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TEMA:

PRINCIPIOS GENERALES DEL DEBIDO PROCESO

MATERIA:
PROCESAL PENAL I

DOCENTE:
AB. TANIA VIDAL

INTEGRANTES:
 SUSANA MICHELLE ARAUJO MENDOZA
 VALERIA ANAHI SANTOS VALDEZ
 CRISTHIAN ENRIQUE HERNANDEZ BAZURTO
 MARIA BELEN MENDOZA VALENCIA
 SIMON ANTHONY MENDIETA DIAZ
 NAHIM SALOMON LARA FERRIN
2

Índice

Introducción ............................................................................................................................... 3

Los principios generales del debido proceso ............................................................................. 4

Origen histórico del debido proceso .......................................................................................... 4

Los principios legales que rigen el debido proceso en el Sistema Procesal Penal del Ecuador. 5

Principios de inmediación ...................................................................................................... 5

Derecho comparado con Colombia .................................................................................... 6

Principio de motivación ......................................................................................................... 6

Derecho comparado con Perú ............................................................................................. 9

Principio de independencia e imparcialidad......................................................................... 10

Derecho comparado con España....................................................................................... 12

Principio de confidencialidad y privacidad .......................................................................... 13

Derecho comparado con México ...................................................................................... 15

Principio de objetividad ....................................................................................................... 15

Derecho comparado con Chile ......................................................................................... 16

Conclusión ............................................................................................................................... 17

Bibliografía .............................................................................................................................. 18
3

Introducción

En el presente trabajo se pretende abarcar lo referente a los principios del debido

proceso tipificados en el Código Orgánico Integral Penal en su articulado 5, teniendo como

antecedentes del tema el origen histórico del debido proceso, prosiguiendo con la descripción

de los principios legales que rigen el proceso penal en el sistema ecuatoriano.

Como primer principio que se tendrá en consideración será el de inmediación, que

conjunto a la doctrina y la legislacion se deriva a partir de la implementación del sistema oral

en los procesos penales del Ecuador.

En segundo punto se tiene en observancia el principio de motivación señalado en la

Carta Magna en el Art. 76.6 de la Constitución de la República, es decir que a más de ser un

principio de marco legal, es un principio constitucional; su importancia deriva tanto de que

no habrá motivación si en las resoluciones no se enuncian las normas o principios jurídicos

en que se funda la decisión del juzgador.

La independencia e imparcialidad del tribunal es una de las garantías indispensables

en todo proceso y, tal vez con mayor razón, en el proceso penal. En cuanto al principio de

confidencialidad y privacidad podría decirse que la difusión pública de las incidencias del

proceso penal tiende a derivar límites que los ciudadanos cruzan.

Por ultimo pero no menos importante, el principio de objetividad, está orientado a

garantizar los derechos básicos del procesado en materia penal, su falta de aplicación

ocasiona vulneración de derechos,


4

Los principios generales del debido proceso

Origen histórico del debido proceso

La historia de este título denominado como “debido proceso” nace en un contexto

eminentemente procesal, en su aplicación por los tribunales americanos el principio rebasó el

ámbito de lo procesal a mediados del siglo XIX.1

En 1856, una Corte de Nueva York utilizó una cláusula de la Constitución estatal en la

que se aludía al debido proceso, como fundamento para declarar inconstitucional una ley que

prohibía la venta de licor. 2

La amplitud del concepto ha obligado a la doctrina constitucional estadounidense a

distinguir entre el debido proceso sustantivo (substantive due process) y el propiamente

procesal (procedural due process).

El primero se refiere al contenido o a la materia del acto de poder, sea ley o decisión

administrativa. El segundo alude a la forma o manera mediante la cual se llega a la adopción

de las decisiones administrativas o judiciales con las que se limita o se afecta un derecho. En

ambos casos, un órgano judicial debe decidir si el acto de poder, en su forma o en su

contenido, ha sido injusto, irracional o arbitrario, es decir, si satisface o no los requerimientos

del “debido proceso”.3

1
Las referencias acerca de la evolución histórica del concepto en la jurisprudencia norteamericana provienen de
las siguientes fuentes: Gerald GUNTHER. C’onstitutionai La The Foundation Press mc, 1985, Caps. 7y 8; 1. H.
KILLIAN y G. A. COSTELLO, (Ed.), The Fourteenth A,nend,nent, Congressional Research Service, Library of
Congress for the United States Senate, http://caselawfindlaw.com/data/constitution/amendment14t
2
Alberto Wray, El debido proceso en la Constitución, Jiuris Dictio número 1, pág.
3
Henry J. ABRAHAM, The judiciary: he Supi-eme Court in the Govenimental Process, New York University
Press, 1996, págs. 118, 119.
5

Los principios legales que rigen el debido proceso en el Sistema Procesal

Penal del Ecuador.

Principios de inmediación

Las ventajas del sistema oral tienen que ver más con la calidad del resultado, que con

la mera agilidad en el despacho. La esencia del sistema, en efecto, reside en la posibilidad de

contradicción de la prueba desde el momento mismo en que está siendo presentada, de tal

manera que el juez tiene la posibilidad de establecer su alcance y limitaciones como resultado

del enfrentamiento entre los puntos de vista de la defensa y la acusación; pero tiene también

la posibilidad de vincular esa prueba con las demás dentro del mismo clima contradictorio.

(Carrió, 1964)

17. Inmediación: la o el juzgador celebrará las audiencias en conjunto con los sujetos

procesales y deberá estar presente con las partes para la evacuación de los medios de

prueba y demás actos procesales que estructuran de manera fundamental el proceso

penal.

La inmediación y la concentración, a las que alude también la disposición

constitucional, resultan inseparables de la oralidad.4 El rigor en la prueba conduce a una

justicia de mejor calidad. En materia penal, cuando la carga de la prueba recae íntegramente

en la acusación, el rigor en la prueba se constituye en garantía de la defensa.

La concentración, la inmediación y la oralidad, producen que la administración de

justicia sea bien llevada, y cuando se incurre en falta de uno de ellos el proceso se ve viciado

por errores que atentan la seguridad jurídica de las partes que intervienen.

4
Walter Guerrero Vivanco, El sistema acusatorio oral, Pudeleco, Quito, 1998, pág. 152.
6

Derecho comparado con Colombia

El principio de inmediación es una condición de la presentación de la prueba en el

derecho procesal penal y trasciende al ámbito de justicia transicional. En el sistema penal

acusatorio es fundamento central el cumplimiento del principio rector de inmediación en la

práctica de todas las pruebas que aporten las partes en una audiencia pública de juzgamiento.

Es a través de la práctica de las pruebas, que las partes, en este caso la representación de las

víctimas y la defensa, se encargan de trasmitirle al juez la información a fin de que haya un

grado de conocimiento que le permita considerar probada la teoría propuesta por el

representante de la víctima o por la defensa. Es así como los procesos de justicia transicional

en una coyuntura como la que ha de vivir el país en una etapa de posconflicto es de medular

obligación el cumplimiento del principio de inmediación, que exigiría la presencia de la

víctima ante el juez como parte del trámite de pruebas. Ello quiere significar que la garantía

de reparación de víctimas exige el estricto cumplimiento del principio de inmediación en el

trámite de pruebas en el ámbito del proceso penal dentro de los procedimientos de una

justicia transicional en el contexto de un acuerdo de paz con grupo(s) guerrillero(s), dada la

importancia de este principio, contenido en la ley 906 de 2004 (artículo 16), radica en el

derecho del imputado a interrogar en audiencia a los testigos de cargo sobre los hechos objeto

del debate en la garantía conjuntamente con el derecho de una agilización de trámites. Al

igual que en Ecuador la aplicación del principio de inmediación en Colombia radica en la

presencia del juez en todo el proceso y así también que sea competente para la evacuación

respectiva de las pruebas.

Principio de motivación

El Art. 76.6 de la Constitución de la República, señala entre las reglas del debido

proceso: En todo proceso en el que se determinen derechos y obligaciones de cualquier

orden, se asegurará el derecho al debido proceso que incluirá las siguientes garantías básicas:
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7. El derecho de las personas a la defensa incluirá las siguientes garantías: l) Las resoluciones

de los poderes públicos deberán ser motivadas. No habrá motivación si en la resolución no se

enuncian las normas o principios jurídicos en que se funda y no se explica la pertinencia de

su aplicación a los antecedentes de hecho. Los actos administrativos, resoluciones o fallos

que no se encuentren debidamente motivados se considerarán nulos. Las servidoras o

servidores responsables serán sancionados.

La motivación de las sentencias emana de lo que se conoce como el derecho a la tutela

judicial efectiva, reconocida en el artículo 75 de la Constitución del Ecuador y en los

Tratados y Convenios Internacionales de Derechos Humanos. Esta labor la realizan los

juzgadores para brindar a las partes tres elementos sustanciales.

Ahora bien, acogiendo el criterio del tratadista Fernando De La Rúa en su obra Teoría

general del proceso, en cuyo libro da una definición de motivación, y establece los alcances

cognitivos que debe instituir el juzgador en su decisión, así se puede referir a la motivación

como: Un elemento intelectual de contenido crítico, valorativo y lógico que consiste en el

conjunto de razonamientos de hecho y de derecho en los que el juzgador cimienta su

decisión. (Carbonell, 2010)

Esta deducción cristaliza la idea de que la motivación en una sentencia no solo se

encarga del ámbito formal o estético que se deben cumplir en una decisión judicial, sino

también con el orden cronológico de fondo, con el que el juzgador ha construido una película

mental de los hechos a través de todo lo aportado, y con ello basarse en una buena decisión;

es decir, la motivación va más allá de la mera explicación, la motivación busca el sustento

base para manifestar las razones utilizadas y así fundar una decisión cuerda.

La doctrina ha señalado que la motivación de las sentencias debe ajustarse a cinco

elementos clave, así tenemos lo que se menciona en la obra Teoría general del proceso del
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tratadista Fernando De La Rúa: Para que la fundamentación de una sentencia sea válida, ésta

debe ser: expresa, clara, completa, legítima y lógica. (De La Rúa, 1999)

Existen otros tipos de motivación expresamente señalados en la jurisprudencia de la

Corte Constitucional del Ecuador, como máximo organismo de interpretación constitucional

del país. Estos elementos se han recapitulado en sentencias constitucionales tales como: 009-

14-SEP-CC, 069-10-SEP-CC y 227-12-SEP-CC5.

Estos requisitos de motivación constitucional son: la razonabilidad, la lógica y la

comprensibilidad en donde se ha expresado que se basan en el artículo 76, numeral 7 literal l)

de la Constitución del Ecuador y artículo 4, numeral 9 de la Ley Orgánica de Garantías

Jurisdiccionales y Control Constitucional; acerca de estos requisitos se debe determinar lo

siguiente:

Razonabilidad

Este requisito es el pilar fundamental para determinar que una sentencia ha sido

debidamente realizada conforme a derecho, pues su importancia radica en las reglas citadas

(normas y principios), y que dichos enunciados jurídicos se ajusten entre sí, sin evidenciarse

ningún tipo de contradicciones o antinomias.

Lógica

El elemento lógico de una sentencia radica en que las ideas expuestas en el dictamen,

tengan un orden congruente y real, así como también el planteamiento de silogismos

coherentes y no de carácter absoluto, y de cuyo análisis se desprenda una conclusión

consonante con lo tratado.

5
Corte Constitucional del Ecuador, Sentencia Nro. 227-12-SEP-CC, Acción Extraordinaria de Protección, 09 de
agosto de 2012.
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Comprensibilidad

Este elemento ha sido muy discutido en la práctica, en primer lugar por las falencias

que pueden ocasionarse al omitir este requisito de motivación judicial y en segundo lugar por

la sencilla razón de que la comprensibilidad debe estar compuesta por enunciados claros,

lógicos y sencillos, además de concatenarse con los otros dos requisitos (razonabilidad y

lógica) y su omisión puede automáticamente anular los tres requisitos planteados por la

jurisprudencia constitucional.

Cabe destacar que una sentencia no se dirige eminentemente a las partes procesales,

sino más aún a la sociedad en general, en este punto cabe recalcar lo expuesto por el Dr.

Jorge Zabala Baquerizo en su obra El proceso penal, en donde se menciona que: La

motivación constituye un juicio lógico, que se desarrolla alrededor de la pretensión. El juez al

momento de sentenciar debe exponer a las partes y a la sociedad las razones que ha tenido

para resolver. (Zabala Baquerizo, 1990)

Entonces, se podría decir que una resolución debe ser lo más apreciable posible ya

que las personas interesadas no precisamente tienen conocimientos jurídicos bastos para

comprender la terminología jurídica, las sentencias deben ser claras y congruentes por el

deber que tiene la justicia de hacer conocer a la sociedad la efectividad de su administración.

Derecho comparado con Perú

La jurisprudencia constitucional peruana en algunos de sus fallos trata de realizar una

síntesis de la función endoprocesal y la función extraprocesal del deber de motivación de las

resoluciones al considerar que: “la doctrina ha convenido en que la motivación o

fundamentación de las resoluciones judiciales es la explicación detallada que hace el juez de

las razones de su decisión final, explicación que va dirigida a las partes, al juez de grado

superior (que eventualmente conocerá en impugnación la decisión del inferior jerárquico) y al


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pueblo, que se convierte en juez de sus jueces”. Pese al esfuerzo realizado y al desarrollo

puntual de algunas afirmaciones no se logra advertir que se destaquen la relación y, sobre

todo, las perspectivas distintas que pueden obtenerse de la función endoprocesal y la función

extraprocesal de la motivación. En la doctrina comparada es común relacionar la regulación

constitucional del deber de motivar las resoluciones judiciales con la función extraprocesal de

la motivación; mientras que la función endoprocesal se vincula y desarrolla, por lo general,

con los códigos de rito y de procedimiento. Ello en atención a que en las cartas políticas se

afianza la protección de los derechos fundamentales y las garantías idóneas de tutela, entre

las que se cuenta el deber de motivar las resoluciones judiciales. En cambio la regulación

procesal se ocupa de la dinámica del procedimiento, de la posición (facultades y deberes) de

las partes y de la posibilidad de formular impugnaciones. En ese sentido, le asiste razón a

quienes consideran que la prescripción constitucional del deber de motivar las resoluciones

judiciales posee un significado distinto a la regulación y tratamiento que puede haber en los

códigos de procedimiento.

Principio de independencia e imparcialidad

Estos dos principios se encuentran establecidos tanto en el Código Orgánico de la

Función Judicial, como en la Constitución, pero a más de ello los encontramos englobados en

uno solo en el COIP que es el de imparcialidad; todo ello para garantizar una mejor

administración de justicia.

La independencia e imparcialidad del tribunal es una de las garantías indispensables

en todo proceso y, tal vez con mayor razón, en el proceso penal. La idea de un juicio justo es

insostenible si esas características no adornan al órgano estatal a cuyas manos se han

confiado las decisiones fundamentales dentro del juicio. Por eso, tanto la Constitución como
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los instrumentos internacionales exigen que el juicio se desarrolle ante un juez independiente

e imparcial’.

La independencia alude a la posibilidad de adoptar decisiones sin estar subordinado al

arbitrio de otro. La imparcialidad, a la inexistencia de vinculaciones con el conflicto o con los

sujetos procesales, si tales vinculaciones pueden generar interés en un determinado sentido de

la decisión. Generalmente, el examen de la imparcialidad suele limitarse al ámbito extra

procesal, es decir a factores o circunstancias externas al proceso. Sin embargo, también puede

verse afectada la imparcialidad por la manera cómo se concibe el papel del juez.

Existe algo que diferencia a los jueces de los demás funcionarios y esto es el principio

de imparcialidad, de manera diferenciadora los abogados están hechos para ser parciales, para

tener una perspectiva únicamente desde un lado de la balanza pero los jueces deben visualizar

el panorama completo y ser imparciales.

Al momento que hacemos mención a la imparcialidad hay que globalizarlo como la

confianza que se le va a poner al sistema judicial en cuanto al funcionamiento que éste va a

tener en la administración de justicia, debido a que el peso de la toma de decisiones va a estar

sobre los jueces imparciales; por esta razón si se quiere una sentencia justa y se la vincula con

el debido proceso dentro de éste debe estar inmersa la imparcialidad de los juzgadores, puesto

que éstos no deben dejarse influenciar por opiniones o por establecer lazos con alguna de las

partes dado que aquí se vería comprometida su lealtad a su labor.

Es por ello que muchas veces se visualiza que cuando un juez tiene cierto lazo de

amistad con alguna de las partes, la contraparte lo recusa, debido a que es imposible acceder a

un proceso imparcial cuando evidentemente el juez ya se encuentra parcializado; y un juez

parcializado es sinónimo de un juez arbitrario, e injusto; y en pocas palabras que no es juez.


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La existencia de un juez parcial no únicamente afecta a las partes que participan

dentro de un proceso sino que afecta a la exteriorización de la administración de justicia y de

las inseguridades que va a presentar la sociedad basándose en que el sistema judicial pierde

su credibilidad y la naturaleza para la que ha sido creado.

Si observamos desde otro punto de vista la imparcialidad va muy de la mano con lo

referente a la igualdad, puesto que dentro de un proceso tanto como la parte acusadora como

el acusado deben ser visualizadas en mismas condiciones; y por esto el único mecanismo para

que el juez pueda guiarse será el marco normativo y la convicción que posterior pueda existir

en base a ello y a las pruebas presentadas, alejándose así completamente de presiones tanto

internas como externas que puedan surgir en el manejo de la administración de justicia.

En base a las últimas líneas escritas vale hacer énfasis al gran vínculo que se deriva

del principio de imparcialidad con el principio de independencia, el cual le prohíbe al juez

tomar decisiones bajo criterios externos o de influencias que puedan haber de otras

instituciones del Estado.

Por ello me gustaría añadir cita de uno de los grandes; el Profesor y Constitucionalista

Dr. Rafael Oyarte en relación al Principio de Imparcialidad, que sostiene: “…Si algo

distingue a los jueces de otra clase de funcionarios cuyas atribuciones podrían ser

indebidamente confundidas con las jurisdiccionales, es la imparcialidad.”

Derecho comparado con España

La imparcialidad del Juez es una garantía tan esencial de la función jurisdiccional que

condiciona la existencia misma de ese quehacer; de ahí que más de una vez se haya dicho,

desde una perspectiva cuasifilosófica, que "sin Juez imparcial no hay, propiamente, proceso

jurisdiccional" (Sentencia Tribunal Constitucional número 60/1995, Fundamento jurídico 3).

Por ello, a pesar del silencio de nuestra Constitución Española, se puede hablar con toda
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propiedad de que el justiciable tiene verdadero "derecho a un Juez imparcial" que debe

entenderse incluido en el derecho fundamental a un proceso con todas las garantías (artículo

24.2 de la Constitución Española). Inicial y erróneamente, el Tribunal Constitucional situó el

derecho a un Juez imparcial, y el consiguiente derecho a formular y a ver resuelta la

recusación, como integrado en el derecho a un Juez ordinario predeterminado por la ley del

artículo 24.2 Constitución Española (Sentencias Tribunal Constitucional número 47/1982,

número 47/1983, número 101/1984, número 44/1985 y Auto Tribunal Constitucional número

799/1985). Hoy, en cambio, el criterio casi unánime, deslices aparte (Sentencia Tribunal

Constitucional número 148/1987 Fundamento jurídico 1º y número 106/1989 Fundamento

jurídico 2º), es el que considera que el derecho de todos a ser juzgados por un órgano judicial

imparcial ha de entenderse comprendido en el enunciado segundo del artículo 24 de la

Constitución, que consagra el derecho a un proceso público con todas las garantías, entre las

que hay que incluir, sin duda, la que concierne a la imparcialidad del Juez o Tribunal

sentenciador.

Principio de confidencialidad y privacidad

Según Creus, en el libro Código de Derecho de la Competencia, sostiene que dentro

de un expediente administrativo o de un procedimiento de investigación, se debe hacer una

diferenciación entre los secretos comerciales e información confidencial, porque el acceso a

cualquiera de estos puede ser nulo o limitado en razón de las facultades del órgano regulador.

(Creus, 2006, pág. 636)

El autor hace bien en detallar que, con el fin de garantizar la confidencialidad como

obligación y el acceso a la información pública como derecho, dentro de un expediente de

investigación se podría acceder a versiones o resúmenes no confidenciales de documentos e

información que hayan sido declarados como reservados. (Creus, 2006, pág. 636)
14

Según Santamaría Pastor, la confidencialidad es un principio general del derecho que,

en ciertos casos, limita al derecho de acceso a la información pública y, en otros, limita a la

administración pública a obtener información; por eso, se analizarán las dos direcciones que

toma dicho principio. (2011, pág. 1207)

La difusión pública de las incidencias del proceso penal, sin embargo, no está exenta

de peligros. Beling6 advierte concretamente cuatro: el desprestigio del imputado, cuya

presunción de inocencia se ve inevitablemente resentida por el solo hecho del procesamiento;

la tentación que la difusión pública genera en los protagonistas del proceso -fiscales,

abogados, jueces- a buscar su lucimiento, con desmedro de la eficacia de su papel procesal; la

posibilidad de que se busque la publicidad del proceso como un fin en sí, desvirtuando su

naturaleza, abusando del derecho y burlando el derecho material. (Beling, 1945, pág. 148)

La existencia de estos peligros y en general la posibilidad de que el ejercicio de este

derecho, convertido en garantía fundamental, se constituya en amenaza contra los fines de la

justicia, ha hecho que se establezcan límites y excepciones. El Pacto Internacional de

Derechos Civiles y Políticos admite expresamente que la prensa y el público puedan ser

excluidos de la totalidad o parte de los juicios “por consideraciones de moral, orden público o

seguridad nacional en una sociedad democrática, o cuando lo exija el interés de la vida

privada de las partes o en la medida estrictamente necesaria en opinión del tribunal, cuando

por circunstancias especiales del asunto, la publicidad pudiera perjudicar a los intereses de la

justicia” (Art. 14 núm. 1). También existen excepciones a la publicidad en los casos expresos

en la ley, cuando se trate de delitos contra la integridad sexual, de igual manera éste va muy

de la mano con el principio de intimidad, debido a que a pesar que los procesos son públicos,

cuando se tratare de menores de edad, no se revela información personal de ellos, o al

6
Ernst Beling, Derecho Procesal Penal, Labor, Barcelona, 1945, Pág. 148
15

solicitar procesos de esta índole, se facilitan pero poniendo de manera “no visible” el nombre

de la víctima.

Derecho comparado con México

El derecho a la privacidad no se encuentra expresamente reconocido como tal en la

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (en adelante CPEUM o "la

Constitución"). Sin embargo, el constituyente de Querétaro sí incluyó, en el artículo 16,

ciertas protecciones aisladas sobre distintos aspectos relacionados con la privacidad, tales

como el derecho que todos tenemos a no ser molestados en nuestras personas, familias,

domicilios, papeles y posesiones, sino en virtud de una orden escrita firmada por autoridad

competente. Al respecto, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (en adelante SCJN), al

resolver el Amparo en Revisión 134/200810 abordó expresamente la pregunta sobre cuál es

el fundamento constitucional del derecho a la privacidad y estableció que es el primer párrafo

del referido artículo. La SCJN estimó que éste establece la garantía de seguridad jurídica de

todo gobernado no ser molestado en la privacidad de su persona, de su intimidad familiar, o

de sus papeles o posesiones sino en virtud de mandamiento escrito.

Principio de objetividad

Siendo el Ecuador un Estado constitucional de derechos y justicia, al momento de la

aplicación del principio de objetividad por parte de los fiscales, lo que genera vulneración de

derechos de los investigados y procesados y por ende desconfianza en la administración de

justicia.

El principio de objetividad, está orientado a garantizar los derechos básicos del

procesado en materia penal, su falta de aplicación ocasiona vulneración de derechos, por lo

que resulta necesario implementar mecanismos de control para que los fiscales cumplan con

este principio jurídico. La dirección de la investigación a cargo del fiscal significa que una
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vez que conoce de la existencia de un delito debe definir una estrategia de investigación y

persecución penal, para ello debe conocer cuál es el delito, cuáles son los elementos del

mismo que requieren ser probados ante un eventual juicio oral, y consecuentemente, qué

diligencias son pertinentes y necesarias para descubrir la verdad de los hechos.

Por objetividad en la investigación entendemos a la función desvinculada del espíritu

y ánimo del fiscal para evitar a toda costa que su actuación responda a intereses individuales,

personales y, por tanto subjetivos, o incluso meramente retributivos, como el de buscar

venganza.

El fiscal debe realizar una investigación exhaustiva en forma objetiva, extendiendo la

misma no sólo a las circunstancias de cargo sino también a las de descargo del imputado. En

el segundo escenario, la Fiscalía debería mantener lealtad con la defensa, que quiere decir,

que no debe esconder información disponible que pueda favorecer a ésta, ya que es su deber,

mostrar en forma oportuna los elementos de convicción de que dispone para que la defensa

pueda prepararse adecuadamente y con ello poder desvirtuar las afirmaciones y elementos de

convicción presentados por la contraparte.

Derecho comparado con Chile

El sistema procesal penal chileno, la obligación de investigar no sólo aquellos hechos

que establecen y agravan la culpabilidad del imputado, sino que, además, aquellos que

permiten acreditar su inocencia. En efecto, tales obligaciones son contrarias a las necesidades

de la investi- gación, en cuanto proceso técnico y científico destinado a demostrar una

determinada hipótesis comisiva de un hecho delictual; y además, porque al investir a la

fiscalía como garante de la verdad y la objetividad, se altera la igualdad de armas respecto de

la defensa, confiriendo a la prueba del Ministerio Público una calidad que en efecto no tiene.
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Conclusión

El principio de publicidad es uno a los que se les antepone una excepción, que será en

los casos por ejemplo cuando se trate de delitos contra la integridad sexual, de igual manera

éste va muy de la mano con el principio de intimidad, debido a que a pesar de que los

procesos son públicos, cuando se tratare de menores de edad, no se revela información

personal de ellos.

Existe también un vínculo muy grande entre el principio de independencia y el de

imparcialidad, puesto que las decisiones que tomen los jueces deben ser fundamentadas y

argumentadas bajo sus criterios y no bajo influencias de tercero; a este principio también se le

une el de motivación, que para que concurra de forma correcta el juzgador deberá tener en

observancia la razonabilidad, la lógica, y la comprensibilidad; encadenandolo a esto

podríamos destacar la importancia del principio de inmediación puesto que el juez que

conoce un caso será quien lo culmine, quien evacue pruebas y quien este conjunto de los

sujetos procesales.

Para finalizar pero no menos importante a pesar de que el fiscal no puede ser

imparcial, si debe ser objetivo, debido a que debe realizar una investigación exhaustiva en

forma objetiva, extendiendo la misma no sólo a las circunstancias de cargo sino también a las

de descargo del imputado.


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Bibliografía

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