Está en la página 1de 12

UNJu

FACULTAD DE HUMANIDADES Y CS. SOCIALES

TEORÍA Y CRÍTICA LITERARIA 11

PROFESORA: ELENA BOSSI

TEMA: EL TRABAJO CRÍTICO

ALUMNA: MARTA QUINTANA Le 342

2004
El trabajo crítico

La pregunta sobre qué es la crítica literaria y cuál es su


función ha sido respondida de maneras diferentes a lo largo
de la historia. Los conceptos sobre la crítica han estado
siempre vinculados a la definición de "lo literario'. Basada
en el postulado de que el arte era imitación del mundo
natural la tarea del crítico, en sus orígenes, fue comprobar
si la obra correspondía o no al modelo externo. Esta crítica
incipiente era realizada por los mismos escritores dentro o a
través de sus obras, más adelante el crítico se fue
diferericiando del escritor y comenzó a producir ensayos sobre
las obras de otros autores.

La búsqueda de una definición de lo literario puede


sintetizarse en dos posiciones abiertamente opuestas: Una
trascendente y la otra inmanente. La primera busca las
características que hacen que un texto sea literario fuera
del texto mismo y la segunda propone encontrarlas sólo en las
relaciones que establece el lector en y con el texto.

En ambos casos se concibe al crítico como un lector que


escribe su lectura, un lector capaz de dar fundamentos sobre
su interpretación. Fs decir que las diferencias Ttradican
principalmente en la forma de considerar los textos o mejor
dicho a la literatura. Para los que realizan la crítica
considerando al texto desde afuera, los fundamentos pueden
provenir de la vida del autor, de la época, de: las
convenciones de un género o de la capacidad referencial del
lenguaje mientras que para los partidarios de una crítica
inmanente el fundamento se encuentra en el lenguaje del
texto, en las cadenas de símbolos que crean sus
significaciones, en suma, en los elementos formales y

simbólicos actualizados por la mirada del lector.


La principal objeción que se le ha realizado a los
primeros, a los que se ha agrupado bajo el nombre de “efFíitica
tradicional” es que su trabajo busca agotar el sentido de la
obra. Su reticencia a admitir nuevas formas de interpretación
que pudieran contradecir sus propios postulados los condujo
a ser acusados de crear un 'verosímil crítico", éste estaría
basado en una serie de reglas que conducirían al tratamiento
“objetivo! de la obra, tales como guiarse por el significado
literal de las palabras o, al momento de estudiar los
comportamientos humanos, guiarse por el sentido común
(corriente) o hablar sólo de lo que está permitido por el
gusto”. Barthes ha acusado a la crítica tradicional de
asimbolia, es decir de no poder percibir o manejar la
coexistencia de sentidos.?

Para la 'nueva crítica", en oposición a la tradicional, lla


problemática de la interpretación se centra principalmente en
el lenguaje, el lenguaje que por su capacidad de encerrar una
multiplicidad de sentidos crea un problema tanto para el
escritor como para el crítico. Las ambigúedades del lenguaje
que aparecen en la obra literaria están para Barthes fuera de
toda situación que no sea la misma de ambigiedad y es la
lectura la que va a procurar reducirla y va a terminar de
componer la obra.

Esta definición coloca a la lectura como un elemento


constituyente de la obra literaria que haría de lo literario
una posibilidad del texto entre otras .*

Esta nmultiplicidad de sentidos deja al lector dos


posibilidades: apuntar a todos los sentidos, lo que derivaría
en una ciencia de la literatura o asumir la intención de

otorgar un sentido particular a la obra, lo que en una

l Barhes, Roland Crítica y verdad. 2000 Siglo XXI México pág. 14 -22
2 Dorra, Raúl “El problema del valor en los estudios literarios”, Hablar
de literatpra,1989 F.C,E, México 229

4
primera instancia será la lectura y luego por la mediación de
la escritura, la crítica.

La crítica es un lenguaje segundo de la cobra, una


transformación realizada siempre-en un mismo sentido, que no
está sujeta a los caprichos del lector sino que tiene sus
propias leyes o sujeciones. Entre ellas, considerar que en la
obra todo es significante, encontrar un lugar para cada
palabra dentro del sistema de relaciones establecido,
comprender que el objeto de la crítica no es tal; el crítico
se enfrenta con el lenguaje de la obra y este lenguaje no es
el predicado de un sujeto, sino el sujeto mismo pero un
sujeto "en ausencia,: un sujeto nombrado que no podrá jamás
asirse plenamente, por lo que la tarea del crítico sólo puede
ser la de continuar designándolo para que haya literatura. El
sentido que el crítico da a la obra no designa una última
verdad sino una nueva verdad.?

En El placer del texto Roland Barthes distingue dos


regímenes de lectura: uno que va directamente a las
articulaciones de la anécdota e ignora los juegos del
lenguaje y el otro que se deja cautivar no por la anécdota
sino por la superposición de los niveles de significancia.?
Esta última sería la lectura apropiada para los textos
modernos y también para la crítica que al no poder
enfrentarse con el texto de manera científica, no puede
pensar una manera de volverlo más perfectible si no es desde
una óptica particular y restringida que la convertiría en un
aparato de control con apreciaciones siempre normativas sobre
el texto. De esta forma la crítica tendrá que dar cuenta de
sus lecturas desde otro lugar, el del placer, que no le
permitirá juzgar a la obra según un criterio de verdad sino

según un criterio de validez.

* Barthes, Roland Crítica y verdad.2000.Siglo XXI. México. .


% Barthes, Roland El placer del texto.2003.Siglo XXI. México 21-23
La crítica implica siempre una elección y en ella se puede
vislumbrar una ideología, por ello no se puede hablar de
verdad sino de validez :“la sanción del crítico no es el
sentido de la obra sino el sentido de lo que dice sobre
ella”?

En el libro Cómo se analiza un texto literario, Arturo


Berenguer Carisomo propone como modelo de análisis El mal
metafísico del escritor Manuel Gálvez. El crítico ubica a la
novela dentro del realismo, basándose en las declaraciones
del autor y en la capacidad referencial del relato, que
aludiría directamente a personas y situaciones sociales de la
época.

Berenguer Carisomo selecciona un fragmento de la novela a


partir del cual fundamenta su inclusión dentro del realismo.
Para ello hace hincapié en el lenguaje sencillo, desprovisto
de excesivos recursos literarios que le restarían naturalidad
a la obra, lenguaje que caracteriza como propio de la
estética realista. Esta visión normativa del crítico no tiene
en cuenta la relatividad que rodea al concepto de realismo
que puede definirse no sólo por la búsqueda de adecuación a
la realidad o por la aproximación al modelo proporcionado por
la corriente artística sino también por la ruptura de las
formas convencionales que permita expresar al objeto de una
manera más auténtica, independientemente de si se trata de la
denominación propia o figurada.?* El crítico reduce así las
posibilidades de interpretación del lenguaje empleado en la
novela, del que sólo se ocupa en relación al tema y a la
historia narrada, atribuyendo lo que él denomina “locución
coloquial, sin adornos ni recursos” al estilo realista del

escritor y justificando el empleo de ciertas palabras y

* Barthes, Roland Crítica y verdad. 2000 Siglo XXI. México. 68


* Jakobson, R. “Sobre el realismo artístico” en Teoría de los formalistas
rusos. Siglo XXI. México,]991
construcciones sintácticas que en otras circunstancias
podrían, según él, resultar inapropiadas para un texto
literario. Berenguer Carisomo no se pregunta por el narrador
ni por la forma en que éste modaliza su relato, es posible
pensar, por su lenguaje, en un narrador alejado de la esfera
social que busca caracterizar o que al menos pretende
estarlo. Si bien se trata de un narrador omnisciente que
puede ingresar en la mente de la protagonista y que desea
contar las impresiones de la misma, su relato crea una
atmósfera de ambigúedad desde el principio ya que es difícil
precisar si la exclamación con que se inicia el fragmento le
pertenece a ella o:al propio narrador. A continuación, el
narrador emplea el verbo “afirmaba” en lugar de “estaba”, lo
que señala un distanciamiento entre su discurso y el del
personaje y hace pensar que la única palabra sincera será la
propia. Más adelante ocurre algo similar con la
interrogación, de la que es difícil precisar si corresponde
al narrador, al personaje oa un posible interlocutor. Si se
tiene presente que la protagonista pertenece a la
aristocracia, es improbable que utilizara ciertas expresiones
populares aún cuando fuera para acentuar su disconformidad
con tales circunstancias, referirse en esos términos
implicaría, para el personaje, no salir de aquellas. Por otra
parte, podría argumentarse que la superioridad implícita en
los comentarios corresponde a un sujeto que se encuentra en
una posición privilegiada respecto del mundo que describe y
que desea descalificar, mezclando en su discurso “desde la
trivialidad de las conversaciones hasta la dependencia
cultural de Buenos Aires respecto de Paris. De esta forma el
lenguaje deja entrever un sujeto de la enunciación que
reconstruye, sólo desde los aspectos negativos, la vida
social del momento y que busca mostrarse completamente

apartado de ella.
Estas ambigúedades del lenguaje dan lugar a diferentes
lecturas según se interprete la novela como una relación de
los conflictos de la protagonista o como la apreciación
desencantada de otro sujeto, de alguna forma excluido del
mundo que desea narrar.

Pará Berenguer Carisomo lo importante en esta novela es el


fondo del relato por lo que considera que el empleo de un
lenguaje diferente, para expresar el mismo asunto le restaría
intensidad y eficacia, lo cual resulta improbable si se tiene
en cuenta la lectura sugerida por Barthes para la crítica. ES
imposible juzgar sobre el grado de perfección del texto O
pensar 'que en él se encuentra una forma acabada y Única de
realizar la crítica social. |

Sergei Doubrovski propone a la crítica como una autocrítica


en la 50 hay que reivindicar siempre las. propias
certidumbres y estar concientes de que en la medida en que se
descubre también se oculta, lo cual la convierte en un
diálogo inacabado”, y es precisamente en este último en el que

se encuentra la posibilidad de lo literario.

* Doubrovski, Sergei, Razones de la nueva crítica. 278-279


- V
MANUEL GÁLVEZ
EL MAL METAFÍSICO

DD) ¡Ah, la sociedad! Lita afirmaba estar harta. En eN


diecinueve años había vivido lo bastante para cobrar sao
-a eso que se llama la vida social, 2) ¡a cua: o
empezó « salir, las primeras visitas a que la cn Se
mamá. Eran espantosamente aburridas aquellas or ce
en salas OSCUTUS, COMO Se usaba, de gentes que no | sr m
entre sí ningún afecto ni interés común. 3) ¿De qué se cl
blaba? De modas, casamientos, festejos, hasta de ma Ñ
negocios de ciertas personas conocidas. 4) a ysz >
trataba de la Opera, para decir cuatro necedades; de algu E
depiorable novela en boga; de viajes por Europa, aus q
'mayoría sólo les interesaba desde el punto de vista a
E - hoteles y las compras. 5) Todas se pirraban por Pdo
A París de tiendas y teatros, de vida social entre Ped Ss,
de chismografía colonial. (Parte Primera, Capítulo >

-.' A) El fragmento copiado es contexto de una O Er


del notable escritor argentino Manuel Gálvez. bs qa a
de EL MAL METAFÍSICO, publicada en 1916, perteneciente a e
" quela literaria conocida con el nombre de realismo, y a
retrata fielmente, inclusive, haciendo actuar en el ES EN ¡e
nombres supuestos a personas de la vida real, el am pe d
telectual y mundano de Buenos Aires hacia los primer E 50
de este siglo. Es, en síntesis, la historia de Riga un se Sa
dernista fracasado sentimental y artísticamente e e € e
hostil de una sociedad mercantilizada e a ye A

ue sólo Lita —la muchacha aristocrática y rebelde— E ne


a pa de espíritu superior al enamorarse, sin esperanzas dada
su posición, del sufriente y desdichado poeta. loso saberto
La historia de la literatura nos dirá, y no es 0C to,

«Y

nd

“realismo. :

que Gálvez —contfesado por él mismo— siguió las huellas esté.


ticas del genial novelista español Benito Pérez Galdós (1843-
: 1920) así an lá técnica. de los relatos como en su empeño de
novelizar la historia argentina y llevar al mismo género otros -
aspectos de la sociedad contemporánea de. su época.

Estos datos sitúan cronológica y literariamente, la naturaleza


del fragmento elegido.

B) L El tema del contexto: se trata de la crítica a un deter-


minado aspecto de la vida mundana porteña.

Para desarrollarla, Gálvez se propone' como asunto describir


una de esas visitas o recibos tan frecuentes en las costumbres
sociales de hace sesenta años, a través de cuyos distintos as-
pectos va implícita la sátira del tema. Estos aspectos son cinco:
1) Lita, comio dejamos dicho, la aristocrática y rebelde
protagonista * de la novela, manifiesta estar harta de esa :
vida social vacía ysórdida por la que siente odio; pa

2) Ambiente oscuro de la reunión y gentes de la mísma .*:

sin posibilidad de intercomunicación humana; :


3) Frivolidad de las conversaciones; .

4) Vaciedad espiritual. El clásico viaje a Europa de los +


argentinos a quienes, por entonces, sólo preocupaban: cona- *
Ppras y buenos hoteles; y

5) Consecuente exaltación de París —la meta dorada de


aquellos años— visto sólo desde tres aspectos: tiendas, tea- ' “>
tros, chismes de la colonia argentina, por aquellos tiempos

rutilante capital de Francia. . —

El cuadro es admirable por dos cosas: por su poderosa natú-


ralidad; porque la suma de sus cinco apretados episodiós nos da
un segmento de vida palpitante e inconfundible: Un trozo así, “>
cálido y agudo del mundo» y sus hombres, sin adornos ni exce-

H.¡Como parte integrante de una novela, estamos dentro del


género épico, Si, en el fondo, la sátira contenida en el frag-
mento pudiera hacer pensar en algún elemento lírico no debe-
mos olvidar nunca que la actitud personal del autor siempre
está presente aun en la obra más objetiva, * máxime sí esa obra
encierra una crítica como tema esencial de su plan narrativo,

83
Pero en el caso concre

es legítimo
estro fragmento, no €S .
Pda efecto, el autor manifiesta sus

-] el 1 E las hu-
A ción a i cunstarc:
le con relación a determinadas cir
sentimien

an: anis ——la narra-


ec mo externo Ñ
través de un Mm dp

a E > on los supuestos de un estado em


ción— y DO €
OS
jetivo. ; ,

Para ello, la locucio

Ji « su lengua nar . er
elo e are dicho, sin adornos Mi recursos;
coloquial; co

. 3 harta,
do la locución vulgar: estar

en rides, se pirraban por París ad


UF añola equivalente a estar MUY cuya
forma llana, muy A LORDGTEÍ, etc. Como lo que cid ete
ca Pa a hechos, el hacer vivir al a a p ei
o valid S del relato, COMO, en rigor, en es a ee 1
A L 2anEn éste debe llegar a la super bl
e EOL cantidad de trabas para a E me pr
forma con la r cant pad cp Pala
de A 0 O eplito complejas quitarían a est
ticas, fória

3 necesario po-
ión amarga de les visitas Su espontáneo y
narración =

' .. . z a * es
E e azones, la construcción sintáctica
ismas TF ,
Por es mis

e ltas, ágiles,
Ma; preposiciones sueltas,

ñ te muy sencilla; P ia del gran re-


pc y, en consecuencia, payo] economía en
indepen ietico agilizador: de verbos a o Lita afirmaba, -
sorte: A rene Resulta fácil comprobarlo: ento, tenemos
to otvido recordaba; en el nego ña el contexto:
había v 4 dinación incuestionable e entes (que)'
la única e aquellas reuniones de gt entes sel
«Eran». .. a re de. ., etc. Luego, en los eS resaba: se
«no tenían» e repites hablaban, se trataba,. les ALenas. per
A 06 otra lorma AA ete.
pirraban, de viajes (que) «a la ' ¡talidad
sa e pardo de indicativo sostiene la vitalida
La constancia

éri lector pue gu:


a o da a i ésta adquiriera realidad
dinamismo de la

ción como si
actual ante sus OJOS.

j resivamente al
3 se ajusta expres y
e a rativa es inmediata, directa,

uentes narraciones oa
ista y -
a forma estetic!
si: redl y estrictamente, EAN
frentamos com una especie MS
ARAIDOS la duda sin entrar a Te:

que también son [rec

1 Estamos de acuerdo en a scritos con

43 exp
las pars 5er Im aa
as paro en estos essos, cabe pr E

trente a una narración pura 0 Si nos en


d naturalez: nt specia pun
e una aleza distinta Y * LA

verla.

2-84

de así seguir el notable -

En cuanto a ese otro gran animador literario que es el ad-


" jetivo ya apuntamos cómo aparece en el fragmento de modo
tán opaco y elemental que apenas podemos detectarlo, supuesto
que tiene una finalidad, diríamos, informativa y no delibera-
damente estética: social, “aburridas, oscuras, malos, conocidas,
deplorable, colonial; en estricto rigor, es una adjetivación
critica y no descriptiva. :
Surgé inmediatamente, luego de lo expuesto, una pregunta
que se ha formulado muchas veces: ¿hay arte en este modo
de escribir? ¿existe realmente un estilo cuando se opera con
una locución tan escueta y esencial?; desde luego que sí, y
en grado superlativo, desde el momento que no hay nada más
difícil que la sencillez en arte como en cualquier otra actividad
humana. El estilo del fragmento bajo análisis —muestra ejem-
plar del autor y, en efecto, muy cercano al de Galdós. radica
en haberle impreso un temple de dignidad a esa misma llaneza
del modo directo y coloquial; en decir las cosas sin salirse
de la locución corriente, pero, al mismo tiempo, manteniendo
enérgicamente dos principios esenciales: decoro e interés 20-
municante. Si en la prosa de Gálvez hubiera desaliño o formas
abruptes e hirientes, quizá, no podrían tolerarse sintagmas *
como: estar harta, espantosamente aburridas, se pirraban, etc.,
pero como esas expresiones del habla diaria, casi vulgar, se
insertan en un fragmento lleno de vida y, además, escrito con
poderosa eficacia narrativa, se ennoblecen por la misma virtud:
de todo el contexto, vale decir, se colman de ese valor expresivo
que artísticamente debe ligar el fondo con su exteriorización —
formal. Además, nos. dicen algo, esto es, el autor las coloca
estilísticamente para que lo básico, el tema profundo'—la sátira
mordaz a un aspecto vano de la llamada vida social— llegue
al lector intacta y, como hoy suele decirse, con impacto seguro.
Esta sencillez aparente, que en verdad supone una larga y
calculada elaboración, fue el estilo epocal del realismo; Gálvez
lo asimiló con un sello muy súyo: conversa con el lector desde
su prosa, y esa conversación, si escrita en un castellano limpio
y sobrio, tiene, adémas, Un vago rumor de coloquio argentino, *
de lengua porteña —estar harta, primeras visitas a que la
llevara su mamá, festejos, chismografía, etc.— más evidentes,
quizá, en otros momentos de EL maz METAFÍSICO O en otras
novelas —NACcHaA REGULES, HISTORIA DE ARRABAL— de este fe-
cundo y notable escritor nacional. :

También podría gustarte