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teorias
Este método sostiene que la energía sexual es el núcleo de todas las conductas humanas, y
plantea que el desarrollo tiene lugar a medida que el niño busca satisfacer necesidades
específicas en cada etapa evolutiva. Este proceso se clasifica en una serie de estadios
psicosexuales:
1. Etapa oral (0-18 meses): el niño busca el placer a través de la boca. Por esta
razón, los bebés tienden a morder y chupar objetos.
2. Etapa anal (18 meses – 3 años): el niño desarrolla la capacidad de controlar los
esfínteres, al generar así una sensación de logro e independencia.
3. Etapa fálica (3-6 años): en este período suele ocurrir el Complejo de Edipo. La
zona de placer se centra en los genitales y surge la curiosidad acerca de las
diferencias entre hombres y mujeres.
4. Etapa de latencia (6-13 años): En esta fase no hay zona erógena concreta y la
líbido pierde intensidad. El desarrollo del yo y el superyó ayudan a disminuirla.
Los niños se centran más en la interacción social que en los impulsos sexuales.
5. Etapa genital (A partir de los 13 años): se relaciona con los cambios físicos y la
búsqueda de placer de la zona genital, la cual se orienta al contacto con otras
personas. Se despierta el interés hacia el sexo y las relaciones sexuales.
Erikson comparte con Freud la idea de fases en el desarrollo de la personalidad, pero las llama
«psicosociales» en lugar de «psicosexuales».
Destaca que cada etapa presenta una disyuntiva social, un conflicto entre los impulsos
personales y el mundo social. Superar esta crisis facilita la adquisición de ciertas competencias
que ayudan al individuo a alcanzar las metas relevantes para la siguiente fase vital, e impulsar
así el crecimiento.
Piaget es uno de los referentes de las teorías sobre el desarrollo humano cuyo modelo se centra
en la formación de los conocimientos. Sostiene que la manera en que un niño construye su
comprensión del mundo depende de los desafíos que enfrenta.
Enfatiza en el equilibrio entre el desarrollo madurativo y las exigencias del entorno, subrayando
los procesos de la acomodación y asimilación. A través de su perspectiva constructivista,
elaboró una teoría que divide el desarrollo en una serie de estadios:
1. Sensoriomotor (0-2 años): los pequeños exploran el mundo a través de sus
sentidos y empiezan a entender que los objetos siguen existiendo incluso cuando
no los ven, lo que se conoce como la «permanencia del objeto».
2. Preoperatorio (2-7 años): desarrollan habilidades de lenguaje y representación
simbólica. El pensamiento es todavía egocéntrico.
3. Operatorio concreto (7-11 años): adquieren la capacidad de realizar operaciones
mentales lógicas. El pensamiento se vuelve más lógico y menos egocéntrico.
4. Operatorio formal (11 años en adelante): desarrollan el pensamiento lógico,
abstracto y el razonamiento verbal. Pueden razonar sobre hipótesis y realizar
operaciones mentales complejas.
• Nivel Postconvencional: en este nivel los individuos van más allá de las normas
culturales y sociales, y se otorga prioridad a valores humana.
Al llegar al mundo, somos seres indefensos y vulnerables. Esta fragilidad, explica Bowlby,
nos impulsa a apegarnos a nuestro principal cuidador (en general la madre) como un
mecanismo para asegurar nuestra supervivencia.
La Teoría del Apego se enfoca en comprender cómo las relaciones afectivas tempranas
impactan en nuestro desarrollo emocional y social. Además, estudia cómo la calidad de los
vínculos emocionales moldea la capacidad de los niños, luego adultos, para establecer
relaciones saludables, manejar el estrés y construir una base emocional sólida.
Más tarde, en colaboración con la autora Mary Ainsworth, Bowlby llevó las ideas un paso
más allá. Investigó la forma de vincularse entre los bebés y las madres e identificó cuatro
estilos de apego que se mantienen en la adultez: apego seguro, inseguro-
evitativo, inseguro-ambivalente e inseguro-desorganizado.