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Sentencia nº 134 de Tribunal Supremo de Justicia - Sala Constitucional de 6


de Febrero de 2007

Fecha de Resolución: 6 de Febrero de 2007

Emisor: Sala Constitucional

Número de 06-0480
Expediente:

Ponente: Pedro Rafael Rondón


Haaz

Procedimiento: Acción de Amparo

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CONTENIDO
SALA CONSTITUCIONAL
Magistrado Ponente: P.R. RONDÓN HAAZ
Consta en autos que, el 20 de julio de 2005, la ciudadana M.S.F.D., titular de la cédula de identidad
nº 8.220.151, mediante la representación de la abogada A.M.C., con inscripción en el I.P.S.A. bajo
el nº 61.350, planteó, ante el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Protección del Niño
y el Adolescente de la Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui, pretensión de amparo
constitucional contra el fallo que expidió, el 14 de febrero de 2005, el Juzgado Segundo de Primera
Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario y Tránsito de la misma circunscripción judicial, para cuya
fundamentación denunció la violación a los derechos a la tutela judicial eficaz y al debido proceso
que acogieron los artículos 26 y 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
El 19 de agosto de 2005, el a quo admitió la demanda y ordenó las notificaciones correspondientes.
El 30 de agosto de 2005, se celebró la audiencia pública, con la presencia de la parte demandante y
el tercero interviniente, ciudadano M.B.R., titular de la cédula de identidad n° 1.193.523, con la
asistencia del abogado G.M., con inscripción en el I.P.S.A. bajo el n° 100.804.
El 25 de noviembre de 2005, el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Protección del
Niño y el Adolescente de la Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui juzgó improcedente la
pretensión de tutela constitucional. Posteriormente, el 29 del mismo mes y año, la parte actora se
dio por notificada de la decisión.
El 15 de diciembre de 2005, la representación judicial de la accionante apeló contra el veredicto del
primer grado de jurisdicción, el a quo oyó el recurso y ordenó la remisión del expediente el 28 de
marzo de 2006.
Luego de la recepción del expediente de la causa el 3 de abril de 2006, se dio cuenta en Sala por
auto del día 5 siguiente y se designó ponente al Magistrado P.R. Rondón Haaz.
El 28 de abril de 2006, la apoderada judicial de la apelante, abogada A.M., presentó escrito de
fundamentación de la apelación que fue incoada.
I
DE LA PRETENSIÓN DE LA PARTE ACTORA

1. La representación judicial de la peticionaria alegó:

1.1 Que “(su) representada es dueña de una parcela de terreno ubicada en el Paseo
Cumanagoto de la ciudad de Barcelona, Municipio B. delE.A., que dicha parcela mide
aproximadamente NOVECIENTOS METROS CUADRADOS (…) dicha parcela la obtuvo su
mandante por compra que le hiciera el ciudadano O.F., según documento debidamente
registrado bajo el N° 2, folios del 3 al 4, Protocolo Primero, Tomo 4 en la oficina Subalterna de
Registro del Distrito B. delE.A., de fecha 14 de enero de 1.993 (sic).”

1.2 Que el ciudadano M.B.R. invadió el referido lote de terreno y, por ello, fue interpuesto
interdicto restitutorio ante el Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, T.T.,
Agrario y Estabilidad Laboral de la Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui, el cual
declaró prescrita la acción.

1.3 Que su representada incoó demanda de reivindicación contra el ciudadano M.B.R. ante el
Juzgado Segundo del Municipio S.B. de la Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui. El 20
de septiembre de 2001, el juzgado en referencia declaró procedente la pretensión y “ordeno
(sic) la entrega del terreno”.
1.4 Que su contraparte apeló contra el fallo de primer grado de jurisdicción para ante el Juzgado
Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario y Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Estado Anzoátegui.

1.5 Que, el 14 de febrero de 2005, el ad quem declaró con lugar la apelación y juzgó
improcedente la pretensión de reivindicación.

1.6 Que, en el referido juicio de reivindicación, el ciudadano M.B.C. planteó las cuestiones
previas que acogen los ordinales 8° y 9° del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil –
cuestión prejudicial y cosa juzgada respectivamente- con fundamento en la existencia de la
sentencia que declaró sin lugar el interdicto restitutorio sobre la misma parcela.

1.7 Que “(…) el agraviante no valoro (sic) en modo (sic) la confesión judicial, en donde declaro
(sic) que la parcela objeto de la presente acción reivindicatoria (sic) es la misma parcela por la
cual lo demandaron (sic) en INTERDICTO RESTITUTORIO, que el ciudadano M.B.R., venía
poseyendo sin justo título (…)”.

2. Denunció:

2.1 Que “(…) el agraviante vulneró la garantía del debido proceso contenida en los
artículos 49, 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su
manifestación concreta del artículo 26 eiusdem”.

3. Pidió:
(...) la declaratoria favorable del amparo constitucional, en el sentido que le retrotraiga a la situación
jurídica antes del 14/02/05, oportunidad en la que se dictó decisión del Tribunal Segundo de Primera
Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Agrario de la Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui,
se anule dicha sentencia y se ordene al juez que resulte competente dictar nueva decisión

II

DE LA COMPETENCIA DE LA SALA Por cuanto, con fundamento en los artículos 266, cardinal


1, 335 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, 35 de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales y la Disposición Derogatoria, Transitoria y
Final, letra b), de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, esta Sala declaró su
competencia para el conocimiento de las apelaciones respecto de las sentencias que, en
materia de amparo constitucional, dicten los Juzgados Superiores de la República. Y por
cuanto, en el caso de autos, la apelación fue ejercida contra el veredicto que expidió, en materia
de amparo constitucional, el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Protección del
Niño y el Adolescente de la Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui, esta Sala se
pronuncia competente para la decisión del recurso en referencia. Así se decide.

III

DE LA SENTENCIA LESIVA
El fallo objeto de la demanda de autos declaró, en alzada, sin lugar la acción reivindicatoria que
intentó la hoy quejosa, con el siguiente razonamiento:
(…) una vez analizadas las actas procesales, de las mismas se desprende que el caso que nos ocupa si
bien es cierto que la parte actora trajo al juicio documento contentivo de venta celebrada entre la
ciudadana (demandante M.S.F.D. y el ciudadano O.F. la cual versa sobre una parcela de terreno de
Novecientos Metros (900 Mts2) (sic), comprendida bajo los siguientes linderos (…) y con el cual pretende
demostrar su derecho de propiedad sobre el inmueble objeto de esta acción cuya reivindicación se
pretende, siendo estas mismas características con las cuales describe el inmueble en el libelo de demanda
y manifestó que le fuera invadido por el demandado; no es menos cierto que el demandado en la
oportunidad de dar contestación al fondo negó y rechazó tal alegato señalando que el inmueble que él
posee no es el mismo al que se refiere dicha demanda y a los fines de su demostración promovió
oportunamente la prueba de Inspección Judicial, la cual como se evidencia en los folios 81 y 82 de este
expediente fue practicada por el Tribunal de la causa en fecha 25 de Enero de 1.996, y en la que se dejó
constancia del bien que posee el demandado tal y como fue solicitado, lo cual le permite a esta
Sentenciadora concluir que el inmueble identificado en el título de propiedad presentado como
fundamento de este juicio por el demandante, no se corresponde con el bien poseído por el demandado, el
cual fue objeto de Inspección Judicial en su oportunidad, otorgándole el Tribunal el valor probatorio que
de ella emana, evidenciándose que las medidas y linderos del bien descrito en el documento de propiedad
y el bien objeto de Inspección Judicial, no coinciden, es decir, no existe entre ambos la identidad que
exige nuestro ordenamiento jurídico.- Así se decide-

IV

DE LA SENTENCIA OBJETO DE APELACIÓN

El a quo declaró improcedente la pretensión de amparo, en los términos siguientes:


Del estudio de la sentencia delatada como violatoria de los derechos de la parte demandante, se
evidencia que durante el juicio de reivindicación, dicha parte promovió una inspección judicial para
probar la identidad de su propiedad con la que venía ocupando indebidamente el demandado, sin
embargo, el acto mediante el cual debía realizarse, fue declarado desierto y por otra parte, el accionado
habiendo promovido idéntica prueba, la hizo evacuar en los términos en que la había promovido.

Al respecto, es menester dejar consignado que la identidad de un lote de terreno que se pretenda
reivindicar, con aquel que se suponga poseído por el demandado, debe ser probada con la prueba idónea
y eficaz para llevarla a la convicción del sentenciador más allá de toda duda razonable y tal probanza es
la prueba de experticia, la cual debe ser realizada por personas que estén en posesión de los
conocimientos técnicos que indudablemente se precisan para establecer la ubicación geométrica y
geográfica de un predio, de acuerdo a las normas catastrales y coordenadas referenciales que se utilizan
en Venezuela para tales menesteres. En ningún caso puede un Juez, decidir que tal identidad existe
mediante la apreciación de una simple Inspección Judicial, ausente de tales requisitos y, aún cuando
hubiera sido realizada con el auxilio de un práctico, la naturaleza de la prueba no permite hacer, in situ,
las comprobaciones topográficas que se requerirían para establecer la ubicación exacta del predio.

Los derechos constitucionales de la accionante en amparo, no eran susceptibles de ser conculcados por
una decisión que declarara sin lugar la acción reivindicatoria en cuya secuela, la actora se abstuvo de
probar la identidad del predio de su propiedad con aquel de cuya posesión fue despojada injustamente, al
contrario, el Juez estaba en la ineludible obligación de declarar esa demanda sin lugar por ausencia de
uno de sus requisitos fundamentales. La prueba de identidad. La sentencia bajo estudio, dejó constancia
de la inexistencia de esa prueba e igualmente argumentó las razones de hecho y de derecho sobre las
cuales basó su decisión. Así se declara.

Por otra parte, en caso de que el sentenciador hubiese incurrido en error de juzgamiento al momento de
cumplir sus funciones, en la escogencia de la Ley aplicable, en su interpretación o en la apreciación de
los hechos que se le someten, además de las infracciones legales, sólo será materia a conocer en sede
constitucional, cuando constituyan a su vez infracción directa de un derecho constitucionalmente
garantizado y ese no es el caso.

Por último, en el presente caso, nos encontramos frente a una situación en la que el sentenciador de la
reivindicación, desestimó los alegatos de la actora por considerar que del contenido de las actas
procesales no se evidenciaba que la actora hubiera probado la identidad del inmueble que pretendía
reivindicar con la del ocupado por el demandado y al respecto, la Sala Constitucional tiene decidido que
el análisis de las pruebas efectuado por el Juez, forma parte de la autonomía e independencia que los
jueces tienen al decidir los conflictos, por lo cual, no le es dable a esta sede entrar a la revisión de la
valoración que hizo el Juez que sentenció la reivindicación al declarar sin lugar la acción, por lo cual la
presente acción resulta improcedente y así se declara

V DE LOS FUNDAMENTOS DE LA APELACIÓN La representación judicial de la apelante,


como razones fundantes del recurso de marras, alegó: 1. Que “(…) es un error de juzgamiento
en que incurre un órgano jurisdiccional cuando deja de valorar aquella prueba que resultaba
determinante o fundamental para la decisión de mérito, esto es, cuando de haber sido
examinada dicha prueba por el juzgador, la solución de la controversia habría tenido un sentido
distinto al establecido en la decisión de fondo en la que aquella no fue debidamente apreciada,
consagrados en el artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, por
error de juzgamiento imputable al órgano jurisdiccional accionado por la incorrecta aplicación de
la garantía procesal contenida en el artículo 509 del Código de Procedimiento Civil (…) el
ciudadano M.B.R., en la oportunidad de la contestación de la Acción Reivindicatoria, opuso
cuestiones previas, fundamentando las mismas en el hecho que (sic) la parcela que (su)
representada pretende reivindicar es la misma que fue objeto del interdicto restitutorio, que
fuera declarado sin lugar, por prescripción de la acción. Y bien conocido (sic) como es la
máxima en derecho procesal que establece que: ‘a confesión de parte, relevo de prueba’ y si la
ciudadana Juez, hubiese valorado esa confesión judicial, otra hubiera sido la conclusión a la
que hubiera llegado cuando sentencio (sic) la causa principal”.

2. Que “(s)i distinguimos entre la incorrecta aplicación de una norma, su omisión, o los errores
en su interpretación, que se refieren a su actividad y entendimiento, de la infracción de un
derecho o garantía constitucional. Estos no se ven- en principio- vulnerados, porque la norma
deja de aplicarse, se aplica mal o se interpreta erradamente. Estos vicios, por sí mismos, no
constituyen infracción constitucional alguna, y es del ámbito del juzgamiento de los jueces,
corregir los quebrantamientos señalados, los cuales pueden producir nulidades o ser
declarados sin lugar. Cuando estos vicios se refieren, como en el presente caso, a las normas
de instrumentación del derecho constitucional, errores estos que hicieron efectivamente
nugatoria la Constitución, de una manera concreta y diáfana. Es decir, que el derecho o
garantía constitucional, en la forma preceptuada en la Constitución, en dicha sentencia, quedo
(sic) desconocido” .
Finalmente, pidió:
(…) se declare con lugar, la presente apelación, en consecuencia, se declare procedente la presente
solicitud de amparo (…)

VI MOTIVACIÓN PARA LA DECISIÓN 1. El pronunciamiento objeto del recurso de autos fue


expedido por el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Protección del Niño y el
Adolescente de la Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui el 25 de noviembre de 2005;
la apelante se dio por notificada el 29 de noviembre de 2005, la apelación se interpuso el 15 de
diciembre del mismo año y la última de las notificaciones constó en autos el 24 de marzo de
2006. Así, el recurso de marras se oyó adecuadamente, así se declara.

El a quo consideró que la pretensión de la quejosa era improcedente por cuanto la valoración
que la jueza supuesta agraviante realizó del acervo probatorio forma parte de su autonomía de
juzgamiento y no es, por tanto, impugnable a través del amparo. No obstante, el juez analizó el
veredicto objeto de la pretensión constitucional y estimó que la prueba de inspección judicial
que promovieron las partes en el juicio de reivindicación no era idónea para la determinación de
la ubicación geográfica y dimensión del lote terreno, como sí era la prueba de experticia;
finalmente, concluyó que el pronunciamiento en referencia fue acertado, pues la pretensión
reivindicatoria no podía declararse con lugar porque la demandante no probó la identidad del
fundo en reclamación.

2. La representación judicial de la quejosa fundamentó la pretensión de tutela constitucional en la


supuesta conculcación de sus derechos a la defensa y al debido proceso porque el a quo no
apreció la supuesta confesión del demandado, quien opuso las cuestiones previas de los
ordinales 8° y 9° del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil y, que, en particular, en
relación con la cuestión referente a la cosa juzgada, arguyó que se había producido porque, en
juicio previo de interdicto restitutorio, se juzgó sobre la situación jurídica del mismo inmueble
sobre el cual recaía la pretensión de reivindicación.

Asimismo, argumentó que la prueba en referencia era fundamental para la decisión en cuanto a
la reivindicación que pretendía y que, por tanto, si se hubiese apreciado, el acto decisorio
hubiere sido sustancialmente diferente.

3. La Sala analizará si, en efecto, el supuesto agraviante silenció la prueba de confesión y, con
ello, violó derechos de la parte actora con rango constitucional.

La prueba de confesión ha sido objeto de estudio exhaustivo, tanto por la doctrina como por la
jurisprudencia. Para F.C., la confesión “(…) es un testimonio y, por eso, una declaración de
ciencia, desde luego no hay confesión sino cuando la parte declara alguna cosa como
verdadera (…) no cualquier testimonio de la parte es confesión, sino solamente aquel que narra
un quid contrario al interés de la misma parte (…)” (Sistema de Derecho Procesal Civil.
Traducido por Alcalá Zamora, N. y Sentís Melendo, S., del original en italiano. Unión Tipográfica
Editorial Hispano América, Buenos Aires, 1944, Pp. 482 y 483).
La Sala de Casación de Civil de este M.T. deJ. ha sostenido que la prueba de confesión
espontánea debe valorarse de forma obligatoria por el juez sólo cuando ha sido invocada por la
parte que pretende beneficiarse de ella, posición que ha sostenido desde 1993 (s.S.C. 3 de
marzo de 1993) y que ha ratificado en los fallos nos 400 de 30 de noviembre de 2000, 006 de
12 de noviembre de 2002 y 737 de 1° de diciembre de 2003, y que se ha resumido en el
siguiente extracto:
Sobre el deber del juez de analizar las confesiones espontáneas en que puedan incurrir las partes en
litigio, la Sala de Casación Civil, en sentencia de fecha 3 de marzo de 1993, sostuvo lo siguiente:

‘…Otro punto que debe ser aclarado en este fallo, está relacionado con las confesiones espontáneas que
una de las partes efectúe en cualquier estado y grado de la causa, fuera de los actos probatorios.

En estos casos, considera la Sala que el juez de oficio, no puede analizar cada una de las actas
procesales (cuaderno de medidas, incidencias, cuaderno separado, etc.), buscando confesiones
espontáneas de los litigantes, por cuanto su obligación de analizar el material probatorio se circunscribe
a las pruebas producidas, que no son otras que las promovidas y evacuadas por las partes, conforme a
los postulados del  artículo 509 del Código de Procedimiento Civil.

En el supuesto que el juez detecte y decida de oficio analizar una confesión, como medio probatorio que
es, tendría cabida el principio de la comunidad de la prueba, por constituir un medio, que si bien no tiene
consagrado en el Código oportunidad de promoción y evacuación, debido a su condición espontánea, sin
embargo, es un medio incorporado a los autos y como tal debe ser analizado y apreciado, conforme lo
pauta el artículo 509  del  Código de Procedimiento Civil.

Caso contrario, es decir, que el juez no la detecte y la silencie, tal situación no sería susceptible de
recurso alguno contra el fallo, ni puede atacarse con la alegación de vicio de silencio de prueba, ya que
la confesión judicial espontánea que nace en cualquier estado y grado de la causa, fuera del término
probatorio, al no ser de las pruebas producidas (promovidas) expresamente, no cae obligatoriamente
bajo el mandato del tantas veces citado artículo 509  del  Código de Procedimiento Civil, y
consecuencialmente no tiene el juez obligación de examinarla.

Por tales razones, la falta de examen del sentenciador, de las actuaciones extrañas a los medios
probatorios, en busca de confesiones de las partes, en nada vicia el fallo y mal puede configurar esa
ausencia de examen el vicio de silencio de prueba, ya que esas confesiones espontáneas ocurridas en
etapas distintas a las probatorias, no nacieron como productos de medios propuestos por los litigantes,
sobre las cuales sí debe el juez ejercer el análisis y valoración respectivo, por ser ellos invocados como
pruebas e incorporados a los autos.

En este caso citado de confesiones espontáneas, que pueden tener lugar en cualquier grado e instancia de
la causa, sí debe mantenerse la doctrina de la Sala, en cuanto a la necesaria invocación de la contraparte
del confesante, que quiere aprovecharse de tal declaración, caso en el cual el Juez estaría constreñido a
efectuar el examen respectivo, ya que se trata de un medio de prueba invocado por una de las partes,
sobre el cual se está pidiendo el análisis judicial…’.

(s.S.C. n° 400 de 30 de noviembre de 2000) (Subrayado y resaltado añadidos).

Asimismo, ese medio de prueba para su admisión, debe cumplir con ciertos requisitos o
extremos objetivos, que la jurisprudencia de la Sala de Casación Civil ha precisado, de la forma
siguiente:
En este sentido, la confesión puede ser judicial o extrajudicial, según se haga en juicio y a favor de la
parte contraria o fuera del juicio. También la confesión puede dividirse en espontánea o voluntaria y
provocada. La primera se hace por iniciativa del confesante, y la segunda a exigencia de la contraparte,
en respuesta obligada a los interrogatorios que se le formulan. También puede clasificarse como expresa
y tácita, esta última llamada confesión ficta; siendo la primera una declaración categórica por la cual se
reconoce un hecho controvertido.

No obstante lo anteriormente expuesto, la doctrina ha sido cónsona al sostener que aunque la confesión
se refiera a un hecho, no toda declaración de una parte debe juzgarse como una confesión, si en ella no
se revela el propósito de reconocer la verdad de las afirmaciones hechas por la contraria, en
consecuencia, la confesión debe existir por si misma, y no será lícito inferirla de los argumentos, alegatos
y defensas de los litigantes.

(…)

Sobre estos particulares la Sala estima, que no toda declaración implica una confesión, pues para que
ella exista se requiere que la misma verse sobre un hecho capaz de tener la suficiente juricidad como
para determinar el reconocimiento de un derecho a favor de quien se hace la confesión y la existencia de
una obligación en quien confiesa. En consecuencia, para que exista prueba de confesión de una parte en
determinado juicio, es absolutamente indispensable que la manifestación de la parte esté acompañada del
ánimo correspondiente, es decir, del propósito de confesar algún hecho o circunstancia en beneficio de la
otra parte.

(s.S.C.C. n° 347 de 2 de noviembre de 2001, resaltado añadido).

En el acto jurisdiccional supuestamente agraviante, el sentenciador examinó las pruebas que


fueron promovidas por las partes en el juicio de reivindicación. La demandante- pretensora de
tutela constitucional- promovió la prueba de inspección judicial sobre el lote de terreno objeto de
la controversia y una testimonial. Consta en autos que la demandante no le indicó
expresamente al juez supuesto agraviante la declaración de su contraparte que pretendía hacer
valer como confesión a su favor, de tal forma que el supuesto silencio en que incurrió la jueza a
cargo del Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario y Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui está, en principio, justificado en tanto que una
declaración incidental de alguna de las partes no puede tenerse como confesión, a menos que
el juez así lo observe, de conformidad con el artículo 509 del Código de Procedimiento Civil.

Ahora bien, la declaración que la accionante acusó como confesión del demandado en la
reivindicación fue la interposición de las cuestiones previas que establecen los ordinales 8° y 9°
del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil. Las cuestiones previas, como es indicativa
su denominación, son excepciones preliminares que promueve el demandado con anterioridad
a la contestación de la demanda, pues el contenido de aquéllas, en varios casos, se refiere a
posibles carencias en algunos presupuestos procesales que es necesario que sean subsanadas
antes de la decisión sobre el fondo del litigio.

No puede considerarse que el demandado que plantea cuestiones previas, por el solo hecho de
su planteamiento, haya confesado a favor de su contraparte, aunque sí es posible que en el
escrito de oposición de dichas cuestiones hubiese realizado alguna declaración incidental que
pudiere tenerse como una confesión espontánea. En el asunto sub examine, como se ha
referido supra, la pretendiente de tutela constitucional arguyó que la confesión que fue
silenciada se verificó por el simple planteamiento de las cuestiones previas de los ordinales 8° y
9° del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil y que, en particular, lo fue la declaración
de que, supuestamente, había ocurrido la cosa juzgada en el juicio de reivindicación, pues,
previamente se había juzgado prescrita la acción en una querella interdictal sobre el mismo lote
de terreno.

Al respecto, esta Sala observa, sin ánimo de valoración sobre el juzgamiento del fondo de la
pretensión de reivindicación, que la cuestión previa del ordinal 9° del artículo 346 del Código
Adjetivo Civil, fundada o no, no puede tenerse como una declaración que constituya una
confesión autónoma, por cuanto no es un hecho que represente el reconocimiento de un
derecho a la contraparte; al contrario, entraña el ejercicio de una de las defensas más radicales
que puede ejercerse por vía de la oposición de cuestiones previas. Tampoco, puede estimarse
como confesión espontánea el simple planteamiento de la cuestión previa del ordinal 8° del
artículo 346 eiusdem. Así se declara.

Sobre lo anterior, la Sala de Casación Civil ha asentado que:


En efecto, la confesión considerada como prueba es el testimonio que una de las partes hace contra sí
mismo, es decir, el reconocimiento que uno de los litigantes hace de la verdad de un hecho susceptible de
producir consecuencias jurídicas en su contra.

En una sentencia de vieja data (21 de junio de 1984, caso: Inversora Barrialito C.A. c/ F. Giudice) pero
apropiada al caso que se estudia, la Sala expresó que en muchas oportunidades las exposiciones de las
partes en el transcurso del proceso, y especialmente, las exposiciones que emiten para apoyar sus
defensas, no constituyen una ‘confesión como medio de prueba’, pues en estos casos lo que se trata es de
fijar el alcance y límite de la relación procesal.

Así, pues, el demandado en un juicio, el opositor en una querella interdictal o el ejecutado en el


procedimiento de ejecución de hipoteca, no comparecen como ‘confesantes’ sino para defenderse de las
pretensiones de sus contrapartes y tratar de enervarlas.

Dicho de otra manera, cuando las partes concurren al proceso y alegan ciertos hechos, no lo hacen con
‘animus confitendi’.

La ausencia del ‘animus confitendi’ en los alegatos rendidos por el demandado en su escrito de
contestación fue expresada en la doctrina de esta Sala de fecha 17 de noviembre de 1954, reseñada en la
sentencia antes aludida, en el sentido de que no toda declaración envuelve una confesión. Para que ella
exista, se requiere que verse sobre un hecho capaz de tener la juridicidad suficiente para determinar el
reconocimiento de un derecho a favor de quien se hace la confesión y la existencia de una obligación en
quien confiesa.

(s.S.C.C. n° 0794 de 3 de agosto de 2004, resaltado añadido).

Así las cosas, esta Sala juzga que la jueza supuesta agraviante no incurrió en el vicio de
silencio de pruebas, por cuanto no estaba obligada a la apreciación de la supuesta confesión
espontánea y más aún, la declaración a la que la quejosa aludió no constituyó una confesión ya
que se contrajo al señalamiento de que su contraparte ya había entablado otras acciones
judiciales con relación al mismo inmueble, pero no que éste fuese el mismo que él detenta; por
el contrario, en esa oportunidad insistió en que los linderos del terreno objeto de todas las
demandas del hoy quejoso y el que él posee son distintos. En conclusión, el acto decisorio que
se delató como lesivo no menoscabó los derechos constitucionales al debido proceso y a la
defensa de la accionante y, por ende, el recurso de marras es improcedente. Así se decide.

VII DECISIÓN

Por las razones que anteceden, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala Constitucional,
administrando justicia en nombre de la República por autoridad de la ley, declara SIN LUGAR el
recurso de apelación que ejerció la representación judicial de la ciudadana M.S.F.D.; y, en
consecuencia, CONFIRMA la sentencia que dictó, el 25 de noviembre de 2005, el Juzgado
Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Protección del Niño y el Adolescente de la
Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui, que declaró improcedente la pretensión de
amparo que incoó la referida ciudadana contra el fallo que expidió el Juzgado Segundo de
Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario y Tránsito de la Circunscripción judicial del
Estado Anzoátegui el 14 de febrero de 2005.

Publíquese y regístrese. Devuélvase el expediente.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitucional del Tribunal


Supremo de Justicia, en Caracas, a los 06 días del mes de febrero de dos mil siete. Años: 196º
de la Independencia y 147º de la Federación.

La Presidenta,

L.E.M. LAMUÑO

El Vicepresidente, J.E. CABRERA ROMERO Los Magistrados,

P.R. RONDÓN HAAZ

Ponente

F.A.C.L.

…/ …

M.T. DUGARTE PADRÓN

CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

A.D.J. DELGADO ROSALES

El Secretario,

J.L. REQUENA CABELLO

PRRH.sn.ar

Exp. 06-0480
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