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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0276/2018-S2

Sucre, 25 de junio de 2018

SALA SEGUNDA
Magistrada Relatora: Julia Elizabeth Cornejo Gallardo
Acción de libertad

Expediente: 21500-2017-44-AL
Departamento: La Paz

En revisión la Resolución 42/2017 de 26 de octubre, cursante de fs. 50 a 52,


pronunciada dentro de la acción de libertad interpuesta por Marcelo Alcázar
Quiroz en representación sin mandato de Christian Menn contra Ana María
Villa Gómez Oña y Víctor Luís Guaqui Condori, Vocales de la Sala Penal
Primera del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz; y, Juan Carlos
Montalban Zapata, Juez de Instrucción Penal Quinto de la Capital del
mismo departamento.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Por memorial presentado el 25 de octubre de 2017, cursante de fs. 16 a 25, el


representante sin mandato del accionante, expresó los siguientes argumentos de
hecho y derecho:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

En el proceso penal ampliado contra Christian Menn, por la presunta comisión del
delito de robo agravado, el Juez de Instrucción Penal Quinto de la Capital del
departamento de La Paz, por Auto Interlocutorio 435/2017 de 27 de septiembre,
dispuso la detención preventiva de su defendido en el Centro Penitenciario de San
Pedro de La Paz; Resolución que adolece de defectos de forma y fondo; toda vez
que, no cuenta con la debida fundamentación, no contiene razones propias por las
que el juzgador llegó a la conclusión que el imputado es el posible autor del
referido ilícito penal y existe peligro de fuga y/o obstaculización; por cuanto la
autoridad únicamente se adhirió a las conclusiones y valoraciones efectuadas por el
Ministerio Público; añadiéndose a ello, la insuficiente motivación, además de
arbitraria e irrazonable de la misma, cuya argumentación se basa en conjeturas y
suposiciones, desconociendo cuáles son las reglas de la sana crítica que empleó al

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momento de valorar los elementos de prueba, tal cual manda el art. 173 del Código
de Procedimiento Penal (CPP).

En cuanto a la autoría del imputado, en el Auto Interlocutorio 435/2017, los


elementos de convicción son insuficientes, no son idóneos para indicar clara y
coherentemente por sí solos, la posible forma o tipo de autoría en los hechos
ilícitos, pues su fundamento se limitó a transcribir las conclusiones y valoraciones
del Ministerio Público, sin realizar una propia sobre la base de los elementos que
cursan en el cuaderno de investigación; no explica de qué manera se deduce la
posible autoría mediata del imputado, cuál el elemento de convicción para esa
determinación; no establece el nexo causal entre el hecho y el delito de robo
agravado, cuando la legalidad exige la existencia de elementos de convicción
suficientes de la posible autoría o participación del imputado para ordenar su
detención preventiva; así lo determinó la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (Corte IDH), al establecer la necesidad de verificarse la existencia de
indicios suficientes que permitan suponer razonablemente la autoría o participación
del imputado en el ilícito que se investiga.

La Resolución cuestionada, en principio reiteró el fundamento del Ministerio Público


que consideró al imputado autor directo, señalando que éste colaboró al ladrón
para que ingrese al edificio conjuntamente su ex concubina y la hija de ésta; sin
embargo, posteriormente afirmó que el imputado es autor mediato, porque
instrumentalizó al “colombiano”, sin explicar cómo se dio esa “instrumentalización”;
pues, si bien ambas son formas de autoría, son excluyentes. Además, la
justificación de la probable autoría emerge de elementos subjetivos; no consideró el
acta de conciliación que establece que el imputado no ocupaba el departamento
sino su ex concubina, quien se comprometió a devolver las llaves y la posesión al
propietario y denunciante el 15 de abril de 2015, con la contra entrega de la suma
de $us33 500.-(treinta y tres mil quinientos dólares estadounidenses) al imputado.
A partir de ese documento acusó la supuesta autoría mediata, considerando el
hecho que la víctima presentó al Juez en materia Civil un memorial solicitando la
desocupación del departamento y dos días después sucedió el robo -18 de junio de
2017-; insinúa también sin ningún elemento probatorio que el imputado conocía de
la existencia del dinero en el departamento del denunciante, cuando éste ya no
vivía ahí ni entraba al mismo.

Con relación al numeral 10 del art. 234 del CPP, las apreciaciones son
discriminatorias y subjetivas, al afirmar que el imputado es peligroso por ser
extranjero, y que en Bolivia existe una alta peligrosidad de personas extranjeras,
vulnerando con dicha motivación los derechos a la no discriminación y al debido
proceso, pues para establecer dicho riesgo no se fundamenta en forma objetiva. De
igual modo, añadió que en cuanto a la exigencia al imputado de presentar el
Registro Judicial de Antecedentes Penales (REJAP), había una imposibilidad
material, porque fue detenido cuando se presentó a prestar su declaración
informativa en forma voluntaria, pero en todo caso, la carga de la prueba
corresponde al Ministerio Público, quien solicitó la detención preventiva.

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Respecto al riesgo de obstaculización con relación al numeral 1 del art. 235
del CPP, la autoridad señaló que: “como el Ministerio Público tiene que hacer la
correspondiente investigación sobre las imágenes, sobre si este sujeto colombiano
aún conserva la llave o ya está en poder de la señora Leydy, sobre los objetos que
han sido sustraídos también son elementos de convicción, la caja fuerte, la suma de
dinero, las joyas, el escenario en el que produjo el robo, el forcejeo o la puerta
principal; esos elementos si se constituyen en un riesgo procesal de la cual el
imputado en libertad va a influir sobre estos, están aquí las filmaciones, el informe
técnico del lugar de los hechos, entonces hay elementos que el Ministerio Público lo
va investigar” (sic), siendo la motivación confusa, defectuosa, arbitraria e
irrazonable.

Con relación al numeral 2 del art. 235 del CPP, afirmó que: “…implica este riesgo
procesal, de que el imputado puede influir sobre la víctima, quien es testigo
directo de los hechos, sobre el entorno familiar, sobre los otros sujetos (…) los
peritos; es un entorno en la cual en imputado en libertad va influir negativamente
(…) es algo que rescato del Ministerio Público que ha sido muy exhaustivo ya que
ha determinado en la declaración de la ahora cautelada sobre las visitas que hace a
Chistrian Menn, sobre la negación de que su hija ha estado ese día, entonces hay
una forma de influir negativamente sobre la personas y obstaculizan la
averiguación” (sic), fundamento defectuoso en su forma, no comprensible, pues no
menciona un solo indicio o circunstancias objetivas respecto al imputado, que haga
presumir que influirá sobre las personas señaladas, por lo tanto, la conclusión es
arbitraria. No aporta elemento de convicción; no basta señalar sobre quiénes se
puede influir, sino que debe establecerse cómo, cuándo, en qué contexto, bajo qué
circunstancias, qué hechos hacen pensar que puede influir; no basta decir que hay
declaraciones, debe individualizarse las mismas. En el caso, el Juez demandado
realizó meras suposiciones o conjeturas que no pueden justificar una detención
preventiva.

Todas las ilegalidades descritas no fueron advertidas por los Vocales codemandados
que ratificaron los fundamentos del Juez a quo y solo dieron curso a sus
observaciones respecto a los riesgos procesales contenidos en los numerales 1 y 2
de art. 234 del CPP. Enfatizó que la motivación es confusa y defectuosa y no se
explica cómo el imputado destruirá, modificará, ocultará, suprimirá o falsificará
elementos de prueba, si no vive en el “Edificio Rena” de propiedad del denunciante.
En lo que se refiere al numeral 2 del art. 235 del CPP, sobre la influencia negativa
que el imputado puede ejercer en los partícipes, testigos y peritos, la Resolución de
primera instancia, no sería inteligible y comprensible, debido a que no cuenta con
un solo elemento de convicción que corrobore esta situación; no indicó las
circunstancias o hechos que le hicieron pensar, pudiera ejercer dicha influencia, por
cuanto el Juez demandado habría realizado una suposición o conjetura meramente
retórica de ese supuesto.

I.1.2. Derechos supuestamente vulnerados

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La parte accionante aduce la vulneración de sus derechos a la libertad personal; al
debido proceso en sus elementos de motivación y fundamentación; y, a la
presunción de inocencia, citando al efecto los arts. 23, 115.II y 116.I de la
Constitución Política del Estado (CPE).

I.1.3. Petitorio

Solicita se conceda la tutela, disponiendo: a) La nulidad del Auto


Interlocutorio 435/2017 y del Auto de Vista 227/2017 de 18 de octubre; b) Ordenar
al Juez demandado que dentro de las veinticuatro horas, señale nueva audiencia de
medidas cautelares, en la cual deberá dictar una resolución debidamente motivada
y fundamentada, considerando respecto a los riesgos procesales previstos en los
numerales 1 y 2 del art. 234 del CPP, que fueron desvirtuados por los Vocales
codemandados; c) Sea con reparación de daños civiles y perjuicios, así como
costas procesales, teniendo presente que Christian Menn se encontraría detenido,
aproximadamente veintiocho días de forma arbitraria, por el solo hecho de ser
acreedor de Edwing Alcón Solís; y, d) En caso de denegarse la tutela, solicita se
conmine a los Vocales codemandados a remitir el legajo de apelación en el día.

I.2. Audiencia y Resolución de la Jueza de garantías

La audiencia pública para considerar la presente acción de libertad se realizó el 26


de octubre de 2017, según consta en acta cursante de fs. 46 a 49 vta., presentes la
parte accionante y sus abogados, ausentes el Ministerio Público y las autoridades
demandadas; produciéndose los siguientes actuados:

I.2.1. Ratificación y ampliación de la acción

Con la palabra los dos abogados de la parte accionante, reiteraron en sus


alocuciones lo expresado en su demanda tutelar, indicando además que la medida
restrictiva de libertad personal provoca un daño irreparable a la dignidad de su
representado, también a la salud y vida de su hija, que en este momento está
internada en un hogar beneficiario.

I.2.2. Informe de las autoridades judiciales demandadas

Regina Santa Cruz Silva, Jueza de Instrucción Penal Novena en suplencia legal de
su similar Quinto, ambos de la Capital del departamento de La Paz, debido a que
Juan Carlos Montalbán Zapata titular de ese despacho judicial, se encuentra
declarado en comisión por estudios; mediante informe expreso de 26 de octubre de
2017, que corre a fs. 42 y vta., sostuvo lo siguiente: 1) En cuanto tomó
conocimiento de la acción de libertad, solicitó informe a la Auxiliar del Juzgado,
quien hizo conocer que a la fecha, la Sala Penal Primera del Tribunal Departamental
de Justicia de La Paz, no habría devuelto la apelación del proceso penal seguido por
el Ministerio Público contra Christian Menn; razón por la cual, no pudo dar
cumplimiento a la remisión del cuaderno procesal solicitado; y, 2) A este efecto,
adjuntó fotocopias legalizadas de los libros, así como del informe de la Auxiliar; en

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mérito a lo que, no se tiene claro cuál sería el acto u omisión que habría ocasionado
el Juez ahora demandado.

Ana María Villa Gómez Oña y Víctor Luís Guaqui Condori, Vocales de la Sala Penal
Primera del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, presentaron informe
escrito, el 26 de octubre de 2017, cursante de fs. 43 a 44, manifestando lo
siguiente: i) El proceso penal en cuestión, radicó en la Sala Penal Primera con
apelación incidental de medida cautelar de carácter personal, deducida por el
imputado contra el Auto Interlocutorio 435/2017, dictado por el Juez de Instrucción
Penal Quinto de la Capital del departamento de La Paz; ii) Por Auto de Vista
227/2017 admitieron el recurso de apelación incidental interpuesto por el imputado,
al haberse presentado dentro del plazo previsto por ley, también declararon la
procedencia en parte de las cuestiones planteadas por la parte imputada y en su
mérito, revocaron parcialmente el Auto Interlocutorio 435/2017, determinando que
quedaron enervados los numerales 1 y 2 del art. 234 del CPP, quedando
subsistentes los arts. 233.1 y 2, 234.10 y 235.1 y 2 de la indicada norma procesal;
iii) Con relación a la probabilidad de autoría, debe responderse a dos interrogantes,
-¿hay un hecho?-, el cual se tiene delimitado y por ende se cuenta con un objeto
procesal, cumpliéndose con el requisito de verificabilidad, las condiciones de
verificación y las reglas de comprobación; y, -¿pudo haber participado el
imputado?-, respecto de lo cual, tanto la imputación formal como la Resolución del
Juez demandado, denotan la probable participación del mismo, catalogada por éste
como autoría mediata, no encontrando la Sala, ningún elemento objetivo que
genere duda sobre ello, en razón a que el criterio lógico del Juez se encuentra
dentro de los márgenes de razonabilidad, máxime si se considera, que conforme a
la directriz que da la norma adjetiva penal, referida a que para la probabilidad de
autoría no se requiere certeza, por cuanto el estándar es mínimo, realizar una
interpretación contraria, como pide el apelante, supondría desnaturalizar las
connotaciones del art. 302 del CPP; iv) La parte accionante hace referencia al
art. 234.10 del CPP, el cual no fue cuestionado en la audiencia de apelación, por el
contrario, si bien mencionó aspectos relativos a la discriminación subjetiva que
hubiera realizado el Juez a quo; empero, estos no fueron objeto de agravio para
enervar la referida norma, sino fueron argumentos utilizados para expresar el
agravio del art. 234.1 y 2 de la referida norma; razón por la cual, el Tribunal de
alzada se encuentra limitado a los cuestionamientos expuestos de forma concreta
conforme dispone el art. 398 del CPP; v) Con relación al art. 235.1 y 2 del CPP, en
audiencia sostuvieron que aún quedan varios actos investigativos por realizar y la
parte accionante únicamente señaló, que no se demostró la preexistencia del
dinero ni de una caja fuerte, además que el imputado no tiene interés de
obstaculizar los actos investigativos, a más que el Tribunal dio un lineamiento
respecto a la enervación de ambos riesgos procesales, obrando conforme a ley;
vi) La parte accionante pretende que la jurisdicción constitucional actúe como
tribunal de tercera instancia y confunde los argumentos propios de una acción de
libertad con los de un recurso de apelación; vii) Consiguientemente, el Auto de
Vista 227/2017, se encuentra debidamente fundamentado y motivado, además las
medidas cautelares tienen carácter provisional y pueden ser modificadas o
revocadas en cualquier estado del proceso, conforme dispone el art. 250 de la
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norma adjetiva penal; y, viii) La jurisdicción constitucional tiene la finalidad de
revisar o constatar si existe vulneración de los derechos fundamentales y garantías
constitucionales en el desarrollo de los actos jurisdiccionales e incluso
administrativos y no constituye otra instancia que revise el fondo del proceso, tal
como pretende la parte accionante.

I.2.3. Resolución

La Jueza de Sentencia Penal Séptima de la Capital del departamento de La Paz,


constituida en Jueza de garantías, a través de la Resolución 42/2017 de 26 de
octubre, cursante de fs. 50 a 52, concedió en parte la tutela solicitada, con
relación a los arts. 233, 234.10 y 235.1 y 2 del CPP, debiendo al efecto el Juez
demandado, renovar la audiencia de medidas cautelares y pronunciarse sobre los
aspectos señalados, valorando jurídicamente las pruebas aportadas sobre la base
del principio de razonabilidad conforme establece el art. 173 de igual norma
procesal. Determinación efectuada con los siguientes fundamentos: a) De acuerdo
a las normas y a la amplia jurisprudencia constitucional, se considera que quien
administra justicia debe emitir fallos motivados, congruentes y pertinentes; b) El
accionante denuncia que el Juez demandado omitió pronunciarse sobre los indicios
suficientes respecto a la autoría o participación del imputado en el hecho punible,
así como en el test previo de evidencias del hecho, autoridad que no desvirtuó lo
denunciado; y, que los Vocales codemandados si bien revocaron parcialmente el
Auto Interlocutorio 435/2017, mantuvieron subsistente lo demás, no aclararon la
razón de su determinación, efectuando apreciaciones sin respaldo legal, obviando
referirse en derecho a todos los puntos cuestionados; c) Las apreciaciones
personales del Juez demandado, sobre: “…la alta criminalidad que se está
reflejando en Bolivia es muy preocupante, ciudadanos extranjeros (…) en que sin
ninguna medición provocan la muerte a las víctimas, no estoy prejuzgando pero ese
es un circulo que se está viviendo en Bolivia y esa es la peligrosidad que el Juez
esta fundamentando y en el caso en particular si existe esta situación…” (sic), se
apartaron de la amplia jurisprudencia establecida al efecto, constituyendo
argumentos con los que se evidencia claramente que se violentó el debido proceso
en sus elementos de tutela judicial efectiva, fundamentación, motivación,
congruencia, valoración razonable de la prueba y presunción de inocencia,
desconociendo que la fundamentación y motivación son condiciones de validez de
las resoluciones judiciales; y, d) Tratándose de medidas cautelares de carácter
personal, por los antecedentes señalados, el caso concreto puede ser tutelado por
la acción de libertad; toda vez que, se afectaron las reglas y elementos del debido
proceso y porque cumple con los aspectos esenciales de una directa vinculación con
la libertad, habiendo sido agotados los mecanismos internos de cuestionamiento de
decisiones jurisdiccionales, activándose la presente demanda tutelar.

I.3. Trámite procesal en el Tribunal Constitucional Plurinacional

Por decretos de 6 de marzo y 18 de abril de 2018, se dispuso la suspensión de


plazo a objeto de recabar documentación complementaria; reanudándose el mismo

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mediante decretos de 5 de abril y 25 de junio de igual año; por lo que, la presente
Sentencia Constitucional Plurinacional es pronunciada dentro del término legal.

Cabe referir de igual forma, que al no existir consenso en la Sala, de conformidad


con el art. 30.I.6 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional (LTCP), se
procedió a convocar al Presidente del Tribunal Constitucional Plurinacional, a fin de
dirimir con su voto el caso en análisis.

II. CONCLUSIONES

Del análisis y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se establecen


las siguientes conclusiones:
II.1. En la etapa preparatoria del proceso penal seguido por el Ministerio Público
a denuncia de Edwing Alcón Solíz, por la presunta comisión del delito de
robo agravado, el 26 de septiembre de 2017, se presentó la ampliación de
imputación formal contra Christian Menn -ahora accionante- por la supuesta
comisión del mencionado delito, porque colaboró conjuntamente su
ex concubina y la hija de ésta, para que el ladrón ingrese al departamento
de la víctima forzando la chapa y se lleve la caja fuerte con los montos de
$us53 500.-(cincuenta y tres mil quinientos dólares estadounidenses) y
Bs1000.-(mil bolivianos); títulos valores del Banco Central de Bolivia (BCB);
y, joyas de oro, siendo sospechoso del hecho, porque sabía que en el
departamento de la víctima estaba el dinero que debía devolverle a cambio
que desocupe aquél donde vivía su ex concubina. Con relación a la autoría
hizo referencia a la previsión contenida en el art. 20 del CPP, y que en el
caso, el imputado colaboró con el ladrón para que ingrese al edificio
(fs. 2 a 5 vta.).

II.2. A través del Auto Interlocutorio 435/2017 de 27 de septiembre, el Juez de


Instrucción Penal Quinto de la Capital de departamento de La Paz -ahora
demandado-, dispuso la detención preventiva del accionante en el Centro
Penitenciario de San Pedro de La Paz (fs. 6 a 14).

II.3. Cursa Acta de Audiencia Pública de Fundamentación de Apelación de


Medida Cautelar de 18 de octubre de 2017 (fs. 87 a 89).

II.4. Consta Auto de Vista 227/2017 de 18 de octubre, emitido por los Vocales
de la Sala Penal Primera del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz
-ahora codemandados-, que declaró la admisibilidad del recurso de
apelación interpuesto por la defensa, por haber sido deducido dentro del
plazo; asimismo, declaró la procedencia en parte de las cuestiones
planteadas; y en consecuencia, revocó en parte el Auto Interlocutorio
435/2017; por lo que, ya no subsisten los numerales 1 y 2 del art. 234 del
CPP, manteniendo en lo demás, firme y subsistente la referida Resolución,
de tal manera que al concurrir aun el numeral 10 del art. 234 y los
numerales 1 y 2 del art. 235 del CPP, la parte imputada deberá mantenerse
en detención preventiva (fs. 90 a 93).

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III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

La parte accionante sostiene que el Juez demandado dispuso su detención


preventiva a través del Auto Interlocutorio 435/2017, que fue apelado ante los
Vocales codemandados, quienes mediante Auto de Vista 227/2017, no obstante de
revocarlo en parte, mantuvieron la medida impuesta al imputado; Resoluciones que
no contienen una adecuada fundamentación ni motivación de la razón de sus
decisiones respecto a la autoría mediata del imputado, así como de la concurrencia
de los riesgos procesales; vulnerando así sus derechos a la libertad personal; al
debido proceso en sus vertientes de fundamentación y motivación; y, a la
presunción de inocencia.
En consecuencia, corresponde examinar en revisión, conforme a los antecedentes
que cursan en el expediente, las disposiciones constitucionales y legales vigentes, si
tales extremos son evidentes, a fin de conceder o denegar la tutela impetrada; al
efecto se desarrollarán los siguientes temas: 1) Las condiciones de validez para la
restricción del derecho a la libertad física o personal; 2) Sobre la validez de la
detención preventiva: Principio de legalidad, especial referencia a las condiciones
materiales de validez de la privación de libertad, la carga argumentativa y
probatoria; 3) La fundamentación y motivación de las resoluciones judiciales,
especial mención al tribunal de apelación; 4) Prohibición de fundar la detención
preventiva en meras suposiciones; y, 5) Análisis del caso concreto.

III.1. Las condiciones de validez para la restricción del derecho a la


libertad física o personal

La Constitución Política del Estado otorga especial énfasis a la protección


del derecho a la libertad, en cuyos arts. 22 y 23, establece sus garantías y
regula el trato a los privados de libertad. Así el citado art. 23.I señala:
“Toda persona tiene derecho a la libertad y seguridad personal. La libertad
personal sólo podrá ser restringida en los límites señalados por la ley, para
asegurar el descubrimiento de la verdad histórica en la actuación de las
instancias jurisdiccionales”.

Efectivamente, de acuerdo a la Norma Suprema, la libertad personal puede


ser restringida; empero, en el marco de un Estado Constitucional,
respetuoso de los derechos fundamentales, dicha restricción no es la regla,
sino la excepción. Por ello, tanto la Ley Fundamental como el Código de
Procedimiento Penal, establecen requisitos para el efecto; en ese sentido,
el art. 23.III de la CPE indica que: “Nadie podrá ser detenido, aprehendido
o privado de su libertad, salvo en los casos y según las formas
establecidas por la ley. La ejecución del mandamiento requerirá que
éste emane de autoridad competente y que sea emitido por escrito” (las
negrillas nos corresponden); de donde se desprenden las condiciones de
validez material y formal para la restricción del derecho a la libertad; pues
ésta únicamente puede ser limitada: i) En los casos previstos por ley; y,
ii) Según las formas establecidas por ley; conforme lo entendió la

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SC 0010/2010-R de 6 de abril, que a partir de los arts. 23.I y II de la
CPE; 9.1 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos (PIDCP);
y, 7.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH),
sostuvo:

De las normas glosadas, se concluye que para que una restricción al derecho a la
libertad sea constitucional y legalmente válida, se deben cumplir con determinados
requisitos materiales y formales. Respecto a los primeros, sólo se puede restringir el
derecho a la libertad en los casos previstos por Ley, que de acuerdo a la Opinión
Consultiva (OC) 6/86 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos debe
tratarse de una Ley formal, es decir de aquella que emana del órgano legislativo.
Con relación a los requisitos formales, la restricción al derecho a la libertad sólo será
válida si se respetan las formas establecidas por ley, si el mandamiento emana de
autoridad competente y es emitido por escrito, salvo el caso de flagrancia, de
conformidad a lo establecido por el art. 23.IV de la CPE.
Estas condiciones de validez, también han sido desarrolladas por la jurisprudencia
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Así en la Sentencia de 21 de
enero de 1994, caso Gangaram Panday, la Corte señaló: …Nadie puede ser privado
de la libertad personal sino por las causas, casos o circunstancias expresamente
tipificadas en la ley (aspecto material) pero, además, con estricta sujeción a los
procedimientos objetivamente definidos por la misma (aspecto formal).

En ese sentido, la libertad individual no está concebida como un derecho


absoluto, inmune a cualquier forma de restricción; todo lo contrario, del
propio texto constitucional puede establecerse que en determinados
supuestos, ese derecho fundamental es susceptible de limitación; empero,
los casos en que la misma tenga lugar, han de venir fijados por la ley,
siendo claro, que tratándose de la libertad personal, la Constitución Política
del Estado establece una estricta reserva legal.

En ese entendido, se concluye que en materia penal, los casos en los que
una persona puede ser privada de su libertad están expresamente
previstos en el Código Penal tratándose de sanciones penales; y, en el
Código de Procedimiento Penal en caso de medidas cautelares, entre ellas
la detención preventiva; en cuanto a las formalidades que deben
observarse para la privación de libertad de una persona, las mismas
también se encuentran establecidas en el último Código citado.

Conforme a lo anotado, el motivo para que la privación de la


libertad sea previamente definida por la ley y con las formalidades
legales, no es otra cosa que la realización del principio de
legalidad; en virtud del cual, no puede haber delito sin ley que lo defina,
tampoco pena sin ley que lo determine ni medidas cautelares no
autorizadas por el legislador; principio que exige a toda y todo servidor
público el acatamiento estricto a los motivos definidos por el legislador en
especial a las autoridades judiciales, quienes conforme a la Constitución
Política del Estado y la ley, pueden ordenar la privación de libertad de un
individuo por los motivos señalados por ley y observando las formalidades
legales, respetando la dignidad personal.

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La intervención de la autoridad judicial se constituye en una
garantía de la libertad, pues el juez está llamado a velar por el
cumplimiento y efectividad de los mandatos constitucionales y
legales en cada caso en particular. La libertad encuentra solo en la ley
su posible límite, y en el juez, su legítimo garante en función de la
autonomía e independencia que la Norma Suprema reconoce a sus
decisiones, precisamente porque es esta autoridad judicial a quien le está
encomendada la tarea de ordenar la restricción del derecho a la libertad en
los precisos términos señalados en la ley, de la misma manera que es a él,
a quien corresponde controlar las condiciones en las que esa se efectúa y
mantenga.
III.1.1. Sobre la validez de la detención preventiva: Principio de
legalidad, especial referencia a las condiciones
materiales de validez de la privación de libertad, la carga
argumentativa y probatoria

Conforme se señaló, toda privación de libertad, debe cumplir con


los requisitos formales y materiales. Respecto al requisito formal,
la restricción del derecho a la libertad solo será válida si se
respetan las formas establecidas por ley, es decir, si el
mandamiento emana de autoridad competente y es emitido por
escrito, salvo el caso de flagrancia.

Con relación al requisito material, la privación de libertad solo


será válida por las causas, casos o circunstancias expresamente
tipificadas en la ley. En ese sentido, para la aplicación de la
medida cautelar de detención preventiva, el juez debe partir de
la consideración que las medidas cautelares de carácter personal
no equivalen a una sentencia condenatoria ni pueden ser
confundidas con penas, son simples cautelas que pueden
dictarse con carácter excepcional, preventivo pero no
sancionatorio, cuando se reúnan de manera estricta los
requisitos fácticos o jurídicos señalados por la ley para el efecto
y resulten indispensables para alcanzar la finalidad que con ella
se persigue, como es, la comparecencia del imputado al proceso.

En ese sentido, la medida cautelar de detención preventiva que


importa la afectación del derecho a la libertad del imputado,
debe ser dispuesta por la autoridad judicial competente, previa
verificación de requisitos establecidos por ley, con la
indispensable justificación de su necesidad y finalidad.

Al efecto, estas condiciones están establecidas en nuestra norma


procesal penal, específicamente en el art. 233 del CPP que
recoge estas exigencias, al señalar que realizada la imputación
formal, el juez podrá ordenar la detención preventiva del
imputado, a pedido fundamentado del fiscal o de la

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víctima, aunque no se hubiera constituido en querellante,
cuando concurran los siguientes requisitos:

1. La existencia de elementos de convicción suficientes para sostener


que el imputado es, con probabilidad, autor o partícipe de un hecho
punible.
2. La existencia de elementos de convicción suficientes de que el
imputado no se someterá al proceso u obstaculizará la averiguación
de la verdad.

La consideración del primer requisito debe responder a la


existencia de evidencia física y material, que genere un mínimo
de credibilidad que permita al juez inferir razonablemente que el
imputado puede ser autor o partícipe de la conducta delictiva
que se investiga, lo cual impide que la autoridad judicial funde su
determinación en presunciones.

Al respecto, la Corte IDH establece que: “…deben existir indicios


suficientes que permitan suponer razonablemente que la
persona sometida a proceso haya participado en el ilícito que se
investiga” 1. Sobre el mismo tema, la Corte Europea de Derechos
Humanos hace referencia a sospechas razonables, fundadas en
hechos o información capaces de persuadir a un observador
objetivo, que el encausado pudo haber cometido una infracción.
La Corte IDH, determinó que tal sospecha: “…tiene que estar
fundada en hechos específicos y articulados con palabras, esto
es, no en meras conjeturas o intuiciones abstractas” 2.

La consideración de este requisito es la primera actividad que


debe desarrollar el juez en la audiencia de consideración de la
medida cautelar de detención preventiva, escuchando al efecto
el argumento del fiscal y someterlo al contradictorio para
determinar si en el caso concreto concurre este primer requisito,
pues solo cuando esto sucede, se puede pasar al análisis del
segundo.

Asimismo, la previsión del numeral 1 del art. 233 del CPP, debe
ser interpretada y comprendida conforme a la Constitución
Política del Estado, en concreto, de acuerdo a la garantía de la
presunción de inocencia; habida cuenta que, la imputación formal
no constituye base para determinar la culpabilidad o la inocencia
del sujeto; por lo tanto, a más que la aplicación de medidas
cautelares de carácter personal, surja de la acreditación de una
presunta participación o autoría, dicho concepto -probable
autoría o participación- debe emerger de una valoración

1
Corte IDH, Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez vs. Ecuador. Sentencia de 21 de noviembre de 2007 sobre Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C N° 170, párrs. 101 y 103.
2
Ibíd., párr. 103.

11
armónica e integral de elementos de juicio que sean objetivos y
concretos; y no ser, el resultado de la mera imaginación del
juzgador ni de la parte acusadora.

Con relación al segundo requisito previsto en el numeral 2 del


art. 233 del CPP, referido a la existencia de elementos de
convicción suficientes que el imputado no se someterá al
proceso -riesgo de fuga- u obstaculizará la averiguación de la
verdad -riesgo de obstaculización-. En el mismo marco de las
consideraciones precedentes, corresponde al acusador o víctima
demostrar su concurrencia, es decir, que el acusador en
audiencia, debe explicar cuál es el riesgo procesal que se
presenta, y si es más de uno, deberá identificar cuáles son ellos,
así como las circunstancias de hecho de las que deriva; y
finalmente, indicar el porqué la medida cautelar de detención
preventiva que solicita, permitiría contrarrestar el riesgo
procesal.

El riesgo procesal debe ser acreditado por la parte acusadora,


pues no puede presumirse, tampoco considerarse en abstracto ni
con la mera cita de la disposición legal; el Ministerio Público debe
ir a la audiencia con evidencia que el imputado no se someterá
al proceso u obstaculizará la averiguación de la verdad. Así por
ejemplo, el acusador debe llevar a la audiencia la información
que permita sostener que el imputado no tiene domicilio fijo y
luego argumentar cómo se deriva de ese extremo la existencia
del peligro de fuga, no basta señalar que no tiene domicilio, es
necesario justificar cómo esa circunstancia implica el peligro de
fuga.

En ese contexto, ningún peligro procesal debe estar fundado en


meras suposiciones; lo cual implica que, si la autoridad judicial
funda su decisión en supuestos como ser “que el imputado en
libertad 'podría' asumir una determinada conducta” -propia del
peligro de fuga y obstaculización-, tal argumento no satisface la
exigencia de una debida motivación ni constituye una explicación
apropiada para determinar la aplicación de alguna medida
cautelar de carácter personal; por cuanto, el juzgador debe
asumir absoluta convicción para establecer la concurrencia o no,
de un determinado riesgo procesal; es decir, le corresponde a la
autoridad judicial con base a lo argumentado por el acusador y lo
sostenido por la defensa en el contradictorio, definir si existe o no
algún peligro procesal; por consiguiente, lo que no le está
permitido, es decidir respecto a la situación jurídica sobre la base
de probabilidades -podría o no podría-. En tal sentido, si la
decisión judicial se base en meras presunciones de concurrencia

12
o no, de los presupuestos previstos en las normas procesales
referidas anteriormente, vulnera el debido proceso del imputado.

La jurisprudencia constitucional, respecto a la prohibición de


fundar la aplicación de medidas cautelares en meras
suposiciones, precisó que si bien la autoridad judicial está
facultada para evaluar las circunstancias que hagan presumir el
peligro de fuga y obstaculización de manera integral; empero:

…debe fundar su determinación en las pruebas y tomando en cuenta


todas las circunstancias previstas por la Ley; corresponde al acusador
probar y demostrar la concurrencia de esas circunstancias previstas en
las normas precedentemente señaladas, no siendo suficiente la mera
referencia y presunción de que concurran las mismas, pues por
determinación del art. 16-II y 6 del CPP, se presume la inocencia del
encausado mientras no se pruebe su culpabilidad (SC 1635/2004-R de
11 de octubre).

El entendimiento anterior, fue reiterado en las SSCC 1747/2004-R,


0001/2005-R, 0129/2007-R, 0514/2007-R, 0670/2007-R,
0040/2010-R, 1048/2010-R, 1154/2011-R y 1813/2011-R, entre
otras.

III.1.2. La fundamentación y motivación de las resoluciones


judiciales, especial mención al tribunal de apelación

La fundamentación y motivación de las resoluciones judiciales


son componentes del debido proceso y se constituyen en un
deber constitucional, en la medida que no es posible controvertir
una decisión judicial, si en ésta no se dan a conocer las razones
de su determinación.

Dentro de las garantías propias del debido proceso y de la tutela


judicial efectiva, se encuentran también las de ejercer el derecho
a la defensa y las de recurrir las sentencias judiciales. Ahora bien,
para poder impugnar un fallo judicial, es necesario conocer
cuáles fueron las razones que condujeron al juez a dictar la
sentencia que se controvierte, mismas que deben referirse a los
hechos, las pruebas y a los fundamentos jurídicos en los que se
apoya la decisión. Si esas razones no son públicas, la persona no
podrá esgrimir contra la resolución más que argumentos
generales, que repetirían lo que él ya habría señalado en el
transcurso del proceso. Precisamente, entre los fines del deber
de motivar las sentencias, se encuentra el de facilitarle al
imputado la posibilidad de impugnar una resolución judicial.

Respecto a la medida cautelar de detención preventiva, la


resolución que pronuncie el juez, debe fundamentar la existencia
de los requisitos formales, así el art. 236 del CPP exige que la

13
resolución debe estar debidamente motivada sobre los
presupuestos que dieron lugar a su determinación.

En ese ámbito, respecto a la motivación de la resolución que


disponga la detención preventiva, la Corte IDH, en el caso
Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez vs. Ecuador, estableció
específicamente que toda decisión por medio de la cual se
restrinja el derecho a la libertad personal mediante la aplicación
de la prisión preventiva, deberá contener una motivación
suficiente que permita evaluar si tal detención se ajusta a las
condiciones necesarias para su aplicación -indicios razonables
que vinculen al acusado, fines legítimos, aplicación excepcional,
y criterios de necesidad, razonabilidad y
proporcionalidad- . 3

Por su parte, el Tribunal Constitucional Plurinacional en la


SC 0012/2006-R de 4 de enero, explicó la necesidad
constitucional de motivar las resoluciones que disponen la
detención preventiva, como las que rechazan el pedido de su
imposición y las que la modifican, sustituyen o revocan, al
señalar lo siguiente:

La motivación de los fallos judiciales está vinculada al derecho al debido


proceso y a la tutela jurisdiccional eficaz, consagrados en el art. 16.IV
Constitucional, y se manifiesta como el derecho que tienen las partes de
conocer las razones en que se funda la decisión del órgano
jurisdiccional, de tal manera que sea posible a través de su análisis,
constatar si la misma está fundada en derecho o por el contrario es
fruto de una decisión arbitraria; sin embargo, ello no supone que las
decisiones jurisdiccionales tengan que ser exhaustivas y ampulosas o
regidas por una particular estructura; pues se tendrá por satisfecho este
requisito aun cuando de manera breve, pero concisa y razonable,
permita conocer de forma indubitable las razones que llevaron al Juez a
tomar la decisión; de tal modo que las partes sepan las razones en que
se fundamentó la resolución; y así, dada esa comprensión, puedan
también ser revisados esos fundamentos a través de los medios
impugnativos establecidos en el ordenamiento; resulta claro que la
fundamentación es exigible tanto para la imposición de la detención
preventiva como para rechazarla, modificarla, sustituirla o revocarla.

Más tarde, la SC 0089/2010-R de 4 de mayo, sobre la


fundamentación y motivación de las resoluciones judiciales
estableció que éstas deben expresar las razones de hecho y
derecho en que se basa su convicción y el valor que otorga a los
medios de prueba que presenten las partes, aclarando que esa
fundamentación no puede ser reemplazada por la simple relación
de los documentos o la mención de los requerimientos de las
partes, señalando lo siguiente:

3
Corte IDH, Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez vs. Ecuador. Sentencia de 21 de noviembre de 2007 sobre Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C N° 170, párr. 93.

14
…la autoridad judicial competente, para adoptar la decisión de aplicar
la detención preventiva, de una parte, está obligado a verificar y
determinar la concurrencia de los requisitos mencionados por el art. 233
CPP, para lo que deberá contrastar la solicitud fundamentada del
Ministerio Público con los elementos de prueba presentados sobre la
concurrencia de los requisitos, en el marco de las normas previstas por
los arts. 234 y 235 CPP; de otra parte, deberá fundamentar en derecho
la decisión de aplicar la medida cautelar de carácter personal, pues
tomando en cuenta que uno de los principios fundamentales inherentes
al Estado Democrático de Derecho es la motivación de las decisiones de
las autoridades públicas, el juez está obligado a expresar los
motivos de hecho y de derecho en que se basa su convicción
determinativa de la concurrencia de los requisitos, así como el
valor otorgado a los medios de prueba, esa fundamentación no
puede ser reemplazada por la simple relación de los
documentos o la mención de los requerimientos de las partes;
de modo que está obligado a expresar los presupuestos jurídicos que
motivan la medida, con cita de las normas legales aplicables y la
descripción clara y objetiva de los elementos de convicción concurrentes
(las negrillas nos corresponden).

Por otra parte, el deber de fundamentación y motivación de las


resoluciones judiciales también ataña a los tribunales de
apelación; sobre el particular, la jurisprudencia constitucional
recalcó la importancia de que éstos sustenten sus decisiones,
debido a que en los hechos, hacen una revisión de la resolución
del inferior, teniendo especial importancia la del tribunal de
apelación que revisa una determinación que impuso una medida
cautelar, que la revocó, la modificó, la sustituyó u ordenó la
cesación de una detención preventiva, por su vinculación con los
derechos a la libertad y a la presunción de inocencia.

Al respecto la SC 0782/2005-R de 13 de julio reiterada,


entre otras, por la SCP 0166/2013 de 19 de febrero, señaló que:

…la exigencia de pronunciar una resolución motivada en la que se


establezca la concurrencia de los requisitos de validez para determinar
la detención preventiva, entendiendo por motivo fundado a aquél
conjunto articulado de hechos que permiten inferir de manera objetiva
que la persona imputada es probablemente autora de una infracción o
partícipe de la misma y que existe riesgo de fuga y/u obstaculización de
la averiguación de la verdad no sólo alcanza al juez cautelar, sino
también al tribunal que conozca en apelación la resolución que
disponga, modifique o rechace las medidas cautelares, toda vez que si
bien de conformidad con el art. 251 del CPP, las medidas cautelares
dispuestas por el juez cautelar, pueden ser apeladas y, por lo mismo,
modificadas, ello no significa que el tribunal de apelación cuando
determine disponer la detención preventiva, esté exento de pronunciar
una resolución lo suficientemente motivada, en la que se exprese la
concurrencia de los dos requisitos que la ley impone para la
procedencia de esa medida cautelar.

15
Consecuentemente, el Tribunal de apelación, está obligado a motivar y
fundamentar su Resolución, precisando los elementos de convicción que
le permiten concluir en la necesidad de revocar las medidas sustitutivas
y aplicar la detención preventiva; a cuyo efecto debe también justificar
la concurrencia de los presupuestos jurídicos exigidos por el art. 233 del
CPP y una o varias de las circunstancias establecidas por los arts. 234 y
235 del CPP, mediante una resolución debidamente fundamentada,
conforme exige el art. 236 del CPP, puesto que sólo cuando se han
fundamentado debidamente estas dos situaciones, se puede disponer la
detención preventiva.
Recogiendo dichos entendimientos, la SCP 0077/2012 de 16 de
abril4 señala que el art. 398 del CPP establece que los tribunales
de alzada deben circunscribirse a los aspectos cuestionados de la
resolución; empero, ello no implica que se encuentren eximidos
de la obligación de motivar y fundamentar la resolución por la
cual deciden imponer la medida cautelar de detención preventiva,
revocarla, sustituirla o disponer la cesación; quedando
igualmente obligados a expresar la concurrencia de los
presupuestos que la normativa legal prevé.

En tal sentido, el tribunal de alzada al momento de conocer y


resolver recursos de apelación de la resolución que disponga,
modifique o rechace medidas cautelares o determine la cesación
o rechace ese pedido, deberá precisar las razones y elementos de
convicción que sustentan su decisión; expresando de manera
motivada la concurrencia de los presupuestos jurídicos exigidos,
no pudiendo ser justificada su omisión por los límites establecidos
en el art. 398 del CPP.

Cuando se trata de la protección del derecho a la libertad


personal por medio del recurso de apelación de la medida
cautelar, el análisis del tribunal de apelación no puede reducirse
a una mera formalidad, sino, debe examinar las razones

4
El FJ III.3, señala: “Finalmente, cabe remitirse a lo previsto en el 236 del CPP, entre cuyos requisitos del auto de detención
preventiva se encuentran: `3) La fundamentación expresa sobre los presupuestos que motivan la detención, con cita de las
normas legales aplicables´.
En el marco de las normas legales citadas, aplicables al caso que se examina, se establece que el límite previsto por el art. 398
del CPP a los tribunales de alzada, de circunscribirse a los aspectos cuestionados de la resolución, no implica que los tribu nales
de apelación se encuentren eximidos de la obligación de motivar y fundamentar la resolución por la cual deciden imponer la
medida cautelar de detención preventiva, quedando igualmente obligados a expresar la concurrencia de los dos presupuestos
que la normativa legal prevé para la procedencia de la detención preventiva, en el entendido que ésta última determinación
únicamente es válida cuando se han fundamentado los dos presupuestos de concurrencia, para cuya procedencia deberá existir:
1) El pedido fundamentado del fiscal o de la víctima aunque no se hubiere constituido en querellante; 2) La concurrencia de los
requisitos referidos a la existencia de elementos de convicción suficientes para sostener que el imputado es, con probabilidad,
autor o partícipe de un hecho punible y la existencia de elementos de convicción suficiente de que el imputado no se someterá
al proceso u obstaculizará la averiguación de la verdad; circunstancias que deben ser verificadas y determinadas por el tribunal y
estar imprescindiblemente expuestas en el auto que la disponga, por lo mismo, la falta de motivación por parte de los tribunales
de alzada no podrá ser justificada con el argumento de haberse circunscrito a los puntos cuestionados de la resolución
impugnada o que uno o varios de los presupuestos de concurrencia para la detención preventiva no fueron impugnados por la o
las partes apelantes.
En tal sentido, el tribunal de alzada al momento de conocer y resolver recursos de apelación de la resolución que disponga,
modifique o rechace medidas cautelares, deberá precisar las razones y elementos de convicción que sustentan su decisión de
revocar las medidas sustitutivas y aplicar la detención preventiva; expresando de manera motivada la concurrencia de los
presupuestos jurídicos exigidos para su procedencia, no pudiendo ser justificada su omisión por los límites establecidos en el
art. 398 del CPP”.

16
invocadas por el accionante y manifestarse expresamente sobre
cada una de ellas, de acuerdo a los parámetros establecidos en
el punto anterior, debiendo señalar fundadamente los motivos
por los que considera que efectivamente se dan los riesgos
procesales previstos por el art. 233 del CPP.

En todo caso, el tribunal de apelación debe realizar una revisión


integral del fallo del juez que impuso la medida cautelar,
considerando los motivos de agravio que fundamentan el recurso
de apelación, los argumentos de contrario, analizar y valorar
fundadamente las pruebas que se traen a consideración del
tribunal de apelación, para finalmente en su determinación,
expresar las circunstancias concretas de la causa que le permiten
presumir fundadamente la existencia de los riesgos procesales
que justifican se mantenga la detención preventiva, no es
posible un rechazo sistemático de la solicitud de revisión,
limitándose a invocar, por ejemplo, presunciones legales
relativas al riesgo de fuga.

El tribunal de apelación, no puede limitarse a invocar


presunciones legales relativas a los riesgos procesales u otras
normas que de una forma u otra, establecen la obligatoriedad
del mantenimiento de la medida. Si a través del fundamento de
la resolución, no se demuestra que la detención preventiva de la
persona es necesaria y razonable para el cumplimiento de sus
fines legítimos, la misma deviene en arbitraria.

III.1.3. Prohibición de fundar la detención preventiva en meras


suposiciones

Como se indicó, la detención preventiva debe ser el resultado de


una debida fundamentación y motivación de las resoluciones que
la disponen, lo cual impide que la autoridad jurisdiccional funde
su determinación en meras presunciones, las cuales implican
reconocer como cierto un probable acontecimiento, acción o
conducta, sin necesidad de probarla. Así, la resolución judicial
destinada a aplicar medidas cautelares de carácter personal,
tiene que ser el resultado de la valoración integral y razonable de
los diferentes riesgos procesales y elementos probatorios;
valoración que, además, debe ser objetiva y generar convicción
en la autoridad judicial, para sostener que el imputado es con
probabilidad, autor o partícipe de un hecho punible y que no se
someterá al proceso u obstaculizará la averiguación de la verdad
o que existe peligro de reincidencia.

En ese contexto, se reitera que ningún peligro procesal debe


estar sostenido en presunciones, lo cual implica que, si la
autoridad judicial funda su decisión en supuestos como “el
17
imputado en libertad podría asumir una determinada conducta”
-propia del peligro de fuga y obstaculización-, tal argumento no
satisface la exigencia de una debida motivación; por cuanto, el
juzgador debe asumir absoluta convicción para establecer la
concurrencia o no de un determinado riesgo procesal; es decir, le
corresponde a la autoridad judicial definir si existe o no algún
peligro procesal; por consiguiente, lo que no está permitido es
que al momento de asumir la decisión respecto a la situación
jurídica del imputado, el juez se base en probabilidades, sin
sustento en suficientes elementos de convicción valorados
objetiva, razonable e integralmente -podría o no podría-; pues,
de sustentarse en ellas, se vulnera el debido proceso
del imputado, conforme lo entendió la SC 1635/2004-R de 11 de
octubre, reiterada por las SSCC 1747/2004-R, 0001/2005-R,
0129/2007-R, 0514/2007-R, 0670/2007-R, 0040/2010-R,
1048/2010-R, 1154/2011-R y 1813/2011-R; y, la SCP 0795/2014 de
25 de abril, entre otras.

III.2. Análisis del caso concreto

La parte accionante aduce que dentro del proceso penal seguido por el
Ministerio Público en su contra, por la supuesta comisión del delito de robo
agravado, el Juez de primera instancia demandado dictó el Auto
Interlocutorio 435/2017, disponiendo su detención preventiva en el Centro
Penitenciario de San Pedro de La Paz; habiendo interpuesto recurso de
apelación incidental, en cuyo mérito los Vocales codemandados emitieron el
Auto de Vista 227/2017, revocando en parte la Resolución impugnada, en lo
relativo al art. 234.1 y 2 del CPP y manteniéndose firme respecto de los
arts. 234.10 y 235.1 y 2 de la referida norma; Resoluciones que vulneran
sus derechos fundamentales y garantías constitucionales, cuya tutela
solicita, por cuanto no contienen una adecuada fundamentación ni
motivación de las razones de sus decisiones, respecto a la autoría mediata
del imputado, así como de los riesgos procesales que aún persisten,
lesionando así sus derechos a la libertad personal, al debido proceso en sus
vertientes de fundamentación y motivación, así como a la presunción de
inocencia. Al efecto se efectuará el análisis individualizado de cada
Resolución:

III.2.1. Análisis del Auto Interlocutorio 435/2017, pronunciado


por el Juez demandado

De los antecedentes, se tiene que el 27 de septiembre de 2017


se llevó a cabo la audiencia de consideración de medidas
cautelares, dentro del proceso penal seguido por el Ministerio
Público contra el accionante, por el delito de robo agravado, en la
que el Juez de Instrucción Penal Quinto de la Capital del
departamento de La Paz, por Auto Interlocutorio 435/2017,

18
dispuso su detención preventiva en el Centro Penitenciario de
San Pedro de La Paz, con los fundamentos que a continuación se
resumen y analizan:

a) Respecto a la probable autoría; la autoridad judicial


sostuvo que el imputado es probable autor directo, porque entre
éste y la víctima tienen pendiente un proceso civil de oferta de
pago, interdicto de recobrar la posesión y una conciliación en la
que se suscribió un documento en el que él y su ex concubina
acuerdan devolver el departamento a sus propietarios -víctima-, y
como contraprestación, éstos tenían que reembolsarle una suma
de dinero. Conforme la declaración de la víctima, el 16 de junio
de 2017, solicitó al Juez en materia Civil la desocupación del
departamento y dos días después ocurrió el robo, y que
sospechaba del imputado, porque él sabía del dinero que tenía
para devolverle. Luego, hace una descripción de los elementos
de prueba y de las consideraciones del Ministerio Público en su
imputación, para concluir indicando que dio lectura al acta de
audiencia de consideración de medidas cautelares de Leydi
Justiniano -coimputada- y que se utilizó la doctrina del autor
mediato, según la cual el imputado no necesariamente tiene que
participar directamente en el delito, sino que dolosamente hace
que otra persona lo cometa. Entonces, en horas de la
madrugada, el ciudadano colombiano llegó con la hija de la ex
concubina del imputado, y fueron recibidos por esta última, ese
mismo día el “colombiano” ingresó en horas de la tarde con una
llave al “Edificio Rena”, aunque el imputado adujo que se
cambiaron chapas, además hay mensajes que deben ser
investigados y que todos esos elementos deben ser investigados
en la etapa preparatoria.

Sobre el particular, como se señaló en el Fundamento


Jurídico III.1.1. de la presente Sentencia Constitucional
Plurinacional, la consideración del primer requisito debe
responder a la existencia de evidencia física y material, que
genere un mínimo de credibilidad, que permita al juez inferir
razonablemente que el imputado puede ser autor o partícipe de
la conducta delictiva que se investiga; lo cual, impide que la
autoridad judicial funde su determinación en presunciones, por
eso la Corte IDH, estableció que deben existir indicios suficientes
que permitan suponer razonablemente que la persona sometida
a proceso haya participado en el ilícito penal que se investiga,
sospecha que tiene que estar fundada en hechos específicos y
articulados con palabras, esto es, no en meras suposiciones o
intuiciones abstractas.

19
Como se indicó, la materialización del numeral 1 del art. 233
del CPP, exige que el hecho esté definido o delimitado, con ello
no se quiere decir que se requiera certeza sobre su concurrencia
o participación del imputado, se trata que el hecho, que es objeto
del proceso y sobre el cuál se discute la medida cautelar, esté
demarcado y dé respuesta a las siguientes interrogantes: qué se
hizo, quién lo hizo, cuándo lo hizo, dónde lo hizo y cómo lo hizo,
pues para resolver el juez debe entender cuál es el hecho objeto
de disputa y la participación del imputado. La garantía del hecho,
es pues la piedra angular sobre la que se ordenan las demás
garantías, tanto sustantivas como las de procedimiento. Si no hay
un hecho medianamente delimitado, sobre todo al comienzo de
la investigación preparatoria, no existe objeto procesal, nada de
lo que se discuta podrá tener sentido. La existencia de un hecho
será condición de un proceso penal, y consecuentemente, de una
audiencia en la que se discutan cuestiones relativas a él.

En el caso, esa primera determinación no fue cumplida, pues de


la revisión del fundamento de la Resolución por la que el Juez
demandado tendría acreditada la supuesta autoría, no permite
entender cuál es el hecho, quiénes, cuándo, dónde y cómo lo
hicieron; los argumentos desordenados y sin coherencia se
refieren a ciertos elementos de convicción, sin un hilo conductor,
pues se hace referencia a procesos civiles, sospechas que el
imputado sabía de la existencia de un dinero que tenía que
devolverse, de un “colombiano” que llegó al amanecer etc.;
asimismo, sobre una autoría mediata cuando la imputación hace
mención a una directa, de lo que se colige además, que el Juez
demandado, de oficio, realizando las labores del Ministerio
Público, determinó una autoría mediata, cuando esa actividad
está prohibida por mando del art. 279 del CPP, que establece que
los jueces no pueden realizar actos de investigación que
comprometan su imparcialidad.

b) Con referencia a los riesgos procesales previstos en


los numerales 1, 2 y 10 del art. 234 del CPP; la autoridad
judicial observó el domicilio, porque el imputado tenía tres, y
según la jurisprudencia constitucional, tenía la obligación de
demostrar que estos eran anteriores al hecho, aspecto que debe
subsanar y aclarar su defensa. Sobre el trabajo y/o actividad
lícita, no basta el certificado de trabajo de la empresa BASE
CAMP–CAMPO BASE, la licencia de funcionamiento, el registro en
la Fundación para el Desarrollo Empresarial (FUNDEMPRESA), el
balance, las emisiones de facturas, sino debe acreditarse
también, el pago de salarios y el aporte a la Administradora de
Fondos de Pensiones (AFP); por lo que, tampoco se acreditó el
trabajo o actividad lícita.

20
Respecto al numeral 10 del art. 234 del CPP, sostuvo que no solo
debe tenerse en cuenta los antecedentes judiciales, sino el grado
de peligrosidad, conforme lo estableció el Tribunal Constitucional
Plurinacional, haciendo un análisis integral del hecho, indicando
que en el caso hicieron referencia a un robo agravado, donde
participaron varias personas, entonces la víctima puede correr
riesgo, siendo que la alta criminalidad en Bolivia es preocupante;
refiriendo además que “…ciudadanos extranjeros de nacionalidad
Peruana, Colombiana, Brasilera ya hemos visto en Santa Cruz
EUROCRONOSS en que sin ninguna medición provocan muerte a
las víctimas, no estoy prejuzgando pero ese es un circulo que se
está viviendo en Bolivia y esa es la peligrosidad que el juez está
fundamentando y en el caso particular si existe esta situación ya
que este hecho de Robo no ha sido causado por una persona,
sino han participado varias personas que tenían incluso acceso al
edificio y este ciudadano está prófugo es decir que en cualquier
momento va ir al domicilio de la víctima ya que tiene la llave y
espero que no suceda nada con relación a la seguridad de las
víctimas y esta situación puede ser tomada como una represalia
con relación a este proceso; entonces el suscrito Juez también
tiene la obligación de hacer efectivos los derechos humanos
basados en la misma Constitución Política del Estado, que se
tiene que hacer una ponderación, el derecho de la vida, el
derecho a la seguridad de la víctima y el derecho a la libertad del
imputado; si hacemos una ponderación de los derechos, cual
prevalecería más obviamente el derecho a la vida, entonces el
Juzgador está considerando este riesgo procesal con relación a la
víctima y a su entorno familiar; por lo que a criterio del Juzgador
si concurre ese riesgo de fuga” (sic).

Ahora bien, como se desarrolló en el referido Fundamento


Jurídico III.1.1., los riesgos procesales deben ser acreditados por
la parte acusadora, pues los mismos no pueden presumirse ni
considerarse en abstracto ni con la mera cita de la disposición
legal, el Ministerio Público debe ir a la audiencia con evidencia
que el imputado no se someterá al proceso. Así por ejemplo, el
acusador debe llevar a la audiencia la información que permita
sostener que el imputado no tiene domicilio, y luego argumentar,
cómo se deriva de ese extremo la existencia del peligro de fuga,
es decir, no basta señalar que no tiene domicilio sino también
cómo esa circunstancia implica el peligro de fuga y el porqué la
medida cautelar de detención preventiva permitiría contrarrestar
el riesgo procesal.

En el caso presente, el Juez demandado sostuvo que le


corresponde al imputado demostrar que tiene domicilio y que sea

21
anterior al hecho, cuando como se estableció esa responsabilidad
le corresponde al Ministerio Público, quien solicitó la medida
cautelar de detención preventiva, alegando entre otros, dicho
riesgo por falta de domicilio, tal afirmación debió ser demostrada
por el Ministerio Público, misma que debe ser sometida al
contradictorio, para que el Juez determine lo que corresponda.
De ningún modo, puede darse la carga de la prueba al imputado,
lo que no le impide en el contradictorio desvirtuar lo afirmado por
el Fiscal, además la discusión no se cierra ahí, pues una vez
demostrado que no se tiene domicilio tiene que justificarse
el porqué esa situación conlleva un riesgo de fuga, lo que en el
caso no aconteció.

Respecto al hecho que el imputado no tiene trabajo o actividad


lícita, tampoco fue demostrada por el Fiscal, al contrario, según
se puede establecer de la Resolución, fue el Juez demandado
quién consideró que no bastaba el certificado de trabajo de la
empresa, la licencia de funcionamiento, el registro en
FUNDEMPRESA, el balance, las emisiones de facturas, sino que
debía acreditarse el pago de salarios y el aporte a la AFP; por lo
que, tampoco se acreditó el trabajo o actividad lícita sin
establecer cuál el elemento para considerar que existiría riesgo
de fuga. En tal sentido, si la decisión judicial se base en meras
presunciones de concurrencia o no de los presupuestos previstos
en las normas procesales referidas anteriormente, vulnera el
derecho al debido proceso del imputado.

Finalmente, la argumentación que realiza el Juez demandado


respecto a la supuesta peligrosidad del imputado, es subjetiva,
pues no establece criterios objetivos que determinen esa
peligrosidad, sino que la misma está basada en el hecho que el
imputado es extranjero, que en Bolivia existe alto índice de
hechos delictivos protagonizados por extranjeros y concluye
señalando una sospecha en sentido que éste podría ir a la casa
de la víctima, ingresar a la misma porque tiene llaves.

c) Con relación a los riesgos de obstaculización previstos


por los numerales 1 y 2 del art. 235 del CPP; la autoridad
judicial demandada sostiene que el Ministerio Público debe
investigar sobre las imágenes, si el sujeto colombiano prófugo
tiene la llave, los objetos sustraídos, la caja fuerte, joyas, el
escenario del robo, el forcejeo a la puerta principal; elementos
que se constituyen en un riesgo procesal, porque el imputado en
libertad puede influir sobre estos, las filmaciones y el informe
técnico del lugar de los hechos. Por otra parte, sostiene que el
riesgo previsto en el numeral 2 del art. 235 del CPP, no
desparece hasta el momento que se dicte sentencia que adquiera

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la calidad de cosa juzgada, como supuestamente lo entendieron
las “SSCC 0007/2007 y 1250/2007”, pues el imputado en libertad
puede influir sobre la víctima, su entorno familiar, los otros
implicados, testigos, etc.

Con relación al riesgo de obstaculización previsto por los


numerales 1 y 2 del art. 235 del CPP, conforme la
fundamentación realizada por el Juez demandado, se ampara en
suposiciones cuando afirma que: “…sobre los aspectos que
todavía tiene que investigarse el imputado va influir…” (sic), pero
no establece cómo va influir sobre los mismos, qué elementos de
convicción tiene para esa afirmación; como se señaló en el citado
Fundamento Jurídico III.1.3., ningún peligro procesal puede
fundarse en meras suposiciones; el juzgador debe asumir
absoluta convicción para establecer la concurrencia o no de un
determinado riesgo procesal; es decir, le corresponde a la
autoridad judicial con base a lo argumentado por el acusador y lo
sostenido por la defensa en el contradictorio, definir si existe o no
algún peligro procesal; por consiguiente, lo que no está permitido
es que al momento de asumir la decisión respecto a la situación
jurídica del imputado, el Juez conjeture sobre la base de las
probabilidades -podría o no podría-.

Respecto al fundamento del numeral 2 del art. 235 del CPP,


referido a que el imputado influya negativamente sobre los
partícipes, testigos o peritos a objeto que informen falsamente o
se comporten de manera reticente; el Juez demandado afirma
que este riesgo no desaparece hasta el momento que se dicte
sentencia que adquiera la calidad de cosa juzgada y que así lo
entendieron supuestamente las “SSCC 0007/2007 y 1250/2007”,
y que en el caso, el imputado en libertad puede influir sobre la
víctima, su entorno familiar, los otros implicados, testigos, etc.

El argumento de este fundamento se ampara en suposiciones, al


afirmar el Juez demandado que el imputado puede influir sobre
los testigos, peritos, etc., pero no individualiza a quién está
influyendo ni cómo lo está haciendo; asimismo, la afirmación que
este riesgo se mantiene hasta que exista una sentencia
condenatoria, vulnera el derecho a la presunción de inocencia,
pues no se debe olvidar que por el mismo mandato legal, la
detención preventiva puede ser modificada o cesar, lo que no
sería posible si se asumiera esa afirmación. Por consiguiente, al
haberse dispuesto la detención preventiva del imputado sin la
debida fundamentación, se conculcó el derecho a la libertad del
accionante.

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III.2.2. Análisis del Auto de Vista 227/2017, pronunciado en
apelación por los Vocales codemandados

El Auto Interlocutorio 435/2017 emitido por el Juez demandado


fue objetado en apelación, a cuyo efecto los Vocales
codemandados de la Sala Penal Primera del Tribunal
Departamental de Justicia de La Paz, emitieron el Auto de
Vista 227/2017, admitiendo el referido recurso; asimismo,
declararon la procedencia en parte de las cuestiones planteadas y
en consecuencia revocaron en parte el Auto Interlocutorio
435/2017, señalando que ya no subsisten los numerales 1 y 2 del
art. 234 del CPP, manteniéndolo en lo demás, firme y
subsistente, de tal manera que al concurrir aun el numeral 10 del
referido artículo y los numerales 1 y 2 del art. 235 del citado
Código, mantuvieron al imputado en detención preventiva, con
los siguientes argumentos:

Se identifica como primer agravio de la defensa la alusión a la


probabilidad de autoría -art. 233.1 del CPP-, que a decir de la
defensa, se da cuando el Juez dio crédito a simple versión de la
víctima, quien adujo que sospechaba del ahora accionante,
porque sabía de la existencia del dinero, del que tenía que
devolver el anticrético del departamento, por otra parte, se
refiere a la autoría mediata, respecto de lo cual, no existe prueba
que demuestre que el imputado hubiera instrumentalizado al
“colombiano”, observaciones que fueron absueltas argumentando
que: “…la probabilidad de autoría en una imputación no se
necesita plena prueba, sino simplemente indicios que establezcan
el hecho y la posible participación del imputado, puesto que el
estándar para la probabilidad de autoría es mínimo, se requieren
únicamente indicios y no así prueba plena (…) nuestra legislación
no exigen este presupuesto observado en el razón a que el
proceso no se encuentra aún en etapa de juicio oral público y
contradictorio en el cual se debe demostrar todos estos
presupuestos (…) En la imputación cursante a fojas 6 a 9 del
cuaderno de apelaciones, el Ministerio Público presenta
elementos de convicción (…) con los cuales se ha demostrado la
existencia del hecho y la posible participación del imputado,
entonces la observación de la defensa está referida a una
observación que tiene que ver para una audiencia de juicio oral,
pero no así para una imputación formal, porque el legislador
prevé para una probabilidad de autoría simplemente indicios, por
otra parte, en apelación de medidas cautelares nos encontramos
en una fase de probabilidades y no así de certeza, ello
evidentemente no genera que se lesione la presunción de
inocencia del imputado” (sic).

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Los argumentos glosados, permiten establecer que el Tribunal de
alzada se limitó a ratificar la determinación del inferior, que
adolecía según el análisis anterior de graves defectos, pues no
puede determinar cuál es el hecho, quiénes, cuándo, dónde y
cómo lo hicieron. Los Vocales codemandados, no consideraron
que el hecho no está claramente delimitado y si bien no se
requiere plena prueba sino indicios, su determinación debe dar
respuesta a las siguientes interrogantes: qué se hizo, quién,
cuándo, dónde y cómo lo hizo; pues para resolver la medida
cautelar, el juez debe entender cuál es el hecho objeto de
disputa y la participación del imputado.

Sobre la concurrencia de los numerales 1 y 2 del art. 235 del


CPP, el Tribunal de apelación codemandado ratificó los
argumentos del Juez a quo demandado, al señalar que: “…por la
forma en la que fue cometido el hecho este tribunal va a
respaldar la decisión del juez a quo co los previsto en el Art. 280
del Código de Procedimiento Penal, toda vez que el Tribunal
Constitucional ha emitido la siguiente interpretación y es que los
riesgos de obstaculización subsisten hasta el momento de dictar
sentencia, y se da esta interpretación bajo el entendido de que
todos los elementos de convicción recabados en la etapa
preparatoria no son prueba y serán prueba cuando sean
judicializados ente un tribunal o Juez de Sentencia…(…) Lo
mismo ocurre acerca de la concurrencia del numeral 2) del
Art. 235 de la Ley N° 1970, en razón a que en el hecho
acreditado y no objetado ante el juez a quo se infiere que no
sería solamente una persona la que hubiera participado en la
comisión del ilícito, sino otras personas y evidentemente todas
las declaraciones que se tomen en sede policial o fiscal conforme
al Art. 333 de la Ley N° 1070, no son prueba como tal, por lo que
aún subsiste este riesgo procesal…” (sic).

Argumentos que conforme se señaló en el fundamento anterior,


se amparan en suposiciones que no tienen sustento en algún
elemento de convicción que permite fundar dicha afirmación; en
efecto, el Auto de Vista analizado no cumple con las exigencias
de validez; ciertamente vulnera el debido proceso; por
consiguiente, al disponerse la detención preventiva del imputado,
también conculca el derecho a la libertad del impetrante de
tutela.

Entendimiento a partir del cual, las autoridades judiciales en


alzada, deben expresar sus convicciones determinativas que
justifiquen razonablemente su decisión, siendo necesario que sus
fallos sean motivados y expongan con claridad las razones y
fundamentos legales que sustenten y permitan concluir su
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determinación respecto a la existencia o no de los agravios
alegados en el recurso de apelación; sin embargo, la motivación
debe ser coherente con el mandato constitucional y legal, lo que
en el caso no aconteció; por lo que, corresponde otorga la tutela
impetrada.

En consecuencia, la Jueza garantías al conceder en parte la tutela solicitada,


evaluó correctamente los datos del proceso.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Segunda; en virtud de la


autoridad que le confieren la Constitución Política del Estado y el art. 12.7 de la Ley
del Tribunal Constitucional Plurinacional; en revisión, resuelve: CONFIRMAR la
Resolución 42/2017 de 26 de octubre, cursante de fs. 50 a 52, pronunciada por la
Jueza de Sentencia Penal Séptima de la Capital del departamento de La Paz; y en
consecuencia:

1° CONCEDER la tutela solicitada, en lo que respecta a la garantía del debido


proceso en sus elementos de fundamentación y motivación;

2° Se dispone que la audiencia de medidas cautelares deba ser verificada en el


plazo máximo de veinticuatro horas, desde la notificación con la presente
Sentencia Constitucional Plurinacional, salvo que la misma ya hubiere sido
desarrollada; y,

3° Se recomienda a la Jueza de Sentencia Penal Séptima de la Capital del


departamento de La Paz, que en la remisión de futuras acciones tutelares,
tenga el cuidado de hacerlo con toda la documentación necesaria, ello a fin de
evitar retrasos en la revisión de las resoluciones enviadas en cumplimiento del
art. 12.7 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional


Plurinacional.

Al no existir consenso en Sala dentro del presente caso, dirime el Dr. Petronilo
Flores Condori, Presidente; siendo de Voto Disidente el Magistrado, MSc. Carlos
Alberto Calderón Medrano.

Fdo. Dr. Petronilo Flores Condori


PRESIDENTE

Fdo. MSc. Julia Elizabeth Cornejo Gallardo


MAGISTRADA

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