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Algunos aspectos
En ocasiones, la Justicia, la justicia pura, como valor que brilla en una especie de
firmamento, tal como describieran los valores Max Scheller y Nicolai Hartman, no
necesariamente se ve ni se muestra reflejada en el derecho positivo o vigente. ¿Habrá,
en este siglo, cosa más repulsiva para el derecho que la esclavitud? Y, sin embargo,
para los Romanos la esclavitud era una institución jurídica y obraba de pleno Derecho.
Pero, sin duda, mientras más se apegue una sentencia a la verdadera justicia, en su
más pura esencia, esa que el Profesor Bordalés Jean-Marc Trigeaud denomina
Dikelogie apelando a su etimología Griega, más impecable será la labor del juez. Esta
figura del juzgador ha sido siempre muy respetada e inherente a todo vestigio de
gobierno, aún antes de que existiera lo que hoy conocemos como Estado de Derecho.
Así, en las civilizaciones más añejas, el juez era el sacerdote, cuando funcionaba dentro
de una Teocracia. Y, aunque ciertamente muchos delitos son, al propio tiempo, faltas a
la moral o configuran el concepto religioso de pecado, hay otras conductas que fueron
evolucionando con el tiempo y forman hoy figuras penales, denominadas “tipos
delictivos”, que la ciencia y la técnica han hecho necesarias, como, por ejemplo, la
piratería aérea, al comenzar a existir los aviones, o los delitos de tránsito, al
advenimiento de los vehículos de motor, o, más actualmente, tanto que ni se han
legislado adecuadamente, los delitos cibernéticos.
Generalmente, la figura del juez se identificó, en las más remotas Monarquías, con la
del Soberano o aquel personaje que representaba el máximo poder. Recordemos que
en Granada, en la célebre y maravillosa Alhambra, como paraíso de la Dinastía Nazarí,
existe una puerta, que aún hoy puede admirarse, la cual lleva encima de su amplio
dintel una mano extendida. Era el símbolo, para los Islámicos, de la Justicia que, en ese
mismo soportal, impartía en determinado día de la semana el Sultán.
Sin embargo, los Romanos, juristas por excelencia, concibieron la figura del Pretor
como independiente del Emperador o César. Así, puede leerse en la historia de los
mártires Cristianos, que dicho Pretor les condenaba a muerte y, a pregunta expresa del
"2020, Año de Leona Vicario, Benemérita Madre de la Patria".
Al propio tiempo, la función judicial, es decir, aquella tarea propia del juez, ya no puede
ser despótica ni prioritariamente caprichosa, sino que debe adecuarse a lo legislado en
materia Penal y Procesal Penal, respetando aquellas garantías que protegen los
derechos humanos o derechos del indiciado como presunto responsable de un delito.
Por ello, el fallecido Jurista Ignacio Burgoa Orihuela decía que, para ser juez, primero
hay que ser hombre. Y no se refería a un asunto de género, sino de honestidad y valor,
"2020, Año de Leona Vicario, Benemérita Madre de la Patria".
Finalmente, para concluir el esbozo o barrunto de lo que debe ser un verdadero Juez,
evocamos la inolvidable sentencia del Jurista Francesco Carnelutti: “Si los hombres
supieran lo que significa ser Juez, nadie querría ser Juez; sin embargo, el Derecho
necesita Jueces: he ahí el drama del Derecho!”.
"2020, Año de Leona Vicario, Benemérita Madre de la Patria".
Con la frase de Carnelutti, casi admonitoria, concluimos la fase más antigua para
situarnos en la rampante situación actual, donde la figura del juez, y del Poder Judicial
en general, ha perdido respeto y credibilidad merced al auge de la llamada
“delincuencia organizada”. En efecto, para los capos de dicha delincuencia, que
obtienen altísimas ganancias como botín de su inmoral actividad, los jueces y
magistrados son la parte más estorbosa del poder del Estado y se les identifica como
los artífices de la ruina económica de tales infractores. Es por ello que nace aquella
frase delincuencial de “plata o plomo”, refiriéndose a la suerte de aquellos juzgadores
que se opongan a los artilugios de los defensores para evitar extradiciones y otras
medidas muy tajantes.
Concretamente, países que, desde tiempos inmemorables, como Italia, han sufrido los
embates de la mafia, se vieron en la urgente necesidad de pasar por encima de los
derechos del imputado, tales como el de conocer la identidad del juzgador para
presentar recusaciones, o el principio del debido proceso y de inmediatez, para crear la
figura jurídica de los “Jueces sin Rostro”, merced al asesinato, en Sicilia, de los Jueces
Giovanni Falcone y Paolo Borsellini a manos de la Mafia. Dicha figura, se discute si
constituye o no una “farsa jurídica”, como algunos le han llamado, es planteada para
proteger la seguridad de los jueces al ocultar su identidad para evitar presiones,
amenazas y represalias. Italia introyectó dicha figura en los años 90’s y, sobre casi las
mismas fechas, lo hizo Colombia, país Latinoamericano que ha sufrido como ninguno
los embates del narcoterrorismo, mediante el Decreto 2790, conocido como Estatuto
para la Defensa de la Justicia. Ya en los 70’s, durante los horrores perpetrados por
“Sendero Luminoso”, el gobierno de Alberto Fujimori adoptó, en Perú, la figura de los
jueces sin rostro, teniendo impacto en el sistema interamericano de derechos
humanos.
"2020, Año de Leona Vicario, Benemérita Madre de la Patria".
Situación de México
Ley Orgánica del Poder Judicial sino que debería partir de la propia Constitución o
Carta Magna, que, en su Título Tercero, Capítulo IV, Artículo 94, menciona las
atribuciones del Poder Judicial.
Hay qué referirse, de manera muy cuidadosa, a los Tratados Internacionales suscritos
por México, ya que cabe señalar que, en Perú, las sentencias emitidas por los Jueces sin
Rostro, formaron parte del enjundioso expediente abierto ante la Corte Interamericana
de Derechos Humanos por violaciones a dichos derechos durante el gobierno de
Fujimori, mismas que dieron lugar a indultos y cantidad de liberaciones al considerar
que es violatorio de garantías que se emitan sentencias por jueces que no están
directamente vinculados al proceso y que, en efecto, se violan las del debido proceso e
inmediatez. Así ocurrirá en México, pues el artículo 20 de nuestra Carta Magna, así
como el artículo 9 del Código Nacional de Procedimientos Penales, aseguran la
presencia del Juez en todas las audiencias, y tal presencia no sería compatible con la
figura de los Jueces sin Rostro.
Falta de viabilidad
Como ya mencionamos, las Leyes que parten de Tratados Internacionales suscritos por
México, son imposibles de modificar, así como es imposible negar las afectaciones a la
Ley de Amparo. Por otra parte, el mismo anonimato que se propone para los jueces y
magistrados, debería abarcar a otras figuras procesales, tales como los peritos, pero,
muy especialmente, al Fiscal o agentes del Ministerio Público.
También se afectaría la soberanía de los Estados, pues, ante dicha reforma, cada
Entidad Federativa debería realizar la propia y no todos los Estados estarían anuentes,
aunque son muchos los afectados por la delincuencia organizada y son implicados
desde el momento en que los Jueces de Distrito y Magistrados de Circuito pueden ser
transferidos a diversas ciudades, pero no por ellos dejar de lado el peligro.
"2020, Año de Leona Vicario, Benemérita Madre de la Patria".
Conclusión
Sin más qué sugerir, esperamos haber servido a México a través de estas reflexiones.