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EL ESTRES Y SU CONTROL

Jorge A. Grau Abalo

(Material de autoayuda para los Talleres de Educación para la Salud con el uso de la metodología del
Proceso de Adopción de Precauciones, en el marco de un proyecto de investigación financiado por el
Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente y desarrollado en el Policlínico “Plaza” de la
Ciudad de La Habana y la Escuela Latinoamericana de Medicina, entre 1999-2001)

INTRODUCCION

El documento que Ud. tiene en sus manos ha sido elaborado pensando en contar con
una buena herramienta para ayudarle a evaluar y controlar el estrés. Está basado en
los datos de investigaciones serias, desarrolladas en nuestro país y en el extranjero.
Su objetivo es promover el bienestar físico y psicológico, generando o fortaleciendo
habilidades básicas para el autocontrol emocional, como pueden ser la relajación, la
comunicación adecuada y asertiva, la canalización y expresión positiva de sus
pensamientos y emociones, la jerarquización de sus actividades, y otras.

QUE ES EL ESTRES?

“No es el estrés por sí mismo -una parte inevitable de la vida- lo que nos preocupa. Lo que
nos más bien es cómo afrontar el estrés, si podemos aprender a relajarnos y verlo como un
reto y no como una catástrofe, y hasta donde podemos inculcarnos la esperanza de que
podremos afrontar este reto positiva y eficazmente...”
(J. Borynsenko, M. Borynsenko, 1983)

El estrés es el proceso de interacción entre el individuo y su entorno, que se produce cuando una
persona evalúa determinadas situaciones ambientales como amenazantes o desbordantes de sus
recursos, poniendo en peligro su bienestar. Este proceso se fija en determinadas emociones en función
de determinados factores personales y, especialmente, del carácter de las demandas o situaciones
estresantes que se presentan en la vida, de los motivos centrales del individuo, de su autovaloración y
autoestima y de sus recursos y estrategias para enfrentar estas demandas, que se desarrollan a lo largo
de la vida. Por tanto, estos factores se forman y modifican, es decir, son controlables.

El estrés se produce, entonces, como una respuesta a las situaciones estresantes a nuestro alrededor,
manifestada en un conjunto de manifestaciones corporales y cognitivo-emocionales, que se sienten
como resultado de la manera en que se perciben las dificultades y de nuestra forma particular de
enfrentarlas. Por tanto, cuando hablamos de estrés, no debemos confundir:

a) las situaciones estresantes, a manera de estímulos (eventos, acontecimientos de la vida),


b) las manifestaciones o reacciones psicobiológicas, como respuestas (emociones, cambios
psicofisiológicos),
c) los modos individuales de enfrentar y manejar el estrés, como moduladores (los llamados
“afrontamientos”, que pueden manifestarse a nivel de pensamientos o como comportamientos)
ESTRES POSITIVO O NEGATIVO?

“Al hombre no le perturban las cosas, sino su opinión


acerca de las cosas”

(Epictecto, en Grecia hace casi 2000 años)

El estrés es parte de la vida, no siempre es dañino para la salud, ni se le puede confundir con las
enfermedades. Ayuda, en muchas ocasiones, a movilizarnos para obtener las metas que deseamos.
Este es el estrés positivo, conocido como eutrés, que nos permite experimentar emociones gratificantes,
enriquecedoras de nuestra vida espiritual y promotoras de calidad de vida y bienestar.

Sin embargo, el estrés perjudicial o distrés, que se fija en emociones negativas, como el miedo, la
ansiedad, la ira o la depresión, puede obstaculizar nuestro funcionamiento personal, familiar, laboral
y/o social e impactar en el sistema neuroendocrino e inmunológico, provocando con el tiempo
disturbios y enfermedades. Este tipo de estrés es el que debemos aprender a controlar.

Cuando ignoramos el estrés, el cuerpo y la mente se encargan de recordárnoslo, con diferentes señales
iniciales de alarma: palmas sudorosas, manos y pies fríos, músculos endurecidos, estómago y
funcionamiento digestivo perturbado, respiración rápida, latidos cardíacos acelerados, etc.

Las creencias de las personas, formadas individualmente a lo largo de la vida o compartidas por
influencias sociales y culturales, tienen mucha importancia a la hora de explicar y controlar el estrés.
Así, las expectativas acerca de las situaciones que pueden ocurrir en la vida (“mente positiva o
negativa”), la percepción de controlabilidad que tenga cada persona de esas situaciones (si puede o no
controlarlas, y en dependencia de qué) y determinados estereotipos o prejuicios socialmente acuñados
(por ej., la creencia de que “del cáncer no hay quien se salve”), pueden generar distrés, con sus
emociones resultantes, y afectar el sistema inmunitario y neuroendocrino.

Además, estas creencias y emociones se relacionan con otros factores causales de enfermedad o
conductas de riesgo (tendencia a beber alcohol, incremento del consumo de cigarrillos o
medicamentos, aumento de la ingesta, abandono de conductas protectoras, etc.), potenciando su poder
patógeno o incrementando, incluso, el poder cancerígeno de algunos productos.

De todo lo expuesto se deduce que el estrés no es, directamente, un factor productor de cáncer y otras
enfermedades, pero constituye un factor que facilita la instalación y desarrollo de estas enfermedades,
además de afectar nuestro bienestar y satisfacción con la vida. Las emociones resultantes del estrés
funcionan, de hecho, como moduladoras del proceso salud-enfermedad, inclinando la balanza hacia
uno u otro polo de este proceso (Ver gráfico en página siguiente).
EL ESTRES, LAS EMOCIONES Y EL PROCESO SALUD-ENFERMEDAD

ESTRES
Personalidad ----------------------------------- Ambiente

EMOCIONES

Positivas Negativas
(protectoras) (patógenas)

SALUD ----------------------------------------------------- ENFERMEDAD

FUENTES DE ESTRES

Para controlar el estrés, tenemos que considerar las principales fuentes de las situaciones estresantes.
Corrientemente, se considera que las fuentes fundamentales de estrés de una persona se encuentran en
su trabajo y en su hogar, y debe aprender a identificarlas y manejarlas consecuentemente.

Dentro de las fuentes generales de estrés en el trabajo, pueden considerarse:

1. Problemas organizativos, que pueden generar frustraciones e incertidumbre (“quién


es el responsable, a quién debo acudir?”), además de costos y tiempo perdido.
2. Respaldo insuficiente de jefes, subordinados o compañeros, realización de tareas que
están por debajo del nivel de entrenamiento y competencia.
3. Trabajo excesivo, impredecible o sin contactos sociales.
4. Escasas proyecciones de posición, salario y promoción, que no sólo afectan en lo
económico, sino en la generación de sentimientos de valía personal y de pertenencia a
grupos de trabajo e instituciones.
5. Rituales y procedimientos innecesarios (procedimientos burocráticos, reuniones
excesivas).
6. Incertidumbre e inseguridad en la planeación futura del trabajo, en el asentamiento
en un puesto de trabajo o en la realización de una tarea.

Además de estos estresores generales, en la literatura se enumera una serie de causas específicas de
estrés en el trabajo, relacionados no tanto con el trabajo en sí, sino con la manera en que es manejado
por cada persona, en particular:

1. Especificaciones confusas con respecto al desempeño (no poder definir lo que se


supone que hacemos, ni decir dónde terminan nuestras responsabilidades y comienzan las de otros;
incertidumbre ante la decisión de adoptar iniciativas o esperar indicaciones).
2. Conflicto de funciones (aspectos del trabajo incompatibles entre sí).
3. Expectativas personales elevadas e irrealizables (“debería”...), renuncia a delegar.
4. Incapacidad para influir en la toma de decisiones, asociado a sensación de impotencia
y falta de controlabilidad.
5. Desacuerdos frecuentes con superiores, no reconocimiento por ellos de los méritos y
aportes, hipercrítica de los jefes.
6. Aislamiento, no apoyo por los colegas, contacto excesivo con usuarios, que genera
presiones adicionales en el trabajo.
7. Trabajo excesivo y presiones de tiempo, trabajo sin pausas de descanso.
8. Falta de variedad en las tareas (monotonía).
9. Comunicación deficiente, falta de información, que puede llevar a actividades
prolongadas, y además de ineficientes, frustrantes.
10. Liderazgo inadecuado, que puede entrenar o restringir inadecuadamente a los
subordinados por ineptitud o estilos de trabajo improcedentes.
11. Conflictos con los colegas, que lleva a una atmósfera cargada de tensión y al
desarrollo de luchas intestinas por diferentes posiciones.
12. Incapacidad para terminar una tarea, no ver el producto final del trabajo, no tener
la retroinformación para la modificación de estrategias.
13. Pelear batallas innecesarias, hacer tareas que no conducen a un resultado, por
deficiente planeación o falta de comprensión de los jefes.

Con relativa independencia de los estresores generales y específicos relacionados con el trabajo mismo,
existen estresores que surgen en las tareas cotidianas en él incluídas:

1. Usuarios o subordinados difíciles, especialmente cuando los choques son inesperados e


injustificados, falta de cortesía, trato profesional o autocontrol en la comunicación.
2. Entrenamiento insuficiente, falta de habilidades profesionales, especialmente ante los
cambios rápidos en nuevas ideas y técnicas (estresores informacionales).
3. Compromiso emocional con determinados clientes o subordinados.
4. Responsabilidades de la tarea y en la toma de decisiones.
5. Incapacidad para ayudar o actuar con eficiencia, dudas acerca de la aptitud
profesional, propiciadoras de sentimientos de fracaso e incompetencia.

En muchos estudios, el estrés en casa compite con el estrés en el trabajo, y hace que la vida de las
personas sea más difícil. Una vida no estresada y con apoyo dentro del hogar es un auxiliar poderoso
para enfrentar el estrés fuera de él. Los estudios demuestran que las principales fuentes pueden ser
resumidas como:

1. Estrés causado por las relaciones con el cónyuge, muchas veces producido por
diferencias temperamentales, de intereses y de motivos; por actitudes estereotipadas,
en relación a los roles a desempeñar; por enfermedad de uno de ellos, etc.
2. Estrés causado por los hijos (similar en sus causas al anterior).
3. Estrés causado por deberes o arreglos domésticos, por confusión de roles y falta de
tiempo real para realizarlos.
4. Estrés causado por presiones ambientales sobre el hogar (vecinos ruidosos o
impertinentes, trabajos de construcción o modificación ambiental que afectan el valor
o disfrute del hogar, preocupaciones financieras para hacer frente a los gastos de casa,
etc.)

COMO CONTROLAR EL ESTRES?

Si intentáramos ofrecer una respuesta sencilla y definitiva a esta pregunta, provocaríamos más estrés
del que deseamos controlar. El asunto es complejo y no existen soluciones categóricas. Pero podemos
aprender a controlar el estrés si identificamos sus principales fuentes y nos involucramos en un
programa de medidas, individualmente orientado, que nos permitan avanzar en el control de sus efectos
dañinos.
Hay tres pasos esenciales en el control del estrés:

1) Movilización: se trata de asumir la decisión de que algo habrá de hacerse, de que no podemos
continuar donde estamos. Sin este paso no puede haber ningún programa de control del estrés. Los
estudios demuestran que el 60 % de las personas estresadas no han considerado que debe de haber
una mejor manera para lograrlo...El compromiso hacia el cambio, asumiendo que mucho del estrés
que sufrimos está en nosotros mismos, es básico para el cambio.

2) Conocimiento: necesitamos comprender contra qué nos estamos movilizando, adquirir


información acerca de nuestros estresores, sus fuentes y las capacidades personales que tenemos
para enfrentarlos. Hay que hacer una valoración precisa y franca de las fuentes de donde nos
proviene. A veces puede resultar incómodo o perturbador admitir que un jefe, un compañero de
trabajo, un cónyuge o un hijo querido, puede ser –quizás inconscientemente- quien nos está
haciendo difícil la vida. Pero a menos que se admita, no se podrá hacer mucho para poner en orden
las cosas.

3) Entrar en acción: no siempre pueden eliminarse las causas de estrés o emprender acciones contra
los estresores. Debe valorarse con precisión cuándo y cómo actuar. Es posible que en determinadas
condiciones, tengamos que “ignorar” al estresor, o adaptarnos a el, en lugar de emprender una
acción contra él, sea inmediata o futura.

En un programa de reducción del estrés hay que precisar y ser específico en la fuente y acción ante el
agente estresante. Decir que el trabajo o la vida familiar es estresante es poner una etiqueta que no
conduce a nada. Lo que puede ser estresante es algo que se relaciona con el trabajo o con la vida en el
hogar. No es sólo el “jefe” o “la pareja”, sino determinados estilos que el jefe tiene (ponerlo a hacer
cosas por debajo de su nivel de incompetencia, no reconocerle sus méritos o no especificarle las tareas)
o ciertas actitudes y comportamientos del cónyuge (criticarlo constantemente, riñas frecuentes por los
hijos, celos injustificados). Y aunque no podamos -ni queramos- deshacernos del jefe o de la pareja,
pueden adoptarse ciertas estrategias dirigidas a disminuir el efecto irritante de estos estilos o actitudes.

Las variaciones de persona a persona son enormes, pero siempre se podrá hacer algo para reducir el
nivel de estrés perjudicial para el bienestar y la salud. No hay recetas universales, cada uno deberá
identificar y experimentar la eficacia de unas u otras estrategias. Pero sí se dispone de algunas
recomendaciones generales que pueden ser adaptadas a circunstancias concretas, particulares.

RECOMENDACIONES GENERALES PARA EL CONTROL DEL ESTRES

1. Enfoque positivamente sus pensamientos. El optimismo, el desarrollo adecuado de la autoestima,


el enfrentar las situaciones difíciles de la vida con una sensación de reto, con sentido de
compromiso y posibilidades de autocontrol, son los mejores antídotos para que esas situaciones no
se vuelvan catastrofizantes y dañinas. Disfrute cada omento de la vida, vivencie todo lo que en ella
hay de gratificante y de prometedor.
2. Medite, con la debida frecuencia y regularidad, aunque sea por unos cuantos minutos al día. La
meditación entrena la atención, aumenta el control sobre los procesos de pensamiento, incrementa
la capacidad para manejar las emociones y ayuda a la relajación física. Entrenése con alguien
acostumbrado a meditar. Cualquier modalidad de meditación es útil para controlar el estrés, las
preocupaciones y los estados emocionales negativos.
3. Identifique y exprese adecuadamente sus emociones . Existe un acuerdo general en que la
represión de las emociones produce problemas psicológicos: conflictos internos, depresión,
obsesiones, autorechazo, ansiedad flotante. Dése permiso para enojarse, temer, estar alegre, para
tener una vida emocional y un acceso apropiado a ella. Si no puede expresarlas en público, hágalo
en privado, pero hágalo. Después de un mal día de trabajo, váyase sólo a algún lugar y si necesita
brincar y patalear como un niño con una perreta, hágalo. Como si tiene que decirle al jefe de vez en
vez que no hará lo que le pidió porque lo considera injusto e improcedente, y de paso dígale
algunas cosas sobre su mal carácter. Y si tiene un buen día, salte de alegría, dígaselo a quienes
desee y si tiene que tirarse en el piso de felicidad, hágalo, no lo dude. Baile, llore, refunfuñe si
necesita hacerlo, no se cohiba. Todo esto ayudará en que aquellos que le rodean y que le estiman,
lo comprendan mejor, tal y como Ud. es, con autenticidad.
A su vez, sea abierto con los demás, permítales expresar sus emociones e intente comprenderlos.
Las emociones son una parte normal, natural, deseable y a menudo productiva de la vida, pero
controlarlas no significa necesariamente reprimirlas. Hay que saber cuándo es apropiado
expresarlas y cuando no, pero no dilate mucho su expresión. Seremos así no sólo más abiertos con
nosotros mismos, sino también con los demás, y las relaciones interpersonales con genuino afecto y
simpatía se incrementarán.
4. Jerarquice su quehacer, organice sus prioridades . Cuando cientos de cosas compiten por nuestra
atención al mismo tiempo, nos abrumamos. Aprendamos a identificar las cosas verdaderamente
“urgentes”; con toda probabilidad, la lista se vería reducida en mucho más de la mitad. Tomemos
el mando de los acontecimientos sintiendo la confianza de que estamos haciendo las tareas y las
pendientes se van solucionando poco a poco. Anotemos cuando es necesario qué hacer primero y
en un momento posterior, eso a veces ayuda.
5. Practique regularmente la relajación , en cualquier modalidad. Existen muchas técnicas y algunas
de ellas son muy buenas. Relajarse no es caer en un estado de somnolencia ni de trance hipnótico,
cada persona se relaja de la forma en que es más apropiada para ella. Deberá tener en cuenta no
sólo el aflojamiento corporal (muscular), sino la conciencia (vivencia) de que está relajado y Ud.
sabrá identificarlo en cualquier momento; por el contrario, sentirá cuando debe estar tenso como un
resorte. Sea paciente con cualquier programa de relajación, los efectos aparecerán poco a poco,
como resultado del entrenamiento. Combine cada vez la relajación corporal con la imaginería, es
decir, echar a volar la imaginación hacia lugares y momentos placenteros, gratificantes,
memorables (un lugar tranquilo en el campo, una playa, etc.). Escuche música relajante, practique
yoga o meditación Zen, autohipnosis o relajación muscular, no importa cuál, pero practique algún
método con regularidad.
6. Cuide su peso, tome mucha agua, no tome psicofármacos por gusto. La ingestión de agua
contribuirá a contrarrestar cualquier efecto de la deshidratación; los expertos recomiendan beber 2
1/4 litros de agua diariamente (8 vasos), además del líquido que se obtiene en las comidas y otras
bebidas. Se sentirá mejor y contribuirá a reducir los efectos visibles del envejecimiento. Una ducha
también puede ayudar a aliviar el estrés por el efecto de las gotitas en el aire que se respira, además
del efecto sedante en la piel.
El sobrepeso incrementa el estrés, que potencia además el resto de los efectos nocivos. Mantenga
su figura sin obsesividades, ofrecerá una mejor imagen, no sólo a los demás, sino a sí mismo. No
tome psicofármacos o hipnóticos habitualmente para sedarse o dormir, y si tuviera que hacerlo,
deje de consumirlos tan pronto sienta que necesita de ellos para sentirse bien. Hay formas más
naturales de controlar el estrés, el insomnio y la ansiedad; y más efectivas. Si ha estado muy
estresado, un complemento de vitaminas del complejo B puede ayudar mucho más.
7. Practique ejercicios físicos, de tal modo que Ud. disfrute lo suficiente por ejecutarlos a diario.
Procure realizarlos en compañía de amigos o familiares. Asesórese con un especialista en relación
al tipo de ejercicios que Ud. puede y debe practicar. Ejercicios de flexibilidad (5 minutos diarios),
sin forzarse, hasta un límite suave y ejercicios de resistencia (20 minutos diariamente) que Ud.
puede practicar todos los días y en cualquier clima, son muy útiles contra el estrés y no sólo en la
lucha contra la obesidad, el sedentarismo o la búsqueda de una mejor figura corporal. Tenga en
cuenta su pulso y no se exceda, y si tiene dudas o síntomas al realizar los primeros ejercicios,
consulte al médico.
8. No dude en expresar confidencias a un amigo o familiar . Se ha demostrado que las personas que
suelen comentar sus preocupaciones y problemas con alguien (puede ser un cercano amigo o un
extraño simpático que de pronto les ofrece confianza) son más saludables y tienen menor necesidad
de servicios de salud. Un requisito indispensable para este efecto beneficioso es que Ud. sienta esa
necesidad (sea extrovertido o introvertido, eso no importa), más que las características de la
persona que hará de confidente. Parece ser que el propio acto de confidenciar en algo es saludable
en sí mismo. Si además, puede recibir o utilizar el apoyo que el confidente le brinda, este se
constituye en uno de los mejores métodos antiestrés. Y si no tiene o no quiere buscar a un ser
humano, búsquese una mascota y converse con ella (los estudios han demostrado que la compañía
de animalitos puede ser más beneficiosa que dañina a la salud).
9. No pelee con quien no se lo merece, aprenda a desplazar sus agresiones. Descargar la frustración,
el enojo y la irritación acumulada, rechazar violentamente peticiones totalmente justificadas y
razonables de nuestra pareja e hijos aduciendo a que estamos demasiado agotados, no sólo puede
dañar la vida familiar y conducir a un aumento de situaciones estresoras, sino producir
sentimientos de culpa que nos afectan por largo tiempo. Es necesario reorientarnos flexiblemente
desde los acontecimientos laborales hacia los domésticos durante el tránsito, para llegar a casa en
mejor estado de ánimo. Guardemos nuestros agresiones para quienes se lo merecen (jefes,
compañeros, amigos o algún familiar determinado), pero no por mucho tiempo y tratando de
expresar correctamente lo que nos molesta, con exteriorización adecuada de las emociones.
10. Desarrolle habilidades comunicativas y actúe según criterios propios . Sea Ud. mismo en sus
relaciones con los demás. Aprenda a decir “no” y defender adecuadamente sus derechos, a la vez
que respete las opiniones y derechos de los demás. Exprese gustos e intereses de manera
espontánea. Hable de uno mismo sin sentirse cohibido, pero sin sobrevalorarse ni convertirse en el
centro. Acepte cumplidos sin sentirse incómodo. Discrepe abiertamente con otra persona, cuando
no está de acuerdo con su punto de vista y no tema, esa otra persona respetará más nuestros
criterios, aún cuando siga sin estar de acuerdo con ellos. Solicite aclaración de aquello que no
entiende, pregunte, aprenda a decir “no sé”. Aprenda a solicitar, aceptar y ofrecer ayuda y apoyo a
los demás. Exprese públicamente sus puntos de vista, respetando los de los demás.
11. Dedíquese un tiempo a sí mismo, reevalúe su vida. Debemos buscarnos el tiempo y el espacio
personal para pensar en nosotros mismos, retroceder y reevaluar nuestros objetivos y propósitos en
la vida y nuestros métodos para lograrlo. Sea valiente y no justificativo, siempre será mejor asumir
que se ha equivocado, que seguir dejando cursar la vida como iba. Piense en el futuro, pero con la
experiencia de lo pasado y, muy importante, sin dejar de vivir en el presente. Cuando algo le esté
preocupando demasiado, preguntése sinceramente si dentro de cinco años, ese asunto tendrá tanta
importancia en su vida: lo más seguro es que no lo tendrá...Quítele tiempo a su estrés para sentarse
a analizar lo que está sucediendo en su vida, lo que tiene de bueno y lo que podría ser mejorado.
Dése permiso para no sentirse culpable por “holgazanear” de vez en cuando, siquiera por unos
minutos. Comience de nuevo, disfrute su vida, pero no sólo pensando en algo que le mantenga
muy ocupado o persiguiendo frenéticamente algún acontecimiento, sino en el aquí y ahora, en la
experiencia momento a momento que nos hace estar vivos y disfrutando de la vida.
Y si todavía tiene dudas acerca de la necesidad de controlar su estrés, lea cuidadosamente lo siguiente:

TECNICA DE ELECCION “FIESTA 75 CUMPLEAÑOS”

Imagínate las dos escenas siguientes, una primero y la otra después:

 Cumples 75 años! Felicidades!

Estás en tu cuarto del Hogar de Ancianos, saboreando un postre que te prepararon.


La auxiliar te limpia la boca. No ha venido ningún amigo. Sólo hacías relaciones en el
trabajo, no tenías tiempo para entablar relaciones con otras personas fuera del marco
estricto del centro laboral. Y a propósito: En qué trabajabas? No te acuerdas bien,
porque tu cerebro se deterioró después de una embolia que sufriste hace ya muchos
años. El cuerpo estaba totalmente agotado, porque no tenía oportunidades de
relajarse. Tus familiares no vinieron porque están muy ocupados, alcanzaron a
llamarte por teléfono para excusarse y trasmitirte su felicitación. Al menos, tienes la
compañía de algunas otras personas como tú...

 Cumples 75 años! Felicidades!

Estás en la sala de tu casa con tu media naranja, junto con tus hijos y nietos. Algunos
otros parientes también se han reunido. Tus antiguos compañeros de trabajo también
han venido y están también los compañeros más cercanos del curso de inglés que estás
pasando. Todos disfrutan de ricos saladitos y de una copita de ron bueno. Brindan
por ti, porque sigas avanzando en tus clases de computación. Aprovechan la ocasión
para felicitarte también por tus éxitos en el círculo de abuelos. Después del trago te
levantas y les das las gracias por el regalo: una reservación en la playa para dos.
Entonces recuerdas con alegría tu vida profesional. Por suerte, durante todo ese
tiempo disfrutaste con tu trabajo, procuraste sentirte siempre relajada y ocupabas
productivamente tu escaso tiempo libre, fortaleciendo los vínculos que te ataban a tu
familia, amigos y compañeros. Te sientes feliz y satisfecha...qué más puedes pedir?

Cuál de estas escenas escoges?

Vas a esperar a 75 años o comienzas desde ahora a hacer algo para ello?
Si vas a comenzar un plan de control del estrés, aquí tienes 18 consejos útiles:

18 CONSEJOS UTILES PARA EL CONTROL DEL ESTRES

 Escucha las señales del cuerpo y dedícale algún tiempo (masajes, baños agradables, yoga, gimnasia,
ejercicios físicos deseados, etc.)
 Relájate con regularidad, disfrutando del trabajo. Practica el juego de “30 cosas que me gustaría
hacer” (elige las 5 del listado que deseas hacer más a menudo y practícalas con alguien
 Práctica aseveraciones positivas, en lenguaje silencioso, para tí mismo: disfruta de las cosas de la
vida, las buenas y las malas, las grandes y las pequeñas o detalles.
 Ajusta tus exigencias. Clarifica, jerarquiza y reagrupa tus problemas, identificando bien aquellos
que tú mismo te proporcionas (juego de las “cajas”)
 Identifica siempre el objetivo global de tu quehacer y encauza los objetivos parciales en función del
primero. Considéralos de forma realista y flexible, evalúa constantemente su cumplimiento. Deja
espacio en tu agenda para cosas imprevisibles.
 No temas excesivamente a las decisiones equivocadas, siempre podrás cambiarlas...
 Mide tu noción de tiempo (ejercicios de estimación), planifícate el tiempo de forma realista, registra
lo que has logrado hacer y date ánimos
 Identifica tus inseguridades, tus “puntos débiles o vulnerables”. Y pide ayuda...
 Asume sólo las responsabilidades que puedas cumplir y aprende a delegar, evita llevarte trabajo
para la casa, pide apoyo y devuelve las pelotas que te pasen.
 Experimenta nuevas ideas, de forma creativa, desarrolla tu seguridad interior para vivir en cambio
permanente. No pongas freno a tus ideas ni se los pongas a los demás.
 Pon límite moderado a tu accesibilidad, aprende a disponer de tiempo para tus cosas.
 Precisa el precio que tienes que pagar por hacer algo concreto, te guste o no. Repasa y reflexiona lo
bueno y lo malo de cualquier cosa (lista de “10 ventajas y 10 desventajas”)
 Aprende a decir “no” cuando sea imprescindible, decide sobre ti mismo. Mantén tu derecho a
cambiar de opinión y hazlo ver a los demás. Aprende a decir “no sé”...
 Establece contacto con la naturaleza, bebe mucha agua y ponla accesible. Evita los estimulantes sin
despreciarte cuando alguna vez los consumes.
 Intenta sacar un tiempo de vez en cuando en el que puedas estar solo, descansar y hacer lo que tú
quieras
 Pídele a alguien que te ayude a ver cómo tú trabajas o haces algo, y que se entrometa para luego
aconsejarte.
 Utiliza técnicas cognitivas y de control mental (visualizaciones e imágenes interiores, técnicas de la
“escoba”, la “goma de borrar”, o de “limpieza por olas de la playa”, “paisaje interior” de seguridad
y satisfacción).
 Ayuda a los demás a controlar su estrés...

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