar,teníaqueserasí».Siunoescapazdehacereso,
esquealgovamal. Siunopuededescartarunaexperienciasólo
porquelarazónledicequetienequeacabar así, ésees unar­
gumentointelectual. Larazóntienesulugarypuedevencer a
laexperiencia,peroparaelindividuocapazdehaceresoesun
signopatológico, deanormalidad. Lagentenormal puedever
conlarazónquehayquerenunciaraunarelaciónoaceptarque
sepierda, pero aunasí siententristeza. El sentimiento, como
larazón, tienesus derechos.
Comentario: Saint-Exupéry se ha preparado realmente
paraesemomentodesdeelprincipio. Siemprehahabidouna
frontera, unfinal, pero el hecho de estar siemprepreparán­
dosepara ello, lepermite casi tomárseloconhumoralfinal
porque “es sólootraexperienciaqueviviry que llegaráasu
fin".Eso expresaesencialmente todasuvida.
Sí,esexactamentelafaltadeintensidaddesentimiento.La
concienciaconstantedelatransitoriedaddelavida, yunsen­
tidode estar siemprepreparándoseparael final antes deque
lleguesoncaracterísticosdelpueraeternus.Porejemplo,cuan­
dosehaceamigodeunachicaqueconoce, sabequealfinalha­
bráunadecepciónyunapartida, poresonoseentregaalaex­
periencia de todo corazón. Al contrario, siempre se está
preparandoparadecir adiós. Desdeel puntodevistadelara­
zón, noseequivoca, peroes comosi novivierarealmente; la
razóntiene demasiadoquedecir ensuvida. Nosepermiteel
ladohumanoirracional, quenosiempreestápreparadoparala
retirada, porquehabráuna decepción. Estomuestraunafalta
degenerosidad. ¿Por quénopuedepensar: «Claroquehabrá
unadecepción,porquetodaslasexperienciasdelavidasontran­
sitorias ypueden acabar endecepción, perono nos anticipe­
mos. Permitámonos vivir la situacióncontodonuestro amor
mientras exista»? Unacosanoexcluyela otra. Nohacefalta
serel típicotontoquesólocreeenlafelicidadyacabacayen­
dobruscamentedelasnubes,perosiunosiempreseretirades­
deel principio, anticipándoseal posiblesufrimiento, sólode­
muestraunareaccióntípicamentepatológica.Esalgoquehacen
muchos neuróticos. Intentanentrenarseparanosufrir antici­
pándosesiemprealsufrimiento.Unapersonadijounavez: «Yo
siempremeanticipomentalmenteal sufrimientoquevendráy
asímeentrenocontraél.Intentoanticiparmeenlafantasíatodo
eltiempo».Peroesoescaracterísticamentepatológicoyleim­
pidecompletamentevivir. Serequiereunadobleactitud: lade
sabercómoacabaránlas cosasyladeentregarsepor comple­
toalaexperienciapeseatodo. Si no, nohayvida. Larazónse
organizaadelantándosealtiempoparaprotegemoscontraelsu­
frimiento-paranovivirtodalaexperienciaingenuamente-,jus­
tocuandounonoloespera. Eneste caso, razónyconciencia
lehanapartadodemasiadodelavida, quees exactamente lo
que elpuer aeternus intentahacer todoel tiempo. Noquiere
entregarsealavidaytratadebloquearlaorganizándolaconla
razón. Esoesprecisamentelopatológico, laenfermedad.
Comentario: Si pensamos en los cuadros de Van Gogh,
inclusolos más melancólicos estánllenos de energía,fuerza
y emoción.
Sí, él experimentóplenamenteladesolaciónyexpresóin­
cluso lo que había perdido, en contraste con eso. ¡Aveces
pienso encuánto más viva estaría la gente si sufriera! Si no
puedenserfelices, dejemos queal menos seaninfelices, real­
mente desdichados por una vez, y entonces se volverán
humanos. ¡Pero el puer aeternus ni siquiera puede ser des­
graciado! Ni siquiera tiene la generosidady el coraje de ex­
ponerse a una situación que podría hacerle desdichado.
Como un cobarde, construye puentes para escapar ya desde
el principio, se anticipa a la decepciónpara no sufrir el gol­
pe, yesoes unanegaciónavivir.
Pregunta: ¿Se puede decir cómo tiende a expresarse el
sentimientobloqueado?Porquesupongoque debeexpresar­
sedealgúnmodo, el sentimientonegadodebedeseguirahí.
Aquí yono lo veo, excepto enla espontaneidadtempera­
mental de larosa.
Pregunta: Si no lo hay, ¿esporque el volcán está extin­
guido?
Creo que nohay sentimiento enél, pero sí que lohay en
los estallidos tan temperamentales de la rosa, que revelan
ciertogradode emoción. Ella sí seimplicaplenamente enlo
quehace. Cuandosejacta, lohace aconciencia, ycuando se
enfada también, y cuando es altanera, también lo es a con­
ciencia. La rosa posee cierta totalidad en suexpresión. Está
bienensuhumor momentáneo, podríamos decir, yesoya es
algo. Al parecer, ése era el caso de la mujer de Saint-Exu­
péry. Era sorprendentemente espontánea, incluso hasta un
extremo chocante; se abandonaba a sus reacciones instan­
táneas.
Comentario: Creo que, de un modo negativo, el senti­
mentalismo recorre todo el libro.
Sí, esosiempreindicaunafaltade sentimiento, porque el
sentimentalismo reemplaza al sentimiento real. Ése es otro
aspectodel dibujo.
¿Cómointerpretaríanel hechode queel principitoquiera
unbozal para la ovejaparaque no secomalarosa? Veamos
cómo funciona: él quiere un cordero para que se coma los
brotes de baobab, y naturalmente, si suelta al cordero libre­
mentepor el asteroide, el animal no distinguiráentre larosa
ylos brotes, yselocomerátodo. Así pues, el principitopro­
bablementeplaneaproteger asurosa conlapantallade cris­
tal ydejarqueel corderosecomatodos los brotes debaobab;
luego le pondrá el bozal yle quitará la pantalla a la rosa, ¡y
de ese modo mantendrá al cordero y la rosa ingenuamente
apartados! Necesita el bozal, ycomoel dibujo es unaforma
de creaciónenestemundo, quiere que Saint-Exupérydibuje
el bozal yguardarloenla cajaconel dibujodel corderopara
así impedir que la rosa sea devorada. Pero se olvidan de la
correa del bozal con el trastorno de la partida, y cuando
Saint-Exupéry depronto cae enla cuenta, sepregunta: «¿Y
ahora qué pasará?», ypiensa que se torturaráhasta el fin de
sus días preguntándose si la oveja sehabrá comidolarosa o
no. Nodarespuestaaeseinterrogante, sinoquees unpensa­
miento que le acosará todala vida apartir de ese momento.
¿Cómo interpretaríanesto?
Comentario: No ha asimilado su lado animal y corre el
peligrode quese vuelvadestructivo.
Sí, peroloimportanteesrecordar que setratadeestaTie­
rraydel más allá. Recordaránquecuandohablamos del cor­
dero yo dije que un pequeño error puede provocar un acci­
dente mortal, como por ejemplo cuando un rebaño invade
unapista de aterrizaje y un aviónchoca contra él y se estre­
lla. Yahemos hablado delas ovejas como símbolodel hom­
bre de las masas, el espíritu dela multitud. El aspectonega­
tivo dela oveja es suespítitu gregario. Antes, siemprehabía
algunas cabras entrelas ovejas porque, si atacabanlos lobos,
las cabras no perdían la cabeza y las ovejas podían huir,
mientras que si uncamero dominabaél grupo, cuandoaéste
le invadía el pánico, el descontrol pronto se extendía por
todoel rebaño. Así, para compensar laestupidez dela oveja,
criabancabras, perolos lobos aprendieronamatar primero a
las cabras y dejar que el pánico cundieraentre las ovejas. Si
laovejaes el elementoquedestruyeel procesodeindividua­
ción con su gregarismo, no sería extraño que devorase a la
rosa.
Psicológicamente, como un mandala, la rosa es también
el núcleo del proceso de individuación, yenel libro, lo más
terrible es que se destruya enel otrolado, enel más allá. En
esta Tierra, la oveja no es completamente negativa; el puer
aetemus necesita hacer su adaptación colectiva. General­
menteperteneceaunaespecieerróneadeindividualistayno
seadaptalo suficiente alacolectividad; por ejemplo, la ma­
yoría depueri temen el servicio militar porque no quieren
ser ovejas. Enesos casos, aveces les vamuybienconvertir­
se en ovejas y tener que adaptarse al colectivo. Pero en este
caso el colectivo se extiende al asteroide, donde no debería
haber ningunaoveja. Es unmecanismotrágico: si alguienes
demasiado extremo en surechazo a la adaptación, entonces
lecolectivizanpor detrás ydesdedentro; si pretendesermás
individual yevitarlaadaptaciónpensandoquees alguienes­
pecial -con toda la vanidadneurótica de ser único e incom-
prendido por todos, y de estar solo porque todos los demás
son duros, insensibles, estúpidas ovejas, mientras que él es
un espíritu delicado-, si tiene esas falsas pretensiones ypor
eso no se adapta a la humanidad, será la típica persona que
enrealidadnoes enabsolutoindividual.
Ya he explicado que cuando hablo del puer aetemus la
gentesiempremedicequeconoceamuchos deellos. Pueden
recordar atoda unamultituddeese tipodehombres, ¡loque
demuestra que el puer aeternus no es en absoluto original!
En realidad, es un tipo muy común, el tipo común del puer
aeternus, ynadamás. Es decir, cuantomás desempeñael pa­
pel delpríncipe, conlaideadequees especial, más esenrea­
lidad un tipo ordinario de neurótico, un tipo que podemos
describir clínicamente, de modo que la descripción cubriría
casi toda su personalidad. Precisamente porque el puer ali­
mentafalsas pretensiones, escolectivizadodesdedentro, con
el resultado de que ninguna de sus reacciones es realmente
muypersonal omuyespecial. Seconvierteenuntipo, el tipo
delpuer aeternus. Se convierte enunarquetipo, ysi unode­
viene arquetípico, yanoes original enabsoluto, noesél mis­
mo y no es especial, sino sólo arquetípico. Por eso a veces,
cuandonos encontramos conunpuer aeternus, podemos de­
cirle: «¿Tufilosofía no es esto, esto ylo otro? ¿Ynohas te­
nidoesteproblemayeseotroyaquel otro?¿Ynohasidoéste
tucaso conlas chicas?». Yél nos contestará: «¡Es increíble!
¿Cómolo sabes? ¿Cómopuedes conocerme tanbien?».
Si eres idéntico a un arquetipo, yo podré describir todas
tus reacciones, porque un arquetipo es un conjunto definido
de reacciones. Podemos predecir el aspecto del puer aeter-
ñus ysuformade sentir. Es meramente el arquetipodel dios
de la eternajuventud, y por tanto posee todos los rasgos de
esedios: tieneunanhelonostálgicopor lamuerte, secreees­
pecial, se siente el único sensible enmedio de unrebaño de
rudas ovejas. Tendráunproblemaconunasombraagresivay
destructivaquenoquerráviviryquegeneralmenteproyecta,
etc. Encualquiercaso, notienenadadeespecial. Cuantomás
se identifique con el dios de lajuventud, menos individual
serálapersona, por muyespecial que sesienta. Todos los es­
quizofrénicos, todos lo locos y todos los que se creen Jesu­
cristodicenlomismo.
Jung tuvo a dos Jesucristos enuna institución. Los puso
juntos y los presentó diciéndoles: «Éste es el señor Miller.
CreequeesJesucristo, yésteesel señorMeyer, quecreeque
es Jesucristo». Luego salió de la habitaciónyles dejó solos,
yal cabodeunratoencontróaunosentadoenunrincóntam­
borileando conlos dedos enla mesa, mientras el otroestaba
de pie tamborileando en la ventana. Les preguntó si habían
logrado aclarar quiénde los dos era el verdaderoJesucristo,
y ambos se volvieron hacia él y le dijeron: «¡Él es un com­
pleto megalómano!». ¡Yes que veían lo patológico clara­
mente enel otro! El diagnóstico era correcto enlo que con­
cerníaal otro.
CONFERENCIA6
Parailustrar Elprincipito, megustaríaabordar ciertoma­
terial de mi práctica analítica. No puedo llamarlo historial
porque, comoverán, mi contacto conestepuer aeternus fue
bastante extraño; nopodríamos llamarloterapia.
Setrata del casodeunjoven que, cuandoloconocí, tenía
treintayunaños. Veníadeunpaís centroeuropeo, ysupadre,
quehabíatenidounafloristeríayhabíasidodecorador, seha­
bía suicidado, se había pegado un tiro cuando su hijo tenía
seis años. Nopude averiguar por qué sehabíamatado el pa­
dre, yel chicotampocolosabía. El matrimonioeraaparente­
mente muy insatisfactorio, y el joven recordaba que había
constantes peleas. La madre le había criado y había conti­
nuadoconlafloristeríatras lamuertedel padre. Él queríaser
pintor. Enrealidad, creoqueteníabastantetalento. Desdelos
dieciocho años había sufrido una fobia a la cárcel hasta tal
extremode que apenas podía entrar enninguna ciudad, pues
encuantoveíaaunpolicíaseasustabatantoqueechabaaco­
rrer, pensandoquele detendríaneiría ala cárcel. Estoleha­
cía la vida muy difícil; siempre estaba huyendo y oteando
furtivamentepor las esquinas comosi fuerauncriminal per­
seguido. También le daba mucho miedo la noche, y cada
anochecer era unaagoníapara él. Le aterrabalaproximidad
delatarde, ydenochenopodíadormir, perola ideade estar
despiertoyechadoleproducíapánico. Paratranquilizarse se
masturbaba. Otra fobia, que saliómucho más tarde, era que
nopodía cruzar ningunafrontera ni límite de ninguna clase,
¡yresultamuyincómodovivirenEuropasi nopuedes cruzar
ninguna frontera! Fue esa dificultad la que le llevó a mí en
primer lugar.
Yohabíaidoaalgúnpaís extranjeroadarunaconferencia
sobre algún tema junguiano y más tarde recibí una postal
suyaenlaquemedecíaquequeríadiscutir conmigoalgunos
aspectos demi conferencia, yque además teníaunproblema
personal yllegaría tal día a tal hora. No ocurrió nada. Yole
reservé un rato, ¡pero no apareció nadie! Más tarde recibí
otra postal, sin ninguna disculpa, diciendo simplemente:
«Vuelvoaseryo, yllegarétal díaatal hora». ¡Perotampoco
apareciónadie! Mástardesupequesiemprellegabaalafron­
terasuizaynopodíacruzarla, asíquevolvíaacasa. Comono
queríaexplicarmeesteproblemapor escrito, simplementeno
aparecía. Luego recibí una tercerapostal, de nuevo sinnin­
guna excusa y diciendo otra vez que vendría, pero esta vez
decidí no reservarle ninguna hora. Yentonces, de pronto,
apareció unjoven en mi puerta y me explicó, de un modo
bastante educado, que me había escrito dos veces y que no
había venido porque había tenido miedo. La única explica­
ciónquepodíadarme desufobiaeraqueunavezhabíaesta­
dopintandomuycercade algunafronterasinsaber queesta­
ba prácticamente en territorio limítrofe y le había arrestado
un guardia fronterizo, que le había pedido el pasaporte.
Comonolollevaba, lehabíanencerrado, perosólodos otres
horas, mientras el guardia llamaba a su pueblo para hacer
averiguaciones, tras lo cual le soltaron con muchas discul­
pas. Dijoqueaquellaexperiencianolehabíaasustadoni mo­
lestadoen especial ymás tarde admitió queya antes le daba
miedocruzarlas fronteras, demodoquenopodíamos darde­
masiada importancia a lo que había ocurrido; el incidente
sólo reforzó una fobia ya existente. También me dijo vaga­
mente que una vez le habían sometido a un tratamiento de
electroshock en un psiquiátrico, pero yo nunca logré averi­
guar ningún detalle al respecto, porque no quería hablar de
ello. En cierto modo, probablemente podríamos calificarlo
de casopostpsicótico. Tambiénhabía probado varios psico­
analistas freudianos, perosiempreloshabíadejadotras dos o
tres visitas. Nodijonadapositivoni negativodeesas visitas,
simplemente las mencionó. En cuanto yo intentaba saber
más, él se cerrabaenbanda.
Cuando apareció enmi casa, llevaba una tienda de cam­
pañaporqueprácticamentenoteníadinero, yqueríainstalar­
secercay venir ami consulta. Eramuy alto, conrizos dora­
dos yojos azules. Parecíaunhermosodios del Sol, yllevaba
unabrigoestiloJeanCocteau, consucapucha, color azul cie­
lo, quele sentabamuybien. Hablé conél duranteunas horas
aquellatarde y averigüélo que les he dicho. Entonces cogió
su tienda para plantarla en un campo cercano, pero aquella
noche -era verano- cayó una tormenta, y él se asustó tanto
delanocheylatormentaquetuvoqueirseaunhotel yasí se
gastó el dinero quele quedaba. Se marchó al día siguiente y
nuncamás volví averleenpersona.
Enaquel breveintercambioledije algunas cosas delpuer
aetemus ysubrayéalgunos desusproblemas, yaquellonole
gustónada. Yonoesperabavolver asaber deél, pensabaque
seríacomounmeteoroenmi vida, quehabíaaparecidodere­
pente y desaparecido para siempre. Pero al cabo de quince
días recibí unacarta donde me decía que le habíamolestado
mucholoqueyolehabíadicho, yquesehabíaenfadadocon­
migo y le había decepcionado que aquel gasto heroico que
había invertido para verme hubiera acabado tan mal. Des­
pués lo habíapensadomejor yhabíallegado ala conclusión
de que, apesar de todo, yo nome había equivocadotantoal
decirle todo aquello y, además, había ocurrido algo que de­
mostraba que yoestabaponiendoel dedoenlallaga. Enton­
ces me contólahistoria que más tarde contaré. Me preguntó
si podía escribirme de vez en cuando y si yo respondería a
sus cartas. Aquello continuó durante aproximadamente un
año, yduranteesetiempointercambiamos sólounas tres car­
tas. Luego la correspondencia se interrumpió. Esto ocurrió
hará unos diez años, y no supe más de él hasta hace cinco
años, cuando me presentaron a alguien que lo conocía. Esa
persona me dijo que estaba bien y trabajando en supintura.
Desdeentonces hesabidoquesecasóyquemás tardemurió
decáncer alos cuarentaycincoaños.
Al final de su primera carta, escribió, de un modo muy
desafiante, quehabíatenidounsueñopocodespués decono­
cerme aquella tarde. Dijo que no lograba entender nada del
sueñoysepreguntabaqué diríayo. Estefue el sueño:
Yoestaba en la cima de una montaña y paseaba con una
chica por unaloma. Noconocía ala chica. Dos hombres sal­
tarondeabajoarribaymeatacaron. Duranteunapeleabrutal
con ellos, me cogieron y me arrojaron al desfiladero queha­
bía más abajo. Yo tenía la impresión de que todo que estaba
perdido, perohabía un abeto solitario al quepude agarrarme
y así nocaí al fondo del desfiladero.
El sueñodemuestrael problemadelpuer aeternus enpo­
caspalabras. Estásituadodemasiadoalto, yesocorresponde
a su actitud. Siempre quería la flor y nata de cada expe­
riencia. Era del tipo donjuán y había tenido relaciones con
muchas chicas, conlas que vivía quince días otres semanas
antes de abandonarlas. Encuantolas cosas sevolvíandema­
siado personales y se sentía demasiado atado o demasiado
comprometido, simplemente selargaba. Él no lo sabía, ono
sehabíadadocuentadequeésaeraunaformainsatisfactoria
de comportarse. Pensaba que todo el mundo actuaba como
él, que ésa era la manera de vivir de cualquier hombre. En
cierto modo, era completamente inocente en este aspecto.
Los valles donde vive la gente, apretujada, pero también
arraigada, planteaban problemas que él ignoraba por com­
pleto. Por ejemplo, nunca se había enfrentado al problema
del dinero. Su madre le había dado algo de dinero y de eso
vivía, debodecir quemuymodestamente, ahorrabaviviendo
en una tienda y cosas así, pero nunca pensó en ganar nada
por sí mismo, aunque tenía treinta yun años. Cuandole su­
gerí queunarelaciónsexual conunamujerpodíasertambién
unarelaciónhumanacon sentimientos yciertocompromiso,
me miró estupefacto, porque sinceramente nunca selehabía
ocurrido pensar una cosa así. No le gustaba la idea, pero al
menos erabastanteinocenteal respecto. Esoseríalacimade
la montaña; si uno camina por un cerro, vaya donde vaya,
tendráquebajar-no puede subirmás, los cuatrolados llevan
abajo-, loqueilustrasusituacióncongranclaridad. El seha­
llaba enuna situaciónpsicológica donde sólopodía quedar­
sefijadoeinmóvil obajar desde sus alturas, quees loqueyo
leescribí. Sinembargo, es muypeligrosohacer el análisis de
un sueñopor correspondencia con alguien a quienno cono­
ces de nada, de modo que me limité ahacer vagas generali­
zaciones como: «Te sitúas demasiado arriba. Continuar así
simplemente significará que en algún punto, de alguna ma­
nera, tendrás que bajar», y le dejé que hiciera la aplicación
prácticapor sí mismo, porqueyo no sabíaqué posibilidades
tenía.
Temíalas noches porque, cuandoestaba echado enla os­
curidad, muchas veces tenía la alucinación de un hombre
enorme, muyfuerte, depiejuntoasucamaymirándole. Dijo
queeracomounboxeador, yque sequedabamirándole fija­
mente. Aquello le aterrorizaba. Es obvio que el hombre re­
presentabaunaparteescindidadesumasculinidad. El nopa­
recíamuyfemenino, pero erabastante nerviosoy ansioso, y
no tenía inclinación hacia ninguna clase de deporte. Estaba
claro que aquel otro hombre simbolizaba una parte de la
masculinidadinstintivaquelefaltaba. Ese tipode sombraes
muy común entre los pueri aeterni. Acausa del complejo
materno, suelen estar despojados de la espontaneidad física
característicadelamasculinidad. Enestecaso, la sombraera
relativamenteinofensiva, yyopensé quelas perspectivas no
erantanmalas ni muypeligrosas porque lafiguraquele ob­
servaba no lo era, mientras que un tipo gángster realmente
cruel habríaindicadouna sombramuypeligrosa.
Esa espontaneidadfísica es lo que el animus de la madre
tiende a sustraer. La espontaneidadmasculina esjustamente
aquellocontralocual luchadeformainstintivalamadre que
intentaretener a suhijo, odestruirlo. Unavezpresencié una
sorprendente ilustración de este fenómeno. Una vecina mía
teníaunniñopequeño, decuatroaños, aquienleregaló-jun­
to con su padre- una regadera por Navidad. Como era in­
vierno, naturalmente nopodíausarla, y cuando sela dieron,
le dijeron que no la utilizara en el salón. Al niño probable­
mente ni se le habría ocurrido, pero le dieron la idea, y por
supuesto, encuanto salióla madre, cogió la regadera yregó
la alfombra. Lamujer seenfadómucho, despotricóydrama­
tizó, pegóalniñoytuvounareacciónexagerada. Yooí el rui­
doy decidí intervenir. El niñoestaba gritando contodas sus
fuerzas. Cuandolepregunté alamadrequé ocurríayellame
contó la historia, no pude evitar echarme a reír. Le dije que
ella le había dado la ideay quepor supuesto él nopodía es­
perar hastalaprimaveraparausarlaregadera. Elladijo: «Tal
vez no, pero hay que impedir que se comporte así, porque
cuandotengadieciséis saldráybesaráalas chicas». ¡Esafue
literalmentesurespuesta! El niñohabíamostradounpocode
espontaneidad, de independencia y desobediencia-el deseo
dedisfrutar delavidayhacer algopor sucuenta- ylamadre
captó al hombrecito que crecíaenel interior del niño, al que
había que aplastar enseguida. Naturalmente, también hay
algosimbólico enlaregadera-lo más obvio- que más tarde
le llevaría abesar alas chicas aoscuras alos dieciséis años.
La fantasía de la madre ya se anticipaba a eso; percibía al
hombrecito levantándose y siendo espontáneo, y ella nopo­
díatolerarlo.
Aquí vemos cómoel animus delamadreseabalanzaante
esas manifestaciones, comollegarconlos zapatos sucios, es­
cupir, decir palabrotas, oesafasequepasanlos chicos deha­
blar de mujeres de una forma denigrante, como si ellas fue­
ran Dios-sabe-qué, despreciándolas precisamente porque se
sienten atraídos por ellas. Son manifestaciones primitivas
-casi podríamos decir simiescas- de la masculinidad. Un
cierto salvajismo es natural en un chico, una cierta falta de
adaptación, yaunquehay que oponerse aesa conductahasta
cierto punto, es importante dejar que un margen sobreviva.
Todamadre conuninstinto saludable seencoge dehombros
ydice: «Bueno, los chicos sonimposibles», oalgoparecido.
Perodeja enpaz asuhijoeintentaignorar loquehace, aun­
que reniega un poco porque es un fastidio. En cambio, esta
madrereveló exactamente el significado de la fantasía; sen­
tíael germendefuturaindependenciaenel actodel niño. Por
eso, cuandola madreha “devorado” al hijo, ha destruido en
gran medida con su animus esas manifestaciones físicas de
masculinidad, como ir sucio, ser salvaje, ser agresivo y ce­
rrarlaspuertas degolpe. Peroesos gestosrefuerzanlasensa­
cióndeestar vivoenel chico.
Probablemente, cuando eranjóvenes, todos ustedes fue­
ron a festivales y fiestas bacanales, dionisíacas y de cierto
salvajismo en las que se sintieron en la cima del mundo y
completamente vivos, en las que tuvieron la sensación de
que podían con el mundo entero. Ese sentimiento de vitali­
dad es típico de cualquierjoven sano. Tehace sentir vivo y
emprendedor, yesoes loquemás odialamadre devoradora.
Loodia ensuhijoporque es el impulso de vidaquele aleja­
rá de ella, inconscientemente, por así decirlo. Le hará olvi­
darla, ypor eso, enlos hijos así, encontramos esa sombrade
gorila, o de boxeador corpulento, o de criminal, que repre­
senta la masculinidad reprimida. Yque, además, compensa
la debilidaddel ego.
En el sueño, lafigura dela sombra que aparece es doble.
Dos hombres saltan ante el soñador y luchan con él. En ge­
neral, comohe señaladoantes, cuandola figura aparece du­
plicada en un sueño significa que se acerca al umbral de la
conciencia. Eneste caso, significaalgomás, concretamente,
que la sombra tiene un doble aspecto, peligroso y positivo;
por ejemplo, un aspectoregresivo y otroprogresivo, que en
este casoes completamente obvio. Por ejemplo, la figura de
la sombra podría entrar en la vida del que sueña en forma
de seducción homosexual; podría haberle seducido fácil­
mente un hombre homosexual de ese tipofuerte. De hecho,
comoveremos más tarde, teníaunamigodeesetipo, aunque
nunca mantuvieron una relación homosexual, pero la fasci­
naciónexistía. Podríamos decir, portanto, queesasombrade
boxeador existía ahora como constelación doble en el in­
consciente. Obien es algo quepuede mezclarse conél y, en
ese caso, añadir conciencia yfuerza a sufalta demasculini­
dad, obien quedarse fuera yproyectarse, y enese caso pro­
bablemente sehará homosexual y correrá tras susombra en
una forma proyectada. Así, ese contenido dividido puede
destruirle, llevarle a una manera derealizarlo equivocada, o
puede ayudarle. Por su conducta, podemos ver también la
ambigüedadde esa doblefigura dela sombra: los dos hom­
breslearrojanporlaladeradelamontaña. Si nohubierasido
porel abeto, lacaídahabríaocasionadosumuerte. Si esacla­
se de sombra atacarepentinamente la conciencia del ego, es
responsable dela muerte repentina, ode que el avión se es­
trelle, enel tipodelpuer aetemus. Esa sombrapuede salvar­
le odestruirle. Yotambiénhe vistocasos enque ocurrióesto
último.
Recuerdo el caso de unjoven completamente engullido
por su madre y que era casi una chica. También era una es­
pecie de artista, y terriblementeirrealista. Cuando murieron
suspadres ysequedóenunadifícil situaciónfinanciera, apa­
reció un primo muy cínico yrealistay le diola oportunidad
deunirse aunplanparaestafar ala compañía de seguros. El
joven nunca había trabajado, nunca se había enfrentado ala
realidad, y de pronto estaba perdido. Entonces apareció
aquel primo y le dijo que todo el mundo hacía esas cosas y
que él sólotenía que firmar el papel ycobraría el seguro. Él
lohizo, sin darse cuenta éticamente de loque estabahacien­
do. Prontofueaparar alacárcel. El primocínicoyrealistalo
había organizadotodo aconcienciapara noaparecer ennin­
gunaparte, peroelpuer aeternus tuvo quecumplir una con­
denapor haber intentado estafar ala compañía.
Otro caso en que la sombra produjo un golpe repentino
fue el deotrochicomuyatadoasumadre quesehabíaman­
tenidocompletamentefiieradel mundobajounenvoltoriode
plástico, ysefuedecasapor primeravezensuvida. Llegóa
una gran ciudad y, como nuncahabía disfrutado de libertad
sexual ni de ninguna clase, y siemprehabía vivido en suhi-
percivilizada casa, se asalvajó totalmente por untiempo. Se
fue a las cabañas de los Amigos-de-la-Naturaleza (Natur
Freunde), ungrupodejóvenes queintentabanllevarunavida
Ubre en las cabañas, y allí empezó a beber demasiado y a
acostarse con una chica distinta cada noche. Se trasladó al
lado de la sombra. Esto podría no estar mal en sí, excepto
porqueél seexcediódeunmodonervioso, frenético. Yosólo
levi unavez, ymedi cuentadequeestabatotalmente agota­
doyteníala saluddestrozada. Le advertí, ledijeque amí no
me importabalo que hiciera, pero que si seguía cometiendo
ese tipo de excesos, arruinaría su salud y correría un grave
riesgo. Él me miró conexpresióndeburla, como si yofuera
latípicatíaviejaypesada, ynorespondió. Tres semanas des­
pués me llamó. Había contraídola polioy sehabía quedado
cojo para siempre. Estoy segura de que el hecho de que se
hallaraentanmal estado de saludinfluyóenlas consecuen­
cias de su enfermedad. Así es como golpea la sombra en la
vida práctica. El puer aetemus, o se estrella en un avión y
muere, opierde la vida enun accidente enla montaña, o en
coche, oacabaenlacárcel, enmuchos casos deunmodoino­
cente. Todos éstos son ejemplos de lo que significa caer
montaña abajo o ser arrojado al abismo. Como ven, esta
sombra tiene un doble aspecto: contiene la necesaria vitali­
dad y masculinidad, pero, además, una destrucción poten­
cial, algo que puede destruir de verdad la parte consciente.
Enel sueñodel chico, lasdosfiguras delasombra(aél no
sele ocurrieron asociaciones conellas) le derribaban. Él te­
níaquebajaryahondar, yesopodíaserbuenoomaloparaél.
Si ibademasiadolejos, seríaunerror, ysi, comoaquí, apare­
cía algunafuerza salvadora, saldríabien. Eneste sueñopue­
den ver por segunda vez lo que ya he señalado a propósito
del material deElprincipito, que enelpuer aetemus esto se
presenta muchas veces de una forma extrañamente duplica­
da: los factores curativos y destructivos están unidos, y po­
demos interpretarlocasi tododesdedosperspectivas. Unop­
timista podría decir que el puer aetemus estaba demasiado
altoy, gracias aDios, lasombraseapoderadeél ylehaceba­
jar; estáel árbol, símbolodel crecimiento, yasí escomodebe
ser. Pero el árbol puede significar tanto muerte como vida.
Podría decirse que el puer aetemus estaba demasiado arriba
y que una sombra ambigua le absorbe y le derriba,
involuntariamente, enlugar de que él desciendapor supro­
piavoluntad. Pareceunaccidente. De hecho, aquel hombre,
enel estado enque yo le vi y cuandotuvo ese sueño, corría
un grave peligro de muerte. Podría haber muerto en cual­
quier momento, ypor tanto, aunqueno selodije aél, el sue­
ño podía interpretarse tanto desde la perspectiva curativa
comodesde la destructiva, algo que sereflejaenla doblefi­
guradelasombra. Nopodemos decir cómoacabará, perosa­
bemos quehay unalysis, una solución, es decir, queél nose
cae por la ladera de la montaña hasta abajo, lo cual habría
significadosumuerte, sinoque algoledetieneamitaddeca­
mino, un abeto aislado que seyerguejusto dondeél cae yse
interpone.
Como saben, existían diversos cultos a la madre enAsia
Menor y en Siria cuyo centro era la madre-diosa Cibeles.
Más tarde se identificó a Cibeles con la diosa Afrodita. Su
hijo, suamanteenalgunas versiones, osuamante-sacerdote,
erael hermosojovenAtis. Cuandoél sesintióatraídoporuna
ninfa ydejó de interesarse enla diosamadre, ella, celosa, le
atrajo ala locura, de modoque acabócastrándose. Ylohizo
bajo un abeto. Según otras versiones, también le perseguía
Ares, el amor deladiosa-madre Cibeles. Podemos decir que
fue el animus agresivo de la diosa-madreloque mató ocas­
tróaljovendios. EnRoma, yenvarias ciudades deAsiaMe­
nor, habíaunfestival de primaveraenel quellevabanabetos
por las calles con la imagen de Atis, generalmente sólo el
busto, enla copadel árbol. Tambiénhayversiones mitológi­
cassegúnlas cuales, tras sumuerte, él mismoseconvirtióen
un abeto. Todo esto naturalmente pertenece al ciclo mitoló­
gico del joven dios Sol agonizante, yel dueloylas ceremo­
nias delaprimaveraconectabanconel culto,aesedios. Aquí
el granproblemaes el árbol. Atis colgadoenel árbol-madre,
yCristocrucificadoenel árbol delavida, odelamuerte, es­
cenificanla mismaidea.
Podríamos decir que Atis retrocedió a una forma prehu-
mana; seconvirtióenunárbol numen, el espírituvegetal he­
cho árbol. Ha crecido del árbol; es decir, suvida sólo viene
de su complejo materno, o de su conexión con el incons-
cíente colectivo, y no tiene ningún sistema vivo en suinte­
rior. Es comounparásito del árbol. Éste es unelemento que
merece seria consideración. Vemos casos dejóvenes atados
a la madre en los que no es aconsejable intentar separarlos
demasiado de su complejo materno porque morirían. Pode­
mos decir que sólo sobrevivenenesa asociaciónparasitaria
conel árbol materno. Si los devolviéramos alaTierracomo
seres o sistemas vivos independientes, frutos del árbol, no
podrían sobrevivir. Carecen de la vitalidad necesaria para
volverse individuos independientes, lo que demuestra que
hayqueabordaresosproblemas sinprejuicios. Si unhombre
así sale conunamujer mayor, muchagente dice que está sa­
liendo con sumadre y que es una vergüenza, etc. Pero uno
nunca debe dejarse llevar por esas opiniones del sentido co­
múngeneralizado, que sonabsolutamente destructivas, sino
seguir el material onírico e inconsciente, porque sólo eso
puede mostramos si es posible el alejamiento del árbol ma­
terno. Si noloes, fomentarlo seríaprovocar lamuerte deese
individuo.
El joven colgado del árbol es unafigura ambigua. Pode­
mos interpretar el sueño positivamente y decir que el árbol
es un símbolo de vida, que está arraigado, que crece y que
tiene unlugar enlaTierra. Si lointerpretamos así, podemos
decir que a través de la lucha con la sombra el joven se ve
forzado a arraigarse, a tener lugar en la vida y a empezar a
crecer o madurar. Pero si lo interpretamos negativamente,
conel árbol (lamadre) comoataúdymuerte, podemos decir
queatravés delaluchaconlasombraeljovenes arrojadode
vueltaal símbolodelamadre-muerteyvuelve alafuente de
lavida, es decir, alamadre, enestecasoalamuerte. Elpuer
aetemus es, encierto sentido, lo opuesto aun árbol, porque
es uña criatura que vuela yvaga errante. Siempre seniega a
estar enel presente yaluchar enel aquí yahorapor suvida,
ypor esoevitalarelaciónconunamujer. Lamujerrepresen­
tapara un hombre el lazo con la Tierra, particularmente si
ella quiere tener hijos; una familia le ataría a la Tierra para
siempre. Parael pájaroquevuelalibrementepor ahí, elpuer,
la mujer es el principio del árbol. Si aceptara ese lado de la
vida, aceptaría la situación de vida tal como es inevitable­
mente, justo lo que él siempre intenta evitar. El árbol mues­
tra con toda claridad que estar atado significa inevitable­
mente perder la libertad de vagar. El puer aeternus y el
símbolodel árbol secorresponden. El árbol lefija, le ataala
Tierra, ya seaenun ataúdoenlavida.
La tarde enla que conocí al chico que tuvoel sueño, me
hablóprincipalmente de suvida exterior de unmodo super­
ficial, sinrelación con el inconsciente, y luego en medio de
la conversación señaló que mientras estuvo en cierta locali­
dadde supaís natal de pronto desaparecierontodos sus sín­
tomas. Sequejódeque le asustabalanoche, deque teníafo­
biaalas fronterasy alapolicíaydelointolerablequeerasu
vidapor esarazón, perome explicóquecuandoeneselugar
no tuvo los síntomas: no se masturbaba, sufobia a la cárcel
desapareció, yno sentíamiedo delapolicía. Luegomemiró
tristemente y dijo que tres semanas más tarde todo volvió a
sercomosiempre, yqueinclusosesintiópeor. Yole dijeque
debíamos examinar aquellas tres semanas con más deteni­
miento, que siempre era muy interesante que los síntomas
desaparecieran temporalmente, porque eso significaba que
durante ese cortotiempolapersonavivíaunasituaciónenla
quetodoibabien, yesoes muyimportante. Lepregunté qué
habíahecho enesetiempo. Él parecíaatribuirloalainfluen­
cia benéfica de la población y a su atmósfera, pero luego
resultóquehabíavividoconunachicaallí, al cabodetres se­
manas lahabíadejadoysehabíaidoaotrolugar. Lepregun­
té si noleparecíaextrañoysi nuncahabíapensadoenel he­
cho de que mientras había estado con la chica todos sus
síntomas hubierandesaparecido. Nunca sele había ocurrido
que existiera alguna relación. Le pregunté por qué la había
dejadoyme dijoque simplementesehabíaido. Trasinterro­
garleunpocomás, mecontólasiguientehistoria, alaqueya
mehereferido antes.
Conocía ala chicadesde suniñez. Ellaera hijade unve­
cinorico, yél siemprelahabíaadmiradodesdelejos. Ellaera
introvertida y bastante inaccesible yrespetada, y él siempre
lahabíavistocomola chicaguapaquete gusta, peroque sa­
bes quenuncaconseguirás. Desdelos veinte años él teníaun
amigoqueeramuyfuerte yteníaunaspectomuymasculino.
Eraescultor yenciertomodo separecíaal hombre de supe­
sadilla. Los dos estabansiempreencontacto, yunanocheen
el taller de suamigoél empezó ahablar deaquellachicayse
preguntó si sería posible seducirla. El escultor, que era un
donjuán, dijo que él podría hacerlo, pensaba que podía con­
seguir a cualquier mujer sólo conproponérselo. Pero el chi­
co del sueño dijo que en ese caso eraimposible, y como es­
taban un tanto borrachos hicieron una apuesta. Entonces el
chicodel sueñoconsiguióunacitaconlajoven, selapresen­
tóasuamigoycolaboróenlasituación. Lapobrechicacayó
en la trampa y el escultor logró poseerla por una noche. La
muchacha debió de percibir inconscientemente que había
sido víctima de una intriga. Se dio cuenta mientras estaba
conel escultordequeél nosentíanadaporellayquetodoera
una fría y despiadada estratagema, así que, tras aquella no­
che, huyó aterrada yprocuró evitar a aquellos dos hombres.
Eljovensufrióunshockterriblepor el hechodequeel es­
cultorhubieratenidoéxitoconlachica, nosóloporperderla
apuesta. Nocomprendíasureacción, yno semolestómucho
en pensar en ello. No intentó contactar con la joven hasta
tiempo más tarde, cuando volvió a encontrársela y estuvo
conellatres semanas. Yése fue el espacio detiempoenque
sus síntomas se desvanecieron, pero éstos volvieronal dejar
ala chica.
Enlaconversaciónquetuvimosaquellatarde,intentéexpli­
carlecómoveíayolasituación. Ledijequeaquienlachicade­
seabaenrealidaderaaél yqueaél leinteresabalachica,pero
noteníael coraje ola virilidadnecesariapara aproximarse a
ellapor sí mismo, así que habíahechoque suamigo-sombra
lohicieseporél.Eraunaproyecciónyélnosehabíadadocuen­
tadequesi suamigo-sombralograbaseducirla, ¡él noconse­
guiríanada! Estabatanidentificadoconel escultorque, enel
momentodelaapuesta,bajolainfluenciadelabebida,tuvola
sensacióndequeéltambiénibaaconseguiralachica. Luego,
cuando suamigoleexhibiótriunfantemente sutrofeo, sedio
cuentade queél sehabía quedadofueradelaescena, de que
el otrotipohabía ganadoyél habíahechoqueel otroviviera
susombraescindida.Paramí,ésaeralaexplicacióndesushock.
Luego-de nuevonadandosoloensuinconsciencia-empezó
unavezmásconlachicayselibródesussíntomas,perodenue­
vonoentendíaloquesignificaba.
Me pareció que lajovenera unfactor muyimportante en
suvida, pues conellahabía sidofeliz del modonormal, pero
cuandoselo sugerí, él me viocomosi yofuerauna celestina
yunabruja, así quetuvequeretirarme ydecirle quenoesta­
ba animándole aque volviera a salir conesa chica, pero que
creía que nole iría mal seguir encontactoconella, opensar
enlaposibilidaddeunarelación. Peroeseconsejo, aunsien­
dotanprecavido, leenfureciótantoquesefue. Luegomees­
cribióparadecirmeque, apartedequenoteníadinero, aque­
lla parte de nuestra conversación de aquella tarde había
supuestoel finde sus sesiones conmigo.
Volviótristementeasuestudioypensóquenohabíavali­
do la pena verme y gastarse tanto dinero. Pero al cabo de
quincedías decidióquequizás, después detodo, podíahaber
algo valioso enmis consejos, que podíaescribir ala chicay
proponerle un encuentro, nada más. En aquella época, ella
vivíaenotraciudad. Él escribiópor lanoche, peronoechóla
carta, porquequeríapensárselounpocomás. Alamañanasi­
guiente, cuando abrió subuzón, ¡encontróuna carta de ella!
Nunca antes lehabía escrito; además, eramuyintrovertiday
nunca había tomado la iniciativa en la relación, por eso al
muchacho le sorprendió mucho que justo cuando, la noche
antes, él había decidido escribirle pero sin echar la carta,
aquella misma mañana hubiera recibido una carta de ella.
Los dos planteabanlamismapropuestaensus cartas: encon­
trarseunavezmás. ¿Por quénopasabanjuntos lafiestadela
semana siguiente? La chica lo decía prácticamente con las
mismas palabras que él había escrito. Se tratabadeuntípico
acontecimientosincrónico. Por supuesto, él nosabíanadade
la sincronías, pero aquello le conmovió y desencadenó algo
en él, produjo un efecto muy convincente. Entonces fue
cuando pensó que quizás yo no me había equivocado tanto.
Me perdonó y me escribió para contarme lo sucedido. Si
aquel eventonosehubieraproducido, él nuncahabríareanu­
dado el contacto conmigo porque estaba disgustado con lo
que yolehabía dicho.
Los dos seencontraronaquel díadeveranoehicieronuna
excursiónenbicicleta. Se detuvieronala entradade unbos­
que yseecharonenlahierba. Él apoyólacabezaenel brazo
deellay, curiosamente, se quedódormidoytuvoel siguien­
tesueñoarquetípico:
Estaba en un acantilado. [Lo dibujó en la carta, y apa­
recía él depie al bordedel precipiciomirandoal vallequese
extendía debajo, como en el Gran Cañón, con llanuras a
cada lado.] Miró hacia abajo: había acantilados blancos
a cada ladodel valle; al fondo del valle estaban el cieloy las
. estrellas,noaguani tierra, sinoel cieloylas estrellas.Él na­
daba muy despacio hacia el valle, describiendo suaves mo­
vimientos con las piernas como si montaraenbicicleta, para
ralentizar aúnmás el lentodescenso y [habíaido en bicicle-
ta un rato antes, y ese pedaleo de su sueño era en parte la
continuación de un estímulo físico, pero también había un
sentido más profundo] para mantener el equilibrio. Hay
cierto gradode angustia, yél siente cierto temor ante lo que
está ocurriendo, pero sigue manteniendo el control de la si­
tuación. Tiene la sensación dequehayalgo cerca deél, pero
está muyborroso; podría ser unperro. De pronto, abajo, hay
una especie de explosión, un enorme estallido de luz. La
mancha de luz es bastante uniforme y él tiene la impresión
de ser absorbidopor ella, perocontinúa cayendo.
Entonces seproduceuncambioen el sueño: tododesapa­
rece y él ya no ve el cielo bajo sus pies, sino un dibujomás
bien cuadrangular, como el paisaje que se divisa desde un
avión, con los campos convertidos en rectángulos. No hay
árboles. Luegovieneotrocambiocuandoél vuelveaestar en
el mismopaisaje, y en el fondodel valle se ve agua estanca­
da. Es gris y está sucia, ynorefleja, es opaca. Él se despierta
y se dice: «No tengo miedo, peroese agua es un símbolo de
la madre y no quierocaer en eso [él habíahecho algunas se­
siones depsicoanálisis freudianoy, por tanto, era consciente
de su complejo materno, perosólo en un restringido sentido
freudiano de la palabra]. Es como el hielo del fondo del va­
lle, norefleja» [lorepite]. Tieneunpoco de miedo. De pron­
to, de nuevo surge esa chispa de luz al fondo del valle. Es
bastanteredonda, perolos contornos estánuntantoborrosos.
Estalla como unapompa dejabón, yen la mancha ve un crá­
neo y piensa: «¡Qué curioso! ¿Qué significa la muerte en
todoesto? ¿Qué significa la muerte aquí?», No está terrible­
mente asustado, pero sigue cayendolentamenteen el mismo
punto [loquesignifica que caeynocae; es un sueñoparadó­
jico]. Luego todo desaparece y es reemplazadopor un suelo
cubierto de linóleo en el fondo del valle. Es amarillo con
manchas marrones [al principio, era el cielo con estrellas lu­
minosas, y ahora un linóleo amarillo con manchas marro-
nes]. El paisajeha perdidosus proporciones gigantescas, yél
se pregunta qué hace un trozo de linóleo en el fondo del va­
lle [es bastantesurrealista]. Él lovetodocon muchaclaridad.
Seríeunpoco con la idea del linóleo.
Después añadíaensucartaquenolegustabael linóleo: le
parecía frío y muy poco estético. Era muydifícil interpretar
las asociaciones. Yonopodía acceder alas queél noescribía
voluntariamente, así que tenía que limitarme a lo que me
daba en aquellas cartas superficiales, y esofue lo único que
dijodel linóleo.
Ese sueño sintetiza el problema o el drama del puer ae­
ternus que tiene que descender a la vida. En los sueños, un
paisaje, especialmente cuando aparece con tanto detalle y
amor comoeneste caso, puede considerarse comounpaisa­
je del alma. Refleja un aspecto de la psique del durmiente.
Esto seveenlos cuadros del romanticismoenlos queel pai­
saje adopta las cualidades del temperamento del pintor: una
tormentaqueseaproximaolacalmadel anochecerounbos­
que oscuro o amenazador. Esos paisajes típicos son atracti­
vos y, en cierto modo, reflejan ciertos ánimos o expresan
cierta atmósfera psicológica. Así pues, donde hay una des­
cripciónelaboradade unpaisaje enunsueño, siemprepuede
interpretarse como un descripciónde una situaciónpsicoló­
gica. Otra vez, como ocurría en el sueño de la cima de la
montaña, ha llegado al extremo, al final. No puede avanzar
más en la dirección que ha tomado, por eso se quedó tan
poco tiempo enmi barrio, realmente como unpájaro que se
posaenunárbol yluegovuelveaemprenderel vuelo. Sentía
que había llegado al extremo yno podía seguir como antes.
Tiene unahendiduraen supsique, una grieta, yes muyhon­
da. Pero, desde unpunto de vista clínico, es importante ob­
servar que el suyo no es el típicopaisaje esquizofrénico. En
los paisajes hechos por esquizofrénicos hay diversos cortes:
habría cañones aquí y allí, indicando que el terreno de la
realidad consciente se viene abajo. En cierto modo, el caso
de estejoven no es psicótico porque sólo hay una grieta; la
tierra no se desmorona. Yo he visto a menudo este tipo de
corte en neurosis compulsivas, que se diagnostican confre­
cuencia como psicosis borderline. En tales situaciones
encontramos grietas muy profundas, pero sólo una, y natu­
ralmente eso es más esperanzador porque sólo hay un pro­
blema. Eneste caso, podemos decir que hayunsoloproble­
ma tras esa fobia de la frontera, pero no se está disolviendo
laestructuraentera.
Naturalmente, nohe comentadoel simbolismodelafobia
deestehombreporque meparece obvio: el policíaqueleen­
carcela y la frontera. Cuando tiene que atravesar la frontera
parair aotropaís, proyectalaideadequecaeráenel agujero
desupsique. Lafobiaalacárcel tambiénes muyobvia. Él es
como un pájaro, nunca se fija a la tierra en ninguna parte;
nunca semantieneestable enningunaparte, ni conunachica
ni en su profesión ni en nada. Ni siquiera vive en la misma
ciudadtodoel tiempo, sinoquevagaconsutiendadecampa­
ña. Lacárcel esel símbolonegativodelcomplejomaterno(en
el quepermanece todoel tiempo, seacomosea), obiensería,
enunsentidoprospectivo, exactamentelo quenecesita, pues
necesitaqueleencarcelenenlaprisióndelarealidad. Perosi
se fuga de la prisión de la realidad, está encarcelado en su
complejo materno, así que siempre está prisionero, haga lo
quehaga. Sólotienelaopcióndeelegir entredosprisiones, la
de suneurosis ola de surealidad; así, está atrapadoentre la
espada y la pared. Ése es su destino, y ése es el destino del
pueraeternus. Sóloaél lecorrespondeelegirquéprisiónpre­
fiere: la de sucomplejomaterno y suneurosis, ola de verse
atrapado enla historia tal como es, de la tierra y la realidad.
Y entonces se encuentraenuna situaciónque le fuerza a
enfrentarse con su hendidura interna. Cae lentamente, y
mientras cae, para mitigar la velocidad de la caída, pedalea
comosi fueraenbicicleta. Puedehaber asimismounaimpli­
caciónsexual enesto, perotambiénpuedehaber unestímulo
físicoporque el hombre llevaba unas horas pedaleando. Por
otra parte, hay algo positivo en la conciencia de que sigue
moviéndose. Significa que no se hunde pasivamente en la
situación, sinoquemantiene ciertogradodemovimientoau­
tónomo, y así ralentiza la caída. Esto es muy importante,
pues siempre que un individuo cae en la hendidura interna
-una depresiónounaccidente interno, por decirlo así-, si el
complejo del egopuede mantener ciertogrado de actividad,
puede seguir moviéndose, entonces el peligroesmenor. Esto
suelehacerlolagenteinstintivamentecuandoseacercanaun
episodio psicótico. Uno de los últimos intentos de salvarse
-yo lohe vistovarias veces- es tratarfebrilmentedeescribir
todas sus fantasías. Escriben día y noche y siguen adelante
hastaquesequiebran, locual pareceunalocura, peroesreal­
mente el último intento de mantener cierto grado de inicia­
tiva, de seguir adelante conel complejodel egoyhacer algo
con el flujo de material inconsciente distanciándose y po­
niéndolo sobre el papel. El complejo del egoseestá ahogan­
do, peroaúntieneunanecesidadinstintivadelucharyseguir
enmovimiento.
Enalgunasocasiones,sipodemosanimareso,sepuedesor­
tearel momentomáspeligroso,puesmientras el egomuestra
ciertacapacidaddeiniciativa, nosehundepor completoyde
modoinerteenelinconsciente. Enelcasodel queestamosha­
blando, el propiohechodequeestehombresalieraconlachi­
cadeexcursiónenbicicletaimplicabaesemovimiento.Enlu­
gardeesperaraqueesemaldestinoleatrapara, abordóporuna
vezlarelaciónamediocaminoydemostróciertoespírituac­
tivoentrandoencontactoconlachicaaunnivel desensacio­
nes. Ésefue exactamente el movimientoquele impidió caer
por completoensuhendidurainterna. Advertiránqueduran-
tetodoel sueñoél siguerepitiendoquenotienemiedo, oque
sólotieneunpocodemiedo. Esa insistenciasiempre signifi­
caquelagentetienemiedo. El propiohechodequetengaque
repetirquenoestáasustadomuestrasutremendopánicodecaer
enelhoyointerno,pero, conesaespeciedeautosugestión, in­
tentamantenerseafloteynoperderlacabeza.
Esto supone unagranmejorarespecto al otro sueño enel
queseveía arrojadoalagargantapor la sombray se salvaba
por puro azar. Esta vez, él mantiene cierto nivel de movi­
miento por su cuenta y eso ralentiza la caída. Yaven lo im­
portantequeesnoempujar aunhombreatrapadoensucons­
telación demasiado bruscamente a la realidad, porque eso
podría provocar que fuese precipitado por su sombra. Es
comosi unavión, demasiadoelevado, seestuvieraquedando
sin gasolina, y para evitar estrellarse tuviera que aterrizar
lentamente. Tratar este tipo de casos implica una gran difi­
cultad: por un lado, hay que ayudar a estas personas a acer­
carsealarealidady, por otro, nodebemos empujarles dema­
siado, porque corren el peligro de estrellarse. El sueño
muestradeformamuysutil cómounopuedecaer suavemen­
te, como un paracaidista, pero también muestra que este
hombre tiene una importante grieta que necesita un manejo
muycuidadoso.
Estrellarse significaloquehe explicadoantes cuandoha­
blábamos del jovenque contrajolapolio odel que acabóen
lacárcel. Tambiénpuedeocurrir deunmodocompletamente
interno, que no es visible desde el exterior. Entonces, enlu­
gar de ser unbrillantepuer, unhombrepuede convertirse de
repente en un viejo cínico y decepcionado. El brillo se ha
convertido en cinismo y el hombre es demasiado viejo para
suedad. Yani cree ni siente interés por nada. Está absoluta­
mente desilusionado y, por tanto, pierde toda creatividad y
élanvital, todo contacto con el espíritu. Entonces el dinero,
la ambiciónylaluchaconcolegas sevuelvenlomás impor­
tante, ytodolo demás desaparece conel romanticismodela
juventud. Muchas veces, esos hombres tienenuna expresión
amarga enel rostro. Yenestepuntovoy a contarles un sue­
ñoque ilustramuyclaramente esta situación.
Un joven muy romántico del tipo donjuanesco, con un
complejomaternopositivo, secasóyseestablecióensupro­
fesión. Decidióvolver consuesposaehijos ala ciudaddon­
de vivían sus padres. Naturalmente, como tema que ocurrir,
seprodujeronlaspeleashabituales entreesposaysuegros. El
hombre tenía una buena relación sexual con su mujer, pero
no mucho contacto humano con ella y, en realidad, no la
conocía. Tambiéntenía tremendas ilusiones con sumadre, a
quien había idealizado a raíz de su complejo materno posi­
tivo, como también había idealizado a su mujer. Cuando
desafortunadamente se vio en la situación en que las dos
mujeres empezaban a batallar, no pudo evitar sentirse muy
decepcionado por el modo en que se producen a veces los
conflictos entre mujeres: mentiras, calumnias y estallidos
emocionales, ambas tirandodeél ydiciéndolecosas veneno­
sas dela otra; armas habituales queutilizanmuchas mujeres
enesas situaciones. Él cayóliteralmentedelas nubes yloes­
cribiótodo. Sevolcópor completoenel trabajo eintentóig­
norar aquellas luchas de gatas que convertían su vida enun
infierno. Enlugar de pegarle unos gritos de vez encuandoa
unaoalaotra, apenas sedefendía, ycuandovolví averle, me
impresionó el cambio que se había producido en él. Era un
hombre pálido, viejo y decepcionado, con una expresión
amarga. Lepreguntécómoibasutrabajo, yme dijoquemuy
bien, queteníamuchoquehacer. Luegosaliótodalahistoria.
Conscientemente no estabadecepcionado. Pensaba que sólo
era la vida y que se enfrentaba bastante bien a la situación,
peronosehabía dadocuentadesus sentimientos, del impac­
to que le producía todo aquello. Entonces me contó el si­
guiente sueño, absolutamente arquetípico:
Fue a una extraña ciudad donde había un príncipe que
había amado a una hermosa mujer, pero ella se había con­
vertido en una estrella de cine y le había dejado, y ahora él
estaba comprometido con una segunda mujer. Sin embargo,
no estaba claro que la amara de verdad como a la primera.
Parecía como si siguiera amando a la estrella de cine, a la
quehabía dado, comoregalodedespedida, unajoya queha­
bía hecho para ella, un gran diamante en forma de lágrima.
Luego, de pronto, el durmiente estaba de pie en la calle de
aquella ciudadextraña, y vioal príncipealejándoseapiecon
su segunda mujer, rodeándola con su brazo. Pasaban mu­
chos coches a gran velocidad, y el hombre que soñaba pen­
sóqueatropellarían a la pareja, peroellos lograbancruzar la
calle. Después, en una parte de la ciudad bastante sórdida,
iban a unpatiooscuro. Unos hombres oscuros saltarondeun
edificio cercano e intentaron atacar al príncipe. Pero enton­
ces había un giroen la historia y el propiodurmienteestaba
tumbado en la acera, derribado pero no muerto, y pregun­
tándose si los atacantes seguían por allí o si alguien iría a
ayudarle.
Como ven, el príncipe es el arquetipo del puer aeternus
conquienel hombre que sueñaya no seidentifica. Yano es
unpuer aeternus-, ahora el príncipe es una figura autónoma
quehabita ensuinterior. Digamos que diez años antes él ha­
bía sidounpríncipe, untípicopuer aeternus, pero ahoraque
haentrado enlarealidadya no seidentifica conese arqueti­
po. Sinembargo, aúnsiguevivoensupsique, independiente
del ego. Cuando el ego se desidentifica, entonces la figura
que antes era una mezcla de la sombra infantil y el ego se
convierteenunsímbolodel ego. Laasociaciónqueél medio
fuequeel príncipehabía amadoaunamujerhermosaque se
habíaconvertidoenestrella decine americanaysehabíaen­
tregadocompletamente a unaextraversiónvulgar.
Hayuna evoluciónnormal enla que una parte del ánima
seduce al hombre hacia lavida, ésa era la parte que le había
llevado al matrimonio, la carrera y el compromiso con la
vida; afundar unafamilia; aencontrarungranpiso; etc. Con
una parte de su voluntad de vivir, había sentido la fascina­
ciónde la vida, por decirlo así. Yesoestababien, peromar­
ginaba al príncipe romántico de suinterior, quenopodía se­
guirle en esa parte de su vida. Así, el príncipe eligió a otra
mujer como pareja, y eso significaba que la otra parte del
ánima, probablementenoel aspectoexogámicosinoel endo-
gámico, seestabavinculandoasupersonalidad.
Muchas veces, en el desarrollo del ánima, los jóvenes,
quizás enlaépocaescolar, tienenunachicaalaqueadmiran,
pero con la que no pueden casarse porque aún no tienen la
edad. Más tarde se casan con otro tipo de mujer. Yluego,
más tarde, en la vida -digamos que entre los cuarenta y los
cincuentaaños- esa admiradaáxúma-imagosuelereaparecer
ygeneralmentedesempeñael rol internosimbólicodedirigir
el ego. Este aspecto del ánima adopta el rol de la Beatriz de
Dante, es decir, el papel de guía hacia el secreto interno. La
otraparte del ánima que seproyecta enuna mujer real es lo
que seduce al hombrehaciael matrimonioylavida. Así, po­
demos decir que hay un aspecto de la imagen materna del
ánima que lleva al matrimonio exogámico y de paso, gene­
ralmente, al compromiso con la vida exterior, y un aspecto
endogámico de la mismaimagenque se queda enel interior
ymás tarde se convierte enla guía hacialarealizaciónde la
vidainterior. Lanuevanoviadeaquel hombredecepcionado
sería ese aspecto endogámico del ánima, pero es indefinida,
aúnno está clara, y él todavíanoha captado lo que ella sig­
nifica.
El príncipeleregalaundiamanteenformadelágrimaala
estrella de cine, que se está marchando. Esto expresa clara­
mente supesar ante sumarcha y también alude al hecho de
que él todavía la valora en extremo y que su marcha le ha
afectadotrágicamente. Contodaprobabilidadseguiría atado
aella si ellano sehubieraido. Aunque esehombreteníauna
expresióndeprofundatristezayamargadecepción, noseha­
bía dado cuenta de cuánprofundamente le había afectado la
decepción en su vida pasada, y lo traicionado que se sentía
por el hecho de haberse comprometido con la vidahumana,
demasiado humana y ordinaria de este planeta. El príncipe
que habitaba en él seguía, en cierto modo, anhelando aquel
perdido élanvital quelehabíaseducidoylehabíaempujado
hacia lavidayqueahora seestabadesvaneciendo. Entonces
el príncipe tiene que cruzar una calle, y eso significa que
ahora, cuandoconectaconestanuevaformainterior del áni­
ma, unmontóndecoches estánapunto deatropellarle.
En nuestra civilización todavía tenemos un Weltans-
chauungqueapruebaaljovenqueabandonaasuspadrespara
fundar su propia familia. En este caso, la madre se resiste,
perolaactitudcolectivaapruebaestaevolución. Perocuando
unhombre sevuelvehacialavidainterior, el ritmodelavida
exterior trabaja contra él porque le exige que continúe cons­
truyendo su carrera, que gane más dinero y mejore su posi­
ción, queluche para convertirse enel jefe y el superjefe. Sin
embargo, aquí, el durmientesehallaenmitaddesuvidayde­
beríarenunciar aesoyvolverse aotraesferade vida. Notie­
neapoyoparahacerlo, sinoqueseve amenazadoporlavelo­
cidad y las demandas de la vida exterior. En realidad, el
durmiente estaba en una situación que le superabapor com­
pleto. Teníamuchoéxito, ylecostabamuchodarse cuentade
que, pese atodo, teníala expresióndeunviejoamargado.
El príncipe noes destruidopor lavelocidadmecánica (es
decir, la ocupación del durmiente, indicada por el tráfico en
el sueño). Tieneel valor deentrarenlaoscuridaddeunpatio
urbano, que simboliza su inferioridad y miseria humana, la
funcióninferior, la pobrezaylamugre, donde los perros co­
mendelos cubos debasura, los gatos seaparean, las mujeres
cotillean, etc. Ese patio representa la vida oculta de la gran
ciudad, una hermosa imagen del olvidado inconsciente.
Como si en un cuento de hadas, el príncipe tuviera que pe­
netrar la oscuridad de este aspecto de la vida, y en ese mo­
mentoel gángster-sombraatacara al príncipe arquetípico.
Esto muestra el granpeligro que se produce enlapsique
del durmiente, el peligro de que él destruya cínicamente su
secretoanhelode sentido. Enrealidad, él yahabíaempezado
ahacerlo. Sucinismoestabaahoraatacandoasupríncipein­
terior yéstecorríael peligrodeabandonarlabúsquedadeun
ideal o una verdad interna, o lo que en otro tiempo había
identificado como el objetivo y el sentido de su vida. Yen­
tonces, de pronto, se encuentra en la situación del propio
príncipe yse tira impotente al suelo. Yole dije entonces que
estaba terriblemente “bajo”, deprimido. No pudo responder
durantecincominutos,sorprendidoporlaidea.Añadí: «Bue­
no, estátumbadoenel suelo, derribadopor la situaciónyno
sabe qué hacer. Se siente impotente y haría bien en darse
cuenta, porque así podría hacer algo al respecto. Podría le­
vantarseypedir ayuda oencontrar gente quelorecogiera, o
algo así». Aquello le llegó, y se dio cuenta. El sueño real­
mente pretendía que se diera cuenta de que nada ocurriría
hastaquevieraloprofundamentedecepcionadoydeprimido
que estaba por la situación tal como se había desarrollado.
Setrata de una típica situaciónde lamedianaedadyuna
crisis depueraeternus quehasalidoconéxitodesuneurosis
de puer, pero ahora se ve frente a una segunda dificultad.
Siempre es así, porque una vez que creemos que hemos re­
sueltounproblema, ¡sólohayqueesperar!, el otroproblema
está a la vuelta de la esquina. Este hombre había resistido
más dedos años, peroentonces el inconscientedioungiroal
timón y tuvo que reevaluarlo todo y actuar en dirección
opuesta. Se enfadó mucho al escuchar esta interpretación,
pero con ella había dado en el blanco. Ahí vemos el peligro
de estrellarse, de desmoronarse: si uno cae bien, no es el fi­
nal delahistoria, sólotienequevolveralevantarse. Caerfor­
ma parte de la vida. Primero la chispa gloriosa, el centelleo
es comounaestrellacayendodel cielo al barro. Luegoviene
salir del barroylevantarse.
Hemosllegadoalinusual temadel otrosueñodeljoven, el
temadelas estrellas abajo. Sinembargo, es una cuestióntan
complicadaqueprefieroabordarlaenlapróximaconferencia.
InterpretémoslasimplementecomolaviejaimagendelaTie­
rra, imaginadacomouna superficieplana enlugar deesféri­
ca. Enciertomomento, sesuponíaquelaTierraeracomouna
torta,unpanquequeoalgoconunaformasimilar,ycuandoha­
bíaunagrieta,podíanverselasestrellasmásabajo.Apartirdel
sueño puede extraerse una conclusión, es decir, que el dur­
mienteteníaunmundoplano. Surealidadnoeraredondasino
plana, locual es cierto. Nohabíadimensiones ni polaridades
ensupsique, comopuedeverseporlaformaenqueentrabay
salíadelas situaciones yenque establecíaorompíarelacio­
nes conlas chicas, sin querer nunca dedicarles ni unpensa­
miento. Naturalmente, a suvidalefaltabacualquier clase de
conflictoodepolaridadyerasimplementeplana.
CONFERENCIA?
Enla última sesiónnos quedamos enel motivo de las es­
trellas abajo. El hombremiróhaciael valle que seextendía a
suspiesyvioqueseestabantransformandomuchas cosas allí,
pero loprimero que advirtió fueronlas estrellas. Yacomenté
quesumundodeconciencianoeraredondosinoplano. Enre­
laciónconlasincronía,les diréqueel otrodía, enelperiódico,
un miembro del Parlamento afirmaba que en Inglaterra aún
haygentequepiensaqueel mundoesplano. Estehombreha­
bíarecibidounacartadeclarandoque ¡habíaunclubformado
porveinticuatropersonas queseguíancreyéndolo! Porlafoto­
grafíadelperiódico, podíaversequeel mundodeaquellagen­
te era ciertamente plano. El mundo de nuestro durmiente es
tambiénplano: supersonalidadnoes redonday sucampode
concienciaes comofinohielosobreel abismodel inconscien­
tecolectivo.Aúnnohaconstruidoningunarealidadsólidapor
sucuenta. Podríamos decirqueeslailustracióndeladebilidad
de su ego. En medio de ese mundo plano hay una grieta gi­
gantesca, yél divisalas estrellas abajo, comosi pudieraverse
el firmamentobajolaTierra.
Hayunfamoso dictumalquímicoquereza:
Cielo arriba,
cielo abajo,
estrellas arriba,
estrellas abajo.
Lo queestá arriba
también está abajo.
Entiende esto
y alégrate.14
Me acordé de pronto de ese dicho, cuyo origen desco­
nocemos -sólo sabemos que procede de un antiguo texto
hermético-, pero tenemos que intentar desentrañar lo que
significa. Engeneral, las estrellas puedeninterpretarse como
arquetipos del inconsciente colectivo, como núcleos en el
cielo oscuro de la psique. Los vemos como luminosidades,
como luces separadas, y generalmente se interpretan como
dioses o contenidos arquetípicos. Por ejemplo, el Señor de
Sabaothes el Señor de las Huestes (es decir, del ejército ce­
lestial), porque se creía quelas estrellas eran suejército, los
soldados deDios, yqueDios conducíaaquel ejércitoceleste.
Luego está la teoría de las estrellas como dioses indivi­
duales; el orden en que están consteladas representaría en­
tonces la orden secretadel contenidodel inconsciente colec­
tivo. Enmitologíaestántambiénlosmotivos delosmúltiples
ojos olas múltiples estrellas. El dragónArgos, por ejemplo,
estácubiertodeojos, yesotambiénseproyectaaveces enel
cielo. Se pensaba en el Zodíaco comouna inmensa serpien­
te, unaespecie de Uroboros mordiéndosela cola, yserepre­
sentaba cubierta de estrellas. Enun tratadognóstico, la más
antigua representación del Uroboros es una serpiente devo­
rándose la cola, conlaparte de la cabeza salpicada de estre­
llas yel restonegro, ilustrandola doblenaturalezadelatota­
lidad inconsciente con un aspecto oscuro y nefando y otro
aspectoluminosocaracterizadopor las estrellas. Exactamen­
14. VéasePsicología de ía transferencia. BuenosAires: Paidós, 1954.
te la misma representación se encuentra en el tratado alquí-
mico del llamado Codex Marcianus, en el que hay dibujos
quecaracterizanel “todoenuno”.
La cola del Uroboros es el extremo material peligroso y
muchas veces constituyeel lugar del veneno(adiferenciade
loque ocurre conuna serpientereal). La cabezaes el aspec­
toluminoso, espiritual. Estoseproyectabaenel cieloporque
el Uroboros siempre aparecíaenlos límites del conocimien­
to humano. En la Antigüedad, por ejemplo, se creía que la
bóveda celeste era aquella inmensa serpiente Uroboros; en
ellaconstelabanlos signos del Zodíaco. Enlarepresentación
planadel mundo, el océanocircundabalaTierraenformade
serpiente redonda mordiéndose la cola. En los mapas anti­
guos, el Uroboros describíael círculoexterior, ysiempreque
el hombre alcanzabael final de sucampodeconcienciapro­
yectaba ese tipo de serpiente. Siempre que llegaba al punto
dondepodía decir que no sabía loque habíamás allá estaba
la imagen de la serpiente conlas estrellas. Yaven lomucho
que el motivo de la estrella tiene que ver conla inconscien­
cia, especialmente conel inconsciente colectivo.
¿Qué significa este aforismodelos alquimistas?
Cielo arriba,
cielo abajo,
estrellas arriba,
estrellas abajo.
Lo queestá arriba
también está abajo.
Entiendeesto
y alégrate.
Si loconsideramos ingenuamente, veremos quetieneque
vernecesariamenteconundobleaspectodelinconscienteco­
lectivoqueestáporencimaypor debajodenosotros, comosi
nosrodearaendosformas. Unayotravez,enlainterpretación
delossueñosyelmaterialmitológico,lagentecometeelerror
deidentificarloqueestáarribaconlaconcienciayloqueestá
abajoconel inconsciente, el Unterbewusstsein-lo quequeda
bajolaconciencia-,implicandoquelaconcienciaesloqueestá
arriba. Si unobajalas escaleras enunsueño, estoseinterpre­
tacomoiralinconsciente,ysubirseinterpretacomoiralacon­
ciencia. Esoes absurdoysuperficial. Si observamos los ma­
pas mitológicos del mundo, veremos que arribaestáel reino
delomisterioso, loinalcanzableparalos sereshumanos, don­
demoranlos dioses. EnGreciaestáel monteOlimpo, conlos
dioses arribayabajo. EnSumeriayBabiloniahayunmitode
unhombrequeintentavolaralcieloconlaságuilas,peroesin­
capaz detrascender ciertabarreraqueestá arriba. Los dioses
legolpeanyderribanyencuentralasmismasdificultadesyobs­
táculos al dirigirsealas divinidades deabajo.
En términos espaciales, si somos objetivos, tenemos que
admitir que existe un campo del inconsciente arriba y abajo
denosotros. Estamismadualidadseaplicaal simbolismode
la casa. El sótano amenudorepresenta de algúnmodo el in­
consciente, el área de las pulsiones, los instintos; hay innu­
merable sueños en los que el carbónestá enel sótano yhay
un incendio, o hay animales terribles en el sótano o entran
unos ladrones. Pero exactamente las mismas cosas ocurren
enel desván. Por ejemplo, unloco, abrumadopor el incons­
ciente, tiene, segúnlaexpresióninglesaqueexpresalalocu­
ra, “murciélagos enel campanario”o“ratones enel desván”.
Los fantasmas suelenarrastrarsus cadenas enel desványan­
dan sobre nuestras cabezas. Así, arriba en el desván, en esa
oscuridadllenadetelarañas dondenosotros estamos unpoco
locos, se extiende un reino de inconsciencia, al igual que
ocurreenel sótano. Lagentesuele soñarquelos ladrones en­
tranpor el tejado, oquelos demonios se sientanenél yqui­
tanlas tejas, ycosas similares.
Por tanto, hayquemirar arribayabajodesdeunpuntode
vista distinto yver si hay alguna diferencia cualitativaentre
las representaciones delos poderes inconscientes de arribay
los poderes inconscientes de abajo. Hay excepciones, pero
puede decirse que, en general, arriba se asocia a lo masculi­
no-ordenado, claro y a veces espiritual- y abajo a lofeme­
nino-fértil, oscuro (nomalo; no hay designaciones morales
enlas contraposiciones mitológicas originales), caótico, rei­
no de los animales-. La esfera de arriba está conectada con
pájaros y ángeles; conseres alados relacionados conel mun­
doespiritual. Por ejemplo, si enun sueñoalgoviene de aba­
jo, podemos esperar quevengaenformadeemociónosínto­
ma físico, como el sopor, o como un malestar afectivo del
sistemanerviososimpático. Ovieneenformadeocurrencias
sincrónicas en el mundo exterior. Si la invasión del incons­
ciente viene de arriba, puede adoptar la forma de un entu­
siasmopor el comunismooel nazismo; esainconscienciade
“arriba” surge enel sistema enforma de una idea colectiva.
Si se caracteriza como positiva, puede decirse que es el Es­
píritu Santo; si se consideranegativa, entonces serándemo­
nios alados, murciélagos en el campanario, y otras criaturas
aladas igualmente perniciosas; es decir, ideas destructivas.
Ya sean constructivas o destructivas, tales ideas tienen una
fuerteenergíacolectivapropia. Lasrepresentaciones dinámi­
cas pertenecen al aspecto de “arriba” del inconsciente y las
emocionales einstintivas al aspectode “abajo”.
Lamitologíaegipciaes unaexcepciónaestaformulación
porque en ciertos aspectos está invertida: así, en lo que res­
pecta al simbolismo sexual, los cielos de arriba sonfemeni­
nos ylatierradeabajoes masculina. Estoprobablementetie­
ne que ver con el concepto egipcio de la vida invertida: el
valorprincipal seatribuíaalavidadespués delamuerteyse
otorgaba escasovalor ala vidaenestemundo. Por ejemplo,
las sorprendentespirámides seconstruyeronparalavidades­
pués de la muerte, pero hasta el final del período sincrético,
exceptuandoel palaciodelos reyes, noexistíancasas decen­
tes paralos vivos. Paralos egipcios, las ideas eranconcretas
yreales, mientras quelas formas devidareales eranabstrac­
tasypor tantomasculinas. Si estudianlareligiónegipcia, les
sorprenderá lo que podríamos denominar concretismo de
ideas. Por ejemplo, la idea de inmortalidad tenía que reali­
zarse mediante el tratamiento químico del cadáver, a fin de
preservarlo durante el máximo tiempo posible. Nosotros
consideramos la inmortalidad como algo simbólico, pero
paralos egipcios noloera(comoenlamagiaprimitiva), yla
preparación de la momia pretendía establecer la inmortali­
dad. Esto demuestra hasta quépunto se trataba de una idea
concreta. Para los antiguos egipcios, la tierra era masculina,
mientras queel espírituylaideaeranconcretos. Si bienesas
concepciones eran específicamente egipcias, encontramos
vestigios de esta constelación invertida en otras civilizacio­
nes. Por tanto, siempreque aparecela dualidadarribayaba­
jo, tenemos quepensar entérminos cualitativos yestudiar el
contexto con atención, no identificar simplemente lo que
está arriba con la conciencia y lo que está abajo con el in­
consciente.
En suescrito «On the Nature of the Psyche», Jung com­
para la psique con un espectro de color, con los infrarrojos
enunextremoylos ultravioletas enel otro.15Utiliza este sí­
mil para explicar la relación entre psique y cuerpo; los ar­
quetipos ylos instintos. Nuestraconcienciaes comounrayo
de luz, conun núcleo que representa el ego, una especie de
campo de luz quepuede desplazarse a lolargo del espectro.
El extremo infrarrojo sería el lugar donde las cosas sevuel­
venpsicosomáticas yacabanenreacciones físicas. Enel ex­
tremo infrarrojo, la psique está conectada en cierto modo
15. TheStructiire andDynamics ofíhe Psyche, Complete works 8, p. 343, nota.
(aún no sabemos exactamente cómo) con procesos físicos,
demodoquesuactividadsepierde, openetralentamente, en
cierta clase de procesos físicos; psicosomáticos yluego so­
máticos. Éste sería el extremo que representa el cuerpo. En
el otroextremo, el ultravioleta, estaríanlos arquetipos. Des­
dedentrono sabemos qué es el cuerpo en sí -ni desdefuera
tampoco-, excepto hasta cierto punto. Yaquí se plantea la
Gran Pregunta: el misterio del organismo vivo. En el extre­
moultravioleta está el misterio de lomismo que se expresa
en las representaciones, realizadas como ideas, emociones,
fantasías, etc., detodolocual es fuente.
Como saben, el origen de las fantasías e ideas dinámicas
quenos surgenenlapsique es desconocido, pero atribuimos
tales fantasías a la actividad de los arquetipos. Es probable
que esos dos polos estén relacionados en cierto modo, aun­
que no sabemos cómo. Seguramente hay dos aspectos de la
mismarealidad. Enunextremoestáel cuerpo, yenel otrolas
ideas yrepresentaciones que deprontoinvadenlamentehu­
mana. Nuestra conciencia sueleoscilar entre esos dos polos.
Sabemos quelos procesos somáticos ylaconductafísicaes­
tán dirigidos por los instintos. Por nombrar algunos de los
más corrientes: el instintosexual, consujuegodelashormo­
nas enel cuerpoysus aspectos físicos; el instintode autode­
fensa, gestos automáticos de lucha; el instinto de huir, que
formapartedel instintodel autoconservaciónyqueseimpo­
ne automáticamente en ciertas situaciones de la vida, como
cuando huimos del peligro o la acción refleja de retiramos
del contacto con un objeto que quema, un automatismo del
cuerpoquepodemos llamar instinto.
La diferencia entreinstintoy arquetipoes la siguiente: el
instintoes representadopor laconductafísica, similar ento­
dos los seres humanos, mientras quelos arquetipos serepre­
sentanmedianteunaforma mental derealización, similar en
todos los seres humanos. Así, el homosapiens se aparea del
mismomodo, muere más omenos del mismomodo, huye, y
se mantiene erecto, en todo el mundo. Pero hay ciertos pa­
trones de conducta que nos distinguen de otros animales. El
homosapiens tambiéntiende atener emociones dela misma
clase, ideas de la misma clase, reacciones religiosas de la
mismaclase, ytodoesosevemejorenlos motivos mitológi­
cos de los sueños, que apenas varían en todo el mundo. Por
tanto, en un extremo están los instintos y en el otro las co­
rrespondientes experiencias internas relacionadas con los
instintos.
Jungnoloafirmaconcerteza, perodicequeaúnnohaen­
contrado una constelación arquetípica que no tenga su co­
rrespondienteinstinto. Tomemospor ejemploel arquetipode
la coniunctio, que aparece entodos los mitos del origen del
mundo, el emparejamiento deundios masculinoyunadiosa
femenina y la creación del mundo, o la unión en un abrazo
eterno, comoShivaySbakti. Aparece enla experienciamís­
tica de la unión del alma con Dios como coniunctio en una
forma femenina o masculina, y generalmente tiene un sim­
bolismo religioso. El instinto físico correspondiente sería el
instinto sexual. El instinto de conservación en forma de lu­
chaestávinculadoalaideaarquetípicadelasombraoel ene­
migo, el doble peligroso, la figura que aparece en sueños
comoel atacante olapersonadela queunohuye. Enel lado
físico, esto quedaríarepresentadopor el instinto de golpear,
ode salir huyendo, quees físicamente innatoennosotros.
Por tanto, parece --de momento no hemos encontrado
ninguna excepción- que el contenido propiamente arquetí-
picotieneunaforma deinstintocorrespondiente. Setratade
unaforma de ver las cosas; es decir, los instintos sonlo que
vemos desde el exterior, mientras las representaciones
-ideas, fantasías e imágenes oníricas- son lo que observa­
mos desde el interior. Si observamos al ser humanodesde el
exterior (podemos fotografiarlo en todos sus actos), encon­
tramos el aspectoinfrarrojo. Actualmente la antropologíase
centra en lo que hace el ser humano en contraste con otros
animales; cómo se aparea, construye sumorada, luchay so­
brevive, etc. Algunos autores intentan describir a los huma­
nos objetivamente, como si fuéramos una especie animal
más, comparándonos conlos elefantes, tigres y otras criatu­
ras. De este modo, obtenemos unafotografíacientíficadela
conducta humana instintiva absolutamente correcta. Pero si
seguimos lomismodesdedentro, queesloquehacemos, ob­
servamos lo que genera el ser humano -ideas y representa­
ciones- yasí tendremos unaanatomíadeese serhumanofo­
tografiadodesdedentro, unaimagenintrospectiva, mediante
la cual descubrimos el reino delos arquetipos. De un modo
desconocido, ambos sonprobablemente uno solo, la misma
realidadobservadadesde el exterior ydesdedentro. Si adop­
tamos laideapresentadaenlamitologíadelaconcienciahu­
manayel inconscienteentredospolos-el polocelestial arri­
ba y el polo del inframundo abajo-, podremos compararla
conel modelocientíficodelapsiqueyllamar al extremoin­
frarrojodel espectro“el cielodeabajo”yal otroextremo“el
cielode arriba”.
Nuestrodurmiente está enplenocampodela conciencia,
ypor lagrietapuedever el cielodeabajo. El movimientodel
sueñole atraehacialasima. Debemosrecordar cómoel prin­
cipitotuvoquebajar alaTierraainvestigar, omás bienare­
chazar, ciertas cualidades en su descenso. Generalmente, el
puer aeternus está demasiado atrapado en el reino de la re­
presentación arquetípica. Através de su complejo materno
suele poseerle, lo cual significa que subestimalas experien­
ciasvitales, el reinodel infrarrojo. Es muydistintopensar en
unbistec que comérmelo; la idea del bistec ylasauce béar-
naisepuede ser deliciosa, perosi uno selocome, tendráaún
más experiencias. Lomismopuede aplicarse al arquetipode
la coniunctio. Ciertamente, fantasear sobre una relación
amorosaeintentar imaginar cadadetalledelaexperienciaes
una cosa, pero vivir la experienciareal es otramuy distinta.
Generalmente, elpuertiendeaevitarlainmediatafricción
de la realización. No va al cielo de abajo, que subestima, y
conellosubestimalarealizacióninstintivadelavida. Por eso
el principitoencuentra al zorro enlaTierra ynecesitaal cor­
dero, pero, comoustedes saben, enesecasolarealizacióndel
cielode abajonofunciona. Contodo, estoes unageneraliza­
ción, yhay que decir que aveces el puer experimenta cierto
grado de vidainstintiva, perohuye de la concienciapsicoló­
gica. Vive esa experiencia de unmodo automático, comoun
asunto de sombra dividida. De ese modo, su fascinación ar-
quetípica hacia la idea del gran amor y la coniunctio sigue
siendounafantasíailusoria-un díaencontraráalamujerque
ledaráel amorperfecto, laperfectacalidez, laperfectaarmo­
nía, unarelaciónduradera, yasí sucesivamente-; sinninguna
dudaes unailusióndeimagenmaterna.Al mismotiempo, no
seabstienedemantener contactos sexuales, pues estolefrus­
traría demasiado, así que tiene veinte o treinta historias con
mujeres, comoeneste caso, peronose deja afectarpor ellas.
No vive la relación a fondo. Podríamos decir de esos indivi­
duos que soninocentes, enel sentidoequivocado, comosi no
hubieranvividoenabsoluto, porquevivensinestar ahí. Esta­
blecenunareservamental, diciéndose a sí mismos que no es
ella, pero que mientras necesitan una mujer. Se produce la
uniónfísica, pero no cuenta mentalmente oenel aspecto in­
ternodelafantasía, enel sentimientodeesapersona. Si nose
tomaenserio, si unonodejaqueel impactodelaexperiencia
toque la psique, entonces es como si no lo hubiera vivido.
Unavezanalicéaunaprostitutaprofesional queeraexac­
tamente como una solterona virginal. Sus sueños siempre
mostrabanniñitas intactas omujeres que nuncahabíanteni­
do ninguna experiencia sexual. ¡Esto era completamente
cierto! Ellaseaislabaporcompletodeloquevivía. Sóloque-
ría el dinero, no estaba allí, ni siquiera se permitía disfrutar
del placer de ciertos contactos ni sentir repulsión por otros.
Ella había tomado la decisión racional de que necesitaba el
dineroyque el restono le importaba. Yasí, encierto modo,
eracomo si lavidanolahubieratocado. Aunqueteníasínto­
mas psíquicos relativamente graves, noera desdichada. Uno
delos resultados del análisis fue que depronto sediocuenta
desumiserable situación, que antes nohabíavisto. Todoha­
bíasurgidodeunadecisiónintelectual, yellanuncasehabía
confesadoquealgunoshombreslerepelíanyotros laatraían,
ya que eso habría perjudicado su trabajo. Por tanto, aunque
en realidad era una mujer muy emocional, no se permitía
sentir la experiencia emocional de lo que estaba pasando,
porquesi lohubierahechohabríaganadomenos dineroal re­
chazar aciertos hombres.
Lo mismo le ocurre a veces al puer aeternus. Aunque
vive en el lado instintivo, lo hace de un modo limitado.
Construyeunabarreraemocional artificial, separandoloque
está viviendo de su ser real. En ese caso, no percibe las es­
trellas de abajo yel sueñole dice que las cojay las disfrute.
La vida es incompleta si uno sólo la vive desde la fantasía;
tiene que vivirse desde el lado instintivo. Pero eso significa
aceptarladeverdad, dejandoquelaexperienciatetoqueyno
limitándola ni cortándola al vivirlade unmodo condicional.
Tenerunareservamental al respectosignificaquenosevive
enabsoluto, yésaeslarazónporlacual elpueraeternusestá
aveces aisladodelas estrellas deabajo, ypor esola solución
parael durmiente es adentrarse enesemundoinferior.
Comentario: H.G. Baynes me dijo unavez que unamigo
suyohizounainvestigaciónpsicológicasobrelasprostitutas
deParísy descubrióque, sinexcepción, todas teníanunim­
portante complejopaternoyquetodasponíanunacondición
negativa, unaobjeción; enciertomodo “cortaban”,seaisla-
barí, nopermitiendo,porejemplo, quelosclienteslasbesaran
enlos labios, oalgosimilar. Siempre teníanunareserva.
Sí, es como cortar el sentimiento y la experiencia emo­
cional deloque estáocurriendo. De esemodounopuedete­
ner la vidamás aventurada, perono cuenta.
Por tanto, creo que las estrellas de abajo representan la
experienciavital delapautainstintivaoarquetípica. Hayque
vivir la vida a fondo, antes de conocerse o de darse cuenta
del significadodelo que seestáviviendo.
Comentario: A menudo ocurre que personas como ese
hombredel que ustedhahablado, aquienessus colegascon­
sideran pueri aetemi, son muy envidiados por ser capaces,
en lugar de aislarse de lavida, de lanzarse a ella con gran
vigor, de modo que aparentan tener éxito en sus vidas. Po­
dríamos decir que se trataba de la sombra y que sabemos
que enrealidadestánaislados. Pero ¿cómo logranesaapa­
rienciade unavida tanvigorosa?
¡Pueden actuar! Muchas personas sonbuenos actores, y
actuar, representar algo simplemente es adoptar un papel.
Esas personas, porloqueyohellegadoaconocerlas, desem­
peñanunpapel incluso ante sí mismos, para convencerse de
que están viviendo. Luego aterrizan en el análisis y tienen
queconfesarquenoes ciertoyqueestáninsatisfechos. Otros
puedenconsiderarquehantenidoéxito, peroellosnolosien­
ten así. El criterio es simple: ¿sientes que estás viviendo?
Aquellos que no se sientenvivos dicen que tienen la sensa­
ciónde estar actuando, inclusoante sí mismos.
Comentario:¡Es comosi sedisfrazaran!
Sí, y engañan amuchos, amenos que los que les conoz­
can sepan algo de psicología y miren a los ojos para ver la
expresión real. Entonces pueden decir que algo va mal, in­
clusoenesagente queparecehaber tenidotanto éxito.
Comentario: Si unapersona estuvierafijada en el extre­
mo ulti-avioletay tuvieranumerosas experiencias en el otro
extremo, entonces supongo que el extremo ultravioletasería
demasiado hermosopara el infrarrojo. Aunque tuviera die­
cinueve experiencias, ¿parecerían sórdidas y miserables
porquesiemprebuscaríael extremoulü-avioleta?
Sí, exactamente. Es unabuenaformadeplantearlo. Pode­
mos decir que si vives enunextremodeunmodoescindido,
entonces un extremono puede comunicarse con el otro. Di­
cho de una forma sencilla, uno tienela experiencia perova­
cía de significado, y una experiencia cuyo significado no
sentimos noes nada. Sólosevuelvereal cuandoserelaciona
con una percepción emocional del significado. Sin eso, re­
sultameroaburrimiento. Yoconocíaaunhombreque, consu
sombra, tenía muchas historias, pero lo hacíacontal distan-
ciamiento que enpleno acto sexual ¡mirabael reloj paraver
cuánto tiempo le quedaba! No significaba nada para él, o
bien era puro narcisismo, porque sólo experimentaba supa­
pel masculino.
Pregunta: ¿Yquéproblema tendría una mujer que esta­
blecieraunarelaciónconunhombreasí?
Generalmente ella hace el mismo “corte” conel animus.
Por ejemplo, en el caso de esa prostituta, su idea era que si
ellaintentabaganarse lavida comomecanógrafaenunaofi­
cina, tendríaque estar enel trabajoalas nueve delamañana
yestarallí hastalas seis delatardedurantesemanas intermi­
nablesynuncapodríahacernadamás.Comoellaeramuyin­
disciplinada y bastante infantil, esto le parecía inaceptable.
Suanimus le decíaque seguiríatodoigual, peroesoerasólo
unaopinióndesuanimus, porqueellapodíahaber empezado
untrabajode oficinistayhaber encontradounnovio. Perola
lógica de su animus era que si ella trabajaba en una oficina
tendría que someterse ala disciplina-que detestaba- ynun­
catendría unarelaciónamorosa. Es imposible saber por qué
una cosa excluía ala otra, pero es loque pensaba suanimus
¡yque a los cincuenta sería una mujer fea yvieja y seguiría
como mecanógrafa en una oficina! Ella quena vivir y no
queríaunavidadeoficina, peronecesitabael dineroparaco­
merynopodíapermitirsevivirlibrementeconmuchoshom­
bres comolehabríagustado, asíqueel animusledijoquede­
bía combinar ambas cosas y al infierno con sus prejuicios
morales. Podríamos decir que, en ese caso, simplemente se
resignó a elloporque no tenía fe enloirracional. Había ate­
rrizadoenNuevaYorkcomoinmigrante, ycuandoviolain­
mensaciudad, sintióqueseperdería. Noteníafeensí misma
ni en la vida, ni en su personalidad, ni en Dios. Así que lo
planificótodoypensóquelomejorerahacerseprostituta. En
el casodeunamujer, es el animusel quetramalas cosas, yel
animus es siempre un pesimista profesional que excluye el
tertiumquod non datur.16El ánimus le dice a la mujer que
sabequehaysólodeterminadas posibilidades; ledicequelas
cosas sólopuedenfuncionar de tal ocual manera, ybloquea
cualquierposibilidaddevidaqueimpliqueproducir algopor
sí mismo, crear algo.
Pregunta: ¿Quiere decir que una mujer con una buena
relación consus instintos nose enamoraríade ese hombre?
Sí, creo que es correcto. Quizá ella empezaría una rela­
ciónaestenivel irreal, peroluegointentaríallevaral hombre
aunarelación definida o significativa. Puedoofrecerles una
ilustración, aunque no encaja del todo con lo que hablamos
porque eneste caso el hombre tomóla iniciativa. Es el caso
deunamujer queteníademasiadas relaciones, guiadapor las
decisiones de suanimus, yencontróunhombrequelaquería
de verdadytenía instintos más sanos que los de los anterio-
16. Véase nota 3, pág. 52.
res. Él era muy sensitivo y sentía que muchas veces ella se
acostabaconél sinestar realmente allí osinestar ensintonía
con él. Sentía la autonomía de su sexualidad y se rebelaba
contra ella. Se volvió desagradable conellaporque la mujer
lehabíahecho daño. Dijo quehacíalomismo quehacía ella
contodos sus demás amantes, delos que sentíacelos, yaque
tenía la sensación de que él sólo era uno más. Él no sabía
nada de psicología, por eso era más bien torpe y desagrada­
ble, yla calificabademujer “vulgar”o“barata”,ycosas que
noeranverdad, porque ellano eranada de eso, sólo queha­
bía cortado y reprimido sus sentimientos. Pero a través de
aquellas fuertes reacciones, emocionales einstintivas quete­
níaél, ydel hecho de quefuese unhombre maduro conmu­
chaexperienciayungranautocontrol físico, él logrórecupe­
rar los sentimientos de ella, lo cual era naturalmente una
tarea muydifícil. Por lo general, el hombrees tanimpulsivo
sexualmente quenopuede contenerse, pero aquél le dijoala
mujerquenoseguiríaconellaamenos queseencontraranen
un nivel más emocional. Ella tuvo unsueño donde habíaun
agujerode barrosucioytóxicoenel sueloyél excavaba allí
ysacabapara ellauna llave de oro. Creoque podemos decir
queel hombrerealmenterescatólos sentimientos delamujer
porquela amaba comoindividuoyno selimitaba a utilizar­
la. Él la quería como una persona entera con sus sentimien­
tos, yseresentíacuandolarelaciónnofuncionaba. Gracias a
suresentimiento ytras muchas peleas yproblemas, él logró
recuperar la personalidad emocional de ella, su sensibilidad
afectiva.
Naturalmente, podríamos continuar discutiendo y am­
pliando esta problemática indefinidamente porque es real­
mente la clave paraentender todoel sueño. Enmi conferen­
ciasobreel mal, ofrecí unmotivodeuncuentodehadas ruso
queilustraesto. Enesahistoria, el zar dice, enunacena, que
ninguno de sus hijos había logrado algúnéxito enestavida,
ylos tres lepidensubendiciónyemprendenlabúsqueda de
sus propios triunfos. Cada uno de ellos coge un caballo del
establo y emprende la marcha y los tres llegan frente a un
cartel que dice: «El que vaya ala derechatendrácomida su­
ficiente, pero sucaballo pasará hambre; el que vaya a la iz­
quierda tendrá lo necesario para su caballo, pero él pasará
hambre; y el que siga recto morirá». El primer hermano se
veríaprivadodelaexperienciainstintivaysucaballopasaría
hambre. Ese hermano encuentra una serpiente de cobre en
unamontaña. Cuandolalleva a casa, supadre se enfurecey
le dice que hatraído algopeligroso ydemoníaco yle encar­
cela; es decir, el chico sólo encuentra una vidapetrificaday
caeenlaprisióndel espíritutradicional, es decir, el padre. El
segundohermano vaalaizquierdayencuentraunaputa que
tiene una cama mecánica a la que ella le invita. Luego ella
saltadelacama, aprietaunbotón, lacamasedalavueltayél
caeenel sótanodondehaymuchos otros hombres esperando
enla oscuridad. ¡Es el destinodel que va alaizquierda!
Y entonces le toca el tumo al Gran Iván, el héroe de los
cuentos dehadas rusos. Cuandollega al cartel, seechaallo­
rarydice: «Quédesgraciadosoy, tengoqueir alamuerte, sin
encontrar el honorni lagloria», peroespoleasucaballoysi­
gue adelante. Después sucaballomuereyvuelvedenuevoa
la vida, y él encuentra a la bruja y la conquista y luego en­
cuentra a la princesa, vuelve al reino y se convierte en zar,
etc. Tiene una trayectoria de éxito normal en un cuento de
hadas. Él haelegido enfrentarse al conflicto, que significala
muerte del ego, porque la conciencia del ego quiere saber
qué encontrará más adelante. Si aquella mujer que llegó a
NuevaYorkhubieratenidolafuerzayel valorpsicológicode
aceptar el hecho de que se enfrentaría ala miseria hicieralo
que hiciese y que no vería ni un destello de luz o de vida
frente a sí, si hubierapodidoenfrentarse alamuertemoral y
hubieraseguidosiendoellamisma, entonces el cuentodeha­
das, el camino deindividuación, habría empezado. Pero ella
nopudo, yensucasoeligióel caminode laizquierda. Otros
eligenel dela derecha.
Podríadecirse, por tanto, quelaconcienciahumanasiem­
pre seencuentracrucificadaentrela atraccióndelos dos po­
los: si caes demasiadoenunodelos dos, mueres. Lavida, en
suesencia, significa crucifixión. Para el egoracional parece
ser la muerte, y eso es lo que expresa el cuento ruso de un
modoclaroyhermoso. El tercer hijoeligióloqueasuegole
parecía el camino de la muerte, pero dehecho, comocuenta
lahistoria, eligióel caminodelavida. Los otros, quequerían
ser listos y elegir los males relativamente menores, uno ala
derecha y el otro hacia la izquierda, no tenían el nervio, la
fuerza o las agallas para enfrentarse a lo desconocido y por
eso racionalizaron la situación. Aparentemente, para un ser
humano, enfrentarsealodesconocido, nosaber deantemano
loque viene pero ser capaz de mantenerse firme en la oscu­
ridadeslomás difícil. El miedomás antiguodel hombre, que
ha generado siempre su pánico, parece haber sido lo desco­
nocido. Laprimeravez queunhombreprimitivoveunavión
o un coche sale huyendo, ¡porque todo lo desconocido es
inevitablementeterrible! Ésaes laviejapauta, yes lomismo
enel análisis. Cuando la gente se ve enfrentada a una situa­
ciónenla que nopuedenver, por supropiarazóninterna, lo
que seles avecina, sientenpánico. Es doloroso, pero noim­
portaría tanto si notomaran decisiones precipitadas -girar a
la izquierda ola derecha- y caer así enel inconsciente, por­
que no han podidoresistir la tensión de no saber lo que tie­
nenenfrente.
Si elpuer vademasiadoala derechaoalaizquierda, eso
no sería tan malo, porque a veces uno necesita encontrarse
primerola serpiente de cobre yluego aterrizar enla bodega
de la puta y sólodespués tomar la decisiónde que vale más
coger el caminorectoquelleva alamuerte. Peroenrealidad
elpuerhace algomuchopeor: nosearriesgacompletamente
en ninguna dirección, sino que se aventura un poco en am­
bas, para estar siempreenel ladoseguro. Apuesta auncaba­
llo, peroponeunpocotambiénenel otro, yeseactoes auto-
destructivo. Esoes peor que ir demasiadohaciala derecha o
hacia la izquierda, porque resulta castigado y tiene que le­
vantarseysalir. Eljuegonatural delos opuestospsicológicos
corrige el asuntounilateral. La vida le fuerza auno hacia el
camino del medio. Pero para evitar el sufrimiento, el puer
juega untruco sucioquele vuelve rebotadocomounbume-
rán. Se divide arrojándole algo al dragón como concesión,
pero interiormente se mantiene al otrolado. Tiene ilusiones
sobre sí mismo, ypor eso detiene el proceso de la vida y se
queda fijado, porque incluso el juego de los opuestos se ve
frustrado. Por eso, su débil personalidad le engaña, a fin de
ahorrarle el sufrimiento.
En el papel de bruja celestina que el joven me atribuyó,
yohabíaintentadoempujarlealarelaciónconunamujer con
laqueyahabíatenidosucontactodonjuanescoyalaqueha­
bíadejadode lado. Pero cuando, después deplanear y escri­
birlela cartadiciéndolequequeríavolver averla, seprodujo
aquel elementosincrónico: ellaescribióunacartasimilarala
suya, que él nohabíallegado aechar. Entonces, por primera
vez, conesamujersintióel efluviodealgosignificativo. Tras
aquel extraño incidente, nopudo evitar pensar ingenuamen­
te que aquella mujer debía de representar algo al margende
lo que ya había ocurrido entre ellos, y que larelación debía
detener algúnsignificado. Así, por primeravez, aceptóalgo
desconocido. La duda que yohabía proyectadoen sumente
no habría servido de nada de no haber sido por el incidente
sincrónico, pero tal comofue, suactitudhacialavida se vio
influidapor laexperiencia, quelepareciómaravillosaymis­
teriosa. De modo que fue de excursión en bicicleta con la
chica conuna actituddistinta, yno sabiéndolotodode ante­
mano. Por primera vez estaba desconcertado con una rela­
ción, y cuando se durmió en brazos de ella, ya ven lo que
produjo su inconsciente. Era como si el cielo de abajo -la
significación de aquella experiencia sexual- se abriera paso
ensumente, yesoexplicapor qué, mientras pedaleabacomo
si fueraenbicicleta, caía lentamente hacia el cielo de abajo.
El siguiente tema del sueño es la explosión de luz en el
cielodeabajo, que significaríaunrepentinodescubrimiento,
una iluminación desde abajo. Es un motivo muy interesante
si locomparamos conla experiencia de los místicos medie­
vales a quienes laluzles habíallegado desde arriba. Aquí la
luz se experimenta desde abajo, porque se acepta lo desco­
nocido de la vida ylo desconocido inconsciente. Podríamos
decir con los alquimistas: «Cielo arriba, cielo abajo». Es la
mismaluz, peroprocede del sol de medianoche yno del sol
dearriba. CuandoApuleyoseinició enlos misterios deIsis,
describió su iluminación no por el sol celestial, sino por el
sol demedianoche, que encontrócara acaracuando descen­
dió al inframundo. Esto significaría una experiencia que no
puede alcanzarsepor el esfuerzointelectual, oejercitandola
concentración, oel yoga, olos exercitiaspiritualia, sinomás
bien en una experiencia del ser, que sólo podemos tener
aceptandoloinconscienteylodesconocidodelavidayladi­
ficultaddevivir el propio conflicto.
Cuando el durmiente va más allá, de pronto, el cielo de
abajo se solidifica y parece como la Tierra vista desde un
avión, con una cuadrícula de campos. Es una imagen muy
positiva, pues ahora la grieta empieza a cerrarse. Con todo,
aúnhayniveles diferenciados, porque entre la tierra de arri­
ba yla tierra de abajo hay unbrusco desnivel, como el que
suele aparecer enla geografíapsicológica deun sueño don­
de están los dos niveles, sin escalones que los unan. Este
durmiente debe cambiar su modo de vivir entre intelecto e
instinto, sinningúnpuente entreambos, peroesonomuestra
una situación muy peligrosa, como ocurre a menudo en el
caso de gente joven que aún no ha armonizado la relación
entre ambos. La herida en la psique de este individuo que
sueña se está curando; el nivel de la tierra se eleva. Se da
cuenta aceptando, por una vez, una situacióndesconocida y
aventurándoseenella. Porprimeravezentraencontactocon
larealidadhumana, latierraenlaquevivimos. ¿Cómointer­
pretaríanesto?Podríahaber vistoel bosqueabajo, osólotie­
rra desnuda, pero vecampos cultivados.
Respuesta: El hombre enrelaciónconlatierra.
Sí, es tierra cultivada, trabajadaydistribuidaentredistin­
tos individuos, conel inconveniente de los múltiples muros,
vallas ycaminos, ytodas las distintas regulaciones ycontro­
lesquelimitanel accesoyobliganarespetarlapropiedad. Es
la tierra civilizada y sugiere trabajo, y eso nos recuerda las
palabras de Jung de que el trabajoforma parte de la cura de
laescisiónylas dificultades delpuer, simplementearandoun
trozodetierra, seael que sea. Recuerdoqueunavezledijoa
unindividuo del tipopuer aetemus: «No importa el trabajo
que hagas. La cuestión es que por una vez hagas algo meti­
culosamente y a conciencia, sea lo que sea». Aquel hombre
insistía en que si pudiera encontrar el puesto adecuado, en­
tonces trabajaría, peronopodía encontrarlo. Larespuesta de
Jung fue: «No importa, coge el pedazo de tierra que puedas
encontrar. Áraloyplanta algo. No importa si es unnegocio,
oenseñanza, ocualquierotracosa, entrégatedeunavezaese
campoquetienes delante».
Todoel mundo tiene un campo derealidadpara trabajar­
losi lodesea. El trucoinfantil dedecir «Trabajaría si encon­
trase algo adecuado» es sólo una de las múltiples ilusiones
del ego, ilusiones oautoengaños delpuer aetemus mediante
los cuales se demora en el dominio materno y suidentifica­
ciónmegalómana conlos dioses, que, comotodos sabemos,
no trabajan. Excepto Hefesto, despreciado por todos los de­
más, no hay dioses que trabajenenla mitología griega. Los
campos también simbolizan limitación. Es la desventaja de
entrar en contacto con realidad, porque uno se ve limitado,
tienequesometersearestricciones. Entramosenlamiserable
situaciónhumanacuandonos vemos conlas manos atadas y
sin poder actuar como nos da la gana, algoparticularmente
desagradableparaelpuer aeternus. Enel trabajonos enfren­
tamos anuestras propias limitaciones, intelectuales yfísicas,
porquelo queunoproduce siempre es miserable comparado
conlas fantasías queteníaechadoenla camadeloqueharía
si pudiera... La fantasía es mucho más hermosaque el pro­
ductoreal.
Acontinuación, en el sueño hay un giro autónomo, por­
que el valle seve sustituido bruscamente por un agua estan­
cada yhelada. El hombre que sueñacree quees el complejo
materno, en el que no desea caer. Es engañoso, ylo que an­
tes parecía una explosiónde luz ahoraparece unapompa de
jabón con una calavera dentro. El mismo mundo en el que
ahora se está hundiendo es un aspecto completamente des­
tructivo, sin que ocurra nada en el sueño que justifique un
cambio así. Si enunsueñoel que sueñahace opiensa algoy
entonces el paisaje sevuelvenegativo, podemos decir queha
sidounaideaequivocadala quehacausadoesto. Si mientras
sehundía el hombre hubiera pensado que no le gustaba esa
realidad tan estrecha y entonces se hubiera producido el
cambio, en ese caso, el sueño hubiera sidofácil de interpre­
tar, pues cuando se niega la tierra, se favorece el estanca­
mientoeterno yel acoso del complejomaterno, yal final de
eseprocesoestálamuerte. Ésteseríaunmodocorrienteyfá­
cil deinterpretar el sueño, pero aquí hay algomuymisterio­
so, porque el hombre continúa-yo diría que conrazón- ha­
cia el fondo del valle y de la tierra, ylo que había parecido
tanpositivo de por sí se convierte en algo extraño, aguahe­
lada estancaday unapompa dejabón conuna calavera den­
tro. Yonopretendohaber comprendidoestoentodos sus as­
pectos; sólopretendo decirles loque creo.
Empecemos conel aguaheladaestancada. Esaimagensu­
giereestancamientoenlarealidad,dondeel aguadelavidano
fluye. El hielo sugiere quedarse paralizado por el frío. Ob­
viamente, esehombreeramuyfrío, delocontrarionopodría
haber actuadocomolohizoconsunovia. Susentimientoera
inexistente; obiensehabíadestruidoconlasituaciónfamiliar,
obienél estabatanatadoalamadrequenoteníasentimientos
hacianadiemás. Comorecordarán, yosólolovi unavez, así
quenopodríadecirdóndeestabasusentimiento,siestabaata­
do ala madre osi él era simplementefrío e insensible como
unpez, pero ciertamenteerafríoensuconducta. El asociaba
el mundo de abajoconel complejomaterno, enel quenadie
quiere caer. Ahí creoquevolvemos sobrelapistadel proble­
ma. Unapompadejabón,engeneral,esel símildeunailusión,
quesepuedepinchar. Puedetenerungranvolumenyunama­
ravillosaybonita superficie si el sol la ilumina, pero es sólo
unaesferavacíaque, cuandoentraencontactoconuncuerpo
real, sedisuelveenlanada. Por tanto, lapompadejabónge­
neralmente simboliza las ilusiones. Es algoque asociamos a
niñospequeños quehacenpompas desalivaacompañadas de
alegresfantasías.Construircastillosenelaire,oenEspaña(se­
gúnlaexpresiónfrancesa), fantaseando, es comolapelícula
internadondetúeres elpoderosoprotagonistamasculinoola
hermosamujer.Todasesasmaravillosasensoñacionessonbur-
bujasopompasquepuedenpincharse.Aquíaparecealgoaba­
joquesignificaestancamiento,frialdad,ilusiónymuerte,ytodo
esosinningunafaltaaparentedel durmiente, exceptocuando
ve el aguaheladaestancadaydicequees el complejomater­
no, enel quenovaacaer.
Creoqueesonos dalaclave. Nodebemos olvidar queese
hombre había hecho un análisis freudiano. ¿Qué efecto pro­
duce eso enun ser humano? Una actitudintelectual haciala
vida, privada de sumisterio: uno lo sabe todo, y si él no lo
sabe, el doctor delabatablancaque sesientatras el sofá, sí.
El análisisfreudianonosloexplicatodocomopartedel com­
plejodeEdipoy, así, los sueños nosonningúnmisterio; ¡es­
tánmuyclaros! Todos los objetos alargados sonfálicos, ylos
demás sonfemeninos, yel restotienealgunaconnotaciónse­
xual. Si sabemos unpoco de anatomía, ya lo sabemos todo;
sólo tenemos que establecer la relación. Entonces la inter­
pretación de los sueños se vuelve muy monótona y fácil.
Freudle dijounavez a Jungqueyanotrabajabamuchocon
sueños ¡porque le parecía demasiado monótono! ¡Por su­
puesto! Yasabía de antemanolo que saldría, ¡sólotenía que
tocar conla varita mágicay saldría un conejito del sombre­
ro! Ésa es la interpretación freudiana de los sueños: uno ya
sabe adonde se dirige, a saber, la situación edípica, que uno
pone previamente en el sombrero y que luego sacará triun­
fante. Es un truco intelectual, siempre el mismo, y se con­
vierteenunarutinamonótona. Yanotenemoslamenteabier­
ta al hechode quepuede existir algo que aúnnosabemos, o
que podemos soñar con algo que aúnno conocemos. El ego
sealimenta, pues, deilusiones conscientes, a saber, que sólo
es cuestiónde conocerlotodo sobre el tema, yconesollega
el estancamientototal delavida.
Hay cierto tipo de hombre con complejo materno que se
siente muy atraído por la psicología freudiana, porque su
efecto sobre el individuo es similar al del propio complejo
materno; es decir, es otraprisión, yestavezte aprisionauna
situaciónconocidapor tuintelecto. El sistemafreudianotie­
ne sus grietas, pero sufundador nolas aceptaba, creósu sis­
temacomo algo completamente conocido, excepto enel as­
pecto fisiológico, donde quedan aberturas para la química
biológica. En el ladoreligioso ofilosóficonohay aberturas.
Ahí todoestádefinido conprecisión, ypor esa razónel aná­
lisis freudianoatrae alas víctimas deungravecomplejoma­
terno, con su actitud ansiosa y nada generosa, porque les
ofreceotrajauladeprotección. Unoaprendeeselenguajefá­
cilmente, y alguien que ha hecho un análisis freudiano du­
rante seis meses ya lo sabe todo. Si tienen un paciente que
hayahechoanálisis freudiano, les traerá el sueñoconunain­
terpretaciónvulgar, preparadaparallevar. Ustedes sequeda­
rán desconcertados por el sueño y se preguntaránqué signi­
fica, peroél lesinterrumpiráylespreguntarási noesunavez
más la situaciónedípica. Esas personas lotienentodoprepa­
rado, y así la vida no puede fluir. El análisis freudiano está
desprovisto de sentimientos, y eso se expresa factualmente
en el hecho de que el médico no puede permitirse ningún
sentimiento personal hacia sus pacientes y evita las emo­
ciones poniéndose labatablancaysentándose detrás del pa­
ciente; cualquier sentimientopersonal oreacciónemocional
es sospechosa.17Si lafunciónemocional del pacienteyaestá
dañada, la escisiónempeorará.
Nuestrohombre, comounmonolisto, había asimilado el
puntodevistafreudiano comojustificaciónde sudonjuanis­
mo. Yono estoy acusando a su analista freudiano; creo que
en definitiva era un truco del paciente. No lo sé, pero cada
vezque sesentíademasiadocercadeunachica, pensabaque
era otravez el complejomaterno, así que sealejaba. De este
modo, laforma depensar freudianale ayudabaa seguir ade­
lante con sudonjuanismo. ¡Lopeor es quehayciertaverdad
en ello! Naturalmente, en el donjuanismo, la pareja que se
busca en distintas mujeres (Goethe loformuló correctamen­
te como “ver a Helena en cada mujer”) es el complejo ma­
terno, por eso, tener una breve relación y luego escapar es
justificable, porque setrataunavezmás del complejomater­
no. ¡Es una magnífica excusa para escapar! Yes bastante
17. Me refiero a la escuela estrictamente freudiana; en la actualidad, hay escuelas
modificadas, peroyo sólo estoyhablando de la actitudoriginaria.
verdadque esas primeras fascinaciones se deben al comple­
jo materno -es decir, al juego del ánima- y demuestran ser
una ilusión. En mucho tiempo no he visto ningún hombre
que hayaentrado encontactoconuna mujer, consentimien­
to, que no haya sufrido ciertas desilusiones ydecepciones y
que, al final, no sehaya percatado de la transitoriedady co­
rruptibilidaddetoda vidaterrestre.
Por tanto, lespropongoquetomemos estesueñomás filo­
sóficamente. Si nos aventuramos en la vida, enla realidad,
en lugar de quedamos fuera para evitar el sufrimiento, des­
cubriremos quelatierraylas mujeres sonuncampofértil en
el que trabajar yquela vida tambiénes muerte; que si seen­
treganalarealidad, sufrirándesilusiones yal final encontra­
ránlamuerte.18Si unoaceptasuvidadeverdad, enel sentido
más profundodelapalabra, aceptalamuerte, yesoesloque
elpuer noquiere. Noquiere aceptar la mortalidad, ypor eso
no quiere entrar en la realidad, porque el final sería tomar
conciencia de su debilidady de sumortalidad. Se identifica
conloinmortal ynoaceptaal doblemortal, porqueentrando
en la vida asimilaría al hermano mortal. Por eso podríamos
decirqueestesueñocontieneunaespeciedefilosofíadevida
queno sorprendería aunoriental. Ningúnhindú se sorpren­
dería. Diría; «Ciertamente, si entramos enlavida, si amamos
aunamujer, abrazamos unailusión, ytodailusiónserevela­
rá como maya, la granilusión del mundo, el final de la cual
eslamuerte».
Todos aquellos que hayan leído mitología y filosofía
orientales no se sorprenderán por esto, pero sí resulta sor­
prendente encontrar enel sueñodeunjoveneuropeomoder­
nouna filosofíatanprofunda. Laidea seplanteaclaramente
ante él: la vida y encontrar una mujer significa unirse a la
realidad; trabajar significa estar en la tierra; desilusión, es­
18. Más tardesupe queel hombre que tuvo ese sueñomurió cuando tema unos cin­
cuenta años.
tancamientoymuerte. Ésaes unarespuestasinceraaalguien
quetiene sus dudas sobre si deberíavivir ono. No debemos
olvidar que, debido al suicidio de su padre, este joven, de
niño, habíaencontradolamuerte deunmodomuyimpresio­
nante. El padresepegóuntirocuandoél teníaseis años, yvi­
viendo enunpueblo sinduda oyórumores ycotilleos. Pare­
ce probable que se asomara al ataúdy viera los restos de su
padre, ysi nooyóloquedecíalagente, al menos debiódeoír
los comentarios de la cocinera. Había vivido la muerte de
una forma terrible cuando era un chico sensible, de modo
que la muerte ya pertenecía a su experiencia. Debemos re­
cordarlo porque probablemente sólo demuestra su duda so­
bresi zambullirseenlavida. El inconscientenoderramanin­
gún bálsamo sobre los hechos en ese momento, ni le
consuela, sino que le presenta la verdad desnuda: la vida es
muerte, ysi aceptas lavidaytezambulles enella, comoaho­
raintentas hacer conestachica, sóloteestarás acercandoatu
propiamuerte. La muerte es lametadelavida.
Desdeunpuntodevistaterapéutico,estomefascinaba,por­
quelatendenciadelosanalistasconsisteenmirarunapartede
la vida del paciente e intentar infectar la otra de cierto opti­
mismo; asaber,queunodebezambullirseenlavida,debecreer
ensusentido, etc. ¡Peroveanloquehace aquí el inconscien­
te! Impactaal durmiente conel aspectoabsolutoydual dela
realidad. Enel casode quequieradecir “sf’,le aconsejaque
nosehagailusionesalrespecto,porquelascosassonasí.Aho­
rapuededecirsíonosobreunabasesincera.Ysiprefieresui­
cidarse, tambiénseráunasoluciónsincera.
Más tarde, el durmiente volvió a dejar ala chica, apesar
detodoloquehabía ocurrido, yenunagranciudad, cayóen
manos deunaprostitutarusa cuyos principales clientes eran
negros. Aquellos negros odiabanal jovenporque era el úni­
co amante blanco e hicieron varios intentos de matarlo. La
prostituta rusa era el aspectode la Madre Tierra de su com­
piejo materno, algoque no podía aplicarse a la chica en cu­
yos brazos él había tenido el sueño, pues se trataba de una
chica sensible eintrovertidaynodeunapersonamuyterres­
tre. Con la rusa, cayó en el agua estancada de su complejo
materno y casi encontró la muerte. Su complejo materno le
hizo abandonar surelaciónconla chica-que habría sidodi­
fícil, pero humana- para luego hacerle caer de nuevo en el
propiocomplejo.
CONFERENCIA8
Nos habíamos quedado en medio del sueño que tuvo el
hombredormidoenel regazodelachica, enel cual caíalen­
tamente en la gran hendidura de la tierra. Recordarán que
primero vio las estrellas en el cielo allí abajo, luego una ex­
plosióndeluz, después los campos, comocuandolos divisa­
mos desde un avión, ypor últimouna extensión de agua su­
ciayestancadaqueparecíahieloperonoreflejaba. Entonces
se medio despertó y se dijo a sí mismo que no tenía miedo,
pero que el agua era un símbolo de la madre en el que no
quería caer. Entonces, al fondo del valle, vuelve a aparecer
unamancharedondadeluz, conel contornoalgoborroso. La
mancha explota como una pompa dejabón. En esa mancha
deluz ve una calavera ypiensa que es extraño, porque ¿qué
tiene que ver la muerte con todo eso? Se repite que no está
tanasustado, perocontinúacayendolentamenteenel mismo
lugar. Luego, en el sueño, todo aquello desaparece y se ve
sustituidopor unsuelo delinóleoamarilloconmanchas ma­
rrones. El paisaje ha perdido por completo sus gigantescas
proporciones, yel hombrequesueñasepreguntapor quéhay
linóleo al fondo del valle y dice que es realmente sueña.
Todoestámuyclaroyloveperfectamente. El serióunpoco
por lo del linóleo, y en la carta que mandó acompañando al
sueño añadía: «No me gusta el linóleo. Siempre me parece
fríoymuypocoestético. Medesagrada». Evidentemente, al­
bergabaunfuerte sentimientoencontra.
Hemos analizadoel problemadela calaverayhemos vis­
toque, enciertomodo, el hombretienerazónal decirquecaer
enesaaguaseríacaer enel valle, dondeestálacalavera; sería
caer ensupropiamortalidadyel aspectoestancadodelama­
teria. Ya he dicho que él dejó a la chica con la que estaba
cuandotuvo este sueño, ydespués tuvounahistoria conuna
prostitutarusa que tenía otros amantes negros, y éstos inten­
taronmatar al hombredel sueñoenvarias ocasiones. Portan­
to,podríamos decirquerealmentecayóenel estanquesucioy
de verdad corrió peligro de muerte y de completo estanca­
miento. Laprostitutarusaeraunamujer gordayterrestre, ob­
viamenteunafiguramaterna, demodoque aunqueél noque­
ríacaer enaquellasituación-según el sueño- sí atravesóesa
fase y, por decirlo así, perdió completamente las alas. Yaha­
bía sufridoel miedo de que unamujer le arrojase allí cuando
entró encontacto conla chica, ypor esotenía que continuar
la relación. Por esarazón siempre abandonaba alas mujeres
rápidamente, sintiendoquedetrás decadamujerestabaaquel
remolino de materia que le aspiraría hacia abajo. Caer enla
muerte no siempre adopta una forma tan concreta, aunque
ocurre, ymuchospueri muerenentrelos treintaylos cuaren­
taycincopor esamismarazón. Perohayotramaneradecaer
enalgosimilar.
Una vez elpuerpierde suextático, romántico élandeju­
ventud, hayunpeligrodeenantiodromíaenunaactitudcom­
pletamentecínicahacialas mujeres, lavida, el trabajoenge­
neral y el dinero. Muchos hombres caenrepentinamente en
una actitud de decepcionado cinismo. Pierden sus ideales e
impulsos románticos y también, naturalmente, su creativi­
dad, desechándolo junto con las fantasías de juventud. Se
vuelven mezquinos, terrestres, gente de miras estrechas que
sólo quiere tener una familia, dinero y una carrera. Todo lo
demás sevecomounabsurdoromántico, loqueunoqueríay
hacíacuandoerajoven, queahoradebedescartar. Es comosi
ícarohubieracaídoenel barroylavida sehubieradetenido.
Esto se debe a una conciencia débil que no puede asumir la
posibilidadde soportar las dificultades delarealidadynoes
capaz de, enlugar de sacrificar los propios ideales, ponerlos
apruebaenlapiedraangulardelarealidad. Esoshombresto­
manel caminofácil ydecidenquelosideales sólocomplican
lavidaydebendescartarse. Es ungranpeligro.
Este sueño, como saben, era muy débil en el lado emo­
cional, ylaideadel hieloal fondodel vallerefleja suactitud
esencialmentefríayfaltade sentimiento. Es lafunciónemo­
tivalaquedaalavidasucolorysusvalores. Enestecasose­
guramente se había producido un importante shock en los
sentimientos del niñocuandosupadresesuicidó, ylavidase
volvióheladayestancada. Si hablamos conesa gente, dicen
quesiempreseencuentranlamismaporqueríahumanayque
deahoraenadelante, selimitaránalevantarsepor lamañana
ydesayunar... ycontinuar existiendo.
Laúltimavezles hablé deunhombre que había caídoen
esa fase y que soñó conunpríncipe al que tenía que seguir.
Allíreaparecíaelpueraeternusyqueríaquelesiguiera, pero
como figura separada del ego. Tras haber sido idéntico al
príncipe, el hombrehabíacaídoenel barrodel camino, yen­
tonces se había dividido en dos. Así reapareció el príncipe,
aúnenamoradode sunovia, alaque leregalabaunajoya en
forma de lágrima, y el hombre tenía que seguirle a él y ala
novia, pero le golpeaban unas figuras de la sombra. Por tan­
to, podríamos decir quepara evitar ese estancamientoes ne­
cesario enfrentarse a la sombrauna y otra vez. Cuando uno
esidénticoal arquetipodelpueraeternus,hayqueenfrentar­
se a la sombra para volver a la Tierra. Pero cuando uno se
identificaconlasombra, hayqueenfrentarseal arquetipodel
puer para reconectar con él, pues encarar el otro lado es lo
quenos llevaal siguientepaso. Yohevistovarios casos don­
de esta decepción no tenía tanto que ver con la mente y el
lado espiritual, sino con la actitud del hombre en relación
conel matrimonio.
Cuando ese tipo de Icaro pierde las alas y cae a ese as­
pecto de estancamiento de la madre y la materia, algunos
hombres independientes no pueden decidirse a casarse por­
que les parece que el matrimonio sería una cárcel, una idea
típica del complejo maternoy de la mentalidad del puer ae­
ternus. Jung dijo una vez de un hombre así que después de
casarse: «Se acurrucó en su cestita como un cachorrito y
nuncamás volvió amoverse». No vuelven amoverse nunca
más; noseatrevenamirar aotras mujeres, ygeneralmentese
casan(aunquepuedanestarmaravillosamentedisfrazadas en
sujuventud) conmujeres del tipo madre devoradora. Si ella
noloes ya, lafuerzanaasumir eserol adoptandounaactitud
sumisa, infantil yfilial. Así, la situaciónmatrimonial secon­
vierteenunaespecie decálida, perezosaprisióndehábitos a
los que se someten conun suspiro. Esos hombres continúan
suactividadprofesional conbastante eficaciaygeneralmen­
te se vuelvenmuy ambiciosos, porque en casa todo es abu­
rrido, es la cesta del perrito, el problema sexual se aparca,
comoel problema del alimento. Todala ambicióny el poder
se trasladan a la carrera, en la que son bastante eficientes,
mientras que enel lado deEros seestancancompletamente;
nada avanza, pues el matrimonioes la trampafinal enla que
sehandejadoatrapar. Éstaes otraformaenlaqueelpuerae­
ternuspuedecaer enel aguaestancada: oenel aspectomen­
tal, abandonando su creatividad, o en el aspecto erótico,
cuandoabandonatoda clasederelaciónemocional distintay
seacurrucaenla situaciónconvencional habitual.
Tambiénhemos hablado dela calavera quenaturalmente
puede simbolizar el problema de la muerte. Uno de los pro­
blemas es que si elpuer sezambulleenlavidatiene queen­
frentarse al hecho de su mortalidad y el mundo corruptible.
Debe aceptar el hecho de supropia muerte. Ésta es una va­
riacióndel antiguomotivomitológicodonde, tras abandonar
el Paraíso, que es una especie de úteromaterno arquetípico,
el hombre se da cuenta de que es incompleto, corruptible y
mortal.Apartirdeesacalavera, laconcienciadelamuerte, el
sueñosiguehablando, laluzestalladenuevo, mostrandoque
enesaconcienciaciónhayaúnmás luzpor venir. Es decir, el
hobrequesueñaseráiluminadosi lograpensaryaceptaresos
hechos delavida. Después el paisajecambiacompletamente
ypierdesus gigantescasproporciones, yahoraestáel linóleo
al fondo del valle. Primero, el hombre bajó la vista hacia el
fosoyviolas estrellas abajo, luegovioel cielooscuroconlas
estrellas iluminadas y después el linóleoamarillo, cuando lo
queeranestrellas luminosas seconvirtieronenmanchas ma­
rrones. Denuevoestámirandolamismaimagen, peroconel
color hayuna enantiodromía, pues lo que eraluminosoaho­
raes oscuro, yviceversa. Él localificadesurrealista. Noten­
gomás explicacióndel linóleoquesudisgustoporlafrialdad
yel efectoantiestético, así quetendremos queañadirnuestro
propiomaterial, aunque seadeunmodo arbitrario.
Podríamos decir que el linóleo es el típico material que
recubre el sueloenlas casas pequeñoburguesas yde lagente
pobre. Es un material barato y evoca la atmósfera más bien
desagradable de los pisos baratos con olor arepollo cocido.
Ahora, por primera vez, la naturaleza no cubre el suelo. En
lugar de eso, vemos un material artificial entoda supeque-
ñezymezquindad. Estova aparejadoal hechode queel pai­
sajepierde sus gigantescas proporciones ydeque todoseve
alisado; las estrellas sehanconvertidoenmanchas oscuras, y
lo que antes era tierra pardusca se ha vuelto linóleo ama­
rillento. De nuevoestá el peligrode caer enla banalidad, re­
lacionadoconel hechode que el sueloes ahoraartificial. La
naturaleza siempre impide el estancamiento, pues ofrece
procesos compensatorios, como ilustré en la última confe­
rencia con el caso del hombre que había empezado a estan­
carse ycuyoinconsciente le trajoel sueño sobre el príncipe.
Estoledespertódenuevoylemostróquelavidaaúneraex­
citante, pero que él sehabía salido de suritmo acurrucándo­
se en la banalidad de su situación conyugal y profesional.
Por tanto, lapérdidadelanaturalezaimplicabanalidad.
Con todo, como dijimos la última vez, ahora la escena
muestra un aspectopositivo, pues antes había una terrible y
peligrosaescisiónenlapsique,perocuandolatierraapareció
abajo, al menos la escisión disminuyó. Ahora el hombre ya
nocaeaunespaciosinfondo, quesignificaríalocura(yél es­
taba enpeligro de enloquecer o de suicidarse). Ahora abajo
hayun suelo, aunque siguenhabiendo dos niveles. Si las gi­
gantescas proporciones desaparecenyhay ciertanivelación,
eso significa que aunque caiga en la banalidad las grandes
polaridades y-por supersonalidaddébil-laexcesivatensión
en supsique sehan suavizado ylos opuestos estánmás cer­
ca uno de otro. Pero las estrellas, que constituyenel aspecto
luminosodelos complejos arquetípicos de lapsique colecti­
va, sehanreducido amanchas oscuras.
Si olvidáramos estecasoypensáramos enlallamadagen­
te normal, ¿cómo se les aparecerían los arquetipos de los
complejos? Estas personas dirían que la vida estaba clara y
que sólohabía algunas manchas desagradables, las manchas
oscuras: ¡los complejos! De hecho, cuando Jung descubrió
los complejos del inconsciente, los descubriócomomanchas
oscuras, es decir, como agujeros en nuestro campo de con­
ciencia. Mediante el experimento de asociación, averiguó
que el campo de conciencia estaba muy cohesionado, que
podemos asociarconclaridadycorrectamenteexceptocuan­
dose tocaun complejo, dondeparece quehubieraun aguje­
ro. Si se toca un complejo en el experimento de asociación,
nohayasociaciones. Ésa es la visiónnormal del inconscien­
te, todo está claro excepto en esas desagradables manchas
oscuras de los complejos, detrás de las cuales están los ar­
quetipos. Es lo que descubrimos siempre si hay una fuerte
enantíodromía. Trasunepisodiopsicótico, si seavanzahacia
lo que llamamos una restauración regresiva de la persona,19
éstaexperimentaloqueantes sehabíainterpretadocomoilu­
minación (la fuente del excesivo brillo interior que se tiene
cuando se ha caído en el inconsciente colectivo), las man­
chas oscuras que hay que evitar. Se trata de unestado delas
cosas muyperjudicial, pero ocurre amenudosi secortanlos
episodios psicóticos confármacos, queloúnicoquehacenes
apartar todala experienciadel inconsciente colectivoprodu­
ciendo un estado de euforia e iluminación; se llama a los
complejos manchas oscuras y se evita hablar de ellos. Es la
típica compensación en un caso donde el ego es demasiado
débil pararesistir los opuestos yver ambos lados del asunto,
a saber, que los arquetipos sonla fuente de iluminaciónpor
unlado, peroqueal mismotiempohayquemantenerlospies
firmemente arraigados enestemundo. Apartir deestesueño,
parece como si el hombre que sueña corriera el peligro de
caer enel opuesto, lacompletabanalidad, perocuandolees­
cribí sobreel sueñoledijequeteníaque atravesar esafase, y
quedespués decaer enello, debíaconfiar enel inconsciente
paradar el siguientepaso; quedemomentoahí eradondete­
nía que aterrizar yque eraunproceso imparable; que caería
enlamáximabanalidadynegaría sus ideales de antes, como
unángel quepierde las alas.
Comentario: Podríamos decir que al menos en ese suelo
podíaandar, mientras que enel cielono.
Sí,esverdad,ytambiénpodíaandarporel campo,comoal
principiodel sueño,yluegoapareciólacalavera,yotravezno
19. Véase TwoEssays on Analytical Psychology, Complete works 7, nota471.
podíaandar,yluegoellinóleo,dondesípodíahacerlo.Portan­
to, enrealidadhaydoscambios: estálatierrafructífera, luego
lamuerte, yluegounsuelodondepuedepisar. Creoqueesuna
penaqueel sueñonoseacabaracuandoaparecieronlos cam­
pos,porqueesohabríasignificadounasolucióncompletaalpro­
blema, peroél noeracapaz dever larealidadcomoalgoque
sepuedemoldearytrabajar; sunaturalezaerademasiadopa­
siva. Necesitabaunsueloquepisar,peronopodíarecurrirala
actitudmasculinahacialarealidadydecirse que si las cosas
noerancomoélqueríalascambiaríaylesimprimiríasusello.
El gestocreativomasculinodecogerel barroymoldearlose­
gúnsuspropiasideaseraloquenopodíahacer.Él semantenía
pasivo, aceptandolarealidad, peronecesitabaquelarealidad
leapoyarayleofrecieraunsueloquepisar. Aunasí, esmejor
queantes,cuandocaíaenunabismosinfondo.Ahoratieneun
suelobajolospies. Peroapartirdeesepuntodel sueño, yodi­
ríaqueaúnnohaencontradosumasculinidad, sinoquetoda­
víadepende delabase maternaylaforma que adopta. El si­
guientesueñomuestraelproblemadenohaberencontradoaún
sumasculinidad.
Pregunta: ¿Podría ser que el suelo amarillo significase
intuición?
Para una persona intuitiva, la realidad siempre es lo que
creadificultades ycontraloqueunochocaenla vida. El co­
lor amarillo podría tener que ver con la intuición, pero en
estesuelonomeencajacomointuición, exceptoenqueél era
claramente una persona muy intuitiva, y podría significar
que al menos ahora había encontrado la base de su función
principal. Era taninmaduroqueni siquierahabíadesarrolla­
douna función superior yuna funcióninferior. El complejo
deegoeradébil, ynohabíaconcienciadesarrollada, así que,
por lo menos, su función de intuición podía convertirse en
algoenloqueconfiar. Lo opuesto seríalarealidad(vincula­
da a través de la función de sensación), yla intuición siem­
pre está enfrentada con la realidad. Para el tipo intuitivo, la
realidadterrestrees la grancruz.
Pregunta: ¿Podríamos decir que hay que vivir unaspec­
topara acceder al otro? Porque él tenía ese linóleo donde
poner los pies y también donde encontrar las estrellas, ya
queunosustituyeal otro, y loscolores tambiénsesustituyen.
Sí, yo diría que el primer paso de su nacimiento de con­
ciencia es que empieza a desarrollar una función superior y
quemás tarde, trasmuchos, muchos años, podríaaccederala
otra. Enlapráctica, significaríaqueconunserhumanoenun
estadotaninmadurohabría queconcentrarsenoenacercarle
a sufunción inferior, sino en desarrollar primero sufunción
principal, que normalmente tiene lugar entre los diez y los
veinte años. Él todavía tiene que llegar a eso, es decir, des­
arrollar una funciónprincipal, tras la cual podría seguir con
lafuncióninferior, osea, el problemadeloqueestádetrásde
los irritantes factores delarealidad.
Enel siguientesueñoquemeescribiómedicequeestáen
unaespecie derazzia(es decir, unaredadadelapolicíaenla
que detienen a la gente). Él no intenta escapar porque cree
que suinocenciaquedará clara. Leponenenunahabitación,
yal cabode unratoabre lapuertayveque suguardaes una
mujer. Lepreguntasi ellalesoltará, yaqueesinocente, yella
responde: «Sí, claro que le dejaré irse, porque usted es ino­
cente, pero primero tenemos que hacerle unas preguntas».
Luegooyegemidos al otroladodelaparedysedacuentade
queel interrogatoriovaacompañadodetorturas. Enrealidad,
lepeganalagenteenlos senos.20Sientemuchomiedoal do­
lor físicoyse despierta.
20. Enel términodeorigen latinosinus, quela autorautiliza en la versión inglesa, es
más obvia la ambivalencia semántica de senos femeninos osinus-senos nasales.
(N. de la T.)
Él no me facilitó otras asociaciones, pero este sueño cla­
ramente alude a sufobia o complejo conla cárcel y la poli­
cía. Recordaránquenopodíacruzar lafronterasuizaporque
pensaba quelometerían enla cárcel, y siemprehuíacuando
veíaunpolicía. Encuantoalamujer guardia, recordaránque
él era pintor y que una vez había pintado el retrato de una
mujer desconocida, imaginaria, según me escribió. Trabajó
enaquel cuadrodurantecuatroaños, ysevolviótanvividoy
significativopara él que tenía que guardarlocubierto conun
paño, sobretododenoche, porque siempre temíaquecobra­
sevidayle amenazara. Nopodíadormir enlamismahabita­
ciónque el cuadropor esa mismarazón, de modo que lo se­
guíapintando, pero siemprelocubríarápidamente, yaveces
no lomiraba durante semanas, porquepara él era algovivo.
Aquí hayunejemplorealmente sorprendente deloque es el
ánima. El cuadronolerecordabaaningunamujerenconcre­
to. Eralarepresentacióndel ánima, dela imagointernadela
mujer, y sehabía vuelto tanviva para él quele aterrorizaba.
¡El viejomotivodePigmalión!
Ahora deberíamos abordar ese extraño complejo de po­
licía-cárcel, queenrealidaderaunaespeciedefobia. El sue­
ñoesmuyimportanteporqueempiezaaconectar conel pun­
to al que quería llegar al final de la conferencia anterior, a
saber, que estamos tratando conunproblemano sóloperso­
nal, sinoinherenteanuestrotiempo: el estadopolicial, el sis­
tema absolutista, que tortura a millares de personas, es cada
vez más en uno de los principales problemas de nuestros
días. Lo extrañoes que sonprincipalmentelospueri aeterni
quienes ejercencomotorturadores yestablecensistemas po­
liciales tiránicos yasesinos. Por tanto, elpueryel estadopo­
licial tienen una conexión secreta entre sí; uno constela al
otro. Nazismo y comunismo son creaciones de hombres de
estetipo. El auténticotiranoyel verdaderoorganizadordela
torturayla supresióndel individuoserevelan, pues, comoel
origen de un complejo materno no superado en esos hom­
bres. Esoes loquelos posee, yel estadodeposesiónque tal
complejoprovocaesloqueles llevaaactuardeesemodotan
terrible.
Dadoque el hombre que sueñaestáenlacalle, puede de­
cirseque seencuentraenel ámbitocolectivo. Enel momen­
topresente, enrealidad, notienerelaciónconel colectivo, ya
que es unser humano aislado ysolitario conuna actitud en­
teramente asocial. Noestáconectado consus sentimientos y
notiene auténticos amigos, sólo el hombre al que entregó a
suchica, perotampocoeraunvínculoemocional fuerte. Por
tanto, enlocolectivo sepierde. Es el hombre anónimode la
calle, yahí es dondeleatrapael sistemapolicial. Cualquiera
con una personalidad débil y que no haya trabajado en su
condiciónindividual severáamenazadopor amboslados, no
sóloconserbarridoporlaconcienciacolectiva(colectividad
exterior). La persona con un complejo de ego débil oscila
entre Estila y Caribdis -entre la espada y la pared-, el in­
consciente colectivo o la convencionalidad en cierto modo
(movimientos colectivos muyprobablemente), unou otrole
atrapa. Identificarseconlapersonaoconunmovimientoco­
lectivo es pues tanto un síntoma de una personalidad débil
como volverse loco y caer en el inconsciente colectivo. Es
meramenteuna variacióndelomismo, ypor esolos promo­
tores de esos movimientos colectivos absolutistas suelenser
muydébiles encuanto al ego serefiere.
Recuerdo que unmédico me contó que al principio de la
SegundaGuerraMundial -él eraunespecialistadel estóma­
go muy famoso- tuvo un paciente con úlcera de estómago
que era un alto oficial nazi. Logró curar a aquel hombre y,
comoconsecuencia, enlos círculos nazis secorrióla voz de
que era bueno en su especialidad. Así, durante la guerra,
grancantidaddeoficiales nazis dealtorango acudierona su
consultaprivada, yél los atendióporque, debido ala religio
medid (el código médico), no podía rechazarlos como pa­
cientes. Dijo que era sorprendente ver a aquellos torturado­
res de campos de concentración, a aquellos supuestos hé­
roes, quitarsesuhermosouniformeysucamisaymostrarun
cuerpobronceadopor el sol ymoldeadopor el ejerciciofísi­
co ydescubrir unestómago con grandes problemas, nervio­
so e histérico bajo esa cobertura. Aquellos pseudohéroes
eran meros alfeñiques, niños mimados de mamá. Tuvo que
despedir a un gran porcentaje, explicándoles que suproble­
ma era exclusivamente psicológico, pura histeria. Aquella
experienciale abrió los ojos al médico: noeraloquehabría
esperado, aunque para nosotros sea lógico. Si les recomen­
daba un tratamiento o un régimen que pudiera ser mínima­
mente desagradable, ni lointentaban. Aunpeor, si ahondaba
en sus problemas, muchos de ellos se echaban a llorar. Dijo
que, cuandoaquellos hermosos héroes caíandeaquel modo,
sentía como si seenfrentara auna damiselahistérica. Si mi­
ran las caras de esos “héroes” que vuelven a dibujar cruces
gamadas por todas partes, veránel mismotipo.
Nuestrohombrequesueñacreequepuedeescaparporque
es inocente, o sea que aún conserva la anticuada idea de un
Estadojurídicoregular, comoel quetenemos enSuiza, donde
aunosólopuedendetenerlosi hacometidoalgúncrimen. No
hayquetemeralapolicía,pues si unonohahechonadamalo,
quedarálibre. Estábastanteclarodesdeel final del sueñoque
lacuestióndel bienoel mal nodesempeñaaquíningúnpapel.
Él saldrálibre, peroigualmente serátorturadopor la policía,
demodoque suesfuerzopor demostrarseinocentenole ayu­
dará. ¿Cómo interpretarían suidea de ser inocente? Segura­
menterecordaránloqueles dijedeél, queeraunjovenrubio
guapo y delicado con un abrigo azul cielo, y sepreguntarán
quémal habíahechoesechicoensuvida. Podríadecirles que
prácticamente ninguno, ¡excepto que no había hecho nada!
Habíapecadopor omisión. Nohabíavivido. Si unovive, for­
zosamente peca: si come, otros se privarán de esa comida.
Cerramos los ojos alhechodequemiles deanimales sondes­
cuartizados para que nosotros podamos vivir. Vivir es come­
ter asesinato, y cuanto más intensamente vivimos, más erro­
res cometemos.
Lavidaestárelacionadaconla culpa, yél, al novivir, no
habíaacumuladomuchaculpaactiva, perosí habíaacumula­
douna tremenda cantidadde culpapasiva. Piensenentodas
las chicas quehabía abandonado. Es cierto, noles gritabani
les engendraba bebés ilegítimos. No había hecho todas esas
cosas que un hombre más viril quizás habría hecho, pero
abandonaba a las mujeres desapareciendo, algo tan cruel e
inmoral comocualquier otramala acción. Él había cometido
el pecado de novivir. Era la típica clase dehombre que, por
sucomplejo materno, teníauna actituddemasiado estéticay
elevada enrelación conla vida, y creía que quedándose allí
arribapodíamantener unailusióndepurezae inocencia. No
se daba cuenta de que estaba acumulando suciedad secreta­
mente. Así pues, ese sueñole dice quenopodráseguir man­
teniendo esa ilusión. La vida le atrapará. Aunque quiera, no
puede continuar viviendo como el niño inocente de mamá
que nunca ha roto un plato, porque le pescarán igualmente.
Por eso le atrapanfuerzas colectivas de forma negativa. Po­
dríamos decir que la policía representa su masculinidad;
comoél nolavivepor sí mismo, es vividacontraél. Todolo
que tenemos en nuestro interior y no vivimos crece contra
nosotros, y por eso ese hombre se ve ahora perseguido por
esos torturadores ylapolicía, ydescubrequeel demonioreal
es la figura del ánima a la que había pintado durante tanto
tiempo. El ánimaes laquelatorturadesdedetrás del escena­
rio. Esta figura del ánima es claramente una variación de la
madredesuimago. Aúnnoes el ánima, sensustrictiori;es el
ánima, pero el ánima idéntica a la imagen de la madre, de
modoquelaimagendelamadrees el diablodetrás del esce-
nano. ¿Conocenalgunavariaciónmitológicadela imagode
la madreysus atormentadoras preguntas?
Respuesta: La esfinge.
Sí, naturalmente, ésa es la gran imagen de la madre que
plantea preguntas atormentadoras a aquellos que quisieran
seguir siendoinocentes, yEdipodeseabademasiado ser ino­
cente; huyó de casa para evitar cumplir la profecía de que
mataría a supadre y se casaría con sumadre, y al huir e in­
tentar evitarla culpa, loúnicoquehizofue correrhacia ella.
Enel sueñotenemos unamodernaversióndel motivoedípi-
co: estehombresecreeenexcesoquepuedeescapardel des­
tino, ycaeenlas garras delaEsfinge, queleplanteaunapre­
guntaincontestable.
El motivo de la Esfinge que plantea un enigma -o aquí, la
mujer-esfingequelehacepreguntas mientras aél le.muerden
en el seno- lleva a un problema esencial generalizado y ar-
quetípico, y que yo creo que no se ha abordado suficiente­
mente. Tienequever conloqueyollamopseudofilosofía, un
intelectualismo erróneo inducido por el complejo materno.
El mejor ejemplode estoseencuentra enel cuentodehadas
ruso The Virgin Czar, del que hablé en mi última conferen­
cia. Lahistoriatratadelostreshijos del zarquesalenal mun­
dopor voluntaddesupadre. Comorecordarán, los hermanos
mayores tomanuno el camino dela izquierdayel otroel de
laderecha, el quevaalaizquierdaseveatrapadoporlapros­
titutayel otro, al final, por supropiopadre (unocaepresade
lapulsiónsexual, mientras el otroregresaalatradición).
Elhéroe,comorecordarán, apesardelaadvertenciadeque
encontraríalamuerte,siguerectoadelante. Sucaballosufreun
procesodemuerteyresurrección,peroelhéroesiguevivo.Lue­
goencuentraala granbruja, laBabaYaga, que estáalisando
seda,vigilaalosgansosdelcampoyremuevelacenizadelho­
garconlanariz. Viveenunapequeñacabañagiratoriaconpa­
tasdepolloyunacrestadegalloenel tejado. Él primeropro­
nunciaunosversosmágicosparapararelgirodelacabaña,lue­
goentra enella yencuentra ala enorme yvieja brujaremo­
viendolacenizadelhogar. Ellasevuelveylepregunta: «Hijo
mío, ¿has venido voluntaria o involuntariamente?». Lo que
quieredecirenrealidades:¿hasemprendidoestabúsquedapor
tupropiavoluntad?Comoeselpadreel quehadesafiadoalos
hijostrasel banquete, diciendoqueningunodeelloshabíahe­
cho ni la mitad que él, en cierto modo los jóvenes han em­
prendidosubúsquedainvoluntariamente. El impulsohaveni­
dodel pasadotradicional ysedirigehaciael futuro. Por otra
parte, esvoluntario, particularmenteenel casodelmásjoven,
delquesehanburladodiciéndolequenodeberíairporquenun­
callegaráaningunaparte, por loque seríamejor que seque­
dara en casa junto a la chimenea. Así, aunque en realidad
podríamosdecirqueelpequeñosehaidovoluntariamente,hay
algoequívocoenlapregunta.Peroprimerodebodecirleslares­
puesta, porquedemuestracómohayqueabordarelproblema.
Ivanresponde: «Nodeberíashacer esaspreguntas aunhéroe,
viejabruja. Tengohambreyquieromi cena, asíque ¡datepri­
sa!», y acaba con unas amenazas... ¡Vulgar y divertido!
Comoven,élsabemuybienquelabrujanoquiereunarespuesta
yquelapreguntaesunatrampaparacortarlelasalas.Responder
alapreguntaseríacomoresbalar traspisar unapiel depláta­
no. Es sólounatrampa, noalgoquedebadiscutirse.
Lapreguntadel libre albedríoes unodelosproblemas fi­
losóficos quenuncasehallegadoaresolver. El librealbedrío
es un sentimiento subjetivo. Intelectual y filosóficamente,
hayunpro yuncontra, ynunca sepuede demostrar ninguna
delas dos posturas. Cuandonos preguntamos si estamos ha­
ciendoalgoporquetenemos quehacerlooporquequeremos,
nunca llegamos a una conclusión clara. Siempre podemos
decir que sentimos que queremos hacerlo, pero quizás es
sólouncomplejoinconscienteel quenos hace sentir así. En­
tonces, ¿cómopodríamos saber la verdad algunavez? Es un
sentimiento subjetivo, pero es muy importante para el ego
sentirse libre hasta cierto punto. Es un problema emocional
del ánimoenel queunoseencuentra. Si nopodemos creeren
ciertamedidaenel libre albedríoyla libreiniciativadel ego,
estaremos completamente discapacitados, porque entonces
tendremos que buscar todas nuestras motivaciones propias.
Podemos ir al pasadoyexaminar el inconsciente más ymás
profundamente, pero no tendremos éxito ennuestrabúsque­
da. Es latelarañadel complejomaterno. Así es comoellain­
tenta atrapar al héroe. Quiere que se siente y se pregunte si
realmente quiere onohacerlo: si es una cuestiónde oponer­
seasupadre. Si es así, ¿estácayendopor la sugerenciade su
padre, o simplemente está presumiendo? Puedenestar segu­
ros de que si contestael héroe sequedará sentadoparasiem­
pre y la bruja lo tendrá en el bolsillo. Es el gran truco del
complejomaterno.
Algunospueri aeterni escapandelamadreconaviones de
verdad; vuelanpara alejarse dela madre-tierrayla realidad.
Otros hacenlomismocon“ideas deaeroplanos”,despegany
seelevanenel aire conunateoríafilosófica ounsistemain­
telectual. Nohepensadomucho sobreello, perome sorpren­
de que sobre todo entre los latinos el complejo materno se
combina con una extraña especie de fuerte pero estéril inte-
lectualismo, una tendencia a analizar cielo y tierra y Dios
sabe qué de unmodoen apariencia’intelectual y sinninguna
creatividad. Es probablementeunúltimointentopor parte de
esos hombres de salvar sumasculinidad. Significa que cier­
tos jóvenes, superados por sus madres, escapan al reino del
intelecto porque allí la madre, especialmente si ella es del
tipodeanimus terrestreyestúpido, nopuedevencerles. Pue­
denir desdedebajode susfaldas al reinodel intelecto, donde
ellanopuede seguirles. Por tanto, dadoquees unintentoini­
cial de escapar del poder delamadreydelapresióndel ani-
mus accediendo al reino de los libros yla discusiónfilosófi­
ca, que creenque la madre no comprenderá, noes destructi­
voensí mismo. Unhombre así adquieredeestemodounpe­
queño mundopropio, discute las cosas con otros hombres y
puede disfrutar dela agradable sensaciónde que es algoque
las mujeres no comprenden. De este modo, escapa de lo fe­
menino, peropierde yabandonasumasculinidadterrestreen
las garras de la madre. Salva su masculinidad mental, pero
sacrifica su falo, su masculinidad terrestre y su creatividad.
Dejatras desí lavitalidaddelaacción, esamasculinidadque
moldea el barro, que capta y moldea la realidad, porque es
demasiadodifícil; yescapaal reinodelafilosofía. Esagente
prefierela filosofía, lapedagogía, la metafísicaylateología,
materias completamente desvitalizadas, sinvida. Nohayuna
cuestión real tras esa filosofía. Esa gente no se plantea pre­
guntas auténticas. Paraellos, es unaespecie dejuegoconpa­
labras y conceptos, falto de cualquier cualidad convincente.
Con esa materia “filosófica”, no podríamos convencer ni a
unamariposa. Nadie nos escucharía.
El intelectualismo pseudofilosófico es ambiguo porque,
comoyahedichoantes, esunmododelograrunaescapatoria
parcial delapresadominante delafiguramaterna, pero sólo
sehaceconel intelecto, ysóloel intelectosesalva. Estoeslo
quevemosrealmenteenlatragediadelmitoedípico,dondeEdi-
pocomete el error de entrar enesapregunta, enlugar de de­
cirlealaEsfingequenotienederechoahacerleesas pregun­
tas yque la derribará de ungolpe si vuelve aplantearlas. En
lugardeeso,ledaunarespuestaintelectualmuybuena.Eljue­
gocontinúainteligentementeconel aparentesuicidiodelaEs­
finge. Edipo sefelicitayse adentraen sucomplejomaterno,
enladestrucciónylatragedia, ¡porhaberseenorgullecidode
superarladificultadrespondiendoalapregunta!
Enmi opinión, laformaenquelapsicologíafreudianaha
interpretado este mito y loha generalizado es errónea, pues
el mitodeEdiponopuedeentendersesinel contextodelaci­
vilizacióngriegayloqueocurrióenconjunto. Si piensanen
Sócrates ylos platónicos, veránquedescubrieronel reinode
lafilosofíaylamentepuraensusoperaciones mentales mas­
culinas. Perosi piensanenloquele ocurrióaPlatóncuando
intentóllevar susideas alarealidad, comprenderánqueestos
filósofos habíanintentadoescapar delarealidadynohabían
encontradounafilosofíaconlaqueformarla. Erauncomple­
tofracaso. Descubrieronlafilosofíapura, peronolafilosofía
quepuedeponerseapruebaenlarealidad. Del mismomodo,
frieronlos fundadores delafísicabásicaylos conceptos quí­
micos, pero los egipcios y los romanos tuvieron que trans­
formar esos conceptos más tarde enuna ciencia experimen­
tal, porque los griegos no pudieron confirmar sus ideas con
experimentos químicos. Su ciencia siguió siendopuramente
especulativa, inclusoensusformas más hermosas, yconello
llegó lainterminable divisióndelas pequeñas ciudades grie­
gas y el trágico declive de la civilización griega. Tanpronto
comounanaciónse enfrentóconuna disciplinade egomas­
culinaymilitar-los romanos-, los griegos sevinieronabajo.
Así, aunque fueron los grandes fertilizadores filosóficos del
mundo mediterráneo, ni ellos mismos pudieron seguir sus
propios intentos de un modo creativo, porque nunca enten­
dieronel enigmadelaEsfinge. Pensabanquelasoluciónera
la respuesta intelectual, y pagaron muy cara esa ilusión. El
mito de Edipo es enrealidad el mito de ese estadio del des­
arrollo cultural. Al mismo tiempo, es el mito de todos esos
jóvenes que tienen el mismo problema. Por eso es también
unmito general.
Lapregunta delabrujarusa-su preguntafilosóficaenel
momento equivocado- muestra que se trata de un truco del
animus de la madre devoradora. En un hombre -más tarde,
cuandoestásolo- es untrucodel complejomaternoplantear
unapreguntafilosóficaenel momentoenquesenecesitaac­
ción. Vemos amenudoesetrucoenlavidareal. Por ejemplo,
unjovenquiereir aesquiar osalir donde seaconsus amigos;
estállenodel élandelajuventud, quelosacadel nido, impa­
cientepor estar conotros desumismaedad. Él ysus amigos
muestransuentusiasmopor cogerunabarcapor el Rinylle­
gar hastaHolanda. El chicole cuenta sus planes asumadre.
Es sólo la exuberancia juvenil, pero la madre empieza a
preocuparse por que se vaya. El chico vivirá y aprenderá de
lavidadeunmodonatural siemprequelamadrenoseaferre
aél. Ycuando se aferra a él, dice: «¿Tú crees que debes ha­
cer eso? No me parecebien. No quierotener queprohibírte­
lo. Está bien que hagas deporte, por ejemplo, ¡pero no creo
que ahora sea el momento de irte!» Siempre es “ahora no”.
Tododebepensarseprimero; ésees el trucofavoritodel ani­
mus de la madre devoradora. Todo debe discutirse primero.
En principio, dice ella, no hay nada en contra, pero en este
casoparece unpocopeligroso. ¿De verdadquieres ir?Yen­
tonces si él seacobarda, empiezaapreguntárselo, yel viento
abandona sus velas y él se queda el domingo en casa mien­
tras los otros salen sinél. Una vez más ha sido derrotadoen
su masculinidad, en lugar de responder diciendo que no le
importa si está bien o no, ¡sólo quiere ir! El momento de la
acciónno es el momento dela discusión.
Eneste sentido, soymuypesimistarespecto alas genera­
ciones quehancrecidoconpadres quehanhechounanálisis
-ya seafreudiano,junguianoodeotraclase-porqueveoque
actualmente el animus delamadreutilizainclusolapsicolo­
gía para cortarle las alas al hijo: «No sé si es psicológica­
mente bueno para ti ir a esquiar», o cualquier cosa similar.
Enla segunda generacióninclusola psicologíaes peligrosa;
loshijos depadres nopsicologizados tienenmás suerte. Pue­
denempezar algonuevo, algoque nopuedanhacer aquellos
cuyospadres tienenlamenteyaestropeadaporlapsicología.
Lomismo se aplicaalos analistas que quierenretener al pa-
cíente, yen el momento en que éste quiere lanzarse a la ac­
ción, el analistales dice, por ejemplo, que primero examine
los sueños para ver si psicológicamente es aconsejable. La
sombradelpueraeternus amenudohacelomismo, si lama­
dreoel analistanohandesempeñadoesepapel; cadavezque
quiere entrar en acción, la sombra del puer aeternus argu­
mentará que no debería actuar hasta que lo haya pensado
muy cuidadosamente. Podríamos llamarlo filosofar neuróti­
camente, filosofía en el momento equivocado, justo cuando
hayque entrarenacción. Ése es el trucoque seocultatras el
mitodel enigmadelaEsfinge yla demoníacapregunta dela
BabaYaga en el cuento de hadas. Es la madre-ánima quien
dice: «Oh, sí, puedes ir, pero ¡primerotengoquehacerteunas
preguntas!». Ytanto si él responde como si no, es torturado.
Pero en el sueño también hay un aspecto positivo, pros­
pectivo, pues cuandotorturan alos hombres, les golpeanen
el seno. Enel país de esejoven, el lenguaje tieneraíces lati­
nas yél sabe loque sinus significaenlatínla curva, labahía
marítima o cualquier clase de curva, pero específicamente
unacurvafemenina, osea, el pecho. Portanto, cuandolegol­
pean en el seno, le están golpeando en sufeminidad oculta.
El sinus, oseno, estambiénunacavidadqueseinfecta, como
los médicos y muchos de ustedes probablemente ya saben.
Es pues unlugar hueco yvacío, ysinus alude a algo que, de
unmodooculto, esfemeninoyestáenlacabeza.Aludeal he­
cho de que ese tipo de actividadmental, esapseudofilosofía
ypseudointelectualismo, tienecualidadesfemeninas ocultas.
Ser esaclasedefilósofoimplicatener unafemininidadocul­
ta, yaunque es el demonio maternoel queinduce al hombre
aeso, es ahí dondeellale ataca. Enlavidareal, vemos cómo
las madres hacentodoloquepuedenparacastrar asushijos:
lesmantienenencasaylos conviertenenmujeres, yluegose
quejan de que son homosexuales o de que a los cuarenta y
tres aúnno sehancasado, ¡yellas serían tanfelices si se ca­
saran! Se quejan también de loirritante de tener al hijo sen­
tado en casa tan deprimido, y de lo mucho que ellas tienen
quesufrirpor sucausa. ¡Cualquier seríamejor quetenerleen
casa en ese estado tan penoso! Pero si entra en escena una
chica, ella cambiadeenfoque, porquenuncaes la chicaade­
cuada; la chica en cuestión nunca le hará feliz, ella lo sabe
seguro; hayqueimpedir esarelación. Así quelamadrejuega
enambas direcciones. Castraasuhijoyluegoatacaconstan­
temente esa debilidad, criticándole y quejándose sin parar.
Así es como se ve anivel personal, ylo mismo se aplica en
loqueconcierneal complejoarquetípico, porquelacurasólo
puedeencontrarse donde sehalla el complejodestructivo.
Enestecaso, podríaninterpretar esatorturacomounaac­
tividad neurotizante y sin sentido de la psique inconsciente.
El hombre del sueño se veía terriblemente atormentado por
sus síntomas alahoradedormir, porquenopodíair aningu­
na parte a causa de su fobia a la cárcel. El síntoma que le
atormentaba por su complejo materno era al mismo tiempo
unapregunta, ysi él hubierapodidoentenderla así, sehabría
preguntado quéqueríade él: ¿cuál erael problemaqueocul­
taba? Yhabría encontrado así la respuesta. La tortura tiene
undoble aspecto: si él la comprende comounapreguntaque
le plantea el destino, podrá resolver su problema, mientras
quesi sólohuye deél, entonces es la torturaeternaimpuesta
enél por sucomplejomaterno. La decisiónle corresponde a
él. Desgraciadamente, el sueño acaba así: «Me da mucho
miedoel dolor físicoymedespierto», yestodemuestrareal­
mente que ése es unode sus problemas básicos.
Es el problema simple pero generalizado de un hombre
quehacaídodemasiadoenlapresadelamadre: nopuedeso­
portar el dolor físico. Generalmente, por ahí es por donde
empiezaaactuar lamadre queintentadevorar a suhijo; des­
de pequeño, con su perpetuo afecto de fusión -poniéndole
cremaenel sitiodondeescuece-, ledicequenovayaconlos
demás niños, porque sonmuybrutos, etc. Cuando él llega a
casaylehanpegado, ella le dice quehablará conlos padres
del otroniñodelas cosas terribles que éstehace, enlugar de
enseñar a su hijo a no dejarse acobardar y a defenderse si
hace falta. Entonces le conviertefísicamente enun cobarde,
yeso forma una base para todoel resto, pues uncobarde no
tiene punto de apoyo en la vida. Yoconocí a unhombre de
cincuenta años que no salía conmujeres porque, dijo, si iba
con una mujer a un bar y un borracho le desafiaba se vería
forzado a pelearse, y él se sentía incapaz de hacer algo así.
Comentario: ¡Peropiense en Julio César! Tenía mucho
miedoal dolorfísico,peronopuede decirse quefuera unco­
barde!
No, ¡pero nunca cedió a su miedo! Ser sensible es una
cosabien distinta. Haygente que siente el dolor más aguda­
mente, perolacuestiónes si sedejadominarporél. Tenemos
la historia de unfrancés y un inglés que, durante la Primera
GuerraMundial, estabanjuntos enlatrinchera. El francésfu­
mabanerviosouncigarrillotras otroynoparaba de andar, y
el inglés estaba sentadoinmóvil, yle dijo al francés con sor­
na: «¿Tienes miedo? ¿Estás nervioso?». Yel francés contes­
tó: «Si tú tuvieras tanto miedo como yo, habrías huido hace
rato». No es cuestión de tener o no tener miedo. Hay gente
conlapiel gruesa que no siente las cosas, notienensensibi­
lidadynosehierentanto, mientras queotros sientenel dolor
mucho más agudamente. La cuestión es si uno tiene sufi­
ciente estaminapararesistirlo. César ciertamente seenfrentó
al dolor con sus legiones, aunqueloodiaraytemiera. Yodi­
ría que eso fue realmente heroico. Comole confesó el fran­
cés al inglés, noes heroiconotenermiedo. El inglés simple­
mente no era imaginativo y por eso no se enervaba. Mucha
gente es muy valiente simplemente porque no son sensibles
y no pueden imaginar lo que puede ocurrir. Las personas
muysensibles eimaginativas sufrenmuchomás, peroel pro­
blema real del valor es si uno puede resistir o al menos no
perder la actitudcombativa, el sentimientode autodefensay
el sentidodel honor.
Setrata deuninstintomuyprofundamente arraigado, que
nosóloexisteenel machohumano, sinotambiénenel reino
animal, pues el macho de muchas especies nopuede perder
suautoestimaysuhonor sinpagarpor ello. Es esencial para
lamasculinidadbásica, yperderlaautoestimayel honor sig­
nificacastraciónenunsentidoprofundo. Entrelos Cichlidae
-cierta familia de peces-, el macho no puede aparearse con
una hembra de mayor tamaño que él. La razón es que esos
peces no ven muy bien, y no hay grandes diferencias entre
ambos sexos. Nadanuno hacia el otro, yloprimero que ad­
vierte el macho es que el otro es mayor, loque le alarma li­
geramente por si pudiera haber unapelea, y sepone pálido;
si al acercarse ve que es una hembra, no puede aparearse.
Una hembra que encuentra un macho más grande que ella
puede asustarse, pero aun así puede aparearse. El resultado,
segúnlos zoólogos, es que enel macho el sexopuede com­
binarseconagresión, peronoconmiedo. Enlahembra, sexo
ymiedo pueden combinarse, pero no agresióny sexo. Es la
síntesis del problemaanimus-ánima.
Enotros ámbitos delanaturaleza, sehadescubiertoquesi
algunos animales machos pierden su autoestima mueren.
Hayuna hermosa historia de Emest Thompson Setonde un
loboque eramuybuenodirigiendo ala manadaymuyhábil
comoladrón de ganado. Lo atraparonconmucha dificultad,
ycomoeraunanimal famoso, nolomataron, sinoqueloata­
ronylollevaronacasa. Al principio actuódeunaformasal­
vaje, con ojos de loco, pero luego, de pronto, para suasom­
bro, Seton, que llevaba al lobo en su caballo y le estaba
observando, vioque la miradadel animal sehabía tranquili­
zadoyque teníaunaexpresiónlejana. El lobosehabíarela­
jado. Lodejaronatadoenel patio, pues aúnnohabíandecidi­
doqué ibanahacer conél yel gobiernolocal habíaofrecido
unprecio muy elevado. Ala mañana siguiente, el lobo apa­
reció muerto sin ninguna razón aparente. Había muerto de
humillación, yesoes algomuycomún, particularmenteenel
casode animales machos.
Lo mismo ocurre en las sociedades masculinas primi­
tivas. Durante la Segunda Guerra Mundial, se recogieron
estadísticas que luego se examinaron para descubrir quién
resistía mejor el encarcelamiento, la gente primitiva o las
personas con mayor cultura y educación. Descubrieron que
las personas más toscas tenían el mayor índice de suicidios
por desesperación. La CruzRojareuniólas estadísticas, yyo
obtuvelainformaciónatravés demi hermana, quetrabajaba
con la institución. Aparentemente, entre las personas que
teníanmenos educación, había suicidios masivos; sevolvían
locos. Enuncampoamericanodondehabíapresosjaponeses
que recibían un trato bastante bueno, un gran número de
ellos sesuicidóenunarrebatodedesesperación. Tambiénse
sabequelos primitivos africanos nopuedenserencarcelados
durante más de tres días. Los bosquimanos, por ejemplo, no
soportanlacárcel; por muybienquelos traten, languidecen.
Pierdenla esperanzaymuerenpor razones psicológicas.
Así pues, puededecirsequees esencialparael machohu­
mano tener sentimientos de libertad, autoestima y honor, y
ciertogradodeagresividadycapacidaddedefenderse. Esin­
herente ala vitalidadmasculina, y si la madre destruye esos
sentimientos, el hombre se convierte en una presa fácil del
animus de la madre. Ella castiga al hijo de un modo humi­
llante, sustrayéndole su autoestima. Otro modo perverso es
la burla. Sé de una madre que discapacitó completamente a
su hijo con su lengua viperina. Cada vez que él intentaba
afirmar sumasculinidad y ser emprendedor, ella soltaba un
comentario burlón que mataba todo su élan yle dejaba a él
enridículo. El adultono debe ridiculizar nunca aljovenque
salearepresentar sushazañas heroicas, deberespetarlo, pues
significa el desarrollo de la masculinidad. Si el niñojuega a
gángsteres o indios, puede resultamos gracioso, pero debe­
mos reconocer lanecesidaddeafirmacióndelaautoestimay
el sentimientodelibertadeindependencia. Es esencial, yno
habría que subrayar los aspectos ridículos de sujuego. Por
esarazón, enmuchas sociedades masculinas primitivas don­
de intentan mantener su independencia y masculinidad,
cuando los hombres merodean con máscaras de animales,
colas sujetas al trasero, etc., las mujeres miran a otro lado.
Enmuchas iniciaciones masculinas de las tribus primitivas,
se excluye a las mujeres, para evitar sus comentarios burlo­
nes o críticos sobre los héroes, con los que el ritual se des­
virtuaría inmediatamente. Los hombres sabenmuy bienque
tienenun aspectocompletamente ridículo enesas exhibicio­
nes de masculinidadypor esarazón excluyenalas mujeres.
Éstas también tienen sus misterios femeninos, como por
ejemplo los primeros intentos de las niñas de maquillarse y
peinarse, quepuedenser objetodeburlaporpartedesusher­
manos, loqueesterrible. Seríendesutímidatentativadeser
femenina, por eso, en general, las chicas prefieren reunirse
engrupos enel colegioyhacerjuntas esos primeros rituales,
pues tambiénpuedenparecerridículos, demodoqueseocul­
tandelos chicos.
Pregunta: ¿El senoosinus tiene quever conlanariz?Si
esasí, ¿noestárelacionadoconel alientodevida? ¿Nodeja
defuncionar lanariz cuando hay unproblema en el seno o
sinus? ¿Golpear el seno no implica impedir el aliento de
vida?
No, nolocreo. Después del golpe, unonopodríarespirar.
Ahorabien, ensí mismo, el sinus es unacavidad, peronunca
sehadescubierto sufunciónmédica. Es unaespecie de ves­
tigiodelpasado, unpococomoel apéndice. Quizás el doctor
Mehmke podría hablamos de esto. Que yo sepa, tiene poco
sentidofuncional.
Respuesta: Creo que lomás relevante en relación con el
sinus es quepuede infectarse.
Entoncesdebedesercomoel apéndice, unórganosinmu­
chosentido. Notienefunciónensí. Creoqueesodamás sig­
nificadoyapoyalainterpretaciónprospectiva,porquelamu­
jer del sueñonoamenazael alientode vida, sinoque golpea
algoqueenrealidadesinnecesario.Estoledaal sueñounsig­
nificadoquenoessólonegativo. Enotraspalabras, sielhom­
brenohubieratenidoesacavidad, si nohubieratenidoesain­
necesariadebilidadfemeninaenél,lamujernohabríapodido
torturarle. Podríamosdecirquesiél hubierasidomasculinoy
fuerte ynohubieraestado yainfectado, ypor tanto debilita­
do, ellanohubierapodidohacerlenada. Sufaltademasculi-
nidadsemuestraenlaquejainfantildequeesinocente. ¡Como
siesoimportara!Enlugardedecirqueesinocente,deberíaen­
furecerseeintentarliberarse. Perosureacciónes pasiva; tie­
nelaesperanzadeque suinocenciapueda salvarle, ¡comosi
ser inocente ayudaraennuestromundo! Segúnla enseñanza
cristiana, el mal noexiste, ysi unoes inocente, todoirábien.
Estaerróneainterpretacióndel cristianismo nos ha infantili-
zadoatodosynosharobadonuestrasaludableactitudinstin­
tivahacialavida. Todos intentamos ser inocentes corderitos,
ynosvolvemos vulnerables.Aquí conectamos conel proble­
madel corderodeSaintExupéry, conlaideadelamentalidad
decorderoyel infantilismoyconciertaclasedeequivocada
actitudcristiana,dondesomosinocentesy,portanto,nadapue­
deocurrimos, yaquelos ángeles protectores cuidarándeno­
sotros. Perolarealidadcontradiceesetipodeenseñanzapor­
que eneste mundoyenlanaturalezalainocenciano ayuda.
Invitaalos lobos.
Yo tengo muy poca información adicional sobre este
caso, así que a continuaciónpasaremos a hablar del proble­
madelpuer aeternustal comosereflejaenAlemania, ypara
esoutilizaréunlibrodeBrunoGoetz, DasReichohneRaum
(El reino sin espacio), cuya primera edición se publicó en
1919yla segundaen 1925. Es interesantequeseescribieray
publicara antes deque surgierael movimientonazi en 1933,
antes de queHitler dieraforma asus patológicas ideas. Bru­
no Goetz ciertamente tuvo el donprofético de anticiparse a
lo que se avecinaba, y comoverán, este libroprefigura todo
el problema nazi, y arroja luz sobre él desde el ángulo del
pueraeternus. Goetzpredijotodoel movimientoensulibro,
incluso lo que está ocurriendo ahora21en Alemania, y creo
que através del libro llegaremos al punto al que quiero diri­
girme, a saber, el aspecto religiosoytemporal del problema
delpuer aeternus.

21. ManeLouisevonFranzpronuncióestas conferencias en 1959-1960. (N.de la T.)


CONFERENCIAS9-12:
ELREINOSINESPACIO
DEBRUNOGOETZ
CONFERENCIA9
Das Reich ohne Raum {El reino sin espacio) de Bruno
Goetz (Riga, 1885), es una novela, pero empieza con dos
poemas que me gustaría citar aquí:
Cuandotodoloqueconocemos, destruido, yazgaenruinas,
envueltoenlos poderosospliegues dela oscuridadmortal,
nuestrosespíritus ardientesquelucharon
trasel sueñoquenos dirigió.
Lejos del hogar ydelatierramaterna, ,
nuestrobarconavega sobreinciertasolas.
Riéndonos temerarios, nos habíamos aventuradohacia
delante
comovikingos, buscandocostas ignotas.
Ysi denochenos abrumabael horror, túcantabas
canciones deotroshogares,
ylos espectros sedesvanecíanensuaveniebla,
el mundosedisuelveendanzayritmo,
las estrellas dispersanunafortunalargotiempodemorada,
yel espaciobrillaradiante.
Luego sigue un segundo poema dedicado a Fo, quien,
comoverán, es lafiguradelpuer aetemus enlanovela:
Cuandola nube oscura
no se retiradel cielo
y de todoel mundo
el sol se oculta,
de las profundidades
se acerca una nueva luz,
y en nuestrosueño sabemos
que túestabas allí.
Oh, los soles quevienen
de las profundidades detus ojos,
y de tus labios
las corrientes del amor quefluyen.
Através de las olas de unmar etéreo
el esplendor detus miembros
nos incita
al coraje encendido.
Eternajuventud,
envuelta en la música delas estrellas,
dadora deconfort,
centelleante, libreyhermosa.
hombres ymujeres
danzan en tugloria,
dirigiéndose a la muerte
por verte.
Para siempreen la luz
tublancaforma llama
ola tras ola,
y nunca envejecemos.
Lasegundaedicióndeeselibrosepublicóen 1925, como
ya les he dicho. No he podido encontrar un ejemplar de la
primera edición, pero al final de los libros de esta segunda
edición se dice que la obra aparece por primeravez íntegra,
ya que cuando sepublicó en 1919, el autor estabafuerayel
editor, tal vez porque estabaimpresionado opor algunaotra
razón igualmente tonta, eliminó algunos capítulos -más tar­
de les diré cuáles-, de modo que en su primera edición la
obraaparecióincompleta. El librofuemalinterpretadoycon­
sideradounpanfletopolítico. Cuandoregresó, el autorinsis­
tió enque volviera aeditarse enversióncompleta, yal final
del libro, al aludir aambas ediciones, dicequenuncapreten­
dióser ningúnpanfleto.
Hay que recordar que esto ocurríatras la Primera Guerra
Mundial, la época de la gran debacle deAlemania, del des­
empleomasivoydetodas las miserias delapostguerra. Fue
en esa época cuando cierto soñador patológico, un soldado
llamado Schickelgruber (más tarde conocido como Hitler),
empezóaintentar formar ungrupodejóvenes asualrededor
consuslocos yextáticos programaspolíticos. El librodeGo-
etz sepublicócatorce años antes de quelos nazis tomaranel
poder enAlemania, cuandoya estaban trabajando clandesti­
namente. Eraunaépocade máximadesesperacióncolectiva,
de extravío y desorientación, una época que en cierto modo
era similar a la que ahora estamos experimentando. Dado
quelaprimeraedicióndel libroaparecióen1919yqueel au­
tor tuvo que emplear cierto tiempo en escribirlo, podemos
suponer queloestabaescribiendodurantelaguerrayquelas
ruinas que aparecenenel primer poema serefieren alas ca­
tástrofes de esaépoca. El autor mencionael sueño, persegui­
docontantapasión, que los llevapor el mar anuevas tierras
yhaciaunhorror desconocido, yluegohablade alguienque
canta sobre un nuevo país y de que ante sus ojos surge un
“espacio”.
El segundopoema del libroempieza conel mismomoti­
vodel cielooscurecidopor las nubes. Aunqueel sol hadesa­
parecido, hay una nueva luz que surge de las profundidades
yquelos que aúnduermenpercibencomouna presenciain­
visible, descritacomo«Eternajuventud, envueltaenlamúsi­
cadelas estrellas». Goetz aclaraquela eternajuventudes la
que gobierna ese espacio y que hay que ir a la muerte para
verlo; que hombres y mujeres danzan extáticamente en la
muerte para ver su forma trascendental. Queda claro, pues,
que atrae alagente de este mundohacia el otroylos seduce
paraquemueran.
El primer capítulo, titulado «Montaña del caballo blan­
co», dicequelos habitantes deunapequeñaciudaduniversi­
taria-la UniversidaddeSchimmelberg-recuerdanmuybien
al viejo capitán de la marina, Wilhelmvan Lindenhuis. (Es
unnombre del nortedeAlemania, mezcladoconholandés, y
compuestodelas palabras Linde [“cal”], yhuis [“casa”], por
tanto“casa de cal”.)
Se ha hablado mucho de su repentina muerte. Primero
murió su amable esposa, una mujer angustiada y enferma,
luego la gente advirtió que él ya no daba su paseo al atarde­
cer, perocuandoveían luz en la casa y surostroenjutoy pe­
ludoenlas ventanas, pensaban quequizás sehabía encontra­
do mal y ya estaba bien otra vez, y no se preocupaban más.
Perounatardeaparecierondosjóvenes con gorrasdecueroy
loqueel autor describecomo“cuellos polares”,es decir, cue­
llos tubularesparaprotegersedelasinclemencias del tiempo.
Llamaron al timbre de la casa del capitán y él mismo les
abriólapuerta. Unos transeúntes dijeronque, al ver alos chi­
cos, él primero retrocedió sorprendido, pero luego les dejó
entrar y al cabo de un cuartodehora ya se habíanmarchado
de la casa.
Alamañanasiguienteel carteronoobtuvorespuestacuan­
dollamóal timbreparaentregarleunacarta, ni tampocoame­
diodía, ni por la tarde, así que avisóa los vecinos, forzaronla
puertayencontraronal hombremuertosentadoen su sillón de
orejas. Parecía quehabía muertotranquilamentedeun ataque
al corazón.Al recorrer la casa, descubrieronunacoronadees-
pinasyunacruzdemarfil enlamesa del hijo, es decir,deMel­
chior. Como no había polvo sobre esos objetos, estaba claro
queloshabíandejadoallírecientemente,porquetodolodemás
estaba cubiertodeuna densacapa depolvo... Se derrocharon
esfuerzos paracomunicar a Melchior (el héroedenuestrahis­
toria) la muertede su padre; le enviaron telegramas y cartas a
Roma, perotodas volvierondevueltasynoselogródar conél.
Pasaronmuchos años, yla gentetema otras cosas en quepen­
sar apartedeLindenhuis y su extrañohijo. Sólocuandopasa­
banjuntoala casa vacía del capitánsepreguntabandóndees­
taríaMelchior, si sabríadela muertedesupadreypor quéno
sehabíamolestadoenrecuperar lafortunaquehabíaheredado.
Se decían que siemprehabía sidounjoven muyextraño, y se
desempolvóla siguientehistoria sobreél.
Aproximadamente a los quince años, tenía dos amigos,
Ottovon LobeyHeinrich Wunderlich. Ottovon Lobeera un
chico muy esbelto, rubio, amable y de aspecto aristocrático,
yWunderlich era unjoven fuerte, moreno y audaz. Los tres
fundaron unclub místicoy secreto. Habíanleídomucha lite­
ratura alquímica y Rosacruz e iniciaron experimentos alquí-
micos con la idea de encontrar un elixir que les permitiría
cambiar de forma cuando estaban borrachos. Tras múltiples
intentos, creyeronquehabíanlogradola poción, perolos tres
querían ser el primero en probarla. Como no se ponían de
acuerdo, reunieron ala totalidaddemiembros del clubmísti­
co. Alos demás les fascinaban más el horror romántico dela
iniciativa que los detalles, que se habían reservado los tres
amigos, ynosabíannada del compuestotóxicodela poción.
Se echó a suertes y le tocó probarlo a Ottovon Lobe. Deci­
dieronirsedejuergatodalanocheydesplegar sufantasía so­
breposibilidadesfuturasyloqueharían, comomagos, con el
poder de cambiar de forma en la nueva era que se abríapara
ellos y cómo se transformaría la humanidad. Cada vez esta­
banmás entusiasmados, y a primerashoras dela madrugada
corrieronjunto al mar y se dirigieron al este. En el momento
en que despuntó el primer rayode sol, Ottovon Lobe se le­
vantó de un salto, se quitóla ropa y a la luz del alba se echó
a reír contento y se bebió lentamente el elixir. En pocos mi­
nutos había muerto. Siguió una rigurosa investigación. Mel­
chior fueexpulsadodela escuela, trasnegarseahacer ningu­
na declaración, y los demás fueron severamente castigados.
Wunderlich,el chicofuerteymorenoquehabíasidoel ter­
cerodelgrupo,cambióostensiblementetrasaquelevento,aban­
donó toda ocupación excéntrica y se volvió muy cínico y
convencional, deunmodoagudoyexagerado. Estudiómedi­
cina, ycomomédicogeneral, seretiróaunpueblecito, donde
viviócomounhombremuypragmático, cínicoyrealista que
no quería tener nada más que ver con cuestiones fantásticas.
Es la descripción de algo que reconoceremos de las con­
ferencias anteriores: el ícaro caído que, tras la euforia de la
fantasía creativa, sehunde enlabanalidadpara siempre.
Otto von Lobe estaba muerto, y el tercer miembro del
trío, Melchior, tras ser expulsado dela escuela, se retiróa su
casa y se mantuvo silencioso en su habitación durante mu­
chos meses. Supadre, que sentíagraninteréspor los escritos
de magia alquímica y de los Rosacruces, perdonó a su hijo.
Aunquesumadreselamentódela catástrofe, tampocole dijo
muchoal chico. Dehecho, el padreestababastantesatisfecho
dequesuhijoinvestigaracuestiones queaél leinteresabany
que ciertamentepodían llevarle a algún sitio.
Al principio, Melchior se pasaba horas sentadoy tacitur­
no en su habitación, hasta que le traían la comida. Luego,
poco a poco, empezó a recuperar la confianza y empezó a
mantener discusiones científicas con supadre, quien, aunque
interesado.en la magia ytemas afines, nocreía enla posibili­
dad de la transformación química del ser humano. Pensaba
que, aunque pudiera realizarse, no tendría sentido, y no le
veía el objeto. Peroaquéllaeralaidea fanáticadesuhijo, que
sin ningún objetivoprecisoy sólo por el logro en sí, era po­
siblereducir laformaoriginal deunindividuoacenizas yha­
cer transparente al ser humano físico, un espejo para las es­
trellas, como él lo llamaba. Asu padre le interesaba más la
astrología, Melchior consideraba que su padre no tenía las
ideas claras, ycada vez sepeleaban más. Apesar desus inte­
reses similares, no estaban de acuerdo, fueron distanciándo­
se, y al cabodel tiempoya no sehablaban.
Melchior empezó a visitar entonces a Henriette Karlsen,
la hija del director del museo local, que tenía quince años.
Eramuyguapa, rubia, esbelta, con ojos claros decolor ámbar
y delicadas manos aristocráticas de largos dedos. Práctica­
mente encerrado todo el tiempo en su habitación a oscuras,
Melchior la vio una vez cruzandola calle, y al día siguiente,
saliópor primera vezy seencontraronenel museo. Ella se le
acercó, le cogió las manos y lo miró largorato sin decir una
palabra, con los ojos llenos de lágrimas. Luego Melchior se
dio la vuelta y se fue corriendo a casa. Apartir de entonces
iba a verla todos los días al museo, pero Henriette parecía
cada vez más pálida y triste. Un día, por azar, el viejo direc­
tor oyó a Melchior contándole a Henriette que todas las no­
ches, desde su niñez, había visto un rostro contemplándole
por la ventana. Al anochecer, depequeño, oía unos golpes en
la ventana, y cuando levantaba los ojos, veía a aquel niño
morenocon ojos comolos suyos mirándoledesdelaventana.
Cuando corría hacia él, la visión desaparecía, y él se queda­
ba sentado llorando durante horas. Esas visiones se fueron
desvaneciendo, pero mientras él y sus amigos elaboraban la
mortífera poción que debía ser un elixir transformador, él
volvió a ver el rostrodel niño, esta vez rodeadopor otros ni­
ños, mirandopor la ventanacon expresiones burlonas.Apar­
tir dela catástrofedela muertedeOtto, habíandesaparecido.
-Gracias aDios -dijo Henriette, al oírlo.
Y entonces Melchior sepusofurioso, ylepreguntócómo
podía decir una cosa así, pues desde que los chicos habían
desaparecidoél estaba completamente soloynadiele ayuda­
ba. Ottohabíamuertoporquesehabíanprecipitadodemasia­
do y no habían creído suficiente en el elixir, y Heinrich les
había traicionado, y su padre no entendía nada, y él estaba
completamente solo. Henriettele respondió que si la amaba,
debía prometerle olvidar todo aquello, y si los chicos lo lla­
maban, no debía seguirles.
Desesperado, Melchior le preguntó cómo podía prome­
terle aquello, cómopodíapedirleella algoasí. Él sólo desea­
ba volver con ellos yresolver sus diferencias, y queHenriet­
te estuviera con él, y le cogióla mano.
-¡Nunca! -gritó Henriette con un miedo mortal en la
voz-. ¿Qué quieres, matarmecomo mataste a Otto?
Melchior se enfadómucho y, tras llamarla cobarde, salió
intempestivamente de la sala, pasójunto al consternado di­
rector y se fue a su casa.
Aquel mismo día le pidió a su padre que le enviara a es­
tudiar a otra ciudad, y su padre aceptó. Apartir de entonces,
Melchior sólo iba a casa ocasionalmente unos pocos días y,
cuando acabó la universidad, siguió viviendo fuera. En el
pueblosólosabíanqueestabaestudiandoquímica, queeraun
estudiante notable, y que finalmente se doctoró en Oxford.
Henriette murió de tuberculosis el año en que él se graduó.
Así, la que no había querido morir y se había separado de
Melchior porque veía que los chicos representaban una pul­
sión demuerte, muriódeformamuyprecoz. Un añoantesde
la muertedesu madre, Melchior volvió aSchimmelbergy se
quedó tres días, tras lo cual se marchó al extranjero y viajó
por la India y China durantelargo tiempo. Más tarde, en los
periódicos se anuncióqueel famosoprofesor Cuxdela Uni­
versidad de Schimmelbergnecesitaba un asistente y que ha­
bía contratadoaMelchior parasus investigaciones químicas.
Así quevolvía y, naturalmente, todoel mundosentíacuriosi­
dadpor ver al hombre quehabía generadotantos rumores en
sujuventud.
Cuandovolvió, parecía decepcionantemente normal. Te­
nía una personalidad muy fría y extraña y unos tranquilos
ojos grises, peroexcepto por su raraexpresión, parecía tener
un carácter amistoso e incluso notable. Ala gentele gustaba
que estuviera casadoyles fascinaba suexótica esposa.
El primer día, el profesor Cux anunció a Melchior la
muertede supadrey le contóla extraña aparición delos dos
chicos que habían depositado la corona de espinas y la cruz
demarfil.AI enterarsedelaaparicióndelos chicos, Melchior
pareció sufrir un momentáneo shock, pero se recobró ense­
guida y pretendió no saber nada al respecto. Sólo comentó
que supadretema a veces ideas extrañas, que manteníacon­
tactos con gente queél noconocía y queél no sabía nada del
asunto.
Melchior tomóposesión de la casa paternayla renovó, y
tanto él como su esposa, sobre todo ella, iniciaron una vida
muy social. Todo el pueblo pasaba por allí, en parte por cu­
riosidad, pero también por otras razones, como pronto vere­
mos. Todas las noches se daban grandes fiestas, pero Mel-
chior siempre se retirabatemprano, se excusaba y seiba a su
estudio, donde permanecía hasta horas tardías de la noche.
Pronto empezó a generarse cierto escándalo. Melchior
comenzó a despreocuparse de sus actividades científicas y
participaba de modo creciente en la vida social de su mujer,
que con él adquirió un carácter distinto. La gente estaba in­
dignada por la manera burlona en que Melchior hablaba de
las instituciones del Estadoy la Iglesia. Sobre todo, les mo­
lestaba su crecienteinfluencia entrelos estudiantes, alos que
trataba de espolear contra la ciencia. Pretendía imbuirles un
escepticismoradical contralos fundamentos yresultados del
conocimiento científico y la Iglesia. Hablaba de la ciencia
como la moderna forma de la ilusión intelectual, decía que
había tanescasa certeza en sus supuestos como enla fe, pues
la ciencia era demasiadoparecida a una pseudofe. Al princi­
pio, la gente pensaba que el profesor Cux pondría límites a
todo aquello, peropoco a poco descubrieron que Cux se ha­
bíarendidoal hechizodesujoven asistente.Al final, les obli­
garon a interrumpir sus conferencias, peroel profesor seguía
apoyando aMelchior en sus puntos de vista sobrela ciencia,
decía que tema razón, que al fin y al cabo: ¿qué era la cien­
cia?, ¿quéhabíadecertezaen laquímicayla ciencia? ¡Nada!
La gente pensaba que se trataba de una broma, pero descu­
brieron que el viejo profesor se había casado secretamente
con unajoven bailarina. Todos menearon la cabeza ycomen­
taron que era la influencia fatal de cierto círculo. En conse­
cuencia, la gente se apartódeMelchior ypocos permanecie­
ronfieles a su amistad.
El círculo continuó reuniéndose una vez a la semana en
casa deMelchior vanLindenhuis. Eranfiestas extravagantes
y orgiásticas, y aunque los relatos siempre eran muy exage­
rados, se decía que la atmósfera era terriblemente inmoral.
Los habitantes del pueblo se quedaron atónitos al enterarse
dequeel liberal sacerdoteluteranodela iglesia deSantaMa­
ría, el señor Silverhamisk (que significa “arnésdeplata”), se
había unido al círculo, aunque él justificaba sus visitas di­
ciendo ¡queestaba estudiandola desorientación y desarraigo
del espíritu moderno! Las auténticas razones, como pueden
imaginar, eran bien distintas.
Melchior se volvía cada vez más peculiar y noparticipa­
ba en las orgiásticas fiestas que se celebraban en su casa. En
noviembre, se vio merodeandoen tomo ala casa a los extra­
ños chicos vestidos con aquella ropa extravagante. La gente
del pueblorecordóentonces las curiosas condiciones queha­
bían rodeado la muerte del padre de Melchior y la historia
quecontaba el ancianodirector del museosobrela conversa­
ción de Melchior con Henriette cuando ella tenía dieciséis
años. La genteempezó acreer quehabía algún secretoindes­
cifrable, y comemzó a dominar la irritación yla tensión.
El segundocapítulo setitula «El encuentro».
Melchior, demuy mal humor, se sentóen un banco, con­
templandocómo caía una densa lluvia. No lograba decidirse
a ir a su casa, porque estaba seguro de que su esposa habría
olvidado a propósito encender la estufa de su estudio para
forzarlea unirseala fiesta.Así quepreferíapasar fríoala in­
temperie.
Unos pasos sobre la grava le despertaron de su apatía, y
con un shockvio a un chicoquellevaba cuello altoyunago­
rra de piel merodeando por el desnudo callejón del parque
del pueblo. Cuandoel chico se acercó, Melchior vio unros­
tro moreno en el que unos ojos grises, aunque tímidos, mi­
raban fijamente y con determinación hacia adelante. Pasó
juntoaMelchior, yal pasar lomirófugazmente, sonrióydes­
apareció. Melchior soltó un leve gritoy de prontoempezó a
temblar sin saber por qué. Entonces, en el otro extremo del
callejón, aparecióunhombrealtoquemiróasu alrededor, in­
seguro, diounos pasos, se detuvoyvolvió amirar alrededor.
Antes de que el hombrepudiera verlo, el chico había co­
rrido hacia Melchior y le había susurrado que cogiera su
manoizquierda y que se pusierarápidamente su guante yno
se sorprendieradenadaynoledijeranadaanadie. El tonode
voz del niño expresaba tal pánico, su mirada era tanfebril y
los labios bien dibujados temblaban tantoal hablar queMel­
chior involuntariamentele cogióla manotendida. Enel mis­
mo instante, el niño desapareció como si se hubiera fundido
en el aire, y en el pulgar deMelchior aparecióun anchoani­
llo deplata. Aún bajola influencia de la asustada súplica del
chico, Melchior se puso el guante. Entonces, sin saber por
qué, tuvouna sensación de tremenda felicidad y sintiócomo
si hubieraocurridoalgoquehubieraesperadomuchotiempo.
Su depresión desapareció por completo, y lleno de autocon-
fianza, miró al hombre altode quien el niñohabía huido.
Cuandoaquel hombreextrañovio a Melchior, se detuvo,
aparentemente indeciso. Iba bien afeitado y sus rasgos defi­
nidos peroun tantodesvaídos acababan en una barbillapun­
tiaguda y enérgica. Tema los labios finos y alargados, la na­
riz pequeña y curva, las mejillas hundidas, y los ojos le
brillaban como piedras transparentes. Cuando se levantó el
sombrero, Melchior observó su amplia frente y un bonito
pelo rubio.
-Perdone -dijo el desconocido-, ¿ha visto usted pasar a
un chico?
-No he visto anadie-respondióMelchior, ausente.
-¿Ah, no? -dijo el desconocido-. Perdone-y se sentóen
el bancojunto a Melchior-, estoy un poco cansado. Me he
pasadotodoel día buscandoa mi pupilo.
-¿Cómoes? -preguntóMelchior, y sonrió a supesar.
El desconocido adoptóun airerecelosoy dijo:
-¿Entonces lo ha visto? ¿Ha hablado con él? ¿Le ha...?
-No hevisto anadie-interrumpióMelchior-. Ya selohe
dicho.
-Por supregunta, hepensadoque se estaba acordandode
algo -dijo el desconocido-. ¡Entonces no lo ha visto! ¡Qué
lástima! Perdone que insista, pero estoy muy preocupado.
Melchior continuó mirando con desconfianza a aquel
hombrealtosentadojuntoaél. El rostroexteriormenteinmó­
vil del hombreparecíacambiar deexpresión deunsegundoa
otro. Aveces parecía el rostrodeun anciano, y otras esboza­
bauna sonrisa infantil, y aveces sus rasgos parecían severos
y amenazadores y los ojos centelleaban filos y penetrantes.
Selevantóy dijo:
-Perdóneme una vez más. Tengo quepedirle algo. No sé
por qué, perotengo la impresión de que el chico se dirigirá a
usted. Sé que le hablará. No haga caso de lo que le diga; no
es cierto. Nole coja la manosi se lopide. Puedecrearlepro­
blemas. ¡Selo advierto! Ysi lo ve, por favor, sea tan amable
dedecírmelo. Nome niegueese favor.
Melchior norespondió.
-Me llamo Ulrich Von Spat -dijo el desconocido. (Spat
significa“tarde”.)- Mehospedoen el GrandHotel yestoyde
paso. Usted pensará queestoycompletamenteloco, y la ver­
dades quenopuedoexplicarleloqueocurre,pero, por favor,
confíeenmí yhagaloqueledigo. Esechicotienela caradel­
gada y morena, ojos grises ymirada desafiante, el pelo largo
y negro, y lleva un abrigode cuello altoy una gorra de cue­
ro. Enseguida loreconocerá. Suapariencialeimpresionará...
En aquel momento, Melchior bajó la cabeza pensativo,
pero no dijo una palabra. El señor Von Spat esperó un poco,
luegomiróaMelchior y suspiró. Letendióla manoyle dijo:
-¡Bueno, no perdamos la esperanza! Auf Wiedersehen!
Melchior sintió una repentina e intensa simpatía y calor
hacia aquel hombre, como si les uniera una honda relación
interna. Olvidó el aviso del chico, se quitóel guantey estre­
chó calurosamente la mano a Von Spat, y éste vio el anillo.
Sus ojos centellearonuninstante, peroocultósu excitación y
se alejólentamente.
Melchior, al recordar deprontoel anilloquellevaba en el
dedo, se sintió como si hubiera traicionado al chico. Sólo
cuando sele ocurrióqueel desconocidotal vez nolohubiera
visto, se calmóun poco, perosinperdonarsepor su descuido.
«¿Quépuede significar? -se preguntó-. Estoyperdiendo
el control de mí mismo. Parece como si estuviera soñando.
¿Quién era ese desconocido? ¿Qué poder ha ejercido sobre
mí para que sintiera ese repentino afectopor él hasta el pun­
tode olvidar quién era? ¡Esmi enemigo!»
El tercer capítulo setitula «Fo», el nombre del chico.
Camino de su casa, Melchior se sentía como desmateria­
lizado. Las calles, los muros, las casas le rodeaban, altos y
extraños. Parecían hechos de aire. Era como si los penetrara
al andar. Se dividían como cortinas frente a él y se cerraban
tras él como nubes de niebla. Todoparecía cambiado; edifi­
cios que sabía quehabíanexistido en otros tiempos peroque
habían desaparecido hacía mucho, estaban de nuevo allí. Ya
noestaba caminandopor el mismopueblo.
También la genteparecía transformada. Viomiradas hui­
dizas y sintió como si se mirara sus ojos en un espejo. Una
sonrisa, un gesto de la mano le parecían una indicación; un
saludo, un signo de conocimientosecreto.
Cerca dela estación, bajounparaguas gigante, había una
vieja gorda sentada vendiendomanzanas. Se acercóa ella, le
compró un par de manzanas y se las guardó en el bolsillo.
Para sorpresade ella, le acariciólas arrugadas mejillas.
-Sí, sí-le dijosonriente-. Nos conocemos. Somos viejos
amigos. ¿Ve el anillo que llevo en el dedo? Nunca lo había
visto antes, ¿verdad? Nadie más puede verlo. Eso significa
que ahoramemarcho, muylejos. Yasabeloqueocurrecuan­
do alguien se quiereir lejos y llega el momento, y uno se va.
La mujer noparecía comprender y tenía un airede inco­
modidad.
-Ya sé-continuó- quenohacefalta queledigatodoesto.
Nos conocemos muy bien. Nos conocemos desde hace mu­
cho tiempo, desdela infancia...
Lamujer, quecadavezestabamás nerviosa, miróa su al­
rededor y al final, recobrándose, interrumpióaMelchior:
-¿No le da vergüenza hablarle así a una anciana?
-¿No me conoce? -preguntó Melchior-. ¿Por qué de
prontoya noquiereacordarsedemí? Usted siemprese senta­
ba en la misma esquina cuandoyopasaba por el camino. Yo
siempre la veía al marcharme o al volver. ¿No se acuerda de
cuandosesentabaenlaestacióndeGénovaconunlorobrillante
en el hombro, yal llegar yolecomprabanaranjas? ¿YenVie-
na? ¿Yen SanPetersburgo? ¿Yen Estocolmo? ¡Yen cientos
deotrasciudades!Ustedsiempreestabaallíymesaludabacon
susfrutas cuandoyollegaba ymemirabaalejarme.
-Debe de ser un error, señor- dijola mujer con airedes­
confiado-. Yonunca he salidode aquí.
Melchior la miró a los ojos y sacudió la cabeza y final­
mente dijoen voz baja:
-Lo comprendo. Va con cuidado. No quiere que nadie
nos oiga. El forastero está aquí, nuestro enemigo. He sido
imprudenteal hablarleausted. Tal veznos esténobservando.
Es sóloquemehealegradodeverla. Ahoraya séquemevoy.
En aquel momento vio a un chico que pasaba ante el
puesto de la vendedora de manzanas. El muchacho lo miró
intencionadamente, se llevó el dedo a los labios en señal de
silencio y luego desapareció muy deprisa al doblar la esqui­
na. No podía ser el mismo que se había desvanecido antés,
porque aquél tenía la caramás pequeñaymás morena, yuna
expresión más audaz. Sólo los quietos ojos grises se pare­
cían.
Melchior se despidió de la mujer con un gesto y se alejó
muy deprisa. «¿Quién era el que me ha advertido? -se pre­
guntó-. Llevaba la mismaropa queel quedesapareció antes.
¿En qué círculo me he metido? ¿Qué es lo que me rodea y
cautiva? Creo que lo he visto todo antes en un sueño. Las
múltiples caras confiadas en la calle, los guiños y saludos
con la cabeza, los dos chicos, el desconocido..., peronopue­
do recordar. Yla vendedora de manzanas ¿Por qué le he di­
cho eso? ¡Qué idiotez! ¿Por qué iba a conocerme? Siempre
hayancianas sentadasenlas estaciones detren. Sinembargo,
erala misma cara, el mismopelo, las mismas arrugas, lamis­
ma voz...
Cuandose acercaba a su casa, Melchior vioen la penum­
bra auna serie dechicos que, al verle, se dispersarony ocul­
tarontras la esquina dela casa yle atisbaron con curiosidad.
«Todoesto cada vez es más confuso-pensó-. ¡Ahora ya son
toda unapandilla!»
Las ventanas de su casa, que estaba en la planta baja, es­
tabantodas iluminadas. Se oíanrisas yla mezcla demúsica y
conversación. Entreel murmullodemúltiples voces, lepare­
cióreconocer la claravoz del señor Von Spat. Entonces se le
ocurrió que nunca le había dicho su nombre a Von Spat ni
tampocodóndevivía. ¿Cómopodía estar allí? Melchior con­
cluyó que se había confundido.
Para que no le vieran, entrópor la puerta de atrás, direc­
tamente a su estudio. Estaba frío yoscuro. Encendióla luz y
dejó su abrigo húmedo en el sofá. El anillo, que le quedaba
grande, cayó al suelo. Asustado, él levantó la vista.
El chico que había desaparecido estaba de pie junto al
sofá y lo miraba sonriente.
-Tienes frío-le dijo-. Encenderéunfuego.
Encendióel fuegodela chimeneayluegosequitóel abri­
go y la gonray se puso al ladodeMelchior.
-Sabía que te encontraría, Melchior -dijo-. Había visto
entus ojos quemeayudarías. Eresdelos nuestros, aunqueno
lo sepas. Telo agradezco. Todos telo agradecemos.
-¿Quién eres? ¿Quiénes sois todos? -preguntó Mel­
chior-. No entiendo lo que está pasando. ¿Quién es aquel
hombredesconocido? ¿Cómo sabes mi nombre?
-Hacemuchotiempoquesédeti. MellamoFo. Nopuedo
decirtemiverdaderonombre.Ningunodenosotrospuede.Nos
llamamos con apodos para poder hablar unos con otros.
¿Quiénes somos? Lodescubrirás cuandovivas con nosotros.
Sólotienes quegritar quequieresirteynosotros vendremos a
porti. ¡Perotencuidadoconesedesconocido! ¡Esnuestropeor
enemigo!Havistoel anilloentudedoeintentaráatraparte.Tie­
ne un secretoquele hacemuypoderoso. Yoestuve en supo­
der duranteuntiempoysólopudeescapar engañándole. Telo
contarémásadelante,cuandovengasconnosotros.Todavíavi­
ves conlos demás, ynopuedodecirtenada.Yahora, gracias,
ydéjamemarchar. Los otros meestánesperando.
Melchior oyóunruidoenla ventanayviomuchosrostros
apretándose contra el cristal, mirando hacia fuera, desde la
oscuridad, a la iluminada habitación.
-No te dejaré ir -gritó Melchior- hasta que me lo hayas
dicho todo. ¿Cómo sé que vas a venir cuando te llame?
¿Cómopodréseguirtesi nosédóndeestás? ¿Cómopuedore­
sistir zl desconocido si noconozco su secreto?
-Sólo puedes saber quiénes somos viviendo con noso­
tros, no hablando. Nos seguirás si tu corazón te lo dicta.
Siempreestamos ahícuandonos llaman. Ni siquieranosotros
sabemos el secretodel desconocido; si losupiéramos, noten­
dríaningúnpoder contranosotros. Yateherespondido. Aho­
radéjame ir.
-Quieres huir de mí -dijo Melchior-, pero yo sé cómo
detenertecon el anillo.
-El anillonote ayudará, Melchior -dijo el chico, riéndo­
se-. Llenarátuvida demisterio, confusión ycambio, perono
lograrás nada. Si te quedas el anillo, la ciudad siempre será
para ti como cuando hoy ibas camino de tu casa. No enten­
derás nada; tomarás a los amigos por enemigos y a los ene­
migos por amigos, porque no comprenderás los signos que
pueden ayudar adistinguirlos. Vencon nosotrosyseráslibre.
Llámanos cuando nos necesites. Hasta entonces, déjame ir.
Abrela ventana.
Melchior dudó. Luego se levantó en silencio, miró a Fo
durantelargoratoyle abrióla ventana. El chico saltóafuera,
y la multitud le rodeó. Se cogieron las manos. Una llama se
encendió en el centro, se dividió en chispas y luego todos
desaparecieron.
¡Yavenquelahistoriaesmuysugerente! Pareceuncuen­
tode Edgar AlianPoe y tambiénparece tener influencias de
La otraparte deKubinydelos cuentos deE.T.A. Hoffman.
Es la clasedenovelaenla que deprontolarealidadbanal se
disuelve en los misteriosos acontecimientos del otro lado,
donde, ennuestrolenguaje, el inconscientepenetraydisuel­
ve el mundo de la conciencia, y donde, a partir de ese mo­
mento, puede ocurrir cualquier cosa.
La señora Volkhardt me ha llamado la atenciónhacia el
hecho de que no sóloKubin. sinotambién GustavMeyrinck
escribió en esa época en Munich, así que en realidad había
todauna escuela de escritores de estetipo denarraciones en
Alemania. AMeyrinck también le interesaban mucho los
experimentos alquímicos y compró váteres antiguos en el
gueto de Praga porque había leído enlibros alquímicos que
los excrementos humanos muy antiguos conteníanla mate­
ria mística de la piedra filosofal. Cocinó aquella sustancia
(lo describe en una carta) ¡yle estalló en la cara! También
mantuvo contactos y conversaciones conespíritus. Todo un
círculodegente deallí experimentóel inconsciente, ointen­
tódescribir unaexperienciadel inconsciente, bajounaspec­
toparapsicológico. Para ellos, el inconsciente era el mundo
de los espíritus, e intentaban conectar con él mediante me­
dios parapsicológicos y mágicos. Todos cayeron en las tra­
diciones rosacruces, francmasónicas, etc., desde las cuales
intentaron obtener conocimientos del mundo del más allá.
Como carecían de ciertos conceptos cruciales que ofrece la
psicología, erasuúnicomediodeaproximarse. BrunoGoetz
es de ese tipo ypertenece aeseperíodo.
El nombre del lugar, “Montaña del caballo blanco”, es
también significativo, pues el caballoblanco eraun atributo
muyconocido, yavecesunapersonificacióndel dios Wotan,
que aparecía cabalgando enel caballoblanco de ocho patas
Sleipniroerareemplazadopor ese caballomágico. Aquellos
quehayanleídoLaotraparte deAlfredKubinrecordaránel
caballoblanco loco que corre por unmundodestruidoyque
desempeñaunpapel similar. Wotanseretiró alas montañas,
peroreaparecerá al final delos tiempos yrestablecerásuim­
perioeternoyfeliz.
Lindenhuis, el apellido del héroe de la historia, significa
“casa del tilo” y antiguamente, en la mayoría de pequeñas
ciudades y poblaciones alemanas, solía haber un tilo en el
centrode lapoblación. Es un símbolofemeninoyestabade­
dicado adiosas delanaturalezacomoPerchta, Huida, Hollé
(ytodos sus otros nombres). Secreíaquelas almas delos ni­
ños nonatos vivían bajo las hojas del árbol, y era el árbol
místicodel centrodel puebloentomo al cual sedesarrollaba
la vida, muy parecido al palo central que encontramos, por
ejemplo, en los rituales de los indios americanos. El viejo
Lindenhuis, el padre, es capitánde barco, ylos demás nom­
bres estánligeramente distorsionados por el dialecto alemán
del norte o el holandés, para subrayar el hecho de que esta­
mos vinculados al norte deAlemania y sus contactos de ul­
tramar. Además, en el poema que abre el libro, hayuna alu­
sión a la gente marinera, el espíritu vikingo aúnvivo como
personificación de la inquietud y el eterno anhelo trascen­
dental típico de los pueblos teutónicos. No podemos inter­
pretar los detalles del libro hasta más tarde, ya que todavía
carecemos declaves paraasociaresacruzdemarfil yesaco­
ronadeespinas alas que sealude. Laexplicaciónsólosurgi­
ráencapítulos posteriores.
Los rumores que corrieron sobre el héroe de la historia
muestran un rasgo muy típico. Por ejemplo, los tres chicos:
OttovonLobe, untipoaristocrático, dedicadoalamuerte, y
descritocomomuydelicado, yHeinrichWunderlich, presen­
tado como alguienmuyvital. Esas dos sonclaramente figu­
ras desombraopuestas deMelchior: unopodríaserlaperso­
nificación de la personalidad sensible y artística, con una
fuertetendenciasuicida, yHeinrichWunderlichseríael lado
vital delapersonalidaddeMelchior quetiende aadaptarsea
lavidayque, por tanto, abandonatodos los anhelos románti­
cosjuveniles. OttovonLobemuere al beber el elixir, ydebi­
do a la conmoción, Wunderlich se vuelve bastante cínico y
realista. SediríaqueunapartedeMelchiormuereyotrapar­
te de él evoluciona hacia el cinismo. El complejo del ego,
que representaría el propio Melchior, se sitúa entre los dos.
Comohemos visto, después del shock, él seretira a suhabi­
taciónysesumeenunaintroversiónprofundamentedepresi­
va, mientras OttovonLobe, el auténticopuer aeternus de su
interior, muere. Es biensabidoque entrelaedadde quince y
veintelos suicidios sonfrecuentes, pues setrata deunperio­
do enel que la atracciónhaciala muerte es muyfuerte. Ge­
neralmente, esos suicidios estánrelacionados conproblemas
del puer aeternus, ya que cuando esos problemas son apre­
miantes, enesas edades llegana sumomentocrucial.
Melchior describe cómo, de pequeño, siempre veía a su
doble en la ventana. ¿Qué significa? Les leeré el fragmento
encuestión:
El padre estaba en el mar o bien ocupado en cualquier
otra cosa, y la madre abstraída con la Biblia, y él mismo se
sentía perdidoytriste. Entonces oyóunos golpes enla venta­
na y vio la cara morena y pálida con unos ojos como los su­
yos, yaquellavisiónsiemprelehacía llorar amargamente. Su
madrenunca lo supo, peroél se lo contóa supadre, que sólo
sonrió, peronorespondiónada.
Naturalmente, puedenpensar que era la experiencia pre­
cozdeMelchiorqueprefigurabatodoloquevendríamás tar­
de, pero yo creo que deberíamos ampliar esto conun hecho
muy conocido, a saber, que en sutemprana infancia, los ni­
ños solitarios tienden aproducir una doble personalidadcon
la que se entretienen. Este doble es la personalidad incons­
ciente que cobra vida debido a la soledad. Es típico que lo
describadeestaforma, es decir, quees unniñosolitarioyen
los momentos enque se da cuentatristemente de susoledad
surge esa aparición. Hay niños que inventan un doble y lo
personifican y juegan con él durante horas. Muchas veces
esa figurafantástica de la niñez reaparece más tarde en sue­
ños y deviene realmente una personificación de todo el in­
consciente. Es lasombra, el ánimayel ego, todos enuno. Es
el otrolado enterodelapersonalidad.
Todos nosotros tendemos a pensar en el inconsciente en
función de las distintas clasificaciones de la psicologíajun-
guiana, así que podríamos debatir si esta primera aparición
es el ego o la sombra, pero nunca deberíamos olvidar que
esos conceptos sólosonválidos enciertas situaciones psico­
lógicas. Cuandounserhumanoencuentraprimeroel incons­
cientedeforma autónoma, ya seaenlainfancia o, por ejem­
plo, al iniciarunanálisis, noes cuestióndesombra, animus o
ánima, y ego. Generalmente, la primera experiencia que te­
nemos deencuentroconel inconsciente es unencuentrocon
lo que podríamos llamar el otro lado. En esos estadios pre­
coces, sepersonificaendistintas formas, yes aconsejableen
análisis no empezar a introducir esos conceptos formales,
sino dejar que lapersona primero simplemente experimente
queexiste otro ladomás allá del ego yde sumundoordina­
rio. Es sólo al cabo de un tiempo, cuando descubrimos que
hay una parte completamente distinta de la personalidad,
otro habitante en nuestra morada interna, cuando poco a
pocoempezamos adiscernir figuras enlasemipenumbradel
inconsciente, como la del hombre inferior, a quien podría­
mos clasificarbajoel nombredesombra, ylafiguradelpart-
nerheterosexual, quepodríamos clasificarbajoel nombrede
ánima, aunque sólofueraparaponer ciertoordenenese otro
lado. Pero en sí mismo, como realidad, es realmente el im­
pacto de la parte desconocida de la personalidad. Veránque
en todo el mundo el primer encuentro con el inconsciente
suele producirse con esa personificación, o un doble, en el
que sombra, egoyánima(si setratadeunhombre) soncom­
pletamente uno.
Lamismaideaseencuentraenunaenseñanzapersasegún
la cual, tras la muerte, el hombre noble encuentra unjoven
idénticoasí mismo(porqueenlamuertevuelveaadoptar su
hermosoynoble aspecto) ounachicade quince años (es de­
cir, el ánima). Si le pregunta a la figura quién es, le dirá:
«Soytupropio yo». Si el hombreha sidovirtuoso, esafigu­
ra será resplandeciente y hermosa. Al vivir virtuosamente,
con la correcta actitud religiosa, desarrolla un doble en el
más allá, yenel momentodelamuerte seproducelareunión
con la otra mitad. Este mitopersa ha sobrevivido en ciertas
tradiciones gnósticas y maniqueas en la Antigüedad tardía.
Es absolutamenteirrelevantesi lafiguraaparececomounjo­
venocomounajovenradiante, surespuestaalapreguntadel
difuntoes la misma: «Soytuyo, tuotramitad».
Es unaideamuyprimitiva, arquetípica. Enmuchas socie­
dades primitivas, se cree que cada ser humano, al entrar en
este mundo, es sólouna mitad, y quela otramitades lapla­
centa, es decir, laparte delapersonalidadquenoha entrado
enel mundo. Por tanto, esaparte sequemaritualmente, ose
dejasecaryseelevaenunacápsulaentomoal cuello, yesla
sustancia mágica enla que el doble suele localizarse (el do­
bletrascendental, laotrapersonalidad), yeslamismaideade
que tras la muerte, los dos devienen uno nuevamente. Hay
incluso unmito segúnel cual el primer hombre estaba com­
pletoenel cielo, pero cuandoseencamóenestemundosólo
era una mitad y, por tanto, el primer hombre, que mitoló­
gicamente corresponde a nuestra figura de Adán, se llama
Medio. Así pues, podemos decir quela apariciónhumanaes
sólouna mitad; la otra sigueenel país de los muertos, enel
más allá, ysólonosunimos aellaconlamuerte. Nosabemos
loqueesto significaenúltimainstanciaporquees unarepre­
sentación arquetípica cuyo significado nunca podemos ago­
tar intelectualmente. Pero sí podemos decir que entre otras
cosas refleja el descubrimiento básico del desarrollo de la
conciencia, que empieza en la tempranajuventud y va cre­
ciendo, esunadivisióndelapersonalidadtotal, ycuantomás
consciente sevuelveuno, más pierde suotramitad, queesel
inconsciente. Refleja, por decirlo así, la escisión del ser hu­
manoenpersonalidadconscienteeinconsciente, yhayexpe­
riencias delatempranajuventudenlas que estosedescubre.
Una vez leí en el Nene Zurcher Zeitung una historia que
contaba un oficial húngaro y queilustraloquequieroexpli­
car. Antes de laPrimeraGuerraMundial, él erael hijoúnico
de una familia húngara aristocráticay se sentía tan solo, sin
nadieconquienjugar, queinventóunhermanoaquienllamó
Stepanekeimaginabacomounniñopelirrojomuyfuerte. En
su imaginación, este niño hacía todas las travesuras que él
esperaba o hubiera querido hacer, pero le faltaba valor para
hacerlas. En sufantasía, él vivía sobretodoimaginando qué
podríahacer aquel Stepanek. Cuando empezó air al colegio
yencontró compañeros reales, la figura sefue desvanecien­
doy acabó por olvidarla. Después, según contaba (y yo me
limito arepetir la historia), enla Primera Guerra Mundial le
dispararonehirieron. Perdióel conocimientoysedespertóal
cabodeunrato, sangrando, temblandoyenmuymal estado.
Entonces vio a una figura humana inclinándose ante él, un
hombrepelirrojodeunos treintaaños, ypensandoqueeraal­
guien que había acudido a rescatarle, musitó: «¿Quién
eres?». Yel otrosusurró: «¡Stepanek!». Después, sólorecor­
dabaque estaba enel hospital yque seiba recobrandopoco
apoco. Estabamuyconfusosobresi había sufridounaaluci­
naciónosi habíaproyectadoalgosobreel hombrequeleha­
bíareanimado, quequizásfueraunpelirrojodelaCruzRoja.
Intentóaclararel problemaypreguntóalosmédicos yal per­
sonal del hospital cómohabía llegadohasta allí, ¡peronadie
lo sabía! La enfermera sabía que le habíantraído ala sala, y
quelehabían encontrado enuna camilla enel patiodel hos­
pital, pero nadie sabía quién le había llevado hasta allí, ¡y
nunca pudo descubrirlo! Dijo que no quería teorizar sobre
ello, peroqueesos eranlos hechos. Yotengounaexplicación
racional: como ven por la historia de la infancia, Stepanek
era supartemás ordinariayvital, supersonalidadinferior, el
tipopelirrojo que se atrevía ahacer todolo que él no osaba.
Él eramás bienunniñointrovertido, sensible, yyo creoque
probablemente, enplenaguerra, deunmodosemiconsciente,
logró arrastrarse hasta el hospital y le salvó literalmente su
personalidad instintiva interna, Stepanek. Después se des­
pertóenel patio, donde loencontraron. Suheridanoera tan
grave. Creoque ésta es laúnicaexplicaciónposible. La otra
posibilidad es que unhombre del hospital de leprosos lehu­
bierarecogidoyél, ensusemiconsciencia, hubieraproyecta­
doa Stepaneksobre él. ¡Nadielo sabe!
Esto es sólopara ilustrar el hechode queel ruñosolitario
muchas veces encuentra un compañero en la otra mitad, el
inconsciente, y de este modo experimenta el inconsciente,
pero normalmente esas figuras de sombra y el otro lado se
proyectanaesaedadenotros niños quepuedenasumirel pa­
pel del “otro”. También refleja el problema de cierto grado
dedisociación, una disociaciónde lapersonalidad, luegore­
surgeeneseexageradoarrebatorománticoquelos chicos ex­
perimentan en la escuela cuando Otto von Lobe muere del
elixir. Lafascinaciónsurgedelaideadequeel individuohu­
mano, ensuformamaterial, puedetransformarseydesmate­
rializarseyluegoconvertirse, comoMelchior dicemás tarde
a supadre, enun espejo de las estrellas. Así, en el fondo, la
ideafascinante de una transformación alquímica acosa ato­
dos esos chicos, yel accidente seproduce ensutentativa de
llevarla a la realidad. Ahí vemos claramente que este doble
-el puer aetemus- tiene que ver con el yo y que la realiza­
cióndel yo, tal comosepresentaenel procesoalquímico, es
el auténticofascinosum. Tambiénvemos aquí, comoestable­
cían las dos rimas, la pulsión de muerte, expresada en Otto
vonLobe, ylapulsióncínicahacialarealidad, personificada
en Heinrich Wunderlich. Creo que no podemos decir más
hasta queveamos cómosigue lahistoria.
Lo siguiente que ocurre es que durante el retiro de Mel­
chior asuhabitaciónenpenumbra, seproduceunprimer en­
cuentro con el principio femenino, pues cuando se encierra,
tras ser expulsado de la escuela y aún bajo el shock de la
muerte de Otto von Lobe, descubre a la chica, Henriette
Karlsen, que más tarde muere de tuberculosis. Se pelea con
ella, comorecordarán, porqueellanoquiere seguirlehastala
muerte. Ella intuye que esos chicos a los que él frecuenta y
las visiones queél tiene delos chicos implicanuna atracción
romántica hacia la muerte y no quiere seguirle, sino que le
avisa, y eso provoca un distanciamiento entre ellos. Pese a
todo, ella acabamuriendo. Anticipándome alahistoria, pue­
dodecirles que el héroe nunca seunirá conuna mujer deun
modoreal. El matrimonio no es nada, pues no hay relación,
sinoodioydecepciónpor ambas partes. Esuncompletofias­
co. Siempre es el mismoproblemaqueenElprincipito, por­
queel contactoconel ánimanofunciona. Aquíhayciertava­
riación. Recordaránqueel principitotambiénsepeleaconla
rosa yla abandonaenel planeta. Ahí, lafiguradel ánimano
es tanaristocráticani tanfaltadevitalidad, sinomás bienin­
fantil, altiva y conflictiva. Pero esta chica es un tipo de áni­
mamuyatractivo, delicadayaristocrática. Pero¿cómoloin­
terpretaríanpsicológicamente?El primer amordeunhombre
es siempremuysignificativo, lachicaesmás el ánimaquesu
personalidadreal, ygeneralmente esas relaciones no acaban
enmatrimonio. Enestahistoriaes sobretodounafascinación
del ánima vinculada a la madre -era una mujer triste y su­
friente que serefugiabaleyendolaBiblia-, yevidentemente
HenrietteKarlsenesunaréplicadelaimagenmaterna. Ave­
ces, loshombres tienendistintas ánimas, yunadeellas es así,
pero tienen otras para compensar. Ahora bien, si éste es el
tipo dominante, ¿qué conclusión sacarían? ¿Qué predice
esto?
Respuesta: Que tiene unavitalidaddébil.
No necesariamente la vitalidad, pero sí el aspecto emo­
cional; suEros es débil. Él no es necesariamente débil, por­
que Heinrich Wunderlich es un tipo vital, el tipo que suele
convertirse en unrealista cínico, de modo que el ego podría
acabar siendobastanterealista, ¿Quépensaríansi conocieran
aalguiendeentre dieciochoyveinte años conunafigura del
ánimacomoésa? ¿Qué aspectotendría si volvieranaverle a
los cincuentaaños?Yodina quetienetodoslosnúmerospara
hacerse homosexual o quedarse soltero. Ésas serían las dos
posibilidades, porquetodalarelaciónconel ladofemeninoy
los sentimientos -la relación con el Eros- es débil y puede
morir, es decir, desvanecerse. Yo he visto más casos como
éste entre determinados solterones que entre homosexuales.
Sédeunhombre que secomprometiócontres chicas que
estabanapuntodemorirse, sincomprenderquenoeraunhe­
chocasual, sinoqueteníaalgoquever conél. Tras el funeral
de la tercera chica, pensó queleperseguía lafatalidadytiró
la toalla. Yole conocí comosolterónya viejo, yeraunhom­
bre encantador. Nunca se dio cuenta de que la constelación
de suánimalehabíahechoelegir aaquellas mujeres, quete­
níauninstintoreal paraescoger alamujercondenada. Siem­
pre se comprometía correctamente y estaba dispuesto a ca­
sarse, pero las chicas semorían, una de tuberculosis, otra en
unaccidenteylaterceranorecuerdocómo. Lomás sorpren­
dente de aquel hombre ya viejo era la enorme sensibilidad
queél camuflabaconsuextrañaconductaysuactitudesqui­
va. Iba sucio, lleno de tabaco, yvivíaenunpisoqueparecía
una cueva, decorado con cosas bonitas, pero atiborrado de
ceniza y colillas por todas partes. La mera mención de una
asistentaleenfurecía, ygritabacontralas mujeres -especial­
mente las de la limpieza- que lo descontrolaban todo. Era
muyaficionadoal arteyposeíaunahermosacolección; sabía
más de arte, conocimiento ypasión que ninguna otraperso­
na que yo haya conocido. Era la clase de soltero espiritual,
muycultivadoybrillante.
Pueden ver claramente que suánimaeratan sensible que
nopodía acercarse auna mujer ohacerse amigo deunamu­
jer, ni siquiera tenía amigos hombres; sus sentimientos eran
demasiado delicados y demasiado fáciles de herir. Sólopo­
día sobrevivir manteniéndose al margen delos contactos es­
trechos con otros seres humanos. Lo que le salvaba era su
tremendo sentido del humor. Siempre se reía de su propia
sensibilidad, disfrazándolaconcomentarios irónicos, untru­
coque utiliza mucha gente sensible. Seburlabade sí mismo
paramantener enterosucaparazón. Éstaes laconductahabi­
tual de un hombre con esa predilección especial por chicas
que van a morir. La otra posibilidades una relación con al­
guien del mismo sexo, volviéndose homosexual, porque
puede imponerse cierta distancia y delicadeza de relación y
puede escaparse de los rugidos de la pasión yla realización
deunarelaciónconyugal, consudesagradableehirienterea­
lidad. La similaridad con El principito es que el problema
del puer aeternus se relaciona nuevamente con el conflicto
dela débil figuradel ánimayel Eros débil, ylarelacióncon
el otro sexodeviene unproblema.
Luego hay una extraña paradoja, a saber, que la chica,
Henriette, la única figura del ánima que encuentra antes de
suesposa, quiere impedirle que siga suinclinaciónrománti­
caal más allá. Luegoellamuere. ¿Cómointerpretaríanesto?
En cierto modo, ella hace lo correcto, pues le advierte e in­
tenta atraerlehacia suladoyhacialavida. Peroellatambién
seva.
Comentario: Él haproyectado enellasuánima enferma.
Sí, ycuandoellaprotesta, entonces laproyeccióndel áni­
ma se desvanece. Si ella se hubiera unido a sus planes ro­
mánticos, habríarepresentadoel rol del ánima, peroal inten­
tar apartarledeesos planes, ellaseniegaaadoptaresepapel.
Lahistorianoexplicaelporqué, peroenesemomentolapro­
yección del ánima se desvanece porque, para que él pueda
continuar suproyección, elladebecooperar enlainclinación
hacialamuerte. Además, Melchior lahabíaescogidoporque
seibaamorir, algoquelachicaaparentementenosabía, yde
un modo consciente a ella no le atraía la muerte. Esto tam­
bién muestra una tendencia típica de losjóvenes que indica
cierta debilidad, o sea, que él es del tipo de persona que,
cuando se desvanece una proyección, no continúa la rela­
ción; otrosignode ladebilidadde suEros.
Algunos, cuando advierten que la otra persona no es lo
que creíanqueera, sientenuna curiosidadnatural por descu­
brir más sobrelamateria. Les pareceextrañoqueles atrajera
tantounamujerqueyanoles atraecuandodemuestraserdis­
tinta. Intentandescubrir quéha ocurridoypor qué se desva­
neciólaatracción. De esemodohayunaposibilidaddecom­
prenderlaproyección. Peroaquellos que, tanprontocomose
decepcionan, simplemente cortan la relación, se quedan
siempre enlaproyección. Si unoestádecepcionado, esjusto
el momento de seguir la relación, al menos por un tiempo,
para descubrir lo que ha ocurrido. Así es como Jung descu­
brióel ánimaensí mismo. Al sentirse decepcionadodenue­
vopor unamujer, sepreguntópor quédemonios habíaespe­
rado otra cosa, ¿quélehabía llevado aesperar algodistinto?
Planteándoseesaspreguntas ydescubriendounaexpectativa
que no encajaba con la figura externa, descubrió la imagen
interna.
Por tanto, siempre que una relación-y no sólo una rela­
ción heterosexual- decepciona resulta útil plantearse estas
preguntas: ¿Por qué no lo he visto antes? ¿Qué esperaba?
¿Por quéteníaunaimagendistintadeesapersona? ¿Dedón­
devieneel error?Porqueel erroresreal. Poderhacerestoin­
dicaundeseode aferrarse alarelaciónhumanayrechazar la
ilusión. Cuandoseactúaasí ysellevaacabounesfuerzopor
establecer larelaciónen supropio nivel, entonces las ilusio­
nes deben investigarse como algo interesante. Pero las per­
sonas con sentimientos débiles tienden a romper la relación
encuanto el otro las decepciona. Se alejanporque ya no les
interesa, y no se preguntan por qué tenían una expectativa
equivocadaopor qué sehansentidoheridas.
Pregunta: Pero ¿no hay algo en la otrapersona quefa­
vorece laproyección?
Sí, perolapersona sólopuede descubrirlosi continúaahí
tras la decepción. Entonces sí podrá averiguarlo. Al princi­
pio, podemos pensar que conocemos al otro, porque cuando
proyectamos tenemos unfuertesentimientodeconocimiento
íntimo. Enel primerencuentronohacefaltahablar: yalosa­
bes todo del otro-eso es una completaproyección-, la sen­
saciónmaravillosadeserunoydeconocer al otrodesdehace
siglos. Pero, depronto, el otrosecomportadeunmodoines­
peradoyseproduceunadecepción. Nos caemosdelasnubes
ysentimos que“noes eso”. Si continuamos ahí, debemosha­
cer dos cosas, porque ahorahayunadoble guerra: averiguar
por quéteníamos esailusiónyquiénes laotrapersona, si no
es lo que esperábamos. ¿Quiénes él o ella enrealidad? Eso
implicaunlargoproceso, ycuandose acaba-cuandohemos
encontrado las raíces de nuestra ilusión y sabemos cómo es
laotrapersonacuandolaobservamos sinlaproyección-, en­
tonces podemos preguntamos por qué nuestra ilusión eligió
aesapersonaparacaer?Yesoes muydifícil, porque aveces
lo que favorece laproyecciónes fácil deidentificar, pero en
otras ocasiones no, porque la otra persona puede tener sólo
unas pocas características que encajen en la proyección, así
que puede ser más -o menos- una ilusión. Todas las grada­
ciones sonposibles.
Obviamente Melchior es el tipo que se va en cuanto la
proyección se viene abajo, en cuanto la otra persona no se
comportacomoesperaba. InclusollamacobardeaHenriette:
selimita ainsultarlay dejarla. Subjetivamente, eso demues­
trala debilidadde suagonizantefuncióndel Eros. Ni siquie­
ra sedice quedespués lo lamentóo sufriópor ese amor des­
graciado y la decepción. Otros chicos que han tenido una
experienciaigual detontaconuna chica aesaedad se senta­
rían aescribir cartas interminables e insultantes, acusando a
su pareja de ser bruta y no entender nada, etc. Seguirían el
problema, yesomostraríavínculos. Seríaunintento, aunque
sebasaraenel errorylaproyección; indicaríauninterés apa­
sionadoenel otroserhumano. Peroaquí nohaynadapareci­
do, él selimita acancelarlahistoria, comoel principito, sólo
que deunmododistinto, yaqueesteúltimoabandonael pla­
neta y a la rosa, aunque ella lo siente y dice; «¡Sí, sí, vete,
vete!». Por orgullo, ella le despide. Cuando alguien termina
una relación tan rápidamente, pueden estar seguros de que
también se anulará a sí mismo conla mismarapidez. Se tra­
ta del tipo suicida.
Es el ánimadébil, característicadelatendenciasuicidaen
el inconsciente. Así es como, en cierta medida, se pueden
descubrir tendencias suicidas conanticipación. Yohe encon­
tradodos tipos: unonoes realmente suicida, peropodríama­
tarse enunarrebato, una especie de accidente. Sonpersonas
irascibles (tienenalgodel tipoasesino) quesufrenrepentinos
accesos derabia, yaveces esarabiatambiénpuedeir contra
sí mismos, cuando se matan por error. Pierden la cabeza, ¡y
si sobrevivieran lo lamentarían mucho! No es una auténtica
tendencia suicida. Es una agresión invertida. La agresividad
noestá integrada ypuede volverse repentinamente contrala
propia persona, ¡como la mordedura del escorpión! Pero
Melchior es el auténtico tipo suicida, y esa gente, de un
modo secreto, intelectual y frío, acaban con quienes les ro­
deanyconsigomismos. Nunca confíanrealmente ensí mis­
mos ni en nadie, no establecen auténticas relaciones. Hay
algoque recorre todo este libro, nohayvínculos. Yésaes la
fatalidaddesde el principio.
Después sobreviene la pelea entre Melchior y su padre,
quees muy importante. Melchior sigue persiguiendola idea
delatransformaciónde lapersonalidad, mientras que supa­
drees unastrólogo, unmago, que tambiénestáinteresadoen
las ciencias ocultas, aunque no para transformar la persona­
lidad, sinomás bienpor curiosidadocomo ocupaciónpseu-
docientífica. Yahí es donde padre e hijo chocanemocional­
menteyponenfin asurelación. Es otrareacción deruptura.
Estoes muyimportanteporque señalael problemaprincipal:
laenemistaddeFo, el chico, yUlrichVonSpat, suadversa­
rio. Al principio, UlrichVonSpat pretendíaser el tutor deFo
yquería atraparle de algúnmodo ymantener aMelchior le­
jos desuinfluencia. El chico, por suparte, teme aUlrichVon
Spatyhuye deél todoel tiempo. Intentasometer aMelchior
a supropia influencia, y verán que esa batalla continúa. En
un momento dado, Melchior ama realmente a Ulrich Von
Spat; hayunmomentoenque sequitael guanteyleestrecha
lamanoydeesemodole desvelasinquerer quellevael ani­
llo. Pero otras veces le detesta y sólo quiere evitarle. Debe­
ríamos analizar esto. Ulrich “Late”22es unaalusiónal hecho
dequees el mayor yejerceríael rol depadreconrelaciónal
22. Eninglés, late significa entreotrascosas “tarde”, “tardío”, comoen alemánspat.
(N. de la T.)
chico. Pretende ser el mentor espiritual, otutor, opadre, por
tanto, este conflictoes undesarrolloposterior del queyahe­
mos vistoentrepadree hijo. Si el hijocreeenla transforma­
ción de la personalidad -del modo más irreal y fantástico,
eso sí, pero cree- y el padre también seinteresa enla magia
ylas ciencias ocultas, pero nopor la mismarazón, ¿qué dos
mundos chocanahí?
Respuesta: Las dos generaciones.
Sí, el padre rechazaba la transformación yquería mante­
ner el statu quo, mientras que el hijo quena renovación. Si
vinculanesoalaideadelatransformacióndelapersonalidad
enla alquimia, ¿qué encuentran?
Respuesta: Lomaterialy loespiritual estánseparados.Al
romper con supadre rompe con el lado material. Melchior
está buscando conscientemente en el nivel espiritual, pero
entonces el ladomaterial se convierte enlasombra.
Sí, pero es muy sutil. Enciertomodo, el padre es el lado
material, ¿oquédiríanquerepresenta?
Respuesta: ¡Las dos cosas, porque es el hombre viejo y
sabioy el mago!
¡Exacto, enciertomodo, es las dos cosas! Dadoqueestu­
diael libro, es el ladoespiritual -investiga mentalmente este
mundo-conunmaterialismosecreto.Perotambiénpodríamos
decir queel arquetipoFoes espiritual. Es el élanvital, el ele­
mento espiritual, pero al mismotiempo es demasiado mate­
rialista,porqueloschicosqueríantransformarlapersonalidad
convenenoreal. Esoimplicamaterialismo. Portanto, enam­
bas figuras el espírituylamateria seescinden, ycuandouno
adoptaunatendenciamaterialista,el otrorompeconlaactitud
espiritual. Cuandoelotroadoptalatendenciamaterialista,en­
toncesFosedecantaporlaactitudespiritual. Portanto, estoy
deacuerdoenqueel espírituylamateria sehanseparadode
unmodoequivocado, ¡peroenlos dos! ¿Yquéfalta?Si el es­
pírituylamateriasehanseparado, ¿quiénfalta?
Respuesta: El ánima.
Sí, lapsique, que se sitúa entrelas dos. Por esoenambas
posiciones opuestas, en ambas posiciones enemigas, hubo
unaseparacióndementeymateria. Nohayvinculumamoris
(vínculo de amor) para unirlas, porque falta el ánima. Por
tanto, el padretieneintereses espirituales conunsecretofon­
do materialista, y el hijo tiene intereses químico-materialis­
tas conunfondoespiritual, ypor esoluchanynopuedenen­
tenderse.
Enunplanomuyreal, ahoratenemos el mismoproblema
colectivamente. Piensenenmovimientos comolaantroposo-
fía. EnLos Ángeles, por ejemplo, hayuna nueva secta, fun­
dadapor Manley Hall, cuyos miembros se considerancomo
los nuevos rosacruces. Hay uninterés renovadoenlamagia,
el simbolismomasón, el simbolismorosacruz, yenla astro-
logiaylas ciencias ocultas. Todoslos seguidores deesosmo­
vimientos rechazanlapsicología. Quieren que el más allá se
denominemundodelos espíritus, opretendenqueunaapari­
ción del animus es un ángel del más allá, y dan a esos ele­
mentos, quenosotros intentamos nombrardeunmodopsico­
lógico, antiguos nombres tomados de los libros antiguos de
la tradición. En Basilea, hay un hombre llamado Julius
Schwabe, el fundador de los Congresos de Simbolismo que
se celebran allí todos los años. Invita a la gente a informar
sobre simbolismo y tiene profesores de todas las escuelas.
Porejemplo, algunos hablandemedicinatibetana. Amí tam­
bién me invitó una vez a hablar de psicología junguiana.
Comopresidente, él hace una síntesis final, enterminología
oculta, yloasociatodoalaviejafiguraXdel más allá, ylla­
ma al inconsciente “mundo trascendental del espíritu”, etc.
Ése es realmente el señor Von Spat (Mr. Late) porque
cadauna de sus explicaciones es unimpulsohacia atrás. Las
explicaciones retrocedenaconceptos mágicos medievales, o
inclusosumerios ybabilónicos. Olos hablantes utilizancon­
ceptos del siglo xvi, o de Paracelso, y ¡están todos mezcla­
dos! Es un hermoso popurrí de conceptos del pasado, saca­
dos de contextoyutilizados paranombrar los fenómenos de
loquenosotros llamamos el inconsciente. Deesemodo, todo
se explica y aclara simplemente utilizando esos antiguos
nombres, es decir, fijándolos a los fenómenos. Pero detrás
hay un tremendo gesto de poder. Por ejemplo, Schwabe di­
na: «Bueno, Foes, porejemplo, el Hermes infans, Mercurius
infans, eljovenMercurio», yasíparecequehayadichoalgo!
¡Ésees VonSpat! Deeste modo, el reinoexternoeinternose
escinden, como el espíritu y la materia, y todos los demás
factores.
Si unhombre, por ejemplo, tieneuna obligaciónhacia su
ánima, yparaconlamujerconlaquehaintimado, osehaca­
sado, entra en la típica situación de vida dual donde uno
siempretieneunconflictoreal, unadoble obligación, ydon­
deunosiempreestádivididoentrelas obligaciones delavida
exterior y la interior. ¡Ése sería el significado de la crucifi­
xión, ode la verdadesencial delavida! Lavidaes doble, es
unadobleobligación, unconflictoensí misma, porque siem­
pre significa la colisión, o el conflicto, de dos tendencias.
¡Pero eso es lo que forma la vida! Esa realización escapa
completamente aVonSpat, oescapaalacomprensión. Ni si­
quiera se le ocurre, y ése es uno más de los giros pequeños,
pero fatales en la historia que apunta hacia su trágico final.
CONFERENCIA10
En la última sesión intenté trazar para ustedes un perfil
del señor Von Spat, que es el gran enigma de este libro. El
conflicto entre él ylos chicos refleja, aun nivel supraperso-
nal, el conflicto que ya ha empezado en un plano personal
entre Melchior ysupadre. Melchior está buscandounelixir
de transformación enmagia negra, y supadre está estudian­
domagiapara él, por curiosidad, opor deseode ese conoci­
miento(aunquenoparece que estébuscandoalgomuycrea­
tivo). Padre e hijo discuten y se separan por esto. Ahora el
conflictoaparece auna escala muchomayor entre el protec­
tor paternal y el chico que huye y quele da el anillo a Mel­
chior, porqueVonSpat alude al hechodequepersigue al chi­
co para someterlo a su poder. Pero antes de ampliar esas
figuras les explicaré algunos capítulos más del libro.
RecordaránquecuandoMelchior vuelve asucasa, el chi­
coaparecedeprontoyleavisacontraVonSpat: «Túeres uno
denosotros quédateconnosotros-le dice-, ynocaigas enlas
trampas deVonSpat. Él tieneunsecretoconel quepuedepe­
trificamos».Melchiorlepreguntacuál esel secreto, yel chico
lecontestaquesilosupieraseríalibre,perolodesconoce.Lue­
gocogeelanilloquelehabíadadoaMelchioryledicequecon­
servarlosólole sumiríaenunacompletaycaóticaconfusión.
Finalmente desaparecepor laventanaenunfogonazode luz.
El siguiente capítulo empieza con alguien llamando a la
puerta, peroMelchior noresponde.
La puerta se abrecuidadosamentey asoma suesposa So-
phie. Es pequeña y de aspectodelicado, con el pelo negro, y
mira aMelchior con sus ojos verdes, mientraslos labios sen­
suales y desdibujados tiemblan levemente.
-Otra vezestás aquí-le dice-, soloentuhabitaciónhela­
da. ¿No vas a bajar?Es unafiesta interesante.
-Ya sabes que no quiero saber nada de esa gente -res­
ponde él amargamente-. ¿Por qué no has hecho calentar mi
habitación? (Él sabe que es un trucopara forzarle a unirse a
la fiesta.)
-Lo siento. Se meha olvidado- dice Sophie.
-Siempre se te olvida cuando tienes compañía- replica
él-. Siemprequieres quemerelacionecon genteparaqueme
retengan. No tengotiempopara ellos.
-Tampoco tienes tiempo para mí- dice Sophie-. Por lo
menos, conesagentepuedohablar deunmodohumano,pero
a ti esote aburre.
-Sí, hablar y masticar siemprelomismomeaburre- dice
Melchior-. Lohueles y siemprees el mismoolor.
Una expresión muyirritada domina el rostrode su espo­
sa, peroella se controlayrespondecon calma:
-Me gusta sentirme entrecosas familiares, perotúnolas
soportas. Siemprequiereshacermesentir inseguray alos de­
más también, intentas arrebatamos el suelo bajo nuestros
pies. La gente se vuelve bastanteestúpida cuandote conoce,
y resulta imposible mantener una conversación seria con
ellos; siempredicen tonterías.
-Sí, túpuedes entenderme- diceMelchior-. Siempre es­
tás tan segura. Sólo puedo decirte que tu seguridad es una
completa ilusión, comola seguridad detus amigos, también
es un autoengaño. Incluso la más pequeña cosa les molesta,
porquenohaynadaarribaoabajo. Sólolapersonaquehaex­
perimentado la completa disolución y el caos puede hablar
de seguridad. Yono confío en ninguna solidez, Gestalt, per­
manencia o seguridad.
Sophie diceimpaciente:
-Mira, nuestros invitados esperan. ¡Ven! Hoy es el caos
absoluto, porque ha venido alguien que provoca aún más
confusión que tú, un hombre nuevo que habla de un modo
muy extrañoy dice que con sólo una orden suya un ejército
deespíritus le obedecerá.
Melchior sonríeyreplica:
-¿Habla de espíritus? Tú antes creerías en los espíritus
queen la espiritualidad del mundo. ¿Quién es ese conjurador
de espíritus?
-Un viejo conocido de mi pueblo -dice Sophie-. Jugá­
bamos juntos de pequeños. Pero todos teníamos que obede­
cerle siempre, y nunca podíamos jugar como queríamos. Él
era pequeño y físicamente débil, peronadie se atrevía a pe­
learsecon él. Yomefui de allí muyprontoynunca más vol­
ví a saber nada de él. Yahora, quince años después, ha apa­
recido inesperadamente, y le he pedido que se quedara a
tomar el té.
-¿Cómo se llama?
-¡Ulrich Von Spat!
Así descubrimos que VonSpat era amigode la esposa de
Melchior cuando ellaerajoven.
Él responde:
-¡Ah, sí, se hospeda en el GrandHotel, ¿verdad?
-¿Cómolo sabes? ¿Loconoces?
-Bueno, lo he conocido casualmente hace un par de ho­
ras, y ahora se ha colado en nuestra fiesta con la excusa de
queteconoce-dice visiblementeexcitado.
-Ahora de pronto pareces muy animado -dice Sophie
burlona-. Ahorateinteresa. Yaveoquetengoquetraer agen­
teloca alas fiestas para despertar tuinterés.
Melchior la interrumpediciendo:
-Venga, vamos ala fiesta.
Cuando se acercan al salón, se oye a Von Spat:
-Señoras y caballeros -dice-, esto les hará reír, pero les
garantizo que puedo enseñarles cosas que les parecerán un
cuento de hadas hecho realidad. Puedo encerrar a cada uno
de ustedes en esta botellita quetengoen la mano.
Cuando Melchior abre la puerta y entra con su esposa,
hay carcajadas. Inmediatamente le rodean y advierteque to­
dos parecen excitados yfebriles, ysepregunta si Von Spat es
responsable de toda esa agitación.
-¡Hola, viejo! -grita el gordo y vulgar crítico de arte,
Heinrich Trumpelsteg, dándole unas palmaditas en el hom­
bro-, Has llegadoen el momentojusto; tufamosoamigoestá
a puntode enseñamos unpar de trucos.
Entonces eljefedeMelchior, el profesor Cux, con sus ga­
fas de montura de oro, aparece y le presenta a su esposa, la
bailarina, una joven de aspecto andrógino, con la cara em­
polvada deun tonoverdosoy los labios violeta. Melchior se
queda sorprendido, y Cuxle dice con muchotacto:
-¡Mire a mi esposa! ¿Ha visto qué hermosa es? ¡Ymire
qué piernas! -Le levanta la falda más arriba de las rodillas y
añade-: Ymás arriba, la vista es aún más fascinante!
Todo el mundo le ríe la broma, la propia Cux ríe más
fuerte quenadie, y las mujeres selevantan la falda yenseñan
los muslos, ycada unadicequetienelas piernasmás bonitas,
demodoqueTrumpelstegconcluye:
-De acuerdo, señoras, sugiero quehagamos un concurso
de belleza. Quítense la ropa y enséñennos su belleza, y así
decidiremos quién es la más hermosa. Comolos griegos, ¡no
queremos nadamás quebelleza, belleza!
Seoyen gritosde ¡Hurra! ysigueunaconfusión debrazos
y piernas y artículos de ropa, y en pocos minutos todas las
mujeresestánallí semidesnudas. Melchior mira asuesposa y
vequeella sehaquitadodemasiadaropa yquele está miran­
docon soma.
-¿Qué demonios está pasando aquí? -pregunta Mel­
chior-. Es como una casa de locos. El señor Von Spat debe
producir esteextrañoefecto. ¿Ésa es la impresión quele dan
mis ideas a la gente cuandolas piensan? -(Él siempre inten­
ta que la gente se sienta insegura, intenta destruir su falsa
certidumbre burguesa, pero aquí se pregunta si es ése el re­
sultado.)
La señora Cux baila desnuda por la habitación, abrazan­
do a todo el mundo, y todas las mujeres siguen su ejemplo,
golpeándose, arañándose, mordiéndose y besándose unas a
otras, ylos hombres aplauden violentamente. Melchior vuel­
vela vista yse acerca aVon Spat, que vienehacia él tendién­
dole la mano.
-Nos hemos encontrado antes de lo que esperábamos
-dice-. ¡Quéextraña suertequese haya casado con la amiga
de mijuventud!
-Yo no creoen la suerte-responde Melchior, devolvién­
dole la mirada aVon Spat-. De unmodou otro, siemprepro­
vocamos la suerte.
Se le ocurreque aunqueésa sea una forma muybanal de
hablar, en ese momento tiene un sentido real y definido que
sólo él yVon Spat pueden captar.
En ese instante se acercaTrumpelstegy, al oír las últimas
palabras, dice:
— ¡Hurrapor la filosofía!
Hablatanaltoquetodoel mundosequedaen silencio,es­
cuchando.
-¡La suerte! ¡El azar! -continúa-. Naturalmente que la
suertenoexisteparaun magocomousted. ¡Unocrea la suer­
te! El señor VonSpát dirigetodauna orquestadeespíritus-y
se echa a reír de nuevo.
Entonces el señor Silverharness, el párroco, con los ojos
desorbitados, que acude a casa de Melchior para estudiar la
desorientación del alma moderna, dice:
-Sí, el señor VonSpat nos convence de todolo que usted
ha dicho. ¡Pero son palabras! Somos gente actual e ilustrada
¡ysólonos rendimos a los hechos! ¡Hechos, señor Von Spat!
Todos los demás corean, gritando:
-¡Sí, hechos!
-¡Hechos! -dice Schulze, el maestrodela escuela, unién­
dose a los demás-. Sólo los hechos nos convencerán; ¡sólo
creemos en los hechos, comonos ha enseñadoesta granépo­
ca en la que vivimos!
-Bravo! -grita el coro.
Trumpelsteg, que ya no puede contenerse, salta sobre la
mesa, y agitandosus brazos de simio, grita:
-¡Y las artes, señoras y caballeros, no olviden las artes!
-Luegopronunciaunagranperoratayacabadiciendoqueno
quierenhechos-. Los hechos son mezquinos. ¡Loque quere­
mos es ilusión! ¡Seamos caballeros del espíritu! -(En el sen­
tidode la ilusión quenos apartadela realidad.)
Todos corean:
-Seamos caballeros de la ilusión! -y aplauden. Incluso
Sophie, queestabasilenciosa ensurincón, empieza a animar­
se y palmea sus muslos desnudos y se une a la risa general.
Melchior y el señor Von Spat se miran uno al otro son­
riendo. Melchior se siente separadode toda la escena por un
fino velo. Los chillidos y el ruido no le parecen tan altos;
todoparece alejado, más peculiar y extraño. Sólo siente cer­
ca a Von Spat, tiene la impresión de que están relacionados
íntimamente.
Enel siguientecapítulo,lascosasempiezanacalmarseyla
gentesedespejauntanto,peroluegola atmósferacomienza a
volversetensaylagenteempiezaamurmurarseal oído. El se­
ñor VonSpat saledelahabitaciónparavolver alcabodepoco,
abrela puertay entradespacio, con los ojos entornados yen­
vueltoenunanieblaazulada,enmediodelacualaparecesublan­
cacabeza.Enunamanollevaunahermosabotellitayenlaotra
unrelucientecuchillo. Noparecever a nadieyda dos rígidos
pasos debailehacia la esquinaopuesta, ylas miradashostiles
queantes sedirigíanaMelchior sevuelven ahorahaciaél.
Cuandopasajunto aellos, Trumpelsteg, el críticodearte,
yla señora Cux, la bailarina, que se hancruzadounos signos
entre sí, se apartan del grupoy, llevando algo en las manos,
le siguen cautelosamente. El señor Von Spat llega hasta la
ventana, coloca su botellita enunamesitajuntoaél ysedala
vuelta. Su blancorostroparece el deun sonámbulo.
De pronto, en la mano deTrumpelsteg aparece unrevól­
ver, yronco deira, tartamudea:
-¡Pare! ¡Pare! ¡Quiere matamos a todos! ¡Estoya no tie­
neninguna gracia!
Rápidamente el señor VonSpat pone el dedoíndiceen el
frasco y deja que una gota de sangre caiga en su interior. En
el mismo momento, Trumpelsteg, pequeño como un pulgar,
queda encerradoen la prisión de cristal.
La señora Cux, horrorizada, se abalanza sobre Von Spat
para acuchillarle. Peroéste vuelve a poner el índice sobrela
botella, se haceun cortecon su cuchilloy deja caer otragota
de sangre. Inmediatamente, la señora Cux se ve transforma­
da y encerrada en la botella.
Al principio, todos están estupefactos por la sorpresa,
pero luego estallan en carcajadas, excepto el profesor Cux
que, gimiendocomo un animal herido, grita:
-¡Devuélvame a mi esposa o llamaré a la policía! -pero
no se atreve aacercarse a Von Spat.
-¡Policía! ¡Policía! -gritanlos demás-. ¿Dondeestáel te­
léfono?
Peroel profesor Schulze, el maestro, correde un grupo a
otrosusurrando:
-¡Por Dios, no le irriten! Podría encerramos a todos en
esa botella, incluyendo a la policía, ¿y qué haríamos enton­
ces? ¡Entonces todoestaríaperdido! ¡Esténse quietos!
Petrificados por el horror, ninguno de ellos sabe qué ha­
cer, peroSophie seacerca asumaridoy, cogiéndolela mano,
le mega que persuada a Von Spat de que libere a los prisio­
neros. Intenta retener las lágrimas yle dice:
-¿Por quétengoquesufrir todoesto? ¿Quéquieres demí,
Melchior?
El responde sin mirarla siquiera:
-¿Qué quiero de ti? ¡Nada! Tú tomaste tu decisión hace
muchotiempo. Ya notenemos nada que ver unocon otro.
Sophie cae al suelo, retorciéndoselas manos.
Entonces el párroco, el señor Silverhamess, empieza:
-QueridoshermanosenCristo,ésteeseljuiciodeDios. En
nuestroorgullo, hemos dudadodesutodopoderosamagnitud,
yahorasomos castigados.Arrodillémonos, yquizásen suim­
penetrablebondadnoslibrearádelaespiraldeSatán. ¡Oremos!
Todos se arrodillan, pero el señor Von Spat coge el bote-
llín de la mesa y la eleva. Al acercarse, todos pueden ver a
Trumpelsteg, completamente desnudo, acercándose a la se­
ñora Cux en la botella y los dos bañando y dando vueltas,
cada vez más cerca, hasta que al fin se funden en un apasio­
nado abrazo.
Al ver esto, la oración se atragantaen la garganta del pá­
rrocoy sus ojos parecen salirse de las órbitas. Todoel mun­
do se apretuja alrededor de Von Spat para ver qué está pa­
sando en la botella. Algunos empiezan a reírse suavemente,
y en pocos minutos estalla una risa incontrolabley caen uno
en brazos del otro, se besan, danzan y, exhaustos por la risa,
miran una vez más a la despreocupada pareja amorosa en el
interior de la botella y de nuevoestallan en carcajadas.
Sólo el profesor Cuxestá sumidoen una lívida yardiente
rabia y quiere atacar al señor Von Spat, perolos otros lo su­
jetan, y lo atan a un sillón de orejas con una cuerdapara que
no pueda moverse. Von Spat pone la botellita en la mesa y
aplaude. Se forma una niebla blanca en la estancia, y apare­
cen sietedoncellas vestidas deblancoqueseinclinan anteél.
De debajo del suelo llega el sonido de música de baile. Von
Spat coge la mano de una de las chicas y por primera vez
abre los ojos, que destellan un brilloplateado. Cuando tiene
los ojos bien abiertos, semultiplicapor sieteybaila con cada
una de las doncellas. Cuandoacaba el baile, cierralos ojos y
vuelve a ser uno.
Después se abre silenciosamente una gran puerta en la
pared de la habitación, y en la siguiente habitación ven una
mesa llena decomida y bebida, y unavoz les invita atodos a
comer y beber, una voz que a Melchior le resulta familiar.
Enla puertaestá la vieja vendedora demanzanas dela es­
tación, tirandomanzanas alos invitados.
Riéndose y hablando, las mujeres desnudas se aparejan
con los hombres. Sophie se ha deslizadojunto a Melchior, y
Von Spat está con una de las doncellas deblanco, y todos se
olvidan del profesor Cux. La mesa rebosa de magníficas ex­
quisiteces y buen vino, y la vieja vendedora demanzanas va
deunoaotrosirviendoalos invitados. Mientras sirvevinoen
la copa deMelchior, le susurra:
—Fueustedmuylisto al reconocerme, peronolo suficien­
te. ¡Tengacuidado! ¡Ledeseolomejor,perodebeser obediente!
-¿De quiéntengoquetener cuidado?-pregunta Melchior
muybajito.
-Lo descubrirápor ustedmismo-susurra la anciana-. Yo
nopuedo decírselo!
Melchior la agarradela muñeca yle dicequenola solta­
rá, que debe decirle más, que tiene que decírselo todo. Pero
la anciana se suelta con unafuerza inesperada y le dice:
Anillo en el dedo,
frente a la ventana,
los caminos se cruzan,
los vientos soplan hacia el sur.
Prontoserá el momento,
¡están esperando!, ¡estánesperando!
Melchior se lo repite en silencio para sí, y le invade un
inmenso anhelo e inquietud. Siente un nudo en la garganta
por las lágrimas que intenta contener. Logra controlarse y
mira a los invitados, pero nadie ha advertido nada excepto
Sophie, quelohaoídoylomiracon tristeza, pensandoqueél
la dejará.
Las sietemuchachas están sentadas con los ojos cerrados
y parecen sumidas en un dulce sueño. Von Spat también tie­
nelos ojos cerrados; su cabeza parecepétrea ysin vida. Mel­
chior mira alrededor, excitadoy piensa: «¿Por qué le odio y
le quiero? ¿Por quéhuyen deél los chicos? ¿Enqué consiste
su poder? ¿Por quéha hechoesa demostración de su poder a
esa gente? ¿Quería decirme lo que ya sé? Hacemuchotiem­
po que superé a esta gente. Otra compañía me llama. ¿Por
qué dudo? El desconocido me tiene atado. ¿Qué quiere de
mí?». Su miradaseposa en laventana yve la caradeFo.Por
unminutopermanece ahí yluego desaparece denuevo.
Los demás invitados aúnsiguen comiendo. VonSpat abre
los ojos e inmediatamentevuelve a multiplicarsepor siete, y
los sieteVonSpat se sientanjuntoalas sietechicas al mismo
tiempo. De pronto, el profesor Schulze, el maestrode escue­
la, empuja su silla hacia atrás, hace tintinear su copa y em­
pieza a hablar:
-Damas y caballeros, incluso los milagros más sorpren­
dentes parecen naturales cuando uno se ha acostumbrado a
ellos. Hoy, por unminuto, nos hantrastornadocosas insólitas
quenos parecían milagrosas, peroahora, bienpensado, tene­
mos comida imaginaria, gente, vino y etc., ¡y nos sentimos
bastante cómodos con todo ello! Los milagros no existen.
Sólo existen los hechos, y los hechos en sí son siempre
razonables, así que no hay que excitarse tanto. Damas y ca­
balleros, sigamos como siempre, seamos nosotros mismos.
Levantemos nuestras copas y...
Un gritoterriblele interrumpe. Las sieteformas del señor
VonSpat gimen y cierranlos ojos. Las sietechicas se disuel­
ven en la niebla. Von Spat yaceinconscienteen el suelo, con
su formahabitual.
Fo aparecedepie en un extremo dela ventana, riéndose.
VonSpat seretuercededolor en el suelo. Sus ojos azules mi­
ran ciegamente hacia arriba. Todo su cuerpoparece convul­
sionadocon una agonía insoportable.
— ¿Lo siente ahora? ¿Lo siente ahora? -grita Fo-. Se ha
pasado. Quena descansar un momento yjugar, ¿eh? Por un
momento, supoder seha quedadodormido. ¿Sedacuenta de
que no puede dormirse nunca? ¡Ahora nosotros somos los
amos!
Baila alrededor de Von Spat con grandes saltos. Su cuer­
poestá iluminado. El pelopareceunaoscurallama. Cadavez
más deprisa y gritando, describe círculos alrededor de Von
Spat.
Melchior mira el rostrodel hombre queyace en el suelo.
El horror yel amor batallanen suinterior. Casi inconsciente­
mentedesea abalanzarsesobreFoy decirlequepare, peroFo
se escabulle, resplandeciente, hacia la ventana.
-¡Llévatelo, Melchior! -grita-. Tenemos una deuda conti­
go. ¡Telo entregamos! ¡Es tuyo! -Se ríe una vez más, incon­
trolablemente. Luego, mirando a Melchior, le dice suave y
apremiante-: ¡Melchior, teestamosesperando! -y desaparece.
Gradualmente, el dolor deVon Spat disminuye. Empieza
arespirar con más calma yparecequedarsedormido. Lanie­
bla azul se ha desvanecido, y él yace desnudo en el suelo.
Melchior contempla unmomentosuhermosocuerpo, yantes
de que los otros puedan acercarse, tira de un tapete de la
mesa y lo echa sobre el durmiente. Luego lo lleva al sofá de
su estudio. Empuja su silla a la cabecera del sofá, se sienta y
contempla el cuerpo inmóvil. El sueño ha eliminado la ten­
sión del rostro, yahoraMelchior velos auténticos rasgos que
hasta entonces estaban ocultos tras su cambiante expresión.
Es el rostro, ligeramente distorsionado, de unhermoso dios.
Tras unos minutos, los rasgos vuelven a tensarsey el cuerpo
se sacude con cierto movimiento. El durmiente, con un gran
esfuerzo, abre los ojos, que parecen casi incoloros y ciegos.
Al cabo de poco se incorpora y, al ver a Melchior, se deja
caer de nuevo sobre los almohadones y dice ásperamente:
-He llegado demasiado tarde. Te avisé demasiado tarde.
Fo está libre otra vez. Tú te crees que yo soy tupeor enemi­
go. Vine atucasa allevarmeel anillo, peromevencióel sue­
ño. ¿Por quémehas protegido?
-El durmiente noera mi enemigo-respondió Melchior-.
Mehe dadocuenta de que eras mi hermano.
Von Spat se levanta de un saltoyexclama:
-¡No volveré a dormirmemás!
-¿Nunca más dormirás? -pregunta Melchior preocupa­
do-. ¿Qué significa eso? ¿Supongo que no lo dirás en serio?
-Nunca más volveré a dormir -responde Von Spat, con
los ojos muy abiertos y más oscuros-. Cuando me duermo,
mis enemigos me hacen pedazos. Allí donde duerma me es­
taránesperando. Meentretuveunminutojugando, ymeven­
cieron por última vez. Pero yo soy su amo. Nuestro cuerpo
noes delaTierra. Nuestrocuerpoes música, unreflejodelas
estrellas.
Melchior deja caer la cabeza y dice suavemente:
-Yo amolaTierra. No quieroser el amo. Quierorendirme.
Von Spat se agita impaciente.
-Hablas como los chicos -dice, irritado.
-¿Quiénes son los chicos? -pregunta Melchior rápida­
mente-, ¿Quién es Fo?
Von Spat duda y al fin, con desgana, dice:
-Nadie lo sabe, nadie conoce su verdadera forma. Se
acercan a ti como chicos errantes, chicas fugaces, animales.
Teatraen al caos y la oscuridad. En algún lugar tienen surei­
no, cuya entrada no puedo encontrar (el título del libro, El
reinosin espacio), peronunca están allí. Siempreestán aquí.
Quizás estén allí y aquí al mismo tiempo. Seducen a todo el
mundocon unadanzaextática. Tengoquedescubrir el modo.
Debo destruir su reino. Esa gente libre y desenfrenada debe
quedar a mi servicio. Tengo que hacerlos míos. Fo se me ha
escapado, el más libre, el más fuerte, el más audaz de todos.
Ninguna oscuridad debe ocultarlos, ninguna noche, ningún
refugio. No deben cambiar más, no deben transformarse de
una en otra forma. Sólo la luz debe envolverles. Su loco
amor debe morir. Hay que apartarlos de la fuente del sueño.
¡Nadie debe dormir más!
Se ha levantado. Su cuerpo parece transparente. Sólo se
ve el perfil iluminado. Cuandolevanta la cara, el techo dela
habitación desaparece, ydela oscuridadsurgeuna carapare­
cida ala suya, cabizbaja y apenas iluminada.
-¿Quién eres? ¿Quién eres? -grita Melchior temblando.
La forma deVon Spat se eleva hasta una alturainconmensu­
rable, cada vez más brumosa. Melchior siente que se lehiela
la sangre, peronopuede volverse.
-¡Escoge, Melchior! -grita VonSpat, ysuvoz es comoel
tintineo distante de campanas de cristal-. Si quieres unirte a
los chicos, sólo tienes que llamarlos y lo olvidarán todo, lo
que eras y lo que eres. Si quieres venir con nosotros, golpea
lapareddeestahabitación y seabriráunapuertaparati; sete
abrirá un camino al dominio de la luz. Piénsalo. El camino
hacia nosotros está lleno de peligros. Tendrás que atravesar
los horrores del mundo. Aún eres libre. Cuandohayas elegi-
do, habrás tomadola decisión por tucuenta. El retomosigni­
ficaría la destrucción. No podremos protegerte.
Mientras él habla, la forma deVon Spat se disuelvecom­
pletamente. El techo se cierra, las lámparas vuelven a arder,
el sofá está vacío. Melchior está solo en suhabitación.
LadiscusiónentreMelchiorySophiemuestraque suma­
trimonio está más allá de todaposible conciliación: hayuna
escisión completa entre los dos; ya no se comprendenni se
aman. Evidentemente, unaterribleamargurapor sudesenga­
ñoamorososehaacumuladoenSophie. EllasientequeMel­
chior nuncatomaparte ensumundo yque nunca la ha que­
rido. Comomuchas mujeres quenose sientenamadas, ensu
amargura, seha entregado completamente al animus. En lu­
gardeunirse aMelchior, ellaintentatrucos conél. Porejem­
plo, paraforzarle aunirse asusfiestas, dejasuhabitaciónsin
calefacción. Intenta atraparle y vencerle con trucos, y su
amor se ha convertido en una lucha de poder. El Eros ha
desaparecidodesurelación. Ellatampocoleperdonasubús­
quedaespiritual yel hechodequeno seintegre enel mundo
burgués, pero sufre sincesarpor el conflictoyel anhelo, que
disturba su necesidad de paz y seguridad. Ella quiere ser la
esposa del profesor, tener un buen círculo a su alrededor y
desempeñarciertorol enél. Sequejadequeél destruyalase­
guridad del mundo que ella quiera construir. Por tanto, dis­
cuten de seguridad o inseguridad. Ella le acusa de volverlo
todo inseguro, de disolverlo todo. Yél, por suparte, intenta
demostrarlequelaseguridaddesumundoburguésnoesreal,
que sólo los que se entregan a la aventura irracional de la
vida tienen auténtica seguridad. Pero la discusión no lleva
aningunaparte, de modo que dejande hablar y seunen ala
fiesta.
TambiénresultaqueVonSpáthaaparecidoyqueeraami­
gode Sophieensujuventud, yluegohabía desaparecido. La
últimavez, comorecordarán, intentamos describiraVonSpat
como padre-espíritu, el espíritu de la tradición, que siempre
viene del mundo paterno. Para un hombre, la figura paterna
representa la tradición cultural. Por tanto, VonSpat personi­
fica la tradición cultural. Es lo opuesto a la renovación; es,
comoheintentadoaclarar, el conocimientoconsuponzoñosa
idea: «Lo sabemos todo». Toda condición cultural contiene
un veneno secreto que consiste en la pretensión de conocer
todas las respuestas. Aunnivel primitivo, lovemos enlaini­
ciación de los jóvenes cuando los ancianos de la tribu les
cuentan la historia del universo, cómo se creó el mundo, el
origendel mal, lavidadespués delamuerte, el objetivodela
vida, etc. Ytodas esas preguntas hallanrespuestaenel cono­
cimiento mitológico tribal oreligioso que los ancianos evo­
canantelosjóvenes, yaesenivel, conlaexcepciónquizás de
unas pocas personalidades creativas, esto seacepta deforma
integral. Apartir deesemomento, losjóvenes tambiénlosa­
ben todo; todo queda resuelto, todas las preguntas son res­
pondidas, demodoquesi vieneunmisioneroeintentahablar
conesagente, simplemente leinformande cómo sonlas co­
sas: «Oh, sí, lo sabemos, el mundo se hizo de estemodo; el
mal viene de aquí y allá; el objetivo de la vida es éste y
aquél». Nosotros hacemos exactamente lo mismo, excepto
que, en nuestro caso, es un poco más complejo; pero esen­
cialmente es lomismo.
Von Spat representa el principio arquetípico del conoci­
miento tradicional transmitido de una a otra generación, y
esto se opone eternamente al principio delpuer aeternus, el
espíritudecrearlotododenuevo, unayotravez. SophieLin-
denhuis está secretamente vinculada aVonSpat, que resulta
ser sunovio dejuventud. Desde el punto de vista de la psi­
cologíade Sophie, VonSpat representaríael animuspaterno.
Lapretensióndeconocer todas las respuestas es exactamen­
teloque el animuspaternoproduceenunamujer: lapresun­
ción de que todo es autoevidente, la ilusión de saberlo todo.
Esta actitudes loqueJungatacacuandohablanegativamen­
te del animus: «Todo el mundo lo hace, todo el mundo lo
sabe», laconvicciónabsolutaconlaquelas mujeres transmi­
ten la “sabiduría”. Pero si lo examinamos atentamente, ve­
mos quesólorepitenloquedecíael padre (uotro), sinexpe­
rimentarlo o asimilarlo ellas mismas. La hija tiende a
reproducir el conocimientodel pasadotal comolorecibióde
supadre. Transmitir el conocimientotradicional-un conoci­
mientonotrabajadoconlaconcienciaindividual delamujer
ysinasimilar- es peligrosoytiende aresultar diabólico.
Tambiénestá claro comocaracterística más destacada de
Von Spat un tremendo complejo de poder. Sophie dice que
inclusode niñoreprimía toda creatividadyque los niños te­
níanquejugar tal como él quería. La base de VonSpat es el
poder, y el poder, en un sentido amplio, corresponde al ins­
tintode (auto)conservacióndel individuo.
Enel mundo animal, podemos decir que hay dos tenden­
cias básicas naturales que, hastaciertopunto, secontradicen
entre sí: lapulsiónsexual contodas sus funciones, incluyen­
do, enlas hembras, la crianza de los hijos yla formaciónde
losjóvenes, yla pulsión de autoconservación. Esas dos ten­
dencias son opuestas enla medida en que laprocreación, el
nacimiento y la alimentación de los jóvenes significa la
muerte delaviejageneración. Enmuchas especies animales,
el macho muere cuando ya se ha producido la procreación.
O, por ejemplo, hay arañas hembra que devoran al macho
una vez las ha fecundado. Una vez cumplida sufunción, ya
no es útil excepto para ayudar a alimentar a las crías, y en­
tonces es devorado por la madre. Éste es un caso extremo,
pero muchas veces, los animales adultos se consumen com­
pletamente por sus crías, incluso llegando a su destrucción.
Como saben los cazadores, el impulso sexual hace que los
animales olvidenpor completolaautoprotección. Sevuelven
ciegos al peligro, yuncorzo persiguiendo auna ciervapue­
decaerenmanos del hombre. Si unciervosehallaenesees­
tado, el cazador debe ocultarse detrás de un árbol, porque
hasta el animal más asustadizo se olvidará de su seguridad
cuando el sexo sea loimportante. El sexoimpüca la conser­
vación de la especie, ypor tanto la conservación del indivi­
duo seve completamente, oengranmedida, sacrificada. Lo
importantees laespecie; lavidadebecontinuar. Enel estado
normal, cuando no está implicada la sexualidad, el instinto
deconservación(queadoptalaformadelucharohuir) esdo­
minante. El animal seconcentraencomer yprotegerse de la
muerte, es decir, demantenerse vivocomoindividuo.
Esos dos instintos, el sexoyel deconservación, sonbási­
cos en el mundo animal. Entre los humanos aparecen dos
fuerzas contradictorias, amor y poder; el amor incluye el
sexo, y el poder incluye el instinto de conservación. Eros y
poder, por tanto, como siempre señala Jung, son opuestos.
Nopodemos tenerlosjuntos; seexcluyenuno al otro. El ma­
trimonio de Melchior y Sophie, por ejemplo, ha cambiado a
unjuego de poder enel que cadaunointenta salvar sumun­
docontrael peligrosomundodel otro. Laposibilidaddedar­
seylagenerosidaddedejar queel mundodel otropenetre el
propio se han perdido. Ambos cónyuges luchan por suvida
contra el otro y ya no se aman. Es natural, pues, ya que la
esposa ha perdido la capacidadde amar, que ella se decante
por el instinto de poder ypor VonSpat. Ésa es lapuerta tra­
sera por la cual éste entra en la casa, pero VonSpát es tam­
bién el instinto de poder del propio Melchior. ¿Cómo reac­
cionael instintodepoder haciael Eros?
Respuesta: Ridiculizándoloy exponiéndolo.
Sí, ¡enlabotella! ¿Yquéeslabotella?Loponeenunabo­
tella, loridiculizayloexpone, unaformaclásicaquetieneel
instintodepoder detratar el amor: ¡loencierra! La genteen­
cierra el amor y el sexo comportándose como si fueran los
propietarios. Ése sería el caso de la mujer que utiliza sube­
llezayencantoparaatraparunmaridorico. Esosignificaque
ella no le ama; utiliza el amor, o lo que supuestamente es
amor, parahacerunacarrera, atraparunmaridorico, oloque
desee. Se comporta como si fuera la propietaria y lo dirige.
Unamujer seducidapor VonSpat reprimiría cualquier senti­
mientoespontáneode amor. Si advirtieraque seestáenamo­
rando de un deshollinador, reprimiría sus sentimientos en
statunascendi (desdeel embrión) porquenodeseaamar aun
don nadie. Por otra parte, ella se engañaría para creer que
amaba al gran señor X, que posee mucho dinero. Intentaría
convencersedequeamabaaunhombrequeencajaraconsus
planes de ego y poder, y cualquier erupción espontánea del
Eros seríareprimida. Así, el amor generalmentedegeneraen
suhechomás básico, la sexualidad. Se vereducido a supri­
mamateria, por decirlo así, alasexualidadfísica, que queda
prisioneradelaplanificaciónintelectual. Seutilizala sexua­
lidad como gancho para atrapar una pareja conveniente se­
gúnrazones deconveniencia, ytodo amorreal, quegeneral­
mente disuelve las cadenas y los límites y crea nuevas
situaciones vitales, seve ansiosamentereprimido.
Pregunta: ¿No es importante que sea una botella y no
unacaja, ocualquier otraprisión?
Sí, ¿qué es unabotella ounfrascode cristal?
Respuesta: Podría utilizarse comotubode ensayo oalgo
así.
Sí, naturalmente. Recuerdaunaprobetaoretortaalquími-
ca enla que, de hecho, se encuentra la pareja desnuda, pero
conunsignificadobastantedistinto. Aquí, evidentemente, se
utiliza mal: es una especie de abuso cínico del misterio al-
químico.
Comentario: Es laactituddel “nadaexcepto...”.
Sí, es utilizar una idea, o un sistema intelectual, con un
matiz“nadaexcepto.. Es “nadaexceptolalibertadsexual”
o“nadaexceptoel cuerpo”o“nadaexceptoel señortal ycual
yyo”, excluyendotodoel misterio de la emoción. Puede de­
cirsequeengeneral, el cristal es unasustanciaque dejaver a
través, peroes muymal conductor del calor. Podríamos decir
que tiene que ver conel intelecto, que representa un sistema
que nos permite ver a través de algo, pero que corta la rela­
ciónconel sentimiento. Por ejemplo, Blancanieves encerrada
enun ataúdde cristal no está totalmente apartadade la vida,
comolo estaría si estuviera enun ataúdde madera o depie­
dra. Seveaisladadelavidaenlos sentimientos, peronoenlo
querespecta alaconciencia. Si unovive enunacasadecris­
tal, puedever yserconsciente detodoloque ocurreenel ex­
terior, peroseveaisladodelos olores, latemperatura, el vien­
to, etc. Todasesas percepciones quedanexcluidas, yportanto
larelaciónsensorial conel mundoexterioroconel mundoin­
terno. Es interesante observar queponemos aalgunos anima­
lesdel zooenjaulas decristal, evitandoasítodoel impactode
larealidadjunto conel peligro; así, desdeuna distanciainte­
lectual, podemos estudiar suconducta.
En alquimia, como saben, laretorta incluso se asocia es­
trechamente a la piedra filosofal. El recipiente es el aspecto
femenino de la piedrafilosofal, que es el aspecto masculino
del ego, pero ambos sonlomismo. Enestahistoria, el cristal
es unfactor místico que ahora está en manos del señor Von
Spat. ¿Qué significaría eso en la práctica? ¿Cuál es la dife­
rencia, psicológicamente, entre el cristal como símbolo al-
químico positivo y este recipiente alquímico simulado? La
diferenciasutilpuededescubrirseconsiderandoenprimerlu­
gar qué es la retorta alquímica en su forma positiva. ¿Qué
significaríaponerlotodo enunaretorta?
Respuesta:Aceptarel sufrimiento que implica.
Esoesunaparte, pero¿quérepresentapsicológicamentela
retorta? La mayoría de ustedes habránleídoPsicologíay al­
quimiade Jung. ¿Qué significasi lotengotodoenlaretorta?
Respuesta: Seproduce unatransformación.
Sí, la retorta es un lugar de transformación, ¿y cuál es la
condiciónpreviapara cualquier clase detransformaciónpsi­
cológica? Mirarse a uno mismo, mirar completamente den­
tro. Significa que en vez de mirar los hechos externos, o a
otros, miro sólo mi propia psique. Eso sería ponerlo en un
cristal. Suponganqueestoyenfadadaconalguien; si me ale­
jo de esapersona yme digo: «Voya analizar mi enfadoylo
quesignifica, yqué haydetrás deese sentimiento», eso sería
ponermi enfadoenunaretorta. Por tanto, laretortarepresen­
tauna actitudque apunta al autoconocimiento, unintento de
sermás conscientedeunomismoenlugardeconcentrarseen
los demás. En lo que respecta a la voluntad, requiere deter­
minación, yenloquerespectaalas actividades intelectuales,
significaintroversión, la búsqueda del autoconocimiento in­
terno a toda costa, y objetivamente, no de modo subjetivo,
sinoreflexionando sobre los propios problemas, haciendo el
esfuerzode verse realmente. Nadie puede lograr esta actitud
si noes mediante loque llamaríamos actodegracia.
Por ejemplo, si alguien está locamente enamorado, olo­
camente furioso por unproblema, quizás un problema eco­
nómico, el analistasiempreintentadistraerledeesacuestión
particular, sea cual sea, y trata de que sea objetivo por un
momento, que mire el sueño-cómo seve desde dentro, des­
de lapsique objetiva- utilizandola vida oníricacomo espe­
jo de la situaciónpsicológico objetiva. Amenos que sepro­
duzca un giro milagroso, la gente no puede hacer eso por
más que se empeñe. Siempre dicen algo como: «Sí, pero,
mire, mañana debo decidir con el director de mi banco si
tengoquevenderlas acciones ono». Sí, peroolvídelo, ¡cen­
trémonos un momento enla parte objetiva, enloque lapsi­
que objetiva tiene que decir al respecto! «No, verá, ahora
tengoque tomar unadecisión!», yde ese modosería unmi­
lagroqueesapersonasecalmaraysevolvieraobjetivaypu­
dieramirar ensuinterior ydecir: «Ahora, al margendelasi­
tuación general y de las emociones que genera, intentemos
ser objetivos».
Esoesunmilagro, ynecesitalaintervencióndel ego; algo
debe ocurrir en la persona para que sea capaz de hacerlo. Y
lo sabemos, porque aveces intentamos encontrar esa actitud
denuevoynopodemos; nos vemos alejados del autoconoci-
mientoynopodemos hacerlo, ydepronto surgeesa extraña
calmainterior, generalmentecuandohemos sufridobastante.
Entonces nos volvemos calmados y silenciosos, y el ego
vuelve amirar los hechos internos objetivamente yreflexio­
na sobre la situación. Detiene la danza circular de autosegu-
ridaddel ego y a lapersona la invade unaespecie de objeti­
vidad. Entonces sepuede mirar a sí mismo y estar abierto a
laexperiencia del inconsciente.
Podríadecirse, por tanto, queenciertomodo, el recipien­
te alquúnico es un evento misterioso en la psique. Es algo
que se produce de repente y que permite mirarse objetiva­
mente, utilizando los sueños y otros productos del incons­
cientecomoespejos enlos que lapersonapuedeverserefle­
jada. Es el únicopuntodeArquímedes fueradel egodesde el
cual puede hacerse. Por eso es necesaria una conciencia del
egoantesdepoder mirarseunomismo, ypor esomuchas ve­
ces, al principio de un análisis, ala gentele impacta unaex­
periencia del ego. Sólo eso les permitirá después esforzarse
enmirarse a sí mismos de ese modo objetivo. Eso es lo que
los alquimistas quieren representar con el recipiente. Tam­
bién podría decirse que el recipiente simboliza una actitud
que constituye, por ejemplo, el requisito previo para la ima­
ginación activa, para lo que sólo puedes hacer con el reci-
píente. Podemos decir quelaimaginaciónactivaesensímis­
ma una especie de recipiente, porque sentarse e intentar ob-
jetivizar mi situaciónpsicológica conla imaginación activa
es comoponerlaenunrecipiente, yestopresuponedenuevo
laactituddedistanciamientoético, honestidadyobjetividad,
todolo cual es necesario para poder mirar en el propio inte­
rior. Esto sería el recipiente enuna forma positiva. Si juzgo
el inconsciente conmi ego, tambiénlopongoenunrecipien­
te, peroenesecasoeslacárcel decristal, laactituddel “nada
excepto”, que confiere el aspecto negativo de cárcel a la re­
torta. En ese caso es un sistema intelectual, y el fenómeno
vivo de la psique siempre estáprisionero en alguna clase de
sistemaintelectual. El señor deestoes el poder.
La diferencia es muy sutil. Hay gente dispuesta a obser­
varse, perosóloparasermás fuertequelaotrapersonaopara
dominar una situación. Siguen reteniendo un propósito de
poder del ego, e incluso usan las técnicas de la psicología
junguiana-la imaginaciónactiva, por ejemplo-, peroconlos
ojos fijos en el poder, en superar la dificultad, en ser unfe­
nómenoporhaberloconseguido. Estoconfiereal procesoun
giro equivocado; no se logra nada. Hay otros que durante
ciertotiempotrabajanhonestamente analizándose, pero sólo
parahacerse analistas yejercerpoder sobreotros. Ésaes otra
trampadel mismogénero: mirarseunomismosóloparaejer­
cer poder sobre otros; no mirarse por el propiobien, no por
necesidad de ser más consciente. Así, el poder se introduce
furtivamente en todo una y otra vez, y convierte lo que po­
dríaserunavivamanifestaciónespiritual enuntruco, untru­
cotécnicodominadopor el ego. YonSpát es el demonioque
hace mal uso de todo-incluso los poderes espirituales más
elevados- ytododegeneraenesetrucotécnico.
Me han planteado varias preguntas. Una de ellas es: si
aceptamos que VonSpát representael usoperversodel inte­
lectoconel matiz dominante del “nada excepto”, ¿cómoex­
plicar que produzca milagros? ¿Cómo interpretarían esto?
¿Cómopuede ser queesa actitudproduzcamilagros?
Pregunta:¿No seríamejor llamarlos “trucos”y nomila­
gros?
Sí, también podríamos llamarlotruco de alucinación co­
lectiva. Alguienentraentranceyseproduceunaalucinación
colectiva, que se desvanece cuando de pronto todos se des­
piertanylacenaytodolodemáshadesaparecido.Erauntru­
co de ilusionismo, pero ¿cómo se asocia al significado que
hemos establecido hasta ahora? Si consideramos que Von
Spat es el animus de Sophie, sería unanimus-imagen pater­
na. ¿Ycómo un animus paterno en una mujer produce no
sóloopiniones sinotambiéntrucos demagia?
Recuerdo el caso de una mujer que tenía unpadre esqui­
zoide, un hombre bastante frío y sádico que criticaba cons­
tantemente a sus hijos, les repetía que no eran nadie y que
nuncallegarían a ningunaparte. Si intentabandestacar enla
escuela, les decía que nuncalo lograrían, o si seinteresaban
por el arte, les decíaquenoteníantalentoynotendríannun­
ca éxito. Su actitud era siempre negativa. También tenía la
costumbre, que exasperaba a sus hijas, de cortar las (cabe­
zas) corolas delas flores conunbastóncuandopaseabanpor
el campo. Era un tic nervioso y una especie de venganza, o
tal vez expresaba su amargura por su decepcionada y des­
truidavidaemocional. Habíaunaesquizofreniaheredadadu­
rante múltiples generaciones en esa familia, yeste padre les
“cortabalas cabezas”alos hijos consus comentarios deseo-
razonadores, olointentaba, demodoquenopudierancrecer.
Aquellahijahabíatenidounaseriedeamantes-maduros,jó­
venes, artistas, hombres denegocios-; aparentemente, todos
erandistintos tipos dehombre, pero siempre, cuandolos se­
guía tratando y los conocía más allá de quince días, todos
empezabanatorturarladeunmodosádicodiciéndolequeno
era nadie, que era repulsiva, que nunca llegaría a nada, que
sólo decíaestupideces, que suartenuncalallevaría aningu­
naparte. Eraexactamentelacopiagrabadadel discursodesu
padre. Nunca descubrí si ellales provocabapara quelodije­
ran, osi mediante ciertoinstintodeadivinación, ellaescogía
siempre esetipodehombres. Lamayoríadeellos ni siquiera
llegó a saberlo, exceptopor loque ellales dijo, peroparecía
magianegra.
En un lenguaje primitivo, diríamos que había una mal­
dición sobre aquella joven, que se veía inclinada a elegir
hombres hipercríticos, sádicos e incapaces de amar, que pi­
soteabansus sentimientos, quedehechoyaestabancasi des­
truidos. Ensus sueños seveíaqueerarealmenteel padre. Por
ejemplo, una noche después de una de esas disputas con un
amante que le decía que no era buena y que lo hacía todo
mal, etc., ella soñóque supadre siempre laesperabaylepe­
gaba en la tibia con un bastónpara hacerla caer. Es bien sa­
bidoque el animuspaternoenunamujer, oel espíritumater­
no en unhombre, no sólo actúa como una fatalidadinterna,
unadistorsióndel instinto enla elecciónde lapareja ytodas
esas cosas, sino que también es realmente como una fatali­
dadexterna, ypuedeaparecer ensincronías, milagros sincró­
nicos externos a la vida personal, en eventos de los que no
podemos responsabilizar a los individuos. Creo que no hu­
biera sido del todo correcto decirle a esa chica que siempre
se enamoraba de amantes sádicos porque no había superado
el animus paterno sádico de suinterior. Enparte era verdad,
pero no era toda la verdad. Más tarde, cuando ella hubiera
avanzado más enel análisis, sí hubiéramos podido animarla
a descubrir que tenía ese espíritu paterno sádico en su inte­
rior y que atraía a hombres sádicos. Sin embargo, a veces,
cuando uno intentanegociar conesa oscurafatalidad, siente
que se enfrenta a un poder divino destructivo, de tal modo
queno sepuede responsabilizar al individuo.
Pregunta:¿Podríamos decir que era lo que ella siempre
había pensado internamente, y que luego se convirtió en
parte de ella? Parameter aaquellaspersonas en labotella,
VonSpat siempre tenía que echar una gota de sangre, y me
parece que el animus enunamujer— suspensamientos inter­
nos- vadirectoasusangrey de verdadse convierte enpar­
te de ella. VonSpat daba su sangre; daba la totalidadde sí
mismoal hacer esos trucos.
Sí, VonSpat esnaturalmenteel espíritusecretodel pensa­
mientodeuna mujer.
Comentario: Peroél tambiéndabasusangre.
Esverdad, peroaquítenemosotrofactor, asaber, quecuan­
doVonSpat ejecutasumagiaseconvierteenfalsoparasí mis­
mo, por eso Fo logra atraparle. Es muy importante recordar
que si VonSpat nohubiera ejecutadoese truco, si no hubiera
empezadoaexhibir sumagia, Fonolehabríavencido.
«Cuando me duermo, mis enemigos me hacen pedazos.
Allí donde duerma me estarán esperando. Me entretuve un
minutojugando, yme venciópor últimavez. Pero yosoysu
amo. Nuestro cuerpo no es de la Tierra. Nuestro cuerpo es
música, unreflejo delas estrellas.»
«Nunca más volveré a dormir -dijo Von Spát tras verse
dominado por Fo-. Cuando me duermo, mis enemigos me
hacenpedazos; siempremeacechanenel sueño. Meentretu­
ve un minuto jugando...» Como ven, se había vuelto falso
haciasí mismosóloporjugar duranteunmomento: habíaol­
vidado su pulsión de poder; se había divertido en la repre­
sentación mágica. Por un momento se comportó como la
bandadeFo, comolos chicos. Sepuso ajugar «ymevenció
por últimavez. Peroyosoysuamo. Nuestrocuerponoes de
la Tierra. Nuestro cuerpo es música, un reflejo de las estre­
llas». Es unaauténticaenantiodromía, ypodemos considerar
a Von Spát como el espíritu del intelectualismo -poder del
pensamiento- poderoso sólo mientras no juegue. Cuando
empiezaaproducirmagia, sevuelvehaciael principiodeFo.
Si imaginamos quehaydos polos, uno seríaFoyel otroVon
Spat. CuandoVonSpat estáenformayes él mismo, estádes­
pierto; no duerme, no juega y no ejecuta trucos de magia.
Pero se ha embriagado de poder yha empezado a exhibirlo
cadavezmás; harepresentadojuegos demagiaparaexhibir­
se, ypoco apoco, como él mismo dice, seha olvidadode sí
mismo. Ha jugado, se ha dormido. ¡YFo le ha atrapado!
También podríamos decir que cayó en manos de Fo porque
esos dos poderes siempre caen uno en otro a través de una
enantiodromía, comotodos los opuestos del inconsciente. Se
trata de opuestos del inconsciente porque sondioses, es de­
cir, tendencias arquetípicas básicas delapsique.
Es unjuego de opuestos en el que Melchior es el sufri­
miento humano, en medio de los dos, pues Von Spat y Fo
quieren apoderarse de su alma. Cuando Von Spat llega de­
masiadolejos en sujuego de poder, va aparar aFo, ycomo
verán, cuando Fo llega demasiado lejos en supropiojuego,
Melchior se vuelve haciaVonSpat. Por eso, cuando este úl­
timo empieza a ejecutar sumagia dividiéndose y utilizando
susangre, seestáinclinandohaciael lado deFo; seestádes­
plazando hacia el otro. Ambos están secretamente vincu­
lados. Podría decirse que son dos aspectos de la vida, pues
los dos pertenecen a la vida y sin ellos no podríamos vivir.
Pero cada unopretende ser el único, reclamando totalmente
al ser humano. Fo le pide a Melchior que se entregue por
completo a él, yVonSpat le pide lo mismo. Como veremos
al final del libro, la tragediaes que Melchior nopuede man­
tener su propiopunto de vista. Visto desde el ángulo perso­
nal, es la debilidaddel ego, quesedesplazaentre dos opues­
tos y se convierte en su objeto dejuego. Se halla entre dos
dioses odemonios quepretendenser suúnico señor, ynolo­
gramantenerlos pies enlatierraydecirles: «Noobedeceré a
ningunodevosotros, sinoquevivirémi vidahumana». Ypor
esoseve atrapadoenese constantejuego demoníaco.
La señorita Rump ha descubierto algo muy interesante
sobre lapalabra “Fo”, asaber, que susignificado dominante
esBuda; es unadesus designaciones. Estotienesentidopor­
quesedicequeMelchiorhabíaviajadoporChinayporlaIn­
dia, yFo es el gobernante de unreino invisible, que corres­
ponderíaal nirvana, comoveremos más tarde. Enlacubierta
del libro aparece, aunlado, algocomo un toriijaponés, que
tieneun significadomísticoenOriente-la puertapor la que
se entra en el más allá- y en la contraportada del libro hay
unaestrella de ochopuntas. Probablemente esos dos dibujos
seeligierondeliberadamente. Es obvioqueel autorhabíale­
ídoysentíafascinaciónpor el pensamientooriental, comose
verá más adelante, y que proyecta el puer aeternus -el de­
monio creativoyel demonio del Eros- en Oriente. Así, Von
Spat, por otraparte, representala cristiandadtardía. La civi­
lizacióncristiana es ahora vieja ygastadapara nosotros. Ha
perdido el poderoso élan vital que tenía en los primeros si­
glos de su ascensión. Nosotros, integrados en la cansada
civilizaciónoccidental, pretendemos sabertodaslasrespues­
tas, pero de hecho anhelamos una nueva y auténtica expe­
riencia interna y en granmedida nos estamos volviendoha­
cia Oriente, esperando una renovación apartir de allí. (Pero
esto es obviamente una proyección.) Éste sería otro aspecto
de Von Spat, cuyo rostro ligeramente mórbido sugiere una
hermosa imagen divina, levemente alargada y enfermiza.
¿Cómo es Dios en nuestra civilización? Cristo. Vemos una
insinuaciónde queVonSpat noes Cristo, sinolaimagenque
tenemos de él -un dios sufriente, agonizante-, algo divino
peroqueya noes capaz devivir.
Llegados aestepunto, granpartedel librononecesitaco­
mentarios. Hay un periodista que habla de la podredumbre
que segúnél justifica ese momentoy el párroco que preten­
de estar estudiando la desorientación de la vida moderna, y
entonces, enmedio de suoración, sedetiene acontemplar el
acto sexual. La ironía en todas esas cosas es transparente y
surge de las capas conscientes del autor. Por tanto, no hace
falta mayor interpretaciónpsicológica.
El problema que queda por resolver es el rol de lo feme­
nino. Las mujeres se describen con un gran desprecio. No
hayni una sola figura femeninapositiva enel libro. El autor
ridiculiza a las mujeres completamente. Ignoro si es homo­
sexual ono, pero ciertamente exhibe unapsicologíacaracte­
rística de la homosexualidad. Sin embargo, esto podría de­
berse a la actitud general alemana que, incluso en hombres
heterosexuales, seve coloreadapor unafuerte tendenciaho­
mosexual. NohayEros enel libro, yla únicafigurafemeni­
na positiva enlos capítulos quehemos leídoes la vendedora
de manzanas, una figura materna positiva. Ella transmite un
mensaje a Melchior cuando el poder de VonSpat está en su
máximo apogeo. Cuando todos estánfascinados por suma­
gia, la vendedora de manzanas llega a la fiesta y susurra a
Melchior: «Anilloen el dedo (el anillo significa sucompro­
miso, por así decirlo, con el chico), frente a la ventana, los
caminos se cruzan, los vientos soplan hacia el sur. Pronto
será el momento. ¡Están esperando! ¡Están esperando!»,
queriendodecir queleesperanaél. El mensajequetransmite
aMelchiores quenodebevolversefalsoydesleal paraellos.
Ella es la únicafigurafemeninaque está del ladode los chi­
cos, y con ellos forma un grupo de madre vinculada a los
chicos cuyoregentefemeninoesel arquetipodelamadrena­
turalezay, al mismotiempo, es la ancianaquevende manza­
nas enlaestación.
Que nohaya ninguna figurajoven del ánima es típico de
lamentalidadalemana. ComoseñalabaJung, al otroladodel
Rin, el ánima no se ha diferenciado, sinoque ha permaneci­
docompletamente dentrodel complejomaterno. Unhombre
quepertenecíaal serviciosecretome contóque, cuandoque­
ría ablandar a los jóvenes presos nazis para sonsacarles in­
formaciónmilitar, laprimerapregunta-y que prácticamente
siempre surtíaefecto- que les planteabasi ellos parecíande­
terminados anodecirnadaal enemigoera(conunainflexión
ligeramente sentimental en la voz): «¿Vive aúntumadre?».
Por logeneral, entonces seechabanallorar, yasí seles desa­
tabalalengua. Descubrióqueésaeralapreguntaclaveconla
cual penetrar la armadura de la actitudhostil enlas juventu­
des alemanas. Naturalmente, las generalizaciones deben to­
marse comolo que son; sólo sonmedias verdades enlos ca­
sosindividuales, perosi podemos caracterizarlas diferencias
nacionales, sigue habiendo una falta de diferenciación del
ánimaenlos alemanes, si seles compara conlos pueblos de
culturamás latina. Contodo, el sur deAlemania, dondehubo
ocupaciónromana, difiere del resto. En el centro deAlema­
nia, la actitudes ligeramente distintadela del norte, por eso,
esta afirmación debe tomarse con ciertas reservas. Sin em­
bargo, esta novela muestra con toda claridad el estado de
completaindiferenciacióndel ánima, siendolamaternal ven­
dedorademanzanas laúnicamujerpositiva.
Sophia significa sabiduría, yes significativo quela espo­
sa de Melchior se llame Sophie. Sin embargo, ella aparece
como una mujer amargada, poseída por el animus, social­
mente ambiciosa, mezquinaypocoafectuosa, latípicaespo­
sadecepcionada. Contodo, sunombre significa sabiduría, y
esto muestra hasta quépunto la actitudfría yfalta de afecto
del hombreha alteradoel principiofemenino. Sophiepodría
ser la Sabiduría, podría encamar el amor de la humanidad
-podría ser todolo que el nombre de Sophia implica-, pero,
en lugar de ello, se transforma en una pequeña figura des­
tructiva porque Melchior no ha sabido cómo volverse hacia
ellayhacerlaflorecer consu amor. Ella es sabiduríanegati­
va, yestáamargadaporque él noamaalos seres humanos. A
ella le gusta el contacto con lo humano y él lo detesta; ella
quiere forzarle a establecer contactos humanos, pero él per­
manece enunaislamientoinhumano. Por eso sepelean.
Como saben, Sophia es lo que llamamos philanthropos,
filántropa, “aquellaque amalohumano”23representala acti­
tud de amor a la humanidad, que naturalmente significa ser
humano entre otros seres humanos y amarlos. Es la forma
más elevadadel Eros. Tal comoJunglo esbozaensuescrito
sobre la transferencia, es aún más elevado que la forma de
amor más elevada simbolizadapor la VirgenMaría, porque,
comoél dice, muysignificativamente, «aveces menos signi­
fica más».24Esto quiere decir que si yo siento unamor idea­
listapor la humanidad, y sólo deseo subien, esto es menos
que simplemente ser humanoentrelos humanos.
Peroesta especie de amor está ausente enesafiesta, don­
de estalla una animalidad completamente bárbara con su
egoísmo, vulgaridad y falsedad. Esto demuestra loque ocu­
rre si el amor por el ser humanono está presente, ytambién
muestra la consecuencia de descuidar el lado del Eros, a sa­
ber, una superficie convencional de la llamada civilización
espiritual y, debajo, sólo quedael viejo circo animal simies­
co que puede desenfrenarse a cada momento. En cuanto se
levantan las convenciones y las mujeres se desvisten, surge
ese circo simiesco, con una total indiferenciación de cual­
quierelementohumano. Podríamos decir queeslatípicapsi­
cología de los intelectuales esquizoides, tan numerosos en
nuestra civilización, en los que la función emocional se ha
reprimido por completo. Así es la gente que no ha desarro­
llado la función emocional, excepto que, por regla general,
notienenel valorderevelarlaanimalidadqueacechabajosu
23. Véanse referencias a Sophia en Jung, Psychology andreligión, Complete works
11, y en Thepractíce ofpsychotherapy, Complete works 16; tambiénProverbios
8,31, yEclesiastés 24,19-22.
24. Thepractice ofpsychotherapy, Complete works 16, p. 361.
piel. Hace falta una revolución, un movimiento nazi, o algo
deesetipo, para sacarloalaluz, yentonces nos sorprende lo
quesale. Cuandosebarrenlas convenciones, apareceesecir­
cosimiesco.
Von Spát detesta el sueño. ¿Cómo interpretarían esto?
Dice que cuandohayavencidopor completo asus enemigos
no habrá más sueño, y su forma de vencer a los chicos será
cortarles la fuente del sueño.
Respuesta: En el sueñonohaypulsióndepoder.
Sí, en el sueño, la pulsión de poder está anulada. Somos
completamentepasivos eindefensos, estamos abiertos atodo
el mundo, despojados denuestras circunstancias. Es unesta­
doen el que el poder se ve anulado y surge el inconsciente,
por tanto, usteddiríaqueVonSpatrepresentalaconcienciay
Foel principiodeinconsciencia. Ahorabien, si examinamos
más atentamente, es un poco distinto. Von Spát es también
algo inconsciente, el aspecto diabólico inconsciente de la
conciencia. La conciencia consiste en algo que creemos sa­
ber; esunconocimientoinmediato.Aunquenosabemosmuy
bienqué es, tenemos unaimpresiónsubjetivadequela con­
ciencia es algo que conocemos íntimamente. Pero detrás de
ese conocimiento consciente subyace una inconsciencia; en
otraspalabras, detrás del yoydetodoel fenómenodelacon­
ciencia subyace la sombra, lapulsióndepoder yalgodemo­
níaco.
Nuncadebemos olvidar quelaconcienciatieneun aspec­
to demoníaco. Ahora empezamos a comprender que los lo­
gros de nuestra conciencia -nuestros logros técnicos, por
ejemplo- tienen aspectos destructivos. Nos estamos desper­
tando al hecho de quela concienciapuede ser una desventa­
jaydequesebasaenunainconsciencia. Loquemehacede­
sear tanapasionadamente laconcienciaparadominarlavida
es algoinconsciente. Yno sabemos loque es. Lanecesidad,
la urgenciayla pasiónpor la conciencia es algoinconscien­
te, comosabemos por la tradiciónconsciente.
Por ejemplo, parauna tribuprimitiva, supropiatradición
aparece comoconciencia. Enunatribuafricana, si aunprin­
cipiante -al que hayan torturado y le hayan arrancado los
dientes ocualquier cosa similar- le enseñancómo secreóel
mundo, ola existencia del mal, oque la enfermedadsignifi­
ca algo determinado, o que los hombres deben casarse con
mujeres de unclandeterminado, por ejemplo, para él, esoes
conciencia. Los africanos dicenque unhombrees unanimal
hastaquepasaunainiciaciónmediante lacual asimilalatra­
dicióndelatribu. Los noiniciados sondenominados anima­
les, yesodemuestra sucreenciade quela adquisiciónde di­
cho conocimiento es unpasode la inconsciencia animal ala
conciencia humana. En cambio, para nosotros, que tenemos
unatradicióndistinta, las enseñanzas mitológicas quelosjó­
venes primitivos aprenden sonpuramente inconscientes. In­
clusointerpretamos esas enseñanzas comointerpretamos los
sueños; que esto es posible muestra que lo que significa la
concienciacolectivaparaunatribuprimitivaestáenreaüdad
llenode simbolismoinconsciente.
Mehereferidoaotras civilizaciones parailustrar mi pun­
todevistaporque unopuede observar otrasociedadsine ira
et studio, es decir, desapasionadamente. Pero ennuestratra­
dición religiosa ocurre lo mismo. Podríamos decir que las
enseñanzas cristianas estáncontenidas ennuestraconciencia
colectiva. Pero si examinamos conmayor atención, veremos
quesebasanensímbolos comoel dios crucificado, laVirgen
María, etc. Si analizamos lo que significan y cómo se rela­
cionanconnuestravidareal, descubriremos quenosabemos
por qué estánllenos de inconsciencia. Veremos que precisa­
menteesos aspectos conocidos denuestratradiciónespiritual
nos resultancompletamente misteriosos enmuchos sentidos
y que no podemos decir nada al respecto. De modo que la
conciencia contiene unsecretoreverso que es lainconscien­
cia. Ése es el elemento demoníaco de Von Spát, que las vi­
siones conscientes siempre sepresentancomo si fueran toda
larespuesta. Quizás podríamos decir que ahoraes tareadela
psicología desvelar este secreto y destructivo aspecto de
laconcienciaparaluchar contraél.
Esperoque algunavez lleguemos al puntoenque la con­
ciencia pueda funcionar sin la pretensión de saberlo todo y
dehaber dicholaúltimapalabra. Si laconcienciapudierare­
ducirseaunafunción, unafuncióndescriptiva, lagentedeja­
ría de hacer declaraciones finales. En lugar de eso, parece
que partiendo de los hechos conocidos podríamos explicar
las cosas de un modou otro. Esto significaría renunciar a la
premisasecretadepoder queimplicahaberdichotodoloque
había que decir, de modo que hipotéticamente ya sabríamos
todoloquehayquesaber. Si esafalsapretensiónpudieraeli­
minarse, seríaunpaso importante. Peroesopresupone lain­
tegraciónde la conciencia asumiendo surelativismoysure­
lacióndeterminadaconel individuo(yodebosaber loquesé
y que tengo esa visión en concreto). No basta con tener un
punto de vista consciente; hayque saber por qué lotenemos
ycuáles sonlas razones individuales para tenerlo. El indivi­
duo medio sigueposeído por la conciencia colectiva y, bajo
suinfluencia, hablacomosi supieratodas lasrespuestas. Por
ejemplo, la gente tiende a considerar que la actitudhumani­
taria es algo propio, olvidando que deriva de la Weltans-
chauung [visión del mundo] cristiana. No se dan cuenta de
que es colectiva y de que forma parte de una Weltans-
chauung que ya no comparten. El poder es la motivación
ocultatras esa conducta.
El conocimientoes unodelos principales medios deafir­
mar poder. El hombre ha obtenidopoder sobre la naturaleza
y otros seres humanos mediante la fuerza bruta y también
medianteel conocimientoylainteligencia. Noestáclaroqué
es más decisivo, pues la fuerza y la inteligencia son los dos
aspectos delapulsióndepoder. Seexplicanmuchas historias
de animales primitivos en las que el más listo e ingenioso
vence al fuerte: la hiena vence al león, y en Sudamérica, el
antílopeenanovenceinclusoal tigre. Estosedemuestraenla
pulsióndepoder del individuo; por ejemplo, enel animus de
las mujeres, obienmanipulan a sus maridos, obien montan
escenas brutales. La brutalidad emocional y la astucia son
dos manifestaciones de poder. Cuando mi pulsión de poder
seirrita, obiengolpeoalaotrapersonadirectamente, obien,
si me acobardo o no soy lo bastante fuerte, encuentro un
modode manipularla.
Nuestra conciencia sigue secretamente emparejada con
esas dos tendencias de dominación, y el conocimiento suele
combinarse con ellas. Esto se observa de un modo aúnmás
irritanteenel ansiadeprestigiodel mundoacadémico. Es un
raroeventoenla vidauniversitariaqueunprofesor seintere­
se de verdadpor sutarea; generalmente está más interesado
en suposicióny en ser el primeroque dice algo. Hace vein­
ticinco años un antropólogoencontróuncráneo sorprenden­
teenTanganica-algo quelos antropólogos llevabanbuscan­
do durante años-, el “eslabón perdido” entre el simio
antropoideylaespeciehumanay, tal comomuestrael conta­
dor Geiger, añade unos diezmillones de años ala edaddela
raza humana. Hastael momento, ha superadotodos los des­
cubrimientos anteriores deantropología. Esehombrepublicó
los hechos sobresudescubrimiento, peroduranteveinticinco
años, a excepción del profesor BroomenAmérica, hubo un
silenciomortal al respectoentodaslasuniversidades. El des­
cubrimiento fue absolutamente ignorado. Ningún profesor
de antropologíainiciócorrespondencia conel editor ointen­
tó verificar la edad del cráneo. Podrían haber utilizado un
contador Geiger y haberlo comprobado, pero nadie lo hizo
porque eso significaba revisar sus teorías. Tendrían que ha­
ber corregidolos contenidos delas clases anteriores, ylava­
nidadacadémica, quees lapulsióndepoder del intelecto, no
permitealgosimilar.Ahorahanencontradootroesqueletoen
Italia, y los hechos se acumulan, de modo que en estos mo­
mentos, dubitativamente, aquí yallá, algúnantropólogo alu­
de tentativamente al descubrimiento, pero durante veinticin­
co años se aferraron a su conocimiento y al poder que les
daba, noles interesabala verdad.
Comentario: «Les savants ne sont pas curieux», comodi­
cenlosfranceses.
¡Sí, exactamente! Yesodemuestraqueel poder contenido
en el conocimiento, la pulsión demoníaca de dominar me­
diante el conocimiento, es más fuerte que los intereses ob­
jetivos dedescubrir algunaverdad. Éste es sólounoejemplo.
Haymuchos otros.
CONFERENCIA11
Laúltimavez habíamos llegado a esaparte dela historia
dondeVonSpat se despierta de pronto y sumagia seha ter­
minado porque seha dormido ohajugado por unmomento,
nohaestadolobastantealertaylos chicos diabóücoshanpo­
dido con él. Recordarán que, enla cena que él mismo había
procurado, VonSpat había aparecidoconsiete chicas yave­
ces semultiplicabapara emparejarse conlas siete. Se multi­
plicaen siete hombres con siete chicas, yluegovuelve a ser
una sola figura. En el momento en que se despierta, sale de
sutranceconel impactodelaaparicióndel chicoFo. Las sie­
te chicas y la cena mágica desaparecen. ¿Cómo interpreta­
ríanlodel magoylas siete chicas?
Comentario: Conél mismosonocho.
Sí, pero ¿y cuando es uno conlas siete? Recordarán que
el autor sehabíainteresadoenla alquimiayhabíaproducido
aquel pseudomilagro alquímico de poner a Trumpelsteg y a
laseñoraCuxenlabotella, unaespeciederepresentaciónpa­
ródicadel mysteriumconiunctionis alquímico.
Enalquimia, especialmente enlos textos alquímicos pos­
teriores, que son probablemente los que conoce nuestro au­
tor, haymúltiples representaciones de sietemujeres sentadas
enunacuevadelaTierra, yestánlos sieteplanetas olos sie­
te metales, que representan lo mismo. La idea era que cada
metal correspondía aunplaneta: oro-Sol, plata-Luna, cobre-
Venus, acero-Satumo, hierro-Marte, estaño-Júpiter, azogue-
Mercurio. La octava figura entre las siete mujeres represen­
taría al señor de todos, y sería el dios Sol o Saturno, porque
Saturnotambién serepresentaba como el sol viejo, la forma
antigua del sol. Por sunombre [Spát significa “tarde”] tam­
bién podemos concluir que Von Spát probablemente repre­
sentaal viejodios Sol rodeadopor los sieteplanetas. Hemos
interpretado a Von Spát como representación del principio
del cristianismo porque aparece como un dios aristocrático
perode aspectomás bienmórbido, yahora semuestracomo
el viejo dios Sol, que noes un símbolopropiodel cristianis­
mo, sedigaloque sediga, pues nadielosabe, sinola viejay
cansada Weltanschauungdel cristianismo, que seharealiza­
doyes unhábito depensamiento queha dejadode ser vital,
una especie de principio enla base de nuestras instituciones
sociales y religiosas. En los cuentos de hadas, esto corres­
ponde al viejoreyquehaperdidoel aguadelavidayquene­
cesitarenovarse o será destronado, obien tendráque renun­
ciar al trono a favor de un sucesor. En otras palabras, la
Weltanschauung, al haber envejecido, sehaconvertidoenun
gobernante ancianoestéril queprecisarenovación.
Hay un pequeño incidente que va más allá, pues al final
del capítuloqueles heleídoMelchior lepreguntaaVonSpát
quiénes sonlos chicos. VonSpát dice:
Nadieconocesuesenciareal. Se acercanati comochicos
errantes, comoanimales, comochicas. Teseducen yatraenal
caos y la oscuridad. En algún lugar tienen un reino, pero yo
no encuentro la entrada. Nunca están alK. Siempre están
aquí. Estánen varios lugares al mismotiempo. Tengoqueen­
contrar el camino. Tengo que destruir su reino. Hay que so­
meter a esa gente Ubre y al más fuerte y audaz de ellos, Fo.
Su amor salvaje debe morir. Los alejaré del pozo del sueño.
Nadie dormirá nunca más.
En ese momento, Von Spat se levanta y parece transpa­
rente. Levantala cabeza, el techo seabre y, depronto, desde
arriba, una imagenidéntica, sureflejo, sudoble, mira abajo,
brillante. Melchior se asusta al ver a ese ser idéntico a Von
Spat que mirahacia abajo yexclama: «¿Quiéneres? ¿Quién
eres?», pero Von Spat desaparece en una especie de bruma
helada, ydesde arribagrita:
-¡Tienes queelegir, Melchior! Si quieres irtecon los chi­
cos, sólo tienes que llamarlos y te atraerán a la dulce oscuri­
dad, y si eliges este camino, olvidarás quién has sidoyquién
eres. Si quieres venir a nosotros, sólo tienes que golpear la
pareddetuhabitación, yla puertase abriráysurgiráel cami­
nohacia el gobiernodela luz. Ahora piénsalo. El caminoha­
cia nosotros está llenodepeligros, peroaúneres libre. Cuan­
do hayas elegido, no podrás volver atrás. Si quieres volver
atrás, nosotros noteperdonaremos.
Tras estas palabras, la figura de Von Spat desaparece, y
Melchior vela lámpara ardiendoyel sofá vacío. Está soloen
su habitación.
¿Cómo interpretarían este desdoblamiento de Von Spat?
El restodeloquediceestámás omenos claropor loqueha­
bíadichoantes desí mismo, pero¿cómointerpretanel hecho
deque seconviertaendoble yluegodesaparezca enel cielo
-en el firmamento-, enforma debruma?
Respuesta: Estaba viviendo como humano, ¿no? Vivía
unavidahumana, y ahorase reúne condios.
Sí, podríamos decir que el VonSpat de abajo sería la en­
camacióndeunprincipiodivinoyque ahoravuelve aunirse
a suforma eterna. ¿Qué significaría tambiénpara Melchior,
en la práctica, si pudiera extraer conclusiones de lo que ex­
perimenta? ¿Qué significa si una figura inconsciente se du­
plicaenun sueño?
Respuesta: Quehayalgo enel límite de laconciencia.
Sí, yla conditiosine quanonpara comprender conscien­
tementequésignificael contenidoes el descubrimientodesu
opuesto interno, es decir, que es esto y no aquello. Esto es
unamesa, yeso significaquenoes unasilla, ni ningunaotra
cosa. No podemos hacer una afirmación consciente sin ex­
cluirtodos los demás aspectos, ypor eso, si unafigurasedu­
plicaenunsueño, siempresignificaquequierehacersecons­
ciente, que toca el umbral de la conciencia y revela así el
aspecto doble. Hemos interpretado aVonSpat comola Wel-
tanschauungcristiana. ¿Qué significa queseduplique?
Respuesta: Que la cara oscura de Dios es constelada al
mismo tiempo.
No necesariamente. Ésa noes la clave en este punto; eso
vendrá más tarde. Aquí, el doble es tan ligero como Von
Spat. Es una especie de espíritumágico.
Pregunta: ¿Undiospagano?
Sí, ¡esoestámás cerca! ¿Pertenecemos nosotros alacivi­
lización cristiana, sabemos de verdad lo que significa en el
fondo? ¿Qué arquetipo está detrás de la civilización cristia­
na? ¿Podemos pretender sinceramente que sabemos lo que
decimos al declarar que creemos en la trinidadde Dios yen
Cristo? Ni siquiera el más grande teólogo lo ha pretendido
nunca. Los teólogos católicos, por ejemplo, hablan del mis­
teriodecadadogma. Algunos aspectos puedenformularseen
palabras, pero el núcleo nos es absolutamente desconocido.
Diríamos que hay un contenido arquetípico o un arquetipo
inherente que, por definición, noconocemos. Podríamos de­
cir, pues, queVonSpat es esapartequeha entradoenlacon­
ciencia humana, que nos suena familiar, y nos produce esa
extraña sensaciónde saber loque significa, de ser conscien­
tes de ello. Pero hay otra mitad que nos es completamente
desconocida, y ésa sería su otra parte. Podríamos decir que
sólotras descubrir el poloopuestopagano-que seríael mun­
do de Fo y de la diosa-madre pagana- podríamos ser cons­
cientes del doble aspecto del cristianismo, de sus aspectos
conscientes einconscientes. Enlamedidaenqueestamos en
ello, nopodemos tomar conciencia, porque estamos, por así
decirlo, envueltos enello; senecesitaunpuntoarquimediano
externopara comprender la naturaleza específica de nuestra
civilización. El polo pagano se proyecta en Oriente, pues el
chico, Fo, tiene unnombre que apunta aBuda, yeso signifi­
ca que la capacidad de mirar nuestros propios orígenes cul­
turales y religiosos sólo nos es posible cuando nos acerca­
mos más a otras civilizaciones y religiones. Si podemos
aceptar con cierta ecuanimidad el hecho de que la religión
del otro también contiene cierta verdad, entonces podremos
concienciamos objetivamente del carácter específico de
nuestracultura.
Setratadeunaconcienciadesapegada, naturalmente, yde
sudesarrollomoderno, yha avanzadohastatal punto queya
nonos es posible quedamos fijados enel prejuiciomedieval
dequelanuestraeslaúnicareligiónverdadera. Ahoraqueel
mundo se ha encogido y nos vemos enfrentados a millones
de personas que tienen otras actitudes y otras creencias, te­
nemos quepreguntamos quées específicoydistintoennues­
tras actitudes y en nuestra civilización. Esta cuestión intro­
duce ciertorelativismo que nos hace damos cuenta de cómo
Von Spat, en cierta manera, representa algo que conocemos
conscientemente y que intentamos transmitir a otros (por
ejemplo, enel esfuerzomisionero) yhasta quépuntohayun
origen arquetípico y desconocido subyacente; a saber, el as­
pectoeternodeVonSpát, laimagende algodivinotras cual­
quier forma concretaenlaquepueda aparecer.
Enciertomodo, descubriránestedesarrollomuyclaramen­
te enlos escritos deToynbee, queintenta, conunaaproxima­
ciónextravertida, decir queestámuyclaro, queahoraquehe­
mos estrechadoel contactoconOrienteyotras civilizaciones,
simplemente tenemos que adoptar una especie de religión
mixta. Propone una nueva forma de oración que empezaría
así; «Oh, túque eres Buda, Cristo, Dionisos...». Deberíamos
rezar a una figura del salvador a quien adscribiéramos todos
esos nombres, ylograr unbuencóctel delos fundamentos de
todas las religiones, difuminando ligeramente las diferencias
menos importantes, para lograr una especie de religiónmun­
dial generalizada a la que pudieran unirse budistas, negros
sudafricanosytodos losdemásyelegirloquelesgustadeesos
contenidos. Es lamismareacciónqueyahemos vistoaescala
menor en el imperio romano. Allí también veíamos todas
aquellaspequeñas naciones consus credos locales ysupropio
folclore y enseñanzas religiosas -los celtas, los sirios, los is­
raelitas, etc-, y cuando todo eso se reunió en el imperio ro­
mano, losromanosintentaronhacerlomismo. Decidieronque
habíaquerezar aJúpiter-Zeus-Amon, queerael diosmás ele­
vado, y que el dios del inframundo sería Hades-Osiris (en
Egipto, Sarapis), y así tenían un nuevo cóctel de religión,
¡dondeinclusolos atributos delos dioses estaríanmezclados!
Eso sería como si ahora instaurásemos nuevas imágenes de
Cristo, representado sentado, en la posición del Buda, con el
mudradelapiedad, yenalgúnlugar lacruz situadatras él de
formadecorativa. Todoes posible; ¡laingenuidadhumanano
tienelímites!
Esteintentorelativista, latípicaevolucióndeVonSpát, la
evolución tardía de una civilización cansada, de una Wel­
tanschauung exhausta y en declive, no puede tener éxito,
porque lapropia esencia delaexperienciareligiosa es suca­
rácter absoluto. Si yodigoquemi experienciapodríaserono
ser, oque creo tal y cual cosa peropuedo entender que otro
crea algo distinto, es que mi supuesta experiencia religiosa
noes genuina, porquelaexperienciareligiosatieneuncarác­
ter compulsivoyabsoluto. Podríamos decir queésees el cri­
terio de una experiencia religiosa. Si alguien afirma que su
experienciareligiosahacambiadotodasuvidayahoralodo­
mina todo, y si realmente lo condicionatodo yes una expe­
riencia total, aplicable a todo campo de actividad, entonces,
sea como sea, es una auténtica experiencia religiosa. Si no,
esmeramenteunaexperienciaintelectual, ounestadodeáni­
mo, que pasará o que se puede guardar en uncajónpara sa­
carla los domingos, sacarla y volver a guardarla a conve­
niencia.
Así, nos hallamos en una situación terriblemente contra­
dictoria, porqueparatener unaexperienciareligiosasenece­
sitaunaespeciede obligaciónabsoluta, peroestoes irrecon­
ciliableconel hechorazonabledequehaymuchasreligiones
y muchas experiencias religiosas y que la intolerancia es
realmente bárbara y obsoleta. La soluciónposible sería que
cada individuo retuviera su propia experiencia y la tomara
como absoluta, aceptando el hecho de que otros tengan ex­
periencias distintas, vinculandola necesariacondiciónabso­
lutasóloaunomismo: paramíestoes absoluto(nohayrela­
tivismo, ni ninguna otra posibilidad), perono deboextender
los límites al campodelosdemás.Yesoesloqueintentamos
hacer. Intentamos quelagentetengaunaexperienciareligio­
sasincolectivizarlaydandoel pasoequivocadodeinsistir en
que también sea válido para otros. Debe ser absolutamente
válidopara mí, pero es un error para mí pensar quela expe­
riencia que para mí es absoluta tenga que aplicarse a otros.
Debemos ver que esto se convierte en un punto crucial en
nuestranovela. Sinembargo, aquí vemos quelairrupciónde
una nueva experiencia religiosa, representada por Fo, hace
posible descubrir dos capas de la última Weltanschauung de
Von Spat, que dice: «Si quieres seguimos (sobre todo a él)
hacia el reino de la luz, golpea esta pared y una puerta se
abrirá».
Lasiguientepartedel libroes «Lapuertaabierta», así que
deberíamos concluir (yprontocomprobaremos quees cierto)
queeneste momento delanovelaMelchior, oel autor, elige
el caminodeVonSpat ydecidedejar aFo.
Melchior meditasobreloquehaocurrido, yseexcita mu­
cho, como si oyera sonar untimbre en suinterior, y depron­
todice:
-Tengo que encontrar la certidumbre-y golpea la pared
con el puño.
En ese momento oye una hermosa música y ve aparecer
unas columnas. Se abreunagranpuerta yveel mar ylas olas
tranquilas. Un granpájaroblanco abre sus alas y se acerca a
él, yMelchior ve un barcodevela que también se aproxima.
Peroentonces todosevuelvedesagradablementesilenciosoy
muerto. Melchior se estremece, sientequenopuedemoverse
y luego empieza a deleitarseen la rigidezque seha apodera­
do de él. Al cabo de poco, suena el reloj de su habitación, y
se desvanece el aturdimientode sus miembros. Las lágrimas
le vienen a los ojos. Con los brazos extendidos, atraviesa el
umbral hacia la noche.Al cabodeunos pasos oyeunasvoces
y cree distinguir la de su esposa, pero son Trumpelsteg y el
profesor Cux. Unasfiguras oscuras aparecenpor todos lados.
Una voz sorda y agria grita:
-¡Cogedle, cogedle!
Alguien le sujeta por detrás, le ponen una tela oscura so­
breel rostroy se desmaya.
Al cabodeuntiempo, sedespiertayvequeestáechadoen
la cubierta de unbarcopequeñoy que hayfiguras inmóviles
sentadasjuntoaél. Se levantauna tormentayel barcoseagi­
tasobrelasolas. Lashoraspasanynadiediceunapalabra. Lue­
goencienden una antorcha, yen la proa del barcounhombre
gigantehaceseñales, agitandolaantorchasobresucabeza. En­
seguida llegan señales dela costa, yMelchior sientealiviode
acercarseatierra.Antesdedesembarcar,vuelven aponerleun
velonegrosobrela carayleatanlas manos denuevo. Intenta
gritar,peronopuede, yotravezsedesmaya. Recobrael cono­
cimientoen tierray tienequeandar en la oscuridadcon otros
juntoaél.Al cabodeunratollegan aunos pasillos intermina­
bles, y a veces oye el sonidodeuna puerta. Está sorprendido
denotar suelobajolospiesporquetemalasensacióndeandar
por el aire. Alguien golpea sobremetal. Luegotodose queda
oscuro y silencioso como antes. En ese momento, Melchior
vuelve asentirse vivo e intenta luchar, pero sólo golpea con­
trael aire.Estásolo. Deprontolaoscuridadserompeyunhaz
deluzlehierelos ojos. Estáenungranvestíbulo, decoradode
terciopelorojo, ytras una gran mesa haytres personas entro­
nadas, vestidas derojoycubiertas con un velo. Alo largode
lasparedessealineansentadostodosloshombresymujeresque
haconocidodurantesuvida. Lomiranseveramenteysesusu­
rranalgounos aotros.
El siguientecapítulo es «Eljuicio».
Melchior pregunta quién le ha atado y llevado allí, pero
nohayrespuesta.
— ¡Quealguien meresponda! -grita ygolpea la mesa, pero
una voz severa dice:
-¡Estás antetusjueces, Melchior!
Alguien pide quelos acusadores se aproximen, se produ­
cemuchomovimiento, susurros ymurmullos en el vestíbulo.
Melchior miraasualrededor yreconoceaamigosyenemigos,
parientes y vecinos, camaradas, incluso a las doncellas de su
propiacasa. Todos tienen el rostrogrisycubiertodepolvo, la
bocamuyabiertaynegra,loslabiosazulados.Esobvioqueto­
dos están muertos yhanvueltodesus tumbas. Busca asu es­
posa yla ve depie en primera fila, mirándolecon ojos furio­
sosyexigentes.Luegovealprofesor Cuxconsubarbapelirroja,
aTrumpelstegytodos los demás. Las hermosaspiernas dela
señoraCuxparecenpalillos. Su esposa, Sophie, dice:
-Nunca tepusistelas zapatillas queestuvebordandopara
ti duranteun año. Nunca mequisiste.
Cuxdice:
-Nunca te interesaron mis descubrimientos químicos,
sólo teimportaban los tuyos.
Trumpelstegdice:
-Cada vez que yo tenía una idea, tú me la quitabas y yo
me quedaba vacío.
Yla señora Cuxdice:
-No admiraste mis bonitas piernas y ahora se han vuelto
como palos. Fuiste todo el tiempocruel conmigo.
Así, unotras otro, le acusan todos. Los fantasmas siguen
apareciendoentomoaMelchior. Velacaradesufrimientode
sumadre, la desu padre, y entonces unavieja tía se vuelvey
le dice:
-Tú siempretereías cuandointentabaleertelos versos de
mi diario. Yonoselos enseñéanadieexceptoati, ytútebur­
laste. Así, todolo queyo amaba murióconmigo.
Aparecen amigos del colegio, y entreellos ve a Ottovon
Lobe (el que se suicidó al principio del libro) y a Heinrich
Wunderlich (el que se volvió cínico) y también a Henriette
Karlsen. Melchior intenta acercarse a ella y le dice:
-¿Tú también estás aquí? -pero otros se interponen entre
ambos.
Entonces aparecela vendedora demanzanas.
-El siempre se iba -le acusa-. Yome sentaba en la esta­
ción. ¡Yolo sé! ¡Losé, lo sé!
Todos empiezan a murmurar con cierta hostilidad y el
juez dice:
-Ya has oídolas acusaciones. ¿Reconoces tus culpas?
Melchior responde:
-Sí, soy culpable. Todos los pasos que di fueron equivo­
cados. Matamos mientras vivimos, pero ¿quién quiere ser
juez?
Se hace un silencio y luego se oye la voz deljuez:
-Mereces sentencia de muerte. Debes morir.
Las tres momias selevantan de sus tronos. PeroMelchior
dicecon calma queallí nohaynadiequeestécapacitadopara
juzgarle. Estaba derodillas, se pone en pie y declara que no
admiteaningúnjuez.Preguntaretóricamentequiénes sonlos
que le acusan y él mismo responde que sólo son sombras de
locos. La gente se enfurece e insiste en que debe morir. Lla­
man a dos figuras de madera dela entrada, quele sujetan. Se
inicia una pesadilla infernal: hayfuego y puertas que se cie­
rran y abren ante él, etc., todo como una pesadilla. Al final
cogen un abrigonegroy se lo clavan en el cuerpoy él siente
un gran dolor cunado los clavos le penetran en la carne. Le
conducen, en un paseo infernal, a la gran plaza del mercado
de una población donde todas las casas son aquellas en las
que fue viviendo a lo largo de su vida, y los individuos que
hayentre esas casas son conocidos detodas sus épocas. Tie­
ne que subir paraponer la cabeza en la guillotina, y hayuna
gran excitación, perojusto en el momento en que van a cor­
tarlela cabeza, levanta la vista y ve acercarse al pájaroblan­
co, y esole da valor, y se apodera dela espada ymata al ver­
dugo. Un fuerte grito se eleva entre el público, pero en el
mismo momentoel mar se abreen unainmensa ola y traeun
caballo que se detiene frente a él. Tiene el tiempojusto de
montar y alejarsecabalgandoantesdequeel mar los engulla
a todos, yles oye gritar mientras se ahogan.
El capítulo siguiente setitula «Lallamada».
Melchior aún tieneen los oídos el sonidode los gritos de
los ahogados. Subepor una montaña, encuentraunriachuelo
y bebe de su agua helada, se siente más tranquiloy como li­
beradodelapesadilla. El caballoha desaparecido, perovuel­
ve a ver al pájaro blanco y lo sigue. Aún siente que hay un
abismodetrás, quepareceseguir cadaunode suspasos, pero
nunca le alcanza. La noche es fría. De prontooye aullar a un
lobo.
¿Cómo interpretarían psicológicamente el problema del
juicio? Se ve muy claro que, desde un punto de vista litera­
rio, es eljuiciofinal. Dalaidea, más omenos, deloquepen­
samos que ocurrirá después de la muerte. La gente que apa­
rece que aún está viva, como su esposa y la señora Cux, a
quienes suponemos vivas todavía, pero también hay perso­
nasmuertas, demodoquevivos ymuertos estánjuntos, ypa­
recen cadáveres medio descompuestos. ¿Qué significaría
esto? ¿Qué se acerca ahora? ¿Cuál es la acusación? Éste es
un giro fatal en la historia, es muy importante que se den
cuenta.
Respuesta: QueMelchiornoseharelacionadoconnadie.
Sí, exactamente. Ahora el inconsciente le atrapa y el re­
proche general es lafalta derelación, de conexión. Nuncaha
usadolas pantuflas quebordósuesposaparaél, ni sehafija­
doenel trabajodesuscolegas. El puronarcisismofríohasido
desde el principio la enfermedad de Melchior, su absoluta
desconexióndetodos. Hemos dichoantes queconlafalta de
diferenciacióndel ánimaysinningunarelaciónconel princi­
piofemeninonopuedehaberEros ni conexión. Laesenciaes
la desconexión, pero¿por quéestántodos muertos?
Respuesta: ¿El no los mantuvovivos?
Sí, exactamente. Es laconexión, larelaciónloquedavida
alas cosas. Si nomerelaciono conalguien, es absolutamen­
te irrelevante si esapersona estávivaomuerta. Unapersona
conla que nomerelacionoes como si estuvieramuertapara
mí; nohaydiferencia. Todoel mundoquelerodeaestámuer­
to. Estodounmundomuerto, poresopuededecirsequetam­
bién representan suvida no vivida, pues al escapar hacia un
intelectualismo puro no ha sufrido en la vida. No ha tenido
unavidahumananormal, yesavidanovividaleatrapa.Atra­
vesarlapuertaes comoentrar enel inconsciente, yloprime­
roqueaparecees larevelación detodalavidanovividaque
él nohavividoporquenoteníasentimiento. ¿Cómointerpre­
tarían el hecho deque escape asuverdugo?
Respuesta: Es un momento de descubrimiento y una de­
terminación de actuar de unavez.
¿Lovaloraríanpositivamente?
Respuesta: Bueno, él mataal verdugo, ¿no?
Sí, ¿y cree que es positivo? ¿Qué hace la ejecución sim­
bólicamente al cortar la cabeza?
Respuesta: Nopodríapensar más.
Sí, significaría cortar el intelecto. ¿Ycree que es bueno
queescape aeso?
Respuesta: Le daotraoportunidad.
Respuesta(deotrapersona):No. ¡Deberíaserdecapitado!
Sí, deberíaserdecapitado. ¿Quéseríael pájaroblancoen­
tonces?
Respuesta: El espíritu.
Sí, una actitud espiritual. Que es el típico truco del inte­
lectual, donde se encierra toda la vida no vivida y todas las
relaciones emocionales traicionadas, proporcionando un te­
rrible sentimientodeculpa; él haceentonces unhábil tourde
passe-passe con una explicación espiritual o intelectual y
vuelve a escapar. Por ejemplo, puede decir que son meros
sentimientos deinferioridadodeculpaquedebesuperar. De
hecho, eslaexplicaciónquedaVonSpat. Melchiorcaeenlas
garras deVonSpat, que dice: «Gracias aDios, ¡nocayócon
esos jueces! Gracias a Dios, se ha liberado usted de esos
erróneos sentimientos deculpa». Así los calificael intelecto.
Sabemos quehaysentimientos de culpapatológicos yenfer­
mizos yque aveces hay que apartarlos. Hayuna especie de
conciencia errónea que tortura ala gente hastalamuerte; en
las mujeres, es generalmente el animus, yenlos hombres, la
madre ánima es la que inicia esos sentimientos. Así que se
trata deunproblemamuymezclado, porqueconlavendedo­
ra de manzanas y todos esos sentimientos de culpa también
hay algo de veneno de ánimamaterna. ¿Qué significa esto?
¿Qué ocurre en la vida práctica cuando alguien se sume en
eseestado? ¿Cómointerpretanque aparezcalavendedorade
manzanas y se ponga tan dramáticajusto cuando Melchior
comprende sufaltaderelaciónyla culpaquetiene acumula­
dapor esa desconexión?
Respuesta: El ánima no quiere más conciencia. Quiere
mantenerle donde está.
Sí, y lohace mediante unrecrudecimiento emocional te­
rriblemente exagerado, inundándole de sentimientos de cul­
pa. Estotambién se ve ilustrado enlos ropajes de terciopelo
rojoylarepresentacióninfantilmente dramáticaenlaque es
culpable de Dios sabe qué. Es un mea culpa equivocado,
combinado con auténtica culpabilidad, mezclada con una
concienciadeculpahistérica, exagerada, quees otraclasede
inflación, lainflacióndel mal. «Soyel mayorpecador. Nadie
es tan abyecto comoyo. Lo he hecho todomal enmi vida»,
etc. Esoesinflación; es simplementepasar al extremoopues­
to. ¿En qué motivo hay una hermosa insinuación de esa in­
flacióndeculpa oinflaciónde oscuridad? ¿Quéles recuerda
la capanegra que leclavan?
Respuesta: Lacruz.
Sí, antes de crucificar aCristo, lepusieronunmantoreal,
rojoporque leacusabande pretender ser el reydelosjudíos;
le pusieronun manto escarlata yuna corona de espinas y se
mofarondeél. Hayunparalelismo. Sóloque aquí el sayoes
negro y la ejecución es una decapitación, algo simbólico,
porque tenían que “desintelectualizarle”. La prenda de ropa
noes larealizacióndesunaturalezareal, sinodesunaturale­
zaoscura. Es unaespeciedecrucifixióninvertida. Peroel as­
pecto destructivo o venenoso es la exageración, la idea de
sentirsecomounCristonegativo; «Soyel mayorpecadordel
mundo y ahora sufriré por mis pecados». ¡El mantoreal del
pecado!, ésa es la inflación. ¿Ylos clavos en la carne? Le
clavanal cuerpoel mantonegro yellole causa dolor.
Respuesta: Es comosi leclavaranenlacruz, ¿no?
Sí, es una alusiónala crucifixiónde Cristo, pero conuna
variación, porque es la clase equivocada de identificación.
Puedo ofrecerles un interesante paralelismo en el sueño de
una mujer que tenía unas visiones tremendas, impresionan­
tes, que le producían un gran extrañamiento de la realidad.
Ella necesitaba exteriorizar todo aquel material internocon­
tándolo, pero después, como les sucede a muchas personas
quehan contadograndes experiencias internas, se sintióva­
cíaydesinflada, abatida: «Ahoraquelohe contadome sien­
to vacía». Porque al contar la experiencia interna uno se
desidentifica, y sólo queda un miserable ser humano que
dice: «Sí, ¿y ahoraqué?». Mientras es un secretola persona
sesientellena. Segúnsusueño, paraella seríabuenocontar­
lo y separarse de sus visiones, pero luego soñó que le ense­
ñaban un monumento, la figura de un hombre desnudo con
unenormeclavoatravesándoleel hombroysaliéndoleporla
cadera, y una voz dijo: «Lázaro estaba muerto y ahora está
vivo». Ellame preguntó qué significaba aquel clavoyyono
losupe. Recordé vagamente algo sobre la espinaenlacarne
de sanPablo, pero mi conocimiento dela Biblianoera sufi­
cientementebuenoparaidentificarlo enseguida, así que sólo
ledije que ensanPablo salía algode una espinaenla carne.
Meparecíaunextrañomotivo ylobusqué enla Biblia, yen
2 Corintios, 12, 7, san Pablo dice: «Ypara que la grandeza
de las revelaciones nome desvanezca, se me ha dado el es­
tímulo en mi carne, un ángel de Satanás, para que me abo­
fetee.»
Así, como ven, la espina en la carne sería la experiencia
inversadelainflación. Si tengograndes visiones, si tengore­
velaciones internas ymeidentificoconellas, entonces seme
clava una espina en la carne, algo que debería recordarme
constantemente la propia inferioridad y humildad y la in-
completitudhumana. Así lo explicó sanPablo. Yen el caso
deestamujer eralomismo. Através de suexperienciainter­
na tuvo una tremenda inflación, y este último sueño era un
esfuerzoparamostrarlequelas grandes experiencias internas
que tenía eran, en otro sentido, tambiénuna herida, una tor­
tura constante, algo que le hacía sentir incompleta yherida.
Podríamos decir incluso que esas revelaciones sonla espina
clavadaensucarne.
Espuracuestióndepalabras si entales casos definimos al
sujeto como gran místico religioso o como esquizofrénico,
porqueestánmuycercadelounoydelootro. Aquí tenemos
el mismomotivo, quedenuevoindicaquehayunatremenda
inflación de sentimientos de culpa. Ya saben que algunas
personas cuandoenloquecendicenque sonJesucristoyotras
dicen que provocaron la Primera Guerra Mundial. ¡No hay
mucha diferencia entre ambas cosas! Es megalomanía, se
concrete de una forma o de otra. Aveces, dos minutos des­
pués dedecirqueprovocaronlaPrimeraGuerraMundial, di­
cen: «Yosoyel salvador del mundo. Unavezhancruzadoel
umbral, esas dos inflaciones sonunoylomismo, yes sóloel
casoextremodealgoque siempreencontramos enmenor es­
cala cuando la gente ha cometido ciertos pecados. Obien
fracasanintelectualmente, obiensebañan, deunmodoemo­
cionalmente infantil, en supecado-para nover suculpa-, y
lo hacen experimentando un placer histérico ¡y sintiéndose
tanmal que todo el mundotiene que consolarlos! Es unare­
acciónpatológica, una escapatoria de la conciencia de culpa
real. Otroaspectodeladebilidaddelafunciónemocional en
el autor (oenMelchior) es esa típicareacción de intelectual
cuandoletocanenlafunciónemocional inferior, porque eso
sevuelve demasiadodoloroso ydemasiadoinsufrible, el pá­
jaroblanco,unaespeciede elaciónespiritual, lellevarepen­
tinamente fuera de sí mediante untruco.
Comentario: Me parece sorprendente que Von Spat le
digaquedéunos golpes enlaparedy queMelchiornatural­
mente espere que le lleven con ellos, pero enlugar de eso...
Melchior llegahastaVonSpat. Más tardeveránqueMel­
chior circula entre dos mundos: el mundo espiritual de Von
Spat yel deFo, el mundodelamadreyel delos chicos. Esto
nocomponeel dibujodeunmandala, sinodeunaelipse, por­
quehay desequilibrio. El ánima, que haría un dibujo redon­
do, falta. Lamadre seríaunaviejafiguracomoVonSpat yel
ánimaseríaunafigurajovencomoFo, yambos completarían
el círculo. Pero esos dos polos no están. Aveces aparece la
vendedorademanzanas enunpolomasculinoyaveces enel
otro, yel ánimanoestáenabsoluto, locual,juntoconlades­
conexiónofalta derelación conlos demás, muestrala com­
pletadeficienciadel principio femenino.
VonSpát dice: «¡Daungolpe enlapared!». Siempreestá
relacionadoconlaideadelas estrellas, el firmamento, lamú­
sica, la espiritualidad, el poder yel orden.
VonSpat Fo
Estrellas, firmamento, música Madre
Espiritualización Árboles
Espíritus Animales
Poder y orden Chicos
Melchior daungolpeenlaparedyva al polodeVonSpát
y se ve atacadoprimero por sus sentimientos de culpa. Des­
pués, como verán, le atacará algo más, y siempre se escapa
gracias al pájaroblanco. Luegova aVonSpat, quienledice:
«Lo has hecho muy bien, te has librado de los sentimientos
de culpa». Ya ven que el pájaro blanco es el mensajero de
VonSpát, yése sería el trucomágicopara librarse del senti­
mientodeculpa conunaespecie defalsa espiritualidad. Tie­
nes que hacer un poco de yoga o subbud o algo parecido y
volverás a ser libre. YVon Spát es partidario de esos trucos
yelogia aMelchior por escapar.
Comentario: No entiendo la importancia de las zapati­
llas. ¡Parece que la relación hafracasadopor culpa de las
zapatillas de laesposa!
Ciertamente, las zapatillas tienen una implicación fatal,
peropor otraparteSophiedice: «Mepaséunañoenterobor­
dándolas», yesoimplicamuchalibido. ¡Imaginenunañoen­
terobordando! Debíadeserpetitpoint, ytuvoqueponermu­
cho amor en la tarea. No creo que las zapatillas afecten de
ningúnmodoaMelchior, peroél sinembargolas apartabade
unpuntapié, yeso, cuandoalguienha trabajado todoun año
para ti, significafalta de relación. Si él sehubieradignado a
mirar las zapatillas, sehabría dicho que tenía queresponder
a aquel sentimiento, pero no para sentirse dominado por las
zapatillas. Eso habría creado un conflicto porque es lo que
tradicionalmente hanhecholas mujeres: dar amor auténtico,
peroañadiendounapequeñatrampadepoder. Ésees exacta­
mente el problema que tienen los hombres conlas mujeres:
que generalmente hay enellas una mezcla de amor genuino
y devoción y luego un pequeño truco de poder y mano iz­
quierda para encerrar a los hombres enuna caja. El error de
Melchiores querechazalatotalidad, comosuelehacer ame­
nudoelpuer aeternus hombre. Es ciertoque siemprehayun
pequeñotruco depoder en el amor dela mujer, pero él utili­
zaesarealidadcomoexcusapararechazartodoel amor dela
mujer: todas las mujeres son un desastre, su amor no vale,
conél sóloquierenpisarte consus zapatillas, meterteenuna
caja.
Esas frases simples y vulgares de descalificación global
leahorranal hombreladificultaddepreguntarseencadamo­
mento: «¿Es éste un truco o es amor?». Tales declaraciones
muestranque unhombre no está preparadopara enfrentarse
alos problemas relacionados conlas mujeres. Si noes cons­
ciente de su ánima y su propio Eros, siempre caerá en la
trampa de los trucos femeninos. Por ejemplo, si un hombre
conunafunciónemocional diferenciada quiere salir ysues­
posa cree que puede encontrarse conla señoraX, por la que
él sienteinterés, es muyposiblequeellafinjaundolor deca­
beza y diga: «Quedémonos en casa, me duele la cabeza»,
pero él intuirá que es untrucoydirá que él sí va a salir, que
se quede ella en casa, si le duele la cabeza. Ala noche si­
guiente ella tal vez tengajaqueca de verdad, y si él le dice:
«¡Vete al infierno!, ¡yo no pienso quedarme!» es porque no
hay una verdadera relación. Sólo si un hombre tiene un de­
sarrollo del Eros diferenciado puede darse cuenta de si una
mujer estáhaciendountrucooestádiciendolaverdad, yeso
es exactamente lo que a los hombres les desagrada hacer;
prefieren las descalificaciones generalizadas: «Yo nunca
aceptoeso»o«Yosiempre tal ycual».
Si un hombre se toma en serio un problema sentimental,
tienequemantenerunaconexiónminutoaminutoconloque
hace lamujer y, además, siempretiene que ser consciente de
si estállevandoacabountrucodepoder osetratadeunsen­
timientoreal, yenel inconscientefemenino, ambas cosas es­
tánmuyimbricadas. Para el psicoanalista, el problema es el
mismo: una paciente puede traemos una tremenda cantidad
de sentimiento, pero, como dice Virgilio, siempre hay una
serpiente enlahierba, yesosignifica quenunca sepuedees­
tar seguro de lo que ella pretende, pero si rechazas toda la
transferencia sólopor eso, entonces destruirías el sentimien­
todelapacienteynoserías buenanalista. Si nopuedes acep­
tar el sentimientoreal en una transferencia, eres destructivo
para el paciente. Por otra parte, si para proteger la transfe­
rencia te dejas engañar, la paciente te meterá cómodamente
ensubolsilloyseburlarádeti.
Así pues, siemprequeunhombre seenfrentaal problema
derelacionarse conuna mujer, tiene quepercibir la diferen­
ciaentrelos trucos delaserpiente, lahierbayel amor genui­
no, ynopodrá descubrir esa diferencia si no posee unafun­
ción emocional diferenciada. Si la tiene, olerá al ratón y
sabrápor la voz dela mujer si estátramando algo, obienen
sus ojos y en suvoz detectará que es un sentimientoreal, al
que debe responder. Pero un hombre sólo puede aprender
esto distinguiendo su ánima durante largo tiempo, tratando
conella yconlos problemas derelación. Si dice sí ono por
principio, entonces no será capaz de relacionarse conmuje­
res ode ser unbuenanalista.
Aquí setratadelaactituddel “oestooaquello”.Melchior
rechazaalas mujeresjuntoconsuszapatillas. Claramenteno
es un hombre que caiga bajo el dominio de las zapatillas
desuesposa. Haluchadocontraeso, yrecordaránel trucode
Sophiedenocalentarle lahabitaciónparaquesevieraforza­
do a unirse a la fiesta. Es un truco típicamente femenino,
pero Melchior no se deja engañar. Distingue muybien esos
trucos, pero no ve que Sophie también le quiere; no se da
cuenta de que para una mujer una cosa no excluye la otra.
Porquelas dosvanjuntas-ellapuedeamar aunhombreyse­
guir usandoesos trucos-, yes tareadel hombredescubrirmi­
nuto aminuto quées untrucoyquéno loes.
Recordarán que en el último capítulo Melchior, con la
ayudadel pájaroblanco, escapa alagranolaqueahoga ato­
dos sus acusadores yejecutores. Luego sube a una montaña
ylentamente seeleva sobre los árboles.
Cae la noche yoye aullar aun lobo. Ala luz de las estre­
llas ve sombras, y pronto advierte que le rodea una manada
de lobos. Aterrado, se detiene, cada vez que semueve le gru­
ñen, pero cuando se mantiene perfectamente inmóvil, no le
atacan. De modoque se sienta allí yno sabe si pasan horas o
minutos. Mira hacia el horizonte, donde el sol está saliendo
poco apoco, yen ese momentole vienen lágrimas alos ojos.
Vellegar la luzy tiende los brazos hacia ella. Los lobos des­
aparecen como nubes.
Hacia mediodía entra en una especie de niebla que huele
a moho y podredumbre. No ve con claridad, pero llega a lo
quepareceunavalla demadera. Entraen unpatiocubiertode
hierba alta, yen el mediohayunacabaña semiderruida ylle­
nadegentecon narices aguileñas yojos penetrantes queven­
den enormes setas amarillas con manchas verdes. El sol bri­
lla sobre ellos, pero desprenden una misteriosa niebla
amarilla y un extrañoolor. Los hombrecillos dicen:
«Por favor, compresetas. Son lasúltimas. LaTierrasedi­
suelveen niebla, el sol se pudre. Compre setas mientras que­
den. Los bosques se mueren, y el mundo está a puntode es­
tallar. ¡Una ganga! ¡Una ganga!
Melchior se debilita enla niebla y sientecada vez más su
peso. Todavía nota las heridas del sayo negro en sus hom­
bros, pero sigue andando entre los hombrecillos. Parece
comosi todala tierraestuvieracubiertadebarroymoho. Oye
unaincontrolablerisafemenina, se vuelveyveala vieja ven­
dedora de manzanas entre la gente, bailando completamente
desnuda yhaciendogestos indecentes. Gritademasiado:
-¡Compre setas! ¡Compresetas! ¡Son las últimas! ¡Com­
pren antes de que se acaben! ¡LaTierra se enmohecey el sol
se pudre! ¡Los bosques se mueren! ¡El mundoestalla! ¡Gan­
gas! ¡Auténticas gangas!
Entonces unabellajoven, deaspectosensual, quetambién
hacegestos indecentes yva casi desnudaseuneal grupo. Ro­
deanaMelchior másymáscerca, yél seasustaterriblemente,
cogeuncuchilloeintentamataraalasmujeres. Perosusangre
seconvierteen nieblaroja, sus heridas se cierrany ellas revi­
ven y se ríendeun modocadavez más cínico. Le abrazan, él
cierralos ojos yveunaluzazul en suinterior, comosi tuviera
unavisión del cielofríocon sus estrellas, yen ese cielohela­
do se forma un enormecuerpo. Él se suelta del abrazodelas
mujereseintentacantar.Milesdepersonascoreansucantohas­
taquelamúsica sedesvanece. Seapaganlasluces ydenuevo
es dedía. Él está depiefrenteaun glaciar y ve alolejos una
especiedeedificiocristálinoyVonSpát depieallídelante. La
pesadilladelas setas sehadesvanecido.
Von Spat le dice:
-Has encontradoel camino. Ahora eres uno de nosotros.
Has escapado al juicio de los seres humanos. Has superado
la avariciadelos animales yhas desterradola venganza dela
Tienraen declive. Ahora sirves alas estrellas, ydominas alos
sereshumanos (el principiodel poder), los animales ylaTie­
rra. Ven y tecoronaremos como hermanonuestro.
En lugar deplacer, Melchior siente como si se le acerca­
ra algo mortal, peroVon Spat le dala manoy se lolleva.
-Hemos vencido a la nocheyal caos -dice VonSpat-, El
sueñoya notienepoder. Siemprees dedía ytendrás luz todo
el tiempo, exceptocuandobajes a la Tierra a aparecertea los
durmientes en forma deespíritu.
Entonces Melchior llega a un castillo de cristal, cons­
truido como un mandala, con tejado redondo, y siente mu­
cho frío. Von Spat le dice que espere hasta que le llamen y
que su cetro está allí en la mesajunto a él (el cetroes como
una varita mágica, decoradocon perlas dispuestas como le­
tras). Melchior se apoya en un pilar y se da cuenta de que
está hecho de hielo. La habitación está vacía. Coge el cetro
en la mano, ysusropas caen. Las heridas desus hombros se
cierran y sellan. Deja de notar el frío. Una puerta se abre
lentamente y entraen un lugar muyamplio lleno de brillan­
tes figuras, sus cuerpos como decristal ylos ojos comopie­
dras azules. En un gran pedestal hay una corona. Suenan
campanas y una vibrante música armoniosa. Aun lado ve
un grupo de chicos petrificados, inmovilizados, con las ca­
bezas gachas. Uno de los individuos de cristal ordena a dos
de los chicos que se adelanten. Con movimientos rígidos
ellos se levantan, cogen unabrillantecorona yla levantan a
la luz. Melchior se acerca a ellos. El sonido de campanas
cesa.
En ese momento se sienteperdidoy solo. Luegolos ojos
deunodelos chicos seposan en los suyos y sufreun terrible
impactoporquereconocelos ojos deFo. Entonces compren­
de que los chicos pertenecen al grupodeFo, quelos ha atra­
pado su enemigo, Ulrich Von Spat, y están inmovilizados y
petrificados. Piensa: «¡Me volveré tan rígido como ellos!
¿Quéhehecho? Hetraicionadoalos míos, alos quehabíaes­
peradotoda mi vida. Vinieron a buscarmepara queme unie­
raasu grupo, yyolos heentregadoal enemigo. Estoy (yésta
es unafraseimportante) destrozandola vida. Estoyhaciendo
añicos la vida.
Con horror, de pronto mira a su alrededor mientras se le
acercan los dos chicos que tienen que ofrecerle la corona.
Siente que un estremecimiento le recorre todo el cuerpo
cuandole tienden lacorona, yentonces escucha unavoz sua­
ve que le susurra:
-¿No quieres irtede aquí? ¿No quieres escapar?
Es la voz de Fo. Al oírlo, Melchior se reanima y piensa:
«¡Está aquí! ¡Foestá aquí!» Duda un momento, porque Von
Spat leestá mirando25amenazadoramente. Peroluegoextien­
delos brazos y dice:
-Quiero irme, quieroirme.
En el mismomomento siente los brazos de los chicos ro­
deándole, alguien le besa en los labios y todo se desvanece.
El vientosopla cálidamente. Sientecomo si seestuvierahun­
diendoen el airecálido. Abre los ojos y vuelve a la concien­
cia en un prado. Brilla la luna e innumerables luciérnagas
danzan en el aire de verano. Ve el rostrode Fo inclinándose
hacia él y, sonriendo, se sume en un profundosueño.
Tras caer en los sentimientos de culpa -equivocados y
acertados alavez-ytraseliminarlosmedianteunaespeciede
espiritualizaciónerrónea, cae enlamanadadelobos. ¿Cómo
interpretaríanestopsicológicamente?Primeroel sentimiento
deculpaporque seha perdidolaexperienciadel amor conel
otro sexo y se ha perdido la vida, y ahora vienen los lobos.
Respuesta: El lobo es unatributo de labrujay ensu as­
pecto negativosimbolizaalamadre devoradora.
Sí, enalgunas variantes del cuentodehadas MadreNieve
hayunacabezadelobo. Las diosas ybrujas madretienenuna
cabezadelobohechadehierroque simbolizalamadredevo­
radora.

25. Se tratadel cuento de los hermanos Grimm, Frau Hollé, que en castellano suele
traducirse por MadreNieve. (¿V.de la T.)
Pregunta: ¿Estoseríaloopuestoalaextremaespirituali­
zación? ¿Sería sureverso?
Sí, podríamos decir que siempre que unhombre escapa a
todo el problema derelación mediante una espiritualización
errónea sigueenlas garras delamadre devoradora. Yloque
es peor, convierte a todas las mujeres que le rodean en ma­
dres devoradoras. ¿Quéotra cosapuede ocurrir? Si nosere­
laciona, ¡sólopuede ser devorado! Naturalmentees unerror,
peroesunareaccióninvoluntariayautomáticaenunamujer.
Cuanto más se niega el hombre a aceptar la relación, más
siente ella que tiene que hacerle prisionero, atraparle, devo­
rarle, impedir que semueva. De este modo, él despierta ala
madre devoradora que hayentodamujer, ytodose convier­
teenuncírculovicioso. Él sesientedecepcionadoporqueto­
das las mujeres se convierten en lobos devoradores. Y se
dice: «¡Otra vez! ¡Estoes loque siempreme he temido!». Y
abandona ala mujer. Enrealidad, su tendencia al escapismo
ha constelado el lado devorador de la mujer, ypor esovuel­
veaverseatrapadoenel círculoviciosoydestructivo. Como
él nosecompromete, ellallegaconsutrampayunacajapara
meterlodentro. Como él notiene amor, despiertael comple­
jo depoder de ella.
Así, puede decirse que un hombre con esa actitud hacia
los sentimientos encuentra a la madre devoradora en todas
partes, dentro yfuera. Yése sería el lobo. Pero, más allá, el
lobo en la mitología no tiene sólo cualidades de bruja fe­
menina. Hay otros aspectos: por ejemplo, en las tumbas
etruscas, el dios de la muerte tiene una cabeza de lobo oun
sombrero de lobo. El Hades griego se solía representar con
ungorroquellevabauna cabezadelobo, así quetambiénes
el abismo de la muerte, una especie de fauces devoradoras
que devoraban ala gente. El lobo simboliza-no sólo enlas
mujeres, sino también entre los hombres- la inclinación a
poseer las cosas sinmás objetivo. Jung dice que a menudo,
entre las pulsiones más fuertes alas que nos enfrentamos al
abrir las puertas del inconsciente, estánla pulsión depoder,
la del sexoyunaespecie de avidezque sóloquiere comer y
asimilarlo todo sinningunarazónni sentido. Es eseinstinto
insaciable que siempre quiere más y más. Cuando invitas
acomer aalguien así, nosepone contento sinoque seenfa­
da si no lo invita a la semana siguiente. Si das unapropina
a una persona así, no se muestra agradecido, y si a la vez
siguiente no le das más, pregunta: «¿Cómo? ¿Sólo un fran­
co?».
Los peores sonlos queenlamás tiernainfanciahanpasa­
do hambre de amor. Se ponen pálidos y se muestran amar­
gados con la expresión «Nadie me quiere», pero sí alguien
leshaceungestoamable, noloaprecian, sóloexpresandeseo
de más. Si no les dan más, se enfurecen. Puedes continuar
metiéndoles ensusbocas abiertasel mundoentero, perotodo
seráinútil. Podemos dárselotodo; cuidarles nocheydía, dar­
les todo nuestro dinero, hacer todo lo que nos pidan: nunca
serásuficiente. Es comoel abismodelamuerte: labocanun­
ca se cierra; siempre hay una demanda más. Es una especie
de pasión de comer y comer, y generalmente resulta de una
experiencia infantil en que el niño se moría de hambre, pri­
vado de amor o de cualquier otra necesidad vital desde el
punto de vistapsicológico ofísico. Algún día hay que decir
quenosiempre que surjaesacodicia, porque notienefin. Es
unacualidaddivino-demoníaca. Esunavozquedice: «¡Más!
¡Aúnmás! ¡Más ymás!».
En la mitología germánica, el lobo también es Wotan y
uno de sus nombres es Isengrim, que significa “cabeza de
hierro”. Perotambién seha interpretado enel folclore como
“rabia sombría, frialdad”,ypodemos decir que el lobo suele
asociarse a un frío y ocultoresentimiento. La mayoría de la
gente que tuvo una infancia muy desgraciada tiene algo así
en el fondo de su alma. Nunca sale a la superficie. Es algo
absolutamente congelado, una forma de rabia petrificada, y
tambiénestá tras la demandade más ymás: «Los demás me
lo deben todo». Cuando se trata con huérfanos o niños que
han crecido en un “hospicio” yhan recibidomuchos golpes
en la vida, generalmente es fácil ver al lobo con gran clari­
dad. Perono sóloestá enellos. Muchas personas tienenesta
cualidad lupina en su interior. Melchior había conocido la
frustracióndesdesuprimerainfancia. Sabemos quesumadre
era unamujer débil yenfermiza, que nole cuidaba, yensus
primeros años él se sentía tan solo que veía a sudoble enla
ventana. Sabemos que no creció en una atmósfera cálida,
instintivamentesana. Esuncasotípico, yenél vemos esaco­
diciayel anhelode tener siempremás.
Tras superar su sentimientohistérico de culpa, ahora cae
en una nueva trampa, y de nuevo se escapa mediante el an­
helo de luz. Cuando abre los brazos hacia la luz, los lobos
desaparecen, de modo que no se enfrenta realmente al pro­
blema; cae en él, yluego, por enantiodromía, sale cuandola
noche seconvierte endía. Cae enese estado sindarse cuen­
ta de lo que significa ypor la gracia de Dios sale de nuevo.
Naturalmente, ental caso, nadaseresuelve. Vuelveahundir­
seenla noche, yla siguiente situaciónde la vidale plantea­
ráel mismoproblema.
Algunos quetieneneseproblemalupinosedancuentade
queesacodicia de desear más ymás ydevorar ala genteya
todo es una locura irracional, así que se reprimen. Se com­
portanmuy correctamente ynuncapidenmás, pero siempre
sospechas quenolohacenpor educaciónyquedetrás acecha
unlobohambrientoenjaulado. Es esagentequedeprontose
convierteenloboysalecondemandas terribles eimposibles
que nopueden satisfacerse. Cuando intentas discutir analíti­
camente el problemaconestas personas, seapresuranacon­
tarteunsueñomuyinteresante: suladolobohavueltoamar­
charse. Si les digo: «Oye, yaséqueestás enfadadoporqueno
pudehacer loquequerías cuandomellamaste, ycreoquede­
beríamos hablar de eso», entonces responden que tengo ra­
zón, quelocomprenden. El lobohavueltoal bosque, aunque
tú sabes que no se ha resueltonada. Sería mucho mejor que
esa persona montara una escena terrible, porque así podría­
mos enfrentamos al problema. Pero desaparece, y si artifi­
cialmente, através del análisis del sueño, pretendes plantear­
lo, tecontestan: «Perosi ya séquees irracional. Yaséqueno
tiene ustedtiempo. Yasé que no deberíahabérselo pedido».
El loboha desaparecido, pero sintransformarse. Esto ocurre
también enla historia. Melchior entra y sale de él, y al paso
siguiente es lo mismo, con las setas mohosas y las mujeres
sensuales bailando, diciendo que laTierra seestá destruyen­
do. ¿Cómointerpretaríanestemotivo?
Respuesta: La GranMadrey sus dáctilos ocabiros.
Sí, es la Gran Madre con sus primigenios Cabiros, pero
¿cómointerpretaríanlas setas?Dicen que los bosques sees­
tán pudriendo. El bosque es un símbolo materno, pero ¿qué
significaque seestépudriendo? Parece que seestáhablando
dela GranMadreNaturaleza, pero ¿quémás hay?
Respuesta: No estásana.
Exacto, es unanaturalezainsana, unanaturalezaenfermi­
za. Es mórbidaytambiénhayuna sensualidadmórbida.
Comentario: ¡Es muyprobable que loúltimoque veamos
sobre laTierrasea unhongo!
Es muyposible. Hayun área de nuestromundoenla que
los hongos estánadquiriendogranprotagonismo: los nuevos
fármacos, que también tienen gran importancia en psiquia­
tría, ya que se espera encontrar una cura químicapara laes­
quizofrenia. Es muyposiblequepuedalograrseporquecual­
quier tipo de estado.hiperemotivo causa intoxicación, y
creemos que en la esquizofrenia hay cierta condición de in­
toxicación, que, naturalmente, podemos eliminar. El incon­
venientees que, cuandoanalizas alagentedespués detratar­
seconesos fármacos, descubres queel problemapsicológico
que produjo el episodio esquizofrénico no ha desaparecido.
Todas las emanaciones patológicas del problema -una con­
ducta loca y delirante, y otros síntomas- se detienen con el
fármaco, peroel análisis muestraqueel problemabásicoper­
maneceinmutable. Si enesepuntonoseutilizapsicoterapia,
el paciente sólo sedirigirá hacia otroepisodio ytendránque
darle de nuevo el fármaco. Ese proceso puede continuar in­
terminablemente. Tras una cura parcial con fármacos, algu­
nos sueños pueden señalar el peligro de una tendencia poco
adecuada, del tipo «Ahora puedo continuar con mi actitud
errónea, y la próxima vez que me vuelva loco pediré otra
pastilla». Lopeor delos fármacos es que, conlagentedeca­
rácter débil, incluso tienen un efecto desmoralizante. Este
tipodepersonas noquierecambiardeactitud. Esmuchomás
fácil seguir igual, y si se produce un episodio psicótico y
caenen el inconsciente, ya les daránunfármaco yvolverán
arecuperarse. ¡Estámuybien! No quierenvolver alapsico­
terapia porque lo otro es el camino fácil, lo malo es que ese
caminodalugar arecaídas constantes yconduce alanecesi­
daddetomar más fármacos.
Conozco el caso de una mujer, una ninfómana que vivió
ese proceso hasta tal punto que se disolviópor completo, fí­
sicaypsicológicamente, ysesumióenunepisodiopsicótico.
Lamedicaronyserecuperórazonablemente, peroel siguien­
tesueñoanunciabaclaramenteque suobjetivoreal eraconti­
nuar actuandodelamismamanera. Nonecesitabaenfrentar­
sealoquelahabíallevadoadeslizarsehaciael inconsciente;
podíavolver atomarseel fármaco. Cuandointentamos inter­
ferir terapéuticamente en este tipo de pacientes diciéndoles:
«Ahoralehemos ayudadoasalirdeeseepisodioagudo, pero
nos quedaabordarel problema», senieganacolaborar. Estos
pacientes creen en los fármacos y piensan que no necesitan
hacer un esfuerzo psicológico si pueden seguir como siem­
pre, pues si algo va mal, ¡el médico les dará más pastillas!
Poreso, curar alagenteconpastillas esmuyarriesgadoype­
ligroso. En cierta medida, es razonable utilizarlas, pero lle­
van a una situación muy difícil después. No es que yo esté
contrael uso defármacos enciertas situaciones. Es un atajo
para eliminar condiciones muy peligrosas, pero el peaje del
atajoes demasiadogrande, porqueminala confianzadel pa­
ciente en superar el problema mediante su simple esfuerzo
moral. Socavalafe quetieneensí mismoy, naturalmente, le
hace para siempre dependiente de los médicos que pueden
recetarlelas pastillas. Éstos sonlos pros ycontras deutilizar
estetipoderemedios.
Comentario: Segúnhe observado, hayalgoquemuereen
lapersonalidad. Es como unapérdidadel espíritu.
No siempre; no ocurre si el fármaco no se ha usado du­
rante unperíodo largo. Yohe visto casos donde no haypér­
didaespiritual. Sepierdenlafeyla confianza, peronoel es­
píritu. El espíritu puede morir si el episodio ya ha llegado
muylejos ysehan administradomedicamentos durantemu­
cho tiempo, pero esto no ocurre siempre. Si muere, no obs­
tante, la confianza, yése es el peligro.
Comentario: No sabemos realmente si enalgunos casos,
alargoplazo, noseríamejorpara lapersona llegara lalo­
cura. Nuncase sabe.
Naturalmente, estodependeenúltimainstanciadela Wel-
tanschauung, y ahí se acaba la discusión, porque uno tiene
quetener clarosi loque quierees ayudar alagente avolver­
selocaono.
Comentario: Lanaturalezade cadapersona tienemucho
que ver.
Mire, yocreoquees una actitudpeligrosa afirmar: «Bue­
no, hay gente a la que no le va mal volverse loca, ¡dejé­
mosles! Así es cómo la naturaleza elimina a los individuos
inútiles». De seguir por ahí en medicinafisiológicallegaría­
mos alaeutanasiageneralizada, cabríadecir: «Bueno, mate­
mos alos viejos ylos tarados, yasí sucesivamente».
Comentario: Mi comentario no era tan negativo, lo que
ocurre es que hevistoalgúncasoenel quese tratabade im­
poner la saludmediante unafuerte medicación, y creo que
entales circunstancias espreferible lalocura.
Sí, ciertamente, pero eso no es salud; es una dudosa
existencia personal, como un sepulcro blanqueado, con el
que sólo se consigue que resalte menos desagradable a la
gente. La conducta de esas personas es más tolerable pero,
excepto ese detalle, nada ha cambiado y están tan locos
como antes. Yohe oídola confesión de una persona así. La
habían convertido en una persona “blanca”, intachable,
pero más tarde, cuando reapareció la locura, y con ella su
mejor parte, la mujer me dijo: «Heestadolocatodoel tiem­
po. La locura sólo estaba encubierta. Tenía una conducta
pseudoadaptada». Eso no es una cura; es sólo forzar a la
gente a mantener una conducta socialmente adaptada para
que sean menos incómodos, lo cual es naturalmente útil
parael médico. Enrealidades unmecanismode autodefen­
sa del clínico.
Comentario: Creoquesi noutilizamosmedicamentosdu­
rantedemasiadotiempoel efectoesreversible, perotambién
creo que lo queparece unapérdida del espíritu en realidad
es un bajón del nivel emocional. Cuando les preguntan a
esospacientes, todos dicenque las alucinacionesy otras ex­
periencias del estadiopsicótico siguen allí, pero que no ex­
perimentan laparte emocional contantafuerza.
Sí. Enuncasoenquehubounalobotomía, lapersoname
dijoque todoel tiemposentíaquelalocura seguía ahí. Utili­
zabaunametáfora, dijo: «Estabaenel sótano, peronopodía
volver a subir las escaleras». Ella secuidabamuchodevivir
enel pisodearriba, ylalocuraestabaunpisomás abajo, que
sería exactamente lo que usted describe. El problema emo­
cional noestáresuelto; sóloestá apartado. Hayciertadistan­
ciaentreesoylapersona, yenestecasola operacióntuvoel
mismo efecto; con ella simplemente se consiguió que las
emociones no se vivieran con tanta fuerza.Por lo general,
después deexperiementarunaemocióndemasiadofuerte, las
personas pasan al polo opuesto ysemuestrandemasiadora­
zonables, sientenuna secreta nostalgia de suestadodelocu­
raemocional porque seremocional ylocoes experimentar la
plenitudde la vida.
Nuncaestás tanplenamentevivocomocuandoestás loco.
¡Es unaespecie de cúspide! Si nohan estado lobastante lo­
cos para haberlo experimentado, simplemente recuerden al­
guna vez en que estaban locamente enamorados ocualquier
ocasiónenlaque sufrieronunaccesodefuria. ¡Quémaravi­
lloso estado de las cosas! En lugar de ser ese ser humano
roto, siempre luchando entre las emociones ylarazón, ¡eres
entero! Por ejemplo, si dejas salir turabia, ¡quéplacer! «Le
hedichoaesapersonatodoloquepensaba! ¡Nomehe guar­
dadonada!»Tesientes tan sinceroyenteroporquehas aban­
donado la cortesía ylo has dicho todo. Es un estado divino,
absolutamente divino, y es un estado divino amar de ese
modo, donde no existe la duda. ¡Ella-o él- lo es todo! ¡Di­
vinaconfianza! Sinprotecciónni reservas contralasfaltas de
otroserhumano. Nadadeladesconfianzaquetodos tenemos
hacia los demás, sino: «Somos uno! ¡Somos uno! ¡Ylas es­
trellas bailananuestroalrededor!». Es unestadodetotalidad
yalamañanasiguiente, ellatieneungranoenlanarizytodo
sederrumba. Se saledel estadototal. Perolaemocióncreala
experiencia de estar totalmente en algo, sea la emoción que
sea, ypor eso, si uno hace que la gente sea demasiado nor­
mal, seadaptan, peroyanosesientennuncacompletos.Año­
ran secretamente el retomo a sulocura. Noes ninguna solu­
ción. Uno tiene que volver a conectar con la emoción e
intentar unir los dos polos. Laracionalidadylaemocionali-
daddebencontrapesarse.
Los opuestos debenunirse, comolos opuestos ennuestro
libro, donde el chico Fo representa la pura emoción y Von
Spát el ordenylarazón. El autor del libroestádivididoentre
ambos. Enun extremo todo está en orden, pero es rígido; es
una especie de locura, y esta sobreadaptación es la que se
consigueconlosfármacos. El excesoderazonabilidadquela
gente tiene tras unepisodio es una forma de locura. Es loco
ser tanfríamenterazonable, yloopuestoes otraformadelo­
cura. Si nopuedes mantenerteenmediodelos dos extremos,
estás perdido, y ésa es exactamente la tragedia de este libro.
Si lo llevamos al terreno político, veremos lo mismo en la
sociedad: los movimientos emocionales locos depsicosis co­
lectiva donde la gente va con una cruz céltica ounaHaken-
kreuz, oloque sea, delirandodeemociónysintiéndoseente­
ra. Es maravillosoandar conmiles depersonas por las calles
gritando, porque nos sentimos enteros y humanos. Pero ahí
estánla policía yel orden, todo el aparato de ordeny las le­
yes, que en la obra de Goetz están representados por Von
Spat. Después de las revoluciones se vuelve a la restaura­
ción, sepone todoenorden, perodominael poder yla gente
se aburremortalmente ypiensa que seríamaravillosovolver
al caos delarevolucióndonde al menos la vidafluía.
Verán que más y más países se desplazan entre esos dos
polos, como lo hacen los individuos. Los grupos hacen lo
mismoentodaspartes, ypor esotenemos queenfrentamos al
problema. Es urgente. Por ejemplo, los que sesublevaronen
Argelia con suhermoso mandala de cruz céltica carecen en
la actualidad de programa.26Estoy segura de que la mayoría
de esos jóvenes simplemente disfrutan experimentando la
plenituddelavida, sesientenenteros yheroicos yellos mis­
mos, ynopiensanenpensar nadamás. Parecenmovidos por
una emoción total, y luego eso se desplaza al aburrimiento
del orden. ¿Yqué sepuede hacer coneso? ¡El ordendeVon
Spat es frío!

26. Esta conferencia fue pronunciada el 17de febrerode 1960. (N. del E.)
CONFERENCIA12
Recordaránque el señorVonSpát casi ganalaúltimavez
y que Melchior ya estaba en su reino de cristal y hielo y a
puntode sercoronadocuandodeprontosediocuentadeque
estabaentrandoenunacárcel yrompiósus cadenas diciendo
que queríairse. Así liberó aFo, que se llevó a Melchior con
los chicos.
Entonces llegan a un prado iluminado por la luz de la
luna. El airees cálidoy la atmósfera hermosa. Bailan ydan­
zan, y uno delos chicos le lanza una espada aFo y se le cla­
va en el corazón. Fosela saca del pechoydela herida abier­
ta surge una gran comente de agua, no sangre, que cae al
suelo. Los chicos beben del manantial. Cuandoel flujosere­
duce, Fo se vuelve pequeño y delgado hasta derrumbarse y
todosu cuerposeconvierteen unaespecie deniebla quea su
vez setransformaen ondas sonoras. El manantial se seca, los
chicos se dejan caer exhaustos en la hierba y caen dormidos
con los ojos abiertos. De sus frentes surge una niebla relu­
ciente que gira en círculos y se eleva más y más, formando
una gran bola que se arremolina alrededor de la luna en ani­
llos cada vez más estrechos y al final se funden. La luna au­
menta de tamañoy al cabodepoco se hundeen la tierray se
divideenrayosdeluzpolvorienta. Foaparecesaliendodelos
rayos ytoca atodos los chicos durmientes, queselevantande
un salto, una vez más vivos y sonrientes.
Rodean a Melchior y le dan la bienvenida a su grupo,
pero le dicen que ahora tienen que crucificarle. Él no siente
miedo y acepta lo que le dice. Le ponen una corona de espi­
nas en la cabeza, y no siente dolor, sólo sufre un ligero des­
mayo. Luego le crucifican. Los clavos en las manos y pies
son como sombras frías, y todo su cuerpo como una sombra
iluminada. Se queda allí colgado..., una sombra bajola som­
bra de una cruz, elevado entre el cielo y la tierra, con el ros­
trovueltohacia el sol saliente. Perono ve nadaporque cielo
ytierradesaparecen. Los primerosrayos del sol le golpean el
pecho y desgarran su cuerpo, y la sangre le mana en un po­
deroso río y se divide en innumerables riachuelos que se
pierdenen la tierra.
Entonces se da cuenta de que ya no está en la cruz, sino
que se ha fundido con ella y se ha convertido en un enorme
árbol. Desde sus brazos extendidos surgen muchas ramas;
sus cabellos ondean al viento, su cabeza crece y crece y sus
raícespenetranmuyhondoen la tierra, dela quesurgen arro­
yos de agua. Oye el sonidode una flauta y ve a Fo sentado a
la sombra del árboljugando. Todos los chicos bailan a su al­
rededor y se desvanecen, y algunos vuelan, como grandes
pájaros a la luz del sol, y anidan en su pelo. Innumerables
animales le rodean, y llegan más y más: leopardos, ciervos,
lobos, osos y zorros llegan de todos los rincones del bosque.
Melchior lanzaungritoyseconvierteenunchicocomolos
otros.Fosiguetocandolaflautayjuntoscantan: «Todoslosani­
males vuelven al Jardíndel Edén». Cuandola canción llega a
su fin, Fo deja la flauta, se acerca aMelchiorycogiéndole de
la manoledice: «Tienes unnombre. ¿Lorecuerdas?»
Melchior intenta pensar, pero no logra recordarlo y res­
ponde queno lo sabe. Lepregunta si se ha dormidoy ha ol­
vidado su sueño.
Foledicequetodos teníanotrosnombres antes dequelos
crucificaran, peroahoraleacogeránen sugrupoyledaránun
nuevonombre, peronoserá suverdaderonombre, porqueése
sólo podrá oírlocuandollegue al reino.
-¿Qué reino? -pregunta Melchior.
-¡Nuestro reino! -responde Fo-, Allí es donde nosotros
nos sentimos en casa. Allí jugamos alrededor de las viejas
fuentes ybebemos delas aguas sagradas, yen espejos negros
vemos reflejadotodolo quehemos vivido. Desdelas oscuras
superficies (del espejo) surgen miles de formas que dejamos
atrás cuando entramos en el reino y que tenemos que reasu­
mir cuando empezamos a vagar de nuevo. -(Un lugar muy
importante.)
Melchior pregunta:
-¿Y por qué tenemos que vagar? -(Observen que no le
responden aesta pregunta.)
-¿No quieres estar en todaspartes?, ser el vientoy la llu­
via, los árboles ylahierba? ¿Noquieres ser partedela puesta
desolyfundirteconlaluna?¿Noquieresser todoanimalytodo
humano, hablar por todas las bocas y ver por todos los ojos?
Entramos dentroy fuera de cada figura. Donde aparecemos,
todo cambia y se convierte en un remolino, y nadaperdura.
-Pero¿cuándoiremos al reino?-vuelve apreguntar Mel­
chior.
-Hoy omañana, odentrodemuchísimos años. ¿Quéim­
porta el tiempo? De pronto estamos en la encrucijada y uno
delos caminos lleva al reino, oseprolonga hacia lejanas ba­
hías doradas, más allá de las grandes aguas. O abrimos la
puerta de una casa extraña y ya hemos llegado. Podemos
quedamos en las fronteras, perohasta entonces tenemos que
vagar. Si nos detenemos, nunca llegaremos allí.
-¿Yadonde vamos ahora?
-Adelante -dice Fo, y le brillan los ojos-. Enseguida,
frente a nosotros habrá una gran ciudad, y cuando la deje-
mos, nuestro grupohabrá crecido. Yen esa ciudad ya nadie
sabrá... Pero tú necesitas un nombre. ¿Quién te lo dará?
Aquel dequienrecibas tunombreserátuparejasi el grupose
dispersa.
Melchior mira largamente aFoyluegopregunta:
-¿Quieres venir conmigo?
YForesponde:
-Sí, nos hemos salvadouno al otro, así quenos quedare­
mosjuntos.
Entonces les hace signos a los chicos queestán alrededor
y dice solemnemente:
-¡Te llamarás Li!
— ¡Li! ¡Li! ¡Li! -gritan los chicos.
Éstees el anticlímax. Enel capítuloanterior, Melchiores­
taba casi completamente atrapado en el reino de Von Spát,
pero con una tremenda enantiodromía se convirtió en lo
opuesto, de modo que ahora está enel reino del enemigo de
VonSpát, el reinodeFo. Laprimerapartedeestecapítulore­
velaquiénesFo. Sabemos quees el líder delos chicos yque
sunombreapuntaaBuda; queFodefiendeel eternovagaren
encamacioneskármicas, mientras queBudaenseñaaescapar
del karma de la encamación, desde la rueda del renacimien­
to. Fo, por otraparte, considera quelas encamaciones inter­
minables sonunplacer. Además, se va a la Luna y vuelve a
laTierra cuando le hieren, de modo que es tambiénundios-
Luna, un dios-Luna y el dios del agua que fluye. Cuando le
cortan en el pecho, no mana sangre, sino un manantial de
vida; se dice concretamente que surge un arroyo blanco y
queel aguarevivifica aaquellos quelabeben.
Antes hemos vistoporunaalusiónqueVonSpát seasocia
al sol viejo, el sol negro, Saturno. En la antigua mitología,
este sol viejo correspondería al griego Cronos, o Saturno en
la mitología alquímica medieval. Lo deducimos porque bai­
la con las siete chicas, que representarían los siete planetas
rodeando al dios-Sol. Fo, el principioopuestoal sol, es, lógi­
camente, el dios-Luna, el dios de la noche, del sueño, de lo
irracional, del eterno cambio, naturalmente conunmatizfe­
menino latente. No hay que olvidar que en alemán, la Luna
es masculino(derMond) mientras queenlamitologíaroma­
na era hermafrodita y adorada como figura masculina y fe­
menina. Este aspecto hermafrodita del alma muestra que el
símbolodel egoyel símbolodel ánimaaúnnoestánsepara­
dos. Fo representa el inconsciente en sus personificaciones
femenina y masculina. Es el principio de la noche, el otro
ladodelaluzdelaconciencia, peroel ánimaaúnnosehadi­
ferenciado.
Me han pedido que compare este libro con El principito
deSaint-Exupéryparamostrar ladiferenciaentrelamentali­
dadalemanaylafrancesa. Por desgracia, sólopuedohacerlo
brevemente, pero una de las características sería que al otro
ladodel Rin, es decir, enAlemania, el símbolodel ánimano
estátandiferenciado. Prácticamentelas únicas figuras feme­
ninas eneste librosonlamujer-manzana (lafigura delama­
dre naturaleza), Sophie, que es una figura muy negativa y
bastante maternal, y la pálida chica-ánima, Henriette Karl-
sen, quemuere casi antes de que aparezca enescena. Lapo­
derosa figura del alma es un ser hermafrodita, Fo, el dios-
Luna. En la figura del alma del libro de Saint-Exupéry, la
parejadel asteroide, larosayel principito, el aspectoherma­
frodita al menos está diferenciado en una pareja, y el ánima
estádiferenciadaunpasomás, aunquesiguesiendounafigu­
ra femenina bastante negativa, altiva e histérica. Noha pro­
gresadomucho, pero al menos estáseparadadel símbolodel
ego y aparece como un ser independiente. Las diferencias
nacionales contrastanfuertemente enlos dos libros. Enel li­
bro alemánhayunsimbolismomás arcaico, más poderoso y
un dinamismo mucho mayor. Al leerlo, te sumerge en una
atmósfera emocional, dinámica, con un tono histérico,
exagerado, quenoes del todoagradable. Si miramos los fac­
tores negativos, el libro francés está teñido de crueldad y
sentimentalismo infantil mientras el alemán emana el dina­
mismoyhayuna exageraciónhistérica.
Dos factores muestran la pertinencia de esta diferencia:
primero, que la capapagana oprecristianaenFranciaes cél­
tica y en Alemania germánica (pueden documentarse sobre
esadiferenciadecarácterentreceltas ygermánicos leyendoa
CésaryTácito). Yensegundolugarestáel hecho-quizás aún
más importante- de que Francia fue romanizada escrupulo­
samente antes de cristianizarse (como el sur de Alemania y
Austria hasta cierto punto, y Suiza también), mientras que a
lo largo del Main el paganismo germánico fue cubierto di­
rectamente por la conversióncristiana. Podría decirse que en
el Mediterráneo el cristianismofueresultadode unlargo de­
sarrollo civilizador y por eso adoptó una forma espiritual y
religiosa distintiva. Yes que sobre la base de la civilización
romana ala gente le eraposible entender el simbolismocris­
tiano, yallí donde sesuperpusoel cristianismosobreuncon­
texto originariamente romanizado existía la posibilidad de
una transición. En las zonas donde no se había producido la
romanización, la continuidadhistórica de la evoluciónse in­
terrumpióyel cristianismosustituyóaalgomuydistinto. Uti­
lizandouna metáfora, podríamos decir que al norte del Main
la gente tenía “un agujero enla escalera”, unpiso inferior, y
unpisosuperior yenmediounespacioabierto.
Esta situación no es sólo típica deAlemania; pronto sur­
girá (y allí el problema será mayor) en el África cristiana,
donde ya está creandouna terrible tensiónydesazón, aparte
delos demás problemas culturales yeconómicos. Los africa­
nos cristianizados tienenel mismo agujero enla escalera. El
problema existe también entre los americanos que cayeron,
cuandosefueronal Oestecomopioneros, enunacivilización
primitiva, la de los indios americanos. La supervivencia en
aquel entorno primitivo sólo podía lograrse volviéndose tan
duro y primitivo como los nativos; por otra parte, los pio­
neros teníanunpasadoVictorianocristiano, yesoexplicapor
quélos norteamericanos tienenenmuchos sentidos el mismo
agujero en las escaleras (o una variante) que tienen los ale­
manes.
Pero ese agujero no es sólo una desventaja. La polaridad
ytensióninternas que creauna situacióncultural así vuelven
a la gente dinámica, eficiente y activa. Puede decirse que si
los polos eléctricos positivoynegativo estánmuyalejados y
sonmuyfuertes laelectricidades tambiénmuchomayor.Así
pues, creapersonalidades más dinámicas yactivas, conel in­
conveniente de cierta tendencia a disociarse fácilmente en
movimientos de masas, pues el núcleo de la personalidad y
suequilibrio sedisturbanmás fácilmente.
Naturalmente, este agujero enla escalera-volviendo a la
comparacióndelasmentalidades francesayalemana- es sólo
relativo, pues los franceses tienenel mismoproblema, peroa
escalamenor. Podríadecirsequesóloesrelativamentedistin­
to, yal hacer esas declaraciones tantajantes sobre los países,
hay que matizar que existen muchas excepciones. Esto es
sólounintentodecaracterizarlos deunmodogeneral.
Pregunta: ¿El hecho de que el autor seadeRigay tenga
unainfluencia letonaafectaal concepto?
El hechode que proceda deAlemania del norte, odeLe-
tonia, empeora las cosas, pues significa notener hogar, sino
un subsuelo romano con influencias rusa y eslava. En Ale­
maniadel norteyahayfuertes influencias eslavas, por esoen
Alemaniahayunaespecie dehostilidadsecretaentrenortey
sur.
LacrucifixióndeMelchior es muyreveladoraporqueve­
mosqueFoenrealidadrepresentaelretomodelafiguraarque-
típicaque también está detrás dela figura de Cristoconuna
formamásantigua. SiintentamoscompararaFoconotrosdio­
ses, podríamos decir queestabamás cercadeDionisos. Es el
Dios delasrosas ylas uvas. SiemprequeFoapareceenel li­
bro, semencionanrosas yuvas, osea que es casi unretomo
de Dionisos. Denuevo, esta cmcifixiónenla.que el crucifi­
cadoseconvierteenárbol nosrecuerdaaAtis, queseconvir­
tióenel árbol materno. Podríamos decir que al entregarse a
Fo,Melchiorse“atifica”.Todoslosdemáshansufridoelmis­
mo destino; sonpersonas que primero vivieron una vida te­
rrestre,luegolescrucificaronyseconvirtieronenesoschicos
eternamenteerrantes.El mitodeAtis serepiteencadaunode
ellos.
Como sabemos, Dionisos yAtis representaban al agoni­
zante dios-Sol, el hijo dela madre, el dios quemuere enpri­
mavera. Lafechade laPascua setomódela fiestadeAtis, y
enla antiguaRomasehicieronmosaicos conlacruzrodeada
deuvas yunainvocación: «Oh, tú, Dionisos, Jesucristo». De
modo que al menos al principio, había dudas considerables
sobre si el cristianismonoseríaunrenacimientodeDionisos
-o deAtis-, pero de otraforma. Los padres de la Iglesia in­
tentaronlograr una ruptura definitiva y establecer el cristia­
nismo, esperandoimpedir así queel nuevosímbolofueraen­
gullido por el pasado (lo que habría implicado una victoria
deVonSpát). Paraasegurarsedesuélancreativo, los cristia­
nos recién conversos subrayabanenfáticamente que el cris­
tianismo era completamente distinto del culto a Dionisos.
Pero la similaridad de la figura arquetípica era tan chocante
quetodoel mundolodudaba, locual explicalainsistenciaen
el hecho de que Jesucristo fuese una personalidad histórica
encontraste conlafigura arquetípicade Dios.
Volviendoal problemacultural: queFovuelvaconlafor­
madeAtis oDionisos puederepresentarunatentativadel in­
consciente de crear una experiencia arquetípicaque sirva de
puenteenel abismocreadopor esarepentinacristianización.
Podríamos pensar que, al haber pasadopor estaexperiencia,
el autor ahorapuedeentenderrealmenteloquesignificalafi­
guradeCristo. Si eliminamos todoel polvohistóricoacumu­
lado, veremos que es unretomo ala experiencia original de
loque significa cargar unomismo conla cruz, llevarla y ser
crucificado con Cristo, sólo hay un matiz distinto de algo
más extático y más dinámico y, enun sentido arcaico, vital.
Es unintentodel inconscientederecrear el símbolocristiano
yreviveenunaformaasociadalas capasprofundas delaper­
sonalidad.
Podemos ver logeneralizadoyvital quees esteproblema
enel hechodequeencontramos el mismointentodel incons­
cienteenunaesferacompletamente distinta. Los que asistie­
ron a mis conferencias sobre Niklaus von der Flüe recorda­
rán que allí Cristo aparece con una piel de oso -como un
berserk-,27y esto también es una tentativa no de abolir el
símbolo de Cristo sino de reinterpretarlo, asociándolo a los
estratos más arcaicos de la psique instintiva. Sólo si lo en­
tendemos enlaformamás completapuedesobrevivirel sím­
bolo de Cristo, pues si no está anclado enlas profundidades
del almaserá desechadoyhabrá de algunaformaunretomo
al ateísmoyneopaganismo.
Lo mismo puede verse en los espirituales negros, que
muestranunfenómenoparalelo, porque llevaninherente un
estrato pagano de la psique con sus expresiones simbólicas
y emociones religiosas, y a ello se superpone la doctrina
cristiana, un simple barniz que cualquier movimiento o
antipropaganda podría eliminar. Sólo si el arquetipo princi­
pal de esa doctrina cristiana, que en nuestra civilización se
llama Cristo, constela un símbolo arquetípico similar y lo

27. Berserk era un ferozguerreroescandinavoconsideradoinvulnerable. La palabra


berserk pasó a significar “loco furioso”. (N. de la T.)
vincula con toda la personalidad emocional, y ahí se con­
vierte en fe viva, puede la gente entender desde debajo lo
queCristosignificapara ellos personalmente. Deotromodo
sena puramente intelectual y surgiría el agujero en la esca­
lera. Por debajo, unosiguerezandoaDionisos, oenesos ca­
sos, naturalmente, aWotan, porque el que es atravesadopor
unalanzay cuelga del Árbol del Mundo es Wotan:
Doctrinacristiana Cristo
Arquetipopagano Wotan (enAlemania)
Consteladaabajo Mercurio-Kerunnus(en Francia)
En este libro el arquetipo constelado abajo es Wotan,
comoocurrenaturalmenteenunacivilizacióngermánica. En
Francia yesos países dondehayunfondocéltico, el arqueti­
po denominado en esta forma no es Wotan, sino Mercurio-
Kerunnus, undios ciervo. Setratadeundios quesetransfor­
ma, que es crucificado y que es el dios-Sol sacrificado -el
dios deprimaverayel dios resucitado-, así queenlos países
célticos es el arquetipo de Kerunnus, constelado por Cristo.
Enlas leyendas medievales, enla leyenda del Santo Grial y
tambiénenlos mitos celtas deInglaterra, IrlandayGales, es
el arquetipodeMercurio-Kerunnus. Entodos esos casos hay
una tentativa de asociar esas figuras superpuestas de Dios
con las viejas raíces de la experiencia interna arcaica y ge-
nuina.
Hay otros motivos enla descripcióndel reinodeFo, por­
que dice: «Jugamos alrededor de las viejas fuentes (eso nos
recuerda ala fuente germánica deUrd situada al pie del Ár­
bol del Mundo) ybebemos del aguasagrada. (Si unobebede
la fuente de Urd, se convierte en vidente. Los chamanes y
médicos esotéricos beben de esa fuente.) En los espejos ne­
gros vemos loquefuimos». Aquí seintroduceunainfluencia
oriental que ya hemos advertido antes; la idea de que enese
reino unopuede verreflejadas todas las encamaciones. Más
tarde veremos que a raíz de sus estudios orientales el autor
cree enla reencarnación ymezcla estas influencias a suori­
gencultural alemán. Dado que las culturas germánicas eran,
engeneral, más bienintrovertidas, la civilizacióngermánica
precristiana era introvertida y tenía una afinidad con la vida
espiritual chinayoriental. Las mnas germánicas (secreeque
eranlas letras del alfabetogermánico) seutilizabanoriginal­
mente como oráculo, como los palillos del oráculo chino, el
I Ching, e incluso más tarde se han seguido utilizando así.
Por ejemplo, cuandolos alemanes cogíanprisioneros, al­
gunos eransacrificados enhonor deWotan, yconese objeti­
vo, los captores “echaban” las runas. Es decir, cogían unos
palos enlos que habían tallado distintas ranas, y si la marca
precisadelarunademuertequedabaencima, aquel prisione­
ro era sacrificado, mientras que a los demás los mantenían
como sirvientes o esclavos. Según el mito, esta técnica de
adivinaciónfue inventada por Wotancuando fue herido-no
sabemos si por otro opor sí mismo, pero también debemos
recordar la espadadeLonginus enel casode Cristo-, yaquí
Fotambiénes heridoconunalanza. Wotansequedócolgado
nueve días y nueve noches en el Gran Fresno del Mundo,
Yggdrasil, después de lo cual, al agacharse (al caer) descu­
brió las ranas a sus pies. Así pues, podríamos decir que el
producto creativo de la larga crucifixión fue el descubri­
mientodelas ranas, una nuevamanifestación dela concien­
cia cultural que consistía originalmente en leer el momento
del destino. Estotambiénsubyaceenlasideas del reversodel
I Ching, que es unmodo de explorar lavoluntad de los dio­
ses, unmétodo de adivinaciónbasado enel principio de sin-
cronicidad.
Incluso enla actualidadmucha gente quetieneunorigen
étnicogermánicomuestra granafinidadpor el mundoorien­
tal, yme parece que enAlemaniahayunatendenciagenera­
lizada a buscar la curación de las heridas -las heridas de la
guerra- volviéndosealafilosofíaoriental. Estosignificauna
vez más encontrar una actitud suficientemente introvertida
conlaquetrabajar el problemadesdedentro, ynodesdefue­
ra. Naturalmente, el gran boomeconómico que seha produ­
cidoes muydesfavorableeneste sentido, perotodos los que
intentantrabajar esos problemas recurrenalaintroversióny
prefieren la filosofía oriental para reforzar esta actitud. Una
vezle sugerí aunodemis pacientes, unhombre del norte de
AlemaniaqueteníaelhábitodeconsultarelI Ching, quepre­
guntara sobre suproblema. Lanoche antes lehabía dicholo
que ahora les estoy diciendo a ustedes, yél soñó que estaba
frente a unos barracones militares prusianos. En la entrada
había un escudo con una inscripción en caracteres chinos y
runas germánicas, yesomuestraqueel inconscientecaptóla
sugerenciacomo algorelevante.
En la mitología escandinava, los trolls también se consi­
deran una manifestación del principio de sincronicidad. No
quiero seguir con esto, pero diría que la gente del norte del
ríoMain, si soncreativos, sonmás introvertidos y, comolos
orientales, más interesados enfenómenos sincrónicos queen
la causalidad racional que prevalece entre los occidentales.
En el norte deAlemania hayuna tendencia, que vemos más
claramenteenRusia, aunir el granproblemadelas mentali­
dades oriental yoccidental enunaactitudmediana. Enel lla­
madomovimientopaneslavo, al quepertenecíaDostoievski,
sedecíaqueRusiaerael país elegidoqueundíalograríaunir
la introversión de Oriente con la eficacia y extraversión de
Occidente. Actualmente se han alejado de esa idea y sehan
vueltocompletamente extravertidos.
El reino se caracteriza aquí de un modo extraño, pues en
parte es el Jardín del Edén, al que vuelven los animales, y
enparte el antiguoparaísodelos alemanes, lafuente deUrd
bajo el Arbol del Mundo. Pero también hay una clara in­
fluencia de las ideas orientales del nirvana, donde unofinal­
mente escapa al eterno vagar de una reencarnación a otra,
aunque -y esto es interesante- Fo y subanda nohan alcan­
zadoel reinoyvenunsentidoasuerrar, yesoseopone alas
enseñanzas budistas, segúnlas cuales unodeberíaescaparde
laruedakármicadelareencarnación. Setratadeunatenden­
cia más occidental, y bastante fatal, a saber, la glorificación
del movimiento dinámico en sí, aun sinobjetivo. La exalta­
ción del sentimiento psicológicamente vivo y en un movi­
miento creativo sinningúnresultado ni ningunameta es pe­
ligrosaydemoníaca.
Recordaránqueles dije queVonSpat estabaenunpoloy
Fo en el otro, con Melchior en el centro. Al principio, Von
Spat tuvo éxito y luego, con Fo y la crucifixión, llegó la
enantiodromía, que constituía en realidad la victoria de Fo.
Más tarde vuelve una vez más a invertirse la situación. Von
Spat es fatal, porque ensupolo las cosas son absolutamente
estáticas; unavezestás enel palaciodecristal, enel reinoes­
piritual, yano ocurre nada. Todo se cristaliza, sehace trans­
parente yrígido, mientras que en el extremo de Fo hay una
absoluta glorificación del movimiento creativo y el éxtasis
en sí mismo, con la idea de que el éxtasis creativo tiene un
sentidoensí, al margende que haya onoresultados. Lo que
se enseña es una continuación constante del éxtasis emo­
cional y creativo. Encontramos esto mismo expresado en el
baile del rock-’n’-roll, que representa el disfrute del ritmo
musical y el dinamismo psíquico y físico, sinmás objetivo.
Cuandose acaba, estás cansado, yalanoche siguiente vuel­
ves a empezar, y eso en sí mismo ya es satisfactorio. En el
lado de Von Spát es el resultado sin movimiento vital, y en
el deFoes el eternomovimientosinresultado. Es otroejem­
plo de una extrema parcialidad, sin unión de los opuestos.
Simplemente, uno seve dividido, escindidoentreambos.
VonSpat Melchior Fo
Razón sin vida (Ego) Movimiento eterno
sin resultado
Hielo-Norte Li Sur
(Conciencia)
Sólopodríahabercuraciónsi sehubierandesarrolladolos
otros dospolos (femeninos), porque, enlapsicologíamascu­
lina, lo femenino, el principio del ánima, es el principio de
realidadytambiénlarealización. Yestofaltaenestaconste­
lación.
Ahoracondensaréel centrodel libro. Fo, conlos ojos bri­
llantes, dicequeahorairánaunaciudad. Sevuelveadarleun
nombre aMelchior: Li, la conciencia, lo queMelchior debe
aportar. Lo que sigue es fácil de entender ynomuy simbóli­
co. Hablade las traviesas hazañas deFoysubanda.
Lahistoria es quehabíauna ciudadllamada Stuhlbresten-
burg. (Bresten es una antigua palabra alemana para decir en­
fermedad, y Stiihl significa “silla”o “excremento”, peroaquí
obviamentetiene elsegundo sentido, así queel nombredela
ciudadequivaldría a“Ciudaddeexcrementoyenfermedad”.)
Decían queen esa ciudad hubouna vez un granincendio que
casi la borródel mapa. El rey, que tenía una mente capricho­
sa, pensóquelos viejos muros nopodían derribarse, peroque
las casas quemadas debían recortarse a ciertonivel, digamos
dos metrosmás arribadel suelo, y dejarsecompletamentene­
gras. Sobreellas se construiríaunanueva ciudad, con unaar­
quitectura rococó muyligera y elegante. Al rey, Walter II, le
parecía muydivertido. Perolo que ocurriófue que el mundo
dela delincuencia empezóareunirseenla zona subterráneay
comunicaron todos los sótanos, de modo que se podía reco­
rrer todo el inframundo. De vez en cuando, aquellos indivi­
duos hacían una incursión y robaban bancos, etc., y luego
volvían a esconderse en los sótanos quemados y ennegreci­
dos. La policía nuncalograbaexterminarlospor completo, de
modoque la burguesía queocupaba los pisos dearribade las
casas vivía constantemente amenazada. La situación se agra­
vó cuandola policía atrapóaunodelos cabecillas criminales
y éste les dio información sobre la red geográfica del infra-
mundo. El resultadofue que la policía decidió limpiar de un
plumazotodoel entramadogánster.
De la gente del pueblo se decía que trabajaban con ahín­
co, perovivían en una paz terrible, violenta y codiciosa. Sus
fábricas, iglesias y casas deplacer-burdeles y similares- es­
tabanllenos devida, perola atmósfera eracalienteyalgosu­
cia. Una especie demiasma se elevaba perpetuamentedelos
negros muros de abajo.
Entonces los problemas empezaron en la vecina ciudad
de Ratenhausen, cuando un maestro de escuela que había
sido injusto con un alumno, un chico romántico del tipo de
Otto von Lobe, de pronto tuvo la alucinación de que uno
de los chicos de su clase era el mismo con el que se había
equivocado veinte años atrás. El maestro cayó de rodillas
frente al chico y le pidió perdón. Resultó que el chico, Ran-
ke, al quese suponíahabía pedidoperdón, estaba esta vezen
casa, en la cama y no había ido a la escuela en todo aquel
tiempo. El propio director fue a casa del chico y verificó el
hecho. Huboun gran escándaloyel maestroperdiósu traba­
jo. Ala mañana siguiente más de la mitad de los chicos no
aparecieron. El segundo resultado, que se produjopráctica­
mente al mismotiempo, fue que a unbanqueromuyhonora­
ble, el señor Rotbuch, a mediodía cuandoel resto del perso­
nal estaba ausente, se le ocurrió una idea peregrina. Abrió
unaventana del primer pisodel bancoy arrojótodoel dinero
a la abarrotada plaza del mercado. Aquello causó un indes­
criptibletumultoen el queresultaronmuertas dos personas y
hubomuchos heridos graves.
La policía detuvo al banquero, que acabó encerrado en
una institución mental. Cuandorecobróel control de sí mis­
mo, dijo que no sabía qué le había ocurrido. Dos chicos con
el cuello de la chaqueta subidoy gorras decuerohabían acu­
dido a él y le habían ordenado que lo hiciera, y él había ac­
tuadobajouna especie de compulsión. El mismo día encon­
traronlas puertas de la cárcel abiertas, los guardianes atados
en el gallinero y el director dela cárcel, completamente uni­
formado, agitando los brazos y cacareando como un gallo.
Todos los presos habían desaparecido, y se supuso que ha­
bían huido a Stuhlbrestenburgy sehabíanunidoalos gángs­
teres subterráneos.
EnelRatenhuserBoteaparecióunartículoenprimerapla­
naexplicandotodoel asuntocomounapsicosismasiva,queun
grupodeadolescentesdesvergonzadosqueprobablementeha­
bían leído demasiado a Sherlock Holmes, Karl Marx y Ale-
xander Dumas. Envenenados por esos libros, habíanintenta­
do seducir ala genteparaque siguieran ideas imposibles. Se
dijo que todo se debía al ansia y codicia denuevas sensacio­
nes dela vida moderna-que loqueantes eraunmilagroaho­
raeraunevento diario-, demodoqueni siquierala genteso­
bria podía ya discriminar entre loposible y lo imposible. En
estostiempostempestuosos,continuabael artículo,cuandotodo
estabapatas arriba, sólopodíamos aconsejar anuestrosmejo­
rescolegasciudadanosquecreyeransóloencosasoficialmente
confirmadas.Laúnicacosaquesemantienefirmeeslasanción
oficial -Sigillumsignumveri (el sello del Estadoatestigua la
verdad)-. Las autoridades recomendaban una indagación
paraidentificar alosmalhechoresyasíevitar quehicieranmás
dañoycrearanconfusión yaconsejabanquela gentesiguiera
las directrices gubernamentales, caveant cónsules. Un psi­
quiatra,el señor Hinkeldey, escribióotroartículosobrelapsi­
cosis masiva y advirtiócontrael exceso detrabajo, demasia­
daintroversiónydemasiadas fantasías. ¡Recomendababaños
depiesfríos antesdeirsealacamayfrotarseel cuerpocon un
trapohúmedoal levantarsepor las mañanas!
En el capítulo siguiente, los mismos chicos con los cue­
llos de la chaqueta subidos y gorras de cuero aparecieron en
la iglesia. La genteoyó una hermosa música y entróa ver. El
lugar estaba atestado de gente, las velas ardían en el altar, y
seoía música debaile, yeratanincitantequetodos olvidaron
dóndeestabanysepusieron abailar locamente. Lamúsica se
hizo cada vez más desenfrenada, con tambores, violines y
trompetas, y cuandoel órganose unióal estruendodel infra-
mundo, la genteya nopudosoportarlo. El maestro, eljuezde
distrito y el público de la acusación saltaban como cabras
junto con las mujeres del mercado. Cuando la música cesó,
Pistorius, un miembroveteranodel consistorio, apareciócon
todas sus vestiduras, y la gente se quedó en silencio y todos
se arrodillaronpidiendo perdón mientras él se dirigía al púl-
pito. Pero del púlpito llegaba una fuerte y continua risa. El
rostroredondo y colorado dePistorius se pusopálido ycon­
traído. Por un minuto pareció un muchacho, y entonces, de
pie en el púlpito, con sus lanudas patas delanteras apoyadas
en el atril, aparecióun machocabríoblancobalando.
Fue una alucinación masiva que les atrapó a todos, ex­
cepto a Flamm, el maestro, que empezó a hablar. Pero cien­
tos dechicos bajaronhacia él desdeel órgano, seburlaronde
él y le golpearon. Entonces apareció unjoven desnudoen el
altar y tocó su flauta, y los miembros del coro surgieron
como perros entre la gente. Los que se asustaron intentaron
escapar, perola puertas estaban cerradas, así que se subieron
a los bancos e intentaron salir por las ventanas. Cuando la
flauta se calló, eljoven, los chicos ylas rosas desaparecieron
y la puertas se abrieron. Nadie osó decir una sola palabra, y
salieron sigilosamente a la calle.
El juez, que había estadoen la iglesia, acudió al tribunal
donde un hombre iba a ser juzgado por violación y asesina­
to. El fiscal se levantóparahablar ysepasóunahora abrien­
doy cerrandola boca, cada vez más excitado, pero sin decir
una palabra audible. Cuando cayó en su asiento exhausto,
una mujer vestida de blanco se puso a aplaudir. El abogado
defensor se levantó para hablar, pero antes de que pudiera
empezar, un doble exacto apareció frente a él y le acusó de
ser un impostor. Él se quedó tan horrorizado que sólo pudo
farfullar unas pocas palabras, y entonces otros le acusaron
de no poder decir nada en su defensa. El alboroto en el tri­
bunal era difícil de sofocar. Entonces el abogado impostor
inicióunlargodiscursodiciendoque, al fin yal cabo, el acu­
sado sólo buscaba su propio placer, como los demás busca­
ban su placer al juzgarle. ¿Cuál era la diferencia? Algunos
encontraban placer en la moralidad y otros en la inmorali­
dad, algunos en matar agentey otros en seguir la ley. Ledio
la vuelta a todo, yprodujotal confusión sobreloqueerajus­
to y lo que no que todo el mundo quedó expuesto en su co­
dicia y amoralidad bestial.
En lugar del abogado, aparecióel chico desnudo que ha­
bía tocadola flautaen la iglesia, yunamujer vestida deblan­
co confesó que el abogado y ella habían pasado media hora
juntos en la habitación contigua, donde ella había sido irre­
sistible, y que él le había puestoun abrecartas en los pechos,
y que, en sus brazos, ella se había convertido primeroen un
chico y luego en una cerda. El mango de marfil del abrecar­
tas aún era visible en su pecho. El chico se apoderó de la
mano del abogado y dijo: «Mire, está llena de sangre», y
mientras la sangre caía al suelo el acusadose levantó y ama­
blemente le pidió un beso al abogado y dijo que todos eran
hermanos.
El acusadofue declaradoinocente, el chicoy la mujer de
blanco aplaudieron y gritaron: «¡Que se besen!». Una vez
más hubo una terrible escena en la que todos se abrazaron y
besaron, sin importar a quién ni dónde. Fuera, todas las cam­
panas empezaron a sonar, y todo el mundo se interrogaba,
discutía, contradecía, disputaba, chillabayrabiaba, hastaque
llegó la policía con sus porras.
Mientras todoesto ocurría en el juzgado, el reyestaba en
el teatro. (Era unjoven romántico y enfermo de mandar. En
realidad, se parecía mucho a Luis II de Baviera, el rey artis­
ta.) Estaba mortalmente aburrido de sus deberes como mo­
narca y, mientras estaba sentadoen su palcoreal, le invadían
las ideas románticas y la melancolía, y la obra le aburría so­
beranamente. En la escena principal, habíaunadiscusión en­
treel héroe, el director deunas obras deelectricidad, ysucu­
ñado. El director pronunciaba un largodiscurso en favor del
materialismo, de sí mismo y de sus afines, decía que con
ellos el oroestaba en buenas manos, porqueeran prácticos e
idealistas. Pero entonces entraron en escena dos chicos, y
otra vez se produjo el caos. El director fue transformado en
una pelota queunchico le tirabaal otroyluego al rey, quela
cogió y la devolvió, y aterrizó con un fuerte golpe. El rey
aplaudiócon deleite, yllegarondos chicos más, quelepusie­
ronuna corona en la cabeza, uncetroy unorbeen las manos
y unmantode armiñoen los hombros.
Los chicos locogieron delas manos ylellevaronpor una
escala deflores quehabía aparecidoentreel palcoyla platea
del teatro. El público contemplaba con mudo horror. El su­
pervisor intentó salvar la situación gritando «¡Hurra!» y al­
gunos empezaron acantar el himnonacional. Lacoronacayó
dela cabeza del reyy se vioqueestabahecha de cartón. Em­
pezó a elevarse humo de las esquinas del teatro. El reyy los
chicos desaparecieron, las puertas se abrieron y entraron
unas figuras oscuras con hachas y pistolas; la gente chillaba
y decía que eran del mundo del hampa. Hubo muertos a ba­
lazos, y apuñalados ocaídospor lashachas delos intrusos; el
humoaumentabayel edificio se desmoronóyla gentequedó
enterrada bajosus escombros.
En todala ciudadseestabalibrandounabatallaterrible, y
nadiesabíaquiénluchabacon quién. Enlaplaza del mercado
unafiguraoscurasehabíacolgadodel tejadodeuntranvíapa­
rado, y erguida bajoel resplandor del teatroen llamas, gritó:
-¡Amigos! ¡Basta! ¡Sed razonables! Sólo os matáis unos
aotrosporqueos tenéis miedo. El viejoordenos convierteen
enemigos. ¡Cread un nuevo orden! No olvidéis quiénes son
vuestros auténticos enemigos: ¡los chicos! Ellos se esconden
por todas partes, bajo cualquier forma. ¿Quiénes son?
¿Quién los conoce? ¿De dóndevienen?AHÍ donde aparecen,
todo se convierte en caos. Si les seguís, no tendréis paz. El
suelo temblará bajovuestros pies. Toda la vida y el orden se
desvanecerán. Un torbellino se apoderará de vosotros, ¡y la
locura os desgarraráde forma horrible!
Por unminuto, la gentesequedóinmóvñ, peroladesazón
crecía. Se oyeron gritos,juramentos y más preguntas:
-¡Los chicos! ¡Los chicos! ¿Dónde están? ¡Buscad a los
chicos! ¡Matadlos!
¡No, matad a estehombre, es un traidor!
De nuevoel orador extendiólas manos.
-Amigos míos -empezó-. Estáis buscando a Dios, el
nuevoDios, creadosegún vuestra voluntad, vuestroanheloy
vuestro trabajo -(El Dios creado por el ego! ¡Qué sinsenti-
do!.) -Queréis que vuestra vida tenga una nueva forma; que­
réis un orden sagrado, el orden sagrado del trabajo. Está en
vuestrointerior, ese orden sagradoyese anhelo. Yoos'lo en­
señaré. Os enseñarélo que sentís en vuestrointerior. Os daré
las leyes que podréis seguir. ¡Nosotros (el mundo fantasma
deVon Spát) queremos curamos y serviros!
La luz de la luna cayó sobre la figura, y una multitud de
gente le rodeó y le pidió que les enseñara y se quedara con
ellos.
-Queremos ayudaros -respondió la figura, y su voz
sonaba como una campana-. ¡No os sumerjáis de nuevo en
el viejo y oscuro pozo! ¡No anheléis una eternidad que no
existe!
La multitudvolvióaadecir agritos quemataríaalos chi­
cos. La figura les avisó que no los tocaran, peronadie le es­
cuchaba. Yentonces, en mediodela plaza, surgióuna llama,
y en su luz rojiza aparecióun grupo de chicos desnudos. En
un segundo se hizo un silencio mortal. Un chico se adelantó
y habló:
-Venid a nosotros, aquellos quesois libres. Dejad quelos
otros construyan torres hasta el cielo! ¡Dejad que se petrifi­
quen en su orden, trabajo y felicidad! ¡Dejad que quienes
adoranlallama yla eternatransformaciónvengan anosotros,
a nuestra noche, cuando su día os ahogue a nuestro reino
cuandoel suyo sea destruido!
Del grupodesnudo surgióuna canción. Un escalofríore­
corrió a la multitud. Pero surgió otrocántico, pues los hom­
bres de cristal también cantaban. La multitud cogió rifles, se
abalanzóhacia los chicos, perounaráfaga de vientotrajolas
velas de un inmenso barco antiincendios que elevó al grupo
cantor por encima de sus cabezas. Hubo gritos de «¡Dispa­
radles! ¡Noles dejéis escapar!». Las armas apuntaron, el bar­
co de los chicos se dispersó en chispas. Millones de rosas se
diseminaron por la plaza yllenaron el airecon un dulce e in­
creíble efluvio.
Por el barco (que es claramente el barco de Tespio, de
Dionisos) ylas rosas, resultamás ymás evidente que es una
nueva forma de la vieja figura arquetípica de Dionisos. Por
los dos discursos está claro quiénes sonVonSpat yFo, pues
lapolaridades evidente.
El contenidodel librohablapor sí mismo. Es sorprenden­
te pensar que el libro se escribió hace cincuenta años y que
ha ocurrido todo lo que predijo, lo que muestra lo profético
quepuede ser el arte. Incluso saleel incendio del Reichstag,
y no hay necesidad de hacer ninguna otra interpretación.
Pero lo extraño y misterioso es el motivo de la ciudad que­
mada, sobre la cual se erige una arquitectura ligera y fina.
Esto demuestra que si existe ese agujero en la escalera, ese
contraste tan flagrante entre las partes bajas, emocionales y
arcaicas de la psique, con su perfil pagano de la vida, y la
capa superiordeuna civilizaciónmás elevada, yel problema
no sehace consciente ni se enfrenta, hay continuamente ca­
tástrofes generales comoguerras yrevoluciones, seguidas de
unaespecie dereconstrucciónrepresiva sobre las ruinas, sin
retirar los viejos escombros.
Es aterrador quejustamente esoestéocurriendodenuevo
enAlemania, pues los alemanes están volviendo a crear un
gran boomeconómico, con gran élan, sobre las ruinas que­
madas de las guerras mundiales, y lo único que ahora no se
puedediscutirconlos alemanes esloquéocurrióenrealidad.
La mayoría de la gente enAlemania no quiere enfrentarse a
esa pregunta particular. Todoes pasado yfue horrible y «Yo
lo desapruebo y lamento que ocurriera, pero olvidémoslo.
Construyamos rápidamenteunanuevaformadevida», yeso
significaque no seha limpiado nada. Ahoralas cosas sehan
calmado, ya nodicen: «Miremos atrás ypreguntémonos qué
ocurrió en realidad, psicológicamente». Éste debería ser el
momentodelareflexión. Yenlugar deeso, seconstruyeotro
mundo subterráneo, que hierve con otra revolución, que ya
se está mostrando en pintadas de esvásticas y de otros sím­
bolos.
Es lomismoque si la gente tuvierauna crisis neuróticay
selevantaraconla ayudadel Largactyl oel Serpasil, yluego
continuaraigual, comoantes, enlugar devolverse al incons­
ciente y preguntarse qué había en el fondo. En una crisis
siemprehayalgopositivoquequieresalirycreaesacrisis. Si
la persona no se vuelve yhace como Cenicienta, discrimina
entre el grano y las cenizas, no sólo pierde conexióncon su
propio pasado ypsicologíapersonal, sino que tambiénpier­
de conexión con los valores positivos del inconsciente. Lo
mismo se aplica al nacionalsocialismo, que fue un impulso
distorsionadohacialarenovaciónylacreatividad. Si los ale­
manes hubieran descubierto esta figura simbólica, Fo -que
es claramente una nueva forma de la figura arquetípica del
salvador-, no en aquel frenesí político delfiihrer, sino sub­
jetivamente-es decir, deunmodointrovertido, interno-, ha­
bría sido el inicio de un gran dinamismo creativo. Por el
contrario, esafigurafueextemalizadaymezcladaconlapro­
pagandapolíticayunapulsiónfatal depoder queculminóen
lacatástrofe que todos hemos vistoysufrido.
Agranescala, vemos una evoluciónabsolutamente para­
lela al desarrollo del individuo neurótico, porque lo que se
constelaenunaneurosis esrealmentealgocreativoque, si no
sereconoce, llevará ala crisis. Si la persona sevuelvehacia
ello, loqueleenfermaresultasertambiénloquelecura. Está
claroeneste libroque el élanvital románticoyreligioso del
nacionalsocialismo podría haber generado una tremenda re­
novacióncultural del pueblo alemánygrandes progresos en
laconciencia. Perodebidoal giroerróneodelaenergíadiná­
mica se convirtió en objetivos externos depolítica, y sobre­
vinoloopuestoylaterrible catástrofe. Hayotrarazónpor la
quehe habladodeestelibro enmis conferencias (yhablode
los alemanes porqueel librosurgiódeAlemania, peroel pro­
blema es más general). La misma situaciónexiste enAméri­
ca, especialmenteconlosjóvenes. Enlos distintos países tie­
nematices distintos, peroes unproblemamodernoynosólo
unproblemaalemán, aunqueAlemaniafueel primer país, el
locus minoris resistentiae (lugar de menor resistencia), don­
de la enfermedadsemanifestó. Todos sufrimos sus distintas
variaciones.
Si estarupturadel nuevodios sehubieraproducidointer­
namente, habríallevadoal descubrimientodel inconscientey
a la necesidad de volverse creativamente hacia él. Pero Von
Spat, que representala eterna seducciónde convertir la úni­
caexperienciainternaenunordencolectivoexterior, llevó a
los alemanes aestefatídico círculovicioso. Ylomás terrible
es queahoraestánconstruyendounaarquitecturaligerayro­
cocó, rosa y blanca, sobre las ruinas quemadas y, por tanto,
acercándonos a otra catástrofe, a menos que por una vez
unos pocos sedencuentadehaciadóndevan(ovamos).
Pregunta:¿Hay algún grupo numeroso en nuestra socie­
dadquecarezcadeloqueusteddescribe comoagujeroenla
escalera?
Yo diría que el fenómeno es más reducido en Italia y en
los países mediterráneos, pero tambiénlosufren, porque na­
turalmente este viento sopla por todas partes, incluso sobre
losAlpes. El librolodice: «Los vientos soplaránal sur».
Antes de ofrecer una breve síntesis del resto del libro,
quiero contarles lo que ha descubierto la señoritaRump so­
bre el nombre “Li.” Con“Fo”estáclaro que el autor alude a
Buda, pero“Li”es ungranproblemaporque, comomeense­
ñó la señorita Rump, en el diccionario chinohay innumera­
bles “Li”s, y no está claro a cuál se refiere el autor. Proba­
blemente es la “razón y el raciocinio, el orden”, porque,
comorecordarán, Melchior representalafiguradel egodivi­
didaentreesos dos opuestos, demodoqueLi -la razón- en­
cajaría mejor con el ego. Además, Melchior es químico y,
hastaque sevioescindidoentreesos dos poderes, podíaper­
sonificar al científico cultivado y racional. Así, la razón, o
conciencia, seescinde entrelos opuestos.
La señorita Rump también me informa de que el signifi­
cado original es muy interesante, a saber los trazos secretos
que encontramos enlas piedras preciosas, los trazos y dibu­
jos como los que vemos enun ópalo o un ónice, en los que
suelehaber oscuras formas interiores. Pero¿cómoseconvir­
tió ese trazo secreto en la base para la palabra “Li” (razón)?
Naturalmente, tenemos que pensar en términos chinos. Ya
saben que todas las pautas culturales en China se obtenían,
según el mito, de los meandros de los grandes ríos chinos.
Trazaronel mapa, yesas pautas sirvieronpara todala super­
ficie cultivada del territorio chino. Así, para China, la con­
cienciaseríaunconocimientodelas pautas secretas delana­
turaleza, quees deloqueles hablabaantes.Alos chinos yen
general alos pueblos orientales -y, curiosamente, hastacier­
topunto, el pueblo germánico- noles interesa el racionalis­
mo causal. Por el contrario, la tendencia natural es hacerse
conscientedelos criterios delTao,unaconcienciacreadapor
laadivinacióndel inconsciente, y, depaso, unaconcienciade
la sincronicidad y de las analogías de imágenes. Según esa
mentalidad, las pautas secretas deunapiedracorrespondena
larazón, pero enel libro hayuna asociaciónfatal porque Fo
y Li conectan, y si escribimos sus nombres juntos se lee
foli(e), (“locura”). Dadoel estallidodetodalapsicosis masi­
vaqueseprediceenestelibro, es posible queel autorpensa­
ra enestarelación.
El capítulo siguiente es «La transformación del amor».
Melchior (ahora Li) anda por la tierra agostada del sol.
Los arbustos están en flor, y siente la ardientetierra bajolos
pies. Se siente alegreyrelajadomientras andaenplena natu­
raleza; los arbustos le rozan al pasar. Las ondulaciones del
río se mueven junto a él, y a medida que el sol va cayendo
suavemente, el ríoaumentadetamañoycreceel rumor delas
aguas hasta que se apoderan de él, presionando su piel febril
y levantándole de la tierra. De prontooye un gritoque viene
dela tierraycae. Unos labios buscan su boca, y se da cuenta
de que está abrazando a un delicado ser humano. Siente la
presión de otros labios contra los suyos y unos brazos le ro-
deán. Siente otrapiel contra la suya y oye el latido deun co­
razón, y se da cuenta deque está abrazandoa unamujer.
-¿Quién eres? ¿De dónde vienes? -pregunta.
Su abrazo se convierte en más y más apasionado. Siente
que un vestíbulo blanco con columnas se eleva a su alrede­
dor,perolas columnas se disuelven en unaráfagadeefluvios
y aparecenparedes oscuras quecentellean fugaces.
Su cuerpo cambia y se transforma, y de pronto descubre
que tiene el cuerpo de una mujer y está en un abrazolésbico
con otra mujer que a su vez se convierte en un gigante de
bronce con anchopecho y fuertes brazos huesudos, y cuyos
dientes blancos relucen entrelabios negros y cuyos ojos son
insondables. Un cambio sigue al otro, pues el gigante se ha
convertidoen un ser morenoydegruesos labios sonrientes y
le acaricia con sus largos dedos. Después es unanegra, luego
unaindia, yluegounachicamorena. Ensus cambiantes abra­
zos él se encuentra en nuevas habitaciones y con distintos
cuerpos.Aveces es unesclavo, besadopor unemperad; ave­
ces unaputacon soldados quehuelen asangre; aveces unsa­
cerdoteen el aromáticolecho de una delicada mujer.
Todosevuelveoscuroyyanopuededistinguir nada. Lue­
go seencuentraentrelos muros deun templo,juntoal cual se
yerguen inmóviles sacerdotes de ojos entrecerrados. Él es un
campesinomoreno, atadoaunacampesinaenunaltar, miran­
do a su alrededor con ojos de animal torturado y sangrando
por muchas heridas. Los sacerdotes le rodean, sus palabras se
elevan de tono; Li grita abrumadodeterror y las palabras es­
tallan. Li ve manar su sangre y todo se convierte en una nie­
blaroja. De la niebla se eleva una selva primigenia con árbo­
les gigantes y arbustos altos comohombres. El rugido de los
tigres sale de los arbustos. Una pantera clava sus garras en la
carnedeLi, yél mismoes ungatomontés salvajeque dabu­
fidos. Millones de pájaros alegres y coloridos chillan en lo
alto. Li se disuelveen el vacíoy pierdela conciencia.
Caey siguecayendo. Enunsegundocaepor todas lasha­
bitaciones por las quehapasado. Oyemúsica. Através dein­
terminables bosques de columnas se mueven multitudes de
bailarines. Surgeunaluzintensísimayrayos desol quearden
a través de círculos de azul. Se despierta sobre almohadones
de nubes y encuentra a Fo durmiendojunto a él, respirando
quedamente. De su rostro surge una luz y sus labios se tuer­
cen de vez en cuando en un gesto de dolor. Su cuerpo yace
blanco y claro a la luz de la mañana y esa gracia y encanto
hace fluir las lágrimas delos ojos deLi. Fo abrelos ojos, ve
aLi, lecogelacaraentrelas manosylebesa enla frente. Mi­
ran a su alrededor y ven cómo en todas las nubes sus cama-
radas se despiertan a una nueva alba.
Aquí puedenver que el reinoyel poder deFosevuelven
tandominantes, fuertes yabsolutos comoerael poderdeVon
Spat. Li se ve ahora atraído ala tierray al principio de eter­
na transformación, cuyo impulso principal es el Eros, oin­
clusola sexualidadentodas sus distintas formas.
El siguiente capítulosetitula «Caída».
Los chicos levantan las manos ala luzen señal desaludo,
peroel aire se agita y ellos gritan que se acerca la tormenta.
-La tormenta, la tormenta! -gritan-. El reino se acerca!
¡Estamos en casa!
-¡Estamos en casa! -repite Fo-, Nos adentramos en los
negros manantiales para surgir denuevo al mundo!
Y cantan unafrasequesaleunayotravezen el libro: «El
tiempo se hunde, el espacio se dispersa, la Gestalt se borra».
Los chicos rodean a Fo y tiemblan. Fo deja caer los bra­
zos ylas piernas leempiezan atemblar dedolor. Prontotodo
el grupo se sacude de dolor. De repente, sus caras parecen
viejas y descoloridas, sus ojos ciegos, la piel flácida y sus
manos delgadas y en forma degarras. Todos miranaFo, que
pareceinclinadobajounapesadacarga. Comoenunaniebla,
las figuras surgen de él. Aletean alrededor y desaparecen en
el vacío. También surgenmuchas figuras de los otros, que se
retuercen de dolor. Hay niñas, ancianos, espíritus, ángeles,
alas, hombres vestidos de múltiples maneras y soldados de
uniforme. Li ve cientos de rostros. Le invade un miedo es­
pantoso y grita y oye gritar a los otros. Sus gemidos se mez­
clan en el airecon el sonido delas formas y la tormenta que
se levanta.
Con cada sombra que les separa de los chicos, sus cuer­
pos se vuelven más etéreos, sus movimientos más débiles y
sus gritos más inaudibles. Empiezan a brillar con una luz
suave, interna, peroel trendeformasnuncallega asufinpor­
que tienen que abandonar todas esas formaciones que alber­
gan en su interior -las eternas encamaciones en sus distintas
formas- antes deentrar en el reino. Los chicos se hacen cada
vez más débiles, pero su sufrimiento es voluntario, porque
significa la aproximación al reino. Con los ojos fijos en Fo,
noadviertencómo las luces lejanas de sus hogares se cubren
de niebla y desaparecen, no sienten el airehostil que les ro­
dea. Supropiopesoles inmoviliza. ¿Quiénles teníaen supo­
der? ¿Quién se ha acercado para apoderarse del indefenso
ciego? El estruendo de un truenoles produceun impacto te­
rrible. Las nubes en las que flotaban han desaparecido y ha
surgidola tierra debajo. Intentangritar, peronopueden. Casi
inaudibles surgen las palabras delabios deFo:
-Esto... no... es... el... reino.
Contodas sus fuerzasintentanrecobrarseantesdequeles
abandone la última de las formas, pero el pantano se cierra
sobre ellos y los engulle. Los párpados de Fo caen pesada­
mente sobre sus ojos. Li ve cómo Fo se derrumba en el sue­
lo, pero es incapaz de moversepara ayudarle. Muchos pája­
ros decolores vuelan alrededor, aleteandode acáparaallá, y
en medio del grupo aparecen extrañas figuras. Silenciosa-
mente se acercan a los cuerpos inmóviles de los chicos y les
rodeanel cuello con los brazos parabesarlos.
Enlos ojos dealgunos delos chicos apareceunhorror in­
nombrable. El miedoprestafuerzasrenovadas a sus extremi­
dades y logran repeler a los desconocidos, pero los otros se
dejan besar. Uno de los desconocidos se acerca a Fo y a Li
grita:
-¡Despierta! ¡Despierta!
PeroFonoleoyeyel desconocidoseinclinasobreél.Ape­
nas lo harozado cuandoFo se levanta como un resortey ex­
clama:
-¡Atrás! ¡Deteneos! Salvaos vosotros! ¡Atrás!
Los pocos chicos que sehan defendidohacen un esfuerzo
terribley serecuperan.
-¡Amí! ¡Amí! -les gritaFo, peroes demasiadotarde. Los
sacrificados, sumidos en un sueñoletal, nopueden oírle, y los
desconocidos respiran sobre las sombras liberadas, flotantes,
quesedisuelvenenel aire. Sinmirar atrás,los desconocidos se
vany se llevan a sus prisioneros, y al alejarsesus cueipos son
transparentes comoel cristal.
Li se encuentra en una amplia yhelada superficie.
-¿Qué ocurre?-se pregunta-. Desde que el enemigo nos
cerró el paso hacia el reino, algo nos ha ocurrido. Nos esta­
mos perdiendo sin remedioen un laberinto. Ya no nos cono­
cemos. Nuestro grupose está dispersando.
El sol brillarojo. Se levanta unaráfaga deviento y selle­
va la nieve. El hielo es comoun espejo yLi sienteel fríohe­
lado.
Aquí está la otra enantiodromía. Igual que cuando coro­
nabanaLi yél exclamabaquequeríairseyveníanlos chicos
parallevárselo, ahora, cuandoestáncercadel reinoydistan­
ciándosedetodas susproyecciones-enel sentidooriental de
la palabra, liberándose de las proyecciones kármicas, de la
implicación en el mundo, y volviéndose positivamente al
reino, descubriendo el yo-, en ese momento, el otro polo
vuelve a interferir yel péndulo vuelve hacia atrás. Se les ha
escapado el punto decisivo. Una vez más, se trata de una
enantiodromía sin sentido.
Enel ámbitopráctico, estoseilustramejor enlos estados
alternantes de los esquizofrénicos, pues hay momentos en
que están completamente invadidos por el inconsciente co­
lectivo en forma de constante transformación. Pueden pre­
tender que sonDios, Jesucristo, el árbol de vida ola isladel
oroylaplata. Puedendecir: «Nápoles yyotenemos que su­
ministrarmacarrones al mundoentero», porqueésaes lacla­
sedediscursoque sehaceenmomentos así. Deesaforma, la
persona se ve atrapada enel inconsciente colectivo, eneter­
na transformación. Pero si el episodio esquizofrénico lleva
inherente algo fatal, contiene un racionalismo fragmentado,
ycuandolos pacientes dicen: «SoyJesucristo, soyel árbol de
la vida», que es un mensaje comprensible, luego continúan:
«Nápoles yyotenemos que suministrar macarrones al mun­
do entero, lo que les conduce a una absoluta banalidad, una
partefragmentadadelarealidadordinariaexterior, quequie­
bra la armonía de estamanifestacióndel inconsciente colec­
tivo. La esquizofrenia puede reconocerse inmediatamente,
porquellevafragmentos debanalidades intelectualesinsemi-
nadas enunmaterial simbólicoimportante.
Podríamos decir queenesematerial estánlos fragmentos
deYonSpat, queel reinodecristal seharotoycaedebruces
en el inconsciente colectivo. Decir «Nápoles y yo debemos
suministrar los macarrones al mundo»es completamente ab­
surdo, perodecir: «Yosoyel Cristoyel Árbol delaVida»es
muysignificativoporquetenemos unafuentedivinaenel yo,
ytodo místico cristiano debe aceptarlo con ciertas reservas.
Si sepudiera discriminar ese material, la enfermedadno se­
ría fatal, pero si la persona se sale de ella con fármacos, sin
separar el grano, caerá en una rígida normalidad típica del
estado postpsicótico. Esa gente se vuelve rígida, normal y
muy intelectual. Condenan taxativamente todo lo que han
experimentado, arguyenquenoquierenhablar deello. Lore­
primen y siguen adelante en esarígida normalidad de la ra­
zón establecida, que es generalmente el estándar del cons­
ciente colectivoeintelectualmente es algomuyvulgar.
Enambos casos, faltandos cosas: primero, laposibilidad
decobrarconcienciadelarealidadporpartedelapsique,por­
quecuando sehallaenese estadoel esquizofrénicotomalos
arquetiposyelmundointernocomosi fuerancompletamente
reales, yporesoesapersonacreequeesJesucristo. Peronolo
diceconel matizdelamística; lodiceliteralmente, puedede­
cir quees Jesucristoyquepor esonoiráalaoficinaal díasi­
guiente. Estodemuestraqueloentiendeaniveldel alma,enel
planointerno,perolotomaliteralmente,enunsentidoconcreto.
Segúnmi experiencia, lamayor luchaque setieneque librar
conunesquizofrénicoes hacerlecomprender el nivel simbó­
licode interpretación, porque él insiste eninterpretarlo todo
como algo concreto, yde esemodointroduce unextrañora­
cionalismoymaterialismoensulocura.Novequehayunarea­
lidaddelapsique. Nopuedeaceptarlahipótesisdelarealidad
psíquicacomoopuestoalarealidadfísicaexterior.Mezclaam­
bas cosas, yesoexplicael sinsentido. Cuandoesas personas
reaccionanconel estadodeYonSpat sonracionales, perosi­
guensinreconocerlarealidaddelapsique.
Laotracosaquefaltaes lafunciónemocional, es decir, la
posibilidad de discernir correctamente los valores. Jung
cuentalahistoriadeunapacienteesquizofrénicasuyaquede
vezencuando separaba aescuchar algo. Tenía grandificul­
tadparadescubrir loqueestabahaciendocuandoella desco­
nectabaasí, pero al cabodemucho tiempoleconfesóqueen
esos momentos llamabapor teléfonoalaVirgenMaría ¡para
que le diera su opinión rápidamente! En esos momentos, la
pacienteerainaccesibleporque, por decirlodealgunamane­
ra, había alguienmás enlalínea. Pero si unotuvierauna ex­
periencia mística de la Virgen María, se sentiría completa­
mente abrumado. Las personas que han tenido experiencias
internas de ese género se quedan estremecidas durante días.
Ésa es la reacción habitual ante una experiencia religiosa
abrumadoracomoésa, peroparaunesquizofrénico es típico
decir: «¡Hola! ¡Ah, sí! ¿Es la VirgenMaría? Muy bien», de
modo que obiennadie les cree, otodos sequedanimpresio­
nados. En ese caso faltan los valores. Lo dicen todo en el
mismotono, tanto si la gente estáentusiasmada comofurio­
sa, tanto si se trata de Jesucristo como si están repartiendo
macarrones. Las banalidades más vulgares y la materia reli­
giosamás profunda seintercalansinmás.
Por eso la historia deAmor yPsique es tan significativa.
Psique, comoCenicienta, debe separar, discriminar entrelos
distintos granos, separandolobuenodelomalo. Discriminar
valores es unafuncióndelapsique. Si el ánimaestáperdida,
si sesienteperdida, yestoocurreamenudoenlaesquizofre­
nia. Encuantodesapareceel sentimientoyel contactodeuna
persona con su ánima, surge ese panorama. Cuando mucha
gente experiementa ese estado, se produce una psicosis co­
lectiva, comoya nos ha ocurridoyvolveráaocurrir.
AhoraLi está atrapadoen el hieloyseencuentraentrelos
espíritus de los muertos. Ve a su padre muerto, a Henriette
Karlsen y a Ottovon Lobeunavez más. Tienefríoy se sien­
teperdido, nosabedóndeestáyvagasinrumbo, yvemos que
retrocede lentamente hacia el norte y el polo helado de Von
Spat (ya saben queVonSpat está asociadoal hieloy al norte,
yquecuandoel viento sopla hacia el sur, Fo se acerca. Aquí,
naturalmente, el fríopertenece al mundodelos muertos).
Li ve un caballoyunpájaroblancoy aFojunto a él, yle
dice a Fo:
-Vámonos-. Saltan a un caballo negro y se alejan, pero
partedeél albergadudas ysesienteengañado-hay algomis­
terioso-, pero Fo le apremia y suben a un barco. Yen ese
mismomomento, sin quehayahabido amanecer, saleel sol y
Li mira al guía a los ojos y ve a Von Spat. Suelta un grito y
todose oscurece.
VonSpát había adoptado la apariencia de Fo yhabía en­
gañado a para que embarcara. Vuelve a ser una enantiodro-
mía, pero esta vez unfactor se acerca ala conciencia, o sea,
que VonSpát yFo sondos aspectos de la misma cosa, cada
unoes secretamente el otro. Esoes algo que siempre encon­
tramos en los opuestos psicológicos extremos, porque enel
momentodecisivolos dos sehacenuno. Es lafilosofíachina
del Tai-gi-tu: el germen de lo opuesto está siempre en el
blancooel negro.
El siguiente capítulo se titula «El retomo». Empieza en
un sanatorio mental donde la gentepaseapor eljardín.
Una delas mujeres tienela barbadesu últimomaridoen
unmarcodecristaly lepideal guardiayatodoel mundoque
lo devuelvan a la vida. Entre los locos hay un anciano me­
lancólico al que reconocemos como Melchior. (Cuando em­
barcó, probablemente Melchior murió y volvió reencarnado
aun sanatoriomental. Hayuna descripción del modoen que
los internos del sanatorio cantan y luchan unos con otros,
pero nos saltaremos esta parte.) Otro anciano, un paranoico
calvo, se acerca a Melchior y le dice:
-Escúchame atentamente. No debemos seguir con este
malentendidoentrelos dos. ¿Por quésiempremeespías? ¡No
tiene sentido!
-No es verdad-dice el otro.
-Sí es verdad, me espías, lo sé, lo noto. Me has espiado
desdeel primer díaqueviniste, peronohablemosdeeso aho-
ra.Yo soy el emperador, como sabes, peronoquieroque me
reconozcan. Vivo en mil formas distintas, perotúme has re­
conocido enseguida. Yo también sé quién eres tú. Eres un
gran hombre, un gran maestro. No mencionaré nombres,
pero te conozco. ¿Por qué tenemos que vivir en la enemis­
tad? Podemos unimos. Dividámonos: tú ve hacia el sur y yo
me iré hacia el norte de la Tierra (los dos polos). Estoy dis­
puesto incluso a cederte una parte de mi zona, porquereco­
nozcoqueen el sur la gentees menos inteligente, peroes una
partemás fácil de gobernar. ¡Unámonos! Aceptaré cualquier
proposición que quieras hacerme. ¿Oquizás te gustaría más
el norte? ¡Tómalo! Yomequedarécon el sur. ¡Nomeimpor­
ta! Con el sur tengo bastante; no tiene importancia. ¡Lo im­
portantees que no sigas persiguiéndome! ¡Unámonos! Ya es
hora, si no lo hacemos todo se desmandará. Tenemos que
destruir partedela humanidadantes dequeseamos demasia­
dos, y tenemos quehacerlodeprisa, antes dequeseentereny
puedan detenemos. Queremos volver a traer el Paraíso a la
Tierra, porque el mundo se ha vuelto demasiado feo. Salva­
remos unas cuantas mujeresparapoder generar nuevos seres
humanos. ¡Peroten cuidado, por Dios! ¡No se lo digas a na­
die! Tenemos quemantener todoestoen secreto. ¿Loharás?”
Le tiende la mano, pero el otro anciano, Melchior, res­
ponde:
-¡No sé de quémehabla!
El hombrecalvo dice:
-¿No quieres hacerlo? ¿Lo quieres todo para ti? ¡Ah!
¡Ahora lo entiendo! ¡Quieres matarme! ¡Pero ve con cuida­
do! ¡Teestarévigilando! ¡Losé! ¡Losé!
Mira asu alrededor, veunafigurablancaenla distanciay
huyegritando.
La figura blanca, que es el médico, se acerca a Melchior
yle pregunta cómo está. Melchior pide que le dejen libre. El
doctor responde que sabe que está completamente curado,
que los maravillosos experimentos químicos que ha hecho
están ya plenamentereconocidos.
-Ynointentarédiscutirlesuidea dequeustedes el doctor
Melchior von Lindenhuis de Schimmelberg que desapareció
hacecien años. Creoquees imposibleborrarleesa idea, pero
yanotienelaslocas fantasíasquetemahaceunañocuandole
encontraron en un barcoa la deriva amar abierto. Con todo,
aúnnorecuerda suverdaderonombre, demodoque, parafa­
cilitarleel trabajocon las autoridades, pediréquele permitan
utilizar el nombredeMelchior, y así podrá continuar sus cla­
ses enla universidadyllevar unavida normal denuevo.
Tres días más tardeliberan aMelchior.
Éste es un giro fatal, porque, como ven, aunque velada
por lalocura, la otramitad-la sombra, el viejocalvo- hain­
tentadounir los opuestos. Es unintentodesesperadode unir­
los enel sanatoriomental, unir los dos lados -la mitad sur y
la mitad norte del mundo, Fo y Von Spat-, reconocer los
opuestos ycomprenderquesondos aspectos deunoylomis­
mo. Pero está mezclado con ideas megalomaníacas de des­
truir el mundoenteroycrear unanuevaraza.
Como saben, el Herrenrasse era una de las fantasías del
régimen nazi: todos los demás debían ser rápidamente des­
truidos paraevitarlasuperpoblación(partedel problemaque
sufrimos enla actualidad) yhabía que crear unanuevaraza.
La proposición del hombre calvo muestra una extraña mez­
cla de tendencias constructivas (la unión de los opuestos) y
de fantasías megalomaníacas destructivas. La unión de los
opuestos no tiene éxito, y Melchior regresa a la normalidad
racional unavezmás. Si loasociamos al autor, concluiremos
quedebíadeestar muycercadelalocuratotal, yenese esta­
do podría haber descubierto el problema de los opuestos,
pero en lugar de eso opta por el punto de vista unilateral de
suconsciente. DemodoqueMelchiores liberadodel sanato­
rio mental, se hace profesor de la universidad y tiene más
éxitodeunmodo aburrido, comoal principio del libro.
Una tarde, decaminoa casa, ve aunjoven en la calle con
la típica belleza de los efebos y su aspecto le atrae. Se apre­
sura,yal pasar lomira, sequitael sombreroy sepresenta. El
joven lo mira estupefacto, pero le dice que es Walter Mahr
, (de nightmare, “pesadilla” y de mare, “yegua”). Lindenhuis
explicaquetienelaimpresióndehaberlovistoen algunapar­
te, peroel joven replica quenose le ocurredónde, quenació
y creció en unpueblo del que nunca ha salido, y Lindenhuis
sólo lleva tres años allí. Pero están de pie ante la puerta del
apartamento de Lindenhuis, y él propone al joven que entre
unos minutos. AUí, Mahr confiesa quedepequeñohabíavis­
tomuchas veces unacaracomola deMelchior en sus sueños,
aunque muchomás pequeño.
-Sí-le interrumpeMelchior-, soñamos muchas cosas, y
tal vez yo haya soñadocontigo.
-He soñado -continúa Mahr- que esa cara asomaba por
la ventana y me llamaba, y la voz era como la tuya. Y de
pronto, otrose sentóal bordedemi cama ymedijoquele si­
guiera yme dejase crucificar./
La excitación deMelchior crece oyendohablar aMahr, y
le dice quetodo se ha vuelto confusopara él y quenopuede
recordar. Murmuraparasí sobrela cruzyla sangremanando,
e intenta animar a Mahr con la idea de salir juntos. Éste lo
mira, lecoge la mano, se la besa yle dicequeirácon él. Lin-
denhuis le dice que se vaya ahora, peroque vuelva al día si­
guientepreparadoparavagar.
CuandoMahr seva, Melchior se quedaunratopensando.
Luego se desviste y contempla en el espejo lajoven belleza
de su cuerpo y se pregunta qué hace su cabeza calva en un
cuerpoasí. Vuelveavestirseyse sienta antesumesa paraes­
cribir, pero se le ocurre que no tiene sentido seguir con ese
trabajo. Por primera vez sale a la calle y entra en un café,
donde encuentra a un amigo. Hablan de la fiesta que se cele­
bra en conmemoración de la granrevolución que tuvo lugar
cien años antes en Stuhlbrestenburg, de las escenas en la ca­
lle y la matanza del rey en el teatro. Melchior se interrumpe,
dice que está cansadoy que tiene queirse a casa.
En la calle, cree oír pasos. Las calles, las farolas, el cielo
y las estrellas, todoparece extraño, y de nuevo oye unos pa­
sos acercándose alos suyos. Sin darse cuenta se pone a can­
tar y se le uneun coro invisible. El cánticosehacemás fuer­
te; flautas, percusión y los platillos ejecutan unamarcha, y él
se ve entrando en una ciudad toda iluminada y cabalgando
sobreuncaballoblanco. En las ventanas ybalcones del pala­
cio hay mujeres y chicas cubiertas con velos, y cuando llega
al centro de la plaza, ellas dejan caer sus velos y se quedan
desnudas, arrojandorosas. Una puerta se abreanteMelchior,
los chicos sujetan la brida del caballo, y Melchior desciende
y se encuentra en una calle vacía antesu propiapuerta.
Nopuededar otropaso; las rodillas lefallan y cae al sue­
lo. Caído en la nieve, grita hasta el límite de sus fuerzas. Al
cabo de un rato, se levanta y llega hasta la puerta de la casa,
peroal meter la llaveen la cerradura, retrocede; es comosi la
puerta le estuviera avisando. Titubea y considera la posibili­
dad devolver atrás, al café, y esperar allí aquellegue la ma­
ñana, pero cuandorecuerda todas las calles vacías y su can­
sancio comprende que no puede hacerlo, de modo que se
sobrepone al horror. Una vez en la escalera, se queda inmó­
vil en la penumbra, escuchando, y ante su propia puerta está
a punto de darse la vuelta. Todo parece muy extraño e in­
quietante. Una vez dentrode su apartamento, correa su dor­
mitorio, enciende una cerilla y la deja caer. Tiene la sensa­
ción de que hayun extrañocon él. Entonces oye claramente
la respiración del durmiente y cree reconocerlo. Por fin, en­
ciende una vela. En el sillón de orejas, junto a la chimenea,
ve a un hombre durmiendo que tiene rizos rubios y ondula­
dos. Melchior mira al durmiente y reconoce a Von Spat. En
ese momento la niebla de su memoria se aleja y recuerda
todolo ocurrido.
«Ahora -piensa- le tengo en mi poder, ahora yo soy el
amo. Estoy despierto y él se cree que estoy impotente. Lla­
maré a los chicos y ellos le atarán.» Mira aVon Spat y ve el
mórbidoy divinorostroquetodavía le fascina, peroahuyen­
tala tentación y grita:
-¡Quiero irme!
No ocurrenada. Levanta los brazos y grita denuevo:
-¡Quiero irme! -pero todo sigue en silencio y no acude
nadie. Por tercera vez grita, peroes inútil. Deja caer los bra­
zos ysabequeestá solo, quelos chicos hancaídoenpoder de
los extraños.
«Todo ha terminado», piensa Melchior, y se siente terri­
blemente cansado. Mira de nuevo a Ulrich, que aún duerme.
Leda miedomirarlealos ojos y escucharlehablar. Cuidado­
samente, sin desvestirse, seecha en la camaeinmediatamen­
te se queda dormido.
Sueña que los hombres de cristal lo han superado todo
y que han destruido a los niños. Es un largo sueño. Al final
oye quele llaman yse encuentraaUlrichfrenteaél. Coge su
cuchilloyle ataca, ycomounacentella le haceunacruzenel
pecho. Ulrich grita:
-¡Melchior!
Melchior se despierta y ve a Ulrich allí de pie, con una
vela encendida en la mano. Aún es denoche.
-El mundo es mío-dice Ulrich-. Era inútil llamar a los
chicos. No podían oírte. Sólo son reflejos en unespejo.
-¡Yo no te pertenezco! -grita Melchio-. ¡Mi voluntad es
mía!
-Yo la quebraré, como he quebrado otras -dice Ulrich
con calma-. Ven conmigo, y teenseñaré el último acto.
-El juego nunca acaba-dice Melchior.
-Ven conmigo-repite Ulrich- ¡ymira!
Fuera, enla calle, laventisca denievesehaintensificado.
Andan durante una hora, con la nieve cayéndoles sobre el
rostro. Al fin llegan a un oscuro callejón y una casa desven­
cijada donde arde una lámpara de aceite. Ulrich se para. So­
brela entrada se lee: «World StageRadium».
-Hemos llegado -dice Ulrich, que no había hablado en
todo el camino, y golpea tres veces la puerta con su bastón.
Se asoma un enano.
-Llegas tarde -le dice-. El público se ha ido. Ya no hay
nadie para verlo, pero nosotros continuaremos la obra hasta
el final. El último actoestá apuntode empezar.
Les conducepor viejos pasajes con grietas en las paredes
hasta una puerta en el muroyles dice que entreny se divier­
tan. Sesientanymiranel auditoriovacío. Estáaoscuras, sólo
hay una linterna bajo cuya luz se mueven un par de formas.
-Es un buen sitio-dice Ulrich-. Podemos ver a los acto­
res desdeunánguloqueteimpidetomartela obrademasiado
en serio.
-¿Y qué nos importa? ¿Qué voy a ver aquí? -pregunta
Melchior.
-El último acto-repite Ulrich.
Suena un timbre y se levanta el telón. Allí, en el escena­
rio, Melchior ve a los chicos y al señor Von Spat duplicados
en el escenario. Melchior ve las mismas calles quehabía vis­
to en un sueño una hora o dos antes, los habitantes transpa­
rentes ylosrostrosinmóviles. Yesta vezyasabequiénes son,
porquereconoce a los chicos.
Ulrich se levanta y luego se sienta en una silla bastante
altadetrás deMelchior. Sacaunos grandes binóculos deópe­
ray, apoyandolos codos enlos hombros deMelchior, mirael
escenario por encima de su cabeza. Los chicos danzan alre­
dedor del doble de Ulrich mientras cantan «El Tiempo se
hunde, el Espaciose desvanece, la Forma desaparece». Es la
voz de Fo. Melchior intenta levantarse de un salto, pero los
codos deUlrichpresionansushombrosconfuerzayseloim­
piden. Los chicos danzantes se separan por parejas. Un in­
mensoportal se yergueal fondo. La última sonrisa se conge­
la en los labios de los chicos, tienen los ojos cerrados en un
profundo sueño, y los ojos del doble de Ulrich también se
cierranlentamente.
Melchior siente disminuir la presión de los codos de Ul­
rich. Se vuelve y ve que se ha quedadodormido. Aparta sus
codos y se sacude el sopor que le invade. Extrañas palabras
brotan de sus labios yresuenan en el lugar.
Entonces ve a unanueva figura en el escenarioy sereco­
noce a sí mismo. Veque la figura correhacia Foylo sacude,
y ve cómo Fo abrelos ojos muydespacioy se levanta como
unresorte. Se oye así mismo llorar:
-¡Está dormido! ¡Es el momento!
Corren hacia la imagen de Ulrich con relucientes cuchi­
llos. En el mismoinstanteUlrich cae al suelo exánime. Mel­
chior se ve a sí mismo en el escenariocon Foyve cómo am­
bos huyen corriendo.
ElvientoseapoderadeMelchior ylearrastra.Coposdenie­
vecaensobresurostro,conlapálidaluzdelamanecer.Estásolo
enlascallesnevadas.Pocoapoco,latormentaamainayel sol
intentaabrirsepasoatravésdelasnubes. Melchior sienteque
susfuerzasleabandonan.Estátandébilqueapenaspuedemo­
verse. Impotente, caeen lanieveymiraalolejos.
-Se está cerrandoel círculo-susurra-. Todoestá cumpli­
do. Mi sombrahaliberadoala tuya. El enemigoestá destrui­
do.¿Dóndeestás? ¿Enquélugar deestainmensaTierrateen­
cuentras?Másalládelosextensosocéanosquenosdividen,oigo
tu voz. Día ynoche, noche ydía, vagas por las llanuras y su­
bes las altasmontañas. Barcos deoroconvelasrojas tetrans­
portanpor los mares. Bandadas depájarosrodean tucabeza.
Por caminos agrestes teacercas más ymás..Llegará la maña­
na, y tú aparecerás antemí, desnuda yradiante, con estrellas
enel pelo, ytuslabios frescos besaránmi corazónlatiente. La
tierrayanoserámuda.Tuspalabrasllamaránatodosalavida,
tualientollegarádesdecadauno,tuamor floreceráencadaco­
razón. La cruzse elevará. Los recién elevados derramarán su
sangre en las venas del mundoy transformaránunaforma en
otra. Seiniciala nueva obra. Lasuvas seoscurecen yteespe­
ran.Miracómoreposamos,respirandofelicidad. Todoestási­
lencioso. Ven a nosotros en el follaje dela noche en desnuda
conflagración,joven llama, llama cantarína, MaestroyNiño.
Al final deesta oración quepareceunhimno, él se levan­
ta y estira las piernas. Tambaleándose por la nieve, cree ver
una gota de sangre en el blanco suelo. Se acerca y ve que es
un pétalo de rosa. Unos pasos más adelante hay otro y otro;
todo el camino está salpicado de ellos, y en la nieve se divi­
san las huellas de delicados pies desnudos. Él sigue las hue­
llas, que le llevan más y más arriba. La niebla se espesa en
tomo a él y la tierra desaparece. Todo es blanco y cada vez
más blanco; sólo la rosa resplandece irradiando su rojo san­
gre y atrayéndole. Lejos, en la niebla, ve el dorso de una fi­
gura. Su debilidad desaparece. No siente nada y no sabe
nada, salvola forma quehayfrente a él. Saleel sol. Depron­
to se levanta la niebla. En una cima está Fo en medio de un
resplandor luminoso, con rosas en el pelo, y sus brazos fla­
meantes extendidos y abiertos.
El fatigadoerrabundocaederodillas.
-¡El reino! -tartamudea-, ¡El espacio! -y muere.
De nuevo había una enantiodromía. Primero, Von Spat
había vencido al llevarse a Melchior en la barca, y luego,
cienañosmás tarde, Melchiorseencuentraenunainstitución
mental (porqueencuantounoentraenel reinodelarazónin­
telectual, todoloqueexperimentaenel extremoopuesto-en
el reinodeFo- parecepuralocura). Melchior escapadel ma­
nicomio y en el escenario, cuando apuñalan a Von Spat, Fo
vuelve a vencer, ahora en este mundo. Fo permanece victo­
rioso: encuentra al fin el reino, pero deja su cuerpo detrás.
VonSpat recupera el cuerpo. Es viejo y está muerto, lo cual
significa que el problema no está resuelto, sino que se ha
vueltoaposponer, porqueel hechodequesedescribaunaso­
luciónque tienelugar tras lamuerte significaquelos medios
conscientes derealizaciónaúnnosehanhalladoenesareali­
dad. Por eso, en el cristianismo, la victoria sobre el mal yla
unióndelos opuestos seproyectaenel tiempotras el Díadel
Juicio. El paraíso llega después de la muerte. En Fausto, el
protagonista encuentra la redención tras la muerte, y en El
reinosinespacio, la soluciónvuelve aproyectarse enla otra
vida. Aquí está claro que el puente a la realización no se ha
encontradoporqueenestaluchalarealidaddelapsiquenose
realiza. Todalalucha sedesarrollaenlaproyección-el inte­
lectocontralaarcaicarealidaddel inconsciente-, pero sinun
nombrequeponerleysinverlarealidad, el autormezclarea­
lidadpsíquicaconrealidadconcreta.
Este es también el inquietante telón de fondo de nuestro
problema actual, y en este sentido me gustaría aludir a una
citadeRabelais queme señalóJung: «-Laverdadensumate­
ria bruta es más falsa que la falsedad», y esto es muy cierto
respectoaloque acabamos deexperimentar. Peroapesar de
todo, estosontentativas desuscitarunaactitudreligiosanue­
vaycreativaytambiénlarenovacióndelacreatividadcultu­
ral, que sólo puede manifestarse de un modo psicológico e
individual. El problema es que seplantea conungiropolíti­
co tandesagradablemente falso queresulta más falso que la
propia falsedad. Con todo, debemos prestarle atención y
discriminarlasraíces aceptables. Si no, nos quedaremospara
siempreconstruyendoedificios brillantes “color derosa” so­
brelas ruinas quemadas.
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ÍNDICE
abejas, 63 amor, 351-55
abetoyAtis, 88,182,186-90 y confianza, 59
aburrimiento, 97-100 crear, 327-28
y falta de significado, 238,404 frente a poder, 315
acción y fantasía en el piter aeternus, como Sophía, 327
69-71,217-18 Amor yPsique, 400
activa, imaginación, 75-76,319-20 análisis, 17-18,70,76,83-85,124,149-
adivinación, 378,393 50, 198-99, 223, 232, 253, 285,
Adonis, 13,36 319-20,354,361-64
afeminamientoy Eros, 135 por correspondencia, 183
Afrodita e hijo-amante, 189 y creatividad, 73-74
agresión y sexo, 257 desapegoen el, 123-24
agua, 227-28 con esquizofrénicos, 84
estancada, 195,226-27,235-37 freudiano, 23,228-30,251-52
como inconciencia, 41-42 junguianofrente a freudiano, 31
de vida, 146,336 llorar en el, 107-08
águilas, volar con, 210 de una prostituta, 216-17
Alemania/alemán, 20, 62-63, 130, 140, del puer aeternus, 17-18, 45, 70,
267,282-83,326-27,360,390-93 78,217-18,229
ánima en, 373-74 anciano sabio, 296
frente a mentalidad francesa, 373- ánima, 104,124-26,135,244,247,258,
75,379 284-85, 289-92, 297-98, 326-27,
runas en, 379-80 348,351-55,382,400
alma, 62-63,116,140,214,283 y culpa, 348-52
perdida del, 364 en Francia yAlemania, 373-74
alquimia, 207-09,225,288-89,316-18 juego del, 231
experimentos en, 282 Jung sobre el, 292-93
siete en, 335-36 y matrimonio, 202-03, 291, 292-
alucinación(es), 42, 183-84, 287, 321, 93
365-66,385 de Saint-Exupéry, 102
animal, útil, 139 y neurosis, 73-74
animus, 76-77, 104, 124-27, 219-20, pues aeternus como, 71-72
258,312-15,321-22,327,332,348 Asclepius, 164
Jungsobre el, 314 asociación, experimento de, 239-41
de la madre, 66, 184-85, 189, 250- asténicoy esquizofrenia, tipo, 83-85
53 astrología, 116,271,297
dela mujer, 125-26 ataúd, como madre-muerte, 88,190
puer aeternus como, 26-27 de cristal, 317
antropología, 215,332-33 Atenea, 122
antroposofía, 297 Atis, 13,36,88,189,375-76
Apuleyo, 225 como árbol, 189
Aquiles, talón de, 163 autoestima masculina, 257-60
araña(s),250,314 autopreservación, 213-15
árbol(es), 88,188,190-91 y sexo,314-15
abeto, 88,182,186-90
como ataúd, 88,190-91 Baba Yaga, preguntas de, 248^-9,254
Atis como, 189,376 bailar (rock androl[), 381
baobab,60,79-82,87 banalidad, 239-41,270,398,400
cedro,87 baobab, árbol, 60,79-82,87
como madre, 66-67,88-90,190-91 Baynes, H.G., 15,96,217
como muerte, 88-89,190-91 Berzerk, Cristocomo, 377
del mundo, 378-80,398 bicicleta, 126-27,194-95
roble, 91 blanco, caballo, 282-83
tilo, 283 boa constrictor, 28-30, 32-33, 39, 47,
comovida, 190-91 57,87
Ares, 189 ver también serpiente(s);
Argelia, 368 bosque, 362
Argos, dragón, 208 bosquimanos, 258
arquetipo(s), 35, 42, 50, 56, 116, 239- boxeador, como sombra, 184-87
41,257,326,338,391 brujos/brujería, 63,140,221-23
coniunctio, 213-16 enigmas de, 248-51
cristiano, 338-39,376-78 como lobo, 358-59
del doble, 284-88 zorrocomo alma de, 140-41
estrella(s) como, 207-08 vertambiénBabaYaga; MadreHollé;
e instinto(s), 212-15,218 Buda/budismo, 325, 339-40, 372, 381,
del niño/joven, 51-53,93-94 392
ver también eros; niñodivino; burbuja(s), en sueños, 195,227,235
puer aeternus como, 177,201,237
del sanador herido, 164-68 caballo(s), 63,221-23,248
sombra del, 216 blanco, 282-83
Arquímedes, puntode, 319,339 Cabiros, 362
arriba y abajo, en el inconsciente, 209- caída, sueño de, 194-200, 213-14, 224,
12,215,225, 225-41
arte/artista, 163,189 calavera, 195, 228, 235-36, 238-39,
yjuego, 47-48 331-33
castración, 189,257 conocimiento y poder, 331-33
por la madre, 254-56 cordero, 39^K), 60-67,100
Caussinus, Nikolaus, 34 yel complejo de madre, 66-67
cedro, 87 en el cristianismo, 64-65
Cenicienta, 400 gente como, 48-49,67-69
Cerbero, 149 como instinto colectivo, 176
chamán/chamanismo, 34,164-65,378 y niñodivino, 60-63
China/chinos, 140,379-80,392-93,401 corona deespinas, 268-69,283,349-50,
Cibeles, 189 356-58,369-70
Cichlidae, pez, 257 creatividad, 48,381,391-92
cinismo, 31-32,130,187,199-200,204, y análisis, 71-74
236,284,288-91,316,356 y curación, 164-67
cobardía, 174,253,256,294,332 cristal, 316-18
cobre, 336 ataúd de, 317
en el Kalevala, 90-91 palaciode, 381
y serpiente, 221-23 Cristo/cristianismo,33-34,62,64,88,105,
codicia, 359-61 141,168-69,178,260,325,331-32,
colectivo/a, 67-69,203,244-46,330-31, 336-37,349,376,377-78,398,410
341,392,398 en África, 374
adaptación en el puer aeternus, 173 en América, 374-75
inconsciente, 189-90,207-08,241 y Dionisos, 376
compensar/compensación, 22, 23-24, en Francia yAlemania, 374-75
241 opuestos en, 338-39
complejo(s), 22,240-41,255 crucifixión,
ver también madre, complejo; pa­ conciencia como, 223,378
dre, figura/complejo; poder, deCristo, 349
complejo/pulsión de; deMelchior, 375-76,381
compromiso, 15,182-83 de vida, 223,298,349
compulsión, 197-98 Cucullatus, 52
comunismo, 131,134,244 cuento(s) de hada(s), 42,210
conciencia, 44-45, 91, 94-95, 104, 127, deBaba Yaga, 248-49,254
209-10, 212-13, 237, 239-42, 282, Blancanieves, 317
316-18,338,390-92,401 Caperucitaroja, 106
aspectos demoníacos dela, 329-30 Cenicienta, 400
en China, 393 Hennanitoy hermanita, 106
comocrucifixión, 223 MadreHollé, 63,283,358
comofunción, 331-32 del viejorey, 336-37
e inconsciencia, 329-30 The Virgin Czar, 221-23, 248-49,
e instinto, 121 252-53
plana, 172,205,207 cuerpoy psique, 212-13
confianza, culpa, 247-48
en el amor, 59-60 y ánima, 348-52
e inconsciente, 149,241 Cupido, 105,122
conflicto, 142-43,221,225,298,351 ver también dios-niño; Eros;
coniunctio, arquetipode la, 214-16
dáctilos, 52,362 dolor, miedo al, 256-57
débil/debilidad, 75-78, 83-87, 112, donjuanismo, 14, 17, 22, 36, 182-83,
114,129, 134,172, 186, 207, 223- 192,200,224,230
24, 232, 237, 245, 255-56, 260, dormir, 16,210,243-44,329
293 dragón, 47,208,224
decapitación, 349 drogas y muerte, 129
deflación, 350 duplicado, motivo, 93, 121, 186-89,
Démeter-Perséfone, mitode, 23,88 209-11,337-38
Demócrito, 150
deportes, 15-16 Eckhart, Meister, visión de, 51
depresión, 129,198,284 Edipo,
desapego,123-25,217-18 complejode, 229-30
desconexión, 346-47,352-53 mitode, 248,251-52
desconocido, 338-39 egipcia, mitología, 211-12
miedo a lo, 223 ego, 18,44-45, 54-57, 83-84, 105, 148,
desilusión, 58-60 186, 198, 201, 207, 211, 241-42,
en el puer aeternus, 199,231-32 250,284-85,319,324
desván,210 débil, 18, 83-84, 186, 207, 237,
devoradora, madre, 32, 35, 66-67, 185, 324,241-42,245
252 muerte del, 222-23
diamanteen sueños, 202-03 y yo, 162,165
dinero, 22,183 elefante, 33-35,57,85-87,112
Dionisos, 141,375-76,389 eleusinos, misterios, 13
comoniño-dios, 13 Eliade, Mircea, 164
misterios de, 105 emoción (función), 133-35, 140-42,
dios(es), 13, 121-22, 141, 170, 214, 145, 174-75, 220-21, 228, 237-38,
226-27,324-25,391 289-91, 328, 351, 353-55, 359,
Mercurio, 378 365-68,399
niño-, 13,50-51,122,146-47 frentea intelecto, 171-72,317
serpiente, 122 Empédocles, 150
sol, 336,376-77 enano, 51,332
ver también Atis; Dionisos; Mercu­ enantiodromía, ejemplos de, 236, 239,
rio; 241,323-24,401,409
Wotan, 282-83 sinsentido, 397-98
diosa(s), 88,105,130,283 encamación, 160
ver también madre-diosa; Erecteo, rey, 122
discriminación, 400,410 Eros, niño-dios, 13,105
disociación, 149,288,375 ver también Cupido;
divinidad, 65,208,214 eros, 13, 135, 238, 290, 292, 315,325-
divino, niño/joven, 16, 60-61, 90, 93- 29,346,353,395
95,108-09,149 y afeminamiento, 135-36
y cordero, 60-63 e infidelidad, 77-78
Véase también Cupido; Eros; niño- ypoder, 315
dios; esfinge, 248,251-52
doble personalidad, 284-86 espectro, psiquecomo, 212-13,219
espinas, corona de, 268-69, 283, 349- Francia/francés, 20, 37-38, 49-50, 65,
50,356-58,369-70 117,130,256-57,
sueño con, 349-50 ánima en, 373-74
Espíritu Santo, 105,211 frente a la mentalidad germana,
espiritual/espiritualidad, 16,209-11,237, 373-75
297-98, 301, 312, 329-30, 347-48, francmasonería, 282
350-52,358-59,374,377-78 Freud, Sigmund, 229
y materia, 295-98 freudiano, análisis, 23,31,228-30,251-
espontaneidad, 52-53, 59-60, 94, 174- 52,253
75,184-85,316 Fromm, Erich, 95-96
esquizofrenia, 22, 83-84, 196-97, 321, función(es) emocional, 133-35, 140-42,
328,350,362-63,398-400 145,174-75,220-21,228,237-38,245
esquizoide, personalidad ver esquizo­ conciencia como, 331-32
frenia; cuatro, 80,113
estadístico, pensamiento, 131-38,145 inferior y superior, 147-53,242-43,
estrella(s), 205,207,217 351
como dioses, 208 e intuición, 242-43
y niñopríncipe, 41^15,57,92,106 y pensamiento, 152-53
eternajuventud, 178 y pseudo adaptación, 151-53
ver también niño/joven, arquetipo y sensación, 242^13
del; niño-dios; niño divino;
eutanasia, 365 gancho, proyección del, 293,316
Exerátia spiritualis, 225 Gilgamesh, mitode, 87
gnosis, 116,121-22
falo, 52,251-52 Goethe, J.W., 36,51-52,71-72,410
fantasía(s), 15-16, 24, 30-32, 98, 213, y el puer aeternus, 71-72,230
216-17,227 Goetz, Bruno, 261,265-67,410
frente a acción en el puer aeternus, gracia de Dios, 56,318-19,361,410
69-71,90-92,217 Gran Madre, 362
faroleros, 116-18 Grial, leyenda del, 378
fatamorgana, 146 griega,
fe, 169 filosofía, 116,150,252
femenino, 211, 254, 317, 326-28, 346, mitología, 13,88,106,163-64,227
351-53,382
Filoctetes, 163 Hades, 340,359
filosofía, 15, 55-56, 70, 116, 121-22, Hall, Manley, 297
132-33,150,229-33,249-52',303-04 Hefestos, 227
del Este, 379-80,401 Heráclito, 150
neurótica, 249-52 herido, sanador, 164-68
Flue, Niklaus von der, 377 hermafrodita,
fobia, casodel hombre con, 179-262 y alma, 372-74
primer sueño, 182,186-90,193 Mercuriocomo, 51
segundo sueño, 194-200, 213-14, Hermes, 52
224-41, héroe, 82,86
tercer sueño, 243-47,254-60 y Baba Yaga, 248-49,254
comoelefante, 34-35 infiel, Eros, 77-78
mitodel, 47 inflación, 55,348-51,
persona y, 245 iniciación, rituales de, 68, 164, 259,
proyección del, 34 313,330
y sanador herido, 163-68 inocencia, 63-67,187,216,246-48,260
héroe, preguntas de la bruja al, 248-49, instinto(s), 121,220-21,260
254 amor y poder en los, 315
hijos amados, 36-37,189-90 y arquetipo, 212-15,218
Hofimann, EXA., 130,282 y sexualidad, 314-15
Hollé, madre, 63,283,358 intelecto/intelectualismo, 69-71, 133,
homosexualidad, 13-14,17,23-24,186, 147-48,172,216,225,248-51,320,
254,290,291,326 323-24,347,410
hongos, 355-57,362 frente a emoción, 133-34,172,317,
horóscopoy alma, 116 367
humanitaria, actitud, 331 interior, trabajo, 75-76,203
humor, sentidodel, 291 interna, escisión, 197-98,223-24,231
introversión, 86,192-94,232,283,288,
I Ching, 379-80 319,379-81,390-91
ícaro, 237-38,270 intuición, 242-43
idealismo, 58-59, 64-65, 68, 114, 199, Ishtar, 87-88
204,236-37,241,328,387 Isis, 105,225
identificación, 177-78, 201, 237, 245,
349-50, Jaffé,Aniela, 130
Idunn, 88 Juan Bautista, san, 62
imaginación activa, 75-76,319-20 juego,323-24
inmortalidad, 212,231 yel ánima, 231
impacienciaenelpueraetemus,45,75-77 yfunción inferior, 147-53
inconciencia/inconsciente, 18-19,34,44, Jung, C.GVjunguiano, 43,212
47, 86, 94-95, 123, 160-61, 166, Aion, 11
203-04,232,241,255,282,284-88, sobreel amor y el poder, 315
319,324,346,390-93,410 análisis freudianofrente a, 31
arribayabajoenel,209-12,215,225 sobreel ánima, 292-93
colectivo, 189-90,207-08,241 sobre el animus, 314
de conciencia, 329-30 sobre la codicia, 359-60
de esquizofrénicos, 83-84 sobre el complejo de madre en el
experiencia del, 50,319 hombre, 13-14,17,77
individuación, 34,88-89,109,131,166- sobre el comunismo, 131
68,176,223 y los dos Cristos, 178
negativa, 88-90 sobre el espectro dela psique, 212-
individualismo, 15,49,68 14
infantil, sombra, 53,57-58,93-94,107, sobre la esquizofrenia, 83-84, 399-
160,201 400
inferior, función, 147-53,203-04,351 y experimentos asociativos, 239-41
inferioridad, complejo de, 15,203,348, sobre la figura del niño, 50-52,93-
351 94
sobrela homosexualidad, 23-24 madre(s), 82,254-55
sobreel inconsciente, 24(M-1,285 animus de la, 184-85,189,250-53
sobre el inconscientecolectivo, 56 árbol como, 66-67, 87-90,190-91
sobre la individuación, 166 complejo de, 13-18, 24-26, 57, 68,
sobre la mentalidad alemana, 326- 76, 86, 90-92, 125, 128, 184, 189-
27 90, 197, 215, 227-33, 245, 247,
sobre el pensamiento estadístico, 250-51,255,326
131 y cordero, 66-67
“The Philosophical Tree", 87 cultos a la, 189-90
Practica de lapsicoterapia, 328 devoradora, 32, 35, 66-67, 185,
Psicologíay alquimia, 318 252,358-59
“The Psychology of the Child Ar- diosa(s), 23,63,88,189
chetype”, 50-52,93-94,121 muerte, 35-36,88,190
sobre el puer aeternus, 17, 226, y naturaleza, 326,362
238 negativa, 88,129
Símbolos de transformación, 17,88 preguntas de la, 247^-8
y sincronicidad, 73 ypuer aeternus, 13-18, 89,184-85,
sobreel sufrimiento, 108-09,166 215,244-45
sobreel trabajo, 17 mal, 221-23,313, 330,349
sobre la verdad, 410 y cristianismo, 260,410
The Visions Seminars, 108 de ojo, 63
Malta, Orden de, 106
Kalevala, 90-91 mandala, 105,111,169,176,351,368
Kerényi, Cari, 139,163 mar como conciencia, 42,52
Kerunnus, 378 masas, psicología de, 62, 65, 176-77,
Khidr yMoisés, 43-45,50 258,366-67,375,384-85,393,400
Kluger, Rivkah S., 87n masculino/ masculinidad, 77-78, 114,
Kore, 23 182-86,211,242,247,250-52,382
Kubin,Alfred, 282-83 y autoestima, 257-60
masturbación, 91,180,191
leche,63-64 materia y espíritu, 295-98
león, 34,105,132,332 materialismo, 296-97,387,399
lesbianismo, 23-24 matrimonio, 289-91,312,316
Li, significado de, 392-93 y ánima, 202-03,291,292-93
libido, 14,43,112,352 comoprisión, 238
libre albedrío, 55-56,249-50 ypuer aeternus, 15,238
linoleum, 196,235,239,242 de Saint Exupéry, 20
Morar, 107 Maya, 231
lobo(s), 63-67,257-58,260,358-62 medicamentos psicoterapéuticos, 362-
lobotomía, 366 67,390-91,398-99
locura, 178,189,240,361,364-67 medicina, hombre, 34,164,378
vertambién esquizofrenia; psicosis; megalomanía, 15, 65, 178, 226, 351,
Logos, 121 403-04
luna, simbolismodela, 336,372-73 Mercurio comohermafrodita, 51
Mercurio-Kerunnus, 378
metales en alquimia, 51, 335-36 naturaleza,
Meyxinck, Gustav, 282 madre, 326,362
miedo, 256-57 perdida dela, 239-40
y agresión, 257 nazis/nazismo, 20,65,211,244-46,261,
a lo desconocido, 223 327,329,389-91,403
al dolor físico, 256-57 Nerval, Gerardde, 130-33
a la muerte, 231-33,238-39 neurosis, 14, 18, 22, 25, 45, 50, 55-56,
y sexo,257 69-74, 89, 95, 173, 176-77, 197,
mística y esquizofrenia, 398-99 254-55,390-91
mitología,42,146,313,330 del puer aeternus, 162,177,204,
alemana, 360 ninfomanía, caso de, 363-64
del árbol, 88,91 niño, arquetipodel, 51-53,93-94
arribay abajoen la, 209-11 desilusión en el, 58-60
del cordero, 60-62 -dios, 13,50-51,122,146-47
del dios agonizante, 189 divino, 16,60-61,90,108-09,149
deEdipo, 248 comoego, 56-57,93
egipcia, 211-12 infeliz, 360-61
del elefante, 33-35 mito, 106
griega, 13,88,106,163-64,226-27 pareja de, 106
del héroe, 47 comorenovación, 146-47
de la leyenda del Grial, 378 y serpiente, 121-22
de la madredevoradora, 35 sueñode, 53,146-47
del niño, 51,106,121 nirvana, 325,381
ypreguntas de la madre, 247-48
dela relación madre-hija, 23-24 objetivo/objetividad, 316-18
dela rosa, 105-06 ocultistas, movimientos, 295-99
del sanador herido, 163-64 ojo(s), mal de, 63
dela serpiente, 121 muchos (motivo), 208
del vellocinode oro, 106 Olimpo, monte, 210
del zorro, 140-41 opio, 109,129
Moisés y Khidr, 43-45,50 opuestos, 64,105, 113,223-24,239-41,
montañismo, 15-16,189,409 324,367,381-82,400-03,
mortalidad, 212,231,236-39 en el cristianismo, 338-39
muerte, 33, 97, 113-14, 161, 235-37, y doble motivo, 93, 121, 186-89,
284,286-87 209-11,337-38
árbol como, 88,188-91 unión de, 382,403,410
y drogas, 129 ver también enantiodromía;
del ego, 221-23 orfanatos, 44-45,58,361
-madre, 35-36,88,190 orgullo, 107,295,306
miedo a la, 231-33,238-39 Oriente, influencias de, 379-80
serpientecomo, 120-22 y Occidente, 325-26,380-81
Mundo, árbol del 378-80,398 Osiris, 88
otrolado, 285,288,338-39
nada excepto, actitud del, 125,128,317 Ovidio, 13
narcisismo, 97,219,346
Pablo, san, 350 prisión,
padre, complejo/figura del, 125-27, fobia a la, 179,191,197,244
217-18,313,321-22 matrimoniocomo, 238
paganismo, 51-52,338,374,376-78 prostituta, análisis de la, 216-17
paisajes, soñar con, 195-97 proyección, 13, 61, 102, 114, 150, 178,
pájaroblanco, 347-55,400 186,209,288,325,410
palabras, asociación de, 239-41 gancho como, 293,316
paloma, 105 de Occidente frente a las de Orien­
pan-eslavo, movimiento, 380 te, 325-26
paracaídas, 199 en las relaciones, 292-93
parapsicología, 282 pseudo adaptación, 151-53
pecado, 246-47,349-51 ver también inferior, función;
peces, hábitos de los, 257 psicópata, 22-23
en el mito deMoises-Khidr, 43,50 psicosis, 112,197,400
pensamiento, 113,147-53 ver también esquizofrenia; locura;
estadístico, 131-38 psicosomático, proceso, 212-13
pseudo,151 Psique, 400
pereza, 55,72 psique/psicología, 159-60
perro(s), 61,70,195 y cuerpo, 212-13
persona, 30-31,245,364-65 como espectro, 212-13,219
restauración regresiva de la, 113, fuertey débil, 83-85
241 realidad de la, 399,410
piedra filosofal, 282,317 psiquiatría, 362-63
Pigmalión, motivo de, 244 puer aeternus, 201,236-37,291,313
piloto(s), 24-26 y adaptación colectiva, 173
pirámides egipcias, 211-12 y análisis, 17-18, 45, 70, 78, 217-
placenta como doble, 286 18,229
planetas en alquimia, 335-36 como animus, 26-27
plano, 172,204-05,207 como artista, 69-70
Platón, 116,252 características del, 13-17, 50, 190-
poder, 320,352-53 91
frente a amor, 315 y complejode superioridad, 15
complejo/pulsión de, 314,322,329, y compromiso, 14
359,391 y el complejo materno, 13-18, 89,
conocimiento como, 331-33 184-85,215,244-45
y sueño, 329 desilusión en el, 199, 231-32
Poe, Edgar Alian, 282 y dinero, 22,183
policía, fobia a la, 179,191, 197,243- y dolor, 256-57
44 y donjuanismo, 14,182-83,230
pompas de jabón, soñar con, 195, 227, y escisión interna, 223-24
235 fantasía y acción en el, 69-71, 89-
prima materia, 90
como sexualidad, 315 y Goethe, 71-72
transformación dela, 108 y homosexualidad, 14
como verdad, 410 e impaciencia, 45,75-77
ingenuidad del, 64 retorta alquímxca, 316-17
Jungsobre el, 17,226 roble, 91
y lugares altos, 15-16, 25-26, 182- romanticismo, 14, 74, 97, 102, 130-31,
84,250 196,200,236-37,269,284,288-89,
y matrimonio, 238 292,391
ymiedo a morir, 231-33,238-39 Rorschach, test de, 149
en la mitad dela vida, 114,204-05 rosa(s), 100,104-06,130
ymujer, 13-14,21-23,190-91,216, comoindividuación, 175
291,353 comosensación, 174
comoneurótico, 177,197 rosacruces, 270,282,297
comoniño-dios, 13 Rousseau, Jean-Jacques, 72-73
ypensamiento estadístico, 133-35 runas germánicas, 379-80
yproblema del tiempo, 15-16 ruptura, 391
y separación, 123-25,217-18 Rusia, 380-81
sombra del, 22,184-89,254
y sufrimiento, 172-74 sabiduría, sophia como, 327
y suicidio, 123-24,284 sadismo, 322
comotortura, 244-45 Saint-Exupéry, Antoinede,
ytrabajo, 17-18,22,55,226-27,236 ánima de, 102
y yo,162,289 Cindadela, 65,70
esposa de, 20,102,109,175
Quirón, 164 estudiodel rostrode, 76-77
fantasía y acción en, 69-71
Rabelais, Francois, 410 madrede, 35-36,37,57
ratones, 62 muertedel hermano, 113-14,155
recipiente alquímico, 319-20 El principito, 19,21-22,26-30,38-
redención tras la muerte, 410 41,96-97, 100-04, 113-14,118-20,
reencarnación, 78,372,379,381,402 129-30, 136-39, 145, 153-55, 156-
regresión, 33-34,43 59,161,289,291,373
regresiva de la persona, restauración, psicología de, 35,47-50,85-87,92-
113,241 95, 102, 106-07,114, 117-18, 128-
relaciones, 292-93,347,352-55,358-59 29,142-43,171-72
relatividad, 131,331,339 Riviére, 21,70
religión/religioso, 16, 65-66, 211-12, sombra de, 42
214, 229, 313, 330, 338-41, 350, Tierrade los hombres, 146
410 vida de, 19-20,41-42,57,102,109,
renacimiento/renovación, 52-53,94-95, 161
147,161,325,391,410 vida de adulto, 30-32,117-18
frentea tradición, 313 y volar, 41-43
represión Vuelonocturno, 70
de emociones, 53, 59-60, 107-08, sanador herido, 164-68
316,328,391 SantoGrial, 378
del niño interno, 107-08 Saturno, 336,372
resurrección, 64-65,248,378 Schwabe, Julius, 297-98
rey viejo, cuentode hadas del, 336-37 Sechehaye, Marguerite, 24
senos, golpear los, 244-48,254, 259-60 con corona de espinas, 349-50
sensación (función), 242-43 con cráneo en burbuja de jabón,
sentido de la vida, 36, 59, 90, 168-69, 195,227,235
204,218 con desván, 210
sentimientos, 21-22,175 con diamante en forma de lágrima,
serpiente, 32-33, 47, 82, 86, 120-24, 202-03
163,209 doble motivo en el, 186,337-38
como muerte, 120-21 de dos niveles, 225-26
en los sueños, 121,126,129 como espejo, 195-97,237,319
vertambiénboaconstrictor,uroboros; de esquizofrénicos, 83-84,196-97
Seton, Emest Thompson, 257 con estatua femenina rota, 130-31
sexoy agresión, 256-57 con hoyo debarro, 221
Shiva y Shakti, 214 con ladrones, 210
siete metales/planetas, 335-36 en la niñez, 34,47^18
símbolo, 160 con niño, 53,147
sincronicidad, 73,224-25,322,379,393 con oveja, 60-61
y trolls, 380 con paisajes, 195-97
situación de vida, 15, 191,197 con príncipe, 200-05,237
Sleipnir (caballo blanco), 282-83 de psicóticos, 196-97
sol, dios(es), 189,336,376-77 conredadaspoliciales,243^17,254-60
ver también Atis; Dionisos; Mercu- con serpientes, 121,126,129
rio-Kerunnus; sufrimiento, 107-09, 168-69, 172-73,
sol negro, 372 317-18
soledad, 124,169-70,177,245,284-88, animal frente a humano, 167-69
359,409 del sanador herido, 164-68
sombra, 22-23, 42, 93, 122-23, 177-78, suicidio, 123-28,258,284,294-95
184-90, 215-16, 237, 284-88, 254, superior, función, 147-48,242-43
329
infantil, 53,56-58,93-95,107,160, Tai-gi-tu, 401
201 Tammuz, 13,36
Sophia como sabiduría, 327 Tao, 393
sótano, como inconsciente, 210 tertiumquodnon datur, 220
de la prostituta, 223 tiempo y vida provisional, 95-96
Subbud, 352 Tierra, 83,86-87,112,226
sueño(s), 42,76,84,190,210,285,318- tilo, árbol, 283
19 tortura, 247, 254
de agua, 227-28 golpear los senos, 243-48, 254,
en análisis freudiano, 228-29 259-60
con anciano, 125-27 y desarrollode la persona, 107-08
de arriba y abajo, 209-12 totalidad, 94,121,124,149,166
de atacantes, 182,186-90,193 Toynbee.Amold, 340
debicicleta, 126-27,194-95 trabajo, 27
de caída por precipicio, 194-200, y puer aeternus, 17-18, 45, 72-74,
213-14,224,224-41 226-27,236
cambios en el, 227-28 y vida interna, 75-76
tradición frentea renovación, 313 Wilder,Thomton, 132
transferencia, 23-24,59,124,328,354 Wotan, 282-83,360,378-79
transformación, 124, 288-89, 318, 395, Wunderkinder, 163
398
trolls y sincronicidad, 380 Yaco,13
yo,44,149,225,285-86
unicornio, 33 como alma, 116
unión de opuestos, 382,403,410 y ego, 162,165
Urd, fuente de, 378,380 experiencia del, 161-63,319
uroboros, 208-09 niño como, 56-57,94,146-47,
y personalidad, 54-57
vellocino de oro, mito del, 106 principitocomo, 159-60
Venus, rosa como, 104-05
diosa, 105 y sanador herido, 168
planeta, 116,336 ver también ego;
verdad,410 Yoga,225,352
vida novivida, 90,192-94
vida provisional, 15,95 Zeus, 122
virgenMaría,36-37,105,328,330,399-400 zodiaco, 208
Virgilio, 354 zorro, 136-42,145
VirginCzar, The, 221-23,248-49,252-53
volar, 14,24-26,41-43,57,129
volcanes, 111-14,171

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