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RESUMEN
En la formulación inicial de la Hipótesis de la Interlengua, los sistemas nativos se diferencian de los no-nativos en
que sólo a los primeros se les atribuye una base genética (la estructura biológica latente) responsable de que al niño
le ‘crezca’ la lengua. A los sistemas no-nativos se les atribuye una base psicológica (la estructura psicológica
latente) que, en principio, y para los adultos, requiere una implicación ‘consciente’ por parte del aprendiz y que,
usando la metáfora de los órganos, no le ‘crece’. A partir de las precisions que se han hecho a esta hipótesis,
presentamos datos experimentales del español de hispanohablantes con objeto de discutir, por un lado, en qué
medida la Hipótesis de la Interlengua traída al tiempo presente debe seguir ocupando un papel en la teoría de la
adquisición del lenguaje no-nativo y, por otro, cómo se pueden incorporar estos datos en la enseñanza de ELE.
1. INTRODUCCIÓN
La formulación de la Hipótesis de la Interlengua (HIL) en el inicio de la década de los setenta (Selinker 1972)
supone que el lenguaje no nativo adquiera el rango de sistema lingüístico digno de ser analizado desde los enfoques
lingüístico, psicológico y sociolingüístico (Liceras 1992).1 Podemos decir que el ‘nacimiento’ de los estudios de
adquisición de lenguas extranjeras y, en concreto, del análisis de los sistemas no nativos, tal como se va a plantear
desde la teoría lingüística de corte chomskiano, se produce a partir de esa formulación, si bien va a transcurrir toda
una década hasta que el modelo lingüístico con base biológica y psicológica que se conoce como gramática
generativa, comience a dar los frutos que llevarán a que el estudio de la interlengua pase a formar parte del campo de
la ciencia cognitiva (Liceras 1996a; 1998; 2010).
Si bien no cabe duda de que el desarrollo de los estudios de adquisición de lenguas extranjeras ha avanzado de forma
considerable, algunos de los problemas que plantea la HIL siguen pendientes de solución aunque, tanto las fuentes de
inspiración que sirven de base para la formulación actual de dichos problemas, como las herramientas de análisis que
se utilizan, se han refinado considerablemente. Por lo que se refiere a la formulación de las diferencias entre las
lenguas maternas y la interlenguas, consideramos que el sucesor directo de la HIL es la propuesta que se conoce
como Hipótesis de la Diferencia Fundamental (HDF) formulada primero por Bley-Vroman (1989) y matizada
posteriormente en los comentarios al trabajo de Epstein, Flynn y Martohardjono (1996) y en Liceras (1996a, 1998,
2003, 2010), Bley-Vroman (2009) o Slavakova (2009), entre muchos otros. En relación con las herramientas de
*
Este trabajo ha sido posible gracias a la financiación que hemos recibido de la Facultad de Humanidades de la
Universidad de Ottawa, del program CEA: Understanding Canada del Ministerio de Exteriores de Canada y del
Ministerio de Ciencia e Innovación de España. Los datos que se presentan forman parte de los proyectos de
investigación del Language Acquisition Research Laboratory (Lar-Lab) de la University of Ottawa
[http://artsites.uottawa.ca/larlab/en] y del Language Acquisition Laboratory (UVA-LAL) de la Universidad de
Valladolid [http://www3.uva.es/uvalal/]. Queremos dar las gracias a las personas que han participado en dichas
tareas experimentales, en concreto a los miembros de la comunidad de hablantes bilingües español-inglés de Ottawa,
a los de la comunidad de hablantes de español de Madrid y a los estudiantes de la Facultad de Humanidades de
Valladolid.
1
Vamos a utilizar indistintamente los términos interlengua, lenguaje no-nativo y lengua segunda o extranjera. Somos
conscientes de que muchos autores han utilizado lengua extranjera para referirse a la que se adquiere, después de la
lengua materna, en un contexto institucional (por ejemplo, el español en un centro educativo en Canadá o el inglés en
un centro educativo en España), y lengua seguanda a la que se adquiere en un contexto de ‘inmersión’ (el español en
España o el inglés en Canadá, independientemente de que haya instrucción formal también) y lengua extranjera a la
que se adquiere en un contexto institucional (el español en una institución en Canadá o el inglés en una institución
España).
Para abordar un aspecto fundamental de la HIL (y de la HDF), la idiosincrasia de los sistemas no nativos,
presentamos primero los rasgos de género y concordancia de género del Sintagma Nominal (SN)2, una característica
del español que siempre ocupa un papel destacado en el aula de ELE, pero lo hacemos utilizando datos
experimentales de alternacia de código (la house – el book – el house – la book – the casa – the libro), algo que no es
propio del aula de ELE. La alternancia de código se ha estudiado en el contexto del contacto de lenguas propio de
sociedades bilingües y en el contexto de la adquisición bilingüe de la lengua materna y, muy esporádicamente, en el
caso de las interlenguas. En segundo lugar, abordamos un tema, el de la relación entre la composición y la derivación
(hombre lobo – hombrecito lobo – hombre lobito – hombrecito lobito), que no creemos que se haya tratado nunca en
las clases de ELE ni en relación con la adquisición, el procesamiento o la interlengua. Es más, y hasta donde hemos
podido constatar, apenas ha sido analizado o descrito en los trabajos de morfosintaxis o de gramática descriptiva.
Tabla 1. Adquisición del lenguaje nativo y del lenguaje no nativo según la HIL de Selinker (1972)
DAL#1: estructura lingüística latente DAL#2: estructura psicológica latente
Gramática nativa Gramática no-nativa
Procesador nativo Procesador no-nativo
Principios de adquisición del lenguaje nativo Principios de adquisición del lenguaje no-nativo
Nos encontramos pues ante una defensa radical de la Hipótesis del Periódo Crítico formulada por Lenneberg (1967),
ya que, según Selinker, una vez pasada la pubertad, sólo un 5% de adultos pueden adquirir una L2 como adquirieron
la L1, algo que el considera patológico porque los mecanismos biológicos de los adultos ‘normales’ ya no son
sensibles al input como lo son los de los niños. Selinker no sólo plantea una diferencia radical en lo que se refiere al
proceso y al resultado de la adquisición de los dos sistemas sino que, además, defiende que las unidades de la
estructura psicológica latente (el DAL #2) y las del modelo de la gramática generativa no coinciden porque no existe
un ‘hablante-oyente’ ideal de la interlengua. En otras palabras, y pese al intento de que se le proporcione a la
interlengua el estatuto de lengua natural, Selinker no acepta que los constructos de una teoría lingüística de corte
universal como es la gramática generativa, puedan dar cuenta de las características de las interlenguas.
La causa de estas diferencias radica en el punto de partida y en la interacción con el input de la AL1 y la AL2 que,
según Bley-Vroman (1989, 1990), se definen como se indica en la tabla 3.
El hecho de que los sistemas no-nativos presenten características similares a los nativos se debe, según Bley-
Vroman, a que la GU se puede reconstruir; es decir, se puede hacer una especie de copia de ese programa inicial para
acomodar la L2.
Una de las críticas más duras que se han hecho a la HDF es la de Epstein, Flynn y Martojardjono (1996) que se
conoce como la Hipótesis del Acceso Total (HAT). Para estos autores la AL1 y la AL2 son totalmente equiparables.
Schwartz y Sprouse (1996) o White (1989, 1996), entre muchos otros, también defienden el llamado acceso total a la
GU pero otorgando un papel central a la L1, es decir, a la transferencia. Meisel (1997), sin embargo, toma una
postura clara a favor de la HDF. Las autores que, desde la aceptación del acceso a los principios de la GU de los
adultos, proponen matices y precisions a la HAT apuntan: (i) a la imposibilidad de diferenciar los principios de la
GU de los que se plasman en la L1 (Hale 1996); (ii) a la evidencia que proporcionan los pidgins frente a los criollos
de que los adultos no crean una lengua; (iii) a la imposibilidad de que un órgano, incluído el del lenguaje, crezca dos
veces (Liceras 1996); y (iv) a que la diferencia no es fundamental en la adquisición de los principios formales de la
sintaxis pero parece serlo en la de la morfología (White 2008).
Una prueba de la diferencia en la adquisición de los sistemas nativos y no-nativos la proporciona el hecho de que
sólo en la AL1 se da un periodo en el que produzcan los llamados “rellenos monosilábicos” (Liceras 2003). Ejemplos
de rellenos monosilábicos son las vocales que figuran en la posición de determinante de los ejemplos (1) a (8) y que
hemos tomado de Liceras, Díaz y Mongeon (2003).
En otras palabras, los niños producen sustantivos nulos cuando proyectan el rasgo marcador de palabra (Berstein
1993; Harris 1991) propio del español, el que permite que existan sustantivos nulos con artículos (algo que no es
posible en lenguas que no tienen el rasgo marcador de palabra francés o en inglés), lo cual es una prueba bastante
clara de que los niños y no los adultos, proyectan las categorías funcionales de abajo-arriba (desde las únidades
mínimas: los rasgos).
A partir de estos supuestos, vamos a discutir ahora datos espontáneos y experimentales de hispanohablantes y
hablantes de español no nativo con objeto de abordar en qué medida reflejan las diferencias y similitudes propias de
los sistemas nativos y no-nativos respectivamente y también con objeto de hacer una muy breve reflexión sobre la
pertinencia de incorporar estos datos en la enseñanza de ELE y de cómo incorporarlos.
La diferencia entre (10a) - (11a), por un lado, y (10b) - (11b) por otro, radica en que el determinante (el artículo en
este caso) concuerda con el género del sustantivo equivalente en español en el primer caso pero no en el segundo,
como se indica en las versions del SN del español que aparecen entre corchetes. Los casos de concordancia se ha
dicho que respetan el llamado Criterio Analógico (CA).
También se ha constatado que los casos de secuencias de determinante inglés y sustantivo español como los de (12)
son prácticamente inexistentes (Liceras et al. 2005; 2008) en la producción de esos mismos bilingües.
4
Para Chomsky (1986) el concepto de lengua-I define la competencia que tiene el adulto que ha fijado los
parámetros de su lengua en la infancia a partir de los principios de la GU y el input. Este concepto abarca la
representación mental del núcleo central de la gramática y es un concepto eminentemente psico-biológico y podemos
decir que supone una nueva formulación del concepto de competencia. Por el contrario, la lengua-E (lengua externa)
se refiere al conocimiento que tiene el hablante del mundo en el que usa el lenguaje y de las convenciones sociales
ligadas al uso.
Tabla 4. El Criterio Analógico en los SNs de los adultos bilingües español–inglés (Moyer 2003)
Matching [+analogical criterion] Non-matching [-analogical criterion]
[+ animate] [- animate] [+ animate] [- animate]
El 20 41 2 39
Los 6 15 1 9
La 0 6 0 0
Las 1 0 0 0
27 62 3 48
Un 4 26 0 15
Unos 0 1 0 2
Una 0 1 0 2
Unas 0 1 0 0
Total indef. 4 29 0 19
Other SP Dets 0 8 0 6
Totals 31 99 3 73
TOTALS 130 76
[Adaptado de Liceras (en prensa): tabla 24]
Es interesante constatar que la diferencia entre el total de casos en que se respeta el CA con sustantivos [-animados],
es decir, los casos en que el rasgo de género tiene un mero valor gramatical y no está ligado a la biología, frente al
total de casos en que no se respeta es significativa y a favor del CA.
Esta misma preferencia la pudimos constatar, por parte de bilingües español-inglés para los que el español era
claramente la lengua dominante, en los datos experimentales que obtuvimos a partir de una prueba de Juicios de
Aceptabilidad (Liceras et al. 2008). La tarea constaba de items de SNs con alternancia determinante + sustantivo con:
(i) sustantivos en inglés cuyo equivalente español tenía el género masculino o el femenino, con ejemplos
contrabalanceados en que se respetaba o se violaba el CA, como se muestra en los ejemplos de (13) – (16); y (ii)
sustantivos en español como se muestra en los ejemplos (17) – (18).
5
N equivale a ‘neutro’ en el sentido de que en los SNs del inglés no se marca ni el género gramatical ni la
concordancia de género.
4
3
L1
ENGLISH
2
L1
SPANISH
1
0
ENG
DET
SP
MM
SP
FF
[Adaptado de Liceras et al. 2008]
2 L1
ENGLISH
1 L1
SPANISH
0
MATCHING SPA DETNON-MATCH SPA DET
Pudimos constatar, además, que el llamado masculino por defecto no juega ningún papel, ya que, como se puede ver
en el gráfico 3, y como confirma el análisis estadístico, no hay efecto significativo de género como tal. Es decir la
preferencia por el AC se da con el mismo grado en el caso del masculino (el book frente a la book) que en el caso del
femenino (la house frente a el house).
4
3.5
3
2.5 L1 ENG
2 L1 SPA
1.5
1
0.5
0
MM MF FF FM
Los participantes adultos de que nos ocupamos aquí tenían que leer un diálogo corto y evaluar la respuesta en la que
estaban los casos de alternancia de código, que se presentaron como se indica en (19). La escala que utilizamos en
este caso estaba representada por emoticones, dado que se ha elaborado de forma que también podamos obtener
datos de niños.
(19)
En (20) – (25) se enumeran ejemplos de los items de la prueba del CA en los casos de concordancia de género entre
el determinante y el sustantivo. Se confeccionaron dos listas con orden A-Z y Z-A respectivamente, con objeto de
controlar el efecto del orden de presentación7.
6
Esta prueba forma parte del proyecto conjunto de investigación The representation of formal features in the mind of
the bilingual: the view from code-switching del Language Acquisition Research Laboratory de la Universidad de
Ottawa y del Language Acquisition Laboratory de la Universidad de Valladolid.
7
También había distractores que contenían casos de alternancia de código en otra posición, como en el Sintagma
Preposiciónal de La jirafa está near the trees o con alternancia dentro de las palabras como en Esto es un dog-ito.
En el gráfico 4 podemos obsevar que tanto el grupo A, el de bilingües con español como lengua dominante residentes
en Canadá, como el grupo B, el de bilingües con español como lengua dominante residentes en España, prefieren los
casos [+CA] y la diferencia con los casos [-CA] es significativa (F(2,24)=15.538, p<.001)
.
Gráfico 4. Criterio analógico: Determinante + Sustantivo. Grupo A frente a grupo B
Los resultados relativos a la concordancia entre el SN y el adjetivo también arrojan una preferencia significativa por
el CA por parte de los dos grupos, como se puede observar en el gráfico 5.
2 Fem noun
1
Masc
noun
Non-‐matching
Adj
English
Adj
Matching
Adj
[Adaptado de Liceras (2013)]. Grupo A en tonos azules. Grupo B en tonos morados.
Cuando se comparan las dos construcciones (gráficos 6 y 7) se puede observar que el grupo A es menos sensible al
CA con la secuencia determinante + sustantivo que en los casos [-CA] pero la diferencia no es significativa (p<.715).
El grupo B, por su parte, muestra preferencia por los SAdj. que concuerdan que con los SN que por los que no
concuerdan pero la preferencia tampoco es estadísticamente significativa (p<.200).
2
Fem
noun
Masc
noun
1
Non-‐matching
Adj
English
Adj
Matching
Adj
3 Masc noun
Fem
noun
2
Masc
noun
1
Non-‐matching
Adj
English
Adj
Matching
Adj
Por lo tanto, los datos relativos al CA que hemos analizado prueban que los hablantes de español como lengua
dominante tienen una preferencia clara por el los casos [+CA] y que esa preferencia se da en los dos tipos de pruebas
de Juicios de Aceptabilidad y tanto si los hablantes residen en España como si residen en Canadá. No hemos
analizado todavía los datos de los bilingües de Trinidad y Tobago que tienen el inglés como lengua dominante a los
que les hemos pasado esta prueba pero los resultados iniciales indican que se comportan como los anglófonos de
Canadá que realizaron la primera prueba que hemos descrito8. Es decir, no son sensibles al CA.
Lo que se desprende de forma clara de los datos experimentales es que los hablantes nativos de español clasifican los
sustantivos del inglés en función del género. Creemos que esto es una prueba contundente de la fuerza con la que se
presenta un rasgo tan gramaticalizado como el género en la mente de los nativos, es decir los que fijan los rasgos de
abajo-arriba como hemos argumentado al examinar la producción de “rellenos monosilábicos” en el lenguaje infantil.
No contamos con datos experimentales de comunidades bilingües como la de Gibraltar o la de Nuevo México pero
uno de los objetivos del proyecto en el que se enmarca este ultimo estudio es conseguir ese tipo de datos para ver en
qué medida las intuiciones de estos bilingües “equilibrados” son distintas de las de los que tienen o bien el español
8
María Landa-Buil, profesora de la University of West Indies y colaboradora en nuestro Language Acquisition
Research Lab, ha pasado esta prueba en Trinidad y Tobago.
Estos datos parecen indicar también que la HIL o la HDF, con las precisiones que hemos mencionado, tienen
vigencia aquí y ahora con respecto a las diferencias que hay entre el hablante nativo y el no-nativo en cómo se
representa el género gramatical en la mente de los primeros pero no de los segundos, ya que no clasifican los
sutantivos del inglés con el género de los sustantivos equivalentes del español. Estos datos y ejemplos de alternancia
de código pueden formar parte de las discusiones que se lleven a cabo en los cursos de formación de profesores en
relación con cómo llevar a los aprendices a captar las intuiciones del nativo. Tambien, y por muy disparatado que
pueda parecer, se puede pensar en hacer juegos de alternancia de código en el aula.
9
Queremos agradecerle a la autora de los dibujos, Terhi Salomaa-Robertson, no sólo que nos haya permitido
utilizarlos en varias pruebas experimentales sino que los haya puesto a disposición de nuestro Language Acquisition
Research Lab.
Un patrón similar es el que se esperaría encontrar en el caso de la derivación, de forma que (37), el diminutivo de
(36), llevaría el sufijo en el núcleo.
Pero si nos presentaran un dibujo como el de (38), ¿podríamos denominarlo también cart-ITA bomba como al de
(37)?
Lo que hemos constatado es que, al contrario de lo que sucede con la flexión, los hablantes nativos pueden
interpretar el sufijo derivativo en el caso de los compuestos deverbales como abrebotellitas (Bollaín 2011) de dos
maneras: o bien el diminutivo afecta a todo el compuesto o bien sólo al complemento botellas (es un abrebotellas
pequeño o es un abrebotellas de tamaño estándar que sirve para abrir botellas pequeñas). En el caso de los
compuestos N-N, y si bien Bollaín (2011) no acepta los casos en que el sufijo derivativo se sitúa en el modificador y
marca, carta bombita, como agramatical, otros hablantes no sólo no rechazan ese tipo de compuesto sino que
consideran que es uncompuesto diferente del que lleva el modificador en el núcleo y, además, aceptan incluso la
doble marca de derivación: en el núcleo y en el modificador (cartita bombita).
Ante esta situación, en un estudio piloto (Walsh 2013a, 2013b)10 nos hemos planteado averiguar cuáles son los
factores que influyen en el grado de aceptación o rechazo de los compuestos con sufijos derivativos en posiciones
que no son gramaticales en el caso de los sufijos de flexión, como hemos visto en los ejemplos de (34) y (35).
Los factores que se han incorporado en este estudio concreto son: [+/- animado], [+/- separabilidad] y frecuencia de
uso. Por “separabilidad” entendemos el hecho de que los dos términos del compuesto se puedan conceptualizar como
entidades separadas. En los ejemplos de la prueba de este estudio y, en general en los compuestos atestiguados, la
“separabilidad” está estrechamente ligada a que el compuesto sea [+animado] (no suelen ser entidades separables) o
[-animado] (suelen ser entidades separables). Pero no siempre es así porque un sofa cama es una compuesto de
unidades que no se perciben facilmente como separables.
Los compuestos que Walsh (2013a, 2013b) la prueba de dibujos del estudio piloto han sido los 16 que figuran que
figuran en (40).
La tarea consistía en elegir el dibujo que se correspondía con cada una de las cuatro formas del compuesto que
hemos presentado en (36) – (39). Por ejemplo, en el caso del compuesto animado hombre lobo, las imágenes que, en
principio, se podrían relacionar con cada compuesto serían las siguientes:
10
Este estudio forma parte del trabajo de investigación de doctorado de Lia Walsh, uno de los miembros del
Language Acquisition Research Lab y, a su vez, se enmarca en el proyecto conjunto con la Universidad de
Valladolid Minority and majority languages in Canada and Spain: English, French and Spanish as first, second and
heritage languages. [Canada-Europe Award Program (CEA). International Council for Canadian Studies].
En la prueba que se les administró a 50 hispanohablantes adultos residentes en España se presentaban los cuatro
dibujos cuatro veces alternando y sólo una forma del compuesto escrita, como se puede ver en (45) y en (46).
Se utilizaron además 16 distractores que eran sustantivos con adjetivos de colores y se presentaron de la misma
forma que los compuestos. En algunos casos, como en los compuestos sin diminutivo y como en el ejemplo de (47),
era muy obvio a qué dibujo correspondía el compuesto o el Sintagma Adjetivo pero en otros, como en (48), no lo era
tanto. Por consiguiente, se ha tratado de establecer un paralelismo entre los distractores y los compuestos de la
prueba ya que los casos de dos diminutivos como el de (44) no parece que se hayan constatado y los propios dibujos
no siempre eran obvios.
Lo que hemos averiguado hasta ahora es que, tal como esperábamos, cuando el sufijo diminutivo marca el núcleo,
los hablantes nativos de español eligen el dibujo en el que los dos sustantivos del compuesto son pequeños, el de (44)
y el primero de (42) cuando se compara con el compuesto que no tiene sufijo diminutivo. Ahora bien, también
También, y en contra de lo que se esperaba, cuando el sufijo diminutivo va en el modificador hacen la misma opción
que cuando va en el núcleo, es decir, hombre lobito y coche camita se distribuyen entre la opción en que se reducen
las dos partes del compuesto, es decir (43) y el primer dibujo de (46) respectivamente, y la opción en la que el
elemento que representa al núcleo es pequeño, es decir (44) y el dibujo que aparece en cuarto lugar en (46). Esta
segunda opción no se esperaba y somos conscientes de que, en gran parte, es un efecto de la tarea, si bien cuando se
pregunta si la presencia del diminutivo en el modificador hace que el compuesto sea agramatical o inaceptable,
raramente se obtiene una respuesta afirmativa. Para muchos hablantes, y sobre todo en el caso de los compuestos
animados, tanto la presencia del diminutivo en el modificador como en el núcleo puede afectar a todo el compuesto.
Esto, como hemos visto, no es posible en el caso de la flexión y nos lleva a plantearnos que, en los compuestos, y en
concreto en los compuestos N-N que nos ocupan, la derivación no funciona como la flexión.
Por lo tanto, y en lo que hemos podido constatar hasta ahora, la propuesta de Zwicky (1985) según la cual cuando los
sufijos están ligados al núcleo del compuesto tienen abarque (afectan a) sobre todo el compuesto, como los sufijos
flexivos, tenemos que matizarla porque, por un lado, puede afectar sólo al núcleo y, por otro, los sufijos ligados al
modificador también pueden tener abarque sobre todo el compuesto, matices que son imposibles en el caso de la
flexión. Los resultados del estudio piloto estarían más en línea con Cinque (2005) ya que este autor mantiene que los
modificadores pueden tener abarque sobre el núcleo, lo cual da cuenta de los casos en que carta bombita u hombre
lobito se interpreten (o se usen) respectivamente como una carta bomba pequeña y a un hombre lobo pequeño.
Hemos de precisar que la tarea de dibujos ha influído claramente en los resultados, tanto en lo que se refiere a las
diferencias entre los items individuales como al hecho de que, al ofrecer las distintas opciones, pueden haber forzado
el aprendizaje de lo que potencialmente pueden representar los dibujos, independientemente de que los participantes
no produzcan nunca los ejemplos en que el sufijo diminutivo se liga al modificador o simultáneamente al núcleo y al
modificador y de que estos casos sean extremadamente infrecuentes si es que hubiera alguno atestiguado.
Por lo que se refiere a los items individuales, se ha constatado que la relación de tamaño entre los dos sustantivos del
compuesto puede jugar un papel. Es decir, mientras que en el caso de mujer tigre los dos elementos son comparables
en tamaño, en el caso de mujer araña no lo son, y esto puede afectar la interpretación que se haga o la aceptabilidad
de un diminutivo colocado en el modificador (más aceptable en el caso de araña que en el caso de tigre). Este factor
se podría tener en cuenta al diseñar una prueba pero el problema es que los compuestos N-N son muy poco
productivos en español y, por lo tanto, es muy difícil encontrar un número suficiente de compuestos en que la
relación vaya en una u otra dirección.
También hemos podido constatar que, en algunos casos, la ‘empatía’ que causaba uno de los dibujos de los
compuestos ha influído en que se elija con más frecuencia como posible representación de compuestos con el sufijo
ligado al modificador o a los dos sustantivos del compuesto, lo cual nos lleva a pensar que el valor ‘afectivo’ de los
diminutivos puede jugar un papel que esta tarea no nos permite delimitar.
Para concluir, y pese a que nos encontramos ante un aspecto de la morfosintaxis del español en que las intuiciones de
los nativos parecen estar en ‘terreno movedizo’, hay, si embargo, patrones claros. No sabemos si también habrá
patrones claros en el caso de los hablantes no nativos pero nos permitimos adelantar que las respuestas y la
interpretación de estos compuestos: (i) van estar mediadas por la direccionalidad y la morfología (o su carencia) de
los compuestos de su lengua materna, como hemos visto sistemáticamente en el caso de la flexión (Liceras y Díaz
5. Conclusiones
En la primera parte de este trabajo hemos partido de la propuesta inicial de la HIL y la hemos abordado desde su
sucesor inmediato, la HDF para defender la vigencia del concepto como tal pero no los a prioris psicolingüísticos y
lingüísticos de los que parten una y otra. Los matices a los planteamientos iniciales que se han propuesto en esta
década están ligados al desarrollo de la teoría lingüística y de la teoría psicolingüística y se han beneficiado (y
seguirán benefiándose) de la sofisticación de los experimentos dirigidos a investigar cómo se representa y como se
procesa el lenguaje. Contamos con las tareas en línea (on-line), con las tareas de seguimiento de los movimiento
oculares (eye-tracking) o con los electroencefalograms (ERPs) que podemos utilizar para investigar la adquisición
del rasgo género o los compuestos con derivación a los que hemos dedicado la segunda parte de este trabajo.
También podemos compararlos con otras muchas unidades y construcciones lingüísticas.
Independientemente de que la utiliación de las tareas mencionadas arrojará luz sobre los temas que hemos tratado en
la segunda parte de este trabajo, los datos experimentales dirigidos a investigar si la forma en que se representa el
rasgo gramatical [género] en la mente del nativo y del no nativo que hemos discutido nos han permitido precisar en
qué medida la AL1 y la AL2 son diferentes y, por lo tanto, concluir que el principio en que se basan la HIL y la HDF
tiene vigencia hoy en día y puede ser utilizado de forma creativa en el aula de ELE. Por lo que se refiere al abarque
de los sufijos derivativos en los compuestos N-N y, por lo tanto, a cómo se plasma la direccionalidad del núcleo, no
contamos todavía con datos de hablantes no-nativos del español pero parece claro que es necesario diseñar tareas de
interpretación que nos permitan determinar, por ejemplo, si para estos hablantes y para los nativos el sufijo que se
sitúa en el modificador tiene abarque sobre todo el compuesto.
Como conclusión queremos precisar que no sólo hemos tratado de mostrar cómo la teoría lingüística nos abre
caminos para investigar la adquisición y la enseñanza de ELE sino también cómo nuestra investigación puede ofrecer
datos del lenguaje nativo y del no-nativo que lleven a la lingüística teórica a reconsiderar y refinar sus propuestas.