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Asignatura: La Variación del Español en los Siglos de Oro

Lectura Extra:"Capítulo 34. Cambios en el léxico del español durante la época de los
Austria",en Rafael Cano (coord.),Historia de la lengua española págs. 895-917.

Los préstamos

1.1 Préstamos de lenguas vivas

El capítulo 34 del texto "Cambios en el léxico del español durante la época de los Austria" se
centra en el estudio de la neología (nuevos elementos léxicos) en el español en la época de los
Austrias, específicamente durante los siglos de Oro (1500 a 1700). Se limita a la neología formal,
excluyendo los neologismos semánticos. Se mencionan dos principales medios de renovación del
vocabulario español en ese período: la incorporación de voces procedentes de otras lenguas
(préstamo lingüístico) y la construcción de nuevas unidades léxicas mediante la composición, la
derivación y la parasíntesis. El texto menciona la importancia de contar con una base documental
para llevar a cabo el estudio de la neología y menciona la herramienta del Corpus diacrónico del
español (CORDE) de la Real Academia Española. Se menciona que al comparar con esta base de
datos se ha encontrado que una parte importante de las voces consideradas como préstamos o
creaciones de los Siglos de Oro, en realidad ya estaban atestiguadas en el siglo XV o antes, lo cual
matiza la idea de que el español áureo experimentó un incremento "excepcional" de su caudal
léxico.

En principio, el texto se refiere a cómo la lengua castellana se enriqueció durante el reinado de


los Habsburgo gracias al contacto con otras lenguas y la introducción de latinismos y helenismos. El
texto se divide en dos partes, los préstamos procedentes de territorios que dependieron de la España
de los Austrias y los préstamos procedentes de otros países. Al principio se especifica que se
estudiarán los préstamos procedentes de territorios dependientes de España, de los Austrias (como
Cataluña, Valencia, Italia, Flandes y Portugal) y luego de otros países (como Francia).

España mantuvo estrechas relaciones políticas y comerciales con varios países europeos durante
los Siglos de Oro, lo que tuvo un impacto significativo en el léxico español en campos muy
diversos.En el principado de Cataluña, Baleares y Reino de Valencia durante la Edad Media ya
había una gran cantidad de voces catalanas en el castellano y que después de 1500 este movimiento
continúa, pero se detiene a finales del siglo XVI. El texto menciona que el mayor número de
préstamos se registra en el campo de la navegación (escandallo) y los demás préstamos pertenecen a
campos léxicos variados ( rochicler)

Por otro lado, la influencia de la lengua italiana en el español durante los Siglos de Oro fue
significativa, ya que Italia tenía un gran prestigio en el campo del humanismo y las artes. Muchos
humanistas y artistas de toda Europa occidental viajaron a Italia para estudiar y formarse, y muchos
artistas italianos también llegaron a España. Esta influencia se reflejó en varios campos, como la
arquitectura, la escultura, la pintura, el ejército y la guerra, la construcción naval y la navegación, el
comercio y la industria, la vida social y el ámbito privado. Se han mencionado varios ejemplos de
palabras italianas que se adoptaron en español en estos campos, como escolta, andito y esguazo.
Durante el siglo XVI y antes existieron estrechas relaciones políticas y comerciales entre España
y varios estados italianos, así como entre España y Flandes. Se menciona la influencia del francés
en la lengua española durante el reinado de Carlos I, quien había recibido una educación borgoñona
en la corte de su tía en Flandes. El ceremonial borgoñón se había introducido en Castilla durante el
reinado de su padre, y Carlos I decidió darle vigencia definitiva en España. Esto se refleja en la
adopción de muchos términos de origen francés para designar oficiales principales en la corte
española, como furrier, panetero, y greffier.

Además, hubo una influencia del francés de Flandes en la terminología militar española debido a
las estrechas relaciones políticas y comerciales entre España y Flandes en ese periodo. Según
Verdonk, la influencia del francés de los Estados de Flandes en la terminología militar española se
debe a que después de la abdicación de Carlos I en 1555, el gobierno de los Estados de Flandes
cambió radicalmente debido a la rebelión de 1566 y la llegada del Duque de Alba y sus 10,000
españoles a Bruselas en 1567. Esto llevo a la implementación de una nueva organización política y
militar basada en precedentes españoles y liderada por personal español, la cual duró hasta el fin de
la dominación española en los Países Bajos.

El Ejército español de Flandes era multinacional, compuesto no solo por soldados españoles, sino
también por soldados de otras cinco naciones, incluyendo irlandeses, ingleses, católicos, alemanes,
italianos y borgoñones, así como soldados autóctonos. Esta situación de "lenguas en contacto" llevó
a una influencia en la terminología militar utilizada en las guerras de Flandes, siendo la mayoría de
los préstamos del francés y solo unos pocos del neerlandés.Como el ejército español de Flandes
estaba compuesto por soldados de varias nacionalidades, se requería una acción coordinada entre las
diferentes naciones y por eso los jefes militares españoles necesitaban utilizar una terminología
militar común, donde la gran mayoría de los préstamos provienen del francés.

A pesar de ser naciones vecinas, la influencia del portugués en el léxico español es más limitada,
con una primera serie de lusismos pertenecientes al léxico marinero como pleamar, un segundo
grupo de "orientalismos" tomados de varias lenguas orientales y transmitidos al castellano como
pagode y un tercer grupo de lusismos pertenecientes a diferentes esferas como mermelada.

En resumen, durante la Edad Media y los Siglos de Oro, el castellano fue influenciado por varias
lenguas, incluyendo el occitano y el francés, debido a los contactos comerciales, políticos y
militares con estos países. Esta influencia se observa en áreas como la terminología militar
(coselete), la marina (rebenque), la vida doméstica (billete), el atuendo (chapeo) y la gastronomía
(servilleta). Es importante mencionar también que algunos de estos préstamos del francés provienen
de otras lenguas, como el holandés o las lenguas escandinavas.

1.2 Préstamos de lenguas muertas: Se trata de latinismos y de helenismos (grecismos).

El texto se refiere también a un estudio realizado por Clavería en 1991 en el que se analiza el
problema terminológico de los "cultismos" o "latinismos" en la neología de los Siglos de Oro. La
autora demuestra que ambos términos no son sinónimos absolutos y que el término "latinismo" es el
único válido en el contexto de la neología en los Siglos de Oro (Siglos XVI y XVII). A través de
una revisión cronológica y una confrontación sistemática con la base de datos Corde, la autora
analiza las palabras nominales o adjetivas que se consideran latinismos o helenismos neológicos en
los Siglos de Oro, y descubre que una gran parte de estas palabras ya estaban documentadas en el
siglo XV o incluso antes. Además, señala que cada latinismo, que resulta ser un neologismo del
Siglo de Oro, se incluye la fecha y el autor de la primera documentación, siguiendo un orden
cronológico. Ella finaliza estudiando primero los préstamos cuyo sufijo no se ha convertido en
productivo en español, para luego centrarse en aquellos en los que sí se dio tal productividad.

En primer lugar, se mencionan los latinismos cuyo sufijo latino no ha pasado a ser productivo en
español, como los terminados en -ace, -atile, -bundu, -cida, -endum, -ensem, -entem, -errimu, -
lentu, -men, -monia, -sonum, y -tud, que se utilizaron para crear palabras en español en los Siglos
de Oro. Cada uno de estos sufijos tiene una función específica en la creación de nuevas palabras y
se utilizaron para nombrar distintas acciones, características, lugares, etc.

En segundo lugar, se mencionan los latinismos cuyo sufijo latino sí ha pasado a ser productivo en
español, como los terminados en el sufijo -ale se utiliza para derivar adjetivos a partir de bases
nominales; el sufijo -antia y -entia se utilizan para derivar sustantivos que expresan un estado
resultante de una acción verbal; el sufijo -andu sugiere obligación al derivar adjetivos, y el sufijo -
ante participa simultáneamente de las características de los verbos y de los adjetivos. Otros sufijos
mencionados en este grupo son -bile, -icu, -ivu, -lingue, -mentum, -osu, -tudinem, -tore y -tura.

En tercer lugar, se mencionan latinismos que proceden de sustantivos o adjetivos latinos que a su
vez se tomaron del griego, como ecónomo, cateto, apólogo, y anagrama. Finalmente, se mencionan
otros latinismos de carácter nominal como perspicacia, escultor, susurro y celibato y de carácter
adjetival como inerte, ecuestre, erudito. Estos términos fueron incorporados en español a través del
latín y provienen del griego.Todos estos latinismos son palabras específicas del español que han
sido tomadas del latín y utilizadas en la lengua española para describir conceptos o situaciones
específicas.

Asimismo, a partir de la segunda mitad del siglo XVI encontramos la incorporación de palabras
griegas y latinismos al español en los Siglos de Oro, como enigmático y taumaturgo. Se observa un
aumento en el número de latinismos neológicos a partir del segundo cuarto del siglo XVI, con un
pico entre 1525 y 1575. Los autores mencionados en el texto, como Fr. B. de las Casas, Fr. A. de
Guevara, G. Fernández de Oviedo y G. de la Vega, son vistos como importantes contribuidores a
este proceso. El movimiento continúa durante el medio siglo siguiente, con escritores como F. de
Herrera y L. de Góngora siendo importantes contribuidores. El texto también menciona las
diferentes opiniones de estudiosos sobre este proceso y cómo no todas son compartidas.

Por último, se menciona a cómo el vocabulario se enriquece durante el periodo áureo de la lengua
española y como la sufijación es una técnica importante para la construcción de nuevas unidades
léxicas a través de la composición, la derivación y la parasíntesis. El texto se centra específicamente
en la derivación nominal y adjetival mediante sufijación, y se mencionan varios ejemplos de sufijos
nominales utilizados en ese periodo como '-a', '-ada', '-ado', '-al', '-ancial', '-antel', '-azo', '-ción', '-da',
'-dad', '-do', '-dor', '-dura', '-e', '-eria', '-ez', '-eza', '-in', '-miento', '-o', '-ón', entre otros. Además, se
menciona que el sufijo -eza pierde terreno frente a otros sufijos rivales utilizados para expresar
cualidades nominales.

La conclusión del texto es que la idea generalmente aceptada de que el español áureo
experimentó un aumento "excepcional" en su caudal léxico no se corresponde con la realidad. Esto
se debe a la falta de estudios existentes sobre la neología del periodo áureo y a la utilización de
instrumentos de datación insuficientes, como el Diccionario de Autoridades, donde las
"Autoridades" predilectas eran principalmente autores de los Siglos de Oro, en comparación con un
escaso número de textos de la Edad Media. Esto significa que la idea de un gran aumento en el
caudal léxico del español áureo se basa en una visión sesgada y no es precisa. En otras palabras, el
texto señala la importancia de tener una visión más completa y precisa de la neología del periodo
áureo mediante estudios más exhaustivos y utilizando instrumentos de datación más adecuados.
Esto permitiría tener una mejor comprensión de cómo se construyó y enriqueció el vocabulario en
ese periodo de la historia de la lengua española.

Jani Zefi

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