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La accionante presentó una acción de libertad alegando que se violaron sus derechos a la libertad y al debido proceso. Solicitó que se revoque la resolución que le impuso la medida cautelar de detención preventiva en un proceso penal en su contra por el delito de estafa. Argumentó que la resolución carecía de fundamentación adecuada y que no existían riesgos procesales que justificaran su detención, dado que había reparado el daño a las víctimas y existía una acusación fiscal. Pidió que
La accionante presentó una acción de libertad alegando que se violaron sus derechos a la libertad y al debido proceso. Solicitó que se revoque la resolución que le impuso la medida cautelar de detención preventiva en un proceso penal en su contra por el delito de estafa. Argumentó que la resolución carecía de fundamentación adecuada y que no existían riesgos procesales que justificaran su detención, dado que había reparado el daño a las víctimas y existía una acusación fiscal. Pidió que
La accionante presentó una acción de libertad alegando que se violaron sus derechos a la libertad y al debido proceso. Solicitó que se revoque la resolución que le impuso la medida cautelar de detención preventiva en un proceso penal en su contra por el delito de estafa. Argumentó que la resolución carecía de fundamentación adecuada y que no existían riesgos procesales que justificaran su detención, dado que había reparado el daño a las víctimas y existía una acusación fiscal. Pidió que
SALA PRIMERA Magistrada Relatora: Msc. Karem Lorena Gallardo Sejas Acción de libertad Expediente: 22069-2017-45-AL Departamento: La Paz En revisión la Resolución 201/2017 de 7 de diciembre, cursante de fs. 38 a 41 vta., pronunciada dentro de la acción de libertad interpuesta por Mirtha Teresa Hiza Urioste contra Víctor Luis Guaqui Condori y Ángel Arias Morales, Vocales de la Sala Penal Primera y Tercera, respectivamente, del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz. I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA I.1. Contenido de la demanda Por memorial presentado el 6 de diciembre de 2017, cursante de fs. 20 a 23 vta., la accionante, manifiesta que: I.1.1. Hechos que motivan la acción Dentro del proceso penal seguido en su contra y de otro, el 14 de febrero de 2017, el Ministerio Público la imputó formalmente por la presunta comisión del delito de estafa con víctimas múltiples, previsto y sancionado por los arts. 335 y 346 bis del Código Penal (CP); y, habiendo sido sometida a audiencia de medidas cautelares, la Jueza de Instrucción Penal Cuarta del departamento de La Paz, por Resolución 059/2017 de 16 de febrero, le impuso la medida cautelar de detención preventiva en el Centro de Reorientación Femenina de Obrajes, decisión por la cual solicitó la cesación de dicha medida, misma que fue rechazada por Resolución 331/2017 de 18 de julio, razón por la que interpuso recurso de apelación que fue resuelto por Víctor Luis Guaqui Condori y Ángel Arias Morales, Vocales de la Sala Penal Primera y Tercera, respectivamente, del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz -hoy demandados- a través de la Resolución 318/2017 de 12 de octubre, en la cual se señaló que: a) El art. 234.6 del Código de Procedimiento Penal (CPP) no concurría porque fue declarado inconstitucional; b) No se desvirtuó el art. 234.8 del citado Código, en cuanto a la actividad delictiva reiterada, ya que la reparación del daño y las solicitudes de conciliación no “fundamentarían” este riesgo procesal, además que no se desvirtuó la existencia de muchas denuncias en su contra; c) Respecto al art. 234.10 del mismo Código, este fue desvirtuado parcialmente porque no constituye peligro para la sociedad al tener el Registro Judicial de Antecedentes Penales (REJAP) sin antecedentes, pero sí es un peligro para las víctimas con quienes no firmó garantías; d) No se desvirtuó el art. 235.1 del mismo cuerpo legal “...y que por más que exista una Acusación Fiscal de acuerdo al art. 239 num. 1. del citado adjetivo debo desmerecer este riesgo” (sic); y, e) Con relación al art. 235.2 del referido Código, no se habría aportado ningún elemento de convicción, pudiendo influir en partícipes, testigos y peritos, ya que no se fundamentó en base a los datos del cuaderno de investigación que este riesgo hubiera desaparecido. Señala que cumplió con los requisitos exigidos para la activación de esta acción de libertad cuando se denuncia procesamiento indebido, por lo que expone la manera en la que se quebrantó su derecho fundamental bajo la regla de la libertad y la detención como excepción, que fue aplicada por las autoridades demandadas de forma inversa, por las siguientes razones: 1) La motivación no es la exposición ampulosa de consideraciones y citas legales, sino que se exige una estructura de forma y fondo de manera concisa y clara, debiendo la decisión gozar de una razonabilidad debidamente fundamentada, más aún cuando se refiere a medidas cautelares de carácter personal, por cuanto se trata del derecho a la libertad, y así evitar el procesamiento indebido al cual se encuentra sometida, porque el razonamiento de los Vocales demandados es extremo y abusivo, conteniendo una motivación especulativa y generadora de obstáculos para su libertad; 2) Las autoridades judiciales demandadas, al señalar que no se desvirtuó el art. 234.8 del CPP, no fundamentaron correctamente, puesto que no existe en el cuaderno de investigación y menos como prueba del Ministerio Público “...que mi persona teniendo ya una denuncia formalizada ante el Ministerio Público, haya vuelto a incurrir en otro acto delictivo o que mi conducta sea reiterativa una tras otro...” (sic), toda vez que las dos denuncias en su contra derivan de un mismo hecho, a razón de que un ciudadano salió a los medios de prensa, lo que tuvo un efecto multiplicador en cuanto a la devolución del valor de sus pasajes, calificando su conducta de estafa; consiguientemente, las autoridades judiciales -hoy demandadas- no motivaron adecuadamente cuál es la verdad material de uno y otro proceso investigativo, como de qué tiempo trata cada uno -si uno es después del otro-, cuando para este riesgo procesal se debe considerar la autoría delictiva reiterada o anterior, “...en ese caso de ser así mi perdona tendría que estar procesada por un hecho de estafa y existiendo el mismo vuelva a incurrir en estafa a eso se llama ‘reiteración’” (sic). Así, al pedirle que desvirtúe que no existen muchas denuncias en su contra, le exigen algo irreal, cuando no se percataron que conforme se tiene del cuaderno de investigación, la imputación formal en el caso 1838 con IANUS 201703912 -de la cual emerge esta acción de libertad- tiene quince víctimas que se encuentran bajo el control jurisdiccional de la Jueza de Instrucción Penal Cuarta del departamento de La Paz, por lo que en ese proceso tiene derecho a la defensa y a la presunción de inocencia, habiendo suscrito una transacción - entiéndase con las víctimas- devolviéndoles el dinero, razón por la cual desistieron del proceso penal, y que de acuerdo a la jurisprudencia constitucional ya no existiría la estafa; empero, “...en este proceso existe acusación a la que las víctimas seguramente no asistirán porque presentaron desistimiento y el Ministerio Público podía optar por una Suspensión Condicional del Proceso” (sic). Existe otro proceso penal a querella de Claudia Jimena Chávez con IANUS 201614163, caso 7627, que se encuentra con acusación en el “Tribunal de Sentencia Penal Segundo”, existiendo dos procesos, uno con imputación y otro con acusación, por lo que, el solicitarle que tenga que demostrar que no existen otras denuncias, es un criterio alejado de la realidad que los demandados han convertido en un riesgo procesal; 3) Se menciona que es un peligro para las víctimas, cuando firmó acuerdos transaccionales y se devolvió el dinero; es decir, se reparó el daño, motivo por el cual las mismas desistieron a su favor. Cuando los Vocales demandados le exigen que presente garantías con las víctimas no cumplen con su rol de Tribunal de apelación, ya que al incorporar este criterio o sugerencia se ponen en un plano de abogados defensores, imponiéndole un riesgo que no está previsto en la ley, siendo abusiva y oficiosa tal determinación, ya que por autonomía de la voluntad, las víctimas aceptaron la reparación del daño y formularon desistimientos, estando demás el pedir garantías al no existir estafa; 4) Al indicar que no desvirtuó el art. 235.1 del CPP, aunque exista una acusación fiscal, no se tomó en cuenta que un proceso penal comprende las fases preliminar, preparatoria y de juicio, ya que si existe acusación fiscal se supone que el Ministerio Público ofreció la prueba literal, material como testifical, y el cuaderno de investigación tiene carácter de utilidad y no de prueba, “...por lo tanto en que puedo influir si todo está ya preparado para un juicio” (sic); no se puede desmerecer una acusación fiscal que pone fin a la investigación, cuando por el contrario, las autoridades demandadas deberían, por el principio de favorabilidad, utilizar los principios de ponderación y prelación, asumiendo que se defienda en libertad, por lo que no fundamentaron adecuadamente conforme el art. 7 del citado Código, cuando además una de las finalidades de las medidas cautelares es la averiguación de la verdad que se despliega en la etapa preparatoria -en la que ya no se encuentra el proceso penal ante la existencia de la acusación-, teniendo mucho que ver con la modificación, destrucción, etc. de las evidencias; tampoco fundamentaron adecuadamente respecto al art. 221 del citado Código y cuando piden un nuevo elemento de convicción conforme el art. 239.1 del referido cuerpo normativo, implícitamente le piden una sentencia de inocencia “...ya con desfile de pruebas en juicio en las que no pueda modificar y destruir, aspecto que es irracional e ilógico...” (sic); y, 5) Se sostiene la concurrencia del art. 235.2 del CPP, porque tendría la carga de desmerecer este riesgo procesal; sin embargo, es incomprensible cómo podría influir en testigos y otros, si se encuentra detenida, pues, este aspecto es una sentencia anticipada al no poder demostrar que no realizará esos actos, debiendo estar detenida cuando existen otros mecanismos como la detención domiciliaria, además de que -como se tiene dicho- existen acusaciones, desistimiento luego de suscribir las transacciones con las víctimas, que no se homologó porque hubo un control jurisdiccional que obligó al Ministerio Público a presentar acusación en lugar de una salida alternativa. I.1.2. Derechos supuestamente vulnerados La accionante denuncia la lesión de sus derechos a la libertad y al debido proceso en su vertiente de fundamentación y motivación, así como los principios de “razonabilidad”, “coherencia” y objetividad, citando al efecto los arts. 115.II, 178.I y 180.I de la Constitución Política del Estado (CPE); 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos; y, 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP). I.1.3. Petitorio Solicita se conceda la tutela, disponiendo que las autoridades demandadas de forma inmediata dicten una nueva Resolución “...conforme a los entendimientos que se harán en la presente Acción de Libertad, debiendo respetarse el debido proceso, la motivación y se aplique la regla que es la libertad y la excepción la liberta” (sic). I.2. Audiencia y Resolución del Tribunal de garantías Celebrada la audiencia pública el 7 de diciembre de 2017, según consta en el acta cursante de fs. 33 a 37, se produjeron los siguientes actuados: I.2.1. Ratificación y ampliación de la acción El abogado de la accionante, previamente observó la falta de traslado de la nombrada a la audiencia, señalando que de acuerdo a la representación del Oficial de Diligencias, el oficio de conducción fue entregado a destiempo, no existiendo personal en la Central de Notificaciones para que se pueda cumplir con su diligenciamiento. Siendo la característica de esta acción de defensa que la detenida esté presente en audiencia; sin embargo, el Código Procesal Constitucional (CPCo), establece que si no está presente, el Tribunal de garantías debe constituirse en el penal donde se encuentra, por lo que solicitó se puedan constituir en el Centro de Reorientación Femenina de Obrajes para llevar adelante la audiencia. Al respecto, el Presidente del Tribunal de garantías, señaló que: “El código procesal constitucional establece que sin la presencia de la misma estando su abogado se puede llevar la audiencia” (sic). Con esa previa intervención, la parte accionante procedió a ratificar los términos expuestos en el memorial de la presente acción de libertad, y ampliándolos señaló que: i) Con relación al art. 234.8 del CPP, los Vocales demandados sostuvieron que pueden haber transacciones y conciliaciones, pero estas no desvirtúan “este” riesgo procesal; sin embargo, no fundamentaron las razones por las que estos actos no tienen valor jurídico, quitándole el valor esencial a la reparación del daño, “...si las víctimas que son parte de un proceso penal, firman un acuerdo transaccional que es la expresión de su voluntad los vocales dicen esa expresión no sirve, o porque no va servir, cual es el fundamento que los vocales le dan para que un acuerdo transaccional, no se tome en cuenta en una cesación a la detención...” (sic), por lo que actuaron de manera subjetiva; ii) Respecto al art. 234.10 del CPP, las autoridades demandadas refieren que debió presentar garantías con las quince víctimas, pero si hay un acuerdo transaccional y desistimiento, por qué va a presentar garantías, cuando estas se retiraron del proceso y no pueden actuar de forma ultra petita, incorporando otros criterios que no han sido discutidos ni debatidos en la audiencia de cesación de la detención preventiva e incorporando un riesgo que no está previsto en la ley, no encontrándose un fundamento adecuado, objetivo y razonable para tal sugerencia. Así también manifiesta que, se discrimina a la sociedad con las víctimas, cuando estas forman parte de la sociedad, bajo este razonamiento “...faltaría que nos pidan garantías con toda la población, con todos los habitantes de la ciudad de La Paz o los vecinos...” (sic); iii) Con referencia al art. 235.1 del CPP, las autoridades demandadas le quitaron valor a la acusación fiscal o particular, cuando este acto es la conclusión de las investigaciones, las pruebas están incorporadas en la misma, ya no existe más investigación; tampoco se basan en ninguna prueba para suponer que estando en libertad puede “influir”, siendo otra actuación oficiosa y bajo “...el mismo razonamiento de lo que fue declarado inconstitucional, con referencia al inciso 6, del 234” (sic); y, iv) Finalmente, con relación al art. 235.2 del CPP, cuando se menciona que no se presentó ningún elemento de convicción que desvirtúe ese riesgo procesal, tendría que pedir la declaración jurada a los testigos, partícipes o peritos de que no influyó sobre ellos, que no les molestó, pero no existe -como ejemplo- acto procesal de algún imputado que hubiera presentado una evidencia estando detenido, en sentido de que no está influyendo en nadie; no cursa ni un informe del investigador en la imputación formal ni en la acusación que demuestren este aspecto; es decir, se incorporó un riesgo procesal que no está permitido por la norma procesal ni la jurisprudencia; v) Existe vulneración al debido proceso en sus elementos de motivación, principio de razonabilidad, de coherencia y de objetividad; vi) Resolución 318/2017, no contiene fundamentación de su decisión; y, vii) No puede esperar “hasta la vacación”, prologándose su detención indebidamente, por lo que amplía su petitorio a fin de que se disponga su libertad inmediata.
I.2.2. Informe de las autoridades demandadas Víctor Luis Guaqui Condori y Ángel Arias Morales, Vocales de la Sala Penal Primera y Tercera, respectivamente, ambos del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, no remitieron informe ni se hicieron presente en audiencia, pese a sus citaciones cursantes a fs. 26. I.2.3. Resolución del Tribunal de garantías El Tribunal de Sentencia Penal Cuarto del departamento de La Paz, constituido en Tribunal de garantías, mediante Resolución 201/2017 de 7 de diciembre, cursante de fs. 38 a 41 vta., denegó la tutela impetrada, bajo los siguientes fundamentos: a) En cuanto a la solicitud de que ese Tribunal se traslade al recinto penitenciario, debido a que la Central de Notificaciones no habría remitido la orden de conducción por estar a destiempo, la accionante puede estar representada por su abogado, como en el caso, no siendo necesario dicho traslado, salvo que se funde en que es imprescindible, y estando de acuerdo el abogado para llevar adelante la audiencia, no merecería mayor atención esa petición; b) La Resolución 318/2017, menciona que la defensa no refiere el número de Resolución “331/2017”, por el contrario, solicita se considere la Resolución 059/2017, que no corresponde; c) En el segundo punto del Considerando del Auto de Vista cuestionado, se señala que el Tribunal de apelación analizó todo el legajo, compulsando y valorando los elementos de convicción que cursan en el mismo y los argumentos expuestos, por lo que se emitió resolución, correspondiendo a la parte imputada en la cesación de la detención preventiva, la carga de la prueba para desvirtuar las razones de su detención, conforme al art. 239.1 del CPP; y si bien los fallos constitucionales son obligatorios y vinculantes, y el apelante invocó la SC “670/2007”, referida a la objetividad; empero, la Resolución 331/2017 -apelada- resuelve un pedido de cesación de la detención preventiva, por lo que el reclamo de objetividad de la parte apelante debió hacerse a momento de emitirse la Resolución primigenia 059/2017, la cual señala los motivos que fundaron la detención preventiva y que no fue apelada oportunamente; d) Se reclama que se habría incrementado nuevos riesgos procesales y no se habrían considerado los acuerdos conciliatorios; empero, de la Resolución “310/2017”, se establece que todos los puntos fueron fundamentados por el Tribunal de alzada, e incluso dio curso objetivamente al art. 234.6 del CPP; en relación a los demás, refieren punto a punto todos los extremos; e) Las medidas cautelares son modificables, pudiendo a efectos de lo referido por la parte accionante, presentar nuevamente su solicitud tal cual establece el citado art. 239.1 del mencionado Código; f) No existe falta de fundamentación, menos que se hubiera incorporado algún numeral fuera de los establecidos en la Resolución que fue apelada para incrementar nuevos riesgos procesales que afecten la libertad de la imputada -hoy accionante-, “Toda vez que en la parte dispositiva o el por tanto, refiere permitir el recurso de apelación incidental interpuesto por la imputada Teresa Hiza Urioste, al haber presentado en el plazo declara la procedencia en parte la apelación interpuesta por la imputada, de los cuestionamientos expuestos en esta audiencia, solo con relación de haber desvirtuado el artículo 234 numeral 6) del Código de Procedimiento Penal y en parte del artículo 234 numeral 10) respecto a que la imputada ya no es un peligro efectivo para la sociedad empero al ser todavía un peligro para la víctima por no haber presentado ningún elemento de prueba sobre este particular, asimismo al concurrir el art. 234, numeral 8 y el 235 numero 1 y 2 del mismo adjetivo penal confirma la resolución...” (sic); y, g) En cuanto a que existiere una prueba que puede ser valorada incluso para una salida alternativa, es evidente que puede ser así, pero no por la instancia a la que se reclama, sino por el Ministerio Público para que la considere y presente a la autoridad jurisdiccional la solicitud correspondiente, siendo esta última quien debe resolver dichos aspectos. I.3. Trámite procesal en el Tribunal Constitucional Plurinacional No habiendo encontrado consenso en la Sala, de conformidad al art. 30.I.6 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional (LTCP), se procedió a convocar al Presidente del Tribunal Constitucional Plurinacional, a fin de dirimir con su voto el caso en análisis. II. CONCLUSIONES Del análisis y compulsa de los antecedentes, se establece lo siguiente: II.1. Dentro del proceso penal seguido por el Ministerio Público a instancia de Sandro Cruz Pacheco y otros, contra Mirtha Teresa Hiza Urioste -hoy accionante- y otro, por la presunta comisión del delito de estafa con la agravación de víctimas múltiples, previsto y sancionado en el art. 335 con relación al art. 346 bis, ambos del CPP, se tiene informe de inicio de investigación, imputación formal y solicitud de medidas cautelares, presentados el 14 de febrero de 2017, por Salomé Ramos López, Fiscal de Materia, ante el “JUEZ DE TURNO DE INSTRUCCIÓN EN LO PENAL CAUTELAR DE LA CIUDAD DE LA PAZ” (sic [fs. 1 a 4 vta.]). II.2. Consta Resolución 059/2017 de 16 de febrero, dictada por Margot Pérez Montaño, Jueza de Instrucción Penal Cuarta del departamento de La Paz, por la cual se dispuso la detención preventiva de la ahora accionante, ante la concurrencia de los riesgos procesales previstos en los arts. 234 numerales 6, 8 y 10; y, 235.1 y 2, ambos del CPP (fs. 6 a 9.) II.3. Por Resolución 331/2017 de 18 de julio, la autoridad judicial a cargo del control jurisdiccional del proceso penal supra referido, rechazó la solicitud de cesación de la detención preventiva de la ahora accionante ante la persistencia de los riesgos procesales que fundaron la aplicación de la detención preventiva, misma que fue apelada en audiencia por la defensa técnica de la nombrada (fs. 10 a 12). II.4. A través de la Resolución 318/2017 de 12 de octubre, Víctor Luis Guaqui Condori y Ángel Arias Morales, Vocales de la Sala Penal Primera y Tercera, respectivamente, del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz -hoy demandados- declararon “...la PROCEDENCIA EN PARTE de los cuestionamientos expuestos en esta audiencia, solo con relación a haber desvirtuado el Art. 234 num. 6) del Código de Procedimiento Penal y en parte el Art. 234 num. 10) respecto a que la imputada ya no es un peligro efectivo para la sociedad, empero al ser todavía un peligro efectivo para la víctima por no haber presentado ningún elemento de prueba sobre ese particular, asimismo al concurrir el Art. 234 num. 8) y el Art. 235 nums. 1) y 2) del mismo adjetivo penal, CONFIRMA la Resolución N° 331/2017 de fecha 18 de julio de 2017...
Se aclara que para un eventual pedido o la acción que pretenda plantear la parte imputada, persisten todavía el Art. 234 nums. 8) y 10) este último en parte, el Art. 235 nums. 1) y 2) del Código de Procedimiento Penal” (sic [fs. 13 a 19 vta.]). III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO La accionante denuncia la vulneración de sus derechos a la libertad y al debido proceso en su vertiente de fundamentación y motivación, así como los principios de “razonabilidad”, “coherencia” y objetividad, al encontrarse indebidamente detenida en razón a que las autoridades demandadas declararon la procedencia en parte del recurso de apelación interpuesto y confirmaron la Resolución 331/2017 de 18 de julio, que rechazó su solicitud de cesación de la detención preventiva, bajo los indebidos, infundados y arbitrarios argumentos: 1) Que no se desvirtuó el art. 234.8 del CPP, en cuanto a la actividad delictiva reiterada, ya que no son suficientes la reparación del daño y las solicitudes de conciliación, además que no se desvirtuó la existencia de muchas denuncias en su contra; sin considerar, que no incurrió en otro acto delictivo o que tenga una conducta reiterada, alejándose de la verdad material de los procesos investigativos abiertos, a más de no fundamentar las razones por las que estos actos -transacciones y conciliaciones- y la reparación del daño no tienen valor jurídico en la cesación de la detención preventiva impetrada, actuando subjetivamente; 2) Respecto al art. 234.10 del mismo Código, mantuvieron persistente el mismo, porque sería un peligro para las víctimas con quienes no firmó garantías, cuando suscribió acuerdos transaccionales y devolvió el dinero reparando el daño, razón por la cual las mismas desistieron a su favor, incorporando los Vocales demandados de forma abusiva y oficiosa este criterio, imponiéndole un riesgo que no está previsto en la ley; 3) La existencia de acusación fiscal no desvirtúa el art. 235.1 del CPP; sin embargo, desconocieron que el proceso penal está compuesto por fases, por lo que si existe acusación fiscal se supone que el Ministerio Público ofreció la prueba literal, material como testifical, y el cuaderno de investigación tiene carácter de utilidad y no de prueba, no existiendo la posibilidad que pueda destruir, modificar, ocultar, suprimir y/o falsificar elementos de prueba; y, 4) Con relación al art. 235.2 del referido Código, no se habría aportado ningún elemento de convicción, ya que no se fundamentó en base a los datos del cuaderno de investigación que este riesgo hubiera desaparecido; fundamento que es incomprensible, por cuanto cómo podría ejercer influencia en los partícipes, testigos o peritos estando detenida preventivamente, constituyendo una sentencia anticipada al no poder demostrar que no realizará estos actos, cuando -como se tiene dicho- existe acusación, y desistimiento luego de suscribir las transacciones con las víctimas. En consecuencia, corresponde dilucidar en revisión, si tales argumentos son evidentes a fin de conceder o denegar la tutela solicitada. III.1. Sobre la obligación del juzgador de fundamentar y motivar las resoluciones judiciales que dispongan, modifiquen o mantengan una medida cautelar La SCP 0339/2012 de 18 de junio, señaló que: “El Tribunal Constitucional, ha desarrollado amplia jurisprudencia sobre cuáles son las condiciones y formalidades que debe cumplir la resolución que disponga una medida cautelar de carácter personal de detención preventiva de un imputado y/o imputada, a través de la SC 1141/2003 de 12 de agosto, citada a su vez por la SC 0089/2010-R de 4 de mayo, sosteniendo que: ‘...la aplicación de una medida cautelar de carácter personal en el ámbito procesal penal debe cumplir con las condiciones de validez legal, lo que significa que, la autoridad judicial competente, para adoptar la decisión de aplicar la detención preventiva, de una parte, está obligado a verificar y determinar la concurrencia de los requisitos previstos por el art. 233 CPP, para lo que deberá contrastar la solicitud fundamentada del Ministerio Público con los elementos de prueba presentados sobre la concurrencia de los requisitos, en el marco de las normas previstas por los arts. 234 y 235 CPP; de otra parte, deberá fundamentar en derecho la decisión de aplicar la medida cautelar de carácter personal, pues tomando en cuenta que uno de los principios fundamentales inherentes al Estado Democrático de Derecho es la motivación de las decisiones de las autoridades públicas, el juez está obligado a expresar los motivos de hecho y de derecho en que se basa su convicción determinativa de la concurrencia de los requisitos, así como el valor otorgado a los medios de prueba, esa fundamentación no puede ser reemplazada por la simple relación de los documentos o la mención de los requerimientos de las partes; de modo que está obligado a expresar los presupuestos jurídicos que motivan la medida, con cita de las normas legales aplicables y la descripción clara y objetiva de los elementos de convicción concurrentes’. En cuanto al Tribunal de apelación, la citada SC 0089/2010-R, señaló: ‘…está obligado igualmente a dictar una resolución debidamente fundamentada sobre la necesidad de aplicar dicha medida cautelar de carácter personal, explicando la concurrencia de los dos requisitos determinados en el art. 233 del CPP. En ese sentido, se ha establecido que el Tribunal de apelación, está obligado a motivar y fundamentar su Resolución, precisando los elementos de convicción que le permiten concluir en la necesidad de revocar las medidas sustitutivas y aplicar la detención preventiva; a cuyo efecto, debe también justificar la concurrencia de los presupuestos jurídicos exigidos por el art. 233 del CPP y una o varias de las circunstancias señaladas por los arts. 234 y 235 del CPP, mediante una resolución debidamente fundamentada, conforme exige el art. 236 del CPP, puesto que sólo cuando se han fundamentado debidamente estas dos situaciones, se puede disponer la detención preventiva’. Así también, la SC 0782/2005-R de 13 de julio, determinó que: ‘Ahora bien, la exigencia de pronunciar una resolución motivada en la que se establezca la concurrencia de los requisitos de validez para determinar la detención preventiva, entendiendo por motivo fundado a aquél conjunto articulado de hechos que permiten inferir de manera objetiva que la persona imputada es probablemente autora de una infracción o partícipe de la misma y que existe riesgo de fuga y/u obstaculización de la averiguación de la verdad no sólo alcanza al juez cautelar, sino también al tribunal que conozca en apelación la resolución que disponga, modifique o rechace las medidas cautelares, toda vez que si bien de conformidad con el art. 251 del CPP, las medidas cautelares dispuestas por el juez cautelar, pueden ser apeladas y, por lo mismo, modificadas, ello no significa que el tribunal de apelación cuando determine disponer la detención preventiva, esté exento de pronunciar una resolución lo suficientemente motivada, en la que se exprese la concurrencia de los dos requisitos que la ley impone para la procedencia de esa medida cautelar’. De lo que se concluye que la fundamentación de las resoluciones judiciales no sólo es exigible al momento de disponer la detención preventiva, sino también cuando se rechaza la solicitud de cesación de la detención preventiva, se determine la sustitución o modificación de esa medida o, finalmente, cuando se la revoca; aclarándose que la fundamentación se exige tanto en las resoluciones pronunciadas en primera instancia, como aquellas emitidas en apelación y en toda decisión judicial conforme establece el art. 124 del CPP”. III.2. Análisis del caso concreto La accionante alega la vulneración de sus derechos invocados en la presente acción de libertad, al encontrarse indebidamente detenida, toda vez que los Vocales demandados, bajo argumentos infundados y arbitrarios, declararon la procedencia en parte del recurso de apelación interpuesto, confirmando la Resolución 331/2017, a través de la cual se rechazó su solicitud de cesación de la detención preventiva, manteniendo subsistente la concurrencia de los arts. 234.8 y 10; y, 235.1 y 2, ambos del CPP. A efectos de contextualizar la problemática planteada es pertinente señalar que, dentro del proceso penal seguido por el Ministerio Público a instancia de Sandro Cruz Pacheco y otros, contra la hoy accionante y otro, por la presunta comisión del delito de estafa con la agravación de víctimas múltiples, previsto y sancionado en el art. 335 con relación al art. 346 bis, ambos del CPP, la representación fiscal presentó informe de inicio de investigación, imputación formal y solicitud de medidas cautelares, el 14 de febrero de 2017, ante el “…JUEZ DE TURNO DE INSTRUCCIÓN EN LO PENAL CAUTELAR DE LA CIUDAD DE LA PAZ” (sic [Conclusión II.1]), ante lo cual la Jueza de Instrucción Penal Cuarta del departamento de La Paz, por Resolución 059/2017 de 16 de febrero, dispuso la detención preventiva de la prenombrada, al concurrir los riesgos procesales previstos por los arts. 234 numerales 6, 8, y 10; y, 235.1 y 2, ambos del CPP (Conclusión II.2); y siendo solicitada la cesación de dicha medida restrictiva de libertad, la mencionada autoridad judicial a cargo del control jurisdiccional del proceso penal referido, a través de la Resolución 331/2017, rechazó dicha solicitud, ante la persistencia de los riesgos procesales que fundaron la aplicación de la detención preventiva, que fue apelada en audiencia por la defensa técnica de la accionante (Conclusión II.3), impugnación que fue resuelta por los Vocales demandados mediante Resolución 318/2017 de 12 de octubre, quienes declararon la procedencia en parte de la misma, confirmando la Resolución recurrida, manteniendo persistentes los riesgos procesales previstos por los arts. 234.8 -en su elemento de peligro efectivo para la víctima- y 10; y, 235. 1 y 2, ambos del CPP (Conclusión II.4). Ahora bien, realizada esta necesaria relación de actuaciones, tanto jurisdiccionales como procesales que derivaron en la emisión de la Resolución 318/2017 cuestionada en esta jurisdicción y siendo que el objeto procesal converge esencialmente en los presuntos defectos de fundamentación en los que hubieren incurrido los Vocales demandados a tiempo de resolver la apelación interpuesta por la ahora accionante contra la Resolución que rechazó su solicitud de cesación de la detención preventiva, es necesario puntualizar y conocer los argumentos esgrimidos por los Vocales demandados en dicho fallo, siendo estos los siguientes: i) Inicialmente en el primer CONSIDERANDO, precisan los puntos de agravio expuestos por la parte imputada, así como la respuesta a los mismos por la parte querellante. ii) En el segundo CONSIDERANDO punto 1ro. señalaron que la audiencia fue convocada para considerar y resolver el recurso de apelación incidental de medida cautelar interpuesto contra la Resolución 331/2017, que resolvió rechazar la solicitud de cesación de la detención preventiva de Mirtha Teresa Hiza Urioste -hoy accionante-, no siendo momento de aplicar medidas cautelares de carácter personal sino de adecuar la resolución que se emita a los alcances del art. 239.1 del CPP. En base a ello, indican que no obstante los fallos constitucionales son vinculantes y obligatorios, invocando al efecto la apelante la “...SC 0670/2007...” (sic), en relación al principio de objetividad, se debe tener presente que la citada Resolución 331/2017 -apelada- resuelve su pedido de cesación de la detención preventiva, por lo que el reclamo de objetividad debería haberse realizado a momento de la emisión de la primigenia Resolución -059/2017- que determinó los motivos que fundaron la detención preventiva de la imputada. a) En el punto 1.1. sostuvieron que cuando se trata de cesación de la detención preventiva en base al art. 239.1 del CPP, se invierte la carga de la prueba, correspondiéndole a la parte imputada desmerecer las razones de la detención preventiva, siendo un criterio plasmado en la línea jurisprudencia constitucional como “...la 709/2011-R de 16 de mayo, la 301/2011-R de 29 de marzo, la 1290/2014 de 23 de junio entre muchas otras...” (sic). b) En el acápite 1.2. -reiterando parte del argumento expuesto en el referido punto 1ro.- dan cuenta que existe la Resolución 059/2017; si se pretende cuestionar la ausencia de objetividad en la misma, particularmente sobre el art. 235.1 y 2 del CPP, este no es el recurso idóneo, puesto que debió apelarse dicha determinación e incluso activar las acciones constitucionales correspondientes para cuestionar esa errónea interpretación en la que hubiera incurrido la primigenia Resolución. iii) En el punto 2do. dejan expresa constancia que la Resolución apelada aún consigna la concurrencia de los arts. 234 numerales 6, 8 y 10; y, 235.1 y 2 del CPP, y “...tiene por desvirtuado el Art. 234 núms. 1) y 2) y no se ha hecho cuestionamiento alguno...” (sic). 1) Respecto al art. 234.6 del CPP -punto 2.1-, si bien, en la audiencia de cesación de la detención preventiva no se hizo mención a la “…SCP 0005/2017…” (sic); sin embargo, ello no le prohíbe al Tribunal de alzada que pueda cumplir con los arts. 203 de la CPE y 15 del CPCo, además que el apelante puede presentar prueba en alzada conforme reconoció la SCP 1744/2013 de 21 de octubre, por lo que al haber sido declarado inconstitucional este precepto legal, concluyeron que no concurría este peligro procesal. 2) Analizando el art. 234.8 del CPP -punto 2.2.-, señalaron que la primigenia Resolución sostuvo que no es el único caso contra la imputada, sino que existen otros; así, este peligro procesal se llega a desvirtuar ofreciendo y produciendo prueba o presentando elementos de convicción que afirmen lo contrario; es decir, que la prenombrada tendría un solo caso, extremo que no fue cumplido, más al contrario en audiencia de apelación se expuso sobre el espíritu de la norma, la falta de fundamentación y motivación de la Resolución, que la parte imputada había reparado el daño a quince víctimas, que la Jueza consignaría un aproximado de ciento cincuenta víctimas, la existencia de dos solicitudes de conciliación presentadas el 31 de julio y 1 de agosto de 2017, “...de esta relación que se hace, ninguno de estos datos y fundamentos tienen relación con el Art. 234 num. 8) del Código de Procedimiento Penal, que nos habla de la actividad delictiva reiterada; consiguientemente esta prueba, estos elementos de juicio que ha presentado la parte imputada, no desvirtúan este peligro procesal, por lo que el mismo se mantiene subsistente” (sic). Sumándose a ello, si bien la parte imputada expuso que se trataría de un solo caso con muchas víctimas, con denuncias repetitivas, este argumento fue refutado por la parte contraria afirmando que existirían por lo menos dos procesos penales contra la imputada, mismo que condice con la Resolución primigenia, en la que la autoridad a quo, estableció que del cuaderno de investigación se tenía muchas denuncias realizadas por otros ciudadanos por el mismo tipo penal, debiendo la parte apelante, presentar elementos de convicción que desvirtúen esta afirmación, y si fue errónea, tenía los recursos y las acciones constitucionales correspondientes para cuestionar la misma. 3) Con relación al art. 234.10 del CPP -punto 2.3.-, manifestaron que el mismo contiene dos vertientes: sociedad y víctima; la parte imputada presentó el Certificado del REJAP, que acredita que la nombrada no tiene antecedentes judiciales, sentencia ejecutoriada, declaratoria de rebeldía, suspensión condicional del proceso; evidentemente la SCP 0056/2014 de 3 de enero, al referirse a la peligrosidad de la imputada, implícitamente establece que para desvirtuarse este peligro procesal en cuanto a la sociedad, debe analizarse la existencia o no de antecedentes, por lo que concluyeron que la imputada no es un peligro para la sociedad. Sin embargo -refieren los demandados-, para desvirtuar que es un peligro efectivo para la víctima, no se presentó ningún elemento de convicción, excepto el haber solicitado las garantías unilaterales, las cuales no se hicieron patentes, que una vez se lleguen a suscribir sean recíprocas o unilaterales, este peligro podría desaparecer; empero, mientras ello ocurra la imputada se constituye en un peligro efectivo para las víctimas. El cuestionamiento a la falta de objetividad de la autoridad judicial a quo en la Resolución primigenia, -reiteran los Vocales demandados- debió ser reclamado en su momento; un razonamiento contrario abriría la posibilidad de que el Tribunal de apelación revise la primera Resolución de medida cautelar, para lo cual no tienen competencia. Por lo que, con relación al art. 234.10 del CPP, se tiene desvirtuado parcialmente en relación a la sociedad. iv) Sobre el peligro de obstaculización previsto en el art. 235.1 y 2 del CPP: a) Respecto al art. 235.1 del CPP -punto 3.1.- señalaron que la imputada refirió que en el caso existe acusación, la imposibilidad de destruir, modificar, ocultar, suprimir elementos de convicción y que se realice una valoración integral del proceso; asimismo, refirieron que acudiendo al principio de imparcialidad previsto en el art. 178.I de la CPE y los principios que rigen el sistema acusatorio contenido en la Ley de Abreviación Procesal Civil y de Asistencia Familiar -Ley 1760 de 28 de febrero de 1997-, si bien se presentó en calidad de prueba el cuaderno de investigaciones teniendo dos legajos del mismo, este ofrecimiento y presentación fue de forma genérica, no se especificó ni determinó fechas ni el contenido que haría desvirtuar ese riesgo procesal, pretendiendo la parte apelante que el Tribunal de alzada, de oficio revise todo el cuaderno de investigaciones, cuando tenía la obligación de hacer constar cuál la prueba que tiende a desvirtuar el mismo; “...además no por el hecho de haberse presentado una acusación, desaparece automáticamente este peligro procesal, recordemos que el Art. 239 num. 1) del Código de Procedimiento Penal y las Sentencias Constitucionales que hemos invocado en conclusiones anteriores, que establecen claramente que la parte imputada debe desmerecer este peligro procesal y en el presente caso no lo ha hecho” (sic). b) Con relación al art. 235.2 del CPP -punto 3.2.-, manifiestan que en cesación de la detención preventiva le corresponde a la parte imputada desvirtuar las razones que determinaron la misma, sobre este peligro de obstaculización no se aportó ningún elemento convicción, si se pretendía cuestionar la falta de objetividad de la primigenia Resolución, se tenían los recursos ordinarios y las acciones constitucionales; se acudió de manera genérica al cuaderno de investigaciones, sin especificar “... cuál de todas estas fojas hacen a dicho peligro procesal, por lo que también este peligro procesal no ha sido desvirtuado” (sic). La defensa técnica de la imputada -hoy accionante- de conformidad al art. 125 del CPP solicitó complementación, manifestando que: 1) En la Resolución dictada se señaló que existe una solicitud de garantías unilaterales y que la defensa debe continuar su curso; sin embargo, este sustento es incompleto, porque si bien se dijo que se pidió mediante memorial garantías unilaterales y que se considerarían en audiencia de conciliación, la misma no se llevó a cabo por las razones antes expuestas, encontrándose la hoy accionante indebidamente procesada, porque depende de una acción del Ministerio Público y no de la defensa; y, 2) Con referencia al art. 235.1 del CPP, al indicar que el hecho que exista acusación por parte del Ministerio Público no implica que automáticamente se enerve este peligro de obstaculización y que hay varias Sentencias Constitucionales; conforme al art. 124 del CPP, señalen cuáles son esas Sentencias Constitucionales. Ante ello, el Tribunal de alzada sostuvo que: i) Para desvirtuar el art. 234.10 del CPP, en su elemento de peligro para la víctima, no solo puede presentarse actas de garantías, existe “...un sin número de pruebas que reconoce la Ley 1970” (sic). Así también, si el Fiscal de Materia señaló que consideraría las garantías en trámite de conciliación, bien puede la imputada acudir ante la Jueza cautelar que es garantista, a fin de hacer prevalecer sus derechos y se cumpla la suscripción de estas actas; ii) Respecto al art. 235.1 del CPP, “...este Tribunal de apelación, no habló en ningún momento de fallos constitucionales y por eso habíamos hecho mención inclusive en esta audiencia a que tenemos dos cintas magnetofónicas y una grabación, la parte imputada puede acceder a las mismas a través de los medios legales respectivos; lo que se fundamentó es que no por el hecho de que ya haya una acusación, que tampoco se ha demostrado, automáticamente desaparece este peligro procesal...” (sic), sumándose a ellos que no se ha presentado ningún elemento de prueba para desvirtuar el mismo, pese lo expuesto por el art. 239.1 del CPP y los fallos constitucionales mencionados en la Resolución.
Ahora bien, estando ampliamente desarrollados los argumentos que sustentaron la determinación de las autoridades demandadas de declarar la procedencia en parte de la apelación formulada por la ahora accionante, confirmando la Resolución que rechazó su solicitud de cesación de la detención preventiva, ante la persistencia de los arts. 234.8 y 10 -este último en parte-; y, 235.1 y 2, ambos del CPP, corresponde contrastar si las reclamaciones de la accionante en la presente acción tutelar resultan evidentes a los fines de la protección constitucional pretendida. Así, se tiene que respecto al art. 234.8 del CPP, la accionante cuestiona la fundamentación inmersa en la Resolución 318/2017, ahora impugnanda, por cuanto se omitió considerar que no incurrió en otro acto delictivo o que tenga una conducta reiterada, derivando las dos denuncias que tiene de un mismo hecho, por lo que los Vocales demandados se alejaron de la verdad material que corresponde a los procesos investigativos abiertos, pidiéndole algo irreal al pretender que desvirtúe que no existen muchas denuncias en su contra, a más de no fundamentar las razones por las que las transacciones y conciliaciones no tenían valor jurídico, quitándole el valor esencial a la reparación del daño en la cesación de la detención preventiva impetrada, actuando de manera subjetiva. En este sentido, analizada la Resolución hoy impugnada, se advierte que en la misma se expresa de forma concisa pero clara, respecto a la imposibilidad de dar por desvirtuado este peligro de fuga ante la omisión de despliegue probatorio por la parte imputada -hoy accionante- tendientes a demostrar la inexistencia de otras denuncias en su contra, dejando fundamentado que los argumentos que pretendió la apelante -hoy accionante- sean considerados, no desacreditan este peligro, por tanto no resulta evidente la alegada omisión de exposición de razones por las que no se hubiera valorado las actuaciones procesales de la parte imputada, cuando -como se tiene expresado- los Vocales demandados fundaron la persistencia del peligro de fuga -objeto de análisis- en la falta de idoneidad de los elementos presentados por la hoy accionante. Así también de forma razonable y coherente con la pretensión procesal que se estaba resolviendo -cesación de la detención preventiva-, sostuvieron que pese al argumento de la ahora accionante de que se trataría de un solo caso con muchas víctimas, este fue contradicho por la parte contraria, siendo dicha refutación armónica con la Resolución 059/2017 -que le impuso la detención preventiva-, que de ser errónea se debió activar los recursos y acciones constitucionales correspondientes para cuestionar la misma; no siendo evidente por ende, que los Vocales demandados actuaron de forma subjetiva ni que se alejaron de la verdad material de procesos investigativos abiertos, pidiéndosele algo irreal al pretender que desvirtúe que no existen muchas denuncias en su contra, toda vez que el parámetro que determinó la concurrencia de este peligro de fuga y que se encuentra consignado en la Resolución que dispuso la aplicación de la medida restrictiva de libertad contra la ahora accionante -Resolución 059/2017- fue precisamente la existencia de muchas denuncias por otros ciudadanos y por el mismo tipo penal, mismo que de no condecir a la aludida verdad material debió -como correctamente afirman las autoridades demandadas- ser impugnado a través de los mecanismos de defensa intraprocesal y constitucional que el ordenamiento jurídico prevé. Con relación al art. 234.10 del CPP, alega la accionante que su persistencia responde a que sería un peligro para las víctimas con quienes no firmó garantías, fundamento que desconoce que suscribió acuerdos transaccionales y devolvió el dinero reparando el daño, razón por la cual las mismas desistieron a su favor, por lo que con tal exigencia los Vocales demandados no cumplieron con su rol de Tribunal de apelación, al incorporar de forma abusiva y oficiosa este criterio, imponiéndosele un riesgo que no está previsto en la ley, al haber las víctimas en base a su autonomía de la voluntad aceptado la reparación del daño formulando desistimientos, estando demás el pedir garantías al no existir estafa, actuando de forma ultra petita incorporando criterios que no fueron debatidos en la audiencia de cesación de la detención preventiva, además de discriminar a la sociedad con las víctimas, cuando estas forman parte de la misma; no siendo estos fundamentos adecuados, objetivos y razonables. Al respecto, del examen de la Resolución impugnada, se advierte que con relación a este peligro de fuga, las autoridades dan por desvirtuado el elemento de peligro efectivo para la sociedad, ante la presentación del Certificado de REJAP; empero, determinaron la vigencia del peligro efectivo para las víctimas en razón de que la ahora accionante, no presentó ningún elemento de convicción, a excepción de la solicitud de garantías unilaterales, las cuales no se patentizaron, por lo que una vez se lleguen a suscribir las mismas -sean recíprocas o unilaterales-, este peligro podría desaparecer, razonamiento que fue aclarado -ante la solicitud de la parte apelante- en sentido de que no está limitada a presentar solo actas de garantías teniendo “...un sin número de pruebas que reconoce la Ley 1970” (sic), pudiendo sobre las referidas actas de garantías en caso de existir demora por la representación fiscal en el trámite de conciliación donde se las consideraría, acudir ante la Jueza que ejerce el control jurisdiccional de la investigación; a más de reiterar que el cuestionamiento a la falta de objetividad en la concurrencia de este peligro de fuga debió ser reclamado en su momento, no teniendo competencia para que revise la primera Resolución de imposición de medidas cautelares. Fundamentos que de forma suficiente explican el razonamiento intelectivo por el que las autoridades demandadas, concluyeron que, mientras la imputada -hoy accionante- no acredite a través de elementos de convicción suficientes que no constituye un peligro para las víctimas persiste la concurrencia de este riesgo procesal, no siendo en consecuencia dichos argumentos inadecuados, faltos de objetividad ni irrazonables, por cuando exigir la demostración de que no constituye un peligro efectivo para las víctimas a través de elementos idóneos como actas de garantías u otros establecidos en la normativa procesal penal, no resulta ser una actuación oficiosa, abusiva o ultra petita como se tiene denunciado, toda vez que dicha exigencia emerge del análisis realizado por las autoridades demandadas de los elementos de convicción presentados por la parte imputada para desvirtuar este elemento como la solicitud de actas de garantías no efectivizadas, mismas que -según razonan las autoridades demandadas- no resultarían suficientes a los fines de garantizar a las víctimas una situación de seguridad personal - física y psicológica-; y mucho menos se advierte que a partir de esta fundamentación se hubiere incurrido en la imposición de un riesgo procesal no previsto por la ley, toda vez que el elemento de peligro efectivo para la víctima, es un presupuesto de activación de peligro de fuga previsto en el art. 234.10 del CPP, el cual fue tenido por concurrente en la primigenia Resolución de medidas cautelares dictada contra la ahora accionante. Sobre el art. 235.1 del CPP, la accionante alega que las autoridades demandadas sostuvieron que la existencia de acusación fiscal no desvirtúa este peligro de obstaculización; sin embargo, desconocieron que el proceso penal comprende las fases: preliminar, preparatoria y de juicio, por cuanto si existe acusación fiscal se supone que el Ministerio Público ofreció la prueba literal, material como testifical y el cuaderno de investigación tiene carácter de utilidad y no de prueba, no existiendo la posibilidad que pueda destruir, modificar, ocultar, suprimir y/o falsificar elementos de prueba, por lo que las autoridades demandadas en base al principio de favorabilidad debieron utilizar los principios de ponderación y prelación, asumiendo que se defienda en libertad, pero de forma contraria no fundamentaron adecuadamente conforme a los arts. 7 y 221 del CPP, como tampoco se basaron en ninguna prueba para suponer la existencia de esa influencia, obviando la finalidad de las medidas cautelares como la averiguación de la verdad que se despliega en la etapa preparatoria -en la que ya no se encuentra el proceso penal ante la existencia de la acusación- y al pedir un nuevo elemento de convicción implícita e irracional solicitan una sentencia de inocencia. Del contenido de la Resolución 318/2017 cuestionada, se constata que las autoridades demandadas sustentándose en el principio de imparcialidad previsto en el art. 178.I de la CPE y en aquellos que rigen el sistema acusatorio del procedimiento penal, señalaron que si bien se presentó en calidad de prueba el cuaderno de investigaciones, este ofrecimiento y presentación fue de forma genérica, sin que se hubiera especificado o determinado fechas ni el contenido -entiéndase de elementos de convicción- que haría desvirtuar este riesgo procesal, siendo la pretensión de la parte apelante que el Tribunal de alzada de oficio revise todo el cuaderno de investigaciones, cuando tenía la obligación de hacer constar cuál la prueba tendiente a desvirtuar el referido peligro de obstaculización; “...además no por el hecho de haberse presentado una acusación, desaparece automáticamente este peligro procesal, recordemos que el Art. 239 num. 1) del Código de Procedimiento Penal y las Sentencias Constitucionales que hemos invocado en conclusiones anteriores, que establecen claramente que la parte imputada debe desmerecer este peligro procesal y en el presente caso no lo ha hecho” (sic). Estos fundamentos de forma clara y suficiente, exponen las razones por las que los Vocales demandados determinaron la subsistencia de este peligro de obstaculización, al denotar que la parte apelante -hoy accionante- incurrió en un ofrecimiento general del cuaderno de investigaciones, encontrándose su valoración limitada al no haberse individualizado el elemento convicción con el cual se pretendía desvirtuar el supra referido peligro de obstaculización, aspecto por el que además, la alegación de la accionante en torno a que no se basaron en ninguna prueba para suponer la existencia de esa influencia, no es atingente cuando los Vocales demandados advirtieron justamente la carencia de identificación de los elementos de convicción de los que pretendía valerse, a los fines de la acreditación de este riesgo procesal y consecuente modificación de su situación jurídica. Así también, los razonamientos contenidos en la determinación jurisdiccional cuestionada -en este punto de análisis-, no implican -a contrario de lo manifestado por la parte accionante- el desconocimiento de las fases o etapas que involucran el proceso penal, ni de los principios de favorabilidad, ponderación como prelación -extrañados en su aplicación-, como tampoco que a partir de dichos razonamientos se hubiesen obviado los preceptos de los arts. 7 y 221 del CPP, toda vez que al haberse aseverado la inviabilidad de la pretendida inconcurrencia automática de este peligro de obstaculización por la sola existencia de acusación, y que a la parte imputada le corresponde desvirtuar ese peligro de obstaculización, no significa que a partir de ello, deba entenderse a esta exigencia procesal como una implícita e irracional solicitud de sentencia de inocencia -como interpreta la parte accionante-. Finalmente, con relación al art. 235.2 del CPP, la accionante cuestiona que las autoridades demandadas afirmaron que no se habría aportado ningún elemento de convicción, ya que no se fundamentó en base a los datos del cuaderno de investigación que este riesgo hubiera desaparecido, fundamento que sería incomprensible por cuanto cómo podría ejercer influencia en los partícipes, testigos o peritos estando detenida preventivamente, constituyendo una sentencia anticipada al no poder demostrar que no realizarán estos actos, cuando exista acusación, desistimiento luego de suscribir las transacciones con las víctimas; además que bajo observación tendría que pedir declaración jurada de que no influyó sobre ellos, no cursando ni un informe del investigador en la imputación formal ni en la acusación que demuestren este aspecto, incorporándose así un riesgo procesal que no está permitido por la norma procesal ni por la jurisprudencia. Los Vocales demandados a tiempo de resolver este peligro de obstaculización, precisaron que en cesación de la detención preventiva le corresponde a la parte imputada desvirtuar las razones que determinaron la misma, es así que no se aportó ningún elemento de convicción, aclarando además que si se pretendía cuestionar la falta de objetividad de la primigenia Resolución, se tenían los recursos ordinarios y las acciones constitucionales; se acudió de manera genérica al cuaderno de investigaciones, sin especificar “...cuál de todas estas fojas hacen a dicho peligro procesal, por lo que también este peligro procesal no ha sido desvirtuado” (sic). A partir de estos argumentos se puede establecer que las autoridades demandadas, a tiempo de determinar la subsistencia de este peligro de obstaculización, advirtieron sobre una falta de individualización de los elementos de prueba que sustentarían su inconcurrencia, al acudir de manera genérica al cuaderno de investigaciones, a partir de ello, reiteraron que la carga de la prueba en solicitudes de cesación de la detención preventiva le corresponde a la parte imputada, constituyendo razonamientos concisos pero suficientes, que denotan la motivación por la que se determinó la persistencia de este riesgo procesal, siendo la reclamación de la accionante -extrañeza de cómo ejercería la influencia prevista en la mencionada norma procesal penal, que fuere una sentencia anticipada al no poder demostrar cómo ejercería estos actos cuando además existe acusación, transacciones y desistimiento, debiendo quizás presentar declaraciones juradas que demuestren que no influyó sobre partícipes, testigos o peritos y cuando no cursa ni un informe del investigador en la imputación formal ni en la acusación que demuestren este aspecto- descontextualizada en función a la apreciación realizada por las autoridades demandadas, quienes además aclararon que los cuestionamientos sobre la presunta falta de objetividad en la concurrencia de este peligro de obstaculización que deviene de una inicial resolución de detención preventiva, tenía los medios ordinarios como constitucionales para realizar esta reclamación. Razonamientos a partir de los cuales tampoco se advierte que se hubiera incorporado un riesgo procesal, por cuanto este peligro de obstaculización fue asumido por la Jueza a quo a tiempo de determinar la aplicación de la medida restrictiva de libertad de la ahora accionante. Bajo estos razonamientos, este Tribunal concluye que las autoridades demandadas a tiempo de resolver la apelación formulada contra la Resolución de rechazo a la solicitud de cesación de la detención preventiva de la ahora accionante, confirmando la Resolución confutada y manteniendo subsistente la aplicación de la detención preventiva, cumplieron con la exigencia de la debida fundamentación y motivación, conforme se tiene glosado en el Fundamento Jurídico III.1 del presente fallo constitucional, no habiendo incurrido por tanto en omisión o actuación indebida que impele la apertura de la protección constitucional a través de la presente acción de libertad; consecuentemente, al no advertirse la vulneración de derechos a la libertad, al debido proceso en su vertiente de fundamentación, motivación, vinculados a los principios de “razonabilidad”, “coherencia” y objetividad, denunciados como conculcados, corresponde denegar la tutela solicitada. III.3. Otras consideraciones Resuelta la problemática planteada, este Tribunal de acuerdo a la atribución establecida en el art. 202.6 de la CPE, estima pertinente referirse a determinadas situaciones procesales suscitadas dentro de la presente acción de defensa. Así, revisados los antecedentes de esta acción de libertad, se advierte que según afirmó el accionante (fs. 36 vta.) y que también fue ratificado por el Tribunal de garantías (fs. 40), las autoridades demandadas a tiempo de la tramitación de esta acción de defensa se encontraban de vacaciones, circunstancia que eventualmente pudo impeler a que este Tribunal anule obrados, a fin de que se cumpla con la legal citación de dichas autoridades y garantizar su derecho a la defensa, por cuanto la comunicación procesal fue cumplida en Secretarias de las Salas de la cuales son componentes (fs. 26), no obstante ello, dicha nulidad no se determina en razón de estarse denegando la tutela y en base al principio de economía procesal; sin embargo, se insta al Tribunal de garantías que en futuras actuaciones considere estas situaciones procesales a fin de garantizar y prevalecer la vigencia de los derechos y garantías constitucionales de los sujetos procesales. Por otra parte, el abogado de la accionante en audiencia, con carácter previo observó la falta de traslado de la nombrada a la audiencia, señalando que de acuerdo a la representación del Oficial de Diligencias, el oficio de conducción fue entregado a destiempo, no existiendo personal en la Central de Notificaciones para que se pueda cumplir su diligenciamiento; argumentando que la característica de esta acción de defensa es que la detenida esté presente, pero el Código Procesal Constitucional establece que si no es así, el Tribunal de garantías debe constituirse en el penal donde se encuentra detenida, por lo que solicitó se puedan constituir en el Centro de Reorientación Femenina de Obrajes para llevar adelante la audiencia. Solicitud que a través del Presidente del Tribunal de garantías, fue respondida en sentido de que: “El código procesal constitucional establece que sin la presencia de la misma estando su abogado se puede llevar la audiencia” (sic), haciéndose constar de igual manera en la Resolución -objeto de revisión- que la accionante puede estar representada por su abogado, como en el caso, no siendo necesario el traslado al penal, salvo que se funde en que es imprescindible, y estando de acuerdo el abogado para llevar adelante la audiencia, esta solicitud no merece mayor atención. Al respecto, resulta pertinente aclarar a la parte accionante que el art. 49.3 del CPCo, expresamente establece que: “En caso de peligro, resistencia de la autoridad u otra situación que a criterio de la Juez, Juez o Tribunal se justifique, podrá decidir acudir inmediatamente al lugar de la detención y allí instalará la audiencia”. De acuerdo a esta previsión normativa procesal constitucional, existe la posibilidad del traslado de la autoridad jurisdiccional al lugar de detención permisible en caso de peligro, resistencia o en otra situación que a criterio de la misma se justifique, aspectos que fueron debidamente valorados por el Tribunal de garantías, que no advirtió ninguna de estas situaciones para determinar el traslado de la etapa procesal de audiencia y resolución al lugar de detención de la accionante, por lo que dicha decisión se encuentra acorde con el citado precepto legal. En este mismo sentido y no obstante lo precedentemente expuesto, este Tribunal no puede ignorar que existiendo una orden de conducción para la accionante (fs. 31), dicho acto procesal no fue diligenciado, remitiendo Adolfo Ramos Rojas, Oficial de Diligencias de la Central de Notificaciones del Tribunal Departamental de Justicia de la Paz, representación, refiriendo que: “LA PRESENTE NOTIFICACIÓN SE REPRESENTA EN VIRTUD DE LA AUXILIAR II DEL TRIBUNAL CUARTO DE SENTENCIA REMITE LA NOTIFICACION ADESTIEMPO EL 07 DE DICIEMBRE DE 2017 A HORAS 14:20, CUANDO TODO LAS (LOS) OFICIALES DE TURNO YA SALIERON A NOTIFICAR NO EXISTIENDO PERSONAL PARA ASIGNAR LA PRESENTE NOTIFICACION AL CENTRO DE ORIENTACION FEMENINA DE OBRAJES (ZONA SUR DE LA CIUDAD DE LA PAZ). El SUSCRITO OFICIAL TOMO CONOCIMIENTO DE LA PRESENTE NOTIFICACIÓN A HORAS 16:15 P.M. NO TENIENDO EL TIEMPO SUFICIENTE PARA PRACTICAR LA MISMA, TODA VEZ QUE EXISTE BLOQUEO EN EL CENTRO DE LA CIUDAD DE LA PAZ” (sic). Ante esta representación, no es posible obviar los argumentos que motivaron al Oficial de Diligencias de la Central de Notificaciones del supra referido Tribunal Departamental de Justicia, al incumplimiento de la notificación con la orden de conducción, por cuanto dada la naturaleza expedita, sumaria y revestida de informalismo que caracteriza esta acción tutelar por los bienes jurídicos que protege, su tramitación no puede verse obstaculizada por procedimientos administrativos como los horarios límites de salida de los funcionarios encargados del cumplimiento de las diligencias correspondientes, siendo un aspecto que necesariamente debe ser advertido, a través de la exhortación al Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, para que adecúen los procedimientos e instrucciones del cumplimiento de las funciones del personal de apoyo jurisdiccional encargado de las citaciones, notificaciones y otras diligencias -como la extrañada en su cumplimiento- que dispongan los jueces o tribunales de garantías, a la naturaleza jurídica expedita y a las exigencias propias de este tipo de acciones de defensa. Finalmente, se advierte que, siendo resuelta esta acción de tutela el 7 de diciembre de 2017, los antecedentes recién fueron recibidos en este Tribunal el 14 de diciembre de igual año (fs. 46), constando oficio de remisión con data de 12 de igual mes y año (fs. 45); evidenciándose que se incumplió con el plazo de veinticuatro horas establecido en los arts. 126.IV de la CPE y 38 del CPCo, razón por la cual corresponde llamar la atención al Tribunal de garantías, instándole a que en futuras actuaciones cumpla los plazos establecidos en la normativa procesal constitucional. En consecuencia, el Tribunal de garantías, al haber denegado la tutela solicitada, actuó correctamente. POR TANTO El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Primera; en virtud de la autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado y el art. 12.7 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional, conforme al art. 44.1 del Código Procesal Constitucional; en revisión, resuelve: CONFIRMAR la Resolución 201/2017 de 7 de diciembre, cursante de fs. 38 a 41 vta., pronunciada por el Tribunal de Sentencia Penal Cuarto del departamento de La Paz; y en consecuencia: 1° DENEGAR la tutela solicitada. 2° Llamar la atención a Inés Clotilde Tola Fernández, Patricia Medrano Ávila y Rolando Severo Solíz Plata, Jueces Técnicos del Tribunal de Sentencia Penal Cuarto del departamento de La Paz, por las razones expuestas en la primera y última parte del Fundamento Jurídico III.3 del presente fallo constitucional. 3° Exhortar a la Sala Plena del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, a fin de que adecúe los procedimientos e instrucciones destinados a los funcionarios encargados de las comunicaciones procesales y otras actuaciones inherentes, a los parámetros normativos procesales constitucionales, en virtud a la naturaleza intrínseca de la acción de libertad. Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional Plurinacional. Al no haber existido consenso en Sala dentro del presente caso, dirime el Dr. Petronilo Flores Condori, Presidente; siendo de Voto Disidente la Magistrada, MSc. Georgina Amusquivar Moller.
Fdo. Dr. Petronilo Flores Condori
PRESIDENTE Fdo. MSc. Karem Lorena Gallardo Sejas MAGISTRADA