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La triste vida de José María Arguedas

Es una triste realidad lo que ocurrió en la vida de José María Arguedas, fue
huérfano de madre desde que tuvo dos años y medio de edad, y junto a su padre
pasó diversas aventuras y sufrimientos como: soledad, tristeza, maltratos físicos y
psicológicos, sobre todo una vida dura por la ausencia de su madre. Siendo la
época más dolorosa y difícil de su vida, ya que su mamá fallece cuando el más la
necesitaba.

En la etapa de su infancia su padre se volvió a casar por segunda vez con una
bella mujer que tenía un hijo, con el fin de darle una madre a José María,
quedándose con su madrastra ya que su padre iba en busca de trabajo a otros
lugares.

La madrastra se llamaba Grimanesa, una mujer con tres hijos y como él era el
más pequeño de la casa su papá lo dejó en casa de la madrastra, quien era dueña
de la mitad de un pueblo, tenía mucha servidumbre indígena y el tradicional
menosprecio e ignorancia de lo que era un indio, y como le tenía odio y rencor
decidió que debía vivir en la cocina, comer y dormir allí. Es así como él se queda
a vivir con los indios cada que su padre se fuese a trabajar, aprendiendo sus
valores costumbres, costumbres, tradiciones y su lengua. Su cama era una batea
de amasar pan con un pellejo y una frazada vieja además de sucia. “Cuando mi
padre volvía a casa me limpiaban un poco la ropa y me llevaban al comedor y
cuando mi padre se iba, yo volvía a la batea, a los piojos y a los indios” recordó el
escritor una vez en 1965.

Es así como José María se encuentra entre dos mundos, el indígena y el blanco,
ya que él era mestizo, pero defendió la cultura indígena, diciendo “Soy indio de
espíritu y mestizo de cuerpo”

El niño de cabello claro y ropa sucia que siempre anduvo correteando a lado de
los indios, originando todo tipos de revuelos y travesuras es José María de
Arguedas, huérfano de madre, según la psiquiatra José (1999) en su artículo
“efectos del fallecimiento parental en la infancia, el huérfano sufre de agorafobia
con trastornos de pánico en su adultez. Además, manifiesta que estos niños
sufren de alteraciones psicológicas como trastornos del sueño, llanto, tristeza,
depresión y cambios de conducta.

Se sabe que la vida de muchos niños, hoy en día es muy dura, debido a muchos
factores y más aún cuando sufren el abandono y/o maltrato. Por ello es muy
importante brindar tiempo de calidad, empatía y confianza, acompañarlo para
ayudar a gestionar sus emociones, no solo hay que alimentar y vestir, también hay
que proporcionar alimento emocional, para que crezcan sanos y felices.

“Criemos hijos que no tengan que recuperarse de su infancia”.

Jessi Dc.

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