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CAPÍTULO II
MARCO TEÓRICO
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CAPÍTULO II

MARCO TEÓRICO

1. ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN

Con el propósito de reforzar los fundamentos teóricos de la presente

investigación, es necesario realizar la revisión de diversos estudios

desarrollados con anterioridad, los cuales están relacionados con el

régimen jurídico de la responsabilidad civil notarial en dos países

latinoamericanos: Venezuela y Costa Rica.

Prosiguiendo con lo antes mencionado, Picado y Sobalvarro (2012),

llevaron a cabo una investigación titulada “El notario institucional o notario

de plata. Aplicabilidad en el sector público. Procedencia en el sector

privado”, para optar al grado de licenciatura en derecho en la Facultad de

Derecho de la Universidad de Costa Rica, cuyo objetivo principal consistió

realizar un análisis teórico-práctico del notario en Costa Rica,

específicamente respecto al notario de planta.

El enfoque teórico estuvo en autores como, Castan (1946), Martínez

(1961), Ortiz (1998), Sánchez (2007), entre otros. La metodología fue

enfocada en el análisis doctrinal, legal y jurisprudencial de la figura del

notario de planta para, finalmente, analizar la problemática que presenta su

implementación improcedencia en el sector privado y proponer su regulación

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en este ámbito. Además, se trabajó utilizando doctrinas, analizando

jurisprudencia, realizando trabajos de campo en el Archivo Notarial y la

Dirección Nacional de Notariado.

La investigación arrojó como conclusiones, que la compraventa de

vehículos se convierte en un acto meramente formalista, en el que no se

cumple con los requerimientos establecidos en el Código notarial. La

anterior afirmación se fundamenta en que no consta que el notario cobre

los honorarios respectivos por cada una de sus actuaciones, supuesto

comprobable mediante el estudio de los tomo de protocolo, donde

aparece la leyenda “no se cobran honorarios”. Dicha situación es

contraria a la obligación del notario de cobrar honorarios por todos y

cada uno de los actos o contratos que celebre.

También se determinó, que la gran mayoría de las escrituras se realizan

en tiempos muy cortos, debido a que no se podía escuchar la manifestación

de voluntad de las partes, confeccionar el documento e identificar a los

involucrados y las características del bien (por ejemplo, el número de motor y

chasis, entre otras); de esta manera, se demuestra que el notario no cumple

con su obligación de estar presente (principio de inmediatez) para identificar

a las partes involucradas y el objeto del negocio, ni tampoco cumple con su

función de asesoría respectos de los alcances del negocio jurídico.

Dicha investigación aportó al presente trabajo de investigación de grado,

las bases para entender, como punto de partida, los principios generales que

rigen el sistema notarial costarricense y la clasificación de los tipos de

sistemas notariales que hacen vida en Costa Rica.


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Por otro lado, Canale (2008), realizó un trabajo de grado titulado “La

responsabilidad civil del notario a la luz de la jurisprudencia” para optar por el

grado de Licenciatura en Derecho de la Facultad de Derecho de la

Universidad de Costa Rica, consistió en analizar la legislación, doctrina y

jurisprudencia para determinar si existe, en Costa Rica, un resarcimiento

efectivo en materia de aplicación de la normativa sobra la responsabilidad

civil del notario público y cuál ha sido la aplicación de la vía jurisdiccional

desde la entrada en vigencia del Código Notarial.

En cuanto a la metodología utilizada, el trabajo de investigación estuvo

enfocado en un análisis doctrinal, legal y jurisprudencial de la

responsabilidad civil del notario público, para finalmente analizar si lo

establecido en diferentes normativas surte los efectos deseados, proponer un

cambio que proteja al notario público y al usuario de sus servicios.

Además, en el mencionado trabajo de investigación, se utilizó la

doctrina de libros y trabajos finales de graduación, analizando las

jurisprudencias, realizando las consultas en la Dirección Nacional de

Notariado y en el Juzgado y Tribunal Notarial.

Dicho trabajo arrojó como conclusiones, un desconocimiento de algunos

notarios costarricenses sobre los requisitos básicos de cada acto notarial,

debido a esto incurren en mala asesoría a las partes que acuden a ellos. Por

esta razón se cree que en forma preventiva se le debe recordar al notario su

deber de mantenerse actualizado en el campo que ejerce, así como debería

facilitársele el acceso a cursos rápidos sobre actos y contratos notariales.


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Además, resulta importante incorporar al ordenamiento jurídico de

Costa Rica un procedimiento tendente a remediar una de las faltas más

denunciadas que es la no inscripción de instrumentos públicos. Este

procedimiento tendría el objetivo de actuar de inmediato a la solicitud

prorrogándose la competencia del notario, al ente administrativo o

judicial, por solicitud de la parte accionante y su fin primordial sería la

prevención de daños por la no inscripción, motivo por el cual no podría

solicitársele el pago por daños y perjuicios, tan solo podría darse el pago

de las costas procesales y personales.

El antecedente consultado aporta información valiosa de los criterios

legislativos, doctrinales y jurisprudenciales en cuanto a la responsabilidad

civil de los notarios públicos de Costa Rica. En este orden de ideas, Reda

(2006), realizó una tesis titulada “La función notarial: acto cuasi-jurisdiccional

o sustituto de la jurisdicción voluntaria. Principio rectores” para optar por el

título de Magister Scientiarium en Derecho Procesal Civil de la División de

Estudios para Graduados de la Escuela de Derecho de la Universidad del

Zulia, dirigida a determinar los alcances de la función notarial a la luz de la

nueva Ley de Registro Público y del Notariado, publicado en Gaceta Oficial

No. 37.333 del 27 de noviembre del 2001.

Este trabajo de investigación dio como conclusiones que se le confiere al

Funcionario público entre otras las competencias para autorizar y dar fe

pública a los actos, hechos y declaraciones y particularmente, la de

autorizar y realizar de cualquier hecho o acto a través de inspección


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extrajudicial, a fin de determinar si esta función constituye un acto cuasi-

jurisdiccional o sustituto de la jurisdicción voluntaria. Asimismo servirá como

apoyo para determinar sus principios rectores.

De igual manera, se analizaron leyes, doctrina imperante, jurisprudencia

reciente y el contexto social venezolano. Por tanto, se realizó la revisión, de

doctrina patria, fundamentos teóricos-prácticos de la función. Todo ello

cumpliendo con los principios y técnicas, utilizando las herramientas

metodológicas propias de la investigación descriptiva-documental.

La investigación consultada aporta a este trabajo especial de grado, un

punto de referencia en cuanto al punto de análisis de la normativa legal y

jurisprudencial, así como de los criterios doctrinales, son acorde a la

responsabilidad civil que tiene los funcionarios públicos que laboran en el

ámbito de las funciones notariales en Venezuela.

2. FUNDAMENTACIÓN LEGAL, DOCTRINAL Y JURISPRUDENCIAL

Para el desarrollo de este punto se presenta un conglomerado de teorías

expuestas por doctrinarios que involucran tópicos relacionados con la

categoría de la investigación: Régimen jurídico de la responsabilidad civil

notarial en Venezuela y Costa Rica, lo que viene a consolidar el marco

conceptual para la compresión de los hechos, de la mano con el marco

jurídico desarrollado en Venezuela y Costa Rica compuesto por leyes,

reglamentos y jurisprudencias que regulan la materia objeto de estudio.


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2.1. RÉGIMEN JURÍDICO DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL NOTARIAL

EN VENEZUELA Y COSTA RICA

La noción de responsabilidad civil radica en una concepción de derecho

natural conocida desde muy antiguo, sirviendo de norma fundamental de la

vida del hombre en sociedad: la de que nadie debe causar un daño injusto a

otra persona, y en caso de causarlo, dicho daño debe ser reparado.

En este sentido, el Régimen jurídico de responsabilidad civil en Venezuela

se encuentra fundamentado en la Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley

de registros y del notariado (2014), a través de la cual se puede determinar

las situaciones de los notarios que incurren en responsabilidad civil, por

cuanto las obligaciones, atribuciones y deberes se encuentran estipulados

previamente por el legislador en las leyes que rigen la materia; e incurren en

responsabilidad civil sólo cuando violenten las normativas preestablecidas.

En el régimen jurídico de responsabilidad civil en Costa Rica, establece

las responsabilidades del notario en el artículo 15 del Código notarial, “los

notarios públicos son responsables por el incumplimiento de sus

obligaciones y deberes profesionales, así como por la violación de las

leyes y sus reglamentos. Esta responsabilidad puede ser disciplinaria, civil

o penal.” De igual manera, reza que “Carecerá de validez cualquier

manifestación de las partes en que el notario sea relevado de

responsabilidad por incumplimiento de sus obligaciones”.

Por su parte, Vargas (1999, p. 63), señala que:

El notario realiza una función pública de forma privada lo hace


bajo su responsabilidad, con medios propios y bajo su propio
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beneficio, sin que los efectos de la actividad se imputen al


Estado. La violación de las normas notariales por la actuación
u omisión del notario puede hacer que el negocio jurídico
resulte inválido e ineficaz y produzca un daño a los otorgantes,
partes o terceros. En tal caso, el profesional en Derecho debe
reconocer su responsabilidad allanándose a indemnizar los
daños y perjuicios ocasionados.

En este orden de ideas, se entiende que el régimen de responsabilidad civil

del notario tanto para Venezuela como Costa Rica se encuentra reglamentado

a través de las leyes específicas que rigen la materia, en el caso de Venezuela

es el Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley de registros y del notariado

(2014) dictando los principios, requisitos, funciones, deberes, obligaciones y

sanciones bajo las cuales se debe ejercer la función notarial en el país. Por

otro lado, en Costa Rica es el Código notarial el regulador de la función tanto

pública como privada del notario costarricense.

2.1.1. SISTEMA NOTARIAL EN LA LEGISLACIÓN VENEZOLANA

La actividad notarial requiere un orden para ser ejercida y este va a

depender del ordenamiento jurídico al que pertenezca; de manera que las

características y el ejercicio de las tareas propias de la actividad notarial

varían según el sistema o régimen adoptado por cada país.

La doctrina se ha encargado de clasificar dichos sistemas en bloques que

comparten criterios y principios similares, relacionados con las personas que

ejercen la función pública de notario público, las condiciones e impedimentos

para ingresar y permanecer en el notariado, así como con las autoridades

públicas encargadas de autorizar ese ingreso y de controlar el cumplimiento.


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En este sentido, una vez revisada la doctrina acerca de la materia, los

investigadores deducen, que el sistema notarial venezolano es el de

funcionarios administrativos. Además, el sistema de notariado de funcionarios

administrativos según Marrero citado en Picado (2012, p. 29), “se caracteriza

por ser una dependencia del Poder Ejecutivo”. Por lo tanto, el notario es un

funcionario del gobierno y recibe un salario, por lo que le está prohibido recibir

dinero como pago de honorarios. En este sistema, los documentos son

propiedad del Estado y forman parte de sus archivos públicos.

2.1.1.1. DERECHO NOTARIAL

Según Núñez (09/05/16), el Derecho notarial es el conjunto de principios y

normas que regulan la organización, función del notario y lo que produce,

entonces, por estricta lógica se puede hablar de este Derecho como una

disciplina jurídica estructuralmente autónoma diferente a otras ramas del

Derecho. Asimismo, explicando la existencia del derecho notarial, se cita tres

hechos innegables: 1° Existe una función pública notarial; 2° Existe el

Instrumento Público; y 3° Existe una legislación notarial.

Lo expuesto, coincide con lo expresado por Webbly (09/05/16), se tiene

que el derecho notarial es una realidad jurídica, a su vez, debido a los

siguientes aspectos que lo destacan: 1° Es positivo, porque está reconocido

por la Ley; 2° Es normativo, porque se valora sustancial y formalmente; 3° Es

genérico, porque rige para todos en cuanto favorezca o afecte por igual; y, 4°

es autenticador, porque trasunta veracidad o fe pública.


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Finalmente, el Tercer Congreso Internacional de Derecho Notarial

(09/05/16), estableció que “el derecho notarial es el conjunto de

disposiciones legislativas reglamentarias, usos, decisiones jurisprudenciales

y doctrinas que rigen la función notarial y el instrumento público notarial”.

En este sentido, según el juicio de los investigadores el derecho

notarial es el conjunto de principios y normas que regulan función del

notario con base en la existencia de tres supuestos fundamentales, los

cuales son la administración de la función pública notarial, el instrumento

público y las leyes que rigen al notariado.

2.1.1.2. PRINCIPIOS REGULADORES DEL DERECHO NOTARIAL

Los principios reguladores del derecho notarial se utilizan para la

interpretación del derecho notarial como tal, dicha interpretación son

relevantes a las personas que las realicen, como pueden ser el caso de los

registradores, notarios, cónsules, jefes civiles, y jueces. De éste último, se

deriva otra aplicación de dichos principios, que se refiere a la creación de la

jurisprudencia en materia judicial registral.

Según Luces (09/05/16), señala que “los principios registrales son

aquellas ideas o directrices básicas en la que inspira la ordenación registral,

extraídas por vías de síntesis a través de sucesivas abstracciones de las

normas particulares que la integran”.

Asimismo, para Fernández (09/05/16), “los principios registrales son las

reglas fundamentales que sirven de base al sistema registral de un país

determinado y que pueden obtenerse por inducción o abstracción de los


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diversos preceptos del derecho positivo”. Por su parte, Sastre (09/05/16), se

refiere a los principios como “síntesis o condenación técnica del

ordenamiento jurídico registral en una serie sistemática de bases

fundamentales, capitales, orientaciones o líneas directrices del sistema”.

En este sentido, para los investigadores los principios notariales orientan

al legislador en la creación de nuevas normas jurídicas registrales tanto en

casos de reforma parcial o total. Además, dichos principios notariales sirven

para el estudio del derecho notarial, a continuación se procede a enunciar lo

establecido en la Ley del registro y del notariado (2014) acerca de ellos.

(A) PRINCIPIO DE ROGACIÓN

El artículo 8 de la Ley del registro y del notariado (2014), hace referencia a

la aplicación del principio de rogación, en este se expresa que la

presentación de un documento dará por iniciado el procedimiento registral, el

cual deberá ser impulsado de oficio hasta su conclusión, siempre que haya

sido debidamente admitido. En este sentido, los investigadores entienden,

que el principio de rogación es el que da inicio al procedimiento registral,

mediante la presentación del documento ante el notario correspondiente,

quien a partir de tal acción comenzara sus funciones.

(B) PRINCIPIO DE PRIORIDAD

En relación al principio de prioridad el Artículo 9 señala lo siguiente: “Todo

documento que ingrese al registro deberá inscribirse con prelación a


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cualquier otro título presentado posteriormente”. En este orden de ideas, se

entiende que el principio de prioridad hace referencia al orden en el cual

deben ser inscritos los documentos en el registro.

(C) PRINCIPIO DE ESPECIALIDAD

La Ley del registro y del notariado (2014), instaura en su artículo 10

que “los bienes y derechos inscritos en el registro deberán estar

definidos y precisados respecto a su titularidad, naturaleza, contenido y

limitaciones”. De esta manera, se considera que el principio de

especialidad indica que todos los bienes o derechos que se inscriba ante

el registro deberán mantener concordancia en cuanto a la titularidad,

naturaleza, contenido y limitaciones inherentes al mismo.

(D) PRINCIPIO DE CONSECUTIVIDAD

En cuanto al principio de consecutividad, el Artículo 11 ejusdem expresa:

De los asientos existentes en el Registro, relativo a un mismo


bien, deberá resultar una perfecta secuencia y encadenamiento
de las titularidades del dominio y de los demás derechos
registrados, así como la correlación entre las inscripciones y
sus modificaciones, cancelaciones y extinciones.

En este orden de ideas, los investigadores consideran que el principio

reseñado anteriormente, indica que toda acción relativa a un mismo bien

o derecho deberá mantener estrecha relación y secuencia respecto a las

acciones hechas anteriormente en cuanto a la titularidad y los demás

derechos registrados al mismo.


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(E) PRINCIPIO DE LEGALIDAD

En relación a la legalidad de los documentos presentados ante notaria o

registro el artículo 8 de la Ley del Registro y del Notariado (2014), señala

que sólo se inscribirán en el Registro los títulos que reúnan los requisitos

de fondo y forma establecidos por la ley.

De esta manera, el principio al que se hace referencia anteriormente,

los investigadores consideran que, son necesarios y de obligatorio

cumplimiento los requisitos que establece la ley para la presentación de

cualquier documento ante el registro.

(F) PRINCIPIO DE PUBLICIDAD

El artículo 13 de la misma ley señala que la fe pública registral protege la

verdad y certeza jurídica que muestran sus asientos. La información

contenida en los asientos de los registros es pública, pudiendo ser

consultada por cualquier persona. En este sentido, se evidencia que el

principio de publicidad obliga a mantener los asientos registrales abiertos al

acceso del público que desee consultarlos.

2.1.1.3. NOTARIO

Algunos tratadistas lo definen como “funcionarios públicos” y otros como

“profesionales del derecho”. En Venezuela, el ordenamiento jurídico cuida no

definir al notario; únicamente menciona la facultad que ostenta. El funcionario


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cuya intervención otorga carácter público a los documentos privados

autorizándolo a tal fin con su firma.

El artículo 68 la Ley del registro y del notariado (2014), define al notario

de la siguiente manera:

Los notarios públicos o notarias públicas son funcionarios o


funcionarias del servicio autónomo de registros y notarías, que
tienen la potestad de dar fe pública de los hechos o actos
jurídicos ocurridos en su presencia física o a través de medios
electrónicos, indicando en este último caso los instrumentos
mediante los cuales le otorga presunción de certeza al acto.

El notario público es el funcionario público autorizado para dar fe conforme

a las leyes y dar forma jurídica a los contratos y actos que legalmente se

celebren. El notario público es un funcionario público porque ejerce una

función pública, cuya actuación es remunerada por los particulares, pero a

través de tasas y emolumentos previamente establecidos por la Ley.

Es por tanto, según Jarrin (2010, p. 15), el profesional del derecho a quién

el poder público confía y delega una función específica como la de imponer la

credibilidad en la narración de los hechos que refleja en los documentos que

autoriza y dar forma con esta autorización a los actos o negocios jurídicos.

El notario público es un profesional del derecho que tiene la misión de

orientar a las partes, aconsejarles los medios jurídicos más adecuados para

el logro de los fines lícitos que se proponen alcanzar, informar a las mismas

del contenido, naturaleza, trascendencia y consecuencia legales de los actos

o negocios jurídicos otorgados en su presencia, así como las renuncias,

reservas, gravámenes y cualquier otro elemento que afecten los bienes o

derechos referidos en el acto o negocio jurídico.


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El notario dejará constancia en el acto del cumplimiento de esta obligación

y su omisión lo hace responsable civil, penal y administrativamente. Como

funcionario que ejerce la fe pública lo ampara una doble función, en la esfera

de los hechos por la exactitud de lo que el notario público oye, ve o percibe

por sus sentidos, y en la esfera del derecho por la autenticidad y fuerza

probatoria de las declaraciones de voluntad de las partes intervinientes en el

instrumento público que autoriza.

Por otra parte, Jarrin (2010, p. 15), reza que, el notario cumple el deber de

interpretar la voluntad de los otorgantes y, con respecto a las actas

notariales, la fe pública ampara no la exactitud de los hechos, sino la

exactitud de la actuación del notario público, presumiéndose que ésta

responde a la realidad y veracidad del hecho producido. Los notarios

públicos merecerán fe pública en todos los actos, declaraciones y

certificaciones que autoricen con tal carácter.

En este orden de ideas, los investigadores deducen que el notario público

es un profesional del derecho encargado de dar fe pública de los hechos o

actos jurídicos ocurridos en su presencia física o a través de medios

electrónicos, cuya actuación es remunerada por los particulares, pero a

través de tasas y emolumentos previamente establecidos por la Ley.

2.1.1.4. REQUISITOS PARA SER NOTARIO

El artículo 69 de Ley del registro y del notariado (2014), indica que:

Cada notaría pública estará a cargo de un notario público o


notaría pública, quien es responsable del funcionamiento de
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su dependencia. La designación y remoción de los notarios


públicos o notarias públicas titulares estará a cargo del
director o directora del servicio nacional de registros y
notarías, previa aprobación del titular o la titular del órgano
del cual depende jerárquicamente dicho servicio.

Para ser notario público o notaría pública es indispensable cumplir con

los siguientes requisitos, los cuales son establecidos por la Ley

anteriormente citada:

- Ser venezolano y en el libre ejercicio de los derechos civiles y políticos.

- No ser militar en servicio activo, ni ministro de ningún culto, ni dirigente o

activista político.

- Haber ejercido idóneamente la profesión de abogado, durante cinco (5) años.

- Haber observado conducta pública irreprochable.

- No tener impedimentos físicos ni psíquicos que lo imposibiliten para el

ejercicio de las funciones del cargo.

- Haber aprobado el concurso de oposición.

Igualmente, el artículo 73 ejusdem hace mención los impedimentos para

ser notario de la siguiente manera:

No podrán ejercer el Notariado:


1. Las personas sujetas a interdicción por condena penal,
mediante sentencia definitivamente firme, por un lapso de
cinco años, contados a partir del cumplimiento de la pena.
2. Las personas sometidas a beneficio de atraso, mientras
dure el procedimiento.
3. Los fallidos hasta tanto no sean rehabilitados.
4. Los declarados civilmente responsables, mediante
sentencia definitivamente firme, por actuaciones u omisiones
en la actividad profesional, en la cual se fundamenta su
acreditación para ser elegible al cargo, por un lapso de cinco
años, contados a partir del cumplimiento de la sanción
establecida en la sentencia.
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5. Quienes hayan sido declarados penal, administrativa o


civilmente responsables, con ocasión de la administración de
fondos de carácter público o privado, mediante sentencia
definitivamente firme, por un lapso de diez años, contados a
partir del cumplimiento de la pena.
6. Quienes hayan sido sujetos a auto de responsabilidad
administrativa, dictado por la Contraloría General de la
República, que haya quedado definitivamente firme, mientras
dure el impedimento.

En este orden de ideas, los investigadores evidencian, que los requisitos

para ser notario en Venezuela se encuentran tipificados en la Ley del registro

y del notariado (2014), en donde se señala que es necesario principio

abogado venezolano y estar en el libre ejercicio de los derechos civiles y

políticos con mínimo 5 años ejerciendo de la profesión, de conducta pública

irreprochable, debe haber aprobado el curso de oposición, no debe ser militar

activo, ni ministro de culto o dirigente político, así como no debe poseer

impedimentos físicos o psíquicos que interfieran en sus funciones.

2.1.1.5. FUNCIONES DEL NOTARIO

Las funciones del notario se encuentran tipificadas en la Ley del registro y

del notariado (2014), específicamente en su artículo 75, el cual establece lo

siguiente: Los notarios son competentes en el ámbito de su jurisdicción para

dar fe pública de todos los actos, hechos y declaraciones que autoricen con

tal carácter, particularmente de los siguientes:

- Documentos, contratos y demás negocios jurídicos, unilaterales,

bilaterales y plurilaterales.

- Poderes, sustituciones y revocatorias, con excepción de las sustituciones,

renuncias y revocatorias que se efectúen en los expedientes judiciales.


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- Justificaciones para perpetua memoria, con excepción de lo estipulado en el

artículo 937 del Código de procedimiento civil.

- Protestos de los títulos de créditos, de conformidad con lo previsto en el

Código civil.

- Otorgamiento de testamentos abiertos, de conformidad con los artículos del

852 al 856 del Código civil.

- Presentación y entrega de testamentos cerrados, numerales 1º, 2º y 3º del

artículo 857 del Código civil.

- Capitulaciones matrimoniales.

- Autorizaciones de administración separada de comunidad conyugal.

- Autorizaciones de administración de bienes de menores e incapaces.

- Otorgamiento de hipotecas mobiliarias y prendas sin desplazamiento de

posesión.

- Otorgamiento de cualquier caución o garantía civil o mercantil.

- Constancia de cualquier hecho o acto a través de inspección extrajudicial.

- Celebración de asambleas, reuniones o manifestaciones, dejando las

constancias personales, gráficas y sonoras del caso.

- Transacciones que ocurran en medios electrónicos.

- Apertura de libros de asambleas de propietarios, actas de juntas de

condominios, sociedades y juntas directivas.

- Autenticar firmas autógrafas, electrónicas y huellas digitales.

- Las demás que le atribuyan otras leyes.

Aunado a ello, Reda (2006, p. 40), señala respecto a la función notarial

que la misma se concreta con la autorización del instrumento público. Pero


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tal autorización es el punto final de una labor o un proceso contentivo de una

serie de actos que exigen una actividad funcional complementaria. Esta

actividad funcional exige que el notario público deba:

- Procesar el instrumento público basándose en el principio de legalidad.

- Autorizar el instrumento público con su firma.

- Conservar el instrumento autorizado para que a través del tiempo pueda

conocerse su contenido, para su efectividad.

- Expedir copias certificadas del instrumento autorizado a solicitud de

parte interesada.

En este orden de ideas, los investigadores consideran, en cuanto a las

funciones del notario, el mismo es competente en el ámbito de su

jurisdicción para dar fe pública a todos los actos, hechos y declaraciones

que autoricen tales como documentos, contratos, poderes, sustituciones,

otorgamiento de testamentos abiertos, autorizaciones y otros que se

encuentren determinados en la ley.

2.1.1.6. OBLIGACIONES DEL NOTARIO

En principio, acerca de las obligaciones del notario Reda (2006, p. 31)

señala que “todo el que solicita la actuación notarial debe obtenerla, es por

ello que la prestación de la función es uno de los deberes del notario

público”. El instrumento público tiene carácter obligatorio para el notario

público con jurisdicción a quién se someten las partes e corresponda en

virtud de los preceptos de la legislación notarial.


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Por regla general, la función del notario público no se inicia motu propio, la

institución notarial necesita la puesta en marcha por la instancia particular.

Esta instancia lo hace distinto de otros órganos autenticadores.

Asimismo, el notario público no podrá actuar sino a petición de parte

interesada, y sólo podrá recoger, reflejar, formalizar escritura, acta o

documento pertinente, hechos, actos o negocios para los que haya sido

rogado y nunca los que, aun realizándose en su presencia, sean anteriores

en el tiempo a dicha rogación. El notario público ha de actuar por

requerimiento específico, es decir, a un notario público concreto y

determinado. Los particulares y las demás personas jurídicas seleccionan el

notario público al cual desean acudir.

Igualmente, Reda (2006, p.31), señala que el notario público sólo debe

actuar conforme a las leyes (que ha de conocer y aplicar en cada caso),

no está llamado a saltar obstáculos que se opongan a su actuación.

Cuando existe una causa legal, es decir, que la calificación que el notario

público dé al acto signifique que no se han llenado los presupuestos

legales para su intervención, el acto no debe autorizarse (falta de

capacidad, de representación, entre otros).

Sin embargo, puede darse el caso de que exista imposibilidad para

actuar, es decir, que a pesar de la calificación favorable del notario

público y de .su voluntad de intervenir, exista un obstáculo material

(enfermedad, accidente, incomunicación, coacción, parentesco, entre

otras), que deniegue su actuación.


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Aunado a esto, en cuanto a las obligaciones la Ley del registro y del

notariado (2014) indica los deberes y responsabilidades del notario en su

artículo 78, el cual reza:

1. Identificar a las partes y a los demás intervinientes en los


actos o negocios jurídicos que autoricen.
2. Informar a las partes del contenido, naturaleza,
trascendencia y consecuencias legales de los actos o
negocios jurídicos otorgados en su presencia, así como de
las renuncias, reservas, gravámenes y cualquier otro
elemento que afecten los bienes o derechos referidos en el
acto o negocio jurídico. El Notario Público o Notaria Pública
dejará constancia en el acto del cumplimiento de esta
obligación y su omisión lo hace responsable civil, penal y
administrativamente.
3. Actuar de manera imparcial y objetiva en relación con
todas las personas que intervengan en los actos o negocios
jurídicos otorgados en su presencia.
4. Realizar las diligencias que le encomienden autoridades
judiciales o administrativas, de acuerdo con la ley.
5. Ejercer cualquier otra función que le asigne la ley

En este orden de ideas, los investigadores observan que dentro de las

obligaciones del notario están actuar a petición de parte interesada, pudiendo

sólo recoger, reflejar, formalizar escritura, acta o documento pertinente,

hechos, actos o negocios para los que haya sido rogado y nunca los que,

sean anteriores en el tiempo a dicha rogación

2.1.2. SISTEMA NOTARIAL EN LA LEGISLACIÓN COSTARRICENSE

El sistema notarial costarricense se ajusta al de tipo Latino, en este

sistema, un profesional en derecho ejerce la función notarial, dando

contenido a lo solicitado por las partes. Para esto, el notario debe seguir

una serie de cuidados, de modo tal que se garantice la preclusión de


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todas las diligencias necesarias para la correcta conclusión y ejecución de

los actos realizados por él. En este sentido, los juristas González y

Sandoval (1994, p. 13; citado en Picado, 2012, p. 31), en el Primer Congreso

de la Unión Internacional de Notariado Latino, citaron:

El notario latino es el profesional del derecho encargado de


una función pública consistente en recibir, interpretar y dar
forma legal a la voluntad de las partes, redactando los
instrumentos adecuados a ese fin (confiriéndoles
autenticidad), conservar los originales de estos y expedir
copias que den fe de su contenido.

De esta manera, los investigadores deducen que el sistema notarial en

Costa Rica se encuentra ajustado al de tipo latino, el profesional del derecho

encargado de una función pública consistente en recibir, interpretar y dar

forma legal a la voluntad de las partes, redactando los instrumentos

adecuados a ese fin (confiriéndoles autenticidad), conservar los originales de

estos y expedir copias que den fe de su contenido.

2.1.2.1. DERECHO NOTARIAL

En el derecho notarial en Costa Rica existe una nueva visión, más

moderna y más seria del notariado, por varios aspectos, pero los más

importantes están dirigidos a la ética notarial y a las nuevas funciones y

deberes del notario. Estas fueron establecidas a partir de la promulgación del

nuevo Código notarial, Ley N° 7764 del dos de abril de 1998, que vino a

derogar la Ley orgánica de notariado, N° 39 del 5 de enero de 1943.

Con este nuevo cuerpo normativo se busca amparar de una manera más

efectiva los bienes jurídicos que deben protegerse con el derecho y función
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notarial, como lo son la fe pública, la seguridad jurídica y el orden público,

por medio de los cuales se logra agilizar el tráfico jurídico.

En este sentido los investigadores pueden aportar que esta nueva visión

de la función notarial, puede resumirse en la innovación o reforzamiento de

las funciones del notario. Estas son: las obligaciones éticas, el principio de

imparcialidad, el deber de asesorar y el deber de adecuar la voluntad de los

usuarios al ordenamiento jurídico.

2.1.2.2. PRINCIPIOS REGULADORESDEL DERECHO NOTARIAL

La legislación notarial costarricense contempla varios principios propios del

notariado tipo latino que se deben tomar en cuenta a la hora de brindarse el

servicio notarial, como los principios de consentimiento, formal, de la escritura,

de comunicación, matricidad, inmediación, la unidad del acto y legalidad.

Los principios en Costa Rica permiten que la actividad notarial, trascienda

la mera autenticación de un documento para que sirva de prueba entre las

partes de un acto o negocio jurídico; implica la certeza y validez de ese acto

o negocio que nace a la vida jurídica y que fortalece la seguridad jurídica del

ordenamiento jurídico en general. A continuación se procede a definir

brevemente cada uno de ellos desde la perspectiva de Picado (2012).

(A) PRINCIPIO DE CONSENTIMIENTO

Consentimiento es la adhesión de una persona a la voluntad de la otra,

concurso mutuo de las partes sobre un hecho que aprueban con pleno
35

conocimiento. El consentimiento debe ser expreso, manifestado por palabras

o signos. Igualmente, el consentimiento para que sea válido debe ser

voluntario y libre. También conocido como Principio de Acuerdo.

En sentido general, acuerdo es sinónimo de contrato, pacto, convenio,

tratado, entre otros, en tanto significa un concierto de voluntades para lograr

un fin jurídico determinado. Se refiere a la materia de la conducta de las

partes, sobre la cual recae la función notarial.

En este sentido, según el juicio de los investigadores, se entiende que

el principio de consentimiento hace referencia al acuerdo expreso y

manifiesto por las partes intervinientes, que se lleva a cabo mediante

palabras o signos, para lograr un fin jurídico común específico.

(B) PRINCIPIO FORMAL

El derecho notarial es más formal que sustancial, la ley señala las

diversas formas y ritos mediante las cuales se debe de manifestar la

voluntad de las partes. El derecho notarial es formal, viene regulado en la

ley. De esta manera, el principio formal hace referencia a las formas y

procedimientos establecidos en la legislación costarricense mediante las

cuales se puede manifestar la voluntad de las partes.

(C) PRINCIPIO DE LA ESCRITURA

La actividad notarial se plasma materialmente por medio de la grafía

(escritura) y se constituye en forma esencial del instrumento, garantizando


36

con ello la existencia y contenido de la manifestación de las partes. En

este orden de ideas, según los investigadores, el principio de la escritura

hace referencia a la obligatoriedad de plasmar mediante la escritura la

manifestación de las partes.

(D) PRINCIPIO DE COMUNICACIÓN

Si bien es cierto el instrumento público tiene un carácter estático, como

acto público notarial que es, no está destinado a circular. La guarda y

conservación de los instrumentos público es uno de los fundamentos más

sólidos del derecho notarial pero, los testimonios o copias autorizadas, si

podrán transitar desplegando sus efectos jurídicos. En este sentido, según

el juicio crítico de los investigadores el principio de comunicación instaura

el derecho que tienen las personas naturales a solicitar testimonios o

copias autorizadas que detenten efectos jurídicos.

(E) PRINCIPIO DE MATRICIDAD

Este principio es uno de los cimientos del derecho notarial, con él se

concentra al escribano en la obligación de redactar el acto jurídico de los

requirentes en el folio creado para su escritura, luego debe de presentar

a las partes en lectura y tras su aceptación se producirá la firma de los

otorgantes, de los testigos si hubiere y principalmente de la firma y sello

del escribano para su autenticación; concluido ese proceso la escritura

será depositada en el archivo de la escribanía.


37

En relación al principio de matricidad, se entiende que dicho principio

busca mantener en el tiempo y espacio el instrumento jurídico notariado, a

través del cumplimiento de los pasos para el registro del mismo, el cual

concluido el proceso será depositado en el archivo de la escribanía.

(F) PRINCIPIO DE INMEDIACIÓN

El notario público es el autor del documento público que contiene la

declaración de las partes, y esa vinculación entre él y dicho documento

debe ser inmediata, lo que lo obliga a estar presente en el momento del

otorgamiento y autorización de este. De lo anterior se entiende, con base

en el juicio de los investigadores, que el principio de inmediación obliga al

notario público a estar presente en el momento y autorización de un

documento legal de su autoría.

(G) PRINCIPIO DE LA UNIDAD DEL ACTO

El principio de unidad del acto establece la simultaneidad de las

distintas etapas de la escritura pública, así como la presencia del notario,

de las partes y de los testigos, en el momento de la confección de la

escritura y de su lectura. En este sentido, con relación a la unidad del

acto, se observa que dicho principio dicta que todas las etapas de la

escritura pública deben atenderse por igual, así como deben estar

presentes tanto el notario, las partes y los testigos al momento de la

redacción y escritura del instrumento legal.


38

(H) PRINCIPIO DE LEGALIDAD

Es llamado también fe notarial o pública, o fe legitimada, significa que

mediante la disposición de una ley, el estado atribuye a un profesional del

derecho, en este caso un notario y escribano público, la facultad, potestad o

capacidad de dar fe indiscutiblemente sobre escrituras protocolares,

asumiendo esa responsabilidad tras la declaración de su juramento ante la

autoridad competente que (Ministros de la Corte Suprema de Justicia).

En este orden de ideas, se considera que con esta fe notarial el escribano

da a los documentos que confeccionan la fuerza pública que se la merece y

la capacidad de ser válida contra terceros o sea ante todos (erga omnes) fin

de que estos no dañen los derechos de las partes otorgantes del acto.

2.1.2.3. NOTARIO

Según los artículos 1 y 2 del Código notarial de Costa Rica (1998), “el

notario no es un funcionario público, es un profesional que habilitado por un

acto administrativo, es autorizado para ejercer una función pública, lo que

encuadraría la naturaleza de la función notarial en la corriente ecléctica”.

Asimismo, Picada (2012, p. 38) señala que “el notario costarricense es un

profesional privado que cuenta con libertad en el desempeño de la función

notarial; es decir, tiene autonomía a la hora de administrar su oficina”.

En este orden de ideas, a criterio de los investigadores, se entiende en

relación a lo anterior, que el notario público Costarricense es un


39

profesional privado, al cual se le otorga la potestad para ejercer funciones

públicas, con independencia para administrar su agenda.

2.1.2.4. REQUISITOS PARA SER NOTARIO

Según el artículo 3 del Código notarial de Costa Rica (1998) establece que:

Para ser notario público y ejercer como tal, deben reunirse


los siguientes requisitos:
a) Ser de buena conducta.
b) No tener impedimento legal para el ejercicio del cargo.
c) Ser licenciado en Derecho, con el postgrado en Derecho
Notarial y Registral, graduado de una universidad reconocida
por las autoridades educativas competentes; además, haber
estado incorporado al Colegio de Abogados de Costa Rica al
menos durante dos años y, con la misma antelación, haber
solicitado la habilitación para ejercer el cargo.
d) Poseer residencia fija en el país, salvo los notarios
consulares.
e) Tener oficina abierta al público en Costa Rica, excepto si
se trata de notarios consulares.
f) Hablar, entender y escribir correctamente el español.
En el caso de los extranjeros que cumplan con los
requisitos anteriores, el mismo artículo explica que podrán
ejercer el notariado siempre que en su país de origen se
otorgue el mismo beneficio a los notarios costarricenses,
en igualdad de condiciones.

En este sentido, en relación a los requisitos para ser Notario público

en Costa Rica, los investigadores observan que el artículo 3 del Código

notarial de Costa Rica (1998) dicta los lineamientos a cumplir para

ejercer tal profesión, los cuales en síntesis son poseer una conducta

intachable reconocida, ser profesional del derecho con especialización

en Derecho Notarial, ser residente en el país, poseer una oficina pública

y manejar perfectamente el idioma español.


40

2.1.2.5. CLASES DE NOTARIOS

A continuación se procede a definir las clases de notarios presentes en

el sistema notarial costarricense, empleando como sustento la postura

teórica de Machado (2011).

(A) NOTARIO PLENO

De conformidad con este principio, el Código notarial sólo permite una

forma de ejercicio del notariado, el cual es: “el notario activo que brinda

privadamente el servicio en forma plena”. Este tipo de notario es el notario

público por excelencia en Costa Rica, se define como el funcionario

especialista en derecho notarial y registral, y su habilitación se lleva a cabo

con la presentación del título de notario.

El notario público está legitimado para autenticar actos o contratos, dar fe a

documentos que demuestran la existencia de los hechos que ocurran ante él.

Éste actúa por principio de rogación, adecuando la voluntad de los interesados

a lo que legalmente corresponde, debiendo atender con especial cuidado a los

impedimentos y prohibiciones que señala el Código notarial mencionados supra.

En este sentido, los investigadores entienden que el notario pleno es el

profesional del derecho que cumpliendo los requisitos para ejecutar la

función pública del notario, está autorizado para autenticar actos o contratos,

dar fe de la existencia de los hechos que ocurran ante él y que actúa bajo los

principios establecidos por la doctrina costarricense.


41

(B) NOTARIO DEL ESTADO

El notario del estado es un profesional en derecho, con la respectiva

especialidad en derecho registral y notarial, habilitado de forma limitada

para el ejercicio de las funciones notariales. Al referirse a ejercicio limitado

se entiende que solo puede prestar sus servicios a la administración

pública y desde la notaría del estado.

En el caso del notario de estado, nos encontramos ante un caso de

notario que sí es considerado como funcionario público, pero siempre

bajo un régimen de servicio distinto. Según la Ley orgánica de la

procuraduría general de la república las funciones de notario del estado

serán ejercidas por los procuradores.

Para el desempeño de sus cargos deberán proveerse de sus protocolos,

los cuales habrán de usar, exclusivamente, para el otorgamiento de

escrituras referentes a actos y contratos en que sean parte o tengan interés

el estado, los entes descentralizados y las empresas estatales, excepto

cuando se trate de escrituras de créditos relacionadas con la actividad

ordinaria de la institución descentralizada.

En este orden de ideas se observa con base en el juicio crítico de los

investigadores que el notario del estado, cumple la función del notario pleno

pero desde una perspectiva limitada, ya que solo está autorizado a prestar sus

servicios a la administración pública y desde la notaría del estado.


42

(C) NOTARIO CONSULAR

Es el cónsul o funcionario diplomático que por ministerio de ley y

debidamente autorizado por la Dirección Nacional del Notariado

desempeña funciones notariales en el extranjero. Su ejercicio está limitado

a la circunscripción territorial para la que ha sido nombrado, se encargarán

del trámite jurídico de todos los hechos, actos o contratos que deban

ejecutarse o surtir efecto en Costa Rica. Cesa en sus funciones al dejar el

cargo y por ley se les exime del requisito de ser abogado y de la

especialidad en derecho registral y notarial.

Según el Código notarial en su artículo 14 establece quienes pueden

desempeñarse como notario consular:

Los cónsules de Costa Rica en el extranjero ejercerán el


notariado público en su circunscripción territorial, respecto de
los hechos actos o contratos que deban ejecutarse o surtir
efecto en Costa Rica. Ejercerán la función de conformidad
con este código. Para el notariado consular no se aplicará lo
dispuesto en el inciso c) del artículo 3 de esta ley.
Corresponde a los notarios consulares vigilar y atender todas
las disposiciones, prohibiciones y demás estipulaciones que
asuman los notarios públicos de acuerdo con el presente
código. Serán igualmente sancionables y su función estará
sujeta a la fiscalización del órgano correspondiente. La
dejación del cargo produce, de pleno derecho, la cesación de
la función notarial y la obligación de devolver el protocolo,
con la razón de cierre correspondiente y en el estado de uso
en que se halle. Cuando la cesación se produzca, el
Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto debe comunicarla
a la Dirección Nacional de Notariado y al Archivo Notarial.

Con relación a lo anterior, los investigadores aportan en relación al notario

consular que el mismo, se encuentra primeramente reglamentado en el


43

artículo 14 del Código notarial, entendiéndose como un notario que cumple

con los requisitos de ley para ejercer la función publica desde un punto de

vista diplomático ya que al estar debidamente autorizado por la Dirección

Nacional del Notariado desempeña funciones notariales desde el extranjero.

(D) NOTARIO QUE BRINDA SERVICIO AL ESTADO CON SUJECIÓN DE

EMPLEO POR UN SALARIO

Según Interpretación de la Sala Constitucional son tres categorías

distintas:

(a) NOTARIO DE PLANTA

Se trata de aquel notario que ha sido contratado por el estado para que

preste sus servicios notariales, bajo una remuneración salarial, con

dedicación exclusiva y sujeto al régimen de empleo público. Teniendo como

prohibiciones el ejercicio privado de la función notarial y el cobro de

honorarios al estado por la prestación de estos servicios (artículo 7 inciso b y

artículo 8 segundo párrafo del Código notarial y artículo 67 de la Ley de

contratación administrativa), solamente podrá cobrar los honorarios a

particulares, cuando se trata de formalización de escrituras relacionadas con

los fondos de ahorro y préstamo que funcionan adscritos a la institución y

que no corresponden a la actividad ordinaria del ente patronal.

En este sentido, los investigadores observan que el notario de planta

es un profesional del derecho notarial, el cual posee todas las facultades


44

del notario público, con la prohibición de ejercer por cuenta propia, ya

que se encuentra contratado por el estado bajo una remuneración

salarial con la condición de dedicación exclusiva.

(b) NOTARIOS DE EXCEPCIÓN

Se trata de aquel notario que, aun teniendo un cargo público, puede

mantener una oficina privada si no tiene prohibición para el ejercicio externo del

notariado y si reúne el resto de requisitos necesarios, como ser contratado a

plazo fijo, no estar sujeto al régimen del servicio civil, no recibir compensación

económica por prohibición o dedicación exclusiva y no existir superposición

horaria (artículo 4 inciso f y artículo 5 inciso d del Código notarial).

Asimismo, Teniendo como prohibiciones atender asuntos particulares en las

oficinas públicas (artículo 7 inciso a) del Código notarial), pero pudiendo

realizar actividad notarial para la propia entidad pública si no cobra honorarios

(artículo 7 inciso b) párrafo primero del Código notarial). En relación a los

notarios de excepción, los investigadores observan que el mismo, reúne las

condiciones del notario de planta sin estar sujeto al régimen de servicio civil o

a la dedicación exclusiva, lo cual lo habilita para mantener una oficina privada

si así lo deseare, y al mismo tiempo trabajar con la función pública.

(c) NOTARIOS EXTERNOS

Este es el tipo de notario se elige mediante los procedimientos de la Ley

general de la contratación administrativa, a decir, licitación pública, de


45

conformidad con el artículo 64, en los cuales se respetan los principios de

igualdad, libre competencia y publicidad. Estableciéndose en la misma ley y

respectivo reglamento las prohibiciones para la contratación de estos servicios,

pero que todo notario que desea contratar debe respetar. Igualmente, el tipo de

notario al que se hace mención, además de respetar lo que establece el

Código notarial y los lineamientos para el control de la función notarial, debe

ajustarse a los respectivos reglamentos que cada institución haya dictado

para la prestación del servicio contratado.

De esta manera, se entiende que el notario externo, es un profesional del

derecho notarial que se elige mediante los procedimientos que establece la Ley

general de la contratación administrativa y es contratado por el estado para

servicios puntuales, más igualmente debe dar cumplimiento al Código notarial y

a los lineamientos para el control de la función notarial.

2.1.2.6. FUNCIONES DEL NOTARIO

El artículo 34 del Código notarial costarricense es muy claro en cuanto a

los alcances de la función notarial, cuando establece que:

Compete al notario público: a) Recibir, interpretar y adecuar


al ordenamiento jurídico las manifestaciones de voluntad de
quienes lo requieran, en cumplimiento de disposiciones
legales, estipulaciones contractuales o por otra causa lícita,
para documentar, en forma fehaciente, hechos, actos o
negocios jurídicos.
b) Informar a los interesados del valor y la trascendencia
legales de las renuncias que hagan, así como de los
gravámenes legales por impuestos o contribuciones que
afecten los bienes referidos en el acto o contrato.
c) Afirmar hechos que ocurran en su presencia y
comprobarlos dándoles carácter de auténticos.
46

d) Confeccionar los documentos correspondientes a su


actuación.
e) Entablar y sostener, con facultades suficientes, las
acciones, gestiones o recursos autorizados por la ley o los
reglamentos, respecto de los documentos que haya
autorizado.
f) Asesorar jurídica y notarialmente.
g) Realizar los estudios registrales.
h) Efectuar las diligencias concernientes a la inscripción de
los documentos autorizados por él.
i) Autenticar firmas o huellas digitales.
j) Expedir certificaciones.
k) Realizar las diligencias que le encomienden autoridades
judiciales o administrativas, de acuerdo con la ley.
l) Tramitar los asuntos a que se refiere el título VI de este
Código.
m) Ejecutar cualesquiera otras funciones que le asigne la ley.

En este orden de ideas, los investigadores consideran, que las funciones

del notario público en Costa Rica se encuentran regulado por el Código

notarial, a través de las cuales se busca amparar de una manera más

efectiva los bienes jurídicos que deben protegerse con la función notarial,

como lo son la fe pública, la seguridad jurídica y el orden público, por medio

de los cuales se logra agilizar el tráfico jurídico.

2.1.2.7. OBLIGACIONES DEL NOTARIO

El servicio notarial implica que amén de las obligaciones y los deberes

establecidos por ley, los notarios públicos están obligados a tener una

oficina abierta al público y brindar los servicios que se les requieran, de lo

cual solo pueden excusarse por causa justa, moral o legal. En ese sentido,

el Código notarial establece que todos los días y horas son hábiles para el

ejercicio del notariado por lo que se debe brindar el servicio dentro de un


47

horario que permita a los usuarios la posibilidad de recurrir a notario sin

sujeción a sus intereses particulares.

De igual manera, en dicho disposición existe una prohibición expresa de

que el notario no puede adquirir compromisos que vayan en detrimento de su

disponibilidad para brindar el servicio (lineamientos para el ejercicio y control

del servicio notarial artículo 9). En ese mismo orden de ideas, el notario debe

asesorar debidamente, de manera imparcial y objetiva, a quienes les soliciten

los servicios para la correcta formación y expresión legal de su voluntad en los

actos jurídicos que realicen. Esto significa que esta asesoría debe brindarse

en concordancia con el contenido de las normas que rigen la materia y los

principios de transparencia, probidad y lealtad al usuario.

Finalmente, los investigadores aportan, que ese servicio debe ser

seguro y eficaz respecto del documento así como de su legitimidad. La

información que el notario obtenga en razón de su función tanto de las

partes como de los demás interesados está cubierta por el secreto

profesional en lo referente a los actos extraprotocolares (artículo 38

Código notarial) ya que las otras actuaciones van a constar en un

instrumento público que puede ser examinado por cualquiera.

2.1.3. RÉGIMEN DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL NOTARIAL EN

VENEZUELA

En la actualidad, la sociedad se ha visto envuelta en transformaciones

sociales, políticos, económicos, y hasta culturales, que han tenido


48

repercusiones en el ordenamiento jurídico. En virtud de estas

transformaciones que están sucediendo de forma paulatina, se han

producido un cambio en la mentalidad y en la disposición al resarcimiento de

los daños sucedidos, aun cuando en las normas han existido siempre

consagrando la reparación cuando se causa un daño.

De igual forma, se sabe que la función registral y notarial es fundamental

en el correcto desenvolvimiento jurídico, diario de la sociedad, que tiene una

naturaleza jurídica compleja, aun cuando no hay unidad en doctrina sobre

sus funciones, nociones, etcétera. Pero, es casi unánime el hecho de que

son responsables de sus actos, así como lo es el estado.

2.1.3.1. RESPONSABILIDAD CIVIL

El concepto de responsabilidad es una de las principales figuras de todo el

derecho y no sólo del derecho civil. En absolutamente todas las ramas del

derecho, el eje central de los problemas jurídicos lo constituye el

establecimiento de la responsabilidad. Y, en todas las ramas del derecho, el

concepto básico de responsabilidad (la esencia) es siempre el mismo.

En este orden de ideas, Rodríguez (2007, p. 195), señala que el término

“responsabilidad” puede ser utilizado en tres sentidos diferentes: el primero,

“implica la obligación que tiene un sujeto, sin más, de reparar el daño

causado”; una segunda acepción, “implica la idea de la persona que ha

cometido un hecho”; y, un tercer significado, “tiende a tomar como sinónimos

los concepto de culpa y responsabilidad, atribuyéndolos, sin más, a la


49

persona que ha ejecutado la acción, independientemente de que tenga o no,

en un determinado momento, la obligación de reparar el daño”.

De igual manera, Ochoa (2009, p. 133), entiende el término

“responsabilidad” como “la obligación que incumbe a las personas de

responder de sus actos; la responsabilidad es la obligación de responder

de sus actos”. El mismo autor, señala que la responsabilidad civil “surge

de la necesidad de responder a la víctima de un daño, es decir,

indemnizar un daño, causado por el incumplimiento de una obligación

bien sea contractual o extracontractual”.

En este sentido, en sentencia del Juzgado Cuarto de Primera Instancia en

lo Civil, Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Lara,

dicta en fecha 06 de junio del 2005, señala que la responsabilidad civil,

contractual o extracontractual, constituye una situación eminentemente

patrimonial, cuyo propósito es el resarcimiento o la compensación del daño

causado mediante la reparación del mismo a través del cumplimiento de una

prestación a cargo del patrimonio del causante del daño. Esta reparación

involucra la entrega a la víctima de una prestación por causa el daño sufrido.

De lo anteriormente expuesto, los investigadores deducen que la

responsabilidad civil, es aquella situación eminentemente patrimonial, en la

cual una persona, que ha causado un daño a otra, se obliga a resarcir a la

víctima el daño causado, dicha reparación involucra la entrega a ésta última

de un prestación que compensa el daño sufrido.


50

2.1.3.2. CLASIFICACIÓN DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL

Tanto la doctrina como la jurisprudencia patria han clasificado la

responsabilidad civil en dos categorías: según la naturaleza de la conducta

incumplida y según que la obligación de reparar provenga o no de las

personas. En la primera categoría se encuentran la responsabilidad civil

contractual, extracontractual y legal; y, en la segunda, se encuadran la

responsabilidad civil objetiva y subjetiva.

A efectos de la presente investigación, se procede a estudiar la

responsabilidad civil desde el punto de vista de la naturaleza de la

conducta incumplida: responsabilidad civil contractual y responsabilidad

civil extracontractual.

(A) RESPONSABILIDAD CIVIL CONTRACTUAL

La responsabilidad civil contractual tiene lugar cuando el deudor de una

obligación proveniente de un contrato, no cumple con esta obligación,

causando así un daño al acreedor. De modo que la responsabilidad civil

contractual se da siempre por un daño causado con motivo de un contrato.

En este sentido, Ochoa (2009, p. 135), señala que la responsabilidad

civil contractual deriva del incumplimiento culposo de una obligación

contractual. Es decir, “cuando una de las partes contratantes causa un

daño a su co-contratante no cumpliendo o cumplimiento mal la obligación

contraída, está obligada a reparar la misma”.


51

Por otro lado, Acedo (1999), define la responsabilidad contractual como “la

obligación de reparar los daños causados por el incumplimiento de una

obligación nacida de un contrato”. Además, el mismo autor establece que

para que se configure la responsabilidad civil contractual “se requiere que

haya un contrato, que se haya infringido una obligación contractual y que la

víctima del consecuente daño y el responsable sean partes del contrato”.

Igual opinión sostiene González (2012), al mencionar que:

Hay responsabilidad contractual si se cumple un doble


requisito: que entre las partes exista un contrato o una
relación contractual y que los daños sean debidos a
incumplimiento o cumplimiento defectuoso de lo que es
estrictamente materia del contrato.

Según lo planteado anteriormente, los investigadores deducen que la

responsabilidad civil es la obligación que tiene una de las partes de un

contrato frente a la otra de resarcir un daño ocasionado por el incumplimiento

o cumplimiento defectuoso de lo que es estrictamente materia del contrato.

(B) RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL

La responsabilidad civil extracontractual tiene lugar cuando una persona

(agente) causa un daño a otra (víctima) sin que esta acción lesiva tenga

conexión alguna con ningún vínculo jurídico anterior entre el agente y la

víctima, es decir, independientemente de todo contrato.

En este sentido, Ochoa (2009, p. 135), sostiene que la responsabilidad

civil extracontractual “consiste en la reparación de un daño causado a una

persona por un acto culposo, distinto y diferente de una relación contractual”.


52

Por otro lado, González (2012), señala que la responsabilidad civil

extracontractual se manifiesta “cuando con total independencia de

obligaciones de cualquier otro tipo que existan entre las partes, el daño se

produce por violación de deberes generales de conducta dimanante o, de la

regla general alterum non laedere”.

Es importante acotar que en sentencia del Tribunal Superior Accidental en

lo Civil, Mercantil, del Tránsito, de Protección del Niño, Niña y Adolescente y

Bancario del Primer Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Sucre,

en fecha 08 de junio del 2010, hace mención que la responsabilidad civil

extracontractual se puede distinguir en dos tipos:

a) la responsabilidad legal y b) la responsabilidad delictual,


en la primera tenemos que es la obligación de reparar un
daño proveniente del incumplimiento culposo de una
obligación derivada de la Ley; especialmente las
provenientes de una gestión de negocio, de un
enriquecimiento sin causa, de una manifestación unilateral de
voluntad o de un abuso de derecho, y la responsabilidad
delictual es la obligación de reparar un daño proveniente del
incumplimiento culposo de una conducta o deber jurídico
preexistente, que si bien el legislador no determina
expresamente, si lo protege o tutela jurídicamente al
establecer su sanción dentro del ordenamiento jurídico
positivo. Ocurre cuando el agente causa daños a la víctima
mediante la comisión de un hecho ilícito.

El jurista chileno Corral (2003, p. 24), señala lo siguiente respecto a la

definición de responsabilidad civil extracontractual:

La responsabilidad civil extracontractual es aquella que


proviene de un hecho ilícito perpetrado por una persona en
perjuicio de otra, que no constituye la violación de un deber
contractual. El deber de reparar surge de la transgresión, no
de una obligación propiamente tal, sino de un deber genérico
de no dañar a otro (alterum non leadere).
53

A los efectos de la presente investigación, la responsabilidad civil

extracontractual, es aquella originada de hecho perpetrado por una persona

(agente) en perjuicio de otra (víctima), con total independencia del cualquier

obligación jurídica preexistente entre las partes; y surge de la transgresión de

un deber genérico de no dañar a otro, en base al principio general del

derecho alterum non leadere; y puede ser distinguida en: 1º) responsabilidad

legal (proveniente de la violación de una obligación derivada por la ley); y, 2º)

responsabilidad delictual (derivada cuando el agente causa daños a la

víctima mediante la comisión de un hecho ilícito).

2.1.3.3. ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL

Tanto para la responsabilidad civil contractual, como la responsabilidad

civil extracontractual supone la existencia de un daño, de un hecho

generador del mismo, que es la culpa y de un vínculo de causalidad entre la

culpa y el daño. En este sentido, Rodríguez (2007, p.199), señala que para

que exista responsabilidad civil se requiere, en primer lugar, el

incumplimiento de una norma jurídica; en segundo lugar, que la conducta del

deudor sea culposa (dolo o culpa propiamente dicha); otro aspecto que debe

considerarse, es que se requiere de un daño susceptible de ser valorado o

traducido a términos económicos; y por último, pero no menos importante,

debe existir una relación de causalidad entre el incumplimiento y el daño.

Los jurisconsultos Tunc y los hermanos Mazeaud, citados por Ochoa

(2009, p. 157), expresan que:


54

Cuando se examinan los elementos constitutivos de la


responsabilidad, se advierte que, en la esfera delictual y en la
esfera contractual, las soluciones son idénticas. En uno y
otro caso, deben reunirse tres requisitos para que exista
responsabilidad: un daño, una culpa, un vínculo de
causalidad entre la culpa y el daño. Esas reglas están
consagradas tanto en los artículos 1.382 y siguientes (Cód.
civ. de Venezuela, arts. 1.185 y siguientes) como por los
preceptos que rigen la responsabilidad contractual. Es una
comprobación capital que hace que aparezca claramente que
los dos órdenes de responsabilidad son instituciones de la
misma naturaleza.

Según la opinión de los investigadores, y a los fines que interesan, los

elementos configurativos de la responsabilidad civil tanto contractual como

extracontractual, según la mayoría de los autores, son tres: 1º) un daño

susceptible de valoración económica; 2º) una conducta culposa por parte del

deudor; y 3º) una relación de causalidad entre el daño causado y la conducta

del deudor. Sin embargo, puede ser agregado un elemento adicional, 4º) el

incumplimiento voluntario de una norma jurídica (responsabilidad

extracontractual) o de los términos del contrato (responsabilidad contractual).

(A) DAÑO

Puede llamarse daño, según Casas (1944, p. 266), “a aquella disminución

habida en nuestro patrimonio y que existe, tanto en el caso en que nos

vemos privados de parte de éste (daño emergente), como cuando nos impide

adquirir lo que pudiéramos haber adquirido (lucro cesante)”.

En este sentido, Ochoa (2009, p. 199), hace una distancia entre el término

“daño” y “daños y perjuicios”; el primero, es “una palabra genérica para

significar todo detrimento, perjuicio o menoscabo”, mientras que el segundo


55

término “designa tan solo la reparación pecuniaria del perjuicio”;

técnicamente considerado, el daño lo sufren los sujetos y no los objetos.

Igual opinión sostiene Rodríguez (2007, p. 200), al referirse al daño como

“el perjuicio, el menoscabo, el deterioro que puede sufrir un determinado

sujeto”. En este mismo sentido, Maduro (1967, p. 141), define el daño como

“toda disminución o pérdida que experimente una persona en su patrimonio o

acervo material o en su patrimonio o acervo moral”.

Según el criterio de los investigadores, el daño puede ser definido como

la disminución, detrimento, perjuicio o menoscabo, que sufre una persona en

su patrimonio o acervo material, o en su acervo o patrimonio moral, y puede

existir cuando la persona se ve privada de su patrimonio (daño emergente), o

cuando se encuentra impedida de adquirir lo que pudo haber adquirido (lucro

cesante). Ahora bien, el daño ha sido clasificado por la doctrina en base a

cuatro criterios, a saber:

- Atendiendo al origen (causa). Suelen distinguirse, en esta categoría, el

daño contractual del daño extracontractual. El primero de ellos, tiene su

fuente en el incumplimiento de una obligación derivada de un contrato

cualquiera. Melich (2006, p. 471), señala que en el derecho anglosajón suele

discernirse entre los daños contractuales resarcibles:

En primer lugar, el interés dirigido a la restitución (restitution


interest) de lo que una parte ha hecho o entregado a otra
para obtener de esta última una promesa que luego resulta
incumplida por este último; en segundo lugar, el interés a la
protección de la confianza (reliance interest) que ha movido
al promisario a cambiar su situación o posición contando
con la realización de la promesa que se le hiciera, y
56

finalmente, el interés dirigido a obtener la prestación


prometida (expetation interest), o sea, el valor mismo de lo
que esperaba obtener el promitente.

En este sentido, el daño contractual es aquel originado cuando una de las

partes contratantes incumple la obligación señalada en un contrato, sea cual

sea su naturaleza jurídica, y para que se configure el daño contractual

resarcible debe discernirse tres criterios: 1º) el interés dirigido a la restitución,

2º) el interés a la protección de la confianza; y, 3º) el interés dirigido a

obtener la prestación prometida.

Por otro lado, y el segundo tipo de daño atiendo a la clasificación del daño

según la causa que lo origina, el daño extracontractual, tiene su fuente en

cualquier hecho dañoso causado fuera de toda relación contractual; según

Melich (2007, p. 471), este tipo de daño “consiste en la lesión de un interés

protegido por la ley con independencia de la existencia o no de un contrato”.

En este sentido, los investigadores deducen, que el daño extracontractual,

se origina de cualquier hecho dañoso que no esté incurso en una relación

contractual, de interés jurídico protegido por la ley.

- Atendiendo a la naturaleza del patrimonio afectado. Sea que se trate de un

daño causado al aspecto económico o al aspecto moral del mismo, pueden

ser: daño patrimonial, daño moral o no patrimonial, daño a la integridad física.

El daño económico, también denominado patrimonial o material, es el

daño que afecta el patrimonio de una persona en razón del incumplimiento,

del mal cumplimiento o del retardo de una obligación. Es, en principio,

fácilmente valorable en dinero ya que consiste en un daño a un interés de


57

orden patrimonial. Según Maduro (1967, p. 143), el daño material “consiste

en una pérdida o disminución de tipo económico o patrimonial que una

persona experimenta en su patrimonio”. Las consecuencias económicas del

patrimonio se constituye por: el daño emergente y el lucro cesante.

El daño moral, según Ochoa (2009, p. 147), es aquel daño de carácter

subjetivo, que no afecta el patrimonio y que no se presta a una evaluación en

dinero ya que afecta derechos extrapatrimoniales, como por ejemplo, a honra

de una persona, el derecho al nombre, el derecho a su imagen o a su vida

privada, entre otros. Por otra parte, Maduro (1967, p. 143), señala lo siguiente:

[El daño moral] consiste en la afectación de tipo psíquico,


moral espiritual o emocional que experimente una persona.
En estos casos es lesionada la parte moral del patrimonio de
una persona o, como dicen algunos autores, el daño se
causa en el patrimonio moral de una persona el dolor que
sufre una persona por una daño de tipo físico, daño que
comúnmente se denomina en la doctrina como pretium
doloris (precio del dolor).

En relación a las consideraciones que debe tomar un juez que conoce de

una acción por daño moral y la forma en cómo debe cuantificarlo, la Sala de

Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia en sentencia número 144 de

fecha 06 de marzo del 2002, ha señalado que:

…El sentenciador que conoce de una acción por daño moral


debe hacer un examen del caso en concreto analizando los
siguientes aspectos: a) la entidad (importancia) del daño,
tanto físico como psíquico (la llamada escala de los
sufrimientos morales); b) el grado de culpabilidad del
accionado o su participación en el accidente o acto ilícito que
causó el daño (según sea responsabilidad objetiva o
subjetiva); c) la conducta de la víctima; d) grado de
educación y cultura del reclamante; e) posición social y
económica del reclamante, f) capacidad económica de la
58

parte accionada; g) los posibles atenuantes a favor del


responsable; h) el tipo de retribución satisfactoria que
necesitaría la víctima para ocupar una situación similar a la
anterior al accidente o enfermedad; y, por último, i)
referencias pecuniarias estimados por el Juez para tasar la
indemnización que considera equitativa y justa para el caso
concreto. El Juez debe expresamente señalar en su decisión
el análisis que realizó de los aspectos objetivos señalados en
el precedente párrafo, exponiendo las razones que justifican
su estimación, las cuales lo llevaron a una indemnización
razonable, que permita, controlar la legalidad del quantum
del daño moral fijado por el Juez…

Ahora bien, en cuando a la indemnización del daño moral la misma Sala

en sentencia número 278 de fecha 09 de agosto del 2000, ha establecido el

criterio de la sala es el siguiente:

Atendiendo a lo previsto en el artículo 1196 del Código Civil, el


juez, una vez comprobado el hecho, puede proceder a fijar
discrecionalmente el monto del daño moral a ser indemnizado a
la víctima, en base a su criterio subjetivo. La reparación del
daño moral la hará el juez según lo establecido en el artículo
1.196 del Código Civil, es decir, queda a su apreciación
subjetiva y no limitada a lo estimado en el libelo.
Dado que el artículo 1.196 del Código Civil, faculta al
juzgador para apreciar si el hecho ilícito generador de daños
materiales puede ocasionar, además repercusiones
psíquicas, o de índole afectiva, lesivas de algún modo al ente
moral de la víctima, la estimación que al respecto hagan los
jueces de mérito así como la indemnización que acuerden en
uso de la facultad discrecional que les concede el citado
artículo, son de su criterio exclusivo.
Asimismo, el artículo en comento dice "puede" y en este
sentido el artículo 23 del Código de Procedimiento Civil autoriza
al juez para obrar según su prudente arbitrio consultando lo
más equitativo, justo o racional, y, por lo tanto, está autorizado
para conceder la indemnización o forma de reparación que
considere conveniente sin que tal indemnización tenga que ser
necesariamente de contenido patrimonial.

El daño a la integridad física, siguiendo la clasificación del daño según la

naturaleza afectada, como la pérdida de miembros del cuerpo humano,


59

desfiguraciones del rostro, daños a la salud que produzcan incapacidades

temporales o permanentes, entre otras, es objeto de discusión en la doctrina

acerca si configura un daño de tipo patrimonial o de tipo moral. En tal

sentido, Maduro (1967, p. 146), ha señalado que “las dudas se han resuelto

en el sentido de que el daño a la integridad física no puede encuadrarse

unilateral o exclusivamente en uno de esos dos tipos, sino que constituyen

un complejo de daños materiales y de daños morales”.

- Atendiendo a la previsibilidad del daño: El artículo 1.274 del Código Civil

venezolano de 1982, señala la previsibilidad del daño, es decir, a la

posibilidad por parte de quien asume la obligación de pronosticar en el

momento en que la asume la importancia de la reparación que tendrá que

satisfacer si llegare a incumplir tal obligación. Con respecto al juicio de

previsibilidad, comenta Melich (2006, p. 476) lo siguiente:

… No contempla todas las posibilidades, sino sólo las


“probables”, para lo cual se tienen presentes las
circunstancias de la concreta relación y el juez deberá aplicar
conocimientos de hecho que se encuentren comprendidos en
la experiencia común (artículo 12 y 313 ord. 2º CPC). En este
sentido, en épocas de inflación debe reputarse previsible la
devaluación de la moneda; cuando el acreedor es un
comerciante o un profesional que ha resultado privado de la
utilización de un bien utilizable en su actividad normal, tal
circunstancia debe ser evaluada, etc.

El daño previsible implica la posibilidad de las partes de pronosticar el

mismo en el momento de la celebración del contrato, aunque de hecho no lo

hayan pronosticado; es decir, las partes intervinientes en la obligación

previenen los daños que puedan ocasionar en razón del contrato.


60

Por otro lado, el daño imprevisible implica que las partes, al momento

de celebrar el contrato, no tienen elementos suficientes para pronosticar el

daño que habrá de ocurrir, es decir, el daño imprevisto es el daño no

pronosticado por las partes.

- Atendiendo a si el daño es no consecuencia inmediata del hecho

generador. La norma del artículo 1.275 del Código Civil venezolano de 1982

establece que, aun habiendo dolo por parte del deudor, la responsabilidad de

éste se limita a los daños que son consecuencia inmediata y directa de la

falta del cumplimiento de la obligación. Esta norma lleva a considerar dos

tipos de daños: daño directo y daño indirecto.

El daño indirecto, según Maduro (1967, p. 150), ocurre cuando falta la

certidumbre de la existencia del vínculo de causalidad entre la culpa del

causante del daño y el daño experimentado por la víctima; y, aquellos que

no han sido causado inmediatamente por el incumplimiento culposo, sino que

son consecuencia a su vez de otros daños. El daño directo, es aquel

ocasionado como consecuencia inmediata del incumplimiento o cumplimiento

defectuoso de la obligación contraída por las partes.

(B) CULPA

En el Código Civil venezolano de 1982 fundamenta la responsabilidad civil

ordinaria en el concepto de culpa; y lo establece en el artículo 1.185 que

expresa: “aquel que con intención o por negligencia o por imprudencia…”,

considera pues el concepto de culpa. En este sentido, Maduro (1967, p. 160),


61

ha señalado que la culpa, en su sentido lato, “comprende el incumplimiento

intencional o doloso como el incumplimiento propiamente culposo, trátese de

culpa in omittendo (negligencia) como de culpa in comittendo (imprudencia)”.

Así mismo, opina Casas (1944, p. 438) al expresar que:

La culpa está constituida por la falta de diligencias, porque si


no obstante la debida diligencia, el deudor se encuentra en la
imposibilidad de satisfacer la obligación, no se le puede
hacer ningún reproche, por lo que está exento de culpa.

En cuanto a la culpa contractual y la culpa aquiliana (extracontractual), la

Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia en sentencia número

72 de fecha 04 de febrero del 2002, ha dejado establecido jurisprudencialmente

la distinción entre una y la otra, a tenor establece lo siguiente:

La exposición sucinta de la doctrina imperante y la cita de


expositores versados en las relaciones y diferencias de la
culpa contractual y la aquiliana se hace oportuna. Para De
Page, las relaciones entre la responsabilidad contractual y la
responsabilidad aquiliana deben tratarse por separado, porque
la responsabilidad aquiliana no debe presentarse si las partes
aparecen vinculadas entre sí por un contrato, ya que la
cualidad de parte contratante y de tercero son incompatibles:
o se es uno o se es otro. Por tanto, desde que existe un
contrato, la responsabilidad de derecho común (es decir, la
aquiliana) se encuentra en alguna forma novada; es
rechazada por la responsabilidad contractual, que la excluye,
y la cual desecha, de pleno derecho, a la responsabilidad
delictual. (Tratado Elemental de Derecho Civil Belga. Tomo 2°.
Pag 846). Josserand, al preguntarse si podía yuxtaponerse en
una misma relación obligatoria las dos responsabilidades,
responde: esto equivale a preguntarse si las partes
contratantes son al mismo tiempo terceros. La dos
condiciones de partes contratantes y de terceros son
inconciliables; desde el momento en que se entra en la
primera categoría se sale de la segunda; el contratante no es
un tercero; y además, un contratante, no puede sumarse
cualidades contradictorias que se excluyen recíprocamente;
hay que elegir entre la una o la otra; la responsabilidad
62

contractual excluye de pleno derecho a la responsabilidad


delictual (Derecho Civil. Tomo II. Vol. 368). Para Giorgi, si bien
el concepto jurídico de la culpa es siempre el mismo, ya que
consiste en la falta de diligencia, la tradición antiquísima ha
distinguido, en el derecho civil, las dos especies de culpa: la
culpa contractual y la culpa no contractual o aquiliana (Teoría
de las Obligaciones. Editorial Reus S.A. Tomo 2. pág 56).

Según la opinión de Ochoa (2009, p. 168), la culpa puede consistir sea en

una acción (acto positivo) sea en una omisión de actuar cuando existe un

deber de hacerlo. Se puede, también si se toma en cuenta el elemento

voluntario o no de la culpa, distinguir la culpa intencional y la culpa no

intencional. Es igualmente posible, tomando como criterio el grado serio del

acto, clasificar la culpa en levísima, leve y grave.

- Culpa por acción – culpa por omisión: La culpa por acción consiste en

actuar al estándar establecido por la ley teniendo un comportamiento

juzgado inadecuado. Por el contrario, la culpa por omisión consiste en

abstenerse de actuar cuando debía de haberse actuado. Además, Ochoa

(2009, p. 168), señala que:

Consiste en determinar si el agente, tomando en


consideración las circunstancias, tenía bien sea el deber de
abstenerse de actuar como lo hizo, sea por el contrario, el
deber de actuar, y si, en una u otra hipótesis, su conducta ha
sido conforme al modelo de la persona razonablemente
prudente y diligente.

Sin embargo, en cuanto a la culpa por omisión, puede pretenderse que la

omisión no es culposa sino cuando existe un deber u obligación específica

de actuar. En este sentido, esa afirmación no es exacta y merece ser

matizada. Como señala la doctrina francesa, es necesario distinguir la

omisión pura y simple de la omisión en la acción que una abstención en el


63

interior de un proceso activo. Los hermanos Mazeaud y Tunc, citados por

Ochoa (2009, p. 168), deducen que “no existe ningún criterio preciso de

diferenciación entre la acción y la abstención”. Además, rezan que:

Sobre el plano filosófico, ante todo, o sea, si se va


sencillamente al fondo de las cosas, la abstención puede ser
una “acto” verdadero. Siempre que el demandado haya
tomado la decisión de no obrar porque quiere dejar que se
produzca el daño, su abstención lleva consigo tanta libertad
de decisión y la misma voluntad que una acción. Entre hacer
y dejar voluntariamente de hacer cuando cabe impedir, es
imposible filosóficamente hacer la menor diferencia.

A criterio de los investigadores, según lo anteriormente señalado, la culpa

por acción es actuar apegado a la legislación del ordenamiento jurídico

positivo del país, teniendo un comportamiento juzgado inadecuado. La culpa

por omisión, es dejar de hacer una obligación o deber, de forma libre y

voluntaria para dejar que se produzca el daño.

- Culpa intencional – culpa no intencional: La culpa intencional, es la

conducta que conlleva a la intención de dañar, que apunta de manera

deliberada y voluntaria a causar un daño. Una culpa no intencional es, por el

contrario, no requerida y es el resultado de un acto imprudente o negligente.

Ahora bien, desde el punto de vista de la responsabilidad moral, el daño

causado voluntariamente se considera como algo serio, más severamente

sancionado que el daño causado involuntariamente. En cambio, desde el

punto de vista de la responsabilidad civil, por el contrario, puesto que no se

trata ni de castigar, sino más bien de compensar una pérdida, es indiferente

que el daño haya sido causado intencionalmente, o por imprudencia o por

negligencia, es decir, involuntariamente.


64

En este sentido, Ochoa (2009, p. 169), hace el siguiente señalamiento:

La intención de dañar, la voluntad de causar un daño, no es


necesaria a los efectos de dar lugar a la responsabilidad civil,
la obligación de indemnizar. En el caso de que una persona
cause un daño a otra voluntaria o accidentalmente, su
responsabilidad en el plano civil es la misma: debe
indemnizar todos los daños de esa manera causados.
Debido a ello, desde el punto de vista estrictamente civil, la
distinción entre la culpa intencional y la culpa no intencional
carece de relevancia.

Según lo anteriormente expuesto, los investigadores consideran que es

poco relevante, desde el punto de vista del presente trabajo de investigación

y desde el punto de vista meramente civil, la distinción de la obligación que

tiene un sujeto de indemnizar a otro, sea el daño causado con culpa

intencional, por negligencia o imprudencia (culpa no intencional o accidental).

- Culpa grave, culpa leve y culpa levísima: Esta distinción se basa sobre la

gravedad del acto culposo o de la abstención. Esta distinción proviene del

antiguo derecho romano. Culpa grave o negligencia grave (culpa magna) o

culpa lata es el sumo descuido o descuido excesivo o extraordinario en su

conducta. Supone una actuación en el culpable, que no realizaría el hombre

dotado de la inteligencia más vulgar: no entender lo que entienden todos.

Esta culpa equivale al dolo (culpa lata dolo aquipatur) o conducta intencional

dirigida al incumplimiento de la obligación.

La culpa leve consiste en la observancia de una conducta no propia de un

hombre regular y ordenado en su vida diaria, la de un bonus o diligens pater

familias (buen o diligente padre de familia), y de la que se deriva un daño que

no cometería un buen administrador.


65

La culpa levísima es aquella en que se incurre por no haber puesto, el

autor del daño material que se estima culposo, una diligencia extraordinaria.

En razón de la diligencia y previsión requerida para que la negligencia no se

produzca, y con ello, el daño culposo, se requiere en el sujeto una actuación

meticulosa, única forma de que el daño sea previsto y evitado. Según lo

anteriormente mencionado, Maduro (1967, p. 159), ha expresado que:

En materia contractual no se responde de los daños


causados por culpa levísima; así se deduce de lo
preceptuado en el artículo 1.270 del Código Civil acerca de
que la conducta que debe prestar el deudor en el
cumplimiento de su obligación es la de un buen padre de
familia, salvo el caso de depósito. Ello implica que el deudor
responde de los daños causados cuando ha actuado con
culpa leve, y con mayor razón, con culpa grave o dolo, pero
excluye los daños causados por un incumplimiento debido a
culpa levísima.

Según el criterio de los investigadores, a los fines del presente trabajo

especial de grado, en caso de responsabilidad civil por culpa levísima el

deudor no es responsable por los daños y perjuicios causados al acreedor o

la víctima, por cuanto ha obrado con la meticulosidad requerida para que no

se produzca el daño. En caso de culpa grave y gravísima, el deudor o agente

si es responsable, no solo de los daños y perjuicios ocasionados a la víctima

o acreedor, sino que la responsabilidad civil se extiende a los daños no

previstos o no previsibles para el momento de la celebración del contrato.

(C) INCUMPLIMIENTO

En cuanto al incumplimiento, es decir, la no ejecución de una conducta o de

una actividad predeterminada que debía ejecutar el sujeto de derecho. Esta


66

conducta o actividad predeterminada puede consistir en una obligación que

debía ejecutar el deudor por haberla asumido convencionalmente o porque le

sea impuesta por la ley, o bien en un deber jurídico que le ley presupone.

Por su parte, Maduro (1967, p. 140), señala que todo caso de

responsabilidad civil supone como elemento indispensable el

incumplimiento o inejecución de una conducta o actividad

predeterminada que integra el contenido de una obligación contractual o

legal, o de un deber jurídico presupuesto por el legislador y cuyas

consecuencias ha previsto en norma expresa.

El incumplimiento puede ser un incumplimiento definitivo, que a su vez

puede ser total o parcial, también denominado defectuoso; o puede consistir

en un retardo en el cumplimiento, caso en el cual se estará en presencia de

un incumplimiento temporal. En este sentido, el artículo 1.271 del Código

Civil venezolano (1982), consagra el incumplimiento en sus dos formas,

definitivo y temporal, que a tenor expresa lo siguiente:

El deudor será condenado al pago de los daños y perjuicios


tanto por inejecución de la obligación como por retardo de la
ejecución, si no prueba que la inejecución o el retardo
provienen de una causa extraña no le sea imputable, aunque
de su parte no haya habido mala fe.

Según Maduro (1967, p. 141), la referencia de la expresión “deudor” y a la

expresión “obligación” no debe interpretarse en el sentido restringido de una

obligación convencional o legal solamente, sino comprende o abarca

cualquier deber jurídico presupuesto por el legislador.


67

A fines que interesan al presente estudio, los investigadores consideran

que el incumplimiento de una obligación, sea esta convencional o interpuesta

por el legislador patrio, es el elemento principal para que se configure de

manera adecuada la responsabilidad civil entre dos sujetos: agente y víctima.

(D) RELACIÓN DE CAUSALIDAD

El daño es un hecho lesivo in promptu (de pronto) caracterizado como un

efecto producido por un hecho que respecto de él tiene carácter de causa,

razón de ser de su ocurrencia. Dicha causa es la culpa, el incumplimiento de

un deber preestablecido. Por ello, entre el daño y la culpa existe una

relación, denominada en la doctrina como relación de causalidad: el daño

(efecto) existe, tiene lugar, por una culpa (causa), que da razón de él.

Maduro (1967, p. 164), define la relación de causalidad como “una relación

de causa a efecto entre la culpa y el daño en función de causa y el daño

experimentado en función de efecto”. De igual manera, la norma sustantiva

civil en el artículo 1.185 del Código Civil (1982), fija el principio general en

materia de responsabilidad civil ordinaria, utilizando la noción del vínculo de

causalidad en sentido jurídico, cuando define que una determinada relación

de causalidad física existe cuando es atribuible el hecho o daño a una

persona que se señala como responsable.

En este sentido, el Juzgado Cuarto de Primera Instancia en lo Civil y

Mercantil de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia, en fecha de 23 de

febrero del 2006, ha expresado que:


68

La relación de causalidad entre el incumplimiento culposo


ilícito, actuando como causa y el daño figurando como
efecto, considera esta Sentenciadora que no basta con que
exista un incumplimiento culposo ilícito y un daño para que
surja la obligación de reparar; se requiere además, que el
daño sea un efecto del incumplimiento culposo ilícito.

En este sentido, y a los fines que interesan al presenta trabajo de

investigación, los investigadores consideran que la relación de causalidad

es aquella relación entre el daño producido por un sujeto de derecho

(efecto) con intención (dolo o culpa) que actuaría como la causa, además

de que se requiere que el daño sea un efecto directo del incumplimiento

de la obligación culposo e ilícito.

2.1.3.4. SANCIONES PARA LOS NOTARIOS QUE INCURREN EN

RESPONSABILIDAD CIVIL

De conformidad con el artículo 83 del Decreto con Rango, Valor y Fuerza

de Ley Registros y Notariado (2014), corresponde a la Dirección Nacional de

Registros y Notariado ejerce el régimen disciplinario de los registradores y

notarios, según lo que preceptúa la mencionada ley. Para llevar a cabo dicha

función, el Director Nacional podrá designar una Comisión Disciplinaria que

tendrá como atribución la sustentación de los expedientes disciplinarios, la

imposición de sanciones y la ejecución de las mismas.

Ahora bien, según lo expuesto en los puntos anteriores en referencia a

la responsabilidad civil ordinaria, tanto contractual como extracontractual,

se puede determinar que los notarios incurren en responsabilidad civil

extracontractual, ubicándolo en el subtipo de responsabilidad civil


69

extracontractual legal, por cuanto las obligaciones, atribuciones y

deberes se encuentran establecidos previamente por el legislador en las

leyes que rigen la materia; e incurren en responsabilidad civil sólo

cuando violenten las normativas preestablecidas.

En cuanto a las sanciones que se imponen a los notarios, cuándo éstos

incurren en responsabilidad civil pueden variar desde suspensiones hasta

remociones del cargo según el daño cometido. En este sentido, el artículo

85 del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Registros y Notariado

(2004), en su numeral 4, establece que los notarios que incurren en

“descuido o negligencia en la guarda y conservación de los documentos o

datos informáticos que deben custodiar” serán sancionados con la

suspensión del cargo hasta por un mes.

Por otra parte, el artículo 87 del mencionado decreto, impone una sanción

de suspensión de cargo por un período de seis (06) meses a tres (03) años

cuando incumpliendo algunos de los supuestos establecidos en el artículo

86, produzcan daños y perjuicios materiales a terceros; a tal efecto el artículo

86 del decreto in commento, establece lo siguiente:

Se impondrá a los Registradores y Notarios según sea el


caso, suspensión de uno a seis meses, según la gravedad de
la causa:
1. Atrasen durante más de tres meses y por causa
injustificable la tramitación de cualquier documento.
2. No se ajusten a los aranceles fijados oficialmente para la
prestación del servicio.
3. Autoricen actos o negocios jurídicos ilegales o ineficaces.
4. Transcriban, reproduzcan o expidan documentos sin
ajustarse al contenido del documento transcrito o
reproducido.
70

5. Incumplan alguna disposición, legal o reglamentaria, que


les imponga deberes y obligaciones sobre la forma en que
deben ejercer la función notarial.

En este sentido, y a criterio de los investigadores, los notarios incurren en

responsabilidad civil extracontractual legal, porque los deberes, atribuciones

y obligaciones están contemplados en la ley; y, para que incurren en

responsabilidad civil los incumplimientos debe causar algún daño a las partes

intervinientes o a terceros involucrados, según sea el caso. Las sanciones

pueden variar de suspensión hasta la remoción del cargo.

2.1.4. RÉGIMEN DE LA RESPONSABILIDAD CIVILNOTARIAL EN

COSTA RICA

El Código notarial de Costa Rica (1998) indica que los notarios públicos

son responsables por el incumplimiento de sus obligaciones y deberes

profesionales, así como por la violación de las leyes y sus reglamentos. Esta

responsabilidad puede ser disciplinaria, civil o penal. Asimismo, señala que

carecerá de validez cualquier manifestación de las partes en que el notario

sea relevado de responsabilidad por el incumplimiento de sus obligaciones.

Respecto a esto, Machado (2011) explica que “el notario normalmente

asume responsabilidad de orden contractual frente a sus clientes, aunque

existen deberes comunes para la mayoría de las profesiones como es la

lealtad y el secreto profesional”. Igualmente, las violaciones de los deberes

de diligencia profesional, acarrean frente al cliente responsabilidad

contractual, el notario se compromete frente a los otorgantes con la


71

finalidad de brindar los medios a su alcance para que el acto o negocio

jurídico concreto sea válido y eficaz.

En este sentido, el mismo autor contempla que la responsabilidad del

notario y su cliente es una responsabilidad profesional contractual ya que el

escribano, es un profesional que se compromete frente a sus clientes a

prestar un servicio profesional, pero cuando el notario en el ejercicio de la

función notarial, incurre en responsabilidad respecto de terceros, el

fundamento de la misma si bien con algunas diferencias, habrá que buscarla

en la responsabilidad extracontractual.

Por otro lado, a criterio de los investigadores, aunque la responsabilidad

del notario es ampliamente contractual, en algunos casos es también

extracontractual, que es cuando el daño es causado no sólo a las partes

otorgantes, sino también a terceros beneficiarios del acto o negocio. En una

estipulación a favor de terceros, por ejemplo en las fundaciones no habiendo

relación jurídica entre el notario y los beneficiarios, estaríamos en el campo

de responsabilidad extra contractual subjetiva.

2.1.4.1. RESPONSABILIDAD CIVIL

La responsabilidad civil del notario, según Machado (2011) “consiste en

que está obligado a reparar los daños y perjuicios causados por su

actuación a los particulares”. Además, sostiene que “el notario es

responsable por los daños que ocasione en el ejercicio de sus funciones

con todo su patrimonio personal, ya que si el daño económicamente es

mucho el fondo de garantía no cubre su totalidad”.


72

Igualmente, en relación a la responsabilidad civil del notario en Costa

Rica, el Código notarial (1998) en su artículo 16 señala que la

indemnización por los daños y perjuicios ocasionados por la actuación

del notario público a los otorgantes, partes o terceros, será cubierta una

vez que lo establezca una resolución judicial firme, dictada en la

jurisdicción común o la vía disciplinaria. Para indemnizar, se hará

efectiva la garantía rendida, sin perjuicio de la responsabilidad personal

del notario por cualquier saldo en descubierto.

Asimismo, Machado (2011) señala que:

La responsabilidad civil es una conducta violatoria de


intereses privados y por tanto la obligación de reparar el
daño causado a un sujeto de derecho, y las normas que
rigen lo relativo a esta responsabilidad son de derecho
privado y dentro de este obviamente se le ubica dentro del
derecho civil.

En este orden de ideas, a criterio de los investigadores, se observa que la

responsabilidad civil del notario en Costa Rica, cumple con el concepto

reconocido generalmente, al expresar que la misma consiste en el

resarcimiento y compensación de los daños ocasionados a un sujeto del

derecho en el ejercicio de sus funciones.

2.1.4.2. CLASIFICACIÓN DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL

La responsabilidad civil según la doctrina, las leyes y la jurisprudencia

admite tradicionalmente una división en dos categorías: la responsabilidad

civil contractual y la responsabilidad civil extracontractual, las cuales se

desarrollan a continuación.
73

(A) RESPONSABILIDAD CIVIL CONTRACTUAL

La doctrina señala que para que sobrevenga la responsabilidad civil

contractual debe existir el quebrantamiento de una norma o a un deber

jurídico. En el caso de la responsabilidad civil contractual, Machado

(2011) lo define como “el deber o la norma que se violentó es más claro

de definir, pues surge de un contrato que existía entre las partes, y

producto directo del incumplimiento del mismo, nace el daño que

conllevará a la indemnización patrimonial”.

En este orden de ideas, la responsabilidad civil del notario es contractual

cuando proviene directamente de un contrato de prestación de servicios

profesionales esta supone la violación de un deber concreto, de carácter

específico, la infracción de un vínculo jurídico establecido de persona a

persona, una obligación de contenido patrimonial. Es decir, se da la violación

de una relación obligatoria preexistente. Debido a lo anterior, el resarcimiento

sustituye o se añade a la obligación. Su fundamento se establece en el

artículo 702 del Código civil, según el cual:

El deudor que falte al cumplimiento de su obligación sea en


la sustancia, sea en el modo, será responsable por el mismo
hecho de los daños y perjuicios que ocasione a su acreedor,
a no ser que la falta provenga de hecho de éste, fuerza
mayor o caso fortuito.

Finalmente, los investigadores deducen de este artículo que cualquier

persona que falte al cumplimiento de una obligación es responsable por los

daños que cause, pero no menciona que el dolo o la culpa sea su principal

fuente, solo con el hecho de incumplir una responsabilidad ya nace una


74

obligación con la única excepción de que sea por fuerza mayor o caso

fortuito. Asimismo, los daños y perjuicios que pueden reclamarse son los que

fueron previstos o que pudieron serlo al tiempo de contraer la obligación, con

la excepción de que fueran provocados por dolo

(B) RESPONSABILIDADCIVIL EXTRACONTRACTUAL

Según Machado (2011) determina que “la responsabilidad civil

extracontractual surge entre sujetos que no tienen relación jurídica con

anterioridad al hecho dañoso”, es decir, la relación jurídica relacionada

con el daño sufrido comienza a partir del momento en que un sujeto

violenta el patrimonio o la esfera personal del otro. Lo importante en este

instituto, es que de una responsabilidad que sobreviene a cualquier tipo

de acción u omisión gravosa.

Por otro lado, esto no está taxativamente enumerado o siquiera descrito el

tipo de conducta que resultará como generadora de responsabilidad civil

extracontractual, esto, por supuesto encuentra fundamento en que los

hechos generadores de daños pueden ser tan amplios y cambiantes que no

es provechoso para el legislador tipificarlos, sino más bien es mejor proteger

el bien jurídico que ataque tal daño.

En ese orden de ideas, el notario tiene obligaciones producto de su

función notarial; el notario responde por la culpa grave, la leve y la levísima

dada su calidad profesional como técnico del derecho por su ejercicio

requiere una especial preparación que denote su capacidad profesional y

moral con un gran sentido de responsabilidad de orden y de legalidad.


75

En ese sentido, una relación jurídica es extracontractual cuando se

constituye porque una persona viola la esfera jurídica de otra sin que

haya entre ellas una relación jurídica anterior, o existiendo ésta no tiene

nada que ver con el comportamiento que produjo el daño. Aquí se

incluyen, siempre que cause un daño, todas las violaciones al deber de

diligencia, la impericia, la falta y el dolo.

La responsabilidad civil extracontractual se encuentra establecida en el

artículo 1.045 del Código civil que señala que "todo aquel que por dolo, falta,

negligencia o imprudencia, causa a otro un daño, está obligado a repararlo

junto con los prejuicios." Asimismo, el artículo 1.046 ejusdem estipula que "la

obligación de reparar daños y perjuicios ocasionados con un delito o cuasi

delito, pesa solidariamente sobre todos los que han participado en el delito o

cuasidelito, sea como autores o cómplices y sobre sus herederos”.

En este orden de ideas, se observa a criterio de los investigadores, que la

responsabilidad civil extracontractual encuentra fundamentado en los

artículos 1.045 y 1.046 ejusdem y se entiende como la responsabilidad civil

del notario que no deviene de una relación jurídica anterior al hecho doloso,

la responsabilidad nace desde el momento en el que se ocasiona el daño.

2.1.4.3. ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL

A continuación se procede a definir los elementos de la

responsabilidad civil en Costa Rica, con base en la postura teórica del

estudioso del tema Machado (2011).


76

(A) DAÑO

El daño es la lesión a un interés jurídicamente relevante y merecedor de

tutela, y su prueba es una condición necesaria para que pueda prosperar la

acción que persigue un resarcimiento. Los elementos de la responsabilidad

notarial son esenciales para constatar la procedencia de la indemnización;

así lo estableció la doctrina y la jurisprudencia, de modo tal que éstos

facilitan al juzgador el carácter con el cual se va a fallar.

En ese sentido, es precisa la existencia de un daño material o moral en

el sujeto pasivo, para que exista responsabilidad, pero también se debe de

realizar una distinción en cuanto al tipo y diferenciar si el daño es

contractual o es extracontractual. Por lo que la distinción resulta importante

porque, entre otras cosas, sirve para determinar a quién corresponde la

carga de la prueba, pues mientras que en la contractual basta con

demostrar el incumplimiento para que se presuma la culpa, en la

responsabilidad extracontractual debe necesariamente demostrarse la culpa

(negligencia, imprudencia o impericia), o el dolo, en los cuales se sustenta

la responsabilidad del agente dañoso.

En este orden de ideas, según el juicio crítico de los investigadores se

observa que el daño es el perjuicio a un interés jurídico reclamable el cual

debe demostrarse su existencia como daño real y efectivo, pues sin la

existencia de este daño, no existe justificación alguna para la indemnización.


77

(B) HECHO GENERADOR DEL DAÑO

Consiste en que dentro del acto o negocio jurídico exista un hecho que

genere la responsabilidad del notario. También es enseñanza tradicional

que se requiere la concurrencia de tres elementos para que surja el deber

de indemnizar a la víctima, que son: la antijuricidad, la culpabilidad y la

causalidad entre la conducta y el daño.

En ese orden de idea, la antijuricidad se entiende la conducta que

transgrede o lesiona cualquier prohibición jurídica o la omisión de una acción

debida, pero deja de ser "culpable" cuando el sujeto que la realiza está

protegido por una causal de justificación, como el consentimiento del ofendido

(cuando es posible, jurídicamente hablando), la legítima defensa, el estado de

necesidad y el ejercicio de un derecho. El daño se haya producido como

consecuencia de la abstención o actuación negligente, falta de prevención o

con intención de dañar, es decir, que haya culpa o ilicitud en el sujeto activo.

En este sentido, según el juicio de los investigadores, se entiende que el

hecho generador de daño es un elemento importante de la responsabilidad

civil del notario que consta de la aparición de tres circunstancias; la

antijuricidad, que es la transgresión de una prohibición jurídica; la

culpabilidad y la causalidad entre la conducta y el daño.

(C) NEXO DE CAUSALIDAD

El nexo causal consiste en la relación entre la falta cometida y el daño

reclamado, para que un daño deba repararse jurídicamente, es preciso que


78

haya sido causado por el responsable, con su acción u omisión. En la acción

civil resarcitoria debe quedar totalmente demostrado que la persona a quien

el accionante indica como responsable ha sido el autor o causante del daño.

En este sentido, en virtud de la "causalidad", el daño debe ser la consecuencia

directa e inmediata de la conducta antijurídica y culpable, para que haya lugar al

resarcimiento del daño, por lo que resulta indispensable que ese extremo, por su

señalada importancia, sea probado con toda amplitud. En general, la conducta

antijurídica y el daño invocado no ofrecen mayores dificultades en su

demostración, pero sí la relativa al nexo inmediato y directo que debe haber entre

la conducta examinada y la producción del daño de que se queja la víctima, para

descartar los daños originados en la falta de diligencia del propio perjudicado.

En este orden de ideas, los investigadores consideran, que el nexo de

causalidad hace referencia a la premisa de que para que un daño deba

repararse jurídicamente, es preciso que haya sido causado por una

persona (responsable), bien sea, realizando una acción u omitiendo algún

hecho o derecho, es decir, que para que el damnificado tenga derecho a la

reparación del daño privado que se le ha causado, éste debe haber sido

causado u ocasionado por el delito, incluso cuando resultare de él una

relación causa efecto entre el delito y el daño.

(D) IMPUTABILIDAD DEL DAÑO

En cuanto al daño, este debe ser imputable al notario, por cuanto los actos

que emanan del notario deben de ser enteramente válidos y eficaces,


79

carentes de vicios que alteren la voluntad negocial de los comparecientes, ya

que a él notario le corresponde garantizar la licitud, validez, eficacia del

negocio y brindar el debido asesoramiento a las partes contratantes, sobre el

negocio jurídico que pretenden realizar, por lo que para que se cumplan con

todos los elementos de la responsabilidad del notario es necesario que se

pueda demostrar la imputabilidad del notario en el acto.

Finalmente, de lo anteriormente expuesto, lo investigadores consideran

para los resultados que se derivan de la presente investigación, que la

imputabilidad del daño hace referencia al incumplimiento de la obligación del

notario de garantizar la licitud, validez, eficacia del negocio y brindar el

debido asesoramiento a las partes contratantes, razones por las cuales se le

puede imputar el daño ocasionado a un sujeto de derecho.

2.1.4.4. SANCIONES PARA LOS NOTARIOS QUE INCURREN EN

RESPONSABILIDAD CIVIL

Las sanciones en caso de responsabilidad civil solo las impone la

Dirección Nacional del Notariado, Machado (2011), reza que “las sanciones

consisten en apercibimiento, represión y suspensión”. El apercibimiento y la

represión proceden en caso de falta leve.

Sin embargo, Los notarios consulares no escapan al régimen

disciplinario y responsabilidad civil establecida por el Código notarial, ya

que el artículo 142 así lo establece:


80

En cuanto a las funciones notariales, los notarios estarán


sujetos al mismo régimen disciplinario, así como la
responsabilidad civil y penal establecida en este código.
Aplicada la sanción se le comunicará al Ministerio de
Relaciones Exteriores y Culto para lo que proceda en derecho.

Del artículo 18 ejusdem, se desprende que el notario será sancionado

disciplinariamente si llegare a incumplir la ley, reglamentos, normas y los

principios de la ética profesional, hace mención también que será

sancionado con las disposiciones que dicte la Dirección Nacional de

Notariado y cualquiera de sus órganos encargados de cumplir funciones

relacionadas con la actividad notarial.

De igual modo, se relaciona también el artículo 19 ejusdem, a las

responsabilidades disciplinarias del notario ya que este artículo hace

mención que la responsabilidad civil y penal diciendo así que no son

excluyentes entre sí. Pueden ser los notarios sancionados de manera

simultánea o sucesiva, es decir un notario que sea demandado y

sancionados por su responsabilidad penal, también puede ser demandado y

sancionado civil como disciplinariamente.

De esta manera, en opinión de los investigadores, se observa que las

sanciones para los notarios que incurren en responsabilidad civil se

encuentran instauradas en el Código notarial, en su el artículo 142, donde

indica que los notarios deberán someterse al régimen disciplinario si incurren

en responsabilidad civil, así mismo dentro de la misma ley se indica que el

incumplimiento de la ley, reglamentos, normas y los principios de la ética

profesional, podrán ser sancionados con las disposiciones que dicte la


81

Dirección Nacional de Notariado y cualquiera de sus órganos encargados de

cumplir funciones relacionadas con la actividad notarial.

3. SISTEMA DE CATEGORÍA

A continuación, se presenta el sistema de categorías, donde se

redefinirán de manera nominal, conceptual y operacional la categoría del

estudio en el presente trabajo de grado.

3.1. DEFINICIÓN NOMINAL

Régimen jurídico de la responsabilidad civil notarial en Venezuela y

Costa Rica.

3.2. DEFINICIÓN CONCEPTUAL

En Venezuela, el Juzgado Cuarto de Primera Instancia en lo Civil,

Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Lara, dicta

en fecha 06 de Junio del 2005, señala que la responsabilidad civil,

constituye una situación eminentemente patrimonial, cuyo propósito es el

resarcimiento o la compensación del daño causado mediante la reparación

del mismo a través del cumplimiento de una prestación a cargo del

patrimonio del causante del daño.

En Costa Rica, la responsabilidad civil del notario, según Machado

(2011) consiste en que el mismo está obligado a reparar los daños y

perjuicios causados por su actuación a los particulares. Además es


82

responsable por los daños que ocasione en el ejercicio de sus funciones

con todo su patrimonio personal, ya que si el daño económicamente es

mucho el fondo de garantía no cubre su totalidad.

3.3. DEFINICIÓN OPERACIONAL

El Régimen jurídico de la responsabilidad civil notarial será medido a

través de la Ley del registro y del notariado (2014), entendiendo que el

sistema notarial al cual se encuentra apegado el ordenamiento jurídico de

Venezuela es el de funcionarios administrativos y que la responsabilidad del

mismo se encuentra dispuesta dentro de la ley que regula la materia.

Por su parte, Costa Rica posee un sistema notarial que se ajusta al de tipo

latino, en este sistema, un profesional en derecho ejerce la función notarial,

dando contenido a lo solicitado por las partes. Para esto, Código notarial, Ley N°

7764 dispone el notario debe seguir una serie de cuidados, de modo tal que se

garantice la preclusión de todas las diligencias necesarias para la correcta

conclusión y ejecución de los actos realizados por él, midiéndose a través de él.

.
83

CUADRO 1

OPERACIONALIZACIÓN DE LA CATEGORIA

Objetivos Categoría Sub-Categoría Unidades de Análisis


Específicos
-Derecho Notarial.
-Principios reguladores del
Derecho Notarial.
(A)Principio de Rogación.
(B)Principio de Prioridad.
Analizar el sistema Sistema notarial (C)Principio de Especialidad.
Régimen jurídico de la responsabilidad civil notarial en Venezuela y Costa Rica
notarial en la en la legislación (D)Principio de
legislación venezolana venezolana Consecutividad.
(E)Principio de Legalidad.
(F)Principio de Publicidad.
-Notario.
-Requisitos para ser notario.
-Funciones del notario.
-Obligaciones del notario.
-Derecho Notarial.
-Principios Reguladores del
Derecho Notarial.
(A) Principio de
Consentimiento.
(B) Principio formal
(C) Principio de la escritura
(D) Principio de Comunicación
(E)Principio de matricidad
(F) Principio de Inmediación
(G)Principio de la Unidad del
Analizar el sistema Sistema notarial acto
notarial en la en la legislación (H)Principio de Legalidad
legislación costarricense -Notario
costarricense -Requisitos para ser notario.
-Clases de notarios
(A)Notario Pleno
(B)Notario del Estado
(C)Notario Consular
(D)Notario que brinda servicio
al estado con sujeción de
empleo por un salario
(a)Notario de Planta
(b)Notarios de Excepción
(c)Notarios Externos
-Funciones del notario
-Obligaciones del notario
84

CUADRO 1

(Cont…)

Objetivos Categoría Sub- Unidades de Análisis


Específicos Categoría
Analizar el régimen de Régimen de la -Responsabilidad Civil
la responsabilidad civil responsabilida -Clasificación de la
notarial en Venezuela d civil notarial Responsabilidad Civil
en Venezuela. (A)Responsabilidad Civil
Contractual
(B)Responsabilidad Civil
Régimen jurídico de la responsabilidad civil notarial en Venezuela y Costa Rica Extracontractual
(C)Responsabilidad Civil Legal
-Elementos de la
Responsabilidad Civil
(A) Daño
(B) Culpa
(C) Incumplimiento
(D) Relación de Causalidad
- Sanciones para los notarios que
incurren en responsabilidad civil
Analizar el régimen de Régimen de la -Responsabilidad Civil.
la responsabilidad civil responsabilida -Clasificación de la
notarial en Costa Rica d civil notarial Responsabilidad Civil.
en Costa Rica (A)Responsabilidad Civil
Contractual.
(B)Responsabilidad Civil
Extracontractual.
-Elementos de la responsabilidad
civil.
(A)Daño
(B)Hecho generador del daño
(C)Nexo de causalidad.
(D)Imputabilidad del daño.
-Sanciones para los notarios que
incurren en responsabilidad civil.
Establecer las Semejanzas y
semejanzas y diferencias del
diferencias del régimen
régimen jurídico de la jurídico de la RESULTADOS
responsabilidad civil responsabilida
notarial entre d civil notarial
Venezuela y Costa en Venezuela
Rica y Costa Rica

FUENTE: BARBÓZA, BORREGALES, GUTIÉRREZ Y JELAMBI (2016).

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