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1 Cultura y Valores

Docente: Sergio Jaurregui


1.1 Cultura y Valores
Apunte Nº 1.1: Cultura y Valores

Introducción

La asignatura de Cultura y Valores se plantea como un espacio de reflexión sobre el desarrollo histórico de la
cultura occidental hasta la actualidad. Nuestra cultura, nacional y local, es parte de una cultura mayor, más
grande y de gran influencia para el mundo: Occidente.
La cultura occidental actual es la tradición en que convergen varias culturas a lo largo de la historia, vinculadas
por rasgos comunes que podemos datar desde la antigüedad clásica, encarnados en romanos y griegos. Esta
cultura y su desarrollo ha planteado a la humanidad, por largo tiempo, dudas y una necesidad imperiosa de
resolverlas, dando lugar a una serie de disciplinas propias de las humanidades que nos permiten aproximarnos
a su comprensión.
El desarrollo de Occidente no es fortuito: durante cada periodo de nuestra historia occidental encontramos cómo
esta se transforma aceleradamente, adquiriendo o fortaleciendo nuevos valores y, así, perpetuando en sus
raíces y pensamiento una serie de valores morales que orientan nuestro actuar, hasta hoy en día.
En el siguiente apunte revisaremos los conceptos de cultura y valores, sus definiciones, propuestas y
características, así también como los valores institucionales declarados por Santo Tomás.
Definición del concepto de Cultura

La palabra cultura deriva del verbo latino colere, que significa ‘cultivar’. De este verbo deriva cultum, que
significa ‘agricultura’, y también cultus, que señala la propiedad que tiene el campo de estar cultivado.
Edward B. Taylor da inicio y estructura por primera vez el concepto de cultura, afirmando en 1871 que “la cultura
o civilización, en sentido etnográfico amplio, es aquel todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias,
el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre
en cuanto miembro de la sociedad.” (Khan, 1975) La definición, como tal, establece que la cultura es creada
por el ser humano; distinguiendo una dimensión natural y otra cultural, además de ligarla a una sociedad: debe
pertenecer a una sociedad es formar parte de una cultura.
Hay muchas definiciones de cultura, según la corriente de pensamiento que se adhiera (funcionalista, evolutiva,
antropológica, etc). Basta para el propósito que nos ocupa aquí aludir a su dimensión simbólica y configuradora
de lo propiamente humano.
Alfred Kroeber la define como “… la mayor parte de las relaciones motoras, los hábitos, las técnicas, ideas y
valores aprendidos y transmitidos –y la conducta que provocan– esto es lo que constituye la cultura. La cultura
es el producto especial y exclusivo del hombre, y es la cualidad que lo distingue en el cosmos. La cultura […]
es a la vez la totalidad de los productos del hombre social y una fuerza enorme que afecta a todos los seres
humanos, social e individualmente.” Además, explicita en esta definición que la cultura es una construcción
exclusivamente humana, y, como tal, es la que le permite desarrollarse en su individualidad y en sociedad.
(Keesing, 1974) apunta algo crucial al recordar que el lenguaje faculta al humano a crear cultura, la cual posee
un carácter normativo, situando las formas, las creencias y los valores como puntos de referencia del
comportamiento.
Cercana al pueblo chileno es la reflexión sobre la cultura de Juan Pablo II en su visita de 1987:
1.1 Cultura y Valores
[…] “La cultura de un pueblo –en palabras del documento de Puebla de los Ángeles– es «el modo particular
como los hombres cultivan su relación con la naturaleza, entre sí mismo y con Dios (Gaudium et spes, 53) de
modo que puedan llegar a "un nivel verdadera y plenamente humano" (Ibíd.)» (Puebla, 386).
La cultura es, por tanto, “el estilo de vida común” (Gaudium et spes, 53) que caracteriza a un pueblo y que
comprende la totalidad de su vida: “el conjunto de valores que lo animan y de desvalores que lo debilitan... las
formas a través de las cuales aquellos valores o desvalores se expresan y configuran, es decir, las costumbres,
la lengua, las instituciones y estructuras de convivencia social” (Puebla, 387). En una palabra, la cultura es,
pues, la vida de un pueblo. […]
3. En este sentido el mundo de la cultura es parte de la conciencia del pueblo; es por ello que vosotros estáis
llamados a tomar parte activa en la configuración de dicha conciencia.
“El hombre vive una vida verdaderamente humana, gracias a la cultura” (Discurso a la Unesco, n. 6, 2 de junio
de 1980). La cultura, por su parte, en la variedad y riqueza de su creatividad, da razón de que el hombre es un
ser distinto y superior al mundo que lo rodea. Por esto, “el hombre no puede estar fuera de la cultura” (Ibíd.).

Del reconocimiento de su condición como “ser distinto y superior” surgen simultáneamente en el hombre el
interrogante antropológico y el ético. Y sobre este fundamento arraiga lo esencial de toda cultura, es decir, “la
actitud con que un pueblo afirma o niega una vinculación religiosa con Dios”; lo cual conduce, a que “la religión
o la irreligión sean inspiradoras de todos los restantes órdenes de la cultura –familiar, económico, político,
artístico, etc.– en cuanto los libera hacia un último sentido trascendente o los encierra en su propio sentido
inmanente” (Puebla, 389) (Discurso de Juan Pablo II a los representantes del mundo de la cultura, 1, UC, 3 de
abril de 1987)

Definición y caracterización de los valores Comentado [MEGDP1]: Te pido incorporar algo de lo que
te adjunto, damos así cierta continuidad con la explicación
Los valores son componentes tan inevitables del mundo humano que resulta imposible imaginar una vida sin de los valores que hemos, fuertemente anclada en el
ellos (Cortina, 1999). Toda persona humana es inevitablemente moral: puede actuar a favor o en contra de la realismo tomista, aunque no me cierro a algunas de las
moral, pero nunca fuera. novedades que incorporas…
Comentado [MEGDP2]: No se entiende
Al igual que cultura, la expresión valor ha sido definida de muchas formas distintas: (del latín valor, de valere,
estar vigoroso o sano, ser más fuerte; en griego, axios, merecedor, digno, que posee valor, de donde proceden
términos como axiología, axiomático, etc.) Todo aquello que hace que el hombre aprecie o desee algo, por sí
mismo o por su relación con otra cosa; la cualidad por la que se desean o estiman las cosas por su proporción
o aptitud a satisfacer nuestras necesidades; en economía, lo útil, el precio de una cosa.
Los valores se depositan sobre las cosas, transformándolas en bienes. La belleza, por ejemplo, no se
encuentra físicamente, sino que la apreciamos cuando se posa sobre algo, como un cuadro, una estatua, un
paisaje, una mujer. Así, los bienes son cosas valiosas, buenas, deseables, dignas de estima y consideración
porque tienen una excelencia o perfección que nos lo hace percibir como valioso. Un trozo de mármol, al ser
trabajado por un buen artista, se podrá convertir en una escultura bella: sigue siendo la cosa que llamamos
mármol, pero al agregar el valor estético de la belleza, se convierte en una obra de arte. Pongamos más
ejemplos: se considera un valor decir la verdad y ser honesto; ser sincero en vez de ser falso; es más valioso
trabajar que robar. La práctica del valor desarrolla la humanidad de cada persona: la hace más persona,
mientras que el contravalor lo despoja de esa cualidad.

1
http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/speeches/1987/april/documents/hf_jp-
ii_spe_19870403_mondo-cultura-cilena_sp.html (Del 14 enero 2008)
1.1 Cultura y Valores

Existe una Jerarquía de valores…En función de los niveles de valoración de las dimensiones de la
realidad, encontramos un paralelismo con los valores:

• Económico – bienes, riqueza, ahorro…


• Corporal – salud, desarrollo atlético…
• Social – poder, prestigio, afabilidad…
• Afectivo –estabilidad emocional, amor, placer, amistad,…
• Técnico – conocimientos útiles para la vida cotidiana, técnicas, capacidad de inventiva y de
ejecución…
• Científico o intelectual – verdad, conocimientos de las diversas ciencias y especialidades científicas,
capacidad de investigación, capacidad de comunicación de lo descubierto…
• Artístico – capacidad de reconocer y apreciar lo bello, capacidad de producir o comunicar belleza…
• Moral – bien, felicidad, paciencia, prudencia…
• Espiritual y religioso – reconocimiento de la propia dimensión espiritual, reconocimiento de la
existencia de un Ser superior, el culto, la obediencia a la voluntad divina…

Estas dimensiones guardan entre sí un orden o jerarquía, de tal manera que, aunque todos son valores, unos
son más relevantes que otros y en función de ese valor, pueden o deben ser preferidos o postergados. Así
pasa, por ejemplo, cuando pugna la satisfacción de dos valores, uno corporal –satisfacer el hambre- y otro
científico –se está investigando la composición de una sustancia química. Por su relevancia, el valor científico
puede hacer que se postergue la satisfacción del hambre y ayunar durante las horas en que el científico se
dedica a la investigación en el laboratorio. Por lo mismo, se puede renunciar a un placer estético momentáneo
por hacer compañía a un amigo que nos necesita o, en un orden superior, los mártires dan su vida para no
traicionar al valor supremo: Dios.

Por eso, sólo el desarrollo armónico y equilibrado de los valores de cada una de estas dimensiones permite a
cada persona alcanzar su plenitud.

En cada cultura estos valores tienen un reconocimiento, un orden y una jerarquía propia que es lo que,
precisamente las distingue unas de otras. Unas culturas dan prioridad a unos valores frente a otros.

A pesar de la función de los valores como guías o ideales directrices de personas y de culturas, sin embargo
tenemos experiencia de que las ideas centrales que fundamentan una cultura no son siempre ideas
‘verdaderas’, ni los valores culturales son siempre moralmente buenos. Hay, pues, cierta relatividad.

Una cultura con verdaderos valores es aquella que da prioridad a los valores que en la jerarquía ocupan los
puestos más importantes y dirigentes y, por eso, son ideales más verdaderos: porque son acordes con la
realidad. Una cultura con una jerarquía de valores verdaderamente buena es aquella que tiene por más
importante lo que verdaderamente es más importante. El criterio universal para una escala objetiva de los bienes
y, por tanto, de los valores, es la perfección de cada persona como tal y en orden a su fin último. Y aunque haya
muchas escalas de valores distintas, hay que reconocer, según lo que acabamos de ver, que no todas serán
igualmente verdaderas o conformes a la realidad más profunda del ser humano que fija la dirección de su
perfección. Por esa razón puede darse un proceso en la ordenación que cada persona o cada cultura haga de
los valores de tal manera que se adecue cada vez más a la jerarquía real, o, también puede darse el caso, se
desordene cada vez más.

En función de este criterio podemos establecer estas distinciones:


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- Bueno: lo que de una u otra manera puede perfeccionar y hacer mejor al hombre y, por tanto, a la sociedad.
- Buena elección: la del que elige un bien en sí mismo o un bien superior frente a otro superior.
- Mala elección: la del que elige un bien inferior y deja de lado otro superior.

Hay valores comunes en todos los pueblos que se fundan en bienes objetivos, como son la dignidad de la
persona humana, y la existencia de una fraternidad universal.

Cortina (1999) concluye algunas características propias de los valores en tanto que reales y cualidades propias
de los objetos, personas, sociedades, sistemas y acciones:
1. Los valores valen realmente, por eso nos atraen y nos complacen, no son una pura creación subjetiva:
consideramos buenas aquellas cosas que portan algún valor, algo que valoremos, y porque
descubrimos en ellas un valor, el cual no puede ser fijado subjetivamente por cada individuo. Así, por
ejemplo, puedo ponerle precio a mi trabajo, pero no puedo asignarle su valor, en cuanto el primero
habla sobre un acto monetario, representado por el salario, y que se diferencia del segundo, que habla
de su valor inherente.
2. La realidad es dinámica y contiene un potencial de valores latentes que solo la creatividad humana
puede ir descubriendo: la creatividad humana forma parte del dinamismo de la realidad, porque saca
a la luz aquello que estaba latente, alumbrando nuevos valores o nuevas formas de percibirlos.
3. Los valores son cualidades que nos permiten acondicionar el mundo, hacerlo habitable: los valores
nos permiten «acondicionar» el mundo para que podamos vivir plenamente como personas. La
realidad es una base a partir de la cual las personas, con su creatividad, diseñan las distintas
posibilidades. Los valores se aprecian y se estiman, pero no se imponen a las cosas: no todos los
sillones, necesariamente, son cómodos, pero valoramos el sillón cómodo. Tanto la creatividad como
la realidad son factores importantes en la ejecución y desarrollo de los valores.
4. Los valores son siempre positivos o negativos: al percibir un valor estos nos representan una doble
cara, una que es atractiva y otra que es repulsiva. Mientras que la solidaridad nos atrae, la
insolidaridad nos es repulsiva, así también como buscamos lo bello y lo armonioso, intentamos
distanciarnos de lo feo y lo caótico, buscando siempre alcanzar el valor positivo en su máxima
expresión, y así evitando la neutralidad.
Principales elementos de la cultura y su importancia en la transmisión de valores

Todos los seres humanos son seres culturales, agentes de cultura y culturalmente diversos (Enguix, 2012). La
cultura pertenece al dominio de la acción humana, en cuanto esta es racional, y, por ende, los actos humanos
siempre responden a la cultura, aunque radican en último término en la naturaleza humana.
Algunos elementos recurrentes y conciliadores que identificamos son:

• Las culturas son propias del ser humano, en cuanto a que responden a la necesidad humana de un
sistema ordenado y coherente para ellos, tanto en lo material como en lo espiritual.
• Las culturas son sistemas ordenados que mantienen procesos de desarrollo independientes entre
unas y otras.
• Las culturas responden a las necesidades de supervivencia y de plenitud del ser humano, facilitando
la vida de estos.
• Tanto las culturas como los artefactos culturales provienen de la racionalidad humana, y su existencia
es dinámica, transformándose continuamente para responder mejor a las necesidades del ser humano.
1.1 Cultura y Valores
Ahora bien, ¿qué relación tienen los valores con la cultura?
En primer lugar, los valores de una sociedad y de sus individuos están relacionados con su cultura. En segundo
lugar, los valores de la sociedad determinarán buena parte de los procesos de creación y desarrollo de su
cultura, relevando para la posteridad histórica sus elementos culturales claves.
La cultura manifiesta lo humano y por ello propende a la formación de valores, que por su parte, actúan como
una guía del desarrollo y las transformaciones propias de la cultura. Las culturas así, al ir avanzando el tiempo,
profundizarán en ciertos valores mientras que acogen la relevancia o hasta la aparición de otros nuevos.
Valores institucionales

Los valores que declara Santo Tomás son una muestra y ejemplo de nuestra cultura occidental actual. Los
cinco valores que asumimos responden al desarrollo de nuestra cultura y a los procesos históricos asociados a
occidente, pero que tienen una base universal a todas las culturas: la persona como fundamento último .

• Respeto e Inclusión: Consiste en tratar a cada persona de manera adecuada y acogedora, acogiéndola
positivamente en su riqueza personal.
• Amor a la verdad: Consiste en buscar conocer la realidad y en actuar siempre con veracidad, honradez
y prudencia, como criterios morales acordes al valor de la persona.
• Pensamiento crítico: Consiste en ser capaces de confrontar razonamientos lógicos con la realidad,
como autonomía intelectual en búsqueda de la verdad.
• Excelencia y esfuerzo: Consiste en procurar siempre hacer las cosas bien. El trabajo bien hecho, la
excelencia, siempre resultan del esfuerzo personal.
• Fraternidad y Solidaridad: Consiste en aprender a valorar, acoger y apoyar a todas las personas y
actuar siempre por su bien.2

Bibliografía

Benedict, R. (enero-marzo de 1932). Configurations of culture in North America. American Anthropologist, 34,
1 - 27.
Boas, F. (1964). Cuestiones Fundamentales de Antropología Cultural. Buenos Aires: Ediciones Solar.
Cortina, A. (1999). El mundo de los valores. "Ética mínima" y educación. Santafé de Bogotá, D.C.: Editorial
Códice Ltda.
Díaz de Rada, Á. (2010). Cultura, Antropología y Otras Tonterías. Madrid: Trotta.
Enguix, B. (2012). Cultura, culturas, antropología. Cataluña: Universitat Oberta de Catalunya.
Frondizi, R. (1968). ¿Qué son los valores? Introducción a la axiología. México, D. F.: Fondo de Cultura
Económica.
Keesing, R. M. (1974). Teorías de la cultura. En H. Velasco, Lecturas de Antropología Social y Cultural. La
Cultura y las Culturas (págs. 51-82). Madrid: Cuadernos de la Uned.

2 Información extraída desde la página web de Santo Tomás: https://www.santotomas.cl/instituciones-santo-


tomas/nuestro-sello/
1.1 Cultura y Valores
Khan, J. S. (1975). El concepto de cultura: Textos fundamentales (escritos de Tylor (1871), Kroeber (1917),
Malinowski (1931), White (1959), y Goodenough (1971). Barcelona: Anagrama.
Lévi-Strauss, C. (1985). Las estructuras elementales del parentesco. Barcelona: Planeta-Agostini.
Ortega y Gasset, J. (2004). Introducción a una estimativa. ¿Qué son los valores? Madrid: Ediciones
Encuentro.

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