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Figura 6 5: Árt emi s (escultura de bronce,

Clásico, Grecia, ca. 33o-POa.C.).


C a pí t u lo V
Di o sa s y di o se s del pant eón g r iego '

El n úme ro de las dio sas

Los di oses so n metáforas evid entes de la tr ascendencia.


\ , se¡;ún mi co mprensió n del mund o mit ol ógico, las divi-
uu l.idcs e inclu so las per son as han de ent ende rse en este
\\'Iu ido co mo met áforas. Se trata de una co mprensió n 1'0 -
,' 1ica, al mod o de las palab ras de Goethe al final del Faus to :
Illes Vergangliche ist nur ein G lcichnis »: [Todo lo tr an-
" to rio no es más qu e un símbo lo J. El símbo lo es aquello
,1 lo qu e trasciende tod a palab ra, todo voca bu lar io y toda

II11a¡;e n. Piens o en el estilo, más pro saico, de co nsid erar


estas refer encias como teol ógicas en lu gar de cómo mito-
I.\¡;icas. En la teología, el di os se toma co mo término final,
IIl1 a especie de hech o so brenatu ral. C uando la de idad no es
Ir.mspa rcntc, cuando no se ab re así a lo tra scend ente, tam-
poco se abre al mist eri o que es el propi o misteri o de nues-
Iras vidas . En los siste mas mitol ógico s poéti cos, el poder
.d que un o se diri ge es una im agen magni ficada del que
"pera en un o mism o . La deid ad de un o es un a fun ción de
l.. propia habi lidad para expe rimenta r y con cebi r lo d ivino .
Se trata del reflejo d e nu est ra propi a posición en la jera r-

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<¡u í.l l'Sl'i rilu .d. E II l.. IlI d i.i ,
el .1110 ') 0 0 .1.<:'. 1., ( /J""
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dogya Up.ini..\'IUl lo cx prcxa .is ]: ,, '¡;tt I Vi l 1lJ 115 ; " (T tI (',.


eso ). El mis ter io de tu ser es ese mis terio qu e 110 Jlll cd.
co ncebir, qu e su byace más alLí del alcance dellclIgu .•j,. \ .01
qu e se refieren d e man er a metafó rica las im ágcn e, d" ,,,
panteón. H ay o tro d ich o en la Brbadara(lyaka Up.uus.r,1
«La gen te afir ma: " ¡A do ra d a este di o s! ", " ¡Ad o rad .1 , . "
o tro dios!", y así un dios tras o tro. ¡El universo c n t cr o I
Su creación ! Y él mism o es todos lo s di o ses .....' L", '1'"
bu scan el motivo d e su ado ració n en el exterior no han , '11
te nd ido nad a. Vuelve la vista a tu interio r, y allí enco m r.,
r.is las tra zas d el mi st eri o d el ser.
Se tr at a d e u na id ea q ue ya hemos visto en el Libro d,
los Mu ertos egip cio , en el q ue la persona mue rt a es Ilam." I.,
Os iris N (<<Os iris j on cs »), És ta emprende su cam ino. ,,1
viaje al Más A llá, hacia el inframundo , hasta llegar al tro 11 o
d e O siris, el di o s q ue murió y res uc it ó y que está sent ad o
co mo ju ez de lo s muerto s, precisamente el mo delo d"
C risto. El in divi d uo qu e emp rend e su ca mino ha cia Osi
ris es el p ropi o Osi ris : Tú eres eso. Por el ca mino, O siris
J o nes se per cata d e qu e ro das las di vinidades a las que h.1
ven er ad o so n simplemente fun cion es d e su p ropi o m iste
rio . A trav iesa un á rea gris en el infra mu nd o y di ce: «Mi
pel o es el p elo d e Nu, mi cara es la cara d e Ra, m is ojos
so n los o jos de Hath or »; cad a parte d e su cuerpo es parte
de algú n d ios.' Y co nt in úa: «So y ay er, hoy y mañana, y
te ngo el pod er d e nacer por seg u nd a vez. So y ese mi sterio
del q ue nacen lo s dioses • .' El hecho d e q ue tú mismo seas
lo qu e ves reflejad o fuera , e n tu panteó n, y llegues así a
co m p re nde r que ello se enc ue n tra en tu interi o r: ésa es la
fina lidad d e la ini ciac ió n en la mi tología.
Sin emba rgo, en la m it ol o gía prosaica , que yo d eno-
min o teología. el di os es considerado un término final: no

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I 1 .iqn], está [uera de aquí, y uno no se identifica co n él,
I 1l '/,tC i01/d co n él. Po r eso establezco una distin ción entre

,. vivicma y el o tro , que p ro po ne un a identidad con eso s


l 'lllkn~.s o co n las o peracio nes d e esos poderes m isterio-
'" .h-ntro de la vida de un o mism o, a través d e sus propios
1I ~." I () S , qu e se manifiest a en su vis ión so ñada. C uando

1", g":llld es yoguis de la Indi a qu e veneran a Siva co mo su


.1'0' reparan en ello, se viste n co mo Siva y di ce n: «Siu o
1.,/1/1 ' (Yo soy Siva). Ahora bi en, en vida u no pu ed e vivir
1 111110 si fuese es ta man ifest aci ón de Siva, y si vive así el

""11 11'0 suficiente, d e acuerdo co n esta fe y esta cree ncia, al

IlI l.d llegará a da rs e cue nta d e qu e lo es - e n el bud ismo, a


"'1" se le llama sbinto, «el pe nsa m iento del d espertarv- ; y
, ruo uces un o sabe qu e nadie pu ed e apartarl e d e esa vid a
uucrn a d e co ns cienc ia y energía q ue sos t iene las estrellas,
\ las galaxias, y los pájaros en el bo sq ue y en los ár bo les,
"....que tam bién lo sos tiene a él, p ues pa rt icipa asimismo
t l ~· este mi sterio etern o.
Por ta nt o , d esd e un a pe rspect iva teol ó gica, seg ú n la
• ual la dei dad q ue no s ha cr eado es u n hech o exte rno, la
hl.isfcmia su p re ma es afir ma r: «Yo soy d ivino » . C risto fue
" ucificad o por d ecirlo, de modo que es un a mentira . Las
ll' ligio nes d el Libro (jud aísmo, cristianismo e islam ) son
,c1igio nes d e rel ación más q ue d e iden tid ad , y está n in sti-
tucionaliza das, ¿Có mo se relacio na un o co n Di os ? U no se
relacio na co n Él só lo si es mi embro d e un a comunidad
co ncreta, y exist en d o s tip os de co mu nid ad es. U na es la
co mu nid ad bioló gica: se trata d e religio nes étnicas en las
que u no nace en el seno d e la co mun id ad d e ese di o s. A la
o tra me gus ta llam arl a rel igión u niversal: un o es ba utizado
para pod er ent ra r en la co mu nid ad, y ésa es la única co -
munida d q ue lo pone en relació n con D io s.
Existen tres gra nde s reli giones en el mundo : el budism o

17'
(que en re;¡ lidad es una religi,>n mito l6gica m;ís q ue rl' I.,
ciona l), el crist iani smo y el islam. Ahora bien , el bud ismo
está re lacionado con el b indu ismo de l mismo modo qu e <'1
cristianismo y el islam están re lacionados Con el judaís mo,
El hind uismo y el judaísmo son re ligiones étn icas: Uno no
só lo nace hindú, sino que nace hindú en esta o aq uc ll.,
casta, del mismo modo q ue uno nace judío. Esto puede su
poner una dificultad para aq ue llos judíos modernos qu <'
se han desengañado de los aspectos teológicos de la re li
gión. Puesto que p ueden perder su religión y aun así segui,
siend o judíos, la complicación es doble.
El judaísmo, el cri stianismo y el islam se diferenc iall
basranrc de las religiones de la India, en el semido de '1 ur
so n más prosaicos q ue poéticos, miemras que el hin d uis -
mo y el budi smo resultan fundamcmalmeme metafóricos .
Al estudiar las mitologías de la Diosa en la Europa an-
tigua y clásica, manejamos un corpus de materiales que se
remoman a los orígenes de la agricultura y la domestica_
ción de los animales. Los primeros pueblos cazadores y
recolectores nómadas tenían un problema psicológico to -
talmeme difereme al de las comunidades posteriores ya
asentadas, en las que se emp iez an a ver so cieda des dife-
renciad as. En las primeras forma s de nomadi smo, cua l-
quier adulto d e cualquier co m un idad p os eía un co ntro l
absoluto de la herencia cultura l. Aun así, en esas socieda-
de s también babía distinciones. La primera diferencia sig-
nificati va se dab a entre los papeles del hombre y la muje r;
la segunda , entre los grup os de edad -niños, jóvenes, gente
madura y aneianos-; y la tercera, ent re la comunidad en
general y el chamán, aquel hombre o mujer que había su-
frido una profunda crisis psicológica al experimemar en
su int erior las energías dinámicas simboli zadas en los
mitos de la so ciedad .

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Sin em bargo, cua ndo en to rno al añ o 3500 a.C. surge n
1" primeras ciu da des en Oriente Próxim o, se desar roll a
111 1.1 sociedad verdaderamente difer enciada y espec ializ ada .

I ucntan con familias go be rnantes profe sionales, sacerdo-

1, " profes ionales, comerc iantes profesionales, agricultores

1" «[csionalcs y, más ta rde, artesanos pro fesio nales: alfare -


"", carpintero s, etcé tera. En esa época se d esar rolló una
1I1i to log ía socio lógica muy potente, qu e dab a a entende r
'Iue a pesar de las diferenc ias to dos so mos uno. Es ta vi-
,,' ,n queda bi en pa ten te en el sistema de castas hi ndú :
",dos juntos so mos un cue rpo , y cada ind ividu o es una cé-
lula de uno de los grandes ó rga nos de ese cuerpo . Lo s
hrahmanes, o sacerdo tes, so n la cabeza del cuerpo soc ial;
I"s le sat riy a, o casta go he rnant e, son los brazos y las ma-
nos; los uaisya, o co me rcia ntes, los qu e ejecutan la ley
oto rgada por los br ahmane s, so n el cue rpo, el to rso. Est as
I res div isio nes co ns tituyen lo que co nocemos co mo cas-

I.IS de los nac idos d os veces, cuyos mi embro s so n fo rma-

dos y rec ibe n prepar aci ó n intelectu al. Q ueda la cua rta
casta, que guarda bastant e di st an cia con las de más : lo s
sud ra, qu e so n las pi ernas y los pies y soportan el cuerpo
soc ial.
En O riente Pró ximo, en torno al año 3500 a.C. (el co-
no cido co mo Períod o de U ruk) los sace rdotes empezaron
.1 hace r observac iones sistemáticas de los cielos y se desa-

rro llaro n la esc ritu ra y el cálc ulo del ti empo y del espacio
en base tan to decim al co mo sexagesima l, cuya unidad es
el número 60 y qu e to davía ho y segu imos util izand o para
los horar ios regu lares, ya se trat e de seg me mos de tiempo
o espac iales.
G rac ias a los siste mas de escritura y ano tac ión se hizo
po sible seguir co n precisió n los mo vimien to s de los pla-
netas a tr avés de las co ns telacio nes fijas . Los pl anet as visi-

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bies son la Luna, Mercuri o, Venu s, e! Sol, Marte, Júp ite r y
Saturno, y los sacerdotes no tardar on en dar se cuent a de
que se movían a un ritmo matem áti camente determina ble
a través de las estrell as fijas. La mitolo gía de! ciclo de l
tie mpo matemáticamente determinado, de un orden cós -
mico, tiene ahí su ori gen . Las primeras mit olo gías primi-
tivas estaban int eresadas en lo excep cion al, en un árbol en
particu lar, en una piedra interesante, en las form as extra -
ñas, en un animal que se comportar a de un a manera pec u-
liar. En esta nue va mitología cósmi ca, el int er és se cen tra
en los órdenes ma yores, de mod o que la matemática mís-
tica sur ge en esa época. D ad o qu e el orde n cós mico es la
matriz envolvent e en el seno de la cual existe todo cuant o
tiene vida, se identi fica co n el poder femenino, la Diosa, la
Madre Uni vers al.
El universo po see unas mat em áti cas innatas, y el mi -
mero 9 se convirti ó en el gran núm ero de la D iosa. N ueve,
el nú mero de las Musas, tres vec es tr es, la tríada de las
G rac ias . Las tres Gracias so n (co mo vere mos más adc-
lante) los tres aspe ctos de Af rodita, y el ritmo de su ene r-
gía que se adentra en e! mundo, qu e regresa; después, ella
misma en vuel ve amb o s movimi ent o s.
O tro número interesante es el 4P: si su ma mos las ci-
fras que lo componen obtene mos 9. En la India los 1'11
rll(la S nos dicen que 43 .200 es el númer o de añ os de! Kalt

YlIga, e! act ua l, último y más br eve de los ciclos que co n


for man el ciclo superior, o m ahayuga , de 4.po.ooo años.
U n día estaba leyendo la Edda Poética de Islandia - U II .'
de las grandes sagas nórdicas- y vi que allí se explica qUl'
en el Valhalla, o «saló n de los gue rreros caídos », hay 540
pue rtas y que al final d el cicl o de! tiempo, cua nd o ,,1
mund o está a punto de acabar para vol ver a empez ar .1"
nuevo, 8 00 guerrero s atraviesan cada un a de es as pu crt.i-,

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para presentar batalla a los antid ioses en la mutu a des-
trucció n de! un iver so. C urioso: 800 x 540 = 4p .oOO.
En e! siglo Il a.e., un sace rdote babil óni co llamado Be-
ros o describ ió, en griego, la mi tol ogía caldea de Babilo -
nia, y seña ló qu e entre e! pe ríodo que va des de e!
surgimient o de la pri mera ciuda d (que en esa tradic ión es
la ciudad de Kish ) hast a la llegada de! diluvio mito lóg ico
que sirve de mo delo de Noé transc ur rieron 4p .oOO años.
Aquí tenemos de nu evo e! núm ero tres, en e! siglo II a.e.
en Mesopotamia. D ura nte ese p erí od o de 432.000 años
sólo reinaron diez reyes.
¿En qu é otro lu gar podemos encontrar unas vidas tan
longevas? Si nos cent ramos en la Biblia, ¿cuá ntos patriar-
cas contamos desd e Adá n hasta Noé, incl uyend o a Adá n?
Diez. ¿C uántos años pasaro n entre Adá n y e! dilu vio de
Noé ? 1656 años a repart ir ent re esos grandes patriarcas tan
longevos. Pasé como tres días obsesionado en hallar el fac-
to r ent re 165 6 y 43.2 00, pero co mo no so y nin gún mate-
mát ico no lo co nseg uí. Así que pen sé: «A lgu ien deb e de
haberlo res ue lto ».
En efec to, un asir ió logo judío llamad o Ju liu s Oppert
lo resolvió en 1872. Busqu é su artíc ulo «Las fechas de l Gé -
nesis» y allí estab a la so lución. Los años to ta les de reinado
de los reyes antediluvianos de Ber oso y de los patriarcas
ante diluvia nos del Génesis co nt iene n en ambos casos 72
co mo factor, donde 72 es el número de años reque ridos en
la precesión de los equinoccios par a que se produzca un
desplazamiento ang ular de un gra do a lo largo de! zodí-
"ca: 4p .000 d ivid ido ent re 72 es igu al a 6000, mi entras
que 16 56 dividido entre 72 es igual a 23, de mod o qu e la
relació n es de 6000 a 23.
En el calendario jud ío se calc u la que un año tiene 365
d ías; en 23 años (si sumamos los ci nco días bisiestos de ese

' 71
período) ten emos 8400 día s o 1200 se ma nas de sie te días ,
Si mu ltip licam os 1200 po r 72 para en contrar el número d,'
semanas de siete d ías qu e hay en 165 6 años (23 x 7 2), nm
da 1200 x 72 = 86. 400, q ue es d os veces 43 ,200.
Tod o esto resulta muy sorp rendent e. A hí lo tene mos,
oc ulto en la Biblia y ex puesto en Bero so.
Así q ue nos topamos co n el mismo número en Islau
d ia, en la 1nd ia, en Babi lonia y en la Biblia. ¿D e dónde sale
tod o es to?
Entonces empecé a plantearme o tra cuestió n: deb ido "
la preces ió n de los eq uinoccios, vamo s a e ntrar en la era
de Ac ua rio . A hora estamos en la era d e Piscis, y ant erio r
mente estu vim os en la de A ries, la de Tauro, etc étc r.i,
¿C uá lllos a ños tard a en co mp letarse un ciclo del z o d íaco
eq uinoccial? 25.92 0 años. Si di vidimos est e núm ero entre
el sexagcsima l 60 ob te ne mos 4 p .
U na vez un amigo me env ió u n libro titulad o A erobic.
para ay udarme a ente nder c u án to ejerc icio tenía q ue han ',
para mante nerme sano. Mient ras lo leía, me detuve en un .i
nota a p ie de página q ue decía qu e un hombre en pcrfecr.,
fo rma física tiene en esta do de reposo un ritmo card íaco de
ap roxi ma damc nre un lat ido por seg und o, o sea 60 lat id m
por minu to . Q ue so n 43 .2 00 cada 12 horas. D e modo ' Iue
el núm ero del ritm o del uni verso es ta m bién el número del
ritmo dc nuestro prop io co razó n; el microc o smos y cl m.i
c rocos rn os d e un único o rden có smico . A sí pue s, cua ndo
es tamos sanos nuestro ritm o se enc ue nt ra en sinto nía CO II
el del un iver so . y cuando un o pi erde la salud , pierde el
ritmo . Tod a esta mitol o gía se basa en el ritmo; el a ño riru.i!
es el a ño rítmico, de modo que uno manti en e el ritmo del
universo y enton ces se d et ien e. La e nfe rmedad s u po ne
perder el ritmo, y el ritmo d el mito es lo qu e ayu da a le
cupcra rlo, po r eso ten em o s CS .1S rnito lo g ías cu rativas. 1,.1

' 7(i
mito y los ritua les qu e los ind ios navajo so lían utilizar para
los caz ad o res se emp lean ho y en día para cu rar a la gente
poniéndo la de nuev o en si ntonía; es decir, para ay uda rla a
volverse transparent e a lo trascendent e.
El gra n número rítmico es el 9. Sumemos las cifras de
4P : 4 + 3 + 2 = 9, Y éste es el número de la Diosa. En la
Indi a, la Di osa tiene 10 8 nombres y en los grandes tem-
plos d e las diosas el sacerd ote echa en el yoni, qu e es el
.ilta r, un polv o roj o que las mujeres acostumbran a ponerse
en la frent e, mientras cuenta y reci ta los 108 no mbres de la
Diosa. Si multip lica mos 10 8 por 4 nos sa le 4p . En el pen-
samient o budi sta exis ten 10 8 d eseos terre na les qu e nos
ligan a este triste mundo de ilus ió n, de maya. 10 8 es el nú -
mero de la Diosa en este momento, en aquel mome nto, en
la esta ció n del equ inoccio, en la estación del so lsticio y al
.un aneccr, por la mañana, a med iodía, a medianoc he, etc é-
lera . Ella es la q ue aba rca y otorga coherencia a la vida .
Por su puesto , si su mamos I + o + 8 obtenemos 9. En
los países euro peos , la ca mpana q ue an uncia el Ángelus
suena tr es vec es al día, y se o ye su tañid o un a, dos, tres ;
una, do s, tre s; una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete,
ocho, nueve veces. La o ració n del Ángel us está dedicada a
la Anunciación, cuando el ángel del Señor le d ice a María
qu e ha conceb ido un hijo por ob ra del Espíritu Santo, lo
qu e indica que la ener gía divina se ha vertido en el mu ndo.'
És ta es la mitología de la q ue las d iosas griegas co ns ti-
tu yen manifesta ciones loca les.
Ya hem os visto las profundas raíces arq ueo lógicas de la
Dios a en la Vieja Europa, donde de sd e el principio de los
tiempos es la figura dominante en las comunida des agrí-
co las, en cuanto qu e ce nt ro de en er gía cósm ica y pro tec-
lo ra envo lvente. Lo s pueb lo s guer rero s ind oeu ro peos
fuero n llegand o en o leadas in vasoras en el IV, 1II Y 1I rnile-

' 77
ni o a.c., lo qu e p ro vo có la co lisión d e d o s mitolo g í.n
o p ues tas, una co n un sistema matrilinea l, en el q u e el in
di vidu o se rel acio na p r inc ipalmente con la madre, y ot l.l
co n un sistema pat rilineal , en el que u no afi r ma su id cnu
dad a través del pa d re.
En la trad ició n gr iega, esta colisió n alca nza su clímax , '11
la historia de la O restea, conc re tam ente en Las euménidcs,
cuand o Apo lo y At enea, que represe nta n la lín ea mascu
lin a, abs uelven a O res tes de la cu lpa d e su ma tricid io .
E n la Odisea, asis ti remos al regreso d el poder [e me
nino, co n poder y gloria increme ntados. Al o bs e rvar ,,1
panteón gr iego clásico y su evolució n, ve re mos cómo l."
d ivinid ad es ca m b ia n, se met am o rfo sean y asu me n nuevo'
aspectos al co m pás d e la tra nsfo r mación de la prop ia so
cieda d. U n panteó n mi to ló gico es flexib le, y a me di da q u,'
las necesid ad es y los logros de la so cied ad va n ca m b iand o,
tam b ién lo hacen las re laciones y lo s dioses . E n realid ad ,
las di vinid ad es están condicionadas po r el t iem po y ,,1
espacio: adquieren su form a a part ir de id eas recib id as, .1
partir d el imaginar io trad icio nal hereda do, pero son mo
d oladas por el contexto lo cal de tiempo y espac io .
U na d e las grandes desventajas de u na trad ición lit era -
ria o esc ri ta como la bíb lica es que una d ivin ida d , o el co n-
ju nto d e d ivi ni da des, q ueda cr istalizada , petrificada en U II
esp acio y ti em p o d et er minad o s. La deid ad no sigu e cre-
c ie nd o ni ex ten d ié ndose, ni ti e ne e n cu enta las nueva s
fu er zas cu lturales y los nuevos lo gro s e n las ciencias, y el
resultad o es este conflicto fict icio entre cie nc ia y religi ón
que enc o ntramos en nue stra cultu ra . U na d e las fu nc io nes
de la mitol o gía est rib a en p rese ntar u na im age n de l cos
ma s co mo ve hícu lo d e esta rea lización místi ca, y así, al ob -
se rv a rla com o si se trat ara d e un icon o , de u n a pintura
co mp leta, lo s mu ro s de l espac io y el tiemp o se ab ren hac ia

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la pro fun d a d imens ió n del mi st erio , qu e se h alla en nues-
uo inter ior y al mi sm o ti empo fuera de no so tros.
Esta d im ensión pued e ser d etec tada med iante la cienc ia
de ho y en d ía mu cho mejo r que med iante la cienc ia del II
milenio a.C , N o exis te conflicto alg uno ent re la cienc ia y
,,1 esta do d e án imo reli gio so o la experienc ia m itológica;
por el co ntrario, sí ex iste co nflicto entre la cienc ia del siglo
xx d.C. y la del siglo xx a.C, Esto es lo qu e perc ibi mo s
en nues tra reli gión, porqu e todo q ue dó pet rificad o en el
s i~ l o IV, en la época d e Teodosio, cuando se d esm oronó la
.u u o r id ad de Bizancio, co n san Agu stín encargado d e es-
t.ihlcccr las cree nc ias o rtodoxas. D e ahí d eri va la pe trifi-
cació n en nu estra tradic ión y la co ns iguiente ruptura entre
l.i visió n cient ífica y la rel igio sa.
No oc u r re lo mi sm o en el mund o gr iego . U na de las
venta jas d e Grecia es que allí nunca hu bo nada parecido a
l., escri tura sagrada. En su luga r, lo s griego s te nía n el jo vial
mundo d e H omero y los H im nos Hom éricos, lo s relat o s
de H esíodo, etcé tera . Exis te n versio nes d e la h isto r ia en
l.is q ue E ros es el más joven d e lo s di o ses, y o tras (co mo la
d el Banquete d e Platón) en las qu e es el p rim er o y más an-
li ~uo . Lo s griegos ten ían ri tuales , pe ro no había nin gun a
auto r id ad religio sa co n el pod er d e d ecir: - Esto es así».
En cie rt o modo , lo anteri or tamb ién es vá lido pa ra la
Indi a, d onde n u nca ha existido un úni co cu lto o rtodox o ,
una au to rida d que se ha llar a en pos ició n de af ir mar que
- rod o debe creerse d e esta única man er a ». D e ab í la p roli-
feración d e cu ltos, a través d e la cua l el indi viduo p uede
enco nt rar su p ro p io ca m ino hacia la di vini d ad . Tanto en
el mund o griego como en lo s p rimeros siglos d el cr isti a-
nis mo, la va ried ad d e sím bolos co n que se prese ntaba el
misterio d io lu gar a u n a enorme exp los ió n d e man er as d e
interpreta rlo.

' 79
Veamos cómo la Gran Diosa aparece en los mitos gric
gas b ajo mu y divers o s aspectos.

Ártem is

Tomemos por eje m p lo a una glo riosa deidad co mo A,


tcrnis. Resu lta so rp rende nte el sinfín de form as con qUl'
Ártemis se man ifiesta en los d iferentes cu lto s del mundo
griego. Martín P. Ni lsson, la gran au to rid ad en la religi ón
clásica griega, afirma que er a la diosa principal. En la tr.i
dición clásica más familiar, a Ártemis se la conocía co mo
la d io sa virgen, pero esto sólo es un a d efi nic ió n de su ca
rácte r y del papel q ue desempeña.' A l igua l que to das lo"
d io sas, se trata de una diosa total. Y co n ella qu iero qU l'
ahondemos en u na serie de cuestio nes.

Fig ura 66: Lcro, Ártcmi s y Apel o


(crá te ra de figu ras ro jas, C lásico, Gr ecia, ca . 4 50 a.C .) .

, 80
As í la pr esentan los H im nos If om értcos:

C anto a la tum ultuosa Ár tcmis,


la de las áu reas saetas ,
la virge n ve nera ble.
caza do raoc ve nados.
di semin adora ocd ardo s,
la herma na carnal de Apo lo
el del arma de oro,
la que por lo s montes umbríos
y los picach o s batidos por lo s vientos,
dclciuind osc co n la caz a,
te nsa su arco to do él de o ro,
lan za ndo dardos que arrancan ge midos.
Re tie mblan las c umb res
de lo s elev ado s mu ntes
r ret umba terrib lemente
el bosqu e umbrío
por el rugido de las fieras.
Se estremece tambi én la tie rra
y el mar pródi go en peces.
Pero e lla, qu e tiene un ardido co razó n.
se d irige de un lado a otro,
arruinando la Ta za de las fieras.
y cuando se ha compla cido la diosa
qu e o jea las fiera s,
la diseminadora de dardos,
y ha del eitado su espíritu ,
tras aflojar su flexible arco,
se diri ge a la esp aciosa mor ada
de su hermano, Febo Apolo,
el espléndido puebl o de Delfos,
d isponiend o allí

181
el hermo so co ro
de las Musas
y las Gracias.
Tras colgar allí
su el ásti co arco y las sae tas,
dirige los co ros ,
iniciando el canto
con enca ntado r ade rezo so bre su cue rpo.
y e llas. d ejando o ír una voz imp ere ced e ra,
ce lebr an a Lelo ,
la de hermosos tobi llos:
c ómo parió hijo s,
con mu ch o lo s m ejo res de los inmorta les
por su vo lu ntad
y sus ha z a ñas.
¡Salve,
hijos de Zeus y Lcto,
de her mosa cabellera,
qu e yo m e aco rd aré de vo sotros
y de o tro can to!"

Artemis fue o rigina riame nt e una di osa aso ciada co n el


os o . Es pro bable qu e éste haya sido el primer animal ve-
nerado en el Inund o, pu es esta diosa es muy antigua . E n
Braurón, u n sa nt uario mu y imp orta nt e al este de A te nas,
se celebraba un festi val en el que ni ñas pequeñas bailaban
en hon o r de Artcmi s y era n llamadas las " peq ueñas osas».
El nombre de A rtc rn is está rela cionado en Europa con A r-
turo, un a d e las est rell as más bri llantes del firmamento, y
co n el oso .
Artem is y A po lo so n di vinid ade s con dos orígen es to-
talm ente di stint o s, y sin em bargo en la tradi ción clásica
gri ega se les co ns id era herma no y hermana, nacidos de

182
I.cto en la isla de Dolos. Let o era hija de lo s titanes Ceo y
Febe, y de acu erd o co n Hesíod o fu e esposa de Ze us antes
'1ue H er a. C ua ndo Lct o estaba em barazada de Arternis y
1\1'010, Hcra Se dedi có a perseguirl a sin tregua ha sta q ue
finalme nt e llegó a la isla d e D clos, Artcm is fue la primera
en nace r y ay udó a su madre en el parto d e Apo lo, de ahí
que un o de los títulos de Artc rn is sea Iliria (se cree que éste
na uno de los nom bres de la diosa en la cu ltura min o ica):
. Art emis Ilit ía, venerab le Pr otirca, con tu intervención,
las mol est ias de los nacimient os qu edan resu elta s».'
Se trata de una asoc iac ió n tardía de ide as anti guas, en la
'1ue los gemelos representan d os pod er es: Ap olo el poder
del protect o r y o rde nado r, y Artcrni s el poder de la natu -
raleza. En ella se hallan personificados los poderes de la
natura leza qu e co nfo r man todo el mund o natura l. A rte-
mis est á asoc iada con el arco y, po r tanto, tambi én co n la
caz a, y ba jo este ro l la mu erte qu e d a es dulce y ráp ida.

Figura 67: Ártc mis con un c iervo


(relieve de m.írmo l, C l.isico. Grecia, s. V J.C .).

18;
Lo s mu su lm an es ti en en un maravi lloso dicho a p ro pó sito
de l á nge l d e la mu ert e: mientras se acerca parece terrib le,
pero cua ndo ya ha llega do resu lta dulce. La p rop ia Á rt e
mi s era origina ria mente un ciervo, y ella es la d io sa qu e
mata ciervos ; ambos son aspectos du ales del mismo ser. 1..1
vida no se entiende sin la muerte, de modo que la dios a se
da m uerte a sí misma en el sacrificio de su prop io an imal.
Cada vida cs su p ropia muerte, y aquel que te da mue rt e e,
en cierto sentido el me nsajero del de stino que te pe rt ene-
cía desde u n pr incipio. Así ocurre con el animal y la di vi-
nid ad. Ta nto si el anima l da mu erte a la de idad (p or
eje m p lo, el jabalí que mató a Adoni s) como si la d eida d
mat a al a ni ma l (po r eje mp lo , Ártemis caza ciervos), se
trata de aspec tos comp leme ntarios de l mister io d e la vid a.
Aet eón fue a cazar cier vos acompañado por sus p erros
y rem ontó un arroyo hasta su fuente . En el esta nq ue de la

Fi gura 68 : Ár tcmis y A ctc ón


(crátera de figuras fojas. C lásico. Grecia, 4 70 a.C .).

184
1"" " le se hallab a la di o sa Artcmi s, bañ ándo se de snuda con
,1\ ninfas, Aet eó n, pobre di abl o, vio su glorio so cuerpo
oI ", ,,ndo y la miró con o jos no d e veneración sino de lu -
1'" t.r. Una act itu d impro p ia con un a di o sa. A l ver tal mi-
1."1., en sus o jos, Á rtemis sim p leme nte le arrojó un p oco
01 r "f:ua y lo co n virt ió en ciervo p ar a que fu ese de vorado
1'0' sus p rop ios perros. Lo s perro s, al igu al que los rnari-
111'1 os d e los ba rcos d e Od isea, re presentaban lo s apetitos

""1\ bajo s, mient ras qu e el ciervo re p rese n ta la n aturaleza


rulvrior, mera me nte an ima l. Eso fu e lo qu e d e h echo co n -
IImi,) a Ac teó n cua ndo estuvo en presencia d e la di o sa.
I~ s a es la di fi cultad qu e ent ra ña enco nt ra rse co n una
oI,·illad: si un o no está prepar ad o, co me terá un error y vo -
l.ir.í en ped azo s. La di vinidad representa un cierto foc o y
, «nccntr aci ón d e pod er. E n los mitos, el carác ter indivi-
.lu.il humano representa un fo co men o s poderoso de
pode r espiri tua l que la d eid ad , así q ue e! mortal deberá
1" epararsc para afrontar este d esequilib rio d e ca m pos de
pode r por me d io d e la meditació n, a fin d e que su mente
.ilca ncc el estado ade cuado par a admirar a la d eid ad -como -
.lei da d , es deci r, d esnud a. Co mo oc u r re en un circ u ito
..l éctrico con un fus ib le qu e no pu ed e so po rtar la ca rga , si
,,1po de r es d em asiad o fu erte p ar a la capacida d d e! indivi-
duo, éste exp lo ta . Ex iste n man er as d e prep ar ar se, o más
bien de p roteger se, antes d e ace rca rse a un a di o sa o a un
d ios , para enco nt rar, recibi r y at enu ar el poder de la d ei-
d.1l1.
La varied ad d e im ágen es y asociac io nes d e Á rtem is n os
ind ica la var iedad d e pod eres que reúne es ta di os a. La
hemos visto co mo cierv o y tam b ién ba ñánd o se en el agua
co rn o si fu ese u na n infa acu ática, lo qu e no s ret rotrae a la
antigu a di o sa eu ro pea con forma d e pez del 6 0 00 a.c. (fi-
f: u ra 19).

18 5
Figura 69 : Árt emis co mo seño ra de las be stias
(vas o de figu ras negra s, Ar caico , G rec ia, ca . 570 a.C .).

En Surnc r vimos a la Diosa en su pape l de Seño ra de las


C riatur as Sal vajes (Figura 40) . Bajo este aspe cto, es la
Madre del mund o; es deci r, el mundo ent ero le pe rte nece,
todos so n sus hij os. Tambi én en los mit os griegos la Se-
ño ra de los Anima les aparece como avata r de Árt emis.
C o mo señalan Baring y C ashford, «Árt emis se co nvirt ió
en la d iosa de los anima les salvajes, títu lo qu e se le da en

186
l.. I/iada: potnia th eron. H ereda esta fun ció n de la di osa
p.r lcolírica de los ani ma les salvajes de la caza». "
Todos los anima les del bo squ e se hallan bajo la protec-
,·;ón d e Ártem is, y en la tradici ó n literaria posterio r, en
vierto sent ido más senti mental, se la rep resenta como ca-
,adora. Es su representación más cósm ica; los lobos y las
~ ru ll a s se asocian co n la di osa-com a -iniciadora, y la es-
v.istica representa el ciclo del tiempo. Ésa es la ima gen im-
plícita en mi núm ero 432.000, el ciclo de las esferas qu e
~ l r :l n.

Todo esto se ha reun ido en esa gra n di osa, to do esto es


Árte mis.
Las pa loma s en el tocad o de esta figurilla (figura 70)
significan qu e la d iosa a qui en sirve la sacerdotisa es la pot-
/li,l ther án , la Señora de los An ima les Salvajes. Lo s cue rnos

Figura 70: Sacerdot isa de la Di o sa


(te rraco ta, Min oico, Cr eta, 1500- 1300 a.C .) .

187
d e toro en el ce ntro sug ie ren lo s ritos sac r ificiales d el ' ''' ''
que form aban p art e de l cu lto y ve neració n d e la d i",.,
co mo hem o s vis to e n la imaginería sim bólica d e <;:.11.,1
Hüyük y C nossos . Las pa lomas y lo s cuernos d e toro si",
boli zan el pod er d e la Diosa en ambos reinos, el d e la vid.,
y el d e la m uerte.
El ce ntro del cu lto d e Ártemis se ha llaba en la ciud ad .1,
Éfcso , en la costa egea de Asia Menor. En esta es ta tu a p i"
ce de nte d e su temp lo (figu r a 7 1), la corona d e Ár t c m «

Figura 71 : Á rtc m is Efe sia


(mármo l tallado , Helenístico, Turquía, s. 1 a.C .).

188
Efesia está rodeada p or un h alo d e figuras de animal es co n
cue rn o s y con las pat as levant ad as. En su grueso co llar
están representados los signos del zo d íaco. En su s brazos
h.IY lo qu e parece ser un co nj u nto d e leones, y su cu erpo
tub u lar está cu bi erto por p ró to mos d e a nim ales, ent re los
que se in clu ye n leones, toros y ca rn eros . En la b ase de la
estat ua q ue da n restos d e las p ezu ñas d e lo s ciervos q ue la
flan q ueaba n o rigi na lmen te .
E n su lib ro Tbe Eternal Prescnt: Tb e Beginn ings o] A rt,
Sigfr ied Giedion afi rm a a p ropó sito de esta estatua: " De
to dos s us rasgos p robabl emente el más relevante sean las
pe z uñas d e cie rvo qu e hay en su ped estal, que es todo lo
que que d a del p ar d e cie rvos a tamaño real que la fla n-
q uea ba n. Pu es son p rec isam ente esas hu ellas las que no s
pro po rc io na n la clave d e los o r íge nes de est a divinidad,
q ue ha su frido tantas tr an sfo rmaci ones. [... ] Los orígenes
de es te cu lto al ídolo se re mo ntan a la prehi storia. [.. .] Ár-
tcmis Efesi a es el res u lta do d e un lar go proceso de antro-
po mo rf is mo q u e come nzó cua ndo la dominación y
vener ació n por lo s an imales se vio reempl azad a p or el
pode r de di vinid ad es co n for ma hum an a »."
Ár tc m is, junto co n Sclc nc y H écatc, co ns tituía una d e
las triad as griegas qu e re presenta ban el aspecto de la Tri-
ple Di o sa en la Vieja Euro pa . Pod em o s verlo representado
en est a figurilla (figu ra 72) de Ártemis formando p art e de
una H écatc trip le. En pri mer lu gar está el pi lar: la D io sa
Madre es el eje d el uni verso . A su alrededor es tán las tres
re p rese nt ac io nes de la Diosa, qu e in cl u yen a Árrernis y a
ll écatc, qu e representa el inframund o cró nico (el aspecto
mágico de la Diosa). También vemos representadas a las
Tres G ra cias bailand o de man era aleg re y relajada.
Á rtem is o to rg a abund a nci a: Nuestra Señora de las
C r iat u ras Sal vaje s y la M ad re de lo s Muchos Senos, la qu e

189
Fi~ur.\ 72: Hekateion
(piedra tal lada, Clás ico,
Grecia, ca. s. III a.C.) .

so po rta la to tal id ad de las en ti d ades del mundo natu ral.


Es to se ale ja mucho d e la ima gen d e la di o sa vir gen y la
sim p le cazadora con la q ue no rmalm ente se la asocia.

Apolo

¡Febo!
A ti incluso
el cis ne te ca nta
mel o d io samen te

19°
con el acompa ñam ien to
d e sus alas,
m ientras salta
en el ribazo,
a lo largo del vorticoso
río Pen co .
A ti tam bié n,
con la melodi osa ío rmingc,
tc canta siempre
el aedo de dulce verbo
el primero y el último.
Así que te saludo
J ti tambi én, Soberano,
qu e yo te propic io con el canto. ' >

Figura 73: Apolo (c ráte ra de figu ras rojas .


C lásico. Grecia. 47'i -.,p 'i a.C.).

'9'
Figura 7 5: Ap o lo Bel vede re (copia romana en mármol
de una esc ultura griega de bronce, 350- 3l5 a.C .).

sim b ó lico q ue rep rese nta la vita lid ad de lo vivo. Es una


alegoría d e la hi gien e, o d e la mesu ra y di sciplina que re-
q u iere la bu en a sa lud: d eb em os p roporcionar vida, co mid a
y sustent o a la serpien te qu e se enc ue nt r a en nu estro pro-
pio cuerpo, p ues mantien e la sa lu d y ap ar ta la so m b ra de
la enfermeda d.
En la fig ura 76 vemos a Asclep io co n su saleti, H y gieia .
Asc lcpio está apoyado en u na maza que p odría haber per-
tenec ido a H eracles," pero tiene un a serp iente enroscada ,
sím bo lo de Stl culto. El brazo d e H yg ieia d escan sa so b re

194
"" u ípod c qu e co nec ta co n el templ o d e Apol o en Delfo s.
1 11.1"do co me nté esta pi eza en mi libro Imagen del m ito,

, " .dé que - Ios uten sili o s rituales sug ieren el sim bo lismo
1. lus cu ltos mi st éri co s: a la d er ech a un cá nt aro de vino
1"1 qtle sale tin a ser p ien te , a la izquierd a un a cesta (cista
., vstica} q ue co nt iene a un niño d io s y a o t ra serp ie nte. El
.uuo vu elve a apa recer aba jo, cerca d e la d iosa»."
Asc lcp io , di o s de la medi cina, sim p lemente asu mió un
,,,1que hab ía perten ecid o antes a Apolo, y que éste ha b ía
" " mid o a su vez d e u n a di vinid ad anterio r que no s es d es-
1 »uocida. Co mo señala Ni lsso n, siempre que enco ntramos

Figura 76: A sc1cpio e H ygieia


(rel ieve de marfil. Ro mano , Italia, finale s del s. IV d .C .).

195
un alta r co nsagrado a A po lo, en realid ad éste ha llegad
con poste rio ridad y ha ar rebatado el santua rio a un d io
más ant iguo que, de un a man er a u o tra, de semp eñ aba e
pap el de pro tect o r.
El gran templ o de Asclepi o en Epi dauro era un sana to
rio al qu e la gente acud ía para seg uir trat amientos de salud
El lugar era un gra n sa ntua rio hench id o de armo nía y be
lleza, q ue incl uía dormito rios, templos y par qu es. El in
di vidu o podía medit ar y o rar bajo la d irecció n d e u
sacerdote, pero des pués tenía q ue ir a d ormir y so ña r a
sa nt ua rio del d ios, pu es el pode r cura t ivo se manifestab
du rant e el sue ño .
Kari Kcr ény i, en su herm oso aun q ue co mp lejo vo lu
men Asklepios, pon e el acento en los d iverso s niveles de
ex pres ió n del sue ño y en cl leng ua je de la medicina clásica
Ker ényi escribe q ue, en los sant uarios d e cu rac ió n de
Asclcpio,

se ofrecía al paciente la posibilidad de ob tener su cura


ción a partir de lo s elementos que él mismo poseía . A tal fi n
se creaba un ambiente que, como en los modernos balne a-
rios y centros de salud, estaba lo más apartado posible de ele-
mentos perturbadores proven ientes del mundo ex terio r. La
a t mó sfe ra religiosa contribuía también a la curac ió n, es ti-
mulando las potencialidades internas del individuo} "

U na rev ela dora ofre nda vo t iva (figura 77) no s mue stra
a un ho mb re jo ven so ña ndo en el dormitorio . Sue ña qu e el
di os, q ue le toca un hom bro , lo está cu ra ndo, pero al
m ism o ti emp o sue ña co n el pod er de la ser p ie nte, q ue
em erge de su cuerpo y le toca el hombro. Se t rat a d el
mism o acto en dos facetas . ¿Acaso no ha bía acud ido para
eso? La func ión última de la exp er ienc ia de Epidauro es-

'9 6
d
os
el

o-
d.
e-
n-
n
al
ba

u-
e
a.
e Figura 77: El dios serpiente Anfiarao
(re lieve , Clásico, Grecia. s. IV a.C.).

- \1 ih.\ en despe na r el pod er curativo q ue hay en nos otros y


n I' l ov ocar una cu ració n psico som ática. Es lo qu e mues tra
- ," 1.\ imagen: el jove n sueña q ue el pod er d e la ser piente
- "Illerge de su cuerpo y al mism o tiemp o sueñ a qu e el di os
a 1.. cura, Los sueños d icen do s o tres cosas simu ltá ne a-
- rucru c, y aq uí él tien e dos man er as de ente nde rlos.
En D elfos result a so b recogedo ra la sing ularida d del
mundo clásico. El ó nfalo es el o mbligo del mu ndo, el axis
a mnndi, custod iado por Apolo. En las pri mit ivas d io sas de
l 1.1 Tierra se dest acab a el o mbligo , y el ó nfalo es el o mbligo
l ,1<- la D iosa en D elfos.
e En la figu ra 79 te ne mos un a de esas figuras de la di osa.
l I ).H ;1 del VI mil en io a.C, y mu estra el o mbligo, el centro
del cuad rángulo cós mico . Ella es el cent ro del mund o, ella
- ,., la q ue abarca el mundo entero.

' 97
Figura 78: 6 nfalo de Dcllo s
(mármo l tallado, Clásico, Grecia, s. IV a.C .).

Delfos era la sede del o r ácu lo, de la sacerdotisa que en


tr an ce resp ondía a las preg untas que se le p lanteaba n, ya
fueran asu nt os de Es tado o pro blem as pe rso nales. Pod ían
recurrir a ella tanto las per son as hu m ildes co mo las d l'
rango superior, para to dos ten ía respuesta .
C uand o Atenas se vio amenazad a po r la inva sió n persa,
los at enienses acudi er on al or.ic ulo de D elfos para pre -
guntar: «¿Q ué hacem o s ah o ra ?».
El oráculo les contest ó: «Resguardaos tr as los muros dc
madera ». Ello s lo interpretaron co mo : «Su bid a los barcos ,
Aband onad la ciudad . D ejad qu e los per sas la to me n». '
Así lo hiciero n, y de esa manera lo graron hundir la en orme
y pavorosa flo ta de jcrjcs.

198
fi gura 79: D iosa del Ombli go del Mundo
(terraco ta, Neo lítico tardío . l lungru. ca . H OO- SOOO a.C .).

C ualq uier persona pod ía ir a D clfos y plantear su s pre-


huntas, y una muj er sentada en u n t r íp od e mi ent r as in -
h.r laba algún tip o de h umo o de vapo r, en un esta do indi s-
cutible d e tran ce, le da ba su respuesta, siempre de un a
m.i nc ra bast ante enigmá tica. Recib ía el nombre d e «piro -
uisa - porq ue era la consorte de la ser pient e có smica (la di-
vinidad anterior en este territorio había sido Pit ón ). Ap olo
d io muerte a esta ser piente (ganánd ose así el apela tivo de
" po lo Piti o ) y luego se apo der ó del sa nt uario . A qu í en -
co nrramos de nu evo el mot ivo de A pol o irrumpi endo y
.ipo d cr.ind osc d el santu ari o, en este caso convirti énd ose
.ulcmris en el protecto r del o rác u lo , Así llega cad a nueva
Illitol o gía: tr as dar mu ert e a las di vinidad es más ant iguas,
4.,, 1 IlU CVO dios inco rpor a su e ne rgía.

I 'JIJ
El1e l lihro d, · M.\ll i" B" h", I .un] r/;O/l , se lec: .. U 1'0
qu e se relacio na Con el 1'; l','.; d if er cllt e d el )'o qu e se rcl .,
cio na co n el (.'110 » ,18 Reflexion emos so bre es te asunto: ¿ l.,
re laci ón q ue se tien e Con un anima l es de tIÍ o de ello] N o
es en abso luto lo mis mo.
En OcHos se vive el am biente del t Los árbo les, 1",
ú •

pájaros, los animales, tod o está vivo, tod o se p uede m ir:\I


como un t ü. Si uno vive, como yo, en una ciudad Co m o
Nueva York , su entorno es tá co mp ues to p o r edifi cio,
co nstruidos con lad rillos m uertos, etcé te ra; en ese caso ,
uno se relaciona con su entorno en términos de ello. Ésa ,',
una de las razones por las que co nsti tuye un desafío qu e de
la ciuda d sa lga po esía auté ntica y válida. Es p osible que
p lantee co mplejos probl emas métricos, o que lidi e co n el
lenguaje de manera h ábil, hasta qu e re sulte de lo más in te-

Figu ra 80 : Feb o Apo lo


(c rátera de figur as rojas, C lásico, lt alia, s. v a.C .).

l OO
"11 e para los críticos lit erari os, pero ¿qu ién la lee? H ay
1"" o, poetas capaces de romp er de verda d y co nvertir la
111 .1.11 1 en un t ú, En el m undo gr iego nu nca llegaron a la
l' , " olo gía del ello, se q uedaron en la psicol o gía d el yo y el
¡ ,,1estad o místico al que se acce de cuando uno se rela-

11111.1 con su entorno como si fuese un ser v ivo.

1 )1 ro d e los ro les de A polo es el del d ios so l, Fe bo

\ 1' 01 0. En la figura 80 aparece cond ucie ndo el carro del


«la rrav és del cielo, con los rayos alre dedor de la cabeza,
1I1 11'l1lras los efebos (los jóvenes-estrella) cae n al mar. Éste
," "" buen ejemplo de c ómo d iferent es di vinidad es se jun-
1111 en una so la y a co ntinuac i ón toda la mi tol o gía se co n -
I n-rt e en algo q ue no esta ba allí ante s.

Dioniso

U no de los grandes santuarios rel igiosos era el tea tro.


~,. tra ta ba de un espacio ded icad o en principio a Dioniso
p.ira poner en escena temas míticos. Se representa el mito
)', al tomar parte en el ritual, se participa en él. Simb ólica-
mente, u n mi to es la man ifes taci ón de las ene rgías espiri-
m ales, de modo q ue al part icipar en el mito u no está
.icrivando las corres po nd ientes energías qu e se hallan en
su interior. A q uí, en lugar de un a simp le parti cip aci ón in -
d ivid ua l en un a acc i ón ritu al, nos encont ramos con to da
una co munidad qu e parti cip a en la rep resentaci ón del mito
en forma de tragedi a o de comedia.
U no de los aspectos más so rprendentes de la trad ici ón
clásica es que te nemos d os divi ni dades com pletamente
o puestas en tre sí qu e, sin embargo, se nos present an un i-
das: Apo lo representa el pr inc ipio racional, el principi o de
la luz, el princi pio de la co nsciencia, mientras qu e Dioniso

10 1
Figura S J: El teatro de D clfo s
(pied ra ca liza , C I.ísico , G rec ia. s. IV a.C .).

representa la dinámica de lo que llamaríamos el inco ns


ciento. A Oion iso, que en un a tr adición de Oriente Pr ó-
ximo estaba asoc iado con poderes diaból icos, y qu e pOI
tanto sería más bien un no -dios, un antid iós , le fu e reco
no cido un poder semeja nte al de Apo lo, de ahí qu e exista
es ta id ea de equi librio e interacc ión en tre am bos. A lo
largo de un período bastante amplio, qu e se extiende desd e
fina les del siglo VII a.c. basta el siglo V a.c., la tr adic i ón
apo línea co me nzó a ceder ante la d ionisíaca, cuyos rito s
o rgiásticos y ate rrado res eran piedra de escá nda lo. Sin em-
bargo, Oi oniso acab ó unido a él por la tra dición, pese a su
canto eufó rico co n sá tiro s y obscenidades q ue ofrecían u n
co nt raste mu y mar cado con el princ ipio apo líneo.
El mejor estudio so bre Apolo y Oioniso sigue siendo el

l Ol
.1 , I'ried rich Niet zsche, El nacimiento de la tragedia. Allí
.1 '16 escr ito qu e cua ndo la mente logr a abri rse ca mino
klli .l lo trasce ndente, se llen a de te mo r, terro r y fasc ina -
" " 11 , Y es de esa br ech a de do nd e derivan las artes ." Así,
1., .u cnci ón se d irige hacia dos aspectos, la mar avilla y la
l-i-llcza del mundo tal co mo es y la de todos los seres qu e
(' encuen tran en él.
Dentro del campo de la d iferenciación, dent ro del ám-
1"1n temporal, ten em os las for mas q ue so n ma nifcs tacio-
111" del poder trasce ndente, y el artista al co nceb irlas nos

pro porcio na un se ntido de la inmanencia d e lo tr ascen-


.lcnte en su cue rpo. En su maravilla, el cuer po es de en-
vucño. A esto se le llama el aspecto apolíneo .
Por o tro lad o, podemos int eresarn os en la en er gía te-
1 rih lc q ue to do lo sacude y saca a la lu z cosas nuevas; es

.lccir, el aspecto qu e pro yecta en lugar de in -fo rmar, y ése


l " el dionisiaco .

Lo apolíneo rep resenta la fasci nac ión por el enc uentro


co umo vcdo r con lo pasajero, mientras qu e lo dionisiaco
represe nta la id ent ificació n con la ene rgía q ue to do lo
.•rro lla y da a luz fo rmas nuevas. A mbos deben func ionar
junto s en el arte.
N ietzsc he cree qu e la escult ura es la princip al fo rma de
representac ió n en las artes plásti cas, y qu e la mú sica es la
princ ipa l form a artís tica qu e representa la dinámi ca a tra-
vés del tiemp o y el proceso, por lo qu e ambas deben ope-
rar co nju ntament e en el arte. Si no se fo rma la dinámica,
iodo lo q ue te ne mos es el grito, el alari do, y si la forma no
co nsidera la din ám ica, ten em os simp leme nte una escultura
petrificada, muerta y seca .
La co mbinación de ambos aspectos no s abre la puert a
.l ese misterio, el mysterium trcmcndum et fa scinans; y en-

ronces la experiencia de lo sub lime es la de lo tremendum,

l 03
Por eso a la religión se le llam a miedo a Dios; su o tro no m
b re se ría amor a Dios. Par a capta r el senti do del mi sterio.
el modo en que sacude to d o nuestro sistema de ideas, d,.
bern o s oscilar ent re am bos senti dos.
Gocrhe di ce que «der Menscbbeit bestes Teil» (la m e jo r
parte d el hombre) es la exp eri en cia del Scbau dcrn (es t re
mccirni cnto ).» Es como una sú bita o la de insp iració n: u no
co mp rende lo efí mero d e su p ro p io se r en el se no de cs t.i
vasta co nmoció n que es el uni verso. y esto se con sig ue .1
través d e Di oniso .

Zeu s

y ahora , en este co ntexto, me gus taría hab lar de 1,,,


di o ses a rios. Zcus , q ue llegó con lo s ind o eu rop eo s, no
guarda re lac ió n alg una con el culto de la Di o sa de c s t .i
área. El no m b re d e Zc us es tá rel acion ad o co n la palab ra
(tbeos, «dios») y em paren ta do asi mis mo con el sá nsc rito
deua (. d ios») , d e manera q ue los d ioses de l mundo sáns-
c rito est án re lacio nados co n las d eidad es arias d el mu nd o
clásico. Zeus es un dios ind o europeo qu e llegó a G recia
co n los p ue blos invaso res del IV, 111 y 11 m ilen ios a.C.

Voy a cantar a Zeus,


el princ ipal
y el más grande
de los dio ses.
el so bera no
cuya voz se oye de lejos,
el que a todo da cump limiento.
A él que,
con Te rn is,

2°4
que se sienta inclinada sob re él.
mantien e sagac es co nversac io nes .
SC I11C prop icio,
C ró nid a,
cuya voz se oye de lejos,
el más glo rioso
y el más gra nde. "

En el H im no H om érico a Af rodita se ex plica có mo


llegó G anímedes al O limpo :

En verdad al rub io Gan ímcdcs lo raptó el prud ente Zeus,


por su bel le za, para que viv iera entre lo s inmo rtales. y en la

Figura 82: Zcu s raptando a Ga nímc dcs


(ky lix oc fig uras rojas, Clás ico. Grecia . 4 7~ -42 5 a.C .).
2° 5
mo rada de Ze us sirviera de escanc iador a lo s dioses, mar.t vi
Ha de ver, honrad o ent re tod o s los in mort ales al ve rter lid
áure a cr átera el rojo néc tar [ . ..] inmo rtal y desconocedo r li(
la vejez al igual que los di oscs.«

En la fig ura 82 aparece Ze us ra pta ndo a Gan ím cdc-,


para qu e sea su co pero y sirva su mesa en el Olimpo. I~,,·
es el rol de los ritu ales mascul in os a los qu e antes me refe
ría: se tr at a d e apa rt ar al niño d el mundo materno. Se.•
co mo fue re, Zeu s co nsigue mant ener sus vínc ulos co n J."
mitolo gías anteriore s.
Zeu s es ab sorbido por un a tr adi ción mu ch o más ant i
gua y lar gamente est ab lecida, la del derecho materno .
En la figura 83 podemos verlo junto a Herrnes y Lelo.
la madre de Apol o y Art crni s en la tr adición clásica.

Pigura 83: Zcu s, H errnc s, Lcto y Ártc mi s


(m.irrno l tallado. C lásico , G recia, s. IV a.C .).

2 06
Recordemos q ue Ártcrnis llegó desde la cultura minoi -
, .1. Apo lo tiene sus orígene s entre los hititas, Leto era la
Iliosa Madre de la Vieja Europa. Y Zeu s, dios del trueno,
" residía el panteón ind oeur o peo .
En otras palabras, ten em os cu atro di vinid ades tota l-
mente d iferentes, de orígen es to talme nte di ver sos , unidas
t' l1 un mito sincr ético , un mito que lo gra combinar mito-

I"gías en co nflicto y co nt ra rias entre sí. El probl em a resi-


dí.1 en un ir esas dos soc ieda des, la soc ieda d de la Diosa
Madre y la sociedad del Di os masculin o.
En genera l, las divinidad es de estos pueblos guerreros
110 se hallan sujetas a la Diosa. Las di vin idades indoeuro-

peas no nacen, so n poderes eternos que representa n los


poderes de la natu raleza y de l espíritu q ue nos hab ita ,
nuestra natu raleza interior, pero aquí ésta logra imponerse
y ello con lleva el nacimiento del pequeño Zeus. Crono, el
".\d re de Zeus, había cast rado a su progenitor, Urano, y

.-- - I

Figu ra 84 : Kou retes bailando alrededo r de Zcu s niño


(rel ieve de terracot a, lugar desco no cido, fecha desconocida ).

20 7
po r eso tem ía qu e sus hijos pudi esen castrarlo a él, así '1'"
co mc nzó a devorarlos a medida qu c iban nacien do . T, ."
el pa rt o, Rca, su esposa, sust ituyó al p equ e ño Zcus 1''''
un a pie dra envue lta cn pa ña les y sc lo Ilcvó al Mon te '.1.1,
en Creta, do ndc lo cuidaro n las nin fas y los kouretes (j"
vcncs guerreros ). Los kouretes bailaban co n es t r ép u «
mi entras cntrcchocaban sus escu dos y sus espa das p.1I ,1
evitar q uc sc oycsc el llamo dc l beb é, manten iendo así ..1
ni ño Zcus esco ndido de Crono.
En la figura 85 podernos ver las bodas dc Zc us y H cr.i
Ella es t á a punt o dc dcsvcstirsc y él la mir a co n amor.
Si bicn cn la mitol ogía clás ica o límpica H cra sc nos pre
scma co mo la esposa dc Zcus, sc tr ata dc un a di osa muc ho
más am igua, ante rio r al sincre tismo ind ocuropco de l.,
Edad dc Bron cc. En el mom ento dc la apa rició n de CS!,l
mito logía, H era había sido indcpcndi cnte de Zcus , y 111."
poderosa qu e él. Co mo señ a la H arri son: - En O li rnp i.i,
dondc cn los d ías históri cos Ze us cra el único soberano, ,,1
amiguo H craion , don dc sc vene raba des de much o tiempo
atrás cxcl usiva mcmc a H cr a, cs anterior al templ o ca nsa
grad o a Zc us. [.. .] El p ropio H omero esta ba vaga rncnu-
poseído por la memori a de los días cn qu e H cra no era un.'
esposa, sino un a Scño ra por derech o propio » . "
Barin g y Cas hford co ntin úa n:

En uno de lo s relato s, el matrim oni o [de H era] inclu so se


pro du ce med iante subterfugios: dura nte una to rment a, H cr.i
q ueda se parada de las ot ras diosas y di o ses, se ntada so la en 1.1
montaña donde desp ués se construiría su templ o . Zcus se
transforma en un cuco, mojado y maltratado po r la lluvi a. )
se posa sobre el regazo de H era. Sin tiendo lástima del po bre
pájaro, la diosa lo cu bre con su túnica. momento en el qUl'
Zcus se rev ela. Aquí Zcu s es presentado como el intruso,

, 08
co ns igue el mat rim o nio medi ant e en gaños, no com o el gran
d ios q ue recl ama su der echo a obte ner-l o .

Kerényi co me nta: «A través de esta creació n mitológica


ún ica, Z cus encaja perfec tame nte en la historia de la re-
ligión de llera en A rgos» . "

.. ..
.....' , ~ .~ "
.."it ;~.. .: •.• ..::.~~:~ ,.::.:.," ~, . ' .. ,
Figu rn 85: Bo das de H cra y Zc us
(m.ir rno l tallado. Clásico, Sicilia, ca. 45 0- 4 25 a.C.} ,

l 09
Ares

A res más qu e po deroso,


abrumadora carga del carro de gue rra,
el de áure o yelmo ,
de intrépido co razó n.
portador de escudo,
salvado r de ciuda d es,
revestido de bro nce.
brazo poderoso,
infatigable,
ardi da lanza,
valladar d el Oli mpo,
pad re de la Victo ria,
qu e co ncluye con b ien la guerra,
auxi liador de la J ust icia,
d icta do r pa ra tus adversarios,
guía de lo s más justos varones.
Poseed o r del cetro de la ho mb ría,
haces girar tu esfera de ígneo resp landor
ent re los prod igios de los siete caminos del éter,
do nd e los potros f1 amígero s
te co nducen por siempre
más allá de la terce ra ó rb ita.
Óye me,
prot ecto r de los mo rtales,
disp en sad or de la ar ro jada ju ventud,
mientras expa ndes de sde lo alto
sobre nuestra vida
tu suave br illo
y tu fuerza marcial.
¡Que pueda yo rech azar
de mi cabez a

l ID
la .l marga cobardía,
do b legar en mi interi o r
la pasió n que cngaii.a el alma
y contener 1.1 pe ne trante fuerza
del bélico ardo r,
que me instiga

Fi gura 86: Are s y Af rodita


(fresco, Romano , Ita lia, fecha descon ocida ).

111
a c.uuiu.r r h.H'¡.l l., h.\t.dl.l hI.Ki.d!
C o nc éd cme (.'11 camb io, hil'I1.1\'l'111l11 ado ,
el valor p ara pcr m aIH.'«.'r
dentr o de las no rmas invio lables de l.i p.rz,
huyendo del frago r de los enemigos
y de los vio lentos des tinos de muerte. ' !

O tra deidad que p ro ced e del co n texto ind oeu rop eo "
Ares, el dios de la gue r ra . Lo hemos visto vinc u lad o .,
Af rodita, la di osa del lucero del alba, como Inann.i l ' 1,"
tar, y qu e al igual que ellas es un a Gran Di osa, la persolll
Iicaci ón de lo di vin o fem enin o. Es así co mo Ares cnt r.i eu
rel ación co n la Di osa.
Las prin cip ales di vinidad es de las trad iciones patri.u
cales eran di vinid ades mascul inas. El ejemp lo más ext remo
de este acent o mascul ino lo encont ra mos en el A nrigu»
Test am ento, donde no apa rece ni un a so la d iosa. En la t r.i
d ición bíblica, las ant iguas di os as fueron simpleme nt e eli
min ad as; por el co ntra rio, en la tr adición griega, co mo y.l
he mos visto , se casó al di o s con la Di osa, o bi en se CO II
virti ó al dios en protector de la D iosa, o inclu so se hizo
d e la Di osa la p rotectora del di o s. Es ta blec iero n as í UII.1
rel ación que los vincu laba a ellos y a sus propi as deidad es
co n la tierra y co n el culto local de un mod o particip ativo.
Esto su pone un claro co ntraste co n el mod elo que ob -
serva mos en la hi stor ia de Jud ea e Isr ael, qu e intentaron
imponer el cu lto de Yahv éa los dem ás pueblos semitas que
se habían di sp ersad o por el territori o. De hech o, la histo -
ria del Anti guo Test am ento es la hi stori a de reyes que
aba ndo naro n a Yahv é para of rece r sac rificios en las cimas
de las montañas a los di oses y di osas de la naturaleza, y de
ya hvistas qu e int ent aron es tablecer a su de idad co nt ra
ellos.

2 12
I ~ II los griegos no encontrarnos este tip o de acti tudes,
1110 <¡ue obse rva mos el desar rollo d e un a relación ent re
1", .ispccto s mascul ino y feme nino de lo di vin o .

Atenea

Comienzo por cant ar


a Palas Atenea,
la gloriosa deidad
de ojos de lechuza,
la muy sagaz,
de corazón implacable,
virge n venerab le,
protectora de ciudadelas,
la ardida Tritoge nia.
A ella la engendró
por sí solo el prudente Zeus
de su augusta cabe za,
provista de belicoso armamento
de radiante o ro .
Un religioso temor
se apoderó de todos los inmortales
al verla.
y ella, delante de Zeus egidífero ,
saltó impetuosamente
de la cabeza inmortal,
agitando una aguda jabalina.
El gran O limpo
se estremecía de terro r,
bajo el ímpetu
de la de ojos de lechuza.
En torn o suy o,

21 3
la ri crr.r h r.un ó l·~ t rl' pi l o ~.l l111· lI ll~ .
l'l pomo,
Se co n mov i ó, po r t.uu o.
henchido de agitadas olas,
y quedó de súbito inm óvil
la salada superficie.
D etu vo
el ilustr e hijo de Hip erión

Figura 8T Atenea del Pirco


(bronce, Clásico, Grec ia, ca . 360-3 40 a.C .).

214
sus cor cel es d e raud o s pies
por largo rato ,
hasta que se hubo quitado
de sus inmo rrales hombro s
las armas d ivinales
la virgen Palas Atenea.
y se regoc ijó el prud ente Zeus.
A sí q ue te salud o a ti tam bién,
hija del egidífero Zeus,
q ue yo tam bién me acordaré
de o tro canto y de ti Y;

El nacim iento d e Atenea d e la cabeza d e Zeu s consti-


lIIye o tro eje m p lo d e cómo est a cu ltura patriarca! asi mi la
.1 la Di o sa. Metis, una titán occ án idc y -seg ú n una ver-
silÍn- la p r ime ra es posa de Z eu s, está e m baraz ad a, y un
orácu lo le an uncia al di o s qu e M eti s tendrá dos hi jo s: el
p ri mero se rá sab io y p od ero so, p ero el segu ndo lo matará

Figura 88: El nacimiento de Atenea


(kylix de figuras negras, Arcaico, G recia, ca, 560 a.C.).

2 15
a él. A Zc us no le gusta la idea, de manera qu e cOIl"i n l" ,
su embarazada esposa en una mo sca y se la traga . A '1 ' .1 ,
b ido tiempo, Metis da a lu z. Un día Z eus tiene un d olo, .1,
cabeza ter ri bl e y pide q ue se present e H efesto COIl '1 '
hach a, enton ces és te abre en dos la cabeza de Zcus y d e ,'¡I,
salta At en ea completamente armada.
E sta pieza tan cu rio" (figu ra 89) fue dada a conoc e ,,¡
pú bl ico por j ane H ar riso n, En el la aparece Atenea co n l..
ca be za de Medusa en el escu do - Med us a baj o su aspccr»
re pelente, ap otropaico o terr ibl e, Con la lengua fuc r.i- \
co n la lech u za de Atenas (su ave tor érnica ) en el brazo , Se
trat a d e Atenea en su papel de in spiradora y protec to r.r,
saleti, d e héro es. Po d em o s ver a Pegaso e n su casco, PU l "
Pegaso nació de la cabeza de Medusa cuando ésta fue dc

Figura 89: A ten ea con j as ón, regu rgitado po r un dragó n


(V.1SD de figur as rojas, CLísico, G recia, ca. 49 0 -4 80 a.C .).

216
l'.lp tt.l d.\. N .lllii.' !,t HiJ.• mil .ll 1.\ ,.dh' / .I dl' Medll s,l. .1 ril'sho
dl' quedar pcuifi c.ido, d e modo qu e At enea le ofreci ó su
esc ud o a Perseo y éste, sirv iéndose del reflejo en el esc udo ,
l.i mat <" , C uando Perseo cogió la cabeza de Med usa para

Pigu r.l 90: Ate nea co n la Go rgona y se rpient es


(ánfo ra de figuras rojas . C l.isico. Grec ia, ca. oo- p o a.C.) .

21 7
met c r la en UII s.ico, " q.~.l \ t1 , (·1 v.ih.r ll» .tI.Hln, lI,lCl ll 111 ' l.,
abertura de su c ue llo , y 1.1 C.11ll'Z;\ tl l' Mvd us.r se l '( 111" 1I 1 11l
en el gorgoncion d e la coraza d e A t enc.i .
E n es tas d os p iez as (f iguras 90 y 9 1) V(' n1<" ,\ la .1 ,,,,,,
qu e se enc ue nt ra d et rá s d e to do esto, la Gr.m I ) j" ' ,1 ,1 ,

Figu ra 91 : Diosa co n se rpientes


(mayó lica, .M ino ico, C reta, ca. 16 0 0 a.C .).

1 18
, !I'I.\. De hecho, Atenea sign ifica «p ro tecto ra del puerto -
(0 1, ,lhí q ue tenga mos a la A tenea de Atenas, la Atenea del
1''' ''0 , la Ate nea d e Éfeso ). Se rem onta a esta figura pro-
I ¡'d o ra la d iosa co n se rpientes micéni ca y minoica (f ig ura
'JI) . (oste es un perf ect o eje m p lo d e la manera en que las
.hvi nid ad cs fue ro n asimil ad as y co nv ert id as en formas
, l.i sicas,

l I9
Figura 92: Pari s rapta a H elena (reli ev e de mármo l esc ulpido.
Ro mano, Italia, fecha desco nocida).

110
C.l l' ít u lo V I
La tlia du Y la O disea.
Regr eso a la Diosa '

La l liada representa el mundo masculi no ind oeurop eo,


y ta nto Ze us co mo A po lo, y los dioses olímpicos en ge-
neral , ocu pa n un lugar pro mi nente en él. Pero despu és de
la !liada llegamos a la Odisea, donde asistimos al regreso
de la D iosa.
Fue Samuel But lcr qu ien d ijo que probableme nte la
Odisea fue esc rit a por un a muj er.' Resu lta de suma im-
port ancia el ca mbio de talante y de estado de án imo entre
la lliada y su guerra masculi na, así co mo su psicol ogía vol-
cada en el logro de o bjetivos, y lu ego la Odisea , dond e la
d iosa nos instruye acerca de la vida . Qu isier a exp licar a mi
manera la histo ria de la l liada y la Odisea , ofreciendo pe-
queñas aportacio nes de mi cosecha.
La Odisea es el relato del extravío de Od iseo desde el
momento en qu e su flo ta se dis persa en el mar po r ob ra de
los dioses hast a su regreso fin al a casa, cuando aparece
do rm ido en la ori lla de Ít aca. En la primera pa rte de la his-
to ria lidia co n seres hu man os en la su perficie de la tierra.
C uando desembarca en la isla de los Lotófagos, pe net ra en

III
el mu nd o del mito y d e lo s m onstruo s, pues todos los per-
so najes co n los que se enc ue nt ra so n m itol ó gico s: los c í-
cl op es, Esc ila y Ca r ib d is, lo s lest r igo n es, m onstruos;
Ci rce, C alipso y Naus ícaa, to das ellas ninfas. C ua ndo por
fin se d espi ert a en casa de nuevo, va a su p alaci o y resu lta
qu e lo s pretendi entes d e su mujer ha n usurpad o su lu gar
d urante su ausencia. La hi st ori a co ncl uye co n la mata nza
d e lo s pretendi entes y el reencu entro con Pen élope. O b -
via me n te se t ra ta d e u n viaje m ítico , y las p rincipales ex-
p er ien cias tran sfo rm ad oras son vivi das con esa s ninfas; es
d ecir, con el princip io fe men ino.
F ijém on o s en C irce, Cal ipso y la jove n N au s ícaa . Al
estu d iar es tas figuras, vemos que C irce es la sed uc to ra, C a-
lip so la esp o sa y N au sícaa la virge n. Pen semos ah or a en la
ca usa d e la gue r ra d e Troya: tres di o sas, Afrodi ta, Her a y
A te nea, com pi ten p or un p re m io d e b ellez a, co n P ari s
como ju ez. E llas so n las p ri ncipa les d io sas d omina ntes y
rep resentan lo s d iver so s aspectos d el p od er femen in o .

El j uicio de Paris

Afrodita es el im p u lso erót ico abso lu to, y su eq u iva -


lente e n la O disea cs C irce. H era, la es posa de Zeus, es la
mat rona, la mad re un iversal d el ho gar, y su eq uivalente cs
C a lipso, co n qu ien O d isea co nv ive durante s iete año s.
A te nea es la di o sa virgcn, nacid a del cere b ro de Zeus , la
hi ja del Pad re, in spirad o ra y pat ron a d e héro es, y su eq u i-
vale nte es la jo ven Naus ícaa. Cad a una d e ellas representa
algu no d e lo s aspec tos del pod er fe men ino, asp ec to s d e la
ene rgía d e la vida : salet],
E n su ma ravill o so li b ro Prolegom ena l o tbe Stu dy o]
Greek Religion, J anc H a r ri son exp lica qu e p edir a Pa r is

222
que ju zgu e cuá l d e las t res di o sas es la má s be lla su pone
un men o sp reci o m ascu lin o haci a la Di o sa. Pu es por un
lado te nernos a las t r es prin cip ales d io sas clás icas, lo s tres
aspectos d e un a Di o sa qu e se m anifiesta d e esas tres for-
mas , y p o r o t ro ten em o s a Paris, un jo ven cito lán guido,
ju zgánd o las como si se trata ra d e un concurso d e belle za .
y ade más ellas se dis pu tan su voto ofrec iéndo le sobo rnos
y promesas.
Afrod ita le dice: - Elígcm e y yo te en trega r é a H elen a d e
Troya, la mu jer más be lla del mu nd o . E l ún ico in conve-
nicn tc es qu e es tá casada co n M en clao, pero ¿qu é importa
cso ? Yo te la co nseg u iré igua lmen te ».
H cr a le h ace es ta p rom esa: «Elígem e y yo te d ar é ma-
jesta d , di gnid ad y pod cr so bre lo s hombres ».
y At en ea: - E ligcm e y yo te d aré fama d e h éroe ».
Co mo se ñala J an e H ar ri so n, lo qu e aq uí oc ur re es que
es te jo ven está eligicn do su d estin o : d ebe d et ermi nar cu ál
de esas di o sas pa t ronas será p ara él la prepo nderante. Es tá
eligiendo a su dueñ a espiritua l, a su gua rdia na y guía, lo
cual se rcintcr preta como u n desp recio patriarcal a la m is-
mísi ma gran D iosa.
De modo q ue aq uí en contrarnos la su p ues ta ca usa d e la
gucrra de T roya, un período de di ez años d e as u ntos mu y

Figura 93: El Juicio de Paris


(stamnos de figuras rojas, Clásico, Grecia, ca. s. V a.C. ).

22J
mascul in o s: las mujeres y el botín. ¿Qué motivo tuvo
Aqu iles, el gra n héroe gr iego, para quedarse enfurru ñado
en su tiend a después de discutir aca loradame nte con Aga-
men ón ? ¿Era estrategia o táctica lo que llevó a Aq uiles .1
apa rtarse de la guerra? Ni lo uno ni lo otro, todo se redu -
cía a qui én se quedaba con la rubia.
Se trata de una actitud hacia la mujer totalmente opues-
ta a la qu e sería apropiada en un diá logo entre ambos gé-
neros.
D esp ués de pasar diez años en la guerra, Odisea za rpa
hacia el hogar co n su flota de doce barcos -basta co n oír
el nú mero doce para saber que estamos ante una situac ió n
mitol ógica- . Los doce barcos rep resentan aspectos de la
propi a natur aleza de Od isea. De camino al hogar desem -
barca co n sus ho mb res en un lugar donde vio lará n a las
muj er es y lo arrasarán todo a su paso por pura divers ió n.
Pero cuando vuelven a sus barcos los dioses dicen: "i U n
hom bre no pu edc regresar con su esposa en estas co nd i-
cio nes!». D ebe ser «rc introducido», o como se diría aho ra.
ser llam ad o a capítulo.
De ma nera qu e por espacio de die z días los di oses lle-
van los barcos de un lado para otro hasta que O disea y sus
ho mbr es log ra n tomar tierra en la isla de los Lotófagos. A
partir de ese momento se int ro ducen en el reino de los sue-
ños y las visiones, en el mundo del mito. Odisea se en-
cont ra rá co n tres ninfas y ninguna se dejará man ipu lar,
porq ue él debe enfrentarse al p ri ncip io femenino en sus
p ropi os términos. Evidentemente, recibe la ayuda de H er-
mes, y es interesante observar que el dios que guía al hé roe
gue rrero en la Odisea no es Ares, el dios de la guerra, ni
tampoco Ze us, sino H errn es: el dios mensajero que acom-
paña a las almas para su renacimiento en la vida eterna. Así
pu es, será in iciado por las tres diosas que al p ri nci p io

224
luh ían sido menospreciad as en el juicio de Pari s, y grac ias
, ,,1 10 podrá regre sar a su hogar co n su esposa Pen élope y
" ', cata rla de sus pretendientes.
C on la figura de Pcn élope aparece aquí otro motivo in-
u-rcsan te: el del tejid o. Durante la ause ncia de O disea, ella
p.ixa los dí as teji endo un tapi z qu e destej e p or las noch es.
\ .. trata de un ardid p ar a manten er a sus pretend ientes a
1.l ya, pu es les ha prometid o qu e elegirá a un o de ellos
, liando lo acab e. Pue s bien, todas las figuras femeninas co n
LIS que se encuent ra Odisea retoman este moti vo: C irce, la
de her mosas trenzas, está tejiend o un tapi z; Ca lipso, tarn -
hién dc herm osas tr en zas, hace lo mismo; y la joven N au-
vícaa se dedi ca a hacer la colada. La muj er se nos presenta
.tqui como Ma ya, la tejedora del mund o de la ilu sión , la
creado ra del tapiz del mundo.
Od isea tenía una pi ara co n tr escientos sese nta jab alíes
(el ciclo anual en las ant iguas tr adiciones), y u no de ellos
le había herido en la rodilla co n su co lmillo. Tam bién u n
jabalí causó la muerte de Adonis; el héro e irl and és Diar-
muid fue muerto a su vez p or este animal; y Osiris, el dio s
q ;ipcio de la muerte y el renacimiento, mu rió a manos de
su hermano Seth, qu e había salido a cazar un jab alí (esta
relació n de l jab alí ctó nico co n el d ios de la muert e y la re-
surrecció n constituye un tema recurrente en la mit ol ogía,
así co mo en la Odisea).
Si la luna y el sol se hall an en el mismo signo del zo dí-
aco en el equinoccio de primavera, pasarán veinte años
antes de que vuelvan a en contrarse en la mi sma posici ón .
¿C uán to ti emp o estuvo alejad o Odi sea de Pen élope ?
Veint e añ os. Por aque l entonces coordinar las mit ol ogías
lunares y so lares supo nía un grave prob lem a, y la histori a
se trenza en este co ntex to .
Ya he señalado que el so l, que no tien e so mbras en sí

225
mismo y q ue representa la vida eterna, es el sí mbo lo de 1.,
consciencia liberada del campo de l tiempo y el espacio. Siu
embarg o, la luna, que mucre y resucita cada mes, es p rcci
sa mcnre la consciencia dent ro del ámbito del tiempo y el
esp acio. La comprensi ón supone entender q ue los d os S O Il
una so la, que nuestra vid a etern a y nuestra vida te mpo r.il
so n una. No deb em os preguntarno s: «¿ Habrá vida d cs
pu és de la rnuerte? », sino exp erimentar el principio ete rn o
aquí y ahora. Ésta es la cla ve. ¿Qu é rela ción existe entre
esta vid a so lar y esta vida lunar que est amos viviendo ? T.a1
es la pregunta que plantean la !liada y la Odisea en su cs
fuerzo por coo rd inar las dos mitolo gías, y la respues ta nm
llega en términos d e los pod ere s de la diosa.
Co mo ya he mencion ad o, cada una de esas dios as e
un a Di os a total, y las demá s so n reflejos de sus ene rgía.,.
Af ro di ta es la diosa di vin a cuy as ene rg ías se reflejan en l.1
mund o co mo el pod er del am or, de la d inámica de ene rg i.•
representada p o r Eros , que es hij o de Afrodita y una lJe.i
dad importante del panteón clásic o. En el Banquet e d c
Platón, Eros es el dios más ant igu o del mundo. De hech o,
Af rodita habría podido desempeñar todos los ro les en l..
tr íad a en la qu e tambi én H cra asume un rol y Atenea o tro.
pero all í muestra su aspecto lu jurioso . En cua nto que
Di osa total, ella es la energ ía que so po rt a la sakti del u ni
verso entero. En lo s sis te mas po steriores, las tres G raci as
vienen a representar tr es aspectos de su poder para cnvi.u
en er gía al mundo, de vol ver la energía a su fue nte y un ir
los dos poderes.
En la vieja mitol o gía, la D iosa era co nsiderada la cncr
gía creativa del uni ver so dominante. Cuando los inducu
ropcos traen cons igo la mit o lo gía masc ulina, se o liscrvn
un cam bio de perspect iva. C o mo ya he seña lado anlcs.
seg ún Hesíodo, el di os del ciclo Urano yacía tan pcgado ..I

226
n ler po de su madre Gaia, qu ien se había co nvertido en su
conso rte, qu e los hijos q ue la D iosa llevab a en su matriz
110 podían nacer. Sir viénd ose d e la magia de su antiguo

poder, Gaia entregó a Crono, el be njamí n y más valiente


.lc los hi jos qu e albergaba en su seno, una ho z par a qu e
r.istrase a su padre. Crono castra a U rano y se para el cielo
.le la tie rra .
El tem a de la separació n del cielo y la ti err a aparece en
l.i mayoría de mitolo gías. Pod emos verlo en el mito egip-
cio de N ut, la diosa del cielo , que es emp ujada hacia lo alto
por el d ios de la tier ra Geb. En Nigeria enco nt ra mos una
divert ida versió n en la que una mu jer está mo liendo grano
en una cuba enorme co n u n gra n pa lo y no para de empu -
jar el ciclo hacia arriba, con cada go lpe, cada vez más alto.
De una manera u otra apa rece sie mpre esta separació n
del cielo y la tierra, que en el pri nci pio de los tiempos eran
uno, momento en el q ue el o rig ina l andrógino cósmico se

Fi~ura 94: El naci miento de Afrodita (mármol tallado,


C l.ix ico, Grec ia o qu iz á Italia co n es tilo grieg o. ca, 470-4 60 a.C .).

227
Figura 9 S: Ar es, Afrodita y Eros (.'11 la guerra contra los GigaiH(.'s
(án fo ra de figuras ro jas, Clásico, G rec ia, ca . 4 0 0 - 39 0 a.C .).

divide en hombre y muj er. C uand o C ro no hubo cas tra d "


a U rano> simp lement e arro jó por encima de su hombro lo ,
geni ta les a l mar>donde se mezclaron con la espuma>de la
cua l naci ó Afrodita.
En es ta historia podemos ver otro menosprecio ha cia
la gra n Diosa: és ta s iempre ha bía es ta do allí, pero ahor a se
le d a la vuel ta a la hi st ori a y ella aca ba sie ndo una simp le
manifestació n d e lo s pod eres sex ua les d e Uran o . E n el arte
apa rece a men ud o en un a co nc ha >co mo en la famo sa pin -
tura d e Botri cclli , y se la co nocía co mo la «nac id a de la
esp u ma- o la «nacid a d el mar ». E n las p o st eri ores repre-
sen tacio nes hel en ísti cas y ro manas, en u na ép o ca de moji -
ga tería, se la mostraba cubriéndose lo s geni ta les, cua ndo
éstos, en la versión anterior de la D iosa, simbolizaba n pre-
cisamente su energía genésica.
Como el amor y la guer ra se ha llan irrevocable mente

228
""" I,,s, Ares es rep resentad o co mo el amant e d e Afrodita .
1, primera relació n d e Afrodita es co n Ares (figu ra 95 ), y
1" p.ilabras «ro d a vale en el amo r y la guer ra » le so n atri -
1,,,,.I.lS a ella. Ven us y M arte son lo s d o s pl an et as que se
1...IL\11 represe ntados a ca da lad o d el Sol en el s iste ma as-
Illlll.gico clásico.
Lo. otra asociación mascu li na de Afrodita es co n H er-
""., (figu ra 96 ), el d ios q ue guía a la in mo rta lida d . Se trata
.1t - L\ en er gía saleti q ue inspi ra tanto la gue rra com o el des -
I"·'lar místico. H cr rncs rep resenta el ca mi no haci a la ilu -
uuna ci ón míst ica. D e su ca r ro tiran dos ca ba llos llamad os
loros y Psique.

FigurJ 96: Afrodit a y H errncs


( [Crr.1C0 t.1 . Clásico, Grecia, 4 70 a.C.).

ll9
Ar es y I lvru u-x cOlls tituye ll las dos re Lll'itllle s pr imol
dial es de sde un pu nt o d e vista femen in o . El p rimero l"S 1"1
joven ma ch o, el d efen sor, el g uer rero, el q ue d a mu en,..d
dragón , mientras que el seg u ndo es el m ás maduro. el
sabio que guía a las a lmas hacia la sa bi d u ría y la vid a in
mortal. E l bast ón d e H errn cs, llamad o ca d uceo, t ien e el",
serp ientes enroscadas qu e re p rese nta n la energía sola r y l.,
lunar. A m enud o le acompaña su a n imal to té m ic o , el
perro. El p er ro es ca pa z d e segu ir u n ras tro invis ib le, yel
camino h acia un a vida m ás larga es el que no s ofrece Hcr
mes. No r ma lme nte se le rep resent aba al lad o d e HeLI,
Afrodita y Aten ea en el Jui cio d e Paris.
J an e H ar ri so n nos m ues tra o tra imagen del Juicio dI"
Par ís (f ig u ra 97) en la qu e la escena pod r ía describirse
co mo un co nc urso d e be lleza.
Herm es sa le al enc ue nt ro de Parí s p ara in vitarle a ele -
gir ent re las tres di o sas. Eros es tá a rregla ndo a Afrodita
para qu e resulte atractiva (le es tá poniendo un a pulsera).
Vem os al ca n d e H errncs y al ciervo, q ue se asocia co n Ár-
ternis pero qu e tamb ién p ued e pertenecer a cualq u ie ra de

Figura 97= El j uicio de Par-is


(cr.itcra d e figuras rojas, Clásico, Grecia. s. v a.C.).

' 3°
1\ , Ilt l\,\" l l c- r.t 'oc ,I CI\ ",d,1 pudortl s;\I1\l'l1ll.', l' 0 111 0 c o rre s-
m.u ruu .i q U l ' s e p rec ie, y Atenea, e n palabras
I IHllt lc .\ ( ( Id ,\

d, ¡ ,H Il' I larri son , - cst.i laván d o se sin m.is ».:


I )",p" " s ve ndrá el jui cio tras el cu al Pari s, hab iendo
, 1 "~ l d o .1 Afrodita, llevará a cab o el rapto de Helena, es-
1''' S.• de Mcnc lao de Esparta, lo qu e o rigin ará la guer ra
","ldi.ll d el si glo XII a.C; qu e ten ía por o b jeto recupera r
1 uu a mUJcr.
l l.irriso n propone ent o nces una int erpretación muy di-
h-rc-nt c de lo s acontecimientos del Juicio de Paris. En es te
V. IS O de fig uras rojas del siglo v a.C . (figu ra 98), pode mos

vr- r :\ las tres d io sas, q u e desde el punto de vista de u n


[uuubrc no so n ningu na beldad, d e pie y sos teniendo ca da
1111 .\ en sus man os el cicl o d el m undo, la rueda d el des t ino,

, .\ H crrn cs, qu e pa rece d ecirl e a Par is: «Te toca afro ntar
l.. sit uació n, much ach o ». No obst a nte, da la impresión d e
'1 ue l'aris rehu ye la responsabilidad de elegir el curso d e su
vid a, de su d esti no , representad o por las diosas . C o mo se -
nala H arriso n,

Figura 98: El Juicio de Paris


(crátera de figuras rojas. Clásico. Grecia. s. V a.C.).

' 31
de hech o H crm cs sujeta a París pur la mu ñeca para oh ll
garle a cumplir co n su papel. C laramen te aquí no se pLlIltl';1
el tema del placer volup tuoso ante la belleza de las dio ,,,,
Las tres figuras femeninas son escrupu losame nte igu;lln ,
cada una de ellas lleva una corona. Resultaba difícil ele ~II
entre cllas.s

Se trat a de las tres .í:akli que representan lo s tres carn i


nos d e la vida, ¿Q ué cam ino elegirá el joven? ¿Tomará 1·1
ca mi no d e Atene a hacia la vida heroi ca, opta rá p o r el qUl'
le ofrece A fro di ta hacia u na vida d e erotismo, o b ien 01'
tar á por el de H er a, qu e co nd uce a un a vida d e go b iern o,
maj est ad y d ign id ad?
Los pod er es si m bolizados e n las personificacion es d e
las di vinid ad es su n las en erg ías que n os co nforma n co mo
entida des naturales y co mo el mund o natural en el qu e vi.
vimos, p o r lo que ambos se enc ue nt ran d entr o y fuera al
mismo tiempo . La manera d e ace rcarse a ell o s pu ede ser o
bi e n d esd e fue ra, y ésa es la acti tu d re presentada p or la
orac i ón, o bien co mo hacen lo s hin d úes, a través de la me -
ditació n.
Con ta rnos con suf icie ntes d eclaracion es d e cha ma ne s,
así co mo con mat er ial p ro ced ente d e las escrituras tradi -
ciona les d el mundo , par a sabe r qu e ésa es la mane ra de en -
ten d e r las d ivinid ad es. Las ene rgías qu e co nfo r ma n el
mu nd u pu ed en ser pen sad as co mo una vari ante de un a
ú nica e nerg ía, o b ien co mo en tida des di feren ciad as, que
empareja n este, ese o aq ue l o tro aspecto d e la natur aleza
con nuestras p ro pias vidas . D e mod o que las deidade s pue-
d en entenderse como to ta les o como específieas.
M ax Mü ller ac uñó el térm in o benoteismo cuando re-
p aró en que un o podía d irigirse a las di vinidad es hindú es
u b ien co mo aq ue llas q ue co nfor ma ba n específicamente el

23 2
IIIl"I';O, lo s viento s o la lu z so lar, o bi en co mo di vinidad es
roralcs. Es d ecir, un di o s indi vidu al pued e ser entendido
, 01llO re p rese nta nte en la mente d e la to ta lida d de las en-
n.lades d el uni ver so. E n ese caso se tra taría d e la figu ra di -
ulla creado ra, aunq ue no sería pro piament e creadora, sino
"d s bien u na figu ra a través de la cua l se ma nif ies ta n las
entid ad es de la creac ión.
Po r o tro lad o, un o p ue de d irigi rse a u n d ios como re-
presenta nte d e este, ese o aquel refl ejo de la to ta lidad. As í
ocurre eo n estas di o sas d e lo s gr iegos . Los griegos p artici-
ll.1n de am bas man er as de expe ri me nt ar las de ida des .
Ya he d ich o qu e un a di vinid ad o m ito constituye un a
metáfo ra tran sp ar ente a la tra scend en cia. Al ca bo de se-
lema años pen sando en estas cosas , finalm ente d escubrí
este término e n la o b ra del psiquiat ra ju ngu iano Karlfri ed
vo n Dürekheim . Una d eid ad o mit o es un a metáfo ra (es
preciso record ar q ue se t rat a d e un a met áf o ra) trans pa -
reme a la trascend en cia, y por lo ta nto puede llevarle a uno
m.is allá d e sus pod er es d e conoc imie nto .
Es la mi sm a id ea q ue no s llega a través de lo s ro má nt i-
co s alemanes, así co mo d e la In di a. A p ropó sito d e la frase
de Goet he «A lles Vergangliche ist nur ein Gleicbnis »s
(To do lo tr an sito rio no es más qu e un sím bolo), N ietzsche
pu nt ua liza : «A lles Umrergiing licbe - das iSI nur ein Gleich-
nis-: (To do lo ete rn o no es más qu e un sím bo lo). Ése es
el sent ido d e las di vinidad es: se trat a d e per soni ficaciones,
repres en tac io nes metafóri cas d e lo s poderes qu e o pera n
en nuestras vidas en es te p reci so mom ento . Ex is te un a
verd ad en ellas, y es la ve rda d d e nu estras p ropias vidas y
act it ud es. El di o s al qu e se e lige ve nera r como deidad
pri nc ipa l par a un o mi smo represent a un a elección d e las
energías q u e será n d ecisivas en la p ro pi a vida. U no elige
uno u otro as pecto d e su p rop ia vida co mo la posib ili-

2)3
d ad qu e un o va a representar en t re di versas p osibili da d,"
re ales.
E n nuestras sociedades ab ier tas pod emos ha cer nu es
tras p r opi as e1 eccioncs. E n una soc ied ad trad iciona l, 1, ,,
individuo s pu ed en minimi zar el rie sgo a trav és de es ta, C.'. I
U aq ue lla t rayectoria, ca da una de las cua les puede ve r".

co mo si es tuv iera regid a por es ta, esa o aq uella de ida d. S,.


trata del p robl em a de la ju sti ci a y d e rod a la id ea clásica .1,.
la el ecci ón de la más bella d e las di o sas: lo que se le p cd r.r
a Paris era qu e eligiese a la d eidad qu e ib a a tutel ar su .fa!..'/I,
la energía que da ría fo rma al sig ni ficado de su vida . Porq ue
eso es lo que lo s p od eres fe m en inos repres entan en es' .. ,
mito s: las energías d e las q ue el ho m bre es un s im p le in
tcrmcdi ario; y co mo musa o diosa madre, o como la in,
pirad ora d e una vida heroica, estas d iosas co nst it u y cu
refl ej o s d e la fue rza p rincip al representad a por lo fc n1l'
ni n o, como algo que está ab ierto a la naturaleza. Su vid a "S
m o vida p o r la naturalez a d e una man era en que no lo es l.,
d el hombre.
Estas t res d io sas son lo s tres p o sibl es destinos de P aris,
y su el ecci ón ti en e que ve r co n la relación en t re lo s pode
res m asculi no s y lo s fe me n inos . Se d eb e hablar de toda .,
las di o sas co n base en esa relació n, y, ha st a d ond e y o sé, n..
exis ten rep resentaci o n es d e di o sas o di o se s fu era de la rc
laci ó n co n las po laridad es del m und o .
Paris elige a A fr odita, y ella le o frec e como rccorn pe ns.r
a H el en a.

La Ilíada

H el en a era la esp osa d e M en elao . Al parecer, o r igin.il


mente a m bos era n deid ad es d e Es pa rta. E n la mito lo gí .¡

2J4
. Lisica es preci so d istin guir d o s aspectos: uno es el que re -
' ''p ilaro n los literatos co n po steriorid ad a los siglo s VII y
vr a.c., y el otro es el d e los cu ltos lo cal es. En Esparta o
Ilc oci a pueden enc ontrarse cu ltos de á m b ito lo ca l que
",dn asociados con rituales tam b ién locales. En lo que 1'0 -
.lr íarno s llamar la red acción literari a at enien se , lo s perso-
n.ijes son de sarraigados - ar rancad os de raíz- e insertados
en una narrativa épica.
Helena es raptada y Menelao va a ver a su herm ano
Aga me nó n y le d ice: ,,¡Mald ito troyano, se ha esca p ado
co n mi mu jer! », A gamen ón replica: ,,¡E SlO no puede qu e-
dar así, hemos de recuperarla! » . Aquí tenem os a la esp os a
co mo p ropiedad . D e modo que reúnen un ejército d e hé-
roes y embarcan rumbo a Tro ya.
Pero nin guno de esos h éroes quiere parti cipar en la ex-
ped ició n . Odisea finge estar lo co para no ser r ecl u tad o .
I lace poco que se ha casad o, su mujer acaba de tener un
hijo y él prefiere q uedarse en cas a. Entonces a Agamenón
se le ocurre u na argu cia: ,,¿As í que loco, ch? ». C o lo ca al
peq ue ño Tel émaco en u n su rco delante del arad o qu e co n-
d uc e Odisea. Éste se detiene en seco , la farsa co nclu ye ahí,
y no le q ueda o tro remedio que ir a la gu er ra .
Posteri ormente Agarnen ón y Odis ea reclutan al gu e-
rre ro Aq uil es, sin el cu al no podrían ganar la guerra.
Entonces se produce un desafortunad o suces o. Todos
los barcos es tán reu nidos, preparados para zarpar hacia
Troya, pero no so p la el viento: las tropas de A gam en ón
han ofend ido a Ánemis al sacrificar u na lieb re preñad a.
C alcante, el sacerd ote de la flot a, adviene a Agamenón d e
que es necesari o hacer un sa cr ificio humano para que
vuelva a soplar el viento. A gamenón envía m ensajeros a su
pa lac io para que le pidan a su es p o sa , C litem nes tra, que
permita a Ifi genia, su hija m ás pequeña, que lo s aco mpañe,

235
p ues ha de ser sac rificad a para q ue lo s vientos regr "" '1I
Por sup uesto, cuando Agamen ón fina lmente reg rese .1 c,1'1
tras la guerra, será asesinado por su esposa. ¿Y qui én 1'''
dría cu lpa rl a ?
En es ta representación rom ana (figu ra 99 ), el pa d n: .1,
Ifigenia, A gamenón, está situado a la izquierda y no "
atreve a mirar. A la derecha se enc u ent ra el saccrd or ,
quien pa rece de cir: «¿ D e veras tenemos qu e.. . ?». EII l.,
parte su per io r est á Ártemi s. Mart ín P. Nil sson, gra n ""1"
rid ad en la anti güedad reli giosa gr iega, escribe q ue eslol ,·,.1
la Gran Diosa total y que representa todos los poderes ,1,

ri ~u r.l 99 : El sacrificio de Ifigc nia


(f resco , Rom ano, Italia, ca . 79 d. C .).

236
l. u.ituralcza. Con la d iferen ciaci ón d e las di o sas y la d e-
1'" n mcntalizecié n de los p oderes, Ártemis p asaría a se r
" "" iada co n el mundo natural y el bo sque, co nv irtiénd os e
" 11 1.1 Ma dre de las Criatu ras Salvajes. E n la ve rsi ón d e Eu-

" pides, justo en el mome nto en q ue Ifi gen ia va a ser sa-


uli cada, Árt crnis la sustit uye p o r u na fa lsa If igeni a y
huye co n la real, que aca bará sie ndo la sacerdo tisa d e Ár-
" 'mis en la Táuride. Sin embargo, en la l liada Ifi geni a es
\(' rificad a, lo que permite q ue vuelvan lo s vientos y la ar-
1I",,1a ponga proa hacia Troya.
Aquiles es el h éro e de la Iliada, pero n o es d escrito
", mo nob le (tal t ítu lo pertenece al t ro y an o H éctor). L o s
~ I icgos están tan interesados en el enemigo co mo en sus
I'",pias tro pas , y lo describen co n di gni d ad , co mpasió n y
'precIo.
Enco nt ra m o s u n ejem p lo m uy interesan te d e esto
' liand o Odisea y Diomedes cap turan a u n troya no lla-
111 .1<10 Dolón. Se observa un sent ido d e res peto po r el ene-
migo: los líderes son emparejados como igua les, algo que
,o ns tit uy e una part icularidad griega. Se trata de una ca-
I.'eterís tica de estos poemas épicos y tragedias. Esqu ilo es-
crib ió Los persas pocos años desp ués de que él m ismo
hubiese tomado parte en la batalla contra aq ué llos , y la hu-
mani da d q u e d isp en sa a su antiguo enemigo res u lta ca rac-
tcristica d e la lit eratu ra gr iega .
l.o s p o em as hom éri co s d at an apro xi m ad am ente del
mismo pe ríodo q ue el Lib ro d e lo s Jueces. L éanlo y cons-
r.u cn de p ri mera ma no la m an era en qu e los isr aelit as semí-
ticos tratan a su enemigo. Es una his toria co mple ta me nte
diferente.
H o mero comienza la lliada con las palab ras: «C anto la
c ólera de Aquiles». ¿Por qué estaba Aqu iles tan enfadado?
Por do s motivo s, que viene n a sumarse uno al o tro .

237
Figura l OO: Briseida y Aquiles
(fresco , Romano. Italia, ca . l O- 50 d.Cc).

El primero tiene que ver Con Bri seida, una he r mosa


mujer cau tiva. Se ha llab a cn poder de Aquiles, pero A ga-
men ón la deseaba e hi zo valer su condi ción de jefe para
co nsegui rla . ¿ C uá l fue la respu esta de A q uiles? Encerrarse
en su tie nda y negarse a salir a luchar, y como era un h éroe
y u n guerrero podcroso , la batalla no podía contin uar sin
él. En su momento, envían a Odisea para que intente p er-
suadi rlo. Le vemos aq u í d esempeñ and o el papel de gurú o
instructor. Pero Aquiles sigue sin salir, hasta que Pat ro -
clo, su amigo de l alma, muere en el ca mp o de ba ta lla lle-
van do la armadura de Aquiles .
E ntonces, furio so, Aquiles se dispo ne a vengar la muer-
te de su amigo .
Ll ega entonces el mom ento cru cial para H écror, Es el
único capaz d e enfrentarse a Aquil es y es el héroe de los
troyanos. En la figura 1 01, la esposa d e Héctor, Andró-
maca, so stien e en su re gazo a «Ía pequ eña estrella ", su pe-

'] 8
1'" "" Asrianacte. Al niño le asust a el casco gue r rero de
11 1'.lI lre y H éctor se lo quita y lo d eja en el suelo, y aca -
1 1' 1.1 .1 su hijo. Andrómaca le sup lica que no va ya, dicién-

1" lr 'lil e lo matará n. Pero H écr or le replica: «La cobardía


"" 1..1 ev itad o la m uerte a nin gún hombre ».
!-.s la ré p lica co nstituye el equ ivalente griego a la expo-
"'''" de Krsna en la Bh agauadgt ta (q ue es a su vez un ca-
1'"1110 del gran poema épi co hindú, el Mahab harata ) en
''' '"0 al mismo problema: el gue r rero y la virt ud de la gue-
11 .1. En el Mab ébbárata apa rece el mi sm o tipo de guer re-

' '' ' co mb atiend o en el mi smo pe río do que la [liada, y en


1.1 I/hagavadgTW tenemos lo que podría llamarse el rnisti-

Figura 10 1 : Andrómaca y As tia nacrc se despiden de H éctor


(crátera de figuras rojas, Clásico, Italia. ca. 370-36 0 a. C v).

' 39
cis mo de la guerra . A rju na, el guerrero principal de 1
Pandavas (q ue est án intentando recupera r su ter ritorio
le pi de a Krsna qu e sea su auriga. C uando la ba talla está
punto de empezar, Arjuna so licit a a Kr sna que le lle
entre los dos ejérc itos, antes d c to car la trompet a quc s
ñaia el co mie nzo dc la batalla. C ua nd o Arjuna se ha
ent re ambos ejércit os , ve a cad a lad o a hombres a los q
admira, a quienes co ns ide ra sus ma estros en filosofía. A
juna deja caer su arco y di ce: ..P ref iero morir aq uí que d
co mienzo a esta bat alla».
Kr sna le pre gunta: ..¿A qu é viene esta co ba rdía ign
m iniosa ? Es indig na de un guerrero co mo t ú»,' y dcsp u
pronuncia esa herm osa frase ace rca de lo tr ascend ente q
es el gr ito de bata lla de Gna: .. Lo qu e la espa da no pue
toca r, la llu via no pu ede mojarl o »' - lo et erno no puede s
tocado por tu espa da, pero la hi storia está ya en march a
es tu deber participar en clla- . Krsna le da a Arj un a es
mar avillosa clave para llevar a cabo la acció n com o yo g
Se trata del yoga de la gue rra: el yoga de cu mplir el deb
si n mi ed o ni ans ieda d por el resultad o.
¿C uá l es el prin cipio básico de la acc ió n ? Si uno es
int er esad o tan só lo en el res u ltado, se descentrará y su a
tu ación se verá afecta da . Es preciso lanzarse sin mi edo
deseo, ni por un o mism o ni por los dem ás, y hacer lo d
b id o; se trat a d e dar el gran pa so . Éste es el equi valen
hindú de las esto icas palab ras de H éctor.
Ento nces H éctor su be a su carro y parte al en cuent
de la muert e. Es el mom ento de actuar, de hacer, sin mi ed
ni deseo . Por su puesto, cae en el campo de bata lla a man
de Aquil es, qu e hace algo que para nosotros es ho rribl
ata el cadáver a su ca rro y lo arras t ra dand o varias vuelt
alrededo r de Tro ya. H ay q uie n d ice que H éct or habí a sid
capt urado con vida y q ue así muri ó.

l ~O
¿Se trata si mp leme nte d e un acto brutal de veng anza
1",
, ••ntra el enemi go qu e tan pod eroso er a hasta entonces?
o),
I oIS motivos de Aquil es no qu ed an del to do cla ros, pe ro
á .1
,, ' 1';1 int erpretación sug iere que las murallas de Troya no
eve
,".111 só lo unos muros fís icos de pied ra y mortero, sino
se
l.11nhién unos muros mágicos, y q u e ése fu e el he ch i-
ll.,
01 para despo jar a las murallas tro yan as de su pod er pro -
q ue
Ar ln:tor.
Más tarde, Príamo, el anciano rey y padre dc H éctor,
d.u
\ .1 .1 ver hu mi ld emente a Aq uiles para roga rle qu e le de-

vuelva el cuerpo de su hijo, a fin de rendirl e las pertinen-


no
t l ' S honras fú nebres (figura 1 0 1 ) . Esto era de gra n impor-
u é: na
t.incia en esas culturas tradi cion ales. La tra gedi a Antígo
ue
de deriv;l d e esa costu mbre.
ser
ay
sta
ga.
ber

stá
ac-
ni
de -
nte

tro
do
nos
le:
tas
Fi~ura t oa: Príamo suplica a Aquiles que le devuelva el cad áver
de l I écror (b ro nce. Arcaico, G recia, ca. 560 a.C. ).
do

14 1
,i<- Troya , ni
l.Icg.un o s ,.ho ra a b .tvcn t u r. t d el ,'a h,d l"
ve nt ado p or O disco y Di om cd cs e n rc spu cst a a un .i "'~"
r en ei a d e A q ui les . Co ns t r uycn un e no r me ca b.ill. . ,i<-
m ad era, lo llen an d e gu er reros y lo d ejan en la pl aya d ,.,
pu és d e llevar se lo s bar co s. Los tro yan os cree n qu e la ~u ,'
rra h a term in ad o y q u e ese ca ba llo es u n tro feo e n '"
hon or, Lo arras tr an al interior d e la ciuda d, y esa mi sm.r
no che los so ld ad os sa len y abren las pu ertas d e la c iud ad
p ar a p ermitir qu e el ejérci to griego dest ru y a Troya ,
Ll egam o s ahora al as u nto d el fina l de la con t ie n. l,i ,
Troya ha caído, los gr iego s han ga nado la guerra, y ten,'
m a s entonces lo qu e llam am o s nostos, o el regreso de 1m
gu er reros a su h ogar d esp ués d e di ez años d e batalla .
M uch as d e las o bras trá gicas se basan en esos regreso s.
El p r imero, p o r supu es to, es el regr eso d e Helen a Co n
su m arid o , Mene!ao .
E lla ha caído en e! oprobi o, y la esc ena d omésti ca d e su
ent ra d a en el ba rco d ebi ó de se r m em o rabl e. Sin em bargo ,
en su versi ón d e este ep iso d io , E uríp id es u na vez más salva
su reputación al d ecir qu e n o era H e!ena q ui en esta ba en
Troya, sino una im agen d e és ta, un a presenc ia iluso ria, y
q ue d e hecho ella est uv o escondid a en Eg ip to du rante la
gue rra.
El sigu ient e regre so important e es el de Agamcn ón, y el
cielo d e asesinatos qu e co m en z ó co n el sac rificio d e Ifi ge -
ni a co nt inú a co n su p ropia mu erte a man o s d e su espos a,
C litem nes t ra, y lu ego co n el asesinato d e és ta a m an o s de
su hijo O res tes. En cu alq ui er cult ura, e! ma tri cidio es pro-
bab lemente e! cr im en m ás abo m ina b le que pued a co m e-
ter se, p ero en el mundo griego d e es ta época se p lantea una
cuest ió n: ¿O res tes era hijo d e su ma dre o d e s u padre ?
¿C ó mo d ebem os co ns iderar las rel acio nes, d e fo rm a rna -
t rilineal o b ien pa t ri linea l ? Si la he renci a p r oced e d e la

24 2
111" , p.ucrna y el pad re ha sido ases inado, ento nces el hij o
11111" el d eb er de ma tar al ases ino de su padre, en este caso

11 u i.u lrc. Por o tro lad o , si la her cncia p ro ced e de la línea


111.11, ' 1 na no es su deber matar al ase sino del padre, ya que

11' resulta intrascendente - se conv ierte en una acción

I" r,,," al y, por lo tanto, en una falta ,


Aquí podemos ver e! con flicto ent re lo s d os siste mas: el
11 '.1\ .uu igu o, ba sado en el d erech o materno, qu e ha so b re -
\ Ivid" en el ca m po entre lo s pagani (q ue en latín sign ifica
i uvtico s» y de! que deriva el té rmino paganos); y e! más

,,'cicn tc, indo europeo, el sistema patriarca l b asad o e n el


.lcrcc ho pat erno, que fue el adop ta do p o r lo s gr iegos
.iq uco s, y en parti cular por la ciudad de Aten as. Como re -
prcscntan tcs d el sistem a pa triarca l, Apolo y Atenea dec la-
i .m a O re stes no cu lpab le y apac iguan o refrcna n el pod er
lrm en in o de las Furias con el sac r ificio de un cerdo para
purifi car a Orestcs .v
En la figura 103 O rc stcs est á siendo purificado d e su
cu lpa por el derramamiento de la sa ng re d e C lite m nes t ra
en el sa ntu ar io de Apolo en Delfo s. ( N ótese qu c está sen-
tado co nt ra el ó nfalo.) A pe lo apa rece a Stl d erech a d erra-
man do la san gr e del cerdo sobre él (co m o si fu ese
pu rificad o co n la sangre d e l co rdero). El sacrificio d el
cerd o tiene como ob jeto aplacar la ira de las F urias, q ue
rcprese ntan lo s poderes ctó nicos del infram u nd o y la línea
materna; el sac r ificio del cerdo será mu y im p ortante en la
Odisea. Ártemi s se enc uent ra d et rá s de Ap ol o co n u nas
espad as de ca za . A la de recha vemos a d o s Eri nias (F u rias)
d ormidas por obra de Atenea. La mu jer qu e toca a las Eri-
ni as d o r m id as es la sombra d e C litcmncstra, qu e les o r-
dena q ue se d espi ert en y la venguen. En la trad ici ón grieg a
las E rinias so n antig uas d eid ad es, «las veng ado ras de las
o fensas co ntra las relacio nes co nsa ng uíneas p or part e d e

243
Figura 103: La purificación de O rcsrcs
(crátera de figuras rojas, Clásico, Grecia, ca . 370 a.C ,).

madre o pad re, de todas las o fensas Cont ra la moral y, po r


último, inclu so contra la ley natural»." Representan «u na
relación humana senti da de man er a int en sa [ ... J, el alma
ultrajad a del muerto pidi endo veng anz a a gri tos»."
Orcst es es puri ficad o y el prin cipi o masculin o se im -
pone.
C o mo ya vimos en Cata l Hüy ük, el ce rd o era el ani mal
domés ti co que representab a lo s pod er es ctó n icos. Los
aqu eo s llega ron co n sus ga nados y sus p ropi o s d ioses, a
los que se les ofrecía como sacr ificio una vaca o un toro e n
lugar d e un cer do. Sin em bargo, lo s pode res qu e d eb en ser
aplacados en el caso d e O res tes so n lo s poderes d e la Tie -
rra, las furia s, los pod eres de la Di o sa Madre. j an e H arri -

244
\1 111ha b la d e la d ife re ncia entre lo s d o s sac rificios: el sa-
rr ificio aqu eo es un a co mida compart id a co n lo s d io ses,
mient ras qu e el ant iguo sac rificio del cc rdo es lo qu e
co no ce mos como ho locausto (<< q uema r por co m p lcto») :
después d e ma tar al an ima l, la sa ng re y las cen izas so n es-
p.ir cidas po r la ti erra, de mo do que no se trat a d e un ága pe
com partido."

La O d isea

Llega mos ahora a la gra n historia d el nostos : el regre so


de O disea .
Tal como yo lo veo, la m isió n d e O d isc o ti en e por o b-
jeto reg resa r a casa d e un a man era d ecente, co n Pcn élope,
su espos a; no con una rubia, no con alguien que es la víc-
tima y el bo tín d e u na gue rra, sino co n su esposa. U na es-
posa es la co nt ra pa rt ida d el homb re, la o tra parte del
misterio d el an drógi no, d e ma nera q ue Odisea d eb e ren -
dir cue ntas d e su acti tud guer re ra, la cua l no co ntem p la la
idea de d iálo go entre lo s poderes mascu lino y fem en in o.
Para mí, la Odisea es u n lib ro d e ini ciaciones, y la pri -
me ra es la del propio Odisco en su relación co n el poder
feme nin o, qu e fu e ab ol id o en la época del Juicio d e Pari s,
cua nd o el p rincip io mascul in o p asó a se r el d omin ante de
manera exces iva.
Ahora b ie n, el princi p io fem eni n o d eb e reco no cerse
para p ropiciar u na rel ación aprop iada - lo que y o llamaría
una relació n an drógina- en la q ue homb re y mu jer se en-
cue ntren co mo igual es. Y d ecimos iguales, no id éntico s,
porque cuando se pierde la tensión d e las p olarid ad es se
pierde ta m b ién la ten sión vital.
En la Odisea hay un a seg un da iniciación, y es la del hij o

245
eo,
d e ü dis ·IClé lll.' l·o. e u.u u lo 1 Idi,,·o lu e rer/ Ul.ulo 1"" I
el ejé rc ito d c Aga lllen lÍn, hací.l poco '1 Ul' I' en él0l'l' y d "
habían casado y aeab aban d e te ner un hi jo . O d i".o 1'," "
d os d éead as aleja do del hogar (diez añ o ., lu ch ando e-n l.,
gue rra y o tros tanto s p erdid o p o r el Med it erdneo), d.
m odo que euan do r egresa Tel ém aco tien e veint e a lio., y l•.•
p erm an ecid o junto a su madre todo ese tiem p o. Ar cm-.• "
le apa rece bajo la form a d e un jo ven y le di ee: <Vete al""
car a tu padre ».

A sí pues, la p rim era ini ciació n es la d e O d isea, la ini


ciac ió n del h ombre m adu ro a la vida d e ética d el mal ri
mom o,

La segu nda es la de l joven Telémaco a la vida ad ulta , e n


la qu e d eb e se pa rarse d e la m ad re p ara ir al encue ntro del
pa d re .

La tercera es la d e Pen élop e, la esposa c uyo marido Sl'


haJla lejo s, y que cons is te en s u re sis ten cia y fidelida d
hacia su esp o so fr ente a las tentacio nes d e lo s pret endien _
tes. Por tanto , se trat a d e un fan tá stic o co m pe nd io d e in i-
ciación tal y Como se concebía en la época: la ini ciacilÍ n
del joven, la del adulto madu ro y la de la mujer.
O d isea za rpa co n d oce ba rc os hacia Tr oy a y p one proa
al norte, h acia la ci udad d e fs m aro . C ua ndo Jo s barcos
ar riban, ¿qu é es lo qu e hacen los gue rreros ? Pu es arrasa n
la ciuda d y vio lan a las m ujeres. D e he ch o , el sacer do te de
m aro
fs le d a las gracias a O d isea p or n o vio lar a su hija.
Es tos h ombres era n as í de rap aces.
Lo s di oses di cen: «¡ U n h om bre no pu ed e r egresar co n
su esposa en estas condicio nes ! Ésa no es la r elaci ón ade-
cua da d e Un ho mbre par a Con la muj er si q uie r e Jlevar una
existen cia dom éstica».
Así qu e hacen que Jos bar co s na veguen sin ru m bo du -
rante diez días. Pa ra co nseg uir lo qu e d esea, O dise o ten -

246
dl,¡ qUl' .' ,l lil .d cucu c nu « de 1.,\ t re s dios,,!,! y ;lp.H:ig ua rias.
I\l w d il.l, llera y Ale ne.• .iparcccr.i n baj o la form a de tr es
runl.rs: Circe, C alipso y Na us ícaa .
En mi o pinión, resu lta absoluta men te fascin ante qu e
los tres pode res cuya m ajest ad era co nt em p lada co n indi -
h-rc nc ia en el período homéri co m ás arcaico tengan qu e
ver aho ra contemp lados en to do su esp lendor. A sí pues, lo
qu e va mos a ve r es la hi stori a d e un viaje visio nario d e
rei ntegració n de lo mascu lino y lo fem enino en una rel a-
ció n de recipro cid ad, m ás qu e de p r eemi nen c ia de uno
so b re otro .
Llevados po r el viento, lo s b arco s van a p arar al norte
de Áf rica, al mu ndo de lo s Lo tófagos. All í se quedan todos
dor mi dos y son env iados a la tierra d e lo s sue ños; y, a par-
tir de ese m omento , hast a qu e O dis eo se de spierte en la
pla ya d e fraca no vo lverá a en con t rarse con seres huma-
nos , sino co n mo nst ru o s y ninfas. Es decir, ha em prend ido
un viaje onírico: O d íseo p en etra en el inconsc ient e, en esa
parte d e sí mismo q ue h a ign o rad o y que d eb er á asi m ilar.
C uan do lo s t ripul antes d e los d o ce barco s comen el
lo to, son enviados a la tier ra d e lo s sue ños, y O d isea tien e
que arrastrarlos u no a uno hasta el b ar co y at arl o s al casco.
Ya sabem o s cuá l es el prob lema: él vie ne d e un mund o
q ue ha rec h aza do y negad o el p rinc ip io feme nino, qu e in -
tenta domi narlo o somete rlo al sistema patriar cal, y ah ora
te ndrá qu e hacer frente a la fuerza ge nui na d e ese principio
y so me terse a él. Pasam o s del mundo co tid iano d e la cons-
cie ncia lat ent e a l mundo de los sueños; del mund o d e lo s
o bjetos racio nales al mu nd o d e las expe r ienc ias met afóri -
cas y m íst icas. Vamos a emp render nuest ro viaje mítico de
u n a manera perfect am ente clás ica. Nos ve mos arra nca dos
de la vida no r mal porq ue algo se ha p erd id o; en es te caso,
un a relació n ap ropiada d el ho m b re para co n la muj er.

247
Al em prende r ese viaje mítico, atravesamos el umb ra l
del mund o de lo s sueños y lo primero que enco nt ram os
es el llam ad o g ua rd iá n d e la puerta: el poder que represe n-
ta la t ran sició n del re ino d e la cot idianeidad al rein o de lo s
mi st eri o s. E l guardián del umbra l es u n monstruo am ena.
zantc , qu e casi s iempre supo ne una manifes tació n ate .
nu ad a del mis mo pod er que hallaremos cuando llegu em o s
a l fina l d el viaje.
E l prim er poder con el que se to p a Odisea es el c íclo pe
Polifcrno, un a fig ura con u n so lo o jo. Ese ú n ico o jo re -
p resenta e l ojo del toro, la puerta an gosta qu e uno debe
atrav esar en su ca m ino hac ia la inici aci ó n. Poli fem o es h ijo
de Po scid ón, el señor d e las aguas ab isa les qu e go bicrru
toda esta ave nt u ra (pues es tamb ién el señor de lo inco ns
cic ntc), y qu e ent re los griegos sería el equ iva lente de Siva.
O d isea entra con do ce hombres en la cueva pa ra ave r ig uar
a qu é ti er ra han llegad o . Allí en cuentra n jarras y o llas II c
nas d e leche, qu eso y mantequi lla, así q u e creen que han
llegad o a la morada d e un pastor.
Pero el p ast o r re su lta ser un giga nte con un ojo eno r me
en el ce ntro d e la frente, y caníbal. El monstruo p r eg u nl.l
a O disea: (I( ¿Q uién eres tú, si se puede sabcr?»,
Od isea p ien sa rápido y respo nde: «Soy n adi e». És e es
el prim er n ivel en el p ro ceso d e des po ja rse d e la s propi .is
ves t id uras a medid a qu e se avan za por el mágico reino. No
presume; no di ce, p o r ejem p lo: «So y O d isea, ¿acaso 111 I
has o ído habla r d e m í?». No, d ice: «So y nad ie ». Le vc re
mas desp oja rse sucesivamente de más vesti duras co nfo rm e
se su merja en el abismo . El c íclope di ce: " Vay a, esa co m id.i
d e ah í ti ene bu en a p inta », y agarra a d o s d e lo s homhrev \'
lo s desped az a. La cosa se po ne fea . C u a nd o 1'0l ifl' llIo
aca ba d e d evorar lo s, Od isea le propone: «¿Te g US I.H I.I
aco mpa ñar tu com ida co n un poco d c vino?». Pol i fl'lIlt1

1 ·1!{
figura 104: Odisco deja ciego a Polifcrno
(vaso de figuras negras, Arcaico , G recia. fecha desco nocida).

nu nca h a p robad o el vino , de m anera q ue acepta, la bebid a


lo d e ja comp letamente borraeh o y se duerme.
O di seo y u no de su s h ombres agarran u na es taca de
gran tamaño, le saca n punta y la end urecen en el fuego , y
lu ego la cl avan en el ú n ico o jo del eíclo p e d ormido . La es-
ce na aparece descrita con todo d et alle: cuando le están cla-
va nd o la estaca, uno casi pue de se n t ir c ómo le estalla el
o Jo .
l'oli femo sig ue vivo , g rita desesperadame nte y arm a un
gra n est ré p ito . Los cí clo pes de lo s alre de d o res p reguntan :
..¿Qu é oc urre, quién te hace da ño? ».
Y, por su p uesto, l'oli femo re sponde: " ¡N ad ie!».

249
A lo que lo, d"'IlI.IS C1 clopl' .' l'l'plic.'.1I1 , rl'!Ullttl i'i.lllt lll
«Pues l' ll lo nCl's (;íILll C " .
D e modo qu e Odiseo se ha sa /v.ldo por haberse d e.s p"
jado de sos vest iduras.
El eíclope ya no puede ver, pero si¡;ue en la c ucv.r \
Od isea y sus hombres tendrán que salir, por lo que p"l i
femo se sienta ante la puerta y se dispone a esperarlos.
Odisea, hombre fecund o en ardides, tiene una id,....
C o ge tres ovejas, las ata juntas, un o de sus homb res " .
cuelga debajo de la oveja central y luego las hace sulu ,
Una, do s, tres, cu atro .. . seis p or tres, salen dieciocho ove
jas oEl cíclope las toca por encima mientras van pasando )'
se dice: «So n mis ovejas, salen a pa star » .
y así logran salir to dos los hombres.
O disea se ata al vientre de l carnero más grande.
E n aq ue lla ép o ca, el carn ero era sím bo lo del so l; ,,1
principio so lar identificado co n el poder masculino. E II
Eg ipto, al dios del so l, Am ón -Ra, se le representaba CO II
un carnero. C ualq uiera que escuc has e este rel ato sabía que

f igura 10 5: Odiseo deb ajo de un carnero


(b ro nce, Arcaico , Grecia, ca. p O-5 00 a.C .).

25 °
.iquf O disea se est ab a identi ficand o co n el viaje del so l. Se
identifica a sí mism o con el so l y, co mo estamos a punto de
descubrir, acaba llegand o a la isla d el Sol. Éste es un deta-
lle importante: se ha despojado de su ca rác ter secu lar y se
ha id entificad o co n la energ ía so lar, la co nscienc ia solar,la
vida so lar. D eja atrás al cíclope .
Aca ba mos d e trasp asar el u mb ral hacia el reino del es -
píritu . ¿ Qué oc u rre cuan do un o pen etra en la esfera espi -
ritual y d eja fue ra su carác te r secula r ? C ua nd o un o se
de spo ja d e la vida material, co rre el peligr o d e cae r en lo
qu e lo s psicólo go s llam an inflac ió n: «Soy mu y espiritual ».
De spu és d c cruzar el umb ral, O d iseo llega a la isla de
lo s Viento s y del d io s Eo lo, el seño r del vient o, del prana
(en sán scrito, «aliento vital, csp íritu») . Este dios tiene una
cos tu mb re mu y cu riosa: ti ene d oce hij os y do ce hijas, a lo s
que casa ent re sí. Es tambi én un anfit rió n mu y generoso,
d e man era qu e cua ndo ve apa recer la flota de doce barcos,
les ofrece ho spitalid ad y los agasaja. C uando están a p unto
de zarpa r d e nu evo, Eo lo le hace un regalo a Od isea: una
bo lsa d e cue ro re pleta d e vientos. «A q uí ha y suficien tes
vientos pa ra qu e p ue das regr esar a Ítaca», le dice, «pero
no la ab ras d e go lpe. Debes ser paciente . »
Emba rc an y Odi seo se duerme. El comandante repre-
senta la co nscienc ia co nt ro lado ra, pero la tripu lación el
poder del el/o (el pod er de l «yo quiero »). C uand o Odiseo
se queda d ormid o, sus hombres se impacientan y sien ten
curi o sid ad, de man era que acaban abriendo la bolsa de los
vientos . Y ahí se esf uma todo: se quedan sin vientos y llega
un per íod o d e ca lma ch icha.
Esto se conoce co mo d eflación; d e hech o , el ciclo en -
tero es man íaco d epresi vo. Se trata d e un modelo psic oló-
gico bas tante común: uno piensa qu e es di vin o pero .. ., oh
no , no lo es. Esta d inámi ca res ulta conn atural al ser hu-

251
mano . El i érm iuo medio es 1.1 virtud nc.. . cs.ui.i. 1..1 tripul.,
ció n ha trasp asad o el umbra l, ha lo gr.nl o .n r.tves .u l..
p uerta estrecha, ha experi mentado la inflaci ón, y a hora " "
ha y nada.
Se ven o b ligad os a vo lve r a remar, y ¿puede haber .l l~ "
más humi llante q ue un a va lerosa flota gue rre ra reman do
Re gresan a remo hasta la isla d e Eo lo y le di cen: - Sc ni "
han escapad o lo s vient os. ¿ Po d r ía d arno s m ás?».
y el dio s repli ca: «N i hab lar. Seguid remand o ».
Co nti núa n rem ando y la sigu ie nte ave nt ura su po ne l..
depresión ab soluta. Ten íam o s infl ació n y aho ra tcn cm ov
deflación . Llegan a un a isla, que pod ría ser C er deña, y d "
scmbarc an , Se tr at a de la isla de los Lestri gones. Confo rme
vamos ley end o el p oem a no s d am os cu ent a d e lo horrib les
que so n en realid ad , y d el gran peli gro qu e co rre n lo s grie
gas. Lo s lestr igo nes so n ca níbales, y cua ndo Od isea env ía
un a ava nzadi lla de tres hombres, at ra pan a un o y cnsc-
gu ida lo ec ha n a la o lla. Lo s o tros do s lo gr an escapar, pen>
lo s lestrigo nes lo s persigu en y les arro jan gra ndes peñas -
cos d esd e lo alto . Tod o s lo s barco s qu ed an he ch o s añ icos,
a exce pc ió n del d e O disea . Al héro e só lo le q ue da ya u n
barco , y sus homb res re ma n enloq uec ida me nte.
Es el ab ismo. Eso sí qu e es d esp oj ar se d e las ves tid u ras
a lo grande: un so lo bar co y a rem o . El paso a través de l
umbral, a través d e la p uerta est recha, la infl ación, la de -
fla ción, y ahora llegamo s a la isla d e la Au rora, do nde ha-
b ita C irce, la d e h ermosas tren zas, que es d iest ra en to d o
tipo d e enc antamientos y no siente parti cu lar ap rec io por
la hu man id ad .
Éste es el mom ento c ruc ial d e la histo ria. Nos encon -
trábamos e n el abi sm o , hem o s to cad o fo ndo y ah ora sali-
mo s a flo te jus ta me nt e aq uí. Nos to p am o s co n la prim era
di o sa, la qu e representa la sed ucc ió n (y la sed uctora como

'52
1111\ l.ulora) . 1..1 l ell!. l ll t ll ,1, 1.\ 'l·d \l~ l t ll ,l : el!., l 'S \.t qu e co n - \
. I Il I C ,d h l 'l l ll' 11\.' \ .tI !., dI' ... U'" l ¡lHit es, la diosa f\.la)' ~ en su
" pec io dI' inici.tdora. \
I'.n csa is!.l p.ltll anOSa, C irce tra baja en su tel ar ro de ad a
1"" to dos lo s seres h um an o s a lo s qu e h a co n ve rt ido en
hcslias gruño nas . En esta ocas ió n a lo s ho mb res d e O d isea
SI ' les ofrece co mi da, pero está env enenada. A pe na s la

prueban, se co nvierten en cerdos.


Por su ert e p ara Odisea, esta vez no ha bía ido con ello s.
I'.sti esperando a que regresen cua ndo en su lu gar ap ar cce
I lc r mes y le d ice: «Estás e n peli gr o . H e ve n ido a ay u-

,Lu tc» .

Figura 106 : Odiseo amenaza a Cir ce


(léciro de figuras rojas, C lásico , Grecia, ca. s. IV a.C .).

253
llam es d .l .l Ud is eo 1I1l.lpl.IJll,III.IJIlad.l1lwly 1'.11',11"0
te gerle d el p oder he ch icero d e C irce, y ;lI;;,de : «C u.u u l. ,
lle gues, ell a no p odrá SO mete rte a nin gún en cam amit'lll" ,
Amenázal a Con tu espada y se rendirá. N o sólo har.í ",so.
s ino que tambi én te inv ita rá a su lech o . C ua nd o lo haga. vr
con ella • .

És to s son los dos pod eres: el p oder físico masculillo )'


el p oder m ágico femenin o, que es el p oder m agnético .1,.
atraer, repeler y en cantar. C ir ce y Odisea se encu en n.r .,
cara a cara, y para O d ise a sup o ne su primera cxpcrienei .,
con un a mujer que es su igu al. Él no pu ede someterla, pe ro
ella tampoc o pued e vencerlo a ca usa d e la ay ud a de Her-
mes. La imagen es so berbia : ell a tie ne el p od er m ági co, él
el físic o, La o b liga a de vol ver a s us h ombres a su Iorm.i
original. y Ocur re un hech o interesante: «C uan d o hubie-
ron recupe rado su fo rma humana, eran m ás bell os, fuertes
y sabios que antes » ."
He observado que no só lo en esta historia, sino ta m -
bién e n la hi storia egipcia de O siris, o en la azteca de
Quetz alc ó atl, la iniciadora es la sed ucto ra , la que invita y
cond uc e al hombre hacia el reino que se ex tiend e fuera d e
lo s límites est ablecid os, quebrantand o así la ley.
Circe so me te a Odisea a d os ini ciaci ones su m am ent e
importantes: la primera es la ini ci aci ón al inframundo
donde habitan los antepasados. Se trata de una in iciac ió n
en el ámbito de lo bi o ló gic o, un d escen so de sde el infra-
mu ndo ha st a el rein o de lo s esp ír it us an cestral es. Los an -
tepasados representan lo s poderes genésicos cu ya produc-
ció n som os tod os no sotros.
Odise a sacrifica un animal en el inframundo y la sangre
atrae a los espíritus . E nt re Jos primeros que acuden se halla
el jo ven Elpen or, q ue era el ti monel de uno de lo s barcos
hundido s por lo s lestrigon es, En este inframund o lo s es-

l j4
I'lI i l llS .'iO Il ... O lllhl.l ' 1'1.111.1 ' , ttld .l S snlvo un.i, b de ' I'irc s ias,
qlll' i ic ue form .l Irid il1l l'lI ~iollal.
1..1 hi storia de Tircsi.is re sulta curio sa: un día dcambu -
1.,(>.1 por el bosqu e y se en contró dos serp ientes copulando,
rn ton cc s co locó su ba st ón ent re ambas y se vio transfor-
''' ,H!O en mu jer, Vivió oc ho años como mujer, hasta que
IIlI d ía iba cam ina ndo por el b osque y vol vió a encontrarse
dos serp ie nt es co p u lando, co locó su ba stón entre ambas y
se vio tran sformad o de nuevo en h ombre.
Un buen día, en la so leada c im a d esnuda del O limpo,
Ze us y Hera debatían so b re quién disfrutaba más del acto
sexu al, si el hombre o la mujer. «T ú estás de un lado y yo
d el o tro . ¿Q u ié n p odría sa berlo ? Ah, ya sé, ¡pregunté-
mos lc a T irc sias !»
De modo que hici eron lJamar a Tiresias, qu e respondió :
- Vaya pregunta; la muj er. Nueve veces rn ás- . Por algu na
raz ó n (q ue en su mom ento no entendí), a H era est a res-
puesta le d esagrad ó y lo d ej ó ciego . Zeus se s intió resp on -
sa b le de e llo y otorgó a Tiresias el p oder de la profecía.
C iego a las apa rie nc ias m eram ente fen omenales, Tircsias
era ca paz de intui r las form as m orfol ó gic as su byac ent es
de las qu e d er iva n tod as las cosas ,
Pero ¿por qu é Hcra se lo tom ó tan mal? En ciert a oca -
sió n, d espu és d e un a de mi s co n fer encias sob re es te tema,
se me ace rcó una mujer que m e dij o: «Yo podría decirle por
qu é a H cra le se ntó tan mal » .
- E sto y deseo so d e sa berlo », le resp ondí. y és te es el ar-
gu mento qu e m e expuso: «P ues p o rque a partir d e enton -
ces ya no podría vol ver a d ec irl e a Z eu s: " Lo hago p or ti,
cariño "».
T ire sias es el informante, y quien representa el p oder al
qu e debía enfre ntars e O d isea : el del macho no como do -
min ador, sino co mo co pa rt íc ip e y contrapeso de la otra

255
Figura 107: Odiseo y las Sirena..
(crátera de figuras ro jas, e l.ísico, G recia, ca. 475 .1.C.).

mitad del and róg ino Con SUs dos p an es, cI hombre y la
muj er,

Así qu e la pri mera in iciación a la que C irce SOmete .1


O disea es la d cl terr eno bio lógico: cI viaje al infram undo,
el enc ue ntro con los antepasados, para entender qu e el
hombre y la mujer son trascendentalment e uno . O diseo
regresa y an uncia a Ci rce: ·d l e aprendido la lección » .
y ella le resp ond e: . Bien, tengo otra para ti » . Tras ha-
ber sido iniciado en e] terr eno bio lóg ico de nuestra huma-
nidad , Odisea debe superar ahora la segunda iniciación:
ser iniciad o en la luz de la consciencia. Cas ualmc nte, C irce
es la hija del dios del so l, Febo ApoJo, por Jo que le di ce:
•Te most raré el ca mino hacia la isla de mi padre, el so l » .
Entonces le exp lica cuáles so n los peligro s dcl cam ino ; se
tr ata de Jos riesgos clásicos.
E n p rimer lugar están las sirenas, cuyo canto hec hiz a y
fascina a los marinero s, haciéndo los naufragar en la COs ta.

25 6
(¿ué es el ca nto de las sirenas? Es el canto del misterio
.lcl u niverso qu e hace imp osibl e segui r ade lante sim ple-
mente por o bra de lo fen om énico . Los filósofos hcl cu íst i-
ros po ste riores asociaron las sirenas con las esferas de los
..idos: su ca nto es la música de las esferas, la mú sica del
universo, capaz de embelesar a un ind ividuo hasta el puma
.le hac erle o lvida r su pasad o terrenal.
U na vez escu ch é contar a Ru st y Schweickart, ast ro -
nauta d el A po I X , que en su vu elo de ida y vuelta a la
Luna había oído el ca nto de las sirenas. Le había n enco-
menda do Jo q ue se llama un a actividad extraucbicular,
Debía salir d e la nave con su traje d e astro nauta, co rree-
rado al módul o tan sólo por un cordón umbi lical, y llevar
.1 cabo un trabajo en el exte rior, el cual de bía coordinarse

con algo qu e te nía qu e hacerse en el módu lo. Todos aque-


llos hom bres estaban sumamente ocupados, de mo do que
sus ment es no p ud iero n expe rimentar lo que él estaba a
puma de hacer. Algo se averió en la máquina den tro del
mód ulo, y Rusty estuvo cinco minutos desocupado. Se en-
con traba allí fuera, volando por el espacio a casi 29. 000 ki-
lómetros por ho ra. No se oía ningún sonido, no sop laba
nada de viento, y a sus pies podía ver la Tierra, al otro lado
estaba la Lun a y por encima el Sol. Más tarde, declaró:
"Me pregumé qué hab ía hech o para merecer esa vivencia » .
Se tr ata del tipo de experiencia trascenden te y mística qu e
hace q ue un o desco necte de la tarea qu e lleva rea lizando
toda la vida .
Ot ro ejemplo de hallarse "desconec tado . es el de santo
Tomás de Aq ui no . Es taba trabajando en su Summa Theo-
logica, H ab ía escrito unos once vo lúmenes y todavía le
quedaba n un os cuan tos para acabar cuando una mañana,
mientras celebraba la misa, tu vo un a expe riencia mís tica.
Guardó la p luma y la tint a en una repisa y dij o: • Todo lo

257
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Figura 108: Esci la


(mo neJa de pl ara, CU sico , Irai in, ca. s. v a.C.) .

qu e he escr ito es paja ». H abía desconectado. Tra s esta ex


pcricncia, ¿c6 mo puede uno seg uir oc upado en cos as me
ra mc n re tempo rales ? f:se es el ca nto de las sirenas.
Ex iste una revelació n qu e trasciende cua lq uier COsa <¡Ul'
un o pu ed a hacer o pen sar, y ésa es la exp eriencia místic;¡
ext rema. Ju sto lo qu e O d isco pret end e alcanzar, pero siu
acabar estrellado Contra las rocas en el in tento. De rnod..
qu e les tap a los oídos a sus hombres co n cera y hace que a
él lo ate n al mást il, en su caso sin cera en los oídos. Yor-
d cn a al timo nel: «D iga lo qu e d iga , m antenme atado al
másti l.., pu es sa be qu e está a p unto de perder el juicio.
A las sirenas les sig ue el ext rañ o y feo asunto de Escila
y Ca ribd is. Esc ila era un a jo ven qu e hab itaba en un ca bo
rocoso, en lo alto de Un esca rpa do acantilado. Su to rso era
de mujer y de su Cint ura partfa una jauría de perros ra bio-
sos . Al o tro lad o de l estrecho se fo rma ba un enorm e re mo-
lin o, q ue era la o tra di osa, Ca ribd is. En el período hei e-

25 8
11I,lll(l,.l I. ~ l. il.l M' 1.\ 1.\ so lidez rocosa de
h l l' ll l d l l ' ,\ h.l l' O Il

l, Ill gil';l. Y a Carihd is l"IlIl el ab ismo d el misti c ism o. Uno


khr n.ivcgar e ntre ambas, y és ta es la única instrucci ón :
"I:uir .ul elnnt c por el medio , pasando por entre cada pa r
,1, "puestos que nos sa lga al enc uentro.
Tr.i s superar ambas pruebas, Odisco llega a la isla del
",1, morada de Febo Apolo.
En esa isla existe un tab ú: no está permitido mat ar a los
hucycs del Sol para comérselos. Esto equivale a decir qu e
, u.indo uno se encuentra en presenc ia de la d ivi nida d m á-
una no debe p reocuparse por nimiedades. C uando uno
ilc.mza la experienc ia superior y extrema de la conscicn-
, ;,1 Y la energía de la luz de lo vivo , ocurre algo. Ya no se
I rata de «vamo s a tomar un sá ndwich y u n café », ese tipo
,1<- preocupacio nes de saparecen.
Ramakrishna, el gran santo hindú de C alcu ta del siglo
XiX, cue nta la siguient e his toria. Su d iscípulo princ ipa l era
Narcnd ra, q uien más tarde sería conocido como Swami Vi-
vekananda. Un d ía, cua ndo Rarnakri shna se dirigía al tem-
plo de la diosa Kali, de quien era sacerd o te, Vivekananda
k' d ijo: «Sabes, hay algo que qui ero que la diosa me con -
ceda, ¿te import ar ía pedírselo por m í?... Ramakrishna
e n t r ó y, cu ando salió , Vivckananda le p reguntó: >< ¿Se lo
has pcdido? ». «O h » , respondió Ramakrishna, «se me ha
ol vidado >
La cuesti ón es que cua ndo lll1 0 se halla ante la presen-
cia de Dios 110 puede tener pensamientos intrascendentes.
Odisco se echa a dorm ir, y su s hombres se comportan
IllU Y mal, matan las vacas sagrad as, las asan y se las comen.

Apo lo acude a q ue jar se a Zeu s por ta l sacr ilegio y, cuando


O d isea y sus homb res se hacen a la mar de nu evo, Zeus
lan za un rayo con tra su barco y lo hund e. Tod os los que
iba n a bordo mueren ahogad os, a excepción de Odisea,

219
q ue se sa lva tr ep and o p o r e! mást il y u na vez má s es dI'
vu elto a l cam ino qu e acab a d e recorrer.
H a llegad o a esa pu erta d orad a a t r avés de la cu al l..
co nsc ie nc ia p odría ent ra r fác ilme nte en la vida ete rn a, pa l.l
nunca ren acer, liberad a d el re ino d e! ti empo . Pero és te ""
es s u d estin o . Su d est in o es reg resa r a la vida , co n Pene
lop e. O d isea es traíd o d e vue lta.
Ah ora bi en , aq uí hay algo interesante: cua ndo uno h.1
alca nzado ese es ta do d e alta co nce nt ració n y es tá a punto
d e lo gra r la com prens ió n ú ltim a, tod os lo s im pul sos me
rament e terren ales q ue da n en sus p enso, pero si se ro m" ,
la concent rac ió n, le asa lta n a un o d e nu evo .
Una vez , m ientras leía el Mah17bh17rata, me topé p or C.l
su a lida d Con u na m a ravillo sa hi s toria india . U n san to
ha bía es tado meditand o en un es ta nq ue d urame cerca de
cien añ os, p roba blem en te so bre u na sola pi erna, y y a casi
h abía alca nzado la ilumin ación cuando oyó un a salp ica
du ra. y se d ist r ajo . No p udo ev ita r mi ra r. Por mu y poco
qu e un o se re laje, lo qu e se pierde es in calcul abl e. Miró,
se trat ab a de un pez gra nde. Era u n pez gra nde q ue na da b.•
feliz en t re un ba nco d e p eces pe q ue ños. El yogu i se dio
po r vencido. -O h pez, qu é fel iz eres Con tu p rogenie. O ja
lá yo pud iese tener la mía. Creo q ue d eb ería casar me" .
De m od o qu e sali.> d el es ta nq ue y se d iri gió a un p ala -
c io ce rca no . Allí, po r s u p u esto, ha b ía u n rey, y nu estro
amigo , co mo era un yogui, ens eg u ida se di o cuenta de que.'
el rey ten ía cinc ue nta hi jas. Ocu rre qu e eso s yog u is q ue
aca ba n d e sa li r d e s u m ed itac ió n ti enen u na ap ar ien ci.,
muy p o co apetec ib le. Es te yog u i hedi o nd o e n t r ó en el pa-
laci o y, despu és d e q ue el rey lo recib iera, anu nció: «Q u io-
ro un a d e tu s hi jas ».
E l rey lo m iró y pensó: - ¿Será pos ible? ». Po r sup u es to,
e! yog u i podía leerl e el pe nsa mie nto, y, co nsc iente d e ello,

26 0
, 1rey le co n tes t ó: «A q u í no aco stu mbra mos a ent regar a
nuest ras h ijas sin más; d ejem os que ellas mism as elij an a su
II t. iri do , Llamaré a u n eu n uco p ar a qu e te aco m pa ñe al se-

I rallo, y si una d e mi s hi jas te q u iere, pu ed es q ue d árte la ».

Acu d ió un eu nuco y ac o m p añó al yogu i. Y justo


I u.mdo la puerta del se rra llo es ta b a a p u nto d e ab rirse, el

I'Ogui se tran sform ó en un jo ven en cantado r, co n unas p es-


r.iúas largas co mo las d e u n ca m el lo y una be lleza inima-
~: i n ab l e .
C ua ndo se ab ri ó la pu ert a y el eunuco anu nció : - Vue s-
tro padre di ce q u e aq uel la d e vosot ras que qu iera ca sa rse
co n este hombre pued e ir se co n él», todas comen z aro n a
chillar a la vez. To da s de seaban hacerl o, y él salió de allí
con cinc u enta es posas, segú n lo aco rda do.
Pasado el tiem po , el rey pensó: «Me p regunto qu é tal
les irán las co sas- oO rd enó q ue le preparar an sus elefantes,
se mo nt ó y enfiló una se nd a en la d ir ección qu e hab ía to-
mado el yogu i co n sus cin cu enta es po sas. A l cabo, el re y
se enco nt ró co n cinc u enta pa laci os. E ntró en el p rim ero ,
vio a u na d e sus h ijas so b re u no s almohado ne s y le pre-
gu nt ó : - ¿Q ué ta l va rod o ?».
«Bic n-, res pon di ó ella, «es ma rav illo so . Lo ú n ico q u e
me p reo cupa es que sie mp re es tá co n rnigo.»
y el rey se fu e a visitar a su sigu ient e h ija. La mi sm a
res p ues ta y preo cupación: . ¿Y m is o t ras herrn an as? », La
gcn te pod r ía p en sar qu e vale la pen a practi car yoga par a
co ns eg u ir algo así, pero en esta situ ac ió n lo qu e oc u r rió
fu e sim p lem e nt e q ue el p adre vo lv ió a su casa pensa n-
d o : «Bue no, al fin y al cabo to da s so n fel ices, así que ¿q ué
más d a ?».
Ento nce s em pe zaro n a llegar lo s be bé s. Un b eb é es u na
d el icia, d os b eb és son dos d el icias, pero t res ya es o tra his-
to ria, y pe or aú n si so n cua t ro . Imagín en se cinc ue nta. Y el

16 1
yogu i pen só: «Sí, es exa ctamente co mo pensé. C reo qur
me vue lvo a mi charco »,
C ua nd o se lo propuso a sus esposas, ellas d ijeron: ..Lo
cierto es que aquí ha y mu ch o jaleo, nosotras haremos lo
mismo ». Dejaron a sus bebés co n las ni ñeras, el yogui re
gresó al estanq ue con sus cincue nta esposas y allí se q ue
daron todos de pie sobre un a sola pierna.
A esto me refería con ser tr aíd o rep entin am ente de
vue lta . El barco de O d iseo sc ha h undido, su tripulaci ón
ha perecido. Se halla com p leta mente so lo, agarra do a un
mad ero, ha hech o un largo viaje hasta la isla del So l y dl'
pronto vu elve a est ar de ca mino a casa .
Con C irce ha experime ntado do s iniciacio nes, un a en el
te rren o bio ló gico y la o tra en la vida solar. Pero este viaje
tod aví a no ha aca bado; deb e reg resar al mun do de la ex-
pe rienc ia du al. D e mod o q ue reemprcndc su camino y es
arroj ado a la o rilla, no en la isla de C irce, sino en la isla de
Ca lipso , una esp ecie de ninfa de media na edad con la q ue
vive durante siete año s. Eso es un matrimonio , eso em-
pie za a parecerse a una rel ac ión real, práct ica, entre dos
poderes, el mascul in o y femen ino . Llega un momento en
q ue no hace o tra cos a q ue sentarse en la orilla pensan do en
P cn élop e, C ua ndo todo hace indicar que Od iseo ya ha
apre ndi do la lecció n, H cr mes vuelve a aparecer y le d ice a
Ca lipso: o:D eb es dejarlo ma rchar ». Y luego le dice a O d i-
seo: ..Es ho ra de q ue reg reses a casa con Pen élopc».
A Ca lipso, qu e debe obedecer las órdenes su perio res (y
H crmcs, co mo se sabe, es el mensajero de los d ioses), no
le qu ed a o tro re medio que preparar una balsa y algunas
p rovisio nes para Odiseo y dejarl o marchar.
Tras ser arrastrado por las co rrient es, Odiseo regresa a
d on de cr uzó el umbra l anteriormente . Hay turbulencias ,
y llega al o tro mund o, un lugar que p rese nta gra ndes d ifi-

262
"h ad es para los místicos y para cua lquier o tra persona .
" ua sp asar el u mbral u na vez resu lta d ifícil , vo lve rlo a
, I uz.ar de regreso e integrarse a la vida ta mpoco es fácil.

No obstante, Poseid ón está ojo avizor para venga r a su


hijo Pol ifemo, el cíclope, de modo que hace naufragar la
l'equ ei'1 a balsa y deja que Odisco sea arrastrado por las
"l.1S hast a qu e éste consigue la ay uda de Lcucotea (la diosa
blanca del mar) y de la prop ia Atenea, y acaba siend o arr o-
1.ldo a la orilla de la isla d e los Feacios.
A la mañana siguiente, mientras está dor mid o en la
1'1.1)"', llega la joven Naus icaa, l.t hija del rey, co n sus sir-
vicntas. Van a hacer la colada en un arroyo qu e desemboca
('n el mar. Cua ndo acabau, las muchac has se pone n a jugar

Figura 10 9: Odisco. Atenea r Nausicaa


(¡infora de figuras rojas, Cl ásico. Grecia, s. V a.Cv).

26 )
rO ll u u .i pdo!.!. Se 1.1 P ,I ' ,I II 1111.1 ,1 tl l/,1 11.1\ 1.1 t ltll' ve- /('., l 'll

c.ip.i y go lpc..,;\ ,1 (>di.' l'O, q u« ','\l' dc'p it'l'I;l y ., ;t! l' d l.'.\ llIltln
de entre las algas, cll bri~lldo .. e 10 .\ gl.' lli LlIc x CO Il un .i 1'.11 11.1
d e o livo. (Fue J o y ce q ui e n dijo que O diseo fu,' el priml'l
gentleman.)" Tod as las m uchaeha s sie men pavor al vC II",
excepto Nausícaa. C laro q u e ell a es el e<¡uivale me d e AII'
nea, la patrona d e lo s héro es. y es ta jovenci ta, q ue nunv.i
ha sa lido de la isla, en la q ue no hay nin gún jo ven pan i
cu larmc nn- di st inguid o , pien sa: ' jAjá! »,
Esto es eu lro al héroe, p ues s u héroe acaba d e aparen' l
O disea ha bla con Na usícaa, q ue lo to ma bajo su pror cr
ci ón y lo lleva h asta su pad re, el rey A lcinoo. Alcín""
ofrece a Odisea un ri co banque te y, c ua ndo su hu éspnl
est á ya saciado, le preg unta: (~ ¿ Qu i én eres, ex tranjero? .. ,
En lugar d e resp o nder algo como Nadie, d ice: . Soy Odi
seo », H a recuperado su n o m bre, la ave nt u ra es tá cOmp lel.l,
y aho ra se hall a en el umb ra l del re torno .
E l rey dice: " ¡Ll evá bam o s veint e años sin sa be r qu e
había sido de ti, y aq uí est ás! ... En ese m om ent o Naus ícaa.
por sup uesto, comp re nde q ue él no espara mí. Y enronc-,
O dis ea hace el r elat o d e su viaje; d e h ech o, es aquí dond c
com ienza la Odisea: toda la h isto ria es Un /lash -back , ya
q ue exp lica cómo ha llegad o hast a all í.
Después les pid e ay uda para regresar a su tierra, y Al -
c íno o pone a su d isp osició n un bu en ba rco. Sube n a bordo
a O d isea , q ue, ex ha usto tras sus viajes y Con la resaca del
banq ue te, se h a qu edad o d ormid o, y el barco za rp a h acia
fraca . De reg reso p o r fin en su isla nat al, lo d ejan en la o ri -
lla profundamente d o r m id o . Q ué h erm o so: des p ierta de
su sue ñ o y ya está lis to para ir a casa co n P en élop e. y así
co ncl uye este viaje d e ensueño, du rante el cua l ha tenid o
su s expcriencias Con la sc d uc to ra C irce (mens aje ra de
Afrodita). Con Calipso co mo es posa (mensa je ra d e H era)

264
''' 11 J.¡ enca n ta d o ra y virg ina l Nau s ícaa (m e nsajera d e
\ Ir' "".1).
1\1 icntras tanto, Penélop e ha es ta do tejiend o y d cste-
I"'IHI" un tapi z , como la lun a. Su marid o lleva aus e nte
,"11e años , la gu erra aca bó hace ti empo , lo s de más han
" 'hlesado, ¿d ónd e está Odisea? D e to d o s los palaci o s d e
dll'd,·do r han llegad o pretend ientes jó ven es y d e medi an a
,d.ld qu e no dejan de insistir/e: " U na mujer no pu ed e so-
lu cvivir so la en es te país, en un lugar co mo éste. Tienes
qll e casa rte co n uno de nosotr o s ».
Pcn élope confía en el reg reso dc su es poso y re pl ica :
C ua nd o acab e esta tela, tomaré un a d ec isión » . Así qu e
p.lSa el día tejiendo y la noche de stejiend o lo tejid o. Odi -

Figura 11 0 : Pcnélo pc y Telé rnaco


(skyphos de figu ras rojas, Clásico, G recia, s. V a.C.) .

26 5
seo es el so l y ella es la luna; es tán asoc iados con un mi,
teri o relacion ad o co n el ca lenda rio, qu e sim bo liza la rc l.i
ció n entre la co nsc ie nc ia so lar y la lunar, la co ns cicn.u
masculi na y la feme n ina,
At en ea se presenta bajo la fo rm a de un jo ven y le di"e
a Tcl émaco: «Ti enes qu e ir en bu sca de tu padre ». Ento n
ces asistimos a la ini cia ci 6n de un much acho a la eda d
ad ulta por me dio de la bús q ueda del padre.
Nad ie sabe dónde está su padre, de mod o qu e Tel émac»
dice: «C reo que iré a ver a N éstor-. Éste había sido uno de
los ancia nos co nsejeros du rante la gue rra, a la manera d"
un viejo ent re nador de fú tbo l. Conocía a tod os los hé roes
y se sa bía to d os sus entresijos .
C uand o Telémaco part e para visita r a N ést o r, lo s prc
ten dientes preparan una emboscada par a mat arl o a su re
greso , Tclémaco es inform ad o de ello y de cid e tomar un .i
ruta d iferente en el cam ino de vuelta . D esembarca y lIeg,1
a la cabaña de Eumeo, el porqu ero de O d iseo.
¿Acaso no resulta interesante qu e el padre vaya a en
coru ra r a su hi jo en la caba ña de un porqu er o? Odiseo
ha bía sido ini ciad o p or la mujer qu e co nven ía a los hom
bres en cerdos, Orcs tes fue purificad o de su culpa con 1.1
sangre de un cerdo (el cerdo es el principal anima l sagrado
de los p ro fun dos mist erios del infra mundo). C ua ndo O d i
seo llega a Ítaca, la p rimera cr iatura qu e lo reconoce es su
viejo perro, y la segu nda es su nodri z a Euri clca, qu ie n,
mientras le lava los pi es, descu bre en su ro di lla la cica triz
de la herid a p ro vo cad a por el colm illo de un jaba lí. Re
corde rnos qu e, del mi sm o mod o q ue un jabalí caus ó 1.1
muerte de Ad onis, y Os iris muri ó a man os de su herma no
Scrh cuando éste estaba da ndo caza a un jab alí en los pa n
ta nos de papiro, ta mbién Odisea fue herid o po r un jaba lí,
Esta asociac ió n de l jabalí co n la mu erte y el ren acimi ento

266
.Irl alma, co n el héroe que ha ido y ha regresad o, resulta
I" imo rd ial. Cua ndo Euriclea reco no ce la cica tr iz y se da
•ucnta de quién es, está a punto de anunciarlo, pero él le
1111,\ la boca y le ordena: «N o di gas nada », pues si su norn -

1" ,· fuese pronunciad o, los pretendientes de Pen élopc aca-


t..u"Ían co n él.
Por pura sincroni cidad, Pcn élope se rinde en ese pre-
•iso mom ento y di ce: «Me casaré con aq uel que sea capaz
.1" tensar el arco de mi espos o Odisea y disparar una [le-
•h.i q ue pase a tr avés de doce hach as». Otra vez el número
.locc: el ciclo del zo díaco .
Tod os lo intentan y por su puesto nadi e lo logra. En -
ronces , el mendigo que acaba de ent ra r y a quien na die re -
~ on oce dice: « Yo tambi én quiero probar ». Esta esce na está
herm os amente de scrit a, Odi sea toma el arco, lo examina
1'.11' <1 co mpro bar si en eso s años las termitas lo han ca rco -
mido. Tensa el ar co, co ge una flech a y la di spara, y ésta
.u ruvicsa las doce hachas. De spués se lleva el brazo a la es-
p.ilda, co ge otra flecha y empi eza a di sparar a los prctcn -
clie n te s. Es co mo si el sol acabara de sa lir y se llevara por
de lante a las est rellas, a eso s pretendientes q ue h ab ían
,'l'llmpañad o a la di osa luna. El regre so de Odiseo su po ne
el fin al de lo s pretendient es, Pcn él opc le di ce enton ces:
l lol a, amo r mío, supo ngo qu e tendrás experiencias intc-
I ... santcs que co nta r ».

No sé de nadi e qu e baya leído la Odisea de esta ma -


ncra, co mo una inic iac ión, pero parec e en cajar perfecta-
ment e co n lo que podríamo s llamar el viaje arq uet ípico
por el mar nocturno y el regreso al tiempo del ser aco m-
pasad o al princip io fem enino, qu e había sid o de gr adado
desde la guerra de Tro ya . La rec u peració n de la Di osa y la
reintegrac ió n del poder fe me nino repres entan una nueva
d inámica; aunq ue estos mitos no s hablen de las p reocupa-

267
Figura 1 I 1: Odisco mata a lo s pretendientes
(sk)'phos de figuras rojas, Etrusco , Italia, ca. 44 0 a.C .).

cio nes y los problem as del momento, en el fo ndo se t r.u .i


siemp re de los mis mos pode res que de be n se r re intcjn. i
dos. El Kena Upanisad de la Ind ia, escrito en el siglo VII
a.C . (aproxi madamente en la m ism a época que la Cdisr.i¡
habl a también del regreso de la D iosa. Los d ioses indocu
ro peos m iran a su alre de do r y ven llegar un fenó meno l"
traño y mist erioso. Y se p regun tan: «¿Q ué será cso? »,
Agni , el di os del fuego , dice: «l rc a ver q uién es » . Así lo
hace, y se enfrenta a este extraño po der, el cua l le pr egunta:
«¿Q uié n eres t ú?»,
Agni respo nd e: «So y Agni. Soy el d ios del fuego. PUL'
do q uemarlo tod o » .
El extra ño pod er arro ja un poco de paja al su elo y le
desafía d iciéndo le: • Veamos si eres capaz de qu emar esto».
Agni no puede que mar la pa ja. Reg resa a dond e es t án
los d em ás y d ice: «N o sé q ué me pasa, no pu ed o hacer
nada » .
Ento nces Rud ra, el di os d el viento, anu ncia : «Iré )' 0 ,
dejad qu e habl e co n él » . Rudra va y el extra ño pod er le
di ce: «¿Q uié n eres tú P».
f:1resp ond e: -Soy Rudra. So y el seño r de los vient os.
Puedo vo latiliza r cualq uier cosa » .

268
1~llt llnl"l~S (,.1 t.':'I: t l.\l11I p O ll t.'1 \' \ll,l\'l';l ,lnoja f un pO L o de
" .lj.1 .11 sue lo )' di ce: .. Vc.un .» si eres capaz de volatilizar
1 "10".
Rudra no pu ed e hacerl o y regresa a donde está n los
1 1t· l n ~í.s.
Entonces apa rece un di o s fem enino, Maya. Ésa es su
1"imera apar ició n en toda la tradición v éd ica, y presenta a
I los dioses a Brah m a, el dios supremo . Se trata de la muj er

. .. 1110 po der revelad or, yeso es lo que acab am os de ver en

1.1 O disea.

2 69
Figura I 1 1.: Diosa
(relieve esculpido. Clás ico. Italia, ca. s. V a.C.).

'7°
Ca pí tu lo VII
Misterios de transformación'

La Diosa del pasado)' del futuro

I le intentado ya ofrecer un panurama d el trasfundo


histórico y de las principales líneas de influencia existen-
000
Il'S entre la t«\dición de la Diosa Madre, que data del 7
.\1 3 \00 a.Ci, y los pueblos indoeurupeos, de alrededor del
l OOO a.C., que "lportarOn una visión mitológica radical-

mente opuesta, No me he detl'nido demasiado en la mito-


I,)~ía indoeuropea en sí; debemos reconstruirla por medio
de métodos comparativos, cotejando las tradiciOlles eu ro-
peas con las asiáticas: la tradición griega versus la tradi-
ci ón v édica de la India, etcétera.
C u'lIH1o en un tc.:rritorio determinado se asien ta un
pueblu dedic.\do a la agricultura como ocurre con las t ra-
diciones de la Diosa Madre, el culto puede dedicarse a ob-
lelos específicos: este árbol, este estanque, esta piedra y
cvtc lugar. Sin embargo, en el caso de pueblos nómadas,
romo por cjcrnplo los pueblos guerreros semitas y arios, el
culto se dirige a lo que está en todas partes y es o mni p re-
vente: el cielo que LOdo lo cubre, la tierra que se extiende
por duquier, el viento, la luna, el sol. Los altares se t rans-

'7 1
o
p n .l ll de un IUg.l!".1 olro )' p"l'dl·lIl'olol'.lr.\,,' .iq u r, .ilh 11 ,'11
cualquier sitio, de modo qu e el p ropio .tlLl r adqllil' 1(. 11 11 ,1
forma simbólica que sugiere una oril' lltaci()1l c(h micl. .'\11
divinidades no se parecen a las divinidad es dl' lo s I'" chl "
agricultores de la Diosa Madre - d ivinid ad es que n.\("'II,
crecen, mueren y resucitan- , sino que más bien COII .\ I III I
yen presenc ias u niversales y ete rnas.
E l orige n de lo s p ueblos nóma das son lo s pueb los C.I
zadores, p ara quien es el cha má n es el nexo pri ncipal CO II '"
mu ndo mi tológico y el encargado de mantener la lrad ,
ción . E l chamán (hombre o m ujer) es algu ien qu e ha S il
frido una transformación psicológica por sí m is mo, 1111 .1
experiencia que podríamos comparar a un brote es q u ivo
frénico . El chamán h a desce n d ido al d om ini o del in coll s
cien te profu ndo, ha co ntem p lado a las d eid ades y h.1
regresado, de modo q ue en él o en ella hay u na sue ne d, .
autenticidad.

Además, las d eid ad es a las q ue venera n los c ha m alll',s


Son sus propios fami liares, q ue se les p resentan en su eño,
y visiones . En alg u nas zonas d e Cu ltu ra cazado r a, espe
cia lmen te en el caso de lo s in di o s cazado res d e Non eamé -
rica, la experiencia d e la visión es democrática, cualq u iec;,
puede tenerla. Sabemos que en muchas tribus los j óven es
deben, llegad o cieno momento, tener u na ex perie nc ia ini -
ciática, y entonces son enviados a lu gares pe ligrosos y sa l-
vajes para q ue hagan ay uno du r ant e cua tro d ías o m ás.
Durante ese ayuno ti en en vis io nes qu e les revelan cuá l va
a ser el curso de su vida. ¿Serán imponantes sanadores ?
¿Grandes jefes? ¿Simples guerreros? Ya de adulto, si un
hombre siente que su poder decae, puede sa lir y vo lve r a
ayunar. Así pues, en este m un do de las cu lturas cazado -
ras existe una especie de experiencia perso na l qu e res u lta
ese nc ia l.

27 2
1'0 1' s u p.utc, l'1 m undo dc los pu ebl o s pl a nt ad ores,
,,'11

l." divi nidades vc ncru d.is suele n ser las d e la aldea, y es


''I"í donde enco ntramos las t ra diciones d e lo s sace rdo tes
\ l." sacerd o tisas al servicio de las deidades tradicionales.
C uand o estos dos p ueb los se unen, como ocu rrió du -
I.IIHe las invasiones indo europeas y se mí ticas a las que me
1 "ferí anteriormen te, esos do s principios entran en acció n

.1 trav és de su relació n co n el ot ro. Las intui cion es más ex-

luustivas acerca del orden m itológico de la histo ri a d e la


hum anidad se hallan en lo s esc r itos d e Leo F ro ben ius.
C ualq u iera que desee saber algo acerca de las au té nticas
intu icio nes de la his toria mi to lóg ica debería leer sus ob ras
Puideuma o Monumenta terrarum (Los monumento s del
mundo),
Apoyándose en su gra n eru dición sobre esos d os gran-
de s campos del conocimien to, Frobe ni us llegó a la con-
clu sión d e que la ex perienc ia pedagógica domi na nte en tre
lo s pueb los cazadores estaba relacionada con lo s an ima les
y su mu ndo. Los individu o s se enfren ta n al p robl ema d e
tener q ue m at ar anima les co nti nua me nte y d esarrollan el
temor a la venganza d e és tos, al m al de ojo. Este hech o
propicia u n sistema de r itos cuyo ob jeto ce n tral es u n
pacto entre la sociedad h u mana y la a n imal, y e l p unto
neurálgico d e es te pacto es el sacrificio. E l m u ndo animal
se entrega vo luntariamente al cazado r a co ndició n d e qu e
se celeb re n cienos rituale s p ar a d evol ver la vida a su or i-
gen, d e mod o q ue el ani ma l pued a regresar. La id ea su b -
yacent e es la de u n contrato y un pacto e ntre los d o s
mundos; es u n hermo so ti p o d e mitología.
Po r o tro lad o , si nos fijamos en lo s puebl o s d el cintu -
rón ec uatorial, la ex pe rie ncia pedagógica princi pal es tá
relac io na da con el mund o vegeta l: se t rat a d e p lantar la se -
mi lla en la tierra, d el ren acim ie nt o y la llegad a d e la nu eva

273
planta. Aquí el motivo dominante es la muerte y la resu
rrccci ón, y en ese ámbito pred omina cl sac rificio humano.
En ge nera l, en el reino de los cazad ores no enc o nt ra-
mo s sacrific ios human os, pu es ya matan lo suficient e y su
sentimiento de cu lpa por la mu erte los lleva a reali za r ritos
de pen ite ncia y comp ensación di rigid os al mu nd o anima l.
Entre lo s pueblos ecuatori ales encont ramos la idea de la
muert e como la fuente d e la vid a, lo qu e explica su act itud
t rá~ica. Cuando uno se d etiene a o bser var el mundo d e
la vege tación, con todas esas hoj as y ra mas podridas en la
jungla, y ve que de ah í nacen br o tes fresco s, su rge la idc.i
de q ue de la muert e brota la vida y llega a la sig uie nte
con clus ión: si uno quiere increm entar la vida d eberá in-
crem entar también la muerte; por eso en esta glo rio s'1
trad ición del d erecho materno enco nt ra mos un frenesí ab -
so luto de sacrifi cio s humanos. Siempre que pen samos en
la D iosa M adre no s parece mu y afabl e, pero par a contra-
d eci r esta imagen bast a por eje mplo reco rd arla con sus ha-
c has en Creta.
En su forma más pura, cl sistema rnatrilineal, basado en
cl d erecho materno, exist ió en la esfera europea apro xi-
mad ament e desde el a ño 7000 hast a más o men o s el 3 ¡00
a.e. En cl IV mileni o a.e. llegaron lo s p ueblo s guerrero s,
q ue d u rant e el 111 mil enio a.C, fue ro n imp onien do su do-
mini o sobre el continente.
Más o me nos en la mi sma épo ca, lo s semi tas co me nza-
ban a d espl azarse de sde su lug ar de ori gen en el des iert o
sir io hacia Oriente Pr ó xim o, en d o s d ireccio nes . Por el
este avanzaron hacia Mes opotami a y por el oes te hacia 1.1
zona de Canaán. Ent on ces se p rodu jo un choq ue br u tal
entre estas dos culturas úni cas; si algui en q uiere sabe r
c ómo sería vivir en una de esas pequ e ñas ci udad es C'11
aq ue llos d ías, basta qu e lea la histo ria d e la in vasión de Si

274
quem po r pa rte d e J aco b y sus doce hijos. Se formó un a
nube d e pol vo en el ho rizonte, ¿se trataba de una tormenta
de are na o era u n gr u po d e beduin os ? Eran beduino s .. . y
.\ la mañ ana siguiente toda la ciudad estaba arra sada y su
poblac ión diezmada. El enc uentro de esos d o s mund o s
tr ajo tiempos terrib les.
El im pulso de la an tigua trad ición del d er ech o materno
so b revivió en Creta y en cl Egco, como po d emos o bservar
en to das esas hermosas figuras de má rmol d el elega nte
mundo cretense en las que aparece representada la Di o sa
Mad re. U na cultura que acabó con la exp losión vo lcánica
de Santorini en torno al año t l OO a.C. A partir d e ese mo -
me nto se im puso el siste ma m icéni co and ro c éntric o , si
bien éste había abso rbido la contrib uc ió n fem enina, por
lo que allí se siguiero n crea ndo esas her mo sas figuras de la
Diosa Madre.
Más tarde, en torno al a ño 1 2 0 0 a.Ci, se p roduj o la in-
vasió n fina l de una tribu ind o eu ro pea procede nte d el
norte, los dorios, que llevaban consigo el hier ro y o btu-
viero n u na contundente victoria. Esto sucedía en la mi sm a
épo ca de la caída de Troya . Es tamb ién el período d e las
celeb racio nes bárdicas de las hazañas de los grandes hé-
roes. To das ellas con fluyeron finalme nte en la tradición
ho mér ica.
La l liad« y la Odisea pla ntea n el pro blem a del co nflicto
entre esas d o s trad icio nes, la d el d erech o materno y la del
sistema androcé ntr ico, en la época cl ás ica. D eb emos irna-
~i n ar qu e la épica hom érica se d esarroll ó en t res et apas: al
princip io se trataba de trad iciones orales bárdi cas; después,
entre lo s sig los VIII y VII a.C., esos po em as épicos fueron
ens amblad o s por qu ienquiera q ue fu ese H omero; y, po r
último, llegarnos a Pi s íst rnto , q ue en la A te nas d el siglo VI
.1 .C. insti tuye d e manera conscie nte u n p ro gr ama para

275
crear una mit ol ogía ateni ense. Se o bse rva así la e rnc rg vu
c ia dc csta mitol ogía cl ási ca lit erar ia, d esenraizada, '1'"
hem o s hered ad o a través d e las o b ras d e te at ro y la POI'''.,
E n ese mo me n to lo s po e mas ép icos se refin aro n, y l."
cr u eld ades más primiti vas de sap arec iero n. Po r cjcm p l.. ,
Aqui les ya no apa rece arra strando a H écto r vivo alred ed . »
d e Tro ya, sino que lo hace co n su cad áve r.
E nco nt ra mo s aquí lo s d o s tipo s d e escudo en co nflicu .,
lo s d o s ó rde nes de bat all a, el d e la Ed ad d e Bronce y el d ,
la Eda d d e H ier ro , co do con co do . Pod ría de cirse quc es",
po em as épicos se convi n ieron en texto s esc o lares, dand. I
paso así a la épi ca urban a p osterio r, más rcfi na da .
Por ú lti mo , la Odisea mu estra sig nos de rc c mc rgc nc i.i
del prin cipi o femenin o .
En el co nt inente, e n Ori ente Pró xim o y en Egip to, Ir
nemas e n lo s pe ríod os eq u iva lentes cu ltos d e m uerte y 1'1'
nacimi ent o , co n ente rramie nto s de co rtes enteras, a ~1
como la gra n hi st oria de O siris.
Llegam o s aho ra a lo s cu ltos rnist éricos (los m isterios
de Elcus is, lo s d io nisíaco s y lo s ó rfic o s) y a lo s ini cios d e
la traducción de todo ello a la nu eva ter min o logía del cu lt..
cr istia no . Vertid o a ésta, el tem a pri ncipa l d e las rel igio nes
rnist éricas es la mu erte d e lo viejo y el naci mi ento de lo
nu evo . En tér mino s alq uímico s, es el proceso de la fab ri-
cac ió n del o ro a partir d e la mat eri a b ase. Se trat a de un
moti vo qu e p asó al cr istia n ismo co mo el nacimi ento vir-
ginal: el naci miento d e la vida esp iritual en el ani mal hu -
mano , Este tem a mu estra có mo nuestra co ncentració n y
enfoq u e pu ed e d esp laza rse d e las p reocupaciones b ásicas
y excl us ivas d e la ex iste ncia a nimal hacia el d espertar de
u n se nt ido esp ir itua l p ara nuestra vida, cuyo com p one nt e
an imal d eb e apoyar este pr oceso y no fru st rar lo .
C reo que sa n Pabl o , qu e escr ib ió sus epístol as y cart as

' 76
en griego au n sien do ju dío, se e nco ntró atrapa do entre
.un b as tradi ciones (el estricto monoteísm o del jud aís mo y
el po lite ísmo sincr ético de la trad ición griega), y d e re-
pente vio en la C rucifixión, en la m ue rte de un rab in o ca-
rismát ico, jo ven y profé tico , un a su ert e d e sí m bo lo d el
.iscsinato , de la muert e del Salva dor m ist éri co,
C o n este enfo q ue , la caída d el J ard ín del Edé n se
co nvirt ió en la caída en el ám b ito de Maya, el rei no ilu so -
rio de los p ares d e o pu estos, y en lo s azo tes y de sengaños
de la vida norma l, fe no mé n ica. La C r uz es aho ra el se-
gu nd o árbo l en el Ja rdín del Edén, el Á rbol de la In mo r-
mlida d , m ient ras qu e el propi o Cristo se conv ierte en el
fruto de la vida ete rna. El Á r bo l d e la Vida In mortal es
p recisa me nte el Á rbo l Bo, el árbo l a cuya so m b ra se sen tó
Il ud a, y d e esta man era la im agen d e Buda y la ima gen de
C risto res u ltan eq u iva lentes . E n los prime ro s sig los del
cristia nismo h u bo un co nfl icto cons iderab le a propó sito
de la nat ur aleza de la rel igión cristia na, un co nflicto qu e
tod avía su bs iste d e man era im p lícita en toda la tradi ción.
¿Se trataba si m p lemente d e un a var ia nte del tema de lo s
cu ltos misr érico s, o b ien era a lgo ge n u ino y co m p leta-
me nte nuevo ?
Lo q ue me p ro pongo de most rar es qu e las mi tolo gías
de los mist erio s sirv ieron como preludi o a la mitol o gía b á-
sira JeI cristia nismo . Es más, u na figu ra como O rf eo y su
trad ición d esemp eñ aron un p apel de cisivo a la ho ra d e dar
form a a la mi to lo gía cr istiana. La imagin er ía ó rfica apa -
rece en prim er p lano en la cristia na, y la mitol o gía del cri s-
tian ismo se h alla enraizada m uc ho más fir me me nte en esta
religió n clá sica rnist érica que en el Antiguo Tes ta me nto .
Esto su puso o tro gra n co nflicto en lo s cu atro primeros
siglo s d el cris tian ismo: ¿se trat ab a d e u na reli gió n to tal-
mente nu eva qu e, por lo tant o, d eb ía ro mp er co n el An ti-

' 77
guo Testamento, u pur el co ut r.uio 110 cr, ... ¡1I0 el ClI II l l'h

mien to de la p ro mesa de és te? Al leer ho )' 1.1 lIil> li,l ,.,,,


tiana, en las notas a pie de página se recogcl1 todo t ipl' ti .
referencias cru zad as a las profecías del Al1li ~ uo '1''''1.'
mento sobre la llegad a de C risto , etc étera. Sin emh ,lI ~o. "
podría dec ir que al desarrollo del cri stiani smo no , 0 1..
co nt ribuyó el A nti guo Testamento, sino también el P,lf:.•
nisrno clá sico e incluso las religiones rni st érica s d e A",.
Durante el siglo 111 a.C ., Asoka, el gran emperador hud i,l.'
d el no rte de la Ind ia, envi ó misioneros a C hip re, Maccd ..
nia y Alejandría, que se co nv er ti r ía en uno de los cc nt. .. ,
de documentación teológi ca cristiana. Esto quedó rcr ..
gido en los llamad o s Edictos de Asolea .
Muc hos se preguntan si j esús estu vo en la In d ia. N..
tu vo po r qu é, pues la Indi a ya fo r ma ba parte de Or icnu
Pr ó ximo. Sí cabe preguntarse có mo se le ocurrió la idea d,·
este C risto interi or a aquel jo ven profeta judío. En la Ir a
dici ón judía, d esd e lue go, no aparec e. Creo que es eso 1..
que hizo caer de l caballo a san Pab lo: compre nd ió qu e l..
rea lid ad d e la mu erte de Cristo y su presunta resurrecci ón
constituían de hecho una representación histórica actual
de l sent id o de las religiones mist éricas.
Durante mu chos años estuve impartiend o con ferencias
acerca de esto s temas asiático s y europeos clá sicos en se-
minarios cató licos romano s, invit ado por lo s jesuitas; la~
gent es de la Igle sia so n conscientes de estos hechos. N o
o bs tant e, sient en que en la representación cri stiana de las
reli giones rnist éricas hay algo especial: a saber, que fue el
pr opio Dios quien vino a no sotros cn la forma humana d e
jesús.
Se trata dc un a co ncrcti zaci ón de la idea de Dios, pues
para ello s Dios es un hech o y no la met áfora d e un miste-
rio. Afirman sin so lució n d e continuidad que el misterio

278
Illtim o 1I' i\"ócil'lId,,' Imll ) 1ll' 1l ~.lIl ti l'l1t O. l u"b im:1 h in:lc i,,'m (t:1 1
hace n lo s hindúe s. por ci erto ), pero entonces aña-
\ , '0 11\ 0

,I.- n: ..Aunque ha y una ligera d ifer en cia, porqu e no sotros


,.t1ll 'I1\ U S . y 10 qu e sabe mo s es esto ».
Il e maner a qu e esto pu ed e leersc co mo se quiera , C o n-
r.uuos co n autoridad es respetabl es qu e co nsid eran el cris-
ri.mismo una co ntinuació n de la tradi ció n mist érica, y
otras qu e lo consider an algo rea lmen te exce pcio nal, donde
I i io s vino al mundo d e una manera mu y particu lar.
El Evangelio de Tomás, d escubierto en 1945 en Egipto,
,., un eva ngelio gnóst ico , y en él no su po ne problema al-
~ u n o eq uiparar las ideas budist as co n las cri stia nas y con
LIS religiones misr éricas clásic as. C ua nd o en el Evangelio
de Tom ás jesús dice : " Q uien beba d e mi boca, vend rá a ser
co mo yo; y yo mism o me convertiré en él»,' está di ciendo
exactament e lo que diría G autarn a: "Tod as las cosas so n
Ilud a». Todos lo s seres so n C risto y debemo s en contrar el
C risto que habita nuest ro interi o r, recono cerl o y trans-
for marlo en la fuent e de nuestra vida , Esto es puro b ud is-
mo, só lo que utili zand o el términ o C risto en lu gar de
consciencia de Suda. Y est a consciencia de Suda apa rec e
rambi én en las reli giones mi st éricas. Part e de esta tradi-
ció n co mú n y un iver sal d e muerte y renacimi ento - la
mue rt e de la natural eza animal y la resurrección de la na-
turaleza espiritual- se to mó d e las tradiciones mi st éricas
y acab ó derivando en la trad ición cri sti ana.
E n la tradi ción bíbl ica del Anti gu o Test am ento hall a-
mo s un acent o patriarcal implacable, mucho más inten so
que en cualq uier o tra tradición que yo co nozca. Como ya
he señalado , en el Anti gu o Test am ento no aparece ni una
sola Diosa. De hec ho, a la D iosa propi am ente dicha (Inan-
na, Astart é, lshtar y las demás) se la llama la Abominaci ón. '
Se trataba de un a mitología abs o lu ta ment e androc éntrica,

279
q ue no concebía la idea de un a enc arnac ió n de lo d ivin"
La idea judía del Mesías no se corresponde COn la dc l 11 " "
de D ios, sino con la de un ser h u m an o provisto de t.il .11'"
ri en cia d e majestad q ue merece l/am arse Hijo de 1li" "
aq uí no tenem o s el motivo literal del na cimiento v ir~i n."
c lá sico , algo q ue de he cho resu lt a repulsivo para tod .1 l.,
trad ición del Antiguo Testamento. La Diosa queda fUl" .,
d e él.
Lo que ocurre con la tradi ci ón cr is t ia na es que Pa h lo
se vuelca en el m und o de los g rieg os . É l mi smo escribía un
griego m uy elegante, y sirvió d e puente entre ambos muu
dos : la sinagoga y Atenas . La Dio sa entra en esta trad ició n
de la mano de la Virgen co mo Madre d e Dio s. En los ú lt i
mas dos m il años hem o s as is t ido a una ev oluci ón grad ua l
d e la Virgen, lo que la acerca bastante a la figura de una
d iosa. Ahora se la con sidera ineluso ca-salva d o ra por s u
angustia y sufrimiento, este último de una int en sidad eq u i-
parab le a la d e su hijo. Fue t ambi én quien lo trajo a l
m u n do, y su sumi si ón a la Anunciac ión equi va le a un ac to
de salvaci ón, ya que ella aceptó es a redenci ón .
A un así, la Igl esia estab lece una distinci ón mu y clara
entre la adoraci ón a Di o s y la v eneración a la virg en. E lla
s igu e s iend o humana, pero el he cho d e que lo sea y haya
alcan zado esa sub lime co m p re ns ió n la con vierte en rea li-
d ad en un símbo lo de bodhisanva, super io r inclu so al d el
propio C r ist o divino. Es la ant igua Di o sa la que regresa
de n uevo; es imposib le dominarla.
Ya hem os hab lado de las d eidades de lo s tie mpos pre-
h istó r ico s. Ahora me gustaría co m enta r a lgo acerc a d el
as u n to d e su tran sformación en esa s glo riosas figuras hu-
ma na s que todos re conocemos. El problema co n el pan -
teón g riego es que al poner el acento en el aspecto humano
su importancia m itol ógi ca queda un poco diluida, aunq ue

280
Iln n "l'o q U l' l'~ 11 1 11\· 111 1 H'''t ' en 1.1 pro pi.\ t r.u lici ún g riq~a.
qtl l' sabi;l reconocer I1IUY bie n lo s aspec tos rr .id icio nal es
nlitológicos d e esas d ivin id ad es. C reo qu e el problem a ra -
d ica tan só lo en la lectura qu e hacem os del panteón gri ego .
En los po emas hom éri co s o bserva rnos la tran sici ón qu e se
prod uce desde el énfas is m asculin o que lle gó co n las in va-
sio nes arias hacia un a nu eva visió n influid a por lo fern c-
milo.
Ahora no s t rasl ad aremos al pe rí odo p o scl ásic o, y aq uí
ya no vamos a trat ar con soc iedades b asad as en la agricu l-
tura, s ino con un a soc ieda d cos mo po lita . Lo qu e m ás le
preoc u pa a la ge nte ya no es el crec im ie nto d e lo s cu lt ivos,
si bien resul t a ev ide n te que ese as p ecto sigu e presente;
aho ra viven en ci udades y so n comerc iantes que recorren
las grandes rutas d e come rc io del mundo . E n realid ad , so n
personas co rno no so t ro s, qu e se han apa rtado d e la ti erra
y tie nen problemas p sicoló gicos . Por cons igu iente, el tem a
de la mu erte y la resurrecci ón ac aba siendo interpretad o
no en té rm inos del mundo vegeta l, cuya d escomposici ón
precede la aparició n de b ro t es ve rdes en p rim avera, si no
en t érmin os d e mu erte y resurrección en la psique.
Lo m ás interesante del as u nto es qu e, a p esar d e qu e se
in ició en lo s cu ltos rnist érico s a mil es de p er sonas, su se -
creto nun ca fu e re vela do o traici onad o . Te nernos algu nas
pi st as, pero eso es todo.
¿Y cuá l era su sec re to ? Diver so s estudioso s difieren en
sus t eo rí as ace rca d e lo qu e ocu rría. Lo qu e me propongo
ahora es mo strar un a serie d e imágenes ilus trativas de lo s
es t ad ios del cu lto rnisr érico. Estoy co nve nc ido d e que así
pod rá n ha cer se una id ea d e lo q ue oc ur ría; no en detalle,
por su pues to, p ero sí en ge nera l.
F ijémo nos d e nuevo en el antiguo se llo su me rio d e la fi-
gu ra 1' 3. La civilizac ió n su meria es ta ba situa da en el ex-

28 1
Figura 113: D iosa del Árbol de la Vida
(sello ci líndrico de arcil l.r, Sumeriu, [raq, ca. 2500 ,l.C.).

trem o infer ior del valle que se extiende entre el Tigris \ ,,1
É ufra tes: u n mu ndo de lodo. Pero el lod o era fért il, 1'''1
eso se de sar roll aro n allí grandes asentamientos. De I",d " "
las prim er as c iudades del mundo se encontraban en , 'S. I
zona (Lagas h, Erac h y el resto), y entre los objetos ha /1.1
dos se cu enta este sel lo cilíndrico que servía para esta ml" "
C o mo hemo s visto , aparcce una mujer co n una serpie lll l'
y un a figura mascu lina, así como el árbol Con el fruto del
eonocimi ento del bien y del mal. No es de extrañar que
lo s arqueól ogo s acabasen illlcrpretando est a imagen co m. .
la ca íd a o rig ina l del Jardín dcl Edén.
Sin cmbar go , p o r lo que sabern os de la tradici ón s u me
ri a - y és te no es el ú n ico se llo en el que apareec-, la visió lI
que la gen te te n ía de este árbol no implicaba en ah sol u n ,
el sc nt ido d e pecado. La d eid ad que se encontraba al iad "
es ta ba allí pa ra dispensar sus fruros, y el fruto d e la vid a
inmortal debe ser comido.
Deten gám on o s ahora en la cuesti ón de lo s d os ár bo les
qu e ap arecen e n el j ard ín del Edén. Dios prohibió comcr
el fruto d e lo s dos árbo les: uno es el del co nocim ielll o del
bien y del m al y el Otro es el á r bo l de la vid a inmorta l.
C o mo leem os en Génesis J , cuando D io s se d a cu enta de

lSl
qlll' Ad.lIl v 1 \'.1 'l" ~ \I ll1l ' l l llll\ 111'1 .1", !'o.d)t· qu l' .lIgu c.",ita
1'.1 v.uu!o . Y Il':-'llI l'glllll.\ : " ¿ ( ,) Ut' 11.\ ocurrid o? ..,
N " Ics q ueda ot ro rem edio qu e co n fes ar. El hombre le
I I h., la cu lpa a la m u jer, m ient ras que és ta acus a a la ser-

l'i"lIt c, y Dios lo s m aldi ce a todos en diverso grado . El


ho m bre es el que sale mejor p arado: lo único que tiene que
h.icer es sudar. La muj er pari rá con d olor y la se r p ien te se
vcr.i co ndenad a a ar ras t ra rse so b re el vie ntr e el resto de su
vid a. Di ce el te xt o -y aq uí Dios es llamado Elohim ( O ' ~" K) ,
U II nombre plural, no el singu lar Yah v é ( ~w )- : «E l horn-

"re ha ven ido a ser como uno d e nosotro s, co no ce d o r del


hien y el m al » -es decir, el co n oc im iento del mund o, el as-
pec to fen oménico de la vida y la muerte, d e lo correcto y
lo crrado-, «aho ra, pu es, que no alargue su mano, tome
tam bié n d el árbol de la vid a, coma y viva para siempre. Y
el Señor lo sacó del jardín del Ed én [... ] y puso querubi -
nes al ori ente del hu erto d e Edé n, y una espada en cendida
que se revol vía por to dos lad os p ar a gua rd ar el camino del
árbo l de la vid a».' Se trat a de una reli gión que exclu ye la
vid " inmortal.
Las d em ás rel igio nes que co nozco trat an d e descubrir
la vida in m ortal, y, co mo ya h e ap u nta do, el Á r bo l d e la
Vid a Inmortal es precisamente el árb ol bajo el qu e se sien-
ta Buda. C uando un o se ace rca a un templ o budista, en la
puerta enc ue ntra s iem pre d o s gua rd ianes de as p ecto mili -
tar. Ésos so n los querubines que deben mantenerle apar-
tad o . ¿Q ué s im b o liz an en el budi sm o? Simboli zan el
mi ed o psi col ó gico y el deseo físico. El mi edo a la muerte
es el m ied o a la mu erte del ego , y el deseo es que el ego
d isfr u te d e las cosas que le apetccen; y ambos le impiden
a un o alca nza r la inmortalidad. E l mi ed o y el d eseo físico
so n las roc as que entrec hocan y qu e no s exclu yen de la in -
tuici ón de nu es tro propi o carácter in mort al.

l8}
l~s e l'S d de I.Is reli gio ll l's m ist éricas d el 1111
gra ll t c m.i
di s mo y e l c ris tian is mo . C ris to atrav iesa esa pucrt .i v d
mi sm o se co nv ierte en el fru t o de la vid a inm ort al ., 1 ' r'
co lga do d el ár bo l. E l á rbo l de la C ru z es el seg u nd o .ir h,,1
d el J ardín : és t e es el g ra n d escu b rim iento d e sa n Pabl « , \
el gra n t ema del cri st iani sm o . Sin em barg o , antes nos '" "
p arem o s d e las reli gi on es m ist éri cas,
O bserv emos lo s moti vo s de l se llo cil índ ric o su mc i i"
los cue rnos d e la d eidad sug ieren q ue se trata del di", .1 ,
la lun a, que es tá a pu nto d e mori r para vo lver a re na cer .."
las inmed iac io nes d el ár bo l. El di o s co n lo s cu ern o s .1 ,,1
p od er lunar ha d escend id o a la m uerte p a ra re nova rse .."
la mat ri z d e la Dio sa, q ue es el ár bo l, y así él ren acerá . M.I\
adelan te , ést e se rá el ár bo l junt o al qu e apa rece la Di"" ,
so b re la m ontañ a dellllund o d e la fig ura 3 I. Lo que """
o bs er va aq u í es a la di vinid ad mascu lina p r ep arad a p .lI'.'
rec ibir a la D io sa, cu y a co ns o rt e es la se rp iente, o '1"1'
p o see el poder d e la serp iente para co nferir la vida. U " "
muda su vida animal p ara vo lver a nacer en el esp írit u: t.rl
es el se ntido d e lo s mi steri o s.

Cu ltos mistéricos

El cent ro d e lo s mi sterio s gr ieg os era E leu sis, adonde


h o y se llega d esd e Atenas en un co rto t r ay ecto de t axi,
bordeand o un eno rme puerto llen o d e barco s y refinerfn,
d e petró leo; n ad a qu e ver Co n el lu gar sagra d o q ue uno es
pera enc o nt ra r.' La ley en d a d ice q ue fue en E leus is dond e
se inve ntó el arte d e la ag ricu lt u ra, o más bi en d o nde De-
m ét er se la en t regó al mund o . Es aq uí d onde se su po ne
q ue el trigo se cultivó po r prim era vez , y fue la d eidad pa .
t ro na de es te sant ua r io la qu e entregó el trigo al mund o .

284
En Eleusis encont ramos a D em ét er en un a p o se sim ilar
(figura 114). La di os a está se ntada , y en su ma no d erecha
lleva la antorc ha que rep resenta lo ctó nico, el inframundo,
,·1 viaje, de m o d o que aq uí co m bina el si m bo lis mo d e sí
misma co mo Madre Tierra con el d e Pcrs éfo nc, su h ija,
quc desc ie nde al infrarnund o y re nace ca da primavera .
Aquí la se rp iente se ha convert ido e n el p ar d e se rp ientes
(se trata de u n a se r p ien te an d ró gi na). P od ía representarse
eo mo u na sola se rp iente o ser di vid id a en sus d o s as pectos,
los cuales podían m ostrar se o b ien en for ma puram ente d e
ser p ie n te, o bi en como un a se rpie nte con aspecto humano .
Plutón, el señor de la ri q ueza d el inf ramund o, recibe d e
manos d e D crn étcr el g ra no (trigo) para llevarl o al m u ndo
de la su pe r ficie.
Existe una ley end a h istóri ca es pec ia l asoc iada co n el
ce nt ro ele usino . Martin P. Ni lsso n señal ó q ue durante el
per íodo clásico en A te nas el tri go se p lantaba en o to ño y se
,egaba en primavera. E n G recia, el inten so ca lo r del vera no
sec a la vegetació n, así que el cereal q ue hab ía sido recogido
en pr imave ra se almacenaba du rante el est ío en u no s silos

Figura I 14: Dcrnérer y Plut ón


( bajo rrel ieve, C lásico, Gre c ia, s. Va,C .) .

285
enterrados e n la t icrr.r. POI t.uu o , 1.1 riqu cz.t dc i.l c u lu u .i "
halla dentro y bajo tierra, en el domin io de l Lulcs 01'1111"",
el señor d e la riqu ez a y del in íramund o. De allí fue s.ll·'" 1."
plantada y ent regada a la hum anid ad . Así ¡mes, el sc n cu .l•.
la riquez a representa a legó r ica men te el s ilo en el q uc ,·1
grano se almace naba durante el verano. En lo s reinos .1 ,,1
norte las es tac io nes d e siem b ra y siega van al re vés, 1'01' J"
que en el perí odo hel en ísti co las no ci on es rel ativa s .1
cuá ndo se pl anta y cuá ndo se siega ent raron en co lisió n .r l
interp re ta r el mi to .
Plu tón, di vinid ad que rep resenta la ene rg ía prima ria d i'
la vida, pu ed e aparece r co mo un jov en o co m o un an cia no .
El cielo co mp leto d e la vida human a de sde la infancia hast.i
la se ne ctu d tien e su cent ro en el períod o d e partic ipac i ón
en la sociedad hist óri ca en la qu e se ha nacido. El niño es
prehi st óri co en su ca rác ter, no ha sido introducido en ,,1
ca m ino d e esa cond ició n hi stórica p arti cular. El anciano ,
qu e ya se ha apartado d e lo s trabajo s, preo cupaciones y
prejuicio s d e es ta soc ieda d particular, h a reg resa do al reino
de lo uni versal. Esa figura d e la vejez mi rand o a la infan -
cia se sigue ut iliza ndo para simboli zar el p aso de u n añ o a
otro; es u n a etern idad mi rand o a otra, y entre ambas se
h all a el tiempo d e la acción en el á mbi to d e la hi storia. D e
ahí q ue aq u el qu e represe nta est a ene rgía ex te rna p ue da
represent arse co mo un niño , el puer aetern us, qu e co nti-
nú a esta ndo fue ra d el co ntex to hi st órico , o bien como u n
anc iano. Vem o s es to en la s no vela s art úri cas, e n las qu e
Merl ín, el sabio d ru id a d e la co rte d e Artu ro, puede apa-
recer co mo un infan te o co mo un viejo .
U no d e lo s objetivos de la ini ciación en las reli giones
m ist éricas es introd uc ir al ind ivid u o , a t ravés d el viaje es-
piritu al, en las profu nd ida des de la existe nc ia, esa fue nte de
co nscienc ia y energía de la que to dos somos m ani íest ac io -

286
11"\ . Su fin Ullllllt, ~ 1I 1I"l\tl" ~'ll h tll.\I lltl~ h .1C i. 1 el ro l111ci -

Illi"n to dv l·~tC ¡'- HI CI . y 1.\ l'01"11 UOl pia es el símbolo del


l urso .lc nucstra vid.\.
To dos lo s símbolos d e es tas rel igiones mi st éri cas pro -
""den d el p eríod o de la agricu ltu ra, d e m an era que su pri-
mer n ivel d e referencia es la experiencia d e la ag r icu lt u ra
y la riq ueza d e la tierra, la cría de reb año s, el crecim iento
.le las cosec has, la producción de h ijo s. Es deci r, que la re -
íercncia es biológica. Sin embargo, m ientras que lo s cu ltos
de la vegetac ión t ienen pcríodos de ay uno y fiest a, m ás
tardc el ace nto se po nd rá en la regeneració n es p ir itual.
Muchas de las t radi cio nes de esta época era n t radu cciones
a un ejercicio espir itual de la imaginería q ue anterio rme nte
y durante mu ch o s siglos se hab ía asociado co n la siem b ra,
co n la fecund id ad d e la tierra y con el n acimi ento de las
estacio nes, etcétera.
De modo que ahora, en lo q ue podría mos co ns id erar
un período urb an o , esos sí mbolos q ue en el p erí odo ante-
rior, de marcad o acento at;ríco la, se referían ú n ica mente al
camp o son vistos como met áfo ras psicológicas. La ge nte
iba a Eleusis para renova rse, como hacemos hoy en d ía; a
la mayoría de noso t ros no no s preocu pa si las plant as están
crec ie ndo m ientras cu idamos el jard ín, sino si vamos a ser
capaces d e sac ar to do el potencial de nu estra psique, que se
ha ll a en las p ro fundid ad es d e nu est r o inco nsc ien te . A sí, el
h ech o d e alm acen ar la ri q ueza en el ab is mo oscu ro pasa a
ser aso ciad o con el o ro esco nd ido d e nuest ro potencial es-
pi ritual. Lo s sí m bo los trad icionale s d e la at;r icu lt u ra ad-
q u ieren un acent o es pecífico, enfática me nte p sicol ó gico .
Los cu ltos mi st éri co s, en cont ras te con lo s ant iguos cu ltos
ag ríco las, tien en un ca rácter espiritual y ps ico lógico, y quie-
nes utiliz an sus sí mbolos lo sa ben muy b ie n. No lo desc u-
b rieron F reud ni ju ng, sino que es algo sabido, algo que los

287
.i n isras y pl H.'I.I "i 11 ,111 " lI l1 do ' h' l lI p l l', ( .1. que v.u n.« ,1 !I .1111
aho ra es traducir todo l.'s to e n l énn ill ll S p sicll ltl gi l' tl \ ,
La co rnucop ia rc prcsc n ra la vasij,l de n u cxt r. r 1' 11. ( 11 ,1
psique, d e la q ue d eb e sa lir la cosec ha, d"la qu c dd ", 1" "
ta r la flor, y la figura q ue la lle va p uede ser cl ni ñ«, cl /"" "
aetern us , o el anciano. La mujer represe nta to, j prllp lll
campo d e cult ivo , la fuente mi sm a. El va r ón es un si llll' l.
agente d e la hem br a en esos sistemas: casi pod ría mos d,., "
qu e representa el b razo ac tivo de aquella cuyo cuc rl' '' "
en rea lida d el cuerpo d el d ar, recibir y n utrir.
N o sabe mos lo q ue oc urría en los cu ltos mist érico-, .1 ,
E leusis. Lo s ritua les se mantenía n en sec reto, y rcvc l.u ..1
misteri o se co ns ide ra ba u n d elito ca pita l. Se trata d c ""
misteri o en to dos los se nt idos, u n sec reto guard ad o 1''''
ce ntena res d e mil es d e personas. No obs ta nte, si no s fij.,
ma s bien en el gran número de imágen es que aparece n l' "
lo s vasos y en lo s sarcófagos, po dremos hacernos una idc.,
de la sec uenc ia d e los actos, y d e cuál era el acto espc",
fico q ue revelaba ese secre to de u n modo sim bó lic o y 1"
co nve rt ía en un a declaración sorprendente q ue, co mo dirí.1
el mism o Sócrates, «no p uedo co nta r».
Para llegar a Eleusis d esd e A tenas se sale por un camino
costero qu e a nt ig uamente er a conocido co mo la Vía 5.1
grada. E n d et erm inad as épocas, la gente d e A te nas la re
co rría en pro cesión par a co mpa rti r u n cald o d e ce bada y,
tras este pequ eñ o brind is ritua l, asis tir a u na se rie d e re .
presentacio nes dram átic as d el mist er io en los sant uarios
d e Elcu sis. En El cam ino a Eleusis , el int eresante libro d e
Go rdo n Wasso n, A lbert H ofman n y Carl Ru ck, se sug ierc
qu e la ce bada util izad a en el caldo estaba infect ad a por un
hon go parás ito , co noc ido co mo ergot, qu e con tie ne un
co mpo ne nte aluc inógeno qu e es el p recu rsor qu ími co del
LSD . Su teo ría es qu e en este caldo ha bía u na d o sis muy li.

288
1',l'I, 1 de l'l"gt11. 1\'1 q ll l' l\l '" IlI ir i,hltl' te nía n sus pro pios p o -
,¡c re... aluci nt'igcno .. intl'ritll" cs activado s de ac uerdo con las
It' prl.'sc lltacio llcs r iru .il cs en el santuario. Una m ism a fa-
lI,jli.\ estuvo a cargo d e lo s ritos d e Eleusis dura nte sig los .
l Ic hech o, no sabemo s cuándo co men zó exactamente el
. ulro e n Eleus is, pero es p ro bable que se remo nte a la
..poc a preh omérica y tenga su o rigen en el cu lto a la Diosa
Madre. El ritual era una representación en vivo del viaje
del héro e al inframundo y de su regre so , semejant e al viaje
.il q ue C irce envi ó a Odiseo,
Vamos allá: nos enco ntramos en la ent rad a. En este ma -
ravilloso vaso de cerámica d e figuras negras (figu ra 115),
pod emos ver al Daduco, o po rt aan to rcha, el segundo sa-
ccrd o te d e lo s mist er io s, sit uado entre H eracles, el hér o e
arq uet ípico , a su izqu ierd a, y el ini ciad o , el héroe d e este
viaje, a su d er ech a. El sacerd o te le entrega al iniciad o la
antorcha del infram un do. Una vez que ha sid o ad m itid o ,
el joven es co nduci do por H cr rn cs (el mi stagogo, psico-
po mpo o guía d e las almas), qu ien lo guía por el camino
que se ade ntra en la inmensidad del sa nt uario mis térico y
del ren acimi ent o.

Figura 115: Un sace rdo te entre H craclcs y u n joven inic iado


(skyphos de figu ras negras , C lásico, G recia, s. \' a.C .).

289
En el sarcúfa ~o d e Terra NOV,l (fi~uL' , , !» ,' P, II "" I
presentada la se cuencia de lo s misterios, }' to do l' 1 ¡ 1I 111 1
de la ini ci ac ión se mu est ra en tres cst.ulios . El11 pt·lolllI l.
por la izquierd a, lo primero q ue Vl'Il10S es 1I11.1 figll l ,1 ti
pie cuyo nombre es Iakcho s (se trata de la cxc 1., 11 I. Il '''" .!
sal udo que recibió al joven Dio nis o al nacer y t.u n h icu ,Id
grito que se profería en el momento de la reve lac ión) . 1'"
sonificado com o el dios lakchos, rcprcsc ntan.i e l '" "
mento d e iluminaci ón que se alca nza en el punt o ,í1¡; ,.!"
del drama mi st éric o .
E l ár bo l que hay tr as él es un laurel, que tiene el po.! , ,
apotropai co de proteger co nt ra el mal de ojo. n .l fn" lo"
metamorfoseada en laurel, y en el ca mino d e At o',l." .t
E leu sis hay un lu gar llamado Dafne. Así p ues, se tr.u .i .1 ,
un umbral en el que de jam o s at rás el mundo profa no P,II ,1
ent rar en un es pac io protegido y sagra d o , y la p r im era 1,
gu ra que sale a recibirnos es un aspecto d e D ion iso .
U n poco más ad ela nt e encontramos a las d o s di m."
D em éter sostiene un a antorcha en alto y purifi ca las rr
gio ncs superior es, mientras que Pers éfone, su hija, sost iene
la suya hacia abaj o , para purificar la regi ón inferi o r, et"
mea .
Debem o s di stinguir lo cr ónico, aquello que es tá baj"
ti erra (las cu evas y la o scu r id ad), de lo tel ú r ico, aq ue llo
que est á en la su pe rficie de la tierra en la q ue vivimos, qu e
es en lo que p en samos cuando nos referimos a la M adre
Ti erra. Éstos so n los d os aspectos de la D io sa, que a su ver.
se manifi estan co mo dos diosas. E n alguno s cu ltos d el Pe -
lopon eso, el rol d e Per s éfone lo desempeñaba Ártem is y su
caracter ística prin cipal es que se trat a de C o re, la diosa vir-
gen. C ore, o Per séfon e, es raptada por Hades y llevad a ;11
in íramund o . Ell a es el fruto de lo s camp os del infra mu ndo
que d eb e brotar de nu evo en la superficie . A l des cende r al

29°
Figura 116 : L.1 purificación de H er nclcs
(bajorrel icve. Rom ano , Italia, s. 11 d.C .).

lI .fLlIllundo y re gr esar, reproduce la hi storia del grano, del


"i l\o, de la comida d e la gente. Es una person ificación d e
('Sl.l energía, pero tambi én lo es de otras co sas, en co ncreto

.Iel p od er del inframundo. D esd e el punto de vis ta del


nlun d o su p erio r, Per séfo ne es la hij a abducida, pero bajo
1.l supe rficie es la reina del inframundo.
Deméter está sentad .l sobre el cofre sagrado co n la
,e rpi en te. D e est e cofre místico p rocede la ser p ien te, el
.1nim al qu e muda de piel para nacer de nuevo y que re pre -
senta el co mpro miso de la consciencia dadora de vid a en el
.ímb ito del ti emp o y el es pa cio.
As í pues, el prim er es ta dio d e la ini cia ción cons is te en
pasa r a trav és del mi st eri o d e la s d os di o sas: la d io sa de
nuest ra vida y la d io sa de nu es tra muerte, qu e, co mo ya
he mos visto qu e oc u rre en Mi cenas , forma n la p areja

ma d re- h ija.
El ini ciado se sit úa ent re ambas; lleva la cabeza cub ierta
y está sentado en un b an co cu bi erto p or una piel de car-
ne ro. El carnero es el anim al simbólico d e la iluminaci ó n
d el so l. E n otras p alab ras, el iniciado está a p unto de ex-
perimentar algún tipo de revelac ión sorprendente . El mis -

29 1
Llgogo o gUÍol csr .i d l:IT:lll1 ando u n .i l ih,ll.:i t) n e n el 11I q~ 1I
A l lado del ¡;uía aparece D ioniso y det,..ís de é l ve n,.. "
H écare, q ue representa el poder de la noc he y del ahi'III"
La u rn a Lovatclli (fig u ra " 7) de scribe esencia ln"' n"
la misma sit uac ión, pero Con un par de elementos .l dil lll
nalcs. Como se ñala Karl Kerényi , aquí el héro e in in ...I..
es representado como el mismo Heraeles:

Un H eracl es jo ven, quc se mueve dc derecha a izq uit'ld .l


en tra en lo s rito s lustrales que le prepararán para b ini, 1.1

ción . El héro e - proto tipo del ho mbre necesitado de pllllll


caci ón- es fácilme nte rccon oci ble por su piel de león. "

E l guardián d e la pu erta a su izquierda es u na ¡;u í., 1..


menina, que sos tie ne en la mano derech a un p equ en»
cuen co que se rem on ta a épocas mu y rem ot as, pues se l' lI
cu entra en bajorrelieves no só lo gr iegos sino tamb ién .1\'
ri os. Se trata d el cue nco que co nt ien e e l elixi r d e l.,
inmortalidad, la amb ro sía.
D c rn ét c r está sentada so bre el cofre místico, ya su d o'
rcc ha P erséfo ne alim enta a la serpi ente. Vemos q ue el ca n

~ ·1:;;.II'.>.i~' !J~/,J:!~!' !'uu~%.l:~ !V'~ !I~~


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Figura 117: La purificación de H cra cles


(bajorrelieve, Romano, Italia, 5. I J.C.).

292
.lid ato, q ue sigue cubierto con un velo , es tá presto a rcc i-
hir algún tip o d e revel ación del cofre, qu e es u n liknon y
se uti liza ba para ave ntar el t rigo , es decir, p ar a separar la
c.iscara de la semilla. És te es p recisam ent e el o bje tivo úl-
timo de la iniciación: separamos la cáscara d e nu estr as
vidas de la semilla, y así alcanzamos lo ese ncial.
Esa ces ta u til izad a para ave ntar (figura 118 ) es tá llen a
de fru to s; también co nt ie ne u n objeto fáli co , d e modo qu e
está relacio nad a con el nacim ient o , la fert ilida d y la vida
nueva . El candi dato es tá a pun to d e q ue le ret iren el velo
de la cab eza. A su d er ech a vem o s a una bacante, una b ai-
larina con un tambor en el que aparece d ibuj ad a una cabra,
que represe nta no só lo la energía so lar sino también la del
poder sex ua l.
La figura 119 muest ra algo acerca d e u na de las revela-
cio nes d e los misterios. Lo q ue resu lta interesa nte de este
niño recién naci do es q ue manifiesta el moti vo de la m uer-
te y resurrección d el salvado r; la revelación en el cofre se
rep resent a ahora como el niño, el Dion iso renacido.

F i ~ ura 118: U n iniciado está a punto de ver el co ntenido de la cesta


(bajorrelieve, lugar descon ocid o, fccha desconocida).

293
Figura 1 '9: Epifaní.l (bajo rrelieve, sarcófago ,
Rom an o, Itali a, fecha descon o cida).

Amb os, el joven y el anciano Con se ndas antorchas, cons-


titu yen aspectos d e es te poder d e H ad es que represen ta la,
en ergías ab isa les. y aq uí se experimentaba algú n tipo de
revelació n, co mo si de repent e se descorriese una co r tina.
El muchach o d e la izqu ierd a tien e u n a anto rc h a en la
ma no , lo que n os ind ica qu e el lugar estaba oscuro; d cbu
d e ser un a expe ric nc ia fa ntást ica.
Las per sonas que emp re ndían el viaje eran introduci -
da s de una manera dram áti ea en la rev elac ión - Ia epifent«,
co mo se la d ebería lIamar- de este niño divino . En uno de
s us di álo go s reco gid o s po r Platón, Sócrates afirma h ab er
participad o en los rituales d c Elcusis y que ésa fue u na de
las cxp eri cn cias más co nmovcdoras de su vida.
Co mo seña la J anc H arriso n, el nacimiento dc l n iñ o sa-
grado co ns titu ía una parte centra l del ritua l:

'94
El nacimiento de ese niñ o era anun ciado por el hierofante
en algún momento dura nte la ce leb rac i ón de lo s mist erio s:
..La Brimo ha traído al mund o al Hrimo », pero un misterio
así difícilmente podría ser representado a las claras en una
pintura . Es mucho más simple, El niño nace d e la cornucopia,
sim bolo de[crtilid.cd. Él es los fruto s de la tierra . Y le es pre-
sentado de manera so lemne a Atenea porque Eleus is entregó
a Atenas su trigo y sus mi s tcrio s.z

En el vaso de la figura II O podernos ve r el elenco de


per so najes asociados con el drama de lo s mi sterios cleusi-
nos , A bajo, en el centro, aparece la diosa tierra soste-
nien do la cornucopia, igual que la tierra contiene los silos,
y de la co rn ucopia sale el niño, el joven Di oni so. Éste es el
fru to , el niño, só lo que el niño se aso cia tambi én eon el na-
ci mien to es piritual, con cl nacimiento virg ina l. El na ci-

Figura 12 0 : N acimi ento d el niño divino en Elcus is


(ce r.imicn de figuras rojas. Clásico, G recia . s. v J.C.).

19 ~
miento virginal no tien e nad a que ve r CO I1 (.,1 prnhll'11I .1 111 11

ló gico: se t rata d el na ci miento d e la vida cspiritu.il "" ,, 1


indi vid uo . Si lo leemo s lit eralmen te co mo un 1"",1",1 " "
ló gi co o hist óri co co ncreto , pe rdem o s d e vista to d" l' 1 ~ 1I 1 1

bo lo .
E l ni ño diri ge sus brazo s a At enea, la di o sa patrou " .l.
la ciuda d q u e lleva su nombre. La tierra p rod uce su mm
saje d esd e Eleus is, y las gentes d e A ten as lo rec iben, Sol" ,
ellas , en un ex tra ño ca rro alad o co n d o s ru eda s, vc mu v "
Tript ólcrno, el jo ven a q u ien D em étc r y Per séfon e h.lI"'"
en trega del grano para que lo reparta por to d o el mundo
Esta h isto ri a se asoc ia co n d o s tip os de fertilid ad: el ,di
mento físico d e nu estra vida,física y el alime nt o csp iritu.il
d e nu est ra vida esp irit u a l (y ambos, tanto e l r egalo ,,,"1
trigo co mo el re galo d e la exalt ación esp ir itual, p ro ced en
d e la Di o sa).

El rapto de Pers éjo ne

Otro mito ce n tra l en lo s m isteri o s d e Eleus is era e l


rap to d e Pcrs éfon e.'
Perséfo ne está reco giendo flo res cu ando el di o s de l in -
fr am u nd o, H ad es o Plutón (en lo s ri to s se le llamab a Plu -
tón y en la literatu ra H ad es), sal e d e una cueva y la arrastra
co nsigo al in framund o. Seg ú n var ias ve rs io nes , la ti erra se
ab rió y, d esp ué s d e qu e H ad es raptara a Perséf one, una
piara d e ce rd os ca yó por el agu jero tras ellos.
Igual qu e Isis parti ó en busca d el mu erto O siris, D e-
mét er lo hace en bus ca de Pcr s éfon e. La madre em p iez a a
seg u ir el rastro d e su hi ja, pero ent onces d escub re que las
hue llas d e la mu ch acha han sid o borrad as po r las pisadas
d e los cerdos.

296
Aquí t l' I H 'lll O '" UII.I dtl.. t I .u u 111 dl' I I.H r i ~o ll (fi hur,\ 1 21 )
'1 m uc st r-i 1.\ " In'ml., .1,' U" cc rd o en relació n co n Pcrs é-
ue
111111..' . Las anlorc h,\s quc".' ap.\I"cccn a la d ere cha pe rten ece n
I P,'rsd on e en cua nto q ue reina del inframu ndo . La cucs-
I ,,',n es si la propia Perséfo nc era el ce rd o . Recordemos la

,lios a co n má scara de ce rdo y el laberinto del in fr amundo


.1'" 50 0 0 a.C. (figu ra 22 ) . En La rama dorada, Sir J ames
!'razer su gir ió q ue Perséfo ne y Deméter h ab ían sido en su
"ri gen d iosas cerdo, y lo d ejó escrito casi setenta años
.intcs d e que esas fi gu ras fueran encontradas.
En Serbia se encontró la figura d e la Diosa d oble (fi-
gu ra 9), qu e pertene ce al mi smo período . Lo que ten emoS
en la época clás ica posterior constitu ye una continuación,
so fisticació n y em bellecimie nto de u no s cu ltos d e eno rme
.\Iltigüed ad .
D e man era q ue p asam o s d e la vida a la m ue rt e, d e una
madre a otra, de Deméter a Pers éfone. El sentido de todo

Figura 1 2 1: Sacrifici o de un ce n lo
(ce rámica de figu r,ls rojas, C lásico . Gre cia. s. v a.Ce).

297
esto es qu e no e x is te la m u e rte, 1..1 vida qu e h.1hi l. llll ll" 111l
cu erpo es la vida eterna .
Te ne mo s a las d os diosas, y D c rn ércr p art e en bu se, 1 .1,
su hija. En la leye nda llega ha st a u n po zo d e Eleu sis dOlld ,
se supone qu e, d esconsol ad a, se sienta a llo rar por s u 1111 .
perd id a. '

La gente acud e al po zo e inten ta an im ar a D ern érer, pl'lo


ella se mues tra inc o nso lab le y no esb o za siquiera una SOIl
ri sa . Tod o s lo s d io ses del O lim po inten ta n co nfo rt.ul.i,
p ero ella rech a za tod o consuel o, h ast a que apa r ece 1111 .1
vieja grose ra , Baub ó, y és ta ejec uta u na da nz a obscc n.i \
có m ica qu e p ro vo ca la r isa de Dcm étcr,
Es mu y int eresante el pa p el q ue juega aquí la obscc ni
dad : implica romper co n las reglas del d eco ro y sacud ir 1",
co m pro m iso s y ac titu de s d e un o mis m o . En las re pres en
ta ciones clásic as de teatr o norrnalm cn re se presentaban .1

Figu ra 122 : Dcm éter y Pers éfo nc en el Parten ón


(b ajorrel ieve, C lásico , G recia, ca. 447 a.C.) .

19S
Fi ~lI ra 12 ): El pozo de Eleusis
{pied ra, Arcaico. Grec ia. ca, s. VI a.C .).

l'oncu rso tres t ragedi as y una co me dia. La co me d ia o frece


un a persp ecti va d ifer ente y di strae d e Jo t rágico , yeso es lo
que o bservamos aquí. Recordemos los versos del f au sto
d e Gocthc e n la Noc he d e Wa lpurgis: «Die alte Ba ub o
leomm t al lcin / Sic reit et a uf cine m Muttersclnoein -" ( La
vieja Baub ó viene so la / Llega eabalgand o un a cerd a em -
ba razad a).
La mi s ma esce na es descr ita as í en lo s H im n os H om é-
neos :

M as no quiso Dcrn étcr,


dispc nsaJor.l de la s estacio nes,
la de esp léndidos dones,

299
SCIlt,ll" SC soh rl' l'1re...p l.l ll dl'l.:' il' lItl' s it i.l l.
sino que pl' rll1a lll' d,l rnci turn.i,
fijos en tierra sus bello s ojos,
hasta que la diligente Yambe
dispuso para ella
un bien ajustado asiento
y lo cubrió por encima
con un vellón blanco como la placa.
Sentada allí,
se ech ó el velo por delante con sus manos.
Lugo rato,
silenciosa,
apesad umbra da,
estu vo sentada sobre su asiento
y a nadie se dirigió
ni de palabra
ni con su gesto.
Sin una so nrisa,
sin prob ar co mida ni beb ida,
es tuvo sen tada,
co nsumida por la nostalgia
de su hija de ajustada cintura,
hasta que la diligente Yambe,
co n sus chanz as
y sus muchas bro mas,
movi ó a la sacra so berana a so nreír,
a reír y a tener un talante propicio,
ella que tambi én luego,
más adelante,
agradó a su mod o de ser. 1 0

Este moti vo tam bién se aso cia con una diosa de J ap ón .


La figura cen tral del panteón sinto ísta japonés es Amate-

300
1,1\ 1I , 1.\ jo vell }' l 'l\ C ,lIll. hI1l1.1 d i I I S;\ del so l, y po r supues to
,.( mundo depelld,' d e '" b rillo. En cierta oc asió n, ella y
" " da mas de co m pañía fu eron insultad as por su hermano,
v Ama terasu se reti ró ind ignada al inte rio r d e un a cue va de
II lo m aña y selló la entrada co n un a eno r me pi edra, d e ma-
"na q ue el mundo ente ro qued ó sumido en la os cu rida d .
Lo s d iose s se preguntaban uno s a o tros: «¿ Cómo po -
demos hacer q ue vuelva a salir ?».
Ento nces tu vieron un a id ea: celebrarían una gran fiesta
.1 la entrada de la cueva, Amateras u oi ría el jo lgo rio y sal-

dría a ver qué oc urría. Así lo hiciero n, y estaba n di vi r-


tié nd o se muc hísi mo cua ndo un a di o sa realizó un b ail e
grosert) y o bsce no aco mpañado d e gestos gro tescos . Tod os
los d ioses se riero n a carca jadas .

Figura 124 : Baub ó (terraco ta, Clásico. Grecia, ca. s. v a.C .).

JO l
Figura 115: Ama terasu sale de la cueva
(pintura sob re mad er a [,lIJada, perío do EJo, Japó n, s. XIX d.C .).

En el inter io r de la c ueva, la pcqu cña Amalcras u c m


pezó a pregunlarsc qué es ta ría ocurri end o all í fue ra . AI"i"
un poco la puerta para mirar, pero los di o ses le d ij cron :
«A q u í fucra ten ern o s a a lgu ien qu e te h ará cmp alid cce r_,
y lcva ntaron un espcjo en cl que cll a pud o ver su prop io
reflcjo .
Sucumbi ó a J.¡ curiosidad y sal ió d e la cu eva . E n e,,'
mo m ent o , dos fornido s dioses cmpujaron de nue vo la pi,'
dra y colocaron una cucrda detrás dc ell a, quc es co mo ,,1
arcoíris cn la tra dición bíb lica: significa que la diosa dc l
so l no vo lvcrá a irse y qu c el m u ndo no vo lverá a su m cr
girsc e n el d ilu vio de la oscu ridad . Esas cuerda s trcnzad.i,
q ue 'e han co nservado hasta ho y en los sant uar io s sin to
ístas, representan exactamente eso: que la Diosa no se ir.i
nunca . ¿ y el disco rojo de la bandera d c Japón? Se tra t.i
del espejo de Amat erasu .
En cl llamado ve/ o dc Dcspina (figura 126) p odernos
observa r curiosas form as animales, form as humanas Con
má scaras d e animales, todas cllas inm crsas en una danza

3° 2
1" ' ,1<" ica. En el Pe loponeso sabern os de la ex ist encia de
1111 ," d.uiz.is sa lvajes de C o rc asociadas con la Diosa Vir-
,' 11 I l espina. (Co re era e1nombrc quc sc Ic d aba cn el Pe-

l"I'''"eso a la Diosa Virgen, conocida en otras partes de


, " cci a como Ártemi s o Pers éfonc. ) En el velo podemos
1<' r1 a ba ilando junt o a esa s figuras en masca radas .
Esto recuerda las figuras con cabeza de anim al que en-
, " nt ramo s en las tradiciones tántricas bud ist as, las dak inT,
1", espíritus del aire, y sugiere tambi én la imagen del car-
n.ival . El carnav al es un p er íodo s in ley que se celebra
entre dos eones.
H ay 365 días cn un año , pcro el núm ero redondo p ara
,,1a ño co nve ncional es de 360. Por lo tanto, h ay tantos días
(.'11 el año co mo grados en un cí rculo , de manera que el cír-

culo de l t iempo y el círculo del esp acio tienen el mismo

Figura Il6: Velo de Despina


(dibujo ti" un bajorrelie ve, C lásico, G recia, ca. s. IV a.C .).

3°3
o rde n. Sin embargo, entre el fill.l l lit' lo s JÓo y el prillril'lll
de los siguientes 360 . hay un lap so de cinco d LIS, y "'''
so n los día s del ca r nav al, Se (rata de un período de 1111'
tura, o bs ce nida d y desobediencia a las leye s cuy o fin ...
qu e se produ zca la fecu ndació n. la nu eva gene rac iú n .1 ,,1
nu evo eó n. yeso es lo que representa es te motivo de l.,
dan za o bs ce na asociad a co n la leyend a de la b úsqucd .i d.,
Perséfon e. Ésos so n los cinco d ías en los q ue el mundo 1 l '
gido por las leyes d eja de exist ir y ced e su lu gar al ju e ~" ,
la obscen ida d y la risa.
Si un o se to ma la vida abso lutame nte en se rio. deh,·
darse cuenta d e qu e ex iste u na co nt ra pa rt ida . de qu e ,,1
mu nd o de la ley no es sino un mund o co nvcnc io n.il.
Cua ndo un o hace algo. crea un mod elo qu e excl uy e l."
dem ás posibili dade s. y pu ed e llegar el momento de abrirse
a todas esas demás posibilid ad es y al acto crea tivo.
D e hech o. qu ien haya reali zad o alguna vez un traba¡"
creativo conoce ese mom ento. Uno hace ciertos planes de
acuerdo co n lo qu e su mente pu ed e concebir. per o si se li
mita a esos planes suele o bte ne r co mo res ulta do un tr.t
bajo reseco y mue rto. Lo qu e deb e hacer es ab rirs e
su brept icia me nte al caos. y ento nces surgir á algo nuevo;
sin embargo. si un o renun cia dem asiad o p ron to a su fa·
cu ltad crítica. mat ar á ese algo nu evo.
Se co nse rva una her mosa carta de Schill er diri gid a a un
joven autor qu e est aba at ravesa ndo un bl oqueo creativo ,
Es te joven tenía. ay. tantas cosas qu e decir. ... pero era in -
ca paz de p onerl as p o r esc rito. Se trata de un a situa ció n
mu y no rma l, Schiller se limitó a decirl e: «Tu probl em a es
de jar qu e el facto r crítico entre en jue go antes de haber de -
jad o trabajar al lírico »,
O bservemos lo q ue oc ur re en nu estras escuelas : apren-
de mos a critica r a Milton , a Shakesp earc, a Gocthc y a to -

3° 4
,l' IS lo s llc lll.\s, p l'l tl lll .\Ild o el p ro fes,, !" no s d ice: ... I-Iagan
uu trahajo c rcativ, )". Il DS SC ll l,\ 1ll0S y etll pez amo s a ago -
hi ,H IlOS mientras pen sarno s: «¡D io s mí o! Esto no vale
1I.l<la -. Es evide nte que uno no pu ed e escrib ir co mo Sha -
kespeare. pero sí pu ed e llegar a escribir co n su propio es-
tilo si se deja llevar,
Lo mism o oc u r re aquí: el mo me nto del caos. el mo -
mento de salta rse las leye s. de dec irse «¿a quién le importa
lo que yo pi ense?», ti ene qu e llegar y haeer qu e reviente la
llueva generació n. Con eso es co n lo qu e se asoc ia este mo-
tivo del carnava\.
El do lor de la di osa se apac igua . y la risa tr ae la vida de
regreso. Se trat a del áno dos, o regr eso de la di osa (figu ra
7)' La sem illa qu e estuvo almacenada en el re ino de Plu-
12
tó n du rante el seco verano regresa aho ra, en la siega oto -
ñal. como la riqu ez a de la vida. En est a ce rá m ica,
Pers éfone ap arece rodeada po r amo rc illos y sátiros , figu-

Figura 127: El ánodos de Co re/Pers éfonc


(crátera de figuras rojas, Clásico , Grecia. ca. s. V a.C .).

3°5
ras LlIiclS y ot ras rd ;l ri tlll.\d .l ~ co n e l m u nd o vl'gl' t.d. 1 ) 111

ni so s os tie ne s u ti rso, d e mod o q ue la aso ci.ición ditllll"l


aca está ín t im a m e n te ligad a a la mitol ogí., eleusina.
Qui zá les so rpren da el relato de otra joven quc e l1""~'
de la tierra (figura 128).
El nom bre qu e apa rece sobre su cabeza, a la d cn" "-"
es el de Pand o ra; rep rese nta la energía de la vida qu c vicu,
co n la muj er.
A p ropósit o de esta imagen nos d ice H arrison:

A primera vista, cua ndo vemos esa espléndida figur.i qll'


emerge del sue lo co n los brazo s extendidos, al ho mbre c o u 1"

martill o y la presenc ia de H er rncs, pensamos qu e se tr.u .r 11.


esa escena familiar en la que Core o Ge se alza de la ticrr.i , ,
no cabe dud a de que este dibujo hubiese sido interpretado .1' 1

de no haber ex ist ido las inscripciones, Pero oc urre que c id.•


fig ura tiene ~\I lado su inscripción. A la izquierda Zc us , .t ' 11

Figura 12 8: Pandora emerge de la tierra


(cráterade figuras rojas, Clásico, Grecia, ca. s. V a.C .).

306
I.tdll 11 l'I Il U·.... J'llllll ,1 l·1 Y pOI" úh im o. no Gl' ni
1' 1' 11111' 11' 11

C on ', sino 1'.l lHll \I .1. l'o r ,', lll'illl.\ lil' p.\I\do ra, dándole la bien-
venida, apa recc lIl1 Eros alado con una cinta en las mano s.
Pandora sale de la tierra; ella es la Tierra, fec unda en do nes."

Pandora es otra versión de la idea de la muj er qu e tr ae


.•bundancia al mundo . La historia posterior de Pandora,
mucho más pedante y masculina, de la que se ext rae la no-
ci ón de que toda mujer aca rrea co nsigo u n ba ú l de p ro-
hlemas, es simplemente otra manera de decir qu e la vida
está llena dc aflicc ioncs . H uelga decir qu e la vida aca rrea 4-:¡'i;¡"'"
problemas; en cuanto el tiemp o se po ne en movimieJ1t°h4~'­
padeccmos penas Ydesastres. Allí dond e hay abundancia(~
hay tamb ién sufrimiento . '~~
~«i' /.
'<> '

l,. p,mctco
. (el cuc
que oi '·-,.:.!.~o,~
' ') H ermcs, Z eu s y '\"""
piensa a post cnori),
Ero s so n los principa les pode res que asiste n aqu í a su '
cmcrgencia de la tierra .
La imagen quc apa rece en la figu ra 129 alude explícita-
mente a este tema: los sátiros est án ab riendo y labrando la
tierra. Es preciso abrir la tierra, hcri rla , para que brote la

".

Figura 1 2 9: La Diosa Tierra emerge de la tierra con dolor


(IC:- ciro de figuras ne gras, Clásico, Grecia, s. v a.C.)

3°7
Figura 130 : U nJ. joven iniciada es azotada
(fresco , Rom ano. Italia, s. I d.C .).

vida . La vida es dolor. Por eso viene C risto a compart ir l..


cruz en la que tod os estamos clavados en el mundo de l
tiempo. C uando la tierra es labrada para que deje salir su
fruto, resulta herid a, castigada. Ésa es la ra zón por la q U l '
en los misterios se daban azotes.
En la Villa de los Misterios en Pompeya (siglo 1 a.Ci)
hay dos imá genes d e un ritua l de iniciac ión dionisíaco,
gracias a las cua les podemos hacern os u na idea d e en qu é
consistían los mis terios . En la primera (figura 130), la
joven iniciad a aparece de rod illas, co n la cabeza apoyada
en el rega zo de una anciana, que a su vez dirige la vista a
un ánge l que lleva un látigo. La hailarina desnuda sost iene
en las manos unos címbalos o cas tañ uelas. Frente a ella,
una mujer vestida con una túnica oscura sostiene u n tirso
o báculo.
En la segund a (figura 131), el jov en ini ciado está mi-
rá ndose en el interior de un cuenco de metal, como quien

308
Figura 131:U n jo ven iniciad o ve el cuerpo largo
(fresco . Romano. Italia. s. I d.C .).

se mi ra en el espe jo, Ya su espalda u n asistente sos tiene la


másca ra d e u n anc iano, mu y feo y llen o de arrug as. La
concavidad de este cue nco ha sido estu diada matem ática-
mente y se ha llegad o a la conclusió n de qu e si alguien o b-
servase su interior des de esa po sición , no vería su propia
cara, sino la máscara qu e sos tiene n a su espalda.
El joven mir a den tr o del cue nco, qu e es có ncavo, espe -
ra ndo ver su ca ra en la pul id a superf icie, pero lo que ve es
el reflej o de la máscara, yeso le pr odu ce una co nmoción
ini ci:ítica. No se ve a sí mismo tal co mo es aho ra, sino tal
co mo acaba rá sien do. Es lo qu e los indios americanos lla-
man el cuerpo largo: el cuerpo de tod a la vida , no sólo la
parte qu e está aq uí en este mo me nto .
N ues tro pasaje por el campo del tiemp o es simplemente
la experienc ia de pasar de u na parte de este cuerpo lar go a

30 9
otra. Intentamos cons ervar la parte presente, pero a lo '1'1<'
somos iniciad os aquí es al cuerpo entero; está justo ahí. \
todo lo que tenemo s que hacer es exp erimentar su lon gi
tud . Nuestra vida es un solo cu erpo, de la concepción a 1.1
muert e, yeso es lo que debemos aprender: su to ta lid ad .
Lo que rec ibe el candidat o es una expansión ter rorífica
y repent ina del concepto del ¿quién soy yo? C o mp rende
que no es simp lemente este joven de l momento, sino ,,1
ho mb re de u na vida entera. Yen este punto podemos en
tender por qué e! secreto de los mist erios no podía rcve
larse. Supon gamos que antes de la iniciación e! joven se
encontrase Con un ami go que ya hub iera parti cipado en l.i
ceremo nia y éste le explicase lo del cuenco y la máscara, 1"
que llamaríamos el truco. ¿Qué oc urriría con la in iciació n?
Nada. La habría arruinado. Ésa es la razón por la que re
sulra tan importante no traicion ar e! secreto.
El rasgo característico de una iniciac ió n radica en pro -
vocar una fuerte impresión, de forma que nad ie la o lvid e.
El gran esc ultor inglésJ aco b Epstein d ijo u na vez q ue to d.i
o b ra de arte debería provocar una co n m oció n. No alg"
ante lo que un o dice: «Vaya, ¿tiene que ser asj? » o - p er re-
nccc a ta lo cual escuela », ni nada por e! esti lo. Debe pro -
vocar u na conmoción. La conmoción lo enmarca y ofrece
la experiencia inic ial, única y ate mpora l d e esa parte sin-
gu lar, no esa parte en relación con o tras épocas, objetos "
con ceptos; el sent id o com p leto de la experiencia esté tica
estriba en que se trata d e u na exper ienc ia en sí misma y
co ns igo misma, no guarda relaci ón con nada más. En CO Il -
secuencia, lo s retratos pueden resu ltar muy torpes . La d e-
finición d e un retrato es una pintura en la qu e bay algo
equ ivo cado alrededor de la bo ca. Los mi ras y d ice s:
- Bueno, no creo que se parezca a Bil] », y d e ese modo
arruina la pi ntu ra. Pero si uno se lim ita a mirar la pintura

}IO
corn o tal, no como la rep resen tació n de algo concreto,
puede pr ovocarle un shock, y para ello debe co nstituir una
"i or p r esa.
Una iniciación es una conm oción , como nacer o re-
/lacer es una conmoción . Todas las experiencias capaces d e
lograr un a transformac ión deben ser sentidas como si oc u-
. .
rr rcsc n por prImer a vez .
Así pues, a nuestro jo ven e! descubrimi ento d e su largo
cuerpo le provoca una conmoción. Los misterios consisten
en un desplazamiento de! cen tro de nues tra co ncent ración
y enfoq ue: de la personalidad efímera hacia la forma im-
perecedera de las for mas que so lemo s expe rimentar sim -
plemente como tales pero que ahora experimentamos
co mo las formas. Si uno se fija de masiado en la forma, e!
cuerpo falla. El prob lema estriba en reco no cer la relació n
del juego de esta permanencia a través de los re flejos del
tiempo , de modo que sea pos ible regresar al mundo des-
pués de esta exp eriencia tan profunda . Es to resulta cru-
cial. Debemos experimentar lo profu ndo y d esp ués
regresar al tiempo co n el co nocim ien to de lo p ro fu nd o
pe ro sin creer que nos hall am o s en lo profu ndo . Si uno
viv e co mo si se ha llara en las p ro fun d idad es, la conse -
cuencia es la infl ació n psíq uica.
La virgen resu citad a: u na espiga d o rad a d e trigo.
Buena part e de lo que sabemos acerca de lo s cu lt o s
misté ricos procede d e escritos de apo loge ras cristianos q ue
lo s de sprecian . E n efecto, C leme nte de Ale jandría di jo:
_¿ Puede imaginarse algo más abs urdo que un ri tual que
culm ina cu n la expe riencia d e conte m plar có mo elevan u n
grano de trigo ?». D e todos modos, e! mo me nto culm i-
nante de la misa cat ó lica consis te en ver có mo levan tan un a
peque ña obl ea d e trigo; lo crucial no es si leva ntan e! trigo
e n forma d e oblea o de grano, sino lo que sim bo liza : el ali-

}"
m en to d e n ucs t r.i vid.ll·"pirilll .d. 1'1.t1i llll'l ltO l"pilil ll. d '1 t11
mant iene apar rad« a 1.1 mu ert e,
Co mo ya hem os señalado, en tod as 1.1.'i socicd.ldl'\ 1'11
mit ivas ag rícol as el alime nto qu e se co nsu m e l'S la vid.l di
vina en sí mism a; ése es el mito bás ico de es tas CU lr ll l, 1
tal co mo apa rece en Mclancsia y en muchas ot r.is .irc.l\ .01
ta rncn te desa rro lladas . El m ito d ice así: en el p rinl'il'i.. .1,
los tiemp os no había separación de sexos, no h'lbí.l 11.11 I
m ient o ni muerte, y exis tía una espec ie de prese n te p l' 1
mancnte. En un mome nto dado, en es te tiemp o que L',' 111 1
tiempo se co me tió un ases inato. U n ser fuc asesi nado , 1111
ccado y enterrado, y de los tro zos sep u ltados bro taro n l."
pla nta s co mes tibles de las qu e se alime nta n los homhrr',
En ese preciso instante se produ jo la d istinc ión ent re 1..,
sexos y, como cont rapa rt ida a la apa rició n de la muc rr..,
su rgiero n la generació n y el nacimiento. D e man er a qu e 1.1

Figu ra t J 2: L,1 dios a rcn ac.. id.i como una gavi lla de trigo
{reliev e de m.irm o], C l.isico, Grec ia. ca . s. V a.C.).

31 2
Illl ll h l tl r u m ie lll.1 ~ 111 1 un .1\,'''' ' ", 11 0 . el 1ll1llHiu llc1ti cmpo
1 Il ll dC IIZ ,\ c u n 1.\ p llrqll l~ el tiemp o es muerte. Sin
1I111t'11 l' ,

11t0Il I\HI. Io d o tllIe\ lu ra sie m p re; el tiemp o es muerte, y la


t " 1'l ura de la for ma hace posi ble que surja ot ra form a. Eso
'" lo que muest ra nuestra hist oria.
Así pues, nos alimen ta mos de un a d ivinid ad ases inada ,
!.lnlo si co memos u n animal al qu e he mo s dad o mu erte
. omo si se trata de una plant a q ue hem os recog ido. El se n-
,i,lo de la ben dició n de la mesa antes de co me r ha qu edado
I,.duc ido a un mero agradecimiento a D ios por el alimento
'\ uc se va a t omar, per o la verd adera b endición deb er ía
co nsistir en d ar las gracias a Dios por ser el alime nto . Éste
es el sentido de la co munión en la Iglesia cri sti an a, donde
lo q ue se co nsume es Di os-Je sú s, qu e di o su vida por nos-
ot ros.
Tal es el sent ido de to do s estos misteri os: nue stra vid a
vive de la vida . U no pu ed e decir qu e sí a esto o exclamar:
• Esperaba q ue nu est ra vida fuese o tra co sa». Se trat a de
miste rios d e afirmació n de las cosas co mo so n, y tod o esto
ha qu ed ado simbolizado en el hech o de elevar u na espiga
de tri go. Es muy prob ab le qu e las variadas cestas qu e se
uti liz aban en los ritu ales fue ra n la man era de expresa r esta
co nmoción qu e supo ne la co mprensió n: el dil atad o cuerpo
de la vida to tal, el alim ento qu e un o to ma co mo un ser di -
vino . un o mism o co mo alim ent o.
La Taittirrya Upanisa d, que ya cit é anteri orment e, pr o-
clama: " ¡O h maravilla! ¡Oh maravilla! ¡Oh maravilla! ¡Soy
aliment o ! i Lo soy, soy alimento! ¡Soy d evorad or de ali-
mento s! ¡C om o alime nt o s, devo ro alimentos! Qui en sab e
esto posee un a lu z deslu mbrant e»." El ob jetivo de los mis-
teri os no es privar del alim ento, qu e es un o, a las bocas
qu e están espe rando para co nsu mi rlo , sino dar la bien ve-
nid a a esa co nsu mació n.

313
Dioniso y lo divino femenino

En las figuras 133 Y ' 34 vemos a Tript ólcrno port.u n l«


es p ig as de tri go com o u n a nciano (el mo tivo del jovc lI
ancia no) mi ent ra s es llevad o en su carro por H erm cs. ¡\ I
o t ro lad o d el vaso ve mos a Di o n iso con un cá liz de viu«
en su ca r ro, tirad o p o r u n sá tir o . Observemos el gra no ("fI
la man o d e Trip tó lemo y el vino en la de D ioniso. E n el s.,
cra mento ca tólico romano de la m isa también aparece n cl
p an y el vino; se trat a d e un a conti nuación del cu lto m i,
t érico clásico, y tra nsm ite el mismo mensaje al iniciado .
Lo qu e m ás llam a la ate nción en los misterios d e !Ji "
ni so es el énfasis en la obscenidad, en la tortura y en los .IS
p cct o s d est ru cti vo s. Di o n iso nació de S érnele, au nq ue 1111
del todo. En uno de sus flirteos am orosos, Zeus co ncilu«
a Dioniso co n u na muj er mo rta l, S érnclc. La dama co nu-
tió la ind iscrec ió n de jactarse de ell o ante Hera, fa mO\.1
po r sus at aques d e cel os. Es ta vez, Hera u tiliz ó la as t uri .•
en lu gar de l p od er para llevar a cabo su venganza , y SI '

Figura 133: Triptól cmo en su carro maravillos o co n H cruu-v


(cerá mica de figu ras negras, Arcaico, G n.-. cia, s. \'1 .1.e.).

3'4
mo fó de S érne le insin uándole que ella \l O hah í.l VISto .1

Zeu s en to da su maj estad.


De modo qu e cuando Zeus vo lvió a ver a S érne le, és ta
le re proc hó que ante ella no se m o strar a en toda su maj es-
tad , como hacía ante H era, y por más que Z eu s la advirtió ,
Sémcle no d ejab a d e ins ist ir, di ciendo que él le había p ro -
metido darle cua lq uier cosa q ue q u isiera. Lo ci erto es qu e
Ze us aca bó de spl egando p o r com p leto su divinid ad, yeso
sig n ificó el final de la p o b re Sé m el e: mu ri ó totalmente
ab rasad a. La m o raleja d e la h isto ria es qu e no se debe in -
vo ca r a la d ivin id ad más d e lo que uno esté p rep arad o p ar a
afro nt ar.
Puesto que Zeus estaba m uy preo cupad o p o r el feto
que ella llevaba en el vient re , se hi z o un tajo en el muslo y
lo introd u jo allí. Por eso D io ni so es el «d o s veces nac ido ':
una, de la m atri z d e la madre; la o tra, de la m at riz m ascu -
lina d el muslo de Zeus. E l se ntido de la iniciac ión m ascu
lina es, co mo ya h em o s señalado, q u e u no rec ibe la vida
fís ica de la madre pero adquiere del padre su vida cu lt ural

Figura 134: D ioni so en su carro maravillo so co n Silcno


(ce rámica de figuras negras, Arcaico , G rec ia. s. VI a.C. ).

3'5
y cs p iri ru.r l, la vid.• co mo dl'he ser vivid a l' ll ~ (ll'il'd.H I. 1)1
manera que tod.i la imaginería dl' la in ici.ici ón Il Ll."i culi/l .1
tiene que ver CO I1 la matri z masculina y c o n l' l naci lll il' lI l11
masculin o : se trata de dar a lu z una criatura civ iliz ad,l. /111
un simple fen ómen o natural.
C uando Di oniso nació fue recibid o por H erm es, '1"1'
lo entregó a las ninfas para que lo criara n y educaran. 1..,
relación entre estos dos di oses es importan re. Hermes glll.l
a las alm as hacia el co noc imiento de la vid a etern a 1''''
med io de la ini cia ción inte lec tua l, mi entras que Dioni,,,
representa la inspiración rep entina, la en er gía de la vid.i
qu e [Iu ye a tr avés del tiemp o y se lib er a de las formas vil'
jas para cre ar nueva vida.
La historia continú a co n Dioniso sentado en cierta oca
sió n so bre un prom ontori o del M editerráne o, momen to
en el qu e pasó por allí un barco pirat a cuyos tripulantes, al
verlo, se dij eron: «Llevémo nos a ese jov en y vend ámoslo
como esclavo ».
Di oni so se dejó cap turar y, un a vez a bord o, cua ndo Sl'
hall ab an en medi o d el Mediterrán eo, p ro firi ó un rug id"
d e leopard o y el barco empezó a llen arse d e viñas por
to das part es, el másti l, los tol ete s.. ., todo; y los piratas,
presas del páni co, sa ltaro n por la borda y se co nv irt iero n
en delfines (figu ra (35).
En At enas y o tras ciudades gri egas, Dioni so se co n-
viert e en un di os aso ciad o co n el éxtasis religi oso . La m i-
tolo gía ind oeuropea and roc én trica, con su auto ritarismo y
la sup resión de las muj eres, hab ía de venido el est ándar cu l-
tu ral a fina les de la Eda d de Bron ce, p ero ento nces ap a-
rece D ioniso y, co n él, un estallido de ene rg ía qu e const i-
tu ye un tip o de exp erienc ia semejante al qu e anterio r-
mente hab ía es ta do asoc iado co n los cultos de la Diosa.
Las ménade s, las muj eres q ue parti cipan en sus rito s, se

J 16
Figura 13S: D io niso en el barco JI. ' los piratas
(ky lix JI. ' figuras neg r-as, C lásico . Gre cia, 330 a.C .).

de jaban llevar co mo en un rap to de locura, embriagadas


por el vino de Dioniso, dan zaban baile s frenéticos y eran
capaces de despedazar anima les vivos. El leopardo, q ue,
co mo ya hemo s visto, había estado re lacio nado co n la
Diosa, se convi erte en el tótem de Dio niso, al tiempo que
su tirso rep resel1la la savia vegetal, la ene rgía de la vida.
En La s ba cantes, Eurípides expl ica la histori a del rey
Pcn tco, qu e estaba indignado con su mad re po rque ésta se
de dicaba a vagar en loque cida por las momañas co n aq ue-
llas salva jes mujeres en éxtasis.
Una noche, va a esp iarl as a la m o n t añ a, pa ra ver qu é
hacen , aun cuand o le han advertido que no se inm iscuya.
Las mujeres lo des cubren e, inca pace s de recon o cerl o,
lo de sp ed azan salvajemente. La propia madre de Penteo le

JI 7
Figur .l 136: U na ménade baila en es tado de é xtasis
(kylix de figur.rs rojas. C lásico , Gre c ia. ca. 4 80 a.C.).

arra nca la cabeza, la clava en un a estaca y, gritando enlo


q ucc ida, va de un lad o par a o tro co n la cabeza de su hijo
go teando sang re en sus mano s.
¿Q ué significa to do esto ?
Las d os gra ndes d ivinid ad es en este co nte xto so n Apo -
lo y Dioniso. Ya he men cionad o el estu d io que Fri cdric h
Ni et zsch e hace so bre esos dos di oses en El nacim iento de
la tragedia . N ietzsc he seña la q ue Apol o representa el
señor de la lu z, el principium indioiduetionis, el mundo
sing ular ilu minado po r la lu z del so l, d o nd e cada uno de
nosotro s es diferente a los demás y lo q ue import a so n esas
difer en ci as tan ma ravi llosas e interesa ntes. Así, en este
mund o vemos las difere ncias ilum inadas por la lu z de

3 18
Figur a 137: La mue rte de Pern eo
(kylix de fig uras rojas, Clásico, G rec ia, ca. 4 80 a.C. ).

Apo lo, y el arte apo líneo las enfatiza y d isf ru ta de su co n-


templac ió n. Por el comrario, el mund o d ioni síaco rep re-
scnt a la dinámi ca del ti emp o q ue arrolla todas las cos as y
co ncibe las nu evas. Se t rata del pod er gene rat ivo, impul
sado po r la osc urida d .
Pue s bi en , en nuestro arte, en nuestra man er a de vivir,
te nde mos a pon er el acento sob re la lu z, ha st a tal punto
que a menud o perd em os el con tacto co n la enc rgía os cura
y co n el din ami smo del factor ticmpo en nu est ro interior,
y ento nces nos q ued am os acarto nados , secos, muertos.
Contr asta co n ello nuestra capacidad de sen tir la exalta -
ció n, el esta llido de la excitació n y la vita lida d de la tr an s-
formación. El prob lem a d e la vida y del arte estriba en

319
hallar el eq uilib rio ent re ambos . La o pinió n de N ict z « J"
Y habría qu e mati zarla, es que en lo s siste mas patri .u, .d,
griegos d e lo s sig los x, IX y VIII a.C., el ace nto <"1..1 ."
pu esto de man era mu y marcad a en el lad o d e la IU/. y '1'"
p rin cipalm ente fu eron las mu jeres qu ienes sint iero n 1.1 111
ccs ida d d e pa rtic ipa r en el aspecto rcgcn er at ivo, lo cu .il "
pone d e ma nifies to en sus sa lvajes excesos. Cua lq uier .1,
vinida d, cual q uier pod er que haya sido re primid o. e,""
el p eli gro d e ex plo ta r con d em asiad a fuerza.
N ietzsche cons idera qu e la escu ltura es la p rincipa l \ " .1
de rep resentación en el arte d el d eleite en la fo r ma, micu
tras qu e la música es el p rincip al modo d e rcprcscntaciou
en el arte d el mo vimi ento y el flui r del ti emp o. La músic.i
sin forma es mero rui do, y la escultu ra sin el fluir crcat iv:
resulta aca de mic ista y sin vid a. Nietzsche arg u me nt a que
la tragedia griega es la princ ipa l rep resentació n d e la int c
acc ió n entre Apo lo y D io niso. En el escena rio, lo s perso
najes representan las formas que no pueden romperse y l'l
coro lo co ns tituye no un individuo sino un gru p o en l'l
q ue to d o s se mueven al m ismo ritmo, lo que res ulta un
gran mom ent o d ion isiaco . El coro representa el factor d io -
nis íaco porque tod o s se mueven al uníso no, en lu gar de
hacerl o co mo enti da des ind ivid uales. El éx tas is d e la tra -
gedia es el éxtas is d e ver la for ma rota para q ue flu ya a tra-
vés d e ella el res plandor d e la IU I trascen d ente.
El arte co loca un espe jo ante la natu rale za. Este motivo
es mu y importante: a través d e to das esas formas, simp les
refl ejo s en el espe jo, nos di ce que va más allá de la forma .
Ex iste un a for ma d e me d itación tibeta na, llamad a «med i-
tación del cspcjo -, en la qu e u no se mira en un espejo y se
ve reflejad o en él, y d esp ués lo go lpea y sabe qu e no ha pa -
sado nad a. Es corno si nuest ro cue rpo fuese el re flejo en el
espejo d e nu est ro as pec to eterno.

} 20
Figura 1, 8: El cortejo de Dioniso
(cerámica de figuras rojas, Clásico, Grecia, ca . ,70-,60 a.C.).

En la ccrámica d e la figura 138 vemos a O io niso cabal-


gand o sob re un leo pard o, qu e simboliza todo el po d er de
esta ene rg ía ma terna d e destrucc ió n y creación. Pocos po-
dría n caba lgar esta energía impertérritos como él. Lograrlo
significaría alca nzar el apogeo divino del misterio , vivir
con co m postura d ivina to da la fuerza de la energía vital
sin ser reducid o s a ped azo s.
El culto a Oi oniso implica un resurgim iento de lo s mis-
te rios que ya era n co nocidos en el mund o griego, d onde
era n representad o s con sos iego, d ecencia y armo nía. Sin
emba rgo, cua ndo a la psiqu e se le rep rime un pod er y éste
explota, lo hace sie m p re d e u na manera ha rto ené rg ica. Es-
ta lla co n una fu erza terribl e, y d eb em o s per mitir q ue esto
oc u rra . Este poder tiene qu e lib er arse y salir, debemos fa-
cilitar qu e se reco ncili e consigo mism o hast a qu e vuelva a
apac iguarse.

)21
Y'I hemos visto esta her mo sa esta tua d e C nossos (figu r.i
30): la D iosa sostiene un a ser piente en cad a man o y en su
cabeza pod em o s ver un a pantera. La pantera representa el
poder so lar, la vid a et erna lib erad a d el ámbito d el ti em po .
El tiempo es el cam po d el nacimi ento y la mu erte, de l.i
luz y la osc uri dad, de lo correcto y lo erró neo, d e lo s parc,
de o p ues tos. A dán y Eva co mie ro n la fruta del conoci
miento d e lo s par es de o p ues tos y fuero n arrojados al
cam po del tiempo . H asta ento nces habían vivido en el J ar-
dín co mo uno so lo , ent re sí y co n Di o s, y aho ra se ha llau
sepa rados de Él, clasificad o s en homb re y muj er. Las ser-
pientes representan la energía vita l en el campo d el tiempo.
mie nt ras q ue la p ant era re p resenta el prin cip io solar y
eterno liberad o de l tiempo : simple y abso luta consciencia.
La Diosa abarca ambos reinos de la experienc ia.
Es ta herm o sa y escla rece do ra ce rá m ica (figu ra 139 )
ilu stra d e u n modo d ramát ico el tem a de la inic iació n. Se
trata de un a leylix d e cerá mica co n figuras roj as en la que
apa rece re presentada co n to d a claridad la iniciación de u n
joven po r parte d e u na ni nfa (la mu jer co mo iniciado ra).
La importanc ia de la Di o sa no radi ca e n si las mu jeres
oc u paron el tro no y goberna ron un a estr uc tu ra social ma-
triarca l. sino e n si la cua lida d de la mujer, su ser, su sen-
t ido, era ente nd ido, co noc ido y respe ta do.
Debajo de la ser piente apa rece el no mbre d e Tcti s, y en
el ex tremo de la vaina de la espada d el joven el nombre ,1<-
Peleo . Se trata de la ma d re y el pad re d e Aq uiles. En otras
palab ras, ésta es u na escena d e matrimoni o; ah ora bien, u n
ma tri monio co mo inic iació n del varó n en lo s e nt res ijo s de
la vida, no d el tipo q ue espe ra ría mos .
No o bs tante, en la antigua tradi ción lit er aria mascu lina
la hist oria se cuenta más o me no s así: Tcti s e ra una her-
mosa ninfa marina d e la qu e Zcus se ena mo ró. P ero

322
Figura 1, 9: Tctis y Peleo
(k)'lix de figuras ro jas, C lásico, Grecia. s. V a.C .).

cua ndo supo po r la profecía de Prometeo que el hij o de


Tcti s iba a ser más fue rte y pod ero so q ue su padre, refle-
xio nó y llegó a la co nclusió n de qu e era necesari o casa r a
1.1 ninfa con u n humano . La historia prosigue d iciendo q ue
cua nd o Peleo fue a casarse, ella in ten tó escapar valiéndose
d e su capacidad de transf ormación. Se transformó en u na
"' rpiente, en un leó n, en agua y en fuego . pe ro él lo gr ó do-
mina rla bajo todos esos d isfraces.
Sin emb ar go , no es esa lo que vemos aq uí. Esta imagen
no s retrotrae a la má s remota tradición de la Diosa M ad re,

323
qu e nada tien e que ver co n las esfer as de la influencia 1'"
líti ca de At enas y su tradici ón masculina. Reconoce mos ,1
los m ism os animales que sosten ía la diosa dc C reta: en ""
ma nos está n las serp ient es y en su cabeza vemos una 11.111
tcr a o leó n. Sab em os exac ta me nte de qui én se t ra ta, \
vemos qu e es ella quien lo ilumina a él.
Éste es el sent ido de la iniciac ión en los misterios, "S"
es lo que hace la Diosa. ¿Y qu é le suc ede a él? La sc rpic nu
de la derecha está abriendo su ojo interi or, el ojo de L1 v
sió n int eri or, de la visió n místi ca. La qu e hay bajo su lHq ,1
está abriendo ésta al so nido de las esferas, al cant o misu-
rioso del universo . La que ha y en su to billo le est á m.»
diend o en el tend ón de Aquil es; se trata del mordisco d" 1.,
mu erte, la muerte del ego y de la co nsciencia raciona l, y .1 ,.
la llegad a de lo trascend ent e, que estriba en el co noci
mie nto de la energía y la vida represent ad as por el le ón,
Leída en su totalid ad , es ta imagen simbo liza la pr inci
pal rea lización místi ca,
Si un o vive pen sando ,,¿va y a morir y deseo seguir vi
viendo ? ~', vive en términos de su co nsc iencia racio nal y dI'
un a identificación de sí mism o co n su per son alidad feno
mén ica. Co nfía en pod er man ten er esta d obl e ex is tc nc i.i
separada , y el mundo le ca nta esa canc ión, mu ert e y deSl'o ,
Si, por el co nt ra rio, un o acep ta la mu erte -es d ecir, "
está di spuest o a morir respe ct o a la co ntinu idad de la e,is
ten cia co mo personal id ad independi ente, y muere rc.il
ment e (me refiero a asimil ar de verdad la mu erte, a belu-r
el vene no de la serpient e y digerirl o)-, ento nces el mundo
entona tin a nu eva canc ió n, la can ción de l mund o, no la ,1<-1
mund o en rela ción co n la d ura bi lidad indi vidual, la fam.,
o cua lq u ier o tr a cosa.
Lo s budi stas hab lan de lo s och o vient os del karm.r .
C ua ndo uno es arrastrado por estos vientos , queda ,111'.'

324
p.Hlo ell i.l cOlI sr i'· II "i.• del q;o. No ''s qllc el e¡;o ,I<-b a ser
climillado - rlc hech o. i.l clilllilltleiáll del C¡;O es UIIO de los
¡;ralldes erro res del yoga-, sino qu e debe ser relacion ad o .
La funci ón del ego co nsiste en pon er a un o en relació n co n
el mundo tal co mo es y con uno mis mo tal co mo es; pero
t.1 mb ién d ebe po nern os en relac ió n co n la co mprensió n
mística, Los oc ho vientos del karrn a so n el deseo de pl acer
y el mied o al do lo r, el deseo de riqueza y el mied o a la pér-
dida, el deseo de alaba nza y el miedo al rep roc he, Si un o
se deja llevar por ellos , en tonces pien sa y actúa segú n su
e¡;o, no según los pri nc ip ios uni versales.
Así pues , en cua nto un o logra asimilar el mordi sco, se
le abre un oí do in terior y un o jo interi or, yeso es lo qu e
hace Tet is co n Pele o. Merece la pena fijarse tambi én en las
mano s, en las q ue vemos la rcla ción del yin y el ya n¡;. En
efecto, están en la postura del yi n-yang: las dos juntas, el
bien y el mal juntos.
En el pensamie nto religioso preva lecen dos puntoS de
vista: un o es el ético - se r bu en o fre nte a ser malvad o-,
mientras que el o tro se cent ra en la tr ascend en cia de los

Figu ra 14 0: Di on iso y S émelc


(crátera, Arcaico , Grecia , ca. 5So a.C v).

325
Figura '4 1: El cue nco de Pictroasa
(o ro funJ iJo, H clcmsrico. Ruma nia, ss. III o 1\' a.C .).

pares de opu estos, va más allá del bien y d el mal y c o rn-


prendc que un o mi sm o y el mund o co nstituycn manifes -
taciones dc esos dos p od eres rel acionados. Peleo aca ba de
alcan zar esta comprensi ón.
En la figura 140 apa recen Di o niso y su madre, Sémele,
con la mi sma edad, en su aspecto e terno, el mach o y la
hembra, la madre y su hijo, pero al mism o tiempo el hijo
como consorte. Entre am bos hay u n cá liz d e su vino (q u e
más tarde, en la mi sa c ris tiana, será la sa ng re de Dio s). La
po stura de las man o s resu lta sunumente int eresant e: se
trata de un rnudra; una p o stura sim bó lica que se ut iliza en

326
l.. meditaci ón hindú p ara cana liza r el p od er y la vita lida d
.Ie l.. co nscie nc ia en el mund o. Es el equi valente a la co ro-
u.ici ón de la Vir gen en el cielo por parte de C risto , a l
inundo intemp oral de la rel ación entre mad re e h ijo .

Descubierto cn el año 1837 cerca del pueblo de P ietro asa,


(" 11 la regió n de Buzau (Ruma nía), es te cu enco órfi co fuc en -

terrado junto co n otras veinti una piezas preciosas, po sible-


me nte en época de los hunos . Po sterio rmente, tras ser llevada
a Mosc ú du rante la Primera Guerra Mu ndial para pro tege rla
de los alem anes, toda la colección fue fundida po r los co mu -
nistas para ob tene r su oro . Po r fort una, sin embargo , durante
el inv ierno de 186 7 - 1 868, mient ras estuvo prestada durante
se is meses en Inglate rra. la co lecc ión fue fotograf iada y se
hizo una reproducción galvanop lástica de las piezas.»

En el centro aparece la diosa D cm ét er se ntada sobre el


cofre d e lo s mi steri o s (f igu ra 14 2), co n un a co pa en la
ma no q ue recuerd a el G r ial o el cá liz d e la sang re d e Dio -
niso co n la ma rca del vino. H ay di eciséis figuras co lo cadas
en círcu lo, y si las va mos vie ndo en o rde n podemo s seg u ir
el viaje inici ático paso a paso ."
El círcu lo interio r en torno a la di osa mu est ra la con -
dic ión mental d el pri sion er o que no ha sid o ini ciad o . Su -
mid o en el su eño d e la vid a, ve el mundo pero no lo com -
p re nde. To do es d ol or, la vid a vive d e la vida: lo s leones
come n gac elas, lo s leo pa rdos co me n ga celas, las ga celas
co men pl ant as, el perro se come al perro. ¡Vaya ! i La vida
no te ndría que ser así ! H em o s ex pe rime ntado la in iciaci ón
y comprend em os el jue go d e las fo rmas ete rnas a tr avés de
los refl ejo s temp orale s, ex pe r ime nta mos el respl andor a
través del do lo r.
E nto nces suena la canción , igu al qu e co n O rfeo, que

3'7
Figura L.p : Figura centra l del cuenco de Pictro asa
(o ro fund ido, H elen ísti co, Ru mania, ss. III o IV a.C .).

fue despedazado por las ménad es cua ndo fr acasó en su in


temo de traer de reg reso a Eurídi ce de sd e el Hades. Su ca
bcza flo ta río abajo mientras sigue canta ndo y acaba en 1.1
isla de Lesbos, la isla de la poesía líri ca.
U no debe arrancarse siempre la cabez a, dej ar q ue sig.1
cantando y o lvidarse de su vida terrenal. Pero si ha sido
inic iado sabrá q ue se tr at a simplemente de un desp liegue
de armo nía. Corno di ce G oet he: «Todo se ba sa en Di os, el
Se ñor ».':
Toda luch a, to da ri ña, se basa en lo di vin o, y si uno lo-
gra acceder al éxtasis , al arre bato esté tico , el mundo ent o-
nará su canc ió n. Es aquí. Co mo se nos dice en el Evan-
gelio de Tomás: «El Rei no del Padre se extiende so bre la
tierra y los ho mbres no lo ven». " No lo vem os porque te-
nernos miedo y estamos llen os de deseo s, pero si los eli-
minamos po dremos hacerl o .

328
l~ ~ t.l l" I. l l "t l l U l h 11111 d(·) '1tj{' ~ lI l' I I.\ . y. \ su .tln.:dcdo r 1"0 -
dl'l1HIS ve r 1..' \ ( ,Im i llll dt'!.' illi..:i.H:ibll, el camino para su pe -
I .a\.¡, para co mprender la propia and roginia en el sentido
metafísi co y la inmortalidad junto con la mortalid ad . Uno
"o mprende esto y se da cuenta de que está bien, al igu al
que el mundo.

329
Fig ura Lf3 : María, uicrge omrran te
(marfil rallado, G ó rico, Francia, fecha desconocida).

33°
Capítulo VIII
Amor : lo fem enino en el roman ce eu ro peo'

En 1957 asistí a un co ng rcso en j ap ón co n Mit ch Ayadi


y Joe Kitagawa, dos eminentes estud iosos de las religio -
nes co mparadas de la Univer sidad de C hicago . Mirch y Joe
habían viajado a Japón con sus esp osas, yo no. U n día te-
níamos que tomar un tren para ir de Osa ka a Kobc, Los
ferrocarriles japon eses son muy pu ntuales; esto y con ven -
cido de que si un d ía llegaran dos segundos tarde, pedirían
disculpas públicamente. El tren entró en la estació n y las
pue rt as se abriero n. Avan zam os. Las dos mu jer es camina-
han por del ante; Joe, Mir ch y yo las segu íam os y de tr ás de
noso tros ven ía el boton es co n el equipaje. El co nvoy se
detu vo, las puertas se abrieron, las Jos damas sub iero n, las
pue rtas se cer raron y el tr en parti ó hacia Kobe.
Al principi o nos ech am os a reír, hast a que caí mo s en la
cuent a de qu e nin guna d e las d os mujeres hablaba japo-
nés. C o mo en Kobe había tres estac io nes, nos pasam os la
i.udc bu scando a las esposas perdidas. E l botones le dij o a
j oc: «A un a esposa jap onesa nun ca le oc ur riría una cos a
.is ], ellas caminan detrás de nosotros».

33 '
E ~lo J1H' I,izo Pl'II ,\ .II' l'II 1.1 ' p.d.i1 )I.I ' fill.dl" d l'1 1:. 11 1\ 111

dc GOl'lhl' - <J U l ' es


u no de lIli.' gralldes 1e 11I.1.' -: n.t .'i I' U '/ u
lO

Wciblicbe / Zie h¡ 1/115 bin,/n > ( El ciern o f"II,,"lIillo I N "


impulsa hacia Jo alto).' AIIl1(.'nos nos impuls() a 110'111'11
aq uella tarde, mientras intentábam o s ellco ntra rl.lS.
Todas esa s historias so b re las rel aciones ent re "01111",
Y muj eres se reflejan en pequerios hábitos que danu », 1''' '
sent ad os , pero representan rela ciones m uy profunda s '1'"
se remontan muy atrás . A l "abI ar d e la m ujer en O eei dl'll
te, m e gusta ría presentar d os tradi ciones eOm p le[;¡lllelll<
op ues tas entre sí que, sin embar go, han con flu id o en " " ",
tra herencia con tem porá nea. U na es la qu e llamaría la 11.1
di ci ón eu ro p ea: «Da s Ewig- Wleibliche / Zie bt lms binan -
E n és ta, la mujer ha sido una figura fundamental des de P'"
lo men o s el 25. 0 0 0 a.C . La s cuevas pa leo líti cas y las fi~"
rillas d e Venus datan de la apa rició n de l H orno sapiens (' 11
E urop a.
En torn o al 1 0. 0 0 0 a.C, comi en z a a haber sig no s de
agricul tura y domesticación d e an im ales. Lo s pueb los c.t
zado res y reco lectores se van estableciendo en com un id.i
de s ba sad as en la agricultura. La co m u n ida d se expande
gra d ualm e nte y det erminad o s cent ros se conv ierten ell
ase ntam ien tos comerciales importantes que crec erá n hasr.i
fo r ma r ciuda des. La s prim eras ciudades en la hi st oria de la
humanidad aparecieron en Mesopotamia y poco má s ta rde
en el val le del Nilo durante el IV mi leni o a.e. Eso sucedió
unos 50 0 0 años de spu és de la ap arición d e la agricu ltura.
El períod o que abarca de l 10 .0 0 0 al a ooo a.C. es el Neolí-
tico, la Eda d d e Pi edra N ueva, cuya principal di vinidad es
la Di o sa. La m uj er d a a lu z y a lime nta igu al qu e la Madre
Nat uralez a, y su m agia y la ma gia de la tierra So n la misma;
es ta asociac ió n pro funda resulta fund am ent al.
Las artes d e la agricu lt ura se difundieron y extendieron

JJl
,1 p.irt ir de cie rtos ce ntros d onde la Di o sa er a la figura do-
ruinaruc , Los tres centros prin cip ales dond e se o r igina n
' '' 11: el sud o este as iático y el sud es te de Eu ro pa; otro es el

vud cste asiático , en el área d e Tailandia; y el te rcero es M é-


xico y Ccnt roa m érica, E n otras partes del mundo (no en
l"s fértiles va lles d e lo s río s, sino en las grandes llanuras
por d o nd e se m o ví an lo s cazado res) la dom esticaci ón
de an ima les es más importante qu e el cu lt ivo d e las pl an-
I.\ S, y allí tenernos tribu s que pa storean sus ga na dos . En

esas tribu s las di vinidad es m ascul in as eran las p re eminen-


les y en ge nera l las di o sas apa rece n co mo co nso rt es del
dios masc ul ino.
En lo s sistemas agrícolas, p o r o tro lad o, la Di osa es lo
que más importa. E lla n o es só lo la creado ra del uni ver so,

Figura 144: Kali a ho rcajadas so bre Siva


(gouachc so bre papel, Ind ia, fecha desconoci da) .

JJJ
('5c1ulli vl'fso )' I ltl \ tl lltl \ \ 1I\ hijo, . Igll.d qllt' 1I11tl \.dt' di
la madre y es p.ut c d el c un p" y _" " l.llI l·i.1d" ,,11.1. d"llI l"
rno mod o lo es del un iverso ,
En la In d ia. d o nd e el pri ncip io fem e nin o h.l sid D sil
rnam cntc im portan te y siguc s iendo el d ominante ho \' 1'11
d ía. h u bo u n períod o de d o mi nació n mascu lin a CDn l." 111
vasio nes ar ias d el 11 m ilenio a.C . Sin emba rgo, 1.1di Ds.1 " .
gr esó pasados u no s seiscientos o setec ien tos afios , )' K.d.
representa ese retorno . Esta diosa vol vió a aparece r c n UII .l
gra n hist o ria co no cid a co mo D ev i Mahat my a. la (;1.111
Alaban za d e la Di osa. Tod o s lo s di o ses, hijo s suy os , h.1
bía n sido incapaces d e d ar mu ert e a un monstruo llamad"
Bú falo . Pu esto q ue no po d ían hacer na da, se co lo ca ron
to dos e n círc ulo y d evol vie ro n sus respectivo s pod eres ..1
lugar de dond e pro cedían; emergió en ton ce s un a eno r- me
nu be oscu ra, y de ella sa lió la herm o sa forma de un a d im .l
co n di ecio ch o b razo s qu e sos te n ían se ndos p od eres de 1m
d io ses. A l fina l la dios a mat ó al mon struo.
Ésta es la rép lica a Mard uk , qui en di o mu erte a la dios.l
del abi smo, Tiamar, y pens ó qu e su poder le pertenec ía.
Aq uí, cuand o lo s di oses se sienten impotentes, tienen
q ue d evol ver el pod er al luga r al qu e en últ im a in stan cia
perten ece: al prin cipi o femenino. Ella es el po der d e la vid.i
q ue hab it a en noso tro s, ta nto en sus aspectos natura les
co mo e n lo s llam ad o s su p ra natu rales. y en el mun do
griego observa mo s la aparició n de lo s cu lto s mi st érico s,
las di o sas D em éter y Pcrs éfon c, y en Egip to Isis y Nefti s.
Ellas so n las guías q ue co nd ucen al ren acim iento, y su sim -
bo logía ap ar ece en la Virge n Madre co mo la M ad onna,
Sin embargo, lo qu e enco nt ra mos en la ima gine ría mi -
to lóg ica d e las upanisad, la cua l representa u na sínt esis d e
ambas posiciones, es qu e el propio u niverso es la divinidad
cre ado ra . En la Brhad<J ra(lyak a Upanisad, qu e d at a de l

334
1 ~111 1\ h.iv 1111 p .l\ .q t' 11I .II .t\' ill o \ o l' 11 el que el yo di-
,1.( '"

\ mo , lrr.rlnnn n, 1.1 l'l1l'l'gi,1 primordia l de la qu e tod o s


1 I 111 os m¡,n ifl"l.ll:io l1 c\ , se dice a sí mi sm o : «/\ tt na n» (Yo) .
¡\ 11Ilr'1 ya no es ni mach o ni hem b ra, es u n ello. Y ta n
pl"llnto como dice ' yo- , sie nte miedo. Ti ene miedo d e qu e
ID maten. Entonces piensa: . ¿ A qué d ebería tener miedo si
.l'l uí no ha y nadie má s q ue yo ?». En cuanto se lib ra de l
u-mo r piensa: • Desearía q ue hubiese alguien más aq uí-o
Esos so n los dos impulsos p rincipales de la vida: el mied o
y el de seo. Lleno del deseo d e q ue haya algo además d e sí
mismo , se hincha hasta alcanza r el tam añ o d e u n hombre
y una mujer abrazados, y luego se di vide en dos . Ento nces
el macho enge ndra el mundo en la hembra. y la primera
vez se une a ella e n forma ant rop o mó rfica, y la hembra
pien sa: «¿C ó mo pu ede un irse con migo cu ando so mos de
1.1 misma sustanci a? - . Se tra ns forma en u na yeg ua y él en
un caballo , y él se une a ella. Se transfor ma en u na vaca y
él en un toro, y así sucesivament e hasta llegar a las ho rmi-
gas. Después él mira a su alrededor y dice : • Yo me he de-
rr amad o en todo esto; yo soy esto ».
El sentido de todo ello es que somos u no con la d ivini-
dad . Ésa es la idea de lo que podríamos llamar el pensa-
miento de la Diosa Madre, mientras que en nuestra
tr adición si alguien dice " el Pad re y yo so mos u no - es cru-
cificado. Jesús fue cr uc ifica do por decirlo, y lo mismo le
ocurrió en el islam ,11 m ístico al- Ha lla j novccientos años
después . Aquí. reclamar la ide nt idad co n lo di vin o es una
blasfemia.
Así pues, tenemos d o s trad ici ones bastante o puestas
en tre sí. Una se ha lla fijada en el mu ndo visib le y e n sus
formas separadas, de mo do q ue cuando u no dice . yo » está
pensando en su fo r ma separada y di stinta a las demás. La
o tra mitología, por el contra rio, se int eresa en u na pers -

335
pcctiva t r.m sp crs on .il, en la qu e se rC CO ll t H'l.' qtl c flld.1
S0l110S uno co n la vida, qu e tod o s co m p.irt imos 1111.1 11I l\ 1I 1,1

co nsc iencia. A nivel indi vidual S0 l110S cspcc ific.ui ou .« 1II


lo que es trascenden te a lo s indivi du o s, )' no Obs l.1 I1 h- \ t
guimos siendo ind ivid uos.
Uno de los p ro blemas q ue se pl ant ea en la Illitolo¡:,.,
en la religió n, es la experienc ia d e esta m ira da h'll'i .\ lo ,
demás como si fuese n u no co nsigo mis mo , lo qu e 11.\111.1
mos compasión , Mil/cid (en alemá n, liter alm ente, -s lI l lI l
con»), que impl ica enten dimiento, ident ificac ió n; y fren'e
a esto exis te un alma separada qu e en nue stra tradi ci ón 111
todoxa es creada y al mism o tiempo etern a. De sd e el 1'" 11'"
de vista de la ló gica, res u lta abs urd o, pero eso es lo 'lil e
hay: u n indivi d uo creado co mo un a entidad separada.
Desd e el IV milen io a.c. hasta cl t mileni o a.C . los I'" l'
blos ganaderos inva de n las áreas agríco las. En el mu ndo
occ identa l tenem os dos tip os de pue blos invasores . U IIO
SOIl los semitas, pastores de ovej as y cabras, pro cedc nu- v
en su mayoría del desie rto sirio, desd e donde llegan CO IllII
beduinos o como ban doleros , saqueadores, lad ro nes y co n
quistadorcs. Leer el Libro de los Ju eces o el Libro de j o suc
po ne los pelos de pu nta -y, de hech o, no so n los capítu los
que suelo reco mendar-o Leam o s la toma de J ericó, po,.
eje mp lo: -¡ Matad a tod a la ciudad !», es la o rden que da el
mismo D ios qu e un par de meses ant es había d icho: «N o
matarás». Q ue cada lino ex traiga sus propias conclus iones .
Dura nte el mismo períod o, los llamad os arios o ind o-
europeos empeza ba n a llegar por el norte a Europa cen-
tral, por el sur a Italia, G rec ia, Persia y la India, y por el
oeste a Gran Br et a ña e Irl anda. Tod as las len gu as que se
hablan hoy en Europa, a exce pció n del eus ke ra, proceden
de esta herencia indoeuropea. En el extre mo no roes te te-
ncrnos las lenguas célt icas de Irl anda, la Isla de Man, Es -

336
( ~ ;\Il" )' ,lI l l l h", 1I1H' lI ll' l,lIl\hi l- 1I de 1:r.11l ci.l. Las p ri n -
t tl l 'i ,\,

ci p.lles i ll va sitllll' S l'l' !t ic as CO Ill Cllz a r o n e n tor no al año


1000 .LC ., apro xim,ldamellle en la mism a época en la que
l., llamad a cult ura de H all statt se exte nd ió po r Europa
cent ral.
Er an pueblo s celtas los qu e habi taban el terri torio ac-
tua l de Francia y las islas británicas cuando César co n-
q uistó la Galia y entr ó en Gran Bretaña hac ia el año 50
a.C. Roma co nqu istó y domin ó este territo rio des de apro-
ximadamente el 50 a.C. hasta más o me nos e1 45 0 d.C . Para
ento nces, los soldados no hacían sino que jarse del peso de
sus pet ates y de lo muc ho que debían caminar a di ario, y
todo empezaba a de smoronarse. El Imp er io ro ma no se
había extend ido demasiado y co menzaba a encogerse. El
Dan ubio marcaba la fro ntera nord est e del im pe rio, y al
otro lado, por el noroeste, enco ntramoS a otro pu ebl o in-
doeuropeo, los germanos. Por el este presion aban los per-
sas, de modo que Ro ma se tambaleaba y acabó reti rán dose
de I nglaterra.
De todos modos, los ejérc ito s romanos hab ían estado
pr otegiendo a Bretaña de las invasio nes. En cuanto los so l-
dados rom anos se retiraron, los celtas empez aro n a atacar
desde Esco cia e Irland a. En realida d, la pa lab ra Scot sign i-
fica «invaso r> y se refiere sobre to do a los irl and eses. Al
rn ismo tie mpo, lo s invaso res ge rma nos ava nza ro n desd e
el no rd este. Éstos so n a los qu e llam amos ingleses: los an -
glosajo nes y los juto S, proced entes de lo qu e en la actua -
lid ad es Dinama rca. Ellos co nq uis ta ro n el t errito rio qu e
había pert enecid o a Rom a y qu e co n el tie mpo sería de-
nominado Inglaterra, pero no lograro n entrar en el qu e le
había estado vedado a Ro ma: Escoc ia, Gales e Irl and a.
Se trata de un detalle importante que no deb emos olvi-
da r cuando pen samos en la hi storia d e las mitologías de

337
Europ'l . La noci ón po pu lar qU l' se til' lle de 1.\ hi.. . t orr .¡ ti.
In glaterra com ie nza co n el pe río do de la rct ir.rd.i 1"11 111 .11 1.1
y la lle gad a de los in gleses a las islas hri trinicas. pl"lo lo
celt as ya estab an allí antes. Los propios celtas h.ihí.m ,,010
invaso res, y antes de ellos los grandes pueblos neo lític", \
de la Ed ad de Bronce, comunidades agrícolas q ue dc j.lIo "
a lo lar go de Irlanda grandes monumentos megalíticos '1'"
se remo nta n al año 2500 a.C.
La mi tol o gía de la Di osa Madre es la que predomi n.• ,."
el mund o ce lta. Más tarde, cuando llegaron los puc hl.»
guer re ros ger mánicos, los dioses del antiguo pueb lo celr.1
se retiraron a las co linas de las hadas . La mayoría de 1",
cuentos de had as europeos tiene su origen en la trad icion
celta. Hay mu ch as colinas de hadas en Irlanda, una de cu
ya s peculiarid ade s es q ue so n inv isib les y nadie sa be qUl'
es tán allí; o tra carac teríst ica interesante es que se puede
ca m inar por lo que u nu cree que es una línea recta, cu an
d o en real idad se habrá caminado alrededor de la co lin.•
de hada s - pues así es de inaccesible-o Y sin embargo este
mund o de hadas es una d imensión por debajo del mundo
visib le; está en to das partes. Las hadas son los poderes que
habitan la nat u raleza, y si resu ltan tan fascinantes y en
cantadoras es pu rqu e su natura leza y nuestra natura lez a
in consci ente, nu est ra naturalez a profunda, son la m is m a.
Las hadas representan esa consciencia permanente de ene r-
gía que su byace a tod as las for mas de la vida feno mé nica.
Son una imitac ió n de la Di osa Madre.
En la Edad Medi a, en particul ar en los siglos XII y X lII ,
se produ jo un gran resurgimiento del pensamiento celta
en Europ a, y su p rincipa l mani festació n fueron las nove-
las art úric as, Las leyend as de Arturo y el Grial son te mas
célticos, que se remo nt an a épocas muy antiguas.
El siglo XII I fue e! siglo de la Virgen. La Diosa regresa

338
.\ Lt 1r:1.dil·¡lI lI , 11'11 .1\1.1 , ,llll l I )itl v.i , por ll1 edio de t\tnía, \.1
M.\llre dl' I li", , )'.\ p.ut " del siglo v d. C . h.\Sta e! presen te
"l' obser va, p.nticu\.nI\H.'l1le en el ca toli ci smo, una ma g n i-
(icaci ón c rec ie nte de la Vir gen ,
U no de lo s grandes pr oblemas que se planteó san Pablo
fue si el cri sti ani smo significaba lo mismo para los paganos
que par a los judíos ; y finalment e lle gó a \.1 conclusión de
que result ab a más pró xim o a lo s pa gan os. U no de sus
compa ñeros, san Lu cas, er a griegu , y es en el Evangelio de
san Lucas d ond e apa rece la im agen del nacimi ento virgi-
nal. En los lib ro s de Mate o, Marcos o Juan, todos ellos ju-
d íos , no aparece; sólo en contran10S e sta imagen en el
Evangelio de san Lu cas, e! griego . En la tradició n judía no
existe nada parecido al nacimi ento virginal, al menos de
manera abierta; para ellos es una ide a totalme nte rep ulsiva.
Ahora bi en, cuand o pen samos en Sara dando a lu z a Isaac
a la ed ad de 10 8 años (<< Sara se ri ó»), ' en términos mitoló-
gicos se tr at a de un nacimiento vir ginal. Releamos con cu i-
da do el na cimiento de San són - q ue no er a judío sino
filisteo , o, \0 que es lo mismo, un indoeuropeo-o La his-
to ria de su nacimiento se pare ce mucho a las de nacimiento
virginal, aunque de hech o el nacimiento virginal no perte-
nece a la tr adi ción del Anti gu o Testam ento .
Lo que repre senta e! na cimient o virg inal es el naci-
miento a la vid a espiritual en el animal humano. A nive l
mito lógico no tiene nad a que ver co n una anomalía bioló-
gica. En e! sistema de la k ll(Il.laliní hin dú, los tres primeros
chak ras so n e! instinto animal de la vid a, el sexo y la agre-
sió n . Lue go, a nivel de! co razó n nace la intención pura-
mente humana, la co mpre nsió n puramente humana de un a
vida espiritual po sibl e que deja a lo s demás chakras en un
lugar secundario. En el siste ma de la kU(I(ialiní, el símbolo
de est e chak ra es un ó rga no masculino y o tro femenino en

339
conjunci ón - dos lri.in gui o s orie ntados li no IJ .H·i.1 .\1 r du \'
otro haci a abaj o fo rmand o un hcx.igo no- . La vid.1 "'1'" 1
tual se gene ra a este nivel, y ése es el signi ficado del 11,1<'
miento virginal.
El nac imi ent o virginal aparece prácticame nte (.'11 llld ,l
las tradicion es del mundo. Los mitos de los ind io-, .11 111' "
eanos está n llen os de part os virg inales. Querza lc é.n l 11,1< ' "
de una vi rge n, creó a lo s seres humanos, mur ió y rcv u.u«,
y un o de sus princ ipa les símbolos es la cruz .' Cuan do 1"
espa ño les, tan cató licos, apostólicos y romanos, lIeg.\I't '" '
México no sabía n qu é pe nsar al rcspeeto. Baraja ro n .1"
explicacio nes. U na era q ue santo To más, el apósto l de l.,
Indias, había viajado hasta A mérica y predicado allí l.t d",
trin a de C risto , pero al hallarse tan lejos de Rom a )' de l..
auto rida d rom an a, la doct rin a se hab ía det eri orado 1'.11 .,
convertirse en esa mon stru osa cosa az teca llamada ()U CI
za lcó atl. La otra ex plicación era que el de mo nio cS!.II._.
burl ánd ose de sus tr ad icio nes para frustrar la mis ió n. 1' 11
cua lq uier caso, recon ociero n qu e se trataba del mis mo di••,
bajo un a fo rma local dife re nte.
Los di oses represent an los pr incip ios místicos, las 1'''
sibilida des de la experiencia hu mana, y asumen fo rmas d,
fer entes co mo reflejos de la vida espiritual en las d ivcrs.i-
culturas segú n su entor no , histo ria e idios incrasia. Co n ('1
mito, que represent a la gama invis ible de los reflejos de 1.1
psiqu e, ocurre lo mism o que con la fo rma hum ana, que se
pro yecta de difer ent es man eras en las di versas partes del
mund o. U n últi mo ap u nte: cua ndo nos enfre nta mos a un .i
cu ltura co mo la de los invasores, el acento se pone más en
la cultu ra qu e en la naturaleza. En ca mbio, cua ndo se trat.i
d e la mi tol ogía d e la D iosa , de lo qu e se habl a es de 1.1
Madre Natura leza , y esta mito logía de la Mad re Natura -
leza es profund a, es u niversal.

34°
C Olll o )'.1 11(' \I ·!I, d.Hlo, 1111 pU l'hlo ¡';Ul' rf l' r O qu e lu cha
l'U l llr~\ utn e, pUl \ t1l'\ i\ Il' l\ci.\ sude lbr m .is p eso a las for-
I11;\ Sespeciales de !'I lI soc iedad y su manera de vivir, de
1110do qu e mu estra un énfasis en lo soc ial so bre la natura-
[cza. Llevado al extre mo , esto pu ede deri var en un intento
de abolició n de la natu raleza, que es precisamente lo que
tenemos en el A ntiguo Test amento. Vol vamos a leer el
Éxo do, el Levít ico, los N úmeros, el D euteronom io: leyes,
leyes, leyes. Cómo co rta rse el pelo, có mo so na rse la nari z,
q ué está permitid o come r Yqu é no . No tiene nad a que ver
co n la natu rale za, sino co n lo qu e hacem os para mante-
nernos juntos. No pod em os asociarn os co n nadie más, y
po r lo tanto no nos mezclam os co n nadi e más. Las leyes de
la alime ntac ió n, da igual qu e sea n para los brahmanes que
par a los jud íos, resultan excluy entes -y su fun ción es jus-
ta rnc ntc ésa-o Leám oslas de nu evo, no tienen sentido en
otros términos.
Las mitologías de la naturaleza y las centradas en lo so-
cial se hallan en co nflicto entre sí: las mit ol ogías del Di os
po nen el acento en lo soc ial, mientras qu e las de la Diosa
lo pon en en los asp ectos del mund o natural. En el caso de
la Bibli a, so n los pat ri arcas qu ien es pon en el acento en lo
soc ial: todas las demás tribu s so n abo minables y deben eli-
minarse, incluidos sus di oses. Ta l y como se afirma en 2
Reyes 5:1 5: . N o ha y Di os en tod a la tierra, sino en Israel ».
De sd e un punto de vista human o, esta fra se resulta ultra-
jante. En cambio, la Dio sa se halla en todo el mundo, en
to do lu gar, y es to do lu gar; rec onocerla ahí es el objetivo
de esta mitología. Ah ora ente nd emos por qu é las mitolo-
gías del Di os se o po nen a ella d e un modo tan violento :
representab a la natura leza. y ésta simboliza la caída en las
tr adi cion es basad as en la Bibli a. La naturaleza cayó en el
Jard ín y cua lq uier impulso natura l resulta pecam in oso, a

34'
I1ll'I10 S qu e ¡\ uno lo h.lyalll'irl'llll cid.ldo u h.ltlli /.Il lo. " .dl
so n las raíces de nuest ra cult ur a.
Éste es el trasf ondo hist órico de lo di vino fc llll'll i 1111 1'11
la Europa occ ide nta l. En el Paleo lítico temp r.I"" l.r .1,,,,,"
se asocia con los lugare s dond e habit an las person as. "''''"
tras que lo s chamancs y los ritos m asculin o s se a S()( i .1I111111
las grandes cuevas y las pinturas. Es int eresant e oh sl'l \ .01
que la for ma femenina aparece en representaciones <'.SI 111
tóri eas y la masculina en pinturas. La pintura es an.i luu,
y la escultura sintética ; se trata de dos actitud es m,'''l.oI,·,
y emocion ales diferent es.
D espu és asistimos a la eme rgencia de la agri cuh ur.i, I
aquí la Di osa, qu e hab ía pertenecido desde siempre a l" ,
lug ares dom ésti co s, se co nvierte en la divi nidad dom i
nant e, po rq ue la fuente principal de la alim entación pas.' .,
ser dom éstica y no pr oced e de la caza. Tenemos una en
munid ad asentada que ob tiene su sustento de la tie rra . 1.."
primeras en cultivar el suelo fuero n las muj eres, y si est u
diam os los pu eb los planta do res de la actu alidad, comp r"
baremos que lo s hombres hacen el duro trabajo .1,.
pr eparar la tier ra, pero qu e so n las muj eres quienes sigue n
plant and o las semillas. Ésa es su magia. No obsta nte, la in
venció n del arado permiti ó esta blecer un a analogía ent re la
relación sex ual y la acti vidad de arar la Madre Tierra; por
eso los hombres se hiciero n cargo del tr abajo en la agrio
cult ura, si bien la Di osa co ntinuó siendo la figura p rinci-
pal. Este sistema agr ícola se p ro lon gó en Europa durante
la Edad de Bro nce ant igua, y se co nserva n restos de ello en
Ncwgra nge, Irl and a (ca. 2 jOO a.Ci), y en Stonehenge, In-
glaterra ( 1700 o 18 0 0 a.Cv),
Más tard e los pueb los agrícolas sería n invadidos por los
pueblos gue rreros indoeuropeos. Los primero s en llegar a
las islas británi cas fuero n los celtas.

342
l Jn.i hi 'l tl ll .lllJ l h .l ll H' t1 h ' t l'1t .ll l.lhl.\ de \11 1 h uc nC I"O q u e
\1' c xt r.ivi » el 1l\ '\<J \H.' pl'r ~igllicll do " UIl ciervo. El
t' ll

, u-rvo, qu e es 1.l1 >ius;\. desapa rece en una colina. La Dio sa


,'S1.1 rei na de la co lina, en la que él entra por arte de magia
\' donde se convierte en su amante y pro tector. Pasa co n
,.11a una temp orada que le parec en seis meses o un año a lo
sumo, al cabo de la cual le dice: - Mc gustaría regresar para
ver có mo están mis ami gos » . Ella intenta dis uadi rlo, pero
m te su insistenc ia acaba por ceder y le dice: «Está b ien,
puedes irt e. Pero no te apees del caballo ». Le da su per-
miso y él parte.
Al de jar atrás la colina, el guerrero nota que tod o h a
cambiado. «iVálgame Dios. han pasado tresc ientos a ños !»
En los alre dedores no hay nadie que estuv iese allí cuando
él se fue. Se encuentra en ese lugar maravi lloso de la natu -

f iguro\ 145: Espirales en Ncwgrangc


(piedra tallada, Neo lítico, Irlanda, ca. 25 0 0 a.C.).

343
raleza qu e está más allá del ti empo. La cn t rn d.i d e l., . "
lina etern a, un a colina de las had as, co ns ti tuye ,,1 p."" ,.1
re ino d e lo inconsciente, dond e no ri ge el t icr.u .Id
tiem po. Es allí dond e un o sueña qu e su ma d re y su ¡ud"
siguen vivos , di ciénd ole lo que ti en e qu e hacer, y d,,"d .
est án tod o s los muerto s: un o se hal la fu er a del domill'"
del t iempo . Enton ces el guerrero sigue caba lgand o y .1,.,.1
caer un gua nte. Sin pensar, se d eti ene p ara recogerlo, 1""" 1
en cu anto to ca la tierra se di suel ve en un a peq ue ña IIHIII
tañ a de cenizas.
Se trata de un ant iguo tern a cé ltico , y es ta mbién UII .H I
tiguo tem a jap on és. Resulta inte resante q ue e! gral1 1"""
oda cre ativo de! J ap ón prebudist a ant erior al siglo V I .1. (
co incida co n el mi smo período d e la E uropa célti ca p' e
cris tiana. Mu ch o s tem as sigue n un camino d e id a y vuc h .i ,
Po st er iormente, esta mitol o gía d e o rien tac ió n soci. d
pro ced ent e d e Orient e Pró xim o llegará a Eu ro pa bajo l. ,
forma del cristianismo para su pe rpo nerse a la mitolo~ ,.,
nativa, d e o rien tac ió n natural. La mit ología d e la Bib lia ""
tien e nada qu e ve r co n la ex pe rienc ia eu ro pea. Est á COI1H'
pegad a so b re lo qu e ya existía. Fu e traíd a por la fu erza dI'
las ar mas y se mantuvo graci as a un a au to rida d basada e l1
el terror, hast a que ent ró en un per íodo d e crisis a fina lc-,
del siglo IV d. C. Fue en esa época cuando Teod o sio el
G ra nd e d eclaró que nin guna re ligión, a excepc ió n de 1.1
cr istiana, sería to lerad a en el Imperio romano, ni tampoco
nin guna varied ad d e cristianismo qu e no fuese la del tro no
hizantin o . D e inm edi ato, la ge nte em pezó a ente rrar co sas
para protegerlas del vandal ismo d e los primero s cristianos
-cu ya viol encia podemo s asegurar qu e fu e de veras incre-
íble-. C uan do se viaja po r lo s países qu e bañ a el Medite-
rrán eo orienta l, por G rec ia, Siri a y Eg ip to, y se ven
hermo so s monum ento s qu e fueron d estruid o s de manera

344
drlihl'I.HI.l. l ' th' \t,l 1Ill.l hll l. lI \. 1 l';,\ lI lid.ld de L'llc rg í. l que se
r mplcl"l en .ur.is.u lo v. \..\ Acrópuli s y el resto de los gran·
des templ o s 110 se desm or on aron por si mi sm os. Fuer on
d erriba dos po r vá nda los. Representab an la belleza de la
I l io sa. «N o har ás par a ti escult u ra ni ima gen alguna. -
Pero no só lo fueron atacad as las obras de los pa ganos.
Lo s p relad o s hab ían de cid ido qu é lib ro s d e la Biblia eran
canó nico s; todos los d em ás debían ser qu emado s. Fue en-
ro nces cua ndo se ent erraro n lo s rollos copto s de N ag
I-\ ammadi, el Ev ange lio de Tom ás y el resto .
La tradi ción bíblic a y la d e la Di o sa se op onían radi -
calment e, y mientras la bíb lica se había co nve rt ido en la
trad ició n canó nica, bajo la cult u ra eu ropea sigui ó flu yendo
la co rriente d e la Madre Tierra viva. E n el Anti guo Testa -
mento, al prin cipi o del Gé nes is, leem o s: «Rec ue rd a que
po lvo eres , y al pol vo vo lve r ás».' Pe ro la tierra no es po l-
vo , la ti erra es vida, y este d ios in trusivo reci én llegad o qu e
qui er e ap ropiarse d e tod o se atreve a menospreciar la pr o -
pia ti er ra llam ándol a pol vo . Lo qu e se no s di ce aquí es:
«En realidad eres el hi jo d e tu madre y a ella vo lverás.
Au nq ue no es más qu e pol vo ». D e manera sim ilar, en el
Gé nesis 1: 1 Icemos: «C uand o c reó lo s cielos y la tierra, el
Es pí ritu d e Di o s se mo vía so b re la faz d e las aguas». N o
d ice qu e Dio s crease las aguas. Las aguas son la Diosa, ella
esta ba allí primero.
En el Libro d e lo s Proverbi os aparece de nu evo co rno
la d io sa d e la sabid u ría Sofía, y dice: «C uand o formaba lo s
cielos, allí estaba yo ».' Así lo dice. Lo que vernos aq uí es
la mi sma mitología anti gua d e lo s d o s poderes q ue ten ían
lo s ba biló nicos y lo s su me rio s: el pod er fem enino y el
mascu lino en ten sión , rela ción y co op eración creativa . En
la Bib lia, el poder ma sculino fue antropomorfi zado en la
fo rm a de un hombre y el poder femenino se vio reducido

345
a un a co nd ici ón eleme nta l (s im p lemente a¡;lI.I). ) .1" l ' I 1
Es p ír it u d e D ios se mov ía so bre la fal. d e I.'.S .1¡;1I."". N "
di ce las agua s de la D io sa si no simp le me nte . I. t:s .I¡; II.I
E lla es apartad a, p ero sie mpre acaba por rcgrcs.u.
Result a m u y in teresan te la m an era en qu e ,,1 m." I,,,
cuando llega, in te nt a hacer se ca rgo de to do. Te di ce: . 1· SI.
es Di o s», pero tu cora zón sa be q ue ..no, no lo cs. 1..1 1\1.,
dre lo es ». C o m o m e gus ta p reguntar, ¿q u ié n q ue 'Tl.1 ,,1
se no d e Abra ham?
Así pues, en nuestra tradició n tenemos un a su pc rp o v:
ció n e nga ñosa, en la que ha y pi st as de la mi tol o gía or igl
n al d e la D io sa M adre, po rque h as ta su capít u lo l' l.,
narració n del Génes is no es sino la ami gua m ito log í.l 11.1
tural su me ria: el mito del di lu vio, el d e la to rre, el se r CIT . '
tivo que se divide en do s - A d án y Eva , su cost illa (o, eOI1 \( ,
la lla ma j oyce, la « conso rte tam año chu leta »)-. Todo cll»
no s mu estra a la D io sa Madre en acc ió n.
Uno de los motivo s más no tab les de la Diosa M ad re ' l'
enc uen tra en la hi st oria d e Caín y A b el, Sarnuel No.i h
K rarn er, un o d e lo s prin cipal es tradu ctores de lo s textos
sumcrios, traduj o un te xto muy interesa nte , q ue dal.\
apro xi mad am ente de l 1 0 0 0 a.C .; en el qu e un pa stor y un
ag ricu ltor co mp iten por el favor d e una di o sa." El agr icu l
to r d ice: ..Yo te d aré tr igo y te har é pa n y d em ás». El p as-
to r d ice: ..Pues yo te dar é q ueso, lech e y d em ás •. La Diosa
di ce : ..Escojo al agr icu lto r ».
M ás ad elan te llega el Gé nes is, qu e pe rt enece a la trad i-
ció n y ahv isra y d ata aproxi ma damente d el 800 a.c. Aq u í
enco nt ramo s a C aín y Abel co m p itie ndo p o r el favo r de
un a divin id ad ma sculin a q u e fina lmente elige al p asto r.
¿P or q u é ? Bu en o, ¿ac.lSO los israel itas no eran past ores?
¿ Ac aso no llegaro n a l m u nd o de la ciu da d y fue C aín
qui en fu nd ó las ciudad es ?

346
A. t r.i vc-, de 1.1 ' 11l1l Idll ~l.l " hlhlic.l' l·.. ptl sihk ve r dl' qué
u i .mc r'n cl¡upl'1 qlll' plllll,lturalc:t.a pl' rtl'nccc a L1 hembra
(', .isu m id o por(,.'1 varó n .
Si no s fijam os en las pri ncipales mitol o gías d e Europa,
hallam os cua t ro p erfectameme co he re ntes y só lida me nte
hum anas relacio na d as todas ellas co n la naturaleza: la
cé lt ica, la germá nica, la it álica y la griega. Se trata d e mi-
w log ías plenas, basadas en la Di o sa, que p ermiten pasar
pe rfectament e d e una a o tra y localizar las figuras cquiva-
lentes: las tres M oiras y las Nomas. Las diosas del d estino
110S gu ían del mi smo modo qu e «el eterno femenin o no s
impu lsa h acia lo alt o ». A sí, en Séneca leemo s: .. Du cunt v o-
lcntem jata, nolentem trabunt »: (E l de stino co nd uc e al
que se so me te y arrastra al qu e se resiste ). E s una bu en a
¡;uía: es la gu ía d e tu n at ur aleza . Sin embargo , la ment e
pued e ponerl e a uno en conflicto con su propia naturaleza,
y la Di o sa es quien representa esa natu rale za.

La Virgen Maria

A l cu lto genu inam em e m ascu lin o del Antiguo Testa-


me mo p ert enece el Eva ngel io d e Lu cas, en el qu e la Virgen
co ncib e a C r isto por o bra d e Di o s. E n el año 4 31 d.C; el
C o ncilio d e Éíeso , la ciu da d d e Ártcm is, de clar ó a M ar ía
la ve rd ad era Th eotokos, la Mad re de Di o s. E n el siglo XIIl ,
to d as las cated rales se co ns truy en en su n omb re. E lla es la
me diado ra porq u e uno no p ued e acercarse direct ame nte a
Dio s. El ún ico dios al qu e pod emos acercarnos es el di o s
que se pu ede co nc eb ir, ¿y qu ién pued e co nce b ir a Di o s?
Por ello no s acercam os a Dios a través d e la M ad re, a t ra-
vés d e la fu ente de su na t uraleza hu man a, y ella interced e
po r nosot ro s. Ella no es adorada sino v enera da; es cas i

347
6:
Figura 14 A-f<1 ría se nta d a en su tron o, con C risto e n el regazo, l'/I 1.1
cated ral d e C hartr es (p ied ra t.1JJ ada. G óti co, Fran ci a, s. XII J .C .).

una diosa, no lo es enteram ente, p ero ahora rec ibe el I í


rulo d e ca-salvad ora.
Pod emos enco nt rarla en el p ó rti co oeste d e la ca ted r,,1
d e C hartres en el p apel d e Isis o de Ci beles, co mo el tron.
d el Im p cra ro r, del Se ño r d el Mund o , d e Cristo , Es el!..
quien lo entr ega a l mund o , d el mi s m o m od o q ue May"
co nfiere tod as las fo r mas y nombres ,,1 m un do. Tod o s lo s
di o ses d eri van d e la M ad r e: ella es la M adre d e la Form .i;
ella es la M ad re d e lo s Nom bres. M ás " lIá d e ella se e n
cue n tra la trasce ndencia, d e a hí qu e rep rese nte lo qu e l' S
trascendente, p ero tambi én lo qu e es p or enci.i], lo qu e se
en cu entra en el futuro ; ella es la fue nte y el fina l. Se t rata
de la ad o r ac ió n-co ma-ve ne ració n del p o d er femen ino en
el mund o occ ide nta l.

348
1" I IJI 11' tll'l .111/or

La s leyenda s art úricas rep resentan el mod o en que la


Euro pa d e la Eda d M edi a intentó as imi la r y co mb inar esas
d os mitologías tan o p ue stas en su filo sofía y en su m anera
de co ns iderar la vida . La cul tu ra cé ltica er a mu y fuerte e n
Euro pa; el gra n períod o céltico comien za en el 10 0 0 a.C ,
y alca nza su mo me nto álgido en torno al 4 0 0 a.c. , cuando
los ce ltas está n a punto d e tomar la ciu d ad d e Roma. De
acue rdo co n la leyenda, Roma se salvó gracias al ruid o qu e
hici er on las ocas del templo d e Jun o cua ndo lo s inv asores
intenta ba n escal ar la co lina del Cap ito lio .
La po sterior conqu ista roman a d e Br et añ a simp lem ent e
su pe rpuso una capa d e mitol o gía clá sica so b re la cé lt ica ,
y, como vimos antes, no hu bo probl em a al guno en fu sio -
nar ambas. Esos mi sm os di o ses so n lo s que apa recerá n m ás
tarde en lo s cue ntos d e had as euro peos, cuyo o r igen d at a
d e los siglos X I y X II I.
Lo s romanos se retiraron d e In glaterra en torno al añ o
445 d .C; y el territori o fue in vadid o p or lo s ang los ajo nes.
En d ef en sa de lo s rey es británi co s d el sur d e Inglat erra
ac ud ió un p er sonaje llam ad o Artu ro o A rt ús (s u nomb re
pro ced e de la mi sma raíz qu e Árternis), que es descrito en
las cr ónicas d e G ildas > y d e Ne n nio ," las cua les perten e-
ce n resp ecti va m ente a lo s siglos VI y VII I, como dux bello-
ru m (ca u di llo m ilitar). Es probabl e que Arturo fu ese un
o fic ial fo r ma do por lo s rom an os, y al parecer fue una im -
p ortante figura en la d efensa d e Br etaña. A Arturo se le
at ri b uye n d oc e b at all as (el núm ero d oc e nos di ce qu e ca si
se había co nve rt ido en un d io s d el sol), y la ca nt ida d d e
pe rson as a las qu e di o mu erte en cad a una de ell as fu e
eno rme. Mu ri ó gue rrea ndo y lo s ang losajo nes conquist a-
ro n lo que ho y llam am o s In glaterra.

349
Lo s n'fllg i ado ~ (' (,: I t.\~ .ih.urdou.irou el su r de 111g 1.11 t' I 1 .1
y cru zaro n el canal de la Manc ha hasta 1'r.II ll' i.l . Se ,'sl ,1
bl ecieron entonces en la Bretaña, donde se .1 l'SalT"11 " 1"
que se conoce como la Esperan za de los Brcmnes, l'S dl'l 11,
q ue u n día Arturo regrcsará y reco nqui star á par ;1 ,·II"s S il
tierra, la Gran Bretaña.
Breta ña es uno de lo s gra ndes cent ro s de generación ,ir
leyendas art úricas. Éstas comienzan co n una trad ición ,, '. 11
acerca del re gre so de Artu ro . ¿Y dónde habrá esta d" vI
viendo mientras tanto ? En alguno de los siguientes tres lu
gares. El primero es un gran mo ntícul o [uncrario, en el
que Arturo est arí a durmiendo.
La seg u nda gra n tr adi ción de cía que aguard aba en Av"
Ión, una isla legendaria situada en los mares occidcm.ilcs,
a la que fue tran sp ortad o por tres reinas de las had as en ,,1
momento de su mu erte y donde habría perm anecido du:
miend o durante todos esos años. El tiempo pasaba, pell\
allí esta ba él, en un a d e esas co linas de had as o islas legell
darias, desd e las qu e aca ba ría regresando. La palabra A vol
Ión está rela cion ada con la palabra manzan as. Se refi ere .1
la tierra de las man zan as de oro, las H espérides, más all.i
del mund o co noci do. Se trata de un a idea griega qu e t.un
bién es cé ltic a. Una vez más, vem os có m o ambas t rad icio
nes se co njuga n: tenem os la tierra de had as europea donde
mora el hér oe. Lo qu e a él le parecen un par de años so n
en realidad doscientos, pero un día regresa rá para salvar-
no s.
La tercer a id ea es que se ha llaba en las Antíp od as. En la
Edad Media, en co nt ra d e lo que se suele de cir, no se pe n-
saba un ánim emente que la Tierra er a plan a; había q uien
creía que el mundo era un a esfera y que toda la tierra se
hallaba en el hemi sferi o norte, mientras que en el hemis -
feri o sur só lo habí a agua. Y allí abaj o, en la base d e la es-

35°
ll'l.l. p Ul l ' Jl' l lI p l o. lllllhk l" I. I1.,\ 1\ l." Alltípodas . l,\ til'n:l
"I.b .lt U. de 111, I H l ' ,\ IIl I' . cra l'llu g;\r t.' 1l l'1que debía d e en-
cOlltrarse A rt uro.
En la Div in.l Co media de Dante, Virgi lio conduce al
poeta a tr avés de los infiern os hasta la isla del Purgatorio,
situ ad a en el extremo más rem otO del m undo . C ua ndo
Coló n llegó po r pr imera vez al continente de América del
Sur y vio el pod eroso río Orinoco, pensó que se hallaba
.m tc u no de los cuatro ríos que fluían des de el Edé n, q ue \1
segú n la Bib lia estaría situ ado en la cima del monte Pur-
gato n o , \1
De mo do que tenemos este tema mitológico de A rt uro
.1 punto de regr esar: el re y del pasado y del futuro. En la
tl iu or i« de los re)'es de Brit an ia de Geoff rey de Mo n-
mo ut h, ob ra en la que enc ontramos un buen núm ero de
historias bien conocidas y que supo ne un paso adelante en
la lit er atu ra _Shakespeare tomó de ella algunos de los
tem as de sus pie zas teatrale s: po r ejemplo, el R e)' Leal' ,
con esa divisió n de su reino propia de los cuentos de ha-
das, y Cimbelino-, apa recen la historia de la batalla por
Bretaña y la vida de Arturo, que só lo en esta versió n se
nos presellla como un re y.
El guerrero q ue ayuda en la defcnsa de los reyes acaba
co nvirtiéndose en u n gran rey en la memoria po pular. y en
est a pri mera hi storia re co gida por escrito se nos habla de
Arturo co mo rey del peq ueño imperio bri tánico, qu e es
desafiado por Ro m a. Cua ndo parte a la co nq u ista de
Ro ma co n su ejército, a Arturo le llegan no ticias de que
su so b rino Mo rd red se ha confabulado con su espos a,
G u inevere, para apod erarse del tro no, de mane ra que re-
gresará para la batalla final. En este caso, G ui nevere es
simpleme nte un a esposa amb iciosa y poco apreciada; aqu í
no ap ar ece nad a del romance poste rio r.

35'
Ésta es la historia de A rtu ro 1.,1 )' co mo c r.t ( Il ll t l\ 111. .

en la Bret añ a anglo sajo na. En el año 106 61 ", norm .uul ..


pr o ced entes d e F ra nc ia co nq u ista ro n Bre ta ña, as í 'l0 " " .
nema s a los cel ta s co nq u istad o s po r lo s in gleses, y .1 1",
in gle ses po r lo s no r mandos. Dura nte lo s do s sig los "
gu ient es nin gún per so na je a ris toc rá tico habla r ía ing les
To d a la n obleza habl ab a franc és, mient ras q u e los ingl<-.s"s
se hall ab an en el ca m po o cu pá ndose d e lo s an ima les. 11
términ o in glés para la carn e d e terner a que se sirve en 1.,
mesa es ueal, d eri vad o del fra ncés v eau. E n cambio, p.lI.1
refer irse al an ima l vi vo q ue p asta en el prad o se ut iliza 1.,
pa labra in glesa, ca/f. O tro tant o oc u r re co n el carne ro : 1",
in gleses apa centaba n las o vejas (sbcep) y lo s no rm a ndos ".
co mían el mutton (d el fra n cés mo uto n).
La situ ació n er a la sigu iente: lo s cel tas , lo s ing lese s y
lo s no r ma n dos hacinad o s en esa peq ueñ a isla. En es os
tiem p o s no ex istía la televisió n, así qu e ¿qu é podía hacer
un o durante las lar gas no ches? Pu es invitar a u no s bardos
para qu e lo en tretuv iesen . E n gener al se t rat ab a d e bardos
cel tas que ca ntaba n en fr an cés normand o para la alt a so -
cieda d d e lo s cas tillo s. Esta maravillo sa com bin ació n del
fr a ncés normand o y los cel ta s dará lu gar a toda un a litera-
tu ra b asad a en las ley en d as célticas, cuyos héro es y hero-
ínas aparecen d isfrazad o s co n trajes me d ie vales y
pret end en ser bueno s cristia no s al tiem po q ue rep resen -
tan historias mu y anti gu as.
Las co rtes norma nd as inclu ían no só lo In glat erra sino
la mayo r part e d e Francia; se po dría d ecir q ue fu e Ju an a d e
Arco q u ien liberó a Fran cia d e es ta su pervisió n an glonor-
ma nd a e n el siglo xv, Sin embar go , en u na época más ant i-
gua hu bo otra muj er mar avill o sa, Leonor d e A q ui ta n ia
( 112 2- 120 4), quien her ed ó por d er eeh o propi o el trono d e
la p art e s udoeste d e F ra nc ia . Fue es p os a d e d o s rey es,

352
m.uirc ele 1re . . Il'yt·... \' .lh\lt·l., dl' dl .dqllil·r:\ qu c prct l'lIdicsc
.icccd cr ~ll tr0 11 0 e l l I.\ S sig uic lltcs gc ne racio nes. Se casó con
Luis V I I, re y d e Franci a, lo aco m pañó a un a cr uzada y
pro b ab le me nte se aburri ó d e él, porq u e un a ma ña na,
cuand o el rey se d esp ertó, Leo nor ya no estaba allí. Por
cierto , se podría creer q ue las mu jeres em p iezan a liberarse
.iho rn, per o en la Eda d M edia ya lo estaban - csas mu ch a-
chas sab ían cu ida r d e sí mi smas.
Leonor h u y ó para casarse co n o tro mo na rca, E nr iq ue
11 Plant agen et , re y d e I n glaterra, y se llevó co nsigo buena
parte d e Fra nc ia. Fue la mad re d e lo s hijos d e Enrique, el
re y Ri cardo Co razón de León y el rey Ju an , y d e los hijos
d e Lu is VII , el más n o ta b le d e lo s cua les fu e Marí a d e
C ham p aña.
Marí a d e C ha m pa ña ( 1145 - 1198), o tra muj er ext raor-
d ina r ia, fue rei na re gen te d e Fran cia desde 1181 h asta
1 187, y su co rte se erigió en el corazón d el re nac im iento
del humani sm o qu e daría lu gar al Ren acimi ento . El poeta
pr inc ipa l d e su co rte fu e C h r éticn d e Troves , a qu ien cabe
at r ib u ir la s p rimeras vers io nes d e la mayoría de no vel as
ar t úricas
Lo s po et as medi evales nu nca pretend ieron invent ar sus
h isto rias; siemp re citab an la fu en te (me tiere), y lo que ha -
cían era reint erp re ta r, amp lificar y desarrollar u n tema t ra-
d icional (san ). La s n ar racio n es qu e C hrétien d esarr oll ó
ent re 1 16 5 Y 1195 co nstituyen, de sd e mu ch o s aspectos, la
biblio grafía de las novelas art ú ricas . Él esc ri b ió la prime ra
hi stori a d e Tns t án e I so/da. Esa ob ra se pe rd ió, pero otros
esc ri to res retomaron el mi sm o rel ato , que acabó tornán-
dose un o d e lo s temas p red ominantes d e la Eda d Media.
La hi stori a d e T r ist án con siste en pref eri r el amor al
ma trimon io. En la Ed ad Med ia (al igu al que en casi to da la
hi st o ri a), el matrimonio solía ser un asunto socialmente

353
aco n" Ltdo l 'll cl <¡U C 1.\ t.lIl1 ili,\ iut c¡ Vl' lli, 1 !, DI" r :l /tlll l' \ plll l
ticas o fin an ,i, ra s. En l.t I'ran ,i.l d el siglo " 11 I" d,o "'1.1
protesta co ntra esto lide rada por lo s tro v.H.lon.'s y po r It 111.1
la trad ición d cl A mor. Si leemos la pal ab ra 1111J or ., 1 "'V" ',
o bte nemos R oma; R oma sig nifi,a la Iglesia y el s." l.,
ment o del matrimo nio, y A mor sig nifica el d esl'l"r1.1I .1,,1
co razón. Lo s po et as o tro vad ores del su r d e Fran cia e,\("
b ían e n un a len gu a llam ada pro ven zal, y ése es el mll1" lo
d el qu e p roced ía Leon o r d e Aq u itan ia, cuyo ab uelo. Cu,
lIerm o X d e A q uitania, fue el prim er trovado r de la his lo
n a.
U na cues tió n psicol ó gica d e gran alcance e ra la "
guie nt e: ¿q ué es A mor, el amo r ? E n esa époc a enconua
ma s en el occide nte cristia no tan só lo d os ideas d e l.,
rel ació n amorosa: un a era la lujuria, que yo de fino COlllo
el celo recíproco d e los ó rga nos, qu e tiene mu y p oco '1 ,,,.
ver co n el p ortad o r, de man era qu e es impersonal; y l.,
o tra, con traria a és ta, es el «gape o am or cs p iritual-« anu
rás a tu prójim o co mo a ti rnisrnov-,» que es también iiu
perso na l.
Sin embargo, la gra n caracterís tica d e E uro pa es el re
conoci miento de la per son alidad , d el indi vidu o. No exisu
un a cu lt ura en el mu ndo Con u na tradi ción del retra to
co mpara ble a la del mu nd o occident al-pense mos en Rem -
brand r-. En el ind ividu o ex iste un significad o profundo.
Amor tien e qu e ver co n el amo r per son al, con el enc ue n-
tro d e los o jos. El mar avilloso poeta provenzal Giraut de
Bo rnelh escribió un a d efini ción d el a mo r qu e resulta vá-
lid a para toda la trad ición tro vad oresca. Por sup ues to, está
esc rita des de el p u nto d e vista d el ama nte, y el amante es
siem pre el hom bre y la anud a es la mujer:

Los ojos son exp loradores del corazón,

354
I.o s ojos salen en busca de una imagen para reco me ndarla
al corazón.
y si el corazón es un corazón ~entil entonces el amor
nncc.»

Un corazón genti l; ésa es la palabra clave: gentil. E n


este período también estaba en boga el corazón noble, aso-
ciado po r lo general con las hazañas guerreras. El corazón
gent il es el corazón capaz de amar, que no se deja llevar
simp lemente por el deseo. Es u na buena d efini ci ón: el
Imor surge del enc uentro d e lo s ojos.
El gran relato de Amor es la histo ria de Tr istán e [sold a.
Aunq ue sa bemos lJue C h rét ien escribió una vers ió n d e
esta hist oria, ésta no ha llegad o hasta nosotros. La mejo r
de las vers iones exis tentes fue escrita por Gottfried van
Strassh urg a princip ios de l siglo XII I. Tristá n era un jo ven
huérfa no nac ido en Bretaña (e l luga r de donde emerge
roda esta trad ición), extremadamente brillante, que ha-
blaba un b uen número de len gu as, sabía to car un sinfín d e
instrumen tos y era un gran cazador. Tristán entró al ser-
vicio de su tío el rey Mark en Corn ualles.
En estas historias art úricas hay un aspecto interesante:
se trata sie mpre del sobri no y el tío, el hermano d e la
mad re, es d ecir, d e la línea mar rilineal. Tenemos a Trist án
y M ark, a A rturo y Mord red, etcé te ra.
Tristá n se enteró de qu e aca ba ba d e llegar un guerrero
des d e Irl and a para exigir un tr ibu to porqu e el rey de Irl an-
da hab ía ve nc ido a Co rn ua lles. El tribu to co ns istía en en-
viar a mu ch ach o s y muc hac has a Irland a para servir en la
co rte , algo qu e las gen tes no d eseaban. Tris tán dijo a su tío
M ar k: «Per mite que yo me encargue de esto. Me enfren-
tar é a él en combate singu lar, lo d er rotaré y ya no ha brá
qu e pagar ningún tributo » . Constituye un eco deliberado

355
dl' la his to ri.l d l ' ' I ~'s t'tl )' l · II\ l i Il O l. l ll l t l . uu.i .d llS i tl ll illlt 'lI
c io nada a antig uos moti vos c l.is ir o .s .
Moro lt, cl campeó n irland és, t icm- '1 111-' 11 ,1 UI1. 1 c.:sp .1d .1

s ido un tada co n veneno por la rcin.i d e Irl.u u].r, cuy o 111 1111
bre es Isolda -y cuya hija tiene el mism o nomhre-. SI' l. ,11.1
de un mot ivo común en el am or cortés: el veneno en 1.1l'\
pada. El co m bate tiene lu gar y la espada de Mo ro 1I 1 ,"
so bre la rodilla de Tristán y le cau sa un a herid a, de 111.11"' 1 "
que el veneno pen etra en su cue rpo. Trist án descar g.1 ..u
ronces su esp ad a so bre el casco de Morolt y lo hicnd c. I ,
ap las ta la cabeza y lo mata, pero un pequeño trozo d.. l.,
espada de Trisr án se q ueda en el crá ne o de Morolt.
C o rn ua lles queda liberada del tributo y el cadáver dI'
Moro lt es llevado de re gres o a Irl anda. Extraen el I .... zo
de espa da de la cabeza de Moro lt y su joven sohrill ,'
Isolda, la hija de la reina Isolda, que amaba a su tío, lo el" '
se rva co mo recu erdo. M ientras tanto, en C o rn ualles la h..
rida envenena da d e Tr ist án empieza a ap est ar y l1.1d i,.
puede SO po rta r su hed or. Trist án le d ice a Mark: " Po ned .1
mi di sp osición un bot e, y él me llevará p or arte de magi.,
hasta el lu gar donde enco nt ra ré la cu rac ió n» , pues é S l. 1
deb ía se r reali zad a por la mism a person a que lo había h..
rido.
En Amor, la herida d e amor - la enfermed ad qu e nin
gún médic o pu ede curar- só lo pued e ser curada por el cau-
sa nte de la herid a, es de cir, por la persona de la q ue un o " .
haya en amorad o. Se trata de una rép lica del mo tivo de l ve-
nen o en la esp ada.
Tr ist án za rpa y es llevado hasta Irlanda, a la COrte de la
person a cu yo venen o lo está matand o. Entra en el p ue rto
de Dublín mientras toca el arpa en su pequeñ a embarca-
ción , sintiéndose mu y enfermo. Las gentes que están en la
orill a acud en para escuchar tocar a este joven -se trata de

356
lldl'u -. Lo S.H. .IIl. 1 1.1111 11 1.1)' 11, 1Il' '' .\l 1 p.\Lt qU l' sc.i cu r.u lo
pU l' I.t m ism .; n :ill ,1 qU l' lo !l.\ eu vc ucn.ul« .

Po r algu na r¡t/ tln, Lt reina no sabe que este homb re es


quie n ha matad o a su hermano Morolt. Nues tro héroe,
..vidcntcmcntc, ha cambiado su nombre y se hace llamar
'Iunt r ist (en fra ncés , «muy rri stc »), en lu gar de Trist án.
¿Có mo iba ella a saber de qui én se tr at aba? De modo que
se afana en cura rlo, ya qu e es un a mujer compasiva. Tan
pronto co mo la herida deja de ap estar, manda avisar a su
hija, lsold a, par a qu e escuc he toc ar a ese maravilloso ar-
pist a, y cuand o la hij a ent ra, Trist án es tá tocando como
nunca lo ha hech o en su vid a. En o tras palabras, se ha ena-
morado, só lo qu e aún no lo sa be. Éste es el mi sterio de
to da esta hi stori a: él no lo sab e.
C uando 'Irisuin ya se ha curado regresa a Cornualle s.
Está ta n ent usiasmado co n esa maravillosa muchach a que
le hab la de ella a su tío y le di ce: « iDeberías cas art e con
cllal » . ¿Se lo pu ed en creer ? Es tan inoc ente y ajeno a sus
pro pias emocio nes qu e cree qu e su tío deb erí a casa rse co n
la jove n. Pue sto q ue tod o el mundo o pina qu e su tío habría
de casarse porq ue neces ita un a rein a, envían de vuelta a
Tri stá n (co n el nombre aún cambi ad o) para que trai ga a la
jov en. C ua ndo regre sa a Irl and a se en cu entra co n qu e ha y
un d ragón afligiendo a la población . El rey ha proclamado
qu e dará a lsold a en mat rimoni o a quienquiera que mate a
ese mon struo. Po r supuesto, Tri stan monta en su caba llo
y va en su bu sca para acabar con él. H ay tambi én u n se-
nesc al, un a espec ie de co rt esano qu e es incapaz de mata r
d ragon es pero qu e desea con todas sus fuerzas casarse con
lsold a. De man era qu e en cuanto se entera de que alguien
ha ido a co mba tir co nt ra el dragón, sale tras él. Despu és de
matar al dragó n, Tristá n le abre la boca y le corta la lengua
co mo pr ueba d e su hazañ a, lu ego se la gua rda en la camisa

35 7
y se a leja dc... l lu g.ir. Ap aren ' cruo nccs l'1 xcncsc.r l )' l"e l ~ (' 11.1
la cabez a del dragón para m o sr rarl .r e n l.i co n e )' ,.,·,'1.'"1 ."
as í la man o d e Isold a.
P obre Tri stán. A lgo q ue n u nca d eb e ha cerse COII 1111 .1
len gua d e dra gó n es guardársela en la ca m isa, pu es ".s \ ,
ncn o sa, As í qu e, mientras se aleja co n la lengu a d el .1, .,
gó n entre s u ro pa, se d esm ay a y cae en u n esta nq ue , \ l.,
única pa rt e d e su cue r po q ue q ueda fue ra es la na riz, 1''''
lo que puede seg u ir res pirando.
Por aza r, Isol d a y su m ad re han sa lido a dar un 1',\"'0 \
pasan jun to a l es tan q ue, y al verlo exclaman: «¡ll.ty ..1
gu ie n a h í abajo !». Sacan a Tr isr án d el ag ua (po r a lgu II.,
raz ón no se d an cue nt a d e qu e se t rata de Ta nt rist, e l '1 '"'
es tuvo all í hace un ti empo ) y lo lleva n a la co rt e. Lo '"
merg en en la b a ñera p ar a cura rlo. Ent re ta n to Isolda esl.l
cu r ioseando las pert enencias d e Trisr án en su habiraci ón .
Saca la es pa da de su vaina y, oh cas ualidad : «¡C ielo s, esl.'
mellada! » . Rebu sca e n su p eq u eño cofre de teso ros y alll
es tá el t roz o qu e falta . A l ver q ue encaja, Isol d a, que tanto
am aba a su tío, toma la pesada espada y se di rige a matar .\
Tri st án, que sig ue en la ba ñera, É lla m ira y d ice: «D etent e.
Si me mat as tend rá s qu e casa rte con el necio d el sen esca l » .
Iso ld a d eb e ad m itir qu e es u n buen argume nto . Para en -
to nces , ad emás , la espada empieza a res u lta rle d em asiado
p esad a, po r lo qu e el ep isod io co ncl uye ahí.
E n cua nt o Tri st án reco bra la sa lud, es co n d uci d o a la
co rte p ara di rim ir la gra n c uestión: ¿quién se qu eda con
Isolda ? E l prim er o en r ecl am arl a es el otro ti p o, el senes-
ca l, qu e se present a co n la cabeza de l dragó n. Parece una
prueba co ncl uye nte, pero ento nce s Tristan d ice: «Á b rele la
boca, vea mos si falta al go ... No hay lengua. ¿Dónde está la
parte qu e falta? - j A q u í está! .., exclama Tristán sosten iend o
la len gua, y d e esa man era consigue a Isol d a,

358
1'',\ ¡tl "l'll C" l.ltl Ih'~ lo ,\\1\ ' tod .\\'1.l qui ere 11l''' ;l.rsl'l.l ~\ su
1' 0M.uk . I\ s, pU", .1.1 111.,,11 e de Iso ld a, la mi sma q ue había
p rep ar ad o el ve n..no caus ante de tod a es ta histori a, pre-
pa ra aho ra un a po ci ón am oro sa para que ell a se la dé a
Ma rk , y así ambos pued an casarse por amo r.
C laro q u e ell o su p o ne un gr an problema desde cual-
qu ier punto d e vista , no só lo teol ó gico . Sea como fuere, la
rein a confía la p oci óo y a su hija a Brangaen e, la fiel no-
dr iz a de la joven. El caso es que ésta no se mantiene de-
mas iado atenta, y en el cam ino d e regr es o Tri st án e lso ld a,
ambos d e un os quince añ os de ed ad, toman cada uno un
sorbo d e la bebida am oro sa, creyendo que se trata de vino.
De rep ente la par eja es consciente del am o r que ha ido cre-
ciend o poco ,1 poco en su s co raz o nes. C u and o Brangaene
se da cu enta de lo ocurrido, se queda parali zada . En un
mo me nto m aravilloso , se diri ge a Tr ist án y le dice: «¡A ca-
bas d e beber tu muerte! ", Tri st án responde: «N o sé a qué
te refiere s. Si por muerte quieres decir esta conmoción de
amor, ést a es mi v ida».
La idea esen cial del Am or es sentir el dolor. La esencia
de la vid a es el d ol or, toda vid a es su frim iento. Aproxima-
d amente en la mi sma época, en Japón, Dama Murasaki es-
crib e La historia de Genji, en la que también aparece este
juego am o ro so entre galanes mela nc ó licos y doncellas flo-
ridas, quien es experimentan de mane ra mu y sensible la sa -
biduría de Buda: que toda vid a es sufrimiento, qu e el
su frim ient o del amor es el de la vida y que, allí don de está
el dolor, es tá la vida de uno.
Tristán co ntinúa: «Si por este am o r, por esta agonía
amo ro sa, te refi eres a mi muerte, és ta es mi vida, Si por mi
muerte te refier es al castigo que recibiremos cuando des-
cubran nuestro ad u lt erio , estoy dispu esto a aceptarlo ».
Esto signi fica trascender el par de o p ues tos de la vida y la

359
1II11l'T"tt " Y es I ,ltl k .\ <' 1 .111111 1'; C Il l l ,l \l ""/lt l l'l ,.1
,dll dO ll d c

do lor. Trist.11l y .\ i por I1IlI l 'l"t C I c I'clic ll'\ ,1 l.r


CO I H: l u)' l ' : ..

mu erte eterna en d infier no, tamh ién esto lo ,ln' llll l 1' ,11 .,
s ic mpre» . «
Sin dud a, ésta es una gran declaraei,;n, y lal,.s el "' 1"
ritu d e Amor en la Eda d Media. No pode mos .¡firm.lI '1"'
fuer a un mero juego aristocráti co; tampoco se t r.u .ih .r \11

lam ent e de un affaire amo roso . Era una misión "IIIl' t r ,1\

ce nd ía tod os los valo res de est e mundo y ab ría la 1"" " l.,
hacia lo ete rno. C uando Dante atr aviesa los c írcu lo-, ,',,1
infi ern o, el primero, y el menos horrib le, es el de 1,,,
amantes ca rna les. Entre ellos se encuentran TrisL;1I •
Isol da, Lan zarme y Ginebra, todos los gra ndes am.u u.«
de la historia. Reconoce a un a pareja, Paoi o y Fr an ee,, ';"
y co mo buen soc ió logo llama a ésta y le pregunta: " ¿ " .. ,
qu é acabas te asf?»,
En los versos más conmoved ores de todo el poema, ..11.,
le resp onde: "Es tá ba mos leyendo el libro de G ine bra \
Lan zar m e, y cua ndo llegamos al momento de l cnc uc nu ..
de sus ojos , nos miramos el uno al otro y ese día ya no ".
gui mos leyend o el libro »." Y allí est án todavía, en lo qu e
par a no so tros sería el infierno, aunque \Villiam Blake, e" .
mar avi llo so sabio y hombre de milagros, dijo en su libr ..
de afo rismos El matri monio de Cielo e Infierno: "A l ca
minar entre los fue gos del infierno, me deleitab a co n 1o"
pl aceres del G enio, lo qu e a los Á nge les les pa rec e to r-
ment o y io cu r a».» C reo que ésta es la respuesta. Po r tanto,
lo qu e ace pta Trisr.íu es el fuego de su ago nía que es el
amo r imp erecedero y que será su vida eternamente.
La hist ori a prosigue co n el enga ño del tío de Trist án, el
rey Mark . Desde el punto de vista del trovador, Mark no
tien e der ech o a Isolda. Él nunca la ha visto, ella no le ha
visto nun ca a él, sus oj os no se han enco ntrado, no hay

360
.11 11 0 1', II t l punl ,' 1'1I l'lh"~ lIeg,tr a haber mucho
h. dH ' 1 .'\ 111 01 .

c.i ri ñ« y que llamam os amor. D e


CO lll p .1Sitl ll, p l:f ll 11 0 eso

mod o qu e cuan do Tris uin e lsol da están en la corte y Mark


des cubre su amo r, 110 se atreve a matarlos. Como lo s
quiere a ambos, les ordena: " Fuera de mi vista, marc haos
al bo sq ue » .
y a con tinuac ión se re lata la gran historia de los años
que Tris tán e lsold a pasan en el bosque. Enc ue ntran una
cueva sob re cuya entrada hay una insc ripción que reza:
- C avcrna de los amantes ' . La gruta hab ía sido hech a en el
per íod o ante rior a la llegada de los cris tianos : era una mis-
te riosa cave rn a celta dispues ta como si se tratara de una
pequeñ a capilla. Do nde debería hab er estado el altar hay
una ca ma de crista l; el sacra mento de este alta r es el del
amo r. Este detalle apa rece po r prim era vez en la versió n
de Gottfried vo n Srrassburg. Fue él quien invent ó esta pe-
qu eñ a cap illa.
En el tech o de la erm ita había dos pequeñas ventanas a
fin de que pen etrase la luz del so l. Un día Trist án oye en
la di st an cia el so nido de unos cue rnos de caza. Es el rey
Mark , qu e ha salido a caza r, y Trist án piensa: - Por si acaso
descubre la cave rna y se le ocurre mirar y nos ve a Isolda
ya mí juntos en el lech o, po nd ré mi espada entre ambos • .
Ése fu e su gra n error: antepo ner el hon o r al amor, un
tema crucial en el A mor de la Eda d Med ia. En el alemán de
la époc a existe ere (<< hon or..) y minna (- amo P')' A los tro-
vado res alemanes se les llam ab a minnesingers. Ere se en-
frentó a minna y ganó ere, de mod o que Trist án co loca la
espada ent re los dos. Yen efecto, Mark se aso ma y los ve
co n la espada en med io, y se dice: «Estaba equivocado . Los
he juzgado mal » . Los in vit a ento nces a regresar a la corte.
Po r supuesto, Tris tá n e (sol da no pueden contenerse;
vuelven a ser sorprendidos, y esta vez la situación es grave .

36 1
¡solda t icn c que s u p e r.u un.i ord .dí.l l 'OIl ."ii ." ill'lll l' l'll ,11 1,1

yesar un río en un bot L'. h acer jur.un cnu, de qlle 110 S(' ILI

acostado con ningún hombre que no s c.i s u esposo \


tomar en la man o una bar ra de hierr o al rojo vivo, Si dh I
la verdad su man o no se quemará, en caso c o n t ra rio \ (
abrasa rá.
Finalmente lo logran. Trist án se disfraza y OCUp.1 ,,1 111
gar del botero , Ell a su be a la embarcación, él atravicv., ("
r ío remando, y cua ndo la ay ud a a bajar, se le cae cm-im.¡
«i O h , lo sicn to !» Una vez limpia, Iso lda va a prestar jlll.l
mento y as eg ura: <N u nca he es tado tendida junto a ninh" ll
hombre que no sea mi marid o, salv o el botero que al'a h.•
de caerse encima d e mí ». Y así no se quema la mano. Tr i,
t án es en viad o al exi lio y regresa a Bre ta ña. Esta ndo allí 01'('
el nombre d e Isolda; as í se llam a un a encantadora joven .1,,1
lu gar, y por ese motivo Tri stdn se enamora de ella.
Se cas a co n Isold a la de las Blancas Manos, la tcrccr.i
Isolda (Iras la reina y la amad a de Trist án). Sin embargu,
puest o que no es S/I Isol d a, no puede tener relaciones co n
ella; su A m or se lo impid e.
Un día, la in sati sfe ch a esposa de Tri st án sa le a caba lg.u
con su hermano, Sir Kah edin, y el caballo pi sa un c harco.
E l agua le salp ica en el musl o y le di ce a su hermano: «El
agua es más atrevid a que Tri st.in ». Kahedin prcg un t.i:
«¿Q ué quieres d ecir> - . Y ella se lo explica. U ltrajado, Ka-
hedin va en bu sca de Tr ist.ín y lo acus a de incum p limient o
grave del deber, p or lo que Trisr án le confiesa su amor p or
Isold a -su Isold a-. «Lo entiendo pcrfecramen rc - , le di ce
Kahcdin . «De vcr as.»
Po st eri crmcnrc, Tri st .in re sulta herido de gravedad en
un a batall a, Yace moribundo, y la única que podría cu ra rle
es la o t ra Is o lda, su Isold a - pucs ella fu e, al fin y al cabo,
qu ien infli gió a Tri st án la herida morral-. Por ello, Ka he-

362
din ir.i cu IHI 'l l ' ,1 dt' 1.1 hl llll.l de 'I'ri sL11l p.lra qu e lo cure,
Tri suin y Kah ,·dill .uu crd.u: q ue si ella ace p ta aco m pañarlo
n.ivcgarri d e vue lta co n una vela bl an ca y si se n iega a ha-
ce rlo regresad, co n un a vela neg ra (aquí ten emo s un eco
.Id m ito de Tosco). Kahed in regresa aco mpa ñado por Isol -
d a, con u na vela blanca izada, pero Isol d a la d e las Blancas
Manos, la es posa celosa, engaña a Tristán d iciéndol e qu e la
vel a es negra, )' él m uere d e pena.
Es u na b uena his to ria de amor, con tod o su drama y su-
fr im ient o . Pero el l em a es serio : el d o lo r y la posib ilida d
del in fierno . Esta ten sió n ent re el amo r y el m atrimo nio
sup o n ía un probl ema a fina les del siglo XII. ¿Có mo arre-
glarl o ?
C h r éticn d e Tr o ye s escribi ó el primer Trist án co nocid o;
su seg u nda ob ra fue Ercc. Las d am as de la co rte no estab an
d emasiad o co n lemas con la histo ri a de T rist án e l solda
porq ue la co ns u mac ió n d e su amo r se hab ía p rodu cido en
el b osque. Las d am as que rían q u e suced iese en la co rr e, ya
q ue allí se ría m ás refinada. Así pues, Ercc es una hi st o ria
d e amo r m at ri rn onial, y presenta un t ípi co p ro b lema m as-
cu lino .
Erec es un ca ba llero que se ena mo ra de E nid. Est á tan
ena mor ado que d escuid a su entren am iento y dej a d e ser
un gran guer re ro. H ast a qu e se da cue nt a: «¡P o r cu lpa de
eso he perdid o tod a mi ra zón de ser ! », D e m anera que re-
chaz a a Enid y p arl e a la aventura en su cab all o de gu erra,
pero ella tr ota tras él a lom o s d e su p al afrén, un caballo
pequ eñ o. Ella le es fiel a pesar d e su rech azo y, [ina lmc nre,
grac ias a su lealtad, Erec recupera tanto su ca r ácter gue-
rrero como a su muje r, qu e en lo sucesivo será su fiel
aliada.
Sin embargo , las damas tampo co se sin tie ro n dema-
siad o com plac idas con esta historia.

36 3
La siglliclltl' l1'U 'Lh.:i i'1I1, t itul.rd.i ( :ligi'), l'~ lIl1 .1 dI' 1.1
más ex trañas d e C hr éticn de Tro ycs. Es I.l hi sl or i.• .1,. ""
enamo rado q ue hace pro po sicion es .1 su a ma d .i, p,.,,, ,,11..
está casada y no accede. No está dispuesta a c" n1(·I,·, .,,1,,1
tcri o, por lo qu e ambos se pon en d e acuerdo p.lra .'\('\"1,"
al marido.
Po r alguna razón, muc hos co me nt aris tas afinn .,n '1 1"
se tra ta de u na sol uc ió n mora l. Sin embargo. es cvi dl' ''''
que ésta no fue muy satisfactoria, y que tampoco se h.11.1.1
mucho del e liges; na d ie lo ha vuelto a intentar.
A co ntinua c ió n viene la hist o ria de Lanzaro tc y ( ~ illl
bra titu lad a El cabal/ero de la carreta. Se t rat a de l.i ¡;"".
obra d e C h rétien, y es rea lmente hermosa. Su bc llez .t l .
side en el hecho d e q ue A rt uro reco noce qu e La nza ro n - \
Ginebra están en am orados, entiende qué es el amo r, 1" \. 1
lo ra y aprec ia. No es el típico cornudo franc és, lo q u ,' " .
llam a en prove nza l le jaloux , el celoso .
La novela toma su tít ul o de u n ep isodio m uy i nt cr «
sante. G inebra ha sid o raptada. L an zaro te p arte al ga lo \\('
para rescata rla, pero m ata a su caballo en la ca rrera y SI' VI'
o b ligad o a caminar con su pe sada armadura, que no le 1" "
m ite ni llegar m u y lejo s ni ir m uy rápido, cuando a su lad "
pasa un carro . Para un caballe ro armado su po ne un ¡;Ll"
deshono r su b irse a u na carreta, porque ést a se u saba p .lr:l
condu cir a lo s cr im in a lcs a l lu ga r de ejecució n o p ar :l
transportar estiérco l, an ima les y cosas simi lares. Ni ng ún
caballero se subiría a u na carreta. Sin embargo, a l vcr l.i
p asar, Lan zarote piensa: «Si fuera en ese carro Ilega rí.•
a nt es al rescate de Gi nebra. Pero mi honor. . . » . Vaci la du -
rante tres pasos antes de montars e e n el carro, y ésa es su
primera prueba de honor contra amor.
Otra de las pruebas q ue debe superar ant es de llegar
ha sta Ginebra es un motivo co no cido co mo la prueba de

}64
1.\ l' ~lI ll.\
pl'lihlll ., .1. t l l .lh.dll'l o . l'lIl1l pll'Ll ll1 l'lll l' ; H II1~\llo,
entra e n lIll.\ h.\hiLH'io ll dl' 111.11'1110\ vacía. En el centro hay
un lec h o co n rucd .is: La prueba consiste en conseguir des-
cansar tranquilamente en él. Así p ues, La nz arote se ace rca
,1 la ca m a, pero ésta se m ueve h acia un lad o. Vuelve a acer-

c.u sc, y el lech o se aleja de nuevo. A l final t iene que tomar


impu lso y d ar un salto, co m pletam ente armado como está ,
co n el escudo y toda la parafernalia, para ate r r iz ar en la
ca ma. y lo co ns igu e, p ero en cuanto toca el lec ho, éste em-
pieza a co rcov ea r como u n potrO sa lvaje por todo el
cuarto, go lpeá ndosc co nt ra las p aredes. C u and o por fin se
dc tic ne , entra un león . Lanzarote se las ar regla para des -
hacer se de él, p ero re su lta h er id o d e gravedad . Ll egan en -
to nc es las damas del cas tillo , que se preguntan qué h ab rá
ocurrido co n el h éroe. Logran rcv ivirlo y él parte h acia su
pró xitna aventura.
Hace años, mi am igo Heinri ch Zimmer se prcguntÓ:
«¿Q ué sign ific ad o tiene esa cama peligrosa ? ¿Qué q uiere
d ccir esta prucba? ", y creo quc d io co n la respucsta co -
rr cct a. D ijo : «Es una mctáfora de la expcriencia ma sculina
deltemperamcnto fem cn ino . Uno no tiene ni idea dc lo q ue
suc cd e, pcro si sabe ser pacient c la cosa se calma y todos lo s
benefici o s de la b clle za femenina acaban siend o suyo s",
Yo mismo tu ve la ex p eriencia de la cama peligrosa
cua nd o est aba p rep arand o u n li b ro sobre ar te hi ndú -
m icntras ed itab a uno d e los libros inacabados de Zimmer
t ras su muert c- y había reunido todas las imágenes qu c nc-
ccs itaba, a excepci ó n dc tres o cu at ro.
Había co no cid o a Ananda K. Coomaraswam y, que en
aq uel ticm po era un a auto ridad reco nocida en la mat eria,
y que acababa de falle cer. Sab ía que las imágenes quc me
faltaban se hallaban cn su co lec ció n d c Basta n y que su
viud a d ebía de tcnerlas, dc modo que la llam é por teléfo no

}65
y le prcgull te .... 1plldl .1 \'I . ..il.lrl.l p.II .1 h uvc.u ell 1.1 l'll l(' \ \ lllll
del profl'sor la s t rcx folo gr afí;l.... qU l' I1l·Ú· ...ir.ih.r . 11.111 .1 I11I
día muy ca luroso e n Bo sl on, p ero p CII ., i- q u e..' l· .\. 11H 1I1.1I ' 11
arch ivo s no me lleva r ía m.is de mcd i.i ho ra. .. Por 'llpUnlll
que pued es ve ni r» , resp ondi ó. Y me di ri¡;í h.ici.i .ll1í.• A'I'"
está el de sp ach o, j oc, y ésos so n los arc hivos.» A<'ah.d'.1 .1.
ponerme a trabajar cua ndo entró y di jo: « I lacc h.l.\1.1111.
calor, ¿q uie res q ue te prep ar e un a limo nada o .ll¡;o p.lI'
cid o ?». «D e acucrdo.» En realid ad no me ap ctcc ía, p<'l"
no q u er ía parecer de scortés. Nos tomam o s una limou .ul.,
y estuvimos co nvcrsando un bue n rato, y para cuando "'1
fu e y yo me di sp on ía a retomar el tra bajo , llegó la hor.• .1 t :
ce na r. Así qu e ce na mos y seg uimos co nversa ndo . Re¡;rl'.\"
al de spach o y estab a exa mina ndo lo s arc h ivos c uand o 1111'
dijo: «¿Sabes, Joe? No hay n ingún p roblema , pu ed es .1",
rnir en ese sofá, d e veras, n o hay problema- o Pen sé 1'.11 .1
mis aden tro s: «Ésa es la ca ma pelig ro sa , y yo me vo y .1
quedar atra pa do aq uí- oTr es días. Las fotog rafías están , ' 11
el libro, di co n ellas, per o cr éan rnc, ésa fue m i pru eba de l.,
ca ma peli gro sa.
La sig uie nte pru eba de Lan zaro n- es lo que se cono ce
co mo el puente espa da . Se tra ta d e un moti vo ar q ue típ ico
que ap ar ece en num er osas mitol o gías, d esd e las h indúes
hasta las d e lo s esqu ima les. Sobre u n ab ismo hay un a es-
pad a q ue hace las veces d e pu ent e, y el héro e d ebe atr ave-
sa rla. El sig n if icado d e esta p ru eb a en términos
tro vad oresco s es q ue cua ndo un o emp rend e el ca mi no del
Amor en lu gar del ca mino de la sociedad, sigue lo que se
co noce co mo el sendero de la izq uierda.
El sen de ro d e la d er ech a es el cami no qu e se ma nt ien e
dentro de las reglas, q ue respeta las no rm as socia les. En
eam bio , el se ndero d e la izq u ierda es el ca mino peligros o
y el camino d e la pasión, y no hay nad a más destruct ivo en

366
1.1 ,·id.\ que \.1 " .1' 11 11 1 1..\ Inlltllll.·' (,.'S.I: P ;11.\ .ltl.\VI.'S.1I el
PlH'litl.' l'Sp.\l1.1 un o dehe n 'lItL' !" SlI m cn t c en l' ¡ Amor, no
f ll 1.\ pas ióu , de lo l'OlltL1 fio un mal p.1SO o el más mínimo
n t f clll ccim iento de miedo lo arrojarán a un torren te que
lo .u-rastrar á. Tal es la lecció n del sendero d e la izquie rda
y el A mor.
Lanzarote atraviesa el puente espada, derr iba a lo s
guard ia nes del castillo donde Ginebra está p ris ionera y
entra para recibir el saludo de su rei na. Ella se muestra fría
como el h ielo . Porque él vaci ló d urante tres paso s antes d e
sub irse a aquella carreta.
Las reglas del amor son realmente severas. Si estás di s-
puesto a renunciar a todo por algo, ento nces renuncia a
todo por algo y tenlo siem p re pr esent e vayas a donde vayas.
És tas son las maravillosas leccio n es para las pe rsonas
que sig uen el sendero de la izquierda; y ése es el carni na
que debe recorrer aq ue l que aspi re a ten er u na vida esp i-
ritual en lu gar d e u na bo n ita vida soc ial.
Otra de las historias de C hr étien, también muy h er-
mosa, es Yva in. Resumiendo mucho, cuenta la historia de
un caballero que encuentra al amor de su vida pero que, al
se r llamad o de nuevo al debe r, p ierd e a su amada . Más
tarde quiere vo lver a encontra rla para unir ambos mun-
dos, el d el amor y el de la sociedad . En aquellos tiempos
se trataba de un problema acuciante, y ho y lo sig ue siendo :
có mo integrar el Amur con nuestras resp o nsab ilid ad es.

El Renacimiento de la Diusa

En el siglo xv, en el punto álgi do del Renaci mie nto ita-


liano -la época de C o sme de M édici, mecenas de filósofos
y artistas- llegó a Florencia un mo nje bizantino con una

36 7
Fi ~u r.l 147: Isis con H crm cs Trisme gisro y Moi sés
(f resco, Renacimiento, Vaticano, 1493).

copia de un man uscrito en griego co nocido co mo el C O l'


pus H erm cticum. Co nsiste en un os escritos herméticos del
período clásico tard ío, qu e se co rres po nde exactame nte
co n los oríge nes del cris tianismo: los tres primeros sig los
de nu estra era .
C os me le pidió a Mar sili o Ficin o qu e tr adujese cse
te xto griego al lat ín, y en el momen to en qu e llegó a manos
de los filósofos y artis tas de Floren cia, se produjo un es-
tallido de arte simból ico . Los florent inos o bserva ro n q Ul'
la simbología d e la tra dic ió n cristia na y la de la tr ad ició n
hermét ica clásica eran la mism a, aunq ue pl asm ad as de dos

368
m.m era s d if l 'I l' lIt l" , P Ul' \ U I 1.\ l'OlllTc tiza h.\ lo s sí mbo los y
1.\ o t r.i lo s ah rí a ;\ sus si~ llif ica d os.
Bou icclli co nst ituye un bu en ejemplo de esto . También
'l'ixiano represe nta figuras clásicas y figuras crist ianas,
portadoras to das ellas del mismo me nsa je. El gra n arte de
esta época surge de esta compre nsión y culm ina al exclu ir
cl cristian ismo de l co ntexto mun da no y de la revelación
relig iosa.
El encuentro de estas dos tr adi cion es, la clásica y la
cristiana, inspirará el paso del Renaeimi ent o del siglo xv al
Barroco.
De acuerdo con la leyenda recogida por Esqu ilo en el
Prometco encadena do , despu és de qu e H crrne s la liberase
dell\iga nte Argos, la ato rmentada ninfa lo hu yó a Egip to
tra nsformada en un a vaca; y allí, de acuerdo co n un a le-
yend a ta rdía, tras rec uperar su forma hum ana, di o a lu z
un hijo identifica do co n Sera pis, e lo pasó a ser co noc ida
co mo la diosa lsis. El mae stro um bro Pintu ricch io ( 14 54-
1 5 1 3) nos ofrece u na versi ó n renacen tista de su rescate,
pintada en 1493 en un muro de los Ap osentos Borgia del
Vaticano para el Papa Alejan d ro VI (figu ra 147)·
Pintu ricchio no s muestra a la nin fa rescata da , aho ra
co mo lsis, in stru yen do a H errn cs Tri sm egisto a su dere -
cha y a Moi sés a su izqu ierd a. Lo qu e aq uí se sug iere es
que estas dos di fer entes tradi cion es no so n sino dos ma-
ner as d e expresar un a gr an tr adi ción ate mpo ral, y que
ambas su rge n de la boca y del cue rpo de la Diosa. Ésta es
la mayo r afir mació n q ue pu ed e predicar sc de la Di osa, y lo
vemos aq uí, en el Vaticano: a sabe r, qu e esta en señ an za es
co mpart ida po r los pro fetas heb reos y po r los sabios grie-
go s, y que der iva además no del D ios de Moi sés," sino de
esa diosa descr it a del siguient e mod o por su iniciad o más
famo so , Lucio Ap uleyo (nacido ca. 12 5 d.C. ):

369
Su\" 1.1 Ill ,hll C tlt' 1.1 111 111(' 11' ,1 11.11111 ,1I t' / ,I, 1.1 dlh'll.llll ' Il .d l

los l '!t-I1H:'It O ";. d ti t1n (tI l/li t ' d.) l)ri g~'1l ,1 1.1\ gC IW t .1, 111111 ' /..

sup rc m.i divinid ad, I,¡ rci u.r dl' 111 ' 1.1 "' "I Il' I ,1 t'lIl.
"1.IIl t' "

los habitantes del ciclo , I,¡ l'l1 car n.ll'itlll lÍni c,l d l' t1JtI,~" \ tlll'
sas; las luminosas b óved as del cic lo, 10_ ' s.llud.l bln \'11 '11111
del mar, lo s silencios de sol ado s de lo . . infi cruos IlIdo t" 1, 1 1

merced de mi volun tad; so)' la d ivin id.u] unica .1 q nn-n \ 1


nera el mundo entero bajo múlt iple s form as, v.ni.u io , 11111\ \

los más div erso s nomb res,


Los frigios, prim eros habitantes del o rbe, m e 11.1111 ,111 dlt tU
de Pesin u nre y madre de lo s dioses; so )' Min er va < : l 'l llll'l.'

para lo s atenienses autócto nos; Venus Pafia para lo , i.•dl'llll


de Chipre; Di ana D icr inia para los saetero s de C rct.r: PI \1
scrp ina Estigi'l para los sicilianos tri ling ües: Ccrcs A <.:t~',l 1' ,11,1

la anti gua Eleusis; para unos soy Juno, para o tros Iklltln ,l,
para los de más allá Ramnusia; los p ue blos del So l n.icicm. \
los que recib en sus últim os rayos de pon iente, las do , El u ,
pías y lo s egipc ios podero sos po r su antigua sabidu rí.1 1111 '
honran con un culto propio y me con ocen po r mi vcrd.u lcr . .
nombre: soy la reina lsis. 'H

En la catacum ba cristiana de D omitila, en Roma, hah,.,


una pin tura que co noce mos grac ias al grabado de la fi¡; uf.l
148. Allí donde se espe ra ría encontrar la fi¡;ura de C risto.
aparece la figura de Orfeo. Orfeo el pescad or evoca la ad
moni ción de C risto: - O s haré pescad ores de hombres » .
Aquí Orfeo está tocando su lira, es d eci r, la armon ios .l
música de las esferas. Pod em os ver a un leó n y a un CO I"
dero tendidos un o al lad o de l o tro, como si Orfeo mos-
trara que el león Va a devo rar al cordero pero que no
importa: todos participan en este giro armon ioso del uni -
verso; el ca mino de la natu raleza no ha sido alterado ni lo
será, pod em os entend er q ué subyace tras ellos . Po r eso

37°
Figu ra 148: Orfco salvado r
(f resc o, Romano tardí o, Italia, s. 11I d.C v).

Orfeo aparece ahí, en e! centro, armoni zando la natura-


leza.
y a su alrededor hay escenas del Antiguo y de! Nu evo
Test amento. Aparece el carnero, que hab ía sido el an imal
sacrificial de los judíos, y e! toro, qu e lo había sido de lo s
paganos . Se trata de un a imagen co mpleta mente sincréti ca
q uc muestra la conjunción de figuras paganas, vetero y
ncotcstarnen tarias: Mo isés haciendo manar agua de la roca,
Jesú s resucitando a Lázaro, David a punto de dar muerte
al gigante Go liat, y Da niel sin temor alguno en el foso dc
los leo nes. El men saje es la compre nsión de que esos dife-
rentes testamentos no son sino var iacio nes loca les de un
gran mensaj e espiritual.
En la figura 149 tenemos otra copa del mismo período
qu e el cuenco de Pictroasa, Las d ieciséis figuras están de s-

37'
nud as, ¡gu.ll que l.is Cl'.l l'i.ts. rr m IlI s ojtl."i d ir igido s ,1 1.1 SI" 1
picnte alad a y dorada d I' l c rmcx, el s6,,, r q ue 1' " "ti u, " l.,
Í

almas d e lo s mu ert o s a la in morta lida d, El I' U 11 " tic l., ti"


nud ez asoci ad o con la ex per ienc ia par"di sí"ca d e 11.1 " "1 ,1,
jad a at rás el mund o se remonta a épocas m uy ,lIl1i¡.; u.l\ .
En la p arte in feri o r d e la copa se muestra el ciclo ti" l.,
esferas, p o r lo q ue es tas personas se ha llan en el rl' ino ti,
las Mu sas y d e la lu z d e Apolo, Podemos ver ,1 1m ¡';U,II
diancs d e las cuatro d ireccio nes, así como el mis m« 111 1
m ero d e co lum nas qu e e! d e los días que tiene u n 1111'S, 1 l ,
modo que po r fuera es 'a copa de! tiempo, pero dentro n I"
la ete rn ida d, Las mu jer es se encue ntran en una p o stu ra ,"'
rnejant e a la d e la Venu s d e M éd ici, aunque és ta se vu clv,

f-'i gura 149: Copa de 1.1 Serpient e


(alab.1S tro tall ad o, procedencia d escon o cid a, ss. 11 o III d.C.).

372
plllll ' g ll'lh III Sl~ el pl'( ho y lo s gl:llitales ,
( 0 1\ gl's t (l Il lllhl c\

mientras que .Iq u í .Sl' lo s sefia la n co mo lo s represe ntantes


d e sus pod er es, E l hom b re aparece d e p ie con la m an o en
d pech o y u na act itu d d e venerac ión fre nte a la serp iente,
P ro ced ente de un m o nast er io d el mo nt e Atho s en G re-
cia, de nuevo vemos dieciséis figuras d ispu estas en to rno
al cent ro (figu ra , j O) , Aquí, en lugar de la do nc ell a co n el
cáliz del Grial, ten em o s a la Virgen M aría co n el ni ño en
brazos (así es como se la re prese nta en e! mu nd o bi z an-
tino), E l niño aparece en el pec ho d e la Vi rgen, p ero es tá
mirando h aci a fu era, m ientras lo s áng eles ec ha n inc ie ns o ,
Ella es co mo e! t ron o d e lsis y él co mo el faraón : una gran
image n d e la muj er com o soporte de! uni verso,

Figura 150: Co pa eucarística


(piedra tallada. Bi....antino, Grecia, s. XIII d.C.).

373
Figura 151: O rfeo Bakkikos crucificado
(sello cilíndrico, Bizantino, Grecia, ca. J OO d.C.).

El mat erial pa gano y el cr istiano se co m binan en eS!.1


pequ eña pi eza (figu ra 151) qu e lleva la in scripción «O rfc«
Bakk ikos » . Aq uí vernos a O rfeo cruc ificado, co n la media
luna enc ima y las siete es tre llas de las etapas celestiales
so bre el astro.

Las siete est rellas representan las Pléyades, conocidas l' 1I

la antigüedad co mo la Li ra de Orfeo , y la cruz sug iere, ade-


más de la cruz cristiana, las prin cipales estrellas de la co ns-
telaci ón de O rió n, tambi én co noc ida co mo de Dio ni so . L.I
media luna simbo liza la luna siempre creciente y mengu antt."
que está tres días oscura, como Cris to es tuvo tres días en 1.1
turnb a. «

374
Lleg am os aho ra a la rep resent ació n qu e hace Alb ert o
Du rero de la cr uci fixió n (fig ura 152), en la que el sol y la
lun a apa rec en ju nt os. Esto supo ne u na reelaboración del
tern a ya tratado de las dos conscienci as: la consciencia
lun ar, co mpro metida en el do mini o del tie mpo y el espa -

Figura 1 p : Crucifixión (grabado, Alemania, ca . 1495-1498 ).

375
cio, y la cons ciencia so lar liber ad a, que so n la mis ma CO II'

cicn cra.
C u ando u n o compren de esto, puede preguntarse .1 "
mismo: «¿Q uién soy yo ?», y la respuesta no es «yo S Il\
este vehícu lo , el cuerpo», sino más bien (yo soy CO I1\
c iencia ». Y un a vez que acc ede a la con sciencia solar, ) .t
pu ede aband onar su cue rpo con grati t u d . Por eso j cs u
c risto abandon a su cue rpo y regresa con el Padre. Padre ,
Hij o se m ejan la decim oquinta noche del ciclo lu n.u ,
cu and o el so l se est á poni endo y la luna sale en ese mi,
mo in stante, y se miran uno a o t ro a través del m u ndo,
desp ués d e lo cua l la luna mengua só lo. para nacer .1"
nuevo.
El agua de la vida inmortal mana del cos ta do laccr.ul«
de aquel que ha entregado su cuerpo, y la cala vera del vil'j"
Adá n es lavad a en la sa ng re del Salvador para su rc dcr.
ció n . D urero reúne en una so la im agen simbó lica al vi"j"
Ad án, al Nuevo Adán, el agua d e la vid a inmortal y lo s ea
lendarios lunar y solar.
És ta es, bá sicamente, la hi storia de lo s mis terios '1 Ul',
procedentes d el ant igu o sistema p agano, han pasado a l.,
tradi ci ón c ris tia na. En mi o pinió n, e l cri st ia nis mo ("
much o m ás griego que jud ío . El tema del naci miento vi,
ginal es ajeno a l judaísmo tradi cio na l; no cabe n ingun .,
duda de que pertenece a la tradici ón clásica . La pa lo m .i
acude a María, el cis ne acu de a Leda, y el nac imien to .1 ,.
C r isto o el de Helena - la representación más her m os. \
glo r iosa d el cue r po y d el espíritu hu m an o s que se h.l)'.1
co nte m p lado nunca - conforma una única mitolog ía im
p onente, algo qu e los p ensadores gnó st icos y hcnu éticov
de p rin cipi os de la era cristi an a su p iero n ver, y así lo ,.,
presaro n en estos cue ncos y mo saic o s.
Si no s retrotraemo s un os nu eve mi l añ os ha sra Ia 1" i

)76
mera época de la agricult u ra de Oriente l'ró s illlt, l' l.. V It' I"
Euro pa, la tradi ción que en co ntramos es la d el l' "d l'l .1,.
la Diosa y de su hi jo que mu cre y resu cit a; di ch o d e """
mo do , nosotro s procedemos de ella, no s rcmon t3.m us .1
ella y de scan sarem os en ella. Es ta trad ic ión atravesó lo s
cu ltos de la anti gua M esopotami a Y Egipto h asta llegar al
mu ndo clás ico, y por último lo gr ó entregar su mensaje a la
enseñanza cri stiana .
E n 1493 un h ombre llamado Franchinus G aff urius pu -
b licó en un libro titulado Practica Mu sical' el d ibujo de la
figura 153 , que no s ilustra ace rca de toda la hi storia ico -
nog ráfica clásica de la transformación del alm a y d e lo s es-
tad ios de la íluminación-"
Apolo está se ntad o en la parte superior mient ra s las
G rac ias danzan a su lado . Lleva en su m ano la lira que toca
la canci ón del universo, y juntO a él aparece el cuenco de
la abundancia. La inscrip ción que h ay sobre la cabeza d e
A polo re za : «La en er gía de la mente apo línea mue ve a las
Musas en tod as partes ». Se t rata de la energía d e la mente
iluminad a. Las Musas son la s in spiradoras del conoci -
miento es p iritua l, y la fuente de su energía son las G racias.
És tas apare cen de snud as porque la desnudez representa la
liberaci ón de las limitaciones del corpiño del tiem po y el
es p acio ; sin emb argo, las M u sas , q ue rep rese ntan el me n-
sa je de esta verdad d es nuda en el mu ndo, es tán ves ti das
co n lo s ropajes de este m und o. En el ámb ito del ti empo el
misteri o aparece vestido , m ie nt ras que en la esfera ete rna
es tá d esnudo .
La s Gracias co ns tituyen tres aspectos d e Afrodita; ésta
es la d io sa primord ialmen te relacionada con A pelo -su
., ,,k ti- , y las Gracia s so n su reflejo en cuanto p o d er es q ue
mu even la energía del mund o . Eufrosine es la Gracia
q ue rep resenta la alegría del re sp landor que sale al mundo

377
a tra vés tlt' l" s cu,did.\dcs dc I.\.\ II 1I l ' \ 'l' Mu«. v. Ag l.lI .\, c u v«
nomb re significa «es p lend o r», Si lll h o l il..ll.l l 'IIl' rg l .1 qUl' 1I
gres a a la dei da d . Tal ía, cuyo nombre si!;nific;! "'.1 """1.,, ,
cia», las mantien e unid as ,1 amhas. Se 1I":11a dcl pIO \ ( ' "
qu e pro vee a l mund o del res p la ndor d e la co nsei ,''' ' u
apo línea.

Figura I S) : Practica Aíusicae


( lib ro impreso, Renac imient o , Italia, 1.1-96 ).

378
La fi gur;ll'l 'll ll ,d (" .. 1.1 ).;1.\1\ Sl' r p il' ll t l' , : lIY ;\ co la es C cr-
hcro, el pt'rro co n tre s clht-'zas qu e guarda la entrada al in -
framund o . Talía es tambi én el nombre de la no vena Mu sa,
de mod o qu e se enc ue ntra debajo de la ca be za de Ce rb ero
y al mis mo t iem po es la G racia ce nt ra l de arr iba . Su nom-
bre es Ta lía Silenciosa cua ndo se bail a b ajo el umbral de la
tierra. ¿Po r qué no es escuc ha da? No lo es po rque tenemos
mie do a las tres cabezas d el p er ro, el eq u iva lente a las tres
bes tias q ue as u staron a D ante cuando se enca mi nó po r el
send ero d e la selva peli grosa en el med io de su vida. La ca-
beza del ce n tro es d e león, yeso sig ni fica el fu ego del so l:
el fu ego amen azad o r del ho y, d el ahora, y el mied o a ren-
d imos al presente. ¿Vas a segu ir aferrado a lo que ha s sido,
o dejarás qu e el hoy te ab rase para co nv ert irt e en otra
co sa?
Vivimos el p re se nte en términ o s del p asad o, y la aven-
tura co nsiste en d ejar se llev ar y vol verse vu lne ra b le a lo
que es te mom ento nos tie ne reservad o, a fi n d e h acer añi-
co s lo qu e pen sábam os se r y sacar a la lu z lo que p odría-
m o s ser. Si no acept am o s el mo rdi sco d e la mu erte, no
po de mos oír el so nido del univer so; ésa es la razó n por la
q ue Tal ía guarda silenc io . La cab eza que apa rece a la dere-
cha del león es d e lob o y represent a el mi ed o al paso del
t iemp o . El futuro le ar re b ata lo que ti en e. D ante lo tra-
du ce co mo aba ras , lo qu e te qu ita lo que ti enes mientras
int ent as aferra rte a ello, y por lo tanto no te rind es al fu-
turo. Es ta exp er ie nc ia infund e temo r y un o se co n tien e; el
lo bo representa el mied o .
El anim al d e la derech a es la cabe za de un perro , q ue
re p rese nt a el d eseo y la es pe ra nza en el fu tu ro. C u and o
uno se queda ab so rto e n su ego , lo ha ce p or miedo y d e-
seo , y el objetivo de es ta ini ciaci ón es lo gr ar que ambos
d esap ar ezcan . Lo que nos ma nt iene co mo su jetos es el pre-

379
scnr c, el p.isado y el fu t uro , y por ell o esta mos ata d os .11
q;o . Ya hemos vist o la im agen d e esta se rp ient e que muer
de el tal ón de Aquil es d e Peleo (fig u ra ¡ 39): «D eja que l..
serpiente d e la muerte te muerd a en el talón , d et ente a e,
cuc ha r la canc ió n d el uni verso y ento nces la Mus a ca n
tar á». C uando un o mu cre para su ego y su co nsci c nci.i
racion al, se abre a la intu ici ó n, es dec ir, oye la canc ió n tll'
la Mu sa; se trat a una vez m ás d el pod er fem en in o.
Una hi st o ri a d e la Brhadarüny ak a Upanisnd cx p li....
cómo el brahmán, el Yo U n iversa l, no ten ía conocim ic nr..
de sí mi sm o. Simpl emente era. En cua nto d ijo «Yo .. (a¡
man), sint ió miedo. Co n el nacimi ento d el ego se em p icz.r
a sent ir mi ed o, el lobo.
C u ando Bud a se sentó en el Punto Inm ó vil, a lo s p i",
del Árb ol Bo, K üma, el di o s del de seo sex ua l, lo tentó cuu
sus tres hij as, cuyos nombres eran D eseo , Reali zación v
Añoran za . Co mo no se hab ía id entificad o co n el ego, sin"
co n la con sci en cia qu e lo co nfo r ma ba no só lo a él rnism. .
sino tambi én a ell as tres, p er man eci ó impasibl e. Lo tcnt o
entonces con el mi ed o envi ándole el ejé rc ito del di os Mar .•
o Mu erte, pero él siguió si n mo verse, d e m od o q ue no SI '
aferró a su ego y pudo alca nzar la com prens ió n d e su vid .•
eterna.
Mientras p erman ecem o s ligad os al ego, es ta mos atad ",
a las ca bezas d e C er be ro y n o oímos la voz de la vid .•
etern a ni la con sci en cia del uni ver so .
C ua nd o ha ya puesto la cabeza en la bo ca del león, ' c
o irá la canci ón d e la naturaleza. Tal ía es la musa d e la 1'''
cs ía bu cólica, la poesía del mu nd o nat ural que nos rod e.r,
las ovejas y el león, lo s árbo les, los pa sto s y las monta ú.iv.
H ay un p asaj e mara vill o so en e l lib ro de K nud R.l'
musscn - so b re lo s esq u ima les y los cha rnanes con lo s qtl c
estu vo convi viend o . U n cha má n, un anciano llamad o N .•

380
jagneq, admiti ó que se había inventado unas cuantas es-
tratagemas eng añosas y es p ectr os mitológicos a fin de
asu star a su s vecinos y m antenerlos ale jados.
Rasmu ssen le preguntó si había algún espíritu en el que
c rey ese d e ve rd ad , y N aj agn eq contestó : - Sí, en un poder
al que llam am o s Sila, uno qu e no pued e se r exp licad o con
p alabras, un es pí r itu mu y fue rte, el defens or del universo,
del ti empo; d e hech o, d e to d a la vida sobre la tierra. Es tan
podero so qu e las palabras que diri ge al hombre no llegan
a través d e las pal abras o rdi na rias, sino a través de las tor-
mentas, ne vadas, chu bascos, tempest ad es, y de todas las
fu erza s temid as p or el h ombre, o bien a trav és de la luz
del sol, de los océa nos en calma o de lo s niño s inocentes
que ju egan y qu e no entienden nada . C u and o corren bue-
no s ti emp os, Sila no tien e nada que d ecir a la humanidad.
D esap arece en su infinita na d a y permanece alejado mien -
tras la ge nte no ab us e d e la vida y gua rde respeto por su
alime nto di ari o. N adi e ha visto nunca a Sila. Su lu gar de
descanso es tan mist erio so qu e está co n no sotr o s e infini -
tam ent e lejo s al m ism o ti empo » .
..Este habitante o alm a d el u ni ver so », prosigui ó N aja g-
ncq , «nu nca puede ve rse; tan sólo se oye su vo z. Todo lo
qu e sa be mos es qu e po see una voz dulce, com o la de una
mujer, un a voz tan fina y dulce que ni siq u iera puede asu s-
tar a lo s niñ o s. y lo qu e di ce es: Sila ersinarsinivdluge,
"N o temáis al uni vcrso " » ."
C ada un a d e las nu eve M usas se en cuentra asociada con
una de las esferas celes tes y terrest re s que aparecen en el
siste ma ptol em aico. Igu al que hi zo Dante cu and o dejó la
T ierra par a vo la r ha st a la Luna, uno debe moverse a través
d e las esferas de los ele mentos terren ales, la tierra, el agu a,
el aire y el fuego, p ar a llegar a la prim era Musa y al cuerpo
celes te d e la Lun a. Sclc ne, la lun a, est á asoc iada co n el arte

38 •
de C lío, la mu sa de la hi sto ria y de los escritos hisl.-" i""
La Lun a es el astro q ue mu eve las marcas de la vid.i, l."
marcas del océano y las mar cas del ciclo mens tr ual. y ru
co nsecuencia es el poder que conforma la histo ria. La ti.·
cha q ue sos tiene Sclcnc en la esfera de la lu na ap unta h.HIo'
abajo, hacia la tierra y su historia, mientras q ue el (;HI"
ceo de H crmes apu nta hac ia arriba, pues nos guía hacia l."
cimas espi rituales.
Mercurio (Hermes) trad uce la experiencia d e la fello
mcnalidad a la experiencia del re spl andor del prin cip io
eterno, y és te es el arte de Cal íop c, la Musa de la poe" .•
ép ica, q ue traduce la historia en mito. En la poesía épica,
la historia se tr ansforma en revelación, se conv iert e en 1,'
yc nda. La Tierra, la Luna y Mercurio rep rese ntan resp"\'
tivarn ent e la vo z pastoral del planet a, la vo z de la hi stori .•
y el reconocimiento de un principio espiri tual de nt ro d,'
ambas, y forman la primera de las tres tr iadas ce lestes.
La siguient e tríada la forman Venus, el Sol y Marte. 1..\
musa d e Ven us (Afrodita) es Tcrps ícorc, la Mu sa de 1.1
dan za. Record em os a los ama ntes de Afrod ita, Ares }'
H cr rnes, gue rra y amor: éste es el centro tr ágico. La mu sa
del Sol es Mclp ómene, la inspiració n de la tragedia y la po-
esía trágica . Por medio de la tr agedia destruimos el ego }'
alcan zamos el éxtasis. ¿ Q ué es la traged ia sino la destruc-
ció n de los perso najes p rincipa les del drama ? Y el éxtasis
de la tr aged ia co nsiste en la liberación de las at ad uras de la
perso nalid ad hist ó rica. La musa de Marte (A res) es Erato,
cu yo arte es la po esía amo ro sa. La segu nda tríad a es la
transic ión a través de la puerta del Sol hacia la alt a esfe ra
de la experiencia puram ente espiritual. E n esta tr íad a te-
ne mos la dan za de la t raged ia, los as pectos eróticos y el
hech o tr ágico en sí.
Co n esto somos lib er ad os de las ata d uras que nos ligan

382
la ll1.lll" ri .\ y l.i t ¡CIT ,t, y .\,. , í Ik·~.\Il111 ~ h .\slil la tríada sup rc-
il

ma: J lIpiter (Z eus), el di os qu e gobiern a el mundo. Satu rno


(C ro no) , el qu e no s ab du ce por co mpleto, elev ándonos a
través del asceti smo hast a la esfe ra más alta. y lu ego la es-
fera de las estrellas fija s, qu e represe ntan la estab ilidad in-
mutable y o rdenad a. Lle gam os a Zc us , el seño r de los
di oses, cu ya mu sa es Euterp c, la inspiración de la mú sica
y del arte de la flauta . A mi juicio. la adorable pureza del
tono de dicho instrumento co ns tituye el misteri o más sor-
pre ndent e. Es puro, [írnpid o, y aq uí no s hallam os en el
reino de la pureza. C ua ndo llegam os a Crono, nos encon-
tr amos a Polimnía, la mu sa del sagrado ca nt o coral.
C ro no, el Señor del Tiempo, es el dios del ascetismo, que
co n su guadañ a no s arranc a por co mpleto ; del mismo
mod o que. más abajo, el so l no s arran ca de las pr eoc upa-
cio nes mundana s, Crono nos arranca incluso de las eter-
nas. Nuestra mente se cen tra en la trascende ncia última a
tr avés de Polimnía, la mu sa del sagrado cant o co ral.
Por fin llegamos al fina l. al cielo de las estrellas fijas, y
aq uí encontramos a Urania, la mu sa de la astronomía. A
medida que vamos ascendi end o, se o bse rva un in cremento
de lo espiritu al y un descen so pesad o de la materi a.
Somos entonces co nd uc idos a los pies del Señ or de la
Lu z, Feb o Ap elo, cuya ene rgía informa las Gracias. Eu -
Irosinc, el éxtasis, envía la energía hacia ab ajo; Aglaia , el
esplendor, trae de vuelta la energía; y Tal ía, la abundancia,
las ma nti ene unidas a amb as.
Al ser t raducidas a la teol ogía cr ist iana. las Gracias y
sus tres poderes se vuelv en masc u linas : Di os Padre, D ios
Hijo }' Dios Esp íritu Sant o; el Padre qu e abraza al Hijo y
al Espíritu Santo, el hijo que baja al mu ndo por amo r para
compart ir su sufrimiento }' par a in vocar nuestra partici-
paci ón en su agonía, a fin de que nue stras ment es sea n

383
pu est as en re lac ión CO Il (.~ l lIlis lc.: ri o divin o qu e.' litI S ill to l t ll .1
a tod o s, y po r últ im o el Espíritu S.l lllO q lll' 11 0 . . 1I e.' \',\ 11 ,
vuel ta al P adre. La d ef ini ción d e Lt Trinidad l " l.. d e ,,,"
perso nas di vinas en una so la susta ncia d ivina, de Ilhhl tl l pll
se conv ierte cn la sus ta ncia d e la vida.
En las Gracias tenernos el as pecto opues to: Lt n", vilid.,oI
qu e re p rese nta la dinámi ca fe me ni na , el cq uiv. i leu n d I' l.,
[aleti hindú, que derram a su ritm o en no so tros a t r.ivé-, d ,
la p oesía d e las Mu sas - la ene rgía básica para tod o e' to '"
A po lo, el Señor d e la L uz-. La escala q ue apa rece e ll l.,
imagen de Gaff urius representa las no t as de lo que SI' lO
na ce co mo el tetraco rd io d o rio -frigi o clásico y qu e SI' l O
rrcsp onde co n nu estr a esca la en la m en o r: Hipodori" ,
Hipo fr igi o , Hip olid io, D o ri o , Fri gi o, L id io, Mi xo lid i« "
Hipomi xol idi o, pu es tal es so n lo s nom b res g riegos d I' LIS
notas .
En lo q ue respecta a A polo , el re sp landor del d ios " .
exp resa so bre todo a t ravés d e las Gracias , qu e a su va '"
ma nifiesta n a través de la in spi raci ó n d e las artes, y és ta ""
p ue d e se r r ecibida h ast a q ue un o haya ca nc ela do su e ~"
pon iendo la ca beza en la bo ca d el leó n.

El despe gar

Es te flo rec im iento que se p roduj o ent re lo s sig los XI ' y


x v señala el naci mie nto d e la m ental id ad m od ern a, co n S il
acento en el in di viduo co mo persona pec u liar y especia l.
Durante siglo s, esta form a d e pensar ha ab ierto el cam ino
de l héro e, p rimero a lo s hom bres y aho ra también a lax
muj eres. To d a mujer t ien e la o port u n idad, p o r vez p ri -
m era, d e h al lar su p rop io ca mi no, d e as u mir s u propio
pap el no si m p lemente co mo Mu jer, si no co mo esta muj er,

}84
esta pl·rSOI\ .ll id .HI. 1",11 l'\ p.IS;ldo . l.ls mu jere s se enco l1tra·
ban ligad as tan ,<'> 1" a las ta reas b iol ó gicas y soc ialcs. La
mayor p,\rte del ti empo es taban embarazadas y ten ían quc
hacerse cargo de sus hijos, y sob re ellas recaían t am bi én
las pesadas tareas sociales de cuidar el hogar y preparar la
comida, la ropa, todo.
Las m ujeres ya no t ie ne n q ue oc uparse de todo esto.
Son libres d e desarrollarse indi vidu al, pcrson al m ent e, del
mi smo modo que los ho m b res lo han sid o durante siglos .
Es a liberación de la personalidad es lo que h a colocado a
lo s hombres en la posición dominante, no su s músculos ni
nada parecido . Simplemente, lo s ho m b res ya no estaban
ligado s de manera irrevocable a sus papeles naturales.
C reo que ahora, co mo diría Nora (la p ro t agoni st a del
drama de l b sen C asa d e mu ñeca s), dcspués dc cer rar la
puerta, le toca aho ra a la personalidad de cada mujer en
particular encon trarse a sí misma; y los papeles ya no se-
guirán siendo los clásicos.
Por espac io de casi cuatro décadas enseñ é en un colegio
femeni no, y como so lía d ecirl es a mi s es t udiantes , todo lo
que puedo exp licar so b re la mi tol o gía es lo que lo s ho m -
bres han di cho y experimentado. Ahora las mujeres deben
deci rnos de sde su punto d e vista cuá les so n las p osibilid a-
des del futuro femenino. Ese futuro existe, es lo que ll a-
maríamos el despega r, y no ca be duda d e q ue ya ha
co m enz ad o , U no d e lo s mej ores recuerdos qu e conservo
de todos esos años de enseña nza en el Sarah Law ren ce Co-
llegc co nsiste en el hecho d e que, e n lugar d e dar clase en
un au la llena de p erso nas anónimas, pude conversar cara a
cara con muc hís imas mu jeres. El sent id o d e ind ividuali-
dad que ello me pro po rcio nó es lo que h ace q ue las discu-
siones ace rca de las muj er es y lo s h omb res en ge neral no
sign ifiq u en na da p ara m í. H ay algo que el m undo todavía

}85
no ha sab ido reco noce r en la mu jer, .llgo qu e .11",1.\ "'1"
ramos pod er ver al fin.
C itemos un a vez más el viejo verso de G oc rhc: • El 1'11"
no femenino nos impulsa hacia lo alto-o Tr as d cj.mn c iru
pul sar por espac io de tr einta y oc ho a ños, lo veo aV'HII.lI
por su cue nta y asumo un papel más de o bservado r qU l' de
docente, mientras contemplo la mar avilla de este asec",o
al cielo de la Diosa.

386
Apéndice
Pr ólogo al lihro El lenguaje de la Diusa,
de Mar ija Gimbutas'

D el mismo mo do qu e hace un siglo y medi o, al desc i-


frar la pied ra de Rosctta, Jean-I'ran c;oi s C ham po llion fue
capaz de estab lecer un glosa rio de signos jeroglíficos que
sirvieron de llave para abrir la totalidad del gran tesor o del
pe nsamiento religioso egipcio co mprend ido aproxi mada-
mente entre el poo a.C , y el perí odo de los Prol ornc os, la
arqueó loga Marija G imbutas , en su reco pil ación, clasifi-
cación e interpretac ión descriptiva de alrededo r de dos mil
artefactos simból icos, proced ent es de los yac im ientos de
los pueb los neolíti co s europeos más ant iguos (ca. 70 0 0
a.C .- j aoo a .Cv), ha sido capaz no sólo de elaborar un glo-
sario funda me ntal de los motivos pic tóricos de la mitolo -
gía de un a era q ue tod avía sigue sin doc um entar, s ino
también de estab lecer, mediante la interpretació n de esos
signos , los temas y líneas principales de una relig ión qu e
venera ta nto al Un iverso como al cuerpo vivo de la Di osa-
Mad re-Creadora, así como a todos los seres vivos que,
dent ro de ella, parti cipan de su di vinidad ; es de cir, una re-
ligión qu e, co mo percibim os de inmed iato, co nt rasta co n

3 87

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