Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
J
Carl Gustav
UNG
Obra COMPLETA
Volumen 12,
EDITORIAL TROTTA
C. G. Juno
Obra oOMPLETA
Volumen 12
Psicología y alquimia
C. G. JuNG
EDITORIAL TROTTA
La edición de esta obra se ha realizado con la ayuda de Pro Helvetia,
Fundación suiza para la cultura y de Stiftung der Werke von C.G. Jung
diseño de colección
Gallego & Pérez-Enciso
ISBN: 978-84-8164-298-8 (obra completa)
ISBN: 978-84-8164-704-4 (volumen 12)
DEPÓSITO LEGAL: M-4836-2OO5
IMPRESIÓN
Gráficas Gofas, S.A.
CONTENIDO
VII
C. La ubicuidad y la perfección~ 214
D. El rey y el hijo del rey 215
E. El mito del héroe 218
F. El tesoro escondido 221
5. El paralelo lapis-cñsto 223
A. La renovación de la vida 223
B. Testimonios a favor de la interpretación religiosa 228
O 'O OO
bJ N N b-» bJ
4^ Cu Cu bJ
a) Raimundo Lulio
b) El Tractatus aureus
c) Zósimo y la doctrina del Antbropos
d) Pietro Bono
e) Aurora consurgens y la doctrina de la Sapientia ....
f) Melchior Cibinensis y la paráfrasis alquímica de la
rq rq
un un
rq
misa
g) George Ripley
h) Los epígonos 263
6. El simbolismo alquímico en el marco de la historia de las
religiones 270
A. Lo inconsciente como terreno materno de los sím
b->
bolos
o
B. El motivo del unicornio como paradigma
a) El motivo del unicornio en la alquimia 272
b) El unicornio en la alegoría eclesiástica 274
c) El unicornio en el gnosticismo 277
d) El escarabajo unicorne 279
e) El unicornio en los Veda 280
f) El unicornio en Persia 282
unicornio en la tradición judaica 285
unicornio en China 288
i) La copa de unicornio 289
293
APÉNDICES
Ilustraciones 397
INTRODUCCIÓN A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
IX
INTRODUCCIÓN A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
1. Gnosticismo y alquimia
1
INTRODUCCIÓN A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
XI
INTRODUCCIÓN A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
XII
INTRODUCCIÓN A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
XIII
INTRODUCCIÓN A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
XIV
INTRODUCCIÓN A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
XV
nientemente en la problemática que despliega, y que en la ac
tualidad, al tenerse a disposición una edición crítica completa,
puede traducirse y entenderse mejor que usando la edición de
M. Berthelot y otras que, con buenos criterios filológicos, Jung
comparó. La lección advierte contra los detractores de la alqui
mia, cuya profundidad muchos de los que pretenden ejercerla
no la comprenden y, de este modo, fracasan en alcanzar su au
téntico fin. Se trata, efectivamente, de la doctrina sobre la fata
lidad y la liberación de ella. El mundo hebdomádico, de las sie
te esferas planetarias, dominado por el destino y el tiempo que
somete a servidumbre, ámbito de la generación y corrupción re
presentado por el aspecto somático o lateral izquierdo de la le
tra omega; mientras que la superación de él lo indica su aspecto
no corpóreo, el lateral derecho, ascendente, y que contiene los
secretos revelados en el (gnóstico) Apocalipsis de Nicoteo. La
práctica alquímica transmitida en el libro Sobre los aparatos y los
hornos, indisociable del conocimiento y las observancias astroló
gicas, permiten gradual y empíricamente el desasimiento de las
ataduras del gobierno cósmico al que son dóciles los démones, y
en el que se encuentra caído el hombre —visible como hombre
carnal—, pero en cuyo interior se oculta el hombre de luz. Opo
niéndose el mundo corporal, dominado por el destino, al mundo
del intelecto (noüs), «la raza de los filósofos», como los llaman
Hermes y Zoroastro, indiferentes al primero, pueden elevarse al
espacio espiritual. Los griegos mediante las figuras de Prometeo
(noüs) y Epimeteo (soma) lo han pensado; sin embargo, Zoroas
tro y sus seguidores entienden que mediante la magia es posible
liberarse del destino, mientras que Hermes preconiza la gnosis,
según se declara en el libro Sobre la vida retirada. Pero el relato
sobre el hombre primigenio y su caída es universal entre los bár
baros, inscrito en la tablilla de Bytos, y estas noticias conservadas
en las bibliotecas de los Ptolomeos, el Museo y el Serapeo, según
se dijo, remontan a Hermes y por él han sido vertidas al egipcio,
al hebreo y al griego. Por ellas se sabe que el hombre caído, por
haber sido arrojado del Paraíso, es doble, el corporal —Thoth
para los egipcios y Adam para los caldeos, medos y judíos— y el
de luz. El mismo nombre de Adam, por sus cuatro letras, indica
la consustancialidad del hombre carnal con el cuerpo cósmico y
su nombre común phos, que es tanto ser humano (phós) como
luz (phos)\ pero su nombre propio sólo el revelador Nicoteo,
ya liberado, lo sabe. Los hombres de luz o espirituales, aunque
caídos, serán liberados por el Hijo de Dios, Jesucristo, aunque
el «Remedador», cuyo nombre es de nueve letras (Manikaios =
INTRODUCCIÓN A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
XVII
preferencia a las noticias de otros heresiólogos. En estos textos
aludidos los elementos primordiales (luz, espíritu, tinieblas) se
encuentran confundidos en el comienzo del mundo, etapa a par
tir de la cual se inicia el proceso de redención del pneuma. El Poi-
mandres —Tratado I del Corpus Hermeticum— comparte asimis
mo el diseño de este comienzo liberador de configuración trina,
elementos en temporal nivelación, a los que gnósticamente pre
cede una caída previa, aspecto del mito gnóstico que se mantie
ne en silencio, pero que por la naturaleza inconfundible de cada
uno de los elementos señalados (luminosidad de la luz, modestia
y serenidad del espíritu, tumultuosidad y agresividad de la mate
ria oscura) son llevados a la convulsión y trastorno por parte de
la tiniebla, y el espíritu luminoso que ella oculta es incitado a as
cender. Los otros documentos de papiros en copto de origen asi
mismo egipcio que Jung ha leído y utilizado —Códice de Bruce y
Códice de Askew (este último contiene la Pistis Sophia)— y que
ofrecen paralelos con Zósimo, apoyan el mismo tipo de gnosis.
El dualismo extremo e irreductible de principios —aunque no su
especificidad interior— y el carácter ilusorio y efímero del cos
mos como una entidad viviente cuya existencia falsamente sos
tiene la potencia natural procreadora, no están particularmente
enfatizados en estos textos de «gnosis pagana». Además, como
se ha sugerido, testimonios idénticos o similares a los referidos
han invadido la literatura hermética, o sea, las enseñanzas de los
cofrades herméticos —como asimismo lo entiende Jung por sus
lecturas de R. Reizenstein— y estas doctrinas —ahora transfor
madas en hermético-gnósticas— han influido a los autores neo-
platónicos hieráticos (caso ejemplar, Jámblico de Calcis) hasta al
canzar a los maestros posteriores del neoplatonismo alejandrino,
que al mismo tiempo han sido alquimistas, como Olimpiodoro, o
alquimistas y neoplatónicos cristianos, como Zacarías y Esteban.
Desde este foco iluminador se han transmitido al mundo bizanti
no y a los árabes. Basta con facilitar un testimonio de la enciclo
pedia de la cultura medieval islámica de fines del siglo X, la obra
al-Fihrist de al-Nadim, quien se refiere del siguiente modo a al-
Rázi (muerto en 925):
XVIII
INTRODUCCIÓN A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
XIX
INTRODUCCIÓN A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
XX
INTRODUCCIÓN A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
XXI
INTRODUCCIÓN A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
9. OC 13,1, §39.
10. C. G. Jung, Erinnerungen..., p. 208 (ed. esp., p. 212).
XXII
ción en una «Parábola» contenida en un Tratado de Oro sobre la
Piedra Filosofal, escrito por un supuesto filósofo anónimo ha
cia 1750, e incluido como segundo libro de Símbolos secretos de
los rosacruces de los siglos xw y xvii, obra que Jung considerará,
cuando se adentre en la alquimia, como un ejemplo del proce
so de alegorización del símbolo y, por ende, como una muestra
poco feliz de la decadencia de la alquimia en ese periodo.
Si bien al leer el texto de Silberer la alquimia le había pareci
do a Jung «una cosa afectada y ridicula»11, no debe olvidarse que
desde muy joven el espíritu de la misma había penetrado sublimi-
nalmente en su visión del mundo, fundamentalmente a través de
la lectura de filósofos románticos, científicos naturales románti
cos y autores de diversa procedencia y filiación, algunos teósofos,
interesados en abordar fenómenos que, a diferencia de aquellos
de los cuales se ocupa la ciencia tanto en sus versiones naturalis
ta-ilustrada como positivista, pretendían dar cuenta del compor
tamiento objetivo del alma humana y, acaso, del alma del mundo.
Jung sabía que gran parte de esas obras eran epistemológicamente
objetables, pero consideraba que tenían el mérito de proporcio
narle tempranamente un concepto de naturaleza y de ciencia al
ternativos a los de la ciencia vigente, a la cual sin embargo nun
ca quiso renunciar. Más aún, el recorrido muchas veces tortuoso
por esos autores influyó directamente en su concepción psicoló
gica. En este sentido, un texto de 1930, referido a los orígenes
y desarrollo de la psicología, puede leerse desde Jung en clave
autobiográfica:
tí. M.,p.207(p.21i).
12. OC 4, § 748.
XXIII
gente de aquellas variadas indagaciones que Bonardel agrupó
con posterioridad bajo el término «quimismo» y cuyo fin con
sistiría en «... descubrir el alma del mundo presente en la natu
raleza y las formas sutiles de la materia y restaurar, por su inter
medio, la unidad del mundo creado...»13. Por cierto, precede a
estos autores el mismo Jacob Bóhme, teósofo cristiano influido
por la filosofía alquímica, quien —para utilizar la expresión de
Berdiaeff— actuó como una suerte de suero de ese hermetismo
tardío que atraviesa el romanticismo, y a quien Jung cita en su
juvenil conferencia de 1898 en relación con el problema de los
opuestos.
Los autores antes mencionados, en los cuales gravita, muchas
veces implícitamente, la alquimia, forman parte de esa corriente
subterránea que entrelaza el hermetismo y las formulaciones pre-
freudianas de lo inconsciente desde fines del siglo xvm hasta fines
del siglo XIX y que cae en el relativo olvido o en el desprecio con
el surgimiento de la psicología científica empírica hacia 1872.
Esto permite comprender por qué Jung escribe en un texto tar
dío: «... la psicología de lo inconsciente que comienza con Cari
Gustav Carus retomó la senda perdida por la alquimia»14. La psi
cología de la profundidad, a partir de Freud, se focalizará en su
controversia con la psicología de la consciencia y prestará poca
atención a esa cuestión. Es mérito de Jung el haber retomado crí
ticamente esas concepciones pre-freudianas de lo inconsciente en
el marco de una teoría científica empírica moderna.
Pero quizás el autor que en este sentido más fuertemente
marcó a Jung inicialmente, y cuya influencia perduró en él des
pués de décadas de estudio de la alquimia, fue Goethe:
XXIV
INTRODUCCIÓN A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
XXV
trasnochada y barroca», constituyeron un eslabón fundamental
en sus investigaciones de la alquimia:
...la alquimia nos sirve como una verdadera casa del tesoro del
simbolismo, cuyo conocimiento es extraordinariamente útil para
la comprensión de los procesos neuróticos y psicóticos. Y a la in
versa, la psicología de lo inconsciente se hace con ello también
aplicable a aquellos ámbitos de la historia del espíritu donde en
tra en consideración el simbolismo17 18.
XXVI
INTRODUCCIÓN A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
XXVII
aquello que parece gestarse, de manera anticipatoria, en el alma
del hombre contemporáneo.
Todo ello permite acaso comprender el alcance de estas sus
palabras:
XXVIII
merosas fuentes y una traducción de C. E. Ruelle, que después de
más de un siglo y pese a sus limitaciones, aún no puede soslayarse
del todo, pues sólo fue reemplazada parcialmente por versiones
superiores. Entre 1924 y 1939 el erudito belga Joseph Bidez edi
ta el Catalogue des Manuscrits Alchimiques en ocho volúmenes,
conteniendo las descripciones de todos los manuscritos relativos
a la alquimia griega conservados en las diversas bibliotecas euro
peas. La guerra impidió que Bidez y el grupo de estudiosos que
lo acompañaba en la labor se abocaran a la siguiente etapa, que
consistía en realizar una edición crítica de los mencionados tex
tos. Tal tarea fue retomada en 1978, a instancias de la Academia
Austríaca de Ciencias y de la Academia Real de Bélgica, y sus re
sultados, programados en doce volúmenes bilingües, comenzaron
a ser publicados en 1981. Obviamente, Jung no pudo beneficiarse
de este material como lo podemos hacer nosotros.
Es lícito pensar que Jung no se limitó a utilizar asiduamente
las fuentes consignadas por Berthelot y sus referencias históricas,
pues no puede haber evitado dejarse aleccionar por lo que este
autor consigna en su obra inicial de 1885:
Sin emprender una investigación tan vasta que exigiría toda una
vida de erudito, quisiera intentar atravesar el misterio de los orí
genes de la alquimia y mostrar por qué vías se vincula a la vez
a los procedimientos industriales de los antiguos egipcios, a las
teorías especulativas de los filósofos griegos y a los ensueños mís
ticos de los alejandrinos y de los gnósticos21.
XXIX
INTRODUCCIÓN A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
XXX
tes, esto no hace de él un iluso; sí, en cambio, alguien que aspira
a una realización.
Jung considera a Goethe el último alquimista y rara vez hace
mención de las versiones decimonónicas y contemporáneas de la
alquimia. Una excepción es la referencia ocasional de una obra
de Gustav Meyrink, conocido autor del Golem, en una nota de
Psicología y alquimia en la cual este autor contemporáneo ma
nifiesta su creencia en la posibilidad material del procedimiento
alquímico e informa acerca de sus propios experimentos con el
arte regio (cf. § 341). Aunque Jung se limita a constatar el hecho
curioso de que aún hay quienes realizan experimentos, el juicio
de valor adverso es más que implícito, pues en el corpus corres
pondiente a esa nota, Jung señala que en su época nada había
para convencer a los alquimistas respecto del sinsentido de sus
operaciones químicas. Acaso por ello, Jung nunca se vio en la ne
cesidad de hacerse eco de los reproches de los supuestos alqui
mistas contemporáneos, tal el caso de Eugéne Canseliet, que le
objetaba su ignorancia del valor objetivo, material, del laborato
rio25. Más aún, puede afirmarse que, a diferencia de su incursión
prolija y minuciosa por los textos de alquimia hasta el siglo xvm
y por los estudios históricos posteriores, Jung omitió mencionar
en su obra la literatura que, de un modo u otro, pretende conti
nuar la misma tradición alquímica a partir del siglo XIX. Podría
acaso intentarse una aproximación crítica junguiana a la misma,
integrando el concepto de sincronicidad que supone una corres
pondencia entre sujeto y objeto. Sin embargo, esta labor pare
ce requerir, previa y prioritariamente, un replanteamiento de la
concepción junguiana de proyección en su relación con la alqui
mia, cuestión que se expone someramente más abajo.
Existen, asimismo, algunos autores decimonónicos que in
tentaron rescatar la dimensión psíquica y espiritual de la alqui
mia; tal es el caso de la obra de Ethan Alien Hitchkock Remarks
upon Alchemy and the Alchemists, 1857, y de Mary Anne At-
wood A Suggestive Inquiry into the Hermetic Mystery, 1850, cu
yos planteamientos, aparentemente independientes, son en bue
na medida afines. Jung tampoco se detiene en estos autores y sólo
menciona a Atwood en un par de ocasiones —una de ellas en su
breve artículo «Alquimia y psicología» para la Encyclopedia He-
25. Cf. E. Canseliet, L’Alchimie expliquée par ses textes classiques, J.-J. Pauvert,
París, 1972, p. 84, y Le Feu du Soleil. Entretien sur l’alchimie avec Eugéne Canseliet,
J.-J. Pauvert, París, 1978, p. 20.
XXXI
braica, — como uno de los ejemplos históricos en los cua
les la coniunctio Solis et Lunae se realiza a partir de una transfe
rencia recíproca, y su levantamiento, entre el adepto y su soror
mystica. A los ejemplos clásicos de Zósimo y Teosebia, Nicolás
Flamel y Péronelle, J. Pordage y J. Leade, Jung no duda en agre
gar el de M. South y su hija, Atwood. Ciertas ideas junguianas
respecto del carácter psíquico de la obra se anticipan en Hitch-
kock y en Atwood, pues para ambos autores no hay duda de que
el verdadero «sujeto» de la «obra» es el hombre, o si se quiere, el
Hombre Primigenio que anhela la transmutación:
XXXII
neración, debemos buscar la raison d’étre del sublime sueño de
la psicoquímica...».
Por último, debe agregarse a nuestra somera presentación de
la historiografía de la alquimia, un tercer grupo constituido por
historiadores de las ideas y estudiosos de las religiones, que con
sidera la alquimia un saber espiritual históricamente verdadero al
que también le reconocen algunos un valor espiritual intrínseco.
Nos limitamos a consignar aquí unos pocos nombres: A. Koyré,
A. Faivre, André Savoret, Bernard Husson, Jean Jacques Mathé,
S. Hutin, Mircea Eliade, Elémire Zoila, etc. Por cierto, este gru
po no se distingue del todo del primero, el de los historiadores de
la química, de hecho la revista Ambix., que se publica desde 1936
y admite solamente rigurosos trabajos científicos sobre la alqui
mia, convoca a autores de uno y otro grupo.
Por otra parte, si bien ninguno de estos autores puede obviar,
aunque sólo sea como referencia bibliográfica, el aporte histórico
de Jung, algunos de ellos —por ejemplo Faivre29— critican su fal
ta de sistematización de la alquimia. Por el contrario, los autores
que abordan la alquimia desde la fenomenología de la religión es
tán más próximos a Jung. Tal es el caso más obvio de M. Eliade,
quien manifestó que sus investigaciones sobre la alquimia consti
tuían una «confirmación resonante de la hipótesis de Jung». Y la
aproximación —no la identificación— entre Jung y los herméti
cos la rescata este mismo autor30. Esta cercanía al hermetismo no
debe comprenderse como una adhesión doctrinaria acrítica, sino
como una convergencia que, tal y como ya se señaló, reformula
la relación entre ciencia tradicional y ciencia moderna exigiendo
un replanteamiento de esta última. En un lúcido trabajo titulado
«Hermética ratio y ciencia del hombre»31, G. Durand destaca el
«hermetismo» de Jung, más vivo y consciente que el de otros au
tores que anticipan o conforman el «nuevo espíritu antropológi
co», mediante la recuperación del principio de semejanza, que es
el de la coincidencia de contrarios.
Como se dijo anteriormente, Jung sostiene que la alquimia es
el sueño de Occidente o, más precisamente, del cristianismo, por
ello concentra todo aquello que fue negado y, por ende, proyec
tado sobre sus procesos: el mal, lo femenino, la materia misma.
XXXIII
Desde el punto de vista de la ortodoxia la alquimia es hetero
doxa; desde el punto de vista de la alquimia latina, ésta preten
de asumir al cristianismo como su dimensión más profunda. La
asimilación del Lapis a Cristo, que evidencian los textos alquí-
micos de modo progresivo, según se describe en este volumen,
da cuenta de esa pretensión y también de sus límites, pues la al
quimia parece proponer una contrapartida ctónica de Cristo que
nunca llegó a integrarse (§ 26). Dado que el proceso alquímico
comienza con la nigredo. en el caos o massa confusa, en la cual
se encuentra el Mercurius —que es la designación más habitual
para la substancia transformada y transformadora—, se concen
tra todo aquello que fue negado. Jung muestra profusamente
que los símbolos de la totalidad suelen tener una estructura cua
ternaria y que el cuarto es una expresión de aquello que debe ser
integrado. En realidad, las formas arquetípicas que se constelan
sucesivamente (sombra, ánima, etc.) son aspectos del orden si
multáneo de la totalidad; de ahí que el proceso se conciba como
circular, tal y como muestra sugestivamente uno de los símbolos
alquímicos más antiguos de los cuales tenemos registro, el uro-
boros (§ 404).
En una formulación apretada y estereotipada podría afirmar
se que, por tratarse de una proyección, el proceso alquímico es
inconsciente; la identidad entre psique y materia experimentada
por el alquimista arroja un velo, tanto sobre los procesos mate
riales cuanto sobre los psíquicos. El alquimista ignora los proce
sos químicos porque en realidad son psíquicos, pero tampoco es
del todo consciente de estos últimos porque los confunde con
los primeros. Sin embargo, el lector cuidadoso podrá advertir
que Jung matiza esta formulación una y otra vez; de otro modo,
¿cómo podría explicarse que el proceso alquímico sea un proce
so de individuación si es inconsciente? En rigor, en los alquimis
tas parece haber una variable consciencia del carácter psíquico
del proceso, lo cual no impide que en principio se produjera una
proyección sobre los procesos químicos. Los alquimistas antiguos
sabían que no se trataba de una química ordinaria y que su bús
queda era espiritual, interior; basta recordar el mismo título de
una obra antigua, Mystiká kai physika, las visiones de Zósimo o
el concepto de aurum non vulgi de los alquimistas latinos, por ci
tar unos pocos al azar. En todos ellos intervienen los sueños, las
visiones, la meditación, y se requiere un compromiso ético y es
piritual para el ejercicio del arte. Pero Jung sólo alcanza a regis
trar dos autores, ambos tardíos, que fueron conscientes del carác
ter psíquico-proyectivo de la obra (cf. § 347 s.).
xxxrv
Sin duda, es la vera imaginario la que permite un enlace cons
ciente —al menos en algún grado— entre lo proyectado y su le
vantamiento. Ella posibilita una síntesis y nos remite a una reali
dad intermedia, si se quiere «sutil», a la vez corporal y espiritual.
Para Jung la imaginación, comprendida como la función psíqui
ca por antonomasia, constituye la base de su técnica de la ima
ginación activa, por medio de la cual se intenta entrar en térmi
nos con lo inconsciente. Jung desarrolló esa técnica antes de su
contacto con la alquimia32, pero sin duda constató que, mutatis
mutandis, la utilizaban los alquimistas. Así lo da a entender, por
ejemplo, un conocido pasaje del Lexicón Alchemiae de Ruland,
que se consigna en este volumen (§ 390). En el mismo, no sola
mente se da cuenta del carácter autónomo de los procesos ima
ginativos sino, por una parte, del doble carácter intrapsíquico
—un coloquio «con nosotros mismos»— y extrapsíquico —un
coloquio «con Dios» o «con el ángel bueno»—; y, por otra par
te, del doble carácter psíquico y espiritual. Es, en definitiva, una
relación viva, consciente de «lo otro» —que desde la clave psi
cológica junguiana corresponde a lo inconsciente o, mejor, al sí-
mismo—, que constituye una manifestación del fundamento de
la propia identidad.
La decadencia de la alquimia supuso el desvanecimiento de
esa relación viva, y se expresó históricamente en una disociación
entre theoria y operario acelerada por el surgimiento del raciona
lismo científico de los siglos XVII y xvm, que llevó a un máximo la
desanimación de la materia. Puede observarse que el simbolismo
de los sucesivos textos alquímicos decae en una alegorización ar
tificiosa, lo cual supone una pérdida de la imaginación creadora.
De acuerdo con nuestro anterior desarrollo, el estudio de la
alquimia no sólo contribuye a la comprensión de los procesos
intrapsíquicos, arquetípicos, sino también a la de una realidad
intermedia subyacente que se torna patente a la consciencia me
diante la imaginación creadora.
En Psicología y alquimia Jung anticipa sus estudios sobre la
sincronicidad y, en términos generales, prepara el camino para
su desarrollo posterior. M. L. von Franz señala que no parece ser
casual que Jung haya utilizado los sueños de un físico, Wolfgang
Pauli, para ilustrar la relación entre psicología y alquimia:
32. El trabajo «La función trascendente», que describe por primera vez la imagi
nación activa, fue escrito en 1916, si bien fue publicado por primera vez en inglés en
1957 y en alemán, revisado por el autor, al año siguiente. Se incluye en OC 8,2.
XXXV
... pues el simbolismo de la alquimia anticipa con toda verosimi
litud también la unión de la psicología de lo inconsciente con los
resultados de la microfísica, investigación que constituye una ta
rea que aún tenemos por delante33.
XXXVI
to en 1928 e indudablemente se amplía y profundiza en contac
to con la alquimia. En los primeros textos junguianos el concep
to se circunscribe a la sombra personal y, asimismo, se identifica
con la parte negativa de la personalidad. Su desarrollo posterior
recupera el concepto de sombra arquetípica y lo independiza de
su identificación con el mal moral aunque lo abarca, pues si bien
la sombra puede consistir en tendencias moralmente desechables,
da también muestras de una serie de cualidades buenas. En todo
caso, el carácter inferior se deriva principalmente del carácter
inconsciente, si bien su emergencia es la vía inexorable para la
integración de la totalidad. Esto puede advertirse en el simbolis
mo alquímico; la piedra filosofal es la más venerable de las metas
que debe buscarse en lo más despreciable; in stercore invenitur^
«se descubre en el estiércol», reza el Aurora. El proceso comienza
con la toma de consciencia de los elementos separadores y disol
ventes de la nigredo o muerte-putrefacción, que hace de la expe
riencia alquímica una verdadera iniciación.
Jung, en tanto psicólogo empírico y en tanto psicoterapeuta,
se interesa por aquello que puede denominarse «mal psíquico»,
es decir, todos aquellos acontecimientos o realidades exteriores e
interiores que afectan el desarrollo psíquico, ya sea porque cau
sen o puedan causar un trastorno psíquico, ya porque atenten
contra el proceso de individuación natural propiamente dicho.
En definitiva, el mal psíquico se define omnicomprensivamente
desde el sí-mismo o desde el proceso de individuación, porque
todo mal así considerado es aquello que atenta contra ese proce
so de totalización psíquica.
En este sentido, tanto la represión como la supresión de los
contenidos de la sombra amenazan a esa totalización. En el caso
de la represión, la más frecuente en el hombre medio, el yo se
identifica con los valores éticos y esta identificación pasa a con
vertirse en identificación del yo con la «persona», entendida
como «máscara». El yo se confunde con esta personalidad apa
rente, moldeada de acuerdo con los valores colectivos, y simultá
neamente reprime aquello que entra en contradicción, es decir,
los contenidos oscuros segregados del inconsciente y correspon
dientes a la sombra. Surge así la «conciencia tranquila» y el yo cae
en una inevitable y perjudicial «inflación», que consiste en con
fundir la propia personalidad con los valores suprasubjetivos co
lectivos. Según el grado de identificación con la «persona» y de
represión de la «sombra», que admite innumerables grados y mo
dalidades, el hombre vivirá en una actitud más o menos «auténti
camente» ilusoria, o bien, más o menos hipócrita, pero en todos
XXXVII
los casos se tratará, desde la personalidad total, de una actitud in
auténtica, falsa. Aunque en algún grado éste parece ser un fenó
meno universal, particularmente de las culturas más diferencia
das, para Jung el Occidente contemporáneo se caracteriza, de un
lado, por haber acentuado esta tendencia y, de otro, por haber
generado una lúcida autocrítica, particularmente a partir de pen
sadores como Nietzsche o Freud, aunque no siempre se haya vis
to acompañado de soluciones bien orientadas. La otra reacción,
propia de una élite ética, consiste en una suerte de «deflación»
del yo, por una identificación con el disvalor, con el mal, gene
rándose así «una avasalladora conciencia de culpa». Esta reacción
correspondería a la actitud supresiva del mal, con el cual man
tiene una relación consciente, y que es causa de una desvaloriza
ción del yo, de un sentimiento de inferioridad. Sin duda se tra
ta de una actitud más diferenciada, pues se experimenta la doble
naturaleza del hombre, lo bueno y lo malo, el valor y el disvalor
eficazmente actuantes en el fondo anímico. Pero estos disvalo
res, al no ser debidamente asumidos, impiden una integración
de la personalidad y siguen proyectándose en determinadas áreas
del mundo exterior, velando y distorsionando la relación con el
otro. Tal es el caso del «puritanismo» y del «fariseísmo», que des
merecen la vida de este mundo y adquieren un carácter severo,
sombrío y hasta hostil. Asumiendo los símbolos que espontánea
mente aparecen en la psique y estableciendo con ellos un diálogo
consciente, es posible emerger del atolladero.
Jung parece limitarse a plantear una especie de «mal psíqui
co», que deriva de un abordaje psicológico-empírico y que con
siste en negar lo negativo en vez de integrarlo. Ahora bien, aque
llo que se niega se presenta tanto como «mal moral», vinculado
a la labilidad de un agente moral responsable, cuanto como «mal
natural», atado a la contingencia y finitud humanas. Por tanto,
el proceso de individuación exige aceptar la oscuridad propia de
acciones, pensamientos y omisiones cuanto de la situación límite
que pone en vilo al existente. En ese sentido, ese abordaje meto
dológicamente circunscrito, propio de una ciencia empírica, se
correlaciona con el mal ontológico. El correlato ontológico, y
aun metafísico de este abordaje psicológico del mal, puede con
siderarse a partir de Azow, en donde Jung, con audacia, intenta
la «reconstrucción» de la modalidad del sí-mismo que se conste
la en el arco de los eones de Piscis a Acuario, y que exige la in
tegración de la sombra del Mesías. La resolución del problema
planteado es alquímica, al igual que la de la Respuesta a Job, que
relata la historia espiritual de Occidente como un proceso de in
XXXVIII
INTRODUCCIÓN A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
XXXIX
se presta a los contenidos internos, a lo inconsciente, que hace
surgir el discernimiento, un flujo de contenidos creadores y un
sentimiento de estar en contacto con un sentido eterno supra-
personal. Se puede recordar a Khunrath: «Por lo tanto, estudia,
medita, suda, trabaja, cocina (...) así brotará en ti una fuente sa
ludable surgida del corazón del Hijo del Gran Mundo» (§ 390).
Trátase sin duda de un proceso que consiste en —o incluye— un
flujo de imágenes que no sólo develan sino que también transfor
man, en la medida en que el sujeto mantenga una actitud vigilan
te adecuada. Así, bajo la apariencia desordenada, desbordante de
imágenes, el proceso alquímico presenta una sucesión de imáge
nes que conducen al hombre desde su situación inicial de desor
den y sinsentido a la Sabiduría de Dios.
Si la alquimia es, en buena medida, el sueño de Occidente,
lo es máximamente en la figura de Cristo. El filius philosopho-
rum que se produce en la alquimia constituye la contraparte cró
nica de Cristo; el primero redime al macrocosmos, el segundo,
al microcosmos. Jung advierte que ambos nunca se unieron, sal
vo, quizá, en el espíritu de algunos alquimistas dotados. Si bien
nuestro autor afirma que ambos puntos de vista son inconcilia
bles (§ 557), debemos enlazar esa afirmación con su insistencia
respecto a que la tensión paradójica de opuestos mueve a una
conciliación en un plano superior. En realidad, la misma historia
de la alquimia latina recibe un impulso creativo de esa irresuelta
tensión de opuestos que la excede y que alcanza al hombre con
temporáneo. Y, como puede verse, cuando Jung afirma que la
proyección cristiana actúa sobre lo desconocido en el hombre, y
la proyección «pagana» sobre lo desconocido en la materia, reto
ma en otra clave el problema del reino intermedio.
El propio Jung parece vivir conscientemente este drama del
hombre contemporáneo. En 1939, mientras realizaba un semi
nario sobre los Ejercicios Espirituales de san Ignacio y trabaja
ba paralelamente en Psicología y alquimia, tuvo una visión que
le sugirió que había pasado por alto la analogía de Cristo con
el aurum non vulgi y con la viriditas de los alquimistas. El Cris
to así concebido es asimilable al filius macrocosmi y unifica la
materia inorgánica que se considera espiritualmente viva. El ca
pítulo dedicado al paralelismo Lapis-Cristo, aunque destaca las
raíces gnósticas en las concepciones alquímicas de Cristo y el
sello impuesto por la alquimia precristiana, como es el caso del
Hijo de Dios asociado al arte hierático en Zósimo, aparecen en
forma creciente caracteres cristianos devocionales que cristiani
zan la alquimia. El conocimiento secreto se recibe por inspira
INTRODUCCIÓN A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
XLI
INTRODUCCIÓN A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
XLII
NOTA EDITORIAL
XLIII
quier lengua, es la reunión de todas las ilustraciones al final del
volumen, fuera del texto, en contra de lo habitual. El motivo de
esta modificación estriba en facilitar la búsqueda de las figuras a
las que el autor remite en su texto, que no son exclusivamente
las que aparecen en la versión original gráficamente junto a él,
pues las más de las veces se refiere a otras, escondidas a lo largo
de las páginas.
XLIV
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
PREFACIO
3
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
4
I
(Is 42, 3)
5
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
terreno que goza del conocimiento más general. Pero el que co
nozca verdaderamente el alma humana estará de acuerdo conmi
go si afirmo que representa uno de los objetos más oscuros y mis
teriosos que se ofrecen a nuestra experiencia. Nunca se acaba de
aprender en este dominio. En mi actividad práctica, casi no pasa
un solo día sin que me tope con algo nuevo e inesperado. Desde
luego que mis experiencias no se refieren a hechos corrientes, su
perficiales y cotidianos, pero están al alcance de cualquier psico-
terapeuta que se ocupe de este dominio especial. Por eso me pa
rece por lo menos absurdo que se me reproche, en cierto modo,
que las experiencias de que hablo sean desconocidas. No me sien
to responsable de la insuficiencia de los conocimientos psicológi
cos de los profanos.
3 En el proceso analítico, esto es, en la discusión dialéctica
entre lo consciente y lo inconsciente, existe un desarrollo, un
progreso hacia una meta o un final, cuya naturaleza difícil de
desentrañar me ocupó durante muchos años. Los tratamientos
psicológicos alcanzan un final en todas las fases posibles de su de
sarrollo, sin que tenga uno la sensación de haber alcanzado tam
bién una meta. Se verifican finales típicos, transitorios, después
de: 1) recibir un buen consejo; 2) haber hecho una confesión
más o menos completa, pero de todos modos suficiente; 3) haber
reconocido un contenido esencial, hasta entonces inconsciente,
pero que, una vez hecho consciente, aporta como consecuencia
un nuevo impulso de vida o de actividad; 4) liberarse de la psique
infantil, mediante un trabajo más bien largo; 5) haber encontra
do un nuevo modo racional de acomodación a condiciones del
mundo circundante tal vez difíciles o no habituales; 6) la desapa
rición de síntomas dolorosos; 7) un cambio positivo del destino,
como, por ejemplo, un examen, un noviazgo, un casamiento, un
divorcio, un cambio de profesión, etc.; 8) redescubrir que per
tenece uno a determinado credo religioso o después de una con
versión; 9) comenzar a construir una filosofía práctica de la vida
(¡«filosofía» en el sentido antiguo!).
4 Si bien en esta enumeración pueden introducirse múltiples
modificaciones y agregados, en términos generales quedan ex
presadas las situaciones principales en las cuales el proceso analí
tico o psicoterapéutico llega a un fin transitorio o, en ocasiones,
también a un fin definitivo. Ahora bien, la experiencia muestra
que existe, empero, un número relativamente grande de pacien
tes en quienes la terminación exterior del trabajo con el médico
en modo alguno significa también el fin del proceso analítico.
Más bien ocurre que la discusión con lo inconsciente continúe, y
6
IINTRODUCCIÓN A LA PROBLEMÁTICA PSICOLÓGICA RELIGIOSA
7
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
8
IINTRODUCCIÓN A LA PROBLEMÁTICA PSICOLÓGICA RELIGIOSA
9
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
10
IINTRODUCCIÓN A LA PROBLEMÁTICA PSICOLÓGICA RELIGIOSA
11
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
12
IINTRODUCCIÓN A LA PROBLEMÁTICA PSICOLÓGICA RELIGIOSA
13
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
14
(INTRODUCCIÓN A LA PROBLEMÁTICA PSICOLÓGICA RELIGIOSA
15
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
16
(INTRODUCCIÓN A LA PROBLEMÁTICA PSICOLÓGICA RELIGIOSA
17
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
18
IINTRODUCCIÓN A LA PROBLEMÁTICA PSICOLÓGICA RELIGIOSA
19
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
20
IINTRODUCCIÓN a la problemática psicológica religiosa
21
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
7. Zóckler [t. 16, p. 67] da la siguiente definición: «En general se llama proba
bilismo al modo de pensar que en la respuesta a cuestiones científicas se da por con
tento con un grado mayor o menor de probabilidad. El probabilismo moral, que es
el que solamente nos interesa considerar aquí, se funda en la máxima de que en actos
que comportan una autodeterminación moral no debemos regirnos por la concien
cia sino según lo que es probablemente justo, esto es, según lo que recomienda algu
na autoridad, ya sea ejemplar, ya doctrinaria». El probabilista jesuíta Escobar (muer
to en 1669) expone, por ejemplo, la tesis de que cuando el que se confiesa tiene una
opinión probable acerca del motivo de sus acciones, el confesor debe absolverlo, aun
cuando no comparta la convicción del confesado. Respecto a la cuestión de estable
cer cuántas veces está uno obligado a amar a Dios en la vida, Escobar cita una serie
de autoridades jesuítas. Según una opinión, basta con amar a Dios una sola vez, poco
antes de la muerte; según otra, una vez por año, o cada tres y hasta cuatro años. El
mismo llega a la conclusión de que basta amar a Dios una vez, cuando despierta la
razón, luego una vez cada cinco años, y por fin una última vez en la hora de la muer
te. A su juicio, el gran número de opiniones doctrinales morales diferentes constituye
una prueba fundamental de la benévola providencia de Dios, «porque así el yugo de
Cristo se hace muy liviano» (ibid., p. 68). A mayor abundamiento véase también Har-
nack, vol. III, pp. 748 ss.
22
II NTRODUCCIÓN A LA PROBLEMÁTICA PSICOLÓGICA RELIGIOSA
23
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
24
(INTRODUCCIÓN A LA PROBLEMÁTICA PSICOLÓGICA RELIGIOSA
por decirlo así, una corriente subyacente, cuya superficie está do
minada por el cristianismo. La relación en que se encuentra con
respecto a éste es la de un sueño con la consciencia, y así como
el sueño compensa los conflictos de la consciencia, la alquimia
procura llenar las lagunas de la tensión de los opuestos que el
cristianismo ha dejado abiertas. Esta situación encuentra tal vez
su expresión más vigorosa en ese axioma que, cual un leitmotiv^
invade la vida de la alquimia durante casi toda su duración, que
pasa los mil setecientos años: trátase precisamente de ese aforis
mo ya citado de María Profetisa. Aquí se intercalan entre los nú
meros impares del dogmatismo cristiano los números pares, que
significan lo femenino, la tierra, lo subterráneo y el mal mismo.
Su personificación es el serpens mercurii, el dragón, que se en
gendra y se destruye a sí mismo y que representa la prima ma
teria. Este concepto fundamental de la alquimia se remite al Te-
hom, a Tiámat, con su atributo del dragón, y por ende al mundo
matriarcal primitivo, que en la teomaquia del mito de Marduk
queda vencida por el mundo paterno masculino8. La transforma
ción histórica universal de la consciencia hacia el lado «masculi
no» queda compensada al principio por el elemento ctónico fe
menino de lo inconsciente. Ya en ciertas religiones precristianas
se produce una diferenciación de lo masculino en la forma de la
especificación padre-hijo, desarrollo que en el cristianismo lle
gó a su significación suprema. Si lo inconsciente fuera tan sólo
complementario, esta transformación de la consciencia habría
estado acompañada por el surgir de la madre y de la hija, tanto
más cuanto que en el mito de Deméter-Perséfone estaba ya pre
parado el material necesario. Pero, como lo muestra la alquimia,
lo inconsciente prefirió el tipo Cibeles-Atis, en forma de prima
materia y de filius macrocosmi, demostrando así que no es com
plementario sino compensatorio. De manera, pues, que lo in
consciente no se comporta sencillamente oponiéndose a la cons
ciencia, sino que viene a ser respecto de ella un compañero de
juego o adversario que la modifica en mayor o menor grado. El
tipo del hijo no hace surgir de lo inconsciente «ctónico», como
imagen complementaria, una hija, sino nuevamente un hijo. Este
notable hecho depende, según todas las apariencias, de la encar
nación del dios puramente espiritual en la naturaleza terrenal
8. Cf. Gén 1, 2 [«Y tinieblas cubrían la superficie del abismo (tehom)». Véa
se asimismo Sal 104, 6]. El lector encontrará expuestos los motivos del mito en J. B.
Lang, Hat ein Gott die Welt erschaffen? Desgraciadamente la crítica filológica tendrá
mucho que decir sobre esta obra. Pero, de todos modos, es digna de considerarse a
causa de su tendencia gnosticista.
25
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
26
IINTRODUCCIÓN a la problemática psicológica religiosa
27
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
* Para la edición inglesa (1953) el autor redactó la siguiente nota: «En los es
critos alquímicos la palabra “Mercurius” se usa en una significación muy amplia, que
implica no sólo el elemento químico mercurio (Hg), el dios Mercurio (Hermes) y el
planeta Mercurio, sino también, y ante todo, la secreta “sustancia transparente”, que
es al mismo tiempo el “espíritu” que reside en todas las entidades vivientes. Estas di
versas acepciones irán apareciendo en el curso del libro».
28
(INTRODUCCIÓN a la problemática psicológica religiosa
29
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
10. Véanse las ilustraciones en Wilhelm y Jung, El secreto de la Flor de Oro [OC
13,1].
30
iintroducción a la problemática psicológica religiosa
31
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
destino, una voluntad que no coincide necesariamente con la mía —la voluntad del
yo—. Pero cuando esa voluntad se opone al yo no puede dejarse de sentir en ella una
«potencia». Esto es, algo divino o algo infernal. La aceptación del destino la llamará
voluntad de Dios, la lucha consumidora y desesperada contra el destino verá más bien
en ella al Demonio. En todos los casos esta terminología es generalmente comprensi
ble y además está cargada de significado.
32
IINTRODUCCIÓN A LA PROBLEMÁTICA PSICOLÓGICA RELIGIOSA
33
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
34
L
IINTRODUCCIÓN A LA PROBLEMÁTICA PSICOLÓGICA RELIGIOSA
35
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
tual; por otra, empero, la ciencia, que en sus comienzos tuvo que
ocultar muchas cosas que la Iglesia no podía admitir. Trátase en
verdad de restos de la mentalidad antigua y del sentimiento de
la naturaleza de los antiguos, que no pudieron extirparse y que
terminaron por encontrar un asilo en la filosofía medieval de la
naturaleza. Como spiritus metallorum y como componentes del
destino astrológico, sobrevivieron los antiguos dioses planeta
rios durante muchos siglos cristianos13. Mientras en la Iglesia la
creciente diferenciación de rito y dogma alejaba a la consciencia
de sus naturales raíces en lo inconsciente, la alquimia y la astro-
logia se esforzaban sin cesar por que no se desmoronara el puen
te tendido a la naturaleza, esto es, al alma inconsciente. La as-
trología llevaba incesantemente a la consciencia a reconocer la
heimarméne^ esto es, la dependencia del carácter y del destino de
determinados momentos temporales, y la alquimia siempre ofre
cía ocasión de proyectar esos arquetipos que no podían incluirse
en el proceso cristiano sin fricciones. Verdad es que por un lado
la alquimia se movía permanentemente rayando en la herejía, y
que la Iglesia prohibió*; pero, por otro lado, la alquimia goza
ba de la protección efectiva de la oscuridad de sus símbolos, que
en todo momento podían explicarse como inofensivas alegorías.
Indudablemente, para muchos alquimistas el aspecto alegórico
estaba tan en primer plano que abrigaban la firme convicción de
que su actividad sólo se refería a cuerpos químicos, pero siempre
hubo algunos a quienes lo que les importaba en el trabajo de la
boratorio era el símbolo y su efecto psíquico. Como lo muestran
los textos, estos últimos tenían plena consciencia de ello, tanto
que trataban con escarnio a los ingenuos fabricantes de oro, lla
mándolos mentirosos, impostores y embaucadores. Expresaban
su punto de vista con aforismos tales como «Nuestro oro no es
el oro del vulgo». Cierto es que los trabajos que realizaban con
la materia representaban un serio intento de penetrar la esencia
de las transmutaciones químicas, pero al mismo tiempo —y esto
frecuentemente en medida preponderante— era también la re
presentación de un proceso psíquico de curso paralelo que podía
proyectarse a la química desconocida de la materia con mayor
facilidad por cuanto tal proceso es natural e inconsciente, preci
samente como la misteriosa transformación de la materia. Y lo
13. También Paracelso ([4], pp. 387 ss.) habla de los dioses en el mysterium
magnum y asimismo en el siglo xvin el escrito de Abraham Eleazar, que sufrió la in
fluencia de Paracelso.
* Cf. Sánchez, Opus morale, Decalog. 2, 49 n. 51, y Pignatelli, Consultationes
canonicae, canon 9.
36
(INTRODUCCIÓN A LA PROBLEMÁTICA PSICOLÓGICA RELIGIOSA
37
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
38
I INTRODUCCIÓN A LA PROBLEMÁTICA PSICOLÓGICA RELIGIOSA
39
II
1. INTRODUCCIÓN
A. EL MATERIAL
* OC 7,2.
41
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
* OC 13,1.
1. Hago notar expresamente que no se trata de cultura histórica, filológica o et
nológica. El soñante no tiene consciencia de referencias a materiales de estos campos.
2. Mándala —en sánscrito— significa círculo, y aun círculo mágico. Su simbo
lismo abarca todas las figuras que se disponen concéntricamente, circuitos alrededor
de un centro, en redondo o en cuadrado, y todas las disposiciones radiales o de forma
esférica, para mencionar sólo las formas más importantes de manifestación.
42
I . INTRODUCCIÓN
B. EL MÉTODO
43
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
44
I. INTRODUCCIÓN
45
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
52 1. Sueño:
El soñante está en una reunión y, al despedirse, en lugar de su
sombrero se pone el de otra persona.
53 [Comentario]: El sombrero, en su condición de cosa que cu
bre la cabeza, tiene en general el significado de lo que hay den
tro de la cabeza. Como puede deducirse de la expresión «poner
todos los conceptos bajo un solo sombrero»*, el sombrero, como
una representación superior, cubre toda la personalidad y le con
fiere su significación. La coronación confiere al soberano la na
turaleza solar divina, ponerse el sombrero doctoral confiere la
dignidad de científico, ponerse un sombrero de otra persona con
fiere la naturaleza de otra persona. Meyrink emplea este moti
vo en Golern, donde el héroe se pone el sombrero de Athanasius
Pernath, que le hace vivir una vida que no es la suya. En Golern
se ve bien claramente que lo inconsciente hace que el protagonis
ta experimente fantásticas vivencias. A modo de hipótesis podría
ya adelantarse aquí la significación del paralelismo de Golern: se
trata del sombrero de un Athanasius, de un inmortal, de alguien
que está fuera del tiempo y que, como tal, es considerado como
un hombre siempre existente, de validez universal y que se distin
gue del individuo que vive una sola vez, por así decirlo, del indi
viduo casual. El sombrero, que ciñe la cabeza, es redondo como
el símbolo solar de la corona, y por tanto contiene ya la primera
alusión al mándala. El noveno sueño de mándala [§ 134] confir
mará el atributo de la duración eterna, y el sueño 35 [§ 254], la
naturaleza de mándala del sombrero. Como consecuencia gene
ral del cambio de sombrero nos sería lícito esperar un desarro
llo análogo al del Golern, es decir, una manifestación de lo in
consciente. Lo inconsciente, con sus figuras, está ya detrás de él,
como una sombra y se lanza hacia la consciencia.
* Alie Begriffe unter einen Hut bringen, frase hecha que significa aproximada
mente unificar las opiniones. [N. del 7.]
46
2. LOS SUEÑOS INICIALES
54 2. Sueño:
El soñante viaja en un tren y al colocarse frente a la ventanilla
priva de la vista del paisaje y de la luz a sus compañeros de viaje.
Tiene que apartarse.
55 [Comentario]: Se ha puesto en movimiento el proceso y el
soñante descubre que quita la luz a los que están detrás de él9 es
decir, a los componentes inconscientes de su personalidad. De
trás no tenemos ojos; en consecuencia, «detrás» es la región de lo
invisible, esto es, de lo inconsciente. Si el soñante da libre paso a
la luz que proviene de la ventana, esto es, la consciencia, el con
tenido inconsciente se hará consciente.
47
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
58 4. Sueño:
El soñante está rodeado por muchas figuras imprecisas de mujeres
(véase figura 33). Una voz le dice en su interior: «Primero tengo
que apartarme de mi padre».
59 [Comentario]: Trátase aquí de una activación de la atmós
fera psíquica provocada por succubi, como se diría en lengua
je medieval. Recuérdense las visiones de San Antonio de Egip
to que Flaubert describió con tanto conocimiento6. El elemento
alucinatorio se manifiesta en la sonorización del pensamiento.
Las palabras «primero tengo que apartarme de mi padre» exi
gen un segundo miembro que comienza con las palabras «para
luego poder». Presuntamente lo que quiere decirse es más o me
nos esto: «Para luego poder seguir a lo inconsciente, esto es, la
atracción de las mujeres» (véase figura 9). El padre, como re
presentante del espíritu tradicional, tal como se manifiesta en
la religión y en la concepción corriente del mundo, le obstruye
el paso. El padre mantiene al soñante atado a la consciencia y a
sus valores. El mundo tradicional masculino, con su intelectua-
lismo y racionalismo, se manifiesta como un obstáculo, por lo
cual tenemos que deducir que lo inconsciente, que hace irrup
ción en el soñante, se encuentra en significativa oposición res
pecto de las tendencias de la consciencia y que el soñante, a pe
sar de esta oposición, revela ya una fuerte inclinación hacia la
parte de lo inconsciente. Lo inconsciente no debe, pues, subor
dinarse al juicio racional de la consciencia, sino que más bien
es una vivencia sui generis. Claro está que el intelecto no puede
48
L
2. LOS SUEÑOS INICIALES
49
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
62 5. Impresión visual:
Una serpiente describe un círculo alrededor del soñante. Este está
arraigado en el suelo como un árbol.
63 [Comentario]: Describir un círculo mágico (véase figura 13)
es un medio mágico antiquísimo del que se sirve quien tiene un
propósito singular y secreto. Con él se defiende contra los perils
of the soul que lo amenazan desde afuera y que ponen en peligro
al que está aislado por un secreto. Inversamente, se recurría tam
bién a este medio desde la Antigüedad para confinar dentro del
círculo una parcela de terreno sagrada e inviolable y se trazaba
en torno a ella el sulcus primigenius, por ejemplo, en las funda
ciones de ciudades10 (véase figura 31). Que el soñante se encuen
tre arraigado en el centro del círculo es una compensación de su
casi incontenible impulso de huir de lo inconsciente. Después
de esta visión, experimentó una agradable sensación de alivio, y
era justo que fuera así, porque había logrado crearse un Tejievoí;11
protector, una zona tabú en la cual le era posible vivir lo incons
ciente. En tales condiciones el aislamiento, que antes era inquie
tante, se convierte en una intención dotada de un sentido acorde
con un fin y por eso desprovista de su carácter angustioso.
50
2. LOS SUEÑOS INICIALES
12. Acerca del concepto de ánima, consúltese mi obra Las relaciones entre el yo
y lo inconsciente [OC 7,2, § 296 ss.].
13. Zósimo vivió alrededor del año 300 d.C. Véanse Reitzenstein (2), pp. 9 ss.,
y Berthelot (2), Iñ, I, 2. [Cf. OC 13,3.]
14. El motivo de la escalerilla se confirma en el sueño 12-13. Cf. también la es
cala de Jacob (figura 14).
15. «Dicen que el descenso del alma se realiza a través de la esfera solar», De
errore profanarum religionum [CSEL, vol. 2].
16. El asno de oro.
17. Cf. Ruska (3).
51
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
67 7. Impresión visual:
La mujer velada descubre su rostro, que brilla como el Sol.
68 [Comentario]: En el ánima se cumple la solificatio. Este pro
ceso corresponde probablemente a la illuminatio, a la ilumina
ción. Ahora bien, esta representación, por así decirlo, mística, se
halla en radical oposición respecto a la actitud racionalista de la
consciencia, la cual, como forma suprema del entendimiento y
la inteligencia, sólo conoce el esclarecimiento intelectual. Desde
luego que esta actitud de la consciencia nunca toma en cuenta el
hecho de que el conocimiento científico satisface sólo al vértice
de la personalidad que está en el presente, pero no a la psique
colectiva18, que se extiende hasta la zona gris de la prehistoria y
que siempre tiene necesidad de un rito particular para poder re
lacionarse con la consciencia actual. Por lo visto, se está prepa
rando, pues, un esclarecimiento de lo inconsciente que tiene mu
cho más carácter de illuminatio que de explicación racional. La
solificatio está infinitamente lejos de la consciencia, a la cual se
le manifiesta como algo quimérico.
69 8. Impresión visual:
Un arco iris debería servir como puente, pero no debe pasarse por
encima de él, sino por debajo. El que lo atraviesa por arriba cae
y muere.
70 [Comentario]: Sólo los dioses pueden pasar con éxito por el
puente del arco iris; al intentarlo, los mortales dan en la muerte,
pues el arco iris no es sino hermosa apariencia, que se extiende
en el cielo, pero no un camino para hombres atados a lo corpo
ral. Ellos tienen que pasar «por debajo» (véase figura 16). Pero
por debajo de los puentes corre el agua siguiendo el desnivel.
Esta indicación habrá de confirmarse en ulteriores sueños.
71 9. Sueño:
Un paisaje verde donde pastan muchas ovejas. Es el «país de las
ovejas».
72 [Comentario]: Este extraño sueño, al principio poco claro,
podría proceder de impresiones de la infancia, especialmente de
representaciones religiosas —que no están demasiado alejadas
de estos símbolos—. Por ejemplo, «El Señor me hace pastar en
52
2. LOS SUEÑOS INICIALES
53
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
76 11. Sueño:
Una voz dice: «Todavía eres un niño».
77 [Comentario]: Este sueño nos fuerza a reconocer que aun
una consciencia diferenciada, en modo alguno acabó con lo in
fantil y que, por lo tanto, es necesario un retorno al mundo de la
infancia.
78 12. Sueño:
Una incursión peligrosa, con el padre y la madre, por muchas es
caleras que suben y bajan.
79 [Comentario]: La consciencia infantil está siempre ligada al
padre y a la madre. Nunca está sola. El retorno a la infancia sig
nifica siempre retorno al padre y a la madre, a todo el peso del
non ego psíquico, representado por los padres, y a su larga histo
ria llena de consecuencias. La regresión significa disolverse en los
determinantes históricos, hereditarios, a cuyo abrazo sólo pode
mos sustraernos con los mayores esfuerzos. La prehistoria psíqui
ca es propiamente el espíritu de gravedad que necesita de gradas
y escaleras, porque, llegado el caso, no puede —como el intelecto
desprovisto de peso y de cuerpo— también él volar. Disolverse
en la multiplicidad de los determinantes históricos es como ex
traviarse, una pérdida de la dirección, de manera que aun lo justo
y correcto parece un error inquietante.
so Como ya dije más arriba, el motivo de las gradas y escale
ras (véanse figuras 14 y 15) indica el proceso de transformación
psíquica y sus peripecias. A este respecto Zósimo, con su subir y
54
2. LOS SUEÑOS INICIALES
82 13. Sueño-.
El padre exclama con aprensión: «¡Es el Séptimo!».
83 [Comentario]: En las correrías por las muchas escaleras que
suben y bajan se ha producido evidentemente un acontecimien
to al que se designa con el nombre de «Séptimo» (véase figu
ra 20). El Siete corresponde a la grada suprema y representaría
por lo tanto, en el sentido de la iniciación, lo que se ansia y de
sea (véase figura 28). Pero en el sentido del espíritu tradicional
es la solificatiO) una noción aventurada y mística, que raya en la
locura, porque sólo se pensaba en semejante absurdo antes, en
los oscuros tiempos de vaga superstición, en tanto que la mente
clara y purificada de nuestra época ilustrada superó hace ya mu
cho tiempo tales nebulosas, hasta tal punto que sólo en los ma
nicomios se encuentran iluminados de este género. No hay que
admirarse, pues, de que el padre esté angustiosamente preocu
21. Berthelot (2), III, I, 2. A mayor abundamiento véase mi estudio «Las visiones
de Zósimo» [Eranos-Jahrbuch, 1937; OC 13,3].
55
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
22. Budge ([2], I, p. 87) la denomina literalmente una «company of the gods».
23. Vol. II, p. 245.
56
2. LOS SUEÑOS INICIALES
24. Léase el gracioso diálogo entre el alquimista y Mercurius (TQ21, pp. 509 ss.).
25. Poesía y verdad.
57
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
86 14. Sueño:
El soñante está en América y busca, para emplearlo, a un hombre
que tenga la barba en punta. Se dice que allí toda la gente tiene
un empleado así.
87 [Comentario]: América es la tierra de las líneas prácticas, rec
tas, poco sospechosa de las complicaciones europeas. Allí prácti
camente podría tenerse como empleado al intelecto. Esto suena,
por cierto, como una falta de lesa majestad y puede por lo tan
to ser asunto grave. Resulta, pues, tranquilizador saber que toda
la gente —como es el caso en América— lo hace. El «hombre de
la barbilla» en punta es nuestro antiguo conocido Mefistófeles,
a quien Fausto «empleó», y a quien no le fue permitido triunfar
definitivamente sobre Fausto, a pesar de que éste se aventuró a
descender al sombrío caos del alma histórica, y a vivir esa vida,
llena de cambios y no exenta de peligros, que surge de la exube
rancia del caos.
88 Como se sigue de informaciones pedidas luego al soñante,
reconoció en el «hombre de la barba en punta» a la criatura me-
fistofélica. El carácter versátil de la razón, así como sus dones in
ventivos y su inclinación científica, son atributos del Mercurio
astrológico. De manera que el hombre de la barbilla en punta re
presenta el intelecto, que aquí, en el sueño, aparece como pro
piamente familiaris, esto es, como espíritu servicial, aunque un
tanto peligroso. Así, el intelecto pasa de su primitiva posición su
perior a segundo término, y queda con ello marcado con la señal
de fuego del demonismo. Ello no significa que se haya hecho de
moníaco sólo por esto, pues ya lo era antes, pero el soñante no se
había dado cuenta de que estaba poseído por el intelecto como
por una instancia superior reconocida tácitamente. Ahora el so
ñante tiene la posibilidad de considerar más de cerca esta función
que antes obraba como elemento dominante, decisivo e indiscu
tible en su vida psíquica. Podría decir con Fausto: «¡Aquí estaba,
pues, el busilis!». Mefistófeles representa el aspecto diabólico de
esa función psíquica que se libera de la jerarquía de la totalidad
hasta alcanzar independencia absoluta y absoluto dominio. Pero
este aspecto sólo se percibe cuando, como en el sueño, la fun
ción se separa y se hace objetiva y, en este caso, se personifica.
89 Resulta divertido comprobar que el «hombre de la barbilla en
punta» aparece también en la literatura alquímica y precisamente
58
2. LOS SUEÑOS INICIALES
91 15. Sueño:
La madre vierte agua de una jofaina a otra. (Sólo con motivo
del sueño 28 el soñante recordará que esa jofaina era de su her
mana.) La operación se cumple con gran solemnidad; en efecto,
tiene una gran importancia también para el mundo circundante.
Luego el soñante es rechazado por su padre.
92 [Comentario]: Aquí volvemos a encontrar el motivo del
cambio (sueño 1). Una cosa se pone en lugar de otra. La cuestión
del «padre» está agotada. Ahora comienza la acción de la «ma
dre». Así como el padre representa la consciencia colectiva, el es
píritu tradicional, la madre representa lo inconsciente colectivo,
la fuente del Agua de la vida1* (figura 25). (Téngase en cuenta el
significado materno de tttiyti29, de fons signatus30, como atribu
to de María, etc. —figura 26—.) Lo inconsciente invierte la lo
calización de las fuerzas de la vida, lo cual indica un cambio del
punto de vista del soñante. Los recuerdos posteriores de éste nos
permiten reconocer quién es el origen de la fuente de la vida: es
la «hermana». La madre está situada por encima del hijo, pero
la hermana se encuentra en el mismo plano que él. La degrada
ción del intelecto libera, pues, al soñante del predominio de lo
inconsciente y con ello también del infantilismo. Verdad es que
también la hermana es aún un resto del pasado, pero por sueños
posteriores sabemos definitivamente que ella era la portadora de
la imagen del ánima. Por eso nos es lícito tal vez suponer que el
59
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
60
2. LOS SUEÑOS INICIALES
32. Los paralelos que cito proceden en su mayor parte de la literatura latina de
los siglos XII a XVli. Uno de los textos más interesantes es el Rosarium philosophorum,
de autor anónimo. Este es un cabal «filósofo» y aparentemente tiene consciencia de
que la labor alquímica no es en verdad la acostumbrada fabricación del oro, sino un
secreto «filosófico». El Rosarium se publicó por primera vez con el título de Rosarium
philosophorum. Secunda Pars: Alchimiae de Lapide Philosophico vero modo praepa-
rando, continens exactam eius scienciae progressionem. Se encuentra reimpreso en
BQC10, pp. 87 ss., y también en AA12, pp. 204 ss. Mis citas proceden sobre todo de
esta última edición.
61
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
97 16. Sueño:
El soñante ve un as de tréboles. Junto a él aparece un siete.
98 [Comentario]: El as es, como 1, el más bajo de los naipes, y
la carta de mayor valor. El as de tréboles, con su forma de cruz,
indica el símbolo cristiano33. Por eso en la Suiza de habla alema
na al trébol de los naipes se le llama también Chrüüz (cruz). Al
mismo tiempo, las tres hojas del trébol indican la Trinidad del
Dios Uno. Lo más bajo y lo más alto son el principio y el fin, el
alfa y la omega.
99 El siete aparece después y no antes del as de tréboles. Por eso
el sentido del sueño es probablemente el siguiente: concepto cris
tiano de Dios y luego las siete (gradas). Los siete peldaños sim
bolizan la transformación (véase figura 28). Esta comienza con el
símbolo de la cruz-trinidad, y teniendo en cuenta las indicaciones
arcaicas anteriores de los sueños 7 y 13 culminaría en la solifica
rio. Pero esta solución no queda indicada en el sueño. Ahora bien,
de la Edad Media conocemos otro paso aparte de la regresión al
antiguo Helios intentada ya sin éxito por Juliano el Apóstata.
Me refiero al paso a la Rosa expresado por la fórmula per cru-
cem ad rosam y condensado en la Edad Media tardía en la «Ro-
sacruz», símbolo en el cual el carácter solar del Sol Celeste des
ciende a la flor, respuesta de la Tierra al resplandor del Sol —la
cualidad solar se conserva aún en la alquimia china en el símbolo
de la «Flor de Oro»—34. Una última resonancia sentimental de la
«rosa» fue la «flor azul» de los románticos, que contemplaban de
modo auténticamente romántico la pasada Edad Media de decré
pitos claustros, pero cuyo bello carácter terrenal no es más que
una muy modesta novedad. Mas aún el dorado brillo del Sol te
nía que consentir en descender y aquí abajo encontró su analogía
en el brillo del oro terrestre que, por lo menos para los espíritus
más sutiles (aurum nostrum), estaba despojado de la tosca ma
terialidad del metal35. Para ellos el oro era indiscutiblemente de
62
2. LOS SUEÑOS INICIALES
63
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
64
J
2. LOS SUEÑOS INICIALES
41. Esta formulación no quiere afirmar que el sí-mismo sea creado sólo en el
curso de la vida; simplemente se hace consciente. El sí-mismo existe desde antes, des
de el principio, sólo que en estado latente, esto es, inconsciente. A este respecto tén
gase en cuenta mi exposición ulterior.
42. Fourcat, 1914.
* Historia, II, 59-61.
65
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
43. Acerca de este concepto véase la definición en Tipos psicológicos [OC 6,1].
44. Véase Fleischer, p. 6. Considérese asimismo la figura del hombre primige
nio platónico y la o^aipo? de Empédocles. Apoyándose en el Timeo de Platón los al
quimistas consideraban que tanto el anima mundi como «el alma del cuerpo» tenían
forma esférica; y también el oro (figura 209) (véase Maier [1], pp. 11 ss.). Acerca de
la relación del «elemento redondo» con la calavera, o la cabeza, consúltese mi expo
sición en «El símbolo de la transubstanciación en la misa» [OC 11,3].
66
2. LOS SUEÑOS INICIALES
45. Considérese el argumento de san Agustín de que Dios no es este Sol, sino
quien lo hizo (In Ioannis evangeliutri) y el testimonio de Eusebio, quien aún pudo ver
la adoración cristiana del Sol (Constantini oratio ad sanctorum coelum VI [Migne,
PG, 20, cois. 1245-1250]).
46. Cf. Fierz-David, 1947.
47. La introducción a la edición francesa de la Hypnerotomaquia del año 1600,
escrita por Béroalde de Verville, muestra esta concepción con toda claridad. A este
respecto véanse mis explicaciones contenidas en la parte II de Paracelsica [OC 13,4].
67
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
68
2. LOS SUEÑOS INICIALES
50. Véase a este respecto PC, pp. 149 ss. y 174. Este importante tratado para la
historia de la alquimia es un texto de la región de Harrán, del que existen dos versio
nes, una árabe y otra latina. Desgraciadamente esta última está muy deteriorada. La
composición del original debe de remontarse al siglo X. Véase Steinschneider, p. 44.
51. Remito al lector a mis explicaciones contenidas en «Paracelso como fenóme
no espiritual» [OC 13,4].
69
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
70
2. LOS SUEÑOS INICIALES
71
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
A. SOBRE EL MÁNDALA
72
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
73
SIMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
58. Como dice el Maestro Eckhart: «Porque está dentro, no afuera, sino todo
adentro», Pfeiffer, vol. 2, 8,37.
74
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
128 6. Sueño:
Una mujer desconocida sigue al soñante. Este corre continua
mente, describiendo un círculo.
129 [Comentario]: La serpiente en el primer sueño mandálico te
nía carácter anticipador. En efecto, a menudo ocurre que una fi
gura, que personifica lo inconsciente bajo un determinado aspec
to, haga de antemano lo que el propio sujeto habrá de hacer o
padecer luego. La serpiente indica un movimiento circular, que
después habrá de desarrollar el propio sujeto. Es decir, en lo in
consciente se ha verificado algo que se concibe como movimien
to circular y ese acontecimiento tiende con tanta fuerza hacia la
75
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
130 7. Sueño:
El ánima le reprocha que se ocupe muy poco de ella. Se ve un re
loj que marca las... (?) menos cinco minutos.
131 [Comentario]: La situación es análoga. Lo inconsciente aco
sa al soñante como una mujer exigente. De ahí el reloj, cuyas
agujas marchan describiendo un círculo. Las... menos cinco mi
nutos significa, para toda persona que vive calculando el tiempo,
un cierto estado de tensión, pues una vez pasados los cinco mi
nutos, es menester hacer esto o aquello. Tal vez se tenga incluso
mucha prisa. (El símbolo del movimiento circular, véase figura
13, se asocia siempre, como hemos de ver con toda claridad, con
un sentimiento de tensión.)
132 8. Sueño:
El soñante se halla a bordo de un navio. Está ocupado con un
nuevo método de determinar la posición. A veces se encuentra
demasiado lejos, a veces demasiado cerca. El lugar justo está en
el centro. Hay un mapa sobre el cual está trazado un círculo con
su centro.
133 [Comentario]: El cometido que debe llevar a cabo aquí el
soñante es manifiestamente establecer el centro, el punto justo.
Este es el centro de un círculo. Al consignar por escrito este sue
ño, el soñante recordó que poco antes había soñado con un tiro
al blanco (véase figura 48). En aquella ocasión apuntaba ya de
masiado alto, ya demasiado bajo. El objetivo justo estaba en el
centro. Ambos sueños le parecieron muy significativos. La diana
es un círculo con un centro. El punto del mar en el cual se en
cuentra tiene que determinarse con referencia a los astros que,
aparentemente, giran alrededor de la Tierra. En consecuencia el
sueño describe una actividad cuya finalidad es construir o deter
minar un centro concreto. Se trata de un centro situado fuera del
sujeto.
76
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
134 9. Sueño:
Un reloj de péndulo que marcha continuamente sin que bajen las
pesas.
135 [Comentario]: Es un reloj tal que sus agujas marchan sin ce
sar y, puesto que evidentemente no hay ninguna pérdida por fric
ción, trátase de un perpetuum mobile, de un movimiento circular
eterno. Ahora bien, aquí nos encontramos frente a un atributo
«metafísico». Como ya dije, empleo esta palabra desde el pun
to de vista psicológico, y por lo tanto con un sentido figurado.
Quiero significar con ello que la cualidad de eterno es una enun
ciación de lo inconsciente y no una hipóstasis. Es obvio que para
las facultades de juicio científico del soñante la enunciación del
sueño resulta altamente chocante, pero precisamente esta cir
cunstancia asigna al mándala una significación particular. A me
nudo rechazamos cosas muy significativas porque nos parecen
contradecir la razón, que en tales casos sometemos a una prue
ba demasiado dura. El movimiento que no entraña pérdida de
energía por fricción caracteriza al reloj como algo cósmico, es
más, incluso trascendente, lo cual supone una cualidad que haría
problemático el carácter espacio-temporal del fenómeno psíqui
co que se expresa en el mándala. Así queda caracterizada una di
versidad difícilmente superable respecto del yo empírico. Es de
cir, el otro centro de la personalidad se encuentra también en un
plano distinto del yo, pues a diferencia de éste, tiene la propiedad
de la «eternidad», es decir, de una relativa intemporalidad.
77
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
59. Puesto que el sueño no me «nombró», sino que a lo sumo me indicó, es ma
nifiesto que lo inconsciente no tiene la intención de hacer resaltar mi importancia
personal.
60. Véase mi Tipos psicológicos [OC 6,1].
61. Deussen, vol. 1.
78
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
lo rodea como una torre (mjpYO<;), hay doce puertas (ituXti)... Ésta
es la ciudad matriz (pqTpóiroXu;) del unigénito (|íovoy€vt|(;)»62.
í39 A los efectos explicativos agrego el siguiente comentario: Se-
teo es un nombre de Dios con el que se designa al Creador. El
Monogenés es el hijo de Dios. La comparación de la Mónada
con un campo y con una ciudad corresponde a la idea del tóme
nos (figura 50). La Mónada está también coronada (compárese
a este respecto el «sombrero», en el sueño 1 [§ 52] y en el sueño
35 [§ 254]). La Mónada como metrópoli es femenina, lo mismo
que el Padma (loto), la forma fundamental del mándala lamaís-
ta —en China: la Flor de Oro—. En ella mora el hijo de Dios, el
Dios creado63. En el Apocalipsis de san Juan encontramos el cor
dero en el centro de la Jerusalén celeste. En nuestro texto se dice
también que Seteo mora en el santísimo del Pleroma, una ciu
dad con cuatro puertas —lo mismo que en la India: la ciudad del
Brahmán sobre la montaña del mundo, Meru—. En cada puerta
se halla una mónada64. Los miembros del Anthropos nacido del
Autogenés (= Monogenés) corresponden a las cuatro puertas de
la ciudad. La Mónada es una centella de luz (spinthér) y una ima
gen del Padre, idéntica al Monogenés. En una invocación se dice:
«Thou art the House and the Dweller in the House»65 [Tú eres la
casa y el morador de la casa]. Monogenés está sobre una tetrá-
peza66, una mesa o tablado sostenido por cuatro columnas y que
corresponde a la cuaternidad de los cuatro evangelistas67.
140 La idea del lapis tiene no pocas relaciones con estas repre
sentaciones. Por ejemplo, en Hermes el lapis dice: «Nada me
jor y más digno de veneración puede ocurrir en el mundo que
la unión de mí mismo con mi hijo»68. Al Monogenés se le llama
también «luz oscura»69. El Rosarium hace decir a Hermes: «Yo
62. Baynes [p. 89]. [Traducción tomada de «Tratado sin título» 14,15 - 15,10,
en F. García Bazán, La gnosis eterna I, pp. 345-346.]
63. Buddha, Siva, etc., en el loto (figura 52). Cristo en la rosa, en el seno de Ma
ría (a este respecto hay un rico material en Salzer, Sinnbilder und Beiworte Mariens).
El lugar de germinación del cuerpo diamantino en la Flor de Oro. Véase a este res
pecto la deambulación circular en un espacio cuadrado, sueño 16, § 164.
64. Baynes, Le., p. 58. Véase el mándala Vajra (figura 43), en cuyo centro se en
cuentra el gran Dorje rodeado de doce más pequeños, así como doce mónadas coro
nan una mónada. Además, en cada una de las cuatro puertas se encuentra un Dorje.
65. Ibid.,p.94.
66. M., p. 70.
67. Véase Ireneo, III, XI, y Clemente de Alejandría, V, VI. Análogamente, el Te-
tramorfo como cabalgadura de la Iglesia (figura 53).
68. RF1, p. 240 [p. 67]. La cita de Hermes procede del capítulo IV del Tractatus
aureus [TAI, pp. 23 s. y TA2, pp. 427 sj.
69. Baynes, p. 87.
79
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
70. Las citas de Hermes del anónimo del Rosarium contienen modificaciones
arbitrarias que son algo más que variantes defectuosas. Son verdaderos neologismos
a los que el autor anónimo trata de dar mayor autoridad con el nombre de Hermes.
Comparé las tres ediciones impresas del Rosarium (1566, 1610 y 1692) y encontré
que todas concordaban. En TAI [pp. 23 s.] las citas del Rosarium dicen: «Entonces
Venus dijo: Yo genero la luz, pero las tinieblas son de mi naturaleza... Y la unión de
mí misma con mi hermano es lo mejor y más venerable».
71. Véase Mylius, p. 19.
72. «Et sic Philosophus non est Magister lapidis, sed potius minister», REI,
p. 356 [p. 238].
73. Ibid., p. 359 [p. 241].
74. Ibid., pp. 359 ss. [pp. 241 ss.].
80
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
75. Véase Las relaciones entre el yo y lo inconsciente [OC 7,2, § 296 ss.J.
81
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
* La referencia es a Homero, litada VIII, 17-27; dice Zeus: «Así sabrá en qué
medida soy el más poderoso de todos los dioses. Ea, haced la prueba, dioses, y os en
teraréis todos: colgad del cielo una áurea soga y agarraos a ella todos los dioses y to
das las diosas. Ni así lograríais sacar del cielo y arrastrar hasta el suelo a Zeus, el su
premo maestro, por mucho que os fatigarais. Pero en cuanto yo me decidiera a tirar
con resolución, os arrastraría a vosotros junto con la tierra y el mar. Entonces podría
atar alrededor de un pico del Olimpo la soga, y todo quedaría suspendido por los ai
res». Puede verse el trabajo clásico de P. Lévéque, Aurea catena Homeri. Une Etude
sur l’allégorie grecque, Armales Littéraires de l’Université de Besan§on, París, «Les
Belles Lettres», 1959.
82
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
83
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
77. El Maestro Eckhart dice: «No vine para hacer la paz, sino (para llevar) la
espada, y corté todas las cosas y separo al hermano, al hijo, a la madre, al amigo, que
son en verdad tus enemigos. Si algo te es familiar, eso es verdaderamente tu enemigo.
Si tu ojo quiere ver todas las cosas y tu oído oír todas las cosas, y tu corazón recordar
lo todo, en verdad tu alma tiene que estar dispersa en todas esas cosas» (Pfeiffer, II,
14, 23 ss.).
84
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
85
mejanza con la del sueño 4 y con la de la impresión visual 5 [§ 58
y 62], donde el círculo mágico debía proteger contra la atracción
de la multiplicidad de lo inconsciente. (De análoga manera se
acercan a Polifilo los peligros de la tentación, al comienzo de su
nekyía.)
La fuente de la vida es, como Jadir, un buen compañero,
aunque un tanto sospechoso, pues como dice el Corán, el viejo
Moisés tuvo algunas penosas experiencias. Esta fuente es el sím
bolo de la fuerza vital que permanentemente se renueva (véanse
figuras 57, 25-27 y 84), del reloj que nunca se detiene. Un dicho
no canónico* del Señor reza así: «Quien está cerca de mí está
cerca del fuego»81, y así como este Cristo esotérico es una fuen
te de fuego (figura 58), que tal vez tenga relación con el «fuego
siempre viviente» de Heráclito, el aqua nostra es también, se
gún la concepción de los filósofos alquímicos, ignis (fuego)82. La
fuente no es sólo el fluir de la vida, sino también su calor. Es más
aun, su calor ardiente, el misterio de la pasión a la que se desig
na siempre como sinónimo de fuego. El aqua riostra, que lo di
suelve todo, es un ingrediente indispensable para la producción
del lapis*3. Pero la fuente proviene de abajo y por eso el camino
lleva hacia abajo. Sólo abajo, puede hallarse la fuente de fuego
de la vida. Este abajo es la historia natural del hombre, su ata
dura causal al mundo de los instintos (véase figura 16). Sin esa
atadura no puede crearse ningún lapis ni producirse ningún sí-
mismo.
14. Sueño:
El soñante va con su padre a una farmacia. Allí hay cosas valiosas
que pueden comprarse a bajo precio, sobre todo un agua especial.
El padre le cuenta cosas sobre el país de donde proviene esa agua.
Luego el soñante atraviesa en un tren el Rubicán.
[Comentario]: La «farmacia» tradicional, con sus recipientes
y vasijas, sus líquidos, su lapis divinus e infernalis y sus métodos,
87
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
85. Las más de las veces los alquimistas se refieren a esto oscuramente; por
ejemplo dicen: «Hijo, debes recibir carnes bien cebadas», cita de Aristóteles en RF1,
p. 318 [p. 185]. En el capítulo IV del Tractatus aureus se lee: «Desde el principio la
naturaleza engendró al hombre, con visceras de carne».
86. A este respecto véase «Paracelso como fenómeno espiritual» [OC 13,2].
88
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
89
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
90
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
91
indudablemente es un mono. Volvemos, pues, a encontrar aquí
al mono que apareció por primera vez en la impresión visual 22
[§ 117]. El mono determina allí una sensación de miedo pánico
y la intervención auxiliadora del intelecto. Ahora tiene que ser
«reconstruido», lo cual probablemente signifique que es el antro-
poide, el hombre arcaico, lo que hay que reconstruir. De manera
que el camino hacia la izquierda evidentemente no conduce ha
cia arriba, hacia el reino de los dioses y de las ideas eternas, sino
hacia abajo, hacia la historia natural, hacia las bases instintivas y
animales de la esencia humana. Trátase, pues —para decirlo con
una expresión antigua—, de un misterio dionisíaco.
El cuadrado corresponde al témenos (véase figura 31), don
de se lleva a cabo una representación teatral, que en este caso no
es un drama de sátiros sino de monos. El interior de la «Flor de
Oro» es un «lugar de germinación» donde se engendra el «cuer
po diamantino». El sinónimo «tierra de los antepasados»96 indica
tal vez que esta creación nace de una integración de los estadios
ancestrales.
En los ritos primitivos de renovación los espíritus de los an
tepasados desempeñan un papel considerable. Los nativos de la
Australia central llegan incluso a identificarse con sus ancestros
míticos, de la época Alcheringa, una especie de era homérica.
También se identifican los pueblos taos, al preparar las danzas
rituales, con el Sol, de quien son hijos. La identificación retros
pectiva con los antepasados humanos y animales significa desde
el punto de vista psicológico una integración de lo inconsciente
y propiamente un baño renovador en la fuente de la vida, en la
que se vuelve a ser pez, esto es, inconsciente, como en el sueño,
en la borrachera o en la muerte. De ahí el sueño de incubación,
la consagración dionisíaca y la muerte ritual en las iniciaciones.
Claro está que estos procesos siempre hubieron de verificarse en
lugares sagrados. Pueden traducirse fácilmente estas represen
taciones en el concretismo de la teoría de Freud: el témenos se
ría entonces el seno materno, y el rito, una regresión al incesto.
Pero éstos son equívocos neuróticos de hombres que en parte
continúan aún siendo infantiles y que no saben que aquí se trata
de cosas que siempre fueron realizadas por adultos. Y lo cierto
es que no es posible explicar las actividades de los adultos como
una mera regresión al infantilismo. Si así fuera, las más elevadas
y significativas conquistas de la Humanidad no serían sino de-
93
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
94
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
95
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
17. Sueño:
Todas las casas tienen algo de escénico, de teatral: bastidores y
decorados. Se habla de «Bernhard Shaw». La pieza habrá de re
presentarse en un remoto futuro. En un bastidor se lee en inglés
y en alemán:
Más abajo, con letras más pequeñas, hay esta inscripción: «La
Iglesia fue fundada por Jesús y Pablo» —como cuando se preten
de dar prestigio a una firma comercial, haciendo resaltar su anti
güedad—. Le digo a mi amigo: «Ven, veamos qué hay adentro».
El me responde: «No comprendo por qué deben reunirse muchas
personas cuando tienen sentimientos religiosos». Entonces yo le
replico: «Como protestante, nunca lo comprenderás». Una mu
jer aprueba fervorosamente mis palabras. De pronto veo en una
de las paredes de la iglesia una especie de proclama que reza así:
«¡Soldados!
Si sentís que estáis en poder del Señor evitad dirigirle direc
tamente la palabra. El Señor no puede alcanzarse con palabras.
Además os recomendamos vivamente que no os entreguéis a nin
guna discusión sobre los atributos del Señor. Sería infructuoso,
pues lo pleno de valor e importancia es inefable».
Firmado: Papa... (nombre ilegible).
96
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MANDALAS
103. Este sueño ha sido objeto de un tratamiento especial en mis conferencias Te-
rry, recogidas en Psicología y religión [OC 11,1].
104. Mosaico órfico de Tramithia (Eisler, pp. 271 ss.). No sería difícil interpretar
esta inscripción como algo burlesco, sin ofender por ello el espíritu de los antiguos
misterios. Considérense por ejemplo los frescos de la Villa de los Misterios de Pom-
peya (Maiuri, La Villa dei Misteri), en donde la embriaguez y el éxtasis no sólo están
muy cerca la una del otro, sino que hasta son una y la misma cosa. Pero puesto que
desde épocas remotas las ceremonias de iniciación tienen también un sentido de cu
ración, las palabras podrían ser asimismo eventualmente una advertencia de no beber
agua, puesto que, como es sabido, en las comarcas del Sur beber agua es la madre de
la disentería y del tifus abdominal.
97
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
98
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
99
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
* Se citan las últimas líneas del frag. 15 (DK) de Heráclito transmitido por
Clemente de Alejandría en Protréptico 34, 5, que escribe: «Si no hicieran la procesión
a Dioniso y cantaran el himno a las partes impúdicas, procederían del modo más irre
verente», dice Heráclito, «pero son lo mismo Hades y Dioniso; por ello enloquecen y
celebran bacanales» (Eggers Lan-Juliá, 1, p. 367).
108. «Coluber aureus in sinum demittitur consecratis et eximitur rursus ab infe-
100
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
101
modo autónomo es elegido y tomado en préstamo, con lo cual el
carácter razonable del cosmos queda ofendido continua y peno
samente. También el mundo de los sentidos tiene el mismo efecto
destructor sobre los procesos psíquicos interiores cuando irrum
pe en ellos como causa eficiente. Si por una parte se trata de no
ofender a la razón y por otra no se quiere eliminar violenta y gro
seramente el juego creador de las imágenes, se requiere un proce
so sintético capaz de realizar la paradoja que supone unir lo que
no puede unirse (véase figura 72); de ahí el paralelismo alquímico
en los sueños que estamos examinando.
La exigencia de prestar atención al centro y la prohibición
de «huir» que aparecen en este sueño tienen un claro paralelo en
el opus alchymicum: una y otra vez se recalca la necesidad de la
concentración en la obra y de meditar sobre ella. En cambio, se
supone que la tendencia a huir no está en el operador, sino más
bien en la sustancia de transformación: Mercurius es evasivo y se
lo caracteriza como servus (siervo) o cervus fugitivus (ciervo fu
gitivo). El vaso alquímico tiene que estar muy bien cerrado para
que de su interior no se escape la sustancia. Ireneo Filaleto112
dice de este servus: «Tenéis que prestar mucha atención al tra
tarlo, porque en la primera ocasión que se le presente se os es
capará y quedaréis en medio de una multitud de desgracias»113.
Cierto es que a estos filósofos nunca se les ocurrió la idea de que
andaban persiguiendo una proyección y que cuanto más confia
ban en la materia tanto más se apartaban de la fuente psicológica
de aquello que esperaban. Por la diferencia que existe entre este
fragmento del sueño y sus antecedentes medievales es posible
reconocer el progreso psicológico: huir se manifiesta ahora cla
ramente como una cualidad del soñante; es decir, huir ya no se
proyecta sobre una materia desconocida. Así huir se convierte en
una cuestión moral. Verdad es que también los alquimistas cono
cían este aspecto, por lo menos cuando recalcaban la necesidad
de una especial devoción religiosa mientras estaban ocupados en
la obra; pero así y todo no podemos dejar de alimentar la sospe
cha de que hayan empleado sus oraciones y ejercicios piadosos
a efectos de forzar el milagro... (¡Hubo algunos que hasta desea
ban tener como «familiar» al Espíritu Santo!”-.) De todos modos,
112. Vivió en Inglaterra a principios del siglo xvil. [George Starkey, de verda
dero nombre; el pseudónimo significa «Pacífico» (Eirenaeus), «Amante de la verdad»
(Justino Mártir, 1 Apología 2; 12, 11; Diálogo con Trifón, 67, 11) o también «Amigo
verdadero» (Aristóteles, Ética Nicomaquea 1127b4) (Philaléthes)].
113. Filaleto, Werke, pp. 133 ss.
* Cf. Mysterium coniunctionis [OC 14], II, nota 121, § 51.
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
114. Véase a este respecto el comentario al sueño 10, § 141: «Y dominado por los
brazos y el pecho de mi madre y su sustancia, hago a mi sustancia contenerse y des
cansar» (TAI, cap. IV, p. 24).
103
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
104
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
117. TAI, p. 17, capítulo II: «El varón es verdaderamente el cielo de la mujer y
la mujer la tierra del varón».
105
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
118. «Illa térra virgo nondum pluviis rigata», Tertuliano (3), XIII.
119. La alquimia consideraba esta síntesis como uno de sus cometidos capitales:
«Unid, pues, en matrimonio al hijo varón de la esclava roja con su esposa perfumada
y unidos generarán el arte», Turba (ed. Ruska), p. 62. A menudo se representaba la
síntesis por el incesto entre hermano y hermana, concepción que probablemente se
remonta a VA. (Véase asimismo la figura 167, en la cual se describe la cohabitación
de Gabricus y Beya, los hijos del «rey del mar».)
106
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
107
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
108
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
109
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
Nereidas y Tritones:
Verdaderamente deben ser siete.
Sirenas:
¿Dónde se quedaron los otros tres?
Nereidas y Tritones:
No sabríamos decirlo,
habría que preguntar en el Olimpo;
también allí está el octavo,
en el que aún nadie pensó;
y nos esperaban amablemente,
pero no todos están aún prontos.
Estos incomparables
quieren siempre ir más lejos,
llenos de nostalgia y hambrientos
de lo inalcanzable.
110
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MANDALAS
122. RF1, p. 220 [p. 38], una cita de Sénior. La viriditas se llama a veces también
«Azoth», que es uno de los muchos sinónimos de la «piedra».
* San Pablo, 2 Cor 12, 11.
111
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
123. El escritor desconocido llamado Cristiano fue, según Berthelot (Les origines
de Palchimie, pp. 99 ss.), un contemporáneo de Esteban de Alejandría que vivió, por
lo tanto, aproximadamente a principios del siglo VII.
124. Berthelot (2), VI, v, 6, línea 16 y siguientes. El €Kpaúya<€v (gritar) casi animal
indica un estado de éxtasis.
125. Un tratado —¿de origen árabe?— que se le atribuye con el título de Practica
Mariae Prophetissae in artem alchimicam, MP en AA7, pp. 319 ss.
126. Panarion, XXVI. Acerca de otras posibles relaciones con Marianne y sobre
la María Magdalena de la Pistis Sophia, véase Leisegang (2), pp. 113 ss., y C. Schmidt
(ed.), VIII, pp. 596 ss. [La gnosis eterna I, pp. 250-251.]
127. Aros = Horos. Un modelo del diálogo de María debió ser "Iou; irpod>f|TL<; tó
ulú aútric (Berthelot [2], I, XIII). Isis y María podrían confundirse fácilmente.
128. «Matrimonifica gummi cum gummi vero matrimonio» (MP, p. 320).
129. Khunrath (2), p. 239.
130. AB, p. 368.
131. CC, pp. 247 y 255.
112
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
132. Arnau de Vilanova, pp. 614 ss., resumió en los siguientes versos, de manera
muy acertada, la quintaesencia del tratado: «María canta maravillas con pocas pala
bras: / con pares de goma sujeta en la profundidad a lo que huye... / La hija de Plutón
une en relaciones de amor. / Se alegra internamente cuando, calentadas, se asocian de
a tres».
133. Cf. a este respecto mis explicaciones sobre el «Adech» de Paracelso en «Pa
racelso como fenómeno espiritual» [OC 13,4], § 168 y 203 ss.
134. 1,4,3. Cf. The Upanishads II, pp. 85 s. [La sabiduría del bosque, p. 225.]
135. Una formulación un tanto diferente se encuentra en la Distinción XIV de
Tfa3, p. 86: «Uno también es dos; y dos también son tres; y tres son también cuatro;
y cuatro también son tres; y tres también son dos; y dos también son uno». Evidente
mente, se trata aquí de representar la división en cuatro (tetrameria') del uno y la sín
tesis del cuatro en uno.
136. Cf. Poesía y Verdad.
137. Ed. Sudhoff/Matthiesen XII.
138. Ed. Huser II, p. 451. Aquí el aqua mercurialis está caracterizada como «bri
llante y claro fluido de Baco» (!). En la operación se unen el rey y su hijo, de manera
113
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
que al terminar ésta sólo quedan el rey y los cinco peones. El senarius (el sexto) repre
senta en la alquimia posterior sólo un modesto papel.
139. Huser, I, p. 530.
140. A este respecto véase la segunda parte de Fausto. Los ángeles llevan al cielo
lo «inmortal» de Fausto, después de haber engañado al Diablo. Esta es, según la pri
mera versión, la «entelequia de Fausto».
114
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
115
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
116
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
117
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
153. Ibid., p. 213: «... nada entra en ella [la piedra] que no haya surgido de ella;
pues si algo extraño se le agregara, se corrompería al instante».
* «Phantasia non homo» (Satyricon, § 38).
154. «Hijo, extrae del rayo su sombra: luego toma una cuarta parte de éste, esto
es, una parte del fermento y tres partes del cuerpo imperfecto», etcétera, prescrip
ción para la preparación del lapis. Cita de Hermes en RF1, p. 317 [p. 184]. Sobre
umbra véase ibid., p. 233: «El fundamento del arte es el Sol y su sombra» (figura 51).
El texto arriba citado sólo corresponde por el sentido al Tractatus aureus, pero no
literalmente.
118
L
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
155. Véase el sueño 58, § 304. Los buitres, águilas y cuervos de la alquimia son
esencialmente sinónimos.
156. También esta cita de Hermes es arbitraria. En realidad el pasaje es el siguien
te: «Yo soy el blanco del negro y el rojo del blanco y el amarillo del rojo y yo hablo
ciertamente la verdad» (Tractatus aureus, p. 12). De esta manera se expresan tres sig
nificados en cuatro colores, contrariamente a la fórmula de Hortulano, que asigna al
lapis cuatro naturalezas y tres colores (Hortulano, p. 372).
157. RF1, p. 207 [p. 20].
158. Ibid., p. 208 [p. 22].
159. RF1, p. 317 [p. 185].
119
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
120
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
121
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
122
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
123
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
124
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
125
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
174. El centro del mándala corresponde al cáliz de la flor de loto india: es asien
to y lugar de nacimiento de los dioses. La expresión que se emplea para designarlo,
padma, tiene sentido femenino. En la alquimia, el vas fue a menudo concebido como
útero, en el cual nace el «niño». En la Letanía Lauretana se llama a María tres veces
como vas (vas spirituale, honorabile e insigne devotionis), y en la poesía medieval se
caracterizó asimismo como «flor del mar», que oculta dentro de sí a Cristo (véase sue
ño 36, § 256). Estrechamente relacionado con el recipiente hermético se halla el cáliz
del Grial (figura 88): Wolfram von Eschembach llama a la piedra del Grial lapsit exi-
llisj Arnaldo de Vilanova (m. 1313) llama al lapis, lapis exilis, la «piedra de modesto
aspecto» (RF1, p. 210 [p. 24]), lo cual podría ayudar a interpretar la expresión usada
por Wolfram.
175. Véase Avalon (Shat-Chakra-Nirupana).
126
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
como ocurre, por así decirlo, en todos los casos, lo que se ma
nifestó antes ya no vuelve a repetirse tan sencillamente como al
principio, sino que lleva consigo una nueva complicación no me
nos chocante a la consciencia intelectual que el aspecto cósmico,
aunque lógicamente bien podía presentirse que habría de ocurrir
tal cosa. Aquí se trata del recuerdo de la conversación acerca de
la inmortalidad. Este tema fue ya indicado en el sueño 9 [§ 134]
con el reloj de péndulo, que es un perpetuum mobile. La eterni
dad es un reloj que no se detiene, un mándala que, como el cielo,
gira eternamente. De manera que el aspecto cósmico retorna con
intereses, e intereses compuestos. Es fácil que esto pueda resultar
demasiado pesado al soñante, porque un estómago científico tie
ne una facultad de digerir harto limitada.
247 Y, en efecto, es una profusión desconcertante de determina
ciones la que lo inconsciente aduce respecto de esa oscura cosa
que nosotros llamamos mándala o sí-mismo. Casi parecería que
nosotros mismos, junto con lo inconsciente, nos dispusiéramos a
seguir soñando el sueño secular de la alquimia y a acumular nue
vos sinónimos en la montaña de viejos sinónimos, para terminar
por saber sobre estas cosas tanto, o tan poco, como los antiguos.
No quiero detenerme a examinar lo que el lapis pudo haber sig
nificado para nuestros antepasados ni lo que el mándala para el
lamaísta y el tantrista, o para el azteca, ni lo que la «píldora de
oro» para el taoísta, o el «germen de oro» para el indio176. Co
nocemos los textos que nos dan de ellos una imagen viva, pero
¿cómo ha de interpretarse que en lo inconsciente de un hom
bre europeo culto se produzca, con tenacidad constante, un sim
bolismo tan abstruso? El único punto de vista que puedo apli
car aquí es el psicológico —tal vez existan otros, pero lo cierto
es que yo no los domino—. Desde el punto de vista psicológico
todo lo que abarca el concepto general de mándala se me mani
fiesta como la quintaesencia de una determinada actitud. Las ac
titudes conocidas de la consciencia poseen metas e intenciones
que pueden indicarse. Pero la actitud respecto del sí-mismo es
la única que no tiene una meta que pueda señalarse y una inten
ción evidente. Desde luego que podemos decir sí-mismo, mas lo
que se expresa con esta palabra queda envuelto en la oscuridad
«metafísica». Verdad es que yo defino el «sí-mismo» como tota
lidad de la psique consciente e inconsciente. Pero esta totalidad
no puede abarcarse con una mirada. Trátase efectivamente de un
127
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
128
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
177. Esta proyección está aquí pensada como fenómeno espontáneo y no como
un proceso intencional. La proyección no es un fenómeno de la voluntad.
129
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
130
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
258 3 7. Sueño:
Curvas alrededor de un centro oscuro, que son recorridas por luz.
Luego peregrinación a una oscura caverna. Allí se verifica una lu
cha entre el bien y el mal. Pero hay también un príncipe que lo
sabe todo. El príncipe regala al soñante un anillo con un diaman
te y se lo pone en el cuarto dedo de la mano izquierda.
259 [Comentario]: La circulación de la luz que comenzó en el
sueño 26 [§ 227] vuelve a manifestarse aquí más claramente. La
luz indica siempre la consciencia que, por ahora, sólo recorre
la periferia. El centro está aún oscuro. Ese centro es la caverna
oscura; evidentemente, entrar allí determina un nuevo conflic
to. Pero ella es como el príncipe, por encima de todas las cosas,
que todo lo sabe y que posee la piedra preciosa. El regalo signi
fica, pues, que el soñante hace voto de fidelidad al sí-mismo, ya
que por regla general el dedo anular de la mano izquierda es el
que lleva el anillo del matrimonio. Claro está que la izquierda
es lo inconsciente, y de ello bien pudiera deducirse que la situa
ción está aún cubierta, en su mayor parte, por la inconsciencia.
El príncipe parece ser el representante del Aenigma regis (véase
comentario al sueño 10 —§ 142— y figura 54). La caverna oscu-
131
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
132
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
178. «In Polo est Cor Mercurii, qui verus est Ignis, in quo requies est Domini sui,
navigans per mare hoc magnum... cursuni dirigat per aspectum Astri Septentrionalis»
(Filaleto [1], p. 655).
133
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
134
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
284 5 0. Sueño:
Un hombre desconocido da al soñante una piedra preciosa. Pero
lo atacan apaches. Huye —sueño angustioso— y por fin logra
135
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
o
O * o
o
136
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
137
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
138
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
139
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
140
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
precede volando.
305 [Comentario]: El águila significa la altura. (Antes se trataba
de profundidad: gente que bajaba hasta el agua.) El águila abarca
la totalidad del mándala y por tanto también asume la guía del
soñante, quien se halla a bordo de un barco que sigue al águila
(figura 97). Las aves son pensamientos y vuelos del pensamien
to. Por regla general son fantasías o ideas intuitivas las que se
representan así (Mercurio alado, Morfeo, genios y ángeles). El
navio es el vehículo que conduce al soñante más allá del mar y
de las profundidades de lo inconsciente. Como construcción hu
mana, la nave tiene el significado de un sistema o de un méto
do —o de un camino, considérese por ejemplo el Hinayána y el
Maháyána = vehículo pequeño y vehículo grande, las dos for
mas del budismo—. El vuelo del pensamiento es lo primero, y
luego sigue la elaboración metódica. El hombre no puede cru
zar como un dios el puente del arco iris, sino que debe pasar por
debajo con los medios de que dispone, esto es, los medios de la
reflexión. El águila —cuyos sinónimos son el Ave Fénix, el bui
tre, el cuervo— es un símbolo alquímico bien conocido. Hasta el
lapis, el rebis —compuesto de dos elementos, pues a menudo es
hermafrodita, como fusión del Sol y la Luna— se representa fre-
141
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
142
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
143
SÍMBOLOS ONIRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
144
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
Hokmá «el sendero más alto que todo lo abraza» y se basa para
ello en Job, 28, 7: «Sendero que no conoce el ave de rapiña, ni el
ojo del buitre lo columbra»190. René Allendy, quien ha redactado
una muy útil descripción de la simbólica de los números, escri
be: «32 es la diferenciación manifiesta en el mundo organizado;
no es la generación creadora, sino más bien el plan, el esquema
de las diversas formas de criaturas modeladas por el Creador...
como producto de 8 X 4...»191. Es dudoso que el número cabalís
tico pueda compararse con los 32 signos favorables [mahávyan-
jana) del Buddha niño.
314 Ahora bien, en lo tocante a la interpretación histórica com
parada nos encontramos, por lo menos en líneas generales, en
una posición más favorable. En primer lugar, tenemos a nuestra
disposición el simbolismo completo de los mándalas de tres con
tinentes y, en segundo lugar, el simbolismo especial del tiempo
en el mándala, tal como se desarrolló, particularmente en Occi
dente, bajo la influencia de la astrología. El horóscopo mismo
(figura 100) es un mándala —un reloj— con centro oscuro192,
una circumambulatio hacia la izquierda, con «casas» y grados
planetarios. Los mándalas del arte eclesiástico, particularmente
los mándalas de los pisos que se hallan frente al altar mayor o en
las intersecciones de las naves, representan frecuentemente el zo
diaco o las estaciones del año. Afín a esto es también la idea de la
identidad de Cristo con el año eclesiástico, del cual El es su polo
en reposo y a la vez su vida. El Hijo del Hombre es una anticipa
ción de la idea del sí-mismo (figura 99): de ahí la mezcla gnós-
tica de Cristo con otros sinónimos del sí-mismo en los naasenos
de Hipólito. Asimismo afín es el simbolismo de Horus: por una
parte el Cristo entronizado con los símbolos de los cuatro evan
gelistas, los tres animales y el ángel (figura 101), y por otra parte,
el padre Horus, con sus cuatro hijos, o bien Osiris con los cuatro
hijos de Horus193 (figura 102). En efecto, Horus es también un
190. «El más elevado camino, la mayor comprensión», Knorr von Rosenroth, I,
pp. 601 s.
191. «C’est la différentiation apparaissant dans le monde organisé; ce n’est pas la
génération créatrice, mais plutót le plan, le schéma, des diverses formes de créatures
modelées par le Créateur... comme produit de 8 x 4...», Allendy, p. 378.
192. Véase Hipólito, lib. V, cap. X.
193. Bajorrelieve de Filas (Budge [3], I, p. 3; además, Book ofthe Dead, [Papiro
de Hunefer] (facsímil 5). A veces tres con cabeza de animales y uno con cabeza huma
na, como en el Papiro de Kerasher (Budge, l.c.). En un manuscrito del siglo vil (Gello-
ne) los evangelistas llevan incluso cabezas de animales, como en muchos otros monu
mentos románicos.
145
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
146
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
318 Las tres figuras son santos cuya fiesta precisamente se cele
bra. El círculo pequeño, que entra en el cielo de oro, tiene tres
pies de diámetro, y tres son también las figuras que de pronto
entran igualmente en el cielo. Significan el momento temporal
en la eternidad, lo mismo que el círculo del calendario (figu
ra 104). Pero no se explica por qué el «calendario» tiene precisa
mente tres pies de diámetro y por qué son precisamente tres las
figuras. Es natural que pensemos en los tres ritmos de nuestra vi
sión, que son determinados por el movimiento de la aguja sobre
el círculo azul y que entran en el sistema de modo tan inexplica
ble como el círculo del calendario en el cielo de oro.
319 El guía continúa explicando a Guillaume la significación de
los signos del zodiaco, refiriéndolos a la Historia Sagrada, y ter
mina observando que en el signo Piscis se celebra la fiesta de los
doce pescadores, que luego comparecen ante la Trinidad. Enton
ces Guillaume advierte súbitamente que nunca había compren
dido en verdad la esencia de la Trinidad, por lo cual ruega al án
gel que se la explique. El ángel responde: «Ahora bien, hay tres
colores principales: el verde, el rojo y el oro. Esos tres colores se
ven reunidos en diversas obras de seda de muaré y en las plumas
de diversos pájaros, tales como el pavo real. ¿El rey todopode
roso que pone tres colores en unidad, no puede también hacer
que una sustancia sea tres?»**. A Dios Padre se le asigna el color
regio, es decir, el oro; al Hijo, el rojo, porque derramó su san-
* «Qui en faisant son tour entier, / Montre des Saints les journées / Quand
elles doivent étre fétées. / Chacun en fait le cercle un tour, / Chacune étoile y est pour
jour, / Chacun soleil pour Pespace / De jours trente ou zodiaque» (p. 205).
** «Or, il y a trois couleurs principales: le vert, le rouge et l’or. Ces trois cou-
leurs se voient réunies en maints ouvrages de soie moirée et dans les plumes de maints
oiseaux, tel le paon. Le roi de toute puissance qui met trois couleurs en unité ne peut-
il faire aussi qu’une substance soit trois?» (p. 213).
147
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
148
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
149
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
150
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
151
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
204. La misma imagen, que en nuestro material se presenta como meta, sirve,
considerada desde el punto de vista del material histórico, a menudo también como
imagen del origen. A manera de ejemplo cito la representación del Paraíso en el An
tiguo Testamento y especialmente la creación de Adán en el libro eslavo de Henoc
(Fórster, pp. 478 ss. [Apócrifos del Antiguo Testamento, pp. 161 ss.J).
152
3. EL SIMBOLISMO DE LOS MÁNDALAS
205. Si se dividen los 400 sueños en 8 grupos de 50 cada uno, los mándalas se
distribuyen así:
I. 6 mándalas V. 11 mándalas
II. 4 mándalas VI. 11 mándalas
III. 2 mándalas vn. 11 mándalas
IV. 9 mándalas VIH. 17 mándalas
Se verifica, pues, un aumento esencial de los motivos del mándala en el curso de
la serie completa.
153
SÍMBOLOS ONÍRICOS DEL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
* «La obra más natural y perfecta es generar tal cual es uno mismo».
154
III
A. INTRODUCCIÓN
155
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
res1 2. Esas épocas mejores eran aquellas en las que el espíritu del
alquimista luchaba realmente con el problema de la materia,
cuando la consciencia investigadora se enfrentaba al oscuro es
pacio de lo desconocido, donde creía ver figuras y leyes en la
materia que no procedían sino del alma. Todo lo desconocido
y vacío se llenaba de proyecciones psicológicas, como si la os
curidad reflejara el fondo del alma del observador. Lo que éste
creía ver o reconocer en la materia eran sobre todo los datos de
su propio inconsciente proyectado; es decir, de la materia sa
lían a su encuentro cualidades y significados posibles que, apa
rentemente, le pertenecían, de cuya naturaleza psíquica era por
entero inconsciente. Esto vale principalmente para la alquimia
clásica, de la cual bien puede decirse que la empiria científica y
la filosofía mística se presentan indiferenciadas. Pero el proceso
de división que comenzó hacia fines del siglo XVI y que separó
la c|)U0LKá (lo físico) de la iiuoriicá (lo místico), produjo un gé
nero literario esencialmente fantástico, cuyos autores tuvieron
cierta consciencia de la naturaleza psíquica de los procesos «al-
químicos» de transmutación. Sobre este aspecto de la alquimia
y particularmente sobre su significación psicológica, el libro de
Herbert Silberer Probleme der Mystik und ihrer Symbolik [Pro
blemas de la mística y su simbolismo] (1914) ofrece una rica
información. El simbolismo fantástico inherente a esta clase de
literatura está vivamente descrito en el ensayo de Bernoulli Seeli-
sche Entwicklung im Spiegel der Alchemie... [Desarrollo aními
co en el espejo de la alquimia...]1. Una exposición amplia de la
filosofía hermética se encuentra en Evola, La Tradizione erme-
tica. Aunque todavía falta una elaboración de textos desde el
punto de vista de la historia de las ideas, en este campo debe
mos ya a Reitzenstein importantes trabajos preparatorios.
156
I. LOS CONCEPTOS FUNDAMENTALES DE LA ALQUIMIA
157
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
158
I. LOS CONCEPTOS FUNDAMENTALES DE LA ALQUIMIA
159
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
160
I. LOS CONCEPTOS FUNDAMENTALES DE LA ALQUIMIA
18. «Todas las cosas deben ser hechas en un recipiente de vidrio que tenga for
ma de huevo», Ripley (4), p. 30.
19. «Cuando, por lo tanto, hablamos de “nuestro vaso”, entendemos “nuestra
agua”; cuando hablamos de fuego, asimismo entendemos agua; y cuando discutimos
acerca del horno no queremos [significar] nada diverso o diferente del agua» (Filaleto
[3], p. 803). Mercurius, precisamente el aqua permanens, es «nuestro vaso verdade
ro, oculto y también el Jardín Filosófico en donde nuestro sol se levanta y asciende»
(Filaleto [2], p. 770.) Otros nombres son: mater, ovum, fumus secretus, etc. (ibid.,
p. 770; también AC [2], p. 203). «El vaso de los filósofos es su agua», cita de Hermes,
en Hoghelande 2, p. 199.
20. Vas = ignis verus, Filaleto (2), p. 770; vas = vinum ardens, ignis (Mylius,
p. 245). «El <Vaso Hermético> es la medida de tu fuego», MP, p. 323. El fuego y el
agua están caracterizados moralmente como «llamas y lágrimas» en el comentario al-
químico «Recueil stéganographique» de Béroalde de Verville al Songe de Poliphile.
21. Quercetano, pp. 198 ss.
161
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
22. Hasta en el siglo XX Meyrink creía aún en la posibilidad del método alquími
co. Se puede encontrar una exposición notable de sus propios experimentos en Mey
rink (2), pp. XXIX ss.
162
2. LA NATURALEZA PSÍQUICA DE LA OBRA ALQUÍMICA
23. Evola, pp. 28 ss., dice: «La constitución espiritual del hombre en los siglos
de cultura premoderna era tal que toda percepción física tenía a la vez un componente
psíquico que la “animaba” y agregaba así a su desnuda imagen un “significado” y un
tono emotivo especial y potente. Y es así como la antigua física era al mismo tiempo
una teología y una psicología trascendental, en virtud de los relampagueos que, desde
debajo de la materia de los sentidos corporales, provenían de la esencia metafísica. La
ciencia natural era simultáneamente una ciencia espiritual, y los muchos sentidos de
los símbolos abrazaban los varios aspectos de un conocimiento único».
24. RF1, p. 231 [p. 56]: «Y ella es llamada la piedra de invisibilidad, piedra sa
grada, cosa bendita».
25. Maier (3), p. 386: «... con no poco gasto / hallaron aquel arte, del cual no
hay arte más digno, el arte de modelar la piedra etérea». Se refiere a Marcelo Palinge-
163
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
mo, poeta y sacerdote. [El texto inglés consigna la variante tingendi en vez de fingen-
di-, si bien la traducción varía: «... el arte de “teñir” la piedra...», el sentido es análogo.]
26. «... Todas las recetas son despreciadas en el arte», como se dice en RF1,
p. 223 [p. 43J.
164
1
27. Abtala Jurain Filii Jacob Juran, Hyle und Coahyl. Aus dem Áethiopischen
ins Lateinische, und aus dem Lateinischen in das Teutsche translatiert und übergesetzt
165
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
durch D. Johan Elias Müller. En verdad, el texto no es en modo alguno antiguo, sino
que muestra todos los signos de la decadencia de la alquimia (siglo xvui). Debo al pro
fesor Th. Reichstein de Basilea el conocimiento de este librito. Cita: Die Schdpfung,
Cap. VIII, pp. 52 ss. y Die Himmel, Cap. IX, pp. 54 ss.
28. «Rose noble» = moneda inglesa de oro de los siglos xv y xvi.
166
2. LA NATURALEZA PSÍQUICA DE LA OBRA ALQUÍMICA
29. Hoghelande 2, p. 164 ss. Análogamente en Filaleto (1), p. 687: «Pues la tie
rra, ávida de germinar, siempre produce algo; a veces imaginarás que percibes aves,
bestias o reptiles en el recipiente de vidrio». El hombre sentado en la cátedra se refiere
indudablemente a una visión de Hermes tal como la conocemos por el antiguo trata
do Sénior (3) pp. 1 ss. (fig. 128). Sénior fue un autor árabe del siglo X. La figura aquí
descrita del viejo sabio que sostiene sobre las rodillas el libro de los misterios pasó a
la portada del Polifilo (fig. 4). La visión más antigua de este género sería la de Ora
tes. El libro de Crates es de tradición árabe y en su forma actual parece remontarse al
siglo ix. Pero su contenido es en su mayor parte de origen griego y por lo tanto sig
nificativamente antiguo. He aquí la traducción de Berthelot: «Puis je vis un vieillard,
le plus beau des hommes, assis dans une chaire; il était revétu de vétements blancs et
tenait á la main une planche de la chaire, sur laquelle était placé un livre —Sénior (3),
p. 4— ... Quand je demandai quel était ce vieillard, on me répondit: C’est Hermes
Trismégiste, et le livre qui est devant lui est un de ceux qui contiennent l’explication
des secrets qu’il a cachés aux hommes» [Luego vi a un viejo, el más bello de los hom
bres, sentado en una cátedra; estaba vestido con vestimentas blancas y tenía en su
mano una tabla de la cátedra sobre la cual se hallaba un libro... Cuando pregunté
quién era ese viejo, se me respondió: Es Hermes Trimegisto y el libro que tiene ante él
es uno de aquellos que contienen la explicación de los secretos que ocultó a los hom
bres], Berthelot (1), III, pp. 46 ss.
167
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
168
2. LA NATURALEZA PSÍQUICA DE LA OBRA ALQUÍMICA
169
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
170
L
2. LA NATURALEZA PSÍQUICA DE LA OBRA ALQUÍMICA
48. Khunrath (2), pp. 71 ss. Nótese la alusión implícita al Logos (Jn 1, 9-11).
49. Espagnet 2, p. 168.
50. «Quaeso, oculis mentis hanc grani triticei arbusculam secundum omnes suas
circumstantias aspice, ut arborem Philosophorum, eodem modo plantare... queas.»
51. Dorn 5, p. 472.
52. Probable referencia a la Tabula Smaragdina (ed. Ruska, p. 2): «Y como todas
las cosas proceden de lo uno, a través de la meditación de lo uno, así todas las cosas
son nacidas», etc. Con esto se relaciona también la exigencia de que el que trabaja en
el opus no tenga ningún defecto físico esencial, como mutilaciones, etcétera. Véase
SP1, p. 24: «Pero si el cuerpo del artifex es débil y enfermo, como los cuerpos de los
que tienen fiebre o los leprosos, cuyos miembros caen, o como los de los que trabajan
hacia el final de su vida, o de los viejos de edad decrépita, no alcanzará a completar el
arte. Luego, por estas impotencias naturales del cuerpo, el artifex se verá impedido en
su intención». En correspondencia con esto, existe también otra fuente antigua, TAI,
p. 11: «Os he expuesto lo que fue ocultado; la obra está en vosotros y entre vosotros
y asiéndola con constancia podrás tenerla en la tierra o en el mar».
53. RF1, pp. 244 s. [p. 73]. Ruska (Turba, p. 342) data el Rosarium a mediados
del xv.
171
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
54. «Pone ergo mentem tuam super salem nec cogites de aliis. Nam in ipsa sola
occultatur scientia et arcanum praecipuum et secretissimum omnium antiquorum Phi-
losophorum», RF2 dice ipsa sola-, y también la primera edición del Rosarium Philo-
sophorum de 1550; lo mismo la edición de 1593. Desgraciadamente los manuscritos
me son inaccesibles.
55. Considérese la sal sapientiae, que según un viejo rito bautismal se ofrece al
bautizado.
56. Khunrath (2), pp. 257, 260 y 262.
57. Ibid., p. 258.
58. RF1, pp. 214 ss. [p. 31]: «Y ve de acuerdo con la naturaleza, por la cual los
cuerpos son regenerados en las visceras de la Tierra. E imagina esto con la verdadera
y no con la imaginación fantástica».
59. Ibid., p. 243 [pp. 70-71]: «Y se encuentra en todo lugar y en todo momento
y en toda cosa, cuando la búsqueda pese sobre el buscador».
60. Canónigo de Saint Paúl, Londres, médico de cabecera del papa Gregorio IX,
murió alrededor de 1252, Ferguson, II, pp. 270 ss.
172
2. LA NATURALEZA PSÍQUICA DE LA OBRA ALQUÍMICA
Y por eso todos los que quieran alcanzar los beneficios de este
arte deben someterse al estudio y sacar la verdad de los libros, y
no de fábulas inventadas y de obras mentirosas, porque este arte
no puede verdaderamente encontrarse —aunque el hombre en
cuentre muchos engaños— sino después de haber cumplido los
estudios y de haber conocido el sentido de las palabras de los fi
lósofos, etcétera61.
173
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
65. Zacaire, («vidi perfectionem | conversum in purum aurum prae meis ocu
lis»), pp. 813 y 815 ss.
66. Ricardo de Inglaterra, p. 451.
67. Ibid., p. 459.
68. TQ, I.
69. Dorn (6), p. 485. La. forma obra por infonnatio (que también es caracteriza
da como fermentatió). La forma es idéntica a la idea. El oro, la plata, etc., son formas
de la materia, de ahí que sea posible hacer oro cuando se logra imprimir en la informis
massa o en el caos, que es propiamente la prima materia, la forma del oro (impressio
formad).
70. TQ, V, pp. 114 ss.
71. Ibid., p. 137.
174
J
2. LA NATURALEZA PSÍQUICA DE LA OBRA ALQUÍMICA
I II72 73 74 75 III IV
1. De opere 1. Elementum 1. Naturae 1. Sensus
naturalium. aquae compositae (Sentidos)
(Sobre la obra (Naturalezas
de las cosas compuestas)
naturales)
2. Exaltatio 2. Elementum 2. Naturae 2. Discretio
divisionis terrae discretae intellectualis
naturae. (Naturalezas (Discernimiento
(Exaltación de diferenciadas) intelectual)
la división de
la naturaleza)72
3. Exaltatio 3. Elementum 3. Simplicia 3. Ratio76 (Razón)
animae. aéris (Cosas simples)
(Exaltación del
alma)73
4. Exaltatio 4. Elementum 4. Aetheris 4. Res quam
intellectus. ignis simplicioris concludunt
(Exaltación del (Cosas más hi efectus
intelecto)74 simples que el praecedentes
éter) (Cosas que
estos efectos
precedentes
encierran)77.
367 Las cuatro series muestran cuatro aspectos del opus. La pri
mera serie horizontal comienza con las cosas naturales, con la
prima materia, que como tal es considerada el agua. Estas co
sas son compuestas, es decir, mezcladas. A ellas corresponde en
la cuarta serie vertical la percepción sensorial. La segunda serie
horizontal representa un grado más elevado del proceso: en la
175
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
78. «El fuego tiene el lugar más alto», Diógenes Laercio, VII, 1: sobre Zenón,
137.
79. Doctrina estoica.
80. También en Lactancio, lnstitutiones, VII, 12, el alma es de naturaleza lumi
nosa e ígnea.
81. Aristóteles: De coelo, I, 3, y Meteorológica, I, 3.
176
2. LA NATURALEZA PSÍQUICA DE LA OBRA ALQUÍMICA
82. En Aristóteles (Meteor., XII, 7), Dios es «una sustancia eterna e inmutable».
83. También así lo concibe Fechner, II, p. 526: «Lo que es psíquicamente uni
tario y simple se enlaza con lo que es físicamente múltiple. Lo físicamente múltiple se
contrae psíquicamente en lo unitario, en lo simple, en lo aún más simple».
84. PC, pp. 145 y 144.
85. En lugar de intelligentiae.
86. En lugar de intelligentia.
87. En lugar de et quid.
177
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
178
2. LA NATURALEZA PSÍQUICA DE LA OBRA ALQUÍMICA
En las cosas naturales hay una cierta verdad que no podemos ver
con los ojos exteriores sino que sólo es percibida por el enten
dimiento (sola mente). Los filósofos la experimentaron y encon
traron que su fuerza es tan grande que obra milagrosamente94.
90. «Si utilizas una operación exterior, sólo debes usar el pequeño occipucio y
así encontrarás», ibid., p. 124. La conjetura vale con la reserva de que todavía no me
fue posible revisar el texto árabe.
91. «La calavera es pura y es... un hueso menor en el hombre y es el vaso donde
moran la cogitación y el intelecto», ibid., p. 124.
92. «Res convertuntur per tempus ad intellectum per certitudinem, quantum
partes assimulantur in compositione et in forma. Cerebrum vero propter vicinitatem,
cum anima rationali permixtioni oportuit assimulari, et anima rationalis est simplex
sicut diximus».
93. Dorn (1), p. 265.
94. Ibid., p. 298.
179
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
180
2. LA NATURALEZA PSÍQUICA DE LA OBRA ALQUÍMICA
99. Ioannes a Mehung (Juan de Mehung, nacido entre 1250 y 1280): «... espíri
tus libres y vacíos» (Mehung, p. 157).
100. Norton 1, p. 519: «Nam mens ejus cum opere consentiat...».
101. AS2, p. 107.
102. AC (1), cap. X, parábola quinta, pp. 90 y 92: De domo thesauraria-. «Et Al-
phidius: Scito, quod hanc scientiam habere non poteris, nisi mentem tuam Deo puri-
fices, hoc est in corde omnem corruptionem deleas».
103. El texto dice: «... la virtud, de la que se dice: la virtud adorna el alma; y Her-
mes: y recibió la virtud de los planetas superiores e inferiores y por su virtud penetró
toda cosa sólida», l.c., p. 190; véase Tabula (ed. Ruska), p. 2: «y recibió la fuerza de
las cosas superiores e inferiores».
104. El texto cita Ef 4, 23 s: «A renovar el espíritu de vuestra mente, y a revesti
ros del Hombre Nuevo», luego agrega: «éste es el entendimiento sutil».
105. AC (1), cap. IX, cuarta parábola, p. 76: «... de corpore, de quo canitur: Hó
rridas nostrae mentis purga tenebras».
106. «Sénior: y convirtió todo lo negro en blanco...» (ibid.).
181
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
107. Cita según REI, p. 228 [pp. 48-51]. El texto de la Summa perfectionis es
mucho más exhaustivo. Llena todo el capítulo V del libro I, con el título De Impedi
mentos ex parte animae artificis. Véase Darmstáedter, pp. 20 ss.
108. RF1, p. 227 [p. 48]: «Deum timere, in quo dispositionis tuae visus est, et
adiuvatio cuiuslibet sequestrati». La cita deriva del llamado Tractatus aureus —titula
do también Septem tractatus seu capitula Hermetis Trismegisti aurei: así se llama en la
primera edición (?) en AQ [TAI]—. Pero allí el pasaje dice lo siguiente, al comienzo
del capítulo II, p. 14: «Hijo mío, sobre todo te exhorto a temer a Dios, en quien está la
fuerza de tu disposición y la compañía para el solitario, sea quien fuere». Acerca de los
cambios de las citas de Hermes en el Rosarium, véase § 140, nota 68 en este volumen.
109. Morierti Romani quondam eremitae Hierosolymitani, De re metallica...; véa
se Reitzenstein (1). Morieno (Morienes o Marianus) debe de haber sido el maestro del
príncipe Khalid (= Calid) ibn Yazid ibn Mu’ Awijah (635-704). Véase von Lippmann,
I, p. 357. El pasaje se encuentra también en Morieno, pp. 22 ss.
110. «Quibus eam a primaeva rerum natura conferre disposuit» (Morieno, p. 22).
182
2. LA NATURALEZA PSÍQUICA DE LA OBRA ALQUÍMICA
meta111 que Dios les había impuesto. A decir verdad, Dios en
carga a aquellos de sus siervos que El mismo escogió delibera
damente (figura 136) que investiguen esta ciencia divina, oculta
a los hombres, y que conserven en sí lo investigado. Ésta es, en
efecto, la ciencia que aleja a su señor —es decir, al que la ejer
ce— de la miseria de este mundo y lo conduce al conocimiento
de los bienes futuros.
Cuando el rey preguntó a Morieno por qué prefería vivir en
montes y desiertos antes que en monasterios, éste le respondió:
No dudo de que en los conventos y comunidades he de encontrar
mayor paz, y en los desiertos y en las montañas, fatigoso trabajo;
pero nadie cosecha lo que no siembra... El acceso a la paz es ex
tremadamente estrecho y nadie puede entrar en ella si no es por
el sufrimiento del alma112.
387 Respecto de esta última frase, no hay que olvidar que Mo
rieno no habla en general de una manera edificante, sino que lo
hace refiriéndose al arte divino y a su obra. Análogamente se ex
presa también Michael Maier cuando dice: «En la química hay
cierto cuerpo noble (lapis) al comienzo del cual reinan la miseria
y la amargura, pero en cuyo fin reinan la delectación y la alegría;
supuse, pues, que esto también habría de ocurrirme a mí, es decir,
que al principio encontraría dificultades, tristeza y disgustos, pero
que al fin me sería dado ver las cosas más alegres y más ligeras»113.
388 El mismo autor confirma también que «la química incita al
artifex a meditar en los bienes celestiales»114, y que aquel que fue
iniciado por Dios en estos misterios «arroja lejos de sí todos esos
cuidados sin importancia, como comer y vestirse, y es como si
hubiera vuelto a nacer»115.
389 Las dificultades y las tristezas propias del comienzo de la obra
deben coincidir con la nigredo^ es decir, «con las horribles tinie
blas de la mente» de las que habla Aurora consurgens; y estas ti
nieblas son a su vez una misma cosa con la afflictio animae^ el su
frimiento del alma a que se refiere Morieno. La expresión con la
cual caracteriza la actitud del adepto: amor perfectissimus^ indi
ca una dedicación extraordinaria a la obra. Si esa seria meditatio
(seria concentración) no es mera palabrería —y no tenemos nin
gún motivo para suponerlo así— debemos admitir que los anti
111. «... ánimos suos etiam ipsi regere non possunt diutius nisi usque ad termi-
num» (íM., p. 23).
112. «... nisi per animae afflictionem» (ibid., p. 18).
113. Maier (3), p. 568.
114. Ibid., p. 144.
115. Ibid.yp. 143.
183
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
C. MEDITACIÓN E IMAGINACIÓN
116. «Meditatio <s.v.> dicirur, quoties cum aliquo alio colloquium habetur in-
ternum, qui tamen non videtur. Ut cum Deo ipsum invocando, vel cum seipso, vel
proprio angelo bono» (p. 327). Esta concepción corresponde aproximadamente al
colloquium en los Ejercicios de san Ignacio de Loyola. La importancia asignada a la
meditación es general en todos los autores. Los ejemplos son innecesarios.
117. Remito al lector a mi obra Las relaciones entre el yo y lo inconsciente [OC
7,2, § 341 ss.].
118. Filaleto (1), p. 693.
119. «... novamque volatilitatem citra ullam manuum impositionem meditabitur».
184
2. LA NATURALEZA PSÍQUICA DE LA OBRA ALQUÍMICA
392 Aunque este relato no es una confesión, sino más bien una
descripción de la época áurea de la alquimia, ello no obstante,
185
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
123. VA1, pp. 146 ss. Véase la traducción de Ruska en el homenaje a Sticker, Rus-
ka (4), pp. 22 ss. Otra serie de visiones más antiguas son las de Zósimo en Tlepí ápcrrií
(Berthelot [2], III, i, pp. 1 ss.) y también la de Crates (Berthelot [1], III, pp. 44 ss.).
124. «... astrum in homine, coeleste sive supracoeleste corpus». En este punto Ru
land sigue a Paracelso. Por eso remito al lector a mi escrito «Paracelso como fenóme
no espiritual» [OC, 13,4, especialmente § 173].
186
2. LA NATURALEZA PSÍQUICA DE LA OBRA ALQUÍMICA
125. Ruland, l.c., s.v. astrum-. «la virtud y potencia de las cosas que es adquirida
por medio de las preparaciones»; de ahí también extractum o quinta essentia.
126. Figulus (Rosarium novum^ p. 109) dice: «El <alma> es un humo sutil, im
perceptible <esto es, invisible>».
187
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
D. ALMA Y CUERPO
397 El pasaje que acabamos de citar nos abre una valiosa perspectiva
para comprender el modo de pensar alquímico. En este texto el
alma es evidentemente un anima corporalis (véanse figuras 91 y
208) que mora en la sangre. Correspondería, pues, a lo incons
ciente, entendiendo como tal ese hecho psíquico que realiza el
papel de mediador entre la consciencia y las funciones fisioló
gicas del cuerpo. En la escala tántrica de los cakras130 esa anima
estaría localizada debajo del diafragma. Junto a esto es, por otro
lado, el gobernador de Dios, el virrey, y análogo al Deus Creator.
188
2. LA NATURALEZA PSÍQUICA DE LA OBRA ALQUÍMICA
189
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
134. Todos «nuestros secretos» nacen de una «imagen» (¡mago), dice Ripley (4),
p. 9.
190
2. LA NATURALEZA PSÍQUICA DE LA OBRA ALQUÍMICA
El león verde.
Dragón de una sola cabeza. E y F significan una y la misma
cosa: el líquido mercurial, la materia prima de la piedra.
G. Un águila plateada de tres cabezas, dos de las cuales parecen
marchitas, en tanto que la tercera escupe agua blanca o líqui
do mercurial en el mar, señalado con H.
J. La imagen del viento, que insufla hálito espiritual (spiritus)
en el mar que yace por debajo.
K. La imagen del león rojo, de cuyo pecho mana roja sangre,
que da en el mar que está debajo de él, etc., porque hay que
colorearlo así, como si en él se mezclaran la plata y el oro, o
bien, lo blanco y lo rojo. La imagen se refiere al cuerpo, alma
y espíritu de los que ya desde el comienzo buscan tres (prin
cipios), o se refiere a la sangre del león y a la sustancia visco
sa del águila. Quienes admiten tres, tienen un doble Mercu
rius; quienes dos, tienen sólo uno, derivado de un cristal o
de un metal inmaduro de los filósofos.
L. Un río de agua negra, que, como en el caos, significa la putre-
factio (disgregación); del río se eleva una montaña, negra en
su pie y blanca en la cumbre; de donde fluye una fuente pla
teada. La montaña es, en efecto, la imagen de la primera di
solución y coagulación y de la segunda disolución que sigue.
M. La montaña.
N. Las cabezas de cuervos negros que surgen del mar.
O. Lluvia de plata que cae desde las nubes sobre la cumbre de
la montaña, con lo cual se indica ya la nutrición y la ablu
ción del Latón mediante el Azoch, ya la segunda disolución,
en virtud de la cual el elemento aire se extrae de la tierra y
del agua —la tierra es una forma de la montaña; el agua, el
líquido marino ya mencionado.
191
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
Un etíope y una etíope que sostienen , a los lados, las dos es-
feras de arriba. Están sentados en la esfera mayor e indican
así el ennegrecimiento de la segunda operación en según -
da
Indica aquí un mar de plata pura que significa el líquido
mercurial, mediante el cual se unen las tinturas.
Representa un cisne que nada en el mar y de cuyo pico fluye
H
192
3. LA OBRA
3. LA OBRA
A. EL MÉTODO
135. Maier (3), p. 202. Cf. también Maier (2), p. 33: «... pues muchos de los li
bros están escritos tan obscuramente que sólo son entendidos por sus autores».
193
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
194
3. LA OBRA
139. John Cremer, abad de Westminster, vivió a principios del siglo xrv. Su obra
Testamentum está reproducida en MH, pp. 533 ss.
140. Personalidad legendaria o ficticia.
141. El dudoso autor de la famosa Ordinal! ofAlchemy, en Elias Ashmole, Thea-
trum chemicum Britannicum. En lo que respecta al problema de su personalidad cf.
Nierenstein y Chapman.
142. Bien puede imaginarse tal visión como análoga a la del padre de Benvenuto
Cellini, que éste describe en su autobiografía: «Cuando tenía yo alrededor de cinco
años, se hallaba mi padre en una pequeña estancia cerrada de nuestra casa, en la que
se había hecho la colada, y donde aún ardía un buen fuego de madera de encina; él
tenía un violín en la mano, tocaba y cantaba en torno a aquel fuego, pues hacía mu
cho frío. Mirando al acaso el fuego, vio en medio de las llamas más ardientes un ani-
malejo, parecido a una lagartija, que se complacía en aquellas llamas más vigorosas.
Inmediatamente se dio cuenta de lo que era y nos hizo llamar a mi hermana y a mí.
Nos mostró entonces aquel animalito y a mí me dio una fuerte bofetada. Como por
ello me puse a llorar desconsoladamente, mi padre, del modo más cordial, procuró
calmarme y me dijo: ¡Hijito querido! No te pegué porque hayas hecho algún mal, sino
sólo para que recuerdes esa lagartija que ves en el fuego. Es en verdad una salamandra
(figura 138) que, hasta donde sé, nunca fue vista por otros. Y así diciendo, me besó y
me dio unas monedas», Goethe (1), tomo XXXIV, p. 20.
143. Lexicón alchemiae, s.v. draco.
144. Véase Taylor.
145. Reproducido en Berthelot (2), Introducción, p. 132.
146. REI, pp. 206 s. [p.19]: «Por lo tanto debes tener un solo propósito en la
195
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
B. EL ESPÍRITU EN LA MATERIA
Ve a las corrientes del Nilo y allí encontrarás una piedra que tie
ne un espíritu (iTveup.a). Toma esa piedra, divídela, penetra con
obra de la naturaleza, y no debes intentar ora esto ora lo otro, pues nuestro arte no se
perfecciona en una multiplicidad de cosas. Pues por mucho que difieran sus nombres,
sin embargo es siempre una sola cosa y de la misma cosa...», «... una es la piedra, una
la medicina, uno el vaso, uno el método, y una la disposición» (ibid.)-, Reitzenstein (1),
p. 71. Morieno (p. 25) cita al emperador Heraclio (610-641): «Hércules dijo: Este
magisterio procede primero de una raíz, que luego se expande en diversas cosas, y re
torna nuevamente a lo uno».
147. RF1, p. 210 [p. 25]: «Sabéis, por lo tanto, que el mercurio es un fuego que
quema los cuerpos más que el fuego».
148. Véase a este respecto el significado del símbolo unificador en mi libro Tipos
psicológicos [OC 6,1, § 315 ss.].
149. Berthelot (2), III, vi, 5.
150. En Berthelot (1), III, pp. 116 ss., se encuentra un texto transmitido en árabe
atribuido a Ostanes. Hay un texto griego en Berthelot (2), IV, ii.
151. Von Lippmann, p. 334.
1%
3. LA OBRA
152. Véase Maier (3), p. 19: «... extraes el dios de los corazones de las estatuas»
se refiere a Llull (2), cap. 47, p. 115. Véase asimismo a este respecto la extrahere co-
gitationem (extracción de la cogitación) citada más arriba, § 375, nota 88.
153. Berthelot (2), III, vi, 5.
154. Resulta por lo demás notabilísimo el que los alquimistas hayan elegido pre
cisamente la expresión proiectio para referirse a la aplicación del Mercurius filosófico
sobre metales viles.
155. Berthelot (2), IV, xx, 8.
197
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
198
3. LA OBRA
199
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
162. Schultz, p. 64; Reitzenstein (2), p. 50. Según la opinión de los neopitagóri-
cos, el hermafroditismo es inherente también a la divinidad. Cf. Nicómaco (Zeller, III,
p. 106).
163. La inflación no sólo es un estado de hinchazón sino que determina que uno
esté, por así decirlo, demasiado alto. En esas condiciones pueden tener lugar ataques
de vértigo, o bien una tendencia a caer de las escaleras, a dislocarse un pie, a dar tras
piés, a tropezar con umbrales y sillas, etcétera.
200
3. LA OBRA
C. LA OBRA DE REDENCIÓN
414 Ahora bien, como todas estas imágenes míticas describen un dra
ma del alma humana que se verifica más allá de nuestra conscien
cia, el hombre es tanto al que hay que redimir como el redentor.
La primera forma es la cristiana, la segunda la alquímica. En el
primer caso el hombre se atribuye a sí mismo la necesidad de ser
redimido y transfiere a la figura divina y autónoma la obra de re
dención, el verdadero áOZov u opus\ en el segundo caso, el hom
bre se asigna el deber de realizar el opus redentor, al atribuir su
164. «ró puo-iípiov tó cfjpLKTÓv Ka'i napáSoCov» Berthelot (2), IV, xx, 8.
165. Zeller, III, 2, p. 152.
166. Ibtd., pp. 98 ss. y 151.
167. Hipólito, V, 26, 1 [cf. La gnosis eterna I, pp. 119-125]. La alquimia trasla
dó el motivo del Edén a Mercurius, que también se representaba como doncella en la
parte superior del cuerpo y como serpiente en la inferior. De ahí nació la Melusina de
Paracelso (véase «Paracelso como fenómeno espiritual» [OC, 13,4, § 179 ss.]).
168. Véase la salvación y la purificación de la expresión «el alma divina prisione
ra en los elementos» en el Tratado de Sophe (Berthelot [2], III, XLU, 1).
201
estado de sufrimiento y por ende su necesidad de redención al
anima mundi ligada a la materia169.
En ambos casos, la redención es una obra (figura 158). En el
cristiano, trátase de la vida y muerte del hombre-Dios, que como
sacrificium único da lugar a la reconciliación del hombre, nece
sitado de redención y perdido en la materia, con Dios. El efecto
místico del autosacrificio del hombre-Dios se extiende en primer
lugar a todos los hombres, pero obra de modo eficaz sólo sobre
los que están sometidos a la fe o son elegidos por la gracia divi
na; en segundo lugar, de acuerdo con la concepción de san Pa
blo, como apocatástasis, obra sobre toda creatura no humana en
general, que espera, en estado imperfecto, la redención, lo mis
mo que el mero hombre natural. Por obra de un acontecimiento
«sincronístico», el hombre, como portador de un alma sumergi
da en el mundo y en la carne, es puesto in potentia en relación
con Dios, en el momento en que éste, como Hijo, entra en Ma
ría, la virgo térra, la representante de la «materia» en su forma
más elevada, y queda in potentia perfectamente redimido en el
momento en que el eterno Hijo de Dios vuelve nuevamente al
Padre, después de haber padecido la muerte sacrificial.
La ideología de este misterio está anticipada en los ciclos mí
ticos de Osiris, Orfeo, Dioniso y Hércules y en la idea mesiáni-
ca de la profecía judía170. Estas anticipaciones se remontan hasta
los primitivos mitos de los héroes, en los que ya la superación
de la muerte representa un papel171. Dignas de mención son asi
mismo las proyecciones sobre Atis y Mithra, aproximadamente
de la misma época. De todas estas formas en que se manifiesta el
misterio de la redención y la transformación, se distingue la pro
yección cristiana en la figura histórica y personal de Jesús. En él
169. En la gnosis tardía judía (cabalística) se desarrolló una actitud muy semejan
te a la de la alquimia. Véase a este respecto la excelente descripción de Ernst Gaugler,
pp. 279 ss.
170. Los puntos fundamentales son: la naturaleza humana y divina de Osiris, que
garantiza la inmortalidad humana, su naturaleza como trigo y su despedazamiento
y resurrección; en Orfeo el dominio de los instintos, el pescador, el buen pastor, el
maestro de la sabiduría, la destrucción; en Dioniso, su naturaleza como vino, el éx
tasis revelador, el simbolismo de los peces, el despedazamiento y la resurrección; en
Hércules, la humillación bajo Euristeo y Onfalos, los fatigosos trabajos —que consis
ten principalmente en redimir a la atormentada Humanidad de los males que la aque
jan—, la cruz formada de los trabajos séptimo a décimo: Sur-Norte/Este-Oeste, y la
vertical formada con los trabajos undécimo y duodécimo —véase la alusión de san
Pablo en Ef 3, 18—, la autocombustión y la sublimatio, para llegar al estado divino.
171. Cf. por ejemplo el mito polinesio de Maui (Südseemarchen, p. 289. A mayor
abundamiento, consúltese Frobenius).
3. LA OBRA
172. «... La celebración de este sacramento es una suerte de imagen que represen
ta la pasión de Cristo, que es su verdadera inmolación», Real-Encyklopadie fürprotes-
tantische Theologie und Kirche XII, p. 689, 35.
203
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
173. En la edición de Beuron del misal se aplica esta concepción (p. X).
174. Kramp, p. 114.
175. «... Vida corpórea real, aprehendida por los sentidos o dependiente de los
sentidos», cardenal Alvarez Cienfuegos —m. 1739— en Real-Encyklopddie, p. 696,
45.
176. Véase a este respecto el cordero del sacrificio en la «Vita S. Brendani», en
La Légende latine de S. Brandaines, p. 12: «Y San Brendan dijo a los hermanos: “Ha
gamos aquí la obra divina y sacrifiquemos a Dios un cordero inmaculado, pues hoy
es la cena del Señor”. Y permanecieron allí hasta el Sábado Santo de Pascua. También
204
3. LA OBRA
hallaron muchos rebaños de ovejas de un solo color, es decir blanco, de manera tal
que no podían ver el suelo debido al gran número de ovejas. El hombre santo con
vocó a los hermanos y les dijo: “Tomad del rebaño las que son necesarias para el día
festivo”. Y tomaron una oveja y cuando la ataron por los cuernos, les siguió como
un animal doméstico, siguiendo sus pisadas. Y él dijo: “Tomad un cordero inmacu
lado”. Y cuando cumplieron los mandatos del hombre de Dios, prepararon todas las
cosas para el día siguiente...». Ibid., p. 34: «De pronto cantaron tres salmos: “Ten
misericordia de mí, Dios y Señor, refugio, y Dios mío”; y en la tercia incluso otros
tres: “Todos los pueblos, Dios en [tu] nombre, porque amé”, con aleluya. Enseguida
inmolaron un cordero inmaculado y todos vinieron a la comunión diciendo: “Éste
es el sagrado cuerpo del Señor y nuestro Salvador, tomad vosotros la sangre para la
vida eterna”».
205
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
177. nápeópoí = espíritu auxiliar. Con este sentido aparece en Khunrath y otros.
178. Khunrath (2), p. 59 et passim. En Morieno, que pertenece a una época muy
anterior (Morieno, p. 37), se dice: «Pues en esta piedra están contenidos los cuatro
elementos, y se asimila al Mundo y a la composición del Mundo».
206
3. LA OBRA
179. Morieno dice al rey Calid (Le., p 37): «Pues esta cosa es extraída de ti cuyo
mineral eres; en ti lo hallan y para admitirlo más sinceramente, de ti lo toman; y cuan
do hayas probado esto, el amor y el deseo por él crecerá en ti. Y sabes que esto per
manece verdadero e indudable».
180. «... Se encuentra en el estiércol».
181. Maier (3), p. 336.
182. Khunrath ([2], p. 410) dice, por ejemplo: «... y así también en el laboratorio
procede solo y por ti mismo / sin colaboradores o ayudantes, no sea que Dios, el so
lícito / a causa de tus ayudantes / a quienes no quiere conceder el arte, / te sustraiga a
ti mismo de ella».
183. Geber, p. 557b, «pues transmitimos el arte investigado sólo por nosotros,
sólo para nosotros y no para otros».
184. Desde luego prescindo de considerar el caso de los rosacruces, que pertene
cen a una época tardía, así como el de la comunidad del Poitnandres, de cuya existen
cia da testimonio Zósimo. Entre estas dos épocas extremas sólo encontré un pasaje
problemático en MP, p. 323 (véase figura 78): El «interlocutor» Aros (Horos) pre
gunta a María: «Oh, Señora, ¿fuiste sumisa en la sociedad de Scoyaro? Oh profetisa,
¿hallaste los secretos de los filósofos...?». La palabra «Scoyaris» o «Scoyarus» recuerda
el misterioso «Scayolus» de Paracelso (De vita tonga), expresión que significa adep
to. «Scayolae» significa fuerzas o principios espirituales superiores. Véase «Paracelso
como fenómeno espiritual» [OC 13,4, § 206 ss.]. ¿Tendrá alguna relación con el pun
to de que nos ocupamos? De todos modos, parece que se alude a una societas. Ahora
bien, el tratado de María parece ser muy antiguo; tal vez hasta provenga de una época
primitiva, próxima a la de las asociaciones gnósticas. En Agrippa (cap. XC) se cita un
juramento de iniciación alquímico que tal vez sea un indicio de la existencia de socie
dades secretas. Waite en The Secret Tradition inAlchemy llega a un resultado negati
vo. A mayor abundamiento véase «Paracelso...» [OC 13,4].
207
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
208
4. LA MATERIA PRIMA
los libros no hay que contentarse con uno solo, sino que es me
nester poseer muchos191, pues «un libro abre otro»192. Además,
hay que leer cuidadosamente, de capítulo en capítulo; sólo en
tonces se harán descubrimientos193. La terminología es manifies
tamente ambigua194. En ocasiones es un sueño el que revela cuál
es la sustancia buscada195. La materia lapidis puede encontrar
se mediante inspiración divina196. El ejercicio del arte es una vía
dura197 y la más larga de las vías198. El arte no tiene otros enemi
gos que los ignorantes199.
424 Es obvio que en la literatura alquímica, como en todas las
demás, hay autores buenos y malos. Hay también productos de
charlatanes de feria, de maniáticos y de embaucadores. Estos es
critos inferiores se reconocen fácilmente por la gran cantidad
de recetas que contienen, por su redacción descuidada e inculta,
por su marcada tendencia al misterio, por su espantosa falta de
espíritu y por su desvergonzada insistencia en la fabricación del
oro. Los buenos libros se reconocen siempre por la diligencia, el
cuidado y el visible esmero intelectual del autor.
4. LA MATERIA PR1AIA
A. DENOMINACIÓN DE LA MATERIA
425 La base del opus es la materia prima, que constituye uno de los
misterios más célebres de la alquimia. Esto no resulta en modo
alguno sorprendente, pues representa la materia desconocida so
bre la cual se proyecta el contenido psíquico autónomo. Desde
luego que semejante materia no puede precisarse, porque la pro
yección parte del individuo y, por lo tanto, en cada caso es dife
rente. Por eso tampoco sería correcto afirmar que los alquimistas
nunca manifestaron lo que es la prima materia^ por el contrario,
nos dejaron demasiados indicios que se contradicen infinitamen-
209
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
te. Para unos la prima materia era el azogue; para otros, bronce,
hierro, oro, plomo, sal, azufre, vinagre, agua, aire, fuego, tierra,
sangre, agua de la vida, lapis, veneno, espíritu, nube, cielo, ro
cío, sombra, mar, madre, Luna, dragón, Venus, caos, microcos
mos (figura 162). El léxico de Ruland da no menos de cincuen
ta sinónimos, que podrían multiplicarse aun considerablemente.
426 Junto a estas designaciones, en parte químicas, en parte mi
tológicas, hay además otras «filosóficas», que aluden a significa
ciones más profundas. Así, en el Tratado de Comario200, encon
tramos la denominación Hades. En Olimpiodoro, la tierra negra
contiene lo «maldito de Dios» (GeoKarápaToc;). El Consilium co-
niugii dice que el padre del oro y de la plata, esto es, su «mate
ria prima», es «el animal de la tierra y del mar» o el «hombre»,
o bien «una parte del hombre», por ejemplo, el pelo, la sangre,
etc. Dorn llama a la prima materia «adámica» y también limbus
microcosmicus, apoyándose en Paracelso. Dice que la materia de
la piedra «no es otra cosa que el Mercurius ígneo y perfecto» y
el verdadero Adán hermafrodita y el microcosmos (= hombre).
Hermes Trimegisto llamó a la piedra la «huérfana»201. Como
Dorn es un discípulo de Paracelso, su concepción debe de re
ferirse a la teoría del Anthropos de su maestro. A este respec
to tengo que remitir al lector a mi obra Paracelsica*. También
otros autores aluden a las relaciones entre el hombre y la prima
materia, sólo que no es éste el lugar pertinente para citarlos a
todos.
427 El dragón mercurial de la alquimia griega denominado ev ró
w fue motivo para que se caracterizara la prima materia como
unum, única res202, monas203, y determinó asimismo el dicho,
210
4. LA MATERIA PRIMA
B. LO INCREADO
fermentación del hombre reducido a [la simplicidad de] nuestra piedra, con el Macro
cosmos». Análogamente, en su Confessio (Khunrath [2], pp. 33 s. y 204), en donde,
del mismo modo, la Monas es más un símbolo del lapis perfecto. Dorn (De Spagirico
Artificio, en Dorn [4], p. 441) dice: «Pues en lo uno es uno y no es uno, es simple y es
compuesto en la cuaternidad». En la doctrina de lo «simple» está fuertemente influi
do por el Líber quartorum —en una ocasión menciona incluso la magia—. Pero en el
mismo pasaje Dorn emplea la expresión Monas para designar también la meta: «La
progresión es desde el ternario y el cuaternario a la mónada». La palabra lapis se usa
continuamente en la literatura para caracterizar el comienzo y la meta.
204. PC, p. 130.
205. Mylius, p. 174.
206. TF1, p. 66. Eximindus (Eximidius en la primera versión) es una defor
mación de Anaxímenes o de Anaximandro.
207. Turba (ed. de Ruska), p. 116.
211
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
presado por nada y «ni siquiera fue creado». Este misterio increa
do fue preparado (praeparatum) por Dios de suerte tal que en el
futuro nada sea parecido a él (al misterio) y que tampoco pueda
retornar nunca a lo que ya fue208. A decir verdad, ha sido tan co
rrompido que ya no puede reconstruirse —esto debe referirse al
pecado original—. Dorn reprodujo el texto original de acuerdo
con su sentido209.
431 La autonomía y la eternidad de la prima materia indican en
Paracelso la postulación de un principio de igual condición que
la divinidad, principio que corresponde a una Dea Mater. Cómo
pueda concillarse semejante concepción con la fe cristiana de
Paracelso es cuestión privada suya y no la única que pesa sobre
su conciencia. Las interpretaciones del Aquarium Sapientum210
interesantes a causa de su monstruosidad —y apenas superadas
por las de la Aurora consurgens— continúan la especulación de
Paracelso, aunque sin referirse a este autor. Así, por ejemplo,
se aplican a la materia prima textos como: «Su origen data del
principio del tiempo, de días inmemoriales» (Miq 5, 2; Vulga-
ta: Egresus eius ab initio a diebus aeternitatis), o «Antes de que
naciera Abrahán, yo soy» (Jn 8, 58). De todo esto se sigue que
la piedra no tiene un principio, sino que posee su primum Ens
208. He aquí la traducción de Dorn: «Por lo tanto, este misterio increado fue pre
parado por el Dios supremo creador, para que nunca en el futuro haya algo similar a
él, y para que nunca vuelva a ser lo que fue» (Dorn [2], p. 380). El pasaje correspon
diente en Paracelso ([4], p. 390) dice: «Y así el supremo artista preparó un mysterium
magnum increado, de manera que nada pueda parecérsele nunca y que tampoco él
vuelva a ser nunca lo que fue, porque así como el queso no puede volver a ser leche,
tampoco la generación puede retornar a sus primeras materias».
209. Paracelso (l.c.): «Este mysterium magnum fue una madre de todos los ele
mentos y también una abuela de todas las estrellas, árboles y creaturas de carne, por
que de él, así como de una madre nacen hijos, nacen todas las creaturas de naturale
za sensible e insensible y todas las otras de igual forma; y un mysterium magnum es
una única madre de todas las cosas mortales que tuvieron su origen en él», etc. Ibid.,
p. 391: «Ahora bien, puesto que todos los otros seres mortales crecieron y nacieron
del mysterium increatum, se puede comprender que ninguna creatura fue creada pri
mero, después o separadamente, sino que lo fueron todas juntas, porque el máximo
arcano y la gran bondad del Creador crearon todas las cosas en lo increatum, no for
malmente, no esencialmente, no cualitativamente, sino en lo increatum, como una
imagen lo es en la madera, aunque no pueda verse la imagen sino después de haber
cortado y separado la madera sobrante, sólo después se reconoce la imagen. Y así y no
de otra manera es como hay que entender el mysterium increatum, es decir, que sólo
después lo carnal y lo insensible se diferencian, cada uno en su forma y figura».
210. AS2, pp. 73 ss. Tengo que corregir aquí un error en el que incurrí en «Para
celso como fenómeno espiritual» [OC 13,4, § 231]. Además del autor allí menciona
do, el también remite a la historia de los heréticos e igualmente en sentido
negativo.
212
J
4. LA MATERIA PRIMA
213
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
C. LA UBICUIDAD Y LA PERFECCIÓN
214. Cf. Grenfell y Hunt, pp.15 ss.: «Jesús saith..., (Ye ask? who are those) that
draw us (to the kingdom if) the kingdom is in Heaven?... the fowls of the air, and all
the beast that are under the earth or upon the earth, and the fishes of the sea...» [Jesús
dice: (vosotros preguntáis: ¿quiénes son los) que nos llevan (al reino, si) el reino está
en los Cielos? ... las aves del aire y todos los animales que están debajo de la tierra o
sobre la tierra, y los peces del mar...]
215. Ripley (4).
216. Jbíd., p. 130.
217. f¿?id.,p. 369.
218. Ibid.,p. 427.
219. Ibid.,p.9.
220. En el Rollo de Ripley (British Museum, Ms. add. 5025) la esfera de agua está
representada con alas de dragón (cf. fig. 228). En los Verses belonging to an emblema -
tical scrowle (TQB), p. 376, el spiritus Mercurii dice: «Of my blood and water I wis, /
Plenty in all the world there is. / It runneth in every place; / Who it findeth he hath
grace: / In the world it runneth over all, / And goeth round as a ball». (Sé que de mi
sangre y agua, / Está colmado todo el universo. / Corren por todas partes; / El que las
encuentra posee mercedes: / En el mundo corren por doquier, / Y ruedan como una
pelota).
221. Ripley (4), p. 197.
222. Sendivogius (3), p. 606.
223. Hortulano, p. 366.
214
4. LA MATERIA PRIMA
434 Así como en la hyle yace oculto el núcleo del fuego, en las pro
fundidades oscuras del mar yace el hijo del rey, como si estuviera
exánime, aunque vive y clama desde las honduras231 (figura 166):
224. Véase Egidio de Vadis, p. 101: «El caos es materia confusa. Esta materia pri
ma es necesaria al arte. En la materia prima están mezclados los cuatro elementos en
un estado desordenado, porque «la tierra y el agua, que son más pesados que los otros
elementos, alcanzan hasta el círculo de la Luna, y el fuego y el aire, que son más livia
nos que los otros, descienden hasta el centro de la tierra; por eso se llama con razón
desordenada a semejante materia. Sólo una parte de esta materia desordenada perma
nece en el mundo, y esa parte es conocida por todos y vendida públicamente».
225. Hortulano, p. 371.
226. Zeller, III, 2, p. 120.
227. Ib id., p. 102; asimismo, p. 154.
228. M.,I,p.687.
229. También como piséis rotundus en el mar (Tfal, p. 141).
230. Maier (3), pp. 379 ss.
231. ... ex profundo clamat (ibid., p. 380).
215
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
232. Véase el comienzo de la parábola VII: AC (1), cap. XII: «Volveos hacia mí
con todo vuestro corazón y no me rechacéis si soy negra y sombría, pues el Sol me
decoloró [Cant 1, 5s.] y los abismos cubrieron mi rostro (Jon 2, 6) y la tierra se co
rrompió y se contaminó (Sal 105, 38) en mis obras; pues las tinieblas se establecieron
sobre ella (Le 23, 44), porque estoy hundida en el cieno de la profundidad (Sal 68, 3)
y mi sustancia no está despejada. Por ello clamé desde las profundidades (Sal 129, 1)
y desde el abismo de la tierra con mi voz a todos vosotros, que transitáis por el cami
no. Prestad atención y miradme, si alguien halla un ser semejante a mí (Lam 1, 12),
daré en su mano la estrella matutina» (Ap 2, 28).
233. VA1, pp. 146 ss.
234. Cf. Turba (ed. Ruska), p. 23. Arisleo es una deformación de Arquelao resul
tante de la transcripción árabe. Este podría ser un alquimista bizantino del siglo vni
o ix. Dejó escrito un poema sobre el arte sagrado. Pero puesto que la Turba, atribui
da a Arisleo, se remonta a la tradición árabe —como lo hace notar Ruska— hay que
situar a Arquelao en una época mucho más antigua. De ahí que Ruska lo identifique
con el discípulo de Anaxágoras (ibid., p. 23). Este filósofo se representa el voúc mez
clado con el aire: «el aire y el intelecto son lo divino», lo que es de considerable inte
rés para los alquimistas (Estobeo, Eclogarum, I, p. 56).
235. El apareamiento de lo semejante con lo semejante se encuentra ya en Herá-
clito (Diels, I, p. 7910).
236. Llamado también Gabricus, Cabricus, Cabritis, Kybric, en árabe kibrit =
azufre. Beja, Beya, Beua, en árabe: al-baidd = la blanca, Turba (ed. Ruska), p. 324.
237. «Yo por otra parte gesté a mi hijo y a mi hija en el cerebro», VA, p. 147. En
Maier (3), pp. 343 ss., se trata de un incesto materno, pues Gabritius se casa allí con
su madre Isis porque no hay ninguna otra pareja de este género. Evidentemente se
trata de una pareja de divinidades ctónicas —que simboliza los opuestos latentes en la
prima materia— que celebran el hierosgámos.
238. El «todo» o el «sí-mismo» abarca contenidos conscientes e inconscientes. Cf.
Las relaciones entre el yo y lo inconsciente [OC 7,2].
216
4. LA MATERIA PRIMA
239. En los filósofos, las palabras divitiae y salus significan tanto bona futura, de
índole espiritual, como salvación del alma, como bienestar físico, según lo muestran
muchos documentos. No se olvide que al alquimista no le importaba en modo algu
no atormentarse moralmente suponiendo que sólo era una nulidad pecaminosa y que
con un comportamiento ético irreprochable se va al encuentro de la actividad reden
tora de Dios. El alquimista se encuentra desempeñando el papel de un «redentor»,
cuyo opus divinum es más una continuación de la obra divina de redención que una
medida preventiva contra una eventual condenación en el día del Juicio Final.
240. La oposición en el ens primum es una idea, por así decirlo, universal. En
China está la pareja de los opuestos yang y yin, del número par y del número impar,
del cielo y de la tierra, etcétera; también se encuentra la unión en el hermafrodita (cf.
Hastings, IV, p. 140). Empédocles: véiKoc y (Julia de los elementos (Zeus-fuego, Hera-
aire). En el segundo periodo de la creación nacen hermafroditas semejantes a los nór
dicos Ymir y Buri —Herrmann, p. 574—. En los neopitagóricos, monas = masculino,
dyas = femenino, Zeller, III, 2, p. 98. En Nicómaco la divinidad es número par y nú
mero impar, de ahí que sea masculina y femenina (ibid., pp. 106 s.). En Hermes Tri-
megisto el Noüs es hermafrodita. En Bardesanes (154-222), Hermafrodita crucifica
do (Schultz, p. LV). Valentín: El creador del mundo es el padre-madre; en Marcos el
padre original es hermafrodita. Entre los ofitas, el «pneuma» es masculino-femenino
(ibid., p. 171).
217
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
241. Maier (3), pp. 343 ss.: « ([Delphinas, un filósofo anónimo en el tratado del
Secreto Máximo] habla muy claramente acerca de la madre que por necesidad natu
ral debe estar unida con el hijo. Pues si en el mundo hubiera sólo un macho y una
hembra, y ella fuera su madre, ¿no deberían estar unidos para que el género humano
se multiplique?... Del mismo modo, como en el arte químico, hay al menos dos suje
tos, de los cuales uno es madre del otro, éstos deben unirse»; en p. 515 se encuentra
un Epithalamium honoris nuptiarum Matris Beiae et filii Gabrici, que comienza así:
«Cuando la misma madre se une con el hijo en la alianza del matrimonio, no veas la
obra como un incesto. Pues así lo ordena la naturaleza, así lo requiere la Benéfica Ley
del Destino y esta cosa no es ingrata a Dios».
242. Psicológicamente, el miedo a los espíritus significa que los contenidos autó
nomos de lo inconsciente dominan la consciencia, lo cual equivale a una perturbación
mental.
218
4. LA MATERIA PRIMA
219
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
248. RF1, pp. 246 s. [77 ss.J: «Así Beya montó sobre Gabricus y lo encerró en su
útero, de manera tal que nada de él pudiera verse nunca más. Y ella abrazó a Gabricus
con tanto amor que lo absorbió completamente en su propia naturaleza y lo dividió
en partes indivisibles. Por esto Merculinus dice...: “A través de sí mismos son disuel
tos, a través de sí mismos son hechos {conficiuntur)y de manera tal que ellos que eran
dos son [hechos] uno, como de un [mismo] cuerpo”»; «Merculinus» es una corrección
de masculinus, que aparece en el texto. Lo mismo que el hijo del rey, también el rey
mismo muere de muchas maneras; por ejemplo, es asesinado, o bebe tanta agua que
se enferma gravemente y se disuelve en ella (AM, pp. 392 ss.).
249. Valentín (1), p. 394. Otra versión del hecho de devorar es ésta: Marte da a
devorar el cuerpo del rey al lobo («absorto por un hambre violentísima»), al hijo de
Saturno (plomo). El lobo simbolizó el apetito de la prima materia por el rey, que a
menudo está en lugar del hijo (figura 175; cf. también figuras 168, 169).
250. Véase Jung, Símbolos de transformación [OC 5].
251. Véase Espagnet (1), p. 655, XVIII: «Esta primera digestión tiene lugar como
si fuera en el estómago».
252. Frobenius, passim.
220
4. LA MATERIA PRIMA
F. EL TESORO ESCONDIDO
253. Turba, Sermo LXVIII: «... nuestra obra... resurge por una generación desde
el mar» (ed. Ruska, p. 167).
254. Considérese el baño de sudor del rey (fig. XIV de los Símbolos de Lamb-
sprinck, en MH, p. 369 y otras). Exactamente este sentido tiene también el proceso
de la incubación del huevo en «la fabricación del oro», descrito por Nicéforos Blem-
mides, Berthelot (2), VI, XX.
255. Véase mi exposición en Símbolos de transformación [OC 5, § 589 ss.].
256. Cristóbal de París, pp. 228 ss. Cf. el nacimiento de Mithra de una piedra
«por el solo calor de la libido».
257. Véase también Sendivogius (3): «... fuera de él —el elemento aire— es livia
no e invisible; pero dentro, pesado, visible y sólido».
258. Se menciona como autor de esta idea a Degenhardus Augustini ordinis Mona-
chus en Grasseus (2), p. 314: una manifiesta alusión a la sapientia, como en la Aurora.
221
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
222
5. EL PARALELO LAP/S-CRISTO
5. EL PARALELO LAPI5-CRISTO
A. LA RENOVACIÓN DE LA VIDA
223
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
269. Harforetus = Horfoltus del Codex Berolinensis (Ruska [3], pp. 324 ss.).
Como opina Ruska —l.c., p. 27—, éste se identifica con el emperador Heraclio (610-
641). Pero su papel místico en la Visio hace también verosímil una relación con Har-
pócrates.
270. VA1, p. 149, dice: «... le dijeron al rey: tu hijo, que fue dado por muerto,
está vivo». El Codex Berolinensis (Ruska [3], p. 328) dice: «... y enviamos [un men
saje] al rey: tu hijo ha sido movido» (commotus quiere decir, evidentemente, que él
vuelve a «moverse»).
271. Empleo la edición de 1593 de AA, I, pp. 146 ss.
272. Ruska (3), p. 324. Este pasaje se halla en VA1, p. 146, modificado así:
«... recoger... frutos de aquel árbol inmortal».
224
5. EL PARALELO LAP/S-CRISTO
225
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
279. El rito de la consagración del fuego parece haber nacido en Francia; en todo
caso, en este país se lo conocía ya en el siglo vm, en tanto que en Roma no se lo prac
ticaba aún, como sabemos por una carta del papa Zacarías a san Bonifacio. Sólo du
rante el siglo ix parece haberse introducido en Roma, Braun, s.v. Feuertueihe.
226
5. EL PARALELO LAP/S-CRISTO
280. A pesar de que a cada ocasión que se me presenta indico que el concepto
de «sí-mismo», tal como lo he definido, no coincide con el de personalidad empírica
y consciente, no dejo nunca de encontrarme con el equívoco que hace del «yo» y del
«sí-mismo» una misma cosa. A causa de la imposibilidad fundamental de limitar la
personalidad humana, el «sí-mismo» es un concepto límite que expresa una realidad
en sí misma ilimitable.
227
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
a) Raimundo Lulio
281. Véase por ejemplo Simón Mago, que pertenece al período apostólico y que
dispone ya de un sistema muy desarrollado.
282. Me refiero aquí al tratado de Wei Po-Yang, An ancient Chínese Treatise on
Alchemy.
283. The Secret Tradition in Alchemy.
228
5. EL PARALELO LAP/S-CRISTO
b) El Tractatus aureus
454 Una fuente aún más antigua sería tal vez el Tractatus aureus atri
buido a Hermes, que ya en la Edad Media era considerado de
origen árabe, si en él hubiera alguna referencia literal a Cristo. El
motivo por el cual así y todo lo cito es la circunstancia de que en
él se describen cosas que corresponden extrañamente a los mis
teriosos acontecimientos del periodo de Pascua, aunque están
expuestos en un lenguaje completamente diferente. El pasaje en
cuestión reza aproximadamente así:
284. «... Y... et ut Christus Jesús de stirpe Davidica, pro liberatione et dissolutio-
ne generis humani, peccato captivati ex transgressione Adae, naturam assumpsit hu-
manam sic etiam in arte nostra quod per unum nequiter maculatur, per aliud suum
contrañum a turpitudine illa absolvitur, lavatur et resolvitur», Lluil (2), p. 884b.
229
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
455 Puede considerarse este texto como una variante del hombre-
dios mítico y de su superación de la muerte, y por ende también
como una analogía del drama cristiano. Como aún no se conoce
exactamente la antigüedad y el origen de este texto de Hermes,
no puede establecerse con seguridad si hay en él influencia cris
tiana. Probablemente no la haya. De otros textos muy antiguos,
como el de Comario287, no puede sospecharse que hayan recibi
do influencias cristianas —las introducciones religiosas cristia
nas, etcétera, puestas en los manuscritos son interpolaciones de
los copistas monacales bizantinos—. Y sin embargo, precisamen
te este último muestra todos los rasgos del misterio de la rege
neración. Desde luego que no aparece allí ningún salvador sino
el vócop 0€lov, el aqua permanens de los latinos (figura 194), que
determina la resurrección de los muertos y para el que el simbo
lismo cristiano del agua (aqua = spiritus veritatis, bautismo, eu
caristía) representa un evidente paralelo.
285. Véase la lectura del miércoles de la Semana Santa (Is 63,1-7): «¿Por qué está
rojo tu ropaje como los de los pisadores de uvas?» y «que su sangre salpicó mis vesti
dos». Cf. el pallium sanguineum (cubierta de sangre) de otros autores.
286. TAI. El texto citado pone de relieve sólo lo esencial.
287. Berthelot (2), IV, xx. El texto pertenecería al siglo i.
288. El texto se encuentra ibid., III, xlix, 4-12. También Ruska ([2], pp. 24-31)
da una traducción de 2-19. Asimismo Scott —IV, p. 104— reproduce en griego esta
parte del texto con un comentario. Consúltese además Bousset, pp. 190 ss. La traduc
ción aquí ofrecida se aparta en diversos puntos tanto de la de Ruelle (Berthelot, l.c.)
como de la de Ruska. [En la presente edición española se ha seguido la edición crítica
de Mertens, Les alchimistes grecs. Zosime de Panopolis. Mémoires authentiques, Les
Belles Lettres, París, 1995, adaptándose la traducción al castellano a las opciones filo
lógicas de Jung.J
230
L
5. EL PARALELO LAPIS-CRISTO
231
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
rales. Pero los caldeos, los partos, los medos y los hebreos lo lla
man Adán, para el que hay una interpretación como «tierra vir
gen», «tierra color de sangre», «tierra de color rojo encendido»301
y «tierra carnal». Estas noticias se encuentran en las bibliotecas
de los Ptolomeos, estando depositadas302 en cada uno de sus san
tuarios, especialmente en el Serapeo, cuando (Ptolomeo) con
vocó a Asenas303, el sumo sacerdote de Jerusalén304, que envió a
Hermes, que tradujo todo el hebreo, al griego y al egipcio.
6: De este modo, pues, el primer hombre es llamado Thoyth
entre nosotros y entre ellos, Adam. Se le ha atribuido un nombre
301. iTupá Cods.; probablemente: nuppá = color de fuego. Véase Scott, IV, p. 121:
«La interpretación de Adán como yf| TrapQcvoc es evidentemente una combinación del
hebreo adamah = yf| (Filón I, 62) y del griego á5pf|c; = TrapOévoc. Hesiquio dice áóápa
= napQevLKT] yf]; Josefo, I, I, 2: «Y esta palabra (Adam) significa color de fuego, debi
do al hecho de que él surge de la tierra color de fuego, luego ésta es la tierra virgen».
Cf. Olimpiodoro —Berthelot (2), II, rv, 32—: «Por cuanto éste (Adam), el primero de
todos los hombres, ha nacido de los cuatro elementos. Pero también es llamado tierra
virgen y tierra de color de fuego, tierra de carne y tierra de sangre». Cf. Eusebio, 11,
6, 10 ss.
302. óv Cods.; Reitzenstein y Ruska: ¿ov. Eventualmente bv se refiere también al
primer hombre: esto es, el que expusieron como Osiris en todo santuario. Una prueba
de ello sería Lydus, IV, 53: «... porque entre los teólogos existen muchas contradiccio
nes respecto del Dios venerado por los hebreos. Pues los egipcios, y en primer lugar
Hermes, sostienen que sería Osiris, el que es, de quien Platón dice en el Timeo <27 d>:
«Lo que es siempre, no tiene nacimiento...». Véase también a este respecto Reitzen
stein (p. 185) sobre la presunta trasposición de concepciones hebraicas en Egipto.
303. iTapeKáXeocv ’A... Cods.; Reitzenstein y Ruska: nap^KaZcoav ’Aocváv: Cuando
«ellos <los Ptolomeos> lo (o los) llamaron a Asenan». Ruelle, al contrario, considera
a Asenan como sujeto de mxpeKáXecjev. No sabemos nada sobre un sumo sacerdote de
nombre Asenan. Muy probablemente se trate, como lo hace notar Scott (IV, p. 122),
más bien de Asenet, la hermosa hija del sacerdote egipcio Pentefrés de On (Heliópo-
lis), la cual, según Gen 41, 50, dio a José, durante la época de su prisión en Egipto,
dos hijos. Un midrás, del que existe una reelaboración cristiana, nos transmitió una
leyenda en la cual esta Asenet se enamoró de José, que aparece como representante
del faraón. Pero José la rechazó a causa de su falta de fe. Entonces ella se convirtió e
hizo penitencia, después de lo cual un mensajero masculino procedente del cielo —al
que en la reelaboración se da el nombre de Miguel—, que ella recibió de manera en
teramente pagana como a un óaípwv TrápebpOQ (spiritus familiaris), le dio a comer un
panal del Paraíso, con lo que le confirió la inmortalidad. Él le dice que José vendrá y
que ella será libre y que desde entonces en adelante deberá llamarse «lugar de refu
gio». Véanse asimismo las obras Batiffol [Martínez Fernández/Piñero, pp. 191-238],
Reitzenstein (3), Oppenheim, Wilken y Kerényi, pp. 104 ss. En su origen ese mensa
jero celeste podría ser eventualmente Hermes. Por eso tal vez el texto debería decir:
«Entonces, cuando Asenet se dirigió al sumo sacerdote de Jerusalén para pedirle ayu
da, éste envió a Hermes, que...». Scott propone que se sustituya Asenet por «Eleazar»,
que según la Carta de Aristeas, preparó la traducción de los Setenta (Septuaginta); en
este caso se debería transformar también al subsiguiente mensajero Hermes en éppevea
= intérprete. Pero lo más probable es que se trate de una leyenda completamente
diferente.
304. túv áp%i€poaoXúpG)v Cods. Conjetura rbv áp%Lepéa 'IepoaoXúpwv. Cf. Reitzen
stein, Ruska y Scott.
232
5. EL PARALELO LAP/S-CRISTO
305. Kara tó acopa podría eventualmente interpretarse también como «en el len
guaje del cuerpo», en oposición al lenguaje de los ángeles ya mencionado; Zósimo
contrapone también en otros casos el lenguaje espiritual a cvccopoq ^páoLc (discurso
corporal).
306. A la vez también letras del alfabeto (orocxcTa).
307. Aquí probablemente hay que suponer una laguna y que se mencionaran
originalmente el elemento tierra o bien los elementos tierra y agua. El texto está en
este punto muy corrompido. Ruska propone sustituir tóu áépa ró beúrepov aAxpa róv
ápKiov por la indicación del norte. Scott (IV, p. 123) deja, tal vez con razón, tov ¿épa,
puesto que se trata de una combinación de las cuatro direcciones del cielo con los ele
mentos; de modo que completa la frase agregando yq después de 6úol<;. Para docu
mentar la inserción de ápKtot; cita los Oracula Sibyllina 3, 24: «El mismo, Dios, fue
quien formó a Adán de cuatro letras, el primer hombre creado y cuyo nombre com
pletaba con el amanecer, el mediodía, el anochecer y la osa nocturna», y el Henoc es
lavo, cap. 30.
308. Ruska: «el intermedio de estos cuerpos es fuego madurador que señala hacia
la cuarta zona intermedia». Reitzenstein elimina toda esta parte.
309. áyvoújv Cods.; áyvocü conjetura de Reitzenstein. ótá ro tcgx; Cods. literal
mente: «con respecto a lo precedente».
310. Del homérico 4>g5<; = hombre. Juego de palabras entre tó (Jjóí; y ó cpcóc; Véase
Ruska.
311. Reitzenstein, en cambio, conjetura SiaTrveopévcp, referido al Paraíso: «en el
Paraíso invadido por la fuerza de la fatalidad».
312. Reitzenstein completa agregando «los arcontes», pero probablemente se tra
ta también de los orouceia, mencionados más arriba. Cf. Gal 4, 9.
313. TTCtp ’aÚToñ Cods.; Reitzenstein, Scott y Ruska, irap ’aútóv: «el Adán que se
encontraba en ellos».
314. Cf. a este respecto particularmente Bousset, p. 139.
233
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
234
5. EL PARALELO LAP/S-CRISTO
328. El g%glv puede significar «tener que soportar». En este caso los adversarios
entienden evidentemente herir al verdadero hombre de luz.
329. Reitzenstein elimina el segundo uap ’aúrcov. Pero napa puede también signi
ficar: «apartado de junto a alguien».
330. 6i’ ou CqXoúpGvoc Cods.; Reitzenstein: 6iá CT|Zoúpevo<;.
331. Eliminado por Reitzenstein. Sin embargo quiere significarse «antes de la
aparición del Redentor».
332. iTplv q puede ser construido con acusativo e infinitivo. Entonces «Antími
mos» es sujeto de roApqaai. y no objeto de áirooT€XA.€L. Ruska pone uíóc Qcoü como su
jeto de roXpqoaL. Pero hace tiempo que no se habla aquí de él, puesto que su aparición
ya pasó. Debe entenderse más bien que Antímimos mismo tiene un precursor.
333. Reitzenstein y Scott proponen Mavi/atOQ.
334. irepíoóov Cods.; irepióSouc Reitzenstein.
335. éaurtp Cods.; taurou Reitzenstein.
336. Reitzenstein y Ruska admiten que hay una laguna después de «buscó» y
refieren la palabra «él» a Prometeo. Sin embargo, esto es innecesario. Epimeteo
éppqvcÚGi [interpreta], en virtud de su destino, a aquel que comprende espiritualmen
te lo que hay que hacer.
235
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
11: Todos los que consiguen las (tinturas) en los tiempos con
venientes, no hablan de nada más que de su arte, se burlan asi
mismo del gran libro Sobre los hornos y tampoco entienden al poe
ta que dice: «Pero de ningún modo los dioses han dado al mismo
tiempo a los hombres...», etc.337; ni siquiera reflexionan ni ven
las actividades de los hombres. Porque también los hombres de
dicados a una misma arte obtienen logros de modos diversos y la
practican de maneras diversas, a consecuencia de las diferentes
disposiciones humanas y las configuraciones astrales, además de
que uno sea un artesano de concurso338, otro un simple artesa
no339, y que otro sea peor y no pueda progresar. De este modo en
todas las artes se dan los que practican el mismo arte con instru
mentos y métodos diferentes, teniendo diferente capacidad inte
lectiva y diferente éxito.
12: Y sobre todas las artes es posible observar esto en grado
extremo en el arte sagrado.
337. Como hace notar Scott, ésta es probablemente una cita incorrecta de la Odi
sea., VIII, 167: «Bien se ve que los dioses no dieron a todos los hombres por entero
sus gracias», un pasaje que muestra que los hombres individuales son obsequiados de
distintos modos por los dioses; también Zósimo expone a continuación que los hom
bres trabajan en todas las artes de manera individualmente distinta.
338. aycov Cods.; ¿pyoy, conjetura de Ruska; Scott: áicpov. [aycovov rcxi'Lvqv, se
gún M. Mertens, es decir, «artesano de concurso».]
339. Ruska pone, en lugar de fióvoc, ^lXóitovoc; pero se trata de dificultades que
son enumeradas aquí. [De este modo se expresa literalmente la presente edición ale
mana, ya que los Cods. registran tov póvov t€Xvltt|v: «un simple artesano», y Ruska
en su lugar conjetura rov (faXóuovov t€xvltt|v: «un artesano laborioso».]
340. Berthelot (2), III, LI, 8.
236
5. EL PARALELO LAP/S-CRISTO
237
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
238
5. EL PARALELO LAP/S-CRISTO
d) Pietro Bono
354. Impreso en BQC, vol. II, pp. 8 ss. Gesner menciona a Bono como contem
poráneo de Raimundo Lulio. Nazzuchelli, que pertenece a una época muy posterior
(1762), sostiene, empero, que Pietro Antonio Boni vivió alrededor de 1494. Fergu-
son, I, p. 115, deja sin resolver la cuestión. De manera que la fecha que doy debe ser
tomada con reservas. La primera edición de la Margarita Pretiosa se encuentra en Ja-
nus Lacinius: Pretiosa margarita novella de thesauro —Venecia, 1546—, fols. 1 ss.:
«Porque no sólo ha solido...». La introducción que da Manget —BQC— falta aquí.
Los autores que cita el texto son anteriores al siglo XIV. También en lo que respecta
al contenido no existe ningún motivo para situar la época de nacimiento del tratado
después de la primera mitad del siglo XIV.
355. Cap. VI (P. Bono 2, pp. 29 ss.).
356. Las dos categorías corresponden psicológicamente a la aprehensión cons
ciente, que se basa esencialmente en los datos de los sentidos, y a la proyección de
contenidos inconscientes, para la que cor es característico, ya que la región del cora
zón (figura 149) representa una antigua localización de la consciencia y también, en
un nivel más alto, alberga los pensamientos emotivos, es decir, esos contenidos que se
hallan bajo una fuerte influencia de lo inconsciente.
357. «Quod verbum est philosophicum». Creo que debo reproducir en este sen
tido la frase en cuestión, pues la concepción alquímica más tardía distinguió a Cristo
239
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
como verbum scriptum (palabra escrita) del lapis como «palabra dicha y hecha», Or-
thelius, pp. 526 ss.
358. «Subtilitatem fere incredibilem».
359. Como analogía de Dios.
360. Un filósofo presuntamente árabe que habría vivido en el siglo xil.
361. Probablemente entonces en la obra alquímica, que procede de manera aná
loga a la creación y al fin del mundo.
362. Una exposición exhaustiva, pero de época posterior, se encuentra también
en AI, pp. 581 y 613.
240
S. EL PARALELO LAP/S-CRISTO
363. Bono se refiere aquí a un escrito más antiguo, pseudoplatónico, que hasta
ahora no he conseguido identificar, y en el cual evidentemente había ya un paralelo
entre el lapis y Cristo. Como en el caso del Tractatus aureus, puede tratarse de una
fuente de origen árabe (¿sabiano?).
364. Son electi. Es posible que Morieno haya sufrido influencias maniqueas.
365. El volumen VI de los «Tratados psicológicos», que se halla en preparación,
contendrá este texto en latín y en alemán, editado y comentado por la doctora en Filo
sofía M.-L. von Franz. [Publicado en 1957 bajo el título de Aurora consurgens. Un do
cumento atribuido a Tomás de Aquino sobre el problema de los opuestos en la alquimia.}
241
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
Me llegaron todos los bienes con ella367, esta Sabiduría del Me
diodía que predica afuera, en las calles hace oír su voz, dama a
la cabeza de las multitudes, predica sus palabras a la entrada de
las puertas de la ciudad, diciendo368: Aproximaos a mí y sed ilu
minados y vuestras operaciones no se tornarán confusas369; vo
sotros todos que me deseáis370 sed colmados de mis riquezas.
Venid, pues, hijos, escuchadme, os enseñaré la ciencia de Dios.
366. Rhenanus (2), II, pp. 175 ss. Cf. Kopp, II, p. 343.
367. Vulgata, Sab 7,11: «Mas me llegaron todos los bienes con ella [la sabiduría],
e innumerables riquezas había en sus manos».
368. Vulgata, Prov 1, 20 s. (Biblia de Zúrich: «La Sabiduría clama por las calles,
en ios espacios abiertos alza su voz; predica por encima de los muros, junto a las puer
tas de la ciudad dice sus palabras»).
369. Vulgata, Sal 33, 6: «Aproximaos a El [el Señor] y sed iluminados y vuestros
rostros no se tornarán confusos»; Biblia de Zúrich, Sal 34, 6: «Miradlo y ved cómo
resplandece vuestro semblante, y no deberíais avergonzaros». También en la Vulgata,
Sir o Eclo 24, 30: «El que me oye no deberá avergonzarse, y los que se sirvan de mí
ño pecarán».
370. Vulgata, Eclo 24, 26: «Acercaos a mí, vosotros, que tenéis deseos de mí, y
saciaos de mis frutos».
242
5. EL PARALELO LAP/S-CRISTO
371. Cf. Euquerio y Rabano, entre otros. Cf. Nulgata, Hab 3, 3: «Viene Dios del
Sur (Temán), el Santo, del monte Parán».
372. «La reina del Sur se levantará en juicio con esta generación y la condenará,
porque ella vino de los confines de la tierra a oír la Sabiduría de Salomón, y ved aquí
algo más que Salomón» (Mt 12, 42 y Le 11, 31).
373. Vulgata, Cant 6, 9: «Quién es ella que surge como la aurora naciente, bella
como la Luna, pura como el Sol».
374. RF1, pp. 294 ss. [p. 150].
375. Sudhoff XIII, p. 403.
243
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
244
5. EL PARALELO LAP/S-CRISTO
470 El círculo que describe el Sol es «la línea que retorna a sí mis
ma (lo mismo que la serpiente que aferra con la cabeza su propia
cola)», por la cual se reconoce a Dios. Esta es la «resplandecien
te arcilla» que «mediante el disco (rota) y la mano del supremo y
todopoderoso alfarero» se forma hasta convertirse en sustancia
terrena, en la cual los rayos del Sol se reúnen y quedan prisio
neros. Esta sustancia es el oro385. En su tratado Introitus apertus
ad occlusum regis palatium, Filaleto386 elabora la concepción de
Maier: En «nuestro» mercurio, dice, está contenido un azufre íg
neo o, bien, un sulphureus ignis. Este fuego es una «simiente es
piritual» que nuestra virgen387 acogió en sí porque la virginidad
incorrupta puede admitir «el amor espiritual», según dice el au
tor del misterio hermético y según afirma la propia experiencia.
Considérese que esta virgen, que en su condición de intemerata
245
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
388. Tales paralelos muestran hasta qué punto, a pesar de todo lo que pueda ase
gurarse en contrario, la obra alquímica es, en el sentido cristiano, un mysterium ini-
quitatis. Desde luego que, en el sentido objetivo, es meramente un misterio sónico
que, como lo muestro en la segunda parte de este volumen, tiene sus raíces en el pro
ceso de transformación de lo inconsciente.
389. La naturaleza femenina de Mercurius se relaciona con la Luna.
390. La «virgen masculina» es también una idea maniquea en Teodoreto.
391. Su obra fue impresa en Basilea en 1571.
392. Vulgata, Ez 1, 15 ss.: «Cuándo miré las creaturas vivientes apareció enton
ces sobre la Tierra, junto a las creaturas vivientes, una rueda con cuatro rostros. / Y
el aspecto de las ruedas y su trabajo era como la visión del mar / y las cuatro tenían la
misma apariencia y su aspecto y su trabajo era como si fuera una rueda en medio de
ruedas»; 1, 20: «pues el espíritu de vida se hallaba en medio de las ruedas».
393. Ventura, p. 259.
394. Cierto es que entre los tratados que conozco hay dos con el nombre de Li-
lium: el Lilium Ínter spinas de Grasseus, que pertenece, empero, al siglo xvil, y el
Lilium de spinis evulsum de Guilhelmus Tecenensis (TQ 23, pp. 887 ss.), que vivió
entre finales del siglo xvi y principios del xvn. El primer Lilium no puede entrar en
consideración en virtud de su fecha; en cambio el segundo sí, porque es muy probable
que haya sido atribuido falsamente a Guilhelmus. Ya sea por el contenido, ya sea por
los autores citados en él —hay muchas citas de la Turba; por ejemplo, TM, Geber,
etc., ¡mientras faltan Alberto, Lulio y Arnaldo!—, tiene que ser un texto antiguo, tal
vez próximo a la época de composición del Consilium coniugii. Pero no se encuentra
en él la cita consignada más arriba. En el Rosarium philosophorum se cita también el
Lilium o Lilius.
246
5. EL PARALELO LAP/S-CRISTO
247
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
248
5. EL PARALELO LAP/S-CRISTO
405. Cf. Espagnet (1), p. 656, § LXXIII: «La generación de la piedra tiene lugar
según el modelo de la creación del mundo; pues es necesario que tenga su propio caos
y su propia materia prima, donde los elementos flotan en confusión hasta ser separa
dos por el espíritu ígneo... Las aguas se congregan en un lugar y Arida [la tierra seca]
aparece».
406. «Por último la piedra es separada en los cuatro elementos confundidos, lo
que acontece por la retrogradación de las estrellas» (ibid., p. 655, § LXIII). Esto se
refiere a la coniunctio de Sol y Luna, que post coitum sucumben a la muerte (figura
223). Cf. la serie de símbolos en REI, pp. 254 ss. [pp. 89 ss.] [Además, La psicología
de la transferencia, OC 16,12.] «Al color negro sigue el blanco». Este «azufre» blanco
es el lapis: «es ésta la blanca tierra, frondosa», BQC vol. II, LXIV.
407. El «mar» de los filósofos: un mare sapientiae —como título de Hermes (Sé
nior [3], p. 31)— es una manifiesta alusión a Moisés.
408. De la piedra, de la cual salta la centella pneumática, fluye también el agua
salutífera. En la literatura alquímica posterior esta piedra se compara a menudo con
Cristo —como ocurre también en la hermenéutica eclesiástica—, de quien mana el
agua maravillosa. Así, por ejemplo, dice Justino Mártir (Preuschen, p. 129): «Como
una fuente de agua viva de Dios, manó este Cristo [figura 213] en los países paganos
privados del conocimiento de Dios, el Cristo que se manifestó también a vuestro pue
blo, y que curó a los que por nacimiento y por la carne eran ciegos, mudos y paralí
ticos... También resucitó a muertos... El... hizo esto para persuadir a los que quieren
creer en El de que aun cuando alguien esté afectado por cualquier defecto físico, basta
que observe los mandamientos instituidos por El para que, en su segunda aparición,
despierte con un cuerpo no mutilado, después de haberlo hecho inmortal, imperece
dero y sin luto».
409. Imagen frecuente: agua mercurial (rivuli aurei), etcétera.
410. También, análogamente, las pluviae et imbres, que dan de beber y hacen
fructíferas a las sedientas tierras. El rey está sediento y bebe tanta agua que se disuel
ve, véase AM, pp. 392 ss.
411. Vulgata, Sal 45, 5: «El ímpetu del río regocija a la ciudad de Dios».
412. 1 Cor 15, 53.
413. Cf. Ruska, Turba, pp. 182 ss. y 115 ss.
249
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
bién dice Sénior: Existe una única cosa que nunca muere414, por
que continúa viviendo y aumentando continuamente hasta que
el cuerpo se transfigure en la Resurrección de los muertos, el día
del Juicio Final; por eso también la fe atestigua la resurrección de
la carne y la vida eterna después de la muerte. Entonces dirá el
segundo Adán al primer Adán y a sus hijos415: Venid aquí, voso
tros benditos de mi Padre, heredad el reino eterno que os ha sido
preparado desde el comienzo de la operación416; comed mi pan
y bebed el vino que mezclé para vosotros, porque todo esto está
preparado para vosotros. El que tiene oídos para oír, oiga lo que
el espíritu de la doctrina dice a los hijos de la ciencia acerca del
Adán terrestre y del Adán celeste a que aluden los filósofos con
las siguientes palabras: cuando hayas obtenido agua de la tierra,
aire del agua, fuego del aire, tierra del fuego417, poseerás perfecta
y completamente nuestro arte...
414. Una cita de Hermes, en Sénior (1), pp. 71 s. (véase también Sénior [2],
p. 227a): «Es el mundo menor. Asimismo es Uno que no muere mientras el mundo sea
y vivifica todo lo muerto». La cita se refiere al aqua philosophica. Sénior es un sobre
nombre de Mohammed Ibn Umail, al que se supone, aunque sin seguridad, pertene
ciente al siglo X.
415. A los filósofos.
416. Mt 25, 34. En lugar de «comienzo del mundo», aquí se dice comienzo del
opus.
417. Una cita de Aristóteles; cf. RF1, p. 285 [p. 133].
418. «Paracelso como fenómeno espiritual» [OC 13,4, § 165 ss. y 203 ss.J.
250
5. EL PARALELO LAP/S-CR1STO
251
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
480 La siguiente fuente que muestra la identidad del lapis con Cristo es
un interesante documento de principios del siglo XVI. Fue envia
do, como su título lo atestigua, a Ladislao, rey de Hungría y Bo
hemia. El autor se llama Nicolás Melchior von Hermannstadt423;
representa el proceso alquímico en forma de misa (figura 216):
252
5. EL PARALELO LAP/S-CRISTO
Salve, preclara Estrella del Mar, María, nacida divina para ilumi
nar a las naciones ...
Virgen, ornamento del mundo, Reina del Cielo, elegida por en
cima de todo como el Sol, bella como el fulgor de la Luna...
424. Aquilo es una allegoria diaboli y auster una allegoria spiritus sancti. Cf. Mig-
ne, Index de allegoriis (PL CCXIX). Entre las autoridades citadas encontramos a Ala
no de Lille (Maier [3], p. 259).
425. Habría que completar tal vez con la aqua vitae precedente, o más bien con
medicina, que posteriormente constituye el asunto principal.
426. Le Latín mystique, pp. 129 ss.
253
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
Salud a ti, oh hermoso fulgor del cielo, luz432 radiante del mun
do; aquí te unes con la Luna, se realiza (fit) el vínculo de Marte433
{copula martialis) y la coniunctio de Mercurius434. Sobre todo de
254
5. EL PARALELO LAP/S-CRISTO
estos tres, nace en el lecho del río, en virtud del magisterio del
arte, el poderoso gigante435, a quien buscan millares, millares de
veces, después de que estos tres se disuelven en sí mismos, no
en agua de lluvia... sino en agua mercurial, en esa goma nuestra
bendita436 que se disuelve por medio de sí misma y que se lla
ma esperma de los filósofos. Entonces procura él437 rápidamente
unirse amorosamente con virginal novia y fecundarla en el baño
con mesurado fuego (figura 218). Pero la virgen no queda grá
vida inmediatamente si no se la besa en frecuente abrazo. Luego
lo recibe en su cuerpo y así nace el embrión portador de fortuna
y esto de acuerdo con el orden de la Naturaleza. Después, en el
fondo del vaso, aparece el fuerte etíope quemado, calcinado, des
colorido y totalmente muerto y sin vida438 (figura 219). El etíope
pide ser sepultado, bañado con su propia humedad y calcinado
lentamente439, hasta que vuelva a surgir del intenso fuego en res
plandeciente figura... ¡He aquí una maravillosa reconstitución o
renovación del etíope! En virtud del baño del renacimiento, él
se da un nuevo nombre que los filósofos llaman azufre natural y
su hijo, el lapis philosophorum. Ved, es una cosa, una raíz, una
esencia a la que nada exterior se agrega, sino que se le quita mu
cho de lo superfluo mediante el magisterio del arte... Es el tesoro
de los tesoros, el supremo elixir filosófico, el misterio celeste de
los antiguos. Bienaventurado el que lo encuentra.
El que lo vio escribe y habla abiertamente y yo sé que el suyo
es testimonio verdadero. ¡Sea loado Dios por toda la eternidad!...
el femenino y el masculino? Parece tratarse de la unión del Sol con la Luna, Marte y
Mercurio.
435. «Es la fuerte fortaleza de la total fortaleza», Tabula (ed. Ruska), p. 2.
436. La sustancia particular, de la cual se ocupó María, la profetisa y «hermana
de Moisés», MP, pp. 319 s.: «Toma alumen de España, goma blanca y goma roja, que
es el kibric [= azufre] de los filósofos... y une en verdadero matrimonio la goma con
la goma».
437. Es de suponer que se trate del Sol, tal vez en la forma de «goma». El coito
del Sol y la Luna en el baño es un mitologema central de la alquimia, celebrado en nu
merosas representaciones gráficas (figuras 218, 159, 157y otras).
438. Es decir, el caput mortuum, la cabeza de Osiris en el estado de nigredo. El
«etíope» procede igualmente de un tratado atribuido a Alberto Magno, intitulado Su-
per arborem Aristotelis —TQ 17—. El pasaje dice: «... hasta que la cabeza negra que
tiene similitud con el etíope, es bien lavada y comienza a tornarse blanca...». En las
Bodas químicas de Rosencreutz la presunta reina del espectáculo es la ocasional con
cubina del moro. Cf. asimismo AC (1), cap. VI, parábola primera.
439. La calcinación corresponde probablemente a la incineración, y el arder de
las cenizas tiende a la vitrificación. También esta operación debe de proceder de Ma
ría Profetisa: «vitrifica sobre este Kibric y Zuboc <alias Zibeic> y ellos mismos son
dos humos envolviendo dos luces». MP, p. 321: Zaibac, Zeida, Zaibach, Zaibar, Ze-
rachar, Zibatum, id est, argentum vivum; Zaibar = Mercurius (Ruland, Lexicón). Zi-
baq <árabe> = mercurio (von Lippmann, p. 409). Kibric = kibrít = azufre (árabe)
(Turba [ed. Ruska], p. 348: registro árabe; además p. 324: «Cabritis es la traducción
latina de kibrít “azufre”»).
255
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
256
5. EL PARALELO LAPIS-CRISTO
g) George Ripley
257
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
Había una vez un noble rey (el caput corporum [cabeza de cuer
pos]), que no tenía descendencia. Se lamentaba de su esterilidad:
un defectus originalis (deficiencia original) debía haberse produ
cido en él, aunque lo habían «nutrido bajo las alas del Sol», sin
defectos físicos naturales. El rey dice literalmente: «Pero desgra
ciadamente temo y sé con seguridad que si no gozo enseguida de
la ayuda de la species, no podré engendrar. Sin embargo, con gran
sorpresa oí decir que, a través del árbol de Cristo (figura 222), de
beré renacer». Entonces el rey quiso retornar al seno materno y
disolverse en la prima materia. La madre lo incitó a realizar este
propósito y lo ocultó al punto debajo de su vestido, hasta que vol
vió a encarnarlo por sí y en sí. Y así la madre quedó embarazada.
Durante el periodo de preñez comió carne de pavo real y bebió
la sangre del león verde. Por fin, dio a luz al niño, semejante a la
Luna, que luego hubo de pasar al brillo del Sol. El hijo volvió a
ser rey. El texto dice: «Dios te dio las magníficas, centelleantes ar
mas de los cuatro elementos, y en medio de ellas estaba la virgen
444. Ripley (4), pp. 421 ss. —en traducción libre y resumida. La versión com
pleta se encuentra en Mysterium coniunctionis II [OC 14, § 21-130]—. Cf. AC (1),
cap. X, quinta parábola.
258
5. EL PARALELO LAP/S-CRISTO
259
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
260
5. EL PARALELO LAPIS-CRISTO
449. «... et includit eum in suo útero, quod nil penitus videri potest de eo. Tan-
toque amore amplexata est Gabricum, quod ipsum totum in sui naturam concepit, et
in partes indivisibiles divisit». [Cf. § 439, nota 248, de este volumen.]
450. El pasaje correspondiente de la Vulgata dice así: «Et orietur vobis timentibus
nomen meum sol iustitiae et sanitas in pennis eius: et egrediemini et salietis sicut vituli
de armento».
261
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
como una profecía mesiánica, algo que, desde luego, Ripley sa
bía. Las alas del Sol451 constituyen una imagen muy antigua que
se hallaba, no obstante, al alcance del hebreo Malaquías: se trata,
en verdad, del símbolo egipcio del Sol. Aquel a quien nutre este
Sol es el hijo de Dios: esto es, el rey452.
498 Así como en la Visión de Arisleo el hijo muerto del rey vuel
ve a la vida por obra de los frutos del árbol filosófico, en Ripley
el rey enfermo ha de sanarse en virtud de una species particu
lar. Por esta species, ha de entenderse un (jráppaKov Cwqc;, un eli
xir vitae. El árbol por el cual renacerá es, por una parte, la cruz
de Cristo (figura 222) y por otra el árbol inmortal de los frutos
milagrosos de la Visión de Arisleo (figuras 188 y 189). Durante
el periodo de embarazo, la madre se alimenta de carne de pavo
real y de sangre. Verdad es que el pavo real es un antiguo símbo
lo cristiano del Redentor; no obstante, es dudoso que Ripley lo
conociera. Pero el pavo real (figuras 230 y 111) es un pariente
cercano del Ave Fénix453, que Ripley conocía como símbolo de
Cristo (véanse las figuras del Rollo de Ripley). La sangre procede
del león verde, que yace en el regazo de la virgen y que sangra
por la herida de un costado454. Trátase, pues, del simbolismo de
la comunión y de la herida en el costado de Cristo que yace en el
regazo de la Pietá. El león verde es una forma de transformación
del Mercurius455.
499 La madre, en su condición de regeneradora, es idéntica al
árbol. En la Pandora de 1588 el árbol está representado como
virgen (Pandora) coronada y desnuda456 (figura 231). El arbor
philosophica es un símbolo frecuente y representa el proceso fi
losófico. Si Ripley habla del árbol de Cristo lo hace identificando
el árbol milagroso con la cruz de Cristo457 (figuras 221 y 222).
451. Las plumas del Ave Fénix y de otras aves desempeñan en la alquimia en ge
neral, y particularmente en Ripley, un importante papel, cf. Rollo, TQB 4, pp. 375 ss.;
además, las figuras 163 y 192.
452. GM, p. 221: «La piedra... generada por el Sol y la Luna...: Nació primero
en la tierra y sin embargo está rota, destruida y mortificada... es generada por el va
por y nacida de nuevo, con el viento llega al mar... y con el viento viene del mar a la
tierra... y rápidamente se evapora de nuevo... Y si bien diariamente nace de nuevo, sin
embargo existió desde el comienzo del mundo...» (cf. Jn 1, 1 y 15).
453. Cf. Caussin, p. 71; s.v. phoenix.
454. La herida del león significa su sacrificio y la mortificación en el proceso.
También se lo representa mutilado, con las patas delanteras cortadas. Cf. p.e. Reus-
ner, p. 227. Es del caso mencionar también el unicornio herido que reposa en el re
gazo de la virgen (figuras 242 y otras).
455. Ruland: «El león verde; de acuerdo con la opinión de algunos, oro».
456. Página 225.
457. Para mí constituye todavía una cuestión irresuelta si en la alquimia no se en-
262
5. EL PARALELO LAP/S-CRISTO
h) Los epígonos
502 Considero como epígonos a los autores del siglo xvil, cuando la
alquimia, si bien alcanzó un momento de apogeo, comenzó ya a
descomponerse, al separarse cada vez con mayor claridad la mys-
263
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
tica de la physica. Por una parte se manifestaba cada vez con ma
yor vigor la corriente místico-filosófica, y por otra comenzaba
a destacarse nítidamente la química propiamente dicha. La era
de las ciencias naturales y de la técnica estaba en sus comienzos,
mientras la actitud espiritual introspectiva medieval comenzaba
a precipitarse cada vez más hacia su ocaso. La valoración religio
so-metafísica se mostraba en medida creciente inapropiada para
expresar adecuadamente el material de experiencia psíquica que
salía a la luz en virtud del opus alchymicum. Quedó reservado a
la psicología empírica, nacida sólo varios siglos después, arrojar
una nueva luz sobre los oscuros contenidos psíquicos de las ex
periencias herméticas.
503 En la literatura de finales del siglo XVI y principios del si
glo XVII, la especulación mística, estimulada probablemente por
el humanismo y por el cisma de la Iglesia, suprimió muchos de
los velos que cubrían antes los misterios, en la medida en que a los
autores en general les era posible encerrar en palabra e imagen lo
indecible. Las representaciones simbólicas que surgieron, en par
te verdaderamente grotescas, no sólo no contribuyeron en nada
a aclarar el arcano, sino que determinaron en gran medida que
se desvalorizara a los ojos de los profanos, con lo cual fomenta
ron el declive de la sabiduría hermética. Cuánto perdió con ello
la cultura psíquica europea es cosa que comenzamos a presentir
hoy con nuestro agudo sentido psicológico, sobre todo al con
siderar la descomposición sin precedentes de Europa. Afortuna
damente, la pérdida no es irreparable: «la Naturaleza, con todo,
siempre vuelve de nuevo».
504 De esta literatura quisiera todavía mencionar algunos parale
los entre Cristo y el lapis.
505 En el tratado De arte chimica46\ de un autor anónimo461 462, se
encuentra un paralelo de Mercurius-Ztfpzs que no puedo dejar
461. AA10.
462. El autor debe de ser nada menos que Marsilio Ficino (1433-1499). Tal es la
opinión de Manget (BQC, vol. II, p. 172). Dícese que el tratado debe estar conteni
do en la colección de las obras de Ficino (Basilea, 1561 y 1576) (Schmieder, p. 235.
Véanse también Ferguson, I, p. 268, y Kopp, I, p. 212). Pero en el tratado [AI, p. 596]
se menciona el asesinato de Pico de la Mirándola: «¿Quién no derramaría lágrimas
ante el crimen intempestivo de Pico de la Mirándola?». Esto sólo puede referirse a
Gianfrancesco Pico de la Mirándola, asesinado en 1533, el sobrino del gran Pico. Este
term/wMS a quo está a treinta y cuatro años de la muerte de Ficino. La mención (AI,
p. 625) del padre franciscano Ulmannus y de su tratado iluminado indica más bien
a un autor alemán de mediados del siglo XVI. Es posible que el tratado de Ulmannus
se relacione con el Dreifeltigkeitsbuch. La indicación de Schmieder es inexacta, pues,
como hube de asegurarme, el tratado no está contenido en la edición de Basilea.
264
5. EL PARALELO LAP/S-CRISTO
463. En el texto aparece equivocadamente auri en lugar de ízwí/í. Cf. AI, p. 608.
464. /M.,p. 582.
465. Ibid., p. 626.
265
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
266
5. EL PARALELO LAP/S-CRISTO
magníficamente, los redime y los tiñe para que vivan una vida
eterna / y los hace perfectos como de oro puro.
La tercera persona de la Trinidad es Dios, el Espíritu San
to / un consolador enviado por Nuestro Señor Jesucristo / a sus
creyentes cristianos / para que los fortifique y los consuele en la
fe, hasta la vida eterna: luego es también el Spiritus Solis Mate-
rialis o Mercurius corporis\ cuando se juntan / se llama entonces
Mercurius duplicatus^ tales son los dos espíritus: Dios el Padre
y Dios el Espíritu Santo: pero Dios el Hijo es el Homo glorifi-
catus, como nuestro oro glorificado y fijo / el lapis philosopho-
rum, que por eso se llama también Trinus, es decir, «sacado de
dos aguas o espíritus, el mineral y el vegetal», y del azufre, So
lis animal469.
267
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
el cuerpo espiritual y lo fijo volátil... Sénior dice que el espíritu que es fuego salga del
cuerpo... De donde se dice que la tintura surge de la naturaleza de las cosas volátiles:
y aquello que hace al espíritu mismo firme y fijo, es fijo y perpetuo y no puede ser
quemado y se llama el sulphur de los filósofos».
473. Orthelius, p. 527. Orthelius es conocido sólo como comentador de Michael
Sendivogius, que vivió en la segunda mitad del siglo XVI.
268
5. EL PARALELO LAP/S-CRISTO
474. «El Arqueo es el sumo espíritu exaltado e invisible, separado de los cuerpos,
la fuerza oculta de la naturaleza», Ruland, Lexicón, s.v., fuertemente influido por
Paracelso.
475. Cf. Maier (3), p. 141. Las palabras citadas no proceden en esta forma del
propio Morieno, sino de Maier, quien las puso como epígrafe característico de Mo
rieno en el capítulo de su libro referido a este autor. El original se encuentra en
Morieno, pp. 35 s.
269
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
476. Abu’l-Qásim, p. 24: «And this prime matter is found in a mountain contain-
6. EL SIMBOLISMO ALQUÍMICO EN LA HISTORIA DE LAS RELIGIONES
from one thing and not from sepárate things, ñor from things dis-
tinguishing or distinguished» [derivada de una cosa y no de cosas
separadas, ni por cosas que disciernen o discernidas]477. Y en el
mysterium magnum de Paracelso, precisamente la prima materia^
«no había género de tipo alguno»478. O bien la prima materia se
encuentra en la montaña en la que todo está trocado y revuelto,
como dice Abu’l Qásim: «And the top of this rock is confused
with its base, and its nearest part reaches to its farthest, and its
head is in the place of its back, and vice-versa»479 [Y la cumbre de
esa roca se confunde con su base, y su parte más cercana alcan
za su parte más lejana, y su cabeza está en el lugar de su lomo, y
viceversa].
517 Tales afirmaciones son presentimientos de la esencia paradó
jica de lo inconsciente, que nadie sabía dónde colocar sino preci
samente en lo que de desconocido tiene el objeto, ya se trate de
la materia, ya se trate del hombre. En la literatura alquímica se
expresa muchas veces la sensación de que habrá de encontrarse
el secreto ya en un extraño ser vivo, ya en el cerebro del hom
bre480. La capacidad de transformación de la prima materia era
ing an immense collection of created things. In this mountain is every sort of know-
ledge that is found in the world. There does not exist knowledge or understanding or
dream or thought or sagacity or opinión or deliberation or wisdom or philosophy or
geometry or government or power or courage or excellence or contentment or pa-
tience or discipline or beauty or ingenuity or journeying or orthodoxy or guidance or
precisión or growth or command or dominión or kingdom or vizierate or rule of a
councillor or commerce that is not present there. And there does not exist hatred or
malevolence or fraud or villany or deceit or tyranny or oppression or perverseness or
ignorance or stupidity or baseness or violence or cheerfulness or song or sport or flute
or lyre or marriage or jesting or weapons or wars or blood or killing that is not present
there» [Y esta materia prima se encuentra en una montaña que contiene un inmen
so conjunto de cosas creadas. En esta montaña están todas las clases de conocimiento
que se encuentran en el mundo. No existe conocimiento o entendimiento o sueño o
pensamiento o sagacidad u opinión o deliberación o sabiduría o filosofía, geometría
o gobierno o poder o coraje o excelencia o contentamiento y paciencia o disciplina o
belleza o ingenuidad o jornada u ortodoxia o guía o precisión o crecimiento o man
do o dominio o reino o visirato o gobierno de un consejero o comercio que no esté
presente allí. Y no existe odio o maldad o fraude o villanía o impostura o tiranía u
opresión o perversidad o ignorancia o estupidez o vileza o violencia o alegría o canto
o diversión o flauta o lira o matrimonio o chanza o arma o guerra o sangre o matanza
que no esté allí presente].
477. Ibid., p. 22.
478. Sudhoff XIII, p. 402.
479. L.c.,p. 24.
480. «Cuando por lo tanto aquel espíritu de las aguas supracelestes tomó su sede
y lugar en el cerebro...», Steebus, p. 117. La «piedra que no es piedra» es el XlGoí
éyK€(|)aXo(; —Berthelot (2), I, m, 1— y el áZapaorpivot; cyK^aXoc (ibid., I, IV, 1); lo
mismo en Zósimo, que caracteriza la materia despreciada y a la vez preciosa como
¿5(ópr)Tov kcul 06o5úpr|Tov (no dada y dada por Dios) (ibid., III, n, 1). Accipe cerebrum
271
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
eius (cita de Hermes en RF1, p. 264 [p. 104]). El os occiput se emplea durante la obra,
porque «el cerebro es morada de la parte divina» (PC, p. 124). El occiput es el vas ce-
rebri (ib id., p. 148; cf. figuras 75 y 135). El cerebro es «... la sede del alma racional...
Pues es triangular por composición y más próximo a la simplicidad que todas las otras
partes del cuerpo...» (ibid., p. 127). Es ese elemento corporal que se halla más cerca
de la simplicidad del alma y que, por tanto, constituye el puente que lleva a la trans
formación espiritual (ibid., p. 187).
481. Rosencreutz, pp. 54 ss. Sobre la paloma: «... Serán blanqueados con nieve
en Selmon y serán como las alas de una paloma cubierta de plata y las partes posterio
res de su dorso con la palidez del oro. Así será para mí un hijo amado...» (AC [1], cap.
VI, parábola primera). «... el plomo de los filósofos... en el cual está la resplandeciente
paloma, que se llama la sal de los metales, en el que consiste el magisterio de la obra.
Esta es la casta, sabia y rica reina de Saba, vestida con un velo blanco. (Grasseus [2],
p. 314). «Y ella me dará alas como de paloma y volaré con ella al cielo y luego diré:
vivo eternamente...» (AC [1], cap. XII, parábola séptima, pp. 116 y 117).
482. MH, pp. 338 ss., primero en Barnaud, Triga chemica.
272
6. EL SIMBOLISMO ALQUÍMICO EN LA HISTORIA DE LAS RELIGIONES
519 A este respecto tengo que recordar una vez más a Ripley, en
cuya obra encontramos el siguiente pasaje: «Pero en su regazo
yacía el león verde, de cuyo costado manaba sangre». Esta ima
gen indica, por una parte, la conocida representación de la Pie-
tá, pero por otra también el unicornio herido por los cazadores
y capturado en el regazo de la virgen (figuras 241 y 242): se tra
ta de un motivo frecuente en las representaciones medievales.
Cierto es que en Ripley el unicornio está sustituido por el león
verde, lo cual no constituye ninguna dificultad para el alquimis
ta, ya que el león es igualmente un símbolo del Mercurius. La
doncella virgen representa su aspecto femenino, pasivo, pero el
unicornio o el león, la fuerza salvaje, indomable, masculina y pe
netradora del spiritus mercurialis. Dado que el símbolo del uni-
273
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
489. Sal 29, 6: «Hace al Líbano brincar como un novillo, y al Sarión como a cría
de búfalo».
490. Sal 92, 11: «En alto levantas tú mi cuerno, como el de los búfalos».
491. Sal 22, 22: «sálvame de las fauces del león y a mi pobre alma de los cuernos
de los búfalos».
492. Tertuliano (3), cap. X [PL II], col. 666. Esto se refiere a Dt 33, 17: «Su be
lleza como la del primogénito del toro, sus cuernos como cuernos de rinoceronte, con
ellos cornea a los pueblos».
274
6. EL SIMBOLISMO ALQUÍMICO EN LA HISTORIA DE LAS RELIGIONES
493. Dialogus cum Tryphone Judaeo, cap. 91 [PG VI, col. 691].
494. Opera, p. 24.
495. Vita, cap. XCI [PG CXX, col. 69]. Ya Eliano, XVI, 20, señala la naturaleza
de eremita del monókeros.
496. Caussin, pp. 401 y 348 ss.: «La fortaleza de Dios es similar a la del rinoce
ronte, Ex 15. El Unicornio no admite que otro cohabite en su cueva: el hijo de Dios
edificó por los siglos, es decir, en el útero de la Beata Virgen»; cf. Vulgata, Sal 77, 69;
Biblia de Zúrich, Sal 78, 69: «Y lo mismo que el hijo del cielo, edificó su santuario,
fijo como la tierra, que fundó por la eternidad». El cuerno del monókeros obra como
alexiphármakon, pues aleja el veneno del agua, lo cual se refiere alegóricamente al
Christi baptismum —es decir, a la consagración del agua bautismal—; «es rectamente
aplicado a Cristo bautizado, quien, como el amado hijo de los unicornios, santificó
las corrientes de agua para lavar las suciedades de todos nuestros crímenes, como dice
Beda». El carácter salvaje del rinoceronte se subraya en Job 39, 9 ss., según la Vulgata-.
«¿Querrá acaso servirte el buey salvaje o pasar la noche junto a tu pesebre?, ¿atarás a
su cuello la coyunda?, ¿rastrillará los surcos tras de ti?».
497. Picinellus, 1, 419b: «San Buenaventura; Cristo, dice, por medio de la dulcísi
ma María se ablanda y se calma, para no apartarse del pecador por la muerte eterna»
(!). El mito de la virgen y del unicornio nos es transmitido en el Líber etymologiarum
T75
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
c) El unicornio en gnosticismo
506. Cf. «Paracelso como fenómeno espiritual» [OC 13,4, § 158] y «Paracelso
como médico» [OC 15,2, § T7 ss.J: maturatio,
507. Los pasajes citados se encuentran en Hipólito, V, 9, 12-15.
278
6. EL SIMBOLISMO ALQUÍMICO EN LA HISTORIA DE LAS RELIGIONES
cosas, también «tierra del Paraíso», que Adán habría traído con
sigo después de su expulsión. El Mercurius philosophorum con
siste en los cuatro elementos (figura 214). En un canto mistérico
citado por Hipólito se designa a Osiris como «el cuerno celes
te de la Luna» (étTovpávLov privón Ktpa^), y el mismo ser original
es llamado también Sofía y Adán508. Ya conocemos en su aspec
to alquímico estas analogías. Otra analogía mencionada en este
texto es la de Attis multiforme. La capacidad de transformarse
y de asumir diversas formas que tiene Mercurius es una repre
sentación fundamental de la alquimia. Creo que no es necesario
que me adentre en este sistema pagano introducido en las repre
sentaciones cristianas, pues es suficiente la comparación con las
citas cristianas.
d) El escarabajo unicorne
508. Ibid.,V, 9, 8.
509. Papyrus Graecus J 384 (Preisendanz, p. 60, líneas 44 ss.).
510. EnTrismosin.
511. Rosino es una corrupción de Zósimo.
279
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
532 Los rastros precristianos del unicornio nos llevan al Oriente516 517.
Allí ya lo encontramos por ejemplo en los himnos del Atharua
Veda (III, 7), en un «Charm against kshetriya, hereditary desea
se» [encantamiento contra la kshetriya, enfermedad hereditaria):
1. ¡Sobre la cabeza del ágil antílope se produce un remedio! Me
diante su cuerno expulsó la kshetriya [enfermedad hereditaria]
en todas direcciones.
2. El antílope corrió detrás de ti, con sus cuatro patas. ¡Oh, cuer
no, pon en libertad la kshetriya, que está atada en su corazón!
3. (El cuerno) que resplandece allí como una azotea de cuatro alas
—lados—, con él expulsamos toda kshetriya de tus miembros317.
280
6. EL SIMBOLISMO ALQUÍMICO EN LA HISTORIA DE LAS RELIGIONES
281
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
f) El unicornio en Persia
527. Holtzmann, pp. 131 ss.; Lüders, pp. 87 ss. La historia también aparece en
los Jatakas budistas (Jataka, 526).
282
6. EL SIMBOLISMO ALQUÍMICO EN LA HISTORIA DE LAS RELIGIONES
528. «Regarding the three-legged ass, they say that it stands amid the wide-
formed ocean, and its feet are three, eyes six, mouths nine, ears two, and horn one,
body white, food spiritual, and it is righteous. And two of its six eyes are in the posi-
tion of eyes, two on the top of the head, and two in the position of the hump; with
the sharpness of those six eyes it overcomes and destroys. Of the nine mouths three
are in the head, three in the hump, and three in the inner part of the flanks; and each
mouth is about the size of a cottage, and it is itself as large as Mount Alvand. Each
one of the three feet, when it is placed on the ground, is as much as a flock (gird) of a
thousand sheep comes under when they repose together; and each pastern is so great
in its circuit that a thousand men with a thousand horses may pass inside. As for the
two ears it is Mázendarán which they will encompass. The one horn is as it were of
gold and hollow, and a thousand branch horns have grown upon it, some befitting a
camel, some befitting a horse, some befitting an ox, some befitting an ass, both great
and small. With that horn it will vanquish and dissipate all the vile corruption due to
the efforts of noxious creatures.
»When that ass shall hold its neck in the ocean its ears will terrify (asahtnéd), and all
the water of the wide-formed ocean will shake with agitation, and the side of Gána-
vad will tremble (shtvanéd). When it utters a cry all female water-creatures, of the
creatures of Aüharmazd, will become pregnant; and all pregnant noxious water-crea-
tures, when they hear that cry, will cast their young. When it stales in the ocean all
the sea-water will become purified, which is in the seven regions of the earth —it is
even on that account when all asses which come into water stale in the water— as it
says thus: “If, O three-legged ass! you were not created for the water, all the water
in the sea would have perished from the contamination which the poison of the evil
spirit has brought into its water, through the death of the creatures of Aüharmazd”.
»Tistar seizes the water more completely from the ocean with the assistance of the
three-legged ass. Of ambergris also (atnbar-ik) it is declared, that it is the dung of the
three-legged ass; for if it has much spirit food, then also the moisture of the liquid
nourishment goes through the veins pertaining to the body into the uriñe, and the
dung is cast away» (cap. XIX, West, pp. 67 ss.).
529. Berthelot (1), III, p. 120.
283
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
284
6. EL SIMBOLISMO ALQUÍMICO EN LA HISTORIA DE LAS RELIGIONES
him!) was forbidden to eat, and when he ate thereof he was transformed from his
angelic form to human form. And this tree may be changed into every animal shape»
(Abu’l-Qásim, p. 23).
* Cf. figura 54; además, «Paracelso como fenómeno espiritual» [OC 13,4], la
portada.
** Cf. figura 83 en Símbolos de transformación [OC 5J.
534. Der babylonische Talmud (Goldschmidt [ed.]), X, p. 359. Tratado Zebahim,
fol. 113b.
535. Cf. a este respecto el pasaje paralelo de Goldschmidt, VIII, p. 203 (Tratado
Baba Bathra, fol. 73b), así como la observación: «Por Re’em, o bien, re’ima... ha de
entenderse, como surge de muchos pasajes de la literatura rabínica, el unicornio».
285
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
Abbá Saúl, según otros como R. Johanan, dijo: «Yo fui enterra
dor de muertos. Una vez corrí tras una corza y llegué hasta don
de estaban los huesos de la cadera de un muerto; corrí tres pa-
rasangas detrás de la corza, pero no la alcancé y aquellos huesos
536. De manera que el agua estaba caliente y el unicornio habría debido perecer
por el calor, aun cuando le hubiera quedado la posibilidad de respirar. Cf. la nota de
Goldschmidt.
537. Esto se refiere a Gén 6, 14, donde se dice que las junturas del Arca estaban
cubiertas por dentro y por fuera con betún que, por obra del agua caliente, debía de
haberse fundido. Véase la nota respectiva de Goldschmidt.
538. La leyenda talmúdica según la cual Og sobrevivió al Diluvio, se encuentra en
el Tratado Nidda, fol. 61a. (Goldschmidt, XII, p. 552): «En efecto, se dice (Gén 14,
14): tcY vino el que escapó y contó a Abrahán el hebreo”, y R. Johanan dijo: “Ése era
Og, que había escapado al Diluvio”».
539. Según Zunz (p. 289), no es anterior al siglo vm.
540. Vuelto a contar en Bin Gorion, SI, p. 208.
541. Der babylonische Talmud, XII, p. 552 (Tratado Nidda, fol. 61a).
542. Trátase del más importante de los gigantes mencionados en Gén 6, 4 (véase
la nota de Goldschmidt).
543. Fol. 24b.
286
6. EL SIMBOLISMO ALQUÍMICO EN LA HISTORIA DE LAS RELIGIONES
Dijo R. Huna bar Idi: En la época en que David aún cuidaba re
baños, encontró el unicornio (Re’em) durmiendo en el desierto y
pensó que era un monte, y subió a él e hizo pastar en él —al re
baño—. Entonces el unicornio se agitó y se levantó, y David ca
balgaba sobre él y alcanzó el cielo. Y en esa hora habló David (a
Dios): «Si me haces bajar de este unicornio, te construiré un tem
plo de cien codos, como el cuerno de este unicornio»... ¿Y qué
hizo el Santísimo, loado sea? Hizo de manera que apareciera un
león y cuando el unicornio vio al león se asustó de él, se agachó
ante el león, porque es su rey, y David bajó a tierra. Pero cuan
do David vio al león se asustó de él. Por eso se dice: «Libérame
de las fauces del león, así como me liberaste de los cuernos del
búfalo».
544. Der babylonische Talmud, I, p. 237 (Tratado Berakhoth, fol. 54b) y Targum
del Pseudo-Jonatán, sobre Núm 21, 35.
545. Sobre el Sal 22, 22: «Sálvame de las fauces del león y apártame de los cuer
nos de los búfalos». Cf. Midrasch Tehillim (ed. de Buber).
546. Über die Zehn Stamme de Ozar Midraschim (ed. de Eisenstein), p. 468.
287
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
h) El unicornio en China
547. Del Ts’i-yüan (léxico chino), s.v. Qi-lin: Se asemeja al ciervo, pero es de
dimensiones mayores. Tiene cola de toro y cascos de caballo; posee un solo cuerno
de carne; el pelo del lomo es de cinco colores y amarillo (o castaño) el del vientre;
no pisa ninguna hierba viva ni come seres vivos; aparece cuando surgen gobernado
res perfectos (shenjeri) y cuando se realiza el Tao del rey. Las leyendas para las figu
ras 259 y 260 fueron traducidas del chino para la edición original del presente volu
men por el profesor E. H. von Tscharner. Sobre la leyenda de Confucio, cf. Wilhelm
(2), pp. 60 y 189.
288
6. EL SIMBOLISMO ALQUÍMICO EN LA HISTORIA DE LAS RELIGIONES
i) La copa de unicornio
550 La copa que cura no deja de tener relación con la «copa de la sal
vación», esto es, con el cáliz de la comunión y también con la
copa de los oráculos. Migne refiere que el cardenal Torquemada
tenía siempre sobre su mesa una copa de unicornio: «La corne de
licorne préserve des sortiléges»550 [el cuerno de unicornio preser
va contra los sortilegios] (figuras 261 y 262). Los griegos llama
ban «cuerno celeste lunar» a «Gerión tricorpóreo». Pero éste es el
«Jordán»551, «el hombre andrógino que está en todos» y que «ha
289
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
arriba. Éste es, dice, el hombre andrógino que está en todos, al que los que no sa
ben llaman Gerión tricorpóreo —porque “Ge-rión” quiere decir “el que fluye desde
la tierra”—, pero en general los griegos le llaman “cuerno celeste lunar”, porque ha
mezclado y unido todas las cosas en todo», Elenchos V, 8, 4-5, F. García Bazán, La
gnosis eterna I, p. 102].
552. Jn 1, 3 ss.
553. Trátase aquí de la copa de José en Gén 44, 4 ss.: «¿Por qué habéis pagado
mal por bien? ¡Se trata nada menos que de lo que utiliza mi señor para beber, y tam
bién para sus adivinaciones!».
554. Hipólito, V, 8, 4-7. No podemos dejar de mencionar el hecho de que el
Elenchos, después de tratar los símbolos recién mencionados, pasa directamente a
considerar las figuras itifálicas de los misterios de Samotracia y a Hermes Cilenio
como ulteriores analogías del arcano naaseno.
555. Hipólito indica que las tres partes de Gerión son: una racional, otra psíquica
y otra ctónica.
290
6. EL SIMBOLISMO ALQUÍMICO EN LA HISTORIA DE LAS RELIGIONES
556. Die Apokryphen II, p. 400. Recuérdese la ecuación alquímica: agua = fuego.
557. «Al final el Rey se presentará a ti coronado con su diadema, refulgente como
el Sol, radiante como el carbúnculo... permaneciendo en el fuego». Cita del Lilius, en
RF1, p. 329 [p. 201]. El lapis es «luz de carbúnculo resplandeciente»; «la piedra de
carbúnculo que resplandece en la luz del fuego» (Khunrath [2], p. 242; también [1],
p. 202).
558. Parsifal, IX, líneas 1494-1501.
291
LAS REPRESENTACIONES DE LA REDENCIÓN EN LA ALQUIMIA
292
EPÍLOGO
555 Nunca llegó a saberse con toda claridad qué entendían los anti
guos filósofos por el lapis. Puede darse una respuesta satisfacto
ria a esta pregunta únicamente si sabemos qué contenidos de su
inconsciente proyectaban en ello. Sólo la psicología de lo incons
ciente está en condiciones de resolver tal enigma. De lo inconscien
te sabemos que un contenido suyo, mientras permanezca proyec
tado, es inaccesible, y éste es el motivo por el cual también los
esfuerzos de los autores nos han revelado muy pocas cosas efec
tivas sobre el misterio. Pero tanto mayores son, en cambio, los
frutos en lo que respecta al material simbólico, que se halla en
estrecha relación con el proceso de individuación.
556 Al ocuparse de la alquimia, es menester no perder nunca de
vista que en la Edad Media esta filosofía desempeñó un impor
tante papel y desarrolló una rica literatura que ejerció amplia in
fluencia sobre la vida espiritual de la época. El paralelo del lapis
y Cristo indica tal vez mejor que ninguna otra cosa esta impor
tancia de la alquimia. Espero que esta circunstancia explique —o
disculpe— el hecho de que mi sintética exposición se refiera a
veces a esferas que aparentemente no tienen ninguna relación
con la alquimia. Si se enfoca psicológicamente el pensamiento al-
químico, hay que tomar en consideración relaciones que, obser
vadas sólo desde un punto de vista puramente exterior, parecen
ajenas al material histórico. Pero cuando intentamos compren
der estas manifestaciones desde dentro, es decir, desde un pun
to de vista psíquico, partimos de un centro en el cual las cosas
que exteriormente parecen muy alejadas se manifiestan en ver
dad muy cercanas. Y allí encontramos esa alma humana que, a
diferencia de la consciencia, apenas cambia de modo sensible en
293
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
1. Cf. a este respecto mis explicaciones en Tipos psicológicos [OC 6,1], cap. V.
294
EPÍLOGO
295
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
296
EPÍLOGO
297
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
298
EPÍLOGO
299
APÉNDICES
GLOSARIO
303
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
anima alma
anima aurea alma áurea
anima candida alma blanca, alma blanca
resplandeciente
anima corporalis alma corporal
anima intellectualis alma intelectual
anima naturaliter christiana alma cristiana por naturaleza
anima mundi alma del mundo
anima rationalis alma racional
antiquo more tenebrionum en el antiguo modo de los
obscurantistas
aqua divina agua divina
aqua mercurialis agua mercurial
aqua nostra agua nuestra
aqua permanens agua permanente
aqua philosophica agua filosófica
aqua sapientum agua de los sabios
aqua vitae agua de vida
aqua vulgi agua vulgar
aquilo viento norte
arbiter mundi juez del mundo
arbor philosophica árbol filosófico
arbor sapientiae árbol de sabiduría
archetypus arquetipo
argentum vivum plata viva = mercurio
artifex artífice, artesano, alquimista
ascensus ascenso
assumptio Beatae Mariae Virginis asunción de la Bienaventura
da Virgen María
astrum astro
attritio atrición, arrepentimiento
incompleto
augmentatio aumento, ampliación
aurea apprehensio comprensión áurea
aureum vellus vellocino de oro
aurum non vulgi el oro que no es el del
vulgo
aurum nostrum nuestro oro
aurum philosophicum oro filosófico
aurum potabile oro potable, panacea
aurum volatile oro volátil, oro espiritual
aurum vulgi oro del vulgo
auster viento sur
ave praeclara ave preclara
Avis Hermetis Ave de Hermes
baptisma bautismo, inmersión,
ablución, lavado
304
GLOSARIO
305
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
306
GLOSARIO
307
■
PSICOLOGIA Y ALQUIMIA
alquimista
homo totus hombre total
homunculi homúnculos, hombrecillos
honorabile honorable
humidum radicale húmedo radical
humilitas humildad
hypostatica hipostática
308
GLOSARIO
ignis fuego
ignis gehennalis fuego de la gehenna, del
infierno
ignis noster nuestro fuego (el fuego
alquímico)
ignis verus fuego verdadero
illa res esta cosa, esta substancia
illuminatio iluminación
imaginario imaginación
imago imagen, estatua
imago Christi imagen de Cristo
imago lapidis imagen de piedra
imago mentalis imagen mental
imago mundi imagen del mundo
imitatio imitación
immolatio inmolación
impressio formae impresión de la forma
in concreto en resumen
in cunis suis involutus envuelto en pañales en su
cuna
ineptia mysterii (o ineptiae mysterií) absurdos del misterio
in extenso por extensión
in gremio virginis en el seno de la virgen
in novissima die hujus artis en el último día de este arte
in potentia en potencia
in saecula saeculorum por los siglos de los siglos
in substantia en sustancia
in viam [in via] eiectus arrojado en la calle
inclusus encerrado
increatum lo increado
incubavit incubó
incumbere debet ocuparse activamente
informatio conformación
informis massa masa amorfa, informe
ingenium cualidad innata, talento,
en pl.: invenciones
insigne devotionis devoción insigne
inspiratus inspirado, insuflado
insuperabilis fortitudo fortaleza insuperable
integrae íntegras, integradas
intellectus entendimiento, intelecto
intelligentia inteligencia
intelligentiae inteligencias
intemerata inmaculada, incorrupta
interrogationes magnae et parvae preguntas grandes y
pequeñas
invenire descubrir, encontrar
309
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
310
GLOSARIO
311
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
312
GLOSARIO
313
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
314
GLOSARIO
315
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
316
GLOSARIO
felicidad
iÍXloc;áuaroXfic hélios anatolés Sol naciente
OcoKaráparoc; Theokatáratos maldito de Dios
0COU ULÓ^ theoü hyiós hijo de Dios
Ocopía theoría contemplación, teoría
pensamiento, visión
317
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
318
GLOSARIO
319
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
320
TEXTOS LATINOS Y GRIEGOS
I. INTRODUCCIÓN A LA PROBLEMÁTICA
PSICOLÓGICA RELIGIOSA DE LA ALQUIMIA
321
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
15580 Protege me, protegam te. Largiri vis mihi meum ut adjuvem te.
157 fiup áeí Cóv.
15781 Elige tibi pro lapide, per quem reges venerantur in Diadematibus suis...
quia ille est propinquus igni.
15783 ¿apis noster hic est ignis ex ignem creatus et in ignem vertitur, et anima
eius in igne moratur. | Item lapis noster, hoc est ignis ampulla, ex igne
creatus est, et in eum vertitur.
15984 Aqua permanens, ex qua quidem aqua lapis noster pretiosissimus gene-
ratur. | Lapis enim est haec ipsa permanens aqua et dum aqua est, lapis
non est. | Quod quaerimus publice minimo pretio venditur, et si nosce-
retur, ne tantillum vederent mercatores.
160 Spernitur a stultis. | Pretio quoque vilis.
16385 Fili, accipere debes de pinguiori carne. | Homo a principio natura ge-
neratur, cuius viscera carnea sunt.
16592 Similiter volunt philosophi quadrangulum in triangulum ducendum
esse, hoc est, in Corpus, spiritum et animam, quae tria in trinis colori-
bus ante rubedinem praeviis apparent, utpote Corpus seu térra in Satur-
ni nigredine, spiritus in Lunari albedine, tanquam aqua, anima sive aer
in Solare citrinitate. Tum triangulus perfectus erit, sed hic vicissim in
circulum mutari debet, hoc est, in rubedinem invariabilem.
16795 Quadrangulum secretum sapientum. | Divide lapidem tuum in qua-
tuor elementa... et coniunge in unum et totum habebis magisterium. |
«Mediator», pacem faciens Ínter inimicos sive elementa. | Imo hic so-
lus < mediator > efficit quadraturam circuli. | Circulado spiritum sive
distillatio circularis, hoc est exterius intro, interius foras: item inferius
et superius, simul in uno circulo conveniant, ñeque amplius cognoscas,
quid vel exterius, vel interius, inferius vel superius fuerit: sed omnia sint
unum in uno circulo sive vase. Hoc enim vas est Pelecanus verus Philo-
sophicus, nec alius est in toto mundo quaerendus.
177 fióvov |ir] üótüp.
185110 A chao quod est rudis inordinataeque materiae confusa congeries.
187 Transmutemini in vivos lapides philosophicos!
188 Nonnulli perierunt in opere nostro.
188114 Et ego vinctus ulnis et pectori meae matris et substantiae eius, contine-
re, et quiescere meam substantiam fació.
192115 Quemadmodum in Solé ambulantis Corpus continuo sequitur umbra...
sic hermaphroditus noster Adamicus, quamvis in forma masculi appa-
reat, semper tamen in corpore occultatam Evam sive foeminam suam
secum circumfert.
192117 Verum masculus est coelum foeminae et foemina térra masculi.
193119 Coniugite ergo masculinum servi rubei filium suae odoriferae uxori et
iuncti artem gignent.
209132 María, mira sonat breviter quae talia tonat: / Gummi cum binis fugiti-
vum figit in imis. / ... Filia Platonis consortia iungit amoris: / Gaudet
massata, quando tria sunt sociata.
210135 Unum et est dúo, et dúo et sunt tria et tria, et sunt quatuor, et quatuor
et sunt tria, et tria, et sunt dúo, et dúo, et sunt unum.
322
TEXTOS LATINOS Y GRIEGOS
323
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
* Los paréntesis < > contienen las enmiendas de Jung del texto, que se halla extrema
damente corrompido.
324
TEXTOS LATINOS Y GRIEGOS
325
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
382104 ... renovamini [autem] spiritu mentís vestrae et induite novum homi-
nem... hoc est intellectum subtilem.
383106 Sénior: et facit omne nigrum álbum...
385108 Fili mi, ante omnia moneo te Deum timere, in quo est nisus tuae dispo-
sitionis et adunado cuiuslibet sequestrati.
394125 virtus et potentia rerum, ex praeparationibus acquisita.
396 sui locum tenens seu vice Rex est absolutam et separatam potestatem
alia facere.
396128 Illa gubernat mentem.
396’29 ... exequitur nisi in mente.
398133 Deus, antequam Christus filius ejus, in nobis formatus imaginatusque
fuit, ... nobis potius terribilis Deus.
3. LA OBRA
401135 ... sunt enim plerique libri adeo obscure scripti, ut a solis authoribus
suis percipiantur.
403137 Sunt enim in principiis nostris multae heterogenae superfluitates, quae
in puritatem nunquam (ad opus nostrum) reduci possunt, eapropter pe-
nitus expurgare illas expedit, quod factu impossibile erit absque arcano-
rum nostrorum theoria, qua médium docemus, quo cum ex meretricis
menstruo excernatur Diadema Regale.
404146 Unius ergo esto voluntatis in opere naturae, nec modo hoc, modo illud
attentare praesumas, quia in rerum multitudine ars nostra non perfi-
citur. Quantumcunque enim diversificentur eius nomina, tamen sem-
per una sola res est, et de eadem re... | ... unus est lapis, una medicina,
unum vas, unum regimen, unaque dispositio. | Hércules... dixit: Hoc
autem magisterium ex una primum radice procedit quae post modum
in plures res expanditur et iterum ad unam revertitur...
404147 Scitote ergo, quod argentum vivum est ignis, corpora comburens magis
quam ignis.
405152 ... extrahis Deum a cordibus statuarum | extrahere cogitationem.
413168 ev otolxcÍok; ouvóeOéLoa Oeía i|/uxf|.
417 qui pridie quam pateretur... | oblatio occisi ad cultum Dei.
417172 celebrado huius sacramenti est imago quaedam representativa passio-
nis Christi, quae est vera eius immolatio.
417175 vita corpórea actualis sensitiva aut a sensibus pendens.
417176 Dixitque sanctus Brendanus fratribus: «Faciamus hic opus divinum, et
sacrificemus Deo agnum immaculatum quia hodie cena Domini est». Et
ibi manserunt usque in sabbatum sanctum Pasche. Invenerunt eciam ibi
multos greges ovium unius colorís, id est albi, ita ut non possent terram
videre prae multitudine ovium. Convocatis autem fratribus, vir sanc
tus dixit eis: «Accipite quae sunt necessaria at diem festum de grege».
lili autem acceperunt unam ovem et cum illam ligassent per cornua, se-
quebatur quasi domestica, sequens illorum vestigia. At ille: «Accipite,
inquit, unum agnum immaculatum». Qui cum viri Dei man data com-
326
TEXTOS LATINOS Y GRIEGOS
4. LA MATERIA PRIMA
327
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
5. EL PARALELO LAPI5-CRISTO
449270 ... ad Regem dicentes: Quod filius tuus vivit, qui morti fuerat deputa-
tus. | ... et misimus ad regem, quod filius tuus commotus est.
449272 ... ex arbore illa immortali, fructus... colligere.
328
TEXTOS LATINOS Y GRIEGOS
329
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
330
TEXTOS LATINOS Y GRIEGOS
475414 Est mundus minor <es decir, el microcosmos = hombre>. Item est
unum quod non moritur, quamdiu fuerit mundus, et vivificat quodlibet
mortuum.
477 confabulado dilecti cum dilecta.
480 Introitus missae...: fundamentum vero artis est corporum solutio. |
Kyrie, fons bonitatis, inspirator sacrae artis, a quo bona cuneta tuis fi-
delibus procedunt Eleison. | Christe, Hagie <!>, lapis benedicte, artis
scientiae qui pro mundi salute inspirasti lumen scientiae, ad exstirpan-
dum Turcam <!>, Eleison. | Kyrie, ignis divine, pectora nostra iuva,
ut pro tua laude pariter sacramenta artis expandere possimus Eleison. |
Gloria in excelsis. | Collecta | Epistola | Gradúale: Surge aquila et veni
auster: perfla hortum meum et fluent aromata illius. | Versus: Descen-
dit sicut pluvia in vellus, et sicut stillicidia, stillantia super terram. Alle-
luia. O Félix conditor terrae, nive albior, suavitate dulcior, f<r>agrans
in fundo vasis instar balsami. O salutaris Medicina hominum, quae cu
ras ... omnem corporis languorem... O fons sublimis ex quo vere scatu-
rit vera aqua vitae, in praedium tuorum fidelium.
480423 ad extirpandum Turcam.
484435 Hic est totius fortitudinis fortitudo fortis.
484436 Recipe alumen de Hispana, gummi álbum et gummi rubeum, quod est
kibric Philosophorum... et matrimonifica gummi cum gummi vero ma
trimonio.
484438 ... quousque caput nigrum aethiopis portans similitudinem, fuerit bene
lavatum et inceperit albescere...
484439 Vitrifica super illud Kibrich et Zubech <alias Zibeic> et ipsa sunt dúo
fumi complectentes dúo Lumina. | Zaibac, Zeida, Zaibach, Zaibar, Ze-
rachar, Zibatum, id est, argentum vivum.
485 nostrum artificium benedictae artis alchemiae.
486 in gremio virginis.
4 8 9442 ... et scio quod verum est testimonium eius.
490 Lapis, ut infans, lacte nutriendus est virginali.
497452 <Lapis> per Solem et Lunam generatus...: Primum namque suum par-
tum in térra accepit et tamen frangitur destruitur, et mortificatur... per
vaporem generatur, et denuo nascitur, cum vento in mare venit... ad-
que cum vento ex mari in terram venit, et cito iterum evanescit... Et
quamvis cottidie denuo nascatur, nihilominus tamen ab initio mundi
ille fuit...
498455 Leo viridis, quorundam opinione aurum.
500 assumptio Beatae Mariae Virginis. | Figura speculi Sanctae Trinitatis.
503 Natura tamen usque recurret.
505462 Quis non intempestivam Pici Mirandulani necem lacrymis non madefa-
ceret?
507 sanitatem atque vitam diuturnam in foelicitate...: propter quam praeci-
pue lapis noster est petendus.
508 Obscurus ómnibus manere quam innotescere maluit. | ... ex duabus
aquis vel spiritibus, minerali et vegetabili...
331
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
511472 Et notandum quod dúplex est sublimado: una corporalis, alia spiritua-
lis: corporalis quantum ad terreitatem, spiritualis quantum ad igneita-
tem... Facite corpus spirituale et fixum volatile... Sénior dicit: Egredia-
tur spiritus a corpore qui est ignis... Unde dicitur quod tinctura fit a
natura volantium: Et illud quod firmat et fixat ipsum spiritum, est fixum
et perpetuum et incremabile, et nominatur sulphur Philosophorum.
512474 Archeus est summus, exaltatus, et invisibilis spiritus, qui separatur a
corporibus..., occulta naturae virtus.
515 quaedam substantia in Mercurio quae numquam moritur.
517480 Cum igitur spiritus ille aquarum supra coelestium in cerebro sedem et
locum acquisierit... | sedes animae rationalis ... Nam est Triangulus
compositione, et est propinquius ómnibus membris corporis, ad simili-
tudinem simplicis.
518481 ... nive dealbabuntur in Selmon, et pennae columbae deargentatae et
posteriora dorsi eius in pallore auri. Talis erit mihi filius dilectus... | ...
plumbum Philosophorum... in quo splendida columba alba inest, quae
sal metallorum vocatur, in quo magisterium operis consistit. Haec est
casta sapiens et dives illa regina ex Saba velo albo induta | ... et dabit
mihi pennas sicut columbae et volabo cum ea in coelo <Ps. 54, 7 > et
dicam tune: Vivo ego in aeternum... <Deut. 32, 40>.
520 ... et comminuet eas tamquam vitulum Libani: et dilectus quemadmo-
dum filius unicornium | Et exaltabitur sicut unicornis cornu meum |
Salva me ex ore leonis; et a cornibus unicornium humilitatem meam |
Tauri decor eius, cornua unicornis, cornu eius.
520492 Quasi primogeniti tauri pulchritudo eius cornua rinocerotis cornua
illius / in ipsis ventilabit gentes.
521 Cornua unicornis cornu eius | Unicornis est Deus, nobis petra Christus,
nobis lapis angularis Jesús, nobis hominum homo Christus | MovÓKcpóc;
COTIV OÜTOÍ, CÓOV aí)TÓV0|10V.
522496 <Dei> fortitudo similis est Rhinoceroti, exod. 15. Unicornis non ad-
mittit in antro cohabitatorem: filius Dei aedificavit in saecula, hoc est
in útero B<eate> V<irginis>. | et aedificavit sicut unicornium sancti-
ficium suum in térra quam fundavit in saecula | recte Christo baptíza
te accomodatur, qui dilectus ut filius unicornium, ad abluendum nos-
trorum sordes scelerum omnium fluenta sanctificavit aquarum, ut ait
Beda | numquid volet rinoceros serviré tibi aut morabitur ad praesepe
tuum / numquid alligabis rinocerota ad arandum loro tuo.
522497 S. Bonaventura; Christus, inquit, per mansuetissimam Mariam mansues-
cit et placatur, ne se de peccatore per mortem aeternam ulciscatur | IIgk
5e ¿YpeócTOíL; TTapOévov píirüouoiv qj/npooOcv aúrou. Kai áXA-crai clq
tbv kÓXitop rq<; irapGévou Kai q irapOevoc; OáXiTEi rb Ccñov Kai ¿fy^i clc to
iraXáriov rcíjv paoiXéov.
332
TEXTOS LATINOS Y GRIEGOS
EPÍLOGO
333
SIGLAS UTILIZADAS EN LAS NOTAS
COLECCIONES
A De alchemia (1541)
AA Artis auriferae (1593)
AQ Ars chemica (1566)
AV Aureum Vellus (1598)
BQC Bibliotheca chemica curiosa (1702)
MH Museum hermeticum (1678)
TQ Theatrum chemicum (1602-1662)
TQB Theatrum chemicum Britannicum (1652)
TQA Theatrum chemicum, Deutsches (1732)
TRATADOS
335
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
336
BIBLIOGRAFÍA
337
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
ARTIS AURIFERAE, quam chemiam vocant... [Del arte aurífera que de
nominan química. AA], 2 vols., Basel, 1593.
Volumen I
1. Turba philosophorum [dos versiones: pp. 1-65; 66-139] [Turba
de los filósofos. TF1].
2. Allegoriae super librum Turbae [pp. 139-145] [Alegorías sobre el
libro de la Turba. Tfal].
3. Enigmata ex visione Arislei philosophi, et allegoriis sapientum: Vi
sto Arislei [pp. 146-154] [Enigmas de la visión del filósofo Arisleo
y alegorías de los sabios. Visión de Arisleo. VA1].
4. In Turbam philosophorum exercitationes [pp. 154-182] [Reflexio
nes sobre la Turba de los filósofos. TFr].
5. Aurora consurgens II: quae dicitur aurea hora [pp. 185-246] [El
levante de la aurora, llamado hora de oro. AC (2)].
6. Rosinus ad Sarratantam episcopum [pp. 277-319] [Rosino al
obispo Sarratanta. RS].
7. Practica Mariae prophetissae in artern alchimicam [pp. 319-324]
[Ejercicios prácticos de arte alquímica de María Profetisa. MP].
8. Líber trium verborum Kallid acutissimi [pp. 352-361] [Libro de
los tres discursos del inteligentísimo Calid. C].
9. Merlini allegoria profundissimum philosophi lapidis arcanum per-
fecte continens [pp. 392-396] [Alegoría de Merlín que contiene
perfectamente el secreto profundísimo de la piedra filosofal. AM].
10. Liber de arte chimica incerti authoris [pp. 575-631] [Libro sobre
el arte química de autor incierto. AI].
Volumen II
11. Morienus Romanus, Sermo de transmutatione metallorum [pp.
7-54] [Discurso sobre la transmutación de los metales. Morieno].
12. Rosarium philosophorum [pp. 204-384] [Rosario de los filósofos
RF1] (Contiene una segunda versión de VA2).
338
BIBLIOGRAFÍA
Volumen I
1. Hoghelande, Theob. de, De alchimiae difficultatibus [pp. 336-
368] [Hoghelande, Teobaldo de, De las dificultades de la alqui
mia. Hoghelande 1].
2. Hermes Trismegistus, Tractatus aureus de lapidis physici secreto
[pp. 400-445] [Hermes Trimegisto, Tratado áureo sobre el secre
to de la piedra física. TA2].
3. Turba philosophorum [pp. 445-465, una segunda versión, pp. 480-
494] [Turba de los filósofos, TF2].
4. Allegoriae sapientum supra librum Turbae XXIX distinctiones
[pp. 467-479] [Distinciones alegóricas de los sabios sobre el libro
XXIX de la Turba. Tfa2]
5. Geber, Summa perfectionis magisterii [pp. 519-557] [Suma de la
perfección del magisterio. SP2).
Lullius, Compendium artis alchymiae et naturalis philosophiae
secundum naturalem cursum [pp. 875-878] [Compendio de arte
alquímica y de filosofía natural según el curso de la naturaleza.
Llull (1)].
7. Lullius, Codicillus seu vade mecum aut cantilena [pp. 880-911]
[Libro que lleva por título librito-ayudamemoria o cantilena.
Llull (2)].
8. Altus, Mutus líber, in quo tamen tota philosophia Hermética, fi-
guris hieroglyphicis depingitur... [secuencia de imágenes sin fo
liar, a continuación de p. 938] [Altus, Libro mudo, en el que está
expuesta toda la filosofía hermética mediante figuras jeroglíficas.
ML],
Volumen II
Petrus Bonus, Margarita pretiosa, novella correctissima, exhibens
introductionem in artem chemiae integram [pp. 1-80] [Pietro
Bono, Perla preciosa, novela correctísima que ofrece una intro
ducción al arte química en su totalidad. P. Bono 2].
10. Rosarium philosophorum [pp. 87-119] [Rosario de los filósofos.
RF2].
11. Ficinus, Liber de arte chimica [pp. 172-183] [Marsilio Ficino, Li
bro sobre el arte químico. Ficino (2)].
12. Sénior Zadith, De chymia [pp. 198-235] [Sénior (Zadith filius
Hamuel), Sobre la química. Sénior (2)].
13. Ripleus, Liber duodecim portarum... [pp. 275-285] [Libro de las
doce puertas. Ripley (1)].
14. Sendivogius, Parabola, seu enigma philosophicum [pp. 474-475]
[Parábola o enigma filosófico. Sendivogius (1)].
15. Orthelius, Epilogus et recapitulatio in Novum lumen chymicum
Sendivogii [pp. 526-530] [Epílogo y recapitulación de la Nueva
luz química de Sendivogio. Orthelius].
16. Hydrolythus sophicus, seu Aquarium sapientium [pp. 537-558]
[Piedra acuosa de la sabiduría o acuario de los sabios. ASI].
17. Grasseus, Lilium Ínter spinas [pp. 596-600] [Lirios entre espinas.
Grasseus (1)].
339
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
340
BIBLIOGRAFÍA
Volumen I
1. Hoghelande, Theob. de, De alchemiae difficultatibus líber [pp.
121-215] [Libro de las dificultades de la alquimia. Hoghelande 2].
2. Dorneus, Gerardus, Speculativa philosophia, gradus septum vel
decem continens [pp. 255-310] [Gérard Dorn, Filosofía especu
lativa, que contiene siete o diez grados. Dorn (1)].
3. Dorneus, Gerardus, Tractatus de naturae luce physica, ex Genesi
desumpta (Physica Génesis) [pp. 367-404] [Tratado de la luz fí
sica de la naturaleza según el Génesis (Física del Génesis). Dorn
(2)].
4. Dorneus, Gerardus, Physica Hermetis Trismegisti [pp. 405-437]
[Física de Hermes Trimegisto. Dorn (3)].
5. Dorneus, Gerardus, Physica Trithemii [pp. 437-450] [Física de
Tritemio. Dorn (4)].
Dorneus, Gerardus, De philosophia meditativa [pp. 450-472]
CA
Volumen II
11. Aegidius de Vadis, Dialogus ínter naturam et filium philosophiae
[pp. 95-123] [E. de Vadis, Diálogo entre la naturaleza y el hijo de
la filosofía. Vadis].
12. Penotus (alias B. de Portu Aquitanus), Philosophi artem potius oc-
cultare conati sunt quam patefacere... [tabla de símbolos, p. 123]
[Penot, Los filósofos intentan mucho más esconder que manifes
tar su arte. Penot].
13. Quercetanus, Ad Iacobi Auberti Vendonis De ortu et causis meta
llorum contra chemicos explicationem [pp. 170-202] [Respuesta
a la explicación de Auberto Vendonis Sobre el nacimiento y cau
sa de los metales en contraste con la explicación de los químicos.
Quercetano].
14. Dee, Ioannes, Monas hieroglyphica [pp. 218-243] [John Dee,
Mónada jeroglífica. Dee].
15. Ventura, Laurentius, De ratione conficiendi lapidis [pp. 244-356]
[Lorenzo Ventura, De la manera de preparar la piedra. Ventura].
16. Richardus Anglicus, Correctorium alchymiae [pp. 442-466] [Ri
cardo de Inglaterra, Correctores de la alquimia. Ricardo de Ingla
terra].
341
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
Volumen III
18. Melchiorus, Addam et processum sub forma missae [pp. 853-860]
[Melchior, Adán y el proceso bajo la forma de la misa. Melchior,
N.]
Volumen IV
19. Von der Materi und Prattick des Steins der Weisen [pp. 284-293]
[Sobre la materia y práctica de la piedra filosofal. SW].
20. Aphorismi Basiliani sive cánones Hermetici [pp. 368-371] [Afo
rismos basilianos o cánones herméticos. AB].
21. Dialogus Mercurii, alchimystae, et naturae [pp. 509-717] [Diálo
go de Mercurio, el alquimista, y la naturaleza. Sendivogius (4)].
22. Villanova, Arnaldus de, Carmen [pp. 614-615] [A. de Vilanova,
Canto. Arnau de Vilanova].
23. Guilhelmus Tecenensis, Lilium... de spinis evulsum [pp. 1000-
1027] [Lirio arrancado de entre las espinas. Guilhelmus].
Volumen V
24. Turba philosophorum [pp. 1-57] [Turba de los filósofos. TF3].
25. Allegoriae sapientum supra librum Turbae [pp. 64-10] [Alegoría
de los sabios sobre el libro de la Turba. Tfa3].
26. Tractatus Micreris suo discípulo Mirnefindo [pp. 101-113] [Trata
do de Micrero para su discípulo Mirnefindo. TM].
27. Líber Platonis quartorum... [pp. 114-208] [Libro de las tetralo
gías platónicas. PC].
28. Tractatus Aristotelis alchymistae ad Alexandrum Magnum, de la
pide philosophico [pp. 880-892] [Tratado de Aristóteles alquimis
ta sobre la piedra filosofal dirigido a Alejandro Magno. ArAl].
29. Epístola... ad Hermannum archiepiscopum Coloniensem, De la
pide philosophico [pp. 893-900] [Carta al arzobispo de Colonia
Hermann sobre la piedra filosofal. EH].
Volumen VI
30. Anónimo, Instructio patris ad filium de arbore solari [pp. 163-
194] [Enseñanza paterna al hijo sobre el árbol solar. Espagnet (2)].
31. Christophorus Parisiensis, Elucidarius artis transmutatoriae me-
tallorum [pp. 195-293] [Exposición del arte de transmutar los
metales. Cristóbal de París].
32. Grasseus, Ioannes (el Hortelano), Arca arcani artificiossisimi de
summis naturae mysteriis [pp. 294-381] [Arca del secreto más ar
tificioso sobre los sumos misterios de la naturaleza. Grasseus (2)].
342
BIBLIOGRAFÍA
CODICES Y MANUSCRITOS
343
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
344
BIBLIOGRAFÍA
B. BIBLIOGRAFÍA GENERAL2
2. Los tratados de la Bibliografía (A) llevan entre paréntesis el lugar que ocu
pan en cada recopilación, indicada por sus siglas.
345
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
346
BIBLIOGRAFÍA
347
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
348
BIBLIOGRAFÍA
349
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
350
BIBLIOGRAFÍA
351
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
352
BIBLIOGRAFÍA
353
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
354
BIBLIOGRAFÍA
mss. de la biblioteca real que datan de los siglos XI, xn y xm, Paris,
1836.
Leisegang, Hans (1), Der heilige Geist. Das Wesen und Werden der mys-
tisch-intuitiven Erkenntnis in der Philosophie und Religión der Grie-
chen, Leipzig, 1919 [sólo se publicó el vol. III].
— (2), Die Gnosis, Leipzig, 1924.
Lexikon, Ausführliches, der griechischen und rómischen Mythologie, ed.
de W. H. Roscher y otros, 11 vols., Leipzig, 1884-1890.
Libavius, Andreas, Alchymia... recognita, emendata, et aucta, Frankfurt
a. M., 1606.
Liber de alchemia (TQ9) (Trevisano).
Liber de arte chimica (BQC11) (Ficino [2]).
Liber de arte chimica incertis authoris (AA10).
Liber duodecim portarum... (BQC13) (Ripley [1]).
Liber patris sapientiae (TQB2).
Liber Platonis quartorum... (TQ27).
Liber trium verborum Kallid acutissimi (AA8).
Lilium Ínter spinas (BQC17) (Grasseus [1]).
Lilium... de spinis evulsum (TQ23) (Guilhelmus).
Lippmann, Edmund O. von, Entstehung und Ausbreitung der Alchemie,
3 vols., Berlin, 1919-1954.
Liturgisches Handlexikon, Regensburg, 1924.
Llull, Raimon (1), Compendium artis alchymiae et naturalis philosophiae
secundum naturalem cursum (BQC6).
Llull, Raimon (2), Codicillus seu vade mecum aut cantilena (BQC7).
Lu-Ch’iang-Wu, v. An Ancient Treatise on Alchemy...
Lüder, Heinrich, «Die Sage von Rsyasrnga», en Nachrichten von der
Koniglichen Gesellschaft der 'Wissenschaften zu Gottingen, philoso-
phisch-historische Klasse, aus dem ]ahre 1897/1, Gottingen, 1897,
pp. 87-135.
Lydus, Ioannes, De mensibus, ed. de R. Wünsch, Leipzig, 1898.
— (2), Codicillus seu vade mecum aut cantilena (BQC7).
McCrindle, John Watson (ed.), The Christian Topography ofCosmas, an
Egyptian Monk, London, 1897.
Madathanus, H. (Adrián Mynsicht), Aureum saeculum redivivum
(MH2).
Maier, Michael (1), De circulo physico, quadrato, hoc est auro..., Op-
penheim, 1616.
— (2), Secretioris naturae secretorum scrutinium chymicum, Frankfurt
a. M., 1687.
— (3), Symbola aureae mensae duodecim nationum, Frankfurt a. M.,
1617.
— (4), Viatorium, hoc est, De montibus planetarum septem seu meta-
llorum, Rouen, 1651.
— (5), Tripus aureus (MH8).
Maiuri, Amadeo, La Villa dei misteri, 2 vols., Roma, 1931.
Manget, J.-J. (ed.), Bibliotheca chemica curiosa, Genéve, 1702 (BQC).
Margarita pretiosa, novella correctissima, exhibens introductionem in ar-
tem chemiae integram (BQC9) (P. Bono 2).
355
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
356
BIBLIOGRAFÍA
357
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
358
BIBLIOGRAFÍA
359
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
360
BIBLIOGRAFÍA
361
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
362
INDICE ONOMASTICO
363
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
364
ÍNDICE ONOMÁSTICO
365
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
366
ÍNDICE ONOMÁSTICO
367
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
368
ÍNDICE DE OBRAS CITADAS
369
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
370
ÍNDICE DE OBRAS CITADAS
371
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
372
ÍNDICE DE OBRAS CITADAS
243169, 246174, 336é, 34324, 34326, Targum del Pseudo Jonatán: 542
359,384, 393, 403137, 404146, Testamentum (Cremer): 404139
404148, 423187, 423193, 423198, Theatrum chemicum Britannicum:
429, 437243, 438245, 439, 439248, 537531 IL 1, 118, 267 (y. tb.
459351, 467, 470, 471594, 475406, Ordinall)
475417, 501, 5 1 7480, 552537 IL 25, Timeo (Platón): 10944, 456302
54, 167, 234, 235, 268 Toyson d’or, La (Trismosin): IL 112
Rosarius minor: 235165 (y. tb. Aureum vellus)
Rosinus ad Sarratantam: 459351 Tractatus Aristotelis (y. Aristóteles,
Pseudo)
Sacred Books ofthe East: 53257, Tractatus aureus (... con Escolios
533518, 533524 de Gnosii): (16795, 33813) 141,
Sagesse des anciens, La: IL 149 15580, 16385, 188114, 192115,
Salmos (v. Biblia) 19217, 220, 220154, 33813, 385108,
Satapatha-Brahmana: 533 427202, 454, 488441
Schedelsche, Crónica del mundo de: Tractatus brevis (Flamel): 459352
IL71 Tractatus Micreris: 471394
Secreto de la Flor de Oro, El: 45, 125, Tractatus qui dicitur Thomae
511 Aquinatis: IL 9, 17, 20, 38, 90,
Sheng-Tsi-T’u: IL 259 99, 129, 140, 152, 201, 241
Shri-Chakra-Sambha-Tantra: 123 Tratado de oro de la piedra filosofal:
Songe de Poliphile, Le: 618, 33820, 89
34929, 439247, 530512 IL 4, 5, Tres riches Heures du Duc de Berry:
33 (v. tb. Béroalde de Verville, IL 156
Colonna y Fierz-David) Trésor de sapience, Le: IL 248
Sophe, Tratado de: 413168 Trésor des trésors, Le: IL 193, 226
Speculativa philosophia (Dorn): 35233 Triga chemica (Barnaud): 518482
Speculum humanae salvationis: IL 67, Triomphes de Pétrarque, Les: IL 252
105, 172, 212 Tripus aureus (Maier): 404 IL 144
Speculum veritatis: IL 80, 150 Tsi-yüan: 548347
Splendor solis (Trismosin): 530 Turba pbilosophorum: 6617, 9934,
Sulphure, De: 396, 433, 443257 11248, 15984, 193119, 3368, 35644,
Summa perfectionis (Geber): 35852, 35953, 422185, 428, 429, 435234,
384107, 422183 441253, 449269, 462, 471394, 475,
Summa, De, et universalis medicine 475404, 484439 IL 208
sapientiae...: IL 178 Turfán, fragmento de M 299a: 458348
Summarium pbilosophorum (Flamel)
(v. Tractatus brevis) Upanisad, Las: 452
Super arborem Aristotelis (Alberto
Magno): 457346, 484438
Védicos, Himnos: 53 3522, 533525 (y.
Super Tabulam smaragdinam
tb. Atharva-Veda)
commentarius (Hortulano) {y.
Visio Arislei: 193119, 356, 392, 435,
Commentariolus)
436, 437, 441, 449269, 450, 496
Von der Materi und Prattick des
Tableau des riches inventions (y.
Steins: 518
Sueño de Polifilo)
Tabula chymica (Sénior): 475414
Tabula smaragdina: 214141, 243, Wasserstein derWeysen: 509
35852, 382103, 456288, 459151,
523498, 524, 527 Yantra (Schrí-Yantra): IL 39
Talmud: 540, 543541 Yetsirá, Sefer o Libro: 313
373
INDICE DE MATERIAS
375
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
376
ÍNDICE DE MATERIAS
- como alegoría de Cristo: 547 aqua permanens: 90, 9934, 336, 338,
IL 169 356,433, 455, 528 IL 121
- verde: 400, 491445, 498455, 519 — Mercurius como (y. allí)
IL 169 araña (y. animal/es)
- como símbolo de Mercurius: árbol: 34, 62, 63, 217, 237, 298,
518,547 449, 536, 537, 538 IL 135
— lobo: 440249 IL 175 — arbor philosophica: 357, 393,
— mono: 118, 165, 169, 172, 173, 498, 499 IL 122, 131, 188,222,
181, 191, 245ss., 246 IL 67 231
— oso: 118, 262ss. IL 90 — arbor sapientiae: 298
— pájaro (ave): 214, 304, 307, 400, — Christi (y. Cristo)
404, 433 IL 22 — como alexiphármakon: 538
— paloma: 443, 518481 IL 134, 166, — de coral: 449273 IL 186
178 — de vida: IL 221, 264
— pavo real: 319, 491, 498 IL 230 arca y unicornio: 540
— pelícano: 16795, 457346 IL 89, arcana, sustancia: 244, 377, 472,
222, 526 503
— perro: 183ss. arco iris: 69ss., 400
— pez: 171, 433214, 433229, 500459 argonautas: 457
IL 202, 255 Arisleo (y. Visión)
- de Manu: 533 IL 255 arquetipo(s): 12, 15, 20, 30, 33, 38,
— rinoceronte: 521, 522496 41,43, 175, 290ss., 330, 400,
— salamandra: 391, 404142, 537532 553,558, 563
IL 138 — como «eterna presencia»: 329
— sapo: IL 196 — de la imagen de Dios (v. allí)
— toro: 180, 521, 533 — de la serpiente de la salud: 184
- unicorne: 528 — del «humilde origen»: 33
— tortuga: 548 IL 75, 76 — del hijo (y. allí)
— zorro: 183ss. — del sí-mismo (y. allí)
año, estaciones del año: 214, 283 — imágenes religiosas de las que
antepasados: 105, 17096, 171, 174 nacen las religiones: 35
Ánthropos: 138, 139, 210, 253, 283, — mándala como (y. allí)
335,426, 532 IL 16, 64, 117, — proyección del: 40, 43
196, 65 artifex (y. tb. alquimista): 43, 382,
— Adán como (y. allí) 384, 558 IL 17, 132, 136, 140,
— androginia del: 209 141, 153, 215,216, 237, 269
— como homo maximus: 173 ascenso y descenso (y. tb. descenso):
— como homo philosophicus: 476 214
— Cristo como (y. allí) ascensor: 200ss.
— cuatro, el: 172, 210, 457 IL 82, ascesis: 178
117 Asenas = Asenan (Asenet): 456
— ¡apis como (y. allí) asno (y. animal/es)
— noüs como: 410, 411 astrología: 40, 314, 346
anticipación'. 65, 129, 166, 175, 220 astroum: 394
antiguo/s: 40, 99, 115, 116, 118 Atis: 416, 529
antímimon pneuma: 41, 460 Átman: 16, 209
Antímimos (y. Diablo) — como sí-mismo: 137
aqua divina: 41, 531 aurum (y. oro)
aqua mercurialis: 209, 210138, 336, autocombustión: 416170, 469
475409, 528, 531 IL 152, 213 autoerotismo: 5
aqua nostra: 94, 157, 159, 224, 235, autofecundación: 209
287, 531 Autogenés (v. Monogenés)
377
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
378
ÍNDICE DE M ATERI AS
— unicornio en: 548 IL 259, 260 219, 225ss., 247ss., 287ss., 328,
Cibeles-Atis: 26 410, 436ss., 437ss., 440, 452
ciencia: 40, 346 - escisión de: 174
— y fe: 15 - simetría de: 224ss., 226, 289
ciervo (y. animal/es) - unión de: 81, 174, 184
cigüeña (y. animal/es) — moderna, nacimiento de la: 40ss.,
cinco: 287180, 327 60
circulación (y. circulatio y — racionalista, actitud de la: 59, 68,
circumambulatió) 74
— de la luz (y. a) consciencia, adquisición de: 30, 38,
circunvalación a la derecha y a la 10541, 556
izquierda: 166, 287 confesión: 24ss.
circulatio-. 214, 281, 287, 292 conflicto: 37, 193, 251, 259, 496
círculo {y. tb. mándala, v. tb. lo — compensación del: 27
redondo): 462, 63, 155, 165, — del hombre cristiano: 25
16795, 189, 413, 232ss., 283, — entre derecha e izquierda: 231,
301ss. IL47, 59, 60 233
— centro del: 133 coniunctio (y. tb. unión de los
— cuadratura del: 123, 137, 164ss., opuestos): 436ss., 526, 558 IL
167, 189,218, 283, 299ss. 113, 226, 227, 268
— mágico: 219 — de alma (espíritu) y cuerpo: 417,
— órbita de animales (v. zodiaco) 450, 462, 500 IL 159
circumambulatió: 13963, 16795, — de alto y bajo: IL 74, 78
186ss., 229, 246, 287, 291, 314 — de hermano y hermana (y.
cisne (y. animal/es) incesto)
citrinitas: 271, 333, 334, 366 — de hombre y mujer: 334 IL 60
ciudad: 139, 16693 IL31 — de lapis e hijo: 140
cogitatio (y. pensamiento) — de los de la misma especie: 435
colectividad e individuo: 557 — de madre e hijo (y. incesto)
colectivismo: 557, 559 — de noüs y physis: 410, 436, 440
color: 287ss., 333ss., 353, 365 — de rey e hijo: 210138
— cuatro: 213ss., 220, 263, 301ss., — de Sol y Luna (y. allí)
307, 321 contenido, contenidos
- y tres: 31, 16592, 287ss., — autónomo, proyección del: 410,
319ss., 333 411
comida, milagrosa: 449, 45O278 — inconsciente, interpretación de
compañero: 155ss., 162, 163 los: 48
compensación: 61, 63, 106, 155, - comunidad de lo: 431
230 - proyección de lo: 436, 556
— mándala como: 32 consagración del fuego: 451279
— psicológica: 27ss. contexto: 38, 49
complejo autónomo: 410 copa (v. tb. vaso): 550ss., 551ss.
completud: 208 copa del unicornio: 550ss.
composición, motivo de la: 242167 corazón: 431, 445, 462 IL 149
concentración: 186, 273, 389 cordero (v. animal/es)
consciencia: 30, 38, 48ss., 55ss., 75, corneja (y. animal/es)
166, 369, 516,562, 563 corona: 53, 315, 400 IL 203
— autonomía de la: 174 corpus subtile: 394, 511
— disolución de la: 116 corzo (y. animal/es)
— inconsciente: 3, 26, 48ss., 59ss., cosmos: 338
68, 74, 112, 118, 120, 137, 166, — aspecto cósmico de lo
174ss., 186ss., 188ss., 197, 201, inconsciente (y. inconsciente)
379
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
380
ÍNDICE DE MATERIAS
381
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
382
ÍNDICE DE MATERIAS
383
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
384
ÍNDICE DE MATERIAS
385
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
386
ÍNDICE DE MATERIAS
387
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
— como materia desconocida: 425 529, 547, 561 IL 22, 24, 80,86,
— como Saturno: 539 IL 161 127, 164, 165, 192, 210
— como serpiente, dragón: 530 — alado: 305
— como Unum: 427 — anima Mercurii: IL 157
— dragón como: 26, 425 — anima mundi como: IL 208
— espíritu de la: 425, 444, 447 IL — aqua mercurialis (y. aqua)
129 — como alma del mundo: 172, 265,
— Eva como: IL 135, 138, 267 506, 528
— hombre y (y. allí) — como Anthropos-. IL 16
— lapis como: 103, 335, 400, 433 — como aqua nostra, divina-. 531
— Luna como: 425, 486 — como aqua permanens-. 90, 338,
— marcas de la: 425 528
— Mercurius como (y. allí) — como arbor philosophica: IL 231
— microcosmos como: 426 — como cervus fugitivus: 84, 187,
— mónada como: 427, 472 518
— monstruo como: 536 — como dios de la revelación: 84,
— nigredo como: 263, 334, 433 172, 404, 446
— opuestos en la: 425, 435237, — como familiaris-. 84, 88
43 6240 — como fuego: 338, 400, 473 IL 127
— rey como: 491 IL 149, 168 — como hermafrodita: 404, 410,
sangre como (y. allí) 447, 460, 470, 517 IL 125
tierra como: 444, 529 IL 163 — como lapis philosophorum: 84,
ubicuidad de la: 421, 433 404, 505
materialismo: 287 , 432 — como Luna: IL 194
matrimonium alchymicum (y. tb. — como materia prima-. 84, 404,
coniunctio): 209 427, 433, 517 IL 138
mdyá: 108 — como paredro: 84
mediador (y. redentor) — como psicopompo: 84, 404, 409
mediator (y. tb. redentor) — como redentor: 460, 529
medicamento (y. medicina) — como rueda: 215
medicina (y. tb. elixir vitad): 409, — como símbolo de la unión de los
420, 448, 511, 526505, 557 opuestos: 404, 473 IL 146, 148
— alexiphármakon-. 522496, 529, — como sustancia de transmutación:
538, 549 172, 187, 459, 469,517,529
— como sustancia arcana: 377 — como uroboros: IL 20
— Mercurius como: 404 — como virgen: 470, 505, 519 IL
medio (y. centro) 38, 231
meditación e imaginación: 390 — coniunctio del: 484434
meditatio-. 187, 380, 388, 441 — cuaternidad del: 172
Mefisto: 87, 119,211 — doble naturaleza del: 84, 410,
melancolía: 41 460,517,518,547
melusinas (y. tb. vírgenes): 413167, — en el vaso: IL 120, 121
537532 IL 10, 11, 12, 132, — espíritu Mercurius: 84, 90, 404,
257 406, 447,518, 537532 IL 134,
mens (y. espíritu, entendimiento) 138,179
merculinos: 439247 — Fénix como: 548
Mercurio — homo philosophicus: IL 214
— astrológico: 88, 459 — león como: 84, 498, 518, 546
— como azogue: 84, 90, 94, 172, — mutabilidad del: 419, 529 IL 257
409 — penetrador: 459 IL 150
Mercurius: 31*, 215, 305, 338, 400, — philosophorum: 530
413167, 426201, 436, 459, 515, — senex: IL 115, 134
388
ÍNDICE DE MATERIAS
389
PSICOLOGIA Y ALQUIMIA
390
ÍNDICE DE MATERIAS
391
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
392
ÍNDICE DE MATERIAS
rueda: 469, 470 IL 65, 80, 109 325200, 354, 404 IL 54, 70, 183,
— como símbolo del opus (v. allí) 190, 203, 204, 205
— rota philosophica: 469 — circular: 62
— rueda del mundo tibetana: 123 IL — como sustancia de
40 transformación: 173
— Cristo como (y. allí)
sabio, viejo: 121, 159, 278, 349 — de los naasenos: 527
sacrificio: 415ss., 485 — serpens quadricornutus: 3334
— de Cristo (y. allí) — serpiente de la salud: 184, 246,
— de difuntos: 617 527
— de la misa (v. misa) — serpiente Kundalini: 246
sacrificium intellectus (y. tb. — serpiente, Agathodemon: 469
sacrificio): 57 — spiritus Mercurii: 53 7532
sal: 359, 401, 539 — verde: 217
— «sal de los metales»: 443 serpiente de Mercurius: 31, 215, 355,
salamandra (y. animal/es) 530, 537, 537532 IL 86, 130
sangre: 365, 397, 417, 445261 — crucificada: IL 217, 238
— como prima materia: 425 servus fugitivus: 84, 187
salvator (v. redentor) Seteo: 138
Sansón: IL 177 Shém: 458
Sapientia: 478, 500 IL 201, 232, sí-mismo: 32, 10541, 108, 150, 255,
257 296, 305, 309, 436238, 452 IL 75
— como Luna: 486 — actitud sobre: 247
— Deí: 473 — arquetipo del: 25, 30
— doctrina de la sapientia: 464, 465 — dtman como: 9, 137
Saturno: 440249 IL 134, 152, 200 — centro de: 265, 327
— prima materia como (v. allí) — como espíritu: 327
Scaiolae: 150 — como totalidad de lo psíquico:
Scites: 33610 44, 137, 247,310,330, 436
Scoyaris (Scoyarus): 422184 — como unión de los opuestos: 22,
secreto (misterio): 9532, 103, 118, 25, 30, 259
345,483, 515,517 — Cristo como {y. allí)
— aislamiento por el: 57, 61, 63, — hijo del hombre como
118 anticipación del: 314
— de la materia (y. allí) — origen del: 157
— del opus: 360ss., 401 IL 132 — paradojas del: 25
— en el arte: 396, 400, 517 — redondo lo, como (y. allí)
seis — religión como expresión de la
— y siete: 84, 211 IL 20, 126, 154 integración: 296
Sem: 458 — símbolos del: 22, 121, 265, 323
senarius: 210138 — trascendencia de la conciencia
sensorial, percepción: 367, 377 del: 247, 305, 452
sentido: 366 — valoración del: 10
sentimiento: 150 siete: 84, 97ss., 298, 410, 468 IL
separatio: 530 205, 215
— de los elementos: 334, 340, — del séptimo: 82ss., 84
36672, 475405 — seis y (y. allí)
— del cuerpo: 165, 36673 — siete y ocho (séptimo y octavo):
serie de sueños y sueños aislados: 84, 200, 204, 210
48ss. significado del sueño: 403
serpens Mercurii (y. Mercurius) simbolismo, de la alquimia: 40, 41,
serpiente: 123, 184, 188, 203, 215, 503,516, 565
393
PSICOLOGIA Y ALQUIMIA
394
ÍNDICE DE MATERIAS
tesoro difícilmente accesible: 155ss., Tres (y. tb. trinidad): 31, 211, 287180,
160, 205, 220, 438,448 318, 477, 536ss. IL 16, 184, 185
tetramorfo: IL 65 — y cuatro: 25, 31, 123, 16795, 201,
— como cabalgadura de la Iglesia: 203, 210, 220, 287180, 295, 311,
13967 IL 53 320, 327, 333, 449 IL 1, 54, 59,
Theoría: 403 75
Tot: 173, 456299 IL 68 trinidad: 25, 98, 220, 287180, 319,
— Hermes: 173, 458 320, 474, 508, 512 IL 104, 180,
Thoyth: 456 212
Tiámat: 26, 29 — alquímica: 446 IL 179
tiempo: 283, 318 — ctónica: 539
— espacio y tiempo (y. allí) — y cuaternidad (y. allí)
tierra: 112, 370, 400, 433, 475, 551 trípode: 404
IL 81, 216
— como prima materia: 425ss., unicornio: 491445, 518ss., 522496,
444ss. IL 163 522497, 5262 IL 240, 243, 244,
— negra: 426, 433 246, 248, 249, 250, 254, 265
— significado femenino de la: 26, — androginia del: 547
192, 322, 444, 456, 524 IL 216 — como alegoría de Cristo (y. allí)
tiniebla (y. oscuridad) — como coniunctio oppositorum:
tintura: 341, 406, 409, 448, 462, 476 526
— tinctura rúbea: 165, 3333, 335 — como el Mal: 520, 526
- alba: 335 — como monstruo: 526505, 535ss.,
tipo de actitud: 295 547
tormento: 43 8245 — como símbolo de Mercurius: 518,
toro (y. animal/es) 519,529, 530, 547
tortuga (y. animal/es) — cuerno del {y. allí)
totalidad: 6, 20, 24, 31, 3612, 36, 45, — en China: 548
137, 242167, 297, 321 IL 75, 97 — en el gnosticismo: 527
— como meta: 32, 210, 296, 297, — en la alegoría eclesiástica: 520
328 — en la alquimia: 518ss.
— cuadripartición de la: 173 — en la tradición judía: 540
— lo redondo como: 150, 199, — en los Vedas: 532ss.
242167 — en Persia: 535ss.
— rueda como: 216 — y león: 519,545 IL 258
— símbolo de la: IL 111 — y virgen: 498454, 519, 522496,
— sí-mismo como (y. allí) 522497, 523, 534 IL 241, 242,
— Sol como: 112 245,247
— trascendencia de la: 247 unidad: 165, 377
transcendencia: 135, 247, 305 — de Dios (y. allí)
transferencia: 5 — germen de la: 30
transformación (transmutación): 173, — símbolo de la: 31
186, 187, 242, 272ss., 295, 408, unión de los opuestos: 22, 43, 186,
417, 441, 445, 450, 486, 559, 211, 259, 334, 450ss., 526, 557
563 IL 120, 193,214 IL 72, 160, 167, 226
— de Dios (y. allí) uno, lo, el: 358, 390, 404, 427ss.,
— espiritual: 517480 476, 529
— gradas(s), peldaño(s) de la: 79, 99 — Anthropos como: 209ss.
IL 114, 133, 142, 221,251 — cuatripartición del: 16795
transubstanciación: 417, 489, 517 — desarrollo de lo, desde el uno:
tranvía: 153 26, 165,209,210
tren: 54 — prima materia como: 426
395
PSICOLOGÍA Y ALQUIMIA
uroboros: 165, 447, 460, 496 IL 7, viento: 243, 400, 409159, 410161, 472
13, 20, 46, 47, 108, 147, 253 — aquilón: 48O424
— como símbolo del eón: IL 7 vino, simbolismo del vino: 177, 417
útero (seno materno): 171, 192, virgen (y. tb. María): 438, 470, 491,
245173, 246, 338, 439248 493, 499, 506 IL 87, 107
— prisión como: 437 — como arcanum: 483, 486
— como personificación del
vas (v. vaso) firmamento: IL 105
vaso (v. tb. grial; v. tb. crátera): 187, — como tierra: 524
338, 437 IL 23 — Dios y: 522
— caverna como: 259 — Mercurius como (y. allí)
— como aqua permanens: 338 — unicornio y (y. allí)
— como fuego: 338 vírgenes: 60 IL 5, 33
— cosmos como: 338 viriditas (y. verdor)
— hermética: 338, 348, 350, 409, visio: 177103
515 IL 153, 226, 230, 236 visio Arislei: 193119, 356, 392, 435,
— horno como: 338ss. 437, 449, 450, 496, 498 IL 167
— hortus como: 33819 — reloj universal, el: 308, 323
— huevo como: 306, 338 IL 22 visión: 575, 350, 356, 404, 410
— María como: (t¿ allí) Vi§nu: 533 IL 75, 255
— occipucio como: 37690, 517480 IL vivir (vivencia) de lo inconsciente: 61,
75 81,564ss.
— redondez de la: 116, 16795, 338 volatilidad: 390, 511472
— unum vas: 243, 338, 404146 voz: 114ss., 120, 293
— útero como: 245, 246174
— vas bene clausum: 187ss., 219 Yahvé: 547
Vellocino de Oro: 206, 457 — significación saturnal de: 539
veneno: 3333, 404, 407, 425, 459352, y yin: 43, 192, 436240
549 yantra: 122 IL 39
Venus: 425, 484433 yo, yo consciente: 3612, 104, 126,
verbo (palabra): 512 IL 158 135, 137, 163, 175, 242167, 411,
verdad: 35, 41 562
— paradojas de la: 19, 41 — como centro de la consciencia: 44
— sustancia arcana como: 377 — y no-yo (también non-ego):
verdor, el: 207, 333 137ss., 148, 155, 242167, 410,
vertical y horizontal: 287, 320 562
Vía Láctea: 246 — y sí-mismo: 155, 452
viaje al inframundo (y. descenso al yoga: 122, 126, 166, 184, 218, 441
inframundo) yoni: 192
vida: 93, 105, 243,438,444
vidrio: 242, 246 zodiaco: 214, 314, 346 IL 92, 93
— maleable (y. cristal) zorra (y. animal/es)
396
ILUSTRACIONES
h
(De Abraham Eleazar, Uraltes chymisches Werk, Leipzig, 1760, pp. 84, 85, 98.)
-9*
Figura 13. El dragón que se come la propia cola (uroboros) como punto
de partida del proceso alquímico, con la rosa roja y blanca,
la flos sapientum. Abajo coniunctio solis et lunae\ en el medio,
el ZíZp/s philosophorum como el hijo.
(De Pandora, Basilea, 1588, p. 257.)
Figura 14. El sueño de Jacob.
(Acuarela de William Blake.)
¿rr-pflrc ¿y r :! -A”' « h /<'/.} ... f frf 7T
i’1 r.? ! ¿-shí Ci.-tn Ja-h’c <’ ■’ ¡^'-'. & <’>- ’.... t ■ u:
Figura 15. La scala lapidis, que representa las fases del proceso alquímico.
(De Emblemática! Figures of the Philosopher’ Stone,
Ms. adíe. 1316, siglo XVII, British Museum, Londres.)
Figura 16. Mercurius tricephalus como Anthropos.
Abajo: el hombre con los ojos vendados es conducido por el animal.
(De Edward Kelley, Tractatus dúo de Lapide philosophorum, Hamburgo, 1676, p. 101.)
Figura 23. La copa mística en la cual se unen las dos naturalezas (Sol y Luna,
caduceo) de donde nace el filius hermaphroditus, el Hermes psicopompo.
A los lados, los seis dioses planetarios.
(De un manuscrito del siglo xvni: Figurarum Aegyptiorum secretarum..., p. 15
—posesión del autor—.)
Figura 24. Todas las actividades subordinadas a Mercurio.
(De un manuscrito de Tubinga, de alrededor del año 1400.)
Figura 25. La fuente de la vida como fons mercurialis.
(Del Rosarium philosophorum, Fráncfort, 1550.)
Figura 26. María, rodeada de sus atributos. (El jardín rectangular, cercado
por un seto; el templete redondo, la torre, el portal, el aljibe y la fuente de
surtidor; la palmera y el ciprés —árboles de vida—: símbolos de lo femenino.)
(Librillo de devociones del siglo xvii.)
F
z
r
■ ’--— -
Figura 38. Mercurius como virgen, de pie sobre la fuente de oro (solar),
y de plata (lunar), con el dragón como hijo.
(Del Tractatus qui dicitur Thomae Aquinatis de Alchimia, Codex Vossianus Chemicus, 29,
fol. 95, año 1520, Biblioteca de la Universidad de Leiden 1520.)
Figura 40. La «rueda del mundo» (sidpe-korlo) tibetana.
Figura 41. La «gran piedra del calendario» mexicano.
(Museo Nacional, México.)
(De Abraham Eleazar, Uraltes Chymisches Werk, Leipzig, 1760, pp. 3 y 5.)
Id
II
■Z '
r ’
i 1i
LJl V V. V Wi
Figura 48. La putrefactio, sin la cual no puede alcanzarse la meta
del opus (de ahí el tiro al blanco).
(De Stolcius de Stolcenberg, Viridarium chymicum, Francfort, 1624, figura VIII.)
Figura 49. Representación esquemática de las cuatro funciones de la cons
ciencia. Aquí el pensamiento está considerado como función capital, por
eso ocupa el centro del semicírculo claro; recíprocamente, el sentimiento se
considera como función inferior y ocupa, en consecuencia, el semicírculo
oscuro, en tanto que las dos funciones auxiliares son en parte oscuras y en
parte claras.
> w *? 9
íi¡ i|tafc>:
Frr
Figura 58. Cristo como fuente de fuego, con los estígmatas «llameantes».
(Ventana de vidrio de una iglesia de Kónigsfelden, Aargau, Suiza, siglo XIV.)
""u
í¿y
Figura 80. Mercurius gira en la rueda de ocho rayos, que simboliza el proceso.
Tiene en su mano el telum passionis (flecha de la pasión).
(Speculum veritatis, Codex Vaticanus Latinus 7286 —siglo xvn—,
Biblioteca Vaticana, Roma.)
"Figura 81. Sol et ejus umbra. La Tierra, en el medio,
entre la luz y las tinieblas.
(En M. Maier, Scrutinium, Fráncfort, 1687, p. 133.)
/.
2886^2
\V
Táá/fj
STTJIr
Figura 97. El «gran viaje» (peregrinatió) por nave. Las dos águilas vuelan
en direcciones opuestas en torno al globo terráqueo, dando
a entender el carácter abarcante de la totalidad del viaje.
(De M. Maier, Vwtoriwm, 1651, p. 183.)
Figura 98. El huevo filosófico, de donde sale la doble águila
que lleva la corona espiritual y cósmica.
(Codex Palatinus Latinus 412 —siglo xv—, Biblioteca Vaticana, Roma.)
Figura 99. Símbolo del tiempo del lapis. La cruz y los símbolos
de los tres evangelistas junto con el hombre (como representante del ángel)
indican la analogía con Cristo.
(Del Tractatus qui dicitur Thomae Aquinatis de Alchimia, Codex Vossianus^
fol. 74 —1520—, Biblioteca de la Universidad de Leiden.)
Figura 100. Horóscopo mostrando las casas, el zodiaco
y los planetas. Grabado en madera por E. Schón
para el calendario de Navidad de L. Reymann (1515).
(De H. A. Strauss, Der astrologische Gedanke in der deutschen Vergangenheit,
Múnich, 1926, p. 54.)
Figura 101. Cristo en la mandorla, rodeado
por los cuatro símbolos de los evangelistas.
(Pintura mural de la iglesia de Saint-Jacques-des-Guérets, Loire-et-Cher, Francia.
De P. Ciernen, Die romanische Monumentalmalerei in den Rheinlanden, 2 vols.,
Dusseldorf, 1916, fig. 195, p. 260.)
•
E¡
iirurmui-iJH ¿Liaini 11 F!
Figura 109. Los cuatro evangelistas con sus símbolos y los cuatro ríos
del Paraíso. En el centro, las ruedas de Ezequiel
en las que se encuentra su spiritus vitae (Ez 1,21).
(Miniatura en un evangeliario de la biblioteca de Aschaffenburg, Codex 13
—siglo XIII—. De W. Molsdorf, Christliche Symbolik der mittelalterlichen Kunst,
Hiersemanns Handbücher X, Leipzig, 1926, tabla VI.)
_
-,r '
(y-
r.
j
rcrmcninho
m Eltxcr
V<_ -Ti.
7 f.
1 1 i;
;i Sí i
1 Ufr
ff 1
li y
.11...
A?
<]
fáj/T
II
íHbéíM
Figura 154. El rey con los seis Figura 155. El rey renovado (philius
planetas o metales. philosophorum), venerado por los
seis planetas.
(De E. Kelley, Tractatus dúo de Lapide philosophorum, Hamburgo, 1676, pp. 122 y 125.)
xc* (o.ujKmraieJttnr v MP-W-iN t
mh?.’ fftora fflHfflQ ftiurfagito inta* »»♦''l,,z
üüjm.^nmrjdj. ií« tairaiuta. ontoaiu
a. .{ .HíítT.SíO.
dotunns. j!
’J.;
x. * íintrfiiai?ucr?‘i’ :
rnmtanutánlina ?s 7 ^iftaBinání.f rnnuü
'ittjiwiKa.rtwJifliuru. mi. éwfflimamu.
Figura 159. La coniunctio del alma con el cuerpo: una versión eclesiástica
del baño nupcial alquímico.
(De Les Grandes Heures du Duc de Berry, Ms. Lat. 919 —1413—.
Bibliothéque Nationale, París.)
Figura 160. Símbolo del arte como unión de los opuestos agua y fuego.
(De A. Eleazar, Uraltes chymisches Werk, Leipzig, 1760, p. 9.)
,1
| f.-
i1 ’
H >■-
Figura 168. El rey como prima materia que devora a su propio hijo.
(De Lambsprinck, De Lapide philosophico figurae et emblemata,
Fráncfort, 1678, figura 13, p. 367.)
Y’/v
Av
'•I
i ti
Aer
>
•r3
Terr
Figura 178. La paloma (avis Hermetis) se eleva desde los cuatro elementos
como símbolo del espíritu liberado.
(De summa et universalis medicinae sapientiae veterum philosophorum, Ms. 974,
figura 18 —ca. siglo XVIII—, Bibliothéque de L’Arsenal, París.)
Figura 179. La Trinidad alquímica: el rey y su hijo,
con Hermes en el centro (Hermes = Spiritus Mercurii).
(De Lambsprinck, Figurae et emblemata, Fráncfort, 1678, p. 371.)
o
r.<i
Figura 180. La Trinidad cristiana con el Espíritu Santo como hombre alado.
Cobre del Maestro de la Pasión de Berlín, mediados del siglo XV.
(De W. Molsdorf, Christliche Symbolik, tabla 1.)
Figura 181. El rostro del Sol.
(De J. Boschius, Symbolographia, 1702, símbolo CXII, cías. I, tab. VII [C.G.J.].)
1
1
A*
|r«
7
\-.¡'
rb
(De C. W. King, The Gnostics and Their Remains, lámina III, figs. 7 y 2; p. 119.)
Figura 205. La diosa del destino (¿?) como serpiente de siete cabezas.
(Sello de san Servacio de la catedral de Maastricht. Reproducido en
C. W. King, The Gnostics and Their Remains.)
Figura 206. Helios con el globo radiante en un carro
tirado por cuatro caballos.
(Del Salterio de Londres, Ms adic. 19.352 —1066—.)
Figura 211. El dios del aire Aér como procreador de toda armonía.
En el interior del círculo: Arión, Pitágoras y Orfeo;
en el exterior, las Musas; en los ángulos, los cuatro vientos.
Hermes es un dios del viento.
(De Recueil des fausses Décrétales, manuscrito del siglo xm, Biblioteca de Reims.)
Figura 212. Representación tricéfala de la Trinidad.
(Del Speculum humanae salvationis, Augsburgo, 1480.)
Figura 213. Milagro de la fuente. Moisés golpea la roca y brota agua.
(De Bible tnoralisée -siglo xm—, en Th. Ehrenstein, Das alte Testament im Bilde, p. 384.)
Figura 214. Símbolo de la transformación hermética:
el homo philosophicus como Mercurius.
(De S. Norton, NLercurius redivivus, Francfort, 1630, figura 2.)
Figura 215. El cumplimiento del proceso: oculatus abis
(provisto de ojos, te alejas). Hermes como Ánthropos con el artífice
y la hermana unidos por la soga tripartita.
Abajo: Hércules, símbolo frecuente a causa de sus opera (obras).
En el fondo: la escalera, ahora fuera de uso.
(De Mutus líber, Ruppellae, 1667, p. 15.)
Figura 216. El artifex como sacerdote.
A la izquierda, la tierra que alimenta a Mercurius infante:
Matrix eius térra est (la tierra es su seno).
(De Melchior Cibinensis, Symbolom, en M. Maier, Symbola aureae mensae,
Fráncfort, 1617, p. 507.)
Figura 217. La serpens mercurialis crucificada,
la serpiente broncínea de Moisés.
(De A. Eleazar, Livre des figures hiéroglyphiques, Ms. francés 14.765 —siglo XVII—,
Biblioteca Nacional, París.)
------■
r,
■<-
uhlliliíllllílhííbfíln'i'lItiiflIilliiliOíiill
óeparatio
ciña tío
JLeo rubeiu
'r-'Xl
r<tíwntA»6r
ótx^e$jen$x$«r -¿JlKAX
J'-
i
•<
• v < j A Ai
k
Figura 244. Representación alegórica de la glorificación de Ariosto.
Las crines delanteras del caballo están retorcidas
como una trenza que hace pensar en un unicornio,
probablemente sin ninguna intención.
(Dibujo de Giovanni Battista Benvenuti, conocido como Ortolano u Hortulano
[1488-1525?]. En una colección de dibujos a mano de A. O. Meyer, Hamburgo. Auctions-
Katalog 184 de C. G. Bórner, Leipzig, 1914, lámina 30. Warburg Institute, Londres.)
Wa f.a_ y i- ’ i TV"*- i
■'Wlí "5^ SI?- ;V
..........• OI?*
Hombre salvaje
Figura 250.
montado en el unicornio.
(Grabado en cobre por el monogra- L,:
C.J
¿Afta
PHILOSOPHORVM.
FERMENTATE
A. OBRA COMPLETA*
RELIGIÓN OCCIDENTAL
RELIGION ORIENTAL
Paracelso (1929)
Paracelso como médico (1941/1942)
Sigmund Freud como fenómeno histórico-cultural (1932)
Sigmund Freud. Necrología (1939)
En memoria de Richard Wilhelm (1930)
Sobre la relación de la Psicología Analítica con la obra de arte
poética (1922)
Psicología y poesía (1930/1950)
Ulises: un monólogo (1932)
Picasso (1932)
Volumen 16. LA PRACTICA DE LA PSICOTERAPIA
B. SEMINARIOS
C. AUTOBIOGRAFÍA
D. EPISTOLARIO
E. ENTREVISTAS