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Bases para una gestión cultural moderna, inclusiva y eficaz

Diagnóstico de la gestión cultural

Paulo Freire, en su libro “La educación como práctica de libertad”, comenta una
anécdota sobre cómo le enseñó a un campesino lo que “verdaderamente”
significaba ser “culto”. “Sé ahora que soy culto —afirmó enfáticamente un viejo
campesino. Y al preguntársele cómo lo sabía, respondió con el mismo énfasis:

‘Porque trabajo y trabajando transformo el mundo’”.

La cultura es importante no solo como una herramienta de entretenimiento de


la ciudadanía a través de festivales y eventos gastronómicos,

porque es lo que define a una sociedad y a sus miembros. La cultura es lo que


permite a los seres humanos desarrollar su identidad y su sentido de
pertenencia a un grupo social. Además, la cultura influye en las ideas, valores y
comportamientos de las personas, lo que a su vez afecta la política y la
sociedad en general. Por esta razón, cultura se ha vuelto central para la política
moderna, ya que permite tener un acceso privilegiado a la opinión pública, la
generación de ideas y valores de una ciudad.

La cultura es, por definición, un campo de tensión permanente; donde, los


diferentes partidos intentan imponer a través de la ideología una determinada
forma de pensar por lo que también es importante no ser ingenuo y entender la
importancia para una gestión de gobierno de hacerse fuerte en este ámbito.

Gramsci, conocido teórico de la izquierda basó gran parte de su obra sobre la


idea de que la cultura (incluyendo la literatura y el arte, y empezando por las
palabras que se eligen para comunicar) es ella misma un escenario “básico” de
las relaciones sociales y políticas de poder. Esto, si bien puede parecer
completamente ajeno a una gestión municipal, no lo es. De hecho, en nuestra
ciudad se aplica perfectamente siendo el principal partido opositor quien
mantiene lo que Gramsci definía como “la hegemonía cultural”, que refiere a la
capacidad para establecer y difundir sus ideas, valores y creencias como
"sentido común" en la sociedad. El desconocimiento absoluto sobre la
importancia de la cultura y la incapacidad del ejecutivo para delinear una
política cultural lo han llevado a ceder casi por completo no solo la estrategia
cultural sino también una gran parte de la administración de los fondos como
una forma de negociación política y solución a los conflictos y reclamos,
quedando la gestión actual solamente a cargo de la asignación de recursos de
festivales

Cuando se habla de hegemonía en materia cultural se hace referencia a la


incapacidad del ejecutivo de imponer un sistema de reglas y valores a la
comunidad cultural ante los reiterados reclamos

Cambiar ejemplo

“cuando se dice que alguien habla “español”, ese enunciado inocente es el


síntoma de una hegemonía ocultadora del conflicto entre diversas lenguas
(castellano, vasco, catalán, aragonés, galaico-portugués, etc.) que, en su
momento, fue barrido bajo la alfombra de la unificación lingüística por parte del
Estado”

La hegemonía por la que aboga Gramsci no es entonces la del Estado (eso es,
en el mejor de los casos, una forma de “revolución pasiva”), sino la de la
construcción “nacional-popular” (son palabras del propio Gramsci) conducida
por las masas trabajadoras y sus aliados independientemente del Estado y las
clases dominantes. Esa construcción, que en una primera etapa es
contrahegemónica, tiene que partir, obviamente, del “sentido común” realmente
existente, que incluye “lo que no viene de las propias filas” (por eso la
hegemonía la tiene el otro), pero lo hace para desarrollar su propia búsqueda
de hegemonía. Lo mismo hace el Estado –y más en particular, un gobierno–:
cuando acepta incluir en su proyecto demandas “que no vienen de sus propias
filas” (¿es eso lo que está diciendo la autora?, ¿que el actual gobierno tuvo que
aceptar demandas que no hubiera aceptado de haber sido mayor su
hegemonía inicial?, es una hipótesis...) puede hacerlo porque las cree
legítimas, o porque las va a utilizar para su propia construcción hegemónica, o
por una combinación sui generis de ambas cosas (dar con la tecla
correspondiente sería una buena manera de calificar a un gobierno)

Según Gramsci, la situación social y la condición de las personas no dependen


de las negociaciones en las altas esferas ni de medidas políticas, sino
únicamente de la filosofía; pero no en el sentido de los seminarios
universitarios, sino de la filosofía llamada ideología o, más
recientemente, imaginario (un término acuñado por Gilles Deleuze, utilizado
luego por Cornelius Castoriadis y debatido ahora apasionadamente por Charles
Taylor). Dicho de manera sencilla, el imaginario refleja cómo imaginamos el
orden mundial, cuáles son las condiciones para nuestras acciones y cuáles los
valores por los que vale la pena luchar o, dado el caso, hacer un sacrificio.

El imaginario ha triunfado.
Absurdo de la actualidad. El auto percibimiento.

«El comunismo fue algo muy bueno para todos, salvo para aquellos que
tuvieron la desgracia de vivir bajo ese sistema».

un mecanismo para vencer y acabar con los paradigmas del «bando de


enfrente». Para Gramsci, hegemonía era el término con el que se podía
identificar o describir el dominio de una clase sobre la otra, cuando la «clase
subordinada» acepta de manera natural el orden del mundo o la cultura de la
«clase dominante». Sin embargo, Gramsci pretende programar la lucha de
clases por su versión marxista, porque interpreta que los obreros deberían ser
marxistas, pero han sido colonizados culturalmente. La visión de lucha de
clases del marxismo es equivocada, la única forma en que el marxismo se
expande es promoviendo sus ideas, los obreros nunca han respondido al
modelo de clases de esta concepción. De esto se sigue que al marxismo
también se lo combate rebatiendo sus ideas, no programando al revés la
cultura de lo que pretenda hacer un espíritu gramsciano.

Batalla cultural

Que hizo la izquierda?

la izquierda logró re posicionarse a través de la cultura al utilizarla como un


medio para difundir sus ideas y valores. En particular, la izquierda se enfocó en
la producción cultural, como el cine, la literatura y las artes visuales, para
promover su agenda política y social. Además, la izquierda también utilizó los
medios de comunicación y las redes sociales para difundir su mensaje cultural.
La estrategia de la izquierda fue aprovechar el poder de la cultura para influir
en las actitudes y valores de las personas hacia temas como la igualdad social,
los derechos humanos y el medio ambiente. En resumen, la izquierda logró re
posicionarse a través de la cultura al utilizarla como un medio efectivo para
promover su agenda política y social

el dominio de la narrativa, los discursos y las representaciones simbólicas en


áreas como la política, la moral, la religión, la sexualidad, la identidad y otros
aspectos de la vida pública. Los actores involucrados en esta batalla suelen ser
movimientos sociales, grupos políticos, organizaciones mediáticas,
intelectuales y artistas, entre otros.

La batalla cultural puede manifestarse en diferentes formas, como la


producción y difusión de contenidos culturales, la influencia en los medios de
comunicación, la educación, el arte y la participación en el debate público. El
objetivo principal de quienes participan en esta batalla es ganar adhesión y
persuadir a la sociedad hacia sus propias ideas y valores, moldeando así la
dirección y los cambios en la cultura y la sociedad en su conjunto.

La cultura influye en las ideas, valores y comportamientos de las personas, lo


que a su vez afecta la política y la sociedad en general. Por esta razón, la
batalla cultural se ha vuelto central para la política moderna, ya que permite a
los grupos políticos influir en la opinión pública y moldear las ideas y valores de
una sociedad. Además, la política también puede influir en la cultura al
establecer políticas públicas que promuevan ciertos valores o prácticas
culturales. En resumen, la cultura y la política están interconectadas y se
influyen mutuamente

Determinar la cultura de un pueblo

para determinar la cultura de un pueblo es necesario establecer cuáles son sus


valores, historias, palabras, símbolos, formas de vida y caracteres esenciales.
La cultura se puede transmitir de manera oral o escrita y se puede observar en
las prácticas cotidianas y en las manifestaciones artísticas y culturales.
Además, la cultura también se puede analizar a través de la literatura, la
música, el cine y otras formas de expresión cultural. En resumen, para
determinar la cultura de un pueblo es necesario realizar un análisis profundo y
detallado de sus prácticas culturales y su historia.

Las tres definiciones de Cultura

La primera es la acepción antropológica, que se refiere a la cultura como el


conjunto de conocimientos, creencias, arte, moral, leyes, costumbres y otras
capacidades y hábitos adquiridos por el ser humano como miembro de una
sociedad. La segunda es la acepción elitista, que se refiere a la cultura como el
conjunto de conocimientos y prácticas que distinguen a una clase social o
grupo privilegiado. Y la tercera es la acepción popular o folclórica, que se
refiere a la cultura como las expresiones artísticas y culturales del pueblo en su
conjunto. En resumen, Laje presenta tres definiciones diferentes de cultura
para mostrar cómo este concepto puede ser entendido desde diferentes
perspectivas y contextos

Estas tres definiciones, aunque puedan parecer incompatibles demuestran de


alguna manera que “todo” es Cultura y también, a mi entender, el rumbo que se
debe tomar ya que seguramente, para cada quien, habrá una definición que se
acerque más a su expectativa y es obligación del funcionario gobernar para
todos.

De una manera practica y a los fines de ser más claros y bajar a tierra este
concepto anterior podemos decir que se debe dividir la gestión en tres partes,
la primera y siguiendo la definición antropológica son las acciones culturales
que no se ven, que tienen que ver con fomentar la identidad del tandilense,
haciendo hincapié en sus costumbres y tradiciones y apoyando iniciativas que
estén alineadas con los valores cristianos que también representa el partido.

TRABAJO, ESFUERZO, MERITO, SALIDARIDAD, PROGRESO,


COMPROMISO, HONESTIDAD, TRANSPARENCIA, RESPETO, JUSTICIA.

Son conceptos que siempre deben estar presentes en todo tipo de acción
cultural y principalmente en la comunicación ya que forman parte del
inconsciente colectivo de gran parte de la ciudadanía y despertarlos es
despertar también el compromiso ciudadano con la política. Si esta parte, por
decirlo de alguna manera “antropológica” de la gestión cultural se lleva a cabo
correctamente cambiará seguramente y por completo la percepción de la
gestión, ya que el ciudadano no estará solamente apoyando un “partido
político” sino una visión de mundo y un ideal moral, y cada una de estas
acciones será apreciada no solo como una “obra política” sino como un paso
más hacia ese ideal.

La segunda definición de cultura, nos invita a reflexionar sobre la necesidad de


no homogeneizar, sino que es necesario entender que se debe conocer la
realidad de cada uno de los barrios y subgrupos que conforman la ciudadanía
ya que no es una sola la cultura de una ciudad, esta fragmentada según edad,
localización, acceso a la tecnología, costumbres, tradiciones, nivel
socioeconómico etc. Las consecuencias de una gestión que desconoce el
territorio no solo es el desaprovechamiento de los escasos fondos que se
suelen destinar a la parte cultural sino también la desaprobación social que
mira atónita muchas veces se llevan a cabo acciones que parecen ir más a
gusto del funcionario que de la ciudadanía. La correcta segmentación permitirá
no solo optimizar los recursos sino también cubrir todo el espectro cultural de
una ciudad.

Finalmente, no podemos negar que cultura es también entretenimiento, es


teatro, es música, es cine, gastronomía y festivales. Y claro que es
absolutamente necesario que la gestión cultural fomente la realización de estos
eventos que hacen al encuentro, la cohesión social, la calidad de vida y el
desarrollo económico de la ciudad, pero siempre apoyada sobre las otras dos
funciones que son las que sostienen desde abajo.

Subsecretaria de Cultura

Elevar al grado de secretaria para que la Cultura pueda intervenir e interactuar


con el resto de las áreas aportando formación y creatividad en los procesos.
La cultura

Sub. Secretaría de Cultura:

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