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LA+NOVELA+DE+LA+GENERACIÓN+DEL+98
LA+NOVELA+DE+LA+GENERACIÓN+DEL+98
– La Voluntad de Azorín
– Camino de perfección de Baroja
– Amor y pedagogía de Unamuno
– Sonata de otoño, de Valle-Inclán.
La ruptura con la estética del Realismo supone:
a) la irrupción del subjetivismo. Ya no interesa una reproducción objetiva de la
realidad, sino el reflejo que esta tiene en la conciencia del individuo y los procesos que
desencadena en la conciencia;
b) hay un claro intento de los autores de renovar el estilo y las técnicas novelísticas;
c) las fronteras entre los géneros se difuminan. La novela se aproxima a la poesía,
como en el caso de Valle- Inclán, o al ensayo, como en el caso de Azorín, o al ensayo y el
teatro como en el caso de Unamuno.
La prosa de principios de siglo se enriquece para dar cabida a lo ensayístico y al
lirismo intimista. El Realismo decimonónico es sustituido por una prosa impresionista
donde lo característico es la sugerencia, la imprecisión, la vaguedad simbolista, la
pincelada rápida que evoca lo descrito, la tendencia a lo inconcluso, a lo fragmentario, a
lo no definitivo. No se trata de reflejar objetivamente la realidad, sino que esta aparece
diluida como trasfondo de las experiencias subjetivas o de los problemas de conciencia.
3. José Martínez Ruiz, Azorín (1873-1966)
Su obsesión es el Tiempo, cuyo devenir le produce una íntima tristeza, una
melancolía que se une a su anhelo por apresar lo que permanece por debajo de lo que
huye y por fijar el recuerdo de las cosas que pasaron. Los temas más frecuentes en su obra
son el paisaje (en especial el de Castilla), el pasado de España y sus protagonistas, así como
las preocupaciones sociales y espirituales.
En sus obras (La voluntad: 1902; Antonio Azorín: 1903; Las confesiones de un
pequeño filósofo: 1904; Castilla: 1912) parece como si el tiempo hubiera quedado
suspendido y no hubiera evolución histórica alguna. Su visión estática de seres y
cosas transparenta la idea de que el mundo siempre fue siempre así y seguirá siéndolo.
El detallismo característico de su prosa busca encontrar en lo pequeño y en el momento la
esencia de lo intemporal.
Sus novelas rompen con la estética realista: no hay un hilo argumental tradicional, la
estructura se disgrega, se tiende al intelectualismo y al discurso fragmentario, predomina
lo descriptivo y lo discursivo sobre la acción, se desdibujan las fronteras entre la novela
y el ensayo. Con algunos elementos autobiográficos, hay en sus obras un individualismo
escéptico, un acusado intelectualismo, una visión literaturizada de la vida y un profundo
hastío vital.
Su forma de escribir, muy peculiar, se caracteriza por el impresionismo descriptivo, por el
uso de una frase corta y de sintaxis simple, por el recurso a un léxico inusual, y por la intensa
adjetivación.
Entre los ensayos literarios de Azorín destaca Ruta de Don Quijote (1905).
4. Miguel de Unamuno (1864-1936)
Su obra literaria gira en torno a los grandes temas de su generación: el problema de
España, el tiempo y la vida; se caracteriza especialmente por su interés por el sentido de la
vida. Unamuno concibe la vida como una continua agonía (lucha) en busca de una paz que
no se encuentra, marcada con frecuencia con una crisis existencial (desear creer en Dios, y sin
embargo no creer en él.)
A muchas de sus novelas las denominó “nivolas”, cambio de nombre con el que pretendía
un afán renovador. Los rasgos característicos son los siguientes:
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Personajes, denominados agonistas, que viven y sufren en una angustia vital, entre el
deseo de eternidad y el temor o creencia en que no exista nada después de la muerte; esta
angustia vital la denomina Unamuno “el sentimiento trágico de la vida”.
Escaso interés por el marco espacial y temporal. Ausencia de descripciones; el tiempo
externo suele ser impreciso.
Gran importancia de los diálogos y monólogos, lo cual acerca sus novelas al teatro.
Obras más importantes:
Amor y pedagogía (1902) rompe con las formas de narración tradicionales y
aproxima la novela al ensayo. Es una novela de ideas. En ella Avito Carrascal
pretende educar científicamente a su hijo, que acabará suicidándose. La tesis es clara: la vida
se resiste a dejarse encorsetar por las teorías racionales.
En Niebla (1914) el autor se convierte en personaje de ficción; se enfrenta con él el
protagonista –que estaba pensando en suicidarse- cuando se entera de que había previsto su
muerte. Agustín reclama ante su creador ser dueño de su propio destino.
Abel Sánchez (1917) habla de la envidia, el odio y el cainismo (es decir, la lucha entre
hermanos).
San Manuel Bueno, Mártir (1930) se centra en otras obsesiones: la inmortalidad y
la fe, la alternativa entre una verdad trágica y una felicidad ilusoria. Don Manuel,
un cura que ha perdido la fe, mantiene en la ignorancia a sus feligreses para que
sean felices. Unamuno se plantea la pregunta de Kierkegaard: ¿Qué pasaría si Jesucristo no
hubiera tenido fe?
En su ensayo En torno al casticismo (1895) reclama el acercamiento a Europa como
solución de los problemas de España. Acuña en este libro el concepto de intrahistoria:
la vida cotidiana de los seres humanos es más importante que los hechos históricos
recogidos en los libros, pues estos sólo son la superficie de la verdadera historia.
Otros ensayos: En torno al casticismo, Por tierras de Portugal y España, Vida de don
Quijote y Sancho.
5. Pío Baroja (1872-1956)
Estudió Medicina; se doctoró con una tesis sobre el dolor. Sin embargo, no ejerció apenas
esta profesión.
Escribió casi una decena de libros de cuentos y relatos breves y más de sesenta
novelas. En una producción tan extensa se señalan dos etapas:
a) de 1900 a 1914 (Primera Guerra Mundial). Es la más interesante desde el punto de
vista literario. Aparecen en ella sus obras más significativas: Camino de perfección
(1902); La lucha por la vida, trilogía compuesta por La busca (1904), Mala hierba
(1904) y Aurora roja (1905); El árbol de la ciencia (1911)
b) de 1914 hasta su muerte en 1956. En esta etapa sigue publicando novelas, pero lo
más significativo de este periodo es su intento de escribir novela histórica. Baroja dedica
al siglo XIX español las veintidós novelas que integran Memorias de un hombre de
acción (1913-1935). Según Baroja la Historia es arbitraria y accidental. No hay
progreso. En el fondo nada cambia, todo es estático y siempre igual. Los
protagonistas de la Historia son idénticos en todas las épocas. Son estúpidos, hipócritas,
egoístas.
No puede decirse que en Baroja haya un pensamiento estructurado. De Nietzsche le
atrae la idea del hombre fuerte, enérgico, del hombre de acción que se sitúa por
encima de las convenciones morales. De Schopenhauer toma su concepción de la vida como
algo incomprensible e inabarcable, como una experiencia dolorosa y cruel. La vida para
Baroja carece de sentido, está regida por el azar, y los seres humanos son unos tipos
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