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Curso Virtual

“Foucault y el poder”
Docente: Dr. Luis Diego Fernández

Clase 5

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Clase 5. Del saber/poder al gobierno/verdad

Temas: el tránsito del eje saber-poder al gobierno. Giro en el proyecto foucaultiano.


Tecnologías gubernamentales. Poder pastoral y razón de Estado. El concepto de “lucha de
razas” como emergente del biologicismo y la eugenesia del siglo XIX (la visión de la
historia de Boulainvilliers) en la formación del Estado-Nación.

▪ En el curso Defender la sociedad de Michel Foucault (1975-1976), se reflexiona en torno


a la historia como discurso e instrumento de lucha contra y por el poder. El poder,
entonces, para Foucault no se aborda por la crítica al concepto de represión, ni
directamente ya de Nietzsche (cuya hipótesis está cuestionando desde el comienzo), sino
desde el esbozo del concepto de gubernamentalidad. El poder, entonces, no es pensado ni
desde la mirada liberal clásica ni desde el marxismo; vale decir, ni un poder leído en
términos de contrato enajenado ni un poder leído en el sentido marxista, como ideología
que mantiene las relaciones de producción y dominación de una clase. Un poder no es
leído desde el prisma liberal ni marxista. El poder como guerra, al decir de Nietzsche,
nos llevará a la inversión del apotegma de Clausewitz, es decir: “la política es la
continuación de la guerra por otros medios”. El plan de Foucault reside en analizar el
poder como relación de fuerzas: hacer jugar los saberes desujetados, indisciplinados,
contra el iluminismo. En este aspecto, Foucault piensa el poder desde cinco postulados:
1) ocuparse de las relaciones de dominación en tanto relaciones múltiples, es decir,
pensar el discurso desde los “dominados”, no desde el soberano (Rey), 2) el poder como
formador de sujetos, vale decir, los sujetos como efectos del poder, 3) el poder en red:
individuos se encuentran en condiciones de padecer y ejercer el poder, 4) un análisis
ascendente, no descendente del poder, vale decir, los procedimientos de exclusión
territorial, el control, 5) la ideología formada en los instrumentos efectivos del saber
(métodos de observación, procedimientos, registros, etc).

▪ A partir del siglo XVII-XVIII, Foucault observa que surge una nueva forma de poder: la
disciplina. La soberanía sobrevive por ella. Se oculta el poder disciplinar y aparece la

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disciplina. En este sentido, podemos contemplar lo siguiente: allí donde la soberanía se
ejerce sobre los bienes y la riqueza, la disciplina lo hace sobre los cuerpos, de los cuales
extrae tiempo y trabajo; allí donde la soberanía es discontinua (se expresa en el pago de
impuestos), la disciplina es continua (vigilancia permanente); allí donde la soberanía
supone la existencia del soberano (el cuerpo del rey), la disciplina exige una reticulación
de coerciones “invisibles”. En este aspecto, la genealogía meticulosa que emprende
Foucault supone la contrahistoria a la historia oficial: la lucha de razas como lógica de
amigo/enemigo y constitución del Estado Nación soberano.

▪ El combate de Foucault es claro: deshacer la estrategia del Iluminismo. Ese combate


contra la disciplinarización del conocimiento implica también una desujeción y
desjerarquización. El biopoder, surgido en el siglo XVIII, dará cuenta del reemplazo de
la disciplina (aplicada al cuerpo individual) para dar cuenta de la administración del
cuerpo social. Este será visto como un organismo vital. El biopoder se encargará, de este
modo, de pensar en torno a programas, nacimientos, decesos, reproducción, higiene
pública, enfermedades, urbanismo y finalmente, derecho de vida y muerte del súbdito.

▪ Habrá, de esta manera, un “kantismo” no universalista en Michel Foucault. La pregunta


¿qué es la modernidad? será central. Una ontología histórica de la actualidad se enmarca
en dos grandes tradiciones de la filosofía moderna: la analítica de la verdad (condiciones
de posibilidad de conocimiento verdadero y universal) y, por otra parte, la ontología del
presente, el ethos filosófico al cual adscribe Foucault. Esta “analítica de la finitud”
conlleva dos movimientos simultáneos: 1) evitar el chantaje de la Modernidad (ponerse a
favor de ella o en contra), 2) a una crítica práctica (los límites del conocimiento, de lo
pensable y decible de cada época o “episteme”) y una crítica experimental (sobre la
constitución de nosotros mismos como sujetos). La filosofía de Michel Foucault en torno
a la cuestión de la norma y la soberanía, será, de este modo, un esfuerzo por evitar las
filosofías decimonónicas de la historia (las clásicas del siglo XIX: Hegel, Marx) y dar
cuenta de la construcción de la subjetividad como un proceso abierto, cambiante y
siempre sujeto a modificaciones en la relación de fuerzas de poder. La identidad, de esta
manera, no será sino esa consecuencia siempre provisoria y latente.

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▪ La historia del soberano también implica la contrahistoria en tanto lucha de razas. Por lo
tanto, para Michel Foucault el racismo de Estado implicará la evidenciación del poder de
la norma para la consolidación del Estado Nación moderno. Este poder es denominado
médico normalizador y la guerra racial se da en el marco de la lógica de Carl Schmitt de
amigo/enemigo. Esta lógica histórica la tomará Michel Foucault de la visión de
Boulainvilliers: no será la historia del soberano ni tampoco estrictamente de los súbditos
sino de lo que constituye a unos y otros. Esta historia relacional es la que da cuenta del
concepto de genealogía del racismo citado. El combate entre los saberes también es, de
alguna manera, un combate entre las diferentes filiaciones y allí anida el mito de la raza
como constructor del Estado Nación de la modernidad en tanto se propicia la
homogeneidad forzada. Luego será el biopoder lo que enlace a ambas tramas y se deje al
descubierto la operación en procura de esa norma.

Bibliografía M. Foucault:
(1997). “Il faut défendre la société.”. Cours au Collège de France, 1975-1976. París: Gallimard
Seuil. [(2000) Traducción castellana de Horacio Pons: Defender la sociedad. Curso en el Collège de
France (1975-1976). Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.]

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