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INSTITUTO SUPERIOR DE SANIDAD “PROF. DR.

RAMÓN CARRILLO”

CARRERA
TECNICATURA SUPERIOR EN ENFERMERÍA
PROFESIONAL

TEMA
“SOBREPESO Y OBESIDAD INFANTIL”

AUTORA
MARTINEZ CAMILA BELÉN
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN:

El sobrepeso y la obesidad infantil son problemas de carácter mundial en la actualidad


que aumentan a un ritmo alarmante. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS),
se trata de uno de los problemas en Salud Pública más graves del siglo XXI.

La obesidad puede causar diversas complicaciones en la salud física, psíquica y social del
niño. Está fuertemente relacionada con el desarrollo de enfermedades cardiacas,
respiratorias y la diabetes, entre otras afecciones.

Son diversos los factores causantes de la obesidad, genéticos, psicológicos, estilo de vida
poco saludable a nivel familiar y la cultura en la que se encuentra inmersa cada niño y
niña, entre otros.

En el siguiente trabajo de investigación se dará a conocer la incidencia de la mal nutrición


por exceso en la sociedad, cuales son las causas y consecuencias, métodos de
prevención y diagnóstico y cuanta importancia le damos realmente como sociedad.

El rol de enfermería es importante y necesario desde lo educacional, enseñar hábitos


saludables, fomentar el ejercicio, colaborar en el desarrollo de programas nuevos y
efectivos.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

El sobrepeso y la obesidad infantil son problemas a los cuales no le damos la relevancia


adecuada como sociedad y esto es notable debido a su aumento rápido y sostenido en
los últimos años.

Existen varios factores que influyen en esta condición y muchos pasan desapercibidos
debido a que la sociedad los adopta como hábitos normales.

El sedentarismo promovido por el uso de la tecnología de entretenimiento, los


videojuegos, la televisión, las redes sociales, etc.

El aumento del consumo de alimentos altos en calorías y poco nutritivos que se da, por un
lado, por la publicidad de éstos en televisión y redes sociales.

La creencia de que ser “gordito” o “gordita” durante la infancia es sinónimo de buena


salud o de que es una etapa que ya se le va a pasar cuando crezca, es otro factor que
contribuye a la obesidad y a que se le reste importancia a este problema.

Las largas jornadas laborales de los padres afecta en la alimentación del niño. Se
consumen muchos alimentos procesados y deficientes en nutrientes por ser más rápido y
fácil. Además muchos padres adaptan a sus hijos a horarios desorganizados en la
comida, la falta de rutina alimentaria da acceso libre al niño para comer lo que quiera y
cuando quiera.

Con tantos factores causantes de la obesidad, ¿cómo podemos prevenirla? Y si ya está


establecida, ¿cómo tratarla? Como sociedad, ¿Le damos la importancia que merece?
JUSTIFICACIÓN

La obesidad es definida como uno de los mayores problemas en salud de este siglo y, sin
embargo, es un problema de aumento rápido y sostenido tanto para los países en
desarrollo como para aquellos primermundistas.

Muchas veces, el hecho de ser “gordito” o “gordita” durante la infancia es naturalizado y


hasta justificado con frases como “es porque tiene baja estatura” o “Ya se va a estirar
cuando crezca”, sin considerar el riesgo para la salud que acarrea consigo el sobrepeso y
la obesidad

Son muchos los problemas que perpetúan esta condición y es poca la información
respecto al tema, por esa razón nace este trabajo de investigación.
OBJETIVO GENERAL

Determinar las causas y consecuencias que llevan al aumento del sobrepeso y la


obesidad infantil en los últimos años y como repercute esta condición en la vida de
quienes la padecen y su entorno.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

 Brindar información sobre cuales son los principales factores de riesgo.


 Identificar los factores de riesgo controlables.
 Determinar cómo y en qué afectan el sobrepeso y la obesidad infantil a los niños.
 Establecer el grado de importancia que se le da a esta problemática en la
sociedad.
 Establecer el rol de enfermería en la detección precoz de los factores de riesgo y
su rol educativo.
MARCO TEÓRICO

OBESIDAD

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad infantil se define como


una enfermedad crónica, caracterizada por la acumulación anormal o excesiva de grasa
que puede ser perjudicial para la salud, como consecuencia de un ingreso calórico
superior al gasto energético del individuo. Así, la obesidad no es definida a partir de la
ganancia de peso, sino a través del tamaño de uno de sus componentes: el tejido
adiposo. (OMS. 2016)

Según el material Nutrición en Pediatría, bases para la práctica clínica en niños sanos y
enfermos, “Se define obesidad al aumento de la grasa corporal producido por un balance
positivo de energía, es decir, la obesidad no se define por la ganancia de peso sino por el
tamaño del tejido graso, su importancia radica en los riesgos para la salud y en la
inaceptabilidad social que genera la obesidad en la infancia predispone a padecer
obesidad en la vida adulta.”

El índice de masa corporal (IMC) es un indicador simple de la relación entre el peso y la


talla que se utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y la obesidad en los
adultos. Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla
en metros (kg/m2)

En el caso de los adultos, la OMS define el sobrepeso y la obesidad como se indica a


continuación:

 sobrepeso: IMC igual o superior a 25.


 obesidad: IMC igual o superior a 30.

El IMC proporciona la medida más útil del sobrepeso y la obesidad en la población, pues
es la misma para ambos sexos y para los adultos de todas las edades. Sin embargo, hay
que considerarla como un valor aproximado porque puede no corresponderse con el
mismo nivel de grosor en diferentes personas.

En el caso de los niños, es necesario tener en cuenta la edad al definir el sobrepeso y la


obesidad.
Para los niños menores de 5 años el sobrepeso es el peso para la estatura con más de
dos desviaciones típicas por encima de la mediana establecida en los patrones de
crecimiento infantil de la OMS; y la obesidad es el peso para la estatura con más de tres
desviaciones típicas por encima de la mediana establecida en los patrones de crecimiento
infantil de la OMS

En los niños de 5 a 19 años, el sobrepeso es el IMC para la edad con más de una
desviación típica por encima de la mediana establecida en los patrones de crecimiento
infantil de la OMS, y la obesidad es mayor que dos desviaciones típicas por encima de la
mediana establecida en los patrones de crecimiento infantil de la OMS.

EPIDEMIOLOGÍA

Hasta principios del siglo XX la obesidad era considerada consecuencia de la gula,


la glotonería y el descontrol en las comidas, poniendo en el individuo la total y exclusiva
responsabilidad por el problema. Además, el sobrepeso y la obesidad no mórbida eran
considerados expresión de salud y adecuada posición social.

La obesidad y el sobrepeso han alcanzado proporciones epidémicas. Las tasas de


obesidad casi se han triplicado desde 1975 y han aumentado casi cinco veces en niños y
adolescentes, afectando a personas de todas las edades de todos los grupos sociales en
la Región de las Américas y del mundo.

La Región de las Américas tiene la prevalencia más alta de todas las regiones de la
Organización Mundial de la Salud, con 62,5% de los adultos con sobrepeso u obesidad
(64.1% de los hombres y 60.9% de las mujeres). Si se examina únicamente la obesidad,
se estima que afecta a un 28% de la población adulta (un 26% de los hombres y un 31%
de las mujeres).

La epidemia no es ajena a los niños y adolescentes. En el grupo de 5 a 19 años, el


33,6% de los niños, niñas y adolescentes están afectados por sobrepeso u obesidad, y el
7,3% de los niños y niñas menores de cinco años, de acuerdo con las últimas
estimaciones de UNICEF, la OMS y el Banco Mundial.
En 2016, más de 1900 millones de adultos de 18 o más años tenían sobrepeso, de los
cuales, más de 650 millones eran obesos, el 39% de los adultos de 18 o más años (un
39% de los hombres y un 40% de las mujeres) tenían sobrepeso.

En general, en 2016 alrededor del 13% de la población adulta mundial (un 11% de los
hombres y un 15% de las mujeres) eran obesos.

En 2016, según las estimaciones unos 41 millones de niños menores de cinco años
tenían sobrepeso o eran obesos. Si bien el sobrepeso y la obesidad se consideraban
antes un problema propio de los países de ingresos altos, actualmente ambos trastornos
aumentan en los países de ingresos bajos y medianos, en particular en los entornos
urbanos. En África, el número de menores de 5 años con sobrepeso ha aumentado cerca
de un 50% desde el año 2000. En 2016, cerca de la mitad de los niños menores de cinco
años con sobrepeso u obesidad vivían en Asia.

En 2016 había más de 340 millones de niños y adolescentes (de 5 a 19 años) con
sobrepeso u obesidad.

La prevalencia del sobrepeso y la obesidad en niños y adolescentes (de 5 a 19 años) ha


aumentado de forma espectacular, del 4% en 1975 a más del 18% en 2016. Este
aumento ha sido similar en ambos sexos: un 18% de niñas y un 19% de niños con
sobrepeso en 2016.

Mientras que en 1975 había menos de un 1% de niños y adolescentes de 5 a 19 años con


obesidad, en 2016 eran 124 millones (un 6% de las niñas y un 8% de los niños).

A nivel mundial, el sobrepeso y la obesidad están vinculados con un mayor número de


muertes que la insuficiencia ponderal. En general, hay más personas obesas que con
peso inferior al normal. Ello ocurre en todas las regiones, excepto en partes de África
subsahariana y Asia.

En los últimos años, cada vez más niños, niñas y adolescentes tienen sobrepeso en
América Latina y el Caribe. Actualmente, se estima que al menos 3 de cada 10 niños,
niñas y adolescentes entre los 5 y 19 años viven con sobrepeso en la región.

Para el año 2020, UNICEF, la Organización Mundial de la Salud y el Banco Mundial


estimaron que en América Latina y el Caribe, el 7.5 por ciento de menores de 5 años
vivían con sobrepeso, lo que representa cerca de 4 millones de niños y niñas. Con esta
cifra, la región supera el porcentaje del promedio a nivel mundial, que es del 5.7 por
ciento.

Las principales causas del sobrepeso y la obesidad en la niñez son el consumo de


alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas, las cuales son de fácil acceso, bajo
costo y alta promoción en medios masivos, y la falta de actividad física. Durante la
pandemia, se intensifica el problema con el acceso limitado a una alimentación saludable
y una menor capacidad adquisitiva.

“Durante este año y medio de pandemia, ha sido mucho más difícil para las familias
comer sano. Madres y padres perdieron sus ingresos y los precios de los alimentos
subieron. Además, con el cierre de las escuelas, muchos niños y niñas dejaron de recibir
alimentación escolar y se limitaron las opciones y espacios para realizar actividad física”,
dijo Jean Gough, Directora Regional de UNICEF para América Latina y el Caribe. “Antes
de la COVID-19, prevenir la obesidad era imprescindible y ahora es más urgente que
nunca”.

Ante este contexto, el 15 de septiembre, UNICEF reunirá a representantes de gobiernos,


sociedad civil, instituciones académicas, organismos internacionales y el sector privado
para hacer un llamado urgente para emprender acciones que fomenten una alimentación
saludable en la niñez desde sus primeros años de vida.

UNICEF viene impulsando iniciativas, en colaboración con los gobiernos de la región,


para mejorar el estado nutricional de la población, orientar a familias y comunidades, y
contribuir en la implementación de acciones regulatorias para cambiar los entornos
alimentarios. Para prevenir el sobrepeso, UNICEF apoya campañas de etiquetado frontal
nutricional en varios países y promueve acciones para la protección, promoción y apoyo a
la lactancia materna, desde el nacimiento, y hasta los dos años de edad.

"La pandemia nos ha enseñado la importancia de cuidar nuestra salud y la de nuestras


familias. El contexto de COVID-19 representa una ventana de oportunidad para prevenir
el sobrepeso desde la primera infancia y para toda la vida. Hoy en día es posible que
cada niño y niña en América Latina y el Caribe crezca con alimentos saludables, pero solo
si unimos nuestras fuerzas” agregó Jean Gough.

UNICEF insta a los países de la región a fortalecer e implementar marcos normativos para
garantizar la calidad de la alimentación en hogares y escuelas, incentivar la recuperación
de los programas de alimentación escolar, el acceso a alimentos más saludables para las
familias y promover más espacios e iniciativas para la actividad física.

Situación de Argentina en la obesidad infantojuvenil

El 41,1 por ciento de los chicos y adolescentes de entre 5 y 17 años tiene sobrepeso y
obesidad en Argentina, en una proporción de 20,7 por ciento y 20,4 por ciento,
respectivamente, sin diferencias por nivel socioeconómico.

En los niños de 0 a 5 años, el exceso de peso alcanza el 13,6 por ciento, una cifra
elevada si se tiene en cuenta que el exceso de peso esperado para esta edad es de 2,3
por ciento.

En los niños menores de 5 años, la proporción de baja talla a nivel nacional fue de 7,9%,
siendo de bajo peso 1,7% y de emaciación 1,6%. En los niños, niñas y adolescentes de 5
a 17, los resultados mostraron 1,4% de delgadez y 3,7% de baja talla. Los números
confirman que los indicadores de desnutrición por déficit se mantuvieron estables en el
país respecto de otros estudios previos y que el sobrepeso y la obesidad crecieron
significativamente constituyéndose en el principal problema de malnutrición en el país.

ETIOLOGÍA

La obesidad es una problema de origen multicausal, es decir, son varios los factores
determinantes. Sin embargo, las causas fundamentales son dos:

 Transformación en la conducta alimentaria: aumento del consumo de alimentos


calóricos, ricos en grasas saturadas y azúcares y bajo contenido de hidratos de
carbono.
 Estilo de vida sedentario: aumento de las horas de ocio sedentario (por el uso de
televisor, redes sociales, videojuegos, etc.), y disminución significativa del tiempo
dedicado a deportes, actividad física, ejercicios, actividades al aire libre, etc.
Ambos factores se ven influenciados por el uso excesivo de los medios electrónicos de
comunicación en la actualidad. La exposición de los niños y niñas a estas tendencias
puede ser perjudicial para su salud. Una de las estrategias mas comunes de las empresas
consiste en utilizar a los personajes favoritos de los infantes en los anuncios comerciales
para ayudar a vender productos alimenticios que, en la mayoría de los casos, son
perjudiciales para la salud. Lo alarmante de estas publicidades es que están al alcance de
los niños en su día a día fácilmente ya que aparecen en los sitios destinados al gozo
infantil.

Otros factores causantes del sobrepeso y la obesidad frecuentes son los siguientes:

 Factores psicológicos: la obesidad puede ser también consecuencia de una


alteración de la personalidad. En algunas personas la angustia, tensión, soledad,
aburrimiento, ansiedad y depresión llevan a que se alimente de forma excesiva
con productos de alto contenido calórico.
 Factores genéticos: hoy en día, está más que demostrado el papel de la herencia
del gen de la obesidad. Está establecido que si ambos padres son obesos el
riesgo para la descendencia será de 69 a 80 %; cuando solo uno es obeso será 41
a 50 % y si ninguno de los 2 es obeso el riesgo para la descendencia será solo del
9 %.9. Se debe tener en cuenta que estos factores genéticos van a estar
asociados a las condiciones externas tales como hábitos dietéticos, estilo de vida
sedentaria, y la estructura psicológica y cultural.
 Factores ambientales: el principal factor es la familia, que influye en los modelos y
estilos de alimentación y en la provisión y disponibilidad de alimentos. Además, el
micro medioambiente incluye el colegio, lugares de juego y comercios, que pueden
modificar la conducta alimentaria. A nivel macro ambiental, intervienen las políticas
económicas, las industrias, los medios, la tecnología, el transporte, entre otros.
Cada uno de estos niveles puede facilitar u obstruir la implementación de hábitos
alimentarios adecuados y de estilo de vida que, en definitiva, determinarán el
estado nutricional.
 Factores culturales: estos tienen una influencia amplia en la alimentación, en la
génesis y en la perpetuación de la obesidad. La cultura puede definirse como la
forma de pensar y hacer las cosas que, junto con las creencias y la forma de
percibirlas e interpretarlas, se transmite de generación en generación.
 Factores endócrinos: si bien el gran incremento de la prevalencia de la obesidad
infantil se debe a un desequilibrio entre la ingesta y el gasto energético, existe un
porcentaje de casos derivados de la existencia de alteraciones endócrinas o
Síndromes subyacentes.

Síndromes genéticos asociados con la obesidad

 Síndrome de Prader-Willi: produce hipotonía, mala alimentación seguida de


hiperfagia y aumento del peso, retraso del desarrollo, retraso mental, baja talla,
dermatomanía, trastornos de la conducta y psicosociales.
 Síndrome de Bradet-Biedl: se caracteriza para la polidactilia, retraso cognitivo,
baja estatura, retinitis pigmentaria, enfermedad renal, hipogonadismo.
 Síndrome de Alström: sordera nerviosa, diabetes, degeneración retinal
pigmentaria, cataratas.
 Osteodistrofia hereditaria de Albright: produce baja talla, puede haber
seudohipoparotiroidismo, calcificaciones ectópicas, hipocalcemia.
 Síndrome de Cushing: complejo de Carney, un síndrome autosómico dominante
de neoplasias múltiples, pigmentación cutánea moteada, neoplasia endócrina
múltiple, neoplasia testicular, quistes de ovarios.
 Deficiencia aislada de la hormona del crecimiento: genera baja talla y obesidad
central.
 Retraso mental sindrómico ligado al cromosoma X: se caracteriza por una alta
prevalencia de obesidad por mutaciones genéticas.

Trastornos médicos asociados con obesidad

 Obesidad hipotalámica: puede ser producida por traumatismos de cráneo,


neoplasias del sistema nervioso central, radioterapias o cirugía. También existen
deficiencias neurológicas o endócrinas asociadas.
 Hipotiroidismo: caracterizado por estreñimiento, restricción del crecimiento lineal,
letargia.
 Depresión o ansiedad: puede producir obesidad debido a los cambios en la
alimentación o en la actividad física, o bien, por farmacoterapia.
 Abusos: la obesidad puede darse como consecuencia de abusos físicos,
psicológicos o sexuales.
Fármacos asociados con la obesidad

 Glucocorticoides, Fenotiazinas, Antidepresivos tricíclicos, Ácido valproico,


Carbamazepina, Bloqueantes beta adrenérgicos, insulina, inhibidores receptivos
de la recaptación de la serotonina

También existen algunas situaciones que favorecen el desarrollo de obesidad:

 Hiperglucemia o diabetes materna en el embarazo


 Alto peso de nacimiento para la edad gestacional
 Peso de nacimiento bajo para la edad gestacional
 Prematuridad
 Rápida velocidad de ganancia de peso en el primer año de vida
 Antecedentes familiares de obesidad.
 Haber hecho dietas estrictas durante la infancia, indicadas o no por profesionales
de la salud
 Padecer enfermedades que dificulten la movilidad
 Tener compulsiones alimentarias o hiperfagia por cualquier causa
 Recibir fármacos que favorezcan la obesidad (Corticoides, psicofármacos,
anticonvulsivos, etc.)
 Ciertas ocupaciones de los padres (tener kiosco, panaderías, etc.) a las que el
niño puede acceder
 Selectividad hacia alimentos hipercalóricos

CLASIFICACIÓN

La obesidad puede clasificarse según la etiología. Por un lado tenemos a la obesidad


exógena o “común”, es el tipo más frecuente, se da por la coexistencia de una nutrición
hipercalórica e inadecuadamente estructurada y de unos niveles reducidos de actividad
física. Por otro lado, se encuentra la obesidad secundaria que es producida como
consecuencia de enfermedades endocrinológicas, procesos patológicos o procedimientos
terapéuticos que afectan el área hipotálamo-hipófisis. La exógena o esencial, es la más
frecuente y representa el 95% de todos los casos de obesidad infantil. La secundaria o
forma parte de la sintomatología de una enfermedad conocida y corresponde al 5%.

Desde el punto de vista cuantitativo la obesidad se clasifica en androide, ginecoide y


generalizada o difusa.. La primera, llamada también visceral, central o tipo "manzana",
tiene como característica que el acumulo de grasa es a nivel troncal o central, se deposita
en la parte superior del cuerpo, sobre todo en la cara, cuello, tronco, flancos y región
supra umbilical del abdomen. Es más frecuente en el sexo masculino.

La segunda, llamada también obesidad periférica o tipo "pera", presenta la grasa a nivel
periférico preferentemente en la cadera y en la parte superior de los muslos. Es más
frecuente en el sexo femenino.

En la obesidad generalizada o difusa la grasa se distribuye en forma difusa sin respetar


límites anatómicos, predomina en los primeros años de la infancia sin hacer preferencia
de sexos.

DIAGNÓSTICO

La obesidad es una enfermedad compleja que involucra muchos aspectos que deben ser
considerados en la evaluación del paciente y su tratamiento. La evaluación individual del
paciente obeso debe incluir el reconocimiento y estimación de los factores que
predisponen, desencadenaron y perpetúan la obesidad. La evaluación de la dinámica y
contexto familiar y social, la historia clínica pediátrica con todos sus componentes, la
evaluación clínica y a través de exámenes complementarios para realizar diagnósticos
diferenciales y de las posibles complicaciones, la evaluación de la ingesta, la conducta
alimentaria y los hábitos, la evaluación de aspectos psicológicos: ansiedad, depresión,
autoestima, trastornos de la conducta alimentaria, bullying (hostigamiento entre pares),
calidad de vida, la evaluación de la actividad física y actividad sedentaria y la estimación
de la disposición y preparación para el cambio. (Figura 1).

Anamnesis

La anamnesis es el proceso de la exploración clínica que se ejecuta mediante el


interrogatorio para identificar personalmente al individuo, conocer sus dolencias actuales,
obtener una retrospectiva de él y determinar los elementos familiares, ambientales y
personales relevantes.

El diagnóstico de obesidad puede realizarse con la simple inspección en la mayoría de los


casos.

Para empezar con la recolección de datos sobre el paciente se indaga la historia familiar.
Si existen antecedentes de obesidad en la familia, especialmente, si los padres son
obesos. Muchas veces puede suceder que los padres del niño se encuentran en un
situación crítica respecto de su peso pero no lo quieren reconocer, esto dificulta mucho el
proceso de diagnóstico y tratamiento del niño con sobrepeso u obesidad ya que las
personas que están a su cargo se encuentran en negación ante la realidad. Las formas
más comunes de estar en negación consisten es utilizar frases como "No está gordo, solo
es bajo para su edad", "Se alimenta muy bien y por eso está así" o "Si está gordito, está
sano". En estos casos es necesario que la familia reconozca la necesidad de una ayuda
externa, acepte que existe un problema de sobrepeso en la familia y acceda al tratamiento
adecuado a su condición.

Se evalúa también, la presencia de antecedentes de diabetes de tipo 2, enfermedad


cardiovascular hipertensión arterial, dislipidemia, esteatosis hepática tabaquismo,
depresión, trastornos de la conducta alimentaria, enfermedades tiroideas, adicciones,
entre otras.

Se examina si existen dietas especiales en la casa, quienes la realizan y en que


consisten. Si existen personas encargadas del cuidado del niño aparte de los padres y
como es la dinámica con éstas personas. Por último, como parte de la recolección de la
historia familiar, se debe determinar cómo es la vida cotidiana del paciente, cuales son
sus actividades diarias, cual es su método de transporte, que comidas ingiere, a que
dedica su tiempo libre, cual es su relación con sus pares y evaluar la posibilidad de que
sea víctima de hostigamiento o abusos.

Como parte de la recolección de datos, se evalúan también los antecedentes personales y


patológicos. El período perinatal (gestación, ganancia de peso, estados de hiperglucemia,
alto o bajo peso de nacimiento, eventos perinatales, internaciones), el período de
lactancia, alimentación complementaria, situaciones relacionadas con la alimentación, la
adquisición de pautas madurativas, antecedentes de enfermedades o cirugías que hayan
favorecido ganancia rápida de peso, tratamientos farmacológicos pasados o actuales que
favorezcan la obesidad (corticoides, psicofármacos, anticonvulsivos, entre otros),
tratamientos actuales, características de la respiración y el sueño (apneas del sueño,
ronquidos, disnea durante el ejercicio, otros síntomas que dificulten el ejercicio, entre
otros), síntomas gastrointestinales (reflujo, estreñimiento, dolor abdominal y sus
características), y dolores en pies, extremidades, lumbares o inespecíficos.
Una vez recaudada toda esta información, se da por concluida la anamnesis. (Figura 2).

Evaluación de la ingesta

La valoración de la ingesta es utilizada para evaluar el valor nutricional de la alimentación,


para desarrollar las intervenciones necesarias que produzcan un efecto positivo en la
salud y para conocer que efectos puede tener una dieta sobre la persona. Los datos a
evaluar serán los siguientes:

 El valor nutricional la alimentación: qué tipos de alimentos y bebidas consume


cotidianamente (cualitativo) y la estimación de porciones (cuantitativo). (Tabla 1,
1.1, 1.2,1.3).
 La conducta alimentaria: influencias psicológicas, entre otros. Si hay presencia de
compulsiones alimentarias (atracones), si come sin hambre, o en respuesta a
tensión emocional o psicológica.
 Los factores familiares, culturales, religiosos, sociales: Si existe algún tipo de dieta
en la familia, rutina alimentaria, si se realizan largos períodos de ayuno, entre
otros.

Evaluación de la actividad física y el sedentarismo

La OMS define la actividad física como cualquier movimiento corporal producido por los
músculos esqueléticos, con el consiguiente consumo de energía.

Definimos como actividad física regular a toda actividad física realizada durante 30
minutos por sesión o más, cinco veces por semana o más, que induce adaptaciones en el
organismo que disminuyen el riesgo de padecer enfermedades crónicas no transmisibles.
El ejercicio es toda actividad física que se refiere al movimiento repetido, planificado y
estructurado, realizado para mejorar o mantener uno o más componentes de la condición
física.

El estado físico: es el conjunto de atributos que posee o alcanza un individuo, que se


relacionan con la capacidad para realizar actividad física. El comportamiento sedentario
produce efectos negativos para la salud. Los modos de vida son cada vez más
sedentarios por el uso del transporte motorizado y la utilización cada vez mayor de
pantallas para el trabajo, la educación y las actividades recreativas. Un mayor grado de
sedentarismo está asociado a un aumento de peso, una salud cardiometabólica, aptitud
física, conducta comportamental/comportamiento social más deficientes y una menor
duración del sueño.

Se debe evaluar cuanto tiempo pasa el niño realizando actividad física y cual es la calidad
de dicha actividad en las distintas etapas de desarrollo. (Figura 3).

En niños de 4 a 7 años: lo recomendado es realizar actividades deportivas al aire libre,


supervisadas, con una frecuencia diaria, de intensidad moderada, durante 30 minutos
continuos o fraccionados cada 10 minutos. Esto le permitirá desarrollar la actividad motriz
(habilidades motoras básicas, coordinación, equilibrio, velocidad), el conocimiento del
esquema corporal y la diferenciación segmentaria, y afianzar la multilateralidad como
base de la orientación espacial. Es importante estimular la práctica de juegos de equipo,
centrándose en lo recreativo y lúdico. Juegos libres: reptar, trepar correr, saltar, lanzar
objetos, jugar a la pelota, andar en bicicleta, patinar, nadar, jugar con sus pares, entre
otros.

Entre los 8 y 9 años: se debe comenzar con la actividad pre deportiva y mini deportes con
igual frecuencia, intensidad y tiempo que el grupo anterior. Adquieren importancia los
juegos grupales. Por ejemplo: saltar, bailar, correr, rotar, saltar la cuerda, caminar con un
buen balanceo de brazos, andar en bicicleta, nadar, patinar, participar en juegos de
equipo, entre otros.

Entre los 10 y 12 años: en este momento es ideal comenzar a desarrollar la habilidad


motriz específica, estimulando la flexibilidad, la fuerza y la resistencia (más la aeróbica
que la anaeróbica). Se recomienda realizar actividades de estímulos específicos de
flexibilidad, fuerza y resistencia, deportes, recreación o cualquier otro ejercicio
estructurado.

Entre los 13 y los 15 años: se puede comenzar a practicar el deporte con sus reglas y
sesiones de entrenamiento. Se debe estimular la actividad física periódica, al menos tres
veces por semana, y evitar excesos físicos y la auto exigencia desmedida. También, se
recomiendan las actividades intermitentes o pulsos de actividad (de por lo menos 10
minutos de duración), que incluyen tareas en la casa o cotidianas.

A partir de los 16 años: el adolescente ya puede iniciar la práctica del deporte


competitivo, en equipo o individual.

Evaluación de los aspectos emocionales y psicológicos

Los aspectos emocionales y psicológicos pueden actuar como causas de la obesidad,


dependiendo de la situación de cada paciente en particular y, además, la obesidad misma
actúa negativamente sobre la salud mental del paciente y su calidad de vida.
Los principales aspectos por evaluar van a ser el desarrollo y maduración psicológica del
paciente. Cuáles son los sentimientos negativos que le genera la obesidad, ésta puede
causar angustia, vergüenza, ansiedad, conductas compulsivas y disruptivas. La presencia
de depresión y disminución de la autoestima. Si se presenta algún trastorno de la
conducta alimentaria o si se identifican algunos patrones de conducta adictivos,
especialmente respecto a la comida. Un aspecto muy importante a evaluar es si el
paciente atraviesa situaciones de violencia o bullying y cual es el funcionamiento familiar y
social (culpa, victimización de sus pares y menos posibilidades de establecer relaciones
con el sexo opuesto, rechazo al diagnóstico, ausencia de apoyo).

Examen clínico

En el examen clínico, se incluye el estudio antropometría y de la composición corporal, la


evaluación de los signos vitales y de la sintomatología propia de la obesidad y sus
complicaciones y la búsqueda de patologías que puedan estar causando la obesidad; por
ejemplo, síndromes genéticos, lesiones del sistema nervioso central, entre otros.

Antropometría
La evaluación antropométrica es el estudio de las proporciones y medidas del ser
humano. Es una herramienta sencilla, de bajo costo, reproducible e inocua para obtener
información sobre el tamaño corporal, su composición y sus proporciones.
Resulta de gran utilidad en el cuidado de la salud para identificar situaciones relacionadas
con la aceleración o el retraso del crecimiento, adecuar la alimentación del niño y para el
seguimiento de condiciones médicas con gran impacto en el crecimiento y el estado
nutricional. Su interpretación siempre debe hacerse comparando los valores del niño con
los estándares o referencias de crecimiento para edad y sexo, y deben evaluarse junto a
la información clínica del niño.

Las mediciones antropométricas, son los valores obtenidos de las medidas corporales.
Las que más se usan son el peso, longitud y talla, perímetro cefálico, circunferencia de la
cintura y del brazo y pliegues cutáneos. Las mediciones mas importantes son las de la
circunferencia de la cintura y los pliegues cutáneos.

 Circunferencia de cintura: consiste en la medición de grasa del tronco o perímetro


abdominal. Los sitios más comunes para tomar esta medida son: en la cintura
mínima, a la altura del punto medio entre el reborde costal y la cresta ilíaca, a la
altura del ombligo y a la altura del borde superior de la cresta ilíaca.
El sitio más recomendado es la medición a la altura del reborde superior de la
cresta ilíaca para el seguimiento de niños y adolescentes sanos y con sobrepeso.
De acuerdo con la distribución de grasa troncal, podemos elegir el sitio más
práctico para medir y en donde estemos incluyendo el exceso de grasa troncal
subcutánea, que no es igual en todos los pacientes.
 Pliegues cutáneos: es una medida indirecta de valoración de la grasa corporal a
través de la grasa depositada subcutánea. La medición de pliegues se realiza con
calibres, mediante los cuales medimos el espesor del pliegue correspondiente.
Para obtener resultados válidos se debe realizar por personal entrenado, con el
material adecuado y calibrado de manera correcta.

Los índices antropométricos son combinaciones de las mediciones mencionadas entre si


o con otro dato numérico del niño Es necesario construir índices antropométricos a partir
de las mediciones para poder interpretar los datos obtenidos. No tiene ningún valor
conocer el peso de un niño si no lo relacionamos con la edad, la talla o el sexo.
Algunos ejemplos son:

Peso para la edad: permite comparar el peso de una persona con el rango de peso que
debería tener para su edad y sexo.
Talla para la edad: permite comparar la talla de una persona con el rango de talla que
debería tener de acuerdo con su edad y sexo.
Peso para la talla: valora el peso de un niño con respecto al que debería tener para su
talla, de manera independiente de su edad.
Índice de masa corporal (IMC): para calcularlo se divide el peso (en kg) por la altura (en
metros) al cuadrado (P/Tm²) o, de manera más práctica, se divide el peso por la altura y
se vuelve a dividirlo por la altura (P/T/T). El IMC no es un método directo para medir el
tejido adiposo, pero está relacionado de forma positiva con la grasa corporal, medida con
los pliegues cutáneos y con estudios por imágenes.

Los índices antropométricos se pueden expresar de dos métodos diferentes: con


percentiles y puntuación estandarizada o puntuación Z.

 Percentiles: corresponden a medidas que indican la posición de un niño en


comparación con otros niños, expresado como porcentaje.
 Puntuación Z estandarizada: consiste en especificar cuántas desviaciones
estándar por encima o por debajo de la media se ubica un valor. Sirve para el
seguimiento de niños sanos y enfermos, para cuantificar el déficit o exceso de
cualquier medición antropométrica y para comunicar información sobre grupos de
pacientes. También, es muy útil cuando los valores se encuentran por fuera de los
límites marcados por los percentiles extremos, tanto para el diagnóstico como para
el seguimiento de un paciente.

CONSECUENCIAS DEL SOBREPESO Y LA OBESIDAD INFANTIL

La obesidad infantil puede causar daños graves a la salud, tanto a largo como a corto
plazo. No solo genera problemas durante la infancia, sino también tiene secuelas en la
vida adulta. La primera forma visible en que afecta a la salud es el aumento de peso, esto
puede repercutir negativamente en la salud mental del niño, ya que generalmente son
perseguidos y discriminados por sus pares e incluso por su entorno familiar. Vivimos en
una sociedad en la que se impone un estereotipo de belleza que consiste en ser una
persona delgada, alta y estilizada y todo lo que no encaja en esa descripción es
considerado “feo”. En un mundo donde abundan los estereotipos y se es discriminado por
la apariencia física es muy probable desarrollar problemas como baja autoestima,
depresión, ansiedad o trastornos alimenticios. Vemos entonces, que las mismas
influencias sociales pueden ser causantes y agravantes de los trastornos alimenticios,
entiendo por esto según la Ley 26.396 de Argentina a, la obesidad, la bulimia y la
anorexia nerviosa, y a las demás enfermedades relacionadas con inadecuadas formas de
ingesta alimenticia.

Podemos considerar a la obesidad infantil como un acelerador de enfermedades que se


presentan en la adultez. Vemos cada vez más niños que padecen de afecciones que
comúnmente se desarrollan en la vida adulta como la diabetes tipo II, la hipertensión
arterial y demás enfermedades coronarias, afecciones respiratorias y del hígado e
infecciones en la piel, entre otros. La obesidad produce efectos negativos sobre la salud
por dos mecanismo principales que coexisten:

 Sobrecarga mecánica, por ejemplo, dolores articulares, problemas ortopédicos,


dificultad respiratoria, ronquidos y apneas del sueño.
 Impacto metabólico, como dislipidemia, alteraciones del metabolismo glúcido,
enfermedades cardiovasculares y alteraciones hormonales.

Todas estas, son enfermedades que nunca imaginamos se presentarían en la infancia, sin
embrago es cada vez más común que se produzcan etas situaciones. Es de vital
importancia, promover y aplicar medidas preventivas e intervenir de manera temprana así
como diagnosticar a tiempo esta afección.

Problemas de salud más comunes que provoca la obesidad en niños

La hiperglucemia hiperosmolar puede ser, en ocasiones, la primera manifestación de la


diabetes de tipo 2. Los pacientes pueden presentarse con síntomas como vómitos, dolor
abdominal, mareos, debilidad, poliuria, polidipsia, pérdida de peso y diarrea. Si estos
cuadros no son diagnosticados, el paciente puede desarrollar coma hiperosmolar no
cetónico y muerte. Los criterios diagnósticos para la hiperglucemia hiperosmolar son un
nivel de glucemia mayor a 600 mg/dL, nivel de dióxido de carbono mayor a 15 mmol/L,
cetonuria leve, cetonemia leve o ausente y una osmolaridad sérica efectiva de más de
320 mOsm/kg y estupor o coma.

La cetoacidosis diabética puede ser, también, una de las manifestaciones iniciales de la


diabetes de tipo 2. La resistencia a la insulina acompaña a la obesidad y puede causar
niveles basales bajos de sensibilidad a la insulina y una relativa deficiencia de insulina.
Esto lleva a un aumento de la lipólisis, de los ácidos grasos libres en la circulación,
cetonemia y cetonuria. La cetoacidosis diabética debe tratarse como tal, el diagnóstico del
tipo de diabetes debe realizarse cuando el paciente está estable.

El efecto de la obesidad en el corazón se conoce como miocardiopatía de la obesidad y


se cree que es secundaria a un aumento de la actividad metabólica por exceso de grasa,
que aumenta el volumen sanguíneo total y el gasto cardíaco, y lleva a una disfunción
ventricular izquierda. Pueden ocurrir dilatación ventricular, aumento de la fuerza de las
paredes del ventrículo izquierdo e hipertrofia ventricular izquierda compensatoria.
También puede observarse hipertensión pulmonar causada por obstrucción de la vía
aérea superior.

El síndrome de apneas obstructivas del sueño es un diagnóstico frecuente asociado con


la obesidad. Este síndrome se define como un trastorno de la respiración durante el sueño
caracterizado por la obstrucción parcial prolongada de la vía aérea superior o la
obstrucción completa intermitente que interrumpe la ventilación normal durante el sueño y
los patrones de sueño normales. Los síntomas pueden incluir despertares nocturnos,
sueño intranquilo, dificultad para despertarse a la mañana, somnolencia diurna, necesidad
de hacer siestas, enuresis, disminución de la concentración y de la memoria, y trastornos
en el aprendizaje escolar. Si no se trata, los niños pueden sufrir hipertensión pulmonar,
hipertensión sistémica e insuficiencia cardíaca derecha. El aumento de peso, las
hipertrofias amigdalina y adenoidea, y las infecciones recurrentes de las vías aéreas
pueden causar estos síntomas.

El síndrome metabólico es un cuadro que se caracteriza por resistencia a la insulina. Los


componentes en la infancia son la obesidad, la hipertensión arterial, niveles elevados de
triglicéridos, disminución de los niveles de la lipoproteína de alta densidad (HDL),
aumento de los niveles de lipoproteínas de baja densidad (LDL) y alteración de la
tolerancia a la glucosa La acantosis nigricans suele asociarse con síndrome metabólico,
resistencia a la insulina y diabetes de tipo 2. Este cuadro se caracteriza por
hiperpigmentación y engrosamiento aterciopelado de la piel del cuello, las axilas y la ingle.

La diabetes de tipo 2 ocurre cuando el diagnóstico de hiperglucemia se realiza en


presencia de resistencia a la insulina y niveles elevados de insulina. La diabetes de tipo 2
puede presentarse con hiperglucemia hiperosmolar, cetoacidosis diabética o síntomas
como pérdida de peso, polidipsia y poliuria. El diagnóstico puede basarse también en los
síntomas de hiperglucemia en un paciente obeso como dolor abdominal, vómitos, mareos
y debilidad.

La obesidad puede causar complicaciones como el asma y la disnea. Durante el ejercicio


se acentúan en los pacientes obesos y pueden ser un limitante para realizar actividad
física en forma regular.

La complicación respiratoria más grave que puede causar es el síndrome de apnea


obstructiva del sueño (SAOS). El SAOS se caracteriza por la obstrucción de la vía aérea
parcial o total, durante el sueño, alteración del patrón normal de la ventilación. Se estima
que su prevalencia en la población general es de 2 a 3% en niños, mientras que en
adolescentes obesos, la prevalencia reportada varía del 13 al 6. El SAOS puede
asociarse con deterioro del rendimiento escolar y de las funciones neurocognitivas,
alteraciones de la sistema cardiovascular, alteraciones metabólicas y del crecimiento. Sus
síntomas y signos nocturnos son: pausas respiratorias, respiración bucal, ronquido,
respiración dificultosa, sueño inquieto y entrecortado, sudoración profusa, pesadillas y
enuresis. Las manifestaciones diurnas son: rinorrea e infecciones respiratorias altas a
repetición, retrognatia, y riesgo de hipertensión pulmonar Se describen dos tipos de
SAOS:

 Tipo I: son los pacientes con hipertrofia amigdalina de conducta hiperactiva, con
infecciones recurrentes sin sobrepeso
 Tipo II: obesos con somnolencia diurna, hipertensión arterial, hipertrofia ventricular
izquierda, insulinorresistencia, dislipidemia, inflamación sistémica, hipertrofia
amigdalina y mayor riesgo de depresión.
TRATAMIENTO

El tratamiento para la obesidad se basa en la modificación de la conducta, las


recomendaciones dietéticas y el incremento de actividad física. En la actualidad, el
tratamiento farmacológico y/o quirúrgico de la obesidad infantil y adolecente todavía es
una práctica excepcional.

El tratamiento conductual tiene dos componentes fundamentales: las técnicas de


modificación de conducta y la terapia dirigida al estrés.

En el caso del tratamiento de la obesidad, las técnicas de modificación de la conducta


están dirigidas a identificar y combatir aquellos estímulos que conducen a pérdida de
control sobre la ingesta alimentaria y el sedentarismo ya que éstos son los principales
causantes del sobrepeso y la obesidad.

La terapia dirigida al estrés se basa en la identificación y modificación de los


pensamientos y sentimientos automáticos, así como de los derivados del fracaso en la
obtención de los objetivos marcados. El elemento prioritario es la automonitorización,
acompañada del control de los estímulos, la reestructuración cognitiva, la solución de los
problemas derivados de su aplicación a la práctica y la prevención de recaídas.

Tratamiento farmacológico de la obesidad

En la actualidad, el único principio activo actualmente disponible para el tratamiento de la


obesidad es el orlistat ya que la metformina no incluye entre sus indicaciones terapéuticas
la obesidad, si bien existen revisiones sistemáticas recientes que reflejan una reducción
significativa del IMC tras su empleo en obesos. El orlistat es un inhibidor de la lipasas
pancreática y gástrica, que interfiere en la absorción del colesterol y los ácidos grasos
libres contenidos en la dieta, con una absorción limitada del propio fármaco. También
existen escasos ensayos controlados del empleo de este fármaco en adolescentes, con
resultados contrapuestos en cuanto a la reducción del IMC. Por este motivo, no existen
recomendaciones consistentes respecto a su uso en este grupo etario y se sugiere
únicamente que podría ser una ayuda al tratamiento habitual los adolescentes afectados
por obesidad, al me nos en los 12 primeros meses de éste en la reducción del IMC. En el
caso de los niños prepuberales, no se dispone de ensayos controlados en el momento
actual por lo que no se recomienda su uso en estos pacientes Legalmente, pese a que la
Agencia Europea del Medicamento (EMA) permitió la modificación de su ficha técnica e
incluyó los resultados de su empleo en adolescentes, ésta todavía refleja que no existe
ninguna indicación precisa de este fármaco por debajo de los 18 años.

Tratamiento quirúrgico de la obesidad

Los datos referentes a cirugía bariatrica en niños y adolescentes son extremadamente


reducidos. Por consiguiente, no pueden formularse recomendaciones referentes a su
empleo en niños y adolescentes, y su uso se limita a casos excepcionales y se realiza en
centros altamente especializados.

La consideración de un adolescente como candidato a la cirugía bariatrica debe ser


excepcional. Para ello se deben considerar, además de las estimaciones antropométricas
(IMC > 40 kg/m²) y la existencia de comorbilidades graves asociadas, los fundamentos de
crecimiento desarrollo, tanto (estimado mediante la madurez esquelética) como cognitivo,
del paciente, así como su capacidad de decisión y estructura familiar, con el fin de reducir
la posibilidad de efectos adversos, tanto en la intervención como en el posterior
seguimiento. Además, se establece como requisito el fracaso previo de los programas
intensivos de pérdida de peso, durante un período mínimo de 6 meses.

Respecto a la implantación de dispositivos (balones) intragástricos, existen escasas series


de adolescentes que se hayan publicado. Éstas incluyen muy pocos pacientes y sus
resultados son poco alentadores.

Actualmente se encuentran en fase de estudio y desarrollo nuevos tratamientos, que


incluyen los denominados alimentos funcionales, aquellos que aportan un efecto
beneficioso más allá de sus propiedades nutricionales y están en desarrollo nuevos
fármacos que se podrían agrupar según su efecto en:

 Acción periférica destinada a disminuir la absorción de nutrientes.


 Fármacos generadores o potenciadores de estímulos anorexigénicos.
 Fármacos inhibidores de los estímulos orexigénicos.
 Fármacos que incrementan el gasto energético periférico.
 Fármacos moduladores centrales del aporte y del gasto energético.

Objetivos, resultados y metas

El objetivo primordial del tratamiento de la obesidad no complicada es promover un estilo


de vida que incluya una alimentación sana y variada y un patrón de actividad física regular
para todo el grupo familiar. La modificación de los hábitos alimentarios, del exceso de
ingesta de energía para la edad y sexo del niño, niña o adolescente están orientados
hacia una disminución de la adiposidad y de la ganancia exagerada de peso. Una
intervención eficiente debe incluir no sólo los cambios en la alimentación, sino debe ir
acompañada de cambios conductuales y aumento en la actividad física teniendo como
metas los cambios familiares, mejorar la autoestima, la reducción de los factores de riesgo
y sobre todo la prevención de recaídas, cuando los cambios no se mantienen a largo
plazo.

Estrategias generales del tratamiento

Involucrar a la familia en tratamiento cuando ésta forma parte produce mejores resultados
en el descenso de la adiposidad y en los cambios positivos a largo plazo. Los cambios en
los hábitos alimentarios y en la actividad deben ser graduales y permanentes.

Es necesario resaltar y estimular las conductas positivas y alentar al niño, niña o


adolescente en vez de someterlos a duras críticas.

La educación nutricional de la familia es fundamental; debe aprender a comprar


alimentos, clasificarlos según su contenido graso y de azúcares refinados y a planificar un
menú semanal saludable con porciones adecuadas para cada edad, reemplazando las
bebidas azucaradas (gaseosas y jugos industrializados) por frutas frescas y vegetales.

Las consultas deben ser frecuentes, para permitir al pediatra evaluar los logros,
reconocer las dificultades y realizar los cambios necesarios en la estrategia del
tratamiento.

Cambios en la alimentación, no existen evidencias directas acerca de cuál de las


intervenciones dietéticas funciona mejor en niños, niñas y adolescentes con sobrepeso y
obesidad; sin embargo, el consumo de energía en la mayoría de ellos supera las
recomendaciones diarias de energía y nutrientes de acuerdo con su edad, sexo y
actividad física. En niños, niñas y adolescentes con obesidad moderada es suficiente con
el aporte de los requerimientos de energía y proteínas dentro del rango normal para
garantizar un crecimiento adecuado. En muy raras ocasiones se necesitan grandes
restricciones calóricas. Las dietas hipocalóricas se podrían justificar solamente en
adolescentes con obesidad severa, cuando su talla para el momento de la evaluación esté
cercana a la predicción de talla adulta.

Con el fin de reducir este exceso en la ingesta, el pediatra debe proporcionar información
y orientar a la familia del niño, niña o adolescente en la práctica de algunas estrategias
para disminuir el exceso en la ingesta diaria de energía, el de grasas saturadas y de
carbohidratos refinados, estimulando el consumo de alimentos de alto valor nutricional.

El incremento en la actividad física es beneficioso porque reduce la comorbilidad,


incrementa la masa magra, mejora la autoestima y contribuye a la socialización. Los
niños, niñas y adolescentes deben participar todos los días o la mayor parte de la
semana, durante una hora, en una variedad de actividades acordes con su edad para
alcanzar un óptimo estado de salud y bienestar. Incluir actividades moderadas y vigorosas
de corta duración o de duración variable, repartidas a lo largo del día. Pueden ser
espontáneas, a través del estimulo del juego propio de cada edad, en plazas, patio
escolar, caminata hacia y desde la escuela; así como también actividad física como parte
del programa educativo, periodos de juego libre y participación en deportes.

Se recomiendan las prácticas de actividades grupales que favorezcan la sociabilidad del


niño, niña o adolescente. La actividad deportiva no debe ser competitiva, dando la
posibilidad de participar activamente a todos independientemente de sus destrezas
naturales. Periodos prolongados de inactividad o de tareas sedentarias (2 horas o más)
no son recomendados, excluyendo el descanso nocturno adecuado.

PREVENCIÓN DE LA OBESIDAD SEGÚN LA ETAPA BIOLÓGICA

La intervención para la prevención de la obesidad es necesaria en todas las etapas del


crecimiento, comenzando desde el periodo prenatal.
Periodo prenatal

En el control de la embarazada se debe vigilar el aumento excesivo de peso. Es


importante en la prevención de la obesidad descartar la presencia de diabetes gestacional
y también, es el momento adecuado para orientar a la madre en los beneficios de la
lactancia materna exclusiva, tanto para el niño como para ella.

Según el jefe de la Unidad de Cuidados Neonatales de la Unidad Médica de Alta


Especialidad, Hospital de Ginecoobstetricia número 3 del Centro Médico Nacional La
Raza, Leonardo Cruz Reynoso (México), alimentar con leche materna al recién nacido y
hasta los seis meses de edad ayuda a prevenir la obesidad, debido a la hormona leptina
que produce la madre durante la lactancia. Dicha hormona, explicó el especialista del
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), evita que las grasas se acumulen en el
cuerpo, influye en el apetito y en el gasto energético, funciona como indicador para la
saciedad del bebé al ser amamantado y transmite defensas naturales que lo protegen
contra diversas enfermedades. Por cada mes de lactancia materna exclusiva, se reduce el
porcentaje de desarrollar obesidad en el futuro.

Lactantes

En esta etapa, nuevamente, se debe promover la lactancia materna exclusiva durante los
primeros 6 meses de vida, especialmente por su beneficio de autorregulación de la
ingesta. Cuando el lactante comience a recibir fórmula, es necesario controlar su
preparación y cuales son sus agregados, se recomienda consultar con un pediatra para
conocer que fórmula es la adecuada para el niño. Un punto a tener en cuenta es
reconocer cuando el niño está saciado, no se le debe obligar a terminar todo lo que se le
ofrece.

El momento adecuado para introducir alimentación complementaria es a partir de los 6


meses, con una adecuada selección de alimentos. Durante la lactancia y en el comienzo
de la alimentación complementaria se debe aprender a diferenciar las demandas de
comida de las demás demandas del niño. Un error que puede cometerse comúnmente es
la de alimentar al niño cada vez que llora, sin contemplar que el llanto puede ser en
demanda de una necesidad distinta a la de saciar el hambre.
Durante los primeros 2 años de vida, no se debe limitar el aporte de grasas por el riesgo
de carencia de ácidos grasos esenciales, sin embargo, tampoco se debe abusar de
alimentos grasos. Después del segundo año de vida, es normal que comience la
integración del niño a la mesa familiar y con esto, pueden aparecer cambios en el apetito
del niño. En esta etapa es importante crear una rutina estructurada en el niño, que tenga
determinados horarios para comer y asesorarse con el profesional adecuado sobre el
valor nutricional de los alimentos para proveer al niño de una dieta balanceada y variada
que cubra todas las necesidades de su cuerpo.

Preescolares (2-6 años)

En esta etapa es importante crear una buena relación con la alimentación, no se debe
usar la comida como herramienta de recompensa o gratificación, muestra de afecto ni
como castigo. Esto puede generar desordenes alimenticios en el niño. Se debe
comprender que el apetito del niño es variable y que puede rechazar ciertos alimentos, en
esos casos no se debe desistir de presentar al niño ese alimento sino que debe hallarse la
manera en que lo acepte voluntariamente, un ejemplo claro es el rechazo que tienen los
niños a ingerir verduras. Incorporar frutas y verduras en la dieta del niño tiene muchos
beneficios por su valor nutricional.

Es normal que en esta etapa los niños quieran consumir únicamente aquellas comidas
que más le gustan, generalmente, son alimentos hipercalóricos como hamburguesas,
papas fritas, pizzas, etc., por eso es necesario que se le enseñe que estos alimentos
constituyen la excepción y no la regla, es decir, que su consumo será ocasional y no
diario. Por último, pero menos importante, se debe estimular la actividad física recreativa y
limitar el uso de la tecnología a pocas horas al día, debido a que el uso excesivo de estas
puede aumentar el sedentarismo. Es común en estos días ver que los niños prefieren
pasar horas frente al televisor o jugando videojuegos antes que salir a jugar al aire libre.

En conclusión, en esta etapa de la vida se debe establecer hábitos alimentarios


adecuados, asegurar que el niño tenga preferencias nutricionales favorables, estimular la
actividad física y limitar el sedentarismo.

Escolares y adolescentes
En estas etapas se deberán seguir los mismos lineamientos del periodo anterior con
respecto a la alimentación y la actividad física. También puede presentarse al niño la
posibilidad de practicar deportes grupales no competitivos, estimular caminatas y
actividades que lo mantengan en movimiento, como por ejemplo ayudar en la limpieza del
hogar barriendo.

En estos periodos de vida, los niños y adolescentes tienen acceso a fuentes de comida
fuera del hogar, como los kioscos en las escuelas, o en salidas con sus pares. Es
fundamental educarlos en que el consumo de golosinas y alimentos hipercalóricos puede
ser perjudicial para ellos, sin embargo tampoco debe de prohibirse totalmente la ingesta
de estos ya que podemos producir el efecto contrario al deseado. Debemos recordar que
los extremos son malos, no se debe prohibir completamente la ingesta de alimentos poco
saludables, ni tampoco se debe ser totalmente permisivo con la ingesta de estos.

Durante el periodo de rápido crecimiento del adolescente se hacen mas visibles los
cambios biológicos correspondientes a la edad y el sexo. En esta etapa se debe de tener
especial cuidado respecto de la alimentación, generalmente el adolescente presentan
mas apetito, se debe asegurar que el consumo nutricional sea adecuado al gasto
energético que tiene. En esta etapa existe un riesgo de desarrollar trastornos alimentarios
de todo tipo, por eso es tan importante haber promovido una relación sana con la comida
en todas las etapas anteriores de la vida.

Es indispensable que el pediatra lleve un registro del crecimiento del niño, niña y
velocidad de talla y peso. Son muy valiosas ya que permiten identificar precozmente los
cambios, por ejemplo, la ganancia excesiva de peso en relación con el aumento en la
estatura, para implementar medidas al respecto y prevenir el sobrepeso y la obesidad.

Aspectos legales

La Nación Argentina declara de interés nacional, en la fecha 03/09/2008, la prevención y


control de los trastornos alimentarios mediante la Ley 26.396.

Esta ley declara de interés nacional en su Artículo 1°, la prevención, control,


investigación de sus agentes causales, el diagnóstico y tratamiento de los trastornos
alimentarios y sus patologías derivadas, así como la asistencia integral y la rehabilitación.
Se entiende por trastornos alimentarios, a los efectos de esta ley en el Artículo 2°, a la
obesidad, la bulimia, la anorexia nerviosa y a las demás enfermedades relacionadas con
inadecuadas formas de ingesta alimenticia.

Declarado en el Artículo 3° se crea el Programa Nacional de Prevención y Control de los


trastornos alimentarios en el ámbito del Ministerio de Salud, cuyos objetivos consisten en
instrumentar campañas informativas relativas a los trastornos alimentarios, en particular:

 Sobre sus características y consecuencias (clínicas, nutricionales, psicológicas y


sociales), el derecho y promoción de la salud.
 Disminuir la morbimortalidad asociada con estas enfermedades.
 Formular normas para la evaluación y control contra los trastornos alimentarios.
 Propender al desarrollo de actividades de investigación.
 Promover, especialmente entre los niños y adolescentes, conductas nutricionales
saludables.
 Promover en la comunidad espacios de reflexión y educación para contención de
quienes padecen estas enfermedades.
 Proponer acciones tendientes a eliminar la discriminación y la estigmatización en
el ámbito laboral, educacional y/o social, frente al padecimiento de los trastornos
alimentarios.
 Desarrollar actividades de difusión, televisivas, radiales y gráficas, dirigidas a la
población en general y a grupos de riesgo en particular, a fin de concientizar sobre
los riesgos en la salud que ocasionan las dietas sin control médico y de instruir a la
población sobre hábitos alimentarios saludables y adecuados a cada etapa de
crecimiento.

El Artículo 8° establece que el Ministerio de Salud, en coordinación con el Ministerio de


Desarrollo Social, debe garantizar que los comedores escolares y los planes alimentarios
nacionales se aseguren que los aspectos nutricionales de la población atendida, poniendo
especial énfasis en la corrección de las deficiencias o excesos de nutrientes, atendiendo
las particularidades de la cultura alimentaria local.

Los quioscos y demás emprendimientos comerciales dentro de los establecimientos


escolares deberán ofrecer productos que integren una alimentación saludable y variada,
debiendo estar los mismos debidamente exhibidos, de acuerdo al Artículo 9°.
El Artículo 11° describe que la publicidad y promoción, a través de cualquier medio de
difusión, de alimentos hipercalóricos y poco nutritivos debe contener la leyenda 'El
consumo excesivo es perjudicial para la salud'.

Según el Artículo 17° los proveedores de bienes o servicios con destino al público en
general, no podrán negarse, ante el requerimiento de una persona obesa, a proporcionar
el bien o servicio solicitado, en las condiciones que al respecto establezca el Poder
Ejecutivo.

Así mismo, el Artículo 18° asegura que los establecimientos educacionales y sanitarios
cuenten con las comodidades y el equipamiento adecuado para el uso y asistencia de las
personas que padecen obesidad.

En el Articulo 20° se establece que los envases en que se comercialicen productos


comestibles destinados al consumo humano que tengan entre sus insumos grasas ‘trans’
lleven en letra y lugar suficientemente visibles la leyenda: ‘El consumo de grasa ‘trans’ es
perjudicial para la salud’.

En el Artículo 21° se delega al Poder Ejecutivo la facultad de dictar sanciones ante el


incumplimiento de la presente ley, teniendo en cuenta la gravedad de la falta y la
reiteración de la misma.

La salud es un derecho del niño y el joven

Los derechos son facultades naturales. sociales y legales que tiene la persona para hacer
o exigir legítimamente determinadas acciones orientadas a su propio beneficio. Además
de los derechos como ser humano, el niño en su calidad de tal, tiene otros derechos
especiales.

El derecho a la salud del niño y el joven es un derecho natural, un derecho social y un


derecho legal.
La salud del niño como derecho legal

La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) es el tratado internacional adoptado
por la Asamblea General de Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989, que reconoce
a todas las personas menores de 18 años como sujetos de pleno derecho.

Este tratado, promulgado el 16 de octubre de 1990, establece los derechos en sus 54


artículos y protocolos facultativos, definiendo los derechos humanos básicos que deben
disfrutar los niños, las niñas y adolescentes. Fue firmado por 190 países, con excepción
de Estados Unidos.

Establece que los Estados que lo ratifiquen deben asegurar de manera obligatoria que
todos los menores de 18 años gocen de los derechos contenidos en él sin distinción de
raza, color, idioma, nacimiento o cualquier otra condición del niño/a, de sus padres o de
sus representantes legales.

La Argentina ratificó la Convención en 1990 y en 1994 le otorgó rango constitucional tras


el Pacto de Olivos.

En el texto oficial de la convención aparecen, entre otros, los siguientes:

 Derecho intrínseco a la vida (Artículo 6°).


 Derecho a disfrutar del más alto nivel posible de salud y a servicios médicos y de
rehabilitación (Artículo 24°).
 Derecho a beneficiarse de la seguridad social (Artículo 26°).
 Derecho a un nivel de vida adecuado para un desarrollo físico, mental, espiritual,
moral y social (Artículo 27°).
 Derecho a que prime el interés superior del niño en todas las medidas que,
concernientes a él, tomen las instituciones públicas o privadas, los tribunales, las
autoridades administrativas o los órganos legislativos (Articulo 3°).
Rol de enfermería en pacientes con sobrepeso u obesidad

En papel principal que tienen las enfermeras y enfermeros es educacional. Educar a las
familias desde el primer nivel de atención, que es el más cercano a la comunidad, en
cuales son las consecuencias a corto y largo plazo que tiene la obesidad sobre la salud,
incluidos la hipertensión arterial, enfermedades coronarias, diabetes y demás
complicaciones.

Enfermería también tiene el papel de promocionar hábitos saludables, incentivar a los


padres a cambiar la dieta normal por una más saludable y balanceada para el niño, niña y
todos los integrantes de la familia. Recordarles que deben limitarse en el consumo de
dulces, bebidas azucaradas, gaseosas, comida chatarra y todo alimento hipercalórico y de
bajo valor nutricional.

Motivar la actividad física, empezando con actividades más sencillas para una mejor
adaptación. Es importante indicar a los padres que deben involucrarse activamente en el
tratamiento del sobrepeso u obesidad infantil, acompañando al niño en todo el proceso.
Acompañarlo en el consumo de alimentos mas sanos, realizando actividades recreativas
juntos, limitando las actividades sedentarias como familia, de esta manera el infante se
siente acompañado y más motivado al cambio positivo.

En el caso de encontrarse en su labor diaria con un paciente que aparenta sobrepeso u


obesidad, la enfermera o enfermero, debe realizar la valoración adecuada de la situación
del mismo, y sugerir una interconsulta con un pediatra para llevar el tratamiento
adecuado.

Al momento de la recepción de un paciente derivado por pediatra por problemas de


sobrepeso u obesidad, la enfermera o enfermero, deberá realizar una encuesta nutricional
y una de actividades física, medir peso y talla, calcular IMC y controlar todos los signos
vitales, prestando especial atención a las Tensión Arterial.
Conclusión

Una vez terminado este trabajo, llegue a la conclusión de que el sobrepeso y la obesidad
infantil, realmente, no son vistos por la sociedad como problemas graves de salud.
Muchas personas, incluso llegan a creer que es sinónimo de buena alimentación, buena
crianza, y buena posición económica. Esto debido a la poca difusión de la buena
información que existe por parte del sistema de salud.

Yo creo que la mayor parte de la población ignora que la obesidad infantil puede producir
las mismas patologías derivadas que la obesidad en adultos, es decir, hipertensión
arterial, diabetes, problemas respiratorios, y demás complicaciones.

El sobrepeso y la obesidad infantil son problemas de salud que están rodeados de


estigmatizaciones y creencias por parte de la sociedad, la principal, es que se da en
personas autoindulgentes o de "voluntad débil", es decir, que ellos mismos se ponen en
esa situación por el simple hecho de no saber controlarse. Debido a esto, existe tan poca
empatía y comprensión en las personas con esta condición. La realidad es que no existe
una única causa de la obesidad, algunos niños tienen una predisposición genética a tener
sobrepeso, en otros casos sucede que están malnutridos por la mala elección de
alimentos o las porciones de alimentos.

La tendencia de los padres a la negación del diagnóstico de sobrepeso u obesidad es un


problema acentúa la perpetuación de esta condición.

Muchos padres creen que sus hijos van a superar el problema del sobrepeso cuando
crezcan. Realmente, esto va a depender de los hábitos alimenticios, de la actividad física
y de la misma genética entre otros factores; puede que el niño siga subiendo de peso a
medida que crezca en lugar de bajar. También es común que los padres expresen que
sus hijos no tiene sobrepeso porque toda la familia es robusta, a pesar del diagnóstico
dado por su pediatra. El sobrepeso y la obesidad no es algo que se pueda justificar de
esa manera, si los exámenes realizados indican que el niño está por encima de su rango
normal para edad y sexo entonces se debe iniciar el abordaje del problema.

Con base en la creencia de que el niño grande debe comer mas para mantenerse sano,
también pueden producirse situaciones contraproducentes. Lo ideal no es necesariamente
aumentar las porciones sino la calidad nutricional de los alimentos.
Es necesario crear conciencia sobre las consecuencias que tiene la obesidad en los
infantes, promover estilos de vida y nutrición sanos, pero no solo promoverlos sino
también enseñar qué es un estilo de vida sano y como llevar una buena alimentación.
Bibliografía

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4.Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica, Juan P. López, Beatriz García. (2013)


Endocrinología Pediátrica: manual práctico. Buenos Aires, Bogotá, Caracas, Madrid,
México, Porto alegre: Editorial Médica Panamericana.

5.Sandra G. Hassink. (2010). Obesidad Infantil: prevención, intervenciones y tratamiento


en Atención Primaria. Buenos Aires, Bogotá, Caracas, Madrid, México, Porto alegre:
Editorial Médica Panamericana.

6.Manuel Moya. (2020). Obesidad Infantil: Bases e intervenciones para una modificación
precoz de su curso. Majadahonda, Madrid: Editorial Ergon.

7. Suarez C. Lucrecia, Martínez S. Venancio.(2007). Manual Práctico de Nutrición en


Pediatría. Majadahonda, Madrid: Editorial Ergon.

8.Achor S. M., Brac E. S., Barslund S. A. (2007). Obesidad Infantil. Revista de Posgrado
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9.Robledoa Jorge, Siccardia Leonardo. (2016) Relación entre factores genéticos y


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http://www.imss.gob.mx/prensa/archivo/201302/019#:~:text=Alimentar%20con%20leche
%20materna%20al,Ginecoobstetricia%20n%C3%BAmero%203%20del%20Centro

2.Obesidad en niños, niñas y adolescentes en América Latina y el Caribe: UNICEF/ Sitio


web:https://www.unicef.org/lac/comunicados-prensa/3-de-cada-10-ninos-ninas-y-
adolescentes-en-america-latina-y-el-caribe-viven-con-sobrepeso#:~:text=CIUDAD%20DE
%20PANAM%C3%81%2C%2013%20de,con%20sobrepeso%20en%20la%20regi
%C3%B3n

3.Índice de masa corporal en niños y adolescentes/ Sitio web:


https://www.cdc.gov/healthyweight/spanish/assessing/bmi/childrens_bmi/
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4.Tipos de obesidad. Facultad de Medicina UNAM/ Sitio web:


http://www.facmed.unam.mx/eventos/seam2k1/2007/ago_01_ponencia.html#:~:text=La
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%22

5.Obesidad y sobrepeso según la OMS/ Sitio web: https://www.who.int/es/news-room/fact-


sheets/detail/obesity-and-ooverweight

6.Factores de riesgo más relevantes en el aumento de la obesidad infantil/ Sitio web:


https://www.reciamuc.com/index.php/RECIAMUC/article/view/220/238

7.Índice de sobrepeso y obesidad en niños, niñas y adolescentes de argentina/ Sitio web:


https://www.argentina.gob.ar/noticias/el-411-por-ciento-de-los-chicos-y-adolescentes-
tiene-sobrepeso-y-obesidad-en-la-argentina#:~:text=septiembre%20de%202019-,El
%2041%2C1%20por%20ciento%20de%20los%20chicos%20y%20adolescentes,sin
%20diferencias%20por%20nivel%20socioecon%C3%B3mico

8.La obesidad infantil y los efectos de los medios electrónicos/ Sitio web:
https://www.google.com/url?sa=t&source=web&rct=j&url=https://www.redalyc.org/pdf/
142/14280207.pdf&ved=2ahUKEwjNlp_N6Iv7AhUqqZUCHSAOAgAQFnoECBkQAQ&usg
=AOvVaw2muL8xxHKtzuP4y-5AJaYi

9.Obesidad y sobrepeso en Argentina (2010)/ Sitio web: https://www.google.com/url?


sa=t&source=web&rct=j&url=https://www.msal.gob.ar/images/stories/ryc/graficos/
0000001137cnt-2017-09_cuadernillo-obesidad.pdf&ved=2ahUKEwiV3-
SZ6Yv7AhXxqZUCHX4AAToQFnoECBoQAQ&usg=AOvVaw3ASnfrNNwjbK2HK6p3nwR0
Anexo
Figura 1. Diagnóstico diferencial de la obesidad

Exceso de
grasa

Fuente: Moreno Azrior LA, Olivera J. Obesidad. Protocolos (online) Asociación Española
de Pediatría 2002 [Consultado: 25/mia/2006) Disponible en:
http://www.oeped.es/protocolas/nutricion/7/obesidad.pdf
Figura 2: Evaluación de los antecedentes y examen físico para la anamnesis

Fuente: Obesidad Infantil: prevención, intervenciones y tratamiento en Atención Primaria.


Figura 3: Beneficios de la actividad física

Fuente: Obesidad Infantil: prevención, intervenciones y tratamiento en Atención Primaria.


Tabla 1. Referencias del requerimiento energético en lactantes
Tabla 1.1 Referencias de la ingesta de agua y macronutrientes
Tabla 1.2 Referencia de la adecuada ingesta de fibra
Tabla 1.3

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