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Introducción

El presente ensayo tiene como objetivo el de consolidar una reflexión a partir de la

pregunta ¿Por qué profundizar en Educación Inclusiva?, a la par de ahondar en la

importancia de la educación inclusiva, y su aporte al proceso de cualificación profesional.

Para ello, se recurre al papel de la gobernanza en la educación inclusiva, motivado

en las necesidades de despliegue que desde el estado central y los territorios, requiere este

tema para su desarrollo y eficaz consolidación, de cara a los retos del futuro educativo del

país.

De esta forma, la tesis aquí expuesta se concreta entonces en lo siguiente: «en el

contexto del estado social de derecho, un gobierno que no promueva el despliegue de una

adecuada gobernanza, difícilmente podrá implementar y consolidar un auténtico sistema y

procesos de educación inclusiva».

El tema está cubierto en términos de alcance, desde el potencial que le otorgan

enfoques como el del estado, la política pública, el gobierno, los aspectos sociales y

económicos y sobre todo el de los derechos y el del acceso a la educación, como principal

herramienta para el desarrollo integral de las comunidades y de la sociedad en general.

Un acceso que se ve en determinados escenarios, restringido en la medida que

gobernabilidad y gobernanza, no se transforman en sinónimo del adecuado despliegue de

las acciones pertinentes, para el cubrimiento de las necesidades de la población por parte

del gobierno, en las materias consideradas fundamentales y otras, bajo el actual estado

social de derecho.
El escrito es de carácter descriptivo y reflexivo en la medida que revisa los aspectos

mencionados y atinentes al tema, desde diversos autores y voces autorizadas al respecto, y

va incluyendo el aporte del análisis personal de frente a la pregunta orientadora y en el

contexto de la tesis planteada.

No obstante los pendientes por materializar, resaltan en primera instancia los

cambios que en la sociedad y la organización del devenir educativo en Latinoamérica en

general y en Colombia, se han efectuado durante las últimas décadas respecto de los

procesos de inclusión, su reglamentación e implementación. Cambios caracterizados por

nuevos enfoques en diseño de política, reglamentación e intentos de una gestión más

dinámica que responda a las necesidades de los territorios, bajo parámetros de

descentralización.

Sin embargo, dichos cambios, están en un país tan extenso y diverso como

Colombia, en función de la gobernabilidad y gobernanza, ya que en las regiones e incluso

en las varias centralidades que constituyen la nación, el balance entre lo establecido para

gobernar (incluida la política pública) y los resultados concertados en la aplicación sobre

quienes son gobernados, es un aspecto clave para evidenciar avances en cuanto al

desarrollo e implementación de los programas y proyectos correspondientes, atendiendo al

concepto actual de gobernanza, como el nivel de resultado positivo del despliegue del

gobierno en una comunidad (Medina, Becerra, y Castaño, 2014).

Aún queda bastante por hacer al respecto, y solo una adecuada reflexión y respuesta

positiva al porqué profundizar sobre la educación inclusiva y avanzar en su consolidación,

podrá generar los cambios adicionales que la sociedad y las estructuras de política pública,
educación y contexto comunitario en general requieren, para que esta manifestación amplia

del espectro educativo se concrete integral y eficazmente (Correa, 2020).

Desde esta perspectiva la cuestión no gira solamente sobre los mecanismos de

inclusión desde el enfoque exclusivamente educativo, pues la admisión o no, en estos

procesos, genera consecuencias que en el segundo caso, el de la negación de acceso, aún

están por determinarse la magnitud dimensional de los efectos en el mediano y largo plazo

sobre el potencial usuario; pero a la vez acompaña a lo anterior, en el potencial escenario de

promoción de inclusión y en el caso positivo, el de admitir al dicente, la superación de las

demás barreras relacionadas con el contexto y entorno no solo en la institución que imparte

dicha formación, sino en todas las instancias donde acude el usuario. A continuación

entonces se revisaran brevemente los conceptos de Gobernabilidad y gobernanza, para

luego contextualizar en estos la educación inclusiva.


Desarrollo

Gobernabilidad y Gobernanza Generalidades

Desde su enfoque conceptual y práctico, la gobernabilidad y la gobernanza han tomado

importancia en el contexto de la teoría política y del estado, a la par que generan aportes

relevantes en cuanto al fortalecimiento de la democracia a nivel mundial, pero

especialmente en América Latina y en Colombia (Castillo, 2017). La primera, refiere la

capacidad del gobierno para el procesamiento y respuesta efectiva a las necesidades de una

sociedad, mientras que la segunda se enfoca en los procesos y prácticas establecidas, para el

despliegue de dicha capacidad.

De esta forma la gobernabilidad involucra directamente indicadores de efectividad o

de resultado neto, mientras que la segunda, la gobernanza, implica evaluar desde el enfoque

de la aceptabilidad o buena gobernanza, la eficacia de los métodos establecido para

cumplir con las aspiraciones del conglomerado social, incluyendo allí la adecuada

participación de los actores, políticos, económicos, sociales, comunitarios y particulares en

la construcción del estado social de derecho (Chilito, 2018).

Colombia ha sido un país que ha tenido que abordar su crecimiento, desarrollo y

consolidación como nación democrática en medio de grandes dificultades y crisis. Guerras

civiles, la violencia hegemónica entre liberales y conservadores, los movimientos armados

de carácter político revolucionario y desde la década de los años 80s la violencia derivada

entre diversidad de actores armados con claro trasfondo económico. A lo anterior se han

sumado corrupción, crisis de liderazgo, deficiente presencia del estado, en un enorme y a la

vez rico territorio que conforman la nación. Es en este contexto de características del
devenir comunitario y territorial, es que se han diseñado, desarrollado e implementado

políticas educativas y en general el sistema que busca soportar este proceso. Siendo apenas

desde 1994, que la Ley 115 en su artículo 46 dispuso que la “educación de las personas con

limitaciones físicas, sensoriales, psíquicas, cognoscitivas, emocionales o con capacidades

intelectuales excepcionales, es parte integrante del servicio público educativo” y más aún

en 2015 y 2017, lo último a través del decreto 1421, se dieron apenas los ajustes a la

reglamentación correspondiente para el marco de la educación inclusiva (Garcia, 2020)

Por otra parte, con la incorporación del concepto y búsqueda de consolidación del

estado social de derecho en la constituyente de 1991, se ha involucrado también y desde la

perspectiva de los derechos humanos, una definición de la gobernanza que se refiere, sobre

todo, al proceso mediante el cual las instituciones públicas dirigen los asuntos públicos,

gestionan los recursos comunes y garantizan la realización de los derechos humanos.

Siendo entonces definida la gobernanza finalmente, en palabras de expertos como el

constitucionalista y ex procurador general de Colombia Alfonso Gómez Méndez: “como la

capacidad técnica del Estado para responder a las demandas sociales y económicas con

eficiencia y transparencia” (Gómez Méndez, 2022).

Esta capacidad del estado para responder a las demandas de la comunidad, ha

dejado varios temas en entredicho, a través de una sucesión de gobiernos en donde han

primado intereses particulares sobre el general y aún más por encima del beneficio de los

ciudadanos en especial de aquellos menos favorecidos. Dejando de por si un reto a superar

solamente teniendo en cuenta la superación de las barreras que imponen las diferencias

territoriales y las deficiencias de presencia del estado en dichos espacios. Resultando así,

procesos educativos por cumplimiento de inventario en las centralidades y deficientes en


los territorios. Escuelas que si bien se supone ejecutado su presupuesto en el marco de una

serie de políticas, años de corrupción llevan a un escenario de condiciones deplorables en

infraestructura e insumos necesarios.

Maestros que reciben permanentemente amenazas en diversidad de zonas donde ya

de por si llegar es una dificultad por las barreras de infraestructura en general y un

escenario en donde la corrupción ya mencionada ha hecho carrera y estragos suficientes

incorporándose a las costumbres del ideario y práctica de gestión de aquellos que deberían

estar liderando verdaderos procesos de desarrollo en el territorio o administrando y

vigilando la aplicación de estos recursos desde la centralidad.

La educación Inclusiva en Colombia, y la perspectiva desde la Gobernanza

Un primer aspecto a revisar desde la perspectiva del derecho está en lo

relativamente novedoso que resulta en la historia de la humanidad el derecho a la educación

y sobre este, menciona Tomasevski que:

Los derechos que sólo se otorgaban antes a los hombres blancos, adultos y con una

posición acomodada se han ido extendiendo gradualmente a las mujeres, luego a los

adultos no blancos y posteriormente también a los niños. El derecho a la educación

no tiene una historia muy larga ni goza, por ahora, de un reconocimiento universal

como derecho humano. Su realización progresiva a lo largo del proceso de

superación de las exclusiones (Tomasevski, 2003, p.9).

Resaltando adicionalmente la autora, una etapa de adaptabilidad, consecuencia

posterior de las iniciales medidas en cuanto a permitir el acceso y lograr la integración para

que así en la diversidad de aspectos del derecho a la educación, se remplace el requisito


previo para los recién llegados se adapten a la escolarización disponible por la adaptación

de la enseñanza al derecho igualitario de todos a la educación y a los derechos inalienables

en ese ámbito.

Un aspecto que a pesar de los avances en la construcción del estado social de

derecho en el país, aún está en camino de lograrse y en donde incluso por la extensión y

dinámicas de centralidades y regiones que tiene Colombia, por momentos parece que no

habría nada más centralista y discriminador a la hora de permitir el acceso a la educación

que las regiones mismas.

Sumado a lo anterior esta lo planteado por Brogna sobre la manera como el

contexto, social, económico e histórica determina unas visiones o se diría escenarios de

actitud y respuesta de la discapacidad, desde los cuales a la vez se van configurando

respuestas tanto en el contexto social y comunitario como desde lo que se domina

presupuestos de política pública para atender en cuanto a gobernabilidad el tema,

desplegando con éxito o fracaso la denominada gobernanza que se aborda en este ensayo de

cara a la implementación de los imperativos de país en cuanto a educación inclusiva.

Es así como en ese panorama donde se menciona la discapacidad como “una

construcción social que excede el aspecto médico o de salud o de un individuo” (Brogna,

2009, p. 184), y se describen los escenarios en el contexto del modelo planteado a través de

los hitos históricos, un país como Colombia, liberal en el corazón, pero extremadamente

conservador en sus actos, inequitativo y configurado para reiterar las brechas sociales y

económicas difícilmente ha superado en la práctica las visiones caracterizadas por

elementos negativos ante la discapacidad, como la actitud caritativo represiva, en medio de

un intento por llegar a una expresión de énfasis asistencialista y la búsqueda de la expresión


social en medio de las condiciones que conllevan la discapacidad en el país, especialmente

para un ciudadano sin los recursos adecuados.

Una construcción que se refuerza como lo menciona (Villa, 2017, p. 124)

Los estudiantes con discapacidad son ubicados cada vez más en la periferia

mediante etiquetas que describen su in educabilidad, no olvidemos frases como

“niños de inclusión”, “profesora de inclusión”, “mamita especial”, entre otros,

donde el lenguaje permite sentir la insistencia del pensamiento eurocéntrico de

clasificar y dejar al borde a quienes alteran el orden “natural”.

Un escenario que en la línea de esta autora reviste un imperativo fundamental:

“seguir luchando por la igualdad y equidad cognitiva, por la inclusión del conocimiento y la

perspectiva de derechos de todos los estudiantes, más allá de la discapacidad”. (Villa, 2017,

p. 124). De esta forma, la diferenciación y restricciones como manifestación opuesta a la

hegemonía educativa, no debe ser el motivador de la institución o modalidad educativa

fuera de la escuela, o la educación formal cuyo usuario es “el público que aprenden de otras

formas y en diferentes tiempos; esa, que usualmente se caracteriza como más

personalizada, pequeña, dedicada a su “déficit” y con expertos que los puedan “atender”, no

educar.” (Villa, 2017).

En el país la educación inclusiva de las personas con discapacidad, responde

entonces a un modelo educativo reciente que busca superar los tradicionales enfoques sobre

los que se ha basado la educación de las personas con discapacidad.

Precisamente al representar un cambio en el concepto y las prácticas en torno al

derecho a la educación, esta ha promovido resistencia por parte algunos funcionarios


públicos, educadores especiales, padres de los menores con algún tipo de discapacidad y de

las instituciones educativas privadas que prestan el servicio de educación especial. En un

estudio cualitativo exploratorio desarrollado por la Universidad de los andes, se menciona

que aplican de manera desafortunada y en dicho sentido: “los prejuicios que sobre a las

personas con discapacidad y su potencial, no permitiendo avanzar hacia la plena inclusión e

igualdad” (Universidad de los Andes, 2012, p. 3).

Sin embargo, la gobernabilidad o mejor aún la intención en los presupuestos

políticos desde el nivel global están dados a partir del Proyecto de acción mundial de la

OMS sobre discapacidad 2014-2021: Mejor salud para todas las personas con discapacidad,

en cuyo contexto se expresa que:

La OMS considera que la discapacidad es un problema mundial de salud pública,

una cuestión de derechos humanos y una prioridad para el desarrollo. Es un

problema mundial de salud pública porque las personas con discapacidad, en

particular los niños, afrontan obstáculos generalizados para acceder a los servicios

de salud y otros servicios conexos, como los de rehabilitación, y presentan peores

resultados sanitarios que las personas sin discapacidad (OMS, 2014).

De manera tal que se busca, lograr que las personas con discapacidad gocen de

mejor salud gracias a un mejor acceso a los servicios de salud.

A nivel país la normatividad iniciando con los preceptos constitucionales en materia

de derechos humanos, están dados, incluyendo la preocupación sobre las inequidades que

restringen el acceso a la educación incluso paradójicamente para aquellos cuya única si se


permite el término supuesta discapacidad es ser víctimas de un sistema económico que

promueve la desigualdad como forma de alienación y discriminación.

Un estado de situación que lleva a inferir que la educación inclusiva, como derecho,

cuenta con una relevancia que no puede pasar desapercibida, pues implica que existe un

manto legal y normativo que la protege.

La dificultad aparece en que, en la escuela, la mirada sobre la alteridad y las

diferencias se mantiene intacta y arraigada a modelos como el de prescindencia o el modelo

médico-rehabilitador, o mejor aún manifestaciones de las visiones expuestas anteriormente

desde la mirada de Brogna (2009). La experiencia de este tipo de enfoque conlleva una

brecha fundamental a tener en cuenta en el análisis de los aún difíciles de alcanzar,

objetivos de la educación inclusiva en el país.

Argumentos que soportan la tesis planteada

De acuerdo con lo anterior, un primer elemento, o argumento, para el soporte de la

hipótesis planteada, se relaciona con la mención sobre gobernanza en educación que refiere

la necesaria y permanente coordinación y acción entre actores del sistema educativo acorde

con los parámetros establecidos en la política pública establecida y adecuada a las

necesidades del territorio.

Una perspectiva en la cual, a pesar de estos esfuerzos y a los indudables avances en

materia de cobertura educativa, existe suficiente evidencia empírica que revela las

diferencias regionales en Colombia en cuanto al desempeño, y se configura el denominado

patrón de centro-periferia, en las estimaciones de eficiencia educativa, siendo las

centralidades (ciudades grandes y medianas grandes) quienes ofrecen mejores resultados


que las regiones periféricas y territorios apartados, tanto en calidad como en cobertura. Se

muestra entonces, que por más avance legislativo y en los diseños y enfoques de política

como elementos básicos de la gobernabilidad, o lo que llaman los expertos los presupuestos

de orden político (Gómez Méndez, 2022), si estos no están acompañados de coordinación

entre redes y actores para una acción decidida y aplicación de los recursos de planes,

programas y proyectos, no aparecen los resultados deseados y por el contrario, en un

sistema como el nuestro de baja capacidad para la auto regulación, en algún punto del

control los recursos se malogran en contra de los logros esperados, resultando así un

fracaso de la gobernanza en la educación.

Se observa entonces la necesaria conjunción de gobierno y gobernanza para así

avanzar adecuadamente en la implementación del modelo en las regiones y centralidades

sobre la educación inclusiva, y aquí el segundo argumento a la tesis planteada que «en el

contexto del estado social de derecho, un gobierno que no promueva el despliegue de una

adecuada gobernanza, difícilmente podrá implementar y consolidar un auténtico sistema y

procesos de educación inclusiva», argumento que se expone a renglón seguido.

El impulso inicial desde las medidas de gobierno se tiene más o menos garantizado

en el actual estado de derecho, pero la necesaria gobernanza para desarrollar estos

preceptos y tareas sobre la educación inclusiva, falla principalmente en las regiones.

E incluso si los actores intervinientes no reciben una adecuada orientación y

preparación hasta en las centralidades y por decirlo eufemísticamente, a la vuelta de la casa

de Nariño, se podrán estar vulnerando los derechos de personas con discapacidad e incluso

desde una perspectiva más amplia los del acceso a la educación en general de partes de la
población, cuyos esquemas actuales de sobrevivencia ni siquiera permiten aprovechas la

disposición de presupuestos y recursos para una educación gratuita universal.

Un tercer y último argumento es el que corresponde a aquello que algunos expertos

denominan como la desesperanza aprendida, este corresponde a un tema desde la psicología

del aprendizaje, pero que en nuestro medio recibe un indeseable refuerzo desde las

abismales diferencias de clase, desarrollo e inequidades generadas bien por factores

económicos, en un contexto donde se considera por parte de quien escribe este ensayo, ya

se es víctima de la exclusión educativa por el solo hecho de ser pobre, además, se re

victimiza al estar en un contexto étnico y adicionalmente se anula la potencialidad del ser

desde el escenario de discapacidad.

Este concepto de desesperanza aprendida, “corresponde a un estado en el que el

individuo no emite respuestas para evitar la estimulación aversiva, ya sea porque no

encuentra ningún reforzador ante la conducta de escape, o bien porque le es imposible

escapar” (González & Hernández, 2012, p.314). Cabe mencionar que la excesiva

estimulación aversiva puede generar un déficit en la actividad motora del organismo y

ocasionar un grave daño o incluso la inducción a ideaciones suicidas. Estos aspectos en

personas con discapacidad tienen efectos negativos aún por dimensionar, pero

significativamente en el contexto de los territorios colombianos, donde la falta de presencia

del estado ha generado una desesperanza aprendida colectiva ante las problemáticas diarias,

lleva a situaciones de búsqueda de alternativas de ascenso social que han estado casi

siempre en conexión con economías ilegales.

Configurando así una escalada de crimen, problemas de orden público y terreno

fértil para la corrupción, a pesar de años de supuestamente invertir en estos territorios, para
el cumplimiento de los presupuestos políticos. Una situación que se reitera en el país en

zonas como el municipio de Tumaco, y en general la costa Pacífica colombiana, Cauca y el

corredor que conecta con Huila para el tráfico de pasta base de coca, los llanos orientales en

especial las zonas limítrofes con Venezuela, la Amazonia, Orinoquia y las zonas de

Santander del norte. De esta forma se suman a los elementos de baja gobernanza el orden

público como un restrictor del derecho a la educación en general y sobre todo a la

educación inclusiva.

Se resume entonces que la desesperanza aprendida acostumbra a una población a

que la situación no cambia fácilmente y esta actitud lleva a aquellos actores que deberían

estar implementando los cambios necesarios para la educación inclusiva estén trabajando

para sus intereses en el orden personal, sean estos legales o no. Un escenario donde por

demás se configuran especialmente “los factores observables y no observables de los

potenciales estudiantes, con una brecha académica que tiende a ser significativa y de mayor

amplitud en regiones con una alta concentración de población étnica” (Ariza, Ramos, y

Rosado, 2021, p.6). Entre los factores no observables, se encuentran aspectos como la

motivación, la autoestima y el componente lingüístico., además del bajo capital familiar y

de ingresos, explicando buena parte de las diferencias en el rendimiento académico.

Pero adicionalmente sirven también como soporte explicativo a esa triada perversa

de Deficiente gobernanza, pobreza y discapacidad que afecta el pleno disfrute de una

educación inclusiva que supuestamente ya está cimentada en los presupuestos de gobierno

y con una destinación tanto especifica como abierta a las posibilidades planteadas desde las

regiones sobre recursos para su desarrollo e implementación en el marco de la educación

inclusiva.
Conclusiones

En Colombia a pesar de los avances en materia legal y de protección de los derechos

humanos, el tema de discapacidad por su conexión con las condiciones económicas y el

sistema de salud, si bien es considerada como entre las demandas de gran importancia, aún

está gestionada bajo criterios de bien asegurable, donde la cobertura efectiva y con calidad

está en función de la capacidad de pago de los beneficiarios, a excepción que el usuario este

asesorado legalmente y batalle por sus derechos (Organización Mundial de la Salud (OMS),

2017).

Por otra parte, la hasta ahora imposibilidad de “liberarse de la idea generalizada que

gobernar es igual que legislar” (Gómez Méndez, 2022), se deviene en una situación que

promueve acuerdos y declaraciones desde la gobernabilidad que poco o nada reconocen en

más de una ocasión las barreras éticas, prácticas o naturales, y menos aún las fallas en la

gobernanza para alcanzar las metas propuestas.

Se requiere entonces, tanto gobernabilidad como gobernanza adecuadas para

establecer, consolidar y alcanzar los propósitos nacionales y territoriales en cuanto a

educación inclusiva, cuyos parámetros desde la perspectiva general y constitucional al igual

que la legal básica han avanzado en un hasta ahora considerado buen camino, pero que

mantiene una discusión sobre la paridad o igualdad equivalente a la hegemonía de la

inclusión en la escuela.

Finalmente, tanto cantidad como especialmente calidad de las instituciones

políticas, soportada esta última en su despliegue igual en lo político, que en lo práctico

como referencia a la adecuada gobernanza, y los adicionales necesarios de calidad técnica,


ética, jurídica, permitirán construir una necesaria relación con la gobernabilidad en sentido

positivo, esto es la buena gobernanza. Pero cuando se han agotado tanto las instancias de

gobierno y de lo gobernable, llegando a límites donde no existe éxito ni siquiera al obrar en

materias necesarias o mínimas, por no mencionar la aún en déficit educación inclusiva e

igualmente la inclusión educativa, se potencian escenarios no deseables, donde la noción de

ingobernabilidad conduce a la ausencia o debilidad en términos de gobernanza.

De esta forma se concluye aquí un sentido positivo para la tesis planteada que

expresaría de esta forma lo siguiente: es acertado que «en el contexto del estado social de

derecho, un gobierno que no promueva el despliegue de una adecuada gobernanza,

difícilmente podrá implementar y consolidar un auténtico sistema y procesos de educación

inclusiva».

El estado y cada gobierno en turno debe dar continuidad a los supuestos de política

que considera favorables a la buena gobernanza y a la vez promover las acciones en las

regiones y diversas redes de implementación, que permitan el despliegue de una presencia

territorial a favor de las mejores condiciones posibles de desarrollo y consolidación de un

auténtico estado social de derecho para los gobernados, y esto bebe incluir

paradójicamente, la educación inclusiva y por qué no el avance en cuanto a la gobernanza

inclusiva como manifestación del ejercicio concertado antes que impuesto del sistema de

gobierno y sus políticas, algo que requiere aún más educación sobre el papel del ciudadano

y del gobierno a todo nivel.

Lo anterior incluye la necesidad de promulgar y habilitar una gobernanza

caracterizada por la transparencia, participación, rendición de cuentas, integridad y

capacidad política, que conduzcan a un conjunto de reglas, instituciones y políticas a través


de las cuales se dirija el funcionamiento de las estructuras educativas y las políticas que las

acompañan. Regulando adecuadamente, la participación de los diversos actores y una

eficaz aplicación de los recursos disponibles para garantizar asi la educación inclusiva en el

país.

Lo aquí expuesto representa un reto en cuanto a ¿Por qué profundizar en Educación

Inclusiva?, ya que se ha visto la necesidad de abarcar aspectos relacionados con la gestión

pública, para avanzar en cuanto a este importante componente de la educación en el país y

el mundo.

Se impone entonces una necesidad de profundizar y estar actualizando los aspectos

correspondientes, desde la perspectiva de los elementos que influyen en el despliegue

nacional y en los diferentes territorios de Colombia de la educación inclusiva, bajo una

necesaria mirada inter disciplinar.


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