El origen de la navegación es antiguo y la historia de sus progresos se confunde con la historia de la
civilización. En una primera época más remota encontramos el tronco vaciado que sirvió al hombre para cruzar un curso de agua demasiado ancho para hacerlo por sus propios medios. El propulsor fue al principio un palo llamado botador, que se apoyaba en el lecho de dicho curso y haciendo presión sobre el se lograba el avance de la embarcación. Esto solo sirvió para cursos de agua poco profundos para otros, el hombre, tuvo que idear otro medio de impulso, lo que dio lugar a la aparición del remo. La necesidad de traficar con otros pueblos y el imperativo de conocer otros lugares lo instaron a emprender viajes más largos haciendo de la resistencia física un impedimento. Es así que se recurre a las fuerzas de la naturaleza para suplirlas, y se hace con la invención de las velas. Privados de guía los navegantes se apartaban muy poco de la costa, muchos de los primeros viajes se originaban por el azar, es decir, se dejaban llevar por las corrientes de los ríos, etc. Las antiguas velas que solo propulsaban a la embarcación con vientos de popa, fueron poco a poco desplazadas por las triangulares, que permitían, con precaución, ser tomadas del través. Algunos buques navegaron durante mucho tiempo llevando velas, pero propulsados principalmente por remos y estas eran orientadas por una espadilla (remo reformado) que se colocaba en la popa del barco. A partir del invento del timón gobernable, que sustituye a la espadilla, hacia el siglo XIII, empieza a revolucionarse el arte de navegar. Se incorporan instrumentos como la brújula (que asegura la conservación del rumbo), el astrolabio (destinado a tomar la altura de las estrellas o el sol sobre el horizonte), las Tablas de Declinación (que permiten saber la posición), Ampolletas de arena (para medir el tiempo) que mejoran las estimas de tiempo recorrido. Se mejoran las cartas de marea (donde están dibujadas las costas y señaladas las distancias entre puntos). La revolución náutica se completa con la carabela, exclusivamente propulsada a vela, con tres mástiles, un palo de proa (llamado Bauprés) apto para corregir su postura en épocas de difíciles temporales y la elevación que estas que poseían en la proa y popa. Siglos después con la invención de la maquina a vapor y su utilización en el mar se hizo posible que los buques no experimentaran mas los inconvenientes de las calmas o los vientos en contrario que paralizaban o demoraban a los veleros. Las plantas de poder de las naves fueron cambiando sustancialmente durante la revolución industrial, así como lo que concierne al material afectado a la construcción, al pasar de la madera al hierro y mas tarde al acero. Las unidades empiezan a mejorar sus capacidades de carga, velocidad y autonomía, modificándose sus estructuras hasta llegar al buque actual. Las rutas marinas, a pesar de las técnicas y los modernos medios de comunicación, continúan siendo el camino obligado a la expansión comercial.