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Traducción realizada por Consuelo Martínez para el seminario Mitos y Aplicación


Clínica. Marzo 2006

Erich Neumann
EROS Y PSIQUE
Una Contribución al Desarrollo de la Psique Femenina

El mito de Eros y Psique se divide en ocho partes que seguimos en nuestra


interpretación. Psique, hija de un rey, es venerada como diosa gracias a su belleza
supraterrenal. Los hombres se olvidan del culto a Afrodita dedicándoselo a Psique. Con
eso, los celos mortales de Afrodita son despertados, la que exige que su hijo Eros la
vengue y aniquile a Psique haciéndola apasionarse por el ―más vil de los seres‖.
Los padres de Psique, aunque la bella no tiene amor, consultan al oráculo, a fin
de conseguir un marido para ella, recibiendo de éste esta terrible respuesta:

Lleva, oh rey, tu hija al roquerío más alto del monte,


Y la expone suntuosamente ataviada para las nupcias mortales,
No esperes por yerno a un hombre de estirpe mortal,
sino a un monstruo cruel y feroz, rodeado por cobras,
el vuela por los aires y no salva, viperino, a nadie,
destruye todo, pues sabe cómo hacerlo, con hierro y fuego,
hace temer al propio Júpiter y aterroriza a los inmortales
pues también ellos se estremecen de horror ante las tinieblas de Estige.*

Los infelices padres obedecen la orden del oráculo y entregan a Psique a las
nupcias de muerte con el monstruo. Lo que sucede a continuación es sorprendente, pues
Psique no muere, sino que es llevada por el Zéfiro para vivir una vida paradisíaca con
un marido invisible, con Eros, que la escogió para ser su esposa. Le sigue la entrada de
las hermanas mas viejas, envidiosas, en el idilio de Psique y Eros. A pesar de las
advertencias de Eros, Psique oye a sus hermanas y se decide a matar al monstruo que
estas le describen como su marido, sorprendiéndolo en la noche. El punto central de la

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Citamos, donde no se menciona específicamente, la traducción de A. Schaeffer, Editora Insel. 1929, que
sigue fielmente el texto original de Apuleyo.
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próxima parte es el acto de Psique, que a la luz de la lámpara de aceite, contra la


voluntad del dios, reconoce a Eros, que es despertado por la caída de una gota de aceite
caliente que lo hiere en el hombro, y que, tal como fuera previsto, la lleva a perderlo. La
búsqueda de psique por el amante perdido, su confrontación a la ira de Afrodita y el
cumplimiento de las tareas que esta le impone forman las próximas partes. Ellas
terminan con la búsqueda de Psique, que abre la cajita de Perséfone y cae en un sueño
semejante a la muerte. En el capítulo final, viene la salvación de Psique por Eros y su
admisión en el Olimpo como esposa inmortal.
El tema central del mito es, sin duda, el conflicto entre Psique y Afrodita. La
belleza de Psique es tan grande que ella es venerada como si fuese la propia Afrodita.
Decíase que la diosa que surgió de las profundidades azules del mar y que nació de la
espuma de las olas estaría esparciendo por todas partes su divinidad en la medida en que
vivía entre los pueblos de la tierra. La peor ofensa para la diosa Afrodita, sin embargo,
era el hecho de que los hombres creyesen que el cielo derramaba nuevo y fecundante
rocío germinando, no en el mar, sino en la tierra*, una segunda Afrodita con toda la
exhuberancia de la juventud. Esa creencia general no ve a Psique como una encarnación
de la diosa, cosa que esta aún hallaría aceptable, mas se hable de ―una segunda Afrodita,
recién concebida y recién nacida‖. Por cierto, esa ―nueva creencia‖ alude al hecho de
que la madre de Eros ha sido concebida en la barriga del mar, en virtud del falo
mutilado de Urano. Mas que la nueva Afrodita es nacida de la tierra, fecundada por una
gota de rocío caida del cielo. Que esa ―nueva creencia‖ no proviene del arbitrio de
nuestra interpretación, sino que se fundamenta en la médula del mito de Psique quedará
bien en claro durante nuestra explicación. La aparición del conflicto entre Afrodita y
Psique que existe ya en los inicios de la narrativa revela su sentido como el motivo
central.
El nacimiento de Psique es un acontecimiento secular, tal como la
transformación del relacionamiento de los hombres con Afrodita lo demuestra y el
cuento lo relata. Hay una correlación con la fama de que ―el gran Pan está muerto‖,
como se decía en la época final de la antigüedad. ―Y luego innumerables mortales
emprenderán largos viajes atravesando las terribles corrientes marinas rumbo al glorioso
símbolo del siglo. Nadie mas viajaba a Pafo, a Cnido ni tampoco a Citera a fin de
contemplar a la diosa Afrodita; los sacrificios en su honra fueron pospuestos, los

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Preferimos usar en este lugar la palabra tierra, en vez de usar ―mundo‖ como Schaeffer tradujo el
término.
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templos olvidados, los tapizados abandonados, las ceremonias se volvieron negligentes,


los cuadros dejaron de ser enmarcados y los altares permanecieron vacíos, cubiertos de
cenizas frías. Se rezaba a la niña‖.
La reacción a ese acontecimiento es que la propia Afrodita se rebela como un
diosa ―conciente de su clase‖. Ella se denomina ―vieja madre de la naturaleza y de todas
las cosas‖ y como ―origen primordial de los elementos‖, cuyo nombre, ―establecido en
el cielo‖, es profanado por la ―inmundicie terrena‖. Se siente herida en su vanidad, una
mujer celosa dispuesta inmediatamente a la venganza, y exactamente con la peor forma
de venganza de la que dispone. Para Afrodita — como le explica a su hijo Eros, que ella
pretende usar como instrumento ―brillante y espumante de rabia‖ — todo se resume en
una ―competición de belleza‖.
No debemos malentender ese primoroso relato de la situación, como una imagen
del género. Se trata de algo mucho más profundo. Afrodita y su hijo Eros, al que ella
estimula mencionando ―el vínculo de amor materno‖ y que ella ―abraza largamente
cubriéndolo de besos lascivos‖, forman un par divino de gran poder. Es la Gran Madre
que se une con su divino hijo amado para la perdición de la hibris humana con el
arbitrio libre e independiente de los potentados celestes, para los cuales el humano es
―suciedad terrena‖ y mortalidad. Eso significa que se trata de la constelación de la
tragedia griega, con la que el mito de Psique se inicia.
La belleza desalmada de esa pareja de fuerzas inmortales brilla y relampaguea en
una fascinación cuya descripción nadie podrá robarse. Eros , el joven libre, de hecho
extraordinario, a cuyos dardos están sujetos la propia madre y el propio padre, tanto
Afrodita como Júpiter, ese mocoso ―malcriado‖ es inconveniente en sus juegos, es
instruido para destruir a Psique con la propia arma de Eros y Afrodita: el amor. ―Esa
doncella tendrá que apasionarse perdidamente por el más horrendo de los monstruos‖,
como Schaeffer tan bien tradujo, ―un ser tan despreciable que en todo el mundo no
encuentre quien quiera tomar parte de su sufrimiento‖. El hechizo mortal de la diosa
todopoderosa, la Gran Madre, cuyas brujas, magos y el poder de transformar en
animales modifican su imagen elevada, se transforma en la evidente falta de vergüenza
de una feminidad divinamente impiadosa y verdaderamente desalmada. Todas las
cualidades juntas , la belleza divina, la vanidad y la pasión desmedidas, se unen a la
inconsecuente, juguetona e indescriptible malicia del poder arrebatador de Eros. Y,
después de que Afrodita manifestó su deseo de ver la feminidad virginal y bella de la
flor humana Psique arrebatada por un amor ardiente por el mas abyecto y deshumano
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―monstruo‖ —―ella se dirige a la playa de la costa más próxima. Pisando sobre la


espuma del borde de las olas revueltas con pies de suelas rosadas, ella desciende hasta el
vientre suave del mar ; y bastaba manifestar algún deseo y luego el océano obediente
no tardaba en cumplirlo, como si ya lo hubiese manifestado antes‖. Le sigue un cuadro
arrebatador, repleto de colorido, de Afrodita dirigiéndose al mar, acompañada por un
séquito de tritones, rodeada por coros musicales, sonidos de conchas, protegida de los
rayos del sol por una sombrilla de seda y reflejando su belleza en un espejo. Ese es el
preludio en el cielo.
En la tierra, sin embargo, se dice: ― En cuanto eso, Psique no cosecha ningún
fruto de la gloria de su belleza‖. Psique, solitaria, sin amor y sin marido, ―odia en ella
misma la belleza que constituye el encanto de naciones enteras‖. Es el padre, quien pide
al oráculo de Apolo por un casamiento y un marido, recibe la terrible respuesta que ya
conocemos. Con eso, se inicia el significativo capítulo de las ―Nupcias de la muerte‖. A
pesar de su aire de cuento de hadas y de su presencia apenas aludida en el preludio del
drama, el nos lleva profundamente dentro de la situación básica mitológica del
acontecimiento. El lúgubre cortejo hacia las nupcias de la muerte, las antorchas con sus
llamas trémulas obstruidas por el oscuro hollín y las negras cenizas, el cambio del aria
festiva de la flauta nupcial por lastimeros acordes que terminaban en un verdadero
gemido de lamentación — el ritual femenino de las nupcias de la muerte, elementos
típicos del ritual matriarcal que precedía las lamentaciones por Adonis se destacan
como resquicios de la vieja época de los mitos, en la tardía presencia del mito de la
Afrodita alejandrina.
El tema principal de la novia consagrada a la muerte, que también podría ser
llamado como ―La Muerte y la Virgen‖, es abordado aquí y se torna visible un
fenómeno básico de la psicología femenina matriarcal.
Desde el punto del vista del mundo matriarcal, todo casamiento es un rapto de la
Core, la flor virginal, consumado por Hades, el lado simbólico masculino, terreno, del
macho hostil y violador. Todo casamiento es entonces, bajo este aspecto, ―una
exposición en la cumbre de un monte en total soledad y una espera por el monstruo
masculino a quien es entregada la novia‖. El velarse de la novia es siempre el velar, el
cubrir de misterio, y el casamiento, como las nupcias de la muerte, es un arquetipo
central de los misterios femeninos.
También el casamiento de la muerte, que aparece en incontables mitos y
cuentos de hadas, como la exposición de la virgen al monstruo, al dragón, al hechicero o
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al espíritu del mal, es para la profunda experiencia del femenino un Hieros Gamos. El
carácter de rapto, que el acontecimiento asume no que se refiere a lo femenino, es la
proyección, típica de la fase matriarcal, del elemento hostil sobre el hombre. No basta,
por ejemplo , interpretar el crimen de las Danaides que — todas menos una — mataron
a sus maridos en la noche de bodas, como la resistencia del femenino al casamiento y
como la dominación patriarcal del masculino. No queda duda de quesea interpretación
es correcta; sin embargo, se aplica solamente a la última fase de un desenvolvimiento,
que se inicia mucho antes.
La situación esencial de lo femenino, como se menciona en la otra parte, se
aprehende a la relación primordial de identidad entre hija y madre. Por eso, la
aproximación de lo masculino significa, en todos los casos, separación. El casamiento
es siempre un misterio de muerte. Para el hombre, el casamiento es, antes que nada ,
como bien lo concebía el matriarcado, un secuestro, una posesión una violación — y
esto es inherente a la oposición básica entre lo masculino y lo femenino.
No es por mero acaso que el símbolo central de la virginidad es la flor, que en su
belleza y naturalidad representa el deleite de los hombres. Kerény mencionó su
explicación sobre la forma de Perséfone en cuanto al destino de la muerte de la Core
de la doncella y el carácter inestable del ser /no ser en los límites del Hades. Y vale la
pena esclarecer este hecho mitológico a la luz de la psicología. Es extremadamente
significativo que la consumación del casamiento, la destrucción de la virginidad, se
denomine ―desfloración‖ = des- floración. Ese acto representa para lo femenino, un fin
y un comienzo, un dejar-de-ser y un entrar- en-la-vida-real, ligados de una manera de
veras misteriosa. La virginidad, el tornarse mujer y tornarse madre como una única
experiencia, y en esa transición llegar a las profundidades de la propia existencia, solo
es concedido y aceptado por la mujer, al menos mientras está abierta al acontecimiento
arquetípico por detrás de los acontecimientos de la vida real. Por eso, fue por buenos
motivos que el acto de la desfloración fue considerado por los hombres como algo muy
numinoso y misterioso. Gracias a eso, en muchas regiones de la tierra ese acto fue
disociado de la vida privada y ejecutado como si fuese un ritual sagrado.
Cuán decisiva debe ser, en la vida femenina, la transición de la virgen-flor a la
madre-fruto, se torna visible si consideramos cómo la juventud femenina se desvanece
de prisa en condiciones primitivas y cómo es consumida con rapidez la fecundidad, si la
mujer fuera sometida a los trabajos pesados y duros. La dureza de la transición de niña a
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mujer es enfatizada en la medida en que, como de costumbre, una vida de soltera


restringida por los límites de los adultos es liberada por el hecho de que ella se case.
Tenemos que discutir aquí un argumento que afirma que muchas veces no se
puede hablar de hecho en ―desfloración‖, visto que, desde la infancia la sexualidad ya
pertenece a los jugueteos infantiles, de forma armoniosa y no acentuada es que, por lo
tanto, dar tanto valor al momento del ―casamiento‖ en sí parece un exagero, si no
estuviera enteramente fuera de lugar.
Con todo, para nosotros, como ya enfatizamos, se trata del casamiento
arquetípico, de una experiencia arquetípica, y no de un procedimiento fisiológico. La
experiencia de la situación primordial de las nupcias de la muerte puede coincidir con
la primera consumación real del casamiento, con la desfloración, mas no es
imprescindible que sea así, como por ejemplo parece ser el caso de la experiencia de
dar a luz.
El hecho de que innumerables mujeres consumaran el casamiento o diesen a luz
sin hacer la correspondiente ―experiencia‖, como se puede observar en el caso de las
mujeres modernas, en nada modifica la existencia de la situación como arquetipo y
como la figura central de la realidad anímica femenina. El mito, entretanto, siempre es
la representación inconsciente de situaciones decisivas en la vida de la humanidad y,
entre otras cosas, sólo por eso ya tiene significado, pues a través de sus auto
manifestaciones imperturbadas por ninguna conciencia podemos ver el estado genuino
de la experiencia de la humanidad.
En la poesía, que en su forma más elevada es vivificada por las mismas
imágenes primordiales colectivas que aparecen en los mitos, pueden surgir cuadros y
formulaciones en que reaparecen los enunciados de los mitos. Es una de las
constataciones mas felices del significado mitológico cuando se comprueba que en una
poesía surge la misma resonancia que vibra de los mitos.
Fue esto mismo lo que sucedió en la poesía de Rilke, Alceste, en la cual,
sobrepasando el tema del amor conyugal, él invoca el extracto primitivo de las nupcias
de la muerte.
La narrativa costumbrista cuenta: Admeto obtuvo el permiso para que otra
persona muriese en su lugar. Mas cuando llegó la hora de morir, ni madre ni padre ni
amigos estuvieron dispuestos a cambiar lugares con él. A pesar de todo, su mujer,
Alceste, la cual, como dice Homero, ―es la más divina de las mujeres‖, se sometió
voluntariamente a la muerte.
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La clásica Alceste del mundo griego patriarcal era la ―buena esposa‖, de la


misma forma que Isis, que lamentaba la muerte de Osiris en Egipto; la muerte de
Alceste que murió en lugar de su marido, el cual aceptó el hecho, no arroja una luz muy
favorable y es comprensible en la medida en que la vida de un dios también era
infinitamente más valiosa que la de la mujer, también para Eurípides.
En la poesía de Rilke, sucede de modo diferente simplemente porque la intuición
mitológica del poeta limitó ese acontecimiento al día de las nupcias.

… und das was kam, war sie


ein wenig kleiner fast, als er sie kannte,
und leicht und traurig in dem bleichen Brautkleid.
Die andern alle sind nur ihre Gasse,
durch die sie kommt und kommt —: (gleich wird sie da sein
in seinen Armen, die sich schmerzhaft auftun).
Doch wie er wartet, spricht sie; nitch zu ihm.
Sie spricht zum Gotte, und ser Gott vernimmt sie,
und alle hören`s gleichsam erst im Gotte:
Ersatz kann keiner für ihn sein. Ich bin´s.
Ich bin Ersatz. Denn keiner ist zu Ende,
Wie ich es bin. Was bleibt mir denn von dem,
Was ich hier war? Das ist´s ja, dass ich sterbe.
Hat sie dir´s nicht gesagt, da sie dir´s auftrug,
Dass jenes Lager, das da drinnen wartet,
Zur Unterwelt gehört? Ich nahm ja Abschied.
Abschied über Abschied.
Kein Sterbender nimmt mehr davon. Ich ging ja,
damit alles, unter dem begraben,
der jetzt mein Gatte ist, zergeht, sich auflöst—.
So führ mich hin ich sterbe ja für inh.

[…y lo que venía era ella / casi un poco menor de lo que él la conocía, /leve y
triste en su albo vestido de novia. /Pues diferentes son todas sus veredas / a través de las
cuales ella viene y viene—: (luego ella estará /en sus brazos, que se abrirán
dolorosamente)./ Como el esperaba, ella habló; mas no con él./ Ella habló con Dios, y
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Dios la atendió, / y todos la oyeron primero en Dios: / Nadie puede ser sustituto para él.
Yo soy. / Yo soy la sustituta. Pues nadie esta en el fin, / tal como yo. Lo que me queda
después de todo de lo que fui / hasta ahora? Por eso es que yo muero. / ella no te dice,
visto que te perdió / que aquel lecho, que la espera allá adentro, /pertenece al reino de la
muerte./ Yo me despedí. / Despedida tras despedida. / Ningún agonizante tiene mas de
lo que yo. Pues fui / para que todo el que, bajo el túmulo de aquel / que ahora es mi
marido, se desintegre, se libere — / entonces pueden llevarme, pues yo muero por él.]

la primera impresión que se tiene es la de que la interpretación de Rilke tiene


otro sentido y que se trata de una licencia poética; mas al observador se le revela aquí,
otra vez, la profunda regularidad y la significativa radicación de lo poético en su
libertad limitada y no despótica. Si la pesquisa moderna comprueba que Alceste gozaba
de una plenitud de cultos y que originalmente era una diosa, entonces podemos prestar
atención al hecho. Toda la armonía entre la poesía moderna y el motivo de las nupcias
de la muerte del mito surge cuando descubrimos que esa diosa Alceste es una Core-
Preséfone, una diosa del infierno _ una diosa de la muerte, cuyo marido Admeto
originalmente era el propio invencible Hades y que ella pertenece al ámbito de las
grandes diosas matriarcales Feréias, que regían en la antigüedad griega. Solamente con
el cambio de la historia, se transforma la diosa Alceste en ―heroína‖ y su marido- dios
en el mortal rey Admeto, un ejemplo típico de la personalidad secundaria, en la cual el
arquetipo original es reducido al personal.
Rilke también debe haber conocido el mito con esa forma personalizada de
narrativa, eso es incuestionable. Mas, ¿qué hizo él? O mejor ¿ que le sucedió? Para el,
Alceste se transformó en novia; mas todavía, se transformó en la novia destinada a las
nupcias de la muerte, la Core- Perséfone, y el acontecimiento trasciende el ambiente
personal; trasciende al marido de ella, el rey Admeto, aconteciendo entre ella — y el
dios —, el dios de la muerte, que es el mismo Admeto del infierno, su consorte original.
Así, a través de la poesía es recuperado un conjunto de circunstancias
encubiertas por el paso del tiempo. La imagen primordial en el alma del poeta sacudió la
vestimenta impostada al mito a través del proceso histórico humano y este surgió
renovado de la fuente original.
Es como que para abordar el tema primordial de la muerte y de la doncella
también de otro lado, Rilke habla sobre él en una poesía acerca de Eurídice. Eurídice
vuelta de la muerte debe ser reconquistada por Orfeo para el mundo y debe retornar a
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la vida, por lo tanto ella ya pertenece en su esencia, en su virginidad, en su estado de


―flor en botón‖, como lo dice Kerény, mas con eso también en su intocable
―integridad‖, a la perfección de la muerte.

Sie war in sich. Und ihr Gestorbensein


Erfüllte sie wie Fülle.
Wie eine Frutch von Süssigkeit un Dunkel,
So war sie voll irme grossen Tode,
der also neu war, dasssie nichts begriff.
Sie war in einem neuen Mädchentum —
Und unberührbar; ihr Geschlecht war zu
Wie eine junge Blume gegen Avenid,
Und ihre Hände waren der Vermählung
So sehr entwöhnt, dass selbst des leichten Gotees
Unendlich leise leitende Berührung
Sie kränkte wie zu sehr Vertraulichkeit.

[ Ella estaba concentrada en si. Y el hecho de estar muerta / la henchía de


plenitud. / Como una fruta de dulzura y oscuridad // Así ella estaba repleta de su gran
muerte, / que por tanto era nueva y sobre ella nada comprendía. / Ella estaba con una
nueva virginidad — / intocable: su sexo estaba cerrado como / una flor nueva se cierra
al llegar la noche, / sus manos estaban tan desacostumbradas del casamiento / que hasta
el leve toque, infinitamente suave / del dios, la ofendía pues lo consideraba un / exceso
de confianza.]

El efecto arquetípico de las nupcias de la muerte de las doncellas de la antigua


época matriarcal, pasando por el sacrificio de la doncella en el ritual de consumación
del matrimonio, llegó hasta la época moderna. El tema de las nupcias de la muerte
ocupa la posición central en el mito de Psique, si bien, en el inicio, este parezca ser una
mera venganza de Afrodita.
Bastante extraordinario y al principio incomprensible es ese tema, si ponemos
nuestra atención solamente en la inocencia e inexperiencia de la doncella Psique. La
respuesta de Psique, en el fondo, tiene una armonía inconsciente con el misterio de lo
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femenino, que se ve ante una situación de muerte. Ella no reacciona a través de la lucha,
de protestas, de blasfemias, resistencia y oposición, como la personalidad masculino
tendería a hacer en una situación semejante, sino con la actitud opuesta, mediante la
aceptación del destino de morir. Con absoluta clarividencia, ella ve a través del plano de
fondo del acontecimiento — en ningún lugar de la narrativa está explícito que ese
acontecimiento de fondo haya sido revelado a los hombres – y dice: ―Cuando las
naciones y los pueblos me tributaron honras divinas, y a una sola voz me consagraron la
nueva Afrodita, entonces me debisteis haber padecido, llorado y lamentado como
muerta.‖ Con qué naturalidad ella entiende que la hybris es su castigo — asumiendo la
de la humanidad y no la propia, la de su ego— declarándose lista para el sacrificio con
extrañas palabras de aceptación del destino, con las cuales, abandonada en el roquerío
solitario, ella se eleva de la masa del pueblo lloroso y también de sus propios padres:
―Tengo prisa, estoy ansiosa por soportar esta unión feliz-infeliz,* estoy ansiosa
por contemplar a mi noble esposo. Por que debo mantenerlo a distancia, ¿por qué no
huyo de su presencia, él que nació para destruir el mundo entero?‖.
Entonces sucede la gran modificación , la sorpresa, lo que luego nos causa la
profunda impresión de que se trata de un cuento de hadas, la tercera fase: Psique con
Eros en el Paraíso.
La consumación del matrimonio, que fue precedida por un gran séquito fúnebre
auténtico de las nupcias de la muerte, acontece en un escenario que parece el escenario
típico de los cuentos de ―Las Mil y Una Noches‖. Todo eso es sugerido con un aire
barroco:
―y cuando la noche estuvo ya avanzada, llegó a sus oídos una voz suave. Ella
temía por la propia virginidad, pues estaba completamente sola, se estremecía de horror
y temía a lo desconocido tanto más por ignorar su naturaleza. Y luego el misterioso
marido llegó, subió al lecho he hizo a Psique su mujer, mas en cuando el día amaneció
desapareció apresuradamente.‖
Y cuando se acrecienta: ― en breve, lo que al principio parecía extraño, se volvió
un deleite, y las voces desconocidas consolaban su soledad,‖ luego se dice también
―Antes morir cien veces que perder tan dulce amor. Donde estuvieres , yo te amo y
adoro apasionadamente: amo-te como la propia vida. Comparado a ti, el mismo Cupido
nada sería.‖ Y, más aún, en un éxtasis paradisíaco en que ella murmura: ―Mi esposo

*
Como el texto latín , hacia el cual la señora del profesor Jung atrajo mi atención, es ―foelices”, o sea
nupcias felices, completé esa traducción con ese sentido.
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dulce como miel, alma de tu Psique‖, un éxtasis de tinieblas. Sucede en el no-saber y en


el no-ver, pues el amante es sólo perceptible ―al tacto y a los oídos‖ — aunque Psique
esté satisfecha así— al menos parece, y vive en la felicidad del Paraíso.
Primero parece que se trata de un simple tema común y conocido en los cuentos
de hadas en que aparecen hermanas envidiosas. Mas los temas de esos cuentos son
todos, menos simples, y si los analizamos mas de cerca, descubriremos que esconden
algo muy significativo y elaborado en varias capas.
A pesar de la advertencia urgente de Eros, Psique se encuentra con las hermanas
que, ciegas de envidia, urden un plan, a fin de destruir su felicidad. El método que usan
corresponde otra vez a un método universalmente conocido, pues no se trata, en último
análisis, de matar al marido, sino de convencer a Psique de quebrar el tabú, develar el
misterio, en este caso — ver al esposo. Pues esa fue la prohibición que el desconocido
esposo de Psique había impuesto: ella no puede verlo, no debe saber ―quién es él‖. — es
la continua repetición ―nunca me preguntes eso‖, la prohibición de nunca entrar ―en el
cuarto cerrado‖, y el hecho de Psique lo desobedezca es lo que la lleva a su perdición.
Mas ¿cómo están caracterizadas esas hermanas y qué significado tienen ellas en
el curso de la historia de Psique? Dejando de lado la interpretación relativa al cuento de
hadas, intentaremos penetrar más profundo en su contenido. Las dos hermanas,
presumiblemente felizmente casadas, odian a sus maridos desde el fondo de sus almas,
en la medida en que se puede hablar de almas en seres mencionados como las furias, y
están inmediatamente prontas a abandonarlos definitivamente. Ambas están malcasadas,
en matrimonios que son símbolos de la esclavitud patriarcal. Ambas son ejemplos
típicos de eso que denominamos ―esclavitud de lo femenino en el patriarcado‖. Fueron
dadas a ―maridos extranjeros para ser sus sirvientas‖. Una de ellas tiene un marido que
es más viejo que su padre, mas calvo que una calabaza y tan frágil como un niño. En
todos los sentidos, ella representa el papel de hija y no de esposa.
La otra tiene que representar para el consorte nada menos desagradable que el
papel de enfermera. Las dos hermanas sienten un odio extremado a los hombres y
representan, como podemos resumir de forma global, una posición típica del
matriarcado.
Podemos probar esa tesis sin dificultad. El motivo obvio de la envidia de las
hermanas no debe ser entendido como su posición última y definitiva: aunque no debe
minimizarse, no es el punto central de la interpretación del cuento. El síntoma más
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evidente de esa actitud matriarcal de repudio a los hombres es la caracterización que


hacen del marido invisible de Psique.
Cuando las hermanas hablan de los ―peligrosos y desagradables abrazos de una
serpiente asquerosa‖, e insinúan a psique — que entretanto había quedado embarazada
— que esa serpiente iba a devorarse a su hijo, sus palabras tienen origen visible en la
sexualidad insatisfecha de las dos mujeres. Sus denuncias — pues hablan como si fuese
verdad y en tono de difamación — tienen origen en la insatisfacción sexual de sus
psiques matriarcales violadas e insultadas. Ellas consiguen despertar en Psique ese
extracto matriarcal inconsciente de odio a los hombres, de forma que ella entra en un
conflicto que puede ser descrito así: ―en el mismo cuerpo ella odia al monstruo y ama al
marido‖.
Y para intensificar esa relación ya tan transparente con el matriarcado y con las
asesinas de maridos, las Danaides, las hermanas aconsejan a Psique no huir del esposo,
en cambio matarlo, cortándole la cabeza con un cuchillo, símbolo muy conocido —
sublimado— de la castración. El hombre hostil, la mujer como víctima del hombre-
monstruo, el asesinato de un hombre es su castración, esos símbolos matriarcales de
autodefensa o de dominio — ¿cómo relacionarlos con Psique? ¿Cuál es el significado
de todo esto en el mito del desenvolvimiento de Psique?
Las dos hermanas, con su hostilidad hacia los hombres y su actividad matriarcal,
contrastan con la actuación de dulce entrega y de auto-anulación de Psique, que se
entrega enteramente a la esclavitud sexual del marido, se rinde enteramente a Eros. En
ese paraíso de placer, y así es descrita la vida de Psique con Eros con todo su colorido,
las dos hermanas introducen la primera perturbación. En la interpretación, las dos
hermanas representan proyecciones reprimidas o tendencias matriarcales totalmente
inconscientes de la propia Psique, cuya erupción provoca un conflicto íntimo. Eso
quiere decir que, psicológicamente, las hermanas pertenecen al ―aspecto-sombra de
Psique‖. Mas sólo su pluralidad revela que llegan a capas transpersonales de su
psiquismo.
El aparecimiento de las hermanas trae para Psique una cierta independencia en
relación con el marido. Por primera vez, ella considera su vida con Eros como ―una
prisión bienaventurada‖ y resiente la falta de contacto humano, y siente nostalgia de la
presencia de personas. Cuando antes fluctuaba en la corriente de una embriaguez
inconsciente, ahora comienza a ver la fantasmagórica irrealidad de su paraíso sensual y
comienza a comprender — en el contacto con su amante – y a sentir la fuerza de su
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feminidad, a medida que apronta ―escenas‖ y , con ―susurros apasionados‖, seduce a


quien la había seducido.
Tenemos que desconsiderar la intriga de las hermanas a fin de penetrar mas
profundamente en la verdadera función de esas Hermanas-sombra, como en su
significado verdadero. Aunque inicialmente pueda parecer paradojal, las hermanas
representan un aspecto de la conciencia femenina que marcará todo el desenvolvimiento
subsiguiente, sin la cual ella no sería lo que es, una Psique femenina, la vida de Psique
con el inicio de una mayor concientización femenina. La vida de Psique es una vida de
sombras, una vida en las tinieblas, un éxtasis de la sensualidad, en un estado de perfecta
servidumbre a través del sexo, que sin duda puede ser mencionado como un demonio,
un monstruo.
Eros, como un fascinio invisible, es exactamente todo lo que el Oráculo de
Apolo previó, y es en eso en que las hermanas se basan, afirmando que Psique de hecho
es su víctima.*
Si la ley básica del matriarcado es la de prohibir el relacionamiento personal con
el hombre y este sólo era permitido como una fuerza anónima, representante de la
divinidad, entonces la situación de anonimato está cumplida para Psique, mas al mismo
tiempo, ella sufre la mayor vergüenza, la vergüenza imperdonable de haber sido
seducida por lo masculino, esto es, haberse vuelto su sierva. Para esa mácula, en el
matriarcado sólo hay una respuesta: matar y castrar al macho, y es eso lo que las
hermanas exigen de Psique. La verdad, con eso no causan más que una cierta regresión,
mas tornan visible a través del sentido, que tras de ellas también está vivo, un principio
femenino más elevado, que estimula a Psique. Con eso, queda claro el simbolismo de la
situación inconsciente de Psique, en el verdadero sentido del término.
En su lucha con Eros, Psique repite siempre que resistirá sus órdenes y que no
romperá la relación con sus hermanas; con una testarudez enigmática y que contrasta

*
La vida de Psique en el sombrío paraíso de Eros es una variante interesante al mito del héroe engullido
por la ballena-dragón-monstruo. El hecho de estar y quedar presa en las tinieblas, aquí es encubierto por
la cualidad sensual de ese estado, pero también esa es una situación arquetípica y de ninguna forma
constituye una excepción. El peligro de ser engullido aparece con frecuencia a través de la seducción que
— regresivamente — ofrece el paraíso del placer, disfrazado , tal como en el cuento de Juan y María, la
casa de dulce, que esconde un monstruo voraz — en el caso de Psique se trata de un monstruo-dragón, en
el caso del cuento de hadas, de la bruja. Como en el viaje marítimo nocturno el héroe solar masculino
enciende una luz en la barriga del monstruo y se libra de las tinieblas, también Psique tendrá que liberarse
de lo oscuro equipada con una luz y un puñal. Así, en el mito solar masculino la acción del héroe es
violenta, visto que tiene que matar a un monstruo, y esa es su acción primordial: matar y desmembrar al
dragón. En la variante femenina, en tanto, la necesidad de saber queda sujeta a una necesidad mayor, la
necesidad de amar. Aún siendo compelida a dañar, ella continúa teniendo un vínculo muy intenso con el
amado del cual no desiste, y quiere conciliar y transformar.
14

con su aparente suavidad., ella no deja que nada le impida tener relación con las
hermanas: ni si quiera la urgente advertencia del marido la convence. Y durante esa
lucha ella pronuncia las reveladoras palabras, que son la llave para la situación anterior;
―¡no procuraré mas ver tu cara, y ni la oscuridad de la noche podrá ser obstáculo para mi
felicidad, pues te tengo en mis brazos, luz de mi vida!‖
En el mismo instante en que Psique da muestras de aceptar la oscuridad, esto es,
la inconciencia de si situación, es cuando en el abandono aparente de su conciencia
individual se refiere a un amante desconocido como la ―luz de mi vida‖, en ese exacto
momento un sentimiento raro sale a la superficie y ella habla de modo negativo sobre su
oscuridad opresiva y su deseo de ver al amado. Ella exorciza el propio miedo de lo que
está por ver, revelando el conocimiento inconsciente de aquello que está sucediendo.
Estaba enredada en las tinieblas ; no obstante, ahora hay un impulso imperativo que la
impele hacia la luz. Así mismo ella percibe que un gran peligro está por caer sobre su
cabeza. Justamente por eso, es tan conmovedora la frase que ella usa al hablar de Eros
mientras lo tiene en sus brazos, llamándolo ―mi luz‖. Aunque, en un último análisis, sea
cierto que Eros es la luz que la ilumina y que le indica el camino por entre los peligros.
Mas el Eros que ―le‖ muestra el rumbo no es el joven travieso que la abraza en la noche
y que intenta, por todos los medios de los que dispone, impedirle que perturbe el
misterioso paraíso en que viven.
Psique no es, como la narración muestra de forma enfática a continuación, una
jovencita ―ingenua‖ y ―simple‖. La hostilidad de las hermanas corresponde enteramente
a lo que pasa en lo más íntimo de la propia Psique. La actitud e las hermanas estimula la
protesta matriarcal que aflora a partir del exterior y la impulsa a la acción. Fue por eso
que psique entró en ―conflicto‖ : ―en el mismo cuerpo ella odia al monstruo y ama al
marido‖. Por este mismo motivo es que las hermanas logran seducirla. Psique ignora la
―apariencia verdadera‖ de Eros, su amante, y hacía tiempo que la oposición monstruo-
amante vivía en su inconsciente, sin haber alcanzado la conciencia; mas fueron
exactamente las hermanas las que la concientizaron del presumible aspecto de ―fiera
mortal‖. Con eso, Psique entra en conflicto abierto en lo que se refiere a su
relacionamiento amoroso conciente, en el cual Eros es su consorte. No es posible
continuar en su estado de inconciencia. Ella tiene que ver el aspecto real de su
compañero y, a pesar de la ambivalencia, la oposición entre la Psique que odia al
monstruo y ama al marido se proyecta al exterior y ella se ve obligada a entrar en
acción.
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Armada con el puñal y la lámpara de aceite, Psique se aproxima al amante


desconocido y, en la luz, reconoce a Eros. Primero, intenta matarse con el puñal que
estaba pronto a ser usado contra el ―monstruo‖, mas fracasa en su intento. La segunda
cosa que hace, mientras se extasía con la belleza del marido, es herirse en una de las
flechas, lo que despierta su lascivia, lo que la hace inclinarse para besarlo, una gota de
aceite hirviendo cae de la lámpara y quema y hiere a Eros, que se despierta. Y después
de que ve que Psique lo ha desobedecido la abandona y desaparece.
¿Qué sucede con Psique, la cual, impulsada por las fuerzas matriarcales del odio
a los hombres , se aproxima al tálamo armada con el puñal y la lámpara a fin de destruir
al supuesto monstruo, al descubrir a Eros? Si reconstruimos la grandeza mítica de esta
escena, que fue disminuida y casi desfigurada por la delicada obra de filigrana de
Apuleyo, vemos un drama de gran profundidad y poder ante nosotros, una
transformación psíquica cuyo significado es impar. Se trata del despertar de Psique
como Psique, el momento decisivo del destino en la vida del femenino, en que por
primera vez, — emerge de su inconsciente la mujer, y del claustro de su cadena
matriarcal, y, en un encuentro individual con lo masculino — ella ama, esto es,
reconoce a Eros. Ese amor de Psique es muy especial, y solamente cuando
comprendamos lo que es nuevo en esa situación amorosa es que podremos entender lo
que eso significa para el desenvolvimiento del femenino representado por Psique.
La Psique que se aproxima al lecho no es más que un ser lánguido y envolvente,
seducido por los sentidos, que vive en el paraíso misterioso de la sexualidad y del
placer, por ende, concientizada por las insinuaciones de las hermanas, conciente del
peligro inminente, cuando llega cerca del lecho para matar al monstruo, la fiera
masculina que la raptara del mundo superior en nupcias de la muerte, arrastrándola a las
tinieblas, Psique adopta con toda crueldad y hostilidad el liderazgo del matriarcado. Así,
a la luz tenue y nueva que ilumina la oscuridad inconsciente de su antigua existencia,
ella ve a Eros. Ella le ama, concientizada, sufre una transformación, descubriendo que la
dicotomía entre al monstruo y el marido ya no es válida. Alcanzada por el rayo del
amor, ella vuelve el puñal contra su propio corazón — o, en otras palabras, — se hiere
con la flecha de Eros. Así, ella abandona el aspecto inconsciente infantil de su realidad,
renunciando simultáneamente al aspecto matriarcal de odio hacia los hombres.
Solamente en la existencia sin luz y obtusa es que Psique puede entender, de manera
equivocada, que el amante es un monstruo y un dragón devorador, y solamente como un
inconsciente infantil e ignorante, o sea, en esencia, misterioso, es que ella puede
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imaginar que ama a un ―esposo divino‖, separado del dragón inferior. A la luz del nuevo
amor, Psique reconoce a Eros como un dios que reúne en si mismo lo inferior y
superior, y que es la línea de unión entre los dos niveles.
Cuando Psique se hirió en la flecha de Eros y sangró, se dice: ―así, sin ser
percibido, a través de un acto voluntario, Psique se apasiona por el Amor‖. Mientras al
inicio de las nupcias de la muerte está la muerte, el rapto y la posesión, lo que Psique
experimenta ahora corresponde, en cierta forma, a una segunda desfloración, una
desfloración propiamente dicha, activa y voluntaria, que sucede en su intimidad. Ella no
es más una víctima, sino una mujer que ama a Eros, que la sedujo, que se apoderó de
ella a partir del interior y no como hombre exterior. Pues, como hombre, Eros está
durmiendo y desconoce lo que pasa con Psique, lo que ella hace y lo que sucede con
ella. Y en este punto la narración pasa a revelar una genialidad psicológica sin igual en
su género.
El amor — o mejor, el acto de amor de Psique, la entrega voluntaria a Eros — es
al mismo tiempo un sacrificio y una pérdida. Ella no renuncia, sin embargo, al aspecto
matriarcal de odio a los hombres, característica de su feminidad: lo que es paradojal en
esa situación es que en su acto de amor, a través de el, ella lo eleva a su auténtica
esencia y lo exalta, al mismo tiempo que lo eleva a su nivel amazónico.
La Psique conciente, que ve a Eros en plena luz y rompe el tabú de su
invisibilidad, deja de ser la moza ingenua e infantil en su actitud contra lo masculino.
Ella no es más la cautivante ni la cautivada: fu feminidad se transformó a tal punto que
ella pierde al marido; sea dicho de paso, ella tiene que perderlo. Conocer, sufrir y
sacrificarse son idénticos en esa situación amorosa en que la feminidad se hizo
conciente a través del encuentro. Con el amor de Psique que explota cuando ve a Eros,
surgió dentro de ella un Eros que no es más aquel que duerme a su lado, o sea, en su
exterior. Es su Eros interior, imagen de su amor, y de hecho una forma superior e
invisible del Eros que duerme al lado de ella. Esa forma adulta de Eros pertenece a una
Psique que se tornó conciente, que creció y ya no es más infantil. Mas ese Eros
invisible, superior, interior de Psique tiene que entrar necesariamente en conflicto con
su imagen pequeña y visible encarnada, que muestra su forma ante la lámpara de y que
es quemada por la gota de aceite caliente.
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Mientras el Eros todavía anda oculto en lo oscuro puede ser una encarnación de
una imagen de cualquier Eros, este Eros visible es el Eros divino, hijo de Afrodita.*
¡Mas, no debemos olvidarnos de que ese Eros no desea a esa Psique! Él le
advirtió, él le hizo jurar constantemente que se quedaría en las tinieblas del paraíso; y él
la amenazó diciéndole que, a través de su actitud, ella lo perdería definitivamente. La
tendencia inconsciente de volverse conciente — aquí se trata de la conciencia del
relacionamiento — era más fuerte en Psique que todo lo demás, más fuerte incluso que
su amor por Eros — de esta forma al menos, eso sería descrito por un Eros masculino.
Mas que injusticia, pues Psique en ese estado paradisíaco pertenecía realmente a Eros;
¡ella caería en sus manos en la oscuridad mas nunca lo amaría! Algo en ella, que
negativamente es definido como agresión matriarcal y positivamente como tendencia a
la concientización y conocimiento de su naturaleza femenina, hacía fuerza para salir de
la oscuridad de forma indefectible. Solamente con el conocimiento, a la luz del
conocimiento de Eros, ella ama.
En ese exacto momento, la pérdida del amante es una de las más profundas
verdades de todas las verdades de este mito. Se trata de un momento trágico en que toda
alma femenina asume el destino propio. Eros fue herido por Psique: la gota de aceite
que lo quemó, se despertó y lo hizo marcharse, constituye una enorme fuente de
sufrimiento. Para él, el dios masculino, la amante era suficientemente femenina,
mientras estaban a oscuras, y él la poseía durante la noche con exclusividad, apartada
del mundo y viviendo sólo para él, sin participar o interferir en su existencia divina
cotidiana, ni en su realidad. Psique era la compañera de sus noches y su condición de
―esclavitud‖ se agravaba con la insistencia de Eros de permanecer en el anonimato
divino. Cada día que pasaba, ella era más ―devorada‖ por él. Esa joven infantil ―con su
innata ingenuidad y delicadeza de espíritu‖ — que, en realidad, los hombres
acostumbran a malentender – se aproxima con un puñal y una lámpara al dormido con
el fin de matarlo, dispuesta por lo mismo a perderlo, pues la mujer necesita herir al
masculino Eros, haciéndolo sufrir.
Psique emerge de la oscuridad y asume su destino como mujer apasionada, pues
ella es Psique, o sea, su esencia es psíquica y por eso una existencia en las tinieblas no
le será suficiente. Mas solamente cuando Psique deja de percibirlo solamente en la

*
la tarea urgente de Psique es justamente la de unificar la estructura dual de Eros, que también se
manifiesta en la figura antiética de Eros y anteros, es la transformación del Eros inferior en Eros superior.
Lo interesante en el hecho es que el papiro egipcio mágico conoce el doble de Eros, y el de Afrodita, y el
de psique.
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oscuridad que le fuera impuesta y lo ve – ella lo encuentra de hecho y, exactamente en


ese momento de la pérdida y del distanciamiento —, ella lo ama y reconoce
concientemente a Eros.
En un plano más elevado y con plena responsabilidad humana, ella tiene
conciencia del sacrificio matriarcal del amante. En la medida en que se libra de la
oscuridad impuesta por la orden de éste y de cierta forma lo trasciende, al llevar en la
mano el puñal y la lámpara en vez de la antorcha de Hécate y de las otras diosas
matriarcales, ella le roba a Eros su poder divino sobre ella. Ahora Psique y Eros se
enfrentarán como iguales. Pero sólo que enfrentarse significa separarse el uno del otro.
Se resguarda el origen de la unión urobórica en lo oscuro, aún así, viene al mundo la
culpa, el sufrimiento y la soledad con el acto heroico de Psique. Con su acto heroico,
ella expulsa a Eros y a sí misma del paraíso y de la inconsciencia urobórica original.
Sin embargo, solamente la apariencia del acto de Psique es viril, esto es,
comparable a los de los héroes.
Lo importante es que este corresponde al conciente que tendrá que
desenvolverse necesariamente; con todo esto, la acción de Psique no es mortal, pues
exactamente al practicarla – el amor de Psique despierta. Y en mientras el lado
masculino de esa acción heroica asesina continúa rumbo a la conquista del mundo y el
Hieros Gamos con el anima conquistada representan apenas parte de la victoria, el
posterior desenvolvimiento de Psique es nada más que el intento de superar la
separación y formar una nueva unión con él. En otro plano, o sea, amando
concientemente, su tarea es la de formar esa unión, visto que la necesidad de una
reunión la había impulsado rumbo al sacrificio.. así, la iniciativa de Psique es el
comienzo de un desenvolvimiento que la involucra no sólo a ella, sino también a su
amante Eros.
Desde el inicio, como él mismo cuenta, Eros se hirió con su propia flecha, o sea,
el ama a Psique desde el inicio, mientras que ella comienza a amarlo después de su acto
heroico. Mas lo que Eros denominaba ―su amor‖ y el modo en que quería amarla chocan
con Psique y con su acción libertadora , que acabó por expulsar a Eros y a sí misma del
paraíso de la conciencia urobórica. Sólo después de la acción de la esposa, Eros sufre
las consecuencias de su propia flecha, que él mismo disparó contra sí. 


No necesitamos preocuparnos con el desenvolvimiento Mítico de la figura de Eros, que originalmente
era menos, e mas, de lo que un dios, ni con su secuencia histórica.
19

En relación a este contexto está el simbolismo de la gota de aceite hirviendo que


quemó a Eros al caer de la lámpara, sobre lo cual se dice: ―la lámpara de aceite
temeraria e insolente, pésimo servidor del amor; quemaste al propio señor del fuego.‖ El
instrumento que provoca dolor no es un arma cortante — como la flecha—mas la
sustancia que alimenta la lámpara, que es el principio de la luz y la sabiduría. El aceite
como esencia del reino vegetal, esencia de la tierra, usada para ungir al rey que es señor
de la tierra, es un símbolo muy difundido en muchas culturas. Aquí, sin embargo, lo que
importa es que él es la base de la luz. Y, para serlo, es necesario que inflame y queme.
El desenvolvimiento del calor, del fuego de la pasión, el arder, el quemar y el
consumirse de pasión también es la base de la iluminación, o sea, una conciencia
iluminada que surge de la purificación de los materiales básicos que fueron quemados, y
que los trasciende.
Mientras Psique con su acto toma conciencia de Eros y del amor que siente por
él. Este está recién herido por el acto de amor y de separación de Psique, mas de
ninguna panera iluminado. Se ha completado apenas una parte del proceso: la sustancia
básica fue inflamada y el arde por causa de ella. De este modo, comienza una
transformación, esta es involuntaria, y Eros la experimenta pasivamente. Él es
arrebatado por el dolor del afecto y, a través de la acción de Psique, pasa de una especie
de embriaguez de unión feliz al sufrimiento de una relación dolorosa.
Cuando los dioses aman a mujeres mortales, sienten apenas placer y deseo. El
sufrimiento es dejado sólo para la parte mortal, para el hombre o la mujer mortales que,
que la mayoría de la s veces acaba aniquilándose en ese encuentro, mientras que el
compañero divino pasa sonriendo hacia otras aventuras, involucrando el destino de
otros mortales. Aquí, sin embargo, el caso es otro, pues Psique , ese símbolo mítico,
entra en acción, a pesar detona la individualidad del alma humana femenina.
Eros, como dijimos al principio, era un niño, un adolescente, un hijo-amante de
su Gran Madre Afrodita. Él desobedeció las órdenes de su madre, amando a psique en
vez de hacerla infeliz — mas, al transgredir tales órdenes, ¿no la volvió él infeliz, de
cierta forma, al obligarla a casarse con un monstruo, un ―ser inmortal‖? sea como fuese
el caso, eso para él no representó una liberación en relación a Afrodita, sino una traición
oculta pues, según la voluntad de Eros, todo ocurriría en la oscuridad, en secreto, a
escondidas de la Gran Madre, la diosa. Su romance con Psique fue planeado como una
de las acostumbradas ―fugas‖ de los dioses griegos, a escondidas de la opinión pública,
representada típicamente por las divinidades femeninas.
20

Pero esa situación, con todos los placeres que proporciona a Eros, es perturbada
por Psique. Ella rompió la ―participación mística‖ con su compañero y lanzó a ambos al
destino de la separación, que es la conciencia. El amor como expresión de la totalidad
del femenino no sucede en las tinieblas, como un proceso simplemente inconsciente; un
encuentro legítimo involucra la conciencia, a despecho de la separación y del
sufrimiento.
Ella dirige su acción con todo el dolor hacia la individuación, en la cual la
personalidad se experimenta en la relación de un compañero con el otro, o sea, no
solamente la personalidad unida un compañero. Psique se hiere y hiere a Eros y, a través
de la herida de ambos, deshace el vínculo original e inconsciente que los ataba. Pero se
creía, a pesar de todo, en la posibilidad de un nuevo encuentro, cuyo sentido principal es
el amor entre los dos individuos. Se repite en lo individual lo que fue presentado como
origen mítico en el Banquete de Platón: la separación de lo que estaba unido y el amor
como nostalgia de ―re-unir‖ lo que ha sido dividido.
Bachofen dice lo siguiente: ―La fuerza que se vuelca a unir lo dividido es la del
dios que nace del huevo, que la doctrina órfica menciona como Métis, Fanes, Ericopeo,
Protógono, Heracles, Tronos, Eros, las lésbicas Enorides, el Osiris egipcio…‖ Mientras
que en Bachofen lo femenino siempre representa al huevo y el contenido, lo masculino
es lo que nace, al tiempo que la unidad primordial es el elemento de separación. Aquí,
sucede lo contrario. Eros, el Eros de Afrodita, mantiene a Psique presa en el interior
oscuro del huevo, y esta la divide con el puñal y la lámpara de aceite a ese ser perfecto
del inicio, para entonces reestablecer la unidad original con sus acciones y sufrimientos,
mas en el ámbito celestial y de forma renovada.
Con la acción de Psique se termina la edad mítica del universo, en que la
relación entre los sexos dependía solamente de la fuerza superior de los dioses que
mantenían a los hombres bajo su yugo. Mas Psique asume concientemente por sí misma
la decisión definitiva y se inicia entonces la edad del amor humano.
Con eso, iniciamos la discusión del fenómeno que está en la médula de este
mito, exactamente el grave conflicto de Psique, como la ―nueva Afrodita‖, y Afrodita, la
Gran Madre. La rivalidad comenzó cuando los hombres, encantados con la belleza de
Psique, abandonan el culto de los templos de Afrodita. La contemplación pura de la
belleza enteramente opuesta al principio representado por Afrodita, que también es
bellísima y representa la belleza, pero la usa meramente como un medio para alcanzar
un fin. Por lo que parece, este fin es el deseo y la embriaguez extática del sexo; en
21

realidad, ese fin es la fertilidad. Afrodita también es una Gran Madre, ―el inicio
primordial de los elementos‖, cuya ocultación rabiosa, como es el caso de la Ishtar
babilónica y de la griega Demeter, dejó morir la fertilidad del universo. ―Después que la
diosa Ishtar desciende al infierno, el toro no se apareó más con la vaca, el caballo no lo
hizo con la yegua, el hombre no se curvó más sobre su mujer en las callejuelas: el
hombre dormía en sus aposentos y la mujer dormía sola‖.
Cuando Kérenyi dice: ―Afrodita no es una Gran Madre Diosa de la Fertilidad, tal
como Demeter o Hera‖, el rechaza el término ―Diosa de la Fertilidad‖ usándolo primero
de forma negativo. Pero, sin embargo, todas estas tres diosas son aspectos de la Gran
Madre, ―por ser primordialmente origen de los elementos‖. Su fuerza matriarca consiste
en ser generatrices de la vida y de la fertilidad de las cosas vivas: pues es de ese hecho
y, de ese hecho solamente, que proviene su dignidad original, pues el rey solo tiene
poder gracias a la fuerza de la reina cuyo relacionamiento con él le da el poder de reinar.
Por tanto, aunque Afrodita represente el eterno ciclo de la creación, ella también es un
aspecto del arquetipo de la Gran Madre. La belleza, la seducción y el placer por ella
otorgados son los medios para un ―deporte celestial‖ en el ámbito de los sentidos, así
como el colorido de la flor, que a pesar de todo sirve para la multiplicación de las
especies. Que la relación de Afrodita y Eros representa el encanto de las relaciones
humanas se puede desprender de las palabras de la gaviota que dice a Afrodita que el
mundo se corromperá pues ―Eros hacía bacanales en la montaña, mientras que Venus se
había retirado a nadar en el mar y que, por esa razón, no había mas vergüenza, todo se
tornaba común o vulgar, no había más casamiento, ni vínculos de amistad; el amor por
los niños dejaría de existir, quedaría apenas una gran inmoralidad y una enorme
cantidad de uniones ilícitas, de esas que dan asco‖.
Mientras, las palabras de Demeter y Hera, cuando Afrodita siente rabia del amor
de Eros, son bastante más claras: ―¿Quién entre los dioses y los mortales te permitirá
sembrar pasiones entre los hombres, si prohíbes entre tus familiares que usufructúen de
los encantos del amor y los excluyes de todas las alegrías proporcionadas por la entrega
de la mujer, un placer que todos pueden tener?‖ Sembrar pasiones y dictar las leyes
sobre la ―entrega‖ de la mujer son atributos afrodíticos de la Gran Madre y que la Diosa
del amor, la ―vieja‖ Afrodita, aun representa con gran clase. Ese aspecto se vuelve
evidente en el conflicto de la diosa con Psique.
La rabia de Afrodita es despertada cuando Psique, en el ámbito humano,
contrariando todos los preceptos del amor, es adorada en pura contemplación — la
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―nueva‖ Afrodita interfiere en el reino de los inmortales al actuar así, arrastrando el


nombre de la vieja Afrodita a la ― inmundicia terrenal‖. Helena aún es su leal servidora
y asistente, pues ella despierta los deseos e impele a la lucha, el movimiento heroico
destinado a los hombres por el destino, aspecto que Afrodita ama en Marte. Pues el
poder fálico de Marte está liado a la unión orgiástica de la sangre y, desde entonces, es
relativa al sexo. Tanto helena como Afrodita se contemplan nuevamente en la insalubre
mezcla de placer, de magia y de caída , que forman parte del fascinio de la Gran Madre,
que también es la Madre del Destino y de la Muerte. Mas ¿qué representa Psique, esta
―nueva Afrodita‖, que es tan bella mas no es deseada por los hombres, y que aunque sea
una mujer humana, es adorada contemplativamente como si fuese una diosa? ¡Con todo,
ella es deseada por el divino Eros!
Psique interfiere en la esfera de los inmortales y crea un nuevo mundo. Con su
praxis, lo femenino, como fuerza psíquica, entra en litigio contra la Gran Madre y con
su aspecto de fertilidad, al cual lo femenino, en su existencia matriarcal, estuviera
subordinado. Mas Psique no se rebela tan solo contra la Gran Madre, Afrodita, sino
también contra el amante masculino, contra Eros. ¡Cómo es delicada la situación de
Psique en ese confrontación de fuerzas con los dioses! ¡Cómo su situación parece
perdida, a medida que el principio femenino humano osa rebelarse contra un principio
vital arquetípico divino!
Con el sacrificio de si misma ella abandona todo y asume la soledad de un amor,
por lo cual renuncia, conciente e inconscientemente, a la atracción de su belleza, la que
lleva al sexo y la fertilidad. En el momento en que ve a su amante Eros en la luz. Psique
coloca lado a lado el principio del amor, del encuentro y de la individuación como el
principio de la atracción que fascina y con el principio de la fertilidad de las especies.
En ese contexto, también podemos entender el cuento de la mitología ―antigua‖,
según el cual Afrodita nació de la unión fertilizante del cielo con el mar, y la ―nueva‖
Afrodita, Psique, de la unión celeste con la tierra. Mientras el mar abriga en si todo el
anonimato, que es característico del inconsciente colectivo, la tierra representa
simbólicamente la forma ―terrena‖ más elevada. O sea, en Afrodita actúa la unión de
fuerzas anónimas de ―encima‖ y de ―debajo‖, lo que hace que represente la general y
anónima fuerza conjunta de lo masculino y lo femenino. Con Psique, surgió en la tierra
la concretización del mismo principio afrodítico, en un ámbito más elevado terreno-
humano.
23

Terreno –humano significa, el sentido del principio de la individualidad y, en un


último análisis, de la individuación. Sobre el precepto del amor material de Afrodita,
diosa de la atracción mutua entre los opuestos, se yergue el principio del amor de
Psique, que asocia conocimiento, crecimiento de conciencia y desenvolvimiento
psíquico a esa atracción, o sea, con Psique surge un nuevo principio de amor, en el cual
el encuentro de lo masculino con lo femenino se procesa basado en la individuación.
Según la opinión de Afrodita, la unión de lo masculino y lo femenino como hecho
natural no es básicamente diferente en el hombre que en los animales, desde las cobras y
lobos hasta las palomas. Psique, amante de Eros, trasciende este estadio, y lo transforma
en una psicología del encuentro, en la cual se encierra el amor por el amor, el
sufrimiento y a separación, alcanzando una concientización de la vida.
Por primera vez, el amor individual de Psique se rebela en contra del precepto
mitológico colectivo del éxtasis sensual y del principio del placer, personificado por
Afrodita. Por más paradojal que eso pueda parecer, la infeliz Psique requiere primero
conquistar al amante, o mejor, necesita desenvolverlo. Del hijo-amante de Afrodita, ella
necesita transformarlo en un amante humano, y Eros primero debe ser rescatado de una
esfera transpersonal de la Gran Madre, para volver a la esfera personal de la humana
Psique. Esto significa que es preciso descubrir si Psique es más fuerte que Afrodita, y si
ella tiene éxito en conquistar a Eros para sí.
En esa situación, Afrodita regresa a la condición de Madre Terrible, a la
situación de madrastra de los cuentos de hadas, a la condición de bruja, irritada, ella
acusa a Eros de haberla traicionado. Desobedeciendo sus órdenes de madre, o mejor de
―su señora‖, pisándole los pies, uniéndose con Psique en vez de martirizar a ―su rival
con un relacionamiento amoroso vil‖. Ella se disfraza de ―Madre Terrible‖, como sería
descrita en cualquier libro de psicología de manera grotesca, y atrae todos los registros
de madres enrabiadas, que temen perder al hijo, con quien mantienen una relación
incestuosa, por una nuera enemiga. El auge de su rencor consiste en el acto de acusarlo
de ―matricida‖; es conveniente recordar de que, al inicio, ella pide al hijo ―por los
vínculos del amor materno‖, y lo aprieta en sus brazos con besos ávidos. Naturalmente
ella se refiere al hecho de que el hijo tiene que agradecerle a ella, y solamente a ella,
todo lo que tiene, y jura conseguirse otro hijo, y — como suena revelador al psicólogo
ese matiz, cuando ella después, ardiendo de celos y de vanidad herida grita:
―Afortunada soy de hecho, si en la flor de mis años tuviese que ser llamada abuela, y el
hijo de esa criada viniese a ser llamado el nieto de Afrodita‖.
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Mas ¿por qué, tenemos derecho a preguntar, Afrodita regresa a la condición de


Madre Terrible y no de Gran Madre?, ¿por qué salen a la superficie todos los trazos
personalistas de un romance familiar, en vez de, como pudiésemos esperar, los trazos
psicológicos de la Gran Madre?
En el mito, de comienzo a fin, domina el principio de la personalización
secundaria, en que, con el desenvolvimiento de la conciencia, fenómenos
transpersonales y arquetípicos asumen una forma personal, y toman lugar en la
construcción de una historia individual, de una situación humana de la vida. La Psique
humana es un ego activo que osa oponerse con éxito a las fuerzas transpersonales. La
consecuencia de ese poderoso posicionamiento de la personalidad humana, en este caso,
de la personalidad femenina, es enflaquecer lo que antes era algo todopoderoso. Si el
mitologema de la nueva afrodita humana termina en su deificación, paralelamente, la
divina Afrodita se humaniza conjuntamente con Eros, que a través del sufrimiento
encuentra el camino hacia la unión con la Psique humana.
Cuando Afrodita comprende que su hijo masculino, que hasta entonces fuera su
esclavo y amante, se excede, tornándose independiente como amante, aparece el
conflicto en la esfera de lo femenino y tiene inicio una nueva fase del desenvolvimiento
de Eros. Lo femenino humano, representado por Psique, se opone a la Gran Madre, que
hasta entonces, junto con su hijo, había trazado los destinos de las relaciones amorosas
humanas. Cuando Psique establece la libertad de la conciencia amorosa femenina en la
independencia del encuentro, ella condena al amor a la oscuridad, que había dominado
en el éxtasis, en el placer, en el anonimato y en la fertilidad de las cosas vivas. Junto
con Afrodita ella condena también un Eros que teme al dominio de la madre y que a lo
más la traiciona en secreto, pero que no osa presentarse al lado de su amante como
hombre independiente. Sin querer y sin saber, Psique, al hacer eso, inicia una heroica
lucha de lo femenino, y comienza una nueva era del amor humano.
Llena de rencor, Afrodita se vuelve a Demeter y a Hera, que ni se ponen de su
lado, ni tampoco están dispuestas a ayudar a Psique cuando esta les pide ayuda. Se
mantienen neutras en la lucha, que ya terminó en el dominio de la feminidad a la que
pertenecen. Primordialmente pertenecen a Afrodita, y que este trío se volviese en contra
de Psique sería bien válido; sin embargo Hera y Demeter temen a Eros, hecho que las
detiene.
Al dejar de huir de Afrodita, fuga que en realidad es una búsqueda de Eros, y al
rendirse a la diosa, Psique está preparada para enfrentar la ―muerte segura‖.
25

Al centro del plan para destruir a Psique, están las cuatro tareas que Afrodita
impone a la amante de su hijo.
A medida que Psique soluciona estas cuatro extraordinarias tareas y, al servicio
de Afrodita, cumple los ―más arduos trabajos‖, ella se vuelve un Heracles femenino: la
suegra representa para ella el mismo papel que la madrastra asumiera para Heracles. En
los dos casos ese destino condujo al camino de los héroes y a actos ―famosos‖. Para
nosotros, entre tanto, es esencial ver cómo el camino de lo femenino se diferencia de lo
masculino.
Los trabajos que Afrodita impone a Psique parecen, a primera vista, no tener
sentido ni orden. Mas una interpretación basada en el simbolismo del inconsciente
muestra que lo cierto es lo contrario.
La primera tarea consistía en separar de un gigantesco monte de cereales, las
semillas y granos de trigo, cebada, choclo, grano de pico, amapola, lentejas y porotos,
todo por especies y durante una única noche. Conocemos este tipo de tareas gracias al
cuento de la Cenicienta y otros más. El cínico comentario de Afrodita hacia la grávida
Psique: ―parece que no tendrás otra manera de conquistar a tu amante, su criada
imprestable, a no ser a través del trabajo arduo, y por ese medio también pongo en
riesgo el fruto de tu vientre‖, es digno de una mujer de mercado* y – desde el punto de
vista humano – la expresión de una rudeza y de una sordidez difícilmente superables.
Mencionamos eso, no a fin de ponernos del lado moralista de esta cuestión, sino
porque podemos sentir en esas características enfatizadas por el mito la profundidad del
conflicto subyacente. No se trata de la caracterización de una feminidad estimulada por
una mera aversión, mas por el odio de una diosa amenazada en su esencia, y es eso lo
que nos interesa. **
Afrodita juzga por cierto que la primera tarea impuesta a Psique es imposible de
realizar, visto que consiste en separar una mezcla de varias semillas y granos. Ese monte

*
Nuestra interpretación de las acciones de Psique es el resultado de un trabajo colectivo.
Ella sucede durante el seminario en Tel-aviv, en el cual fue presentado el libro ―psicología del femenino‖
del autor, del cual hace parte un capitulo de Psique. Esa interpretación entonces recibió valiosas
colaboraciones, mas allá dada por los participantes de un curso sobre el mito de Psique en el instituto C.
G. Jung, en Zurique.

Me gustaría de agradecer en este punto a los participantes gracias a cuya colaboración la


interpretación de este capitulo se torno posible; también quería agradecer al sr. Y la Sra. Jung, con los
cuales pude contar para algunas anotaciones en mi manuscrito.
26

es, antes que nada, el símbolo de ―una mezcla urobórica de lo masculino‖, o sea, la
típica promiscuidad del estadio pantanoso de Bachofen.** Quien viene a ayudar no son
las aves de la diosa, las palomas, que tanto ayudaron a Cenicienta, sino las hormigas, la
raza mirmidónica, las ―ágiles criaturitas de la tierra, madre de todos‖.
¿Qué significa que Psique consiga organizar la promiscuidad masculina con la
ayuda de las hormigas? Kerényi mencionó el carácter humano de los pueblos-hormiga,
nacidos de la tierra, y su conexión con lo autóctono, o sea, con el carácter de la vida que
es oriunda de la tierra, es particularmente como el carácter del hombre.
Los animales que traen ayuda son, como siempre, símbolos del mundo se los
instintos y cuando conocemos el simbolismo onírico de las hormigas, que está
relacionado con el sistema nervioso ―vegetativo‖, se vuelve aún más comprensible el
motivo de ellas, como poder ctónico, como oriundas del suelo, serán capaces de
organizar las semillas masculinas de la tierra.**
Psique opone a la promiscuidad de Afrodita un principio ordenador instintivo.
Mientras Afrodita, como diosa del amor, se atiene a la fertilidad del estado pantanoso,
que también es representado por su hijo bajo la forma de un monstruo-serpiente-fálico,
Psique posee en sí un principio inconsciente, que le permite seleccionar, colar,
correlacionar, evaluar y, por lo tanto, encontrar su propio rumbo en el medio de esa
confusión de lo masculino. Contrariamente a la oposición matriarcal de la futura suegra
Afrodita, para la cual lo masculino es fundamentalmente anónimo, como demuestran,
por ejemplo, los ritos de Ishtar y varios de los misterios, Psique, aún en su primer
trabajo, ya está en el nivel de la selectividad. En es escala oscura tiene a su lado un
instinto ordenador, que aclara con la ―luz de la naturaleza‖ la situación de ella.
En ese mismo sentido, la tarea de la organización también puede ser formulada
de un modo más generalizado. El monte desorganizado de la mezcla de las semillas,
frutos y granos, que Psique recibe como tarea de Afrodita para ser separado y
organizado por especies, es al mismo tiempo el desorganizado, caótico y fecundo monte
de talentos y posibilidades que están disponibles al femenino, tal como Afrodita ve la
feminidad. Solamente después de la extraordinaria acción de Psique es que son
organizados y que se tornan útiles. Ya en este caso actúa en Psique un principio

***
El ―hectaricismo‖ de Bachofen debe ser comprendido como un nivel y una etapa psíquica,
exactamente como la etapa urobórica de relacionamiento de la identidad, y no ser entendido como la
presentación de un suceso histórico o social.
27

espiritual, inconsciente y terreno, que trabaja para ella y le prepara el material


desorganizado.
Quiere decir que el desenvolvimiento de Psique no transcurre en oposición al
inconsciente ni a los instintos, a las ―fuerzas de la tierra‖. Este es, de hecho, un
desenvolvimiento hacia la conciencia, hacia la luz y hacia la individuación, mas en
contraste con el correspondiente desenvolvimiento de lo masculino, en ella el cordón
umbilical se mantiene preso del fundamento inconsciente. *
La neutralidad del lado Hera-Demeter también puede ser comprendida de esta
forma. El conflicto Psique-Afrodita se sucede en el ámbito de lo femenino. No se trata
del conflicto entre un individuo masculino que se desprende de lo femenino-materna, o
que se opone frontalmente a él, sea un hombre o una mujer. Ya enfatizamos que Psique
se comporta de ―modo femenino‖ y el cuento todavía da más indicaciones sobre el
hecho, como podemos constatar. Su ingenuidad, tan bien como el tipo de escenas que
ella le monta a Eros, sus susurros afrodisíacos, como bien su desespero fácilmente
despertado, son totalmente femeninos. Más que todo eso, son femeninas la
extraordinariamente rígida e inflexible línea de su amor y la elasticidad de su voluntad,
en oposición a la línea recta masculina en el amor.
No debemos olvidar con quién es el primer encuentro de Psique después de que
el marido la abandonó y después que se le frustró la primera tentativa de suicidio, y que
le demostró la imposibilidad de la regresión. Como tantas veces en esta narración, se
muestra un trazo lateral aparentemente genérico e idílico, repleto de significado
mitológico subyacente. ―Pan estaba ocasionalmente sentado en una roca vecina, cerca
del río, con su amada Syrinx ** al cuello y enseñando a la montaña a resonar". Él luego
reconoció con lo que ―hombres expertos denominarían de poder adivinatorio‖, su
situación, y fue de él que Psique recibió el motivo para continuar viviendo y que
determina la continuación de los acontecimientos. ―Dirígete a Eros, el más poderoso de
los dioses, con plegarias fervorosas y conquístalo con suave sumisión, pues él es un
adolescente suave y tierno.‖
Pan, el dios de la vida natural, ―que es ex**perimentado gracias a la vejez, y
filósofo gracias a la experiencia‖, está acostumbrado con la tierra y con todo lo que es

*
Un desenvolvimiento semejante o correspondiente lo hemos caracterizado en el cuento de hadas y en el
mito. Los animales también ayudan los ―tontos‖ y los niños.
**
Aquí usamos para canam deam, en vez de ―Eco‖, la palabra mas correcta de la traducción de Rode,
“Syrinx”, que según el mito fue transformada en un instrumento musical, que Pan carga en brazos.
28

animal, visto que es ―campesino y pastor de cabras‖, ama lo que está vivo y ama a la
vida – en caso contrario, ¿cómo podría aconsejar en la forma en que lo hizo, y enseñar a
Psique? – su enseñanza fue: Eros es el mayor de todos los dioses, y tú Psique, sé
femenina y conquístalo para ti. No es por casualidad que Pan tiene a Syrinx en el cuello,
la inalcanzable amada que se transforma para él en música, y con la cual mantienen
eternos diálogos de amor. Él es sabio, amoroso y natural, sin duda alguna, el mentor de
Psique. Su figura se mantiene, por cierto, en un plano enteramente secundario, con todo,
es él el que determina ―del viejo modo‖ el desenvolvimiento de Psique.
Los trabajos que Psique recibe de Afrodita pasan a ser acciones de Psique.
Solamente por el hecho de que Pan le haya abierto los ojos a Psique hacia el sentido que
está oculto en las aparentemente desordenadas tareas de Afrodita, todo pasa a tener un
sentido nuevo y definitivo para el encuentro con Eros, porque hasta el paso de un
trabajo al otro lleva rumbo al camino del amor.
El segundo trabajo, más extraordinario aún, consistía en traer para Afrodita rizos
de lana de oro que cubrían el dorso de carneros feroces que andaban vagando por un
bosque, en la ribera de un río espumante. Aquí quien ayuda a solucionar el problema de
Psique es una caña verde, que le murmura las instrucciones.
¿Qué es la tarea que Afrodita pide que Psique cumpla?, ¿Cómo consigue Psique
resolverla y cuál es el papel desempeñado por la ―extraña y humana caña‖?
las ovejas, o mejor dicho, los carneros, cuya lana Psique debe traer, son descritos
por el junco como capaces de detener poderes mágicos y destructores. Semejante
consejo confirma la relación de los animales con el sol, como se testimonia en Egipto o
en el mito del Vellocino de Oro, y en otros símbolos referentes al carnero. Muchos
conocen el hecho de que el carnero es considerado un símbolo solar.
Psique es avisada de no andar entre medio de los temibles carneros hasta que el
sol se haya puesto, pues mientras ―exaltados por el calor del sol, son poseídos de una
rabia feroz, tanto que con su cuernos puntiagudos y su frente dura como piedra, y, a
veces, con mordidas venenosas, atacan con furia a los mortales‖.
Los carneros, símbolos del poder tiránico masculino, corresponden al principio
masculino negativo de la muerte, como era visto por el matriarcado. Psique, femenina,
destinada a ser víctima de ese destructivo principio masculino, ese sol abrasador, cuyos
rayos son representados por los rizos de lana de los carneros dorados, con la
escarnecedora y cínica tarea: robe y castre lo masculino, quitándole la virilidad. Aquí,
como tantas veces aparece en los cuentos de hadas, detrás de la tarea se oculta un
29

cabello, un cacho, etc. Esa ―castración‖ simbólica puede ser interpretada como símbolo
de la opresión y de la ―despotencialización‖, como lo fue el gesto de Dalila al cortar los
cabellos de Sansón, el héroe solar, o el crimen de las Danaides.
Por lo tanto, Psique parece estar destinada a la muerte por el opresivo principio
masculino, se enfrenta a los carneros al sol de medio día. Esos carneros corresponden al
tiránico poder espiritual masculino, con el cual el femenino no se puede confrontar. La
fuerza arquetípica de ese principio espiritual mortífero es el ―Uroboro patriarcal‖ en su
aspecto negativo, por lo cual el femenino necesita quemar como Sémele en la epifanía
de Zeus o enloquecer como las Míniades, que se opusieran a Dionisio – en vano.
Solamente una total abertura al dios contra ese principio espiritual , que vuelve su lado
creativo hacia lo femenino, permite que este continúe viviendo. Mas esa vida entonces
es tomada por lo masculino, con todas las bendiciones y peligros que esta puede traer
consigo.
Los carneros, con todo, representan el aspecto negativo de ese principio, cuya
agresión mortal es símbolo de la introducción perturbadora de fuerzas inconscientes en
Psique. Personalmente, eso se evidencia en la tendencia visible que tiene Psique hacia el
suicidio. Psique se da cuenta de que no puede enfrentar la continua lucha contra el
mundo arquetípico – y la naturaleza de los dioses. ¡Soportar todo eso es demasiado!
Solamente depuse de que se auto-integra se vuelve auto confiada es que la Psique
humana consigue resistir a esa tendencia. Por lo tanto, lo que todo indica, también ese
trabajo impuesto a Psique tiende a trabajar.
Todavía, ella es salvada por el Junco, el cabello de la tierra, que está asociado
con las aguas profundas, elemento opuesto al carnero de fuego, que saca de él su fuerza
elástica y su flexibilidad. Ese junco de caña le murmura con su experiencia, semejante a
la de Pan: sé paciente, aguarda el momento adecuado. Las cosas giran. Llega el tiempo,
viene el consejo. Ni es mediodía siempre, ni tampoco lo masculino es siempre mortal.
No debes usar la violencia. Llega la hora en que el sol se pone, la hora en que el calor
no es tan fuerte y destructor. Llega el atardecer y la noche, y el sol vuelve a casa, pues
Helio ―viaja a las entrañas de la sagrada noche oscura, para ir junto a su madre, a su
esposa y muchos hijos, y entonces el principio masculino se aproxima al femenino‖.
Pues, cuando el sol se pone, surge la situación del amor, cuando es natural y
seguro coger los rizos de lana dorada de los carneros. Esos hilos de cabellos dorado son
física y psíquicamente los poderes masculinos de la fertilización, y lo femenino, como
lo positivo, es el gran sol en el vientre de la Gran Madre, que recibe el semen solar e el
30

seno de la naturaleza. A eso corresponde la acción negativa de Dalila, que corta los
cabellos de Sansón, que duerme cansado de las luchas amorosas, a su lado. También
ella es una figura femenina nocturna, detrás de cuya forma personalizada, como tras la
figura de Sansón, se encuentran imágenes míticas.*
Lo que Afrodita deseaba obtener con la muerte del femenino fue evitado por la
acción del junco, pues basta que lo femenino consulte a sus instintos para conseguir, ―al
caer la noche‖, una relación amorosa fecunda con lo masculino, lo que supera la
situación en que lo masculino y lo femenino se confrontan como enemigos mortales.
La sabiduría de la caña de junco mántica se muestra superior a la aguda
inteligencia del principio espiritual masculino mortal e ígneo. Esa sabiduría femenina
pertenece a la ―conciencia matriarcal‖ que, en su espera vegetativa típicamente
nocturna, extrae del espíritu solar aquello que ―necesita‖. A la plenitud destructora de la
fuerza de los carneros, ella no se expone: si lo femenino intentase sacar a la fuerza, en
un contacto directo, lo que le faltaba, esto tendría que ser destruido. Mas a la noche,
cuando el espíritu solar masculino retorna a las profundidades de lo femenino, entonces
lo femenino encuentra — como por acaso — el hijo dorado, la semilla fértil de la luz.
Eso significa que también en este caso la solución de la tarea no consiste en una
lucha, sino en el establecimiento de un contacto fecundo entre lo femenino y lo
masculino. Psique es exactamente lo opuesto de Dalila, ella no roba su fuerza a un
hombre desamparado y desmayado, con el fin de matarlo, como la Madre Terrible y su
forma próxima, el ánima negativa. ,as ella tampoco hurta, como Medea, el Vellocino de
Oro usando ardides y la fuerza, sino que encuentra lo que precisa extraer de lo
masculino en una situación pacífica, sin que lo masculino obtenga el más mínimo
sufrimiento de su acción.
Por tanto, según nuestra investigación, se trata, en los dos primeros trabajos de
Afrodita, de la solución de un problema ―erótico‖ y, hecho extraño, Afrodita no
presentó estos trabajos como ―problemas eróticos‖, sino como una separación de
semillas y como la búsqueda de un hilo de lana dorado, atribuyendo la solución de los
mismo a la ayuda de Eros. Riendo amargamente, ella dice: ―¡Sé muy bien quién fue el
autor secreto de ese hecho!‖. Con todo, ella debía saber que Eros estaba dolido y que
ella misma lo mantenía encarcelado. Es como si entre Afrodita y psique existiera un
contacto secreto, pues aquella comprendió el carácter erótico, no solo en los dos

*
Como el femenino negativo, ella es el ánima destructora, y, a partir de eso, la divinidad maternal
mortal. Canaá, en la lucha con el principio JHWH y con la conciencia.
31

problemas que había impuesto, sino también en las soluciones presentadas por Psique a
estos.
En principio, la tercera tarea no parece encajarse en ese contexto. Para realizarla
Psique tiene que traer a Afrodita una jarra de cristal llena de agua de la fuente que
alimenta el Estige y el Cocito, ambos ríos infernales. Esa parece ser una tarea
completamente carente de sentido. No hay cómo Psique pueda solucionarla, pues la
cima del roquerío parece inalcanzable para Psique, visto que de un la do la fuente brota
en los picos de una roca enclavada en un peñasco muy escarpado y, del otro, la fuente es
resguardada por terribles serpientes, siempre alertas. Además de eso, está también el
rumorear de advertencia de las propias aguas que le gritan : ―tú morirás, huye!‖. Como
dios exmachina, esta vez viene en ayuda de Psique el Águila de Zeus, que robara
Ganímedes, lo que hiciera con ayuda de Eros; por lo tanto, el Águila le está
retribuyendo el favor.
Traer agua de esa fuente es una variante de la búsqueda de agua de la vida, la
sustancia preciosa tan difícil de obtener. No se dice, en ningún lugar, cuales son las
cualidades de esta agua; en verdad, ni siquiera se hace alusión a eso, ni a que sea un tipo
especial de agua. Basados en eso, podemos aceptar el hecho de que el secreto aquí no
está en la cualidad del agua, sino en la dificultad específica de obtenerla. La
característica básica de la fuente es que ella une lo superior, lo más elevado, a lo
inferior, lo más profundo; ella es una fuente circular urobórica que alimenta las entrañas
del mundo ctónico y que vuelve a subir para reventar y derramarse de la más elevada
roca que representa la cumbre inaccesible de la montaña. Captar el agua de esa fuente,
el símbolo del flujo de la energía vital, un océano, o un Nilo, en escala mítica reducida,
es una tarea que Afrodita impone, mas que ella misma considera imposible de cumplir,
porque, para ella, el flujo de la vida desafía la contención, no puede ser contenido. Se
trata del movimiento eterno, de cambio perpetuo; se trata de la concepción, del
nacimiento y de la muerte. Justamente el hecho de no poder ser contenido es la cualidad
esencial de ese flujo. Psique, como un jarro femenino, es quien tiene que recibirlo, tiene
que dar forma y reposo a lo que es informe y eternamente fluido. Como urna-mandala,
como recipiente la individuación, Psique tendrá que contener el fluido energético de la
vida dándole unidad y forma.
En ese punto se vuelve claro que el flujo de la vida, en lo que respecta a Psique
tiene un simbolismo específico, pareciendo representar la energía incontenida del
inconsciente. Como lo que llena la urna-mandala, ese flujo es el poder generador
32

masculino, el poder fecundante arquetípico de los dioses-río esparcidos por todo el


mundo. En relación a la amante de Eros, Psique, un ese flujo es el poder conquistador
numinoso-masculino de aquello que penetra para fecundar, o sea, el "uroboro paternal".
Lo que Psique recibe como una tarea sin solución y lo que consigue resolver es contener
esa energía sin ser destruida por ella.
A fin de entender mejor esas correlaciones, necesitamos verificar antes los
símbolos aislados que parecen en el texto.
¿Cuál es el sentido de el águila borrar eso de que el águila posibilite el
cumplimiento del trabajo? ¿Por qué el águila, símbolo espiritual que pertenece a Zeus y
al ámbito del aire, y por qué justamente el "águila de Ganímedes ", el amado de Zeus y
que elevó a Ganímedes al Olimpo? Aquí parecen encerrarse muchos motivos, mas todos
llevan al esclarecimiento de la situación de Psique en su conflicto con Afrodita.
Es muy claro el paralelo entre Ganímedes y Psique. Ambos son humanos
amados por dioses y ambos fueron arrebatados hacia el Olimpo como compañeros de
sus amantes divinos. Aquí ya se percibe la simpatía de Zeus por Psique, simpatía que
decide el final de los acontecimientos. Zeus se pone al lado de su hijo, Eros, debido a la
solidaridad masculina, que sabe lo que es estar apasionado, mas al mismo tiempo, en
señal de protesta contra la prohibición y la resistencia de la gran diosa femenina, que
una vez intentó disminuir la libertad del esposo, como Hera, y otra vez, la del hijo,
como Afrodita.
No es por acaso que la relación amorosa homosexual de Zeus y Ganímedes
interfiere positivamente en el romance de Eros y Psique. En otro punto del libro,
mostramos que los pares divinos homoeróticos y homosexuales actúan como
"conflictuantes ", luchando para liberarse del dominio de la Gran Madre también aquí se
trata, en verdad, la liberación de Eros, que tiene que liberarse de la condición de hijo
amante para poder iniciar una relación libre e independiente con Psique.
Es importante para lo que aconteció antes el hecho de que el aspecto masculino
espiritual, cuyo símbolo central es el águila, venga a socorrer a la amante en esta tercera
tarea. La segunda tarea, según nuestra interpretación, consistió en " amansar " el
principio masculino hostil en la ligación erótica de la que podría haber sido destructivo
en la forma de un uroboro paternal. Esta reconciliación de Psique con lo masculino es
representada por su comunicación de con el mundo espiritual masculino del águila de
Ganímedes . Mientras que en el primer trabajo colaboran las fuerzas instintivas de la
naturaleza, separando y ordenando, ejecutando de cierta forma un trabajo
33

"inconsciente", en el segundo trabajo ella consiguió evitar la plenitud de ataque


espiritual masculino. Separar de la abundancia candente un rizo de lana dorado,
necesario para su fecundidad. En el tercer trabajo, aún sucede más. El principio
espiritual que la ayuda, el águila del espíritu de masculino observa el pillaje y lo ejecuta,
posibilita que se contenga un poco de flujo de la vida y se le de forma a este. Agarrando
la jarra, el águila ya configura la espiritualidad masculino-femenino de Psique que, en
un único acto, "recibe " como mujer, esto es, recibe como vaso y concibe, y al mismo
tiempo, comprende y sabe como un hombre. También la fuerza vibrante de ese flujo de
vida, que es experimentada por la Psique femenina como masculinamente fertilizante,
mas también como dominadora, pertenece a lo que fue formado antes, y que
denominamos "uroboro patriarcal ". Mientras su ofuscante y brillante claridad fue
simbolizada por los carneros al sol, esta se refiere a ese flujo que no puede ser contenido
y a la energética dominadora de su ser. El principio masculino de el águila hace posible
que Psique contenga parte de esa energía, sin ser destrozada por ella.
Antes un mechón de cabello pudo ser separado de la abundancia escaldante de la
luz, ahora una jarra de llena de agua es retirada de la abundancia del flujo. Ambos
trabajos significan, en diversos planos, que Psique puede recibir y asimilar al masculino
y darle forma, sin peligro de ser destruida por la fuerza destructiva de lo numinoso. El
hecho de que Psique haya nacido en la tierra permite que ella pueda recibir tan solo una
parte de lo que es infinitamente formado. Por lo tanto, es eso mismo lo que le cabe por
ser mujer, y lo que la vuelve humana. Justamente en esa capacidad de limitación
formativa es en lo que se basa el principio de la individuación vivido por Psique. Si
hubiésemos denominado la plenitud germinal del primer trabajo, la perturbadora
claridad masculina del segundo, y el excesivo poder energético fecundante del tercero,
del "uroboro patriarcal ", entonces, con esa denominación corriente, estaríamos
refiriéndonos al dominio de lo masculino. Más, mirando más atentamente, podríamos
decir que esas tres manifestaciones son al mismo tiempo formas de manifestación de
Eros como un monstruo viperino, pues fertilización, esplendor brillante y fuerza motriz
son los tres estadios de su actuación, tres formas de su realidad.
En ese sentido, la "desaparición de Eros" recibe un nuevo y misterioso
significado. El nivel más superficial de la interpretación dice que Eros se marchó porque
Psique desobedeció sus órdenes; el nivel más profundo dice que es porque él "vuelve a
la madre", pues es eso lo que simboliza el ciprés, árbol de la Gran Madre, en el que Eros
se posa como un pájaro, y también porque vuelve a la prisión, al palacio de Afrodita.
34

En un nivel todavía más profundo, necesitamos comprender que Eros desaparece


aquí Psique, con su lámpara de aceite, no puede reconocer en él lo que él realmente era,
y eso lo hace marcharse. Como se evidencia en el transcurso de los acontecimientos,
Eros le reveló su identidad a algunos pocos, durante el desenvolvimiento de la amante.
Su manifestación depende de ella; el se transforma a través de Psique y se transforma
con ella. Con cada uno de sus trabajos, Psique descubre — sin saberlo — una nueva
categoría de la realidad de Eros.
Los trabajos realizados en su intención representan un crecimiento rectilíneo,
tomando ella conciencia de sí misma, mas también logrando conocer al amante.
Exactamente porque eso se da por etapas, y porque ella consigue no ser arruinada por el
poder destructivo de lo numinoso, que también es Eros, ella se torna más segura de sí
misma con cada trabajo y es más adaptable al poder divino y a la figura divina de Eros.
La tarea impuesta a Psique por Afrodita, y que, irónicamente, debía servir para
su individuación, es solucionada por Psique con la ayuda del águila, el espíritu
masculino inconsciente. Esa es la parte más sorprendente del desenvolvimiento de
Psique, que es un desenvolvimiento hacia la consciencia que también es siempre
completada con la consciencia. Así, en ella es más visible la intervención de fuerzas
inconscientes, que en el desenvolvimiento de la consciencia masculina; la acción de la
propia Psique como un yo es menor que la acción correspondiente masculina en el
camino de los héroes, esto es, la acción de Herácles o de Perseo. Por esto es que la
actividad propia de su totalidad inconsciente es más impresionante, visto que ella se
somete al destino.
La característica de las "tareas de Psique" es la correlación existente entre los
componentes eróticos, asociados primero con los elementos espirituales masculinos
inconscientes, y segundo, en la comprensión de esos componentes con una mayor
consciencia.
Como nosotros interpretamos los crecimientos subjekstufig , o sea, en varios niveles,
eso significa, por ejemplo, que debemos entender a los animales ayudantes como
fuerzas que existen en Psique, pues Psique es activa, incluso cuando hay fuerzas que
están en ella realizando las tareas. También cuando no es la propia persona, sino fuerzas
interiores las que se ponen en movimiento en el proceso creativo, decimos que la obra y
la creación pertenecen por derecho a la persona en que actuaban esas fuerzas.
Como camino de la individuación, el rumbo de Psique es un camino de
formación de las, hasta entonces informes, fuerzas urobóricas. Al comienzo, dentro del
35

campo encantado de la serpiente de Eros, ella vivía en completa inconsciencia, en el


estado pantanoso de Bachofen , del círculo urobórico que sucede en las tinieblas y que
no es interrumpido por ninguna consciencia, y que no es perturbado o engañado por
ninguna claridad. Se trataba de una "vida" en sí, vida de la existencia de los instintos, en
la plenitud de las tinieblas, en el paraíso de la de la serpiente, en el cual todo termina
otra vez en lo oscuro de la inconsciencia. Con la acción de Psique, ese círculo
finalmente fue roto. Luz y consciencia entraron en escena, mas al mismo tiempo
también entraron en escena o relaciones individuales el amor, en lugar de el placer
anónimo y de los abrazos sombríos de los meros deseos instintivos.
Si reconocemos el desenvolvimiento de Psique como un hecho arquetípico,
entonces podemos constelar Psique-Eros como un arquetipo del relacionamiento
hombre-mujer. La fase de la unión de Psique y Eros en el misterioso paraíso del
inconsciente corresponde al estado urobórico de la situación inicial de la vida psíquica.
Se trata de la fase de la identidad psíquica en la cual todo está unido, fundido e
indiferenciado, como, por ejemplo, reconocemos en el estado de la participación
mística. En una fase, lo psíquico es misterioso, quiere decir, en la mezcla inconsciente
es efecto inconsciente, abrazo y fecundación. Justamente esa correlación total de los
contenidos en el inconsciente colectivo corresponde de la mejor manera a la correlación
simbólica de una Psique unida a Eros en las tinieblas.
Con la acción de Psique, como ya vimos, acontece una nueva "situación
psíquica". Amor y odio, masculino y femenino, claro y oscuro, consciente e
inconsciente se oponen. La fase de separación de los padres originales y el surgimiento
del principio de los opuestos es alcanzada. La luz de consciencia, tanto como su fuerza
analítica y participante, irrumpen en la situación preexistente y transforman la identidad
consciente en la correlación polar de los opuestos; esa oposición en el inconsciente de
Psique ya estaba constelada por la acción; en verdad, hasta terminó en esa acción.
Durante el entrelazamiento de Eros y Psique en las tinieblas, que representa la
atracción elemental aunque inconsciente de los opuestos, se trata de un entrelazamiento
vivificante impersonal que no tiene ninguna forma humana; la claridad lleva a Eros a la
visibilidad, tornando visible también al amor humano, como la forma humana más
elevada del arquetipo de la correlación, pues también se hace visible el fenómeno
psíquico. Solamente después de que el desenvolvimiento de Psique se completa, lo que
sucede después de la búsqueda del Eros invisible, se llega a la más elevada
manifestación del arquetipo de la correlación, en la cual el divino Eros se une a una
36

Psique divina.
El amor individual de Psique por Eros como un amor en la luz no es tan solo un
elemento esencial, sino que es el elemento esencial de la individuación. Siempre, y es
en eso en lo que se constituye el significado de este mito acerca de los femenino, la
individuación femenina, y también desenvolvimiento femenino espiritual se da a través
del amor. Psique se desenvuelve en Eros, en su amor por el amante, mas no solamente
en el amor por él, sino también en el amor por sí misma.
El elemento nuevo, que se presenta con la tendencia del amor de Psique, y que
Afrodita halla imposible que exista en lo femenino, es que éste posee "un corazón
intrépido y una procedencia más allá de la prudencia característica de una mujer". La
diosa Afrodita no creía que una mujer pudiese tener esos atributos masculinos.
Muy justamente se dice de Psique, cuando se habla su acción con la luz: " ella
probó su sexo con su osadía." Mas la característica especial del camino de Psique
consiste en el hecho de que ella no resuelve directamente tareas que le son impuestas,
sino que alcanza su solución con ayuda de lo masculino, mas no como un ser masculino.
Pues, aunque sea forzada a construir el lado masculino de su naturaleza, ella permanece
fiel a su feminidad. Eso queda muy en claro en el cuarto trabajo que le es impuesto por
Afrodita.
Aunque en los cuentos de hadas y en los mitos, las tareas casi siempre sean tres,
característicamente en el caso de Psique, esas tres tareas son completadas por una
cuarta, y lo cuarto representa el símbolo de la totalidad. Mientras las tres primeras
misiones fueron cumplidas con el auxilio de "ayudantes" , quiere decir, por las fuerzas
interiores de su inconsciente, esa última tarea habrá de ser realizada solamente por ella
misma. Hasta el tercer trabajo, los ayudantes pertenecieron a los reinos de las plantas y
de los animales; esta vez ella será ayudada por una torre, como símbolo de la cultura
humana. Como vimos en nuestra interpretación, en los tres primeros trabajos Psique
luchó con el principio masculino; en este último, entrará en conflicto directo con el
principio femenino central, con Afrodita-Perséfone.
Nada más y nada menos que un viaje al infierno es lo que Afrodita le propone.
Y, mientras antes la preciosa agua de la vida hubo de ser recogida en el peñasco más
alto, ahora el objeto que ha de ser buscado se encuentra en las profundidades
insondables; está en las manos de la propia Perséfone.
Hasta ahora hemos tenido que interpretar las tareas para, a continuación,
entender a los ayudantes; en este caso tendremos que hacer lo contrario.
37

La torre es un símbolo muy versátil. Como recinto-mandala, ella es femenina: y


ciudad, fortaleza, montaña que posee como equivalente cultural la torre en gradas o la
torre-templo, la pirámide. No es por casualidad que la corona de piedras es la corona de
la gran diosa femenina. Más la torre también es fálica, como falo de la tierra, como el
árbol, la piedra y la muralla. Sin considerar esa significación bisexual, la torre es un
edificio erigido por manos humanas, una representación del trabajo colectivo y
espiritual de los hombres; siendo así, es el símbolo de la cultura y de la consciencia
humanas, es por eso que es llamada como "la torre que ve lejos".
Esa torre muestra A Psique como ella puede, como persona, mujer y ser
humano, derrotar a la mortal alianza de las diosas: tres que gobiernan la esfera divina
superior, o sea, Demeter, Afrodita y Hera, y a la cuarta, Perséfone, que rige la esfera
divina inferior. Psique va por ese "camino extraño" por primera vez como ella misma.
Va sola, ningún animal ayudante puede auxiliarla, y ese camino no puede ser atravesado
por nada ni nadie.
Sola y solitaria, Psique avanza por ese camino heroico del renacimiento en
defensa de su amor, por amor a Eros armada con las instrucciones de la torre y con el
desespero en el corazón, dispuesta a "enfrentar a la muerte y al diablo" en el intento de
volver a ver al bienamado. Tal como fue tarea del águila llevar algo humano hacia el
cielo, su tarea ahora es traer algo del infierno al mundo superior.
No es necesario describir con detalles el camino que la lleva a Perséfone; el pago
de las monedas a Caronte y los bollos de nieve y cebada para calmar al cerebro ( el
mítico perro de varias cabezas) no son específicos de la historia de Psique, visto que son
temas tradicionales. Lo mismo sucede con el ya descrito comportamiento junto a
Perséfone. La no aceptación de los manjares en el submundo es un tema arquetípico del
viaje al Hades (encontramos, por ejemplo, una historia correspondiente en América ).
No hay nada de característico en el viaje de Psique. Sin embargo, la prohibición de
ayudar al borrico cojo, de ayudar al cadáver y a las vianderas ya es diferente.
Posiblemente, también pertenezcan a tradición, siendo temas generales, mas
aquí ellos tienen un significado arquetípico para Psique. Se trata de la prohibición de la
"piedad ilícita", acerca de la cual ella ha sido instruida por la torre. Si, como
verificaremos, todos los actos de Psique, principalmente su vida al infierno,
corresponden a un ritual de iniciación, entonces esa prohibición implica la insistencia de
la ―estabilidad del ego‖ característica de toda iniciación. Mientras en el ámbito
masculino la estabilidad se manifiesta como resistencia al dolor, al cansancio, a la sed,
38

entre otras cosas, en la esfera femenina se evidencia en la forma de resistencia a la


piedad. También en este caso se trata de la firmeza de un ego fuerte, concentrado en su
objetivo, correspondiente en innumerables otros mitos a la prohibición de no volverse,
de no mirar hacia atrás, de no responder. Esa firmeza del ego es una virtud muy
masculina, aún así, es más que eso pues es la exigencia necesaria de la conciencia y de
la concientización.
Lo femenino, al contrario, es amenazado en la estabilidad del ego por el riesgo
de la distracción, provocada por alguna relación, provocada por Eros. Esa es la
incapacidad, o mejor dicho, la dificultad que experimenta cualquier psiquismo femenino
en el camino rumbo a la individualización, pues la mujer tiene que abandonar la
ansiedad que siente por la meta que está próxima, en función de un objetivo que está
lejos y que es abstracto.
Por tanto, es válido argumentar que esos peligros pertenecen "a las trampas de
Afrodita". Si recordamos que esta Gran Madre también posee el aspecto de dar vida y
de mantenerla, en el conflicto entre Afrodita y Psique ella muestra apenas uno de sus
dos lados, el negativo, asumiendo con eso la naturaleza y las especies, en contraposición
a las exigencias del individuo, y, en ese sentido, puede justamente ser prohibida una
actitud compasiva de la buena madre individual.
El componente universal del relacionamiento es tan básicamente una parte de la
estructura colectiva de la psique femenina que es considerada, por Briffault, como el
fundamento de toda comunidad y cultura humana, las cuales él juzga pertenecen al
grupo femenino con su vínculo entre madres e hijos. Todavía, ese vínculo no es
individual y, si, colectivo; él pertenece a la Gran Madre en su aspecto de preservadora
de la vida y de diosa de la fertilidad, que no está interesada en lo individual y en la
individuación, sino que se interesa por el grupo que ella desea que " sea fértil y se
multiplique ".
Por ese motivo, la prohibición de mantenerse distante de la piedad ilícita traduce
una lucha contra la naturaleza femenina, representada por Psique. Originalmente,
"ayudar " siempre significa una participation mystique , la cual presupone y crea una
entidad y, por eso, acarrea riesgos. Por ejemplo, puede suceder que quien es ayudado se
apodere de aquel que lo ayudó. Como uno de los varios ejemplos, acordémonos de la
bruja en las "Mil y Una Noches " es aliviada de su carga por el héroe, y que como
agradecimiento monta en su dorso y no se deja derribar.
Al mismo inter- relacionamiento pertenece el hecho de que los primitivos, tal
39

como cuenta Levy-Bruhl, tampoco agradecen a sus salvadores o ayudantes. Por


ejemplo, tampoco son " gratos " al médico, sino que en vez de eso, continúan
exigiéndole cada vez más. Éste se torna en cierta forma responsable por la persona cuya
vida salvó, y continúa haciéndolo como si se tratase de su propia vida. La ayuda, como
el comer en conjunto, o el sentarse y aceptar a los presentes, establece una comunión.
Por ese motivo por este Psique tiene que rehusar la invitación de Perséfone, pues su
aceptación implicaría su muerte.
Pasaremos por alto otros dos detalles* para dedicarnos al problema en sí de esa
última tarea que Psique recibe de Afrodita.
El hecho de que Psique sea enviada a Perséfone, al infierno significa que ella
tiene que recorrer el camino de los héroes, lo cual si es que ella tuviese éxito, se asemeja
al viaje marítimo nocturno del sol a través de las tinieblas del Hades. Los trabajos
impuestos hasta aquí eran en parte — así parecía — imposibles de resolver, pues
pudiesen haberse tornado casi mortales: por ejemplo, si Psique se aproximase a los
carneros salvajes en pleno calor del mediodía. En cada uno de los "actos del héroe" se
oculta la muerte, mas el sentido superficial es que este tiene que entrar en lucha directa
con la muerte o con el infierno, cuando eso es exigido de él .
El hecho característico extraordinario de que Psique se haya sentido desesperada
en cada nueva tarea, sintiendo que la única solución sería la muerte, sólo ahora se torna
comprensible en relación a esta tarea. Al final, las nupcias de la muerte que le estaban
destinadas de forma sorprendente no se consumaron, al contrario, fueron sustituidas por
una vida en el paraíso oscuro con Eros. La consumación de las nupcias de la muerte
pertenece a las necesidades arquetípicas de su relación con Eros, como había previsto el
oráculo Apolo. Mientras ese hecho ha permanecido inconsciente y sólo se tornó visible
en su siempre renovada tendencia a cometer suicidio, su visita a Perséfone significa que
ella tendrá que enfrentar conscientemente la muerte de frente. Pero ahora, al final de su
desenvolvimiento, ella enfrenta esa situación de muerte como una persona
transformada, ya no más como una joven sin experiencia, sino como una mujer que
ama, que sabe y que ya tiene experiencia.
Vencer ese camino heroico sólo es posible para Psique después de que ha
conquistado una cierta consciencia por el hecho de haber ejecutado las tareas anteriores,

*
Las vianderas son un símbolo conocido de la Gran Madre; el borriquero es conocido como Ocno, cuyo
significado mítico Bachofen esclarece: y el fantasma del muerto, que pide acogida a Psique, puede ser
fácilmente entendido como el peligro de ser poseído por el muerto, el fantasma de los ancestrales.
40

conciencia que tiene un alcance que trasciende largamente su primitiva sabiduría


instintiva. A través del vínculo forjado con las fuerzas simbolizadas por las hormigas,
por el junco y por el águila, ella puede absorber el contenido de las instrucciones que
son representadas por la "torre que ve lejos ". Debido al hecho de que Psique posee
ahora una meta objetiva y un ego estable, ella ya no está dispuesta únicamente a seguir
las exigencias naturales de su ser y es capaz de percibir ardides que las fuerzas
enemigas le quieren imponer. Ella tiene éxito en volver a la tierra, por el hecho de haber
asimilado las fuerzas de ascensión espiritual masculina del águila, de forma que ella sale
de las tinieblas volando a la superficie para ver las cosas desde un nivel "superior".
Parael hecho de no ser más una fuerza instintiva únicamente, sino "saber" algo, existe el
símbolo de la torre-consejera.
Psique es mandada por Afrodita a Perséfone, es mandada desde el mundo
superior sea la diosa de los infiernos. Sin embargo, ambas son aspectos de la misma
Gran Madre, enemiga de Psique. En esta situación — más que nunca — se hace
evidente la inter-relación arquetípica de Afrodita y Perséfone: ambas son dos aspectos
de la Gran Madre, y eso se vuelve visible también en los cultos.
La división del arquetipo original en diosas aisladas llevó la cultos separados. Lo
que la investigación aceptó erróneamente como el resultado de una interpretación
"sincrética" cuando, por ejemplo, en el himno a Isis de Apuleyo todas las diosas
femeninas son festejadas como una sola, es tan sólo el reflejo tardío de inter -relaciones
legítimas y primordiales. Ese hecho no se limita — como arquetipo — solamente a una
única cultura, o a un círculo de culturas. Aquello que es enseñado en Libro Tibetano de
los Muertos, que las divinidades favorables y desfavorables son tan sólo dos aspectos de
Uno, es la verdad. Se puede comprobar en Babilonia y en la India, tal como en Egipto y
en Grecia.
"Los relacionamientos nocturnos de Afrodita son profundos, así como en la
tradición clásica, cuando no se trata de noches de amor sino de nupcias de la muerte.
Con todo, nos es revelado que también en Delfos ahí una Afrodita "de las tumbas", una
Epitymbidia, que es venerada. En la Italia griega hay maravillosos monumentos
artísticos que nos muestran como la diosa de los infiernos, Perséfone, también puede
parecer afrodítica y como tenían sentido religioso las enseñanzas pitagóricas que decían
que habían dos Afroditas, una celestial y otra infernal. Afrodita tenía un aspecto-
Perséfone, y se llamaba en el lugar en que se conocía ese hecho, por ejemplo, en la
ciudad griega de Tarento, de un al sur de Italia, Reina .
41

Aunque la interpretación de la tarea que Afrodita impuso a Psique sólo pueda ser
realizada observándose el plano de fondo de los Misterios de Eleusis y relación Core-
Perséfone, representadas por nosotros en otro Inter relacionamiento, ellas nos dan
algunas indicaciones sobre el lugar de los acontecimientos.
La gran tarea de Psique es salir de la esfera matriarcal y en su amor consciente
por Eros, alcanzar la esfera psíquica, " la experiencia femenina el encuentro ", que es el
presupuesto para la individuación femenina. Las hermanas-sombra enemigas deben ser
configuradas como poderes matriarcales, por lo tanto la intervención de Afrodita sacó
el conflicto del plano personal hacia el plano transpersonal.
Core-Perséfone y Afrodita-Demeter son los grandes polos o diosas femeninas de
los Misterios centrales, los Misterios de Eleusis, cuyo Inter relacionamiento con el mito
de Psique es establecido con su última tarea.
Los tres trabajos iniciales volvieron evidente que la caída de Psique terminaría
con la actitud primordial del matriarcado. Tras la imposibilidad de realizarlos se
encontraba la característica concepción matriarcal de un principio masculino que,
conforme Afrodita esperaba, sería fatal para Psique. Ese principio masculino negativo
se manifestó como la promiscuidad masculina en el desarrollo de las tareas: como
masculino mortal y como masculino difícil de contener. La tentativa de Afrodita de
destruir a Psique de esa manera alcanza su auge en el cuarto trabajo que le impone.
Primero hemos de entender el significado de la cajita con ungüento, que Psique
tiene que buscar donde Perséfone . La incumbencia es dada por Afrodita, enemiga
mortal de Psique, el "ungüento" es de Perséfone, y cuando la cajita que lo contiene es
abierta por Psique, ésta cae en un sueño semejante a la muerte. Hemos de considerar en
nuestra interpretación esos tres hechos.
La crema de belleza inmortal representa, así parece, la eterna juventud de
Perséfone, la eterna juventud de la muerte. Es la belleza de Core, la belleza del "sueño
semejante a la muerte". Nosotros lo reconocemos de cuentos de hadas como el de la
"Bella Durmiente" y el de "Blanca Nieves", condenadas a ese sueño por la Madre
Terrible, la madrastra, o por la vieja bruja. Es la belleza de la caja de cristal, la cual
Psique debe regresar, la belleza infecunda y fría de la virginidad sin amor al hombre,
como exige el matriarcado. Esa belleza de existir en la inconsciencia da a la mujer una
perfección natural, característica de las doncellas. Pero preservar la virginidad para
siempre significa la belleza de la muerte, una belleza de Perséfone, que es inhumana
como destino — pues significa sufrimiento — y una existencia sin experiencia en la
42

perfección creada por Dios. Por lo tanto, la meta secreta de Afrodita es hacer a Psique
"morir", haciéndola regresar al estado Core-Perséfone, en el cual vivía antes de
encontrarse con Eros. Ahí está la seducción del narcisismo tratando de derrotarla en ése
momento.Eso significa que Afrodita quería que Psique retrocediera de mujer que amó a
Eros, y que fue " poseída " por él, hacia una virgen encerrada en el amor narcisista por
sí misma, como si estuviese encarcelada en la caja de cristal. *
Poner la crema inmortal de belleza en las manos de Psique es una artimaña muy
inteligente de Afrodita, digna del profundo conocimiento que tiene de la feminidad.
¿Qué mujer resistiría semejante tentación, y como podría especialmente Psique dejar de
caer en la trampa? Psique " fracasa " como si entendemos como " fracaso " todos los
acontecimientos que suceden a continuación de la abertura de la cajita.
Sorda a las advertencias de la torre, que ignora, como antes hiciera con los
consejos de Eros, de ella abre la cajita y cae en el sueño estígio, sueño parecido a la
muerte, y parece haber perdido todo lo que ha conseguido realizar en su arduo camino
de tareas y de sufrimientos.
Ella cae en un sueño parecido al de la Bella Durmiente; se vuelve hacia
Perséfone, como Eurídice después de que Orfeo se giró para verla, y es dominada por el
propio aspecto mortal de Afrodita; se vuelve Core-Perséfone y es conducida
nuevamente al Hades, no por el novio masculino de la muerte, sino por la victoriosa
Gran Madre, la madre de la muerte.
Más, así como las exigencias de Demeter junto a Plutón no fueran muy bien
recibidas, en vista de que Core ya se había unido a él y había comido el símbolo de la
fertilidad, la romá, de la misma forma el intento de Afrodita de hacer a Psique regresar
al matriarcado resulta vana, pues Psique está embarazada, y su gravidez, de Eros, es
símbolo del profundo vínculo individual con él, como se verá al final. Psique no está
preocupada — como Afrodita — por la fertilidad de la naturaleza, sino por la fertilidad
del encuentro individual. Es evidente que la independencia de Psique comienza en la
época de su embarazo. Y, mientras la gravidez en la esfera matriarcal conduce a una
**
unión entre madre e hija, aquí el despertar de Psique hacia la independencia que se
inicia con el embarazo la lleva al encuentro del amor y de la conciencia.

*
un ejemplo mitológico para esa regresión esta en la muerte de Euridice cantada en la poesía Rilke, citada
anteriormente.
**
Las indicaciones Kerényi en su trabajo sobre los misterios de Eleusis precisan ser complementados por
una interpretación psicológica, que permita que los misterios de lo femenino sean entendidos como
misterios centrales desde el punto de vista matriarcal.
43

El final feliz que sigue, cuando Eros llega y despierta a Psique, no es, como
parece a primera vista — un acontecimiento con intervención del dios exmachina, tan
típico en la literatura clásica, — sino algo bastante más profundo , — y, si se comprende
bien — muestra de la genialidad de las peripecias que enriquecen este mito. ¿Qué haría
fracasar a Psique justamente ahora, al final, después de que ella ya ha pasado por tantas
peripecias y ya se ha liberado de tantas situaciones? ¿Sería solo curiosidad femenina
sumada a una vanidad narcisista, las responsables del hecho de que ella no consiguiera
cumplir toda la exigencia de entregar la cajita con el cosmético** a Afrodita, abriéndola,
aunque supiese que ello dependía todo su destino? ¿Por qué fracasa Psique, aún
instruida con la orientación de la " torre que ve lejos ", a pesar de el desenvolvimiento
de su conciencia y a pesar de la estabilidad de su ego, que le permitió ser capaz de
liberarse del miedo mortal al infierno donde Afrodita la enviara?,¿Por qué, si podría
haber tenido éxito?
Psique fracasa — ella necesita fracasar — porque ella es una Psique femenina, y
es justamente ese fracaso que le trae, sin que ella lo sepa, la victoria.
¡No se podría imaginar una lucha más bonita contra el dragón que aquella! Lo
que ya formulamos en otro párrafo es absolutamente cierto — porque se sabe que el
método femenino de derrotar al monstruo es aceptarlo y, aquí, esa perspicacia asume la
sorprendente, mas no por eso menos eficiente forma, del fracaso de Psique. Ella recorrió
el camino del héroe — nosotros la acompañamos por todos los estadios — desenvolvió
una conciencia tan fuerte y radical que, debido a esa conciencia , ella perdió al amado.
Así, al final, a un paso del fin, ella deja de atender a los consejos insistentes de la torre y
se abalanza a un peligro mortal, denominado Afrodita-Perséfone.
¡ Y todo eso en vano, por casi nada, tan sólo para agradar a Eros !
Cuando Psique decide abrir la cajita que tiene en las manos y usar la crema de
belleza inmortal, debiera estar consciente del riesgo al que se exponía, visto que la torre
la habría advertido suficientemente. Y así, decidió robar para sí lo que consiguiera tan a
duras penas, en vez de entregárselo a la Gran Madre, Afrodita.
Todo comienza con el tema de la belleza, que reaparece ahora en un plano
diferente. Cuando Psique era llamada como la nueva Afrodita debido a sus belleza, que
despertara el entusiasmo de los hombres y la rivalidad de la diosa, ella consideró ese

**
Las indicaciones de Kerenyi en su trabajo sobre los Misterios de Eleusis precisan ser completados por
una interpretación psicológica, que permita que los misterios del femenino sean entendidos como
misterios centrales del punto de vista matriarcal.
44

don una desgracia. Sin embargo, ahora, exactamente para aumentar ese belleza y
volverse digna de Eros, ella está dispuesta a atraer sobre sí misma la peor de las
desgracias. Ese cambio en Psique aconteció por amor a Eros, y eso expresa un
conocimiento de que las consecuencias serán trágicas.
Si es mortal y está en conflicto contra las diosas, y eso ya es suficientemente
peligroso; más, visto que su bien amado también es un dios,¿cómo podrá contemplarlo
de frente? Ella proviene de la esfera terrestre, mortal, y quiere volverse igual a su
amante divino. Es como si femenina, femenina de más, sin, sin embargo, desconocer los
de la psicología de su compañero — ella se dijese a sí misma: mis acciones, mis
sufrimientos, pueden conmoverlo, pueden despertar su admiración, pero mi alma puede
no bastarle; una cosa, sin embargo, es cierta: una Psique untada con la crema de belleza
inmortal será irresistible para Eros. Y así roba la crema que debe darle la belleza que
une a Perséfone con Afrodita. Y entonces, cuando sucede la tragedia, y el sueño de la
muerte se bate sobre ella, lo que creíamos era una regresión — no fue por casualidad
que Core fue robada en el valle que trae el nombre de la amapola del sueño — parece
haber surgido todo el aspecto negativo-regresivo que habíamos mencionado como
peligroso.
¿Por qué Eros llega en ese exacto momento y la salva?, y ¿por qué aún no
estamos preparados para admitir que se trata de un happy-end provisorio, sino que
afirmamos que la salvación pertenece significativamente al conjunto de los
acontecimientos?
Mientras, al inicio, Psique sacrifica el paraíso con Eros en pos de su
desenvolvimiento espiritual, ahora ella está también dispuesta a sacrificar todo lo que
conquistó en términos de desenvolvimiento espiritual para conseguir la belleza inmortal
de Perséfone-Afrodita a fin de agradar a Eros. Al actuar así, parece regresar, mas ésta no
es una regresión a algo del pasado, como por ejemplo, al principio matriarcal, al preferir
la belleza al conocimiento ella se concilia con la belleza de su naturaleza. Y porque ella
lo hace por amor y para Eros, su "antigua feminidad " entra en una nueva fase. No es
más la belleza cerrada en sí misma, ni la belleza seductora de Afrodita, que sólo se
interesa por la " atracción física natural ". Se trata de la belleza la mujer que ama, que
desea ser bella para ser amada, y quiere ser bella para Eros y nadie más.
En otra parte mencionamos que el egocentrismo como tendencia a la totalidad se
expresa originalmente en una sensación generalizada del cuerpo, y que el cuerpo en el
nivel primitivo representa de cierta forma la totalidad, el self.
45

El relacionamiento con la corporalidad surge al aparecer lo que es denominado


erróneamente "narcisismo" cuando se trata del énfasis de la propia belleza e integridad
física. Esa fase, que es liberada durante el desenvolvimiento masculino y sustituida por
otra constelación, queda preservada, en el femenino, a través de la original correlación
con el self; ella es mantenida de forma más duradera.
En la medida en que Psique se comporta de forma tan paradojal en ese punto,
ella torna a unirse al propio centro femenino del self. Ella profesa su amor y se aferra al
encuentro individual con Eros y, al mismo tiempo prueba que todo su juicio —
masculino — es primordialmente femenino. El énfasis masculino con el cual había
recorrido su camino es eliminado a través de su feminidad, y nos parece que justamente
por el toque femenino, sin saber y sin querer, ella obtiene el perdón de Afrodita-
Perséfone. Cuando vemos que Afrodita levanta de una sola vez toda la resistencia contra
Psique, creemos que la postura de Afrodita, que acepta la deificación de la amante del
hijo propuesta por Zeus , tiene un motivo profundo, pues Afrodita se ha opuesto a los
deseos de Zeus ya suficientes veces . Más una Psique "fracasada ", que por amor a un
hombre desiste de todos sus principios, arroja todas las advertencias al viento, y desiste
de cualquier buen sentido — justamente esa Psique despierta la buena voluntad
Afrodita, que cree ver algo de sí misma en la "nueva Afrodita ".
Pero ese fracaso paradojalmente femenino de Psique provoca la intervención de
Eros que, de joven aventurero e inmaduro, se convierte en un hombre: el fugitivo herido
se convierte en el salvador en otro nivel. En las leyes que parecen formar la base de
este mito, Psique, con su fracaso, hace exactamente lo tenía que hacer, aquello que
estimula la primera acción enteramente masculina de Eros. Mientras, en la ocasión
anterior, ella encendió la luz de la lámpara corriendo el riesgo de perder a Eros,
impulsada por algo que le pareció ser odio, ahora ella está dispuesta a "permanecer en
las tinieblas " con el fin de conquistarlo, impulsada por un motivo que le parece que es
amor; con esa situación en que, como una nueva Core-Perséfone, duerme nuevamente
en la caja de cristal, Psique ofrece al amante la oportunidad de aparecer como su
salvador, como su héroe.
En la medida en que Psique sacrifica el lado masculino — que, necesario como
era — la conduciría a la separación, ella viene a quedar en una situación en que,
justamente por su desamparo y por su necesidad de ser salvada, liberó al encarcelado
Eros.
Indudablemente, que Psique conoce el riesgo que corre al abrir la cajita. Pero en
46

ese momento ella realiza otra vez, en plan más elevado, de libre y espontánea voluntad,
las nupcias de la muerte con Eros. Ella muere por él, donde está dispuesta a entregarse
ella y lo que conquistó hasta ahora — pues es eso lo que esta situación paradojal
requiere — al abrir la cajita ella se vuelve divinamente bella al morir. La belleza y la
perfección inocentes y naturales de la doncella de muere en las nupcias de la muerte con
el hombre, aquí se transforman en la belleza espiritual y anímica consciente de una
Psique que se sacrifica y que se entrega con todo su amor a Eros.
Con esa acción, el principio divino experimenta una situación única,
característica y nueva. El amante divino, por el sacrificio contenido en la muerte de
Psique, se transforma de adolescente herido en hombre redentor, pues en Psique él
encuentra lo que sólo existe en el centro humano-terreno, entre el cielo y el infierno: el
misterio de renacimiento femenino del amor. Esa maravillosa experiencia Eros nunca
podría tenerla ni vivirla con ninguna diosa. Sólo con la humana Psique, que a través del
fenómeno del amor consciente se dispone a morir y, más fuerte que la muerte, dotada
con la inmortal belleza divina, recibe al novio ataviada como la novia de la muerte.
En este sentido, se vuelve comprensible la alianza entre Zeus y Eros, y también
la aceptación de Psique en el cielo. La instancia más elevada de lo masculino se curva
ante lo humano y lo femenino , que le demostró a lo divino su igualdad a través de la
superioridad en el amor.
Por lo tanto, el fracaso de Psique no es un naufragio regresivo y pasivo, sino una
nueva reversión dialéctica de su extraordinaria devoción: a través del perfeccionamiento
de su feminidad y de su amor, ella provocó la perfecta masculinidad de Eros. A medida
en que se abandona al amor sin el saber, recibe la redención a través del amor.
Con la redención a través de Eros, Psique completó el círculo de sus cuatro
tareas y, de esta forma, completó, a través de los cuatro elementos el camino que
acostumbra a ser surcado por los iniciados. Característicamente, la Psique femenina no
pasó meramente por los cuatro elementos como deben hacer los iniciados masculinos en
los Misterios de Isis. Ella tiene que conquistarlos, tiene que hacerlos suyos a través de
sus acciones y sufrimientos , asimilándolos como fuerzas auxiliares de su naturaleza: las
hormigas, que pertenecen al elemento tierra; el Junco, que pertenece al elemento
acuático; el Águila de Zeus que pertenece al aire; y finalmente, la figura ignea y divina
del propio Eros redentor, el propio fuego.
Aún tenemos que destacar un punto que esclarece el significado del fracaso de Psique
para el devenir general del mito en sus mayores profundidades y consecuencias.
47

También aquí sólo podemos admirar la estructura interior de los acontecimientos, la


cual, a pesar de estar totalmente sofocada por los arabescos idílicos y románticos de un
cuento de hadas, aún así no se oculta a los ojos atentos.
No es por casualidad que el lugar en que se desarrolla el fracaso de Psique, y en
que ella abre la cajita que tiene todas las asociaciones posibles con la fatídica caja de
Pandora, es la tierra. Sólo después de volver del infierno, los reinos de Perséfone, es que
ella se decide a actuar, o sea, en ese momento ella está en su propio elemento ella pisa
suelo humano, estando de pie entre el cielo de Afrodita y el infierno de Perséfone.
Sí ella hubiese abierto la cajita cuando aún se encontraba en los dominios de
Perséfone, incuestionablemente habría ocurrido una desgracia para la cual no habría
solución. Sin embargo, por el hecho de que ella ha vuelto del infierno, retornando al
"coro celestial de las estrellas "y visto que el tesoro ha sido retirado del infierno, la
situación cambia radicalmente. Lo que recibiera de Perséfone, ella lo trae consigo y le
pertenece con toda razón. Su pacto consiste en no entregar lo conquistado para Afrodita,
sino en apoderarse de él y, como un Prometeo de faldas, traspasar la preciosidad que le
pertenece a la dueña de los infiernos para la Psique humana .
Ella toma para sí misma, como persona humana, lo que "finalmente" pertenecía
a los arquetipos, a las diosas. Con eso, realiza un hecho heróico, pues el héroe siempre
devuelve al ámbito de la personalidad humana el tesoro de que, originalmente, era
poseído y guardado por el dragón del inconsciente. Sí, sin embargo, si quisiéramos
interpretar el camino recorrido por Psique como el camino de la iniciación de lo
femenino, surge la pregunta sobre el papel desempeñado por Afrodita.
La Afrodita de nuestro mito no es la Gran Madre del mundo clásico griego. Ella
es más y es menos: más porque, a través de la grandeza demoníaca de su personaje, se
vislumbra la Madre Terrible de la antigüedad mítica , y es menos, porque posee rasgos
personalistas que recuerdan más a las madres terribles que formaran la historia familiar
de los hombres que a la realidad divina.
Diremos que la "Gran Madre" también puede surgir como representación del self
femenino, y debemos preguntarnos, ¿hasta qué punto Afrodita desempeña ese papel de
self en este caso, o mejor, hasta qué punto el self utiliza al arquetipo de la Gran Madre
para sus fines?. *

*
El mismo problema encontramos en el mito Demeter-Core, en el cual Gaia sin duda favorece el robo de
Core; por tanto, se debe aceptar una posición antagónica entre Gaia e Demeter.
48

La relación del self con el arquetipo de los padres nos pone delante de la misma
situación entrada en la vida el héroe masculino que analizamos en otra ocasión. El
arquetipo negativo de los padres aparece con frecuencia en oposición al héroe muchas
veces personalizado como el "Padre Terrible" o la "Madre Terrible", así
arquetípicamente también como una divinidad negativa y perseguidora. El más
conocido ejemplo de esta constelación es la relación de Hera y Heracles. En ese caso,
Hera estimula el hecho heroico de Heracles; aquí es Afrodita la que pone a Psique en
acción. Y a partir de ese aspecto, el arquetipo "malo/perseguidor " se transforma en
aquello que estimula el desenvolvimiento y, de esta forma, acarrea la individuación.
Eso significa que para Psique no existe tan sólo la unidad negativa de Afrodita-
Perséfone, sino también la unidad superior que, aunque sin nombre, la orienta como el
self-Sophia, la Afrodita que representa uno de los aspectos de la Madre Terrible que
siempre vuelve a conducirla una vez más "al camino".
Aquí se vuelve bastante visible la oposición entre la concepción masculina y la
concepción femenina del Gran Principio Femenino, que pertenece a la formación
psíquica esencial del romance de Apuleyo . Afrodita-Fortuna que no recibe acogida en
la época, representa la "mala fortuna" y la Madre Terrible, en oposición a Isis que, como
diosa transformada por los misterios — se vuelve la "buena fortuna", la Buena Madre,
Sophía.
Bajo esa contradicción aparece lo que existe de femenino en la Psicología de lo
Masculino, como también en el capítulo final de Apuleyo, La Consagración de Isis. Con
todo, para Psique, "encarnación" de la feminidad con su psicología, eso no vale.
La concepción de la unidad del "gran femenino"que pertenece a las experiencias
primordiales de la mujer, y que aún representa el antiguo cielo de los dioses con su
rivalidad entre las diosas, es solucionada en el mundo patriarcal. La división en madre
buena y madre mala en el patriarcado lleva a la represión del lado negativo de lo
femenino en el inconsciente. A partir de eso, por el hecho de que esa separación del
"mal" en lo femenino sólo se realice de modo imperfecto, es que conocemos la total
expulsión de la divinidad femenina del cielo, que encontramos en las religiones
patriarcales monoteístas. Como un movimiento contrario a ese proceso de humanización
de las diosas, tenemos en el mito de Psique la deificación de la humana Psique.
La experiencia que Psique tiene de la unidad del gran femenino no es la
experiencia primitiva de los opuestos en su unidad aún numinosa-urobórica, sino la
experiencia de la totalidad, que la mujer vive en su individuación como un resultado del
49

propio perfeccionamiento.
Conviene resaltar que el mito de Psique es arquetípico y, en ese sentido es
históricamente un modelo, o sea, demuestra un futuro desenvolvimiento que, en el
ámbito individual de los antiguos, aún no ha sucedido. Por lo tanto, tampoco Psique
tiene conciencia de la experiencia de la unidad del gran femenino, más esa unidad existe
como una realidad actuante tras su desenvolvimiento.
Ya vimos que en Afrodita se funde la forma de la madre mala con el self
femenino como Sophia, que lleva a la individuación, pero la interrelación de la Gran
Madre de la psicología del matriarcado, el papel de las hermanas y de el self femenino
aún requieren ser interpretados de una forma más clara, sin que con eso sea necesario
explicar toda la problemática de el relacionamiento primordial de lo femenino, la
relación entre madre e hija.
La personalidad femenina requiere pasar por una serie de fases durante su
desenvolvimiento, cada una de ellas está caracterizada por una determinada realidad
arquetípica. El desenvolvimiento transcurre en la situación original de amplia identidad
entre madre-hija-self-yo y el " matriarcado ", en el cual, al haber mayor libertad e
independencia del ego, aún domina el arquetipo de la Gran Madre sobre el "uroboro
patriarcal", en la medida en que el dominio del arquetipo de la Gran Madre es resuelto
por el arquetipo de Gran Padre. Esa situación del patriarcado — especialmente conocida
en los países occidentales — está caracterizada por el retroceso de la psicología
femenina y por sus dominantes, y a través de una mayor o menor determinación de la
vida femenina también con conciencia de lo masculino y de sus valores.
La fase colectiva específica del patriarcado con la sumisión de lo femenino es
resuelta por el " encuentro " en el cual lo masculino y lo femenino se enfrentan
individualmente y con derechos iguales. En la fase de individuación, lo femenino
también se libera de la determinación a través del encuentro con masculino y, orientado
por la experiencia del self, se vuelve un self femenino. *
El self sustituye la totalidad y tiende más al egocentrismo para la formación del
Yo y de la conciencia, mas lleva a la individuación, en la cual el self es experimentado
como el centro de la totalidad. Cuando las fuerzas inconscientes se oponen al Yo y al
desenvolvimiento de la individuación en una fase que debe ser vencida, se trata siempre

Esta presentación esquemática del desenvolvimiento no corresponde, naturalmente a la realidad, pues el


no es directo; hay etapas de desenvolvimiento. Mas allá de eso, una nueva etapa no elimina simplemente
la anterior , pero acrecienta una nueva pieza a la estructura psíquica, que hasta entonces era determinada
por las otras etapas con sus leyes.
50

de un conflicto entre el inconsciente como la Gran Madre Represora y el self, que


pretende el desenvolvimiento integral de la personalidad.
Una dificultad esencial de la psicología femenina está en que lo femenino
precisa desenvolverse para lo masculino y sobre lo masculino, lo que representa una
lucha del inconsciente contra el consciente. Es así que surge el conflicto con la Gran
Madre, el arquetipo femenino de la inconsciencia, y con el relacionamiento primordial
femenino, como vemos en el mito Deméter-Core. Ese desenvolvimiento que está en
oposición a la Gran Madre no debe llevar ni a una violentación de la naturaleza
femenina a través de lo masculino y de su psicología característica, ni lo femenino debe
perder contacto con el inconsciente y con el self femenino.
La dificultad de distinguir entre los caracteres progresivo del self y el carácter
regresivo de la Gran Madre forma parte de uno de los problemas centrales de la
psicología femenina. En el desenvolvimiento de Psique, la psicología del matriarcado es
defendida por las hermanas que, simbólicamente, representan también la ligación
fraterna del grupo de mujeres y, al mismo tiempo, su enemistad ante el hombre como
persona. Es preciso superar la hostilidad hacia el hombre — hacia el encuentro — hacia
el amor existentes en el matriarcado, y el patriarcado también presenta para el
desenvolvimiento femenino una etapa necesaria de transición; con todo, el
"aprisionamiento en el patriarcado", la "psicología del harén", representan una derrota
ante la estabilidad matriarcal femenina. Es por este motivo que, en la oposición de las
fuerzas matriarcales contra el aprisionamiento de lo femenino en el patriarcado, así
como contra el aprisionamiento por el dragón-Eros, el Uroboro patriarcal, existe un
elemento positivo esencial.
En ese sentido, la "regresión" a las fuerzas matriarcales aún puede ser constatada
muchas veces en la psicología de la mujer moderna, con un sentido progresivo.
También cuando las fuerzas representan una parte de la sombra femenina, su
aceptación, como sucedió en la acción de Psique, puede llevar a una nueva integración y
amplificación de la personalidad.
Eso, sin embargo, sólo sucede cuando la aceptación se da a favor de una
personalidad aún desconocida y por perfeccionar, esto quiere decir, en el sentido de una
aproximación la totalidad de la psique, no a través de la entrega a una parte de sombra
destructiva y personal, como por ejemplo, es representada en el mito de Psique por las
dos hermanas. La negatividad de las dos hermanas ya se manifiesta en la intención
negativa de sus conciencias contra Psique, pero se torna más nítida cuando entendemos
51

la esencia del desenvolvimiento posterior de la historia, si es que es honesto decir que


su derrota representa un desenvolvimiento. En ese episodio, que parece consistir en una
venganza de Eros y Psique contra las hermanas, se ocultan elementos psicológicos y
mitológicos de gran significado. Corriendo el riesgo de hacernos sospechosos de una
sobre-interpretación, vamos a dar indicaciones de esas interrelaciones, las cuales, sea
como fuere, solamente pueden ser evaluadas totalmente a través de una presentación
general de las bases del desenvolvimiento femenino.
La muerte de las hermanas causada por Eros es un ejemplo típico la derrota de lo
femenino por el " uroboro patriarcal ". Ellas no conocen al amante de Psique, no tienen
conciencia de su apariencia. Sin embargo están incluso más enamoradas de él que la
propia Psique. Casi inmediatamente ellas deducen de él es un dios e imaginan, con
razón, un paraíso de placer en el que, de hecho, Psique vive con Eros. La fascinación
por el amante divino es fuertemente ― personalizada‖ en el mito; el palacio, el oro, las
piedras preciosas, etc. etc., en el caso de las atracciones ―mundanas‖; con todo, detrás
de estas, está la fuerza de un fascinio suprapersonal que Eros torna vivo. No debemos
olvidarnos de la situación de las hermanas de Psique, presas en la prisión patriarcal de
sus matrimonios infelices, representando una el papel de hija, y la otra el papel de
enfermera. Su envidia y celo rencoroso por Psique, tanto como su inmediata prontitud
para dejar todo abandonado sólo para caer en los brazos de Eros, abrigan, a pesar de su
carácter cómico, una cierta naturaleza trágica. La muerte de las hermanas es
representativamente mítica. Ellas se lanzan al abismo poseídas por alucinaciones
amorosas; se lanzan del clásico peñasco de las novias destinadas a las nupcias de la
muerte, sobre el cual también Psique ha estado ya expuesta. Ambas son despedazadas.
Ciegas de pasión, ellas atestiguan con su locura la desagradable justicia del mito, como
la verdad de todo aquello que habían inventado a Psique de negativo sobre su amante
invisible, y cumplen, en lugar de la hermana menor, el trágico destino sombrío,
encontrando la muerte. Para ellas, Eros se tornó de hecho el monstruo devorador
masculino, la bestia salvaje del oráculo de Apolo. Sobrepasando su inconsciente de
asesinas de hombres, fueron capturadas dionisíaca y manádicamente por Eros, y se
abalanzaron locas de amor abismo abajo, estableciendo verdaderos paralelos, por
ejemplo, con las figuras de las mujeres que en su resistencia a Dionisio son
inconscientemente poseídas por él a fin de ser derrotadas por la locura manádica.
Al contrario, durante su desenvolvimiento, Psique se liberó de las fuerzas
matriarcales que le impulsaron a su rebelión, así como de la prisión en el paraíso de
52

placer que le fue ofrecido por el uroboro patriarcal Eros. La ayuda de lo femenino —
Demeter y Hera — fue rehusada a Psique. Ella tiene que caminar hasta el agridulce final
por el camino masculino que emprendiera, armada con el puñal y la lámpara de aceite.
Con la asistencia invisible de Pan, salió victoriosa en lo que se refiere a las tareas
impuestas por Afrodita; sin embargo, eso quiere decir que, en su encuentro con Eros,
necesitó retroceder incluso las capas de su inconsciente, donde dominaban las figuras y
fuerzas masculinas.
El mundo de las fuerzas masculinas en el inconsciente femenino tiene mayor
alcance aún sobre la imagen, que llamamos de "ánimus". Por un lado, ellas se extienden
hasta las formas que abandonan, "las fuerzas apenas viriles", y que se tornan urobóricas;
por otro lado, pertenecen a su ámbito, imágenes suprahumanas. De animales como la
serpiente, pero también el toro, el carnero, el caballo etc., simbolizan el poder
fertilizante todavía primitivo del espíritu de masculino en lo femenino; y los pájaros,
desde las palomas fecundantes espirituales hasta el águila de Zeus,, son también
símbolos de esas fuerzas del espíritu, como enseñan los rituales y los mitos de todas las
culturas. El principio fecundo y masculino del reino vegetal, por ejemplo, como fruta-
alimento, es arquetípico y de la misma forma efectivo como la fuerza inorgánica de las
piedras o del viento, como todo elemento espiritual fecundante trae en sí.
Ese espíritu masculino anónimo, con su lado productivo y su lado destructivo,
que denominamos como "uroboro patriarcal", tiene una grandeza psíquica que se
mantiene en el umbral y más allá del mundo del ánimus que actúa en lo femenino.
Con sus primeras tres tareas, Psique pone en movimiento las fuerzas masculinas
positivas de su naturaleza, tomando conocimiento de su existencia. A partir de eso, ella
pone en actividad consciente las fuerzas que la ayudan de forma inconsciente y, de esta
forma, liberó su propio lado masculino. Ese camino recorrido por una personalidad
consciente se opone a la Gran Madre, y es el camino típico del héroe masculino, en
cuyo final Psique se transformó en una Nike. Se trata de victoria bastante cuestionable,
como los correspondientes desenvolvimientos femeninos demuestran con profusión.
Pues pagar tal desenvolvimiento victorioso masculino con el precio de la fuerza de
atracción — quiere decir, la fuerza de atraer a Eros — sería para una Psique femenina,
cuyos actos fueron practicados por amor a Eros, una salida catastrófica. Eso fue evitado
por lo que denominamos como "el fracaso de Psique".
Después de concientizarse y de comprender sus componentes masculinos,
Psique se volvió un todo a través del desenvolvimiento de su aspecto masculino, y
53

entonces se vio en la situación de enfrentar el todo de la Gran Madre en su doble


aspecto como Afrodita-Perséfone. El fin de ese conflicto fue la paradojal "derrota
victoriosa de su comentado fracaso, en el cual no sólo recuperó a un Eros adulto, sino
que al mismo tiempo recuperó contacto con su propio self central femenino.
En ese punto, sucede el rapto de Psique hacia el cielo por Hermes y su
aceptación en el Olimpo. Se siguen su deificación y su unión eterna con Eros. Aquí
Hermes cumple otra vez su verdadera función de Psicopompo, de guía de almas.
Primero, al servicio de Afrodita, él no era nada más que "el mensajero de los dioses",
una figura secundaria y bastante caricaturesca en un mundo de dioses romanos. Ahora,
sin embargo, en el momento en que Psique recibe la merecida inmortalidad, también
Hermes es salvado de su origen primordial mítico y se vuelve visible su característica
actuación hermética como guía de almas femeninas.
Con la acogida de Psique como esposa de Eros en el Olimpo, se vuelve evidente,
en el mito, el desenvolvimiento femenino y también humano en aquella época.
Desde el punto de vista femenino, eso significa que la capacidad individual de
amar y la fuerza del alma son divinas, y que el camino de la transformación del amor es
un misterio que diviniza. La experiencia de la psique femenina adquiere especial
importancia ante el mundo patriarcal antiguo, en el cual la existencia colectiva de las
mujeres estaba subordinada a las leyes del principio de la fertilidad.
Los hombres conquistan su lugar en el Olimpo, mas no gracias a un héroe
masculino minimizado, sino gracias a un alma apasionada; con eso, la mujer humana
subió al Olimpo como un individuo y, a partir de ahí, con la perfección conquistada por
el misterio de amor, se vio lado a lado con los múltiples arquetipos de la humanidad
entera, con los dioses inmortales. Y, por más paradojal que pueda parecer, ella
conquistó ese lugar divino justamente a través de su mortalidad. Primero, la experiencia
de la mortalidad, después la transición de la muerte hacia el renacimiento y la
resurrección a través de Eros, tornan a Psique divina en una misteriosa transformación,
que la eleva sobre lo que no era humano en el sistema antiguo, conduciéndola a lo que
solamente era divino.
En esa última interrelación, se vuelve visible un último problema, y ése es
exactamente el del fruto de la unión de Psique con Eros. Ése niño, cuyo crecimiento
acompaña toda la historia del desenvolvimiento y de los sufrimientos de Psique, aparece
en el momento de la historia en el que comienza a establecerse la estabilidad del ego de
Psique. Después de la primera visita las hermanas, Eros dice a Psique que ella está
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embarazada y hace esa revelación con éstas misteriosas palabras: " aún niña darás a luz
a un bebé; si guardases nuestro secreto, él será un dios; si lo profanases, será un mero
ser mortal ."
¿Cuál será el significado de esa revelación? ¿Acaso la tomamos demasiado en
serio cuando creemos tener que interpretarla? Psique finalmente dio a luz a una hija
divina y, como parece a primera vista, los "secretos" no fueron mantenidos, así como no
fue guardada en secreto la invisibilidad de Eros. Con todo, como hemos de encerrar esta
interpretación, surge la pregunta sobre cuáles serían los secretos que Psique no debería
profanar.
El "mantener en secreto" el indecible misterio propiamente dicho está en
oposición con la "profanación" al apego interior de Psique por Eros, el apego de la
Psique humana de un amor secreto e "imposible" por su compañero divino y al apego
que surge con ella íntimamente durante ese relacionamiento. Pues, visto como
"profano" no sólo a los ojos de Afrodita, ése amor es considerado profano a los ojos de
todos los temas, una paradoja y un absurdo, un amor al mismo tiempo prohibido e
infeliz.
El verdadero secreto Psique lo guardó hasta del mismo Eros y contra su
resistencia, pues el secreto indecible de su amor sólo es demostrado en la vida de
Psique, en sus acciones y en su cambio. Aunque Psique hable un todo lo que tenía para
hablar, esa semilla íntima de su amor continuó en secreto. Hasta el mismo Eros sólo lo
reconoció como el auto sacrificio de Psique, pues lo que él comprendía como amor sólo
transformó el secreto del amor en una experiencia viva para él a través del amor de
Psique. Como hasta entonces solamente experimentara el amor como un alegre juego de
los sentidos cometido en la oscuridad y como un impulso instintivo al servicio y de
acuerdo con Afrodita, a través del acto de Psique él sintió el amor como un camino de la
personalidad que, pese del surgimiento, lleva a un cambio que conduce a la iluminación.
Nupcias de la muerte, vida en el paraíso del inconsciente, lucha con el dragón,
camino de sufrimiento de las acciones, ida al infierno y conquista de una preciosidad,
fracaso como una segunda muerte (que en el mito muchas veces aparece como prisión),
salvación, Hieros Gasmos, resurrección, renacimiento como divinidad y nacimiento del
hijo. No se trata de temas arquetípicos aislados, sino de un gran canon de arquetipos,
que aparecen con frecuencia en el mito y entre los cuentos de hadas así como en los
misterios, también en los sistemas religiosos, como por ejemplo en la Gnose, formando
siempre nuevas variantes en su estructura básica. Aquí nos es revelada otra forma
55

específica, que reconocemos — excepto en Eleusis — no exactamente como el misterio


de la Gnose, o sea del Logos, sino como misterio de Eros. A este le corresponde el hijo
que será traído a la luz y que, contra las expectativas de Eros, será una niña.
La psique unida a Eros en su amor no sólo es diferente de Afrodita o de
cualquier otra diosa, sino que es algo totalmente nuevo. Con el triunfo de amor de
psique y con su entrada en el Olimpo se completa para los pueblos occidentales un
proceso que debería mantenerse vigente durante milenios. Pues hace dos milenios el
amor como un fenómeno misterioso de la psique está en el punto central del
desenvolvimiento, en el punto central de la cultura, del arte y de la religión. Pasando por
el misticismo de las monjas cristianas y por el amor de los trovadores, pasando por
Dante con su Beatriz, llegando hasta el siempre femenino Fausto, ese misterioso
desenvolvimiento de la psique de la mujer y del hombre todavía no ha sido dejado en
paz. Trae consigo gracia y desgracia, más es el fermento esencial de la estabilidad y la
espiritualidad occidentales hasta el día de hoy.
Este amor de Psique por un amante divino es el corazón de la mística de todos
los tiempos, de la mística del amor; y el fracaso de psique, su última entrega y la
aparición del dios salvador justamente en aquella ocasión, corresponde exactamente a la
fase más elevada de la mística del éxtasis, en la cual el alma se entrega a la divinidad.
Por eso se dice del bebé que Psique da a luz: "quam voluptatem nominamus ".
En la lengua de los mortales, será llamada Volupia, como en otra traducción más
adecuada que nos gustaría citar aquí: nosotros los hombres le llamamos Deleite. Así en
el lenguaje de los cielos - pues al final se trata de un bebé divino, visto que nace en el
cielo, de una Psique que se ha tornado inmortal - esta bebé es la Volupia mística
mencionada por toda la humanidad como la más elevada unión mística:
"Volupia sí, más algo muy superior a la sensualidad."
Conocemos el nacimiento del "bebé divino" y su significado no sólo a partir de la
mitología sino también mucho más a través de las experiencias del proceso de
individuación.
Mientras que el nacimiento de un hijo divino significa una renovación y una
divinización de su espíritu ánimus para la mujer, cuando se trata del nacimiento de una
hija divina es un acontecimiento aún más central, que abarca al self femenino en su
totalidad.*
56

El hecho de que el mito de psique termine con el nacimiento de esa hija que es la
Volupia-Deleite- Bienaventuranza, tiene de nuevo un sentido profundo que naciera que
nos llega a asustar. Con esa última frase, dejando atrás la narración de este mito, el
nacimiento de esa hija en el más allá insinúa la existencia del germen de una
experiencia interior femenina que escapa a una descripción y escapa casi enteramente a
la comprensión, aunque siempre reaparezca como una experiencia limítrofe de la psique
en el mundo psíquico.
Varias veces destacamos, que se trata del mito de Psique, y eso quiere decir que
se trata de un "acontecimiento en espacio arquetípico", que viene a nuestro encuentro en
la perfección y en la experiencia que está oculta en este mito. Por el hecho de tratarse de
un acontecimiento arquetípico, su significado debe ser entendido de modo humano y no
personalista , o sea, no debe ser encarado como un acontecimiento que ocurre con
determinado hombre o con determinada mujer, sino de hecho como un " modelo " de
acontecimiento.
No es posible presentar en este punto la diferencia psicológica entre el arquetipo
psíquico del ánima del hombre y el self femenino de la mujer. Algunas sugerencias
deben bastar. No es por casualidad que se habla de un "alma" masculina y femenina, * y
tampoco es por azar que se define como "psique" la psicología analítica formada por la
totalidad del consciente y el inconsciente. La psique como totalidad de la personalidad,
tanto en el hombre como la mujer, es caracterizada como femenina en su experiencia de
trascendencia psíquica, que ella capta como "exterior" y "extrañamente numinosa". Por
la misma razón, el mandala que surge como la totalidad de la psique masculina y
femenina contiene en sí mismo un simbolismo femenino, pues es círculo o rueda o,
urobóricamente, contiene los dos polos opuestos.
Donde esa Psique vive experiencias, aparece la estructura simbólica masculina
del yo y de la conciencia en el hombre y en la mujer pareciendo estar relativamente
fundidas, pero de tal forma que el carácter femenino psíquico tiene más peso. Así el
nacimiento místico de la divinidad en el hombre tal vez no sucede como nacimiento del
ánima, quiere decir, un estructura psíquica parcial, sino como nacimiento de la totalidad,
exactamente de la psique. **

**
En oposición a la ―imagen anímica‖ en el hombre y la mujer.
**
Esa variante de la definición de anima por C. G. Jung me parece necesaria exactamente para el
desenvolvimiento de la experiencia que el creo en el proceso de individuación.
57

Aquello que nace como la hija en el mito de psique es algo que trasciende lo
psíquico, es una realidad de los sentimientos, una situación meta-psíquica que se
constela en la unión de la Psique humana con el compañero divino. Justamente a partir
de ahí se vuelve otra vez evidente el significado secular de la divinización de Psique.
La situación de la Psique mortal era la siguiente: ella parecía haber sido
entregada a un mundo arquetípico hostil de fuerzas femeninas, cuya encarnación estaba
representada por Afrodita. Ella parecía depender de Afrodita, mientras el arquetipo del
padre, Zeus, se mantenía pasivo a su lado. Psicológicamente, eso significa que el mundo
del inconsciente dominaba los acontecimientos humanos en su constelación no humana
y humana predominantemente negativa, y también que la correlación de la humanidad
con ese mundo - con Eros - era totalmente pasiva. El psiquismo humano estaba
entregado a esos dioses y era dejado al criterio de su arbitrariedad.
En el mito de Psique, su actividad es tan grande que todas las acciones y
transformaciones parten de ella. Ella ejecuta su acción mientras Eros duerme, y realiza
sus tareas mientras Eros, herido, permanece en la casa de su madre. Existe el hecho de
que ella, una mortal, consigue integrar en su naturaleza los cuatro elementos y, con eso,
resiste a todas las intrigas del inconsciente y de su Señora.
La fuerza interior de Psique es tan grande, su capacidad de interacción ,
conquistada gracias a sus sufrimientos y al amor, es tan fuerte, que ella tiene la
capacidad para enfrentar las fuerzas desintegradoras de los arquetipos y puede
permanecer ante ellos de "igual a igual". Pero todo eso no sucede como una oposición
masculina prometéica a lo divino, sino como un arrebato apasionado erótico divino, que
muestra estar más profundamente conectado al centro de lo divino que la forma de
manifestación afrodítica de esa misma divinidad.
Mientras antes, como se muestra en una antigua ilustración, Afrodita montaba en
Psique, o sea, el arquetipo de la Gran Madre dominaba a Psique, ahora la capacidad de
amar de Psique se transforma en una ascensión hermética divina y demuestra, a través
de su entrada en el Olimpo, el inicio de una nueva era mundial.
La deificación de Psique significa que el principio humano puede enfrentar a lo
divino en igualdad de condiciones, la unión eterna de la diosa Psique con el dios Eros
confirma que esa ligación de lo humano con lo divino no sólo es eterna sino que
también posee en sí misma la calidad de divina.
58

Con la apoteosis de Psique tiene inicio el arquetipo de psiquización de lo divino,


la concentración interior de los dioses en aquello que llamamos psique humana en la
que surgió ese "algo" de divino.
Es bastante sorprendente el hecho de que, en el mito de psique, surja un
desenvolvimiento que simboliza el camino de transformación y de divinización de
Psique mas fuera del ámbito cristiano, sin revelación y sin iglesia, totalmente pagano,
aunque más allá del paganismo. Hubo una demora de mil quinientos años para que se
pudiese hablar otra vez, con presupuestos nuevos, de una posible y significativa
deificación de la psique humana a través de un proceso de transformación. Solamente
después que la excomunión medieval del aspecto femenino-humano de la psique fue
liberada, pues en el mundo espiritual se daba énfasis unilateral a los valores masculino-
divinos, puede haber un redescubrimiento de lo divino en la naturaleza terrena y en el
alma humana. Así, en la época moderna, lo femenino tiene un nuevo desenvolvimiento,
tal como con el aparecimiento de la psicología profunda se empezó a volver visible en
el Occidente una nueva forma de desenvolvimiento y de transformación del alma.
Todos esos desenvolvimientos son concretizaciones de lo que es presentado
como modelo en el ámbito arquetípico por el mito de Psique y por su deificación. Por lo
tanto, no nos parece que carezca de un significado profundo y de cierta correlación el
hecho de que esa obra sobre Eros y Psique surja exactamente en un momento en que la
Iglesia Católica, con el dogma de la elevación del cuerpo de María al cielo, la Asunción
de María, repita eso, comprobando nuevamente el hecho que sucedió en el Olimpo
pagano con la aceptación de psique entre los dioses. *
El arquetipo relativo a Psique unida a Eros, junto con su hija Volupia, nos
parece que es una de las formas más elevadas que el símbolo del coniunctio alcanzó en
el Occidente. Se trata de la forma juvenil de Shiva unido a Shakti. El hermafrodita de la
Alquimia es una forma posterior de esa imagen, aunque más restringida, porque este, tal
como recalcó el profesor Jung, representa una figura monstruosa, bien distinta al par
divino formado por Eros y Psique.
Desde el punto de vista femenino, Psique unida a Eros eternamente representa al
self femenino unido con la divinidad masculina. Con eso, el énfasis recae en Psique, que
experimenta en sí misma la forma trascendente del Eros, al mismo tiempo que el lado

*
La Trinidad del Cristianismo corresponde aquí a la ―dualidad trinitaria‖ de Zeus y Eros, que como Eros
alado, en su mas alta escala de manifestación, posee tanto el carácter tanto del hijo como del espíritu
santo; Maria, no en tanto, tiene analogía con Psique. El significado psicológico de las diferencias entre
ese cuaternario cristiano no debe desviar nuestra atención en este contexto.
59

luminoso del Logos redentor, por el cual y a través del cual ella alcanza la iluminación y
la deificación. En otros términos, para facilitar, ella reconoce a Eros como Gnose a
través del amor.
Desde el punto de vista masculino, la unión de Psique con su personalidad
perfecta, tal como la conocemos en el arquetipo del mandala con lo masculino-divino,
también es una forma de manifestación del self. Más, para lo masculino, el énfasis recae
menos en Psique y más en el Eros divino. Aquí la transformación del aspecto Logos del
masculino en un amante divino que se une a Psique lleva a la iluminación y a la
deificación. En otras palabras, para facilitar la cosa, eso significa que lo masculino
conoce a Eros como amor a través de la de Gnose.
Del cruce de esas dos figuras divinas y las experiencias místicas se forma el
arquetipo del coniunctio de Eros y Psique. La aureola que los ilumina es, al mismo
tiempo, el fruto de su unión más profunda, aunque su brillo mundano represente a
Volupia, la hija divina, la felicidad divina de la sensualidad.
Pero si observamos el desenvolvimiento general de Psique, queda claro lo que
debía ser esclarecido a través de la interdependencia del mito de Psique con el romance
de Apuleyo, en el cual está incluido el mito: en este mítico cuento de hadas se trata de
un acontecimiento misterios. ¿Cuál es el aspecto de ese acontecimiento misterioso y
cuál es su papel en El Asno de Oro de Apuleyo?
Leyendo el último capítulo del romance de Lucio Apuleyo, sobre la iniciación
de Isis, descubrimos los elementos esenciales del misterio. La solemnidad consiste en
una muerte voluntaria y en una piadosa liberación de la muerte - el camino hacia el
reino de Perséfone y el camino de vuelta. Su centro está formado por la contemplación,
la veneración de los dioses inferiores y superiores, significativamente cuando su viaje al
Hades está comenzando, y también el paso por los cuatro elementos. (Dejemos de lado
el estadio, el de la transformación de Helio.)
Las correspondencias con el mito de Psique son tan obvias que tenemos que
aceptar el hecho de que Apuleyo haya incluido intencionalmente en la narración del
mito de Psique en el Asno de Oro. Nuestra próxima pregunta se refiere a la relación
existente entre la historia de Psique y la iniciación de Isis en el romance. En este punto,
no es posible evitar algunas observaciones sobre la psicología matriarcal y patriarcal,
cuya oposición por primera vez se vuelve clara por los acontecimientos del mito de
Psique. El mito - al contrario que el patético estilo sacro de la solemnidad de Isis, que
60

es presentada con toda la pompa y brillo de la terminología de los Misterios - es una


interpolación profana. De cierta forma, su intención fue presentar un modelo folclórico.
El mito de Amor y Psique es contado por una vieja a una niña en El Asno de
Oro, esa niña fue arrancada del "cuello de la madre‖ vestida de novia, el día de su
casamiento, por ladrones que querían obtener un rescate por parte de los padres. El
motivo del rapto y de las nupcias de la muerte es reconocible, a pesar estar
característicamente velado, como la iniciación femenina.
El mito de Psique, que la viejita cuenta a la novia, le sirve de consuelo, es la
iniciación necesaria en el desenvolvimiento femenino del sufrimiento forjado por el
destino, pues solamente después de la desgracia y de los sufrimientos es posible la
unión con lo amado. El hecho de que esa vieja señora proceda de Tessalia, el país de las
brujas, y de Hécate, o sea el país de la gran Diosa-Madre de la época pre-griega, Feraia,
amplía el escenario y permite que surja la profundidad mítica de los misterios
matriarcales.
La insinuación de estas interrelaciones sólo fue entendida por Bachofen. Él, de
hecho, también incluyó esa narración en su esquema y, al hacerlo, distorsionó muy
arbitrariamente el texto que, de esa manera, se volvió incomprensible. Más, a pesar de
esto, no se engañó en el rumbo de la narración y a partir de ella tampoco distorsionó su
carácter misterioso. "El alma femenina antes estaba al servicio de Afrodita, dominada
por la materia, llevada siempre por el encantamiento fatal a nuevos e inesperados
sufrimientos a cada paso, finalmente cae en los más pantanosos abismos de la materia -
pero después resurge más fuerte, saliendo de la vida afrodítica hacia la vida psíquica. El
abismo trae consigo el carácter telúrico, el plano más elevado trae la naturaleza uránica.
Con Psique, la propia Afrodita sube a la escala lunar, la más elevada que la materialidad
femenina puede alcanza . A su lado aparece Eros como Lunus. "
El conflicto Psique-Afrodita, así como la estabilidad femenina del mito de
Psique, dejó de ser apreciado por Bachofen, pues el gran descubridor y panegirista del
matriarcado quedó preso del principio platónico-cristiano-patriarcal, y entendió al
femenino-psíquico como apenas un etapa, subordinada al espíritu solar masculino.
Una interpretación platonizante , que no toma en consideración los detalles de
texto y del mito, sólo puede, como dice Bachofen, reconocer un "camino de
purificación", muy generalizado, del alma en el mito de Psique. Esa interpretación
designa las particularidades como ―temas de cuentos de hadas" (como si con eso
reconociera algo distinto que rasgos arquetípicos), y escapa a la generalización total.
61

Más lo que hace la diferencia en la forma extraordinaria en que este mito nos fue
trasmitido posteriormente es, justamente, la psicología femenina que en él se contiene,
sus crisis, sus decisiones, y el tipo de actividad especialmente femenina, que en ese tipo
de interpretación es completamente desconsiderada.
Si, al contrario, creemos redescubrir en el mito de Psique un mito femenino, eso
significa que se trata de una etapa posterior y más elevada de la iniciación femenina, del
modo en que la reconocemos en los Misterios de Eleusis.
Tanto los Misterios de Eleusis como los Misterios de Isis, en sentido
psicológico, son misterios matriarcales, esencialmente distintos del Misterio masculino-
patriarcal. Mientras que este está asociado a la activa lucha heroica del Yo, y se apoya
en el misterio básico: "Yo y el padre somos uno ", los misterios originales femeninos
son estructurados de forma diferente. Son misterios de nacimiento y de renacimiento, y
aparecen, predominantemente, de tres formas distintas: como nacimiento del hijo
luminoso del Logos, como nacimiento de la hija o nuevo self, y como nacimiento de
aquél que murió para el renacimiento.
Siempre que encontramos ese simbolismo femenino, independientemente de que
los iniciados sean hombres o mujeres, - sicológicamente hablando - se trata de misterios
matriarcales.
Mientras los misterios masculinos parten de la prioridad del espíritu, y de la
realidad del mundo fenoménico y de la materia como formados por este primero, los
misterios femeninos parten de la prioridad del "mundo fenomenal de la materia", de la
cual sólo puede "nacer" lo espiritual. En este sentido, los misterios patriarcales son
superiores, divinos, y los matriarcales inferiores, ctónicos; en unos predomina la
numinosidad conceptiva; en los otros, la numinosidad creativa de lo que se mantiene
visible en primer plano. Ambos se complementan mutuamente, y sólo cuando están
juntos permiten una comprensión de la verdad total de los misterios.
Desde el punto de vista psicológico, de ninguna forma es indiferente si un
hombre es iniciado en los misterios matriarcales, por ejemplo, o una mujer en los
patriarcales, o viceversa. La iniciación de lo masculino en los misterios matriarcales
sucede por dos caminos que se diferencian entre sí, y que llevan a desenvolvimientos
psíquicos bien diferentes del "misterio patriarcal" del relacionamiento entre padre e hijo.
Uno de éstos es el camino de la identificación con el hijo nacido, lo que quiere
decir, sin embargo, un regreso al misterio del arquetipo de la madre; el segundo es la
identificación con los femenino, que al mismo tiempo está ligada a un abandono de lo
62

masculino. (No nos debe preocupar ahora si esa pérdida está simbolizada por una
verdadera castración, en la tonsura, en beber una poción que causa la impotencia o en
vestir trajes femeninos.)
Si nos volvemos ahora a los Misterios de Isis de Lucio Apuleyo,*
comprenderemos que la consolidación, la transformación del dios solar luminoso, está
presente al mismo tiempo en el hijo de Isis, como en el Horus- Osiris o Harpócrates,
que nació y renació de la misericordia de la gran Diosa madre. En cada caso, como la
salvación de Lucio a través de Isis, y como la iniciación en sus misterios, es el femenino
quien asume el liderazgo. Tal como la mala diosa del destino es quien está tras la
transformación del Asno de Lucio y tras sus sufrimientos, ahora la diosa del destino
interviene a su favor como una diosa buena, como Sophia-Isis, como la mayor de las
diosa y lo lleva a la salvación. Con eso, este acontecimiento - imperceptible y casi
invisible - vuelve a su conexión con el mito de Psique.
También en el mito de Psique los acontecimientos son determinados por las
actividades del compañero femenino; en éste caso, Psique. La transformación de Eros:
Eros como dragón, Eros como bestia como esposo, Eros como el dios adormecido y,
finalmente, Eros como salvador que despierta a Psique hacia una existencia más elevada
- Eros llega a todos estos estadios, no a través de su actividad, sino a través de las
acciones y de los sufrimientos de Psique. Siempre es ella quien comienza, sufre, realiza
y termina, de tal forma que finalmente, la visión divina de Eros está también
predeterminada por la actividad amorosa y reconocida de la parte femenina, de la Psique
humana.
El Eros del mito de Psique, y también Lucio, completan todos los estadios de la
iniciación de Isis sin que la actividad parta de su yo masculino, pero sí de la iniciativa
femenina. En ambos casos el proceso - tanto en el bien como en el mal - es realizado
por lo femenino, hasta incluso contra un reluciente y pasivo yo masculino. Ese tipo de
desenvolvimiento, sin embargo, en que la "espontaneidad de Psique" y su energía vital
orientadora da el exantema y determina la vida de hombre, es conocido tanto en la
psicología del ser humano creativo como en la psicología de la individuación. En todos

*
Aquí no queremos y no podemos testear hasta qué punto el El Asno de Oro nos dice algo acerca de la
autenticidad o no de la experiencia de la iniciación que Apuleyo menciona; quiere decir, hasta qué punto
se trata de un romance que sólo es característico para la psicología de aquella época en que ―cualquiera‖
se iniciaba ―en cualquier lugar‖, o, si las afirmaciones de Apuleyo indican un suceso de transformación
psicológicamente auténtico.
63

estos procesos, en que "la psique dirige" y el masculino obedece, *el yo desiste de su
papel del líder y es orientado por la totalidad.. En el caso del desenvolvimiento
psíquico, en el cual el no-yo, el self, comprueba ser el centro, se trata de dos procesos en
uno solo: uno de creación y uno de iniciación.
Mientras en el mito de Psique la individuación femenina conduce hasta la más
elevada unión de lo femenino con el amante divino, el romance de Apuleyo termina,
como para completar ésa iniciación femenina a través de lo masculino, con Lucio
tomando conocimiento del Misterio de Isis, en el cual la Gran Madre se revela como
Sophia y como el "Eterno Femenino".
Cuando Apuleyo reza: "Tú, sin duda, divina y eterna salvadora de la raza
humana, protectora siempre cariñosa de los mortales, mantienes una simpatía
dulcemente maternal por las desgracias de los infelices... Te veneran los superiores, que
sirven los inferiores; haces girar el universo, iluminas al sol, riges el mundo, machacas
el Tártaro. A ti obedecen los astros, por ti se regulan las estaciones del año, contigo se
alegran los espíritus, de ti son esclavos los elementos," y cuando él termina: "Tus
facciones divinas y tu ser sagrado, encerrado en el corazón de mi pecho, siempre he de
guardar cuidadosamente delante de los ojos," entonces esa oración es la extraordinaria
resonancia del cántico de surgió casi dos mil años después, de la cual ya se oye la voz y
se ve la imagen de Psique:

Blicket auf zum Retterblick


Alle reuig Zarten,
Euch zu seligem Geschick
Dankend umzwarten.
Werde jeder bessre Sinn
dir zum Dienst erbötig,
Jungfrau, Mutter, Königin,
Götin, bleibe gnädig.

[Mira siempre hacia el mirar salvador / tan sentido y delicado / Agradece la habilidad
celestial / de que los poderes te transformen. / Pon al servicio de ella, / Doncella, Madre,
Reina, / todos tus sentidos, / ¡Oh Dioses, tengan piedad!]

*
Esos desenvolvimientos son más conocidos cuando una parte de la estructura de la psique masculina, un
aspecto parcial de su totalidad orientadora lleva al ánima.
64

Epílogo

La historia de Amor y Psique que nos fue contada en El Asno de Oro de


Apuleyo, no es patrimonio espiritual de ese autor. Lo que fue reconstituido como un
cuento de hadas en 124 a.C., por Apuleyo, en realidad tiene su origen en tiempos mucho
más remotos.* Como en casi todos los cuentos de hadas, también en éste existe un
contenido mitológico, que fue excluido de la mitología reconocida por la cultura
dominante. Pero las características especiales del mito de Psique van mucho más allá,
llegando a contener mitos, como hace por ejemplo el cuento de hadas egipcio de Bata,
que preservó el original de Isis y Osiris. Lo que nos fascina en el relato de Apuleyo es
que, además de la plenitud de rasgos y de interrelaciones mitológicas que presenta,
también explica que esos rasgos representan un desenvolvimiento cuyo contenido es
exactamente la salvación del individuo en el modelo mítico, la liberación de la Psique.
Durante los últimos siglos, la investigación tomó conocimiento de una
abundancia de posibles y verdaderas fuentes influencias que acabaron por introducirse
en el mito de Psique.
Más, para nosotros, esa discusión tiene un interés apenas secundario. Pues los
psicólogos se ocupan en la unidad significativa del todo en la relación con sus partes;
ellos no se interesan tanto por el origen de la historia de cada una de las partes aisladas
que acabaron por formar el todo. Esa tarea es dejada a los filólogos y a los historiadores
de la religión.
Pero, así como el significado del sueño sólo se torna visible después de la
amplificación de sus partes, también aquí para la captación del sentido de la
comprensión de la nueva síntesis, el material trasmitido es concluyente. Que la
investigación comparativa encontró una abundancia de temas pertenecientes a los
cuentos de hadas en el mito de Psique no es, ni sorprendente, ni muy esclarecedor, pues
eso apenas afirma que aquí y allá se transparentan los mismos motivos arquetípicos.
Para nosotros, no importa saber si se trata de una renovación o del resurgimiento
espontáneo de esos temas. Cuando decimos que en ese relato "el destino del alma

*
La información de Fulgencio de que Apuleyo se habría inspirado en el cuento de hadas del narrador
griego de historias, el ateniense Aristófanes, tampoco nos esclarece en cuanto al hecho de que esa obra-
prima de la época clásica se haya vuelto conocida.
65

humana que pasa por innumerables pruebas sería explicado según el modelo de las
alegorías platónicas", aquel juicio simplemente está en lo cierto; aún así, en su
formación general está errado, tal como es incorrecta la sustitución símbolos platónicos
por alegorías.
El rumbo de la interpretación que el mito de Psique intente mantener excluidos
los "platonismos" de Apuleyo también debe ser rehusado por ser unilateral, como
cualquier interpretación que ignore la complejidad así como la originalidad
características del mito de Psique. Aún nos ocuparemos con el hecho de que la tradición
trasmitida por Platón fue importante para la formación del mito de Psique.
Decir que la narración de Psique se haya tornado más clara que en la
interpretación platónica, en que se ve la "finalidad moral" del Asno de Oro, también es
contraproducente. Como tantas veces, también aquí la intuición de Bachofen descubrió
y apuntó las interrelaciones más importantes. Nuestra interpretación está de acuerdo con
la de él solamente en algunos puntos, porque no está limitada por las exigencias de la
moralidad cristiana de su época y porque se fundamenta en elementos de la psicología
profunda; más, excluyendo eso, él tiene el merecimiento de haber comprendido por
primera vez, en la historia de Psique, un aspecto esencial del desenvolvimiento del alma
de la mujer.
Aquí debemos citar el pasaje extraordinario de los derechos maternales de
Bachofen, en que él equipara a Eros con Dionisio y descubre situaciones esenciales de
la psicología femenina, y el largo capítulo sobre el mito de Psique en la "simbólica de
las tumbas".
Una cooperación significativa para el conocimiento de los pasajes cuya síntesis
presenta el mito de Psique que tenemos ante nosotros es la prueba daba por R.
Reitzenstein sobre una diosa Psique oriental.*

*
En nuestra interpretación no hablamos de Cupido y Psique como lo quiere el texto de Apuleyo, que
mezcla dioses romanos y griegos, sino que hablamos de Eros y Psique y hacemos esa retraducción con
base en la mitología griega. No se trata de pedantismo filosófico, que sería totalmente inadecuado a este
texto, el hecho de que hayamos traducido el nombre de los dioses romanos al griego. El medio de los
dioses frívolos de la época romana de Apuleyo, con la cual Psique se relaciona, constituye el
encantamiento literario de la narración, que no dejamos de reconocer; mas en nuestra interpretación, que
acentúa específicamente los rasgos míticos, es mas correcto hablar de los misterios eleusinos de Demeter
y no de Ceres, y es más interesante hablar de la señora de Argos y no de Juno. Con todo, más importante
que eso, es que las asociaciones ligadas a la gran diosa femenina son con Afrodita y no con Venus, y que
el amante y esposo de Psique en este mito — al contrario que en la presentación maldadosa y difamadora
de los antiguos — no es más Amor o Cupido, sino el todopoderoso dios Eros.
66

Si el consiguió probar la existencia de Eros como un joven, un dios vivo, según


el papiro mágico egipcio, que es descrito como "morador del muy cobijado palacio y
señor de los bellos aposentos", pero también como "dragón alado ", en ese caso esto
también es significativo, tal como el descubrimiento de una diosa Psique, que "trae el
movimiento y la espiritualización al universo y algún día, cuando el mundo sea
conducido por Hermes, traerá la alegría ", y cuyo compañero es un monstruo-dragón
omnisciente.
La sugestión de la Gnose contemporánea de Apuleyo y su contenido es fecundo,
aunque ella también, como veremos, nos lleva mucho más allá. Reitzenstein sugiere la
visión gnóstica, aunque desapercibida, de que Dios se asocia al alma de los escogidos y
que éstos reciben de él el germen de la inmortalidad. Ese esposo invisible requiere
mantenerse fiel al alma en todas las necesidades y durante todas las tentaciones, a fin de
que, después de la muerte del cuerpo ella pueda realmente contemplar a Dios y celebrar
con Él las nupcias celestiales.
Con razón Reitzenstein cita que en Filo, ―en el misterio de Baco, el estado de
éxtasis y de deslumbramiento espiritual es descrito como el ser arrebatado por Eros‖,
diciendo también que aún en el tiempo actual, por ejemplo, en Egipto, existe la
concepción de que la novia se entrega al espíritu de Zâr. La joven es entregada a ese
espíritu facticio en matrimonio. A la misma correlación pertenecen ―los estados de
posesión‖ por un espíritu, hecho que podemos observar en la demoniología de todas las
épocas.*
Eso, con todo, significa que se trata de un acontecimiento arquetípico, que se
desarrolla entre lo femenino y un espíritu masculino invisible, y que, como sucede en
toda experiencia mística, puede ser verificado a través de todas las "fuentes"
presentadas.
Mirando más atentamente, la semejanza de esas "fuentes" con el mito de Psique
es evaluada a través de una gran cantidad de diferencias, y se descubre - cosa que no
podemos probar - que la semejanza, en la mayoría de los casos es arquetípica, pero las
diferencias son específicas. Así, cuando, por ejemplo, Reitzenstein, compara el mito de
Psique con el mito gnóstico, en el cual Psique es robada por el príncipe de las tinieblas y
finalmente es liberada otra vez por la pleromática divinidad más elevada.

*
Compare con esa información los interesantes dramas de Anski: Der Dybuk [El Dybuk], Zwischen zwi
Welter [Entre dos mundos], en cuyo centro existe esa posesión amorosa.
67

El dualismo típico de la Gnose iraní es totalmente diferente de la estructura


doble del Eros en el mito de Psique, pues es justamente lo contrario, esto es, se trata de
la síntesis de los opuesto, Psique experimentada a través del compañero, de Eros. Puede
decirse lo mismo de la construcción de Reitzenstein de un mito de la Psique oriental,
según el cual ella habría matado a Eros y habría viajado al infierno, originalmente, con
el fin de buscar para él el agua de la vida. No es que ese mitologema oriental que
**
reconocemos de Ishtar y de Tamuz no tenga nada que ver con el mito de Psique; la
verdad es que en el mito de Psique el énfasis está exactamente en lo contrario.
Si un mitologema oriental como ese hubiese influido en el mito de Psique, éste
habría sido elaborado de forma bien distinta, y es eso lo que es decisivo en esta
cuestión. Esto mismo vale para la interpretación de Kerényi, que intenta comparar a la
"diosa en la Concha" con Psique. Si él pone lado a lado, y con razón, al par Ariadne-
Teseo-Dionisio y la diosa en la Concha con su compañero, e interpreta la Concha como
lo que el hombre tiene que "llenar", entonces esa postura de concepción y de necesidad
de salvación representa exactamente lo contrario de aquello que es el punto central en el
mito de Psique, exactamente su actividad, que le trae la salvación. Solamente en la
situación final puede, como mostramos, ser probada, esa "problemática de la
plenificación". Más exactamente esa situación final mística es arquetípica, y no
requiere, por lo tanto, de ninguna " derivación " histórico-religiosa.
Mientras el mito de Psique que tenemos nuestras manos, y su relación entre Eros
y Psique, sólo puede ser asociada de forma vaga e imprecisa con el mitologema oriental,
ese mito de la Grecia antigua es, en su forma posterior de cuentos de hadas, más
cercano a Apuleyo. Aunque no conozcamos ningún texto de ese cuento de hadas,
sabemos de innumerables representaciones antiguas en las que, con certeza, Eros no
gusta solamente de una Psique - muchas veces representada como mariposa (Psique
significa mariposa) - sino que él mismo es atormentado por una Psique desconsiderada
exactamente de la misma manera. Más con esto son demostrados antiguos temas básicos
y que no aparecen en el mito de Psique antes mencionado. En el mito de Psique se
demuestra significativamente el hecho de que no sólo el alma humana es purificada y
esclarecida pasivamente, sino que ella también transmite activamente lo mismo al Eros
que ama. No es sólo Psique que se transforma en él, sino que en su habilidad está

**
La terracota egipcia de Psique y Eros que Ritzenstein y, después de él, Kerényi quisieran interpretar
como si Psique estuviese matando a Eros, ¡no representa nada de eso!
68

indisolublemente contenida la del compañero, Eros. Más eso transforma al mito de


Psique en un mito del relacionamiento entre el hombre y la mujer.
Acompañar mitológicamente la historia de este Eros excede mucho nuestra
competencia. Pero no es por casualidad que esa historia siempre está asociada a los
"Misterios Matriarcales". Eros, como hijo de Afrodita, se vuelve Horus cuando se
establece un paralelo, demostrando así su conexión con el enorme ámbito de los
misterios matriarcales dominados por Isis, la madre de Horus. Una investigación más
reciente, dice que el viejo Eros griego es el sucesor de joven dios de la Creta pre-griega,
esto es, una adecuación de la divinidad juvenil masculina que pertenece a la Gran
Madre como Adonis y Atis. Con el origen de Creta , sea como fuere, llegamos
mitológicamente al pre-patriarcal, o sea, a la capa matriarcal de las culturas
mediterránea, cuyas raíces remontan a la prehistoria.
Por último, y como algo muy importante, cabe en esta correlación la
introducción de Eros en el Banquete de Platón a través de Diotina, caracterizada por
Sócrates claramente como una sacerdotisa de los Misterios Femeninos.*
En un estudio sobre el " Gran Demonio del Banquete " Kerényi interpretó
magníficamente este Eros y su misterio. La obra del misterio es "Concebir y Dar a Luz
la Belleza", el portar "un hijo misterioso, que vuelve tanto el cuerpo como el alma
preñados por su presencia‖, una gravidez que es testimonio de la presencia y la
actuación de Eros. La plenitud de esa gravidez, fruto del deseo de Eros, es "dar luz a la
belleza". La forma más elevada de este nacimiento es, como Sócrates enseña sobre los
Misterios Matriarcales de Diotina, el auto nacimiento en el "renacimiento de los
iniciados como seres divinos".
Indudablemente, si Apuleyo lo entendió en el sentido que le fue atribuido por
Kerényi, en el sentido platónico, esa indicación a través de Diotina tiene que asociarse
con los misterios iniciáticos de Isis y su correspondiente eleusiano, como con su
precedente, un antiguo cuentos de hadas de una Psique sufriente. Además de eso, él
puede haber sufrido influencias gnósticas y orientales en la elaboración de ese cuento de
hadas mítico. Pero lo que siempre nos llama la atención en este mito es exactamente su
singularidad y la singularidad de la psicología femenina que en él ser transparenta, y
que no puede provenir de una única fuente. Ella solo se vuelve comprensible a la luz de

*
También debemos agradecer a Bachofen el conocimiento de las correlaciones de la Dioxina mantinéica
con lo pelágico- matriarcal, esto es, con el círculo pre-helénico.
69

un escenario de antigua ―psicología matriarcal ", que puede ser comprobada como una
capa psíquica actuante en un sinnúmero de mitos, ritos y misterios.
Más, si miramos atrás ahora una vez más y preguntamos ¿cómo es posible que el
mito de Psique, aunque represente el punto clave de la psicología femenina, fuese
trasmitido por un hombre que ayudó a formarlo?, la respuesta de esta cuestión no es tan
enigmática. Pues, objetivamente, en este influyen múltiples flujos de psicología
matriarcal que provienen de la época pre-patriarcal de los antiguos. La fuerte influencia
egipcia actuó a través de los Misterios de Isis, sobre los Misterios iniciáticos de
helenismo y lo Misterios de Eleusis, como también los Misterios griegos y pre-griegos
de Eros tienen origen en la cultura matriarcal mediterránea pre-griega, que influenció a
Platón y al platónico Apuleyo a través de la Diotina mantinéica. Los mitos y misterios
de Afrodita tampoco son griegos, sino que pertenecen al ámbito de la Gran Madre del
Asia Menor, de la cual todas las diosas griegas son aspectos parciales. Los mitologemas
orientales que pueden ser incluidos aquí, como por ejemplo el de Ishtar, también son
matriarcales como mitologemas de la Gran Madre con el hijo adolescente, y ritos
gnósticos muestran visiblemente la lucha de una creciente ideología masculino-
patriarcal contra el antiguo dominio del arquetipo de la Gran Madre a través de su
arquetípico mundo celestial de espíritus.
Esas realidades culturales objetivas se transforman para Apuleyo, así como para
muchos que vivieron en su época, en experiencia subjetiva a través de una iniciación en
los Misterios de Isis , que él menciona en El Asno de Oro y en el cual la psicología
matriarcal es revelada como la experiencia personal de lo masculino.
A partir de ahí, sin embargo, la experiencia iniciática de la religión se volvió la
experiencia personal del individuo Apuleyo, en la medida en que él es uno de los
hombres más creativos, a cuyas experiencias esenciales pertenece el hecho de que él, tal
como una mujer, haya dado a luz a su obra y que en su lado más íntimo es dominado
por la psique.

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