Está en la página 1de 3

¿QUÉ ES EL ESTRÉS?

Muchas veces se concibe al estrés como un mal externo que el individuo debe experimentar
de forma pasiva, frente al cual la persona está totalmente desamparada. El estrés afecta a
todo el mundo y se produce en todo momento. Podría decirse que una persona que no se
estresa nunca, es anormal. Sin embargo, cuando una persona expresa “estoy estresado/a”,
está comunicando que las sensaciones de estrés percibidas son excesivas.
El estrés constituye una parte central y necesaria en la vida de todas las personas, es la
relación inevitable que un individuo posee con su ambiente. Es decir, toda persona necesita
del estrés para poder adaptarse a los cambios constantes que se producen a lo largo de la vida.
El estrés es la respuesta fisiológica, psicológica y conductual de una persona a cualquier
cambio que se produce en el ambiente con el objetivo de adaptarse a éste, lo que significa
que el estrés es una reacción adaptativa. Cuando una determinada circunstancia que ha
causado estrés finaliza, cesa la respuesta de estrés y el organismo vuelve a un estado de
equilibrio.
El estrés es algo subjetivo y personal. Comienza cuando percibimos una situación, una persona
o un suceso como estresante. La misma situación puede ser percibida de una manera
totalmente diferente por dos personas distintas. Además, en situaciones diferentes no se
percibe de igual forma los mismos sucesos, se puede reaccionar ante ellos de maneras
distintas. De este modo, podría decirse que la respuesta de estrés depende de tres factores:
- La situación.
- La interpretación que se hace de la situación.
- Los recursos o habilidades que cada persona posee para hacer frente a la misma.

Estresores o fuentes de estrés


Se considera estresor a toda situación cuyas condiciones produzcan una reacción de estrés.
Cuando se habla de situaciones estresantes, muchas veces se piensa en situaciones negativas.
No obstante, existen otras circunstancias (como practicar un deporte de riesgo, ver una
película de terror, tener un hijo) que suelen generar reacciones de estrés importantes aunque
éstas no se consideren eventos negativos.
A raíz de lo dicho, las situaciones estresantes pueden ser de carácter positivo (agradables) o
negativo (aversivas o desagradables). Más allá de que los eventos sean positivos o negativos,
exigen que el individuo se adapte a ellas, al cambio que éstas originan y generen el despliegue
de los recursos necesarios para enfrentar estas situaciones.
Se puede decir que provoca estrés todo aquello que implique:
1) Cambios en la situación.
2) Una circunstancia novedosa.
3) La pérdida de algo que se considera importante.
4) La falta de información acerca de un suceso.
5) La incertidumbre (no saber cuándo va a ocurrir algo).
6) La ausencia de habilidades para enfrentar y manejar la situación que se
presenta.

Las situaciones que generan estrés o estresores pueden clasificarse en:


a) Sucesos vitales intensos y extraordinarios. Este tipo de acontecimientos exige al
organismo un trabajo adaptativo muy intenso. Ejemplo de éstos pueden ser:
casarse, comenzar a trabajar, ser despedido, sufrir un infarto, divorciarse, etc.
b) Sucesos diarios estresantes de menor intensidad. Existen muchas situaciones
de la vida diaria que generan estrés: el tráfico, discutir con algún familiar o con la
pareja, un examen del colegio o la facultad. Dado que estos estresores son

Realizado por Instituto PSIBE - 2020©


habituales, pueden provocar mayor cantidad de respuestas de estrés y producir
más efectos negativos, psicológicos y físicos que los que pueden generar
acontecimientos extraordinarios (menos frecuentes).
c) Situaciones de tensión mantenida crónicamente. Son aquellas situaciones que
se mantienen por períodos de tiempo prolongados (por ejemplo, enfermedades
crónicas, dolor crónico, una mala relación de pareja, un ambiente laboral tenso).
Estos estresores poseen una intensidad elevada y, además, persisten en el
tiempo. En estos casos se da una combinación de intensidad y duración, sus
efectos son los más graves.

La respuesta de estrés
¿Qué sucede en el cuerpo cuando una persona se estresa? Se producen una serie de cambios
físicos que en determinadas circunstancias son muy importantes. Por ejemplo, si una persona
se encuentra cruzando la calle y de repente se da cuenta que un auto viene a gran velocidad,
en ese momento el organismo moviliza muchos recursos para salvar a la persona (salir
corriendo). Los cambios físicos inmediatos que se producen incluyen: aumento de la frecuencia
cardiaca, de la tensión arterial y muscular, la velocidad de coagulación de la sangre y de la
circulación sanguínea se incrementan, la respiración es más rápida y disminuyen las reacciones
del sistema inmunológico. Asimismo, en situaciones en que se encuentra amenazada la propia
vida es necesario que se desarrollen reacciones inmediatas por lo que también existen
cambios mentales en la persona. Estos cambios incluyen el aumento de la actividad mental,
mejora en la capacidad de discernimiento a corto plazo, toma de decisiones con mayor
rapidez, mejora de los sistemas de memoria y aumento en la capacidad de concentración.

Efectos negativos del estrés


La respuesta de estrés supone la activación de recursos extraordinarios, y ello implica un
desgaste importante para el organismo. Esta sobre-activación es eficaz hasta un cierto límite,
pero cuando éste se supera, posee un efecto negativo. El organismo no puede mantener un
ritmo constante de actuación por encima de sus posibilidades durante mucho tiempo, y si se
mantienen más allá del límite de manera prolongada, se pueden producir problemas serios:
- Empeoramiento de la salud: hipertensión, asma, insomnio, problemas
gástricos, ansiedad, depresión y disminución de la energía (las personas se
fatigan más fácilmente).
- Disminuye el rendimiento: se cometen más errores y se pierde la capacidad de
concentración.
- Enfrentarse a los eventos de manera poco efectiva: beber, fumar o comer en
exceso, respuesta emocionales inapropiadas (nerviosismo, depresión, ataques
de ira, etc.).

La persona estresada se puede ver afectada a diversos niveles:


a) Nivel físico: aumento de la tensión arterial, de la respiración, alta frecuencia
cardiaca, palpitaciones, diarrea, trastornos estomacales, dolores de cabeza,
dolores de espalda, inquietud, erupciones cutáneas, resfriados, sudoración, etc.
b) Nivel mental: incapacidad para concentrarse, más errores y fallos tontos, falta
de memoria, disminución en el rendimiento (como por ejemplo a nivel laboral,
académico), menor pensamiento racional, incapacidad para terminar una tarea
antes de empezar otra, tener mucho que hacer y no saber por dónde empezar,
etc.
c) Nivel emocional: irritabilidad, impaciencia, angustia, preocupación, ansiedad,
miedos, risa nerviosa, ser crítico con uno mismo y con los demás, depresión,

Realizado por Instituto PSIBE - 2020©


estallidos emocionales, ganas de llorar, conductas hostiles y agresivas, baja
autoestima, frustración, culpabilidad, etc.
d) Nivel conductual: cambios en los hábitos de trabajo y estudio, en las costumbres
personales, insomnio, apatía, aumento del consumo de alcohol, del tabaco y
drogas, evitación del trabajo y demás obligaciones, aumento de la torpeza,
comportamientos compulsivos e impulsivos, tendencia a tener accidentes, etc.

Para resumir, puede decirse que el estrés es un estado que se experimenta


cuando hay un desajuste entre lo que la situación exige y la percepción que la
persona posee acerca de su capacidad para hacerle frente a dicho evento. Es
decir, lo que hace que una persona se sienta estresada es el balance entre cómo
percibimos lo que el evento exige y cómo uno piensa que puede enfrentar esa
circunstancia.

El primer paso para controlar el estrés de manera eficaz es comprenderlo, identificar


sus mecanismos y reconocer las fuentes de estrés o estresores que cada uno posee; el
segundo paso es adquirir las habilidades y competencias para manejarlo.
Es importante destacar que una buena cantidad de situaciones estresantes son
autogeneradas (las genera la propia persona). En algunas ocasiones esto se produce porque la
persona interpreta a los eventos como amenazantes o aversivas que en realidad pueden no
serlo (por ejemplo, un embotellamiento de tráfico se vuelve estresante sólo cuando la persona
lo interpreta como algo desagradable que la altera). En otros casos puede suceder que las
personas buscan las situaciones estresantes (por ejemplo, cuando alguien se compromete con
más trabajo del que puede hacer).
El estrés no es un elemento del contexto que rodea a la persona, es un estado interno,
es decir que el estrés se origina dentro del individuo a partir de las valoraciones que hace de
las diferentes circunstancias de la vida.

Realizado por Instituto PSIBE - 2020©

También podría gustarte