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Universidad Nacional de Colombia

Introducción a la Investigación
Profesora Catalina Toro

Andrés Márquez
Darío Esteban Carianil
Rebeca Collazos
Santiago Ibarra

El Gobierno Universitario en la UNAL: Obstáculos y alternativas en el camino hacia


una participación decisoria

Introducción

El desarrollo de la iniciativa reformista que ha planteado el actual Gobierno ha encontrado


sus resistencias en el pulso de fuerzas que se desarrolla en el Congreso de la República. Rota
gran parte de los consensos que se construían entre el Gobierno y los partidos tradicionales, el
escenario se complejiza de tal modo que hay incertidumbre tanto por parte de quienes ven en
riesgo sus privilegios, como de aquellos que habían acrecentado sus expectativas por la
cercanía que el presidente ha mantenido con el pueblo. Parte de esas expectativas se
concentra en los jóvenes, como un sector que fue decisorio en las pasadas elecciones y que ha
presentado unas reivindicaciones que ya tienen una historia, mas no son un eco, dado que
poco a poco se complejizan. Una de las principales es el Derecho a la Educación, que por
todo lo que abarca, abordaremos desde la perspectiva de la Autonomía y el Gobierno
Universitario, como requisitos indispensables para la construcción de experiencias
democráticas efectivas que vayan más allá de la dinámica representativa, que no dependan de
ella, siendo realmente transformadoras.
Así pues, situados en la Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá, luego de un
paro que resultó en el acuerdo establecido entre la vicerrectoría de la sede Bogotá y las
diferentes vocerías estudiantiles de las distintas facultades y ad portas de discutir la Reforma
a la Educación; presentaremos un análisis comparativo entre la Facultad de Derecho, Ciencia
Política y Sociales, junto a los departamentos de ingeniería mecatrónica e ingeniería
industrial de la Facultad de Ingeniería y el departamento de Economía de la Facultad de
Ciencias Económicas; del mismo modo lo haremos con los conceptos de Democracia
participativa y Representación efectiva; Democracia directa, Gobernanza, Cogobierno.
Finalmente, analizaremos los estatutos de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad
de Nariño, con el fin de evidenciar sus diferencias respecto al Estatuto de la UNAL.

Problema

¿Qué concepto de democracia universitaria se ejerce en la universidad y qué


conceptos de ésta manejan los estudiantes? ¿Cómo se expresan éstos/esta tensión en la
división entre el movimiento estudiantil y las representaciones?
Los mecanismos democráticos dentro del sistema de gobierno de la universidad
ofrecen poca participación a los miembros de la misma. Vemos que las representaciones no
atienden a las reivindicaciones de los distintos actores de la comunidad, al igual que no
establecen un vínculo con sus estamentos a través de espacios plurales que fortalezcan las
diversas dinámicas de autonomía, gobernanza y cogobierno presentes en la universidad.
Del mismo modo, también es evidente que un problema estructural gira en torno a la
centralización del poder decisorio y a la alta burocratización en la ejecución de estas
decisiones que afectan directamente a la comunidad universitaria. Consideramos importante
analizar ésta situación, ya que según la ley debe existir una autonomía real. “El modelo actual
de gobernanza en la universidad no ha logrado armonizar su diversidad y sus diferencias a
favor del fortalecimiento de sus funciones misionales y de la dimensión de la gestión
académica y administrativa, atendiendo a las necesidades y los requerimientos de los
entornos institucionales para responder adecuadamente a las expectativas que la sociedad
tiene de la primera institución de educación superior pública del país” (Montoya y Cardenas,
2021, pp.4)
El balance respecto a las dinámicas de democracia universitaria que hacen los
estudiantes tiene un impacto en su participación, dada la evidente ineficiencia de la estructura
de gobierno universitario, la representación poco efectiva, así como la escasa cohesión de la
comunidad universitaria en su conjunto. Tal falta de organización impide situar el proyecto
educativo proyecto educativo y social que la universidad debería trazarse, como meta como
alternativa al proyecto actual que ha desencadenado un descontento generalizado, así como la
inconformidad en partes de algunos estamentos que así lo han manifestado
.

Estado del arte

Gobierno universitario y autonomía son dos conceptos que van de la mano. Desde las
revueltas de Córdoba en 1918, en Latinoamérica se ha venido luchando con el fin de que las
universidades se encuentren al servicio del conocimiento científico y de las distintas
comunidades universitarias de cada institución de educación superior. Éste manifiesto fue
inspiración para cambios que se dieron en algunas universidades latinoamericanas que,
aunque fugaces, pusieron en cuestión las formas tradicionales del Gobierno universitario,
paralelas al ejercicio político en el panorama nacional. Aquel accidentado proceso para
interiorizar los principios consignados en la Reforma de Córdoba tropezó con los problemas
de la propia comunidad universitaria, pero también con la injerencia del Gobierno de turno en
coyunturas de debilitamiento de la Democracia (Múnera, 2011). De entre todos esos
principios defendidos en el Manifiesto, ponemos principal interés en el de la democratización
del gobierno universitario y participación decisiva en él de los estudiantes y los egresados. A
este respecto, Habermas (2020) aborda la importancia de la deliberación en la esfera pública,
resaltando que:
(…) el parlamento se convierte, como lo vemos precisamente hoy, en el brazo armado
de una empresa tecnocrática, cuando no está arraigado en las discusiones vitales de la
sociedad civil y pierde el contacto con un espacio público vivo. Y un espacio público político
solo “vibra” mientras genere convicciones públicas que compitan entre sí, convicciones que
no pueden ser imputadas principalmente al trabajo de las relaciones públicas de grupos de
interés, sino a impulsos provenientes de la sociedad civil misma. (p.172)
Hoy, la forma en la que se concibe el gobierno universitario se encuentra en constante
debate a lo largo de las discusiones que encontramos en la Universidad Nacional de
Colombia. Dichas discusiones no se alejan necesariamente de lo que encontramos en la
realidad de los Estado-nación modernos, la discusión puede girar en torno a dos ejes clave: El
primero podría ser la forma en la que nos concebimos el tema de la participación activa de la
comunidad universitaria; y el segundo en cómo lograr que dicho gobierno sea lo más
democrático posible. Para ello es importante analizar cuál ha sido el camino que se ha tomado
en Colombia y en específico las formas de gobierno universitario que se han gestado en la
universidad nacional. Con referencia a esto encontramos que la reforma de Córdoba giraba en
torno a los siguientes ejes “democratización en el ingreso a la universidad y apertura de la
misma hacia todos los sectores sociales; instauración de la cátedra y la asistencia libres, y
selección y evaluación de los docentes de acuerdo con reglas públicas predefinidas;
democratización del gobierno universitario y participación decisiva en él de los estudiantes y
los graduados; y vinculación de la universidad con el pueblo y la vida de la nación” (Munera,
2011, p.8).

Otras experiencias que se aglutinan alrededor de los principios de la Reforma de


Córdoba, situados en el contexto colombiano, se encuentran en el desarrollo de la lucha
librada por el movimiento estudiantil. Desde el Programa Mínimo Estudiantil de 1971,
pasando por las experiencias de la MANE en 2011, la ACREES en 2018 hasta el período que
se abordará en el presente trabajo; el acumulado histórico que carga a sus espaldas el ME
revela la evolución que ha tenido esta lucha, así como los factores irresueltos en que se debe
profundizar, como el gobierno universitario. Bien señala Múnera (2011) que una de las claves
para señalar que la forma en la que se ha dado el gobierno dentro de la universidad nacional
ha mantenido centralizado el poder en el mismo Estado. Lo referente a autonomía
universitaria es un tema en el que poco se ha profundizado aún ya que, a pesar de los avances,
seguimos viendo que el Consejo Superior Universitario, máxima instancia de los asuntos de
la universidad, tiene una composición desigual en términos de representatividad y por
extensión, en cuanto al poder decisorio. El CSU, actualmente, está integrado por: el ministro
de Educación Nacional o el viceministro, quien lo preside; Dos miembros designados por el
presidente de la República, uno de ellos egresado de la Universidad Nacional de Colombia;
Un ex rector de la Universidad Nacional de Colombia, elegido por los exrectores; Un
miembro designado por el Consejo Nacional de Educación Superior, CESU, de terna
presentada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología; Un miembro del Consejo
Académico, designado por éste; Un profesor de la Universidad, que ostente como mínimo la
categoría de asociado, elegido por los docentes; Un estudiante de pregrado o de posgrado
elegido por los estudiantes; El rector de la Universidad, que ejerce como vicepresidente del
Consejo, con voz, pero sin voto. Evidenciamos que el gobierno nacional concentra al menos
3 de los 8 votos necesarios para escoger el rector de la universidad, podríamos decir que es
casi el 60% de los votos necesarios para escoger al rector de la universidad y a los demás
miembros necesarios para conformar, por ejemplo, el consejo académico, el cual va a ser
favorable al gobierno pues este consejo académico se encuentra conformado por: El rector,
quien lo preside; Los vicerrectores; Los decanos; Dos representantes profesorales, de distinta
Sede, que ostenten al menos la categoría de profesor asociado, elegidos por votación directa,
para un período de dos años; Dos representantes estudiantiles, uno de pregrado y otro de
posgrado, elegidos por votación directa, para un período de dos años; El director de Bienestar
Universitario quien asiste con voz, pero sin voto. Allí serán los vicerrectores y los decanos
los que mayor peso tendrán en las votaciones, junto al rector o rectora tendrán cerca del 88%
de los votos dentro del consejo académico.
De esta manera, la institucionalidad, agregando el representante del CESU, cuenta con al
menos el 75% del total de votos del total del consejo superior universitario, es decir, más de
los necesarios para el nombramiento de los diferentes actores que conforman el resto del
aparato gubernamental universitario.
Los vicerrectores, los decanos y la rectoría son instancias elegidas por la
institucionalidad de la universidad, ninguno de los anteriormente mencionados es elegido de
manera directa por parte de la comunidad universitaria, convirtiendo los mecanismos de
elección en algo completamente antidemocrático y en contra de lo que catalogamos como
autonomía, a la cual hace referencia Habermas (2020) al señalar que, “(...) los ciudadanos son
verdaderamente autónomos sólo cuando los destinatarios de las leyes pueden entenderse
también como sus autores” (p.175).
En relación con el párrafo anterior, también es necesario incluir en el análisis el
concepto de gobernanza como elemento fundamental en la participación de la comunidad
universitaria en la esfera pública, como se evidencia previamente, Habermas (2020) hace
especial énfasis en que es imprescindible la existencia de un ambiente deliberativo que
genere convicciones que compiten entre sí, y aseguran la prevalencia de la democracia, sin
embargo, dicho consenso político lo precede una conciencia normativa de las esferas sociales
que consecuentemente motivan una disposición a cooperar de manera colectiva.
Por otro lado, Acosta, A. y Ganga, F. (2021) explican que la gobernanza:
Apunta al ejercicio de control colectivo para el logro de fines comunes; en un sentido
más extenso, (...) referido a un proceso de dirección y a la gestión de las disposiciones que los
actores públicos y/o privados tienen para resolver los problemas sociales, vertebrando las
metas de los diversos grupos de interés en búsqueda de alcanzar objetivos colectivos
valorados públicamente. (p.6)
No obstante, lo que se aborda a lo largo del texto explica el precario esfuerzo de la
institucionalidad para integrar dicha trascendencia interior (entendida también como
autonomía) en espacios colectivos de deliberación, que posteriormente sustenta el
compromiso o la vinculación de los distintos actores en la toma de decisiones, lo cual termina
por socavar el papel democrático de la gobernanza universitaria.
Esta institucionalidad, como ya lo hemos mencionado, se encuentra cooptada por el
mismo Estado y parece que emerge de allí todo el poder necesario para convertir a la
universidad en una herramienta más del gobierno de turno yendo en contravía a lo señalado
en la ley 30 de 1992. De esta manera vemos que lo referente a la autonomía de la universidad
se encuentra solo en el papel y la realidad, por el contrario, es es el gobierno el que dictamina
lo que sucede en nuestras universidades.

Hipótesis

Ante la centralización de las decisiones y la poca participación de la comunidad universitaria,


se muestra coherente ofrecer como propuesta el camino de ejercicios de gobernanza,
cogobierno y autonomía que interioricen los valores de la democracia directa y permitan la
cohesión de los distintos estamentos de la universidad en el marco de un proyecto de
educación desligado de la voluntad del gobierno y las lógicas del mercado. Por ello
trataremos de vislumbrar las diversas trabas que existen para que se cumpla la ley consignada
en el Artículo 62 de la Ley 30 de 1992. Creemos que las representaciones se encuentran
alejadas de la comunidad estudiantil y la realidad de la comunidad universitaria, ante lo cual
consideramos que las decisiones de las diferentes instancias decisorias del gobierno
universitario actual no responden a las necesidades de la comunidad. Esperamos encontrar
dentro de la coyuntura establecida desde el 2019 un hilo conductor que permita comprender
el estado actual de la discusión referente a la Autonomía y el Gobierno universitario,
referenciado la bandera que sostuvo el ME durante el paro del 2023, con respecto a la
Constituyente Universitaria, como un proyecto transformador construido desde la amplitud
de las bases que conforman la universidad.

Marco teórico

Hemos decidido organizar el presente trabajo desde el paradigma crítico, ya que


creemos que es el más conveniente para analizar la situación actual de la universidad, debido
a que evidenciamos que en la universidad se ha centralizado el poder en algunas facultades y
es el gobierno nacional el que termina tomando decisiones trascendentales que afectan a la
comunidad universitaria en su conjunto.
El paradigma crítico en las investigaciones de ciencias sociales se basa en la teoría crítica
del conocimiento que posiciona la reflexión y la emancipación social como respuesta a las
hegemonías y las formas de dominio. Hace de la conciencia el medio para lograr las
reivindicaciones frente a la justicia social y el alcance del bien común. Este paradigma se
opone al paradigma positivista de carácter objetivo y propone una mirada a los fenómenos
sociales desde la subjetividad de los actores sociales.
Hablando del gobierno universitario, el paradigma crítico cuestiona la distribución de
poder dentro de la institución, de esta manera debemos analizar quienes tienen voz y voto en
las diferentes instancias decisorias (CSU, Consejos académicos, consejos de facultad, etc.) y
como se ejerce influencia dentro de la universidad nacional. Se puede destacar en este caso la
desigualdad en la representación que existe al interior de la universidad como por ejemplo la
poca participación de la comunidad universitaria en la toma de decisiones.
Además, desde este paradigma podremos enfocarnos en examinar cómo las políticas
institucionales impactan directamente en la reproducción de la lógica social del país.
Podremos analizar cómo se distribuyen los recursos, como se toman las decisiones
estratégicas como la forma en la que se concibe la investigación científica, la elección de los
profesores, la política de admisión y la contratación al interior de la universidad. Con este
trabajo buscamos cuestionar y analizar las estructuras de poder, las desigualdades y las
prácticas institucionales en la universidad con el objetivo de promover una mayor justicia
social y equidad.
En las investigaciones de ciencias sociales, este paradigma busca la emancipación social
y la justicia social. Se enfoca en la subjetividad de los actores sociales y en la reflexión para
lograr las reivindicaciones frente a las hegemonías y las formas de dominio. “Dos modelos
“clásicos” de gobernanza universitaria se distinguen bajo la influencia de ese paradigma: el
“modelo de planeación y control racional” de naturaleza normativa y centralizada, y el
“modelo de autorregulación”, basado en la descentralización de las decisiones y de los
recursos” (Van Vught et al., 2015).
El modelo de planificación y control racional de la educación se basa en un enfoque
sistemático y estructurado para el diseño, implementación y evaluación de programas
educativos. Este modelo se basa en la idea de que la educación puede ser planificada y
gestionada de manera racional, utilizando principios de análisis, toma de decisiones y
evaluación. Por otro lado, el modelo de autorregulación en educación se basa en la aplicación
de los principios de la autorregulación en el contexto educativo. Busca fomentar que los
estudiantes se conviertan en agentes activos en su propio proceso de aprendizaje, adquiriendo
habilidades y estrategias para regular su comportamiento, cognición y emociones con el fin
de lograr un aprendizaje efectivo.
En el siguiente trabajo trataremos de enfocarnos en el modelo de autorregulación en
consonancia con lo que concebimos como autonomía universitaria. Creemos que este es el
enfoque correcto ya que a través de esta especificidad seremos capaces de analizar el
establecimiento de metas por parte de la propia comunidad universitaria; el monitoreo del
progreso mediante el cual la comunidad universitaria evalúa de manera objetiva los avances
en las metas establecidas; autorreflexión y autoevaluación por medio de la cual la comunidad
universitaria reflexiona sobre su propio desempeño y se revisa si se debe ajustar el enfoque
que se le está dando a los objetivos; por último tenemos la autorregulación flexible por medio
del cual la comunidad universitaria adopta un comportamiento en pro de alcanzar los
objetivos trazados.
En resumen, el modelo de autorregulación describe cómo las personas establecen metas,
monitorean su progreso, regulan su comportamiento y hacen ajustes para lograr objetivos.
Este enfoque reconoce la capacidad de las personas para influir en su propio funcionamiento
y promueve la toma de conciencia, la planificación y la adaptación como elementos clave
para el logro de metas y la adaptación exitosa.

Por otro lado y como concepto principal dentro del gobierno universitario es evidente
que existen diversas formas de cómo se desarrollan las relaciones de poder que se encuentran
en cada órgano de la estructura de gobierno, por ende, la gobernanza tomada como la forma
en la que se ejerce el poder de un gobierno que toma decisiones esenciales para la dirección
de una comunidad, es esencial comprender que este concepto apareció por los años ochenta
en las sociedades occidentales para establecer el Estado de bienestar y determinar nuevos
conceptos como: modernización de la administración pública, nueva gestión pública y Estado
eficiente “(…)su trascendencia va más allá de lo público, por ejemplo, en el campo de las
políticas de cooperación la gobernanza se define en tres categorías: a) gestión eficiente del
sector público; b) control de los mecanismos y responsabilidad en elecciones, formación de
gobierno y práctica gubernamental, y c) establecimiento de la descentralización y
transparencia y la participación civil de la sociedad (Kehm, 2012 como se citó en Jara y
Cedeño. Pp. 3).

En ese sentido, creemos que los modelos de gobernanza deben adaptarse al contexto
universitario para lograr una evolución en los enfoques de esas relaciones de poder, Harvey
2004-2009, define la gobernanza en la educación superior, como la “Manera en que las
instituciones se hallan organizadas y son operadas internamente desde el punto de vista de su
gobierno y gestión- y sus relaciones con entidades y actores externos con vistas a asegurar los
objetivos de la educación superior”. Esta definición de gobernanza universitaria nos da dos
ámbitos de gobernanza, la interna y la externa, diferenciadas en la “autoridad” y en la
“supervisión” de los agentes del gobierno. En esta misma línea, podemos referir a la
gobernanza universitaria como “la manera en que las instituciones se hallan organizadas y
son operadas internamente —desde el punto de vista de su gobierno y gestión— y sus
relaciones con entidades y actores externos con vistas a asegurar los objetivos de la educación
superior” (Brunner, 2014, como se citó en Ganga y Figueroa, 2015. P.197)

Ahora bien, para el desarrollo y la viabilidad teórica de la investigación es acertado


tomar la definición de gobernanza de Cerillo “La gobernanza implica, una forma nueva y
diferente de gobernar en la cual participan una pluralidad de actores, que representan
intereses diferentes, pero que crean relaciones horizontales, enfocados hacia la búsqueda del
equilibrio entre poder público, la sociedad civil y la participación en el gobierno de la
sociedad en general.” (Montoya y Cárdenas, 2021. Pp.8). Entonces, la gobernanza como
definición clave dentro del gobierno universitario debe comprender la actividad de los actores
que conforman la comunidad universitaria y que los actores tengan las condiciones necesarias
y suficientes para poder tomar las decisiones que les correspondan de manera acertado para la
totalidad de la comunidad, resaltando que es necesario que si sea posible que se puedan tomar
decisiones.

El cogobierno se presenta como una expresión de la gobernanza en el ejercicio del


gobierno universitario, en el cual la participación es un valor intrínseco que trasciende la sola
representatividad. En palabras de Jara y Cedeño (2018):

El cogobierno universitario supone la igualdad de ejercicio de sus actores y una


responsabilidad compartida. La intervención en un cogobierno no debe entenderse sólo como
un aspecto meramente político electoral, de sentarse a ser parte de un cuerpo colegiado que
toma y asume decisiones, sino que conlleva una responsabilidad mayor porque persigue
grandes y comunes objetivos de alcance local, nacional e internacional como son: la
enseñanza, investigación, generación y difusión de conocimientos y la cultura (p. 6).

De este modo hallamos un punto de conexión con la Autonomía, donde gobierno y


financiación se conjugan para evidenciar su estrecha relación y es que, el cumplimiento de
estos objetivos no debe estar condicionado ni por la voluntad política de turno, ni por los
alcances de las lógicas de la economía de mercado. Razón por la cual, se requiere no sólo de
la participación efectiva de la comunidad universitaria sino también que el gobierno disponga
de estructuras descentralizadas del poder y una financiación completa, para que la
universidad no se desvíe de sus objetivos por conflictos ideológicos ni por la búsqueda de
recursos económicos.

En resumidas cuentas, la autonomía no puede ser excusa para la privatización por la


vía de la desfinanciación, sino que la disponibilidad de recursos es una condición sine qua
non para materializar las funciones misionales de cualquier proyecto educativo. Sin estos
recursos, ya no las dinámicas de la política, sino las propias lógicas del mercado empañarán
el desarrollo de tal proyecto (Woldenberg, 2008). Habría que preguntarse cuál de las dos
ejerce más influencia en una universidad que financia la mitad de sus costos a través de
fuentes propias y la otra mitad lo hace el Estado, que entre otras cosas tiene sobrado preso en
los órganos de gobierno universitario. Ante éstas dos amenazas, recuperamos el concepto de
cogobierno como herramienta efectiva para construir desde la comunidad universitaria
participativa la educación que reclama la sociedad para su emancipación. Distintas formas de
autogobierno demandan la participación compartida e igualitaria de los distintos integrantes
de la comunidad universitaria, es decir, los distintos estamentos. Así, formas de “cogobierno
biestamental” e incluso “triestamental” reconocen el papel esencial de actores como
académicos y trabajadores en la construcción más horizontal del proyecto educativo que les
es común (Virgili et al. 2015).

Objetivo general
● Proponer una reconfiguración de la estructura de los organismos de gobierno
universitario que responda a las demandas de cada estamento que compone la
universidad.

Objetivos específicos
● Demostrar que las representaciones no están en sintonía con las demandas de la
comunidad universitaria.
● Analizar el avance de las discusiones en materia de Autonomía y Gobierno que se han
presentado desde el 2019 hasta la fecha.
● Comparar las perspectivas de gobierno universitario que tiene la comunidad que
integran cinco departamentos, abarcados en tres facultades.

Metodología
● Hacer un análisis cualitativo de la forma en que la comunidad universitaria concibe el
gobierno universitario, a partir de entrevistas con representantes actuales y antiguos
ante las diferentes instancias del gobierno universitario.
● Hacer un análisis comparativo de tres distintos estatutos de universidades
latinoamericanas que han experimentado la integración de los principios de la
Reforma de Córdoba de 1918
● Realizar un análisis de coyuntura de los distintos paros que se han presentado desde el
2019 hasta la actualidad.
Bibliografía

● Gobernanza universitaria: enfoques y alcances conceptuales (redalyc.org)


● Jara Iñiguez, I. V. ., & Cedeño Alcívar, J. C. (2018). El cogobierno en la Educación
Superior en Ecuador: práctica de la gobernanza. REVISTA CIENTÍFICA
ECOCIENCIA, 5(5), 1–20. https://doi.org/10.21855/ecociencia.55.121
● Los paradigmas de la investigación: un acercamiento teórico para reflexionar desde el
campo de la investigación educativa (scielo.org.mx)
● SOBRE LA POLÍTICA Y LA HISTORIA ENTREVISTA CON JÚRGEN
HABERMAS* Ideas y Valores, vol. LXIX, núm. 172, 2020, Enero-Abril, pp. 169-
187 Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias Humanas,
Departamento de Filosofía. DOI:
https://doi.org/10.15446/ideasyvalores.v69n172.82360
● Virgili Lillo, Mariol, Ganga Contreras, Francisco, & Figueroa Aillañir, Katherine.
(2015). Gobernanza universitaria o cogobierno: El caso de la Universidad de
Concepción de Chile. Ultima década, 23(42), 187-216.
https://dx.doi.org/10.4067/S0718-22362015000100009
● Woldenberg, J., (2008). Autonomía Universitaria: Esbozo histórico y significado.
Universidades, (36), 61-64. https://www.redalyc.org/pdf/373/37312909007.pdf

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