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BIODANZA

Conexión con la Naturaleza y


Principio Biocéntrico
Lorena Paola Herrera

Monografía para la obtención del título


de Profesora de Biodanza

Tutoras: Romina Cassinelli – Galaxia Barón Lucena


21 de Noviembre de 2020
A ti….

qué me enseñaste a escuchar mi corazón

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Índice

1. “Integrar para trascender” a través de Biodanza .............................................................1

2. Fundamento teórico .............................................................................................................7

2.1. El concepto de naturaleza ..............................................................................................7

2.2. El concepto de conexión con la naturaleza y la realidad humana ............................9

2.3. La Conexión con la Naturaleza y el Modelo Teórico de Biodanza .........................18

2.4. El Principio Biocéntrico................................................................................................20

2.5. La naturaleza en Biodanza ..........................................................................................23

3. Nuestra conexión con la naturaleza en la actualidad ...................................................28


4. Reflexiones sobre los resultados de la encuesta ...........................................................43

5. Reflexión final ....................................................................................................................45

6. Referencias bibliográficas ................................................................................................47


7. Agradecer .............................................................................................................................49

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Conexión con la Naturaleza y Principio Biocéntrico

Cuando te acercas a la naturaleza, te acercas a ti mismo


Ralph Waldo Emerson

1. “Integrar para trascender” a través de Biodanza

“Integrar para trascender” es una frase que resume de forma muy concisa los
pasos recorridos hacia el encuentro conmigo misma. Un encuentro que me ha
permitido ser y estar en coherencia y sintonía con mi propósito y misión de
vida. Despojarme de miedos, estructuras y animarme a escuchar mi corazón fue
el camino que elegí. Un camino no exento de tropezones, caídas y levantadas,
cuyos frutos se dejan saborear y disfrutar continuamente. “Integrar para
trascender” me ha permitido destruirme y reconstruirme infinitas veces para
seguir conectando con la mejor versión de mí misma. Y Biodanza estuvo
siempre allí, siguiendo mis pasos y acompañándome en cada aliento.

Debo confesar que llegué a Biodanza con la autoestima inestable. Días


atrás había tenido una “mala” experiencia dando una charla en Buenos Aires
sobre los impactos ambientales del cultivo de soja en nuestro país. (Aclaración:
Mi profesión es Bióloga e investigo para conservar la naturaleza en la región
pampeana de Argentina.) En ese evento, no me percaté de que gran parte del
público estaba conformado por Ingenieros Agrónomos que avalan y
promueven el modelo productivo y económico basado en la soja. Luego de mi
exposición, estos profesionales criticaron duramente mi trabajo y yo, sin poder
defenderlo, entré en pánico. Sentí que la ciencia no era para mí, la mirada y el
juicio “del otro” me devastó. Me fui de la reunión a la casa de una colega, quien
me pidió que le cuente a su compañero lo que había acontecido. Juan me
escuchó atentamente y cuando terminé de hablar me dijo: “Lo que te pasó es
perfecto”. Era la primera vez que escuchaba algo así, ¿cómo algo tan terrible para
mí en ese momento podría ser perfecto? Y al siguiente rato expresó: “Tenés que
hacer Biodanza”… Y ahí, en ese mismo instante, algo se transformó para
comenzar a integrarse.

Siempre tuve un gran desaliento con respecto a mi carrera y profesión,


me perseguía el fantasma de no ser lo suficientemente buena para la ciencia. Y
es que frecuentemente me estaba comparando con los demás. La falta de
confianza en mí misma, mis inseguridades, darle más importancia a la mirada
del otro, mis propios juicios... Emociones y sensaciones de no ser suficiente. Y
ahora me pregunto: ¿suficiente para qué? ¿Para quiénes?

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El camino de “Integrar para trascender” a través de Biodanza me ayudó
a reencontrarme con mi esencia, aquella con la que nací, y a escuchar mi
corazón para no desviarme o, en todo caso, solo desviarme lo necesario.
Biodanza, junto con las personas que aparecieron a lo largo de mi vida, me
devolvió la confianza en mí misma. Una confianza que atesoro y que se va
gestando y fortaleciendo con cada vivencia.

Descubrirme danzando fue otro gran hallazgo que acompañó todo mi


proceso. Cada vez que danzo me siento cómoda, expresiva, en mí, en estado de
éxtasis... Y fueron las danzas Yang las que me dieron la fuerza para la decisión
que empoderaron a cada una de mis células; y fueron las danzas de aire y de
expansión las que me dieron las alas para animarme a todo lo que me proponga
hacer, sin ningún tipo de limitaciones. Aunque también fueron protagonistas de
mi proceso las danzas de sensibilidad, que me invitaron a la conexión con lo
sutil, con el infinito del cosmos potenciado en mi corazón.

En un determinado momento de mi vida, de mucho caos existencial y de


duda permanente acerca de mi profesión y mis capacidades, sentí la necesidad
de tomar aire y me fui a España para hacer una experiencia laboral. Lo que iban
a ser tres meses de estadía se convirtieron en casi cuatro años de magia. Ese
viaje significó un antes y un después en mi vida, ya que aceleró todo el proceso
personal que venía haciendo desde años anteriores. Parecía que el Universo me
apuraba a “despertar” de una vez. En aquel viaje, no solo me reconecté con la
formación de Biodanza, que la había dejado luego de hacer dos años en Mar del
Plata, sino que, maravillosamente, me reencontré conmigo misma.

En ese proceso de reencuentro sucedieron muchas cosas. Comprendí que


no me había equivocado con mi trabajo y profesión, sino que era necesario darle
una vuelta de tuerca para que se ajustara más a mis necesidades y propósito.
Nació un proyecto que integra la ciencia con la vivencia, MetaEcología, un
combo suculento que conecta muy bien mis pasiones. Reaprendí a amarme a mí
misma y a valorarme como soy. Prometí no sabotearme, no autoboicotearme y
poner todo lo mejor de mí en cada proyecto que encare. Me empoderé y tomé
consciencia de todo lo que puedo lograr con intención y corazón. Navegué con
pasión y descontrol por la creatividad, la vitalidad, la sexualidad, la afectividad
y, por supuesto, la trascendencia, la cual me ayudó a disolver todos mis miedos,
los “no puedo”, “no soy valiosa” o “no soy suficiente”, la mirada del otro y la
búsqueda constante de la aprobación en los demás. Trascendencia que me llevó
a la integración de lo que soy.

En ese encuentro dije “hasta acá llego”. Y no hay como un relato de


vivencia expresado en el momento justo que lo diga mejor…

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Madrid, Octubre de 2017

Como todos los fines de semana he tenido muchas vivencias, pero a diferencia de otros
relatos, en este me quiero expresar, ya no me quiero esconder ni simular ser alguien que
no soy. Durante este fin de semana y como todos, me he sentido equilibrando mis
opuestos, luces y sombras, pero en esta oportunidad con mucha consciencia e identidad,
como la energía del equinoccio que nos invita al equilibrio. Hace mucho tiempo que
vengo trabajando la autovaloración, la estima hacia mí, la consciencia hacia mí, la
conexión conmigo, la aceptación de lo que soy… pero tengo la sensación de que es un
trabajo eterno, que a veces avanzo y otras me destrozo, me aquieto, retrocedo… y estoy
cansada, agotada... Me siento en un momento con tantos cambios y con tanta gestión de
emociones que a veces tengo la sensación de “hasta acá llego”, me rindo, y otras veces
saco las fuerzas de no sé dónde, pongo en la balanza cosas, me regodeo de amor y sigo
para adelante. Esa pulsación de enrosque, de asfixia, de exprimirme, de autoexcluirme, y
a su vez de levantarme una y otra vez me lo da mi serpiente, que en este momento me
está pidiendo un cambio de piel para seguir mi propósito de vida… Tengo claro que
hasta acá llego, pero en este caso hasta acá llego de pequeñeces, no más quedarme en la
zona cómoda donde el ego se regodea de la mierda más mierda, no más escondida… Y lo
vi clarísimo durante el finde… en la danza… que es una vía directa de conexión con mi
Ser y mi Grandeza, encuentro en la danza la fuerza, la potencia, la expansión que no
puedo expresar muchas veces en lo cotidiano, como cuando me quiero expresar en
público y no me salen las palabras… Amo danzar porque es una vía directa a mí, porque
no hay meditación que la sustituya, porque me alinea, me eleva y me conecta… Y
precisamente en este momento donde planetas, energías y eclipses nos invitan a crear
una nueva realidad acorde con nuestro propósito de vida, siento que una revolución
interna y externa hacia ese cambio se está sucediendo. En definitiva, que a pesar de este
caos vivencial, estoy en un momento donde las ventanas de sentirme plena y feliz
quedan abiertas por más tiempo, donde reconozco en la simpleza un gozo dulzón de
disfrute, entusiasmo y pasión, y donde simplemente me estoy sintiendo auténticamente
YO. Y eso me gusta.

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Rondas de Ecofactores Positivos
Escuela de Biodanza Madrid Centro - Diciembre 2017
Instante captado por David Díez Sánchez

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En 2016 me animé y comencé a publicar reflexiones muy sentidas y
personales en las redes sociales. La primera publicación en este sentido fue la
semilla que empecé a regar para todo lo que vino después. En ella se
manifestaron los primeros esbozos de la integración que estaba pidiendo a
gritos expresarse… En ella compartí lo siguiente…

22 de Abril de 2016

Si me preguntás qué es el pastizal pampeano te podría contar muchas cosas… por


ejemplo cuál es su distribución geográfica, cómo ha sido su evolución, cuál es su
composición florística, qué fauna alberga, cuáles son sus funciones, etc., etc. Mejor te
cuento que es un “no espacio-tiempo”, donde el horizonte se desdibuja, donde tu Ser
simplemente se manifiesta, donde trascendés los límites del ego, donde te sentís pequeño
y gigante a la vez, donde te fundís con los sonidos y con lo sagrado, donde convocas a
tus ancestros, donde los límites no existen, donde simplemente Eres…. cierras los ojos,
la Paz te invade y todo está bien… Quienes tuvimos la fortuna de vivir esta experiencia,
honramos y valoramos al pastizal. El destino del mismo es el destino que el inconsciente
colectivo le ha querido (o podido) dar. No está bien ni mal, simplemente Es. En este día
de la Tierra -22 de abril - pongo de ejemplo al pastizal, pero es lo mismo que el bosque, la
selva, o el ecosistema natural que sea, porque todos son uno. Ante la presión del ser
humano sobre los ecosistemas naturales, la historia no muy lejana nos cuenta de
esfuerzos inmensos por conservar su esencia, sus límites naturales y sus funciones;
esfuerzos por generar medidas de manejo coherentes respetando y haciendo partícipe a
los verdaderos cuidadores de la tierra; esfuerzos inmensos por hacerlos prioritarios
dentro de las agendas públicas para una armónica planificación territorial. Sabemos que
muchos de estos esfuerzos no han tenido un final esperado ni mucho menos, y así
estamos. Quizás a gran escala la situación es catastrófica y es muy difícil volver atrás,
pero a pequeña escala hay mucho que se está haciendo para hacer realidad todos esos
esfuerzos, seres humanos que apuestan por un mundo más feliz y armónico, sintiéndose
parte de la tierra, y ahí está el camino de regreso, porque no somos entidades separadas
sino que somos partes responsables. La tierra se mueve, la tierra se manifiesta, la tierra
agita, y le tenemos miedo, y eso es el reflejo de la desconexión que hemos generado, es el
reflejo del inconsciente colectivo humano, en otras palabras, de cómo estamos como
sociedad. Para mí es un día de reflexión de dónde y cómo agrego mi grano de arena, te
sumás?

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En este ir y venir de la integración, me propuse llevar un tema
sumamente importante a mi ámbito laboral y académico. Inspirada por
observaciones de campo que veníamos teniendo con colegas acerca de las
decisiones (por lo general “malas” desde nuestro punto de vista) que los
productores agropecuarios toman sobre las áreas no cultivadas (ecosistemas
naturales) en sus establecimientos, comencé a explorar sobre la conexión del ser
humano con la naturaleza y cómo ha sido nuestro proceso de desconexión. Esta
separación nos ha conducido a vernos externos a ella, a no sentirnos parte de
ella, a considerarla como un objeto del cual podemos hacer uso y abuso para
nuestro exclusivo beneficio personal, a no valorarla, a no ser empáticos con ella,
a permanecer indiferentes hacia su cuidado y bienestar y, en consecuencia, a
realizar acciones incompatibles con su funcionamiento y esencia. Y, según se
sabe, este proceso es responsable de muchos problemas ambientales que
imperan en la actualidad.

Entonces, dentro de este gran mundo sobre nuestra conexión con la


naturaleza, empecé a explorar cómo se aborda desde Biodanza y cuál es el
marco teórico que lo abarca. Claramente el Principio Biocéntrico formulado por
Rolando Toro Araneda (2014) es un pilar fundamental para comprender estos
desacoples. Guiada por este paradigma quise profundizar un poco más, y
conocer si las personas que practican Biodanza tienen el registro de sentirse uno
con la naturaleza y con el cosmos, ser naturaleza, y si pueden ser agentes de
cambio en este sentido.

Conexión con la naturaleza, Principio Biocéntrico y Biodanza como


puente hacia nuestra transformación en seres humanos más conectados con la
vida y la afectividad es la propuesta que desarrollo a continuación como parte
de esta obra síntesis y la investigación que me inspiró.

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2. Fundamento teórico

Cuando el hombre logre entenderse a sí mismo,


ser verdaderamente lo que es,
encontrará su auténtico puesto en la Naturaleza
y nadie lo confundirá ni con una piedra, ni con una hoja, ni con un caballo
Delia Steinberg Guzmán

2.1. El concepto de naturaleza

El vocablo “naturaleza” proviene del latín “natura” que significa “natural”, lo


cual hace referencia a todo lo que está creado de manera natural en el planeta
(en relación no solo a los seres vivos, sino también al clima, el suelo, las formas
de la tierra, etc.). La palabra “natura” a su vez deriva del verbo “nasci” en latín,
que significa “nacer”. Entonces, la naturaleza no solo se refiere a los elementos
naturales que vemos a nuestro alrededor, sino también a los procesos que le
dieron origen.

Por ejemplo, una planta en un borde de vía férrea no está allí por mera
casualidad. En la época en que todo su potencial se reducía a una simple (o
compleja) semilla, encontró un espacio físico y las condiciones ambientales
(temperatura, humedad, luz…) necesarias para su germinación. Con el tiempo
sus raíces fueron creciendo y ocupando espacios, sus tallos y hojas se fueron
elongando y expandiéndose hacia la luz. Muy probablemente, durante este
tránsito, la planta interactuó con otras de la misma o de distinta especie, con
algunas, compitiendo por los recursos (agua, nutrientes, luz…), con otras
colaborando en su intercambio. En definitiva, la planta, la semilla, la luz, la
humedad, la temperatura, las raíces, el tallo, la hoja, la especie, los recursos, el
conjunto de plantas y todos los procesos intervinientes para el crecimiento y
desarrollo como la fotosíntesis, el intercambio de iones a nivel celular y el de
nutrientes a nivel radicular, el ciclado de nutrientes en el suelo, etc., todo ello es
naturaleza.

La naturaleza ha sido y es considerada como objeto para los seres


humanos. Un objeto que nos provee todo lo necesario para nuestra
supervivencia y bienestar. A lo largo de nuestra historia como humanidad,
fuimos domesticando, controlando y manipulando la naturaleza, sin respetar
sus límites y funcionamiento. Advirtiendo esta erosión devastadora, los
científicos comenzaron a hablar de “servicios ambientales o servicios
ecosistémicos” entendidos como aquellos patrones y procesos de los
ecosistemas (de la naturaleza) que genera bienestar al ser humano. Por ejemplo,

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en zonas agrícolas, la vegetación espontánea que crece a los costados de los
arroyos (y que por supuesto se deja sin cultivar) actúa como franja filtro de
contaminantes provenientes de lotes con agricultura vecinos. Esta función de
“filtrado de nutrientes” colabora en la “provisión de agua limpia” generando
un beneficio para el ser humano. Todo este marco de los servicios ecosistémicos
fue abordado con el objetivo de hacer “ver” a los tomadores de decisiones de
los territorios (p. ej.: un municipio) que la naturaleza es válida y que hay que
conservarla y protegerla. Este paradigma, hoy también reconocido como
“contribuciones de la naturaleza al bienestar humano”, reúne más de tres
décadas de trabajos científicos en torno a procesos y beneficios como el de
arriba mencionado. Si bien el desarrollo de este marco es muy valioso por el
objetivo que hay detrás, en mi opinión no deja de reforzar la idea de
cosificación de la naturaleza y, en definitiva, la de que el ser humano es el
centro de todo. De esto habla el antropocentrismo, tema que retomaré más
adelante.

La naturaleza es fuente de conocimiento y sabiduría, es una


grandiosidad que se nos presenta en la vida cotidiana: un amanecer, un
atardecer, las tormentas y sus resultados, el mar y sus olas, el viento que nos
acaricia, el olor a tierra mojada, todo encuadrado en millones de años de
evolución y de ciclos perfectos, conectados a diferentes escalas espaciales y
temporales. Según la filósofa Delia Steinberg Guzmán, como seres humanos
deberíamos ocupar el lugar que nos corresponde en la naturaleza, como lo hace
el mundo animal, vegetal y mineral. Es decir, desde la responsabilidad por
nuestras capacidades (p. ej.: realizamos operaciones conceptuales y simbólicas)
y no por la vanidad de creernos superiores, o los únicos en la corona de la
evolución. Entonces, comparto una pregunta que nos hacemos frecuentemente,
cuya respuesta para la filósofa Delia nos ayuda a reflexionar: ¿Cuál es nuestro
lugar en la naturaleza o como naturaleza? La respuesta para Delia (quizás una
de las tantas posibilidades) sería el de la máxima responsabilidad, es decir, lo
que no puede hacer un mineral, un árbol o un animal, lo podemos hacer
nosotras/os. Y ese es el lugar del ser humano, el de poder pensar, ponerse de
acuerdo con la naturaleza y trabajar con ella sin quebrantar sus leyes. Delia le
otorga al ser humano, desde su punto de vista filosófico, un papel de apoyo y
responsabilidad, jamás de destrucción y de aprovechamiento.

La naturaleza es considerada como un camino hacia la trascendencia.


Según el filósofo Zhuang (1992), cuanto más cerca se esté de la naturaleza, más
próximo se estará de la esencia del ser humano. Y esto, ¿por qué sucede?
Porque la naturaleza en definitiva es esencia y pureza, cuando estamos en
contacto con ella, receptivos y empáticos, somos capaces de entrar en su
frecuencia, que a fin de cuentas es nuestra propia frecuencia en los estados en
los cuales logramos trascender nuestro ego. Cuando perdemos la conexión con

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esta frecuencia (o vibración) es cuando, según Rolando Toro, entramos en la
enfermedad, definida como la incapacidad de establecer un feed-back con todo
aquello que está vivo en el ambiente.

Volviendo a la visión trascendente de la naturaleza, ¿con qué otros


aspectos se vincula? La naturaleza valora y aprende de todo cuanto hay a su
alrededor, pone mucha de su energía en sobrevivir, ayuda incluso a individuos
de otra especie, se comunica constantemente, tiene paciencia, espera su
momento, y respeta el de los demás, vive el presente y no se queja. La
naturaleza se ama a sí misma, no se abandona, su prioridad es proveerse de
alimento y bienestar por encima de cualquier cosa. La naturaleza no se compara
con nadie y expresa todo su potencial en todo momento, aun en los de
enfermedad cuando lucha por salir adelante, sin quedarse en el victimismo o en
el drama. La naturaleza es desapegada, sabe que nada le pertenece, toma de su
entorno lo absolutamente necesario por derecho, sin pretender usurpar lo que
no le corresponde. Y lo más maravilloso es que vive tranquila sabiendo que
todo es parte de un ciclo y que puede cambiar en todo momento, lo cual le hace
la vida más fácil y feliz. Consciente de que forma parte de algo más grande y
que su función es simplemente existir, la naturaleza nos enseña una manera
trascendente de vivir (Inspirado de https://emoconciencia.com/post/naturaleza-
trascendente/).

2.2. El concepto de conexión con la naturaleza y la realidad humana

El concepto de conexión con la naturaleza ha sido desarrollado para representar


la relación psicológica y emocional de las personas con el mundo natural
(Schultz 2002; Tang y col. 2014). Esta idea ha sido abordada por diversos
autores y representada en varios modelos (Holmström 2016). El biólogo
Edward Wilson (1984) sugiere que nuestra conexión con la naturaleza está en
nuestro ADN, impronta que nos conecta con nuestro instinto de supervivencia.
A esto hace referencia el concepto de biofilia que significa afiliación —o
amor— por la vida; y lo que en Kellert & Wilson (1995) llaman la hipótesis
biofilia. Según Wilson, la raza humana goza de una afiliación innata respecto a
otros organismos vivos, lo cual sitúa a la naturaleza como esencial para el
desarrollo del ser humano en su totalidad. Esto tiene su origen en los dos
millones de años en los cuales el humano se relacionó con su entorno. Relación
estrecha que generó una necesidad emocional profunda y congénita de estar en
contacto cercano con el resto de los seres vivos. Así, existe una tendencia de
todas las personas a sentirse identificadas y en plenitud con (y en) la naturaleza
dada por nuestra evolución en los espacios naturales. Este deseo latente y
profundo de buscar la naturaleza ha sido beneficioso en nuestra evolución, ya

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que cuidar la naturaleza también es cuidar de nosotras/os mismas/os (Kellert &
Wilson 1995).

Como mencioné anteriormente, el concepto de biofilia tiene su base en


los instintos. Según Rolando Toro, el instinto es una conducta innata
hereditaria, que no requiere de aprendizaje y que se desencadena frente a
estímulos específicos (Toro Araneda 2000). Su finalidad biológica es la
adaptación al medio para la sobrevivencia de la especie. De hecho, uno de los
objetivos de Biodanza es reaprender a vivir a partir de los instintos
(reaprendizaje de las funciones originarias de vida). En definitiva, los instintos
representan la naturaleza en nosotras/os, y sensibilizarse a ellos significa
restablecer el entramado entre naturaleza y cultura. Y es en esta conexión
donde se manifiesta tal afiliación (o amor) por la vida. Entonces, la desconexión
con la naturaleza también se puede traducir como la desconexión con los
instintos en el ser humano. A través de un largo proceso de degradación, hemos
perdido la función de conexión con la vida, quedando en ellos casi totalmente
atrofiada. Como expresé más arriba, esto se vincula con la enfermedad.
Entonces, esa necesidad de naturaleza que propone la biofilia no es más que
buscar (y encontrar) una conexión con nuestra salud física, mental, emocional y
espiritual.

Biofilia

Necesidad de Cuidado hacia la


Naturaleza naturaleza

La hipótesis biofilia (Kellert & Wilson 1995), con la biofilia como causa de la búsqueda
de experiencias en la naturaleza y la preocupación ambiental

El modelo de Kaplan & Kaplan (1989) de conexión con la naturaleza se


basa en las buenas experiencias (Kaplan 2000). Dicho modelo postula que lo que
más afecta la conectividad son las experiencias placenteras y restauradoras con
lo natural. Después de disfrutar de experiencias positivas en la naturaleza,
podemos establecer un vínculo con ella, lo que a su vez conducirá a la
búsqueda de más naturaleza. Sin embargo, como la naturaleza "puede ser
fácilmente reemplazada por algún logro tecnológico mayor", el autor sugiere

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centrarse en fomentar la "espiral de conectividad" positiva, que motivará
fuertemente a las personas a proteger el medio ambiente.

Podemos vincular lo anterior con la práctica de Biodanza como un acceso


a vivencias integradoras, que son también sumamente placenteras y
restauradoras. Las vivencias integradoras en Biodanza permiten expresar la
identidad, modificar el estilo de vida y restablecer el orden biológico de las
personas que la practican. Esto facilita sobremanera la integración del ser
humano con el todo, que incluye también la integración con la naturaleza.

Buenas
experiencias en
la naturaleza

Conexión con
la naturaleza

Comportamiento
proambiental

Modelo de Kaplan & Kaplan (1989) de conexión con la naturaleza

El modelo de Schultz (2002) propone que lo que determina la conexión


con la naturaleza no es necesariamente cuánto le gusta a una persona el
ambiente, sino hasta qué punto los objetos y lugares se consideran parte de la
identidad de alguien. Es decir, en qué medida el ser humano incluye a la
naturaleza dentro de su propia representación cognitiva. Schultz sugiere que
este sentido cognitivo de "inclusión con la naturaleza" conducirá a una
intimidad afectiva, que a su vez debería implicar un compromiso serio con la
protección del ambiente. Es decir, de acuerdo con Schultz, la inclusión de la
naturaleza en la identidad de una persona es un proceso que se articula sobre
un componente afectivo que describe los sentimientos de intimidad, cercanía y
afecto que posteriormente pueden manifestarse, en conjunto con la conexión
cognitiva, en el compromiso de proteger a la naturaleza, actuando en
consonancia con los intereses de cuidado, respeto y uso adecuado de los
recursos naturales. Estas creencias de inclusión de la naturaleza en el yo (self)
son creencias primitivas, esto es, antecesoras de la cadena de motivaciones,

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actitudes y compromisos conductuales. Schultz propone que a medida que se
desarrolla una mayor inclusión de la naturaleza en el yo (self), la conexión y el
compromiso serán mayores. La adopción de los principios de sostenibilidad
estaría relacionada con el hecho de que la persona crea y sienta que forma
parte de la naturaleza, es decir, la forma en que “las necesidades humanas son
balanceadas con las necesidades de la naturaleza, a través de la inclusión”
(Corraliza & Bethelmy 2011).

Cognitivo

Afectivo

Comportamental

Modelo de Schultz (2002) de conexión con la naturaleza

¿Qué nos sugiere lo anterior en el contexto de Biodanza? Cada persona


posee un potencial genético que constituye el conjunto de características únicas
llamado identidad. Podríamos decir que en esa genética se encuentran rasgos
que nos habilitan a estar en conexión con la naturaleza, por todo lo expuesto
arriba. Sin embargo, como veremos más adelante, perder nuestra conexión con
la naturaleza supone también perder o quizás “tener dormida” esa parte de
nuestra genética. Y es en este aspecto donde la afectividad juega un papel
esencial para “despertarla”. La afectividad es una de las cinco líneas de vivencia
de Biodanza, la cual está en relación con el instinto de solidaridad dentro de la
especie: los impulsos gregarios, las tendencias altruistas y los rituales de
vinculación. Todos estos son aspectos que, al fin y al cabo, se vinculan con el
cuidado y la cooperación y contribuyen a la génesis del amor. En definitiva, la
afectividad es un estado de afinidad profunda hacia otros seres vivos, capaz de
originar sentimientos de amor, amistad, altruismo, maternidad, paternidad y
solidaridad.

Por otra parte, estos modelos resumen e integran lo que en Biodanza


llamamos los tres centros. Estos centros son: a) el mental o intelectual, b) el
emocional o afectivo y c) el de la acción o sexual. El centro intelectual se vincula
con la mente, el mundo de los pensamientos, las ideas y la creatividad; el
afectivo se relaciona con el corazón y el espacio que le damos a nuestras
emociones y sentimientos, tanto en lo individual como en lo vincular; el sexual

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se posiciona en la parte de nuestro cuerpo cercana a nuestro vientre, y se lo
relaciona con la acción, la fuerza y el instinto. La integración de los tres centros
nos lleva a vivir en plena coherencia con lo que pensamos, sentimos y hacemos.
En pocas palabras, respeto y cuidado hacia nosotras/os mismas/os y el mundo
que nos rodea. Si vivimos una vida en coherencia e integración, nuestra
conexión con la naturaleza se podrá expresar en cada situación de lo cotidiano.

La idea de representar a la naturaleza como una parte de nuestra


identidad me lleva al concepto de holograma de Rolando Toro, que dice que
cada parte de un sistema contiene la información de la totalidad (Toro Araneda
2014). En este sentido, cada una de nuestras células contiene la totalidad de la
información de nuestro cuerpo. Y así cada ser humano contiene la totalidad de
la información del cosmos. Si la naturaleza forma parte de nuestra identidad, el
universo entero se encuentra dentro nuestro. El no sentirnos parte de la
naturaleza o no sentirnos naturaleza propiamente dicha representa, en palabras
de Rolando Toro, nuestra desconexión de la matriz cósmica, responsable de
generar a través de la historia formas destructivas de la vida.

Por su parte, algunos investigadores de Sudáfrica (Zylstra y col. 2014)


proponen un modelo más completo de conexión con lo natural y lo describen
como un estado estable de consciencia que comprende rasgos simbióticos
cognitivos (relacionado al conocimiento y a la información), afectivos y
experienciales que reflejan, a través de actitudes y comportamientos
consistentes, una consciencia sostenida de la interrelación entre uno mismo y el
resto de los seres vivos y el entorno (ver la siguiente figura). Es decir, un ser
humano conectado con estos rasgos puede aumentar su empatía y realizar
acciones en pos de la conservación del ambiente. Con este concepto los autores
refuerzan la importancia y la necesidad de integrar mente, cuerpo y espíritu
para generar una “fuerza de voluntad” destinada a actualizar el "yo" y a partir
de ahí estar al servicio de los demás seres vivos. Nuevamente nos encontramos
con el concepto de los tres centros que se propone en Biodanza. Vivir en
coherencia y cuidando la vida facilita la “actualización del yo”, que es lo que
nos conecta con el instinto natural de sentirnos parte de algo mayor. En
resumen, es lo que nos ayuda a vincularnos de una manera más amorosa con
nuestro ambiente. Desde lo académico, un creciente número de investigaciones
muestran que las personas que se perciben en conexión con la naturaleza
presentan una mayor preocupación ambiental y un comportamiento
responsable hacia el ambiente (Davis y col. 2009; Kals y col. 1999; Schultz 2001;
Hinds & Sparks 2008; Olivos-Jaras & Aragonés 2014).

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Modelo de Zylstra y col. (2014) de conexión con la naturaleza

Si bien los modelos arriba descriptos tienen una coherencia impecable y


vienen siendo estudiados desde hace décadas como una forma de comprender
nuestro comportamiento hacia el ambiente, lo cierto es que el ser humano a lo
largo de nuestra historia como humanidad ha perdido tal conexión. Nos hemos
desconectado de la fuente y de nosotras/os mismas/os. Hemos perdido
sensibilidad hacia esa fuerza de orden superior que es capaz de autoorganizarse
y de regalarnos vida. Esa mayor o menor sensibilidad es consecuencia de
nuestra propia historia de vida, la influencia del lugar donde nacimos, el
contexto social, los legados ancestrales y el inconsciente colectivo de la
humanidad. Un paquete de programas, creencias y costumbres que traemos
como información, que nos aleja de nuestra propia esencia y desde donde
tomamos decisiones y llevamos a cabo gran parte de nuestras acciones. Muchos
de nuestros actos afectan a la naturaleza, impactan los paisajes y generan
desequilibrios en los ecosistemas (Millennium Ecosystem Assessment 2005;
Mace 2014). Para mitigar estos impactos se han implementado numerosos
programas de conservación y planificación territorial en todo el mundo en las
últimas décadas (Millennium Ecosystem Assessment 2005; Butchart y col. 2010).
Sin embargo, lamentablemente muchos de estos impactos aun así no llegan a
ser compensados. Para superar esto es necesario además cambiar nuestras

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actitudes cotidianas, nuestras formas de pensar y de actuar y tomar plena
consciencia de que somos naturaleza y que dependemos completamente de ella.
Esto nos permitirá superar el individualismo y abogar por un pensamiento
colectivo.

Lo anterior lo vengo diciendo (y no solo yo) desde hace mucho tiempo.


Hoy me encuentro escribiendo esta monografía en plena locura mundial ante el
Covid-19 (22 de marzo de 2020). Creo que es un buen momento para instalar el
tema como una forma de sumar más consciencia. No se sabe qué sucederá
dentro de un tiempo, quizás algunas personas reforzaremos nuestro
compromiso promulgando “la vida al centro”, siendo más coherentes con
nuestro accionar cotidiano con completa consciencia de que todo está
vinculado; otras no habremos aprendido sobre esto, o habremos aprendido
muy poco, todo es válido y es parte de nuestra “humanidad”. Pero ¿qué tiene
que ver la conexión con la naturaleza con lo que está ocurriendo a nivel
mundial? Si bien hay distintas teorías acerca del origen del virus, me gustaría
compartir que esto no es ajeno a los desequilibrios antrópicos a los está
sometida la naturaleza.

La eliminación y degradación de los ecosistemas naturales genera


cambios en la diversidad de especies. Algunos de estos son conocidos porque
son fácilmente cuantificables, como las modificaciones en la variedad de
especies de plantas y animales; otros cambios son menos conocidos, como es el
caso de las “poblaciones” de virus. No se conoce a ciencia cierta cómo es el
mecanismo de pasaje de virus a humanos debido a que depende de una serie de
factores que condicionan las probabilidades de contagio. Sin embargo, un
estudio publicado en 2017, realizado por investigadores chinos acerca de los
virus de murciélagos aislados en China, sugiere que las altas tasas de contacto
entre especies específicas de murciélagos favorecen la propagación de CoV.
Estas altas tasas de contacto se pueden generar por la misma fragmentación de
los ecosistemas naturales donde habitan estos virus a través de sus vectores. Es
decir, las poblaciones de murciélagos se concentran en espacios más reducidos,
favoreciendo así el contagio. Por otro lado, los espacios más abiertos generados
por las carreteras y por donde circula gente también facilita el acceso a lugares
que potencialmente pueden tener una carga vírica importante. Todo esto se
complejiza con el consumo de animales.

Lo siguiente es un extracto de un artículo publicado por Mariana Aizen,


periodista especializada en medio ambiente. En su escrito, divulgado en plena
pandemia del coronavirus, cita al Dr. Carlos Zambrana-Torrelio, un científico
boliviano que monitorea la relación entre la vida silvestre y las enfermedades
emergentes. Puedes ver el texto completo en
http://revistaanfibia.com/cronica/las-nuevas-pandemias-del-planeta-devastado/

15
“El desmantelamiento de sistemas boscosos ocurre a gran escala desde hace dos o tres
décadas, empujado por la globalización, el capitalismo y la gran industria alimentaria.
Por ejemplo, todos consumimos aceite de palma porque está presente en productos que
van desde los cosméticos a las papas fritas sin grasas trans o el Nutella y el biodiésel. Lo
que no sabemos es que esos productos conllevan, además de la desaparición de especies
carismáticas como los orangutanes, virus que se contagian. Las especies silvestres no
están enfermas de los virus que portan, ya que han evolucionado por miles de años junto
a ellos. “Cualquier animal puede tener entre 50 virus únicos que están ahí. Es parte de
la dinámica del sistema. Si no hubiera humanos, no habría transmisión”, afirma
Zambrana-Torrelio.”

Si bien esta monografía es sobre Biodanza, quise traer este tema por la
enorme importancia y la proyección que tiene. Pero también porque considero
que las personas que practicamos Biodanza tenemos herramientas para
sobrellevar de una forma más integral y coherente lo que está sucediendo, de
manera tal de poder inspirar y ayudar a otras. Y en este sentido, comparto un
mensaje de mi autoría, a modo de reflexión y colaboración, que publiqué en
redes sociales luego de una semana de encontrarme navegando en diferentes
emociones e intentando acomodar la cabeza y el corazón, literalmente “como
todo el mundo”:

Sintiendo la importancia de expresar, buscando las palabras en un momento impensado


y de gran aprendizaje para la humanidad, sin duda un momento de evolución. Estamos
navegando en consignas y protocolos a cumplir, reglas y estructuras que nos han sacado
de nuestra zona de confort (quienes la tenemos). Hay mucha información y
desinformación pululando por distintos medios y ya no sabemos qué es más peligroso, si
el COVID-19 o el colapso mental que estamos teniendo con tanto bombardeo mediático.
Esta ha sido una semana de bajada a la realidad, de ver cada unx desde nuestros lugares
dónde estamos paradxs, reorganizar nuestro cotidiano, siendo conscientes de las
consecuencias. Y en lo personal, de ver dónde focalizo y pongo la intención. Sabemos
también que todo pasa y en un momento de evolución como el que estamos viviendo, la
recuperación con seguridad también será rápida. Tomemos esto como una ventana de
oportunidad de re-conexión con nosotrxs mismxs. La naturaleza nos da fuerza,
sabiduría y contención. La naturaleza equilibra nuestros elementos y nos espera, ahí en
el patio de nuestras casas quienes tenemos la posibilidad de pisar el césped y respirar, o
en nuestrxs departamentos en conexión con esos seres amigxs. No es momento de
juicios y maltratos, cada unx hace lo que puede con las herramientas que tiene.
Cuidemos nuestras palabras y pensamientos. Sintamos (o imaginemos) la briza
acariciando nuestro rostro, el sol que envuelve nuestro cuerpo, el canto de los pájaros en
vínculo entre ellos, la tierra que nos enraiza, y sobre todo la fuerza de nuestro corazón
en un abrazo colectivo. Sigamos danzando en cuidado y amor.

16
Encuentro en la naturaleza – Noviembre de 2019
Laguna de Los Padres, Mar del Plata
Instante captado por Lisandro Pérez Fernández

17
2.3. La Conexión con la Naturaleza y el Modelo Teórico de Biodanza

El Modelo Teórico de Biodanza sitúa al ser humano y su evolución hacia la


expresión de la mejor versión de sí en un “contexto cósmico”. Este contexto se
puede transcribir como una “fuerza superior” organizada en función de la vida
donde la interrelación entre el caos y el orden es el marco para que ocurra la
transmutación necesaria. Esa fuerza superior se encuentra en todos los seres
vivos que habitan este planeta y en el universo mismo. Ese ir y venir de
procesos es lo que impulsa y a su vez da fuerza a la generación de más vida.

Esa fuerza superior es lo que Rolando Toro llama inconsciente vital. Con
este término quiso referirse a la existencia en cada célula, tejido y órgano, de
una forma de psiquismo que responde a una fuerza superior global, es decir, se
nutre de la memoria cósmica (Toro Araneda 2000). Para Rolando Toro, el
vínculo con la naturaleza sumado a otros medios (p. ej.: caricias y erotismo,
juegos, alimentación, éxtasis cósmico, regresión, despertar instintos) es una vía
de acceso al inconsciente vital. Este último genera las afinidades, instinto,
vivencias, estados de humor, sensaciones corporales, todo aquello sin la
participación del pensamiento. Por eso el vínculo con la naturaleza, que nos
conecta con el sentir y la emoción, activa todos los mecanismos para estar más
conectados con nosotras/os mismas/os, sentirnos plenos y en coherencia, lo que
nos motiva a accionar desde nuestro sentir nivelando nuestro pensar.

Biodanza ayuda a estimular este vínculo o conexión con la vida a través


de cinco líneas de vivencias, que representan cinco grandes conjuntos de
expresión de los potenciales humanos: vitalidad, sexualidad, creatividad,
afectividad y trascendencia. En el Modelo Teórico de Biodanza estas líneas se
entrelazan y convergen en la identidad de cada persona. También se expresan
en el concepto de “naturaleza” y “conexión con la naturaleza” de la siguiente
forma:

Vitalidad. Es la línea que nos vincula con: i) la energía para la acción, es


decir, nos “recuerda” o trae el instinto de conservación: lucha y fuga; ii) la
autorregulación, que nos permite escuchar y sentir nuestro cuerpo para
equilibrar nuestro movimiento y reconocer la necesidad de descanso y cuidado;
iii) la homeostasis, esto es, el mantenimiento del equilibrio interno a pesar de
los cambios externos; y iv) la defensa inmunológica asociada a nuestra salud
vital. Enlazar con la naturaleza nos conecta con los ciclos y, a través de ellos, a
esa escucha interna y sabia de que todo es “a su debido tiempo”. Equilibrar
nuestro ritmo y frecuencia con el de la naturaleza regula nuestro reloj biológico.
En un paseo por la naturaleza respiramos iones negativos, es decir, partículas
(átomos o moléculas) que una vez en contacto con nuestro sistema respiratorio,
nos regalan una bonita sensación de bienestar, alivio y claridad mental.
También, en un paseo por espacios abiertos respiramos fitoncinas, sustancias

18
volátiles que desprenden las plantas para su defensa, y que al entrar en nuestro
sistema circulatorio aumentan en la sangre las células NK (del inglés natural
killer), las cuales son un tipo de glóbulos blancos (linfocitos) que contribuyen a
eliminar las infecciones y reforzar el sistema inmunológico. Así, podría seguir
nombrando maravillosos beneficios en la salud física, mental, espiritual y
emocional que refuerzan nuestra vitalidad.

Sexualidad. Es la línea que nos conecta con el despertar de la fuente del


deseo, el aumento del placer, la identidad sexual y la disminución de la
represión sexual. Palabras y conceptos que pululan en la naturaleza por
doquier. Podríamos decir que la naturaleza es pura sexualidad, actúa por
impulso, por instinto, por genética. Su misión/propósito/objetivo es el disfrute
constante de los procesos que tocan en un instante presente. Y la sexualidad no
se queda atrás, ya que es la llave para la supervivencia de cualquier especie y
para la conexión con esa maestría universal. Y a partir de esta sexualidad, la
naturaleza crea y recrea múltiples formas y estrategias para perpetuarse, como
una fuerza-motor que le toma la mano a la vida. Por ejemplo, una planta puede
producir y dispersar al aire millones y millones de granos de polen (que
contiene a las células sexuales masculinas), que una vez llegado a la estructura
sexual femenina, ya sea de la misma flor, de otra flor de la misma o distinta
planta, se produce la polinización. Proceso clave y mágico, resultado de
millones y millones de años de evolución, que permite la existencia de la vida
hoy y aquí en la tierra.

Creatividad. Línea que refuerza y empodera nuestros canales de


expresión, innovación y construcción. Nos da las herramientas para crear
nuestras propias vidas. La naturaleza, sabia y madura, es un manantial de
constante creación de su propia existencia, dejándose llevar por el momento
presente. Su vida puede cambiar de un instante a otro según la influencia de su
entorno, y a partir de ahí crea y recrea nuevas formas, colores, olores y
estrategias de supervivencia. Se adapta, se hace resiliente una y otra vez. La
naturaleza promueve en sus células, tejidos y órganos, un movimiento leve y
sutil, donde ocurren millones de procesos físicos, químicos y biológicos. En esa
lentitud y continuidad está la fuerza y el potencial para la construcción de más
vida.

Afectividad. Capacidad de hacer vínculo con las otras personas a través


del amor, la amistad, el altruismo y la empatía. ¿Qué decir de la afectividad en
la naturaleza? Me animaría a expresar que la naturaleza es puro amor, que no
podría llegar a ser lo que es hoy sin la fuerza del amor, energía invisible que
traspasa incluso los límites de este planeta Tierra. En la naturaleza ocurren
vínculos espectaculares: relación entre las especies (o individuos de una misma
especie) que se ayudan mutuamente para crear sinergias (p. ej.: plantas
conectadas a través de sus raíces intercambiando elementos y alimentos); se
19
respetan los roles “sabiendo” que de esta forma se asegura el éxito y la
supervivencia del conjunto de la población; se establecen comportamientos
altruistas donde “el sacrificio” de unos pocos miembros de la población asegura
la supervivencia de la totalidad (p. ej.: muchas poblaciones de grandes
mamíferos como los leones, donde unos pocos salen a cazar para alimento del
grupo). Todas estas son manifestaciones de afectividad. Sin embargo, no todos
estos vínculos pueden ser beneficiosos para ciertas especies u organismos que,
por el contrario, la pasan muy mal (p. ej.: el parasitismo donde una especie vive
y se nutre a expensa de otra que puede perjudicar). ¿Podríamos decir entonces
que, de igual forma, la naturaleza es puro amor y afectividad? Considero que sí,
ya que todas estas expresiones (sean beneficiosas o no) son parte de un orden
perfecto y simplemente ocurren, guiadas por la fuerza instintiva y el corazón.

Trascendencia. Esta última es la línea que más nos relaciona con la


armonización que hemos perdido debido a nuestra desconexión con la
naturaleza. La línea de trascendencia nos invita a superar la fuerza del ego e ir
“más allá” de la autopercepción, y nos acopla con el acceso a la conciencia
cósmica al identificarnos con la totalidad. La vinculación con las otras personas
y con la naturaleza en general, nos hace sentir parte de la creación y de una red
infinita de nodos y enlaces, comprendiendo nuestra unicidad y que somos hijos
de las estrellas. Esta línea se desarrolla desde la protovivencia de éxtasis y
armonía con el entorno, entendiendo al éxtasis como la sensación de estar
intensamente vivo al experimentar diversos estados de expansión de
consciencia.

2.4. El Principio Biocéntrico

Hace unos años científicos de distintas partes del mundo comenzaron un


debate acerca de si era momento de anunciar un cambio de Edad geológica: del
Holoceno (últimos 11.700 años) al Antropoceno (del griego "anthropos", por
humano, y "cene", nuevo o reciente) (Cearreta 2017). Esta discusión tuvo sus
bases en los acelerados cambios a los cuales está siendo sometido el planeta
Tierra debido a la intervención del ser humano: pérdida de ecosistemas
naturales y su biodiversidad, contaminación de suelos y aguas, agotamiento de
los suelos, cambio climático, etc. Todos estos procesos se identifican con la
manifestación del ser humano como centro de todo lo que existe y de todo el
universo, comúnmente llamado antropocentrismo (Thompson & Barton 1994).
Bajo este paradigma, el ser humano se percibe como dueño de la naturaleza y
con derecho a hacer uso de ella en base a sus intereses, es decir, de considerarla
objeto de y para su existencia. Su capacidad de ente transformador y consciente
(o inconsciente) de la realidad ha logrado conquistar y controlar paulatinamente y

20
cada vez con mayor velocidad, las leyes que rigen el mundo natural en función de
sus valores y necesidades.

Si bien lo anterior hace referencia a una forma de antropocentrismo, lo


cierto es que este paradigma se inicia con los grandes pensadores y filósofos del
siglo XVI-XVII, quienes comenzaron a observar a la naturaleza y a tratar de
explicar su manifestación (Navarro Cordón & Pardo 2009.). Este mundo de
experiencia científica colocó a la razón y a la lógica moderna en el centro de todas
las cosas. Y desde allí, el mundo comenzó a transformarse, desde uno donde Dios
(Teocentrismo) se expresaba como centro, a uno lleno de objetivos y materiales.
Por supuesto que esta razón le dio al ser humano ese “poder” para no solo
estudiar (para comprender) su mundo alrededor, sino también, para controlarlo y
manipularlo. En este contexto, uno de los grandes pensadores de la historia, René
Descartes (1596-1650) manifestó que los animales eran “máquinas” apropiables
por el ser humano en tanto carecían de alma (Zaffaroni 2012). Estos y otros
relatos de la época fueron fortaleciendo la brecha humanos-naturaleza.

El antropocentrismo y egocentrismo van de la mano. Las actitudes de las


personas frente a la vida en general tienen su base en dos emociones centrales
que son caras de la misma moneda: el amor y el miedo. Nos hemos
desarrollado en la cultura del miedo, temor individual que alimenta fantasmas
en el colectivo humano (egregor). Este miedo de la sociedad actual tiene mil
facetas que en el fondo reflejan la forma en la que nos vinculamos con la
naturaleza: temor a quedarnos fuera del sistema, a no poder darnos a
nosotras/os mismas/os o a nuestras/os hijas/os la última tecnología, a no ser
reconocidas/os, a no ser suficientes, a los cambios del cuerpo. Miedos que tienen
su base en otros miedos (propios o ancestrales), que alimentan nuestro ego y
que nos llevan a una forma de vida basada en el sufrimiento, el materialismo y
el consumismo, muy por el contrario de los valores de lo natural. Surasky &
Morosi (2013) hacen referencia a que, bajo el paradigma antropocéntrico, la
relación establecida entre el ser humano y la naturaleza se fue derivando en el
interés por la supervivencia del primero, que requería tanto del
aprovechamiento como del cuidado de la naturaleza. Así se fue gestando una
relación marcada por la superioridad del “hombre” sobre lo que se percibía
como “limitaciones” que su entorno imponía a sus capacidades.

Entonces, me pregunto si existe una forma de trascender-nos para


generar un vínculo más empático y armonioso con la naturaleza de la cual
somos parte. Sentirnos más auténticos, seguros y con todo el poder que nos
caracteriza para cocrear nuestra vida desde quienes somos. Y en este contexto
es posible volver a la fuente de sabiduría interna que nos une como humanos
desde nuestro espíritu. Quizás todas las reflexiones en torno a lo ambiental y a
conservar la vida en general tiene su dificultad en ser “la motivación de unos
pocos intentando hacer algo (¿cambiar?) para muchos” en un mundo donde
21
prevalece lo opuesto: el interés de unos pocos en contra de los intereses o las
necesidades de una mayoría. Estas preguntas son tan amplias que van más allá
de cualquier disciplina. Citando a Rolando Toro: “el concepto de trascendencia
se refiere a la superación de la fuerza del propio Yo y a la posibilidad de andar
más allá de la autopercepción, para identificarse con la unidad de la naturaleza
y la esencia de las personas”. En otras palabras, trascender nuestro ego.

El filósofo cubano Fabelo Corzo expone un enfoque interesante acerca de


buscar soluciones para mitigar el antropocentrismo. Según él, lo importante hoy
en día no es erradicar el antropocentrismo en general, sino superar una forma
histórica de antropocentrismo, que ha sido generado por las sociedades elitistas
que han asumido no solo a la naturaleza sino a los otros seres humanos como
meros instrumentos para sus ambiciones egoístas (Fabelo Corzo 1999). Según este
filósofo “el nuevo ser humano demandado por este tipo de antropocentrismo no
ha de ser el individuo egoísta y consumista que tanto daño hace a la naturaleza y
a la humanidad. En el centro de esta concepción distinta ha de estar otra
definición para ser humano: uno que sea igual a otro, y no superior o inferior por
razones de raza, sexo, nacionalidad, religión... Se trata de elevar el concepto de ser
humano a un rango realmente genérico y, a la vez, concreto; de superar la
abstracción del hombre que hasta ahora ha sido centro de la mayoría de las
concepciones y de las prácticas sociales que recoge la historia”.

Esta “otra definición de ser humano” puede colaborar en cambios


trascendentes hacia el cuidado de toda forma de vida, en especial porque el
humano, en su racionalidad, sigue teniendo el poder y el control sobre su
entorno. Si bien esto sucede en distintos niveles, por lo general, en mayor o
menor medida hay una demanda consciente o inconsciente de formas de
superar a la naturaleza. Y aquí entra otra gran pregunta: ¿podemos sumar a este
condimento de “nuevo ser humano” o “nueva centralidad” la idea de que todas
las formas de vidas tienen su sacralidad y que por lo tanto no está en
cuestionamiento su valor intrínseco? Entramos aquí en la esfera del
biocentrismo, que se opone al antropocentrismo. Podemos asemejar al
biocentrismo con el Principio Biocéntrico propuesto por Rolando Toro, aunque
con alcances diferentes.

El biocentrismo asigna un valor intrínseco a los seres vivos, incluyendo


valores morales, e incluso suponiendo la presencia del elemento consciente en
sociedades de animales. Desde este punto de vista se le atribuye, por tanto, a
todos los seres vivos, la posibilidad de su inclusión en el mundo de los humanos
con los mismos derechos que este último (Naess 1973). Por su parte, Rolando
Toro plantea el Principio Biocéntrico como un nuevo paradigma para las
ciencias humanas que propone orientar todos los emprendimientos sociales y
educacionales hacia la creación de una estructura psíquica capaz de proteger la
vida y permitir su evolución (Toro Araneda 2014). El Principio Biocéntrico
22
tiene como punto de partida la vivencia de un universo organizado en función
de la vida y no a la inversa. Todo lo que existe en el universo (elementos,
átomos, plantas, animales, minerales, personas…) son parte de un sistema
viviente mayor; y la vida en sí es el programa implicado que guía la
construcción del universo. Bajo esta premisa, según Rolando Toro, el universo
existe porque existe la vida y no a la inversa. Poner la vida al centro como
punto de partida de todas las disciplinas, respeto y la noción de sacralidad son
tres conceptos que integran este principio y que, a mi entender, lo diferencian
del biocentrismo. Para ser coherentes con estas tres ideas, debemos profundizar
en nuestro “estar con” la vida y la naturaleza, en un sentido de convivencia
plena, primero con nosotras/os mismas/os, más luego con el otro y con la
totalidad. El Principio Biocéntrico también propone llegar a toda disciplina, es
decir, promover una salud biocéntrica, una política biocéntrica, una educación
biocéntrica, en fin, una cultura biocéntrica.

Rolando Toro hace referencia a la desconexión de los seres humanos de


la matriz cósmica de la vida que ha generado a través de la historia formas
culturales destructivas. Esta matriz cósmica de la vida es la misma naturaleza,
nuestra propia naturaleza; y esa desconexión es responsable de una cultura
escindida que ha llevado a muchas disociaciones como la disociación cuerpo-
alma, responsable de la gran crisis cultural que vivimos. Nos hemos separado
del cuerpo y de los instintos para reconocernos primero como seres racionales e
intelectuales. También nos hemos separado de una base importante de nuestra
esencia que nos conecta con la fuente, con una fuerza superior, que nos
fortalece, empodera y sacraliza. Sin esta integración y sin esta fuerza que nos da
la naturaleza, nos sentimos pequeños, inválidos, inseguros, incapaces. Biodanza
nos ayuda a reconectar, a asociar y a integrar a través de su propuesta de una
cultura biocéntrica.

2.5. La naturaleza en Biodanza

Si bien Rolando Toro en sus escritos no usaba con tanta frecuencia la palabra
“naturaleza”, sí hablaba de otros conceptos como “ser ecológico” o “pareja
ecológica”, que también es una forma de expresar nuestra conexión con la vida
en su totalidad. Ser ecológico supone vincularnos con otros seres y con el medio
en general de una forma integrada y funcional, por ejemplo, respetando los
tiempos (ciclos) de los procesos (crecimiento, expansión, reciclaje, reproducción,
enfermedad, etc.) de nuestra y otras vidas. Rolando Toro nos acerca a la
naturaleza nombrando sus elementos dentro de sus poemas. Uno de ellos, tan
simple y eterno, nos refleja el poder de ser todos un mismo Ser.

23
Todos Somos Uno
La fuerza que nos conduce
es la misma que enciende el sol,
que anima los mares
y hace florecer los cerezos.

La fuerza que nos mueve


es la misma que agita las semillas
con su mensaje inmemorial de vida.

La danza genera el destino


bajo las mismas leyes que vinculan
la flor a la brisa.

Bajo el girasol de armonía,


Todos somos uno.

Los ejercicios de las diferentes líneas de vivencia, sobre todo los que
hacemos en la naturaleza o invocan a elementos de la natura (p. ej.: danza de los
cuatro elementos), despiertan en nosotras/os una actitud hacia el cuidado de la
vida en general. Son ejercicios clave en las diferentes líneas:
- Posición Generatriz de Conexión Cielo Tierra, nos recuerda que somos parte de
la naturaleza, somos cielo, tierra y canal. Y también conexión. “Es una
danza que nos ayuda a rehacer los ciclos de renovación de la energía vital”.
Línea: Trascendencia.
- Posición Generatriz de Conexión con lo Primordial. Lo primordial es aquello
que es primitivo, originario o esencial. Esta última palabra nos conecta
directamente con la naturaleza. Esta posición evoca el artesano con la
arcilla, la selección de semillas y la preparación de alimentos. En el plano
visceral y fisiológico de las personas, esta danza evoca el parto natural, la
micción y la defecación. La danza nos lleva a una posición incómoda
(debido a nuestra vida “erguida”) que nos invita a estar de cuclillas,
cercanos al suelo, dándonos la posibilidad de sentirnos más fuertemente
ligadas/os con la tierra. Líneas: Vitalidad – Trascendencia.
- Posición Generatriz de Trabajos Primordiales. En esta danza se evoca a la
conexión del ser humano con distintas actividades que, si bien las seguimos
haciendo en lo cotidiano en mayor o menor medida, son actividades que
nos remiten a nuestros orígenes, como trabajar la tierra, cazar, recolectar
materia prima para cocinar, sembrar... Es una danza que nos invita a lo
colectivo, a la tribu, a sentirnos parte de un sistema donde cada elemento

24
tiene su rol y lo cumple de forma armónica y consciente. Líneas: Vitalidad -
Trascendencia.
- Posición Generatriz de Proteger la Vida. Danza que nos conecta con el cuidado
y el respeto hacia nuestra propia vida y la de todo ser vivo. Estimula la
sensación universal de reverencia y respeto por la vida. Soy naturaleza y
también soy un ser racional, tengo inteligencia y capacidades para
ocuparme y proteger mi entorno, conservándolo, nutriéndolo,
restaurándolo, mitigando sus amenazas. Líneas: Afectividad -
Trascendencia.
- Percepción de la Naturaleza con los Cinco Sentidos. Esta danza nos conecta con
la inmensidad de la naturaleza, al permitirnos entrar en su frecuencia de
amor. Las vivencias en la naturaleza nos conectan con el instante presente,
mágico y profundo, ese instante donde usamos nuestros sentidos. En
especial, cuando bloqueamos un sentido (p. ej.: la visión), intensificamos los
otros. Y en ese momento ocurre la magia, trascendemos nuestros límites y
entramos en la unicidad con el todo. Línea: Trascendencia.
- Integración de los Tres Centros. Biodanza nos ayuda a integrar los tres centros,
a través de diferentes danzas. Los tres centros son el intelectual asociado al
pensar, el afectivo vinculado al sentir y el sexual que nos conecta con la
acción. Integrar los tres centros es uno de los principales objetivos de
Biodanza, ya que nos conduce a la coherencia existencial. En esa integración
nos habilitamos a fortalecer esa “fuerza de voluntad” que mencioné
anteriormente, y que nos conduce a actualizar nuestro propio “yo” y ser
más receptivos ante la vida y todo lo que nos rodea. Líneas: Vitalidad
Sexualidad - Creatividad - Afectividad - Trascendencia.
- Las Danzas de los Cuatro Elementos. Conectarnos con los cuatro elementos
nos ayuda a alcanzar nuestra coherencia interna. Agua, Aire, Fuego, Tierra
vibran en nosotras/os y su equilibrio nos equilibra. “Con la creación de
estas danzas, Rolando Toro pretendía reparentalizarnos con la Naturaleza,
basándose en la correspondencia totalmente recíproca entre el mundo y el
ser humano”. Tal es así que crea una extensión sobre identidad y los cuatro
elementos. Escuchando nuestras aguas internas, sabias y fluyentes,
tomando la fuerza de la tierra que nos ayuda a enraizar y conectar con
nuestra sabiduría ancestral, conectando con el fuego de la pasión, motor
hacedor e impulsor de cambio y vibrando con la sutileza etérea del aire,
libre y creativa. Líneas: Vitalidad - Sexualidad – Creatividad – Afectividad-
Trascendencia.
- En Biodanza danzamos al sol (Danza al Sol), a la luna (Danza a la Luna) y al
viento (Danza al Viento). Danzas que nos conducen a la veneración de todo
lo que nos rodea. Nos ayudan a reforzar nuestra conexión con la totalidad.
Nos remiten a aquel momento de nuestra evolución donde convivíamos

25
con los mensajes simbólicos de estas fuerzas poderosas, en profundo
respeto y admiración.
o La Danza al Sol nos lleva a una actitud de veneración ante todo lo que
nos rodea. Venerar el sol nos conduce a un reconocimiento de lo divino
en la naturaleza. Símbolo de iluminación, claridad, luz, calor, el día, lo
manifiesto y la abundancia. Este astro representa la fuerza vital, la
racionalidad y la creatividad que nutre toda la vida. Sin él los seres vivos
pereceríamos. Una energía expansiva de amor por la vida.
o La Danza a la Luna nos vincula con lo oculto, los sueños, las fantasías, el
misterio y los secretos. La luna nos conecta con nuestras emociones, con
la transformación, la adaptación a los cambios, la nutrición, la
fecundidad, la renovación, la energía ying, y los ciclos, y a través de su
danza potenciamos estos aspectos en nosotras/os mismas/os.
o La Danza al Viento nos conecta con la fuerza de la naturaleza a través de
movimientos fluidos, armónicos y livianos, y nos recuerda que esa fuerza
habita en nosotras/os. A través de esta danza se nos concede una
conexión profunda con nuestra esencia de ser, donde decimos “sí” al
viento con entrega y apertura.

26
Distintas expresiones en la sala de Biodanza - Madrid 2018

27
3. Nuestra conexión con la naturaleza en la actualidad

En 2019 diseñé una encuesta que pretendía registrar algunos indicadores sobre
la conexión del ser humano con la naturaleza y su relación con el
comportamiento ambiental. Entendía que hacer una consulta a las personas me
ayudaría a identificar claves para fortalecer nuestro vínculo con la naturaleza y
comprender parte de nuestro accionar cotidiano en el cuidado del ambiente.

La encuesta fue diseñada en principio para detectar si Biodanza nos


ayuda a tener un sentido más integrado de conexión con la naturaleza y un
mayor compromiso con el ambiente. ¿Por qué esperaría esto? Porque “la teoría
de Biodanza se estructura a partir del Principio Biocéntrico” y porque sus líneas
de vivencia, y sobre todo la de la trascendencia nos ayuda a integrar en nuestras
vidas esa totalidad de la cual somos parte.

La encuesta circuló durante dos meses por distintas redes sociales y fue
respondida por 424 personas de distintos países, aunque la mayoría de
Argentina (339). Del total de las personas, 186 participan activamente (154) o
han participado (32) en algún momento de sus vidas en grupos regulares y
talleres de Biodanza. Para conocer los detalles de los análisis y resultados
puedes escribirme a lherrera@mdp.edu.ar.

Aquí comparto algunas generalidades que me permitieron reflexionar


sobre nuestra conexión con la naturaleza en la actualidad en relación al marco
teórico planteado en esta monografía.

En la primera parte de la encuesta exploré la conceptualización que las


personas tienen por “naturaleza” y por “conexión con la naturaleza”. Este
aspecto es importante porque dicha conceptualización puede vincularnos con la
forma en cómo nos percibimos en relación con la natura: ¿Nos percibimos como
parte o como naturaleza? ¿La naturaleza es “algo” externo a los humanos?
¿Estar en conexión con la naturaleza es simplemente estar presente en espacios
abiertos o incluye el cuidado y el respeto por la vida? Todas estas preguntas son
el reflejo de las conceptualizaciones que registré.

En primer lugar exploré dos preguntas cuyas respuestas fueron abiertas:


i) ¿Cómo definiría usted el concepto de naturaleza?
ii) ¿Qué es para usted estar en conexión con la naturaleza?

A partir de las definiciones ofrecidas por las/os encuestada/os, generé


categorías de respuestas lo cual permitió simplificar toda la información y tener
un acercamiento a las definiciones que predominaron en la muestra. Las tablas
1 y 2 presentan los tipos de categorías y sus predominancias.

28
Tabla 1. Categorización de las definiciones de “naturaleza”, descripción de los códigos,
porcentaje (%) en que aparece cada código del total de las/os encuestadas/os y de las
personas que hacen Biodanza (B) o no hacen Biodanza (nB), y ejemplos de definiciones
para cada caso. Los datos corresponden a las 424 entrevistas realizadas. En color se
señalan las categorías más frecuentes.

Códigos Descripción % (%) Ejemplos definiciones


total B/nB
Excluyente: Externo al ser La naturaleza como algo que rodea al ser 14 10/16 “Todo lo natural q nos rodea, animales,
humano humano plantas...”
Excluyente: Externo al ser La naturaleza como algo que es anterior 25 18/29 “Todo aquello propio del ambiente externo
humano, sin intervención al ser humano, no creada ni a mí con o sin vida propia q no está
“artificial”, lo puro, lo manifestada por él manipulado ni tiene intervención del
natural hombre”
Incluyente: El ser humano La naturaleza y los seres humanos como 9 16/5 “Somos naturaleza, todo misterio”
como parte o como parte de lo mismo
naturaleza
Incluyente: El ser humano La naturaleza y los seres humanos como 4 4/4 “La naturaleza es mi conexión con lo Superior”
en conexión con algo más, parte de algo más grande a través de lo
con la vida, con otros seres cual estamos todas/os conectadas/os
vivos
Académica La definición que dieron las personas se 15 6/20 “Todo ser vivo y el ambiente donde crecen, se
aproxima a la académica, utilizando desarrollan e interactúan”
palabras como sistema, conjunto de
elementos, seres bióticos y abióticos, etc.
Trascendente Visión cósmica o espiritual de la 21 32/15 “Espacio prestado para conectarnos con el
naturaleza. La naturaleza como algo universo”
superior que nos engloba y nos ayuda a
trascender nuestro Ego
Antropocéntrica La naturaleza como cosificación, al 6 1/5 “Es espacio que todos necesitamos para
servicio del ser humano desenchufarnos un poco”
Idea de espacio físico La naturaleza como ambiente físico, 23 16/26 “Medio natural, abierto sin edificios,
como lugar, como hábitat, como nuestra bosques, mar, montaña, río, energía”
casa
Interacción con otros seres y La naturaleza como medio de 10 5/13 “El espacio al aire libre en el que nos
el ambiente interacción del ser humano con otros desarrollamos e interactuamos con el otro como
seres y su ambiente, o entre seres vivos individuos y sociedad”
en general entre sí y su ambiente
Buen vivir y bienestar La naturaleza como fuente de bienestar: 11 10/11 “Verde belleza que me relaja y conecta con la
paz, equilibrio mental, armonía, amor vida”
Lo que está vivo La naturaleza como entidad viviente 25 36/18 “Toda la vida que nos rodea”

La totalidad La naturaleza como “el todo” 9 12/8 “Todo. El ambiente. El cosmos. Las especies. La
vida toda”
Palabras sueltas La naturaleza fue definida con una 19 23/17 “Vida”
palabra sola o con varias palabras
aisladas
La definición no pudo categorizarse ya 3 1/4 Nsnc
Sin poder describir
sea porque la persona no sabía cómo
definirla o porque no coincidía con
ninguna de las categorías anteriores

29
Tabla 2. Categorización de las definiciones de “conexión con la naturaleza”,
descripción de los códigos, porcentaje (%) en que aparece cada código del total de
las/os encuestadas/os y de las personas que hacen Biodanza (B) o no hacen Biodanza
(nB), y ejemplos de definiciones para cada caso. Los datos corresponden a las 424
entrevistas realizadas. En color se señalan las categorías más frecuentes.
Códigos Descripción % (%) Ejemplos definiciones
Total B/nB
Incluyente: El ser El hecho de verse parte de la 19 29/14 “Sentirme parte de la naturaleza”
humano como parte o naturaleza o como naturaleza
como naturaleza
Incluyente: El ser El hecho de estar en contacto con algo 13 15/11 “Estar en contacto con el mundo que nos
humano en conexión más, con la vida en general rodea”
con algo más, con la
vida, con otros seres
vivos
Conexión con una Entrar en contacto íntimo con una/o 9 14/7 “Estar en conexión conmigo mismo”
misma/o misma/o
Trascendente Estado de consciencia ampliada que 21 33/14 “Comunión con el entorno desde una
nos lleva a trascender nuestro Ego conexión íntima hasta la libre
expansión”
Antropocéntrica La naturaleza al servicio del ser 1.5 0/2 “Disfrutar de los beneficios que me aporta
humano mejorando mi bienestar”
Interacción con otros Lo relativo a la acción de interacción 4.5 4/5 “Intercambiar energía y materia con el
seres y el ambiente del ser humano con otros seres y su ambiente”
ambiente
Buen vivir y bienestar La acción que conlleva al bienestar de 34 28/37 “Disfrutar sin arruinar. Carga de
las personas energía .paz y placer ..
contemplación. Bienestar”
En relación de respeto, Estar en conexión supone cuidar la 32 26/36 “Ser conciente de su existencia
cuidado y coexistencia naturaleza, respetarla y amarla. haciendo lo que esté al alcance para
Sentido de empatía hacia ella cuidarla en actitudes cotidianas.”
Sentir/percibir/contem Entran en un estado de unión a través 16 12/18 “Sentirme en sintonía con lo que me
plar de la emoción rodea, apreciar lo tangible e intangible
que no es creado por el hombre, ser
consciente del tiempo y espacio que
ocupo.”
Tener consciencia de “Darnos cuenta” de su presencia, 14 12/16 “Aprender y relacionarme con ella, es
ella y aprender de sus existencia, importancia, rol, sabiduría y motivo de inspiración para mis creaciones
características funcionamiento como sistema vivo y parte de ellas. Estar en conexión con la
naturaleza, significa en gran medida,
para mi aprender de sus procesos y
trasladarlos a los míos como individuo y
como parte de una comunidad.”
Estar presente o hacer Estar haciendo alguna actividad (p. ej.: 18 13/21 “Tomar mate abajo de un árbol”
actividad en espacios caminata ) en un entorno físico natural
abiertos por lo general alejado de la ciudad
Palabras sueltas La “conexión con la naturaleza” fue 14 9/16 “Investigarla, entenderla, vivirla”
definida con una palabra sola o con
varias palabras aisladas
Sin poder describir La definición no pudo categorizarse ya 3.5 3/4 “Saberla”
sea porque la persona no sabía cómo
definirla o porque no coincidía con
ninguna de las categorías anteriores

30
Las definiciones que dieron las personas pertenecieron a más de una
categoría. Claramente no hubo una dominancia del tipo de definición, y esto
puede deberse en principio a dos motivos: i) la población muestreada es
sumamente heterogénea, ya que las personas pertenecen a distintos países,
tienen diferentes percepciones, experiencias laborales, edades, etc.; y 2) se trata
de un concepto que no definimos habitualmente en lo cotidiano, y en el marco
de una encuesta en línea las definiciones posiblemente se expresaron conforme
fueron traídas a la mente. Quizás con una discusión o marco teórico previo, las
personas hubieran definido naturaleza y conexión con la naturaleza de otra
forma. Sin embargo, me gustaría resaltar las categorías de definiciones que
estuvieron más presentes.

En relación a la definición sobre naturaleza, es interesante el hecho de


que un 25% de la población encuestada (106 personas) considera a la naturaleza
como algo externo al ser humano o que se desarrolla sin intervención de él, dejando
implícito que los seres humanos no somos naturaleza, y ni siquiera parte.
Quizás esta definición podría reverse si pensamos en las plazas y los parques,
los cuales no existirían sin la intervención humana. Con esto no quiero decir
que las definiciones sean correctas o incorrectas, sino que estamos observando
las opciones que se presentaron como parte de una realidad. Un número similar
de personas se refiere a la naturaleza como “lo vivo, lo que está vivo, lo relativo a
los seres vivos”, también es una visión interesante porque deja afuera a los
elementos no vivos, me pregunto si en este contexto se consideran a las rocas
como parte de la naturaleza ¿Vos te preguntás lo mismo? Otros conceptos se
relacionaron más a la idea del “espacio físico”, es decir, la naturaleza como un
lugar donde se encuentran elementos o donde se puede hacer determinada
actividad. La visión trascendente de la naturaleza también estuvo presente, la
naturaleza como algo espiritual que va más allá de toda comprensión lógica,
como un hilo que nos une y conduce a un estado elevado de consciencia.

En cuanto a la definición sobre conexión con la naturaleza, las


categorías de definiciones más frecuentes estuvieron asociadas al bienestar y a
un sentido de cuidado y respeto por la naturaleza, seguido de una visión trascendente
de ella, y a la idea de que estar en conexión supone sentirse/ser parte. Me gustaría
hablar sobre estas categorías, que si bien no dominaron en la muestra fueron las
más frecuentes. Creo que estas están fuertemente ligadas, más allá de que cada
una de las 424 definiciones puede pertenecer a una o más categorías. El
grandioso bienestar que sentimos cuando estamos en contacto con la naturaleza
es un aspecto que suma para su cuidado y respeto, y en este sentido, me parece
interesante que un buen número de personas hayan incluido al cuidado como
parte de esa conexión. Como vimos anteriormente, los modelos teóricos
muestran que no basta con estar en espacios abiertos y conectar con la emoción

31
para estar en conexión con la naturaleza, sino también es necesario generar
acciones de concientización, cuidado y conservación.

En este mundo de respuestas quise realizar también una comparación


entre las personas que practican Biodanza con las que no (o que lo hicieron
alguna vez en sus vidas), aunque es un análisis muy descriptivo y exploratorio.
Lo que observo es que muchas de las personas que practican la actividad
(aproximadamente el 30% de la muestra vs el 15% de las personas que no la
practican) generaron definiciones de ambos conceptos asociadas a una visión
trascendente de la naturaleza, es decir, como un estado de consciencia ampliada
que nos ayuda a trascender nuestro Ego. Incluso también un porcentaje similar
de personas que hacen Biodanza (30% vs las que no hacen Biodanza, 15%) se
perciben como parte de la naturaleza. Esta observación es un punta pie para
profundizar aún más en el tema y explorar los efectos de la línea de
trascendencia en nuestras vidas.

Algunas definiciones de “Naturaleza”

32
Algunas definiciones de “Conexión con la Naturaleza”

Seguimos compartiendo los resultados de esta encuesta...

Una pregunta de la encuesta consistió en 14 declaraciones (Tabla 3) acerca de la


percepción que tenemos sobre nuestra conexión con la naturaleza, donde las
personas tenían que responder en un rango del 1 al 5, si estaban de acuerdo o
no con las afirmaciones propuestas. Esto es lo que se conoce como escala Likert,
donde 1 es igual a estar (=) muy en desacuerdo con la afirmación, 2 = en
desacuerdo, 3 = ni en acuerdo ni en desacuerdo, 4 = en acuerdo, 5 = muy en
acuerdo. La siguiente tabla muestra cada una de las 14 declaraciones y la figura
(Figura 1) a continuación las dominancias en la respuesta entre las personas que
practican Biodanza y las que no.

33
Tabla 3. Declaraciones de conexión con la naturaleza (CNi) a partir de las cuales las
personas respondieron si estaban de acuerdo o no según un gradiente de cinco
opciones (Escala Likert).
ID Declaración
CN1 Mi relación con la naturaleza es una parte importante de lo que soy
CN2 Tengo una intensa comprensión de cómo mis actos afectan al mundo natural
CN3 Me veo a mí misma/o como parte de algo más grande en el cual todo está
conectado por una "fuerza vital" común
CN4 Mis vacaciones ideales son al aire libre y en contacto con la naturaleza
CN5 Siento un sentido de unidad con la naturaleza
CN6 De niña/o jugaba frecuentemente en la naturaleza (Ej. plazas, parques, playa,
campo...)
CN7 Necesito tiempo de estar en la naturaleza para ser feliz
CN8 Frecuentemente me siento desconectada/o de los demás seres vivos
CN9 Soy naturaleza, no solo una parte de ella
CN10 Mi bienestar personal es independiente del bienestar del mundo natural
CN11 Me considero una persona conectada conmigo misma
CN12 Aun en el medio de la ciudad, reconozco naturaleza alrededor mío
CN13 No me siento más importante que los pastos del suelo o los pájaros de los árboles
CN14 Visito espacios con naturaleza (Ej. plazas, parques, playa, campo...) al menos dos
veces por semana

Figura 1. Niveles de la escala Likert y sus porcentajes de 424 respuestas sobre afirmaciones en
relación a nuestro sentido de conexión con la naturaleza. Para conocer qué dice cada declaración
ir a la Tabla 3. Los porcentajes sobre la derecha corresponden a las respuestas “Muy en
acuerdo” y “En acuerdo”, los porcentajes sobre la izquierda corresponden a las respuestas
“Muy en desacuerdo” y “En desacuerdo”, los porcentajes del medio corresponden a las
respuestas “Ni en acuerdo ni en desacuerdo”

34
¿Qué muestra esta figura?

Esta figura nos muestra las respuestas de las declaraciones en términos de la


escala Likert. Vemos una dominancia de las respuestas “En acuerdo” y “Muy
en acuerdo” con la mayoría de las afirmaciones a excepción de CN8 y CN10 y
ya veremos por qué. ¿Qué sugiere esto? Qué las personas que respondieron a
la encuesta se perciben, en mayor o menor medida, en conexión con la
naturaleza.

Siguiendo con la lectura de la figura, hay dos declaraciones con


dominancia de respuestas opuestas, es decir, “En desacuerdo” y “Muy en
desacuerdo”, estas declaraciones están planteadas “en negativo”, por lo que
estas respuestas también están suponiendo una percepción positiva acerca de
nuestra conexión con la natura. Por ejemplo, la declaración “Frecuentemente me
siento desconectada/o de los demás seres vivos” tuvo un alto número de
“desacuerdos”, lo que supone que efectivamente las personas frecuentemente
se sienten conectadas con la naturaleza.

Exploremos un poco más… En el contexto de esta monografía y de


Biodanza quise indagar en las diferencias entre las personas que practican
Biodanza y las que no, y encuentro algunos aspectos interesantes que muestro
en las Figuras 2 y 3.

35
Figura 2. Niveles de la escala Likert y sus porcentajes de 424 respuestas distribuidas en
personas que practican y no practican Biodanza sobre afirmaciones en relación a nuestro sentido
de conexión con la naturaleza. Para conocer cada declaración (CNi) ir a la Tabla 3. Los círculos
muestran los porcentajes de las declaraciones que más difieren entre las personas que practican
Biodanza y las que no. Ver Figura 3 para comprender su significado.

36
Figura 3. Valores promedios de los niveles de la escala Likert de 424 respuestas sobre
afirmaciones en relación a la percepción que tienen las personas que practican o no Biodanza
sobre su conexión con la naturaleza. Las líneas negras sobre cada barra son una medida de su
variación (llamado error) y ayudan a interpretar su significancia estadística. Es decir, si dos
conjuntos de datos correspondientes a una misma declaración presentan barras negras que no se
solapan, significan que esos grupos respondieron de forma significativamente diferente. En la
figura esos casos se muestran con flechas naranjas.

La lectura de la Figura 2 es similar a la de la 1, solo que se discrimina


entre las personas que practican Biodanza y las que no. En líneas generales la
gráfica nos muestra un patrón similar entre ambos grupos, con algunas
diferencias que resultaron significativas, lo cual se observa de forma abreviada
en la Figura 3. En ella se presentan los promedios de los valores Likert para
cada declaración y una medida de su variación (líneas negras como medida del
error, que ayudan a comprender si hay diferencias estadísticamente
significativas en relación a las declaraciones, entre la población que practica
Biodanza y la que no). Las flechas naranjas sobre ciertas barras indican que esas
declaraciones fueron respondidas de forma significativamente distinta de
acuerdo a un test estadístico cuyos resultados no muestro aquí. ¿Qué quiere
decir esto? Que hay diferente dominancia en los valores de la escala Likert entre
las personas que hacen Biodanza y las que no. Esto es válido para las siguientes
afirmaciones donde las personas que practican la actividad muestran una
tendencia a estar “Muy en acuerdo”:
CN3: Me veo a mi misma/o como parte de algo más grande en el cual todo está conectado por
una "fuerza vital" común
CN5: Siento un sentido de unidad con la naturaleza

CN9: Soy naturaleza, no solo una parte de ella


CN11: Me considero una persona conectada conmigo misma
CN13: No me siento más importante que los pastos del suelo o los pájaros de los árboles

37
Mientras que para la siguiente declaración (en negativo), las personas que
hacen Biodanza muestran una tendencia a estar “Muy en desacuerdo”:

CN10: Mi bienestar personal es independiente del bienestar del mundo natural

Si bien esto es exploratorio, nos muestra una realidad que creo es


aportada por nuestro compromiso con la vida como biodanceras/os. En general,
todas las personas, hagamos Biodanza o no, vivimos con un ajetreo constante y
en una carrera contra el tiempo. Sin embargo, quienes practicamos Biodanza
(así como también quienes hacen otras actividades y aplican otras
herramientas) tenemos algunas capacidades que nos permiten gestionar
nuestras emociones y encontrar esos momentos de calma y serenidad ante
momentos de mayor vulnerabilidad. En ese sentido, las personas que hacemos
Biodanza, y según vemos en la gráfica, podemos ser más conscientes de que
formamos parte de algo más grande, sentimos mayor unicidad con la
naturaleza viéndonos integradas a ella, nos consideramos conectadas con
nosotras mismas, y somos conscientes de que nuestro bienestar personal no es
más importante que el bienestar del mundo que nos rodea. Por otro lado, con
los análisis realizados al momento no sabemos qué les pasa o qué actividades
hacen las otras personas que no hacen Biodanza. Sin embargo, y muy
probablemente, muchas de ellas también encuentran en otras actividades (como
el yoga, el reiki y la meditación…) formas de disolver esa parte del Ego que no
les permite entrar en otra frecuencia y afinidad con el entorno.

¿Qué pasa con nuestro comportamiento en relación ambiente?

Conocer cómo se comportan las personas ante el ambiente es muy importante,


ya que como vimos, estar en conexión supone seguir un ciclo completo. Es
decir, no basta con visitar espacios naturales o sentirse parte del entorno, sino
que también hay que cuidar y respetar a través de acciones concretas. En este
sentido, he realizado tres preguntas que formaron parte del listado de
declaraciones y que tienen que ver con nuestro comportamiento ambiental
(Tabla 4):

Tabla 4. Declaraciones de comportamiento proambiental (Coi) a partir de las cuales las


personas respondieron si estaban de acuerdo o no según un gradiente de cinco
opciones (Escala Likert)

ID Declaración
Co1 Suelo comprar productos cuya producción y uso impactan negativamente en el
ambiente
Co2 A menudo compro productos que tienen un envoltorio excesivo e innecesario
Co3 Soy consciente de utilizar el agua justa y necesaria para mis actividades cotidianas
(Ej. limpieza, higiene, cocina...)

38
Además, he realizado otras cuatro preguntas que tienen que ver con el
cuidado ambiental, y de la forma en que fueron consultadas me permitió
explorar las causas por las cuales las personas toman determinadas decisiones.

Pero vamos por parte, primero detallaré los resultados en relación a las
tres declaraciones de la escala Likert arriba mencionadas (Co1, Co2, Co3).

En general, la población encuestada, y aún discriminando entre si son


biodanceras/os o no, tuvo diferente respuesta a las dos primeras declaraciones
(Co1 y Co2), mientras que hay una opinión más positiva con la tercera
declaración (Co3), es decir, están más de acuerdo con ella. Esto lo podemos ver
en la Figura 4, donde se muestra el porcentaje de respuestas en función de la
escala Likert. Se observa que un 50% de las personas dice estar de acuerdo o
muy de acuerdo con las declaraciones que tienen que ver con la compra de
productos con exceso de envoltorios y del uso de objetos que impactan el medio
(Tabla 4), mientras que un 50% tiene dudas o no está de acuerdo. Por otro lado,
para la declaración que refiere al cuidado del agua, un 75% de la población
encuestada dice estar de acuerdo o muy de acuerdo con dicha afirmación, es
decir, hacen un uso responsable del agua.

Figura 4. Niveles de la escala Likert y sus porcentajes de 424 respuestas sobre afirmaciones en
relación a nuestro comportamiento proambiental.

Considero que las personas han respondido en coherencia con sus


acciones, ya que, por ejemplo, en relación a la declaración Co1, entiendo que
tenemos una consciencia mínima acerca del uso de productos químicos y su
impacto en el medio, es un aspecto que tenemos poco incorporado en general,

39
sobre todo en nuestro país, Argentina. Y esto nos sumerge en una pregunta
básica que seguramente la mayoría no sabemos responder: ¿A dónde va a parar
(y si reciben algún tratamiento) todo el líquido de los lavados, etc. que salen de
nuestro hogar?

Respecto a la declaración Co2, también esperaba variación en la


respuesta dada por las personas, ya que considero que en la actualidad es muy
difícil comprar productos sin envoltorios, un gran porcentaje de lo que
compramos viene con exceso de plástico, papel y cartón, ya sea como medida
de protección o como atractivo para su compra. Por otro lado, por lo general
tenemos más consciencia de separar los residuos en casa y no de evaluar si
comprar o no productos con (exceso) de envoltorio.

En relación a la declaración sobre el uso responsable del agua (Co3), es


alentador saber que está más incorporado en la práctica. El agua es un bien
común sobre el que existen situaciones de conflicto por su distribución y acceso
desde hace varios años. Esto se hace patente en los ambientes secos, donde el
agua escasea, pero también en climas húmedos donde el acceso a la
información permite tomar conciencia de la problemática.

Cuando inicié esta sección hablé sobre cuatro interrogantes que también
tienen que ver con el cuidado ambiental. Estas preguntas estuvieron orientadas
a conocer sobre i) el reciclado de residuos en casa; ii) la realización de compost;
iii) la alimentación agroecológica; y iv) la participación en ONGs ambientalistas.

No voy a discriminar entre las personas que hacen o no Biodanza, ya que


lo que observo en líneas generales es el mismo patrón en ambos grupos.
Posiblemente esto se deba a que hay una gran variabilidad interna en la
muestra, como ya lo referí en otros momentos (distintos países con diferentes
regímenes de manejo de estos temas, diversas experiencias, varias consciencias,
etc.). Entonces, veamos en la Figura 5 qué nos dicen los datos en torno a las
preguntas en cuestión.

40
¿Separa habitualmente los residuos ¿Realiza compostaje (obtención de
que genera (vidrio, papel, plástico, abono natural) de sus residuos
metal, etc.) para que sean orgánicos (Ej. restos de comida/restos
reciclados? de poda)?

No
No
26%
34%
Sí Sí
74% 66%

¿Dona actualmente dinero a alguna ¿Consume alimentos agroecológicos y/u


organización ambiental o de orgánicos?
conservación de la vida silvestre?

No
Sí 7%
15% Frecuente
Rara vez mente
20% 29%
No
85%
A veces
45%

Figura 5. Respuestas generales de las personas que respondieron la encuesta acerca de algunos
comportamientos proambientales.

En relación a los residuos, vemos que un gran porcentaje de las personas


separa los residuos en sus casas e incluso hace compost. Dentro de las personas
que no separan los residuos la mayoría argumenta estar interesada, pero el
municipio no se encarga del reciclado. Por otro lado, dentro de quienes no
hacen compost, se argumenta que no tienen lugar para hacerlo, si bien no
explicitan su interés, seguramente estas personas lo tengan.

En relación al alto porcentaje de las personas que no donan dinero a


ONGs ambientalistas, la mayoría hace referencia a la dificultad de aportar
económicamente, seguido de la falta de confianza en las ONGs y al hecho de
que utilizan otras formas de colaborar para la conservación (p. ej.: a través de
voluntariados).

41
Finalmente, he incluido una pregunta que tiene que ver con la
alimentación agroecológica, esto por supuesto no solo se asocia con nuestra
salud, sino con formas sustentables de producción de los alimentos en íntima
relación con la conservación y la conexión con la naturaleza. Una proporción
considerable de las personas respondieron que utilizan alimentos
agroecológicos “a veces” (cerca del 50%) o “frecuentemente” (casi un 30%), lo
cual habla de mayor consciencia en el tema. Dentro de las personas que no lo
hacen, se argumenta el costo elevado de los alimentos, la dificultad de
conseguir ese tipo de comidas en sus ciudades y su falta de variedad.

Para terminar esta sección me gustaría compartir algunas de las


reflexiones que las personas hicieron al finalizar la encuesta. Más allá de su
objetivo inicial (registrar información determinada), hubo otro propósito que no
estaba explícito, pero sí implícito, y tiene que ver con instalar la reflexión y la
curiosidad sobre el tema en las personas. Una encuesta diseñada con preguntas
algo incómodas que nos invitaban a bucear en nuestro interior y a reflexionar
sobre nuestro compromiso. La encuesta por sí misma fue una acción.

Algunas reflexiones compartidas por las/os encuestadas/os

42
4. Reflexiones sobre los resultados de la encuesta

Inicio este apartado con la motivación que me llevó a realizar la encuesta y más
adelante vincularé los resultados del sondeo con la teoría que desarrollé en la
primera parte.

Recordamos entonces, que el trabajo de encuesta tuvo como objetivos: i)


explorar la percepción que las personas tienen sobre su sentido de conexión con
la naturaleza; ii) identificar claves para fortalecer nuestro vínculo con la
naturaleza y comprender parte de nuestro accionar cotidiano en el cuidado del
ambiente; iii) detectar si Biodanza nos ayuda a tener un sentido más integrado
de conexión con la naturaleza y un mayor compromiso con el ambiente; e iv)
instalar la reflexión sobre el tema en las personas.

En la encuesta hablamos sobre percepción. La percepción sobre la


naturaleza (en realidad sobre cualquier objeto) refiere a la manera en que los
seres humanos la entienden, la interpretan y la valoran. Constituye el conjunto
de imágenes e historias acerca de ella más los estímulos físicos y sensaciones
que llevan a interpretar la información, lo que conduce a interactuar de
diferente manera con el medio y a ejercer variadas acciones.

En la encuesta hubo dos formas en las que las personas pudieron dar una
referencia en torno a cómo se perciben en relación con la naturaleza. Una de
ellas fue más “implícita” y la otra más “explícita”. Con la primera me refiero a
las definiciones de naturaleza y de conexión con esta, con la segunda hago
referencia a las 14 declaraciones donde las/os encuestadas/os tenían que
manifestar su nivel de acuerdo.

En relación a las definiciones, estas fueron variadas, en mi opinión


atendiendo a la diversidad de encuestadas/os. Este resultado es en sí interesante
porque muestra que, en la variedad de conceptos está la disparidad de
percepciones y probablemente también la pluralidad de acciones. Si bien sin
dominancia, algunas definiciones se ubican en las categorías más frecuentes.
Para la definición de naturaleza, un 25% de la población la considera como
externa al ser humano, en el sentido de algo anterior a él o sin intervención
artificial, dando la idea de que las personas no “generan” naturaleza. Esto
también se puede interpretar como que el ser humano no es naturaleza o no
forma parte de ella, aunque de una forma no tan directa. Creo que es un punto
clave y que nos puede dar algunas pistas para seguir evaluando. Sin embargo,
al explorar qué opinan estas personas acerca de la declaración “Soy naturaleza,
no solo una parte de ella” casi el 65% dice estar “En acuerdo” o “Muy en
acuerdo” con la afirmación (datos que no muestreo), con lo cual es probable que
no lo tengan del todo claro, que hayan cambiado de percepción con las
preguntas realizadas entre el pedido de definición y las declaraciones, o bien, y

43
lo más probable, es que les sea más dificultoso elaborar una definición a
confirmar una declaración ya realizada.

También vemos que, en la definición sobre conexión con la naturaleza,


un 34% de la población encuestada lo vincula con el buen vivir y el bienestar. Esto
responde a los innumerables trabajos científicos que demuestran los beneficios
de estar en conexión, desde lo físico, lo mental, lo emocional y lo espiritual,
tanto en adultas/os como en niñas/os. Puedes ver una recopilación resumida de
los beneficios de estar y andar en la naturaleza en el siguiente artículo de mi
autoría: https://www.metaecologia.org/conexion-con-la-naturaleza/. Que las
personas tengan esta percepción de beneficio al estar en espacios abiertos es
importante porque, en mi opinión, aumenta la consciencia de cuidado y de
acción para su propio bien (el de la natura), que se retroalimenta en su propio
beneficio (el del humano). Esto no deja de ser una visión antropocéntrica, pero
considero que suma y es valiosa en sí misma.

Más pistas encontramos en el hecho de que un 32% de las personas


encuestadas hablan de cuidado y respeto hacia la naturaleza cuando se refieren a
estar conectadas. Y efectivamente esto va en línea con el análisis previo sobre
los modelos de conexión. Con lo cual si las personas se sienten en frecuencia y
sintonía generando acciones positivas es un aspecto que alienta y motiva.

En base a los análisis realizados es difícil afirmar que las personas que
hacen Biodanza tienen un sentido más amplio e integrado de conexión con el
ambiente y la naturaleza. Esto se debe a que los análisis fueron exploratorios y
descriptivos. Sin embargo, algunas pistas encontramos en esta exploración: i)
un 30% de la población biodancera tiene una visión trascendente del concepto de
naturaleza y de conexión con ella; ii) algunas declaraciones sobre conexión con
la natura fueron respondidas con un mayor acuerdo por parte de este grupo de
personas como es el caso de “Me veo a mí misma/o como parte de algo más grande en
el cual todo está conectado por una "fuerza vital" común”, “Siento un sentido de
unidad con la naturaleza” y “Soy naturaleza, no solo una parte de ella”.

Por otro lado, en cuanto al comportamiento proambiental, si bien no


encontramos diferencias con la población que no hace Biodanza, las respuestas
fueron en general positivas (se recicla, se hace compost, cada vez más se
consume agroecológico…), con lo cual considero que hay una consciencia
instalada que se puede reforzar aún mucho más. Es decir, en muchas
localidades el municipio no se encarga del reciclado, o si se hace las personas
pueden no estar al tanto de esta actividad. Esto deja en evidencia la falta de una
planificación completa en la gestión y el manejo de los residuos urbanos con
mensajes claros y de permanente difusión. Es donde el conteo del volumen
generado, el proceso de reciclado, venta y distribución deberían estar al

44
corriente de la población para incentivar a realizar la separación domiciliaria, y
que no sea solo la moda de una gestión política en un momento determinado.

Por último, concluyo con un punteo de las principales conclusiones,


sobre todo las asociadas a las personas que practican Biodanza:

- Las personas en general ofrecieron definiciones muy variadas de


naturaleza y de conexión con ella.
- Aproximadamente el 30% de las personas que practican Biodanza
generaron definiciones asociadas a una visión trascendente de la naturaleza.
- Otro 30% de las personas que hacen Biodanza ofrecieron definiciones
donde se incluyen como parte de la naturaleza.
- Las personas que practican Biodanza mostraron mayor “tendencia” a
percibirse parte de “algo superior”, con mayor unicidad con la naturaleza
viéndose integradas a ella, con mayor conexión con ellas mismas, y con
consciencia de que su bienestar personal no es más importante que el
bienestar del mundo que las rodea.
- Finalmente, sin hacer referencia a las personas que practican Biodanza, en
lo relativo al comportamiento ambiental, se encontraron en general
respuestas positivas hacia algunas actitudes (se recicla, se cuida el agua, y
cada vez más se consume agroecológico), y menos positivas hacia otras
(realización de compostaje, consciencia en la compra de productos con
envoltorios, utilización de agroquímicos y participación en ONGs).

5. Reflexión final

Esta monografía es parte de un proceso de integración de saberes, experiencias


y sentires. Surge con la intención de hacer (acción) un aporte desde mi lugar,
coherente con lo que pienso y siento. Surge de la experiencia cotidiana en un
ámbito académico donde día a día nos encontramos con distintas
manifestaciones de un mundo antropocéntrico. Surge de las ganas de conocer,
saber, aprender sobre qué nos pasa a los seres humanos en relación a este
aspecto que parece invisible en lo cotidiano porque la vida nos atraviesa de mil
maneras. Surge de las ganas de hacer un llamado a la reconexión con nuestra
propia esencia y a convocar a la empatía. Surge de la necesidad de poner una
semilla de reflexión sobre nuestro accionar cotidiano. Surge de la necesidad de
integrar la ciencia con la vivencia. Surge de la necesidad de integrar para
trascender.

En este momento de incertidumbre humana en el que estamos viviendo,


me pregunto qué mensaje dejar en relación a esta obra síntesis. “Conexión con
la naturaleza y Principio Biocéntrico” ¿Una utopía? ¿El deseo de unos pocos?
¿Un nuevo paradigma por instalarse? No puedo evitar preguntarme si todo

45
esto que está sucediendo, a nivel humanidad y casa-tierra, ayudará en algo al
cambio de consciencia global. Me cuestiono si las personas realmente se fijarán
en la importancia del cuidado ambiental y en conservar los ecosistemas
naturales. Creo que una parte de la población sí lo hará, aunque pienso que es
la que viene ya con una consciencia sostenida. Por otro lado, hay tantas
cuestiones básicas que las personas deben atender (la familia, lo económico, el
día a día…) que veo igual de lejana la brecha sociedad-naturaleza en algunos
sectores de la sociedad.

Lo bueno es que aun en la incertidumbre podemos (y debemos) rescatar


los aspectos positivos, y en este sentido, los proyectos y programas para el bien
común que a pequeña escala se vienen desarrollando son una inspiración para
el cambio planetario. Por otro lado, considero importante recordar que lo que
tenga que ser (o lo que ya es) también es parte de la evolución de nuestra
humanidad: resultado del camino recorrido (individual y comunitario), de las
limpiezas de “mochilas” que a nuestras espaldas le hemos regalado, de entrar
en conexión con nosotras/os mismas/os, de comenzar a darnos cuenta de una
vez por todas que no somos el centro del universo, y de empezar a vernos como
parte o como naturaleza. Todo esto supone un proceso, que lleva su tiempo, su
desprogramación y deconstrucción, para volvernos a integrar en una nueva
forma que habilite la expresión de nuestros potenciales más innatos, esos que le
dieron sentido a nuestra especie.

Biodanza nos aporta innumerables herramientas para fortalecer esos


potenciales, la conexión con nosotras/os mismas/os, con el/la hermano/a, y con
la vida en su totalidad. En este contexto, reforzar y compartir experiencias en
torno a temas ambientales y al cuidado de la naturaleza en general, nos
enriquece y estimula a sembrar y “contagiar” consciencia y acción.

Somos semillas que alimentamos la siembra. Una siembra que nos invita a mirarnos
internamente. Una siembra que nos invita a mirar a nuestro alrededor. ¿Dónde poner
nuestro amor y energía? ¿Dónde poner nuestra semilla? La respuesta nace de nuestra
intuición, y eso… es estar en conexión.

Lorena Herrera
30 de agosto 2020

46
6. Referencias bibliográficas

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conservation concern: an interdisciplinarity review of theory and a call for practice.
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Material consultado no citado:

Apuntes de la formación Oficial de la Escuela de Biodanza. International Biocentric


Foundation.

Lista Oficial de Ejercicios, Músicas y Consignas. Centros de Investigación de Músicas y


Ejercicios de Biodanza, CIMEB 2012. International Biocentric Foundation.

Elenco Oficial de Nuevas Danzas. Centros de Investigación de Músicas y Ejercicios de


Biodanza, CIMEB 2018. International Biodanza Federation.

48
7. Agradecer

49
Agradecer...
Un Mar de Nidos...
Mi camino por Biodanza comenzó un 31 de marzo de 2010.
Danzarines del Silencio de la mano de Silvia Montoya y Patricia Waira
fue mi primera matriz, donde comenzaron a despejarse los primeros
velos. Gracias Danzarines por tomarme la mano, acunarme,
acompañarme, ser mis espejos, y ser parte de mí…

Mi paso por la Escuela de Mar del Plata en el año 2011.


Inicio de mi formación. Uno de los momentos más
intensos de mi vida acompañada por esta tribu testigo
de mi proceso. A cada una/o ¡Gracias! Porque de
diferentes formas han nutrido mi andar…
Un Encuentro de hermanas/os…

Gracias Patricia Waira, Amiga,


Maestra, Compañera, por tu Guía
y Presencia Siempre. Gracias por
permitirnos zambullirnos en la
intensidad e inmensidad de la
vida y crecer juntas.

De la mano de Patricia
Waira, vivencié en distintos
nidos, todos nutricios y
amorosos. Nidos entretejidos
con amor y convicción.

Gracias Lumier, Fusión y


Bioamantes por recrear en cada
encuentro la Magia de la
Ceremonia. Admiración
profunda a todas/os y cada
una/o! ¡¡Cómo nos divertimos!!
Y esa búsqueda incansable…

… Hizo que atraviese mares y


que me reencuentre con el
amor… Un encuentro de
almas que nos permitió
reconocernos, sentir
intensamente y entregarnos a
la magia de la vida, para
nutrirnos una de la otra,
potenciar todo nuestro Ser, y
florecer en otras formas…

Gracias David por enseñarme a escuchar mi corazón, gracias infinitas por el camino
recorrido, por la escucha cotidiana y la profundidad de nuestro encuentro.
Vivencias que sin duda potenciaron la mujer que hoy Soy.

Y seguí danzando… Y retomé la Escuela…

Grupazo de Escuela de Madrid Centro (2016-2018) donde pude completar el proceso


iniciado en Mar del Plata. Agradezco a cada uno de estos corazones valientes y
amorosos que con su singularidad me regalaron su grandeza y me acompañaron con
amor en mi proceso personal.
Y descansé en distintos nidos …

Grupos nutricios que


acogieron mi ser y
estar en otro
hemisferio, creciendo,
acompañándonos y
aprendiendo juntas/os.

Gracias Beatriz Sarmiento,


David Díez y Santiago
Giménez por guiar barcos
de amor. Gracias
compañeras/os de viaje por
su cuidado siempre.
(2015-2018
Madrid, España)
Y regresé a mi Tierra y terminé lo iniciado…

Mi querido grupo actual Farolitos, Gracias por las vivencias y el


que con su magia y sensibilidad entramado que se genera en cada
iluminan corazones, encienden encuentro, aun hoy desde la
fogatas y realzan la belleza de las virtualidad… ¡Aprendo y me
cosas. nutro con ustedes!

Y llegaron las prácticas y con


ellas un mar de experiencias
y aprendizajes… Gracias
Egresades por enseñarme
tantísimo en un año de
compartir juntas/os, por ser
testigo de nuestra evolución
y dejarnos caer en los brazos
de la confianza!
¡Ya Pa-só!
Y llegó la Encuesta…

Y con ella un mar de emociones: la posibilidad de presentar un tema desde la


Biodanza en el ámbito académico-científico. Gracias a todas las personas que
participaron en la encuesta de los distintos países, no solo de Latinoamérica
sino también de Europa. Gracias a las personas que participaron en la “prueba
piloto” (Angélica Medina, Sonia Aguilera, Eva Baixauli, Juane Zubrzycki, Marta
Schneider, David Díez, Patricia Waira, Mónica Scatizzi, Make, Paula Barral,
Stella Maris Herrera, Cristina Hernández, Carmen Escalante, Miren Ugarte,
María Laura Cendón), que con sus aportes ayudaron enormemente a mejorar la
encuesta… Gracias a Mara De Rito y a Jonathan von Below por sumarse a este
proyecto y participar en el diseño de la encuesta y en el análisis de los datos.
¡¡Esto sí que fue un trabajo colectivo!!
Y agradezco a ellas, mis tutoras…

Magas y eternas. Precisas y coherentes. Sabias y curiosas. Amantes de la


vida y de la naturaleza. Cada una con su magia, experiencia y camino
recorrido, realizó un aporte nutricio, expansivo y constructivo que se
deja ver en cada página recorrida de esta obra síntesis.
Gracias por su guía, su profesionalismo y sobre todo por su pasión e
interés por estos temas.
¡¡Hicimos un muy buen equipo!!

Con Galaxia Barón Lucena


Piedralaves, España, Julio 2018

Con Romina Cassinelli


Mar del Plata, Diciembre 2019
Y te quiero siempre así…
Alegre, espontánea, etérea, intensa, ágil, flexible,
sonriente, despeinada.
Tu Niña Interior

Y por último, me agradezco a mí, por mi valentía, mi resiliencia, mi


capacidad de detenerme, observar, tomar fuerza y volver a avanzar. Por
animarme a integrar, por ser coherente conmigo misma y, sobre todo…
¡Por animarme siempre a ir por más!

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