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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SANTO DOMINGO (UASD)

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS


ESCUELA DE DERECHO

TESIS DE GRADO PARA OPTAR POR EL TÍTULO DE:


LICENCIADO EN DERECHO

TEMA DE INVESTIGACIÓN:
El INTERÉS CASACIONAL COMO LIMITE AL RECURSO DE CASACION EN LA
REPÚBLICA DOMINICANA, 2020- 2022.

SUSTENTANTES:
IVÁN RADHAMES LÓPEZ TAVERAS – 100427799
JESÚS RAMOS RAMOS – 100428071

ASESOR:

SANTO DOMINGO, DISTRITO NACIONAL


2023

1
Antecedentes

Sobre el recurso de casación en la República Dominicana, su naturaleza, su objeto, sus


características, su procedimiento y sus incidentes se han pronunciado diversas voces de
autoridad en el histórico jurídico de nuestro país.

Unos, como parte de un tratado relativo a los distintos aspectos del procedimiento civil,
conjunto liderado por referentes como Floirán Taváres (hijo), con su obra “Elementos de
derecho procesal civil dominicano”; o el doctor Artagnán Pérez Méndez con
“Procedimiento civil”.

Un segundo grupo puede ser conformado por los distintos juristas que se dieron a la tarea
de hacer publicar estudios enfocados en las distintas vías recursivas existentes en nuestra
legislación, así es el caso del destacado jurista Jottin Cury y su obra “Los recursos”; y el
magistrado Édynson Alarcon, actual juez presidente de la Cámara Civil y Comercial de la
Corte de Apelación del Distrito Nacional, a través de su obra “Los recursos del
procediimento civil”.

Y una tercera categoría –por orden descendente de especificidad–, puede formarse con los
autores que se han dedicado al estudio exclusivo del recurso de casación en República
Dominicana, como es el caso del autor Rafael Ciprián con su obra “Manual del Recurso de
Casación”; o el magistrado Napoleón Estévez, actual juez de la Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia, y su obra “La casación civil dominicana”.

Sin embargo, es la propia Suprema Corte de Justicia, a través de sus decisiones y distintos
métodos de difusión, quien se ha encargado –y continúa encargándose– de manera
sistemática del estudio y fundamentación doctrinal del recurso de casación en República
Dominicana, utilizando canales como la recopilación de sus decisiones en Boletines
Judiciales, la publicación anual de sus Principales Sentencias, y obras como “Memorias.
Primer Centenario del Recurso de Casación en la República Dominicana”.

Problema de investigación

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 Enunciación del problema

La entrada del efecto suspensivo del recurso de casación en 2008 suspuso un cambio
significativo en la práctica judicial de República Dominicana. Esta nueva caracterísitica
pudo haber propiciado, de alguna manera, una proliferación de instancias elevadas ante la
Suprema Corte de Justicia cuyo destino siempre fue evidentemente improcedente. Por su
parte, el sistema que le antecedió, y que fue restituido en los inicios del presente año 2023,
el no efecto suspensivo automático –salvo algunas excepciones–, trajo consigo sus propias
implicaciones.

Hoy, si bien tenemos voces de autoridad en apoyo de un sistema y de otro, y habiendo


decidido reestablecer el que originariamente había imperado, no existe certeza, al menos no
establecida en medios difundidos, sobre cuál es el impacto, o bien, cuáles son los posibles
efectos que se pueden decantar del establecimiento de un sistema o de otro en nuestro
ordenamiento jurídico, y de cómo estos efectos pueden afectar a los actores del aparato
judicial.

 Formulación del problema

¿Qué efectos produjo, tanto para las partes litigiosas como para la Suprema Corte de
Justicia, el carácter suspensivo del recurso de casación instaurado por la Ley núm. 491-08?

 Sistematización del problema

¿Cuáles vías recursivas gozan de un efecto suspensivo?


¿Cómo se instauró el efecto suspensivo del recurso de casación en República Dominicana?
¿Qué impacto tuvo este efecto suspensivo para los usuarios del sistema judicial?
¿Qué impacto tuvo este efecto suspensivo para la Corte de Casación?
¿Cuál sistema es preferible para la protección de los derechos del ciudadano, uno con
efecto suspensivo u otro sin efecto suspensivo?

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Justificación

Esta investigación parte de una aparente escasez en el panorama jurídico actual, de material
destinado a medir el impacto real del efecto suspensivo que fue otorgado al recurso de
casación en el año 2008. En concreto, lo que se hace necesario es una especie de despliegue
de las consecuencias, tanto positivas como negativas para los distintos actores, que puede
traer consigo –o que bien, trajo– la implementación de un procedimiento casacional en que
la efectividad de la sentencia impugnada pueda ser suspendida con la sola interposición del
recurso.

La necesidad de que exista este tipo de estudio radica en que sólo conociendo a ciencia
cierta cada uno de los escenarios que se presentaron como consecuencia de la modificación
de este aspecto en el texto que instituye el recurso de casación, se puede determinar la
conveniencia o no de su implementación. Este levantamiento, lejos de quedar obsoleto,
adquiere mayor interés con la reciente entrada en vigencia de la Ley núm. 2-23 sobre
recurso de casación, que introdujo cambios sustantivos y procedimentales a la casación en
República Dominicana. Este nuevo texto normativo identifica, en uno de sus
considerandos, al efecto no suspensivo del recurso de casación como una de las
características que debe preservarse, sin abundar sobre las razones por las que el legislador
ha llegado a esta conclusión.

Sólo cuando sean colocadas sobre el tapete las incidencias del efecto suspensivo instaurado
en el año 2008, pueden éstas ser colocadas sobre una balanza, contrarrestadas por las
incidencias provocadas por el no efecto suspensivo (sistema que imperó durante décadas y
hoy regresa al escenario), y de esa manera dotar de legitimidad al reciente cambio
legislativo.

Delimitación de la investigación

 Espacio

Esta investigación se circunscribe al territorio de la República Dominicana y su legislación.

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 Tiempo

El intervalo comprendido por la presente investigación inicia con la instauración del efecto
suspensivo del recurso de casación mediante la Ley núm. 491-08, en 2008, y se extiende
hasta 2022, último año en que estuvo vigente el referido texto legal.

 Universo

La investigación está dirigida a la comunidad jurídica en general. En términos normativos,


está enlazada con las leyes adjetivas atinentes al procedimiento civil, la legislación
correspondiente al recurso de casación en la República Dominicana, así como los textos
doctrinales y la jurisprudencia más reciente de la Suprema Corte de Justicia.

Objetivos

 Objetivo general

Identificar el interés casacional como limite al recurso de Casación en la República


Dominicana.

 Objetivos específicos

1. Analizar la naturaleza del recurso de casación como institución jurídica.

2. Identificar cuáles son los actores del sistema cuya práctica o ejercicio pueden verse
impactados por la existencia de un efecto suspensivo como consecuencia de la
interposición de un recurso de casación.

3. Identificar los posibles escenarios que pueden presentarse como consecuencias


positivas y negativas de la existencia de este efecto suspensivo para los diferentes
actores.

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Marco legal

La realización de la presente investigación de enmarca dentro de los textos normativos


siguientes:

 Constitución de la República Dominicana, proclamada el 13 de junio de 2015.

 Código Civil de la República Dominicana.

 Código de Procedimiento Civil de la República Dominicana.

 Ley núm. 834 de fecha 15 de julio de 1978, que abroga y modifica ciertas
disposiciones en materia de Procedimiento Civil.

 Ley núm. 3726 de fecha 29 de diciembre de 1953, sobre Procedimiento de


Casación.

 Ley núm. 491-08 de fecha 19 de diciembre de 2008, que modifica los artículos 5, 12
y 20 de la Ley núm. 3726 de 1953, sobre Procedimiento de Casación, modificada
por la Ley núm. 845 de 1978.

Tipo de investigación

Esta investigación tiene un carácter descriptivo, pues su propósito es identificar y


caracterizar los componentes principales del problema planteado. Serán examinados y
desglosados los elementos que conforman los distintos escenarios que resultan como
consecuencia de la existencia del carácter suspensivo del recurso de casación.

Estrategias metodológicas

 Métodos a utilizar.

La presente investigación se regirá por el método analítico, al descomponer en sus distintos


elementos y vertientes, tanto la figura jurídica del recurso de casación como los escenarios
que pueden presentarse como consecuencia de su implementación bajo los parámetros
establecidos por la Ley núm. 491-08, con el fin de determinar las distintas incidencias que a
partir de ello pueden surgir.
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 Fuentes de información.

Información primaria: Ley sustantiva, leyes adjetivas, reglamentos y jurisprudencia.

Información secundaria: doctrina e investigaciones realizadas por distintos autores sobre


temas directamente relacionados con el problema de investigación.

Introducción

Cinco décadas y un lustro habían transcurrido cuando fue promulgada, en el año 2008, una
modificación al primer texto legal dedicado a regular los distintos aspectos del recurso de
casación en la República Dominicana. En ella, además de aspectos relativos a plazos
perentorios, decisiones susceptibles de recurso y otras variaciones, se introdujo un elemento
novedoso que transformaría la dinámica del ejercicio de esta facultad y que, al pensar de
algunos juristas, incluso afectaría su naturaleza extraordinaria: el efecto suspensivo
atribuido al recurso de casación.

Apenas quince años más tarde, la legislación vuelve a cambiar, y uno de los puntos
neurálgicos de esta aparente renovación es el rescate del sistema que imperó durante los
cincuenta y cinco años precedentes a la primera modificación, el “no efecto suspensivo del
recurso de casación”, por otorgarle alguna denominación.

Tanto impactó el efecto suspensivo introducido en el año 2008, que no sólo introdujo un
debate acerca de las decisiones que la ley expresamente instituía como susceptibles de éste,
sino, que entre jueces, doctrinarios y demás juristas, ventiló el tópico de aquellas decisiones
que la ley no había enumerado de manera expresa y su aptitud para ser suspendidas por
efecto de un recurso.

Así, se erigió el efecto suspensivo como un elemento distintivo del recurso de casación
durante poco más de una década, creando una especie de disidencia frente a la idea de que

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la casación no constituye un tercer grado de jurisdicción pues, como veremos, si bien es
cierto que pudo resultar beneficioso para quien había resultado en desventaja producto de
una decisión provista de algún error de derecho; no menos cierto es que pudo haber sido la
motivación para que deudores recalcitrantes utilicen este recurso como un trámite rutinario
tendente a retardar la solución definitiva del asunto, y así alargar el viacrucis del su
acreedor legítimo.
CAPÍTULO I: Los tipos de recursos a las decisiones en materia civil.

i. Base jurídica

Las vías recursivas en el proceso civil dominicano tienen su base jurídica principalmente en
el Código Civil dominicano. Subsidiariamente, todo lo relativo a la manera en que se
ejercen estos recursos está recogido en la normativa que, en consonancia, rige el
procedimiento civil de la Republica Dominicana, principalmente el Código de
Procedimiento Civil.

Bien podríamos desglosar una serie de aspectos relativos a todos los recursos instaurados
en el procedimiento civil dominicano, como son el recurso de apelación, el recurso de
oposición, el recurso de revisión civil, o la tercería. Empero, el foco del presente apartado
se dirigirá hacia los tipos de recursos que se interponen contra las decisiones dictadas en
última instancia en nuestro país. A modo de recuento y contextualización, desarrollaremos
algunos precedentes de lo que hoy es el recurso de casación.

En el ámbito constitucional, el artículo 134 de la Constitución de 1844 encomendó a la


Suprema Corte de Justicia la tarea de examinar los recursos de nulidad contra las sentencias
dictadas en última instancia por los tribunales de apelación. El recurso de nulidad, que era
similar al recurso de casación actual, permitía a la Suprema Corte de Justicia revisar el
fondo del caso después de haber anulado la sentencia impugnada. La Ley orgánica para los
tribunales de 1845 confirmó que la Suprema Corte de Justicia era responsable de conocer
en última instancia los casos cuyas sentencias definitivas habían sido anuladas por la misma
corte, y de pronunciarse sobre el fondo del caso. El recurso de nulidad fue eliminado en la

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reforma constitucional de 1854, cuando también se suprimieron los tribunales de apelación
y se establecieron tribunales de primera instancia. La competencia de la Suprema Corte de
Justicia se redujo a conocer de los recursos de apelación promovidos contra las sentencias
de los tribunales de primera instancia, según el artículo 100-10ª. El recurso de casación fue
reintroducido en la reforma constitucional de 1908, cuando se decidió que la Suprema
Corte de Justicia tendría la competencia de conocer de los recursos de casación interpuestos
contra las sentencias en último recurso dictadas por las cortes de apelación y los tribunales
inferiores. La Ley de Organización Judicial y de Procedimiento de Casación de 1908 reguló
el procedimiento del recurso de casación en sus artículos 12 y siguientes.

La ley del 2 de junio de 1908 fue sustituida por la norma sobre procedimientos de casación
del 12 de abril de 1911, y esta última fue reemplazada por la actual ley de casación del 29
de diciembre de 1953. Desde 1908, la fórmula constitucional que otorga competencia a la
Suprema Corte de Justicia para conocer del recurso de casación ha cambiado ligeramente.
En lugar de especificar qué decisiones pueden ser apeladas a la Suprema Corte de Justicia
mediante el recurso de casación, las reformas constitucionales de 1934, 1942, 1947, 1955,
1963, 1966 y 1994 simplemente establecen que la Suprema Corte de Justicia conocerá "de
los recursos de casación de conformidad con la Ley". Por lo tanto, la cuestión de qué
sentencias son recurribles en casación es un asunto puramente legislativo, no
constitucional.
En la rama del recurso de apelación: La Suprema Corte de Justicia ha afirmado que la
apelación es un recurso ordinario que permite la modificación o anulación de una sentencia,
mediante el cual una de las partes que se considera perjudicada por dicha sentencia somete
el caso a la consideración de jueces de un nivel jerárquico superior.

La apelación es un recurso de derecho común, por lo tanto, cualquier persona interesada


puede recurrir a ella. Sin embargo, al no tener carácter constitucional, la ley puede
eliminarla en cualquier momento que lo considere adecuado.

La apelación busca lograr una aplicación más justa de la ley, ya que al ser revisado por
segunda vez, y ante jueces teóricamente más experimentados, se espera que el caso sea

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resuelto de manera más adecuada o, al menos, se reconozca que en la instancia anterior se
realizó una correcta aplicación del derecho.

A diferencia del recurso de oposición, la apelación no implica retractación, sino que es una
vía para solicitar modificaciones, debido a que es otro tribunal el encargado de conocer y
evaluar el recurso, mientras que en la oposición el recurso se presenta ante el mismo
tribunal que emitió la sentencia impugnada.
Como base jurídica del recurso de apelación y evolución El Código de Procedimiento Civil
incluye disposiciones sobre la apelación en su Libro 3, título único, que abarca desde el
artículo 443 hasta el artículo 473. La Ley 845 de 1978 introdujo modificaciones en los
artículos 443, 445, 449 y 450 de dicho código.

Estas reformas tienen como objetivo agilizar el procedimiento y prevenir tácticas dilatorias
innecesarias y perturbadoras.

La oposición según Pérez Méndez es una vía de recurso de derecho común y de


retractación, abierta al defectuante y por efecto de la cual el litigio vuelve al tribunal que ha
estatuido por primera vez.

La oposición es una vía de derecho común, al igual que la apelación. Eso quiere decir que
siempre está abierta a menos que un texto legal el cierre de modo expreso.

Es una vía de retractación, con lo cual se diferencia de la apelación, porque el litigio


permanece en el mismo tribunal que ha dictado la sentencia objeto del recurso de
oposición. La apelación, por el contrario, es vía de reformación de la cual conoce un
tribunal inmediatamente superior al que ha dictado la sentencia.

La tercería según la doctrina se define como una opción disponible para los terceros que
han sufrido o están en peligro de sufrir un perjuicio como resultado de una sentencia en la
que no fueron parte. Este recurso se basa en el principio legal de que ninguna persona

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puede ser condenada sin haber sido escuchada previamente o sin tener la oportunidad de
presentar sus defensas legalmente.

Es cierto que cuando una persona no ha sido parte en un caso o no ha sido representada
adecuadamente, está protegida por el principio de cosa juzgada. Las sentencias se aplican a
favor o en contra de quienes participaron en el caso como partes principales o
intervinientes. Por lo tanto, podría argumentarse que esta protección es suficiente y que el
recurso de tercería no es necesario.

Sin embargo, un análisis más profundo revela la utilidad de la tercería debido a situaciones
en las que existen relaciones jurídicas complejas y la cosa juzgada relativa puede dejar un
perjuicio para alguien que no estuvo involucrado en el caso. Un ejemplo de esto es cuando
se reconoce un derecho de paso en una propiedad en copropiedad, pero uno de los
copropietarios no fue parte en el caso. En esta situación, simplemente oponer la cosa
juzgada relativa no sería suficiente, ya que el derecho de paso se establecería en perjuicio
de quien no participó en el caso debido a la naturaleza indivisible del mismo.

Además, el recurso de tercería es necesario en casos en los que el perjuicio recae


directamente en el tercero. Si bien la oposición de la cosa juzgada relativa puede ser una
defensa, a veces se requiere una acción ofensiva para evitar que el perjuicio se materialice.

Es importante destacar que hay situaciones en las que una persona puede haber sido
representada de manera incorrecta durante el proceso judicial, incluso en fraude a sus
derechos. Por ejemplo, el Código Civil establece que los acreedores del esposo pueden
impugnar un fallo de separación de bienes si se ha llevado a cabo en perjuicio de sus
derechos o pueden intervenir en la demanda de separación de bienes para discutirla.

En resumen, la tercería es el recurso que permite a los terceros actuar después de que se
haya dictado la sentencia con el fin de evitar que les cause daño. Es evidente que el recurso
de tercería tiene un carácter reparador.

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Revisión civil El recurso de revisión civil es una vía extraordinaria y retractación que
permite solicitar a los jueces que modifiquen su decisión previa, argumentando que dicha
decisión se obtuvo debido a un error. En este recurso, se fundamenta la petición en el error
en el que pudo haber incurrido el tribunal como base para su interposición.

ii. Efecto de los recursos.

En general, en la República Dominicana, los recursos son mecanismos legales que permiten
a las partes involucradas en un proceso judicial solicitar una revisión de las decisiones
tomadas por los tribunales. Los recursos pueden tener diferentes efectos dependiendo del
tipo de recurso y de la etapa procesal en la que se interpongan. Algunos de los efectos más
comunes de los recursos en la República Dominicana son:

 Suspensión de la ejecución de la sentencia recurrida.


 Revisión de la sentencia recurrida para corregir errores de hecho o de derecho.
 Anulación de la sentencia recurrida y ordenamiento de un nuevo juicio.
 Confirmación de la sentencia recurrida.
 Modificación de la sentencia recurrida.
 Agotamiento de la vía judicial y posibilidad de recurrir a instancias internacionales.

Es importante destacar que los efectos de los recursos pueden variar en función de la
naturaleza y la complejidad de cada caso en particular.

iii. Calidad para recurrir.

Las personas que hayan participado en el juicio y tengan un interés en el resultado pueden
presentar un recurso de casación. Esta regla se deriva del principio general que establece
que los recursos procesales, con excepción de la tercería, solo pueden ser presentados por

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las personas que formaron parte del proceso que finalizó con la sentencia impugnada,
articulo 4.

El Ministerio Público tiene la capacidad de presentar un recurso de casación en los casos en


los que actúa como parte principal por disposición legal o como parte adjunta en asuntos
que afectan al orden público, ante el tribunal que emitió la sentencia.

En el artículo 64 de la ley sobre procedimiento de casación se escribe sobre el recuro por


exceso de poder, el Procurador General de la República puede recurrir también en casación,
contra toda sentencia viciada de exceso de poder, antes de vencidos los plazos de la ley
para que las partes interesadas hagan uso de sus derechos, o dentro del año de dictado el
fallo.

iv. Tribunales competentes.

De acuerdo con el artículo 154, numeral 2 de la Constitución de la República, la


competencia para conocer los recursos de casación se encuentra únicamente en manos de la
Suprema Corte de Justicia.

La Suprema Corte de Justicia, cuando actúa como Corte de Casación, se encuentra dividida
en las salas siguientes:

1) La Primera Sala, que conoce de los recursos de casación en materia civil y


comercial, interpuestos por primera vez sobre cualquier punto de derecho.

2) La Segunda Sala, que conoce de los recursos de casación en materia penal,


interpuestos por primera vez sobre cualquier punto de derecho.

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3) La Tercera Sala, que conoce de los recursos de casación en materia laboral,
inmobiliaria, contencioso administrativa y contencioso tributaria, interpuestos por
primera vez sobre cualquier punto de derecho.

4) Las Salas Reunidas, que conoce en todas las materias de los segundos y
excepcionales terceros recursos de casación interpuestos, en un mismo proceso,
sobre un mismo punto de derecho ya juzgado por una de las salas, o sobre puntos
mixtos.

v. Plazos.

El plazo establecido para presentar el recurso de casación en casos civiles y comerciales es


de 30 días a partir de la notificación de la sentencia, según lo dispuesto por la ley. Si la
sentencia no ha sido notificada, la ley de casación no establece un tiempo específico para
presentar el recurso. Sin embargo, la ley 491-08 establece que el plazo de 30 días se cuenta
a partir de la notificación de la sentencia. Para presentar el recurso, se requiere un memorial
escrito firmado por un abogado.

Anteriormente, el plazo para presentar el recurso de casación se expresaba en meses y se


calculaba de fecha a fecha. Sin embargo, la ley 491-08 modifico este plazo y ahora se fija
en 30 días a partir de la notificación de la sentencia. Antes, este plazo no incluía los días
festivos ni de fin de semana, pero con la nueva ley, los 30 días comienzan a contar a partir
de la notificación de la sentencia, incluyendo días festivos y de fin de semana. Si el plazo
vence en un día festivo o fin de semana, se entiende que se debe extender hasta el primer
día hábil siguiente.

Aumento en razon de la distancia:

El plazo regular de 30 días para presentar el recurso de casación puede aumentarse en caso
de que la parte recurrente se encuentre a una distancia considerable de la corte de apelación.
Además, todos los plazos establecidos en la ley de casación son considerados días hábiles,

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y si el último día del plazo es feriado, se prorrogará hasta el siguiente día hábil. Los plazos
se contarán según el calendario gregoriano, y los plazos establecidos por la ley de casación
y el término de distancia se calcularán de la misma manera que los plazos establecidos por
otras leyes de procedimiento.

CAPÍTULO II: El recurso de casación en materia civil.

i. Aspectos generales.

El recurso de casación adquiere una dinámica distintiva respecto de los anteriores grados de
jurisdicción en cuanto a lo que es juzgado. Mientras en primera instancia y en grado de
apelación el proceso abarca todas las cuestiones de hecho y de derecho propias del caso en
cuestión, y en estos, el juez tiene la facultad y la tarea de rendir distintos tipos de decisiones
en procura de la debida instrucción del debate; en cambio, el proceso en casación no se
centra en el litigio, sino, que se realiza de cara a la sentencia intervenida.

El recurso de casación es una vía de recurso extraordinaria, pues se puede interponer solo
en aquellos casos en que la ley expresamente lo permita 1. En palabras del jurista francés
Jacques Boré, el recurso de casación es “(…) una vía de recurso extraordinaria, que tiene
por objeto hacer anular por la Corte de Casación, las sentencias o fallos en última
instancia, rendidos en violación de la regla de derecho (…)” 2, de lo cual se infiere que el
objetivo del recurso de casación no es otro que la declaratoria de irregularidad de la
1
PÉREZ MÉNDEZ, Artagnán. Procedimiento Civil. Tomo I, 1996, p. 273.
2
BORÉ, Jacques. La cassation en matiere civile. Sirey 1998, p. 101.

15
decisión jurisdiccional atacada por el recurrente. En la misma línea se han pronunciado
reconocidos autores en suelo nacional, como el Dr. Jottin Cury, quien hizo alusión a la
participación del ministerio público en ciertos casos3.

Por su parte, la doctrina dominicana nos acerca definiciones como la del maestro Froilán
Taváres hijo, quien sostiene: “(…) la casación es el recurso extraordinario mediante el
cual se obtiene de la Suprema Corte de Justicia la anulación de las sentencias en última o
en única instancia dictadas en violación de la ley (…)”4.

Asimismo, juristas como el magistrado Napoleón Estévez, exponen que el papel de la


Suprema Corte de Justicia, en funciones de Corte de Casación –atribución que será tratada
más adelante–, se limita a anular (o no, al rechazar el recurso) la sentencia atacada, sin
sustituirla con una propia emanada de esta Alta Corte. Por lo general, esta labor consiste en
enviar a las partes hacia otro órgano jurisdiccional del mismo grado y competencia que
aquel del cual proviene la decisión impugnada, con el fin de que el asunto sea nuevamente
conocido5.

De la comparación de fuentes nacionales y extranjeras se pueden extraer elementos


comunes –en su mayoría, lo son–, sin embargo, existe una precisión que se hace necesaria
pues, al margen de la identificación del órgano al que le sea atribuida la competencia,
guarda relación con los marcos que delimitan un recurso de casación. Mientras la doctrina
francesa establece la violación a una regla de derecho como el parámetro que la Corte de
Casación utilizará para decidir si la sentencia intervenida debe ser anulada o no, en el
marco nacional este indicador se contrae, modificando el factor regla de derecho por
violación a la ley.

La propia Ley núm. 3726, que regula el procedimiento de casación en la República


Dominicana, remarca esta distinción cuando en su primer artículo establece que: “Art. 1.-
La Suprema Corte de Justicia decide como Corte de Casación si la Ley ha sido bien o mal

3
CURY, Jottin. Los Recursos, 1976, p. 110.
4
TAVÁRES HIJO, Froilán. Elementos de Derecho Procesal Civil Dominicano. Los recursos. Vol. III. 1996, p. 149.
5
ESTÉVEZ LAVANDIER, Napoleón. La Casación Civil dominicana. 2010, p. 35.

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aplicada en los fallos en última o única instancia pronunciados por los tribunales del
orden judicial. Admite o desestima los medios en que se basa el recurso, pero sin conocer
en ningún caso del fondo del asunto.” (Las negritas son nuestras)

En este sentido, a estas conceptualizaciones no escapa la jurisprudencia de nuestras Altas


Cortes, iniciando por el Tribunal Constitucional de la República Dominicana, quien se ha
pronunciado sobre la naturaleza del recurso de casación en distintas ocasiones, y al respecto
ha establecido:

“(...) está concebido como un recurso extraordinario mediante el cual la Suprema


Corte de Justicia examina si la ley ha sido bien o mal aplicada en los fallos en última
o única instancia pronunciados por los tribunales ordinarios; se trata del ejercicio de
su facultad como órgano de control de la constitucionalidad y legalidad de las
sentencias sometidas a su revisión y decisión. Si la Suprema Corte de Justicia, actuando
como corte de casación comprueba una incorrecta aplicación del derecho o una
violación constitucional, procede a casar la sentencia recurrida; en caso contrario, si se
verifica la correcta aplicación del derecho y de la Constitución, confirma la sentencia
recurrida (…)”6. (Las negritas son nuestras)

Y ha reiterado:

“10.7. Es importante enfatizar que, si bien las Salas de la Suprema Corte de Justicia y
el Pleno de la misma deben, en atribuciones de casación, velar para que los tribunales
que conocen del fondo del conflicto valoren las pruebas y respondan los alegatos
presentados por las partes, también es cierto que no pueden cuestionar las indicadas
valoraciones, porque solo a ellos corresponde conocer los hechos de la causa. La
casación es, como se sabe, un recurso especial, en el cual la Sala de la Suprema Corte
de Justicia, o el Pleno de ésta, se limitan a determinar si el derecho fue bien
interpretado y aplicado. De manera que no conoce de los hechos invocados ni de las
pruebas aportadas por las partes. De lo anterior resulta que el tribunal que conoce del

6
Sentencia TC/0102/14, p. 17.

17
recurso de casación no puede cuestionar la valoración de la prueba que hagan los
jueces que conocen del fondo del caso, porque si lo hicieren violarían los límites de sus
atribuciones.”7. (Las negritas son nuestras)

La misma Suprema Corte de Justicia, órgano al que constitucionalmente se le ha otorgado


la competencia exclusiva de los recursos de casación, fungiendo como Corte de Casación,
se ha referido en numerosas ocasiones al espectro que abarca este tipo de recurso, de las
cuales nos permitimos transcribir, a manera referencia, solo algunos fallos relativamente
recientes, con el objetivo de no sobreabundar. Particularmente, referiremos sentencias
dictadas por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia, encargada de conocer asuntos
en materia civil y comercial, o bien por las Salas Reunidas de la Suprema Corte de Justicia:

“Considerando, que por el segundo, esto es, por el recurso extraordinario se debe
entender, siguiendo el clásico criterio doctrinal y jurisprudencial, aquel que no puede
ser ejercido sino en los casos expresamente permitidos por la ley, se incluyen dentro de
éstos los que solo se admiten contra determinada sentencias y por causas y motivos
tasados; en consecuencia, el tribunal o Corte apoderada de estos tipos de recursos sólo
deben pronunciarse sobre la procedencia o improcedencia de esos motivos concretos,
de esa definición se infiere que la casación es el recurso extraordinario tipo;”8

“Considerando: que en efecto, ha sido juzgado que no se puede hacer valer ante la
Suprema Corte de Justicia en funciones de Corte de Casación, ningún medio que no
haya sido expresa o implícitamente propuesto en sus conclusiones por la parte que lo
invoca al tribunal del cual proviene la decisión atacada, salvo aquellos casos que
interesen al orden público, que pueden ser suscitados de oficio;”9

“(…) ha sido juzgado que las conclusiones de las partes son las que fijan la extensión
del proceso y limitan por tanto el poder de decisión del juez o los jueces apoderados y el
alcance de la sentencia; que la Suprema Corte de Justicia no es un tercer grado de

7
Sentencia TC/0617/16, p. 16.
8
Suprema Corte de Justicia. Principales sentencias del año 2012. Vol. I, p. 376.
9
Suprema Corte de Justicia. Principales sentencias del año 2015, p. 391.

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jurisdiccón y, por consiguiente, no juzga los procesos ni los hechos, sino las sentencais
y el derecho, es decir, a la Corte Suprema, como Corte de Casación, le está prohibido
por el artículo 1ro. de la Ley No. 3726 de 1963, antes señalado, conocer del fondo del
asunto; que “revocar” o “confirmar” una sentencia, así como fijar montos, son
cuestiones que implican el conocimiento y solución de lo principal del asunto, que
corresponde examinar y dirimir sólo a los jueces del fondo (…)”10

La naturaleza extraordinaria de este recurso viene dada, en parte, porque el proceso no es


llevado nuevamente a los jueces para que evalúen todas sus circunstancias, sino, que les son
llevados aspectos que se refieren a la forma en que fue resuelto el proceso mediante la
decisión atacada. No se producen nuevas pruebas, ni se modifican o amplían los
fundamentos jurídicos de cada parte; la Corte se limita a evaluar el fallo impugnado, sin
ordenar medidas de instrucción, ni pronunciar condenaciones.

ii. El procedimiento de casación en materia civil en República Dominicana.

El procedimiento de casación no se encuentra en el Código de Procedimiento Civil, como


ocurre con los demás recursos, sino que viene dado por una legislación especial, la Ley
número 3726 sobre procedimiento de casación, promulgada en fecha 29 de diciembre de
1953. Esto así porque en nuestro sistema jurídico, el recurso de casación es introducido
expresamente por un mandato constitucional contenido en el artículo 154 de nuestra
Constitución Política, en cuyo numeral “2” se establece que el conocimiento de los recursos
de casación compete exclusivamente a la Suprema Corte de Justicia, de conformidad con la
ley.

Varias disposiciones de la Ley núm. 3726 antes descrita fueron posteriormente


modificados, específicamente sus artículos 5, 12 y 20, por la Ley número 491-08
promulgada en fecha 19 de diciembre de 2008, cuyos aspectos fundamentales serán
debidamente detallados en los apartados siguientes.

10
Cas. Civ. núm. 12, 20 oct. 2004, B. J. 1127, pp. 251-256.

19
iii. Sentencias susceptibles de recurso de casación en materia civil.

El artículo 1 de la Ley núm. 3726 establece que: “Art. 1.- La Suprema Corte de Justicia
decide como Corte de Casación si la Ley ha sido bien o mal aplicada en los fallos en
última o única instancia pronunciados por los tribunales del orden judicial. Admite o
desestima los medios en que se basa el recurso, pero sin conocer en ningún caso del fondo
del asunto.” (Las negritas son nuestras).

Como recurso extraordinario, su interposición depende de que la decisión atacada no pueda


serlo por ninguna vía de retractación (oposición o revisión civil) o de reformación
(apelación o le contredit).

Parafraseando al magistrado Napoleón Estévez, juez titular de la Sala Civil de la Suprema


Corte de Justicia, este fallo se considerará dictado en última instancia cuando el asunto
sujeto al doble grado de jurisdicción haya sido resuelto por la jurisdicción que constituya su
segundo grado; y en única instancia, cuando el tribunal haya resuelto sobre un asunto que
no sea halle beneficiado por el doble grado de jurisdicción, ya sea por su cuantía 11, o por
determinación de la ley12.

Estas decisiones, rendidas por la jurisdicción que constituye su segundo grado, o aquellas
rendidas en única instancia, no necesariamente deben haber resuelto el asunto en su
totalidad para ser suceptibles de un recurso de casación. De hecho, pueden referirse a una

11
P. ej.: los casos referidos por el artículo 1 del Código de Procedimiento Civil (modificado por la Ley núm.
38-98): el cual establece: “Los jueces de paz conocen todas las acciones puramente personales o mobiliarias,
en única instancia, tanto en materia civil como comercial, hasta la concurrencia de la suma de tres mil pesos,
y con cargo a apelación hasta el valor de veinte mil pesos”.

12
P. ej.: las sentencias emitidas por el juez de amparo, a la luz del artículo 29 de la Ley núm. 437-06, que
establece el Recurso de Amparo: “La sentencia emitida por el juez de amparo no será susceptible de ser
impugnada mediante ningún recurso ordinario o extraordinario, salvo la tercería o la casación, en cuyo caso
habrá de proceder con arreglo a lo que establece el derecho común.”

20
solución parcial de la cuestión, o a una excepción del procedimiento, o a un medio de
inadmisión, o a cualquier incidente que tenga como fin el cierre de la instancia.

Sobre el particular, el Nuevo Código de Procedimiento Civil francés establece que:

“Art. 606. Las sentencias en última instancia que resuelven en su dispositivo una parte del
principal y ordenan una medida de instrucción o una medida provisional pueden ser
atacadas mediante un recurso de casación como las sentencais que resuelven en última
instancia todo lo principal”.

Vale acotar, que existen situaciones en que el juez que ha rendido la decisión impuganda le
otorga una calificación errónea, ya sea denominándola de primera instancia cuando el
asunto no puede recorrer más instancias por efecto de la ley (como el caso referido
anteriormente). Entendemos que esta calificación no ata de manos a la Corte de Casación
obligándola a aceptar la denominación otorgada por el juez a-quo, esto, haciendo un
paralelismo con el racional detrás de las disposiciones del artículo 453 del Código de
Procedimiento Civil, que trata de la apelación:

“Art. 453.- No obsta para la apelación de una sentencia, la calificación en última instancia
dada por los jueces que no tengan facultad sino para resolver el pleito en primera
instancia; más no será admisible la apelación interpuesta en pleito que no pudiese correr
más de una instancia, aun cuando los jueces que dictaren el fallo omitieren calificarlo, o
aun cuando lo calificaren en primera instancia.”

Si esta calificación errónea no ata a los jueces de las Cortes de Apelación, mal haríamos en
interpretar que sí lo hacen en el caso de la Corte de Casación. No se trata de la
denominación que se le pueda otorgar o no en el cuerpo de la decisión rendida, sino, de la
categoría en que esta recae por efecto de la ley misma.

Un caso aparte representan las sentencias interlocutorias, aquellas que son pronunciadas por
un tribunal en el curso de un litigio, ordenando prueba, verificación o trámites de

21
sustanciación de la causa, prejuzgado el fondo del asunto, según el artículo 452 del Código
de Procedimiento Civil. Esta sentencia no es definitiva y, de primera mano, ello parecería
indicar que no puede ser recurrida sin antes haber elevado un recurso sobre el fondo del
asunto, como ocurre con las sentencias preparatorias, sin embargo, el recurso contra la
sentencia interlocutoria es posible antes de que intervenga sentencia definitiva.

El ejercicio que debe llevarse a cabo radica en identificar si se trata o no de una sentencia
interlocutoria. En este sentido, la Suprema Corte de Justicia ha juzgado sobre el carácter
interlocutorio que adquieren las decisiones, habilitándolas para ser objeto de un recurso de
casación, verbigracia: la sentencia por la cual un tribunal, después de descartar explicita o
implícitamente un medio de defensa, una excepción o un medio de inadmisión, y ordena a
la vez una medida de instrucción (Cas. Civ. Núm. 24, 24 abril 2022, B.J. 1097, pp. 281-
288). O la sentencia que ordena una medida de instrucción encaminada a la prueba de
hechos precisos cuyo establecimiento puede resultar favorable a una de las partes, es
interlocutoria, puesto que prejuzga el fondo13.

Otras particularidades se pueden señalar sobre las sentencias pronunciadas en defecto, que
también pueden ser recurridas en casación. En el caso de estas, el recurso puede ser
interpuesto aún cuando no se haya ejercido el recurso de oposición, siempre y cuando el
plazo para interponerlo haya vencido14. En todo caso, la sentencia habrá adquirido el
carácter definitivo por haber vencido el plazo para intentar la oposición.

Esta regla tiene su excepción, y la encontramos en esos escenarios en que, aunque la


sentencia haya sido pronunciada en defecto, se reputa contradictoria por efecto de la ley, y
el recurso a interponerse contra esta no es el de oposición, sino que debe ser atacada por la
vía de la apelación15. Así, el recurso de casación podrá interponerse contra la sentencia que
resulte de la instrucción y conocimiento de la causa en grado de apelación.
13
ESTÉVEZ LAVANDIER, Napoleón. La Casación Civil dominicana. 2010, p. 135.
14
Ver artículo 5 de la Ley núm. 491-08, que modifica del 19 de diciembre de 2008, que modifica los artículos
5, 12 y 20, de la Ley No. 3726 del 1953, sobre Procedimiento de Casación

15
P. ej.: las sentencias pronunciadas en defecto por falta de comparecencia del demandado a pesar de haber
sido debidamente citado para tales fines, a la luz del artículo 19 del Código de Procedimiento Civil,
modificado por la Ley núm. 845 del 15 de julio de 1978.

22
En último lugar tendríamos a aquellas sentencias que resultan recurribles en casación por
indicación expresa de leyes especiales. En este categoría tenemos:

a. Las sentencias de la Corte de Apelación en razón de un recurso de apelación contra


una resolución del Director General de la Oficina Nacional de la Propiedad
Industrial (artículo 158 de la Ley núm. 20-00 sobre Propiedad Industrial).

b. Las sentencias de la Corte de Apelación en razón de un recurso de apelación contra


un laudo arbitral (artículo 40, numeral 4 de la Ley núm. 489-08 sobre Arbitraje
Comercial).

c. Las sentencias dictadas por el Tribunal de Confiscaciones en materia civil (artículo


23 de la Ley núm. 5924 de 1962).

d. Las sentencias pronunciadas en única instancia por el Juez de Primera Instancia, en


razón de una solicitud de expropiación dirigida por el Estado, las Comunes o el
Distrito de Santo Domingo (artículo 12 de la Ley núm. 344 de 1943).

e. Las sentencias dictadas por el juez de amparo (artículo 29 de la Ley núm. 437-06
que establece el Recurso de Amparo).

De la misma manera, el legislador especifica dentro del texto de la Ley núm. 3726 sobre
Procedimiento de Casación, modificado por la Ley núm. 491-08, casos en que no podrá
intentarse el recurso de casación:

“Art. 5 (…) No podrá interponerse el recurso de casación, sin perjuicio de otras


disposiciones legales que lo excluyen, contra:

23
a) Las sentencias preparatorias ni las que dispongan medidas conservatorias o
cautelares, sino conjuntamente con la sentencia definitiva, pero la ejecución de
aquéllas, aunque fuere voluntaria, no es oponible como medio de inadmisión;

b) Las sentencias a que se refiere el Artículo 730 (modificado por la Ley No.764, del
20 de diciembre de 1944), del Código de Procedimiento Civil;

c) Las sentencias que contengan condenaciones que no excedan la cuantía de


doscientos (200) salarios mínimos del más alto establecido para el sector privado,
vigente al momento en que se interponga el recurso. Si no se ha fijado en la
demanda el monto de la misma, pero existen elementos suficientes para
determinarlo, se admitirá el recurso si excediese el monto antes señalado”.

iv. Plazos y jurisdicción competente.

La competencia exclusiva para conocer de todos los recursos de casación en materia civil,
así como en las demás, viene dada a la Suprema Corte de Justicia por mandato
constitucional. Nuestra Constitución, cuando trata las atribuciones de la Suprema Corte de
Justicia en su artículo 154, numeral 2, establece que: “Artículo 154.- Atribuciones.
Corresponde exclusivamente a la Suprema Corte de Justicia, sin perjuicio de las demás
atribuciones que le confiere la ley: (…) 2) Conocer de los recursos de casación de
conformidad con la ley;”.

Luego, siguiendo un orden jerárquico, el artículo 1 de la Ley núm. 3726 sobre


Procedimiento de Casación indica el órgano al cual le corresponde actuar como Corte de
Casación, llevando implícita la idea de que para ello debe mediar un recurso: “Art. 1.- La
Suprema Corte de Justicia decide como Corte de Casación si la Ley ha sido bien o mal
aplicada en los fallos en última o única instancia pronunciados por los tribunales del
orden judicial. Admite o desestima los medios en que se basa el recurso, pero sin conocer
en ningún caso del fondo del asunto.” (Las negritas son nuestras).

24
Esta Suprema Corte de Justicia se encuentra dividida en varias salas, igual por mandato
constitucional y legal16,17. De estas tres (3) salas, denominadas respectivamente Primera
Sala, Segunda Sala y Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia, quien tiene competencia
para conocer de los recursos de casación en materia civil y comercial es la Primera Sala 18.

En cuanto al plazo habilitado para la interposición de un recurso de casación en materia


civil no hace falta mayores abundaciones, basta con observar la primera parte del artículo 5
de la Ley núm. 491-08 del 19 de diciembre de 2008, que modifica los artículos 5, 12 y 20,
de la Ley No. 3726 del 1953, sobre Procedimiento de Casación:

“Art. 5.-En las materias civil, comercial, inmobiliaria, contencioso- administrativo y


contencioso-tributario, el recurso de casación se interpondrá mediante un memorial
suscrito por abogado, que contendrá todos los medios en que se funda, y que deberá ser
depositado en la Secretaría General de la Suprema Corte de Justicia, dentro del plazo de
treinta (30) días a partir de la notificación de la sentencia. (…)” (Las negritas son
nuestras).

Este plazo determinado por días, como constantemente indica la jurisprudencia de manera
categórica sobre los plazos prescritos por la ley de procedimiento civil, es franco. Por tanto,
no se computa ni el día de la notificación de la sentencia ni el día de vencimiento.
Asimismo, operarán los aumentos en razón de la distancia establecidos por los artículos 73
y 1033 del Código de Procedimiento Civil.

16
Ver artículo 152 de la Constitución de la República, proclamada en fecha 13 de junio de 2015.

17
Ver artículo 2 de la Ley núm. 25-91 Orgánica de la Suprema Corte de Justicia, mod. por Ley núm. 156-97,
del 10/07/97, G.O. 9959; modificado además por la Constitución de la República, proclamada el 26 de enero
de 2010.

18
Ver artículo 7 de la Ley núm. 25-91 Orgánica de la Suprema Corte de Justicia, mod. por Ley núm. 156-97,
del 10/07/97, G.O. 9959; modificado además por la Constitución de la República, proclamada el 26 de enero
de 2010

25
v. Apoderamiento del tribunal.

El procedimiento de la casación es escrito, aun en cuanto a los incidentes que puedan


presentarse19. De ahí que la manera de apoderar a la jurisdicción competente, en este caso,
la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia, es mediante la redacción y presentación de
un memorial consistente en un escrito donde el recurrente expone los medios en los cuales
fundamenta su recurso.

Nueva vez, debemos referirnos a la ley que regula este procedimiento, pues el mismo
artículo 5 de la Ley núm. 491-08 antes citado indica la manera en que debe ser presentado
el recurso, y debemos hacer referencia a ella por haber modificado todo el artículo, a pesar
de que el artículo 5 de la Ley núm. 3726 sobre Procedimiento de Casación ya estipulaba el
memorial como la manera de introducir el recurso y apoderar a la Suprema Corte de
Justicia.

Este escrito debe ser depositado en la Secretaría de la Suprema Corte de Justicia, debe estar
firmado por el abogado de la parte recurrente y, so pena de inadmisibilidad, debe estar
acompañado de una copia certificada de la sentencia que se impugna y los documentos que
soportan las pretensiones del recurrente. Esto último, señalado por el artículo referido en el
párrafo anterior:

“Art. 5.- (…). El memorial deberá ir acompañado de una copia certificada de la sentencia
que se impugna, a pena de inadmisibilidad, y de todos los documentos en que se apoya la
casación solicitada (…)” (Las negritas son nuestras)

Una vez apoderado el tribunal, deben cumplirse una serie de pasos con miras a que nuestra
Corte de Casación analice los méritos del recurso que le fue elevado. Después de
depositado el memorial de casación, el Presidente de la Suprema Corte de Justicia emitirá
un auto, con el cual autorizará al recurrente a emplazar a la parte recurrida. Este
emplazamiento debe notificarse en el término de treinta (30) días contados a partir de la
19
PÉREZ MÉNDEZ, Artagnán. Procedimiento Civil. Tomo I, 1996, p. 340.

26
fecha de emisión del auto, y se encabezará con una copia del memorial de casación y una
copia del auto del Presidente, so pena de nulidad. Por último, dentro de los quince (15) días
que sigan a la fecha de notificación, el original de este emplazamiento debe depositarse en
la Secretaría de la Suprema Corte de Justicia. Este procedimiento se encuentra detallado en
los artículos 6 y 7 de la Ley núm. 3726 sobre Procedimiento de Casación.

vi. Medios de casación en materia civil.

Hemos recalcado hasta este momento la imposibilidad de llevar nuevos elementos hasta la
Corte de Casación, salvo motivos de orden público, y nuevos argumentos en apoyo de las
causales presentadas. La Suprema Corte de Jusitica ha sido tan rigurosa con este aspecto,
que desde hace décadas viene desestimando motivos por no haber sido reiterados en grado
de apelación (B.J. 906, p. 508). Ahora, se hace necesario delimitar cuáles son los motivos
que sí pueden constituir causas de intervención de nuestra Suprema Corte de Justicia al
verse apoderada de un recurso de casación en materia civil.

Esta determinación de las causas que pueden aperturar el recurso de que se trata, es lo que
el legislador ha llamado “medios en que se basa el recurso”. Estos “medios” son una
categorización de los vicios que puede contener la sentencia impugnada.

La doctrina clásica francesa, expresada por Jacques Boré, engloba estos medios en dos
grandes grupos. El primero, los casos de apertura que sancionan un eror de Derecho, aquí
se encuentran las violaciones a las reglas de Derecho; incompetencia y exceso de poder;
violación a las formas procesales; contradicción de sentencias; pérdida del fundamento
jurídico o casación por vía de consecuencia; y la falta de estatuir. El segundo grupo, los
casos de apertura que sancionan vicios de motivación, aquí tenemos la falta de motivos;
falta de base legal y la desnaturalización de lo escrito20.
20
BORÉ, Jacques. La cassation en matiere civile. Sirey 1998, pp. 564-728.

27
En cuanto a los autores dominicanos, un estudio realizado por el Departamento de Ciencias
Jurídicas de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, publicado en su Revista
de Ciencias Jurídicas, extrae de las obras de los doctrinarios Froilán Tavares hijo, Jottin
Cury, Artagán Pérez Méndez y Rafael Tulio Pérez de León, nueve medios básicos:
violación de la Ley; violación de las formas sustanciales o prescritas a pena de nulidad;
exceso de poder; incompetencia; contradicción de sentencias (o contradicción de motivos);
falta de base legal o pérdida del fundamento jurídico; desnaturalización de los hechos;
apreciación irracional de una indemnización; y violación al derecho de defensa 21.

Otros medios han sido reconocidos por la propia Suprema Corte de Justicia por vía de
múltiples decisiones a lo largo de los años, entre los que podemos resaltar: errada
aplicación de un criterio jurisprudencial; falta de motivos suficientes y pernitentes; falta de
motivos sobre el monto de las indemnizaciones; desnaturalización de las declaraciones de
los testigos; desnaturalización de los elementos de la causa; motivos confusos; documentos
no ponderados que se traducen en una lesión al derecho de defensa22.

Existen fórmulas que ayudan a organizar estas causales basadas en distintos criterios, esto
con fines académicos. Por ejemplo, una manera de organizarlos toma en cuenta la
frecuencia con que se presentan, así, entre las más habituales tendremos: violación de la
ley; falta de base legal; falta de motivos; falta de respuesta a conclusiones;
desnaturalización de los hechos de la causa; desnaturalización de los escritos; violación al
derecho de defensa; e, indemnización irrazonable. Y entre las que menos se presentan
tenemos: omisión de estatuir; exceso de poder; incompetencia; contradicción de sentencias;
vicios de forma; pérdida de funamento jurídico; y, violación de una decisión del Tribunal
Constitucional. Así es el caso de la República Dominicana según un juez titular en
ejercicio de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia actual 23.

21
MORETA CASTILLO, Américo. Doctrina. Los medios de casación. Revista de ciencias jurídicas. Año VI.
Tercera Época. 1997. pp. 3-4.
22
Ibídem.
23
Ver ESTÉVEZ LAVANDIER, Napoleón. La Casación Civil dominicana. 2010, pp. 259 y 260.

28
Sin embargo, la enumeración que acabamos de hacer no es limitativa, de hecho, en el
propio país de origen de nuestra casación civil, Francia, el legislador no incluye en el texto
legal una enumeración de estos medios de manera deliberada, pues, hacerlo supondría fijar
de manera definitiva el control de la Corte de Casación, impidiéndole adaptar su control a
las necesidades del momento.

CAPÍTULO III: El efecto suspensivo del recurso de casación.

i. Efectos del recurso de casación previo a la modificación del año 2008.

La casación, antes de la modificación introducida por la Ley núm. 41-08, era un


procedimiento que no tenía efecto suspensivo ni devolutivo. No le fueron atribuidos desde
un primer momento entendiendo que no se trata de una vía de retractación ni de
reformación. Si lo vemos desde un punto de vista formal, sumándonos a las palabras del
magistrado Napoleón Estévez, la casación no constituye un tercer grado de jurisdicción, al
no juzgar los procesos ni los hechos24, por consiguiente, escapa al principio constitucional
del doble grado de jurisdicción.

Por su parte, y siguiendo la misma línea, Jottin Cury expresa: “El principio del doble grado
de jurisdicción, que tiene una carta de ciudadanía en la legislación de ltodos los países
civilizados de la tierra, impide que una contestación judicial sea conocida nuevamente por
un tercer tribunal. Se considera, y con sobradas razones, que el asunto deferido a dos
tribunales distintos es más que suficiente para que los hechos queden exhaustivamente
aclarados”25. Al no encontrarnos en el supuesto de un nuevo examen a los hechos o al
proceso mismo, en el recurso de casación no podemos esperar los mismos efectos que
detentan las vías que sí lo suponen.

Algunos juristas, como el caso del maestro Artagnán Pérez Méndez, justificaban la falta de
efecto suspensivo del recurso de casación sosteniendo que no es un recurso ordinario, como
24
ESTÉVEZ LAVANDIER, Napoleón. La Casación Civil dominicana. 2010, p. 37.
25
CURY, Jottin. Estudios críticos, p. 353.

29
la apelación, y como tal, no podría ostentar el efecto suspensivo respecto de la ejecución de
la sentencia salvo casos excepcionales indicados por la ley, como ocurría en materia de
divorcio26, según lo establecido por la parte in fine del artículo 12 de la Ley núm. 3726 de
1953, antes de su modificación.

Este mismo artículo 12 regía los supuestos en que la Suprema Corte de Justicia podía
ordenar la suspensión de la ejecución de la sentencia recurrida, pero no como una
consecuencia natural de la interposición del recurso de casación, sino, como una solicitud
paralela llevada a manos del tribunal por medio de una nueva demanda. Aspecto que será
tratado más adelante.

El recurso de casación, como ha sido indicado, tampoco produce el efecto devolutivo de los
hechos y el proceso. Esto se mantuvo aún después de la modificación del 2008, y se deduce
de los principios que hemos establecido: la Suprema Corte de Justicia, como Corte de
Casación, se limita a examinar las cuestiones de derecho contenidas en la decisión
recurrida. No juzga nuevamente los hechos, ni le son sometidos nuevos elementos
probatorios.

Cada uno de estos medios han sido ampliamente desarrollados por la doctrina y la
jurisprudencia, no obstante, para los fines que nos ocupan, nos es suficiente la enumeración
previamente realizada con fines ilustrativos para avanzar hacia el nodo de nuestra
disquisición.

ii. Efecto suspensivo introducido por la Ley número 491-08.

El dicicionario panhispánico del español jurídico define el efecto suspensivo como la


consecuencia de la interposición de determinados recursos o la iniciación de ciertos
expedientes consistente en que se suspende o paraliza la ejecución de la resolución
cuestionada mientras dure la tramitación del procedimiento 27. Por su parte, la Enciclopedia
26
PÉREZ MÉNDEZ, Artagnán. Procedimiento Civil. Tomo I, 1996, p. 339.

27
Página web: https://dpej.rae.es/lema/efecto-suspensivo

30
Jurídica lo define como el efecto que normalmente producen los recursos (en particular el
de apelación) de suspender los efectos y ejecución de la resolución o sentencia impugnada,
hasta tanto se expida el tribunal superior28.

Este efecto se produce con la sola interposición del recurso, bajo el entendido de que la
decisión atacada puede contener vicios que afecten su validez, y sería un sinsentido esperar
a que la sentencia del tribunal superior sea dictada, anulando, modificando o revocando la
decisión primera, para suspender los efectos de una decisión que pudo haber dejado de
existir, y que por demás, pudo haber sido ejecutada antes de ser anulada, modificada o
revocada.

Hasta la entrada en vigencia de la Ley número 491-08, en República Dominicana, la


interposición del recurso de casación no producía un efecto suspensivo respecto de la
sentencia impugnada en la generalidad de las materias, sino que existía un procedimiento
independiente del recurso que podía ser llevado a cabo por el recurrente con este único fin.

La modificación que introdujo la Ley núm. 491-08 en este sentido se manifiesta en el


cambio del artículo 12 de la Ley núm. 3726 sobre procedimiento de casación. Este artículo
12 establecía lo siguiente:

“Art. 12.- (Reformado por el artículo 8 de la Ley No. 845 de 1978). A solicitud del
recurrente en casación la Suprema Corte de Justicia puede ordenar que se suspenda la
ejecución de la sentencia impugnada, siempre que se le demuestre evidentemente que
de la ejecución pueden resultar graves perjuicios a dicho recurrente, en caso de que la
sentencia fuere definitivamente anulada.

La demanda en suspensión será interpuesta por instancia firmada por abogado, y que
el recurrente hará notificar a la parte recurrida. La notificación de la instancia
suspenderá provisionalmente la ejecución de la sentencia impugnada, hasta que la
Suprema Corte de Justicia resuelva acerca del pedimento. La parte demandada puede

28
Página web: http://www.enciclopedia-juridica.com/d/efecto-suspensivo/efecto-suspensivo.htm

31
impugnar la demanda en suspensión por escrito dirigido a la Suprema Corte de
Justicia dentro de los cinco días de la notificación de la instancia. Transcurrido este
plazo, la Suprema Corte de Justicia decidirá en Cámara de Consejo, sin asistencia de
abogados, si concede o no la suspensión. Cuando la demanda de suspensión fuere
desestimada, la parte recurrida podrá ejecutar la sentencia impugnada después de
obtener previamente del Secretario un certificado en que conste que la suspensión fue
denegada. Cuando la demanda fuere acogida la Suprema Corte de Justicia deberá
fijar por el mismo auto, la fianza en efectivo que prestará el recurrente para garantía
del recurrido la cual se hará mediante consignación en la Colecturía de Rentas
Internas de Santo Domingo. Esta fianza constituirá un privilegio especial en favor
exclusivamente del recurrido, hasta la concurrencia de su crédito. El Secretario de la
Corte no expedirá la copia certificada del auto de suspensión si no se le entrega el
correspondiente recibo de consignación. A falta de esta entrega dentro de los ocho
días subsiguientes a la fecha del auto éste perimirá de pleno derecho y la sentencia
podrá ser ejecutada por el recurrido.

En materia de divorcio, de separación de bienes, de nulidad de matrimonio, de


cancelación de hipoteca y de inscripción de falsedad, el recurso de casación es
suspensivo de pleno derecho, sin que sea necesaria la solicitud de suspensión.”

El efecto suspensivo del recurso de casación no es un elemento por completo novedoso


introducido en 2008, como vemos en la parte in fine del artículo citado, ya surtía este efecto
dentro de varios supuestos. Sin embargo, esto no era más que una excepción.

Para la mayoría de los casos, y por regla general, existía la demanda en suspensión, una
acción particular que debía ser llevada por recurrente al margen de su recurso de casación
ante la Suprema Corte de Justicia, cumpliendo el procedimiento que describía el artículo
recién transcrito.

A partir de la modificación de 2008 a la Ley sobre procedimiento de casación: “Art. 12.-El


recurso de casación es suspensivo de la ejecución de la decisión impugnada. Sin embargo,

32
las disposiciones del presente artículo, no son aplicables en materia de amparo y en
materia laboral”. Así, todos aquellos casos que no se beneficiaban del efecto suspensivo,
ahora sí lo harían, salvo las excepciones que el mismo artículo establece y, según algunos
autores, juristas y litigantes, otra que la ley no establece por quedar sobreentendido, el caso
de las decisiones provisionalmente ejecutorias por efecto de la norma 29, caso que trataremos
más adelante.

Aunque este nuevo artículo 12 no precisa que este efecto se activa por el sólo inicio del
plazo para la interposición del recurso, del artículo 113 de la Ley núm. 834 de 1978, se
extrae que debe ser de esta manera, al establecer: “Artículo 113. Tiene fuerza de cosa
juzgada la sentencia que no es susceptible de ningún recurso suspensivo de ejecución. La
sentencia susceptible de tal recurso adquiere la misma fuerza a la expiración del plazo
del recurso si este último no ha sido ejercido en el plazo.” (Las negritas son nuestras). Es
decir, que no habiendo culminado el plazo para la interposición de un recurso que tenga
efecto suspensivo de la decisión, esta no adquiere la autoridad de la cosa irrevocablemente
juzgada, por lo que, en principio, no es ejecutoria.

La introducción de este efecto suspensivo general no fue del todo pacífica. En palabras del
reconocido autor Reynaldo Ramos Morel, “(…) esto sería una involución, que contribuiría
a prolongar indebidamente los procesos, y fomentaría la interposición de recursos con
fines meramente dilatorios (…)”30. Criterio que es compartido incluso por jueces activos de
la Sala Civil de la Suprema Corte de Justicia, al entender que esto abre la puerta para que
deudores recalcitrantes tengan a su disposición una clase de “tercera instancia”, que preste
el tiempo necesario para insolventarse frente a su acreedor legítimo, poniendo en peligro la
seguridad del crédito, y desnaturalizando la esencia de la institución de la casación civil 31.

De hecho, de la lectura de los “Considerandos” de la Ley núm. 491-08, donde se


encuentran sus motivaciones y justificaciones, parecería ser que esto es precisamente uno

29
P. ej.: las decisiones del juez de los referimientos, por aplicación del artículo 105 de la Ley núm. 834 de
1978.
30
La Casación ante un panorama confuso. Memorias Primer Centenario del Recurso de Casación en la
República Dominicana, p. 157.
31
ESTÉVEZ LAVANDIER, Napoleón. La Casación Civil Dominicana, pp. 47-48.

33
de los problemas que la norma referida plantea solucionar, cuando leemos en el
“CONSIDERANDO TERCERO”: “Que, sin embargo, el recurso de casación ha venido
siendo utilizado por litigantes que no persiguen otro fin que el de retardar la solución de
los asuntos en perjuicio de otros que demandan mayor atención por la cuantía envuelta en
los mismos o por la importancia doctrinal del caso, que como la supresión o limitación del
recurso, en estos casos, tiene su fundamento en razones de interés público, en el deseo de
impedir que los procesos civiles que requieren la atención de la Suprema Corte de Justicia,
se extiendan y demoren más del tiempo señalado por la ley para su solución.”. (Las
negritas son nuestras)

Esta posición parte de una preocupación legítima, y es que un deudor recalcitrante siempre
puede benificiarse de esta suspensión automática para extender el estadío de incertidumbre
de su acreedor legítimo, por lo menos desde el momento en que inicia el plazo para
interponer el recurso, hasta que la Suprema Corte de Justicia conozca y decida sobre el
mismo. Ante esta situación, cualquier acreedor legítimo puede verse en la necesidad de
ceder por cansancio. Esto puede ocurrir incluso en el caso de sentencias declarativas o
constitutivas, ya que el beneficiario de la nueva situación jurídica creada por estas debe
esperar el mismo período por causa de un recurso tal vez injustificado.

Del otro lado tenemos la posibilidad de que la ejecución de una decisión dictada en última
instancia deba suspenderse por la presencia de algún posible vicio en ella que así lo
amerite. ¿Qué pasaría si, por ejemplo, una persona fuere objeto de un embargo ejecutivo
que utilizó como título una sentencia que luego sería anulada? Esto, en un primer vistazo,
parecería ser un contraargumento frente a la situación injusta que describimos en el párrafo
anterior; sin embargo, bien podemos plantear que el legislador ya había ofrecido la solución
a este problema cuando, en el artículo 12 de la Ley núm. 3726 introdujo la posibilidad,
mediante un procedimiento especial, de suspender la ejecución de una decisión a instancia
de la parte recurrente.

Bien podríamos establecer que antes de la modificación traída por la Ley núm. 491-08, el
recurrente al que se le intentara oponer como ejecutoria una sentencia que merecía ser

34
anulada, no se encontraba desprotegido. Ahora bien, para sustentar esto tendríamos que
conocer varios factores, como cuáles eran los aspectos que la Corte de Casasión tomaba en
consideración para suspender la ejecución de una sentencia previo a la modificación del
2008; ¿eran los mismos que fundamentaban la anulación de la sentencia?; incluso, habría
que examinar que tan efectiva u oportuna era la respuesta al requerimiento de suspensión
para determinar si era razonablemente factible continuar con este procedimiento.

El único requisito establecido por el artículo 12 antes referido para declarar la procedencia
de la demanda en suspensión de la ejecución de la sentencia recurrida, es que el
demandante pueda demostrar de manera fehaciente que la ejecución de dicha sentencia
puede provocar “graves perjuicios” en caso de que esta llegue a ser anulada. Es decir, que
en estos casos, para la Suprema Corte de Justicia poco debían importar los méritos o
dolencias que pudiera poseer la sentencia recurrida, pues eso sería evaluado llegado el
momento de analizar el recurso per se. El aspecto determinante era el posible “grave
perjuicio”.

La razón detrás del énfasis que hemos hecho, es nuestra intención de puntualizar la
aparente magnitud que debe alcanzar este perjuicio para ser tomado en cuenta por la Corte
de Casación según las indicaciones del legislador. No hay ley ni texto normativo que
establezca un baremo que distinga entre perjuicio grave y perjuicio leve, así que los jueces
deben hacer un razonamiento basados en la idea general que existe detrás de la figura de la
suspensión de la ejecución de una decisión jurisdiccional en materia civil, y según su
apreciación, determinar si el esta gravedad amerita o no la suspensión. Del texto se infiere
que de lo contrario, la demanda sería rechazada.

Esta “gravedad” va de la mano con la fianza en efectivo que debía prestar el recurrente para
garantía del recurrido en caso de ser admitida la suspensión. Esta debía ser consignada en la
Colecturía de Rentas Internas (hoy Dirección General de Impuestos Internos), y servía
como vale para que el secretario de la Corte expidiera la copia certificada del auto de
suspensión. Si el riesgo no fuera considerablemente alto, no habría motivo suficiente para
la gestión de una fianza.

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Si con el sistema actual, la suspensión automática, bien existe el riesgo de que el recurso
sea utilizado por deudores recalcitrantes como una táctica para vencer por cansancio a sus
acreedores legítimos; también supone un problema obligar a quien puede resultar acreedor
de un derecho, a iniciar un proceso paralelo en procura de suspender la ejecución de una
sentencia viciada. Recordemos que esta suspensión surtía sus efectos, al menos de manera
provisional, a partir de la notificación de la instancia que la procuraba, por disposición de la
ley.

Es decir, que existía un intervalo desde la notificación de la sentencia por parte del
erróneamente beneficiado, hasta la notificación de la instancia de suspensión por parte del
recurrente –luego de ser depositada en la Suprema Corte de Justicia–, en que este segundo
se encontraba desprotegido. En el peor escenario posible, aún así, perfectamente posible, el
litigante beneficiado por la sentencia viciada podía hacerla notificar en la última
oportunidad del día “x” (digamos, seis horas pasado meridiano), y hacerla ejecutar a la
primera oportunidad del día siguiente (digamos, ocho horas ante meridano), y así, no habría
oportunidad para siquiera efectuar el depósito de la instancia.

Con el fin de evaluar las virtudes y desperfectos de cada sistema, buscando poder
colocarlos sobre una especie de balanza que nos permita llegar a una conclusión acerca de
la conveniencia o no de cada uno, hemos identificado cuatro distintos casos hipotéticos que
pueden tener lugar entre dos actores (o partes) de un proceso. A pesar de que la realidad
puede resultar un poco más compleja y repleta de matices, los ejemplos estructurados y
simples suelen ser útiles para arrojarnos una idea general sobre un asunto determinado. Por
esta razón, para nuestras diferentes hipótesis hemos utilizado dos perfectos opuestos: un
acreedor legítimo y un deudor recalcitrante.

Estos cuatro casos hipotéticos se suscitan dentro de dos grandes escenarios: el primero,
previo a la modificación introducida por la Ley núm. 491-08, para simplificar, sin efecto
suspesivo automático (A); y el segundo, posterior a la modificación introducida por la Ley
núm. 491-08, para simplificar, con efecto suspesivo automático (B). Dentro de cada uno de

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estos escenarios existen dos posibles realidades aperturadas por: (a) una sentencia conforme
derecho y, (b) una sentencia viciada. A su vez, en cada realidad interviene el
comportamiento de los personajes que hemos identificado anteriomente: un acreedor
legítimo (i), y un deudor recalcitrante (ii).

A. Previo a la modificación introducida por la Ley núm. 491-08, sin efecto


suspensivo automático.

a. Una sentencia conforme derecho:

(i) Un acreedor legítimo: una vez se haya hecho de la sentencia con la


autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada que le beneficia, tiene el
camino abierto para hacerla notificar y procurar su ejecución.

(ii) Un deudor recalcitrante: para intentar obtener la suspensión de la


ejecución de la sentencia, y así poder eternizar el proceso y continuar
retardando el pago, primero debe depositar un recurso de casación ante
la Suprema Corte de Justicia, luego depositar una demanda en
suspensión, y posteriormente notificar esa última instancia para obtener
(al menos de forma provisional), la suspensión deseada.

b. Una sentencia viciada:

(i) Un acreedor legítimo: para intentar obtener la suspensión de la


ejecución en su contra de una sentencia viciada que por lo pronto,
constituye un título ejecutorio, primero debe depositar un recurso de
casación ante la Suprema Corte de Justicia, luego depositar una demanda
en suspensión, y posteriormente notificar esa última instancia para
obtener (al menos de forma provisional), la suspensión deseada.

(ii) Un deudor recalcitrante: una vez se haya hecho de la sentencia con la


autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada que le beneficia, tiene el
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camino abierto para hacerla notificar y procurar su ejecución, en un
tiempo mucho menor al que necesita su acreedor legítmo para intentar
obtener la suspensión de la ejecución de la sentencia viciada.

B. Posterior a la modificación introducida por la Ley núm. 491-08, con efecto


suspensivo automático.

a. Una sentencia conforme derecho:

(i) Un acreedor legítimo: una vez se haya hecho con la sentencia que le
benifica, debe notificarla, y depender de que su deudor no interponga un
recurso de casación en los treinta días siguientes (plazo estatuido por el
artículo 5 de la Ley núm. 491-08), para intentar ejecutar la sentencia que
sólo entonces habrá adquirido la autoridad de la cosa irrevocablemente
juzgada.

(ii) Un deudor recalcitrante: una vez le haya sido debidamente notificada


la sentencia que le condena, tiene un espacio de treinta días para
interponer un recurso de casación que mantendrá suspendida la
ejecución hasta tanto la Suprema Corte de Justicia emita una decisión
rechazando el referido recurso.

b. Una sentencia viciada:

(i) Un acreedor legítimo: a partir de la fecha en que le es notificada la


sentencia viciada que le perjudica, tiene un espacio de treinta para
interponer un recurso de casación que matendrá suspendida la ejecución
de la sentencia hasta que intervenga una decisión con la autoridad de la
cosa irrevocablemente juzgada, ya sea de la Suprema Corte de Justicia,

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como del tribunal de envío, o bien reenvío, en caso de que se casare la
sentencia en sendas ocasiones.

(ii) Un deudor recalcitrante: una vez se haya hecho con la sentencia que le
benifica, debe notificarla, y depender de que su acreedor no interponga
un recurso de casación en los treinta días siguientes (plazo estatuido por
el artículo 5 de la Ley núm. 491-08), para intentar ejecutar la sentencia
que sólo entonces habrá adquirido la autoridad de la cosa
irrevocablemente juzgada.

El desarrollo de estos distintos escenarios refleja varios argumentos, a favor y en contra, del
efecto suspensivo introducido por la Ley núm. 491-08. Como transcribimos anteriormente,
de los “Considerandos” de este texto normativo se puede extraer que uno de los puntos
escenciales para la transformación del procedimiento fue la conducta de los litigantes que
no persiguen otro fin que retardar la solución de los asuntos. Sin embargo, el ejercicio
precedente nos arroja otra óptica, desde la cual se puede realizar un análisis ampliado.

El procedimiento previo a la modificación (escenario A), si bien ofrece al acreedor legítimo


una oportunidad para hacer ejecutar la sentencia que lo beneficia sin mayores dilaciones,
también se presta para que sentencias viciadas puedan ser ejecutadas en su contra antes de
que pueda ser ejercido cualquier control judicial respecto de estas, no obstante la facultad
que tenga el recurrente para demandar la suspensión. Existe un problema práctico.
Por su parte, el procedimiento post modificación (escenario B), ofrece al deudor
recalcitrante una herramienta de extorsión, al permitirle usar el recurso de casación como
un tercer grado de jurisdicción que suspende la ejecución de la sentencia dictada conforme
derecho en su contra, con el único objetivo de retardar la solución del asunto y prolongar la
incertidumbre de su acreedor legítimo, desvirtuando los fines del proceso.

De esta manera, tenemos dos niveles de riesgo que deben ser considerados al momento de
inclinarse hacia un sistema u otro. Por un lado, hay peligro de que un acreedor legítimo sea
víctima de una ejecución forzada que utilice como título una decisión jurisdiccional cuyos

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errores y violaciones a las normas de derecho ameriten que esta sea anulada; y, por otro
lado, existe riesgo de que el mismo acreedor sea víctima de un retardo injustificado en la
solución del asunto que le ocupa, aun habiéndose provisto de una decisión jurisdiccional
dictada conforme las normas de derecho. Vista la modificación implementada por la Ley
núm. 491-08, parecería que el legislador había considerado el segundo supuesto menos
lesivo que el primero.

iii. Excepciones al efecto suspensivo. Materia laboral, amparo y decisiones


provisionalmente ejecutorias.

El artículo 12 de la Ley núm. 491-08 establece que: “Art. 12.-El recurso de casación es
suspensivo de la ejecución de la decisión impugnada. Sin embargo, las disposiciones del
presente artículo, no son aplicables en materia de amparo y en materia laboral”.

Aún pareciera que este efecto suspensivo impera sobre todas las decisiones jurisdiccionales
que son susceptibles de recurso de casación, existen dos excepciones expresamente
establecidas en la Ley núm. 491-08, y una tercera que ha sido objeto de continuos debates,
por lo que será tratada de manera separada.

En un primer momento, trataremos las establecidas por la ley, esto es: materia laboral y
amparo, las cuales escapan al efecto suspensivo por efecto de las disposiciones legales que
rigen sobre las decisiones del juez de amparo y las decisiones provenientes de los juzgados
de trabajo.

La Ley núm. 16-92 que instituye el Código de Trabajo de la República Dominicana dota de
un carácter ejecutorio a las decisiones que versan sobre conflictos laborales, y asimismo
establece el mecanismo por el cual se puede procurar la suspensión de la ejecución de
dichas decisiones. En este sentido, su artículo 539 dispone que: “Art. 539.- Las sentencias
de los juzgados de trabajo en materia de conflictos de derechos serán ejecutorias a contar
del tercer día de la notificación, salvo el derecho de la parte que haya sucumbido de
consignar una suma equivalente al duplo de las condenaciones pronunciadas (…)”. De
hecho, más adelante el mismo artículo dispone que: “(…) En los casos de peligro en la

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demora, el juez presidente puede ordenar en la misma sentencia la ejecución
inmediatamente después de la notificación (…)”.

Por su parte, la Ley núm. 437-06 que establece el recurso de amparo contiene varias
disposiciones que deben ser vistas en conjunto para comprender porqué el amparo
constituye una excepción del efecto suspensivo. En primer lugar, el artículo 24
(específicamente en sus literales “c” y “d”) nos advierte sobre la necesidad de que el juez
del amparo, en su decisión, indique las condiciones y el plazo bajo las cuales se ejecutará la
sentencia. Luego, el artículo 25 va más allá, estableciendo que: “Art. 25.- En caso de
necesidad, el juez puede ordenar que la ejecución tenga lugar a la vista de la minuta.”.
Dando a entender que sobre casos excepcionales ni siquiera será necesario el sencillo
trámite primordial que antecede a la ejecución de cualquier decisión, es decir, su
notificación íntegra en cabeza de acto.

La razón que se encuentra detrás de estas disposiciones del legislador está relacionada al
sentido mismo de la acción de amparo, su naturaleza, y el objetivo que se persigue con una
decisión jurisdiccional de este tipo, que es la restaruación de la efectividad del derecho
fundamental vulnerado en el menor tiempo posible. Así, estas decisiones ni siquiera son
susceptibles de apelación u oposición. Sí de casación, como lo establece el artículo 29 de la
misma normativa, pero la ausencia de posibilidad de otras vías recursivas sirve como
indicador de que el propósito es el efecto inmediato de la decisión primera.

Así, en último lugar tenemos las decisiones que se benefician de una ejecución provisional.
En materia civil, la ejecución provisional de las decisiones está regida por los artículo 127 y
siguientes de la Ley núm. 834 del 15 de julio de 1978, bajo el título “La ejecución
provisional”. En particular, los artículos 127 y 128 contienen la base casuística de estos
casos, al establecer que:

“Artículo 127. - La ejecución provisional no puede ser perseguida sin haber sido ordenada
excepto cuando se trate de decisiones que sean ejecutorias provisionalmente de pleno
derecho. (…) Son particularmente ejecutorias de derecho a título provisional las

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ordenanzas de referimientos y las decisiones que prescriben medidas provisionales para el
curso de la instancia así como las que ordenan medidas conservatorias.”

“Artículo 128.- Fuera de los casos en que es de derecho, la ejecución provisional puede
ser ordenada, a solicitud de las partes o de oficio, cada vez que el juez lo estime necesario
y compatible con la naturaleza del asunto, a condición de que ella no esté prohibida por la
ley. Puede ser ordenada para toda o parte de la condenación. (…) En ningún caso puede
serlo por los costos.”

De ahí que, existen dos grupos de decisiones que se benefician de la ejecución provisional,
una especie de summa divisio: el primero está conformado por aquellas cuya propia
naturaleza impone la ejecución provisional de pleno derecho, es decir, por el propio efecto
de la ley; y el segundo, está conformado por aquellas cuya ejecución provisional es
declarada por el juez atendiendo a las circunstancias determinadas del caso en cuestión, es
decir, por efecto judicial, sea oficiosamente o a petición de parte.

En este punto se genera la diferencia de criterios pues, la figura de la ejecución provisional


está reglada por ley desde el año 1978, sin embargo, no fue incluida en el artículo 12 de la
Ley núm. 491-08, el cual manifiesta, de manera expresa, un efecto suspensivo que atañe a
todas las decisiones con exepción de los casos anteriormente tratados (amparo y materia
laboral).

La redacción de este artículo abre espacio para la pregunta: ¿por qué el legislador no
incluyó las decisiones provisionalmente ejecutorias como una excepción del efecto
suspesivo del recurso de casación?, de haberlo hecho, se habría evitado el enfrentamiento
de posiciones pues estaríamos en un escenario similar al del recurso de apelación. En este
sentido, el Código de Procedimiento Civil zanja de raíz el asunto en su artículo 457, al
establecer que: “Art. 457.- Tienen efecto suspensivo las apelaciones de las sentencias
definitivas o interlocutoras que, en los casos autorizados, no se declaren con ejecución
provisional (…)”. Al no hacerlo, se ventilan varias interpretaciones.

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Al agrupar las distintas respuestas que se han suscitado frente a esta pregunta ente juristas,
jueces, abogados y usuarios del sistema judicial a nivel nacional, resultan dos grandes
vertientes: Una, entiende que las decisiones provisonalmente ejecutorias también son objeto
del efecto suspensivo de los recursos de casación, al no formar parte de las excepciones que
el legislador ha establecido de manera expresa en el texto normativo. Y la otra, sostiene que
por su propia naturaleza, estas decisiones no pueden verse afectadas por el efecto
suspensivo de ningún recurso, razón por la cual no había necesidad de que el legislador las
incluyera en el artículo 12 antes referido.

La primera posición se soporta sobre una lectura positivista. Si el legislador hubiese tenido
la intención de que las decisiones provisionalmente ejecutorias escaparan del efecto
suspensivo, las habría incluido dentro de las excepciones que enumeró. Como dijimos, la
figura de la ejecución provisional ya existía y había venido tomando preponderancia desde
30 años antes de la Ley núm. 491-08, por lo que no podemos nunca interpretar que el
legislador había ignorado su existencia. Si no está allí, no debemos suponer que la intención
es que extuviera, al menos desde esta perspectiva.

La segunda posición, a la que nos circunscribimos –según puede advertirse del título de
este partado–, sostiene que las decisiones provisionalmente ejecutorias mantienen su
condición y sus efectos sin necesidad de que estén mencionadas en el referido artículo 12.
Esto se deriva de varias consideraciones.

La ejecución provisional en sí misma, ha sido concebida como una manera de neutralizar el


efecto suspensivo de los recursos. En tal sentido, autores como el jurista francés Philippe
Hoonaker exponen que la institución de la ejecución provisional nace como una
consencuencia de la existencia del efecto suspensivo de los recursos. Si una decisión
jurisdiccional no es susceptible de ninguna via de recurso con efecto suspensivo, entonces
no tiene sentido hablar de una ejecución provisional, pues su mera existencia deriva sin
objeto.

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El magistrado Napoleón Estévez en su obra titulada La Casación Civil dominicana, aporta
una selección conformada por más una decena de extracciones doctrinarias en apoyo a esta
posición, de la cual nos permitimos citar sólo dos:

La ejecución provisional, también llamada ejecución por provisión, tiene por efecto
permitir la ejecución de una sentencia susceptible de un recurso suspensivo de ejecución,
haciéndola ejecutoria auque no tenga la autoridad de la cosa juzgada: la sentencia podrá
ser ejecutada “no obstante apelación”. (Jacques HERÓN, Droit judiciaire privé, pp. 375 y
376, núm. 502) (Énfasis añadido).

Uno de los eefectos del ejercicio de las vías ordinarias de recurso (oposición y apelación)
es el de suspender la ejecución de la sentencia atacada. Este efecto puede ser eliminado,
en ciertos casos, mediante el pronunciamento de la ejecución provisional, que es un
beneficio que los tribunales pueden, y a veces deben conceder, a la parte gananciosa, en
cuya virtud la sentencia peude ser inmediatamente ejecutada, aunque fuere impugnaad por
oposición o apelación (…) este beneficio extraordinario se justifica sea en razón de las
muchas posibilidades de éxito definitivo que existen a favor de la parte que ha obtenido
ganancia de causa, sea en razón de la urgencia que esa parte tenía en ejecutar el fallo
obtenido. (Frolián TAVARES HIJO, Elementos de derecho procesal civil dominicano. Vol.
II, 8va. Edición, p. 411) (Énfasis añadido)

Así, independientemente del grupo al que pertencezcan, ya sea la decisión ejecutoria de


pleno derecho por efecto de la ley o porque la ejecutoriedad provisional sea declarada
judicialmente, para el propósito que nos ocupa surten el mismo efecto, la elusión al efecto
suspensivo de los recursos que contra la decisión emitida puedan interponerse. De otra
manera, perdería sentido la propia existencia de la figura.

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Conclusiones

Entre todas las características y particularidades inherentes a este recurso extraordinario, el


efecto suspensivo instituido en el año 2008 ha sido un eje disruptivo en la comunidad
jurídica dominicana, por lo visto, desde hace más de una década. Cobrando tanta relevancia
que constituyó uno de los motivos principales que llevaron a la muy reciente modificación
del procedimiento de casación mediante la Ley núm. 2-23 promulgada el 17 de enero del
presente año 2023.

La suspensión de la efectividad de una decisión, que ya era resultado del transcurso de la


litis por las distintas instancias que satisfacen el principio del doble grado de jurisdicción –o
que bien formaba parte de las excepciones–, con la sola interposición un recurso
extraordinario, supuso más que un simple cambio procedimental.

Esta variación supuso la concurrencia de nuevas situaciones que, como hemos desarrollado,
tuvieron distintos tipos de incidencias sobre los actores del procedimiento, por un lado, y
sobre la capacidad de respuesta oportuna del propio sistema judicial, por el otro lado.
Nuestro análisis central parte de la evaluación de estas implicaciones para cada sujeto, ya
que sólo frente al despliegue de estas distintas variables se puede arribar en una o en varias
conclusiones que sean el resultado de la contrastación de todos los aspectos que deben
considerarse.

No resulta complicado concluir que el efecto suspensivo derivado de la sola interposición


del recurso de casación conllevó implicaciones negativas para el sistema judicial, en
concreto, para nuestra Suprema Corte de Justicia. Los deudores recalcitrantes ven en este
efecto suspensivo una herramnienta paa retardar la solución definitiva del conflicto y
apostar por el cansancio del acreedor que ha sido favorecido por la sentencia. Esto provoca

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una proliferación de recursos injustificados –en derecho– que, además de aumentar
significativamente la carga de trabajo de los jueces integrantes de la Corte de Casación,
también desvian su tiempo y atención de los asuntos que mercen soluciones oportunas.

De la misma línea se desprende el posible comportamiento de quien ha sido desfavorecido


por una sentencia correctamente fundamentada en derecho, no hay dudas de que el efecto
suspensivo automático da lugar a que el recurso de casación sea utilizado como una especie
de tercer grado de jurisdicción cuyos tiempos solo beneficien al deudor.

En circunstancias parecidas, pero justificables, se encuentra el acreedor legítimo de un


derecho que ha sido desfavorecido por una sentencia que entraña vicios censurables y debe
ser anulada. Al beneficiarse del efecto suspensivo que obliga a su contraparte a esperar el
término del plazo para recurrir en casación luego de notificar la sentencia, se libra de la
posible ejecución inmediata de una decisión viciada.

Luego de colocar sobre una balanza estos y demás motivos ampliados en el nudo del escrito
que nos ocupa, nos permitimos concluir que, si bien es cierto que el efecto suspensivo del
recurso de casación puede ser utilizado como maniobra de retardo, afectando a su vez los
tiempos de repuesta del sistema; no menos cierto es que efectivamente ofrece un margen de
protección al acreedor legítimo de un derecho, quien, al fin y al cabo, es el individuo que
debe ser tomado como prioridad al momento de instituir herramientas tendentes a
garantizar la efectividad de cualquier prerrogativa.

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Bibliografía

Textos normativos.

 Constitución de la República Dominicana, proclamada el 13 de junio de 2015.

 Código Civil de la República Dominicana.

 Código de Procedimiento Civil de la República Dominicana.

 Ley núm. 834 de fecha 15 de julio de 1978, que abroga y modifica ciertas
disposiciones en materia de Procedimiento Civil.

 Ley núm. 3726 de fecha 29 de diciembre de 1953, sobre Procedimiento de


Casación.

 Ley núm. 491-08 de fecha 19 de diciembre de 2008, que modifica los artículos 5, 12
y 20 de la Ley núm. 3726 de 1953, sobre Procedimiento de Casación, modificada
por la Ley núm. 845 de 1978.

 Ley núm. 16-92 de fecha 29 de mayo de 1992, que instituye el Código de Trabajo
de la República Dominicana.

 Ley núm. 437-06 de fecha 30 de noviembre de 2006, que establece el Recurso de


Amparo.

Fuentes doctrinales.

 BORÉ, Jacques. La cassation en matiere civile. Sirey 1998.

 CURY, Jottin. Los Recursos. 1976.

 ESTÉVEZ LAVANDIER, Napoleón. La Casación Civil dominicana. 2010.

 MORETA CASTILLO, Américo. Doctrina. Los medios de casación. Revista de


ciencias jurídicas. Año VI. Tercera Época. 1997.

 PÉREZ MÉNDEZ, Artagnán. Procedimiento Civil. Tomo I. 1996.

47
 TAVÁRES HIJO, Froilán. Elementos de Derecho Procesal Civil Dominicano. Los
recursos. Vol. III. 1996.

 ALARCÓN, Edynson. Los recursos del procedimiento civil. Segunda Edición.

 SCJ, Suprema Corte de Justicia, Memorias Primer Centenario del Recurso de


Casación en la República Dominicana. 2010.

Fuentes jurisprudenciales.

 Sentencia TC/0102/14 de fecha 10 de junio de 2014.

 Sentencia TC/0617/16 de fecha 25 de noviembre de 2016.

 Suprema Corte de Justicia. Principales sentencias. 2012.

 Suprema Corte de Justicia. Principales sentencias. 2015.

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