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Para Audible DE
David Reyes

ENTRENAMIENTO DE
HABILIDADES DBT

Caja de herramientas de terapia de


comportamiento dialéctico para recuperarse
del trastorno límite de la personalidad, los
cambios de humor y el TDAH

Derechos de autor 2019 por _____________


Todos los derechos reservados.

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Índice
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO 1
TRASTORNO BIPOLAR
Notas históricas
Epidemiología y factores de riesgo
Epidemiología
Comorbilidad
Factores de riesgo
Etiología
Genética.
Medio Ambiente
Neuroquímica
Neurofisiología
Depresión
Manía.
Subtipos clínicos
Curso y complicaciones
El trastorno bipolar y el déficit cognitivo
CAPÍTULO 2
BDNF
BASES MOLECULARES
ESTUDIOS DE ANIMALES
ESTUDIOS EN HUMANOS
BDNF Y EL TRASTORNO BIPOLAR
TERAPIA DE COMPORTAMIENTO DIALÉCTICO Y COGNITIVO
Introducción al tema
Trastorno bipolar
Tipos de Trastorno Bipolar (Tipo I y Tipo II)
Epidemiología
Criterios de diagnóstico
Etiología
Curso y pronóstico
LA FAMILIA Y EL DESORDEN
TRATAMIENTO
Otros tratamientos
CAPÍTULO 3
INTRODUCCIÓN AL ENFOQUE COGNITIVO-CONDUCTUAL
TERAPIA COGNITIVA BASADA EN LA ATENCIÓN PLENA (MINDFULNESS)
FODDER
Elección de la metodología
Identificando un problema;
Pregunta de investigación y PICO
Descripción de los artículos científicos seleccionados
Reducción de la frecuencia de las crisis
Mayor cumplimiento y adhesión al tratamiento terapéutico
Crítica
RECOMENDACIONES
Recomendaciones para posibles investigaciones futuras
Evaluación personal del camino recorrido
CAPÍTULO 4
LA TERAPIA MUSICAL Y EL ESTRÉS: MÉTODOS ALTERNATIVOS DE REGULACIÓN DEL
ESTADO DE ÁNIMO
Notas históricas
La terapia de música moderna
Los campos cubiertos por la musicología
Tipos de terapia musical
Terapia de música escuchando
La terapia musical en Italia
La terapia musical y el TDAH
Las causas del trastorno
¿Qué pasa con el TDAH
Trastorno de coordinación motriz
Trastorno de ansiedad
Intervenciones de musicoterapia con pacientes con TDAH
ESTRÉS Y TERAPIAS ALTERNATIVAS PARA LA DESREGULACIÓN DEL ESTADO DE
ÁNIMO
EL ESTRÉS
Emociones
El poder de la imagen
Sistema límbico
Sistema nervioso autónomo
Aparato gastro-entérico
Sistema inmunológico
Sistema endocrino
Estrés materno e impronta
La constitución del individuo según la medicina china
Movimiento de la madera:
Ansiedad:
Insomnio
Hipertensión:
Movimiento de la Tierra
Hipercolesterolemia
El movimiento del metal
Psoriasis:
Dismenorrea y trastornos sexuales
Los cuatro mares: los límites del hombre
Tratamiento metamórfico
Consideraciones finales:
CAPÍTULO 5
LA ATENCIÓN
HABILIDADES BÁSICAS
ASPECTOS CONCEPTUALES
APLICACIONES
EL PROGRAMA MBSR
EL PROGRAMA MBCT
EL PROGRAMA DBT
EL PROGRAMA ACT
Procesos de cambio
FLEXIBILIDAD PSICOLÓGICA
Descentralización
El yo como contexto
VALORES PERSONALES Y COMPROMISO
REGULACIÓN EMOCIONAL
LA AUTOCOMPASIÓN Y EL COMPROMISO ESPIRITUAL
LA ATENCIÓN Y LA NEUROPLASTICIDAD
ATENCIÓN E INCOMODIDAD PSICOLÓGICA
PROCESOS VALIOSOS Y VULNERABILIDADES
REGULACIÓN EMOCIONAL Y RESPUESTA CONDUCTUAL
Concienciación y malestar psicológico
TRASTORNOS DE ANSIEDAD
DEPRESIÓN
TRAUMAS
PROMOVER LOS RECURSOS EN EL CAMBIO
PROCESOS DE RESISTENCIA
LA PERSPECTIVA DE LA ATENCIÓN
CAPÍTULO 6
TÉCNICA DBT: ESTRÉS Y RESPIRACIÓN
EL ESTRÉS Y EL CONDICIONAMIENTO NEURO-ASOCIADO
TÉCNICAS PARA LA REGULACIÓN DEL ESTADO DE ÁNIMO: LA RESPIRACIÓN
LA INVESTIGACIÓN MÉDICA
APLICACIONES
CONCLUSIONES
INTRODUCCIÓN
El modelo de tratamiento de la terapia de comportamiento dialéctico, o mejor
conocido por la definición inglesa de Terapia de Comportamiento Dialéctico
(D.B.T.) es un tratamiento cognitivo-conductual desarrollado específicamente
para el trastorno límite de la personalidad. Ya en el decenio de 1990, varios
ensayos clínicos controlados y estudios aún más recientes han identificado la
terapia de comportamiento dialéctico como la primera que ha demostrado ser
eficaz para el trastorno límite de la personalidad, también y especialmente en
sus formas más graves de autolesión y parasuicidio. El formato de la terapia
que ha demostrado ser válido en este sentido implica una co-terapia, es decir,
una fuerte interacción entre la psicoterapia individual y una forma de
entrenamiento de habilidades (que normalmente tiene lugar en grupos).
La terapia de comportamiento dialéctico o DBT se basa en una visión
dialéctica del mundo. La perspectiva dialéctica apoya diferentes aspectos de
la naturaleza de la realidad y el comportamiento humano. La dialéctica
sostiene como primer aspecto la interrelación y unidad fundamental de la
realidad, lo que implica que el análisis de las partes individuales de un
sistema es limitado si no se insertan en los contextos contingentes específicos
en los que se expresa el comportamiento de los individuos y de las personas
del grupo.
Un segundo aspecto es que la realidad no se concibe como estática sino que
está compuesta por fuerzas internas opuestas (tesis y antítesis) en cambio, y
cuya síntesis genera una nueva tensión entre fuerzas opuestas. En este
sentido, los patrones dicotómicos y extremos de pensamiento y
comportamiento disfuncionales de los pacientes fronterizos se consideran
fracasos dialécticos: la persona está atascada en polaridades extremas y lucha
por avanzar dinámicamente hacia una síntesis.
El tercer aspecto que caracteriza la visión dialéctica se refiere al supuesto de
que la naturaleza de la realidad se basa en el cambio y el proceso, el
individuo y el entorno están en constante cambio. Por lo tanto, la terapia no
tiene como objetivo mantener un estado estable en un ambiente estable y
consistente, sino promover la capacidad de manejar el cambio.
El DBT concibe el trastorno límite de la personalidad con referencia a la
teoría biosocial. Según la teoría biosocial, la piedra angular del trastorno
límite de la personalidad es la desregulación emocional. En particular, la
teoría sostiene que en el trastorno límite existe una importante dificultad para
regular las emociones que puede definirse como desregulación emocional. La
desregulación emocional es el resultado de la interacción de una
predisposición biológica, del contexto ambiental y de las influencias y
transacciones recíprocas entre estos dos elementos en el curso de la vida del
sujeto. Según el DBT, una disfunción en una parte del complejo sistema de
regulación emocional del ser humano puede proporcionar la base biológica
(aunque no necesariamente genética) de la vulnerabilidad emocional y las
consiguientes dificultades en la regulación emocional, aunque actualmente es
difícil identificar unívocamente una anomalía biológica específica del sistema
de regulación emocional para el trastorno límite.
La base de la desregulación emocional es lo que Marsha Linehan define
como vulnerabilidad emocional, caracterizada por tres elementos específicos:
a) una sensibilidad muy alta a los estímulos emocionales; b) una reactividad
muy fuerte a los estímulos emocionales; c) un lento retorno al estado
emocional básico una vez que se ha producido la activación emocional. La
desregulación emocional en el trastorno límite de la personalidad consiste en
la combinación de un sistema de respuesta hipersensible e hiperreactivo y un
déficit en la regulación de las emociones y los comportamientos resultantes.
En particular, se aplican estrategias de regulación emocional inadaptadas e
inadecuadas.
Además de la vulnerabilidad emocional, el elemento ambiental y contextual
que juega en la interacción con ella para el establecimiento de la
desregulación emocional es el llamado entorno discapacitante. La
característica del entorno discapacitante es la tendencia a responder de
manera disfuncional e inapropiada a las experiencias emocionales y
cognitivas (por ejemplo, emociones, pensamientos y creencias) del sujeto.
Por ejemplo, es común encontrar respuestas de los padres que no están en
sintonía con el mundo cognitivo-emocional del niño y que son adversas a
éste, lo que limita el desarrollo de las aptitudes de regulación emocional.
El entorno discapacitante responde de manera distónica con respecto a la
expresión emocional y cognitiva del niño, invalidando sus experiencias con
una falta de respuesta o con respuestas extremas y disfuncionales. En otras
palabras, no reconocemos la experiencia emocional y cognitiva en su
autenticidad.
A menudo se produce una invalidación de la expresión de las emociones
negativas y la afectividad, en la que las emociones negativas y las
experiencias dolorosas se trivializan, se castigan, se ignoran o se atribuyen a
rasgos de personalidad estables o a la falta de buena voluntad.
Al interactuar con aspectos de vulnerabilidad emocional, el entorno
discapacitante favorece la desregulación emocional porque no ayuda al niño a
apropiarse de las habilidades de regulación emocional; por el contrario, el
entorno discapacitante enseña al niño a desengañar sus experiencias
emocionales y cognitivas (por ejemplo, pensando que sus emociones y
creencias son erróneas y buscando en los demás pistas sobre cómo pensar y
qué sentir).
Por lo tanto, según el modelo de la teoría del comportamiento dialéctico, es
en la interacción y en la relación transaccional que se crea entre la
vulnerabilidad emocional (aspecto biológico) y el entorno discapacitante
(aspecto ambiental) donde se encuentra la base para el inicio y el
mantenimiento de la desregulación emocional y muchos comportamientos
disfuncionales asociados con el trastorno límite de la personalidad en el curso
de la vida.
La capacidad de regular la emocionalidad es fundamental porque su ausencia
o deficiencia puede llevar a la desregulación del comportamiento; según el
modelo DBT los comportamientos impulsivos y disfuncionales de los
pacientes fronterizos son un efecto de la desregulación emocional. Pero la
desregulación emocional no sólo impacta en los aspectos conductuales, sino
que también interfiere en el desarrollo y mantenimiento de un sentido de
identidad estable.
La desregulación emocional y la inhibición de la afectividad conducen a un
comportamiento impredecible, inconsistencia cognitiva y labilidad de la
identidad. En este punto, junto a la desregulación emocional, conductual e
identitaria, encontramos la inestabilidad de las relaciones: las relaciones
interpersonales inestables, entendidas y caóticas, gestionadas de forma
impulsiva y disfuncional, son sólo el resultado de la desregulación a nivel
emocional, cognitivo, conductual e identitario. En general, por lo tanto, el
DBT, así como los criterios de diagnóstico en la literatura - muestran en el
trastorno límite de la personalidad un patrón caracterizado por la
desregulación e inestabilidad a nivel emocional, cognitivo, conductual,
relacional y de identidad.
El DBT trabaja en ese conjunto de conductas disfuncionales que a diferentes
niveles impactan en la vida de la persona con trastorno límite de la
personalidad: desde conductas suicidas y parasitarias, hasta conductas
impulsivas y disfuncionales que se traducen en una variedad de contextos y
situaciones. Entre ellos se encuentran, por ejemplo, los comportamientos
clásicos de autohostilidad, sexualidad promiscua, abuso de sustancias o de
alcohol, desregulación del comportamiento alimentario, comportamiento
arriesgado para sus vidas, excesos de ira y actos agresivos en las relaciones
con los demás. Y una serie de otras conductas impulsivas que a medio y largo
plazo resultan perjudiciales para el individuo. En este sentido, el objetivo es
adquirir y generalizar un repertorio alternativo de respuestas emocionales,
cognitivas y conductuales para reducir los descontroles conductuales.
Pero el objetivo del DBT no se reduce a esto; a través de la mejora en el
manejo de tales comportamientos altamente disfuncionales, en la regulación
emocional y a través de la validación del gran sufrimiento que a menudo
acompaña a los individuos con trastorno límite, el objetivo final es la mejora
de la calidad de vida del paciente para que - como afirma Marsha Linehan,
fundadora del modelo - construyamos una experiencia de vida digna de ser
vivida.
Al igual que los protocolos de tratamiento de la terapia cognitivo-conductual
estándar, el DBT se basa en la definición compartida de objetivos de
tratamiento específicos con el paciente, con el fin de establecer una relación
de colaboración y compromiso mutuo para lograr los objetivos de la terapia.
Todo el tratamiento hace hincapié en la construcción y el mantenimiento de
una relación entre el paciente y el terapeuta en la que la validación de los
pensamientos, sentimientos, emociones y conductas del paciente es
fundamental.
El tratamiento consiste en una coterapia, en la que diferentes actores
terapéuticos interactúan hacia un objetivo común. El terapeuta individual, los
principales terapeutas de la formación en habilidades de grupo, a veces
incluso el psiquiatra, constituyen una red de terapia católica, de tal manera
que el paciente llega a estar con diferentes figuras de referencia que tienen
funciones específicas dentro del entorno de tratamiento. Por lo general, el
modelo prevé una sesión de psicoterapia por semana que dura 50 minutos y
una sesión de entrenamiento de habilidades de grupo que dura alrededor de
una hora y media o dos horas. También hay posibles excepciones a este
modelo, por ejemplo si se elige, por razones clínicas específicas, la
realización de un entrenamiento de habilidades individuales.
El modelo de terapia de comportamiento dialéctico implica el uso de muchos
componentes que son en realidad elementos de la terapia cognitivo-
conductual, como el manejo de contingencias, la exposición, el análisis de la
conducta, la resolución de problemas y muchos aspectos del entrenamiento
de habilidades.
Del mismo modo, dentro del tratamiento, hay elementos distintivos con
respecto a la terapia cognitivo-conductual estándar. En primer lugar, se da
especial importancia a la capacidad de prestar atención, también por esta
razón al acreditar al DBT como terapia de "tercera ola". En segundo lugar, tal
como se expresa en el nombre de la propia terapia conductual dialéctica, se
hace mayor hincapié en los aspectos dialécticos: más allá del cambio, una
cuota de aceptación y validación del comportamiento contingente es
fundamental -aunque sea disfuncional- en un difícil juego de equilibrio entre
el cambio y la aceptación que también se refleja en el uso de técnicas y
estrategias terapéuticas. En tercer lugar, la terapia dialéctica del
comportamiento implica una atención estructurada a lo que se definen como
comportamientos que interfieren con el tratamiento y proporciona un
tratamiento prioritario -segundo sólo a los comportamientos e impulsos
suicidas- en sesión.
El entrenamiento de habilidades es de fundamental importancia en la terapia
dialéctica conductual porque, según el modelo, los sujetos con trastorno
límite de la personalidad carecen de capacidades de autorregulación de las
emociones, los comportamientos y las relaciones interpersonales, o tienen
dificultades para aplicar estas habilidades a diferentes contextos de
experiencia. Como ya se ha señalado anteriormente, habría por lo tanto una
desregulación e inestabilidad que se desarrolla en diferentes niveles, a saber,
a nivel emocional, cognitivo, conductual, relacional y de identidad.
El entrenamiento de habilidades, tal y como se concibe en la terapia
dialéctico-conductual, implica la organización de cuatro módulos de
aprendizaje y apropiación de habilidades específicas que se dirigen a la
mejora de aspectos del trastorno emocional, cognitivo, conductual, relacional
y de identidad típicos de la frontera.
El primer módulo se refiere a las habilidades de conciencia nuclear. Estas
habilidades son la base de la posibilidad de observarse conscientemente a sí
mismo y a los demás a su alrededor en el momento presente, suspendiendo el
juicio. Las habilidades de atención se dividen en tres habilidades de
contenido que se refieren al objeto de la actividad mental (observar, describir,
participar) y tres habilidades formales, relacionadas en cambio con la forma
en que estos procesos mentales toman forma (adoptar una actitud no crítica,
centrarse en una cosa a la vez, ser eficaz).
Un segundo módulo se ocupa de las habilidades de regulación emocional,
que son fundamentales en el contexto del funcionamiento fronterizo. Como
ya se ha mencionado, los sujetos fronterizos experimentan una intensa
desregulación y labilidad emocional, con altos niveles de reactividad y un
lento retorno al estado emocional básico. A partir de las habilidades de
reconocimiento de las emociones en sus diferentes componentes, el módulo
se desarrolla centrándose en la apropiación, mejora y generalización de las
habilidades de regulación de las emociones.
Un tercer módulo se ocupa de las habilidades de eficacia interpersonal,
centrándose en el aprendizaje de estrategias eficaces para gestionar las
relaciones interpersonales. Las reuniones cubren diferentes áreas, desde la
capacidad de analizar situaciones interpersonales y aclarar los objetivos
propios, hasta las habilidades que se deben utilizar para lograr los objetivos
propios manteniendo el respeto por uno mismo y no deteriorando la relación
de forma inadaptada. En este sentido, este módulo es similar a los programas
de asertividad y resolución de problemas interpersonales.
Un cuarto módulo se refiere a las habilidades de tolerancia al sufrimiento y a
la angustia mental, útil cuando el sujeto se encuentra en un estado de
desregulación no sólo emocional sino también conductual. La intensidad de
las emociones en este caso es muy alta, y es en esta fase en la que el sujeto
puede actuar y conducirse de manera altamente disfuncional y auto-lesionada.
Las habilidades que caracterizan este módulo tienen como objetivo manejar y
tolerar de manera más adaptable la ansiedad y la activación emocional
intensa para prevenir el comportamiento disfuncional.
Por lo general, las reuniones se celebran en grupos de unos 6 a 10
participantes, con la presencia de dos terapeutas (uno con la función principal
de director y el otro con la función de coconductor, y cada uno de ellos con
funciones y papeles específicos). La formación profesional consta de 4
módulos, para cada uno de los cuales hay unas 8 reuniones; los módulos
pueden repetirse cíclicamente porque la naturaleza de la formación
profesional es experimental y no meramente didáctica.
Es esencial subrayar que la terapia dialéctico-conductual, en su eficacia
probada para el trastorno límite, es tal cuando implica la asociación entre la
terapia individual y la terapia de entrenamiento de habilidades de grupo, hasta
el punto de que no es posible -según el modelo- asistir a un entrenamiento de
habilidades de grupo sin seguir también una psicoterapia individual de la
misma orientación.
CAPÍTULO 1
TRASTORNO BIPOLAR
El trastorno bipolar es una alteración del estado de ánimo, caracterizada por
una oscilación entre los dos polos opuestos que se identifican comúnmente en
la alegría (polo positivo) y la tristeza (polo negativo).

NOTAS HISTÓRICAS
La primera evidencia de los trastornos del estado de ánimo en Occidente nos
llega a través de la "Oda a la Desesperación", escrita por un escriba egipcio
anónimo hace unos cuatro mil años. A esto se suman varios papiros y
jeroglíficos que atestiguan la alta incidencia de suicidios en el Valle del Nilo.
En el Antiguo Testamento encontramos los sufrimientos de Jeremías, de los
que deriva el término geremiada, lamentación larga y quejumbrosa y también
describe la tristeza, la culpa y la incapacidad del Rey Saúl.
En la cultura griega, la Ilíada de Homero relata el mito de Belerofonte, que
"solo y consumido por la tristeza vagaba infelizmente por el campo de Aleio
y las huellas de la huída de los vivos".
Con Plutarco encontramos expresada la concepción de una perturbación del
estado de ánimo típica de su tiempo, imbuida de magia y religión: "Se sienta
al aire libre, envuelto en arpillera y trapos sucios. De vez en cuando se
revuelca en el lodo, confesando tal o cual culpa por ir por un camino que el
Ser divino no aprobó. Pero fue en Grecia donde Hipócrates en el siglo IV
a.C., partiendo de las bases establecidas por Pitágoras y Empédocles y de la
observación empírica de la medicina emergente en el mundo occidental y
superando la concepción mágica y religiosa, trató de dar una explicación
etiológica a las enfermedades con la "teoría de los estados de ánimo" (yugrrs:
húmedo, mojado), según el cual el organismo humano está en equilibrio entre
cuatro fluidos: la flema encerrada en la cabeza, la bilis negra o melancolía en
el bazo, la bilis amarilla o la cólera en el hígado, la sangre en el corazón. La
misma teoría habría explicado, además de la depresión (exceso de bilis negra)
y la manía (exceso de bilis amarilla), alteraciones de las que Hipócrates
informó el curso estacional, también las personalidades: flemático,
melancólico, colérico, sanguíneo.
En el siglo I d.C. Areteo di Capadocia examinó sistemáticamente la depresión
y la manía, observando cómo se sucedían en algunos pacientes: formuló la
hipótesis de un estrecho vínculo entre los dos trastornos, subrayando su
carácter cíclico y recomendando para algunas formas reactivas una
"psicoterapia", destinada a aclarar las causas.
Más tarde Galeno (131- 201) corroboró la teoría humoral, señalando que la
causa de la melancolía es una alteración primaria del cerebro.
En el mundo romano encontramos un mal de vivir que se llamaba tedium
vitae y Séneca observó cómo el desprecio por la vida era la causa de muchos
suicidios, independientemente de la clase social a la que perteneciese y, por
tanto, justificaba el suicidio: "Débil y temeroso es el que muere de dolor, pero
necio es el que vive para sufrir.
La cultura medieval se alejó de la visión grecorromana y bajo la influencia de
la escuela árabe de Avicena (980- 1037) la visión mágico-religiosa de los
desórdenes psíquicos considerados dependientes de una posesión demoníaca
volvió a ponerse de moda.
La melancolía anteriormente estudiada en la teoría humoral, fue juzgada de
nuevo éticamente, una culpa, un pecado y ya no una enfermedad, como se
puede encontrar representada por el mismo Dante Alighieri que coloca los
accidias junto con la braconida en la pantanosa Estigia describiéndolos
también en la VII Canción del Infierno: "Triste estábamos en el aire dulce
que desde el sol se anima, trayendo un humo pegajoso.
En los siglos XVII y XVIII, con la Ilustración, se volvió a los estudios
naturalistas, en particular la depresión y la manía se distinguieron
nosológicamente sobre la base de simples criterios clínicos.
En 1854 Falret, con La folie circulares, y Baillarger, con La folie una forma
doble, independientemente una de la otra, describieron un trastorno
caracterizado por la alternancia continua y regular de la depresión y la manía,
que se entendían como dos expresiones diferentes de una misma enfermedad.
En los tiempos modernos, Emil Kraepelin dio un paso importante al
identificar, en su tratado de psiquiatría de 1896, dos entidades nosológicas en
el campo de los trastornos mentales: la psicosis maníaco-depresiva y la
demencia precoz, que se distinguen por la edad de aparición, la familiaridad,
el curso y el resultado. Considerando la familiaridad común, el curso
periódico, el mejor pronóstico que la demencia temprana, y la posible
presentación en el mismo paciente pero en momentos diferentes, Kraepelin
reunió en el diagnóstico de la psicosis maníaco-depresiva la manía, la
depresión y la locura circular y periódica; posteriormente también incluyó los
estados mixtos (1904) y por último la depresión evolutiva (1913),
anteriormente excluida de la psicosis maníaco-depresiva por su pronóstico
desfavorable.
La visión de Kraepelin siguió influyendo en los psiquiatras de todo el mundo,
hasta que en 1957 Leonhard y en 1966 Angst y Perris propusieron una
distinción entre las formas depresivas unipolares, las formas maníacas
unipolares y las formas bipolares, en las que se alternan los episodios
depresivos, maníacos, hipomaníacos y mixtos.
En 1980, basándose en estudios genéticos/familiares, Taylor y Abrams
asumieron que el trastorno unipolar y bipolar eran continuos.
Sin embargo, la dicotomía entre los trastornos depresivos y bipolares fue
ratificada por el manual diagnóstico-estadístico DSM-III (1980) y el plan de
entrevistas ICD-10 (1992).
Recientemente se ha propuesto un modelo unitario para los trastornos del
estado de ánimo, según el cual las diferentes entidades psicopatológicas se
ordenan a lo largo de un continuo (espectro del estado de ánimo), que
partiendo de los temperamentos afectivos (hipertimia, ciclotimia, distimia),
pasando por las formas leves o subumbrales, llega a los cuadros más graves y
aclamados. El modelo del espectro de humor permite diagnósticos más
precisos, que son útiles para la selección farmacológica de cada paciente.

EPIDEMIOLOGÍA Y FACTORES DE RIESGO


El trastorno bipolar es una de las formas más comunes de enfermedad mental.
También es responsable de un año de vida ajustado por discapacidad (DALY)
peor que cualquier forma de cáncer o las condiciones neurológicas más serias
como la epilepsia o la enfermedad de Alzheimer, principalmente debido a su
inicio temprano y su curso crónico.

EPIDEMIOLOGÍA
Un estudio reciente de 61392 adultos de 11 países de América, Europa y Asia
(Merikangas et al., 2011) determinó una prevalencia durante la vida del 0,6%
para el trastorno bipolar I (BP-I), del 0,4% para el trastorno bipolar II (BP-II)
y del 1,4% para las formas de subumbral (BPS), según la definición del
DSM-IV.
La prevalencia total en la población general de todos los trastornos del
espectro bipolar es del 2,4%.
Además, la prevalencia a 12 meses es de 0,4% para el BP-I, 0,3% para el BP-
II y 0,8% para el BPS.
Las tasas de vida de BP-I y BPS fueron más altas en los hombres que en las
mujeres (alrededor de 1.1:1), mientras que la proporción se invirtió para BP-
II. Aproximadamente la mitad de los sujetos con BP-I y BPS tuvieron un
comienzo antes de los 25 años, mientras que los que tenían BP-II reportaron
un comienzo un poco más tarde. La edad promedio de inicio del BP-I es de
18.4 años, del BP-II 20 años, del BPS 21.9 años.

COMORBILIDAD
En toda la psiquiatría es difícil encontrar un trastorno que se presente en
estado puro; en la mayoría de los casos, de hecho, hay cuadros clínicos
complejos dentro de los cuales hay elementos característicos de varios
trastornos psiquiátricos juntos: en un estudio realizado en pacientes
hospitalizados y afectados por DB, las comorbilidades psiquiátricas fueron de
alrededor del 40% mientras que las generales médicas fueron del 20% con
una mayor frecuencia en el sexo femenino.
La comorbilidad es muy alta, especialmente con los trastornos de la esfera de
la ansiedad, tanto que en algunos casos podemos hablar de verdaderos grupos
de comorbilidades particularmente frecuentes.
El trastorno de pánico está presente en la comorbilidad en el 50%, los
trastornos de conducta en el 44,8%, los trastornos de abuso de sustancias en
el 36,6%, y las fobias en el 30%.
Los sujetos con trastorno bipolar suelen verse afectados por trastornos
metabólicos: a este respecto, McElroy observó una prevalencia de la obesidad
del 25%, mientras que Fagiolini y Al. del 35% y, en un estudio posterior, del
45%. Los mismos autores también destacaron la alarmante prevalencia del
síndrome metabólico (MS) (30-40%). Recientemente, los datos
epidemiológicos y clínicos han puesto de relieve la correlación entre el
trastorno bipolar y las enfermedades cardiovasculares, indudablemente
vinculadas al síndrome metabólico.
La presencia de trastornos comórbidos es mayor en los pacientes con BP-I
(88,2%) y BP-II (83,1%) que en los pacientes con BPS (69,1%).
Podemos entonces añadir al final de las comorbilidades, enfermedades
asociadas y consecuencias funcionales de un paciente con trastorno bipolar
que los sujetos que sufren depresión muestran un mayor deterioro funcional
(70,4%) que los que se encuentran en la fase maníaca (50,9%).
Intentos de suicidio.
El riesgo de suicidio a lo largo de la vida es 15 veces mayor en las personas
con trastorno bipolar que en la población general (DSM-V).
Se ha estimado que entre el 25 y el 50% de los sujetos con trastorno bipolar
intentarán suicidarse al menos una vez en la vida, y que entre el 8 y el 19%
completarán el intento. A medida que aumenta la gravedad del trastorno
bipolar, también aumenta el riesgo de suicidio. Los intentos anti-
conservadores se refieren a 1/4 de los sujetos con BP-I, 1/5 de los que tienen
BP-II y 1/10 de los que tienen BPS.

FACTORES DE RIESGO
Familiaridad: Aunque todavía no se conoce el modo exacto de transmisión
genética, varios estudios han mostrado claras pruebas de familiaridad con los
trastornos del estado de ánimo. En el DSM-V encontramos que los familiares
de las personas con trastornos del estado de ánimo tienen un riesgo de
enfermar 10 veces mayor que la población general y dentro de una misma
familia a menudo las formas unipolares coexisten con las formas bipolares,
confirmando el continuo ya destacado entre estas enfermedades.
El género: El BP-I está ligeramente más representado en los hombres,
mientras que muchos estudios han demostrado una mayor prevalencia del
BP-II en las mujeres (Cvetkovic-Bosnjak, 1998; Hendrick y otros, 2000).
Un examen reciente ha puesto de relieve las diferencias de género en el
trastorno bipolar (Miller et al., 2014). El género femenino está relacionado
con mayores síntomas depresivos y diferentes comorbilidades que el género
masculino y las mujeres con el trastorno tienen un alto riesgo de recaídas en
el periparto y durante la menopausia. El síndrome metabólico, el aumento de
peso y el riesgo cardiovascular están más presentes en las mujeres y son
atribuibles a factores hormonales, así como a un alto riesgo de enfermedades
de transmisión sexual y de embarazos no planificados.
En los humanos, por otro lado, los episodios maníacos y la comorbilidad con
los trastornos relacionados con las sustancias y el comportamiento son más
frecuentes.
Edad: la depresión mayor aparece con mayor frecuencia entre los 20 y los 50
años (edad media en torno a los 40 años), con un pico en el 10% de los casos
después de los 60 años. En las últimas generaciones se ha producido una
disminución de la edad de inicio (menos de 20 años), probablemente debido
al uso indebido de sustancias cada vez más extendido entre los jóvenes. Los
trastornos bipolares se producen con mayor frecuencia entre los 15 y los 50
años de edad (la edad media es de unos 30 años). La ciclotimia y la distimia
aparecen antes que otros trastornos: en la niñez y la adolescencia, o como
máximo en la edad adulta muy temprana (entre 15 y 30 años).
Estado civil: Los trastornos bipolares se encuentran con mayor frecuencia en
personas solteras, solteras y separadas. Las causas pueden ser la temprana
edad de aparición, o la influencia negativa que la sintomatología de estos
trastornos ejerce en la relación de la pareja, o por el contrario el fuerte estrés
que la separación de la pareja provoca en los sujetos predispuestos.
Clase social: Las personas con trastornos del estado de ánimo pertenecen con
mayor frecuencia, pero no sólo, a las clases altas; son más frecuentes en los
países de altos ingresos que en los de bajos ingresos (1,4 frente a 0,7%).
Según algunos autores, el ascenso social se ve favorecido por períodos
hipomaníacos prolongados pero leves, o por rasgos temperamentales
hipertimicos que aumentan la capacidad de trabajo. Según otros, es
precisamente el estrés soportado para conquistar y mantener condiciones más
cómodas lo que desencadena los trastornos del estado de ánimo.

ETIOLOGÍA
A partir de la teoría de Hipócrates, en el siglo IV a.C., los trastornos del
estado de ánimo se han considerado en todos los aspectos una enfermedad
orgánica, ya que presentan características como la familiaridad, la ciclicidad,
las remisiones y las recaídas, en consonancia con el concepto clásico de
enfermedad. Durante el siglo XX se formularon diversas hipótesis
etiopatogenéticas, algunas de ellas biológicas, otras cognitivas y
psicodinámicas.
GENÉTICA.
Numerosos estudios sobre las familias, los hijos adoptivos y los gemelos han
puesto de relieve la influencia de la herencia en el trastorno bipolar: la
concordancia entre los gemelos homocigotos oscila entre el 40 y el 70%, con
una herencia estimada de hasta el 90% en los trabajos recientes.
Numerosos estudios han demostrado que el riesgo de enfermarse para un
pariente de primer grado de un paciente con depresión mayor es de 2-10%, y
para un pariente de primer grado de un paciente con trastorno bipolar es de 8-
18%. Además, el riesgo de enfermar para un gemelo de un paciente con
depresión mayor es del 50% si es un merocigoto, y del 10-25% si es un
mareado. Estos porcentajes se elevan a 33- 90% y 10-25% respectivamente
en el caso de un gemelo de un paciente con trastorno bipolar.
Se cree que incluso el temperamento tiene una base hereditaria, ya que se
produce en la primera infancia, caracterizando el tono básico del estado de
ánimo, los niveles de energía y la intensidad con la que se expresan las
emociones y los sentimientos. Sobre la base de estos personajes, Kraepelin,
Kretschmer y Akiskal han distinguido cuatro tipos de temperamento:
hipertimico, depresivo o distímico, ciclotímico e irritable, similar en la parte
inferior de los cuatro temperamentos descritos por Hipócrates. Están entre el
bienestar y la enfermedad y pueden precederla por varios años.
La genética también afecta al sexo, y las mujeres corren un mayor riesgo que
los hombres de sufrir casi todos los trastornos del estado de ánimo. Esta
predisposición puede explicarse tanto por los cambios hormonales que sufre
la mujer durante las fases premenstrual y posparto como por los niveles de
MAO (monoamino oxidasa, enzimas controladas por el cromosoma X e
implicadas en los trastornos del estado de ánimo) que influirían en el cuadro
clínico de algunas formas atípicas de depresión (causando hiperfagia e
hipersomnia). Además, se ha demostrado que la respuesta a los inhibidores de
la MAO (medicamentos antidepresivos) es mejor en las mujeres. Además, el
sexo femenino es el más expuesto a las disfunciones tiroideas, que, según el
caso, pueden dar lugar a patrones tanto depresivos como maníacos.
Gracias a los estudios de asociación de todo el genoma (GWAS), se ha
iniciado una investigación de las secuencias de genes relacionadas con el
trastorno bipolar, aunque la identificación única de los polimorfismos de un
solo nucleótido (SNP) en la base de la enfermedad sigue siendo difícil. Esta
investigación ha revelado una superposición entre los trastornos del estado de
ánimo y otros trastornos psiquiátricos, en particular la esquizofrenia y la
depresión grave (Grupo de Trastornos Transversales del Consorcio de
Psiquiatría Genómica, 2013).
En desacuerdo con los esquemas de diagnóstico tradicionales, un reciente
GWAS sugiere que el trastorno bipolar está genéticamente más cercano a la
esquizofrenia: las dos enfermedades parecerían estar caracterizadas por un
legado poligénico, de modo que muchas variantes juntas ayudarían a
determinarlas.
Los genes implicados se identificaron en: secuencias genéticas funcionales
relacionadas con las vías de transducción de señales de la hormona liberadora
de corticotropina, la fosfolipasa C, el receptor cardíaco _ adrenérgico, el
receptor de glutamato, la endotelina 1, la hipertrofia cardíaca; sin embargo,
cabe añadir que otros SGAE indican la presencia de secuencias poligénicas
no compartidas entre la esquizofrenia y el trastorno bipolar.
Considerando únicamente el trastorno bipolar, muchos estudios genéticos han
confirmado su heterogeneidad, lo que refleja, al menos en parte, el hecho de
que existen diferentes mecanismos de herencia en la base.
Aparte de las complejas interacciones entre una multitud de secuencias que
contienen polimorfismos de un solo nucleótido (epistasis), las mutaciones
estructurales de los genes parecen desempeñar un papel en la transmisión del
trastorno bipolar.
Los GWAS a gran escala han investigado cientos de genes candidatos con
resultados variables. Sin embargo, no se han identificado los genes
responsables del trastorno bipolar debido a un número relativamente pequeño
de pacientes implicados, a muestras inadecuadas o a la heterogeneidad del
propio trastorno; a pesar de ello, los genes identificados parecen serlo: genes
implicados en funciones cerebrales específicas como la transmisión de
señales, la diferenciación celular, la formación del citoesqueleto, la respuesta
a las mutaciones de estrés de la CACNA1 un gen que codifica para la
subunidad alfa de un canal dependiente del voltaje relacionado con el Ca++;
el mal funcionamiento de la CACNA1C se ha asociado con los déficits
cognitivos y de atención, dos puntos importantes en la psicopatología del
trastorno bipolar, los genes del reloj, implicados en el control del ritmo
circadiano, cuya alteración es típica en los trastornos estacionales del estado
de ánimo.
Genes que codifican para receptores como la catecol-O-metiltransferasa
(COMT), MAO-A, portador de dopamina (DAT), portador de serotonina
(5HTT), triptófano hidroxilasa (TPH2), receptores D2, D4, 5HT4 y 5HT2A.
Un polimorfismo del promotor de la 5HTT se ha asociado con la manía
inducida por antidepresivos, la eficacia profiláctica del litio, la edad de
aparición, el socialismo en el trastorno bipolar, la neuregulina-1 (NRG-1),
cuyas alteraciones parecen ser factores de riesgo para el desarrollo del
trastorno bipolar, la esquizofrenia y el trastorno depresivo mayor.
El factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF); En varios estudios se ha
comprobado que el polimorfismo 66Val/Met del gen del BDNF, asociado a la
regulación de la resistencia, la plasticidad y la proliferación neuronal, podría
ser un factor de riesgo para el desarrollo del trastorno bipolar. Algunos de
estos estudios han encontrado una relación entre el polimorfismo del BDNF y
la morfología del cerebro, pero no para las diversas fases del trastorno,
mientras que otros lo han asociado con la etiología bipolar sólo en relación
con la interacción con eventos estresantes. Además, el polimorfismo del
BDNF se ha relacionado con la gravedad de la enfermedad, la aparición
temprana, la predisposición a los ciclos rápidos, el aumento del deterioro
cognitivo y las funciones ejecutivas en el trastorno bipolar.
Los genes que regulan la glicógeno sintasa quinasa-3 (GSK-3), un péptido
proapoptótico que contrasta con la función de las proteínas implicadas en el
desarrollo, diferenciación, plasticidad y ensamblaje neuronal del
citoesqueleto, parecen estar implicados en la etiología del trastorno bipolar.
Se ha informado de una asociación entre el polimorfismo GSK-3 y los
síntomas psicóticos, la regulación de la expresión génica, la respuesta al litio
y las alteraciones microestructurales de la materia blanca en el trastorno
bipolar (Serretti y otros, 2008: Benedetti y otros, 2013).
genes que regulan la transmisión del glutamato (GRIN1, GRIN2A, GRIN2B,
GRM3 y GRM4), la respuesta al estrés (ND4, NDUFV2, XBP1 y MTHFR),
la inflamación (PDE4B, IL1B, IL6 y TNF), la apoptosis (BCL2A1 y EMP1)
y la mielinización de los tractos de materia blanca mediada por
oligodendrocitos (eIF2B).
No menos importantes son las modificaciones epigenéticas que reflejan una
alteración en la expresión de los genes influida por acontecimientos de la vida
y que, por lo tanto, podrían desempeñar un papel importante en las diferentes
fases del trastorno bipolar. De hecho, algunos estudios han encontrado
diferentes patrones de expresión genética entre la fase depresiva por un lado y
la eutaxia o la manía por el otro. Además, los episodios maníacos repetidos
pueden causar daños oxidativos en el ADN, interfiriendo en la futura
metilación del código genético, e incluso limitando la posibilidad de
desactivar ciertos genes (Soeiro-de-Souza et al., 2013). Por ejemplo, la
hipometilación del gen de la COMT se ha asociado con el trastorno bipolar y
la esquizofrenia.
En última instancia, los estudios genéticos del trastorno bipolar han tropezado
con numerosos obstáculos, debido en gran medida a la necesidad de asociar
la heterogeneidad etiológica con la heterogeneidad fenotípica.
Parece evidente la existencia de un complejo patrón poligénico de herencia,
que implica un gran número de genes con modestos efectos específicos,
modificados por la epistasis, las variaciones epigenéticas, la interacción con
el medio ambiente. Los resultados de estos estudios son actualmente
discordantes, aunque muchos de ellos han identificado el papel de los genes
implicados en la actividad metabólica celular, el intercambio de iones, el
desarrollo y la diferenciación sináptica, la regulación de la mielinización, la
neurotransmisión, la plasticidad neuronal, la resistencia y la apoptosis. Es
probable que las influencias genéticas se reflejen en un endofenotipo
("fenotipo oculto") del trastorno bipolar caracterizado por una alteración de
los ritmos circadianos y hormonales, la respuesta al tratamiento, los cambios
en la materia blanca y la materia gris.

MEDIO AMBIENTE
Como en muchas otras enfermedades, los factores genéticos de los trastornos
del estado de ánimo se cruzan con el medio ambiente. Ya a principios del
siglo XX, Meyer (a quien se atribuye el término depresión) sostuvo que los
trastornos del estado de ánimo surgían de la interacción entre la genética y los
acontecimientos ambientales estresantes. Kraepelin notó que en muchos de
sus pacientes el primer episodio maníaco o depresivo a menudo estaba
relacionado con un evento estresante externo, mientras que luego el siguiente
curso parecía independiente del entorno.
En diversos estudios se han observado en los meses anteriores a la aparición
de la enfermedad acontecimientos de pérdida real (duelo, separación de la
pareja o de los hijos), simbólicos (cambios de ciudad, trabajo, hogar), no
específicos (accidentes, desastres naturales) o incluso positivos (nacimiento
de un hijo, promoción laboral, ganancias en efectivo).
Lo que no se ha demostrado, a diferencia de muchas teorías psicoanalíticas y
cognitivas, es una correlación estadística entre la patogénesis del
trastorno y los acontecimientos de pérdida ocurridos en la
infancia. El factor de estrés, por otra parte, juega un papel importante, ya que
en sujetos con predisposición genética sacaría a la luz la patología antes y con
un curso más serio, cuanto mayor sea la predisposición genética.
Por lo tanto, el componente ambiental y el componente genético parecen estar
estrechamente relacionados, e incluso pequeños estímulos ambientales
pueden desencadenar graves episodios de depresión o manía en aquellos cuyo
componente biológico es importante.

NEUROQUÍMICA
Un importante paso hacia la comprensión de las hipótesis neuroquímicas que
subyacen a los trastornos del estado de ánimo se dio al estudiar,
independientemente de la investigación neuropsiquiátrica, la hironiazida
(fármaco antituberculoso) y la imipramina (antihistamínico de estructura
tricíclica) a principios de los años cincuenta: los dos fármacos elevaron el
tono del estado de ánimo de los pacientes que los utilizaban.
Se realizaron estudios para comprender la farmacodinámica de los dos
ingredientes activos y se aclaró así que ambos determinaron un aumento de
las concentraciones extracelulares de dos neurotransmisores de la
monoamina: 5- HT (serotonina) y NA (noradrenalina). La iproniazida es
capaz de inhibir de forma irreversible los MAO que tienen la tarea de
reabsorber los neurotransmisores, la serotonina y las catecolaminas, de la
terminación presináptica y metabolizarlos; la imipramina, en cambio,
determina un bloqueo de la recaptación de NA y en menor medida de 5-HT a
nivel de la terminación del nervio presináptico, obstaculizando el enlace entre
los propios neurotransmisores y sus portadores, NET para la norepinefrina y
SERT para la serotonina.
En consonancia con esos resultados, también se descubrió que la reserpina
(un fármaco antihipertensivo) tenía en cambio un efecto depresivo porque
causaba una reducción de las reservas monoaminérgicas a nivel sináptico al
bloquear el transportador vesicular VMAT, que transporta la serotonina y la
dopamina de noradrenalina desde el citoplasma de los nervios presinápticos
hasta las vesículas destinadas a ser liberadas en la fisura sináptica.
A raíz de estos descubrimientos, en la década de 1960, se formuló la hipótesis
de la monoamina, según la cual la depresión se debía a una reducción,
mientras que la locura a un aumento, de la concentración de 5-HT y NA a
nivel de los valles sinápticos del SNC.
Según un desarrollo posterior de la misma teoría, las pequeñas cantidades de
5-HT en el espacio intrasináptico predispondrían generalmente a trastornos
del estado de ánimo, mientras que los niveles de NA, bajos en depresión y
altos en manía, determinarían la polaridad del trastorno.
La dopamina (DA) también desempeñaría un papel importante en los
trastornos del estado de ánimo: se ha formulado la hipótesis de una reducción
de la actividad de los receptores D1 en la depresión, es decir, los receptores
postsinápticos que activan la adenilciclasa, y también un aumento de la
transmisión dopaminérgica en la vía mesolímbica en la fase maníaca y su
reducción en la fase depresiva. Si es cierto que los medicamentos que agotan
las monoaminas, como la reserpina, inducen estados depresivos y que los
antidepresivos inducen un aumento inmediato de las concentraciones de
neurotransmisores a nivel central, la teoría de las monoaminas queda
parcialmente refutada por el hecho de que los efectos clínicos de los
medicamentos antidepresivos no aparecen inmediatamente, sino sólo unas
dos semanas después de su administración. Esto ha llevado a un mayor
estudio del efecto crónico de estos fármacos, llegando a una nueva hipótesis,
la molecular: se ha demostrado que el aumento de la disponibilidad de
neurotransmisores debido a la administración de fármacos conduce a un
aumento de los fenómenos de señalización postsinápticos y, por consiguiente,
a un aumento de los niveles de concentración de AMP cíclico, lo que da lugar
a la activación de factores de transcripción como el CREB (cAMP Response
Element Binding protein), una proteína capaz de modular la expresión de
diversos genes, incluidos el BDNF y la NEUROTROFINA3, reducidos en el
paciente deprimido. El aumento del número de arborizaciones dendríticas y
de espinas dendríticas como resultado de la secreción de estos factores es la
base del efecto a largo plazo del antidepresivo.

NEUROFISIOLOGÍA
En 1969 Goddard, mediante sus estudios en animales de laboratorio,
demostró la posibilidad de inducir ataques epilépticos mediante la aplicación
consecutiva en la amígdala (zona del sistema límbico, implicada en la génesis
del estado de ánimo y las emociones) de estímulos químicos o físicos
subliminales y, por lo tanto, inofensivos si se toman individualmente. El
fenómeno se conoce ahora como leña y, una vez inducido, se mantiene
constante a lo largo del tiempo; además, como hay una disminución
permanente del umbral de excitabilidad neuronal, los ataques epilépticos
pueden manifestarse a largo plazo independientemente de la aplicación del
estímulo. La leña tiene muchas similitudes con lo que sucede durante la
historia natural de los trastornos del estado de ánimo: en la base del primer
episodio es frecuente la presencia de un acontecimiento vital estresante,
mientras que los episodios subsiguientes pueden desencadenarse
espontáneamente, con un aumento de su frecuencia a lo largo del tiempo.
En la última década, la evolución de las técnicas de neuroimagen ha
permitido correlacionar los trastornos del estado de ánimo con los cambios
morfológicos y funcionales del SNC. Se comprobó que en el 26% de los
sujetos, principalmente hombres, con trastorno bipolar I o con depresión
psicótica, la tomografía y la resonancia magnética mostraron un aumento en
la relación ventrículo/cerebro, además de una reducción volumétrica del
gusano cerebeloso. A su vez, las técnicas de TEP han demostrado una
reducción del flujo sanguíneo cerebral, especialmente en las zonas frontales,
en pacientes en fase de depresión; este hallazgo se normaliza con la
resolución del episodio.
Un capítulo de fundamental importancia en el campo de la neurofisiología se
debe también a la neuroplasticidad, es decir, a la capacidad del sistema
nervioso de modificar su estructura, adaptándose a estímulos de diversa
naturaleza intrínseca o extrínseca. El concepto de neuroplasticidad comenzó a
imponerse en el debate científico entre finales del siglo XIX y principios del
XX y en 1948 el psicólogo polaco Konorski escribió: "llamaremos
plasticidad a la ... propiedad en virtud de la cual, en determinados sistemas
neuronales, se establecen ciertas modificaciones funcionales permanentes
como resultado de determinados estímulos o de determinadas combinaciones
de los mismos".
Estamos en los años 40 cuando los estudios de Rita Levi-Montalcini y Viktor
Hamburger toman el espacio. Durante la vida embrionaria la muerte de las
neuronas es un fenómeno habitual e irreversible, tanto a nivel central como
periférico, que provoca una depauperación del número de neuronas
prenatales. Hoy sabemos que la hiperproducción embrionaria de neuronas se
produce en casi todas las regiones del sistema nervioso central y periférico,
siguiendo las señales procedentes del mismo tejido que es el objetivo de la
inervación.
La hipótesis neurotrófica de Levi-Montalcini y Hamburgo se centra en los
factores tróficos que son liberados en cantidades limitadas por las células
diana de las neuronas, que luego son absorbidas por las terminaciones
nerviosas: las neuronas mejor conectadas con la diana asumen una mayor
cantidad de factores tróficos que las otras, de modo que, al no tener suficiente
trofismo, se encuentran con la apoptosis.
El mecanismo es, entre otras cosas, un circuito célula/neurona porque cuanto
más eficiente sea la inervación de la neurona en la célula objetivo, más
producirá esta célula los factores tróficos necesarios para la neurona y no
sólo, porque si la inervación en esta célula se produce simultáneamente por
más neuronas, incluso un menor grado de actividad de inervación será
suficiente para la secreción de neurotrofias, explotando un efecto sinérgico.
Estos mecanismos se llevan a cabo a varios niveles: entre las neuronas, entre
las ramas azónicas y entre los contactos sinápticos.
En última instancia, el concepto de neuroplasticidad no radica tanto en la
formación de nuevas sinapsis como en la selección de las que mejor median
la señal nerviosa, recibiendo así un mayor trofismo, y sobre todo en el hecho
de que este fenómeno no es sólo de edad embrionaria sino que dura toda la
vida, permitiendo así que el sistema nervioso se adapte a estímulos de todo
tipo, conductuales, electrofisiológicos, farmacológicos, incluso patógenos o
lesionales.
De hecho, las sinapsis químicas pueden sufrir tanto cambios funcionales
(incluso aumentos o disminuciones importantes de su eficacia funcional) a
corto plazo, como cambios morfológicos a largo plazo, que implican cambios
como la eliminación de conexiones preexistentes o la formación de nuevas
espinas dendríticas y varices axonales, un fenómeno conocido como
brotación, o el brote de la terminación del nervio. Además, en 1997, Gould y
sus colaboradores, refutando el principio de que las neuronas del SNC adulto
no pueden replicarse, demostraron la existencia de neurogénesis de ciertas
áreas del SNC de los primates adultos, en particular el giro dentado del
hipocampo (sistema límbico).
Un paso importante también en el campo de la neurofisiología fue el estudio
por TAC y RM del tejido cerebral de sujetos deprimidos, que permitió
identificar en un buen porcentaje estas alteraciones atróficas y la rarefacción
de la densidad neuronal especialmente a nivel de las zonas límbicas
(hipocampo y amígdala), de la corteza prefrontal y de algunas zonas
prefrontales, lo que sugiere que la depresión, pero en menor medida también
el estrés, pueden inducir esas alteraciones mediante una activación
prolongada del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, capaz de inducir la
apoptosis e inhibir la neurogénesis a nivel del hipocampo. Este eje ha sido el
sistema neuroendocrino más estudiado, y está bastante claro que los pacientes
deprimidos tienen niveles más altos de cortisol y sus metabolitos a nivel
plasmático y urinario. Recientemente se ha subrayado la importancia
patogenética de esta alteración: el cortisol determina un agotamiento celular
de la glucosa, lo que aumenta la sensibilidad neuronal al aumento de los
neurotransmisores excitadores como el glutamato, que es responsable de un
fenómeno de excitotoxicidad ya que permite que un elevado número de iones
de calcio entren en la célula y ésta a su vez activa una serie de vías
destructivas de la estructura celular.
Así pues, como habíamos introducido anteriormente en el capítulo sobre la
función crónica de los fármacos antidepresivos, la depresión parece depender
de una alteración en la liberación de factores neurotróficos, como el BDNF.
De hecho, en condiciones de estrés, el gen que codifica para el BDNF sería
reprimido para determinar, en particular, la apoptosis de las neuronas y, en
general, la atrofia de la región del hipocampo.
Los fármacos antidepresivos son capaces, como hemos visto, de aumentar la
liberación de BDNF mediante el fortalecimiento de la vía cAMP en las
células nerviosas, mientras que el tratamiento con sales de litio y ácido
valproico aumenta la expresión de las proteínas antiapoptóticas (por ejemplo,
Bcl-2) y el BDNF en el hipocampo y la corteza cerebral. Otra categoría
farmacológica, los antipsicóticos atípicos, ha demostrado en estudios in vitro
una actividad neuroprotectora similar en mecanismos a la de los
estabilizadores del estado de ánimo.
En conclusión, los fenómenos relacionados con la neuroplasticidad cerebral
parecen estar en la raíz tanto de los trastornos del estado de ánimo como de
las drogas destinadas a ellos. De esta manera, abandonando la visión de la
acción farmacológica centrada únicamente en la interacción fármaco-
receptor, se hace hincapié también en los eventos intracelulares de respuesta a
la señal.

DEPRESIÓN
Aunque la tristeza puede representar la manifestación central de la
enfermedad, el DSM-IV-TR y el subsiguiente DSM-V, enmarcan los criterios
de diagnóstico necesarios para diferenciarla de la depresión primaria: es un
movimiento común del alma, una reacción a acontecimientos vitales
desagradables y al estrés y, por lo tanto, tiene un carácter fisiológico diferente
de la depresión.
Empieza. El episodio depresivo puede surgir repentinamente o como
resultado de una fase prodrómica. El primer caso es más típico en las formas
bipolares, el segundo puede manifestarse en cambio con síntomas como
inestabilidad emocional, astenia, reducción del interés, dificultad de
concentración, falta de apetito, dolor de cabeza, insomnio, reducción del
deseo sexual, sin que por ello se produzca un deterioro efectivo del entorno
social y laboral. Si el cuadro prodrómico está presente, tiende a repetirse en el
paciente individual con las mismas características antes de cada episodio
depresivo; esto permite al sujeto reconocer su condición a tiempo y solicitar
una intervención médica oportuna.
Período de estado. Representa la expresión plena del trastorno e invalida
completamente al paciente por un período de 6/12 meses, aunque a veces
puede ser más corto o, por el contrario, exceder la duración de dos años.
El estado de ánimo se flexiona constantemente y el paciente se siente triste,
sombrío, desconfiado, abatido, pesimista, vaciado; otras veces sucede que
siente una sensación de agitación, inquietud, tensión interna, ansiedad y
angustia, acompañada de una sensación de espera dolorosa.
Los fuertes dolores psíquicos van acompañados de perturbaciones físicas
como la sensación de peso o la opresión del abdomen o el pecho y todo ello
suele provocar una sensación de repugnancia a la vida (tedium vitae). El
estado de ánimo deprimido no varía con los acontecimientos externos y se
pierde la capacidad de experimentar emociones y sentimientos, en particular
el sujeto no es capaz de experimentar sentimientos agradables (anhedonia), se
siente solo, indiferente a todo y a todos, incluso a sus intereses más fuertes y
a sus seres queridos (despersonalización emocional). La falta de
preocupación por lo que sucede a sus familiares y el sentimiento de no tener
ya ningún sentimiento hacia ellos despierta dolorosos sentimientos de culpa,
hasta que se sienten una pareja, un padre, un hijo indigno.
La psicomotricidad del paciente puede cambiar, y puede presentarse agitado,
inquieto, angustiado, nervioso, para no poder quedarse quieto o relajarse. Sin
embargo, sobre todo en las formas graves, hay una evidente desaceleración
psicomotora, que se manifiesta inmediatamente porque el deprimido parece
desarreglado, cansado, envejecido. Además, los gestos se reducen, la mímica
se fija en una expresión dolorosa con una mirada apagada y una rima bucal
curvada hacia abajo. Los movimientos son lentos e inciertos, el lenguaje es
pobre, monótono, desprovisto de entonación, el tono de la voz es atenuado;
cuando es posible el deprimido prefiere permanecer en silencio durante
mucho tiempo o, si es necesario, da respuestas escasas y sintéticas. Debido a
la gran astenia y apatía que lo invade, minimiza las actividades laborales,
domésticas, recreativas y de cuidado personal y evita los contactos sociales
en la medida de lo posible.
Desde el punto de vista de las funciones cognitivas, comúnmente tenemos
una ralentización de la ideación al cristalizarla en unos pocos temas, todos
con contenido depresivo (rumores mentales o ideas forzadas). Hay una falta
de concentración y comprensión, tanto que incluso leer el periódico, ver la
televisión, después de una discusión se hace difícil.
En otros casos, el flujo de ideas se acelera, pero siempre gira en torno a temas
depresivos. De hecho, el contenido del pensamiento está dominado por una
visión negativa de sí mismo, del mundo que le rodea; prevalece el
remordimiento por el pasado y no hay expectativas confiables para el futuro.
La dimensión temporal está comprometida, y el tiempo del paciente parece
no fluir nunca. Cada despertar es dramático, porque prevalece la sensación de
no poder llegar nunca a la noche; el deprimido es capturado por el presente y
por esta razón es incapaz de planear su propio futuro, lo que se convierte sólo
en un acontecimiento inevitable, casi una condena.
En el 40% de los casos estas ideas predominantes se convierten en
verdaderos delirios. Por lo general, estos delirios son congruentes con el
estado de ánimo deprimido, en el que prevalecen los sentimientos de culpa,
indignidad, condenación, pobreza y ruina; a ellos se añade a menudo el
delirio hipocondríaco (el paciente está convencido de que padece una
enfermedad física grave e incurable). Luego están los delirios que son
incongruentes con el estado de ánimo, es decir, que no pueden derivarse de
él, como el delirio de persecución, de referencia, de influencia, de venephibia,
de transmisión o inserción del pensamiento. Rara vez y sólo en las formas
más graves se encuentran dispersiones sensoriales, especialmente de carácter
auditivo y denigrante.
De estos sentimientos nocivos y de la convicción de que durarán para
siempre, en el 60% de los casos nace la idea de suicidio, que a menudo se
comunica al médico y a los familiares, y que nunca debe subestimarse porque
en al menos el 15% de los casos va seguido de la realización del suicidio de
la manera prevista por el paciente.
Por último, también hay síntomas neurovegetativos en la depresión durante el
período de estado, el primero de los cuales suele ser el insomnio, que puede
ser intermedio con despertares frecuentes o terminal con un despertar
temprano, asociado con la sensación de un sueño no reparador, perturbado
por pesadillas frecuentes. En las formas atípicas es posible encontrar
hipersomnia, incluso letargo.
El cuadro clínico se acompaña de una reducción del apetito y de síntomas
gastrointestinales como la xerostomía, la dispepsia y el estreñimiento;
especialmente en los ancianos la pérdida de peso puede ser drástica y causar
un grave desequilibrio hidroelectrolítico.
Por el contrario, en la depresión atípica hay un aumento del apetito, hasta la
hiperfagia. También es frecuente la reducción del deseo sexual, la anorgasmia
en las mujeres y la impotencia en los hombres.
Resolución. En raros casos el cuadro clínico se resuelve en pocas horas
(especialmente si el episodio depresivo está comprendido en el ámbito del
trastorno bipolar); con mayor frecuencia esto ocurre de manera gradual (días
o semanas), con la eliminación progresiva del período de estado mediante la
alternancia de fases de mejora y empeoramiento.
En el 30-40% de los casos la resolución no es completa y los síntomas
residuales como la discapacidad emocional, el pesimismo, la disminución de
la confianza en sí mismo, la fatiga, permanecen, tanto que las actividades
sociales y laborales pueden verse comprometidas.
En todas las fases del episodio depresivo el paciente mantiene la conciencia
de la enfermedad, que crece con la sucesión de los episodios, siendo al
principio sólo parcial, a veces con la atribución de los síntomas a una
enfermedad orgánica, a una respuesta a eventos adversos, o a la falta de
buena voluntad.
Sin embargo, en las formas más graves con alteraciones perceptivas y
cognitivas, puede faltar por completo la conciencia de la enfermedad.

MANÍA.
Durante el episodio maníaco, se exaltan los sentimientos de fuerza, bienestar,
alegría y poder, y el estado de ánimo es demasiado alto.
Empieza. Muy a menudo la manía se produce de forma más abrupta que la
depresión y los prodrómes se identifican mejor en sujetos con temperamento
depresivo, en los que los miembros de la familia notan cambios importantes
como la hiperactividad, la expansividad y la locuacidad que no suelen estar
presentes. Además de estas características, hay una menor necesidad de
dormir, un aumento de la energía, el apetito y el deseo sexual.
Inicialmente el período prodrómico dura unos pocos días, pero en la historia
natural de la enfermedad puede incluso reducirse a unas pocas horas.
Período de estado. A diferencia de la depresión, el paciente maníaco casi no
tiene conciencia de la enfermedad y se asocia con un impedimento social y
laboral extremadamente significativo.
El paciente maníaco se siente bien, tiene un estado de ánimo elevado que le
hace eufórico, alegre, feliz; en tales momentos bromea, se ríe, es
comunicativo y vivaz pero de la misma manera, de repente, puede aparecer la
ira, el resentimiento, la agresión, pero también la tristeza, el llanto y las ideas
de suicidio, porque, como escribió Schule: "nada es duradero en la manía si
no es la transformación perpetua". La actividad motora aumenta
considerablemente, tanto que el paciente no puede quedarse quieto; la
expresión es exagerada, cambiante, la mirada es extremadamente
comunicativa.
A menudo el maníaco es logorreico, tiene un habla fluida, un tono de voz
alto; su lenguaje es a veces divertido y juguetón, otras veces ofensivo y
agresivo. Todo esto refleja una multitud de ideas y un pensamiento acelerado
y fragmentado.
En esta fase, el paciente suele creer que tiene facultades intelectuales
excepcionales, pero en realidad, las capacidades de atención, concentración y
memoria están ausentes o comprometidas. El contenido del pensamiento está
dominado por la valoración extremadamente positiva de la persona, tanto
física como intelectualmente, y de hecho es característico que el paciente
aumente el cuidado de su persona y su ropa, eligiendo a menudo llevar ropa
llamativa y colorida, si es mujer, suele asumir actitudes seductoras y
provocativas. Por el contrario, en las formas más graves se descuida al
paciente, mientras sigue eligiendo ropas excéntricas y extravagantes. En el
45-75% de los casos encontramos delirios reales, algunos congruentes con el
estado de ánimo (delirios megalómanos o de grandeza), otros incongruentes
(delirios de persecución y de documento). Las dispersiones sensoriales, tanto
visuales como auditivas, no son raras.
El sistema neurovegetativo puede presentar alteraciones como la reducción
de la necesidad de dormir, el aumento del apetito asociado al adelgazamiento
debido a la hiperactividad física, el aumento de la actividad sexual.
Resolución. El episodio maníaco tiene una duración espontánea de 4 a 6
meses, luego se resuelve abruptamente o en pocos días, con un retorno a la
eutaxia o con una transición a una fase depresiva o a un estado mixto.
Dipsomanía. El cuadro clínico es similar al de la manía, pero la duración es
más corta (cuatro días), los síntomas son menos graves y no hay
características psicóticas. Además, no es necesaria la hospitalización y no hay
una reducción marcada de las actividades sociales y laborales.

SUBTIPOS CLÍNICOS
El curso del trastorno bipolar se caracteriza por la alternancia de fases
maníacas, hipomaníacas, depresivas y mixtas. Dependiendo de la historia
clínica podemos identificar diferentes subtipos que caen dentro del espectro
del desorden bipolar:
El trastorno bipolar I representa la visión moderna del clásico trastorno
maníaco-depresivo o psicosis afectiva. El diagnóstico se hace cuando se
presentan los criterios de un episodio maníaco. Aunque no se requiere la
presencia de síntomas psicóticos de por vida o un episodio de depresión
importante, la mayoría de las personas los experimentan durante toda su vida.
El inicio puede ocurrir a cualquier edad de la vida, es en promedio alrededor
de 18 años, pero también puede ocurrir a los 60/70 años. Sin embargo, el
inicio primario de los síntomas maníacos en una etapa posterior de la vida
puede estar asociado con afecciones médicas como la demencia
frontotemporal o puede estar relacionado con el abuso de sustancias o la
abstinencia. Más del 90% de los sujetos que desarrollan un episodio maníaco
continuarán teniendo fases de alteración del estado de ánimo. Además, si el
episodio maníaco se caracteriza por síntomas psicóticos, aumenta la
probabilidad de que éstos se presenten en episodios posteriores.
Trastorno bipolar II: anteriormente se consideraba menos grave que el tipo I,
visión que se ha abandonado teniendo en cuenta el tiempo que ocupa en el
curso de la vida la fase depresiva y la marcada inestabilidad del estado de
ánimo, características que afectan fuertemente al funcionamiento socio-
laboral del sujeto.
Se hace un diagnóstico cuando el sujeto cumple los criterios para al menos un
episodio hipomaníaco y para uno o más episodios depresivos mayores
actuales o anteriores.
Comienza en promedio entre los 20 y 30 años, por lo tanto, generalmente
después del trastorno bipolar I y antes que el trastorno depresivo mayor.
El primer episodio suele ser de polaridad depresiva y, por lo tanto, el
trastorno bipolar II no puede diagnosticarse hasta que aparece un episodio
hipomaníaco. En general, los episodios depresivos son mucho más frecuentes
que los hipomaníacos.
Trastorno ciclotímico: la principal característica es la fluctuación crónica del
estado de ánimo tanto en sentido hipomaníaco como depresivo.
Sin embargo, la sintomatología nunca es tan grave, omnipresente y duradera
como para cumplir plenamente los criterios de un episodio hipomaníaco o
depresivo importante.
La aparición, en su mayoría insidiosa, suele ocurrir en la adolescencia o en
los primeros años de la edad adulta. El curso es persistente.

CURSO Y COMPLICACIONES
El curso de los trastornos del estado de ánimo suele ser muy complicado y
depende de varios factores concomitantes, lo que hace más difícil el
tratamiento médico.
Una complicación común e importante es la influencia que tienen estas
patologías psíquicas, no sólo en el estado general de salud del sujeto, sino
sobre todo cómo pueden modificar el curso de las patologías internas de las
que el paciente ya puede estar afectado. De hecho, los sujetos con diabetes
mellitus, enfermedades respiratorias crónicas, epilepsia o cardiopatía
isquémica, que sufren al mismo tiempo de depresión grave, obtienen
resultados terapéuticos más bajos que los sujetos con las mismas
enfermedades orgánicas, pero no deprimidos, también tienen una mayor
mortalidad. Sin embargo, muchos estudios han demostrado la eficacia del
tratamiento con antidepresivos para reducir la mortalidad y la morbilidad
después de un infarto agudo de miocardio o un accidente cerebrovascular, y
para disminuir el riesgo de suicidio.
El curso de la patología psíquica puede ser agravado y a veces incluso
crónico cuando esto se complica por el abuso de drogas o alcohol, haciendo
más difícil incluso el plan terapéutico
Como ya hemos informado, el riesgo de suicidio es muy alto en los pacientes
con trastorno bipolar (15-19% de los casos), mucho más alto que el de
cualquier otro trastorno psiquiátrico, y unas 30 veces mayor que el de la
población general.
En el curso de la enfermedad, también deben considerarse los períodos inter
episódicos porque, aunque en la mayoría de los casos hay una remisión
completa, en algunos pacientes (30%) sigue habiendo un grave deterioro del
funcionamiento del trabajo. El campo profesional es precisamente el que es
más difícil de recuperar que incluso el componente sintomatológico único, ya
que está influido no sólo por el paciente sino también por las situaciones
circunstanciales: esto da lugar a una situación socioeconómica más baja y a
dificultades interpersonales.
Sin embargo, todas las complicaciones que pueden ocurrir en el curso del
trastorno se reducen cuanto más oportuna sea la intervención terapéutica.

EL TRASTORNO BIPOLAR Y EL DÉFICIT COGNITIVO


En los últimos años, varios autores han estudiado el deterioro cognitivo en
pacientes con trastorno bipolar, siguiendo lo que ya se había hecho
anteriormente para la esquizofrenia. Este retraso fue menor que en la
esquizofrenia y probablemente se deba a una menor gravedad del déficit en
los pacientes eutímicos bipolares que en los esquizofrénicos. Sin embargo, el
deterioro cognitivo puede representar un endofenotipo del trastorno bipolar,
es decir, una característica hereditaria, asociada al trastorno en la población
general, independientemente de la fase de la enfermedad, registrada
conjuntamente en las familias afectadas. Los datos disponibles en la literatura
sugieren la presencia de un déficit cognitivo en todo el espectro bipolar (BP-I
y BP-II), pero parece ser mayor en el BP-I, en los pacientes mayores y en los
casos en que el inicio es temprano, y el curso es más severo. De hecho, existe
una correlación entre el número de episodios de enfermedad (especialmente
la polaridad depresiva) y la gravedad del déficit cognitivo. Aún no se conoce
la existencia de diferencias o similitudes en el déficit de los dos subtipos de
trastorno bipolar.
Las alteraciones cognoscitivas afectan negativamente al funcionamiento
general del individuo, incluso cuando la sintomatología psicoafectiva está en
remisión. Estas pruebas hacen que el conocimiento de los pacientes bipolares
sea un objetivo de la intervención.
Dominios cognitivos estudiados en pacientes bipolares. Se entiende por
cognitivista la acción real del organismo, que interactúa con el entorno y guía
la acción del sujeto en situaciones concretas a través de dominios cognitivos
y pueden ser dominios que coordinan la sensomotricidad permitiendo
moverse en el entorno, vestirse etc., o dominios cognitivos para las
habilidades más abstractas como la resolución de problemas complejos, la
predicción de consecuencias a las acciones realizadas etc.
Los dominios cognitivos que se alteran en el trastorno bipolar incluyen las
funciones ejecutivas, la memoria, la atención, la velocidad psicomotora y las
habilidades de interacción social.
En particular, se alteran las funciones ejecutivas que normalmente
proporcionan la capacidad de planificar y realizar tareas destinadas a lograr
objetivos específicos, el reconocimiento de prioridades, la activación de
estrategias apropiadas, la inhibición de respuestas inadecuadas. Existe un
compromiso de la memoria tanto en el componente a corto plazo como en la
memoria de trabajo, que representa un aspecto específico de la memoria a
corto plazo, relativo a la capacidad de correlacionar funcionalmente la
percepción sensorial con la acción controlada.
Los pacientes bipolares también tienen una menor fluidez verbal y una menor
velocidad de procesamiento de la información.
Los déficits cognitivos relacionados con el trastorno bipolar suelen influir
negativamente en el funcionamiento social, lo que repercute en las aptitudes
para el empleo y la integración.
Las alteraciones vinculadas a la teoría de la mente, que define la capacidad
del individuo para representar sus propios estados mentales pero también los
de los demás, pensamientos, deseos, sentimientos y peticiones, para poder
explicar y predecir el comportamiento, parecen estar vinculadas al déficit
cognitivo generalizado y, al asociarse con las dificultades de interacción
social propias del trastorno, acentúan el cuadro.
Características del déficit cognitivo en pacientes eutímicos bipolares (en
remisión). En los últimos años se ha planteado varias veces la hipótesis de
que, en el curso del trastorno bipolar, la ausencia de síntomas no significa
necesariamente una recuperación de las funciones neurocognitivas.
Por ejemplo, Martínez-Aran y sus colegas (2004) compararon cuatro grupos
diferentes: pacientes maníacos o hipomaníacos, pacientes deprimidos,
pacientes entomizados y controles sanos, utilizando una batería de pruebas
neuropsicológicas. Cada uno de los tres grupos de pacientes mostró un
deterioro significativo de la memoria verbal y de las funciones ejecutivas con
respecto a los controles.
En un metanálisis más reciente se investigaron 45 estudios diferentes, en los
que se compararon 1.423 pacientes eutímios bipolares con 1.524 controles
sanos. También se consideraron los efectos de las variables demográficas y
factores confusos como la edad de inicio del trastorno, la duración de la
enfermedad, los tratamientos anteriores y los actuales, mediante una meta-
regresión.
Los resultados mostraron en los pacientes una alteración de la función
ejecutiva, inhibición de la respuesta, reducción de la capacidad de cambio de
conjunto, disminución de la memoria visual y verbal, la atención, la fluidez
verbal y la velocidad de procesamiento.
Las drogas, en general, contribuyeron a la ralentización psicomotora de los
pacientes.
La edad más temprana de aparición estaba vinculada a un déficit de memoria
verbal y a una ralentización psicomotora.
Aunque hay datos contradictorios sobre los pacientes en remisión, un estudio
metaanalítico identificó un déficit neuropsicológico específico que afectaba a
la tasa de procesamiento de datos, la atención, la memoria y la función
ejecutiva.
De manera similar, Samamh y sus colegas (2012) han destacado en otro
metaanálisis la presencia de un déficit moderado en la atribución del estado
mental en sujetos entomológicos. Otro estudio metanalítico, realizado en 28
trabajos científicos, demostró que los pacientes eutímios, comparados con los
controles sanos, muestran un funcionamiento neuropsicológico alterado en
casi todos los dominios examinados (excepto en la fluidez verbal y la
comprensión de textos).
El sexo no parece tener un impacto en las funciones neuropsicológicas.
Parece haber una relación inversa entre el déficit cognitivo y el nivel
educativo.
Un estudio realizado en 343 pacientes eutímicos bipolares dividió la muestra
según la presencia y la gravedad de los intentos de suicidio en la historia,
evaluando la función cognitiva, la velocidad de procesamiento de la
información, la memoria, la fluidez verbal y la función ejecutiva. Los
pacientes que habían hecho previamente intentos serios de preservación
obtuvieron mejores resultados en las áreas de lenguaje que los que habían
hecho intentos menos serios o los que nunca habían intentado suicidarse.
Según los autores, los perfiles clínicos y neuropsicopatológicos de estos
pacientes deberían considerarse al mismo tiempo para definir mejor el riesgo
de suicidio.
Deficiencia cognitiva en pacientes eutímicos bipolares y BDNF. Aún se sabe
poco sobre la relación entre los niveles de BDNF y el deterioro de las
funciones cognitivas en la fase eutímica. Un estudio, que comparó los
controles eutímicos bipolares y los sanos, confirmó en el primer grupo una
deficiencia en la función ejecutiva y un aumento de los valores plasmáticos
del BDNF en comparación con el segundo grupo. Por lo tanto, parece que la
función ejecutiva no está correlacionada con los valores del BDNF. Esta cifra
también ha sido confirmada en otros estudios similares. Sin embargo, se
identificó una asociación positiva significativa entre los niveles de BDNF en
suero y la prueba de fluencia verbal. Probablemente se debería tener en
cuenta el efecto de los tratamientos farmacológicos sobre la función
cognitiva, el BDNF y la relación entre ellos.
CAPÍTULO 2
BDNF
En los últimos decenios, la hipótesis monoaminérgica de los trastornos del
estado de ánimo se ha integrado con la de la neuroplasticidad sobre la base de
los resultados de los estudios de neuroanatomía, la autopsia. Según estas
pruebas, el trastorno bipolar no se debe simplemente a una alteración de la
producción de neurotransmisores de monoamina, sino que podría entenderse
como el correlato clínico de las alteraciones estructurales presentes en
algunas zonas del cerebro causadas por una disminución de los niveles de los
propios factores neurotróficos.

BASES MOLECULARES
La primera confirmación directa de la hipótesis neurotrófica fue la
identificación del factor de crecimiento nervioso (NGF) por Levi-Montalcini
y Coehn. Este descubrimiento ha allanado el camino para la búsqueda de
nuevos factores neurotróficos de los cuales, como sabemos hoy en día, el
NGF es sólo un miembro.
Las neurotrofias son una familia de factores tróficos que son secretados por el
tejido diana y actúan sobre las neuronas asociadas con la supervivencia y la
diferenciación, así como la transmisión de señales y la plasticidad de la
sinapsis.
Se han aislado cuatro neurotrofias en mamíferos: NGF, factor de crecimiento
derivado del cerebro (BDNF), neurotrófico 3 (NT3), neurotrófico 4/5
(NT4.5) y neurotrófico 6 (NT6).
Cada una de ellas tiene propiedades ligeramente diferentes y actúa con su
propio mecanismo sobre determinadas células nerviosas, pero todas se
caracterizan por una estructura similar, parecida a la del TGF_ (factor de
crecimiento transformante _).
Las neurotrofias pueden entonces vincularse a dos tipos diferentes de
receptores expresados en la superficie de las células nerviosas: los receptores
de tirosina cinasa pertenecientes a la familia Trk (TrkA, TrkB, TrkC) que
median una señal positiva a la célula estimulando la supervivencia o el
crecimiento; el receptor p75NTR que actúa de diferentes maneras: entrega
NGF al receptor TrkA; activa directamente las vías de transmisión de la señal
intracelular; en las células sin receptores Trk promueve la muerte neuronal a
través de un mecanismo de apoptosis.
BDNF. El BDNF es el neurotrófico más expresado en los cerebros de los
mamíferos y es el segundo neurotrófico históricamente descubierto. Se libera
de las neuronas pre y post-sinápticas, tanto basalmente como como resultado
de los estímulos.
El BDNF secretado puede interactuar con dos receptores: el receptor
neurotrófico p75 (p75NTR) y el receptor de cinasa B relacionado con la
tropomiosina (TrkB).
La transmisión de la señal relacionada con el BDNF depende de la división
proteolítica de una proforma neurotrófica a una forma madura. Mientras que
el proBDNF se une preferentemente al p75NTR, mediando la apoptosis y la
depresión, la forma madura se une al TrkB que, a través de pasos
intermedios, desencadena la cascada de cinasas MAP (Mitogen Activating
Protein) (Russel, 1995) y de CREB activa (cAMP Response Element Binding
protein), un factor de transcripción que regula la expresión de múltiples
genes, incluyendo algunos que codifican para el BDNF y para las proteínas
antiapoptóticas como la Bcl-2.
De esta manera se determinan varios efectos: diferenciación y aumento de la
supervivencia neuronal, crecimiento de la neuritis, fortalecimiento de las
sinapsis. En virtud de su papel en la neurogénesis y la plasticidad neuronal,
las señales transmitidas por el BDNF en las zonas límbicas y en la corteza
cerebral son fundamentales para el aprendizaje y la memoria.
Los niveles de BDNF están alterados en varios trastornos neurodegenerativos
como la enfermedad de Parkinson, la demencia de Alzheimer, la corea de
Huntington. Además, se ha identificado un posible papel de los neurotróficos
en la neuropatía diabética y el dolor crónico.
El BDNF también está involucrado tanto en la protección como en la
recuperación de las funciones neurológicas después de una apoplejía.
Una desregulación tuya también ha sido rastreada en el TDAH. Debido a que
el BDNF tiene un efecto anorexígeno y de control sobre la ingesta de
alimentos, puede estar involucrado en los trastornos de la alimentación.

Por último, una línea de investigación ha estudiado la relación entre el BDNF


y los trastornos del estado de ánimo. Se observaron concentraciones
reducidas de CREB en la corteza temporal de los pacientes deprimidos,
mientras que los niveles de esta proteína aumentaron en los pacientes
sometidos a una terapia antidepresiva. Estudios similares han demostrado un
aumento de los niveles de BDNF en el hipocampo de los sujetos tratados con
antidepresivos; este aumento está mediado, al menos en parte, por la CREB y
podría también estar implicado en los mecanismos de recuperación de los
daños inducidos por el estrés a nivel del hipocampo. Los estudios en animales
adultos han documentado cómo el estrés puede llevar a la atrofia, la muerte
celular y la reducción de la neurogénesis a nivel del hipocampo. En los seres
humanos, varios estudios post mortem han demostrado una reducción
significativa del volumen y el número de neuronas y células gliales en el
hipocampo y en algunas regiones de la corteza cerebral de los pacientes
deprimidos. Un aspecto importante es que el número de células gliales se
redujo y no aumentó, como cabría esperar en el caso de la muerte de células
necróticas, que se asocia con la inflamación y suele activar un aumento de la
glía con el fenómeno de la gliosis, o proliferación astrocítica en las zonas
dañadas. Por lo tanto, puede asumirse razonablemente que la muerte por
estrés neuronal se produjo por apoptosis y, por lo tanto, podría depender de
una alteración de las señales inducidas por las neurotrofias.
Otros estudios biomoleculares han demostrado que el estrés reduce la síntesis
de BDNF a nivel de las células giratorias dentadas y las células piramidales
del hipocampo. De hecho, el estrés aumenta los niveles de glucocorticoides
que interfieren en los procesos de transcripción del propio BDNF, lo que da
lugar a una menor protección contra los procesos apoptóticos que el BDNF
controla, ya que es capaz de activar el Bcl-2 (gen anti-apoptótico) e inhibir el
Bad (gen proapoptótico).
Los antidepresivos, en cambio, aumentan las concentraciones de serotonina
(5- HT) y noradrenalina (NA) que, al unirse a sus respectivos receptores,
determinan un aumento citoplasmático del cAMP que induce la activación de
la PKA (Proteína-Cinasa A); esta proteína fosforilada, activándola, CREB
que, en última instancia, promueve la transcripción del gen BDNF.
Además, el aumento de las concentraciones de BDNF favorece los
mecanismos de potenciación a largo plazo (aumento de la actividad sináptica
tras la estimulación eléctrica de alta frecuencia repetida, lo que da lugar a un
aumento duradero del potencial excitador postsináptico) y la plasticidad
sináptica. Todo esto apoya la hipótesis neurotrófica de que la patología
depresiva está vinculada a un déficit de factores neurotróficos, que puede
resolverse con la terapia antidepresiva.
En última instancia, las neurotrofias parecen estar profundamente
involucradas en los mecanismos patógenos de varios trastornos, incluido el
trastorno bipolar. Sin embargo, será necesario realizar más estudios sobre
muestras más grandes y sobre diferentes grupos étnicos para comprender
mejor el papel que desempeñan esos factores, la etiología de los trastornos
psiquiátricos y para identificar nuevos objetivos farmacológicos.

ESTUDIOS DE ANIMALES
El principal propósito de los ensayos con animales es identificar los
mecanismos responsables de la etiología y el curso de una enfermedad
particular primero en el animal, para luego extender el resultado, por analogía
e inductivamente, a los humanos. La generalización del modelo nosológico
del animal al hombre se basa en la cercanía filogenética entre los sujetos,
suponiendo que esta cercanía evolutiva implica también una cercanía entre
los mecanismos fisiológicos, patológicos y moleculares estudiados.
En los estudios sobre la depresión, los animales responden a los factores
estresantes de manera similar a los observados en los seres humanos, como la
ralentización psicomotora, la inhibición del comportamiento, la hiperemia y
la anhedonia.
Uno de los modelos animales más utilizados para evaluar la eficacia de los
antidepresivos es la prueba de natación forzada (FST), según la cual un ratón
se sumerge en un recipiente lleno de agua y luego se evalúa el período de
tiempo en el que el animal permanece inmóvil, de hecho, la inmovilidad se
considera en este caso como una inhibición del comportamiento y por lo
tanto como un signo de depresión.
El otro modelo utilizado es el de impotencia aprendida (LH), en el que los
animales son sometidos a descargas eléctricas a intervalos de tiempo
impredecibles, hasta el punto de hacerlos incapaces de implementar una
respuesta activa de evasión o escape. Esta condición hace que el tiempo de
reacción aumente gradualmente y que el número de intentos de fuga
disminuya.
Las respuestas conductuales de los ratones utilizados en ambos modelos (FST
y LH) mejoran con la infusión de BDNF en el cerebro medio, lo que resulta
en un efecto similar al de los antidepresivos. De hecho, en algunas zonas del
hipocampo (CA1, CA3 y giro dentado), como resultado de la TSP, se ha
demostrado una reducción del ARNm del BDNF, en comparación con los
valores basales; esta alteración se resuelve con la actividad física y la terapia
antidepresiva, que también aumentan la duración del tiempo de movimiento
en el agua.
En el estudio realizado por Shirayama y colaboradores (2002) y aplicado a
los modelos FST y LH, se ha demostrado que la administración de BDNF o
NT3 neurotrófico en el giro dentado o en la región del CA3 tiene efectos
antidepresivos desde el tercer día después de la primera infusión hasta el
décimo día después de la última. Otros estudios han puesto de relieve el
efecto antidepresivo del BDNF incluso después de su infusión a nivel de los
ventrículos laterales.
Sin embargo, es interesante que la acción antidepresiva del BDNF pueda
verse obstaculizada por la administración de K252a, un inhibidor de amplio
espectro del receptor de tirosina quinasa TrkB, o U0126, un inhibidor
selectivo de la cinasa extracelular ERK. Estos últimos datos sugieren un
papel clave para la cascada de TrkB/MAP-kinasa en el mecanismo de acción
del BDNF. Esto se confirma en el estudio del modelo FST de Saarelainen
(2003), que observó que las ratas transgénicas TrkB T1, en las que la función
de TrkB está reducida, son resistentes al tratamiento antidepresivo: se ha
deducido que para el funcionamiento de esta terapia es necesario mantener
intacta la actividad de TrkB.
Otro objeto de estudio fue el efecto ejercido por el BDNF también a lo largo
de la vía dopaminérgica que se extiende desde el área ventral-tegmental
(VTA) hasta el núcleo de Accumbens (NAc) y que está implicada en la
gratificación y la dependencia del alcohol y los opiáceos; en estas regiones el
BDNF se libera de aferentes glutamatérgicos procedentes de la corteza
frontal, del hipocampo y de la amígdala. Pues bien, la administración directa
de BDNF a nivel de VTA y NAc conduce a un aumento de la actividad
motora inducida por la cocaína y refuerza el sentido de gratificación tras la
administración de esta droga, fortaleciendo así los mecanismos de
dependencia.
En relación con estas observaciones, cabría esperar razonablemente que el
BDNF ejerza una acción antidepresiva también a nivel de la vía VTA-NAc:
el papel de la neurotrofia en esta vía, por otra parte, tiene un efecto
característicamente opuesto.
En 2003, Eisch y sus colaboradores observaron que la infusión de BDNF en
VTA tiene un efecto depresivo similar en los ratones, ya que induce una
reducción del tiempo de latencia a la inmovilidad tras la aplicación de
estímulos desagradables. Por el contrario, administrando en el NAc virus que
producen una forma alterada de TrkB, con el consiguiente bloqueo de la
acción del BDNF, se observa un efecto similar al de los antidepresivos, es
decir, un aumento del tiempo de latencia hasta la inmovilidad. Además, la
infusión de BDNF a nivel de la vía VTA-NAc induce una pérdida de peso:
este efecto podría explicarse por el aumento del tono dopaminérgico (efecto
similar al de las anfetaminas), o podría representar una reducción del sentido
de gratificación que se deriva de los alimentos (mecanismo de refuerzo) y,
por lo tanto, representar un síntoma de anhedonia.
La actividad del BDNF en la ruta VTA-NAc puede explicarse mejor a la luz
del trabajo realizado en un modelo de estrés social, en el que los animales
atacados repetidamente por sus compañeros desarrollan una condición similar
a la anhedonia humana, por la que tienen una reducción del gusto por la
sacarosa, el impulso sexual, las interacciones sociales y la actividad motora.
Sin embargo, esta sintomatología depresiva no se da en aquellos animales
sometidos a estrés social, pero en los que se eliminó el BDNF del VTA.
Sobre la base de esos datos, Nestler y Carlezon (2006) han formulado la
hipótesis de que en la vía VTA-NAc el BDNF interviene en la regulación del
estado de ánimo en respuesta a los estímulos sociocomportamentales. En
particular, el BDNF en condiciones normales participaría en la fijación de
estímulos ambientales positivos y negativos, mientras que en condiciones
patológicas podría promover la aparición de asociaciones anormales para las
que se desarrolla un estado de ánimo deprimido incluso en ausencia de
amenazas externas reales. Sin embargo, las respuestas depresivas al estrés y
la derrota social pueden evitarse inhibiendo la síntesis de BDNF en el AVA,
o tratándolas con antidepresivos.
Los estudios descritos anteriormente muestran que el BDNF puede ejercer
una acción antidepresiva o genérica depresiva dependiendo de las áreas
cerebrales involucradas y que, por lo tanto, la relación entre los valores de
BDNF y la depresión no es única (Berton et al., 2006).
Otro estudio que hace incierto el papel de los niveles de BDNF en la
depresión es el realizado por Angelucci y colaboradores (2000) en ratas
Flinders Sensitive Line (FSL: animales con una mayor respuesta a un
anticolinesterásico) y controles (Flinders Resistent Line o FRL): en la corteza
frontal y occipital del FSL, considerada como deprimida, hay un aumento de
los valores de BDNF en comparación con los controles. De hecho, se
necesitan más estudios sobre este tipo de animales transgénicos.
En cualquier caso, considerando el importante papel que desempeña el BDNF
en la depresión, se realizaron varios experimentos en ratones con la supresión
del gen del BDNF. En primer lugar, se ha observado que el BDNF está
implicado en la diferenciación neuronal y la supervivencia, ya que los ratones
homocigotos para la mutación, BDNF (-/-), tienen un aumento de la
mortalidad después de las primeras semanas de vida. Los investigadores han
prestado mucha atención a los ratones heterocigotos, BDNF (+/-), que
muestran una reducción del 50% en el BDNF y su ARNm en el cerebro
anterior. Estos animales muestran una alteración de los circuitos
serotoninérgicos y desarrollan una reducción temprana proporcional a la edad
en los niveles de serotonina y en la densidad de las fibras nerviosas; además,
son más agresivos que los controles y tienen hábitos alimenticios anormales.
Por otra parte, no hay anormalidades en el nivel de actividad, exploración,
sensibilidad al placer y natación forzada; sin embargo, en el modelo de LH
los heterocigotos muestran una sintomatología de tipo depresivo, tal vez
secundaria a la reducida sensibilidad al dolor que es típica de estos ratones.
En el modelo FST, las ratas BDNF (+/-) tratadas con imipramina no muestran
una diferencia significativa en el tiempo de inmovilidad en comparación con
las parejas no tratadas. Se puede suponer que la activación de TkrB es
necesaria para obtener con los medicamentos una acción antidepresiva en el
modelo FST, ya que en él el comportamiento de natación de las ratas BDNF
(+/-) es similar al de las ratas TrkB T1.
A la luz de los estudios realizados hasta ahora y hasta que se demuestre lo
contrario, es poco probable que las ratas o ratones con BDNF (+/-) sean un
modelo animal útil para comprender la vulnerabilidad genética a la depresión.

ESTUDIOS EN HUMANOS
BDNF en condiciones fisiológicas
Después del NGF, el BDNF fue el segundo neurotrófico detectado en los
seres humanos y su ARNm es producido tanto por las células neuronales
como por los tejidos periféricos y los órganos que no son de origen nervioso.
Además, el BDNF se encuentra en la sangre periférica y en el suero está unas
200 veces más concentrado que el plasma, ya que tiende a acumularse en las
plaquetas, que contienen la mayor parte del BDNF de la sangre. No son
capaces de producir neurotrófico, pero lo adquieren del plasma, lo
transportan dentro de ellos y lo liberan de nuevo cuando se activan. Por el
contrario, el endotelio vascular, los músculos lisos, los macrófagos y los
linfocitos activados producen BDNF y lo vierten en la circulación.
Existen pruebas contradictorias en cuanto al paso del BDNF a través de la
barrera hematoencefálica, pero si consideramos que el neutrófilo puede
atravesarla en ambas direcciones, también podemos decir que las
concentraciones de BDNF en el LCR están en equilibrio con sus
concentraciones plasmáticas, en lugar de en el suero, donde los niveles de
neurotrófico están más relacionados con la liberación de plaquetas.
Basándose en esta suposición, se han realizado varios estudios que
correlacionan los niveles sanguíneos, y especialmente los niveles
plasmáticos, de BDNF en sujetos sanos. Por ejemplo, Lommatzsch y sus
colaboradores (2005) observaron que sólo en el plasma las concentraciones
neurotróficas son inversamente proporcionales a la edad y al peso corporal.
Por otra parte, Ziegenhorn y sus colaboradores (2007) midieron las
neurotrofias en una gran muestra de sujetos ancianos de larga duración,
observando una correlación entre el aumento de la edad y las concentraciones
sedosas de BDNF. En lo que respecta a las diferencias de género, sólo en el
sexo masculino, el colaborador Piccinni e (2006) observó una fluctuación en
los niveles circadianos de BDNF, con una reducción significativa a las 20
horas. En particular, en las mujeres el contenido de plaquetas del BDNF varía
con la variación de las fases del ciclo menstrual: en la fase preovulatoria y
durante la menopausia los niveles de plaquetas del BDNF son más bajos que
en la segunda mitad del ciclo. Estos datos pueden sugerir un papel para el
estrógeno y la progesterona en la regulación de la producción neurotrófica.
Para confirmar esto, un estudio adicional ha demostrado que el BDNF en
plasma está bajo la influencia de las hormonas sexuales endógenas y
exógenas.
En trabajos más recientes se ha buscado una correlación entre el estrés laboral
y los niveles séricos de BDNF en una muestra de voluntarios sanos. Bueno, la
administración de la Lista de control del estrés y la excitación (s-SACL) a los
sujetos mostró una correlación negativa estadísticamente significativa entre el
estrés y las concentraciones sedosas de BDNF, y una correlación positiva
entre el estrés y las concentraciones plasmáticas de IL-6 y 3-metoxi,4-
hidroxifenilglicol (MHPG).

BDNF Y EL TRASTORNO BIPOLAR


Algunos autores han investigado una correlación entre los niveles de BDNF
en la sangre periférica y el cuadro clínico de los sujetos con trastorno bipolar.
Entre esos estudios, Machado-Vieira y otros (2006) evaluaron los niveles
plasmáticos de BDNF en treinta pacientes bipolares en la fase maníaca,
observando que las concentraciones neurotróficas eran menores en ese grupo
de sujetos que en los controles y que la reducción del BDNF era proporcional
a la gravedad de los síntomas maníacos.
En el estudio de Cunha y colaboradores (2006), se midió el BDNF sérico en
una muestra de pacientes bipolares, algunos en la fase maníaca, otros en la
fase depresiva, otros en la fase eutérica y en la muestra de control.
Comparando los valores obtenidos, se observó que las concentraciones de
neurotrófico se reducían en los sujetos en la fase maníaca o depresiva,
mientras que los sujetos en la fase de euthymia y los controles tenían valores
casi equivalentes entre sí. Además, los niveles de BDNF eran inversamente
proporcionales a la gravedad de los síntomas.
Sobre la base de estas observaciones, los autores han formulado la hipótesis
de que la reducción del BDNF sérico puede utilizarse como índice del estado
del trastorno bipolar, tanto en la fase maníaca como en la depresiva.
Un estudio similar fue realizado por Yoshimura y sus colaboradores (2006),
quienes midieron el BDNF en una muestra de pacientes con trastorno bipolar
I, tanto en la fase de depresión como en la de manía. Lo que surgió fue una
reducción del BDNF en sujetos deprimidos, en comparación con aquellos en
fase expansiva y controles sanos.
Palomino y colaboradores (2006) realizaron un estudio de seguimiento de
pacientes bipolares, en el que se encontraron bajos niveles plasmáticos de
BDNF al comienzo del trastorno y valores progresivamente más altos en los
doce meses siguientes.
En un estudio reciente también se encontró una reducción de los niveles
plasmáticos de neurotrófico incluso en pacientes que sufren episodios mixtos.
Tratamiento con antidepresivos. Muchos autores han evaluado los cambios
en los niveles de BDNF basándose en la administración de medicamentos
antidepresivos.
Chen y colaboradores (2001) mostraron un aumento de la neurotrofia en el
hipocampo de los pacientes deprimidos tratados con antidepresivos.
Karege y colaboradores (2002) observaron que en los pacientes deprimidos
que no se someten a tratamiento, la reducción del BDNF sérico es
significativa y proporcional a la gravedad del cuadro clínico.
De manera similar, Shimizu y sus colaboradores (2003) encontraron valores
de BDNF sérico más bajos en sujetos deprimidos no tratados que en la terapia
antidepresiva, y este equipo también observó una correlación entre la
disminución de los niveles neurotróficos séricos y la gravedad del trastorno.
Además, aunque el grupo de personas deprimidas no tratadas comenzó a
tomar la terapia antidepresiva, en ellas los valores de BDNF aumentaron.
Otros autores también obtuvieron resultados similares administrando
venlafaxina o ISRS (inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina) a un
grupo de sujetos deprimidos: después de ocho semanas de tratamiento, en los
sujetos con mejoría clínica incluso se aumentaron los niveles séricos de
BDNF, hasta llegar a los valores normales.
Aydemir y sus colaboradores (2005) encontraron niveles séricos más bajos de
neurotrófico en los diez pacientes deprimidos examinados en comparación
con los controles. Al iniciar un tratamiento con venlafaxina y prolongarlo
durante doce semanas, los valores de BDNF en las depresiones se
superpusieron a los de los controles.
Para confirmar estos estudios, en los que se examinaron setenta y siete
pacientes deprimidos y noventa y cinco sujetos sanos, Lee y sus
colaboradores (2006) observaron que los niveles medios de BDNF en plasma
en los pacientes deprimidos son significativamente inferiores a los de los
controles.
Además, los niveles más bajos de BDNF se encontraron en pacientes
deprimidos con episodios recurrentes, sin síntomas psicóticos, con
antecedentes positivos de intentos de suicidio y con un cuadro clínico más
grave. Por consiguiente, los autores llegaron a la conclusión de que las
concentraciones de BDNF se ven reducidas por el estado de ánimo
deprimido, la recurrencia de los episodios, los intentos de suicidio, pero no
por los síntomas psicóticos.
Huang y colaboradores (2007) compararon los sedosos niveles de BDNF en
mujeres y hombres deprimidos, evaluando también los efectos de la terapia
antidepresiva. Los datos obtenidos sugieren que un nivel reducido de BDNF
puede afectar la tendencia a la depresión en las mujeres, y que puede
aumentar con el tratamiento antidepresivo.
Análogamente, Piccinni y colaboradores (2008) dosificaron BDNF sérico y
plasmático durante un año en pacientes deprimidos durante el tratamiento con
ISRS y antidepresivos tricíclicos, observando que los niveles séricos se
mantuvieron sistemáticamente más bajos en los pacientes deprimidos que en
los controles. Estos datos sugerirían que el nivel sérico reducido de BDNF
podría ser un marcador del estado depresivo, tal vez vinculado a grupos de
síntomas específicos. Por el contrario, ya después de un mes de tratamiento,
las concentraciones plasmáticas de neurotrófico tendían a normalizarse en las
zonas deprimidas, lo que sugiere un papel del BDNF plasmático como índice
del estado de la enfermedad.
Monteleone y colaboradores (2008) confirmaron la reducción de los niveles
séricos de BDNF en pacientes con episodios de depresión grave; también
estudiaron las concentraciones séricas de neurotrófico en pacientes con
euthymia, pero con antecedentes de depresión unipolar, trastorno bipolar tipo
I, trastorno bipolar tipo II, encontrando en estos sujetos una reducción del
BDNF sérico.
Tratamiento con estabilizadores del estado de ánimo. Varios estudios han
demostrado que el litio y el valproato aumentan los niveles de ARNm y de
proteínas en las neurotrofias, incluido el BDNF, tanto en los cultivos
celulares como en algunas zonas del cerebro.
Además, el litio aumenta los niveles séricos de BDNF en pacientes con
Alzheimer. Se cree que los efectos de los estabilizadores del estado de ánimo
en los niveles de BDNF están mediados por varios mecanismos.
El litio y el valproato, por ejemplo, podrían aumentar la activación del
promotor del BDNF estimulando las vías mediadas por ERK y PI3K, lo que
llevaría a la activación del CREB y a la transcripción del BDNF mediado por
el CREB. La inhibición del valproato en la vía de la histona deacetilasa
(HDAC) puede ser un mecanismo adicional que conduce a la activación y
desactivación de los genes.
Tratamiento con antipsicóticos. Muchos estudios han evaluado los efectos de
los antipsicóticos sobre los factores neurotróficos, revelando diferencias
significativas entre lo típico y lo atípico.
Los antipsicóticos típicos, como el haloperidol, tienden a reducir la
producción de BDNF en las regiones del hipocampo y el estriado (Pillai y
otros, 2006). Los antipsicóticos atípicos generalmente no conducen a una
regulación a la baja del BDNF (Dean, 2006). Algunos autores han
descubierto que, tras una ingesta crónica de haloperidol (90 días), el paso al
tratamiento con los antipsicóticos atípicos olanzapina y risperidona parecería
devolver la producción de BDNF a los niveles de referencia.
Intentos de suicidio. Algunos autores han tratado de entender si los niveles de
BDNF podrían afectar a una de las peores complicaciones del trastorno
bipolar, como el suicidio.
Entre otros, el equipo de Dwivedi (2003) y el equipo de Karege (2005)
encontraron una reducción no sólo del BDNF, sino también de su receptor de
TrkB, en el hipocampo y la corteza prefrontal de los pacientes suicidas no
tratados con antidepresivos. Sin embargo, el mismo grupo de Karege (2005)
observó que los pacientes deprimidos tratados con antidepresivos en el
momento del suicidio tenían niveles normales de BDNF. Sin embargo, es
evidente que en este caso la normalización de las concentraciones
neurotróficas no tuvo una acción preventiva en la aplicación del gesto de
auto. Por esta razón, los autores concluyeron que los cambios en los valores
de BDNF preceden a los cambios en el cuadro clínico, ya que estos últimos
se producen lentamente tras el inicio del efecto neurotrófico.
Un estudio más reciente comparó los niveles de BDNF de un grupo de
pacientes deprimidos con antecedentes de intento de suicidio, pacientes
deprimidos sin intento de suicidio y controles sanos. El primero tenía valores
de BDNF más bajos que los otros dos grupos, pero no se observaron
diferencias significativas entre ellos. Tampoco había discrepancias entre
hombres y mujeres.
Además, los niveles de BDNF no parecían correlacionarse con las
puntuaciones de la escala de Hamilton para la depresión (HAM-D), ni con el
peligro de intento de suicidio. La hipótesis formulada por los autores de este
estudio prevé como causa de la reducción de los niveles de BDNF en los
pacientes con antecedentes de intento de suicidio una regulación a la baja
debido a la reducción de la función del sistema serotoninérgico. Ello está en
consonancia con la demostración de que los pacientes deprimidos que
intentaron suicidarse redujeron los niveles de 5-HIAA (ácido 5-hidroxi,3-
indolacético), el principal metabolito de la serotonina, en el líquido
cefalorraquídeo (Asberg, 1997); por el contrario, los niveles bajos de 5-HIAA
aumentan el riesgo de suicidio, según un estudio realizado por Mann y sus
colaboradores (1992). Los mismos autores encontraron una alteración de la
función serotoninérgica a nivel de las plaquetas en sujetos deprimidos con
antecedentes de gestos de autocuración, suponiendo así que una disfunción
serotoninérgica puede reducir la expresión del BDNF y, por tanto, aumentar
el riesgo de suicidio en pacientes deprimidos.
Análisis genético. En los últimos años varios investigadores han tratado de
identificar posibles polimorfismos del gen del BDNF asociados con los
trastornos del estado de ánimo.
La mutación más estudiada que parece estar implicada en la etiopatogenia del
trastorno bipolar es la mutación puntual en la posición 66 de la secuencia
promotora del alelo del pro-BDNF, que determina la sustitución del
aminoácido metionina por valina. Por el contrario, otros autores no han
observado ninguna correlación entre el alelo val66met y un mayor riesgo de
desarrollar un trastorno bipolar. Esta correlación ni siquiera es evidente entre
el mismo polimorfismo y la patogénesis de la depresión mayor.
Los estudios encaminados a aclarar la función de la sustitución del val66met
han sido variados y con resultados diferentes.
Tramontina y colaboradores (2007) han investigado una asociación entre el
polimorfismo val66met y los niveles de BDNF en el suero de pacientes
bipolares y controles sanos. Los resultados obtenidos no mostraron ninguna
diferencia en la frecuencia del genotipo val66met entre el bipolar I en
eurimios y sujetos sanos, ni tampoco mostraron una correlación entre el
polimorfismo y los niveles de BDNF en ninguno de los dos grupos.
Además, un metaanálisis de trece estudios sobre pacientes esquizofrénicos y
once estudios sobre pacientes bipolares no encontró una correlación
estadísticamente significativa entre el polimorfismo val66met del BDNF y
ninguno de los dos trastornos mencionados.
Sin embargo, según otras investigaciones, el polimorfismo val66met causa
una reducción de la secreción de BDNF a nivel del hipocampo y parece estar
asociado con una predisposición al curso de ciclos rápidos del trastorno
bipolar y a la alteración del rendimiento cognitivo de los sujetos bipolares.
Además, Szeszko y colaboradores (2005), comparando el volumen del
hipocampo y la presencia del polimorfismo Val66Met, han asumido un
posible papel del BDNF en la determinación del tamaño del hipocampo, en
mayor medida en los pacientes bipolares que en los sujetos sanos.
En cambio, Bueller y colaboradores (2006), al examinar una pequeña muestra
de voluntarios sanos, identificaron una asociación entre la presencia de
metionina en la posición 66 del BDNF (alelo Met66Val) y un volumen
reducido del hipocampo. Según estos autores, estos datos podrían determinar
una mayor susceptibilidad al desarrollo de enfermedades causadas por una
disfunción del hipocampo. De manera similar, Frodl y colaboradores (2007),
al estudiar la asociación entre los polimorfismos del gen BDNF y el volumen
del hipocampo, llegaron a la conclusión de que los sujetos con el alelo
Met66Val podrían ser más propensos a la depresión, ya que sufren con mayor
frecuencia reducciones del volumen del hipocampo. Otros autores han
correlacionado el alelo Met66Val con una actividad reducida de BDNF,
asumiendo que este polimorfismo puede afectar los niveles sedosos de
neurotrófico durante las fases agudas del trastorno bipolar. En otro estudio se
identificó un desequilibrio de vinculación entre los polimorfismos del gen
BDNF y el trastorno bipolar, examinando 283 familias. Hay todavía otros
estudios que sugieren la presencia de otros polimorfismos, además del
Val66Met y el Met66Val, que probablemente son sólo una parte de los
factores etiopatológicos que subyacen al trastorno bipolar.
En el estudio realizado por Kaija y colaboradores (2006), no se encontró
ninguna asociación entre los polimorfismos del gen BDNF (G196A y C270T)
y la respuesta a la terapia electroconvulsiva (TEC) en la depresión; además,
no se encontraron diferencias entre los dos géneros. No obstante, en algunos
subgrupos, como los psicóticos y los sujetos con depresión de aparición
tardía, el genotipo C270T parece estar asociado con una mejor respuesta a la
TEC. Terapia electroconvulsiva. Como acabamos de presentar, hay
numerosos estudios que investigan cómo la TEC desempeña un papel en el
aumento de los niveles de BDNF en sujetos con depresión resistente a los
medicamentos.
Los primeros autores en evaluar los cambios del BDNF después de la terapia
electroconvulsiva fueron Bocchio-Chiavetto y colaboradores (2006), que
sometieron a la terapia electroconvulsiva una muestra de 23 pacientes con
depresión unipolar resistente a los medicamentos.
En estos se dosificó el BDNF en T0 (el día antes de la primera aplicación de
la TEC), en T1 (el día después de la última aplicación) y en T2 (un mes
después del final del ciclo de la TEC).
Si bien surgieron diferencias significativas entre las dosis de neurotrófico en
los tres momentos y la estratificación de los pacientes por sexo, presencia de
síntomas psicóticos, tratamiento antidepresivo (ISRS vs. otros tratamientos
en monoterapia o en asociación con ISRS), no se encontró ninguna
correlación con la edad y con la puntuación en el Mini Test Mental (escala
para la evaluación de los síntomas cognitivos). No se encontró ninguna
correlación entre los niveles de BDNF y la puntuación de la MADRS (Escala
de Gravedad de la Depresión) examinada en T0.
Característicamente también se observó que las concentraciones de
neurotrófico no cambiaron significativamente entre T0 y T1, pero mostraron
un aumento entre T1 y T2. En particular, al dividir los 23 pacientes en dos
grupos según el valor (alto o bajo) del BDNF en T0, se detectó un aumento
lineal de la neurotrofia entre T0 y T1 en el grupo con valores más bajos.
Secularmente, en el grupo con valores más altos hubo un incremento similar
entre T1 y T2.
En cualquier caso, no se encontró ninguna correlación entre los aumentos de
los niveles de BDNF y la eficacia de la TEC, medida como diferencias en la
puntuación de MADRS.
Los autores concluyeron el estudio demostrando que las concentraciones de
BDNF son significativamente más altas después de un ciclo de TEC. Por lo
tanto, se ha formulado la hipótesis de que existe una correlación entre el
BDNF y el efecto antidepresivo de las terapias no farmacológicas.
De manera similar a Bocchio-Chiavetto y colaboradores, Marano y
colaboradores (2007) encontraron un aumento en los niveles de BDNF en
pacientes con depresión mayor tratados con TEC. Por el contrario, Gronli y
colaboradores (2007) no detectaron cambios significativos en el BDNF en el
suero de los pacientes sometidos a tratamiento. Sin embargo, otro estudio
reciente volvió a mostrar un aumento de la neurotrofia en el suero de los
pacientes sometidos a 12 sesiones de TEC (tres aplicaciones por semana); no
obstante, en los que no respondieron, los niveles séricos de BDNF a las cinco
semanas de iniciado el tratamiento no se modificaron. Una vez más, se puede
concluir que el BDNF desempeña un papel fundamental en la acción
antidepresiva de la TEC.
Estimulación magnética transcraneal . De la misma
manera, a tratamiento de
drogas Conante
depresivo el TEC, la Estimulación
Magnética Transcraneal (SMT) también puede
modificar los niveles de BDNF. Esta tesis puede confirmarse con el estudio
de Zanardini y colaboradores (2006), en el que se examinaron las
concentraciones sedosas de BDNF en 16 pacientes que padecían depresión
grave resistente a los tratamientos con medicamentos y luego fueron tratados
con un ciclo de TME. Cada paciente se sometió a sesiones matinales durante
cinco días consecutivos, antes y después de cada una de las cuales se dosificó
el neurotrófico y se evaluó la gravedad de los síntomas depresivos con la
escala HAM-D. Bueno, el cuadro clínico mejoró significativamente después
de la EMT ; además, el Los
autores encontraron una correlación negativa entre los niveles
iniciales de BDNF y la puntuación de HAM-D en T0 (es decir, antes de la
TSM), pero ninguna correlación en T1 (es decir, después de la TSM). De
hecho, después del ciclo de la TSM se detectó un aumento significativo de las
concentraciones séricas de BDNF, pero no se encontró ninguna correlación
estadística entre los valores de BDNF en T0 (o entre el aumento porcentual
de BDNF de T0 a T1) y la eficacia de la TSM en términos de mejora clínica.
Las conclusiones a las que se llegó fueron las siguientes: los pacientes con
depresión resistente a los medicamentos tienen niveles más altos de BDNF
después de la TSM; además, en relación con la proporcionalidad indirecta
entre los valores iniciales de BDNF y la gravedad de la enfermedad, la
neurotrofia parece estar implicada en la patogénesis pero también en la
resolución de la depresión. Estos datos concuerdan con los estudios en los
que se encuentran niveles más bajos de BDNF en pacientes deprimidos no
tratados, junto con una correlación negativa entre las concentraciones de
BDNF y la gravedad de los síntomas. Además, Zanardini y colaboradores
(2006), observando que el período necesario para que los niveles de BDNF
aumenten después de la TSM es de unos 5 días, han formulado la hipótesis de
una posible modulación por la TSM de la actividad de sistemas como el eje
hipotálamo-pituitaria-suprarrenal o de las vías serotoninérgicas.
Un estudio similar confirmó el aumento de los niveles de BDNF después de
la TSM en pacientes con depresión resistente a los medicamentos; en
particular, este aumento se encontró en pacientes con respondedores
completos (con una evidente mejora clínica) y respondedores parciales (con
una leve mejora clínica), pero no en los no respondedores (sin ninguna
mejora clínica). A diferencia de los dos estudios que se acaban de describir,
el de Lang y colaboradores (2008), realizado en 42 voluntarios sanos,
demostró que la TSM, aplicada en agudo sobre la corteza prefrontal
dorsolateral, no modifica los niveles de BDNF. Bocchio-Chiavetto y sus
colaboradores (2008) examinaron la respuesta r-TSM (TSM repetida) de 36
pacientes con depresión resistente en relación con el polimorfismo Val66Met
del gen BDNF. A partir de los resultados recogidos, los autores concluyeron
que en los pacientes homocigotos para el alelo Val66Met la respuesta a la r-
SMT es mayor que en los pacientes con el alelo Met66Val.

TERAPIA DE COMPORTAMIENTO
DIALÉCTICO Y COGNITIVO
El tema elegido para la tesis es la Terapia Cognitiva-Conductual, que integra
y fusiona dos modelos de psicoterapia, el conductual y el cognitivo. En ella
se amalgama la psicoterapia cognitiva, que ayuda a los pacientes a cambiar
los estilos de pensamiento disfuncionales mediante la reestructuración
cognitiva, ayudándoles a adoptar nuevos estilos más adecuados y adaptables;
y la psicoterapia conductual, que ayuda a cambiar la relación entre las
situaciones que crean dificultades y las reacciones emocionales y
conductuales habituales que la persona pone en marcha en tales
circunstancias, mediante el aprendizaje de nuevas formas de respuesta, la
exposición gradual a situaciones temidas y el afrontamiento activo de los
estados de malestar.
Esta terapia puede aplicarse a diferentes tipos de usuarios, en particular a las
personas con un trastorno afectivo.
Por mi propia experiencia, elegí la población de pacientes bipolares,
estrechando el campo de investigación a los pacientes con bipolarismo y
síntomas depresivos. Esto se debe a que, en términos de síntomas depresivos,
los pacientes con Trastorno Bipolar parecen correr un mayor riesgo de
recaídas debido a la repetición de pensamientos negativos por actitudes
disfuncionales y estilos inferenciales pesimistas. Los pensamientos negativos
pueden desencadenarse a través de acontecimientos vitales estresantes y/o
negativos, interrumpiendo también los ritmos sociales. Además, esos usuarios
tienen tendencia a rumiar en respuesta a acontecimientos negativos, lo que
parece crear un ciclo de autoperpetuación de los pensamientos negativos y
rumiantes, disminución de la motivación y el interés; todo ello puede dar
lugar a un nuevo episodio depresivo.
Me interesa verificar algunos enfoques no farmacológicos que reducen el
riesgo de recaídas depresivas porque los pacientes con bipolarismo con los
que he trabajado, han afirmado sufrir más durante las fases depresivas que en
las maníacas (fase corta en comparación con la fase depresiva en la que
tienen más energía).
Durante mi segunda pasantía, me interesé en la rama de la psiquiatría y, por
lo tanto, me centré en un tema que le concernía. El Trastorno Bipolar ha
despertado en mí un gran interés por la gran amplitud de emociones,
pensamientos y conductas que manifiesta la persona, experimentando un gran
sufrimiento interior. Decidí tomar en consideración la fase
depresiva/sintomatología, porque normalmente un episodio depresivo tiene
una duración mayor que el maníaco y también en este último los pacientes no
están en condiciones de seguir una psicoterapia. En la fase maníaca, de
hecho, no hay determinantes esenciales para la aplicabilidad de la terapia
cognitivo-conductual como la concentración, la disponibilidad y la paciencia.
La primera fue cuando buscaba tratamientos no farmacológicos del Trastorno
Bipolar y me detuve a leer un estudio que destacaba especialmente la eficacia
de esta técnica; me pareció una buena terapia no farmacológica que puede
aplicarse e integrarse en el tratamiento del Trastorno Bipolar (junto con la
terapia farmacológica tradicional).
El segundo fue en el Departamento de Agudos de Adorna 2, donde hice mi
pasantía. He conocido a algunos pacientes con desorden bipolar.
Especialmente con uno de ellos, un joven que había sufrido esta enfermedad
durante mucho tiempo, inmediatamente establecí una buena relación.
Después de haber estado hospitalizado durante varios meses, lo conocí
durante toda mi pasantía, observándolo y acompañándolo incluso en los
momentos más difíciles, pero también compartiendo los más positivos (por
ejemplo, sus progresos durante su estancia y su alta en mi último día de
pasantía). Habiéndole acompañado durante todo el período de prácticas,
también establecí una buena relación de confianza con su familia,
especialmente con su madre, que me recordó mucho a la mía por la forma de
plantear y afrontar los acontecimientos. Como uno de los pacientes a los que
seguía de manera privilegiada, me comprometí aún más a conocer su historia,
el momento de la aparición de la enfermedad, el curso, las diferentes fases y
también los tratamientos utilizados. Aquí, el descubrimiento de la Terapia
Cognitivo-Conductual de la cual mis colegas me han explicado e ilustrado los
principales contenidos. Al no haber tenido la oportunidad y la posibilidad de
profundizar adecuadamente durante la pasantía, tuve varias dudas que me
gustaría llenar a través de esta investigación. En la fase depresiva los
pacientes se muestran apáticos, sin espíritu de iniciativa, con pérdida de
interés en las cosas que les rodean, expresan sobre todo pensamientos de
ruina, recuerdos, términos de autoevaluación. Mi interés en esta técnica se ve
incrementado por la perspectiva futura de optimizar la eficacia de las
intervenciones terapéuticas (psicoterapéuticas y psicofarmacológicas) y de
rehabilitación con el fin de mejorar, en el paciente, la calidad de vida y el
funcionamiento psicosocial. Esta técnica de la que elegí hablar en mi tesis
parece reflejar sus cualidades. Me interesa investigar el funcionamiento
cognitivo de los trastornos del espectro bipolar, porque los pacientes
muestran una considerable rigidez cognitiva que puede manifestarse con una
alternancia de estados afectivos opuestos intensos y agudos.
También me gustaría identificar los beneficios reales de los enfoques
cognitivo-conductuales y, en consecuencia, hacer algunas reflexiones sobre la
posibilidad concreta de aplicación y prescindibilidad en los departamentos de
atención también por parte de la figura de la enfermería (que tiene más
contacto con el paciente a lo largo del día).

INTRODUCCIÓN AL TEMA
Para mi investigación estuve de acuerdo en que era apropiado tratar tanto el
tema de la Terapia Cognitiva-Conductual (TCC) en general, refiriéndome a
los estudios que se expresan en términos de técnicas cognitivo-conductuales
sin especificar el enfoque en particular, como centrarse en la Terapia
Cognitiva Basada en la Conciencia (TBC), una práctica de psicoterapia de
tercera generación que se ha desarrollado a lo largo de los años a partir de la
TCC básica. Consideré la investigación de estudios sobre un tema más
preciso porque la terapia cognitiva basada en la atención plena, demostró ser
un tratamiento innovador y empíricamente validado muy eficaz en la
prevención de los episodios depresivos (tanto para la depresión unipolar
como bipolar) y en el tratamiento de los síntomas depresivos, que representan
justamente los resultados que había establecido para la investigación.
Además, el objeto de mi investigación para este trabajo de licenciatura se ha
consolidado con algunas lecciones teóricas celebradas en la escuela durante
las cuales tratamos el interesante tema de la reestructuración cognitiva, una
técnica cognitivo-conductual, y la lección sobre la meditación, el principio
fundamental del MBCT.
Este enfoque se desarrolló específicamente para tratar los síntomas
depresivos y prevenir su recaída. Esta técnica representa una nueva
intervención para la prevención de recaídas en la depresión unipolar y
bipolar, incluye una serie de programas específicos para pacientes que
aumentan y entrenan habilidades de conciencia a través de técnicas de
meditación combinadas con técnicas de terapia cognitiva. De esta manera se
identifican las vulnerabilidades que aumentan el riesgo o conducen a
recaídas; el terapeuta proporciona estrategias valiosas para abordar los
problemas y modificar los pensamientos disfuncionales en beneficio del
paciente. El MBCT ayuda a los participantes a ver más claramente cómo
funciona la mente y a aprender a reconocer cuando su estado de ánimo
empieza a decaer. Por lo tanto, el objetivo es aumentar las habilidades
metacognitivas animando a la gente a adoptar una nueva forma de ser y vivir.
Esto ayuda a romper el vínculo entre el estado de ánimo negativo y el
pensamiento negativo que normalmente se activaría. Así, los participantes
desarrollan la capacidad de dejar ir y venir estados de ánimo, pensamientos y
sentimientos negativos, sin tener que oponerse necesariamente a ellos. El
cultivo de la conciencia del momento presente y la ausencia de juicios lleva a
las personas a romper el círculo de la rumia y aumentar la amabilidad hacia sí
mismas, rompiendo así el vínculo entre la actividad de la mente (rumiar sobre
acontecimientos pasados) y los síntomas depresivos.

TRASTORNO BIPOLAR
El trastorno bipolar se inserta desde el punto de vista de las clasificaciones
diagnósticas entre las patologías definidas bajo el tope de los síndromes
afectivos. De hecho, en lo que respecta a la subdivisión de los trastornos del
estado de ánimo, hay dos métodos principales de clasificación que muestran
algunas diferencias entre ellos: el DSM y el ICD (Casey y Brendan, 2009).
Uno de los sistemas es el DSM (Manual de Diagnóstico y Estadística de
Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría), el sistema
más utilizado en los Estados Unidos. La primera edición se publicó en 1952
(DSM-1) y describía unos 108 trastornos, pero sólo de la esfera psicótica.
Posteriormente, se publicaron las diversas revisiones hasta que la última
versión disponible, el DSM-5, se publicó en 2013.
Este sistema enumera y define hoy en día más de trescientos trastornos
psiquiátricos y cada uno de ellos se describe en función de las características
que lo acompañan, como la edad, el sexo, los factores culturales, el riesgo de
incidencia y los factores de predisposición. También se incluye el diagnóstico
diferencial, así como cualquier hallazgo de laboratorio, pero no se incluyen
consideraciones relativas a las causas, el tratamiento o el diagnóstico.
Además, los trastornos se describen como leves, moderados o graves.
El otro sistema de clasificación es la CIE-10, que representa la décima
revisión de la clasificación de la CIE, es decir, la Clasificación Internacional
de Enfermedades y Cuestiones Afines, propuesta por la OMS en la que se
clasifican más de 2000 enfermedades. Es independiente del estímulo único
que proviene de la realidad externa y constituye el fondo sobre el que se
pintan las situaciones existenciales; influye en la actitud que el individuo
asume hacia el otro y hacia el mundo, así como en la interpretación de los
procesos perceptivos, la forma de pensar, de reflexionar sobre sí mismo y de
recordar. El estado de ánimo puede ser cambiado a lo largo de un continuo de
tonos en cuyos extremos podemos imaginar el estado de ánimo deprimido y
el estado de ánimo maníaco. La afectividad puede definirse como la
capacidad o la voluntad individual de experimentar emociones/sentimientos
de significado, duración, intensidad y tonalidad variables en respuesta a
acontecimientos de la realidad externa e interna. La respuesta emocional
difiere en el individuo en relación con el estímulo causal y, sobre todo, en
relación con la disposición afectiva básica o el estado de ánimo. La palabra
"afectividad" se utiliza en el campo psicológico para indicar el conjunto de
sentimientos y emociones de un individuo, así como el carácter que asume un
estado psíquico determinado. El proceso de estructuración afecta desde el
nacimiento hasta la madurez.
Durante el día cada persona presenta variaciones en su estado de ánimo, pero
para poder hablar de un trastorno del estado de ánimo es necesario observar
una alteración del estado de ánimo que altere el funcionamiento físico
(cambios en los niveles de energía, ritmos circadianos, funciones
vegetativas), cognitivo (cambio en el pensamiento) y social del individuo, de
forma generalizada y durante un período de tiempo definido.
Hablamos de afectividad normal y estado de ánimo entómico cuando el
sujeto reacciona y se corresponde de forma equilibrada, flexible y adecuada a
los estímulos ambientales, se convierte en cambio en patológico cuando tanto
la afectividad como el estado de ánimo se caracterizan por su rigidez,
inalterable respecto a los cambios en las circunstancias de los estímulos y sus
significados.
Por lo tanto, cuando la afectividad está comprometida, puede dar lugar a
formas clínicas (síndromes depresivos y maníacos) que se distinguen por la
prevalencia de una polaridad afectiva caracterizada por una extrema
disminución del estado de ánimo o una extrema alegría y exaltación. Son
imágenes monopolares cuando se repiten en la misma persona durante el
curso de la existencia con características similares. En las formas bipolares,
en cambio, los períodos depresivos se alternan con períodos maníacos. En las
formas mixtas hay síntomas tanto depresivos como maníacos. Los trastornos
del estado de ánimo incluyen una variedad de cuadros psicopatológicos
caracterizados no sólo por un cambio en el estado de ánimo, sino también por
síntomas de las esferas cognitiva, psicomotora y neurovegetativa.
Entre esos trastornos figuran: la depresión unipolar, dividida en depresión
mayor y menor; el trastorno bipolar de tipo I y tipo II con episodios
depresivos, maníacos e hipomaníacos; el trastorno ciclotímico, un trastorno
bipolar caracterizado por la sucesión de episodios depresivos mayores y
episodios hipomaníacos, sin períodos libres de síntomas; el trastorno
distímico o un trastorno del estado de ánimo caracterizado por la sucesión de
episodios depresivos menores de manera crónica, sin períodos de bienestar
relativo.

TIPOS DE TRASTORNO BIPOLAR (TIPO I Y TIPO II)


A continuación entraré en más detalles sobre el Trastorno Bipolar, en
particular los rasgos distintivos entre los dos tipos principales de trastorno, ya
que es la patología que elegí tratar para la investigación.
El trastorno bipolar (también definido como psicosis maníaco-depresiva)
consiste en un trastorno del estado de ánimo, representado por una oscilación
del mismo entre dos polaridades: una maníaca y otra depresiva. Estas
polaridades se producen alternativamente, con una frecuencia que varía de
persona a persona. El trastorno abarca un amplio espectro de gravedad, que
se manifiesta en formas leves o más graves. Los estudios han demostrado que
la manifestación del trastorno a una edad temprana (entre los 15 y los 19
años), es un factor predictivo del desarrollo de una forma grave. Sin embargo,
se considera una enfermedad mental grave que plantea un riesgo de
morbilidad y mortalidad y compromete la calidad de vida de los afectados. El
trastorno bipolar es la sexta causa de incapacidad laboral en el mundo debido
a la cronicidad y a las posibles recurrencias.
Este trastorno se caracteriza por una alteración de los mecanismos que
regulan el tono del estado de ánimo. Cuando el equilibrio normal entre el
estado de ánimo y la personalidad (temperamento y carácter) se transforma
durante un cierto período de tiempo e involucra de forma generalizada toda la
vida de la persona, de modo que afecta a su funcionamiento general. Por lo
tanto, esta persona se encontrará experimentando alteraciones físicas,
cognitivas, de comportamiento, con un cambio en su capacidad para hacer
frente a los acontecimientos y relacionarse con los demás y con el mundo:
este cambio es reconocido por la psiquiatría como patológico. Se llama
Trastorno Bipolar porque los cambios patológicos se producen entre dos
polos, uno que conduce a un aumento del estado de ánimo (hipomanía o
manía), y otro que conduce a un descenso del estado de ánimo (depresión,
reducción del apetito, pérdida de energía); esto lo diferencia del trastorno
depresivo unipolar, en el que los cambios del estado de ánimo tienden
exclusivamente a disminuir el estado de ánimo.
En el trabajo escrito me enfoco más en los síntomas depresivos. Con la ayuda
de los autores Colom y Vieta, reelaboré y resumí en una tabla los principales
síntomas y características de una fase depresiva que experimentan los
pacientes bipolares, precisamente porque este estado es uno de los elementos
de mi investigación.
Para ayudar al lector a comprender mejor la enfermedad en su conjunto,
también he expuesto la descripción del otro polo, es decir, el polo maníaco e
hipomaníaco, pero sin entrar en demasiados detalles. En los momentos
definidos como maníacos, las personas experimentan diferentes
combinaciones de los siguientes elementos: estado de ánimo ampliado o
eufórico (exceso de felicidad, alegría o expansividad), estado de ánimo
irritable (ira o nerviosismo excesivos), disminución de la necesidad de
dormir, sentimientos de grandeza o autoestima excesiva en un sentido
positivo; aumento de la locuacidad, aumento de la afluencia de ideas o
sensación de que los pensamientos fluyen demasiado rápido; aumento de los
niveles de energía y actividad. Los cambios en la capacidad cognitiva
(atención, memoria, percepción, etc.) son también muy frecuentes y
característicos, como el aumento de la actividad asociativa, la mejora de la
capacidad de atención y de percepción; la persona que atraviesa una fase de
manía suele adoptar comportamientos impulsivos e imprudentes que pueden
tener consecuencias negativas en varios aspectos (aumenta el riesgo de
lesiones y el riesgo de suicidio).
Parafraseando el pensamiento de Fera (2012) en comparación con años
anteriores, hoy en día vemos el Trastorno Bipolar con una visión holística, de
hecho ya no sólo consideramos el lado biológico de la enfermedad, sino que
hacemos hincapié en la importancia de una cuidadosa educación del paciente
y su familia, a fin de mejorar no sólo el conocimiento del trastorno, sino
también las estrategias necesarias para reconocer y tratar adecuadamente las
diferentes etapas de la enfermedad.
Los autores creen lo siguiente: la intensidad y gravedad de los síntomas que
se manifiestan en esta fase particular de elevado estado de ánimo y durante la
cual los pacientes pueden sentirse particularmente irritables (nerviosos,
enfadados), diferencia un estado maníaco del llamado estado hipomaníaco:
una persona pasa a un estado hipomaníaco cuando presenta síntomas
idénticos a los del episodio maníaco, de los que, sin embargo, difiere por la
duración (la alteración del estado de ánimo tiene una duración ininterrumpida
de por lo menos cuatro días), por la gravedad (el episodio no es lo
suficientemente grave como para causar problemas serios como para requerir
hospitalización), por una sintomatología en general más atenuada (no hay,
entre otros, delirios y alucinaciones) y, por lo tanto, por un impacto
globalmente más leve en las funciones sociales y laborales de la persona. La
hipomanía es, por lo tanto, una condición compleja que debe identificarse y
que podría parecer la simple manifestación de un estado de bienestar
particular o la expresión de un carácter algo exuberante. Sin embargo, la
detección de la presencia de una fase hipomaníaca es importante, ya que es el
principal factor de predicción de la posible aparición de un episodio
depresivo.
Según los autores Colom y Vieta (2006), la característica esencial que define
el trastorno bipolar tipo I es la presencia de síntomas del episodio maníaco o
mixto durante una duración de al menos una semana. Por lo tanto, las
personas con Trastorno Bipolar I, pueden experimentar episodios en
diferentes secuencias: algunos pacientes tienen períodos de manía seguidos
de depresión otros viven, en cambio, episodios de depresión seguidos de
manía. Además, no es raro que a un ciclo de enfermedad le siga un período
en el que el humor vuelve a ser de un temperamento normal, sin exagerar ni
hacia arriba ni hacia abajo. El bienestar entre un episodio y el siguiente se
llama eutocia, o un intervalo libre de síntomas de cualquier tipo. La
característica esencial del trastorno bipolar de tipo II, por otra parte, es una
alternancia de episodios hipomaníacos y depresivos importantes. El trastorno
bipolar de tipo II manifiesta episodios depresivos que alternan con episodios
hipomaníacos (períodos relativamente leves, sin síntomas psicóticos, que
suelen durar menos de una semana). Durante el período hipomaníaco el
estado de ánimo aumenta, la necesidad de dormir disminuye y la actividad
psicomotora aumenta más allá del nivel habitual del paciente. La hipersomnia
y la sobrealimentación suelen estar presentes. Mientras que en la fase
depresiva se manifiesta el insomnio y la disminución del apetito.
Otro trastorno ilustrado por Colom y Vieta (2006) es la ciclotimia,
considerada una variante menor del trastorno bipolar que constituye el
sustrato temperamental de los trastornos bipolares. Se caracteriza por la alta
frecuencia de los episodios que se producen, sin embargo, con una ligera
intensidad. La ciclotimia puede conducir a complicaciones psicosociales y a
muchos pacientes con ciclotimia se les diagnostica un trastorno límite de la
personalidad. En algunos casos, la ciclotimia se asocia con el déficit de
atención y el trastorno de hiperactividad.
En el DSM-5 y el CIE-10, el Trastorno Bipolar es conceptualizado como un
espectro de perturbaciones que ocurren en un continuo. El DSM-5 explica
que el Trastorno Bipolar Tipo I puede caracterizarse por al menos un episodio
mixto, o por al menos un episodio depresivo importante intercalado con al
menos un episodio maníaco espontáneo (Biondi & American Psychiatric
Association, 2014).
En la clasificación de la CIE-10 no se habla de Trastorno Bipolar tipo I y tipo
II como en el DSM-5, sino de Síndrome Afectivo caracterizado por dos o
más episodios en los que el estado de ánimo del sujeto y sus niveles de
actividad se ven significativamente alterados. A diferencia del DSM-5, que
tiene una larga lista de especificadores, el ICD-10 sólo considera la gravedad,
la ausencia o la presencia de síntomas psicóticos.
En el diagnóstico, se debe prestar especial atención a los episodios de
trastornos del estado de ánimo inducidos por sustancias (debido a los efectos
directos de un medicamento, otros tratamientos somáticos para la depresión,
una droga de abuso o la exposición a una toxina), o a los trastornos del estado
de ánimo debidos a una afección médica general, que no cuentan para el
diagnóstico del trastorno bipolar.
En lo que respecta al trastorno bipolar de tipo II, muestra un curso clínico
caracterizado por al menos un episodio depresivo importante, intercalado con
al menos un episodio hipomaníaco espontáneo.
Las imágenes1 representan gráficas de las fluctuaciones del estado de ánimo
de los pacientes con el Trastorno Bipolar Tipo I y el Trastorno Bipolar Tipo
II, respectivamente. La intensidad y duración de las fluctuaciones de humor
son más pronunciadas en el ruido de tipo I.
A continuación se presentan tres estudios primarios en los que se analizan los
déficits cognitivos que pueden presentar los pacientes que experimentan más
de un episodio depresivo y los efectos neurotóxicos resultantes de estos
episodios. Elegí estos estudios porque conocer las consecuencias y
complicaciones de las fases depresivas me permitía tener un cuadro más
completo del trastorno, pero también comprender plenamente la importancia
del enfoque cognitivo-conductual. Estos estudios sirven de introducción al
tema de la tesis, profundizando algunos conceptos teóricos relacionados con
las áreas cerebrales y sus funciones. El trastorno bipolar está asociado con
varios trastornos cognitivos, entre ellos las dificultades en el funcionamiento
ejecutivo, la memoria y la capacidad de iniciar y completar actividades; los
trastornos cognitivos también se manifiestan durante los períodos de eutimia
que conducen a déficits en las actividades de la vida diaria.
Por consiguiente, se subraya la importancia de prevenir las recaídas
depresivas y el valor del enfoque cognitivo-conductual que asume para estos
usuarios.
Los compromisos cognitivos han sido amplios y globales y han
comprometido considerablemente tanto la parte teórico-verbal de la
inteligencia como el componente práctico del rendimiento. Especialmente en
los pacientes con bipolarismo tipo I hay una reducción de la curiosidad
intelectual, de la capacidad de juicio y análisis, de la atención y
concentración, de la memoria, del razonamiento lógico, de la planificación y
de la resolución de problemas. Las medidas defensivas aplicadas por los
pacientes son coherentes con el deterioro cognitivo, de hecho muestra un
funcionamiento defensivo bioadaptativo basado en mecanismos arcaicos
como la división, la identificación proyectiva, la negación, la agresividad que
conducen a una falta de examen de la realidad, a un "descontrol" de los
impulsos con la actuación contra sí mismos u otros y a una falta de
procesamiento cognitivo de las emociones, con sentimientos de persecución.
Por lo tanto, estamos hablando de un tipo de usuario con una considerable
rigidez cognitiva que se puede manifestar alternando estados afectivos
opuestos intensos y agudos.
Con técnicas como la resonancia magnética, hay una reducción en la porción
del hipocampo. Esta pérdida de sustancia es directamente proporcional a la
intensidad de la depresión, al número de crisis depresivas y a los ingresos
hospitalarios. Los estudios muestran que el número de episodios depresivos
afecta a la pérdida de volumen del hipocampo. Los episodios depresivos
acumulan una serie de efectos tóxicos en la función cerebral, incluidas las
funciones cognitivas y especialmente las mnemotécnicas.
Videbech y Ravnkilde (2004) examinaron el aumento del volumen
ventricular y otros signos de atrofia cerebral generalizada y localizada a nivel
de la corteza prefrontal, el giro del cíngulo, el núcleo caudado y el hipocampo
asociados a los episodios depresivos. Esta atrofia suele estar relacionada con
una respuesta insuficiente al tratamiento con antidepresivos y con las recaídas
de la enfermedad. El hipocampo participa en el aprendizaje espacial y la
capacidad de memoria, y estos son los déficits que suelen acompañar a la
depresión. Las funciones mnemotécnicas y la neuroplasticidad son muy
sensibles al estrés que lleva a un aumento de los niveles de cortisol. A
menudo se presentan altos niveles de glucocorticoides en pacientes que han
experimentado un episodio depresivo y, junto con la disminución del
volumen del hipocampo, sugiere un mecanismo de pérdida neuronal tras un
proceso de apoptosis. Otros mecanismos son posibles, como la reducción del
volumen de las neuronas o la reducción del tejido glial. Strakowski (2012)
ilustra en su libro algunos cambios estructurales que ocurren en el cerebro de
una persona con trastorno bipolar. Por ejemplo, el volumen de los ventrículos
laterales y el putamen (también llamado núcleo caudal) se amplía, hay una
reducción del volumen de la corteza prefrontal, un volumen reducido del
hipocampo, un aumento del volumen de la amígdala en los pacientes adultos,
una reducción en los pacientes jóvenes.

EPIDEMIOLOGÍA
La epidemiología se considera la ciencia básica de la salud pública; es el
estudio de la distribución de los trastornos de la población y los cambios en
las tasas pueden dar pistas sobre su causa. Se centra en la población más que
en los individuos, estudia la distribución y la frecuencia de las enfermedades
y los acontecimientos de importancia para la salud. Los objetivos principales
son: determinar el origen de una enfermedad cuya causa es conocida, estudiar
y controlar una enfermedad cuya causa es desconocida o poco conocida,
adquirir información sobre la ecología y la historia natural de la enfermedad,
planificar y aplicar planes de control y vigilancia de la enfermedad, evaluar
los efectos económicos de una enfermedad y analizar los costos y beneficios
económicos. Para lograr estos objetivos, la epidemiología utiliza las
estadísticas, que se basan en las matemáticas y la demografía. Para otros
autores, la prevalencia de los trastornos bipolares se acerca al 2% de la
población sana, lo que representa la sexta causa de discapacidad en el mundo.
En el Manual de Merck se afirma que la incidencia del trastorno bipolar en la
población general se ha estimado en menos del 2%, pero las nuevas
estimaciones indican valores cercanos al 4-5%. La depresión unipolar afecta
a las mujeres con el doble de frecuencia que a los hombres; mientras que el
trastorno bipolar tiene la misma incidencia en ambos sexos, aunque las
formas depresivas prevalecen en las mujeres y las formas maníacas en los
hombres.
En los hombres es más probable que el primer episodio sea maníaco,
mientras que en las mujeres es más frecuente un episodio depresivo; además,
el trastorno bipolar suele presentarse durante la adolescencia, entre los 20 y
30 años, y es menos frecuente entre los 30 y 40 años.
Es cierto que en la mayoría de las personas, la enfermedad aparece entre los
20 y 30 años de vida. Puede suceder que los primeros signos y síntomas sean
reconocibles ya en la adolescencia. Sólo en raros casos la enfermedad se
presenta después de los 40 años. Estos pueden ser cambios de humor que no
fueron muy pronunciados o mal interpretados en el pasado. En las personas
mayores de un año, la aparición de la enfermedad puede atribuirse a un
deterioro de la función cerebral.
La aparición temprana, es decir, alrededor de los 30 años de edad, se
considera un parámetro biológico de mayor gravedad del trastorno que los
que se presentan alrededor de los 40 años de edad. En la temprana edad de
aparición del trastorno, hubo una mayor prevalencia de crisis maníacas en
lugar de crisis depresivas (Smeraldi, 1993).
En algunos estudios se ha observado que el trastorno bipolar es ligeramente
más común en las clases socioeconómicas altas. Las manifestaciones clínicas
del trastorno parecen estar influidas y modificadas por factores culturales.
Algunos ejemplos: las dolencias físicas, la tensión, las preocupaciones y la
irritabilidad son comunes en las clases socioeconómicas más bajas; mientras
que el estigma de la culpa y el autorreproche son más característicos de la
depresión en las culturas anglosajonas; la manía tiende a manifestarse de
manera más florida en algunas regiones del Mediterráneo y de África y entre
los negros americanos. Los trastornos del estado de ánimo son los trastornos
psiquiátricos de mayor prevalencia (corresponden a alrededor del 5% de los
pacientes de los servicios públicos de salud mental, el 65% de los pacientes
psiquiátricos ambulatorios y el 10% de todos los pacientes visitados en
centros médicos no psiquiátricos).

CRITERIOS DE DIAGNÓSTICO
El término "diagnóstico" se refiere convencionalmente al proceso de
identificación y clasificación de los trastornos mentales sobre la base de
criterios descriptivos, a menudo identificados por la configuración, frecuencia
e intensidad con que se expresan determinados comportamientos, estados o
experiencias mentales, aislados o experimentados junto con otros.
La fluidez y la mutabilidad normal que caracterizan el estado de ánimo, el
criterio temporal, la presencia de una alteración significativa de la que
reconocemos el principio y el fin (o un episodio de alteración del estado de
ánimo) son la base del diagnóstico del trastorno.
El diagnóstico temprano del Trastorno Bipolar no es fácil: en promedio, el
diagnóstico se retrasa unos diez años. Hay varios factores que contribuyen a
la demora en el diagnóstico, entre ellos: la evolución temprana de los
síntomas puede ser inespecífica, como la ansiedad o los síntomas depresivos
de gravedad relativamente menor, o el abuso de sustancias. No se puede
diagnosticar el trastorno bipolar si la elevación humoral no es evidente y un
diagnóstico erróneo contribuiría a los problemas de los pacientes y sus
familias. En los pacientes jóvenes, en general, los trastornos del
comportamiento pueden interpretarse como tensiones experimentadas en el
período de la adolescencia y el desarrollo. Además de la morbilidad, el hecho
de no diagnosticar el trastorno bipolar parece acarrear importantes costos
adicionales por los diversos tratamientos y hospitalizaciones que tendrá que
soportar el paciente.
Las alteraciones del estado de ánimo que experimenta en cierta medida la
mayoría de las personas y que, cuando se investigan sistemáticamente,
pueden ser sobreestimadas; los criterios se refieren a múltiples estados
mentales subjetivos (por ejemplo, distracción, elevado estado de ánimo,
irritabilidad, sentimientos de autodevaluación, etc.).) que se deduce a través
de la observación a lo largo del tiempo y del relato que el paciente reporta y
de las conductas directamente observables; una parte de los criterios son
estados mentales que el paciente no identifica como problemáticos, dejando
al clínico la responsabilidad de definirlos en función de principios que no se
identifican de manera única sino que dependen de su sistema de
representación, especialmente en los casos en que la nocividad con que se
expresan no es evidente; la mayoría de los criterios no están constituidos por
elementos discretos sino por experiencias que pertenecen a un continuo
conocido por la mayoría de las personas. El diagnóstico requiere un examen
minucioso por parte de un psiquiatra, que tendrá que recopilar una historia
médica completa (historia clínica) en colaboración con el paciente y, de ser
posible, con su familia. El objetivo es obtener una imagen exacta de las
desviaciones mentales del paciente, y para ello se suele tener en cuenta un
período de tiempo de varios años. Es muy importante involucrar a los
miembros de la familia en este proceso, siempre que el paciente esté
dispuesto a hacerlo.
Para el diagnóstico, el psiquiatra también se remite a cuestionarios
preestructurados siguiendo los criterios de diagnóstico que figuran en el
DSM-5. Diagnósticos diferenciales: puede ser difícil distinguir el Trastorno
Bipolar de otros trastornos. En primer lugar, el estado de ánimo puede variar
por varias razones, como las enfermedades hormonales, el estrés, los
trastornos de la personalidad, los trastornos biológicos del cerebro o la
ingestión de alcohol y drogas. Las personas con el trastorno pueden tener
problemas para describir sus estados de ánimo a los demás y para darles un
historial preciso de su enfermedad. Estas dificultades se refieren tanto a la
capacidad de introspección como a la tendencia a no hacer que ciertos
cambios de humor sean tan sintomáticos, tan agradables. En el enfoque del
paciente bipolar pueden surgir dificultades particulares en relación con fases
específicas del trastorno: en las fases depresivas, es posible que el paciente
tienda a ocultar su propio sufrimiento, mediante la negación de los síntomas y
las experiencias depresivas. En las fases de euforia, el paciente puede no
reportar como sintomáticos ciertos estados mentales y conductas porque él
mismo no los identifica como tales; en estos casos, se le debe ayudar a
reconocer todas las variaciones de su estado de ánimo y reportarlas. En la
fase maníaca, la desinhibición y la distracción pueden dificultar las
entrevistas sobre temas específicos. A veces, entonces, los profesionales de la
salud mental no siempre están adecuadamente capacitados para reconocer las
formas más sutiles del trastorno; de hecho, ciertos síntomas son
característicos de los trastornos múltiples (Biondi & American Psychiatric
Association, 2014).
ETIOLOGÍA
En medicina, el término "etiología" indica los eventos, razones y variables
causales de cada enfermedad o patología individual. El término "etiología",
derivado del griego (aitia = causa y logos = palabra / discurso), se utiliza en
varios campos del conocimiento y del lenguaje en referencia a las causas que
causan los fenómenos. Se han formulado varias hipótesis etiopatogenéticas
sobre el trastorno bipolar, aunque no haya una sola causa, sino un conjunto de
causas que interactúan entre sí en la génesis del trastorno. Hasta la fecha se
desconoce la etiología precisa, pero varios factores de riesgo conducen a su
aparición, como la herencia, que es el factor predisponente más importante, a
lo que se añade una interacción entre los estímulos ambientales que incluyen
tanto factores físicos como psicosociales.
Se puede decir que el trastorno bipolar es una enfermedad que tiene una base
biológica y genética. El modo hereditario preciso es incierto, pero para
algunas formas del Trastorno Bipolar los genes dominantes (vinculados al
cromosoma X o autosómicos) pueden estar involucrados. Sin embargo, se
cree que la causa de los trastornos del estado de ánimo es una alteración de la
función límbico-diencefálica; algunos estudios de neuroimagen muestran que
las estructuras subcorticales extrapiramidales y sus conexiones prefrontales
también están implicadas. Citando del texto "la neurotransmisión colinérgica,
catecolaminérgica (noradrenérgica o dopaminérgica) y serotonérgica (5-HT)
parece estar sujeta a desregulación".
El trastorno bipolar es una enfermedad de origen genético-biológico con
recurrencia familiar del trastorno, que muestra una mayor prevalencia en los
gemelos monocigóticos que en los dizigóticos, presentando una
desregulación del sistema neuroendocrino y algunos neurotransmisores.
Estudios familiares han demostrado que los parientes de primer grado de una
persona con Trastorno Bipolar I tienen un riesgo de 8 a 18 veces mayor de
desarrollar esta enfermedad que la población sana.
La herencia también puede aumentar la probabilidad de depresión por la
exposición de los niños a los efectos negativos de los trastornos del estado de
ánimo de sus padres (por ejemplo, la ruptura de los lazos emocionales). Otras
causas de un trastorno del estado de ánimo pueden ser factores estresantes
biológicos o psicológicos. Los acontecimientos vitales traumáticos,
especialmente las separaciones y las pérdidas de seres queridos, suelen
anticipar episodios depresivos y maníacos; sin embargo, estos
acontecimientos pueden representar las manifestaciones prodrómicas de un
trastorno del estado de ánimo, más que su causa. Los trastornos secundarios
del estado de ánimo pueden surgir en asociación con un trastorno no
emocional a través de un proceso que puede ser fisiológico, psicológico o
ambos. El trastorno bipolar es una complicación esporádica de otro trastorno
psiquiátrico; si va precedido de un abuso de alcohol o de sustancias, es más
probable que se trate de un intento de tratar las manifestaciones prodrómicas
del trastorno por sí solo.
El riesgo de desarrollar un desorden bipolar tipo I con ambos padres
afectados es del 60-70% debido a los rasgos genéticos vulnerables.
Como factores de riesgo para desarrollar un Trastorno Bipolar encontramos
factores ambientales: parece que este trastorno es más común en los países de
altos ingresos (por lo tanto, más desarrollados) que en los países de bajos
ingresos. El porcentaje es del 1,4% frente al 0,7%. Los factores genéticos y
fisiológicos, como los antecedentes familiares del trastorno bipolar, son uno
de los principales factores de riesgo. De hecho, se produce un aumento del
riesgo medio de más de 10 veces entre los parientes de una persona afectada.
El riesgo aumenta con el grado de parentesco más cercano debido a una base
genética compartida (Biondi & American Psychiatric Association, 2014).
CURSO Y PRONÓSTICO
La enfermedad bipolar es crónica y recurrente, lo que significa que los
episodios tienden a repetirse con el tiempo, aunque no con la misma
intensidad; de hecho, pueden producirse fluctuaciones del estado de ánimo o
períodos libres de crisis. La edad media del primer episodio maníaco,
hipomaníaco o depresivo es de unos 18 años, pero puede ocurrir en cualquier
momento de la vida, incluidos los comienzos a los 60-70 años, aunque son
bastante raros. Muchos adultos bipolares son conscientes de que su
enfermedad comenzó en la adolescencia pero no fue reconocida (ni tratada)
inmediatamente como tal. Un porcentaje de adultos bipolares que oscila entre
el 15 y el 28% sitúan la aparición del trastorno incluso antes de los 13 años.
Más del 90% de las personas que han experimentado un solo episodio
maníaco continuarán teniendo cambios de humor. Aproximadamente el 60%
de los episodios maníacos ocurren poco antes de un episodio de depresión
mayor.
La principal característica del trastorno es la tendencia a tener un curso
crónico, con la presencia de recaídas y recurrencias de los episodios. Una
recaída es la reaparición de los síntomas antes de alcanzar una remisión
clínica estable durante un período de dos meses. La recidiva representa la
recurrencia cíclica, con un curso más o menos constante de los episodios de
la enfermedad a lo largo del tiempo.
Con la edad y a medida que el trastorno progresa, el intervalo libre entre los
episodios se reduce y en el caso del trastorno bipolar de tipo I se estabiliza
entre 6 y 9 meses después de 5 episodios. Aunque la mayoría de los sujetos
bipolares experimentan una importante reducción interepisódica de los
síntomas, entre el 20 y el 30% siguen teniendo síntomas residuales y hasta el
60% informan de dificultades interpersonales y laborales persistentes.
Después de un episodio maníaco con características psicóticas, la persona
tiene más probabilidades de presentar características psicóticas en episodios
maníacos exitosos. A menudo el primer episodio está precedido por una
situación ambiental estresante. Después del primer episodio, la enfermedad
tiende a independizarse cada vez más de los acontecimientos estresantes,
ambientales o psicológicos, y los mecanismos reguladores del tono del humor
entran en una especie de oscilación permanente. Con cada recaída el paciente
se vuelve más y más vulnerable al estrés, lo que puede llevar a rápidos ciclos
representados por la sucesión ininterrumpida de depresión y euforia (Biondi
& American Psychiatric Association, 2014).
El trastorno bipolar tipo I tiene un curso clínico caracterizado por la presencia
de uno o más episodios maníacos o mixtos. A menudo las personas también
han presentado uno o más episodios depresivos importantes. Los episodios de
trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias (debido a los efectos
directos de un medicamento, otros tratamientos somáticos para la depresión,
una droga de abuso o la exposición a una toxina), o el trastorno del estado de
ánimo debido a una afección médica general, no son un criterio útil para el
diagnóstico del Trastorno bipolar I. Además, los episodios no se explican
mejor por un Trastorno de esquizofrenia real y no se superponen a la
Esquizofrenia, el Trastorno esquizofreniforme, el Trastorno delirante o el
Trastorno psicótico no especificados de otra manera. Trastorno bipolar II: la
característica esencial del trastorno bipolar II es un curso clínico
caracterizado por uno o más episodios depresivos importantes acompañados
de al menos un episodio hipomaníaco. Los episodios hipomaníacos no deben
confundirse con los días de eutanasia posteriores a la remisión de un episodio
depresivo importante. La presencia de un episodio maníaco o mixto impide el
diagnóstico de Trastorno Bipolar II (Biondi & American Psychiatric
Association, 2014).
Las consecuencias funcionales del Trastorno Bipolar Tipo I: Muchas
personas entre los episodios vuelven a un nivel completamente funcional,
pero alrededor del 30% muestra un serio deterioro de su función laboral. Ello
se debe a que la recuperación funcional es significativamente inferior a la
recuperación de los síntomas, especialmente en lo que respecta a la
recuperación en el trabajo. En las pruebas cognitivas de los individuos con
Trastorno Bipolar Tipo I, se encuentran resultados más pobres que en los
individuos sanos. Por lo tanto, estos déficits cognitivos pueden aumentar las
dificultades profesionales e interpersonales que experimentan los pacientes,
incluso durante la eutanasia. Las consecuencias funcionales del Trastorno
Bipolar Tipo II: muchos individuos vuelven a funcionar plenamente en el
intervalo entre los episodios, alrededor del 15% sigue teniendo una
disfunción entre los episodios, mientras que el 20% de los pacientes pasan de
un episodio a otro sin recuperación funcional.
En las pruebas cognitivas muestran un rendimiento más pobre que las
personas sanas, excepto por la memoria y la semántica (Biondi & American
Psychiatric Association, 2014).
Los trastornos bipolares casi siempre se asocian con otros cuadros
psicopatológicos. En el Estudio Nacional de Comorbilidad, se informa de al
menos un trastorno comórbido en todos los sujetos bipolares: depresión,
ansiedad, abuso de sustancias, trastornos de la alimentación y trastornos de la
personalidad. Algunos autores indican que el 52,8% de los pacientes
experimentan al menos un trastorno de ansiedad y el 34,2% tiene
comorbilidades con los trastornos de ansiedad. La comorbilidad tiene efectos
negativos en el curso de la enfermedad, ya que se asocia con períodos más
cortos de bienestar, riesgo de recaídas más frecuentes, baja calidad de vida,
mayor riesgo de suicidio y uso de sustancias (Simon y otros, 2004).

LA FAMILIA Y EL DESORDEN
El trastorno bipolar, además de la persona afectada, también afecta al entorno
familiar que sufre con su ser querido y asume el papel de cuidado y
vigilancia. Como cualquier enfermedad crónica, la carga emocional para los
cuidadores (familiares) es considerable. La enfermedad del paciente y el
funcionamiento de la familia se afectan mutuamente. Para los familiares de
los pacientes psiquiátricos graves, el cuidado diario implica una amplia gama
de factores estresantes emocionales y prácticos. Todas estas fuentes de estrés
ejercen una presión sobre la capacidad de afrontamiento y adaptación de los
miembros de la familia del paciente, lo que puede dar lugar a trastornos
emocionales como la ansiedad o incluso la depresión. La petición de los
familiares de recibir información más detallada sobre la enfermedad y las
estrategias para hacerle frente, han hecho necesario reunirse en los que se
realizan intervenciones psicoeducativas. Se ha probado la participación de los
miembros de la familia en los tratamientos cognitivo-conductuales y se ha
observado una reducción de la carga de atención, lo que aumenta el bienestar
de los sujetos, sus habilidades y competencias, y reduce el riesgo de
desarrollar depresión.
Aunque no es el tema central de la tesis, he decidido informar de las
reflexiones de los autores para citar una de las muchas aplicaciones del
enfoque cognitivo-conductual.

TRATAMIENTO
El tratamiento del Trastorno Bipolar incluye varias técnicas y modalidades,
aquí consideraré la farmacoterapia, la psicoterapia y la psicoeducación.
Hasta hace unos decenios, las posibilidades terapéuticas en la psiquiatría eran
más bien escasas, mientras que ahora han logrado éxitos notables, las
palabras del autor muestran que la psiquiatría es la rama de la medicina que
en los últimos decenios ha logrado los avances terapéuticos más importantes.
De hecho, junto con la psicofarmacoterapia, las formas de terapia más
utilizadas son la psicoterapia y la rehabilitación psicosocial, que con el paso
de los años se han ido desarrollando cada vez más hasta convertirse en parte
integral del camino terapéutico de los pacientes.
La psicoterapia y la psicoeducación son partes integrantes de la prevención
de las recaídas; la combinación de medidas médicas y psicoterapéuticas
ayuda a los pacientes a lograr la estabilidad mental. Comienzo hablando de la
terapia con medicamentos, no porque sea más importante que los
tratamientos no farmacológicos (las psicoterapias se han desarrollado mucho
antes), sino porque para el tratamiento del trastorno bipolar es impensable y
desaconsejable un tratamiento que excluya la farmacoterapia porque no es
suficiente para el tratamiento óptimo de los síntomas y el mantenimiento de
los períodos entomológicos.
Los medicamentos más utilizados para el tratamiento del trastorno son las
sales de litio, el ácido valproico, los antidepresivos y los antipsicóticos.
A principios del decenio de 1950 se descubrieron por casualidad las
propiedades eufóricas de la Iproniazida, que se utilizaba entonces en el
tratamiento de la tuberculosis y era eficaz en el tratamiento de pacientes
deprimidos. La primera clase de antidepresivos, los inhibidores de la
monoamino oxidasa (IMAO), procedían de la Iproniazida. Unos años más
tarde, la Imipramina (un antipsicótico con propiedades antidepresivas) dio
origen a la otra gran clase de antidepresivos, los tricíclicos (TCA), llamados
así por su estructura molecular. Con la progresiva profundización de los
conocimientos sobre los mecanismos de acción de los antidepresivos y sobre
los correlatos biológicos de los trastornos del estado de ánimo, a estas dos
familias históricas se han unido otras sustancias de estructuras químicas
diversas, denominadas antidepresivos atípicos o de segunda generación,
porque es poco probable que una sola droga pueda resolver todos los
problemas que plantea el tratamiento y casi siempre son necesarias las
"polifarmacoterapias". Un conocimiento profundo de las características
fenotípicas de la depresión es esencial para el uso correcto de los
antidepresivos y para evitar los cambios hipomaníacos o maníacos o la
inducción de un curso de ciclo rápido.
La terapia con medicamentos es el tratamiento de elección para tratar los
episodios de euforia y depresión típicos del trastorno. En el decenio de 1970,
mediante diversos estudios aleatorios, se planteó la hipótesis de que la
profilaxis con litio podía garantizar la remisión del trastorno en muchos
pacientes. El litio se convirtió en el tratamiento farmacológico estándar para
el tratamiento a largo plazo de los pacientes bipolares, con la expectativa de
una notable mejora en más del 70% de los casos. De hecho, la terapia con
medicamentos por sí sola no da a los pacientes la oportunidad de aprender las
habilidades para hacer frente a los factores de estrés psicosocial que pueden
desencadenar episodios sintomáticos.
El propósito de un tratamiento farmacológico en los trastornos del estado de
ánimo y en este caso el Trastorno Bipolar, debe dirigirse siempre a la
resolución del episodio pero también a la adecuada estabilización de la
enfermedad maníaco-depresiva pensando siempre en el curso longitudinal. A
menudo se centra en el tratamiento de la fase aguda del trastorno, sin prestar
atención a la historia clínica previa del paciente y al posible curso clínico que
pueda tener la enfermedad.
La farmacoterapia es un componente indispensable del tratamiento. De
hecho, su objetivo es tratar los síntomas actuales y reducir la frecuencia, la
gravedad y las consecuencias de los episodios, aumentando el
funcionamiento psicosocial de la persona.
El Manual de Merck ilustra que el tratamiento de la fase aguda implica la
hospitalización para tratar la manía eufórica con sales de litio a menudo
asociadas a antipsicóticos basados en el Aloperidol (Haldol). El litio es un
metal alcalino que puede suavizar y atenuar las fluctuaciones bipolares del
estado de ánimo. También parece tener una acción "antiagresiva", no produce
directamente sedación, ni suele producir deterioro cognitivo. Los pacientes
con una manía eufórica clásica suelen responder muy eficazmente a la terapia
basada en el litio.
El litio se suele administrar en forma de sal carbonatada y se absorbe rápida y
completamente en el tracto gastrointestinal alcanzando el pico sérico en unos
90 minutos. La dosis varía de un paciente a otro, en pacientes mayores y en
aquellos con función renal reducida, se requieren dosis más bajas. La dosis
óptima es la que no causa efectos secundarios significativos. Los niveles
séricos de litio deben ser revisados cada 3-6 meses en pacientes estables, o
cuando el estado clínico cambie, así como la función renal y de la tiroides
que debe ser revisada cada 12 meses.
La vida media de la droga es de 24 horas, pero se ha visto la tendencia a
aumentar con la edad. La estabilización de los niveles plasmáticos se logra en
4-6 días, lo que provoca un retraso en la acción antimaníaca aguda. Como
efectos secundarios el litio puede generar temblores leves, dolor de cabeza y
náuseas, pero también poliuria, polidipsia, aumento de peso, problemas
cognitivos, sedación o letargo, alteración de la coordinación, trastornos
gastrointestinales, pérdida de cabello, leucocitosis, acné y edema. La
sobredosis puede generar efectos tóxicos que lleven a la confusión mental,
hasta convulsiones y arritmias cardíacas, por lo que es muy importante vigilar
constantemente los niveles séricos de la droga. Las pruebas de la función
hepática deben repetirse durante los primeros seis meses de tratamiento,
aunque la vigilancia clínica es esencial para comprobar si hay algún signo de
toxicidad. Los principales efectos secundarios son el dolor abdominal, el
aumento de las transaminasas hepáticas, el temblor y la sedación.
Se pueden distinguir dos tipos de estabilizadores del estado de ánimo: Los
estabilizadores de humor tipo A actúan contra los estados de ánimo que son
demasiado altos. La letra A significa arriba (en inglés "above"), de hecho los
medicamentos de tipo A tienen un efecto antimaníaco pero sin inducir a la
depresión (por ejemplo el litio y los anticonvulsivos). Los estabilizadores de
tipo B (abajo o "abajo") se utilizan contra un estado de ánimo demasiado
desviado, por ejemplo, los tendones de la corva y algunos antipsicóticos
atípicos; se asocian con antidepresivos como los inhibidores selectivos de la
recaptación de serotonina y noradrenalina.
El tratamiento agudo dura entre 4 y 6 semanas, ya que su objetivo principal
es el tratamiento de una depresión aguda o una manía; el tratamiento se inicia
tan pronto como se presentan los síntomas de un primer episodio o una
recaída. La intensidad y la duración del tratamiento agudo dependen de la
gravedad del episodio de la enfermedad, pero en promedio este tratamiento
dura de 4 a 6 semanas. Se presta especial atención al entorno del paciente, ya
que la tranquilidad del entorno parece beneficiar el éxito de la terapia aguda.
La terapia de mantenimiento puede durar de 6 a 12 meses; el propósito de
esta terapia es eliminar los trastornos que sufre el paciente y estabilizar las
condiciones. La fase de mantenimiento es la más difícil de aceptar y manejar
para el paciente porque los síntomas están bien paliados, y no puede entender
la importancia de tomar drogas incluso en ausencia de síntomas.
Especialmente en este período la educación terapéutica al paciente y la
alianza creada con los cuidadores juegan un papel fundamental en el éxito de
la terapia. Para evitar ciclos rápidos de cambios de humor, debe limitarse la
administración de medicamentos antidepresivos durante las fases de
depresión, combinando la administración de estabilizadores del humor y de
medicamentos anticonvulsivos.
En cuanto a la elección de los medicamentos antidepresivos (específicamente
la fluoxetina), cabe señalar que si se administran solos (fluoxetina,
venlafaxina, duloxetina y tricíclicos), aumenta el riesgo de pasar a un estado
de manía o de inestabilidad del estado de ánimo durante el tratamiento contra
la depresión. La probabilidad de inducir manía se reduce si se añade litio,
valproato o un antipsicótico (quietapina, risperdona) Varios estudios estiman
que entre el 30 y el 54% de las personas con trastorno bipolar abandonan el
tratamiento con medicamentos (abandono).
Los principales factores de abandono se encuentran en los estresantes
psicosociales que afectan negativamente a la activación del estado de ánimo y
causan episodios recurrentes de depresión o manía. Aunque se han hecho
progresos en la farmacoterapia para el trastorno bipolar, con medicamentos
alternativos al litio, como los anticonvulsivos, varios estudios muestran que
la terapia integrada (terapia farmacológica combinada con psicoterapia)
mejora significativamente el pronóstico, proporcionando mayores
oportunidades a los pacientes para hacer frente a los factores de estrés
psicosocial que pueden desencadenar episodios sintomáticos.
Diferentes estudios han demostrado que existen diferentes factores de riesgo
para el cumplimiento. En primer lugar, parece que el primer año de
tratamiento con litio es el período de mayor riesgo de interrupción de la
droga. Los factores de riesgo más importantes para facilitar la interrupción
del tratamiento son los efectos secundarios de las drogas, especialmente el
litio. En particular: aumento de peso, deterioro cognitivo (especialmente
trastornos amnésicos), coordinación y temblores, poliuria, fatiga y cansancio,
opacificación sensorial, visión borrosa, náuseas y vómitos. Los pacientes no
tratados tienden a ver la terapia de manera negativa o a negar la propia
gravedad del trastorno y son resistentes a tomar medicamentos con fines
profilácticos.
Para prevenir las recurrencias, es esencial tomar correctamente la medicación
adecuada.
El tratamiento farmacológico por sí solo no es eficaz para el tratamiento del
trastorno bipolar. Con el uso de la farmacología sola en 1 año, el 40% de los
pacientes experimentan recaídas, el 60% en 2 años, y después de 5 años cerca
del 73% de los pacientes experimentan crisis y recaídas. Así pues, se ha
observado que la terapia cognitivo-conductual tiene una influencia crucial y
positiva en el curso de la enfermedad.
Los efectos indeseables que se producen a corto y largo plazo, inducen al
paciente a no tomar correctamente la terapia de drogas, por lo que es
necesario que los operadores vigilen de forma cuidadosa y continua y
establezcan una buena alianza terapéutica (para reducir al mínimo el riesgo
de no cumplir el tratamiento) y mejorar el resultado de la terapia.
La prevención de las recaídas incluye la combinación de terapia con drogas y
psicoterapia que durará varios años, el plan de tratamiento terapéutico se
orienta a las necesidades personales de cada paciente y se desarrolla con él y
su familia. Drogas como el litio permiten controlar la mayoría de los
acontecimientos problemáticos, pero a menudo no lo suficiente. Esto puede
llevar a una considerable frustración por parte del paciente, lo que conduce a
una falta de cumplimiento de la ingesta de medicamentos. El incumplimiento
es reversible y puede remediarse mediante la experiencia, la psicoeducación,
el aprendizaje y la psicoterapia.

OTROS TRATAMIENTOS
El tratamiento psicoterapéutico nace, en particular, para abordar los
problemas de la falta de colaboración del paciente, ya que el tratamiento con
drogas por sí solo no es eficaz para prevenir recaídas en más de la mitad de
los pacientes tratados, y un gran porcentaje de los pacientes muestran
síntomas residuales significativos entre un episodio y otro. Estas pruebas han
cambiado el enfoque del tratamiento de los trastornos bipolares, con la
transición de un tratamiento exclusivamente farmacológico a un tratamiento
integrado.
Un nuevo enfoque para la prevención de las recaídas y recurrencias en la
depresión, del que existen pruebas preliminares alentadoras, consiste en
combinar las intervenciones farmacológicas con las psicoterapéuticas. De
hecho, la combinación de la psicoterapia cognitivo-conductual (que trataré en
los próximos capítulos) con los medicamentos antidepresivos parece reducir
la demanda de farmacoterapia. Esta estrategia de combinar la farmacoterapia
aguda con la profilaxis psicoterapéutica ofrece la posibilidad de aprovechar la
rentabilidad de los medicamentos antidepresivos para reducir los síntomas
agudos, evitando que los pacientes tengan que utilizar un determinado
medicamento de forma indefinida, y reduciendo al mismo tiempo el riesgo de
recaídas (Saettoni y Bertoletti, 2008). La psicoterapia se convierte así en una
parte integral de la terapia para prevenir recaídas, de hecho la combinación de
medidas médicas y psicoterapéuticas ayuda a los pacientes a lograr una buena
estabilidad mental. El objetivo es convertir a los pacientes en actores activos
de sus vidas, entrenar a los familiares y a los pacientes para que se conviertan
en "expertos" en la enfermedad. Si los síntomas y comportamientos
premonitorios son siempre los mismos, puede ser útil elaborar una lista de los
primeros síntomas personales con el usuario para reconocerlos y tratarlos en
consecuencia.
Fue durante los primeros años del siglo XX que varios otros paradigmas
psicoterapéuticos, basados en diferentes teorías de la mente, comenzaron a
desarrollarse al mismo tiempo. Si el psicoanálisis y las psicoterapias
derivadas del mismo representan una forma de psicoterapia consistente con
un paradigma psicodinámico, otros tipos de paradigma psicológico (como los
cognitivistas o los conductistas) corresponderán a otros tipos de enfoques
psicoterapéuticos, que se modelarán de acuerdo con los supuestos básicos de
su teoría psicológica relativa de origen. La conducta será así igualada por la
terapia de comportamiento, mientras que el cognitivismo será igualado por la
terapia cognitiva, y así sucesivamente.
El tratamiento psicoterapéutico se ha desarrollado principalmente para
abordar los problemas de la falta de colaboración de los pacientes
(cumplimiento del tratamiento). Hasta el decenio de 1980, el trastorno bipolar
se consideraba una enfermedad puramente biológica, que debía tratarse
únicamente con terapia farmacológica. Citando al autor, "La psicoterapia
parecía superflua, y ha sido descuidada durante mucho tiempo como una
posible opción terapéutica. Sólo a mediados del decenio de 1980 comenzaron
a aparecer los primeros datos en la literatura, que sugieren que el resultado de
los pacientes tratados con terapia de drogas solamente es todo menos óptimo
en un período de observación de 2 a 3 años.
Se han desarrollado terapias de grupo para ayudar a los pacientes con
trastorno bipolar a aumentar la adherencia al tratamiento, a desestigmatizar y
a resolver los problemas que el trastorno conlleva, basándose en un enfoque
psicoterapéutico. Durante las sesiones de grupo se abordan diversos temas,
como la adaptación social y los aspectos interpersonales que intervienen en
su gestión, y la terapia de grupo proporciona un entorno seguro y controlado.
La terapia interpersonal fue desarrollada en la década de 1970 por Gerald
Klerman, un psiquiatra americano. Esta terapia se lleva a cabo en un período
de tiempo limitado y se centra en los problemas psicosociales e
interpersonales de la persona integrando elementos psicoanalíticos,
cognitivos y de comportamiento. Otros modelos de psicoterapias son la
psicoeducación individual o grupal, que en momentos de eutimia de los
sujetos tiene como objetivo discutir el trastorno ayudándolos a reconocer los
primeros síntomas de una crisis, enseñándoles a manejar el estrés y a poner
en práctica la capacidad de resolución de problemas y la adherencia al
tratamiento.
La Terapia Marital y Familiar ofrece sesiones con los miembros de la familia
del paciente para educar a los familiares sobre la enfermedad, los síntomas,
las crisis y los tratamientos, ayudándoles a aceptar la cronicidad del trastorno
y proporcionándoles herramientas y habilidades para ayudar mejor a sus seres
queridos, tanto en los momentos de bienestar como en los de crisis, como por
ejemplo crear un ambiente hogareño tranquilo, ayudando al paciente a
reconocer los síntomas de una crisis y ayudándole a expresar sus emociones y
sentimientos.
Si se informa y educa a los amigos y familiares acerca de los síntomas del
trastorno bipolar, pueden ser capaces de reconocer los síntomas
premonitorios de una inminente recaída, la probabilidad de recibir ayuda
oportuna será mayor. Esta intervención puede acortar o incluso prevenir un
incidente inminente.
La terapia familiar aumenta el funcionamiento social de la persona afectada
por la bipolaridad y reduce el número anual de ingresos hospitalarios. Esto se
debe a que la terapia ayuda a los pacientes a conocer la enfermedad en
profundidad, a poner en práctica las habilidades de comunicación con sus
parejas y familiares, ayudando a los pacientes a mejorar su funcionamiento
general y a manejar los factores estresantes de la vida cotidiana.
Otro modelo de psicoterapia es la Psicoterapia Interpersonal y la Terapia de
Ritmo Social. La psicoterapia interpersonal ha demostrado su eficacia en las
crisis agudas en el tratamiento profiláctico de la depresión bipolar y unipolar.
Las dos terapias mencionadas anteriormente añaden un componente
conductual para tratar de mejorar la regularidad de las rutinas y actividades
diarias del paciente.
Otro enfoque complementario al farmacológico es la compilación del "diario
del estado de ánimo", una tarjeta semanal o mensual que permite al paciente
evaluar la tendencia de su estado de ánimo. En las hojas preimpresas hay
algunos elementos para rellenar, por ejemplo: Me siento triste, feliz, cansado,
etc., y el paciente puede anotar lo que hizo durante el día (por ejemplo: estaba
triste y estaba en la cama, o estaba aburrido y corría, entonces me sentía más
sereno).
Es esencial que los cuidadores conozcan las estrategias que tiene el paciente
para hacer frente a los estados de ánimo que le causan molestias. El diario del
estado de ánimo es muy importante para averiguar si hay alguna correlación
entre el estado de ánimo y la estación, el clima, las actividades realizadas por
el usuario, las personas que conoció, etc. Y es útil para comprobar las
fluctuaciones y poder establecer una terapia adecuada y anotar las mejoras o
exacerbaciones.
El uso de este diario es una práctica bastante común porque varios pacientes
con los que trabajé por etapas lo utilizaron, inicialmente con cierta dificultad,
luego con beneficio. Incluso al paciente con el que más trabajaba; le
propusieron el uso de este diario. En los primeros días se negó a rellenarlo
porque le parecía poco útil, así que junto con sus colegas le hemos animado
repetidamente a rellenarlo ayudándole a reflexionar sobre lo que era
importante escribir. Después de una semana pudo rellenar su diario
correctamente de forma independiente, observando por ejemplo la reducción
de las horas de sueño u otros cambios de comportamiento y humor. Si se
utiliza correctamente, el diario es muy útil para mantener bajo control
cualquier recaída reconociendo los primeros síntomas y actuar con prontitud.
CAPÍTULO 3
INTRODUCCIÓN AL ENFOQUE COGNITIVO-CONDUCTUAL
Como se ha mencionado anteriormente, la terapia cognitiva-conductual
influye positivamente en el curso clínico de los pacientes con bipolarismo.
La Terapia Cognitiva-Conductual (TCC) ha cambiado a lo largo de los años,
es de hecho un gran sombrero de técnicas de psicoterapia que a lo largo de
los años han nacido y evolucionado otros conjuntos de terapia. En 1955
Albert Ellis, psicólogo americano, con la publicación del ensayo New
approaches to psychotherapy techniques introdujo la terapia que primero se
llama Terapia Racional (RT), luego a lo largo de los años Terapia Racional-
Emotivativa (RET) y finalmente Terapia de Conducta Racional-Emotiva
(REBT), última y actual definición. El enfoque innovador de Ellis ha llevado
a otros colegas a interesarse por las creencias irracionales, es decir, las
creencias disfuncionales que parecían tener un efecto de pronóstico
desfavorable en las enfermedades.
Otro enfoque cognitivo-conductual es la Terapia de Aceptación y
Compromiso (ACT). El ACT no es una técnica, sino un conjunto de
principios. Una de las intervenciones/objetivos de la terapia se llama
difusión, también llamada des-vitalización. El término en inglés tiene un
doble significado: "desactivar" y "separar". Un elemento común de todos los
tipos de sufrimiento emocional es, de hecho, la fusión con la realidad virtual
creada por la propia mente.
Otro personaje importante en la historia de la TCC fue Aaron Beck, quien ya
en 1964, aunque partiendo de algunos conceptos expresados por Ellis (que
Beck luego a lo largo de los años ampliaría, modificaría y añadiría otros
nuevos) prefirió definirse como terapeuta cognitivo en lugar de racionalista o
racionalista.
Beck sostuvo que los pacientes deprimidos se caracterizaban por una tríada
cognitiva que consistía en una visión negativa de sí mismos, del presente y
del futuro, y que esto influía negativamente en la organización de los
pensamientos. La tríada cognitiva se mantuvo constante por un patrón de
pensamiento disfuncional que, una vez activado, abrumaba la capacidad del
individuo para controlar voluntariamente los pensamientos, las ideas
negativas y las actitudes automáticas.
La revolución cognitiva de la psicología entre los años 50 y 60 llevó a la
escritura de importantes escritos sobre la teoría de las construcciones
personales y sobre la terapia cognitiva racional de Ellis. En este período
Aaron Beck, durante su entrenamiento, comenzó a estudiar los procesos
psicológicos observados en la depresión, asumiendo que los sentimientos y
los comportamientos estaban influenciados por los procesos cognitivos a
nivel consciente. Aplicó sus teorías y técnicas terapéuticas primero con los
trastornos depresivos y luego con los de la ansiedad, con un notable éxito
clínico. Además, el uso de algunas técnicas conductuales ha significado que
la terapia, además de ser, como ya se ha mencionado, a menudo considerada
erróneamente como una evolución del conductismo, asumió el nombre de
Terapia Cognitivo-Conductual (TCC). Esta revolución llevó a la expansión
de la psicoterapia cognitiva en la década de 1970 y su consagración en la
década de 1980. La teoría se combina perfectamente con la neurociencia para
la comprensión de muchos procesos mentales, patológicos y de otro tipo.
Esto se refiere al conjunto de habilidades necesarias para resolver problemas,
que se entrenan durante las sesiones de TCC:
S: "Especificar el problema general" "('especificar el problema general').
C: "Recopilar información".
I: "Identificar las causas o patrones".
E: "Examinar las opciones".
N: "Estrechar las opciones y experimentar".
C: "Aparece la fecha" ("comparar datos").
E: "Ampliar, revisar o reemplazar".

La TCC combina dos formas de psicoterapia extremadamente efectivas: la


psicoterapia conductual ayuda a modificar la relación entre las situaciones
que crean dificultades y las reacciones emocionales y conductuales habituales
que la persona tiene en tales circunstancias, mediante el aprendizaje de
nuevas formas de reaccionar. También ayuda a relajar la mente y el cuerpo,
para que te sientas mejor y puedas reflexionar y tomar decisiones más
claramente. Psicoterapia cognitiva: ayuda a identificar ciertos pensamientos
recurrentes, ciertas pautas fijas de razonamiento (creencia) e interpretación de
la realidad, que son concomitantes con las fuertes y persistentes emociones
negativas que se perciben como síntomas y son la causa, para corregirlas,
enriquecerlas, integrarlas con otros pensamientos más objetivos, o de otra
manera más funcionales para el bienestar de la persona. Se ha demostrado
que es muy eficaz para pacientes con depresión y trastorno bipolar, trastornos
de ansiedad, trastornos alimentarios (anorexia, bulimia, trastornos
alimentarios no controlados), estrés, trastornos de personalidad e insomnio.

Resumiendo las ventajas de la psicoterapia cognitivo-conductual (TCC) son:


Práctico y concreto: el objetivo se basa en la resolución de problemas
psicológicos concretos. Algunos propósitos típicos incluyen la reducción de
los síntomas depresivos, la eliminación de los ataques de pánico, el fomento
de las relaciones con los demás, la reducción del aislamiento social, etc.
Centrado en el "aquí y ahora". La TCC se ocupa de activar todos los recursos
del paciente y de sugerir estrategias válidas que pueden ser útiles para
liberarlo del problema que a menudo lo encarcela durante mucho tiempo,
independientemente de las causas.
A corto plazo. La TCC es a corto plazo, siempre que sea posible. Sin
embargo, el terapeuta está generalmente dispuesto a declarar que su método
es inadecuado si no se obtienen resultados positivos al menos parciales,
evaluados por el propio paciente, en un número predeterminado de sesiones.
La duración de la terapia suele variar de tres a doce meses, generalmente cada
semana.
Orientado a un propósito. La TCC está más orientada a los propósitos que
muchos otros tipos de tratamiento. El terapeuta cognitivo-conductual, de
hecho, trabaja junto con el paciente para establecer los objetivos de la terapia,
formulando un diagnóstico y acordando con el propio paciente un plan de
tratamiento que se adapte a sus necesidades, durante las primeras reuniones.
También se encarga de comprobar periódicamente los progresos para
verificar si se han alcanzado los objetivos.
Encendido. Tanto el paciente como el terapeuta juegan un papel activo en la
terapia. El terapeuta trata de enseñar al paciente lo que se sabe sobre sus
problemas y las posibles soluciones a los mismos. El paciente, a su vez,
trabaja fuera de la sesión terapéutica para poner en práctica las estrategias
aprendidas en la terapia, realizando las tareas que se le asignan. En la TCC el
terapeuta desempeña un papel activo en la solución de los problemas del
paciente, a menudo interviniendo y a veces convirtiéndose en "psico-
educativo".
Colaboración. El paciente y el terapeuta trabajan juntos para entender y
desarrollar estrategias que puedan dirigir al paciente a resolver sus
problemas. La TCC es de hecho una psicoterapia corta basada en la
colaboración entre el paciente y el terapeuta. Ambos participan activamente
en la identificación de las formas específicas de pensamiento que pueden
causar los diversos problemas.
En particular para el Trastorno Bipolar, la TCC tiene como objetivo evaluar
los síntomas, la historia del problema y los tratamientos previos, y las
estrategias de afrontamiento utilizadas mediante una evaluación precisa. Se
propone proporcionar la información correcta sobre los síntomas del
trastorno, el curso, la terapia con medicamentos y las etapas del tratamiento.
La terapia cognitiva se centra en la vigilancia, evaluación y modificación de
los estilos de pensamiento disfuncionales, dirigiendo al paciente a buscar
pruebas concretas e hipótesis alternativas, utilizando: el análisis lógico de los
pensamientos distorsionados sobre una base emocional tanto para los
pensamientos asociados con la depresión como para los pensamientos de ira o
para los pensamientos excesivamente positivos de manía; el mantenimiento
de una rutina estable que ayude al paciente con estrategias de autocontrol y
autoajuste emocional para estructurar sus días tratando de minimizar las
actividades que puedan elevar o bajar el tono del estado de ánimo; la
identificación y modificación de las cogniciones utilizando técnicas de
reestructuración cognitiva para modificar los pensamientos automáticos
disfuncionales, identificar la resistencia al cambio, aceptar sus límites y
construir una visión positiva del futuro. En esta fase las sesiones están
orientadas a cambiar los patrones de comportamiento no adaptativo a través
de tareas que refuerzan el comportamiento adaptativo.
Las directrices elaboradas por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA),
según la Medicina Basada en la Evidencia, muestran que la TCC es ahora la
primera opción para muchos trastornos psiquiátricos, especialmente para los
pacientes con bipolarismo y esquizofrenia, y que es el enfoque que tiene
mayor tradición en el tratamiento de los trastornos afectivos. La educación
del paciente es esencial para el éxito de la terapia. La TCC se utiliza de hecho
como terapia combinada o monoterapéutica para el tratamiento profiláctico o
las fases agudas. Los componentes clave del tratamiento psicoterapéutico
basado en la TCC para el Trastorno Bipolar incluyen:
conocimiento y educación sobre la propia patología con una mejor
evaluación de los riesgos personales que se derivan de ella.
regulación de autocontrol: modificación del comportamiento de mala
adaptación. Aumentar la adherencia a los medicamentos y terapias.
TERAPIA COGNITIVA BASADA EN LA ATENCIÓN PLENA
(MINDFULNESS)
Hoy en día estamos viviendo en la fase conocida como la tercera ola, o
tercera ola de cognitivismo, que comenzó en la década de 1990 y aún se está
desarrollando (la primera ola de terapias basadas en la evidencia se desarrolló
alrededor de las décadas de 1950 y 1960, que ahora se denominan "terapias
radicales de comportamiento", mientras que la segunda en la década de 1960,
con el advenimiento del cognitivismo, por Aaron Beck en los EE.UU. y duró
aproximadamente hasta principios de la década de 1990).
Con el fin de realizar mejor mi análisis, he decidido profundizar en el
enfoque que mejor se adapte a mi pregunta de investigación y a los resultados
que forman parte de esta tercera ola. Este enfoque se desarrolló
específicamente para tratar los síntomas depresivos y prevenir su recaída. Se
mezcla con los enfoques y técnicas cognitivas y conductuales existentes,
incorporando sus novedades. La principal novedad de la tercera ola está
representada por Mindfulness, una terapia desarrollada con su pionero Jon
Kabat-Zinn que en 1979 concibió, realizó y estructuró la oportunidad de
utilizar este método en el tratamiento de enfermedades crónicas a través de un
programa de Mindfulness- Base Stress Reduction (MBSR), un programa de
medicina complementaria desarrollado por primera vez en la Universidad de
Massachusetts. El MBSR también ha desencadenado un creciente interés y
una aplicación más amplia de las prácticas de concienciación, para el
tratamiento de una variedad de condiciones, en sujetos sanos y enfermos. Las
técnicas de autoconciencia, meditación y Mindfulness son técnicas
"seculares" que están recibiendo un enorme interés y validación por parte de
la comunidad científica internacional. Estos métodos que se derivan de las
técnicas contemplativas tradicionales se aplican en la clínica moderna sin los
orígenes religiosos y las implicaciones espirituales. La meditación es el
camino que lleva a la persona a la autoconciencia. La atención es una forma
de meditación budista. La palabra meditación viene del latín "meditari" que
significa dedicarse a la contemplación o reflexión, es un estado de conciencia
vigilante, en el presente y no mental. Un estado de autoconciencia, silencioso
y naturalmente intacto.
En nuestro contexto occidental, que ha adquirido este concepto de las
tradiciones indias y orientales, se entiende comúnmente como una práctica de
conciencia de la respiración del cuerpo, lo que significa una actitud de estado
mental particular que se logra girando la atención mental constantemente en
el momento actual, aquí y ahora, El primero debe ser dirigido de vez en
cuando ya sea al propio cuerpo, o a las propias percepciones sensoriales
simples, agradables o desagradables, como un sonido, un color, un punto
brillante, a sentimientos como la ira, el dolor, la compasión, a objetos de la
mente, o a comportamientos diarios como, por ejemplo, mientras se lavan los
platos o se realiza una acción como servir el té. Lo importante es observar en
un estado de calma que no es reactivo, sino pasivo, aceptando lo que viene y
va. Los psicólogos cognitivistas también utilizan esta técnica para modificar
el sustrato de los pensamientos negativos presentes debido a enfermedades
orgánicas como el cáncer o psiquiátricas como la depresión. La manera más
efectiva reconocida para comenzar a iniciar este tipo de atención es observar
la respiración, centrándose sólo en esto. Si los pensamientos se abren camino
en la mente, es necesario tratar de no juzgarlos, de no seguirlos, sino de
devolver la atención con constancia a la respiración. El nombre de
Mindfulness en el campo psicológico, se traduce a menudo con la conciencia
de sus acciones, emociones, estados mentales, prestando atención al presente,
momento a momento con una mirada no crítica y predispuesta a la
aceptación. Numerosos estudios realizados en los últimos años han
investigado cómo la meditación puede ayudar a las personas a sentirse mejor
después de haber sido tratadas con éxito contra la depresión; una vez que un
paciente se ha recuperado de un episodio depresivo, una pequeña cantidad de
estado de ánimo negativo puede volver a aparecer por cualquier motivo,
desencadenando de nuevo una gran cantidad de pensamientos negativos
clásicos de depresión que traen consigo sentimientos físicos de debilidad,
fatiga o dolor inexplicable. Esta técnica sería capaz de prevenir estos nuevos
episodios depresivos. La naturalidad con la que Mindfulness se mezcla con la
Psicoterapia Cognitiva ha llevado al nacimiento de numerosos enfoques
clínicos que hacen un uso extensivo de ella (MBCT, Mindfulness-Based
Cognitive Therapy, de Teasdale, Segal y Williams; ACT, Acceptance and
Commitment Therapy; DBT, Dialectical Behavior Therapy de Marsha
Linehan).
La Terapia Cognitiva Basada en la Conciencia se desarrolló en los años 90;
con ella se redescubre la importancia del cuerpo y la superación del dualismo
cartesiano mente y cuerpo.
Los antecedentes teóricos de la TCMM se basan en la hipótesis de la
activación diferencial desarrollada por Teasdale en 1988, que sugiere que las
personas que han experimentado varios episodios depresivos son más
vulnerables a las recaídas y recurrencias de los estados depresivos, ya que
incluso un estado disfórico leve puede reactivar los modelos de pensamiento
depresivo que han permanecido latentes desde la crisis anterior; el riesgo de
que se produzcan nuevos episodios aumenta con cada episodio consecutivo,
ya que los episodios posteriores de depresión grave requieren cada vez menos
la provocación de acontecimientos estresantes externos.
Representa una nueva intervención para la prevención de recaídas en la
depresión unipolar y bipolar, estos son programas específicos para pacientes
que aumentan y entrenan habilidades de conciencia a través de técnicas de
meditación combinadas con técnicas de terapia cognitiva. De esta manera se
identifican las vulnerabilidades que aumentan el riesgo o conducen a
recaídas; el terapeuta proporciona estrategias valiosas para abordar los
problemas y modificar los pensamientos disfuncionales en beneficio del
paciente. El MBCT ayuda a los participantes a ver más claramente cómo
funciona la mente y a aprender a reconocer cuando su estado de ánimo
empieza a decaer. Por lo tanto, el objetivo es aumentar las habilidades
metacognitivas animando a la gente a adoptar una nueva forma de ser y vivir.
Esto ayuda a romper el vínculo entre el estado de ánimo negativo y el
pensamiento negativo que normalmente se activaría. Así, los participantes
desarrollan la capacidad de dejar ir y venir estados de ánimo, pensamientos y
sentimientos negativos, sin tener que oponerse necesariamente a ellos. El
cultivo de la conciencia del momento presente y la ausencia de juicios lleva a
las personas a interrumpir el círculo de rumores y aumentar la amabilidad
hacia sí mismas, rompiendo así el vínculo entre la actividad de la mente
(rumiar sobre acontecimientos pasados) y los síntomas depresivos.
Esta práctica puede afectar a los individuos a dos niveles. La primera es a
través de su percepción inmediata del estado subjetivo que se produce
durante la práctica de la meditación sobre sí mismos e incluye experiencias
subjetivas de calma, tranquilidad y una lenta o cesación de los pensamientos,
lo que da lugar a una mayor claridad perceptiva. El segundo nivel incluye los
cambios en las relaciones con los pensamientos, sentimientos y la experiencia
interior. A su vez, hacen que la persona sea consciente de una sensación más
profunda de calma, comodidad y aumento de la conciencia sensorial incluso
fuera de la práctica de la meditación.
El MBCT ofrece un programa de 8 sesiones semanales de 2 horas cada una
en un grupo de entre 8 y 15 personas.
El objetivo es enseñar a los pacientes a ser más conscientes y a relacionarse
de forma diferente con sus pensamientos, sentimientos y sensaciones
corporales. A través de la práctica de ejercicios de conciencia que incluyen el
escaneo del cuerpo, simples ejercicios de yoga, desconcentración emocional a
través de técnicas de respiración profunda, meditación a ojo cerrado y
estiramientos. Estos ejercicios ayudan al paciente a descentralizar los
pensamientos negativos, a reducir la reactividad a los cambios humorales, a
aumentar la capacidad de tener una plena conciencia de la enfermedad y a
mantener los períodos de eutanasia.
Además de las sesiones propuestas por los terapeutas especializados, se invita
a los pacientes a realizar tareas, como por ejemplo 40 minutos de prácticas de
meditación al día y poner en práctica las habilidades cognitivas-conductuales
discutidas durante las reuniones.
La principal diferencia con la TCC clásica es que la TMC tiene por objeto
enseñar a los pacientes a tomar conciencia de cómo relacionarse con sus
experiencias mediante la práctica de la conciencia caracterizada por la
apertura, la curiosidad y la aceptación, adquiriendo una perspectiva diferente
del pensamiento y la conciencia de sí mismos, mientras que la TCC
modificaría sus pensamientos disfuncionales.
El Instituto Nacional para la Excelencia Clínica y de Salud (NICE) en
Anglosajón recomienda esta terapia a todos aquellos que han experimentado
dos o más episodios de depresión. Se ha demostrado que es más eficaz que
las dosis de mantenimiento de los antidepresivos para prevenir una recaída en
la depresión; puede reducir la gravedad de los síntomas en las personas que
están experimentando un episodio depresivo y parecería reducir las
puntuaciones en el BDI (Inventario de Depresión de Beck3. En el caso del
trastorno bipolar, los estudios realizados hasta la fecha han demostrado que el
protocolo del TCMB conduce a una reducción de los síntomas depresivos y
ansiógenos sin que haya un aumento colateral de los síntomas maníacos. La
práctica de la atención consciente también puede ser adoptada por los
cuidadores, de hecho representa un concepto importante para la disciplina de
la profesión de enfermería, que tiene aplicaciones prácticas tanto para el
bienestar de la enfermera, como para el desarrollo y la sostenibilidad de la
calidad de la atención terapéutica y para la promoción de la salud holística.
Es importante para la enfermera que el bienestar y el autocuidado del
paciente se conviertan en sus principales objetivos en la investigación y la
educación que lleva a cabo diariamente. Resulta esencial encontrar una
manera de ayudar a todos a escuchar el lenguaje corporal. La meditación
permite el silencio de la mente, permite disfrutar de todos los momentos de la
vida que a menudo se pierden en la prisa de seguir la sucesión de las cosas.
Esta práctica encarna todo lo que la profesión de la enfermería representa el
cuidado de los demás. Da la oportunidad de ayudar a la persona en todos sus
aspectos mediante el aprendizaje personal de la práctica, lo que hace que el
practicante sea más consciente de su trabajo, más empático y aumente su
rendimiento y concentración; y la educación de la práctica al paciente,
previniendo la enfermedad y aumentando la aceptación de una enfermedad si
ya existe.
La meditación no debe entenderse como una técnica, sino como una visión
del mundo y de la vida que utiliza herramientas prácticas para regular las
emociones. El enfoque meditativo es enseñado por instructores que también
están capacitados en medicina, psicología y enfermería, así como por
cualquier persona interesada en su propia salud. Las enseñanzas incluyen la
cognición de la vía meditativa que combina la reorganización radical de la
visión occidental tradicional de la vida, y la nueva visión científica del ser
humano que proviene de la psiconeuroendocrinoinmunología (PNEI), a las
técnicas y prácticas de gestión de las emociones y el estrés. Gracias a estas
enseñanzas, cada vez más operadores están combinando su conocimiento
tradicional con el conocimiento y el saber hacer de la tradición meditativa
(Bottaccioli & Carosella, 2011). PNEI se deriva de la investigación
interdisciplinaria que estudia las relaciones bidireccionales entre la psique y
los sistemas biológicos. Tiene sus raíces en la biología molecular, en el
estudio de los mecanismos de estrés de Hans Selye y en el estudio de la
relación biológica entre la mente y el cuerpo. Se trata de la búsqueda de la
unidad, de todo el conocimiento de la vida y su organización. Por lo tanto, su
enfoque es sistémico: estudia las conexiones entre los sistemas biológicos, el
lenguaje utilizado para comunicarse entre los sistemas y las implicaciones
clínicas de tales estudios. PNEI es el resultado de la convergencia de tres
desarrollos científicos: neuroendocrinología, inmunología y neurociencia,
integrándolos en un único modelo. Con este enfoque, surge un modelo de
investigación e interpretación de la salud y la enfermedad, que ve al
organismo humano como una unidad estructurada e interconectada, en la que
los sistemas psíquico y biológico se condicionan mutuamente. PNEI
representa el cambio de paradigma (es decir, un modelo digno de ser imitado,
un modelo de referencia, un esquema colectivo de interpretación de la
realidad) de un modelo biomédico en el que prefería la idea de que la mente
era superior al cuerpo, a un modelo holístico (del griego olos que significa el
todo, el conjunto, por lo tanto una forma unitaria de ver la realidad, el ser
humano, la existencia) que abarca el dualismo mente-cuerpo poniéndolos en
el mismo nivel de importancia. Por lo tanto, el paradigma holístico puede
definirse como una visión de la unidad de la existencia, nacida de una
percepción orgánica y profunda de uno mismo y del mundo, como si la vida y
la conciencia influyeran en todo o en todos los fenómenos y hubiera una
única red unitaria de vida. Su base es la comprensión de la unidad sistémica
global y la coexistencia inseparable de las dimensiones externas e internas de
cada fenómeno. "El concepto fundamental del holismo es que todo fenómeno
debe ser observado siempre en su totalidad, en su totalidad. Diversos estudios
han demostrado que las emociones modifican la actividad inmunológica, que
a su vez puede modificar la actividad psíquica: por lo tanto, existe una fuerte
correlación entre ellas.

FODDER
ELECCIÓN DE LA METODOLOGÍA
El siguiente subcapítulo se ha redactado con el fin de presentar al lector el
marco metodológico elegido para el desarrollo de esta obra de licenciatura y
las razones que justifican esta decisión.
Para la elaboración de este trabajo de tesis decidí, a nivel del procedimiento
adoptado, utilizar como metodología la Revisión de la Literatura.
Sobre esta base, como señalan Chiari y otros (2006), es de suma importancia
que todos los profesionales de la salud aprendan a acceder a la información
científica de manera eficaz y eficiente, de modo que puedan disponer
inmediatamente de los mejores conocimientos disponibles en la literatura
científica. Sólo así se puede garantizar la mejor atención posible a los
pacientes, protegerse profesionalmente y utilizar los recursos de manera
racional y emplearlos en servicios que hayan demostrado ser eficaces.
Por revisión de la literatura se entiende la formulación de un resumen crítico
de los estudios publicados sobre el tema elegido con miras a actualizarlo. Una
revisión de la literatura es un análisis profundo de la literatura científica
disponible sobre un tema determinado.
Se define como un análisis de la literatura científica que se centra en una
pregunta definida para que pueda recibir una respuesta del análisis de la
evidencia científica (National Institute of Health USA, 2014).
La revisión de la literatura propone el uso de medios objetivos de
investigación aplicando criterios predeterminados de inclusión y exclusión.
Por último, prevé la evaluación crítica de los estudios pertinentes según
criterios predeterminados y la extracción de datos de las pruebas y la síntesis
para formular conclusiones finales sobre la cuestión. Es un instrumento de
evaluación basado en estudios clínicos, estudios de cohortes y estudios de
control de casos.
El examen de la literatura permite descubrir un conocimiento conceptual y
basado en datos de un concepto clínico particular; descubrir nuevos
conocimientos que conduzcan al desarrollo o mejoramiento de las teorías y
proporcionar información útil para la capacitación.
Para la investigación me he referido a los estudios primarios, es decir, a los
estudios que describen las investigaciones individuales que tienen como
sujeto a los individuos estudiados; difieren de los estudios secundarios que,
en cambio, resumen y sacan conclusiones de los estudios primarios. Las
fuentes secundarias son precisamente todas las publicaciones que tratan y
discuten los estudios realizados por otros autores; por lo tanto, no son escritas
por el autor que realizó el estudio en persona. Esta definición incluye todas
las revisiones de la literatura (formuladas a partir de estudios primarios) y las
directrices. La desventaja de este tipo de producción literaria es el hecho de
perder la objetividad, ya que el autor interpreta según sus propios
conocimientos y percepciones.
Los estudios primarios pueden ser experimentales, clínicos o de observación,
teniendo en cuenta que pueden ser estudios de casos y controles
(comparación entre un grupo de personas con la enfermedad que se estudia y
un grupo sano), un estudio de cohorte que se ocupa, por ejemplo, de verificar
el riesgo de contraer una determinada enfermedad tras la exposición a un
agente patógeno o una sustancia nociva, y un ensayo controlado aleatorio
(ECA), por ejemplo, cuando las personas se distribuyen al azar y algunas de
ellas reciben un nuevo tratamiento en lugar de un tratamiento convencional.
El examen de la bibliografía se define como un verdadero proyecto de
investigación que resume y evalúa críticamente en un solo documento los
resultados de todos los estudios experimentales realizados en relación con
una cuestión clínica o una intervención de atención de la salud específica y
bien definida.
Un investigador puede llevar a cabo un examen de la literatura para investigar
los conocimientos actuales o visualizar cronológicamente el desarrollo de
esos conocimientos, con respecto a un tema determinado. El examen también
se utiliza para identificar los casos en que faltan pruebas, es decir,
investigación y conocimientos, que son contradictorios o no concluyentes.

IDENTIFICANDO UN PROBLEMA;
Formular claramente la pregunta de búsqueda a través de la PICO (CRD,
2009); elaborar el protocolo de revisión (especificar los criterios de inclusión
y exclusión, indicar la estrategia de búsqueda, es decir, las bases de datos que
se van a consultar, los términos de búsqueda ideales, el método de evaluación
de la calidad de los artículos, etc.).
Realizar una búsqueda de literatura identificando el mayor número posible de
estudios sobre el tema de interés; seleccionar los estudios identificados
aplicando los criterios de selección establecidos de antemano, de modo que
se destaquen sólo los que puedan dedicarse al examen. Utilizando una
herramienta de evaluación, analizar críticamente la calidad y el rigor
metodológico de los artículos para comprender la fiabilidad del estudio y la
relevancia de sus resultados; extrapolar y resumir los resultados de los
estudios insertando en un cuadro la información de los estudios relacionados
con el autor, año de publicación, propósito, población/muestra, diseño de la
investigación, herramientas utilizadas, resultados/resultados.

PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN Y PICO


El primer paso que hay que dar es elegir el tema a desarrollar y el problema a
investigar. Esta última debe ser precisa y bien definida para permitir el
desarrollo de una cuestión clínica lo más específica y clara posible. Cuanto
más precisa sea la pregunta, más fácil será encontrar estudios sobre el tema
elegido. Una breve revisión de los textos sobre el tema elegido podría ayudar
a identificar con mayor precisión el tema que se va a abordar.
El autor Chiari (2006), en su libro explica que el primer paso para formular
una buena pregunta clínica es centrarse en la pregunta. Al hacerlo, el objetivo
de la investigación se hace más claro. Para extrapolar los términos más
relevantes de una pregunta, se puede utilizar el método PICO, que significa
Paciente (paciente o problema), Intervención (intervención, tratamiento),
Comparación (intervención de control, si es necesario), Resultado (resultado,
desenlace). Como explica Facco (2011), el uso del método de investigación
PICO, que transforma los escenarios o casos clínicos en preguntas (preguntas
clínicas), me ha facilitado desglosar la pregunta de investigación para generar
respuestas más precisas y apropiadas.
Mi pregunta de investigación es: ¿el enfoque cognitivo-conductual aplicado a
los pacientes con bipolaridad ayuda a reducir el número de exacerbaciones
depresivas, contribuye a reducir la intensidad de los síntomas depresivos, la
duración de la fase de descompensación, los síntomas depresivos residuales4
, reduce el número de hospitalizaciones, mejora la calidad de vida y logra un
mayor cumplimiento y adherencia al tratamiento?

Parece que el PICO:

P: Pacientes adultos con trastorno bipolar con síntomas depresivos.


I: Enfoque cognitivo-conductual (CBT y MBCT) como complemento a la
farmacoterapia
C: Reducción de la intensidad, la duración de los síntomas depresivos y la
presencia de síntomas depresivos residuales
O: Reducción de la frecuencia de las crisis, del riesgo de exacerbaciones
depresivas y reducción de las hospitalizaciones, mayor cumplimiento y
observancia del tratamiento terapéutico, mejora de las funciones ejecutivas, la
capacidad de concentración y la memoria.

DESCRIPCIÓN DE LOS ARTÍCULOS CIENTÍFICOS SELECCIONADOS


En cuanto al tema de la Terapia Cognitiva-Conductual, encontré 34 estudios
primarios, de los cuales seleccioné 7 artículos siguiendo el método de
Zangaro & Soeken (2007). Los artículos tratan de esta terapia de manera
general, lo que significa que en los estudios se especifica que se ha utilizado
el enfoque cognitivo-conductual sin indicar ninguna terapia precisa.
Para la terapia cognitiva basada en la atención plena me enteré de 23 estudios
sobre el tema, pero para el debate seleccioné 13 estudios primarios. En total,
se consideraron para su examen 20 estudios primarios.
Los estudios científicos se dividen en 3 estudios de casos y controles, 3
estudios de viabilidad, 1 ensayo clínico controlado, 2 ensayos abiertos, 2
estudios piloto y 9 ensayos controlados aleatorios.
La reducción y mejor manejo de los síntomas depresivos y ansiosos, la
reducción de los estados ansiosos y depresivos, la realización de actividades
sociales y funcionales, una mayor autoestima y confianza en sí mismo y
nuevas estrategias de solución de problemas que se traducen en una mayor
autonomía y en la reducción de la frecuencia de las crisis. La eficacia de la
terapia está garantizada por la presencia de una terapia farmacológica
adecuada.
Zaretsky y otros (2008) tienen como objetivo de su estudio la comparación
entre los beneficios de las sesiones de psicoeducación y los de la TCC
asociada a la psicoeducación, en el tratamiento del trastorno bipolar. 40
pacientes siguen la TCC asociada a la psicoeducación; 39 pacientes siguen
sólo sesiones de psicoterapia. Al final del estudio, el grupo que siguió las
sesiones de TCC asociadas a las sesiones psicoeducativas mostró una mejora
en la autovigilancia de los síntomas, una reducción de los síntomas
depresivos, una reducción de los días con estado depresivo por mes y una
menor dosis de fármacos antidepresivos.
En el estudio de Costa y otros (2011) los autores dividieron a los pacientes en
dos grupos: el grupo de TCC está compuesto por 27 personas, mientras que el
grupo de UAT (Tratamiento habitual) está compuesto por 14 personas. Los
pacientes del grupo de TCC siguieron 14 sesiones semanales de 2 horas cada
una. Los pacientes del grupo de TCC demostraron al final del período de 14
semanas una reducción de la gravedad de los síntomas depresivos, maníacos
y ansiosos con una disminución de la frecuencia y la duración de los
episodios de cambio humoral.
Costa y otros (2012) evalúan la eficacia de 14 sesiones grupales de TCC
comparándolas con el tratamiento de drogas solamente, en lo que respecta a
la reducción de los síntomas depresivos. Los pacientes del grupo de TCC
demostraron al final del estudio una reducción de la gravedad de los síntomas
depresivos con una disminución de la frecuencia y la duración de los
episodios.
En el estudio de Docteur y otros (2013) se ilustra cómo la terapia se centra en
la regulación afectiva yendo a aplicar las técnicas de integración de aspectos
y pensamientos positivos con la exclusión de imágenes y conceptos
negativos. En el estudio surge que el pensamiento negativo puede ser
desencadenado por eventos desagradables y a su vez negativos. Este
pensamiento irracional y catastrófico va a cambiar el comportamiento de esta
persona con el riesgo de prolongar el estado depresivo, empeorar la crisis y
aumentar la probabilidad de desarrollar otras crisis similares. La deficiencia
de memoria es causada por el deterioro de la corteza prefrontal y el
hipocampo. Esto se debe a los episodios depresivos que causan un efecto
neurotóxico.
Al final del estudio, los pacientes aprenden a regular las emociones positivas
y negativas, a modificar los pensamientos y las emociones negativas de los
eventos pasados, de esta manera tienen un mejor manejo de la enfermedad.
Los autores sostienen que estos cambios mejoran las capacidades cognitivas
en general (además de la memoria, también la concentración y el habla), y
también hay un mejor control de los estados de ansiedad mediante la
implementación de la conciencia de los procesos mentales. Los resultados del
estudio fueron los siguientes: reducción del nivel de depresión y ansiedad,
mejora de las funciones mnemotécnicas (reducción de pensamientos
rumiantes y pensamientos sobre el pasado disfuncional), la mayoría de las
ideas positivas y menos ideas de ruina, que se traducen en la prevención de
futuras crisis. Los usuarios sostienen que las habilidades cognitivas en
general han mejorado (además de la memoria, la concentración y el habla) y
el control de los estados de ansiedad mediante la aplicación de la conciencia
de los procesos mentales.
Scott y otros (2006) proponen 20 sesiones de TCC (1 sesión semanal). Un
grupo consta de 127 pacientes y sigue la TCC, el otro grupo de 126 personas
y sigue el tratamiento habitual con drogas (TAU). El objetivo es comparar la
eficacia de la TCC con el tratamiento habitual con drogas. El estudio
determinó que la TCC era menos eficaz para prevenir las recaídas en los
pacientes que habían experimentado anteriormente varios episodios
depresivos; se demostró que era más eficaz en los pacientes que tenían menos
de 12 episodios. Este resultado apoya la idea de que es importante iniciar
enfoques psicosociales en las primeras etapas de la enfermedad. Los
resultados relativos a los síntomas depresivos se evaluaron reduciendo las
puntuaciones de la Escala de Calificación de la Depresión de Hamilton
(HDRS) y del Inventario de la Depresión de Beck (BDI). La HDRS es una
escala de evaluación elaborada por Hamilton en 1967 para medir el nivel y la
intensidad de los síntomas depresivos (Hamilton, 1967). El Inventario de
Depresión de Beck II es el instrumento más utilizado para medir la presencia
y la gravedad de la depresión en el mundo, tanto en la población normal
como en los pacientes psiquiátricos, a fin de ser incluido en la clasificación
de los "10 principales" de las pruebas psicológicas más utilizadas. Representa
una actualización del inventario original, el Inventario de la Depresión de
Beck elaborado por Beck en 1961, y su revisión parcial en 1979 con el BDI-
IA.
Stange y otros (2011) registraron una reducción en la intensidad de los
síntomas depresivos utilizando la Escala de Calificación de la Depresión de
Hamilton (HDRS) con una fuerte reducción en las puntuaciones de esta
última.
En el estudio de Kingston y otros (2007), se propusieron 8 sesiones de
TMCM semanales de 2 horas de duración. Una semana antes del inicio del
curso se celebró una sesión preliminar para establecer contacto con los
pacientes y una sesión de seguimiento un mes después de la intervención. En
las sesiones iniciales se enseña a los participantes a pasar del modo "hacer" al
modo "ser", lo que se logra mediante el desarrollo de la conciencia a través
de la práctica meditativa con técnicas de exploración corporal y la formación
del movimiento consciente. Como resultado, surgió la reducción de los
síntomas depresivos residuales (que también puede entenderse como un
factor de riesgo de futuras recaídas con el Inventario de Depresión de Beck,
BDI).
En el estudio de Miklowitz y otros (2009), todos los pacientes participaron en
8 sesiones de TCMB (una sesión semanal de 2 horas cada una). Se anima a
los participantes a identificar los síntomas prodrómicos de los cambios de
humor, los factores de riesgo de una crisis, aprender a observar sus propios
estados de ánimo en términos no críticos. El tratamiento ha sido evaluado
como muy efectivo especialmente para reducir la intensidad de los síntomas
depresivos, previniendo las recaídas. En conclusión, el MBCT parece ser
factible y gastable para este usuario. Se asocia con mejoras a corto plazo en la
depresión bipolar y la ideación suicida. Las prácticas de TMCM, sumadas a
la farmacoterapia, son útiles para prevenir las reincidencias maníacas o
depresivas, reducir los síntomas residuales, mejorar el curso clínico y el
funcionamiento psicosocial.
Perich y otros (2013a) dividen a los pacientes en dos grupos. Un grupo sigue
las sesiones del MBCT (n=34): 8 sesiones por semana con 4-8 personas por
grupo. El otro grupo (n=23) sigue el tratamiento habitual. Hay una
considerable disminución de los síntomas depresivos relacionados con al
menos 3 ejercicios de meditación por semana. Ligera disminución en cambio
para los pacientes que realizan 2 o menos ejercicios por semana. El estudio
encontró que las puntuaciones relacionadas con la depresión después de 12
meses de seguimiento están negativamente correlacionadas con el bajo
número de días dedicados a la meditación. De hecho, en la primera reunión
posterior al tratamiento, al final de las 8 sesiones, las diferencias son
mínimas, pero después de los 12 meses de seguimiento, los que meditaron 3 o
más veces por semana muestran una considerable disminución de los
síntomas depresivos, los que dedicaron menos de dos veces por semana en
cambio muestran valores aumentados. La práctica del MBCT, sugiere que un
compromiso más profundo con el programa confiere protección para los
síntomas depresivos a lo largo del tiempo.
En otro estudio realizado por Perich y otros (2013b), se comparó el grupo de
"caso" de 48 pacientes que seguían sesiones de TCMB asociadas al
tratamiento clásico con el grupo de "control" de 47 pacientes que continuaban
su terapia habitual, con un seguimiento a los 3, 6, 9 y 12 meses después de la
finalización del tratamiento. El estudio tiene como objetivo evaluar los
beneficios del MBCT en cuanto a la reducción de los síntomas depresivos
incluso después de 8 sesiones. Hubo una reducción de las puntuaciones en la
escala de evaluación de los síntomas depresivos, que al principio del
tratamiento eran: Grupo MBCT 14,79, grupo TAU (tratamiento habitual)
19,50. Al final del tratamiento son respectivamente: 10.03 y
13.48. Después de seis meses de seguimiento los valores siguen
disminuyendo (9,81 y 13,20) y luego aumentan después de 12 meses de
seguimiento (13,68 y 15,73) permaneciendo por debajo de los valores antes
de iniciar el tratamiento. Los valores no muestran grandes diferencias, pero
los del grupo MBCT se mantienen por debajo de los del grupo de control
durante todo el período de evaluación.
El estudio de Kuyken y otros (2008) divide a los pacientes en dos grupos: un
grupo (61 pacientes) sigue las 8 sesiones de TCMB, el otro grupo (62
personas) participa en el tratamiento con fármacos antidepresivos. El MBCT
tiene como objetivo permitir que las personas aprendan a ser más conscientes
de las sensaciones corporales, pensamientos y sentimientos asociados con la
recaída de la depresión y a relacionarse de manera constructiva con estas
experiencias. El grupo que recibe el tratamiento con la droga es educado para
mantener la terapia, para el manejo correcto y para una mejor adherencia
terapéutica. Como resultados de la evaluación de la eficacia de los 2
tratamientos se informa de la reducción de los síntomas depresivos residuales
y de una mejor calidad de vida percibida por los pacientes. En las personas
con depresión recurrente, el TMCM produce mejores resultados en cuanto a
la reducción de los síntomas depresivos produciendo mejores resultados en el
seguimiento a largo plazo y la percepción de una mejor calidad de vida, en
comparación con el grupo que ha tomado sólo la terapia de drogas. Además,
ha habido una reducción en el uso de drogas antidepresivas en el grupo
MBCT. Los términos del costo del MBCT también fueron efectivos: el 75%
de los pacientes de MBCT redujeron su ingesta, tomando sólo la dosis
mínima necesaria, mientras que el 25% continuó como antes. Las tasas de
adhesión al tratamiento con TCMB (85%) sugieren la aceptabilidad de este
enfoque.

Los pacientes considerados para el estudio de Mirabel-Sarron et al. (2009) se


dividieron en 3 grupos, y todos siguieron 8 sesiones de MBCT de dos horas
cada una. El propósito del estudio es verificar la aceptación de la práctica por
parte de los sujetos, y el incremento de la plena conciencia relacionada con el
enfoque. Antes de comenzar el estudio, todos los pacientes estaban en una
fase eutímica, con valores depresivos y mangas bajas. Al final del estudio,
mantuvieron la normotonía y redujeron aún más los valores de BDI. Como
conclusión, los autores informan que aunque los pacientes están viviendo un
período eutímico, todavía experimentan altibajos en su estado de ánimo,
incapacitantes desde el punto de vista del cuadro clínico y arriesgados por
recaídas y comorbilidades. Por lo tanto, asociar primero una terapia
cognitivo-conductual clásica y luego también la Mindfulness, ha sido útil
para reducir la reactividad cognitiva debida a los cambios humorales, que
representa un factor de riesgo para futuras recaídas.
Deckersbach y otros (2012): Al final del tratamiento, a los tres meses de
seguimiento, los usuarios muestran una reducción de los síntomas depresivos
residuales en los pacientes. Los resultados sugieren que el tratamiento de los
síntomas depresivos residuales con TMCM también es útil para mejorar
aspectos como: el manejo emocional, un mejor funcionamiento psicosocial y
bienestar psicológico y ser menos sensible a los cambios humorales.

REDUCCIÓN DE LA FRECUENCIA DE LAS CRISIS


Kingston y otros (2007) informan como resultados la reducción de los
pensamientos rumiantes (vulnerabilidad a la recaída en la depresión). La
rumia tiene como objetivo evitar el significado emocional y de
comportamiento, por lo tanto la conciencia implica la exposición de las
emociones y pensamientos, proporcionando una desensibilización a las
respuestas condicionadas y reduciendo el comportamiento de evasión. El
estudio identifica una tendencia a la disminución de los niveles de rumiación
que da un peso adicional a la importancia de la rumiación que se supone que
tiene para mediar la reducción de la depresión. La reducción de los
pensamientos rumiantes se evaluó con la Escala de Rumiación (RUM).
En el estudio de Bondolfi y otros (2010), los pacientes se dividieron en dos
grupos: el grupo de MBCT y el grupo de TAU. El tratamiento dura 8
semanas, el primer seguimiento se realiza a los 6 meses y el segundo a los 12
meses. Los pacientes que siguieron las sesiones de MBCT fueron invitados a
continuar los ejercicios de meditación en casa al menos una vez a la semana.
De los 60 pacientes divididos en dos grupos (31 pacientes del MBCT y 29 del
grupo de control) terminaron el período de seguimiento en 54,
respectivamente 27 y 28 personas de los dos grupos. Desde el final de las 8
sesiones, los ejercicios meditativos han disminuido en los meses siguientes
pero siguen presentes. Este hecho, según el estudio, actuó como factor de
protección contra las recaídas depresivas, de hecho en el grupo MBCT
después de 1 año la tasa de recaída fue del 33%, mientras que en el grupo de
control fue del 36%. Los autores explican la mínima diferencia en la tasa de
recaída como una información errónea sobre las condiciones clínicas del
grupo de control, una terapia adicional (psicológica o farmacológica). Una
posible diferencia importante con respecto a estudios anteriores se refiere al
sistema de salud suizo, ya que hay una gran disponibilidad de atención de la
salud mental y un acceso relativamente fácil.
El estudio de Williams y otros (2014) muestra que el objetivo es comparar un
grupo de pacientes que siguen sesiones de TCMB asociadas al tratamiento
habitual (n = 99), un grupo que sigue la psicoeducación y el tratamiento
habitual (n = 103) y un grupo que sólo sigue el tratamiento habitual (n = 53).
La hipótesis es que el MBCT tiene una función protectora contra las recaídas
depresivas. Las sesiones duraron 8 semanas con una reunión semanal de 2
horas cada una. El grupo TAU fue seguido por un psiquiatra y un psicólogo,
el 21% de los pacientes recibieron uno o más antidepresivos nuevos durante
el período de seguimiento. Al final del estudio, el TCMB fue particularmente
eficaz en comparación con el grupo que siguió la psicoeducación o el
tratamiento habitual, reduciendo en gran medida el riesgo de recurrencia de la
depresión. En conclusión, el estudio afirma que esta terapia puede tener
efectos beneficiosos particulares en la prevención de futuros episodios de
depresión grave.
En el estudio de Kuyken y otros (2008), el TCMB produjo mejores resultados
en cuanto a la reducción de las recaídas depresivas, con mejores resultados en
el seguimiento a largo plazo y la percepción de una mejor calidad de vida,
mostrando una reducción en las puntuaciones del ICD en el grupo de TCMB
en comparación con el grupo de TAU (tratamiento habitual).
El objetivo del estudio de Ma & Teasdale (2004) es verificar la eficacia de la
TCMB para prevenir las recaídas depresivas en pacientes con un historial de
3 o más episodios depresivos previos. Los pacientes considerados para el
estudio se dividieron en dos grupos: un grupo sigue el TCMB (37 pacientes)
durante 8 semanas asociado con el tratamiento habitual, el otro grupo (38
pacientes) continúa con el tratamiento habitual. Las sesiones de MBCT son
sesiones semanales de horas cada una con una duración de 8 semanas de
tratamiento con ejercicios meditativos para realizar en casa. En el grupo de
TMCM de 36 pacientes (1 paciente abandonó la terapia), 8 experimentaron 2
episodios, 12 personas 3 episodios y otras 16 personas 4 o más episodios
depresivos. De las 8 personas con 2 episodios de depresión, 4 (50%)
experimentaron al menos una recaída en el período de seguimiento de 60
semanas después del tratamiento, de las 12 personas con 3 episodios de
depresión previa 4 (33%) los experimentaron, de las 16 personas con más de
4 episodios en 6 (38%) los experimentaron. En cambio, en el grupo que
siguió el tratamiento habitual se observan valores diferentes: 10 personas con
2 episodios depresivos previos experimentan una recaída en sólo 2 (10%),
con 3 episodios de cada 15 personas lo experimentan en 9 (60%), con más de
4 episodios depresivos de 12 personas los 12 experimentan una recaída
(100%). Los pacientes con 2 episodios depresivos previos, 3 o más de 4 se
dividieron entre los dos grupos. Los autores explican que en el grupo que
siguió al TCMB las tasas de recurrencia se redujeron a la mitad en
comparación con los pacientes que siguieron su tratamiento habitual. Los
efectos protectores del TCMB fueron más evidentes en pacientes con cuatro o
más episodios depresivos previos, de hecho sólo el 38% de los tratados con
TCMB experimentaron una recurrencia en comparación con el 100% de sus
contrapartes en el grupo de control. El TCMD demostró ser mucho más
eficaz para los pacientes con 3 o más de 4 episodios depresivos, en los
pacientes con sólo 2 episodios anteriores de hecho no mostró ninguna
relevancia clínica ya que la mitad de ellos experimentaron una recaída. Por el
contrario, en el grupo de control los que experimentaron sólo 2 estados
depresivos tuvieron una menor tasa de recurrencia (sólo 10%). En el estudio
de Teasdale y otros (2000) el objetivo es demostrar la eficacia de la TCMB
para reducir las reincidencias de depresión en pacientes con antecedentes de
depresión. Los pacientes se dividieron en dos grupos: uno de ellos sigue 8
sesiones semanales de TCMB de 2 horas (76 pacientes), y el otro grupo (69
personas) sigue el tratamiento habitual, es decir, visitas psiquiátricas y
farmacoterapia. El programa de estudio dura 8 semanas en las que el primer
grupo sigue las sesiones del MBCT, tras las cuales los pacientes son
reevaluados después de un período de 52 semanas. La escala de clasificación
de la depresión de Hamilton y la escala del Inventario de la Depresión de
Beck se utilizaron para evaluar la gravedad de los síntomas depresivos, así
como el número de recaídas y recurrencias de la depresión. A las 10 semanas,
el grupo MBCT tuvo un 8% de recaídas en comparación con el 28% del
grupo de control, mientras que a las 20, 30, 40, 50 semanas los valores fueron
significativamente más bajos que los del grupo de control, y al final de la
semana 60 tuvieron un 35% de recaídas en comparación con el 66% del
grupo de control. En conclusión, el TMCM ha demostrado ser una terapia
profiláctica esencial para la prevención de las recaídas depresivas.
En el estudio de Patelis-Siotis y otros (2001) los pacientes reflexionaron
sobre: la adherencia terapéutica, el cumplimiento del tratamiento
farmacológico, las estrategias de autogestión (si las hubiera), las dificultades
personales para la adherencia a la terapia, los cambios en el nivel bio-psico-
social durante la fase maníaca (nivel de actividad) y la fase depresiva y los
cambios cognitivos relacionados que perciben (cómo cambian los
pensamientos y, por consiguiente, los comportamientos en función del estado
de ánimo). El objetivo de la terapia es hacer que los pacientes alcancen una
nueva conciencia de los comportamientos y sentimientos. Inicialmente, se
ilustra a los pacientes el concepto de "filtro cognitivo", es decir, un conjunto
de pensamientos y creencias negativas y distorsionadas sobre sí mismos y
sobre los demás, que a menudo pueden desencadenar emociones intensas y
conductas de inadaptación.

MAYOR CUMPLIMIENTO Y ADHESIÓN AL TRATAMIENTO TERAPÉUTICO


Patelis-Siotis y otros (2001) presentaron un estudio de 14 semanas de
duración, con una sesión semanal de TCC de 2 horas cada una, continuando
con el régimen farmacológico. Los principales temas sobre los que los
pacientes están llamados a reflexionar junto con el cuidador son: la
adherencia terapéutica, el cumplimiento del tratamiento con medicamentos,
las estrategias de autogestión, las dificultades personales para la adherencia a
la terapia, los cambios en el nivel bio-psico-social durante la fase maníaca
(nivel de actividad) y durante la fase depresiva y los cambios relacionados en
el nivel cognitivo. El objetivo de la terapia es hacer que los pacientes
alcancen una nueva conciencia de los comportamientos y sentimientos. Como
resultado, el estudio muestra una mejora en la gestión de la terapia, una mejor
adherencia al tratamiento farmacológico y psicoterapéutico y estrategias más
eficaces de gestión de los síntomas.
Los pacientes considerados en el estudio de Deckersbach y otros (2012)
muestran, al final del tratamiento y a los tres meses de seguimiento, un
aumento de la conciencia, un mejor manejo de las emociones, un mejor
funcionamiento psicosocial y bienestar psicológico y un mayor cumplimiento
del tratamiento.
Los resultados del cumplimiento y la adherencia al tratamiento también se
reportan en el estudio de González Isasi, Echeburza, Limiqana y González-
Pinto (2014) que, además de otros resultados a largo plazo como la
implementación de actividades sociales y funcionales, mayor autoestima y
confianza en sí mismo, reportan un mejor cumplimiento y una mayor
adherencia a los tratamientos y nuevas estrategias de resolución de problemas
que, según los autores, se traducen en una mayor autonomía.
Mejora de las funciones ejecutivas, la capacidad de concentración y la
memoria
Estas capacidades se han evaluado utilizando las escalas del Cuestionario de
Cinco Factores de Concienciación (FFMQ) y del Inventario de Habilidades
de Concienciación de Kentucky (KIMS).
Stange y otros (2011) explican que el trastorno bipolar suele estar asociado a
déficits cognitivos, como las dificultades en las funciones ejecutivas (incluso
en los períodos eutómicos). El propósito de este estudio es evaluar los
cambios en el funcionamiento cognitivo autoinformado de los pacientes con
trastorno bipolar que participaron en un estudio piloto de terapia cognitiva
(MBCT). El objetivo de la terapia es desarrollar la capacidad de ser
consciente de los pensamientos y sentimientos angustiosos y la habilidad de
desconectarse de ellos. Seguimiento al final del tratamiento y uno después de
3 meses. El tratamiento se basa en 12 sesiones semanales de 2 horas cada una
de MBCT en las que participaron todos los pacientes seleccionados. El
objetivo de la terapia es educar a los pacientes en el manejo de los cambios
de humor y las emociones, para proporcionar estrategias de resolución de
problemas que incluyen prácticas meditativas como la respiración profunda,
la exploración corporal y la meditación. Los autores afirman que los
pacientes han informado de mejoras significativas en el funcionamiento
ejecutivo, la memoria y la capacidad cognitiva. Se midió un aumento de las
funciones cognitivas relacionadas con la conciencia, medido por el FFMQ,
así como un aumento de los pensamientos no críticos. La terapia implica el
mejoramiento de las funciones cognitivas, incluyendo el mejoramiento del
control de la atención, la memoria, el funcionamiento ejecutivo, así como la
reducción de la interferencia emocional durante una tarea cognitiva.
Los pacientes seleccionados por Weber y otros (2010) son evaluados con
respecto a los síntomas depresivos y maníacos, la conciencia antes y después
de la terapia y los beneficios percibidos. Los pacientes fueron divididos en 3
grupos: un grupo de 8, uno de 6 y uno de 7 personas. Todos siguieron las
sesiones del MBCT durante 8 semanas (8 sesiones semanales de 2 horas cada
una). A lo largo del estudio, los pacientes continuaron tomando
medicamentos. Se realizaron dos seguimientos, el primero al mes de haber
terminado la terapia, el segundo a los 3 meses. Los autores informan de una
mejora en las puntuaciones del Inventario de Habilidades de Atención al
Cliente de Kentucky (KIMS).
Un mes después del final de la terapia, los valores mejoraron en BDI y
KIMS. El tratamiento se basa en 12 sesiones semanales de 2 horas cada una
de MBCT en las que participaron todos los pacientes seleccionados. El
objetivo de la terapia es educar a los pacientes en el manejo de los cambios
de estado de ánimo y las emociones, para proporcionarles estrategias de
resolución de problemas, incluyendo prácticas meditativas como la
respiración profunda, la exploración corporal y la meditación. Evaluación del
programa por parte del paciente: Antes de comenzar las sesiones de MBCT,
14 pacientes creían que el MBCT podía ayudarlos, 13 de ellos requirieron
esfuerzos moderados. Todos informaron de un nivel moderado y fuerte de
expectativas y confianza en el programa. Al final de la terapia, la mayoría de
los participantes (82%) creen que se han beneficiado del programa, e
informan de que han encontrado prácticas meditativas muy útiles. Alrededor
de la mitad de ellos (55%) creen que el MBCT les ha ayudado a hacer frente
a las emociones invasivas, a estructurar el día de una manera funcional (45%)
y a mantener los pensamientos intrusivos y disfuncionales a distancia (45%).
Después de 3 meses desde el final de la terapia, los porcentajes de pacientes
que consideran que la terapia es útil para hacer frente a las emociones
invasivas son estables o aumentados (67%), para estructurar el día (44%), y
para mantener distantes los pensamientos disfuncionales (78%) y los eventos
adversos (56%). Por último, pero no menos importante, el 67% de los
pacientes informan de una mejora en su calidad de vida.
También en el estudio de Mirabel-Sarron y otros (2009), cuyo objetivo es
verificar la aceptación de la práctica por parte de los sujetos y el incremento
de la plena conciencia relacionada con el enfoque, hay una clara mejora en
los resultados de KIMS al aumentar la capacidad de concentración y
aceptación de la experiencia actual y al aprender estrategias de
descentralización entre la mente y el cuerpo.
En el estudio de Deckersbach y otros (2012), tres meses después de finalizar
el tratamiento, los participantes mostraron un aumento de la conciencia, una
reducción de la dificultad de atención, un mejor manejo de las emociones, un
mejor funcionamiento psicosocial y bienestar psicológico. El MBCT también
es útil para mejorar aspectos como: el manejo emocional, un mejor
funcionamiento psicosocial y bienestar psicológico y ser menos sensible a los
cambios humorales.

Uno de los límites encontrados consiste en que la población examinada en los


20 estudios utilizados es heterogénea: por edad, idioma, criterios de
inclusión, y que la investigación se realizó en varios países (Canadá, Brasil,
Reino Unido, EE.UU., etc.).
Otra limitación es que cuatro estudios, Deckersbach y otros (2012), Kingston
y otros (2007), Mirabel-Sarron y otros (2009) y Stange y otros (2011) tienen
una muestra de control baja (menos de 20 personas).
En otros estudios, la falta de un período de seguimiento y un período de
seguimiento demasiado corto se comunicaron como límites.

CRÍTICA
La mayoría de los estudios seleccionados estaban escritos en inglés y en
algunos casos era difícil traducir algún razonamiento estadístico. En sólo dos
casos, los estudios fueron escritos en francés, un idioma que entiendo mejor y
que es más fácil de traducir.
Se observó una debilidad en las bases de datos. Aunque la búsqueda
bibliográfica fue exhaustiva, lamentablemente no fue posible acceder a
algunos artículos (de pago) que, según el resumen, probablemente podrían
haber cumplido mejor los criterios de inclusión y, por lo tanto, formar parte
de la revisión. Si hubiera tenido la oportunidad de leer estos artículos, habrían
sido un valor añadido a mi tesis. Podría haberlos comprado para tener una
revisión más completa y más estudios para analizar.

RECOMENDACIONES
Habiendo completado la revisión de la literatura, antes de pasar a las
conclusiones, decidí dedicar un capítulo a las recomendaciones. El primer
subcapítulo describirá las recomendaciones para la práctica profesional y el
segundo subcapítulo para posibles investigaciones futuras.
Recomendaciones para la práctica profesional
Los enfoques cognitivo-conductuales han revelado numerosas contribuciones
beneficiosas para el paciente con síntomas depresivos y para su curso clínico.
Una de ellas es el aumento de la adhesión al régimen terapéutico
(farmacológico y no farmacológico), que permite un mejor tratamiento de los
síntomas depresivos y la aplicación de estrategias de afrontamiento y
solución de problemas; de hecho, la mala adhesión al régimen terapéutico es
la principal causa de riesgo de reincidencia.
La figura de la enfermería juega un papel fundamental en la adquisición de
una buena adherencia terapéutica porque, al ser la figura profesional que más
contacto tiene con el paciente a lo largo del día, lo sigue durante el camino
terapéutico brindándole educación y apoyo.
La atención no sólo se puede gastar con los enfermos, sino también con las
enfermeras. El profesional que asiste a un enfermo tiene el deber de ser
consciente de sí mismo para poder prestar asistencia de manera óptima.
Detrás del diagnóstico, los pacientes a menudo esconden más de lo que
quieren revelar. A lo que se enfrentan en sus vidas no es sólo la enfermedad,
sino una combinación de sentimientos y experiencias. Estas personas llegan
con un diagnóstico preciso, pero desempeñar el papel completo de enfermero
significa desempeñar un cuidado que va más allá del diagnóstico e incluye
todos los aspectos de la persona.
En el contexto profesional en el que operamos, el tecnicismo, la burocracia y
el modelo organicista despersonalizador son los paradigmas que
desgraciadamente encontramos como referencia. Esta técnica podría
proponerse a las enfermeras, ofreciéndoles un mayor bienestar para ellas
mismas y para sus pacientes, ya que los beneficios que aporta sería la
presencia de profesionales de la salud trabajando de forma saludable, creando
una mejora exponencial en la atención. La atención consciente ofrece la
oportunidad de ayudar al hombre de forma holística, lo que significa aplicar
realmente la verdadera naturaleza de los cuidados de enfermería. Si las
enfermeras adquirieran este conocimiento, podrían aplicarlo en todos los
campos de la atención, y ciertamente, al ser las personas más cercanas a los
pacientes, serían las candidatas ideales para transmitirlo a los pacientes y sus
familias. En algunos estudios se está examinando la inclusión de la atención
plena como práctica óptima (especialmente la reducción del estrés basada en
la atención plena).
Entretanto, he querido elaborar este examen también para sensibilizar a las
enfermeras sobre estas prácticas que están surgiendo y que encuentran un
gran apoyo en la literatura. Espero despertar en ellos el interés por la práctica
y la investigación de estas nuevas tendencias porque si los primeros en tener
claros los fundamentos y las técnicas de la TCC y la TMC son los que
proporcionan la atención, será más fácil apoyar y animar al paciente durante
su camino terapéutico. Por ejemplo, si un paciente

está siguiendo las sesiones de TCC o TMC, la enfermera tiene la habilidad de


entender sobre qué temas está reflexionando el paciente y puede ayudarle
animándole a realizar los ejercicios propuestos por el terapeuta, durante el día
o en la semana esperando una nueva sesión.
La actualización y el estudio continuos son la mayor posibilidad que una
enfermera puede aprovechar para cumplir su mandato de la mejor manera
posible.

RECOMENDACIONES PARA POSIBLES INVESTIGACIONES FUTURAS


De los estudios analizados se desprende que es necesario realizar nuevas
investigaciones en gran escala que entrañen un diseño clínico riguroso, un
seguimiento a largo plazo y múltiples medidas de resultados, a fin de
garantizar la comparabilidad y la reproducibilidad de un estudio a otro. Se
necesitan más estudios para esbozar claramente el papel de cada tipo de
terapia y qué variables específicas de resultado han mejorado. De esta
manera, se puede desarrollar un enfoque más racional y clínicamente útil y
conveniente para el paciente bipolar. Puede ser interesante explorar la
cuestión económica que implica la TCC y la TMC. Ambas reducen la
necesidad de hospitalización y, por lo tanto, el costo de la atención médica.
En un par de estudios, hablamos de una reducción de los costos debido a una
menor necesidad de medicamentos antidepresivos. En los estudios que tratan
sobre el MBCT, se discute la cuestión de la prescindibilidad, así como lo
económico que resulta, porque una vez que los pacientes han aprendido las
técnicas básicas correctas, pueden continuar sus ejercicios en casa sin
necesidad de un terapeuta.
Para una posible investigación futura, sería interesante profundizar en estas
terapias dentro de la realidad suiza (sólo se han seleccionado dos estudios
suizos para la revisión), y aún mejor en el Tesino para verificar la
prescindibilidad y la adherencia a estos tratamientos también en nuestras
latitudes.

Como ya he explicado, el trastorno bipolar es una enfermedad crónica que se


produce principalmente en los jóvenes (en sus formas más graves, en la
adolescencia), con una incidencia discreta en la población general. Un
aspecto favorable de esta enfermedad incapacitante es la posibilidad de
obtener importantes remisiones, hasta la desaparición total de cualquier
manifestación sintomatológica, incluso durante años o décadas, cuando los
pacientes son tratados adecuadamente con terapias a largo plazo
(farmacológicas y psicoterapéuticas). La enfermedad, como la mayoría de las
enfermedades crónicas, afecta no sólo al paciente afectado sino también a
todo el entorno familiar y a los amigos.
Es importante que el paciente aprenda a regular sus propios ritmos a lo largo
del día: regular el sueño, tratando de dormir un número adecuado y constante
de horas (6-8), con tiempos estables para acostarse y despertarse; regular los
ritmos de trabajo, en la medida de lo posible, establecer tiempos precisos para
las comidas y labrarse sus momentos de descanso durante el día.
De lo que se ha dicho hasta ahora se desprende claramente que el Trastorno
Bipolar es una enfermedad cuya aparición y síntomas no son manejables
salvo con la ayuda de un especialista concreto. Esta enfermedad, tan
compleja como delicada, requiere una vigilancia continua, incluso en las
fases positivas. Por el momento no es posible curar completamente este
trastorno, que aún debe ser comprendido en su totalidad, pero es factible un
camino encaminado a la mejora constante de las condiciones del paciente
para garantizar una calidad de vida lo más satisfactoria posible.
Las terapias que trato en mis escritos pueden convertirse en una parte integral
del proceso terapéutico, complementaria a la farmacoterapia.
Se ha demostrado que la TCC es muy eficaz para pacientes con depresión y
trastorno bipolar, trastornos de ansiedad, trastornos alimentarios (anorexia,
bulimia, trastornos alimentarios no controlados), estrés, trastornos de
personalidad e insomnio.
Existen numerosos estudios sobre su eficacia en relación con la depresión
(tanto unipolar como bipolar). De hecho, a partir de los estudios
seleccionados y analizados, la TCC ha demostrado ser indicada y válida para
la reducción de los síntomas depresivos, la reducción de la frecuencia de las
convulsiones y el riesgo de recurrencias, la reducción de las hospitalizaciones
entendidas como menos hospitalizaciones y de menor duración, una mejor
adaptación psicosocial y una mejor percepción de su calidad de vida en los
pacientes con Trastorno Bipolar.
El enfoque cognitivo-conductual tradicional, aunque demuestra numerosas
evidencias de eficacia y beneficios para los pacientes con síntomas
depresivos, parece ser superado por el MBCT, la terapia más reciente. El
enfoque de la intervención cognitiva consiste en la disputa de ideas
disfuncionales, a través de una estricta argumentación, que permite al
paciente captar las bases ilógicas o irreales y transformarlas en pensamientos
alternativos, más racionales y funcionales a través del proceso de
reestructuración cognitiva. Tal intervención presupone que es la forma y la
frecuencia del propio pensamiento lo que causa las consecuencias negativas
en términos de emociones y comportamiento: en este caso, es un principio
intrínsecamente mecanicista. En la tercera generación de psicoterapia
cognitivo-conductual de la que forma parte la TMCM, el énfasis está en las
estrategias de cambio contextuales y experienciales, que modifican la función
de los eventos psicológicos pero sin intervenir en su forma.
El TMCM es un tratamiento de elección para el manejo de los síntomas
depresivos, estudios realizados en los últimos años han investigado cómo la
meditación puede ayudar a las personas a sentirse mejor después de haber
sido tratadas con éxito para la depresión; una vez que un paciente se ha
recuperado de un episodio de depresión, una pequeña cantidad de humor
negativo puede volver a ocurrir por cualquier razón, desencadenando de
nuevo una gran cantidad de pensamientos negativos clásicos de depresión
que traen consigo sentimientos físicos de debilidad, fatiga o dolor
inexplicable. Esta técnica sería capaz de prevenir estos nuevos episodios
depresivos. La atención plena es una técnica que ofrece al paciente aprender a
comunicarse con su cuerpo y sus emociones, enseña a estar presente en su
cuerpo y es el primer paso para cuidarlo. Se hace evidente que la meditación
se presenta como una técnica positiva y no invasiva para los pacientes.
Con mi trabajo escrito quise verificar la eficacia y la prescindibilidad de esta
técnica, con el análisis de los estudios noté varios beneficios que aporta, e
investigué los ejercicios típicos propuestos durante las sesiones (probándolos
yo mismo). Gracias a los estudios científicos, he comprobado que este
tratamiento, siempre asociado a la terapia con medicamentos, puede
proporcionar importantes efectos beneficiosos a los pacientes, incluso a largo
plazo.
La TCMM trae consigo una mejora de las funciones ejecutivas, la capacidad
de concentración, la memoria y un aumento de la conciencia. Habilidades que
se ejercitan y aplican durante las reuniones y en casa, con ejercicios que se
hacen en casa y que se mantienen incluso después de terminadas las sesiones.
También reduce los síntomas depresivos residuales, lo que a su vez reduce el
riesgo de recurrencia, ayuda al paciente a aumentar la adherencia a los
tratamientos y a tener una mayor percepción de su calidad de vida.
El aprendizaje de técnicas de meditación, la toma de conciencia, el
conocimiento de la patología y los síntomas prodrómicos de una crisis y el
aprendizaje del manejo de los cambios humorales se traducen en una
reducción del riesgo de recaídas depresivas.
Los estudios muestran la eficacia de la adición de TCMB al tratamiento
farmacológico y psicoterapéutico clásico, tanto en lo que respecta a la
reducción de la intensidad de los síntomas depresivos como a la prevención
de futuras crisis; este enfoque es aplicable a los pacientes con depresión tanto
unipolar como bipolar. Los beneficios, según diversos estudios, también son
visibles a largo plazo, lo que significa una reducción de las hospitalizaciones
y una mejor calidad de vida para el paciente y su familia.
En los estudios seleccionados no se menciona la figura de la enfermería, pero
de las evaluaciones se desprende que esos enfoques cognitivo-conductuales
pueden ser realizados por los pacientes de manera autónoma, una vez que se
han completado las 8-12 sesiones obligatorias que deben realizarse en
presencia de un psicoterapeuta. Por lo tanto, si un paciente es admitido en una
clínica psiquiátrica y está llevando a cabo las sesiones, la enfermera puede
ayudarle a entrenar las habilidades y reflexiones que aprende y realiza una
vez a la semana con el terapeuta. Esto es para optimizar el tiempo de la
terapia y proporcionar continuidad en el cuidado. Si el paciente ha
completado el programa de tratamiento, la enfermera todavía puede ayudar a
animar al usuario a continuar los ejercicios aprendidos para mantener los
beneficios de la terapia a largo plazo.

EVALUACIÓN PERSONAL DEL CAMINO RECORRIDO


Al final de mi trabajo de tesis, puedo estar satisfecho con el camino,
emprendido hace casi un año, que ha permitido la elaboración de este escrito.
Creo que he completado un camino muy gratificante desde el punto de vista
profesional, pero también desde el personal, que me ha ofrecido una
experiencia de entrenamiento muy constructiva y gratificante.
La metodología utilizada me ha permitido desarrollar y mejorar mi capacidad
de investigar, analizar críticamente y resumir artículos científicos. En vista de
mi futuro profesional, estoy convencido de que estas habilidades son
indispensables para implementar la práctica basada en la evidencia (PEB).
Los objetivos que me había fijado, a saber, los beneficios del enfoque
cognitivo-conductual en el manejo de los síntomas de la depresión, creo que
se han logrado. Para lograr estos objetivos, tuve que leer muchos estudios que
luego resultaron no ser suficientemente adecuados para la investigación, para
la pequeña muestra de participantes o para el incumplimiento de los criterios
de inclusión.
Tal vez podría haber encontrado más estudios de eficacia utilizando cuerdas
de investigación aún más precisas que las que he hecho y establecer criterios
más estrictos de inclusión y exclusión.
Durante el curso de mis estudios, dudé de que investigar únicamente sobre la
TCC fuera reductivo, ya que representa un conjunto de otras técnicas, pero
los estudios no especifican cuál de ellas se utiliza. Así que, escribir una
revisión sobre una sola terapia en general parecía disperso en cuanto a los
resultados. Con el director de la tesis se decidió considerar los estudios más
adecuados en relación con la TCC y realizar un estudio más específico sobre
una técnica concreta: MBCT. Esto ha supuesto una labor de investigación
adicional en las bases de datos y la lectura de numerosos estudios científicos.
Por lo tanto, el trabajo de investigación y selección de estudios puedo decir
que no fue fácil, pero al final, fue gratificante.
Además de todo esto, esta tesis ha contribuido sin duda a un enriquecimiento
de los conocimientos profesionales pero también personales. Nacido de una
curiosidad personal, el conocimiento de las técnicas psicoterapéuticas ha
demostrado ser muy interesante porque es factible tanto en los pacientes
como en nosotros mismos. Como dije antes, fui el primero en probar la
meditación y los ejercicios de respiración profunda contenidos en el
programa Mindfulness, disfrutando inmediatamente de algunos beneficios
para la mente y el cuerpo.
Por último, mi deseo sigue siendo haber elaborado un artículo que sea útil
para la profesión de enfermería, que pueda permitir a las enfermeras sacar
algunas ideas para tratar de la mejor manera posible a los pacientes con
depresión unipolar y bipolar.
CAPÍTULO 4

LA TERAPIA MUSICAL Y EL ESTRÉS:


MÉTODOS ALTERNATIVOS DE
REGULACIÓN DEL ESTADO DE ÁNIMO
El término indica el uso de la expresión musical (como forma de
comunicación no verbal) y/o elementos musicales individuales - sonido,
ritmo, melodía y armonía - con fines terapéuticos, destinados a restaurar,
mantener y mejorar la salud mental y física del individuo. Hay dos
procedimientos fundamentales, que a menudo dan lugar a una estrecha
relación entre ellos: uno receptivo, que consiste en escuchar mensajes
sonoros, rítmicos y musicales; uno activo, que consiste en hacer música de
manera concreta, en el sentido más amplio, utilizando instrumentos
musicales, objetos, partes del cuerpo.

NOTAS HISTÓRICAS
La música juega un papel importante en la existencia humana. Numerosos
episodios han puesto de relieve cómo la música puede significar mucho desde
el punto de vista terapéutico. J.S. Bach, por ejemplo, compuso las variaciones
de Goldberg con el fin de resolver los problemas de ansiedad e insomnio del
noble K. von Keyserling. Felipe V, rey de España, salió de una profunda
depresión gracias a la intervención del cantante italiano C. Broschi, conocido
como Farinello (o Farinelli), cantó para él arias que al principio eran un poco
melancólicas y sentimentales, y luego poco a poco se volvieron más vitales y
alegres.

LA TERAPIA DE MÚSICA MODERNA


La musicoterapia moderna nació de un importante encuentro entre el teólogo,
filósofo, médico y psicoterapeuta F.A. Mesmer, autor de la Dissertatio
physico-medica de planetarum influxu (1766) y W.A. Mozart. Mesmer, al ver
que la gente casi entraba en trance mientras escuchaba las composiciones de
Mozart, comenzó a usarlas para sus sesiones de hipnosis individuales y
colectivas.

LOS CAMPOS CUBIERTOS POR LA MUSICOLOGÍA


Como la farmacoterapia es la terapia que cura la salud física y mental del
individuo mediante el uso de drogas, de manera similar la musicoterapia
tiende a curar los problemas físicos, mentales y psicológicos con el uso de
sonidos y música. Actualmente, la música se ofrece como terapia o como
apoyo incluso en casos de enfermedades mentales y físicas cada vez más
graves y complejas, como los trastornos psiquiátricos (psicosis,
esquizofrenia, autismo), o en problemas de discapacidad y síndromes de
Down, pero también en estados de coma, cáncer y pacientes con SIDA (en
estos casos utilizando principalmente visualizaciones y/o terapia musical
imaginativa). Basado en las indicaciones teóricas y prácticas de muchos
musicoterapeutas, pero especialmente de Benenzon, fundador del primer
curso
En los años ochenta y noventa del siglo XX, la musicoterapia en Buenos
Aires, ha adoptado cada vez más el enfoque terapéutico activo, que consiste
en la enseñanza o simplemente el uso de instrumentos musicales, la voz, el
canto, el movimiento y los gestos, con el fin de lograr mejoras en sujetos
psicóticos o personas con discapacidades psicofísicas más o menos graves.
Asume un papel principalmente educativo, rehabilitador y socializador, y
pretende abrir canales de comunicación más ricos y eficaces con el mundo de
la psicosis, con la realidad de los discapacitados y los Down. Al enseñarles a
utilizar no sólo la música, sino también el sonido, el ritmo, el gesto, la
motricidad y la expresión, pretendemos una recuperación neuropsicológica de
las funciones sensomotoras y una mejor adaptación y autonomía social. Por
lo tanto, a través del uso de elementos musicales, tratamos de satisfacer
aquellas necesidades físicas, emocionales, psíquicas y mentales, que a
menudo permanecen insatisfechas. Esto se produjo después de una larga serie
de estudios (iniciados a mediados del siglo XIX), llevados a cabo para
verificar los efectos de la música sobre los aspectos físicos y psicológicos del
individuo: desde los cambios en la circulación sanguínea hasta los del ritmo
respiratorio y cardíaco, pasando por el reflejo psicogalvánico (disminución de
la resistencia eléctrica somática), y así sucesivamente, hasta las diferentes
respuestas a las pruebas de personalidad obtenidas por la escucha de
diferentes músicas. A este respecto, cabe mencionar los esfuerzos de
ordenación orgánica de un tema ya tan complejo y articulado. Entre ellos, los
estudios y teorías de B merecen especial atención. Callieri y A. Petiziol
(1962).

TIPOS DE TERAPIA MUSICAL


Por el momento podemos distinguir entre terapia musical activa y escucha o
terapia musical receptiva. La musicoterapia activa es una actividad clínica
que, al desarrollar una relación no verbal entre el terapeuta y el paciente a
través de la comunicación cuerpo-sonido-música, busca satisfacer las
necesidades físicas y psicológicas del paciente. En estos casos, el
musicoterapeuta es también un músico que trabaja dentro de un equipo
generalmente compuesto por el psiquiatra, el psicólogo clínico, el trabajador
social y la enfermera. Los profesores de música, que también tienen una
formación médica y psicológica, pueden enseñar a los pacientes a utilizar
diferentes instrumentos musicales, a veces construidos específicamente de
acuerdo con su patología y deficiencias sobre la base del método desarrollado
por Orff. Se sienten más valorados, apreciados y seguros de sí mismos; están
menos aislados y pueden superar las desventajas debidas a malformaciones y
atrofias causadas por el desuso. La mayoría de las escuelas existentes
actualmente adoptan este enfoque teórico.

TERAPIA DE MÚSICA ESCUCHANDO


La musicoterapia de escucha o receptiva no implica necesariamente la
presencia de un músico en el equipo, pero sigue siendo esencial contar con un
musicólogo o un experto que conozca bien los diversos géneros musicales,
desde la música clásica (especialmente sinfónica) hasta el jazz, pasando por
la música ambiental y las músicas del mundo. Según este enfoque, el
"musical" se convierte en el objeto intermediario y mediador de la relación
terapeuta-paciente. Este enfoque, también adecuado en todos los casos en los
que se aplica el activo, implica escuchar música que puede despertar
sentimientos y emociones, y luego es utilizado por el equipo para sondear el
mundo inconsciente de los pacientes, a fin de darles una mayor conciencia de
sí mismos y del mundo que les rodea. La escucha de la terapia musical, de
hecho, estimula la imaginación, la socialización y puede ayudar a aliviar la
ansiedad y la agresión. Si la escucha de la música va acompañada de técnicas
de relajación y del uso de visualizaciones e imágenes mentales simbólicas, se
entra en la forma particular de la musicoterapia definida como escucha
imaginativa. La terapia musical imaginativa explota el gran poder evocador e
imaginativo de la música. Está particularmente indicado en el caso de los
trastornos neuróticos (pero no excluye aplicaciones en el campo psicótico y
en los discapacitados), y puede incluirse fácilmente en un programa
psicoterapéutico incluso en el campo analítico, porque promueve la
movilización del mundo afectivo y la exploración de la dinámica
inconsciente, además de estimular la creatividad y facilitar un estado de
relajación psicofísica.

LA TERAPIA MUSICAL EN ITALIA


En el decenio de 1960, mientras que en Europa y América la musicoterapia
había alcanzado una posición destacada en el ámbito de las intervenciones
psicológicas, en Italia esta disciplina seguía estando rezagada. En Italia,
desde 1994, existe la CONFIAM (Confederación Italiana de Asociaciones de
Musicoterapia) con sede en Nápoles, y la FIM (Federación Italiana de
Musicoterapeutas), fundada en Bérgamo en 1998. El primero tiene un
enfoque más psiquiátrico, el segundo más musical y artístico. La figura del
músico terapeuta, en nuestro país, aún no ha sido regulada legalmente; hasta
la fecha existen cuatro propuestas de legislación, la última de las cuales, la
Ley del Delfín, presentada el 25 de julio de 1997, tiene por objeto regular la
formación y el reconocimiento profesional de los músico terapeutas.

LA TERAPIA MUSICAL Y EL TDAH


El acrónimo ADHD (Attention-deficit/hyperactivity disorder) es un trastorno
neuropsíquico, que incluye dificultades de atención y concentración, control
de los impulsos y nivel de actividad motora. Las dificultades con que tropieza
una persona con TDAH se derivan sustancialmente de la incapacidad de
regular su comportamiento en función del paso del tiempo, de los objetivos a
alcanzar y de las exigencias del entorno, lo que dificulta, y en algunos casos
incluso impide, el desarrollo normal y la integración en el contexto social.

LAS CAUSAS DEL TRASTORNO


Aún no se conoce una causa específica del TDAH. Sin embargo, hay una
serie de factores que pueden contribuir a la aparición del TDAH. Estos
incluyen factores genéticos y la condición social y física del sujeto. Según la
mayoría de los investigadores y sobre la base de estudios realizados en los
últimos cuarenta años, se cree que el trastorno tiene una causa genética. Los
estudios sobre gemelos han demostrado que el TDAH tiene un alto factor
hereditario (alrededor del 75% de los casos). Otros factores están
relacionados con la morfología del cerebro, los factores prenatales y
perinatales o los factores traumáticos. El TDAH se presenta típicamente en
los niños (se estima que, a nivel mundial, afecta a entre el 3% y el 5% de los
niños) con un porcentaje que oscila entre el 30 y el 50% de los sujetos que
siguen teniendo síntomas en la edad adulta. Se estima que el 4,7% de los
adultos americanos viven con TDAH. Los estudios sobre gemelos han
demostrado que entre el 9% y el 20% de los casos de enfermedad pueden
atribuirse a factores ambientales. Los factores ambientales incluyen la
exposición al alcohol y al tabaco durante el embarazo y los primeros años de
vida. Las infecciones (por ejemplo, la varicela) tomadas durante el embarazo,
el nacimiento o los primeros años de vida son un factor de riesgo para el
TDAH.

¿QUÉ PASA CON EL TDAH


El TDAH tiene que ver con el autocontrol, porque a menudo sucede que el
niño no logra realizar las actividades cotidianas comunes y se siente
obstaculizado para orientar su comportamiento con respecto a lo que se
espera del mundo exterior: no es capaz de imponerse, a través de lo que se
puede llamar "órdenes internas", de estar atento al profesor durante la
explicación, de realizar las tareas asignadas a la casa, de permanecer sentado
durante las comidas y de realizar otras acciones similares. Este trastorno, por
lo tanto, no consiste en una simple manifestación de mala concentración y
excesiva actividad psicomotora, ya que no es una fase normal del desarrollo
que atraviesa todo niño, y ni siquiera es consecuencia de una disciplina
educativa inadecuada, sino que se trata de un verdadero problema cuya
etiología es de naturaleza neurobiológica.

TRASTORNO DE COORDINACIÓN MOTRIZ


Este trastorno consiste en un marcado daño en el desarrollo de la
coordinación motora que no se debe a un retraso mental o a razones
neurológicas. Los síntomas relacionados con el TDAH normalmente se
refieren a síntomas relacionados con la hiperactividad y la falta de atención,
pero no deben ser asimilados a un daño motor real. Las dificultades motrices
que se presentan en los niños con TDAH son diferentes según el subtipo: los
sujetos con falta de atención predominante muestran complicaciones más
frecuentes en las habilidades manuales, mientras que los pertenecientes al
tipo combinado, muestran problemas relacionados con el equilibrio.

TRASTORNO DE ANSIEDAD
Este trastorno incluye fobias, ansiedad por separación, fobia social y pánico.
Por lo general, esta comorbilidad se produce en sujetos con déficit de
atención pero sin hiperactividad. Son los sujetos con menor impulsividad,
menor frecuencia de perturbaciones de conducta y mayores dificultades de
relación. En los sujetos que padecían sólo el trastorno de ansiedad, era
evidente un problema en la capacidad de concentración y una mayor tensión
conductual, mayor irritabilidad e hiperactividad, mayor labilidad emocional,
desmoralización y la necesidad de tranquilizarse.

INTERVENCIONES DE MUSICOTERAPIA CON PACIENTES CON TDAH


Los estudios realizados en este campo de investigación no son numerosos y
los primeros se remontan a hace poco más de treinta años, porque, como ya
se ha dicho, la musicoterapia es una disciplina joven. Un estudio realizado
por Rickson en 2006 investigó el aspecto de impulsividad de los pacientes
con TDAH. Rickson realizó el estudio con el objetivo de comparar los
resultados obtenidos sobre el nivel de impulsividad a través del modo
directivo y el modo de improvisación. Se seleccionaron 13 chicos varones
con TDAH, de entre 11 y 16 años, a los que se les pidió que mantuvieran un
ritmo sincronizado con un estímulo externo. Con la directiva de
musicoterapia, los sujetos participaban en una serie de actividades rítmicas
propuestas jerárquicamente según la dificultad y cada miembro del grupo, al
final de las sesiones, recibía retroalimentación y asesoramiento para aplicar
las mejoras. Con la musicoterapia basada en la improvisación, en cambio, se
invitó a los sujetos a un desarrollo relacional, ofreciéndoles la oportunidad de
aumentar la confianza, la autoestima y la sensibilidad a las necesidades de los
demás. Al final de la sesión los chicos elegían un estilo musical o un tema
para la improvisación en grupo. La tarea de los musicoterapeutas era observar
y considerar ciertos comportamientos como moverse por la habitación, tocar
los instrumentos inadecuadamente, dar respuestas incluso antes de terminar
de formular las preguntas, no escuchar a los demás, no respetar su turno. Lo
más importante que surgió de este último estudio fue el enfoque de gestión:
fue ligeramente más eficaz en la reducción del comportamiento impulsivo. A
pesar de ello, los dos métodos de musicoterapia utilizados han logrado
resultados positivos en cuanto a la mejora de la capacidad de escuchar a los
demás y el aumento del nivel de participación en el trabajo de grupo. La
música es una herramienta con gran potencial ya que es rápida y efectiva para
la expresión y regulación de las emociones y sentimientos del hombre. Cada
individuo tiene una disposición personal para regular las emociones y se ha
informado de que el manejo de las emociones está estrechamente relacionado
con el funcionamiento psicológico y fisiológico. En el lenguaje musical,
además, actúan dos mecanismos: el primero determina la intensidad de la
emoción y está controlado por las características estructurales de la música,
mientras que el segundo define el contenido emocional y está calificado por
factores contextuales, como los recuerdos y las asociaciones. En cuanto a los
factores estrechamente relacionados con el tema, podemos mencionar las
preferencias musicales, la formación y la preparación musical y las razones
que le llevan a escuchar música, como aliviar el estrés, pasar el tiempo,
evocar recuerdos personales. Además de lo que se ha dicho hasta ahora, es
esencial reconocer el papel de los elementos contextuales (situación de
escucha, evento específico, modo de transmisión de la música, condiciones
de escucha) porque cada uno de esos aspectos es capaz de suscitar diferentes
emociones, que están relacionadas con las características objetivas de la
situación y la percepción subjetiva de los oyentes. Por lo tanto, la música
parece ser capaz de influir en el estado de ánimo y las emociones humanas y,
en particular, al facilitar las respuestas de las emociones y el estado de ánimo,
las canciones han demostrado ser más eficaces que la simple música
instrumental. A este respecto, se ha afirmado que uno de los principales
objetivos de la musicoterapia es enseñar al paciente a manejar las emociones
sin recurrir al uso de sustancias psicoactivas. Los siguientes resultados han
surgido de estos estudios y se presentan aquí en forma de gráficos. En el
primer gráfico podemos observar como la atención selectiva (test de Ranette)
y la atención auditiva (test TAU) de los pacientes con TDAH aumentaron
después de la actividad de la musicoterapia. En el segundo gráfico podemos
observar que los estudios sobre la capacidad de discriminación musical (Test
de la orilla del mar) y la capacidad rítmica (Test de Stamback) de los
pacientes con TDAH también mejoraron después de la actividad de la
musicoterapia. Tras estos estudios, podemos concluir que:
- Las habilidades relacionadas con el TDAH se mejoran parcialmente (en
particular la atención y la hiperreactividad)
- Se aumenta la capacidad de autocontrol psicomotor
- No hay una mejora en el nivel de autoestima del individuo
Los objetivos generales de la intervención son diferentes y se refieren a la
mejora de las aptitudes relacionadas con el TDAH, la promoción de las
aptitudes de autocontrol psicomotor, el fomento de la sincronización entre el
tiempo interno y el externo, la mejora de las aptitudes introspectivas y, por
último, el aumento del nivel de autoestima. Las aptitudes relacionadas con el
TDAH han mejorado en parte como resultado de la intervención, en
particular en lo que respecta a la atención selectiva y sostenida y al nivel de
hiperactividad, mientras que los conceptos de autoestima y calidad de vida no
parecen haberse beneficiado particularmente. En consecuencia, los dos
últimos objetivos mencionados, relativos a la capacidad introspectiva y al
aumento de la autoestima, no se han alcanzado plenamente. Los objetivos
sobre el autocontrol psicomotor y sobre la sincronización entre el tiempo
externo e interno emergen como más perseguidos. En general, se puede
concluir que, considerando los hallazgos verbales y de comportamiento, el
tratamiento fue apreciado tanto por los participantes como por sus familias.
Además, los resultados obtenidos dan esperanzas positivas a la hipótesis de
nuevas intervenciones similares sobre una base musical que se llevarán a
cabo no sólo con el Trastorno tratado aquí, sino también con otros trastornos
caracterizados por una sintomatología similar a la de los sujetos afectados por
el TDAH. Sería útil establecer futuras investigaciones utilizando una muestra
más grande y homogénea de sujetos para obtener resultados que puedan
generalizarse a nivel científico. Por último, a pesar de haber demostrado las
oportunidades que ofrece la musicoterapia y su gran potencial, queremos
recordarles una vez más que esta técnica no tiene la audacia de destacar como
el único tratamiento efectivo posible para el tratamiento del TDAH, sino
como una intervención combinada con otros tipos de terapias.

ESTRÉS Y TERAPIAS ALTERNATIVAS PARA


LA DESREGULACIÓN DEL ESTADO DE
ÁNIMO
EL ESTRÉS
Definición y notas históricas: El término "estrés" viene del latín "strict us",
cuyo significado literal es "apretado", "comprimido". En el siglo XVII para
los anglosajones, el estrés tenía el significado de "dificultad, "aflicción". Sólo
en los siglos siguientes, en la industria metalúrgica se atribuyó este concepto
a una fuerza, la presión aplicada a un objeto para probar su resistencia. Entre
1910 y 1920, el biólogo Walter Cannon fue el primero en introducir el
concepto de estrés para indicar una reacción de alarma producida por el
cuerpo ante un "estímulo" externo. Sólo con Hans Selye (médico y científico
canadiense de origen austríaco), en el decenio de 1930, se abrió el gran
capítulo de los efectos producidos por una serie de estímulos externos
(estresantes) sobre un organismo, que todavía es objeto de estudio. En
experimentos realizados en animales de laboratorio (sometidos a una grave
administración de sustancias nocivas) se describió un síndrome caracterizado
por la hipertrofia de los corticosteroides de las glándulas suprarrenales con
atrofia del timo y de las glándulas linfáticas, asociado a una incidencia
recurrente de úlceras gástricas. Selye llegó a la conclusión de que se
enfrentaba a la activación de una respuesta biológica fundamental,
independiente del tipo de factor estresante, que consistía en la activación de
dos glándulas endocrinas, la pituitaria y el surreno, que producían ese
complejo de síntomas y cambios biológicos descritos. El científico las
resumió en la definición de "síndrome de adaptación general". El estrés es,
por lo tanto, una adaptación del organismo al cambio de su homeostasis
interna producido por un factor estresante. El mismo biólogo lo describió en
tres etapas:
- una primera fase llamada "alarma", en la que el cuerpo moviliza sus
defensas activando tanto el eje hipotálamo-hipófisis-cortico-surreno (con
producción de cortisol) como la otra porción del surreno, llamada "medular"
(que produce adrenalina y noradrenalina).
- Fase de resistencia: el estrés persiste, y el acontecimiento fundamental es la
continuación de la sobreproducción de cortisol, con numerosas
consecuencias, pero principalmente la supresión de las defensas inmunitarias.
- La última fase: se registra el agotamiento de la glándula suprarrenal y la
muerte de los animales de experimentación, que a menudo presentan
ulceración de la mucosa gástrica debido al aumento de la acidez por
hipersecreción secundaria a la hipercortisolemia.
A lo largo de los años, muchos trabajos científicos han demostrado que no
sólo los ratones, sino también los seres humanos reaccionan activando la
misma respuesta fundamental, ya sea que se enfrenten a la agresión de un
virus, a una amenaza, a una emoción intensa o a otro estímulo ambiental.
Dicho esto, el significado negativo común que se le da al estrés no es del todo
correcto. Cuánta reacción fisiológica es útil para tener una mejor respuesta
del organismo a un evento estresante y por lo tanto tratar de adaptarse. Sin
embargo, es potencialmente dañino y causa patología cuando se prolonga.
Fisiología del estrés; análisis de las emociones.
El eje del estrés es el centro de los circuitos neuroendocrinos y actúa como
una unión esencial para regular la fisiología del organismo. El sistema de
estrés está organizado en dos brazos: uno químico, el otro nervioso. El brazo
químico comienza con el hipotálamo (estructura del sistema nervioso central
ubicada en el área central de los dos hemisferios cerebrales; crucial en la
regulación de la actividad endocrina, la termorregulación, el sueño y el
hidroequilibrio salino.) de cuyos núcleos se liberan la CFR (corticotropina
liberadora de hormonas) y la AVP (argina-vasopresina). Estas sustancias
estimulan la hipófisis (glándula endocrina situada en la base del cráneo que
controla la actividad endocrina y metabólica de todo el cuerpo) para que
produzca ACTH (hormona adrenocorticotrópica) que llega, a través del
torrente sanguíneo, a la corteza suprarrenal donde determina la producción de
hormonas esteroides, principalmente cortisol (80%), en parte aldosterona y
una pequeña parte de hormonas esteroides de débil poder androgénico.
Entre las hormonas de la corteza suprarrenal, el cortisol es la más importante.
Su acción a nivel de los tejidos es esencialmente de tipo metabólico con el fin
de permitir que el organismo satisfaga una mayor demanda de rendimiento:
aumenta la glicogénesis al promover un aumento del azúcar en la sangre,
aumenta la tasa de lípidos séricos y el colesterol, provoca una reabsorción de
la estructura ósea, estimula la acidez gástrica, promueve una acción
antiinflamatoria y también antialérgica, aumenta la filtración glomerular,
conduce a la retención de sodio y al agotamiento del potasio. Por lo tanto, el
cortisol, cuya secreción sigue un ritmo circadiano con los niveles máximos en
las primeras horas de la mañana y luego disminuye en las horas de la tarde,
tiene básicamente un efecto movilizador general sobre los recursos del
cuerpo. Un exceso, prolongado en el tiempo, tiene en cambio efectos
fuertemente negativos sobre el metabolismo (con la alteración sobre todo de
los azúcares y las grasas), sobre el hueso (con la osteoporosis) sobre el
cerebro (con daños en particular al hipocampo y por lo tanto a la memoria),
sobre la inmunidad (con la desregulación de los circuitos inmunitarios) sobre
la sangre (con la alteración del sistema de coagulación) y sobre la circulación
(con la alteración de la presión arterial). La secreción de cortisol utiliza un
mecanismo de control de retroalimentación al que contribuye el mismo
cortisol, la ACTH, la CFR y el sistema de catecolaminas; por lo tanto, todos
los protagonistas de este sistema son capaces de comunicarse entre sí y de
regularse mutuamente. Junto a este ritmo hay otro para el que el nivel de
ACTH y por tanto de cortisol puede ser modificado con una serie de
estímulos tanto de naturaleza puramente física (actividad física intensa,
traumatismo, dolor, fiebre, etc...) como psíquica. En estrecha sinergia con
estos mecanismos químicos, hay un brazo nervioso. Una porción del
hipotálamo, compuesta por algunos núcleos llamados "locus coeruleus",
utilizando el sistema nervioso simpático, estimula la médula del surreno para
producir una mezcla de sustancias excitantes: adrenalina, noradrenalina y
dopamina (catecolaminas) en cantidades variables. Estamos buscando una
ruta que conecta el cerebro con las suprarrenales. Como todos sabemos, en
caso de miedo (lo cual es un evento estresante), el latido del corazón se
acelera, la respiración se acorta, los músculos se contraen, el sudor es helado.
Esto ocurre especialmente si la reacción de miedo es repentina, como cuando
un gato emerge repentinamente delante de nuestro coche: la caída al corazón
y el rápido movimiento del pie en el freno, son producidos principalmente
por la adrenalina. La visión del peligro o su percepción subjetiva pone en
funcionamiento el camino descrito anteriormente. Pero si el peligro persiste y
si tenemos que mantener el estado de máxima alerta por más de unos pocos
segundos, entonces dentro de nuestro cuerpo los cambios son aún más
significativos que los producidos por los excitadores de la hormona. En este
caso, entran en juego otras hormonas cuyo efecto está en sinergia con las
catecolaminas.

EMOCIONES
En la regulación de los dos brazos actúan también estímulos emocionales
donde, por emoción entendemos un estado de ánimo particular determinado
por experiencias personales que definen un tono subjetivo de tipo
"placentero-desagradable" y capaz de dar una o más manifestaciones
somáticas y de comportamiento. En términos evolutivos, según Darwin, la
principal función de las emociones es hacer más efectiva la reacción del
individuo ante situaciones en las que es necesaria una respuesta inmediata
para sobrevivir, una reacción que no utiliza procesos cognitivos y de
procesamiento consciente. Las emociones se asocian con comportamientos
que luego se convierten en hábitos útiles para la vida del animal. Un animal
que, vagando en la selva, oye el crujido de la hierba y el sonido de una rama
rota por un depredador, si logra escapar, tenderá a tener una emoción de
alerta siempre que oiga el mismo ruido y saldrá corriendo con los pies en
alto, sin verificar la existencia o no del adversario! Al mismo tiempo, un
animal que vea la expresión de miedo en el rostro y el cuerpo del otro recibirá
rápidamente información valiosa sobre la situación ambiental, sus peligros.
Por lo tanto, la expresión de las emociones es también una poderosa
herramienta de comunicación interindividual y social. Según William James
(psicólogo estadounidense de finales del siglo XIX), la emoción es lo que
"transforma un objeto simplemente percibido en un objeto emocionalmente
sentido" y tiene algún efecto en el cuerpo, que actúa como una "cámara de
resonancia corporal". Pero su función no es sólo alertar al cuerpo, sino
también influir en la actividad cognitiva. Cien años después, los
neurobiólogos que se ocupan de las emociones hablan de un "tono emocional
subyacente" que es puramente personal, como lo es nuestra conciencia. La
conciencia es siempre activa y selectiva, llena de sensaciones y significados
exquisitamente nuestros, que impregnan las elecciones y mezclan nuestras
percepciones. ¿Pero cómo podemos estar en desacuerdo sobre la "bondad" o
no de nuestras emociones? Sucede que desde los primeros años de vida
relacional tenemos la oportunidad de conocer y experimentar un buen caso de
estudio de las emociones. Estos se enriquecerán a lo largo de su existencia
adoptando varios tonos pero manteniendo un tono de fondo "agradable".
Como estamos dotados de inteligencia y memoria, cada vez que nos
enfrentamos a situaciones y/o personas, sabemos definir la sensación que se
evoca: ¡la percibimos!

EL PODER DE LA IMAGEN
Nuestra mente se nutre del caldero de los recuerdos y normalmente lo que
resulta inmediatamente es una imagen. Hay varias entradas que nos llegan a
través de nuestros sentidos, pero parece que la vista, o mejor dicho, lo que
conocemos a través de ella constituye una información inmediata y es lo que
mejor conservamos como un "archivo" grabado en nuestra memoria. Por lo
general, también hay un "anexo" que sugiere cuánto puede o no apreciarse
este "documento". ¿Pero entonces el ciego? Por lo general, por necesidad,
refinan otros sentidos hasta tal punto que pueden conocer el mundo a través
de ellos. En cualquier caso, son capaces de procesar su propia imagen, su
propia memoria. En los dos primeros decenios del siglo pasado, la llamada
"psicología de la Gestalt" aporta una contribución que introduce una
innovación en los mecanismos de percepción visual. Tradicionalmente,
fueron concebidos usando la metáfora de la cámara. Según esta concepción
tradicional, la visión prevé un primer momento pasivo (transmisión y
recepción de la imagen) y un segundo momento activo (análisis, comprensión
de lo que se ha visto). Los estudiosos de la Gestalt demuestran a través de
experimentos que la interpretación es una parte integral e inseparable de la
percepción visual: por lo tanto, no hay un antes y un después y, sobre todo,
no hay una construcción, pieza por pieza, de la imagen, sino una
interpretación global, sintética y personal que inserta los elementos
seleccionados en un contexto, poniéndolos en relación unos con otros. Estos
constituirán un recuerdo que se enriquecerá con otros nuevos recuerdos
hechos de percepciones. Por lo que se ha dicho hasta ahora, es evidente que
existe una estrecha correlación entre lo que llamamos el cerebro y la mente,
los dos sistemas están tan integrados que están muy condicionados.
Tradicionalmente, la dificultad para aceptar esta relación está ligada a la idea
de que la aparición de un estado mental, juzgado inmaterial, no puede
provenir de un sustrato biológico, es decir, material por excelencia. El nivel
psíquico tiene su propia y poderosa articulación estructural, complejidad y
capacidad de actuar en el nivel nervioso así como en otros grandes sistemas
de regulación fisiológica. Las formas en que el nivel psíquico influye en otros
niveles se agrupan en el sistema de estrés, con sus correlaciones
neuroendocrinas e inmunológicas, cómplices del sistema nervioso central y
periférico. La forma en que opera el nivel psíquico está, por lo tanto, con toda
probabilidad, centrada en las imágenes. Como propone Gregory Bateson (un
erudito cuyas investigaciones terminaron con su muerte en 1980), la imagen
es quizás más barata que el cerebro de los mamíferos para pasar rápidamente
la información a través de varias interfaces cerebrales. En la imagen hay una
información sintética capaz de activar varios circuitos, pero en particular los
circuitos que conectan el sistema límbico (alias "cerebro emocional") con las
áreas corticales de procesamiento y ejecución. La decodificación de la
imagen pone en cuestión con un papel central, la memoria que ofrece la
posibilidad de comparar la representación mental con otras ya decodificadas,
que forman parte de la memoria autobiográfica. Las imágenes, que activan
patrones interpretativos de comportamiento son estrictamente personales:
tienen nuestros colores, nuestro olor, nuestra calidez. El nivel psíquico está
influenciado no sólo por el sistema nervioso central, sino también por otros
sistemas que reaccionan a los estímulos ambientales y al comportamiento
individual. La psique puede verse influida por la nutrición, la actividad física
y el sistema inmunológico, ya que estos sistemas se integran como en una red
de colaboración mutua con una densa red de comunicación. El hipotálamo
recibe información del sistema inmunológico tanto a través de la corriente
sanguínea como a través de los grandes nervios craneales, en particular el
vago. A su vez, el hipotálamo tiene una poderosa influencia en el
comportamiento, ya que es capaz de comunicarse con las áreas nerviosas
responsables de una respuesta de alerta de todo el organismo, y también
controla las funciones de la glándula pituitaria, que, como ya se ha
mencionado, representa la glándula maestra de la producción de hormonas.
Mantiene relaciones especiales con áreas cruciales como la amígdala, el
centro emocional por excelencia que se estimula no sólo para las emociones
desagradables, como el miedo, sino que también se activa en el curso de las
emociones positivas. La amígdala representa una unión decisiva en el circuito
cerebral que se activa cuando tomamos decisiones; por lo tanto, el juicio y las
decisiones están estrechamente mezclados con las emociones. Las emociones,
que surgen en el cerebro activadas por acontecimientos externos o internos,
se manifiestan en el cuerpo y, al mismo tiempo, constituyen un factor
fundamental en el proceso de toma de decisiones. La mezcla de las
emociones y la razón es una constante humana que se alimenta de la
memoria.

SISTEMA LÍMBICO
El sistema límbico es comparable al "cerebro emocional", incluye numerosas
áreas cerebrales que subyacen a numerosas funciones psíquicas como la
emocionalidad, el comportamiento y la memoria. El hipotálamo también está
relacionado con el hipocampo, la producción central de la memoria, cuyo
proceso, todavía en parte oscuro, conduce a la formación de recuerdos.
Investigaciones muy recientes han establecido que en esta área de nuestro
cerebro tenemos una formación continua de nuevas células de neurogénesis)
y con toda probabilidad estas nuevas células son esenciales para la formación
de nuevos recuerdos. Además, en estos estudios se encontró la relación entre
el comportamiento y la plasticidad del cerebro: las personas calificadas y
experimentadas en un campo particular tienen un hipocampo un poco más
desarrollado. Los nuevos estímulos inducen la formación de nuevas sinapsis
para reorganizar los nuevos circuitos que reemplazan las viejas pistas. Si el
proceso se gestiona bien, los viejos recuerdos no se pierden, sino que se
incorporan a los nuevos. En este sentido, el estrés como estímulo (y los
neurotransmisores implicados) tiene un papel positivo en la formación de la
memoria (entendiéndose que entonces, una vez alertado a las neuronas
corticales, se necesita un descanso para consolidar la memoria), mientras que
su mal control provoca trastornos amnésicos así como una degeneración
natural debida a la edad. Estudios recientes sobre los seres humanos han
confirmado el papel de la amígdala en el circuito emocional: no es exacto
hablar de un solo circuito emocional sino de dos opciones: una vía "corta",
rápida y automática con activación emocional inconsciente, y una vía más
compleja, lenta y consciente. Es obvio que, en realidad, a menudo las dos
formas funcionan juntas, pero también puede suceder que no sean sincrónicas
y que la rápida tome la delantera arrastrando a todo el organismo a una
respuesta automática. Por ejemplo, una emoción como el miedo produce una
activación de la amígdala, que puede tener lugar tanto en forma consciente
como inconsciente, es decir, a través de mensajes subliminales (por ejemplo,
como ocurre al ver una película de terror o más simplemente las noticias...!!!)
o como una activación automática semi-consciente, para la rápida detección
de señales peligrosas. Cuando la amígdala recibe e interpreta una señal como
el miedo, comienza una reacción inicial de "congelación", y de hecho el
miedo congela nuestra sangre, como dicen. Al mismo tiempo, a nivel del
hipotálamo, comienzan los estímulos de activación del eje de tensión con lo
que esto conlleva. Esta emoción se fija en la memoria, así como se fijan los
recuerdos vinculados a un trauma. Un gran temor difícilmente puede ser
borrado, por lo que puede ser reactivado cuando vuelven a aparecer estímulos
similares a los que lo generaron. Sin embargo, se puede manejar bien
ofreciendo a nuestro cerebro un nuevo patrón de respuesta que ciertamente
presupone una conciencia de estas emociones para poder procesarlas.

SISTEMA NERVIOSO AUTÓNOMO


Hemos hablado de lo que pasa en nuestro cerebro de una manera más o
menos consciente, pero para
En cuanto al sistema de estrés hay otro gran director: el sistema nervioso
autónomo.
Como dice la palabra, es independiente de la voluntad. Es un sistema
automático de regulación de los órganos internos que funciona como
resultado del equilibrio de dos sistemas opuestos: el simpático y el
parasimpático, el excitador y el inhibidor. El llamado sistema vegetativo
autónomo (que es controlado por el hipotálamo) tiene una función puramente
motora a la par del sistema que controla, pero no es realmente tan simple.
Mientras tanto, la división antagónica entre dos departamentos del
neurovegetativo es una distinción grosera: está fuera de duda que el sistema
simpático tiene efectos excitantes en el corazón (aumento de los latidos,
aumento de la cantidad de sangre bombeada desde el corazón, aumento de la
presión sanguínea, aumento de la presión sanguínea) ventrículo en la
circulación, presión arterial) y que el parasimpático tiene efectos opuestos,
pero en esta última realidad también puede tener un papel tónico, por ejemplo
contrayendo el iris o estimulando la vesícula biliar o el páncreas o incluso
aumentando las evacuaciones peristálticas.
Desde el punto de vista anatómico y funcional, se compone de una zona
central (zonas corticales), subcorticales) y de una parte periférica formada por
fibras, ganglios y plexos desplazados de forma diversa en los tejidos.
Las fibras simpáticas (también llamadas fibras simpáticas de Orth) tienen
neuronas situadas en las columnas de la médula espinal en la porción torácica
(desde la primera vértebra torácica hasta aproximadamente la tercera
vértebra), lumbar, cuyas fibras forman una serie de ganglios vertebrales de
los que emergen las fibras post cordiales, ganglios; estos inervan los órganos
y tejidos glandulares. Particular y única es la conexión con el interior de las
glándulas suprarrenales (medulares), que tiene la característica de no seguir la
regla
del ganglio porque las fibras del simpático no se rompen sino que se unen
directamente a un cierto grupo de células llamadas cromafina en el medular.
Las fibras parasimpáticas, en cambio, tienen un doble origen: a nivel del
cráneo con cuatro nervios, de los cuales tres tienen la cabeza como objetivo y
el cuarto, el nervio valgo, inerva todos los órganos interiores. Un segundo
compartimento está situado a nivel del sacro y alberga el aparato
genitourinario.
Agradables y parasimpáticos, trabajan en una sinergia tan estrecha que a
veces se hace difícil trazar la línea entre sus acciones.
Se multiplican los estudios que asignan a la función neurovegetativa también
la función sensorial: por la simple observación de que el nervio vago, (que es
también la forma aferente más imponente), lleva numerosos mensajes
(hechos de un diálogo cercano) de los órganos internos del cerebro, donde
están las palabras
consisten en neuropéptidos, citoquinas (sustancias comúnmente involucradas
en reacciones inmunes e inflamatorias) y otras sustancias activas del sistema
inmunológico.
Es interesante saber, en este sentido, la intensa comunicación entre el corazón
y el cerebro.
Durante el estrés, la sobreproducción de catecolaminas (con los efectos que
hemos visto (por ejemplo, en un órgano de este tipo) podría tener
consecuencias potencialmente letales en un corazón que posiblemente ya esté
sufriendo.
Al mismo tiempo, el mismo estímulo determina la producción por parte del
corazón de hormonas (como el "factor natriurético") que, gracias a la
vaguedad, llegan al nivel central con el fin de modular los sistemas de control
de la presión sanguínea. Nos enfrentamos a un sistema de
protección o más bien autorregulación de los efectos nocivos que el estrés
podría tener sobre el Corazón y los Vasos Conectados: Una especie de yin-
yang de estrés y regulación del corazón.
Del mismo modo, las emociones como la ira, la hostilidad, la tristeza, la
ansiedad y otros estados de ánimo pueden modificar los valores de la presión
sanguínea e incluso el volumen de la sangre circulante, añadiendo más
trabajo a este cuerpo que ya tiene que lidiar con los ritmos biológicos del
organismo durante el curso
del reloj de 24 horas.
Por lo tanto, puede decirse que el corazón es el más expuesto a diferentes y
repetidos estímulos estresantes, que suelen ser enfrentados con gran
flexibilidad y adaptabilidad por este órgano que en la medicina china se llama
"el emperador del cuerpo". Cuando esta versatilidad es menor hay
desarmonía y lo más probable es que si no se interviene se encuentren
disfunciones, incluso patológicas.
Estudios que destacan la estrecha relación entre los trastornos del estado de
ánimo (depresión, ansiedad) y las enfermedades cardíacas. Estos estudios han
permitido establecer una relación con las enfermedades cardiovasculares que
aumenta en proporción al estado depresivo. De la misma manera, la ira, la
desconfianza cínica, generalmente una actitud hostil hacia los demás,
especialmente si no se expresa plenamente, son todos estados de ánimo que
favorecen la aparición de enfermedades cardíacas. De hecho, la ira reprimida
está relacionada con un aumento en la frecuencia de reclusión de la arteria
coronaria deconstruida. En general, el estado de ánimo es propenso a la
depresión (que conduce a un aumento del número de citoquinas
inflamatorias), predispone al ataque cardíaco y empeora su pronóstico al
promover la aterosclerosis, lo que a su vez crea un círculo vicioso que
exacerba aún más la depresión.
El estrés también puede modificar sustancialmente los niveles de colesterol
en la sangre
a través de las hormonas que produce (catecolaminas) en dos frentes: con el
aumento de la lipólisis, al aumentar la cantidad de grasas circulantes y, en
segundo lugar, al reducir la capacidad del hígado de metabolizarlas.
Paradójicamente, la medicina tradicional alopática se ocupa e invierte
muchos más recursos en el tratamiento farmacológico de la
hipercolesterolemia que en el estado mental-emocional de la persona; esta
última situación requiere una mayor implicación y sensibilidad y que, como
veremos, se adapta mejor a una evaluación de tipo holístico como la que es
típica de la medicina
chino tradicional.

APARATO GASTRO-ENTÉRICO
El cerebro y el sistema nervioso autónomo son los principales protagonistas
pero también un papel
En el centro de esto está el sistema entérico, un colaborador esencial del
sistema inmunológico y constantemente,
correlación íntima con la nutrición. De su bienestar se deriva un beneficio
para todo el
organismo.
En el "Huang Di Nei Jing", un texto clásico en el que se centra la medicina
china, la centralidad de la
la comida se sintetiza de la siguiente manera: "curar con drogas, curar con
comida".
Todavía hoy, la dietética ocupa un lugar central en el sistema médico
conocido con el nombre de medicina tradicional china, mientras que en la
medicina alopática su prescripción está reservada a las enfermedades
metabólicas o a los pacientes sometidos a ciertas terapias farmacológicas.
Se puede decir con certeza que más de un tercio de los cánceres tienen causas
alimentarias; es posible hacer un dibujo que devuelva el alimento al
equilibrio salud-salud, devolviéndolo a las manos de la persona y a la persona
consciente. La influencia de la nutrición en el cerebro puede expresarse a
corto y medio-largo plazo y en sus membranas plasmáticas en particular. La
conexión entre el intestino y el cerebro es más directa de lo que se puede
imaginar, simplemente porque en el intestino encontramos una red nerviosa
muy respetada: más de 100 millones de neuronas gestionan las actividades
intestinales conectándose con el cerebro a través del sistema nervioso
vegetativo y entérico.
Esta red nerviosa intestinal, por su tamaño y modo de funcionamiento, ha
sido bautizada como "segundo cerebro".
El cerebro entérico está organizado en dos grandes plexos nerviosos: el
submucoso y el mientérico, cuya conexión con el sistema nervioso central
está garantizada por el simpático pre-vertebral y por el nervio valgo (en lo
que respecta al parasimpático), que constituye una importante vía de
comunicación en ambas direcciones. Este sistema, además de tener su propia
organización independiente, no sólo recibe órdenes del cerebro, sino que las
envía con importantes efectos sobre la salud
y el estado de ánimo.
El llamado "reflejo peristáltico", es decir, la onda nerviosa que determina una
sucesión regular de contracción y dilatación del tono muscular del aparato
gastroentérico, para permitir que el alimento viaje a lo largo del canal, es
generado y gobernado por el cerebro entérico. Tal reflexión sigue su propio
ritmo y está asegurada por una población especial de células, llamadas células
El intersticial de Cajal, que coordina rítmicamente la red nerviosa que
controla los reflejos peristálticos. Estas células, como otras células, pueden
envejecer, dañarse, morir, y es comprensible cómo la salud de éstas puede
afectar a las funciones y por tanto al bienestar de nuestro sistema
gastrointestinal, cuando en realidad el reloj biológico de las células de la
Cajal, será más difícil gobernar las evacuaciones intestinales y por tanto será
más fácil encontrarse con un o en un déficit de peristaltismo con lo que ello
conlleva (borborigmos, diarrea en lugar de estreñimiento y dolor).
Por supuesto, eso no es todo, también hay que atribuir un papel fundamental
al equilibrio de la flora bacteriana intestinal de cuya eubiosis depende
igualmente el bienestar gastrointestinal.
La red nerviosa entérica también maneja la producción de hormonas y la
defensa inmune de la cual las células abundan en las membranas mucosas de
nuestro abdomen. El resultado es un poderoso y estructurado complejo
neuroendocrino inmunológico que gestiona el funcionamiento normal del
sistema gastrointestinal y mantiene su equilibrio defendiéndolo de los
patógenos que llegan con la comida, la sangre, pero también del otro cerebro
en forma de estrés emocional.
La autonomía de funcionamiento no significa, de hecho, que el cerebro
entérico sea autárquico. De hecho, está en estrecha conexión con el cerebro
central: es una relación que va en ambas direcciones: de la primera a la
segunda y viceversa. Es bien sabido, de hecho, cuánto estrés y emociones
pueden pesar
negativo para la salud del estómago y los intestinos, pero lo contrario también
es cierto. De acuerdo con la anatomía, las conexiones que desde el cerebro
entérico van al central son más numerosas que las que hacen el viaje inverso.
Esto significa que los trastornos intestinales pueden producir
sus efectos en el cerebro central. Veamos cómo sucede esto.
El modelo médico dominante eclipsa claramente la influencia de la psique en
el sistema gastrointestinal, prefiriendo cazar bacterias y genes en lugar de
investigar las complejas relaciones que subyacen a la existencia humana
determinando su salud y enfermedad.
Por supuesto, en el manual de gastroenterología se reconoce al estrés, la
depresión y la ansiedad el mérito de promover patologías del sistema
digestivo, pero es poco probable que se pueda decir lo contrario: es decir que
una enfermedad abdominal puede producir un trastorno del estado de ánimo.
Es lo que viene en su lugar
cada vez más claramente surgiendo de los estudios del segundo cerebro.
El centro de la escena está sostenido por la serotonina, una molécula
conocida por su vínculo con la depresión: se sabe que su deficiencia puede
producir tal alteración del estado de ánimo, tanto que los medicamentos
antidepresivos modernos trabajan para aumentar su disponibilidad. Menos
conocido es el hecho de que casi el 95% de la serotonina disponible en
nuestro cuerpo es producida por las células del intestino. La serotonina
circulante debe mantenerse bajo control, porque su exceso puede ser
peligroso, por lo que las células han desarrollado sistemas de resorción de la
misma molécula. En caso de inflamación intestinal se produce un exceso de
serotonina que, al saturar los sistemas de resorción y desensibilizar los
receptores, provoca un bloqueo del peristaltismo con estreñimiento.
Al mismo tiempo, la inflamación activa en gran medida la enzima que
destruye la serotonina y por lo tanto es posible tener, a tiempo, a nivel
cerebral, un fuerte déficit de la molécula, con la consiguiente depresión.
Las inflamaciones, los cambios intestinales y la depresión pueden, por lo
tanto, ser una manifestación del mismo proceso.
La serotonina cerebral también depende de la disponibilidad de su precursor
el triptófano, que se contrata con el poder. Este aspecto refuerza la
importancia de una dieta equilibrada entre los principales nutrientes, su
combinación y el tiempo de ingesta como factor de grado de influencia en el
estado de ánimo y, por tanto, en el estado de bienestar.

SISTEMA INMUNOLÓGICO
El sistema inmunológico puede reaccionar a diferentes señales de alerta de
intensidad y características variables, procedentes del interior: es estimulado
no tanto y exclusivamente por un antígeno, sino más bien por el registro de
un peligro o daño, cuya información es liberada por el fuselaje, o
del tejido afectado y recibido por las células inmunes. Este sistema defensivo
es capaz de leer, por así decirlo, también el estado de salud de las células,
para recibir no sólo signos de muerte sino también simple sufrimiento y
estrés.
Nuestro organismo está continuamente estimulado por los estímulos
provenientes del medio ambiente: la vida es por sí misma un intercambio de
energía con el medio que la alberga. El sistema inmunológico puede ser
estimulado por sustancias que entran en contacto con la piel, con las
membranas mucosas (respiratorias y gastrointestinales), con la sangre. La
mayoría de las sustancias potencialmente reactivas (antígenos) entran por la
nariz y la boca, cuando realizamos dos funciones vitales primarias, respirar y
comer.
El sistema inmunológico de las membranas mucosas funciona como un único
circuito grande, poderoso y estructurado en varios niveles, cuyos efectos
pueden por lo tanto afectar, para bien o para mal, a numerosos distritos y
órganos
...con el cuerpo.
Esto muestra cuán numerosas y constantes son las tensiones de nuestro
sistema
y cuánto el cuidado y la higiene de nuestros intestinos juega un papel
fundamental, de lo cual el bienestar depende en gran parte del buen
funcionamiento de nuestras defensas naturales. Al igual que el sistema
nervioso, el sistema inmunológico está compuesto por células que reciben
señales excitadoras e inhibidoras desde el exterior pero también desde el
interior y también está dotado de memoria.
El sistema consiste en diferentes tipos de células que derivan de un precursor
común a nivel medular. Este enorme número de células se desplaza en
circuitos estratégicos que involucran a todo el organismo humano: piel,
mucosas, sangre, linfa. Estos últimos constituyen un importante vehículo que
permite un constante movimiento de los "centinelas" de la defensa donde se
los puede encontrar. No creo que necesitemos una presencia. Al escapar de
los vasos sanguíneos a través de los tejidos, las células inmunes están en
permanente
patrullando. Pueden activarse y así interceptar y eventualmente destruir los
antígenos, transformándose en células que preservan la memoria de ese
encuentro, morir bajo el fuego del enemigo, o por muerte natural o inducida.
La respuesta inmunológica es normalmente una respuesta sistémica de
diversos grados; el vínculo más frecuente es entre la llamada inmunidad
natural y la llamada inmunidad adquirida. Este último, también llamado
específico, es más reciente desde el punto de vista evolutivo pero más
susceptible a los cambios negativos con el aumento de la edad produce una
respuesta más sensible
a un atacante.
Usando la metáfora de la antigua medicina china, podríamos decir que una es
la raíz de la otra: son dos polaridades del mismo proceso. Según los antiguos
médicos chinos de la edad hay una caída fisiológica del yang y por lo tanto
una disminución de la eficiencia de la inmunidad adquirida, cada vez menos
capaz de producir nuevas respuestas a nuevos estímulos.
El encuentro entre el antígeno y el anticuerpo es un momento muy importante
en la respuesta inmunológica, como para determinar una respuesta de
tolerancia (propia) o de reactividad (no propia). Básicamente, los linfocitos,
aunque son activos contra un virus, necesitan una mediación para
reconocerlo.
de un mecanismo ligado a sus propias células. Podríamos decir en términos
más filosóficos, que el sistema reconoce al extraño sólo reconociéndose a sí
mismo y a su cuerpo. Los defectos de presentación (antígeno-anticuerpo)
pueden dar lugar a respuestas incontroladas que degeneran en enfermedades
autoinmunes.
Podemos pensar en el sistema inmunológico como una realidad compleja que
no sólo se dirige hacia afuera, sino también hacia adentro. De hecho, cuanto
más se comprenda el funcionamiento del sistema, más se podrá reforzar la
idea de que el control del interior es esencial no sólo para el mantenimiento
de la salud, sino también para dar, por así decirlo, una identidad al propio
sistema, a lo que algunos estudiosos llamaron el "yo" inmunológico. En
última instancia, una fuerte identidad del yo inmunológico, y por lo tanto un
fuerte centrado en el interior, es la condición necesaria para manejar mejor la
enorme, continua y variada estimulación que
viene del exterior.
Los descubrimientos más recientes ven a las células del sistema
inmunológico descender en un estrecho escenario de contacto con las células
nerviosas que inervan todos los órganos linfoides hasta el punto de formar
verdaderas sinapsis (uniones neuroinmunes). Eso explica cómo las células
inmunes, además del estímulo antihigiénico, reaccionan a los estímulos que
provienen tanto del cerebro como del sistema endocrino.
A la luz de este conocimiento, podemos decir que la respuesta al "agresor"
está fuertemente condicionada por el sistema nervioso y el sistema endocrino
y que su automatismo depende por lo tanto de
en gran parte del entorno neuroendocrino en el que tiene lugar la reacción
inmune, es decir, el contexto interno.
La célula inmune además de ser una estación receptora también actúa como
"Transmisor": es una fuente de hormonas y neurotransmisores a través de los
cuales es capaz de modular la respuesta inmune en colaboración con otros
sistemas del cuerpo.
El exceso de cortisol (como resultado de un estrés prolongado) puede dar
lugar a un déficit
La activación del circuito de algunos linfocitos, que da lugar a una mayor
vulnerabilidad a las infecciones, así como una excesiva polarización en este
tipo de respuesta puede provocar la aparición de enfermedades autoinmunes.
El sistema está entonces equipado con múltiples mecanismos de control
refinados. Algunos sirven para detener la inflamación producida por las
citoquinas (sustancias de comunicación liberadas en los tejidos y la
circulación de las células del sistema inmunológico).
Estas citoquinas tienen múltiples funciones de alerta del sistema
inmunológico, así como de participación de múltiples mecanismos de
regulación de la inflamación a nivel central y periférico (hígado), así como de
activación del notorio eje del estrés.
Pero como en todos los sistemas, hay una vez más iguales mecanismos de
contra-regulación: en el progreso de una importante reacción inmunológica
sistémica se producen tantas citoquinas específicas (IL10) con un efecto
inhibidor sobre la reacción inmunológica. Uno de los principales productores
de esta citoquina es la adrenalina, cuyo contenido es alto durante el estrés
orgánico.
Una vez más, nos enfrentamos a una situación de equilibrio donde los
circuitos activadores e inhibidores se condicionan mutuamente como en una
polaridad yin-yang: ¡no hay un circuito bueno y uno malo! La respuesta
inmunológica debe ser específica y, al mismo tiempo, capaz de no excederse
y de restablecer rápidamente el equilibrio.
En el sistema nervioso entérico, tiene lugar una fase crucial de las defensas
inmunológicas: se construye desde el principio, ya en la infancia, la
tolerancia inmunológica.
Los dos departamentos privilegiados son la mucosa nasal faríngea y la
mucosa intestinal donde el contacto con los antígenos contenidos en el aire en
el primer caso y en los alimentos en el segundo caso es constante y sin
mediación.

SISTEMA ENDOCRINO
Las situaciones de estrés no estrictamente físicas, sino de naturaleza
puramente emocional pueden
también influyen y modifican el sistema endocrino, lo que se traduce en un
aumento de numerosas hormonas que circulan en la sangre a partir de la
ahora famosa hormona adrenocorticotrópica (ACTH) y por lo tanto del
cortisol, las catecolaminas así como de la hormona de crecimiento (GH) y, en
muchos casos, también de la prolactina.
En cuanto a la hormona de crecimiento, que, como su propio nombre indica,
favorece el crecimiento del tejido óseo y cartilaginoso, así como la
proliferación celular de otros tejidos. Se produce a nivel de la hipófisis
después de un estímulo por una señal (GHRF) del hipotálamo pero también
en respuesta a diferentes estímulos como la hipoglucemia, el ejercicio, así
como en las primeras etapas del sueño. Esta hormona ha entrado
automáticamente en la "categoría de las hormonas del estrés", ya que los altos
niveles de GH en la sangre en los siguientes estudios se han encontrado
bajos.
concomitante con diferentes situaciones de estrés agudo con un fuerte
componente emocional.
Particularmente significativo es el daño que puede producir en la edad de
crecimiento o en los niños sometidos a un estrés psíquico persistente: el
sistema se inhibe creando un marco de enanismo por privación, por lo tanto
con retrasos o déficit de estatura. Situaciones que se dan en entornos
emocionalmente adversos como los brefotropos o en familias con dificultades
sociales particulares en las que la separación temprana de la madre
desempeña un papel decisivo.
La prolactina es una hormona que promueve la lactancia en la glándula
mamaria, pero afecta otras respuestas biológicas como el ritmo de sueño-
vigilia, el comportamiento alimenticio y el sexual.
La regulación de su producción a partir de la hipófisis vuelve a utilizar
factores estimulantes, como la oxitocina, el ejercicio prolongado, el ciclo
menstrual y el embarazo, la lactancia y el estrés, contrarrestados por otros
inhibidores.
Al igual que la GH, es fácil ver un aumento bastante temprano en los niveles
de sangre durante el curso del estrés.
Es interesante ver lo que implica el estrés a nivel de las hormonas
relacionadas sexualmente, donde el tipo de estrés es determinante para
presenciar una disminución, respectivamente, de la testosterona en la y la
progesterona y el estradiol en las mujeres.
Los estudios en esta dirección han demostrado bien las relaciones entre las
emociones, el estrés y las hormonas. En particular en un estudio realizado
sobre los jugadores de tenis en el curso de un torneo deportivo: ambos
contendientes, al final del juego, han sufrido un considerable estrés
psicofísico, pero si
hay que medir los niveles de testosterona se puede verificar que el que salió
victorioso, a diferencia del vencido, presenta niveles muy altos de la hormona
masculina, comparables a los de los varones sometidos a visión de estímulos
sexuales. Los niveles de la hormona sexual masculina de la
derrotados, sin embargo, son muy bajos, comparables a los de los hombres
sometidos a un estrés agudo no tienen que como, por ejemplo, en tiempos de
guerra, bombardeos o preparativos para una cirugía.
Del mismo modo, estudios iguales realizados en la población femenina
muestran hasta qué punto un estrés de tipo psicológico es capaz de dar
irregularidades menstruales hasta la amenorrea o incluso un mayor porcentaje
de ciclos con una producción reducida de hormonas femeninas y, por tanto,
con una disminución de la fertilidad.
Estos escenarios muestran que en relación con el tipo de estrés sufrido, su
duración, nuestra capacidad de controlarlo, se activan, más que de costumbre
más que otros, algunos sistemas endocrinos que, a largo plazo, pueden
producir la enfermedad, principalmente física o predominantemente
psiquiátrica.
Por ejemplo, la muerte de un ser querido, un cónyuge o incluso simplemente
una amenaza de
perder a alguien a quien estás muy apegado induce un aumento del cortisol,
así como de las catecolaminas. El cuadro patológico que normalmente sigue
es el de un estado depresivo con una mayor vulnerabilidad a las
enfermedades, como resultado de una alteración sistémica inmunológica.
Por lo general, en estas situaciones el aparato reproductivo está
sustancialmente inalterado, es decir, las hormonas no experimentan
variaciones significativas en sus aspectos normales, lo que ocurre en cambio
en el caso sexual de una situación estresante relacionada con la propia vida, el
propio programa existencial, el propio a sus propias expectativas. En este
caso, casi todos los sistemas endocrinos están sobre estimulados, a excepción
del sistema de hormonas sexuales, que está deprimido.
Resultado final: ansiedad, hostilidad hacia los demás, miedo, impotencia o
ausencia de deseo sexual.
Otras hormonas interesantes que juegan un papel en el curso del estrés son la
oxitocina y la vasopresina.
Ambos son liberados de la glándula pituitaria y difieren en su composición
por sólo dos aminoácidos pero, tienen efectos diferentes o incluso opuestos.
El primero, sirve para estimular las contracciones uterinas en el parto,
promueve la producción de leche, por su influencia en la hormona prolactina,
pero también sirve para facilitar la expulsión del pezón y es el niño quien
controla la producción a través de la succión. Desempeña funciones
relevantes
en la promoción de la conducta sexual y en general en la socialidad,
favoreciendo
el vínculo madre-hijo es macho-hembra.
Su síntesis también es inducida periódicamente por estímulos sensoriales
agradables, como los causados por el masaje, las caricias o la succión del
pezón de la madre, como se ha descrito anteriormente.
A diferencia de la vasopresina, hormona de fuerte acción antidiurética y, por
tanto, de acción hipotensiva, cuyo aumento se exalta durante el estrés, se
puede decir que la oxitocina modula el sistema de estrés activando el
parasimpático (nervio valgo) con las consecuencias biológicas pero incluso
psicológicas sobre la persona. No es casualidad que en algunas publicaciones
la oxitocina haya hecho uso de títulos como hormona de la calma y del amor.
Finalmente, analizando la actividad de la tiroides, cuya acción, a través de las
hormonas tiroideas de sus productos, es de vital importancia en la regulación
de los diversos metabolismos básicos así como en el crecimiento del niño,
podemos ver una alteración en el tiempo del delicado mecanismo de
retroalimentación con el que la glándula se comunica, a través de las
hormonas, con la glándula pituitaria y el hipotálamo modulando la
producción de las mismas.
El estrés, así como los cambios de temperatura, es capaz de modificar la
funcionalidad
la tiroides. En particular, si la temperatura baja y si el nivel de estrés
aumenta, se incrementa la producción de hormonas tiroideas. Con este fin,
mantener la temperatura constante en los entornos de vida facilita la
ralentización y en cierto modo el torpor del mecanismo de la tiroides. A la
inversa, una condición de estrés permanente en el lugar de trabajo o en el
ambiente
doméstico produce una hiperestimulación tiroidea que comienza con un
aumento de la hormona (TSH) responsable de estimular la producción de la
hipófisis de las dos hormonas tiroideas con todo lo que ello conlleva una vez
más biológicamente, pero también psicológicamente.

ESTRÉS MATERNO E IMPRONTA


Es bastante evidente, en este punto, que en nuestro cuerpo intervienen, como
consecuencia de un estímulo para reducir el estrés, una serie de respuestas a
corto y no a medio o largo plazo.
La vida, al igual que la salud, depende de un equilibrio de sistemas
integrados. Volviendo a Selye, la adaptación del organismo a la tensión
ambiental es el principio mismo de la vida. La adaptación se rige por el eje
del estrés y es de este equilibrio que depende o no del éxito. Por lo tanto, las
enfermedades son el resultado de una mala adaptación que puede traducirse
en una respuesta deficiente o excesiva a los estímulos. Estos diferentes
resultados también se derivan de la individualidad de la
respuestas que, contrariamente a lo que podríamos creer, no están
determinadas por los bienes o, mejor dicho, no sólo por esto.
Los años de principios del siglo pasado han aclarado inequívocamente dos
aspectos La propuesta de directiva de la Comisión se basa en el principio de
subsidiariedad, que es fundamental para lo que es decisivo para definir la
individualidad de tales respuestas.
El primer punto es que la formación del individuo, ya sea un humano u otro
animal, está moldeada por las primeras etapas de la vida.
Estas son las primeras experiencias, que ya comienzan cuando todavía
estamos en el útero para modelar los sistemas de regulación fisiológica,
incluyendo el sistema de estrés, dejando impresiones que se extenderán para
permanecer en las últimas etapas de la vida. El comportamiento materno en
primer lugar es capaz de guiar la expresión de los genes, con respecto a la
curación de la descendencia y el eje del estrés, a través de un mecanismo
llamado "epigenético".
Este mecanismo consiste en una modificación biológica de las células a
través de la información - estímulos recibidos desde el exterior de la propia
célula. En particular, en lo que respecta a la relación madre-hijo, esos
estímulos están representados por los cuidados afectivos: especialmente el
contacto del niño.
Según la epigenética, nosotros los humanos, como colecciones de células, no
somos "autómatas". Víctimas "biológicas" de la herencia biológica, pero co-
creadoras de nuestra vida y nuestra biología. Nuestro pensamiento es capaz
de modificar nuestro ADN.
Ya durante el embarazo existe una programación fisiológica temprana, que
puede explicarnos la asociación entre los eventos que tienen lugar en el útero
y las alteraciones en el crecimiento del desarrollo del feto, con la
consiguiente aparición de la enfermedad en la edad adulta.
El otro campo de estudio se refiere a los efectos de las hormonas del estrés: el
tratamiento con cortisona durante el embarazo reduce el peso del bebé al
nacer, especialmente si la terapia se administra en el último trimestre de la
gestación. Las pequeñas dosis repetidas, que imitan el estrés crónico, tienen
efectos más perjudiciales que una sola dosis alta. Las situaciones estresantes,
experimentadas por la madre y/o el feto, alteran las trayectorias de desarrollo
de
estructuras cerebrales específicas, con efectos que persisten en el tiempo y
que configuran un eje del estrés que da al feto su propia especificidad
biológica que dará lugar a una reactividad individual a los estímulos
estresantes y que, por lo tanto, influirá en su comportamiento.
En resumen, ésta es la enésima prueba que nos habla de una impronta
materna fundamental para el tipo de respuesta emocional que el niño será
capaz de lograr hacia los estímulos estresantes.
Pero, afortunadamente, frente a todos estos efectos relativamente negativos
del estrés materno en la programación de los circuitos biopsíquicos
fundamentales en los niños, hay otros tantos positivos. Se ha demostrado
desde hace tiempo que el acariciar a los recién nacidos en las primeras
semanas de vida, aumenta permanentemente la funcionalidad del hipocampo,
lo que resulta en un mejor control del eje de la tensión. La estimulación de la
piel activa las vías nerviosas ascendentes, produciendo serotonina y
la oxitocina con lo que hemos visto que conlleva. La parte más hermosa es la
siguiente: un recién nacido cuidado y atendido será a su vez un padre
generoso de caricias y, ciertamente no porque haya heredado genes especiales
sino que en realidad, se le transmite un comportamiento que modifica la
expresión de esos genes.
Los experimentos realizados a tal efecto muestran que tal mecanismo es
potencialmente reversible en la medida en que se suspende el
comportamiento que generó el cambio.
En la práctica, al estar en contacto con su madre, especialmente en las
primeras etapas de la vida, el pequeño es como si estuviera registrando una
especie de predicción de las condiciones ambientales que tendrá que estar en
la vida adulta, y moldea su sistema de estrés de una manera apropiada: de una
manera más hiperactiva o más pacífica. Así que, contrariamente a lo que
podríamos pensar, los sentimientos y emociones nos pertenecen desde antes
de nacer.
La mente es una estructura compleja, compuesta de muchas estructuras,
necesaria para vivir en esta realidad. Todo lo que llamamos real es sólo una
traducción, hecha por nuestra mente, de
algo desconocido y no conocido en esta dimensión. A través de la mente
traducimos una realidad objetiva en algo subjetivo.
El cuerpo mental se forma normalmente alrededor de la edad de ocho o nueve
años. En algunos casos, se puede dejar de hacerlo unos años antes o después.
Eso no significa que el niño no tenga instalaciones, sino más bien que éstas
no están aún suficientemente organizadas en una estructura que sea
consistente. Las emociones que pueden ser heredadas de los padres u otros
parientes en el momento de la concepción o el nacimiento e influyen en
nuestra vida inconsciente. Si, por ejemplo, nuestro padre en el momento de
nuestra concepción pensó que no sería capaz de mantener una
hijo, llevamos con nosotros la emoción que nos hace creer que no lo
lograremos económicamente, o que seremos una carga económica. Si nuestra
madre pensó, inconscientemente, que un niño restringiría su libertad, no
podemos tener hijos porque "pensaremos" (inconscientemente) en perder
nuestra libertad, o sentiremos un sentimiento de culpa para alejarnos de
nuestra madre.
Si es funcional a nuestro modo de vida, algunas estructuras mentales tienden
a reformarse, si lo son, queremos dejarlas ir de manera definitiva, puede ser
necesario modificar nuestra forma de vivir, o más bien de entender la vida.
Los patrones mentales típicos son los juicios sobre nosotros, sobre otros o
sobre categorías de personas, las ideas sobre cómo son, deberían ser las
cosas, los sentimientos de culpa, de insuficiencia, el sentido del deber, las
decisiones que hemos tomado o tenemos que tomar.

LA CONSTITUCIÓN DEL INDIVIDUO SEGÚN LA MEDICINA CHINA


La medicina china es agradable para explicar y comprender la dinámica que
implican los mecanismos de respuesta al estrés. De hecho, en su lógica (de
tipo "holístico"), los factores genéticos, los factores ambientales y la cantidad
de nuestras memorias emocionales que se han heredado (no sólo los padres
sino también los ancestros) son una mezcla que caracteriza a la persona y la
coloca dentro de un "cuadro tipológico". Este último define una "logia de
energía". Todo esto determina diferentes formas de responder a los factores
estresantes.
Veamos un poco mejor de lo que estamos hablando. De acuerdo con la visión
de la medicina clásica china, cada hombre está estructurado, en su parte
constitucional, es decir, más profundo y menos variable, de las influencias
celestiales (cielo) y parentales que de la apariencia del cuerpo, así como la
estructura y funciones de los órganos y aparatos están consagradas. Tal
Las influencias determinan una impronta invariable, la constitución, que
también afecta a la capacidad de reaccionar a los diferentes estímulos
ambientales propuestos por el mundo circundante.
Para el Taoísmo, al igual que para las diversas medicinas científicas y no del
siglo XIX, la constitución expresa la "naturaleza" individual: lo que es
específico a nivel físico y psíquico en cada ser humano. Esta "naturaleza"
constitucional es la base de la reacción específica de cada persona a
cualquier estímulo, ya sea que provenga del mundo exterior o del "ambiente
interior".
En clave energética, el hombre es considerado como un conjunto de materia,
sentimientos y
espíritu, la visión clásica ha proporcionado, para lo que es la constitución,
una influencia celestial, es decir, un "algo" que viene del cielo (brillo) y un
componente relacionado con los padres y por lo tanto que viene de la tierra
(el jing de los padres).
En este punto, debo explicar algunos de los términos comúnmente usados en
la medicina china. El término Shen suele traducirse por "espíritu", pero su
significado es mucho más complejo y cambia si se entiende en un sentido
filosófico, religioso o de uso popular. Según la tradición taoísta, en el
momento de la concepción, cuando los dos jings (del macho y de la hembra)
se encuentran, se produce una vibración que permite que la energía cósmica
de
descienden y toman forma encarnando un alma nueva.
El shen es un nivel extremadamente puro y sutil de vibración energética,
herencia universal infinita que, arraigándose en el individuo único, habita en
su corazón (cuya vitalidad es visible a través de la mirada de la persona) y lo
guía, expresando todas sus instancias psicológicas, emocionales y
espirituales. Es por lo tanto nuestra conciencia, nuestra profunda guía
espiritual, entendida como la capacidad de conocer y aceptar las cosas por lo
que son y de aceptarlas por lo que son para mantener una actitud de tranquila
lucidez y calma mental hacia los casos de la vida.
Fomentar su presencia significa cultivar un "corazón vacío", es decir, un
corazón no atestado de preocupaciones, inquietud, prejuicios, para que todo
pueda ser aceptado y conocido.
El corazón es el asiento del shen por excelencia, pero en realidad entonces
cada uno de los cinco órganos de la medicina tradicional china (corazón,
riñones, bazo, hígado y pulmón) alberga uno de sus aspectos específicos que
tiene lugar en el curso de la formación del nuevo individuo.
En lo que respecta al término "jing", puede traducirse como "esencia, energía
vital". Las esencias son el poder de la unión del cielo y la tierra; son las raíces
del ser. En el sentido general, el término jing indica la esencia de algo: el
núcleo vital de una sustancia determinada. El
los órganos conservan el jing junto con el qi y el shen.
La comprensión del jing es importante porque es muy frecuente encontrar un
déficit de jing en el progreso de las enfermedades crónicas en lugar de
trastornos relacionados con la deficiencia del órgano "qi".
El desarrollo del individuo, el crecimiento, la madurez y la decadencia no son
más que cambios que coinciden con la condición de su Jing. Así que el jing
es el elemento que impregna al organismo de la posibilidad de desarrollo
desde la concepción hasta la muerte. Sin embargo, durante la existencia, uno
puede experimentar condiciones que aceleran la decadencia del jing.
Los textos de la medicina tradicional china describen algunas causas de la
deficiencia de jing:
- Deficiencia congénita de Jing
- cerrar los embarazos
- enfermedades crónicas
- enfermedades de origen psíquico, en particular el miedo crónico
- los excesos sexuales, pero también los intelectuales, el estrés juega un papel
decisivo en este sentido
en el agotamiento del jing por el uso excesivo del cerebro (que es alimentado
por el jing) al
igual que los excesos sexuales.
El jing pertenece tanto al cielo delantero como al trasero al mismo tiempo,
esto significa que hay una forma innata de jing (cielo delantero como es antes
del nacimiento individual) y una adquirida.
Un aspecto del jing del cielo frontal consiste en la esencia de la energía
sexual de los padres en el momento de la concepción: el deseo físico, la
atracción sexual y el empuje del amor que hace posible una nueva existencia;
hay movimiento, poderosa activación de las energías vitales a través del
acoplamiento. Estas energías determinan el "jing" del feto haciendo posible
que crezca. A un nivel más material este jing es lo que, en la medicina
occidental, se llama "herencia".
cromosómico"; en un nivel más sutil, es la herencia "energética" de los
padres que incluye a los suyos el Comité desea señalar que la condición
energética de la constitución es la misma que la del momento concreto en que
se produjo la unión.
Pero el jing del nuevo ser no es sólo esto, de hecho es también el lugar y el
momento en el que todo esto (conjunción cósmica) es único e irrepetible y
tiene un peso decisivo en la formación del jing del cielo frontal. La vida
individual, entonces, se nutre de este jing del cielo anterior que se deposita en
el riñón (entendido en un sentido energético más que como un órgano), como
si fuera una especie de "energía de batería", que se utiliza durante toda la vida
para alimentar todos los órganos hasta su máxima capacidad.
que coincide con la muerte física individual.
Si este proceso es inevitable, el ritmo y la velocidad con que se lleva a cabo
puede variar enormemente, porque también hay un jing del cielo trasero que
se desarrolla después del nacimiento del individuo y que consiste en la
esencia (jing) que tomamos del exterior a través de los nutrientes
introducidos: alimento, agua y aire, pero no sólo eso, hablando de alimento,
igual de vital es ese psico-afectivo.
A diferencia del jing del cielo delantero, el jing del cielo trasero se desgasta
rápidamente,
tanto que necesitamos comer, beber, respirar todos los días; pero al mismo
tiempo, su reconstitución después del consumo es también rápida y
manejable.
Esta esencia tiene mucho que ver con el bazo-páncreas y el estómago del
órgano que en la medicina china son la "digestión", pero también con el
pulmón, ya que está ligada al oxígeno que sirve al cuerpo como sustrato
nutritivo.
Por extraños que nos parezcan estos conceptos, encuentran su propia lógica
precisa, afín a las nuevas tecnologías de nuestra fisiología, y al mismo tiempo
ya nos proporcionan medidas de las posibles intervenciones terapéuticas.
Hay un vínculo biunívoco entre el jing y la sangre. El jing innato representa
el origen de la sangre (xue), que, a su vez, se alimenta constantemente del
jing adquirido. La sangre, en la medicina tradicional china, indica el aspecto
más material y denso de la energía (qi) y puede vincularse a la alimentación
al mantenimiento del individuo, a su arraigo, a su solidez tanto física como
psíquica. Sus funciones esenciales son nutrir, humedecer, dar solidez
radicular y psicofísica.
La sangre, aunque incluye el concepto tradicional occidental de la sangre, no
se reduce al líquido rojo que circula por las arterias y las venas, sino que es
un concepto funcional que expresa el aspecto nutritivo y humectante de la
energía orgánica (qi).
Otro concepto fundamental de la medicina tradicional china es el "qi". De
una manera feliz pero reductora, en Occidente, ese término ha sido
enérgicamente interpretado.
En lo que respecta al ideograma, el carácter superior de "qi" significa
respiración, mientras que el ideograma inferior es el que se utiliza para
indicar el arroz. Por lo tanto, "Qi" representa para los chinos el aliento
universal de vida que nos permite existir para sobrevivir, un elemento
esencial como el arroz en las dietas chinas.
Por lo tanto, el qi es una esencia, la base de todo, la sustancia primordial de la
que todo está hecho. Tal fuerza se manifiesta en la persona como un proceso
vital.
Qi representa a nivel orgánico la activación, transformación y difusión de
todo lo que viene del Jing y regresa. Concretamente, permite funciones de
movimiento, termorregulación del cuerpo, transformación y difusión, que son
la base de los procesos metabólicos.
Por lo tanto, es un elemento intermedio entre jing y shen. Cuando el qi deja la
regularidad fisiológica, actúa desfavorablemente para el individuo y es
llamado "perverso". Las explosiones perversas se llaman "xie qi". Ejemplos
de ello son las condiciones climáticas adversas, una dieta inadecuada, pero
también un entorno afectivamente hostil. Aunque el qi es único, siendo
múltiples sus representaciones, en la práctica le añadimos siempre una
calificación que especifica su función y ubicación.
Esta terminología, en la que se utilizan símbolos y metáforas, no nos resulta
muy familiar a los occidentales, pero es útil para comprenderla a fin de
metabolizar el significado que se da en la medicina al "complejo energético",
comparable al conjunto de funciones de las vísceras y los órganos de las
vísceras.
su aleta mental. Así que hablamos de una forma (vinculada al jing), una
funcionalidad (vinculada al qi) y una capacidad mental y espiritual superior
para regular (el shen que se materializa con la visión taoísta no es de ninguna
manera estática.
Cada uno nace con una constitución determinada; está compuesto de varios
factores, celestiales, terrestres, planetarios y padres. Sin embargo, la
constitución de una persona no es totalmente determinada e inmutable: dentro
de ciertos límites, puede ser cambiada, mejorada la constitución individual
corresponde a la virtud que cada uno debe aportar al mundo. Virtud
no tanto como para seguir esquemas o modelos éticos propuestos por el
mundo exterior, sino una adaptación de la conciencia de la ley natural de la
vida, siendo capaz de captar y explotar plenamente todo su poder ("Vive el
aquí y ahora"!!). Las conexiones con el mundo en el curso de la vida actúan
sobre esta naturaleza, haciendo que sus cambios se basen en las emociones,
experiencias, comida, cultura, etc.....
Las energías vitales de los padres "empujan" el principio vital (jing) y el qi a
lo largo de la columna vertebral del feto en el meridiano de la vejiga urinaria
(meridiano cuyos puntos para una buena parte del curso de la vejiga urinaria
son
se encuentran a los lados de la columna vertebral) y "activan" puntos
específicos llamados "shu" de la espalda.
Algunos de estos puntos serán reguladores de un órgano o intestino
determinado con una "impronta" típica que caracterizará su funcionalidad a lo
largo de su existencia.
En conclusión, los "tres tesoros" de la vida humana (vitalidad, energía y
espíritu) se contemplan en el pensamiento taoísta como la fuente de la
creatividad, la habilidad y la inteligencia.
Es de su equilibrio dinámico que los pensamientos, acciones, forma y función
de cada ser dependen de los humanos. Otro principio clave de la medicina
china es la dualidad. El hombre, desde el momento en que es concebido,
pulsa en el vientre de la madre hasta el momento en que toma su último
aliento para volver al vientre de la madre tierra. Todo ser viviente está en la
dualidad: durante su vida experimenta alegría y dolor, deseo y realización,
acción y
descanso, sufrimiento y placer, fuerza y debilidad, amor y odio.
En el contexto de estos pares, un elemento no puede existir sin el otro; nadie
puede decir que ha experimentado una vida de sólo alegría o dolor, ni de
haberla pasado en continua actividad, sin descansar nunca.
Este principio se basa en el Taoísmo: aquí está el ideograma del yin y el
yang, que tiene una referencia común, formada por una colina, símbolo de la
toma de forma, de la existencia como entidad distinta. La pendiente a la
sombra de la colina representa el lado oscuro, misterioso y lunar de la vida
(yin). La pendiente
El lado soleado de la colina representa el lado brillante, manifiesto y soleado
de la vida (yang).
Junto a esta visión dualista de todos los aspectos y fenómenos presentes en la
naturaleza, la medicina china opera sus propias observaciones a través de la
teoría de los cinco elementos que definen cinco logias de energía.
En cuanto a la logia energética, puede definirse como aquel complejo que
incluye el meridiano órgano-alma; éstos comparten algunas acciones
energéticas típicas de cada movimiento.
La teoría de los cinco elementos o movimientos nació en el antiguo
pensamiento chino con el objetivo de conectar diferentes fenómenos y
diferentes cualidades que se manifiestan tanto en el macro como en el
microcosmos.
Atribuyendo un significado simbólico, es posible encontrar correspondencias
entre los fenómenos naturales y los que de otro modo serían difíciles de
identificar, que se encuentran entonces en la práctica clínica común.
Los cinco movimientos son: agua, fuego, madera, metal y tierra.
Se dice que el agua se hidrata y desciende, el fuego se quema y sal, la madera
se dobla y se endereza, del metal que se conforma y transforma, de la tierra
que recibe la semilla y la madura.
Cada movimiento, desde la concepción, se transforma en el siguiente,
dejando una huella en el anterior. Al nacer, el ciclo continúa con continuas
transformaciones que permiten la completa realización del "potencial"
contenido en el movimiento de la madre.
En cada movimiento, el shen representa un poco al gran director de una
orquesta capaz de obtener de los sencillos orquestales un resultado mayor que
la suma única de los componentes. Puede entenderse como un sistema de
control homeostático general, o como un conjunto de reacciones psíquicas,
endocrinas, inmunes y neurológicas, capaces de regular en general el
funcionamiento del cuerpo.
El aspecto morfológico de la persona subyace a los caracteres psíquicos
funcionales, méritos y virtudes que sería útil reconocer que se remontan a la
pertenencia a una logia energética.
Conocer esas diferentes tipologías puede ser de ayuda en la formulación de
un diagnóstico porque probablemente los primeros movimientos de muchas
alteraciones patológicas serán atribuibles a los órganos y meridianos típicos
de esa constitución. Sin embargo, esa clasificación es principalmente teórica,
en la
práctica cada uno de nosotros es el resultado de la fusión de dos o más tipos.

El lenguaje corporal según la medicina china (con especial referencia a la


logia de madera) y el psicoanálisis nuestra forma refleja la forma en que las
explosiones circulan dentro de nosotros, expresando nuestra alma y la
autenticidad de nuestro espíritu.
El cuerpo tiene un lenguaje que se expresa sin palabras: el cuerpo no puede
mentir. La actividad psíquica se manifiesta en los gestos y la actitud postural.
La postura es la forma en que reaccionamos a la fuerza de gravedad (la
acción de la tierra sobre el hombre en contraste con el cielo) y a nuestras
emociones más instintivas y menos controlables. Un trauma físico traído a
cualquier punto del cuerpo es capaz de dar una alteración del equilibrio con
contracturas localizadas o extendidas a áreas musculares. Pero lo interesante
es que el cuerpo reacciona a los estímulos estresantes físicos y mentales de la
misma manera: experimentar una emoción, que puede ser el mayor miedo,
vergüenza, ira significa traducir esa emoción en una cierta postura. Si es así,
el estado emocional perdura en el tiempo como resultado de un estrés
crónico, algunas tensiones determinarán una postura característica. El cuerpo
se dobla, se forma y se moldea a sí mismo
se endurece como si se armara en defensa del mundo exterior, a veces se
lastima. En este punto aparecen enfermedades y lesiones orgánicas que son la
expresión de un profundo auto-daño, una profunda fragilidad del ego que
necesita atención. La somatización, de la que tanto hemos hablado, consiste
en provocar un cortocircuito que transmite neuroquímicamente emociones,
pensamientos o comportamientos a las funciones fisiológicas:
la emoción y la perturbación emocional que debería aparecer debido a un
conflicto no se viven en la esfera psíquica y se procesan por ella, sino que se
desvían inmediatamente al cuerpo.
La aparición de un sistema físico puede considerarse como un mecanismo de
defensa que evita el sufrimiento y el conflicto psicológico.
En Occidente, el mérito de haber reconsiderado la importancia de la
bioenergía del cuerpo en la psicoterapia del lenguaje es principalmente
responsabilidad de Reich y Lowen. Descubrieron que, en el curso de la
psicoterapia, las tensiones musculares de sus pacientes estaban cambiando.
Así, al aliviar las tensiones musculares crónicas, incluso con el uso de
técnicas de presión directa en puntos localizados en el
el paciente estaba experimentando su propia vulnerabilidad.
La medicina china hace un complejo análisis de la postura y su significado: a
partir de los estados emocionales.
Bajo el término genérico "emociones" en la medicina china se atribuyen dos
significados diferentes: kan y qing. La primera puede ser traducida como
"sensación", mientras que la segunda puede ser traducida como "emoción,
sentimiento".
Por "sensación" entendemos algo indiscriminado, un tipo de estado mental no
relacionado con un evento o condición específica reconocido como un factor
causal y determinante. Por ejemplo, tenemos la sensación de estar
deprimidos, un sentimiento de ira o infelicidad, pero no sabemos decir bien
por qué estamos en ese estado de ánimo particular, por lo que no se relaciona
con nada específico.
En cambio, la condición en la que, por ejemplo, somos felices se define como
"emoción" porque una persona nos ha dicho ciertas cosas, ya sea porque
hemos alcanzado un determinado resultado, o porque ha sucedido
algo. Es decir, somos capaces de dar una razón de la condición emocional en
la que nos encontramos y le damos un nombre.
Una emoción actúa a nivel del ying qi (qi nutritivo, íntimamente ligado a la
sangre, se manifiesta de las siguientes maneras y se mueve
predominantemente con esto en los vasos sanguíneos y los meridianos que
dibujan en el jing del
) y luego es "retenido" por la sangre. La sangre es el medio a través del cual
circula el shen, que se encuentra en el corazón. Todas las experiencias que se
hacen conscientes se depositan en el y en mi corazón y en la sangre.
Mantener una determinada emoción en la sangre nos permite conectarla a
nuestra experiencia.
La sensación, por otro lado, está más al nivel de wei qi: energía superficial
que calienta y fertiliza el
la piel y la carne consolidan la textura entre la dermis y la epidermis; en
profundidad maneja el diafragma. H
siempre se ha equiparado con la energía de defensa, es decir, la inmunidad; la
inmunidad no específica como el instinto de una persona. En ella no hay este
vínculo y este arraigo en la sangre, estamos en la inconsciencia.
Volviendo a la cuestión de las emociones y la somatización, tendremos un
modo particular de responder a las tensiones: reacciones externas e
inconscientes en los músculos de la piel-wei qi-muscular-tendón de mierda,
relacionadas con el movimiento de la madera; reacciones internas y
conscientes en las estructuras más profundas-y qi-meridian luo, relacionadas
con el movimiento del fuego.
Sabemos que en los meridianos músculo-tendón fluye el wei-qi, la energía
instintiva por excelencia, que controla los aspectos no racionales de nuestras
respuestas, incluso las no emocionales. Está relacionado con los esfínteres,
los músculos lisos estriados, la postura, la inmunidad, los reflejos
neurológicos, el sistema nervioso...
autónomo; temperatura corporal.
Serán estas estructuras las que se modificarán en las condiciones de estrés
emocional instintivo no racional, según un esquema de las cinco sensaciones
relacionadas con los cinco órganos:
- la ira en el hígado,
- alegría-amor por el corazón,
- preocupación por el bazo-páncreas,
- tristeza por el pulmón,
- miedo por el riñón.
Por supuesto, en una condición aguda habrá la implicación del meridiano
muscular de tendencia ligado al intestino (yang), en formas crónicas habrá la
implicación del órgano acoplado yin. En caso de temor experimentado como
una amenaza aguda se verá afectada por lo tanto la vejiga, en una condición
de vacilación crónica la inseguridad afectará al riñón, es así obviamente con
respecto a la cadena músculo-tendón.
A nivel de la piel podemos tener diferentes manifestaciones dependiendo de
la logia de mayor interés, por lo tanto: Madera con dermatosis fugaces y
migratorias, más intensas hacia arriba o en los genitales, y de naturaleza
alérgica. El fuego con eritema y afecta principalmente a la cara, el cuello y
las extremidades superiores. La tierra da lugar a formas subagudas y
recurrentes en el centro del cuerpo (pecho, abdomen) con el aspecto grasiento
tipo eccema seborreico. El metal determina formas secas y generalizadas
(tipo de psoriasis) de carácter agudo, pero que recurren inmediatamente a un
estrés mínimo
El agua determina formas crónicas, necróticas, graves, con
hiperpigmentación en la parte inferior del cuerpo (termo-hipodérmico,
pioderma gangrenoso).
Mirando con una atención evolutiva psíquica, el wei qi es el filtro instintivo
directo que relacionamos con el mundo y que nos protege de él, uniéndonos
al Es, al inconsciente y a las etapas de
el desarrollo oral y anal de nuestro crecimiento. La fase genital (o fálica), por
último, es más atribuible a los grupos sanguíneos, shen y meridianos
relacionados con la diferenciación (corazón e intestino delgado, ministro del
triple calentador del corazón, hígado, vesícula biliar). De esta manera,
entonces, también se pueden entender algunos graves trastornos de carácter
psíquico, como el autismo, debido a un exceso de wei qi.
Es bastante claro en este punto que los desequilibrios a expensas del wei qi
son responsabilidad de la madera de la logia.
La confirmación de lo dicho hasta ahora es que cuando decimos que estamos
estresados, cada uno de nosotros percibe, además de los cambios de humor,
perturbaciones físicas más o menos recurrentes. Las primeras perturbaciones
emocionales se manifiestan en nuestra actitud postural y en los movimientos
de los diversos
segmentos del cuerpo. Aquí permanecen y se consolidan si estas emociones
persisten crónicamente.
Puesto que la postura está determinada principalmente por la columna
vertebral (se compara, en esta lógica, a la escala de la vida, a lo largo de la
cual se sube y a veces se para) y, energéticamente, por el du mai o
gobernador del vaso (donde se experimentan las experiencias de crecimiento
y evolución del individuo), he aquí que suponiendo un tratamiento
terapéutico, no podemos ignorar el meridiano de la vejiga urinaria. Este
último, en la sección que recorre la columna es
consta de dos ramas: la rama más lateral se ve afectada por eventos y traumas
de tipo psíquico y actúa causando contracciones de la rama más medial. Esto
a su vez sufre de un trauma de tipo físico, así como la influencia de la rama
externa.
Una vez más, las emociones y los sentimientos están en juego. La mayoría de
las dificultades del hombre surgen de la incapacidad de vivir pacíficamente
los sentimientos y las emociones, de elegir libremente lo que quiere
experimentar y de vivir lo que es y lo que quiere experimentar seleccionado.
Las influencias sufridas por otros, las acciones y elecciones impuestas llevan
al individuo a ser condicionado desde el mundo exterior, activando una serie
de procesos psicológicos que pueden socavar la integridad de la persona. Los
conflictos con otros (padres, parejas, hijos, colegas, etc.) sacuden
el balance de la persona en una base diaria. El poder restaurar la tranquilidad
interior para encontrar todavía una razón para profundizar una relación o para
disolverla pacíficamente, depende de la capacidad de autoanalizar y
comprender las dinámicas, pero más aún de la conciencia de sus
responsabilidades dentro de las mismas dinámicas.
El hombre ideal, según la medicina china, es aquel que, en continua
evolución, busca la verdad en el no sé cómo es su vida. El hombre auténtico
es consciente de la invariabilidad del hecho pero es capaz de dominar (a
través de la meditación) su propio destino. El destino y la suerte se trata de
"zhi" (voluntad que fluye del riñón para realizar lo que está en sus planes) y
"shen" (amor del corazón que nos genera y sostiene), el agua y el fuego, y
consiste en afinar este eje, haciendo que el agua generadora invierta la nueva
fuerza de propulsión del fuego. Por eso Sun Simiao escribe que el espíritu del
agua da sabiduría y planificación, pero cuando el eje está en déficit
aparece la aversión, la tristeza, la codicia. No es coincidencia que el eje agua-
fuego/corazón-renación sea considerado el eje de la vida. Su comunicación
tiene lugar a través de varios grupos de meridianos. Los curiosos meridianos
traen agua al fuego (traen determinación). Los jarrones luo llevan la
experiencia emocional diaria, y por lo tanto de la vida, (la conciencia de que
el corazón opera sobre las emociones) a los riñones y al jing. Así es como
nuestra evolución está progresando hacia una nueva conciencia.
También podemos decir que el riñón de agua por un lado corresponde al
potencial, y por otro lado representa la raíz, la fuerza que permite al corazón
realizar este potencial.
No podemos, en este punto, no mencionar el diafragma, como reserva de wei
qi, pero principalmente como el principal músculo involucrado en la
respiración.
Es bien conocida en términos fisiológicos la importancia del diafragma en la
mecánica respiratoria, así como para la circulación. Importantes y complejos
sistemas de control neuroquímico permiten un ajuste de la respiración en
respuesta a diferentes estímulos.
Pero si el diafragma es tan importante en la medicina occidental, lo es aún
más en la medicina china.
En éste hay al menos dos "diafragmas" definidos por los ideogramas "ge" y
"huang". En el contexto de la dialéctica yin y yang diremos que el primero es
el polo yang mientras que el diafragma huang es el equivalente yin. Aunque
ambos se han traducido con "diafragma", mientras que Ge indica el
diafragma tal como se entiende en la medicina occidental, el otro se ha
traducido como "espacio" torácico; este diafragma se refiere a los tejidos de
cobertura que envuelven los órganos, tanto los abdominales. Los Huang están
vinculados a una profunda nutrición de los órganos, con función de limpiar el
calor, calmar el shen y luego relajarse, ajustar el qi aumentando
específicamente las defensas del cuerpo.
El diafragma "ge" mantiene importantes relaciones con los órganos, pero
también con casi todos los meridianos, cuyo camino también pasa por el
diafragma. Siendo considerados una reserva de wei qi (energía defensiva), los
meridianos que la cruzan (el principal, y distinto, algunos tendón-muscular)
de alguna manera, se están "cargando" con la misma energía.
Otra función atribuida al diafragma es permitir la subdivisión de todos los
líquidos del sistema está diseñada para poder operar el cuerpo en una función
"clara" y "turbia", que a su vez tiene funciones específicas. Así que
Por ejemplo, los líquidos claros forman el puro yang del estómago que
alimenta los órganos de los sentidos y el cerebro. Los líquidos turbios, en
cambio, nutren la piel, rehidratándola y constituyendo una reserva de
energías de defensa. Una alteración del diafragma puede causar el "bloqueo"
de toda la circulación del cuerpo (estasis de líquidos, alimentos, energía,
sangre, flema). Esta estasis a menudo se manifiesta con la enfermedad "de la
boca amarga". Se caracteriza precisamente por la aparición de un sabor
amargo en la boca:
significa que lo que se ingiere, sea lo que sea, tiene un sabor amargo y el
resultado es el rechazo a comer. En términos energéticos se debe a la
sobreactividad (fuego) del hígado y de la vejiga biliar que se eleva (como es
típico de este tipo de energía) y, contrarrestando la energía descendente del
estómago, se manifiesta en lo alto de la boca. Esto puede suceder cuando se
come demasiado rápido o
cuando se come bajo estrés. Se dice que el hígado ataca al estómago.

Se ha hablado del diafragma y de la respiración según una visión


psicodinámica, ya que el estado emocional se refleja en la postura de una
persona y se ha dicho también la importancia del diafragma como principal
músculo implicado en la respiración.
Se sabe ahora que la impronta materna y las primeras fases de la vida del
niño no sólo sirven para un crecimiento ideal de todos sus órganos, sino
también, y sobre todo, para la definición de su propia identidad.
Alexander Lowen (alumno del Reich) lo describió como inducido por estrés a
una edad temprana, por procesos para alimentar lo que él llama "mecanismos
de defensa del carácter".
El grado de intensidad de este estrés condicionará las características
dominantes en el carácter del futuro adulto, definiendo un tipo de
personalidad que podría resultar en tipos definidos patológicos (personalidad
histérica o esquizoide).
Todo se juega, según el psicoanálisis, en los primeros años de vida, en
relación con la forma en que se experimentan importantes etapas de apego -
separación de la madre y los padres, así como los primeros pasos del camino
hacia la independencia existencial.
Las defensas puestas en el personaje son modelos de respuesta universal que
expresan todos los colores de la herida latente que tarde o temprano
reaparece.
El tipo de respiración también refleja este estado existencial.
Lowen, habla de "armadura de pecho" para describir una actitud de
"endurecimiento" de los músculos del pecho con la correspondiente
reducción de la motilidad libre del diafragma. Expresión de "autocontrol y
retención". Los hombros, empujados hacia atrás, expresan el "agarre". Junto
con la armadura del cuello, expresan "resentimiento" reprimido y
"obstinación". La respiración de estas personas es una respiración seca. El
acto respiratorio se reduce debido a las tensiones, la persona no puede
expresar emociones fuertes ni responder fácilmente a ellas. La expansión
crónica del tórax crea una serie de problemas a los que las personas con
tendencia a la rigidez y con cuerpos
muscularmente "blindados" son particularmente propensos. Entre los diversos
problemas, pueden surgir la tendencia a la hipertensión, las palpitaciones y la
ansiedad y, a largo plazo, también una hipertrofia del músculo cardíaco.
De manera similar, Reich describió una forma de armadura centrada en la
presión abdominal. Los pacientes lo describen como una intolerable "presión
estomacal"
Tengo un cinturón que "aprieta". Este es un intento de suprimir en los
intestinos, sentimientos difíciles de "digerir". Se podría hablar de respiración
"intestinal", pero hay una desarmonía entre la expansión de la
el pecho y el abdomen. En sus estudios de observación, Reich observó que en
muchos casos, junto con la obstrucción diafragmática, había una incapacidad
para vomitar y una náusea más o menos constante. Los llamados "desórdenes
nerviosos" del estómago son la consecuencia de la armadura de este
región.
Otro tipo de respiración descrito es el que se caracteriza por el intento de
inhibir la misma dinámica respiratoria. La mecánica respiratoria se lleva a
cabo de todas formas, pero con un intento de minimizar el movimiento
respiratorio. Este tipo de respiración "imperceptible", el mismo Reich la
llama "respiración uterina". La respiración, es decir, de alguien reacio o
incapaz de nacer. En la persona, esto se manifiesta con una extrema dificultad
para "respirar a pleno" pulmones": la abertura de toda la garganta al respirar
evoca sentimientos de ahogo en muchos pacientes.
Por último, es bastante típico observar en personas ansiosas, un aliento
"nervioso", descrito como el que te falta el aliento. Refleja el tipo de aliento
que vive eternamente en el miedo, en la percepción del peligro. Comparable a
un hombre que se arriesga a morir en un campo de batalla y, que será
derribado si muestra, aunque sea con un solo aliento, que está vivo. Puede
respirar, pero no puede ser visto haciéndolo. El hábito de respirar
superficialmente hace que sus efectos se sientan a nivel del plexo solar y de
los órganos abdominales al "enfriarlos". Reich continúa describiendo cómo
los niños aprenden a contrarrestar los estados de ansiedad contrayendo su
acto de respiración y suprimiendo las emociones ansiosas. Si tiene éxito, el
patrón resultante de bloqueo afectivo y restricción rígida conduce a la
obstrucción de los músculos del pecho (descrito inicialmente).
De lo contrario, ante el estrés expresarán algunos síntomas de ansiedad,
aprendiendo a manipular el entorno a través de ellos (respiración excitada).
Básicamente, los diferentes modos de respiración, ya sea que se entiendan en
términos de experiencia de conflictos uterinos o de nacimiento, conflictos
intestinales o lucha muscular interna, esconden las dinámicas que son parte
de cada uno de nosotros. Dinámicas que hablan de tensiones, sentimientos de
culpa, crisis existenciales. Si se entienden, serán un punto de partida útil
sobre el que trabajar.

MOVIMIENTO DE LA MADERA:
Los estados mórbidos vistos hasta ahora se caracterizan, de alguna manera,
por pertenecer al bosque de la logia. Una peculiaridad que también le
pertenece es representada por el factor del viento. Viento significativo como
influencia perniciosa que puede ser tanto de origen externo (ambiental) como
interno (vacío).
de sangre o calor o vacío yin). Vehículo por definición de varios pervertidos,
a menudo se mezcla con el frío, el calor, la humedad y la sequedad.
Extremadamente móvil, capaz de impactar en la superficie a gran altura
(como ya hemos visto
puede causar enfermedades de la piel, pero también temblores y contracturas
musculares), pero también puede provocar enfermedades respiratorias y
digestivas agudas de carácter gripal (viento frío y viento y calor); edemas de
la cara (si se mezclan con agua); erupciones cutáneas con picor y pliegues de
alfiler (si se combinan con frío, calor y a veces humedad y sequedad); dolores
migratorios de tipo reumático (si se combinan con humedad).
Muchos de los accidentes vasculares agudos del sistema nervioso central
(derrame cerebral, hemorragia) y del corazón (infarto de miocardio) se
definen, vinculados al viento, con un inicio rápido, brutal y repentino. El
elemento "viento" es agradable como factor estresante (tanto como factor
interno como externo) en la desarmonía de la causa y, por lo tanto, conduce a
la patología. Luego, disipando el viento, mediante el tratamiento de puntos
precisos, pero evidentemente diferentes según el distrito a tratar, será posible
disipar los otros pervertidos que invaden el organismo. En otras palabras,
tratando la madera adecuadamente (es decir, wei qi y la superficie del
cuerpo), será posible hacer al individuo relativamente "impermeable" a las
influencias perniciosas externas.
Tratar los puntos que "combaten el viento" no sólo es importante para tratar
los trastornos físicos (dolor de cabeza, mialgias, temblores, etc........) sino
también para calmar el aspecto mental, ya que, como se acaba de decir, el
viento no es sólo un factor externo sino una especie de "resistencia orgánica".
El factor "viento" puede ser responsable de causar ataques de dolor de
cabeza. Se trata de un trastorno bastante recurrente como resultado del estrés.
Tiene varias características tanto en lo que respecta a la localización (puede
ser diseminada o limitada), las características (pulsante y fija), la duración
(aguda, periódica, recurrente) que por lo que respecta a otros síntomas que
pueden acompañarla (vómitos, fiebre, mareos, aumento del lagrimeo,
fotosensibilidad).
La sensación de dolor que se siente se debe a que el cerebro percibe algunas
anomalías por razones no siempre conocidas: por ejemplo, la dilatación de
los vasos sanguíneos, la activación de ciertas fibras nerviosas o la contracción
de ciertos músculos pericárpicos.
En otros casos, el dolor de cabeza es causado por ciertas condiciones
patológicas, de las cuales es un síntoma (dolor de cabeza secundario), de
modo que el tratamiento de las molestias primarias también alivia o
desaparece los dolores de cabeza. La desagradable sensación de dolor de
cabeza también tiene un efecto negativo en el estado de ánimo, en las
relaciones interpersonales y en la vida laboral: quienes lo padecen suelen
estar más irritables, ansiosos y estresados en comparación con la media de las
demás personas, menos disponibles para el contacto con los demás y más
necesitados de momentos de descanso y soledad (el silencio y la oscuridad
parecen aliviar el dolor).
Ciertamente, las altas tensiones físicas y emocionales (que son la causa de un
esfuerzo para el cuerpo) pueden alentarlo.
La nutrición también tiene sus responsabilidades: algunos alimentos de la
digestión tienen, en particular, su propio y verdadero efecto vasodilatador,
por lo que fomentan la aparición del dolor de cabeza.
El dolor de cabeza de una mujer también es causado por su ciclo menstrual.
Existen diferentes tipos de dolor de cabeza; en lo que respecta al factor de
estrés, los más relacionados probablemente sean el dolor de cabeza "tensión"
y la migraña.
La cefalea tensional es la forma más común de dolor de cabeza debido a la
contracción localizada de los músculos del cuello. Por lo general, afecta a los
estudiantes y a las personas que realizan actividades sedentarias. Casi
siempre debido al estrés o la ansiedad. Se caracteriza por un dolor constante y
no pulsátil, generalmente con un dolor inicial en la musculatura posterior del
cuello (principalmente trapecios) que se extiende hasta el cráneo en la región
occipital; empeora si se aplica presión sobre los músculos tensos.
La "migraña" se llama así porque afecta sólo una parte del cráneo,
generalmente el lóbulo frontal, temporal u orbital, presentando un dolor
pulsátil que aumenta si se hacen
y son movimientos bruscos. Suele ir acompañada de otros síntomas y hay
varias variaciones.
En la medicina china, tanto la tensión como las migrañas se atribuyen a la
madera. El vacío del yin del hígado justifica en gran parte el segundo,
mientras que el primero se une a la sangre vacía.
Por encima de todo, las formas del vértice y del parietal están ligadas a las
perturbaciones de la Madera y del wei qi y, por lo tanto, son las más
sensibles.
En cuanto a las patologías de interés de la madera de la logia, pero
especialmente recurrentes durante el estrés,
no podemos dejar de mencionar las infecciones de virus de tipo herpes. De
esto, hay que distinguir los dos principales responsables de la patología
humana: el herpes zoster y el herpes simple. Esta última es la que caracteriza
a una infección bastante común que generalmente se localiza a nivel de los
labios. Inicialmente, el herpes labial se manifiesta con algunas ampollas
llenas de líquido claro,
a menudo doloroso. Una vez finalizado el proceso inflamatorio, las vesículas
se secan y forman una "costra" amarillenta que desaparece en cuestión de
días. La aparición de herpes labial coincide con el estrés físico y emocional
como conflictos de la ira no expresada. Pero incluso con períodos de
particular fatiga física con poco descanso.
También hay otras localizaciones más inusuales del herpes, como los
genitales y los ojos: se trata de preguntarse qué puede significar para nosotros
una infección de este tipo. Probablemente en el lenguaje de la medicina
metódica el primero nos habla de conflictos relacionados con la sexualidad
experimentados con la culpa, con la rabia por la elección hecha, mientras que
para el segundo la pregunta podría ser: ¿Es posible que esté enfadado
conmigo mismo porque no me gusta lo que veo o me siento frustrado?
Como el virus tiende a sobrevivir dentro de las células, la enfermedad tiende
a reaparecer.
fácilmente en el momento en que las condiciones "favorables" en la persona
se repiten.
Hay que distinguir entre las enfermedades del herpes simple y las
relacionadas con el herpes.
(comúnmente llamado Fuego de San Antonio). Es una patología de la piel y
de las terminaciones nerviosas, conectada al virus de la varicela infantil. Su
nombre proviene de dos palabras "Serpiente" y "cinturón" que describen muy
apropiadamente una enfermedad dolorosa, como una serpiente de fuego que
acecha dentro del cuerpo y que a veces tiene largos e incapacitantes adornos.
El virus de la varicela Zoster puede llegar a estar latente en los cuerpos de las
células nerviosas de algunos nervios sin causar ningún síntoma. Años
después de una infección de varicela, el virus puede escapar de tales cuerpos
nerviosos, viajar por los axones y causar una infección viral de la piel
(generalmente en el pecho) en la región servida por el nervio (dermatoma)
causando una erupción dolorosa con iniciales ampollosas. Aunque el
sarpullido suele curarse en un período de dos a cuatro semanas, algunos
pacientes experimentan dolor nervioso residual durante meses o años, esa
condición se llama neuralgia post-herpética. La presentación de la patología
no tiene correlación con la estacionalidad, sino que está relacionada con el
estado de inmunodepresión del paciente y la tasa de estrés.
La terapia tradicional implica el uso de drogas antivirales así como drogas
sintomáticas para el tratamiento del dolor. En la medicina tradicional china,
esta enfermedad se conoce como el "manojo de ampollas de la serpiente".
Una similitud que evoca la urentina, el dolor punzante y repentino que
proviene del fuego y el viento que se alojan en los meridianos del hígado y la
vejiga biliar. El Herpes Zoster es la reactivación de una infección latente de
varicela que traducida en la medicina china es parte de las patologías latentes
perversas llamadas "fu xie".
El viento (virus) no eliminado es retenido, bloqueado y escondido en la rama
de un meridiano para luego manifestarse cuando la persona está en una
condición más energética que antes de la fragilidad (por ejemplo, el estrés).
Movimiento de fuego:
Pasando de la logia "Legno" a su siguiente (en relación con el ciclo de
nutrición de los 5 elementos) "Fuego", se pasa de las emociones "sin un
porqué" a las que presentan un razonamiento "razonable".
Ciertamente no es la racionalidad de las emociones el tema de estudio, sino la
toma de conciencia, y por lo tanto "adulto", de su propio estado emocional.
Su Wen afirma: "el corazón está en relación con los vasos sanguíneos, su
estado aparece a la tez, su amo es el Shen." Según la medicina china, el flujo
armonioso de energía y sangre en el cuerpo, la nutrición adecuada (tanto
fisiológica como afectiva) y la moderación de los excesos,
promover un equilibrio entre las funciones "materiales" de los órganos y sus
funciones "psíquicas". Una alteración de uno tendría un impacto directo en el
otro. De los cinco órganos, el corazón es el que juega el papel clave del punto
de vista psíquico, un poco como puede ser el cerebro para la medicina
occidental.
Por eso es importante conocer los aspectos de esta logia, dado el componente
que la ansiedad y otros trastornos del estado de ánimo juegan en una
situación de estrés. Sin embargo, mientras que la medicina occidental actúa
esencialmente sobre la bioquímica del cerebro para tratar los trastornos de
ansiedad, la medicina china defiende la necesidad de armonizar las relaciones
entre todos los órganos.
En este sentido, el corazón es el órgano más sensible a las influencias
emocionales, así como se puede encontrar en la práctica si se tienen en cuenta
los síntomas más frecuentes de los trastornos mentales.
Cuando una emoción o un sentimiento nos invade, nuestro corazón nos
comunica este estado a través de cambios de ritmo. Estos cambios son
absolutamente fisiológicos y son la expresión de una petición que se hace a
nuestros cuerpos. En situaciones de estrés se perciben como una simple
aceleración del ritmo cardíaco, como las palpitaciones, o pueden como las
arritmias más importantes. Hay alteraciones transitorias y no patológicas que
se llaman "arritmias de corazón sano" o no hay ninguna implicación del
corazón como se entiende
en su aspecto material, físico, pero hay una participación exclusiva del
corazón entendido en su aspecto más fino, el aspecto energético, el corazón
espiritual, el Shen.
El corazón aumenta repentinamente la frecuencia cardíaca porque las
emociones tratan de reaparecer. La mayoría de las veces, la emoción se
refiere a otra emoción ya experimentada en el pasado. Cuando la energía del
corazón está en equilibrio, la actividad mental está equilibrada, el
pensamiento bien organizado, la vida afectiva equilibrada, las emociones se
viven de forma armoniosa y equilibrada; el estado de
conciencia limpia y sueño reparador.
Pero cuando la energía del corazón es perturbada por emociones o entidades
psíquicas, si tales energías no son "metabolizadas" y "expulsadas" del
corazón, se produce un consumo de energía vital que se traduce en
somatizaciones que dan lugar a verdaderos cuadros clínicos patológicos.
Los antiguos chinos indicaron, como la principal forma de mantener el estado
de salud, el cultivo de un "corazón vacío". El concepto de "vacío de corazón"
sigue la tradición hindú y budista, que indican, como el principal camino para
su consecución, el aquí y ahora: "vivir en el presente. No
pasado, sin futuro. Estar absolutamente en el aquí y ahora. Este momento lo
es todo". El pasado y el futuro afectan a la actividad mental al dificultar la
consecución de esa condición de actividad de corazón vacío que sólo puede
ser posible "en este momento", en el presente. Con el pasado y con el futuro
no puedes estar en armonía con la existencia. El vacío del corazón coincide
con el silencio de la mente. Cuanto más "silenciosa" es la mente, más
centrada, presente y vital es. Para favorecer el "deslizamiento" en el
"silencio" se puede utilizar la respiración, tomando conciencia de ello.
Intervenir en la respiración nos devuelve al presente; puedes trascender el
tiempo y el espacio. Así la mente se hará más y más silenciosa, el latido del
corazón se ralentizará y será más y más regular. Las palpitaciones se
desvanecerán en el aire, volverán al aire como único producto de nuestra
mente.
En cuanto al estrés, se contempla, (y por lo tanto "fisiológico") en ciertas
situaciones, un estado de tensión que puede ser llamado "ansioso".

ANSIEDAD:
La ansiedad es un acontecimiento emocional "desagradable" que se encuentra
comúnmente. Representa un estado psicológico y el cuerpo de la persona con
respecto a diferentes situaciones de la vida. En previsión de un
acontecimiento "crítico" inminente, como una prueba que hay que superar, el
cuerpo y la psique se "orientan" optimizando el rendimiento mental y físico a
fin de prepararse para resolverlo de la mejor manera posible. En este caso,
una ansiedad "moderada" y de corta duración puede definirse como un signo
de adaptación a situaciones ambientales que requieren respuestas
satisfactorias.
La ansiedad tiene una relación muy estrecha con el miedo, ya que es el estado
mental del objeto, persona o situación que nos preocupa. Por otro lado,
cantando puede haber uno sin el otro, de hecho, puede haber un estado de
tensión general sin tener una razón real para temer algo. Sin embargo, como
ocurre con el estrés, cuando este estado de alerta es continuo, o se vuelve
demasiado intenso, provoca, el "declive" de las respuestas es tanto físico
como mental. La persona puede tener un déficit de memoria y concentración,
ser descuidada, sentirse demasiado cansada, hasta el punto de no poder
adaptarse normalmente a la vida de cada día.
Sólo cuando la ansiedad afecta a la calidad de vida puede definirse como
patológica.
El síndrome de ansiedad es una profunda angustia psicológica, caracterizada
por la ansiedad y a menudo acompañada de síntomas corporales variados con
diferentes niveles de intensidad:
- ansiedad aguda, o trastorno de "ataque de pánico";
- ansiedad crónica y "ansiedad generalizada";
- la ansiedad causada por un evento traumático particularmente estresante.
Los "ataques de pánico" se definen como la aparición repentina e inesperada
de una sensación de terror y angustia, acompañada de síntomas corporales
como asfixia, palpitaciones, sensación de desmayo. El inicio es repentino y
generalmente en momentos en que la persona realiza actividades
relativamente tranquilas. Los síntomas más comunes son la sudoración, el
dolor agudo en el pecho (hasta el punto de temer un ataque al corazón) y los
temblores. Una de las posibles complicaciones de los ataques de pánico,
especialmente cuando se repiten, es que la mayoría de las personas
desarrollan una ansiedad "anticipada" que les lleva a evitar situaciones
consideradas potencialmente "peligrosas" por estar asociadas a los ataques.
En definitiva, es un miedo al miedo, que surge en personalidades "fóbicas"
inclinadas a la depresión.
Desde un punto de vista psicodinámico, se activa una señal errónea a nivel
del centro búlgaro de la respiración de la falta de aire, que se conecta con una
experiencia desenfrenada de incontrolabilidad y que lleva a los dos a
hiperventilar. De ahí la relación, en la medicina china, con la energía rítmica
del pecho que emerge en el punto CV 17 y sube a la cima, entrando en la
cabeza y conectándose con la bombilla.
Las personas que sufren ataques de pánico experimentan un fuerte
sentimiento de atrapamiento, bloqueo, hostilidad y vergüenza.
La ansiedad generalizada es un "estado de tensión" persistente y
generalizado, libre de momentos de crisis como en los ataques de pánico,
pero caracterizado por una angustia psicológica-cuerpo general que puede
durar mucho tiempo. Los posibles síntomas de la ansiedad generalizada
podrían agruparse en cuatro categorías:
- síntomas de tensión motora: temblores, dolores musculares, incapacidad
para permanecer inmóvil y para Relajación, temblores de párpados, fatiga
fácil;
- síntomas de hiperactividad vegetativa: taquicardia, mareos, sequedad de
boca, aumento sudor, hormigueo en las manos o los pies, sensación de calor o
frío repentina, dificultad
digestivo, nudo en la garganta, aumento de la respiración, manos frías y
húmedas, sensación de "cabeza vacía" o "ligera", nudo en la boca del
estómago;
- estado psicológico de espera: caracterizado por el miedo, las acciones de las
crías, las expectativas de los acontecimientos desagradable o trágico para uno
mismo y sus seres queridos.
- Vigilancia mental: para la atención que paradójicamente se convierte en
distracción, dificultad de concentración de la memoria, impaciencia,
irritabilidad.
Como puede adivinar fácilmente, este es un trastorno que a menudo limita el
rendimiento de una persona y puede se deslizan hacia un síndrome depresivo
o hacia el abuso de drogas ansiolíticas en lugar de dependencia del alcohol.
Por último, la ansiedad causada por el estrés, que en este caso no se entiende
como tensión continua preocupación, sino más bien como reacción a uno o
más eventos traumáticos agudos del tipo como la violencia, el duelo, el robo,
o de naturaleza colectiva como un terremoto.
En este caso, los síntomas pueden ser recuerdos y sueños repetitivos de la
situación traumática; estado de alarma" psicológica; perturbaciones del
sueño; recuerdos recurrentes de tensión; evitación de actividades que
despierten el recuerdo del acontecimiento; acciones o sentimientos repentinos
como si el acontecimiento se repitiera por asociación con estímulos
ambientales o con un recuerdo.
Según el psicoanálisis, la ansiedad sería el resultado de un conflicto
inconsciente que no se resuelve entre los "impulsos instintivos", llamados
impulsos primarios, y los "impulsos secundarios" derivados del aprendizaje
de las prohibiciones morales y sociales (lo que Freud denominó "súper-yo").
Frente a estos conflictos, el "yo" (es decir, la función del psíquico humano
caracterizada por la capacidad de un individuo de "reconocerse" y
distinguirse de los demás) tiene generalmente la capacidad de resolverlos,
modulándolos según las diversas situaciones ambientales o vitales.
Bueno, en aquellos que sufren de ansiedad habría o un super yo demasiado
grande (exceso de prohibiciones, inhibición de la moral), o una debilidad o
incapacidad por parte del Ego para restablecer una armonía entre los
impulsos opuestos (primario-secundario).
Por otra parte, para el análisis socioeconómico, la ansiedad no sólo debe
referirse a un problema conflictivo, sino también a los factores dependientes
de la inadaptación humana en la sociedad en la que vive. Por lo tanto, un
posible reflejo de una profunda crisis en nuestra civilización.
En conclusión, la ansiedad puede considerarse como una reacción emocional
anormal de tipo "inadaptado" ante estímulos vitales considerados
"amenazantes".
Las crisis de ansiedad expresarían una profunda incomodidad del individuo
que oscilaría entre una "tensión el "diseño" que lo empuja a realizar su
potencial y una necesidad de pasividad, de tranquilidad, similar a los períodos
anteriores de la vida en los que las experiencias de "Dependencia" de la
figura materna.
Durante el curso de un tratamiento terapéutico, es evidente que habrá
diferentes puntos a tratar dependiendo de si se trata de una ansiedad
"completa" (tensión motora, hiperreactividad vegetativa, ataques de pánico)
en lugar de una ansiedad de vacío (ansiedad generalizada), pero
fundamentalmente se dirigirá en primer lugar a "calmar el shen".

INSOMNIO
Pensando en un estado de estrés, además de los desórdenes ya descritos, otro
aspecto fisiológico que no se ve favorecido por esta condición, es el del
descanso adecuado con el sueño. El insomnio es un trastorno más común y
recurrente de lo que piensas. Este término se refiere a la sensación subjetiva
de no haber descansado lo suficiente de su sueño, porque no es
suficientemente largo o porque no tiene suficiente capacidad de recuperación
(relacionado con la energía nutricional
y por lo tanto, a la sangre de todo el fuego). En cuanto a la "duración", no es
posible hacer un diagnóstico de insomnio, ya que hay considerables
diferencias individuales en la percepción de la cantidad de sueño que cada
uno necesita. Por lo tanto, para definir esta dolencia, es extremadamente
importante tener en cuenta la subjetividad y se puede indicar como insomne a
cualquiera, independientemente de la duración del sueño, que no duerma bien
y por esta razón no se sienta en completa eficiencia física y mental.
durante el día. Hay tres tipos de insomnio:
- el primero se llama "insomnio inicial": con dificultad para dormirse, que
también puede ser seguido por un sueño profundo y prolongado pero
objetivamente insatisfactorio;
- el segundo tipo es el "insomnio central, caracterizado por numerosos y
prolongados despertares";
- el tercer tipo, el "insomnio terminal", es a menudo una consecuencia del
segundo pero se define como una falla en la restauración del sueño después
de un despertar temprano en la noche.
Estos tipos de insomnio pueden ser ocasionales y generalmente vinculados a
situaciones de tipo estresante o estar presentes de forma crónica y, con el
tiempo, reducir significativamente el bienestar y los beneficios de la persona.
En lo que respecta a las causas, se suele distinguir entre un "insomnio
primario" y un "insomnio primario".
secundaria. En el primario no se puede reconocer una causa clara, mientras
que en el secundario se pueden reconocer causas tanto físicas como
psíquicas.
Además de las enfermedades cardíacas que, con una alteración más o menos
importante de la respiración, pueden ser responsables de una alteración del
ciclo de actividad en reposo; otros factores pueden ser alteraciones
secundarias a un desplazamiento. Pero los principales factores responsables
del insomnio son principalmente la ansiedad (responsable de un insomnio
inicial) y la depresión (causa de insomnio central y terminal).
Para la medicina china, el día y la noche pertenecen respectivamente a las dos
energías yang y yin; energías que fluyen en el universo, en la naturaleza y en
el interior del hombre. El Yang y el Yin están siempre presentes, moviéndose
uno hacia el otro. El sueño es causado por una plenitud fisiológica de la
energía yin de la noche; (similar a la del agua, la internalización, la pasividad,
etc.....) al mismo tiempo que hay una disminución de la energía yang (fuego,
exteriorización, actividades).
Los regímenes alimentarios, las situaciones psicológicas y los factores
climáticos son causas importantes de aumento o disminución de las dos
energías que influyen en los diversos órganos del cuerpo humano al
tonificarlos o debilitarlos.
El insomnio, en la acupuntura, se define como un estado de plenitud del yang
vespertino al mismo tiempo que un vacío de energía yin; en particular, es
necesario distinguir entre varios tipos de insomnio causados por la excesiva
fuerza y debilidad de un órgano en lugar de otro. Por lo tanto, en general, se
distingue entre formas de vacío y formas de plenitud. El exceso de
preocupación o miedo, las reimaginaciones, el exceso de trabajo físico y
mental son la base de las formas de vacío, mientras que el
la frustración, la rabia, el enojo o el uso excesivo del humo, el alcohol y el
café de este último.
Evidentemente, los tratamientos serán diferentes dependiendo de una u otra
situación: será necesario tonificar algunos puntos y dispersar otros. Pero, más
que nada, será decisivo conocer la emoción predominante detrás de este
desequilibrio.

HIPERTENSIÓN:
En comparación con lo que se ha dicho sobre el estrés y la relativa activación
de varios sistemas de respuesta fisiológica, surgió que el órgano más
expuesto es el corazón y sus vasos. El aumento del tono del sistema nervioso
simpático y la disminución de la capacidad de los riñones para eliminar el
sodio, (como en el caso del estrés) son dos factores que contribuyen a la
aparición de la hipertensión.
La hipertensión arterial es una condición mórbida caracterizada por un
aumento de los valores de la presión arterial sistólica (o máxima) y diastólica
(o mínima). La hipertensión puede ser peligrosa, porque el corazón debe
soportar un esfuerzo superior al normal que, si se prolonga, puede conducir a
un aumento de tamaño del propio órgano; además, la sangre que fluye con La
alta presión somete a los vasos a un desgaste excesivo y puede dañarlos
gravemente, involucrando en esta situación también a los tejidos y órganos
rociados.
La mayoría de las formas de hipertensión son de origen desconocido, con
factores de familiaridad y se definen como esenciales. Este tipo incluye la
hipertensión causada por el estrés y el sedentarismo, el envejecimiento, pero
también los malos hábitos alimenticios y el sobrepeso (con cualquier
desequilibrio en la dieta).
condiciones hormonales que pueden agravar esta condición). En un pequeño
porcentaje de casos se habla de hipertensión secundaria a enfermedades
orgánicas, como enfermedades renales o cardíacas, enfermedades
endocrinológicas así como enfermedades iatrogénicas (debido al uso de
algunas drogas).
En términos psicosomáticos, la persona hipertensa, tiene una necesidad de
hipercontrol tanto de sí misma, de sus propias emociones (que apenas
manifiesta) como de la realidad que la rodea. Al hacerlo, somete a su cuerpo
a una mayor demanda de rendimiento para tener las energías de las que
necesita ser regularmente reactivo y listo para la acción. El mayor temor
probablemente es dejar ir y manejar tus emociones.
En la medicina china la hipertensión se debe al exceso de yang con relativo
vacío de yin y puede depender de trastornos pulmonares, hepáticos, cardíacos
y renales.
Claramente, incluso en este caso los puntos de los meridianos a tratar serán
diferentes dependiendo de dónde se produzca la agitación.

MOVIMIENTO DE LA TIERRA
Se ha dicho que el estrés también puede tener efectos negativos en la
digestión.
En la medicina china, la digestión es una cuestión del elemento Tierra, del
que forman parte el bazo, el páncreas y el estómago. El bazo preside la forma
del ser humano. La forma significa estructurar, organizar y definir los límites.
El bazo contribuye al proceso de elaboración de los alimentos iniciado por el
estómago; también distribuirá el producto así elaborado a los diversos
órganos y tripas, para su posterior elaboración. Es un suministro modulado de
la liberación periódica de la comida. Por lo tanto, es evidente que una
disfunción del bazo traerá, como signos genéricos, a los trastornos digestivos,
la debilidad general del apetito. Además, como el proceso digestivo
constituye la base para la formación del qi y la sangre, ni siquiera éstos serán
de calidad o cantidad. La relación bazo-estómago dentro del movimiento es la
un vínculo más fuerte entre los de los diversos pares órgano-viscerales; tan
fuerte que a menudo hay superposición de funciones entre el estómago y el
bazo. Además, en el tratamiento es frecuente utilizar el canal del estómago y
sus puntos específicos para los trastornos del bazo y viceversa.
También se les llama "raíces del cielo posterior", así como los riñones son las
raíces del cielo frontal. Así, el bazo y el estómago son la base de la
producción de energía vital asimilada diariamente a través de los alimentos y
juegan un papel central dentro del ciclo de cinco movimientos. El bazo se ve
fácilmente afectado por la humedad. Para que esto no suceda, es necesario
que el
su apariencia yang, que luego deriva del riñón yang, funciona bien; de lo
contrario no podrá metabolizar, evaporar los líquidos producidos por el
organismo y éstos tenderán a acumularse. Se dirá entonces que el bazo está
invadido por la humedad. Dentro de la pareja bazo-estómago, el bazo hace
subir el qi y el estómago lo hace bajar; su armoniosa combinación asegura, en
general, su difusión por todas partes y, específicamente, la finalización con
éxito del proceso digestivo que les pertenece. Por lo tanto, la tierra en su
conjunto tiene un papel regulador, y por lo tanto cae dentro de su control
tanto de las estructuras endocrinas como metabólicas.
En condiciones de estrés, el estómago puede verse afectado por enfermedades
como la gastritis (inflamación de la mucosa gástrica) o la úlcera péptica
(erosión de la capa de revestimiento) en el interior de la mucosa gástrica o
duodenal) que, a su vez, pueden degenerar en complicaciones aún peores si
no se reconocen y tratan con prontitud.
Estas patologías tienen en común el síntoma "epigastralgia" con diferentes
matices en comparación con la ubicación, los tiempos de inicio y las
características. En combinación con las investigaciones instrumentales es
posible hacer diagnósticos diferenciales con otras patologías de interés para el
sistema gastroentérico.
En la medicina tradicional china, estos trastornos se sitúan dentro del capítulo
de "Dolor" a la cavidad gástrica" que incluye problemas primitivos del
estómago pero también y sobre todo del bazo y el hígado de los que depende
para su buen funcionamiento (dada la relación de dependencia mutua en la
digestión-transformación de los alimentos).
Además, los factores climáticos, especialmente el frío y la humedad, pueden,
en condiciones favorables (por ejemplo, en situaciones de estrés o durante la
digestión), invadir directamente el estómago. Como el frío se contrae, causa
dolores epigástricos agudos y graves de tipo cólico que suelen acompañar a
los vómitos.
La humedad, a menudo asociada al frío o al calor, según la estación del año,
dificulta la actividad funcional del intestino causando la aparición de dolor
sordo, náuseas y sensación de peso en la región epigástrica.
Incluso una alimentación incorrecta, como el consumo excesivo de alimentos,
puede causar el estancamiento de los mismos en el estómago y el
consiguiente bloqueo de las funciones de transporte y transformación de los y
para armonizar y bajar los propios alimentos del estómago.
El abuso de la nutrición "fría" daña la energía del bazo, debilita su capacidad
de distribución y lleva a la acumulación de humedad y por lo tanto de moco.
El abuso de alimentos de naturaleza "caliente" daña especialmente el
estómago y puede "endurecer" una gastritis aguda.
La nutrición insuficiente provoca un suministro inadecuado del sustrato
necesario para proporcionar la energía esencial (jing adquirido extraído de los
alimentos).
Pero con lo que más tenemos que lidiar en nuestro estómago es con el estado
emocional. Cada emoción particularmente intensa o prolongada puede causar
que la circulación bloquee la energía.
Las emociones como la ira, especialmente cuando son reprimidas, a la larga,
atacan al hígado que está fallando en su función de dispersión; la energía va
contra la corriente y transversalmente va a atacar al estómago que pierde su
función armonizadora de los alimentos que lo acompañan abajo. Si esta
condición de larga duración puede llevar a un estancamiento de la sangre.
Del mismo modo, un vacío del bazo yang (por el frío interno o la excesiva
incubación) puede causar una alteración de la función del estómago.

HIPERCOLESTEROLEMIA
Se habló del estrés que también puede llevar a un desequilibrio a nivel del
metabolismo de los lípidos con la hipercolesterolemia.
En la medicina china, la hipercolesterolemia se une a la flema y las causas
energéticas provienen del hígado, los riñones, el bazo-páncreas y el
estómago. Las complicaciones vasculares también están relacionadas con la
flema de la sangre, que causa estasis (por consiguiente, enfermedad cardíaca
isquémica, arteriopatía obstructiva). Se pueden distinguir varias variedades:
- Hígado: acción de bloquear el qi y la sangre al detener la función pulmonar
y corazón. El sujeto colérico, no digiere la grasa y frito, muestra signos
abdominales espásticos,
reflujo, se levanta cansado por la mañana, tiene tendones frágiles, problemas
de visión, etc.
- Estómago: la energía no desciende y se acumula, la sangre se produce
"mal", y los líquidos son se calienta y forma la flema. Halitosis, gingivitis,
agorafobia, dolor de cabeza frontal, piernas sin descanso, estreñimiento.
- Bazo-páncreas: detención de la función de ascenso del yang puro;
estancamiento del flagman en el fondo.
Rumia, astenia, heces poltáceas.
- Rene yang: múltiples trastornos metabólicos. Frío, astenia en posición
vertical, impotencia. A menudo la diarrea matinal con una digestión lenta y
laboriosa.
- Rodaballo de riñón y pulmón: El riñón no agarra el qi. Lumbago, plenitud y
vacío torácico pélvico.
- Trastorno del intestino delgado: falta de formación de líquido, puro y turbio
que es son confusas. Sujeto cansado, dolor abdominal irradiado a la espalda,
ansiedad.
En todos los casos, será necesario eliminar la bandera y apoyar el déficit de
zang-fu.

EL MOVIMIENTO DEL METAL


Junto al elemento Tierra está el movimiento del metal, que extrae las energías
de la tierra. El metal separa lo que se usa, impuro e innecesario de lo que es
puro. La comunicación se basa en los metales, la conducción de la
electricidad, los lechos de los ríos están hechos de piedra formada por
metal. Representa la sabiduría, el autoconocimiento, es decir, las verdaderas
riquezas de la vida. El metal le da ritmo a nuestro cuerpo y afecta a nuestro
ritmo cardíaco.
Los pulmones reciben los fluidos del bazo y los difunden. Representan la
vida, la necesidad de espacio y libertad y el miedo a morir. Los problemas
traducen los intercambios con el entorno en lo que respecta a nuestra
necesidad de aire, espacio y autonomía.
El colon (que es el intestino conectado al pulmón en la Logia de Metal)
representa nuestra capacidad de absorber, dejar ir.
Los problemas intestinales tienen que ver con miedos (de juicio, de pena) o
creencias que nos han llevado a la retención (estreñimiento, meteorismo), a la
no aceptación, al rechazo de todo (diarrea, enfermedad intestinal crónica).
En lo que respecta a las enfermedades intestinales, sobre una base
inflamatoria, debe prestarse especial atención a la enfermedad de Crohn y a la
recto colitis ulcerosa, por su correlación con el estrés.
Ambas enfermedades forman parte del capítulo de enfermedades intestinales
sobre una base inflamatoria. De hecho, hoy en día parece cada vez más
probable que la causa sea atribuible a una desregulación del sistema
inmunológico cuya consecuencia es también una alteración de la flora
bacteriana intestinal. Las dos condiciones se alimentan mutuamente para
perpetrar la enfermedad; una columna vertebral irritable común una vez más
es el estrés.
La enfermedad de Crohn es una enfermedad que puede afectar a cualquier
segmento del intestino, desde la boca hasta los pulmones.
por año causando una inflamación local que resulta en la rigidez y la
restricción del lumen en uno o más de los siguientes puntos más, luego la
formación de úlceras, estenosis hasta la formación de fístulas entre las asas
intestinales. I
Los síntomas varían con el curso de la enfermedad, los más frecuentes son
dolores con calambres en la zona del bajo vientre, diarrea, fiebre, pérdida de
peso.
La recto colitis ulcerosa es una enfermedad inflamatoria crónica de la
membrana mucosa que afecta al recto y a la parte descendente del colon. Los
síntomas son diarrea, cólicos abdominales, pérdida de peso y fiebre. En los
casos más graves también se producen fenómenos de deshidratación, anemia
debido a la mala absorción de nutrientes y cambios en los electrolitos. Con
frecuencia detecta la presencia de sangre en las heces.
Las causas se atribuyen principalmente a trastornos mentales prolongados o
al exceso de trabajo con agotamiento del cuerpo, pero también a una dieta
desequilibrada que genera humedad y calor en los intestinos.

PSORIASIS:
La piel representa, a través de sus poros que se dilatan y se tensan, un pulmón
adicional. Los problemas a este nivel expresan problemas relacionados con el
contacto con los demás. En particular la piel constituye la última frontera
entre nosotros y los demás, las enfermedades relacionadas pueden traducirse
en una de nuestras dificultades para adaptarnos al medio ambiente y, por lo
tanto, en una dificultad para responder a la los estresantes ambientales como
ya se ha mencionado con respecto a los ataques del wei qi. Se ha dicho que
las enfermedades de la piel difieren según la logia de relevancia.
Una enfermedad de la piel de interés para la logia pulmonar es la psoriasis.
Es una enfermedad piel inflamatoria crónica caracterizada por placas bien
eritematosas de escamas marcadas en la superficie del cuerpo (en particular
en los codos y las superficies extensoras) y en el cuero cabelludo. Las
lesiones pueden provocar picor, ardor y, ocasionalmente, hemorragias. La
actividad de la enfermedad presenta amplias variaciones entre los individuos
y, en el mismo individuo, en diferentes períodos de tiempo. Los factores
causantes están relacionados con los traumas físicos, las infecciones agudas y
el uso de determinados fármacos, pero algunos estudios han vinculado la
aparición o la reaparición de la psoriasis con acontecimientos estresantes.
Una vez más parece ser crucial como mecanismo para desencadenar
alteraciones del sistema inmunológico, de base genética, inflamatorio y aún
para el estrés emocional como los principales factores en sujetos con
tendencia a alguna vez a nivel cutáneo.
Las emociones que suelen acompañar a esta patología están vinculadas a una
separación y a una culpa o impotencia. Con la misma frecuencia, la emoción
a la que se puede vincular es la vergüenza.
En la medicina china, las principales causas de la psoriasis se deben a los
niveles inadecuados de protección y nutrición (madera y tierra) que causan el
viento y la sequedad, de modo que la piel pierde su para tener su propia
comida. En las etapas iniciales, los ataques de viento-frío o viento-calor
provocan una desarmonía entre los niveles protectores y los nutritivos,
impidiendo la circulación del qi y la sangre, permitiendo así que los factores
patógenos aniden en los tejidos. También puede ocurrir que el calor y la
humedad persistentes se acumulen en los tejidos, calentándolos y causando
así lesiones. En la psoriasis, el hígado y el riñón se ven especialmente
afectados; su insuficiencia provoca desarmonía. La psoriasis por fuego o
calor es el resultado de un trastorno emocional que, si no se resuelve, vacila
en el fuego.
Las pinturas de calor a menudo se deben al calor en el corazón y/o en el
meridiano del hígado. Al ser una patología de este tipo fácilmente
desencadenada por traumas psíquicos o acontecimientos emocionales
estresantes, es muy útil un apoyo como la psicoterapia y el uso de estrategias
para reducir el estrés que causa.
El movimiento del agua:
Tratamos trastornos de la piel (pulmón), del sueño (corazón), de la digestión
(bazo, páncreas) y mucho más. Pero en comparación con el ciclo de los 5
elementos, queda el movimiento del agua que, según la medicina china, es
atribuible a la reproducción: el comienzo de la vida. En el agua puedes
encontrar la fuerza, la concreción, la determinación y la voluntad de
renovarse, de cambiar. En el sector de la energía china también corresponde a
la estructura (en la naturaleza: las rocas) al esqueleto óseo. Esta estructura
influye en la solidez, que a su vez facilita el descanso, la meditación y la
capacidad de escuchar, por lo tanto de oír. Hasta cierto punto, también existe
la sabiduría ancestral, la tradición y lo que es profundo y estable.
En comparación con el factor de estrés, las manifestaciones físicas más
comunes y también recurrentes están representadas por el dolor de espalda
baja, los trastornos de la esfera sexual así como del aparato genital.
Lumbago
El lumbago se define como un síndrome doloroso agudo, crónico o recurrente
que afecta a la región posterior-inferior de la espalda con o sin irradiación a
los miembros inferiores. Las causas son principalmente mecánicas, pero
también inflamatorias y, en algunos casos, neoplásicas y metabólicas.
En el dolor lumbar agudo, hay un espasmo de los músculos paraespinales con
incapacidad para moverse. Este aspecto puede denotar una inseguridad
fundamental del propio estado de ánimo en lo más material (económico,
laboral) y si el dolor se irradia a la extremidad entonces también puede
expresar la Miedo a seguir adelante en un camino incierto (siempre con
respecto a la "seguridad" material, ...pecuniario).
En la lumbosciática, debido a la protuberancia de los discos vertebrales, el
dolor se irradia a la ingle o, más frecuentemente, al miembro inferior del pie.
En la medicina china, a partir de Su Wen, el dolor de espalda se debe a
trastornos del riñón, o más bien a una disfunción del yin o el yang del riñón.
Los alimentos demasiado calientes y picantes, la sequedad del clima, las
hemorragias agudas y crónicas, la fuga excesiva de líquidos o la baja ingesta
de agua pueden consumir el Yin del Riñón.
Demasiado frío y comida cruda, el clima frío y húmedo puede consumir el
yang del riñón y el dolor de espalda estará acompañado por la sensación...
miedo al frío.
Para evitarlo, hay que seguir estas reglas: prestar atención a los "cambios" de
temperatura, especialmente de caliente a frío, expresar siempre sus
emociones, especialmente la ira y la tristeza, no prolongar los esfuerzos
psíquicos físicos en el tiempo, especialmente cuando se comprometen a
Estoy muy atento y dispuesto a no alimentarme demasiadas veces con
alimentos fríos y crudos, limitar la sal en la comida, prestar atención a los
dulces y siempre tener mucha agua durante el día, especialmente fuera de las
comidas.
Un proverbio chino dice: "El hombre es como una vara de bambú, fuerte y
elástica a la vez, tanto que se dobla mucho con cualquier viento sin romperse
nunca". Bueno, el "mito" del hombre moderno, por desgracia, es exactamente
lo contrario de la antigua frase china, tanto que "romper en lugar de doblar"
parece ser cada vez más la mejor representación de quien "sabe ganar" en la
vida y de quien "sabe estar en el mundo". Cuando la fuerza de las ideas, la
coherencia sobre todo, la eficiencia de la
El cuerpo al servicio de la mente, el control de las emociones, la racionalidad
por encima de todas las cosas, la dureza, la independencia, etc... están en
claro contraste con la flexibilidad, la irracionalidad, la fantasía, los sueños, el
ser blando, la posibilidad de cambiar de opinión, la fragilidad, la
dependencia, las emociones, una verdadera "guerra" puede manifestarse a
nivel físico fratricida", en esa zona particular del cuerpo (la columna lumbar)
donde la "rigidez" y la "elasticidad" generalmente encuentran su coexistencia
equilibrada.
He aquí, pues, cómo un cierto dolor de espalda baja, caracterizado, por
ejemplo, por bloqueos repentinos, puede llegar a interpretarse como un
"punto muerto" entre dos fuerzas en conflicto (sin ganadores ni perdedores),
o, por el contrario, como un intento del cuerpo de recuperar, lamentablemente
de forma dolorosa, el equilibrio.
En el tratamiento terapéutico, será útil integrar medidas dietéticas.
En la forma vacía del yang, deben evitarse los alimentos crudos y fríos. En su
lugar se indican los cereales y la carne roja, especias útiles para cocinar.
En la forma de vacío del yin evitar la carne roja y los alimentos
sobreexpuestos, así como el café en exceso. Coma frutas y verduras frescas,
pescado de agua dulce salado y beba mucha agua.

DISMENORREA Y TRASTORNOS SEXUALES


En cuanto a los trastornos menstruales, el más común es la dismenorrea.
Se habla de dismenorrea cuando el ciclo menstrual se acompaña de una
sintomatología intensa y dolorosa, que puede surgir en una etapa temprana,
asociada con cambios de humor y otros síntomas, o exacerbar el dolor a lo
largo del ciclo.
Según la óptica zang fu, en la medicina china, la dismenorrea es una
consecuencia de una deficiencia energética del bazo-páncreas, el riñón y el
hígado. Desde un punto de vista fisiológico, las causas más frecuentes son
son los siguientes:
- desequilibrios emocionales, sentimientos, especialmente la ira, demasiado
tiempo retenidos, que causan una desaceleración del qi del hígado, que
resulta en el estancamiento de la sangre.
- Pero también, la exposición a energías perversas como el frío y la humedad,
especialmente en el período así como una dieta demasiado "fría" durante el
ciclo.
- Fatiga excesiva, déficit de energía en el sentido amplio, tanto constitucional
como como resultado de enfermedades graves o debilitantes, que debilitan
especialmente el bazo-páncreas y el estómago, con la consiguiente expiración
del "jing del cielo trasero" y la baja contribución de qi y sangre.
- Un alto número de embarazos, abortos repetidos o excesos sexuales, que
debilitan el riñón y el hígado.
En cuanto a los síntomas, básicamente podemos identificar dos tipos de
dismenorrea:
Dismenorrea de plenitud: se caracteriza por el dolor que precede al flujo,
empeorado por la presión, intensa e irradiada a la región lumbar. A menudo
hay una tensión dolorosa en la hipocondría, mientras que el flujo se retrasa,
pobre, oscuro a menudo con coágulos. Puede ser debido a la estasis de la
sangre, almacenamiento en frío, almacenamiento de calor-humedad.
Dismenorrea por vacío: se caracteriza por un dolor sordo que sigue el flujo y
mejora con la presión. El flujo es pobre, rosado, fluido. Reconoce como
causas un vacío en la sangre, un vacío de energía sanguínea, o un vacío de
yin de hígado y riñón.
Claramente, incluso en este caso los tratamientos terapéuticos se
diferenciarán y se dirigirán primero a establecer donde los déficits y, donde
los excesos.
Según una lectura más psicológica, un trastorno tan recurrente en la
población femenina, tiene raíces muy lejanas que nos llevan a la condición de
una feminidad no aceptada. No es un misterio que, generaciones anteriores a
la nuestra, hayan vivido en un estado mental de "Subordinación" con respecto
al varón (padre, esposo) con la dificultad de tener un espacio propio en un
mundo gobernado en su mayoría por hombres.
Análogamente, toda la procesión de trastornos físicos y emocionales
experimentados en el período premenstrual o durante el ciclo forman parte de
una incomodidad percibida por la falta de comprensión por parte de la
o de su marido. En el mundo animal, en algunos períodos de estrés, la hembra
experimenta la necesidad de que el macho la cuide, que vigile su
alimentación, su seguridad, de tal manera que que no tiene otra preocupación
que completar su embarazo. Lo mismo sucede en la mujer. En algún
momento de su ciclo se vuelve más sensible, más vulnerable. Es en estos
momentos en los que se siente mayor necesidad de ser entendido por la
pareja. Si él recibe su... Está bien. Está bien. Si no, puede estar irritable y
nerviosa.
Como ya se ha descrito ampliamente, los trastornos y las experiencias
emocionales, además de traducirse en síntomas en el cuerpo, pueden
manifestarse en forma de diversos desequilibrios, especialmente a nivel de la
esfera sexual.
Según la medicina china, la actividad sexual puede causar enfermedades en
dos condiciones detalladas. La primera cuando se practica en exceso: por el
hombre en todos los momentos de su vida, al dispersar la semilla, y por la
mujer en la adolescencia, antes de alcanzar la plena madurez sexual. Por el
contrario, es causa de perturbación si el apetito sexual se frustra y la actividad
sexual no tiene lugar; o cuando el coito no termina con
el orgasmo.
La ausencia o la reducción del deseo sexual se remonta a dos situaciones.
El primero, que es el más frecuente en el mundo moderno, es atribuible a una
condición llamada "congestión o estancamiento de la energía hepática": es
causado por la irritabilidad, la depresión, la frustración y, a su vez,
autoalimenta esos estados de ánimo. Cualquier estado emocional intenso o
prolongado tiende a obstruir la libre circulación de la energía del hígado y
puede resultar en el inicio de este síndrome. Es más frecuente en las mujeres
y también puede causar períodos transitorios de infertilidad.
La segunda condición en la que se produce la reducción de la libido, a veces
asociada a la eyaculación, tiene sus raíces en el riñón, cuya energía esencial
se debilita. Las causas se buscan en una condición de debilidad congénita o
adquirida (enfermedades crónicas, exceso de estrés, etc.).
de trabajo físico o mental, alimentación desordenada, actividad sexual
excesiva en los hombres, (por ejemplo, embarazos cercanos repetidos,
trastornos menstruales repetidos y menopausia temprana en las mujeres).
Todas las disfunciones sexuales se remontan a los trastornos de las esencias
qi, jing y xue y, en comparación con el zangfu, a las alteraciones por estar
vacíos o llenos el hígado, el riñón, el bazo-páncreas y el corazón. Sin
embargo, parece estar más involucrado en la logia de fuego para el sexo
femenino (como una manifestación de y el metal en ambos sexos. No
debemos olvidar, de hecho, que el pulmón es el "primer ministro" y el
"comandante qi". Como resultado, todos los órganos (zang) y toda la energía
del cuerpo está bajo su control. Esto también explica la importancia de las
prácticas respiratorias.
LOS CUATRO MARES: LOS LÍMITES DEL HOMBRE
En conclusión, es útil citar lo que se describe en Ling shu sobre el tema de los
"cuatro mares".
Para los textos clásicos, los cuatro mares son los límites del imperio chino.
En analogía a estos, también hay cuatro mares en el hombre. De la misma
manera, representan el "límite" de la acción de ser un ser humano.
El primero de estos límites es inherente al hombre mismo: es lo que ha
heredado tanto desde el punto de vista físico como psicológico (y espiritual).
Así como heredamos el color de los ojos y el pelo, también lo hacemos
heredan imágenes, "arquetipos" o más simplemente "traumas", "aspiraciones"
y " frustraciones". Para nosotros, el lugar donde se acumula la información
inconsciente es el cerebro que, en la medicina china, se llama "Mar de la
médula". Así que este es el límite con el que cada uno de nosotros tiene que
vivir juntos: nuestra herencia genética y "psicológica".
Una segunda gran limitación es lo que recibimos del exterior. Podemos vivir
en la hambruna como en la abundancia. Este es el "estómago" que se llama el
Mar de los Alimentos. Este mar representa un contenedor que se encuentra
entre los límites del hombre (en el que todos impactan en el mar).
los estímulos) y los propios estímulos que vienen del exterior, ya sean de
naturaleza físico-alimentaria, psicológica o espiritual. Por lo tanto, representa
la forma en que "digerimos" lo que nos llega de la el mundo exterior.
Este "estómago marino" se comunica con nuestro "mar de médulas" a través
del "mar de sangre".
Este último representa el "calor", la forma en que el alimento "externo" se
comunica con el y tenemos nuestra propia personalidad.
Siendo así, vivimos interconectando dos mundos. Un mundo exterior al que
recogemos alimentos, sensaciones, olores, sabores, canciones, etc... que
penetra en nosotros a través de la "yegua de la comida" y se convierte en
parte de ese mundo interior que no sólo está formado por nuestra propia
memoria sino también (y sobre...... todo) por lo que hemos heredado
(arquetipos).
Estos dos mundos (interno y externo) deben comunicarse, calentarse y
fusionarse. Esto sucede gracias al mar de sangre.
Luego hay un último mar llamado "mar del aliento" que corresponde al
centro del pecho, donde pongo mi dedo para decir "yo". (individuación
junguiana)
Lo que viene del exterior se integra con lo que hay dentro. El mobiliario "mar
de soplidos", purifica la conciencia, devuelve los recuerdos personales y
ancestrales, hace que las diferentes partes de la periferia del cuerpo con el
centro, permite ser un individuo único, a pesar de (pero también gracias a......
) lo que hemos heredado, lo que hemos experimentado y lo que hemos
"comido". El camino de nuestra vida es un camino que puede estrecharse si el
"mar de médula" (nuestra herencia) contiene "imágenes pesadas". De la
misma manera puede ser hostil viviendo (mar de la comida y soplando) en un
ambiente "abrumador".
La forma en que actuamos, la forma en que respondemos a los estresantes
diarios, se puede ver como resultado de la integración de todos estos niveles.
Podremos dar una respuesta estéril e inconclusa debido a una deficiente
estructuración de la nuestra personalidad; o cada nuevo estímulo, cada
emoción (que nos ha provocado puntualmente modificaciones bio-humanas)
puede empujarnos a "hurgar" en nuestra personalidad, para decidir, con la
ayuda de la aprobación de nuestro corazón, qué valores y sentimientos son
realmente válidos para nosotros la evolución.
Todos vivimos y hemos tenido experiencias dolorosas (si no en primera
persona, las hemos tenido). Que marcan nuestras almas, corazones y cuerpos.
Este último es nuestro medio, el que nos permite conocer, experimentar,
movernos. Una parte de nosotros se lastima por una lesión tan grande y fatal.
experiencias y, sin ser conscientes de ello, estas heridas tarde o temprano
reaparecen y se convierten en miedos. Teme demasiado para confesar. No
tenemos el valor de revelarlos.
Nuestra vida exterior, la que exteriorizamos mostrando una máscara (más o
menos consciente), es un reflejo de nuestro paisaje interior. Las áreas de
nuestra existencia en las que no, nos sentimos realizados, corresponden a las
distorsiones que nuestra mente hace de la realidad. Si eres la armonía dentro
de nosotros, hay necesariamente amor, abundancia y satisfacción dentro y
entre nosotros.
fuera de nosotros. Este es un derecho y un deber de nuestra existencia al que
debemos dar una respuesta responsable.
El trabajo realizado a través del alma desvelada, es ante todo un trabajo
personal (a pesar de que la realización dentro del grupo) la transformación de
las energías ocultas en nuestro "yo" menos conocido para integrarlas en
nuestro "yo superior", nuestra creatividad.
A través de la meditación dinámica, y con el uso de técnicas para la apertura
de centros de energía (chakra) se trabaja para disolver los bloqueos físicos y
de carácter para llegar al "desvelamiento" de los sentimientos y emociones,
tomar conciencia de ellos e integrarlos con el yo creativo.
Este es un viaje hecho en completa libertad y respeto por uno mismo y por
los demás estudiantes. Estamos acompañados y asistidos por un maestro
experto y asistentes capaces, así como por las energías y tenemos con
nosotros a algunas de las personas más universales del mundo. Es un proceso
más o menos largo que trae como fruto la mayor conciencia de sí mismo y la
posibilidad de cambiar (asumir la responsabilidad).
Cambiar porque el guión que recitamos en nuestra vida no nos permite estar
en bienestar, en armonía; cambiar porque queremos estar bien.
Sobre la base de estos supuestos, proponer un tratamiento "antiestrés" sólo
puede pasar por a través de un trabajo que ayuda a la persona a tener más
claridad y por lo tanto a traer más conciencia en su propia existencia de
dónde se encuentra en su camino.
Sin embargo, es inequívoco que para trabajar en los diversos niveles (desde el
más material hasta el físico, pasando por el más sutil de la energía) el primer
acercamiento a la persona se realiza a través del cuerpo y luego mediante el
tratamiento de áreas y puntos específicos.
Propuestas de tratamiento basadas en la experiencia personal en el estudio del
estrés:
Un masaje de reflexología relajante asociado al tratamiento de puntos muy
interesantes en el Golpe de espalda: Los llamados back-shou y ben-shen
fueron el punto de partida de esta ruta.
realizado con unas pocas personas tratadas por mí durante un corto período
de tiempo (mínimo 7 tratamientos; máximo 10 tratamientos totales por
persona).
En este período de tiempo que nos hemos concedido gratamente, he llegado a
conocer un poco mejor a estas personas, pero sobre todo, probablemente,
ellos también se han redescubierto un poco a sí mismos.
Hablando con ellos sobre el estrés, les pedí que se centraran en dónde
intervenía el estrés en su existencia. En un esfuerzo por ayudarlos, les ofrecí
una prueba sencilla en la que, a través de afirmaciones o negaciones, se
revisaba el estrés en todos sus componentes físicos-emocionales-espirituales-
sociales. A cada elemento se le asigna una puntuación que expresa el grado
de aprobación del examinando. No hay una clasificación final y sobre todo no
hay juicio. Simplemente toma nota de donde el estrés se las arregla para
irrumpir en nuestra vida cotidiana.
A partir de estas simples pruebas propuestas a estas tres personas,
(incluyendo un pensionista, un empleado de 47 años y un estudiante de 15)
mostraron que en el plano físico el trastorno más recurrente (dos personas en
tres) es el insomnio; la actitud más "distorsionada" es la de la alimentación
(elección de los alimentos y calidad nutricional) y en la ingesta de la comida.
Mientras que en lo que respecta al aspecto emocional.
hay un miedo compartido de experimentar emociones como la ira y, lo más
importante, por lo que que pude comprender, un juez interno muy estricto.
Para mí, esto se traduce en el hecho de que la aceptación de algo de uno
mismo y probablemente implica para cada uno, de diferentes maneras, traer
más tensión a su existencia para suprimir un "algo", es decir, ponerse en una
posición de cierta presión con respecto a situaciones o eventos (pasados y
presentes). Estas observaciones se confirman en el curso de los tratamientos.
El tratamiento de reflexología podal propuesto en estas sesiones es el
siguiente:
- Tocamientos iniciales en la parte posterior del pie y en la zona peri
malleolar; manipulación suave en todo el pie y el tobillo con especial
atención a los dedos (se refieren al aspecto psicológico de la
persona, pero también en parte energética, ya que son el punto de llegada o
salida de numerosos meridianos).
- El tratamiento del sistema nervioso es una parte fundamental de dicho
tratamiento dada la importancia que tiene en la mediación de la respuesta al
estrés. Los puntos que se tratan en el curso del masaje son: el punto reflejo de
la columna (tanto somático como energético), de la cabeza, el nervio valgo, el
punto reflejo de la glándula pituitaria (papel central con respecto a la
respuesta hormonal) y el punto ciático inferior y superior (la sciatalgia
detecta las tensiones psíquicas).
sexual) los nervios faciales y finalmente el plexo solar (su estimulación da
una notable sensación de bienestar).
- Para ayudar a la respiración se baja al diafragma.
- Para ayudar a los órganos de la inmunidad, la digestión y la purificación se
tratan los puntos reflejos del hígado del estómago y la vesícula biliar, la
vejiga urinaria y el riñón (este último es uno de los puntos más importantes
de la reflexología plantar y como tal se solicita siempre: corresponde al punto
1 del meridiano del riñón: "fuente de efusión".)
Durante el tratamiento, se dedica un espacio a la respiración, especialmente
en las etapas iniciales.
Aunque en la práctica se trata de unos pocos actos respiratorios, el hecho de
concienciar ayuda mucho a la relajación y además aporta al conocimiento de
la persona el uso de una "herramienta" para poder utilizarla de forma
autónoma en la vida diaria.
La relajación mental también implica la relajación física en primer lugar.
Cuando la persona está acostada en la cuna, puede notar varias tensiones a
nivel de los músculos que desaparecen gradualmente ya mejorando durante el
mismo tratamiento.
Para ello, me pareció útil aumentar la eficacia del masaje reflexológico con el
uso de algunos puntos relacionados con el meridiano de la vejiga biliar, como
se contempla en el "toque psico-cuerpo de los 30 puntos".
Los puntos que he identificado se encuentran en la región del cuello y la
cabeza:
- VB 14: útil para aliviar las tensiones responsables de los dolores de cabeza
musculoesqueléticos y el estrés mental.
- VB 21: útil para liberar el cuello y los hombros de la tensión y las
emociones como la irritabilidad y lo siento, pero no puedo seguir adelante.
- VB 20: afecta a la función cerebral y por lo tanto a los sentidos; si una
persona considera sólo su propio punto de vista estático, tendrá los ojos fijos
frente a ella. Tal rigidez, compulsión que puede generar ira y "viento" en el
sistema mente-cuerpo-espíritu. Este punto aumenta
claridad visual y eliminar el viento.
- Puntada extra entre VB 20 y VB 21: puntada situada en el cuello,
aproximadamente a mitad de camino entre la nuca y la base del cuello, a unos
dos dedos de la columna cervical entre la tercera y la cuarta vértebra. Es un
punto importante para todo el cuerpo en general, ya que es atravesado por
diferentes meridianos.
La tensión a este nivel es una expresión de fatiga mental o estrés emocional.
Otro punto focal sobre el que actuar, en mi opinión, es el aspecto psíquico
que con demasiada frecuencia se ve afectado por los conflictos emocionales
de los estados. El meridiano responsable de la protección del corazón es el
llamado "ministro del corazón" o más simplemente PC (pericardio). Los
puntos que he identificado y utilizado en el curso del tratamiento son:
- PC 6: útil para usar cuando la persona está en un estado de cansancio
general, Ansiedad (por falta de arraigo a la tierra) Problemas de
comunicación (no abre el corazón a las cosas externas). En términos de
medicina china, este punto armoniza un shen perturbado por un intenso dolor
emocional-afectivo.
- PC 3: si el foco del pericardio es excesivo (hipertensión, dolor de cabeza, ira
inconsistente, etc.) especialmente por la afectividad traicionada, etc...), este
punto "agua" es calmante:
restablece la relación entre la palabra y la intimidad.
- PC 2: este punto elimina la obstrucción del meridiano al dispersar la
plenitud en el pecho (por la estasis del qi). Para aquellos que tienen un
corazón cerrado para los problemas no resueltos en las relaciones amorosas.
Desarmonía por lesiones emocionales. Palpitaciones de miedo, palpitaciones
del corazón con una sensación de opresión en el pecho.
Además de estos puntos, hay otros dos que creo que son igualmente válidos.
Pertenecen al meridiano de pulmón y riñón:
- LU 1: útil para el estancamiento del qi de los pulmones. Es un punto de
entrada "punto mu" cuyo nombre puede traducirse como "tesoro central",
representa el tesoro del qi ancestral.
Reúne el flujo del Tao, el aliento entre el cielo y la tierra. Fomenta el
optimismo y la relajación.
Cuando una persona está abrumada por la tristeza, esto. Le ayuda a
relacionarse con su sufrimiento para permitirle atravesarlo y superarlo. Así
que, un ayuda a dejar atrás el pasado y empezar de nuevo dejando atrás la
tristeza y el sentimiento de "plenitud bloqueada" en el pecho.
-KI 6: punto importante del meridiano del riñón llamado "mar brillante,
iluminado":
tonifica el riñón yin y jing; calma el espíritu agitado por la deficiencia de yin.
El reequilibrio de este meridiano, a nivel psicológico, aporta una mayor
confianza en sí mismo con una mayor escucha de si: mayor facilidad para
expresar el punto de vista sin miedo; mayor claridad en los asuntos
personales y profesionales.
Como complemento al tratamiento de reflexología antiestrés y al toque de
algunos de los puntos mencionados anteriormente, una alternativa válida y/o
integración proviene del tratamiento de algunos puntos del meridiano de la
vejiga urinaria situados en la espalda. Se trata de los puntos de shu de atrás.
Hay muchos puntos conocidos en la parte de atrás. Para que quede claro,
recordémoslos brevemente:
- En la línea media, a nivel de la espina "corre" el gobernador del jarrón (Du
mai) cuyos puntos
se colocan justo debajo de las espinas, entre una vértebra y otra, empezando
por debajo del coxis a las cervicales, donde continúa en la cabeza.
- A "media distancia" (media cuña) de estos puntos, a ambos lados de la
columna vertebral, hay puntos antiguos llamados Hua Tuo. Estos
Los puntos son llamados "fuera del meridiano" ya que no pertenecen ni al
jarrón ni al meridiano de la vejiga. Toman su nombre del médico chino que
vivió en el año 200 d.C. y que los usó por primera vez. Estos puntos
representan una especie de memoria arquetípica-cortical.
- A 1,5 cm de la línea media, a los lados de la columna encontramos el shu
trasero que pertenece al camino de la rama interna del meridiano de la vejiga
urinaria. El tratamiento de estos puntos es útil para normalizar el libre flujo
de las energías. Estos puntos sirven entre los aspectos emocionales y
estructurales de la persona. Por lo tanto, están vinculados al concepto de
conflicto intrínseco al del movimiento: cómo debe uno moverse, en qué
dirección, cuándo; cuándo detenerse, qué hacer una vez que se llega allí. Son
útiles en el sentido de diagnóstico (el dolor y la tez de la piel son indicativos
del estado de salud del complejo energético al que se refieren) pero también
terapéuticos para dar "la" regla correcta de la energía" como estímulo y
alimento aguas arriba de los meridianos/órganos complejos a los que se
refieren. (su disposición se muestra en el Anexo 1).
- Finalmente, hay tres cuñas desde la línea media de la columna, los puntos
"ben shen". Estos puntos se insertan en el curso de la rama exterior del
meridiano de la vejiga urinaria. Tienen un impacto importante en el
psiquismo, ya que se refieren a las cinco almas (es decir, el 5 shen). De ellos,
los que considero más significativos para un tratamiento destinado a
restablecer el equilibrio para una respuesta adecuada al estrés son los
siguientes:
1. BL 43: punto shu de los centros vitales. Está relacionado con el aspecto
espiritual de la función de protección del pericardio contra el corazón. Se
refiere al área que encierra el corazón y por lo tanto el espíritu, su intimidad y
su traición. Este punto le da a la persona la fuerza para elegir, para ser
vulnerable, sabiendo que posee una conciencia interna.
un lugar lleno de fuerza. Ayuda a reconstruir la energía física y mental para
apoyar la búsqueda de la alegría y la felicidad... Es interesante tratar con
moxa cuando la persona siente mucho frío, carece de calor en el cuerpo
(especialmente en las manos y los pies), la mente o el espíritu.
2. BL 47: se refiere al alma vegetativa del hígado (Hun). El hígado está
directamente involucrado con el destino del individuo. Juega un papel en
relación con la vida emocional de la persona. Hay momentos en la vida en los
que te sientes desconectado del proceso de la vida, como si no tuvieras
elección en todo lo que pasa. Este es el resultado de nuestra mente. La
incapacidad de ser consciente de las elecciones puede estar vinculada a los
húngaros.
Cuando el hígado es disfuncional hay un caos: no tengo un plan definido, no
tengo visión, no hay sentido de la dirección. Al dar acceso al aspecto
espiritual del hígado, se inicia a la persona por un camino para reducir el
estrés y la ansiedad.
3. VU 52: "casa de la voluntad": está relacionada con el alma vegetativa de
los riñones: es la voluntad que permite a la persona alinear su corazón y su
voluntad con la voluntad del cielo y así cumplir su destino. El Zhi designa la
fuerza de carácter, la determinación, la perseverancia, la voluntad de llevar a
cabo los proyectos. Para ello el Zhi se llama la capacidad de lograr a partir
del propósito, expresado por la voluntad, tenemos una serie de efectos
consecuentes que conducen desde el pensamiento (con el poder del bazo) a la
reflexión y al conocimiento.

TRATAMIENTO METAMÓRFICO
Hay otra "herramienta" útil a nuestra disposición, es la técnica metamórfica.
Se ha hablado mucho de la impronta materna y de lo decisivo que es no sólo
para caracterizar el eje del estrés del feto, sino también para donar un "bagaje
emocional" que puede ser más o menos engorroso.
La técnica metamórfica es un masaje muy delicado que se lleva a cabo en su
mayor parte en los pies en la parte que representa el reflejo de la columna
vertebral.
Suponiendo que nuestra columna vertebral es la portadora de nuestra
memoria prenatal y, por tanto, de todas las experiencias vividas en los
primeros nueve meses de vida en el útero (período fundamental en el que se
produce nuestra primera estructuración, en la que influyen todos los factores
externos a nosotros), nos ponemos a trabajar sobre esas "congestiones" o esos
bloqueos emocionales que se han producido en ese período. A diferencia de
otros tratamientos, en los que la "intención" del practicante es una parte
integral del tratamiento mismo, en este masaje el operario es un simple
"catalizador" de energía.
El médico y el paciente se encuentran sin expectativas ni juicios.
CONSIDERACIONES FINALES:
Los problemas, lo que llamamos "estrés" del que nos consideramos víctimas
en nuestra vida cotidiana (tanto en la familia como en el entorno laboral y
social), determinan una reacción nuestra que se repite con los modos
registrados en nuestros recuerdos. ¡La misma película ya vista que se repite!
"Estiramos nuestros cerebros" y olvidamos que tenemos el poder de dejar de
ver esa película. Nuestro submarino consciente siempre enciende ese
proyector.
Nos pasamos la vida tratando de cambiar una pantalla cuando el problema no
está ahí fuera. El problema, si lo sentimos como tal, está dentro de nosotros!
Es la percepción elaborada por nuestros pensamientos. Ante un estímulo, que
llamamos estrés, reaccionamos instintivamente en lugar de actuar.
¿Por qué ese estímulo me involucra en tal reacción?
¿Por qué no puedo procesar y metabolizar esa emoción? Ya sea ira o
miedo....
En lo que a mí respecta, creo que todavía tengo un largo camino por recorrer.
Los que yo llamo "estresantes" son ciertamente estímulos reales que se
proponen bajo la forma de un paciente con ansias de cuidado y atención, de
un colega que no se siente inclinado a colaborar, de una pareja o de un
familiar no inclinado a escuchar, de un ritmo e intensidad de días que dejan
poco espacio para el descanso y la calma mental.
Pero tales estímulos estresantes me pertenecen en la medida en que soy
consciente de que el estrés me afecta y me duele. Si no lo admito, puede que
sea demasiado tarde para arreglarlo.
Mi punto de vista (con respecto al evento estresante) puede cambiar y, con él
nuestro sentimiento si, y sólo si decidimos que queremos hacer ese cambio.
Pero cambiar cuesta mucho esfuerzo. En primer lugar, implica admitir
quiénes somos y luego, pero en el verdadero sentido de la palabra.
Escarbando en nuestra ropa interior para sentir y sentir para saber cuál es esa
"carcoma" que ruge dentro de nosotros y que desvía nuestras respuestas en
una dirección en vez de en la otra (que a menudo "choca" con la respuesta
que nos gustaría expresar!!!).
Conocer nuestro niño interior herido no está exento de dolor. Pero después de
todo, ¿siempre queremos escapar de tal dolor? ¿O queremos empezar a
reconocerlo? ¿Darle la bienvenida, y luego decidir que es hora de cuidarlo un
poco más? ¡Cuidando de nosotros de la misma manera!
Esto es lo que he comprendido en mi camino introspectivo y es lo que llevo
en mi existencia: ¡simplemente ámame!
Si me amo a mí mismo, también podré amar a los que me rodean. Pero si no
me respeto a mí mismo. que subestimo y no tengo ninguna indulgencia hacia
mí, como puedo esperar hacer con el próximo...
La transformación es interna y depende sólo de nosotros. Cada uno de
nosotros elige su propio camino.
Como dice un proverbio Zen: "No puedes impedir que los pájaros vuelen
alrededor de tu cabeza, pero puedes impedir que aniden en tu cabeza". "Creo
que hay dos opciones posibles: la primera pasa por la conciencia y la segunda
en dejar que nuestro destino se desarrolle sin nuestra intervención. Es decir,
la elección entre "vivir" y "animar".
Permítanme explicarme un poco mejor: la conciencia es un proceso activo
que pasa por el conocimiento; en primer lugar, el conocimiento de uno
mismo. Eso significa saber cómo estamos hechos, cómo funciona nuestro
cuerpo, pero sobre todo cómo funciona en un contexto (el macrocosmos)
hecho de muchas energías (de la naturaleza, de otras criaturas) que
interactúan con nosotros, y con nosotros se fusionan hasta el punto de
pertenecer a nosotros. Podemos elegir dar y recibir en la medida en que
sentimos y somos conscientes de tales energías. Estas otras energías no son lo
que comemos, lo que respiramos, sino especialmente los sentimientos que
necesitamos y de los que huimos porque motivados por miedos locos. ¿Qué
miedos? ¡El miedo al sufrimiento, el miedo a ser juzgado, el miedo a morir a
la par que el miedo a vivir! Y aquí se abre otra opción: ¿vivir en el miedo o
vivir en el amor?
Saber no es suficiente si no experimentas lo que traemos a la superficie.
Podemos experimentar con nuestro "sentimiento" primero. Sentir con el
tacto: contacto con otra "frontera" (la piel), pero también con nuestros
sentidos, con nuestra intuición, con nuestra percepción hecha de energía sutil.
Por "animar" me refiero a llevar la vida con una cierta pasividad: poco o nada
inclinado al cambio, no querer asumir la responsabilidad de una decisión
(más bien, asumir la responsabilidad de una decisión) no tener el valor de
expresar un sentimiento por lo que es.
En todo esto me veo en las etapas importantes de mi vida donde los miedos y
las incertidumbres tienen La situación se ha ralentizado: desde la elección del
trabajo, hasta la decisión de dejar el trabajo el lugar de nacimiento donde viví
con mi familia y finalmente dándome la oportunidad de demostrar mi amor
por un hombre abiertamente.
Tarde o temprano, en tal escenario, tienes que lidiar con un momento de
desarmonía. Desarmonía, que suele tener la apariencia de una crisis
existencial o de una enfermedad orgánica, o de un trauma inminente.
Lo que normalmente interpretamos como un evento o período negativo puede
en realidad representar una buena oportunidad para hacer un poco de
claridad... en mi opinión es el tren inicial que perdimos por todas esas veces
que tuvimos la oportunidad de conocer, de traer a la conciencia! Es sólo que
en vez de hacer un cambio, tenemos que "tomarlo" de alguna manera.
Ciertamente no queremos enfermar o ser víctimas de un accidente, nuestra
elección de "vivir o no vivir" es decisiva para cambiar el rumbo de nuestro
"lo siento". Lo siento. Lo siento. Lo siento. Lo siento.
El siguiente paso es traducir todo lo que hemos aprendido en
comportamiento, en nuevos estilos de vida. De lo contrario, no podemos
decir que somos auténticos.
Probablemente sólo entonces, tal vez, podamos esperar ser una guía, una
ayuda para otras personas. Por eso no estaremos exentos de errores o de
armonías: la vida está en continuo devenir y cada uno tiene muchas
oportunidades de caer, pero tantas como de levantarse: ¡cuanto más dura sea
la cumbre más fuerte será la satisfacción!
Las terapias llamadas "naturales" (ya sea que provengan de Oriente o de
nuestra propia casa) no son más que, en mi opinión, útiles (a veces
indispensables) ayudas para este proceso de renovación.
Sin perjuicio de que todo comienza desde el interior de nosotros: este es el
mensaje que trato de dar en mi propia vida diaria.
En mi experiencia como enfermera de primeros auxilios, asisto
constantemente al peregrinaje de personas que buscan una solución a sus
dolencias. A veces esto Este requisito se convierte incluso en una
reclamación que se hace contra los propios operadores bajo la amenaza de
una responsabilidad propia por el fracaso de la operación.
El primer requisito urgente es suprimir un síntoma, generalmente el dolor,
de naturaleza física, por supuesto. Cada vez que tal dolor implica un mayor
sufrimiento que se esconde en sus almas. Ya desde un primer diálogo la
palabra estrés siempre surge puntualmente y la ansiedad.
Darles la oportunidad de expresar su sufrimiento interior ya es una
oportunidad válida para caminar hacia la recuperación.
Pero no todo el mundo entiende lo vital que es no depositar toda la confianza
en una droga o en un trabajador de la salud (sin quitar nada a las drogas o a
los cariñosos cuidados de buenos médicos y enfermeras) en lugar de en sus
propias fuerzas vitales.
El último mensaje que me gustaría dar es este: todos podemos ser promotores
de nuestra propia salud y la de los demás (así como de nuestra propia
enfermedad). El potencial está en cada uno de nosotros. Basta con encontrar
su propio camino, la estrategia correcta: la que esté más en sintonía con
nuestra personalidad y cuyos remedios estén en armonía con la música de
nuestras almas.
CAPÍTULO 5
LA ATENCIÓN
Algunas construcciones generales
Informamos de dos definiciones operativas, una "clásica" y otra más
elaborada. "Mindfulness" significa prestar especial atención :
intencionadamente, sin juzgar, al paso de la experiencia en el momento
presente.
"Llamamos al término mindfulness un conjunto de acciones que conciernen a
múltiples aspectos del funcionamiento mental, y que se remontan a su efecto
final que consiste, aproximadamente, en la capacidad de permanecer en el
presente. Aproximadamente significa que el lenguaje sólo puede aproximarse
a la experiencia que describe, sin pretender ser exhaustivo". El primer autor,
considerado por muchos como el iniciador de las prácticas clínicas más
modernas basadas en la conciencia y la presencia mental, subraya la dirección
hacia una tarea, la intención hacia una experiencia (ser cuidadoso), en
detrimento de los demás. También se centra en una forma de neutralidad con
respecto a las evaluaciones, los planes y los juicios, absteniéndose de
atribuciones positivas o negativas.
Considerando que casi todos pueden estar despiertos y atentos, sin embargo
los individuos difieren en apoyar la atención sobre lo que está sucediendo en
el presente; se cree que esta actitud, que tiende a variar en los individuos al
cambio de muchos factores, puede ser alimentada.
El segundo autor, en cambio, destaca la riqueza del concepto, descrito y
analizado en una perspectiva de comparación e integración. Las operaciones
mentales descritas con el término mindfulness se caracterizan por una
complejidad funcional, cognitiva, perceptiva y emocional. Podemos
identificar procesos de memoria, conciencia en términos de presencia mental
y atención no crítica, a partir del "aquí y ahora" de la experiencia, que
sugerimos no restringir dentro de categorías rígidas, dejando espacio por el
contrario a las experiencias sensoriales y emocionales. Esta condición de
"presencia con la mente vacía" podría también considerarse asociada a una
especie de clara y simple inmediatez de la conciencia de lo que sucede en
nosotros y entre nosotros, durante la sucesión de momentos, como cuando se
observa un panorama o una escena tranquila, sin una particular actitud
cognitiva hacia los estímulos externos.
Además, esta forma de experiencia, que fomenta la experimentación incluso
en momentos informales y cotidianos, puede tener connotaciones de
memoria, en el doble sentido de recuerdo de la conciencia de sí mismo y de
ejercicio de una atención renovada a lo largo del tiempo.
"Permanecer en el presente" también recuerda la capacidad de distinguir entre
los datos objetivos y las atribuciones (como hechos reales) de los estados
mentales subjetivos, como los pensamientos, las emociones, las intenciones.
Por el contrario, se sugiere aceptar tales fenómenos de una manera empática,
atenta y consciente, no reflexiva.
Chris Mace (2008) ha analizado extensamente la atención desde un punto de
vista histórico y científico. Según este autor, al extrapolar las características
centrales de los posibles efectos beneficiosos, la experiencia consciente se
presenta combinando los dos aspectos:
- Autoajuste de la atención, dirigido en la actualidad
- actitud de aceptación, curiosidad, falta de juicio e implicaciones de todo
tipo.
Estos dos elementos permiten, con la formación y la práctica practicadas
constantemente, establecer una relación clara, vívida y descentralizada con
las experiencias actuales, absteniéndose (en la medida de lo posible) de
etiquetar, evaluar o identificar con su propio contenido mental. En el espacio
entre la experiencia y el estímulo a la acción, se desarrolla la competencia
para persistir en esta modalidad (estado caracterizado por ciertas cualidades),
y además se consolidan los rasgos antes mencionados (atención consciente,
aceptación, desidentificación y descentralización cognitiva).
En este punto, podemos mencionar las diferencias que este enfoque presenta
con otras áreas de experiencia. Los textos clásicos de psicología definen la
meditación como "un método de relajación en el que una persona, dirigiendo
la atención a un solo estímulo, invariable o repetitivo, puede limitar la
recepción de múltiples estímulos", señalando también cómo la práctica de
esta técnica dentro, pero también fuera, de las tradiciones religiosas puede
conducir a estados alterados o a la autohipnosis, con efectos beneficiosos
generalmente percibidos. La experiencia de la atención, por el contrario, pone
el acento en estar alerta y en darse cuenta de cualquier alteración en la
conciencia (más amplia y general) y la atención (más centrada), llevándolas
suavemente pero con determinación a una presencia consciente, abierta y
receptiva. Además, las numerosas técnicas de relajación, como el
entrenamiento autógeno o la meditación trascendental (técnica basada en la
respiración, que utiliza la repetición de fórmulas denominadas mantras)
tienen el objetivo preciso de intervenir sobre las tensiones presentes
independientemente de su naturaleza, mientras que en la mente la relajación,
así como cualquier otra condición, no se busca sino que (si se percibe) debe
conocerse, aceptarse y permitirse que surja-el acceso a la manifestación. Por
último, es posible que este enfoque se considere un método para escapar de la
realidad, dedicarse a pensamientos elevados y placenteros. Cabe señalar, sin
embargo, que en el enfoque en cuestión nos entrenamos para estar en la
realidad de la experiencia, ya sea agradable o dolorosa, sin evitarla ni
disimularla: puesto que una condición común del ser humano es la de un
cierto grado (mayor o menor) de sufrimiento, al ponerse en la condición de
estar presente en la realidad, se pone de relieve la diferencia de enfoque con
prácticas de tipo consolador o ingenuamente trascendente.

HABILIDADES BÁSICAS
La conciencia en la psicología contemporánea, especialmente en la psicología
clínica, se propone como un punto de vista dirigido a aumentar la conciencia
y el dominio de los procesos mentales, para ayudar a reducir los patrones
mentales negativos y el comportamiento disfuncional. Este conjunto de
metodologías aparece como un "entrenamiento mental" con el objetivo de
reducir la vulnerabilidad cognitiva y emocional a las formas reactivas, que
pueden aumentar el estrés y apoyar las formas de angustia psicológica,
asumiendo una mediación sobre los comportamientos observados (Kabat-
Zinn, 1990). Sin embargo, es necesario un examen minucioso para
especificar el constructo, las funciones de mediación, los mecanismos de
acción y un criterio cuantitativo apropiado.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Toronto compartió una
definición de atención en forma de atención atenta que incluye algunas
habilidades cognitivas: mantener a lo largo del tiempo un estado de
vigilancia, tomando nota de la experiencia pero sin sumergirse en el
procesamiento y las reflexiones sobre ella; avanzar mentalmente hacia la
forma inicial de conciencia, cuando se da cuenta de que se ha entrado en el
río de pensamientos, sentimientos y emociones.
Además, supone la inhibición de los procesos de procesamiento secundarios,
con la selección de los estímulos y el aumento de la capacidad de inhibición
cognitiva. Estos aspectos de la vigilancia y el control cognitivos pueden, al
menos en parte, medirse mediante pruebas de vigilancia e inhibición de
procesos.
Todo esto también puede definirse como conciencia metacognitiva, un
proceso en el que los estados mentales se viven de forma descentralizada, y
que difiere de la metacognición, conocida en el campo cognitivista (la
capacidad de reflejar y someter a juicio los propios estados mentales). La
atención prestada correspondería a un modo de relación con las actividades
cognitivo-afectivo-psicomotoras del momento, caracterizado por la
descentralización y la desidentificación, por lo que los modos de pensamiento
se entienden como estados o acontecimientos mentales transitorios, y no
como reflejos válidos de la realidad o aspectos inherentes al yo ("mi
pensamiento no es un hecho, ni yo soy mi pensamiento") (Segal et al., 2002).
Una atención centrada, pero de forma descentralizada y aceptada, conduciría
a un estilo de control centrado en uno mismo, adaptable y con un tono
afectivo positivo.
La atención puede definirse operacionalmente como una orientación hacia la
experiencia, colocando la intención de dirigir las energías hacia el objetivo
inmediato de permanecer curioso acerca de las experiencias internas y
externas, en una actitud de aceptación, que se define como el modo de
apertura receptiva a la realidad del momento presente. En este contexto, se
habla de "cultivar la mente de un principiante, [...] ver con ojos siempre
nuevos y con una mente fresca, atenta a las cosas nuevas y orientada más
hacia el presente que hacia el pasado".
Esas aptitudes de apertura cognitiva pueden medirse, al menos en parte,
mediante la realización de tareas de solución de problemas en las que es
necesario identificar los estímulos en contextos inesperados, y mediante
pruebas sobre modalidades de afrontamiento: el estilo de afrontamiento
represivo concierne a las personas particularmente propensas a suprimir el
material mental considerado amenazador. Esto implica en detalle la
regulación de la acción intencional dirigida a "probar" alguna forma
particular de experiencia interna, vivida a través del filtro de creencias,
suposiciones, expectativas, deseos.
Además, se puede formular la hipótesis de que la adopción de una posición
de apertura incluso hacia las experiencias dolorosas puede hacer que las
situaciones de estrés emocional negativo sean menos pesadas, ya que el
contexto psicológico influye en la carga emocional implicada. Es de suponer
que se puede observar un aumento de la tolerancia al estrés, situación que
puede verificarse mediante mediciones psicológicas cualitativas o
codificadas.
Además, la atención puede conceptualizarse como un proceso de
autoconciencia de múltiples componentes sobre la naturaleza y la apariencia
de las ideas, los sentimientos y las emociones, discriminando entre ellos y
siguiendo su camino. Un posible efecto/resultado consistirá en un aumento de
la complejidad cognitiva y la conciencia emocional, es decir, ser consciente
de los significados y las causas de los pensamientos y los acontecimientos,
una especie de "perspicacia psicológica" o visión mental.
Por último, una propuesta interesante en el campo psicosocial se refiere a los
aspectos de la conciencia hacia los estímulos externos, el tiempo pasado y el
futuro: la atención como proceso cognitivo creativo, la capacidad de construir
nuevas categorías de significado sobre el mundo y sobre los acontecimientos,
en situaciones cotidianas, principalmente fuera de las sesiones formales de
meditación.

ASPECTOS CONCEPTUALES
En la investigación contemporánea, las normas psicológicas corresponden a
importantes mecanismos de análisis de los procesos de regulación de las
acciones dirigidas a la consecución de objetivos y metas. Siguiendo el
modelo de autorregulación del estado de ánimo y la cognición, la mayoría de
las cogniciones se producen con un propósito, comparando lo que realmente
ocurre (o, se podría decir, aparece) con lo que se desea, se espera o se teme, y
regulando la conducta y los juicios con miras a reducir la discrepancia
cognitiva y emocional. Esto, a su vez, genera agitación en el caso de una
discrepancia con el yo imperativo, frustración en el caso de una discrepancia
con el yo ideal. De esto se originan secuencias cognitivas y conductuales
orientadas a propósitos, deseos, preferencias. Si la discrepancia se reduce, se
produce una sensación de alivio, hasta que surge una discrepancia posterior.
Cuando, por otra parte, este objetivo no puede ser alcanzado, especialmente
en un ambiente considerado vital, los pensamientos se calientan en busca de
una salida, dando lugar a formas de pensamiento rumiantes, y posibles
arreglos mentales desagradables.
Por ejemplo, la tendencia a adoptar un perfil de ansiedad parece reflejar un
intento de planificar acciones y condiciones para anticipar y posiblemente
evitar futuras consecuencias desagradables. Análogamente, la rumia
depresiva en el modelo de autorregulación parece reflejar los intentos fallidos
de cambiar aspectos de las situaciones pertinentes (percibidas como
erróneas), o de recuperar algo importante que se considera perdido, lo que
conduce a una especie de espiral de efectos disfóricos, hasta llegar a veces a
episodios de depresión grave.
Ahora bien, distanciarse del propósito inicial debería limitar los pensamientos
rumiantes y la vulnerabilidad cognitiva a las formas de incomodidad que se
acaban de mencionar.
Si el enfoque de la atención consciente nos enseña a adoptar una perspectiva
descentralizada con respecto a los acontecimientos mentales, entre estos
pensamientos recurrentes de autoevaluación se reconocen como simples
pensamientos, para ser dejados ir cuando sea apropiado hacerlo. A este
respecto, describiremos más adelante el enfoque de la atención plena para
reducir las recaídas en la depresión.
Hayes y sus colegas abordan otro aspecto (2004). Los autores parten de la
tesis de que muchas formas de angustia psíquica implican de diversas
maneras aspectos desagradables de la experiencia personal, a través de
formas de evitación experiencial. Los principales tratamientos psicológicos
tienden a contrarrestar la evasión mediante la exposición experimental
(desensibilización), según el enfoque terapéutico cognitivo-conductual
(TCC), o la permanencia en contacto con los temores, pensamientos y
experiencias desagradables, según las tradiciones psicoanalíticas. La
orientación de la atención parece sugerir una posibilidad alternativa, dentro
de la misma tradición cognitivista.
En general, el método aplicado a la perspectiva de la atención plena no hace
hincapié en el contenido de la experiencia, sino que se centra en el impacto y
la respuesta a los pensamientos, los sentimientos y las sensaciones, lo que
sugiere alejarse cognitivamente de las estrategias ineficaces de evitar la
experiencia. Esta orientación general de aceptación de la experiencia interna
y externa, a través de un proceso activo de toma de conciencia del presente,
puede apoyar estrategias más eficaces de contacto con los pensamientos,
imágenes, sentimientos, afectos (pero no de fusión cognitiva, donde nos
identificamos con ellos en cambio).
Las formas de intervención basadas en la aceptación y el compromiso (DBT
y ACT) apoyan una orientación activa y adaptativa a los acontecimientos
críticos y estresantes, destacando la posibilidad de fortalecer el proceso de
regulación de las emociones y la posibilidad de mejorar la capacidad de
autocontrol y adaptación al entorno.
Otros enfoques más directamente basados en la atención plena (MBRS y
MBCT) parecen actuar sobre el aspecto fundamental de la repetición de los
pensamientos, sobre la reducción de la intensidad de las rumias inducidas por
la ansiedad y la depresión, sobre las cogniciones y la conducta obsesiva.
Los métodos cognitivo-conductuales (TCC) abordan los problemas de
rumores catastróficos y exageraciones sobre los resultados desafortunados de
los síntomas, incluidas las técnicas de afrontamiento activo, con el uso de la
dialéctica y las invitaciones para desviar la atención de ellos. Sin embargo,
algunos datos muestran que esas modalidades no suelen tener éxito:
especialmente si el estímulo que se va a ignorar es fuerte, el resultado es un
fortalecimiento de la relación estímulo-emoción. Por el contrario, el enfoque
del desapego de la atención no es rechazar, sino "sentarse al lado" del dolor,
reconociendo su naturaleza diferente en comparación con los pensamientos y
las emociones. De una manera original comparada con las diferentes formas
de relajación y meditación, los principios y la orientación basada en la
atención plena desplazan el enfoque del problema al momento presente: "es
en el momento presente en el que estamos inmersos, no en el problema"
(Kabat-Zinn). La capacidad de dirigir y mantener la atención a los valores y
objetivos, momento a momento, sin preocuparse por el dolor y el fracaso, es
probablemente crucial para mantener un cierto nivel de organización positiva
de la experiencia, incluso en presencia de traumas y enfermedades. Para
concluir esta sección, en la que se han ilustrado el alcance y las características
evocadas por el concepto de mindfulness, informamos de la síntesis según
Bishop y sus colegas (2004), que proponen definir operativamente la
mindfulness como un proceso psicológico de regulación de la atención
dirigido a la construcción de:
- una cualidad de no procesadora de la conciencia del presente
- un tipo de relación con la experiencia personal orientada a la apertura, la
curiosidad, la aceptación
- una profundización de la conciencia cognitiva propia, mediante la adopción
de una perspectiva descentralizada hacia los pensamientos y las emociones, a
fin de conciliar la validez subjetiva y la naturaleza transitoria (impermanente)
de los mismos.

APLICACIONES
En la introducción y en el primer capítulo se hizo referencia a las bases
históricas y conceptuales que están en el origen de las prácticas basadas en la
conciencia. En este capítulo se revisarán los principales programas de
intervención estructurados y consolidados, con un guiño a los tipos de
trastornos a los que se aplican, y se esbozarán brevemente los principales
procesos considerados como la base de su acción.

EL PROGRAMA MBSR
En el panorama europeo y norteamericano, un número creciente de
psicoterapeutas tiende a aceptar las enseñanzas de la tradición budista, tal
como se practican en las sociedades occidentales, y a practicar un camino de
crecimiento interior personal, hasta el punto de construir, sobre tales bases,
hipótesis y enfoques útiles en el campo clínico y educativo.
La primera aplicación de la atención consciente en el campo clínico se
remonta a finales del decenio de 1970, por Jon Kabat-Zinn, médico de la
Universidad de Massachusetts. Inspirado en la práctica meditativa de la
tradición budista Vipassana, reducida en sus características espirituales y
religiosas, pero no en la importancia que se da a las cualidades éticas y
morales individuales, comenzó a aplicarla en el entorno hospitalario con
pacientes adultos que sufrían de dolores crónicos de diversos tipos. El
programa, que no se caracteriza como una forma de psicoterapia, sino más
bien como un entrenamiento psico-educativo dirigido al sistema mente-
cuerpo, en la línea de la "medicina complementaria e integradora", tomó el
nombre de Mindfulness Based Stress Reduction (MBSR), de hecho de alguna
manera en competencia con las terapias farmacológicas, ineficaces en
muchos casos, incluyendo a los pacientes de cáncer y a los pacientes con
enfermedades crónicas y degenerativas.
La base del modelo de intervención es la observación de que los aspectos y
acontecimientos de la vida en general se viven distraídamente, en el modo de
"piloto automático". Esto sucede a partir de las formas más elementales de
percepción y cognición, que se dan en nuestro organismo, como la función de
la respiración. A partir de las experiencias comunicadas y comprobadas de
los beneficios que se obtienen al aliviar el sufrimiento en muchas
enfermedades crónicas (por ejemplo, el SIDA, el cáncer, los dolores de
cabeza, la hipertensión y los trastornos gástricos e intestinales), se ha
elaborado un programa para que los pacientes aprendan y experimenten una
serie de técnicas destinadas a lograr una forma de conciencia del presente
mediante las prácticas de la atención plena.
Otra idea fundamental es que la conciencia del momento presente (modo de
ser) puede constituir una alternativa al pensamiento rumiante, tanto en el
modo de aversión como en el otro modo, el que continuamente se vuelve a
"pensar en qué hacer".
El programa de intervención no está preparado de forma rígida, sino que se
adapta de vez en cuando al contexto: se trata de una serie de 8 a 10 reuniones
semanales de dos a tres horas en formato de grupo, más un retiro de un día,
además de ejercicios individuales diarios en diversas formas (meditación en
posición sentada o caminando lentamente, sesiones básicas de hatha yoga,
reflexiones guiadas, ejercicios en casa, prácticas de concienciación durante
algunas actividades diarias habituales), apoyados por material de audio
preparado para este fin. Además, se invita a los participantes a cultivar
actitudes de bondad y compasión hacia sí mismos como base para la
meditación.
La conciencia del propio cuerpo puede ayudar a recuperar el equilibrio, a
acoger, o al menos a conocer, mediante la observación cuidadosa, toda la
experiencia, incluso las sensaciones difíciles o dolorosas. Entre las
metodologías propuestas, un ejemplo típico de ejercicio de conciencia
corporal (llamado exploración corporal) consiste en centrar lentamente la
atención en las diferentes áreas del cuerpo, una a una, desde una posición
cómoda y estable.
El primer estudio de resultados del programa MBSR se publicó en 1982,
seguido de muchos otros ensayos aleatorios que replicaron los resultados
positivos encontrados durante muchos años, ofreciendo a las comunidades
científicas interesadas numerosos elementos formalizados sobre la eficacia de
las intervenciones. El enfoque del MBSR ha sido probado en muchas
poblaciones y en diferentes contextos: médico, psiquiátrico, educativo y
laboral. En la actualidad, la evidencia científica muestra efectos moderados
pero significativos en la ansiedad, la depresión, el estrés, la fatiga, el dolor
crónico, los trastornos alimentarios, el uso de sustancias y más (para una
revisión completa: Church, 2011).
Es probable que parte de la eficacia del programa provenga de algunos
factores psicosociales que compiten entre sí:
la posibilidad de compartir la propia condición con otros y experimentar con
formas de ayuda mutua;
el ejemplo constante de los presentadores, que no sólo dan instrucciones
sobre cómo utilizar la respiración para volver a llamar la atención sobre el
"aquí y ahora" cada vez, sino que participan directamente en las actividades
durante la sesión;
los momentos, debidamente conducidos, concedidos para las
preguntas/respuestas, el intercambio y la comparación de opiniones y
experiencias.
Las aplicaciones clínicas son amplias, desde las patologías psicosomáticas
hasta los síndromes de dolor crónico, pasando por las patologías psiquiátricas
y, con modificaciones sustanciales, también a situaciones generales: entornos
penitenciarios y escolares, profesiones sanitarias, situaciones de desamparo
social. Existe un consenso cada vez mayor en que la introducción de la
atención plena en estas áreas puede mejorar la salud mental entre los
profesionales y los clientes.

EL PROGRAMA MBCT
El protocolo más completo desarrollado para las intervenciones basadas en la
atención plena estaba dirigido a pacientes con depresión recurrente. John
Teasdale y Mark Williams (Universidad de Cambridge), junto con Zindel
Segal (Universidad de Toronto) habían estado estudiando la recaída en la
depresión durante varios años, tratando de mejorar la eficacia de la terapia
cognitivo-conductual (TCC). Después de entrar en contacto con el enfoque
MBSR de Kabat-Zinn, desarrollaron y probaron un programa de intervención
clínica, definiendo un protocolo de 8 reuniones de 2 horas en pequeños
grupos, seguidas de reuniones de seguimiento después de 12-15 meses. La
terapia cognitiva basada en la atención plena (TBCM) tiene por objeto
reducir las recurrencias y recaídas durante la fase de remisión de la depresión
grave, tan frecuente entre los pacientes que participan voluntariamente.
Posteriormente, también se aplicó a personas con episodios depresivos
continuos, con trastornos de ansiedad generalizada y con trastornos bipolares.
La referencia teórica que analiza estos eventos deriva de un modelo de
explicación de la vulnerabilidad cognitiva que aflige a los sujetos deprimidos
en remisión, que tienden a experimentar, de manera semiautomática y cada
vez más frecuente, modelos mentales esquemáticos de tipo autoevaluación,
en una base humoral depresiva, con memoria episódica y percepciones
propioceptivas negativas.
El núcleo de su trabajo tiene como objetivo cuestionar la eficacia de las
"operaciones mentales" de sustitución de un conjunto de pensamientos por
otro. Partiendo de algunos constructos sobre procesos cognitivos que se
originan en la teoría de los modelos mentales (Johnson-Laird), los autores
evocan la activación "diferencial" de modos enteros de representación y
procesamiento, enseñando así a los participantes habilidades centrales y
estrategias de afrontamiento, resumidas en la invitación a pasar del "hacer" al
"ser". Es decir, para cambiar un comportamiento, primero hay que ver toda la
situación, tan enfocada que los procesos (los pasos a dar) que se tendrán que
llevar a cabo en ella sean claros.
Una consideración importante que los autores hacen en el texto que describe
su camino es que "un instructor del MBSR transmite a los participantes su
encarnación de la atención al interactuar con el grupo". Como han
comprobado los propios autores, sólo cuando participen quienes transmiten y
facilitan la práctica de la sensibilización, el aprendizaje será satisfactorio para
los participantes y la experiencia se hará efectiva. Además, los instructores
del programa dejan la responsabilidad de sus estados y procesos internos al
cliente, centrando su trabajo en lo esencial, es decir, en la relación con la
experiencia actual en el contexto actual.
Un ejemplo de los ejercicios que se proponen y muestran es el "espacio de
respiración" de tres minutos, en el que se interviene para desacelerar los
apremiantes flujos cognitivos y emocionales, haciendo que se tome
conciencia de todo el contexto actual (primero interno y luego externo), en un
campo de conciencia más amplio. Una vez que se ha adquirido una cierta
competencia en el distanciamiento, al desactivar un modo de identificación
con los pensamientos y las emociones que se activa automáticamente, se
puede poner en práctica en situaciones cotidianas, por ejemplo en situaciones
de estrés, en las que se es consciente por experiencia del hecho de que pueden
desencadenar reacciones emocionales y de comportamiento que podrían
conducir a un episodio depresivo o ansioso.
Los resultados, bien documentados, muestran un aumento de la eficacia en
comparación con la terapia de TCB solamente, especialmente en los casos de
personas con más de tres episodios de depresión detrás de ellos, con una
reducción a la mitad de las recaídas en el 78% de los sujetos, mientras que
para aquellos con menos recaídas, los efectos son moderados, pero todavía
detectables, aunque moderados. Estos resultados son objeto de estudios
exhaustivos y nuevos. Los autores explican esta diferencia formulando la
hipótesis de que, por una parte, los participantes del primer grupo están más
motivados para iniciar el tratamiento y, por otra, de que las peculiares
tendencias rumiantes automáticas que se desarrollan en las personas que "a
pesar de sí mismas" son expertas en las caídas depresivas, que la atención
consciente enseña a manejar (Segal et al., 2002).
Análogamente, el pensamiento repetitivo típico, descrito por la preocupación
por posibles acontecimientos negativos y amenazantes, se ha reconocido
como una característica esencial del trastorno de ansiedad generalizada, a
menudo asociado con los estados depresivos. Parece posible que los
programas basados en la atención plena sean capaces de actuar precisamente
sobre el modo automático de pensamiento, dado un movimiento repetido de
distanciamiento, a través de la conciencia no discursiva, de lo que creemos
que es un fiel reflejo de la realidad por el mero hecho de que la pensamos o la
escuchamos (véase Crane, 2009).

EL PROGRAMA DBT
Desde el decenio de 1990, varios terapeutas han comenzado a incluir
prácticas de atención y aceptación de experiencias internas dolorosas y
conflictivas en intervenciones cognitivas y conductuales dirigidas a ciertos
trastornos clínicos, como los trastornos de personalidad límite (o síndrome
marginal). Sin embargo, se observó que las únicas instrucciones para
modificar el comportamiento disfuncional según los objetivos externos no
producían los efectos deseados, por el contrario, estaban relacionadas con la
reducción de los esfuerzos realizados, lo que conducía a un frecuente
desperdicio, empeoramiento y abandono.
Marsha Linehan, de la Universidad de Washington, estudió los informes de
víctimas de tortura y sobrevivientes de grandes sufrimientos, observando que
el concepto de aceptación estaba a menudo en el centro de la descripción de
la salida de la desesperación y el comienzo de un camino de resistencia y
crecimiento personal (que se verá más adelante), obtenido a través de una
mirada profunda a su experiencia, sin luchar, evitar o borrarla (Dialectical
Behavior Therapy, o DBT, ver Linehan, M., 1993). Inspirándose también en
los principios del budismo zen, el autor ha elaborado una propuesta original
para fomentar la capacidad de presencia mental sin recurrir a la meditación
formal, difícil de utilizar en muchos de estos casos, adaptando la forma y
sobre todo la duración (hasta 1 año) a los casos individuales. El compromiso
continuo de encontrar un equilibrio creativo y fructífero entre el cambio y la
aceptación es una de las justificaciones del aspecto "dialéctico" de esta forma
de terapia.
Las referencias teóricas básicas se encuentran en la segunda generación de
corrientes de terapia cognitivo-conductual (TCC), cuyos autores de referencia
son Aaron T. Beck y Albert Ellis, psicoterapeutas que ya en el decenio de
1970 habían desarrollado enfoques específicos para diversos trastornos como
la depresión, y en los que se reconoce que los pensamientos negativos son un
elemento clave del malestar de la persona, que debe abordarse de cerca, con
compromiso y perseverancia. Los clínicos que introdujeron el enfoque de la
atención plena integraron este método con una mayor atención a los aspectos
afectivos, pero sobre todo indicando la importancia de "distanciarse de tales
pensamientos, en lugar de disputar con ellos" (Giommi, en Segal, et al. 2002).
Hasta la fecha, se ha reconocido la eficacia de este enfoque para diferentes
tipos de problemas fronterizos, en forma de sesiones semanales individuales
o en pequeños grupos, preferentemente llevadas a cabo en un equipo
terapéutico (Linehan, M., 1993).
Con respecto al tema de la aceptación, también debería hacerse una referencia
apropiada a la terapia centrada en el cliente (también llamada "enfoque
centrado en la persona") de Carl Rogers, quien, unos decenios antes, ya había
colocado la escucha y la aceptación de la persona, sus experiencias, su
posible positividad, en la base de la intervención terapéutica. Declaró que la
experiencia de la aceptación incondicional por parte de una persona empática
y congruente puede conducir a la curación emocional de la angustia psíquica
(Rogers, 1970).

EL PROGRAMA ACT
En esos mismos años, Steven Hayes propuso el programa denominado
Terapia de Aceptación y Compromiso (en adelante ACT), adaptado de
manera flexible a una amplia gama de problemas clínicos (Hayes, 2004).
Según este enfoque, la capacidad fundamental se identifica en una forma de
atención consciente y de desapego inclusivo, análoga al concepto de
descentralización, estableciendo una nueva conducta adaptativa, antes
marginal, incluso en presencia de pensamientos perturbadores.
Inspirándose en los enfoques cognitivos tradicionales y, sobre todo,
conductuales, en el enfoque ACT un objetivo terapéutico primario reside en
la expansión del repertorio conductual, con el fin de promover la libertad de
elección y la flexibilidad. En este sentido, se pueden observar algunas
convergencias con los enfoques relacionados con las terapias psicodinámicas
y humanísticas. Profundizando en la relación entre la emoción y la acción,
vamos a abordar lo que sucede cuando experimentamos una discrepancia
entre la experiencia interna y los objetivos personales. En lugar de intentar
eliminarlos, se invita a la persona a designarlos verbalmente, a aceptar
probarlos, a considerarlos nada más que acontecimientos desagradables pero
transitorios, como parte del camino hacia el logro de uno o más objetivos,
implicándose en ellos desde una "distancia óptima", según su dinámica de
elecciones fundamentales y direcciones significativas de la vida. En este
sentido, las técnicas de exposición y habituación a la estimulación también se
toman como modelo, pero los puntos fundamentales son la reducción del
comportamiento de evitación y, sobre todo, la expansión y flexibilidad del
comportamiento, reconociendo la posibilidad (pero no la necesidad) de una
reducción progresiva de las reacciones fisiológicas y conductuales, a través
de una forma de distanciamiento crítico, típica del enfoque cognitivista.
Partiendo del concepto de fusión cognitiva, proceso por el cual nos
identificamos con formas de experiencia pasada, el autor ha identificado en la
evitación experiencial una importante consecuencia de ello, con la aplicación
de estrategias cognitivo-conductuales dirigidas a liberarnos de estas variables
intervinientes de tipo fusional.
Debido a las influencias familiares (y, en términos más generales, culturales)
que indican como deseable la evitación del sufrimiento y el control individual
activo sobre todas las experiencias, la urgencia de controlar el propio
comportamiento es a menudo identificada por las personas con la solución
del problema, mediante una forma de generalización interna. A este respecto,
en muchos casos la afección dolorosa se aborda mediante el uso de
tranquilizantes, alcohol o drogas. Esto puede producir una forma de
condicionamiento operativo: habiendo obtenido en el futuro inmediato una
supresión transitoria de las emociones negativas, cuando las condiciones se
repiten, se induce a repetir estos comportamientos de evasión.
La convicción de tener que controlar los propios procesos psíquicos puede
llevar a juzgar erróneamente los propios modos de expresión emocional, a
comprometerse con su rápida eliminación, a no poder ayudar pero a darse
cuenta más tarde de que así aumentan paradójicamente, en un círculo vicioso
bien conocido en las formas de trastorno obsesivo-compulsivo, en el que la
emoción (por ejemplo, el tipo de ansiedad) se considera un indicio de una
realidad desastrosa que se aproxima.
Además, los esfuerzos por liberarse inmediatamente de los acontecimientos
internos que provocan respuestas negativas, a menudo no van de la mano de
un aumento del bienestar, sino que producen una reducción del repertorio
conductual, ya que uno se distrae inconscientemente, o incluso renuncia, a
participar activamente en objetivos y propósitos vitales (Hayes, 2004).
En el enfoque del ACT, la superación de esta condición se logra a través de
un proceso denominado el yo como contexto: este constructo puede
describirse brevemente como la asunción de la posición de un observador,
distinto en términos de contenido, funciones o identificaciones, desde la cual
se toma conciencia de los acontecimientos y procesos mentales del momento
presente, que antes se evitaban por considerarse amenazadores. Algunas de
las aplicaciones en diferentes poblaciones y contingencias: depresión,
ansiedad, ira, uso de sustancias, dolor crónico y otras condiciones
patológicas.
En resumen, la importancia psicológica de la atención en la ACT se reconoce
en el hecho de que en este modelo ampliamente experimentado se considera
posible:
un fortalecimiento de la conciencia de sí mismo en contacto con el momento
presente
un fortalecimiento de las tendencias internas que integran las constelaciones
de los objetivos de la persona
apoyo a la acción comprometida basada en una renovada flexibilidad
psicológica (Iglesia, 2011).

PROCESOS DE CAMBIO
En muchas zonas se propone la tesis de que las prácticas de presencia mental
pueden alentar a los participantes a adoptar una actitud más abierta y
benévola hacia ellos mismos, lo que conduce a una reducción del sufrimiento
y a un aumento del bienestar psicológico. Las intervenciones basadas en la
atención plena han tenido un gran seguimiento por los resultados obtenidos
en la reducción de los síntomas o el malestar. A partir de estos datos
alentadores, algunos estudiosos llevan mucho tiempo trabajando en la
investigación de los mecanismos del enfoque en forma de aceptación y
concienciación, a fin de aclarar los factores responsables y los menos
influyentes, aumentando en perspectiva la eficacia y la eficiencia general.
Por ejemplo, es importante tener en cuenta los posibles efectos de la
disonancia cognitiva: como señaló Ruth Baer "aunque es probable que
quienes han estado meditando durante mucho tiempo tengan muchos
argumentos a favor de la meditación, si no se hubieran beneficiado de ella,
probablemente habrían dejado de meditar".
Por estas razones, es de gran importancia arrojar luz sobre los procesos de
cambio que se producen a diversos niveles (qué cambios, qué consecuencias
hay en las funciones psicológicas, qué factores contribuyen). Se considera
que todos estos procesos están interrelacionados y se apoyan mutuamente.

FLEXIBILIDAD PSICOLÓGICA
El aspecto más importante, especialmente en algunos modelos terapéuticos de
comportamiento como el ACT, es la flexibilidad psicológica. Partiendo de la
consideración de que la rigidez psicológica es en muchos casos un precursor
de la angustia psicológica, se considera probable que la flexibilidad
psicológica conduzca al bienestar psicológico, reduzca los síntomas clínicos
y aumente la actividad basada en propósitos vitales.
Este constructo se compone de dos áreas: por un lado, procesos de
compromiso y cambio, que incluyen la disposición a experimentar
sensaciones y emociones aunque no sean placenteras, manteniendo una
intención y conducta funcionales a ciertos objetivos (a corto o largo plazo)
considerados importantes; por otro lado, procesos de aceptación y contacto
con el momento presente, es decir, la capacidad de tomar conciencia del flujo
de pensamiento como contexto. Las técnicas formuladas y propuestas quieren
ayudar a la persona a "vivir lo que es", y a moverse en la dirección deseada,
con toda su historia, en un proceso cíclico descrito en tres fases:
- reconociendo la fusión cognitiva y el comportamiento de la evasión
experimental;
- dejar de lado estos eventos y establecer relaciones funcionales flexibles con
estos eventos;
- se mueven en la dirección elegida, construyendo patrones de
comportamiento más amplios.

DESCENTRALIZACIÓN
Desde el comienzo de la investigación cognitivo-conductual, el proceso de
descentralización (o desconcentración, o des-fusión) ha sido descrito y
analizado como una forma particular de relacionarse con los procesos
mentales, que se observan como eventos o estados transitorios:
- no necesariamente importante, sin relación con el valor de la persona,
- que no requiere un comportamiento de respuesta particular.
Este constructo corresponde al de "contacto con el momento presente", que
también se llama consciencia. También se ha utilizado el término "re-
percepción" (re-percibir, re-sensibilizar) para describir este concepto, y se
supone que las cualidades que reflejan este proceso son la vitalidad, la
espontaneidad, la conexión y la creatividad (Sauer et al., en Baer, 2010).
La TCC clásica (Terapia Cognitiva Conductual) ha ofrecido durante mucho
tiempo diversas consideraciones al respecto, como el análisis de la
irracionalidad de los propios pensamientos, con vistas a su amplia
redefinición (Ellis, 1962). La ACT, como otras terapias basadas en la
conciencia, propone en cambio el intento de intervenir en el contexto, a través
de la des-fusión cognitiva.
Por ejemplo, una relación descentralizada con una imagen o evaluación
mental (por ejemplo, "soy un inútil") significa notar cuando se manifiesta,
identificarlo como pensamiento y no como hecho, y reconocer que no define
(al menos no completamente) al sujeto. Se cree que el uso de este modo de
experiencia tiene una función de indicación de los cambios de conducta,
aplicados mediante una programación basada en prácticas de concienciación.
Una herramienta desarrollada específicamente para su medición es el
Cuestionario de la Experiencia (Sauer et al., en Baer, 2010).

EL YO COMO CONTEXTO
Continuando el análisis, a este respecto, se invita a los participantes en el
ACT a que trabajen en la observación de su autoconciencia, es decir, en el
reconocimiento y la relativización de las expresiones de un yo
conceptualizado (por ejemplo, "soy egoísta") y en la construcción de una
experiencia de contacto con una dimensión interna, estable y segura.
En el enfoque del ACT, esta superación se logra mediante un proceso
denominado el yo como contexto: una construcción que puede definirse
sintéticamente como la asunción de la posición de un observador,
diferenciada experimentalmente en términos de contenido, funciones o
identificaciones, a partir de la cual se toma conciencia de los acontecimientos
y procesos mentales del momento presente, previamente evitados por
considerarse amenazadores.
Al tiempo que mantienen su sentido de identidad y continuidad, las personas
pueden darse cuenta de que pueden dejar de temer algún contenido
psicológico y comenzar a considerar que los pensamientos y las emociones
cambian y, por lo tanto, son menos importantes y significativos.
VALORES PERSONALES Y COMPROMISO
Un elemento importante de la flexibilidad psicológica es la capacidad de
establecer valores personales, metas y direcciones elegidas para guiar las
elecciones y el comportamiento (Hayes et al., 2004). En la terapia ACT, se
nos anima a reflexionar sobre cuestiones relevantes para la persona, y a
identificar formas de conducta inconsistentes, con el fin de dirigir las
acciones futuras hacia el logro de objetivos vitales. Sólo de esta manera se
puede integrar la aceptación, la des-fusión y la acción consciente en una
conducta efectiva y satisfactoria. La evaluación del compromiso para la
acción, que debe renovarse continuamente, incluso ante las dificultades y los
fracasos, y los cambios en el alcance del comportamiento en armonía con los
valores de la persona, también pueden proporcionar indicaciones interesantes
sobre los posibles cambios en otras áreas del funcionamiento psicológico,
para una reorganización positiva de la vida y la creación de vínculos
significativos (Cyrulnik, B., et. al. 2005). Una vez más, las estrategias
cognitivas y conductuales bien conocidas se utilizan para fines menos
específicos y más generales.

REGULACIÓN EMOCIONAL
La regulación emocional puede definirse como la capacidad de modular las
emociones y las respuestas emocionales. El interés de este modo radica en la
posibilidad de que esté relacionado con modos de funcionamiento mental
adaptativos, ya que las debilidades en esta área van acompañadas de
diferentes angustias mentales. El entrenamiento en la distinción entre la
emoción y el comportamiento entra en numerosas prácticas de
concienciación. Algunos de ellos hacen hincapié en el control y la reducción
de las emociones negativas, sugiriendo oponerse a ellas y apoyarse en las
emociones positivas, pero más a menudo se hace hincapié en la aceptación de
todas las emociones a medida que surgen, suspendiendo sólo el despliegue de
la cadena de reacciones y el comportamiento disfuncional. Esta perspectiva
peculiar difiere de los enfoques terapéuticos consolidados de la atención y la
intervención, ya que no se privilegia el objetivo de modificar la emoción,
sino el de "permanecer en ella", el de "respirar en ella", para luego tratar de
adoptar en cambio una conducta orientada a los fines (Gratz, et. al. en Baer,
2010).
La superposición de las dos conceptualizaciones, la regulación emocional y la
orientación de la atención plena, sugiere que los enfoques basados en la
aceptación y la conciencia pueden ser útiles para actuar de manera dirigida en
el fortalecimiento de la regulación de las emociones.

LA AUTOCOMPASIÓN Y EL COMPROMISO ESPIRITUAL


De acuerdo con la antigua tradición budista, el desarrollo de la compasión por
uno mismo y por los demás se indica como uno de los principales efectos que
acompañan a la práctica regular de la meditación de la conciencia.
En la literatura psicológica occidental, conductas tales como: tratarse a sí
mismo con benevolencia, no juzgarse severamente, reconocer que las
emociones dolorosas y la adversidad son elementos esenciales de la vida
humana, o mantener una medida en las propias actitudes con ocasión de
experiencias difíciles, han sido poco investigadas, al menos hasta hace muy
poco. Las intervenciones basadas en la atención, como es bien sabido,
requieren prestar atención a la propia experiencia presente, con una actitud de
disponibilidad y amabilidad.
Una investigación a fondo puede definir mejor este constructo, evaluando,
por ejemplo, el aumento de la puntuación encontrada en la autoempatía (que
por lo general se correlaciona positivamente con muchos aspectos del
funcionamiento definidos como psicológicamente sanos), obtenida en
cuestionarios autorreferenciados entre personas que participan en
intervenciones basadas en la atención plena.
La consideración de los elementos trascendentes y transformadores desde una
perspectiva psicológica se remonta al concepto de experiencia máxima de A.
Maslow (1962) y a la psicosíntesis transpersonal de R. Assagioli (1965).
Además, aunque las prácticas de mindfulness casi siempre se han entendido
en Occidente de forma deliberadamente secular, muchos autores, entre ellos
el monje vietnamita Thich Nath (1993), el psicoterapeuta Mark Epstein
(2000) y el escritor Alan Wallace (2006), se inspiran de forma más explícita
en la tradición espiritual (no sólo oriental) que considera el compromiso ético
y espiritual como una dimensión importante del ser humano. Al igual que en
otras esferas, parece probable que el concepto de espiritualidad incluya una
amplia gama de experiencias y procesos, con una considerable variabilidad a
nivel individual. Cabe señalar que las formas de meditación, concentración o
conciencia no son ciertamente las únicas herramientas eficaces para cultivar
el equilibrio emocional y el crecimiento personal, aunque se encuentran entre
las principales. También hay que señalar que los efectos espirituales de la
meditación pueden interactuar con el estado de salud física, la regulación
emocional y de comportamiento, la relación con uno mismo y con los demás,
pero esto puede suceder de manera más o menos significativa.
Es interesante observar que el número de estudios sobre los aspectos de la
experiencia espiritual, relacionados con la atención plena y las prácticas
conexas, es actualmente inferior al reservado a otras esferas; como han
informado algunos autores, la profundización de los modelos integrados de
meditación, atención plena y espiritualidad podría apoyar una mayor
comprensión de los posibles beneficios que se obtienen de ellos, tanto en un
contexto terapéutico como en el estudio de aspectos concretos de los procesos
psicológicos.
En el último decenio se han introducido muchos cuestionarios psicométricos
que se han centrado en la medición de un concepto general de la atención
plena, tanto como rasgo estable como estado o condición. Varios autores
sugieren que la atención consciente puede conceptualizarse como una
construcción unitaria, cuya característica es la "atención consciente centrada
en el presente". Por ejemplo, la Escala de Concienciación de Atención
Consciente (MAAS), un cuestionario que se entrega a los meditadores
(principiantes y expertos) y a los no meditantes, interpreta los resultados de
las voces de manera unidimensional, basándose en definiciones y
metodologías operativas desarrolladas por los respectivos grupos de trabajo.
Los autores informan de altas consistencias internas (coeficiente alfa 0,82 y
0,93, respectivamente) y altas correlaciones en términos de validez
convergente y discriminante. Se han publicado resultados preliminares
formalizados, y los estudios ulteriores ayudarán a seguir explorando los
vínculos causales observados.
Otros autores sugieren que el intento de hacer operativa la construcción de la
atención consciente debería estar de acuerdo con la multiformidad presente
en la definición clásica, a través de una descripción compuesta. Por ejemplo,
Ruth Baer y colaboradores (Baer, 2010) investigaron la validez del
Cuestionario de cinco facetas de la atención plena (FFMQ), que mide las
siguientes dimensiones: no reaccionar - observar y describir - actuar con
conciencia - aceptar sin juzgar. Los valores alfa de cada uno de estos factores
son los siguientes: no reactividad=0,75, observación=0,83, acción
consciente=0,87, descripción=0,91, no juicio=0,87. La estructura teórica de la
prueba está vinculada a los principios esbozados en la terapia DBT, y estos
factores están vinculados a la construcción general de la atención. Las
variaciones en las dimensiones de la actuación consciente, el no juicio y la no
reacción (aceptación) parecen predecir mejoras en los resultados
psicológicos. Las dimensiones de observación, no juicio y aceptación, por
otra parte, se correlacionan con una práctica prolongada en el tiempo (más de
un año) de presencia y atención mental.
También deben mencionarse al menos otros dos inventarios, como el AAQ
(Cuestionario de Aceptación y Acción), una herramienta desarrollada
específicamente para el estudio de la flexibilidad psicológica y el
comportamiento de evitación, y el Cuestionario de Experiencia (Sauer et al.,
en Baer, 2010), utilizado para la medición de la descentralización
experiencial. Aunque estos instrumentos proporcionan pruebas de que se
puede medir una construcción general de la atención, algunas deficiencias
metodológicas (como la insuficiente validez ecológica) limitan en muchos
casos la posibilidad de sacar conclusiones plenamente fiables. Los cambios
observados pueden ser específicos o pueden deberse también a otros factores
no específicos. Por otro lado, incluso los resultados parciales son útiles para
ayudar a "capturar" temas complejos como este. Del mismo modo, todavía
hay pocos estudios realizados con grupos de control activos. A este respecto,
los resultados preliminares, que comparan las intervenciones con la
continuación de los tratamientos con antidepresivos, o con terapias
cognitivas, respectivamente con o sin intervenciones de atención plena, han
proporcionado resultados alentadores.

LA ATENCIÓN Y LA NEUROPLASTICIDAD
Por último, mencionamos la relación entre la atención y la neuroplasticidad.
Los recientes avances en las tecnologías de imágenes funcionales del cerebro
para la observación de la actividad cerebral durante la realización de acciones
complejas, han detectado la presencia de cambios en la estructura conectiva y
en la función cerebral en sujetos sometidos a examen y análisis, incluso
después de un único ciclo de prácticas de MBSR sobre la conciencia del
momento presente. En un grupo de voluntarios que siguieron el programa de
ocho semanas de Kabat-Zinn para el desarrollo de la atención plena, hubo un
aumento significativo (incluso después de cuatro meses) de la activación
básica en las zonas prefrontales izquierdas (que se supone están asociadas
con las emociones positivas) en comparación con el grupo de control.
Además, la función inmunológica parece reforzarse (Taylor, et al., 2012). Por
último, los resultados ulteriores han puesto de relieve el hecho de que los
procesos cognitivos clasificados como "fríos", como la atención para la
solución de problemas y la ampliación de la memoria de trabajo, están
positivamente correlacionados con las prácticas de sensibilización, incluso de
corta duración (Kozasa y otros, 2012). Los hallazgos cualitativos y las
pruebas cuantitativas han comenzado a arrojar luz sobre la naturaleza y la
amplitud de estas y otras pruebas experimentales.
Los resultados de la investigación neurobiológica sobre la meditación apoyan
la hipótesis de que la meditación puede afectar a la estructura y función del
cerebro, con recaídas cognitivas beneficiosas. Aunque todavía queda mucho
por comprender, los resultados, aunque necesariamente heterogéneos en
cuanto a condiciones y procedimientos, alientan la profundización de la
investigación, incluso con el uso de dibujos longitudinales.
Las dos definiciones de atención plena y descentralización presentan
similitudes, así como la construcción de la espiritualidad (definida como la
trascendencia del yo) puede ser coherente con el "yo como contexto", un
elemento de flexibilidad psicológica (para más detalles, véase Baer, 2010). El
instrumento elaborado por los investigadores dirigidos por Ruth Baer, el
Cuestionario de cinco facetas de la atención plena, que pone en práctica los
conceptos mencionados, parece sugerir numerosas superposiciones entre los
procesos de aceptación y cambio. Se ha observado que algunos de esos
modelos parecen describir elementos diferentes de los característicos de los
procedimientos que se refieren a las pautas de comportamiento cognitivo
(como la autoestima o la capacidad de observar y describir los procesos
internos).
En resumen, Chris Mace (2008), tras su amplio examen de los efectos
potencialmente útiles, aunque indirectos, de las intervenciones basadas en la
atención y la aceptación, de las que se informa en la literatura, identifica tres
modos generales de acción, vinculados e interdependientes:
La "desconcentración", que refleja la observación objetiva de
acontecimientos psicológicos facilitada por la atención desnuda. Los eventos
se perciben como no relacionados, en una especie de distancia que abre
nuevas posibilidades.
Entre los casos en que este aspecto parece interesante está el tratamiento de
los trastornos de la atención.
En relación con los aspectos relacionados con la evasión de la experiencia,
existe la "re-conciencia", destinada a aceptar las experiencias sin miedo o
aversión excesivos. Entre los ejemplos en los que este aspecto parece útil en
situaciones clínicas se encuentra la terapia para la ansiedad y las fobias.
La llamada "de-centración", vinculada a la importancia de la presencia
mental para estimular los cambios de perspectiva cuando cambia la relación
con los datos de la experiencia. Se trata de aceptar conscientemente cada
evento, disminuyendo las identificaciones con elementos parciales. Este
aspecto se investiga cuando se utilizan enfoques de atención para
pensamientos perturbadores como las rumias obsesivas.
En resumen, la adquisición de conciencia, la descentralización, la flexibilidad
psicológica, la regulación emocional basada en la aceptación, debería
aumentar los resultados intermedios, representados por ejemplo por la
flexibilidad en la atención, y el aumento de la memoria de trabajo y la
conciencia cognitiva (Hayes, 2004). Los resultados comunicados en la
bibliografía también muestran una correlación positiva entre el tiempo
dedicado a la atención plena y las mejoras encontradas en los síntomas
dolorosos, en la capacidad de estar consciente en la vida diaria y en el
bienestar percibido (Chiesa et al., 2011). De acuerdo con la tradición, el
aumento de la apertura en la actualidad sería un mediador en la mejora de la
salud psicológica. Sin embargo, a menos que se realice una comprobación
experimental longitudinal en diferentes momentos, no puede excluirse que las
intervenciones basadas en la atención plena conduzcan directamente a una
mejora de la salud psicológica, y que esto a su vez favorezca la capacidad de
atención plena en la vida cotidiana, en lugar de lo contrario.
La mayoría de las definiciones se refieren a los resultados basados en
instrumentos operacionales en forma de cuestionarios autorreferidos, cuyos
resultados pueden estar sujetos a errores, a efectos confusos y a la acción de
factores no controlados, especialmente en el caso de muestras de poblaciones
pequeñas. Cabe señalar, sin embargo, que puede ser difícil establecer grupos
de control homogéneos que lleven a cabo actividades prolongadas que no
entrañen ninguna de las aptitudes de la atención plena, ya que, por otra parte,
es complejo describir y evaluar las experiencias de atención plena a las
personas que no han seguido ningún tipo de formación de este tipo.
Al evaluar el constructo desde una perspectiva esencialmente funcional y
contextual, los resultados parecen positivos en una variedad de diagnósticos y
poblaciones, tanto generales como clínicos, y ello se debe a que muchos
índices, como el nivel de apertura experiencial y la capacidad de liberarse de
pensamientos perturbadores, parecen haber mejorado.
Por último, debe recordarse que el enfoque de la atención requiere una forma
de práctica bastante rigurosa y una cantidad de tiempo razonable: se cree que
es necesaria una frecuencia diaria para lograr resultados positivos, aunque
este aspecto ha sido de hecho poco investigado experimentalmente.

ATENCIÓN E INCOMODIDAD PSICOLÓGICA


Se describe a un individuo como psicológicamente flexible cuando muestra la
capacidad de estar en pleno contacto con el momento presente y con los
pensamientos y estados de ánimo que contiene, sin necesidad de defenderlo
innecesariamente, y también capaz de adaptar su propia conducta, o de
persistir en ella, según las circunstancias, en la búsqueda de objetivos y
valores, entendidos como propósitos vitales.
También se considera que la flexibilidad psicológica refleja el grado de
apertura a las experiencias privadas consideradas como negativas. Estos
aspectos se han investigado tanto en el ámbito clínico como en otros
contextos, como en el entorno laboral y organizativo.
Los cuestionarios preparados para este propósito (AAQ, Cuestionario de
Aceptación y Acción) han mostrado correlaciones con indicadores de
angustia emocional, percepción de salud, bienestar ocupacional. Además, de
acuerdo con el modelo ACT, se ha observado una referencia a una dimensión
global caracterizada por la evitación experiencial (o baja flexibilidad
psicológica), y la fusión con pensamientos disfuncionales, en relación con los
procesos de baja resistencia al estrés, la evitación del afrontamiento o la
positividad autoilusiva (Carriochi et al., en Baer, 2010). Los datos, obtenidos
en un marco funcional, es decir, orientado principalmente a la eficacia,
sugieren que las terapias basadas en la atención y la aceptación no conducen
a un aumento de la autoestima, sino que reducen la tendencia a creer en
pensamientos disfuncionales y fomentan la apertura hacia la experiencia
interna, que ya no suele considerarse un obstáculo para la acción.

PROCESOS VALIOSOS Y VULNERABILIDADES


Las intervenciones terapéuticas basadas en la atención y la aceptación han
dado resultados alentadores desde el principio en muestras tanto clínicas
como de la población en general, en una amplia gama de casos, como el dolor
crónico, el estrés relacionado con el trabajo, el poli-abuso, la depresión y la
fobia social (Wilson et al., en Baer, 2010). Estos resultados son coherentes
con los objetivos de las intervenciones, ya que el modelo ACT destaca la
importancia de desconectar los aspectos dolorosos de la experiencia de la
capacidad de realizar actividades dirigidas a los objetivos primarios (valores),
en lugar de estructurar tratamientos diseñados para disminuir los síntomas.
Por ejemplo, en los casos experimentales con grupos de trabajadores, aunque
la intensidad del dolor comunicada no cambió, se redujo drásticamente el uso
de permisos para exámenes médicos o enfermedades.
La adhesión a los objetivos libremente elegidos es un importante mecanismo
de cambio común a varias intervenciones, no sólo basado en la atención y la
aceptación. Aunque no está directamente relacionada con la construcción de
valores, la apertura consciente a la experiencia está vinculada a la dinámica
existencial subyacente, a los significados del contexto y a los tipos de
refuerzo identificados, especialmente los intrínsecos al compromiso con la
pauta de actividades en curso. En este contexto, las herramientas
desarrolladas por los enfoques holísticos, además de las herramientas
cognitivo-conductuales, pueden apoyar el proceso de valor. Por ejemplo, la
intervención ACT (Terapia de Aceptación y Compromiso) define el objetivo
de vivir de acuerdo con los propios valores como una conceptualización
funcional y conductual de los aspectos que forman parte de los enfoques
basados en la atención y la aceptación.
Las personas son vulnerables, especialmente en las esferas que les resultan
más valiosas, pero la apertura a la posibilidad de errores y decepciones
completa la experiencia de lo que es más importante para ellas. A menudo no
es posible hablar de las esferas de la vida a las que se atribuye el mayor valor,
especialmente si se han experimentado decepciones en esas esferas en el
pasado. Siguiendo un enfoque contextual y pragmático, las intervenciones y
evaluaciones se alternan en el proceso terapéutico, teniendo en cuenta
también los cambios posteriores en los instrumentos utilizados.

REGULACIÓN EMOCIONAL Y RESPUESTA CONDUCTUAL


Sobre la base de los estudios más recientes (véase Gratz y otros, en Baer,
2010), una definición de la regulación emocional puede centrarse en las
formas adaptativas de responder a la angustia emocional, más que en el
control de las emociones o en la atenuación de la activación emocional. Se
supone que las emociones representan una especie de "sistema de
señalización a las contingencias ambientales", que ha evolucionado en los
humanos. Muchos problemas emocionales surgen, una vez activados, del
fracaso de los sistemas emocionales y sus expresiones para extinguirse
cuando el contexto cambia. Esto puede deberse en parte a las diferencias
básicas individuales, pero también a las pautas mentales habituales de
representación (imágenes, objetos mentales) del pasado, el presente y el
futuro, creadas independientemente de las situaciones, y que siguen
influyendo en el sistema emocional, que no discrimina las representaciones
(aunque importantes) de los hechos.
Esa conceptualización pone de relieve la utilidad de regular las emociones,
definiéndola como:
- conciencia, comprensión y aceptación de las emociones
- capacidad de limitar las respuestas impulsivas a las emociones negativas, y
participar en conductas específicas
- uso flexible de estrategias para modular las respuestas emocionales, sin
bloquearlas
- disposición a percibir emociones desagradables, considerándolas como
parte del desarrollo de actividades significativas.
Este enfoque considera la regulación emocional como cualquier forma de
adaptación para responder a las propias emociones, independientemente de la
intensidad y la reactividad, que a menudo se asocian con características
temperamentales. Esto no debería obstaculizar la regulación; de hecho, una
persona puede experimentar emociones y ser reactiva, pero no mostrar una
falta de regulación psicológica (diferencia entre la regulación de las
emociones y la vulnerabilidad emocional temperamental).
A continuación, destaca las actitudes y comportamientos que están más bajo
control personal, y por lo tanto más útiles para la regulación. Esta
conceptualización de la regulación emocional se superpone a la atención a la
observación y a la apertura a las emociones (sin reaccionar necesariamente a
ellas), participando en las actividades del momento incluso en presencia de
emociones negativas, por ejemplo, abordando las actividades dirigidas. El
compromiso de responder con voluntad y conciencia podría ser beneficioso
en muchos casos, en una forma más adaptable, es decir, capaz de
proporcionar un mayor conocimiento del entorno, con miras también a una
respuesta más eficaz a los estímulos sociales. Las intervenciones destinadas a
evitar y controlar las formas emocionales perturbadoras pueden ser inútiles y,
paradójicamente, refuerzan la accesibilidad de estas experiencias y una
actitud crítica hacia ellas.
El aumento de la regulación emocional se debe a una mayor conciencia y
claridad emocional, y a la voluntad de experimentar los diferentes
componentes de las respuestas emocionales. Esta disponibilidad se alimenta
del abandono de una actitud categorizadora hacia estos estados (como
"correcto" o "incorrecto"). De hecho, dado que la evaluación de las
emociones puede generar respuestas emocionales secundarias, como la
vergüenza o el bochorno, es de esperar que una actitud no clasificatoria, en la
que las respuestas emocionales se toman por lo que son, sea la base de las
posibles ventajas en el manejo de las emociones.
Muy a menudo la percepción de las emociones como inseparables de la
respuesta del comportamiento es un factor considerado relevante, tanto que la
emoción y el comportamiento que sigue se consideran un todo. En este
sentido, una práctica basada en la atención plena puede favorecer la
distinción entre las emociones y la respuesta conductual, en una especie de
desacoplamiento de las experiencias sensoriales de las autorrepresentaciones
narrativas, que contienen recuerdos e inferencias, que contribuyen a formar y
preservar la identidad personal (Gratz et al., en Baer, 2010).
Por último, el enfoque de atención y aceptación ofrece una forma controlada
de exposición a las sensaciones y emociones dolorosas, mediante el
entrenamiento en la observación desapegada y relajada, desarrollando la
capacidad de expresar sus actividades de forma adaptativa, incluso y
especialmente en situaciones de sufrimiento emocional y existencial.
Pocos estudios han explorado la relación entre las intervenciones basadas en
la atención plena y la regulación emocional. Sólo con la ayuda de los
instrumentos de medición recientemente desarrollados ha sido posible
examinar el posible papel de la regulación emocional como mediador como
mecanismo para el cambio de las prácticas de atención y aceptación. Los
datos preliminares indican que esas intervenciones, realizadas en diferentes
tipos de afecciones clínicas, aumentan la regulación emocional adaptativa en
diversas poblaciones, como las personas con adicciones a sustancias, con
problemas relacionados con la alimentación o con episodios de autolesiones.

CONCIENCIACIÓN Y MALESTAR PSICOLÓGICO


En este capítulo hemos examinado hasta ahora algunos aspectos que
relacionan la angustia psicológica y las intervenciones basadas en prácticas
de conciencia emocional y mental, caracterizadas por diferentes enfoques y
objetivos. En algunos de ellos se han controlado adecuadamente los
propósitos y condiciones. Por ejemplo, en el caso del MBCT, cuando se le
pregunta para qué casos es útil, la respuesta existe: "Es útil cuando los
pacientes han tenido tres o más episodios de depresión" (Segal, et. al., 2002).
Ampliando el tema, un estudio de Chris Mace (ed. it. 2008, págs. 103 y ss.)
esboza categorías objetivas en las que probablemente influyan
positivamente las intervenciones basadas en la atención y la
presencia mental:
En los siguientes párrafos, informamos de las áreas en las que los programas
de mindfulness han demostrado, a través de ensayos controlados aleatorios,
los resultados más obvios: ansiedad, depresión, dolor.
Cabe señalar que limitarse sólo al campo psíquico es en sí mismo débil y
artificial, ya que no es realista separar claramente el bienestar físico y mental,
como lo demuestra la experiencia pionera del MBSR de Kabat-Zinn y sus
empleados, llevada a cabo durante mucho tiempo en el hospital para
enfermedades crónicas.

TRASTORNOS DE ANSIEDAD
La salud no depende de la eliminación de los niveles normales de angustia,
sino de la capacidad de mantenerlos (concepto de resiliencia, véase más
adelante). En muchas situaciones la ansiedad es inevitable, pero en las
situaciones en las que la combinación particular de síntomas toma la forma de
ataques agudos (ataques de pánico), los efectos en la persona se vuelven
incapacitantes. Además, tanto la ausencia de síntomas físicos (sudor, falta de
aire, palpitaciones, náuseas) o psicológicos (preocupación, miedo), como el
exceso agudo e incapacitante de éstos son anormales y no adaptables.
El Enfoque basado en la presencia mental para la reducción del estrés
(MBSR, Kabat- Zinn, 1994) también se ha empleado con éxito para la
reducción (mantenida a lo largo del tiempo) de los síntomas de ansiedad en
grupos de voluntarios con diversas enfermedades, presumibles fuentes de
ansiedad. Los autores subrayaron el carácter no cognitivo del uso de la
focalización en el cuerpo, en el que se basa la intervención, sin pretender
modificar o reestructurar los pensamientos perturbadores. Las formas de
intervención se caracterizaban por su heterogeneidad (ejercicios de yoga,
meditación sentada en la respiración, concentración/exploración corporal) y
los participantes podían explorar y elegir entre las disponibles.
Más difícil fue obtener beneficios para la combinación particular de ansiedad
orgánica y psicológica del trastorno de ansiedad generalizada (TAG) y la
preocupación consciente asociada, para la cual las intervenciones cortas
basadas en la conciencia no son más eficaces que los tratamientos cognitivos
ya conocidos y existentes (Kabat-Zinn, 1994).

DEPRESIÓN
La eficacia del tratamiento del problema clínico de la depresión mayor, tanto
mediante la terapia cognitiva basada en el trabajo de Aaron T. Beck como
mediante la terapia interpersonal (TIP), no ha resuelto el aumento del riesgo
de recaídas depresivas, especialmente al aumentar el número de episodios
anteriores, como se informa en Teasdale, Williams y Segal (2002). Estos
terapeutas, psicopatólogos cognitivos, han estructurado el programa de
intervención MBCT, basado en la presencia mental, para los participantes en
remisión después de uno o más episodios de depresión, con el fin de evitar
recaídas (Segal et al., 2002). En los casos con un alto número de recaídas, el
riesgo de recaída se redujo al nivel medio, se remitió a dos episodios
anteriores y se trató con el método basado en la terapia cognitiva.
Además, Teasdale ha propuesto una teoría que justifica el hecho de que
algunas personas no caen, ni siquiera después de años, en los episodios
depresivos. Al detectar el tipo de memorias autobiográficas, asociadas al
relato de sentimientos experimentados en presencia de estímulos depresivos,
ha desarrollado un indicador de "conciencia metacognitiva". Los resultados
preliminares mostraron que los participantes utilizaron algunas habilidades,
como la capacidad de acceder a un campo metacognitivo diferente, de no
identificarse con pensamientos negativos, de cambiar la relación con el
conocimiento y las emociones (Teasdale et al., 2000).
En un nivel diferente, el supuesto lógico para el uso de la atención plena en
esas situaciones está vinculado al papel de las rumias, formas reactivas que
incluyen el uso persistente de pensamientos negativos sobre uno mismo y
sobre cómo debería ser.
Hay pruebas de los efectos positivos de la presencia mental en la reducción
de las rumias depresivas, en mayor medida que otros tipos de tratamiento.
Las prácticas de sensibilización inducen una descentralización en relación
con cada experiencia sucesiva, incompatible con las "reacciones en cadena"
emocionales. Si los ruidos depresivos ya no reciben una atención reactiva que
les permita expandirse, se evitarán los cambios de humor resultantes.

TRAUMAS
Las experiencias traumáticas del pasado, que resurgen de manera intrusiva en
forma de recuerdos muy vívidos, representan un acontecimiento común, pero
también una instancia central y un estímulo para el uso del entrenamiento en
presencia mental, para los instructores y practicantes. Por ejemplo, cuando se
desplaza la atención deliberadamente a diversas partes del cuerpo (ejercicio
de exploración corporal), la anestesia leve autoinducida puede dar lugar a una
nueva experiencia de sensaciones asociadas a acontecimientos traumáticos
asociados.
Integrando la atención con otras formas de exploración y un apoyo más
abierto al individuo, proponemos con precaución técnicas de modulación de
la atención, dirigidas a la respiración, en lugar de concentrarla en el material
traumático. Por ejemplo, en los casos de tendencias a autolesionarse, el
entrenamiento gradual en la presencia mental ha aumentado en muchos casos
la capacidad de afrontamiento, preparando a las personas para la posterior
exploración interior. Cabe señalar que lo mismo se aplica a la utilización de
componentes afectivos positivos, en la práctica del llamado "entrenamiento
de la mente compasiva". La autocompasión se define como un sentimiento de
cuidado y bondad hacia uno mismo en una condición de sufrimiento
personal. Las pruebas actuales sugieren una correlación positiva entre el
estado de atención y el nivel de autocompasión, que se relaciona con la
capacidad de recuperación y que, a su vez, puede ser un importante mediador
de resultados clínicos favorables.
El objetivo del método consiste esencialmente en fomentar una actitud de
apertura, en lugar de aversión (que servía para mantener la intensidad de la
carga emocional y el aislamiento de los recuerdos), operando de tal manera
que se deja espacio para todos los componentes de la experiencia, sin asignar
a los temidos recuerdos un papel desbordante. Las precauciones prácticas
también incluyen la construcción gradual de factores protectores de tolerancia
a la incomodidad (resiliencia), en una relación de ayuda que proporcione un
tiempo adecuado para el diálogo y la comparación, antes de centrarse,
mediante la presencia mental, en las sensaciones sensoriales y motoras del
cuerpo (más que en las emociones e interpretaciones) relacionadas con las
zonas lesionadas o traumatizadas. De hecho, es frecuente que los traumas del
pasado, que se han tratado suprimiéndolos, se reactiven a la memoria con
ejercicios que invitan a dirigir la atención hacia el interior.

PROMOVER LOS RECURSOS EN EL CAMBIO


En el campo de la psicología contemporánea, a partir de finales del siglo
pasado, se ha desarrollado la perspectiva de la psicología positiva, que tiene
como objetivo estimular el potencial y los recursos personales de la persona,
en lugar de centrarse únicamente en sus déficits (Seligman, et. al., 2000).
Además, se da gran importancia a las relaciones interpersonales y a los
contextos de vida. Su objetivo es el desarrollo personal sano y, sin negar las
dificultades, los obstáculos y el sufrimiento, hace hincapié en la capacidad de
superarlos y desarrollar partes sanas de la persona, a todas las edades. De
hecho, la psicología no sólo debe ocuparse de la incomodidad, el sufrimiento
y los trastornos mentales, sino también de trazar un mapa completo de la
existencia y las relaciones humanas. La psicología positiva, por lo tanto, tiene
como objetivo centrar la atención en las habilidades, la motivación, las
fortalezas y la excelencia.
A nivel individual, se consideran aspectos como la apertura al futuro, la
flexibilidad y la capacidad de relación, la perseverancia, la sensibilidad
estética, la sabiduría. En el plano interpersonal y social, están en juego
procesos relacionados con el altruismo, la tolerancia, el sentido del deber y la
responsabilidad.

PROCESOS DE RESISTENCIA
En el ámbito de la psicología positiva, pero también en otros enfoques como
la psicología humanística y la psicología comunitaria, en los últimos años se
ha prestado cada vez más atención al concepto de resiliencia, término tomado
de la ciencia de los materiales que indica la capacidad de soportar el estrés y,
al mismo tiempo, de expresar formas de adaptación funcional en condiciones
adversas. Se trata de la capacidad de las personas para hacer frente de forma
satisfactoria a la adversidad, y para salir fortalecidas de ella. Esta
competencia tiene por objeto tanto la integridad personal como contrarrestar
y reducir los resultados emocionales y emocionales durante los
acontecimientos traumáticos (duelo, accidentes graves) o las situaciones
difíciles y dolorosas, especialmente si se prolongan en el tiempo
(discapacidad, dolor crónico). Conocer los mecanismos que facilitan la
prevención y la superación de estas dificultades es un paso en la dirección de
poder utilizarlos cuando sea necesario.
Enfrentar y gestionar situaciones forma parte de las numerosas tareas de
desarrollo de un ser humano que, desde la infancia y especialmente en los
momentos cruciales de su paso, se encuentra interactuando con peticiones
para poner en práctica, de vez en cuando, conductas y actitudes acordes con
las normas personales y sociales de su cultura.
El concepto de resiliencia está vinculado al de adaptabilidad activa,
determinada esquemáticamente por la interacción entre dos órdenes de
factores, que siempre se dan en combinación: por un lado, los factores de
riesgo, y por otro, los factores de protección, ambos presentes a nivel
individual y en el medio ambiente.
En general, se indica como una capacidad muy variada, en la que se pueden
enmarcar áreas de eficacia creciente (pasando de "evitar" a "afrontar" a
"superar"), que permiten al individuo vivir lo mejor posible las diferentes
situaciones, optimizar sus recursos y obtener apoyo de la interacción social y
ambiental.
En resumen, podemos indicar las principales variables de estos factores:
Cabe señalar que el concepto de resiliencia considera en primer lugar los
resultados, describiendo la forma en que las personas y el contexto abordan
esos factores y examinando más el proceso dinámico (y las posibles
intervenciones al respecto) en el que se insertan los acontecimientos, que la
medición y el equilibrio del gradiente de riesgo.
Entre los muchos aspectos de este constructo multideterminado, los
investigadores y clínicos han tratado de comprender qué características
psicológicas (además de un entorno que ofrezca un apoyo adecuado) poseen
las personas que expresan una capacidad de resistencia particular. Según
estudios que se han interesado en profundizar en la relación entre la
resiliencia y los rasgos de personalidad (Costantino, M. A. y Camuffo, M.,
2009), el modelo de sujeto en la edad adulta identificado tiene una buena
inteligencia general, sentido de eficacia personal, nivel adecuado de
autoestima. Esta pauta de factores permitiría a las personas resistentes
representarse a sí mismas de manera lúcida y significativa, estableciendo
objetivos y sabiendo cómo alcanzarlos, incluso en un entorno en el que
existen importantes limitaciones ambientales.
Es importante señalar que la interacción entre los factores de riesgo y los
factores de protección no es constante sino que varía como resultado de los
contextos ambientales e individuales, y a lo largo del tiempo (trayectoria de
resistencia). El estudio de los recursos y los procesos de adaptabilidad
también parece ser de particular importancia social para hacer frente a las
nuevas emergencias que, con el aumento de la edad media en los países
desarrollados, caracterizan el escenario actual: enfermedades discapacitantes
de carácter crónico-degenerativo, con síntomas relacionados con el estrés que
se suman a los efectos nocivos normales de carácter psicosocial (por ejemplo,
la experiencia de la exclusión social).
Como todas las competencias, la resiliencia también puede aprenderse,
mediante el fortalecimiento de las competencias metacognitivas
(pensamientos adaptativos, en este caso, sobre los propios pensamientos) e
interviniendo sobre los patrones habituales relacionados con las emociones
(salud, dolor, enfermedad). La capacidad de hacer frente a los
acontecimientos estresantes de manera resistente también se ve influida por la
conciencia de la eficacia, por el estilo cognoscitivo de explicación de los
acontecimientos negativos, por las características más o menos estables de la
personalidad (apertura a la experiencia, extroversión), por la determinación y
la responsabilidad, combinadas en un proceso que se alimenta del
crecimiento de las aptitudes en las situaciones.
Las nuevas oportunidades, los acontecimientos pertinentes y las
intervenciones educativas y psicológicas suelen fortalecer este aspecto de la
agitación humana. Los puntos de inflexión, dentro de una perspectiva de
"trayectoria vital", llevan en muchos casos a los adolescentes no resistentes a
convertirse en adultos resistentes, probablemente a través de una especie de
proceso de recuperación (entendido como curación) en el ámbito del
bienestar mental.
Dos componentes fundamentales de este proceso de resiliencia son la
evaluación y el afrontamiento, operaciones que se llevan a cabo
constantemente frente a un evento. La evaluación y la confrontación forman
parte del proceso de regulación emocional, de la construcción de una "base
segura interna".
Las emociones no nacen de la nada, son el resultado de cómo evaluamos los
estímulos del entorno en relación con nosotros mismos, y cómo respondemos
a ellos; a su vez, las respuestas condicionan las evaluaciones y las respuestas
posteriores, en un proceso cognitivo-afectivo-ambiental cuyos términos se
influyen mutuamente.
Así como un individuo puede "crear" eventos estresantes (internos) que
conducen a un estado de incomodidad, el mismo puede dedicarse a dar
espacio a la intervención de mediadores que pueden conducir a un cambio
psicológico. Los mediadores psicológicos desempeñan un papel fundamental
en la determinación de las reacciones al estrés; por ello, toda intervención que
tenga por objeto reforzar las aptitudes ante situaciones problemáticas, llevará
a aumentar, ante tareas cada vez más complejas, componentes cruciales como
la capacidad de potenciación, el locus de control interno, el nivel de
autoeficacia y la capacidad de elección.
Los principales mediadores psicológicos pueden identificarse en las
aspiraciones, los valores, las aptitudes personales, el sentido de identidad
estable. Merece especial atención la dimensión del sentido, concretamente el
sentido de la coherencia, considerado como el epicentro de todo el complejo
sistema de respuestas psicológicas de que dispone el individuo adulto para
hacer frente a los acontecimientos estresantes de la vida. Como se ilustrará
más adelante, muchos de estos recursos internos de resistencia y de revisión
de la situación actual pueden verse influidos positivamente mediante
prácticas que, como la atención plena, aumentan la capacidad de
autorreflexión y la respuesta consciente. La síntesis personal entre la
aceptación y el cambio se promueve mediante técnicas que frenan la
autoevaluación de la persona y que, probablemente, conducen a la
adquisición de nuevas capacidades de adaptación y crecimiento.

LA PERSPECTIVA DE LA ATENCIÓN
A partir de muchas de las consideraciones anteriores, la relación entre las
prácticas de sensibilización y los procesos de resiliencia parece estar
presente, aunque es poco explorada explícitamente en los estudios más
citados; entre ellos, un ejemplo puede encontrarse en las intervenciones del
MBSR para la relajación y la reducción del estrés (Kabat-Zinn,1994). Estos
enfoques centran la atención en lo que está sucediendo "aquí y ahora"
(psicofísico, o ambiental, o ambos), sin dejarse guiar por pensamientos o
sentimientos sobre el pasado o el futuro. Algunas observaciones preliminares
han explorado los tiempos de recuperación después de un estímulo
emocional, y una hipótesis formulada por el grupo de la Universidad de
Massachusetts (Kabat-Zinn, 1994), es que quienes están entrenados en la
atención plena no experimentan menos reacciones emocionales, sino que
muestran (al final del estímulo), tiempos de recuperación más bajos basados
en el nivel de los indicadores psicofísicos observados.
En lo que respecta a las aptitudes metacognitivas, como señala Fabio Giommi
en la introducción al texto de Segal, Williams y Teasdale (2002), es
importante subrayar la diferencia entre la conciencia metacognitiva, típica de
la atención, y la conceptualización utilizada en la TCB. Mientras que la
competencia metacognitiva implica la observación en el campo de la atención
y la memoria operativa de los pensamientos, recuerdos, emociones, la
conciencia metacognitiva se refiere a la forma en que los pensamientos (por
ejemplo) se experimentan como acontecimientos mentales, más que como
aspectos del yo, o como reflejos directos de la realidad. De acuerdo con
muchos autores, es posible definir la atención plena como una práctica
destinada a reconsiderar los acontecimientos negativos de una manera más
adaptable (Giommi, en Segal et al., 2002).
Otro ejemplo significativo de la conexión entre los factores de resistencia y
los enfoques basados en la atención plena puede encontrarse en el programa
de Terapia del Comportamiento Dialéctico (Linehan, 1993) y en la síntesis
entre la aceptación y el cambio, que representa el elemento peculiar del
método. El programa promueve técnicas dirigidas a frenar la "autovalidación"
de la persona, con el fin de conducir a la construcción de nuevas capacidades
de adaptación, resistencia, receptividad e interés en nuevas experiencias de
crecimiento individual.
Según algunos autores, la atención se considera más similar a un estado y una
cualidad, que a un rasgo de la personalidad (propensión a actuar de una
manera determinada), ya que su manifestación se produce, se mantiene a lo
largo del tiempo, dependiendo también de factores de regulación cognitiva, y
termina cuando se deja de regular la atención de la manera descrita. En este
caso, es útil estudiar qué prácticas estimulan su aparición (Teasdale et al.,
2000). Otros estudiosos distinguen entre un estado de consciencia y un estado
de consciencia de golpe, entendido como un factor único, estable y
mantenido a lo largo del tiempo, compuesto por una consciencia y una
atención abiertas, indivisas y receptivas a la experiencia (Brown et al., 2003).
Siguiendo este otro enfoque, el objetivo es comprender si las habilidades
relacionadas aumentan con la práctica.
En cuanto a los estudios sobre la atención a los accidentes cerebrovasculares,
esto estaría positivamente relacionado con el bienestar psicológico de las
poblaciones de jóvenes, adultos y adultos con problemas mentales. A este
respecto, aunque en el laboratorio, muchos investigadores, como Richard
Davidson (2010) y Richard Ryan (2003), han encontrado un desarrollo de las
aptitudes de resistencia al estrés, así como una recuperación más rápida del
bienestar percibido, tras experiencias estresantes momentáneas.
Otro estudio muy reciente examinó las situaciones de conflicto entre padres e
hijos y el consumo de drogas en estudiantes universitarios de Georgia
(EE.UU.). A fin de ampliar el conocimiento sobre los mecanismos conexos y
facilitar la prevención del uso indebido de drogas, se compararon las
funciones de mediación del autocontrol y la atención de los rasgos (entendida
como una característica estable de la conciencia actual y la participación
intencional en las cogniciones y las emociones), detectadas mediante
cuestionarios validados de autoevaluación (MAAS, Mindfulness Awareness
and Attention Scale), con la presencia o ausencia de conductas de riesgo. El
objetivo era explorar las características de la atención plena como posible
esfera de intervención para la prevención del consumo de drogas por parte de
personas con escaso grado de autocontrol. En esta investigación, los
resultados mostraron que los jóvenes que mostraban características de
presencia mental en las pruebas tenían la misma baja tasa de abuso de
sustancias que los jóvenes con una buena relación con sus padres. En
palabras de los autores, "la atención como instrumento contra el consumo de
drogas puede tener el potencial de limitar los efectos negativos del bajo
autocontrol debido al conflicto entre padres e hijos".
En el budismo clásico, el desarrollo de la conciencia en la propia vida está
sustancialmente asociado a un desarrollo ético, que consiste en una
"protección" hacia uno mismo y luego hacia los demás (en términos de
paciencia, rechazo de la violencia, amabilidad y compasión). Este desarrollo
ético, que nace también de la conciencia de un destino común, y por lo tanto
de una intensa interdependencia entre todos los seres (humanos y no sólo), es
esencial en la orientación de la conducta, hasta la distinción entre agradable/
útil, por un lado, y desagradable/dañino, por otro. En otras palabras, desde el
punto de vista de la tradición, se considera necesario cierto grado de
desarrollo ético para la maduración de una práctica de la conciencia que no
sea estéril, sino fructífera para la experiencia humana.
De acuerdo con la perspectiva clásica, este concepto no puede separarse de
otras cualidades como el cultivo del conocimiento, las emociones positivas y
la conducta construida sobre la investigación ética. De hecho, la atención y la
conciencia no sólo son peculiares de la atención, sino que forman parte de
cualquier estado mental discriminatorio: ¡incluso un francotirador está atento
al momento presente y es consciente de su estado!
Por último, a partir de una adecuada apreciación de uno mismo y de sus
talentos, se puede llegar a experimentar la conexión, la serenidad, la
aceptación de los propios límites, que se despliega en la capacidad de
cuidarse a sí mismo. La conciencia puede ser eficaz para la regulación
emocional y de la atención, y para la promoción a largo plazo de una
perspectiva mental que tenga por objeto apreciar y aprovechar el momento
presente y sus implicaciones, e integrar todos los aspectos de la experiencia
de la vida de uno, en una evaluación más rica, amplia y consciente del mundo
y la existencia.
Aunque tomado de antiguas filosofías y tradiciones orientales, es plausible,
como se discute en este documento, que el enfoque de la atención a la
presencia mental consciente pueda tener mucho que ofrecer a la psicología
occidental, particularmente en la confluencia de las terapias cognitivo-
conductuales y la psicología positiva. Muchos autores han sugerido la
necesidad de considerar formas de conciencia más allá de las
conceptualizaciones y mediciones habituales de la autoconciencia,
caracterizadas por una base esencialmente cognitiva.
A este respecto, la atención se propone como una orientación, un método y
un conjunto de hipótesis, que han demostrado su utilidad para mejorar la
calidad de vida de muchas personas, en diferentes campos. Aunque los datos
disponibles, basados en una amplia gama de literatura científica reciente, son
prometedores en diversos campos (educativo, terapéutico, relaciones de
ayuda), queda mucho por hacer para determinar los parámetros y mecanismos
que permitan el logro de resultados experimentales consolidados, a partir de
construcciones ampliamente compartidas.
En un examen reciente, Alberto Chiesa planteó la cuestión de cuánto de los
elementos "clásicos" se han incorporado a las intervenciones modernas de la
atención plena de los occidentales, y cómo los investigadores han puesto en
práctica el constructo con fines clínicos y de investigación (Chiesa, 2013).
Partiendo de la definición de Kabat-Zinn de "la conciencia que surge a través
de la atención deliberada y sin juicios en el momento actual" (véase la página
6), el autor observa que las definiciones actuales expresan dos conceptos de
la atención consciente, en consonancia con las orientaciones de la psicología
occidental moderna: uno que la clasifica como un rasgo más o menos estable;
otro que la define como un estado, mantenido sólo hasta que cultiva la
atención sin juicios a la experiencia del momento.
A este respecto, hay que tener en cuenta que estas definiciones
probablemente no se excluyan mutuamente. Algunas observaciones
concuerdan con la posibilidad de que las prácticas repetidas de atención
plena, destinadas a crear un nivel de conciencia mental, puedan alentar, a
largo plazo, aumentos en la calidad de disposición del constructo.
La práctica de la atención consciente promueve la apertura de una mente
reflexiva, consciente, confiada y receptiva a nuevas experiencias, alivia la
tensión causada por la sensación de estar obligado a lograr siempre un
resultado, especialmente reduce las formas ineficaces y costosas de evitación
y control rígido y automático, con impactos en el organismo y en el
comportamiento (Giommi, en Segal et al., 2002). Las pruebas actuales
también sugieren que existe una asociación inversa entre la atención plena y
el comportamiento de evitación, y que las intervenciones basadas en la
atención plena pueden reducir las estrategias de afrontamiento de la evitación
de manera similar, si no mejor, que otros enfoques terapéuticos.
A continuación se indican algunos acontecimientos futuros que pueden
identificarse
Estudiar los cambios conductuales, valóricos y neuropsicológicos que
acompañan a las prácticas de la conciencia; por ejemplo, a través de medidas
de atención, de percepción de patrones corporales, de expresiones
emocionales, de cambios en la perspectiva del yo;
ampliar las investigaciones sobre los correlatos neurobiológicos de la
atención plena, o incluso su ausencia (falta de atención, desconocimiento de
los pensamientos y las emociones); en estudios recientes se ha identificado en
la red neuronal DMN (red de modo predeterminado) una región del cerebro
que se activa cuando el cerebro no está ocupado en actividades relacionadas
con una tarea, y que está relacionada con la autoconciencia; explorar el papel
de esta "red lateral" parece prometedor para investigar la relación entre las
construcciones de la atención plena y las funciones cerebrales;
combinar los enfoques actuales con una modalidad de investigación
cualitativa, por ejemplo, recurriendo a entrevistas en profundidad,
estructuradas o no, para evaluar la conciencia y la especificidad de la
memoria retrospectiva; sobre la base de métodos de trabajo más flexibles,
podrían sacarse a la luz y estudiarse nuevos aspectos de los procesos
psicológicos asociados a las prácticas de entrenamiento de la presencia
mental.
En conclusión, la orientación hacia la atención plena en el mundo occidental
se ha utilizado durante mucho tiempo en el campo clínico, como método
integrador y alternativo para responder a las molestias, los arreglos mentales
negativos, los desequilibrios presentes en diversas formas, gracias a la
posibilidad de lograr un campo de conciencia más amplio y una relación con
la experiencia interna y externa menos confusa y más consciente. En los
últimos años se han realizado amplios estudios de casos que parecen
alentadores y que han suscitado un creciente interés por esta modalidad de
experiencia. Evaluados desde un punto de vista esencialmente funcional y
contextual, los resultados experimentales, aunque necesariamente
heterogéneos, favorecen su aplicación en las prácticas de ayuda, en el ámbito
clínico y educativo-profesional, para reforzar las dimensiones de la salud, y
para un enriquecimiento de las relaciones entre los seres humanos.
CAPÍTULO 6
TÉCNICA DBT: ESTRÉS Y RESPIRACIÓN
Está claro que un problema básico de la sociedad moderna es el estrés
crónico. De hecho, está amenazando, en un crescendo imparable, la salud y la
calidad de vida del hombre en todo el mundo industrializado. Las
consecuencias son innumerables, que van desde el malestar hasta patologías
graves, psicológicas y/o físicas.
La unión mente-cuerpo es ahora universalmente reconocida después de las
demostraciones científicas de la psiconeuroinmunología. La mente y el
cuerpo, los estados de ánimo, los pensamientos y las reacciones fisiológicas
están estrechamente integrados y se condicionan mutuamente momento a
momento. El bienestar psíquico y el bienestar físico son dos aspectos
esenciales el uno del otro.
Con el paso de los años, "El hombre animal motor" sufre cada vez más la
influencia de la mente consciente, erróneamente considerada superior. En
realidad, a menudo genera en nosotros, a través de preconceptos, prejuicios,
creencias limitantes, condicionamientos, etc., círculos mentales viciosos
capaces de conducir, a largo o corto plazo, a enfermedades tanto físicas como
psicológicas.
Hoy en día, gracias al continuo desarrollo de las neurociencias, se han
desarrollado nuevas psicoterapias y "tecnologías mentales" y apoyos
programados integrados, capaces de resolver, incluso en poco tiempo,
numerosos problemas psicológicos, lo que lleva a un aumento de la
conciencia y el control sobre el propio estado mental y, por lo tanto, sobre el
comportamiento. La educación mental es una parte integral de cualquier
programa de bienestar.
El estrés y sus mecanismos
Una energía de adaptación
Fue el neuro endocrinólogo Hans Selye quien, en 1936, proporcionó la
primera definición científica del estrés. El término fue tomado de la
ingeniería, que lo usó para indicar la tensión, la tensión a la que un material
fue sometido. Selye observó que los animales de experimentación sometidos
a diferentes estímulos mostraban un síndrome común caracterizado por la
hipertrofia de la corteza suprarrenal, la atrofia del timo y las glándulas
linfáticas y las úlceras gástricas. Selye trató de establecer una relación entre
el estímulo externo peligroso o amenazante (estresor) y la reacción biológica
interna del organismo (respuesta o reacción de estrés). Observando a los
mamíferos, el estudioso observó que respondían a estímulos de distinta
naturaleza con una reacción fisiológica muy similar, caracterizada por el
estado común de activación del eje hipotálamo - cortical - surreno, con
producción y secreción de glucocorticoides; concluyó que el estrés es la
respuesta "estratégica" del cuerpo para adaptarse a cualquier necesidad, tanto
fisiológica como psicológica, a la que esté sometido. En otras palabras, es la
respuesta inespecífica del cuerpo a cualquier petición que se haga al respecto.
La energía vital del cuerpo humano proviene de los alimentos que comemos.
La forma en que el cuerpo utiliza esta energía vital depende sobre todo de ese
proceso natural y subjetivo que podemos definir como una "reacción de
estrés". Por consiguiente, el estrés provoca una reacción fisiológica, la
reacción de estrés, como respuesta a las necesidades causadas por estímulos
externos (estresor), que moviliza los recursos disponibles para producir una
energía especial, de alto rendimiento, definida como "energía de estrés". El
proceso bioquímico que libera esta energía es una reacción natural que
necesariamente se repite en el cuerpo, diariamente, tantas veces como sea
necesario. En otras palabras, el estrés implica un aumento de la actividad de
las funciones naturales estimuladas por ciertas hormonas, en particular la
adrenalina, la noradrenalina; corresponde, por lo tanto, a una intensificación
de la vitalidad que permite al cuerpo adaptarse y reaccionar a las
circunstancias cambiantes. Por esta razón, Hans Selye identificó el estrés con
la energía de adaptación que experimentamos cada día.
Debe quedar claro desde el principio que el estrés, en sí mismo, no es ni
bueno ni malo para el cuerpo humano. De hecho, sin el estrés, no habría raza
humana. De hecho, aunque hoy en día se ha convertido en un término
negativo, el estrés es en sí mismo una respuesta fisiológica normal y, en la
historia de la evolución de las especies y en la individual, positiva. De hecho,
lo mejor de la vida, marcado por momentos de alegría, amor, actividad
sexual, entusiasmo, euforia, inspiración, creación, etc., es a menudo muy
estresante, es decir, la fuente y el consumo de una enorme cantidad de
energía de estrés. Lo que sucede en el cuerpo en esos momentos es un
proceso natural idéntico al de las peores circunstancias, cuando se está en
peligro, alterado, deprimido, enfermo, etc. Lo que básicamente distingue el
estrés positivo del negativo es el grado de inseguridad. En palabras más
sencillas, como Selye y otros estudiosos han encontrado, el estrés es positivo
cuando se desea, nos da la sensación de dominar nuestro entorno y en
consecuencia y la vitalidad crece al máximo. Por el contrario, el estrés es
negativo cuando es indeseado, desagradable y va acompañado de
sentimientos de inseguridad, incomodidad, asombro, etc. El estrés negativo es
desagradable, como cuando no sabes cómo actuar y te arrepientes de no ser
capaz de dominar la situación volviéndote ansioso, torpe, torpe. Este tipo de
estrés siempre causa un estrés adicional que aumenta la duración e intensidad
de la reacción de estrés: cuando se está particularmente cansado o aburrido,
cualquier pequeña contrariedad adicional es capaz de llevarle de repente a los
límites de la posibilidad de resistencia. En otras palabras, lo que diferencia el
estrés positivo del negativo es la capacidad de invertir la energía del estrés de
forma productiva y de alto rendimiento, obteniendo lo que se desea a través
de la cantidad de energía útil, sin desperdicios potencialmente dañinos para la
salud. Selye llamó a la angustia del estrés negativo, o la desagradable
sensación de malestar asociada con un desperdicio de energía de estrés, y
eustress el positivo sinónimo de vitalidad asociada con la máxima efectividad
de la energía de estrés. El cuerpo humano se enfrenta o soporta dificultades,
proporcionando la energía necesaria a través de un proceso natural, la
reacción de estrés, comparable a un mecanismo innato de adaptación que
permite que las reacciones individuales se adapten a los cambios
impredecibles de las circunstancias. Selye identificó tres fases fundamentales
en este proceso: reacción de alarma, resistencia o adaptación y agotamiento,
que se suceden en el cuerpo durante cada reacción de estrés y denominó a
toda la secuencia Síndrome de Adaptación General (S.A.G.) o "síndrome de
adaptación general". Junto con el esquema de tres etapas, esta definición
todavía forma la base de la investigación moderna sobre el estrés. El
síndrome de G.A.S. es, por lo tanto, un mecanismo de defensa por el cual el
cuerpo se esfuerza por superar las dificultades y volver, lo antes posible, a su
equilibrio operativo normal (homeostasis). Puede desarrollarse de dos
maneras: - reacción de estrés aguda, de corta duración, que consiste en una
fase rápida de resistencia seguida de una vuelta a la normalidad casi
inmediata y bien definida (por ejemplo, cuando se dispara a velocidad para
llegar al autobús y, en cuanto se sube, se relaja); - reacción de estrés
prolongada, con una fase de resistencia que puede durar desde muchos
minutos hasta días, semanas, años y, para algunos, toda la vida. El Dr. Selye
recordaba a menudo que la principal causa del mal estrés de la humanidad
moderna es la frustración como resultado de las molestias y los fastidios de la
vida cotidiana. Por esta razón, la mayoría de nosotros casi siempre vivimos
en una fase de resistencia prolongada al estrés a la que, de vez en cuando, se
añaden episodios de reacción al estrés agudo (como en el caso de una
discusión con su pareja o superior). La respuesta al estrés es, por lo tanto, un
conjunto de reacciones en cadena que involucran principalmente al sistema
nervioso, al sistema endocrino y al sistema inmunológico que actúan en
consecuencia en todo el cuerpo. Estos sistemas funcionan en estrecha
interdependencia, como ha demostrado la psiconeuroendocrinoinmunología,
bajo el control del sistema nervioso central. El eje hipotálamo-hipófisis-
suprarrenal (HPA) parece ser decisivo; mientras que en condiciones no
estresantes la actividad del eje HPA se organiza en oscilaciones periódicas
regulares, en condiciones de estrés se produce una mayor activación del
sistema. El propósito de todos estos cambios es uno: poner al individuo en la
mejor "condición de combate o escape". Evidentemente, este mecanismo de
respuesta al estrés afecta a todos los animales y es muy útil: sin el estrés no se
podría reaccionar eficazmente, ya sea para enfrentarse a una bestia o huir de
ella (situación ahora más rara) o para dar la respuesta exacta a un examen
(situación más frecuente). Las investigaciones del Dr. Selye y otros
científicos han aclarado la compleja fisiología de las tres fases del síndrome
de adaptación general. Las siguientes explicaciones captan sus aspectos
esenciales para demostrar la gran importancia del estrés como intermediario
mente-cuerpo. Primera fase: alarma Esta es la fase inicial en la que el cuerpo
llama a recoger todos sus recursos disponibles para una acción inmediata,
especialmente mediante la secreción de hormonas que pueden causar cambios
apropiados en ciertas funciones orgánicas. En esta fase hay una intensa
producción de adrenalina (catecolaminas) y una rápida aceleración del ritmo
cardíaco.
1. El organismo percibe, consciente o inconscientemente, un factor de estrés,
estresante, que es algo inesperado, nuevo o inusual, capaz de representar una
dificultad o un peligro potencial. El factor de estrés puede ser psicológico
(discusiones acaloradas, preocupaciones repentinas, etc.), físico (ola de frío
violento, trauma, etc.) o biológico (infección, intoxicación alimentaria, etc.).
Cualquiera que sea la causa, el proceso bioquímico de la reacción de estrés es
el mismo.
2. El hipotálamo causa una serie de cambios químicos y eléctricos en el
cuerpo. El hipotálamo es una zona minúscula pero muy importante del
cerebro que controla la mayoría de las funciones orgánicas independientes de
la voluntad (temperatura corporal, frecuencia cardíaca, equilibrio hídrico,
respiración, presión sanguínea, etc.) y está estrechamente relacionada con el
funcionamiento del sistema endocrino, que también está estructuralmente
conectado con la constitución de la neurohipófisis (sistema neuroendocrino),
y con el sistema inmunológico. Su tarea es preservar la homeostasis (o el
equilibrio funcional); por ejemplo, te hace sudar cuando hace calor o, por el
contrario, te hace temblar cuando hace frío. En presencia de un factor de
estrés, el hipotálamo interviene tratando de mantener el estado normal del
cuerpo, actuando directamente sobre el sistema nervioso autónomo y el
sistema endocrino. La acción del hipotálamo produce tres efectos inmediatos:
secreción de hormonas específicas, cortisol y, sobre todo, a través de una vía
directa cerebro-glándulas suprarrenales (nervios esplánicos) del sistema
nervioso simpático de Orth, adrenalina y noradrenalina (producida en
cantidades diez veces superiores a las normales); siempre a través del sistema
nervioso simpático, estimulación de numerosos órganos (sistema vascular,
músculos lisos, glándulas diversas, etc.).).) e inhibición de la motilidad y la
secreción de los órganos del sistema digestivo; producción de beta-
endorfinas, los analgésicos propios del cuerpo que permiten, al elevar el
umbral del dolor, resistir la tensión emocional, los traumas físicos o los
esfuerzos más intensos de lo que normalmente sería soportable (el cuerpo
produce beta-endorfinas para aliviar el esfuerzo y/o el dolor en las situaciones
más difíciles).
3. La secreción de hormonas combinada con la estimulación del sistema
simpático causa numerosas reacciones orgánicas adicionales. El efecto es un
aumento del metabolismo: el corazón acelera sus latidos, la presión sanguínea
aumenta, la sudoración aumenta, hay un aumento de la función respiratoria,
las pupilas se dilatan, la boca se seca, los pelos de la piel se levantan. Son los
síntomas que, acompañados de la sensación de vacío en el estómago,
sentimos cuando nos sentimos "estresados" como, por ejemplo, ante una
prueba exigente (examen, exposición, etc.).
4. La sangre fluye desde las zonas periféricas (vaso-restricción periférica
acompañada de facilitación de la coagulación) y desde los órganos
secundarios a los más necesarios e importantes (corazón, pulmones) para
maximizar la eficiencia. La piel palidece y, debido a la acción combinada del
sudor y la reducción de la irrigación sanguínea, se vuelve húmeda y fría. La
función digestiva tiende a dejar de causar náuseas, que pueden convertirse en
dolor de estómago si se come. Mientras tanto, los músculos esqueléticos se
contraen como si estuvieran frente a un atacante. Por último, el flujo
sanguíneo también disminuye en las áreas del cerebro que se especializan en
el procesamiento de información y la resolución de problemas. Esto aumenta
la inquietud, debido al aumento de la afluencia de adrenalina, y disminuye la
concentración mental (la eficiencia mental es máxima en la relajación
profunda). Segunda fase: resistencia la duración de cada reacción de estrés
depende sobre todo de esta fase, que se prolonga mientras sea necesaria una
especial disposición y capacidad de actuación, según las percepciones
basadas, en su mayor parte, en factores psicológicos. Es la fase en la que uno
se adapta, bien o mal, a las nuevas circunstancias y, en la práctica, mientras
se percibe el factor de estrés, el organismo resiste. En esta fase, la activación
del eje hipotálamo-pituitaria-suprarrenal (eje HPA) asume un papel
fundamental, en el que se implementa un complejo programa biológico y
conductual que apoya la respuesta al factor estresante.
El acontecimiento fundamental es la sobreproducción de cortisol, que tiene
como consecuencia la supresión de las defensas inmunitarias (se conoce el
uso de moléculas sintéticas similares al cortisol, como antiinflamatorios e
inmunosupresores, por ejemplo, en el tratamiento de enfermedades
autoinmunes como la dermatitis o la artritis reumatoide). El consiguiente
debilitamiento o ineficacia temporal de las funciones inmunitarias no son
preocupantes si duran poco tiempo, pero se convierten en un grave problema
en caso de estrés crónico: la reducción prolongada de las capacidades
defensivas multiplica la probabilidad de contraer enfermedades infecciosas,
desde el simple resfriado hasta los monóculos del virus de Epstein-Barr, y
parece aumentar la predisposición a enfermedades autoinmunes como la
artritis reumatoide y la esclerosis múltiple. Muchas personas permanecen
encarceladas en esta fase, caracterizada por un ritmo cardíaco acelerado y
músculos esqueléticos tensos, incluso después de haber superado las
dificultades actuales: son los llamados "hiperactivos", que a menudo se
quejan de la incapacidad de relajarse después de un gran esfuerzo. Se trata de
personas "dependientes del estrés" o realmente adictas a la droga natural que
el cuerpo produce en esta fase: es la excitación, que algunos llaman "euforia
del corredor", causada por las ya mencionadas beta-endorfinas. Las mismas
personas se convierten fácilmente en consumidores habituales de sustancias
excitantes, como la cafeína u otras drogas, a fin de prolongar la fase de
resistencia más allá de los límites naturales.
En el escenario actual de la civilización occidental, resistir el estrés puede
convertirse en un hábito diario. El constante "estar preparado para lo peor" es
un fenómeno social que crece rápidamente, causado, en particular, por la
actual recesión económica mundial que tiende a crear una sensación de
"incertidumbre sobre el futuro". Entonces puede encontrarse,
inconscientemente, en una fase constante de resistencia (estrés crónico). Sin
embargo, la resistencia prolongada al estrés puede dañar el sistema
inmunológico, en particular el timo. El timo es una glándula que en las
cuarenta y ocho horas siguientes al comienzo de una reacción de estrés agudo
(enfermedades, accidentes graves, emociones fuertes, etc.), se reduce a la
mitad de su tamaño normal, cancelando la eficacia de millones de linfocitos
B y T.
Tercera fase: el agotamiento Cuando se percibe que el "peligro" ha sido
superado o cuando la energía del estrés comienza a ser escasa, se inicia la
fase final con el objetivo de asegurar que el cuerpo tenga el período de
descanso necesario.
Por lo general, si el final de la fase de resistencia antes de que se hayan
consumido todos los recursos energéticos del estrés, se considera que la fase
posterior de agotamiento es una caída significativa de la energía que suele
asociarse con un alivio profundo o un torpor agradable (como después de un
evento deportivo emocionante, una discusión conyugal positiva o una
relación sexual satisfactoria). Si, por el contrario, la fase previa de resistencia
ha durado mucho tiempo, pueden producirse largos y debilitantes períodos de
agotamiento, ya que el organismo tiende a permanecer en esta fase mientras
siente la necesidad. Los sujetos "hiperreactivos" o "dependientes del estrés"
ya mencionados, que pasan mucho tiempo en la fase de resistencia
imponiendo esfuerzos excesivos y antinaturales a sus cuerpos, se ven a
menudo obligados a utilizar sedantes artificiales, como el alcohol, para pasar
a la fase de agotamiento. Desde el punto de vista bioquímico, el comienzo de
la fase de agotamiento se caracteriza por una rápida disminución de las
hormonas suprarrenales (catecolaminas adrenalina y noradrenalina y, en
particular, el glucocorticoide cortisol) y de las reservas de energía. La
consecuencia es una acción depresiva que invierte los procesos orgánicos de
las reacciones de estrés para restablecer el funcionamiento normal del cuerpo.
El efecto estimulante del sistema nervioso simpático es reemplazado por el
efecto calmante del parasimpático. Gracias a la acción de este último, el flujo
normal de sangre en el sistema digestivo, el cerebro y la piel se restablece. En
el animal experimental, la glándula suprarrenal se agota y el propio animal
muere con úlceras de la mucosa gástrica. Una famosa investigación fue la
relativa a los casos de "úlcera por bombardeo" llevados a cabo entre los
ciudadanos de Londres, durante la Segunda Guerra Mundial: seis meses
después de las incursiones alemanas, los casos de úlcera péptica en la
población de Londres y sus alrededores habían aumentado alrededor de un
300% pero, el aumento promedio fue del 50% entre los habitantes del centro
de Londres, donde se sabía con certeza que las bombas caerían por la noche,
y del 500% en la población de los suburbios, donde los bombardeos eran
impredecibles. Parece, pues, que la mayor incertidumbre sobre la
probabilidad de ser bombardeado ha sido la causa de un estrés mucho más
intenso y prolongado, que ha provocado un considerable agotamiento
combinado con dificultades digestivas. Nacimiento de la
psiconeuroinmunología.
La medicina de los próximos años difícilmente podrá prescindir de los
conceptos de la psiconeuroendocrinoinmunología y de las demostraciones
cada vez más densas sobre las relaciones que existen entre el cerebro y el
cuerpo, entre la mente y el cuerpo, entre el estrés y los cambios somáticos.
Las investigaciones posteriores en psicofisiología y psiconeuroinmunología
han enriquecido el concepto de estrés, dejando intacto su significado. Hoy
sabemos que la psicobiología del estrés, tanto en los humanos como en los
animales, es más compleja de lo que pensábamos en el pasado. El estudio de
los cambios somáticos relacionados con los procesos emocionales (ya no se
basa en conjeturas y modelos psicológicos sino que trata de identificar los
mediadores biológicos precisos) ha permitido reconocer con mayor precisión
las bases cerebrales de la reactividad emocional y sus conexiones con la
periferia del organismo. En esta perspectiva general, el sistema inmunológico
puede considerarse como un sistema biológico capaz de reaccionar y
modificar su reactividad no sólo sobre la base de mecanismos internos
automáticos programados genéticamente, sino también sobre la base de
estímulos externos físicos, emocionales y psicosociales. Al mismo tiempo, el
sistema inmunológico es capaz de desencadenar la reacción al estrés
detectando el estrés interno (no cognitivo). Todos estos nuevos
conocimientos son objeto de estudio en la psiconeuroinmunología. En 1981,
R. Ader publicó el volumen "Psiconeuroinmunología" que sancionó
definitivamente el nacimiento de la disciplina homónima. La implicación
fundamental se refiere a la unidad del organismo humano, su unidad
psicobiológica ya no se postula sobre la base de convicciones filosóficas o
empirismos terapéuticos, sino que es el resultado del descubrimiento de que
partes tan diferentes del organismo humano trabajan con las mismas
sustancias. El desarrollo de las modernas técnicas de investigación ha
permitido descubrir las moléculas que, como el famoso psiquiatra P.
Pancheri, constituyen: "las palabras, las frases de la comunicación entre el
cerebro y el resto del cuerpo". A la luz de los recientes descubrimientos, hoy
sabemos que estas moléculas, llamadas neuropéptidos, son producidas por los
tres sistemas principales de nuestro organismo (nervioso, endocrino e
inmunológico). Gracias a ellos, estos tres grandes sistemas se comunican,
como verdaderas redes, no de forma jerárquica sino, en realidad, de forma
bidireccional y generalizada, formando, en esencia, una verdadera red global.
En realidad, los crecientes descubrimientos sobre otro sistema fundamental
para el organismo humano, el sistema conectivo, requieren la expansión de la
psiconeuroendocrinoinmunología (PNEI) a la
psiconeuroendocrinoinmunología conectiva (PNECI).
La respuesta adaptativa identificada por Selye se compone básicamente de
tres elementos: el estresor, el individuo y el entorno en el que interactúan.
Hay estresantes físicos (una descarga eléctrica, exposición al frío, etc...),
estresantes metabólicos (reducción de los niveles de azúcar en la sangre),
estresantes psicológicos (una prueba de examen), estresantes psicosociales
(un evento de pérdida o duelo). Cada uno de esos factores de estrés, si bien
induce una activación general de los mecanismos de la respuesta, se
caracteriza por una estimulación preferente de uno o más sistemas (nervioso
o endocrino). Además de la naturaleza del factor estresante, la intensidad,
frecuencia y duración del estímulo para influir en la magnitud de la respuesta
también son muy importantes. Los estresantes demasiado potentes, frecuentes
y prolongados son capaces de superar la posibilidad de resistencia del
organismo e iniciar un proceso patológico. Un último aspecto muy
significativo del factor estresante está representado por el grado de novedad,
previsibilidad y sobre todo la capacidad de evitar el estímulo. De hecho, si se
trata de algo a lo que nunca se ha enfrentado antes, o es impredecible o
inevitable, induce en el animal una respuesta más amplia que la inducida por
un estímulo conocido o del que es capaz de escapar. - Estoy en ello. Es el
fundamento sobre el que actúa el agente estresante y es el resultado no sólo
de la herencia genética del individuo, sino también de un proceso llamado
"impronta psicobiológica" o la modificación de la reactividad psico-
emocional y física del sujeto tras la exposición previa a agentes estresantes de
diversos tipos. En la práctica, además de la edad y el sexo del individuo,
también son decisivos el nivel de actividad de los sistemas nervioso e
inmunológico y el perfil de la personalidad. El envejecimiento, por ejemplo,
se considera convencionalmente una fase de menor energía de adaptación y,
por lo tanto, de mayor respuesta al estrés. La nutrición, con su capacidad de
influir en todo el organismo (incluido el ADN), también desempeña un papel
decisivo, al igual que el estilo de vida es importante. - Medio ambiente. Es el
tercer componente importante de la respuesta al estrés, que representa en
cierto sentido la fuente de los estímulos para reducir el estrés. Esto significa
tanto el entorno externo como el interno. La primera debe considerarse no
sólo en sus características geoclimáticas, sino también, de manera más
general, en los aspectos relacionados con la interacción social y el empleo.
Consecuencias del estrés crónico los efectos desagradables del estrés
improductivo y desperdiciado, los únicos que generalmente se denominan
estrés, son ese moderno y extendido malestar que Selye llamó angustia.
Ejemplos de angustia son las condiciones que generan el estado de alerta
temprana pero que no permiten llegar a una resolución del conflicto: la
pérdida de un familiar, la pérdida de trabajo, etc. Ya en 1986, una encuesta
publicada en la revista médica americana "Prevention" reveló que los
síntomas de estrés negativo eran frecuentes en el 89% de la población adulta
americana, con una frecuencia semanal en el 59% de los casos; estos
porcentajes indudablemente elevados aparecen hoy en día como cautelosos e
inferiores a la realidad. En 1983, un artículo de la revista "Time" reveló que
las drogas más vendidas en América del Norte, después de la aspirina y los
tranquilizantes Valium y Librium, eran el Tagamet, contra la úlcera gástrica,
y el Inderal, contra la hipertensión arterial. En el mismo artículo se afirmaba
también que una quinta parte de las organizaciones empresariales más
grandes ya habían establecido cursos especiales de capacitación en gestión
del estrés para sus empleados. A partir de estas cifras, que sin duda han
aumentado en los últimos decenios, es evidente que el estrés es para muchas
personas una experiencia negativa más que una fuente de energía saludable.
Tras realizar un análisis estadístico de las personas con síntomas típicos de
angustia a las que se les hicieron preguntas de un cuestionario denominado
"Sistema de inventario del estrés", los estudiosos del Instituto Canadiense del
Estrés definieron cinco fases de angustia crónica (fatiga crónica, problemas
interpersonales, trastornos emocionales, dolor crónico, enfermedades
relacionadas con el estrés):
Las 5 fases de la angustia crónica
1) Fatiga crónica (física o mental). Esta primera fase puede comenzar con la
necesidad diaria de un fuerte esfuerzo para salir de la cama así como una
bebida excitante (café o té) para despertar. Entonces continúas buscando
ayuda en la cafeína a lo largo del día. Por la tarde o por la noche, comienza a
prevalecer una cierta cantidad de fatiga y cuando regresas a casa, todo lo que
quieres hacer es acostarte. En este punto puedes ceder al hábito nocturno de
beber alcohol para relajarte, sólo logrando aturdirte. De hecho, por la noche
no duermes mucho, o duermes pero no descansas. De un día para otro, las
crisis de fatiga se hacen más largas y agotadoras, hasta que una mañana te das
cuenta de que ni siquiera tienes la fuerza para salir de la cama.
2) Problemas interpersonales, auto-aislamiento. Con la segunda fase de
angustia, comienzan los problemas en las relaciones con los demás: te
vuelves suspicaz y hostil hacia todos, listo para luchar. La capacidad de
control de uno mismo disminuye cada día, mientras que la facilidad para
enfadarse por razones insignificantes o imaginarias aumenta. A medida que
las relaciones interpersonales se deterioran, se pierden las posibilidades de
gratificación y comodidad ligadas a las buenas relaciones con el prójimo.
Esto tiende a reducir gradualmente el número de reuniones con otras
personas, descuidando tanto las amistades cercanas como los miembros de la
familia; puede suceder que la esposa y el esposo se conviertan en dos
extraños mientras siguen viviendo, a pesar de ellos mismos, en la misma
casa. La tendencia a encerrarse y aislarse de la vida social crece rápidamente,
junto con la fatiga, que apenas deja fuerzas suficientes para soportar los días
de trabajo; y cada pequeña dificultad se convierte en un problema insoluble.
3) Trastornos emocionales. En la tercera fase de la angustia, la irritabilidad de
la fase anterior se hace casi constante, pero la agresión está menos dirigida
hacia los demás porque está internalizada, involucrando a todo el organismo.
Por lo tanto, es inseguro, confuso, incapaz de elegir o tomar decisiones. Las
relaciones sociales continúan deteriorándose hasta que la incapacidad de
controlar las emociones se convierte en un problema serio y preocupante. Se
sufre de la falta de un equilibrio emocional estable, entendiendo ahora su
importancia pero viéndose obligado a sufrir una alternancia de depresiones y
exaltación injustificada. La inestabilidad emocional afecta fuertemente la
eficiencia del trabajo, causando, dependiendo de los cambios de humor,
resultados alternos de excelente o muy mala calidad. Debido al desgaste
psicológico que conlleva, terminas perdiendo completamente el control de tu
vida, que ahora parece sin propósito y gobernada por el azar. Incluso los
pocos afectos que quedan se agotan gradualmente, agravando la sensación de
insatisfacción.
4) Dolor crónico. La cuarta fase es la de los dolores físicos a través de los
cuales el cuerpo hace sonar la campana de alarma, denunciando con fuerza la
necesidad de salir de una larga fase de resistencia al estrés y el consiguiente
estado de ansiedad crónica. El primer síntoma físico es la rigidez muscular,
especialmente en las áreas del cuello, hombros, espalda baja y toda la cara.
No es infrecuente que por la noche se tienda a apretar los maxilares y a veces
a rechinar los dientes durante el sueño (bruxismo) casi como para aliviar la
tensión interna, con el riesgo de causar o empeorar las anomalías de la
posición de las arcadas dentales (maloclusiones) o defectos en la articulación
temporomandibular (síndrome de la articulación temporomandibular) con el
consiguiente resentimiento a nivel postural y, por tanto, en todo el sistema
musculoesquelético. Los intentos de descansar durante mucho tiempo, por
ejemplo los sábados o los domingos por la mañana, en un intento de
recuperarse después de una semana larga y pesada, suelen provocar migrañas
o dolores de cabeza "de fin de semana", típicos de una relajación muscular
demasiado intensa y rápida, debido al repentino retorno del flujo normal en
los vasos sanguíneos de la cabeza, después de días de compresión forzada.
5) Patologías de estrés. En esta última fase de la angustia se sale del largo
período de resistencia para entrar en la variante crónica del agotamiento
(hablamos de personas "agotadas"). Los daños invisibles acumulados durante
un largo período de tiempo en el cuerpo se manifiestan en enfermedades
específicas, favorecidas en gran medida por el debilitamiento progresivo del
sistema inmunológico: resfriados, gripe, úlceras, colitis, asma, hipertensión,
diversos defectos cardiovasculares, etc. Cuando te relajas, durante unas cortas
vacaciones, hay rápidos cambios en el cuerpo, particularmente cambios
hormonales que pueden causar efectos potencialmente catastróficos. Estudios
recientes han analizado las relaciones entre la angustia crónica y el resfriado
común, una enfermedad típica de la quinta fase. Varios centros de
investigación, entre ellos el Centro de Investigación del Frío en Bristol, Reino
Unido, han tratado de averiguar por qué sólo los virus de un cierto tipo, entre
los cientos capaces de causar un resfriado, infectan a algunas personas en
lugar de otras. Un experimento realizado en parejas casadas, a las que se les
había inoculado deliberadamente un virus del resfriado, aclaró la importancia
de la angustia como causa principal de las diferencias subjetivas entre los
infectados y los demás.
Manejo del estrés El estrés no es ciertamente un trastorno recientemente
descubierto. Hans Selye comenzó a ocuparse de ello ya en 1926 cuando
todavía era un estudiante. Desde entonces, la investigación nunca se ha
detenido y, debido a la enorme complejidad del trastorno, ahora existen
grupos de estudio especializados exclusivamente en la investigación de las
condiciones de estrés y de ciertas posibles enfermedades. De hecho, a través
de las respuestas endocrinas y neurológicas, la respuesta al estrés es decisiva
en los mecanismos inmunológicos, la resistencia a las enfermedades, los
fenómenos alérgicos y autoinmunes, el envejecimiento prematuro, la
capacidad intelectual y la estructura postural del individuo. De todo esto se
desprende claramente que hay tantas implicaciones del estrés que no es
posible hacer una lista completa de las enfermedades en las que el estrés
juega un papel decisivo. El mismo Selye, en uno de sus últimos escritos,
comentó: "El estrés es un concepto científico que ha tenido la suerte de ser
demasiado conocido, pero también la desgracia de ser mal entendido.
La cuestión es, pues, de gran importancia a juzgar por la forma en que este
fenómeno, el estrés, caracteriza nuestra época y por el número de veces que, a
menudo de manera desproporcionada, es evocado por las personas. Como ya
hemos dicho, el estrés no es necesariamente negativo; se trata de mantenerlo
en niveles saludables y estimulantes. "El estrés es la sal de la vida", dijo
Selye, pero las personas involucradas en las cinco fases de la angustia crónica
arriesgan su salud como en un peligroso juego de azar. El cuerpo humano,
por su propia naturaleza, siempre trata de mantenerse o volver a su estado
normal de salud. Sin embargo, una vez que se ha cruzado el umbral
patológico, es necesario, lo antes posible, emprender un programa de
rehabilitación especializado para restablecer las condiciones psicofísicas
normales. En tales condiciones, a menudo ya no basta con eliminar, cuando
es posible, los "factores de estrés" y los malos hábitos cotidianos (fumar,
sedentarismo, etc.); se requiere un apoyo externo adecuado. El apoyo
psicológico, una dieta apropiada, una actividad física adecuada y técnicas de
relajación son las herramientas más eficaces disponibles para remediar una
situación de estrés crónico. Hoy en día es posible obtener índices vinculados
al grado de estrés de cada individuo, así como a través de pruebas
psicológicas adecuadas, mediante algunos exámenes como el
electrocardiograma, la dosis de hormona cortisol, la dosis de citoquinas.
Estos tres parámetros permiten evaluar la respuesta individual al estrés y
determinar un perfil de riesgo general del sujeto. No obstante, es igualmente
importante la capacidad del profesional para evaluar la situación. Además, en
el manejo del estrés es necesario considerar algunos factores críticos
importantes, como los efectos en el sistema inmunológico y en la vida
celular. Estrés inmunológico y depresión Las primeras investigaciones en
esta esfera se remontan a Selye, quien, como se ha señalado anteriormente,
describió cómo la exposición a agentes estresantes podía producir en el
animal una involución de los órganos linfáticos, linfocitopenia y una
condición de resistencia reducida a los agentes infecciosos. En los años
siguientes, estas primeras percepciones han sido ampliamente confirmadas.
De hecho, se ha podido observar, mediante el uso de sofisticados métodos de
investigación en laboratorio, cómo la exposición a una amplia variedad de
factores estresantes es capaz de producir cambios significativos en la función
inmunológica. El efecto más común observado en animales estresados es la
aparición de un estado de inmunodepresión, tanto en el componente celular
(reducción o supresión de la reactividad de los linfocitos T, reducción de la
recirculación de los linfocitos T, reducción de la actividad citotóxica de los
linfocitos, reducción de la intensidad de las reacciones de hipersensibilidad
retardadas, etc.) como en el componente humoral (disminución y retraso de la
síntesis de anticuerpos contra antígenos específicos, disminución de la
función de los linfocitos B y de las reacciones de hipersensibilidad
inmediatas). Estos estudios, realizados en animales, han encontrado
posteriormente una amplia confirmación también en los experimentos con
humanos. A este respecto, son de gran interés los datos comunicados en
estudios en los que se ha evaluado cómo el estrés emocional producido por
acontecimientos de pérdida grave (por ejemplo, la muerte del cónyuge)
parece estar asociado con la supresión de la reactividad inmunológica de los
linfocitos T y B ante los mitógenos (sustancias que estimulan la mitosis
celular y la transformación de los linfocitos), que dura mucho tiempo, con un
restablecimiento de los equilibrios funcionales normales sólo después de
muchos meses. El estudio de estos fenómenos se remonta a un mecanismo
que ve su principal sitio de modulación dentro del sistema nervioso central.
De particular importancia es la tarea que realiza el hipotálamo, dado su papel
en la coordinación de las respuestas emocionales y las reacciones de estrés.
De hecho, se ha podido detectar que diversas hormonas, entre ellas
principalmente la ACTH (hormona corticotropina), el cortisol, la hormona
del crecimiento (GH), la prolactina y las catecolaminas, son capaces de
intervenir en la regulación de diversas respuestas inmunitarias. La acción
inmunoexpresada de la mayoría de estas hormonas está ahora ampliamente
documentada, también sobre la base de las pruebas farmacológicas derivadas
del uso clínico, con fines inmunosupresores, de los derivados de los
corticosteroides (según Bottaccioli, en su libro "Psiconeuroinmunología", la
administración de una sola dosis de corticosteroides conduce a una reducción
de los macrófagos del 90% y de los linfocitos del 70%). Por lo tanto, es
posible concluir que la reacción de estrés está vinculada a una condición
depresiva del sistema inmunológico como resultado de cambios funcionales
detectables en algunos ejes hormonales y, en particular, en el eje hipotálamo-
pituitaria-suprarrenal (HPA). Todo esto afectará, en primer lugar, a los
sistemas nervioso y endocrino y luego a todo el organismo, "mostrando el
lado" de innumerables problemas orgánicos y psíquicos potenciales, incluso
graves. En los sujetos que han sufrido acontecimientos de pérdida (la pérdida
puede referirse no sólo a la pérdida objetiva de un ser querido, sino también a
la pérdida de su papel, su identidad o su poder como sucede en los casos de
jubilación, quiebra, procedimientos judiciales o condenas, etc.) y que
presentan experiencias de desesperación, falta de esperanza, incapacidad o
imposibilidad de reaccionar, es decir, si se experimenta en la impotencia, en
el sentido de la injusticia sufrida y no se ven vías de escape, reales o
mentales, las consecuencias pueden ser desesperadas. Estrés y vida celular la
vida de la célula se basa en la integridad de las macromoléculas que
componen las membranas celulares (macromoléculas de membrana) y en la
de las macromoléculas que componen el material genético contenido en los
cromosomas (ácidos nucleicos).
Sin embargo, la estructura de las macromoléculas de membrana y los ácidos
nucleicos las convierte en blancos comunes de sustancias químicas,
generalmente muy reactivas, capaces de alterar su forma y tamaño: los
radicales libres (un átomo o grupo de átomos con un electrón no apareado o
impar en la órbita externa). Los radicales libres de diversos tipos se forman
durante muchas reacciones enzimáticas fisiológicas y, en condiciones
normales, son contenidos, controlados y desactivados en su mayor parte por
sistemas defensivos específicos, enzimáticos y no enzimáticos, llamados
"carroñeros". Si se forman radicales libres en condiciones distintas del
metabolismo normal, debido a moléculas exógenas o porque los sistemas de
defensa son inadecuados, la interacción de los radicales con las membranas
biológicas adopta formas de muy alta toxicidad que también pueden causar
lesiones a distancia que pueden afectar a todas las estructuras biológicas. Se
trata claramente de perturbaciones graves y también transmisibles, no todas
las cuales han sido cuantificadas e identificadas con precisión. Varios
experimentos en animales de laboratorio han demostrado que el estrés es
también un productor de radicales libres. A su vez, estos últimos están
implicados, como han demostrado numerosos estudios desde hace tiempo, en
la etiopatogenia de las siguientes enfermedades: diabetes, cáncer,
aterosclerosis, artritis, alergias, asma, úlceras pépticas, infecciones
bacterianas y virales, trastornos de la coagulación, glomerulonefritis,
cataratas, envejecimiento prematuro. A medida que avanzan los estudios, se
hace cada vez más evidente que los radicales libres, en particular los radicales
de oxígeno (ROTS, Reactive Oxygen Toxic Species), están implicados de
alguna manera en la mayoría de las disfunciones del metabolismo celular y
corporal. Por ejemplo, en lo que respecta al estrés como posible cofactor
etiopatogenético en la aparición de tumores, se considera primario el
deterioro del sistema inmunológico (las neoplasias latentes, que normalmente
se encuentran en una condición de equilibrio con el cuerpo porque bajo el
control del sistema inmunológico, pueden evolucionar hacia enfermedades
manifiestas como resultado del estrés crónico). No obstante, algunos casos
podrían explicarse con la hipótesis de que la expresión de los oncogenes o la
supresión de la acción de los genes oncosupresores pueden verse facilitados
de alguna manera por el estrés. Otras investigaciones han demostrado la
presencia de genes que se activan o desactivan por el estrés en la amígdala y
el hipocampo.
El estrés y la nutrición
La nutrición proporciona a nuestro cuerpo la energía y los "ladrillos"
esenciales para la vida y más allá. Como han demostrado las investigaciones
modernas, en efecto, existe una estrecha conexión entre el cerebro y el
vientre, garantizada tanto por la conexión entre el sistema nervioso autónomo
y el sistema nervioso entérico (nervios valgo, pélvico y esplánico), como por
la presencia simultánea, en el cerebro y en el tracto gastrointestinal, del
mismo grupo de hormonas (somatostatina, neurotensina, opiáceos, etc.). El
cerebro entérico está, a su vez, en estrecha conexión con el sistema
endocrino, muy extendido dentro de la mucosa gastrointestinal (células
APUD), y con el sistema inmunológico, que presenta aquí una extensa red
linfática. Nuestro abdomen es, por tanto, un importante complejo inmune
neuroendocrino integrado que realiza funciones con un gran margen de
autonomía pero, al mismo tiempo, está fuertemente influenciado tanto desde
el exterior (alimento, aporte visual, etc.) como desde el interior (emociones,
creencias, hábitos, etc.). Por lo tanto, la alimentación no sólo sirve para
restablecer las reservas energéticas y estructurales, sino también para influir
en los sistemas reguladores generales del cuerpo (sistema nervioso, sistema
inmunológico, endocrino), incluido el ADN, como ha demostrado la
epigenética. Cuando se está bajo estrés, ciertos nutrientes (por ejemplo, las
vitaminas del grupo B para la producción de energía y la salud del sistema
nervioso central, la vitamina C para el control de las infecciones, el zinc para
optimizar la eficiencia del sistema inmunológico y el control de las
infecciones, el magnesio para la absorción de oxígeno por el cerebro y para
los procesos que transmiten los impulsos nerviosos, los carbohidratos
complejos que proporcionan al cuerpo un suministro constante de energía y
un efecto calmante) se agotan más rápidamente y, por lo tanto, el cuerpo
necesita un suministro adicional de ellos a través de su dieta. También
sabemos que la salud de la célula, y por lo tanto del cuerpo, depende de la
integridad de sus componentes, y los radicales libres son las principales
causas del daño celular. Dado que el estrés, así como las comidas demasiado
abundantes y laboriosas, causan condiciones de exceso de radicales libres, es
necesario añadir a la dieta más supresores de radicales libres como: vitaminas
E, C, A, B1, B5, B6, minerales zinc (Zn) y selenio (Se), aminoácidos cisteína,
glutatión, fenólicos y catecolaminas, bioflavonoides, etc. Las principales
vitaminas entran en el circuito fisiológico de maduración y activación de las
células inmunes. Lo que comemos y cómo lo comemos afecta a nuestro
sistema inmunológico. La activación del sistema nervioso simpático de Orth,
que se produce durante la reacción de estrés, inhibe la producción de jugos
digestivos así como la motilidad de los órganos del sistema digestivo,
dificultando así la digestión y la absorción de los alimentos. Además, el
cortisol que se produce (así como los esteroides y otros fármacos) impide la
producción de la mucosa del estómago, de modo que el estómago "se
autodigiere" causando primero una inflamación (gastritis) que con el tiempo
puede convertirse en una úlcera estomacal. La alteración de la secreción
gástrica también afecta al equilibrio ácido-base de todo el cuerpo (por cada
molécula de ácido clorhídrico producida, cada célula de revestimiento debe
ceder una molécula de bicarbonato a la sangre). El estrés es, pues, la causa de
diversos trastornos del aparato digestivo (úlceras pépticas, intestino irritable,
intestino perezoso, estreñimiento, etc.) así como de intolerancias alimentarias.
El estrés, con sus hormonas adrenalina, noradrenalina y cortisol, actúa
siempre tanto aumentando la cantidad de grasas que circulan por la sangre
(lipólisis) como disminuyendo la capacidad del hígado para metabolizarlas; el
resultado es un aumento del colesterol y, más en general, de las grasas en la
sangre. Por último, los trastornos de la alimentación (DCA) constituyen un
conjunto de enfermedades (anorexia, bulimia y otros trastornos de la
alimentación) que representan una realidad generalizada y preocupante. En
sus diversas extracciones, utilizan el cuerpo y los alimentos para significar
una incomodidad de la mente y son capaces de implicar cambios
conductuales y psicológicos como: depresión, ansiedad, apatía, insomnio,
inestabilidad emocional (euforia, irritabilidad y otros cambios en la
personalidad), disminución de la capacidad de concentración y de
concepción. Sabemos, de hecho, que un fuerte componente "cerebral", ligado
a las convenciones sociales, las convicciones, la memoria, el estado
emocional, etc., entra en la dieta, que es aparentemente instintiva y
primordial.
El potencial entrelazado con los trastornos de estrés que puede desencadenar
un peligroso círculo vicioso de estrés por DCA, con potenciales resultados
devastadores, es evidente aquí. Por lo tanto, nuestro modelo dietético, al igual
que nuestros procesos emocionales y cognitivos, es capaz de influir en los
cuatro sistemas principales de regulación del cuerpo (nervioso, endocrino,
inmunológico y conectivo) y viceversa.
Por lo que se ha dicho hasta ahora, un programa de gestión del estrés no
puede separarse de una educación nutricional adecuada. En general, para
combatir el estrés, se recomienda una dieta lo más sana y variada posible con
predominio de los alimentos vegetales, en particular los carbohidratos enteros
y orgánicos, las hortalizas (especialmente de color verde), los frutos frescos y
secos y las legumbres, ya que son ricos en las sustancias mencionadas
anteriormente, de las que es necesario un aporte adicional.
También es bueno que las comidas sean ligeras y no laboriosas y que se
consuman en un ambiente lo más relajado y cómodo posible.

EL ESTRÉS Y EL CONDICIONAMIENTO NEURO-ASOCIADO


Cabe destacar que un mismo estímulo es capaz de producir tanto un estrés
más o menos positivo como un estrés más o menos negativo, según nuestra
interpretación consciente e inconsciente del mismo; esto depende de nuestras
experiencias, prejuicios, creencias, etc. Además, el aspecto emocional es el
principal factor que determina los procesos fisiológicos y bioquímicos de la
reacción al estrés. Como demostró Milton H. Erickson, psiquiatra y padre de
la hipnosis moderna, todos vivimos en una realidad secundaria cuyos límites
están determinados por nuestra mente consciente, que constantemente filtra e
interpreta nuestras percepciones del mundo exterior y las procesa en el
interior. Es decir, como dicen Richard Bandler y John Grinder, creadores de
la "Programación Neurolingüística (PNL)" - nacida del estudio de la obra del
Dr. M. H. Erickson - es la percepción del entorno, siempre filtrada e
interpretada por las experiencias, creencias y generalizaciones de cada uno,
para crear una representación interna personal de la realidad y, en
consecuencia, un comportamiento asociado a un determinado estado de
ánimo. Erickson, con sus estudios de hipnosis experimental, también ha
demostrado que el cerebro no distingue entre la realidad y una excelente
visualización. De hecho, sabemos que un estresor imaginario tiene el mismo
efecto en el cuerpo que uno tangible (de ahí la importancia de las técnicas de
visualización). No sólo eso, sino que, como demostró el fisiólogo ruso Ivan
P. Pavlov, ganador del Premio Nobel en 1904, en su famoso experimento
sobre la secreción salival en respuesta a ciertos estímulos, conocido
universalmente como "condicionamiento clásico", existen "estímulos
condicionados", que inducen respuestas condicionadas. En su experimento
Pavlov creó en un perro una neuroasociación entre la comida y un sonido, el
de la campana. Como resultado del experimento, el condicionamiento neuro-
asociado creado significó que, al activar sólo el sonido, el perro reaccionó de
la misma manera que cuando se le presentó la comida. A partir de
experimentos posteriores realizados también en sujetos humanos, resultó que
este condicionamiento es más fuerte cuanto más crece el número de
experiencias relacionadas con él y más intenso es el estado mental asociado.
Además, mediante el proceso innato de generalización, el sujeto
condicionado a responder a un determinado estímulo en una situación dada,
en circunstancias similares tiende a comportarse de manera similar.
El proceso de generalización, que desempeña un papel importante en la
adaptación, ya que ahorra tiempo, a menudo puede dar lugar a
tergiversaciones (por ejemplo, un niño con un padre muy severo puede
fácilmente temerle también al maestro). Este "aprendizaje" permanece latente
en nosotros, relegado al inconsciente, listo para reactivarse cuando aparece el
estímulo adecuado. Es como cuando, por ejemplo, al escuchar la canción en
la radio que nos hizo enamorarnos por primera vez, automáticamente,
pasando por un verdadero proceso de "regresión de la edad", intentamos de
nuevo ese estado de ánimo. Por lo tanto, la neuroasociación o el
condicionamiento neuroasociativo o la impronta psicobiológica se definen
como el estado mental asociado a un estímulo determinado. La respuesta a
este estímulo es un cierto comportamiento condicionado, asociado a cambios
fisiológicos del organismo, basado en las características (tipo, intensidad) del
propio condicionamiento. Basta con añadir, para subrayar la importancia del
condicionamiento neuroasociativo, que, como afirma M. S. Gazzaniga,
director del "Programa de Neurociencia Cognitiva" del Dormouth College,
"el 98% de lo que hace el cerebro está fuera del dominio de la conciencia".

Los insumos ambientales


Recepción (visual, auditiva, olfativa, kinestésica)
Modulación a través de experiencias, creencias, generalizaciones,
neuroasociación, etc.
Representación interna ` Reacción fisiológica
Mood
Comportamiento

De estos estudios nacieron todas las terapias y técnicas basadas en el


condicionamiento neuroasociativo (cognitivo-conductual, hipnosis moderna,
terapia estratégica, PNL, etc.) que tienen como objetivo ampliar los límites de
la realidad creada por cada uno de nosotros y un manejo voluntario del
condicionamiento. Gracias a los conocimientos actuales, de hecho, es posible
utilizar conscientemente, a nuestro favor, al menos una parte de estos
procesos inconscientes creándolos o modificándolos ad hoc. A este respecto,
es esencial desarrollar la capacidad de visualizar: una excelente visualización
es capaz de cambiar nuestro estado de ánimo y, en consecuencia, fisiológico,
así como de ampliar el rendimiento del cerebro, por ejemplo, mejorando la
capacidad de resolver problemas, a través de la relajación inducida, o las
habilidades de memoria (como demostraron en el pasado personajes como
Cicerón, Pico Della Mirandola y Giordano Bruno y hoy en día Gianni
Golfera). Como afirma M. Erickson en su libro "Hypnotherapy", "la mente
humana es un proceso dinámico que se corrige, modifica y reforma
continuamente. Las incompatibilidades se resuelven de forma satisfactoria o
se expresan como 'problemas' (complejos, neurosis, síntomas psicosomáticos,
etc.)" y, en el libro 'Curar con hipnosis', añade "la esencia de la psicoterapia
es hacer que se acepten nuevas ideas y nuevas formas de ver las cosas". El
apoyo psicológico suele ser indispensable porque tiene una importancia
primordial en las enfermedades y problemas relacionados con el estrés. El
uso de drogas psicotrópicas debe reservarse normalmente para casos
extremos e hiperactivos lo antes posible. Estrés y tensión psíquica Hay una
intensa actividad eléctrica en el cerebro. Fue el Dr. Hans Berger quien
primero, en 1929, describió los cuatro tipos de ritmos u ondas, llamados
electroencefalográficos, caracterizados por diferentes frecuencias (o ciclos
por segundo):
- Ritmo beta (frecuencia superior a 14 hertzios). Es el estado de vigilia activa,
caracterizado por la tensión mental y muscular, que prevalece cuando
estamos ocupados, vigilantes, con la atención casi totalmente volcada hacia el
exterior o hacia la intensa regurgitación (diálogo interno). Es el ritmo del
máximo gasto de energías nerviosas y físicas, en el que domina el sistema
nervioso simpático de Orth. También coincide con la fase del sueño
paradójico o cuando sueñas (fase REM). Es el ritmo del estrés agudo y es
directamente proporcional a él. Las hormonas del estrés llevan al cerebro a la
máxima actividad y, a largo plazo, al máximo desgaste por exceso de trabajo.
Las personas hiperactivas pasan la mayor parte del tiempo a este ritmo.
- Ritmo alfa (frecuencia aprox. 8-13 hertzios). Es el ritmo del
desprendimiento de la realidad externa. Coincide con la relajación y la
disminución de la actividad cerebral. En personas sanas, no bajo estrés, este
estado se genera automáticamente con sólo cerrar los ojos. M. H. Erickson
definiría este estado como "el estado normal de trance diario" experimentado
por todos.
- Ritmo de teta (frecuencia aprox. 4-7 hertzios). Coincide con el estado de
sueño de la estela. Es la fase en la que se favorece el pensamiento asociativo
y creativo. Es el ritmo de destellos de genio, de iluminaciones repentinas. En
esta fase estamos abiertos a la escucha interior, a la introspección. Pero
también es el ritmo de la regeneración psicofísica. Corresponde al estado de
trance que se alcanza normalmente durante una sesión de hipnosis.
- Ritmo delta (frecuencia inferior a unos 3 hertzios). Coincide con un sueño
profundo sin sueños y una intensa relajación muscular. En esta fase se
produce el máximo de producción de la hormona de crecimiento GH (que es
esencial para la renovación celular a lo largo de la vida y, en la primera fase,
para el crecimiento) y la máxima actividad del sistema inmunológico.
Es el momento actual de todos nuestros procesos regenerativos y de la
producción de "fármacos finales": las poderosas drogas producidas por
nuestro cuerpo con una acción altamente específica. Conocido por todos es
ahora el gran poder del efecto "placebo".
Estimula la autoproducción de drogas en el cuerpo gracias a la sensación de
tranquilidad, el efecto calmante, resultante de la firme creencia de que hemos
tomado algo que pronto nos hará sentir bien. Por el contrario, la tensión
mental (por ejemplo, el miedo), así como la ingesta prolongada de
medicamentos (a través de un mecanismo de retroalimentación) inhiben la
acción de nuestro "médico interno". El ritmo delta está bajo el dominio
máximo del sistema nervioso parasimpático y prevalece en el sueño de los
buenos dormitorios. Cuando se altera, la persona duerme mal, se regenera
poco y, por lo tanto, tiende a estar cansada, a enfermar con facilidad y a tener
trastornos psicosomáticos. El estudio de las muestras del cerebro y la
memoria del ajedrez, realizado mediante técnicas como la TEP o la
tomografía por emisión de positrones, indica que en muchos casos se puede
lograr una concentración mental considerable reduciendo, en lugar de
aumentar, el ritmo del cerebro. Cuando el cerebro es rápido, la corteza está
lista para responder a una multitud de estímulos y para llevar a cabo varias
actividades mentales. Por el contrario, una reducción del ritmo puede
favorecer una actividad mental selectiva e intensa. Los ritmos frenéticos de la
sociedad moderna, que ahora viajan a la velocidad de Internet, hacen que el
cerebro se vuelva cada vez más activo y durante más tiempo, por lo que le
será cada vez más difícil ralentizar sus ciclos. Esto reduce la capacidad de
relajarse, de tener un sueño profundo y luego de regenerarse, estableciendo
así la temible escalada: angustia - insomnio - trastornos de la memoria y de la
concentración - patologías - Además, la elevada actividad cerebral
corresponde a una excesiva atención al exterior (supremacía de los sentidos -
vista y oído exteroceptivos), a expensas de la escucha de las necesidades del
cuerpo. En cierto sentido, te proyectas "fuera del cuerpo", reduciendo así la
sensibilidad propioceptiva. Esto genera una dispersión corporal, es decir, una
disminución de la conciencia del propio "yo", que puede facilitar
peligrosamente los procesos degenerativos. Por último, la misma tensión
muscular derivada del estrés implica, como se verá en el próximo párrafo,
una mayor "sordera propioceptiva", así como dificultades de concentración y
lucidez mental. Esto puede dar lugar a un nuevo esfuerzo psíquico voluntario
como reacción que, en realidad, por las razones expuestas anteriormente, será
cada vez más contraproducente hasta que se aplique la estrategia opuesta: la
relajación.
Además de la hipnosis, todas las técnicas de relajación, tanto orientales como
occidentales (yoga, meditación, técnicas de control de la respiración,
entrenamiento autógeno, biorretroalimentación, técnicas de visualización,
actividades físicas moderadas, masaje antiestrés) tienen la importante ventaja
de obtener una "desaceleración" saludable del cerebro, que de otro modo
sería difícil de alcanzar para quienes sufren de estrés crónico. El objetivo es
reducir los niveles de estrés con la relajación muscular, la respiración
profunda y la "somnolencia por distracción" de la mente consciente. Estrés y
tensión física "La vida de un individuo es la vida de su cuerpo".
Alexander Lowen (1998) "Nada hay en el intelecto que no esté en los
sentidos antes" Aristóteles (383-322 a.C.) Alberto Oliverio, en su libro "La
mente, instrucción para el uso" afirma: "Perder el control de tu cuerpo
significa, por lo tanto, perder el control sobre tus pensamientos y emociones.
La Prof. Cecilia Morosini, profesora de neurología clínica y de rehabilitación
de la Universidad Bicocca de Milán, añade: "Cualquier enfermedad mental,
psicótica o neurótica rompe la unidad psíquica y corporal. En tales casos, lo
primero que se haría sería restaurar la unidad corporal del sujeto". Las
acciones y los movimientos desempeñan un papel central en los procesos de
representación mental, a partir de la fase embrionaria; el embrión, de hecho,
es ante todo un organismo motor. En la fase embrionaria, en la fase fetal y en
la fase de la primera infancia, la acción precede a la sensación: se realizan
movimientos reflejos y luego se percibe. Las funciones motoras y el cuerpo,
considerados en muchas culturas como entidades inferiores y subordinadas a
las actividades cognitivas y a la mente, están en cambio en el origen de esos
comportamientos abstractos de los que estamos orgullosos, incluyendo el
mismo lenguaje que forma nuestra mente y nuestros pensamientos. La
información propioceptiva proviene de receptores dispersos por todo el
cuerpo (tendones, músculos, articulaciones, aparato vestibular, etc.), de ellos
depende el conocimiento de cuál es nuestra "conformación" y posición
espacial; en cierta medida, para responder a la pregunta "¿quién soy?",
también debemos responder a la pregunta "¿dónde estoy?". El estrés conduce
a la tensión muscular (defensas musculares), tanto aguda como crónica, y
esto puede bloquear el estado de bienestar. Inicialmente se afecta la
musculatura voluntaria, luego la contracción se vuelve crónica, luego
inconsciente, y afecta la musculatura involuntaria. El músculo permanece
contraído porque ya no tiene la energía para expandirse. No sólo eso, un
grupo de músculos en tensión ejerce una influencia sobre otros músculos,
tanto por un factor muscular (biomecánico) como nervioso (las neuronas
excitadas excitan a los que están cerca). Esto puede implicar una alteración
postural que, a su vez, a través de la red de tensegridad formada por el
sistema conectivo, afectará a todo el cuerpo y podrá generar, con el tiempo,
innumerables disfunciones musculoesqueléticas y orgánicas. El sistema
muscular también constituye un sistema de alta prioridad: cuando se activa,
los demás sistemas, como los responsables de la percepción de las
sensaciones, la atención, las actividades cognitivas, etc., se encuentran en un
estado de bloqueo relativo, ya que este estado está vinculado a la ejecución
de acciones importantes para la supervivencia, como la fuga, el ataque, la
búsqueda de alimento, la pareja sexual, el nido. Cualquier actividad física
rápida y convulsiva bloquea tus sentidos. Si transgredes rápidamente la
comida no apreciarás el sabor, si estamos acostumbrados a apretar los puños
o la mandíbula difícilmente nuestro cuerpo estará realmente relajado,
difícilmente nuestra mente percibirá las sensaciones con la misma intensidad
de los verdaderos estados de relajación. Activar los músculos como si hubiera
movimiento significa involucrar a otros músculos, reduciendo el flujo de
sensaciones e ideas.
De todo esto se desprende claramente que el ejercicio físico correcto es
necesario para la salud mundial. La acción positiva de la actividad física
radica en su contribución en lo que respecta a: la relajación de la tensión
muscular y, por lo tanto, psíquica, el restablecimiento del control
neurovegetativo y el ciclo correcto de sueño y vigilia, la normalización de la
presión sanguínea, la mejora del metabolismo y la respiración, el
fortalecimiento del sistema inmunológico, el aumento de la liberación de
endorfinas, la mejora de la capacidad propioceptiva y la coordinación motora.
Por el contrario, la actividad física intensa provoca una sensación ilusoria de
alivio que suele ser sólo temporal: en la práctica, es como añadir más estrés
(psíquico y físico) al ya existente. La naturaleza de la caminata es, con toda
probabilidad, una actividad física muy útil en caso de estrés. Estos son
descubrimientos modernos, pero probablemente ya se hicieron hace miles de
años. Las técnicas orientales como el "qi gong" ("trabajo energético") y el
"tai ji quan" ("gimnasia de larga duración") y las técnicas occidentales como
Alexander, Feldenkrais, Mint, TIB Gimnasia Postural, etc., son sólo algunos
ejemplos de métodos específicos que pueden contribuir con éxito a la
restauración de las facultades físicas, intelectuales y emocionales. .
Conclusión El organismo humano funciona como una red, una red integrada
que unifica tanto física como químicamente los diversos órganos, sistemas y
aparatos. Tanto si se trata de los circuitos cerebrales, activados por las
emociones, los pensamientos, o los circuitos nerviosos vegetativos, activados
por las solicitaciones o la retroalimentación de los órganos o sistemas, tanto
si se trata del sistema conectivo a través de empujes y tensiones mecánicas,
tanto si son los órganos endocrinos o inmunes los que emiten los mensajes,
estos últimos, en su parte fundamental, serán reconocidos por todos los
componentes de la red. La conexión es estrecha y bidireccional. Por lo tanto,
existe una relación bidireccional entre los acontecimientos biológicos, físicos
y psíquicos más que una relación de causa y efecto. Los fenómenos psíquicos
inducen cambios en el resto del cuerpo y, a su vez, los cambios corporales
inducen cambios psíquicos y de comportamiento. Es evidente que el enfoque
terapéutico de los problemas de estrés debe explotar esta pluralidad de
condicionamientos de la "gran conexión" para ser de máxima eficacia. El
objetivo es, por supuesto, ayudar a restaurar la comunicación equilibrada
entre los sistemas. Al mismo tiempo, el conocimiento de estos mecanismos es
una enorme ayuda para prevenir la angustia y lograr un alto nivel de bienestar
psicofísico.
Apéndice:
Consejo "mental".
1. El hombre es ante todo un animal motor y por lo tanto las actividades de
movimiento tienen la ventaja sobre las intelectuales (contrariamente a lo que
normalmente se cree). De esto se deriva el gran poder reequilibrador en
absoluto, incluso desde el punto de vista psíquico, de un simple paseo en un
entorno natural. Por consiguiente, la actividad física correcta es esencial para
la salud psicofísica. El cuerpo y la mente se influyen mutuamente de manera
incisiva, como la psiconeuroinmunología ha demostrado científicamente.
2. La buena postura y la respiración juegan un papel crucial en la salud
mental. La educación postural y respiratoria son parte integral de un
programa de rehabilitación mental.
3. Una buena educación dietética también es esencial para el bienestar mental
y físico. Los alimentos no sólo proporcionan las "materias primas" para las
células de nuestro cuerpo, sino que también se encuentran en estrecho
contacto, en las paredes intestinales, con los principales sistemas de
regulación de nuestro cuerpo (sistema endocrino, inmunológico y nervioso),
incluyendo, en particular, el "cerebro entérico".
4. Mientras vivamos en esta tierra, estaremos sujetos a las fuerzas o leyes
naturales. Deberían ser aliados porque oponerse a ellos equivaldría a una
cierta derrota.
5. Estamos programados para tolerar incluso el estrés agudo pero a corto
plazo. Por esta razón, en condiciones de fuerte estrés crónico, estamos
destinados, tarde o temprano, a ceder "en el eslabón más débil de nuestra
cadena". Por lo tanto, es necesario actuar a tiempo, alternando entre períodos
de estrés intenso y momentos de gran relajación. Esto debe hacerse de
manera regular y frecuente. Tomar sólo uno o dos largos períodos de
descanso al año puede ser contraproducente y conducir a un desequilibrio
excesivo y demasiado repentino para el cuerpo.
6. El primer objetivo de la especie es su continuación. Por esta razón, la
energía más importante es la energía creativa, es decir, la energía sexual.
Siempre es bueno tener esto en cuenta porque tratar de sofocar tal energía
conduce, como mínimo, a la neurosis, así como tratar de trascenderla, sin
haber conocido antes su fondo. Este es el punto de llegada de todos los
grandes estudiosos de la psique. Tener una vida creativa/sexual satisfactoria
es lo mismo que estar en armonía con la fuerza más poderosa del universo.
7. En realidad es el condicionamiento neuro-asociado el que determina
nuestro comportamiento en gran medida. Conocerlos y aprender a usarlos en
beneficio propio puede ser importante para nuestro bienestar. El desarrollo de
sus habilidades de visualización es crucial para esto.
8. "Contrariamente a la convicción de muchos, los resultados que obtenemos
(o no obtenemos) dependen de nuestras acciones, es decir, de nuestro
comportamiento, y no de nuestro ser". Richard Bandler.
9. Como nos enseñó Milton Erickson, todos vivimos en realidades
secundarias, cada una en la suya propia. No hay una realidad primaria
compartida por todos por igual. Cada uno vive cada situación a su manera,
filtrándola, basándose en experiencias pasadas, creencias, preconceptos,
condicionamientos, etc. Es de la ignorancia que suele surgir el malentendido.
Para entender al prójimo y así comunicarse con él eficazmente, primero hay
que entrar en su realidad.
10. Ampliar los límites de la propia realidad equivale a aumentar la propia
conciencia. Y este es el objetivo que hay que buscar, porque el aumento de la
conciencia corresponde a un aumento de la libertad, que es lo contrario de la
dependencia. Es mejor escapar de las cosas y personas que crean adicción
psíquica. "El verdadero maestro defiende a sus estudiantes contra su propia
influencia." Amos B. Alcott
11. El verdadero peligro para nuestro planeta y para nuestra especie es la
mediocridad humana. La humildad, la compasión, la moderación, la
fiabilidad, la inclinación a la profundización, al "beneficio de la duda" y a la
diversión son denominadores comunes de los grandes hombres. Hay muchas
religiones pero sólo una verdadera espiritualidad.
12. Es una buena idea llevar a cabo tantas actividades gratificantes como sea
posible utilizando los talentos de cada uno de nosotros. No hacerlo es una
pena que no te haga sentir bien contigo mismo. Al mismo tiempo, es bueno
no sofocar tus talentos con una pasión excesiva y/o "ansiedad por los
resultados".
13. Debemos ayudar a nuestro socio a lograr lo mejor de sí mismo, no ahogar
sus necesidades, expectativas, sueños y talentos aislándolo. Al mismo tiempo,
debemos asegurarnos de que actúa de igual manera con nosotros.
14. Siempre recordamos que somos humanos y que por lo tanto tenemos
límites que superar. Por lo tanto, no exijamos la perfección a nuestro socio, es
decir, no nos engañemos pensando que él puede darnos todo lo que
necesitamos. Por eso la amistad es un bien indispensable para nosotros.
"Amar no significa encontrar la perfección sino perdonar los terribles
defectos". Rosamunde Pilcher.
15. Como amamos a nuestro prójimo, recordemos siempre amarnos a
nosotros mismos de la misma manera. A menudo hablamos del amor sin
tener en cuenta sus infinitas interpretaciones y facetas diferentes. ¿Pero qué
es el verdadero amor? Ciertamente no el más buscado, es decir, el más
romántico y apasionado. Se basa en la pasión y la emoción y no puede durar
mucho sin empobrecernos y agotarnos (al igual que el estrés crónico). El
amor basado en la pasión es en realidad un escape de nosotros mismos, un
estado de embriaguez que nos aleja de nuestros problemas. Pero esto puede
ser útil para un corto "intervalo de regeneración", no puede durar mucho
tiempo, sería perjudicial para nosotros por el enorme uso de energía que se
necesita. Y una vez agotado el efecto, nuestras responsabilidades, que la vida
nos impone, están ahí para esperarnos, quizás aumentadas mientras tanto.
Cuando la pasión termina inexorablemente, ¿termina el amor (dejándonos
exhaustos)? El verdadero amor comienza si las condiciones son las adecuadas
para que crezca más y más. Lo que distingue al verdadero amor es el alcance
del intercambio de beneficios mutuos que conlleva. Cuanto mayor sea el
valor de estos últimos, más amaremos verdaderamente a una persona (o a
cualquier otro ser vivo) y seremos amados por ellos. "La amistad, como el
amor, requiere casi tanto arte como una figura de baile de éxito. Requiere
mucho impulso y control, muchos intercambios de palabras y muchos
silencios. Y sobre todo, mucho respeto". R. Nurejev.
16. Nunca se le dará suficiente importancia a la relajación profunda. Este es
el estado en el que damos lo mejor de nosotros mismos desde el punto de
vista mental y físico. Las "iluminaciones" y la regeneración del cuerpo
ocurren en tal situación. De ahí la importancia del sueño profundo y de las
técnicas de relajación (masaje, autohipnosis, actividad física moderada, etc.).
17. Por el contrario, la excitación prolongada o negativa (es decir, asociada a
sensaciones desagradables como la inseguridad, el miedo, el malestar), nos
hace menos lúcidos y eficientes. Este tipo de excitación es similar al estrés
negativo (angustia). La excitación positiva y a corto plazo (es decir, asociada
a sentimientos de seguridad, dominio de la situación, placer) es un impulso
vital que nos permite hacer frente a situaciones nuevas y/o repentinas (similar
al estrés positivo o eustress). De ahí la importancia de las pequeñas
"transgresiones" o locuras.
18. Es bueno esperar siempre lo inesperado tomando de cada situación un
estímulo para ampliar nuestra conciencia o nuestro crecimiento. La
superficialidad rara vez vale la pena; siempre es bueno profundizar. "Todo el
mundo sabe que algo es imposible de conseguir, hasta que llega un
desprovisto que no lo sabe y lo inventa". Albert Einstein.
19. Actuar es siempre mejor que empollar, pero la acción siempre debe
conducir al bienestar propio y al de los demás con moderación. Muy a
menudo, los obstáculos son más bajos de lo que pensábamos, una vez
enfrentados. "Para borrar el miedo, vuélvete y míralo a la cara: porque lo que
enfrentas abiertamente se disuelve a la luz de la conciencia. Anónimo
20. Al igual que la cirugía, la intervención psiquiátrica, es decir, el uso de
drogas psicotrópicas, debe utilizarse en una emergencia o como último
recurso. En todos los demás casos, es necesario recurrir a un apoyo válido,
profesional, especializado e integrado.

TÉCNICAS PARA LA REGULACIÓN DEL


ESTADO DE ÁNIMO: LA RESPIRACIÓN
Tómese un momento para escuchar su forma de respirar. Probablemente sólo
respiras con una fosa nasal. Extraño, pero esta es nuestra forma de respirar,
¡con una fosa nasal a la vez! Rara vez usamos ambas fosas nasales al mismo
tiempo. ¿Por qué la naturaleza nos dio entonces dos fosas nasales? ¿No era
suficiente una fosa nasal? Y ya que tenemos dos fosas nasales, ¿por qué
usamos sólo una a la vez? Pero entonces, ¿respirar con la nariz es realmente
tan importante? ¿Qué perdemos (y qué nos pasaría) si siempre respiramos
con la misma fosa nasal durante años o, peor aún, si incluso respiramos con
la boca?
Lleva un segundo, y es cuando el oxígeno que acabamos de respirar con el
aire impregna todo nuestro cuerpo. Y mientras se mueve en dirección a los
alvéolos pulmonares, la corriente de aire acaricia el nervio olfativo, el más
corto de todos los nervios en contacto directo con el cerebro (nervios
craneales).
Noticias curiosas: Recientemente se ha descubierto que aquellos que han
estado meditando durante muchos años desarrollan un engrosamiento en
regiones específicas de la corteza cerebral derecha. Dado el vínculo entre los
hemisferios cerebrales y el ciclo nasal - que se discutirá en breve - si quien
medita habitualmente desarrolla más el hemisferio derecho, entonces
consciente o inconscientemente asume una postura como la de abrir la fosa
nasal izquierda.
¿Qué significa esta declaración sibilina? Comparémoslo por un momento con
este otro hecho: cuando comienzas una sesión de meditación, la respiración
con la fosa nasal izquierda te permite alcanzar el estado meditativo inicial
más rápidamente. Y de nuevo: cuando te sientes agitado, enojado o
particularmente excitado - porque tal vez estás respirando con tu fosa nasal
derecha y comienzas a respirar con la izquierda - después de unos minutos es
fácil notar el predecible efecto calmante de esta extraña práctica.
¿Pero cómo mueves conscientemente tu respiración de una fosa nasal a otra?
Los "trucos" de los yoguis indios, conocidos desde hace miles de años,
vienen en nuestra ayuda.
Si desea respirar con una fosa nasal bloqueada (por ejemplo, porque está
congestionada), no intente nunca desbloquearla ocluyendo la otra con un
dedo e intentando respirar a través de la bloqueada. En cambio, basta con
mover el peso del cuerpo desde el mismo lado de la fosa nasal abierta:
después de unos momentos se puede oír abrirse la fosa bloqueada, y la que
está justo antes de abrirse se ocluye; ¡todo eso es automáticamente! O,
simplemente comprime una pequeña almohada o una pelota de tenis bajo una
axila, y después de unos segundos se abre y toma para respirar selectivamente
la fosa nasal del otro lado! Si estás haciendo cola en la oficina de correos y
estás perdiendo la paciencia, entonces simplemente mueve el peso de tu
cuerpo hacia la derecha, para abrir la fosa nasal izquierda, activar el
hemisferio cerebral derecho y obtener el previsible efecto calmante. Del
mismo modo, mover el peso hacia la nalga derecha hace que sea más fácil y
rápido comenzar la sesión de meditación. De hecho, cualquier individuo, sin
ninguna educación específica, puede modificar a voluntad su actividad
cerebral (y por lo tanto su metabolismo) moviéndola de un lado a otro. Así
como hay una dominancia para las manos (zurdas o diestras) y para los ojos,
también hay una dominancia para las fosas nasales. Cada uno de nosotros se
siente cómodo respirando más con una fosa nasal que con la otra. Los dos
hemisferios cerebrales son el hogar de dos tipos diferentes de inteligencia y
habilidades, aparentemente opuestas, en realidad complementarias. Estas
formas separadas de inteligencia localizadas en cada hemisferio requieren un
mayor apoyo metabólico del lado opuesto del cuerpo y esto sugiere, por
primera vez, una relación demostrable entre los cambios en el estado mental
y las funciones metabólicas específicas, como se verá en el capítulo sobre la
investigación médica. La importancia de la ciencia yóguica de la respiración
está ahora decodificada y su objetivo, visto desde el punto de vista
occidental, es lograr la coherencia neurológica entre los dos hemisferios
cerebrales. DEFINICIÓN DE CICLO NASAL No se puede respirar
simultáneamente por ambas fosas nasales, sino por una a la vez, mientras que
la otra permanece en estado de hipofuncionalidad hasta que llega su turno. El
ciclo nasal es la alternancia rítmica de las dos fosas nasales como lugar de
paso del aire respirado. La fosa nasal por la que pasa el aire está en estado de
descongestión, mientras que la que está en reposo está congestionada. Este
ritmo está regulado por el sistema nervioso autónomo (simpático y
parasimpático).
Recientes descubrimientos en el campo de la neurociencia han demostrado
que el ciclo nasal está ligado de manera compleja al ritmo ultradiano de la
actividad alterna de los hemisferios cerebrales. Sin embargo, aunque se
reconoce su existencia, el fenómeno ha despertado en general poca curiosidad
entre los investigadores de la medicina occidental moderna. Por el contrario,
la respiración alterna de las fosas nasales es de importancia central en varias
prácticas médicas arcaicas como el pranayama y el yoga, así como en varios
sistemas modernos de medicina natural. HISTORIA Las primeras
observaciones históricamente documentadas sobre el proceso de
congestión/descongestión relativa de las fosas nasales fueron hechas por el
fisiólogo alemán Kayser hacia finales del siglo XIX. Kayser describió este
fenómeno como un "ciclo nasal", vinculándolo a la alternancia del tono
vasomotor periférico en ambos lados del cuerpo. Kayser también observó que
el ciclo nasal estaba vinculado a otras manifestaciones: la relativa
dilatación/contracción de las pupilas, la mayor o menor actividad de las
glándulas salivales y las secreciones mucosas nasales. Estos resultados de
Kayser están contenidos en una serie de artículos que representan el primer
documento científico que atestigua la confirmación del conocimiento de la
medicina yóguica por parte de la ciencia occidental. El ciclo nasal fue
estudiado más tarde en varios laboratorios de todo el mundo y fue objeto de
artículos en diversas revistas científicas, pero no fue hasta 1951 que un
erudito llamado Beickert reanudó la exploración simultánea de varias
manifestaciones fisiológicas relacionadas entre sí y sujetas al control del
sistema nervioso. Beickert hizo observaciones similares a las de Kayser,
describiendo las manifestaciones fisiológicas mencionadas como "ritmos de
inervación vegetativa a medias"; y fue más allá de las conclusiones de Kayser
al sugerir la existencia de ciclos similares también en la circulación cerebral
(una hipótesis que no pudo probar), y también redescubriendo un artículo en
Springorum y Centenaro, 1957, que contenía resultados experimentales que
demostraban el curso cíclico del flujo renal. Mientras tanto, el ciclo nasal fue
estudiado principalmente por otorrinolaringólogos, con propósitos más
aplicativos que teóricos. De hecho, esas investigaciones estaban orientadas a
la terapia de las obstrucciones nasales crónicas, tanto unilaterales como
bilaterales, y a aliviar la congestión nasal. Esto condujo a un conocimiento
más profundo de la anatomía y la fisiología subyacente al ciclo nasal. Por
ejemplo, se observó la alternancia del predominio de las inervaciones del
sistema simpático y las del sistema parasimpático, presentes en las mucosas
de las dos fosas nasales, subrayando cómo esta alternancia determina el ciclo
nasal. En la fosa nasal derecha causa vasoconstricción y la consiguiente
descongestión de esta vía nasal, aumentando el flujo de aire; este predominio
va acompañado de la prevalencia del parasimpático en la fosa nasal izquierda
que causa su congestión.

LA INVESTIGACIÓN MÉDICA
El vínculo entre el ciclo nasal, la dominancia del hemisferio cerebral, los
ritmos ultradianos y el sistema nervioso autónomo ha sido confirmado en
varios laboratorios científicos independientes.
Shannahoff-Khalsa y tres de sus coinvestigadores, Flou Bloom del Instituto
Salk, Deborah Werntz y Reginald Bickford de la Facultad de Medicina de la
Universidad de California en San Diego, hicieron una demostración
experimental de la primera prueba concluyente del vínculo entre el ciclo
nasal y el sistema nervioso autónomo. El ciclo nasal podría ser la puerta de
entrada al conocimiento de uno de los ritmos más importantes presentes en el
cuerpo.
Esta investigación sugiere que este ciclo de alternancia de la actividad de la
naro-hemisfera está en general conectado con el ciclo fundamental de
actividad de descanso, incluyendo también los dos ciclos de sueño alternados:
REM (movimientos oculares rápidos) y no REM (sueño profundo y sin
movimientos). Los científicos chinos han mostrado un gran interés en esta
investigación, que añade una nueva dimensión a la comprensión de su teoría
de los estados del sistema cuerpo-mente, definidos como el Yin (estado
pasivo) y el Yang (estado activo). La hipótesis de la correlación entre los
ciclos nasales y la función general del cuerpo, si se demuestra concretamente,
podría llevar a la creencia en las antiguas enseñanzas yoguis sobre el
pranayama, o respiración. En 1981 Werntz y otros propusieron la existencia
de una relación entre los numerosos fenómenos ultradianos y los hemisferios
del ritmo del ciclo nasal/cerebro, sugiriendo que el hipotálamo era
responsable del control e integración de los diversos fenómenos cíclicos. Se
sabe que el hipotálamo es el principal centro de control del funcionamiento
del SNA. La tesis de W. representa una extensión de la relación entre el SNA
y el SNC. La lista de fenómenos ultradianos que estarían relacionados con la
actividad hipotalámica incluye la dilatación/contracción de las pupilas, el
soñar despierto, la actividad locomotora, la secreción/movilidad
gastrointestinal, la capacidad de resistencia motora, la salivación, el hambre y
las actividades orales, el ritmo cardíaco, la temperatura corporal, la micción,
los tiempos de reacción, la presión sanguínea y especialmente las hormonas
de la glándula pituitaria: la hormona luteinizante, la hormona somatotrópica y
la prolactina. Stocksed y Eccles ya habían avanzado la hipótesis de que el
hipotálamo podría ser el responsable de controlar las transiciones cíclicas de
la resistencia nasal. Los experimentos con gatos han excluido la influencia
directa - tanto mono como bilateral - del hipotálamo en las inervaciones del
simpático en la mucosa nasal. Otros trabajos (Werntz, Bickford, Bloom y
Shannahoff-Khalsa, 1980, '81, '83) han destacado el vínculo entre el ciclo
nasal y los ritmos ultradianos bipolares de la actividad cerebral. En este
estudio se aplicaron por primera vez las técnicas modernas de la fisiología, en
un intento de demostrar la posible presencia de ciclos de alternancia en la
actividad de los dos hemisferios cerebrales, en sujetos humanos en estado de
vigilia. Este ritmo innato del Sistema Nervioso Central no sólo está
conectado al ritmo del Sistema Nervioso Autónomo, sino que también es otra
expresión del mismo fenómeno, estudiado desde un ángulo diferente. Es
sorprendente que la relación entre el ritmo cerebral y el ciclo nasal y otras
regiones periféricas relacionadas fuera una parte integral de la ciencia
yóguica hace miles de años.
En los estudios de Werntz, Bickford, Bloom y Shannahoff-Khalsa, 1980, '81,
'83 se utilizó un dispositivo EEG estándar para registrar la actividad de
ambos hemisferios, tomando las señales de ambos hemisferios (cuyas
amplitudes en el rango de frecuencia de 1 a 33 Hz fueron procesadas
electrónicamente mediante un proceso de rectificación, integración y
sustracción, con un integrador como Drohochi), para así destacar cuál de los
dos hemisferios generaba una señal de mayor amplitud. Al mismo tiempo, se
registró el volumen de aire inhalado/expirado por cada fosa nasal. Los
experimentos se llevaron a cabo en 43 sujetos que desconocían el propósito
de la investigación, durante un tiempo relacionado con la capacidad del sujeto
para permanecer inmóvil (y sin tensiones musculares que pudieran causar
interferencias en el electroencefalograma) y el tiempo necesario para
registrar, de ser posible, al menos una transición del ciclo nasal. Un examen
crítico de los resultados muestra una correlación estadísticamente
significativa entre la amplitud de la señal del EEG de un hemisferio y la
prevalencia de la fosa nasal contralateral (= en el lado opuesto al hemisferio),
con una correspondencia entre la transición del ciclo cerebral y la transición
del ciclo nasal, y un cambio de fase (positivo o negativo) entre las dos
transiciones de unos pocos minutos. "La mucosa nasal es uno de los tejidos
más ricos... atravesados por los nervios de las ramas simpática y
parasimpática del sistema nervioso autónomo", dijo Werntz y colaboradores
(Human Neurobiology 6: 165-171, 1982).
Un dominio simpático más pronunciado reduce la actividad mental del
hemisferio en el mismo lado.
Werntz, et al. (1981. '87), y Srinivasan (1986) estudiaron en el laboratorio
mediante técnicas de EEG los efectos corticales de los patrones respiratorios
alternos, demostrando que. es posible estimular selectivamente ambos
hemisferios. A los sujetos no entrenados se les pidió que realizaran la
respiración forzada en una sola fosa nasal, y se observaron alteraciones
significativas de las señales del EEG, lo que atestigua la transición a la
dominancia del hemisferio opuesto. Un estudio de 88 personas, 126 hombres
y 70 mujeres, todos diestros, demostró que el predominio de la fosa nasal
derecha corresponde a una mayor capacidad verbal, mientras que el
predominio de la fosa nasal izquierda se asocia a una mayor capacidad
espacial. Esta conclusión es coherente con la tesis de la "dominación
contralateral" apoyada por la medicina yóguica, que es también la tesis más
razonable desde el punto de vista anatómico. El aumento de la actividad
mental está presumiblemente relacionado con un aumento de la circulación
sanguínea, si el ritmo cerebral y el ciclo nasal son el reflejo del mismo
fenómeno dominado por la dilatación/contracción de los vasos sanguíneos.
Dado que las fibras nerviosas del sistema autónomo no se cruzan con las del
sistema somatosensorial, el predominio de la fosa nasal derecha (es decir, el
aumento de la actividad del simpático) corresponde a una mayor actividad del
parasimpático en el hemisferio contralateral y, por lo tanto, a una mayor
afluencia de sangre, lo que permite una mayor actividad mental.
Recientes estudios sobre el ciclo nasal destinados a comparar los niveles de
plasma en el círculo venoso muestran niveles alternos de norepinefrina,
epinefrina y dopamina a ambos lados de la copra con el ritmo de la actividad
simpática dentro de la nariz. Además, se ha demostrado que la observación
de los cambios de color de la piel en los recién nacidos se correlaciona con
los ritmos de alternancia nasal. Otros estudios coinciden en que la transición
del ciclo nasal (cambio de la fosa nasal más activa) siempre va acompañada
de una transición similar en los hemisferios cerebrales. Según la medicina
yóguica, este ritmo en individuos sanos y en condiciones normales (diferentes
de las artificiales de un laboratorio, donde las actividades de los sujetos se
reducen al mínimo) corresponde a 10 ciclos por día, o un período de 2,5
horas de duración media de un ciclo. Los estudiosos occidentales encontraron
tiempos promedio variables, del orden de unas pocas horas (de 3 a 8). Los
resultados varían de un grupo de investigación a otro y se relacionan con las
condiciones de laboratorio, por lo que se puede considerar que la
concordancia con la cifra de 2,5 horas es, en general, aceptable. Los ritmos
ultradianos del sueño REM y del sueño no REM corresponden a un período
medio de 80 a 120 minutos, con el alargamiento progresivo de la fase REM
durante la noche. La remuneración nocturna del ritmo cerebral debe reflejar
claramente alguna forma de compensación que ayude a restablecer la
homeostasis. En Kundalini Yoga el "sueño de la fosa nasal derecha" es el
equivalente al sueño REM y el "sueño de la fosa nasal izquierda" es el
equivalente al sueño no REM. El sonambulismo se produce durante el
predominio de la fosa nasal izquierda. La medicina yóguica también enseña
que dormir de lado puede inducir cambios a nivel del SNA. Si se duerme
sobre el lado derecho o se aplica presión sobre el quinto espacio intercostal
debajo de la axila derecha (o izquierda), en un sujeto derecho, se activan la
fosa nasal izquierda (o derecha) y el hemisferio derecho (o izquierda). Este es
un sustituto primitivo de las técnicas yóguicas de control a través de la mente
del SNA o el SNA. También sabes que cuando te acuestas del lado derecho te
duermes más profundamente. Existen observaciones similares en la ciencia
occidental con respecto al efecto en el ciclo nasal de la presión aplicada al
espacio intercostal, así como el efecto de la gravedad o de estar acostado de
lado. CICLO NASAL, MENTE, EMOCIONES Y SU MODULACIÓN El
ciclo nasal no sólo es un marcador de la actividad cerebral hemisférica, sino
que también puede ser utilizado para cambiar voluntariamente la localización
a la actividad de importantes centros en el cerebro y el sistema nervioso
autónomo involucrados en el control cibernético de la mayoría de los órganos
internos, tejidos y células del cuerpo. Algunos investigadores tienen la
hipótesis de que este vínculo entre la nariz, el cerebro y la mente podría ser la
forma en que la antigua práctica de control de la respiración en el yoga
permitió a su vez el control de las funciones vegetativas por las que los
seguidores orientales son tan famosos. Estas reflexiones inspiraron la tesis
doctoral de Darlene Osowiec, que afirmó como reales las asociaciones
hipotéticas entre el ritmo nasal de los ultrasonidos, la ansiedad, los síntomas
de estrés y los procesos de autoafirmación de la personalidad. El investigador
descubrió que existe una correlación positiva estadísticamente significativa
entre
1) individuos auto-afirmantes con bajos niveles de ansiedad y síntomas
relacionados con el estrés y un ciclo nasal regular; y
2) individuos no auto-afectivos con altos niveles de ansiedad y síntomas
relacionados con el estrés e irregularidades en el ciclo nasal.
Esto recuerda a los estudios de Riga (1957) que, observando a los pacientes
con obstrucción crónica de una fosa nasal (derecha o izquierda), encontraron
que la obstrucción crónica de la fosa nasal derecha se asociaba más a menudo
con problemas físicos y psicológicos. Estas conclusiones sugieren una
relectura cuidadosa de los antiguos textos indios que hacen hincapié en que
un ciclo nasal irregular y, en particular, el caso en que un individuo
permanece "bloqueado" para respirar con la misma fosa nasal durante largos
períodos está vinculado a enfermedades y trastornos mentales (Rama,
Ballentine y Ajaya, 1976). Curiosa pero no demasiado, en este punto, la
declaración de los yoguis indios de que los individuos con diabetes han
estado respirando durante demasiados años con sólo la fosa nasal derecha!
Según la medicina yóguica, el principal mecanismo de autocontrol se basa en
el control consciente del volumen de aire inhalado/expirado en cada fosa
nasal. Además de la forma más obvia, que consiste en actuar directamente
sobre el volumen de aire que pasa por la fosa nasal, existe una técnica menos
obvia, basada en el sonido, que afecta al SNC.

APLICACIONES
El dominio de la fosa nasal derecha - hemisferio izquierdo corresponde a
fases de mayor actividad, el dominio de la fosa nasal izquierda - hemisferio
derecho corresponde a fases de reposo. El hallazgo tiene, en sí mismo,
implicaciones esenciales para el desarrollo de técnicas de autorregulación,
dice Shannahoff-Khalsa, y "demuestra la capacidad del individuo para
modificar la actividad cerebral y los procesos fisiológicos asociados de
manera no invasiva, selectiva y predecible". El descubrimiento podría
aplicarse al tratamiento de trastornos mentales lateralizados; algunos tipos de
esquizofrenia, por ejemplo, parecen reflejar disfunciones en el hemisferio
izquierdo, los trastornos maníaco-depresivos podrían indicar disfunciones en
el hemisferio derecho. La respiración de una fosa nasal estimula la actividad
del hemisferio cerebral opuesto. Este descubrimiento sugiere la posibilidad de
una terapia de los trastornos del estado de ánimo y los trastornos mentales sin
recurrir a agentes farmacológicos externos. La esquizofrenia parece estar
asociada a una disfunción grave del hemisferio izquierdo, mientras que la
depresión y otros trastornos relacionados con el estado de ánimo se deben a
una disfunción del hemisferio derecho. En las fases más agudas de estos
trastornos, uno de los dos hemisferios trabaja más que el otro, cuya actividad
es, en cambio, inferior a la normal. En un caso de doble personalidad en
1955, dos pacientes alternaron la dominancia nasal cuando cambiaron de una
personalidad extrema a otra. Las posibles aplicaciones prácticas de este "re"
descubrimiento de la medicina occidental moderna parecen ser tan vastas
como el propio sistema nervioso autónomo. 9 Por ejemplo, un experimento
en el campo de la oftalmología en 1990. En los pacientes con glaucoma
simple, se sabe que el tono vagal básico ha aumentado. Por lo tanto, se pensó
en inducir una vagotomía funcional mediante la respiración forzada a través
de la fosa nasal derecha solamente durante 20 minutos (recuerde que esto
induce una activación selectiva del hemisferio cerebral izquierdo y, por lo
tanto, un aumento del tono simpático básico), y esto condujo a una reducción
bilateral del 25% de la presión intraocular en 46 pacientes, con un efecto casi
inmediato, y con una ganancia neta en comparación con el uso de drogas
sintéticas dedicadas. CONCLUSIONES A la luz de lo anterior, la
importancia de la respiración por la nariz adquiere una inusual, curiosa pero
de fundamental importancia en el campo de la neurociencia y la medicina
interna en general. Recordemos que la nariz, o más bien su peculiar
organización nerviosa y energética, es el órgano más importante para la
absorción de los iones negativos, tan fundamental en la economía energética
de nuestro organismo, similar al "prana" de la tradición yóguica india (véase
"Por qué el aire debe pasar por la nariz, indicios de otorrinolaringología
ayurvédica" en la sección "Nariz").
CONCLUSIONES
Ahora vemos que, a través de la cuidadosa modulación del paso del aire por
las fosas nasales, es incluso posible interactuar conscientemente con nuestro
sistema nervioso autónomo, induciendo estados de relajación
(parasimpático), de hiperactividad (simpático), hasta estados alterados de
conciencia. La aplicación práctica de estos valiosos descubrimientos se
encuentra todavía en estado embrionario, pero parece tener un gran futuro en
el campo de la prevención de las enfermedades metabólicas crónicas, tan
comunes en la sociedad occidental moderna.

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