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Capítulo 6

Producción del lenguaje

6.1. ¿Cómo estudiamos la producción del lenguaje?

Indagar los procesos de producción del lenguaje es, por razones metodológicas,
un estudio complicado. ¿Mediante qué métodos experimentales podemos
investigar los procesos que van desde la intención comunicativa del hablante
hasta la articulación de una oración? ¿Cómo abordar estos procesos que se
inician a partir de los deseos, emociones, percepciones y creencias que posee
un sujeto? El investigador ya no puede controlar las variables que influyen en la
entrada al sistema de procesamiento como lo hace cuando estudia la
comprensión y puede hacer muy poco para restringir el tipo de salida. Sólo en
algunas experiencias muy pautadas se puede “obligar” al sujeto a producir una
oración que tenga la forma sintáctica y el contenido léxico que esperamos (por
ejemplo, en tareas de descripción a partir de dibujos) y a pesar de ello, dada la
amplia gama de posibilidades que tiene el hablante para expresarse, el éxito
puede no ser completo.
Es claro que sólo podemos acceder directamente al producto final de todo este
proceso, es decir, a la información que provee la cadena de sonidos en la
producción oral de una oración o de secuencias ortográficas en la producción
escrita. Por eso los análisis más usuales y productivos para indagar los

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mecanismos internos se realizan sobre la base de los errores cometidos e
incluso, subsanados y las pausas o vacilaciones que se detectan.

6.1.1 Los errores en la producción2

En un pasillo de la facultad escuchamos que un alumno dice:

Raiter explica siete actores en una clase.

Pero nosotros sabemos que el profesor Raiter no dicta clases de actuación,


sino de Psicolingüística y lo que el alumno quiso decir es que explica siete
autores.

Un político dijo por televisión que:

El papel juega un estado en esta crisis.


Aúnque se refiere a que es el estado el que juega un papel.

En una clase, el profesor aclara que:

El jueves contesto respuestas.


Tarea complicada la que se propone, aúnque no dudamos de su capacidad. Lo
que efectivamente hará – con seguridad - será contestar preguntas.

En todos estos casos vemos que la producción intentada (denominada blanco)


por el hablante no se corresponde con lo que produjo. ¿Qué sucedió entonces?
En algún estadio del procesamiento de la oración se produjo una modificación,

2
Los ejemplos citados fueron recolectados por alumnos y docentes de la cátedra de Psicolingüística II, de
la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, durante el período 1994 – 2000.

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que no parece azarosa, dado que la relación entre el blanco y el producto
mantiene alguna lógica.
En el primer ejemplo, encontramos una sustitución de una palabra por otra. Si
comparamos ambas, encontraremos que tienen semejanza formal, la mayoría
de los fonemas coinciden, tienen la misma cantidad de sílabas y el acento recae
en el mismo segmento en los dos casos.
El segundo ejemplo, tiene un formato distinto no hay reemplazo sino
intercambio de palabras. Los ítems involucrados en el error son núcleos de
frases nominales diferentes de la misma oración, ambos son sustantivos y no
guardan ninguna relación formal.
El tercer error es también una sustitución, pero esta vez el elemento sustituido
es un antónimo del sustituyente. Es decir, tienen un tipo de relación semántica.
Como vemos, los errores pueden ser identificados claramente y analizados
según sus características. El tipo y la distribución de los errores, además de la
clase de unidad que afecta nos puede dar información acerca de los
mecanismos subyacentes. Y esto es lo que pensaron aquellos que los utilizaron
como fuente de datos para describir los niveles implicados en la producción de
oraciones.
La recolección y el análisis de los errores de habla no son materia nueva.
Fromkin (1988) refiere que ya en el siglo VIII, el gramático árabe Al-Ki-sa´i
escribió un libro, Errores del populacho, y a partir de esa obra se han publicado
gran cantidad de trabajos sobre este tema. Aúnque el objetivo de estos
primeros estudios era relevar las “incorrecciones” de los hablantes no nativos o
usuarios de dialectos no estándar, más adelante el interés se centró en
considerar innovaciones o desviaciones, tal como lo hacen los investigadores
hoy en día. A partir de la década del ´60, con las primeras postulaciones de la
gramática generativa (Chomsky, 1957) y dado que los errores de habla se usan
como datos para las hipótesis vinculadas a la gramática mental, surgió un
interés mayor de los lingüistas en su estudio.

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Claro que no todos los investigadores provienen del campo de la lingüística, no
podemos dejar de mencionar el trabajo de Freud sobre los errores de habla,
centrado en lo que estos manifiestan sobre los pensamientos reprimidos.
Pero lo que nos interesa aquí es la función que esta clase de trabajos cumple
para la psicolingüística, es decir, la de formular modelos de actuación o
procesamiento lingüístico a partir de los datos que nos ofrecen.

Fromkin realizó una detallada descripción y clasificación de los errores de habla


recolectados de un corpus de cerca de 15.000 errores. La autora los analiza
desde una perspectiva lingüística formal y observa que hay dos tipos principales
de errores: los que afectan a unidades y los que afectan a reglas. Entre los
primeros encuentra omisión o adición de segmentos, morfemas o palabras;
sustituciones y disposición incorrecta. En el segundo caso, aplicación incorrecta
de reglas o no aplicación cuando era necesario. Los errores descriptos pueden
involucrar unidades de todos los componentes de la gramática: fonología,
morfología, sintaxis y semántica léxica.

Ejemplos del primer tipo serían:

La bala de un camión (por cañón) [ Sustitución de palabra]


Te lamento informar (por lamento informarte) [Ubicación incorrecta de palabra]
En sul casa los árabes hablan (por su ) [Adición de fonema]

Ejemplos del segundo tipo:

Me pidió un perfume, pero no tengo idea de los perfúmenes (por perfumes)


[Aplicación incorrecta de una regla de formación de plural]
¡Sos un insultor!
[Neologismo por aplicación de regla nominal inadecuada para esa raíz]

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La investigación basada en la clase de error y la unidad que afectaba, permitió
a Fromkin construir un modelo de producción en distintas etapas.
Los estadíos de procesamiento que propone son:
1) Especificación del significado. Esta se realiza en términos de primitivos
semánticos no léxicos, es decir, a partir de rasgos. No son representaciones
identificables con ítems del vocabulario de superficie.
2) Estructuración sintáctica de la representación del significado. Rasgos
semánticos o grupos de rasgos se asocian con posiciones sintácticas. La salida
de este nivel es una estructura sintáctica con rasgos semánticos y sintácticos
marcados en posiciones léxicas del árbol sintáctico.
3) Asignación del contorno oracional a la estructura. Incluye no sólo la
entonación determinada por la sintaxis sino también el acento contrastivo y
enfático.
4) Inserción léxica. Está basada en las especificaciones sintácticas y
semánticas. Primero se realiza una selección del significado y posteriormente,
se busca en el inventario de formas segmentales la que es específica para el
ítem. Estos dos aspectos de la selección están temporalmente ordenados.
5) Aplicación de reglas morfofonémicas, para poder producir la forma
fonológica de los morfemas que no se fijó en los procesos previos. Son los
último ajustes fonéticos.
6) Salida articulada

Los errores en los que se basó la autora para esquematizar este modelo de
producción – sustituciones, omisiones, adiciones, desplazamientos - mostraron
una variedad de complejas regularidades y dependencias. Por ejemplo, observó
que los elementos movidos o sustituidos eran susceptibles de descripción
lingüística. Es decir, que los elementos intrusos o trasladados fueran de formas
lingüísticas correspondientes establece una base para asumir que la
disponibilidad de descripciones lingüísticas son funcionales en la interacción del
error. Por eso, el hecho de que una raíz se sustituya por otra; que los verbos se

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sustituyan o intercambien con otros verbos y los sustantivos por otros
sustantivos; que las consonantes lo hagan con otras consonantes y lo mismo
suceda con las vocales, indica que la descripción bajo la que estos elementos
son manipulados es la misma entre el elemento intentado y el intruso. Esto lleva
a pensar que los tipos estructurales elementales de la descripciones lingüísticas
están también involucrados en algún punto de los procesos de producción de la
oración.

Pero fue otro autor, Merrill Garrett, quien utilizó esta evidencia, ampliada con su
propio corpus, para elaborar uno de los más acabados modelos de
procesamiento que detallaremos más adelante.

6.1.2 Las pausas en el habla

Consideraremos ahora los estudios basados en las pausas - vacilaciones o


titubeos - producidas durante el habla espontánea, que también fueron
interpretadas en el marco de los modelos de producción.
Estos trabajos fueron llevados a cabo por Goldman - Eisler (1968) y
posteriormente por Beattie (1980) y Butterworth (1980).
La medición de las pausas durante la emisión, aúnque en algunos casos se ha
realizado en forma subjetiva, es importante llevarla a cabo en forma
instrumental. Esto permite el análisis de aquellas vacilaciones que son
demasiado breves para ser percibidas en determinados contextos y además,
suministra información acerca de las diferencias de duración que pueden ser
valiosas para brindar evidencia acerca de los procesos que las motivan. En
general, se toman en consideración las interrupciones (ausencia de
vocalización), los rellenadores (fragmentos de vocalización no verbal), las
prolongaciones de segmentos vocálicos o consonánticos entre palabras,
frases o cláusulas, las pausas silenciosas y rellenadas y las de respiración.
También es interesante relevar el uso de muletillas (como: bueno...entonces...)

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que, aúnque no interrumpen la corriente de habla, pueden jugar un rol en los
procesos de planificación.
Como vemos algunas de estos fenómenos no se corresponden con cortes
totales de la cadena hablada y el registro objetivo es la mejor forma de
determinarlas.
En las muestras recogidas se encuentra una variación interlingüística
interesante, aúnque todavía no fundamentada. En algunas lenguas se registran
menor cantidad de pausas pero más largas (por ejemplo, en el francés respecto
del inglés). También se han relevado variaciones interindividuales.
Un factor muy estudiado es la variación que depende de la tarea. Se ha
documentado que en la lectura en voz alta, la ejecución es mucho más fluida
que en el habla espontánea; lo mismo sucede al recontar una historia que
hemos escuchado o en los casos de habla ensayada. El habla espontánea
siempre produce mayor cantidad de pausas y esto revela que el esfuerzo
cognitivo es mayor que para realizar otras tareas.
¿Para qué realizamos las pausas? Podemos determinar, de manera general,
tres funciones distintas: tomar aire; planificar la emisión siguiente y permitir al
hablante que señale al oyente ciertos límites o marcas, para ayudarlo a
comprender la emisión.
En los estudios realizados se han encontrado pausas de distintas duraciones y
un patrón de distribución relativo a la posición en la que se realizan. Esta
información es relevante para determinar qué mecanismos cognitivos pueden
estar generando estas interrupciones y con qué fines.
Uno de los trabajos más sistemáticos en la observación de los fenómenos de
vacilación es el de Goldman – Eisler, quien a partir de este estudio propuso un
modelo de distintas etapas involucradas en la producción.
Ella distingue dos clases de procesos en la formulación del lenguaje. Por un
lado, los procesos de selección léxica y la determinación de las relaciones
conceptuales que están vinculados con los aspectos creativos y voluntarios.
Por otro, los procesos de organización sintáctica detallada y la estructura fónica

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que están relacionados con los aspectos rutinarios y automáticos. En otras
palabras, para producir una oración el hablante debe tomar una serie de
decisiones acerca del contenido conceptual, el esquema sintáctico y la
selección léxica. Estas decisiones voluntarias se asocian con la variación de
algunos parámetros temporales en los aspectos superficiales de la oración.
Para ilustrar el tipo de análisis que realiza, describiremos algunas conclusiones
provenientes de los datos recogidos. Ella determina dos ubicaciones de las
pausas, aquellas que son interpretables lingüística y semánticamente
(asociadas a la juntura gramatical, como por ejemplo, con la estructura de frase
mayor) y aquellas no tan interpretables (por ejemplo, las internas a las unidades
lingüísticas). Para poner en evidencia los roles de estos dos tipos de
interrupciones en la cadena de habla, contrasta la ubicación y duración de las
pausas en la lectura en voz alta y el habla espontánea. Así observa que las
ubicaciones de las pausas que aparecen en la lectura son - característicamente
- debidas a las junturas, mientras que las interrupciones realizadas durante el
habla espontánea, aúnque incluye las junturas lingüísticas, también se localizan
en otros puntos. A partir de estas observaciones propone que esta última
distribución es la que caracteriza el trabajo de los niveles creativos de la
formulación del lenguaje, mientras que la anterior refleja el ejercicio automático
de habilidades motoras asociadas con el habla.
La autora cita varias experiencias que sostienen que hay dos aspectos
determinantes para las pausas. Uno de ellos es la complejidad conceptual,
por la cual la frecuencia y duración de las pausas se incrementa tanto como la
dificultad de la tarea de codificación. Otro aspecto es la incertidumbre léxica,
por esta razón las pausas preceden a palabras que no son fácilmente
predecibles en el contexto del discurso.
Pero no sólo en las circunstancias que mencionamos se ocupa más tiempo, hay
cierta distribución característica del aumento de tiempo en interrupciones. El
habla espontánea tiene una macroestructura que consiste en series de
alternancia entre fases fluidas y no fluidas. Hay una primera fase con gran

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cantidad de pausas y de larga duración en ubicaciones no lingüísticamente
definidas; en cambio, la fase siguiente es relativamente fluente y la ubicación y
la duración de las vacilaciones son semejantes a las que se advierten durante la
lectura.
Estas dos fases de vacilación y fluencia están encadenadas como una sucesión
de pares planificación/ejecución. Esta diferencia entre planificación voluntaria
seguida de la ejecución automática es claramente compatible con la perspectiva
teórica de Goldman Eisler. Incluso se verificaron correlaciones temporales entre
las fases, es decir, una fase fluente larga es precedida de una fase de pausas
extensa.
Una evidencia que diferencia las etapas son las relativas a los gestos y miradas
que acompañan a cada una de ellas. Por ejemplo, se encontró que los gestos
icónicos - que reflejan los significados de las palabras que acompañan - son
más frecuentes durante las pausas de la fase fluente mientras que los
movimientos inespecíficos son más característicos en la etapa de fonación de la
fase de pausas. Se supone que la selección léxica está guiada por el control
voluntario mientras que la organización fonológica es automática.
Finalmente, y a partir de los datos, los procesos de producción propuestos por
Goldman Eisler son de dos tipos:
1) Aspectos creativos (y voluntarios): Determinación de las relaciones
conceptuales, estructura sintáctica abstracta y especificación léxica.
2) Aspectos rutinarios (y automáticos): Detalles de la organización sintáctica y
articulación.

6. 2 Producción de oraciones

6. 2.1 La propuesta de Merrill Garrett

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Si bien el estudio de las pausas brinda fuerte evidencia, especialmente, sobre
los aspectos vinculados con los procesos de planificación de las oraciones, los
errores de habla nos pueden indicar cómo es la estructura del nivel de
procesamiento de la oración.
El trabajo de Garrett se basa en el estudio de un corpus amplio (4200 casos) de
errores recolectado por él mismo y por Stefanie Shattuck – Hufnagel. La
clasificación, el tipo de unidades implicadas, las restricciones y características
de los errores le proporcionaron fundamentos para determinar que existen
distintos niveles de procesamiento para la producción de las oraciones, cada
uno de los cuales lleva a cabo operaciones específicas y opera con un
vocabulario particular.
Las distinciones básicas que hace Garrett de los procesos de producción siguen
un orden tradicional ya que separa los procesos en un nivel conceptual general,
un nivel oracional específicamente lingüístico y un nivel motor de control
articulatorio.
Los procesos del nivel del mensaje determinan los procesos del nivel
oracional. Se basan en estados afectivos y perceptuales de los hablantes y en
su conocimiento del mundo. Son constructos conceptuales en tiempo real y las
representaciones son de tipo composicional, es decir, hay un vocabulario básico
(aúnque no necesariamente pequeño) de conceptos simples y una sintaxis para
construir expresiones complejas. Garrett advierte que no hay que identificarlo
con el nivel semántico que propone la gramática formal, porque el nivel del
mensaje es responsable, por hipótesis, de la información lingüística y no
lingüística. Esto no quiere decir que el significado sea irrelevante para este
nivel, sino todo lo contrario. Este nivel es el “locus” de los procesos
inferenciales que determinan la estructura del discurso.
Los procesos de nivel oracional permiten la construcción en tiempo real de
las representaciones requeridas para la especificación de la forma lógica y
fonológica de la oración. En términos del autor serían el “empaquetamiento”
inferencial y el “empaquetamiento” de la pronunciación, respectivamente. Si nos

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referimos a la fuerza lógica de una oración o a las restricciones impuestas por la
pronunciación, debemos recurrir a descripciones que especifiquen los
elementos léxicos y su ubicación en la frase. Entonces, las descripciones de los
ítems léxicos van a diferir si están involucradas en los procesos lógicos o en los
fonológicos. De esta manera, el análisis de la evidencia que surge de la
observación y la experimentación se referirá básicamente a estos procesos
vinculados con los procesos de selección léxica y de construcción de la frase.
Los procesos del nivel articulatorio se refieren al traslado de las estructuras
de nivel oracional a las estructuras articulatorias (incluyendo aquellas
responsables de la respiración). En este estadío, la matriz de rasgos distintivos
que representa el nivel fonético debe convertirse en instrucciones para el
control del sistema articulatorio y respiratorio.
Una vez esbozados los procesos generales que determinan la producción,
Garrett desglosa cinco niveles de procesamiento, de los cuales tres se
corresponden con procesos estrictamente lingüísticos. Así, el modelo consta de
cinco niveles: el nivel del mensaje que se ocupa de procesos conceptuales
generales, el nivel funcional, el nivel posicional, el nivel fonético que llevan a
cabo la organización de la estructura oracional y el nivel articulatorio que
gobierna los procesos de control motor.

Insertar figura 1.

Clases de errores y restricciones: evidencias para un modelo de


procesamiento

El traslado del nivel del mensaje a representaciones del nivel siguiente, el


funcional, es el pasaje a las primeras estructuras específicamente lingüísticas.
Los rasgos de planificación propuestos para este nivel por Garrett son:
a) la selección léxica basada en el significado,

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b) la especificación de estructuras funcionales y
c) la asignación de ítems léxicos a posiciones de roles estructurales.
Ejemplificaremos aquí los tipos de errores de habla que muestran estos modos
de planificación.
1) Sustituciones basadas en el significado
Tengo que ir al posdata (por: correo)
Sería una infancia más agradable (por: vejez)

2) Intercambios de palabras:
Tengo una córnea en la lesión (por: una lesión en la córnea)
Y sacar la ventanilla por la cara (por: la cara por la ventanilla)

Como en este nivel la determinación de los ítems es sólo de tipo semántica, ya


que no hay todavía rasgos de su forma, es esperable que una selección
inadecuada de uno de ellos dé como resultado una sustitución dentro del
campo semántico. Esta descripto el uso de expresiones antónimas,
cohipónimas o hiperónimas.
La propuesta de que en este nivel se lleva a cabo el planeamiento de múltiples
frases y se realiza la asignación de elementos léxicos de clase mayor a los
roles de la frase, da cuenta de por qué los errores originados en este nivel, es
decir, que dos palabras intercambian posiciones, involucran a palabras de clase
abierta con el mismo rol gramatical y que pertenecen a frases distintas.
Asimismo podemos agregar que el desarrollo del nivel funcional está controlado
en términos de grupos de frases simples dominadas por verbos. Por esta razón,
las estructuras funcionales se seleccionan y elaboran en un orden que, en la
estructura de superficie, es una secuencia de verbos y frases simples
asociadas.

Insertar figura 2.

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El pasaje del nivel funcional al posicional implica la transición desde una
representación basada en la lógica hacia una orientada a la pronunciación. Las
operaciones que se realizan en este nivel son:
a) la recuperación de la estructura segmental de las palabras,
b) la determinación de la geometría de superficie de la frase,
c) la asignación de formantes léxicos a posiciones de la frase y
d) la ubicación e interpretación de formantes gramaticales en la secuencia
superficial.
Los ejemplos que ilustran los errores de habla originados por estos procesos
son:

3) Sustituciones de palabras basadas en la forma:


Es todo de origen cítrico (por: psíquico)
Se me descalifican los huesos (por: descalcifican)

4) Intercambios de sonidos:
Me agribé bastante (por: abrigué)
No comiste el wiki (por kiwi)

5) Intercambios con anclaje:


No me encontrés que me vas a buscar (por: No me busqués que me vas a
encontrar)
Por eso, me pregunté de olvidarle (por: me olvidé de preguntarle)

6) Desplazamientos de palabras de clase cerrada:


No quería que ni me hablaran (por: No quería ni que me hablaran)
Te lamento informar (por: lamento informarte)

7) Adiciones, omisiones o sustituciones de sonidos.

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No menciono a la persiona (por: persona)
Se ha trunfado en las internas (por: triunfado)
Hasta el memento (por: momento)

Veamos algunas características de estos errores. Los errores de intercambio


sientan las bases para pensar que un determinado par de elementos (los
involucrados en el error), que pueden o no estar separados por ítems de la
oración, están presentes simultáneamente en la planificación de la misma. Así,
como vimos, que el nivel funcional es el nivel de planificación de múltiples
frases, el intercambio que se realiza entre palabras que pertenecen a frases
distintas dependerá de procesos de ese nivel. Por el contrario, en el caso de
los intercambios de sonidos se realizan en el marco de la misma unidad o entre
ítems adyacentes que integran la misma frase. Esta restricción nos permite
sostener que los procesos de asignación de estructura segmental del nivel
posicional tienen como unidad la frase, ya que los elementos involucrados en el
error pertenecen a un mismo sintagma.
Otra clase de errores de sonido son las sustituciones, adiciones u omisiones.
Se observó que todos los errores de sonido están sometidos a restricciones
como, por ejemplo, que:
a) los elementos en interacción son métrica y fonéticamente similares;
b) el entorno de los elementos involucrados en el error es similar;
c) la buena conformación fonológica queda preservada (los ejemplos
producidos no violan reglas de combinación de sonidos de la lengua).
Estos errores ponen de manifiesto que hay un proceso de planificación donde
los elementos se ensamblan sintagma por sintagma y se especifican a partir de
sus rasgos segmentales.
Los intercambios con anclaje son un tipo de error muy particular e interesante
que pone en evidencia dos operaciones respecto a la selección y ubicación de
las palabras en la oración. El hecho de que el elemento intercambiado sea sólo
la raíz, pone en evidencia que el acceso a los procesos flexivos se realiza por

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otro camino. Garrett explica que los elementos flexivos son rasgos del marco
de planificación a los que se les adiciona los ítems léxicos en las posiciones
indicadas.
Respecto a los errores de desplazamiento de ítems de clase cerrada (palabras
funcionales) se presume que surgen de la interpretación de rasgos del marco
de planificación de frases y la ubicación en la cadena terminal. Esta es la única
clase de error que produce una modificación del acento sintagmático o figura
tonal, que es un rasgo de la estructura de superficie.
Por último, las sustituciones de palabras por la forma - que involucram ítems de
la misma categoría gramatical - y que mantienen, a su vez, una relación de
similaridad en cuanto al número de sílabas y a cuáles son las sílabas iniciales,
así como el lugar del acento, dan cuenta de una de las etapas de acceso léxico,
la que requiere la recuperación de la forma fonológica de salida de las palabras.

Insertar figura 3

Respecto al nivel fonético, nos podemos preguntar ¿para qué postular un nivel
adicional si la estructura segmental está determinada en los procesos del nivel
posicional? La respuesta la da la aparición de cierta clase de errores en los
cuales el carácter fonético detallado de elementos involucrados en un error o en
su contexto inmediato se altera para “acomodarse” a las restricciones
fonológicas regulares de su lengua. Se denominan errores de acomodación.
Este nivel sirve para ajustar las formas fonológicas abstractas de las palabras
ya seleccionadas previamente a las sutiles modificaciones que están
determinadas por el contexto lingüístico.

En resumen, ¿por qué Garrett distingue niveles? Porque los tipos de errores y
las restricciones que operan sobre ellos determinan que los niveles de
procesamiento son distintos. Los errores de intercambio de palabras se realizan
entre frases; los de sonido, dentro de ellas. Los intercambios de palabras no

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están restringidos por características prosódicas o segmentales de los ítems;
mientras que los de sonidos y los de posición, sí. Los procesos de selección
están restringidos por el tipo de vocabulario, ambos respecto a la forma y
significado.
Entonces, si los patrones de error se toman como reflejo de la estructura de
procesamiento normal, las propiedades de los errores y sus interacciones nos
podrán decir algo acerca de las estructuras que el sistema va computando en
un punto dado de la emisión.

6.2.2 El Modelo de W. Levelt

Veremos ahora un modelo de producción del lenguaje que abarca desde la


intención comunicativa hasta la articulación de sonidos. Como podemos ver, la
originalidad de este modelo, no contradictorio con algunos de los que hemos
visto, es que se trata de un modelo que podríamos llamar "completo"; se trata
del modelo propuesto por Willem Levelt (1989). Para comprenderlo en su
totalidad repasaremos también algunos de sus supuestos, aúnque esto implique
- a esta altura del libro - volver sobre temas conocidos.

Recordemos que la producción lingüística, esto es, hablar, es una de las tareas
más complejas que realizan los seres humanos. Es propia de la especie. Cada
niño normal comienza a desarrollar esta actividad en su infancia, guiado por una
predisposición, genéticamente dada. Para que podamos considerar completa la
adquisición, será necesaria toda la infancia y requiere una interacción intensa y
extensa entre el niño y su grupo familiar, sus maestros, sus pares y otros
miembros de la comunidad lingüística. De hecho, la adquisición nunca termina.
Un hablante adulto puede expandir su lexicón con tantas palabras nuevas como
necesite, y continuar aumentando sus habilidades retóricas y narrativas.

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Consideramos, como vimos en capítulos anteriores, al hablante como un
procesador de información de alta complejidad que puede transformar
intenciones, pensamientos, sentimientos en habla articulada.
Para desarrollar una teoría acerca de una tarea cognitiva compleja se requiere
una disección del sistema general - de producción lingüística, en este caso - en
subsistemas o componentes de procesamiento; esto implica:
a) realizar una caracterización de las representaciones que los
procesadores computan,
b) establecer la forma en que son computadas,
c) especificar cómo los componentes cooperan para generar su producto
final.
Una teoría de la producción de habla involucra varios niveles de procesamiento,
que iremos describiendo a continuación, en forma sintética. El objetivo es
proponer, para su discusión, un tipo de arquitectura para el sistema de
procesamiento que subyace a la producción de habla; este modelo consiste en
varios componentes de procesamiento que trasladan la intención del hablante y
la “convierten” en habla. El procesamiento de los componentes está
especializado: los componentes trabajan de manera autónoma. La mayoría de
ellos, funcionan de modo automático, casi como un reflejo. Este modo de
funcionamiento es el que les permite trabajar de modo simultáneo, en paralelo.
Esta es, a su vez, la condición esencial para la generación de habla
ininterrumpida.

Los análisis sugieren que para planificar una emisión, hay una fase inicial en la
que el hablante decide el propósito de su próximo movimiento. Esta decisión
depende de varios factores, en primer lugar de los deseos, necesidades,
creencias y obligaciones del hablante. El primer paso en la planificación de una
emisión es el de concebir una intención comunicativa. A la elaboración por el
hablante de su intención comunicativa, a partir de seleccionar la información que
trasladará con fines comunicativos, lo llamaremos Macro plan. A la

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determinación de la perspectiva informativa de la emisión, su tópico, su foco y la
forma en que va a atraer la atención del oyente, la llamaremos Micro plan.
Tenemos diversas razones para distinguir estas dos fases en la planificación de
una emisión, después de que se concibió la intención comunicativa. Durante la
macro planificación el hablante selecciona y moldea la información, de manera
que su expresión tomará una forma adecuada para transmitir la intención. Esto
fija el acto de habla (Austin, 1962, Searle, 1969). Durante la segunda fase, la
micro planificación, el hablante ordena toda esta información en perspectiva,
marcando el status de la información de los referentes “dados” o “nuevos”,
asignando el tópico, el foco, etcétera.
La forma en que el hablante proyecta el paquete de información, que será
expresado en palabras, involucra la recuperación de items léxicos de lo que
llamamos el léxico mental – un almacén de información acerca de las palabras
de la lengua. El hablante usará partes de la estructura conceptual para
recuperar las palabras apropiadas del léxico. Un ítem léxico es una entidad
compleja. Se recupera sobre la base de su significado, pero contiene además
información sintáctica, morfológica y fonológica.
Existe evidencia de que los hablantes construyen el marco de una oración sin
mucho cuidado acerca de la fonología de las palabras. Además de la
información semántica, usan la información sintáctica (y, a veces, aspectos de la
información morfológica) contenida en los ítems recuperados para construir este
marco. Este aspecto no fonológico de la información de un ítem léxico se
llamará lema del ítem. Así, cuando decimos que el sujeto ha recuperado el lema,
significa que accedió a aquellos aspectos de la información almacenada de un
ítem que es relevante para la construcción del entorno sintáctico de una palabra.
Por ejemplo, para el ítem conocer, se requiere que un sujeto exprese el rol de
experimentador y un objeto (o complemento) que exprese qué es conocido y,
además, debe indicarse cierto orden en que estos elementos gramaticales
pueden aparecer. Por medio de los procesos que llamaremos de codificación
gramatical, el hablante recupera los lemas apropiados para expresar los

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conceptos y coloca los lemas en un orden adecuado. Además, se asignan
ciertos rasgos a los lemas durante la etapa de codificación gramatical, como el
lugar del acento, o que deben aparecer ciertos casos (como el nominativo para
la forma sujeto). El movimiento inicial de proyección de la información a ser
expresada sobre las palabras crea lo que llamaremos la estructura superficial.
Pero ¿cuándo puede aparecer un error de sustitución de palabras, como
producir mala por sala (Ver 6.3.1). El error, presumiblemente, surge cuando se
accede a las formas fonológicas de las palabras. Tales errores son un
argumento importante para distinguir un nivel independiente de codificación
fonológica. Después de recuperar las formas fonológicas de los lemas en la
estructura de superficie, el hablante puede construir un plan fonético o
articulatorio para la emisión.
No es extraño que un hablante reconozca haber cometido un error como el
citado, por esta razón, el modelo incluye una forma de monitorear el discurso
propio y reordenar y adaptar algunos elementos (por ejemplo, hacer una pausa
y retomar correctamente la emisión pretendida). En una conversación, los
interlocutores envían señales al hablante para expresarle que algo no está claro
- como la interjección ¿eh? - o para solicitar su turno de habla. A menudo esto
se realiza a través de gestos o miradas. Un hablante, está continuamente moni
toreando a sus interlocutores y a sí mismo, a la espera de retroalimentación
(feed back) acerca de lo que está ocurriendo.
Resumiendio, podemos distinguir, entonces, varios pasos en la producción de
una oración. Tenemos una elección inicial del propósito, esto es, concebir la
intención comunicativa, y una selección del significado, o significados, para
hacer que el interlocutor comprenda esta intención. Estos procesos
conceptuales dependen del estado de motivación del hablante, del conocimiento
que comparte con los interlocutores y, especialmente, del registro discursivo del
hablante. Estos procesos crean un mensaje para ser expresado. Luego, hay
que seguir pasos más específicamente lingüísticos, como el acceso a las
palabras, la construcción de las formas sintácticas que proyectan los conceptos,

191
y sus relaciones, sobre la estructura gramatical de superficie. Esta estructura, a
su vez, debe desarrollar un plan fonético que sirve para dar instrucciones al
aparato articulador del hablante. Sobre todo esto, el hablante monitorea y,
donde es necesario, interviene para enmendar los errores.

6.2.1 Un modelo de trabajo

Vimos que hay distintos componentes para el procesamiento de habla fluente,


es decir, habla producida de modo ininterrumpido, lo que permite producir gran
cantidad de oraciones. Cada componente recibe un cierto input (información de
entrada) y produce un tipo de output (información de salida). El output de un
componente se convierte en el input del siguiente. Veremos el funcionamiento
completo del modelo

Conceptualizando

Hablar es una actividad intencional que involucra: 1) concebir una intención, 2)


seleccionar la información relevante para expresar este propósito, 3) revisar qué
se está diciendo y cómo, etcétera. Aclaremos que entendemos por
intencionalidad (Searle, 1983):

"es aquella propiedad de muchos estados y eventos mentales en virtud de la


cual éstos se dirigen a , o son sobre o de , objetos y estados de cosas en el
mundo."

De acuerdo con esta definición, la intencionalidad es la forma en que nuestra


mente se relaciona con el mundo. De modo consecuente, la intención
comunicativa sería la

192
"actividad mental en virtud de la cual los estados y procesos mentales se dirigen
a, o son sobre o de, objetos y estados de cosas en el mundo por medio de la
actividad comunicativa, esto es, la realización de actos de habla."

La actividad de hablar requiere una constante atención por parte del hablante.
La suma de estas actividades mentales será llamada conceptualizar y el
sistema de procesamiento subyacente será el Conceptualizador. El producto
de conceptualizar será el mensaje preverbal.

Para codificar un mensaje, el hablante debe acceder a dos tipos de


conocimiento:

1. El conocimiento procedural, que tiene la forma:


SI X ENTONCES Y.
Por ejemplo, SI la intención es decir la verdad acerca de P, ENTONCES
aseverará P. Aquí P es alguna proposición que el hablante quiere expresar y el
proceso indicado es construir una aserción de esa proposición. Si un hablante
tiene la intención de transmitir que es cierto que Juana está comiendo, entonces
enunciará
Juana está comiendo
El Conceptualizador y su generador de mensajes pueden ser pensados como un
sistema estructurado de pares condición/acción. Estos procesos pueden
depositar sus resultados en la Memoria de trabajo (Baddeley, 1986) que
contiene toda la información accesible para el hablante. Es la información
“atendida” por el sujeto.

2. El conocimiento declarativo, es el conocimiento proposicional. La variable


P, por ejemplo, en el valor dado:

“Manhattan es una ciudad peligrosa”

193
Esto es una unidad de conocimiento proposicional. El hablante debe acceder a
una cantidad de este tipo de conocimiento que está disponible en una memoria
de largo plazo – el conocimiento estructurado del hablante del mundo y de sí
mismo, almacenado durante el curso de su vida (también llamado
conocimiento enciclopédico), pero sólo la porción requerida por la situación
de discurso.
Por otro lado, el hablante está atento a sus interlocutores (quiénes son y dónde
están) y al entorno perceptivo (visual y auditivo); esto conforma el
conocimiento situacional, que se hace accesible como conocimiento
declarativo y es usado para la codificación de los mensajes.
Finalmente, el hablante debe revisar lo que él y los demás han dicho en el curso
de la interacción. Este es el registro del discurso, del que sólo una pequeña
parte está en la Memoria de trabajo del hablante.
El mensaje generado por el conceptualizador, será la entrada para el próximo
componente de procesamiento, llamado formulador. Este componente sólo
puede aceptar aquellos mensajes que tengan ciertas condiciones específicas
del lenguaje. Por lo tanto, la información de salida adecuada del
conceptualizador será llamada mensaje preverbal, que es una estructura
conceptual que puede ser aceptada como entrada por el formulador.
Hemos distinguido dos estadios en la planificación del mensaje preverbal: la
macro planificación y la micro planificación. La primera, involucra la elaboración
de alguna meta comunicativa en una serie de sub metas y la recuperación de la
información que debe ser expresada para concretar cada una de ellas. La
segunda, asigna la forma proposicional para cada uno de los “chunks”
(unidades) de información, así como la perspectiva (tópico y foco) informacional
que guía los procesos de distribución de la atención.

Formulando: la codificación gramatical y fonológica.

194
El formulador acepta fragmentos de mensajes como entrada y produce como
salida un plan fonético o articulatorio. En otras palabras, traduce una estructura
conceptual en una estructura lingüística. Esto se realiza en dos etapas.
Primero, una codificación gramatical del mensaje. El codificador gramatical
consiste en procesos de acceso a los lemas y la construcción de estructuras
sintácticas. El lema es conocimiento declarativo que está almacenado en el
léxico. La información que contiene es el significado o sentido de un ítem
léxico. Dos ejemplos de esta clase de información son: que loro es un tipo
especial de ave, y que dar implica que un actor X cause que Y tome posesión de
un objeto Z. También la información sintáctica de cada palabra es parte del
lema. El lema loro será categorizado como un sustantivo, dar como un verbo
que debe tomar como sujeto al actor X, etcétera. Un lema será activado cuando
su significado se empareje con parte del mensaje preverbal. Esto hará que su
sintaxis esté disponible, lo que, a su vez, activará ciertos procesos de
construcción sintáctica. Cuando, por ejemplo, el lema dar es activado por la
estructura conceptual del mensaje, la categoría sintáctica Verbo activará los
procesos de construcción de frases. Este conocimiento procedural (almacenado
en el Codificador gramatical) es usado para construir frases verbales como “dio
el libro a María”. Hay también procesos para construir frases nominales,
preposicionales, cláusulas, etcétera.
Cuando se accedió a toda la información relevante de los lemas y a todos los
procesos de construcción sintáctica, el codificador gramatical ha producido una
estructura de superficie – una cadena ordenada de lemas agrupados en frases
de varios tipos. Este codificador puede depositar sus resultados provisionales en
un retén, llamado el buffer sintáctico.
Segundo, una codificación fonológica. Su función es recuperar, o construir, un
plan fonético o articulatorio para cada lema y para la emisión como un todo. La
mayor fuente de información a la que accede el codificador fonológico es a la
forma léxica, la información del léxico acerca de la composición interna del
ítem. Además de la información del lema, un ítem léxico contiene información

195
acerca de su morfología y su fonología – por ejemplo, el ítem sospechoso
contiene una raíz (sospech-) y un sufijo (-oso), y que su primer fragmento es /s/.
Varios procesos fonológicos pueden modificar o especificar la forma de la
información que es recuperada, como determinar la sílaba donde recaerá un
acento adicional.
El resultado de la codificación fonológica es el plan fonético o articulatorio.
Todavía no es habla abierta, es una representación interna de cómo la emisión
planeada será articulada. También se la llama - aúnque persisten algunas dudas
con respecto a esta denominación - habla interna. El producto final del
formulador, es la entrada para el próximo componente de procesamiento: el
articulador.

Articulando

La articulación es la ejecución del plan fonético a través de la musculatura de los


sistemas respiratorio, laríngeo y supralaríngeo. La generación del habla interna
debe estar adelantada respecto a la ejecución articulatoria. Para enfrentar esta
asincronía es necesario que el plan fonético pueda ser temporalmente
almacenado. Este recurso de almacenamiento es el buffer articulatorio. El
articulador recupera sucesivas unidades de habla interna, desde este buffer,
para la ejecución. La ejecución motora involucra el uso coordinado de conjuntos
de músculos. El producto de la articulación es el habla abierta.

Automonitoreo

Un hablante es su propio oyente. Más precisamente, tiene acceso a su habla


interna y a su habla abierta. Puede escuchar su propia habla abierta, así como
el habla de sus interlocutores. Este hecho involucra un componente del
procesamiento, llamado Audición. Éste puede comprender lo que está diciendo,
por ejemplo, interpretar los sonidos como palabras y frases con significado. Este

196
procesamiento toma lugar en el sistema de comprensión del habla, que
consiste en varios subcomponentes. El sistema tiene acceso a la información
del lema y a la información de la forma en el léxico, con el objeto de reconocer
las palabras y recuperar su significado. La salida de este componente es el
habla analizada sintácticamente, una representación de la información de
entrada en términos de su composición fonológica, morfológica, sintáctica y
semántica.
El hablante puede atender a su habla interna. Esto significa que el análisis
interno del habla es representable en la memoria de trabajo. La asunción es
que el habla interna es analizada por el mismo sistema de comprensión que
computa el habla abierta. Por esta razón, el hablante puede detectar un
problema en su habla interna antes de que termine de ser articulado el elemento
problemático. Esto sucede en las autocorrecciones sobre la marcha. En otras
palabras, el monitor puede comparar el significado de lo que fue dicho o
internamente preparado con respecto a lo pretendido.
Cuando el hablante detecta un problema serio con respecto al significado o a la
correcta formación de su habla interna o abierta, decide parar la formulación de
la emisión. Puede entonces, retroceder al mensaje preverbal, o a un fragmento,
crear un mensaje adicional o diferente, o continuar, dependiendo de la
naturaleza del problema.
El hablante también monitorea los mensajes antes de que sean enviados al
formulador, considerando si tienen el efecto intentado, en vistas del presente
estado del discurso, y el conocimiento que comparte con el interlocutor. Por eso,
no hay razón para distinguir un componente de monitoreo autónomo en la
producción del lenguaje. El trabajo principal es realizado por el conceptualizador
que puede atender a los mensajes originados internamente y a la salida del
sistema de comprensión de habla.

6.2.2 Los componentes de procesamiento como especialistas


relativamente autónomos.

197
Un primer argumento para distinguir un componente particular de procesamiento
es que sea relativamente autónomo en el sistema. La idea central es que este
componente es un especialista. El codificador gramatical por ejemplo, es el
especialista en traducir las relaciones conceptuales en gramaticales, ningún otro
componente es capaz de construir frases desde el punto de vista sintáctico.
Para hacer su trabajo no requiere consultar con ningún otro componente, la
información de entrada característica (el mensaje preverbal) es condición
necesaria y suficiente para aplicar los procesos correspondientes.
La idea general para compartimentalizar el sistema es que
a) la entrada característica de un componente está totalmente restringida y
b) el modo de operación de cada componente está mínimamente afectado
por la salida de otros componentes.
La combinación de estos dos requerimientos es lo que Fodor (1983) llama
encapsulamiento informativo. En el modelo propuesto cada componente se
provee de una información de entrada específica: el componente gramatical con
mensajes preverbales; el componente fonológico con estructuras de superficie,
que son entidades sintácticas; el articulador con habla interna, que consiste en
representaciones fonéticas, etcétera. El funcionamiento de estos procesadores
es mínimamente afectado, o de ninguna forma, por otra entrada. No hay
retroalimentación desde componentes más bajos. La única forma de
retroalimentación en el sistema es a través de los componentes de la
comprensión. Esta hace posible el automonitoreo. Pero no hay feedback directo
desde el formulador o el articulador sobre el conceptualizador. Este puede
reconocer un problema en los otros componentes sólo sobre la base del
feedback desde el habla interna o abierta.
Un componente, a su vez, puede consistir en varios subcomponentes. El
formulador, por ejemplo, consiste en dos, que son menos autónomos que el
componente en su totalidad. Hay evidencia convincente en la bibliografía

198
.acerca de la posibilidad de retroalimentación desde la codificación fonológica
hacia la gramatical.

6.2.3 Control ejecutivo y automaticidad

Hablar es, usualmente, una actividad intencional; sirve para el propósito que el
hablante se propone. Una actividad intencional está, por definición, bajo control
central, no bajo control de un componente particular
Dada la existencia de un control central o ejecutivo, una cuestión importante es
el grado en que los componentes de procesamiento son afectados por éste.
Cuando un componente no está sujeto al control central, su funcionamiento es
automático. Esta distinción entre controlado y automático es fundamental en
psicología cognitiva. Veremos por qué.
Los procesos automáticos se ejecutan sin intención o conciencia. Se realizan
con sus propios recursos, no comparten capacidad de procesamiento con otros
procesadores. También, son rápidos. Estas características los hacen eficientes y
a su vez, no flexibles: es difícil alterar los procesos automáticos. Dado que no
comparten recursos, pueden trabajar en paralelo sin interferencia mutua.
Los procesos controlados centralmente demandan recursos atencionales, y
podemos atender muchas cosas al mismo tiempo (los ítems en la memoria de
trabajo). Los procesos de atención requieren cierto nivel de conciencia acerca
de lo que uno está haciendo. Por eso, los procesos controlados centralmente
tienden a ser seriales por naturaleza, y, por consiguiente, más lentos. Dado que
no están tan fuertemente fijados en la memoria, son más flexibles y adaptables
a los requerimientos de la tarea.
Veamos nuevamente los componentes de nuestro modelo. Claramente, el
conceptualizador involucra procesos altamente controlados. Los hablantes no
tienen fijado un pequeño conjunto de intenciones que han aprendido a realizar a
través del habla. Las intenciones comunicativas pueden variar en infinitas
formas y para cada una de estas formas el hablante debe encontrar nuevos

199
caminos para su expresión. Esto requiere atención. Cuando hablamos, somos
conscientes de las múltiples alternativas a considerar. La construcción del
mensaje es un proceso controlado, por lo tanto es monitoreado; las
autocorrecciones serían muy difíciles sin un grado de conciencia. El hablante
debe atender a su habla interna y a su habla abierta. El recurso de capacidad
limitada para conceptualizar y monitorear es la Memoria de trabajo. Por otro
lado, no todo el procesamiento de codificación del mensaje está bajo control
ejecutivo. La experiencia del hablante adulto es tan extensa que algunos
aspectos del mensaje pueden estar disponibles en la memoria de largo plazo y
ser recuperados. Algunas tareas conversacionales (como conocer cuándo y
cómo tomar o ceder un turno de habla, o decidir si un acto de habla tiene que
ser directo o más sutil) fueron adquiridas durante el curso de la vida y están
directamente disponibles para el hablante. Estos aspectos automáticos de
conceptualización son fácilmente atendidos y modificados cuando así lo
requiere la situación conversacional. No están informativamente encapsulados.
Todos los otros componentes, sin embargo, están encapsulados. Un hablante
no decide si recupera la palabra caballo cuando quiere referirse a este objeto, o
si el verbo dar requiere un objeto indirecto. Estas cuestiones surgen
automáticamente y con gran rapidez. El habla es producida normalmente con
una velocidad tal que permite pronunciar de dos a tres palabras por segundo.
Cada palabra se selecciona sobre decenas de miles, almacenadas en el léxico
mental. No hay tiempo para sopesar conscientemente las alternativas antes de
decidir acerca de qué palabra. La articulación permite emitir cerca de quince
fonemas por segundo. Formular y articular son procesos impenetrables para el
control ejecutivo.
Las nociones de automaticidad, encapsulamiento informativo e impenetrabilidad
cognitiva son centrales en la discusión acerca de la modularidad. El punto es si
estos componentes automáticos de procesamiento muestran otras
características, como estar genéticamente dados en la especie, estar

200
localizados en estructuras neurales especializadas y fijas que, llegado el caso,
muestran patrones de deterioro altamente específicos.

6.2.4 Unidades de procesamiento

Ha corrido mucha tinta respecto a la cuestión de qué unidades de


procesamiento están involucradas en la producción de habla. Algunos autores
han tratado de proponer la unidad, y esta búsqueda fue muy productiva. Otros,
reconocieron que no hay una unidad simple para la producción de habla. Así
fueron propuestas, en diferentes momentos y por parte de distintos
investigadores: la cláusula profunda; la idea; la unidad de información; el
mensaje; la claúsula fonémica; la frase; la estructura proposicional; la oración; el
sintagma; el grupo tonal; etcétera.
El punto central es que no existe una unidad de habla. Los distintos
componentes de procesamiento tienen sus propias unidades características.

“Optimización” de la producción

Una razón por la que algunos teóricos objetan el modelo de múltiples estadios
es creer que es estrictamente serial, o sea que opera de la siguiente forma:
primero, el hablante genera el mensaje completo; luego, la estructura de
superficie completa para ese mensaje; después, el hablante comienza a
construir el plan fonético y sólo cuando todo esto ha finalizado, comienza a
trabajar sobre la articulación de la primera palabra de la emisión. Tras haberse
completado la emisión, el hablante puede comenzar a preparar el siguiente
mensaje. Esto produciría una seria falta de fluencia en el discurso.
Sin embargo, no hay nada en los modelos de estadios que requiera este tipo de
serialidad. Incluso, aúnque no se pudiera formular sin plan conceptual, ni
articular sin plan fonético, la codificación del mensaje, la formulación y la
articulación podrían funcionar en paralelo. Kempen y Hoenkamp llamaron a esta

201
forma de trabajo procesamiento incremental o procesamiento optimizado.
Todos los componentes pueden trabajar en paralelo, pero sobre diferentes
unidades y fragmentos de la oración que está en construcción. Un componente
de procesamiento será desencadenado por cualquier fragmento de entrada
característico. Recurriendo al principio de Wundt, diremos que cada componente
de procesamiento será puesto en actividad a partir de un monto mínimo de
información de entrada, característica para ese componente.

Resumen de lo explicado hasta aquí

El modelo propuesto consiste en los siguientes componentes:


 Un conceptualizador que genera los mensajes preverbales. Esto es
información conceptual cuya expresión es el medio para realizar la intención del
hablante.
 Un formulador que contiene dos subcomponentes: el codificador gramatical
que recupera los lemas del léxico y genera relaciones gramaticales que reflejan
las relaciones conceptuales en el mensaje, y el codificador fonológico que crea
un plan fonético (o habla interna) sobre la base de la estructura de superficie.
Este último tiene acceso a la información acerca de las formas del léxico e
incorpora procedimientos para generar la prosodia de una emisión.
 Un articulador que ejecuta el plan fonético como una serie de instrucciones
neuromusculares.
 El sistema de comprensión de habla, que hace disponible al sistema
conceptual el habla interna y abierta y permite al hablante monitorear sus
propias producciones.

Cada uno de estos componentes, es un especialista autónomo que transforma


la información de entrada característica en información de salida. Los procesos
se aplican sin interferencia o retroalimentación de otros componentes. El desafío

202
del modelo consiste en determinar las formas que tienen las entradas y salidas
de cada componente.
Dada la diferenciación realizada entre procesos automáticos y procesos
controlados, debemos determinar dónde los procesos automáticos, que
funcionan en paralelo, son monitoreados centralmente. Si recordamos que
dijimos que no existe una unidad de procesamiento, sino varias, deberemos
mostrar también qué unidades pueden ser controladas.

6.2.4 Algunos detalles del funcionamiento

Veamos ahora el modelo con más detalle. Nos centraremos en la conversación


como evento comunicativo para desarrollar las explicaciones pertinentes y para
ejemplificar. Esta elección no es caprichosa, ya que la conversación es una
conducta lingüística universal, es libre por definición, resulta fundamental en el
proceso de adquisición. Es, además, una forma altamente contextualizada de
uso del lenguaje; por medio de esta actividad los hablantes pueden llegar a
acuerdos sobre lo que cada uno dice, sobre qué significa lo dicho en ese
momento particular.
La conversación está orientada por los objetivos de los paticipantes, es decir, es
una actividad intencional generada en el conceptualizador de cada participante.
Es una actividad gobernada por reglas que los participantes conocen y que
monitorean permanenemente. Podemos mencionar, por ejemplo las reglas de
alternancia, retención y traspaso del turno de habla entre los participantes. De
modo sucinto
a) Si un hablante está haciendo uso de su turno de habla debe ordenar una
unidad, su mensaje, hasta la transición.
b) El hablante que tiene el turno puede obligar a otro a hablar al cederle el
turno mediante una pregunta o sencillamente con la mirada.
c) Cualquier participante puede pedir el turno durante la transición.

203
d) Quien tiene el turno puede, aúnque no debe, seguir en el uso de la
palabra
e) El hablante a quien le dieron el turno lo toma y ordena, a su vez, su
mensaje.

No solo los momentos en que deben o pueden intervenir los hablantes están
regidos por reglas que son monitoreadas permanentemente; también los
contenidos están sometidos a reglas.
Debemos decir que no toda intención desemboca necesariamente en una
intención comunicativa. Por ejemplo, puedo sentir hambre y saber que hay
galletitas dentro de una lata en la alacena; a partir de esto puedo pedirle a
alguien que me alcance las galletitas o puedo levantarme y tomarlas por mí
mismo. Debemos decir también que no toda intención comunicativa se realiza
necesariamente de modo lingüístico: muchas veces un gesto es suficiente.
Una vez que el hablante ha resuelto actuar de modo lingüístico, también es
consciente y monitorea los contenidos de sus emisiones no solo de acuerdo con
sus intenciones, sino también respetando las máximas – o, eventualmente,
violándolas, para forzar inferencias por parte del oyente - del Principio
Cooperativo (Grice, 1975) que gobierna, como sabemos, los intercambios
conversacionales. Esto es, las máximas de cantidad, calidad, relevancia y
modo. Este monitoreo resulta imprescindible ya que la la conversación está
fuertemente contextualizada y el contexto impone siempre distito tipo de
restricciones. Recordemos también que hablar es un modo, entre otros
posibles, de actuar sobre el entorno, sobre un contexto. De este modo,
típicamente, al hablar se ejecutan Actos de Habla (Searle, 1969): asertivos,
directivos, comisivos, expresivos o declarativos. A partir del conocimiento de
estos actos, el oyente puede recuperar la intención comunicativa del hablante.

Como forma de salida del conceptualizador – y de entrada al formulador –


tenemos la estructura de los mensajes. El conceptualizador debe volcar la

204
intención en la forma de referencia y predicación – que es la forma básica de
todos los mensajes posibles – decidiendo a qué se refiere y qué se predica; se
puede hacer referencia a objetos, personas, hechos, sentimientos, etcétera; se
pueden afirmar, se pueden negar predicaciones; éstas pueden ser verdaderas,
falsas o indecidibles. El conceptualizador debe decidir también qué conceptos
utilizará de los que sabe que tiene disponibles en la memoria enciclopédica o de
largo plazo para expresar las intenciones. Estos conceptos deben estar en
alguna relación semántica o vinculados de acuerdo con funciones
argumentales, como agente, paciente, meta, afectado; es decir que en el
momento de la salida del conceptualizador está decidida la estructura
temática. Esto no es todo, también debe decidir la perspectiva informativa: qué
estará en foco, qué dirá antes y qué después. Resumiendo: el conceptualizador
debe, a partir de la representación del contexto situacional, decidir una acción
(lingüística) que debe representar como referencia y predicación, seleccionar
los conceptos que empleará (representación semántica preverbal) y seleccionar
la perspectiva para que pueda pasar al formulador. En un esquema

Representación Representación
espacial proposicional

Representación
Representación formulador
semántica
de la conducta

La mente humana organiza el mundo de la experiencia en categorías, como


personas, objetos, eventos, acciones, estados, tiempo, lugar, dirección que
funcionan como primitivos semánticos. (ver también página 170)

205
Veamos algunos ejemplos de cómo pueden ser las estructuras semánticas.
Objetos: libro, apunte, mesa, etcétera.
Personas: Juan, María, etcétera.
Lugar: en, arriba, adentro, sobre, etcétera.
Estados: ser, estar, parecer, etcétera.
Eventos: dar, poner, etcétera.
De este modo, generaremos un mensaje preverblal como

Evento

Poner persona lugar cosa

Juan en mesa libro

Este es solo un ejemplo posible. El conceptualizador produce mensajes como


salida, con representaciones de diferentes tipos, como proposiones, pero
también entidades, propiedades, escenas.

No es necesario que el mensaje esté completo para que funcione como entrada
para el formulador; pueden entrar fragmentos de mensaje con los que el
formulador va trabajando, para asegurar un habla interrumpida, fluente y
optimizar el tiempo. Tendremos, de este modo, un macro plan que elabora la
intención comunicativa en un conjunto de sub objetivos para facilitar la
selección de la información a transmitir y una micro planificación para poner
cada uno de los subobjetivos en el mensaje preverbal.
Supongamos que un hablante, llamado Simón, quiere que María entienda que
el tiene la intención comunicativa de transmitirle que Juan es carnicero y que el
hecho de que Juan es carnicero es verdadero, es decir que Simón quiere que
María sepa que Juan es carnicero. Esquemáticamente, el esquema conceptual
puede ser representado como:
Saber (María, intención (Simón, creer (Ana, carnicero (Juan))))

206
Esto simplemente puede derivar en

Declarativo (carnicero (Juan))


Es decir:
Juan es carnicero
También Simón puede elegir enunciar que
El otro día estaba paseando de casualidad por el barrio con Pedro y
vimos a Juan trabajando en una carnicería. Sacamos varias fotos cuando
estaba cortando carne para hacer milanesas y te las puedo mostrar.

En el primer ejemplo, coinciden el macro plan y el micro plan, pero – como


vemos – en el segundo el macro plan incluyó cinco microplanificaciones.
Aúnque el hecho es el mismo, el segundo ejemplo sirve para mostrar si,
después de monitorear la situación, Simón hubiera decidido incluir pruebas y
testigos para que María acepte el hecho de que es verdadero que Juan es
carnicero.
Dada la posibilidad de microplanificar que los hablantes tienen, debemos
postular la necesidad de una memoria operativa que retenga lo ya dicho y lo
que queda por decir de lo planificado en el transcurso de una conversación.
Esta memoria debe conservar información de
a) El conocimiento que los hablantes creen compartir (representación
espacial o del contexto);
b) Lo que el hablante ya dijo y lo que otros ya dijeron durante la
conversación;
c) Lo que falta decir.

Los sucesivos fragmentos del mensaje obligan al formulador a acceder a los


lemas (ver página 195), inspeccionar el mensaje para especificar las funciones,
argumentos y modificadores para especificar las relaciones gramaticales y

207
poder proyectarlas en estructuras de frase y flexiones. Esta será la estructura
superficial de la oración, producto de la codificación gramatical. Solo faltará la
codificación fonológica.
Es en los lemas del lexicón mental donde la información conceptual está
vinculada con una función gramatical, por lo que podremos ver:
a) el camino por el cual la estructura de superficie expresa relaciones
semánticas por medio de relaciones gramaticales (lo que dependerá de la
estructura interna de los lemas);
b) el camino por el cual las funciones gramaticales se realizan en una
organización jerárquica de la estructura de superficie que tendrá frases y
marcadores de caso.
Por ejemplo
1. Juan recorrió el Camino del Inca
2. Juan ama el Camino del Inca
3. Juan me recomendó el Camino del Inca para las vacaciones.

En los tres ejemplos anteriores el Camino del Inca es el objeto directo de las
oraciones. Sin embargo, esta relación sintáctica expresa cosas diferentes:
movimiento y dirección en 1., estado de Juan (en relación con el camino del
Inca) en 2. y la intención de Juan, de que el hablante comparta su creencia, en
3. Es la estructura interna de los lemas contenidos en amar, recorrer y
recomendar la que establece la relación sintáctica y la función semántica en
cada caso.
Esto significa que la codificación gramatical es un proceso autónomo que toma
mensajes como entrada y produce estructuras de superficie como salida.

Las estructuras de superficie son estructuras de frase que pueden


representarse en un árbol jerárquico. Las terminaciones son lemas con índices
y elementos vacíos que solo tienen información gramatical. Si bien las
estructuras de superficie no tienen prosodia, tienen información para generar

208
patrones prosódicos, como modo y foco; deben conservar alguna marca del
mensaje preverbal para saber si tendrán patrón prosódico interrogativo,
declarativo o imperativo, así como una marca dónde se decidió colocar el
énfasis.

El resto de la información será extraída de los lemas contenidos en el lexicón.


En efecto, sabemos que cada uno posee:
a) información sobre su significado (campos conceptuales que pueden
cubrir de modo parcial o total;
b) información sobre sus propiedades sintácticas y rasgos de selección;
c) información sobre sus propiedades morfológicas;
d) información sobre la forma fonológica.

Resumiendo, este es el primer modelo completo de producción lingüística.


Abarca tanto los mecanismos automáticos y modulares de generación como los
mecanismos centralizados de planificación de la intención y el monitoreo.
Incorpora tanto conocimientos específicamente lingüísticos como el de los
lemas, y conocimiento que no es estrictamente lingüístico, como el que
poseemos acerca del mundo y de las reglas convencionales de
comportamiento.
Resumiremos el modelo en un esquema.

209

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