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Obesidad y sobrepeso

Datos y cifras
 En 2022, una de cada ocho personas en el mundo eran obesas.
 Desde 1990, la obesidad se ha duplicado con creces entre los adultos de todo el mundo,
y se ha cuatriplicado entre los adolescentes.
 En 2022, 2500 millones de adultos (18 años o más) tenían sobrepeso. De ellos, 890
millones eran obesos.
 En 2022, el 43% de los adultos de 18 años o más tenían sobrepeso, y el 16% eran
obesos.
 En 2022, 37 millones de niños menores de 5 años tenían sobrepeso.
 En 2022, más de 390 millones de niños y adolescentes de 5 a 19 años tenían sobrepeso,
de los cuales 160 millones eran obesos.
Generalidades
El sobrepeso es una afección que se caracteriza por una acumulación excesiva de grasa.
La obesidad es una compleja enfermedad crónica que se define por una acumulación excesiva
de grasa que puede ser perjudicial para la salud. La obesidad puede provocar un aumento del
riesgo de diabetes de tipo 2 y cardiopatías, puede afectar la salud ósea y la reproducción y
aumenta el riesgo de que aparezcan determinados tipos de cáncer. La obesidad influye en
aspectos de la calidad de vida como el sueño o el movimiento.
El diagnóstico del sobrepeso y la obesidad se efectúa midiendo el peso y la estatura de las
personas y calculando el índice de masa corporal (IMC): peso (kg)/estatura 2 (m2). Este índice es
un marcador indirecto de la grasa, y existen mediciones adicionales, como el perímetro de la
cintura, que pueden ayudar a diagnosticar la obesidad.
Las categorías del IMC para definir la obesidad varían, en función de la edad y el género, para
lactantes, niños y adolescentes.
Población adulta
En el caso de los adultos, la OMS define el sobrepeso y la obesidad así:
 sobrepeso: IMC igual o superior a 25; y
 obesidad: IMC igual o superior a 30.
En el caso de los niños, debe tenerse en cuenta la edad al definir el sobrepeso y la obesidad.
Niños menores de 5 años
En el caso de los niños menores de 5 años:
 el sobrepeso es un peso para la estatura superior a dos desviaciones típicas por encima
de la mediana de los patrones de crecimiento infantil de la OMS; y
 la obesidad es un peso para la estatura superior a tres desviaciones típicas por encima de
la mediana de los patrones de crecimiento infantil de la OMS.
Datos sobre el sobrepeso y la obesidad
En 2022, 2500 millones de adultos de 18 o más años tenían sobrepeso, de los cuales más de 890
millones eran obesos. Esto significa que el 43% de los adultos de 18 años o más (un 43% de
hombres y un 44% de mujeres) tenían sobrepeso, lo que supone un aumento con respecto a
1990, cuando el porcentaje de adultos de 18 años o más con sobrepeso era del 25%. La
prevalencia del sobrepeso variaba en función de la región: del 31% en las regiones de la OMS
de Asia Sudoriental y África al 67% en la Región de las Américas.
En 2022, alrededor del 16% de los adultos de 18 años o más en todo el mundo eran obesos. La
prevalencia de la obesidad en todo el mundo aumentó en más del 100% entre 1990 y 2022.
Se estima que, en 2022, 37 millones de niños menores de 5 años tenían sobrepeso. Considerado
en tiempos como un problema de los países de ingreso alto, el sobrepeso va en aumento en los
países de ingreso bajo y mediano. En África, el número de niños menores de 5 años con
sobrepeso se ha incrementado en casi un 23% desde el año 2000. Prácticamente la mitad de los
niños menores de 5 años que tenían sobrepeso o eran obesos en 2022 vivían en Asia.
En 2022, más de 390 millones de niños y adolescentes de 5 a 19 años tenían sobrepeso. La
prevalencia del sobrepeso (lo que incluye la obesidad) entre los niños y adolescentes de 5 a 19
años ha aumentado drásticamente, pasando del 8% en 1990 al 20% en 2022. Este aumento ha
afectado de la misma manera a niños y niñas: en 2022, el 19% de las niñas y el 21% de los
niños tenían sobrepeso.
Mientras que tan solo el 2% de los niños y adolescentes de 5 a 19 años eran obesos en 1990 (31
millones de jóvenes), en 2022 el 8% de los niños y adolescentes eran obesos (160 millones de
jóvenes).
Causas del sobrepeso y la obesidad
El sobrepeso y la obesidad son la consecuencia de un desequilibrio entre la ingesta calórica
(alimentación) y el gasto calórico (actividad física).
En la mayoría de los casos, la obesidad es una enfermedad multifactorial que se debe a un
entorno obesogénico, factores psicosociales y variantes genéticas. En un subgrupo de pacientes,
se pueden identificar los principales factores etiológicos individuales (medicamentos,
enfermedades, falta de movimiento, procedimientos iatrogénicos, o enfermedad
monogénica/síndrome genético).
El entorno obesogénico que exacerba la probabilidad de la obesidad en individuos, poblaciones
y en diferentes entornos está relacionado con factores estructurales que limitan la disponibilidad
de alimentos saludables y sostenibles a precios asequibles a nivel local, la falta de situaciones en
la vida cotidiana de la población en las que sea fácil y seguro realizar una cierta actividad física
y la ausencia de un entorno legal y reglamentario adecuado.
Al mismo tiempo, la falta de una respuesta eficaz del sistema de salud para identificar el exceso
de aumento de peso y de depósitos de grasa durante las primeras etapas agrava la aparición de la
obesidad.
Consecuencias comunes para la salud
Los riesgos del sobrepeso y la obesidad para la salud están cada vez mejor documentados y
estudiados.
Se estima que, en 2019, un IMC superior al óptimo provocó cinco millones de muertes por
enfermedades no transmisibles (ENT) como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el
cáncer, los trastornos neurológicos, las enfermedades respiratorias crónicas o los trastornos
digestivos (1).
El sobrepeso en la infancia y la adolescencia afecta de forma inmediata a la salud de los niños y
adolescentes, y está asociado a un mayor riesgo de contraer, de manera precoz, distintas ENT,
como la diabetes de tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares. La obesidad en la infancia y la
adolescencia tiene consecuencias psicosociales adversas; afecta al rendimiento escolar y a la
calidad de vida, a lo que se añaden la estigmatización, la discriminación y la intimidación. Los
niños con obesidad tienen muchas probabilidades de ser adultos con obesidad y además corren
un mayor riesgo de sufrir ENT en la edad adulta.
Las consecuencias económicas de la epidemia de obesidad también son importantes. Se calcula
que, si no se toman medidas al respecto, los costos a escala mundial del sobrepeso y la obesidad
alcanzarán los US$ 3 billones anuales para 2030 y una cifra superior a los US$ 18 billones para
2060 (2).
Por último, el aumento de las tasas de obesidad en los países de ingreso bajo y mediano, en
particular entre los grupos socioeconómicos más bajos, está globalizando rápidamente un
problema que antes se asociaba únicamente a los países de ingreso alto.
Afrontar la doble carga de la malnutrición
Muchos países de ingreso bajo y mediano afrontan lo que se conoce como la doble carga de la
malnutrición.
Aunque estos países continúan lidiando con los problemas relacionados con las enfermedades
infecciosas y la desnutrición, también están viendo cómo aumentan rápidamente los factores de
riesgo de enfermedades no transmisibles como la obesidad y el sobrepeso.
Es frecuente que la desnutrición y la obesidad coexistan en un mismo país, una misma
comunidad y un mismo hogar.
Los niños de los países de ingreso bajo y mediano son más vulnerables a una nutrición prenatal,
del lactante y del niño pequeño deficiente. Al mismo tiempo, estos niños están expuestos a
alimentos altos en grasas, azúcar y sal, alto contenido calórico y bajo contenido en
micronutrientes, cuyo costo suele ser menor, así como la calidad de sus nutrientes. Estos hábitos
alimenticios, junto con unos niveles más bajos de actividad física, provocan un aumento
drástico de la obesidad infantil, al tiempo que los problemas de desnutrición siguen sin
resolverse.
Prevención y manejo
El sobrepeso y la obesidad, así como las enfermedades no transmisibles conexas, son en gran
medida prevenibles y manejables.
A nivel individual, las personas pueden reducir el riesgo adoptando una serie de intervenciones
preventivas en cada etapa del ciclo vital, antes incluso de la concepción, así como durante los
primeros años. Estas medidas incluyen:
 velar por que el aumento de peso durante el embarazo sea el adecuado;
 practicar la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses después del
parto y continuar con la lactancia hasta los 24 meses o más;
 promover entre los niños una serie de comportamientos en torno a cuestiones como la
alimentación saludable, la actividad física, las conductas sedentarias y el sueño,
independientemente de su peso actual;
 limitar el tiempo que se pasa frente a las pantallas;
 limitar el consumo de bebidas endulzadas con azúcar y alimentos de alto contenido
calórico y promover otros hábitos alimentarios saludables;
 disfrutar de una vida sana (alimentación saludable, actividad física, duración y calidad
del sueño, evitar el tabaco y el alcohol, autorregulación emocional);
 limitar la ingesta calórica de grasas saturadas y azúcar y aumentar el consumo de frutas
y verduras, así como de legumbres, cereales integrales y frutos secos; y
 realizar actividad física con regularidad.
Los proveedores de atención de salud deben
 evaluar el peso y la estatura de las personas que acuden a los establecimientos de salud;
 brindar asesoramiento sobre alimentación y estilos de vida saludables;
 cuando se diagnostica la obesidad, proporcionar servicios de salud integrados para la
prevención y el tratamiento de la obesidad, lo que incluye la alimentación saludable, la
actividad física y medidas médicas y quirúrgicas; y
 vigilar otros factores de riesgo de ENT (glucosa y lípidos en sangre y presión arterial) y
evaluar la presencia de comorbilidades y discapacidades, incluidos los trastornos mentales.
Los patrones de alimentación y actividad física de las personas son en gran medida el resultado
de condiciones sociales y ambientales que limitan ampliamente las decisiones personales. La
obesidad es más una responsabilidad social que individual, y las soluciones pasarán por crear
unos entornos y comunidades propicios en los que hagan de la alimentación saludable y la
actividad física regular los comportamientos más accesibles, disponibles y asequibles de la vida
cotidiana.
Detener el aumento de la obesidad exige medidas multisectoriales, relacionadas, por ejemplo,
con la fabricación, la comercialización y la fijación de los precios de los alimentos, y otras que
traten de abordar los determinantes de la salud en sentido más amplio (como la reducción de la
pobreza y la planificación urbana).
Entre tales políticas y medidas destacan las siguientes:
 medidas estructurales, fiscales y normativas destinadas a crear unos entornos
alimentarios saludables que conviertan los alimentos más sanos en una opción disponible,
accesible y deseable; y
 respuestas del sector de la salud concebidas y equipadas para identificar riesgos,
prevenir, tratar y controlar la enfermedad. Estas medidas deben basarse y estar integradas en
esfuerzos más amplios para abordar las ENT y fortalecer los sistemas de salud a través de un
enfoque basado en la atención primaria de salud.
La industria alimentaria puede desempeñar un papel importante en la promoción de una dieta
saludable:
 reduciendo el contenido en grasas, azúcar y sal de los alimentos procesados;
 garantizando que existan opciones saludables y nutritivas y que sean asequibles para
todos los consumidores;
 restringiendo la comercialización de alimentos con un alto contenido en azúcar, sal y
grasas, en particular los que se dirigen a niños y adolescentes; y
 garantizando la disponibilidad de alimentos saludables y apoyando la práctica de
actividad física de manera regular en el lugar de trabajo.
Respuesta de la OMS
La OMS lleva muchos años reconociendo la necesidad de hacer frente de manera urgente a la
crisis mundial de la obesidad.
Los Estados Miembros de la OMS aprobaron las metas mundiales de nutrición establecidas por
la Asamblea de la Salud, que tienen como objetivo garantizar que el sobrepeso infantil no
aumente, así como la meta relativa a las ENT para detener el aumento de la diabetes y la
obesidad para 2025. Reconocieron que se necesitaba una acción mundial acelerada para abordar
el problema omnipresente y corrosivo de la doble carga de la malnutrición.
En la 75.ª Asamblea Mundial de la Salud, celebrada en 2022, los Estados Miembros exigieron y
adoptaron nuevas recomendaciones para la prevención y la gestión de la obesidad y respaldaron
el plan de aceleración de la OMS para la prevención y la gestión de la obesidad. Desde su
aprobación, el plan de aceleración ha transformado el entorno político y ha generado el impulso
necesario para un cambio sostenible, por medio de una plataforma para transformar, racionalizar
y priorizar las políticas, apoyar la puesta en marcha en los países e impulsar el impacto y
fortalecer la rendición de cuentas a nivel nacional y mundial.

Referencias
1. GBD 2019 Risk Factor Collaborators. Global burden of 87 risk factors in 204 countries and
territories, 1990-2019: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2019.
Lancet. 2020;396:1223–1249.
2. Okunogbe et al., “Economic Impacts of Overweight and Obesity.” 2ª edición con
estimaciones para 161 países. Federación Mundial de la Obesidad, 2022.

Diabetes
5 de abril de 2023
Datos y cifras

 El número de personas con diabetes pasó de 108 millones en 1980 a 422 millones en
2014. La prevalencia de esta enfermedad ha venido aumentando más rápidamente
en los países de renta baja y de renta mediana que en los de renta elevada.
 La diabetes es una causa importante de ceguera, insuficiencia renal, infarto de
miocardio, accidente cerebrovascular y amputación de los miembros inferiores.
 Entre 2000 y 2019, las tasas de mortalidad por diabetes normalizadas por edades
aumentaron en un 3%.
 En 2019, la diabetes y la nefropatía diabética causaron 2,0 millones de defunciones.
 La alimentación saludable, el ejercicio físico regular, el mantenimiento de un peso
normal y la evitación del consumo de tabaco previenen la diabetes de tipo 2 o
retrasan su aparición.
 Es posible tratar la diabetes y evitar o retrasar sus consecuencias por medio de la
actividad física y una alimentación sana, aunadas a la medicación y a la realización
periódica de pruebas.
Datos y cifras
 El número de personas con diabetes pasó de 108 millones en 1980 a 422 millones en
2014. La prevalencia de esta enfermedad ha venido aumentando más rápidamente en los
países de ingresos bajos y medianos que en los de renta elevada.
 La diabetes es una causa importante de ceguera, insuficiencia renal, infarto de
miocardio, accidente cerebrovascular y amputación de miembros inferiores.
 Entre 2000 y 2019, las tasas de mortalidad por diabetes normalizadas por edades
aumentaron en un 3%.
 En 2019, la diabetes y la nefropatía diabética causaron dos millones de
defunciones.
 La alimentación saludable, el ejercicio físico regular, el mantenimiento de un peso
normal y la evitación del consumo de tabaco previenen la diabetes de tipo 2 o retrasan su
aparición.
 Es posible tratar la diabetes y evitar o retrasar sus consecuencias por medio de la
actividad física y una alimentación saludable, junto con medicación y la realización
periódica de pruebas.
Panorama general
La diabetes sacarina o diabetes mellitus (que aquí denominaremos, para simplificar, «diabetes»)
es una enfermedad crónica que se presenta cuando el páncreas no secreta suficiente insulina o
cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce. La insulina es una hormona
que regula la concentración de glucosa en la sangre, es decir, la glucemia. Un efecto común de
la diabetes no controlada es la hiperglucemia (es decir, la glucemia elevada) que, con el tiempo
daña gravemente muchos órganos y sistemas del organismo, sobre todo los nervios y los vasos
sanguíneos.
En 2014, el 8,5% de los mayores de 18 años padecían diabetes. En 2019, esta afección fue la
causa directa de 1,5 millones de defunciones y, de todos los fallecidos por diabetes, el 48% tenía
menos de 70 años. Además, otras 460 000 personas fallecieron a causa de la nefropatía
diabética, y la hiperglucemia ocasiona alrededor del 20% de las defunciones por causa
cardiovascular (1).
Entre 2000 y 2019, las tasas de mortalidad por diabetes normalizadas por edades aumentaron en
un 3%. En los países ingresos medianos o bajos, la tasa de mortalidad por diabetes aumentó en
un 13%.
En cambio, entre 2000 y 2019, la probabilidad de fallecer entre los 30 y los 70 años de edad por
alguna de las cuatro principales enfermedades no transmisibles (enfermedades cardiovasculares,
cáncer, enfermedades respiratorias crónicas o diabetes) se redujo en un 22% a escala mundial.
Síntomas
Los síntomas de la diabetes pueden ocurrir repentinamente. En la diabetes de tipo 2, los
síntomas pueden ser leves y tardar muchos años en notarse.
Los síntomas de la diabetes son:
 sensación de mucha sed;
 necesidad de orinar con más frecuencia de lo habitual;
 visión borrosa;
 cansancio;
 perder peso sin querer.
Con el tiempo, la diabetes puede dañar los vasos sanguíneos del corazón, los ojos, los riñones y
los nervios.
Las personas con diabetes corren más riesgo de sufrir problemas de salud, como infartos de
miocardio, derrames cerebrales e insuficiencia renal.
La diabetes puede causar pérdida permanente de la visión por daño de los vasos sanguíneos de
los ojos.
Muchas personas con diabetes presentan problemas en los pies debido al daño causado a los
nervios y al flujo sanguíneo insuficiente. Esto puede causar úlceras en los pies y llevar a la
amputación.
Diabetes de tipo 1
La diabetes de tipo 1 (denominada anteriormente diabetes insulinodependiente, juvenil o de
inicio en la infancia) se caracteriza por una producción deficiente de insulina y requiere la
administración diaria de esta hormona. En 2017 había 9 millones de personas con diabetes de
tipo 1, la mayoría de ellas en países de ingresos altos. Todavía no se conoce la causa de este tipo
de diabetes ni se sabe cómo prevenirla.
Diabetes de tipo 2
La diabetes de tipo 2 afecta a la forma en que el cuerpo usa el azúcar (glucosa) para obtener
energía, impidiendo que use la insulina adecuadamente, lo que puede aumentar las
concentraciones de azúcar en la sangre si no se trata.
Con el tiempo, la diabetes de tipo 2 puede causar daños graves al organismo, sobre todo a los
nervios y los vasos sanguíneos.
La diabetes de tipo 2 se puede prevenir en muchos casos. Hay factores que contribuyen a su
aparición, como el sobrepeso, no hacer suficiente ejercicio y la herencia genética.
El diagnóstico precoz es importante para prevenir los peores efectos de la diabetes de tipo 2. La
mejor manera de detectarla temprano es acudir a un proveedor de atención médica para hacerse
exámenes regulares y análisis de sangre.
Los síntomas de la diabetes de tipo 2 pueden ser leves y tardar varios años en notarse. Pueden
ser similares a los de la variante de tipo 1 pero, a menudo, menos intensos. En consecuencia, es
posible que la enfermedad se diagnostique años después de manifestarse los primeros síntomas,
cuando ya han aparecido complicaciones.
Más del 95% de las personas con diabetes tienen el tipo 2. Esta variedad de diabetes se
denominaba anteriormente «no insulinodependiente» o «de inicio en la edad adulta» porque,
hasta hace poco, este tipo de diabetes solo se observaba en los adultos. Sin embargo, en la
actualidad se da cada vez con más frecuencia en los niños.
Diabetes gestacional
La diabetes gestacional aparece durante el embarazo y se caracteriza por una hiperglucemia con
valores que, pese a ser superiores a los normales, son inferiores a los establecidos para
diagnosticar diabetes.
Quienes la presentan tienen más riesgo de sufrir complicaciones durante el embarazo y el parto.
Además, tanto la madre como, posiblemente, sus hijos corren más riesgo de presentar diabetes
de tipo 2 en el futuro.
La diabetes gestacional se diagnostica al practicar pruebas diagnósticas prenatales, y no tanto
porque la gestante refiera síntomas.
Deterioro de la tolerancia a la glucosa y alteración de la glucemia en ayunas
El deterioro de la tolerancia a la glucosa (comúnmente denominado «intolerancia a la glucosa»)
y la alteración de la glucemia basal (es decir, en ayunas) son estados de transición entre la
normalidad y la diabetes. Hay un gran riesgo de que ambos estados desemboquen en una
diabetes de tipo 2, aunque no es algo ineluctable.
Prevención
La mejor manera de prevenir o retrasar eficazmente la aparición de la diabetes de tipo 2 es
cambiar de hábitos.
Para ayudar a prevenir este tipo de diabetes y sus complicaciones, conviene:
 alcanzar y mantener un peso corporal saludable;
 mantenerse físicamente activo con al menos 30 minutos de ejercicio moderado cada día;
 seguir un régimen alimentario saludable, sin azúcar ni grasas saturadas;
 no fumar tabaco.
Diagnóstico y tratamiento
Se puede hacer un diagnóstico temprano determinando la glucemia con pruebas relativamente
baratas. Las personas con diabetes de tipo 1 necesitan insulina para vivir.
Una de las formas más eficaces de tratar la diabetes es mantener unos hábitos saludables.
Algunas personas con diabetes de tipo 2 necesitan tomar medicamentos para ayudar a controlar
los niveles de azúcar en la sangre. Estos medicamentos se administran en forma de inyección o
por otras vías. Algunos de estos medicamentos son:
 metformina;
 sulfonilureas;
 inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa de tipo 2.
Además de tomar medicamentos que reducen el azúcar en la sangre, las personas con diabetes a
menudo necesitan medicamentos para bajar la tensión arterial y estatinas para reducir el riesgo
de complicaciones.
A veces se necesitan otras intervenciones para tratar los efectos de la diabetes, por ejemplo:
 tratamiento de las úlceras en los pies;
 pruebas de detección y tratamiento de la insuficiencia renal;
 exámenes oculares para detectar la retinopatía (que causa ceguera).
Respuesta de la OMS
La OMS trabaja para estimular y apoyar la adopción de medidas eficaces de vigilancia,
prevención y control de la diabetes y sus complicaciones, sobre todo en los países de ingresos
medianos y bajos. Con ese fin:
 publica directrices científicas sobre la prevención de las principales enfermedades no
transmisibles, incluida la diabetes;
 elabora normas y criterios sobre el diagnóstico y la atención de la diabetes;
 informa sobre la epidemia mundial de diabetes, en particular con la conmemoración del
Día Mundial de la Diabetes (que se celebra el 14 de noviembre de cada año); y
 realiza tareas de vigilancia de la diabetes y sus factores de riesgo.
En abril de 2021, la OMS puso en marcha el Pacto Mundial contra la Diabetes, una iniciativa
mundial destinada a lograr mejoras sostenidas en la prevención y atención de la diabetes,
especialmente en los países de ingresos medianos y bajos.
En mayo de 2021, la Asamblea Mundial de la Salud aprobó una resolución relativa al
fortalecimiento de la prevención y el control de la diabetes y, en mayo de 2022, aprobó cinco
metas mundiales relativas al tratamiento de la diabetes y la cobertura de la atención a los
afectados que se deben alcanzar de aquí a 2030.
¿Qué es la bulimia?
La bulimia, conocida también como bulimia nerviosa, se trata de un importante trastorno
alimentario en el que la o las personas afectadas padecen episodios regulares en los que ingieren
una gran cantidad de comida —denominados atracones— en los que tiene una pérdida de
control sobre la comida ingerida. Posteriormente, aparece un sentimiento de arrepentimiento en
los que la persona utiliza diversas opciones para evitar el aumento de peso, como el uso no
controlado de laxantes o los vómitos.
Se trata de una afección que normalmente afecta más a mujeres que a hombres, siendo más
común en adolescentes y mujeres jóvenes.

Pronóstico de la bulimia
La bulimia se trata de un complejo trastorno de carácter grave que puede derivar en
complicaciones graves, llegando incluso a poner en riesgo la vida del paciente. Las
complicaciones más habituales de la bulimia serían alguna de las siguientes:
 Enfermedad de las encías
 Caries
 Deshidratación, que puede derivar en insuficiencia renal
 Problemas cardíacos
 Problemas digestivo
 Abuso de alcohol y/o drogas
 Autolesiones, pensamientos suicidas, que pueden derivar en suicidio
 Presencia de ácido estomacal en el estómago
 Poco nivel de potasio en la sangre
 Estreñimiento
 Daño en el páncreas
 Hemorroides

Síntomas de la bulimia
Es habitual que la persona bulímica tenga un peso totalmente normal, pero que se vean a sí
mismas con sobrepeso. Así, los signos más habituales de la bulimia son:
 Repetir episodios de ingerir cantidades excesivas de alimentos en una única vez
 Durante el atracón, la persona tendrá una pérdida de control, sin poder dejar de comer o
sin ser capaz de controlarlo
 Tras un atracón, forzar el vómito
 Hacer ejercicio excesivo para no aumentar el peso
 Utilizar laxantes, diuréticos después de comer
 Ayunar
La gravedad de la bulimia se determina en función de las veces por semana en la que se
producen atracones y su extensión en el tiempo.

Pruebas médicas para la bulimia


El diagnóstico de la bulimia se lleva a cabo tras realizar un análisis tanto de sangre como de
orina y tras realizar una exploración física. A su vez, el especialista hablará con el paciente
sobre sus hábitos alimenticios, los síntomas físicos y sus posibles formas de perder peso.

Causas de la bulimia
Por el momento, la o las causas de la bulimia son desconocidas. De hecho, existen muchos
factores que pueden afectar o influir en el desarrollo de los trastornos alimentarios. Los
principales serían la genética, la salud emocional, factores psicológicos, familiares, sociales,
culturales…

¿Se puede prevenir la bulimia?


Como tal, no existe una manera que garantice la prevención de la bulimia, pero se puede guiar a
una persona hacia un comportamiento saludable o que trate de buscar ayuda profesional
especializada antes de que su situación empeore.

Tratamientos para la bulimia


En personas bulímicas, es posible utilizar varios tratamientos, aunque normalmente la
combinación de medicamentos antidepresivos junto con psicoterapia suele ser
la combinación más eficaz para combatir este trastorno.
No obstante, existen una serie de opciones y consideraciones para tratarla:
 Psicoterapia: se trata de hablar y reconocer los problemas de bulimia con un
especialista. Los siguientes tipos de psicoterapia son los más positivos.
o Terapia cognitivo-conductual
o Tratamiento basado en la familia
o Psicoterapia interpersonal
 Medicamentos: los antidepresivos pueden ayudar a aliviar o mejorar los signos de la
bulimia cuando se usa junto con la psicoterapia. El tratamiento aprobado para tratar la bulimia
es la fluoxetina.
 Educación nutricional: un nutricionista puede ayudar al paciente diseñándole un plan de
alimentación con el que se logre
Normalmente, no es necesaria la hospitalización, pero en determinadas ocasiones al existir
complicaciones importantes es posible recibir el tratamiento en el hospital.

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