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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN AGUSTÍN DE AREQUIPA


FACULTAD DE DERECHO

TRABAJO DE INVESTIGACIÓN FORMATIVA


Facultades del Órgano Jurisdiccional, Imputado y Ministerio Público
en el proceso penal

Profesor del curso:


Carlos Alvaro Cary choque
Kathia Martha Cruz Marroquin

Desarrollado por:
Escobedo Quispe, Marian Ximena
Limachi Saravia, Lennarth Enrique
Maquera Caxi, Franz Royer
Motta Ortiz, Thirsa Naddiery
Palma Lupa, Bertin Felipe
Quispe Mamani, Sindy Corayma
Tito Calle, Franco Beltran
Yanarico Mamani, Nori Cristina
Curso:
Teoría General del Proceso II
Facultad de Derecho
CICLO IV
Arequipa, febrero del 2024
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INTRODUCCIÓN........................................................................................................ 3
FACULTADES DEL ÓRGANO JURISDICCIONAL, IMPUTADO Y DEL
MINISTERIO PÚBLICO EN EL PROCESO PENAL.............................................4
FACULTADES DEL ÓRGANO JURISDICCIONAL:.............................................4
I. JURISDICCIÓN, ATRIBUTO DE LOS JUECES:......................................... 4
1.1. Potestad jurisdiccional................................................................................. 4
1.2. El juez de la investigación preparatoria o juez de garantías........................ 5
1.3. El juez en la etapa intermedia...................................................................... 6
1.4. El juzgado penal y el juzgamiento:............................................................. 7
II. IMPRORROGABILIDAD DE LA JURISDICCIÓN PENAL:.................... 8
III. LA JURISDICCIÓN MILITAR:....................................................................9
IV. JUSTICIA CASTRENSE Y DELITOS DE FUNCIÓN:.............................10
V. LA FORMAS DE JUSTICIA COMUNAL.................................................... 11
5.1) LA FIGURA DEL RONDERO:................................................................12
VI. FACULTADES APARATO JURISDICCIONAL DEL PODER
JUDICIAL:............................................................................................................14
6.1 FACULTADES DE LA SALA PENAL DE LA CORTE SUPREMA:...... 14
6.2.- FACULTADES DE LAS SALAS PENALES SUPERIORES:................ 15
6.3.- FACULTADES DE LOS JUECES PENALES:Principio del formulario.17
6.4.- FACULTADES DEL JUEZ DE PAZ LETRADO....................................18
FACULTADES DEL IMPUTADO COMO PERSONA NATURAL EN EL
PROCESO PENAL.....................................................................................................19
Derechos del imputado........................................................................................... 19
FACULTADES DEL IMPUTADO COMO PERSONA JURÍDICA EN EL
PROCESO PENAL.....................................................................................................22
PROGRAMA DE CUMPLIMIENTO NORMATIVO:..........................................22
SUPERACIÓN DEL RIESGO PERMITIDO........................................................ 24
SANCIONES APLICABLES A LAS PERSONAS JURÍDICAS:........................ 25
ASPECTOS PROCESALES:................................................................................. 25
FACULTADES DEL MINISTERIO PÚBLICO EN EL PROCESO PENAL..... 27
EL MINISTERIO PÚBLICO COMO TITULAR DE LA ACCIÓN PENAL....... 27
ETAPAS DEL PROCESO PENAL........................................................................ 29
La investigación preparatoria:...........................................................................29
El juzgamiento:................................................................................................. 29
CONCLUSIONES...................................................................................................... 30
BIBLIOGRAFÍA:....................................................................................................... 32
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INTRODUCCIÓN
El presente trabajo de investigación formativa aborda de manera detallada las
facultades del órgano jurisdiccional, el imputado y el Ministerio Público en el proceso
penal. A través de un análisis exhaustivo, se exploran las atribuciones y
responsabilidades de cada uno de los actores involucrados en el sistema de justicia
penal.
Se examinan las competencias del órgano jurisdiccional en la administración de
justicia, destacando su potestad jurisdiccional y su papel fundamental en la garantía de
los derechos de las partes en el proceso penal. Asimismo, se analiza el rol del
imputado, tanto persona física como persona jurídica, y se detallan las facultades que
le asisten durante las distintas etapas del proceso. Además se aborda la función del
Ministerio Público en la investigación y persecución del delito, resaltando su
importancia en la protección de la sociedad y la búsqueda de la verdad en el ámbito
penal.
Teniendo en cuenta que, el enfoque normativo de un proceso común busca establecer
un marco que garantice una administración de justicia eficiente y completa. Dentro de
este proceso se integran de manera armoniosa distintos objetivos y responsabilidades,
cada uno bajo la dirección de su respectivo encargado. Es así que, en la investigación
preparatoria, se confía al Ministerio Público la decisión sobre el ejercicio de la acción
penal y la carga probatoria, mientras el juez desempeña un papel de tutela y se
reconocen los derechos fundamentales al imputado basados en la presunción de
inocencia.
La etapa intermedia, mediante audiencias de control, asegura la regularidad del
proceso, ya sea con el sobreseimiento o el pase de la acusación a la fase de
juzgamiento, garantizado por la emisión de autos correspondientes. En el juzgamiento,
la piedra angular es la presentación de pruebas por parte de las partes ante un tercero
imparcial, buscando convencerlo para que confirme su perspectiva del caso a través de
una condena o absolución.
A lo largo de este trabajo, se pretende brindar una visión integral y actualizada de las
dinámicas y desafíos presentes en el proceso penal, con el objetivo de contribuir al
conocimiento y comprensión de las facultades y responsabilidades de los diferentes
actores que intervienen en el sistema de justicia penal.
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FACULTADES DEL ÓRGANO JURISDICCIONAL, IMPUTADO Y DEL


MINISTERIO PÚBLICO EN EL PROCESO PENAL

FACULTADES DEL ÓRGANO JURISDICCIONAL:


I. JURISDICCIÓN, ATRIBUTO DE LOS JUECES:
La Constitución establece que el poder de administrar justicia proviene del
pueblo y se ejerce a través del Poder Judicial. Resolver conflictos derivados de delitos
requiere la intervención de un órgano con plenas prerrogativas, respaldado por el
poder coercitivo y capaz de hacer cumplir sus decisiones. El Código Procesal Penal
(CPP) subraya la imparcialidad de los órganos jurisdiccionales al impartir justicia
penal. La jurisdicción penal común, por ende, asume la responsabilidad de resolver
disputas entre las pretensiones punitivas del fiscal y las libertarias del acusado, en el
contexto de un juicio previo, oral, público y contradictorio. La conexión entre estos
aspectos radica tanto en el órgano decisorio como en el entorno y procedimientos del
juicio, los cuales son fundamentales para emitir una sentencia. El objetivo subyacente
es garantizar que el órgano jurisdiccional desempeñe eficientemente su labor al
presidir un juicio que cumpla con sus principios fundamentales.
1.1. Potestad jurisdiccional
El conjunto de órganos encargadas de ejercer la potestad jurisdiccional del
Estado en materia penal incluye la Sala Penal de la Corte Suprema, las Salas Penales
de las Cortes Superiores, los Juzgados Penales (colegiados o unipersonales), los
Juzgados de la investigación preparatoria y los Juzgados de Paz Letrados. Esta
distribución, según el Código Procesal Penal, busca salvaguardar la imparcialidad
judicial al diferenciar claramente entre los Juzgados de la investigación preparatoria,
centrados en garantías y control en la fase inicial, y los Juzgados Penales, encargados
de dirigir el juicio y emitir sentencias. Mientras que, las Salas Penales Superiores es
de interés saber que entre sus atribuciones más señaladas se encuentra la de conocer y
manejar apelaciones de autos y sentencias de los Juzgados de la investigación
preparatoria y Juzgados Penales. En el proceso de resolver impugnaciones de
sentencias, se permite la presentación de pruebas en segunda instancia, y es
imperativo llevar a cabo audiencias de apelación. En cuanto a la potestad de la Sala
Penal de la Corte Suprema, destaca su competencia para revisar el recurso de casación
presentado contra las sentencias y autos emitidos en segunda instancia por las Salas
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Penales de las Cortes Superiores, en conformidad con lo establecido por la ley.


Aunque las condiciones para la procedencia de este recurso extraordinario son
estrictas y específicas, la Sala Penal Suprema tiene la facultad discrecional de
concederlo cuando lo considere necesario para el desarrollo de la doctrina
jurisprudencial. La jurisdicción penal aborda delitos y faltas, guiándose por el Código
Penal y tratados internacionales ratificados por el Perú, pero encuentra limitaciones en
casos militares, infracciones cometidas por adolescentes y asuntos privativos de la
función jurisdiccional de comunidades y rondas campesinas y nativas según la
Constitución.
1.2. El juez de la investigación preparatoria o juez de garantías
La introducción del juez de la investigación preparatoria es una innovación
significativa en el sistema judicial. En este nuevo enfoque, el Ministerio Público es el
único órgano investigador. En esta etapa, el juez no se inmiscuye en ella, sino que está
presente para garantizar derechos, tutelar al acusado y dictar medidas coercitivas o
restrictivas de derechos fundamentales, y realizar el control y saneamiento durante la
etapa intermedia del proceso común. Aunque no interviene en la investigación, en
casos excepcionales y a solicitud de las partes, el juez puede llevar a cabo pruebas
anticipadas. Dentro de las principales tareas que cumple el juez de la investigación
preparatoria, podemos mencionar las siguientes:
● La audiencia de tutela, donde atiende solicitudes del imputado para corregir
omisiones o proteger derechos cuando considere que estos no se respetan, que
es objeto de medidas limitativas de derechos indebidas o requerimientos
ilegales.
● Emite medidas restrictivas de un derecho fundamental, como allanamientos en
razón de búsqueda de pruebas y tiene la responsabilidad de dictar medidas de
coerción procesal o su cesación, como por ejemplo, la prisión preventiva.
● Controlar el plazo de diligencias preliminares de investigación
● Intervención y procedencia de actos de investigación pedidos por las partes
procesales interesadas y rechazadas por el fiscal.
● Audiencia para supervisar el plazo de conclusión de la investigación después
de su formalización
● Realiza controles en audiencias sobre el requerimiento fiscal de sobreseimiento
y la acusación fiscal durante la audiencia preliminar.
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Además, este juez desempeña un papel activo en la simplificación procesal y


alivio de carga judicial. Después de la formalización de la investigación preparatoria,
tiene la facultad de aplicar el principio de oportunidad, para acoger el requerimiento
fiscal de un procedimiento abreviado o inmediato, reduciendo así la necesidad de
extensas investigaciones formales e intermedias. También puede aprobar acuerdos de
terminación anticipada entre el fiscal y el imputado, resultando en una sentencia
consensuada. Aunque el CPP establece que las pruebas se presentan durante el juicio,
circunstancias urgentes permiten al juez anticipar este proceso mediante audiencias
durante la investigación preparatoria o la fase intermedia.
1.3. El juez en la etapa intermedia
En la fase intermedia del proceso penal, Es el Juez de la Investigación
Preparatoria formalizada, quien también está a cargo de ésta etapa y asume un papel
crucial desempeñando diversas facultades:
● Conduce la audiencia preliminar de control del requerimiento de
sobreseimiento de la causa, cuando el Fiscal requiere el sobreseimiento o para
revisar la acusación cuando este formula cargos. De acuerdo con el artículo
345, numeral 3° del Código Procesal Penal: “…el Juez citará al Ministerio
Público y a los demás sujetos procesales para una audiencia preliminar para
debatir los fundamentos del requerimiento”, ya sea cuando requiere el
sobreseimiento o formula acusación
● Durante la audiencia, el Juez se pronunciará sobre la acusación del Fiscal,
indicando correcciones necesarias en caso de defectos formales.
● Evalúa la validez de los medios técnicos de defensa presentados contra el
ejercicio de la acción penal. Asimismo, decide sobre la imposición o
revocación de medidas coercitivas, según lo estipulado en el artículo 352,
numeral 3°.
● Tiene la facultad de dictar el sobreseimiento de oficio o atendiendo a la
solicitud del acusado o su defensa, según lo establecido en el artículo 352,
numeral 4°.
● Se pronuncia sobre la admisión de los medios de prueba propuestos y sobre las
convenciones probatorias, conforme a lo dispuesto en el artículo 350, numeral
2°, y según lo establecido en el artículo 352, numeral 6°.
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1.4. El juzgado penal y el juzgamiento:

El juicio, al ser la fase principal, ofrece un escenario donde la oralidad y la


publicidad permiten que las partes litigantes compitan y presenten sus argumentos.
Aquí, el órgano jurisdiccional evalúa las pruebas presentadas y emite una sentencia
absolutoria o condenatoria. El CPP asigna la dirección de esta crucial etapa al Juzgado
Penal, un organismo que no participa en las fases anteriores para garantizar su
imparcialidad. Los adversarios, a través de la prueba, proporcionan información de
calidad al Juzgado Penal, buscando persuadir en un juego dialéctico justo y equitativo,
respaldado por la igualdad de armas entre acusación y defensa. Este Juzgado Penal
puede ser unipersonal o colegiado, dependiendo de la gravedad del delito, reservando
los Juzgados Penales Colegiados para casos con penas privativas de libertad
superiores a seis años.

El éxito del juzgamiento depende en gran medida de la habilidad del Juzgado


Penal en conducir esta fase. Durante el inicio, se realizan los alegatos preliminares, se
informa al acusado sobre sus derechos, y se le pregunta si admite responsabilidad,
permitiendo la conclusión anticipada si hay conformidad. En caso contrario, se
permite a las partes presentar nueva prueba. La fase probatoria incluye el examen del
acusado, testimonios, peritos, prueba material, oralización de documentos y, si es
necesario, inspección judicial y reconstrucción de los hechos. El juez modera los
interrogatorios y decide sobre objeciones. Tras la actuación de pruebas, se escuchan
alegatos finales y autodefensa del acusado. El juez deliberará según principios lógicos
y científicos, excluyendo pruebas ilícitas. La sentencia resultante debe destacar por su
motivación clara y completa de los hechos y la valoración de la prueba. El CPP
introduce la posibilidad de diferir la redacción de la sentencia en casos complejos o
avanzados, leyendo solo la parte dispositiva y explicando oralmente los fundamentos
al público.

Dicho de otra manera, el juez de juzgamiento tiene diversas facultades durante


el juicio. Se encarga de dirigir el proceso, garantizando el debido proceso y los
principios constitucionales. Además, supervisa la actividad probatoria de acuerdo con
lo establecido en el CPP y utiliza los medios disciplinarios que la ley le otorga. El Juez
resuelve cualquier incidencia que surja durante el juicio, emite la sentencia y concede
los recursos impugnatorios cuando son presentados.
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II. IMPRORROGABILIDAD DE LA JURISDICCIÓN PENAL:

La improrrogabilidad de la jurisdicción penal es un principio fundamental en el


sistema judicial que establece que los casos de naturaleza penal deben ser juzgados
exclusivamente por los tribunales y jueces especializados en esta materia. Este
principio está consagrado en la Ley Orgánica del Poder Judicial y se basa en la idea de
que la administración de justicia penal requiere de una especialización y expertise por
parte de los jueces y tribunales encargados de llevar a cabo los procesos judiciales
relacionados con delitos y faltas.

La improrrogabilidad implica que la jurisdicción penal no puede ser objeto de


transferencia o delegación a otros ámbitos judiciales, como la jurisdicción civil o la
contencioso-administrativa. Esto se debe a que la naturaleza y complejidad de los
casos penales requieren de un conocimiento específico del derecho penal y de los
procedimientos judiciales asociados a este ámbito.

Es importante destacar que la improrrogabilidad de la jurisdicción penal no


debe confundirse con la competencia judicial, la cual se determina según criterios
establecidos como la materia y el territorio. Sin embargo, existen excepciones a esta
regla, como la figura de la transferencia de competencia, que permite la remisión de
un caso penal de un tribunal a otro bajo circunstancias específicas y previamente
establecidas por la ley.

Por lo expuesto se puede concluir que la improrrogabilidad de la jurisdicción


penal garantiza la especialización y la adecuada administración de justicia en casos
relacionados con delitos y faltas, asegurando que sean juzgados por tribunales y jueces
con el conocimiento y la experiencia necesarios en derecho penal.

III. LA JURISDICCIÓN MILITAR:

La evolución histórica de la jurisdicción militar en el Perú ha estado marcada


por una serie de disposiciones constitucionales y legislativas que han buscado
establecer los límites y alcances de esta institución dentro del marco del Estado de
Derecho. Desde sus primeras menciones en la Constitución de 1843 hasta las
decisiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en casos como Castillo
Petruzzi vs. Perú y Cantoral Benavides vs. Perú, el sistema de justicia militar ha
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enfrentado numerosos desafíos en su intento por conciliar la necesidad de mantener el


orden y la disciplina dentro de las Fuerzas Armadas con el respeto a los derechos
fundamentales de los individuos.

La regulación inicial de la justicia militar en el siglo XIX se limitaba a


menciones generales en las constituciones de la época, estableciendo estructuras como
el Consejo Supremo de la Guerra y delimitando su competencia a través de criterios
formales, como la tipificación de conductas en la ley de penalización de las conductas
militares. Sin embargo, fue en el siglo XX cuando se empezaron a establecer criterios
más precisos para determinar la competencia de la justicia castrense, como el fuero
personal y la exclusión de civiles de su ámbito de acción, salvo en casos excepcionales
como el de guerra nacional.

Las constituciones de 1979 y 1993 marcaron un hito al delimitar con mayor


precisión el ámbito de acción de la justicia militar, estableciendo que esta se aplicaría
exclusivamente a los miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional en casos
de delitos de función, con excepciones para delitos de traición a la patria y terrorismo.
Sin embargo, el traslado de civiles a la competencia del fuero militar por delitos
comunes durante el gobierno de Fujimori generó controversias y llevó a la Corte
Interamericana de Derechos Humanos a pronunciarse en contra, argumentando que
esto violaba el derecho al juez natural.

En este contexto, la jurisprudencia de la Corte Interamericana ha establecido


que la jurisdicción penal militar debe tener un alcance restrictivo y excepcional,
limitándose a juzgar a militares por la comisión de delitos o faltas que atenten contra
bienes jurídicos propios del orden militar. Se ha enfatizado en que la intervención de
la justicia militar debe estar dirigida a proteger intereses jurídicos especiales
vinculados con las funciones asignadas a las fuerzas militares, excluyendo el
juzgamiento de civiles por delitos comunes.

La noción de delito de función ha sido central en la delimitación de la


jurisdicción militar, definiéndose como aquella acción realizada por un militar o
policía en acto de servicio o con ocasión de él, que afecte un bien jurídico privativo de
la institución a la que pertenece el imputado. Esta definición resalta la importancia de
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que el acto delictivo esté vinculado con las funciones profesionales del militar o
policía y afecte un interés institucionalmente vital.

Se asume entonces que el sistema de justicia militar en el Perú ha


experimentado una evolución marcada por la necesidad de conciliar la disciplina y el
orden dentro de las Fuerzas Armadas, con el respeto a los derechos fundamentales de
los individuos. La jurisprudencia tanto nacional como internacional ha jugado un
papel fundamental en la delimitación de sus competencias y en la protección de los
derechos de los ciudadanos frente a posibles abusos por parte de esta institución.

IV. JUSTICIA CASTRENSE Y DELITOS DE FUNCIÓN:

La justicia castrense en el Perú se fundamenta en una serie de características


específicas que delinean los delitos de función, los cuales son cometidos por
miembros de las Fuerzas Armadas o de la Policía Nacional en el ejercicio de sus
deberes profesionales. Estos delitos se distinguen por su afectación a bienes jurídicos
propios de estas instituciones, los cuales están protegidos por el ordenamiento legal y
se relacionan con el cumplimiento de los fines constitucionales y legales asignados a
ellas. Es importante destacar que la mera inclusión de una conducta en el Código de
Justicia Militar no garantiza que constituya un delito de función; es necesario que la
infracción implique la violación de un deber específico asignado al militar o policía,
afectando un bien jurídico de relevancia para la institución y que la gravedad del acto
justifique una sanción penal.

Para que un acto sea considerado como un delito de función, debe cumplir con
ciertos requisitos. En primer lugar, el sujeto activo debe ser un militar o efectivo
policial en situación de actividad, excluyendo a aquellos en situación de retiro.
Además, el acto ilícito debe haber sido cometido en acto del servicio, es decir, con
ocasión de este. Por otro lado, la conducta debe estar vinculada a las funciones
militares o policiales y lesionar un bien jurídico militar que comprometa las funciones
constitucionales y legalmente asignadas a estas instituciones.

La doctrina penal ofrece diversas definiciones de los delitos de función,


destacando que estos se configuran cuando se lesiona un bien jurídico militar, se
cumple con el principio de legalidad penal y existe una relación directa entre la
comisión de la infracción y el cumplimiento de los deberes militares. Además, la
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jurisprudencia constitucional y la Corte Suprema han contribuido a delimitar el


alcance de la jurisdicción militar, estableciendo que esta se centra en el conocimiento
de las infracciones cometidas por militares o policías contra los bienes jurídicos de las
Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.

Es crucial tener en cuenta que la aplicación de la justicia castrense debe ser


cuidadosa y prudente, evitando criminalizar acciones inherentes a la defensa de la
seguridad nacional. Sin embargo, cuando se presentan evidencias de graves
violaciones de los derechos humanos, como ejecuciones extrajudiciales o torturas,
estas deben ser enjuiciadas por delitos comunes y no tratadas dentro del ámbito de la
jurisdicción militar.

En síntesis, la justicia castrense en el Perú se basa en la protección de los


intereses institucionales de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, garantizando la
aplicación de sanciones penales a aquellos miembros que violen sus deberes
profesionales y afecten los bienes jurídicos tutelados por el ordenamiento legal.

V. LA FORMAS DE JUSTICIA COMUNAL

La jurisdicción comunal en el Perú es una manifestación de la diversidad


cultural del país y se encuentra respaldada por el reconocimiento constitucional de la
identidad étnica y cultural de las personas, así como por la protección de la pluralidad
étnica y cultural de la nación. Esta forma de justicia, arraigada en las comunidades
campesinas y nativas, se basa en el derecho consuetudinario y se ha convertido en un
medio crucial de control social y mejora de la convivencia en estas áreas rurales.

Las rondas campesinas son una expresión concreta de esta jurisdicción


comunal y han surgido como respuesta a la falta de presencia del Estado en zonas
rurales, donde la población se enfrentaba a problemas como el abigeato y la ineficacia
de la policía local. Estas rondas, formadas por miembros de la comunidad, asumen
diversas funciones, incluida la administración de justicia de acuerdo con las normas
consuetudinarias propias de cada grupo cultural.

La Corte Suprema, a través del Acuerdo Plenario N°1-2009/CJ-116, ha


reconocido la relevancia jurídico-penal de las acciones realizadas por las rondas
campesinas, especialmente en casos de delitos como secuestro, lesiones, extorsión,
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homicidio y usurpación de autoridad. Se destaca que estas acciones suelen


desarrollarse en áreas rurales, donde la violencia y la coacción son medios comunes, y
que los delitos imputados pueden conllevar penas muy altas según la legislación
vigente.

La legitimidad de las rondas campesinas para ejercer funciones


jurisdiccionales se fundamenta en el reconocimiento constitucional de los derechos de
las comunidades campesinas y nativas, así como en el derecho a la identidad cultural y
étnica de las personas. Sin embargo, este reconocimiento está sujeto a la condición de
que no se violen los derechos fundamentales de la persona y se coordine
adecuadamente con las instituciones estatales de impartición de justicia.

Es importante señalar que el ejercicio de la jurisdicción comunal por parte de


las rondas campesinas debe realizarse de manera rigurosa y respetando los derechos
fundamentales de las personas involucradas. La coordinación con las instituciones
estatales es fundamental para garantizar la seguridad jurídica y el principio de
igualdad en la aplicación del derecho.

Es de observar que, la jurisdicción comunal, representada por las rondas


campesinas, es una manifestación de la diversidad cultural del Perú y desempeña un
papel crucial en la administración de justicia en áreas rurales, siempre y cuando se
respeten los derechos fundamentales y se coordine adecuadamente con las
instituciones estatales.

5.1) LA FIGURA DEL RONDERO:

El análisis detallado de la figura del rondero ante el Derecho Penal, según lo


establecido en el Acuerdo Plenario Nº 1-2009/CJ-116, revela una serie de
consideraciones cruciales que deben tenerse en cuenta al juzgar su conducta en el
contexto de su ejercicio de funciones jurisdiccionales en las comunidades campesinas.

Primero, se destaca que las acciones de los ronderos pueden ser consideradas
atípicas en el contexto del derecho penal, especialmente cuando se les imputa el delito
de usurpación de funciones o secuestro. En estos casos, la actuación de los ronderos se
realiza en ejercicio de la función jurisdiccional comunal reconocida
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constitucionalmente, lo que hace que sus acciones sean diferentes a las de un agente
delictivo común.

Además, se reconoce que las rondas campesinas no buscan obtener beneficios


ilegales o fines de lucro, sino que actúan en función de resolver conflictos y mantener
el orden dentro de sus comunidades, lo que las aleja de ser consideradas como
estructuras criminales.

En situaciones donde la conducta del rondero no pueda considerarse atípica, se


sugiere analizar la posibilidad de justificación, centrándose en el ejercicio legítimo de
un derecho, como el derecho a la identidad cultural y al fuero comunal rondero. Se
debe evaluar si la conducta del rondero estuvo motivada por la necesidad de proteger
otros bienes jurídicos y si se respetaron los límites establecidos para el ejercicio de su
función jurisdiccional.

En el ámbito de la culpabilidad, se reconoce que los patrones culturales


presentes en la conducta del rondero pueden afectar su capacidad subjetiva de
entender la ilicitud de sus acciones. Se considera la posibilidad de que el rondero actúe
sin dolo, por error de tipo o de prohibición, o sin comprender la ilicitud de su
comportamiento debido a diferencias culturales.

Finalmente, se establecen reglas para la determinación de la culpabilidad y la


aplicación de sanciones, considerando la posibilidad de atenuar la pena en casos donde
se compruebe la influencia de la diversidad cultural en la conducta del rondero. Se
pueden aplicar medidas como la atenuación de la pena por exención incompleta, la
sanción por delito culposo o la consideración de circunstancias especiales en la
imposición de la pena.

Podemos concluir entonces que, el análisis de la figura del rondero ante el


Derecho Penal reconoce la complejidad de su situación y la necesidad de considerar su
contexto cultural y jurisdiccional al aplicar la ley penal. La ley busca garantizar un
juicio justo que tome en cuenta las particularidades de las comunidades campesinas y
el ejercicio legítimo de sus funciones por parte de los ronderos.
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VI. FACULTADES APARATO JURISDICCIONAL DEL PODER


JUDICIAL:

La competencia funcional en el ámbito penal es una atribución otorgada por la


ley orgánica y el Código Procesal Penal (NCPP) a las instancias del Poder Judicial
encargadas de tramitar asuntos penales. Este concepto opera en base a la jerarquía y
determina qué órgano jurisdiccional tiene la facultad de conocer y resolver un
determinado caso. Según Chiovenda, la competencia funcional deriva de la naturaleza
especial y las exigencias específicas de las funciones que un magistrado está llamado a
ejercer en un proceso, las cuales pueden estar distribuidas entre diferentes órganos
judiciales.

6.1 FACULTADES DE LA SALA PENAL DE LA CORTE SUPREMA:

En el caso de la Sala Penal de la Corte Suprema, su competencia funcional se


distribuye de la siguiente manera:

1. Conocer del recurso de casación interpuesto contra las sentencias y autos


emitidos en segunda instancia por las Salas Penales de las Cortes Superiores,
excepto en los casos previstos por la ley.
2. Conocer del recurso de queja por denegatoria de apelación, especialmente en
procesos donde estén implicados aforados como altos funcionarios públicos.
3. Transferir la competencia cuando se requiera de un distrito judicial a otro.
4. Conocer de la acción de revisión como un recurso excepcional para revisar la
cosa juzgada.
5. Resolver las cuestiones de competencia previstas en la ley, incluyendo aquellas
entre la jurisdicción ordinaria y la militar, reglamentadas en la ley orgánica del
Poder Judicial.
6. Emitir resolución consultiva respecto a la procedencia o improcedencia de la
extradición pasiva y solicitar al Poder Ejecutivo que acceda a la extradición
activa. Si el Ejecutivo deniega la extradición, la Sala queda vinculada a esa
decisión, pero si la acepta, queda a discreción del Ejecutivo acceder o no a la
petición de extradición.
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7. Resolver las recusaciones planteadas contra sus magistrados, en los casos


previstos por la ley. La decisión de la Sala en este asunto es inimpugnable, ya
que representa la última instancia de decisión.
8. Juzgar en los casos de delitos de función señalados por la Constitución. Por
ejemplo, el procesamiento del ex presidente Alberto Fujimori.

La competencia de la Sala Penal Suprema también abarca otros supuestos


establecidos en el NCPP y la Ley Orgánica del Poder Judicial.

6.2.- FACULTADES DE LAS SALAS PENALES SUPERIORES:

Las Salas Penales Superiores, de acuerdo con el Nuevo Código Procesal Penal
(NCPP) y en concordancia con la Ley Orgánica, han sido dotadas de competencias
específicas que les permiten ejercer un papel fundamental en la administración de
justicia penal. A continuación, se detallan estas competencias:

a) Conocimiento del recurso de apelación: Las Salas Penales Superiores tienen


la facultad de revisar y decidir sobre los recursos de apelación interpuestos
contra autos y sentencias emitidas por los jueces de la investigación
preparatoria y los jueces penales, ya sean colegiados o unipersonales. Esta
función les permite analizar en segunda instancia las decisiones adoptadas en
primera instancia y corregir posibles errores o garantizar el debido proceso.

b) Resolución de contiendas de competencia: Tienen la atribución de resolver


conflictos de competencia surgidos entre los jueces de la investigación
preparatoria y los jueces penales, ya sea dentro del mismo distrito judicial o
entre distritos judiciales diferentes. Esta función contribuye a garantizar la
adecuada distribución de competencias y evitar superposiciones o vacíos
jurisdiccionales.

c) Trámite de incidentes: Las Salas Penales Superiores están facultadas para


resolver los incidentes que se presenten durante el desarrollo del proceso penal.
Estos incidentes pueden ser de diversa naturaleza y requieren de una pronta y
adecuada resolución para evitar dilaciones indebidas en el proceso.
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d) Dictado de medidas limitativas de derechos: A solicitud del fiscal superior,


las Salas Penales Superiores pueden emitir medidas limitativas de derechos
cuando sea necesario para el desarrollo de la investigación penal. Estas
medidas buscan asegurar la efectividad de la investigación y la protección de
los derechos de las partes involucradas en el proceso.

e) Conocimiento del recurso de queja: Tienen la competencia para conocer y


resolver el recurso de queja en los casos previstos por la ley. Este recurso
permite a las partes impugnar decisiones judiciales que consideren injustas o
contrarias a la ley, buscando que se corrijan posibles errores o arbitrariedades.

f) Designación de juez de investigación preparatoria: Las Salas Penales


Superiores tienen la facultad de designar al vocal menos antiguo de la Sala
para actuar como juez de la investigación preparatoria en los casos establecidos
por la ley. Esta designación garantiza la imparcialidad y la objetividad en la
conducción de la etapa de investigación del proceso penal.

g) Resolución de recusaciones: Tienen la atribución de resolver las


recusaciones planteadas contra sus propios magistrados. Esta función busca
garantizar la imparcialidad del tribunal y la protección del derecho de las
partes a un juicio justo.

h) Conocimiento de otros casos determinados por la ley: Además de las


competencias antes mencionadas, las Salas Penales Superiores tienen la
facultad de conocer y resolver los casos que el NCPP y otras leyes determinen.
Esto les permite abordar situaciones no contempladas específicamente, pero
que requieren de su intervención para garantizar la correcta administración de
justicia penal.

Por lo visto, las Salas Penales Superiores desempeñan un papel crucial en el


sistema de justicia penal al ejercer una serie de competencias que contribuyen a
garantizar el debido proceso, la protección de los derechos fundamentales y la correcta
aplicación de la ley en el ámbito penal.
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6.3.- FACULTADES DE LOS JUECES PENALES:Principio del formulario

Los juzgados penales, en su función jurisdiccional, se dividen en dos tipos: los


colegiados, integrados por tres jueces, y los unipersonales, en los cuales un solo juez
ejerce su función. Esta división atiende a la naturaleza y gravedad de los delitos que
serán conocidos por cada tipo de juzgado, estableciendo así un criterio funcional que
busca una distribución eficiente de la carga procesal y garantizar una adecuada
administración de justicia. A continuación, se detallan las competencias de cada tipo
de juzgado:

1. Juzgados Penales Colegiados: Estos juzgados están conformados por tres


jueces y tienen competencia para conocer de delitos cuya pena privativa de
libertad mínima sea mayor a seis años. Ejemplos de estos delitos son el robo
agravado, el parricidio y el tráfico ilícito de drogas agravado. La presencia de
tres jueces en este tipo de juzgado permite un análisis más exhaustivo de los
casos y una mayor diversidad de criterios en la toma de decisiones.
2. Juzgados Penales Unipersonales: Estos juzgados son dirigidos por un solo
juez y tienen competencia para conocer de delitos cuya pena privativa de
libertad mínima no exceda los seis años. Entre los delitos que suelen ser
conocidos por estos juzgados se encuentran el hurto agravado, la estafa y los
delitos contra la fe pública. La función unipersonal de estos juzgados permite
una mayor agilidad en la tramitación de los casos y una gestión más eficiente
de la carga procesal.

Los juzgados penales, ya sean unipersonales o colegiados, desempeñan


funciones cruciales en el proceso judicial, las cuales se detallan a continuación:

1. Dirigir la etapa de juzgamiento en los procesos: Tanto los juzgados penales


unipersonales como los colegiados tienen la responsabilidad de conducir la
fase de juzgamiento en los casos que les correspondan. Esto implica la
evaluación de las pruebas presentadas, la escucha de los argumentos de las
partes y la emisión de una sentencia fundamentada conforme a derecho.
2. Resolver los incidentes durante el curso del juzgamiento: Los juzgados
penales están facultados para resolver cualquier incidente que surja durante el
desarrollo del proceso judicial. Esto puede incluir cuestiones relacionadas con
18

la admisibilidad de pruebas, solicitudes de las partes o cualquier otro aspecto


que afecte la marcha del proceso.
3. Conocer de los casos determinados por el NCPP y las Leyes: Además de su
función principal de juzgar casos penales, los juzgados penales pueden ser
requeridos para conocer de otros casos específicos que estén previstos por el
Nuevo Código Procesal Penal y otras leyes aplicables.
4. Funciones adicionales de los juzgados penales colegiados:
○ Resolver solicitudes sobre refundición o acumulación de penas que
hayan sido dictadas antes de la modificación de los artículos 50 y 51
del Código Penal. Sin embargo, estas solicitudes deben adecuarse al
NCPP, ya que la regla de suma jurídica de penas ha modificado el
concepto de absorción de penas.
5. Funciones adicionales de los juzgados penales unipersonales:
○ Conocer de los incidentes relacionados con beneficios penitenciarios,
conforme a lo dispuesto en el Código de Ejecución Penal.
○ Resolver el recurso de apelación interpuesto contra las sentencias
expedidas por el Juez de Paz Letrado en casos específicos.
○ Conocer del recurso de queja en los casos previstos por la Ley.
○ Dirimir las cuestiones de competencia entre los Jueces de Paz Letrados
cuando surjan conflictos de jurisdicción.

Se puede apreciar que, tanto los juzgados penales unipersonales como los
colegiados desempeñan un papel fundamental en la administración de justicia,
garantizando el debido proceso y el respeto a los derechos de las partes involucradas
en los casos penales.

6.4.- FACULTADES DEL JUEZ DE PAZ LETRADO

Los Juzgados de Paz Letrados tienen competencia exclusiva para conocer y


resolver los procesos por faltas contempladas en el artículo 440 del Código Penal.
Estas faltas abarcan una variedad de conductas de menor gravedad en comparación
con los delitos, pero que aún así pueden afectar a la víctima. Algunas de estas faltas
incluyen:
19

1. Lesión dolosa y lesión culposa: Se refiere a causar daño físico a otra persona
de manera intencional o negligente, respectivamente.
2. Maltrato: Comprende cualquier forma de trato cruel o abusivo hacia una
persona, ya sea física, emocional o psicológicamente.
3. Agresión sin daño: Se refiere a actos de violencia que no causan lesiones
físicas a la víctima, pero que implican un ataque o una amenaza de violencia.
4. Hurto simple y daño: Implica la sustracción de bienes sin el uso de violencia
o intimidación, así como cualquier acto que cause daño a la propiedad de otra
persona.
5. Hurto famélico y usurpación breve: El hurto famélico se refiere a la
sustracción de alimentos por necesidad extrema, mientras que la usurpación
breve involucra la ocupación temporal de un espacio sin autorización.

Estas faltas son consideradas de bajo nivel de lesividad en comparación con


los delitos más graves, pero aún así tienen un impacto en la víctima y en la
convivencia social. Los Juzgados de Paz Letrados son los encargados de administrar
justicia en estos casos, garantizando un proceso justo y eficiente para todas las partes
involucradas.

FACULTADES DEL IMPUTADO COMO PERSONA NATURAL EN EL


PROCESO PENAL
Podemos definir al imputado como la parte pasiva necesaria del pro­ceso penal,
que se ve sometido a este y, se encuentra amenazado en su derecho a la libertad o, en
el ejercicio o disfrute de otros derechos cuando la pena sea de naturaleza diferente, al
atribuírsele la comisión de hechos delictivos por la posible imposición de una sanción
penal en el momento de la sentencia; entonces, el imputado es la persona sobre la cual
recae la incriminación de un hecho punible en la investigación (también se le puede
llamar procesado y, acusado durante la etapa del juzgamiento).
Derechos del imputado
1. El imputado puede hacer valer sus derechos desde el inicio de las diligencias
de investigación hasta la culminación del proceso, ya sea por sí mismo o a
través de su Abogado defensor.
20

2. Los Jueces, Fiscales o la Policía Nacional deben informar al imputado de


manera inmediata y comprensible sobre sus derechos, como conocer los cargos
en su contra, designar a quién comunicar su detención, ser asistido por un
Abogado Defensor, abstenerse de declarar, no ser sometido a métodos
coercitivos, e incluso ser examinado por un profesional de la salud si es
necesario.
3. El cumplimiento de estos derechos debe quedar registrado en acta, firmada por
el imputado y la autoridad correspondiente.
4. Si el imputado considera que sus derechos no son respetados, puede recurrir al
Juez de la Investigación Preparatoria para corregir la situación
En el ámbito nacional e internacional, el imputado como persona natural tiene
el derecho fundamental de una defensa eficaz que le permite hacer valer sus derechos
de manera adecuada durante el proceso penal, garantizando una defensa efectiva y no
meramente formal o ineficaz.
Montero Aroca indica que «El derecho de defensa debe ser garantizado a partir
del momento en que pueda entenderse que exista imputación contra una persona
determinada; esto es, no cabrá esperar a que en el proceso se haya formulado
acusación formal». La defensa además de ser eficaz deberá ser gratuita, interviniendo
el abogado de oficio en la ausencia de uno particular, así lo establece el art. 80 del
NCPP, en este orden de ideas, posterior a la designación del abogado, la norma citada
le confiere varias facultades para que éste pueda desenvolverse de la manera más
apropiada, según el art. 84 estas facultades son:
1. Prestar asesoramiento desde que su patrocinado fuere citado o detenido por la
autoridad policial.
2. Interrogar directamente a su defendido, así como a los demás procesados,
testigos y peritos.
3. Recurrir a la asistencia reservada de un experto en ciencia, técnica o arte
durante el desarrollo de una diligencia, siempre que sus conocimientos sean
requeridos para mejor defensa. El asistente deberá abstenerse de intervenir de
manera directa.
4. Participar en todas las diligencias, excepto en la declaración prestada durante
la etapa de investigación por el imputado que no defienda.
5. Aportar los medios de investigación y de prueba que estime pertinentes.
21

6. Presentar peticiones orales o escritas para asuntos de simple trámite.


7. Tener acceso a los expedientes fiscal y judicial para informarse del proceso,
sin más limitación que la prevista en la ley, así como a obtener copia simple de
las actuaciones en cualquier estado o grado del procedimiento.
8. Ingresar a los establecimientos penales y dependencias policiales, previa
identificación, para entrevistarse con su patrocinado.
9. Expresarse con amplia libertad en el curso de la defensa, oralmente y por
escrito, siempre que no se ofenda el honor de las personas, ya sean naturales o
jurídicas.
10. Interponer cuestiones previas, cuestiones prejudiciales, excepciones,
recursos impugnatorios y los demás medios de defensa permitidos por la ley.
El imputado como persona natural puede y debe estar presente mediante su
defensa, en todas las etapas del proceso penal, indica Cesar San Martin que, en la
etapa de investigación el defensor debe procurar:
a) que se elimine la imputación contra su patrocinado y en el más breve plazo;
b) que no se promueva la acción penal y, en su caso, que no se dicte el auto de
apertura de la investigación preparatoria;
c) que no se adopten contra él medidas cautelares; y
d) que se sobresea el procedimiento.
En la etapa intermedia deberá:
a) proponer la práctica de actos de prueba de descargo;
b) deducir los medios de defensa permitidos por la ley; y,
c) interponer los recursos que procedan contra las resoluciones perjudiciales
para su defendido.
En la etapa de enjuiciamiento debe:
a) asistir a las sesiones del juicio;
b) intervenir en la práctica de pruebas;
c) alegar oralmente en favor de su defendido; y,
d) interponer los recursos que correspondan.
22

FACULTADES DEL IMPUTADO COMO PERSONA JURÍDICA EN EL


PROCESO PENAL
Respecto al marco teórico que subyace a la responsabilidad penal de la persona
jurídica, según Richard Concepción menciona que se comprende la responsabilidad
administrativa y la responsabilidad penal de la persona jurídica. Por un lado la
responsabilidad administrativa de las personas jurídicas está regulada por la Ley
30424, con sus modificaciones introducidas por el Decreto Legislativo 1362. Esta Ley
se aplica a diversos delitos, como cohecho internacional, lavado de activos, terrorismo
y minería ilegal, siempre que hayan sido cometidos en nombre de la persona jurídica y
en su beneficio. En tales casos, se pueden imponer medidas administrativas como
multas, inhabilitaciones, cancelación de derechos reconocidos a su favor, clausura de
locales y disolución.
Por otro lado, se encuentra la responsabilidad penal de las personas jurídicas,
la cual está regulada en el Código Penal y en el Código Procesal Penal. Para su
incorporación formal al proceso penal, se requiere la identificación de la persona
jurídica, la especificación de la cadena de atribución en su contra y la fundamentación
legal correspondiente. Esto permite que la persona jurídica pueda defenderse de los
cargos que se le imputan dentro del proceso penal. Finalmente, se decide si es factible
imponer una consecuencia accesoria a la persona jurídica, como multas, prohibiciones,
suspensión de actividades, disolución y liquidación de la sociedad, así como la
clausura de locales o establecimientos, lo que constituye una suerte de sanción
especial a la persona jurídica.
José Perez menciona que la responsabilidad penal de las personas jurídicas no
es algo nuevo en el Código Penal, este incorporó sanciones de carácter penal o del
proceso penal para las personas jurídicas, a las cuales denominó “consecuencias
accesorias”.
PROGRAMA DE CUMPLIMIENTO NORMATIVO:
Según Richard Concepción el programa de cumplimiento implementado
dentro de una empresa puede adoptar dos enfoques distintos. En primer lugar, el
programa de cumplimiento efectivo tiene como objeto asegurar el cumplimiento
efectivo de la ley, lo que implica que la estructura organizativa de la empresa debe
establecer un programa destinado a prevenir la comisión de delitos. En segundo lugar,
el Compliance (Cumplimiento Normativo) penal requiere la identificación de riesgos
23

que sean relevantes desde el punto de vista penal para la empresa, el desarrollo de
reglas específicas para hacerles frente y la aplicación efectiva de dichas reglas.
Es evidente que la adopción o implementación de un programa de
cumplimiento contribuirá a determinar el grado de responsabilidad de la persona
jurídica de la empresa en relación con la comisión de delitos, ya sea para eximir o
atenuar su responsabilidad frente a la materialización de riesgos de naturaleza penal.
Por un lado, si la empresa ha cometido un delito y se adhiere a un programa de
cumplimiento, esto servirá para reducir su responsabilidad. Por otro lado, si la
empresa, de manera preventiva, ha implementado un programa de cumplimiento de
vigilancia y control para prevenir la comisión de delitos, la persona jurídica estará
exenta de responsabilidad.
Según José Domingo Perez, Compliance es un término en inglés que se
traduce al español como “cumplimiento a la norma”. En términos técnicos, nuestra
legislación se refiere a él como “prevención”. En resumen, se trata de la regulación
interna que debe adoptar la persona jurídica en su organización para garantizar la ética
empresarial y prevenir la comisión de actos delictivos.
El programa de cumplimiento tiene como objetivo afianzar o identificar los
valores éticos de la empresa para el desarrollo de sus procesos y la toma de decisiones.
Es un elemento legal que el legislador ha impuesto para el desarrollo empresarial. Es
importante tener en cuenta que se trata de una intervención del estado en la esfera
privada, ya que se han establecido sanciones como la multa, la inhabilitación, la
disolución y la intervención para la responsabilidad administrativa.
Al establecer un modelo de cumplimiento o prevención como una exigencia
empresarial, el Estado indica que el privado, dentro de su autonomía, debe establecer
el mejor modelo para determinar la naturaleza de la actividad que realiza, los riesgos
en los cuales pueden darse la comisión de hechos con contenido penal, la necesidad de
prevenir u organizarse en cumplimiento de la norma y cuáles van a ser las mejores
medidas de vigilancia y autocontrol que puedan tener.
Es importante destacar que un modelo de prevención no garantiza que no se
cometieron hechos con contenido penal por parte de los trabajadores o directivos de la
empresa. Sin embargo, ayudará a que todos los niveles empresariales adopten las
decisiones más correctas El modelo de prevención o cumplimiento debe cumplir con
las necesidades o el modelo que ha adoptado la organización, y no es lo mismo para
24

una empresa grande que para una pequeña. Es necesario realizar una auditoría interna
para determinar cuál es el proceso o los procesos que realiza la empresa antes de
adoptar un modelo de prevención.
Entonces la persona jurídica es un sujeto pasivo del proceso, propiamente ha
de ser parte procesal. Primero porque recae una medida penal tipificada en el artículo
105 del Código Penal y también porque en el proceso puede darse una media de
coerción tipificada en el artículo 313 del Código Procesal Penal, y también recae una
imputación conforme a lso presupuestos estatuidos en el artículo 105 y 105-A del
Código Penal.

LA EMPRESA COMO SUJETO DE IMPUTACIÓN:


En el ordenamiento jurídico peruano, la empresa es considerada un sujeto de
imputación penal autónomo, lo que significa que puede ser sometida a un proceso
penal por el defecto organizativo identificado en el ejercicio de sus actividades
corporativas, independientemente de la persona física que haya cometido el delito. La
Ley 30424 establece siete delitos por los que la persona jurídica puede ser imputada y
no todas las personas jurídicas son sujetas de imputación, sino aquellas reconocidas en
el artículo 2 de la Ley. La implementación adecuada de programas de cumplimiento
puede ayudar a eximir de responsabilidad penal a la empresa
En el ordenamiento jurídico peruano, la persona jurídica puede ser imputada
por los siguientes siete delitos:
● Delitos contra la administración pública.
● Delitos de lavado de activos.
● Delitos de financiamiento del terrorismo.
● Delitos contra la propiedad intelectual.
● Delitos contra el medio ambiente.
● Delitos de tráfico ilícito de drogas.
● Delitos de trata de personas y tráfico ilícito de migrantes.

SUPERACIÓN DEL RIESGO PERMITIDO.


Se refiere al conocimiento de un nivel mínimo de peligrosidad inherente a la
actividad empresarial, en consonancia con el derecho a la libertad de empresa. Este
concepto implica que, aunque exista cierto nivel de peligrosidad en las acciones de
25

una empresa, siempre y cuando estas no excedan los estándares aceptados por la
sociedad, estarán amparadas por el riesgo permitido y excluidas de la imputación
jurídico-penal. Esta noción busca evitar la prohibición de actividades empresariales
riesgosas en su totalidad, siempre y cuando se mantengan dentro de los límites
aceptados por la sociedad.

SANCIONES APLICABLES A LAS PERSONAS JURÍDICAS:


Se encuentran en el artículo 5 de la Ley 30424
● Multa, que puede ser no menor al doble ni mayor al séxtuplo del beneficio
obtenido o esperado por la comisión dle delito.
● Inhabilitación, que incluye la suspensión de actividades sociales, la prohibición
de realizar actividades similares a aquellas en las que se cometió el delito y la
inhabilitación para contratar con el Estado de forma definitiva.
● Cancelación de licencias, concesiones, derechos y otras autorizaciones
administrativas o municipales.
● Clausura de locales o establecimientos, de manera temporal o definitiva.
● Disolución de la persona jurídica.
● Posibilidad de atenuación de la sanción, agravación de la misma, y suspensión
de su ejecución.
● Exención de responsabilidad si se adoptó un modelo de prevención antes de la
comisión del delito.
La Ley 30424 establece criterios de graduación de la multa en función de los
ingresos anuales de la persona jurídica, así como circunstancias atenuantes como la
colaboración objetiva en el esclarecimiento del hecho delictivo, la reparación total o
parcial del daño, y la adopción e implementación de un modelo de prevención después
de la comisión del delito y antes del juicio oral. La sanción contra la persona jurídica
puede ser atenuada, sufrir una agravación y su ejecución puede ser suspendida.

ASPECTOS PROCESALES:
En el Derecho Procesal peruano, la persona jurídica, como sujeto de
imputación con autonomía para cometer un delito, puede ser incluida en el proceso
penal y tiene los mismos derechos y garantías que un imputado individual. El artículo
93 del Código Procesal Penal establece que la persona jurídica puede invocar las
26

mismas garantías que se otorgan a una persona física en el proceso penal, sin
excepciones ni restricciones. Sin embargo, la aplicación de estas garantías dependerá
de las circunstancias específicas del caso, determinando qué garantías específicas
pueden ser aplicables a la persona jurídica y en que medida, considerando que el
ejercicio de estas garantías no es ilimitado para ningún imputado en el proceso penal.
Los aspectos más importantes de la posición de la persona jurídica en el proceso
penal:
a) Incorporación al proceso penal: Solo puede llevarse a cabo a solicitud del
fiscal penal, quien debe presentar dicha solicitud al juez de la investigación
preparatoria antes de que esta etapa concluya. Una vez incorporada, la persona
jurídica goza de los mismos derechos y garantías que se reconocen a un
imputado individual, según lo establecido en el artículo 93 del Código Procesal
Penal. Esto implica que la persona jurídica puede hacer valer las mismas
garantías que se otorgan a una persona física en el proceso penal, sin
excepciones ni restricciones.
b) Representación procesal de la persona jurídica: Una vez que la persona jurídica
es incorporada al proceso, debe designar un representante legal, conocido
como “apoderado judicial” para organizar su defensa penal. Se prohíbe
expresamente que una persona física imputada por los mismo hechos asuma la
representación procesal de la persona jurídica. En caso de que la persona
jurídica no designe un representante dentro de un plazo determinado, el juez
está facultado para designar un apoderado judicial. Esta medida busca
garantizar que la persona jurídica no quede indefensa en el proceso penal y
evita posibles conflictos de interés.
c) La persona jurídica como colaborador eficaz: Puede actuar como tal en el
marco del Derecho Penal Premial, permitiendo suscribir acuerdos de
colaboración eficaz y disfrutar de beneficios como la exención, disminución o
suspensión de la pena, siempre sujeto al principio de proporcionalidad entre la
colaboración y el beneficio obtenido. El proceso de colaboración eficaz para
personas jurídicas está regulado en el Código Procesal Penal peruano,
contemplando fases como calificación, corroboración, celebración de acuerdo,
control jurisdiccional y revocación en caso de incumplimiento.
27

FACULTADES DEL MINISTERIO PÚBLICO EN EL PROCESO PENAL


El ministerio público es un organismo público que tiene la función de
investigar los hechos que constituyen delitos, proteger a las víctimas y testigos, y
ejercer la acción penal pública. Así mismo, está encargado de contribuir al
establecimiento de los criterios de la política criminal o persecución penal dentro del
Estado a la luz de los principios orientadores del Derecho penal moderno (como el de
mínima intervención y de selectividad). Por su calidad en el procedimiento y su
vinculación con los demás intervinientes en el proceso penal, es un sujeto procesal y
parte en el mismo, por sustentar una posición opuesta al imputado y ejercer la acción
penal (en algunos países en forma monopólica).
Es importante destacar que el Ministerio Público es autónomo y tiene por
finalidad asegurar y proteger la libertad de actuación de este órgano constitucional, de
modo tal que pueda cumplir eficazmente con las funciones que se le ha encomendado,
esto regulado en el Artículo 158º de la Constitución Política del Perú . Asimismo para
fundamentar mejor las funciones que debe de cumplir, nos dirigimos al esquema de la
Ley Orgánica del Ministerio Público, donde se le asigna la siguiente función.
Artículo 1.- Función
El Ministerio Público es el organismo autónomo del Estado que tiene como
funciones principales la defensa de la legalidad, los derechos ciudadanos y los
intereses públicos, la representación de la sociedad en juicio, para los efectos de
defender a la familia, a los menores e incapaces y el interés social, así como para velar
por la moral pública; la persecución del delito y la reparación civil. También velará
por la prevención del delito dentro de las limitaciones que resultan de la presente ley y
por la independencia de los órganos judiciales y la recta administración de justicia y
las demás que le señalen la Constitución Política del Perú y el ordenamiento jurídico
de la Nación.

EL MINISTERIO PÚBLICO COMO TITULAR DE LA ACCIÓN PENAL


El Ministerio Público es el titular de la acción penal porque representa al
Estado y tiene la facultad de ejercer la pretensión punitiva contra los presuntos
responsables de delitos, ya que tiene el poder de la persecución penal y el
procesamiento de los involucrados en delitos, se convierte en parte procesal. Nadie
puede arrogarse dicha función ya que usurparia funciones de la fiscalía que serán más
28

comprendidas en el Nuevo Código Procesal Penal. De manera detallada en los


artículos 60° al 66° del Código Procesal Penal. Asimismo, el desarrollo de su labor
está apoyada por el actuar de la Policía, que si bien no es parte procesal sí es un
órgano auxiliar en el ejercicio de su labor (Código Procesal Penal, art. 67° inc. 2).
El artículo 60º del Código Procesal Penal señala las siguientes funciones del
Ministerio Público:
● El Ministerio Público es el titular de la acción penal. Actúa de oficio, a
instancia de la víctima, por acción popular o por noticia policial.
● El fiscal conduce desde un inicio la investigación del delito. Con tal
propósito la Policía Nacional está obligada a cumplir los mandatos del
Ministerio Público en el ámbito de su función.
Como anota el magistrado Pablo Talavera “lo novedoso del nuevo modelo
procesal penal no es la atribución al Ministerio Público de la titularidad del ejercicio
de la acción penal, sino fundamentalmente la de director de la investigación
preparatoria desde su inicio (art. 322, 1); titular de la carga de la prueba (art. IV.1 del
Título Preliminar) y su papel de fuerte garantía y de control de la legalidad de las
actuaciones de la policía (art. 68.2).
Artículo IV.- Titular de la acción penal
1. El Ministerio Público es titular del ejercicio público de la acción penal en los
delitos y tiene el deber de la carga de la prueba. Asume la conducción de la
investigación desde su inicio, decidida y proactivamente en defensa de la
sociedad.
2. El Ministerio Público está obligado a actuar con objetividad, indagando los
hechos constitutivos de delito, los que determinen y acrediten la responsabilidad
o inocencia del imputado. Con esta finalidad conduce y controla jurídicamente
los actos de investigación que realiza la Policía Nacional.
3. Los actos de investigación que practica el Ministerio Público o la Policía
Nacional no tienen carácter jurisdiccional. Cuando fuera indispensable una
decisión de esta naturaleza la requerirá del órgano jurisdiccional, motivando
debidamente su petición.
4. El Ministerio Público en el ejercicio de sus funciones debe tener en cuenta la
organización administrativa y funcional de la Policía Nacional de conformidad
con sus leyes y reglamentos.
29

ETAPAS DEL PROCESO PENAL


La investigación preparatoria:
Es la etapa en la que el Ministerio Público realiza la recolección y análisis de
los elementos de convicción que sustenten la acusación o el sobreseimiento del caso.
En esta etapa, el Ministerio Público tiene las siguientes facultades:
● Dirigir y conducir la investigación con el apoyo de la policía judicial y de los
peritos.
● Practicar o solicitar al juez de garantías las diligencias de prueba que sean
pertinentes, útiles y lícitas, respetando los derechos y garantías de las partes.
● Solicitar al juez de garantías la prórroga del plazo de la investigación cuando
existan motivos justificados.
● Resolver las solicitudes, observaciones y reclamos de las partes, de acuerdo
con el principio de contradicción.
● Aplicar los mecanismos alternativos de solución de conflictos, como la
conciliación, la reparación integral, la terminación anticipada y el principio de
oportunidad, cuando procedan y se cumplan los requisitos legales.
● Formular la acusación ante el juez de garantías cuando existan elementos
suficientes para sostener que el imputado es autor o partícipe de un delito que
merece pena privativa de libertad.
● Solicitar el sobreseimiento ante el juez de garantías cuando no existan
elementos suficientes para acusar o cuando concurra alguna causal de
extinción de la acción penal o de la responsabilidad penal.
El juzgamiento:
Es la etapa en la que el Ministerio Público sustenta la acusación ante el juez o
el tribunal competente, en el marco de un juicio oral, público, contradictorio y
concentrado. En esta etapa, el Ministerio Público tiene las siguientes facultades:
● Presentar el escrito de acusación, con la descripción de los hechos, la
calificación jurídica, la individualización del acusado, la relación de los
medios de prueba y la solicitud de la pena y de la reparación civil.
● Participar en la audiencia preparatoria, en la que se decide sobre la admisión o
exclusión de los medios de prueba, se fijan los hechos controvertidos y se
establecen los acuerdos probatorios.
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● Participar en el juicio oral, en el que se realiza el debate probatorio, se


presentan los alegatos de apertura y de clausura, y se formula el veredicto y la
sentencia.
● Ejercer los recursos que procedan contra las resoluciones judiciales que
afecten sus intereses o los de la sociedad, de acuerdo con la ley.
31

CONCLUSIONES
● Podemos mencionar, que el diseño del proceso común se caracteriza por la
asignación clara de responsabilidades a cada actor en cada etapa, evitando
interferencias o invasiones funcionales. Esta división de funciones es esencial
para mantener la naturaleza acusatoria, garantizadora y adversativa del Código
Procesal Penal. Sin esta separación de roles, este perdería su razón de ser,
quedando atrapado en un modelo mixto, obsoleto y fracasado, que va en contra
de la publicidad y la transparencia.
● Las facultades del órgano jurisdiccional en el proceso penal son fundamentales
para garantizar un juicio justo y equitativo, supervisando la actividad
probatoria, resolviendo incidencias, emitiendo la sentencia final y protegiendo
los derechos fundamentales de las partes. Su imparcialidad y objetividad son
esenciales para asegurar el respeto al debido proceso y la correcta
administración de justicia en el marco del sistema legal penal.

● En primer lugar, se ha abordado el principio de la improrrogabilidad de la


jurisdicción penal, destacando su importancia para garantizar la
especialización y la adecuada administración de justicia en casos relacionados
con delitos y faltas. Este principio asegura que los casos penales sean
conocidos únicamente por tribunales y jueces especializados en derecho penal,
evitando así la transferencia o delegación de competencias a otros ámbitos
judiciales.

● En segundo lugar, se ha analizado la evolución histórica y el papel de la


justicia militar en el Perú, resaltando los desafíos y controversias que ha
enfrentado en su intento por conciliar la disciplina militar con el respeto a los
derechos humanos. Se ha destacado la importancia de limitar la jurisdicción
militar a casos específicos de delitos de función, protegiendo así los intereses
jurídicos propios de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.
Posteriormente, se ha explorado la jurisdicción comunal en el Perú,
especialmente representada por las rondas campesinas, como una
manifestación de la diversidad cultural del país. Se ha subrayado su relevancia
en la administración de justicia en áreas rurales, siempre y cuando se respeten
32

los derechos fundamentales y se coordine adecuadamente con las instituciones


estatales. Además, se ha examinado la figura del rondero en el contexto del
derecho penal, reconociendo la complejidad de su situación y la necesidad de
considerar su contexto cultural y jurisdiccional al aplicar la ley penal. Se ha
resaltado la importancia de garantizar un juicio justo que tome en cuenta las
particularidades de las comunidades campesinas y el ejercicio legítimo de sus
funciones por parte de los ronderos.

● Finalmente, se ha detallado el alcance de las facultades del aparato


jurisdiccional del Poder Judicial peruano, desde la Sala Penal de la Corte
Suprema hasta los Juzgados de Paz Letrados, destacando sus competencias
específicas y su papel fundamental en la administración de justicia penal en el
país.

● La responsabilidad penal autónoma de las personas jurídicas en Perú implica


considerar a las empresas como sujetos de imputación, responsables por
defectos organizativos en sus actividades corporativas.
● La existencia de un programa de cumplimiento penal efectivo en una empresa
puede prevenir la responsabilidad penal de la persona jurídica al evitar la
comisión de delitos.
● El Ministerio Público es un órgano fundamental en el sistema penal acusatorio,
que tiene la función de representar a la sociedad en la persecución y sanción de
los delitos, así como de defender la legalidad, los derechos y los intereses
públicos. Para ello, cuenta con diversas facultades en las distintas etapas del
proceso penal, que debe ejercer de manera objetiva, imparcial, eficiente y
respetuosa de los derechos humanos. El Ministerio Público debe actuar con
criterios de oportunidad, proporcionalidad y legalidad, buscando la verdad
material y la justicia.
33

BIBLIOGRAFÍA:
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Análisis frente a diferentes diligencias que realiza la Fiscalía para solicitar
medidas coercitivas y lograr llegar hasta una sentencia. LP; LP Derecho.
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● Facultad de Derecho de la Universidad de Lima (Ed.). Responsabilidad Penal
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● Jimmy, A. M. V. (2015). Derecho procesal penal. Tomo I.
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